facetas 23 de Octubre

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FA CE CULTURA AL DÍA El Archivo Histórico de Ibagué Que no se lo coma el comején Hernán Camilo Yepes Vásquez Reflexión Literatura extraliteraria José Luis Díaz-Granados El cuento Bebé Rogelio Carlos Sariñana TAS

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Bebé Rogelio Literatura extraliteraria Hernán Camilo Yepes Vásquez El cuento José Luis Díaz-Granados Carlos Sariñana El Archivo Histórico de Ibagué Reflexión Pantagruélico IBAGUÉ, OCTUBRE 23 DE 2011 en el infierno, donde había encontrado a todos los papas y a todos los héroes de la historia. A partir del nombre de Pantagruel, se formó en francés el adjetivopantagruélique, que en el siglo XX entró en nuestra lengua como pantagruélico, aplicado a fiestas y banquetes en los que se come y bebe demasiado.

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FACECULTURA AL DÍA

El Archivo Histórico de IbaguéQue no se locoma el comejénHernán Camilo Yepes Vásquez

ReflexiónLiteratura extraliterariaJosé Luis Díaz-Granados

El cuentoBebé RogelioCarlos Sariñana

TAS

FACETAS IBAGUÉ, OCTUBRE 23 DE 2011

El escritor y religioso francés François Rabelais (1494-1553) fue autor de una novela satírica, tam-bién calificada como epopeya cómico-heroica, en la que criticaba con buen humor el estancamiento de la civilización durante el período medieval e, inspirado en los ideales clásicos, enaltecía a la na-turaleza.

En los dos primeros tomos, el tema humorístico de esta obra se basa en el apetito insaciable de tres gigantes: Pantagruel, su padre Gargantúa y su abue-lo Grandgousier. En una de las aventuras de Panta-gruel, su compañero Epistemos es decapitado, pero cuando Pantagruel vuelve a ponerle la cabeza en su lugar, el decapitado resucita y cuenta que estuvo

en el infierno, donde había encontrado a todos los papas y a todos los héroes de la historia. A partir del nombre de Pantagruel, se formó en francés el adjetivopantagruélique, que en el siglo XX entró en nuestra lengua como pantagruélico, aplicado a fiestas y banquetes en los que se come y bebe demasiado.

Pantagruélico Palabra del día

Por José LuisDíaz-Granados* A veces nos sorprendemos cuando descubrimos que al-gunos de nuestros escritores predilectos han sido (o son) ofi-ciantes o profesionales de algo que nada tiene que ver con la literatura. Por ejemplo, cuan-do nos enteramos que Wallace Stevens, el admirado autor de El hombre de la guitarra triste y Las auroras de otoño, era vicepresiden-te de una compañía de seguros; que William Carlos Williams era médico pediatra, que Juan Benet era ingeniero de caminos, cana-les y puertos, o que Jaime Gil de Biedma era exportador de taba-co en Filipinas, para no hablar de Rimbaud, contrabandista de armas en África o de Francois Villon, ladrón, salteador de ca-minos y bandolero. Pero aún más sorprendente resulta encontrarse con libros, folletos o páginas dispersas, cu-yos temas en nada se acercan al arte literario y que sin embargo han sido producidos por escri-tores reconocidos. Es el caso de Daniel Defoe (1661-1731), el célebre autor de Robinson Crusoe, hombre multifa-cético que negoció con licores, tabacos, tejidos, ostras, pipas y rapé, que fue inversionista en barcos mercantes, administra-dor del sistema monetario inglés y agente secreto de la Corona. Publicó trescientos libros, de los cuales escasamente recordamos, además del ya citado, a Moll Flanders y El diario del año de la peste; pero entre los doscientos noventa y siete restantes, encon-

Literatura extraliteraria

IBAGUÉ, OCTUBRE 23 DE 2011 FACETAS

Pero aún más sorprendente resulta en-contrarse con libros, folletos o páginas dispersas, cuyos temas en nada se acer-can al arte literario y que sin embargo han sido producidos por escritores reco-nocidos.

tramos uno que trata sobre la emancipación de la mujer, otro sobre la construcción de unos caminos y otro contra las leyes británicas, “Leyes-telarañas que atrapan a las moscas pequeñas y dejan pasar a las grandes”. Tam-bién escribió sobre el maltrato de los ingleses a los inmigrantes de Holanda y una Guía comple-ta para el éxito en los negocios. El genial Víctor Hugo (1802-1885), cumbre de la li-teratura francesa del siglo XIX con obras fundamentales como Nuestra Señora de París y Los mi-serables, en la narrativa, y Las contemplaciones y Los cantos del crepúsculo, en la poesía, es-cribió libros emocionales que sólo sirvieron para incrementar su ya copiosa bibliografía, pero que en nada contribuyeron a su grandeza: Napoleón el pequeño, El papa (panfleto contra el Vatica-no), y El arte de ser abuelo. Por su parte, George Ber-nard Shaw (1856-1951), notable dramaturgo irlandés en cuyas obras satirizaba la ambiciosa aristocracia británica y recreaba la mediocridad de la clase media -Casas de viudos, Pygmalión, Santa Juana, etc.-, las cuales le hicieron acreedor del Premio Nobel en 1925, escribió también infinidad de libros y folletos de propagan-da a los hábitos vegetarianos y la filosofía política de la Sociedad Fabiana, un grupo precursor del actual partido laborista, que pro-piciaba un socialismo gradual y pacífico a través del ideal moral. El padre de la poesía ro-mántica en Colombia, Rafael Pombo (1833-1912), autor de versos inolvidables como “es la vejez viajera de la noche” y sus fa-mosas fábulas y cuentos para niños, escribió al final de su vida innumerables textos en prosa y en verso dedicados exclusiva-mente a promover la medicina homeopática. Dos años después de con-quistar la celebridad con Alicia en el país de las maravillas, Lewis Carroll, pastor y matemático, publicó un Tratado elemental de los determinantes, que a pe-sar del título es bastante difícil de digerir. Pero aún más paradójico resultó el caso de Jorge Isaacs

(1837-1895), quien después de haber publicado la inmortal novela romántica María (1867), abandonó la lírica para siempre y se dedicó a escribir tratados sobre el proceso de formación del carbón, estudios sobre las tribus indígenas en la Sierra Ne-vada de Santa Marta y una me-moria sobre su experiencia de insurgente popular titulada La revolución radical en Antioquia. El poeta norteamericano Ezra Pound (1885-1972), autor de varios volúmenes de Can-tos, que le aseguraron un sitio preeminente en la literatura contemporánea, dedicó mucho tiempo de su larga vida a la in-vestigación de los diversos siste-mas monetarios. Defensor acérrimo de Mus-solini, en sus alocuciones ra-diales desde Roma pedía a los italianos oponerse con todas sus fuerzas a la entrada de las tro-

pas estadounidenses. Al final de la guerra, claro, fue detenido, juzgado y condenado a muerte por traición. Ante el clamor uni-versal, sus jueces lo declararon “demente”, lo encerraron en una jaula y luego vivió confina-do doce años en un manicomio de Washington. Nutrido en la poesía de Ca-tulo y Dante, Pound inyectó vigor y plenitud a la lengua an-glosajona y de allí nació buena parte de la poesía moderna. Eso hace que sus admiradores eche-

mos al olvido libros aburridos e inútiles como el ABC de la eco-nomía y, sobre todo, Jefferson y Mussolini, entre otros. Aquiles Nazoa, poeta vene-zolano muy conocido gracias a sus versos elaborados con un ingenio poco común, como aquellos que dicen: “A un indio del Perú, ya en su vejez, / le salieron los dientes otra vez. / Falta ahora saber / si también va a salirle qué comer”, y a un bello libro titulado Cuba, de Martí a Fidel Castro, pu-blicado en 1961, escribió obras

sobre los usos de la electricidad, el gusto y el regusto de la cocina y algunas guías turísticas. Caso parecido al del colom-biano Jorge Zalamea (1905-1969), el mejor traductor al es-pañol de la poesía de Saint-John Perse y autor del hermoso poe-ma barroco El Gran Burundún ha Burundá ha muerto, quien comen-zó su carrera de escritor publi-cando unas aburridas monogra-fías sobre la industria nacional, el departamento de Nariño y la reforma educativa de 1936. Lo curioso de todo esto es que ningún escritor, por escru-puloso que sea con su oficio creador, puede sustraerse a esta suerte de herejía o disidencia literaria, porque además ya se ha vuelto tan corriente en cada autor que el no hacerlo puede crearle cierta aureola “extralite-raria”. ¡Vea, pues!

*Escritor colombiano

FACETAS IBAGUÉ, OCTUBRE 23 DE 2011 FACETASIBAGUÉ, OCTUBRE 23 DE 2011

Situación del Archivo Histórico de IbaguéQue al pasado no se lo coma el comején

Mucho se ha hablado del Ar-chivo Histórico de Ibagué, aquel sitio que con total recelo, gracias a un rescate promovido a modo de voz de alerta tres décadas atrás, guarda el pasado de la ciu-dad en estantes firmes pero, a su vez, susceptibles al olvido. Este diagnóstico no pasa por alto entre los intelectuales del Tolima; al contrario, la inquie-tud en ellos está en saber que registros notariales, expedientes judiciales, actas de entidades oficiales y demás datos de gran utilidad para reconstruir nuestro pasado, se vean descuidados y nada inmunes a su extinción.

Visita nacional Dos días de revisión exhaus-tiva a dicho espacio destinado para alojar la historia, por parte de Carlos Gamboa y Daniel Isa-acs, representantes del Archivo

105 metros lineales de expedientes era colonial; 230, de archivos de notarías Pri-mera y Segunda; un estante con archivos de la Notaría Primera, totalmente conta-minados; 10 metros de hemeroteca y 10 de biblioteca, contempla el Archivo.

La visita, que es-tuvo acompañada y promovida por la Academia de Histo-ria del Tolima, fue efectuada los pa-sados 13 y 14 de octubre.

Sólo la asistencia de las notarías se evidenció en la ex-posición de resul-tados de la visita. “Es común ver ese tipo de ausencias”, expresa Isaacs.

Si en 1981 la Universidad no hubiera hecho ese rescate, todo se hubiera per-dido. Gracias. Reconozco esa labor.

Daniel Isaacs

Debemos poten-ciar un deber ciu-dadano mostrando problemas y, tam-bién, posibles solu-ciones al Gobierno.

Hernán Clavijo

consiste en amontonar docu-mentos”. Pero no sólo la mala distri-bución es de urgente cuidado. Deterioro de sus folios, disper-sión de microorganismos y un crecimiento desaforado en el volumen del archivo, sin utili-zación de tablas de retención documental, complementan la evaluación de la visita. “No es sólo el comején, sino la estrechez del espacio, al igual que roturas en cantos y bordes. ¿Qué van a hacer los historia-dores del futuro? Ellos tendrán que convivir con los archivos”, indaga, con preocupación, ante los pocos asistentes a la entrega del informe. En consecuencia, el profe-sional no duda en recomendar que se emprenda una labor ur-gente de limpieza, pues utilizan-do “escoba, trapero y bayetilla para garantizar el futuro y la vida”, pues, en su concepto, es ella la que se genera tras la buena

conservación del pasado. Pero como el archivo es, por naturaleza, un depósito de infor-mación no exenta de indagación por estudiantes, historiadores y académicos, Gamboa insta a re-cuperar sitios como el Panópti-co, que pueden ser dignos para la consulta y a la destinación de presupuestos para ello. Y es un propósito que no debe confiarse en sólo una en-tidad. Gamboa añade que es urgente contar con apoyo admi-nistrativo y de cada entidad que tiene sus acerbos en el Archivo para que estos propósitos se cumplan; si no, “se borra nues-tro futuro”, asevera. Por ello deja claro que una

copia del informe de la visita será presentada ante el Grupo de Inspección y Vigilancia del Archivo General de la Nación, así como a los consejos muni-cipales y departamentales de ar-chivos, con el fin de iniciar un plan de mejoramiento. Sigue el diagnóstico Concuerda Daniel Isaacs con dichas consideraciones, aunque, a su vez, expone que “invertir en una casa para un archivo no tie-ne sentido, si no existe un pro-yecto de corto o mediano plazo

Se están acabando las fuentes de la historia, mas no la historia misma.

Carlos Gamboa

General de la Nación, ratifica-ron la mala salud con que cuenta el ‘depósito local’. Son aproximadamente 370 metros lineales de “historia en un estado de coma”, según el antropólogo Gamboa, situación que justifica con el hacinamien-to en que encuentra los docu-mentos que allí ‘habitan’, por lo que manifiesta que “la vida no

N° 1925

N° 1953

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Carlos Gamboa, antropólogo, representante del Archivo General de la Nación.

Este es el primer antecedente de la recuperación del acerbo documental de la ciudad.

FACETAS IBAGUÉ, OCTUBRE 23 DE 2011

Que esto sea un compromiso soli-dario y de todos. Al Archivo Histórico se lo come el co-mején.

Álvaro Cuartas Coymat,presidente Academia de Historia del Tolima

El Archivo no es de migajas: necesita inversión. Daniel Isaacs

Actualmente, el Archivo Histórico de Ibagué es operado por Nelly Flórez, par-tícipe del proceso de recuperación orien-tado por la Universidad del Tolima.

Tanto la Ley 1185 como la Ley 594 de 2000 son de-terminantes en la conservación de los archivos histó-ricos.

que funcione y si a dicho espa-cio de trabajo no se le practica una limpieza adecuada”. Clama, también, por un de-bido aprovechamiento de las nuevas tecnologías, pues “el archivo debe reposar en la casa de cada ciudadano, estando digitalizado y disponible en la Internet, pues hoy en día esta-mos acostumbrados a ella y no podemos quedarnos atrás”. “Son estas reglamentacio-nes que se deben cumplir en este momento”, continúa, a lo que agrega que dichas acciones están contempladas en la Ley y deben -al igual que lo dicho por Gamboa- ser ejecutadas en forma compartida entre las en-tidades que surten el archivo. Esta, además de media de-

cena de acciones urgentes, entre ellas revisión de las ins-talaciones, restauración y con-servación de archivos, limpieza tomo por tomo y folio por fo-lio y capacitaciones a personal tanto en Bogotá como en esta ciudad, fueron sus sugerencias. “La Universidad del Toli-ma se echó al hombro el Ar-chivo: ha sido un excelente trabajo, pero hace falta más”, dice, por ello invita a que cada entidad participante destine recursos, partiendo de conve-nios interadministrativos “ya”, inversión que incluye capacitar a más personal responsable y constante. Los trabajos de limpieza y de organización de estantes, desde su diagnóstico, debe ba-sarse en un cronograma, de

manera que esta labor sea cons-tante, pero, ante todo, con una debida higiene corporal a la hora de ejecutarla.

“Vamos a ordenar la casa” Con esta frase, el profesio-nal de la Universidad del To-lima Hernán Clavijo cierra el compromiso que los intelectua-

Experiencias como la desaparición de gran parte del Archivo de Honda fueron traídas a la memoria en la socialización.

les del Tolima han trazado, a lo que indica que es necesario que este espacio sea una agencia del Archivo General de la Nación. En cuanto al informe que surgió de la visita, expresa que una copia también debe que-dar en la ciudad, para tomar las medidas a que haya lugar y “no sólo llenar un requisito sino, también, constituir un soporte ético e intelectual para concien-ciar a entidades y funcionarios” a corto y mediano plazos. Al respecto de la situación del Archivo Histórico de Iba-gué, dijo confiar en que “una reflexión pausada nos muestre que ese intangible contiene co-sas muy concretas respecto de la identidad colectiva de los iba-guereños y tolimenses”. A lo dicho agrega que “de-bemos ser conscientes de ello y, mediante un esfuerzo colectivo e interadministrativo, poner a prueba eso que somos capaces de hacer”. “Debemos atrever-nos a tocar puertas”, asevera. “Estamos, a pesar de todo ese tiempo (30 años), apenas terminando la infancia del pro-yecto de institucionalizar en la ciudad la memoria histórica (…) Esta socialización marca un umbral hacia una nueva eta-pa, que podría ser la adolescen-

cia”, afirma. Todo este trabajo, puntua-liza, sirve para “sintonizarnos con la sensibilidad y mentali-dad de la ciudad y de sus gober-nantes para que, a la luz de la razón, se potencie el valor que tiene esa imaginación de nues-tro presente desde el pasado y del futuro”, concluye.

Daniel Isaacs, del Archivo General de la Nación.

Así se conserva la mayoría de los archivos, gracias a la actual orientación de Nelly Flórez.

IBAGUÉ, OCTUBRE 23 DE 2011 FACETAS

Bebé RogelioCarlos Sariñana* Llevaba casi tres años viviendo en el fon-do de la fosa. Aberrantemente, su pequeño cuerpecito había encontrado sustento en los trozos de materia fecal que se deslizaban por el complejo laberinto de tuberías oxidadas y que iban a parar al pozo, arrastrados por una cascada de agua sucia. En una ocasión tuvo la suerte de hallar entre el excremento los restos de un par de pececillos dorados que habían nadado alguna vez en la pecera de alguna familia feliz. Lle-vaban apenas un día de muertos, pero el áci-do úrico que se acumulaba en el suelo y que flotaba en el encerrado ambiente aceleraba el proceso de descomposición. Sin embargo, las pútridas mascotas recibieron una calurosa bienvenida por parte del paladar del niño; su sabor fue un agradable cambio gastronómico. Y así pasaban los días. Los sentidos iban adaptándose al lugar. Mientras su olfato se acostumbraba al fuerte y agrio olor de los desechos acumulados, los

ojos se le iban atrofiando gradualmente. A sus pies apenas podía distinguir a los gusanos que salían de entre el fango como los delgados dedos de algún cadáver a medio enterrar, y que mordisqueaban con voracidad las bolas de papel higiénico que flotaban en los mares de agua y orina para luego tirarse a descansar sobre las islas de hongo y moho. De vez en cuando volteaba su mirada ha-cia arriba con la esperanza de captar aunque fuera un rayo de luz, pero lo único que encon-traba era el techo de concreto que le vomita-ba por su hocico de cobre el alimento que lo mantenía con vida. Su cuerpo embarnecía y se fortalecía con el desecho regurgitado; su cerebro crecía con el odio. Imaginaba con ansia el día en que po-dría salir de su actual prisión. Entonces se vengaría. Mataría al hombre que ayudó a darle vida, y a la mujer que lo rechazó abortándolo en la taza del escusado.

*Escritor mexicano

Alfredo Fressia*

Juegan los dos niños. Hermano míotan exacto será el crimen, a ticabrán estas ciudades y los hijos,y nos reiremos casi mareadosdel carrousel. Dimos vuelta a los ríosdel Edén y vimos girar el globoterrestre en el pupitre, un ecuadorobeso crujía sobre la esfera,el calambre en la costilla de Adán.Era como un vértigo, como un viajede regreso obediente rumbo al vientre.Yo rumiaré con gratitud el pastode los nacidos para morir. Tútrazarás con el compás ese círculodonde otra vez me hundo. Hermano mío,guardé el borrón de sangre prometidaen los lentos cuadernos de la infancia,o eran pergaminos, piel mortal, versos.Sólo quedó la bóveda del cráneoy esa estrella solitaria. ¿Qué mira?

*Poeta uruguayoLibrosyletras.com

El cuento El poema

Abel

FACETAS IBAGUÉ, OCTUBRE 23 DE 2011

Bogotá, Colprensa Estrella Burgos, en los textos, y Mi­guel Tanco, en las ilustraciones, crea­ron este hermoso libro para nuevos lectores, en el que reivindican la figu­ra de los padres a través de diferentes ejemplos de la naturaleza. En la historia queda claro que hay papás para todos los gustos: flacos, ba­jitos, unos llenos de pelo y otros cu­biertos con plumas, y las relaciones en cada caso es muy diferente, pues algu­nos se quedan con sus cachorros todo el tiempo que sea necesario para que aprendan a valerse por sí solos; otros, en cambio, los dejan para que se las arreglen por su cuenta, como una for­ma de que ganen confianza y seguridad en cada una de sus acciones. A través de una buena cantidad de ejemplos, el niño lector puede com­prender mucho mejor las actitudes de sus propios padres.

Bogotá, Colprensa Una postura diferente a lo que usualmente escuchamos de los expertos en torno al delicado tema del subdesar­rollo es la que expone el abo­gado y filósofo colombiano Javier Arias Toro, en este nuevo libro. Él parte de la tesis de que el subdesarrollo no es una etapa económica ni históri­ca, sino un estado del alma, y desde ese punto de vista poco o nada ha sido estudia­do, por lo cual realmente no conocemos nada de él. Es un ensayo profundo, interesante e irreverente, donde Arias Toro se burla de quienes corren detrás del progreso como borregos.

Cuenta los orígenes de las FARC, incluso antes de su fundación oficial, en 1964. Con precisión y rigor histó­rico y político, Pizarro Leongómez consigue hacer un recuento de quiénes estuvieron al mando de los movi­mientos de los que se originaron las FARC y su desarrollo histórico hasta lo que son hoy: un grupo armado in­surgente, de estructu­ra militar y carente de ideales políticos. Este libro traza la his­toria del grupo armado desde 1949 hasta el pre­sente. Eduardo Pizarro Leongómez es profesor del Instituto de Estu­dios Políticos y Rela­ciones Internacionales de la Universidad Na­cional de Colombia, ex presidente de la Comi­sión Nacional de Repa­ración y Reconciliación y columnista del diario El Tiempo. Es un desta­cado analista político y mediador del Gobierno con la guerrilla.

DIRECTOR: Antonio Melo Salazar JEFE DE REDACCIÓN: Martha Myriam Páez Morales

COORDINADOR: Redacción cultural EL NUEVO DÍAPERIODISTA: Hernán Camilo Yepes Vásquez

EDITOR: Cristian Camilo ArroyoDISEÑO: Carlos Augusto Delgado Gutiérrez

FOTOS: Internet. Camilo Yepes. Archivo. Colprensa.ILUSTRACIONES: Obras del pintor Pedro Cabrera, expuestas en la sala

Darío Jiménez, de la Universidad del Tolima. Carrera Sexta No. 12-09

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Editorial: Oveja NegraTítulo: Nosotros, los subde­sarrolladosAutor: Javier Arias ToroPáginas: 140 Editorial: Norma

Título: Las FARC 1949-2011 De guerrilla campesina amáquina de guerraAutor: Eduardo PizarroLeongómezPáginas: 360

Editorial: Fondo de Cultura EconómicaTítulo: ¿Cómo es tu papá?Autor: Estrella Burgos y Miguel TancoPáginas: 26