Facetas Mar14

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IBAGUÉ, MARZO 14 DE 2010 FA CE CULTURA AL DÍA HISTORIAS Buenos Aires La ciudad para las mujeres solas CINE Avatar Un clásico de cine de ciencia ficción MÚSICA Chopin Doscientos años de legado TAS

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IBAGUÉ, MARZO 14 DE 2010

FACECULTURA AL DÍAHISTORIASBuenos AiresLa ciudad para las mujeres solas

CINEAvatarUn clásico de cine de ciencia ficción

MÚSICAChopinDoscientos años de legado

TAS

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FACETAS IBAGUÉ, MARZO 14 DE 2010

Antonio Mora Vélez *

vatar, del director de cine Ja-mes Cameron, es la película más taquillera de la historia

y estuvo a punto de ganar el Oscar como la mejor producción cinemato-gráfica de este año por las siguientes razones: Primero, porque fusiona, con la mejor y más moderna tecnolo-gía, las imágenes de escenarios natu-rales y actores reales con escenarios y actores producidos con la magia de la animación por computadora. En segundo lugar, porque la producción recupera, mejorado con la tecnología digital de hoy, el formato de 3D (1) que proporciona una mejor fidelidad de la imagen y un realismo que nos hace casi participar como testigos presenciales de la acción que se de-sarrolla en la pantalla. Y en tercer lugar, porque la trama reviste de una gran actualidad como lo vere-mos al final de este artículo. En Avatar una gran potencia que ya domina los viajes interestelares, los Estados Unidos, decide desalojar de su hábitat a una raza inteligente que vive en un planeta llamado Pan-dora, para ocupar su territorio y ex-plorar en él ricos yacimientos de un mineral estratégico y de alto valor comercial. Los aborígenes de Pando-ra, llamados los Na’vi, viven en sana paz con la naturaleza, a la que vene-ran y cuidan como su más preciado tesoro cultural. Y no entienden, por ello, por qué se les perturba y por qué unos extraños pretenden desalo-jarlos de su gran árbol, lugar en el que han forjado su civilización. Para lograr sus propósitos, los terrícolas del Imperio invasor, crean dobles de los altísimos habitantes de Pandora, tres metros de estatura aproximadamente, pero con la men-te en blanco para que sean utilizados por seres humanos (2) en labores de

inspección del planeta -que tiene una atmósfera amo-niacal irrespirable-- y de in-dagación de las costumbres y principios religiosos de los na`vis para utilizar dicha información en la estrategia de guerra que han diseña-do. Pero ocurre que uno de los hombres escogidos para esta tarea de manejar un cuerpo na’vi, se enamora de una na-tiva y se pone al frente de la lucha de defensa de los pandorianos, de su te-rritorio y de sus riquezas, razón por la cual al final termina abandonan-do su cuerpo humano imperfecto, era inválido de sus piernas, y residiendo en el cuerpo na’vi que le fue adjudi-cado (o sea, en su avatar), y converti-do en uno de ellos. Al final de la película no sólo los seres inteligentes de Pandora sino los animales y las plantas toman par-tido en defensa del planeta y logran desalojar a los invasores que llega-ron con el objetivo de apoderarse de sus riquezas naturales. El momento culminante del filme es justamente cuando los animales terrestres y vo-ladores entran en acción y salvan a los nativos de una derrota que se veía venir por la superioridad militar de los invasores. Tal situación es posi-ble porque, según el creador de Ava-tar, todos los seres vivos de Pandora se comunican entre sí por medio de una red de sensores que semejan los nervios del cerebro humano y bastó un llamado del personaje central de la historia al árbol que transmite los mensajes a la divinidad para que todo el planeta como un solo ser vivo respondiera a la agresión. La ciencia-ficción es un género que permite trasladar la acción a otros escenarios ubicados en plane-tas y épocas distantes y manejar de ese modo los problemas de mayor ac-

tualidad de La Tierra. Con ese proce-dimiento llamado extrapolación, los autores de ciencia-ficción podemos hacer crítica social y política sin nom-brar a los actores reales del conflicto que inspiran nuestro argumento. Del mismo modo que George Orwell criticó la concentración de dinero y poder en la sociedad de su tiempo, Ray Bradbury criticó toda forma de totalitarismo y Walter Miller Jr se-ñaló la estupidez de la guerra, James Cameron en el cine lo hace ahora con el afán de apoderarse de los recursos energéticos ajenos que caracteriza a la sociedad contemporánea. A nadie escapa que Pandora, el hermoso pla-neta de Avatar, es Iraq y Afganistán hoy y puede ser Venezuela mañana: objetivos de una gran potencia que desea apoderase de sus fuentes de energía utilizando cualquier pretex-to.

Pero en Avatar hay algo más, el filme es una oda al triunfo de un pueblo inferior en fuerza militar y tecnología, pero convencido de su derecho y de la justeza de sus ideas, pero sobre todo, compenetrado con su tierra y todas sus formas, con los seres vivos que la pueblan y con los espíritus que la animan. Tal y como ocurrió en Vietnam, en Avatar las tropas de los Estados Unidos de ese futuro hipotético pero seguramente deseado por sus dirigentes, tuvieron que abandonar el planeta, humilla-dos y vencidos, y vigilados por los soldados na’vis, que Cameron mues-tra esbeltos y altivos, como para que no quede duda de sus simpatías por ellos. Es, como les decía al princi-pio, la gran carga ideológica, el gran mensaje político de la película. James Cameron es uno de los grandes directores de cine de nues-tro tiempo. Con solo dos películas, Titanic y Avatar, ha entrado de lle-no en el salón de la fama de la ci-nematografía. Y con la última, no sobra agregar, ha cimentado más la unión del cine y la ciencia-ficción, una unión que se inició en 1931 con Frankestein, el filme de James Whe-le basado en la novela homónima de Mary Shelley, unión que ha sido beneficiosa para ambas modalidades estéticas y que puede mostrar una buena cantidad de películas famo-sas que se cuentan entre las grandes realizaciones del cine universal.

*Escritor colombiano.

Clásico del cine

Avatar: un clásico del cine de ciencia ficción

A

Notas: (1) Digo recupera porque la 3D es vieja. La primera película en tercera dimensión (3D) que yo disfruté, la proyectaron en el cine Don Pepe de Calamar (Bolívar) en el año 1953. (2) Esta idea de la utilización de un cuerpo humano por la mente de

otro la toma James Cameron del cuento Call me Joe (Llámame Joe, 1957) del escritor norteamericano de CF, Paul Anderson. En el re-lato de Anderson un humano entra en el cerebro de un pseudojoviano -también creado artificialmente-- para poder cumplir las tareas de la expedición terrícola en Júpiter. Al final resulta, como en la película de

Cameron, que el humano queda más conforme con el cuerpo ocupa-do y con el planeta explorado, entre otras razones porque en él ya no es un lisiado como en La Tierra, igual que el personaje de la película Avatar.

Inventar un mundo es mo­nopolio exclusivo de los grandes creadores. James Cameron, un incurable adicto a la grandeza, figu­ra entre estos últimos. Su nueva película, Avatar es el camino más despejado y convincente hacia otro universo que hoy pueda imaginarse.

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elebramos este año los doscientos años del nacimiento de este genio de la música pola-co. Compositor y pianista, adscrito al movi-

miento romántico, es considerado como uno de los más grandes compositores de música para piano. Nació el 4 de marzo de 1810 en Zelazowa Wola, cerca de Varsovia. Hijo de padre francés y ma-

dre polaca, comenzó a estudiar piano a los cuatro años; a los ocho ofrecía un concierto privado en Varsovia. Más tarde estudió armonía y contra-punto en el conservatorio de dicha ciudad. Tam-bién fue precoz como compositor; su primera obra publicada data de 1817. Dio sus primeros concier-tos como virtuoso el año 1829, en Viena, donde vivió durante los dos años siguientes. Salvo breves ausencias, a partir de 1831 vivió en París, donde se convirtió en un prestigioso pro-fesor, pianista y compositor. En 1837 inició una relación íntima con la escritora francesa George Sand. En 1838 enfermó de tuberculosis y se tras-ladó a Mallorca, en las islas Baleares. Allí, en la cartuja de Valldemosa, Sand lo atendió en su en-fermedad hasta que las continuas disputas entre los dos condujeron a su ruptura el año 1847. A partir de entonces su actividad de conciertos se li-mitó a varios recitales en Francia, Escocia y Gran

Bretaña. Murió en París el 17 de octubre de 1849, víctima de la tuberculosis. Prácticamente todas las composiciones de Cho-pin son para piano. Aunque expatriado, siempre fue leal a Polonia, un país desgarrado por las gue-rras; sus mazurcas reflejan los ritmos y melodías del folclore polaco y las polonesas están marcadas por el espíritu heroico de su patria. La influencia que sobre él ejerció el compositor de ópera italiano Vincenzo Bellini también se puede apreciar en sus melodías. Las baladas, scherzos y estudios (cada uno de ellos centrado en un problema técnico es-pecífico) son muestra de su amplísima obra para piano solo. Su música, romántica y lírica, se caracteriza por las dulces y originales melodías, las refinadas armonías, los ritmos delicados y la belleza poéti-ca. Influyó notablemente sobre otros composito-res, como el pianista y compositor Franz Liszt y el compositor francés Claude Debussy. Sus obras publicadas incluyen 55 mazurcas, 27 estudios, 24 preludios, 19 nocturnos, 13 polonesas y 3 sonatas para piano. Entre sus otras obras destacan los Conciertos de juventud, en mi menor y fa menor opus 11 y opus 21, respectivamente (ambos para piano y orquesta; en los dos se aprecia la influen-cia, tanto en su forma como en la melodía, de los conciertos para piano de Johann Nepomuk Hum-mel), así como una sonata para violonchelo y pia-no y 17 canciones.

Sergio Ramírez*

Quiero detenerme en una imagen que es el símil de mi oficio de escritor: un mue-ble. Puede que les resulte un ejemplo un tanto arbitrario, pero mi abuelo materno era ebanista por afición; y ade-más de pastor evangélico, era rabdomante, el que tiene el don natural de descubrir fuentes de agua bajo la tie-rra con la ayuda de una vara que se inclina para señalar el sitio oculto, gracias a una fuerza misteriosa. Del trabajo cuidadoso de sus manos conservo una hermosa mesa de roble, de amplia superficie y patas torneadas como airosas ca-riátides sin rostro que sostie-nen su arquitectura simple pero firme. Esta mesa, es la mesa sobre la que descansa la computadora en que es-cribo, los libros que consulto, mis cuadernos de apuntes. Con este ejemplo, pues,

quiero recurrir a todo lo que de fábrica, artificio, factura, tiene la escritura de ficcio-nes, “máquina de variada invención”, como se decía en tiempos de las novelas de caballería. Para fabricar un mueble se parte de una idea de árbol, el árbol que se alza ante los vientos entre la abi-garrada y oscura multitud del bosque. Es necesario ele-gir uno de ellos, apreciar su fuste, las rugosidades de su corteza, la extensión de sus raíces, la solemnidad de su estatura, la frondosidad de su ramaje, y entonces, hay que cortarlo. Y después de cortarlo, aserrarlo en piezas, ensamblar esas piezas, dar-les una forma; cuidar que las junturas no dejen luces 3/4entre juntura y juntura no puede pasar la luz, saben de sobra los buenos artesa-nos3/4; y por fin tallar, lijar, barnizar. Nada sobrevive de aque-lla forma de árbol, pero es

el árbol. Entre el árbol y el mueble, entre la materia del árbol y la transformación de la materia en un mue-ble, queda de por medio la apropiación de esa materia, apropiación que es el proceso de convertir la realidad en imaginación y la imagina-ción en lenguaje; un proceso que requerirá de diversas herramientas, como las del carpintero que era mi abue-lo: plomada, escoplo, buril. Y rigor, disciplina, sentido de las proporciones, medidas de la estética, amor de la perfec-ción aunque la perfección se vuelva siempre inaprensible. Volver a lijar, volver a pulir.

Tachar, susti-tuir, desechar. No dejar luces en las juntu-ras. También po-dríamos utili-zar el ejemplo de una prenda de vestir, que me permite hablar de los procedimien-tos ocultos, esos que nun-ca pueden ex-hibirse a los

ojos del lector porque cons-piran contra la credibilidad del artificio, como serían las costuras de un traje. O el re-vés de un bordado. Voltear la tela al revés para examinar las costuras, es solamente un vicio del lector que lee como escritor y quiere ver la calidad de las puntadas, o la trama de revés de la tela, donde se esconden los secre-tos del procedimiento. Pero ésta es una deformación del oficio, que no le deseo a na-die que emprende la lectura de un libro por el gusto y el placer de leer, que es, al fin y al cabo, la razón de que exis-

tan los libros. Entrar en la lectura de un libro es entrar en la novedad que no debe ser mancillada. La costumbre, la familiari-dad, terminan matando la sensación, o la ilusión de no-vedad, cuando uno lee como escritor para advertir los procedimientos, las mecáni-cas de relojería del libro, sus costuras, la trama al revés del bordado. Es la misma familiaridad que permite descubrir, en la sala de la casa ajena que nos ha sedu-cido la primera vez, tras re-petidas visitas, las sombras de humedad en las paredes, la rotura de la alfombra, la insistencia de la presencia de determinados objetos que si nos maravillaron al principio, ahora nos resul-tan demasiado pobres, un desorden y un descuido que antes no estaban allí. Es la desilusión de la intimidad la que se apodera del ánimo, y en esa desilusión empiezan a habitar también ruidos, vo-ces, olores, con su presencia incómoda.

*Escritor nicaragüense (Fragmento). Libros y Letras,

Agencia de noticias culturales.

Chopin,doscientos años

Fryderyk Franciszck Chopin

C

El oficio más viejo del mundo

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María Isabel Vargas Arango

BuEnoS AIRES, 2010 El título de esta columna podría sugerir el bien consa-bido “Mujer sola en Buenos Aires busca…”sin embargo no es así; por alguna manía, ya ancestral, no me gustan los artículos en los encabezados. Hace más de veinte años lle-gué por primera vez a Buenos Aires, y quedé deslumbrada por su belleza; no sabía cómo describirle a mi hijo, quien había viajado a Europa an-tes de los 10 años, lo que era esta ciudad; recuerdo que le mandé una postal que decía: “… es como si estuvieras a la vez en París, Barcelona y Madrid, con un espíritu un poco Londinense…”; a pesar de tanta historia, tanto do-lor, tanto tiempo y mucho de latino- americanización, si se me permite esta palabra, lo que escribí en esa postal si-gue siendo así. Sin pensarlo demasiado, hace ya tres años salí de Co-lombia y no dudé por un mi-nuto en que la ciudad en la que quería y podía vivir era Buenos Aires; en mi incons-ciente estaba profundamen-te grabada mi experiencia

Mujer sola en Buenos Aires

argentina; muchas veces por mi pertenencia al mundo del libro, y otras por desafortu-nadas historias de desamor, vine de visita o de trabajo, y siempre me sentí en mi casa; toda una paradoja si conside-ramos la distancia no sólo fí-sica sino cultural que existe , o mejor, existía entre los dos países; Buenos Aires siempre fue la capital cultural de La-tinoamérica, y Bogotá, a pe-

sar de la famosa frase de don Miguel Cané, de que era la Atenas suramericana, me in-clino más a pensar que, como dice uno de los más maravi-llosos graffiti que vi hace ya unos años allá en esa ciudad situada a dos mil seiscientos metros más lejos del oxígeno, Bogotá siempre fue “la tenaz suramericana” Una mujer sola, ya gran-de, como dicen los porteños, eso quiere decir mayor de cincuenta años, ¿se va a ha-cer una nueva vida en una ciudad que no es la suya, sin amigos, sólo conocidos gra-

cias, y a empezar de cero? sí, es la única ciudad de Latino-américa que se lo permite: acá una mujer sola puede vivir muy bien, una mujer sola puede salir a cualquier hora a un café, y digo bien a cualquier hora, sin que nadie piense que anda en busca de nada distinto a tomarse un buen café o lo que quiera, a leer un libro, o el periódico, a escribir un artículo para EL NUEVO DÍA, o simplemente a sentarse durante el tiempo que le de la gana a mirar a la gente que entra y sale, a la que va por la calle, o a dejar

“La libertad consiste en el libre manejo del tiempo”, dijo alguna vez en Bogo­tá, la psicopedagoga francesa Madelei­ne Goutard, en una conferencia sobre educación preesco­lar, y refiriéndose a los niños; Buenos Aires y los largos años de vida me han confirmado que esa hipótesis también es válida y cierta para los adultos.

Continúa / Pág. 5 /

La mujer sola no se tiene que andar preo­cupando por ¿qué me pongo?, ¿con quién voy a ir al baile, o al cine, o al teatro?, puede quedarse conversando de fút­bol o de literatura, inclusive de música, mi amigo Franco el “tano” que vende diarios y revistas.

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FACETAS IBAGUÉ, MARZO 14 DE 2010

volar a la imaginación, como dice el bolero. Sí, nadie se le va acercar a interrumpirla, ni a exigirle que consuma más, o a pedirle nada de nada. Una mujer sola en Buenos Aires puede vivir en cualquier sitio, a nadie le parecerá ex-traño, ni le importará que viva dónde y cómo quiera; la mujer sola puede ir al cine y salir a las dos de la ma-ñana con tranquilidad a coger sin peligro un taxi, puede ir a todos los conciertos al microcentro porte-ño, salir feliz o decepcionada, entrar a un bar a tomarse un trago, o los que le provoquen, y se sentirá tran-quila, sin miedo a ser asaltada, y si es abordada por algún tipo, el mismo no se sentirá agredi-do ante un “no gracias”; esa misma mujer no tiene que andarse preocupando por cómo va vestida, a nadie le importa si en verano sale en vestido de baño a broncearse al parque que queda frente a su casa, o si en invierno se va a la ópera o a un concierto de cámara, en tenis y jeans; la mujer sola en Buenos Aires no es conside-rada una “minusválida”, ni una “pobrecita, tan solita que vive”, tra-baja como todo el mundo, lo vergon-zoso sería no hacerlo, no tiene pre-ferencias en los buses, que anoto al margen, sí paran en los paraderos, y además esperan a que la gente suba o baje sin arrancar, ni en el metro a menos de que realmente esté impe-dida para ir de pie; hace cola como todos los mortales, y maneja los ho-rarios sin dar explicaciones porque nadie se las va a pedir. La mujer sola no se tiene que an-dar preocupando por el consabido ¿qué me pongo?, ¿con quién voy a ir al baile, o al cine, o al teatro?, pue-de quedarse conversando de fútbol o de literatura, inclusive de música, con el “diarero”, mi amigo Franco el

“tano” que vende diarios y revistas ayudado por sus sobrinos, unos hin-cha frenéticos de Independiente, y lo hacen con tanto amor y dedicación, que hay que ser muy fuerte para no terminar comprando la revista Hola, o Gente, o Caras; con el “kioskero”, el de la tienda, o con el de la “flore-ría”, Federico mi amigo, que vende flores y ante todo es un gran litera-to, un hombre de origen campesino, con cara de indígena norteño, nacido en Jujuy, quien es la persona que conozco, ajena al mundo literario y cultural porteño, que más sabe de literatura, es un gran lector y tiene un gusto literario adquirido a través

de sus más de cuarenta años de lec-tura, consiguiendo libros prestados, usando las bibliotecas públicas y además informándose de las nove-dades literarias en los suplementos culturales; sin que alguno de ellos piense que “esa colombiana me está coqueteando…” Mi inconsciente había registrado bien, algo raro en mí, que Buenos Aires era la ciudad ideal para una mujer grande, sola y ante todo libre. Pienso que el hecho de que en una urbe de más de diez millones de per-sonas, hayan desviado una avenida, la “9 de Julio”, la más ancha del mun-do, para no tumbar una casa que es

parte de la memoria de la ciudad, en este caso la embajada de Francia, es un acto de civilización, y a mí, a pe-sar de la falta que me hacen mi hijo, las corridas de toros y las “montañas verdes de todos los colores,” me es imprescindible la civilización. Y hoy, por fortuna, puedo decir que no me equivoqué.

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“El hombre que al estar bailando tango, no hace ver a la mujer como una Reina, él nunca será Rey.”

Anónimo

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Catarata

Palabra proveniente del latín cataracta, que a su vez se tomó del griego kataractes, que tenía dos significados, tal como ocu-rre hoy en español. Por un lado, cataracta era una cascada, vo-cablo que nos llegó en una de las versiones latinas de la Biblia, cuando se describe así el diluvio universal: Abriéronse las cataratas del cielo y llovió durante cuarenta días y cuarenta noches. Pero cataracta podía ser también una verja o puerta de me-tal empleada para impedir el paso. De la primera acepción, se deriva el significado actual de catarata como cascada en nues-tra lengua; de la segunda proviene su empleo en español para referirse a una afección de la vista, cuando hay un obstáculo que impide el paso de los rayos de luz.

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Eduardo Pérsico*

i Atlanta jugaba con Rácing no sería bueno atropellarse con la multitud y habían decidido jun-

tarse en el bar cercano a la cancha. El Ruso llegó un poco atrasado, entrete-nido por un amigo que le regalara una entrada, dijo, y los tres salieron cami-nando por Dorrego. -Hoy ganamos, Ruso -dijo el Bebe palmeándole el hombro. -Dios te oiga, pero Racing viene primero -agregó Alberto cuando del subterráneo de Corrientes surgió un malón flameando una bandera. -¿Así que vos ya tenés la entrada, Ruso? -Sí. En la puerta del edificio donde vi-vía el Bebe un remolino de gente los separó y al cruzar la vía, Alberto pre-guntó. -Che Bebe, ¿y el Ruso? -No sé, andará por ahí adelante. Siguieron por Humboldt, retrocedie-ron a la barrera del ferrocarril y al no verlo el Bebe suspendió la búsqueda. -Vamos, ya empieza y este Ruso boludo ya vendrá. -¿Dónde se habrá metido? -se dijo Alberto y entraron. En los primeros minutos no suce-dió nada interesante, salvo un dere-chazo del nueve de Atlanta por enci-ma del travesaño y el Ruso metiendo con delicadeza la mano bajo la blusa de Nora. Ninguno de los equipos se preocupaba por atacar, en cambio Nora estiró una mano y dejó el dor-mitorio a media luz. El inicio prome-tía: el diez de Racing se apresuró en

un contragolpe y el Ruso se quitó des-pacio la camisa mientras Nora cum-plía el rito de acariciarle el pecho. En Atlanta, el medio campo era luchado, pero al abandonar el Ruso sus moca-sines, Nora, descalza, se subió sobre sus pies y trastabilló en la alfombra riendo como una chiquilina. El en-cuentro siguió sin variantes hasta la media hora, cuando Alberto reclamó un foul en el área de Racing y el Bebe lo secundó puteando al referí que pi-taba siempre en contra de Atlanta. Sin reclamar ningún penal Nora y el Ruso se devoraban y la mujer levantó las piernas al infinito en un gemido cuando el Ruso se venía se venía y en la misma jugada ella cruzaba la línea del gol del alma y de todos los senti-dos... En tanto Racing hacía valer su mejor condición física, luego de la pri-mera emoción de la tarde Nora pega-dita al Ruso le murmuraba en el oído, ya que los del departamento contiguo no eran sordos ni ciegos como ese re-ferí hijo de puta que durante el pri-mer tiempo cero a cero pitó siempre en contra de Atlanta y ni cobró un penal evidente al revolcarse los dos sobre la alfombra del área chica. En el entretiempo Alberto y el Bebe estiraron la cabeza pero no vieron al Ruso que se perdía el par-tido por tener sus ojos entornados y echando humo al cielorraso, el tara-do. Con el clima algo fresco los juga-dores tomaron agua natural, Alberto y el Bebe manotearon dos vasitos de Pichi Cola y Nora, contrariando el reglamento de su casa, sirvió dos traguitos de whisky sin hielo.

Al principio del segundo tiempo no hubo nada interesante, salvo dos cruces hacia la izquierda del ocho de Atlanta y las manos del Ruso reco-rriendo minucioso el cuerpo de Nora, recostados en la cama al cambiar de arco. Pero cuando Racing abrió el marcador tras un tiro libre que des-vió un defensor, hubo un griterío y ahí Nora y el Ruso se preguntaron la hora aunque el juego seguía emo-cionante como en la primera etapa. Faltando cinco minutos para termi-nar Alberto y el Beto no hallaban consuelo si no empataban, el Ruso y Nora se besaron en una arremetida final antes de abrir sigilosos la puer-ta del departamento por donde se filtró un delantero de Atlanta para anotar el justiciero uno a uno... El Ruso se apuró en llegar, ave-riguar cómo fueron los goles y todavía ver el final cansino bajo un sol en retirada. Todo dicho, y al reencontrarse en la vereda con sus ami-gos Alberto le pregun-tó. -¿Qué te pareció, Ruso? -Que el referí nos robó el partido -soltó la remanida frase que el Bebe no le creyó. -Callate traidor; te fuiste a la tribuna visi-tante. Con hinchas como vos nos vamos al descen-so -se despidió riendo el Bebe ya entrando al edi-ficio donde su esposa es-taría mirando televisión.

*Escritor argentino

Un emotivo encuentro

S

Yesid Morales Ramírez

Escritor colombiano

Haber sido otro

Haber sido otro,un guerrero, por ejemplo.Luchar, no con palabrasen la oscuridad de la idea,sino gozar el color apaciblede la tregua,en los brazosde una cautiva bélica.Haber sido otroun adivino o un mago en la feriade cualuier ciudad antigua.Haber sido más útil,más libre.más abstruso.Haber sido de verdad uno mismo.

El regreso del dolor

Ha regresado el dolorDesde la huella de otros días.Ha regresado el dolorComo la improntaDe un renacimiento nunca deseado.Su fuerza irraciojal crea fantasmas:Atropella los espejos de la fiebre.Altera la danza de las horas,Contamina los perfiles de la risa.Sí, el dolor ha refresado con sarcas-mo,Con una mezcla de temor y de inso-lencia.Ahora lo usual es callar, cerrar los

ojos,Desoír los llamador de la lógica,Abrazarse en medio de la sombraCon otro ser que no busque in-terrogan-tes.

De su más recien-te libro

Monólogo de uno que

no sueña, publicado por la Se-

cretaría de Cul-

tura del Huila.

Obras de la pintora colombiana Carmenza Delgado

Palabra del día

El cuento

Poesía

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FACETAS IBAGUÉ, MARZO 14 DE 2010

Jairo Rivera Morales*Dedicado a periodistas y comunicadores.

Para ejercer cabalmente el periodismo debe tenerse el empeño de cumplir una de las más bellas tareas: Hacer algo bue-no por los demás, informando, debatiendo, cuestionando, controvirtiendo las ideas, los sucesos, las propuestas, las decisiones; todo esto, dentro de un supremo respeto por la verdad. Ello implica compromisos y obli-gaciones de carácter ético. El periodismo es una misión sagrada. Para ser periodista es menester un sentido del sacrificio y del aprendizaje perenne. Sin una prensa libre, reflexiva, compro-metida y valerosa, dedicada a defender sus principios y a informar verazmente a la so-ciedad, la democracia no puede realizarse. Las tensiones y los peligros que conlleva este ejercicio profesional que por tal razón deviene en intangible, deben convertir al periodista en un apóstol insobornable de la verdad, enfrentado, sin proponérselo, a to-dos los poderes. En el mundo moderno, los intereses materiales y los movimientos financieros, indefectiblemente terminan zurciendo una espesa telaraña, destinada a empañar la visión de los cronistas y analistas más ge-nuinos y avezados. Hacer el seguimiento del desenlace de los hechos no resulta fácil, para nada, en un medio caracterizado por los escándalos en cadena, muchos de ellos inducidos por turbias tentativas y por viles

Educación en la comunicación (II)

intrigas, cuyo objetivo esencial es el de con-fundir a la opinión pública. Por todo ello, la prensa independiente es uno de los supuestos básicos de una sociedad libre y bien informa-da. La premisa de esta correspondencia debe ser, obviamente, una relación de confianza mutua entre el periodismo y la comunidad. Pero la libertad de empresa no debe ahogar a la libertad de expresión, como desafortuna-damente está ocurriendo en el periódico “El Tiempo”, el más reconocido de los medios co-lombianos de comunicación. Los intereses creados, las mafias, los po-líticos corruptos, los funcionarios “torcidos”, los contratistas deshonestos, los traficantes de influencias, los oscurantismos de todas las denominaciones, persiguen a la prensa libre, tanto como los corifeos del unanimismo y los agentes de gobiernos despóticos. Todos ellos se sentirían a gusto, simplemente con perió-dicos, revistas, noticieros y programas factu-rados a la medida de sus desafueros e inte-reses. Para enfrentar tantas y tan sórdidas conminaciones se requiere solidaridad de la comunidad; pero, también, perseverancia, co-raje, objetividad y honradez por parte de los periodistas. Precisamente por eso Kapuscinki tituló así uno de sus últimos libros, publica-do por la colección “Crónicas” de la Editorial Anagrama: Los cínicos no sirven para este ofi-cio, con un subtítulo: ‘Sobre el buen periodis-mo’. Inspirados en estos referentes, y en princi-pios fundamentales de carácter científico -al-gunos de los cuales han sido aquí esbozados-, instamos a la comunidad tolimense a recono-cer y practicar los valores que ellos implican, atendiendo a lo expresado en un bello texto acerca del saber y el narrar, por Jesús Martín Barbero: “Si comunicar es compartir la signi-ficación, participar es compartir la acción. La educación sería entonces el decisivo lugar de su entrecruce. Pero para ello deberá convertir-se en el espacio de conversación de los saberes y las narrativas que configuran las oralida-des, las literalidades y las visualidades. Pues desde los mestizajes que entre ellas se traman es desde donde se vislumbra y expresa, toma forma, el futuro”. Aquí y ahora, iniciamos una convocatoria para que “todos, por el bien de todos” asuma-mos una verdadera cruzada para cualificar y desarrollar la cultura de la comunicación que los directivos de “EL NUEVO DÍA” y “Face-tas” han vislumbrado como un proceso colec-tivo de creación y participación. Nadie debe olvidar que la comunicación, más que un he-cho natur al es un aprendizaje perenne. Los procesos que brindan desarrollo, con-

solidación y continuidad a la genuina comunicación, suelen verse interferidos por variables como: ruidos durante el en-vío -tergiversaciones del lenguaje o chismes-, o ruidos perso-nales -rodeos-, tales como inseguridades, timidez excesiva, falta de estima, entre otros. La constatación de esta reali-dad debe llevarnos a rescatar dos conceptos imprescriptibles para todo desarrollo comunicativo: Autoestima y asertividad. Si la autoestima -crecimiento personal sin evaluaciones ni chantajes hacia sí y hacia los que nos rodean, fuerza inter-na que centra y organiza los procesos individuales- es baja, todas las demás valoraciones se habrán de trastornar. Los niños suelen ser muy asertivos, van directo a sus necesida-des y sentimientos, y se caracterizan por ser expresivos, des-criptivos y hasta plásticos en sus percepciones y opiniones. Hay que rescatar en cada uno de nosotros el niño interior que los prejuicios y las suspicacias nos han llevado a perder. ¡Deconstruir el aprendizaje equivocado! La comunicación y la educación son actos de amor. Pero el amor es, ante todo, la dación de uno mismo, no la patológi-ca fascinación por sí mismos de la que desafortunadamente hacen gala -¡todavía!- algunos miembros de las comunidades educativa y comunicativa, que en la práctica resultan deve-lando egos tan desproporcionados como malsanos. El amor implica -para decirlo con un término kantiano- una verda-dera mayoría de edad en la historia existencial. Lo bello de asumir una causa es entregarse a algo más grande que uno mismo. Decía el poeta decimonónico: “¡Feliz el que consulta oráculos más altos que su duelo!”.

*Político y ensayista colombiano.

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Alfonso Carrero HerránArquitecto SCA.

N.B. Este artículo puede generar algunas suspicacias por lo que significa para la historia de la humanidad el Nacional Socialismo Alemán. Pero mas allá de revivir implicaciones po-líticas o históricas, se enmarca dentro del espíritu de los textos que sobre arquitectura periódicamente publica EL NUEVO DÍA (Facetas). En este caso se trata de mostrar la fallida pro-puesta urbanística y arquitectónica de la ciudad que según sus inspiradores seria la capital del mundo después de la Segunda Guerra Mundial.

esde cuando Adolfo Hitler asumió el poder en Alemania le molestaba el “espíritu pro-vinciano” de Berlín, que no se compadecía

con la importancia del país y era imperioso co-locarlo a la altura de otras capitales mundiales como Londres, París y Washington. Esta obsesión se convirtió en parte central de la visión para el futuro de Alemania, después de la esperada victo-ria de la II guerra mundial. Decide el Fürher encargar al arquitecto Al-bert Speer miembro del ejército y del partido nazi (Speer fue reconocido como el arquitecto del III Reich o el “arquitecto del diablo”) iniciar el pro-yecto de la nueva urbe a partir de la renovación urbana del centro de Berlín. La idea general era desarrollar en un cuadrado de 46 kilómetros de lado un asentamiento en donde se implantarían una serie de edificios representativos del régimen y demás equipamientos de la ciudad superiores en escala y dimensiones a los mundialmente co-nocidos. El proyecto se iniciaría construyendo un eje de cinco kilómetros de largo por 150 metros de ancho y en cuyo recorrido se encontraba los edifi-cios estatales, eje conocido como “La Avenida de la Victoria”. Esta además serviría para la realización de grandes desfiles militares y para tal efecto el trán-sito se desviaría por una vía subterránea de reco-rrido igual a los eventos militares; algunos tramos se alcanzaron a construir. El Plan también in-cluía dos nuevas estaciones de ferrocarril y como parte del eje norte-sur, el aeropuerto de Temlhof. Speer y sus principales colaboradores, Meter Klinke, Hans Stephen, Willie Schelkes, frente a tan faraónica empresa les surgían permanente-mente obstáculos y dudas, al ser consultados con el Furher, lo único que les respondía era: “solució-nalos”. Ante esta posición el arquitecto Speer se convierte en el gran inspirador de los proyectos y el realizador de los avances de las obras. La Avenida de la Victoria se iniciaba con el Arco de Triunfo de Hitler con una altura de 100 metros y una base de 250 mtrs, muy superior al Arco del Triunfo de París; solo sus bases se alcanzaron a construir, posteriormente fueron demolidas. En el otro extremo del eje se encontraba una gran Pla-za de 350 mil metros cuadrados, conformada por una serie de edificios, remataba en el Volkshallen

(Hall del Pueblo) con cabida para 150 mil perso-nas y una cúpula, diseñada por el propio Hitler inspirada en el Panteón de Agripa en Roma, de 200 metros de altura (16 veces mas grande que la cúpula de San Pedro) y una base de 250 me-tros de diámetro. A los otros lados de la Plaza se encontraban los edificios del Palacio del Furher, el Reichstag, la Cancillería y el edificio del Alto Mando del Ejército Alemán. Todos los planos de arquitectura e ingeniería de estos colosales edi-ficios fueron realizados contemplando soluciones asombrosas como pilotes especiales para el fango y materiales 100 por ciento antibombas. En el recorrido del eje se encontraba el Estadio Olímpico a construirse en granito rojo, en donde se realizarían los Juegos Olímpicos de 1936 con una capacidad de 400 mil espectadores (10 veces más grande que el Campín de Bogotá), sin duda el más grande escenario deportivo del mundo muy superior al estadio que hoy ostenta ese título: El Maracaná en Río de Janeiro. Sólo se iniciaron los cimientos, por la guerra las obras fueron abando-nadas. Al final sólo se construyeron el Edificio de la Cancillería, el estadio olímpico actual (10 veces menor al propuesto, inicialmente allí se escenifi-có el Mundial de Futbol de 1974), los pilares del Arco del Triunfo de Hitler y algunos tramos de la vía subterránea de la Avenida de la Victoria. Las demás obras fueron desechadas por los efec-tos de la confrontación bélica. La gran duda surge sobre el terreno pantanoso de Berlín en el sentido si resistiría el peso de tan superiores estructuras. Para tal efecto se construyó un gran cilindro de hormigón que después de tres años se hundió sie-te pulgadas (17.5 centímetros.) muy superior al factor portante de 2.5 pulgadas. Albert Speer había sido nombrado por Hitler el 30 de enero de 1937 como Inspector General de Construcciones con el rango de Secretario de Es-tado. En el juicio de Nuremberg fue condenado a 20 años de prisión saliendo libre por pena cumpli-da en 1966, en medio de un escándalo mundial.

En su retiro en Bergohf se dedicó a escribir au-tobiografías que encerraban muchos pasajes del régimen nazi, de Germania y del mismo Hitler. Muere en septiembre de 1986. Sin duda la visión de Germania se constituyó en el proyecto urbanístico, arquitectónico y de in-geniería más ambicioso de la primera mitad del siglo XX por su costo, escala y la monumentali-dad de los edificios propuestos, no exceptos de eclepticismos y réplicas de famosos monumentos neoclásicos. Siempre existió la duda si esta enor-me empresa en tiempos diferentes al de guerra se hubiera podido realizar. Algunos críticos asegu-ran que desde el punto de vista técnico era irreali-zable, más aun cuando el fangoso suelo de Berlín no se podían asentar” esas grandes estructuras. Sin embargo la realización completa de todos los estudios y diseños mostraban a la luz de la ciencia y de la tecnología disponible era factible adelan-tarlos, en época de paz. Hitler había previsto concluir Germania des-pués de la guerra y celebrar allí una Feria Mun-dial en 1950 y luego retirarse. La novela alter-nativa del escritor Robert Hams, “Fatherland”, (1992) prevé que la Alemania Nazi habría ganado la Segunda Guerra Mundial, realizando las visio-nes de Hitler y Speer y de un construido y colosal Berlín alrededor de 1964, sin duda la verdadera capital del mundo. La historia dio su veredicto.

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FACETAS IBAGUÉ, MARZO 14 DE 2010

Germania (Welfhauptstadt)

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