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Facultad de Humanidades de Albacete
Universidad de Castilla-La Mancha
HUMANISMO MEacuteDICO Y TRADICIOacuteN CLAacuteSICA
EN EL LIBRO DE THERIACA (TOLEDO 1575) DE LORENZO PEacuteREZ
ESTUDIO DE FUENTES Y LENGUA
Trabajo Fin de Grado
Grado en Humanidades y Estudios Sociales
Junio de 2013
Rociacuteo Martiacutenez Prieto
Directora Dra Mordf Teresa Santamariacutea Hernaacutendez
Profordf Titular del Departamento de Filologiacutea Hispaacutenica y Claacutesica
Aacuterea de Filologiacutea Latina
IacuteNDICE
INTRODUCCIOacuteN 5
I CONTEXTO CULTURAL Y CIENTIacuteFICO 10
1 Renacimiento y humanismo 10
2 Humanismo meacutedico 13
3 La medicina en el siglo XVI 20
4 Meacutedicos y boticarios dos realidades en un nuevo escenario 23
II MARCO LITERARIO 26
1 Textos meacutedicos antiguos y medievales fuentes para una nueva literatura meacutedica 26
11 La medicina claacutesica grecolatina y sus textos 26
12 Literatura meacutedica en la Edad Media latina 28
2 La expresioacuten literaria de la medicina en el Renacimiento 29
III EL LIBRO DE THERIACA DE LORENZO PEacuteREZ 31
1 Introduccioacuten 31
11 El autor y la medicina escrita en el Toledo del siglo XVI 31
12 Descripcioacuten de la obra 34
2 Estudio de los aspectos compositivos del texto 36
21 Fuentes 36
22 Empleo de lenguas y procedimientos de expresioacuten 49
221 Latiacuten y romance el problema de la lengua 49
222 Empleo de otras lenguas 51
223 Procedimientos de expresioacuten 52
CONSIDERACIONES FINALES 55
BIBLIOGRAFIacuteA 56
5
INTRODUCCIOacuteN
La medicina desde sus oriacutegenes y en aquellas sociedades donde ha existido
escritura ha ido desarrollando un conjunto de textos especiacuteficos comprendidos bajo el
concepto de literatura meacutedica Estos textos concebidos para servir a la ensentildeanza y al
ejercicio profesional de esta disciplina pueden estudiarse atendiendo al contenido pero
por su caraacutecter de escritos tambieacuten pueden convertirse en objeto de un anaacutelisis formal
De esta manera la literatura meacutedica estudiada desde una perspectiva literaria y
diacroacutenica puede proporcionar datos interesantes acerca de la naturaleza de la medicina
de cada eacutepoca histoacuterica como reflejo de su sociedad y puede mostrar coacutemo se
empleaban los diversos recursos de composicioacuten textual a la hora de configurar aquellos
escritos de caraacutecter teacutecnico
Un estudio de este tipo centrado en la forma y la expresioacuten de esos textos solo
podriacutea llevarse a cabo empleando los meacutetodos que la filologiacutea pone a nuestra
disposicioacuten Ahora bien dentro de esta perspectiva resultariacutea necesario acotar ese
amplio campo que abarcariacutea multitud de textos meacutedicos a partir de criterios basados en
los diferentes problemas planteados por los mismos que generariacutean diversas liacuteneas de
estudio De esta forma una de esas liacuteneas podriacutea centrarse en el anaacutelisis de la literatura
meacutedica escrita en lengua latina o de la pervivencia de los rasgos de los escritos de la
medicina claacutesica grecolatina en la produccioacuten posterior dentro de un periacuteodo
comprendido entre la Antiguumledad y el Renacimiento Para estudiar esos textos escritos
en latiacuten o la presencia de la tradicioacuten claacutesica en los mismos o en obras escritas en otras
lenguas resultariacutea por tanto imprescindible recurrir no solo a la perspectiva filoloacutegica
sino a una visioacuten que desde el conocimiento de las lenguas claacutesicas pudiera analizar y
comprender aquellos aspectos vinculados con los diferentes rasgos de las obras de la
Antiguumledad y las lenguas en que fueron escritas
A esta liacutenea se circunscribe nuestro trabajo pues centra su atencioacuten en la obrita
farmacoloacutegica escrita en castellano de un boticario del siglo XVI de modo que las
ambiciones del estudio se reuacutenen en torno al anaacutelisis de la pervivencia de los contenidos
de la medicina grecolatina y de la presencia de los rasgos de las nuevas tendencias de la
eacutepoca en un texto renacentista De esta forma nuestro objetivo consiste en demostrar en
queacute medida se reflejan el humanismo meacutedico y la tradicioacuten claacutesica como consecuencia
de aquel en el Libro de Theriaca del boticario Lorenzo Peacuterez prestando para ello
6
atencioacuten sobre todo al empleo de lenguas los recursos expresivos y las fuentes
utilizadas por el autor en el mismo Nuestro trabajo parte por tanto de la idea de que en
el Renacimiento la nueva corriente del humanismo meacutedico -conceptos todos ellos que
veremos maacutes adelante- debioacute de determinar la actitud de muchos profesionales de la
medicina -incluyendo aquiacute a meacutedicos cirujanos y boticarios- que desarrollaron una
produccioacuten escrita afectada en mayor o menor medida por los principios de dicha
corriente Sin embargo somos conscientes partiendo tambieacuten de las conclusiones que
ya se han propuesto en torno a la cuestioacuten en distintos trabajos de que las caracteriacutesticas
de ese movimiento no se proyectaron por igual en todos los autores y que el peso de la
tradicioacuten medieval continuoacute siendo en cierta medida importante en algunos aacutembitos de
este campo
Para esclarecer este asunto en torno al texto de Lorenzo Peacuterez vamos a articular
el trabajo en base a dos partes fundamentales una primera de contextualizacioacuten en la
que expondremos los rasgos del marco -tanto cultural y cientiacutefico como literario- al que
pertenecen obra y autor y que nos serviraacuten maacutes adelante para llevar a cabo el estudio
del texto y una segunda centrada ya en los datos extraiacutedos de la lectura detenida de la
obra -que como sabemos constituyen los recursos empleados por el autor para
componer el escrito fuentes lengua y procedimientos de expresioacuten- y en el anaacutelisis de
los mismos con la ayuda de la informacioacuten proporcionada por el contexto que nos
permitiraacute resolver las cuestiones planteadas por nuestro objetivo y exponer las
respuestas -siempre provisionales y abiertas a nuevos estudios- en forma de
conclusiones
Nos encontramos asiacute con una labor que se halla entre el trabajo bibliograacutefico y
el de investigacioacuten y que nos serviraacute por tanto para poner en praacutectica la tarea de
consulta y siacutentesis de informacioacuten bibliograacutefica e iniciarnos en la experiencia
investigadora impulsados por la formacioacuten recibida durante los antildeos de la carrera De
esta forma al mismo tiempo que aportamos conocimientos a la liacutenea de estudio en la
que se encuadra nuestro trabajo y tomamos un primer contacto con la misma llevamos
a cabo la tarea de reunir bibliografiacutea especializada sobre un tema dentro del aacutembito de
las humanidades y de analizar datos extraiacutedos a partir de una metodologiacutea determinada
para finalmente intentar exponer los resultados de manera coherente y argumentada a
traveacutes de un escrito acadeacutemico
Como hemos afirmado anteriormente para realizar este trabajo es necesario
recurrir a la metodologiacutea proporcionada por la perspectiva filoloacutegica pues nos
7
proponemos estudiar en una obra escrita la presencia de una serie de elementos que
forman parte del aacutembito de la composicioacuten textual y que deben ser abordados desde un
punto de vista filoloacutegico Este hecho justifica la inclusioacuten de un apartado dedicado al
marco literario en que se encuadran el autor y la obra con alusioacuten a geacuteneros literarios e
incluso procedimientos de composicioacuten asiacute como la gran atencioacuten prestada a los ya
mencionados aspectos de expresioacuten en la segunda parte del trabajo
La aplicacioacuten de la perspectiva filoloacutegica conlleva como cualquier otra una
serie de dificultades que aunque deben ser advertidas y consideradas si son sorteadas
de manera adecuada no impiden el desarrollo del trabajo Nos referimos en este caso al
problema que supone por ejemplo la determinacioacuten de ciertos aspectos que no
aparecen referidos de manera expliacutecita en la obra tales como las ediciones que para las
fuentes debioacute de consultar el autor los tiacutetulos originales de las distintas obras
mencionadas -que variacutean de las ediciones renacentistas a las contemporaacuteneas a las que
suele acudirse en la actualidad- o las citas textuales en lengua original -latiacuten o griego- o
traducidas por el propio autor -que deben diferenciarse no sin dificultad por la ausencia
de ciertos signos tipograacuteficos en el impreso de las alusiones indirectas- Por otra parte
el trabajo con el propio texto supone ya una dificultad inicial pues la obra no cuenta
todaviacutea con ninguna edicioacuten actual de modo que solo es posible trabajar a partir del
impreso original Si bien es cierto que el acceso a los ejemplares que conservan los
fondos antiguos de algunas bibliotecas estaacute por razones de seguridad limitado a casos
concretos la obra cuenta ya afortunadamente con varias versiones digitales en la red
que facilitan de manera considerable el trabajo No podemos olvidarnos por uacuteltimo de
la necesidad -existente en todos los estudios diacroacutenicos- de considerar los contenidos
de las obras meacutedicas de eacutepocas pasadas bajo la oacuteptica de una realidad diferente a la de la
medicina actual siendo imprescindible para ello el conocimiento y la aplicacioacuten tanto
del contexto general como de los saberes teoacutericos y praacutecticos que conformaban la
disciplina en cada periacuteodo analizado
Mencionamos con anterioridad que este estudio se circunscribe a una liacutenea
determinada que como deciacuteamos se encarga de estudiar aquella literatura meacutedica
comprendida entre la Antiguumledad y el Renacimiento escrita en latiacuten o afectada por una
serie de rasgos propios de la tradicioacuten claacutesica Dicha liacutenea cuenta ya con un bagaje
conformado por varios trabajos desarrollados en el seno de diversas universidades labor
que configura el actual estado de la cuestioacuten y que debe ser conocida antes de
comenzar el estudio Este campo si bien tiene en algunas de sus vertientes menos de
8
medio siglo de vida cuenta en la actualidad con participacioacuten a nivel internacional a
traveacutes de trabajos realizados por especialistas en universidades como la de Reims
Champagne-Ardenne en Francia la Johannes Gutenberg de Mainz en Alemania la de
Manchester en Reino Unido o las de Messina Macerata y Siena en Italia En Espantildea
se han desarrollado o se desarrollan estudios dentro de esta liacutenea en las universidades de
Santiago de Compostela Valladolid A Coruntildea Caacutediz y Castilla-La Mancha Estos
trabajos ademaacutes suelen ponerse en comuacuten perioacutedicamente a traveacutes de seminarios o
congresos internacionales y sus resultados suelen ser publicados en forma de actas u
obras colectivas El aacutembito concreto de los textos meacutedicos renacentistas centrado en la
corriente del humanismo meacutedico lleva menos tiempo en marcha y fue gestado e
impulsado desde la Universidad de Valladolid por Enrique Montero Cartelle director de
una serie de trabajos que praacutecticamente completaron el panorama a nivel nacional
abordando las manifestaciones literarias del humanismo meacutedico en las distintas
universidades que funcionaron como focos del mismo asiacute como en algunos autores u
obras destacadas trabajos todos ellos que han constituido una base fundamental para
nuestro estudio Por otra parte existen varias publicaciones relacionadas con el campo
de la historia de la medicina que estaacute estrechamente vinculado con la liacutenea mencionada
si bien es cierto que todaviacutea no hay una colaboracioacuten demasiado decidida entre los
profesionales de estos dos aacutembitos Tambieacuten son numerosos los trabajos sobre textos
meacutedicos latinos y griegos de distintas eacutepocas o sobre otros aspectos afines -diccionarios
actas de congresos y obras monograacuteficas entre otros- muchas veces dedicados a temas
muy especiacuteficos La bibliografiacutea de la que disponemos no es por tanto escasa pero la
liacutenea en la que se ampara nuestro estudio lleva pocos antildeos en boga y tiene todaviacutea
mucho trabajo por delante en lo referido a la necesaria labor de recuperacioacuten del
patrimonio bibliograacutefico europeo
En lo que respecta por otra parte al autor que nos ocupa nos encontramos con
un panorama algo maacutes desolador Pocas son las obras que hacen referencia a la vida del
mismo y siempre se trata de trabajos biograacuteficos de caraacutecter general sobre los
profesionales de la medicina de una eacutepoca determinada -en cualquier caso todos ellos
junto con los anteriores y los que siguen seraacuten referidos maacutes adelante en los apartados
correspondientes- Existen tambieacuten menciones aisladas en algunos discursos o artiacuteculos
sobre la historia de la farmacia o las boticas pero siempre con un tratamiento bastante
parcial y esquemaacutetico Por otra parte contamos con escasos estudios sobre sus dos
obras y su labor como boticario y la mayoriacutea solo constituyen una breve mencioacuten
9
dentro de trabajos de caraacutecter general -asiacute algunos paacuterrafos en manuales de historia de
la ciencia o artiacuteculos sobre la medicina renacentista toledana- Hasta nosotros solo ha
llegado un trabajo que profundiza en una de las obras de Lorenzo Peacuterez desde el punto
de vista filoloacutegico centrado precisamente en aquella que no nos ocupa aquiacute un breve
texto en latiacuten sobre simples y compuestos que ya tendremos tiempo de mencionar La
situacioacuten estaacute por consiguiente apenas desbrozada y tanto la figura del autor como sus
obras -sobre todo la que constituye nuestro objeto de estudio- no han sido hasta el
momento lo suficientemente atendidas y estudiadas especialmente desde la perspectiva
filoloacutegica que tanto puede aportar al conocimiento de la historia de la medicina como
huella evidente de la humanidad
Por esto creemos que resulta imprescindible un trabajo que en un aacutembito de
estudio con tanto camino todaviacutea por recorrer arroje algo de luz sobre la obra de este
boticario toledano quien de acuerdo con la mayoriacutea de los escasos testimonios que
parecen existir fue relevante en su geacutenero y aportoacute con su breve pero interesante
trabajo escrito conocimientos singulares al campo de la farmaceacuteutica quizaacutes alentado
por las ideas de aquel humanismo meacutedico que pretendemos detectar Ademaacutes es
precisamente en esa carencia que antes sentildealaacutebamos en la que se apoya la originalidad
del estudio que proponemos desarrollar en las proacuteximas paacuteginas un esfuerzo humilde
que busca contribuir al conocimiento de varios campos siguiendo un camino de
fructiacuteferos intercambios donde hablar de interdisciplinariedad o de auxilio entre
disciplinas se convierte en una realidad innegable
Pero la originalidad de este trabajo no se debe tanto a nuestra voluntad como a la
indispensable participacioacuten de la profesora Teresa Santamariacutea cuyo compromiso
implicacioacuten y habilidad a lo largo de todo el proceso queremos reconocer naturalmente
con estas uacuteltimas liacuteneas
10
I CONTEXTO CULTURAL Y CIENTIacuteFICO
Deciacuteamos en la introduccioacuten que la obra objeto de nuestro estudio perteneciacutea a
un periacuteodo determinado de la historia y que por tanto era producto de una
configuracioacuten contextual concreta Por otra parte el estudio de los elementos de
composicioacuten textual que pretendemos exponer en la segunda parte del trabajo depende
por entero del marco cultural y cientiacutefico en que se encuadra el autor de la misma
maacutexime cuando lo que buscamos analizar es la influencia del humanismo meacutedico en
dicha obra que se hace presente a traveacutes de una serie de caracteriacutesticas concretas que
responden a un modelo gestado en su seno como respuesta a las circunstancias del
nuevo contexto protagonizado por el Renacimiento y la corriente humaniacutestica que en eacutel
se desarrolloacute Ademaacutes la formacioacuten de los profesionales de la medicina -entre los que
situamos a nuestro autor- y todos los avatares que rodeaban a la profesioacuten meacutedica
puntos que tambieacuten determinaban el caraacutecter de la produccioacuten textual estaban
estrechamente vinculados con la situacioacuten de dicha ciencia en la eacutepoca que al mismo
tiempo dependiacutea de las coyunturas generales Por todo ello es necesario que a
continuacioacuten veamos los aspectos esenciales de las distintas manifestaciones del
contexto a nivel cultural y cientiacutefico de modo que esta proyeccioacuten pueda ayudar a
comprender mejor el resto del trabajo
1 RENACIMIENTO Y HUMANISMO
Como es natural en la historiografiacutea nos encontramos con numerosos conceptos
que hacen referencia a periacuteodos histoacutericos con sus consecuentes implicaciones en los
diversos aacutembitos de las sociedades Este hecho nos sirve de advertencia a la hora de
considerar teacuterminos como los de Renacimiento y humanismo donde el primero debe ser
entendido como marco del segundo y el segundo asiacute como producto derivado del
primero aspecto que ya sentildealan casi todos los autores consultados1 al disuadir al lector
de considerarlos como palabras sinoacutenimas
1 Cf BLANCO PEacuteREZ 1999 21 GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 15-16 y MARTIacuteN FERREIRA
1995 18-20
11
Hecha esta distincioacuten podemos afirmar que el Renacimiento es un periacuteodo
histoacuterico que tiene lugar en Europa entre los siglos XIV y XVI2 y que supone una serie
de transformaciones que afectan a todos los niveles a saber aparicioacuten de un incipiente
capitalismo progreso teacutecnico general invencioacuten de la imprenta y de la consecuente
cultura del libro tendencia a la consolidacioacuten del Estado moderno y establecimiento de
la vida urbana entre otros3 A nivel intelectual su presencia se observa en aspectos
como el rechazo del pasado inmediato -sin que ello suponga no obstante el abandono
completo de la tradicioacuten precedente4- el afaacuten de novedad la importancia de la
experiencia como forma de acceder al mundo circundante el desarrollo del
antropocentrismo fruto de una auto-consideracioacuten del individuo y como el propio
teacutermino indica con su nombre el retorno a la Antiguumledad como fuente para todos los
saberes que persiguen la formacioacuten de un hombre completo el humanista5
El humanismo por su parte se entiende como corriente de renovacioacuten
pedagoacutegica6 fruto de esa nueva mentalidad renacentista que trae consigo una serie de
principios centrados en el aacutembito de la educacioacuten y la formacioacuten de los individuos Si
bien la expresioacuten fue acuntildeada en Alemania en el siglo XIX referida a la educacioacuten
basada en el estudio de los claacutesicos grecolatinos -expresioacuten que se aplicoacute a la eacutepoca que
nos ocupa a finales de dicho siglo-7 el teacutermino ldquohumanistardquo surgioacute en el entorno
universitario italiano del siglo XVI para designar a los profesores de ldquohumanidadesrdquo en
analogiacutea a teacuterminos como ldquojuristardquo o ldquolegistardquo8 Estas ldquohumanidadesrdquo del Renacimiento
los Studia Humanitatis aparecieron con el objeto de restaurar el ideal educativo de la
Antiguumledad para conseguir una formacioacuten completa del individuo volviendo para ello
en cada una de sus materias -gramaacutetica retoacuterica historia poesiacutea y filosofiacutea moral- a las
fuentes grecolatinas que debiacutean ser recuperadas estudiadas e interpretadas por los
humanistas9 Uno de los principios de dicha corriente era el rechazo de la tradicioacuten
2 Dicho lapso temporal aceptado por la mayoriacutea de autores aparece en MARTIacuteN FERREIRA 1995
20 y MONTERO CARTELLE 2010 123 3 Implicaciones que sentildeala GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 17
4 Cf GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 17-18
5 Cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 20 y LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 4 XV
6 Como sentildealan MARTIacuteN FERREIRA 1995 18 MONTERO CARTELLE 2010 123 y GONZAacuteLEZ
MANJARREacuteS 2000 18-20 7 La cuestioacuten del origen del teacutermino es mencionada en MONTERO CARTELLE 2010 123 BLANCO
PEacuteREZ 1999 21y GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 18 8 Asiacute en MONTERO CARTELLE ibidem BLANCO PEacuteREZ 1999 21 y GONZAacuteLEZ
MANJARREacuteS 2000 18 9 Coinciden en este aspecto MONTERO CARTELLE 2010 124 LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 XV
y MARTIacuteN FERREIRA 1995 18
12
medieval que llevoacute a estos estudiosos a querer depurar los textos grecolatinos de la
corrupcioacuten de aquellos a los que consideraban ldquobaacuterbarosrdquo medievales cuestioacuten que no
impidioacute sin embargo y como hemos dicho antes que la influencia de la Edad Media
como eacutepoca precedente continuara presente en algunos aspectos10
Esta preocupacioacuten
por recuperar la integridad de las obras claacutesicas originales para rescatar sus valores y
contenidos y adaptarlos a su tiempo derivoacute en una afanosa labor filoloacutegica que se vio
impulsada por la aparicioacuten de la imprenta y la llegada en el siglo XV de bizantinos
exiliados con manuscritos griegos11
Pero la importancia de estos estudios de
humanidad no se limitoacute al aacutembito filoloacutegico sino que se convirtioacute en la formacioacuten
baacutesica que todos los estudiantes debiacutean recibir durante la ensentildeanza secundaria antes
de acceder a la universidad De esta forma especialistas de los distintos campos del
saber se vieron afectados por los principios de esta corriente pedagoacutegica lo que condujo
al desarrollo de distintos ldquohumanismosrdquo -asiacute el filoloacutegico el cientiacutefico etc- que en la
liacutenea del renacer cultural propio de la eacutepoca buscaban para cada disciplina el acceso a
las textos originales de la Antiguumledad12
En lo que respecta a Espantildea la situacioacuten parece maacutes complicada Si bien se ha
generado cierta poleacutemica en torno a la cuestioacuten de la existencia o no de un
Renacimiento y un humanismo el debate parece ya cerrado en la actualidad En efecto
aspectos como la Contrarreforma la actividad de la Inquisicioacuten la existencia de
corrientes miacutestico-espirituales la crisis econoacutemica o el escaso valor concedido en
general al latiacuten y al griego -teniendo en cuenta que los conocimientos filoloacutegicos como
hemos visto constituyen la base del humanismo- han hecho dudar a algunos estudiosos
sobre la existencia de una corriente humanista en nuestro paiacutes13
-dentro de esta postura
destaca la opinioacuten pesimista del filoacutelogo L Gil Fernaacutendez14
que habla del fracaso
espantildeol a este respecto- No asiacute hay quienes consideran que es posible hablar de un
Renacimiento y de un humanismo espantildeoles aunque con ciertas particularidades
apoyado el primero en el auge econoacutemico el descubrimiento de Ameacuterica y la
consolidacioacuten del Estado imperial entre otros factores y el segundo en la existencia de
10
Cf GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 18-20 y MARTIacuteN FERREIRA 1995 18-19 11
Cf entre otros LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 33 y MONTERO CARTELLE 2010 126 12
Sobre la cuestioacuten de los distintos humanismos cf MONTERO CARTELLE 2010 125 entre otros 13
Asiacute lo indican BLANCO PEacuteREZ 1999 22 GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 22-23 y PEacuteREZ
IBAacuteNtildeEZ 1996 18-19 14
Cf GIL FERNAacuteNDEZ 1997 passim
13
figuras importantes en distintos campos del saber15
Hay autores que ademaacutes creen en
la existencia de un humanismo espantildeol progresista y dinaacutemico -como J A Maravall-16
En cualquier caso parece que esa visioacuten negativa ya ha sido superada y que la creencia
general en la actualidad se inclina por aceptar la existencia de un Renacimiento y un
humanismo espantildeoles con algunas excepciones pero patrocinados por notables avances
y grandes figuras que tarde o temprano asumieron los nuevos modelos procedentes de
Italia
2 HUMANISMO MEacuteDICO
Como el resto de disciplinas la medicina tambieacuten se vio afectada por los
principios de esta corriente de renovacioacuten pedagoacutegica y de la aplicacioacuten de los mismos
a este campo por parte de sus profesionales surgioacute lo que se conoce como humanismo
meacutedico Esta nueva realidad supuso la aparicioacuten de una nueva figura la del meacutedico
filoacutelogo o humanista que movido por la nueva admiracioacuten hacia los claacutesicos de la
medicina decidioacute recurrir a la labor filoloacutegica como viacutea para la interpretacioacuten y
recuperacioacuten de los mismos objetivo con repercusioacuten directa en la vertiente teoacuterica de
la medicina pero cuyo fin uacuteltimo seriacutea con toda seguridad resultar uacutetil al ejercicio
profesional
Estos meacutedicos filoacutelogos integrantes de una nueva eacutelite de la medicina
caracterizada por un predominio de la parte teoacuterica habiacutean asumido la tarea de
recuperar los textos meacutedicos originales de la Antiguumledad depurando para ello las
versiones medievales de los claacutesicos que consideraban corrompidas y depravadas o
incluso acudiendo a los originales -como sucedioacute con el caso de los coacutedices griegos
rescatados por los bizantinos exiliados- De esta forma surgieron numerosas ediciones
traducciones y comentarios de obras claacutesicas fruto del trabajo de unos meacutedicos
humanistas que rechazaban el meacutetodo de la escolaacutestica y el galenismo medieval y no
confiaban en la tradicioacuten aacuterabe para el desarrollo de esta disciplina17
No obstante y a
15
Cf BLANCO PEacuteREZ 1999 22-23 GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 21-23 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ
1996 18-19 16
Opinioacuten recogida en GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 22-23 17
Estos aspectos propios del humanismo meacutedico aparecen en todas las obras que abordan la
cuestioacuten Veacuteanse al respecto entre otras LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 33 MARTIacuteN FERREIRA
1995 23-25 y MONTERO CARTELLE 2010 153 Para el galenismo medieval escolaacutestico o arabizado
y el meacutetodo escolaacutestico aplicado a la medicina cf LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 3 191-339
MARTIacuteN FERREIRA 1995 25 y MONTERO CARTELLE 2010 31-121
14
pesar de este recelo por el trabajo de la eacutepoca precedente algunos aspectos se
mantuvieron en el nuevo contexto Asiacute las grandes autoridades de la medicina
continuaron siendo las mismas que en la Edad Media -fundamentalmente Galeno e
Hipoacutecrates- variando solo la forma de acceder a las mismas y de considerar sus
doctrinas y la tradicioacuten aacuterabe por su parte mantuvo todaviacutea su importancia en ciertos
campos de la medicina renacentista -sobre todo en la materia meacutedica donde el Canon
de Avicena siguioacute siendo imprescindible-18
Pero estos humanistas tambieacuten se
preocuparon en muchos casos por desarrollar una obra meacutedica propia haciendo uso de
los distintos geacuteneros con que contaba la literatura meacutedica del momento y que
trataremos con maacutes detalle en epiacutegrafes posteriores Ademaacutes emprendieron una labor
filoloacutegica cercana a lo que hoy se conoce como criacutetica textual y que podriacuteamos
considerar como su antecedente inmediato con el objeto de restablecer los textos
originales trabajo que formaba parte de la corriente humanista general y que tuvo su
trasunto como era de esperar en el humanismo meacutedico Aunque dicha labor empezoacute
como sentildeala M A Gonzaacutelez Manjarreacutes19
siendo una emendatio ope ingenii basada
normalmente en el trabajo con un solo coacutedice hacia finales del siglo XV y principios
del XVI los humanistas empezaron a establecer criterios objetivos que la convirtieron en
un trabajo de emendatio ope codicum apoyado ya en la consulta de diferentes
testimonios manuscritos
En este punto resulta interesante rescatar las fases que expone en su trabajo A I
Martiacuten Ferreira20
para ilustrar la recuperacioacuten de los textos claacutesicos en la eacutepoca que nos
ocupa Asiacute una primera etapa de influjo latino con la edicioacuten de la obra de Celso -que
es redescubierto en el Renacimiento y editado por primera vez en este momento- dariacutea
paso a un periacuteodo de influjo griego con un predominio de la obra de Hipoacutecrates y
Galeno que culminariacutea en una uacuteltima etapa de superacioacuten y emancipacioacuten con respecto
a las autoridades claacutesicas Esto demuestra que la atencioacuten prestada a las fuentes de la
Antiguumledad dependioacute de los contextos propiciados por los distintos momentos y que la
postura propia de la Edad Media de aceptar sin reparos la opinioacuten de una autoridad se
vio trastocada en el Renacimiento por la nueva autoconciencia individual de los
humanistas El siguiente paacuterrafo de M J Peacuterez Ibaacutentildeez21
sobre el empleo de fuentes en
18
Cf sobre todo BLANCO PEacuteREZ 1999 25 y MARTIacuteN FERREIRA 1995 26 19
Para esta opinioacuten y la labor de criacutetica textual en los humanistas y en la figura concreta de Andreacutes
Laguna cf GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 183 20
Veacutease al respecto MARTIacuteN FERREIRA 1995 25 21
PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 107
15
los humanistas meacutedicos se refiere al aacutembito de la Universidad de Salamanca pero puede
extrapolarse al panorama general del que parecen emanar los principios particulares
aplicados en cada territorio
En los textos latinos de la Universidad de Salamanca observamos una tendencia de
conjunto a la abundancia de citas a recurrir en los distintos pasajes de la composicioacuten a
referencias a otras obras tanto para apoyar las tesis sostenidas como para rebatir las que
consideran erroacuteneas o improcedentes Se advierte la necesidad de afianzar las
proposiciones sostenidas tanto con las autoridades antiguas como medievales [hellip] o
renacentistas sean o no meacutedicas Esto no implica que no se conceda peso especiacutefico a la
propia experientia ni que se evite la autorreferencia como autoridad en diversas
materias
Nos encontramos de esta forma con un frecuente empleo de fuentes por parte
de los humanistas meacutedicos en sus obras -ya fueran comentarios traducciones o trabajos
propios- a las que soliacutean acudir para dar solidez a sus propias opiniones o para refutar
las de aquellos autores claacutesicos medievales o contemporaacuteneos que consideraban
erroacuteneas Esta postura demuestra que los humanistas meacutedicos desarrollaron una visioacuten
criacutetica respecto a las autoridades de la Antiguumledad que no existiacutea en la Edad Media y
que estaba apoyada en el empleo de la razoacuten personal y la propia observacioacuten a la hora
de estudiar los distintos aspectos de la disciplina cientiacutefica La experiencia se convertiacutea
asiacute en otra fuente importante para los autores que ahora podiacutean conciliar
contradicciones aclarar confusiones o corregir errores22
Un ejemplo de esta actitud nos
lo proporciona M A Gonzaacutelez Manjarreacutes23
cuando describe la labor de comentarista
del meacutedico humanista Andreacutes Laguna al afirmar que en su traduccioacuten de la afortunada
Materia meacutedica de Dioscoacuterides24
entre otras cosas se aventuroacute a mostrar los errores de
las autoridades afirmacioacuten que ilustra con el siguiente fragmento de un comentario de
dicho autor al capiacutetulo sobre el marrubio bastardo de la obra dioscoridiana
Fue grauissimo el error de Plinio acerca de aquesta planta porque dize que la llamaron
Puerro negro los griegos y que tiene las hojas mayores y mas negras que el puerro lo
qual jamas no se halla Mas la causa de tan gran deuaneo fue la afinidad de aquestos
vocablos Melan prason y Melan prasion de los quales aquel primero nos da agrave entender
puerro negro y estotro negro Marrubio
22
Para la cuestioacuten de la postura criacutetica y la experiencia en los humanistas meacutedicos cf sobre todo
LOacutePEZ PINtildeERO 1979 164 y MONTERO CARTELLE 2010 126 23
Veacutease GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 167 para el ejemplo y el fragmento citado de Laguna 24
LAGUNA 1555 III 111
16
En lo que respecta a la tipologiacutea de las fuentes y a partir de lo que podemos
deducir de las afirmaciones particulares sobre el humanismo meacutedico en ciertas
universidades o figuras de nuevo extrapoladas al contexto general predominaban los
autores claacutesicos grecolatinos -sobre todo los griegos Hipoacutecrates y Galeno pero tambieacuten
otros como Celso y Dioscoacuterides- Las alusiones a fuentes medievales y aacuterabes por su
parte eran maacutes escasas pero todaviacutea ineludibles fundamentalmente y como hemos
visto en ciertos aacutembitos como el de la materia meacutedica En la Universidad de
Salamanca uno de los grandes focos espantildeoles del humanismo meacutedico la labor teoacuterica
de algunos profesores de medicina evidencioacute el peso que la tradicioacuten aacuterabe y la ciencia
medieval ejercieron en dicha corriente a traveacutes de las diversas referencias en sus
trabajos a autores aacuterabes como Serapioacuten Rhazes y Mesueacute o a otros medievales como
Bernardo de Gordon Gentile da Foligno y Hugo de Siena Llama la atencioacuten por otra
parte que estos autores fueran pocas veces calificados de ldquobaacuterbarosrdquo en las obras de
dichos profesores25
Sin embargo la depravacioacuten leacutexica de los aacuterabes siacute fue mencionada
en la obra de Andreacutes Laguna que empleoacute las alusiones a fuentes medievales sobre todo
para criticarlas a pesar de demostrar una evidente admiracioacuten por la medicina aacuterabe -
sobre todo en las figuras de Serapioacuten y Avicena-26
Las referencias a autores
contemporaacuteneos tuvieron igualmente su espacio en las obras de esta corriente si bien en
menor medida y casi siempre para ser criticadas o contradichas tanto fue asiacute que solo
soliacutean ser elogiadas como afirma M A Gonzaacutelez Manjarreacutes27
cuando existiacutea una cierta
amistad entre el autor de la obra y el de la fuente citada o bien cuando este uacuteltimo era
admirado por el primero aunque es cierto que tambieacuten debieron existir excepciones a
este principio general Por uacuteltimo tambieacuten las fuentes no meacutedicas fueron una constante
en los textos predominando el recurso a fragmentos o autores biacuteblicos o literarios que
conferiacutean cierta erudicioacuten a las obras de caraacutecter meacutedico asiacute como a ciertos capiacutetulos de
textos filosoacuteficos -con un predominio de Platoacuten y Aristoacuteteles- De esta forma los
autores acudiacutean a enciclopedias o compendios de dichos y sentencias muy uacutetiles al
efecto sin dejar a un lado no obstante la consulta directa de los textos claacutesicos de la
literatura o el recurso al propio bagaje que proporcionaba la formacioacuten humaniacutestica28
25
Sobre las fuentes de las obras del humanismo meacutedico en la Universidad de Salamanca cf PEacuteREZ
IBAacuteNtildeEZ 1996 114-125 26
Cf GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 223-226 y 255 27
Veacutease GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 255-256 28
Para el empleo de fuentes no literarias cf sobre todo GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 233
17
Un problema fundamental al que tuvieron que enfrentarse los meacutedicos que
participaron en esta corriente fue el de la lengua en que debiacutean escribirse los textos de la
medicina Esta disyuntiva resulta imprescindible a la hora de comprender el caraacutecter de
las obras del humanismo meacutedico y la esencia misma de dicho movimiento y por ello
vamos a abordarla a continuacioacuten apoyaacutendonos sobre todo en los datos que los
diversos estudios nos aportan acerca de la situacioacuten de dicho problema en Espantildea pero
intentando como hasta ahora y por medio de la induccioacuten comprender los rasgos de
casos particulares como manifestaciones con sus correspondientes singularidades de
un contexto maacutes amplio y general del que poseemos menos datos de conjunto
Todos los autores consultados al respecto coinciden al afirmar que en el siglo
XVI el latiacuten se habiacutea convertido en lengua de cultura una lengua comuacuten y universal que
serviacutea de vehiacuteculo para una poliacutetica y una ciencia internacionales Sin embargo en ese
mismo siglo el avance de las lenguas vernaacuteculas que estaban consolidaacutendose y
creciendo en importancia hizo que empezaran a abrirse hueco en el panorama cultural y
a exigir incluso un papel en el aacutembito de la ciencia Este hecho propicioacute una situacioacuten
de bilinguumlismo aceptado donde el latiacuten se veriacutea confinado al aacutembito cientiacutefico y las
lenguas vernaacuteculas se limitariacutean a la expresioacuten literaria y cultural No obstante el paso
del tiempo hariacutea que dichas lenguas acabaran desbancando por completo al latiacuten como
se observa en el ejemplo que ofrece J M Loacutepez Pintildeero29
sobre el caso espantildeol donde
el porcentaje de obras cientiacuteficas impresas en castellano entre 1551-1600 es ya
ligeramente superior al de las impresas en lengua latina30
El latiacuten siguioacute siendo no obstante la lengua indiscutible de la ciencia en el siglo
XVI y por tanto el vehiacuteculo de expresioacuten para la produccioacuten escrita de la medicina
donde las excepciones compuestas en vernaacuteculo eran siempre justificadas Esto uacuteltimo
demuestra que no obstante hubo partidarios del empleo del romance en el aacutembito
meacutedico apoyaacutendose para secundar dicha propuesta en el escaso nuacutemero de meacutedicos que
dominaban el latiacuten y en el elevado nivel literario de esta lengua en el Renacimiento31
En Espantildea la creciente importancia del castellano que era sentido como lengua natural
y la situacioacuten un tanto adversa del latiacuten demostrada por los numerosos testimonios
29
Cf LOacutePEZ PINtildeERO 1979 123-124 30
El asunto del bilinguumlismo aceptado y la progresiva sustitucioacuten del latiacuten por las lenguas vernaacuteculas lo
encontramos en BLANCO PEacuteREZ 1999 165 LOacutePEZ PINtildeERO 1979 123-123 MARTIacuteN FERREIRA
1995 166-167 MONTERO CARTELLE 2010 136 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 130-133 31
Cf MONTERO CARTELLE 2010 137
18
recogidos por L Gil Fernaacutendez32
propiciaron la aparicioacuten de ciertos sectores que
abogaron por el uso del romance y rechazaron el empleo del latiacuten en la medicina a
pesar de que era aceptado por la mayoriacutea como lengua de la ciencia y de que su empleo
era exigido en la ensentildeanza universitaria y su conocimiento por parte de los
profesionales ordenado por pragmaacutetica -como sucediacutea seguacuten afirma M L Loacutepez
Terrada33
con los boticarios a quienes Felipe II obligaba mediante la pragmaacutetica de
1588 a conocer la lengua latina para poder examinarse- Las razones que adujeron los
partidarios del empleo del castellano se basaban sobre todo en motivos praacutecticos y de
bien comuacuten esto es en la necesidad de llegar a maacutes gente y lograr una mayor difusioacuten
de los saberes meacutedicos pues la realidad en lo que al conocimiento del latiacuten respectaba
era bien diferente de lo que se proponiacutea como ideal -asiacute en varias ocasiones la
necesidad de redactar una obra en castellano procediacutea de un encargo o ruego ajeno a la
voluntad del autor con frecuencia una peticioacuten del monarca- esta postura era
completada en muchos casos con otros motivos vinculados con el amor a la propia
lengua Estos fueron tambieacuten los argumentos que expusieron en su defensa los
humanistas meacutedicos que frente a la costumbre mayoritaria se decidieron a escribir
obras en romance34
Pero la mayoriacutea de autores siguioacute aferrada a la idea de que el latiacuten debiacutea ser la
lengua de la medicina alegando en defensa de esta postura que dicha lengua era el
coacutedigo de comunicacioacuten universal de la ciencia y la cultura que poseiacutea por su larga
historia en la materia una amplia tradicioacuten y un leacutexico teacutecnico elaborado y que
ademaacutes era fundamental para evitar el intrusismo profesional y las intromisiones no
deseadas en los distintos campos de la disciplina Hay que considerar tambieacuten que en
la mayoriacutea de los casos las obras no estaban dirigidas al gran puacuteblico sino a meacutedicos o
a estudiantes de medicina que seguacuten las exigencias de la eacutepoca debiacutean estar
familiarizados con la lengua tal y como afirma A I Martiacuten Ferreira35
al referirse a los
argumentos de los humanistas meacutedicos de la Universidad de Alcalaacute
Asiacute podemos cerrar la cuestioacuten afirmando con la misma autora que la eleccioacuten
de la lengua estaba condicionada en muchos casos por el geacutenero literario empleado el
32
Veacutease al respecto GIL FERNAacuteNDEZ 1997 48-83 33
Cf LOacutePEZ TERRADA 2002 174-175 34
Las razones de los defensores de esta postura ldquoromancistardquo aparecen en todos los estudios
consultados al respecto Cf BLANCO PEacuteREZ 1999 166-167 GIL FERNAacuteNDEZ 1997 60-61 LOacutePEZ
PINtildeERO 1979 138-139 MARTIacuteN FERREIRA 1995 172-173 MONTERO CARTELLE 2010 137 y
PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 132-133 35
Cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 168
19
puacuteblico al que se destinaba la obra y la materia concreta de la misma y que en el
contexto espantildeol del siglo XVI -extrapolando los datos de los estudios referidos a casos
concretos- lo usual fue emplear el latiacuten en los textos meacutedicos mientras que el
castellano se reservariacutea sobre todo para obras de cirugiacutea y anatomiacutea y para las
farmacopeas praacutecticas por la escasa familiaridad con el latiacuten de una parte importante de
los profesionales a los que iban dirigidas36
No podemos olvidarnos no obstante de los contrastes existentes en el seno del
propio movimiento donde no todos los humanistas meacutedicos se afanaron en editar
comentar y traducir a los claacutesicos Al contrario y seguacuten la opinioacuten de L S Granjel que
recoge en su trabajo A I Martiacuten Ferreira37
existieron tambieacuten seguidores de Galeno en
buacutesqueda de un perfeccionamiento del mismo y expositores modernos del sistema
galeacutenico medieval Ademaacutes junto con estos sectores maacutes ldquotradicionalesrdquo habiacutea
ldquodisidentesrdquo innovadores procedentes de lo que J M Loacutepez Pintildeero denomina la
ldquoperiferia teacutecnicardquo38
promotores de las principales renovaciones cientiacuteficas del
Renacimiento y que no pueden ser considerados por los estudiosos como humanistas
meacutedicos
Auacuten asiacute el humanismo significoacute mucho para la renovacioacuten de la ciencia y en
concreto la medicina pues apoyaacutendonos de nuevo en J M Loacutepez Pintildeero la necesidad
de entender de manera auteacutentica a los claacutesicos llevoacute al descubrimiento de
contradicciones internas y a la necesidad de recurrir a la observacioacuten de la realidad para
complementar hecho que terminoacute como ya sabemos en una ldquocrisis del criterio de
autoridad como base del conocimiento cientiacuteficordquo39
Ademaacutes este acercamiento
humanista a la ciencia meacutedica con un redescubrimiento de las doctrinas originales de
los claacutesicos y la consecuente posibilidad de considerarlas criacuteticamente supuso la base
de muchas reformas cientiacuteficas de la eacutepoca -como la del bruselense Andreacutes Vesalio que
sentildealoacute y rechazoacute algunos errores de la obra de Galeno a quien tradujo en su juventud y
es considerado el fundador de la anatomiacutea moderna-
Despueacutes de lo comentado parece innegable que dicha corriente contara con su
particular manifestacioacuten en Espantildea hecho probado por la existencia de profesionales
ilustres que aplicaron los principios de este humanismo a su labor meacutedica maacutes teoacuterica
36
Cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 174 37
Para esta opinioacuten y el asunto de los ldquodisidentesrdquo innovadores cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 26 38
LOacutePEZ PINtildeERO 1979 152 39
Esta afirmacioacuten y las ideas de este paacuterrafo aparecen como hemos sentildealado en LOacutePEZ PINtildeERO
1979 151
20
que praacutectica y vinculada casi siempre a aquellas universidades que funcionaron como
focos imprescindibles del mismo Si bien es cierto que empezoacute un siglo maacutes tarde que
en el resto de Europa limitando por tanto la labor de los humanistas meacutedicos a la
traduccioacuten y el comentario de textos ya sin edicioacuten pero todaviacutea con presencia de la
criacutetica textual los rasgos de esta corriente se manifestaron claramente en el ejercicio y
la produccioacuten escrita de muchos profesores de medicina que aunque en muchos casos
recibieron formacioacuten en el extranjero desarrollaron su trabajo en las universidades de
Salamanca y Valladolid -donde se mantuvo por maacutes tiempo la componente medieval
con figuras destacadas como Luis de Lemos o Luis Mercado- y Alcalaacute de Henares y
Valencia -donde los principios del humanismo meacutedico se implantaron con mayor
rapidez destacando la labor de profesionales como Francisco Valleacutes Pedro Jaime
Esteve o Luis Collado- Tambieacuten existieron no obstante figuras maacutes independientes
que desarrollaron su produccioacuten fuera de los principales centros universitarios -aunque
evidentemente recibieron formacioacuten en la universidad- como el ceacutelebre Andreacutes
Laguna ya mencionado anteriormente o el insigne Miguel Servet40
3 LA MEDICINA EN EL SIGLO XVI
Como podemos deducir el humanismo meacutedico espantildeol limitoacute praacutecticamente su
existencia al siglo XVI y dentro de ese periacuteodo amplio y ese contexto espacial
determinado se encuadra la obra del autor que nos proponemos estudiar Estas
circunstancias unidas al objetivo de la introduccioacuten contextual de esta primera parte del
trabajo que no es otro que servir de apoyo a la segunda nos obligan a centrarnos a la
hora de abordar el tema de la medicina renacentista en el siglo XVI y a poner especial
acento en la situacioacuten espantildeola cuyo panorama meacutedico en esta eacutepoca era un reflejo del
contexto general aderezado con las singularidades del propio paiacutes Es por eso por lo que
no incluimos ldquoespantildeolardquo en el tiacutetulo del epiacutegrafe pues muchos de los aspectos que
abordaremos a continuacioacuten podraacuten ser considerados una vez maacutes como reflejos de
40
El tema del humanismo meacutedico en Espantildea a traveacutes de los distintos focos universitarios o de algunas
figuras independientes estaacute ampliamente tratado en los ya mencionados estudios de BLANCO PEacuteREZ
1999 GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 MARTIacuteN FERREIRA 1995 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 cuyas
referencias completas se recogen en la bibliografiacutea de este trabajo asiacute como en M T SANTAMARIacuteA
HERNAacuteNDEZ El humanismo meacutedico en la Universidad de Valencia (siglo XVI) Valencia Consell
Valenciagrave de Cultura 2003 Informacioacuten maacutes general sobre el tema puede encontrarse en los primeros
capiacutetulos de cada uno y tambieacuten en MONTERO CARTELLE 2010 172-196 y LOacutePEZ PINtildeERO 1979
342-351
21
una realidad externa e independiente que debioacute contar con manifestaciones paralelas en
los distintos territorios no obstante siempre que hablemos de rasgos de los que no nos
consta una existencia a nivel maacutes general indicaremos que nos referimos al contexto
espantildeol
Normalmente las transiciones suelen entenderse como el paso progresivo que
algo sufre de un estado a otro pues asiacute nos lo demuestran la experiencia personal y la
sucesioacuten de los distintos periacuteodos histoacutericos que convencionalmente dividimos para
poder aprehender con claridad por medio de hitos Teniendo esto en cuenta no resulta
difiacutecil comprender la existencia en el panorama meacutedico europeo del periacuteodo que nos
ocupa de una dialeacutectica entre tradicioacuten y renovacioacuten cientiacutefica entendida como el
recurso a las autoridades antiguas o medievales frente a la introduccioacuten de las
renovaciones cientiacuteficas gestadas en el Renacimiento Dicha dicotomiacutea caracterizoacute
sobre todo a la primera mitad del siglo XVI que estuvo en cierto sentido dividida por
la continuidad del escolasticismo arabizado bajomedieval basado en la asimilacioacuten del
saber cientiacutefico griego heleniacutestico e islaacutemico por parte de las universidades de la Baja
Edad Media latina a traveacutes de las traducciones aacuterabes y la irrupcioacuten del humanismo
que como ya sabemos puede entenderse como movimiento de recuperacioacuten del saber
de la Antiguumledad grecolatina por medio del conocimiento directo de los textos claacutesicos
con todo lo que ello conlleva El resto de la centuria estuvo marcado por un predominio
de los principios de la corriente humanista que se habiacutea asentado ya en el paiacutes pero a
finales de siglo las aportaciones de la ciencia acadeacutemica aquella que estaba basada en el
humanismo meacutedico se agotaron al verse frustradas las expectativas propuestas a traveacutes
de dicha corriente para el renacimiento de la ciencia Esto permitioacute la entrada de nuevos
elementos que se habiacutean gestado en los aacutembitos extraacadeacutemicos y en la ya mencionada
ldquoperiferia teacutecnicardquo Auacuten asiacute la posibilidad de aferrarse a la tradicioacuten por motivos
ideoloacutegicos estaba abierta y eso fue precisamente lo que sucedioacute en Espantildea donde a
finales de siglo la Contrarreforma hizo que se recuperaran las doctrinas de la ciencia
tradicional si bien reformuladas y se rechazaran las renovaciones cientiacuteficas durante lo
que se considera en palabras de J M Loacutepez Pintildeero41
una etapa de neoescolasticismo
contrarreformista Durante la mayor parte del siglo la ciencia espantildeola -y por tanto la
medicina que es lo que aquiacute nos ocupa- participoacute no obstante de aquella dicotomiacutea
41
Sobre la dialeacutectica del siglo XVI entre tradicioacuten y renovacioacuten cientiacutefica cf LOacutePEZ PINtildeERO 1979
149-154 donde aparecen todas las ideas de este paacuterrafo
22
predominando el humanismo en el plano cientiacutefico -sobre todo mediada la centuria-
pero todaviacutea con una notable influencia del escolasticismo arabizado bajomedieval
Relacionado con esta cuestioacuten y ya exclusivamente dentro del panorama
espantildeol se encuentra el asunto de las generaciones de meacutedicos42
que se sucedieron en la
medicina espantildeola renacentista y que dieron clara muestra de la transicioacuten a la que
antes nos referiacuteamos En un primer momento que comprendioacute el final del siglo XV y el
comienzo del XVI desarrollaron su labor los meacutedicos pertenecientes a la primera
generacioacuten castellana con predominio todaviacutea del galenismo arabizado No obstante a
mediados de la centuria el contacto con Europa y la formacioacuten de muchos meacutedicos en el
extranjero permitieron la entrada de los principios del humanismo que fueron
asimilados por muchos profesionales de la medicina Destacan en esta etapa los
meacutedicos valencianos Miguel Jeroacutenimo Ledesma Miguel Juan Pascual Pedro Jaime
Esteve y Luis Collado entre otros y algunas figuras vinculadas a las universidades
castellanas como Bustamante de Paz en Salamanca o Rodrigo Reinoso en Alcalaacute de
Henares asiacute como otras maacutes universales o independientes entre las que podemos contar
a Juan Valverde de Amusco Goacutemez Pereira o los ya citados Miguel Servet y Andreacutes
Laguna Una tercera y uacuteltima generacioacuten estuvo protagonizada por los meacutedicos
vinculados a la corte -en concreto a la de Felipe II- que ya completamente
influenciados por el humanismo espantildeol y europeo y marcados por la situacioacuten socio-
poliacutetica del paiacutes iniciaron aquella corriente de neoescolasticismo contrarreformista En
este caso fueron meacutedicos como Fernando de Mena Cristoacutebal de Vega o Francisco
Valleacutes en Alcalaacute de Henares Luis de Lemos o Juan Bravo de Piedrahita en Salamanca
y Luis Mercado en Valladolid los que destacaron en el panorama entre otros
profesionales
Ahora bien todos estos meacutedicos formaban parte de una eacutelite social y poliacutetica que
limitaba sus labores sobre todo a la vertiente teoacuterica -quedando la praacutectica reducida a
la atencioacuten meacutedica de unos cuantos grupos elitistas- y vinculaba su actividad a las
universidades Pero el panorama meacutedico espantildeol de la eacutepoca contaba con otras figuras
que tambieacuten ejerciacutean la medicina aunque en muchos casos careciacutean de la formacioacuten
necesaria A saber meacutedicos ldquoempiacutericosrdquo entre los que se contaba a barberos algebristas
o bizmadores sangradores y parteras -todos ellos procedentes del pueblo llano y casi
siempre ajenos al mundo universitario- hombres y mujeres vinculados al mundo de la
42
Este asunto es ampliamente tratado en BLANCO PEacuteREZ 1999 27-28 MARTIacuteN FERREIRA 1995
27-28 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 25
23
hechiceriacutea y la supersticioacuten -saludadores o ensalmadores- e impostores que fingiacutean
tener una soacutelida formacioacuten -y por supuesto desconociacutean las lenguas claacutesicas- todos
ellos criticados por los meacutedicos humanistas conscientes de su posicioacuten elitista y con
una formacioacuten acadeacutemica que avalaba su ejercicio profesional43
Esta situacioacuten hizo pensar a esos meacutedicos universitarios en la necesidad de
exigir a los que iban a ejercer la medicina una serie de requisitos que manifestaron
mediante escritos en los que se describiacutea la figura del meacutedico ideal44
Entre otras
necesidades se planteaba la de conocer los preceptos de los autores claacutesicos de la
medicina sin olvidar a los aacuterabes y los escritos maacutes recientes -como proponiacutea Luis de
Lemos- y conocer la lengua latina y en menor medida la griega asiacute como un poco de
la aacuterabe para poder acceder a los textos -planteamiento que aparece en los escritos de
los meacutedicos E Jorge Enriacutequez y Alonso de Miranda-
Ante estas circunstancias para controlar de manera oficial la formacioacuten de los
profesionales de la medicina se creoacute a finales del siglo XV el Real Tribunal del
Protomedicato45
que llevaba a cabo dicha tarea por medio de exaacutemenes con los que los
protomeacutedicos evaluaban los conocimientos de los aspirantes a los diversos cargos de la
medicina para otorgarles en su caso la licencia que les permitiacutea ejercer
4 MEacuteDICOS Y BOTICARIOS DOS REALIDADES EN UN NUEVO ESCENARIO
Hasta ahora nos hemos referido sobre todo a un tipo de profesional de la
medicina el meacutedico con sus diferentes figuras Sin embargo en la eacutepoca existiacutean otras
ocupaciones sanitarias que compartiacutean escenario con los meacutedicos y cubriacutean las distintas
necesidades que este aacutembito demandaba mediante un trabajo que combinaba teoriacutea y
praacutectica Asiacute podiacutea contarse ademaacutes de con meacutedicos con cirujanos boticarios y
albeacuteitares46
figuras con una formacioacuten y un ejercicio profesional diferenciados y unas
condiciones generalmente dispares en materia de regulacioacuten -si bien es cierto que
coincidiacutean en muchos aspectos como trabajadores de un mismo campo- En este
43
Aborda esta cuestioacuten entre otros MARTIacuteN FERREIRA 1995 28-30 44
De la figura del meacutedico ideal tal y como la retratan los escritos de los propios meacutedicos humanistas
habla sobre todo PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 33-35 45
Sobre el funcionamiento de esta institucioacuten en la eacutepoca que nos ocupa y otras cuestiones
relacionadas cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 34-35 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 37 46
El tiacutetulo del capiacutetulo ya mencionado de LOacutePEZ TERRADA 2002 -ldquoMeacutedicos cirujanos boticarios y
albeacuteitaresrdquo- ilustra a la perfeccioacuten esta realidad que aparece ademaacutes explicada al detalle en el cuerpo del
mismo Se han utilizado para este epiacutegrafe las pp 161-168 y 174-177
24
epiacutegrafe solo vamos a abordar de manera sucinta los aspectos que atantildeen a la
ocupacioacuten de los meacutedicos y a la de los boticarios para acotar asiacute el espacio que nos
permitiraacute comprender mejor la segunda parte del trabajo limitaacutendonos al aacutembito que
maacutes se acerca a nuestro objeto de estudio a traveacutes de una visioacuten comparada de dos
profesiones meacutedicas diferentes
En el siglo XVI la uacutenica ocupacioacuten de caraacutecter cientiacutefico que se habiacutea convertido
en profesioacuten era la de meacutedico Como ya sabemos la formacioacuten estaba a cargo de las
universidades mientras que la regulacioacuten del ejercicio y la concesioacuten de licencias eran
competencia de la burocracia nacional que estableciacutea la necesidad de superar una serie
de exigencias previas a la incorporacioacuten a la praacutectica profesional A saber seguir una
formacioacuten que comprendiacutea el grado de bachiller en artes en universidades aprobadas
maacutes cuatro antildeos de estudios en una facultad que permitieran obtener el de bachiller en
medicina y dos antildeos de praacutecticas con meacutedicos aprobados superar el examen del
Protomedicato y finalmente obtener la licencia concedida por la Corona o por las
ciudades que permitiacutea ejercer Una vez obtenida dicha licencia los meacutedicos podiacutean
empezar a trabajar en distintos aacutembitos cada uno de los cuales proporcionaba un estatus
social y una remuneracioacuten diferentes en la casa real en el ejeacutercito o en hogares de
grandes sentildeores laicos y eclesiaacutesticos o en las ciudades Por otra parte no hubo en el
nuevo escenario una diferenciacioacuten demasiado evidente y radical entre el ejercicio
profesional de los meacutedicos y el de los cirujanos a pesar de que a finales de siglo se
establecioacute por pragmaacutetica que los meacutedicos no podiacutean realizar operaciones quiruacutergicas
asiacute como tampoco existioacute un liacutemite claro entre las funciones de los meacutedicos y las de los
boticarios si bien es cierto que se consideraba que estos uacuteltimos perteneciacutean a un grado
inferior bajo las oacuterdenes de aquellos
En lo que respecta a los boticarios los requisitos que debiacutean cumplir para
conseguir la licencia de ejercicio eran baacutesicamente los mismos que hemos indicado para
los meacutedicos pero con alguna variacioacuten que los acercaba maacutes al colectivo de los
cirujanos Asiacute debiacutean superar un periacuteodo de aprendizaje con un maestro boticario a lo
largo de cuatro antildeos -se trataba en este caso de una formacioacuten de caraacutecter artesanal y
no universitaria- y finalmente el examen ante el Tribunal del Protomedicato que les
permitiriacutea obtener la licencia necesaria para poder abrir una botica y dispensar
medicamentos Cuando contaban con este permiso los boticarios podiacutean trabajar como
los meacutedicos en distintos aacutembitos tambieacuten con diversa consideracioacuten social y sueldos
diferentes podiacutean abrir una botica por cuenta propia en una ciudad o bien ser
25
contratados por las autoridades urbanas podiacutean trabajar para un hospital -los de cierto
renombre soliacutean tener boticas propias- o podiacutean incorporarse al servicio de la casa real
Como sucediacutea con el resto de ocupaciones sanitarias el ejercicio de los boticarios estaba
regulado por el Tribunal del Protomedicato que se afanoacute especialmente en evitar
problemas de intrusismo -que los meacutedicos prepararan y vendieran recetas en sus casas o
que personas ajenas a la profesioacuten indicaran medicacioacuten sin receta previa- o un
problema frecuente como aquel de que los meacutedicos recetaran siempre a un boticario
determinado normalmente emparentado con ellos asiacute como en exigir a los boticarios
permanecer en sus boticas durante unas horas determinadas y preparar en ellas los
medicamentos En cuanto a la corona se encargoacute por medio de pragmaacuteticas de
prohibir que los boticarios fueran tambieacuten drogueros de obligar a los mismos a incluir
en el envase de los compuestos el diacutea mes y antildeo en que se hicieron de incluir a un
boticario en los exaacutemenes del Protomedicato -como examinador entendemos- y de
unificar los pesos y medidas farmaceacuteuticos entre otras cosas Por uacuteltimo el asunto de la
lengua que tanto atantildee a nuestro objeto de estudio estuvo en este colectivo
determinado en gran medida por la pragmaacutetica de 1588 que establecioacute para los
boticarios entre otras cosas la obligacioacuten de saber latiacuten como requisito para poder
examinarse Un ejemplo de esta postura es el del meacutedico Antonio de Aguilera que
consideraba que el boticario ideal debiacutea ser latino o al menos entender el latiacuten47
Es
posible seguacuten Loacutepez Terrada48
que los boticarios maacutes exigentes se preocuparan por
estudiar esta lengua en las universidades pero un grupo seguramente amplio seguiriacutea
desconociendo el latiacuten que resultaba imprescindible para poder entender sin problemas
las recetas que los doctores en medicina escribiacutean en la misma a pesar de los intentos
de los boticarios previos a la pragmaacutetica por obligar a los meacutedicos a redactarlas en
romance
47
Cf LOacutePEZ TERRADA 2002 174-175 48
Cf LOacutePEZ TERRADA ibidem
26
II MARCO LITERARIO
La inclusioacuten de un epiacutegrafe que exponga las liacuteneas generales del contexto
literario en el que se gestoacute la obra que nos ocupa y del marco en el que se desarrolloacute la
literatura que con sus textos sirvioacute de precedente a la produccioacuten meacutedica renacentista
resulta imprescindible en un trabajo de estas caracteriacutesticas como ya hemos
manifestado en la introduccioacuten Por ello vamos a intentar ofrecer a continuacioacuten una
visioacuten concisa pero justa de los distintos geacuteneros y obras que fueron surgiendo en el
seno de la disciplina meacutedica en cada eacutepoca y que fueron producto del trabajo de una
serie de profesionales que tambieacuten asumieron el papel de autores con el objetivo de
divulgar sus conocimientos sirvieacutendose para ello de distintos recursos expresivos
vinculados a las necesidades y circunstancias de cada periacuteodo
1 TEXTOS MEacuteDICOS ANTIGUOS Y MEDIEVALES FUENTES PARA UNA
NUEVA LITERATURA MEacuteDICA
11 LA MEDICINA CLAacuteSICA GRECOLATINA Y SUS TEXTOS
La medicina griega constituye el punto de partida de toda la medicina occidental
posterior Esta contundente sentencia que deducimos de las liacuteneas del trabajo de E
Montero Cartelle49
pone de manifiesto la gran influencia que los textos meacutedicos de esta
eacutepoca ejercieron en la produccioacuten del resto de periacuteodos incluso y quizaacute sobre todo en
la de los romanos coetaacuteneos en cierto modo de aquellos Dicha afirmacioacuten resulta
razonable si advertimos que fue durante los siglos VI-V a C cuando la medicina se
constituyoacute como saber teacutecnico gracias al trabajo de una serie de meacutedicos entre los
cuales destacoacute el conocido Hipoacutecrates Es quizaacute por este motivo por el que a la
produccioacuten literaria meacutedica de ese periacuteodo que abarca escritos de temas muy variados
se la conoce con el nombre de Corpus Hippocraticum a pesar de que muchos de esos
textos no habiacutean sido escritos por Hipoacutecrates50
Despueacutes de este meacutedico destacaron
figuras como la de Galeno -en el siglo II- a quien se atribuye una amplia produccioacuten de
49
Cf MONTERO CARTELLE 2020 11 50
Para el apartado de medicina griega cf LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 73-81 y 271-281
27
escritos de medicina tambieacuten de diverso contenido51
o un siglo antes la de
Dioscoacuterides autor del De materia medica una obra sobre simples que gozoacute de gran
fortuna en eacutepocas posteriores y se convirtioacute en precursora de la moderna farmacopea
Entre las muchas figuras posteriores a estas uacuteltimas fue remarcable la de
Oribasio de Peacutergamo meacutedico del emperador Juliano que desarrolloacute su variada obra
reunida en unas colecciones meacutedicas en el siglo IV A Oribasio lo sucedieron otros
autores meacutedicos como Aecio de Amida o Pablo de Egina -entre los siglos VI-VII
probablemente- que son considerados junto con aquel dentro del aacutembito de la
medicina bizantina Es por esto por lo que en algunos manuales aparecen junto con
Galeno dentro del contexto meacutedico de la eacutepoca romana imperial52
si bien es cierto que
en todos los casos se trata de autores griegos Debemos tener en cuenta que estas
uacuteltimas figuras conociacutean con frecuencia las obras de los autores meacutedicos anteriores e
incluso se apoyaban en ellas para componer sus textos
Mientras que la medicina griega como hemos dicho constituye la base y el
punto de partida de todo el movimiento meacutedico occidental posterior la medicina
romana es original en su aproximacioacuten adaptacioacuten y realizacioacuten del modelo griego53
De esta forma destaca la produccioacuten meacutedica latina de eacutepoca imperial repartida en los
siglos I y IV que constituyeron dos etapas bien diferenciadas en lo que respecta a
geacuteneros y lengua Asiacute si nos centramos en las formas de expresioacuten literaria podemos
distinguir por un lado la enciclopedia dedicada a la formacioacuten cultural general y
desarrollada sobre todo en el siglo I con representantes como Celso -considerado por
su elegante prosa el Ciceroacuten de los meacutedicos- y Plinio el Viejo conocido por su
Naturalis historia que dedica los libros XXIII-XXXII a tratar las propiedades
medicinales de varios productos de origen vegetal y animal El otro gran geacutenero fue el
manual una forma literaria con fines didaacutecticos maacutes propia de los siglos IV-V donde se
observa una tendencia al recetario de tipo praacutectico Estos manuales soliacutean presentar
numerosas traducciones o adaptaciones de textos anteriores estaban orientados al
puacuteblico en general y empleaban una lengua vulgarizante Dentro de este geacutenero
destacaron autores como Celio Aureliano y Marcelo Empiacuterico asiacute como ciertos escritos
menores proacuteximos al periacuteodo medieval como el De herba vettonica tradicionalmente
51
Cf para una ordenacioacuten sistemaacutetica de sus obras LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 219-220 52
De esta forma en MAZZINI 1997 73-96 53
Asiacute lo apunta en su trabajo MONTERO CARTELLE ibidem
28
atribuido a Antonio Musa meacutedico del emperador romano Augusto el Herbarius de
Pseudo-Apuleyo o el Liber medicinae ex animalibus que se atribuye a Sexto Plaacutecido54
12 LITERATURA MEacuteDICA EN LA EDAD MEDIA LATINA
Con el agotamiento de la Antiguumledad la literatura meacutedica se vio afectada por
ciertas transformaciones producto de la evolucioacuten de la ciencia y reflejo del progresivo
cambio de contexto Auacuten asiacute y como era de esperar en esta nueva eacutepoca se
mantuvieron y se desarrollaron ciertos rasgos gestados durante los uacuteltimos antildeos del
periacuteodo anterior como sucedioacute por ejemplo con la distribucioacuten de la medicina en tres
ramas55
la diaetetica encargada del mantenimiento de la salud corporal la
pharmaceutica que abarcaba la ciencia de los medicamentos tambieacuten conocida como
terapeacuteutica o materia meacutedica y la chirurgia que comprendiacutea las intervenciones
quiruacutergicas Dentro de cada una de estas ramas se fueron desarrollando formas literarias
diferentes -asiacute y entre otras los regimina en la primera los herbarios y antidotarios en
la segunda y las anatomiacuteas y cirugiacuteas en la tercera- Otro aspecto importante del periacuteodo
medieval fue el desarrollo de la escolaacutestica56
corriente filosoacutefica y teoloacutegica que hacia
el siglo XIII se aplicoacute al aacutembito de la medicina apoyada en el ldquonuevo Aristoacutetelesrdquo y en
el ldquoviejo Galenordquo fundamentalmente arabizado Se basoacute sobre todo en un meacutetodo
especulativo carente de visioacuten criacutetica -predominaba el principio de autoridad- y con un
gran protagonismo de la dialeacutectica centrado por tanto en la vertiente teoacuterica -aunque
tambieacuten la praacutectica tuvo su desarrollo- y con una importante funcioacuten escolar No
podemos olvidar por otra parte que en esta eacutepoca muchos profesionales de la medicina
accedieron a los textos de los autores claacutesicos a traveacutes de las traducciones aacuterabes que
habiacutean ido apareciendo durante la Alta Edad Media vertieacutendose en muchos casos al
latiacuten lo que permitioacute a nivel linguumliacutestico la asimilacioacuten de diversos arabismos que se
sumaron a un latiacuten vulgarizado desde finales de la Antiguumledad y que durante el
desarrollo del periacuteodo iriacutea tecnificaacutendose y acercaacutendose al uso de la lengua literaria57
54
Cf para la medicina latina y en concreto para este paacuterrafo MONTERO CARTELLE 2010 11-
30 tambieacuten LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 184 y 282-287 y MAZZINI 1997 27-96 55
Esta cuestioacuten aparece en LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 3 191-197 y MONTERO
CARTELLE 2010 31 y ss 56
Sobre la aplicacioacuten de esta corriente a la medicina escriben de nuevo LAIacuteN ENTRALGO 1971-
1973 338-339 y MONTERO CARTELLE 2010 43 57
Como sentildeala MONTERO CARTELLE 2010 120-121
29
En lo que respecta a los geacuteneros literarios58
la nueva eacutepoca fue testigo del
desarrollo de una gran variedad de formas destinadas a satisfacer las diversas
necesidades de la ensentildeanza y la praacutectica meacutedicas Desde enciclopedias -como las
Ethymologiae de Isidoro de Sevilla- hasta libros de secretos -un tipo de literatura
pseudocientiacutefica y semiculta a caballo entre los recetarios la literatura teacutecnica y los
textos hermeacuteticos- la lista comprendiacutea siacutentesis teoacutericas -compendia o summae como la
Practica dicta Lilium medicinae de Bernardo de Gordon- traducciones de grandes
obras de conjunto -como las de Gerardo de Cremona el autor maacutes representativo de la
Escuela de Toledo cuya traduccioacuten del Canon de Avicena supuso la clave de la
recepcioacuten medieval del mismo- comentarios o glosarios -que constituiacutean el origen del
meacutetodo escolaacutestico empleados en las lectiones con una funcioacuten fundamentalmente
pedagoacutegica y propedeacuteutica- concordancias -colecciones de sentencias de las grandes
autoridades de la medicina- diccionarios y leacutexicos meacutedicos -que recogiacutean la nueva
terminologiacutea tras la asimilacioacuten del influjo de la medicina aacuterabe como el Alphita
glosario anoacutenimo del siglo XIII- y conciliaciones -que intentaban concordar
contradicciones entre las distintas autoridades- Tambieacuten fueron importantes las
quaestiones y disputationes -que soliacutean seguir a las lectiones quedando normalmente en
una disputa dialeacutectica- las obras de introduccioacuten o accessus -que serviacutean de entrada a
las obras de las autoridades claacutesicas y a la medicina en general- los tacuina y las
tabulae -constituidos por cuadros sinoacutepticos que exponiacutean diversos aspectos de la
medicina medieval- y los consilia -obras de consejos destinadas a casos cliacutenicos
concretos-
2 LA EXPRESIOacuteN LITERARIA DE LA MEDICINA EN EL RENACIMIENTO
Como ya hemos expuesto en epiacutegrafes anteriores en el Renacimiento el
humanismo aplicado a distintos aacutembitos del saber suscitoacute un intereacutes por recuperar el
conocimiento de la Antiguumledad Asiacute en medicina los diversos profesionales tambieacuten
convertidos en autores se preocuparon por acceder a los textos meacutedicos claacutesicos de
manera directa afanaacutendose en la depuracioacuten de las versiones medievales y en la
traduccioacuten el comentario y la edicioacuten de las obras originales Por otra parte este
renacer de la Antiguumledad supuso en el plano linguumliacutestico una recuperacioacuten del modelo
58
Para esta cuestioacuten veacutease la detallada visioacuten que ofrece MONTERO CARTELLE 2010 45-105
30
claacutesico de la lengua latina con la consecuente buacutesqueda de belleza literaria a traveacutes de
la imitacioacuten de los autores grecolatinos una circunstancia que tambieacuten afectoacute a la
lengua de la medicina que convirtioacute a Galeno Hipoacutecrates y Celso entre otros autores
antiguos en la base de un movimiento de reaccioacuten contra el arabismo y la depravacioacuten
leacutexica medieval59
Esta nueva mentalidad dio lugar a nuevas formas literarias60
con las que divulgar
los conocimientos meacutedicos adaptadas a las necesidades del contexto y que en muchos
casos no eran sino continuacioacuten o reformulacioacuten de las del periacuteodo anterior Asiacute se
mantuvieron los tratados generales de corte tradicional si bien con novedades en la
siacutentesis y el orden expositivo y los consilia que en algunos casos conservaron su forma
medieval mientras que en otros introdujeron aspectos novedosos como tambieacuten
sucedioacute con las quaestiones Tambieacuten siguieron cultivaacutendose geacuteneros como la
enciclopedia las concordancias o conciliaciones y los resuacutemenes de auctoritates que
no obstante fueron dejando paso a las nuevas formas monografiacuteas especializadas sobre
temas concretos -como el De humani corporis fabrica un tratado de anatomiacutea escrito
por Andreas Vesalius- comentarios a los textos griegos que casi siempre formaban
parte de ediciones y traducciones al latiacuten -desarrollados por autores como Niccolograve
Leoniceno Thomas Linacre Guumlnther von Andernach o Janus Cornarius- textos sobre
las nuevas enfermedades y maacutes vinculados a la literatura que a la medicina las
epistulae -como las de Giovanni Manardo o Pietro A Mattioli- y los diaacutelogos en los
que primaba la funcioacuten didaacutectica por lo que soliacutean ser divulgados en lengua vernaacutecula
59
Cf MONTERO CARTELLE 2010 148-149 60
La cuestioacuten de los geacuteneros literarios de la medicina renacentista es de nuevo ampliamente tratada
en MONTERO CARTELLE 2010 128-136
31
III EL LIBRO DE THERIACA DE LORENZO PEacuteREZ
Una vez conocidos los rasgos fundamentales del contexto cultural y literario en
el que se gestoacute la obra que nos proponemos estudiar podemos proceder a analizar los
datos extraiacutedos de su lectura y a exponerlos y cotejarlos con la informacioacuten precedente
con la finalidad de responder maacutes adelante a las preguntas que se derivan de nuestro
objetivo Para ello nos detendremos en primer lugar a tratar con brevedad la situacioacuten
de la medicina escrita en la ciudad y en la eacutepoca en la que nuestro autor desarrolloacute su
obra -atendiendo especiacuteficamente a autores y textos- asiacute como algunos datos sobre su
vida y sus dos escritos visioacuten que completada con una descripcioacuten preliminar del texto
que nos ocupa nos permitiraacute reconstruir en liacuteneas generales su contexto inmediato y
comprender con mayor propiedad los aspectos compositivos que seraacuten estudiados en un
segundo epiacutegrafe
1 INTRODUCCIOacuteN
11 EL AUTOR Y LA MEDICINA ESCRITA EN EL TOLEDO DEL SIGLO XVI
R Sancho de San Romaacuten sentildeala en uno de sus trabajos61
que la medicina
toledana empezoacute a declinar a partir del siglo XVI a pesar del paso por la ciudad de
meacutedicos ilustres del seacutequito imperial de los reyes como Andreacutes Vesalio o Luis Lobera
de Aacutevila y de la presencia en la misma de otras figuras importantes en el aacutembito como
el cirujano Juan Fragoso o el meacutedico Francisco Hernaacutendez Esta opinioacuten se ve
reforzada ademaacutes con la idea de que el humanismo toledano tuvo maacutes esplendor en la
vertiente filoloacutegica y helenista que en la meacutedica62
Sin embargo y desde que los Reyes
Catoacutelicos concedieran el primer privilegio a la ciudad para imprimir a finales del siglo
XV diversos autores de medicina publicaron sus obras en el Toledo de la eacutepoca
produccioacuten que solo se vio interrumpida a mediados de siglo sin bien en la segunda
mitad vieron la luz importantes obras de farmacopea63
De esta forma entre finales del
siglo XV y la primera mitad del XVI la imprenta toledana publicoacute numerosas
61 Cf SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1972 9-12
62 Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1475-1476
63 Veacutease para estas afirmaciones y la lista de obras meacutedicas por autores en la imprenta toledana del
siglo XVI que relatamos a continuacioacuten SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1977 10-18 y 29
32
traducciones al castellano de grandes claacutesicos de la medicina -el Lilio de Medicina de
Bernardo de Gordon o el Libro o practica en Cirugia del italiano Juan de Vigo entre
otras- asiacute como obras de meacutedicos propiamente toledanos como Juliaacuten Gutieacuterrez -con
sus De potu in lapidis preservatione y De computatione dierum criticorum- o Luis de
Villarrubia -Tractatus eximiushellipab Epydemiali morbo- y Jorge Goacutemez -De ratione
minuendi sanguine in morbo laterali-64
Ya en la segunda mitad del siglo publicaron sus
obras en la ciudad autores como el meacutedico aragoneacutes Jeroacutenimo Jimeacutenez -Institutiorum
Medicarum libri quatuor nunc primum in lucem editi- o los boticarios toledanos
Lorenzo Peacuterez -Libro de Theriaca y De medicamentorum simpliciumhellipdelectu- y Veacutelez
de Arciniega -De simplicium medicamentorum collectione-65
Al final de la centuria la
imprenta de esta ciudad sacoacute a la luz lo que parecen ser las uacuteltimas obras meacutedicas del
Renacimiento toledano ambas sobre veterinaria el Libro de Albeiteria de Manuel Diacuteaz
y una recopilacioacuten de textos antiguos sobre este mismo tema de Alonso Suarez
En lo que respecta en concreto a Lorenzo Peacuterez pocos son los datos que
tenemos de eacutel Todas las secciones que se le dedican en las distintas obras biograacuteficas de
caraacutecter general apoyan sus afirmaciones en unos cuantos datos fundamentales Asiacute
sabemos que nuestro autor nacioacute en Toledo donde ejercioacute la profesioacuten de boticario y
que probablemente viajoacute por Espantildea Italia y Asia para conocer de primera mano las
plantas y poder corregir asiacute los errores que en la eacutepoca abundaban en las boticas66
Esta informacioacuten ademaacutes coincide con los datos esquemaacuteticos que aportan en la
actualidad J M Loacutepez Pintildeero y R Sancho de San Romaacuten67
Por otra parte F Picatoste
y Rodriacuteguez68
antildeade que se retiroacute antes del antildeo 1588 y A J Cavanilles69
que fue hijo
de un padre ilustrado que ldquole ensentildeoacute la facultad le inspiroacute el buen gusto los deseos de
saber y los de ser uacutetil aacute la sociedadrdquo y que con esta finalidad se instruyoacute en el latiacuten y
el griego ldquopara leer y corregir los coacutedices antiguos que trataacuteron de vegetales y
remediosrdquo testimonio que prueba con algunos ejemplos extraiacutedos del propio Libro de
64
De estos dos uacuteltimos autores habla tambieacuten SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1478-1487 y
1492 afirmando que seguiacutean anclados a la tradicioacuten meacutedica medieval frente a lo que parecioacute ocurrir con
las obras latinas ya imbuidas de los rasgos del humanismo de los dos boticarios de la segunda mitad del
siglo a los que nos referiremos en seguida 65
Cf para un estudio filoloacutegico de las obras en latiacuten de estos dos autores SANTAMARIacuteA
HERNAacuteNDEZ 2005 1487-1492 66
Estos datos aparecen en CAVANILLES 1804 105-106 COLMEIRO 1858 153 y PICATOSTE Y
RODRIacuteGUEZ 1891 241 67
Cf LOacutePEZ PINtildeERO 1979 302 y SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1977 17 68
Cf PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ ibidem 69
CAVANILLES ibidem
33
Theriaca Praacutecticamente lo mismo nos dice E Reyes Proacutesper70
en una obra de
principios del siglo XX donde afirma que Lorenzo Peacuterez era ldquoun culto humanista y
botaacutenico perspicazrdquo y que ldquodespueacutes de haber aprendido correctiacutesimamente el griego el
latiacuten y cuanto se habiacutea publicado de estudio de las plantas hasta su tiempo viajoacute por
nuestro paiacutes Italia y Asia para ver vivas muchas de las plantas que describieron y a
veces confundieron los antiguos autoresrdquo Los tres autores antes mencionados71
hacen
tambieacuten referencia a los conocimientos del boticario poco comunes en la eacutepoca por lo
que afirman merecieron el elogio de escritores como Sprengel72
que llegoacute a considerar
a nuestro autor eacutemulo de Maranta73
Tanto F Picatoste y Rodriacuteguez como M
Colmeiro74
testifican ademaacutes que Diego Serrano el boticario que llevoacute a la imprenta la
obra en latiacuten de nuestro autor despueacutes de que este se hubiera retirado en la dedicatoria a
dicha obra alega que le pidioacute este libro porque ldquolos muy doctos le daban el primado en
la eleccioacuten de los medicamentos simplesrdquo En relacioacuten a todo esto A J Cavanilles75
antildeade casi a modo de conclusioacuten que en el prefacio del meacutedico Francisco Pentildea a dicha
obra Lorenzo Peacuterez aparece como ldquoun sabio casi superior aacute los distinguidos de su siglo
que conocioacute quanto habiacutean escrito sobre yerbas comprobaacutendolo todo por siacute mismo y
que supo antildeadir nuevas luces para promover la cienciardquo Todos estos testimonios76
aportan evidencias sobre la singularidad y excelencia de nuestro autor como boticario e
incluso humanista una figura que aportoacute datos interesantes sobre la materia meacutedica y
preludioacute algunas consideraciones que antildeos maacutes tarde se asentariacutean en el aacutembito de la
botaacutenica
70
E REYES PROacuteSPER Dos noticias histoacutericas del inmortal botaacutenico y sacerdote hispano-valentino
Don Antonio Joseacute Cavanilles Madrid Artes Graacuteficas ldquoMateurdquo 1917 nota 25 71
Cf de nuevo CAVANILLES 1804 106-107 que vuelve a ilustrar con ejemplos extraiacutedos de la
obra del autor COLMEIRO ibidem y PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ ibidem que debioacute reproducir aquiacute
las palabras de M Colmeiro pues los testimonios de ambos autores son praacutecticamente iguales 72
Botaacutenico y fiacutesico alemaacuten que vivioacute entre los siglos XVIII-XIX Cf JOURDAN 1820-1825 vol 7
249-250 73
Meacutedico botaacutenico y teoacuterico literario del Renacimiento italiano autor entre otras de una obra en
italiano sobre la triaca traducida poco despueacutes al latiacuten por el meacutedico y botaacutenico alemaacuten J Camerarius Cf
JOURDAN 1820-1825 vol 6 177-178 74
Cf COLMEIRO ibidem y PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ 1891 242 75
CAVANILLES 1804 110 76
Ademaacutes de en los autores mencionados tambieacuten encontramos pequentildeas referencias a Lorenzo Peacuterez
en otras obras bibliograacuteficas y en algunos estudios sobre historia de la farmacia o noticias de algunas
boticas espantildeolas Entre ellas destacamos la de F J PUERTO SARMIENTO La Triaca Magna
Discurso de ingreso como acadeacutemico de nuacutemero en la RANF leiacutedo el 26 de febrero de 2009 disponible
en formato electroacutenico en Real Academia Nacional de Farmacia [en liacutenea] lthttpwwwranfcompdfdisc
ursosnumeropuertopdfgt
34
Sabemos por tanto que Lorenzo Peacuterez escribioacute dos textos sobre farmaceacuteutica77
que han llegado hasta nosotros en su versioacuten original En latiacuten redactoacute su De
medicamentorum simpliciumhellipdelectu78
publicado en Toledo en 1599 por el ya
mencionado Diego Serrano tambieacuten boticario un breve escrito sobre la eleccioacuten y
reposicioacuten de medicamentos simples y compuestos en el que recogioacute las
denominaciones latinas restituidas corrompidas y castellanas de cada uno de ellos con
el objeto de instruir a los boticarios y de evitar las confusiones terminoloacutegicas entre
ellos La obra por tanto tiene una finalidad praacutectica que se consigue no obstante
mediante la depuracioacuten del leacutexico un ejercicio muy comuacuten entre los humanistas
meacutedicos79
A este escrito lo precedioacute en 1575 el Libro de Theriaca publicado en
castellano por el propio autor en la misma ciudad y en el que trata diversos aspectos de
los distintos ingredientes de una composicioacuten medicinal M T Santamariacutea Hernaacutendez80
sentildeala que en este caso la finalidad de la obra es exclusivamente praacutectica si bien aquiacute
como veremos maacutes adelante el autor tambieacuten deja traslucir sus preocupaciones
linguumliacutesticas a traveacutes de diversas actuaciones que aunque escasas no deben pasar
desapercibidas
12 DESCRIPCIOacuteN DE LA OBRA
La obra que nos ocupa consta de 399 paacuteginas y veinticuatro hojas no numeradas
ocho al principio y dieciseacuteis al final Su tiacutetulo completo es bastante expliacutecito y ya
revela en cierto modo tanto el contenido como la finalidad de la misma ldquoLibro de
Theriaca limpio de los errores hasta nuestros tiempos en ella cometidos y vtilissimo
para preparar y configir muchos Simples y Compuestos cada dia recebidos en vso de
Medicinardquo (I 1-9)81
Dicho tiacutetulo aparece en la portada junto con otros datos que nos
dicen que la obra fue escrita por el boticario Lorenzo Peacuterez vecino de Toledo y que fue
impresa en la misma ciudad en casa de Juan de Ayala en el antildeo 1575 dirigida al
77
De las dos obras de Lorenzo Peacuterez habla sobre todo CAVANILLES 1804 108-110 tambieacuten
encontramos breves descripciones de las mismas en COLMEIRO 1858 153 y PICATOSTE Y
RODRIacuteGUEZ 1891 241-242 78
PERESIUS 1599 79
Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2006 273-281 80
Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1489-1490 81
La paginacioacuten que se indica con nuacutemeros romanos es nuestra Se trata en todo momento de
paacuteginas nunca de folios Tras esta se especifican en cada referencia las liacuteneas en las que se encuentra el
texto citado
35
Ayuntamiento de Toledo Tambieacuten se indica en el mismo sitio que la obra cuenta con el
privilegio concedido por el rey para ser vendida especificaacutendose a continuacioacuten la tasa
de la misma
Tras la portada nos encontramos con una carta de Juan Fernaacutendez de Herrera
Secretario del Consejo del Rey en la que se especifica de nuevo la tasa de la obra82
A
este texto le sigue una carta de Juan Gallo escribano de la Caacutemara del Rey redactada
por mandato suyo y que contiene la licencia de impresioacuten83
Una uacuteltima carta del rey
en este caso escrita por Martiacuten de Gaztelu recoge la ceacutedula que da licencia al autor para
imprimir y vender el libro ldquopor tiempo de diez antildeosrdquo (VI 17)
Las siguientes paacuteginas se reservan a la epiacutestola nuncupatoria dirigida al
Ayuntamiento de Toledo en la que el autor especifica entre otras cosas la finalidad de
la obra
Assi yo aacute saber estas cosas de plantas inclinado procure recoger los ratos de mi estudio
y escriuir vn tratado de Theriaca solo por entender que V S hauia acordado con
mucha razon y prudencia hazer vn compendio de todos los simples y compuestos
medicamentos recibidos en esta ciudad en el vso de medicina para limpiar las Boticas
de los enuegecidos errores y conseruar en salud la Republica (XI 7-17)
Otro aspecto sentildealado en la misma muy relevante para nuestro estudio es el de la
justificacioacuten del empleo del romance en lugar del latiacuten lengua usual en las obras de
caraacutecter cientiacutefico de la eacutepoca y que analizaremos maacutes adelante A esta epiacutestola siguen
tres sonetos de Alonso Saacutenchez teoacutelogo y rector del Colegio de Navalcarnero del
Doctor Tomaacutes de Arroyo y del Licenciado Pedro Suaacuterez estos dos uacuteltimos meacutedicos
dedicados al autor
Tras estos sonetos comienza el Libro de Theriaca propiamente dicho un escrito
sobre un remedio universal conocido como triaca -del aacuterabe hispano attiryaacuteq este del
aacuterabe claacutesico tiryāq este del latiacuten theriaca y este del griego θηριακή derivado de
θηρίον fiera animal84
- que se empleoacute desde la Antiguumledad y hasta los siglos XVIII-
XIX primero contra la mordedura venenosa de ciertos animales y despueacutes como
82
ldquo[hellip] le tassaron a tres marauedis cada pliego con que no se pueda uender ni distribuyr sin que al
principio de cada libro de la dicha impression vaya impresso esta tassa [hellip]rdquo (II 9-13) 83
ldquo[hellip] por la qual [carta] vos damos licencia y facultad para que por esta vez qualquier impressor
destos nuestros reynos pueda imprimir el dicho libro [hellip]rdquo (IV 4-10) 84
Cf Real Academia Espantildeola Diccionario de la lengua espantildeola (22a ed) [en liacutenea]
lthttplemaraeesdraeval=theriacagt
36
panacea para diversas enfermedades85
El cuerpo de la obra de Lorenzo Peacuterez estaacute
constituido por un proemio (1-4) y la triaca de Androacutemaco encabezada por una lista en
latiacuten con los simples y compuestos que la conforman y seguida de la descripcioacuten de
cada uno de ellos (5-348) asiacute como de dos secciones finales con informacioacuten sobre la
manera de componer la triaca y su fermentacioacuten y duracioacuten respectivamente (348-364)
La obra concluye con un anexo en latiacuten que incluye distintas versiones de la
triaca de varios autores -los antiguos Galeno Aecio de Amida y Pablo de Egina y el
medieval Juan Actuario asiacute como las versiones de Androacutemaco el Viejo Androacutemaco el
Joven y Damoacutecrates recogidas por Galeno en sus escritos- en cuya uacuteltima paacutegina
encontramos un colofoacuten con informacioacuten del lugar y el antildeo de impresioacuten (285-399)
Cierra la obra un iacutendice de contenidos (CDI-CDXXX)
Como el autor declara en la epiacutestola nuncupatoria la obra se redactoacute con el
objeto de corregir los errores de los boticarios y evitar las frecuentes confusiones a la
hora de elaborar la triaca una finalidad praacutectica que confiere al texto una funcioacuten
fundamentalmente didaacutectica y que nos permite encuadrarlo quizaacute con ciertas reservas
dentro del geacutenero de las farmacopeas entendidas como recopilaciones de recetas de
productos medicinales con descripciones de cada uno de sus ingredientes y
explicaciones sobre su composicioacuten y preparacioacuten que en la liacutenea de los recetarios de
tipo praacutectico probablemente se alejariacutean de excesivas pretensiones literarias y buscariacutean
llegar al destinatario de manera directa Se trata por tanto de un texto claro y sencillo
que escapa a grandes ambiciones de erudicioacuten pero que no obstante cuenta con rigor y
con datos que proceden de una documentacioacuten ampliamente contrastada Todos estos
aspectos relacionados con los destinatarios concretos de la obra de los que dependiacutea la
eleccioacuten de la lengua y de los procedimientos de expresioacuten y el empleo de fuentes seraacuten
ampliamente atendidos en los siguientes epiacutegrafes
85
Esta famosa composicioacuten fue puesta en praacutectica por primera vez por el rey Mitriacutedates en el siglo II
a C por quien la misma recibioacute el nombre de mitridato No obstante casi un siglo despueacutes Androacutemaco
el Viejo meacutedico del emperador Neroacuten mejoroacute la foacutermula de Mitriacutedates -antildeadiendo entre otros
ingredientes carne de viacutebora- y desde entonces la receta fue transmitida por diversos autores -como
Galeno que transmitioacute varias veces la foacutermula de Androacutemaco en sus escritos- Cf GARIJO 1992 10-13
56
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IacuteNDICE
INTRODUCCIOacuteN 5
I CONTEXTO CULTURAL Y CIENTIacuteFICO 10
1 Renacimiento y humanismo 10
2 Humanismo meacutedico 13
3 La medicina en el siglo XVI 20
4 Meacutedicos y boticarios dos realidades en un nuevo escenario 23
II MARCO LITERARIO 26
1 Textos meacutedicos antiguos y medievales fuentes para una nueva literatura meacutedica 26
11 La medicina claacutesica grecolatina y sus textos 26
12 Literatura meacutedica en la Edad Media latina 28
2 La expresioacuten literaria de la medicina en el Renacimiento 29
III EL LIBRO DE THERIACA DE LORENZO PEacuteREZ 31
1 Introduccioacuten 31
11 El autor y la medicina escrita en el Toledo del siglo XVI 31
12 Descripcioacuten de la obra 34
2 Estudio de los aspectos compositivos del texto 36
21 Fuentes 36
22 Empleo de lenguas y procedimientos de expresioacuten 49
221 Latiacuten y romance el problema de la lengua 49
222 Empleo de otras lenguas 51
223 Procedimientos de expresioacuten 52
CONSIDERACIONES FINALES 55
BIBLIOGRAFIacuteA 56
5
INTRODUCCIOacuteN
La medicina desde sus oriacutegenes y en aquellas sociedades donde ha existido
escritura ha ido desarrollando un conjunto de textos especiacuteficos comprendidos bajo el
concepto de literatura meacutedica Estos textos concebidos para servir a la ensentildeanza y al
ejercicio profesional de esta disciplina pueden estudiarse atendiendo al contenido pero
por su caraacutecter de escritos tambieacuten pueden convertirse en objeto de un anaacutelisis formal
De esta manera la literatura meacutedica estudiada desde una perspectiva literaria y
diacroacutenica puede proporcionar datos interesantes acerca de la naturaleza de la medicina
de cada eacutepoca histoacuterica como reflejo de su sociedad y puede mostrar coacutemo se
empleaban los diversos recursos de composicioacuten textual a la hora de configurar aquellos
escritos de caraacutecter teacutecnico
Un estudio de este tipo centrado en la forma y la expresioacuten de esos textos solo
podriacutea llevarse a cabo empleando los meacutetodos que la filologiacutea pone a nuestra
disposicioacuten Ahora bien dentro de esta perspectiva resultariacutea necesario acotar ese
amplio campo que abarcariacutea multitud de textos meacutedicos a partir de criterios basados en
los diferentes problemas planteados por los mismos que generariacutean diversas liacuteneas de
estudio De esta forma una de esas liacuteneas podriacutea centrarse en el anaacutelisis de la literatura
meacutedica escrita en lengua latina o de la pervivencia de los rasgos de los escritos de la
medicina claacutesica grecolatina en la produccioacuten posterior dentro de un periacuteodo
comprendido entre la Antiguumledad y el Renacimiento Para estudiar esos textos escritos
en latiacuten o la presencia de la tradicioacuten claacutesica en los mismos o en obras escritas en otras
lenguas resultariacutea por tanto imprescindible recurrir no solo a la perspectiva filoloacutegica
sino a una visioacuten que desde el conocimiento de las lenguas claacutesicas pudiera analizar y
comprender aquellos aspectos vinculados con los diferentes rasgos de las obras de la
Antiguumledad y las lenguas en que fueron escritas
A esta liacutenea se circunscribe nuestro trabajo pues centra su atencioacuten en la obrita
farmacoloacutegica escrita en castellano de un boticario del siglo XVI de modo que las
ambiciones del estudio se reuacutenen en torno al anaacutelisis de la pervivencia de los contenidos
de la medicina grecolatina y de la presencia de los rasgos de las nuevas tendencias de la
eacutepoca en un texto renacentista De esta forma nuestro objetivo consiste en demostrar en
queacute medida se reflejan el humanismo meacutedico y la tradicioacuten claacutesica como consecuencia
de aquel en el Libro de Theriaca del boticario Lorenzo Peacuterez prestando para ello
6
atencioacuten sobre todo al empleo de lenguas los recursos expresivos y las fuentes
utilizadas por el autor en el mismo Nuestro trabajo parte por tanto de la idea de que en
el Renacimiento la nueva corriente del humanismo meacutedico -conceptos todos ellos que
veremos maacutes adelante- debioacute de determinar la actitud de muchos profesionales de la
medicina -incluyendo aquiacute a meacutedicos cirujanos y boticarios- que desarrollaron una
produccioacuten escrita afectada en mayor o menor medida por los principios de dicha
corriente Sin embargo somos conscientes partiendo tambieacuten de las conclusiones que
ya se han propuesto en torno a la cuestioacuten en distintos trabajos de que las caracteriacutesticas
de ese movimiento no se proyectaron por igual en todos los autores y que el peso de la
tradicioacuten medieval continuoacute siendo en cierta medida importante en algunos aacutembitos de
este campo
Para esclarecer este asunto en torno al texto de Lorenzo Peacuterez vamos a articular
el trabajo en base a dos partes fundamentales una primera de contextualizacioacuten en la
que expondremos los rasgos del marco -tanto cultural y cientiacutefico como literario- al que
pertenecen obra y autor y que nos serviraacuten maacutes adelante para llevar a cabo el estudio
del texto y una segunda centrada ya en los datos extraiacutedos de la lectura detenida de la
obra -que como sabemos constituyen los recursos empleados por el autor para
componer el escrito fuentes lengua y procedimientos de expresioacuten- y en el anaacutelisis de
los mismos con la ayuda de la informacioacuten proporcionada por el contexto que nos
permitiraacute resolver las cuestiones planteadas por nuestro objetivo y exponer las
respuestas -siempre provisionales y abiertas a nuevos estudios- en forma de
conclusiones
Nos encontramos asiacute con una labor que se halla entre el trabajo bibliograacutefico y
el de investigacioacuten y que nos serviraacute por tanto para poner en praacutectica la tarea de
consulta y siacutentesis de informacioacuten bibliograacutefica e iniciarnos en la experiencia
investigadora impulsados por la formacioacuten recibida durante los antildeos de la carrera De
esta forma al mismo tiempo que aportamos conocimientos a la liacutenea de estudio en la
que se encuadra nuestro trabajo y tomamos un primer contacto con la misma llevamos
a cabo la tarea de reunir bibliografiacutea especializada sobre un tema dentro del aacutembito de
las humanidades y de analizar datos extraiacutedos a partir de una metodologiacutea determinada
para finalmente intentar exponer los resultados de manera coherente y argumentada a
traveacutes de un escrito acadeacutemico
Como hemos afirmado anteriormente para realizar este trabajo es necesario
recurrir a la metodologiacutea proporcionada por la perspectiva filoloacutegica pues nos
7
proponemos estudiar en una obra escrita la presencia de una serie de elementos que
forman parte del aacutembito de la composicioacuten textual y que deben ser abordados desde un
punto de vista filoloacutegico Este hecho justifica la inclusioacuten de un apartado dedicado al
marco literario en que se encuadran el autor y la obra con alusioacuten a geacuteneros literarios e
incluso procedimientos de composicioacuten asiacute como la gran atencioacuten prestada a los ya
mencionados aspectos de expresioacuten en la segunda parte del trabajo
La aplicacioacuten de la perspectiva filoloacutegica conlleva como cualquier otra una
serie de dificultades que aunque deben ser advertidas y consideradas si son sorteadas
de manera adecuada no impiden el desarrollo del trabajo Nos referimos en este caso al
problema que supone por ejemplo la determinacioacuten de ciertos aspectos que no
aparecen referidos de manera expliacutecita en la obra tales como las ediciones que para las
fuentes debioacute de consultar el autor los tiacutetulos originales de las distintas obras
mencionadas -que variacutean de las ediciones renacentistas a las contemporaacuteneas a las que
suele acudirse en la actualidad- o las citas textuales en lengua original -latiacuten o griego- o
traducidas por el propio autor -que deben diferenciarse no sin dificultad por la ausencia
de ciertos signos tipograacuteficos en el impreso de las alusiones indirectas- Por otra parte
el trabajo con el propio texto supone ya una dificultad inicial pues la obra no cuenta
todaviacutea con ninguna edicioacuten actual de modo que solo es posible trabajar a partir del
impreso original Si bien es cierto que el acceso a los ejemplares que conservan los
fondos antiguos de algunas bibliotecas estaacute por razones de seguridad limitado a casos
concretos la obra cuenta ya afortunadamente con varias versiones digitales en la red
que facilitan de manera considerable el trabajo No podemos olvidarnos por uacuteltimo de
la necesidad -existente en todos los estudios diacroacutenicos- de considerar los contenidos
de las obras meacutedicas de eacutepocas pasadas bajo la oacuteptica de una realidad diferente a la de la
medicina actual siendo imprescindible para ello el conocimiento y la aplicacioacuten tanto
del contexto general como de los saberes teoacutericos y praacutecticos que conformaban la
disciplina en cada periacuteodo analizado
Mencionamos con anterioridad que este estudio se circunscribe a una liacutenea
determinada que como deciacuteamos se encarga de estudiar aquella literatura meacutedica
comprendida entre la Antiguumledad y el Renacimiento escrita en latiacuten o afectada por una
serie de rasgos propios de la tradicioacuten claacutesica Dicha liacutenea cuenta ya con un bagaje
conformado por varios trabajos desarrollados en el seno de diversas universidades labor
que configura el actual estado de la cuestioacuten y que debe ser conocida antes de
comenzar el estudio Este campo si bien tiene en algunas de sus vertientes menos de
8
medio siglo de vida cuenta en la actualidad con participacioacuten a nivel internacional a
traveacutes de trabajos realizados por especialistas en universidades como la de Reims
Champagne-Ardenne en Francia la Johannes Gutenberg de Mainz en Alemania la de
Manchester en Reino Unido o las de Messina Macerata y Siena en Italia En Espantildea
se han desarrollado o se desarrollan estudios dentro de esta liacutenea en las universidades de
Santiago de Compostela Valladolid A Coruntildea Caacutediz y Castilla-La Mancha Estos
trabajos ademaacutes suelen ponerse en comuacuten perioacutedicamente a traveacutes de seminarios o
congresos internacionales y sus resultados suelen ser publicados en forma de actas u
obras colectivas El aacutembito concreto de los textos meacutedicos renacentistas centrado en la
corriente del humanismo meacutedico lleva menos tiempo en marcha y fue gestado e
impulsado desde la Universidad de Valladolid por Enrique Montero Cartelle director de
una serie de trabajos que praacutecticamente completaron el panorama a nivel nacional
abordando las manifestaciones literarias del humanismo meacutedico en las distintas
universidades que funcionaron como focos del mismo asiacute como en algunos autores u
obras destacadas trabajos todos ellos que han constituido una base fundamental para
nuestro estudio Por otra parte existen varias publicaciones relacionadas con el campo
de la historia de la medicina que estaacute estrechamente vinculado con la liacutenea mencionada
si bien es cierto que todaviacutea no hay una colaboracioacuten demasiado decidida entre los
profesionales de estos dos aacutembitos Tambieacuten son numerosos los trabajos sobre textos
meacutedicos latinos y griegos de distintas eacutepocas o sobre otros aspectos afines -diccionarios
actas de congresos y obras monograacuteficas entre otros- muchas veces dedicados a temas
muy especiacuteficos La bibliografiacutea de la que disponemos no es por tanto escasa pero la
liacutenea en la que se ampara nuestro estudio lleva pocos antildeos en boga y tiene todaviacutea
mucho trabajo por delante en lo referido a la necesaria labor de recuperacioacuten del
patrimonio bibliograacutefico europeo
En lo que respecta por otra parte al autor que nos ocupa nos encontramos con
un panorama algo maacutes desolador Pocas son las obras que hacen referencia a la vida del
mismo y siempre se trata de trabajos biograacuteficos de caraacutecter general sobre los
profesionales de la medicina de una eacutepoca determinada -en cualquier caso todos ellos
junto con los anteriores y los que siguen seraacuten referidos maacutes adelante en los apartados
correspondientes- Existen tambieacuten menciones aisladas en algunos discursos o artiacuteculos
sobre la historia de la farmacia o las boticas pero siempre con un tratamiento bastante
parcial y esquemaacutetico Por otra parte contamos con escasos estudios sobre sus dos
obras y su labor como boticario y la mayoriacutea solo constituyen una breve mencioacuten
9
dentro de trabajos de caraacutecter general -asiacute algunos paacuterrafos en manuales de historia de
la ciencia o artiacuteculos sobre la medicina renacentista toledana- Hasta nosotros solo ha
llegado un trabajo que profundiza en una de las obras de Lorenzo Peacuterez desde el punto
de vista filoloacutegico centrado precisamente en aquella que no nos ocupa aquiacute un breve
texto en latiacuten sobre simples y compuestos que ya tendremos tiempo de mencionar La
situacioacuten estaacute por consiguiente apenas desbrozada y tanto la figura del autor como sus
obras -sobre todo la que constituye nuestro objeto de estudio- no han sido hasta el
momento lo suficientemente atendidas y estudiadas especialmente desde la perspectiva
filoloacutegica que tanto puede aportar al conocimiento de la historia de la medicina como
huella evidente de la humanidad
Por esto creemos que resulta imprescindible un trabajo que en un aacutembito de
estudio con tanto camino todaviacutea por recorrer arroje algo de luz sobre la obra de este
boticario toledano quien de acuerdo con la mayoriacutea de los escasos testimonios que
parecen existir fue relevante en su geacutenero y aportoacute con su breve pero interesante
trabajo escrito conocimientos singulares al campo de la farmaceacuteutica quizaacutes alentado
por las ideas de aquel humanismo meacutedico que pretendemos detectar Ademaacutes es
precisamente en esa carencia que antes sentildealaacutebamos en la que se apoya la originalidad
del estudio que proponemos desarrollar en las proacuteximas paacuteginas un esfuerzo humilde
que busca contribuir al conocimiento de varios campos siguiendo un camino de
fructiacuteferos intercambios donde hablar de interdisciplinariedad o de auxilio entre
disciplinas se convierte en una realidad innegable
Pero la originalidad de este trabajo no se debe tanto a nuestra voluntad como a la
indispensable participacioacuten de la profesora Teresa Santamariacutea cuyo compromiso
implicacioacuten y habilidad a lo largo de todo el proceso queremos reconocer naturalmente
con estas uacuteltimas liacuteneas
10
I CONTEXTO CULTURAL Y CIENTIacuteFICO
Deciacuteamos en la introduccioacuten que la obra objeto de nuestro estudio perteneciacutea a
un periacuteodo determinado de la historia y que por tanto era producto de una
configuracioacuten contextual concreta Por otra parte el estudio de los elementos de
composicioacuten textual que pretendemos exponer en la segunda parte del trabajo depende
por entero del marco cultural y cientiacutefico en que se encuadra el autor de la misma
maacutexime cuando lo que buscamos analizar es la influencia del humanismo meacutedico en
dicha obra que se hace presente a traveacutes de una serie de caracteriacutesticas concretas que
responden a un modelo gestado en su seno como respuesta a las circunstancias del
nuevo contexto protagonizado por el Renacimiento y la corriente humaniacutestica que en eacutel
se desarrolloacute Ademaacutes la formacioacuten de los profesionales de la medicina -entre los que
situamos a nuestro autor- y todos los avatares que rodeaban a la profesioacuten meacutedica
puntos que tambieacuten determinaban el caraacutecter de la produccioacuten textual estaban
estrechamente vinculados con la situacioacuten de dicha ciencia en la eacutepoca que al mismo
tiempo dependiacutea de las coyunturas generales Por todo ello es necesario que a
continuacioacuten veamos los aspectos esenciales de las distintas manifestaciones del
contexto a nivel cultural y cientiacutefico de modo que esta proyeccioacuten pueda ayudar a
comprender mejor el resto del trabajo
1 RENACIMIENTO Y HUMANISMO
Como es natural en la historiografiacutea nos encontramos con numerosos conceptos
que hacen referencia a periacuteodos histoacutericos con sus consecuentes implicaciones en los
diversos aacutembitos de las sociedades Este hecho nos sirve de advertencia a la hora de
considerar teacuterminos como los de Renacimiento y humanismo donde el primero debe ser
entendido como marco del segundo y el segundo asiacute como producto derivado del
primero aspecto que ya sentildealan casi todos los autores consultados1 al disuadir al lector
de considerarlos como palabras sinoacutenimas
1 Cf BLANCO PEacuteREZ 1999 21 GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 15-16 y MARTIacuteN FERREIRA
1995 18-20
11
Hecha esta distincioacuten podemos afirmar que el Renacimiento es un periacuteodo
histoacuterico que tiene lugar en Europa entre los siglos XIV y XVI2 y que supone una serie
de transformaciones que afectan a todos los niveles a saber aparicioacuten de un incipiente
capitalismo progreso teacutecnico general invencioacuten de la imprenta y de la consecuente
cultura del libro tendencia a la consolidacioacuten del Estado moderno y establecimiento de
la vida urbana entre otros3 A nivel intelectual su presencia se observa en aspectos
como el rechazo del pasado inmediato -sin que ello suponga no obstante el abandono
completo de la tradicioacuten precedente4- el afaacuten de novedad la importancia de la
experiencia como forma de acceder al mundo circundante el desarrollo del
antropocentrismo fruto de una auto-consideracioacuten del individuo y como el propio
teacutermino indica con su nombre el retorno a la Antiguumledad como fuente para todos los
saberes que persiguen la formacioacuten de un hombre completo el humanista5
El humanismo por su parte se entiende como corriente de renovacioacuten
pedagoacutegica6 fruto de esa nueva mentalidad renacentista que trae consigo una serie de
principios centrados en el aacutembito de la educacioacuten y la formacioacuten de los individuos Si
bien la expresioacuten fue acuntildeada en Alemania en el siglo XIX referida a la educacioacuten
basada en el estudio de los claacutesicos grecolatinos -expresioacuten que se aplicoacute a la eacutepoca que
nos ocupa a finales de dicho siglo-7 el teacutermino ldquohumanistardquo surgioacute en el entorno
universitario italiano del siglo XVI para designar a los profesores de ldquohumanidadesrdquo en
analogiacutea a teacuterminos como ldquojuristardquo o ldquolegistardquo8 Estas ldquohumanidadesrdquo del Renacimiento
los Studia Humanitatis aparecieron con el objeto de restaurar el ideal educativo de la
Antiguumledad para conseguir una formacioacuten completa del individuo volviendo para ello
en cada una de sus materias -gramaacutetica retoacuterica historia poesiacutea y filosofiacutea moral- a las
fuentes grecolatinas que debiacutean ser recuperadas estudiadas e interpretadas por los
humanistas9 Uno de los principios de dicha corriente era el rechazo de la tradicioacuten
2 Dicho lapso temporal aceptado por la mayoriacutea de autores aparece en MARTIacuteN FERREIRA 1995
20 y MONTERO CARTELLE 2010 123 3 Implicaciones que sentildeala GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 17
4 Cf GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 17-18
5 Cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 20 y LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 4 XV
6 Como sentildealan MARTIacuteN FERREIRA 1995 18 MONTERO CARTELLE 2010 123 y GONZAacuteLEZ
MANJARREacuteS 2000 18-20 7 La cuestioacuten del origen del teacutermino es mencionada en MONTERO CARTELLE 2010 123 BLANCO
PEacuteREZ 1999 21y GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 18 8 Asiacute en MONTERO CARTELLE ibidem BLANCO PEacuteREZ 1999 21 y GONZAacuteLEZ
MANJARREacuteS 2000 18 9 Coinciden en este aspecto MONTERO CARTELLE 2010 124 LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 XV
y MARTIacuteN FERREIRA 1995 18
12
medieval que llevoacute a estos estudiosos a querer depurar los textos grecolatinos de la
corrupcioacuten de aquellos a los que consideraban ldquobaacuterbarosrdquo medievales cuestioacuten que no
impidioacute sin embargo y como hemos dicho antes que la influencia de la Edad Media
como eacutepoca precedente continuara presente en algunos aspectos10
Esta preocupacioacuten
por recuperar la integridad de las obras claacutesicas originales para rescatar sus valores y
contenidos y adaptarlos a su tiempo derivoacute en una afanosa labor filoloacutegica que se vio
impulsada por la aparicioacuten de la imprenta y la llegada en el siglo XV de bizantinos
exiliados con manuscritos griegos11
Pero la importancia de estos estudios de
humanidad no se limitoacute al aacutembito filoloacutegico sino que se convirtioacute en la formacioacuten
baacutesica que todos los estudiantes debiacutean recibir durante la ensentildeanza secundaria antes
de acceder a la universidad De esta forma especialistas de los distintos campos del
saber se vieron afectados por los principios de esta corriente pedagoacutegica lo que condujo
al desarrollo de distintos ldquohumanismosrdquo -asiacute el filoloacutegico el cientiacutefico etc- que en la
liacutenea del renacer cultural propio de la eacutepoca buscaban para cada disciplina el acceso a
las textos originales de la Antiguumledad12
En lo que respecta a Espantildea la situacioacuten parece maacutes complicada Si bien se ha
generado cierta poleacutemica en torno a la cuestioacuten de la existencia o no de un
Renacimiento y un humanismo el debate parece ya cerrado en la actualidad En efecto
aspectos como la Contrarreforma la actividad de la Inquisicioacuten la existencia de
corrientes miacutestico-espirituales la crisis econoacutemica o el escaso valor concedido en
general al latiacuten y al griego -teniendo en cuenta que los conocimientos filoloacutegicos como
hemos visto constituyen la base del humanismo- han hecho dudar a algunos estudiosos
sobre la existencia de una corriente humanista en nuestro paiacutes13
-dentro de esta postura
destaca la opinioacuten pesimista del filoacutelogo L Gil Fernaacutendez14
que habla del fracaso
espantildeol a este respecto- No asiacute hay quienes consideran que es posible hablar de un
Renacimiento y de un humanismo espantildeoles aunque con ciertas particularidades
apoyado el primero en el auge econoacutemico el descubrimiento de Ameacuterica y la
consolidacioacuten del Estado imperial entre otros factores y el segundo en la existencia de
10
Cf GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 18-20 y MARTIacuteN FERREIRA 1995 18-19 11
Cf entre otros LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 33 y MONTERO CARTELLE 2010 126 12
Sobre la cuestioacuten de los distintos humanismos cf MONTERO CARTELLE 2010 125 entre otros 13
Asiacute lo indican BLANCO PEacuteREZ 1999 22 GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 22-23 y PEacuteREZ
IBAacuteNtildeEZ 1996 18-19 14
Cf GIL FERNAacuteNDEZ 1997 passim
13
figuras importantes en distintos campos del saber15
Hay autores que ademaacutes creen en
la existencia de un humanismo espantildeol progresista y dinaacutemico -como J A Maravall-16
En cualquier caso parece que esa visioacuten negativa ya ha sido superada y que la creencia
general en la actualidad se inclina por aceptar la existencia de un Renacimiento y un
humanismo espantildeoles con algunas excepciones pero patrocinados por notables avances
y grandes figuras que tarde o temprano asumieron los nuevos modelos procedentes de
Italia
2 HUMANISMO MEacuteDICO
Como el resto de disciplinas la medicina tambieacuten se vio afectada por los
principios de esta corriente de renovacioacuten pedagoacutegica y de la aplicacioacuten de los mismos
a este campo por parte de sus profesionales surgioacute lo que se conoce como humanismo
meacutedico Esta nueva realidad supuso la aparicioacuten de una nueva figura la del meacutedico
filoacutelogo o humanista que movido por la nueva admiracioacuten hacia los claacutesicos de la
medicina decidioacute recurrir a la labor filoloacutegica como viacutea para la interpretacioacuten y
recuperacioacuten de los mismos objetivo con repercusioacuten directa en la vertiente teoacuterica de
la medicina pero cuyo fin uacuteltimo seriacutea con toda seguridad resultar uacutetil al ejercicio
profesional
Estos meacutedicos filoacutelogos integrantes de una nueva eacutelite de la medicina
caracterizada por un predominio de la parte teoacuterica habiacutean asumido la tarea de
recuperar los textos meacutedicos originales de la Antiguumledad depurando para ello las
versiones medievales de los claacutesicos que consideraban corrompidas y depravadas o
incluso acudiendo a los originales -como sucedioacute con el caso de los coacutedices griegos
rescatados por los bizantinos exiliados- De esta forma surgieron numerosas ediciones
traducciones y comentarios de obras claacutesicas fruto del trabajo de unos meacutedicos
humanistas que rechazaban el meacutetodo de la escolaacutestica y el galenismo medieval y no
confiaban en la tradicioacuten aacuterabe para el desarrollo de esta disciplina17
No obstante y a
15
Cf BLANCO PEacuteREZ 1999 22-23 GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 21-23 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ
1996 18-19 16
Opinioacuten recogida en GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 22-23 17
Estos aspectos propios del humanismo meacutedico aparecen en todas las obras que abordan la
cuestioacuten Veacuteanse al respecto entre otras LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 33 MARTIacuteN FERREIRA
1995 23-25 y MONTERO CARTELLE 2010 153 Para el galenismo medieval escolaacutestico o arabizado
y el meacutetodo escolaacutestico aplicado a la medicina cf LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 3 191-339
MARTIacuteN FERREIRA 1995 25 y MONTERO CARTELLE 2010 31-121
14
pesar de este recelo por el trabajo de la eacutepoca precedente algunos aspectos se
mantuvieron en el nuevo contexto Asiacute las grandes autoridades de la medicina
continuaron siendo las mismas que en la Edad Media -fundamentalmente Galeno e
Hipoacutecrates- variando solo la forma de acceder a las mismas y de considerar sus
doctrinas y la tradicioacuten aacuterabe por su parte mantuvo todaviacutea su importancia en ciertos
campos de la medicina renacentista -sobre todo en la materia meacutedica donde el Canon
de Avicena siguioacute siendo imprescindible-18
Pero estos humanistas tambieacuten se
preocuparon en muchos casos por desarrollar una obra meacutedica propia haciendo uso de
los distintos geacuteneros con que contaba la literatura meacutedica del momento y que
trataremos con maacutes detalle en epiacutegrafes posteriores Ademaacutes emprendieron una labor
filoloacutegica cercana a lo que hoy se conoce como criacutetica textual y que podriacuteamos
considerar como su antecedente inmediato con el objeto de restablecer los textos
originales trabajo que formaba parte de la corriente humanista general y que tuvo su
trasunto como era de esperar en el humanismo meacutedico Aunque dicha labor empezoacute
como sentildeala M A Gonzaacutelez Manjarreacutes19
siendo una emendatio ope ingenii basada
normalmente en el trabajo con un solo coacutedice hacia finales del siglo XV y principios
del XVI los humanistas empezaron a establecer criterios objetivos que la convirtieron en
un trabajo de emendatio ope codicum apoyado ya en la consulta de diferentes
testimonios manuscritos
En este punto resulta interesante rescatar las fases que expone en su trabajo A I
Martiacuten Ferreira20
para ilustrar la recuperacioacuten de los textos claacutesicos en la eacutepoca que nos
ocupa Asiacute una primera etapa de influjo latino con la edicioacuten de la obra de Celso -que
es redescubierto en el Renacimiento y editado por primera vez en este momento- dariacutea
paso a un periacuteodo de influjo griego con un predominio de la obra de Hipoacutecrates y
Galeno que culminariacutea en una uacuteltima etapa de superacioacuten y emancipacioacuten con respecto
a las autoridades claacutesicas Esto demuestra que la atencioacuten prestada a las fuentes de la
Antiguumledad dependioacute de los contextos propiciados por los distintos momentos y que la
postura propia de la Edad Media de aceptar sin reparos la opinioacuten de una autoridad se
vio trastocada en el Renacimiento por la nueva autoconciencia individual de los
humanistas El siguiente paacuterrafo de M J Peacuterez Ibaacutentildeez21
sobre el empleo de fuentes en
18
Cf sobre todo BLANCO PEacuteREZ 1999 25 y MARTIacuteN FERREIRA 1995 26 19
Para esta opinioacuten y la labor de criacutetica textual en los humanistas y en la figura concreta de Andreacutes
Laguna cf GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 183 20
Veacutease al respecto MARTIacuteN FERREIRA 1995 25 21
PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 107
15
los humanistas meacutedicos se refiere al aacutembito de la Universidad de Salamanca pero puede
extrapolarse al panorama general del que parecen emanar los principios particulares
aplicados en cada territorio
En los textos latinos de la Universidad de Salamanca observamos una tendencia de
conjunto a la abundancia de citas a recurrir en los distintos pasajes de la composicioacuten a
referencias a otras obras tanto para apoyar las tesis sostenidas como para rebatir las que
consideran erroacuteneas o improcedentes Se advierte la necesidad de afianzar las
proposiciones sostenidas tanto con las autoridades antiguas como medievales [hellip] o
renacentistas sean o no meacutedicas Esto no implica que no se conceda peso especiacutefico a la
propia experientia ni que se evite la autorreferencia como autoridad en diversas
materias
Nos encontramos de esta forma con un frecuente empleo de fuentes por parte
de los humanistas meacutedicos en sus obras -ya fueran comentarios traducciones o trabajos
propios- a las que soliacutean acudir para dar solidez a sus propias opiniones o para refutar
las de aquellos autores claacutesicos medievales o contemporaacuteneos que consideraban
erroacuteneas Esta postura demuestra que los humanistas meacutedicos desarrollaron una visioacuten
criacutetica respecto a las autoridades de la Antiguumledad que no existiacutea en la Edad Media y
que estaba apoyada en el empleo de la razoacuten personal y la propia observacioacuten a la hora
de estudiar los distintos aspectos de la disciplina cientiacutefica La experiencia se convertiacutea
asiacute en otra fuente importante para los autores que ahora podiacutean conciliar
contradicciones aclarar confusiones o corregir errores22
Un ejemplo de esta actitud nos
lo proporciona M A Gonzaacutelez Manjarreacutes23
cuando describe la labor de comentarista
del meacutedico humanista Andreacutes Laguna al afirmar que en su traduccioacuten de la afortunada
Materia meacutedica de Dioscoacuterides24
entre otras cosas se aventuroacute a mostrar los errores de
las autoridades afirmacioacuten que ilustra con el siguiente fragmento de un comentario de
dicho autor al capiacutetulo sobre el marrubio bastardo de la obra dioscoridiana
Fue grauissimo el error de Plinio acerca de aquesta planta porque dize que la llamaron
Puerro negro los griegos y que tiene las hojas mayores y mas negras que el puerro lo
qual jamas no se halla Mas la causa de tan gran deuaneo fue la afinidad de aquestos
vocablos Melan prason y Melan prasion de los quales aquel primero nos da agrave entender
puerro negro y estotro negro Marrubio
22
Para la cuestioacuten de la postura criacutetica y la experiencia en los humanistas meacutedicos cf sobre todo
LOacutePEZ PINtildeERO 1979 164 y MONTERO CARTELLE 2010 126 23
Veacutease GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 167 para el ejemplo y el fragmento citado de Laguna 24
LAGUNA 1555 III 111
16
En lo que respecta a la tipologiacutea de las fuentes y a partir de lo que podemos
deducir de las afirmaciones particulares sobre el humanismo meacutedico en ciertas
universidades o figuras de nuevo extrapoladas al contexto general predominaban los
autores claacutesicos grecolatinos -sobre todo los griegos Hipoacutecrates y Galeno pero tambieacuten
otros como Celso y Dioscoacuterides- Las alusiones a fuentes medievales y aacuterabes por su
parte eran maacutes escasas pero todaviacutea ineludibles fundamentalmente y como hemos
visto en ciertos aacutembitos como el de la materia meacutedica En la Universidad de
Salamanca uno de los grandes focos espantildeoles del humanismo meacutedico la labor teoacuterica
de algunos profesores de medicina evidencioacute el peso que la tradicioacuten aacuterabe y la ciencia
medieval ejercieron en dicha corriente a traveacutes de las diversas referencias en sus
trabajos a autores aacuterabes como Serapioacuten Rhazes y Mesueacute o a otros medievales como
Bernardo de Gordon Gentile da Foligno y Hugo de Siena Llama la atencioacuten por otra
parte que estos autores fueran pocas veces calificados de ldquobaacuterbarosrdquo en las obras de
dichos profesores25
Sin embargo la depravacioacuten leacutexica de los aacuterabes siacute fue mencionada
en la obra de Andreacutes Laguna que empleoacute las alusiones a fuentes medievales sobre todo
para criticarlas a pesar de demostrar una evidente admiracioacuten por la medicina aacuterabe -
sobre todo en las figuras de Serapioacuten y Avicena-26
Las referencias a autores
contemporaacuteneos tuvieron igualmente su espacio en las obras de esta corriente si bien en
menor medida y casi siempre para ser criticadas o contradichas tanto fue asiacute que solo
soliacutean ser elogiadas como afirma M A Gonzaacutelez Manjarreacutes27
cuando existiacutea una cierta
amistad entre el autor de la obra y el de la fuente citada o bien cuando este uacuteltimo era
admirado por el primero aunque es cierto que tambieacuten debieron existir excepciones a
este principio general Por uacuteltimo tambieacuten las fuentes no meacutedicas fueron una constante
en los textos predominando el recurso a fragmentos o autores biacuteblicos o literarios que
conferiacutean cierta erudicioacuten a las obras de caraacutecter meacutedico asiacute como a ciertos capiacutetulos de
textos filosoacuteficos -con un predominio de Platoacuten y Aristoacuteteles- De esta forma los
autores acudiacutean a enciclopedias o compendios de dichos y sentencias muy uacutetiles al
efecto sin dejar a un lado no obstante la consulta directa de los textos claacutesicos de la
literatura o el recurso al propio bagaje que proporcionaba la formacioacuten humaniacutestica28
25
Sobre las fuentes de las obras del humanismo meacutedico en la Universidad de Salamanca cf PEacuteREZ
IBAacuteNtildeEZ 1996 114-125 26
Cf GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 223-226 y 255 27
Veacutease GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 255-256 28
Para el empleo de fuentes no literarias cf sobre todo GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 233
17
Un problema fundamental al que tuvieron que enfrentarse los meacutedicos que
participaron en esta corriente fue el de la lengua en que debiacutean escribirse los textos de la
medicina Esta disyuntiva resulta imprescindible a la hora de comprender el caraacutecter de
las obras del humanismo meacutedico y la esencia misma de dicho movimiento y por ello
vamos a abordarla a continuacioacuten apoyaacutendonos sobre todo en los datos que los
diversos estudios nos aportan acerca de la situacioacuten de dicho problema en Espantildea pero
intentando como hasta ahora y por medio de la induccioacuten comprender los rasgos de
casos particulares como manifestaciones con sus correspondientes singularidades de
un contexto maacutes amplio y general del que poseemos menos datos de conjunto
Todos los autores consultados al respecto coinciden al afirmar que en el siglo
XVI el latiacuten se habiacutea convertido en lengua de cultura una lengua comuacuten y universal que
serviacutea de vehiacuteculo para una poliacutetica y una ciencia internacionales Sin embargo en ese
mismo siglo el avance de las lenguas vernaacuteculas que estaban consolidaacutendose y
creciendo en importancia hizo que empezaran a abrirse hueco en el panorama cultural y
a exigir incluso un papel en el aacutembito de la ciencia Este hecho propicioacute una situacioacuten
de bilinguumlismo aceptado donde el latiacuten se veriacutea confinado al aacutembito cientiacutefico y las
lenguas vernaacuteculas se limitariacutean a la expresioacuten literaria y cultural No obstante el paso
del tiempo hariacutea que dichas lenguas acabaran desbancando por completo al latiacuten como
se observa en el ejemplo que ofrece J M Loacutepez Pintildeero29
sobre el caso espantildeol donde
el porcentaje de obras cientiacuteficas impresas en castellano entre 1551-1600 es ya
ligeramente superior al de las impresas en lengua latina30
El latiacuten siguioacute siendo no obstante la lengua indiscutible de la ciencia en el siglo
XVI y por tanto el vehiacuteculo de expresioacuten para la produccioacuten escrita de la medicina
donde las excepciones compuestas en vernaacuteculo eran siempre justificadas Esto uacuteltimo
demuestra que no obstante hubo partidarios del empleo del romance en el aacutembito
meacutedico apoyaacutendose para secundar dicha propuesta en el escaso nuacutemero de meacutedicos que
dominaban el latiacuten y en el elevado nivel literario de esta lengua en el Renacimiento31
En Espantildea la creciente importancia del castellano que era sentido como lengua natural
y la situacioacuten un tanto adversa del latiacuten demostrada por los numerosos testimonios
29
Cf LOacutePEZ PINtildeERO 1979 123-124 30
El asunto del bilinguumlismo aceptado y la progresiva sustitucioacuten del latiacuten por las lenguas vernaacuteculas lo
encontramos en BLANCO PEacuteREZ 1999 165 LOacutePEZ PINtildeERO 1979 123-123 MARTIacuteN FERREIRA
1995 166-167 MONTERO CARTELLE 2010 136 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 130-133 31
Cf MONTERO CARTELLE 2010 137
18
recogidos por L Gil Fernaacutendez32
propiciaron la aparicioacuten de ciertos sectores que
abogaron por el uso del romance y rechazaron el empleo del latiacuten en la medicina a
pesar de que era aceptado por la mayoriacutea como lengua de la ciencia y de que su empleo
era exigido en la ensentildeanza universitaria y su conocimiento por parte de los
profesionales ordenado por pragmaacutetica -como sucediacutea seguacuten afirma M L Loacutepez
Terrada33
con los boticarios a quienes Felipe II obligaba mediante la pragmaacutetica de
1588 a conocer la lengua latina para poder examinarse- Las razones que adujeron los
partidarios del empleo del castellano se basaban sobre todo en motivos praacutecticos y de
bien comuacuten esto es en la necesidad de llegar a maacutes gente y lograr una mayor difusioacuten
de los saberes meacutedicos pues la realidad en lo que al conocimiento del latiacuten respectaba
era bien diferente de lo que se proponiacutea como ideal -asiacute en varias ocasiones la
necesidad de redactar una obra en castellano procediacutea de un encargo o ruego ajeno a la
voluntad del autor con frecuencia una peticioacuten del monarca- esta postura era
completada en muchos casos con otros motivos vinculados con el amor a la propia
lengua Estos fueron tambieacuten los argumentos que expusieron en su defensa los
humanistas meacutedicos que frente a la costumbre mayoritaria se decidieron a escribir
obras en romance34
Pero la mayoriacutea de autores siguioacute aferrada a la idea de que el latiacuten debiacutea ser la
lengua de la medicina alegando en defensa de esta postura que dicha lengua era el
coacutedigo de comunicacioacuten universal de la ciencia y la cultura que poseiacutea por su larga
historia en la materia una amplia tradicioacuten y un leacutexico teacutecnico elaborado y que
ademaacutes era fundamental para evitar el intrusismo profesional y las intromisiones no
deseadas en los distintos campos de la disciplina Hay que considerar tambieacuten que en
la mayoriacutea de los casos las obras no estaban dirigidas al gran puacuteblico sino a meacutedicos o
a estudiantes de medicina que seguacuten las exigencias de la eacutepoca debiacutean estar
familiarizados con la lengua tal y como afirma A I Martiacuten Ferreira35
al referirse a los
argumentos de los humanistas meacutedicos de la Universidad de Alcalaacute
Asiacute podemos cerrar la cuestioacuten afirmando con la misma autora que la eleccioacuten
de la lengua estaba condicionada en muchos casos por el geacutenero literario empleado el
32
Veacutease al respecto GIL FERNAacuteNDEZ 1997 48-83 33
Cf LOacutePEZ TERRADA 2002 174-175 34
Las razones de los defensores de esta postura ldquoromancistardquo aparecen en todos los estudios
consultados al respecto Cf BLANCO PEacuteREZ 1999 166-167 GIL FERNAacuteNDEZ 1997 60-61 LOacutePEZ
PINtildeERO 1979 138-139 MARTIacuteN FERREIRA 1995 172-173 MONTERO CARTELLE 2010 137 y
PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 132-133 35
Cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 168
19
puacuteblico al que se destinaba la obra y la materia concreta de la misma y que en el
contexto espantildeol del siglo XVI -extrapolando los datos de los estudios referidos a casos
concretos- lo usual fue emplear el latiacuten en los textos meacutedicos mientras que el
castellano se reservariacutea sobre todo para obras de cirugiacutea y anatomiacutea y para las
farmacopeas praacutecticas por la escasa familiaridad con el latiacuten de una parte importante de
los profesionales a los que iban dirigidas36
No podemos olvidarnos no obstante de los contrastes existentes en el seno del
propio movimiento donde no todos los humanistas meacutedicos se afanaron en editar
comentar y traducir a los claacutesicos Al contrario y seguacuten la opinioacuten de L S Granjel que
recoge en su trabajo A I Martiacuten Ferreira37
existieron tambieacuten seguidores de Galeno en
buacutesqueda de un perfeccionamiento del mismo y expositores modernos del sistema
galeacutenico medieval Ademaacutes junto con estos sectores maacutes ldquotradicionalesrdquo habiacutea
ldquodisidentesrdquo innovadores procedentes de lo que J M Loacutepez Pintildeero denomina la
ldquoperiferia teacutecnicardquo38
promotores de las principales renovaciones cientiacuteficas del
Renacimiento y que no pueden ser considerados por los estudiosos como humanistas
meacutedicos
Auacuten asiacute el humanismo significoacute mucho para la renovacioacuten de la ciencia y en
concreto la medicina pues apoyaacutendonos de nuevo en J M Loacutepez Pintildeero la necesidad
de entender de manera auteacutentica a los claacutesicos llevoacute al descubrimiento de
contradicciones internas y a la necesidad de recurrir a la observacioacuten de la realidad para
complementar hecho que terminoacute como ya sabemos en una ldquocrisis del criterio de
autoridad como base del conocimiento cientiacuteficordquo39
Ademaacutes este acercamiento
humanista a la ciencia meacutedica con un redescubrimiento de las doctrinas originales de
los claacutesicos y la consecuente posibilidad de considerarlas criacuteticamente supuso la base
de muchas reformas cientiacuteficas de la eacutepoca -como la del bruselense Andreacutes Vesalio que
sentildealoacute y rechazoacute algunos errores de la obra de Galeno a quien tradujo en su juventud y
es considerado el fundador de la anatomiacutea moderna-
Despueacutes de lo comentado parece innegable que dicha corriente contara con su
particular manifestacioacuten en Espantildea hecho probado por la existencia de profesionales
ilustres que aplicaron los principios de este humanismo a su labor meacutedica maacutes teoacuterica
36
Cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 174 37
Para esta opinioacuten y el asunto de los ldquodisidentesrdquo innovadores cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 26 38
LOacutePEZ PINtildeERO 1979 152 39
Esta afirmacioacuten y las ideas de este paacuterrafo aparecen como hemos sentildealado en LOacutePEZ PINtildeERO
1979 151
20
que praacutectica y vinculada casi siempre a aquellas universidades que funcionaron como
focos imprescindibles del mismo Si bien es cierto que empezoacute un siglo maacutes tarde que
en el resto de Europa limitando por tanto la labor de los humanistas meacutedicos a la
traduccioacuten y el comentario de textos ya sin edicioacuten pero todaviacutea con presencia de la
criacutetica textual los rasgos de esta corriente se manifestaron claramente en el ejercicio y
la produccioacuten escrita de muchos profesores de medicina que aunque en muchos casos
recibieron formacioacuten en el extranjero desarrollaron su trabajo en las universidades de
Salamanca y Valladolid -donde se mantuvo por maacutes tiempo la componente medieval
con figuras destacadas como Luis de Lemos o Luis Mercado- y Alcalaacute de Henares y
Valencia -donde los principios del humanismo meacutedico se implantaron con mayor
rapidez destacando la labor de profesionales como Francisco Valleacutes Pedro Jaime
Esteve o Luis Collado- Tambieacuten existieron no obstante figuras maacutes independientes
que desarrollaron su produccioacuten fuera de los principales centros universitarios -aunque
evidentemente recibieron formacioacuten en la universidad- como el ceacutelebre Andreacutes
Laguna ya mencionado anteriormente o el insigne Miguel Servet40
3 LA MEDICINA EN EL SIGLO XVI
Como podemos deducir el humanismo meacutedico espantildeol limitoacute praacutecticamente su
existencia al siglo XVI y dentro de ese periacuteodo amplio y ese contexto espacial
determinado se encuadra la obra del autor que nos proponemos estudiar Estas
circunstancias unidas al objetivo de la introduccioacuten contextual de esta primera parte del
trabajo que no es otro que servir de apoyo a la segunda nos obligan a centrarnos a la
hora de abordar el tema de la medicina renacentista en el siglo XVI y a poner especial
acento en la situacioacuten espantildeola cuyo panorama meacutedico en esta eacutepoca era un reflejo del
contexto general aderezado con las singularidades del propio paiacutes Es por eso por lo que
no incluimos ldquoespantildeolardquo en el tiacutetulo del epiacutegrafe pues muchos de los aspectos que
abordaremos a continuacioacuten podraacuten ser considerados una vez maacutes como reflejos de
40
El tema del humanismo meacutedico en Espantildea a traveacutes de los distintos focos universitarios o de algunas
figuras independientes estaacute ampliamente tratado en los ya mencionados estudios de BLANCO PEacuteREZ
1999 GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 MARTIacuteN FERREIRA 1995 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 cuyas
referencias completas se recogen en la bibliografiacutea de este trabajo asiacute como en M T SANTAMARIacuteA
HERNAacuteNDEZ El humanismo meacutedico en la Universidad de Valencia (siglo XVI) Valencia Consell
Valenciagrave de Cultura 2003 Informacioacuten maacutes general sobre el tema puede encontrarse en los primeros
capiacutetulos de cada uno y tambieacuten en MONTERO CARTELLE 2010 172-196 y LOacutePEZ PINtildeERO 1979
342-351
21
una realidad externa e independiente que debioacute contar con manifestaciones paralelas en
los distintos territorios no obstante siempre que hablemos de rasgos de los que no nos
consta una existencia a nivel maacutes general indicaremos que nos referimos al contexto
espantildeol
Normalmente las transiciones suelen entenderse como el paso progresivo que
algo sufre de un estado a otro pues asiacute nos lo demuestran la experiencia personal y la
sucesioacuten de los distintos periacuteodos histoacutericos que convencionalmente dividimos para
poder aprehender con claridad por medio de hitos Teniendo esto en cuenta no resulta
difiacutecil comprender la existencia en el panorama meacutedico europeo del periacuteodo que nos
ocupa de una dialeacutectica entre tradicioacuten y renovacioacuten cientiacutefica entendida como el
recurso a las autoridades antiguas o medievales frente a la introduccioacuten de las
renovaciones cientiacuteficas gestadas en el Renacimiento Dicha dicotomiacutea caracterizoacute
sobre todo a la primera mitad del siglo XVI que estuvo en cierto sentido dividida por
la continuidad del escolasticismo arabizado bajomedieval basado en la asimilacioacuten del
saber cientiacutefico griego heleniacutestico e islaacutemico por parte de las universidades de la Baja
Edad Media latina a traveacutes de las traducciones aacuterabes y la irrupcioacuten del humanismo
que como ya sabemos puede entenderse como movimiento de recuperacioacuten del saber
de la Antiguumledad grecolatina por medio del conocimiento directo de los textos claacutesicos
con todo lo que ello conlleva El resto de la centuria estuvo marcado por un predominio
de los principios de la corriente humanista que se habiacutea asentado ya en el paiacutes pero a
finales de siglo las aportaciones de la ciencia acadeacutemica aquella que estaba basada en el
humanismo meacutedico se agotaron al verse frustradas las expectativas propuestas a traveacutes
de dicha corriente para el renacimiento de la ciencia Esto permitioacute la entrada de nuevos
elementos que se habiacutean gestado en los aacutembitos extraacadeacutemicos y en la ya mencionada
ldquoperiferia teacutecnicardquo Auacuten asiacute la posibilidad de aferrarse a la tradicioacuten por motivos
ideoloacutegicos estaba abierta y eso fue precisamente lo que sucedioacute en Espantildea donde a
finales de siglo la Contrarreforma hizo que se recuperaran las doctrinas de la ciencia
tradicional si bien reformuladas y se rechazaran las renovaciones cientiacuteficas durante lo
que se considera en palabras de J M Loacutepez Pintildeero41
una etapa de neoescolasticismo
contrarreformista Durante la mayor parte del siglo la ciencia espantildeola -y por tanto la
medicina que es lo que aquiacute nos ocupa- participoacute no obstante de aquella dicotomiacutea
41
Sobre la dialeacutectica del siglo XVI entre tradicioacuten y renovacioacuten cientiacutefica cf LOacutePEZ PINtildeERO 1979
149-154 donde aparecen todas las ideas de este paacuterrafo
22
predominando el humanismo en el plano cientiacutefico -sobre todo mediada la centuria-
pero todaviacutea con una notable influencia del escolasticismo arabizado bajomedieval
Relacionado con esta cuestioacuten y ya exclusivamente dentro del panorama
espantildeol se encuentra el asunto de las generaciones de meacutedicos42
que se sucedieron en la
medicina espantildeola renacentista y que dieron clara muestra de la transicioacuten a la que
antes nos referiacuteamos En un primer momento que comprendioacute el final del siglo XV y el
comienzo del XVI desarrollaron su labor los meacutedicos pertenecientes a la primera
generacioacuten castellana con predominio todaviacutea del galenismo arabizado No obstante a
mediados de la centuria el contacto con Europa y la formacioacuten de muchos meacutedicos en el
extranjero permitieron la entrada de los principios del humanismo que fueron
asimilados por muchos profesionales de la medicina Destacan en esta etapa los
meacutedicos valencianos Miguel Jeroacutenimo Ledesma Miguel Juan Pascual Pedro Jaime
Esteve y Luis Collado entre otros y algunas figuras vinculadas a las universidades
castellanas como Bustamante de Paz en Salamanca o Rodrigo Reinoso en Alcalaacute de
Henares asiacute como otras maacutes universales o independientes entre las que podemos contar
a Juan Valverde de Amusco Goacutemez Pereira o los ya citados Miguel Servet y Andreacutes
Laguna Una tercera y uacuteltima generacioacuten estuvo protagonizada por los meacutedicos
vinculados a la corte -en concreto a la de Felipe II- que ya completamente
influenciados por el humanismo espantildeol y europeo y marcados por la situacioacuten socio-
poliacutetica del paiacutes iniciaron aquella corriente de neoescolasticismo contrarreformista En
este caso fueron meacutedicos como Fernando de Mena Cristoacutebal de Vega o Francisco
Valleacutes en Alcalaacute de Henares Luis de Lemos o Juan Bravo de Piedrahita en Salamanca
y Luis Mercado en Valladolid los que destacaron en el panorama entre otros
profesionales
Ahora bien todos estos meacutedicos formaban parte de una eacutelite social y poliacutetica que
limitaba sus labores sobre todo a la vertiente teoacuterica -quedando la praacutectica reducida a
la atencioacuten meacutedica de unos cuantos grupos elitistas- y vinculaba su actividad a las
universidades Pero el panorama meacutedico espantildeol de la eacutepoca contaba con otras figuras
que tambieacuten ejerciacutean la medicina aunque en muchos casos careciacutean de la formacioacuten
necesaria A saber meacutedicos ldquoempiacutericosrdquo entre los que se contaba a barberos algebristas
o bizmadores sangradores y parteras -todos ellos procedentes del pueblo llano y casi
siempre ajenos al mundo universitario- hombres y mujeres vinculados al mundo de la
42
Este asunto es ampliamente tratado en BLANCO PEacuteREZ 1999 27-28 MARTIacuteN FERREIRA 1995
27-28 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 25
23
hechiceriacutea y la supersticioacuten -saludadores o ensalmadores- e impostores que fingiacutean
tener una soacutelida formacioacuten -y por supuesto desconociacutean las lenguas claacutesicas- todos
ellos criticados por los meacutedicos humanistas conscientes de su posicioacuten elitista y con
una formacioacuten acadeacutemica que avalaba su ejercicio profesional43
Esta situacioacuten hizo pensar a esos meacutedicos universitarios en la necesidad de
exigir a los que iban a ejercer la medicina una serie de requisitos que manifestaron
mediante escritos en los que se describiacutea la figura del meacutedico ideal44
Entre otras
necesidades se planteaba la de conocer los preceptos de los autores claacutesicos de la
medicina sin olvidar a los aacuterabes y los escritos maacutes recientes -como proponiacutea Luis de
Lemos- y conocer la lengua latina y en menor medida la griega asiacute como un poco de
la aacuterabe para poder acceder a los textos -planteamiento que aparece en los escritos de
los meacutedicos E Jorge Enriacutequez y Alonso de Miranda-
Ante estas circunstancias para controlar de manera oficial la formacioacuten de los
profesionales de la medicina se creoacute a finales del siglo XV el Real Tribunal del
Protomedicato45
que llevaba a cabo dicha tarea por medio de exaacutemenes con los que los
protomeacutedicos evaluaban los conocimientos de los aspirantes a los diversos cargos de la
medicina para otorgarles en su caso la licencia que les permitiacutea ejercer
4 MEacuteDICOS Y BOTICARIOS DOS REALIDADES EN UN NUEVO ESCENARIO
Hasta ahora nos hemos referido sobre todo a un tipo de profesional de la
medicina el meacutedico con sus diferentes figuras Sin embargo en la eacutepoca existiacutean otras
ocupaciones sanitarias que compartiacutean escenario con los meacutedicos y cubriacutean las distintas
necesidades que este aacutembito demandaba mediante un trabajo que combinaba teoriacutea y
praacutectica Asiacute podiacutea contarse ademaacutes de con meacutedicos con cirujanos boticarios y
albeacuteitares46
figuras con una formacioacuten y un ejercicio profesional diferenciados y unas
condiciones generalmente dispares en materia de regulacioacuten -si bien es cierto que
coincidiacutean en muchos aspectos como trabajadores de un mismo campo- En este
43
Aborda esta cuestioacuten entre otros MARTIacuteN FERREIRA 1995 28-30 44
De la figura del meacutedico ideal tal y como la retratan los escritos de los propios meacutedicos humanistas
habla sobre todo PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 33-35 45
Sobre el funcionamiento de esta institucioacuten en la eacutepoca que nos ocupa y otras cuestiones
relacionadas cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 34-35 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 37 46
El tiacutetulo del capiacutetulo ya mencionado de LOacutePEZ TERRADA 2002 -ldquoMeacutedicos cirujanos boticarios y
albeacuteitaresrdquo- ilustra a la perfeccioacuten esta realidad que aparece ademaacutes explicada al detalle en el cuerpo del
mismo Se han utilizado para este epiacutegrafe las pp 161-168 y 174-177
24
epiacutegrafe solo vamos a abordar de manera sucinta los aspectos que atantildeen a la
ocupacioacuten de los meacutedicos y a la de los boticarios para acotar asiacute el espacio que nos
permitiraacute comprender mejor la segunda parte del trabajo limitaacutendonos al aacutembito que
maacutes se acerca a nuestro objeto de estudio a traveacutes de una visioacuten comparada de dos
profesiones meacutedicas diferentes
En el siglo XVI la uacutenica ocupacioacuten de caraacutecter cientiacutefico que se habiacutea convertido
en profesioacuten era la de meacutedico Como ya sabemos la formacioacuten estaba a cargo de las
universidades mientras que la regulacioacuten del ejercicio y la concesioacuten de licencias eran
competencia de la burocracia nacional que estableciacutea la necesidad de superar una serie
de exigencias previas a la incorporacioacuten a la praacutectica profesional A saber seguir una
formacioacuten que comprendiacutea el grado de bachiller en artes en universidades aprobadas
maacutes cuatro antildeos de estudios en una facultad que permitieran obtener el de bachiller en
medicina y dos antildeos de praacutecticas con meacutedicos aprobados superar el examen del
Protomedicato y finalmente obtener la licencia concedida por la Corona o por las
ciudades que permitiacutea ejercer Una vez obtenida dicha licencia los meacutedicos podiacutean
empezar a trabajar en distintos aacutembitos cada uno de los cuales proporcionaba un estatus
social y una remuneracioacuten diferentes en la casa real en el ejeacutercito o en hogares de
grandes sentildeores laicos y eclesiaacutesticos o en las ciudades Por otra parte no hubo en el
nuevo escenario una diferenciacioacuten demasiado evidente y radical entre el ejercicio
profesional de los meacutedicos y el de los cirujanos a pesar de que a finales de siglo se
establecioacute por pragmaacutetica que los meacutedicos no podiacutean realizar operaciones quiruacutergicas
asiacute como tampoco existioacute un liacutemite claro entre las funciones de los meacutedicos y las de los
boticarios si bien es cierto que se consideraba que estos uacuteltimos perteneciacutean a un grado
inferior bajo las oacuterdenes de aquellos
En lo que respecta a los boticarios los requisitos que debiacutean cumplir para
conseguir la licencia de ejercicio eran baacutesicamente los mismos que hemos indicado para
los meacutedicos pero con alguna variacioacuten que los acercaba maacutes al colectivo de los
cirujanos Asiacute debiacutean superar un periacuteodo de aprendizaje con un maestro boticario a lo
largo de cuatro antildeos -se trataba en este caso de una formacioacuten de caraacutecter artesanal y
no universitaria- y finalmente el examen ante el Tribunal del Protomedicato que les
permitiriacutea obtener la licencia necesaria para poder abrir una botica y dispensar
medicamentos Cuando contaban con este permiso los boticarios podiacutean trabajar como
los meacutedicos en distintos aacutembitos tambieacuten con diversa consideracioacuten social y sueldos
diferentes podiacutean abrir una botica por cuenta propia en una ciudad o bien ser
25
contratados por las autoridades urbanas podiacutean trabajar para un hospital -los de cierto
renombre soliacutean tener boticas propias- o podiacutean incorporarse al servicio de la casa real
Como sucediacutea con el resto de ocupaciones sanitarias el ejercicio de los boticarios estaba
regulado por el Tribunal del Protomedicato que se afanoacute especialmente en evitar
problemas de intrusismo -que los meacutedicos prepararan y vendieran recetas en sus casas o
que personas ajenas a la profesioacuten indicaran medicacioacuten sin receta previa- o un
problema frecuente como aquel de que los meacutedicos recetaran siempre a un boticario
determinado normalmente emparentado con ellos asiacute como en exigir a los boticarios
permanecer en sus boticas durante unas horas determinadas y preparar en ellas los
medicamentos En cuanto a la corona se encargoacute por medio de pragmaacuteticas de
prohibir que los boticarios fueran tambieacuten drogueros de obligar a los mismos a incluir
en el envase de los compuestos el diacutea mes y antildeo en que se hicieron de incluir a un
boticario en los exaacutemenes del Protomedicato -como examinador entendemos- y de
unificar los pesos y medidas farmaceacuteuticos entre otras cosas Por uacuteltimo el asunto de la
lengua que tanto atantildee a nuestro objeto de estudio estuvo en este colectivo
determinado en gran medida por la pragmaacutetica de 1588 que establecioacute para los
boticarios entre otras cosas la obligacioacuten de saber latiacuten como requisito para poder
examinarse Un ejemplo de esta postura es el del meacutedico Antonio de Aguilera que
consideraba que el boticario ideal debiacutea ser latino o al menos entender el latiacuten47
Es
posible seguacuten Loacutepez Terrada48
que los boticarios maacutes exigentes se preocuparan por
estudiar esta lengua en las universidades pero un grupo seguramente amplio seguiriacutea
desconociendo el latiacuten que resultaba imprescindible para poder entender sin problemas
las recetas que los doctores en medicina escribiacutean en la misma a pesar de los intentos
de los boticarios previos a la pragmaacutetica por obligar a los meacutedicos a redactarlas en
romance
47
Cf LOacutePEZ TERRADA 2002 174-175 48
Cf LOacutePEZ TERRADA ibidem
26
II MARCO LITERARIO
La inclusioacuten de un epiacutegrafe que exponga las liacuteneas generales del contexto
literario en el que se gestoacute la obra que nos ocupa y del marco en el que se desarrolloacute la
literatura que con sus textos sirvioacute de precedente a la produccioacuten meacutedica renacentista
resulta imprescindible en un trabajo de estas caracteriacutesticas como ya hemos
manifestado en la introduccioacuten Por ello vamos a intentar ofrecer a continuacioacuten una
visioacuten concisa pero justa de los distintos geacuteneros y obras que fueron surgiendo en el
seno de la disciplina meacutedica en cada eacutepoca y que fueron producto del trabajo de una
serie de profesionales que tambieacuten asumieron el papel de autores con el objetivo de
divulgar sus conocimientos sirvieacutendose para ello de distintos recursos expresivos
vinculados a las necesidades y circunstancias de cada periacuteodo
1 TEXTOS MEacuteDICOS ANTIGUOS Y MEDIEVALES FUENTES PARA UNA
NUEVA LITERATURA MEacuteDICA
11 LA MEDICINA CLAacuteSICA GRECOLATINA Y SUS TEXTOS
La medicina griega constituye el punto de partida de toda la medicina occidental
posterior Esta contundente sentencia que deducimos de las liacuteneas del trabajo de E
Montero Cartelle49
pone de manifiesto la gran influencia que los textos meacutedicos de esta
eacutepoca ejercieron en la produccioacuten del resto de periacuteodos incluso y quizaacute sobre todo en
la de los romanos coetaacuteneos en cierto modo de aquellos Dicha afirmacioacuten resulta
razonable si advertimos que fue durante los siglos VI-V a C cuando la medicina se
constituyoacute como saber teacutecnico gracias al trabajo de una serie de meacutedicos entre los
cuales destacoacute el conocido Hipoacutecrates Es quizaacute por este motivo por el que a la
produccioacuten literaria meacutedica de ese periacuteodo que abarca escritos de temas muy variados
se la conoce con el nombre de Corpus Hippocraticum a pesar de que muchos de esos
textos no habiacutean sido escritos por Hipoacutecrates50
Despueacutes de este meacutedico destacaron
figuras como la de Galeno -en el siglo II- a quien se atribuye una amplia produccioacuten de
49
Cf MONTERO CARTELLE 2020 11 50
Para el apartado de medicina griega cf LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 73-81 y 271-281
27
escritos de medicina tambieacuten de diverso contenido51
o un siglo antes la de
Dioscoacuterides autor del De materia medica una obra sobre simples que gozoacute de gran
fortuna en eacutepocas posteriores y se convirtioacute en precursora de la moderna farmacopea
Entre las muchas figuras posteriores a estas uacuteltimas fue remarcable la de
Oribasio de Peacutergamo meacutedico del emperador Juliano que desarrolloacute su variada obra
reunida en unas colecciones meacutedicas en el siglo IV A Oribasio lo sucedieron otros
autores meacutedicos como Aecio de Amida o Pablo de Egina -entre los siglos VI-VII
probablemente- que son considerados junto con aquel dentro del aacutembito de la
medicina bizantina Es por esto por lo que en algunos manuales aparecen junto con
Galeno dentro del contexto meacutedico de la eacutepoca romana imperial52
si bien es cierto que
en todos los casos se trata de autores griegos Debemos tener en cuenta que estas
uacuteltimas figuras conociacutean con frecuencia las obras de los autores meacutedicos anteriores e
incluso se apoyaban en ellas para componer sus textos
Mientras que la medicina griega como hemos dicho constituye la base y el
punto de partida de todo el movimiento meacutedico occidental posterior la medicina
romana es original en su aproximacioacuten adaptacioacuten y realizacioacuten del modelo griego53
De esta forma destaca la produccioacuten meacutedica latina de eacutepoca imperial repartida en los
siglos I y IV que constituyeron dos etapas bien diferenciadas en lo que respecta a
geacuteneros y lengua Asiacute si nos centramos en las formas de expresioacuten literaria podemos
distinguir por un lado la enciclopedia dedicada a la formacioacuten cultural general y
desarrollada sobre todo en el siglo I con representantes como Celso -considerado por
su elegante prosa el Ciceroacuten de los meacutedicos- y Plinio el Viejo conocido por su
Naturalis historia que dedica los libros XXIII-XXXII a tratar las propiedades
medicinales de varios productos de origen vegetal y animal El otro gran geacutenero fue el
manual una forma literaria con fines didaacutecticos maacutes propia de los siglos IV-V donde se
observa una tendencia al recetario de tipo praacutectico Estos manuales soliacutean presentar
numerosas traducciones o adaptaciones de textos anteriores estaban orientados al
puacuteblico en general y empleaban una lengua vulgarizante Dentro de este geacutenero
destacaron autores como Celio Aureliano y Marcelo Empiacuterico asiacute como ciertos escritos
menores proacuteximos al periacuteodo medieval como el De herba vettonica tradicionalmente
51
Cf para una ordenacioacuten sistemaacutetica de sus obras LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 219-220 52
De esta forma en MAZZINI 1997 73-96 53
Asiacute lo apunta en su trabajo MONTERO CARTELLE ibidem
28
atribuido a Antonio Musa meacutedico del emperador romano Augusto el Herbarius de
Pseudo-Apuleyo o el Liber medicinae ex animalibus que se atribuye a Sexto Plaacutecido54
12 LITERATURA MEacuteDICA EN LA EDAD MEDIA LATINA
Con el agotamiento de la Antiguumledad la literatura meacutedica se vio afectada por
ciertas transformaciones producto de la evolucioacuten de la ciencia y reflejo del progresivo
cambio de contexto Auacuten asiacute y como era de esperar en esta nueva eacutepoca se
mantuvieron y se desarrollaron ciertos rasgos gestados durante los uacuteltimos antildeos del
periacuteodo anterior como sucedioacute por ejemplo con la distribucioacuten de la medicina en tres
ramas55
la diaetetica encargada del mantenimiento de la salud corporal la
pharmaceutica que abarcaba la ciencia de los medicamentos tambieacuten conocida como
terapeacuteutica o materia meacutedica y la chirurgia que comprendiacutea las intervenciones
quiruacutergicas Dentro de cada una de estas ramas se fueron desarrollando formas literarias
diferentes -asiacute y entre otras los regimina en la primera los herbarios y antidotarios en
la segunda y las anatomiacuteas y cirugiacuteas en la tercera- Otro aspecto importante del periacuteodo
medieval fue el desarrollo de la escolaacutestica56
corriente filosoacutefica y teoloacutegica que hacia
el siglo XIII se aplicoacute al aacutembito de la medicina apoyada en el ldquonuevo Aristoacutetelesrdquo y en
el ldquoviejo Galenordquo fundamentalmente arabizado Se basoacute sobre todo en un meacutetodo
especulativo carente de visioacuten criacutetica -predominaba el principio de autoridad- y con un
gran protagonismo de la dialeacutectica centrado por tanto en la vertiente teoacuterica -aunque
tambieacuten la praacutectica tuvo su desarrollo- y con una importante funcioacuten escolar No
podemos olvidar por otra parte que en esta eacutepoca muchos profesionales de la medicina
accedieron a los textos de los autores claacutesicos a traveacutes de las traducciones aacuterabes que
habiacutean ido apareciendo durante la Alta Edad Media vertieacutendose en muchos casos al
latiacuten lo que permitioacute a nivel linguumliacutestico la asimilacioacuten de diversos arabismos que se
sumaron a un latiacuten vulgarizado desde finales de la Antiguumledad y que durante el
desarrollo del periacuteodo iriacutea tecnificaacutendose y acercaacutendose al uso de la lengua literaria57
54
Cf para la medicina latina y en concreto para este paacuterrafo MONTERO CARTELLE 2010 11-
30 tambieacuten LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 184 y 282-287 y MAZZINI 1997 27-96 55
Esta cuestioacuten aparece en LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 3 191-197 y MONTERO
CARTELLE 2010 31 y ss 56
Sobre la aplicacioacuten de esta corriente a la medicina escriben de nuevo LAIacuteN ENTRALGO 1971-
1973 338-339 y MONTERO CARTELLE 2010 43 57
Como sentildeala MONTERO CARTELLE 2010 120-121
29
En lo que respecta a los geacuteneros literarios58
la nueva eacutepoca fue testigo del
desarrollo de una gran variedad de formas destinadas a satisfacer las diversas
necesidades de la ensentildeanza y la praacutectica meacutedicas Desde enciclopedias -como las
Ethymologiae de Isidoro de Sevilla- hasta libros de secretos -un tipo de literatura
pseudocientiacutefica y semiculta a caballo entre los recetarios la literatura teacutecnica y los
textos hermeacuteticos- la lista comprendiacutea siacutentesis teoacutericas -compendia o summae como la
Practica dicta Lilium medicinae de Bernardo de Gordon- traducciones de grandes
obras de conjunto -como las de Gerardo de Cremona el autor maacutes representativo de la
Escuela de Toledo cuya traduccioacuten del Canon de Avicena supuso la clave de la
recepcioacuten medieval del mismo- comentarios o glosarios -que constituiacutean el origen del
meacutetodo escolaacutestico empleados en las lectiones con una funcioacuten fundamentalmente
pedagoacutegica y propedeacuteutica- concordancias -colecciones de sentencias de las grandes
autoridades de la medicina- diccionarios y leacutexicos meacutedicos -que recogiacutean la nueva
terminologiacutea tras la asimilacioacuten del influjo de la medicina aacuterabe como el Alphita
glosario anoacutenimo del siglo XIII- y conciliaciones -que intentaban concordar
contradicciones entre las distintas autoridades- Tambieacuten fueron importantes las
quaestiones y disputationes -que soliacutean seguir a las lectiones quedando normalmente en
una disputa dialeacutectica- las obras de introduccioacuten o accessus -que serviacutean de entrada a
las obras de las autoridades claacutesicas y a la medicina en general- los tacuina y las
tabulae -constituidos por cuadros sinoacutepticos que exponiacutean diversos aspectos de la
medicina medieval- y los consilia -obras de consejos destinadas a casos cliacutenicos
concretos-
2 LA EXPRESIOacuteN LITERARIA DE LA MEDICINA EN EL RENACIMIENTO
Como ya hemos expuesto en epiacutegrafes anteriores en el Renacimiento el
humanismo aplicado a distintos aacutembitos del saber suscitoacute un intereacutes por recuperar el
conocimiento de la Antiguumledad Asiacute en medicina los diversos profesionales tambieacuten
convertidos en autores se preocuparon por acceder a los textos meacutedicos claacutesicos de
manera directa afanaacutendose en la depuracioacuten de las versiones medievales y en la
traduccioacuten el comentario y la edicioacuten de las obras originales Por otra parte este
renacer de la Antiguumledad supuso en el plano linguumliacutestico una recuperacioacuten del modelo
58
Para esta cuestioacuten veacutease la detallada visioacuten que ofrece MONTERO CARTELLE 2010 45-105
30
claacutesico de la lengua latina con la consecuente buacutesqueda de belleza literaria a traveacutes de
la imitacioacuten de los autores grecolatinos una circunstancia que tambieacuten afectoacute a la
lengua de la medicina que convirtioacute a Galeno Hipoacutecrates y Celso entre otros autores
antiguos en la base de un movimiento de reaccioacuten contra el arabismo y la depravacioacuten
leacutexica medieval59
Esta nueva mentalidad dio lugar a nuevas formas literarias60
con las que divulgar
los conocimientos meacutedicos adaptadas a las necesidades del contexto y que en muchos
casos no eran sino continuacioacuten o reformulacioacuten de las del periacuteodo anterior Asiacute se
mantuvieron los tratados generales de corte tradicional si bien con novedades en la
siacutentesis y el orden expositivo y los consilia que en algunos casos conservaron su forma
medieval mientras que en otros introdujeron aspectos novedosos como tambieacuten
sucedioacute con las quaestiones Tambieacuten siguieron cultivaacutendose geacuteneros como la
enciclopedia las concordancias o conciliaciones y los resuacutemenes de auctoritates que
no obstante fueron dejando paso a las nuevas formas monografiacuteas especializadas sobre
temas concretos -como el De humani corporis fabrica un tratado de anatomiacutea escrito
por Andreas Vesalius- comentarios a los textos griegos que casi siempre formaban
parte de ediciones y traducciones al latiacuten -desarrollados por autores como Niccolograve
Leoniceno Thomas Linacre Guumlnther von Andernach o Janus Cornarius- textos sobre
las nuevas enfermedades y maacutes vinculados a la literatura que a la medicina las
epistulae -como las de Giovanni Manardo o Pietro A Mattioli- y los diaacutelogos en los
que primaba la funcioacuten didaacutectica por lo que soliacutean ser divulgados en lengua vernaacutecula
59
Cf MONTERO CARTELLE 2010 148-149 60
La cuestioacuten de los geacuteneros literarios de la medicina renacentista es de nuevo ampliamente tratada
en MONTERO CARTELLE 2010 128-136
31
III EL LIBRO DE THERIACA DE LORENZO PEacuteREZ
Una vez conocidos los rasgos fundamentales del contexto cultural y literario en
el que se gestoacute la obra que nos proponemos estudiar podemos proceder a analizar los
datos extraiacutedos de su lectura y a exponerlos y cotejarlos con la informacioacuten precedente
con la finalidad de responder maacutes adelante a las preguntas que se derivan de nuestro
objetivo Para ello nos detendremos en primer lugar a tratar con brevedad la situacioacuten
de la medicina escrita en la ciudad y en la eacutepoca en la que nuestro autor desarrolloacute su
obra -atendiendo especiacuteficamente a autores y textos- asiacute como algunos datos sobre su
vida y sus dos escritos visioacuten que completada con una descripcioacuten preliminar del texto
que nos ocupa nos permitiraacute reconstruir en liacuteneas generales su contexto inmediato y
comprender con mayor propiedad los aspectos compositivos que seraacuten estudiados en un
segundo epiacutegrafe
1 INTRODUCCIOacuteN
11 EL AUTOR Y LA MEDICINA ESCRITA EN EL TOLEDO DEL SIGLO XVI
R Sancho de San Romaacuten sentildeala en uno de sus trabajos61
que la medicina
toledana empezoacute a declinar a partir del siglo XVI a pesar del paso por la ciudad de
meacutedicos ilustres del seacutequito imperial de los reyes como Andreacutes Vesalio o Luis Lobera
de Aacutevila y de la presencia en la misma de otras figuras importantes en el aacutembito como
el cirujano Juan Fragoso o el meacutedico Francisco Hernaacutendez Esta opinioacuten se ve
reforzada ademaacutes con la idea de que el humanismo toledano tuvo maacutes esplendor en la
vertiente filoloacutegica y helenista que en la meacutedica62
Sin embargo y desde que los Reyes
Catoacutelicos concedieran el primer privilegio a la ciudad para imprimir a finales del siglo
XV diversos autores de medicina publicaron sus obras en el Toledo de la eacutepoca
produccioacuten que solo se vio interrumpida a mediados de siglo sin bien en la segunda
mitad vieron la luz importantes obras de farmacopea63
De esta forma entre finales del
siglo XV y la primera mitad del XVI la imprenta toledana publicoacute numerosas
61 Cf SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1972 9-12
62 Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1475-1476
63 Veacutease para estas afirmaciones y la lista de obras meacutedicas por autores en la imprenta toledana del
siglo XVI que relatamos a continuacioacuten SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1977 10-18 y 29
32
traducciones al castellano de grandes claacutesicos de la medicina -el Lilio de Medicina de
Bernardo de Gordon o el Libro o practica en Cirugia del italiano Juan de Vigo entre
otras- asiacute como obras de meacutedicos propiamente toledanos como Juliaacuten Gutieacuterrez -con
sus De potu in lapidis preservatione y De computatione dierum criticorum- o Luis de
Villarrubia -Tractatus eximiushellipab Epydemiali morbo- y Jorge Goacutemez -De ratione
minuendi sanguine in morbo laterali-64
Ya en la segunda mitad del siglo publicaron sus
obras en la ciudad autores como el meacutedico aragoneacutes Jeroacutenimo Jimeacutenez -Institutiorum
Medicarum libri quatuor nunc primum in lucem editi- o los boticarios toledanos
Lorenzo Peacuterez -Libro de Theriaca y De medicamentorum simpliciumhellipdelectu- y Veacutelez
de Arciniega -De simplicium medicamentorum collectione-65
Al final de la centuria la
imprenta de esta ciudad sacoacute a la luz lo que parecen ser las uacuteltimas obras meacutedicas del
Renacimiento toledano ambas sobre veterinaria el Libro de Albeiteria de Manuel Diacuteaz
y una recopilacioacuten de textos antiguos sobre este mismo tema de Alonso Suarez
En lo que respecta en concreto a Lorenzo Peacuterez pocos son los datos que
tenemos de eacutel Todas las secciones que se le dedican en las distintas obras biograacuteficas de
caraacutecter general apoyan sus afirmaciones en unos cuantos datos fundamentales Asiacute
sabemos que nuestro autor nacioacute en Toledo donde ejercioacute la profesioacuten de boticario y
que probablemente viajoacute por Espantildea Italia y Asia para conocer de primera mano las
plantas y poder corregir asiacute los errores que en la eacutepoca abundaban en las boticas66
Esta informacioacuten ademaacutes coincide con los datos esquemaacuteticos que aportan en la
actualidad J M Loacutepez Pintildeero y R Sancho de San Romaacuten67
Por otra parte F Picatoste
y Rodriacuteguez68
antildeade que se retiroacute antes del antildeo 1588 y A J Cavanilles69
que fue hijo
de un padre ilustrado que ldquole ensentildeoacute la facultad le inspiroacute el buen gusto los deseos de
saber y los de ser uacutetil aacute la sociedadrdquo y que con esta finalidad se instruyoacute en el latiacuten y
el griego ldquopara leer y corregir los coacutedices antiguos que trataacuteron de vegetales y
remediosrdquo testimonio que prueba con algunos ejemplos extraiacutedos del propio Libro de
64
De estos dos uacuteltimos autores habla tambieacuten SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1478-1487 y
1492 afirmando que seguiacutean anclados a la tradicioacuten meacutedica medieval frente a lo que parecioacute ocurrir con
las obras latinas ya imbuidas de los rasgos del humanismo de los dos boticarios de la segunda mitad del
siglo a los que nos referiremos en seguida 65
Cf para un estudio filoloacutegico de las obras en latiacuten de estos dos autores SANTAMARIacuteA
HERNAacuteNDEZ 2005 1487-1492 66
Estos datos aparecen en CAVANILLES 1804 105-106 COLMEIRO 1858 153 y PICATOSTE Y
RODRIacuteGUEZ 1891 241 67
Cf LOacutePEZ PINtildeERO 1979 302 y SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1977 17 68
Cf PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ ibidem 69
CAVANILLES ibidem
33
Theriaca Praacutecticamente lo mismo nos dice E Reyes Proacutesper70
en una obra de
principios del siglo XX donde afirma que Lorenzo Peacuterez era ldquoun culto humanista y
botaacutenico perspicazrdquo y que ldquodespueacutes de haber aprendido correctiacutesimamente el griego el
latiacuten y cuanto se habiacutea publicado de estudio de las plantas hasta su tiempo viajoacute por
nuestro paiacutes Italia y Asia para ver vivas muchas de las plantas que describieron y a
veces confundieron los antiguos autoresrdquo Los tres autores antes mencionados71
hacen
tambieacuten referencia a los conocimientos del boticario poco comunes en la eacutepoca por lo
que afirman merecieron el elogio de escritores como Sprengel72
que llegoacute a considerar
a nuestro autor eacutemulo de Maranta73
Tanto F Picatoste y Rodriacuteguez como M
Colmeiro74
testifican ademaacutes que Diego Serrano el boticario que llevoacute a la imprenta la
obra en latiacuten de nuestro autor despueacutes de que este se hubiera retirado en la dedicatoria a
dicha obra alega que le pidioacute este libro porque ldquolos muy doctos le daban el primado en
la eleccioacuten de los medicamentos simplesrdquo En relacioacuten a todo esto A J Cavanilles75
antildeade casi a modo de conclusioacuten que en el prefacio del meacutedico Francisco Pentildea a dicha
obra Lorenzo Peacuterez aparece como ldquoun sabio casi superior aacute los distinguidos de su siglo
que conocioacute quanto habiacutean escrito sobre yerbas comprobaacutendolo todo por siacute mismo y
que supo antildeadir nuevas luces para promover la cienciardquo Todos estos testimonios76
aportan evidencias sobre la singularidad y excelencia de nuestro autor como boticario e
incluso humanista una figura que aportoacute datos interesantes sobre la materia meacutedica y
preludioacute algunas consideraciones que antildeos maacutes tarde se asentariacutean en el aacutembito de la
botaacutenica
70
E REYES PROacuteSPER Dos noticias histoacutericas del inmortal botaacutenico y sacerdote hispano-valentino
Don Antonio Joseacute Cavanilles Madrid Artes Graacuteficas ldquoMateurdquo 1917 nota 25 71
Cf de nuevo CAVANILLES 1804 106-107 que vuelve a ilustrar con ejemplos extraiacutedos de la
obra del autor COLMEIRO ibidem y PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ ibidem que debioacute reproducir aquiacute
las palabras de M Colmeiro pues los testimonios de ambos autores son praacutecticamente iguales 72
Botaacutenico y fiacutesico alemaacuten que vivioacute entre los siglos XVIII-XIX Cf JOURDAN 1820-1825 vol 7
249-250 73
Meacutedico botaacutenico y teoacuterico literario del Renacimiento italiano autor entre otras de una obra en
italiano sobre la triaca traducida poco despueacutes al latiacuten por el meacutedico y botaacutenico alemaacuten J Camerarius Cf
JOURDAN 1820-1825 vol 6 177-178 74
Cf COLMEIRO ibidem y PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ 1891 242 75
CAVANILLES 1804 110 76
Ademaacutes de en los autores mencionados tambieacuten encontramos pequentildeas referencias a Lorenzo Peacuterez
en otras obras bibliograacuteficas y en algunos estudios sobre historia de la farmacia o noticias de algunas
boticas espantildeolas Entre ellas destacamos la de F J PUERTO SARMIENTO La Triaca Magna
Discurso de ingreso como acadeacutemico de nuacutemero en la RANF leiacutedo el 26 de febrero de 2009 disponible
en formato electroacutenico en Real Academia Nacional de Farmacia [en liacutenea] lthttpwwwranfcompdfdisc
ursosnumeropuertopdfgt
34
Sabemos por tanto que Lorenzo Peacuterez escribioacute dos textos sobre farmaceacuteutica77
que han llegado hasta nosotros en su versioacuten original En latiacuten redactoacute su De
medicamentorum simpliciumhellipdelectu78
publicado en Toledo en 1599 por el ya
mencionado Diego Serrano tambieacuten boticario un breve escrito sobre la eleccioacuten y
reposicioacuten de medicamentos simples y compuestos en el que recogioacute las
denominaciones latinas restituidas corrompidas y castellanas de cada uno de ellos con
el objeto de instruir a los boticarios y de evitar las confusiones terminoloacutegicas entre
ellos La obra por tanto tiene una finalidad praacutectica que se consigue no obstante
mediante la depuracioacuten del leacutexico un ejercicio muy comuacuten entre los humanistas
meacutedicos79
A este escrito lo precedioacute en 1575 el Libro de Theriaca publicado en
castellano por el propio autor en la misma ciudad y en el que trata diversos aspectos de
los distintos ingredientes de una composicioacuten medicinal M T Santamariacutea Hernaacutendez80
sentildeala que en este caso la finalidad de la obra es exclusivamente praacutectica si bien aquiacute
como veremos maacutes adelante el autor tambieacuten deja traslucir sus preocupaciones
linguumliacutesticas a traveacutes de diversas actuaciones que aunque escasas no deben pasar
desapercibidas
12 DESCRIPCIOacuteN DE LA OBRA
La obra que nos ocupa consta de 399 paacuteginas y veinticuatro hojas no numeradas
ocho al principio y dieciseacuteis al final Su tiacutetulo completo es bastante expliacutecito y ya
revela en cierto modo tanto el contenido como la finalidad de la misma ldquoLibro de
Theriaca limpio de los errores hasta nuestros tiempos en ella cometidos y vtilissimo
para preparar y configir muchos Simples y Compuestos cada dia recebidos en vso de
Medicinardquo (I 1-9)81
Dicho tiacutetulo aparece en la portada junto con otros datos que nos
dicen que la obra fue escrita por el boticario Lorenzo Peacuterez vecino de Toledo y que fue
impresa en la misma ciudad en casa de Juan de Ayala en el antildeo 1575 dirigida al
77
De las dos obras de Lorenzo Peacuterez habla sobre todo CAVANILLES 1804 108-110 tambieacuten
encontramos breves descripciones de las mismas en COLMEIRO 1858 153 y PICATOSTE Y
RODRIacuteGUEZ 1891 241-242 78
PERESIUS 1599 79
Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2006 273-281 80
Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1489-1490 81
La paginacioacuten que se indica con nuacutemeros romanos es nuestra Se trata en todo momento de
paacuteginas nunca de folios Tras esta se especifican en cada referencia las liacuteneas en las que se encuentra el
texto citado
35
Ayuntamiento de Toledo Tambieacuten se indica en el mismo sitio que la obra cuenta con el
privilegio concedido por el rey para ser vendida especificaacutendose a continuacioacuten la tasa
de la misma
Tras la portada nos encontramos con una carta de Juan Fernaacutendez de Herrera
Secretario del Consejo del Rey en la que se especifica de nuevo la tasa de la obra82
A
este texto le sigue una carta de Juan Gallo escribano de la Caacutemara del Rey redactada
por mandato suyo y que contiene la licencia de impresioacuten83
Una uacuteltima carta del rey
en este caso escrita por Martiacuten de Gaztelu recoge la ceacutedula que da licencia al autor para
imprimir y vender el libro ldquopor tiempo de diez antildeosrdquo (VI 17)
Las siguientes paacuteginas se reservan a la epiacutestola nuncupatoria dirigida al
Ayuntamiento de Toledo en la que el autor especifica entre otras cosas la finalidad de
la obra
Assi yo aacute saber estas cosas de plantas inclinado procure recoger los ratos de mi estudio
y escriuir vn tratado de Theriaca solo por entender que V S hauia acordado con
mucha razon y prudencia hazer vn compendio de todos los simples y compuestos
medicamentos recibidos en esta ciudad en el vso de medicina para limpiar las Boticas
de los enuegecidos errores y conseruar en salud la Republica (XI 7-17)
Otro aspecto sentildealado en la misma muy relevante para nuestro estudio es el de la
justificacioacuten del empleo del romance en lugar del latiacuten lengua usual en las obras de
caraacutecter cientiacutefico de la eacutepoca y que analizaremos maacutes adelante A esta epiacutestola siguen
tres sonetos de Alonso Saacutenchez teoacutelogo y rector del Colegio de Navalcarnero del
Doctor Tomaacutes de Arroyo y del Licenciado Pedro Suaacuterez estos dos uacuteltimos meacutedicos
dedicados al autor
Tras estos sonetos comienza el Libro de Theriaca propiamente dicho un escrito
sobre un remedio universal conocido como triaca -del aacuterabe hispano attiryaacuteq este del
aacuterabe claacutesico tiryāq este del latiacuten theriaca y este del griego θηριακή derivado de
θηρίον fiera animal84
- que se empleoacute desde la Antiguumledad y hasta los siglos XVIII-
XIX primero contra la mordedura venenosa de ciertos animales y despueacutes como
82
ldquo[hellip] le tassaron a tres marauedis cada pliego con que no se pueda uender ni distribuyr sin que al
principio de cada libro de la dicha impression vaya impresso esta tassa [hellip]rdquo (II 9-13) 83
ldquo[hellip] por la qual [carta] vos damos licencia y facultad para que por esta vez qualquier impressor
destos nuestros reynos pueda imprimir el dicho libro [hellip]rdquo (IV 4-10) 84
Cf Real Academia Espantildeola Diccionario de la lengua espantildeola (22a ed) [en liacutenea]
lthttplemaraeesdraeval=theriacagt
36
panacea para diversas enfermedades85
El cuerpo de la obra de Lorenzo Peacuterez estaacute
constituido por un proemio (1-4) y la triaca de Androacutemaco encabezada por una lista en
latiacuten con los simples y compuestos que la conforman y seguida de la descripcioacuten de
cada uno de ellos (5-348) asiacute como de dos secciones finales con informacioacuten sobre la
manera de componer la triaca y su fermentacioacuten y duracioacuten respectivamente (348-364)
La obra concluye con un anexo en latiacuten que incluye distintas versiones de la
triaca de varios autores -los antiguos Galeno Aecio de Amida y Pablo de Egina y el
medieval Juan Actuario asiacute como las versiones de Androacutemaco el Viejo Androacutemaco el
Joven y Damoacutecrates recogidas por Galeno en sus escritos- en cuya uacuteltima paacutegina
encontramos un colofoacuten con informacioacuten del lugar y el antildeo de impresioacuten (285-399)
Cierra la obra un iacutendice de contenidos (CDI-CDXXX)
Como el autor declara en la epiacutestola nuncupatoria la obra se redactoacute con el
objeto de corregir los errores de los boticarios y evitar las frecuentes confusiones a la
hora de elaborar la triaca una finalidad praacutectica que confiere al texto una funcioacuten
fundamentalmente didaacutectica y que nos permite encuadrarlo quizaacute con ciertas reservas
dentro del geacutenero de las farmacopeas entendidas como recopilaciones de recetas de
productos medicinales con descripciones de cada uno de sus ingredientes y
explicaciones sobre su composicioacuten y preparacioacuten que en la liacutenea de los recetarios de
tipo praacutectico probablemente se alejariacutean de excesivas pretensiones literarias y buscariacutean
llegar al destinatario de manera directa Se trata por tanto de un texto claro y sencillo
que escapa a grandes ambiciones de erudicioacuten pero que no obstante cuenta con rigor y
con datos que proceden de una documentacioacuten ampliamente contrastada Todos estos
aspectos relacionados con los destinatarios concretos de la obra de los que dependiacutea la
eleccioacuten de la lengua y de los procedimientos de expresioacuten y el empleo de fuentes seraacuten
ampliamente atendidos en los siguientes epiacutegrafes
85
Esta famosa composicioacuten fue puesta en praacutectica por primera vez por el rey Mitriacutedates en el siglo II
a C por quien la misma recibioacute el nombre de mitridato No obstante casi un siglo despueacutes Androacutemaco
el Viejo meacutedico del emperador Neroacuten mejoroacute la foacutermula de Mitriacutedates -antildeadiendo entre otros
ingredientes carne de viacutebora- y desde entonces la receta fue transmitida por diversos autores -como
Galeno que transmitioacute varias veces la foacutermula de Androacutemaco en sus escritos- Cf GARIJO 1992 10-13
56
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Renaissance Texts and Studies pp 273-281
222 Empleo de otras lenguas 51
223 Procedimientos de expresioacuten 52
CONSIDERACIONES FINALES 55
BIBLIOGRAFIacuteA 56
5
INTRODUCCIOacuteN
La medicina desde sus oriacutegenes y en aquellas sociedades donde ha existido
escritura ha ido desarrollando un conjunto de textos especiacuteficos comprendidos bajo el
concepto de literatura meacutedica Estos textos concebidos para servir a la ensentildeanza y al
ejercicio profesional de esta disciplina pueden estudiarse atendiendo al contenido pero
por su caraacutecter de escritos tambieacuten pueden convertirse en objeto de un anaacutelisis formal
De esta manera la literatura meacutedica estudiada desde una perspectiva literaria y
diacroacutenica puede proporcionar datos interesantes acerca de la naturaleza de la medicina
de cada eacutepoca histoacuterica como reflejo de su sociedad y puede mostrar coacutemo se
empleaban los diversos recursos de composicioacuten textual a la hora de configurar aquellos
escritos de caraacutecter teacutecnico
Un estudio de este tipo centrado en la forma y la expresioacuten de esos textos solo
podriacutea llevarse a cabo empleando los meacutetodos que la filologiacutea pone a nuestra
disposicioacuten Ahora bien dentro de esta perspectiva resultariacutea necesario acotar ese
amplio campo que abarcariacutea multitud de textos meacutedicos a partir de criterios basados en
los diferentes problemas planteados por los mismos que generariacutean diversas liacuteneas de
estudio De esta forma una de esas liacuteneas podriacutea centrarse en el anaacutelisis de la literatura
meacutedica escrita en lengua latina o de la pervivencia de los rasgos de los escritos de la
medicina claacutesica grecolatina en la produccioacuten posterior dentro de un periacuteodo
comprendido entre la Antiguumledad y el Renacimiento Para estudiar esos textos escritos
en latiacuten o la presencia de la tradicioacuten claacutesica en los mismos o en obras escritas en otras
lenguas resultariacutea por tanto imprescindible recurrir no solo a la perspectiva filoloacutegica
sino a una visioacuten que desde el conocimiento de las lenguas claacutesicas pudiera analizar y
comprender aquellos aspectos vinculados con los diferentes rasgos de las obras de la
Antiguumledad y las lenguas en que fueron escritas
A esta liacutenea se circunscribe nuestro trabajo pues centra su atencioacuten en la obrita
farmacoloacutegica escrita en castellano de un boticario del siglo XVI de modo que las
ambiciones del estudio se reuacutenen en torno al anaacutelisis de la pervivencia de los contenidos
de la medicina grecolatina y de la presencia de los rasgos de las nuevas tendencias de la
eacutepoca en un texto renacentista De esta forma nuestro objetivo consiste en demostrar en
queacute medida se reflejan el humanismo meacutedico y la tradicioacuten claacutesica como consecuencia
de aquel en el Libro de Theriaca del boticario Lorenzo Peacuterez prestando para ello
6
atencioacuten sobre todo al empleo de lenguas los recursos expresivos y las fuentes
utilizadas por el autor en el mismo Nuestro trabajo parte por tanto de la idea de que en
el Renacimiento la nueva corriente del humanismo meacutedico -conceptos todos ellos que
veremos maacutes adelante- debioacute de determinar la actitud de muchos profesionales de la
medicina -incluyendo aquiacute a meacutedicos cirujanos y boticarios- que desarrollaron una
produccioacuten escrita afectada en mayor o menor medida por los principios de dicha
corriente Sin embargo somos conscientes partiendo tambieacuten de las conclusiones que
ya se han propuesto en torno a la cuestioacuten en distintos trabajos de que las caracteriacutesticas
de ese movimiento no se proyectaron por igual en todos los autores y que el peso de la
tradicioacuten medieval continuoacute siendo en cierta medida importante en algunos aacutembitos de
este campo
Para esclarecer este asunto en torno al texto de Lorenzo Peacuterez vamos a articular
el trabajo en base a dos partes fundamentales una primera de contextualizacioacuten en la
que expondremos los rasgos del marco -tanto cultural y cientiacutefico como literario- al que
pertenecen obra y autor y que nos serviraacuten maacutes adelante para llevar a cabo el estudio
del texto y una segunda centrada ya en los datos extraiacutedos de la lectura detenida de la
obra -que como sabemos constituyen los recursos empleados por el autor para
componer el escrito fuentes lengua y procedimientos de expresioacuten- y en el anaacutelisis de
los mismos con la ayuda de la informacioacuten proporcionada por el contexto que nos
permitiraacute resolver las cuestiones planteadas por nuestro objetivo y exponer las
respuestas -siempre provisionales y abiertas a nuevos estudios- en forma de
conclusiones
Nos encontramos asiacute con una labor que se halla entre el trabajo bibliograacutefico y
el de investigacioacuten y que nos serviraacute por tanto para poner en praacutectica la tarea de
consulta y siacutentesis de informacioacuten bibliograacutefica e iniciarnos en la experiencia
investigadora impulsados por la formacioacuten recibida durante los antildeos de la carrera De
esta forma al mismo tiempo que aportamos conocimientos a la liacutenea de estudio en la
que se encuadra nuestro trabajo y tomamos un primer contacto con la misma llevamos
a cabo la tarea de reunir bibliografiacutea especializada sobre un tema dentro del aacutembito de
las humanidades y de analizar datos extraiacutedos a partir de una metodologiacutea determinada
para finalmente intentar exponer los resultados de manera coherente y argumentada a
traveacutes de un escrito acadeacutemico
Como hemos afirmado anteriormente para realizar este trabajo es necesario
recurrir a la metodologiacutea proporcionada por la perspectiva filoloacutegica pues nos
7
proponemos estudiar en una obra escrita la presencia de una serie de elementos que
forman parte del aacutembito de la composicioacuten textual y que deben ser abordados desde un
punto de vista filoloacutegico Este hecho justifica la inclusioacuten de un apartado dedicado al
marco literario en que se encuadran el autor y la obra con alusioacuten a geacuteneros literarios e
incluso procedimientos de composicioacuten asiacute como la gran atencioacuten prestada a los ya
mencionados aspectos de expresioacuten en la segunda parte del trabajo
La aplicacioacuten de la perspectiva filoloacutegica conlleva como cualquier otra una
serie de dificultades que aunque deben ser advertidas y consideradas si son sorteadas
de manera adecuada no impiden el desarrollo del trabajo Nos referimos en este caso al
problema que supone por ejemplo la determinacioacuten de ciertos aspectos que no
aparecen referidos de manera expliacutecita en la obra tales como las ediciones que para las
fuentes debioacute de consultar el autor los tiacutetulos originales de las distintas obras
mencionadas -que variacutean de las ediciones renacentistas a las contemporaacuteneas a las que
suele acudirse en la actualidad- o las citas textuales en lengua original -latiacuten o griego- o
traducidas por el propio autor -que deben diferenciarse no sin dificultad por la ausencia
de ciertos signos tipograacuteficos en el impreso de las alusiones indirectas- Por otra parte
el trabajo con el propio texto supone ya una dificultad inicial pues la obra no cuenta
todaviacutea con ninguna edicioacuten actual de modo que solo es posible trabajar a partir del
impreso original Si bien es cierto que el acceso a los ejemplares que conservan los
fondos antiguos de algunas bibliotecas estaacute por razones de seguridad limitado a casos
concretos la obra cuenta ya afortunadamente con varias versiones digitales en la red
que facilitan de manera considerable el trabajo No podemos olvidarnos por uacuteltimo de
la necesidad -existente en todos los estudios diacroacutenicos- de considerar los contenidos
de las obras meacutedicas de eacutepocas pasadas bajo la oacuteptica de una realidad diferente a la de la
medicina actual siendo imprescindible para ello el conocimiento y la aplicacioacuten tanto
del contexto general como de los saberes teoacutericos y praacutecticos que conformaban la
disciplina en cada periacuteodo analizado
Mencionamos con anterioridad que este estudio se circunscribe a una liacutenea
determinada que como deciacuteamos se encarga de estudiar aquella literatura meacutedica
comprendida entre la Antiguumledad y el Renacimiento escrita en latiacuten o afectada por una
serie de rasgos propios de la tradicioacuten claacutesica Dicha liacutenea cuenta ya con un bagaje
conformado por varios trabajos desarrollados en el seno de diversas universidades labor
que configura el actual estado de la cuestioacuten y que debe ser conocida antes de
comenzar el estudio Este campo si bien tiene en algunas de sus vertientes menos de
8
medio siglo de vida cuenta en la actualidad con participacioacuten a nivel internacional a
traveacutes de trabajos realizados por especialistas en universidades como la de Reims
Champagne-Ardenne en Francia la Johannes Gutenberg de Mainz en Alemania la de
Manchester en Reino Unido o las de Messina Macerata y Siena en Italia En Espantildea
se han desarrollado o se desarrollan estudios dentro de esta liacutenea en las universidades de
Santiago de Compostela Valladolid A Coruntildea Caacutediz y Castilla-La Mancha Estos
trabajos ademaacutes suelen ponerse en comuacuten perioacutedicamente a traveacutes de seminarios o
congresos internacionales y sus resultados suelen ser publicados en forma de actas u
obras colectivas El aacutembito concreto de los textos meacutedicos renacentistas centrado en la
corriente del humanismo meacutedico lleva menos tiempo en marcha y fue gestado e
impulsado desde la Universidad de Valladolid por Enrique Montero Cartelle director de
una serie de trabajos que praacutecticamente completaron el panorama a nivel nacional
abordando las manifestaciones literarias del humanismo meacutedico en las distintas
universidades que funcionaron como focos del mismo asiacute como en algunos autores u
obras destacadas trabajos todos ellos que han constituido una base fundamental para
nuestro estudio Por otra parte existen varias publicaciones relacionadas con el campo
de la historia de la medicina que estaacute estrechamente vinculado con la liacutenea mencionada
si bien es cierto que todaviacutea no hay una colaboracioacuten demasiado decidida entre los
profesionales de estos dos aacutembitos Tambieacuten son numerosos los trabajos sobre textos
meacutedicos latinos y griegos de distintas eacutepocas o sobre otros aspectos afines -diccionarios
actas de congresos y obras monograacuteficas entre otros- muchas veces dedicados a temas
muy especiacuteficos La bibliografiacutea de la que disponemos no es por tanto escasa pero la
liacutenea en la que se ampara nuestro estudio lleva pocos antildeos en boga y tiene todaviacutea
mucho trabajo por delante en lo referido a la necesaria labor de recuperacioacuten del
patrimonio bibliograacutefico europeo
En lo que respecta por otra parte al autor que nos ocupa nos encontramos con
un panorama algo maacutes desolador Pocas son las obras que hacen referencia a la vida del
mismo y siempre se trata de trabajos biograacuteficos de caraacutecter general sobre los
profesionales de la medicina de una eacutepoca determinada -en cualquier caso todos ellos
junto con los anteriores y los que siguen seraacuten referidos maacutes adelante en los apartados
correspondientes- Existen tambieacuten menciones aisladas en algunos discursos o artiacuteculos
sobre la historia de la farmacia o las boticas pero siempre con un tratamiento bastante
parcial y esquemaacutetico Por otra parte contamos con escasos estudios sobre sus dos
obras y su labor como boticario y la mayoriacutea solo constituyen una breve mencioacuten
9
dentro de trabajos de caraacutecter general -asiacute algunos paacuterrafos en manuales de historia de
la ciencia o artiacuteculos sobre la medicina renacentista toledana- Hasta nosotros solo ha
llegado un trabajo que profundiza en una de las obras de Lorenzo Peacuterez desde el punto
de vista filoloacutegico centrado precisamente en aquella que no nos ocupa aquiacute un breve
texto en latiacuten sobre simples y compuestos que ya tendremos tiempo de mencionar La
situacioacuten estaacute por consiguiente apenas desbrozada y tanto la figura del autor como sus
obras -sobre todo la que constituye nuestro objeto de estudio- no han sido hasta el
momento lo suficientemente atendidas y estudiadas especialmente desde la perspectiva
filoloacutegica que tanto puede aportar al conocimiento de la historia de la medicina como
huella evidente de la humanidad
Por esto creemos que resulta imprescindible un trabajo que en un aacutembito de
estudio con tanto camino todaviacutea por recorrer arroje algo de luz sobre la obra de este
boticario toledano quien de acuerdo con la mayoriacutea de los escasos testimonios que
parecen existir fue relevante en su geacutenero y aportoacute con su breve pero interesante
trabajo escrito conocimientos singulares al campo de la farmaceacuteutica quizaacutes alentado
por las ideas de aquel humanismo meacutedico que pretendemos detectar Ademaacutes es
precisamente en esa carencia que antes sentildealaacutebamos en la que se apoya la originalidad
del estudio que proponemos desarrollar en las proacuteximas paacuteginas un esfuerzo humilde
que busca contribuir al conocimiento de varios campos siguiendo un camino de
fructiacuteferos intercambios donde hablar de interdisciplinariedad o de auxilio entre
disciplinas se convierte en una realidad innegable
Pero la originalidad de este trabajo no se debe tanto a nuestra voluntad como a la
indispensable participacioacuten de la profesora Teresa Santamariacutea cuyo compromiso
implicacioacuten y habilidad a lo largo de todo el proceso queremos reconocer naturalmente
con estas uacuteltimas liacuteneas
10
I CONTEXTO CULTURAL Y CIENTIacuteFICO
Deciacuteamos en la introduccioacuten que la obra objeto de nuestro estudio perteneciacutea a
un periacuteodo determinado de la historia y que por tanto era producto de una
configuracioacuten contextual concreta Por otra parte el estudio de los elementos de
composicioacuten textual que pretendemos exponer en la segunda parte del trabajo depende
por entero del marco cultural y cientiacutefico en que se encuadra el autor de la misma
maacutexime cuando lo que buscamos analizar es la influencia del humanismo meacutedico en
dicha obra que se hace presente a traveacutes de una serie de caracteriacutesticas concretas que
responden a un modelo gestado en su seno como respuesta a las circunstancias del
nuevo contexto protagonizado por el Renacimiento y la corriente humaniacutestica que en eacutel
se desarrolloacute Ademaacutes la formacioacuten de los profesionales de la medicina -entre los que
situamos a nuestro autor- y todos los avatares que rodeaban a la profesioacuten meacutedica
puntos que tambieacuten determinaban el caraacutecter de la produccioacuten textual estaban
estrechamente vinculados con la situacioacuten de dicha ciencia en la eacutepoca que al mismo
tiempo dependiacutea de las coyunturas generales Por todo ello es necesario que a
continuacioacuten veamos los aspectos esenciales de las distintas manifestaciones del
contexto a nivel cultural y cientiacutefico de modo que esta proyeccioacuten pueda ayudar a
comprender mejor el resto del trabajo
1 RENACIMIENTO Y HUMANISMO
Como es natural en la historiografiacutea nos encontramos con numerosos conceptos
que hacen referencia a periacuteodos histoacutericos con sus consecuentes implicaciones en los
diversos aacutembitos de las sociedades Este hecho nos sirve de advertencia a la hora de
considerar teacuterminos como los de Renacimiento y humanismo donde el primero debe ser
entendido como marco del segundo y el segundo asiacute como producto derivado del
primero aspecto que ya sentildealan casi todos los autores consultados1 al disuadir al lector
de considerarlos como palabras sinoacutenimas
1 Cf BLANCO PEacuteREZ 1999 21 GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 15-16 y MARTIacuteN FERREIRA
1995 18-20
11
Hecha esta distincioacuten podemos afirmar que el Renacimiento es un periacuteodo
histoacuterico que tiene lugar en Europa entre los siglos XIV y XVI2 y que supone una serie
de transformaciones que afectan a todos los niveles a saber aparicioacuten de un incipiente
capitalismo progreso teacutecnico general invencioacuten de la imprenta y de la consecuente
cultura del libro tendencia a la consolidacioacuten del Estado moderno y establecimiento de
la vida urbana entre otros3 A nivel intelectual su presencia se observa en aspectos
como el rechazo del pasado inmediato -sin que ello suponga no obstante el abandono
completo de la tradicioacuten precedente4- el afaacuten de novedad la importancia de la
experiencia como forma de acceder al mundo circundante el desarrollo del
antropocentrismo fruto de una auto-consideracioacuten del individuo y como el propio
teacutermino indica con su nombre el retorno a la Antiguumledad como fuente para todos los
saberes que persiguen la formacioacuten de un hombre completo el humanista5
El humanismo por su parte se entiende como corriente de renovacioacuten
pedagoacutegica6 fruto de esa nueva mentalidad renacentista que trae consigo una serie de
principios centrados en el aacutembito de la educacioacuten y la formacioacuten de los individuos Si
bien la expresioacuten fue acuntildeada en Alemania en el siglo XIX referida a la educacioacuten
basada en el estudio de los claacutesicos grecolatinos -expresioacuten que se aplicoacute a la eacutepoca que
nos ocupa a finales de dicho siglo-7 el teacutermino ldquohumanistardquo surgioacute en el entorno
universitario italiano del siglo XVI para designar a los profesores de ldquohumanidadesrdquo en
analogiacutea a teacuterminos como ldquojuristardquo o ldquolegistardquo8 Estas ldquohumanidadesrdquo del Renacimiento
los Studia Humanitatis aparecieron con el objeto de restaurar el ideal educativo de la
Antiguumledad para conseguir una formacioacuten completa del individuo volviendo para ello
en cada una de sus materias -gramaacutetica retoacuterica historia poesiacutea y filosofiacutea moral- a las
fuentes grecolatinas que debiacutean ser recuperadas estudiadas e interpretadas por los
humanistas9 Uno de los principios de dicha corriente era el rechazo de la tradicioacuten
2 Dicho lapso temporal aceptado por la mayoriacutea de autores aparece en MARTIacuteN FERREIRA 1995
20 y MONTERO CARTELLE 2010 123 3 Implicaciones que sentildeala GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 17
4 Cf GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 17-18
5 Cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 20 y LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 4 XV
6 Como sentildealan MARTIacuteN FERREIRA 1995 18 MONTERO CARTELLE 2010 123 y GONZAacuteLEZ
MANJARREacuteS 2000 18-20 7 La cuestioacuten del origen del teacutermino es mencionada en MONTERO CARTELLE 2010 123 BLANCO
PEacuteREZ 1999 21y GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 18 8 Asiacute en MONTERO CARTELLE ibidem BLANCO PEacuteREZ 1999 21 y GONZAacuteLEZ
MANJARREacuteS 2000 18 9 Coinciden en este aspecto MONTERO CARTELLE 2010 124 LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 XV
y MARTIacuteN FERREIRA 1995 18
12
medieval que llevoacute a estos estudiosos a querer depurar los textos grecolatinos de la
corrupcioacuten de aquellos a los que consideraban ldquobaacuterbarosrdquo medievales cuestioacuten que no
impidioacute sin embargo y como hemos dicho antes que la influencia de la Edad Media
como eacutepoca precedente continuara presente en algunos aspectos10
Esta preocupacioacuten
por recuperar la integridad de las obras claacutesicas originales para rescatar sus valores y
contenidos y adaptarlos a su tiempo derivoacute en una afanosa labor filoloacutegica que se vio
impulsada por la aparicioacuten de la imprenta y la llegada en el siglo XV de bizantinos
exiliados con manuscritos griegos11
Pero la importancia de estos estudios de
humanidad no se limitoacute al aacutembito filoloacutegico sino que se convirtioacute en la formacioacuten
baacutesica que todos los estudiantes debiacutean recibir durante la ensentildeanza secundaria antes
de acceder a la universidad De esta forma especialistas de los distintos campos del
saber se vieron afectados por los principios de esta corriente pedagoacutegica lo que condujo
al desarrollo de distintos ldquohumanismosrdquo -asiacute el filoloacutegico el cientiacutefico etc- que en la
liacutenea del renacer cultural propio de la eacutepoca buscaban para cada disciplina el acceso a
las textos originales de la Antiguumledad12
En lo que respecta a Espantildea la situacioacuten parece maacutes complicada Si bien se ha
generado cierta poleacutemica en torno a la cuestioacuten de la existencia o no de un
Renacimiento y un humanismo el debate parece ya cerrado en la actualidad En efecto
aspectos como la Contrarreforma la actividad de la Inquisicioacuten la existencia de
corrientes miacutestico-espirituales la crisis econoacutemica o el escaso valor concedido en
general al latiacuten y al griego -teniendo en cuenta que los conocimientos filoloacutegicos como
hemos visto constituyen la base del humanismo- han hecho dudar a algunos estudiosos
sobre la existencia de una corriente humanista en nuestro paiacutes13
-dentro de esta postura
destaca la opinioacuten pesimista del filoacutelogo L Gil Fernaacutendez14
que habla del fracaso
espantildeol a este respecto- No asiacute hay quienes consideran que es posible hablar de un
Renacimiento y de un humanismo espantildeoles aunque con ciertas particularidades
apoyado el primero en el auge econoacutemico el descubrimiento de Ameacuterica y la
consolidacioacuten del Estado imperial entre otros factores y el segundo en la existencia de
10
Cf GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 18-20 y MARTIacuteN FERREIRA 1995 18-19 11
Cf entre otros LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 33 y MONTERO CARTELLE 2010 126 12
Sobre la cuestioacuten de los distintos humanismos cf MONTERO CARTELLE 2010 125 entre otros 13
Asiacute lo indican BLANCO PEacuteREZ 1999 22 GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 22-23 y PEacuteREZ
IBAacuteNtildeEZ 1996 18-19 14
Cf GIL FERNAacuteNDEZ 1997 passim
13
figuras importantes en distintos campos del saber15
Hay autores que ademaacutes creen en
la existencia de un humanismo espantildeol progresista y dinaacutemico -como J A Maravall-16
En cualquier caso parece que esa visioacuten negativa ya ha sido superada y que la creencia
general en la actualidad se inclina por aceptar la existencia de un Renacimiento y un
humanismo espantildeoles con algunas excepciones pero patrocinados por notables avances
y grandes figuras que tarde o temprano asumieron los nuevos modelos procedentes de
Italia
2 HUMANISMO MEacuteDICO
Como el resto de disciplinas la medicina tambieacuten se vio afectada por los
principios de esta corriente de renovacioacuten pedagoacutegica y de la aplicacioacuten de los mismos
a este campo por parte de sus profesionales surgioacute lo que se conoce como humanismo
meacutedico Esta nueva realidad supuso la aparicioacuten de una nueva figura la del meacutedico
filoacutelogo o humanista que movido por la nueva admiracioacuten hacia los claacutesicos de la
medicina decidioacute recurrir a la labor filoloacutegica como viacutea para la interpretacioacuten y
recuperacioacuten de los mismos objetivo con repercusioacuten directa en la vertiente teoacuterica de
la medicina pero cuyo fin uacuteltimo seriacutea con toda seguridad resultar uacutetil al ejercicio
profesional
Estos meacutedicos filoacutelogos integrantes de una nueva eacutelite de la medicina
caracterizada por un predominio de la parte teoacuterica habiacutean asumido la tarea de
recuperar los textos meacutedicos originales de la Antiguumledad depurando para ello las
versiones medievales de los claacutesicos que consideraban corrompidas y depravadas o
incluso acudiendo a los originales -como sucedioacute con el caso de los coacutedices griegos
rescatados por los bizantinos exiliados- De esta forma surgieron numerosas ediciones
traducciones y comentarios de obras claacutesicas fruto del trabajo de unos meacutedicos
humanistas que rechazaban el meacutetodo de la escolaacutestica y el galenismo medieval y no
confiaban en la tradicioacuten aacuterabe para el desarrollo de esta disciplina17
No obstante y a
15
Cf BLANCO PEacuteREZ 1999 22-23 GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 21-23 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ
1996 18-19 16
Opinioacuten recogida en GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 22-23 17
Estos aspectos propios del humanismo meacutedico aparecen en todas las obras que abordan la
cuestioacuten Veacuteanse al respecto entre otras LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 33 MARTIacuteN FERREIRA
1995 23-25 y MONTERO CARTELLE 2010 153 Para el galenismo medieval escolaacutestico o arabizado
y el meacutetodo escolaacutestico aplicado a la medicina cf LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 3 191-339
MARTIacuteN FERREIRA 1995 25 y MONTERO CARTELLE 2010 31-121
14
pesar de este recelo por el trabajo de la eacutepoca precedente algunos aspectos se
mantuvieron en el nuevo contexto Asiacute las grandes autoridades de la medicina
continuaron siendo las mismas que en la Edad Media -fundamentalmente Galeno e
Hipoacutecrates- variando solo la forma de acceder a las mismas y de considerar sus
doctrinas y la tradicioacuten aacuterabe por su parte mantuvo todaviacutea su importancia en ciertos
campos de la medicina renacentista -sobre todo en la materia meacutedica donde el Canon
de Avicena siguioacute siendo imprescindible-18
Pero estos humanistas tambieacuten se
preocuparon en muchos casos por desarrollar una obra meacutedica propia haciendo uso de
los distintos geacuteneros con que contaba la literatura meacutedica del momento y que
trataremos con maacutes detalle en epiacutegrafes posteriores Ademaacutes emprendieron una labor
filoloacutegica cercana a lo que hoy se conoce como criacutetica textual y que podriacuteamos
considerar como su antecedente inmediato con el objeto de restablecer los textos
originales trabajo que formaba parte de la corriente humanista general y que tuvo su
trasunto como era de esperar en el humanismo meacutedico Aunque dicha labor empezoacute
como sentildeala M A Gonzaacutelez Manjarreacutes19
siendo una emendatio ope ingenii basada
normalmente en el trabajo con un solo coacutedice hacia finales del siglo XV y principios
del XVI los humanistas empezaron a establecer criterios objetivos que la convirtieron en
un trabajo de emendatio ope codicum apoyado ya en la consulta de diferentes
testimonios manuscritos
En este punto resulta interesante rescatar las fases que expone en su trabajo A I
Martiacuten Ferreira20
para ilustrar la recuperacioacuten de los textos claacutesicos en la eacutepoca que nos
ocupa Asiacute una primera etapa de influjo latino con la edicioacuten de la obra de Celso -que
es redescubierto en el Renacimiento y editado por primera vez en este momento- dariacutea
paso a un periacuteodo de influjo griego con un predominio de la obra de Hipoacutecrates y
Galeno que culminariacutea en una uacuteltima etapa de superacioacuten y emancipacioacuten con respecto
a las autoridades claacutesicas Esto demuestra que la atencioacuten prestada a las fuentes de la
Antiguumledad dependioacute de los contextos propiciados por los distintos momentos y que la
postura propia de la Edad Media de aceptar sin reparos la opinioacuten de una autoridad se
vio trastocada en el Renacimiento por la nueva autoconciencia individual de los
humanistas El siguiente paacuterrafo de M J Peacuterez Ibaacutentildeez21
sobre el empleo de fuentes en
18
Cf sobre todo BLANCO PEacuteREZ 1999 25 y MARTIacuteN FERREIRA 1995 26 19
Para esta opinioacuten y la labor de criacutetica textual en los humanistas y en la figura concreta de Andreacutes
Laguna cf GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 183 20
Veacutease al respecto MARTIacuteN FERREIRA 1995 25 21
PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 107
15
los humanistas meacutedicos se refiere al aacutembito de la Universidad de Salamanca pero puede
extrapolarse al panorama general del que parecen emanar los principios particulares
aplicados en cada territorio
En los textos latinos de la Universidad de Salamanca observamos una tendencia de
conjunto a la abundancia de citas a recurrir en los distintos pasajes de la composicioacuten a
referencias a otras obras tanto para apoyar las tesis sostenidas como para rebatir las que
consideran erroacuteneas o improcedentes Se advierte la necesidad de afianzar las
proposiciones sostenidas tanto con las autoridades antiguas como medievales [hellip] o
renacentistas sean o no meacutedicas Esto no implica que no se conceda peso especiacutefico a la
propia experientia ni que se evite la autorreferencia como autoridad en diversas
materias
Nos encontramos de esta forma con un frecuente empleo de fuentes por parte
de los humanistas meacutedicos en sus obras -ya fueran comentarios traducciones o trabajos
propios- a las que soliacutean acudir para dar solidez a sus propias opiniones o para refutar
las de aquellos autores claacutesicos medievales o contemporaacuteneos que consideraban
erroacuteneas Esta postura demuestra que los humanistas meacutedicos desarrollaron una visioacuten
criacutetica respecto a las autoridades de la Antiguumledad que no existiacutea en la Edad Media y
que estaba apoyada en el empleo de la razoacuten personal y la propia observacioacuten a la hora
de estudiar los distintos aspectos de la disciplina cientiacutefica La experiencia se convertiacutea
asiacute en otra fuente importante para los autores que ahora podiacutean conciliar
contradicciones aclarar confusiones o corregir errores22
Un ejemplo de esta actitud nos
lo proporciona M A Gonzaacutelez Manjarreacutes23
cuando describe la labor de comentarista
del meacutedico humanista Andreacutes Laguna al afirmar que en su traduccioacuten de la afortunada
Materia meacutedica de Dioscoacuterides24
entre otras cosas se aventuroacute a mostrar los errores de
las autoridades afirmacioacuten que ilustra con el siguiente fragmento de un comentario de
dicho autor al capiacutetulo sobre el marrubio bastardo de la obra dioscoridiana
Fue grauissimo el error de Plinio acerca de aquesta planta porque dize que la llamaron
Puerro negro los griegos y que tiene las hojas mayores y mas negras que el puerro lo
qual jamas no se halla Mas la causa de tan gran deuaneo fue la afinidad de aquestos
vocablos Melan prason y Melan prasion de los quales aquel primero nos da agrave entender
puerro negro y estotro negro Marrubio
22
Para la cuestioacuten de la postura criacutetica y la experiencia en los humanistas meacutedicos cf sobre todo
LOacutePEZ PINtildeERO 1979 164 y MONTERO CARTELLE 2010 126 23
Veacutease GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 167 para el ejemplo y el fragmento citado de Laguna 24
LAGUNA 1555 III 111
16
En lo que respecta a la tipologiacutea de las fuentes y a partir de lo que podemos
deducir de las afirmaciones particulares sobre el humanismo meacutedico en ciertas
universidades o figuras de nuevo extrapoladas al contexto general predominaban los
autores claacutesicos grecolatinos -sobre todo los griegos Hipoacutecrates y Galeno pero tambieacuten
otros como Celso y Dioscoacuterides- Las alusiones a fuentes medievales y aacuterabes por su
parte eran maacutes escasas pero todaviacutea ineludibles fundamentalmente y como hemos
visto en ciertos aacutembitos como el de la materia meacutedica En la Universidad de
Salamanca uno de los grandes focos espantildeoles del humanismo meacutedico la labor teoacuterica
de algunos profesores de medicina evidencioacute el peso que la tradicioacuten aacuterabe y la ciencia
medieval ejercieron en dicha corriente a traveacutes de las diversas referencias en sus
trabajos a autores aacuterabes como Serapioacuten Rhazes y Mesueacute o a otros medievales como
Bernardo de Gordon Gentile da Foligno y Hugo de Siena Llama la atencioacuten por otra
parte que estos autores fueran pocas veces calificados de ldquobaacuterbarosrdquo en las obras de
dichos profesores25
Sin embargo la depravacioacuten leacutexica de los aacuterabes siacute fue mencionada
en la obra de Andreacutes Laguna que empleoacute las alusiones a fuentes medievales sobre todo
para criticarlas a pesar de demostrar una evidente admiracioacuten por la medicina aacuterabe -
sobre todo en las figuras de Serapioacuten y Avicena-26
Las referencias a autores
contemporaacuteneos tuvieron igualmente su espacio en las obras de esta corriente si bien en
menor medida y casi siempre para ser criticadas o contradichas tanto fue asiacute que solo
soliacutean ser elogiadas como afirma M A Gonzaacutelez Manjarreacutes27
cuando existiacutea una cierta
amistad entre el autor de la obra y el de la fuente citada o bien cuando este uacuteltimo era
admirado por el primero aunque es cierto que tambieacuten debieron existir excepciones a
este principio general Por uacuteltimo tambieacuten las fuentes no meacutedicas fueron una constante
en los textos predominando el recurso a fragmentos o autores biacuteblicos o literarios que
conferiacutean cierta erudicioacuten a las obras de caraacutecter meacutedico asiacute como a ciertos capiacutetulos de
textos filosoacuteficos -con un predominio de Platoacuten y Aristoacuteteles- De esta forma los
autores acudiacutean a enciclopedias o compendios de dichos y sentencias muy uacutetiles al
efecto sin dejar a un lado no obstante la consulta directa de los textos claacutesicos de la
literatura o el recurso al propio bagaje que proporcionaba la formacioacuten humaniacutestica28
25
Sobre las fuentes de las obras del humanismo meacutedico en la Universidad de Salamanca cf PEacuteREZ
IBAacuteNtildeEZ 1996 114-125 26
Cf GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 223-226 y 255 27
Veacutease GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 255-256 28
Para el empleo de fuentes no literarias cf sobre todo GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 233
17
Un problema fundamental al que tuvieron que enfrentarse los meacutedicos que
participaron en esta corriente fue el de la lengua en que debiacutean escribirse los textos de la
medicina Esta disyuntiva resulta imprescindible a la hora de comprender el caraacutecter de
las obras del humanismo meacutedico y la esencia misma de dicho movimiento y por ello
vamos a abordarla a continuacioacuten apoyaacutendonos sobre todo en los datos que los
diversos estudios nos aportan acerca de la situacioacuten de dicho problema en Espantildea pero
intentando como hasta ahora y por medio de la induccioacuten comprender los rasgos de
casos particulares como manifestaciones con sus correspondientes singularidades de
un contexto maacutes amplio y general del que poseemos menos datos de conjunto
Todos los autores consultados al respecto coinciden al afirmar que en el siglo
XVI el latiacuten se habiacutea convertido en lengua de cultura una lengua comuacuten y universal que
serviacutea de vehiacuteculo para una poliacutetica y una ciencia internacionales Sin embargo en ese
mismo siglo el avance de las lenguas vernaacuteculas que estaban consolidaacutendose y
creciendo en importancia hizo que empezaran a abrirse hueco en el panorama cultural y
a exigir incluso un papel en el aacutembito de la ciencia Este hecho propicioacute una situacioacuten
de bilinguumlismo aceptado donde el latiacuten se veriacutea confinado al aacutembito cientiacutefico y las
lenguas vernaacuteculas se limitariacutean a la expresioacuten literaria y cultural No obstante el paso
del tiempo hariacutea que dichas lenguas acabaran desbancando por completo al latiacuten como
se observa en el ejemplo que ofrece J M Loacutepez Pintildeero29
sobre el caso espantildeol donde
el porcentaje de obras cientiacuteficas impresas en castellano entre 1551-1600 es ya
ligeramente superior al de las impresas en lengua latina30
El latiacuten siguioacute siendo no obstante la lengua indiscutible de la ciencia en el siglo
XVI y por tanto el vehiacuteculo de expresioacuten para la produccioacuten escrita de la medicina
donde las excepciones compuestas en vernaacuteculo eran siempre justificadas Esto uacuteltimo
demuestra que no obstante hubo partidarios del empleo del romance en el aacutembito
meacutedico apoyaacutendose para secundar dicha propuesta en el escaso nuacutemero de meacutedicos que
dominaban el latiacuten y en el elevado nivel literario de esta lengua en el Renacimiento31
En Espantildea la creciente importancia del castellano que era sentido como lengua natural
y la situacioacuten un tanto adversa del latiacuten demostrada por los numerosos testimonios
29
Cf LOacutePEZ PINtildeERO 1979 123-124 30
El asunto del bilinguumlismo aceptado y la progresiva sustitucioacuten del latiacuten por las lenguas vernaacuteculas lo
encontramos en BLANCO PEacuteREZ 1999 165 LOacutePEZ PINtildeERO 1979 123-123 MARTIacuteN FERREIRA
1995 166-167 MONTERO CARTELLE 2010 136 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 130-133 31
Cf MONTERO CARTELLE 2010 137
18
recogidos por L Gil Fernaacutendez32
propiciaron la aparicioacuten de ciertos sectores que
abogaron por el uso del romance y rechazaron el empleo del latiacuten en la medicina a
pesar de que era aceptado por la mayoriacutea como lengua de la ciencia y de que su empleo
era exigido en la ensentildeanza universitaria y su conocimiento por parte de los
profesionales ordenado por pragmaacutetica -como sucediacutea seguacuten afirma M L Loacutepez
Terrada33
con los boticarios a quienes Felipe II obligaba mediante la pragmaacutetica de
1588 a conocer la lengua latina para poder examinarse- Las razones que adujeron los
partidarios del empleo del castellano se basaban sobre todo en motivos praacutecticos y de
bien comuacuten esto es en la necesidad de llegar a maacutes gente y lograr una mayor difusioacuten
de los saberes meacutedicos pues la realidad en lo que al conocimiento del latiacuten respectaba
era bien diferente de lo que se proponiacutea como ideal -asiacute en varias ocasiones la
necesidad de redactar una obra en castellano procediacutea de un encargo o ruego ajeno a la
voluntad del autor con frecuencia una peticioacuten del monarca- esta postura era
completada en muchos casos con otros motivos vinculados con el amor a la propia
lengua Estos fueron tambieacuten los argumentos que expusieron en su defensa los
humanistas meacutedicos que frente a la costumbre mayoritaria se decidieron a escribir
obras en romance34
Pero la mayoriacutea de autores siguioacute aferrada a la idea de que el latiacuten debiacutea ser la
lengua de la medicina alegando en defensa de esta postura que dicha lengua era el
coacutedigo de comunicacioacuten universal de la ciencia y la cultura que poseiacutea por su larga
historia en la materia una amplia tradicioacuten y un leacutexico teacutecnico elaborado y que
ademaacutes era fundamental para evitar el intrusismo profesional y las intromisiones no
deseadas en los distintos campos de la disciplina Hay que considerar tambieacuten que en
la mayoriacutea de los casos las obras no estaban dirigidas al gran puacuteblico sino a meacutedicos o
a estudiantes de medicina que seguacuten las exigencias de la eacutepoca debiacutean estar
familiarizados con la lengua tal y como afirma A I Martiacuten Ferreira35
al referirse a los
argumentos de los humanistas meacutedicos de la Universidad de Alcalaacute
Asiacute podemos cerrar la cuestioacuten afirmando con la misma autora que la eleccioacuten
de la lengua estaba condicionada en muchos casos por el geacutenero literario empleado el
32
Veacutease al respecto GIL FERNAacuteNDEZ 1997 48-83 33
Cf LOacutePEZ TERRADA 2002 174-175 34
Las razones de los defensores de esta postura ldquoromancistardquo aparecen en todos los estudios
consultados al respecto Cf BLANCO PEacuteREZ 1999 166-167 GIL FERNAacuteNDEZ 1997 60-61 LOacutePEZ
PINtildeERO 1979 138-139 MARTIacuteN FERREIRA 1995 172-173 MONTERO CARTELLE 2010 137 y
PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 132-133 35
Cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 168
19
puacuteblico al que se destinaba la obra y la materia concreta de la misma y que en el
contexto espantildeol del siglo XVI -extrapolando los datos de los estudios referidos a casos
concretos- lo usual fue emplear el latiacuten en los textos meacutedicos mientras que el
castellano se reservariacutea sobre todo para obras de cirugiacutea y anatomiacutea y para las
farmacopeas praacutecticas por la escasa familiaridad con el latiacuten de una parte importante de
los profesionales a los que iban dirigidas36
No podemos olvidarnos no obstante de los contrastes existentes en el seno del
propio movimiento donde no todos los humanistas meacutedicos se afanaron en editar
comentar y traducir a los claacutesicos Al contrario y seguacuten la opinioacuten de L S Granjel que
recoge en su trabajo A I Martiacuten Ferreira37
existieron tambieacuten seguidores de Galeno en
buacutesqueda de un perfeccionamiento del mismo y expositores modernos del sistema
galeacutenico medieval Ademaacutes junto con estos sectores maacutes ldquotradicionalesrdquo habiacutea
ldquodisidentesrdquo innovadores procedentes de lo que J M Loacutepez Pintildeero denomina la
ldquoperiferia teacutecnicardquo38
promotores de las principales renovaciones cientiacuteficas del
Renacimiento y que no pueden ser considerados por los estudiosos como humanistas
meacutedicos
Auacuten asiacute el humanismo significoacute mucho para la renovacioacuten de la ciencia y en
concreto la medicina pues apoyaacutendonos de nuevo en J M Loacutepez Pintildeero la necesidad
de entender de manera auteacutentica a los claacutesicos llevoacute al descubrimiento de
contradicciones internas y a la necesidad de recurrir a la observacioacuten de la realidad para
complementar hecho que terminoacute como ya sabemos en una ldquocrisis del criterio de
autoridad como base del conocimiento cientiacuteficordquo39
Ademaacutes este acercamiento
humanista a la ciencia meacutedica con un redescubrimiento de las doctrinas originales de
los claacutesicos y la consecuente posibilidad de considerarlas criacuteticamente supuso la base
de muchas reformas cientiacuteficas de la eacutepoca -como la del bruselense Andreacutes Vesalio que
sentildealoacute y rechazoacute algunos errores de la obra de Galeno a quien tradujo en su juventud y
es considerado el fundador de la anatomiacutea moderna-
Despueacutes de lo comentado parece innegable que dicha corriente contara con su
particular manifestacioacuten en Espantildea hecho probado por la existencia de profesionales
ilustres que aplicaron los principios de este humanismo a su labor meacutedica maacutes teoacuterica
36
Cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 174 37
Para esta opinioacuten y el asunto de los ldquodisidentesrdquo innovadores cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 26 38
LOacutePEZ PINtildeERO 1979 152 39
Esta afirmacioacuten y las ideas de este paacuterrafo aparecen como hemos sentildealado en LOacutePEZ PINtildeERO
1979 151
20
que praacutectica y vinculada casi siempre a aquellas universidades que funcionaron como
focos imprescindibles del mismo Si bien es cierto que empezoacute un siglo maacutes tarde que
en el resto de Europa limitando por tanto la labor de los humanistas meacutedicos a la
traduccioacuten y el comentario de textos ya sin edicioacuten pero todaviacutea con presencia de la
criacutetica textual los rasgos de esta corriente se manifestaron claramente en el ejercicio y
la produccioacuten escrita de muchos profesores de medicina que aunque en muchos casos
recibieron formacioacuten en el extranjero desarrollaron su trabajo en las universidades de
Salamanca y Valladolid -donde se mantuvo por maacutes tiempo la componente medieval
con figuras destacadas como Luis de Lemos o Luis Mercado- y Alcalaacute de Henares y
Valencia -donde los principios del humanismo meacutedico se implantaron con mayor
rapidez destacando la labor de profesionales como Francisco Valleacutes Pedro Jaime
Esteve o Luis Collado- Tambieacuten existieron no obstante figuras maacutes independientes
que desarrollaron su produccioacuten fuera de los principales centros universitarios -aunque
evidentemente recibieron formacioacuten en la universidad- como el ceacutelebre Andreacutes
Laguna ya mencionado anteriormente o el insigne Miguel Servet40
3 LA MEDICINA EN EL SIGLO XVI
Como podemos deducir el humanismo meacutedico espantildeol limitoacute praacutecticamente su
existencia al siglo XVI y dentro de ese periacuteodo amplio y ese contexto espacial
determinado se encuadra la obra del autor que nos proponemos estudiar Estas
circunstancias unidas al objetivo de la introduccioacuten contextual de esta primera parte del
trabajo que no es otro que servir de apoyo a la segunda nos obligan a centrarnos a la
hora de abordar el tema de la medicina renacentista en el siglo XVI y a poner especial
acento en la situacioacuten espantildeola cuyo panorama meacutedico en esta eacutepoca era un reflejo del
contexto general aderezado con las singularidades del propio paiacutes Es por eso por lo que
no incluimos ldquoespantildeolardquo en el tiacutetulo del epiacutegrafe pues muchos de los aspectos que
abordaremos a continuacioacuten podraacuten ser considerados una vez maacutes como reflejos de
40
El tema del humanismo meacutedico en Espantildea a traveacutes de los distintos focos universitarios o de algunas
figuras independientes estaacute ampliamente tratado en los ya mencionados estudios de BLANCO PEacuteREZ
1999 GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 MARTIacuteN FERREIRA 1995 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 cuyas
referencias completas se recogen en la bibliografiacutea de este trabajo asiacute como en M T SANTAMARIacuteA
HERNAacuteNDEZ El humanismo meacutedico en la Universidad de Valencia (siglo XVI) Valencia Consell
Valenciagrave de Cultura 2003 Informacioacuten maacutes general sobre el tema puede encontrarse en los primeros
capiacutetulos de cada uno y tambieacuten en MONTERO CARTELLE 2010 172-196 y LOacutePEZ PINtildeERO 1979
342-351
21
una realidad externa e independiente que debioacute contar con manifestaciones paralelas en
los distintos territorios no obstante siempre que hablemos de rasgos de los que no nos
consta una existencia a nivel maacutes general indicaremos que nos referimos al contexto
espantildeol
Normalmente las transiciones suelen entenderse como el paso progresivo que
algo sufre de un estado a otro pues asiacute nos lo demuestran la experiencia personal y la
sucesioacuten de los distintos periacuteodos histoacutericos que convencionalmente dividimos para
poder aprehender con claridad por medio de hitos Teniendo esto en cuenta no resulta
difiacutecil comprender la existencia en el panorama meacutedico europeo del periacuteodo que nos
ocupa de una dialeacutectica entre tradicioacuten y renovacioacuten cientiacutefica entendida como el
recurso a las autoridades antiguas o medievales frente a la introduccioacuten de las
renovaciones cientiacuteficas gestadas en el Renacimiento Dicha dicotomiacutea caracterizoacute
sobre todo a la primera mitad del siglo XVI que estuvo en cierto sentido dividida por
la continuidad del escolasticismo arabizado bajomedieval basado en la asimilacioacuten del
saber cientiacutefico griego heleniacutestico e islaacutemico por parte de las universidades de la Baja
Edad Media latina a traveacutes de las traducciones aacuterabes y la irrupcioacuten del humanismo
que como ya sabemos puede entenderse como movimiento de recuperacioacuten del saber
de la Antiguumledad grecolatina por medio del conocimiento directo de los textos claacutesicos
con todo lo que ello conlleva El resto de la centuria estuvo marcado por un predominio
de los principios de la corriente humanista que se habiacutea asentado ya en el paiacutes pero a
finales de siglo las aportaciones de la ciencia acadeacutemica aquella que estaba basada en el
humanismo meacutedico se agotaron al verse frustradas las expectativas propuestas a traveacutes
de dicha corriente para el renacimiento de la ciencia Esto permitioacute la entrada de nuevos
elementos que se habiacutean gestado en los aacutembitos extraacadeacutemicos y en la ya mencionada
ldquoperiferia teacutecnicardquo Auacuten asiacute la posibilidad de aferrarse a la tradicioacuten por motivos
ideoloacutegicos estaba abierta y eso fue precisamente lo que sucedioacute en Espantildea donde a
finales de siglo la Contrarreforma hizo que se recuperaran las doctrinas de la ciencia
tradicional si bien reformuladas y se rechazaran las renovaciones cientiacuteficas durante lo
que se considera en palabras de J M Loacutepez Pintildeero41
una etapa de neoescolasticismo
contrarreformista Durante la mayor parte del siglo la ciencia espantildeola -y por tanto la
medicina que es lo que aquiacute nos ocupa- participoacute no obstante de aquella dicotomiacutea
41
Sobre la dialeacutectica del siglo XVI entre tradicioacuten y renovacioacuten cientiacutefica cf LOacutePEZ PINtildeERO 1979
149-154 donde aparecen todas las ideas de este paacuterrafo
22
predominando el humanismo en el plano cientiacutefico -sobre todo mediada la centuria-
pero todaviacutea con una notable influencia del escolasticismo arabizado bajomedieval
Relacionado con esta cuestioacuten y ya exclusivamente dentro del panorama
espantildeol se encuentra el asunto de las generaciones de meacutedicos42
que se sucedieron en la
medicina espantildeola renacentista y que dieron clara muestra de la transicioacuten a la que
antes nos referiacuteamos En un primer momento que comprendioacute el final del siglo XV y el
comienzo del XVI desarrollaron su labor los meacutedicos pertenecientes a la primera
generacioacuten castellana con predominio todaviacutea del galenismo arabizado No obstante a
mediados de la centuria el contacto con Europa y la formacioacuten de muchos meacutedicos en el
extranjero permitieron la entrada de los principios del humanismo que fueron
asimilados por muchos profesionales de la medicina Destacan en esta etapa los
meacutedicos valencianos Miguel Jeroacutenimo Ledesma Miguel Juan Pascual Pedro Jaime
Esteve y Luis Collado entre otros y algunas figuras vinculadas a las universidades
castellanas como Bustamante de Paz en Salamanca o Rodrigo Reinoso en Alcalaacute de
Henares asiacute como otras maacutes universales o independientes entre las que podemos contar
a Juan Valverde de Amusco Goacutemez Pereira o los ya citados Miguel Servet y Andreacutes
Laguna Una tercera y uacuteltima generacioacuten estuvo protagonizada por los meacutedicos
vinculados a la corte -en concreto a la de Felipe II- que ya completamente
influenciados por el humanismo espantildeol y europeo y marcados por la situacioacuten socio-
poliacutetica del paiacutes iniciaron aquella corriente de neoescolasticismo contrarreformista En
este caso fueron meacutedicos como Fernando de Mena Cristoacutebal de Vega o Francisco
Valleacutes en Alcalaacute de Henares Luis de Lemos o Juan Bravo de Piedrahita en Salamanca
y Luis Mercado en Valladolid los que destacaron en el panorama entre otros
profesionales
Ahora bien todos estos meacutedicos formaban parte de una eacutelite social y poliacutetica que
limitaba sus labores sobre todo a la vertiente teoacuterica -quedando la praacutectica reducida a
la atencioacuten meacutedica de unos cuantos grupos elitistas- y vinculaba su actividad a las
universidades Pero el panorama meacutedico espantildeol de la eacutepoca contaba con otras figuras
que tambieacuten ejerciacutean la medicina aunque en muchos casos careciacutean de la formacioacuten
necesaria A saber meacutedicos ldquoempiacutericosrdquo entre los que se contaba a barberos algebristas
o bizmadores sangradores y parteras -todos ellos procedentes del pueblo llano y casi
siempre ajenos al mundo universitario- hombres y mujeres vinculados al mundo de la
42
Este asunto es ampliamente tratado en BLANCO PEacuteREZ 1999 27-28 MARTIacuteN FERREIRA 1995
27-28 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 25
23
hechiceriacutea y la supersticioacuten -saludadores o ensalmadores- e impostores que fingiacutean
tener una soacutelida formacioacuten -y por supuesto desconociacutean las lenguas claacutesicas- todos
ellos criticados por los meacutedicos humanistas conscientes de su posicioacuten elitista y con
una formacioacuten acadeacutemica que avalaba su ejercicio profesional43
Esta situacioacuten hizo pensar a esos meacutedicos universitarios en la necesidad de
exigir a los que iban a ejercer la medicina una serie de requisitos que manifestaron
mediante escritos en los que se describiacutea la figura del meacutedico ideal44
Entre otras
necesidades se planteaba la de conocer los preceptos de los autores claacutesicos de la
medicina sin olvidar a los aacuterabes y los escritos maacutes recientes -como proponiacutea Luis de
Lemos- y conocer la lengua latina y en menor medida la griega asiacute como un poco de
la aacuterabe para poder acceder a los textos -planteamiento que aparece en los escritos de
los meacutedicos E Jorge Enriacutequez y Alonso de Miranda-
Ante estas circunstancias para controlar de manera oficial la formacioacuten de los
profesionales de la medicina se creoacute a finales del siglo XV el Real Tribunal del
Protomedicato45
que llevaba a cabo dicha tarea por medio de exaacutemenes con los que los
protomeacutedicos evaluaban los conocimientos de los aspirantes a los diversos cargos de la
medicina para otorgarles en su caso la licencia que les permitiacutea ejercer
4 MEacuteDICOS Y BOTICARIOS DOS REALIDADES EN UN NUEVO ESCENARIO
Hasta ahora nos hemos referido sobre todo a un tipo de profesional de la
medicina el meacutedico con sus diferentes figuras Sin embargo en la eacutepoca existiacutean otras
ocupaciones sanitarias que compartiacutean escenario con los meacutedicos y cubriacutean las distintas
necesidades que este aacutembito demandaba mediante un trabajo que combinaba teoriacutea y
praacutectica Asiacute podiacutea contarse ademaacutes de con meacutedicos con cirujanos boticarios y
albeacuteitares46
figuras con una formacioacuten y un ejercicio profesional diferenciados y unas
condiciones generalmente dispares en materia de regulacioacuten -si bien es cierto que
coincidiacutean en muchos aspectos como trabajadores de un mismo campo- En este
43
Aborda esta cuestioacuten entre otros MARTIacuteN FERREIRA 1995 28-30 44
De la figura del meacutedico ideal tal y como la retratan los escritos de los propios meacutedicos humanistas
habla sobre todo PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 33-35 45
Sobre el funcionamiento de esta institucioacuten en la eacutepoca que nos ocupa y otras cuestiones
relacionadas cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 34-35 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 37 46
El tiacutetulo del capiacutetulo ya mencionado de LOacutePEZ TERRADA 2002 -ldquoMeacutedicos cirujanos boticarios y
albeacuteitaresrdquo- ilustra a la perfeccioacuten esta realidad que aparece ademaacutes explicada al detalle en el cuerpo del
mismo Se han utilizado para este epiacutegrafe las pp 161-168 y 174-177
24
epiacutegrafe solo vamos a abordar de manera sucinta los aspectos que atantildeen a la
ocupacioacuten de los meacutedicos y a la de los boticarios para acotar asiacute el espacio que nos
permitiraacute comprender mejor la segunda parte del trabajo limitaacutendonos al aacutembito que
maacutes se acerca a nuestro objeto de estudio a traveacutes de una visioacuten comparada de dos
profesiones meacutedicas diferentes
En el siglo XVI la uacutenica ocupacioacuten de caraacutecter cientiacutefico que se habiacutea convertido
en profesioacuten era la de meacutedico Como ya sabemos la formacioacuten estaba a cargo de las
universidades mientras que la regulacioacuten del ejercicio y la concesioacuten de licencias eran
competencia de la burocracia nacional que estableciacutea la necesidad de superar una serie
de exigencias previas a la incorporacioacuten a la praacutectica profesional A saber seguir una
formacioacuten que comprendiacutea el grado de bachiller en artes en universidades aprobadas
maacutes cuatro antildeos de estudios en una facultad que permitieran obtener el de bachiller en
medicina y dos antildeos de praacutecticas con meacutedicos aprobados superar el examen del
Protomedicato y finalmente obtener la licencia concedida por la Corona o por las
ciudades que permitiacutea ejercer Una vez obtenida dicha licencia los meacutedicos podiacutean
empezar a trabajar en distintos aacutembitos cada uno de los cuales proporcionaba un estatus
social y una remuneracioacuten diferentes en la casa real en el ejeacutercito o en hogares de
grandes sentildeores laicos y eclesiaacutesticos o en las ciudades Por otra parte no hubo en el
nuevo escenario una diferenciacioacuten demasiado evidente y radical entre el ejercicio
profesional de los meacutedicos y el de los cirujanos a pesar de que a finales de siglo se
establecioacute por pragmaacutetica que los meacutedicos no podiacutean realizar operaciones quiruacutergicas
asiacute como tampoco existioacute un liacutemite claro entre las funciones de los meacutedicos y las de los
boticarios si bien es cierto que se consideraba que estos uacuteltimos perteneciacutean a un grado
inferior bajo las oacuterdenes de aquellos
En lo que respecta a los boticarios los requisitos que debiacutean cumplir para
conseguir la licencia de ejercicio eran baacutesicamente los mismos que hemos indicado para
los meacutedicos pero con alguna variacioacuten que los acercaba maacutes al colectivo de los
cirujanos Asiacute debiacutean superar un periacuteodo de aprendizaje con un maestro boticario a lo
largo de cuatro antildeos -se trataba en este caso de una formacioacuten de caraacutecter artesanal y
no universitaria- y finalmente el examen ante el Tribunal del Protomedicato que les
permitiriacutea obtener la licencia necesaria para poder abrir una botica y dispensar
medicamentos Cuando contaban con este permiso los boticarios podiacutean trabajar como
los meacutedicos en distintos aacutembitos tambieacuten con diversa consideracioacuten social y sueldos
diferentes podiacutean abrir una botica por cuenta propia en una ciudad o bien ser
25
contratados por las autoridades urbanas podiacutean trabajar para un hospital -los de cierto
renombre soliacutean tener boticas propias- o podiacutean incorporarse al servicio de la casa real
Como sucediacutea con el resto de ocupaciones sanitarias el ejercicio de los boticarios estaba
regulado por el Tribunal del Protomedicato que se afanoacute especialmente en evitar
problemas de intrusismo -que los meacutedicos prepararan y vendieran recetas en sus casas o
que personas ajenas a la profesioacuten indicaran medicacioacuten sin receta previa- o un
problema frecuente como aquel de que los meacutedicos recetaran siempre a un boticario
determinado normalmente emparentado con ellos asiacute como en exigir a los boticarios
permanecer en sus boticas durante unas horas determinadas y preparar en ellas los
medicamentos En cuanto a la corona se encargoacute por medio de pragmaacuteticas de
prohibir que los boticarios fueran tambieacuten drogueros de obligar a los mismos a incluir
en el envase de los compuestos el diacutea mes y antildeo en que se hicieron de incluir a un
boticario en los exaacutemenes del Protomedicato -como examinador entendemos- y de
unificar los pesos y medidas farmaceacuteuticos entre otras cosas Por uacuteltimo el asunto de la
lengua que tanto atantildee a nuestro objeto de estudio estuvo en este colectivo
determinado en gran medida por la pragmaacutetica de 1588 que establecioacute para los
boticarios entre otras cosas la obligacioacuten de saber latiacuten como requisito para poder
examinarse Un ejemplo de esta postura es el del meacutedico Antonio de Aguilera que
consideraba que el boticario ideal debiacutea ser latino o al menos entender el latiacuten47
Es
posible seguacuten Loacutepez Terrada48
que los boticarios maacutes exigentes se preocuparan por
estudiar esta lengua en las universidades pero un grupo seguramente amplio seguiriacutea
desconociendo el latiacuten que resultaba imprescindible para poder entender sin problemas
las recetas que los doctores en medicina escribiacutean en la misma a pesar de los intentos
de los boticarios previos a la pragmaacutetica por obligar a los meacutedicos a redactarlas en
romance
47
Cf LOacutePEZ TERRADA 2002 174-175 48
Cf LOacutePEZ TERRADA ibidem
26
II MARCO LITERARIO
La inclusioacuten de un epiacutegrafe que exponga las liacuteneas generales del contexto
literario en el que se gestoacute la obra que nos ocupa y del marco en el que se desarrolloacute la
literatura que con sus textos sirvioacute de precedente a la produccioacuten meacutedica renacentista
resulta imprescindible en un trabajo de estas caracteriacutesticas como ya hemos
manifestado en la introduccioacuten Por ello vamos a intentar ofrecer a continuacioacuten una
visioacuten concisa pero justa de los distintos geacuteneros y obras que fueron surgiendo en el
seno de la disciplina meacutedica en cada eacutepoca y que fueron producto del trabajo de una
serie de profesionales que tambieacuten asumieron el papel de autores con el objetivo de
divulgar sus conocimientos sirvieacutendose para ello de distintos recursos expresivos
vinculados a las necesidades y circunstancias de cada periacuteodo
1 TEXTOS MEacuteDICOS ANTIGUOS Y MEDIEVALES FUENTES PARA UNA
NUEVA LITERATURA MEacuteDICA
11 LA MEDICINA CLAacuteSICA GRECOLATINA Y SUS TEXTOS
La medicina griega constituye el punto de partida de toda la medicina occidental
posterior Esta contundente sentencia que deducimos de las liacuteneas del trabajo de E
Montero Cartelle49
pone de manifiesto la gran influencia que los textos meacutedicos de esta
eacutepoca ejercieron en la produccioacuten del resto de periacuteodos incluso y quizaacute sobre todo en
la de los romanos coetaacuteneos en cierto modo de aquellos Dicha afirmacioacuten resulta
razonable si advertimos que fue durante los siglos VI-V a C cuando la medicina se
constituyoacute como saber teacutecnico gracias al trabajo de una serie de meacutedicos entre los
cuales destacoacute el conocido Hipoacutecrates Es quizaacute por este motivo por el que a la
produccioacuten literaria meacutedica de ese periacuteodo que abarca escritos de temas muy variados
se la conoce con el nombre de Corpus Hippocraticum a pesar de que muchos de esos
textos no habiacutean sido escritos por Hipoacutecrates50
Despueacutes de este meacutedico destacaron
figuras como la de Galeno -en el siglo II- a quien se atribuye una amplia produccioacuten de
49
Cf MONTERO CARTELLE 2020 11 50
Para el apartado de medicina griega cf LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 73-81 y 271-281
27
escritos de medicina tambieacuten de diverso contenido51
o un siglo antes la de
Dioscoacuterides autor del De materia medica una obra sobre simples que gozoacute de gran
fortuna en eacutepocas posteriores y se convirtioacute en precursora de la moderna farmacopea
Entre las muchas figuras posteriores a estas uacuteltimas fue remarcable la de
Oribasio de Peacutergamo meacutedico del emperador Juliano que desarrolloacute su variada obra
reunida en unas colecciones meacutedicas en el siglo IV A Oribasio lo sucedieron otros
autores meacutedicos como Aecio de Amida o Pablo de Egina -entre los siglos VI-VII
probablemente- que son considerados junto con aquel dentro del aacutembito de la
medicina bizantina Es por esto por lo que en algunos manuales aparecen junto con
Galeno dentro del contexto meacutedico de la eacutepoca romana imperial52
si bien es cierto que
en todos los casos se trata de autores griegos Debemos tener en cuenta que estas
uacuteltimas figuras conociacutean con frecuencia las obras de los autores meacutedicos anteriores e
incluso se apoyaban en ellas para componer sus textos
Mientras que la medicina griega como hemos dicho constituye la base y el
punto de partida de todo el movimiento meacutedico occidental posterior la medicina
romana es original en su aproximacioacuten adaptacioacuten y realizacioacuten del modelo griego53
De esta forma destaca la produccioacuten meacutedica latina de eacutepoca imperial repartida en los
siglos I y IV que constituyeron dos etapas bien diferenciadas en lo que respecta a
geacuteneros y lengua Asiacute si nos centramos en las formas de expresioacuten literaria podemos
distinguir por un lado la enciclopedia dedicada a la formacioacuten cultural general y
desarrollada sobre todo en el siglo I con representantes como Celso -considerado por
su elegante prosa el Ciceroacuten de los meacutedicos- y Plinio el Viejo conocido por su
Naturalis historia que dedica los libros XXIII-XXXII a tratar las propiedades
medicinales de varios productos de origen vegetal y animal El otro gran geacutenero fue el
manual una forma literaria con fines didaacutecticos maacutes propia de los siglos IV-V donde se
observa una tendencia al recetario de tipo praacutectico Estos manuales soliacutean presentar
numerosas traducciones o adaptaciones de textos anteriores estaban orientados al
puacuteblico en general y empleaban una lengua vulgarizante Dentro de este geacutenero
destacaron autores como Celio Aureliano y Marcelo Empiacuterico asiacute como ciertos escritos
menores proacuteximos al periacuteodo medieval como el De herba vettonica tradicionalmente
51
Cf para una ordenacioacuten sistemaacutetica de sus obras LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 219-220 52
De esta forma en MAZZINI 1997 73-96 53
Asiacute lo apunta en su trabajo MONTERO CARTELLE ibidem
28
atribuido a Antonio Musa meacutedico del emperador romano Augusto el Herbarius de
Pseudo-Apuleyo o el Liber medicinae ex animalibus que se atribuye a Sexto Plaacutecido54
12 LITERATURA MEacuteDICA EN LA EDAD MEDIA LATINA
Con el agotamiento de la Antiguumledad la literatura meacutedica se vio afectada por
ciertas transformaciones producto de la evolucioacuten de la ciencia y reflejo del progresivo
cambio de contexto Auacuten asiacute y como era de esperar en esta nueva eacutepoca se
mantuvieron y se desarrollaron ciertos rasgos gestados durante los uacuteltimos antildeos del
periacuteodo anterior como sucedioacute por ejemplo con la distribucioacuten de la medicina en tres
ramas55
la diaetetica encargada del mantenimiento de la salud corporal la
pharmaceutica que abarcaba la ciencia de los medicamentos tambieacuten conocida como
terapeacuteutica o materia meacutedica y la chirurgia que comprendiacutea las intervenciones
quiruacutergicas Dentro de cada una de estas ramas se fueron desarrollando formas literarias
diferentes -asiacute y entre otras los regimina en la primera los herbarios y antidotarios en
la segunda y las anatomiacuteas y cirugiacuteas en la tercera- Otro aspecto importante del periacuteodo
medieval fue el desarrollo de la escolaacutestica56
corriente filosoacutefica y teoloacutegica que hacia
el siglo XIII se aplicoacute al aacutembito de la medicina apoyada en el ldquonuevo Aristoacutetelesrdquo y en
el ldquoviejo Galenordquo fundamentalmente arabizado Se basoacute sobre todo en un meacutetodo
especulativo carente de visioacuten criacutetica -predominaba el principio de autoridad- y con un
gran protagonismo de la dialeacutectica centrado por tanto en la vertiente teoacuterica -aunque
tambieacuten la praacutectica tuvo su desarrollo- y con una importante funcioacuten escolar No
podemos olvidar por otra parte que en esta eacutepoca muchos profesionales de la medicina
accedieron a los textos de los autores claacutesicos a traveacutes de las traducciones aacuterabes que
habiacutean ido apareciendo durante la Alta Edad Media vertieacutendose en muchos casos al
latiacuten lo que permitioacute a nivel linguumliacutestico la asimilacioacuten de diversos arabismos que se
sumaron a un latiacuten vulgarizado desde finales de la Antiguumledad y que durante el
desarrollo del periacuteodo iriacutea tecnificaacutendose y acercaacutendose al uso de la lengua literaria57
54
Cf para la medicina latina y en concreto para este paacuterrafo MONTERO CARTELLE 2010 11-
30 tambieacuten LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 184 y 282-287 y MAZZINI 1997 27-96 55
Esta cuestioacuten aparece en LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 3 191-197 y MONTERO
CARTELLE 2010 31 y ss 56
Sobre la aplicacioacuten de esta corriente a la medicina escriben de nuevo LAIacuteN ENTRALGO 1971-
1973 338-339 y MONTERO CARTELLE 2010 43 57
Como sentildeala MONTERO CARTELLE 2010 120-121
29
En lo que respecta a los geacuteneros literarios58
la nueva eacutepoca fue testigo del
desarrollo de una gran variedad de formas destinadas a satisfacer las diversas
necesidades de la ensentildeanza y la praacutectica meacutedicas Desde enciclopedias -como las
Ethymologiae de Isidoro de Sevilla- hasta libros de secretos -un tipo de literatura
pseudocientiacutefica y semiculta a caballo entre los recetarios la literatura teacutecnica y los
textos hermeacuteticos- la lista comprendiacutea siacutentesis teoacutericas -compendia o summae como la
Practica dicta Lilium medicinae de Bernardo de Gordon- traducciones de grandes
obras de conjunto -como las de Gerardo de Cremona el autor maacutes representativo de la
Escuela de Toledo cuya traduccioacuten del Canon de Avicena supuso la clave de la
recepcioacuten medieval del mismo- comentarios o glosarios -que constituiacutean el origen del
meacutetodo escolaacutestico empleados en las lectiones con una funcioacuten fundamentalmente
pedagoacutegica y propedeacuteutica- concordancias -colecciones de sentencias de las grandes
autoridades de la medicina- diccionarios y leacutexicos meacutedicos -que recogiacutean la nueva
terminologiacutea tras la asimilacioacuten del influjo de la medicina aacuterabe como el Alphita
glosario anoacutenimo del siglo XIII- y conciliaciones -que intentaban concordar
contradicciones entre las distintas autoridades- Tambieacuten fueron importantes las
quaestiones y disputationes -que soliacutean seguir a las lectiones quedando normalmente en
una disputa dialeacutectica- las obras de introduccioacuten o accessus -que serviacutean de entrada a
las obras de las autoridades claacutesicas y a la medicina en general- los tacuina y las
tabulae -constituidos por cuadros sinoacutepticos que exponiacutean diversos aspectos de la
medicina medieval- y los consilia -obras de consejos destinadas a casos cliacutenicos
concretos-
2 LA EXPRESIOacuteN LITERARIA DE LA MEDICINA EN EL RENACIMIENTO
Como ya hemos expuesto en epiacutegrafes anteriores en el Renacimiento el
humanismo aplicado a distintos aacutembitos del saber suscitoacute un intereacutes por recuperar el
conocimiento de la Antiguumledad Asiacute en medicina los diversos profesionales tambieacuten
convertidos en autores se preocuparon por acceder a los textos meacutedicos claacutesicos de
manera directa afanaacutendose en la depuracioacuten de las versiones medievales y en la
traduccioacuten el comentario y la edicioacuten de las obras originales Por otra parte este
renacer de la Antiguumledad supuso en el plano linguumliacutestico una recuperacioacuten del modelo
58
Para esta cuestioacuten veacutease la detallada visioacuten que ofrece MONTERO CARTELLE 2010 45-105
30
claacutesico de la lengua latina con la consecuente buacutesqueda de belleza literaria a traveacutes de
la imitacioacuten de los autores grecolatinos una circunstancia que tambieacuten afectoacute a la
lengua de la medicina que convirtioacute a Galeno Hipoacutecrates y Celso entre otros autores
antiguos en la base de un movimiento de reaccioacuten contra el arabismo y la depravacioacuten
leacutexica medieval59
Esta nueva mentalidad dio lugar a nuevas formas literarias60
con las que divulgar
los conocimientos meacutedicos adaptadas a las necesidades del contexto y que en muchos
casos no eran sino continuacioacuten o reformulacioacuten de las del periacuteodo anterior Asiacute se
mantuvieron los tratados generales de corte tradicional si bien con novedades en la
siacutentesis y el orden expositivo y los consilia que en algunos casos conservaron su forma
medieval mientras que en otros introdujeron aspectos novedosos como tambieacuten
sucedioacute con las quaestiones Tambieacuten siguieron cultivaacutendose geacuteneros como la
enciclopedia las concordancias o conciliaciones y los resuacutemenes de auctoritates que
no obstante fueron dejando paso a las nuevas formas monografiacuteas especializadas sobre
temas concretos -como el De humani corporis fabrica un tratado de anatomiacutea escrito
por Andreas Vesalius- comentarios a los textos griegos que casi siempre formaban
parte de ediciones y traducciones al latiacuten -desarrollados por autores como Niccolograve
Leoniceno Thomas Linacre Guumlnther von Andernach o Janus Cornarius- textos sobre
las nuevas enfermedades y maacutes vinculados a la literatura que a la medicina las
epistulae -como las de Giovanni Manardo o Pietro A Mattioli- y los diaacutelogos en los
que primaba la funcioacuten didaacutectica por lo que soliacutean ser divulgados en lengua vernaacutecula
59
Cf MONTERO CARTELLE 2010 148-149 60
La cuestioacuten de los geacuteneros literarios de la medicina renacentista es de nuevo ampliamente tratada
en MONTERO CARTELLE 2010 128-136
31
III EL LIBRO DE THERIACA DE LORENZO PEacuteREZ
Una vez conocidos los rasgos fundamentales del contexto cultural y literario en
el que se gestoacute la obra que nos proponemos estudiar podemos proceder a analizar los
datos extraiacutedos de su lectura y a exponerlos y cotejarlos con la informacioacuten precedente
con la finalidad de responder maacutes adelante a las preguntas que se derivan de nuestro
objetivo Para ello nos detendremos en primer lugar a tratar con brevedad la situacioacuten
de la medicina escrita en la ciudad y en la eacutepoca en la que nuestro autor desarrolloacute su
obra -atendiendo especiacuteficamente a autores y textos- asiacute como algunos datos sobre su
vida y sus dos escritos visioacuten que completada con una descripcioacuten preliminar del texto
que nos ocupa nos permitiraacute reconstruir en liacuteneas generales su contexto inmediato y
comprender con mayor propiedad los aspectos compositivos que seraacuten estudiados en un
segundo epiacutegrafe
1 INTRODUCCIOacuteN
11 EL AUTOR Y LA MEDICINA ESCRITA EN EL TOLEDO DEL SIGLO XVI
R Sancho de San Romaacuten sentildeala en uno de sus trabajos61
que la medicina
toledana empezoacute a declinar a partir del siglo XVI a pesar del paso por la ciudad de
meacutedicos ilustres del seacutequito imperial de los reyes como Andreacutes Vesalio o Luis Lobera
de Aacutevila y de la presencia en la misma de otras figuras importantes en el aacutembito como
el cirujano Juan Fragoso o el meacutedico Francisco Hernaacutendez Esta opinioacuten se ve
reforzada ademaacutes con la idea de que el humanismo toledano tuvo maacutes esplendor en la
vertiente filoloacutegica y helenista que en la meacutedica62
Sin embargo y desde que los Reyes
Catoacutelicos concedieran el primer privilegio a la ciudad para imprimir a finales del siglo
XV diversos autores de medicina publicaron sus obras en el Toledo de la eacutepoca
produccioacuten que solo se vio interrumpida a mediados de siglo sin bien en la segunda
mitad vieron la luz importantes obras de farmacopea63
De esta forma entre finales del
siglo XV y la primera mitad del XVI la imprenta toledana publicoacute numerosas
61 Cf SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1972 9-12
62 Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1475-1476
63 Veacutease para estas afirmaciones y la lista de obras meacutedicas por autores en la imprenta toledana del
siglo XVI que relatamos a continuacioacuten SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1977 10-18 y 29
32
traducciones al castellano de grandes claacutesicos de la medicina -el Lilio de Medicina de
Bernardo de Gordon o el Libro o practica en Cirugia del italiano Juan de Vigo entre
otras- asiacute como obras de meacutedicos propiamente toledanos como Juliaacuten Gutieacuterrez -con
sus De potu in lapidis preservatione y De computatione dierum criticorum- o Luis de
Villarrubia -Tractatus eximiushellipab Epydemiali morbo- y Jorge Goacutemez -De ratione
minuendi sanguine in morbo laterali-64
Ya en la segunda mitad del siglo publicaron sus
obras en la ciudad autores como el meacutedico aragoneacutes Jeroacutenimo Jimeacutenez -Institutiorum
Medicarum libri quatuor nunc primum in lucem editi- o los boticarios toledanos
Lorenzo Peacuterez -Libro de Theriaca y De medicamentorum simpliciumhellipdelectu- y Veacutelez
de Arciniega -De simplicium medicamentorum collectione-65
Al final de la centuria la
imprenta de esta ciudad sacoacute a la luz lo que parecen ser las uacuteltimas obras meacutedicas del
Renacimiento toledano ambas sobre veterinaria el Libro de Albeiteria de Manuel Diacuteaz
y una recopilacioacuten de textos antiguos sobre este mismo tema de Alonso Suarez
En lo que respecta en concreto a Lorenzo Peacuterez pocos son los datos que
tenemos de eacutel Todas las secciones que se le dedican en las distintas obras biograacuteficas de
caraacutecter general apoyan sus afirmaciones en unos cuantos datos fundamentales Asiacute
sabemos que nuestro autor nacioacute en Toledo donde ejercioacute la profesioacuten de boticario y
que probablemente viajoacute por Espantildea Italia y Asia para conocer de primera mano las
plantas y poder corregir asiacute los errores que en la eacutepoca abundaban en las boticas66
Esta informacioacuten ademaacutes coincide con los datos esquemaacuteticos que aportan en la
actualidad J M Loacutepez Pintildeero y R Sancho de San Romaacuten67
Por otra parte F Picatoste
y Rodriacuteguez68
antildeade que se retiroacute antes del antildeo 1588 y A J Cavanilles69
que fue hijo
de un padre ilustrado que ldquole ensentildeoacute la facultad le inspiroacute el buen gusto los deseos de
saber y los de ser uacutetil aacute la sociedadrdquo y que con esta finalidad se instruyoacute en el latiacuten y
el griego ldquopara leer y corregir los coacutedices antiguos que trataacuteron de vegetales y
remediosrdquo testimonio que prueba con algunos ejemplos extraiacutedos del propio Libro de
64
De estos dos uacuteltimos autores habla tambieacuten SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1478-1487 y
1492 afirmando que seguiacutean anclados a la tradicioacuten meacutedica medieval frente a lo que parecioacute ocurrir con
las obras latinas ya imbuidas de los rasgos del humanismo de los dos boticarios de la segunda mitad del
siglo a los que nos referiremos en seguida 65
Cf para un estudio filoloacutegico de las obras en latiacuten de estos dos autores SANTAMARIacuteA
HERNAacuteNDEZ 2005 1487-1492 66
Estos datos aparecen en CAVANILLES 1804 105-106 COLMEIRO 1858 153 y PICATOSTE Y
RODRIacuteGUEZ 1891 241 67
Cf LOacutePEZ PINtildeERO 1979 302 y SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1977 17 68
Cf PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ ibidem 69
CAVANILLES ibidem
33
Theriaca Praacutecticamente lo mismo nos dice E Reyes Proacutesper70
en una obra de
principios del siglo XX donde afirma que Lorenzo Peacuterez era ldquoun culto humanista y
botaacutenico perspicazrdquo y que ldquodespueacutes de haber aprendido correctiacutesimamente el griego el
latiacuten y cuanto se habiacutea publicado de estudio de las plantas hasta su tiempo viajoacute por
nuestro paiacutes Italia y Asia para ver vivas muchas de las plantas que describieron y a
veces confundieron los antiguos autoresrdquo Los tres autores antes mencionados71
hacen
tambieacuten referencia a los conocimientos del boticario poco comunes en la eacutepoca por lo
que afirman merecieron el elogio de escritores como Sprengel72
que llegoacute a considerar
a nuestro autor eacutemulo de Maranta73
Tanto F Picatoste y Rodriacuteguez como M
Colmeiro74
testifican ademaacutes que Diego Serrano el boticario que llevoacute a la imprenta la
obra en latiacuten de nuestro autor despueacutes de que este se hubiera retirado en la dedicatoria a
dicha obra alega que le pidioacute este libro porque ldquolos muy doctos le daban el primado en
la eleccioacuten de los medicamentos simplesrdquo En relacioacuten a todo esto A J Cavanilles75
antildeade casi a modo de conclusioacuten que en el prefacio del meacutedico Francisco Pentildea a dicha
obra Lorenzo Peacuterez aparece como ldquoun sabio casi superior aacute los distinguidos de su siglo
que conocioacute quanto habiacutean escrito sobre yerbas comprobaacutendolo todo por siacute mismo y
que supo antildeadir nuevas luces para promover la cienciardquo Todos estos testimonios76
aportan evidencias sobre la singularidad y excelencia de nuestro autor como boticario e
incluso humanista una figura que aportoacute datos interesantes sobre la materia meacutedica y
preludioacute algunas consideraciones que antildeos maacutes tarde se asentariacutean en el aacutembito de la
botaacutenica
70
E REYES PROacuteSPER Dos noticias histoacutericas del inmortal botaacutenico y sacerdote hispano-valentino
Don Antonio Joseacute Cavanilles Madrid Artes Graacuteficas ldquoMateurdquo 1917 nota 25 71
Cf de nuevo CAVANILLES 1804 106-107 que vuelve a ilustrar con ejemplos extraiacutedos de la
obra del autor COLMEIRO ibidem y PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ ibidem que debioacute reproducir aquiacute
las palabras de M Colmeiro pues los testimonios de ambos autores son praacutecticamente iguales 72
Botaacutenico y fiacutesico alemaacuten que vivioacute entre los siglos XVIII-XIX Cf JOURDAN 1820-1825 vol 7
249-250 73
Meacutedico botaacutenico y teoacuterico literario del Renacimiento italiano autor entre otras de una obra en
italiano sobre la triaca traducida poco despueacutes al latiacuten por el meacutedico y botaacutenico alemaacuten J Camerarius Cf
JOURDAN 1820-1825 vol 6 177-178 74
Cf COLMEIRO ibidem y PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ 1891 242 75
CAVANILLES 1804 110 76
Ademaacutes de en los autores mencionados tambieacuten encontramos pequentildeas referencias a Lorenzo Peacuterez
en otras obras bibliograacuteficas y en algunos estudios sobre historia de la farmacia o noticias de algunas
boticas espantildeolas Entre ellas destacamos la de F J PUERTO SARMIENTO La Triaca Magna
Discurso de ingreso como acadeacutemico de nuacutemero en la RANF leiacutedo el 26 de febrero de 2009 disponible
en formato electroacutenico en Real Academia Nacional de Farmacia [en liacutenea] lthttpwwwranfcompdfdisc
ursosnumeropuertopdfgt
34
Sabemos por tanto que Lorenzo Peacuterez escribioacute dos textos sobre farmaceacuteutica77
que han llegado hasta nosotros en su versioacuten original En latiacuten redactoacute su De
medicamentorum simpliciumhellipdelectu78
publicado en Toledo en 1599 por el ya
mencionado Diego Serrano tambieacuten boticario un breve escrito sobre la eleccioacuten y
reposicioacuten de medicamentos simples y compuestos en el que recogioacute las
denominaciones latinas restituidas corrompidas y castellanas de cada uno de ellos con
el objeto de instruir a los boticarios y de evitar las confusiones terminoloacutegicas entre
ellos La obra por tanto tiene una finalidad praacutectica que se consigue no obstante
mediante la depuracioacuten del leacutexico un ejercicio muy comuacuten entre los humanistas
meacutedicos79
A este escrito lo precedioacute en 1575 el Libro de Theriaca publicado en
castellano por el propio autor en la misma ciudad y en el que trata diversos aspectos de
los distintos ingredientes de una composicioacuten medicinal M T Santamariacutea Hernaacutendez80
sentildeala que en este caso la finalidad de la obra es exclusivamente praacutectica si bien aquiacute
como veremos maacutes adelante el autor tambieacuten deja traslucir sus preocupaciones
linguumliacutesticas a traveacutes de diversas actuaciones que aunque escasas no deben pasar
desapercibidas
12 DESCRIPCIOacuteN DE LA OBRA
La obra que nos ocupa consta de 399 paacuteginas y veinticuatro hojas no numeradas
ocho al principio y dieciseacuteis al final Su tiacutetulo completo es bastante expliacutecito y ya
revela en cierto modo tanto el contenido como la finalidad de la misma ldquoLibro de
Theriaca limpio de los errores hasta nuestros tiempos en ella cometidos y vtilissimo
para preparar y configir muchos Simples y Compuestos cada dia recebidos en vso de
Medicinardquo (I 1-9)81
Dicho tiacutetulo aparece en la portada junto con otros datos que nos
dicen que la obra fue escrita por el boticario Lorenzo Peacuterez vecino de Toledo y que fue
impresa en la misma ciudad en casa de Juan de Ayala en el antildeo 1575 dirigida al
77
De las dos obras de Lorenzo Peacuterez habla sobre todo CAVANILLES 1804 108-110 tambieacuten
encontramos breves descripciones de las mismas en COLMEIRO 1858 153 y PICATOSTE Y
RODRIacuteGUEZ 1891 241-242 78
PERESIUS 1599 79
Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2006 273-281 80
Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1489-1490 81
La paginacioacuten que se indica con nuacutemeros romanos es nuestra Se trata en todo momento de
paacuteginas nunca de folios Tras esta se especifican en cada referencia las liacuteneas en las que se encuentra el
texto citado
35
Ayuntamiento de Toledo Tambieacuten se indica en el mismo sitio que la obra cuenta con el
privilegio concedido por el rey para ser vendida especificaacutendose a continuacioacuten la tasa
de la misma
Tras la portada nos encontramos con una carta de Juan Fernaacutendez de Herrera
Secretario del Consejo del Rey en la que se especifica de nuevo la tasa de la obra82
A
este texto le sigue una carta de Juan Gallo escribano de la Caacutemara del Rey redactada
por mandato suyo y que contiene la licencia de impresioacuten83
Una uacuteltima carta del rey
en este caso escrita por Martiacuten de Gaztelu recoge la ceacutedula que da licencia al autor para
imprimir y vender el libro ldquopor tiempo de diez antildeosrdquo (VI 17)
Las siguientes paacuteginas se reservan a la epiacutestola nuncupatoria dirigida al
Ayuntamiento de Toledo en la que el autor especifica entre otras cosas la finalidad de
la obra
Assi yo aacute saber estas cosas de plantas inclinado procure recoger los ratos de mi estudio
y escriuir vn tratado de Theriaca solo por entender que V S hauia acordado con
mucha razon y prudencia hazer vn compendio de todos los simples y compuestos
medicamentos recibidos en esta ciudad en el vso de medicina para limpiar las Boticas
de los enuegecidos errores y conseruar en salud la Republica (XI 7-17)
Otro aspecto sentildealado en la misma muy relevante para nuestro estudio es el de la
justificacioacuten del empleo del romance en lugar del latiacuten lengua usual en las obras de
caraacutecter cientiacutefico de la eacutepoca y que analizaremos maacutes adelante A esta epiacutestola siguen
tres sonetos de Alonso Saacutenchez teoacutelogo y rector del Colegio de Navalcarnero del
Doctor Tomaacutes de Arroyo y del Licenciado Pedro Suaacuterez estos dos uacuteltimos meacutedicos
dedicados al autor
Tras estos sonetos comienza el Libro de Theriaca propiamente dicho un escrito
sobre un remedio universal conocido como triaca -del aacuterabe hispano attiryaacuteq este del
aacuterabe claacutesico tiryāq este del latiacuten theriaca y este del griego θηριακή derivado de
θηρίον fiera animal84
- que se empleoacute desde la Antiguumledad y hasta los siglos XVIII-
XIX primero contra la mordedura venenosa de ciertos animales y despueacutes como
82
ldquo[hellip] le tassaron a tres marauedis cada pliego con que no se pueda uender ni distribuyr sin que al
principio de cada libro de la dicha impression vaya impresso esta tassa [hellip]rdquo (II 9-13) 83
ldquo[hellip] por la qual [carta] vos damos licencia y facultad para que por esta vez qualquier impressor
destos nuestros reynos pueda imprimir el dicho libro [hellip]rdquo (IV 4-10) 84
Cf Real Academia Espantildeola Diccionario de la lengua espantildeola (22a ed) [en liacutenea]
lthttplemaraeesdraeval=theriacagt
36
panacea para diversas enfermedades85
El cuerpo de la obra de Lorenzo Peacuterez estaacute
constituido por un proemio (1-4) y la triaca de Androacutemaco encabezada por una lista en
latiacuten con los simples y compuestos que la conforman y seguida de la descripcioacuten de
cada uno de ellos (5-348) asiacute como de dos secciones finales con informacioacuten sobre la
manera de componer la triaca y su fermentacioacuten y duracioacuten respectivamente (348-364)
La obra concluye con un anexo en latiacuten que incluye distintas versiones de la
triaca de varios autores -los antiguos Galeno Aecio de Amida y Pablo de Egina y el
medieval Juan Actuario asiacute como las versiones de Androacutemaco el Viejo Androacutemaco el
Joven y Damoacutecrates recogidas por Galeno en sus escritos- en cuya uacuteltima paacutegina
encontramos un colofoacuten con informacioacuten del lugar y el antildeo de impresioacuten (285-399)
Cierra la obra un iacutendice de contenidos (CDI-CDXXX)
Como el autor declara en la epiacutestola nuncupatoria la obra se redactoacute con el
objeto de corregir los errores de los boticarios y evitar las frecuentes confusiones a la
hora de elaborar la triaca una finalidad praacutectica que confiere al texto una funcioacuten
fundamentalmente didaacutectica y que nos permite encuadrarlo quizaacute con ciertas reservas
dentro del geacutenero de las farmacopeas entendidas como recopilaciones de recetas de
productos medicinales con descripciones de cada uno de sus ingredientes y
explicaciones sobre su composicioacuten y preparacioacuten que en la liacutenea de los recetarios de
tipo praacutectico probablemente se alejariacutean de excesivas pretensiones literarias y buscariacutean
llegar al destinatario de manera directa Se trata por tanto de un texto claro y sencillo
que escapa a grandes ambiciones de erudicioacuten pero que no obstante cuenta con rigor y
con datos que proceden de una documentacioacuten ampliamente contrastada Todos estos
aspectos relacionados con los destinatarios concretos de la obra de los que dependiacutea la
eleccioacuten de la lengua y de los procedimientos de expresioacuten y el empleo de fuentes seraacuten
ampliamente atendidos en los siguientes epiacutegrafes
85
Esta famosa composicioacuten fue puesta en praacutectica por primera vez por el rey Mitriacutedates en el siglo II
a C por quien la misma recibioacute el nombre de mitridato No obstante casi un siglo despueacutes Androacutemaco
el Viejo meacutedico del emperador Neroacuten mejoroacute la foacutermula de Mitriacutedates -antildeadiendo entre otros
ingredientes carne de viacutebora- y desde entonces la receta fue transmitida por diversos autores -como
Galeno que transmitioacute varias veces la foacutermula de Androacutemaco en sus escritos- Cf GARIJO 1992 10-13
56
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5
INTRODUCCIOacuteN
La medicina desde sus oriacutegenes y en aquellas sociedades donde ha existido
escritura ha ido desarrollando un conjunto de textos especiacuteficos comprendidos bajo el
concepto de literatura meacutedica Estos textos concebidos para servir a la ensentildeanza y al
ejercicio profesional de esta disciplina pueden estudiarse atendiendo al contenido pero
por su caraacutecter de escritos tambieacuten pueden convertirse en objeto de un anaacutelisis formal
De esta manera la literatura meacutedica estudiada desde una perspectiva literaria y
diacroacutenica puede proporcionar datos interesantes acerca de la naturaleza de la medicina
de cada eacutepoca histoacuterica como reflejo de su sociedad y puede mostrar coacutemo se
empleaban los diversos recursos de composicioacuten textual a la hora de configurar aquellos
escritos de caraacutecter teacutecnico
Un estudio de este tipo centrado en la forma y la expresioacuten de esos textos solo
podriacutea llevarse a cabo empleando los meacutetodos que la filologiacutea pone a nuestra
disposicioacuten Ahora bien dentro de esta perspectiva resultariacutea necesario acotar ese
amplio campo que abarcariacutea multitud de textos meacutedicos a partir de criterios basados en
los diferentes problemas planteados por los mismos que generariacutean diversas liacuteneas de
estudio De esta forma una de esas liacuteneas podriacutea centrarse en el anaacutelisis de la literatura
meacutedica escrita en lengua latina o de la pervivencia de los rasgos de los escritos de la
medicina claacutesica grecolatina en la produccioacuten posterior dentro de un periacuteodo
comprendido entre la Antiguumledad y el Renacimiento Para estudiar esos textos escritos
en latiacuten o la presencia de la tradicioacuten claacutesica en los mismos o en obras escritas en otras
lenguas resultariacutea por tanto imprescindible recurrir no solo a la perspectiva filoloacutegica
sino a una visioacuten que desde el conocimiento de las lenguas claacutesicas pudiera analizar y
comprender aquellos aspectos vinculados con los diferentes rasgos de las obras de la
Antiguumledad y las lenguas en que fueron escritas
A esta liacutenea se circunscribe nuestro trabajo pues centra su atencioacuten en la obrita
farmacoloacutegica escrita en castellano de un boticario del siglo XVI de modo que las
ambiciones del estudio se reuacutenen en torno al anaacutelisis de la pervivencia de los contenidos
de la medicina grecolatina y de la presencia de los rasgos de las nuevas tendencias de la
eacutepoca en un texto renacentista De esta forma nuestro objetivo consiste en demostrar en
queacute medida se reflejan el humanismo meacutedico y la tradicioacuten claacutesica como consecuencia
de aquel en el Libro de Theriaca del boticario Lorenzo Peacuterez prestando para ello
6
atencioacuten sobre todo al empleo de lenguas los recursos expresivos y las fuentes
utilizadas por el autor en el mismo Nuestro trabajo parte por tanto de la idea de que en
el Renacimiento la nueva corriente del humanismo meacutedico -conceptos todos ellos que
veremos maacutes adelante- debioacute de determinar la actitud de muchos profesionales de la
medicina -incluyendo aquiacute a meacutedicos cirujanos y boticarios- que desarrollaron una
produccioacuten escrita afectada en mayor o menor medida por los principios de dicha
corriente Sin embargo somos conscientes partiendo tambieacuten de las conclusiones que
ya se han propuesto en torno a la cuestioacuten en distintos trabajos de que las caracteriacutesticas
de ese movimiento no se proyectaron por igual en todos los autores y que el peso de la
tradicioacuten medieval continuoacute siendo en cierta medida importante en algunos aacutembitos de
este campo
Para esclarecer este asunto en torno al texto de Lorenzo Peacuterez vamos a articular
el trabajo en base a dos partes fundamentales una primera de contextualizacioacuten en la
que expondremos los rasgos del marco -tanto cultural y cientiacutefico como literario- al que
pertenecen obra y autor y que nos serviraacuten maacutes adelante para llevar a cabo el estudio
del texto y una segunda centrada ya en los datos extraiacutedos de la lectura detenida de la
obra -que como sabemos constituyen los recursos empleados por el autor para
componer el escrito fuentes lengua y procedimientos de expresioacuten- y en el anaacutelisis de
los mismos con la ayuda de la informacioacuten proporcionada por el contexto que nos
permitiraacute resolver las cuestiones planteadas por nuestro objetivo y exponer las
respuestas -siempre provisionales y abiertas a nuevos estudios- en forma de
conclusiones
Nos encontramos asiacute con una labor que se halla entre el trabajo bibliograacutefico y
el de investigacioacuten y que nos serviraacute por tanto para poner en praacutectica la tarea de
consulta y siacutentesis de informacioacuten bibliograacutefica e iniciarnos en la experiencia
investigadora impulsados por la formacioacuten recibida durante los antildeos de la carrera De
esta forma al mismo tiempo que aportamos conocimientos a la liacutenea de estudio en la
que se encuadra nuestro trabajo y tomamos un primer contacto con la misma llevamos
a cabo la tarea de reunir bibliografiacutea especializada sobre un tema dentro del aacutembito de
las humanidades y de analizar datos extraiacutedos a partir de una metodologiacutea determinada
para finalmente intentar exponer los resultados de manera coherente y argumentada a
traveacutes de un escrito acadeacutemico
Como hemos afirmado anteriormente para realizar este trabajo es necesario
recurrir a la metodologiacutea proporcionada por la perspectiva filoloacutegica pues nos
7
proponemos estudiar en una obra escrita la presencia de una serie de elementos que
forman parte del aacutembito de la composicioacuten textual y que deben ser abordados desde un
punto de vista filoloacutegico Este hecho justifica la inclusioacuten de un apartado dedicado al
marco literario en que se encuadran el autor y la obra con alusioacuten a geacuteneros literarios e
incluso procedimientos de composicioacuten asiacute como la gran atencioacuten prestada a los ya
mencionados aspectos de expresioacuten en la segunda parte del trabajo
La aplicacioacuten de la perspectiva filoloacutegica conlleva como cualquier otra una
serie de dificultades que aunque deben ser advertidas y consideradas si son sorteadas
de manera adecuada no impiden el desarrollo del trabajo Nos referimos en este caso al
problema que supone por ejemplo la determinacioacuten de ciertos aspectos que no
aparecen referidos de manera expliacutecita en la obra tales como las ediciones que para las
fuentes debioacute de consultar el autor los tiacutetulos originales de las distintas obras
mencionadas -que variacutean de las ediciones renacentistas a las contemporaacuteneas a las que
suele acudirse en la actualidad- o las citas textuales en lengua original -latiacuten o griego- o
traducidas por el propio autor -que deben diferenciarse no sin dificultad por la ausencia
de ciertos signos tipograacuteficos en el impreso de las alusiones indirectas- Por otra parte
el trabajo con el propio texto supone ya una dificultad inicial pues la obra no cuenta
todaviacutea con ninguna edicioacuten actual de modo que solo es posible trabajar a partir del
impreso original Si bien es cierto que el acceso a los ejemplares que conservan los
fondos antiguos de algunas bibliotecas estaacute por razones de seguridad limitado a casos
concretos la obra cuenta ya afortunadamente con varias versiones digitales en la red
que facilitan de manera considerable el trabajo No podemos olvidarnos por uacuteltimo de
la necesidad -existente en todos los estudios diacroacutenicos- de considerar los contenidos
de las obras meacutedicas de eacutepocas pasadas bajo la oacuteptica de una realidad diferente a la de la
medicina actual siendo imprescindible para ello el conocimiento y la aplicacioacuten tanto
del contexto general como de los saberes teoacutericos y praacutecticos que conformaban la
disciplina en cada periacuteodo analizado
Mencionamos con anterioridad que este estudio se circunscribe a una liacutenea
determinada que como deciacuteamos se encarga de estudiar aquella literatura meacutedica
comprendida entre la Antiguumledad y el Renacimiento escrita en latiacuten o afectada por una
serie de rasgos propios de la tradicioacuten claacutesica Dicha liacutenea cuenta ya con un bagaje
conformado por varios trabajos desarrollados en el seno de diversas universidades labor
que configura el actual estado de la cuestioacuten y que debe ser conocida antes de
comenzar el estudio Este campo si bien tiene en algunas de sus vertientes menos de
8
medio siglo de vida cuenta en la actualidad con participacioacuten a nivel internacional a
traveacutes de trabajos realizados por especialistas en universidades como la de Reims
Champagne-Ardenne en Francia la Johannes Gutenberg de Mainz en Alemania la de
Manchester en Reino Unido o las de Messina Macerata y Siena en Italia En Espantildea
se han desarrollado o se desarrollan estudios dentro de esta liacutenea en las universidades de
Santiago de Compostela Valladolid A Coruntildea Caacutediz y Castilla-La Mancha Estos
trabajos ademaacutes suelen ponerse en comuacuten perioacutedicamente a traveacutes de seminarios o
congresos internacionales y sus resultados suelen ser publicados en forma de actas u
obras colectivas El aacutembito concreto de los textos meacutedicos renacentistas centrado en la
corriente del humanismo meacutedico lleva menos tiempo en marcha y fue gestado e
impulsado desde la Universidad de Valladolid por Enrique Montero Cartelle director de
una serie de trabajos que praacutecticamente completaron el panorama a nivel nacional
abordando las manifestaciones literarias del humanismo meacutedico en las distintas
universidades que funcionaron como focos del mismo asiacute como en algunos autores u
obras destacadas trabajos todos ellos que han constituido una base fundamental para
nuestro estudio Por otra parte existen varias publicaciones relacionadas con el campo
de la historia de la medicina que estaacute estrechamente vinculado con la liacutenea mencionada
si bien es cierto que todaviacutea no hay una colaboracioacuten demasiado decidida entre los
profesionales de estos dos aacutembitos Tambieacuten son numerosos los trabajos sobre textos
meacutedicos latinos y griegos de distintas eacutepocas o sobre otros aspectos afines -diccionarios
actas de congresos y obras monograacuteficas entre otros- muchas veces dedicados a temas
muy especiacuteficos La bibliografiacutea de la que disponemos no es por tanto escasa pero la
liacutenea en la que se ampara nuestro estudio lleva pocos antildeos en boga y tiene todaviacutea
mucho trabajo por delante en lo referido a la necesaria labor de recuperacioacuten del
patrimonio bibliograacutefico europeo
En lo que respecta por otra parte al autor que nos ocupa nos encontramos con
un panorama algo maacutes desolador Pocas son las obras que hacen referencia a la vida del
mismo y siempre se trata de trabajos biograacuteficos de caraacutecter general sobre los
profesionales de la medicina de una eacutepoca determinada -en cualquier caso todos ellos
junto con los anteriores y los que siguen seraacuten referidos maacutes adelante en los apartados
correspondientes- Existen tambieacuten menciones aisladas en algunos discursos o artiacuteculos
sobre la historia de la farmacia o las boticas pero siempre con un tratamiento bastante
parcial y esquemaacutetico Por otra parte contamos con escasos estudios sobre sus dos
obras y su labor como boticario y la mayoriacutea solo constituyen una breve mencioacuten
9
dentro de trabajos de caraacutecter general -asiacute algunos paacuterrafos en manuales de historia de
la ciencia o artiacuteculos sobre la medicina renacentista toledana- Hasta nosotros solo ha
llegado un trabajo que profundiza en una de las obras de Lorenzo Peacuterez desde el punto
de vista filoloacutegico centrado precisamente en aquella que no nos ocupa aquiacute un breve
texto en latiacuten sobre simples y compuestos que ya tendremos tiempo de mencionar La
situacioacuten estaacute por consiguiente apenas desbrozada y tanto la figura del autor como sus
obras -sobre todo la que constituye nuestro objeto de estudio- no han sido hasta el
momento lo suficientemente atendidas y estudiadas especialmente desde la perspectiva
filoloacutegica que tanto puede aportar al conocimiento de la historia de la medicina como
huella evidente de la humanidad
Por esto creemos que resulta imprescindible un trabajo que en un aacutembito de
estudio con tanto camino todaviacutea por recorrer arroje algo de luz sobre la obra de este
boticario toledano quien de acuerdo con la mayoriacutea de los escasos testimonios que
parecen existir fue relevante en su geacutenero y aportoacute con su breve pero interesante
trabajo escrito conocimientos singulares al campo de la farmaceacuteutica quizaacutes alentado
por las ideas de aquel humanismo meacutedico que pretendemos detectar Ademaacutes es
precisamente en esa carencia que antes sentildealaacutebamos en la que se apoya la originalidad
del estudio que proponemos desarrollar en las proacuteximas paacuteginas un esfuerzo humilde
que busca contribuir al conocimiento de varios campos siguiendo un camino de
fructiacuteferos intercambios donde hablar de interdisciplinariedad o de auxilio entre
disciplinas se convierte en una realidad innegable
Pero la originalidad de este trabajo no se debe tanto a nuestra voluntad como a la
indispensable participacioacuten de la profesora Teresa Santamariacutea cuyo compromiso
implicacioacuten y habilidad a lo largo de todo el proceso queremos reconocer naturalmente
con estas uacuteltimas liacuteneas
10
I CONTEXTO CULTURAL Y CIENTIacuteFICO
Deciacuteamos en la introduccioacuten que la obra objeto de nuestro estudio perteneciacutea a
un periacuteodo determinado de la historia y que por tanto era producto de una
configuracioacuten contextual concreta Por otra parte el estudio de los elementos de
composicioacuten textual que pretendemos exponer en la segunda parte del trabajo depende
por entero del marco cultural y cientiacutefico en que se encuadra el autor de la misma
maacutexime cuando lo que buscamos analizar es la influencia del humanismo meacutedico en
dicha obra que se hace presente a traveacutes de una serie de caracteriacutesticas concretas que
responden a un modelo gestado en su seno como respuesta a las circunstancias del
nuevo contexto protagonizado por el Renacimiento y la corriente humaniacutestica que en eacutel
se desarrolloacute Ademaacutes la formacioacuten de los profesionales de la medicina -entre los que
situamos a nuestro autor- y todos los avatares que rodeaban a la profesioacuten meacutedica
puntos que tambieacuten determinaban el caraacutecter de la produccioacuten textual estaban
estrechamente vinculados con la situacioacuten de dicha ciencia en la eacutepoca que al mismo
tiempo dependiacutea de las coyunturas generales Por todo ello es necesario que a
continuacioacuten veamos los aspectos esenciales de las distintas manifestaciones del
contexto a nivel cultural y cientiacutefico de modo que esta proyeccioacuten pueda ayudar a
comprender mejor el resto del trabajo
1 RENACIMIENTO Y HUMANISMO
Como es natural en la historiografiacutea nos encontramos con numerosos conceptos
que hacen referencia a periacuteodos histoacutericos con sus consecuentes implicaciones en los
diversos aacutembitos de las sociedades Este hecho nos sirve de advertencia a la hora de
considerar teacuterminos como los de Renacimiento y humanismo donde el primero debe ser
entendido como marco del segundo y el segundo asiacute como producto derivado del
primero aspecto que ya sentildealan casi todos los autores consultados1 al disuadir al lector
de considerarlos como palabras sinoacutenimas
1 Cf BLANCO PEacuteREZ 1999 21 GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 15-16 y MARTIacuteN FERREIRA
1995 18-20
11
Hecha esta distincioacuten podemos afirmar que el Renacimiento es un periacuteodo
histoacuterico que tiene lugar en Europa entre los siglos XIV y XVI2 y que supone una serie
de transformaciones que afectan a todos los niveles a saber aparicioacuten de un incipiente
capitalismo progreso teacutecnico general invencioacuten de la imprenta y de la consecuente
cultura del libro tendencia a la consolidacioacuten del Estado moderno y establecimiento de
la vida urbana entre otros3 A nivel intelectual su presencia se observa en aspectos
como el rechazo del pasado inmediato -sin que ello suponga no obstante el abandono
completo de la tradicioacuten precedente4- el afaacuten de novedad la importancia de la
experiencia como forma de acceder al mundo circundante el desarrollo del
antropocentrismo fruto de una auto-consideracioacuten del individuo y como el propio
teacutermino indica con su nombre el retorno a la Antiguumledad como fuente para todos los
saberes que persiguen la formacioacuten de un hombre completo el humanista5
El humanismo por su parte se entiende como corriente de renovacioacuten
pedagoacutegica6 fruto de esa nueva mentalidad renacentista que trae consigo una serie de
principios centrados en el aacutembito de la educacioacuten y la formacioacuten de los individuos Si
bien la expresioacuten fue acuntildeada en Alemania en el siglo XIX referida a la educacioacuten
basada en el estudio de los claacutesicos grecolatinos -expresioacuten que se aplicoacute a la eacutepoca que
nos ocupa a finales de dicho siglo-7 el teacutermino ldquohumanistardquo surgioacute en el entorno
universitario italiano del siglo XVI para designar a los profesores de ldquohumanidadesrdquo en
analogiacutea a teacuterminos como ldquojuristardquo o ldquolegistardquo8 Estas ldquohumanidadesrdquo del Renacimiento
los Studia Humanitatis aparecieron con el objeto de restaurar el ideal educativo de la
Antiguumledad para conseguir una formacioacuten completa del individuo volviendo para ello
en cada una de sus materias -gramaacutetica retoacuterica historia poesiacutea y filosofiacutea moral- a las
fuentes grecolatinas que debiacutean ser recuperadas estudiadas e interpretadas por los
humanistas9 Uno de los principios de dicha corriente era el rechazo de la tradicioacuten
2 Dicho lapso temporal aceptado por la mayoriacutea de autores aparece en MARTIacuteN FERREIRA 1995
20 y MONTERO CARTELLE 2010 123 3 Implicaciones que sentildeala GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 17
4 Cf GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 17-18
5 Cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 20 y LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 4 XV
6 Como sentildealan MARTIacuteN FERREIRA 1995 18 MONTERO CARTELLE 2010 123 y GONZAacuteLEZ
MANJARREacuteS 2000 18-20 7 La cuestioacuten del origen del teacutermino es mencionada en MONTERO CARTELLE 2010 123 BLANCO
PEacuteREZ 1999 21y GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 18 8 Asiacute en MONTERO CARTELLE ibidem BLANCO PEacuteREZ 1999 21 y GONZAacuteLEZ
MANJARREacuteS 2000 18 9 Coinciden en este aspecto MONTERO CARTELLE 2010 124 LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 XV
y MARTIacuteN FERREIRA 1995 18
12
medieval que llevoacute a estos estudiosos a querer depurar los textos grecolatinos de la
corrupcioacuten de aquellos a los que consideraban ldquobaacuterbarosrdquo medievales cuestioacuten que no
impidioacute sin embargo y como hemos dicho antes que la influencia de la Edad Media
como eacutepoca precedente continuara presente en algunos aspectos10
Esta preocupacioacuten
por recuperar la integridad de las obras claacutesicas originales para rescatar sus valores y
contenidos y adaptarlos a su tiempo derivoacute en una afanosa labor filoloacutegica que se vio
impulsada por la aparicioacuten de la imprenta y la llegada en el siglo XV de bizantinos
exiliados con manuscritos griegos11
Pero la importancia de estos estudios de
humanidad no se limitoacute al aacutembito filoloacutegico sino que se convirtioacute en la formacioacuten
baacutesica que todos los estudiantes debiacutean recibir durante la ensentildeanza secundaria antes
de acceder a la universidad De esta forma especialistas de los distintos campos del
saber se vieron afectados por los principios de esta corriente pedagoacutegica lo que condujo
al desarrollo de distintos ldquohumanismosrdquo -asiacute el filoloacutegico el cientiacutefico etc- que en la
liacutenea del renacer cultural propio de la eacutepoca buscaban para cada disciplina el acceso a
las textos originales de la Antiguumledad12
En lo que respecta a Espantildea la situacioacuten parece maacutes complicada Si bien se ha
generado cierta poleacutemica en torno a la cuestioacuten de la existencia o no de un
Renacimiento y un humanismo el debate parece ya cerrado en la actualidad En efecto
aspectos como la Contrarreforma la actividad de la Inquisicioacuten la existencia de
corrientes miacutestico-espirituales la crisis econoacutemica o el escaso valor concedido en
general al latiacuten y al griego -teniendo en cuenta que los conocimientos filoloacutegicos como
hemos visto constituyen la base del humanismo- han hecho dudar a algunos estudiosos
sobre la existencia de una corriente humanista en nuestro paiacutes13
-dentro de esta postura
destaca la opinioacuten pesimista del filoacutelogo L Gil Fernaacutendez14
que habla del fracaso
espantildeol a este respecto- No asiacute hay quienes consideran que es posible hablar de un
Renacimiento y de un humanismo espantildeoles aunque con ciertas particularidades
apoyado el primero en el auge econoacutemico el descubrimiento de Ameacuterica y la
consolidacioacuten del Estado imperial entre otros factores y el segundo en la existencia de
10
Cf GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 18-20 y MARTIacuteN FERREIRA 1995 18-19 11
Cf entre otros LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 33 y MONTERO CARTELLE 2010 126 12
Sobre la cuestioacuten de los distintos humanismos cf MONTERO CARTELLE 2010 125 entre otros 13
Asiacute lo indican BLANCO PEacuteREZ 1999 22 GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 22-23 y PEacuteREZ
IBAacuteNtildeEZ 1996 18-19 14
Cf GIL FERNAacuteNDEZ 1997 passim
13
figuras importantes en distintos campos del saber15
Hay autores que ademaacutes creen en
la existencia de un humanismo espantildeol progresista y dinaacutemico -como J A Maravall-16
En cualquier caso parece que esa visioacuten negativa ya ha sido superada y que la creencia
general en la actualidad se inclina por aceptar la existencia de un Renacimiento y un
humanismo espantildeoles con algunas excepciones pero patrocinados por notables avances
y grandes figuras que tarde o temprano asumieron los nuevos modelos procedentes de
Italia
2 HUMANISMO MEacuteDICO
Como el resto de disciplinas la medicina tambieacuten se vio afectada por los
principios de esta corriente de renovacioacuten pedagoacutegica y de la aplicacioacuten de los mismos
a este campo por parte de sus profesionales surgioacute lo que se conoce como humanismo
meacutedico Esta nueva realidad supuso la aparicioacuten de una nueva figura la del meacutedico
filoacutelogo o humanista que movido por la nueva admiracioacuten hacia los claacutesicos de la
medicina decidioacute recurrir a la labor filoloacutegica como viacutea para la interpretacioacuten y
recuperacioacuten de los mismos objetivo con repercusioacuten directa en la vertiente teoacuterica de
la medicina pero cuyo fin uacuteltimo seriacutea con toda seguridad resultar uacutetil al ejercicio
profesional
Estos meacutedicos filoacutelogos integrantes de una nueva eacutelite de la medicina
caracterizada por un predominio de la parte teoacuterica habiacutean asumido la tarea de
recuperar los textos meacutedicos originales de la Antiguumledad depurando para ello las
versiones medievales de los claacutesicos que consideraban corrompidas y depravadas o
incluso acudiendo a los originales -como sucedioacute con el caso de los coacutedices griegos
rescatados por los bizantinos exiliados- De esta forma surgieron numerosas ediciones
traducciones y comentarios de obras claacutesicas fruto del trabajo de unos meacutedicos
humanistas que rechazaban el meacutetodo de la escolaacutestica y el galenismo medieval y no
confiaban en la tradicioacuten aacuterabe para el desarrollo de esta disciplina17
No obstante y a
15
Cf BLANCO PEacuteREZ 1999 22-23 GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 21-23 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ
1996 18-19 16
Opinioacuten recogida en GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 22-23 17
Estos aspectos propios del humanismo meacutedico aparecen en todas las obras que abordan la
cuestioacuten Veacuteanse al respecto entre otras LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 33 MARTIacuteN FERREIRA
1995 23-25 y MONTERO CARTELLE 2010 153 Para el galenismo medieval escolaacutestico o arabizado
y el meacutetodo escolaacutestico aplicado a la medicina cf LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 3 191-339
MARTIacuteN FERREIRA 1995 25 y MONTERO CARTELLE 2010 31-121
14
pesar de este recelo por el trabajo de la eacutepoca precedente algunos aspectos se
mantuvieron en el nuevo contexto Asiacute las grandes autoridades de la medicina
continuaron siendo las mismas que en la Edad Media -fundamentalmente Galeno e
Hipoacutecrates- variando solo la forma de acceder a las mismas y de considerar sus
doctrinas y la tradicioacuten aacuterabe por su parte mantuvo todaviacutea su importancia en ciertos
campos de la medicina renacentista -sobre todo en la materia meacutedica donde el Canon
de Avicena siguioacute siendo imprescindible-18
Pero estos humanistas tambieacuten se
preocuparon en muchos casos por desarrollar una obra meacutedica propia haciendo uso de
los distintos geacuteneros con que contaba la literatura meacutedica del momento y que
trataremos con maacutes detalle en epiacutegrafes posteriores Ademaacutes emprendieron una labor
filoloacutegica cercana a lo que hoy se conoce como criacutetica textual y que podriacuteamos
considerar como su antecedente inmediato con el objeto de restablecer los textos
originales trabajo que formaba parte de la corriente humanista general y que tuvo su
trasunto como era de esperar en el humanismo meacutedico Aunque dicha labor empezoacute
como sentildeala M A Gonzaacutelez Manjarreacutes19
siendo una emendatio ope ingenii basada
normalmente en el trabajo con un solo coacutedice hacia finales del siglo XV y principios
del XVI los humanistas empezaron a establecer criterios objetivos que la convirtieron en
un trabajo de emendatio ope codicum apoyado ya en la consulta de diferentes
testimonios manuscritos
En este punto resulta interesante rescatar las fases que expone en su trabajo A I
Martiacuten Ferreira20
para ilustrar la recuperacioacuten de los textos claacutesicos en la eacutepoca que nos
ocupa Asiacute una primera etapa de influjo latino con la edicioacuten de la obra de Celso -que
es redescubierto en el Renacimiento y editado por primera vez en este momento- dariacutea
paso a un periacuteodo de influjo griego con un predominio de la obra de Hipoacutecrates y
Galeno que culminariacutea en una uacuteltima etapa de superacioacuten y emancipacioacuten con respecto
a las autoridades claacutesicas Esto demuestra que la atencioacuten prestada a las fuentes de la
Antiguumledad dependioacute de los contextos propiciados por los distintos momentos y que la
postura propia de la Edad Media de aceptar sin reparos la opinioacuten de una autoridad se
vio trastocada en el Renacimiento por la nueva autoconciencia individual de los
humanistas El siguiente paacuterrafo de M J Peacuterez Ibaacutentildeez21
sobre el empleo de fuentes en
18
Cf sobre todo BLANCO PEacuteREZ 1999 25 y MARTIacuteN FERREIRA 1995 26 19
Para esta opinioacuten y la labor de criacutetica textual en los humanistas y en la figura concreta de Andreacutes
Laguna cf GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 183 20
Veacutease al respecto MARTIacuteN FERREIRA 1995 25 21
PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 107
15
los humanistas meacutedicos se refiere al aacutembito de la Universidad de Salamanca pero puede
extrapolarse al panorama general del que parecen emanar los principios particulares
aplicados en cada territorio
En los textos latinos de la Universidad de Salamanca observamos una tendencia de
conjunto a la abundancia de citas a recurrir en los distintos pasajes de la composicioacuten a
referencias a otras obras tanto para apoyar las tesis sostenidas como para rebatir las que
consideran erroacuteneas o improcedentes Se advierte la necesidad de afianzar las
proposiciones sostenidas tanto con las autoridades antiguas como medievales [hellip] o
renacentistas sean o no meacutedicas Esto no implica que no se conceda peso especiacutefico a la
propia experientia ni que se evite la autorreferencia como autoridad en diversas
materias
Nos encontramos de esta forma con un frecuente empleo de fuentes por parte
de los humanistas meacutedicos en sus obras -ya fueran comentarios traducciones o trabajos
propios- a las que soliacutean acudir para dar solidez a sus propias opiniones o para refutar
las de aquellos autores claacutesicos medievales o contemporaacuteneos que consideraban
erroacuteneas Esta postura demuestra que los humanistas meacutedicos desarrollaron una visioacuten
criacutetica respecto a las autoridades de la Antiguumledad que no existiacutea en la Edad Media y
que estaba apoyada en el empleo de la razoacuten personal y la propia observacioacuten a la hora
de estudiar los distintos aspectos de la disciplina cientiacutefica La experiencia se convertiacutea
asiacute en otra fuente importante para los autores que ahora podiacutean conciliar
contradicciones aclarar confusiones o corregir errores22
Un ejemplo de esta actitud nos
lo proporciona M A Gonzaacutelez Manjarreacutes23
cuando describe la labor de comentarista
del meacutedico humanista Andreacutes Laguna al afirmar que en su traduccioacuten de la afortunada
Materia meacutedica de Dioscoacuterides24
entre otras cosas se aventuroacute a mostrar los errores de
las autoridades afirmacioacuten que ilustra con el siguiente fragmento de un comentario de
dicho autor al capiacutetulo sobre el marrubio bastardo de la obra dioscoridiana
Fue grauissimo el error de Plinio acerca de aquesta planta porque dize que la llamaron
Puerro negro los griegos y que tiene las hojas mayores y mas negras que el puerro lo
qual jamas no se halla Mas la causa de tan gran deuaneo fue la afinidad de aquestos
vocablos Melan prason y Melan prasion de los quales aquel primero nos da agrave entender
puerro negro y estotro negro Marrubio
22
Para la cuestioacuten de la postura criacutetica y la experiencia en los humanistas meacutedicos cf sobre todo
LOacutePEZ PINtildeERO 1979 164 y MONTERO CARTELLE 2010 126 23
Veacutease GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 167 para el ejemplo y el fragmento citado de Laguna 24
LAGUNA 1555 III 111
16
En lo que respecta a la tipologiacutea de las fuentes y a partir de lo que podemos
deducir de las afirmaciones particulares sobre el humanismo meacutedico en ciertas
universidades o figuras de nuevo extrapoladas al contexto general predominaban los
autores claacutesicos grecolatinos -sobre todo los griegos Hipoacutecrates y Galeno pero tambieacuten
otros como Celso y Dioscoacuterides- Las alusiones a fuentes medievales y aacuterabes por su
parte eran maacutes escasas pero todaviacutea ineludibles fundamentalmente y como hemos
visto en ciertos aacutembitos como el de la materia meacutedica En la Universidad de
Salamanca uno de los grandes focos espantildeoles del humanismo meacutedico la labor teoacuterica
de algunos profesores de medicina evidencioacute el peso que la tradicioacuten aacuterabe y la ciencia
medieval ejercieron en dicha corriente a traveacutes de las diversas referencias en sus
trabajos a autores aacuterabes como Serapioacuten Rhazes y Mesueacute o a otros medievales como
Bernardo de Gordon Gentile da Foligno y Hugo de Siena Llama la atencioacuten por otra
parte que estos autores fueran pocas veces calificados de ldquobaacuterbarosrdquo en las obras de
dichos profesores25
Sin embargo la depravacioacuten leacutexica de los aacuterabes siacute fue mencionada
en la obra de Andreacutes Laguna que empleoacute las alusiones a fuentes medievales sobre todo
para criticarlas a pesar de demostrar una evidente admiracioacuten por la medicina aacuterabe -
sobre todo en las figuras de Serapioacuten y Avicena-26
Las referencias a autores
contemporaacuteneos tuvieron igualmente su espacio en las obras de esta corriente si bien en
menor medida y casi siempre para ser criticadas o contradichas tanto fue asiacute que solo
soliacutean ser elogiadas como afirma M A Gonzaacutelez Manjarreacutes27
cuando existiacutea una cierta
amistad entre el autor de la obra y el de la fuente citada o bien cuando este uacuteltimo era
admirado por el primero aunque es cierto que tambieacuten debieron existir excepciones a
este principio general Por uacuteltimo tambieacuten las fuentes no meacutedicas fueron una constante
en los textos predominando el recurso a fragmentos o autores biacuteblicos o literarios que
conferiacutean cierta erudicioacuten a las obras de caraacutecter meacutedico asiacute como a ciertos capiacutetulos de
textos filosoacuteficos -con un predominio de Platoacuten y Aristoacuteteles- De esta forma los
autores acudiacutean a enciclopedias o compendios de dichos y sentencias muy uacutetiles al
efecto sin dejar a un lado no obstante la consulta directa de los textos claacutesicos de la
literatura o el recurso al propio bagaje que proporcionaba la formacioacuten humaniacutestica28
25
Sobre las fuentes de las obras del humanismo meacutedico en la Universidad de Salamanca cf PEacuteREZ
IBAacuteNtildeEZ 1996 114-125 26
Cf GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 223-226 y 255 27
Veacutease GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 255-256 28
Para el empleo de fuentes no literarias cf sobre todo GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 233
17
Un problema fundamental al que tuvieron que enfrentarse los meacutedicos que
participaron en esta corriente fue el de la lengua en que debiacutean escribirse los textos de la
medicina Esta disyuntiva resulta imprescindible a la hora de comprender el caraacutecter de
las obras del humanismo meacutedico y la esencia misma de dicho movimiento y por ello
vamos a abordarla a continuacioacuten apoyaacutendonos sobre todo en los datos que los
diversos estudios nos aportan acerca de la situacioacuten de dicho problema en Espantildea pero
intentando como hasta ahora y por medio de la induccioacuten comprender los rasgos de
casos particulares como manifestaciones con sus correspondientes singularidades de
un contexto maacutes amplio y general del que poseemos menos datos de conjunto
Todos los autores consultados al respecto coinciden al afirmar que en el siglo
XVI el latiacuten se habiacutea convertido en lengua de cultura una lengua comuacuten y universal que
serviacutea de vehiacuteculo para una poliacutetica y una ciencia internacionales Sin embargo en ese
mismo siglo el avance de las lenguas vernaacuteculas que estaban consolidaacutendose y
creciendo en importancia hizo que empezaran a abrirse hueco en el panorama cultural y
a exigir incluso un papel en el aacutembito de la ciencia Este hecho propicioacute una situacioacuten
de bilinguumlismo aceptado donde el latiacuten se veriacutea confinado al aacutembito cientiacutefico y las
lenguas vernaacuteculas se limitariacutean a la expresioacuten literaria y cultural No obstante el paso
del tiempo hariacutea que dichas lenguas acabaran desbancando por completo al latiacuten como
se observa en el ejemplo que ofrece J M Loacutepez Pintildeero29
sobre el caso espantildeol donde
el porcentaje de obras cientiacuteficas impresas en castellano entre 1551-1600 es ya
ligeramente superior al de las impresas en lengua latina30
El latiacuten siguioacute siendo no obstante la lengua indiscutible de la ciencia en el siglo
XVI y por tanto el vehiacuteculo de expresioacuten para la produccioacuten escrita de la medicina
donde las excepciones compuestas en vernaacuteculo eran siempre justificadas Esto uacuteltimo
demuestra que no obstante hubo partidarios del empleo del romance en el aacutembito
meacutedico apoyaacutendose para secundar dicha propuesta en el escaso nuacutemero de meacutedicos que
dominaban el latiacuten y en el elevado nivel literario de esta lengua en el Renacimiento31
En Espantildea la creciente importancia del castellano que era sentido como lengua natural
y la situacioacuten un tanto adversa del latiacuten demostrada por los numerosos testimonios
29
Cf LOacutePEZ PINtildeERO 1979 123-124 30
El asunto del bilinguumlismo aceptado y la progresiva sustitucioacuten del latiacuten por las lenguas vernaacuteculas lo
encontramos en BLANCO PEacuteREZ 1999 165 LOacutePEZ PINtildeERO 1979 123-123 MARTIacuteN FERREIRA
1995 166-167 MONTERO CARTELLE 2010 136 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 130-133 31
Cf MONTERO CARTELLE 2010 137
18
recogidos por L Gil Fernaacutendez32
propiciaron la aparicioacuten de ciertos sectores que
abogaron por el uso del romance y rechazaron el empleo del latiacuten en la medicina a
pesar de que era aceptado por la mayoriacutea como lengua de la ciencia y de que su empleo
era exigido en la ensentildeanza universitaria y su conocimiento por parte de los
profesionales ordenado por pragmaacutetica -como sucediacutea seguacuten afirma M L Loacutepez
Terrada33
con los boticarios a quienes Felipe II obligaba mediante la pragmaacutetica de
1588 a conocer la lengua latina para poder examinarse- Las razones que adujeron los
partidarios del empleo del castellano se basaban sobre todo en motivos praacutecticos y de
bien comuacuten esto es en la necesidad de llegar a maacutes gente y lograr una mayor difusioacuten
de los saberes meacutedicos pues la realidad en lo que al conocimiento del latiacuten respectaba
era bien diferente de lo que se proponiacutea como ideal -asiacute en varias ocasiones la
necesidad de redactar una obra en castellano procediacutea de un encargo o ruego ajeno a la
voluntad del autor con frecuencia una peticioacuten del monarca- esta postura era
completada en muchos casos con otros motivos vinculados con el amor a la propia
lengua Estos fueron tambieacuten los argumentos que expusieron en su defensa los
humanistas meacutedicos que frente a la costumbre mayoritaria se decidieron a escribir
obras en romance34
Pero la mayoriacutea de autores siguioacute aferrada a la idea de que el latiacuten debiacutea ser la
lengua de la medicina alegando en defensa de esta postura que dicha lengua era el
coacutedigo de comunicacioacuten universal de la ciencia y la cultura que poseiacutea por su larga
historia en la materia una amplia tradicioacuten y un leacutexico teacutecnico elaborado y que
ademaacutes era fundamental para evitar el intrusismo profesional y las intromisiones no
deseadas en los distintos campos de la disciplina Hay que considerar tambieacuten que en
la mayoriacutea de los casos las obras no estaban dirigidas al gran puacuteblico sino a meacutedicos o
a estudiantes de medicina que seguacuten las exigencias de la eacutepoca debiacutean estar
familiarizados con la lengua tal y como afirma A I Martiacuten Ferreira35
al referirse a los
argumentos de los humanistas meacutedicos de la Universidad de Alcalaacute
Asiacute podemos cerrar la cuestioacuten afirmando con la misma autora que la eleccioacuten
de la lengua estaba condicionada en muchos casos por el geacutenero literario empleado el
32
Veacutease al respecto GIL FERNAacuteNDEZ 1997 48-83 33
Cf LOacutePEZ TERRADA 2002 174-175 34
Las razones de los defensores de esta postura ldquoromancistardquo aparecen en todos los estudios
consultados al respecto Cf BLANCO PEacuteREZ 1999 166-167 GIL FERNAacuteNDEZ 1997 60-61 LOacutePEZ
PINtildeERO 1979 138-139 MARTIacuteN FERREIRA 1995 172-173 MONTERO CARTELLE 2010 137 y
PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 132-133 35
Cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 168
19
puacuteblico al que se destinaba la obra y la materia concreta de la misma y que en el
contexto espantildeol del siglo XVI -extrapolando los datos de los estudios referidos a casos
concretos- lo usual fue emplear el latiacuten en los textos meacutedicos mientras que el
castellano se reservariacutea sobre todo para obras de cirugiacutea y anatomiacutea y para las
farmacopeas praacutecticas por la escasa familiaridad con el latiacuten de una parte importante de
los profesionales a los que iban dirigidas36
No podemos olvidarnos no obstante de los contrastes existentes en el seno del
propio movimiento donde no todos los humanistas meacutedicos se afanaron en editar
comentar y traducir a los claacutesicos Al contrario y seguacuten la opinioacuten de L S Granjel que
recoge en su trabajo A I Martiacuten Ferreira37
existieron tambieacuten seguidores de Galeno en
buacutesqueda de un perfeccionamiento del mismo y expositores modernos del sistema
galeacutenico medieval Ademaacutes junto con estos sectores maacutes ldquotradicionalesrdquo habiacutea
ldquodisidentesrdquo innovadores procedentes de lo que J M Loacutepez Pintildeero denomina la
ldquoperiferia teacutecnicardquo38
promotores de las principales renovaciones cientiacuteficas del
Renacimiento y que no pueden ser considerados por los estudiosos como humanistas
meacutedicos
Auacuten asiacute el humanismo significoacute mucho para la renovacioacuten de la ciencia y en
concreto la medicina pues apoyaacutendonos de nuevo en J M Loacutepez Pintildeero la necesidad
de entender de manera auteacutentica a los claacutesicos llevoacute al descubrimiento de
contradicciones internas y a la necesidad de recurrir a la observacioacuten de la realidad para
complementar hecho que terminoacute como ya sabemos en una ldquocrisis del criterio de
autoridad como base del conocimiento cientiacuteficordquo39
Ademaacutes este acercamiento
humanista a la ciencia meacutedica con un redescubrimiento de las doctrinas originales de
los claacutesicos y la consecuente posibilidad de considerarlas criacuteticamente supuso la base
de muchas reformas cientiacuteficas de la eacutepoca -como la del bruselense Andreacutes Vesalio que
sentildealoacute y rechazoacute algunos errores de la obra de Galeno a quien tradujo en su juventud y
es considerado el fundador de la anatomiacutea moderna-
Despueacutes de lo comentado parece innegable que dicha corriente contara con su
particular manifestacioacuten en Espantildea hecho probado por la existencia de profesionales
ilustres que aplicaron los principios de este humanismo a su labor meacutedica maacutes teoacuterica
36
Cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 174 37
Para esta opinioacuten y el asunto de los ldquodisidentesrdquo innovadores cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 26 38
LOacutePEZ PINtildeERO 1979 152 39
Esta afirmacioacuten y las ideas de este paacuterrafo aparecen como hemos sentildealado en LOacutePEZ PINtildeERO
1979 151
20
que praacutectica y vinculada casi siempre a aquellas universidades que funcionaron como
focos imprescindibles del mismo Si bien es cierto que empezoacute un siglo maacutes tarde que
en el resto de Europa limitando por tanto la labor de los humanistas meacutedicos a la
traduccioacuten y el comentario de textos ya sin edicioacuten pero todaviacutea con presencia de la
criacutetica textual los rasgos de esta corriente se manifestaron claramente en el ejercicio y
la produccioacuten escrita de muchos profesores de medicina que aunque en muchos casos
recibieron formacioacuten en el extranjero desarrollaron su trabajo en las universidades de
Salamanca y Valladolid -donde se mantuvo por maacutes tiempo la componente medieval
con figuras destacadas como Luis de Lemos o Luis Mercado- y Alcalaacute de Henares y
Valencia -donde los principios del humanismo meacutedico se implantaron con mayor
rapidez destacando la labor de profesionales como Francisco Valleacutes Pedro Jaime
Esteve o Luis Collado- Tambieacuten existieron no obstante figuras maacutes independientes
que desarrollaron su produccioacuten fuera de los principales centros universitarios -aunque
evidentemente recibieron formacioacuten en la universidad- como el ceacutelebre Andreacutes
Laguna ya mencionado anteriormente o el insigne Miguel Servet40
3 LA MEDICINA EN EL SIGLO XVI
Como podemos deducir el humanismo meacutedico espantildeol limitoacute praacutecticamente su
existencia al siglo XVI y dentro de ese periacuteodo amplio y ese contexto espacial
determinado se encuadra la obra del autor que nos proponemos estudiar Estas
circunstancias unidas al objetivo de la introduccioacuten contextual de esta primera parte del
trabajo que no es otro que servir de apoyo a la segunda nos obligan a centrarnos a la
hora de abordar el tema de la medicina renacentista en el siglo XVI y a poner especial
acento en la situacioacuten espantildeola cuyo panorama meacutedico en esta eacutepoca era un reflejo del
contexto general aderezado con las singularidades del propio paiacutes Es por eso por lo que
no incluimos ldquoespantildeolardquo en el tiacutetulo del epiacutegrafe pues muchos de los aspectos que
abordaremos a continuacioacuten podraacuten ser considerados una vez maacutes como reflejos de
40
El tema del humanismo meacutedico en Espantildea a traveacutes de los distintos focos universitarios o de algunas
figuras independientes estaacute ampliamente tratado en los ya mencionados estudios de BLANCO PEacuteREZ
1999 GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 MARTIacuteN FERREIRA 1995 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 cuyas
referencias completas se recogen en la bibliografiacutea de este trabajo asiacute como en M T SANTAMARIacuteA
HERNAacuteNDEZ El humanismo meacutedico en la Universidad de Valencia (siglo XVI) Valencia Consell
Valenciagrave de Cultura 2003 Informacioacuten maacutes general sobre el tema puede encontrarse en los primeros
capiacutetulos de cada uno y tambieacuten en MONTERO CARTELLE 2010 172-196 y LOacutePEZ PINtildeERO 1979
342-351
21
una realidad externa e independiente que debioacute contar con manifestaciones paralelas en
los distintos territorios no obstante siempre que hablemos de rasgos de los que no nos
consta una existencia a nivel maacutes general indicaremos que nos referimos al contexto
espantildeol
Normalmente las transiciones suelen entenderse como el paso progresivo que
algo sufre de un estado a otro pues asiacute nos lo demuestran la experiencia personal y la
sucesioacuten de los distintos periacuteodos histoacutericos que convencionalmente dividimos para
poder aprehender con claridad por medio de hitos Teniendo esto en cuenta no resulta
difiacutecil comprender la existencia en el panorama meacutedico europeo del periacuteodo que nos
ocupa de una dialeacutectica entre tradicioacuten y renovacioacuten cientiacutefica entendida como el
recurso a las autoridades antiguas o medievales frente a la introduccioacuten de las
renovaciones cientiacuteficas gestadas en el Renacimiento Dicha dicotomiacutea caracterizoacute
sobre todo a la primera mitad del siglo XVI que estuvo en cierto sentido dividida por
la continuidad del escolasticismo arabizado bajomedieval basado en la asimilacioacuten del
saber cientiacutefico griego heleniacutestico e islaacutemico por parte de las universidades de la Baja
Edad Media latina a traveacutes de las traducciones aacuterabes y la irrupcioacuten del humanismo
que como ya sabemos puede entenderse como movimiento de recuperacioacuten del saber
de la Antiguumledad grecolatina por medio del conocimiento directo de los textos claacutesicos
con todo lo que ello conlleva El resto de la centuria estuvo marcado por un predominio
de los principios de la corriente humanista que se habiacutea asentado ya en el paiacutes pero a
finales de siglo las aportaciones de la ciencia acadeacutemica aquella que estaba basada en el
humanismo meacutedico se agotaron al verse frustradas las expectativas propuestas a traveacutes
de dicha corriente para el renacimiento de la ciencia Esto permitioacute la entrada de nuevos
elementos que se habiacutean gestado en los aacutembitos extraacadeacutemicos y en la ya mencionada
ldquoperiferia teacutecnicardquo Auacuten asiacute la posibilidad de aferrarse a la tradicioacuten por motivos
ideoloacutegicos estaba abierta y eso fue precisamente lo que sucedioacute en Espantildea donde a
finales de siglo la Contrarreforma hizo que se recuperaran las doctrinas de la ciencia
tradicional si bien reformuladas y se rechazaran las renovaciones cientiacuteficas durante lo
que se considera en palabras de J M Loacutepez Pintildeero41
una etapa de neoescolasticismo
contrarreformista Durante la mayor parte del siglo la ciencia espantildeola -y por tanto la
medicina que es lo que aquiacute nos ocupa- participoacute no obstante de aquella dicotomiacutea
41
Sobre la dialeacutectica del siglo XVI entre tradicioacuten y renovacioacuten cientiacutefica cf LOacutePEZ PINtildeERO 1979
149-154 donde aparecen todas las ideas de este paacuterrafo
22
predominando el humanismo en el plano cientiacutefico -sobre todo mediada la centuria-
pero todaviacutea con una notable influencia del escolasticismo arabizado bajomedieval
Relacionado con esta cuestioacuten y ya exclusivamente dentro del panorama
espantildeol se encuentra el asunto de las generaciones de meacutedicos42
que se sucedieron en la
medicina espantildeola renacentista y que dieron clara muestra de la transicioacuten a la que
antes nos referiacuteamos En un primer momento que comprendioacute el final del siglo XV y el
comienzo del XVI desarrollaron su labor los meacutedicos pertenecientes a la primera
generacioacuten castellana con predominio todaviacutea del galenismo arabizado No obstante a
mediados de la centuria el contacto con Europa y la formacioacuten de muchos meacutedicos en el
extranjero permitieron la entrada de los principios del humanismo que fueron
asimilados por muchos profesionales de la medicina Destacan en esta etapa los
meacutedicos valencianos Miguel Jeroacutenimo Ledesma Miguel Juan Pascual Pedro Jaime
Esteve y Luis Collado entre otros y algunas figuras vinculadas a las universidades
castellanas como Bustamante de Paz en Salamanca o Rodrigo Reinoso en Alcalaacute de
Henares asiacute como otras maacutes universales o independientes entre las que podemos contar
a Juan Valverde de Amusco Goacutemez Pereira o los ya citados Miguel Servet y Andreacutes
Laguna Una tercera y uacuteltima generacioacuten estuvo protagonizada por los meacutedicos
vinculados a la corte -en concreto a la de Felipe II- que ya completamente
influenciados por el humanismo espantildeol y europeo y marcados por la situacioacuten socio-
poliacutetica del paiacutes iniciaron aquella corriente de neoescolasticismo contrarreformista En
este caso fueron meacutedicos como Fernando de Mena Cristoacutebal de Vega o Francisco
Valleacutes en Alcalaacute de Henares Luis de Lemos o Juan Bravo de Piedrahita en Salamanca
y Luis Mercado en Valladolid los que destacaron en el panorama entre otros
profesionales
Ahora bien todos estos meacutedicos formaban parte de una eacutelite social y poliacutetica que
limitaba sus labores sobre todo a la vertiente teoacuterica -quedando la praacutectica reducida a
la atencioacuten meacutedica de unos cuantos grupos elitistas- y vinculaba su actividad a las
universidades Pero el panorama meacutedico espantildeol de la eacutepoca contaba con otras figuras
que tambieacuten ejerciacutean la medicina aunque en muchos casos careciacutean de la formacioacuten
necesaria A saber meacutedicos ldquoempiacutericosrdquo entre los que se contaba a barberos algebristas
o bizmadores sangradores y parteras -todos ellos procedentes del pueblo llano y casi
siempre ajenos al mundo universitario- hombres y mujeres vinculados al mundo de la
42
Este asunto es ampliamente tratado en BLANCO PEacuteREZ 1999 27-28 MARTIacuteN FERREIRA 1995
27-28 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 25
23
hechiceriacutea y la supersticioacuten -saludadores o ensalmadores- e impostores que fingiacutean
tener una soacutelida formacioacuten -y por supuesto desconociacutean las lenguas claacutesicas- todos
ellos criticados por los meacutedicos humanistas conscientes de su posicioacuten elitista y con
una formacioacuten acadeacutemica que avalaba su ejercicio profesional43
Esta situacioacuten hizo pensar a esos meacutedicos universitarios en la necesidad de
exigir a los que iban a ejercer la medicina una serie de requisitos que manifestaron
mediante escritos en los que se describiacutea la figura del meacutedico ideal44
Entre otras
necesidades se planteaba la de conocer los preceptos de los autores claacutesicos de la
medicina sin olvidar a los aacuterabes y los escritos maacutes recientes -como proponiacutea Luis de
Lemos- y conocer la lengua latina y en menor medida la griega asiacute como un poco de
la aacuterabe para poder acceder a los textos -planteamiento que aparece en los escritos de
los meacutedicos E Jorge Enriacutequez y Alonso de Miranda-
Ante estas circunstancias para controlar de manera oficial la formacioacuten de los
profesionales de la medicina se creoacute a finales del siglo XV el Real Tribunal del
Protomedicato45
que llevaba a cabo dicha tarea por medio de exaacutemenes con los que los
protomeacutedicos evaluaban los conocimientos de los aspirantes a los diversos cargos de la
medicina para otorgarles en su caso la licencia que les permitiacutea ejercer
4 MEacuteDICOS Y BOTICARIOS DOS REALIDADES EN UN NUEVO ESCENARIO
Hasta ahora nos hemos referido sobre todo a un tipo de profesional de la
medicina el meacutedico con sus diferentes figuras Sin embargo en la eacutepoca existiacutean otras
ocupaciones sanitarias que compartiacutean escenario con los meacutedicos y cubriacutean las distintas
necesidades que este aacutembito demandaba mediante un trabajo que combinaba teoriacutea y
praacutectica Asiacute podiacutea contarse ademaacutes de con meacutedicos con cirujanos boticarios y
albeacuteitares46
figuras con una formacioacuten y un ejercicio profesional diferenciados y unas
condiciones generalmente dispares en materia de regulacioacuten -si bien es cierto que
coincidiacutean en muchos aspectos como trabajadores de un mismo campo- En este
43
Aborda esta cuestioacuten entre otros MARTIacuteN FERREIRA 1995 28-30 44
De la figura del meacutedico ideal tal y como la retratan los escritos de los propios meacutedicos humanistas
habla sobre todo PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 33-35 45
Sobre el funcionamiento de esta institucioacuten en la eacutepoca que nos ocupa y otras cuestiones
relacionadas cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 34-35 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 37 46
El tiacutetulo del capiacutetulo ya mencionado de LOacutePEZ TERRADA 2002 -ldquoMeacutedicos cirujanos boticarios y
albeacuteitaresrdquo- ilustra a la perfeccioacuten esta realidad que aparece ademaacutes explicada al detalle en el cuerpo del
mismo Se han utilizado para este epiacutegrafe las pp 161-168 y 174-177
24
epiacutegrafe solo vamos a abordar de manera sucinta los aspectos que atantildeen a la
ocupacioacuten de los meacutedicos y a la de los boticarios para acotar asiacute el espacio que nos
permitiraacute comprender mejor la segunda parte del trabajo limitaacutendonos al aacutembito que
maacutes se acerca a nuestro objeto de estudio a traveacutes de una visioacuten comparada de dos
profesiones meacutedicas diferentes
En el siglo XVI la uacutenica ocupacioacuten de caraacutecter cientiacutefico que se habiacutea convertido
en profesioacuten era la de meacutedico Como ya sabemos la formacioacuten estaba a cargo de las
universidades mientras que la regulacioacuten del ejercicio y la concesioacuten de licencias eran
competencia de la burocracia nacional que estableciacutea la necesidad de superar una serie
de exigencias previas a la incorporacioacuten a la praacutectica profesional A saber seguir una
formacioacuten que comprendiacutea el grado de bachiller en artes en universidades aprobadas
maacutes cuatro antildeos de estudios en una facultad que permitieran obtener el de bachiller en
medicina y dos antildeos de praacutecticas con meacutedicos aprobados superar el examen del
Protomedicato y finalmente obtener la licencia concedida por la Corona o por las
ciudades que permitiacutea ejercer Una vez obtenida dicha licencia los meacutedicos podiacutean
empezar a trabajar en distintos aacutembitos cada uno de los cuales proporcionaba un estatus
social y una remuneracioacuten diferentes en la casa real en el ejeacutercito o en hogares de
grandes sentildeores laicos y eclesiaacutesticos o en las ciudades Por otra parte no hubo en el
nuevo escenario una diferenciacioacuten demasiado evidente y radical entre el ejercicio
profesional de los meacutedicos y el de los cirujanos a pesar de que a finales de siglo se
establecioacute por pragmaacutetica que los meacutedicos no podiacutean realizar operaciones quiruacutergicas
asiacute como tampoco existioacute un liacutemite claro entre las funciones de los meacutedicos y las de los
boticarios si bien es cierto que se consideraba que estos uacuteltimos perteneciacutean a un grado
inferior bajo las oacuterdenes de aquellos
En lo que respecta a los boticarios los requisitos que debiacutean cumplir para
conseguir la licencia de ejercicio eran baacutesicamente los mismos que hemos indicado para
los meacutedicos pero con alguna variacioacuten que los acercaba maacutes al colectivo de los
cirujanos Asiacute debiacutean superar un periacuteodo de aprendizaje con un maestro boticario a lo
largo de cuatro antildeos -se trataba en este caso de una formacioacuten de caraacutecter artesanal y
no universitaria- y finalmente el examen ante el Tribunal del Protomedicato que les
permitiriacutea obtener la licencia necesaria para poder abrir una botica y dispensar
medicamentos Cuando contaban con este permiso los boticarios podiacutean trabajar como
los meacutedicos en distintos aacutembitos tambieacuten con diversa consideracioacuten social y sueldos
diferentes podiacutean abrir una botica por cuenta propia en una ciudad o bien ser
25
contratados por las autoridades urbanas podiacutean trabajar para un hospital -los de cierto
renombre soliacutean tener boticas propias- o podiacutean incorporarse al servicio de la casa real
Como sucediacutea con el resto de ocupaciones sanitarias el ejercicio de los boticarios estaba
regulado por el Tribunal del Protomedicato que se afanoacute especialmente en evitar
problemas de intrusismo -que los meacutedicos prepararan y vendieran recetas en sus casas o
que personas ajenas a la profesioacuten indicaran medicacioacuten sin receta previa- o un
problema frecuente como aquel de que los meacutedicos recetaran siempre a un boticario
determinado normalmente emparentado con ellos asiacute como en exigir a los boticarios
permanecer en sus boticas durante unas horas determinadas y preparar en ellas los
medicamentos En cuanto a la corona se encargoacute por medio de pragmaacuteticas de
prohibir que los boticarios fueran tambieacuten drogueros de obligar a los mismos a incluir
en el envase de los compuestos el diacutea mes y antildeo en que se hicieron de incluir a un
boticario en los exaacutemenes del Protomedicato -como examinador entendemos- y de
unificar los pesos y medidas farmaceacuteuticos entre otras cosas Por uacuteltimo el asunto de la
lengua que tanto atantildee a nuestro objeto de estudio estuvo en este colectivo
determinado en gran medida por la pragmaacutetica de 1588 que establecioacute para los
boticarios entre otras cosas la obligacioacuten de saber latiacuten como requisito para poder
examinarse Un ejemplo de esta postura es el del meacutedico Antonio de Aguilera que
consideraba que el boticario ideal debiacutea ser latino o al menos entender el latiacuten47
Es
posible seguacuten Loacutepez Terrada48
que los boticarios maacutes exigentes se preocuparan por
estudiar esta lengua en las universidades pero un grupo seguramente amplio seguiriacutea
desconociendo el latiacuten que resultaba imprescindible para poder entender sin problemas
las recetas que los doctores en medicina escribiacutean en la misma a pesar de los intentos
de los boticarios previos a la pragmaacutetica por obligar a los meacutedicos a redactarlas en
romance
47
Cf LOacutePEZ TERRADA 2002 174-175 48
Cf LOacutePEZ TERRADA ibidem
26
II MARCO LITERARIO
La inclusioacuten de un epiacutegrafe que exponga las liacuteneas generales del contexto
literario en el que se gestoacute la obra que nos ocupa y del marco en el que se desarrolloacute la
literatura que con sus textos sirvioacute de precedente a la produccioacuten meacutedica renacentista
resulta imprescindible en un trabajo de estas caracteriacutesticas como ya hemos
manifestado en la introduccioacuten Por ello vamos a intentar ofrecer a continuacioacuten una
visioacuten concisa pero justa de los distintos geacuteneros y obras que fueron surgiendo en el
seno de la disciplina meacutedica en cada eacutepoca y que fueron producto del trabajo de una
serie de profesionales que tambieacuten asumieron el papel de autores con el objetivo de
divulgar sus conocimientos sirvieacutendose para ello de distintos recursos expresivos
vinculados a las necesidades y circunstancias de cada periacuteodo
1 TEXTOS MEacuteDICOS ANTIGUOS Y MEDIEVALES FUENTES PARA UNA
NUEVA LITERATURA MEacuteDICA
11 LA MEDICINA CLAacuteSICA GRECOLATINA Y SUS TEXTOS
La medicina griega constituye el punto de partida de toda la medicina occidental
posterior Esta contundente sentencia que deducimos de las liacuteneas del trabajo de E
Montero Cartelle49
pone de manifiesto la gran influencia que los textos meacutedicos de esta
eacutepoca ejercieron en la produccioacuten del resto de periacuteodos incluso y quizaacute sobre todo en
la de los romanos coetaacuteneos en cierto modo de aquellos Dicha afirmacioacuten resulta
razonable si advertimos que fue durante los siglos VI-V a C cuando la medicina se
constituyoacute como saber teacutecnico gracias al trabajo de una serie de meacutedicos entre los
cuales destacoacute el conocido Hipoacutecrates Es quizaacute por este motivo por el que a la
produccioacuten literaria meacutedica de ese periacuteodo que abarca escritos de temas muy variados
se la conoce con el nombre de Corpus Hippocraticum a pesar de que muchos de esos
textos no habiacutean sido escritos por Hipoacutecrates50
Despueacutes de este meacutedico destacaron
figuras como la de Galeno -en el siglo II- a quien se atribuye una amplia produccioacuten de
49
Cf MONTERO CARTELLE 2020 11 50
Para el apartado de medicina griega cf LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 73-81 y 271-281
27
escritos de medicina tambieacuten de diverso contenido51
o un siglo antes la de
Dioscoacuterides autor del De materia medica una obra sobre simples que gozoacute de gran
fortuna en eacutepocas posteriores y se convirtioacute en precursora de la moderna farmacopea
Entre las muchas figuras posteriores a estas uacuteltimas fue remarcable la de
Oribasio de Peacutergamo meacutedico del emperador Juliano que desarrolloacute su variada obra
reunida en unas colecciones meacutedicas en el siglo IV A Oribasio lo sucedieron otros
autores meacutedicos como Aecio de Amida o Pablo de Egina -entre los siglos VI-VII
probablemente- que son considerados junto con aquel dentro del aacutembito de la
medicina bizantina Es por esto por lo que en algunos manuales aparecen junto con
Galeno dentro del contexto meacutedico de la eacutepoca romana imperial52
si bien es cierto que
en todos los casos se trata de autores griegos Debemos tener en cuenta que estas
uacuteltimas figuras conociacutean con frecuencia las obras de los autores meacutedicos anteriores e
incluso se apoyaban en ellas para componer sus textos
Mientras que la medicina griega como hemos dicho constituye la base y el
punto de partida de todo el movimiento meacutedico occidental posterior la medicina
romana es original en su aproximacioacuten adaptacioacuten y realizacioacuten del modelo griego53
De esta forma destaca la produccioacuten meacutedica latina de eacutepoca imperial repartida en los
siglos I y IV que constituyeron dos etapas bien diferenciadas en lo que respecta a
geacuteneros y lengua Asiacute si nos centramos en las formas de expresioacuten literaria podemos
distinguir por un lado la enciclopedia dedicada a la formacioacuten cultural general y
desarrollada sobre todo en el siglo I con representantes como Celso -considerado por
su elegante prosa el Ciceroacuten de los meacutedicos- y Plinio el Viejo conocido por su
Naturalis historia que dedica los libros XXIII-XXXII a tratar las propiedades
medicinales de varios productos de origen vegetal y animal El otro gran geacutenero fue el
manual una forma literaria con fines didaacutecticos maacutes propia de los siglos IV-V donde se
observa una tendencia al recetario de tipo praacutectico Estos manuales soliacutean presentar
numerosas traducciones o adaptaciones de textos anteriores estaban orientados al
puacuteblico en general y empleaban una lengua vulgarizante Dentro de este geacutenero
destacaron autores como Celio Aureliano y Marcelo Empiacuterico asiacute como ciertos escritos
menores proacuteximos al periacuteodo medieval como el De herba vettonica tradicionalmente
51
Cf para una ordenacioacuten sistemaacutetica de sus obras LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 219-220 52
De esta forma en MAZZINI 1997 73-96 53
Asiacute lo apunta en su trabajo MONTERO CARTELLE ibidem
28
atribuido a Antonio Musa meacutedico del emperador romano Augusto el Herbarius de
Pseudo-Apuleyo o el Liber medicinae ex animalibus que se atribuye a Sexto Plaacutecido54
12 LITERATURA MEacuteDICA EN LA EDAD MEDIA LATINA
Con el agotamiento de la Antiguumledad la literatura meacutedica se vio afectada por
ciertas transformaciones producto de la evolucioacuten de la ciencia y reflejo del progresivo
cambio de contexto Auacuten asiacute y como era de esperar en esta nueva eacutepoca se
mantuvieron y se desarrollaron ciertos rasgos gestados durante los uacuteltimos antildeos del
periacuteodo anterior como sucedioacute por ejemplo con la distribucioacuten de la medicina en tres
ramas55
la diaetetica encargada del mantenimiento de la salud corporal la
pharmaceutica que abarcaba la ciencia de los medicamentos tambieacuten conocida como
terapeacuteutica o materia meacutedica y la chirurgia que comprendiacutea las intervenciones
quiruacutergicas Dentro de cada una de estas ramas se fueron desarrollando formas literarias
diferentes -asiacute y entre otras los regimina en la primera los herbarios y antidotarios en
la segunda y las anatomiacuteas y cirugiacuteas en la tercera- Otro aspecto importante del periacuteodo
medieval fue el desarrollo de la escolaacutestica56
corriente filosoacutefica y teoloacutegica que hacia
el siglo XIII se aplicoacute al aacutembito de la medicina apoyada en el ldquonuevo Aristoacutetelesrdquo y en
el ldquoviejo Galenordquo fundamentalmente arabizado Se basoacute sobre todo en un meacutetodo
especulativo carente de visioacuten criacutetica -predominaba el principio de autoridad- y con un
gran protagonismo de la dialeacutectica centrado por tanto en la vertiente teoacuterica -aunque
tambieacuten la praacutectica tuvo su desarrollo- y con una importante funcioacuten escolar No
podemos olvidar por otra parte que en esta eacutepoca muchos profesionales de la medicina
accedieron a los textos de los autores claacutesicos a traveacutes de las traducciones aacuterabes que
habiacutean ido apareciendo durante la Alta Edad Media vertieacutendose en muchos casos al
latiacuten lo que permitioacute a nivel linguumliacutestico la asimilacioacuten de diversos arabismos que se
sumaron a un latiacuten vulgarizado desde finales de la Antiguumledad y que durante el
desarrollo del periacuteodo iriacutea tecnificaacutendose y acercaacutendose al uso de la lengua literaria57
54
Cf para la medicina latina y en concreto para este paacuterrafo MONTERO CARTELLE 2010 11-
30 tambieacuten LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 184 y 282-287 y MAZZINI 1997 27-96 55
Esta cuestioacuten aparece en LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 3 191-197 y MONTERO
CARTELLE 2010 31 y ss 56
Sobre la aplicacioacuten de esta corriente a la medicina escriben de nuevo LAIacuteN ENTRALGO 1971-
1973 338-339 y MONTERO CARTELLE 2010 43 57
Como sentildeala MONTERO CARTELLE 2010 120-121
29
En lo que respecta a los geacuteneros literarios58
la nueva eacutepoca fue testigo del
desarrollo de una gran variedad de formas destinadas a satisfacer las diversas
necesidades de la ensentildeanza y la praacutectica meacutedicas Desde enciclopedias -como las
Ethymologiae de Isidoro de Sevilla- hasta libros de secretos -un tipo de literatura
pseudocientiacutefica y semiculta a caballo entre los recetarios la literatura teacutecnica y los
textos hermeacuteticos- la lista comprendiacutea siacutentesis teoacutericas -compendia o summae como la
Practica dicta Lilium medicinae de Bernardo de Gordon- traducciones de grandes
obras de conjunto -como las de Gerardo de Cremona el autor maacutes representativo de la
Escuela de Toledo cuya traduccioacuten del Canon de Avicena supuso la clave de la
recepcioacuten medieval del mismo- comentarios o glosarios -que constituiacutean el origen del
meacutetodo escolaacutestico empleados en las lectiones con una funcioacuten fundamentalmente
pedagoacutegica y propedeacuteutica- concordancias -colecciones de sentencias de las grandes
autoridades de la medicina- diccionarios y leacutexicos meacutedicos -que recogiacutean la nueva
terminologiacutea tras la asimilacioacuten del influjo de la medicina aacuterabe como el Alphita
glosario anoacutenimo del siglo XIII- y conciliaciones -que intentaban concordar
contradicciones entre las distintas autoridades- Tambieacuten fueron importantes las
quaestiones y disputationes -que soliacutean seguir a las lectiones quedando normalmente en
una disputa dialeacutectica- las obras de introduccioacuten o accessus -que serviacutean de entrada a
las obras de las autoridades claacutesicas y a la medicina en general- los tacuina y las
tabulae -constituidos por cuadros sinoacutepticos que exponiacutean diversos aspectos de la
medicina medieval- y los consilia -obras de consejos destinadas a casos cliacutenicos
concretos-
2 LA EXPRESIOacuteN LITERARIA DE LA MEDICINA EN EL RENACIMIENTO
Como ya hemos expuesto en epiacutegrafes anteriores en el Renacimiento el
humanismo aplicado a distintos aacutembitos del saber suscitoacute un intereacutes por recuperar el
conocimiento de la Antiguumledad Asiacute en medicina los diversos profesionales tambieacuten
convertidos en autores se preocuparon por acceder a los textos meacutedicos claacutesicos de
manera directa afanaacutendose en la depuracioacuten de las versiones medievales y en la
traduccioacuten el comentario y la edicioacuten de las obras originales Por otra parte este
renacer de la Antiguumledad supuso en el plano linguumliacutestico una recuperacioacuten del modelo
58
Para esta cuestioacuten veacutease la detallada visioacuten que ofrece MONTERO CARTELLE 2010 45-105
30
claacutesico de la lengua latina con la consecuente buacutesqueda de belleza literaria a traveacutes de
la imitacioacuten de los autores grecolatinos una circunstancia que tambieacuten afectoacute a la
lengua de la medicina que convirtioacute a Galeno Hipoacutecrates y Celso entre otros autores
antiguos en la base de un movimiento de reaccioacuten contra el arabismo y la depravacioacuten
leacutexica medieval59
Esta nueva mentalidad dio lugar a nuevas formas literarias60
con las que divulgar
los conocimientos meacutedicos adaptadas a las necesidades del contexto y que en muchos
casos no eran sino continuacioacuten o reformulacioacuten de las del periacuteodo anterior Asiacute se
mantuvieron los tratados generales de corte tradicional si bien con novedades en la
siacutentesis y el orden expositivo y los consilia que en algunos casos conservaron su forma
medieval mientras que en otros introdujeron aspectos novedosos como tambieacuten
sucedioacute con las quaestiones Tambieacuten siguieron cultivaacutendose geacuteneros como la
enciclopedia las concordancias o conciliaciones y los resuacutemenes de auctoritates que
no obstante fueron dejando paso a las nuevas formas monografiacuteas especializadas sobre
temas concretos -como el De humani corporis fabrica un tratado de anatomiacutea escrito
por Andreas Vesalius- comentarios a los textos griegos que casi siempre formaban
parte de ediciones y traducciones al latiacuten -desarrollados por autores como Niccolograve
Leoniceno Thomas Linacre Guumlnther von Andernach o Janus Cornarius- textos sobre
las nuevas enfermedades y maacutes vinculados a la literatura que a la medicina las
epistulae -como las de Giovanni Manardo o Pietro A Mattioli- y los diaacutelogos en los
que primaba la funcioacuten didaacutectica por lo que soliacutean ser divulgados en lengua vernaacutecula
59
Cf MONTERO CARTELLE 2010 148-149 60
La cuestioacuten de los geacuteneros literarios de la medicina renacentista es de nuevo ampliamente tratada
en MONTERO CARTELLE 2010 128-136
31
III EL LIBRO DE THERIACA DE LORENZO PEacuteREZ
Una vez conocidos los rasgos fundamentales del contexto cultural y literario en
el que se gestoacute la obra que nos proponemos estudiar podemos proceder a analizar los
datos extraiacutedos de su lectura y a exponerlos y cotejarlos con la informacioacuten precedente
con la finalidad de responder maacutes adelante a las preguntas que se derivan de nuestro
objetivo Para ello nos detendremos en primer lugar a tratar con brevedad la situacioacuten
de la medicina escrita en la ciudad y en la eacutepoca en la que nuestro autor desarrolloacute su
obra -atendiendo especiacuteficamente a autores y textos- asiacute como algunos datos sobre su
vida y sus dos escritos visioacuten que completada con una descripcioacuten preliminar del texto
que nos ocupa nos permitiraacute reconstruir en liacuteneas generales su contexto inmediato y
comprender con mayor propiedad los aspectos compositivos que seraacuten estudiados en un
segundo epiacutegrafe
1 INTRODUCCIOacuteN
11 EL AUTOR Y LA MEDICINA ESCRITA EN EL TOLEDO DEL SIGLO XVI
R Sancho de San Romaacuten sentildeala en uno de sus trabajos61
que la medicina
toledana empezoacute a declinar a partir del siglo XVI a pesar del paso por la ciudad de
meacutedicos ilustres del seacutequito imperial de los reyes como Andreacutes Vesalio o Luis Lobera
de Aacutevila y de la presencia en la misma de otras figuras importantes en el aacutembito como
el cirujano Juan Fragoso o el meacutedico Francisco Hernaacutendez Esta opinioacuten se ve
reforzada ademaacutes con la idea de que el humanismo toledano tuvo maacutes esplendor en la
vertiente filoloacutegica y helenista que en la meacutedica62
Sin embargo y desde que los Reyes
Catoacutelicos concedieran el primer privilegio a la ciudad para imprimir a finales del siglo
XV diversos autores de medicina publicaron sus obras en el Toledo de la eacutepoca
produccioacuten que solo se vio interrumpida a mediados de siglo sin bien en la segunda
mitad vieron la luz importantes obras de farmacopea63
De esta forma entre finales del
siglo XV y la primera mitad del XVI la imprenta toledana publicoacute numerosas
61 Cf SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1972 9-12
62 Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1475-1476
63 Veacutease para estas afirmaciones y la lista de obras meacutedicas por autores en la imprenta toledana del
siglo XVI que relatamos a continuacioacuten SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1977 10-18 y 29
32
traducciones al castellano de grandes claacutesicos de la medicina -el Lilio de Medicina de
Bernardo de Gordon o el Libro o practica en Cirugia del italiano Juan de Vigo entre
otras- asiacute como obras de meacutedicos propiamente toledanos como Juliaacuten Gutieacuterrez -con
sus De potu in lapidis preservatione y De computatione dierum criticorum- o Luis de
Villarrubia -Tractatus eximiushellipab Epydemiali morbo- y Jorge Goacutemez -De ratione
minuendi sanguine in morbo laterali-64
Ya en la segunda mitad del siglo publicaron sus
obras en la ciudad autores como el meacutedico aragoneacutes Jeroacutenimo Jimeacutenez -Institutiorum
Medicarum libri quatuor nunc primum in lucem editi- o los boticarios toledanos
Lorenzo Peacuterez -Libro de Theriaca y De medicamentorum simpliciumhellipdelectu- y Veacutelez
de Arciniega -De simplicium medicamentorum collectione-65
Al final de la centuria la
imprenta de esta ciudad sacoacute a la luz lo que parecen ser las uacuteltimas obras meacutedicas del
Renacimiento toledano ambas sobre veterinaria el Libro de Albeiteria de Manuel Diacuteaz
y una recopilacioacuten de textos antiguos sobre este mismo tema de Alonso Suarez
En lo que respecta en concreto a Lorenzo Peacuterez pocos son los datos que
tenemos de eacutel Todas las secciones que se le dedican en las distintas obras biograacuteficas de
caraacutecter general apoyan sus afirmaciones en unos cuantos datos fundamentales Asiacute
sabemos que nuestro autor nacioacute en Toledo donde ejercioacute la profesioacuten de boticario y
que probablemente viajoacute por Espantildea Italia y Asia para conocer de primera mano las
plantas y poder corregir asiacute los errores que en la eacutepoca abundaban en las boticas66
Esta informacioacuten ademaacutes coincide con los datos esquemaacuteticos que aportan en la
actualidad J M Loacutepez Pintildeero y R Sancho de San Romaacuten67
Por otra parte F Picatoste
y Rodriacuteguez68
antildeade que se retiroacute antes del antildeo 1588 y A J Cavanilles69
que fue hijo
de un padre ilustrado que ldquole ensentildeoacute la facultad le inspiroacute el buen gusto los deseos de
saber y los de ser uacutetil aacute la sociedadrdquo y que con esta finalidad se instruyoacute en el latiacuten y
el griego ldquopara leer y corregir los coacutedices antiguos que trataacuteron de vegetales y
remediosrdquo testimonio que prueba con algunos ejemplos extraiacutedos del propio Libro de
64
De estos dos uacuteltimos autores habla tambieacuten SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1478-1487 y
1492 afirmando que seguiacutean anclados a la tradicioacuten meacutedica medieval frente a lo que parecioacute ocurrir con
las obras latinas ya imbuidas de los rasgos del humanismo de los dos boticarios de la segunda mitad del
siglo a los que nos referiremos en seguida 65
Cf para un estudio filoloacutegico de las obras en latiacuten de estos dos autores SANTAMARIacuteA
HERNAacuteNDEZ 2005 1487-1492 66
Estos datos aparecen en CAVANILLES 1804 105-106 COLMEIRO 1858 153 y PICATOSTE Y
RODRIacuteGUEZ 1891 241 67
Cf LOacutePEZ PINtildeERO 1979 302 y SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1977 17 68
Cf PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ ibidem 69
CAVANILLES ibidem
33
Theriaca Praacutecticamente lo mismo nos dice E Reyes Proacutesper70
en una obra de
principios del siglo XX donde afirma que Lorenzo Peacuterez era ldquoun culto humanista y
botaacutenico perspicazrdquo y que ldquodespueacutes de haber aprendido correctiacutesimamente el griego el
latiacuten y cuanto se habiacutea publicado de estudio de las plantas hasta su tiempo viajoacute por
nuestro paiacutes Italia y Asia para ver vivas muchas de las plantas que describieron y a
veces confundieron los antiguos autoresrdquo Los tres autores antes mencionados71
hacen
tambieacuten referencia a los conocimientos del boticario poco comunes en la eacutepoca por lo
que afirman merecieron el elogio de escritores como Sprengel72
que llegoacute a considerar
a nuestro autor eacutemulo de Maranta73
Tanto F Picatoste y Rodriacuteguez como M
Colmeiro74
testifican ademaacutes que Diego Serrano el boticario que llevoacute a la imprenta la
obra en latiacuten de nuestro autor despueacutes de que este se hubiera retirado en la dedicatoria a
dicha obra alega que le pidioacute este libro porque ldquolos muy doctos le daban el primado en
la eleccioacuten de los medicamentos simplesrdquo En relacioacuten a todo esto A J Cavanilles75
antildeade casi a modo de conclusioacuten que en el prefacio del meacutedico Francisco Pentildea a dicha
obra Lorenzo Peacuterez aparece como ldquoun sabio casi superior aacute los distinguidos de su siglo
que conocioacute quanto habiacutean escrito sobre yerbas comprobaacutendolo todo por siacute mismo y
que supo antildeadir nuevas luces para promover la cienciardquo Todos estos testimonios76
aportan evidencias sobre la singularidad y excelencia de nuestro autor como boticario e
incluso humanista una figura que aportoacute datos interesantes sobre la materia meacutedica y
preludioacute algunas consideraciones que antildeos maacutes tarde se asentariacutean en el aacutembito de la
botaacutenica
70
E REYES PROacuteSPER Dos noticias histoacutericas del inmortal botaacutenico y sacerdote hispano-valentino
Don Antonio Joseacute Cavanilles Madrid Artes Graacuteficas ldquoMateurdquo 1917 nota 25 71
Cf de nuevo CAVANILLES 1804 106-107 que vuelve a ilustrar con ejemplos extraiacutedos de la
obra del autor COLMEIRO ibidem y PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ ibidem que debioacute reproducir aquiacute
las palabras de M Colmeiro pues los testimonios de ambos autores son praacutecticamente iguales 72
Botaacutenico y fiacutesico alemaacuten que vivioacute entre los siglos XVIII-XIX Cf JOURDAN 1820-1825 vol 7
249-250 73
Meacutedico botaacutenico y teoacuterico literario del Renacimiento italiano autor entre otras de una obra en
italiano sobre la triaca traducida poco despueacutes al latiacuten por el meacutedico y botaacutenico alemaacuten J Camerarius Cf
JOURDAN 1820-1825 vol 6 177-178 74
Cf COLMEIRO ibidem y PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ 1891 242 75
CAVANILLES 1804 110 76
Ademaacutes de en los autores mencionados tambieacuten encontramos pequentildeas referencias a Lorenzo Peacuterez
en otras obras bibliograacuteficas y en algunos estudios sobre historia de la farmacia o noticias de algunas
boticas espantildeolas Entre ellas destacamos la de F J PUERTO SARMIENTO La Triaca Magna
Discurso de ingreso como acadeacutemico de nuacutemero en la RANF leiacutedo el 26 de febrero de 2009 disponible
en formato electroacutenico en Real Academia Nacional de Farmacia [en liacutenea] lthttpwwwranfcompdfdisc
ursosnumeropuertopdfgt
34
Sabemos por tanto que Lorenzo Peacuterez escribioacute dos textos sobre farmaceacuteutica77
que han llegado hasta nosotros en su versioacuten original En latiacuten redactoacute su De
medicamentorum simpliciumhellipdelectu78
publicado en Toledo en 1599 por el ya
mencionado Diego Serrano tambieacuten boticario un breve escrito sobre la eleccioacuten y
reposicioacuten de medicamentos simples y compuestos en el que recogioacute las
denominaciones latinas restituidas corrompidas y castellanas de cada uno de ellos con
el objeto de instruir a los boticarios y de evitar las confusiones terminoloacutegicas entre
ellos La obra por tanto tiene una finalidad praacutectica que se consigue no obstante
mediante la depuracioacuten del leacutexico un ejercicio muy comuacuten entre los humanistas
meacutedicos79
A este escrito lo precedioacute en 1575 el Libro de Theriaca publicado en
castellano por el propio autor en la misma ciudad y en el que trata diversos aspectos de
los distintos ingredientes de una composicioacuten medicinal M T Santamariacutea Hernaacutendez80
sentildeala que en este caso la finalidad de la obra es exclusivamente praacutectica si bien aquiacute
como veremos maacutes adelante el autor tambieacuten deja traslucir sus preocupaciones
linguumliacutesticas a traveacutes de diversas actuaciones que aunque escasas no deben pasar
desapercibidas
12 DESCRIPCIOacuteN DE LA OBRA
La obra que nos ocupa consta de 399 paacuteginas y veinticuatro hojas no numeradas
ocho al principio y dieciseacuteis al final Su tiacutetulo completo es bastante expliacutecito y ya
revela en cierto modo tanto el contenido como la finalidad de la misma ldquoLibro de
Theriaca limpio de los errores hasta nuestros tiempos en ella cometidos y vtilissimo
para preparar y configir muchos Simples y Compuestos cada dia recebidos en vso de
Medicinardquo (I 1-9)81
Dicho tiacutetulo aparece en la portada junto con otros datos que nos
dicen que la obra fue escrita por el boticario Lorenzo Peacuterez vecino de Toledo y que fue
impresa en la misma ciudad en casa de Juan de Ayala en el antildeo 1575 dirigida al
77
De las dos obras de Lorenzo Peacuterez habla sobre todo CAVANILLES 1804 108-110 tambieacuten
encontramos breves descripciones de las mismas en COLMEIRO 1858 153 y PICATOSTE Y
RODRIacuteGUEZ 1891 241-242 78
PERESIUS 1599 79
Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2006 273-281 80
Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1489-1490 81
La paginacioacuten que se indica con nuacutemeros romanos es nuestra Se trata en todo momento de
paacuteginas nunca de folios Tras esta se especifican en cada referencia las liacuteneas en las que se encuentra el
texto citado
35
Ayuntamiento de Toledo Tambieacuten se indica en el mismo sitio que la obra cuenta con el
privilegio concedido por el rey para ser vendida especificaacutendose a continuacioacuten la tasa
de la misma
Tras la portada nos encontramos con una carta de Juan Fernaacutendez de Herrera
Secretario del Consejo del Rey en la que se especifica de nuevo la tasa de la obra82
A
este texto le sigue una carta de Juan Gallo escribano de la Caacutemara del Rey redactada
por mandato suyo y que contiene la licencia de impresioacuten83
Una uacuteltima carta del rey
en este caso escrita por Martiacuten de Gaztelu recoge la ceacutedula que da licencia al autor para
imprimir y vender el libro ldquopor tiempo de diez antildeosrdquo (VI 17)
Las siguientes paacuteginas se reservan a la epiacutestola nuncupatoria dirigida al
Ayuntamiento de Toledo en la que el autor especifica entre otras cosas la finalidad de
la obra
Assi yo aacute saber estas cosas de plantas inclinado procure recoger los ratos de mi estudio
y escriuir vn tratado de Theriaca solo por entender que V S hauia acordado con
mucha razon y prudencia hazer vn compendio de todos los simples y compuestos
medicamentos recibidos en esta ciudad en el vso de medicina para limpiar las Boticas
de los enuegecidos errores y conseruar en salud la Republica (XI 7-17)
Otro aspecto sentildealado en la misma muy relevante para nuestro estudio es el de la
justificacioacuten del empleo del romance en lugar del latiacuten lengua usual en las obras de
caraacutecter cientiacutefico de la eacutepoca y que analizaremos maacutes adelante A esta epiacutestola siguen
tres sonetos de Alonso Saacutenchez teoacutelogo y rector del Colegio de Navalcarnero del
Doctor Tomaacutes de Arroyo y del Licenciado Pedro Suaacuterez estos dos uacuteltimos meacutedicos
dedicados al autor
Tras estos sonetos comienza el Libro de Theriaca propiamente dicho un escrito
sobre un remedio universal conocido como triaca -del aacuterabe hispano attiryaacuteq este del
aacuterabe claacutesico tiryāq este del latiacuten theriaca y este del griego θηριακή derivado de
θηρίον fiera animal84
- que se empleoacute desde la Antiguumledad y hasta los siglos XVIII-
XIX primero contra la mordedura venenosa de ciertos animales y despueacutes como
82
ldquo[hellip] le tassaron a tres marauedis cada pliego con que no se pueda uender ni distribuyr sin que al
principio de cada libro de la dicha impression vaya impresso esta tassa [hellip]rdquo (II 9-13) 83
ldquo[hellip] por la qual [carta] vos damos licencia y facultad para que por esta vez qualquier impressor
destos nuestros reynos pueda imprimir el dicho libro [hellip]rdquo (IV 4-10) 84
Cf Real Academia Espantildeola Diccionario de la lengua espantildeola (22a ed) [en liacutenea]
lthttplemaraeesdraeval=theriacagt
36
panacea para diversas enfermedades85
El cuerpo de la obra de Lorenzo Peacuterez estaacute
constituido por un proemio (1-4) y la triaca de Androacutemaco encabezada por una lista en
latiacuten con los simples y compuestos que la conforman y seguida de la descripcioacuten de
cada uno de ellos (5-348) asiacute como de dos secciones finales con informacioacuten sobre la
manera de componer la triaca y su fermentacioacuten y duracioacuten respectivamente (348-364)
La obra concluye con un anexo en latiacuten que incluye distintas versiones de la
triaca de varios autores -los antiguos Galeno Aecio de Amida y Pablo de Egina y el
medieval Juan Actuario asiacute como las versiones de Androacutemaco el Viejo Androacutemaco el
Joven y Damoacutecrates recogidas por Galeno en sus escritos- en cuya uacuteltima paacutegina
encontramos un colofoacuten con informacioacuten del lugar y el antildeo de impresioacuten (285-399)
Cierra la obra un iacutendice de contenidos (CDI-CDXXX)
Como el autor declara en la epiacutestola nuncupatoria la obra se redactoacute con el
objeto de corregir los errores de los boticarios y evitar las frecuentes confusiones a la
hora de elaborar la triaca una finalidad praacutectica que confiere al texto una funcioacuten
fundamentalmente didaacutectica y que nos permite encuadrarlo quizaacute con ciertas reservas
dentro del geacutenero de las farmacopeas entendidas como recopilaciones de recetas de
productos medicinales con descripciones de cada uno de sus ingredientes y
explicaciones sobre su composicioacuten y preparacioacuten que en la liacutenea de los recetarios de
tipo praacutectico probablemente se alejariacutean de excesivas pretensiones literarias y buscariacutean
llegar al destinatario de manera directa Se trata por tanto de un texto claro y sencillo
que escapa a grandes ambiciones de erudicioacuten pero que no obstante cuenta con rigor y
con datos que proceden de una documentacioacuten ampliamente contrastada Todos estos
aspectos relacionados con los destinatarios concretos de la obra de los que dependiacutea la
eleccioacuten de la lengua y de los procedimientos de expresioacuten y el empleo de fuentes seraacuten
ampliamente atendidos en los siguientes epiacutegrafes
85
Esta famosa composicioacuten fue puesta en praacutectica por primera vez por el rey Mitriacutedates en el siglo II
a C por quien la misma recibioacute el nombre de mitridato No obstante casi un siglo despueacutes Androacutemaco
el Viejo meacutedico del emperador Neroacuten mejoroacute la foacutermula de Mitriacutedates -antildeadiendo entre otros
ingredientes carne de viacutebora- y desde entonces la receta fue transmitida por diversos autores -como
Galeno que transmitioacute varias veces la foacutermula de Androacutemaco en sus escritos- Cf GARIJO 1992 10-13
56
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ndash George Hugo Tucker ndash Hermann Wiegand) Arizona Center for Medieval and
Renaissance Texts and Studies pp 273-281
6
atencioacuten sobre todo al empleo de lenguas los recursos expresivos y las fuentes
utilizadas por el autor en el mismo Nuestro trabajo parte por tanto de la idea de que en
el Renacimiento la nueva corriente del humanismo meacutedico -conceptos todos ellos que
veremos maacutes adelante- debioacute de determinar la actitud de muchos profesionales de la
medicina -incluyendo aquiacute a meacutedicos cirujanos y boticarios- que desarrollaron una
produccioacuten escrita afectada en mayor o menor medida por los principios de dicha
corriente Sin embargo somos conscientes partiendo tambieacuten de las conclusiones que
ya se han propuesto en torno a la cuestioacuten en distintos trabajos de que las caracteriacutesticas
de ese movimiento no se proyectaron por igual en todos los autores y que el peso de la
tradicioacuten medieval continuoacute siendo en cierta medida importante en algunos aacutembitos de
este campo
Para esclarecer este asunto en torno al texto de Lorenzo Peacuterez vamos a articular
el trabajo en base a dos partes fundamentales una primera de contextualizacioacuten en la
que expondremos los rasgos del marco -tanto cultural y cientiacutefico como literario- al que
pertenecen obra y autor y que nos serviraacuten maacutes adelante para llevar a cabo el estudio
del texto y una segunda centrada ya en los datos extraiacutedos de la lectura detenida de la
obra -que como sabemos constituyen los recursos empleados por el autor para
componer el escrito fuentes lengua y procedimientos de expresioacuten- y en el anaacutelisis de
los mismos con la ayuda de la informacioacuten proporcionada por el contexto que nos
permitiraacute resolver las cuestiones planteadas por nuestro objetivo y exponer las
respuestas -siempre provisionales y abiertas a nuevos estudios- en forma de
conclusiones
Nos encontramos asiacute con una labor que se halla entre el trabajo bibliograacutefico y
el de investigacioacuten y que nos serviraacute por tanto para poner en praacutectica la tarea de
consulta y siacutentesis de informacioacuten bibliograacutefica e iniciarnos en la experiencia
investigadora impulsados por la formacioacuten recibida durante los antildeos de la carrera De
esta forma al mismo tiempo que aportamos conocimientos a la liacutenea de estudio en la
que se encuadra nuestro trabajo y tomamos un primer contacto con la misma llevamos
a cabo la tarea de reunir bibliografiacutea especializada sobre un tema dentro del aacutembito de
las humanidades y de analizar datos extraiacutedos a partir de una metodologiacutea determinada
para finalmente intentar exponer los resultados de manera coherente y argumentada a
traveacutes de un escrito acadeacutemico
Como hemos afirmado anteriormente para realizar este trabajo es necesario
recurrir a la metodologiacutea proporcionada por la perspectiva filoloacutegica pues nos
7
proponemos estudiar en una obra escrita la presencia de una serie de elementos que
forman parte del aacutembito de la composicioacuten textual y que deben ser abordados desde un
punto de vista filoloacutegico Este hecho justifica la inclusioacuten de un apartado dedicado al
marco literario en que se encuadran el autor y la obra con alusioacuten a geacuteneros literarios e
incluso procedimientos de composicioacuten asiacute como la gran atencioacuten prestada a los ya
mencionados aspectos de expresioacuten en la segunda parte del trabajo
La aplicacioacuten de la perspectiva filoloacutegica conlleva como cualquier otra una
serie de dificultades que aunque deben ser advertidas y consideradas si son sorteadas
de manera adecuada no impiden el desarrollo del trabajo Nos referimos en este caso al
problema que supone por ejemplo la determinacioacuten de ciertos aspectos que no
aparecen referidos de manera expliacutecita en la obra tales como las ediciones que para las
fuentes debioacute de consultar el autor los tiacutetulos originales de las distintas obras
mencionadas -que variacutean de las ediciones renacentistas a las contemporaacuteneas a las que
suele acudirse en la actualidad- o las citas textuales en lengua original -latiacuten o griego- o
traducidas por el propio autor -que deben diferenciarse no sin dificultad por la ausencia
de ciertos signos tipograacuteficos en el impreso de las alusiones indirectas- Por otra parte
el trabajo con el propio texto supone ya una dificultad inicial pues la obra no cuenta
todaviacutea con ninguna edicioacuten actual de modo que solo es posible trabajar a partir del
impreso original Si bien es cierto que el acceso a los ejemplares que conservan los
fondos antiguos de algunas bibliotecas estaacute por razones de seguridad limitado a casos
concretos la obra cuenta ya afortunadamente con varias versiones digitales en la red
que facilitan de manera considerable el trabajo No podemos olvidarnos por uacuteltimo de
la necesidad -existente en todos los estudios diacroacutenicos- de considerar los contenidos
de las obras meacutedicas de eacutepocas pasadas bajo la oacuteptica de una realidad diferente a la de la
medicina actual siendo imprescindible para ello el conocimiento y la aplicacioacuten tanto
del contexto general como de los saberes teoacutericos y praacutecticos que conformaban la
disciplina en cada periacuteodo analizado
Mencionamos con anterioridad que este estudio se circunscribe a una liacutenea
determinada que como deciacuteamos se encarga de estudiar aquella literatura meacutedica
comprendida entre la Antiguumledad y el Renacimiento escrita en latiacuten o afectada por una
serie de rasgos propios de la tradicioacuten claacutesica Dicha liacutenea cuenta ya con un bagaje
conformado por varios trabajos desarrollados en el seno de diversas universidades labor
que configura el actual estado de la cuestioacuten y que debe ser conocida antes de
comenzar el estudio Este campo si bien tiene en algunas de sus vertientes menos de
8
medio siglo de vida cuenta en la actualidad con participacioacuten a nivel internacional a
traveacutes de trabajos realizados por especialistas en universidades como la de Reims
Champagne-Ardenne en Francia la Johannes Gutenberg de Mainz en Alemania la de
Manchester en Reino Unido o las de Messina Macerata y Siena en Italia En Espantildea
se han desarrollado o se desarrollan estudios dentro de esta liacutenea en las universidades de
Santiago de Compostela Valladolid A Coruntildea Caacutediz y Castilla-La Mancha Estos
trabajos ademaacutes suelen ponerse en comuacuten perioacutedicamente a traveacutes de seminarios o
congresos internacionales y sus resultados suelen ser publicados en forma de actas u
obras colectivas El aacutembito concreto de los textos meacutedicos renacentistas centrado en la
corriente del humanismo meacutedico lleva menos tiempo en marcha y fue gestado e
impulsado desde la Universidad de Valladolid por Enrique Montero Cartelle director de
una serie de trabajos que praacutecticamente completaron el panorama a nivel nacional
abordando las manifestaciones literarias del humanismo meacutedico en las distintas
universidades que funcionaron como focos del mismo asiacute como en algunos autores u
obras destacadas trabajos todos ellos que han constituido una base fundamental para
nuestro estudio Por otra parte existen varias publicaciones relacionadas con el campo
de la historia de la medicina que estaacute estrechamente vinculado con la liacutenea mencionada
si bien es cierto que todaviacutea no hay una colaboracioacuten demasiado decidida entre los
profesionales de estos dos aacutembitos Tambieacuten son numerosos los trabajos sobre textos
meacutedicos latinos y griegos de distintas eacutepocas o sobre otros aspectos afines -diccionarios
actas de congresos y obras monograacuteficas entre otros- muchas veces dedicados a temas
muy especiacuteficos La bibliografiacutea de la que disponemos no es por tanto escasa pero la
liacutenea en la que se ampara nuestro estudio lleva pocos antildeos en boga y tiene todaviacutea
mucho trabajo por delante en lo referido a la necesaria labor de recuperacioacuten del
patrimonio bibliograacutefico europeo
En lo que respecta por otra parte al autor que nos ocupa nos encontramos con
un panorama algo maacutes desolador Pocas son las obras que hacen referencia a la vida del
mismo y siempre se trata de trabajos biograacuteficos de caraacutecter general sobre los
profesionales de la medicina de una eacutepoca determinada -en cualquier caso todos ellos
junto con los anteriores y los que siguen seraacuten referidos maacutes adelante en los apartados
correspondientes- Existen tambieacuten menciones aisladas en algunos discursos o artiacuteculos
sobre la historia de la farmacia o las boticas pero siempre con un tratamiento bastante
parcial y esquemaacutetico Por otra parte contamos con escasos estudios sobre sus dos
obras y su labor como boticario y la mayoriacutea solo constituyen una breve mencioacuten
9
dentro de trabajos de caraacutecter general -asiacute algunos paacuterrafos en manuales de historia de
la ciencia o artiacuteculos sobre la medicina renacentista toledana- Hasta nosotros solo ha
llegado un trabajo que profundiza en una de las obras de Lorenzo Peacuterez desde el punto
de vista filoloacutegico centrado precisamente en aquella que no nos ocupa aquiacute un breve
texto en latiacuten sobre simples y compuestos que ya tendremos tiempo de mencionar La
situacioacuten estaacute por consiguiente apenas desbrozada y tanto la figura del autor como sus
obras -sobre todo la que constituye nuestro objeto de estudio- no han sido hasta el
momento lo suficientemente atendidas y estudiadas especialmente desde la perspectiva
filoloacutegica que tanto puede aportar al conocimiento de la historia de la medicina como
huella evidente de la humanidad
Por esto creemos que resulta imprescindible un trabajo que en un aacutembito de
estudio con tanto camino todaviacutea por recorrer arroje algo de luz sobre la obra de este
boticario toledano quien de acuerdo con la mayoriacutea de los escasos testimonios que
parecen existir fue relevante en su geacutenero y aportoacute con su breve pero interesante
trabajo escrito conocimientos singulares al campo de la farmaceacuteutica quizaacutes alentado
por las ideas de aquel humanismo meacutedico que pretendemos detectar Ademaacutes es
precisamente en esa carencia que antes sentildealaacutebamos en la que se apoya la originalidad
del estudio que proponemos desarrollar en las proacuteximas paacuteginas un esfuerzo humilde
que busca contribuir al conocimiento de varios campos siguiendo un camino de
fructiacuteferos intercambios donde hablar de interdisciplinariedad o de auxilio entre
disciplinas se convierte en una realidad innegable
Pero la originalidad de este trabajo no se debe tanto a nuestra voluntad como a la
indispensable participacioacuten de la profesora Teresa Santamariacutea cuyo compromiso
implicacioacuten y habilidad a lo largo de todo el proceso queremos reconocer naturalmente
con estas uacuteltimas liacuteneas
10
I CONTEXTO CULTURAL Y CIENTIacuteFICO
Deciacuteamos en la introduccioacuten que la obra objeto de nuestro estudio perteneciacutea a
un periacuteodo determinado de la historia y que por tanto era producto de una
configuracioacuten contextual concreta Por otra parte el estudio de los elementos de
composicioacuten textual que pretendemos exponer en la segunda parte del trabajo depende
por entero del marco cultural y cientiacutefico en que se encuadra el autor de la misma
maacutexime cuando lo que buscamos analizar es la influencia del humanismo meacutedico en
dicha obra que se hace presente a traveacutes de una serie de caracteriacutesticas concretas que
responden a un modelo gestado en su seno como respuesta a las circunstancias del
nuevo contexto protagonizado por el Renacimiento y la corriente humaniacutestica que en eacutel
se desarrolloacute Ademaacutes la formacioacuten de los profesionales de la medicina -entre los que
situamos a nuestro autor- y todos los avatares que rodeaban a la profesioacuten meacutedica
puntos que tambieacuten determinaban el caraacutecter de la produccioacuten textual estaban
estrechamente vinculados con la situacioacuten de dicha ciencia en la eacutepoca que al mismo
tiempo dependiacutea de las coyunturas generales Por todo ello es necesario que a
continuacioacuten veamos los aspectos esenciales de las distintas manifestaciones del
contexto a nivel cultural y cientiacutefico de modo que esta proyeccioacuten pueda ayudar a
comprender mejor el resto del trabajo
1 RENACIMIENTO Y HUMANISMO
Como es natural en la historiografiacutea nos encontramos con numerosos conceptos
que hacen referencia a periacuteodos histoacutericos con sus consecuentes implicaciones en los
diversos aacutembitos de las sociedades Este hecho nos sirve de advertencia a la hora de
considerar teacuterminos como los de Renacimiento y humanismo donde el primero debe ser
entendido como marco del segundo y el segundo asiacute como producto derivado del
primero aspecto que ya sentildealan casi todos los autores consultados1 al disuadir al lector
de considerarlos como palabras sinoacutenimas
1 Cf BLANCO PEacuteREZ 1999 21 GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 15-16 y MARTIacuteN FERREIRA
1995 18-20
11
Hecha esta distincioacuten podemos afirmar que el Renacimiento es un periacuteodo
histoacuterico que tiene lugar en Europa entre los siglos XIV y XVI2 y que supone una serie
de transformaciones que afectan a todos los niveles a saber aparicioacuten de un incipiente
capitalismo progreso teacutecnico general invencioacuten de la imprenta y de la consecuente
cultura del libro tendencia a la consolidacioacuten del Estado moderno y establecimiento de
la vida urbana entre otros3 A nivel intelectual su presencia se observa en aspectos
como el rechazo del pasado inmediato -sin que ello suponga no obstante el abandono
completo de la tradicioacuten precedente4- el afaacuten de novedad la importancia de la
experiencia como forma de acceder al mundo circundante el desarrollo del
antropocentrismo fruto de una auto-consideracioacuten del individuo y como el propio
teacutermino indica con su nombre el retorno a la Antiguumledad como fuente para todos los
saberes que persiguen la formacioacuten de un hombre completo el humanista5
El humanismo por su parte se entiende como corriente de renovacioacuten
pedagoacutegica6 fruto de esa nueva mentalidad renacentista que trae consigo una serie de
principios centrados en el aacutembito de la educacioacuten y la formacioacuten de los individuos Si
bien la expresioacuten fue acuntildeada en Alemania en el siglo XIX referida a la educacioacuten
basada en el estudio de los claacutesicos grecolatinos -expresioacuten que se aplicoacute a la eacutepoca que
nos ocupa a finales de dicho siglo-7 el teacutermino ldquohumanistardquo surgioacute en el entorno
universitario italiano del siglo XVI para designar a los profesores de ldquohumanidadesrdquo en
analogiacutea a teacuterminos como ldquojuristardquo o ldquolegistardquo8 Estas ldquohumanidadesrdquo del Renacimiento
los Studia Humanitatis aparecieron con el objeto de restaurar el ideal educativo de la
Antiguumledad para conseguir una formacioacuten completa del individuo volviendo para ello
en cada una de sus materias -gramaacutetica retoacuterica historia poesiacutea y filosofiacutea moral- a las
fuentes grecolatinas que debiacutean ser recuperadas estudiadas e interpretadas por los
humanistas9 Uno de los principios de dicha corriente era el rechazo de la tradicioacuten
2 Dicho lapso temporal aceptado por la mayoriacutea de autores aparece en MARTIacuteN FERREIRA 1995
20 y MONTERO CARTELLE 2010 123 3 Implicaciones que sentildeala GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 17
4 Cf GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 17-18
5 Cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 20 y LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 4 XV
6 Como sentildealan MARTIacuteN FERREIRA 1995 18 MONTERO CARTELLE 2010 123 y GONZAacuteLEZ
MANJARREacuteS 2000 18-20 7 La cuestioacuten del origen del teacutermino es mencionada en MONTERO CARTELLE 2010 123 BLANCO
PEacuteREZ 1999 21y GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 18 8 Asiacute en MONTERO CARTELLE ibidem BLANCO PEacuteREZ 1999 21 y GONZAacuteLEZ
MANJARREacuteS 2000 18 9 Coinciden en este aspecto MONTERO CARTELLE 2010 124 LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 XV
y MARTIacuteN FERREIRA 1995 18
12
medieval que llevoacute a estos estudiosos a querer depurar los textos grecolatinos de la
corrupcioacuten de aquellos a los que consideraban ldquobaacuterbarosrdquo medievales cuestioacuten que no
impidioacute sin embargo y como hemos dicho antes que la influencia de la Edad Media
como eacutepoca precedente continuara presente en algunos aspectos10
Esta preocupacioacuten
por recuperar la integridad de las obras claacutesicas originales para rescatar sus valores y
contenidos y adaptarlos a su tiempo derivoacute en una afanosa labor filoloacutegica que se vio
impulsada por la aparicioacuten de la imprenta y la llegada en el siglo XV de bizantinos
exiliados con manuscritos griegos11
Pero la importancia de estos estudios de
humanidad no se limitoacute al aacutembito filoloacutegico sino que se convirtioacute en la formacioacuten
baacutesica que todos los estudiantes debiacutean recibir durante la ensentildeanza secundaria antes
de acceder a la universidad De esta forma especialistas de los distintos campos del
saber se vieron afectados por los principios de esta corriente pedagoacutegica lo que condujo
al desarrollo de distintos ldquohumanismosrdquo -asiacute el filoloacutegico el cientiacutefico etc- que en la
liacutenea del renacer cultural propio de la eacutepoca buscaban para cada disciplina el acceso a
las textos originales de la Antiguumledad12
En lo que respecta a Espantildea la situacioacuten parece maacutes complicada Si bien se ha
generado cierta poleacutemica en torno a la cuestioacuten de la existencia o no de un
Renacimiento y un humanismo el debate parece ya cerrado en la actualidad En efecto
aspectos como la Contrarreforma la actividad de la Inquisicioacuten la existencia de
corrientes miacutestico-espirituales la crisis econoacutemica o el escaso valor concedido en
general al latiacuten y al griego -teniendo en cuenta que los conocimientos filoloacutegicos como
hemos visto constituyen la base del humanismo- han hecho dudar a algunos estudiosos
sobre la existencia de una corriente humanista en nuestro paiacutes13
-dentro de esta postura
destaca la opinioacuten pesimista del filoacutelogo L Gil Fernaacutendez14
que habla del fracaso
espantildeol a este respecto- No asiacute hay quienes consideran que es posible hablar de un
Renacimiento y de un humanismo espantildeoles aunque con ciertas particularidades
apoyado el primero en el auge econoacutemico el descubrimiento de Ameacuterica y la
consolidacioacuten del Estado imperial entre otros factores y el segundo en la existencia de
10
Cf GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 18-20 y MARTIacuteN FERREIRA 1995 18-19 11
Cf entre otros LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 33 y MONTERO CARTELLE 2010 126 12
Sobre la cuestioacuten de los distintos humanismos cf MONTERO CARTELLE 2010 125 entre otros 13
Asiacute lo indican BLANCO PEacuteREZ 1999 22 GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 22-23 y PEacuteREZ
IBAacuteNtildeEZ 1996 18-19 14
Cf GIL FERNAacuteNDEZ 1997 passim
13
figuras importantes en distintos campos del saber15
Hay autores que ademaacutes creen en
la existencia de un humanismo espantildeol progresista y dinaacutemico -como J A Maravall-16
En cualquier caso parece que esa visioacuten negativa ya ha sido superada y que la creencia
general en la actualidad se inclina por aceptar la existencia de un Renacimiento y un
humanismo espantildeoles con algunas excepciones pero patrocinados por notables avances
y grandes figuras que tarde o temprano asumieron los nuevos modelos procedentes de
Italia
2 HUMANISMO MEacuteDICO
Como el resto de disciplinas la medicina tambieacuten se vio afectada por los
principios de esta corriente de renovacioacuten pedagoacutegica y de la aplicacioacuten de los mismos
a este campo por parte de sus profesionales surgioacute lo que se conoce como humanismo
meacutedico Esta nueva realidad supuso la aparicioacuten de una nueva figura la del meacutedico
filoacutelogo o humanista que movido por la nueva admiracioacuten hacia los claacutesicos de la
medicina decidioacute recurrir a la labor filoloacutegica como viacutea para la interpretacioacuten y
recuperacioacuten de los mismos objetivo con repercusioacuten directa en la vertiente teoacuterica de
la medicina pero cuyo fin uacuteltimo seriacutea con toda seguridad resultar uacutetil al ejercicio
profesional
Estos meacutedicos filoacutelogos integrantes de una nueva eacutelite de la medicina
caracterizada por un predominio de la parte teoacuterica habiacutean asumido la tarea de
recuperar los textos meacutedicos originales de la Antiguumledad depurando para ello las
versiones medievales de los claacutesicos que consideraban corrompidas y depravadas o
incluso acudiendo a los originales -como sucedioacute con el caso de los coacutedices griegos
rescatados por los bizantinos exiliados- De esta forma surgieron numerosas ediciones
traducciones y comentarios de obras claacutesicas fruto del trabajo de unos meacutedicos
humanistas que rechazaban el meacutetodo de la escolaacutestica y el galenismo medieval y no
confiaban en la tradicioacuten aacuterabe para el desarrollo de esta disciplina17
No obstante y a
15
Cf BLANCO PEacuteREZ 1999 22-23 GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 21-23 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ
1996 18-19 16
Opinioacuten recogida en GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 22-23 17
Estos aspectos propios del humanismo meacutedico aparecen en todas las obras que abordan la
cuestioacuten Veacuteanse al respecto entre otras LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 33 MARTIacuteN FERREIRA
1995 23-25 y MONTERO CARTELLE 2010 153 Para el galenismo medieval escolaacutestico o arabizado
y el meacutetodo escolaacutestico aplicado a la medicina cf LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 3 191-339
MARTIacuteN FERREIRA 1995 25 y MONTERO CARTELLE 2010 31-121
14
pesar de este recelo por el trabajo de la eacutepoca precedente algunos aspectos se
mantuvieron en el nuevo contexto Asiacute las grandes autoridades de la medicina
continuaron siendo las mismas que en la Edad Media -fundamentalmente Galeno e
Hipoacutecrates- variando solo la forma de acceder a las mismas y de considerar sus
doctrinas y la tradicioacuten aacuterabe por su parte mantuvo todaviacutea su importancia en ciertos
campos de la medicina renacentista -sobre todo en la materia meacutedica donde el Canon
de Avicena siguioacute siendo imprescindible-18
Pero estos humanistas tambieacuten se
preocuparon en muchos casos por desarrollar una obra meacutedica propia haciendo uso de
los distintos geacuteneros con que contaba la literatura meacutedica del momento y que
trataremos con maacutes detalle en epiacutegrafes posteriores Ademaacutes emprendieron una labor
filoloacutegica cercana a lo que hoy se conoce como criacutetica textual y que podriacuteamos
considerar como su antecedente inmediato con el objeto de restablecer los textos
originales trabajo que formaba parte de la corriente humanista general y que tuvo su
trasunto como era de esperar en el humanismo meacutedico Aunque dicha labor empezoacute
como sentildeala M A Gonzaacutelez Manjarreacutes19
siendo una emendatio ope ingenii basada
normalmente en el trabajo con un solo coacutedice hacia finales del siglo XV y principios
del XVI los humanistas empezaron a establecer criterios objetivos que la convirtieron en
un trabajo de emendatio ope codicum apoyado ya en la consulta de diferentes
testimonios manuscritos
En este punto resulta interesante rescatar las fases que expone en su trabajo A I
Martiacuten Ferreira20
para ilustrar la recuperacioacuten de los textos claacutesicos en la eacutepoca que nos
ocupa Asiacute una primera etapa de influjo latino con la edicioacuten de la obra de Celso -que
es redescubierto en el Renacimiento y editado por primera vez en este momento- dariacutea
paso a un periacuteodo de influjo griego con un predominio de la obra de Hipoacutecrates y
Galeno que culminariacutea en una uacuteltima etapa de superacioacuten y emancipacioacuten con respecto
a las autoridades claacutesicas Esto demuestra que la atencioacuten prestada a las fuentes de la
Antiguumledad dependioacute de los contextos propiciados por los distintos momentos y que la
postura propia de la Edad Media de aceptar sin reparos la opinioacuten de una autoridad se
vio trastocada en el Renacimiento por la nueva autoconciencia individual de los
humanistas El siguiente paacuterrafo de M J Peacuterez Ibaacutentildeez21
sobre el empleo de fuentes en
18
Cf sobre todo BLANCO PEacuteREZ 1999 25 y MARTIacuteN FERREIRA 1995 26 19
Para esta opinioacuten y la labor de criacutetica textual en los humanistas y en la figura concreta de Andreacutes
Laguna cf GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 183 20
Veacutease al respecto MARTIacuteN FERREIRA 1995 25 21
PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 107
15
los humanistas meacutedicos se refiere al aacutembito de la Universidad de Salamanca pero puede
extrapolarse al panorama general del que parecen emanar los principios particulares
aplicados en cada territorio
En los textos latinos de la Universidad de Salamanca observamos una tendencia de
conjunto a la abundancia de citas a recurrir en los distintos pasajes de la composicioacuten a
referencias a otras obras tanto para apoyar las tesis sostenidas como para rebatir las que
consideran erroacuteneas o improcedentes Se advierte la necesidad de afianzar las
proposiciones sostenidas tanto con las autoridades antiguas como medievales [hellip] o
renacentistas sean o no meacutedicas Esto no implica que no se conceda peso especiacutefico a la
propia experientia ni que se evite la autorreferencia como autoridad en diversas
materias
Nos encontramos de esta forma con un frecuente empleo de fuentes por parte
de los humanistas meacutedicos en sus obras -ya fueran comentarios traducciones o trabajos
propios- a las que soliacutean acudir para dar solidez a sus propias opiniones o para refutar
las de aquellos autores claacutesicos medievales o contemporaacuteneos que consideraban
erroacuteneas Esta postura demuestra que los humanistas meacutedicos desarrollaron una visioacuten
criacutetica respecto a las autoridades de la Antiguumledad que no existiacutea en la Edad Media y
que estaba apoyada en el empleo de la razoacuten personal y la propia observacioacuten a la hora
de estudiar los distintos aspectos de la disciplina cientiacutefica La experiencia se convertiacutea
asiacute en otra fuente importante para los autores que ahora podiacutean conciliar
contradicciones aclarar confusiones o corregir errores22
Un ejemplo de esta actitud nos
lo proporciona M A Gonzaacutelez Manjarreacutes23
cuando describe la labor de comentarista
del meacutedico humanista Andreacutes Laguna al afirmar que en su traduccioacuten de la afortunada
Materia meacutedica de Dioscoacuterides24
entre otras cosas se aventuroacute a mostrar los errores de
las autoridades afirmacioacuten que ilustra con el siguiente fragmento de un comentario de
dicho autor al capiacutetulo sobre el marrubio bastardo de la obra dioscoridiana
Fue grauissimo el error de Plinio acerca de aquesta planta porque dize que la llamaron
Puerro negro los griegos y que tiene las hojas mayores y mas negras que el puerro lo
qual jamas no se halla Mas la causa de tan gran deuaneo fue la afinidad de aquestos
vocablos Melan prason y Melan prasion de los quales aquel primero nos da agrave entender
puerro negro y estotro negro Marrubio
22
Para la cuestioacuten de la postura criacutetica y la experiencia en los humanistas meacutedicos cf sobre todo
LOacutePEZ PINtildeERO 1979 164 y MONTERO CARTELLE 2010 126 23
Veacutease GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 167 para el ejemplo y el fragmento citado de Laguna 24
LAGUNA 1555 III 111
16
En lo que respecta a la tipologiacutea de las fuentes y a partir de lo que podemos
deducir de las afirmaciones particulares sobre el humanismo meacutedico en ciertas
universidades o figuras de nuevo extrapoladas al contexto general predominaban los
autores claacutesicos grecolatinos -sobre todo los griegos Hipoacutecrates y Galeno pero tambieacuten
otros como Celso y Dioscoacuterides- Las alusiones a fuentes medievales y aacuterabes por su
parte eran maacutes escasas pero todaviacutea ineludibles fundamentalmente y como hemos
visto en ciertos aacutembitos como el de la materia meacutedica En la Universidad de
Salamanca uno de los grandes focos espantildeoles del humanismo meacutedico la labor teoacuterica
de algunos profesores de medicina evidencioacute el peso que la tradicioacuten aacuterabe y la ciencia
medieval ejercieron en dicha corriente a traveacutes de las diversas referencias en sus
trabajos a autores aacuterabes como Serapioacuten Rhazes y Mesueacute o a otros medievales como
Bernardo de Gordon Gentile da Foligno y Hugo de Siena Llama la atencioacuten por otra
parte que estos autores fueran pocas veces calificados de ldquobaacuterbarosrdquo en las obras de
dichos profesores25
Sin embargo la depravacioacuten leacutexica de los aacuterabes siacute fue mencionada
en la obra de Andreacutes Laguna que empleoacute las alusiones a fuentes medievales sobre todo
para criticarlas a pesar de demostrar una evidente admiracioacuten por la medicina aacuterabe -
sobre todo en las figuras de Serapioacuten y Avicena-26
Las referencias a autores
contemporaacuteneos tuvieron igualmente su espacio en las obras de esta corriente si bien en
menor medida y casi siempre para ser criticadas o contradichas tanto fue asiacute que solo
soliacutean ser elogiadas como afirma M A Gonzaacutelez Manjarreacutes27
cuando existiacutea una cierta
amistad entre el autor de la obra y el de la fuente citada o bien cuando este uacuteltimo era
admirado por el primero aunque es cierto que tambieacuten debieron existir excepciones a
este principio general Por uacuteltimo tambieacuten las fuentes no meacutedicas fueron una constante
en los textos predominando el recurso a fragmentos o autores biacuteblicos o literarios que
conferiacutean cierta erudicioacuten a las obras de caraacutecter meacutedico asiacute como a ciertos capiacutetulos de
textos filosoacuteficos -con un predominio de Platoacuten y Aristoacuteteles- De esta forma los
autores acudiacutean a enciclopedias o compendios de dichos y sentencias muy uacutetiles al
efecto sin dejar a un lado no obstante la consulta directa de los textos claacutesicos de la
literatura o el recurso al propio bagaje que proporcionaba la formacioacuten humaniacutestica28
25
Sobre las fuentes de las obras del humanismo meacutedico en la Universidad de Salamanca cf PEacuteREZ
IBAacuteNtildeEZ 1996 114-125 26
Cf GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 223-226 y 255 27
Veacutease GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 255-256 28
Para el empleo de fuentes no literarias cf sobre todo GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 233
17
Un problema fundamental al que tuvieron que enfrentarse los meacutedicos que
participaron en esta corriente fue el de la lengua en que debiacutean escribirse los textos de la
medicina Esta disyuntiva resulta imprescindible a la hora de comprender el caraacutecter de
las obras del humanismo meacutedico y la esencia misma de dicho movimiento y por ello
vamos a abordarla a continuacioacuten apoyaacutendonos sobre todo en los datos que los
diversos estudios nos aportan acerca de la situacioacuten de dicho problema en Espantildea pero
intentando como hasta ahora y por medio de la induccioacuten comprender los rasgos de
casos particulares como manifestaciones con sus correspondientes singularidades de
un contexto maacutes amplio y general del que poseemos menos datos de conjunto
Todos los autores consultados al respecto coinciden al afirmar que en el siglo
XVI el latiacuten se habiacutea convertido en lengua de cultura una lengua comuacuten y universal que
serviacutea de vehiacuteculo para una poliacutetica y una ciencia internacionales Sin embargo en ese
mismo siglo el avance de las lenguas vernaacuteculas que estaban consolidaacutendose y
creciendo en importancia hizo que empezaran a abrirse hueco en el panorama cultural y
a exigir incluso un papel en el aacutembito de la ciencia Este hecho propicioacute una situacioacuten
de bilinguumlismo aceptado donde el latiacuten se veriacutea confinado al aacutembito cientiacutefico y las
lenguas vernaacuteculas se limitariacutean a la expresioacuten literaria y cultural No obstante el paso
del tiempo hariacutea que dichas lenguas acabaran desbancando por completo al latiacuten como
se observa en el ejemplo que ofrece J M Loacutepez Pintildeero29
sobre el caso espantildeol donde
el porcentaje de obras cientiacuteficas impresas en castellano entre 1551-1600 es ya
ligeramente superior al de las impresas en lengua latina30
El latiacuten siguioacute siendo no obstante la lengua indiscutible de la ciencia en el siglo
XVI y por tanto el vehiacuteculo de expresioacuten para la produccioacuten escrita de la medicina
donde las excepciones compuestas en vernaacuteculo eran siempre justificadas Esto uacuteltimo
demuestra que no obstante hubo partidarios del empleo del romance en el aacutembito
meacutedico apoyaacutendose para secundar dicha propuesta en el escaso nuacutemero de meacutedicos que
dominaban el latiacuten y en el elevado nivel literario de esta lengua en el Renacimiento31
En Espantildea la creciente importancia del castellano que era sentido como lengua natural
y la situacioacuten un tanto adversa del latiacuten demostrada por los numerosos testimonios
29
Cf LOacutePEZ PINtildeERO 1979 123-124 30
El asunto del bilinguumlismo aceptado y la progresiva sustitucioacuten del latiacuten por las lenguas vernaacuteculas lo
encontramos en BLANCO PEacuteREZ 1999 165 LOacutePEZ PINtildeERO 1979 123-123 MARTIacuteN FERREIRA
1995 166-167 MONTERO CARTELLE 2010 136 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 130-133 31
Cf MONTERO CARTELLE 2010 137
18
recogidos por L Gil Fernaacutendez32
propiciaron la aparicioacuten de ciertos sectores que
abogaron por el uso del romance y rechazaron el empleo del latiacuten en la medicina a
pesar de que era aceptado por la mayoriacutea como lengua de la ciencia y de que su empleo
era exigido en la ensentildeanza universitaria y su conocimiento por parte de los
profesionales ordenado por pragmaacutetica -como sucediacutea seguacuten afirma M L Loacutepez
Terrada33
con los boticarios a quienes Felipe II obligaba mediante la pragmaacutetica de
1588 a conocer la lengua latina para poder examinarse- Las razones que adujeron los
partidarios del empleo del castellano se basaban sobre todo en motivos praacutecticos y de
bien comuacuten esto es en la necesidad de llegar a maacutes gente y lograr una mayor difusioacuten
de los saberes meacutedicos pues la realidad en lo que al conocimiento del latiacuten respectaba
era bien diferente de lo que se proponiacutea como ideal -asiacute en varias ocasiones la
necesidad de redactar una obra en castellano procediacutea de un encargo o ruego ajeno a la
voluntad del autor con frecuencia una peticioacuten del monarca- esta postura era
completada en muchos casos con otros motivos vinculados con el amor a la propia
lengua Estos fueron tambieacuten los argumentos que expusieron en su defensa los
humanistas meacutedicos que frente a la costumbre mayoritaria se decidieron a escribir
obras en romance34
Pero la mayoriacutea de autores siguioacute aferrada a la idea de que el latiacuten debiacutea ser la
lengua de la medicina alegando en defensa de esta postura que dicha lengua era el
coacutedigo de comunicacioacuten universal de la ciencia y la cultura que poseiacutea por su larga
historia en la materia una amplia tradicioacuten y un leacutexico teacutecnico elaborado y que
ademaacutes era fundamental para evitar el intrusismo profesional y las intromisiones no
deseadas en los distintos campos de la disciplina Hay que considerar tambieacuten que en
la mayoriacutea de los casos las obras no estaban dirigidas al gran puacuteblico sino a meacutedicos o
a estudiantes de medicina que seguacuten las exigencias de la eacutepoca debiacutean estar
familiarizados con la lengua tal y como afirma A I Martiacuten Ferreira35
al referirse a los
argumentos de los humanistas meacutedicos de la Universidad de Alcalaacute
Asiacute podemos cerrar la cuestioacuten afirmando con la misma autora que la eleccioacuten
de la lengua estaba condicionada en muchos casos por el geacutenero literario empleado el
32
Veacutease al respecto GIL FERNAacuteNDEZ 1997 48-83 33
Cf LOacutePEZ TERRADA 2002 174-175 34
Las razones de los defensores de esta postura ldquoromancistardquo aparecen en todos los estudios
consultados al respecto Cf BLANCO PEacuteREZ 1999 166-167 GIL FERNAacuteNDEZ 1997 60-61 LOacutePEZ
PINtildeERO 1979 138-139 MARTIacuteN FERREIRA 1995 172-173 MONTERO CARTELLE 2010 137 y
PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 132-133 35
Cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 168
19
puacuteblico al que se destinaba la obra y la materia concreta de la misma y que en el
contexto espantildeol del siglo XVI -extrapolando los datos de los estudios referidos a casos
concretos- lo usual fue emplear el latiacuten en los textos meacutedicos mientras que el
castellano se reservariacutea sobre todo para obras de cirugiacutea y anatomiacutea y para las
farmacopeas praacutecticas por la escasa familiaridad con el latiacuten de una parte importante de
los profesionales a los que iban dirigidas36
No podemos olvidarnos no obstante de los contrastes existentes en el seno del
propio movimiento donde no todos los humanistas meacutedicos se afanaron en editar
comentar y traducir a los claacutesicos Al contrario y seguacuten la opinioacuten de L S Granjel que
recoge en su trabajo A I Martiacuten Ferreira37
existieron tambieacuten seguidores de Galeno en
buacutesqueda de un perfeccionamiento del mismo y expositores modernos del sistema
galeacutenico medieval Ademaacutes junto con estos sectores maacutes ldquotradicionalesrdquo habiacutea
ldquodisidentesrdquo innovadores procedentes de lo que J M Loacutepez Pintildeero denomina la
ldquoperiferia teacutecnicardquo38
promotores de las principales renovaciones cientiacuteficas del
Renacimiento y que no pueden ser considerados por los estudiosos como humanistas
meacutedicos
Auacuten asiacute el humanismo significoacute mucho para la renovacioacuten de la ciencia y en
concreto la medicina pues apoyaacutendonos de nuevo en J M Loacutepez Pintildeero la necesidad
de entender de manera auteacutentica a los claacutesicos llevoacute al descubrimiento de
contradicciones internas y a la necesidad de recurrir a la observacioacuten de la realidad para
complementar hecho que terminoacute como ya sabemos en una ldquocrisis del criterio de
autoridad como base del conocimiento cientiacuteficordquo39
Ademaacutes este acercamiento
humanista a la ciencia meacutedica con un redescubrimiento de las doctrinas originales de
los claacutesicos y la consecuente posibilidad de considerarlas criacuteticamente supuso la base
de muchas reformas cientiacuteficas de la eacutepoca -como la del bruselense Andreacutes Vesalio que
sentildealoacute y rechazoacute algunos errores de la obra de Galeno a quien tradujo en su juventud y
es considerado el fundador de la anatomiacutea moderna-
Despueacutes de lo comentado parece innegable que dicha corriente contara con su
particular manifestacioacuten en Espantildea hecho probado por la existencia de profesionales
ilustres que aplicaron los principios de este humanismo a su labor meacutedica maacutes teoacuterica
36
Cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 174 37
Para esta opinioacuten y el asunto de los ldquodisidentesrdquo innovadores cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 26 38
LOacutePEZ PINtildeERO 1979 152 39
Esta afirmacioacuten y las ideas de este paacuterrafo aparecen como hemos sentildealado en LOacutePEZ PINtildeERO
1979 151
20
que praacutectica y vinculada casi siempre a aquellas universidades que funcionaron como
focos imprescindibles del mismo Si bien es cierto que empezoacute un siglo maacutes tarde que
en el resto de Europa limitando por tanto la labor de los humanistas meacutedicos a la
traduccioacuten y el comentario de textos ya sin edicioacuten pero todaviacutea con presencia de la
criacutetica textual los rasgos de esta corriente se manifestaron claramente en el ejercicio y
la produccioacuten escrita de muchos profesores de medicina que aunque en muchos casos
recibieron formacioacuten en el extranjero desarrollaron su trabajo en las universidades de
Salamanca y Valladolid -donde se mantuvo por maacutes tiempo la componente medieval
con figuras destacadas como Luis de Lemos o Luis Mercado- y Alcalaacute de Henares y
Valencia -donde los principios del humanismo meacutedico se implantaron con mayor
rapidez destacando la labor de profesionales como Francisco Valleacutes Pedro Jaime
Esteve o Luis Collado- Tambieacuten existieron no obstante figuras maacutes independientes
que desarrollaron su produccioacuten fuera de los principales centros universitarios -aunque
evidentemente recibieron formacioacuten en la universidad- como el ceacutelebre Andreacutes
Laguna ya mencionado anteriormente o el insigne Miguel Servet40
3 LA MEDICINA EN EL SIGLO XVI
Como podemos deducir el humanismo meacutedico espantildeol limitoacute praacutecticamente su
existencia al siglo XVI y dentro de ese periacuteodo amplio y ese contexto espacial
determinado se encuadra la obra del autor que nos proponemos estudiar Estas
circunstancias unidas al objetivo de la introduccioacuten contextual de esta primera parte del
trabajo que no es otro que servir de apoyo a la segunda nos obligan a centrarnos a la
hora de abordar el tema de la medicina renacentista en el siglo XVI y a poner especial
acento en la situacioacuten espantildeola cuyo panorama meacutedico en esta eacutepoca era un reflejo del
contexto general aderezado con las singularidades del propio paiacutes Es por eso por lo que
no incluimos ldquoespantildeolardquo en el tiacutetulo del epiacutegrafe pues muchos de los aspectos que
abordaremos a continuacioacuten podraacuten ser considerados una vez maacutes como reflejos de
40
El tema del humanismo meacutedico en Espantildea a traveacutes de los distintos focos universitarios o de algunas
figuras independientes estaacute ampliamente tratado en los ya mencionados estudios de BLANCO PEacuteREZ
1999 GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 MARTIacuteN FERREIRA 1995 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 cuyas
referencias completas se recogen en la bibliografiacutea de este trabajo asiacute como en M T SANTAMARIacuteA
HERNAacuteNDEZ El humanismo meacutedico en la Universidad de Valencia (siglo XVI) Valencia Consell
Valenciagrave de Cultura 2003 Informacioacuten maacutes general sobre el tema puede encontrarse en los primeros
capiacutetulos de cada uno y tambieacuten en MONTERO CARTELLE 2010 172-196 y LOacutePEZ PINtildeERO 1979
342-351
21
una realidad externa e independiente que debioacute contar con manifestaciones paralelas en
los distintos territorios no obstante siempre que hablemos de rasgos de los que no nos
consta una existencia a nivel maacutes general indicaremos que nos referimos al contexto
espantildeol
Normalmente las transiciones suelen entenderse como el paso progresivo que
algo sufre de un estado a otro pues asiacute nos lo demuestran la experiencia personal y la
sucesioacuten de los distintos periacuteodos histoacutericos que convencionalmente dividimos para
poder aprehender con claridad por medio de hitos Teniendo esto en cuenta no resulta
difiacutecil comprender la existencia en el panorama meacutedico europeo del periacuteodo que nos
ocupa de una dialeacutectica entre tradicioacuten y renovacioacuten cientiacutefica entendida como el
recurso a las autoridades antiguas o medievales frente a la introduccioacuten de las
renovaciones cientiacuteficas gestadas en el Renacimiento Dicha dicotomiacutea caracterizoacute
sobre todo a la primera mitad del siglo XVI que estuvo en cierto sentido dividida por
la continuidad del escolasticismo arabizado bajomedieval basado en la asimilacioacuten del
saber cientiacutefico griego heleniacutestico e islaacutemico por parte de las universidades de la Baja
Edad Media latina a traveacutes de las traducciones aacuterabes y la irrupcioacuten del humanismo
que como ya sabemos puede entenderse como movimiento de recuperacioacuten del saber
de la Antiguumledad grecolatina por medio del conocimiento directo de los textos claacutesicos
con todo lo que ello conlleva El resto de la centuria estuvo marcado por un predominio
de los principios de la corriente humanista que se habiacutea asentado ya en el paiacutes pero a
finales de siglo las aportaciones de la ciencia acadeacutemica aquella que estaba basada en el
humanismo meacutedico se agotaron al verse frustradas las expectativas propuestas a traveacutes
de dicha corriente para el renacimiento de la ciencia Esto permitioacute la entrada de nuevos
elementos que se habiacutean gestado en los aacutembitos extraacadeacutemicos y en la ya mencionada
ldquoperiferia teacutecnicardquo Auacuten asiacute la posibilidad de aferrarse a la tradicioacuten por motivos
ideoloacutegicos estaba abierta y eso fue precisamente lo que sucedioacute en Espantildea donde a
finales de siglo la Contrarreforma hizo que se recuperaran las doctrinas de la ciencia
tradicional si bien reformuladas y se rechazaran las renovaciones cientiacuteficas durante lo
que se considera en palabras de J M Loacutepez Pintildeero41
una etapa de neoescolasticismo
contrarreformista Durante la mayor parte del siglo la ciencia espantildeola -y por tanto la
medicina que es lo que aquiacute nos ocupa- participoacute no obstante de aquella dicotomiacutea
41
Sobre la dialeacutectica del siglo XVI entre tradicioacuten y renovacioacuten cientiacutefica cf LOacutePEZ PINtildeERO 1979
149-154 donde aparecen todas las ideas de este paacuterrafo
22
predominando el humanismo en el plano cientiacutefico -sobre todo mediada la centuria-
pero todaviacutea con una notable influencia del escolasticismo arabizado bajomedieval
Relacionado con esta cuestioacuten y ya exclusivamente dentro del panorama
espantildeol se encuentra el asunto de las generaciones de meacutedicos42
que se sucedieron en la
medicina espantildeola renacentista y que dieron clara muestra de la transicioacuten a la que
antes nos referiacuteamos En un primer momento que comprendioacute el final del siglo XV y el
comienzo del XVI desarrollaron su labor los meacutedicos pertenecientes a la primera
generacioacuten castellana con predominio todaviacutea del galenismo arabizado No obstante a
mediados de la centuria el contacto con Europa y la formacioacuten de muchos meacutedicos en el
extranjero permitieron la entrada de los principios del humanismo que fueron
asimilados por muchos profesionales de la medicina Destacan en esta etapa los
meacutedicos valencianos Miguel Jeroacutenimo Ledesma Miguel Juan Pascual Pedro Jaime
Esteve y Luis Collado entre otros y algunas figuras vinculadas a las universidades
castellanas como Bustamante de Paz en Salamanca o Rodrigo Reinoso en Alcalaacute de
Henares asiacute como otras maacutes universales o independientes entre las que podemos contar
a Juan Valverde de Amusco Goacutemez Pereira o los ya citados Miguel Servet y Andreacutes
Laguna Una tercera y uacuteltima generacioacuten estuvo protagonizada por los meacutedicos
vinculados a la corte -en concreto a la de Felipe II- que ya completamente
influenciados por el humanismo espantildeol y europeo y marcados por la situacioacuten socio-
poliacutetica del paiacutes iniciaron aquella corriente de neoescolasticismo contrarreformista En
este caso fueron meacutedicos como Fernando de Mena Cristoacutebal de Vega o Francisco
Valleacutes en Alcalaacute de Henares Luis de Lemos o Juan Bravo de Piedrahita en Salamanca
y Luis Mercado en Valladolid los que destacaron en el panorama entre otros
profesionales
Ahora bien todos estos meacutedicos formaban parte de una eacutelite social y poliacutetica que
limitaba sus labores sobre todo a la vertiente teoacuterica -quedando la praacutectica reducida a
la atencioacuten meacutedica de unos cuantos grupos elitistas- y vinculaba su actividad a las
universidades Pero el panorama meacutedico espantildeol de la eacutepoca contaba con otras figuras
que tambieacuten ejerciacutean la medicina aunque en muchos casos careciacutean de la formacioacuten
necesaria A saber meacutedicos ldquoempiacutericosrdquo entre los que se contaba a barberos algebristas
o bizmadores sangradores y parteras -todos ellos procedentes del pueblo llano y casi
siempre ajenos al mundo universitario- hombres y mujeres vinculados al mundo de la
42
Este asunto es ampliamente tratado en BLANCO PEacuteREZ 1999 27-28 MARTIacuteN FERREIRA 1995
27-28 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 25
23
hechiceriacutea y la supersticioacuten -saludadores o ensalmadores- e impostores que fingiacutean
tener una soacutelida formacioacuten -y por supuesto desconociacutean las lenguas claacutesicas- todos
ellos criticados por los meacutedicos humanistas conscientes de su posicioacuten elitista y con
una formacioacuten acadeacutemica que avalaba su ejercicio profesional43
Esta situacioacuten hizo pensar a esos meacutedicos universitarios en la necesidad de
exigir a los que iban a ejercer la medicina una serie de requisitos que manifestaron
mediante escritos en los que se describiacutea la figura del meacutedico ideal44
Entre otras
necesidades se planteaba la de conocer los preceptos de los autores claacutesicos de la
medicina sin olvidar a los aacuterabes y los escritos maacutes recientes -como proponiacutea Luis de
Lemos- y conocer la lengua latina y en menor medida la griega asiacute como un poco de
la aacuterabe para poder acceder a los textos -planteamiento que aparece en los escritos de
los meacutedicos E Jorge Enriacutequez y Alonso de Miranda-
Ante estas circunstancias para controlar de manera oficial la formacioacuten de los
profesionales de la medicina se creoacute a finales del siglo XV el Real Tribunal del
Protomedicato45
que llevaba a cabo dicha tarea por medio de exaacutemenes con los que los
protomeacutedicos evaluaban los conocimientos de los aspirantes a los diversos cargos de la
medicina para otorgarles en su caso la licencia que les permitiacutea ejercer
4 MEacuteDICOS Y BOTICARIOS DOS REALIDADES EN UN NUEVO ESCENARIO
Hasta ahora nos hemos referido sobre todo a un tipo de profesional de la
medicina el meacutedico con sus diferentes figuras Sin embargo en la eacutepoca existiacutean otras
ocupaciones sanitarias que compartiacutean escenario con los meacutedicos y cubriacutean las distintas
necesidades que este aacutembito demandaba mediante un trabajo que combinaba teoriacutea y
praacutectica Asiacute podiacutea contarse ademaacutes de con meacutedicos con cirujanos boticarios y
albeacuteitares46
figuras con una formacioacuten y un ejercicio profesional diferenciados y unas
condiciones generalmente dispares en materia de regulacioacuten -si bien es cierto que
coincidiacutean en muchos aspectos como trabajadores de un mismo campo- En este
43
Aborda esta cuestioacuten entre otros MARTIacuteN FERREIRA 1995 28-30 44
De la figura del meacutedico ideal tal y como la retratan los escritos de los propios meacutedicos humanistas
habla sobre todo PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 33-35 45
Sobre el funcionamiento de esta institucioacuten en la eacutepoca que nos ocupa y otras cuestiones
relacionadas cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 34-35 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 37 46
El tiacutetulo del capiacutetulo ya mencionado de LOacutePEZ TERRADA 2002 -ldquoMeacutedicos cirujanos boticarios y
albeacuteitaresrdquo- ilustra a la perfeccioacuten esta realidad que aparece ademaacutes explicada al detalle en el cuerpo del
mismo Se han utilizado para este epiacutegrafe las pp 161-168 y 174-177
24
epiacutegrafe solo vamos a abordar de manera sucinta los aspectos que atantildeen a la
ocupacioacuten de los meacutedicos y a la de los boticarios para acotar asiacute el espacio que nos
permitiraacute comprender mejor la segunda parte del trabajo limitaacutendonos al aacutembito que
maacutes se acerca a nuestro objeto de estudio a traveacutes de una visioacuten comparada de dos
profesiones meacutedicas diferentes
En el siglo XVI la uacutenica ocupacioacuten de caraacutecter cientiacutefico que se habiacutea convertido
en profesioacuten era la de meacutedico Como ya sabemos la formacioacuten estaba a cargo de las
universidades mientras que la regulacioacuten del ejercicio y la concesioacuten de licencias eran
competencia de la burocracia nacional que estableciacutea la necesidad de superar una serie
de exigencias previas a la incorporacioacuten a la praacutectica profesional A saber seguir una
formacioacuten que comprendiacutea el grado de bachiller en artes en universidades aprobadas
maacutes cuatro antildeos de estudios en una facultad que permitieran obtener el de bachiller en
medicina y dos antildeos de praacutecticas con meacutedicos aprobados superar el examen del
Protomedicato y finalmente obtener la licencia concedida por la Corona o por las
ciudades que permitiacutea ejercer Una vez obtenida dicha licencia los meacutedicos podiacutean
empezar a trabajar en distintos aacutembitos cada uno de los cuales proporcionaba un estatus
social y una remuneracioacuten diferentes en la casa real en el ejeacutercito o en hogares de
grandes sentildeores laicos y eclesiaacutesticos o en las ciudades Por otra parte no hubo en el
nuevo escenario una diferenciacioacuten demasiado evidente y radical entre el ejercicio
profesional de los meacutedicos y el de los cirujanos a pesar de que a finales de siglo se
establecioacute por pragmaacutetica que los meacutedicos no podiacutean realizar operaciones quiruacutergicas
asiacute como tampoco existioacute un liacutemite claro entre las funciones de los meacutedicos y las de los
boticarios si bien es cierto que se consideraba que estos uacuteltimos perteneciacutean a un grado
inferior bajo las oacuterdenes de aquellos
En lo que respecta a los boticarios los requisitos que debiacutean cumplir para
conseguir la licencia de ejercicio eran baacutesicamente los mismos que hemos indicado para
los meacutedicos pero con alguna variacioacuten que los acercaba maacutes al colectivo de los
cirujanos Asiacute debiacutean superar un periacuteodo de aprendizaje con un maestro boticario a lo
largo de cuatro antildeos -se trataba en este caso de una formacioacuten de caraacutecter artesanal y
no universitaria- y finalmente el examen ante el Tribunal del Protomedicato que les
permitiriacutea obtener la licencia necesaria para poder abrir una botica y dispensar
medicamentos Cuando contaban con este permiso los boticarios podiacutean trabajar como
los meacutedicos en distintos aacutembitos tambieacuten con diversa consideracioacuten social y sueldos
diferentes podiacutean abrir una botica por cuenta propia en una ciudad o bien ser
25
contratados por las autoridades urbanas podiacutean trabajar para un hospital -los de cierto
renombre soliacutean tener boticas propias- o podiacutean incorporarse al servicio de la casa real
Como sucediacutea con el resto de ocupaciones sanitarias el ejercicio de los boticarios estaba
regulado por el Tribunal del Protomedicato que se afanoacute especialmente en evitar
problemas de intrusismo -que los meacutedicos prepararan y vendieran recetas en sus casas o
que personas ajenas a la profesioacuten indicaran medicacioacuten sin receta previa- o un
problema frecuente como aquel de que los meacutedicos recetaran siempre a un boticario
determinado normalmente emparentado con ellos asiacute como en exigir a los boticarios
permanecer en sus boticas durante unas horas determinadas y preparar en ellas los
medicamentos En cuanto a la corona se encargoacute por medio de pragmaacuteticas de
prohibir que los boticarios fueran tambieacuten drogueros de obligar a los mismos a incluir
en el envase de los compuestos el diacutea mes y antildeo en que se hicieron de incluir a un
boticario en los exaacutemenes del Protomedicato -como examinador entendemos- y de
unificar los pesos y medidas farmaceacuteuticos entre otras cosas Por uacuteltimo el asunto de la
lengua que tanto atantildee a nuestro objeto de estudio estuvo en este colectivo
determinado en gran medida por la pragmaacutetica de 1588 que establecioacute para los
boticarios entre otras cosas la obligacioacuten de saber latiacuten como requisito para poder
examinarse Un ejemplo de esta postura es el del meacutedico Antonio de Aguilera que
consideraba que el boticario ideal debiacutea ser latino o al menos entender el latiacuten47
Es
posible seguacuten Loacutepez Terrada48
que los boticarios maacutes exigentes se preocuparan por
estudiar esta lengua en las universidades pero un grupo seguramente amplio seguiriacutea
desconociendo el latiacuten que resultaba imprescindible para poder entender sin problemas
las recetas que los doctores en medicina escribiacutean en la misma a pesar de los intentos
de los boticarios previos a la pragmaacutetica por obligar a los meacutedicos a redactarlas en
romance
47
Cf LOacutePEZ TERRADA 2002 174-175 48
Cf LOacutePEZ TERRADA ibidem
26
II MARCO LITERARIO
La inclusioacuten de un epiacutegrafe que exponga las liacuteneas generales del contexto
literario en el que se gestoacute la obra que nos ocupa y del marco en el que se desarrolloacute la
literatura que con sus textos sirvioacute de precedente a la produccioacuten meacutedica renacentista
resulta imprescindible en un trabajo de estas caracteriacutesticas como ya hemos
manifestado en la introduccioacuten Por ello vamos a intentar ofrecer a continuacioacuten una
visioacuten concisa pero justa de los distintos geacuteneros y obras que fueron surgiendo en el
seno de la disciplina meacutedica en cada eacutepoca y que fueron producto del trabajo de una
serie de profesionales que tambieacuten asumieron el papel de autores con el objetivo de
divulgar sus conocimientos sirvieacutendose para ello de distintos recursos expresivos
vinculados a las necesidades y circunstancias de cada periacuteodo
1 TEXTOS MEacuteDICOS ANTIGUOS Y MEDIEVALES FUENTES PARA UNA
NUEVA LITERATURA MEacuteDICA
11 LA MEDICINA CLAacuteSICA GRECOLATINA Y SUS TEXTOS
La medicina griega constituye el punto de partida de toda la medicina occidental
posterior Esta contundente sentencia que deducimos de las liacuteneas del trabajo de E
Montero Cartelle49
pone de manifiesto la gran influencia que los textos meacutedicos de esta
eacutepoca ejercieron en la produccioacuten del resto de periacuteodos incluso y quizaacute sobre todo en
la de los romanos coetaacuteneos en cierto modo de aquellos Dicha afirmacioacuten resulta
razonable si advertimos que fue durante los siglos VI-V a C cuando la medicina se
constituyoacute como saber teacutecnico gracias al trabajo de una serie de meacutedicos entre los
cuales destacoacute el conocido Hipoacutecrates Es quizaacute por este motivo por el que a la
produccioacuten literaria meacutedica de ese periacuteodo que abarca escritos de temas muy variados
se la conoce con el nombre de Corpus Hippocraticum a pesar de que muchos de esos
textos no habiacutean sido escritos por Hipoacutecrates50
Despueacutes de este meacutedico destacaron
figuras como la de Galeno -en el siglo II- a quien se atribuye una amplia produccioacuten de
49
Cf MONTERO CARTELLE 2020 11 50
Para el apartado de medicina griega cf LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 73-81 y 271-281
27
escritos de medicina tambieacuten de diverso contenido51
o un siglo antes la de
Dioscoacuterides autor del De materia medica una obra sobre simples que gozoacute de gran
fortuna en eacutepocas posteriores y se convirtioacute en precursora de la moderna farmacopea
Entre las muchas figuras posteriores a estas uacuteltimas fue remarcable la de
Oribasio de Peacutergamo meacutedico del emperador Juliano que desarrolloacute su variada obra
reunida en unas colecciones meacutedicas en el siglo IV A Oribasio lo sucedieron otros
autores meacutedicos como Aecio de Amida o Pablo de Egina -entre los siglos VI-VII
probablemente- que son considerados junto con aquel dentro del aacutembito de la
medicina bizantina Es por esto por lo que en algunos manuales aparecen junto con
Galeno dentro del contexto meacutedico de la eacutepoca romana imperial52
si bien es cierto que
en todos los casos se trata de autores griegos Debemos tener en cuenta que estas
uacuteltimas figuras conociacutean con frecuencia las obras de los autores meacutedicos anteriores e
incluso se apoyaban en ellas para componer sus textos
Mientras que la medicina griega como hemos dicho constituye la base y el
punto de partida de todo el movimiento meacutedico occidental posterior la medicina
romana es original en su aproximacioacuten adaptacioacuten y realizacioacuten del modelo griego53
De esta forma destaca la produccioacuten meacutedica latina de eacutepoca imperial repartida en los
siglos I y IV que constituyeron dos etapas bien diferenciadas en lo que respecta a
geacuteneros y lengua Asiacute si nos centramos en las formas de expresioacuten literaria podemos
distinguir por un lado la enciclopedia dedicada a la formacioacuten cultural general y
desarrollada sobre todo en el siglo I con representantes como Celso -considerado por
su elegante prosa el Ciceroacuten de los meacutedicos- y Plinio el Viejo conocido por su
Naturalis historia que dedica los libros XXIII-XXXII a tratar las propiedades
medicinales de varios productos de origen vegetal y animal El otro gran geacutenero fue el
manual una forma literaria con fines didaacutecticos maacutes propia de los siglos IV-V donde se
observa una tendencia al recetario de tipo praacutectico Estos manuales soliacutean presentar
numerosas traducciones o adaptaciones de textos anteriores estaban orientados al
puacuteblico en general y empleaban una lengua vulgarizante Dentro de este geacutenero
destacaron autores como Celio Aureliano y Marcelo Empiacuterico asiacute como ciertos escritos
menores proacuteximos al periacuteodo medieval como el De herba vettonica tradicionalmente
51
Cf para una ordenacioacuten sistemaacutetica de sus obras LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 219-220 52
De esta forma en MAZZINI 1997 73-96 53
Asiacute lo apunta en su trabajo MONTERO CARTELLE ibidem
28
atribuido a Antonio Musa meacutedico del emperador romano Augusto el Herbarius de
Pseudo-Apuleyo o el Liber medicinae ex animalibus que se atribuye a Sexto Plaacutecido54
12 LITERATURA MEacuteDICA EN LA EDAD MEDIA LATINA
Con el agotamiento de la Antiguumledad la literatura meacutedica se vio afectada por
ciertas transformaciones producto de la evolucioacuten de la ciencia y reflejo del progresivo
cambio de contexto Auacuten asiacute y como era de esperar en esta nueva eacutepoca se
mantuvieron y se desarrollaron ciertos rasgos gestados durante los uacuteltimos antildeos del
periacuteodo anterior como sucedioacute por ejemplo con la distribucioacuten de la medicina en tres
ramas55
la diaetetica encargada del mantenimiento de la salud corporal la
pharmaceutica que abarcaba la ciencia de los medicamentos tambieacuten conocida como
terapeacuteutica o materia meacutedica y la chirurgia que comprendiacutea las intervenciones
quiruacutergicas Dentro de cada una de estas ramas se fueron desarrollando formas literarias
diferentes -asiacute y entre otras los regimina en la primera los herbarios y antidotarios en
la segunda y las anatomiacuteas y cirugiacuteas en la tercera- Otro aspecto importante del periacuteodo
medieval fue el desarrollo de la escolaacutestica56
corriente filosoacutefica y teoloacutegica que hacia
el siglo XIII se aplicoacute al aacutembito de la medicina apoyada en el ldquonuevo Aristoacutetelesrdquo y en
el ldquoviejo Galenordquo fundamentalmente arabizado Se basoacute sobre todo en un meacutetodo
especulativo carente de visioacuten criacutetica -predominaba el principio de autoridad- y con un
gran protagonismo de la dialeacutectica centrado por tanto en la vertiente teoacuterica -aunque
tambieacuten la praacutectica tuvo su desarrollo- y con una importante funcioacuten escolar No
podemos olvidar por otra parte que en esta eacutepoca muchos profesionales de la medicina
accedieron a los textos de los autores claacutesicos a traveacutes de las traducciones aacuterabes que
habiacutean ido apareciendo durante la Alta Edad Media vertieacutendose en muchos casos al
latiacuten lo que permitioacute a nivel linguumliacutestico la asimilacioacuten de diversos arabismos que se
sumaron a un latiacuten vulgarizado desde finales de la Antiguumledad y que durante el
desarrollo del periacuteodo iriacutea tecnificaacutendose y acercaacutendose al uso de la lengua literaria57
54
Cf para la medicina latina y en concreto para este paacuterrafo MONTERO CARTELLE 2010 11-
30 tambieacuten LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 184 y 282-287 y MAZZINI 1997 27-96 55
Esta cuestioacuten aparece en LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 3 191-197 y MONTERO
CARTELLE 2010 31 y ss 56
Sobre la aplicacioacuten de esta corriente a la medicina escriben de nuevo LAIacuteN ENTRALGO 1971-
1973 338-339 y MONTERO CARTELLE 2010 43 57
Como sentildeala MONTERO CARTELLE 2010 120-121
29
En lo que respecta a los geacuteneros literarios58
la nueva eacutepoca fue testigo del
desarrollo de una gran variedad de formas destinadas a satisfacer las diversas
necesidades de la ensentildeanza y la praacutectica meacutedicas Desde enciclopedias -como las
Ethymologiae de Isidoro de Sevilla- hasta libros de secretos -un tipo de literatura
pseudocientiacutefica y semiculta a caballo entre los recetarios la literatura teacutecnica y los
textos hermeacuteticos- la lista comprendiacutea siacutentesis teoacutericas -compendia o summae como la
Practica dicta Lilium medicinae de Bernardo de Gordon- traducciones de grandes
obras de conjunto -como las de Gerardo de Cremona el autor maacutes representativo de la
Escuela de Toledo cuya traduccioacuten del Canon de Avicena supuso la clave de la
recepcioacuten medieval del mismo- comentarios o glosarios -que constituiacutean el origen del
meacutetodo escolaacutestico empleados en las lectiones con una funcioacuten fundamentalmente
pedagoacutegica y propedeacuteutica- concordancias -colecciones de sentencias de las grandes
autoridades de la medicina- diccionarios y leacutexicos meacutedicos -que recogiacutean la nueva
terminologiacutea tras la asimilacioacuten del influjo de la medicina aacuterabe como el Alphita
glosario anoacutenimo del siglo XIII- y conciliaciones -que intentaban concordar
contradicciones entre las distintas autoridades- Tambieacuten fueron importantes las
quaestiones y disputationes -que soliacutean seguir a las lectiones quedando normalmente en
una disputa dialeacutectica- las obras de introduccioacuten o accessus -que serviacutean de entrada a
las obras de las autoridades claacutesicas y a la medicina en general- los tacuina y las
tabulae -constituidos por cuadros sinoacutepticos que exponiacutean diversos aspectos de la
medicina medieval- y los consilia -obras de consejos destinadas a casos cliacutenicos
concretos-
2 LA EXPRESIOacuteN LITERARIA DE LA MEDICINA EN EL RENACIMIENTO
Como ya hemos expuesto en epiacutegrafes anteriores en el Renacimiento el
humanismo aplicado a distintos aacutembitos del saber suscitoacute un intereacutes por recuperar el
conocimiento de la Antiguumledad Asiacute en medicina los diversos profesionales tambieacuten
convertidos en autores se preocuparon por acceder a los textos meacutedicos claacutesicos de
manera directa afanaacutendose en la depuracioacuten de las versiones medievales y en la
traduccioacuten el comentario y la edicioacuten de las obras originales Por otra parte este
renacer de la Antiguumledad supuso en el plano linguumliacutestico una recuperacioacuten del modelo
58
Para esta cuestioacuten veacutease la detallada visioacuten que ofrece MONTERO CARTELLE 2010 45-105
30
claacutesico de la lengua latina con la consecuente buacutesqueda de belleza literaria a traveacutes de
la imitacioacuten de los autores grecolatinos una circunstancia que tambieacuten afectoacute a la
lengua de la medicina que convirtioacute a Galeno Hipoacutecrates y Celso entre otros autores
antiguos en la base de un movimiento de reaccioacuten contra el arabismo y la depravacioacuten
leacutexica medieval59
Esta nueva mentalidad dio lugar a nuevas formas literarias60
con las que divulgar
los conocimientos meacutedicos adaptadas a las necesidades del contexto y que en muchos
casos no eran sino continuacioacuten o reformulacioacuten de las del periacuteodo anterior Asiacute se
mantuvieron los tratados generales de corte tradicional si bien con novedades en la
siacutentesis y el orden expositivo y los consilia que en algunos casos conservaron su forma
medieval mientras que en otros introdujeron aspectos novedosos como tambieacuten
sucedioacute con las quaestiones Tambieacuten siguieron cultivaacutendose geacuteneros como la
enciclopedia las concordancias o conciliaciones y los resuacutemenes de auctoritates que
no obstante fueron dejando paso a las nuevas formas monografiacuteas especializadas sobre
temas concretos -como el De humani corporis fabrica un tratado de anatomiacutea escrito
por Andreas Vesalius- comentarios a los textos griegos que casi siempre formaban
parte de ediciones y traducciones al latiacuten -desarrollados por autores como Niccolograve
Leoniceno Thomas Linacre Guumlnther von Andernach o Janus Cornarius- textos sobre
las nuevas enfermedades y maacutes vinculados a la literatura que a la medicina las
epistulae -como las de Giovanni Manardo o Pietro A Mattioli- y los diaacutelogos en los
que primaba la funcioacuten didaacutectica por lo que soliacutean ser divulgados en lengua vernaacutecula
59
Cf MONTERO CARTELLE 2010 148-149 60
La cuestioacuten de los geacuteneros literarios de la medicina renacentista es de nuevo ampliamente tratada
en MONTERO CARTELLE 2010 128-136
31
III EL LIBRO DE THERIACA DE LORENZO PEacuteREZ
Una vez conocidos los rasgos fundamentales del contexto cultural y literario en
el que se gestoacute la obra que nos proponemos estudiar podemos proceder a analizar los
datos extraiacutedos de su lectura y a exponerlos y cotejarlos con la informacioacuten precedente
con la finalidad de responder maacutes adelante a las preguntas que se derivan de nuestro
objetivo Para ello nos detendremos en primer lugar a tratar con brevedad la situacioacuten
de la medicina escrita en la ciudad y en la eacutepoca en la que nuestro autor desarrolloacute su
obra -atendiendo especiacuteficamente a autores y textos- asiacute como algunos datos sobre su
vida y sus dos escritos visioacuten que completada con una descripcioacuten preliminar del texto
que nos ocupa nos permitiraacute reconstruir en liacuteneas generales su contexto inmediato y
comprender con mayor propiedad los aspectos compositivos que seraacuten estudiados en un
segundo epiacutegrafe
1 INTRODUCCIOacuteN
11 EL AUTOR Y LA MEDICINA ESCRITA EN EL TOLEDO DEL SIGLO XVI
R Sancho de San Romaacuten sentildeala en uno de sus trabajos61
que la medicina
toledana empezoacute a declinar a partir del siglo XVI a pesar del paso por la ciudad de
meacutedicos ilustres del seacutequito imperial de los reyes como Andreacutes Vesalio o Luis Lobera
de Aacutevila y de la presencia en la misma de otras figuras importantes en el aacutembito como
el cirujano Juan Fragoso o el meacutedico Francisco Hernaacutendez Esta opinioacuten se ve
reforzada ademaacutes con la idea de que el humanismo toledano tuvo maacutes esplendor en la
vertiente filoloacutegica y helenista que en la meacutedica62
Sin embargo y desde que los Reyes
Catoacutelicos concedieran el primer privilegio a la ciudad para imprimir a finales del siglo
XV diversos autores de medicina publicaron sus obras en el Toledo de la eacutepoca
produccioacuten que solo se vio interrumpida a mediados de siglo sin bien en la segunda
mitad vieron la luz importantes obras de farmacopea63
De esta forma entre finales del
siglo XV y la primera mitad del XVI la imprenta toledana publicoacute numerosas
61 Cf SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1972 9-12
62 Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1475-1476
63 Veacutease para estas afirmaciones y la lista de obras meacutedicas por autores en la imprenta toledana del
siglo XVI que relatamos a continuacioacuten SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1977 10-18 y 29
32
traducciones al castellano de grandes claacutesicos de la medicina -el Lilio de Medicina de
Bernardo de Gordon o el Libro o practica en Cirugia del italiano Juan de Vigo entre
otras- asiacute como obras de meacutedicos propiamente toledanos como Juliaacuten Gutieacuterrez -con
sus De potu in lapidis preservatione y De computatione dierum criticorum- o Luis de
Villarrubia -Tractatus eximiushellipab Epydemiali morbo- y Jorge Goacutemez -De ratione
minuendi sanguine in morbo laterali-64
Ya en la segunda mitad del siglo publicaron sus
obras en la ciudad autores como el meacutedico aragoneacutes Jeroacutenimo Jimeacutenez -Institutiorum
Medicarum libri quatuor nunc primum in lucem editi- o los boticarios toledanos
Lorenzo Peacuterez -Libro de Theriaca y De medicamentorum simpliciumhellipdelectu- y Veacutelez
de Arciniega -De simplicium medicamentorum collectione-65
Al final de la centuria la
imprenta de esta ciudad sacoacute a la luz lo que parecen ser las uacuteltimas obras meacutedicas del
Renacimiento toledano ambas sobre veterinaria el Libro de Albeiteria de Manuel Diacuteaz
y una recopilacioacuten de textos antiguos sobre este mismo tema de Alonso Suarez
En lo que respecta en concreto a Lorenzo Peacuterez pocos son los datos que
tenemos de eacutel Todas las secciones que se le dedican en las distintas obras biograacuteficas de
caraacutecter general apoyan sus afirmaciones en unos cuantos datos fundamentales Asiacute
sabemos que nuestro autor nacioacute en Toledo donde ejercioacute la profesioacuten de boticario y
que probablemente viajoacute por Espantildea Italia y Asia para conocer de primera mano las
plantas y poder corregir asiacute los errores que en la eacutepoca abundaban en las boticas66
Esta informacioacuten ademaacutes coincide con los datos esquemaacuteticos que aportan en la
actualidad J M Loacutepez Pintildeero y R Sancho de San Romaacuten67
Por otra parte F Picatoste
y Rodriacuteguez68
antildeade que se retiroacute antes del antildeo 1588 y A J Cavanilles69
que fue hijo
de un padre ilustrado que ldquole ensentildeoacute la facultad le inspiroacute el buen gusto los deseos de
saber y los de ser uacutetil aacute la sociedadrdquo y que con esta finalidad se instruyoacute en el latiacuten y
el griego ldquopara leer y corregir los coacutedices antiguos que trataacuteron de vegetales y
remediosrdquo testimonio que prueba con algunos ejemplos extraiacutedos del propio Libro de
64
De estos dos uacuteltimos autores habla tambieacuten SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1478-1487 y
1492 afirmando que seguiacutean anclados a la tradicioacuten meacutedica medieval frente a lo que parecioacute ocurrir con
las obras latinas ya imbuidas de los rasgos del humanismo de los dos boticarios de la segunda mitad del
siglo a los que nos referiremos en seguida 65
Cf para un estudio filoloacutegico de las obras en latiacuten de estos dos autores SANTAMARIacuteA
HERNAacuteNDEZ 2005 1487-1492 66
Estos datos aparecen en CAVANILLES 1804 105-106 COLMEIRO 1858 153 y PICATOSTE Y
RODRIacuteGUEZ 1891 241 67
Cf LOacutePEZ PINtildeERO 1979 302 y SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1977 17 68
Cf PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ ibidem 69
CAVANILLES ibidem
33
Theriaca Praacutecticamente lo mismo nos dice E Reyes Proacutesper70
en una obra de
principios del siglo XX donde afirma que Lorenzo Peacuterez era ldquoun culto humanista y
botaacutenico perspicazrdquo y que ldquodespueacutes de haber aprendido correctiacutesimamente el griego el
latiacuten y cuanto se habiacutea publicado de estudio de las plantas hasta su tiempo viajoacute por
nuestro paiacutes Italia y Asia para ver vivas muchas de las plantas que describieron y a
veces confundieron los antiguos autoresrdquo Los tres autores antes mencionados71
hacen
tambieacuten referencia a los conocimientos del boticario poco comunes en la eacutepoca por lo
que afirman merecieron el elogio de escritores como Sprengel72
que llegoacute a considerar
a nuestro autor eacutemulo de Maranta73
Tanto F Picatoste y Rodriacuteguez como M
Colmeiro74
testifican ademaacutes que Diego Serrano el boticario que llevoacute a la imprenta la
obra en latiacuten de nuestro autor despueacutes de que este se hubiera retirado en la dedicatoria a
dicha obra alega que le pidioacute este libro porque ldquolos muy doctos le daban el primado en
la eleccioacuten de los medicamentos simplesrdquo En relacioacuten a todo esto A J Cavanilles75
antildeade casi a modo de conclusioacuten que en el prefacio del meacutedico Francisco Pentildea a dicha
obra Lorenzo Peacuterez aparece como ldquoun sabio casi superior aacute los distinguidos de su siglo
que conocioacute quanto habiacutean escrito sobre yerbas comprobaacutendolo todo por siacute mismo y
que supo antildeadir nuevas luces para promover la cienciardquo Todos estos testimonios76
aportan evidencias sobre la singularidad y excelencia de nuestro autor como boticario e
incluso humanista una figura que aportoacute datos interesantes sobre la materia meacutedica y
preludioacute algunas consideraciones que antildeos maacutes tarde se asentariacutean en el aacutembito de la
botaacutenica
70
E REYES PROacuteSPER Dos noticias histoacutericas del inmortal botaacutenico y sacerdote hispano-valentino
Don Antonio Joseacute Cavanilles Madrid Artes Graacuteficas ldquoMateurdquo 1917 nota 25 71
Cf de nuevo CAVANILLES 1804 106-107 que vuelve a ilustrar con ejemplos extraiacutedos de la
obra del autor COLMEIRO ibidem y PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ ibidem que debioacute reproducir aquiacute
las palabras de M Colmeiro pues los testimonios de ambos autores son praacutecticamente iguales 72
Botaacutenico y fiacutesico alemaacuten que vivioacute entre los siglos XVIII-XIX Cf JOURDAN 1820-1825 vol 7
249-250 73
Meacutedico botaacutenico y teoacuterico literario del Renacimiento italiano autor entre otras de una obra en
italiano sobre la triaca traducida poco despueacutes al latiacuten por el meacutedico y botaacutenico alemaacuten J Camerarius Cf
JOURDAN 1820-1825 vol 6 177-178 74
Cf COLMEIRO ibidem y PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ 1891 242 75
CAVANILLES 1804 110 76
Ademaacutes de en los autores mencionados tambieacuten encontramos pequentildeas referencias a Lorenzo Peacuterez
en otras obras bibliograacuteficas y en algunos estudios sobre historia de la farmacia o noticias de algunas
boticas espantildeolas Entre ellas destacamos la de F J PUERTO SARMIENTO La Triaca Magna
Discurso de ingreso como acadeacutemico de nuacutemero en la RANF leiacutedo el 26 de febrero de 2009 disponible
en formato electroacutenico en Real Academia Nacional de Farmacia [en liacutenea] lthttpwwwranfcompdfdisc
ursosnumeropuertopdfgt
34
Sabemos por tanto que Lorenzo Peacuterez escribioacute dos textos sobre farmaceacuteutica77
que han llegado hasta nosotros en su versioacuten original En latiacuten redactoacute su De
medicamentorum simpliciumhellipdelectu78
publicado en Toledo en 1599 por el ya
mencionado Diego Serrano tambieacuten boticario un breve escrito sobre la eleccioacuten y
reposicioacuten de medicamentos simples y compuestos en el que recogioacute las
denominaciones latinas restituidas corrompidas y castellanas de cada uno de ellos con
el objeto de instruir a los boticarios y de evitar las confusiones terminoloacutegicas entre
ellos La obra por tanto tiene una finalidad praacutectica que se consigue no obstante
mediante la depuracioacuten del leacutexico un ejercicio muy comuacuten entre los humanistas
meacutedicos79
A este escrito lo precedioacute en 1575 el Libro de Theriaca publicado en
castellano por el propio autor en la misma ciudad y en el que trata diversos aspectos de
los distintos ingredientes de una composicioacuten medicinal M T Santamariacutea Hernaacutendez80
sentildeala que en este caso la finalidad de la obra es exclusivamente praacutectica si bien aquiacute
como veremos maacutes adelante el autor tambieacuten deja traslucir sus preocupaciones
linguumliacutesticas a traveacutes de diversas actuaciones que aunque escasas no deben pasar
desapercibidas
12 DESCRIPCIOacuteN DE LA OBRA
La obra que nos ocupa consta de 399 paacuteginas y veinticuatro hojas no numeradas
ocho al principio y dieciseacuteis al final Su tiacutetulo completo es bastante expliacutecito y ya
revela en cierto modo tanto el contenido como la finalidad de la misma ldquoLibro de
Theriaca limpio de los errores hasta nuestros tiempos en ella cometidos y vtilissimo
para preparar y configir muchos Simples y Compuestos cada dia recebidos en vso de
Medicinardquo (I 1-9)81
Dicho tiacutetulo aparece en la portada junto con otros datos que nos
dicen que la obra fue escrita por el boticario Lorenzo Peacuterez vecino de Toledo y que fue
impresa en la misma ciudad en casa de Juan de Ayala en el antildeo 1575 dirigida al
77
De las dos obras de Lorenzo Peacuterez habla sobre todo CAVANILLES 1804 108-110 tambieacuten
encontramos breves descripciones de las mismas en COLMEIRO 1858 153 y PICATOSTE Y
RODRIacuteGUEZ 1891 241-242 78
PERESIUS 1599 79
Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2006 273-281 80
Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1489-1490 81
La paginacioacuten que se indica con nuacutemeros romanos es nuestra Se trata en todo momento de
paacuteginas nunca de folios Tras esta se especifican en cada referencia las liacuteneas en las que se encuentra el
texto citado
35
Ayuntamiento de Toledo Tambieacuten se indica en el mismo sitio que la obra cuenta con el
privilegio concedido por el rey para ser vendida especificaacutendose a continuacioacuten la tasa
de la misma
Tras la portada nos encontramos con una carta de Juan Fernaacutendez de Herrera
Secretario del Consejo del Rey en la que se especifica de nuevo la tasa de la obra82
A
este texto le sigue una carta de Juan Gallo escribano de la Caacutemara del Rey redactada
por mandato suyo y que contiene la licencia de impresioacuten83
Una uacuteltima carta del rey
en este caso escrita por Martiacuten de Gaztelu recoge la ceacutedula que da licencia al autor para
imprimir y vender el libro ldquopor tiempo de diez antildeosrdquo (VI 17)
Las siguientes paacuteginas se reservan a la epiacutestola nuncupatoria dirigida al
Ayuntamiento de Toledo en la que el autor especifica entre otras cosas la finalidad de
la obra
Assi yo aacute saber estas cosas de plantas inclinado procure recoger los ratos de mi estudio
y escriuir vn tratado de Theriaca solo por entender que V S hauia acordado con
mucha razon y prudencia hazer vn compendio de todos los simples y compuestos
medicamentos recibidos en esta ciudad en el vso de medicina para limpiar las Boticas
de los enuegecidos errores y conseruar en salud la Republica (XI 7-17)
Otro aspecto sentildealado en la misma muy relevante para nuestro estudio es el de la
justificacioacuten del empleo del romance en lugar del latiacuten lengua usual en las obras de
caraacutecter cientiacutefico de la eacutepoca y que analizaremos maacutes adelante A esta epiacutestola siguen
tres sonetos de Alonso Saacutenchez teoacutelogo y rector del Colegio de Navalcarnero del
Doctor Tomaacutes de Arroyo y del Licenciado Pedro Suaacuterez estos dos uacuteltimos meacutedicos
dedicados al autor
Tras estos sonetos comienza el Libro de Theriaca propiamente dicho un escrito
sobre un remedio universal conocido como triaca -del aacuterabe hispano attiryaacuteq este del
aacuterabe claacutesico tiryāq este del latiacuten theriaca y este del griego θηριακή derivado de
θηρίον fiera animal84
- que se empleoacute desde la Antiguumledad y hasta los siglos XVIII-
XIX primero contra la mordedura venenosa de ciertos animales y despueacutes como
82
ldquo[hellip] le tassaron a tres marauedis cada pliego con que no se pueda uender ni distribuyr sin que al
principio de cada libro de la dicha impression vaya impresso esta tassa [hellip]rdquo (II 9-13) 83
ldquo[hellip] por la qual [carta] vos damos licencia y facultad para que por esta vez qualquier impressor
destos nuestros reynos pueda imprimir el dicho libro [hellip]rdquo (IV 4-10) 84
Cf Real Academia Espantildeola Diccionario de la lengua espantildeola (22a ed) [en liacutenea]
lthttplemaraeesdraeval=theriacagt
36
panacea para diversas enfermedades85
El cuerpo de la obra de Lorenzo Peacuterez estaacute
constituido por un proemio (1-4) y la triaca de Androacutemaco encabezada por una lista en
latiacuten con los simples y compuestos que la conforman y seguida de la descripcioacuten de
cada uno de ellos (5-348) asiacute como de dos secciones finales con informacioacuten sobre la
manera de componer la triaca y su fermentacioacuten y duracioacuten respectivamente (348-364)
La obra concluye con un anexo en latiacuten que incluye distintas versiones de la
triaca de varios autores -los antiguos Galeno Aecio de Amida y Pablo de Egina y el
medieval Juan Actuario asiacute como las versiones de Androacutemaco el Viejo Androacutemaco el
Joven y Damoacutecrates recogidas por Galeno en sus escritos- en cuya uacuteltima paacutegina
encontramos un colofoacuten con informacioacuten del lugar y el antildeo de impresioacuten (285-399)
Cierra la obra un iacutendice de contenidos (CDI-CDXXX)
Como el autor declara en la epiacutestola nuncupatoria la obra se redactoacute con el
objeto de corregir los errores de los boticarios y evitar las frecuentes confusiones a la
hora de elaborar la triaca una finalidad praacutectica que confiere al texto una funcioacuten
fundamentalmente didaacutectica y que nos permite encuadrarlo quizaacute con ciertas reservas
dentro del geacutenero de las farmacopeas entendidas como recopilaciones de recetas de
productos medicinales con descripciones de cada uno de sus ingredientes y
explicaciones sobre su composicioacuten y preparacioacuten que en la liacutenea de los recetarios de
tipo praacutectico probablemente se alejariacutean de excesivas pretensiones literarias y buscariacutean
llegar al destinatario de manera directa Se trata por tanto de un texto claro y sencillo
que escapa a grandes ambiciones de erudicioacuten pero que no obstante cuenta con rigor y
con datos que proceden de una documentacioacuten ampliamente contrastada Todos estos
aspectos relacionados con los destinatarios concretos de la obra de los que dependiacutea la
eleccioacuten de la lengua y de los procedimientos de expresioacuten y el empleo de fuentes seraacuten
ampliamente atendidos en los siguientes epiacutegrafes
85
Esta famosa composicioacuten fue puesta en praacutectica por primera vez por el rey Mitriacutedates en el siglo II
a C por quien la misma recibioacute el nombre de mitridato No obstante casi un siglo despueacutes Androacutemaco
el Viejo meacutedico del emperador Neroacuten mejoroacute la foacutermula de Mitriacutedates -antildeadiendo entre otros
ingredientes carne de viacutebora- y desde entonces la receta fue transmitida por diversos autores -como
Galeno que transmitioacute varias veces la foacutermula de Androacutemaco en sus escritos- Cf GARIJO 1992 10-13
56
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Renaissance Texts and Studies pp 273-281
7
proponemos estudiar en una obra escrita la presencia de una serie de elementos que
forman parte del aacutembito de la composicioacuten textual y que deben ser abordados desde un
punto de vista filoloacutegico Este hecho justifica la inclusioacuten de un apartado dedicado al
marco literario en que se encuadran el autor y la obra con alusioacuten a geacuteneros literarios e
incluso procedimientos de composicioacuten asiacute como la gran atencioacuten prestada a los ya
mencionados aspectos de expresioacuten en la segunda parte del trabajo
La aplicacioacuten de la perspectiva filoloacutegica conlleva como cualquier otra una
serie de dificultades que aunque deben ser advertidas y consideradas si son sorteadas
de manera adecuada no impiden el desarrollo del trabajo Nos referimos en este caso al
problema que supone por ejemplo la determinacioacuten de ciertos aspectos que no
aparecen referidos de manera expliacutecita en la obra tales como las ediciones que para las
fuentes debioacute de consultar el autor los tiacutetulos originales de las distintas obras
mencionadas -que variacutean de las ediciones renacentistas a las contemporaacuteneas a las que
suele acudirse en la actualidad- o las citas textuales en lengua original -latiacuten o griego- o
traducidas por el propio autor -que deben diferenciarse no sin dificultad por la ausencia
de ciertos signos tipograacuteficos en el impreso de las alusiones indirectas- Por otra parte
el trabajo con el propio texto supone ya una dificultad inicial pues la obra no cuenta
todaviacutea con ninguna edicioacuten actual de modo que solo es posible trabajar a partir del
impreso original Si bien es cierto que el acceso a los ejemplares que conservan los
fondos antiguos de algunas bibliotecas estaacute por razones de seguridad limitado a casos
concretos la obra cuenta ya afortunadamente con varias versiones digitales en la red
que facilitan de manera considerable el trabajo No podemos olvidarnos por uacuteltimo de
la necesidad -existente en todos los estudios diacroacutenicos- de considerar los contenidos
de las obras meacutedicas de eacutepocas pasadas bajo la oacuteptica de una realidad diferente a la de la
medicina actual siendo imprescindible para ello el conocimiento y la aplicacioacuten tanto
del contexto general como de los saberes teoacutericos y praacutecticos que conformaban la
disciplina en cada periacuteodo analizado
Mencionamos con anterioridad que este estudio se circunscribe a una liacutenea
determinada que como deciacuteamos se encarga de estudiar aquella literatura meacutedica
comprendida entre la Antiguumledad y el Renacimiento escrita en latiacuten o afectada por una
serie de rasgos propios de la tradicioacuten claacutesica Dicha liacutenea cuenta ya con un bagaje
conformado por varios trabajos desarrollados en el seno de diversas universidades labor
que configura el actual estado de la cuestioacuten y que debe ser conocida antes de
comenzar el estudio Este campo si bien tiene en algunas de sus vertientes menos de
8
medio siglo de vida cuenta en la actualidad con participacioacuten a nivel internacional a
traveacutes de trabajos realizados por especialistas en universidades como la de Reims
Champagne-Ardenne en Francia la Johannes Gutenberg de Mainz en Alemania la de
Manchester en Reino Unido o las de Messina Macerata y Siena en Italia En Espantildea
se han desarrollado o se desarrollan estudios dentro de esta liacutenea en las universidades de
Santiago de Compostela Valladolid A Coruntildea Caacutediz y Castilla-La Mancha Estos
trabajos ademaacutes suelen ponerse en comuacuten perioacutedicamente a traveacutes de seminarios o
congresos internacionales y sus resultados suelen ser publicados en forma de actas u
obras colectivas El aacutembito concreto de los textos meacutedicos renacentistas centrado en la
corriente del humanismo meacutedico lleva menos tiempo en marcha y fue gestado e
impulsado desde la Universidad de Valladolid por Enrique Montero Cartelle director de
una serie de trabajos que praacutecticamente completaron el panorama a nivel nacional
abordando las manifestaciones literarias del humanismo meacutedico en las distintas
universidades que funcionaron como focos del mismo asiacute como en algunos autores u
obras destacadas trabajos todos ellos que han constituido una base fundamental para
nuestro estudio Por otra parte existen varias publicaciones relacionadas con el campo
de la historia de la medicina que estaacute estrechamente vinculado con la liacutenea mencionada
si bien es cierto que todaviacutea no hay una colaboracioacuten demasiado decidida entre los
profesionales de estos dos aacutembitos Tambieacuten son numerosos los trabajos sobre textos
meacutedicos latinos y griegos de distintas eacutepocas o sobre otros aspectos afines -diccionarios
actas de congresos y obras monograacuteficas entre otros- muchas veces dedicados a temas
muy especiacuteficos La bibliografiacutea de la que disponemos no es por tanto escasa pero la
liacutenea en la que se ampara nuestro estudio lleva pocos antildeos en boga y tiene todaviacutea
mucho trabajo por delante en lo referido a la necesaria labor de recuperacioacuten del
patrimonio bibliograacutefico europeo
En lo que respecta por otra parte al autor que nos ocupa nos encontramos con
un panorama algo maacutes desolador Pocas son las obras que hacen referencia a la vida del
mismo y siempre se trata de trabajos biograacuteficos de caraacutecter general sobre los
profesionales de la medicina de una eacutepoca determinada -en cualquier caso todos ellos
junto con los anteriores y los que siguen seraacuten referidos maacutes adelante en los apartados
correspondientes- Existen tambieacuten menciones aisladas en algunos discursos o artiacuteculos
sobre la historia de la farmacia o las boticas pero siempre con un tratamiento bastante
parcial y esquemaacutetico Por otra parte contamos con escasos estudios sobre sus dos
obras y su labor como boticario y la mayoriacutea solo constituyen una breve mencioacuten
9
dentro de trabajos de caraacutecter general -asiacute algunos paacuterrafos en manuales de historia de
la ciencia o artiacuteculos sobre la medicina renacentista toledana- Hasta nosotros solo ha
llegado un trabajo que profundiza en una de las obras de Lorenzo Peacuterez desde el punto
de vista filoloacutegico centrado precisamente en aquella que no nos ocupa aquiacute un breve
texto en latiacuten sobre simples y compuestos que ya tendremos tiempo de mencionar La
situacioacuten estaacute por consiguiente apenas desbrozada y tanto la figura del autor como sus
obras -sobre todo la que constituye nuestro objeto de estudio- no han sido hasta el
momento lo suficientemente atendidas y estudiadas especialmente desde la perspectiva
filoloacutegica que tanto puede aportar al conocimiento de la historia de la medicina como
huella evidente de la humanidad
Por esto creemos que resulta imprescindible un trabajo que en un aacutembito de
estudio con tanto camino todaviacutea por recorrer arroje algo de luz sobre la obra de este
boticario toledano quien de acuerdo con la mayoriacutea de los escasos testimonios que
parecen existir fue relevante en su geacutenero y aportoacute con su breve pero interesante
trabajo escrito conocimientos singulares al campo de la farmaceacuteutica quizaacutes alentado
por las ideas de aquel humanismo meacutedico que pretendemos detectar Ademaacutes es
precisamente en esa carencia que antes sentildealaacutebamos en la que se apoya la originalidad
del estudio que proponemos desarrollar en las proacuteximas paacuteginas un esfuerzo humilde
que busca contribuir al conocimiento de varios campos siguiendo un camino de
fructiacuteferos intercambios donde hablar de interdisciplinariedad o de auxilio entre
disciplinas se convierte en una realidad innegable
Pero la originalidad de este trabajo no se debe tanto a nuestra voluntad como a la
indispensable participacioacuten de la profesora Teresa Santamariacutea cuyo compromiso
implicacioacuten y habilidad a lo largo de todo el proceso queremos reconocer naturalmente
con estas uacuteltimas liacuteneas
10
I CONTEXTO CULTURAL Y CIENTIacuteFICO
Deciacuteamos en la introduccioacuten que la obra objeto de nuestro estudio perteneciacutea a
un periacuteodo determinado de la historia y que por tanto era producto de una
configuracioacuten contextual concreta Por otra parte el estudio de los elementos de
composicioacuten textual que pretendemos exponer en la segunda parte del trabajo depende
por entero del marco cultural y cientiacutefico en que se encuadra el autor de la misma
maacutexime cuando lo que buscamos analizar es la influencia del humanismo meacutedico en
dicha obra que se hace presente a traveacutes de una serie de caracteriacutesticas concretas que
responden a un modelo gestado en su seno como respuesta a las circunstancias del
nuevo contexto protagonizado por el Renacimiento y la corriente humaniacutestica que en eacutel
se desarrolloacute Ademaacutes la formacioacuten de los profesionales de la medicina -entre los que
situamos a nuestro autor- y todos los avatares que rodeaban a la profesioacuten meacutedica
puntos que tambieacuten determinaban el caraacutecter de la produccioacuten textual estaban
estrechamente vinculados con la situacioacuten de dicha ciencia en la eacutepoca que al mismo
tiempo dependiacutea de las coyunturas generales Por todo ello es necesario que a
continuacioacuten veamos los aspectos esenciales de las distintas manifestaciones del
contexto a nivel cultural y cientiacutefico de modo que esta proyeccioacuten pueda ayudar a
comprender mejor el resto del trabajo
1 RENACIMIENTO Y HUMANISMO
Como es natural en la historiografiacutea nos encontramos con numerosos conceptos
que hacen referencia a periacuteodos histoacutericos con sus consecuentes implicaciones en los
diversos aacutembitos de las sociedades Este hecho nos sirve de advertencia a la hora de
considerar teacuterminos como los de Renacimiento y humanismo donde el primero debe ser
entendido como marco del segundo y el segundo asiacute como producto derivado del
primero aspecto que ya sentildealan casi todos los autores consultados1 al disuadir al lector
de considerarlos como palabras sinoacutenimas
1 Cf BLANCO PEacuteREZ 1999 21 GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 15-16 y MARTIacuteN FERREIRA
1995 18-20
11
Hecha esta distincioacuten podemos afirmar que el Renacimiento es un periacuteodo
histoacuterico que tiene lugar en Europa entre los siglos XIV y XVI2 y que supone una serie
de transformaciones que afectan a todos los niveles a saber aparicioacuten de un incipiente
capitalismo progreso teacutecnico general invencioacuten de la imprenta y de la consecuente
cultura del libro tendencia a la consolidacioacuten del Estado moderno y establecimiento de
la vida urbana entre otros3 A nivel intelectual su presencia se observa en aspectos
como el rechazo del pasado inmediato -sin que ello suponga no obstante el abandono
completo de la tradicioacuten precedente4- el afaacuten de novedad la importancia de la
experiencia como forma de acceder al mundo circundante el desarrollo del
antropocentrismo fruto de una auto-consideracioacuten del individuo y como el propio
teacutermino indica con su nombre el retorno a la Antiguumledad como fuente para todos los
saberes que persiguen la formacioacuten de un hombre completo el humanista5
El humanismo por su parte se entiende como corriente de renovacioacuten
pedagoacutegica6 fruto de esa nueva mentalidad renacentista que trae consigo una serie de
principios centrados en el aacutembito de la educacioacuten y la formacioacuten de los individuos Si
bien la expresioacuten fue acuntildeada en Alemania en el siglo XIX referida a la educacioacuten
basada en el estudio de los claacutesicos grecolatinos -expresioacuten que se aplicoacute a la eacutepoca que
nos ocupa a finales de dicho siglo-7 el teacutermino ldquohumanistardquo surgioacute en el entorno
universitario italiano del siglo XVI para designar a los profesores de ldquohumanidadesrdquo en
analogiacutea a teacuterminos como ldquojuristardquo o ldquolegistardquo8 Estas ldquohumanidadesrdquo del Renacimiento
los Studia Humanitatis aparecieron con el objeto de restaurar el ideal educativo de la
Antiguumledad para conseguir una formacioacuten completa del individuo volviendo para ello
en cada una de sus materias -gramaacutetica retoacuterica historia poesiacutea y filosofiacutea moral- a las
fuentes grecolatinas que debiacutean ser recuperadas estudiadas e interpretadas por los
humanistas9 Uno de los principios de dicha corriente era el rechazo de la tradicioacuten
2 Dicho lapso temporal aceptado por la mayoriacutea de autores aparece en MARTIacuteN FERREIRA 1995
20 y MONTERO CARTELLE 2010 123 3 Implicaciones que sentildeala GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 17
4 Cf GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 17-18
5 Cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 20 y LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 4 XV
6 Como sentildealan MARTIacuteN FERREIRA 1995 18 MONTERO CARTELLE 2010 123 y GONZAacuteLEZ
MANJARREacuteS 2000 18-20 7 La cuestioacuten del origen del teacutermino es mencionada en MONTERO CARTELLE 2010 123 BLANCO
PEacuteREZ 1999 21y GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 18 8 Asiacute en MONTERO CARTELLE ibidem BLANCO PEacuteREZ 1999 21 y GONZAacuteLEZ
MANJARREacuteS 2000 18 9 Coinciden en este aspecto MONTERO CARTELLE 2010 124 LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 XV
y MARTIacuteN FERREIRA 1995 18
12
medieval que llevoacute a estos estudiosos a querer depurar los textos grecolatinos de la
corrupcioacuten de aquellos a los que consideraban ldquobaacuterbarosrdquo medievales cuestioacuten que no
impidioacute sin embargo y como hemos dicho antes que la influencia de la Edad Media
como eacutepoca precedente continuara presente en algunos aspectos10
Esta preocupacioacuten
por recuperar la integridad de las obras claacutesicas originales para rescatar sus valores y
contenidos y adaptarlos a su tiempo derivoacute en una afanosa labor filoloacutegica que se vio
impulsada por la aparicioacuten de la imprenta y la llegada en el siglo XV de bizantinos
exiliados con manuscritos griegos11
Pero la importancia de estos estudios de
humanidad no se limitoacute al aacutembito filoloacutegico sino que se convirtioacute en la formacioacuten
baacutesica que todos los estudiantes debiacutean recibir durante la ensentildeanza secundaria antes
de acceder a la universidad De esta forma especialistas de los distintos campos del
saber se vieron afectados por los principios de esta corriente pedagoacutegica lo que condujo
al desarrollo de distintos ldquohumanismosrdquo -asiacute el filoloacutegico el cientiacutefico etc- que en la
liacutenea del renacer cultural propio de la eacutepoca buscaban para cada disciplina el acceso a
las textos originales de la Antiguumledad12
En lo que respecta a Espantildea la situacioacuten parece maacutes complicada Si bien se ha
generado cierta poleacutemica en torno a la cuestioacuten de la existencia o no de un
Renacimiento y un humanismo el debate parece ya cerrado en la actualidad En efecto
aspectos como la Contrarreforma la actividad de la Inquisicioacuten la existencia de
corrientes miacutestico-espirituales la crisis econoacutemica o el escaso valor concedido en
general al latiacuten y al griego -teniendo en cuenta que los conocimientos filoloacutegicos como
hemos visto constituyen la base del humanismo- han hecho dudar a algunos estudiosos
sobre la existencia de una corriente humanista en nuestro paiacutes13
-dentro de esta postura
destaca la opinioacuten pesimista del filoacutelogo L Gil Fernaacutendez14
que habla del fracaso
espantildeol a este respecto- No asiacute hay quienes consideran que es posible hablar de un
Renacimiento y de un humanismo espantildeoles aunque con ciertas particularidades
apoyado el primero en el auge econoacutemico el descubrimiento de Ameacuterica y la
consolidacioacuten del Estado imperial entre otros factores y el segundo en la existencia de
10
Cf GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 18-20 y MARTIacuteN FERREIRA 1995 18-19 11
Cf entre otros LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 33 y MONTERO CARTELLE 2010 126 12
Sobre la cuestioacuten de los distintos humanismos cf MONTERO CARTELLE 2010 125 entre otros 13
Asiacute lo indican BLANCO PEacuteREZ 1999 22 GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 22-23 y PEacuteREZ
IBAacuteNtildeEZ 1996 18-19 14
Cf GIL FERNAacuteNDEZ 1997 passim
13
figuras importantes en distintos campos del saber15
Hay autores que ademaacutes creen en
la existencia de un humanismo espantildeol progresista y dinaacutemico -como J A Maravall-16
En cualquier caso parece que esa visioacuten negativa ya ha sido superada y que la creencia
general en la actualidad se inclina por aceptar la existencia de un Renacimiento y un
humanismo espantildeoles con algunas excepciones pero patrocinados por notables avances
y grandes figuras que tarde o temprano asumieron los nuevos modelos procedentes de
Italia
2 HUMANISMO MEacuteDICO
Como el resto de disciplinas la medicina tambieacuten se vio afectada por los
principios de esta corriente de renovacioacuten pedagoacutegica y de la aplicacioacuten de los mismos
a este campo por parte de sus profesionales surgioacute lo que se conoce como humanismo
meacutedico Esta nueva realidad supuso la aparicioacuten de una nueva figura la del meacutedico
filoacutelogo o humanista que movido por la nueva admiracioacuten hacia los claacutesicos de la
medicina decidioacute recurrir a la labor filoloacutegica como viacutea para la interpretacioacuten y
recuperacioacuten de los mismos objetivo con repercusioacuten directa en la vertiente teoacuterica de
la medicina pero cuyo fin uacuteltimo seriacutea con toda seguridad resultar uacutetil al ejercicio
profesional
Estos meacutedicos filoacutelogos integrantes de una nueva eacutelite de la medicina
caracterizada por un predominio de la parte teoacuterica habiacutean asumido la tarea de
recuperar los textos meacutedicos originales de la Antiguumledad depurando para ello las
versiones medievales de los claacutesicos que consideraban corrompidas y depravadas o
incluso acudiendo a los originales -como sucedioacute con el caso de los coacutedices griegos
rescatados por los bizantinos exiliados- De esta forma surgieron numerosas ediciones
traducciones y comentarios de obras claacutesicas fruto del trabajo de unos meacutedicos
humanistas que rechazaban el meacutetodo de la escolaacutestica y el galenismo medieval y no
confiaban en la tradicioacuten aacuterabe para el desarrollo de esta disciplina17
No obstante y a
15
Cf BLANCO PEacuteREZ 1999 22-23 GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 21-23 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ
1996 18-19 16
Opinioacuten recogida en GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 22-23 17
Estos aspectos propios del humanismo meacutedico aparecen en todas las obras que abordan la
cuestioacuten Veacuteanse al respecto entre otras LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 33 MARTIacuteN FERREIRA
1995 23-25 y MONTERO CARTELLE 2010 153 Para el galenismo medieval escolaacutestico o arabizado
y el meacutetodo escolaacutestico aplicado a la medicina cf LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 3 191-339
MARTIacuteN FERREIRA 1995 25 y MONTERO CARTELLE 2010 31-121
14
pesar de este recelo por el trabajo de la eacutepoca precedente algunos aspectos se
mantuvieron en el nuevo contexto Asiacute las grandes autoridades de la medicina
continuaron siendo las mismas que en la Edad Media -fundamentalmente Galeno e
Hipoacutecrates- variando solo la forma de acceder a las mismas y de considerar sus
doctrinas y la tradicioacuten aacuterabe por su parte mantuvo todaviacutea su importancia en ciertos
campos de la medicina renacentista -sobre todo en la materia meacutedica donde el Canon
de Avicena siguioacute siendo imprescindible-18
Pero estos humanistas tambieacuten se
preocuparon en muchos casos por desarrollar una obra meacutedica propia haciendo uso de
los distintos geacuteneros con que contaba la literatura meacutedica del momento y que
trataremos con maacutes detalle en epiacutegrafes posteriores Ademaacutes emprendieron una labor
filoloacutegica cercana a lo que hoy se conoce como criacutetica textual y que podriacuteamos
considerar como su antecedente inmediato con el objeto de restablecer los textos
originales trabajo que formaba parte de la corriente humanista general y que tuvo su
trasunto como era de esperar en el humanismo meacutedico Aunque dicha labor empezoacute
como sentildeala M A Gonzaacutelez Manjarreacutes19
siendo una emendatio ope ingenii basada
normalmente en el trabajo con un solo coacutedice hacia finales del siglo XV y principios
del XVI los humanistas empezaron a establecer criterios objetivos que la convirtieron en
un trabajo de emendatio ope codicum apoyado ya en la consulta de diferentes
testimonios manuscritos
En este punto resulta interesante rescatar las fases que expone en su trabajo A I
Martiacuten Ferreira20
para ilustrar la recuperacioacuten de los textos claacutesicos en la eacutepoca que nos
ocupa Asiacute una primera etapa de influjo latino con la edicioacuten de la obra de Celso -que
es redescubierto en el Renacimiento y editado por primera vez en este momento- dariacutea
paso a un periacuteodo de influjo griego con un predominio de la obra de Hipoacutecrates y
Galeno que culminariacutea en una uacuteltima etapa de superacioacuten y emancipacioacuten con respecto
a las autoridades claacutesicas Esto demuestra que la atencioacuten prestada a las fuentes de la
Antiguumledad dependioacute de los contextos propiciados por los distintos momentos y que la
postura propia de la Edad Media de aceptar sin reparos la opinioacuten de una autoridad se
vio trastocada en el Renacimiento por la nueva autoconciencia individual de los
humanistas El siguiente paacuterrafo de M J Peacuterez Ibaacutentildeez21
sobre el empleo de fuentes en
18
Cf sobre todo BLANCO PEacuteREZ 1999 25 y MARTIacuteN FERREIRA 1995 26 19
Para esta opinioacuten y la labor de criacutetica textual en los humanistas y en la figura concreta de Andreacutes
Laguna cf GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 183 20
Veacutease al respecto MARTIacuteN FERREIRA 1995 25 21
PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 107
15
los humanistas meacutedicos se refiere al aacutembito de la Universidad de Salamanca pero puede
extrapolarse al panorama general del que parecen emanar los principios particulares
aplicados en cada territorio
En los textos latinos de la Universidad de Salamanca observamos una tendencia de
conjunto a la abundancia de citas a recurrir en los distintos pasajes de la composicioacuten a
referencias a otras obras tanto para apoyar las tesis sostenidas como para rebatir las que
consideran erroacuteneas o improcedentes Se advierte la necesidad de afianzar las
proposiciones sostenidas tanto con las autoridades antiguas como medievales [hellip] o
renacentistas sean o no meacutedicas Esto no implica que no se conceda peso especiacutefico a la
propia experientia ni que se evite la autorreferencia como autoridad en diversas
materias
Nos encontramos de esta forma con un frecuente empleo de fuentes por parte
de los humanistas meacutedicos en sus obras -ya fueran comentarios traducciones o trabajos
propios- a las que soliacutean acudir para dar solidez a sus propias opiniones o para refutar
las de aquellos autores claacutesicos medievales o contemporaacuteneos que consideraban
erroacuteneas Esta postura demuestra que los humanistas meacutedicos desarrollaron una visioacuten
criacutetica respecto a las autoridades de la Antiguumledad que no existiacutea en la Edad Media y
que estaba apoyada en el empleo de la razoacuten personal y la propia observacioacuten a la hora
de estudiar los distintos aspectos de la disciplina cientiacutefica La experiencia se convertiacutea
asiacute en otra fuente importante para los autores que ahora podiacutean conciliar
contradicciones aclarar confusiones o corregir errores22
Un ejemplo de esta actitud nos
lo proporciona M A Gonzaacutelez Manjarreacutes23
cuando describe la labor de comentarista
del meacutedico humanista Andreacutes Laguna al afirmar que en su traduccioacuten de la afortunada
Materia meacutedica de Dioscoacuterides24
entre otras cosas se aventuroacute a mostrar los errores de
las autoridades afirmacioacuten que ilustra con el siguiente fragmento de un comentario de
dicho autor al capiacutetulo sobre el marrubio bastardo de la obra dioscoridiana
Fue grauissimo el error de Plinio acerca de aquesta planta porque dize que la llamaron
Puerro negro los griegos y que tiene las hojas mayores y mas negras que el puerro lo
qual jamas no se halla Mas la causa de tan gran deuaneo fue la afinidad de aquestos
vocablos Melan prason y Melan prasion de los quales aquel primero nos da agrave entender
puerro negro y estotro negro Marrubio
22
Para la cuestioacuten de la postura criacutetica y la experiencia en los humanistas meacutedicos cf sobre todo
LOacutePEZ PINtildeERO 1979 164 y MONTERO CARTELLE 2010 126 23
Veacutease GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 167 para el ejemplo y el fragmento citado de Laguna 24
LAGUNA 1555 III 111
16
En lo que respecta a la tipologiacutea de las fuentes y a partir de lo que podemos
deducir de las afirmaciones particulares sobre el humanismo meacutedico en ciertas
universidades o figuras de nuevo extrapoladas al contexto general predominaban los
autores claacutesicos grecolatinos -sobre todo los griegos Hipoacutecrates y Galeno pero tambieacuten
otros como Celso y Dioscoacuterides- Las alusiones a fuentes medievales y aacuterabes por su
parte eran maacutes escasas pero todaviacutea ineludibles fundamentalmente y como hemos
visto en ciertos aacutembitos como el de la materia meacutedica En la Universidad de
Salamanca uno de los grandes focos espantildeoles del humanismo meacutedico la labor teoacuterica
de algunos profesores de medicina evidencioacute el peso que la tradicioacuten aacuterabe y la ciencia
medieval ejercieron en dicha corriente a traveacutes de las diversas referencias en sus
trabajos a autores aacuterabes como Serapioacuten Rhazes y Mesueacute o a otros medievales como
Bernardo de Gordon Gentile da Foligno y Hugo de Siena Llama la atencioacuten por otra
parte que estos autores fueran pocas veces calificados de ldquobaacuterbarosrdquo en las obras de
dichos profesores25
Sin embargo la depravacioacuten leacutexica de los aacuterabes siacute fue mencionada
en la obra de Andreacutes Laguna que empleoacute las alusiones a fuentes medievales sobre todo
para criticarlas a pesar de demostrar una evidente admiracioacuten por la medicina aacuterabe -
sobre todo en las figuras de Serapioacuten y Avicena-26
Las referencias a autores
contemporaacuteneos tuvieron igualmente su espacio en las obras de esta corriente si bien en
menor medida y casi siempre para ser criticadas o contradichas tanto fue asiacute que solo
soliacutean ser elogiadas como afirma M A Gonzaacutelez Manjarreacutes27
cuando existiacutea una cierta
amistad entre el autor de la obra y el de la fuente citada o bien cuando este uacuteltimo era
admirado por el primero aunque es cierto que tambieacuten debieron existir excepciones a
este principio general Por uacuteltimo tambieacuten las fuentes no meacutedicas fueron una constante
en los textos predominando el recurso a fragmentos o autores biacuteblicos o literarios que
conferiacutean cierta erudicioacuten a las obras de caraacutecter meacutedico asiacute como a ciertos capiacutetulos de
textos filosoacuteficos -con un predominio de Platoacuten y Aristoacuteteles- De esta forma los
autores acudiacutean a enciclopedias o compendios de dichos y sentencias muy uacutetiles al
efecto sin dejar a un lado no obstante la consulta directa de los textos claacutesicos de la
literatura o el recurso al propio bagaje que proporcionaba la formacioacuten humaniacutestica28
25
Sobre las fuentes de las obras del humanismo meacutedico en la Universidad de Salamanca cf PEacuteREZ
IBAacuteNtildeEZ 1996 114-125 26
Cf GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 223-226 y 255 27
Veacutease GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 255-256 28
Para el empleo de fuentes no literarias cf sobre todo GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 233
17
Un problema fundamental al que tuvieron que enfrentarse los meacutedicos que
participaron en esta corriente fue el de la lengua en que debiacutean escribirse los textos de la
medicina Esta disyuntiva resulta imprescindible a la hora de comprender el caraacutecter de
las obras del humanismo meacutedico y la esencia misma de dicho movimiento y por ello
vamos a abordarla a continuacioacuten apoyaacutendonos sobre todo en los datos que los
diversos estudios nos aportan acerca de la situacioacuten de dicho problema en Espantildea pero
intentando como hasta ahora y por medio de la induccioacuten comprender los rasgos de
casos particulares como manifestaciones con sus correspondientes singularidades de
un contexto maacutes amplio y general del que poseemos menos datos de conjunto
Todos los autores consultados al respecto coinciden al afirmar que en el siglo
XVI el latiacuten se habiacutea convertido en lengua de cultura una lengua comuacuten y universal que
serviacutea de vehiacuteculo para una poliacutetica y una ciencia internacionales Sin embargo en ese
mismo siglo el avance de las lenguas vernaacuteculas que estaban consolidaacutendose y
creciendo en importancia hizo que empezaran a abrirse hueco en el panorama cultural y
a exigir incluso un papel en el aacutembito de la ciencia Este hecho propicioacute una situacioacuten
de bilinguumlismo aceptado donde el latiacuten se veriacutea confinado al aacutembito cientiacutefico y las
lenguas vernaacuteculas se limitariacutean a la expresioacuten literaria y cultural No obstante el paso
del tiempo hariacutea que dichas lenguas acabaran desbancando por completo al latiacuten como
se observa en el ejemplo que ofrece J M Loacutepez Pintildeero29
sobre el caso espantildeol donde
el porcentaje de obras cientiacuteficas impresas en castellano entre 1551-1600 es ya
ligeramente superior al de las impresas en lengua latina30
El latiacuten siguioacute siendo no obstante la lengua indiscutible de la ciencia en el siglo
XVI y por tanto el vehiacuteculo de expresioacuten para la produccioacuten escrita de la medicina
donde las excepciones compuestas en vernaacuteculo eran siempre justificadas Esto uacuteltimo
demuestra que no obstante hubo partidarios del empleo del romance en el aacutembito
meacutedico apoyaacutendose para secundar dicha propuesta en el escaso nuacutemero de meacutedicos que
dominaban el latiacuten y en el elevado nivel literario de esta lengua en el Renacimiento31
En Espantildea la creciente importancia del castellano que era sentido como lengua natural
y la situacioacuten un tanto adversa del latiacuten demostrada por los numerosos testimonios
29
Cf LOacutePEZ PINtildeERO 1979 123-124 30
El asunto del bilinguumlismo aceptado y la progresiva sustitucioacuten del latiacuten por las lenguas vernaacuteculas lo
encontramos en BLANCO PEacuteREZ 1999 165 LOacutePEZ PINtildeERO 1979 123-123 MARTIacuteN FERREIRA
1995 166-167 MONTERO CARTELLE 2010 136 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 130-133 31
Cf MONTERO CARTELLE 2010 137
18
recogidos por L Gil Fernaacutendez32
propiciaron la aparicioacuten de ciertos sectores que
abogaron por el uso del romance y rechazaron el empleo del latiacuten en la medicina a
pesar de que era aceptado por la mayoriacutea como lengua de la ciencia y de que su empleo
era exigido en la ensentildeanza universitaria y su conocimiento por parte de los
profesionales ordenado por pragmaacutetica -como sucediacutea seguacuten afirma M L Loacutepez
Terrada33
con los boticarios a quienes Felipe II obligaba mediante la pragmaacutetica de
1588 a conocer la lengua latina para poder examinarse- Las razones que adujeron los
partidarios del empleo del castellano se basaban sobre todo en motivos praacutecticos y de
bien comuacuten esto es en la necesidad de llegar a maacutes gente y lograr una mayor difusioacuten
de los saberes meacutedicos pues la realidad en lo que al conocimiento del latiacuten respectaba
era bien diferente de lo que se proponiacutea como ideal -asiacute en varias ocasiones la
necesidad de redactar una obra en castellano procediacutea de un encargo o ruego ajeno a la
voluntad del autor con frecuencia una peticioacuten del monarca- esta postura era
completada en muchos casos con otros motivos vinculados con el amor a la propia
lengua Estos fueron tambieacuten los argumentos que expusieron en su defensa los
humanistas meacutedicos que frente a la costumbre mayoritaria se decidieron a escribir
obras en romance34
Pero la mayoriacutea de autores siguioacute aferrada a la idea de que el latiacuten debiacutea ser la
lengua de la medicina alegando en defensa de esta postura que dicha lengua era el
coacutedigo de comunicacioacuten universal de la ciencia y la cultura que poseiacutea por su larga
historia en la materia una amplia tradicioacuten y un leacutexico teacutecnico elaborado y que
ademaacutes era fundamental para evitar el intrusismo profesional y las intromisiones no
deseadas en los distintos campos de la disciplina Hay que considerar tambieacuten que en
la mayoriacutea de los casos las obras no estaban dirigidas al gran puacuteblico sino a meacutedicos o
a estudiantes de medicina que seguacuten las exigencias de la eacutepoca debiacutean estar
familiarizados con la lengua tal y como afirma A I Martiacuten Ferreira35
al referirse a los
argumentos de los humanistas meacutedicos de la Universidad de Alcalaacute
Asiacute podemos cerrar la cuestioacuten afirmando con la misma autora que la eleccioacuten
de la lengua estaba condicionada en muchos casos por el geacutenero literario empleado el
32
Veacutease al respecto GIL FERNAacuteNDEZ 1997 48-83 33
Cf LOacutePEZ TERRADA 2002 174-175 34
Las razones de los defensores de esta postura ldquoromancistardquo aparecen en todos los estudios
consultados al respecto Cf BLANCO PEacuteREZ 1999 166-167 GIL FERNAacuteNDEZ 1997 60-61 LOacutePEZ
PINtildeERO 1979 138-139 MARTIacuteN FERREIRA 1995 172-173 MONTERO CARTELLE 2010 137 y
PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 132-133 35
Cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 168
19
puacuteblico al que se destinaba la obra y la materia concreta de la misma y que en el
contexto espantildeol del siglo XVI -extrapolando los datos de los estudios referidos a casos
concretos- lo usual fue emplear el latiacuten en los textos meacutedicos mientras que el
castellano se reservariacutea sobre todo para obras de cirugiacutea y anatomiacutea y para las
farmacopeas praacutecticas por la escasa familiaridad con el latiacuten de una parte importante de
los profesionales a los que iban dirigidas36
No podemos olvidarnos no obstante de los contrastes existentes en el seno del
propio movimiento donde no todos los humanistas meacutedicos se afanaron en editar
comentar y traducir a los claacutesicos Al contrario y seguacuten la opinioacuten de L S Granjel que
recoge en su trabajo A I Martiacuten Ferreira37
existieron tambieacuten seguidores de Galeno en
buacutesqueda de un perfeccionamiento del mismo y expositores modernos del sistema
galeacutenico medieval Ademaacutes junto con estos sectores maacutes ldquotradicionalesrdquo habiacutea
ldquodisidentesrdquo innovadores procedentes de lo que J M Loacutepez Pintildeero denomina la
ldquoperiferia teacutecnicardquo38
promotores de las principales renovaciones cientiacuteficas del
Renacimiento y que no pueden ser considerados por los estudiosos como humanistas
meacutedicos
Auacuten asiacute el humanismo significoacute mucho para la renovacioacuten de la ciencia y en
concreto la medicina pues apoyaacutendonos de nuevo en J M Loacutepez Pintildeero la necesidad
de entender de manera auteacutentica a los claacutesicos llevoacute al descubrimiento de
contradicciones internas y a la necesidad de recurrir a la observacioacuten de la realidad para
complementar hecho que terminoacute como ya sabemos en una ldquocrisis del criterio de
autoridad como base del conocimiento cientiacuteficordquo39
Ademaacutes este acercamiento
humanista a la ciencia meacutedica con un redescubrimiento de las doctrinas originales de
los claacutesicos y la consecuente posibilidad de considerarlas criacuteticamente supuso la base
de muchas reformas cientiacuteficas de la eacutepoca -como la del bruselense Andreacutes Vesalio que
sentildealoacute y rechazoacute algunos errores de la obra de Galeno a quien tradujo en su juventud y
es considerado el fundador de la anatomiacutea moderna-
Despueacutes de lo comentado parece innegable que dicha corriente contara con su
particular manifestacioacuten en Espantildea hecho probado por la existencia de profesionales
ilustres que aplicaron los principios de este humanismo a su labor meacutedica maacutes teoacuterica
36
Cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 174 37
Para esta opinioacuten y el asunto de los ldquodisidentesrdquo innovadores cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 26 38
LOacutePEZ PINtildeERO 1979 152 39
Esta afirmacioacuten y las ideas de este paacuterrafo aparecen como hemos sentildealado en LOacutePEZ PINtildeERO
1979 151
20
que praacutectica y vinculada casi siempre a aquellas universidades que funcionaron como
focos imprescindibles del mismo Si bien es cierto que empezoacute un siglo maacutes tarde que
en el resto de Europa limitando por tanto la labor de los humanistas meacutedicos a la
traduccioacuten y el comentario de textos ya sin edicioacuten pero todaviacutea con presencia de la
criacutetica textual los rasgos de esta corriente se manifestaron claramente en el ejercicio y
la produccioacuten escrita de muchos profesores de medicina que aunque en muchos casos
recibieron formacioacuten en el extranjero desarrollaron su trabajo en las universidades de
Salamanca y Valladolid -donde se mantuvo por maacutes tiempo la componente medieval
con figuras destacadas como Luis de Lemos o Luis Mercado- y Alcalaacute de Henares y
Valencia -donde los principios del humanismo meacutedico se implantaron con mayor
rapidez destacando la labor de profesionales como Francisco Valleacutes Pedro Jaime
Esteve o Luis Collado- Tambieacuten existieron no obstante figuras maacutes independientes
que desarrollaron su produccioacuten fuera de los principales centros universitarios -aunque
evidentemente recibieron formacioacuten en la universidad- como el ceacutelebre Andreacutes
Laguna ya mencionado anteriormente o el insigne Miguel Servet40
3 LA MEDICINA EN EL SIGLO XVI
Como podemos deducir el humanismo meacutedico espantildeol limitoacute praacutecticamente su
existencia al siglo XVI y dentro de ese periacuteodo amplio y ese contexto espacial
determinado se encuadra la obra del autor que nos proponemos estudiar Estas
circunstancias unidas al objetivo de la introduccioacuten contextual de esta primera parte del
trabajo que no es otro que servir de apoyo a la segunda nos obligan a centrarnos a la
hora de abordar el tema de la medicina renacentista en el siglo XVI y a poner especial
acento en la situacioacuten espantildeola cuyo panorama meacutedico en esta eacutepoca era un reflejo del
contexto general aderezado con las singularidades del propio paiacutes Es por eso por lo que
no incluimos ldquoespantildeolardquo en el tiacutetulo del epiacutegrafe pues muchos de los aspectos que
abordaremos a continuacioacuten podraacuten ser considerados una vez maacutes como reflejos de
40
El tema del humanismo meacutedico en Espantildea a traveacutes de los distintos focos universitarios o de algunas
figuras independientes estaacute ampliamente tratado en los ya mencionados estudios de BLANCO PEacuteREZ
1999 GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 MARTIacuteN FERREIRA 1995 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 cuyas
referencias completas se recogen en la bibliografiacutea de este trabajo asiacute como en M T SANTAMARIacuteA
HERNAacuteNDEZ El humanismo meacutedico en la Universidad de Valencia (siglo XVI) Valencia Consell
Valenciagrave de Cultura 2003 Informacioacuten maacutes general sobre el tema puede encontrarse en los primeros
capiacutetulos de cada uno y tambieacuten en MONTERO CARTELLE 2010 172-196 y LOacutePEZ PINtildeERO 1979
342-351
21
una realidad externa e independiente que debioacute contar con manifestaciones paralelas en
los distintos territorios no obstante siempre que hablemos de rasgos de los que no nos
consta una existencia a nivel maacutes general indicaremos que nos referimos al contexto
espantildeol
Normalmente las transiciones suelen entenderse como el paso progresivo que
algo sufre de un estado a otro pues asiacute nos lo demuestran la experiencia personal y la
sucesioacuten de los distintos periacuteodos histoacutericos que convencionalmente dividimos para
poder aprehender con claridad por medio de hitos Teniendo esto en cuenta no resulta
difiacutecil comprender la existencia en el panorama meacutedico europeo del periacuteodo que nos
ocupa de una dialeacutectica entre tradicioacuten y renovacioacuten cientiacutefica entendida como el
recurso a las autoridades antiguas o medievales frente a la introduccioacuten de las
renovaciones cientiacuteficas gestadas en el Renacimiento Dicha dicotomiacutea caracterizoacute
sobre todo a la primera mitad del siglo XVI que estuvo en cierto sentido dividida por
la continuidad del escolasticismo arabizado bajomedieval basado en la asimilacioacuten del
saber cientiacutefico griego heleniacutestico e islaacutemico por parte de las universidades de la Baja
Edad Media latina a traveacutes de las traducciones aacuterabes y la irrupcioacuten del humanismo
que como ya sabemos puede entenderse como movimiento de recuperacioacuten del saber
de la Antiguumledad grecolatina por medio del conocimiento directo de los textos claacutesicos
con todo lo que ello conlleva El resto de la centuria estuvo marcado por un predominio
de los principios de la corriente humanista que se habiacutea asentado ya en el paiacutes pero a
finales de siglo las aportaciones de la ciencia acadeacutemica aquella que estaba basada en el
humanismo meacutedico se agotaron al verse frustradas las expectativas propuestas a traveacutes
de dicha corriente para el renacimiento de la ciencia Esto permitioacute la entrada de nuevos
elementos que se habiacutean gestado en los aacutembitos extraacadeacutemicos y en la ya mencionada
ldquoperiferia teacutecnicardquo Auacuten asiacute la posibilidad de aferrarse a la tradicioacuten por motivos
ideoloacutegicos estaba abierta y eso fue precisamente lo que sucedioacute en Espantildea donde a
finales de siglo la Contrarreforma hizo que se recuperaran las doctrinas de la ciencia
tradicional si bien reformuladas y se rechazaran las renovaciones cientiacuteficas durante lo
que se considera en palabras de J M Loacutepez Pintildeero41
una etapa de neoescolasticismo
contrarreformista Durante la mayor parte del siglo la ciencia espantildeola -y por tanto la
medicina que es lo que aquiacute nos ocupa- participoacute no obstante de aquella dicotomiacutea
41
Sobre la dialeacutectica del siglo XVI entre tradicioacuten y renovacioacuten cientiacutefica cf LOacutePEZ PINtildeERO 1979
149-154 donde aparecen todas las ideas de este paacuterrafo
22
predominando el humanismo en el plano cientiacutefico -sobre todo mediada la centuria-
pero todaviacutea con una notable influencia del escolasticismo arabizado bajomedieval
Relacionado con esta cuestioacuten y ya exclusivamente dentro del panorama
espantildeol se encuentra el asunto de las generaciones de meacutedicos42
que se sucedieron en la
medicina espantildeola renacentista y que dieron clara muestra de la transicioacuten a la que
antes nos referiacuteamos En un primer momento que comprendioacute el final del siglo XV y el
comienzo del XVI desarrollaron su labor los meacutedicos pertenecientes a la primera
generacioacuten castellana con predominio todaviacutea del galenismo arabizado No obstante a
mediados de la centuria el contacto con Europa y la formacioacuten de muchos meacutedicos en el
extranjero permitieron la entrada de los principios del humanismo que fueron
asimilados por muchos profesionales de la medicina Destacan en esta etapa los
meacutedicos valencianos Miguel Jeroacutenimo Ledesma Miguel Juan Pascual Pedro Jaime
Esteve y Luis Collado entre otros y algunas figuras vinculadas a las universidades
castellanas como Bustamante de Paz en Salamanca o Rodrigo Reinoso en Alcalaacute de
Henares asiacute como otras maacutes universales o independientes entre las que podemos contar
a Juan Valverde de Amusco Goacutemez Pereira o los ya citados Miguel Servet y Andreacutes
Laguna Una tercera y uacuteltima generacioacuten estuvo protagonizada por los meacutedicos
vinculados a la corte -en concreto a la de Felipe II- que ya completamente
influenciados por el humanismo espantildeol y europeo y marcados por la situacioacuten socio-
poliacutetica del paiacutes iniciaron aquella corriente de neoescolasticismo contrarreformista En
este caso fueron meacutedicos como Fernando de Mena Cristoacutebal de Vega o Francisco
Valleacutes en Alcalaacute de Henares Luis de Lemos o Juan Bravo de Piedrahita en Salamanca
y Luis Mercado en Valladolid los que destacaron en el panorama entre otros
profesionales
Ahora bien todos estos meacutedicos formaban parte de una eacutelite social y poliacutetica que
limitaba sus labores sobre todo a la vertiente teoacuterica -quedando la praacutectica reducida a
la atencioacuten meacutedica de unos cuantos grupos elitistas- y vinculaba su actividad a las
universidades Pero el panorama meacutedico espantildeol de la eacutepoca contaba con otras figuras
que tambieacuten ejerciacutean la medicina aunque en muchos casos careciacutean de la formacioacuten
necesaria A saber meacutedicos ldquoempiacutericosrdquo entre los que se contaba a barberos algebristas
o bizmadores sangradores y parteras -todos ellos procedentes del pueblo llano y casi
siempre ajenos al mundo universitario- hombres y mujeres vinculados al mundo de la
42
Este asunto es ampliamente tratado en BLANCO PEacuteREZ 1999 27-28 MARTIacuteN FERREIRA 1995
27-28 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 25
23
hechiceriacutea y la supersticioacuten -saludadores o ensalmadores- e impostores que fingiacutean
tener una soacutelida formacioacuten -y por supuesto desconociacutean las lenguas claacutesicas- todos
ellos criticados por los meacutedicos humanistas conscientes de su posicioacuten elitista y con
una formacioacuten acadeacutemica que avalaba su ejercicio profesional43
Esta situacioacuten hizo pensar a esos meacutedicos universitarios en la necesidad de
exigir a los que iban a ejercer la medicina una serie de requisitos que manifestaron
mediante escritos en los que se describiacutea la figura del meacutedico ideal44
Entre otras
necesidades se planteaba la de conocer los preceptos de los autores claacutesicos de la
medicina sin olvidar a los aacuterabes y los escritos maacutes recientes -como proponiacutea Luis de
Lemos- y conocer la lengua latina y en menor medida la griega asiacute como un poco de
la aacuterabe para poder acceder a los textos -planteamiento que aparece en los escritos de
los meacutedicos E Jorge Enriacutequez y Alonso de Miranda-
Ante estas circunstancias para controlar de manera oficial la formacioacuten de los
profesionales de la medicina se creoacute a finales del siglo XV el Real Tribunal del
Protomedicato45
que llevaba a cabo dicha tarea por medio de exaacutemenes con los que los
protomeacutedicos evaluaban los conocimientos de los aspirantes a los diversos cargos de la
medicina para otorgarles en su caso la licencia que les permitiacutea ejercer
4 MEacuteDICOS Y BOTICARIOS DOS REALIDADES EN UN NUEVO ESCENARIO
Hasta ahora nos hemos referido sobre todo a un tipo de profesional de la
medicina el meacutedico con sus diferentes figuras Sin embargo en la eacutepoca existiacutean otras
ocupaciones sanitarias que compartiacutean escenario con los meacutedicos y cubriacutean las distintas
necesidades que este aacutembito demandaba mediante un trabajo que combinaba teoriacutea y
praacutectica Asiacute podiacutea contarse ademaacutes de con meacutedicos con cirujanos boticarios y
albeacuteitares46
figuras con una formacioacuten y un ejercicio profesional diferenciados y unas
condiciones generalmente dispares en materia de regulacioacuten -si bien es cierto que
coincidiacutean en muchos aspectos como trabajadores de un mismo campo- En este
43
Aborda esta cuestioacuten entre otros MARTIacuteN FERREIRA 1995 28-30 44
De la figura del meacutedico ideal tal y como la retratan los escritos de los propios meacutedicos humanistas
habla sobre todo PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 33-35 45
Sobre el funcionamiento de esta institucioacuten en la eacutepoca que nos ocupa y otras cuestiones
relacionadas cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 34-35 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 37 46
El tiacutetulo del capiacutetulo ya mencionado de LOacutePEZ TERRADA 2002 -ldquoMeacutedicos cirujanos boticarios y
albeacuteitaresrdquo- ilustra a la perfeccioacuten esta realidad que aparece ademaacutes explicada al detalle en el cuerpo del
mismo Se han utilizado para este epiacutegrafe las pp 161-168 y 174-177
24
epiacutegrafe solo vamos a abordar de manera sucinta los aspectos que atantildeen a la
ocupacioacuten de los meacutedicos y a la de los boticarios para acotar asiacute el espacio que nos
permitiraacute comprender mejor la segunda parte del trabajo limitaacutendonos al aacutembito que
maacutes se acerca a nuestro objeto de estudio a traveacutes de una visioacuten comparada de dos
profesiones meacutedicas diferentes
En el siglo XVI la uacutenica ocupacioacuten de caraacutecter cientiacutefico que se habiacutea convertido
en profesioacuten era la de meacutedico Como ya sabemos la formacioacuten estaba a cargo de las
universidades mientras que la regulacioacuten del ejercicio y la concesioacuten de licencias eran
competencia de la burocracia nacional que estableciacutea la necesidad de superar una serie
de exigencias previas a la incorporacioacuten a la praacutectica profesional A saber seguir una
formacioacuten que comprendiacutea el grado de bachiller en artes en universidades aprobadas
maacutes cuatro antildeos de estudios en una facultad que permitieran obtener el de bachiller en
medicina y dos antildeos de praacutecticas con meacutedicos aprobados superar el examen del
Protomedicato y finalmente obtener la licencia concedida por la Corona o por las
ciudades que permitiacutea ejercer Una vez obtenida dicha licencia los meacutedicos podiacutean
empezar a trabajar en distintos aacutembitos cada uno de los cuales proporcionaba un estatus
social y una remuneracioacuten diferentes en la casa real en el ejeacutercito o en hogares de
grandes sentildeores laicos y eclesiaacutesticos o en las ciudades Por otra parte no hubo en el
nuevo escenario una diferenciacioacuten demasiado evidente y radical entre el ejercicio
profesional de los meacutedicos y el de los cirujanos a pesar de que a finales de siglo se
establecioacute por pragmaacutetica que los meacutedicos no podiacutean realizar operaciones quiruacutergicas
asiacute como tampoco existioacute un liacutemite claro entre las funciones de los meacutedicos y las de los
boticarios si bien es cierto que se consideraba que estos uacuteltimos perteneciacutean a un grado
inferior bajo las oacuterdenes de aquellos
En lo que respecta a los boticarios los requisitos que debiacutean cumplir para
conseguir la licencia de ejercicio eran baacutesicamente los mismos que hemos indicado para
los meacutedicos pero con alguna variacioacuten que los acercaba maacutes al colectivo de los
cirujanos Asiacute debiacutean superar un periacuteodo de aprendizaje con un maestro boticario a lo
largo de cuatro antildeos -se trataba en este caso de una formacioacuten de caraacutecter artesanal y
no universitaria- y finalmente el examen ante el Tribunal del Protomedicato que les
permitiriacutea obtener la licencia necesaria para poder abrir una botica y dispensar
medicamentos Cuando contaban con este permiso los boticarios podiacutean trabajar como
los meacutedicos en distintos aacutembitos tambieacuten con diversa consideracioacuten social y sueldos
diferentes podiacutean abrir una botica por cuenta propia en una ciudad o bien ser
25
contratados por las autoridades urbanas podiacutean trabajar para un hospital -los de cierto
renombre soliacutean tener boticas propias- o podiacutean incorporarse al servicio de la casa real
Como sucediacutea con el resto de ocupaciones sanitarias el ejercicio de los boticarios estaba
regulado por el Tribunal del Protomedicato que se afanoacute especialmente en evitar
problemas de intrusismo -que los meacutedicos prepararan y vendieran recetas en sus casas o
que personas ajenas a la profesioacuten indicaran medicacioacuten sin receta previa- o un
problema frecuente como aquel de que los meacutedicos recetaran siempre a un boticario
determinado normalmente emparentado con ellos asiacute como en exigir a los boticarios
permanecer en sus boticas durante unas horas determinadas y preparar en ellas los
medicamentos En cuanto a la corona se encargoacute por medio de pragmaacuteticas de
prohibir que los boticarios fueran tambieacuten drogueros de obligar a los mismos a incluir
en el envase de los compuestos el diacutea mes y antildeo en que se hicieron de incluir a un
boticario en los exaacutemenes del Protomedicato -como examinador entendemos- y de
unificar los pesos y medidas farmaceacuteuticos entre otras cosas Por uacuteltimo el asunto de la
lengua que tanto atantildee a nuestro objeto de estudio estuvo en este colectivo
determinado en gran medida por la pragmaacutetica de 1588 que establecioacute para los
boticarios entre otras cosas la obligacioacuten de saber latiacuten como requisito para poder
examinarse Un ejemplo de esta postura es el del meacutedico Antonio de Aguilera que
consideraba que el boticario ideal debiacutea ser latino o al menos entender el latiacuten47
Es
posible seguacuten Loacutepez Terrada48
que los boticarios maacutes exigentes se preocuparan por
estudiar esta lengua en las universidades pero un grupo seguramente amplio seguiriacutea
desconociendo el latiacuten que resultaba imprescindible para poder entender sin problemas
las recetas que los doctores en medicina escribiacutean en la misma a pesar de los intentos
de los boticarios previos a la pragmaacutetica por obligar a los meacutedicos a redactarlas en
romance
47
Cf LOacutePEZ TERRADA 2002 174-175 48
Cf LOacutePEZ TERRADA ibidem
26
II MARCO LITERARIO
La inclusioacuten de un epiacutegrafe que exponga las liacuteneas generales del contexto
literario en el que se gestoacute la obra que nos ocupa y del marco en el que se desarrolloacute la
literatura que con sus textos sirvioacute de precedente a la produccioacuten meacutedica renacentista
resulta imprescindible en un trabajo de estas caracteriacutesticas como ya hemos
manifestado en la introduccioacuten Por ello vamos a intentar ofrecer a continuacioacuten una
visioacuten concisa pero justa de los distintos geacuteneros y obras que fueron surgiendo en el
seno de la disciplina meacutedica en cada eacutepoca y que fueron producto del trabajo de una
serie de profesionales que tambieacuten asumieron el papel de autores con el objetivo de
divulgar sus conocimientos sirvieacutendose para ello de distintos recursos expresivos
vinculados a las necesidades y circunstancias de cada periacuteodo
1 TEXTOS MEacuteDICOS ANTIGUOS Y MEDIEVALES FUENTES PARA UNA
NUEVA LITERATURA MEacuteDICA
11 LA MEDICINA CLAacuteSICA GRECOLATINA Y SUS TEXTOS
La medicina griega constituye el punto de partida de toda la medicina occidental
posterior Esta contundente sentencia que deducimos de las liacuteneas del trabajo de E
Montero Cartelle49
pone de manifiesto la gran influencia que los textos meacutedicos de esta
eacutepoca ejercieron en la produccioacuten del resto de periacuteodos incluso y quizaacute sobre todo en
la de los romanos coetaacuteneos en cierto modo de aquellos Dicha afirmacioacuten resulta
razonable si advertimos que fue durante los siglos VI-V a C cuando la medicina se
constituyoacute como saber teacutecnico gracias al trabajo de una serie de meacutedicos entre los
cuales destacoacute el conocido Hipoacutecrates Es quizaacute por este motivo por el que a la
produccioacuten literaria meacutedica de ese periacuteodo que abarca escritos de temas muy variados
se la conoce con el nombre de Corpus Hippocraticum a pesar de que muchos de esos
textos no habiacutean sido escritos por Hipoacutecrates50
Despueacutes de este meacutedico destacaron
figuras como la de Galeno -en el siglo II- a quien se atribuye una amplia produccioacuten de
49
Cf MONTERO CARTELLE 2020 11 50
Para el apartado de medicina griega cf LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 73-81 y 271-281
27
escritos de medicina tambieacuten de diverso contenido51
o un siglo antes la de
Dioscoacuterides autor del De materia medica una obra sobre simples que gozoacute de gran
fortuna en eacutepocas posteriores y se convirtioacute en precursora de la moderna farmacopea
Entre las muchas figuras posteriores a estas uacuteltimas fue remarcable la de
Oribasio de Peacutergamo meacutedico del emperador Juliano que desarrolloacute su variada obra
reunida en unas colecciones meacutedicas en el siglo IV A Oribasio lo sucedieron otros
autores meacutedicos como Aecio de Amida o Pablo de Egina -entre los siglos VI-VII
probablemente- que son considerados junto con aquel dentro del aacutembito de la
medicina bizantina Es por esto por lo que en algunos manuales aparecen junto con
Galeno dentro del contexto meacutedico de la eacutepoca romana imperial52
si bien es cierto que
en todos los casos se trata de autores griegos Debemos tener en cuenta que estas
uacuteltimas figuras conociacutean con frecuencia las obras de los autores meacutedicos anteriores e
incluso se apoyaban en ellas para componer sus textos
Mientras que la medicina griega como hemos dicho constituye la base y el
punto de partida de todo el movimiento meacutedico occidental posterior la medicina
romana es original en su aproximacioacuten adaptacioacuten y realizacioacuten del modelo griego53
De esta forma destaca la produccioacuten meacutedica latina de eacutepoca imperial repartida en los
siglos I y IV que constituyeron dos etapas bien diferenciadas en lo que respecta a
geacuteneros y lengua Asiacute si nos centramos en las formas de expresioacuten literaria podemos
distinguir por un lado la enciclopedia dedicada a la formacioacuten cultural general y
desarrollada sobre todo en el siglo I con representantes como Celso -considerado por
su elegante prosa el Ciceroacuten de los meacutedicos- y Plinio el Viejo conocido por su
Naturalis historia que dedica los libros XXIII-XXXII a tratar las propiedades
medicinales de varios productos de origen vegetal y animal El otro gran geacutenero fue el
manual una forma literaria con fines didaacutecticos maacutes propia de los siglos IV-V donde se
observa una tendencia al recetario de tipo praacutectico Estos manuales soliacutean presentar
numerosas traducciones o adaptaciones de textos anteriores estaban orientados al
puacuteblico en general y empleaban una lengua vulgarizante Dentro de este geacutenero
destacaron autores como Celio Aureliano y Marcelo Empiacuterico asiacute como ciertos escritos
menores proacuteximos al periacuteodo medieval como el De herba vettonica tradicionalmente
51
Cf para una ordenacioacuten sistemaacutetica de sus obras LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 219-220 52
De esta forma en MAZZINI 1997 73-96 53
Asiacute lo apunta en su trabajo MONTERO CARTELLE ibidem
28
atribuido a Antonio Musa meacutedico del emperador romano Augusto el Herbarius de
Pseudo-Apuleyo o el Liber medicinae ex animalibus que se atribuye a Sexto Plaacutecido54
12 LITERATURA MEacuteDICA EN LA EDAD MEDIA LATINA
Con el agotamiento de la Antiguumledad la literatura meacutedica se vio afectada por
ciertas transformaciones producto de la evolucioacuten de la ciencia y reflejo del progresivo
cambio de contexto Auacuten asiacute y como era de esperar en esta nueva eacutepoca se
mantuvieron y se desarrollaron ciertos rasgos gestados durante los uacuteltimos antildeos del
periacuteodo anterior como sucedioacute por ejemplo con la distribucioacuten de la medicina en tres
ramas55
la diaetetica encargada del mantenimiento de la salud corporal la
pharmaceutica que abarcaba la ciencia de los medicamentos tambieacuten conocida como
terapeacuteutica o materia meacutedica y la chirurgia que comprendiacutea las intervenciones
quiruacutergicas Dentro de cada una de estas ramas se fueron desarrollando formas literarias
diferentes -asiacute y entre otras los regimina en la primera los herbarios y antidotarios en
la segunda y las anatomiacuteas y cirugiacuteas en la tercera- Otro aspecto importante del periacuteodo
medieval fue el desarrollo de la escolaacutestica56
corriente filosoacutefica y teoloacutegica que hacia
el siglo XIII se aplicoacute al aacutembito de la medicina apoyada en el ldquonuevo Aristoacutetelesrdquo y en
el ldquoviejo Galenordquo fundamentalmente arabizado Se basoacute sobre todo en un meacutetodo
especulativo carente de visioacuten criacutetica -predominaba el principio de autoridad- y con un
gran protagonismo de la dialeacutectica centrado por tanto en la vertiente teoacuterica -aunque
tambieacuten la praacutectica tuvo su desarrollo- y con una importante funcioacuten escolar No
podemos olvidar por otra parte que en esta eacutepoca muchos profesionales de la medicina
accedieron a los textos de los autores claacutesicos a traveacutes de las traducciones aacuterabes que
habiacutean ido apareciendo durante la Alta Edad Media vertieacutendose en muchos casos al
latiacuten lo que permitioacute a nivel linguumliacutestico la asimilacioacuten de diversos arabismos que se
sumaron a un latiacuten vulgarizado desde finales de la Antiguumledad y que durante el
desarrollo del periacuteodo iriacutea tecnificaacutendose y acercaacutendose al uso de la lengua literaria57
54
Cf para la medicina latina y en concreto para este paacuterrafo MONTERO CARTELLE 2010 11-
30 tambieacuten LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 184 y 282-287 y MAZZINI 1997 27-96 55
Esta cuestioacuten aparece en LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 3 191-197 y MONTERO
CARTELLE 2010 31 y ss 56
Sobre la aplicacioacuten de esta corriente a la medicina escriben de nuevo LAIacuteN ENTRALGO 1971-
1973 338-339 y MONTERO CARTELLE 2010 43 57
Como sentildeala MONTERO CARTELLE 2010 120-121
29
En lo que respecta a los geacuteneros literarios58
la nueva eacutepoca fue testigo del
desarrollo de una gran variedad de formas destinadas a satisfacer las diversas
necesidades de la ensentildeanza y la praacutectica meacutedicas Desde enciclopedias -como las
Ethymologiae de Isidoro de Sevilla- hasta libros de secretos -un tipo de literatura
pseudocientiacutefica y semiculta a caballo entre los recetarios la literatura teacutecnica y los
textos hermeacuteticos- la lista comprendiacutea siacutentesis teoacutericas -compendia o summae como la
Practica dicta Lilium medicinae de Bernardo de Gordon- traducciones de grandes
obras de conjunto -como las de Gerardo de Cremona el autor maacutes representativo de la
Escuela de Toledo cuya traduccioacuten del Canon de Avicena supuso la clave de la
recepcioacuten medieval del mismo- comentarios o glosarios -que constituiacutean el origen del
meacutetodo escolaacutestico empleados en las lectiones con una funcioacuten fundamentalmente
pedagoacutegica y propedeacuteutica- concordancias -colecciones de sentencias de las grandes
autoridades de la medicina- diccionarios y leacutexicos meacutedicos -que recogiacutean la nueva
terminologiacutea tras la asimilacioacuten del influjo de la medicina aacuterabe como el Alphita
glosario anoacutenimo del siglo XIII- y conciliaciones -que intentaban concordar
contradicciones entre las distintas autoridades- Tambieacuten fueron importantes las
quaestiones y disputationes -que soliacutean seguir a las lectiones quedando normalmente en
una disputa dialeacutectica- las obras de introduccioacuten o accessus -que serviacutean de entrada a
las obras de las autoridades claacutesicas y a la medicina en general- los tacuina y las
tabulae -constituidos por cuadros sinoacutepticos que exponiacutean diversos aspectos de la
medicina medieval- y los consilia -obras de consejos destinadas a casos cliacutenicos
concretos-
2 LA EXPRESIOacuteN LITERARIA DE LA MEDICINA EN EL RENACIMIENTO
Como ya hemos expuesto en epiacutegrafes anteriores en el Renacimiento el
humanismo aplicado a distintos aacutembitos del saber suscitoacute un intereacutes por recuperar el
conocimiento de la Antiguumledad Asiacute en medicina los diversos profesionales tambieacuten
convertidos en autores se preocuparon por acceder a los textos meacutedicos claacutesicos de
manera directa afanaacutendose en la depuracioacuten de las versiones medievales y en la
traduccioacuten el comentario y la edicioacuten de las obras originales Por otra parte este
renacer de la Antiguumledad supuso en el plano linguumliacutestico una recuperacioacuten del modelo
58
Para esta cuestioacuten veacutease la detallada visioacuten que ofrece MONTERO CARTELLE 2010 45-105
30
claacutesico de la lengua latina con la consecuente buacutesqueda de belleza literaria a traveacutes de
la imitacioacuten de los autores grecolatinos una circunstancia que tambieacuten afectoacute a la
lengua de la medicina que convirtioacute a Galeno Hipoacutecrates y Celso entre otros autores
antiguos en la base de un movimiento de reaccioacuten contra el arabismo y la depravacioacuten
leacutexica medieval59
Esta nueva mentalidad dio lugar a nuevas formas literarias60
con las que divulgar
los conocimientos meacutedicos adaptadas a las necesidades del contexto y que en muchos
casos no eran sino continuacioacuten o reformulacioacuten de las del periacuteodo anterior Asiacute se
mantuvieron los tratados generales de corte tradicional si bien con novedades en la
siacutentesis y el orden expositivo y los consilia que en algunos casos conservaron su forma
medieval mientras que en otros introdujeron aspectos novedosos como tambieacuten
sucedioacute con las quaestiones Tambieacuten siguieron cultivaacutendose geacuteneros como la
enciclopedia las concordancias o conciliaciones y los resuacutemenes de auctoritates que
no obstante fueron dejando paso a las nuevas formas monografiacuteas especializadas sobre
temas concretos -como el De humani corporis fabrica un tratado de anatomiacutea escrito
por Andreas Vesalius- comentarios a los textos griegos que casi siempre formaban
parte de ediciones y traducciones al latiacuten -desarrollados por autores como Niccolograve
Leoniceno Thomas Linacre Guumlnther von Andernach o Janus Cornarius- textos sobre
las nuevas enfermedades y maacutes vinculados a la literatura que a la medicina las
epistulae -como las de Giovanni Manardo o Pietro A Mattioli- y los diaacutelogos en los
que primaba la funcioacuten didaacutectica por lo que soliacutean ser divulgados en lengua vernaacutecula
59
Cf MONTERO CARTELLE 2010 148-149 60
La cuestioacuten de los geacuteneros literarios de la medicina renacentista es de nuevo ampliamente tratada
en MONTERO CARTELLE 2010 128-136
31
III EL LIBRO DE THERIACA DE LORENZO PEacuteREZ
Una vez conocidos los rasgos fundamentales del contexto cultural y literario en
el que se gestoacute la obra que nos proponemos estudiar podemos proceder a analizar los
datos extraiacutedos de su lectura y a exponerlos y cotejarlos con la informacioacuten precedente
con la finalidad de responder maacutes adelante a las preguntas que se derivan de nuestro
objetivo Para ello nos detendremos en primer lugar a tratar con brevedad la situacioacuten
de la medicina escrita en la ciudad y en la eacutepoca en la que nuestro autor desarrolloacute su
obra -atendiendo especiacuteficamente a autores y textos- asiacute como algunos datos sobre su
vida y sus dos escritos visioacuten que completada con una descripcioacuten preliminar del texto
que nos ocupa nos permitiraacute reconstruir en liacuteneas generales su contexto inmediato y
comprender con mayor propiedad los aspectos compositivos que seraacuten estudiados en un
segundo epiacutegrafe
1 INTRODUCCIOacuteN
11 EL AUTOR Y LA MEDICINA ESCRITA EN EL TOLEDO DEL SIGLO XVI
R Sancho de San Romaacuten sentildeala en uno de sus trabajos61
que la medicina
toledana empezoacute a declinar a partir del siglo XVI a pesar del paso por la ciudad de
meacutedicos ilustres del seacutequito imperial de los reyes como Andreacutes Vesalio o Luis Lobera
de Aacutevila y de la presencia en la misma de otras figuras importantes en el aacutembito como
el cirujano Juan Fragoso o el meacutedico Francisco Hernaacutendez Esta opinioacuten se ve
reforzada ademaacutes con la idea de que el humanismo toledano tuvo maacutes esplendor en la
vertiente filoloacutegica y helenista que en la meacutedica62
Sin embargo y desde que los Reyes
Catoacutelicos concedieran el primer privilegio a la ciudad para imprimir a finales del siglo
XV diversos autores de medicina publicaron sus obras en el Toledo de la eacutepoca
produccioacuten que solo se vio interrumpida a mediados de siglo sin bien en la segunda
mitad vieron la luz importantes obras de farmacopea63
De esta forma entre finales del
siglo XV y la primera mitad del XVI la imprenta toledana publicoacute numerosas
61 Cf SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1972 9-12
62 Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1475-1476
63 Veacutease para estas afirmaciones y la lista de obras meacutedicas por autores en la imprenta toledana del
siglo XVI que relatamos a continuacioacuten SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1977 10-18 y 29
32
traducciones al castellano de grandes claacutesicos de la medicina -el Lilio de Medicina de
Bernardo de Gordon o el Libro o practica en Cirugia del italiano Juan de Vigo entre
otras- asiacute como obras de meacutedicos propiamente toledanos como Juliaacuten Gutieacuterrez -con
sus De potu in lapidis preservatione y De computatione dierum criticorum- o Luis de
Villarrubia -Tractatus eximiushellipab Epydemiali morbo- y Jorge Goacutemez -De ratione
minuendi sanguine in morbo laterali-64
Ya en la segunda mitad del siglo publicaron sus
obras en la ciudad autores como el meacutedico aragoneacutes Jeroacutenimo Jimeacutenez -Institutiorum
Medicarum libri quatuor nunc primum in lucem editi- o los boticarios toledanos
Lorenzo Peacuterez -Libro de Theriaca y De medicamentorum simpliciumhellipdelectu- y Veacutelez
de Arciniega -De simplicium medicamentorum collectione-65
Al final de la centuria la
imprenta de esta ciudad sacoacute a la luz lo que parecen ser las uacuteltimas obras meacutedicas del
Renacimiento toledano ambas sobre veterinaria el Libro de Albeiteria de Manuel Diacuteaz
y una recopilacioacuten de textos antiguos sobre este mismo tema de Alonso Suarez
En lo que respecta en concreto a Lorenzo Peacuterez pocos son los datos que
tenemos de eacutel Todas las secciones que se le dedican en las distintas obras biograacuteficas de
caraacutecter general apoyan sus afirmaciones en unos cuantos datos fundamentales Asiacute
sabemos que nuestro autor nacioacute en Toledo donde ejercioacute la profesioacuten de boticario y
que probablemente viajoacute por Espantildea Italia y Asia para conocer de primera mano las
plantas y poder corregir asiacute los errores que en la eacutepoca abundaban en las boticas66
Esta informacioacuten ademaacutes coincide con los datos esquemaacuteticos que aportan en la
actualidad J M Loacutepez Pintildeero y R Sancho de San Romaacuten67
Por otra parte F Picatoste
y Rodriacuteguez68
antildeade que se retiroacute antes del antildeo 1588 y A J Cavanilles69
que fue hijo
de un padre ilustrado que ldquole ensentildeoacute la facultad le inspiroacute el buen gusto los deseos de
saber y los de ser uacutetil aacute la sociedadrdquo y que con esta finalidad se instruyoacute en el latiacuten y
el griego ldquopara leer y corregir los coacutedices antiguos que trataacuteron de vegetales y
remediosrdquo testimonio que prueba con algunos ejemplos extraiacutedos del propio Libro de
64
De estos dos uacuteltimos autores habla tambieacuten SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1478-1487 y
1492 afirmando que seguiacutean anclados a la tradicioacuten meacutedica medieval frente a lo que parecioacute ocurrir con
las obras latinas ya imbuidas de los rasgos del humanismo de los dos boticarios de la segunda mitad del
siglo a los que nos referiremos en seguida 65
Cf para un estudio filoloacutegico de las obras en latiacuten de estos dos autores SANTAMARIacuteA
HERNAacuteNDEZ 2005 1487-1492 66
Estos datos aparecen en CAVANILLES 1804 105-106 COLMEIRO 1858 153 y PICATOSTE Y
RODRIacuteGUEZ 1891 241 67
Cf LOacutePEZ PINtildeERO 1979 302 y SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1977 17 68
Cf PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ ibidem 69
CAVANILLES ibidem
33
Theriaca Praacutecticamente lo mismo nos dice E Reyes Proacutesper70
en una obra de
principios del siglo XX donde afirma que Lorenzo Peacuterez era ldquoun culto humanista y
botaacutenico perspicazrdquo y que ldquodespueacutes de haber aprendido correctiacutesimamente el griego el
latiacuten y cuanto se habiacutea publicado de estudio de las plantas hasta su tiempo viajoacute por
nuestro paiacutes Italia y Asia para ver vivas muchas de las plantas que describieron y a
veces confundieron los antiguos autoresrdquo Los tres autores antes mencionados71
hacen
tambieacuten referencia a los conocimientos del boticario poco comunes en la eacutepoca por lo
que afirman merecieron el elogio de escritores como Sprengel72
que llegoacute a considerar
a nuestro autor eacutemulo de Maranta73
Tanto F Picatoste y Rodriacuteguez como M
Colmeiro74
testifican ademaacutes que Diego Serrano el boticario que llevoacute a la imprenta la
obra en latiacuten de nuestro autor despueacutes de que este se hubiera retirado en la dedicatoria a
dicha obra alega que le pidioacute este libro porque ldquolos muy doctos le daban el primado en
la eleccioacuten de los medicamentos simplesrdquo En relacioacuten a todo esto A J Cavanilles75
antildeade casi a modo de conclusioacuten que en el prefacio del meacutedico Francisco Pentildea a dicha
obra Lorenzo Peacuterez aparece como ldquoun sabio casi superior aacute los distinguidos de su siglo
que conocioacute quanto habiacutean escrito sobre yerbas comprobaacutendolo todo por siacute mismo y
que supo antildeadir nuevas luces para promover la cienciardquo Todos estos testimonios76
aportan evidencias sobre la singularidad y excelencia de nuestro autor como boticario e
incluso humanista una figura que aportoacute datos interesantes sobre la materia meacutedica y
preludioacute algunas consideraciones que antildeos maacutes tarde se asentariacutean en el aacutembito de la
botaacutenica
70
E REYES PROacuteSPER Dos noticias histoacutericas del inmortal botaacutenico y sacerdote hispano-valentino
Don Antonio Joseacute Cavanilles Madrid Artes Graacuteficas ldquoMateurdquo 1917 nota 25 71
Cf de nuevo CAVANILLES 1804 106-107 que vuelve a ilustrar con ejemplos extraiacutedos de la
obra del autor COLMEIRO ibidem y PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ ibidem que debioacute reproducir aquiacute
las palabras de M Colmeiro pues los testimonios de ambos autores son praacutecticamente iguales 72
Botaacutenico y fiacutesico alemaacuten que vivioacute entre los siglos XVIII-XIX Cf JOURDAN 1820-1825 vol 7
249-250 73
Meacutedico botaacutenico y teoacuterico literario del Renacimiento italiano autor entre otras de una obra en
italiano sobre la triaca traducida poco despueacutes al latiacuten por el meacutedico y botaacutenico alemaacuten J Camerarius Cf
JOURDAN 1820-1825 vol 6 177-178 74
Cf COLMEIRO ibidem y PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ 1891 242 75
CAVANILLES 1804 110 76
Ademaacutes de en los autores mencionados tambieacuten encontramos pequentildeas referencias a Lorenzo Peacuterez
en otras obras bibliograacuteficas y en algunos estudios sobre historia de la farmacia o noticias de algunas
boticas espantildeolas Entre ellas destacamos la de F J PUERTO SARMIENTO La Triaca Magna
Discurso de ingreso como acadeacutemico de nuacutemero en la RANF leiacutedo el 26 de febrero de 2009 disponible
en formato electroacutenico en Real Academia Nacional de Farmacia [en liacutenea] lthttpwwwranfcompdfdisc
ursosnumeropuertopdfgt
34
Sabemos por tanto que Lorenzo Peacuterez escribioacute dos textos sobre farmaceacuteutica77
que han llegado hasta nosotros en su versioacuten original En latiacuten redactoacute su De
medicamentorum simpliciumhellipdelectu78
publicado en Toledo en 1599 por el ya
mencionado Diego Serrano tambieacuten boticario un breve escrito sobre la eleccioacuten y
reposicioacuten de medicamentos simples y compuestos en el que recogioacute las
denominaciones latinas restituidas corrompidas y castellanas de cada uno de ellos con
el objeto de instruir a los boticarios y de evitar las confusiones terminoloacutegicas entre
ellos La obra por tanto tiene una finalidad praacutectica que se consigue no obstante
mediante la depuracioacuten del leacutexico un ejercicio muy comuacuten entre los humanistas
meacutedicos79
A este escrito lo precedioacute en 1575 el Libro de Theriaca publicado en
castellano por el propio autor en la misma ciudad y en el que trata diversos aspectos de
los distintos ingredientes de una composicioacuten medicinal M T Santamariacutea Hernaacutendez80
sentildeala que en este caso la finalidad de la obra es exclusivamente praacutectica si bien aquiacute
como veremos maacutes adelante el autor tambieacuten deja traslucir sus preocupaciones
linguumliacutesticas a traveacutes de diversas actuaciones que aunque escasas no deben pasar
desapercibidas
12 DESCRIPCIOacuteN DE LA OBRA
La obra que nos ocupa consta de 399 paacuteginas y veinticuatro hojas no numeradas
ocho al principio y dieciseacuteis al final Su tiacutetulo completo es bastante expliacutecito y ya
revela en cierto modo tanto el contenido como la finalidad de la misma ldquoLibro de
Theriaca limpio de los errores hasta nuestros tiempos en ella cometidos y vtilissimo
para preparar y configir muchos Simples y Compuestos cada dia recebidos en vso de
Medicinardquo (I 1-9)81
Dicho tiacutetulo aparece en la portada junto con otros datos que nos
dicen que la obra fue escrita por el boticario Lorenzo Peacuterez vecino de Toledo y que fue
impresa en la misma ciudad en casa de Juan de Ayala en el antildeo 1575 dirigida al
77
De las dos obras de Lorenzo Peacuterez habla sobre todo CAVANILLES 1804 108-110 tambieacuten
encontramos breves descripciones de las mismas en COLMEIRO 1858 153 y PICATOSTE Y
RODRIacuteGUEZ 1891 241-242 78
PERESIUS 1599 79
Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2006 273-281 80
Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1489-1490 81
La paginacioacuten que se indica con nuacutemeros romanos es nuestra Se trata en todo momento de
paacuteginas nunca de folios Tras esta se especifican en cada referencia las liacuteneas en las que se encuentra el
texto citado
35
Ayuntamiento de Toledo Tambieacuten se indica en el mismo sitio que la obra cuenta con el
privilegio concedido por el rey para ser vendida especificaacutendose a continuacioacuten la tasa
de la misma
Tras la portada nos encontramos con una carta de Juan Fernaacutendez de Herrera
Secretario del Consejo del Rey en la que se especifica de nuevo la tasa de la obra82
A
este texto le sigue una carta de Juan Gallo escribano de la Caacutemara del Rey redactada
por mandato suyo y que contiene la licencia de impresioacuten83
Una uacuteltima carta del rey
en este caso escrita por Martiacuten de Gaztelu recoge la ceacutedula que da licencia al autor para
imprimir y vender el libro ldquopor tiempo de diez antildeosrdquo (VI 17)
Las siguientes paacuteginas se reservan a la epiacutestola nuncupatoria dirigida al
Ayuntamiento de Toledo en la que el autor especifica entre otras cosas la finalidad de
la obra
Assi yo aacute saber estas cosas de plantas inclinado procure recoger los ratos de mi estudio
y escriuir vn tratado de Theriaca solo por entender que V S hauia acordado con
mucha razon y prudencia hazer vn compendio de todos los simples y compuestos
medicamentos recibidos en esta ciudad en el vso de medicina para limpiar las Boticas
de los enuegecidos errores y conseruar en salud la Republica (XI 7-17)
Otro aspecto sentildealado en la misma muy relevante para nuestro estudio es el de la
justificacioacuten del empleo del romance en lugar del latiacuten lengua usual en las obras de
caraacutecter cientiacutefico de la eacutepoca y que analizaremos maacutes adelante A esta epiacutestola siguen
tres sonetos de Alonso Saacutenchez teoacutelogo y rector del Colegio de Navalcarnero del
Doctor Tomaacutes de Arroyo y del Licenciado Pedro Suaacuterez estos dos uacuteltimos meacutedicos
dedicados al autor
Tras estos sonetos comienza el Libro de Theriaca propiamente dicho un escrito
sobre un remedio universal conocido como triaca -del aacuterabe hispano attiryaacuteq este del
aacuterabe claacutesico tiryāq este del latiacuten theriaca y este del griego θηριακή derivado de
θηρίον fiera animal84
- que se empleoacute desde la Antiguumledad y hasta los siglos XVIII-
XIX primero contra la mordedura venenosa de ciertos animales y despueacutes como
82
ldquo[hellip] le tassaron a tres marauedis cada pliego con que no se pueda uender ni distribuyr sin que al
principio de cada libro de la dicha impression vaya impresso esta tassa [hellip]rdquo (II 9-13) 83
ldquo[hellip] por la qual [carta] vos damos licencia y facultad para que por esta vez qualquier impressor
destos nuestros reynos pueda imprimir el dicho libro [hellip]rdquo (IV 4-10) 84
Cf Real Academia Espantildeola Diccionario de la lengua espantildeola (22a ed) [en liacutenea]
lthttplemaraeesdraeval=theriacagt
36
panacea para diversas enfermedades85
El cuerpo de la obra de Lorenzo Peacuterez estaacute
constituido por un proemio (1-4) y la triaca de Androacutemaco encabezada por una lista en
latiacuten con los simples y compuestos que la conforman y seguida de la descripcioacuten de
cada uno de ellos (5-348) asiacute como de dos secciones finales con informacioacuten sobre la
manera de componer la triaca y su fermentacioacuten y duracioacuten respectivamente (348-364)
La obra concluye con un anexo en latiacuten que incluye distintas versiones de la
triaca de varios autores -los antiguos Galeno Aecio de Amida y Pablo de Egina y el
medieval Juan Actuario asiacute como las versiones de Androacutemaco el Viejo Androacutemaco el
Joven y Damoacutecrates recogidas por Galeno en sus escritos- en cuya uacuteltima paacutegina
encontramos un colofoacuten con informacioacuten del lugar y el antildeo de impresioacuten (285-399)
Cierra la obra un iacutendice de contenidos (CDI-CDXXX)
Como el autor declara en la epiacutestola nuncupatoria la obra se redactoacute con el
objeto de corregir los errores de los boticarios y evitar las frecuentes confusiones a la
hora de elaborar la triaca una finalidad praacutectica que confiere al texto una funcioacuten
fundamentalmente didaacutectica y que nos permite encuadrarlo quizaacute con ciertas reservas
dentro del geacutenero de las farmacopeas entendidas como recopilaciones de recetas de
productos medicinales con descripciones de cada uno de sus ingredientes y
explicaciones sobre su composicioacuten y preparacioacuten que en la liacutenea de los recetarios de
tipo praacutectico probablemente se alejariacutean de excesivas pretensiones literarias y buscariacutean
llegar al destinatario de manera directa Se trata por tanto de un texto claro y sencillo
que escapa a grandes ambiciones de erudicioacuten pero que no obstante cuenta con rigor y
con datos que proceden de una documentacioacuten ampliamente contrastada Todos estos
aspectos relacionados con los destinatarios concretos de la obra de los que dependiacutea la
eleccioacuten de la lengua y de los procedimientos de expresioacuten y el empleo de fuentes seraacuten
ampliamente atendidos en los siguientes epiacutegrafes
85
Esta famosa composicioacuten fue puesta en praacutectica por primera vez por el rey Mitriacutedates en el siglo II
a C por quien la misma recibioacute el nombre de mitridato No obstante casi un siglo despueacutes Androacutemaco
el Viejo meacutedico del emperador Neroacuten mejoroacute la foacutermula de Mitriacutedates -antildeadiendo entre otros
ingredientes carne de viacutebora- y desde entonces la receta fue transmitida por diversos autores -como
Galeno que transmitioacute varias veces la foacutermula de Androacutemaco en sus escritos- Cf GARIJO 1992 10-13
56
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1492 (formato electroacutenico) Impreso Burgos Instituto Castellano y Leoneacutes de la
Lengua-Sociedad de Estudios Latinos 2009 vol 2
(2006) ldquoLa difusioacuten del humanismo meacutedico el boticario Lorenzo Peacuterez contra los
deprauata nomina o las demonum appellationesrdquo Acta Conventus Neo-Latini
Bonnensis Proceedings of the Twelfth Internacional Congress of Neo-Latin
Studies Medieval amp Renaissance Texts amp studies vol 315 (general editor Rhoda
Schnur edited by Perrine Galland-Hallyn Antonio Iurilli ndash Joaquiacuten Pascual Barea
ndash George Hugo Tucker ndash Hermann Wiegand) Arizona Center for Medieval and
Renaissance Texts and Studies pp 273-281
8
medio siglo de vida cuenta en la actualidad con participacioacuten a nivel internacional a
traveacutes de trabajos realizados por especialistas en universidades como la de Reims
Champagne-Ardenne en Francia la Johannes Gutenberg de Mainz en Alemania la de
Manchester en Reino Unido o las de Messina Macerata y Siena en Italia En Espantildea
se han desarrollado o se desarrollan estudios dentro de esta liacutenea en las universidades de
Santiago de Compostela Valladolid A Coruntildea Caacutediz y Castilla-La Mancha Estos
trabajos ademaacutes suelen ponerse en comuacuten perioacutedicamente a traveacutes de seminarios o
congresos internacionales y sus resultados suelen ser publicados en forma de actas u
obras colectivas El aacutembito concreto de los textos meacutedicos renacentistas centrado en la
corriente del humanismo meacutedico lleva menos tiempo en marcha y fue gestado e
impulsado desde la Universidad de Valladolid por Enrique Montero Cartelle director de
una serie de trabajos que praacutecticamente completaron el panorama a nivel nacional
abordando las manifestaciones literarias del humanismo meacutedico en las distintas
universidades que funcionaron como focos del mismo asiacute como en algunos autores u
obras destacadas trabajos todos ellos que han constituido una base fundamental para
nuestro estudio Por otra parte existen varias publicaciones relacionadas con el campo
de la historia de la medicina que estaacute estrechamente vinculado con la liacutenea mencionada
si bien es cierto que todaviacutea no hay una colaboracioacuten demasiado decidida entre los
profesionales de estos dos aacutembitos Tambieacuten son numerosos los trabajos sobre textos
meacutedicos latinos y griegos de distintas eacutepocas o sobre otros aspectos afines -diccionarios
actas de congresos y obras monograacuteficas entre otros- muchas veces dedicados a temas
muy especiacuteficos La bibliografiacutea de la que disponemos no es por tanto escasa pero la
liacutenea en la que se ampara nuestro estudio lleva pocos antildeos en boga y tiene todaviacutea
mucho trabajo por delante en lo referido a la necesaria labor de recuperacioacuten del
patrimonio bibliograacutefico europeo
En lo que respecta por otra parte al autor que nos ocupa nos encontramos con
un panorama algo maacutes desolador Pocas son las obras que hacen referencia a la vida del
mismo y siempre se trata de trabajos biograacuteficos de caraacutecter general sobre los
profesionales de la medicina de una eacutepoca determinada -en cualquier caso todos ellos
junto con los anteriores y los que siguen seraacuten referidos maacutes adelante en los apartados
correspondientes- Existen tambieacuten menciones aisladas en algunos discursos o artiacuteculos
sobre la historia de la farmacia o las boticas pero siempre con un tratamiento bastante
parcial y esquemaacutetico Por otra parte contamos con escasos estudios sobre sus dos
obras y su labor como boticario y la mayoriacutea solo constituyen una breve mencioacuten
9
dentro de trabajos de caraacutecter general -asiacute algunos paacuterrafos en manuales de historia de
la ciencia o artiacuteculos sobre la medicina renacentista toledana- Hasta nosotros solo ha
llegado un trabajo que profundiza en una de las obras de Lorenzo Peacuterez desde el punto
de vista filoloacutegico centrado precisamente en aquella que no nos ocupa aquiacute un breve
texto en latiacuten sobre simples y compuestos que ya tendremos tiempo de mencionar La
situacioacuten estaacute por consiguiente apenas desbrozada y tanto la figura del autor como sus
obras -sobre todo la que constituye nuestro objeto de estudio- no han sido hasta el
momento lo suficientemente atendidas y estudiadas especialmente desde la perspectiva
filoloacutegica que tanto puede aportar al conocimiento de la historia de la medicina como
huella evidente de la humanidad
Por esto creemos que resulta imprescindible un trabajo que en un aacutembito de
estudio con tanto camino todaviacutea por recorrer arroje algo de luz sobre la obra de este
boticario toledano quien de acuerdo con la mayoriacutea de los escasos testimonios que
parecen existir fue relevante en su geacutenero y aportoacute con su breve pero interesante
trabajo escrito conocimientos singulares al campo de la farmaceacuteutica quizaacutes alentado
por las ideas de aquel humanismo meacutedico que pretendemos detectar Ademaacutes es
precisamente en esa carencia que antes sentildealaacutebamos en la que se apoya la originalidad
del estudio que proponemos desarrollar en las proacuteximas paacuteginas un esfuerzo humilde
que busca contribuir al conocimiento de varios campos siguiendo un camino de
fructiacuteferos intercambios donde hablar de interdisciplinariedad o de auxilio entre
disciplinas se convierte en una realidad innegable
Pero la originalidad de este trabajo no se debe tanto a nuestra voluntad como a la
indispensable participacioacuten de la profesora Teresa Santamariacutea cuyo compromiso
implicacioacuten y habilidad a lo largo de todo el proceso queremos reconocer naturalmente
con estas uacuteltimas liacuteneas
10
I CONTEXTO CULTURAL Y CIENTIacuteFICO
Deciacuteamos en la introduccioacuten que la obra objeto de nuestro estudio perteneciacutea a
un periacuteodo determinado de la historia y que por tanto era producto de una
configuracioacuten contextual concreta Por otra parte el estudio de los elementos de
composicioacuten textual que pretendemos exponer en la segunda parte del trabajo depende
por entero del marco cultural y cientiacutefico en que se encuadra el autor de la misma
maacutexime cuando lo que buscamos analizar es la influencia del humanismo meacutedico en
dicha obra que se hace presente a traveacutes de una serie de caracteriacutesticas concretas que
responden a un modelo gestado en su seno como respuesta a las circunstancias del
nuevo contexto protagonizado por el Renacimiento y la corriente humaniacutestica que en eacutel
se desarrolloacute Ademaacutes la formacioacuten de los profesionales de la medicina -entre los que
situamos a nuestro autor- y todos los avatares que rodeaban a la profesioacuten meacutedica
puntos que tambieacuten determinaban el caraacutecter de la produccioacuten textual estaban
estrechamente vinculados con la situacioacuten de dicha ciencia en la eacutepoca que al mismo
tiempo dependiacutea de las coyunturas generales Por todo ello es necesario que a
continuacioacuten veamos los aspectos esenciales de las distintas manifestaciones del
contexto a nivel cultural y cientiacutefico de modo que esta proyeccioacuten pueda ayudar a
comprender mejor el resto del trabajo
1 RENACIMIENTO Y HUMANISMO
Como es natural en la historiografiacutea nos encontramos con numerosos conceptos
que hacen referencia a periacuteodos histoacutericos con sus consecuentes implicaciones en los
diversos aacutembitos de las sociedades Este hecho nos sirve de advertencia a la hora de
considerar teacuterminos como los de Renacimiento y humanismo donde el primero debe ser
entendido como marco del segundo y el segundo asiacute como producto derivado del
primero aspecto que ya sentildealan casi todos los autores consultados1 al disuadir al lector
de considerarlos como palabras sinoacutenimas
1 Cf BLANCO PEacuteREZ 1999 21 GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 15-16 y MARTIacuteN FERREIRA
1995 18-20
11
Hecha esta distincioacuten podemos afirmar que el Renacimiento es un periacuteodo
histoacuterico que tiene lugar en Europa entre los siglos XIV y XVI2 y que supone una serie
de transformaciones que afectan a todos los niveles a saber aparicioacuten de un incipiente
capitalismo progreso teacutecnico general invencioacuten de la imprenta y de la consecuente
cultura del libro tendencia a la consolidacioacuten del Estado moderno y establecimiento de
la vida urbana entre otros3 A nivel intelectual su presencia se observa en aspectos
como el rechazo del pasado inmediato -sin que ello suponga no obstante el abandono
completo de la tradicioacuten precedente4- el afaacuten de novedad la importancia de la
experiencia como forma de acceder al mundo circundante el desarrollo del
antropocentrismo fruto de una auto-consideracioacuten del individuo y como el propio
teacutermino indica con su nombre el retorno a la Antiguumledad como fuente para todos los
saberes que persiguen la formacioacuten de un hombre completo el humanista5
El humanismo por su parte se entiende como corriente de renovacioacuten
pedagoacutegica6 fruto de esa nueva mentalidad renacentista que trae consigo una serie de
principios centrados en el aacutembito de la educacioacuten y la formacioacuten de los individuos Si
bien la expresioacuten fue acuntildeada en Alemania en el siglo XIX referida a la educacioacuten
basada en el estudio de los claacutesicos grecolatinos -expresioacuten que se aplicoacute a la eacutepoca que
nos ocupa a finales de dicho siglo-7 el teacutermino ldquohumanistardquo surgioacute en el entorno
universitario italiano del siglo XVI para designar a los profesores de ldquohumanidadesrdquo en
analogiacutea a teacuterminos como ldquojuristardquo o ldquolegistardquo8 Estas ldquohumanidadesrdquo del Renacimiento
los Studia Humanitatis aparecieron con el objeto de restaurar el ideal educativo de la
Antiguumledad para conseguir una formacioacuten completa del individuo volviendo para ello
en cada una de sus materias -gramaacutetica retoacuterica historia poesiacutea y filosofiacutea moral- a las
fuentes grecolatinas que debiacutean ser recuperadas estudiadas e interpretadas por los
humanistas9 Uno de los principios de dicha corriente era el rechazo de la tradicioacuten
2 Dicho lapso temporal aceptado por la mayoriacutea de autores aparece en MARTIacuteN FERREIRA 1995
20 y MONTERO CARTELLE 2010 123 3 Implicaciones que sentildeala GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 17
4 Cf GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 17-18
5 Cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 20 y LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 4 XV
6 Como sentildealan MARTIacuteN FERREIRA 1995 18 MONTERO CARTELLE 2010 123 y GONZAacuteLEZ
MANJARREacuteS 2000 18-20 7 La cuestioacuten del origen del teacutermino es mencionada en MONTERO CARTELLE 2010 123 BLANCO
PEacuteREZ 1999 21y GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 18 8 Asiacute en MONTERO CARTELLE ibidem BLANCO PEacuteREZ 1999 21 y GONZAacuteLEZ
MANJARREacuteS 2000 18 9 Coinciden en este aspecto MONTERO CARTELLE 2010 124 LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 XV
y MARTIacuteN FERREIRA 1995 18
12
medieval que llevoacute a estos estudiosos a querer depurar los textos grecolatinos de la
corrupcioacuten de aquellos a los que consideraban ldquobaacuterbarosrdquo medievales cuestioacuten que no
impidioacute sin embargo y como hemos dicho antes que la influencia de la Edad Media
como eacutepoca precedente continuara presente en algunos aspectos10
Esta preocupacioacuten
por recuperar la integridad de las obras claacutesicas originales para rescatar sus valores y
contenidos y adaptarlos a su tiempo derivoacute en una afanosa labor filoloacutegica que se vio
impulsada por la aparicioacuten de la imprenta y la llegada en el siglo XV de bizantinos
exiliados con manuscritos griegos11
Pero la importancia de estos estudios de
humanidad no se limitoacute al aacutembito filoloacutegico sino que se convirtioacute en la formacioacuten
baacutesica que todos los estudiantes debiacutean recibir durante la ensentildeanza secundaria antes
de acceder a la universidad De esta forma especialistas de los distintos campos del
saber se vieron afectados por los principios de esta corriente pedagoacutegica lo que condujo
al desarrollo de distintos ldquohumanismosrdquo -asiacute el filoloacutegico el cientiacutefico etc- que en la
liacutenea del renacer cultural propio de la eacutepoca buscaban para cada disciplina el acceso a
las textos originales de la Antiguumledad12
En lo que respecta a Espantildea la situacioacuten parece maacutes complicada Si bien se ha
generado cierta poleacutemica en torno a la cuestioacuten de la existencia o no de un
Renacimiento y un humanismo el debate parece ya cerrado en la actualidad En efecto
aspectos como la Contrarreforma la actividad de la Inquisicioacuten la existencia de
corrientes miacutestico-espirituales la crisis econoacutemica o el escaso valor concedido en
general al latiacuten y al griego -teniendo en cuenta que los conocimientos filoloacutegicos como
hemos visto constituyen la base del humanismo- han hecho dudar a algunos estudiosos
sobre la existencia de una corriente humanista en nuestro paiacutes13
-dentro de esta postura
destaca la opinioacuten pesimista del filoacutelogo L Gil Fernaacutendez14
que habla del fracaso
espantildeol a este respecto- No asiacute hay quienes consideran que es posible hablar de un
Renacimiento y de un humanismo espantildeoles aunque con ciertas particularidades
apoyado el primero en el auge econoacutemico el descubrimiento de Ameacuterica y la
consolidacioacuten del Estado imperial entre otros factores y el segundo en la existencia de
10
Cf GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 18-20 y MARTIacuteN FERREIRA 1995 18-19 11
Cf entre otros LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 33 y MONTERO CARTELLE 2010 126 12
Sobre la cuestioacuten de los distintos humanismos cf MONTERO CARTELLE 2010 125 entre otros 13
Asiacute lo indican BLANCO PEacuteREZ 1999 22 GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 22-23 y PEacuteREZ
IBAacuteNtildeEZ 1996 18-19 14
Cf GIL FERNAacuteNDEZ 1997 passim
13
figuras importantes en distintos campos del saber15
Hay autores que ademaacutes creen en
la existencia de un humanismo espantildeol progresista y dinaacutemico -como J A Maravall-16
En cualquier caso parece que esa visioacuten negativa ya ha sido superada y que la creencia
general en la actualidad se inclina por aceptar la existencia de un Renacimiento y un
humanismo espantildeoles con algunas excepciones pero patrocinados por notables avances
y grandes figuras que tarde o temprano asumieron los nuevos modelos procedentes de
Italia
2 HUMANISMO MEacuteDICO
Como el resto de disciplinas la medicina tambieacuten se vio afectada por los
principios de esta corriente de renovacioacuten pedagoacutegica y de la aplicacioacuten de los mismos
a este campo por parte de sus profesionales surgioacute lo que se conoce como humanismo
meacutedico Esta nueva realidad supuso la aparicioacuten de una nueva figura la del meacutedico
filoacutelogo o humanista que movido por la nueva admiracioacuten hacia los claacutesicos de la
medicina decidioacute recurrir a la labor filoloacutegica como viacutea para la interpretacioacuten y
recuperacioacuten de los mismos objetivo con repercusioacuten directa en la vertiente teoacuterica de
la medicina pero cuyo fin uacuteltimo seriacutea con toda seguridad resultar uacutetil al ejercicio
profesional
Estos meacutedicos filoacutelogos integrantes de una nueva eacutelite de la medicina
caracterizada por un predominio de la parte teoacuterica habiacutean asumido la tarea de
recuperar los textos meacutedicos originales de la Antiguumledad depurando para ello las
versiones medievales de los claacutesicos que consideraban corrompidas y depravadas o
incluso acudiendo a los originales -como sucedioacute con el caso de los coacutedices griegos
rescatados por los bizantinos exiliados- De esta forma surgieron numerosas ediciones
traducciones y comentarios de obras claacutesicas fruto del trabajo de unos meacutedicos
humanistas que rechazaban el meacutetodo de la escolaacutestica y el galenismo medieval y no
confiaban en la tradicioacuten aacuterabe para el desarrollo de esta disciplina17
No obstante y a
15
Cf BLANCO PEacuteREZ 1999 22-23 GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 21-23 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ
1996 18-19 16
Opinioacuten recogida en GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 22-23 17
Estos aspectos propios del humanismo meacutedico aparecen en todas las obras que abordan la
cuestioacuten Veacuteanse al respecto entre otras LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 33 MARTIacuteN FERREIRA
1995 23-25 y MONTERO CARTELLE 2010 153 Para el galenismo medieval escolaacutestico o arabizado
y el meacutetodo escolaacutestico aplicado a la medicina cf LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 3 191-339
MARTIacuteN FERREIRA 1995 25 y MONTERO CARTELLE 2010 31-121
14
pesar de este recelo por el trabajo de la eacutepoca precedente algunos aspectos se
mantuvieron en el nuevo contexto Asiacute las grandes autoridades de la medicina
continuaron siendo las mismas que en la Edad Media -fundamentalmente Galeno e
Hipoacutecrates- variando solo la forma de acceder a las mismas y de considerar sus
doctrinas y la tradicioacuten aacuterabe por su parte mantuvo todaviacutea su importancia en ciertos
campos de la medicina renacentista -sobre todo en la materia meacutedica donde el Canon
de Avicena siguioacute siendo imprescindible-18
Pero estos humanistas tambieacuten se
preocuparon en muchos casos por desarrollar una obra meacutedica propia haciendo uso de
los distintos geacuteneros con que contaba la literatura meacutedica del momento y que
trataremos con maacutes detalle en epiacutegrafes posteriores Ademaacutes emprendieron una labor
filoloacutegica cercana a lo que hoy se conoce como criacutetica textual y que podriacuteamos
considerar como su antecedente inmediato con el objeto de restablecer los textos
originales trabajo que formaba parte de la corriente humanista general y que tuvo su
trasunto como era de esperar en el humanismo meacutedico Aunque dicha labor empezoacute
como sentildeala M A Gonzaacutelez Manjarreacutes19
siendo una emendatio ope ingenii basada
normalmente en el trabajo con un solo coacutedice hacia finales del siglo XV y principios
del XVI los humanistas empezaron a establecer criterios objetivos que la convirtieron en
un trabajo de emendatio ope codicum apoyado ya en la consulta de diferentes
testimonios manuscritos
En este punto resulta interesante rescatar las fases que expone en su trabajo A I
Martiacuten Ferreira20
para ilustrar la recuperacioacuten de los textos claacutesicos en la eacutepoca que nos
ocupa Asiacute una primera etapa de influjo latino con la edicioacuten de la obra de Celso -que
es redescubierto en el Renacimiento y editado por primera vez en este momento- dariacutea
paso a un periacuteodo de influjo griego con un predominio de la obra de Hipoacutecrates y
Galeno que culminariacutea en una uacuteltima etapa de superacioacuten y emancipacioacuten con respecto
a las autoridades claacutesicas Esto demuestra que la atencioacuten prestada a las fuentes de la
Antiguumledad dependioacute de los contextos propiciados por los distintos momentos y que la
postura propia de la Edad Media de aceptar sin reparos la opinioacuten de una autoridad se
vio trastocada en el Renacimiento por la nueva autoconciencia individual de los
humanistas El siguiente paacuterrafo de M J Peacuterez Ibaacutentildeez21
sobre el empleo de fuentes en
18
Cf sobre todo BLANCO PEacuteREZ 1999 25 y MARTIacuteN FERREIRA 1995 26 19
Para esta opinioacuten y la labor de criacutetica textual en los humanistas y en la figura concreta de Andreacutes
Laguna cf GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 183 20
Veacutease al respecto MARTIacuteN FERREIRA 1995 25 21
PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 107
15
los humanistas meacutedicos se refiere al aacutembito de la Universidad de Salamanca pero puede
extrapolarse al panorama general del que parecen emanar los principios particulares
aplicados en cada territorio
En los textos latinos de la Universidad de Salamanca observamos una tendencia de
conjunto a la abundancia de citas a recurrir en los distintos pasajes de la composicioacuten a
referencias a otras obras tanto para apoyar las tesis sostenidas como para rebatir las que
consideran erroacuteneas o improcedentes Se advierte la necesidad de afianzar las
proposiciones sostenidas tanto con las autoridades antiguas como medievales [hellip] o
renacentistas sean o no meacutedicas Esto no implica que no se conceda peso especiacutefico a la
propia experientia ni que se evite la autorreferencia como autoridad en diversas
materias
Nos encontramos de esta forma con un frecuente empleo de fuentes por parte
de los humanistas meacutedicos en sus obras -ya fueran comentarios traducciones o trabajos
propios- a las que soliacutean acudir para dar solidez a sus propias opiniones o para refutar
las de aquellos autores claacutesicos medievales o contemporaacuteneos que consideraban
erroacuteneas Esta postura demuestra que los humanistas meacutedicos desarrollaron una visioacuten
criacutetica respecto a las autoridades de la Antiguumledad que no existiacutea en la Edad Media y
que estaba apoyada en el empleo de la razoacuten personal y la propia observacioacuten a la hora
de estudiar los distintos aspectos de la disciplina cientiacutefica La experiencia se convertiacutea
asiacute en otra fuente importante para los autores que ahora podiacutean conciliar
contradicciones aclarar confusiones o corregir errores22
Un ejemplo de esta actitud nos
lo proporciona M A Gonzaacutelez Manjarreacutes23
cuando describe la labor de comentarista
del meacutedico humanista Andreacutes Laguna al afirmar que en su traduccioacuten de la afortunada
Materia meacutedica de Dioscoacuterides24
entre otras cosas se aventuroacute a mostrar los errores de
las autoridades afirmacioacuten que ilustra con el siguiente fragmento de un comentario de
dicho autor al capiacutetulo sobre el marrubio bastardo de la obra dioscoridiana
Fue grauissimo el error de Plinio acerca de aquesta planta porque dize que la llamaron
Puerro negro los griegos y que tiene las hojas mayores y mas negras que el puerro lo
qual jamas no se halla Mas la causa de tan gran deuaneo fue la afinidad de aquestos
vocablos Melan prason y Melan prasion de los quales aquel primero nos da agrave entender
puerro negro y estotro negro Marrubio
22
Para la cuestioacuten de la postura criacutetica y la experiencia en los humanistas meacutedicos cf sobre todo
LOacutePEZ PINtildeERO 1979 164 y MONTERO CARTELLE 2010 126 23
Veacutease GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 167 para el ejemplo y el fragmento citado de Laguna 24
LAGUNA 1555 III 111
16
En lo que respecta a la tipologiacutea de las fuentes y a partir de lo que podemos
deducir de las afirmaciones particulares sobre el humanismo meacutedico en ciertas
universidades o figuras de nuevo extrapoladas al contexto general predominaban los
autores claacutesicos grecolatinos -sobre todo los griegos Hipoacutecrates y Galeno pero tambieacuten
otros como Celso y Dioscoacuterides- Las alusiones a fuentes medievales y aacuterabes por su
parte eran maacutes escasas pero todaviacutea ineludibles fundamentalmente y como hemos
visto en ciertos aacutembitos como el de la materia meacutedica En la Universidad de
Salamanca uno de los grandes focos espantildeoles del humanismo meacutedico la labor teoacuterica
de algunos profesores de medicina evidencioacute el peso que la tradicioacuten aacuterabe y la ciencia
medieval ejercieron en dicha corriente a traveacutes de las diversas referencias en sus
trabajos a autores aacuterabes como Serapioacuten Rhazes y Mesueacute o a otros medievales como
Bernardo de Gordon Gentile da Foligno y Hugo de Siena Llama la atencioacuten por otra
parte que estos autores fueran pocas veces calificados de ldquobaacuterbarosrdquo en las obras de
dichos profesores25
Sin embargo la depravacioacuten leacutexica de los aacuterabes siacute fue mencionada
en la obra de Andreacutes Laguna que empleoacute las alusiones a fuentes medievales sobre todo
para criticarlas a pesar de demostrar una evidente admiracioacuten por la medicina aacuterabe -
sobre todo en las figuras de Serapioacuten y Avicena-26
Las referencias a autores
contemporaacuteneos tuvieron igualmente su espacio en las obras de esta corriente si bien en
menor medida y casi siempre para ser criticadas o contradichas tanto fue asiacute que solo
soliacutean ser elogiadas como afirma M A Gonzaacutelez Manjarreacutes27
cuando existiacutea una cierta
amistad entre el autor de la obra y el de la fuente citada o bien cuando este uacuteltimo era
admirado por el primero aunque es cierto que tambieacuten debieron existir excepciones a
este principio general Por uacuteltimo tambieacuten las fuentes no meacutedicas fueron una constante
en los textos predominando el recurso a fragmentos o autores biacuteblicos o literarios que
conferiacutean cierta erudicioacuten a las obras de caraacutecter meacutedico asiacute como a ciertos capiacutetulos de
textos filosoacuteficos -con un predominio de Platoacuten y Aristoacuteteles- De esta forma los
autores acudiacutean a enciclopedias o compendios de dichos y sentencias muy uacutetiles al
efecto sin dejar a un lado no obstante la consulta directa de los textos claacutesicos de la
literatura o el recurso al propio bagaje que proporcionaba la formacioacuten humaniacutestica28
25
Sobre las fuentes de las obras del humanismo meacutedico en la Universidad de Salamanca cf PEacuteREZ
IBAacuteNtildeEZ 1996 114-125 26
Cf GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 223-226 y 255 27
Veacutease GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 255-256 28
Para el empleo de fuentes no literarias cf sobre todo GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 233
17
Un problema fundamental al que tuvieron que enfrentarse los meacutedicos que
participaron en esta corriente fue el de la lengua en que debiacutean escribirse los textos de la
medicina Esta disyuntiva resulta imprescindible a la hora de comprender el caraacutecter de
las obras del humanismo meacutedico y la esencia misma de dicho movimiento y por ello
vamos a abordarla a continuacioacuten apoyaacutendonos sobre todo en los datos que los
diversos estudios nos aportan acerca de la situacioacuten de dicho problema en Espantildea pero
intentando como hasta ahora y por medio de la induccioacuten comprender los rasgos de
casos particulares como manifestaciones con sus correspondientes singularidades de
un contexto maacutes amplio y general del que poseemos menos datos de conjunto
Todos los autores consultados al respecto coinciden al afirmar que en el siglo
XVI el latiacuten se habiacutea convertido en lengua de cultura una lengua comuacuten y universal que
serviacutea de vehiacuteculo para una poliacutetica y una ciencia internacionales Sin embargo en ese
mismo siglo el avance de las lenguas vernaacuteculas que estaban consolidaacutendose y
creciendo en importancia hizo que empezaran a abrirse hueco en el panorama cultural y
a exigir incluso un papel en el aacutembito de la ciencia Este hecho propicioacute una situacioacuten
de bilinguumlismo aceptado donde el latiacuten se veriacutea confinado al aacutembito cientiacutefico y las
lenguas vernaacuteculas se limitariacutean a la expresioacuten literaria y cultural No obstante el paso
del tiempo hariacutea que dichas lenguas acabaran desbancando por completo al latiacuten como
se observa en el ejemplo que ofrece J M Loacutepez Pintildeero29
sobre el caso espantildeol donde
el porcentaje de obras cientiacuteficas impresas en castellano entre 1551-1600 es ya
ligeramente superior al de las impresas en lengua latina30
El latiacuten siguioacute siendo no obstante la lengua indiscutible de la ciencia en el siglo
XVI y por tanto el vehiacuteculo de expresioacuten para la produccioacuten escrita de la medicina
donde las excepciones compuestas en vernaacuteculo eran siempre justificadas Esto uacuteltimo
demuestra que no obstante hubo partidarios del empleo del romance en el aacutembito
meacutedico apoyaacutendose para secundar dicha propuesta en el escaso nuacutemero de meacutedicos que
dominaban el latiacuten y en el elevado nivel literario de esta lengua en el Renacimiento31
En Espantildea la creciente importancia del castellano que era sentido como lengua natural
y la situacioacuten un tanto adversa del latiacuten demostrada por los numerosos testimonios
29
Cf LOacutePEZ PINtildeERO 1979 123-124 30
El asunto del bilinguumlismo aceptado y la progresiva sustitucioacuten del latiacuten por las lenguas vernaacuteculas lo
encontramos en BLANCO PEacuteREZ 1999 165 LOacutePEZ PINtildeERO 1979 123-123 MARTIacuteN FERREIRA
1995 166-167 MONTERO CARTELLE 2010 136 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 130-133 31
Cf MONTERO CARTELLE 2010 137
18
recogidos por L Gil Fernaacutendez32
propiciaron la aparicioacuten de ciertos sectores que
abogaron por el uso del romance y rechazaron el empleo del latiacuten en la medicina a
pesar de que era aceptado por la mayoriacutea como lengua de la ciencia y de que su empleo
era exigido en la ensentildeanza universitaria y su conocimiento por parte de los
profesionales ordenado por pragmaacutetica -como sucediacutea seguacuten afirma M L Loacutepez
Terrada33
con los boticarios a quienes Felipe II obligaba mediante la pragmaacutetica de
1588 a conocer la lengua latina para poder examinarse- Las razones que adujeron los
partidarios del empleo del castellano se basaban sobre todo en motivos praacutecticos y de
bien comuacuten esto es en la necesidad de llegar a maacutes gente y lograr una mayor difusioacuten
de los saberes meacutedicos pues la realidad en lo que al conocimiento del latiacuten respectaba
era bien diferente de lo que se proponiacutea como ideal -asiacute en varias ocasiones la
necesidad de redactar una obra en castellano procediacutea de un encargo o ruego ajeno a la
voluntad del autor con frecuencia una peticioacuten del monarca- esta postura era
completada en muchos casos con otros motivos vinculados con el amor a la propia
lengua Estos fueron tambieacuten los argumentos que expusieron en su defensa los
humanistas meacutedicos que frente a la costumbre mayoritaria se decidieron a escribir
obras en romance34
Pero la mayoriacutea de autores siguioacute aferrada a la idea de que el latiacuten debiacutea ser la
lengua de la medicina alegando en defensa de esta postura que dicha lengua era el
coacutedigo de comunicacioacuten universal de la ciencia y la cultura que poseiacutea por su larga
historia en la materia una amplia tradicioacuten y un leacutexico teacutecnico elaborado y que
ademaacutes era fundamental para evitar el intrusismo profesional y las intromisiones no
deseadas en los distintos campos de la disciplina Hay que considerar tambieacuten que en
la mayoriacutea de los casos las obras no estaban dirigidas al gran puacuteblico sino a meacutedicos o
a estudiantes de medicina que seguacuten las exigencias de la eacutepoca debiacutean estar
familiarizados con la lengua tal y como afirma A I Martiacuten Ferreira35
al referirse a los
argumentos de los humanistas meacutedicos de la Universidad de Alcalaacute
Asiacute podemos cerrar la cuestioacuten afirmando con la misma autora que la eleccioacuten
de la lengua estaba condicionada en muchos casos por el geacutenero literario empleado el
32
Veacutease al respecto GIL FERNAacuteNDEZ 1997 48-83 33
Cf LOacutePEZ TERRADA 2002 174-175 34
Las razones de los defensores de esta postura ldquoromancistardquo aparecen en todos los estudios
consultados al respecto Cf BLANCO PEacuteREZ 1999 166-167 GIL FERNAacuteNDEZ 1997 60-61 LOacutePEZ
PINtildeERO 1979 138-139 MARTIacuteN FERREIRA 1995 172-173 MONTERO CARTELLE 2010 137 y
PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 132-133 35
Cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 168
19
puacuteblico al que se destinaba la obra y la materia concreta de la misma y que en el
contexto espantildeol del siglo XVI -extrapolando los datos de los estudios referidos a casos
concretos- lo usual fue emplear el latiacuten en los textos meacutedicos mientras que el
castellano se reservariacutea sobre todo para obras de cirugiacutea y anatomiacutea y para las
farmacopeas praacutecticas por la escasa familiaridad con el latiacuten de una parte importante de
los profesionales a los que iban dirigidas36
No podemos olvidarnos no obstante de los contrastes existentes en el seno del
propio movimiento donde no todos los humanistas meacutedicos se afanaron en editar
comentar y traducir a los claacutesicos Al contrario y seguacuten la opinioacuten de L S Granjel que
recoge en su trabajo A I Martiacuten Ferreira37
existieron tambieacuten seguidores de Galeno en
buacutesqueda de un perfeccionamiento del mismo y expositores modernos del sistema
galeacutenico medieval Ademaacutes junto con estos sectores maacutes ldquotradicionalesrdquo habiacutea
ldquodisidentesrdquo innovadores procedentes de lo que J M Loacutepez Pintildeero denomina la
ldquoperiferia teacutecnicardquo38
promotores de las principales renovaciones cientiacuteficas del
Renacimiento y que no pueden ser considerados por los estudiosos como humanistas
meacutedicos
Auacuten asiacute el humanismo significoacute mucho para la renovacioacuten de la ciencia y en
concreto la medicina pues apoyaacutendonos de nuevo en J M Loacutepez Pintildeero la necesidad
de entender de manera auteacutentica a los claacutesicos llevoacute al descubrimiento de
contradicciones internas y a la necesidad de recurrir a la observacioacuten de la realidad para
complementar hecho que terminoacute como ya sabemos en una ldquocrisis del criterio de
autoridad como base del conocimiento cientiacuteficordquo39
Ademaacutes este acercamiento
humanista a la ciencia meacutedica con un redescubrimiento de las doctrinas originales de
los claacutesicos y la consecuente posibilidad de considerarlas criacuteticamente supuso la base
de muchas reformas cientiacuteficas de la eacutepoca -como la del bruselense Andreacutes Vesalio que
sentildealoacute y rechazoacute algunos errores de la obra de Galeno a quien tradujo en su juventud y
es considerado el fundador de la anatomiacutea moderna-
Despueacutes de lo comentado parece innegable que dicha corriente contara con su
particular manifestacioacuten en Espantildea hecho probado por la existencia de profesionales
ilustres que aplicaron los principios de este humanismo a su labor meacutedica maacutes teoacuterica
36
Cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 174 37
Para esta opinioacuten y el asunto de los ldquodisidentesrdquo innovadores cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 26 38
LOacutePEZ PINtildeERO 1979 152 39
Esta afirmacioacuten y las ideas de este paacuterrafo aparecen como hemos sentildealado en LOacutePEZ PINtildeERO
1979 151
20
que praacutectica y vinculada casi siempre a aquellas universidades que funcionaron como
focos imprescindibles del mismo Si bien es cierto que empezoacute un siglo maacutes tarde que
en el resto de Europa limitando por tanto la labor de los humanistas meacutedicos a la
traduccioacuten y el comentario de textos ya sin edicioacuten pero todaviacutea con presencia de la
criacutetica textual los rasgos de esta corriente se manifestaron claramente en el ejercicio y
la produccioacuten escrita de muchos profesores de medicina que aunque en muchos casos
recibieron formacioacuten en el extranjero desarrollaron su trabajo en las universidades de
Salamanca y Valladolid -donde se mantuvo por maacutes tiempo la componente medieval
con figuras destacadas como Luis de Lemos o Luis Mercado- y Alcalaacute de Henares y
Valencia -donde los principios del humanismo meacutedico se implantaron con mayor
rapidez destacando la labor de profesionales como Francisco Valleacutes Pedro Jaime
Esteve o Luis Collado- Tambieacuten existieron no obstante figuras maacutes independientes
que desarrollaron su produccioacuten fuera de los principales centros universitarios -aunque
evidentemente recibieron formacioacuten en la universidad- como el ceacutelebre Andreacutes
Laguna ya mencionado anteriormente o el insigne Miguel Servet40
3 LA MEDICINA EN EL SIGLO XVI
Como podemos deducir el humanismo meacutedico espantildeol limitoacute praacutecticamente su
existencia al siglo XVI y dentro de ese periacuteodo amplio y ese contexto espacial
determinado se encuadra la obra del autor que nos proponemos estudiar Estas
circunstancias unidas al objetivo de la introduccioacuten contextual de esta primera parte del
trabajo que no es otro que servir de apoyo a la segunda nos obligan a centrarnos a la
hora de abordar el tema de la medicina renacentista en el siglo XVI y a poner especial
acento en la situacioacuten espantildeola cuyo panorama meacutedico en esta eacutepoca era un reflejo del
contexto general aderezado con las singularidades del propio paiacutes Es por eso por lo que
no incluimos ldquoespantildeolardquo en el tiacutetulo del epiacutegrafe pues muchos de los aspectos que
abordaremos a continuacioacuten podraacuten ser considerados una vez maacutes como reflejos de
40
El tema del humanismo meacutedico en Espantildea a traveacutes de los distintos focos universitarios o de algunas
figuras independientes estaacute ampliamente tratado en los ya mencionados estudios de BLANCO PEacuteREZ
1999 GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 MARTIacuteN FERREIRA 1995 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 cuyas
referencias completas se recogen en la bibliografiacutea de este trabajo asiacute como en M T SANTAMARIacuteA
HERNAacuteNDEZ El humanismo meacutedico en la Universidad de Valencia (siglo XVI) Valencia Consell
Valenciagrave de Cultura 2003 Informacioacuten maacutes general sobre el tema puede encontrarse en los primeros
capiacutetulos de cada uno y tambieacuten en MONTERO CARTELLE 2010 172-196 y LOacutePEZ PINtildeERO 1979
342-351
21
una realidad externa e independiente que debioacute contar con manifestaciones paralelas en
los distintos territorios no obstante siempre que hablemos de rasgos de los que no nos
consta una existencia a nivel maacutes general indicaremos que nos referimos al contexto
espantildeol
Normalmente las transiciones suelen entenderse como el paso progresivo que
algo sufre de un estado a otro pues asiacute nos lo demuestran la experiencia personal y la
sucesioacuten de los distintos periacuteodos histoacutericos que convencionalmente dividimos para
poder aprehender con claridad por medio de hitos Teniendo esto en cuenta no resulta
difiacutecil comprender la existencia en el panorama meacutedico europeo del periacuteodo que nos
ocupa de una dialeacutectica entre tradicioacuten y renovacioacuten cientiacutefica entendida como el
recurso a las autoridades antiguas o medievales frente a la introduccioacuten de las
renovaciones cientiacuteficas gestadas en el Renacimiento Dicha dicotomiacutea caracterizoacute
sobre todo a la primera mitad del siglo XVI que estuvo en cierto sentido dividida por
la continuidad del escolasticismo arabizado bajomedieval basado en la asimilacioacuten del
saber cientiacutefico griego heleniacutestico e islaacutemico por parte de las universidades de la Baja
Edad Media latina a traveacutes de las traducciones aacuterabes y la irrupcioacuten del humanismo
que como ya sabemos puede entenderse como movimiento de recuperacioacuten del saber
de la Antiguumledad grecolatina por medio del conocimiento directo de los textos claacutesicos
con todo lo que ello conlleva El resto de la centuria estuvo marcado por un predominio
de los principios de la corriente humanista que se habiacutea asentado ya en el paiacutes pero a
finales de siglo las aportaciones de la ciencia acadeacutemica aquella que estaba basada en el
humanismo meacutedico se agotaron al verse frustradas las expectativas propuestas a traveacutes
de dicha corriente para el renacimiento de la ciencia Esto permitioacute la entrada de nuevos
elementos que se habiacutean gestado en los aacutembitos extraacadeacutemicos y en la ya mencionada
ldquoperiferia teacutecnicardquo Auacuten asiacute la posibilidad de aferrarse a la tradicioacuten por motivos
ideoloacutegicos estaba abierta y eso fue precisamente lo que sucedioacute en Espantildea donde a
finales de siglo la Contrarreforma hizo que se recuperaran las doctrinas de la ciencia
tradicional si bien reformuladas y se rechazaran las renovaciones cientiacuteficas durante lo
que se considera en palabras de J M Loacutepez Pintildeero41
una etapa de neoescolasticismo
contrarreformista Durante la mayor parte del siglo la ciencia espantildeola -y por tanto la
medicina que es lo que aquiacute nos ocupa- participoacute no obstante de aquella dicotomiacutea
41
Sobre la dialeacutectica del siglo XVI entre tradicioacuten y renovacioacuten cientiacutefica cf LOacutePEZ PINtildeERO 1979
149-154 donde aparecen todas las ideas de este paacuterrafo
22
predominando el humanismo en el plano cientiacutefico -sobre todo mediada la centuria-
pero todaviacutea con una notable influencia del escolasticismo arabizado bajomedieval
Relacionado con esta cuestioacuten y ya exclusivamente dentro del panorama
espantildeol se encuentra el asunto de las generaciones de meacutedicos42
que se sucedieron en la
medicina espantildeola renacentista y que dieron clara muestra de la transicioacuten a la que
antes nos referiacuteamos En un primer momento que comprendioacute el final del siglo XV y el
comienzo del XVI desarrollaron su labor los meacutedicos pertenecientes a la primera
generacioacuten castellana con predominio todaviacutea del galenismo arabizado No obstante a
mediados de la centuria el contacto con Europa y la formacioacuten de muchos meacutedicos en el
extranjero permitieron la entrada de los principios del humanismo que fueron
asimilados por muchos profesionales de la medicina Destacan en esta etapa los
meacutedicos valencianos Miguel Jeroacutenimo Ledesma Miguel Juan Pascual Pedro Jaime
Esteve y Luis Collado entre otros y algunas figuras vinculadas a las universidades
castellanas como Bustamante de Paz en Salamanca o Rodrigo Reinoso en Alcalaacute de
Henares asiacute como otras maacutes universales o independientes entre las que podemos contar
a Juan Valverde de Amusco Goacutemez Pereira o los ya citados Miguel Servet y Andreacutes
Laguna Una tercera y uacuteltima generacioacuten estuvo protagonizada por los meacutedicos
vinculados a la corte -en concreto a la de Felipe II- que ya completamente
influenciados por el humanismo espantildeol y europeo y marcados por la situacioacuten socio-
poliacutetica del paiacutes iniciaron aquella corriente de neoescolasticismo contrarreformista En
este caso fueron meacutedicos como Fernando de Mena Cristoacutebal de Vega o Francisco
Valleacutes en Alcalaacute de Henares Luis de Lemos o Juan Bravo de Piedrahita en Salamanca
y Luis Mercado en Valladolid los que destacaron en el panorama entre otros
profesionales
Ahora bien todos estos meacutedicos formaban parte de una eacutelite social y poliacutetica que
limitaba sus labores sobre todo a la vertiente teoacuterica -quedando la praacutectica reducida a
la atencioacuten meacutedica de unos cuantos grupos elitistas- y vinculaba su actividad a las
universidades Pero el panorama meacutedico espantildeol de la eacutepoca contaba con otras figuras
que tambieacuten ejerciacutean la medicina aunque en muchos casos careciacutean de la formacioacuten
necesaria A saber meacutedicos ldquoempiacutericosrdquo entre los que se contaba a barberos algebristas
o bizmadores sangradores y parteras -todos ellos procedentes del pueblo llano y casi
siempre ajenos al mundo universitario- hombres y mujeres vinculados al mundo de la
42
Este asunto es ampliamente tratado en BLANCO PEacuteREZ 1999 27-28 MARTIacuteN FERREIRA 1995
27-28 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 25
23
hechiceriacutea y la supersticioacuten -saludadores o ensalmadores- e impostores que fingiacutean
tener una soacutelida formacioacuten -y por supuesto desconociacutean las lenguas claacutesicas- todos
ellos criticados por los meacutedicos humanistas conscientes de su posicioacuten elitista y con
una formacioacuten acadeacutemica que avalaba su ejercicio profesional43
Esta situacioacuten hizo pensar a esos meacutedicos universitarios en la necesidad de
exigir a los que iban a ejercer la medicina una serie de requisitos que manifestaron
mediante escritos en los que se describiacutea la figura del meacutedico ideal44
Entre otras
necesidades se planteaba la de conocer los preceptos de los autores claacutesicos de la
medicina sin olvidar a los aacuterabes y los escritos maacutes recientes -como proponiacutea Luis de
Lemos- y conocer la lengua latina y en menor medida la griega asiacute como un poco de
la aacuterabe para poder acceder a los textos -planteamiento que aparece en los escritos de
los meacutedicos E Jorge Enriacutequez y Alonso de Miranda-
Ante estas circunstancias para controlar de manera oficial la formacioacuten de los
profesionales de la medicina se creoacute a finales del siglo XV el Real Tribunal del
Protomedicato45
que llevaba a cabo dicha tarea por medio de exaacutemenes con los que los
protomeacutedicos evaluaban los conocimientos de los aspirantes a los diversos cargos de la
medicina para otorgarles en su caso la licencia que les permitiacutea ejercer
4 MEacuteDICOS Y BOTICARIOS DOS REALIDADES EN UN NUEVO ESCENARIO
Hasta ahora nos hemos referido sobre todo a un tipo de profesional de la
medicina el meacutedico con sus diferentes figuras Sin embargo en la eacutepoca existiacutean otras
ocupaciones sanitarias que compartiacutean escenario con los meacutedicos y cubriacutean las distintas
necesidades que este aacutembito demandaba mediante un trabajo que combinaba teoriacutea y
praacutectica Asiacute podiacutea contarse ademaacutes de con meacutedicos con cirujanos boticarios y
albeacuteitares46
figuras con una formacioacuten y un ejercicio profesional diferenciados y unas
condiciones generalmente dispares en materia de regulacioacuten -si bien es cierto que
coincidiacutean en muchos aspectos como trabajadores de un mismo campo- En este
43
Aborda esta cuestioacuten entre otros MARTIacuteN FERREIRA 1995 28-30 44
De la figura del meacutedico ideal tal y como la retratan los escritos de los propios meacutedicos humanistas
habla sobre todo PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 33-35 45
Sobre el funcionamiento de esta institucioacuten en la eacutepoca que nos ocupa y otras cuestiones
relacionadas cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 34-35 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 37 46
El tiacutetulo del capiacutetulo ya mencionado de LOacutePEZ TERRADA 2002 -ldquoMeacutedicos cirujanos boticarios y
albeacuteitaresrdquo- ilustra a la perfeccioacuten esta realidad que aparece ademaacutes explicada al detalle en el cuerpo del
mismo Se han utilizado para este epiacutegrafe las pp 161-168 y 174-177
24
epiacutegrafe solo vamos a abordar de manera sucinta los aspectos que atantildeen a la
ocupacioacuten de los meacutedicos y a la de los boticarios para acotar asiacute el espacio que nos
permitiraacute comprender mejor la segunda parte del trabajo limitaacutendonos al aacutembito que
maacutes se acerca a nuestro objeto de estudio a traveacutes de una visioacuten comparada de dos
profesiones meacutedicas diferentes
En el siglo XVI la uacutenica ocupacioacuten de caraacutecter cientiacutefico que se habiacutea convertido
en profesioacuten era la de meacutedico Como ya sabemos la formacioacuten estaba a cargo de las
universidades mientras que la regulacioacuten del ejercicio y la concesioacuten de licencias eran
competencia de la burocracia nacional que estableciacutea la necesidad de superar una serie
de exigencias previas a la incorporacioacuten a la praacutectica profesional A saber seguir una
formacioacuten que comprendiacutea el grado de bachiller en artes en universidades aprobadas
maacutes cuatro antildeos de estudios en una facultad que permitieran obtener el de bachiller en
medicina y dos antildeos de praacutecticas con meacutedicos aprobados superar el examen del
Protomedicato y finalmente obtener la licencia concedida por la Corona o por las
ciudades que permitiacutea ejercer Una vez obtenida dicha licencia los meacutedicos podiacutean
empezar a trabajar en distintos aacutembitos cada uno de los cuales proporcionaba un estatus
social y una remuneracioacuten diferentes en la casa real en el ejeacutercito o en hogares de
grandes sentildeores laicos y eclesiaacutesticos o en las ciudades Por otra parte no hubo en el
nuevo escenario una diferenciacioacuten demasiado evidente y radical entre el ejercicio
profesional de los meacutedicos y el de los cirujanos a pesar de que a finales de siglo se
establecioacute por pragmaacutetica que los meacutedicos no podiacutean realizar operaciones quiruacutergicas
asiacute como tampoco existioacute un liacutemite claro entre las funciones de los meacutedicos y las de los
boticarios si bien es cierto que se consideraba que estos uacuteltimos perteneciacutean a un grado
inferior bajo las oacuterdenes de aquellos
En lo que respecta a los boticarios los requisitos que debiacutean cumplir para
conseguir la licencia de ejercicio eran baacutesicamente los mismos que hemos indicado para
los meacutedicos pero con alguna variacioacuten que los acercaba maacutes al colectivo de los
cirujanos Asiacute debiacutean superar un periacuteodo de aprendizaje con un maestro boticario a lo
largo de cuatro antildeos -se trataba en este caso de una formacioacuten de caraacutecter artesanal y
no universitaria- y finalmente el examen ante el Tribunal del Protomedicato que les
permitiriacutea obtener la licencia necesaria para poder abrir una botica y dispensar
medicamentos Cuando contaban con este permiso los boticarios podiacutean trabajar como
los meacutedicos en distintos aacutembitos tambieacuten con diversa consideracioacuten social y sueldos
diferentes podiacutean abrir una botica por cuenta propia en una ciudad o bien ser
25
contratados por las autoridades urbanas podiacutean trabajar para un hospital -los de cierto
renombre soliacutean tener boticas propias- o podiacutean incorporarse al servicio de la casa real
Como sucediacutea con el resto de ocupaciones sanitarias el ejercicio de los boticarios estaba
regulado por el Tribunal del Protomedicato que se afanoacute especialmente en evitar
problemas de intrusismo -que los meacutedicos prepararan y vendieran recetas en sus casas o
que personas ajenas a la profesioacuten indicaran medicacioacuten sin receta previa- o un
problema frecuente como aquel de que los meacutedicos recetaran siempre a un boticario
determinado normalmente emparentado con ellos asiacute como en exigir a los boticarios
permanecer en sus boticas durante unas horas determinadas y preparar en ellas los
medicamentos En cuanto a la corona se encargoacute por medio de pragmaacuteticas de
prohibir que los boticarios fueran tambieacuten drogueros de obligar a los mismos a incluir
en el envase de los compuestos el diacutea mes y antildeo en que se hicieron de incluir a un
boticario en los exaacutemenes del Protomedicato -como examinador entendemos- y de
unificar los pesos y medidas farmaceacuteuticos entre otras cosas Por uacuteltimo el asunto de la
lengua que tanto atantildee a nuestro objeto de estudio estuvo en este colectivo
determinado en gran medida por la pragmaacutetica de 1588 que establecioacute para los
boticarios entre otras cosas la obligacioacuten de saber latiacuten como requisito para poder
examinarse Un ejemplo de esta postura es el del meacutedico Antonio de Aguilera que
consideraba que el boticario ideal debiacutea ser latino o al menos entender el latiacuten47
Es
posible seguacuten Loacutepez Terrada48
que los boticarios maacutes exigentes se preocuparan por
estudiar esta lengua en las universidades pero un grupo seguramente amplio seguiriacutea
desconociendo el latiacuten que resultaba imprescindible para poder entender sin problemas
las recetas que los doctores en medicina escribiacutean en la misma a pesar de los intentos
de los boticarios previos a la pragmaacutetica por obligar a los meacutedicos a redactarlas en
romance
47
Cf LOacutePEZ TERRADA 2002 174-175 48
Cf LOacutePEZ TERRADA ibidem
26
II MARCO LITERARIO
La inclusioacuten de un epiacutegrafe que exponga las liacuteneas generales del contexto
literario en el que se gestoacute la obra que nos ocupa y del marco en el que se desarrolloacute la
literatura que con sus textos sirvioacute de precedente a la produccioacuten meacutedica renacentista
resulta imprescindible en un trabajo de estas caracteriacutesticas como ya hemos
manifestado en la introduccioacuten Por ello vamos a intentar ofrecer a continuacioacuten una
visioacuten concisa pero justa de los distintos geacuteneros y obras que fueron surgiendo en el
seno de la disciplina meacutedica en cada eacutepoca y que fueron producto del trabajo de una
serie de profesionales que tambieacuten asumieron el papel de autores con el objetivo de
divulgar sus conocimientos sirvieacutendose para ello de distintos recursos expresivos
vinculados a las necesidades y circunstancias de cada periacuteodo
1 TEXTOS MEacuteDICOS ANTIGUOS Y MEDIEVALES FUENTES PARA UNA
NUEVA LITERATURA MEacuteDICA
11 LA MEDICINA CLAacuteSICA GRECOLATINA Y SUS TEXTOS
La medicina griega constituye el punto de partida de toda la medicina occidental
posterior Esta contundente sentencia que deducimos de las liacuteneas del trabajo de E
Montero Cartelle49
pone de manifiesto la gran influencia que los textos meacutedicos de esta
eacutepoca ejercieron en la produccioacuten del resto de periacuteodos incluso y quizaacute sobre todo en
la de los romanos coetaacuteneos en cierto modo de aquellos Dicha afirmacioacuten resulta
razonable si advertimos que fue durante los siglos VI-V a C cuando la medicina se
constituyoacute como saber teacutecnico gracias al trabajo de una serie de meacutedicos entre los
cuales destacoacute el conocido Hipoacutecrates Es quizaacute por este motivo por el que a la
produccioacuten literaria meacutedica de ese periacuteodo que abarca escritos de temas muy variados
se la conoce con el nombre de Corpus Hippocraticum a pesar de que muchos de esos
textos no habiacutean sido escritos por Hipoacutecrates50
Despueacutes de este meacutedico destacaron
figuras como la de Galeno -en el siglo II- a quien se atribuye una amplia produccioacuten de
49
Cf MONTERO CARTELLE 2020 11 50
Para el apartado de medicina griega cf LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 73-81 y 271-281
27
escritos de medicina tambieacuten de diverso contenido51
o un siglo antes la de
Dioscoacuterides autor del De materia medica una obra sobre simples que gozoacute de gran
fortuna en eacutepocas posteriores y se convirtioacute en precursora de la moderna farmacopea
Entre las muchas figuras posteriores a estas uacuteltimas fue remarcable la de
Oribasio de Peacutergamo meacutedico del emperador Juliano que desarrolloacute su variada obra
reunida en unas colecciones meacutedicas en el siglo IV A Oribasio lo sucedieron otros
autores meacutedicos como Aecio de Amida o Pablo de Egina -entre los siglos VI-VII
probablemente- que son considerados junto con aquel dentro del aacutembito de la
medicina bizantina Es por esto por lo que en algunos manuales aparecen junto con
Galeno dentro del contexto meacutedico de la eacutepoca romana imperial52
si bien es cierto que
en todos los casos se trata de autores griegos Debemos tener en cuenta que estas
uacuteltimas figuras conociacutean con frecuencia las obras de los autores meacutedicos anteriores e
incluso se apoyaban en ellas para componer sus textos
Mientras que la medicina griega como hemos dicho constituye la base y el
punto de partida de todo el movimiento meacutedico occidental posterior la medicina
romana es original en su aproximacioacuten adaptacioacuten y realizacioacuten del modelo griego53
De esta forma destaca la produccioacuten meacutedica latina de eacutepoca imperial repartida en los
siglos I y IV que constituyeron dos etapas bien diferenciadas en lo que respecta a
geacuteneros y lengua Asiacute si nos centramos en las formas de expresioacuten literaria podemos
distinguir por un lado la enciclopedia dedicada a la formacioacuten cultural general y
desarrollada sobre todo en el siglo I con representantes como Celso -considerado por
su elegante prosa el Ciceroacuten de los meacutedicos- y Plinio el Viejo conocido por su
Naturalis historia que dedica los libros XXIII-XXXII a tratar las propiedades
medicinales de varios productos de origen vegetal y animal El otro gran geacutenero fue el
manual una forma literaria con fines didaacutecticos maacutes propia de los siglos IV-V donde se
observa una tendencia al recetario de tipo praacutectico Estos manuales soliacutean presentar
numerosas traducciones o adaptaciones de textos anteriores estaban orientados al
puacuteblico en general y empleaban una lengua vulgarizante Dentro de este geacutenero
destacaron autores como Celio Aureliano y Marcelo Empiacuterico asiacute como ciertos escritos
menores proacuteximos al periacuteodo medieval como el De herba vettonica tradicionalmente
51
Cf para una ordenacioacuten sistemaacutetica de sus obras LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 219-220 52
De esta forma en MAZZINI 1997 73-96 53
Asiacute lo apunta en su trabajo MONTERO CARTELLE ibidem
28
atribuido a Antonio Musa meacutedico del emperador romano Augusto el Herbarius de
Pseudo-Apuleyo o el Liber medicinae ex animalibus que se atribuye a Sexto Plaacutecido54
12 LITERATURA MEacuteDICA EN LA EDAD MEDIA LATINA
Con el agotamiento de la Antiguumledad la literatura meacutedica se vio afectada por
ciertas transformaciones producto de la evolucioacuten de la ciencia y reflejo del progresivo
cambio de contexto Auacuten asiacute y como era de esperar en esta nueva eacutepoca se
mantuvieron y se desarrollaron ciertos rasgos gestados durante los uacuteltimos antildeos del
periacuteodo anterior como sucedioacute por ejemplo con la distribucioacuten de la medicina en tres
ramas55
la diaetetica encargada del mantenimiento de la salud corporal la
pharmaceutica que abarcaba la ciencia de los medicamentos tambieacuten conocida como
terapeacuteutica o materia meacutedica y la chirurgia que comprendiacutea las intervenciones
quiruacutergicas Dentro de cada una de estas ramas se fueron desarrollando formas literarias
diferentes -asiacute y entre otras los regimina en la primera los herbarios y antidotarios en
la segunda y las anatomiacuteas y cirugiacuteas en la tercera- Otro aspecto importante del periacuteodo
medieval fue el desarrollo de la escolaacutestica56
corriente filosoacutefica y teoloacutegica que hacia
el siglo XIII se aplicoacute al aacutembito de la medicina apoyada en el ldquonuevo Aristoacutetelesrdquo y en
el ldquoviejo Galenordquo fundamentalmente arabizado Se basoacute sobre todo en un meacutetodo
especulativo carente de visioacuten criacutetica -predominaba el principio de autoridad- y con un
gran protagonismo de la dialeacutectica centrado por tanto en la vertiente teoacuterica -aunque
tambieacuten la praacutectica tuvo su desarrollo- y con una importante funcioacuten escolar No
podemos olvidar por otra parte que en esta eacutepoca muchos profesionales de la medicina
accedieron a los textos de los autores claacutesicos a traveacutes de las traducciones aacuterabes que
habiacutean ido apareciendo durante la Alta Edad Media vertieacutendose en muchos casos al
latiacuten lo que permitioacute a nivel linguumliacutestico la asimilacioacuten de diversos arabismos que se
sumaron a un latiacuten vulgarizado desde finales de la Antiguumledad y que durante el
desarrollo del periacuteodo iriacutea tecnificaacutendose y acercaacutendose al uso de la lengua literaria57
54
Cf para la medicina latina y en concreto para este paacuterrafo MONTERO CARTELLE 2010 11-
30 tambieacuten LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 184 y 282-287 y MAZZINI 1997 27-96 55
Esta cuestioacuten aparece en LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 3 191-197 y MONTERO
CARTELLE 2010 31 y ss 56
Sobre la aplicacioacuten de esta corriente a la medicina escriben de nuevo LAIacuteN ENTRALGO 1971-
1973 338-339 y MONTERO CARTELLE 2010 43 57
Como sentildeala MONTERO CARTELLE 2010 120-121
29
En lo que respecta a los geacuteneros literarios58
la nueva eacutepoca fue testigo del
desarrollo de una gran variedad de formas destinadas a satisfacer las diversas
necesidades de la ensentildeanza y la praacutectica meacutedicas Desde enciclopedias -como las
Ethymologiae de Isidoro de Sevilla- hasta libros de secretos -un tipo de literatura
pseudocientiacutefica y semiculta a caballo entre los recetarios la literatura teacutecnica y los
textos hermeacuteticos- la lista comprendiacutea siacutentesis teoacutericas -compendia o summae como la
Practica dicta Lilium medicinae de Bernardo de Gordon- traducciones de grandes
obras de conjunto -como las de Gerardo de Cremona el autor maacutes representativo de la
Escuela de Toledo cuya traduccioacuten del Canon de Avicena supuso la clave de la
recepcioacuten medieval del mismo- comentarios o glosarios -que constituiacutean el origen del
meacutetodo escolaacutestico empleados en las lectiones con una funcioacuten fundamentalmente
pedagoacutegica y propedeacuteutica- concordancias -colecciones de sentencias de las grandes
autoridades de la medicina- diccionarios y leacutexicos meacutedicos -que recogiacutean la nueva
terminologiacutea tras la asimilacioacuten del influjo de la medicina aacuterabe como el Alphita
glosario anoacutenimo del siglo XIII- y conciliaciones -que intentaban concordar
contradicciones entre las distintas autoridades- Tambieacuten fueron importantes las
quaestiones y disputationes -que soliacutean seguir a las lectiones quedando normalmente en
una disputa dialeacutectica- las obras de introduccioacuten o accessus -que serviacutean de entrada a
las obras de las autoridades claacutesicas y a la medicina en general- los tacuina y las
tabulae -constituidos por cuadros sinoacutepticos que exponiacutean diversos aspectos de la
medicina medieval- y los consilia -obras de consejos destinadas a casos cliacutenicos
concretos-
2 LA EXPRESIOacuteN LITERARIA DE LA MEDICINA EN EL RENACIMIENTO
Como ya hemos expuesto en epiacutegrafes anteriores en el Renacimiento el
humanismo aplicado a distintos aacutembitos del saber suscitoacute un intereacutes por recuperar el
conocimiento de la Antiguumledad Asiacute en medicina los diversos profesionales tambieacuten
convertidos en autores se preocuparon por acceder a los textos meacutedicos claacutesicos de
manera directa afanaacutendose en la depuracioacuten de las versiones medievales y en la
traduccioacuten el comentario y la edicioacuten de las obras originales Por otra parte este
renacer de la Antiguumledad supuso en el plano linguumliacutestico una recuperacioacuten del modelo
58
Para esta cuestioacuten veacutease la detallada visioacuten que ofrece MONTERO CARTELLE 2010 45-105
30
claacutesico de la lengua latina con la consecuente buacutesqueda de belleza literaria a traveacutes de
la imitacioacuten de los autores grecolatinos una circunstancia que tambieacuten afectoacute a la
lengua de la medicina que convirtioacute a Galeno Hipoacutecrates y Celso entre otros autores
antiguos en la base de un movimiento de reaccioacuten contra el arabismo y la depravacioacuten
leacutexica medieval59
Esta nueva mentalidad dio lugar a nuevas formas literarias60
con las que divulgar
los conocimientos meacutedicos adaptadas a las necesidades del contexto y que en muchos
casos no eran sino continuacioacuten o reformulacioacuten de las del periacuteodo anterior Asiacute se
mantuvieron los tratados generales de corte tradicional si bien con novedades en la
siacutentesis y el orden expositivo y los consilia que en algunos casos conservaron su forma
medieval mientras que en otros introdujeron aspectos novedosos como tambieacuten
sucedioacute con las quaestiones Tambieacuten siguieron cultivaacutendose geacuteneros como la
enciclopedia las concordancias o conciliaciones y los resuacutemenes de auctoritates que
no obstante fueron dejando paso a las nuevas formas monografiacuteas especializadas sobre
temas concretos -como el De humani corporis fabrica un tratado de anatomiacutea escrito
por Andreas Vesalius- comentarios a los textos griegos que casi siempre formaban
parte de ediciones y traducciones al latiacuten -desarrollados por autores como Niccolograve
Leoniceno Thomas Linacre Guumlnther von Andernach o Janus Cornarius- textos sobre
las nuevas enfermedades y maacutes vinculados a la literatura que a la medicina las
epistulae -como las de Giovanni Manardo o Pietro A Mattioli- y los diaacutelogos en los
que primaba la funcioacuten didaacutectica por lo que soliacutean ser divulgados en lengua vernaacutecula
59
Cf MONTERO CARTELLE 2010 148-149 60
La cuestioacuten de los geacuteneros literarios de la medicina renacentista es de nuevo ampliamente tratada
en MONTERO CARTELLE 2010 128-136
31
III EL LIBRO DE THERIACA DE LORENZO PEacuteREZ
Una vez conocidos los rasgos fundamentales del contexto cultural y literario en
el que se gestoacute la obra que nos proponemos estudiar podemos proceder a analizar los
datos extraiacutedos de su lectura y a exponerlos y cotejarlos con la informacioacuten precedente
con la finalidad de responder maacutes adelante a las preguntas que se derivan de nuestro
objetivo Para ello nos detendremos en primer lugar a tratar con brevedad la situacioacuten
de la medicina escrita en la ciudad y en la eacutepoca en la que nuestro autor desarrolloacute su
obra -atendiendo especiacuteficamente a autores y textos- asiacute como algunos datos sobre su
vida y sus dos escritos visioacuten que completada con una descripcioacuten preliminar del texto
que nos ocupa nos permitiraacute reconstruir en liacuteneas generales su contexto inmediato y
comprender con mayor propiedad los aspectos compositivos que seraacuten estudiados en un
segundo epiacutegrafe
1 INTRODUCCIOacuteN
11 EL AUTOR Y LA MEDICINA ESCRITA EN EL TOLEDO DEL SIGLO XVI
R Sancho de San Romaacuten sentildeala en uno de sus trabajos61
que la medicina
toledana empezoacute a declinar a partir del siglo XVI a pesar del paso por la ciudad de
meacutedicos ilustres del seacutequito imperial de los reyes como Andreacutes Vesalio o Luis Lobera
de Aacutevila y de la presencia en la misma de otras figuras importantes en el aacutembito como
el cirujano Juan Fragoso o el meacutedico Francisco Hernaacutendez Esta opinioacuten se ve
reforzada ademaacutes con la idea de que el humanismo toledano tuvo maacutes esplendor en la
vertiente filoloacutegica y helenista que en la meacutedica62
Sin embargo y desde que los Reyes
Catoacutelicos concedieran el primer privilegio a la ciudad para imprimir a finales del siglo
XV diversos autores de medicina publicaron sus obras en el Toledo de la eacutepoca
produccioacuten que solo se vio interrumpida a mediados de siglo sin bien en la segunda
mitad vieron la luz importantes obras de farmacopea63
De esta forma entre finales del
siglo XV y la primera mitad del XVI la imprenta toledana publicoacute numerosas
61 Cf SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1972 9-12
62 Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1475-1476
63 Veacutease para estas afirmaciones y la lista de obras meacutedicas por autores en la imprenta toledana del
siglo XVI que relatamos a continuacioacuten SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1977 10-18 y 29
32
traducciones al castellano de grandes claacutesicos de la medicina -el Lilio de Medicina de
Bernardo de Gordon o el Libro o practica en Cirugia del italiano Juan de Vigo entre
otras- asiacute como obras de meacutedicos propiamente toledanos como Juliaacuten Gutieacuterrez -con
sus De potu in lapidis preservatione y De computatione dierum criticorum- o Luis de
Villarrubia -Tractatus eximiushellipab Epydemiali morbo- y Jorge Goacutemez -De ratione
minuendi sanguine in morbo laterali-64
Ya en la segunda mitad del siglo publicaron sus
obras en la ciudad autores como el meacutedico aragoneacutes Jeroacutenimo Jimeacutenez -Institutiorum
Medicarum libri quatuor nunc primum in lucem editi- o los boticarios toledanos
Lorenzo Peacuterez -Libro de Theriaca y De medicamentorum simpliciumhellipdelectu- y Veacutelez
de Arciniega -De simplicium medicamentorum collectione-65
Al final de la centuria la
imprenta de esta ciudad sacoacute a la luz lo que parecen ser las uacuteltimas obras meacutedicas del
Renacimiento toledano ambas sobre veterinaria el Libro de Albeiteria de Manuel Diacuteaz
y una recopilacioacuten de textos antiguos sobre este mismo tema de Alonso Suarez
En lo que respecta en concreto a Lorenzo Peacuterez pocos son los datos que
tenemos de eacutel Todas las secciones que se le dedican en las distintas obras biograacuteficas de
caraacutecter general apoyan sus afirmaciones en unos cuantos datos fundamentales Asiacute
sabemos que nuestro autor nacioacute en Toledo donde ejercioacute la profesioacuten de boticario y
que probablemente viajoacute por Espantildea Italia y Asia para conocer de primera mano las
plantas y poder corregir asiacute los errores que en la eacutepoca abundaban en las boticas66
Esta informacioacuten ademaacutes coincide con los datos esquemaacuteticos que aportan en la
actualidad J M Loacutepez Pintildeero y R Sancho de San Romaacuten67
Por otra parte F Picatoste
y Rodriacuteguez68
antildeade que se retiroacute antes del antildeo 1588 y A J Cavanilles69
que fue hijo
de un padre ilustrado que ldquole ensentildeoacute la facultad le inspiroacute el buen gusto los deseos de
saber y los de ser uacutetil aacute la sociedadrdquo y que con esta finalidad se instruyoacute en el latiacuten y
el griego ldquopara leer y corregir los coacutedices antiguos que trataacuteron de vegetales y
remediosrdquo testimonio que prueba con algunos ejemplos extraiacutedos del propio Libro de
64
De estos dos uacuteltimos autores habla tambieacuten SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1478-1487 y
1492 afirmando que seguiacutean anclados a la tradicioacuten meacutedica medieval frente a lo que parecioacute ocurrir con
las obras latinas ya imbuidas de los rasgos del humanismo de los dos boticarios de la segunda mitad del
siglo a los que nos referiremos en seguida 65
Cf para un estudio filoloacutegico de las obras en latiacuten de estos dos autores SANTAMARIacuteA
HERNAacuteNDEZ 2005 1487-1492 66
Estos datos aparecen en CAVANILLES 1804 105-106 COLMEIRO 1858 153 y PICATOSTE Y
RODRIacuteGUEZ 1891 241 67
Cf LOacutePEZ PINtildeERO 1979 302 y SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1977 17 68
Cf PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ ibidem 69
CAVANILLES ibidem
33
Theriaca Praacutecticamente lo mismo nos dice E Reyes Proacutesper70
en una obra de
principios del siglo XX donde afirma que Lorenzo Peacuterez era ldquoun culto humanista y
botaacutenico perspicazrdquo y que ldquodespueacutes de haber aprendido correctiacutesimamente el griego el
latiacuten y cuanto se habiacutea publicado de estudio de las plantas hasta su tiempo viajoacute por
nuestro paiacutes Italia y Asia para ver vivas muchas de las plantas que describieron y a
veces confundieron los antiguos autoresrdquo Los tres autores antes mencionados71
hacen
tambieacuten referencia a los conocimientos del boticario poco comunes en la eacutepoca por lo
que afirman merecieron el elogio de escritores como Sprengel72
que llegoacute a considerar
a nuestro autor eacutemulo de Maranta73
Tanto F Picatoste y Rodriacuteguez como M
Colmeiro74
testifican ademaacutes que Diego Serrano el boticario que llevoacute a la imprenta la
obra en latiacuten de nuestro autor despueacutes de que este se hubiera retirado en la dedicatoria a
dicha obra alega que le pidioacute este libro porque ldquolos muy doctos le daban el primado en
la eleccioacuten de los medicamentos simplesrdquo En relacioacuten a todo esto A J Cavanilles75
antildeade casi a modo de conclusioacuten que en el prefacio del meacutedico Francisco Pentildea a dicha
obra Lorenzo Peacuterez aparece como ldquoun sabio casi superior aacute los distinguidos de su siglo
que conocioacute quanto habiacutean escrito sobre yerbas comprobaacutendolo todo por siacute mismo y
que supo antildeadir nuevas luces para promover la cienciardquo Todos estos testimonios76
aportan evidencias sobre la singularidad y excelencia de nuestro autor como boticario e
incluso humanista una figura que aportoacute datos interesantes sobre la materia meacutedica y
preludioacute algunas consideraciones que antildeos maacutes tarde se asentariacutean en el aacutembito de la
botaacutenica
70
E REYES PROacuteSPER Dos noticias histoacutericas del inmortal botaacutenico y sacerdote hispano-valentino
Don Antonio Joseacute Cavanilles Madrid Artes Graacuteficas ldquoMateurdquo 1917 nota 25 71
Cf de nuevo CAVANILLES 1804 106-107 que vuelve a ilustrar con ejemplos extraiacutedos de la
obra del autor COLMEIRO ibidem y PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ ibidem que debioacute reproducir aquiacute
las palabras de M Colmeiro pues los testimonios de ambos autores son praacutecticamente iguales 72
Botaacutenico y fiacutesico alemaacuten que vivioacute entre los siglos XVIII-XIX Cf JOURDAN 1820-1825 vol 7
249-250 73
Meacutedico botaacutenico y teoacuterico literario del Renacimiento italiano autor entre otras de una obra en
italiano sobre la triaca traducida poco despueacutes al latiacuten por el meacutedico y botaacutenico alemaacuten J Camerarius Cf
JOURDAN 1820-1825 vol 6 177-178 74
Cf COLMEIRO ibidem y PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ 1891 242 75
CAVANILLES 1804 110 76
Ademaacutes de en los autores mencionados tambieacuten encontramos pequentildeas referencias a Lorenzo Peacuterez
en otras obras bibliograacuteficas y en algunos estudios sobre historia de la farmacia o noticias de algunas
boticas espantildeolas Entre ellas destacamos la de F J PUERTO SARMIENTO La Triaca Magna
Discurso de ingreso como acadeacutemico de nuacutemero en la RANF leiacutedo el 26 de febrero de 2009 disponible
en formato electroacutenico en Real Academia Nacional de Farmacia [en liacutenea] lthttpwwwranfcompdfdisc
ursosnumeropuertopdfgt
34
Sabemos por tanto que Lorenzo Peacuterez escribioacute dos textos sobre farmaceacuteutica77
que han llegado hasta nosotros en su versioacuten original En latiacuten redactoacute su De
medicamentorum simpliciumhellipdelectu78
publicado en Toledo en 1599 por el ya
mencionado Diego Serrano tambieacuten boticario un breve escrito sobre la eleccioacuten y
reposicioacuten de medicamentos simples y compuestos en el que recogioacute las
denominaciones latinas restituidas corrompidas y castellanas de cada uno de ellos con
el objeto de instruir a los boticarios y de evitar las confusiones terminoloacutegicas entre
ellos La obra por tanto tiene una finalidad praacutectica que se consigue no obstante
mediante la depuracioacuten del leacutexico un ejercicio muy comuacuten entre los humanistas
meacutedicos79
A este escrito lo precedioacute en 1575 el Libro de Theriaca publicado en
castellano por el propio autor en la misma ciudad y en el que trata diversos aspectos de
los distintos ingredientes de una composicioacuten medicinal M T Santamariacutea Hernaacutendez80
sentildeala que en este caso la finalidad de la obra es exclusivamente praacutectica si bien aquiacute
como veremos maacutes adelante el autor tambieacuten deja traslucir sus preocupaciones
linguumliacutesticas a traveacutes de diversas actuaciones que aunque escasas no deben pasar
desapercibidas
12 DESCRIPCIOacuteN DE LA OBRA
La obra que nos ocupa consta de 399 paacuteginas y veinticuatro hojas no numeradas
ocho al principio y dieciseacuteis al final Su tiacutetulo completo es bastante expliacutecito y ya
revela en cierto modo tanto el contenido como la finalidad de la misma ldquoLibro de
Theriaca limpio de los errores hasta nuestros tiempos en ella cometidos y vtilissimo
para preparar y configir muchos Simples y Compuestos cada dia recebidos en vso de
Medicinardquo (I 1-9)81
Dicho tiacutetulo aparece en la portada junto con otros datos que nos
dicen que la obra fue escrita por el boticario Lorenzo Peacuterez vecino de Toledo y que fue
impresa en la misma ciudad en casa de Juan de Ayala en el antildeo 1575 dirigida al
77
De las dos obras de Lorenzo Peacuterez habla sobre todo CAVANILLES 1804 108-110 tambieacuten
encontramos breves descripciones de las mismas en COLMEIRO 1858 153 y PICATOSTE Y
RODRIacuteGUEZ 1891 241-242 78
PERESIUS 1599 79
Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2006 273-281 80
Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1489-1490 81
La paginacioacuten que se indica con nuacutemeros romanos es nuestra Se trata en todo momento de
paacuteginas nunca de folios Tras esta se especifican en cada referencia las liacuteneas en las que se encuentra el
texto citado
35
Ayuntamiento de Toledo Tambieacuten se indica en el mismo sitio que la obra cuenta con el
privilegio concedido por el rey para ser vendida especificaacutendose a continuacioacuten la tasa
de la misma
Tras la portada nos encontramos con una carta de Juan Fernaacutendez de Herrera
Secretario del Consejo del Rey en la que se especifica de nuevo la tasa de la obra82
A
este texto le sigue una carta de Juan Gallo escribano de la Caacutemara del Rey redactada
por mandato suyo y que contiene la licencia de impresioacuten83
Una uacuteltima carta del rey
en este caso escrita por Martiacuten de Gaztelu recoge la ceacutedula que da licencia al autor para
imprimir y vender el libro ldquopor tiempo de diez antildeosrdquo (VI 17)
Las siguientes paacuteginas se reservan a la epiacutestola nuncupatoria dirigida al
Ayuntamiento de Toledo en la que el autor especifica entre otras cosas la finalidad de
la obra
Assi yo aacute saber estas cosas de plantas inclinado procure recoger los ratos de mi estudio
y escriuir vn tratado de Theriaca solo por entender que V S hauia acordado con
mucha razon y prudencia hazer vn compendio de todos los simples y compuestos
medicamentos recibidos en esta ciudad en el vso de medicina para limpiar las Boticas
de los enuegecidos errores y conseruar en salud la Republica (XI 7-17)
Otro aspecto sentildealado en la misma muy relevante para nuestro estudio es el de la
justificacioacuten del empleo del romance en lugar del latiacuten lengua usual en las obras de
caraacutecter cientiacutefico de la eacutepoca y que analizaremos maacutes adelante A esta epiacutestola siguen
tres sonetos de Alonso Saacutenchez teoacutelogo y rector del Colegio de Navalcarnero del
Doctor Tomaacutes de Arroyo y del Licenciado Pedro Suaacuterez estos dos uacuteltimos meacutedicos
dedicados al autor
Tras estos sonetos comienza el Libro de Theriaca propiamente dicho un escrito
sobre un remedio universal conocido como triaca -del aacuterabe hispano attiryaacuteq este del
aacuterabe claacutesico tiryāq este del latiacuten theriaca y este del griego θηριακή derivado de
θηρίον fiera animal84
- que se empleoacute desde la Antiguumledad y hasta los siglos XVIII-
XIX primero contra la mordedura venenosa de ciertos animales y despueacutes como
82
ldquo[hellip] le tassaron a tres marauedis cada pliego con que no se pueda uender ni distribuyr sin que al
principio de cada libro de la dicha impression vaya impresso esta tassa [hellip]rdquo (II 9-13) 83
ldquo[hellip] por la qual [carta] vos damos licencia y facultad para que por esta vez qualquier impressor
destos nuestros reynos pueda imprimir el dicho libro [hellip]rdquo (IV 4-10) 84
Cf Real Academia Espantildeola Diccionario de la lengua espantildeola (22a ed) [en liacutenea]
lthttplemaraeesdraeval=theriacagt
36
panacea para diversas enfermedades85
El cuerpo de la obra de Lorenzo Peacuterez estaacute
constituido por un proemio (1-4) y la triaca de Androacutemaco encabezada por una lista en
latiacuten con los simples y compuestos que la conforman y seguida de la descripcioacuten de
cada uno de ellos (5-348) asiacute como de dos secciones finales con informacioacuten sobre la
manera de componer la triaca y su fermentacioacuten y duracioacuten respectivamente (348-364)
La obra concluye con un anexo en latiacuten que incluye distintas versiones de la
triaca de varios autores -los antiguos Galeno Aecio de Amida y Pablo de Egina y el
medieval Juan Actuario asiacute como las versiones de Androacutemaco el Viejo Androacutemaco el
Joven y Damoacutecrates recogidas por Galeno en sus escritos- en cuya uacuteltima paacutegina
encontramos un colofoacuten con informacioacuten del lugar y el antildeo de impresioacuten (285-399)
Cierra la obra un iacutendice de contenidos (CDI-CDXXX)
Como el autor declara en la epiacutestola nuncupatoria la obra se redactoacute con el
objeto de corregir los errores de los boticarios y evitar las frecuentes confusiones a la
hora de elaborar la triaca una finalidad praacutectica que confiere al texto una funcioacuten
fundamentalmente didaacutectica y que nos permite encuadrarlo quizaacute con ciertas reservas
dentro del geacutenero de las farmacopeas entendidas como recopilaciones de recetas de
productos medicinales con descripciones de cada uno de sus ingredientes y
explicaciones sobre su composicioacuten y preparacioacuten que en la liacutenea de los recetarios de
tipo praacutectico probablemente se alejariacutean de excesivas pretensiones literarias y buscariacutean
llegar al destinatario de manera directa Se trata por tanto de un texto claro y sencillo
que escapa a grandes ambiciones de erudicioacuten pero que no obstante cuenta con rigor y
con datos que proceden de una documentacioacuten ampliamente contrastada Todos estos
aspectos relacionados con los destinatarios concretos de la obra de los que dependiacutea la
eleccioacuten de la lengua y de los procedimientos de expresioacuten y el empleo de fuentes seraacuten
ampliamente atendidos en los siguientes epiacutegrafes
85
Esta famosa composicioacuten fue puesta en praacutectica por primera vez por el rey Mitriacutedates en el siglo II
a C por quien la misma recibioacute el nombre de mitridato No obstante casi un siglo despueacutes Androacutemaco
el Viejo meacutedico del emperador Neroacuten mejoroacute la foacutermula de Mitriacutedates -antildeadiendo entre otros
ingredientes carne de viacutebora- y desde entonces la receta fue transmitida por diversos autores -como
Galeno que transmitioacute varias veces la foacutermula de Androacutemaco en sus escritos- Cf GARIJO 1992 10-13
56
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ndash George Hugo Tucker ndash Hermann Wiegand) Arizona Center for Medieval and
Renaissance Texts and Studies pp 273-281
9
dentro de trabajos de caraacutecter general -asiacute algunos paacuterrafos en manuales de historia de
la ciencia o artiacuteculos sobre la medicina renacentista toledana- Hasta nosotros solo ha
llegado un trabajo que profundiza en una de las obras de Lorenzo Peacuterez desde el punto
de vista filoloacutegico centrado precisamente en aquella que no nos ocupa aquiacute un breve
texto en latiacuten sobre simples y compuestos que ya tendremos tiempo de mencionar La
situacioacuten estaacute por consiguiente apenas desbrozada y tanto la figura del autor como sus
obras -sobre todo la que constituye nuestro objeto de estudio- no han sido hasta el
momento lo suficientemente atendidas y estudiadas especialmente desde la perspectiva
filoloacutegica que tanto puede aportar al conocimiento de la historia de la medicina como
huella evidente de la humanidad
Por esto creemos que resulta imprescindible un trabajo que en un aacutembito de
estudio con tanto camino todaviacutea por recorrer arroje algo de luz sobre la obra de este
boticario toledano quien de acuerdo con la mayoriacutea de los escasos testimonios que
parecen existir fue relevante en su geacutenero y aportoacute con su breve pero interesante
trabajo escrito conocimientos singulares al campo de la farmaceacuteutica quizaacutes alentado
por las ideas de aquel humanismo meacutedico que pretendemos detectar Ademaacutes es
precisamente en esa carencia que antes sentildealaacutebamos en la que se apoya la originalidad
del estudio que proponemos desarrollar en las proacuteximas paacuteginas un esfuerzo humilde
que busca contribuir al conocimiento de varios campos siguiendo un camino de
fructiacuteferos intercambios donde hablar de interdisciplinariedad o de auxilio entre
disciplinas se convierte en una realidad innegable
Pero la originalidad de este trabajo no se debe tanto a nuestra voluntad como a la
indispensable participacioacuten de la profesora Teresa Santamariacutea cuyo compromiso
implicacioacuten y habilidad a lo largo de todo el proceso queremos reconocer naturalmente
con estas uacuteltimas liacuteneas
10
I CONTEXTO CULTURAL Y CIENTIacuteFICO
Deciacuteamos en la introduccioacuten que la obra objeto de nuestro estudio perteneciacutea a
un periacuteodo determinado de la historia y que por tanto era producto de una
configuracioacuten contextual concreta Por otra parte el estudio de los elementos de
composicioacuten textual que pretendemos exponer en la segunda parte del trabajo depende
por entero del marco cultural y cientiacutefico en que se encuadra el autor de la misma
maacutexime cuando lo que buscamos analizar es la influencia del humanismo meacutedico en
dicha obra que se hace presente a traveacutes de una serie de caracteriacutesticas concretas que
responden a un modelo gestado en su seno como respuesta a las circunstancias del
nuevo contexto protagonizado por el Renacimiento y la corriente humaniacutestica que en eacutel
se desarrolloacute Ademaacutes la formacioacuten de los profesionales de la medicina -entre los que
situamos a nuestro autor- y todos los avatares que rodeaban a la profesioacuten meacutedica
puntos que tambieacuten determinaban el caraacutecter de la produccioacuten textual estaban
estrechamente vinculados con la situacioacuten de dicha ciencia en la eacutepoca que al mismo
tiempo dependiacutea de las coyunturas generales Por todo ello es necesario que a
continuacioacuten veamos los aspectos esenciales de las distintas manifestaciones del
contexto a nivel cultural y cientiacutefico de modo que esta proyeccioacuten pueda ayudar a
comprender mejor el resto del trabajo
1 RENACIMIENTO Y HUMANISMO
Como es natural en la historiografiacutea nos encontramos con numerosos conceptos
que hacen referencia a periacuteodos histoacutericos con sus consecuentes implicaciones en los
diversos aacutembitos de las sociedades Este hecho nos sirve de advertencia a la hora de
considerar teacuterminos como los de Renacimiento y humanismo donde el primero debe ser
entendido como marco del segundo y el segundo asiacute como producto derivado del
primero aspecto que ya sentildealan casi todos los autores consultados1 al disuadir al lector
de considerarlos como palabras sinoacutenimas
1 Cf BLANCO PEacuteREZ 1999 21 GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 15-16 y MARTIacuteN FERREIRA
1995 18-20
11
Hecha esta distincioacuten podemos afirmar que el Renacimiento es un periacuteodo
histoacuterico que tiene lugar en Europa entre los siglos XIV y XVI2 y que supone una serie
de transformaciones que afectan a todos los niveles a saber aparicioacuten de un incipiente
capitalismo progreso teacutecnico general invencioacuten de la imprenta y de la consecuente
cultura del libro tendencia a la consolidacioacuten del Estado moderno y establecimiento de
la vida urbana entre otros3 A nivel intelectual su presencia se observa en aspectos
como el rechazo del pasado inmediato -sin que ello suponga no obstante el abandono
completo de la tradicioacuten precedente4- el afaacuten de novedad la importancia de la
experiencia como forma de acceder al mundo circundante el desarrollo del
antropocentrismo fruto de una auto-consideracioacuten del individuo y como el propio
teacutermino indica con su nombre el retorno a la Antiguumledad como fuente para todos los
saberes que persiguen la formacioacuten de un hombre completo el humanista5
El humanismo por su parte se entiende como corriente de renovacioacuten
pedagoacutegica6 fruto de esa nueva mentalidad renacentista que trae consigo una serie de
principios centrados en el aacutembito de la educacioacuten y la formacioacuten de los individuos Si
bien la expresioacuten fue acuntildeada en Alemania en el siglo XIX referida a la educacioacuten
basada en el estudio de los claacutesicos grecolatinos -expresioacuten que se aplicoacute a la eacutepoca que
nos ocupa a finales de dicho siglo-7 el teacutermino ldquohumanistardquo surgioacute en el entorno
universitario italiano del siglo XVI para designar a los profesores de ldquohumanidadesrdquo en
analogiacutea a teacuterminos como ldquojuristardquo o ldquolegistardquo8 Estas ldquohumanidadesrdquo del Renacimiento
los Studia Humanitatis aparecieron con el objeto de restaurar el ideal educativo de la
Antiguumledad para conseguir una formacioacuten completa del individuo volviendo para ello
en cada una de sus materias -gramaacutetica retoacuterica historia poesiacutea y filosofiacutea moral- a las
fuentes grecolatinas que debiacutean ser recuperadas estudiadas e interpretadas por los
humanistas9 Uno de los principios de dicha corriente era el rechazo de la tradicioacuten
2 Dicho lapso temporal aceptado por la mayoriacutea de autores aparece en MARTIacuteN FERREIRA 1995
20 y MONTERO CARTELLE 2010 123 3 Implicaciones que sentildeala GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 17
4 Cf GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 17-18
5 Cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 20 y LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 4 XV
6 Como sentildealan MARTIacuteN FERREIRA 1995 18 MONTERO CARTELLE 2010 123 y GONZAacuteLEZ
MANJARREacuteS 2000 18-20 7 La cuestioacuten del origen del teacutermino es mencionada en MONTERO CARTELLE 2010 123 BLANCO
PEacuteREZ 1999 21y GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 18 8 Asiacute en MONTERO CARTELLE ibidem BLANCO PEacuteREZ 1999 21 y GONZAacuteLEZ
MANJARREacuteS 2000 18 9 Coinciden en este aspecto MONTERO CARTELLE 2010 124 LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 XV
y MARTIacuteN FERREIRA 1995 18
12
medieval que llevoacute a estos estudiosos a querer depurar los textos grecolatinos de la
corrupcioacuten de aquellos a los que consideraban ldquobaacuterbarosrdquo medievales cuestioacuten que no
impidioacute sin embargo y como hemos dicho antes que la influencia de la Edad Media
como eacutepoca precedente continuara presente en algunos aspectos10
Esta preocupacioacuten
por recuperar la integridad de las obras claacutesicas originales para rescatar sus valores y
contenidos y adaptarlos a su tiempo derivoacute en una afanosa labor filoloacutegica que se vio
impulsada por la aparicioacuten de la imprenta y la llegada en el siglo XV de bizantinos
exiliados con manuscritos griegos11
Pero la importancia de estos estudios de
humanidad no se limitoacute al aacutembito filoloacutegico sino que se convirtioacute en la formacioacuten
baacutesica que todos los estudiantes debiacutean recibir durante la ensentildeanza secundaria antes
de acceder a la universidad De esta forma especialistas de los distintos campos del
saber se vieron afectados por los principios de esta corriente pedagoacutegica lo que condujo
al desarrollo de distintos ldquohumanismosrdquo -asiacute el filoloacutegico el cientiacutefico etc- que en la
liacutenea del renacer cultural propio de la eacutepoca buscaban para cada disciplina el acceso a
las textos originales de la Antiguumledad12
En lo que respecta a Espantildea la situacioacuten parece maacutes complicada Si bien se ha
generado cierta poleacutemica en torno a la cuestioacuten de la existencia o no de un
Renacimiento y un humanismo el debate parece ya cerrado en la actualidad En efecto
aspectos como la Contrarreforma la actividad de la Inquisicioacuten la existencia de
corrientes miacutestico-espirituales la crisis econoacutemica o el escaso valor concedido en
general al latiacuten y al griego -teniendo en cuenta que los conocimientos filoloacutegicos como
hemos visto constituyen la base del humanismo- han hecho dudar a algunos estudiosos
sobre la existencia de una corriente humanista en nuestro paiacutes13
-dentro de esta postura
destaca la opinioacuten pesimista del filoacutelogo L Gil Fernaacutendez14
que habla del fracaso
espantildeol a este respecto- No asiacute hay quienes consideran que es posible hablar de un
Renacimiento y de un humanismo espantildeoles aunque con ciertas particularidades
apoyado el primero en el auge econoacutemico el descubrimiento de Ameacuterica y la
consolidacioacuten del Estado imperial entre otros factores y el segundo en la existencia de
10
Cf GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 18-20 y MARTIacuteN FERREIRA 1995 18-19 11
Cf entre otros LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 33 y MONTERO CARTELLE 2010 126 12
Sobre la cuestioacuten de los distintos humanismos cf MONTERO CARTELLE 2010 125 entre otros 13
Asiacute lo indican BLANCO PEacuteREZ 1999 22 GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 22-23 y PEacuteREZ
IBAacuteNtildeEZ 1996 18-19 14
Cf GIL FERNAacuteNDEZ 1997 passim
13
figuras importantes en distintos campos del saber15
Hay autores que ademaacutes creen en
la existencia de un humanismo espantildeol progresista y dinaacutemico -como J A Maravall-16
En cualquier caso parece que esa visioacuten negativa ya ha sido superada y que la creencia
general en la actualidad se inclina por aceptar la existencia de un Renacimiento y un
humanismo espantildeoles con algunas excepciones pero patrocinados por notables avances
y grandes figuras que tarde o temprano asumieron los nuevos modelos procedentes de
Italia
2 HUMANISMO MEacuteDICO
Como el resto de disciplinas la medicina tambieacuten se vio afectada por los
principios de esta corriente de renovacioacuten pedagoacutegica y de la aplicacioacuten de los mismos
a este campo por parte de sus profesionales surgioacute lo que se conoce como humanismo
meacutedico Esta nueva realidad supuso la aparicioacuten de una nueva figura la del meacutedico
filoacutelogo o humanista que movido por la nueva admiracioacuten hacia los claacutesicos de la
medicina decidioacute recurrir a la labor filoloacutegica como viacutea para la interpretacioacuten y
recuperacioacuten de los mismos objetivo con repercusioacuten directa en la vertiente teoacuterica de
la medicina pero cuyo fin uacuteltimo seriacutea con toda seguridad resultar uacutetil al ejercicio
profesional
Estos meacutedicos filoacutelogos integrantes de una nueva eacutelite de la medicina
caracterizada por un predominio de la parte teoacuterica habiacutean asumido la tarea de
recuperar los textos meacutedicos originales de la Antiguumledad depurando para ello las
versiones medievales de los claacutesicos que consideraban corrompidas y depravadas o
incluso acudiendo a los originales -como sucedioacute con el caso de los coacutedices griegos
rescatados por los bizantinos exiliados- De esta forma surgieron numerosas ediciones
traducciones y comentarios de obras claacutesicas fruto del trabajo de unos meacutedicos
humanistas que rechazaban el meacutetodo de la escolaacutestica y el galenismo medieval y no
confiaban en la tradicioacuten aacuterabe para el desarrollo de esta disciplina17
No obstante y a
15
Cf BLANCO PEacuteREZ 1999 22-23 GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 21-23 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ
1996 18-19 16
Opinioacuten recogida en GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 22-23 17
Estos aspectos propios del humanismo meacutedico aparecen en todas las obras que abordan la
cuestioacuten Veacuteanse al respecto entre otras LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 33 MARTIacuteN FERREIRA
1995 23-25 y MONTERO CARTELLE 2010 153 Para el galenismo medieval escolaacutestico o arabizado
y el meacutetodo escolaacutestico aplicado a la medicina cf LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 3 191-339
MARTIacuteN FERREIRA 1995 25 y MONTERO CARTELLE 2010 31-121
14
pesar de este recelo por el trabajo de la eacutepoca precedente algunos aspectos se
mantuvieron en el nuevo contexto Asiacute las grandes autoridades de la medicina
continuaron siendo las mismas que en la Edad Media -fundamentalmente Galeno e
Hipoacutecrates- variando solo la forma de acceder a las mismas y de considerar sus
doctrinas y la tradicioacuten aacuterabe por su parte mantuvo todaviacutea su importancia en ciertos
campos de la medicina renacentista -sobre todo en la materia meacutedica donde el Canon
de Avicena siguioacute siendo imprescindible-18
Pero estos humanistas tambieacuten se
preocuparon en muchos casos por desarrollar una obra meacutedica propia haciendo uso de
los distintos geacuteneros con que contaba la literatura meacutedica del momento y que
trataremos con maacutes detalle en epiacutegrafes posteriores Ademaacutes emprendieron una labor
filoloacutegica cercana a lo que hoy se conoce como criacutetica textual y que podriacuteamos
considerar como su antecedente inmediato con el objeto de restablecer los textos
originales trabajo que formaba parte de la corriente humanista general y que tuvo su
trasunto como era de esperar en el humanismo meacutedico Aunque dicha labor empezoacute
como sentildeala M A Gonzaacutelez Manjarreacutes19
siendo una emendatio ope ingenii basada
normalmente en el trabajo con un solo coacutedice hacia finales del siglo XV y principios
del XVI los humanistas empezaron a establecer criterios objetivos que la convirtieron en
un trabajo de emendatio ope codicum apoyado ya en la consulta de diferentes
testimonios manuscritos
En este punto resulta interesante rescatar las fases que expone en su trabajo A I
Martiacuten Ferreira20
para ilustrar la recuperacioacuten de los textos claacutesicos en la eacutepoca que nos
ocupa Asiacute una primera etapa de influjo latino con la edicioacuten de la obra de Celso -que
es redescubierto en el Renacimiento y editado por primera vez en este momento- dariacutea
paso a un periacuteodo de influjo griego con un predominio de la obra de Hipoacutecrates y
Galeno que culminariacutea en una uacuteltima etapa de superacioacuten y emancipacioacuten con respecto
a las autoridades claacutesicas Esto demuestra que la atencioacuten prestada a las fuentes de la
Antiguumledad dependioacute de los contextos propiciados por los distintos momentos y que la
postura propia de la Edad Media de aceptar sin reparos la opinioacuten de una autoridad se
vio trastocada en el Renacimiento por la nueva autoconciencia individual de los
humanistas El siguiente paacuterrafo de M J Peacuterez Ibaacutentildeez21
sobre el empleo de fuentes en
18
Cf sobre todo BLANCO PEacuteREZ 1999 25 y MARTIacuteN FERREIRA 1995 26 19
Para esta opinioacuten y la labor de criacutetica textual en los humanistas y en la figura concreta de Andreacutes
Laguna cf GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 183 20
Veacutease al respecto MARTIacuteN FERREIRA 1995 25 21
PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 107
15
los humanistas meacutedicos se refiere al aacutembito de la Universidad de Salamanca pero puede
extrapolarse al panorama general del que parecen emanar los principios particulares
aplicados en cada territorio
En los textos latinos de la Universidad de Salamanca observamos una tendencia de
conjunto a la abundancia de citas a recurrir en los distintos pasajes de la composicioacuten a
referencias a otras obras tanto para apoyar las tesis sostenidas como para rebatir las que
consideran erroacuteneas o improcedentes Se advierte la necesidad de afianzar las
proposiciones sostenidas tanto con las autoridades antiguas como medievales [hellip] o
renacentistas sean o no meacutedicas Esto no implica que no se conceda peso especiacutefico a la
propia experientia ni que se evite la autorreferencia como autoridad en diversas
materias
Nos encontramos de esta forma con un frecuente empleo de fuentes por parte
de los humanistas meacutedicos en sus obras -ya fueran comentarios traducciones o trabajos
propios- a las que soliacutean acudir para dar solidez a sus propias opiniones o para refutar
las de aquellos autores claacutesicos medievales o contemporaacuteneos que consideraban
erroacuteneas Esta postura demuestra que los humanistas meacutedicos desarrollaron una visioacuten
criacutetica respecto a las autoridades de la Antiguumledad que no existiacutea en la Edad Media y
que estaba apoyada en el empleo de la razoacuten personal y la propia observacioacuten a la hora
de estudiar los distintos aspectos de la disciplina cientiacutefica La experiencia se convertiacutea
asiacute en otra fuente importante para los autores que ahora podiacutean conciliar
contradicciones aclarar confusiones o corregir errores22
Un ejemplo de esta actitud nos
lo proporciona M A Gonzaacutelez Manjarreacutes23
cuando describe la labor de comentarista
del meacutedico humanista Andreacutes Laguna al afirmar que en su traduccioacuten de la afortunada
Materia meacutedica de Dioscoacuterides24
entre otras cosas se aventuroacute a mostrar los errores de
las autoridades afirmacioacuten que ilustra con el siguiente fragmento de un comentario de
dicho autor al capiacutetulo sobre el marrubio bastardo de la obra dioscoridiana
Fue grauissimo el error de Plinio acerca de aquesta planta porque dize que la llamaron
Puerro negro los griegos y que tiene las hojas mayores y mas negras que el puerro lo
qual jamas no se halla Mas la causa de tan gran deuaneo fue la afinidad de aquestos
vocablos Melan prason y Melan prasion de los quales aquel primero nos da agrave entender
puerro negro y estotro negro Marrubio
22
Para la cuestioacuten de la postura criacutetica y la experiencia en los humanistas meacutedicos cf sobre todo
LOacutePEZ PINtildeERO 1979 164 y MONTERO CARTELLE 2010 126 23
Veacutease GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 167 para el ejemplo y el fragmento citado de Laguna 24
LAGUNA 1555 III 111
16
En lo que respecta a la tipologiacutea de las fuentes y a partir de lo que podemos
deducir de las afirmaciones particulares sobre el humanismo meacutedico en ciertas
universidades o figuras de nuevo extrapoladas al contexto general predominaban los
autores claacutesicos grecolatinos -sobre todo los griegos Hipoacutecrates y Galeno pero tambieacuten
otros como Celso y Dioscoacuterides- Las alusiones a fuentes medievales y aacuterabes por su
parte eran maacutes escasas pero todaviacutea ineludibles fundamentalmente y como hemos
visto en ciertos aacutembitos como el de la materia meacutedica En la Universidad de
Salamanca uno de los grandes focos espantildeoles del humanismo meacutedico la labor teoacuterica
de algunos profesores de medicina evidencioacute el peso que la tradicioacuten aacuterabe y la ciencia
medieval ejercieron en dicha corriente a traveacutes de las diversas referencias en sus
trabajos a autores aacuterabes como Serapioacuten Rhazes y Mesueacute o a otros medievales como
Bernardo de Gordon Gentile da Foligno y Hugo de Siena Llama la atencioacuten por otra
parte que estos autores fueran pocas veces calificados de ldquobaacuterbarosrdquo en las obras de
dichos profesores25
Sin embargo la depravacioacuten leacutexica de los aacuterabes siacute fue mencionada
en la obra de Andreacutes Laguna que empleoacute las alusiones a fuentes medievales sobre todo
para criticarlas a pesar de demostrar una evidente admiracioacuten por la medicina aacuterabe -
sobre todo en las figuras de Serapioacuten y Avicena-26
Las referencias a autores
contemporaacuteneos tuvieron igualmente su espacio en las obras de esta corriente si bien en
menor medida y casi siempre para ser criticadas o contradichas tanto fue asiacute que solo
soliacutean ser elogiadas como afirma M A Gonzaacutelez Manjarreacutes27
cuando existiacutea una cierta
amistad entre el autor de la obra y el de la fuente citada o bien cuando este uacuteltimo era
admirado por el primero aunque es cierto que tambieacuten debieron existir excepciones a
este principio general Por uacuteltimo tambieacuten las fuentes no meacutedicas fueron una constante
en los textos predominando el recurso a fragmentos o autores biacuteblicos o literarios que
conferiacutean cierta erudicioacuten a las obras de caraacutecter meacutedico asiacute como a ciertos capiacutetulos de
textos filosoacuteficos -con un predominio de Platoacuten y Aristoacuteteles- De esta forma los
autores acudiacutean a enciclopedias o compendios de dichos y sentencias muy uacutetiles al
efecto sin dejar a un lado no obstante la consulta directa de los textos claacutesicos de la
literatura o el recurso al propio bagaje que proporcionaba la formacioacuten humaniacutestica28
25
Sobre las fuentes de las obras del humanismo meacutedico en la Universidad de Salamanca cf PEacuteREZ
IBAacuteNtildeEZ 1996 114-125 26
Cf GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 223-226 y 255 27
Veacutease GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 255-256 28
Para el empleo de fuentes no literarias cf sobre todo GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 233
17
Un problema fundamental al que tuvieron que enfrentarse los meacutedicos que
participaron en esta corriente fue el de la lengua en que debiacutean escribirse los textos de la
medicina Esta disyuntiva resulta imprescindible a la hora de comprender el caraacutecter de
las obras del humanismo meacutedico y la esencia misma de dicho movimiento y por ello
vamos a abordarla a continuacioacuten apoyaacutendonos sobre todo en los datos que los
diversos estudios nos aportan acerca de la situacioacuten de dicho problema en Espantildea pero
intentando como hasta ahora y por medio de la induccioacuten comprender los rasgos de
casos particulares como manifestaciones con sus correspondientes singularidades de
un contexto maacutes amplio y general del que poseemos menos datos de conjunto
Todos los autores consultados al respecto coinciden al afirmar que en el siglo
XVI el latiacuten se habiacutea convertido en lengua de cultura una lengua comuacuten y universal que
serviacutea de vehiacuteculo para una poliacutetica y una ciencia internacionales Sin embargo en ese
mismo siglo el avance de las lenguas vernaacuteculas que estaban consolidaacutendose y
creciendo en importancia hizo que empezaran a abrirse hueco en el panorama cultural y
a exigir incluso un papel en el aacutembito de la ciencia Este hecho propicioacute una situacioacuten
de bilinguumlismo aceptado donde el latiacuten se veriacutea confinado al aacutembito cientiacutefico y las
lenguas vernaacuteculas se limitariacutean a la expresioacuten literaria y cultural No obstante el paso
del tiempo hariacutea que dichas lenguas acabaran desbancando por completo al latiacuten como
se observa en el ejemplo que ofrece J M Loacutepez Pintildeero29
sobre el caso espantildeol donde
el porcentaje de obras cientiacuteficas impresas en castellano entre 1551-1600 es ya
ligeramente superior al de las impresas en lengua latina30
El latiacuten siguioacute siendo no obstante la lengua indiscutible de la ciencia en el siglo
XVI y por tanto el vehiacuteculo de expresioacuten para la produccioacuten escrita de la medicina
donde las excepciones compuestas en vernaacuteculo eran siempre justificadas Esto uacuteltimo
demuestra que no obstante hubo partidarios del empleo del romance en el aacutembito
meacutedico apoyaacutendose para secundar dicha propuesta en el escaso nuacutemero de meacutedicos que
dominaban el latiacuten y en el elevado nivel literario de esta lengua en el Renacimiento31
En Espantildea la creciente importancia del castellano que era sentido como lengua natural
y la situacioacuten un tanto adversa del latiacuten demostrada por los numerosos testimonios
29
Cf LOacutePEZ PINtildeERO 1979 123-124 30
El asunto del bilinguumlismo aceptado y la progresiva sustitucioacuten del latiacuten por las lenguas vernaacuteculas lo
encontramos en BLANCO PEacuteREZ 1999 165 LOacutePEZ PINtildeERO 1979 123-123 MARTIacuteN FERREIRA
1995 166-167 MONTERO CARTELLE 2010 136 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 130-133 31
Cf MONTERO CARTELLE 2010 137
18
recogidos por L Gil Fernaacutendez32
propiciaron la aparicioacuten de ciertos sectores que
abogaron por el uso del romance y rechazaron el empleo del latiacuten en la medicina a
pesar de que era aceptado por la mayoriacutea como lengua de la ciencia y de que su empleo
era exigido en la ensentildeanza universitaria y su conocimiento por parte de los
profesionales ordenado por pragmaacutetica -como sucediacutea seguacuten afirma M L Loacutepez
Terrada33
con los boticarios a quienes Felipe II obligaba mediante la pragmaacutetica de
1588 a conocer la lengua latina para poder examinarse- Las razones que adujeron los
partidarios del empleo del castellano se basaban sobre todo en motivos praacutecticos y de
bien comuacuten esto es en la necesidad de llegar a maacutes gente y lograr una mayor difusioacuten
de los saberes meacutedicos pues la realidad en lo que al conocimiento del latiacuten respectaba
era bien diferente de lo que se proponiacutea como ideal -asiacute en varias ocasiones la
necesidad de redactar una obra en castellano procediacutea de un encargo o ruego ajeno a la
voluntad del autor con frecuencia una peticioacuten del monarca- esta postura era
completada en muchos casos con otros motivos vinculados con el amor a la propia
lengua Estos fueron tambieacuten los argumentos que expusieron en su defensa los
humanistas meacutedicos que frente a la costumbre mayoritaria se decidieron a escribir
obras en romance34
Pero la mayoriacutea de autores siguioacute aferrada a la idea de que el latiacuten debiacutea ser la
lengua de la medicina alegando en defensa de esta postura que dicha lengua era el
coacutedigo de comunicacioacuten universal de la ciencia y la cultura que poseiacutea por su larga
historia en la materia una amplia tradicioacuten y un leacutexico teacutecnico elaborado y que
ademaacutes era fundamental para evitar el intrusismo profesional y las intromisiones no
deseadas en los distintos campos de la disciplina Hay que considerar tambieacuten que en
la mayoriacutea de los casos las obras no estaban dirigidas al gran puacuteblico sino a meacutedicos o
a estudiantes de medicina que seguacuten las exigencias de la eacutepoca debiacutean estar
familiarizados con la lengua tal y como afirma A I Martiacuten Ferreira35
al referirse a los
argumentos de los humanistas meacutedicos de la Universidad de Alcalaacute
Asiacute podemos cerrar la cuestioacuten afirmando con la misma autora que la eleccioacuten
de la lengua estaba condicionada en muchos casos por el geacutenero literario empleado el
32
Veacutease al respecto GIL FERNAacuteNDEZ 1997 48-83 33
Cf LOacutePEZ TERRADA 2002 174-175 34
Las razones de los defensores de esta postura ldquoromancistardquo aparecen en todos los estudios
consultados al respecto Cf BLANCO PEacuteREZ 1999 166-167 GIL FERNAacuteNDEZ 1997 60-61 LOacutePEZ
PINtildeERO 1979 138-139 MARTIacuteN FERREIRA 1995 172-173 MONTERO CARTELLE 2010 137 y
PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 132-133 35
Cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 168
19
puacuteblico al que se destinaba la obra y la materia concreta de la misma y que en el
contexto espantildeol del siglo XVI -extrapolando los datos de los estudios referidos a casos
concretos- lo usual fue emplear el latiacuten en los textos meacutedicos mientras que el
castellano se reservariacutea sobre todo para obras de cirugiacutea y anatomiacutea y para las
farmacopeas praacutecticas por la escasa familiaridad con el latiacuten de una parte importante de
los profesionales a los que iban dirigidas36
No podemos olvidarnos no obstante de los contrastes existentes en el seno del
propio movimiento donde no todos los humanistas meacutedicos se afanaron en editar
comentar y traducir a los claacutesicos Al contrario y seguacuten la opinioacuten de L S Granjel que
recoge en su trabajo A I Martiacuten Ferreira37
existieron tambieacuten seguidores de Galeno en
buacutesqueda de un perfeccionamiento del mismo y expositores modernos del sistema
galeacutenico medieval Ademaacutes junto con estos sectores maacutes ldquotradicionalesrdquo habiacutea
ldquodisidentesrdquo innovadores procedentes de lo que J M Loacutepez Pintildeero denomina la
ldquoperiferia teacutecnicardquo38
promotores de las principales renovaciones cientiacuteficas del
Renacimiento y que no pueden ser considerados por los estudiosos como humanistas
meacutedicos
Auacuten asiacute el humanismo significoacute mucho para la renovacioacuten de la ciencia y en
concreto la medicina pues apoyaacutendonos de nuevo en J M Loacutepez Pintildeero la necesidad
de entender de manera auteacutentica a los claacutesicos llevoacute al descubrimiento de
contradicciones internas y a la necesidad de recurrir a la observacioacuten de la realidad para
complementar hecho que terminoacute como ya sabemos en una ldquocrisis del criterio de
autoridad como base del conocimiento cientiacuteficordquo39
Ademaacutes este acercamiento
humanista a la ciencia meacutedica con un redescubrimiento de las doctrinas originales de
los claacutesicos y la consecuente posibilidad de considerarlas criacuteticamente supuso la base
de muchas reformas cientiacuteficas de la eacutepoca -como la del bruselense Andreacutes Vesalio que
sentildealoacute y rechazoacute algunos errores de la obra de Galeno a quien tradujo en su juventud y
es considerado el fundador de la anatomiacutea moderna-
Despueacutes de lo comentado parece innegable que dicha corriente contara con su
particular manifestacioacuten en Espantildea hecho probado por la existencia de profesionales
ilustres que aplicaron los principios de este humanismo a su labor meacutedica maacutes teoacuterica
36
Cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 174 37
Para esta opinioacuten y el asunto de los ldquodisidentesrdquo innovadores cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 26 38
LOacutePEZ PINtildeERO 1979 152 39
Esta afirmacioacuten y las ideas de este paacuterrafo aparecen como hemos sentildealado en LOacutePEZ PINtildeERO
1979 151
20
que praacutectica y vinculada casi siempre a aquellas universidades que funcionaron como
focos imprescindibles del mismo Si bien es cierto que empezoacute un siglo maacutes tarde que
en el resto de Europa limitando por tanto la labor de los humanistas meacutedicos a la
traduccioacuten y el comentario de textos ya sin edicioacuten pero todaviacutea con presencia de la
criacutetica textual los rasgos de esta corriente se manifestaron claramente en el ejercicio y
la produccioacuten escrita de muchos profesores de medicina que aunque en muchos casos
recibieron formacioacuten en el extranjero desarrollaron su trabajo en las universidades de
Salamanca y Valladolid -donde se mantuvo por maacutes tiempo la componente medieval
con figuras destacadas como Luis de Lemos o Luis Mercado- y Alcalaacute de Henares y
Valencia -donde los principios del humanismo meacutedico se implantaron con mayor
rapidez destacando la labor de profesionales como Francisco Valleacutes Pedro Jaime
Esteve o Luis Collado- Tambieacuten existieron no obstante figuras maacutes independientes
que desarrollaron su produccioacuten fuera de los principales centros universitarios -aunque
evidentemente recibieron formacioacuten en la universidad- como el ceacutelebre Andreacutes
Laguna ya mencionado anteriormente o el insigne Miguel Servet40
3 LA MEDICINA EN EL SIGLO XVI
Como podemos deducir el humanismo meacutedico espantildeol limitoacute praacutecticamente su
existencia al siglo XVI y dentro de ese periacuteodo amplio y ese contexto espacial
determinado se encuadra la obra del autor que nos proponemos estudiar Estas
circunstancias unidas al objetivo de la introduccioacuten contextual de esta primera parte del
trabajo que no es otro que servir de apoyo a la segunda nos obligan a centrarnos a la
hora de abordar el tema de la medicina renacentista en el siglo XVI y a poner especial
acento en la situacioacuten espantildeola cuyo panorama meacutedico en esta eacutepoca era un reflejo del
contexto general aderezado con las singularidades del propio paiacutes Es por eso por lo que
no incluimos ldquoespantildeolardquo en el tiacutetulo del epiacutegrafe pues muchos de los aspectos que
abordaremos a continuacioacuten podraacuten ser considerados una vez maacutes como reflejos de
40
El tema del humanismo meacutedico en Espantildea a traveacutes de los distintos focos universitarios o de algunas
figuras independientes estaacute ampliamente tratado en los ya mencionados estudios de BLANCO PEacuteREZ
1999 GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 MARTIacuteN FERREIRA 1995 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 cuyas
referencias completas se recogen en la bibliografiacutea de este trabajo asiacute como en M T SANTAMARIacuteA
HERNAacuteNDEZ El humanismo meacutedico en la Universidad de Valencia (siglo XVI) Valencia Consell
Valenciagrave de Cultura 2003 Informacioacuten maacutes general sobre el tema puede encontrarse en los primeros
capiacutetulos de cada uno y tambieacuten en MONTERO CARTELLE 2010 172-196 y LOacutePEZ PINtildeERO 1979
342-351
21
una realidad externa e independiente que debioacute contar con manifestaciones paralelas en
los distintos territorios no obstante siempre que hablemos de rasgos de los que no nos
consta una existencia a nivel maacutes general indicaremos que nos referimos al contexto
espantildeol
Normalmente las transiciones suelen entenderse como el paso progresivo que
algo sufre de un estado a otro pues asiacute nos lo demuestran la experiencia personal y la
sucesioacuten de los distintos periacuteodos histoacutericos que convencionalmente dividimos para
poder aprehender con claridad por medio de hitos Teniendo esto en cuenta no resulta
difiacutecil comprender la existencia en el panorama meacutedico europeo del periacuteodo que nos
ocupa de una dialeacutectica entre tradicioacuten y renovacioacuten cientiacutefica entendida como el
recurso a las autoridades antiguas o medievales frente a la introduccioacuten de las
renovaciones cientiacuteficas gestadas en el Renacimiento Dicha dicotomiacutea caracterizoacute
sobre todo a la primera mitad del siglo XVI que estuvo en cierto sentido dividida por
la continuidad del escolasticismo arabizado bajomedieval basado en la asimilacioacuten del
saber cientiacutefico griego heleniacutestico e islaacutemico por parte de las universidades de la Baja
Edad Media latina a traveacutes de las traducciones aacuterabes y la irrupcioacuten del humanismo
que como ya sabemos puede entenderse como movimiento de recuperacioacuten del saber
de la Antiguumledad grecolatina por medio del conocimiento directo de los textos claacutesicos
con todo lo que ello conlleva El resto de la centuria estuvo marcado por un predominio
de los principios de la corriente humanista que se habiacutea asentado ya en el paiacutes pero a
finales de siglo las aportaciones de la ciencia acadeacutemica aquella que estaba basada en el
humanismo meacutedico se agotaron al verse frustradas las expectativas propuestas a traveacutes
de dicha corriente para el renacimiento de la ciencia Esto permitioacute la entrada de nuevos
elementos que se habiacutean gestado en los aacutembitos extraacadeacutemicos y en la ya mencionada
ldquoperiferia teacutecnicardquo Auacuten asiacute la posibilidad de aferrarse a la tradicioacuten por motivos
ideoloacutegicos estaba abierta y eso fue precisamente lo que sucedioacute en Espantildea donde a
finales de siglo la Contrarreforma hizo que se recuperaran las doctrinas de la ciencia
tradicional si bien reformuladas y se rechazaran las renovaciones cientiacuteficas durante lo
que se considera en palabras de J M Loacutepez Pintildeero41
una etapa de neoescolasticismo
contrarreformista Durante la mayor parte del siglo la ciencia espantildeola -y por tanto la
medicina que es lo que aquiacute nos ocupa- participoacute no obstante de aquella dicotomiacutea
41
Sobre la dialeacutectica del siglo XVI entre tradicioacuten y renovacioacuten cientiacutefica cf LOacutePEZ PINtildeERO 1979
149-154 donde aparecen todas las ideas de este paacuterrafo
22
predominando el humanismo en el plano cientiacutefico -sobre todo mediada la centuria-
pero todaviacutea con una notable influencia del escolasticismo arabizado bajomedieval
Relacionado con esta cuestioacuten y ya exclusivamente dentro del panorama
espantildeol se encuentra el asunto de las generaciones de meacutedicos42
que se sucedieron en la
medicina espantildeola renacentista y que dieron clara muestra de la transicioacuten a la que
antes nos referiacuteamos En un primer momento que comprendioacute el final del siglo XV y el
comienzo del XVI desarrollaron su labor los meacutedicos pertenecientes a la primera
generacioacuten castellana con predominio todaviacutea del galenismo arabizado No obstante a
mediados de la centuria el contacto con Europa y la formacioacuten de muchos meacutedicos en el
extranjero permitieron la entrada de los principios del humanismo que fueron
asimilados por muchos profesionales de la medicina Destacan en esta etapa los
meacutedicos valencianos Miguel Jeroacutenimo Ledesma Miguel Juan Pascual Pedro Jaime
Esteve y Luis Collado entre otros y algunas figuras vinculadas a las universidades
castellanas como Bustamante de Paz en Salamanca o Rodrigo Reinoso en Alcalaacute de
Henares asiacute como otras maacutes universales o independientes entre las que podemos contar
a Juan Valverde de Amusco Goacutemez Pereira o los ya citados Miguel Servet y Andreacutes
Laguna Una tercera y uacuteltima generacioacuten estuvo protagonizada por los meacutedicos
vinculados a la corte -en concreto a la de Felipe II- que ya completamente
influenciados por el humanismo espantildeol y europeo y marcados por la situacioacuten socio-
poliacutetica del paiacutes iniciaron aquella corriente de neoescolasticismo contrarreformista En
este caso fueron meacutedicos como Fernando de Mena Cristoacutebal de Vega o Francisco
Valleacutes en Alcalaacute de Henares Luis de Lemos o Juan Bravo de Piedrahita en Salamanca
y Luis Mercado en Valladolid los que destacaron en el panorama entre otros
profesionales
Ahora bien todos estos meacutedicos formaban parte de una eacutelite social y poliacutetica que
limitaba sus labores sobre todo a la vertiente teoacuterica -quedando la praacutectica reducida a
la atencioacuten meacutedica de unos cuantos grupos elitistas- y vinculaba su actividad a las
universidades Pero el panorama meacutedico espantildeol de la eacutepoca contaba con otras figuras
que tambieacuten ejerciacutean la medicina aunque en muchos casos careciacutean de la formacioacuten
necesaria A saber meacutedicos ldquoempiacutericosrdquo entre los que se contaba a barberos algebristas
o bizmadores sangradores y parteras -todos ellos procedentes del pueblo llano y casi
siempre ajenos al mundo universitario- hombres y mujeres vinculados al mundo de la
42
Este asunto es ampliamente tratado en BLANCO PEacuteREZ 1999 27-28 MARTIacuteN FERREIRA 1995
27-28 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 25
23
hechiceriacutea y la supersticioacuten -saludadores o ensalmadores- e impostores que fingiacutean
tener una soacutelida formacioacuten -y por supuesto desconociacutean las lenguas claacutesicas- todos
ellos criticados por los meacutedicos humanistas conscientes de su posicioacuten elitista y con
una formacioacuten acadeacutemica que avalaba su ejercicio profesional43
Esta situacioacuten hizo pensar a esos meacutedicos universitarios en la necesidad de
exigir a los que iban a ejercer la medicina una serie de requisitos que manifestaron
mediante escritos en los que se describiacutea la figura del meacutedico ideal44
Entre otras
necesidades se planteaba la de conocer los preceptos de los autores claacutesicos de la
medicina sin olvidar a los aacuterabes y los escritos maacutes recientes -como proponiacutea Luis de
Lemos- y conocer la lengua latina y en menor medida la griega asiacute como un poco de
la aacuterabe para poder acceder a los textos -planteamiento que aparece en los escritos de
los meacutedicos E Jorge Enriacutequez y Alonso de Miranda-
Ante estas circunstancias para controlar de manera oficial la formacioacuten de los
profesionales de la medicina se creoacute a finales del siglo XV el Real Tribunal del
Protomedicato45
que llevaba a cabo dicha tarea por medio de exaacutemenes con los que los
protomeacutedicos evaluaban los conocimientos de los aspirantes a los diversos cargos de la
medicina para otorgarles en su caso la licencia que les permitiacutea ejercer
4 MEacuteDICOS Y BOTICARIOS DOS REALIDADES EN UN NUEVO ESCENARIO
Hasta ahora nos hemos referido sobre todo a un tipo de profesional de la
medicina el meacutedico con sus diferentes figuras Sin embargo en la eacutepoca existiacutean otras
ocupaciones sanitarias que compartiacutean escenario con los meacutedicos y cubriacutean las distintas
necesidades que este aacutembito demandaba mediante un trabajo que combinaba teoriacutea y
praacutectica Asiacute podiacutea contarse ademaacutes de con meacutedicos con cirujanos boticarios y
albeacuteitares46
figuras con una formacioacuten y un ejercicio profesional diferenciados y unas
condiciones generalmente dispares en materia de regulacioacuten -si bien es cierto que
coincidiacutean en muchos aspectos como trabajadores de un mismo campo- En este
43
Aborda esta cuestioacuten entre otros MARTIacuteN FERREIRA 1995 28-30 44
De la figura del meacutedico ideal tal y como la retratan los escritos de los propios meacutedicos humanistas
habla sobre todo PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 33-35 45
Sobre el funcionamiento de esta institucioacuten en la eacutepoca que nos ocupa y otras cuestiones
relacionadas cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 34-35 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 37 46
El tiacutetulo del capiacutetulo ya mencionado de LOacutePEZ TERRADA 2002 -ldquoMeacutedicos cirujanos boticarios y
albeacuteitaresrdquo- ilustra a la perfeccioacuten esta realidad que aparece ademaacutes explicada al detalle en el cuerpo del
mismo Se han utilizado para este epiacutegrafe las pp 161-168 y 174-177
24
epiacutegrafe solo vamos a abordar de manera sucinta los aspectos que atantildeen a la
ocupacioacuten de los meacutedicos y a la de los boticarios para acotar asiacute el espacio que nos
permitiraacute comprender mejor la segunda parte del trabajo limitaacutendonos al aacutembito que
maacutes se acerca a nuestro objeto de estudio a traveacutes de una visioacuten comparada de dos
profesiones meacutedicas diferentes
En el siglo XVI la uacutenica ocupacioacuten de caraacutecter cientiacutefico que se habiacutea convertido
en profesioacuten era la de meacutedico Como ya sabemos la formacioacuten estaba a cargo de las
universidades mientras que la regulacioacuten del ejercicio y la concesioacuten de licencias eran
competencia de la burocracia nacional que estableciacutea la necesidad de superar una serie
de exigencias previas a la incorporacioacuten a la praacutectica profesional A saber seguir una
formacioacuten que comprendiacutea el grado de bachiller en artes en universidades aprobadas
maacutes cuatro antildeos de estudios en una facultad que permitieran obtener el de bachiller en
medicina y dos antildeos de praacutecticas con meacutedicos aprobados superar el examen del
Protomedicato y finalmente obtener la licencia concedida por la Corona o por las
ciudades que permitiacutea ejercer Una vez obtenida dicha licencia los meacutedicos podiacutean
empezar a trabajar en distintos aacutembitos cada uno de los cuales proporcionaba un estatus
social y una remuneracioacuten diferentes en la casa real en el ejeacutercito o en hogares de
grandes sentildeores laicos y eclesiaacutesticos o en las ciudades Por otra parte no hubo en el
nuevo escenario una diferenciacioacuten demasiado evidente y radical entre el ejercicio
profesional de los meacutedicos y el de los cirujanos a pesar de que a finales de siglo se
establecioacute por pragmaacutetica que los meacutedicos no podiacutean realizar operaciones quiruacutergicas
asiacute como tampoco existioacute un liacutemite claro entre las funciones de los meacutedicos y las de los
boticarios si bien es cierto que se consideraba que estos uacuteltimos perteneciacutean a un grado
inferior bajo las oacuterdenes de aquellos
En lo que respecta a los boticarios los requisitos que debiacutean cumplir para
conseguir la licencia de ejercicio eran baacutesicamente los mismos que hemos indicado para
los meacutedicos pero con alguna variacioacuten que los acercaba maacutes al colectivo de los
cirujanos Asiacute debiacutean superar un periacuteodo de aprendizaje con un maestro boticario a lo
largo de cuatro antildeos -se trataba en este caso de una formacioacuten de caraacutecter artesanal y
no universitaria- y finalmente el examen ante el Tribunal del Protomedicato que les
permitiriacutea obtener la licencia necesaria para poder abrir una botica y dispensar
medicamentos Cuando contaban con este permiso los boticarios podiacutean trabajar como
los meacutedicos en distintos aacutembitos tambieacuten con diversa consideracioacuten social y sueldos
diferentes podiacutean abrir una botica por cuenta propia en una ciudad o bien ser
25
contratados por las autoridades urbanas podiacutean trabajar para un hospital -los de cierto
renombre soliacutean tener boticas propias- o podiacutean incorporarse al servicio de la casa real
Como sucediacutea con el resto de ocupaciones sanitarias el ejercicio de los boticarios estaba
regulado por el Tribunal del Protomedicato que se afanoacute especialmente en evitar
problemas de intrusismo -que los meacutedicos prepararan y vendieran recetas en sus casas o
que personas ajenas a la profesioacuten indicaran medicacioacuten sin receta previa- o un
problema frecuente como aquel de que los meacutedicos recetaran siempre a un boticario
determinado normalmente emparentado con ellos asiacute como en exigir a los boticarios
permanecer en sus boticas durante unas horas determinadas y preparar en ellas los
medicamentos En cuanto a la corona se encargoacute por medio de pragmaacuteticas de
prohibir que los boticarios fueran tambieacuten drogueros de obligar a los mismos a incluir
en el envase de los compuestos el diacutea mes y antildeo en que se hicieron de incluir a un
boticario en los exaacutemenes del Protomedicato -como examinador entendemos- y de
unificar los pesos y medidas farmaceacuteuticos entre otras cosas Por uacuteltimo el asunto de la
lengua que tanto atantildee a nuestro objeto de estudio estuvo en este colectivo
determinado en gran medida por la pragmaacutetica de 1588 que establecioacute para los
boticarios entre otras cosas la obligacioacuten de saber latiacuten como requisito para poder
examinarse Un ejemplo de esta postura es el del meacutedico Antonio de Aguilera que
consideraba que el boticario ideal debiacutea ser latino o al menos entender el latiacuten47
Es
posible seguacuten Loacutepez Terrada48
que los boticarios maacutes exigentes se preocuparan por
estudiar esta lengua en las universidades pero un grupo seguramente amplio seguiriacutea
desconociendo el latiacuten que resultaba imprescindible para poder entender sin problemas
las recetas que los doctores en medicina escribiacutean en la misma a pesar de los intentos
de los boticarios previos a la pragmaacutetica por obligar a los meacutedicos a redactarlas en
romance
47
Cf LOacutePEZ TERRADA 2002 174-175 48
Cf LOacutePEZ TERRADA ibidem
26
II MARCO LITERARIO
La inclusioacuten de un epiacutegrafe que exponga las liacuteneas generales del contexto
literario en el que se gestoacute la obra que nos ocupa y del marco en el que se desarrolloacute la
literatura que con sus textos sirvioacute de precedente a la produccioacuten meacutedica renacentista
resulta imprescindible en un trabajo de estas caracteriacutesticas como ya hemos
manifestado en la introduccioacuten Por ello vamos a intentar ofrecer a continuacioacuten una
visioacuten concisa pero justa de los distintos geacuteneros y obras que fueron surgiendo en el
seno de la disciplina meacutedica en cada eacutepoca y que fueron producto del trabajo de una
serie de profesionales que tambieacuten asumieron el papel de autores con el objetivo de
divulgar sus conocimientos sirvieacutendose para ello de distintos recursos expresivos
vinculados a las necesidades y circunstancias de cada periacuteodo
1 TEXTOS MEacuteDICOS ANTIGUOS Y MEDIEVALES FUENTES PARA UNA
NUEVA LITERATURA MEacuteDICA
11 LA MEDICINA CLAacuteSICA GRECOLATINA Y SUS TEXTOS
La medicina griega constituye el punto de partida de toda la medicina occidental
posterior Esta contundente sentencia que deducimos de las liacuteneas del trabajo de E
Montero Cartelle49
pone de manifiesto la gran influencia que los textos meacutedicos de esta
eacutepoca ejercieron en la produccioacuten del resto de periacuteodos incluso y quizaacute sobre todo en
la de los romanos coetaacuteneos en cierto modo de aquellos Dicha afirmacioacuten resulta
razonable si advertimos que fue durante los siglos VI-V a C cuando la medicina se
constituyoacute como saber teacutecnico gracias al trabajo de una serie de meacutedicos entre los
cuales destacoacute el conocido Hipoacutecrates Es quizaacute por este motivo por el que a la
produccioacuten literaria meacutedica de ese periacuteodo que abarca escritos de temas muy variados
se la conoce con el nombre de Corpus Hippocraticum a pesar de que muchos de esos
textos no habiacutean sido escritos por Hipoacutecrates50
Despueacutes de este meacutedico destacaron
figuras como la de Galeno -en el siglo II- a quien se atribuye una amplia produccioacuten de
49
Cf MONTERO CARTELLE 2020 11 50
Para el apartado de medicina griega cf LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 73-81 y 271-281
27
escritos de medicina tambieacuten de diverso contenido51
o un siglo antes la de
Dioscoacuterides autor del De materia medica una obra sobre simples que gozoacute de gran
fortuna en eacutepocas posteriores y se convirtioacute en precursora de la moderna farmacopea
Entre las muchas figuras posteriores a estas uacuteltimas fue remarcable la de
Oribasio de Peacutergamo meacutedico del emperador Juliano que desarrolloacute su variada obra
reunida en unas colecciones meacutedicas en el siglo IV A Oribasio lo sucedieron otros
autores meacutedicos como Aecio de Amida o Pablo de Egina -entre los siglos VI-VII
probablemente- que son considerados junto con aquel dentro del aacutembito de la
medicina bizantina Es por esto por lo que en algunos manuales aparecen junto con
Galeno dentro del contexto meacutedico de la eacutepoca romana imperial52
si bien es cierto que
en todos los casos se trata de autores griegos Debemos tener en cuenta que estas
uacuteltimas figuras conociacutean con frecuencia las obras de los autores meacutedicos anteriores e
incluso se apoyaban en ellas para componer sus textos
Mientras que la medicina griega como hemos dicho constituye la base y el
punto de partida de todo el movimiento meacutedico occidental posterior la medicina
romana es original en su aproximacioacuten adaptacioacuten y realizacioacuten del modelo griego53
De esta forma destaca la produccioacuten meacutedica latina de eacutepoca imperial repartida en los
siglos I y IV que constituyeron dos etapas bien diferenciadas en lo que respecta a
geacuteneros y lengua Asiacute si nos centramos en las formas de expresioacuten literaria podemos
distinguir por un lado la enciclopedia dedicada a la formacioacuten cultural general y
desarrollada sobre todo en el siglo I con representantes como Celso -considerado por
su elegante prosa el Ciceroacuten de los meacutedicos- y Plinio el Viejo conocido por su
Naturalis historia que dedica los libros XXIII-XXXII a tratar las propiedades
medicinales de varios productos de origen vegetal y animal El otro gran geacutenero fue el
manual una forma literaria con fines didaacutecticos maacutes propia de los siglos IV-V donde se
observa una tendencia al recetario de tipo praacutectico Estos manuales soliacutean presentar
numerosas traducciones o adaptaciones de textos anteriores estaban orientados al
puacuteblico en general y empleaban una lengua vulgarizante Dentro de este geacutenero
destacaron autores como Celio Aureliano y Marcelo Empiacuterico asiacute como ciertos escritos
menores proacuteximos al periacuteodo medieval como el De herba vettonica tradicionalmente
51
Cf para una ordenacioacuten sistemaacutetica de sus obras LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 219-220 52
De esta forma en MAZZINI 1997 73-96 53
Asiacute lo apunta en su trabajo MONTERO CARTELLE ibidem
28
atribuido a Antonio Musa meacutedico del emperador romano Augusto el Herbarius de
Pseudo-Apuleyo o el Liber medicinae ex animalibus que se atribuye a Sexto Plaacutecido54
12 LITERATURA MEacuteDICA EN LA EDAD MEDIA LATINA
Con el agotamiento de la Antiguumledad la literatura meacutedica se vio afectada por
ciertas transformaciones producto de la evolucioacuten de la ciencia y reflejo del progresivo
cambio de contexto Auacuten asiacute y como era de esperar en esta nueva eacutepoca se
mantuvieron y se desarrollaron ciertos rasgos gestados durante los uacuteltimos antildeos del
periacuteodo anterior como sucedioacute por ejemplo con la distribucioacuten de la medicina en tres
ramas55
la diaetetica encargada del mantenimiento de la salud corporal la
pharmaceutica que abarcaba la ciencia de los medicamentos tambieacuten conocida como
terapeacuteutica o materia meacutedica y la chirurgia que comprendiacutea las intervenciones
quiruacutergicas Dentro de cada una de estas ramas se fueron desarrollando formas literarias
diferentes -asiacute y entre otras los regimina en la primera los herbarios y antidotarios en
la segunda y las anatomiacuteas y cirugiacuteas en la tercera- Otro aspecto importante del periacuteodo
medieval fue el desarrollo de la escolaacutestica56
corriente filosoacutefica y teoloacutegica que hacia
el siglo XIII se aplicoacute al aacutembito de la medicina apoyada en el ldquonuevo Aristoacutetelesrdquo y en
el ldquoviejo Galenordquo fundamentalmente arabizado Se basoacute sobre todo en un meacutetodo
especulativo carente de visioacuten criacutetica -predominaba el principio de autoridad- y con un
gran protagonismo de la dialeacutectica centrado por tanto en la vertiente teoacuterica -aunque
tambieacuten la praacutectica tuvo su desarrollo- y con una importante funcioacuten escolar No
podemos olvidar por otra parte que en esta eacutepoca muchos profesionales de la medicina
accedieron a los textos de los autores claacutesicos a traveacutes de las traducciones aacuterabes que
habiacutean ido apareciendo durante la Alta Edad Media vertieacutendose en muchos casos al
latiacuten lo que permitioacute a nivel linguumliacutestico la asimilacioacuten de diversos arabismos que se
sumaron a un latiacuten vulgarizado desde finales de la Antiguumledad y que durante el
desarrollo del periacuteodo iriacutea tecnificaacutendose y acercaacutendose al uso de la lengua literaria57
54
Cf para la medicina latina y en concreto para este paacuterrafo MONTERO CARTELLE 2010 11-
30 tambieacuten LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 184 y 282-287 y MAZZINI 1997 27-96 55
Esta cuestioacuten aparece en LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 3 191-197 y MONTERO
CARTELLE 2010 31 y ss 56
Sobre la aplicacioacuten de esta corriente a la medicina escriben de nuevo LAIacuteN ENTRALGO 1971-
1973 338-339 y MONTERO CARTELLE 2010 43 57
Como sentildeala MONTERO CARTELLE 2010 120-121
29
En lo que respecta a los geacuteneros literarios58
la nueva eacutepoca fue testigo del
desarrollo de una gran variedad de formas destinadas a satisfacer las diversas
necesidades de la ensentildeanza y la praacutectica meacutedicas Desde enciclopedias -como las
Ethymologiae de Isidoro de Sevilla- hasta libros de secretos -un tipo de literatura
pseudocientiacutefica y semiculta a caballo entre los recetarios la literatura teacutecnica y los
textos hermeacuteticos- la lista comprendiacutea siacutentesis teoacutericas -compendia o summae como la
Practica dicta Lilium medicinae de Bernardo de Gordon- traducciones de grandes
obras de conjunto -como las de Gerardo de Cremona el autor maacutes representativo de la
Escuela de Toledo cuya traduccioacuten del Canon de Avicena supuso la clave de la
recepcioacuten medieval del mismo- comentarios o glosarios -que constituiacutean el origen del
meacutetodo escolaacutestico empleados en las lectiones con una funcioacuten fundamentalmente
pedagoacutegica y propedeacuteutica- concordancias -colecciones de sentencias de las grandes
autoridades de la medicina- diccionarios y leacutexicos meacutedicos -que recogiacutean la nueva
terminologiacutea tras la asimilacioacuten del influjo de la medicina aacuterabe como el Alphita
glosario anoacutenimo del siglo XIII- y conciliaciones -que intentaban concordar
contradicciones entre las distintas autoridades- Tambieacuten fueron importantes las
quaestiones y disputationes -que soliacutean seguir a las lectiones quedando normalmente en
una disputa dialeacutectica- las obras de introduccioacuten o accessus -que serviacutean de entrada a
las obras de las autoridades claacutesicas y a la medicina en general- los tacuina y las
tabulae -constituidos por cuadros sinoacutepticos que exponiacutean diversos aspectos de la
medicina medieval- y los consilia -obras de consejos destinadas a casos cliacutenicos
concretos-
2 LA EXPRESIOacuteN LITERARIA DE LA MEDICINA EN EL RENACIMIENTO
Como ya hemos expuesto en epiacutegrafes anteriores en el Renacimiento el
humanismo aplicado a distintos aacutembitos del saber suscitoacute un intereacutes por recuperar el
conocimiento de la Antiguumledad Asiacute en medicina los diversos profesionales tambieacuten
convertidos en autores se preocuparon por acceder a los textos meacutedicos claacutesicos de
manera directa afanaacutendose en la depuracioacuten de las versiones medievales y en la
traduccioacuten el comentario y la edicioacuten de las obras originales Por otra parte este
renacer de la Antiguumledad supuso en el plano linguumliacutestico una recuperacioacuten del modelo
58
Para esta cuestioacuten veacutease la detallada visioacuten que ofrece MONTERO CARTELLE 2010 45-105
30
claacutesico de la lengua latina con la consecuente buacutesqueda de belleza literaria a traveacutes de
la imitacioacuten de los autores grecolatinos una circunstancia que tambieacuten afectoacute a la
lengua de la medicina que convirtioacute a Galeno Hipoacutecrates y Celso entre otros autores
antiguos en la base de un movimiento de reaccioacuten contra el arabismo y la depravacioacuten
leacutexica medieval59
Esta nueva mentalidad dio lugar a nuevas formas literarias60
con las que divulgar
los conocimientos meacutedicos adaptadas a las necesidades del contexto y que en muchos
casos no eran sino continuacioacuten o reformulacioacuten de las del periacuteodo anterior Asiacute se
mantuvieron los tratados generales de corte tradicional si bien con novedades en la
siacutentesis y el orden expositivo y los consilia que en algunos casos conservaron su forma
medieval mientras que en otros introdujeron aspectos novedosos como tambieacuten
sucedioacute con las quaestiones Tambieacuten siguieron cultivaacutendose geacuteneros como la
enciclopedia las concordancias o conciliaciones y los resuacutemenes de auctoritates que
no obstante fueron dejando paso a las nuevas formas monografiacuteas especializadas sobre
temas concretos -como el De humani corporis fabrica un tratado de anatomiacutea escrito
por Andreas Vesalius- comentarios a los textos griegos que casi siempre formaban
parte de ediciones y traducciones al latiacuten -desarrollados por autores como Niccolograve
Leoniceno Thomas Linacre Guumlnther von Andernach o Janus Cornarius- textos sobre
las nuevas enfermedades y maacutes vinculados a la literatura que a la medicina las
epistulae -como las de Giovanni Manardo o Pietro A Mattioli- y los diaacutelogos en los
que primaba la funcioacuten didaacutectica por lo que soliacutean ser divulgados en lengua vernaacutecula
59
Cf MONTERO CARTELLE 2010 148-149 60
La cuestioacuten de los geacuteneros literarios de la medicina renacentista es de nuevo ampliamente tratada
en MONTERO CARTELLE 2010 128-136
31
III EL LIBRO DE THERIACA DE LORENZO PEacuteREZ
Una vez conocidos los rasgos fundamentales del contexto cultural y literario en
el que se gestoacute la obra que nos proponemos estudiar podemos proceder a analizar los
datos extraiacutedos de su lectura y a exponerlos y cotejarlos con la informacioacuten precedente
con la finalidad de responder maacutes adelante a las preguntas que se derivan de nuestro
objetivo Para ello nos detendremos en primer lugar a tratar con brevedad la situacioacuten
de la medicina escrita en la ciudad y en la eacutepoca en la que nuestro autor desarrolloacute su
obra -atendiendo especiacuteficamente a autores y textos- asiacute como algunos datos sobre su
vida y sus dos escritos visioacuten que completada con una descripcioacuten preliminar del texto
que nos ocupa nos permitiraacute reconstruir en liacuteneas generales su contexto inmediato y
comprender con mayor propiedad los aspectos compositivos que seraacuten estudiados en un
segundo epiacutegrafe
1 INTRODUCCIOacuteN
11 EL AUTOR Y LA MEDICINA ESCRITA EN EL TOLEDO DEL SIGLO XVI
R Sancho de San Romaacuten sentildeala en uno de sus trabajos61
que la medicina
toledana empezoacute a declinar a partir del siglo XVI a pesar del paso por la ciudad de
meacutedicos ilustres del seacutequito imperial de los reyes como Andreacutes Vesalio o Luis Lobera
de Aacutevila y de la presencia en la misma de otras figuras importantes en el aacutembito como
el cirujano Juan Fragoso o el meacutedico Francisco Hernaacutendez Esta opinioacuten se ve
reforzada ademaacutes con la idea de que el humanismo toledano tuvo maacutes esplendor en la
vertiente filoloacutegica y helenista que en la meacutedica62
Sin embargo y desde que los Reyes
Catoacutelicos concedieran el primer privilegio a la ciudad para imprimir a finales del siglo
XV diversos autores de medicina publicaron sus obras en el Toledo de la eacutepoca
produccioacuten que solo se vio interrumpida a mediados de siglo sin bien en la segunda
mitad vieron la luz importantes obras de farmacopea63
De esta forma entre finales del
siglo XV y la primera mitad del XVI la imprenta toledana publicoacute numerosas
61 Cf SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1972 9-12
62 Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1475-1476
63 Veacutease para estas afirmaciones y la lista de obras meacutedicas por autores en la imprenta toledana del
siglo XVI que relatamos a continuacioacuten SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1977 10-18 y 29
32
traducciones al castellano de grandes claacutesicos de la medicina -el Lilio de Medicina de
Bernardo de Gordon o el Libro o practica en Cirugia del italiano Juan de Vigo entre
otras- asiacute como obras de meacutedicos propiamente toledanos como Juliaacuten Gutieacuterrez -con
sus De potu in lapidis preservatione y De computatione dierum criticorum- o Luis de
Villarrubia -Tractatus eximiushellipab Epydemiali morbo- y Jorge Goacutemez -De ratione
minuendi sanguine in morbo laterali-64
Ya en la segunda mitad del siglo publicaron sus
obras en la ciudad autores como el meacutedico aragoneacutes Jeroacutenimo Jimeacutenez -Institutiorum
Medicarum libri quatuor nunc primum in lucem editi- o los boticarios toledanos
Lorenzo Peacuterez -Libro de Theriaca y De medicamentorum simpliciumhellipdelectu- y Veacutelez
de Arciniega -De simplicium medicamentorum collectione-65
Al final de la centuria la
imprenta de esta ciudad sacoacute a la luz lo que parecen ser las uacuteltimas obras meacutedicas del
Renacimiento toledano ambas sobre veterinaria el Libro de Albeiteria de Manuel Diacuteaz
y una recopilacioacuten de textos antiguos sobre este mismo tema de Alonso Suarez
En lo que respecta en concreto a Lorenzo Peacuterez pocos son los datos que
tenemos de eacutel Todas las secciones que se le dedican en las distintas obras biograacuteficas de
caraacutecter general apoyan sus afirmaciones en unos cuantos datos fundamentales Asiacute
sabemos que nuestro autor nacioacute en Toledo donde ejercioacute la profesioacuten de boticario y
que probablemente viajoacute por Espantildea Italia y Asia para conocer de primera mano las
plantas y poder corregir asiacute los errores que en la eacutepoca abundaban en las boticas66
Esta informacioacuten ademaacutes coincide con los datos esquemaacuteticos que aportan en la
actualidad J M Loacutepez Pintildeero y R Sancho de San Romaacuten67
Por otra parte F Picatoste
y Rodriacuteguez68
antildeade que se retiroacute antes del antildeo 1588 y A J Cavanilles69
que fue hijo
de un padre ilustrado que ldquole ensentildeoacute la facultad le inspiroacute el buen gusto los deseos de
saber y los de ser uacutetil aacute la sociedadrdquo y que con esta finalidad se instruyoacute en el latiacuten y
el griego ldquopara leer y corregir los coacutedices antiguos que trataacuteron de vegetales y
remediosrdquo testimonio que prueba con algunos ejemplos extraiacutedos del propio Libro de
64
De estos dos uacuteltimos autores habla tambieacuten SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1478-1487 y
1492 afirmando que seguiacutean anclados a la tradicioacuten meacutedica medieval frente a lo que parecioacute ocurrir con
las obras latinas ya imbuidas de los rasgos del humanismo de los dos boticarios de la segunda mitad del
siglo a los que nos referiremos en seguida 65
Cf para un estudio filoloacutegico de las obras en latiacuten de estos dos autores SANTAMARIacuteA
HERNAacuteNDEZ 2005 1487-1492 66
Estos datos aparecen en CAVANILLES 1804 105-106 COLMEIRO 1858 153 y PICATOSTE Y
RODRIacuteGUEZ 1891 241 67
Cf LOacutePEZ PINtildeERO 1979 302 y SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1977 17 68
Cf PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ ibidem 69
CAVANILLES ibidem
33
Theriaca Praacutecticamente lo mismo nos dice E Reyes Proacutesper70
en una obra de
principios del siglo XX donde afirma que Lorenzo Peacuterez era ldquoun culto humanista y
botaacutenico perspicazrdquo y que ldquodespueacutes de haber aprendido correctiacutesimamente el griego el
latiacuten y cuanto se habiacutea publicado de estudio de las plantas hasta su tiempo viajoacute por
nuestro paiacutes Italia y Asia para ver vivas muchas de las plantas que describieron y a
veces confundieron los antiguos autoresrdquo Los tres autores antes mencionados71
hacen
tambieacuten referencia a los conocimientos del boticario poco comunes en la eacutepoca por lo
que afirman merecieron el elogio de escritores como Sprengel72
que llegoacute a considerar
a nuestro autor eacutemulo de Maranta73
Tanto F Picatoste y Rodriacuteguez como M
Colmeiro74
testifican ademaacutes que Diego Serrano el boticario que llevoacute a la imprenta la
obra en latiacuten de nuestro autor despueacutes de que este se hubiera retirado en la dedicatoria a
dicha obra alega que le pidioacute este libro porque ldquolos muy doctos le daban el primado en
la eleccioacuten de los medicamentos simplesrdquo En relacioacuten a todo esto A J Cavanilles75
antildeade casi a modo de conclusioacuten que en el prefacio del meacutedico Francisco Pentildea a dicha
obra Lorenzo Peacuterez aparece como ldquoun sabio casi superior aacute los distinguidos de su siglo
que conocioacute quanto habiacutean escrito sobre yerbas comprobaacutendolo todo por siacute mismo y
que supo antildeadir nuevas luces para promover la cienciardquo Todos estos testimonios76
aportan evidencias sobre la singularidad y excelencia de nuestro autor como boticario e
incluso humanista una figura que aportoacute datos interesantes sobre la materia meacutedica y
preludioacute algunas consideraciones que antildeos maacutes tarde se asentariacutean en el aacutembito de la
botaacutenica
70
E REYES PROacuteSPER Dos noticias histoacutericas del inmortal botaacutenico y sacerdote hispano-valentino
Don Antonio Joseacute Cavanilles Madrid Artes Graacuteficas ldquoMateurdquo 1917 nota 25 71
Cf de nuevo CAVANILLES 1804 106-107 que vuelve a ilustrar con ejemplos extraiacutedos de la
obra del autor COLMEIRO ibidem y PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ ibidem que debioacute reproducir aquiacute
las palabras de M Colmeiro pues los testimonios de ambos autores son praacutecticamente iguales 72
Botaacutenico y fiacutesico alemaacuten que vivioacute entre los siglos XVIII-XIX Cf JOURDAN 1820-1825 vol 7
249-250 73
Meacutedico botaacutenico y teoacuterico literario del Renacimiento italiano autor entre otras de una obra en
italiano sobre la triaca traducida poco despueacutes al latiacuten por el meacutedico y botaacutenico alemaacuten J Camerarius Cf
JOURDAN 1820-1825 vol 6 177-178 74
Cf COLMEIRO ibidem y PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ 1891 242 75
CAVANILLES 1804 110 76
Ademaacutes de en los autores mencionados tambieacuten encontramos pequentildeas referencias a Lorenzo Peacuterez
en otras obras bibliograacuteficas y en algunos estudios sobre historia de la farmacia o noticias de algunas
boticas espantildeolas Entre ellas destacamos la de F J PUERTO SARMIENTO La Triaca Magna
Discurso de ingreso como acadeacutemico de nuacutemero en la RANF leiacutedo el 26 de febrero de 2009 disponible
en formato electroacutenico en Real Academia Nacional de Farmacia [en liacutenea] lthttpwwwranfcompdfdisc
ursosnumeropuertopdfgt
34
Sabemos por tanto que Lorenzo Peacuterez escribioacute dos textos sobre farmaceacuteutica77
que han llegado hasta nosotros en su versioacuten original En latiacuten redactoacute su De
medicamentorum simpliciumhellipdelectu78
publicado en Toledo en 1599 por el ya
mencionado Diego Serrano tambieacuten boticario un breve escrito sobre la eleccioacuten y
reposicioacuten de medicamentos simples y compuestos en el que recogioacute las
denominaciones latinas restituidas corrompidas y castellanas de cada uno de ellos con
el objeto de instruir a los boticarios y de evitar las confusiones terminoloacutegicas entre
ellos La obra por tanto tiene una finalidad praacutectica que se consigue no obstante
mediante la depuracioacuten del leacutexico un ejercicio muy comuacuten entre los humanistas
meacutedicos79
A este escrito lo precedioacute en 1575 el Libro de Theriaca publicado en
castellano por el propio autor en la misma ciudad y en el que trata diversos aspectos de
los distintos ingredientes de una composicioacuten medicinal M T Santamariacutea Hernaacutendez80
sentildeala que en este caso la finalidad de la obra es exclusivamente praacutectica si bien aquiacute
como veremos maacutes adelante el autor tambieacuten deja traslucir sus preocupaciones
linguumliacutesticas a traveacutes de diversas actuaciones que aunque escasas no deben pasar
desapercibidas
12 DESCRIPCIOacuteN DE LA OBRA
La obra que nos ocupa consta de 399 paacuteginas y veinticuatro hojas no numeradas
ocho al principio y dieciseacuteis al final Su tiacutetulo completo es bastante expliacutecito y ya
revela en cierto modo tanto el contenido como la finalidad de la misma ldquoLibro de
Theriaca limpio de los errores hasta nuestros tiempos en ella cometidos y vtilissimo
para preparar y configir muchos Simples y Compuestos cada dia recebidos en vso de
Medicinardquo (I 1-9)81
Dicho tiacutetulo aparece en la portada junto con otros datos que nos
dicen que la obra fue escrita por el boticario Lorenzo Peacuterez vecino de Toledo y que fue
impresa en la misma ciudad en casa de Juan de Ayala en el antildeo 1575 dirigida al
77
De las dos obras de Lorenzo Peacuterez habla sobre todo CAVANILLES 1804 108-110 tambieacuten
encontramos breves descripciones de las mismas en COLMEIRO 1858 153 y PICATOSTE Y
RODRIacuteGUEZ 1891 241-242 78
PERESIUS 1599 79
Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2006 273-281 80
Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1489-1490 81
La paginacioacuten que se indica con nuacutemeros romanos es nuestra Se trata en todo momento de
paacuteginas nunca de folios Tras esta se especifican en cada referencia las liacuteneas en las que se encuentra el
texto citado
35
Ayuntamiento de Toledo Tambieacuten se indica en el mismo sitio que la obra cuenta con el
privilegio concedido por el rey para ser vendida especificaacutendose a continuacioacuten la tasa
de la misma
Tras la portada nos encontramos con una carta de Juan Fernaacutendez de Herrera
Secretario del Consejo del Rey en la que se especifica de nuevo la tasa de la obra82
A
este texto le sigue una carta de Juan Gallo escribano de la Caacutemara del Rey redactada
por mandato suyo y que contiene la licencia de impresioacuten83
Una uacuteltima carta del rey
en este caso escrita por Martiacuten de Gaztelu recoge la ceacutedula que da licencia al autor para
imprimir y vender el libro ldquopor tiempo de diez antildeosrdquo (VI 17)
Las siguientes paacuteginas se reservan a la epiacutestola nuncupatoria dirigida al
Ayuntamiento de Toledo en la que el autor especifica entre otras cosas la finalidad de
la obra
Assi yo aacute saber estas cosas de plantas inclinado procure recoger los ratos de mi estudio
y escriuir vn tratado de Theriaca solo por entender que V S hauia acordado con
mucha razon y prudencia hazer vn compendio de todos los simples y compuestos
medicamentos recibidos en esta ciudad en el vso de medicina para limpiar las Boticas
de los enuegecidos errores y conseruar en salud la Republica (XI 7-17)
Otro aspecto sentildealado en la misma muy relevante para nuestro estudio es el de la
justificacioacuten del empleo del romance en lugar del latiacuten lengua usual en las obras de
caraacutecter cientiacutefico de la eacutepoca y que analizaremos maacutes adelante A esta epiacutestola siguen
tres sonetos de Alonso Saacutenchez teoacutelogo y rector del Colegio de Navalcarnero del
Doctor Tomaacutes de Arroyo y del Licenciado Pedro Suaacuterez estos dos uacuteltimos meacutedicos
dedicados al autor
Tras estos sonetos comienza el Libro de Theriaca propiamente dicho un escrito
sobre un remedio universal conocido como triaca -del aacuterabe hispano attiryaacuteq este del
aacuterabe claacutesico tiryāq este del latiacuten theriaca y este del griego θηριακή derivado de
θηρίον fiera animal84
- que se empleoacute desde la Antiguumledad y hasta los siglos XVIII-
XIX primero contra la mordedura venenosa de ciertos animales y despueacutes como
82
ldquo[hellip] le tassaron a tres marauedis cada pliego con que no se pueda uender ni distribuyr sin que al
principio de cada libro de la dicha impression vaya impresso esta tassa [hellip]rdquo (II 9-13) 83
ldquo[hellip] por la qual [carta] vos damos licencia y facultad para que por esta vez qualquier impressor
destos nuestros reynos pueda imprimir el dicho libro [hellip]rdquo (IV 4-10) 84
Cf Real Academia Espantildeola Diccionario de la lengua espantildeola (22a ed) [en liacutenea]
lthttplemaraeesdraeval=theriacagt
36
panacea para diversas enfermedades85
El cuerpo de la obra de Lorenzo Peacuterez estaacute
constituido por un proemio (1-4) y la triaca de Androacutemaco encabezada por una lista en
latiacuten con los simples y compuestos que la conforman y seguida de la descripcioacuten de
cada uno de ellos (5-348) asiacute como de dos secciones finales con informacioacuten sobre la
manera de componer la triaca y su fermentacioacuten y duracioacuten respectivamente (348-364)
La obra concluye con un anexo en latiacuten que incluye distintas versiones de la
triaca de varios autores -los antiguos Galeno Aecio de Amida y Pablo de Egina y el
medieval Juan Actuario asiacute como las versiones de Androacutemaco el Viejo Androacutemaco el
Joven y Damoacutecrates recogidas por Galeno en sus escritos- en cuya uacuteltima paacutegina
encontramos un colofoacuten con informacioacuten del lugar y el antildeo de impresioacuten (285-399)
Cierra la obra un iacutendice de contenidos (CDI-CDXXX)
Como el autor declara en la epiacutestola nuncupatoria la obra se redactoacute con el
objeto de corregir los errores de los boticarios y evitar las frecuentes confusiones a la
hora de elaborar la triaca una finalidad praacutectica que confiere al texto una funcioacuten
fundamentalmente didaacutectica y que nos permite encuadrarlo quizaacute con ciertas reservas
dentro del geacutenero de las farmacopeas entendidas como recopilaciones de recetas de
productos medicinales con descripciones de cada uno de sus ingredientes y
explicaciones sobre su composicioacuten y preparacioacuten que en la liacutenea de los recetarios de
tipo praacutectico probablemente se alejariacutean de excesivas pretensiones literarias y buscariacutean
llegar al destinatario de manera directa Se trata por tanto de un texto claro y sencillo
que escapa a grandes ambiciones de erudicioacuten pero que no obstante cuenta con rigor y
con datos que proceden de una documentacioacuten ampliamente contrastada Todos estos
aspectos relacionados con los destinatarios concretos de la obra de los que dependiacutea la
eleccioacuten de la lengua y de los procedimientos de expresioacuten y el empleo de fuentes seraacuten
ampliamente atendidos en los siguientes epiacutegrafes
85
Esta famosa composicioacuten fue puesta en praacutectica por primera vez por el rey Mitriacutedates en el siglo II
a C por quien la misma recibioacute el nombre de mitridato No obstante casi un siglo despueacutes Androacutemaco
el Viejo meacutedico del emperador Neroacuten mejoroacute la foacutermula de Mitriacutedates -antildeadiendo entre otros
ingredientes carne de viacutebora- y desde entonces la receta fue transmitida por diversos autores -como
Galeno que transmitioacute varias veces la foacutermula de Androacutemaco en sus escritos- Cf GARIJO 1992 10-13
56
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10
I CONTEXTO CULTURAL Y CIENTIacuteFICO
Deciacuteamos en la introduccioacuten que la obra objeto de nuestro estudio perteneciacutea a
un periacuteodo determinado de la historia y que por tanto era producto de una
configuracioacuten contextual concreta Por otra parte el estudio de los elementos de
composicioacuten textual que pretendemos exponer en la segunda parte del trabajo depende
por entero del marco cultural y cientiacutefico en que se encuadra el autor de la misma
maacutexime cuando lo que buscamos analizar es la influencia del humanismo meacutedico en
dicha obra que se hace presente a traveacutes de una serie de caracteriacutesticas concretas que
responden a un modelo gestado en su seno como respuesta a las circunstancias del
nuevo contexto protagonizado por el Renacimiento y la corriente humaniacutestica que en eacutel
se desarrolloacute Ademaacutes la formacioacuten de los profesionales de la medicina -entre los que
situamos a nuestro autor- y todos los avatares que rodeaban a la profesioacuten meacutedica
puntos que tambieacuten determinaban el caraacutecter de la produccioacuten textual estaban
estrechamente vinculados con la situacioacuten de dicha ciencia en la eacutepoca que al mismo
tiempo dependiacutea de las coyunturas generales Por todo ello es necesario que a
continuacioacuten veamos los aspectos esenciales de las distintas manifestaciones del
contexto a nivel cultural y cientiacutefico de modo que esta proyeccioacuten pueda ayudar a
comprender mejor el resto del trabajo
1 RENACIMIENTO Y HUMANISMO
Como es natural en la historiografiacutea nos encontramos con numerosos conceptos
que hacen referencia a periacuteodos histoacutericos con sus consecuentes implicaciones en los
diversos aacutembitos de las sociedades Este hecho nos sirve de advertencia a la hora de
considerar teacuterminos como los de Renacimiento y humanismo donde el primero debe ser
entendido como marco del segundo y el segundo asiacute como producto derivado del
primero aspecto que ya sentildealan casi todos los autores consultados1 al disuadir al lector
de considerarlos como palabras sinoacutenimas
1 Cf BLANCO PEacuteREZ 1999 21 GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 15-16 y MARTIacuteN FERREIRA
1995 18-20
11
Hecha esta distincioacuten podemos afirmar que el Renacimiento es un periacuteodo
histoacuterico que tiene lugar en Europa entre los siglos XIV y XVI2 y que supone una serie
de transformaciones que afectan a todos los niveles a saber aparicioacuten de un incipiente
capitalismo progreso teacutecnico general invencioacuten de la imprenta y de la consecuente
cultura del libro tendencia a la consolidacioacuten del Estado moderno y establecimiento de
la vida urbana entre otros3 A nivel intelectual su presencia se observa en aspectos
como el rechazo del pasado inmediato -sin que ello suponga no obstante el abandono
completo de la tradicioacuten precedente4- el afaacuten de novedad la importancia de la
experiencia como forma de acceder al mundo circundante el desarrollo del
antropocentrismo fruto de una auto-consideracioacuten del individuo y como el propio
teacutermino indica con su nombre el retorno a la Antiguumledad como fuente para todos los
saberes que persiguen la formacioacuten de un hombre completo el humanista5
El humanismo por su parte se entiende como corriente de renovacioacuten
pedagoacutegica6 fruto de esa nueva mentalidad renacentista que trae consigo una serie de
principios centrados en el aacutembito de la educacioacuten y la formacioacuten de los individuos Si
bien la expresioacuten fue acuntildeada en Alemania en el siglo XIX referida a la educacioacuten
basada en el estudio de los claacutesicos grecolatinos -expresioacuten que se aplicoacute a la eacutepoca que
nos ocupa a finales de dicho siglo-7 el teacutermino ldquohumanistardquo surgioacute en el entorno
universitario italiano del siglo XVI para designar a los profesores de ldquohumanidadesrdquo en
analogiacutea a teacuterminos como ldquojuristardquo o ldquolegistardquo8 Estas ldquohumanidadesrdquo del Renacimiento
los Studia Humanitatis aparecieron con el objeto de restaurar el ideal educativo de la
Antiguumledad para conseguir una formacioacuten completa del individuo volviendo para ello
en cada una de sus materias -gramaacutetica retoacuterica historia poesiacutea y filosofiacutea moral- a las
fuentes grecolatinas que debiacutean ser recuperadas estudiadas e interpretadas por los
humanistas9 Uno de los principios de dicha corriente era el rechazo de la tradicioacuten
2 Dicho lapso temporal aceptado por la mayoriacutea de autores aparece en MARTIacuteN FERREIRA 1995
20 y MONTERO CARTELLE 2010 123 3 Implicaciones que sentildeala GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 17
4 Cf GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 17-18
5 Cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 20 y LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 4 XV
6 Como sentildealan MARTIacuteN FERREIRA 1995 18 MONTERO CARTELLE 2010 123 y GONZAacuteLEZ
MANJARREacuteS 2000 18-20 7 La cuestioacuten del origen del teacutermino es mencionada en MONTERO CARTELLE 2010 123 BLANCO
PEacuteREZ 1999 21y GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 18 8 Asiacute en MONTERO CARTELLE ibidem BLANCO PEacuteREZ 1999 21 y GONZAacuteLEZ
MANJARREacuteS 2000 18 9 Coinciden en este aspecto MONTERO CARTELLE 2010 124 LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 XV
y MARTIacuteN FERREIRA 1995 18
12
medieval que llevoacute a estos estudiosos a querer depurar los textos grecolatinos de la
corrupcioacuten de aquellos a los que consideraban ldquobaacuterbarosrdquo medievales cuestioacuten que no
impidioacute sin embargo y como hemos dicho antes que la influencia de la Edad Media
como eacutepoca precedente continuara presente en algunos aspectos10
Esta preocupacioacuten
por recuperar la integridad de las obras claacutesicas originales para rescatar sus valores y
contenidos y adaptarlos a su tiempo derivoacute en una afanosa labor filoloacutegica que se vio
impulsada por la aparicioacuten de la imprenta y la llegada en el siglo XV de bizantinos
exiliados con manuscritos griegos11
Pero la importancia de estos estudios de
humanidad no se limitoacute al aacutembito filoloacutegico sino que se convirtioacute en la formacioacuten
baacutesica que todos los estudiantes debiacutean recibir durante la ensentildeanza secundaria antes
de acceder a la universidad De esta forma especialistas de los distintos campos del
saber se vieron afectados por los principios de esta corriente pedagoacutegica lo que condujo
al desarrollo de distintos ldquohumanismosrdquo -asiacute el filoloacutegico el cientiacutefico etc- que en la
liacutenea del renacer cultural propio de la eacutepoca buscaban para cada disciplina el acceso a
las textos originales de la Antiguumledad12
En lo que respecta a Espantildea la situacioacuten parece maacutes complicada Si bien se ha
generado cierta poleacutemica en torno a la cuestioacuten de la existencia o no de un
Renacimiento y un humanismo el debate parece ya cerrado en la actualidad En efecto
aspectos como la Contrarreforma la actividad de la Inquisicioacuten la existencia de
corrientes miacutestico-espirituales la crisis econoacutemica o el escaso valor concedido en
general al latiacuten y al griego -teniendo en cuenta que los conocimientos filoloacutegicos como
hemos visto constituyen la base del humanismo- han hecho dudar a algunos estudiosos
sobre la existencia de una corriente humanista en nuestro paiacutes13
-dentro de esta postura
destaca la opinioacuten pesimista del filoacutelogo L Gil Fernaacutendez14
que habla del fracaso
espantildeol a este respecto- No asiacute hay quienes consideran que es posible hablar de un
Renacimiento y de un humanismo espantildeoles aunque con ciertas particularidades
apoyado el primero en el auge econoacutemico el descubrimiento de Ameacuterica y la
consolidacioacuten del Estado imperial entre otros factores y el segundo en la existencia de
10
Cf GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 18-20 y MARTIacuteN FERREIRA 1995 18-19 11
Cf entre otros LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 33 y MONTERO CARTELLE 2010 126 12
Sobre la cuestioacuten de los distintos humanismos cf MONTERO CARTELLE 2010 125 entre otros 13
Asiacute lo indican BLANCO PEacuteREZ 1999 22 GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 22-23 y PEacuteREZ
IBAacuteNtildeEZ 1996 18-19 14
Cf GIL FERNAacuteNDEZ 1997 passim
13
figuras importantes en distintos campos del saber15
Hay autores que ademaacutes creen en
la existencia de un humanismo espantildeol progresista y dinaacutemico -como J A Maravall-16
En cualquier caso parece que esa visioacuten negativa ya ha sido superada y que la creencia
general en la actualidad se inclina por aceptar la existencia de un Renacimiento y un
humanismo espantildeoles con algunas excepciones pero patrocinados por notables avances
y grandes figuras que tarde o temprano asumieron los nuevos modelos procedentes de
Italia
2 HUMANISMO MEacuteDICO
Como el resto de disciplinas la medicina tambieacuten se vio afectada por los
principios de esta corriente de renovacioacuten pedagoacutegica y de la aplicacioacuten de los mismos
a este campo por parte de sus profesionales surgioacute lo que se conoce como humanismo
meacutedico Esta nueva realidad supuso la aparicioacuten de una nueva figura la del meacutedico
filoacutelogo o humanista que movido por la nueva admiracioacuten hacia los claacutesicos de la
medicina decidioacute recurrir a la labor filoloacutegica como viacutea para la interpretacioacuten y
recuperacioacuten de los mismos objetivo con repercusioacuten directa en la vertiente teoacuterica de
la medicina pero cuyo fin uacuteltimo seriacutea con toda seguridad resultar uacutetil al ejercicio
profesional
Estos meacutedicos filoacutelogos integrantes de una nueva eacutelite de la medicina
caracterizada por un predominio de la parte teoacuterica habiacutean asumido la tarea de
recuperar los textos meacutedicos originales de la Antiguumledad depurando para ello las
versiones medievales de los claacutesicos que consideraban corrompidas y depravadas o
incluso acudiendo a los originales -como sucedioacute con el caso de los coacutedices griegos
rescatados por los bizantinos exiliados- De esta forma surgieron numerosas ediciones
traducciones y comentarios de obras claacutesicas fruto del trabajo de unos meacutedicos
humanistas que rechazaban el meacutetodo de la escolaacutestica y el galenismo medieval y no
confiaban en la tradicioacuten aacuterabe para el desarrollo de esta disciplina17
No obstante y a
15
Cf BLANCO PEacuteREZ 1999 22-23 GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 21-23 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ
1996 18-19 16
Opinioacuten recogida en GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 22-23 17
Estos aspectos propios del humanismo meacutedico aparecen en todas las obras que abordan la
cuestioacuten Veacuteanse al respecto entre otras LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 33 MARTIacuteN FERREIRA
1995 23-25 y MONTERO CARTELLE 2010 153 Para el galenismo medieval escolaacutestico o arabizado
y el meacutetodo escolaacutestico aplicado a la medicina cf LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 3 191-339
MARTIacuteN FERREIRA 1995 25 y MONTERO CARTELLE 2010 31-121
14
pesar de este recelo por el trabajo de la eacutepoca precedente algunos aspectos se
mantuvieron en el nuevo contexto Asiacute las grandes autoridades de la medicina
continuaron siendo las mismas que en la Edad Media -fundamentalmente Galeno e
Hipoacutecrates- variando solo la forma de acceder a las mismas y de considerar sus
doctrinas y la tradicioacuten aacuterabe por su parte mantuvo todaviacutea su importancia en ciertos
campos de la medicina renacentista -sobre todo en la materia meacutedica donde el Canon
de Avicena siguioacute siendo imprescindible-18
Pero estos humanistas tambieacuten se
preocuparon en muchos casos por desarrollar una obra meacutedica propia haciendo uso de
los distintos geacuteneros con que contaba la literatura meacutedica del momento y que
trataremos con maacutes detalle en epiacutegrafes posteriores Ademaacutes emprendieron una labor
filoloacutegica cercana a lo que hoy se conoce como criacutetica textual y que podriacuteamos
considerar como su antecedente inmediato con el objeto de restablecer los textos
originales trabajo que formaba parte de la corriente humanista general y que tuvo su
trasunto como era de esperar en el humanismo meacutedico Aunque dicha labor empezoacute
como sentildeala M A Gonzaacutelez Manjarreacutes19
siendo una emendatio ope ingenii basada
normalmente en el trabajo con un solo coacutedice hacia finales del siglo XV y principios
del XVI los humanistas empezaron a establecer criterios objetivos que la convirtieron en
un trabajo de emendatio ope codicum apoyado ya en la consulta de diferentes
testimonios manuscritos
En este punto resulta interesante rescatar las fases que expone en su trabajo A I
Martiacuten Ferreira20
para ilustrar la recuperacioacuten de los textos claacutesicos en la eacutepoca que nos
ocupa Asiacute una primera etapa de influjo latino con la edicioacuten de la obra de Celso -que
es redescubierto en el Renacimiento y editado por primera vez en este momento- dariacutea
paso a un periacuteodo de influjo griego con un predominio de la obra de Hipoacutecrates y
Galeno que culminariacutea en una uacuteltima etapa de superacioacuten y emancipacioacuten con respecto
a las autoridades claacutesicas Esto demuestra que la atencioacuten prestada a las fuentes de la
Antiguumledad dependioacute de los contextos propiciados por los distintos momentos y que la
postura propia de la Edad Media de aceptar sin reparos la opinioacuten de una autoridad se
vio trastocada en el Renacimiento por la nueva autoconciencia individual de los
humanistas El siguiente paacuterrafo de M J Peacuterez Ibaacutentildeez21
sobre el empleo de fuentes en
18
Cf sobre todo BLANCO PEacuteREZ 1999 25 y MARTIacuteN FERREIRA 1995 26 19
Para esta opinioacuten y la labor de criacutetica textual en los humanistas y en la figura concreta de Andreacutes
Laguna cf GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 183 20
Veacutease al respecto MARTIacuteN FERREIRA 1995 25 21
PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 107
15
los humanistas meacutedicos se refiere al aacutembito de la Universidad de Salamanca pero puede
extrapolarse al panorama general del que parecen emanar los principios particulares
aplicados en cada territorio
En los textos latinos de la Universidad de Salamanca observamos una tendencia de
conjunto a la abundancia de citas a recurrir en los distintos pasajes de la composicioacuten a
referencias a otras obras tanto para apoyar las tesis sostenidas como para rebatir las que
consideran erroacuteneas o improcedentes Se advierte la necesidad de afianzar las
proposiciones sostenidas tanto con las autoridades antiguas como medievales [hellip] o
renacentistas sean o no meacutedicas Esto no implica que no se conceda peso especiacutefico a la
propia experientia ni que se evite la autorreferencia como autoridad en diversas
materias
Nos encontramos de esta forma con un frecuente empleo de fuentes por parte
de los humanistas meacutedicos en sus obras -ya fueran comentarios traducciones o trabajos
propios- a las que soliacutean acudir para dar solidez a sus propias opiniones o para refutar
las de aquellos autores claacutesicos medievales o contemporaacuteneos que consideraban
erroacuteneas Esta postura demuestra que los humanistas meacutedicos desarrollaron una visioacuten
criacutetica respecto a las autoridades de la Antiguumledad que no existiacutea en la Edad Media y
que estaba apoyada en el empleo de la razoacuten personal y la propia observacioacuten a la hora
de estudiar los distintos aspectos de la disciplina cientiacutefica La experiencia se convertiacutea
asiacute en otra fuente importante para los autores que ahora podiacutean conciliar
contradicciones aclarar confusiones o corregir errores22
Un ejemplo de esta actitud nos
lo proporciona M A Gonzaacutelez Manjarreacutes23
cuando describe la labor de comentarista
del meacutedico humanista Andreacutes Laguna al afirmar que en su traduccioacuten de la afortunada
Materia meacutedica de Dioscoacuterides24
entre otras cosas se aventuroacute a mostrar los errores de
las autoridades afirmacioacuten que ilustra con el siguiente fragmento de un comentario de
dicho autor al capiacutetulo sobre el marrubio bastardo de la obra dioscoridiana
Fue grauissimo el error de Plinio acerca de aquesta planta porque dize que la llamaron
Puerro negro los griegos y que tiene las hojas mayores y mas negras que el puerro lo
qual jamas no se halla Mas la causa de tan gran deuaneo fue la afinidad de aquestos
vocablos Melan prason y Melan prasion de los quales aquel primero nos da agrave entender
puerro negro y estotro negro Marrubio
22
Para la cuestioacuten de la postura criacutetica y la experiencia en los humanistas meacutedicos cf sobre todo
LOacutePEZ PINtildeERO 1979 164 y MONTERO CARTELLE 2010 126 23
Veacutease GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 167 para el ejemplo y el fragmento citado de Laguna 24
LAGUNA 1555 III 111
16
En lo que respecta a la tipologiacutea de las fuentes y a partir de lo que podemos
deducir de las afirmaciones particulares sobre el humanismo meacutedico en ciertas
universidades o figuras de nuevo extrapoladas al contexto general predominaban los
autores claacutesicos grecolatinos -sobre todo los griegos Hipoacutecrates y Galeno pero tambieacuten
otros como Celso y Dioscoacuterides- Las alusiones a fuentes medievales y aacuterabes por su
parte eran maacutes escasas pero todaviacutea ineludibles fundamentalmente y como hemos
visto en ciertos aacutembitos como el de la materia meacutedica En la Universidad de
Salamanca uno de los grandes focos espantildeoles del humanismo meacutedico la labor teoacuterica
de algunos profesores de medicina evidencioacute el peso que la tradicioacuten aacuterabe y la ciencia
medieval ejercieron en dicha corriente a traveacutes de las diversas referencias en sus
trabajos a autores aacuterabes como Serapioacuten Rhazes y Mesueacute o a otros medievales como
Bernardo de Gordon Gentile da Foligno y Hugo de Siena Llama la atencioacuten por otra
parte que estos autores fueran pocas veces calificados de ldquobaacuterbarosrdquo en las obras de
dichos profesores25
Sin embargo la depravacioacuten leacutexica de los aacuterabes siacute fue mencionada
en la obra de Andreacutes Laguna que empleoacute las alusiones a fuentes medievales sobre todo
para criticarlas a pesar de demostrar una evidente admiracioacuten por la medicina aacuterabe -
sobre todo en las figuras de Serapioacuten y Avicena-26
Las referencias a autores
contemporaacuteneos tuvieron igualmente su espacio en las obras de esta corriente si bien en
menor medida y casi siempre para ser criticadas o contradichas tanto fue asiacute que solo
soliacutean ser elogiadas como afirma M A Gonzaacutelez Manjarreacutes27
cuando existiacutea una cierta
amistad entre el autor de la obra y el de la fuente citada o bien cuando este uacuteltimo era
admirado por el primero aunque es cierto que tambieacuten debieron existir excepciones a
este principio general Por uacuteltimo tambieacuten las fuentes no meacutedicas fueron una constante
en los textos predominando el recurso a fragmentos o autores biacuteblicos o literarios que
conferiacutean cierta erudicioacuten a las obras de caraacutecter meacutedico asiacute como a ciertos capiacutetulos de
textos filosoacuteficos -con un predominio de Platoacuten y Aristoacuteteles- De esta forma los
autores acudiacutean a enciclopedias o compendios de dichos y sentencias muy uacutetiles al
efecto sin dejar a un lado no obstante la consulta directa de los textos claacutesicos de la
literatura o el recurso al propio bagaje que proporcionaba la formacioacuten humaniacutestica28
25
Sobre las fuentes de las obras del humanismo meacutedico en la Universidad de Salamanca cf PEacuteREZ
IBAacuteNtildeEZ 1996 114-125 26
Cf GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 223-226 y 255 27
Veacutease GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 255-256 28
Para el empleo de fuentes no literarias cf sobre todo GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 233
17
Un problema fundamental al que tuvieron que enfrentarse los meacutedicos que
participaron en esta corriente fue el de la lengua en que debiacutean escribirse los textos de la
medicina Esta disyuntiva resulta imprescindible a la hora de comprender el caraacutecter de
las obras del humanismo meacutedico y la esencia misma de dicho movimiento y por ello
vamos a abordarla a continuacioacuten apoyaacutendonos sobre todo en los datos que los
diversos estudios nos aportan acerca de la situacioacuten de dicho problema en Espantildea pero
intentando como hasta ahora y por medio de la induccioacuten comprender los rasgos de
casos particulares como manifestaciones con sus correspondientes singularidades de
un contexto maacutes amplio y general del que poseemos menos datos de conjunto
Todos los autores consultados al respecto coinciden al afirmar que en el siglo
XVI el latiacuten se habiacutea convertido en lengua de cultura una lengua comuacuten y universal que
serviacutea de vehiacuteculo para una poliacutetica y una ciencia internacionales Sin embargo en ese
mismo siglo el avance de las lenguas vernaacuteculas que estaban consolidaacutendose y
creciendo en importancia hizo que empezaran a abrirse hueco en el panorama cultural y
a exigir incluso un papel en el aacutembito de la ciencia Este hecho propicioacute una situacioacuten
de bilinguumlismo aceptado donde el latiacuten se veriacutea confinado al aacutembito cientiacutefico y las
lenguas vernaacuteculas se limitariacutean a la expresioacuten literaria y cultural No obstante el paso
del tiempo hariacutea que dichas lenguas acabaran desbancando por completo al latiacuten como
se observa en el ejemplo que ofrece J M Loacutepez Pintildeero29
sobre el caso espantildeol donde
el porcentaje de obras cientiacuteficas impresas en castellano entre 1551-1600 es ya
ligeramente superior al de las impresas en lengua latina30
El latiacuten siguioacute siendo no obstante la lengua indiscutible de la ciencia en el siglo
XVI y por tanto el vehiacuteculo de expresioacuten para la produccioacuten escrita de la medicina
donde las excepciones compuestas en vernaacuteculo eran siempre justificadas Esto uacuteltimo
demuestra que no obstante hubo partidarios del empleo del romance en el aacutembito
meacutedico apoyaacutendose para secundar dicha propuesta en el escaso nuacutemero de meacutedicos que
dominaban el latiacuten y en el elevado nivel literario de esta lengua en el Renacimiento31
En Espantildea la creciente importancia del castellano que era sentido como lengua natural
y la situacioacuten un tanto adversa del latiacuten demostrada por los numerosos testimonios
29
Cf LOacutePEZ PINtildeERO 1979 123-124 30
El asunto del bilinguumlismo aceptado y la progresiva sustitucioacuten del latiacuten por las lenguas vernaacuteculas lo
encontramos en BLANCO PEacuteREZ 1999 165 LOacutePEZ PINtildeERO 1979 123-123 MARTIacuteN FERREIRA
1995 166-167 MONTERO CARTELLE 2010 136 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 130-133 31
Cf MONTERO CARTELLE 2010 137
18
recogidos por L Gil Fernaacutendez32
propiciaron la aparicioacuten de ciertos sectores que
abogaron por el uso del romance y rechazaron el empleo del latiacuten en la medicina a
pesar de que era aceptado por la mayoriacutea como lengua de la ciencia y de que su empleo
era exigido en la ensentildeanza universitaria y su conocimiento por parte de los
profesionales ordenado por pragmaacutetica -como sucediacutea seguacuten afirma M L Loacutepez
Terrada33
con los boticarios a quienes Felipe II obligaba mediante la pragmaacutetica de
1588 a conocer la lengua latina para poder examinarse- Las razones que adujeron los
partidarios del empleo del castellano se basaban sobre todo en motivos praacutecticos y de
bien comuacuten esto es en la necesidad de llegar a maacutes gente y lograr una mayor difusioacuten
de los saberes meacutedicos pues la realidad en lo que al conocimiento del latiacuten respectaba
era bien diferente de lo que se proponiacutea como ideal -asiacute en varias ocasiones la
necesidad de redactar una obra en castellano procediacutea de un encargo o ruego ajeno a la
voluntad del autor con frecuencia una peticioacuten del monarca- esta postura era
completada en muchos casos con otros motivos vinculados con el amor a la propia
lengua Estos fueron tambieacuten los argumentos que expusieron en su defensa los
humanistas meacutedicos que frente a la costumbre mayoritaria se decidieron a escribir
obras en romance34
Pero la mayoriacutea de autores siguioacute aferrada a la idea de que el latiacuten debiacutea ser la
lengua de la medicina alegando en defensa de esta postura que dicha lengua era el
coacutedigo de comunicacioacuten universal de la ciencia y la cultura que poseiacutea por su larga
historia en la materia una amplia tradicioacuten y un leacutexico teacutecnico elaborado y que
ademaacutes era fundamental para evitar el intrusismo profesional y las intromisiones no
deseadas en los distintos campos de la disciplina Hay que considerar tambieacuten que en
la mayoriacutea de los casos las obras no estaban dirigidas al gran puacuteblico sino a meacutedicos o
a estudiantes de medicina que seguacuten las exigencias de la eacutepoca debiacutean estar
familiarizados con la lengua tal y como afirma A I Martiacuten Ferreira35
al referirse a los
argumentos de los humanistas meacutedicos de la Universidad de Alcalaacute
Asiacute podemos cerrar la cuestioacuten afirmando con la misma autora que la eleccioacuten
de la lengua estaba condicionada en muchos casos por el geacutenero literario empleado el
32
Veacutease al respecto GIL FERNAacuteNDEZ 1997 48-83 33
Cf LOacutePEZ TERRADA 2002 174-175 34
Las razones de los defensores de esta postura ldquoromancistardquo aparecen en todos los estudios
consultados al respecto Cf BLANCO PEacuteREZ 1999 166-167 GIL FERNAacuteNDEZ 1997 60-61 LOacutePEZ
PINtildeERO 1979 138-139 MARTIacuteN FERREIRA 1995 172-173 MONTERO CARTELLE 2010 137 y
PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 132-133 35
Cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 168
19
puacuteblico al que se destinaba la obra y la materia concreta de la misma y que en el
contexto espantildeol del siglo XVI -extrapolando los datos de los estudios referidos a casos
concretos- lo usual fue emplear el latiacuten en los textos meacutedicos mientras que el
castellano se reservariacutea sobre todo para obras de cirugiacutea y anatomiacutea y para las
farmacopeas praacutecticas por la escasa familiaridad con el latiacuten de una parte importante de
los profesionales a los que iban dirigidas36
No podemos olvidarnos no obstante de los contrastes existentes en el seno del
propio movimiento donde no todos los humanistas meacutedicos se afanaron en editar
comentar y traducir a los claacutesicos Al contrario y seguacuten la opinioacuten de L S Granjel que
recoge en su trabajo A I Martiacuten Ferreira37
existieron tambieacuten seguidores de Galeno en
buacutesqueda de un perfeccionamiento del mismo y expositores modernos del sistema
galeacutenico medieval Ademaacutes junto con estos sectores maacutes ldquotradicionalesrdquo habiacutea
ldquodisidentesrdquo innovadores procedentes de lo que J M Loacutepez Pintildeero denomina la
ldquoperiferia teacutecnicardquo38
promotores de las principales renovaciones cientiacuteficas del
Renacimiento y que no pueden ser considerados por los estudiosos como humanistas
meacutedicos
Auacuten asiacute el humanismo significoacute mucho para la renovacioacuten de la ciencia y en
concreto la medicina pues apoyaacutendonos de nuevo en J M Loacutepez Pintildeero la necesidad
de entender de manera auteacutentica a los claacutesicos llevoacute al descubrimiento de
contradicciones internas y a la necesidad de recurrir a la observacioacuten de la realidad para
complementar hecho que terminoacute como ya sabemos en una ldquocrisis del criterio de
autoridad como base del conocimiento cientiacuteficordquo39
Ademaacutes este acercamiento
humanista a la ciencia meacutedica con un redescubrimiento de las doctrinas originales de
los claacutesicos y la consecuente posibilidad de considerarlas criacuteticamente supuso la base
de muchas reformas cientiacuteficas de la eacutepoca -como la del bruselense Andreacutes Vesalio que
sentildealoacute y rechazoacute algunos errores de la obra de Galeno a quien tradujo en su juventud y
es considerado el fundador de la anatomiacutea moderna-
Despueacutes de lo comentado parece innegable que dicha corriente contara con su
particular manifestacioacuten en Espantildea hecho probado por la existencia de profesionales
ilustres que aplicaron los principios de este humanismo a su labor meacutedica maacutes teoacuterica
36
Cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 174 37
Para esta opinioacuten y el asunto de los ldquodisidentesrdquo innovadores cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 26 38
LOacutePEZ PINtildeERO 1979 152 39
Esta afirmacioacuten y las ideas de este paacuterrafo aparecen como hemos sentildealado en LOacutePEZ PINtildeERO
1979 151
20
que praacutectica y vinculada casi siempre a aquellas universidades que funcionaron como
focos imprescindibles del mismo Si bien es cierto que empezoacute un siglo maacutes tarde que
en el resto de Europa limitando por tanto la labor de los humanistas meacutedicos a la
traduccioacuten y el comentario de textos ya sin edicioacuten pero todaviacutea con presencia de la
criacutetica textual los rasgos de esta corriente se manifestaron claramente en el ejercicio y
la produccioacuten escrita de muchos profesores de medicina que aunque en muchos casos
recibieron formacioacuten en el extranjero desarrollaron su trabajo en las universidades de
Salamanca y Valladolid -donde se mantuvo por maacutes tiempo la componente medieval
con figuras destacadas como Luis de Lemos o Luis Mercado- y Alcalaacute de Henares y
Valencia -donde los principios del humanismo meacutedico se implantaron con mayor
rapidez destacando la labor de profesionales como Francisco Valleacutes Pedro Jaime
Esteve o Luis Collado- Tambieacuten existieron no obstante figuras maacutes independientes
que desarrollaron su produccioacuten fuera de los principales centros universitarios -aunque
evidentemente recibieron formacioacuten en la universidad- como el ceacutelebre Andreacutes
Laguna ya mencionado anteriormente o el insigne Miguel Servet40
3 LA MEDICINA EN EL SIGLO XVI
Como podemos deducir el humanismo meacutedico espantildeol limitoacute praacutecticamente su
existencia al siglo XVI y dentro de ese periacuteodo amplio y ese contexto espacial
determinado se encuadra la obra del autor que nos proponemos estudiar Estas
circunstancias unidas al objetivo de la introduccioacuten contextual de esta primera parte del
trabajo que no es otro que servir de apoyo a la segunda nos obligan a centrarnos a la
hora de abordar el tema de la medicina renacentista en el siglo XVI y a poner especial
acento en la situacioacuten espantildeola cuyo panorama meacutedico en esta eacutepoca era un reflejo del
contexto general aderezado con las singularidades del propio paiacutes Es por eso por lo que
no incluimos ldquoespantildeolardquo en el tiacutetulo del epiacutegrafe pues muchos de los aspectos que
abordaremos a continuacioacuten podraacuten ser considerados una vez maacutes como reflejos de
40
El tema del humanismo meacutedico en Espantildea a traveacutes de los distintos focos universitarios o de algunas
figuras independientes estaacute ampliamente tratado en los ya mencionados estudios de BLANCO PEacuteREZ
1999 GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 MARTIacuteN FERREIRA 1995 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 cuyas
referencias completas se recogen en la bibliografiacutea de este trabajo asiacute como en M T SANTAMARIacuteA
HERNAacuteNDEZ El humanismo meacutedico en la Universidad de Valencia (siglo XVI) Valencia Consell
Valenciagrave de Cultura 2003 Informacioacuten maacutes general sobre el tema puede encontrarse en los primeros
capiacutetulos de cada uno y tambieacuten en MONTERO CARTELLE 2010 172-196 y LOacutePEZ PINtildeERO 1979
342-351
21
una realidad externa e independiente que debioacute contar con manifestaciones paralelas en
los distintos territorios no obstante siempre que hablemos de rasgos de los que no nos
consta una existencia a nivel maacutes general indicaremos que nos referimos al contexto
espantildeol
Normalmente las transiciones suelen entenderse como el paso progresivo que
algo sufre de un estado a otro pues asiacute nos lo demuestran la experiencia personal y la
sucesioacuten de los distintos periacuteodos histoacutericos que convencionalmente dividimos para
poder aprehender con claridad por medio de hitos Teniendo esto en cuenta no resulta
difiacutecil comprender la existencia en el panorama meacutedico europeo del periacuteodo que nos
ocupa de una dialeacutectica entre tradicioacuten y renovacioacuten cientiacutefica entendida como el
recurso a las autoridades antiguas o medievales frente a la introduccioacuten de las
renovaciones cientiacuteficas gestadas en el Renacimiento Dicha dicotomiacutea caracterizoacute
sobre todo a la primera mitad del siglo XVI que estuvo en cierto sentido dividida por
la continuidad del escolasticismo arabizado bajomedieval basado en la asimilacioacuten del
saber cientiacutefico griego heleniacutestico e islaacutemico por parte de las universidades de la Baja
Edad Media latina a traveacutes de las traducciones aacuterabes y la irrupcioacuten del humanismo
que como ya sabemos puede entenderse como movimiento de recuperacioacuten del saber
de la Antiguumledad grecolatina por medio del conocimiento directo de los textos claacutesicos
con todo lo que ello conlleva El resto de la centuria estuvo marcado por un predominio
de los principios de la corriente humanista que se habiacutea asentado ya en el paiacutes pero a
finales de siglo las aportaciones de la ciencia acadeacutemica aquella que estaba basada en el
humanismo meacutedico se agotaron al verse frustradas las expectativas propuestas a traveacutes
de dicha corriente para el renacimiento de la ciencia Esto permitioacute la entrada de nuevos
elementos que se habiacutean gestado en los aacutembitos extraacadeacutemicos y en la ya mencionada
ldquoperiferia teacutecnicardquo Auacuten asiacute la posibilidad de aferrarse a la tradicioacuten por motivos
ideoloacutegicos estaba abierta y eso fue precisamente lo que sucedioacute en Espantildea donde a
finales de siglo la Contrarreforma hizo que se recuperaran las doctrinas de la ciencia
tradicional si bien reformuladas y se rechazaran las renovaciones cientiacuteficas durante lo
que se considera en palabras de J M Loacutepez Pintildeero41
una etapa de neoescolasticismo
contrarreformista Durante la mayor parte del siglo la ciencia espantildeola -y por tanto la
medicina que es lo que aquiacute nos ocupa- participoacute no obstante de aquella dicotomiacutea
41
Sobre la dialeacutectica del siglo XVI entre tradicioacuten y renovacioacuten cientiacutefica cf LOacutePEZ PINtildeERO 1979
149-154 donde aparecen todas las ideas de este paacuterrafo
22
predominando el humanismo en el plano cientiacutefico -sobre todo mediada la centuria-
pero todaviacutea con una notable influencia del escolasticismo arabizado bajomedieval
Relacionado con esta cuestioacuten y ya exclusivamente dentro del panorama
espantildeol se encuentra el asunto de las generaciones de meacutedicos42
que se sucedieron en la
medicina espantildeola renacentista y que dieron clara muestra de la transicioacuten a la que
antes nos referiacuteamos En un primer momento que comprendioacute el final del siglo XV y el
comienzo del XVI desarrollaron su labor los meacutedicos pertenecientes a la primera
generacioacuten castellana con predominio todaviacutea del galenismo arabizado No obstante a
mediados de la centuria el contacto con Europa y la formacioacuten de muchos meacutedicos en el
extranjero permitieron la entrada de los principios del humanismo que fueron
asimilados por muchos profesionales de la medicina Destacan en esta etapa los
meacutedicos valencianos Miguel Jeroacutenimo Ledesma Miguel Juan Pascual Pedro Jaime
Esteve y Luis Collado entre otros y algunas figuras vinculadas a las universidades
castellanas como Bustamante de Paz en Salamanca o Rodrigo Reinoso en Alcalaacute de
Henares asiacute como otras maacutes universales o independientes entre las que podemos contar
a Juan Valverde de Amusco Goacutemez Pereira o los ya citados Miguel Servet y Andreacutes
Laguna Una tercera y uacuteltima generacioacuten estuvo protagonizada por los meacutedicos
vinculados a la corte -en concreto a la de Felipe II- que ya completamente
influenciados por el humanismo espantildeol y europeo y marcados por la situacioacuten socio-
poliacutetica del paiacutes iniciaron aquella corriente de neoescolasticismo contrarreformista En
este caso fueron meacutedicos como Fernando de Mena Cristoacutebal de Vega o Francisco
Valleacutes en Alcalaacute de Henares Luis de Lemos o Juan Bravo de Piedrahita en Salamanca
y Luis Mercado en Valladolid los que destacaron en el panorama entre otros
profesionales
Ahora bien todos estos meacutedicos formaban parte de una eacutelite social y poliacutetica que
limitaba sus labores sobre todo a la vertiente teoacuterica -quedando la praacutectica reducida a
la atencioacuten meacutedica de unos cuantos grupos elitistas- y vinculaba su actividad a las
universidades Pero el panorama meacutedico espantildeol de la eacutepoca contaba con otras figuras
que tambieacuten ejerciacutean la medicina aunque en muchos casos careciacutean de la formacioacuten
necesaria A saber meacutedicos ldquoempiacutericosrdquo entre los que se contaba a barberos algebristas
o bizmadores sangradores y parteras -todos ellos procedentes del pueblo llano y casi
siempre ajenos al mundo universitario- hombres y mujeres vinculados al mundo de la
42
Este asunto es ampliamente tratado en BLANCO PEacuteREZ 1999 27-28 MARTIacuteN FERREIRA 1995
27-28 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 25
23
hechiceriacutea y la supersticioacuten -saludadores o ensalmadores- e impostores que fingiacutean
tener una soacutelida formacioacuten -y por supuesto desconociacutean las lenguas claacutesicas- todos
ellos criticados por los meacutedicos humanistas conscientes de su posicioacuten elitista y con
una formacioacuten acadeacutemica que avalaba su ejercicio profesional43
Esta situacioacuten hizo pensar a esos meacutedicos universitarios en la necesidad de
exigir a los que iban a ejercer la medicina una serie de requisitos que manifestaron
mediante escritos en los que se describiacutea la figura del meacutedico ideal44
Entre otras
necesidades se planteaba la de conocer los preceptos de los autores claacutesicos de la
medicina sin olvidar a los aacuterabes y los escritos maacutes recientes -como proponiacutea Luis de
Lemos- y conocer la lengua latina y en menor medida la griega asiacute como un poco de
la aacuterabe para poder acceder a los textos -planteamiento que aparece en los escritos de
los meacutedicos E Jorge Enriacutequez y Alonso de Miranda-
Ante estas circunstancias para controlar de manera oficial la formacioacuten de los
profesionales de la medicina se creoacute a finales del siglo XV el Real Tribunal del
Protomedicato45
que llevaba a cabo dicha tarea por medio de exaacutemenes con los que los
protomeacutedicos evaluaban los conocimientos de los aspirantes a los diversos cargos de la
medicina para otorgarles en su caso la licencia que les permitiacutea ejercer
4 MEacuteDICOS Y BOTICARIOS DOS REALIDADES EN UN NUEVO ESCENARIO
Hasta ahora nos hemos referido sobre todo a un tipo de profesional de la
medicina el meacutedico con sus diferentes figuras Sin embargo en la eacutepoca existiacutean otras
ocupaciones sanitarias que compartiacutean escenario con los meacutedicos y cubriacutean las distintas
necesidades que este aacutembito demandaba mediante un trabajo que combinaba teoriacutea y
praacutectica Asiacute podiacutea contarse ademaacutes de con meacutedicos con cirujanos boticarios y
albeacuteitares46
figuras con una formacioacuten y un ejercicio profesional diferenciados y unas
condiciones generalmente dispares en materia de regulacioacuten -si bien es cierto que
coincidiacutean en muchos aspectos como trabajadores de un mismo campo- En este
43
Aborda esta cuestioacuten entre otros MARTIacuteN FERREIRA 1995 28-30 44
De la figura del meacutedico ideal tal y como la retratan los escritos de los propios meacutedicos humanistas
habla sobre todo PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 33-35 45
Sobre el funcionamiento de esta institucioacuten en la eacutepoca que nos ocupa y otras cuestiones
relacionadas cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 34-35 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 37 46
El tiacutetulo del capiacutetulo ya mencionado de LOacutePEZ TERRADA 2002 -ldquoMeacutedicos cirujanos boticarios y
albeacuteitaresrdquo- ilustra a la perfeccioacuten esta realidad que aparece ademaacutes explicada al detalle en el cuerpo del
mismo Se han utilizado para este epiacutegrafe las pp 161-168 y 174-177
24
epiacutegrafe solo vamos a abordar de manera sucinta los aspectos que atantildeen a la
ocupacioacuten de los meacutedicos y a la de los boticarios para acotar asiacute el espacio que nos
permitiraacute comprender mejor la segunda parte del trabajo limitaacutendonos al aacutembito que
maacutes se acerca a nuestro objeto de estudio a traveacutes de una visioacuten comparada de dos
profesiones meacutedicas diferentes
En el siglo XVI la uacutenica ocupacioacuten de caraacutecter cientiacutefico que se habiacutea convertido
en profesioacuten era la de meacutedico Como ya sabemos la formacioacuten estaba a cargo de las
universidades mientras que la regulacioacuten del ejercicio y la concesioacuten de licencias eran
competencia de la burocracia nacional que estableciacutea la necesidad de superar una serie
de exigencias previas a la incorporacioacuten a la praacutectica profesional A saber seguir una
formacioacuten que comprendiacutea el grado de bachiller en artes en universidades aprobadas
maacutes cuatro antildeos de estudios en una facultad que permitieran obtener el de bachiller en
medicina y dos antildeos de praacutecticas con meacutedicos aprobados superar el examen del
Protomedicato y finalmente obtener la licencia concedida por la Corona o por las
ciudades que permitiacutea ejercer Una vez obtenida dicha licencia los meacutedicos podiacutean
empezar a trabajar en distintos aacutembitos cada uno de los cuales proporcionaba un estatus
social y una remuneracioacuten diferentes en la casa real en el ejeacutercito o en hogares de
grandes sentildeores laicos y eclesiaacutesticos o en las ciudades Por otra parte no hubo en el
nuevo escenario una diferenciacioacuten demasiado evidente y radical entre el ejercicio
profesional de los meacutedicos y el de los cirujanos a pesar de que a finales de siglo se
establecioacute por pragmaacutetica que los meacutedicos no podiacutean realizar operaciones quiruacutergicas
asiacute como tampoco existioacute un liacutemite claro entre las funciones de los meacutedicos y las de los
boticarios si bien es cierto que se consideraba que estos uacuteltimos perteneciacutean a un grado
inferior bajo las oacuterdenes de aquellos
En lo que respecta a los boticarios los requisitos que debiacutean cumplir para
conseguir la licencia de ejercicio eran baacutesicamente los mismos que hemos indicado para
los meacutedicos pero con alguna variacioacuten que los acercaba maacutes al colectivo de los
cirujanos Asiacute debiacutean superar un periacuteodo de aprendizaje con un maestro boticario a lo
largo de cuatro antildeos -se trataba en este caso de una formacioacuten de caraacutecter artesanal y
no universitaria- y finalmente el examen ante el Tribunal del Protomedicato que les
permitiriacutea obtener la licencia necesaria para poder abrir una botica y dispensar
medicamentos Cuando contaban con este permiso los boticarios podiacutean trabajar como
los meacutedicos en distintos aacutembitos tambieacuten con diversa consideracioacuten social y sueldos
diferentes podiacutean abrir una botica por cuenta propia en una ciudad o bien ser
25
contratados por las autoridades urbanas podiacutean trabajar para un hospital -los de cierto
renombre soliacutean tener boticas propias- o podiacutean incorporarse al servicio de la casa real
Como sucediacutea con el resto de ocupaciones sanitarias el ejercicio de los boticarios estaba
regulado por el Tribunal del Protomedicato que se afanoacute especialmente en evitar
problemas de intrusismo -que los meacutedicos prepararan y vendieran recetas en sus casas o
que personas ajenas a la profesioacuten indicaran medicacioacuten sin receta previa- o un
problema frecuente como aquel de que los meacutedicos recetaran siempre a un boticario
determinado normalmente emparentado con ellos asiacute como en exigir a los boticarios
permanecer en sus boticas durante unas horas determinadas y preparar en ellas los
medicamentos En cuanto a la corona se encargoacute por medio de pragmaacuteticas de
prohibir que los boticarios fueran tambieacuten drogueros de obligar a los mismos a incluir
en el envase de los compuestos el diacutea mes y antildeo en que se hicieron de incluir a un
boticario en los exaacutemenes del Protomedicato -como examinador entendemos- y de
unificar los pesos y medidas farmaceacuteuticos entre otras cosas Por uacuteltimo el asunto de la
lengua que tanto atantildee a nuestro objeto de estudio estuvo en este colectivo
determinado en gran medida por la pragmaacutetica de 1588 que establecioacute para los
boticarios entre otras cosas la obligacioacuten de saber latiacuten como requisito para poder
examinarse Un ejemplo de esta postura es el del meacutedico Antonio de Aguilera que
consideraba que el boticario ideal debiacutea ser latino o al menos entender el latiacuten47
Es
posible seguacuten Loacutepez Terrada48
que los boticarios maacutes exigentes se preocuparan por
estudiar esta lengua en las universidades pero un grupo seguramente amplio seguiriacutea
desconociendo el latiacuten que resultaba imprescindible para poder entender sin problemas
las recetas que los doctores en medicina escribiacutean en la misma a pesar de los intentos
de los boticarios previos a la pragmaacutetica por obligar a los meacutedicos a redactarlas en
romance
47
Cf LOacutePEZ TERRADA 2002 174-175 48
Cf LOacutePEZ TERRADA ibidem
26
II MARCO LITERARIO
La inclusioacuten de un epiacutegrafe que exponga las liacuteneas generales del contexto
literario en el que se gestoacute la obra que nos ocupa y del marco en el que se desarrolloacute la
literatura que con sus textos sirvioacute de precedente a la produccioacuten meacutedica renacentista
resulta imprescindible en un trabajo de estas caracteriacutesticas como ya hemos
manifestado en la introduccioacuten Por ello vamos a intentar ofrecer a continuacioacuten una
visioacuten concisa pero justa de los distintos geacuteneros y obras que fueron surgiendo en el
seno de la disciplina meacutedica en cada eacutepoca y que fueron producto del trabajo de una
serie de profesionales que tambieacuten asumieron el papel de autores con el objetivo de
divulgar sus conocimientos sirvieacutendose para ello de distintos recursos expresivos
vinculados a las necesidades y circunstancias de cada periacuteodo
1 TEXTOS MEacuteDICOS ANTIGUOS Y MEDIEVALES FUENTES PARA UNA
NUEVA LITERATURA MEacuteDICA
11 LA MEDICINA CLAacuteSICA GRECOLATINA Y SUS TEXTOS
La medicina griega constituye el punto de partida de toda la medicina occidental
posterior Esta contundente sentencia que deducimos de las liacuteneas del trabajo de E
Montero Cartelle49
pone de manifiesto la gran influencia que los textos meacutedicos de esta
eacutepoca ejercieron en la produccioacuten del resto de periacuteodos incluso y quizaacute sobre todo en
la de los romanos coetaacuteneos en cierto modo de aquellos Dicha afirmacioacuten resulta
razonable si advertimos que fue durante los siglos VI-V a C cuando la medicina se
constituyoacute como saber teacutecnico gracias al trabajo de una serie de meacutedicos entre los
cuales destacoacute el conocido Hipoacutecrates Es quizaacute por este motivo por el que a la
produccioacuten literaria meacutedica de ese periacuteodo que abarca escritos de temas muy variados
se la conoce con el nombre de Corpus Hippocraticum a pesar de que muchos de esos
textos no habiacutean sido escritos por Hipoacutecrates50
Despueacutes de este meacutedico destacaron
figuras como la de Galeno -en el siglo II- a quien se atribuye una amplia produccioacuten de
49
Cf MONTERO CARTELLE 2020 11 50
Para el apartado de medicina griega cf LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 73-81 y 271-281
27
escritos de medicina tambieacuten de diverso contenido51
o un siglo antes la de
Dioscoacuterides autor del De materia medica una obra sobre simples que gozoacute de gran
fortuna en eacutepocas posteriores y se convirtioacute en precursora de la moderna farmacopea
Entre las muchas figuras posteriores a estas uacuteltimas fue remarcable la de
Oribasio de Peacutergamo meacutedico del emperador Juliano que desarrolloacute su variada obra
reunida en unas colecciones meacutedicas en el siglo IV A Oribasio lo sucedieron otros
autores meacutedicos como Aecio de Amida o Pablo de Egina -entre los siglos VI-VII
probablemente- que son considerados junto con aquel dentro del aacutembito de la
medicina bizantina Es por esto por lo que en algunos manuales aparecen junto con
Galeno dentro del contexto meacutedico de la eacutepoca romana imperial52
si bien es cierto que
en todos los casos se trata de autores griegos Debemos tener en cuenta que estas
uacuteltimas figuras conociacutean con frecuencia las obras de los autores meacutedicos anteriores e
incluso se apoyaban en ellas para componer sus textos
Mientras que la medicina griega como hemos dicho constituye la base y el
punto de partida de todo el movimiento meacutedico occidental posterior la medicina
romana es original en su aproximacioacuten adaptacioacuten y realizacioacuten del modelo griego53
De esta forma destaca la produccioacuten meacutedica latina de eacutepoca imperial repartida en los
siglos I y IV que constituyeron dos etapas bien diferenciadas en lo que respecta a
geacuteneros y lengua Asiacute si nos centramos en las formas de expresioacuten literaria podemos
distinguir por un lado la enciclopedia dedicada a la formacioacuten cultural general y
desarrollada sobre todo en el siglo I con representantes como Celso -considerado por
su elegante prosa el Ciceroacuten de los meacutedicos- y Plinio el Viejo conocido por su
Naturalis historia que dedica los libros XXIII-XXXII a tratar las propiedades
medicinales de varios productos de origen vegetal y animal El otro gran geacutenero fue el
manual una forma literaria con fines didaacutecticos maacutes propia de los siglos IV-V donde se
observa una tendencia al recetario de tipo praacutectico Estos manuales soliacutean presentar
numerosas traducciones o adaptaciones de textos anteriores estaban orientados al
puacuteblico en general y empleaban una lengua vulgarizante Dentro de este geacutenero
destacaron autores como Celio Aureliano y Marcelo Empiacuterico asiacute como ciertos escritos
menores proacuteximos al periacuteodo medieval como el De herba vettonica tradicionalmente
51
Cf para una ordenacioacuten sistemaacutetica de sus obras LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 219-220 52
De esta forma en MAZZINI 1997 73-96 53
Asiacute lo apunta en su trabajo MONTERO CARTELLE ibidem
28
atribuido a Antonio Musa meacutedico del emperador romano Augusto el Herbarius de
Pseudo-Apuleyo o el Liber medicinae ex animalibus que se atribuye a Sexto Plaacutecido54
12 LITERATURA MEacuteDICA EN LA EDAD MEDIA LATINA
Con el agotamiento de la Antiguumledad la literatura meacutedica se vio afectada por
ciertas transformaciones producto de la evolucioacuten de la ciencia y reflejo del progresivo
cambio de contexto Auacuten asiacute y como era de esperar en esta nueva eacutepoca se
mantuvieron y se desarrollaron ciertos rasgos gestados durante los uacuteltimos antildeos del
periacuteodo anterior como sucedioacute por ejemplo con la distribucioacuten de la medicina en tres
ramas55
la diaetetica encargada del mantenimiento de la salud corporal la
pharmaceutica que abarcaba la ciencia de los medicamentos tambieacuten conocida como
terapeacuteutica o materia meacutedica y la chirurgia que comprendiacutea las intervenciones
quiruacutergicas Dentro de cada una de estas ramas se fueron desarrollando formas literarias
diferentes -asiacute y entre otras los regimina en la primera los herbarios y antidotarios en
la segunda y las anatomiacuteas y cirugiacuteas en la tercera- Otro aspecto importante del periacuteodo
medieval fue el desarrollo de la escolaacutestica56
corriente filosoacutefica y teoloacutegica que hacia
el siglo XIII se aplicoacute al aacutembito de la medicina apoyada en el ldquonuevo Aristoacutetelesrdquo y en
el ldquoviejo Galenordquo fundamentalmente arabizado Se basoacute sobre todo en un meacutetodo
especulativo carente de visioacuten criacutetica -predominaba el principio de autoridad- y con un
gran protagonismo de la dialeacutectica centrado por tanto en la vertiente teoacuterica -aunque
tambieacuten la praacutectica tuvo su desarrollo- y con una importante funcioacuten escolar No
podemos olvidar por otra parte que en esta eacutepoca muchos profesionales de la medicina
accedieron a los textos de los autores claacutesicos a traveacutes de las traducciones aacuterabes que
habiacutean ido apareciendo durante la Alta Edad Media vertieacutendose en muchos casos al
latiacuten lo que permitioacute a nivel linguumliacutestico la asimilacioacuten de diversos arabismos que se
sumaron a un latiacuten vulgarizado desde finales de la Antiguumledad y que durante el
desarrollo del periacuteodo iriacutea tecnificaacutendose y acercaacutendose al uso de la lengua literaria57
54
Cf para la medicina latina y en concreto para este paacuterrafo MONTERO CARTELLE 2010 11-
30 tambieacuten LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 184 y 282-287 y MAZZINI 1997 27-96 55
Esta cuestioacuten aparece en LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 3 191-197 y MONTERO
CARTELLE 2010 31 y ss 56
Sobre la aplicacioacuten de esta corriente a la medicina escriben de nuevo LAIacuteN ENTRALGO 1971-
1973 338-339 y MONTERO CARTELLE 2010 43 57
Como sentildeala MONTERO CARTELLE 2010 120-121
29
En lo que respecta a los geacuteneros literarios58
la nueva eacutepoca fue testigo del
desarrollo de una gran variedad de formas destinadas a satisfacer las diversas
necesidades de la ensentildeanza y la praacutectica meacutedicas Desde enciclopedias -como las
Ethymologiae de Isidoro de Sevilla- hasta libros de secretos -un tipo de literatura
pseudocientiacutefica y semiculta a caballo entre los recetarios la literatura teacutecnica y los
textos hermeacuteticos- la lista comprendiacutea siacutentesis teoacutericas -compendia o summae como la
Practica dicta Lilium medicinae de Bernardo de Gordon- traducciones de grandes
obras de conjunto -como las de Gerardo de Cremona el autor maacutes representativo de la
Escuela de Toledo cuya traduccioacuten del Canon de Avicena supuso la clave de la
recepcioacuten medieval del mismo- comentarios o glosarios -que constituiacutean el origen del
meacutetodo escolaacutestico empleados en las lectiones con una funcioacuten fundamentalmente
pedagoacutegica y propedeacuteutica- concordancias -colecciones de sentencias de las grandes
autoridades de la medicina- diccionarios y leacutexicos meacutedicos -que recogiacutean la nueva
terminologiacutea tras la asimilacioacuten del influjo de la medicina aacuterabe como el Alphita
glosario anoacutenimo del siglo XIII- y conciliaciones -que intentaban concordar
contradicciones entre las distintas autoridades- Tambieacuten fueron importantes las
quaestiones y disputationes -que soliacutean seguir a las lectiones quedando normalmente en
una disputa dialeacutectica- las obras de introduccioacuten o accessus -que serviacutean de entrada a
las obras de las autoridades claacutesicas y a la medicina en general- los tacuina y las
tabulae -constituidos por cuadros sinoacutepticos que exponiacutean diversos aspectos de la
medicina medieval- y los consilia -obras de consejos destinadas a casos cliacutenicos
concretos-
2 LA EXPRESIOacuteN LITERARIA DE LA MEDICINA EN EL RENACIMIENTO
Como ya hemos expuesto en epiacutegrafes anteriores en el Renacimiento el
humanismo aplicado a distintos aacutembitos del saber suscitoacute un intereacutes por recuperar el
conocimiento de la Antiguumledad Asiacute en medicina los diversos profesionales tambieacuten
convertidos en autores se preocuparon por acceder a los textos meacutedicos claacutesicos de
manera directa afanaacutendose en la depuracioacuten de las versiones medievales y en la
traduccioacuten el comentario y la edicioacuten de las obras originales Por otra parte este
renacer de la Antiguumledad supuso en el plano linguumliacutestico una recuperacioacuten del modelo
58
Para esta cuestioacuten veacutease la detallada visioacuten que ofrece MONTERO CARTELLE 2010 45-105
30
claacutesico de la lengua latina con la consecuente buacutesqueda de belleza literaria a traveacutes de
la imitacioacuten de los autores grecolatinos una circunstancia que tambieacuten afectoacute a la
lengua de la medicina que convirtioacute a Galeno Hipoacutecrates y Celso entre otros autores
antiguos en la base de un movimiento de reaccioacuten contra el arabismo y la depravacioacuten
leacutexica medieval59
Esta nueva mentalidad dio lugar a nuevas formas literarias60
con las que divulgar
los conocimientos meacutedicos adaptadas a las necesidades del contexto y que en muchos
casos no eran sino continuacioacuten o reformulacioacuten de las del periacuteodo anterior Asiacute se
mantuvieron los tratados generales de corte tradicional si bien con novedades en la
siacutentesis y el orden expositivo y los consilia que en algunos casos conservaron su forma
medieval mientras que en otros introdujeron aspectos novedosos como tambieacuten
sucedioacute con las quaestiones Tambieacuten siguieron cultivaacutendose geacuteneros como la
enciclopedia las concordancias o conciliaciones y los resuacutemenes de auctoritates que
no obstante fueron dejando paso a las nuevas formas monografiacuteas especializadas sobre
temas concretos -como el De humani corporis fabrica un tratado de anatomiacutea escrito
por Andreas Vesalius- comentarios a los textos griegos que casi siempre formaban
parte de ediciones y traducciones al latiacuten -desarrollados por autores como Niccolograve
Leoniceno Thomas Linacre Guumlnther von Andernach o Janus Cornarius- textos sobre
las nuevas enfermedades y maacutes vinculados a la literatura que a la medicina las
epistulae -como las de Giovanni Manardo o Pietro A Mattioli- y los diaacutelogos en los
que primaba la funcioacuten didaacutectica por lo que soliacutean ser divulgados en lengua vernaacutecula
59
Cf MONTERO CARTELLE 2010 148-149 60
La cuestioacuten de los geacuteneros literarios de la medicina renacentista es de nuevo ampliamente tratada
en MONTERO CARTELLE 2010 128-136
31
III EL LIBRO DE THERIACA DE LORENZO PEacuteREZ
Una vez conocidos los rasgos fundamentales del contexto cultural y literario en
el que se gestoacute la obra que nos proponemos estudiar podemos proceder a analizar los
datos extraiacutedos de su lectura y a exponerlos y cotejarlos con la informacioacuten precedente
con la finalidad de responder maacutes adelante a las preguntas que se derivan de nuestro
objetivo Para ello nos detendremos en primer lugar a tratar con brevedad la situacioacuten
de la medicina escrita en la ciudad y en la eacutepoca en la que nuestro autor desarrolloacute su
obra -atendiendo especiacuteficamente a autores y textos- asiacute como algunos datos sobre su
vida y sus dos escritos visioacuten que completada con una descripcioacuten preliminar del texto
que nos ocupa nos permitiraacute reconstruir en liacuteneas generales su contexto inmediato y
comprender con mayor propiedad los aspectos compositivos que seraacuten estudiados en un
segundo epiacutegrafe
1 INTRODUCCIOacuteN
11 EL AUTOR Y LA MEDICINA ESCRITA EN EL TOLEDO DEL SIGLO XVI
R Sancho de San Romaacuten sentildeala en uno de sus trabajos61
que la medicina
toledana empezoacute a declinar a partir del siglo XVI a pesar del paso por la ciudad de
meacutedicos ilustres del seacutequito imperial de los reyes como Andreacutes Vesalio o Luis Lobera
de Aacutevila y de la presencia en la misma de otras figuras importantes en el aacutembito como
el cirujano Juan Fragoso o el meacutedico Francisco Hernaacutendez Esta opinioacuten se ve
reforzada ademaacutes con la idea de que el humanismo toledano tuvo maacutes esplendor en la
vertiente filoloacutegica y helenista que en la meacutedica62
Sin embargo y desde que los Reyes
Catoacutelicos concedieran el primer privilegio a la ciudad para imprimir a finales del siglo
XV diversos autores de medicina publicaron sus obras en el Toledo de la eacutepoca
produccioacuten que solo se vio interrumpida a mediados de siglo sin bien en la segunda
mitad vieron la luz importantes obras de farmacopea63
De esta forma entre finales del
siglo XV y la primera mitad del XVI la imprenta toledana publicoacute numerosas
61 Cf SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1972 9-12
62 Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1475-1476
63 Veacutease para estas afirmaciones y la lista de obras meacutedicas por autores en la imprenta toledana del
siglo XVI que relatamos a continuacioacuten SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1977 10-18 y 29
32
traducciones al castellano de grandes claacutesicos de la medicina -el Lilio de Medicina de
Bernardo de Gordon o el Libro o practica en Cirugia del italiano Juan de Vigo entre
otras- asiacute como obras de meacutedicos propiamente toledanos como Juliaacuten Gutieacuterrez -con
sus De potu in lapidis preservatione y De computatione dierum criticorum- o Luis de
Villarrubia -Tractatus eximiushellipab Epydemiali morbo- y Jorge Goacutemez -De ratione
minuendi sanguine in morbo laterali-64
Ya en la segunda mitad del siglo publicaron sus
obras en la ciudad autores como el meacutedico aragoneacutes Jeroacutenimo Jimeacutenez -Institutiorum
Medicarum libri quatuor nunc primum in lucem editi- o los boticarios toledanos
Lorenzo Peacuterez -Libro de Theriaca y De medicamentorum simpliciumhellipdelectu- y Veacutelez
de Arciniega -De simplicium medicamentorum collectione-65
Al final de la centuria la
imprenta de esta ciudad sacoacute a la luz lo que parecen ser las uacuteltimas obras meacutedicas del
Renacimiento toledano ambas sobre veterinaria el Libro de Albeiteria de Manuel Diacuteaz
y una recopilacioacuten de textos antiguos sobre este mismo tema de Alonso Suarez
En lo que respecta en concreto a Lorenzo Peacuterez pocos son los datos que
tenemos de eacutel Todas las secciones que se le dedican en las distintas obras biograacuteficas de
caraacutecter general apoyan sus afirmaciones en unos cuantos datos fundamentales Asiacute
sabemos que nuestro autor nacioacute en Toledo donde ejercioacute la profesioacuten de boticario y
que probablemente viajoacute por Espantildea Italia y Asia para conocer de primera mano las
plantas y poder corregir asiacute los errores que en la eacutepoca abundaban en las boticas66
Esta informacioacuten ademaacutes coincide con los datos esquemaacuteticos que aportan en la
actualidad J M Loacutepez Pintildeero y R Sancho de San Romaacuten67
Por otra parte F Picatoste
y Rodriacuteguez68
antildeade que se retiroacute antes del antildeo 1588 y A J Cavanilles69
que fue hijo
de un padre ilustrado que ldquole ensentildeoacute la facultad le inspiroacute el buen gusto los deseos de
saber y los de ser uacutetil aacute la sociedadrdquo y que con esta finalidad se instruyoacute en el latiacuten y
el griego ldquopara leer y corregir los coacutedices antiguos que trataacuteron de vegetales y
remediosrdquo testimonio que prueba con algunos ejemplos extraiacutedos del propio Libro de
64
De estos dos uacuteltimos autores habla tambieacuten SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1478-1487 y
1492 afirmando que seguiacutean anclados a la tradicioacuten meacutedica medieval frente a lo que parecioacute ocurrir con
las obras latinas ya imbuidas de los rasgos del humanismo de los dos boticarios de la segunda mitad del
siglo a los que nos referiremos en seguida 65
Cf para un estudio filoloacutegico de las obras en latiacuten de estos dos autores SANTAMARIacuteA
HERNAacuteNDEZ 2005 1487-1492 66
Estos datos aparecen en CAVANILLES 1804 105-106 COLMEIRO 1858 153 y PICATOSTE Y
RODRIacuteGUEZ 1891 241 67
Cf LOacutePEZ PINtildeERO 1979 302 y SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1977 17 68
Cf PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ ibidem 69
CAVANILLES ibidem
33
Theriaca Praacutecticamente lo mismo nos dice E Reyes Proacutesper70
en una obra de
principios del siglo XX donde afirma que Lorenzo Peacuterez era ldquoun culto humanista y
botaacutenico perspicazrdquo y que ldquodespueacutes de haber aprendido correctiacutesimamente el griego el
latiacuten y cuanto se habiacutea publicado de estudio de las plantas hasta su tiempo viajoacute por
nuestro paiacutes Italia y Asia para ver vivas muchas de las plantas que describieron y a
veces confundieron los antiguos autoresrdquo Los tres autores antes mencionados71
hacen
tambieacuten referencia a los conocimientos del boticario poco comunes en la eacutepoca por lo
que afirman merecieron el elogio de escritores como Sprengel72
que llegoacute a considerar
a nuestro autor eacutemulo de Maranta73
Tanto F Picatoste y Rodriacuteguez como M
Colmeiro74
testifican ademaacutes que Diego Serrano el boticario que llevoacute a la imprenta la
obra en latiacuten de nuestro autor despueacutes de que este se hubiera retirado en la dedicatoria a
dicha obra alega que le pidioacute este libro porque ldquolos muy doctos le daban el primado en
la eleccioacuten de los medicamentos simplesrdquo En relacioacuten a todo esto A J Cavanilles75
antildeade casi a modo de conclusioacuten que en el prefacio del meacutedico Francisco Pentildea a dicha
obra Lorenzo Peacuterez aparece como ldquoun sabio casi superior aacute los distinguidos de su siglo
que conocioacute quanto habiacutean escrito sobre yerbas comprobaacutendolo todo por siacute mismo y
que supo antildeadir nuevas luces para promover la cienciardquo Todos estos testimonios76
aportan evidencias sobre la singularidad y excelencia de nuestro autor como boticario e
incluso humanista una figura que aportoacute datos interesantes sobre la materia meacutedica y
preludioacute algunas consideraciones que antildeos maacutes tarde se asentariacutean en el aacutembito de la
botaacutenica
70
E REYES PROacuteSPER Dos noticias histoacutericas del inmortal botaacutenico y sacerdote hispano-valentino
Don Antonio Joseacute Cavanilles Madrid Artes Graacuteficas ldquoMateurdquo 1917 nota 25 71
Cf de nuevo CAVANILLES 1804 106-107 que vuelve a ilustrar con ejemplos extraiacutedos de la
obra del autor COLMEIRO ibidem y PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ ibidem que debioacute reproducir aquiacute
las palabras de M Colmeiro pues los testimonios de ambos autores son praacutecticamente iguales 72
Botaacutenico y fiacutesico alemaacuten que vivioacute entre los siglos XVIII-XIX Cf JOURDAN 1820-1825 vol 7
249-250 73
Meacutedico botaacutenico y teoacuterico literario del Renacimiento italiano autor entre otras de una obra en
italiano sobre la triaca traducida poco despueacutes al latiacuten por el meacutedico y botaacutenico alemaacuten J Camerarius Cf
JOURDAN 1820-1825 vol 6 177-178 74
Cf COLMEIRO ibidem y PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ 1891 242 75
CAVANILLES 1804 110 76
Ademaacutes de en los autores mencionados tambieacuten encontramos pequentildeas referencias a Lorenzo Peacuterez
en otras obras bibliograacuteficas y en algunos estudios sobre historia de la farmacia o noticias de algunas
boticas espantildeolas Entre ellas destacamos la de F J PUERTO SARMIENTO La Triaca Magna
Discurso de ingreso como acadeacutemico de nuacutemero en la RANF leiacutedo el 26 de febrero de 2009 disponible
en formato electroacutenico en Real Academia Nacional de Farmacia [en liacutenea] lthttpwwwranfcompdfdisc
ursosnumeropuertopdfgt
34
Sabemos por tanto que Lorenzo Peacuterez escribioacute dos textos sobre farmaceacuteutica77
que han llegado hasta nosotros en su versioacuten original En latiacuten redactoacute su De
medicamentorum simpliciumhellipdelectu78
publicado en Toledo en 1599 por el ya
mencionado Diego Serrano tambieacuten boticario un breve escrito sobre la eleccioacuten y
reposicioacuten de medicamentos simples y compuestos en el que recogioacute las
denominaciones latinas restituidas corrompidas y castellanas de cada uno de ellos con
el objeto de instruir a los boticarios y de evitar las confusiones terminoloacutegicas entre
ellos La obra por tanto tiene una finalidad praacutectica que se consigue no obstante
mediante la depuracioacuten del leacutexico un ejercicio muy comuacuten entre los humanistas
meacutedicos79
A este escrito lo precedioacute en 1575 el Libro de Theriaca publicado en
castellano por el propio autor en la misma ciudad y en el que trata diversos aspectos de
los distintos ingredientes de una composicioacuten medicinal M T Santamariacutea Hernaacutendez80
sentildeala que en este caso la finalidad de la obra es exclusivamente praacutectica si bien aquiacute
como veremos maacutes adelante el autor tambieacuten deja traslucir sus preocupaciones
linguumliacutesticas a traveacutes de diversas actuaciones que aunque escasas no deben pasar
desapercibidas
12 DESCRIPCIOacuteN DE LA OBRA
La obra que nos ocupa consta de 399 paacuteginas y veinticuatro hojas no numeradas
ocho al principio y dieciseacuteis al final Su tiacutetulo completo es bastante expliacutecito y ya
revela en cierto modo tanto el contenido como la finalidad de la misma ldquoLibro de
Theriaca limpio de los errores hasta nuestros tiempos en ella cometidos y vtilissimo
para preparar y configir muchos Simples y Compuestos cada dia recebidos en vso de
Medicinardquo (I 1-9)81
Dicho tiacutetulo aparece en la portada junto con otros datos que nos
dicen que la obra fue escrita por el boticario Lorenzo Peacuterez vecino de Toledo y que fue
impresa en la misma ciudad en casa de Juan de Ayala en el antildeo 1575 dirigida al
77
De las dos obras de Lorenzo Peacuterez habla sobre todo CAVANILLES 1804 108-110 tambieacuten
encontramos breves descripciones de las mismas en COLMEIRO 1858 153 y PICATOSTE Y
RODRIacuteGUEZ 1891 241-242 78
PERESIUS 1599 79
Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2006 273-281 80
Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1489-1490 81
La paginacioacuten que se indica con nuacutemeros romanos es nuestra Se trata en todo momento de
paacuteginas nunca de folios Tras esta se especifican en cada referencia las liacuteneas en las que se encuentra el
texto citado
35
Ayuntamiento de Toledo Tambieacuten se indica en el mismo sitio que la obra cuenta con el
privilegio concedido por el rey para ser vendida especificaacutendose a continuacioacuten la tasa
de la misma
Tras la portada nos encontramos con una carta de Juan Fernaacutendez de Herrera
Secretario del Consejo del Rey en la que se especifica de nuevo la tasa de la obra82
A
este texto le sigue una carta de Juan Gallo escribano de la Caacutemara del Rey redactada
por mandato suyo y que contiene la licencia de impresioacuten83
Una uacuteltima carta del rey
en este caso escrita por Martiacuten de Gaztelu recoge la ceacutedula que da licencia al autor para
imprimir y vender el libro ldquopor tiempo de diez antildeosrdquo (VI 17)
Las siguientes paacuteginas se reservan a la epiacutestola nuncupatoria dirigida al
Ayuntamiento de Toledo en la que el autor especifica entre otras cosas la finalidad de
la obra
Assi yo aacute saber estas cosas de plantas inclinado procure recoger los ratos de mi estudio
y escriuir vn tratado de Theriaca solo por entender que V S hauia acordado con
mucha razon y prudencia hazer vn compendio de todos los simples y compuestos
medicamentos recibidos en esta ciudad en el vso de medicina para limpiar las Boticas
de los enuegecidos errores y conseruar en salud la Republica (XI 7-17)
Otro aspecto sentildealado en la misma muy relevante para nuestro estudio es el de la
justificacioacuten del empleo del romance en lugar del latiacuten lengua usual en las obras de
caraacutecter cientiacutefico de la eacutepoca y que analizaremos maacutes adelante A esta epiacutestola siguen
tres sonetos de Alonso Saacutenchez teoacutelogo y rector del Colegio de Navalcarnero del
Doctor Tomaacutes de Arroyo y del Licenciado Pedro Suaacuterez estos dos uacuteltimos meacutedicos
dedicados al autor
Tras estos sonetos comienza el Libro de Theriaca propiamente dicho un escrito
sobre un remedio universal conocido como triaca -del aacuterabe hispano attiryaacuteq este del
aacuterabe claacutesico tiryāq este del latiacuten theriaca y este del griego θηριακή derivado de
θηρίον fiera animal84
- que se empleoacute desde la Antiguumledad y hasta los siglos XVIII-
XIX primero contra la mordedura venenosa de ciertos animales y despueacutes como
82
ldquo[hellip] le tassaron a tres marauedis cada pliego con que no se pueda uender ni distribuyr sin que al
principio de cada libro de la dicha impression vaya impresso esta tassa [hellip]rdquo (II 9-13) 83
ldquo[hellip] por la qual [carta] vos damos licencia y facultad para que por esta vez qualquier impressor
destos nuestros reynos pueda imprimir el dicho libro [hellip]rdquo (IV 4-10) 84
Cf Real Academia Espantildeola Diccionario de la lengua espantildeola (22a ed) [en liacutenea]
lthttplemaraeesdraeval=theriacagt
36
panacea para diversas enfermedades85
El cuerpo de la obra de Lorenzo Peacuterez estaacute
constituido por un proemio (1-4) y la triaca de Androacutemaco encabezada por una lista en
latiacuten con los simples y compuestos que la conforman y seguida de la descripcioacuten de
cada uno de ellos (5-348) asiacute como de dos secciones finales con informacioacuten sobre la
manera de componer la triaca y su fermentacioacuten y duracioacuten respectivamente (348-364)
La obra concluye con un anexo en latiacuten que incluye distintas versiones de la
triaca de varios autores -los antiguos Galeno Aecio de Amida y Pablo de Egina y el
medieval Juan Actuario asiacute como las versiones de Androacutemaco el Viejo Androacutemaco el
Joven y Damoacutecrates recogidas por Galeno en sus escritos- en cuya uacuteltima paacutegina
encontramos un colofoacuten con informacioacuten del lugar y el antildeo de impresioacuten (285-399)
Cierra la obra un iacutendice de contenidos (CDI-CDXXX)
Como el autor declara en la epiacutestola nuncupatoria la obra se redactoacute con el
objeto de corregir los errores de los boticarios y evitar las frecuentes confusiones a la
hora de elaborar la triaca una finalidad praacutectica que confiere al texto una funcioacuten
fundamentalmente didaacutectica y que nos permite encuadrarlo quizaacute con ciertas reservas
dentro del geacutenero de las farmacopeas entendidas como recopilaciones de recetas de
productos medicinales con descripciones de cada uno de sus ingredientes y
explicaciones sobre su composicioacuten y preparacioacuten que en la liacutenea de los recetarios de
tipo praacutectico probablemente se alejariacutean de excesivas pretensiones literarias y buscariacutean
llegar al destinatario de manera directa Se trata por tanto de un texto claro y sencillo
que escapa a grandes ambiciones de erudicioacuten pero que no obstante cuenta con rigor y
con datos que proceden de una documentacioacuten ampliamente contrastada Todos estos
aspectos relacionados con los destinatarios concretos de la obra de los que dependiacutea la
eleccioacuten de la lengua y de los procedimientos de expresioacuten y el empleo de fuentes seraacuten
ampliamente atendidos en los siguientes epiacutegrafes
85
Esta famosa composicioacuten fue puesta en praacutectica por primera vez por el rey Mitriacutedates en el siglo II
a C por quien la misma recibioacute el nombre de mitridato No obstante casi un siglo despueacutes Androacutemaco
el Viejo meacutedico del emperador Neroacuten mejoroacute la foacutermula de Mitriacutedates -antildeadiendo entre otros
ingredientes carne de viacutebora- y desde entonces la receta fue transmitida por diversos autores -como
Galeno que transmitioacute varias veces la foacutermula de Androacutemaco en sus escritos- Cf GARIJO 1992 10-13
56
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Renaissance Texts and Studies pp 273-281
11
Hecha esta distincioacuten podemos afirmar que el Renacimiento es un periacuteodo
histoacuterico que tiene lugar en Europa entre los siglos XIV y XVI2 y que supone una serie
de transformaciones que afectan a todos los niveles a saber aparicioacuten de un incipiente
capitalismo progreso teacutecnico general invencioacuten de la imprenta y de la consecuente
cultura del libro tendencia a la consolidacioacuten del Estado moderno y establecimiento de
la vida urbana entre otros3 A nivel intelectual su presencia se observa en aspectos
como el rechazo del pasado inmediato -sin que ello suponga no obstante el abandono
completo de la tradicioacuten precedente4- el afaacuten de novedad la importancia de la
experiencia como forma de acceder al mundo circundante el desarrollo del
antropocentrismo fruto de una auto-consideracioacuten del individuo y como el propio
teacutermino indica con su nombre el retorno a la Antiguumledad como fuente para todos los
saberes que persiguen la formacioacuten de un hombre completo el humanista5
El humanismo por su parte se entiende como corriente de renovacioacuten
pedagoacutegica6 fruto de esa nueva mentalidad renacentista que trae consigo una serie de
principios centrados en el aacutembito de la educacioacuten y la formacioacuten de los individuos Si
bien la expresioacuten fue acuntildeada en Alemania en el siglo XIX referida a la educacioacuten
basada en el estudio de los claacutesicos grecolatinos -expresioacuten que se aplicoacute a la eacutepoca que
nos ocupa a finales de dicho siglo-7 el teacutermino ldquohumanistardquo surgioacute en el entorno
universitario italiano del siglo XVI para designar a los profesores de ldquohumanidadesrdquo en
analogiacutea a teacuterminos como ldquojuristardquo o ldquolegistardquo8 Estas ldquohumanidadesrdquo del Renacimiento
los Studia Humanitatis aparecieron con el objeto de restaurar el ideal educativo de la
Antiguumledad para conseguir una formacioacuten completa del individuo volviendo para ello
en cada una de sus materias -gramaacutetica retoacuterica historia poesiacutea y filosofiacutea moral- a las
fuentes grecolatinas que debiacutean ser recuperadas estudiadas e interpretadas por los
humanistas9 Uno de los principios de dicha corriente era el rechazo de la tradicioacuten
2 Dicho lapso temporal aceptado por la mayoriacutea de autores aparece en MARTIacuteN FERREIRA 1995
20 y MONTERO CARTELLE 2010 123 3 Implicaciones que sentildeala GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 17
4 Cf GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 17-18
5 Cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 20 y LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 4 XV
6 Como sentildealan MARTIacuteN FERREIRA 1995 18 MONTERO CARTELLE 2010 123 y GONZAacuteLEZ
MANJARREacuteS 2000 18-20 7 La cuestioacuten del origen del teacutermino es mencionada en MONTERO CARTELLE 2010 123 BLANCO
PEacuteREZ 1999 21y GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 18 8 Asiacute en MONTERO CARTELLE ibidem BLANCO PEacuteREZ 1999 21 y GONZAacuteLEZ
MANJARREacuteS 2000 18 9 Coinciden en este aspecto MONTERO CARTELLE 2010 124 LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 XV
y MARTIacuteN FERREIRA 1995 18
12
medieval que llevoacute a estos estudiosos a querer depurar los textos grecolatinos de la
corrupcioacuten de aquellos a los que consideraban ldquobaacuterbarosrdquo medievales cuestioacuten que no
impidioacute sin embargo y como hemos dicho antes que la influencia de la Edad Media
como eacutepoca precedente continuara presente en algunos aspectos10
Esta preocupacioacuten
por recuperar la integridad de las obras claacutesicas originales para rescatar sus valores y
contenidos y adaptarlos a su tiempo derivoacute en una afanosa labor filoloacutegica que se vio
impulsada por la aparicioacuten de la imprenta y la llegada en el siglo XV de bizantinos
exiliados con manuscritos griegos11
Pero la importancia de estos estudios de
humanidad no se limitoacute al aacutembito filoloacutegico sino que se convirtioacute en la formacioacuten
baacutesica que todos los estudiantes debiacutean recibir durante la ensentildeanza secundaria antes
de acceder a la universidad De esta forma especialistas de los distintos campos del
saber se vieron afectados por los principios de esta corriente pedagoacutegica lo que condujo
al desarrollo de distintos ldquohumanismosrdquo -asiacute el filoloacutegico el cientiacutefico etc- que en la
liacutenea del renacer cultural propio de la eacutepoca buscaban para cada disciplina el acceso a
las textos originales de la Antiguumledad12
En lo que respecta a Espantildea la situacioacuten parece maacutes complicada Si bien se ha
generado cierta poleacutemica en torno a la cuestioacuten de la existencia o no de un
Renacimiento y un humanismo el debate parece ya cerrado en la actualidad En efecto
aspectos como la Contrarreforma la actividad de la Inquisicioacuten la existencia de
corrientes miacutestico-espirituales la crisis econoacutemica o el escaso valor concedido en
general al latiacuten y al griego -teniendo en cuenta que los conocimientos filoloacutegicos como
hemos visto constituyen la base del humanismo- han hecho dudar a algunos estudiosos
sobre la existencia de una corriente humanista en nuestro paiacutes13
-dentro de esta postura
destaca la opinioacuten pesimista del filoacutelogo L Gil Fernaacutendez14
que habla del fracaso
espantildeol a este respecto- No asiacute hay quienes consideran que es posible hablar de un
Renacimiento y de un humanismo espantildeoles aunque con ciertas particularidades
apoyado el primero en el auge econoacutemico el descubrimiento de Ameacuterica y la
consolidacioacuten del Estado imperial entre otros factores y el segundo en la existencia de
10
Cf GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 18-20 y MARTIacuteN FERREIRA 1995 18-19 11
Cf entre otros LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 33 y MONTERO CARTELLE 2010 126 12
Sobre la cuestioacuten de los distintos humanismos cf MONTERO CARTELLE 2010 125 entre otros 13
Asiacute lo indican BLANCO PEacuteREZ 1999 22 GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 22-23 y PEacuteREZ
IBAacuteNtildeEZ 1996 18-19 14
Cf GIL FERNAacuteNDEZ 1997 passim
13
figuras importantes en distintos campos del saber15
Hay autores que ademaacutes creen en
la existencia de un humanismo espantildeol progresista y dinaacutemico -como J A Maravall-16
En cualquier caso parece que esa visioacuten negativa ya ha sido superada y que la creencia
general en la actualidad se inclina por aceptar la existencia de un Renacimiento y un
humanismo espantildeoles con algunas excepciones pero patrocinados por notables avances
y grandes figuras que tarde o temprano asumieron los nuevos modelos procedentes de
Italia
2 HUMANISMO MEacuteDICO
Como el resto de disciplinas la medicina tambieacuten se vio afectada por los
principios de esta corriente de renovacioacuten pedagoacutegica y de la aplicacioacuten de los mismos
a este campo por parte de sus profesionales surgioacute lo que se conoce como humanismo
meacutedico Esta nueva realidad supuso la aparicioacuten de una nueva figura la del meacutedico
filoacutelogo o humanista que movido por la nueva admiracioacuten hacia los claacutesicos de la
medicina decidioacute recurrir a la labor filoloacutegica como viacutea para la interpretacioacuten y
recuperacioacuten de los mismos objetivo con repercusioacuten directa en la vertiente teoacuterica de
la medicina pero cuyo fin uacuteltimo seriacutea con toda seguridad resultar uacutetil al ejercicio
profesional
Estos meacutedicos filoacutelogos integrantes de una nueva eacutelite de la medicina
caracterizada por un predominio de la parte teoacuterica habiacutean asumido la tarea de
recuperar los textos meacutedicos originales de la Antiguumledad depurando para ello las
versiones medievales de los claacutesicos que consideraban corrompidas y depravadas o
incluso acudiendo a los originales -como sucedioacute con el caso de los coacutedices griegos
rescatados por los bizantinos exiliados- De esta forma surgieron numerosas ediciones
traducciones y comentarios de obras claacutesicas fruto del trabajo de unos meacutedicos
humanistas que rechazaban el meacutetodo de la escolaacutestica y el galenismo medieval y no
confiaban en la tradicioacuten aacuterabe para el desarrollo de esta disciplina17
No obstante y a
15
Cf BLANCO PEacuteREZ 1999 22-23 GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 21-23 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ
1996 18-19 16
Opinioacuten recogida en GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 22-23 17
Estos aspectos propios del humanismo meacutedico aparecen en todas las obras que abordan la
cuestioacuten Veacuteanse al respecto entre otras LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 33 MARTIacuteN FERREIRA
1995 23-25 y MONTERO CARTELLE 2010 153 Para el galenismo medieval escolaacutestico o arabizado
y el meacutetodo escolaacutestico aplicado a la medicina cf LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 3 191-339
MARTIacuteN FERREIRA 1995 25 y MONTERO CARTELLE 2010 31-121
14
pesar de este recelo por el trabajo de la eacutepoca precedente algunos aspectos se
mantuvieron en el nuevo contexto Asiacute las grandes autoridades de la medicina
continuaron siendo las mismas que en la Edad Media -fundamentalmente Galeno e
Hipoacutecrates- variando solo la forma de acceder a las mismas y de considerar sus
doctrinas y la tradicioacuten aacuterabe por su parte mantuvo todaviacutea su importancia en ciertos
campos de la medicina renacentista -sobre todo en la materia meacutedica donde el Canon
de Avicena siguioacute siendo imprescindible-18
Pero estos humanistas tambieacuten se
preocuparon en muchos casos por desarrollar una obra meacutedica propia haciendo uso de
los distintos geacuteneros con que contaba la literatura meacutedica del momento y que
trataremos con maacutes detalle en epiacutegrafes posteriores Ademaacutes emprendieron una labor
filoloacutegica cercana a lo que hoy se conoce como criacutetica textual y que podriacuteamos
considerar como su antecedente inmediato con el objeto de restablecer los textos
originales trabajo que formaba parte de la corriente humanista general y que tuvo su
trasunto como era de esperar en el humanismo meacutedico Aunque dicha labor empezoacute
como sentildeala M A Gonzaacutelez Manjarreacutes19
siendo una emendatio ope ingenii basada
normalmente en el trabajo con un solo coacutedice hacia finales del siglo XV y principios
del XVI los humanistas empezaron a establecer criterios objetivos que la convirtieron en
un trabajo de emendatio ope codicum apoyado ya en la consulta de diferentes
testimonios manuscritos
En este punto resulta interesante rescatar las fases que expone en su trabajo A I
Martiacuten Ferreira20
para ilustrar la recuperacioacuten de los textos claacutesicos en la eacutepoca que nos
ocupa Asiacute una primera etapa de influjo latino con la edicioacuten de la obra de Celso -que
es redescubierto en el Renacimiento y editado por primera vez en este momento- dariacutea
paso a un periacuteodo de influjo griego con un predominio de la obra de Hipoacutecrates y
Galeno que culminariacutea en una uacuteltima etapa de superacioacuten y emancipacioacuten con respecto
a las autoridades claacutesicas Esto demuestra que la atencioacuten prestada a las fuentes de la
Antiguumledad dependioacute de los contextos propiciados por los distintos momentos y que la
postura propia de la Edad Media de aceptar sin reparos la opinioacuten de una autoridad se
vio trastocada en el Renacimiento por la nueva autoconciencia individual de los
humanistas El siguiente paacuterrafo de M J Peacuterez Ibaacutentildeez21
sobre el empleo de fuentes en
18
Cf sobre todo BLANCO PEacuteREZ 1999 25 y MARTIacuteN FERREIRA 1995 26 19
Para esta opinioacuten y la labor de criacutetica textual en los humanistas y en la figura concreta de Andreacutes
Laguna cf GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 183 20
Veacutease al respecto MARTIacuteN FERREIRA 1995 25 21
PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 107
15
los humanistas meacutedicos se refiere al aacutembito de la Universidad de Salamanca pero puede
extrapolarse al panorama general del que parecen emanar los principios particulares
aplicados en cada territorio
En los textos latinos de la Universidad de Salamanca observamos una tendencia de
conjunto a la abundancia de citas a recurrir en los distintos pasajes de la composicioacuten a
referencias a otras obras tanto para apoyar las tesis sostenidas como para rebatir las que
consideran erroacuteneas o improcedentes Se advierte la necesidad de afianzar las
proposiciones sostenidas tanto con las autoridades antiguas como medievales [hellip] o
renacentistas sean o no meacutedicas Esto no implica que no se conceda peso especiacutefico a la
propia experientia ni que se evite la autorreferencia como autoridad en diversas
materias
Nos encontramos de esta forma con un frecuente empleo de fuentes por parte
de los humanistas meacutedicos en sus obras -ya fueran comentarios traducciones o trabajos
propios- a las que soliacutean acudir para dar solidez a sus propias opiniones o para refutar
las de aquellos autores claacutesicos medievales o contemporaacuteneos que consideraban
erroacuteneas Esta postura demuestra que los humanistas meacutedicos desarrollaron una visioacuten
criacutetica respecto a las autoridades de la Antiguumledad que no existiacutea en la Edad Media y
que estaba apoyada en el empleo de la razoacuten personal y la propia observacioacuten a la hora
de estudiar los distintos aspectos de la disciplina cientiacutefica La experiencia se convertiacutea
asiacute en otra fuente importante para los autores que ahora podiacutean conciliar
contradicciones aclarar confusiones o corregir errores22
Un ejemplo de esta actitud nos
lo proporciona M A Gonzaacutelez Manjarreacutes23
cuando describe la labor de comentarista
del meacutedico humanista Andreacutes Laguna al afirmar que en su traduccioacuten de la afortunada
Materia meacutedica de Dioscoacuterides24
entre otras cosas se aventuroacute a mostrar los errores de
las autoridades afirmacioacuten que ilustra con el siguiente fragmento de un comentario de
dicho autor al capiacutetulo sobre el marrubio bastardo de la obra dioscoridiana
Fue grauissimo el error de Plinio acerca de aquesta planta porque dize que la llamaron
Puerro negro los griegos y que tiene las hojas mayores y mas negras que el puerro lo
qual jamas no se halla Mas la causa de tan gran deuaneo fue la afinidad de aquestos
vocablos Melan prason y Melan prasion de los quales aquel primero nos da agrave entender
puerro negro y estotro negro Marrubio
22
Para la cuestioacuten de la postura criacutetica y la experiencia en los humanistas meacutedicos cf sobre todo
LOacutePEZ PINtildeERO 1979 164 y MONTERO CARTELLE 2010 126 23
Veacutease GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 167 para el ejemplo y el fragmento citado de Laguna 24
LAGUNA 1555 III 111
16
En lo que respecta a la tipologiacutea de las fuentes y a partir de lo que podemos
deducir de las afirmaciones particulares sobre el humanismo meacutedico en ciertas
universidades o figuras de nuevo extrapoladas al contexto general predominaban los
autores claacutesicos grecolatinos -sobre todo los griegos Hipoacutecrates y Galeno pero tambieacuten
otros como Celso y Dioscoacuterides- Las alusiones a fuentes medievales y aacuterabes por su
parte eran maacutes escasas pero todaviacutea ineludibles fundamentalmente y como hemos
visto en ciertos aacutembitos como el de la materia meacutedica En la Universidad de
Salamanca uno de los grandes focos espantildeoles del humanismo meacutedico la labor teoacuterica
de algunos profesores de medicina evidencioacute el peso que la tradicioacuten aacuterabe y la ciencia
medieval ejercieron en dicha corriente a traveacutes de las diversas referencias en sus
trabajos a autores aacuterabes como Serapioacuten Rhazes y Mesueacute o a otros medievales como
Bernardo de Gordon Gentile da Foligno y Hugo de Siena Llama la atencioacuten por otra
parte que estos autores fueran pocas veces calificados de ldquobaacuterbarosrdquo en las obras de
dichos profesores25
Sin embargo la depravacioacuten leacutexica de los aacuterabes siacute fue mencionada
en la obra de Andreacutes Laguna que empleoacute las alusiones a fuentes medievales sobre todo
para criticarlas a pesar de demostrar una evidente admiracioacuten por la medicina aacuterabe -
sobre todo en las figuras de Serapioacuten y Avicena-26
Las referencias a autores
contemporaacuteneos tuvieron igualmente su espacio en las obras de esta corriente si bien en
menor medida y casi siempre para ser criticadas o contradichas tanto fue asiacute que solo
soliacutean ser elogiadas como afirma M A Gonzaacutelez Manjarreacutes27
cuando existiacutea una cierta
amistad entre el autor de la obra y el de la fuente citada o bien cuando este uacuteltimo era
admirado por el primero aunque es cierto que tambieacuten debieron existir excepciones a
este principio general Por uacuteltimo tambieacuten las fuentes no meacutedicas fueron una constante
en los textos predominando el recurso a fragmentos o autores biacuteblicos o literarios que
conferiacutean cierta erudicioacuten a las obras de caraacutecter meacutedico asiacute como a ciertos capiacutetulos de
textos filosoacuteficos -con un predominio de Platoacuten y Aristoacuteteles- De esta forma los
autores acudiacutean a enciclopedias o compendios de dichos y sentencias muy uacutetiles al
efecto sin dejar a un lado no obstante la consulta directa de los textos claacutesicos de la
literatura o el recurso al propio bagaje que proporcionaba la formacioacuten humaniacutestica28
25
Sobre las fuentes de las obras del humanismo meacutedico en la Universidad de Salamanca cf PEacuteREZ
IBAacuteNtildeEZ 1996 114-125 26
Cf GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 223-226 y 255 27
Veacutease GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 255-256 28
Para el empleo de fuentes no literarias cf sobre todo GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 233
17
Un problema fundamental al que tuvieron que enfrentarse los meacutedicos que
participaron en esta corriente fue el de la lengua en que debiacutean escribirse los textos de la
medicina Esta disyuntiva resulta imprescindible a la hora de comprender el caraacutecter de
las obras del humanismo meacutedico y la esencia misma de dicho movimiento y por ello
vamos a abordarla a continuacioacuten apoyaacutendonos sobre todo en los datos que los
diversos estudios nos aportan acerca de la situacioacuten de dicho problema en Espantildea pero
intentando como hasta ahora y por medio de la induccioacuten comprender los rasgos de
casos particulares como manifestaciones con sus correspondientes singularidades de
un contexto maacutes amplio y general del que poseemos menos datos de conjunto
Todos los autores consultados al respecto coinciden al afirmar que en el siglo
XVI el latiacuten se habiacutea convertido en lengua de cultura una lengua comuacuten y universal que
serviacutea de vehiacuteculo para una poliacutetica y una ciencia internacionales Sin embargo en ese
mismo siglo el avance de las lenguas vernaacuteculas que estaban consolidaacutendose y
creciendo en importancia hizo que empezaran a abrirse hueco en el panorama cultural y
a exigir incluso un papel en el aacutembito de la ciencia Este hecho propicioacute una situacioacuten
de bilinguumlismo aceptado donde el latiacuten se veriacutea confinado al aacutembito cientiacutefico y las
lenguas vernaacuteculas se limitariacutean a la expresioacuten literaria y cultural No obstante el paso
del tiempo hariacutea que dichas lenguas acabaran desbancando por completo al latiacuten como
se observa en el ejemplo que ofrece J M Loacutepez Pintildeero29
sobre el caso espantildeol donde
el porcentaje de obras cientiacuteficas impresas en castellano entre 1551-1600 es ya
ligeramente superior al de las impresas en lengua latina30
El latiacuten siguioacute siendo no obstante la lengua indiscutible de la ciencia en el siglo
XVI y por tanto el vehiacuteculo de expresioacuten para la produccioacuten escrita de la medicina
donde las excepciones compuestas en vernaacuteculo eran siempre justificadas Esto uacuteltimo
demuestra que no obstante hubo partidarios del empleo del romance en el aacutembito
meacutedico apoyaacutendose para secundar dicha propuesta en el escaso nuacutemero de meacutedicos que
dominaban el latiacuten y en el elevado nivel literario de esta lengua en el Renacimiento31
En Espantildea la creciente importancia del castellano que era sentido como lengua natural
y la situacioacuten un tanto adversa del latiacuten demostrada por los numerosos testimonios
29
Cf LOacutePEZ PINtildeERO 1979 123-124 30
El asunto del bilinguumlismo aceptado y la progresiva sustitucioacuten del latiacuten por las lenguas vernaacuteculas lo
encontramos en BLANCO PEacuteREZ 1999 165 LOacutePEZ PINtildeERO 1979 123-123 MARTIacuteN FERREIRA
1995 166-167 MONTERO CARTELLE 2010 136 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 130-133 31
Cf MONTERO CARTELLE 2010 137
18
recogidos por L Gil Fernaacutendez32
propiciaron la aparicioacuten de ciertos sectores que
abogaron por el uso del romance y rechazaron el empleo del latiacuten en la medicina a
pesar de que era aceptado por la mayoriacutea como lengua de la ciencia y de que su empleo
era exigido en la ensentildeanza universitaria y su conocimiento por parte de los
profesionales ordenado por pragmaacutetica -como sucediacutea seguacuten afirma M L Loacutepez
Terrada33
con los boticarios a quienes Felipe II obligaba mediante la pragmaacutetica de
1588 a conocer la lengua latina para poder examinarse- Las razones que adujeron los
partidarios del empleo del castellano se basaban sobre todo en motivos praacutecticos y de
bien comuacuten esto es en la necesidad de llegar a maacutes gente y lograr una mayor difusioacuten
de los saberes meacutedicos pues la realidad en lo que al conocimiento del latiacuten respectaba
era bien diferente de lo que se proponiacutea como ideal -asiacute en varias ocasiones la
necesidad de redactar una obra en castellano procediacutea de un encargo o ruego ajeno a la
voluntad del autor con frecuencia una peticioacuten del monarca- esta postura era
completada en muchos casos con otros motivos vinculados con el amor a la propia
lengua Estos fueron tambieacuten los argumentos que expusieron en su defensa los
humanistas meacutedicos que frente a la costumbre mayoritaria se decidieron a escribir
obras en romance34
Pero la mayoriacutea de autores siguioacute aferrada a la idea de que el latiacuten debiacutea ser la
lengua de la medicina alegando en defensa de esta postura que dicha lengua era el
coacutedigo de comunicacioacuten universal de la ciencia y la cultura que poseiacutea por su larga
historia en la materia una amplia tradicioacuten y un leacutexico teacutecnico elaborado y que
ademaacutes era fundamental para evitar el intrusismo profesional y las intromisiones no
deseadas en los distintos campos de la disciplina Hay que considerar tambieacuten que en
la mayoriacutea de los casos las obras no estaban dirigidas al gran puacuteblico sino a meacutedicos o
a estudiantes de medicina que seguacuten las exigencias de la eacutepoca debiacutean estar
familiarizados con la lengua tal y como afirma A I Martiacuten Ferreira35
al referirse a los
argumentos de los humanistas meacutedicos de la Universidad de Alcalaacute
Asiacute podemos cerrar la cuestioacuten afirmando con la misma autora que la eleccioacuten
de la lengua estaba condicionada en muchos casos por el geacutenero literario empleado el
32
Veacutease al respecto GIL FERNAacuteNDEZ 1997 48-83 33
Cf LOacutePEZ TERRADA 2002 174-175 34
Las razones de los defensores de esta postura ldquoromancistardquo aparecen en todos los estudios
consultados al respecto Cf BLANCO PEacuteREZ 1999 166-167 GIL FERNAacuteNDEZ 1997 60-61 LOacutePEZ
PINtildeERO 1979 138-139 MARTIacuteN FERREIRA 1995 172-173 MONTERO CARTELLE 2010 137 y
PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 132-133 35
Cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 168
19
puacuteblico al que se destinaba la obra y la materia concreta de la misma y que en el
contexto espantildeol del siglo XVI -extrapolando los datos de los estudios referidos a casos
concretos- lo usual fue emplear el latiacuten en los textos meacutedicos mientras que el
castellano se reservariacutea sobre todo para obras de cirugiacutea y anatomiacutea y para las
farmacopeas praacutecticas por la escasa familiaridad con el latiacuten de una parte importante de
los profesionales a los que iban dirigidas36
No podemos olvidarnos no obstante de los contrastes existentes en el seno del
propio movimiento donde no todos los humanistas meacutedicos se afanaron en editar
comentar y traducir a los claacutesicos Al contrario y seguacuten la opinioacuten de L S Granjel que
recoge en su trabajo A I Martiacuten Ferreira37
existieron tambieacuten seguidores de Galeno en
buacutesqueda de un perfeccionamiento del mismo y expositores modernos del sistema
galeacutenico medieval Ademaacutes junto con estos sectores maacutes ldquotradicionalesrdquo habiacutea
ldquodisidentesrdquo innovadores procedentes de lo que J M Loacutepez Pintildeero denomina la
ldquoperiferia teacutecnicardquo38
promotores de las principales renovaciones cientiacuteficas del
Renacimiento y que no pueden ser considerados por los estudiosos como humanistas
meacutedicos
Auacuten asiacute el humanismo significoacute mucho para la renovacioacuten de la ciencia y en
concreto la medicina pues apoyaacutendonos de nuevo en J M Loacutepez Pintildeero la necesidad
de entender de manera auteacutentica a los claacutesicos llevoacute al descubrimiento de
contradicciones internas y a la necesidad de recurrir a la observacioacuten de la realidad para
complementar hecho que terminoacute como ya sabemos en una ldquocrisis del criterio de
autoridad como base del conocimiento cientiacuteficordquo39
Ademaacutes este acercamiento
humanista a la ciencia meacutedica con un redescubrimiento de las doctrinas originales de
los claacutesicos y la consecuente posibilidad de considerarlas criacuteticamente supuso la base
de muchas reformas cientiacuteficas de la eacutepoca -como la del bruselense Andreacutes Vesalio que
sentildealoacute y rechazoacute algunos errores de la obra de Galeno a quien tradujo en su juventud y
es considerado el fundador de la anatomiacutea moderna-
Despueacutes de lo comentado parece innegable que dicha corriente contara con su
particular manifestacioacuten en Espantildea hecho probado por la existencia de profesionales
ilustres que aplicaron los principios de este humanismo a su labor meacutedica maacutes teoacuterica
36
Cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 174 37
Para esta opinioacuten y el asunto de los ldquodisidentesrdquo innovadores cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 26 38
LOacutePEZ PINtildeERO 1979 152 39
Esta afirmacioacuten y las ideas de este paacuterrafo aparecen como hemos sentildealado en LOacutePEZ PINtildeERO
1979 151
20
que praacutectica y vinculada casi siempre a aquellas universidades que funcionaron como
focos imprescindibles del mismo Si bien es cierto que empezoacute un siglo maacutes tarde que
en el resto de Europa limitando por tanto la labor de los humanistas meacutedicos a la
traduccioacuten y el comentario de textos ya sin edicioacuten pero todaviacutea con presencia de la
criacutetica textual los rasgos de esta corriente se manifestaron claramente en el ejercicio y
la produccioacuten escrita de muchos profesores de medicina que aunque en muchos casos
recibieron formacioacuten en el extranjero desarrollaron su trabajo en las universidades de
Salamanca y Valladolid -donde se mantuvo por maacutes tiempo la componente medieval
con figuras destacadas como Luis de Lemos o Luis Mercado- y Alcalaacute de Henares y
Valencia -donde los principios del humanismo meacutedico se implantaron con mayor
rapidez destacando la labor de profesionales como Francisco Valleacutes Pedro Jaime
Esteve o Luis Collado- Tambieacuten existieron no obstante figuras maacutes independientes
que desarrollaron su produccioacuten fuera de los principales centros universitarios -aunque
evidentemente recibieron formacioacuten en la universidad- como el ceacutelebre Andreacutes
Laguna ya mencionado anteriormente o el insigne Miguel Servet40
3 LA MEDICINA EN EL SIGLO XVI
Como podemos deducir el humanismo meacutedico espantildeol limitoacute praacutecticamente su
existencia al siglo XVI y dentro de ese periacuteodo amplio y ese contexto espacial
determinado se encuadra la obra del autor que nos proponemos estudiar Estas
circunstancias unidas al objetivo de la introduccioacuten contextual de esta primera parte del
trabajo que no es otro que servir de apoyo a la segunda nos obligan a centrarnos a la
hora de abordar el tema de la medicina renacentista en el siglo XVI y a poner especial
acento en la situacioacuten espantildeola cuyo panorama meacutedico en esta eacutepoca era un reflejo del
contexto general aderezado con las singularidades del propio paiacutes Es por eso por lo que
no incluimos ldquoespantildeolardquo en el tiacutetulo del epiacutegrafe pues muchos de los aspectos que
abordaremos a continuacioacuten podraacuten ser considerados una vez maacutes como reflejos de
40
El tema del humanismo meacutedico en Espantildea a traveacutes de los distintos focos universitarios o de algunas
figuras independientes estaacute ampliamente tratado en los ya mencionados estudios de BLANCO PEacuteREZ
1999 GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 MARTIacuteN FERREIRA 1995 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 cuyas
referencias completas se recogen en la bibliografiacutea de este trabajo asiacute como en M T SANTAMARIacuteA
HERNAacuteNDEZ El humanismo meacutedico en la Universidad de Valencia (siglo XVI) Valencia Consell
Valenciagrave de Cultura 2003 Informacioacuten maacutes general sobre el tema puede encontrarse en los primeros
capiacutetulos de cada uno y tambieacuten en MONTERO CARTELLE 2010 172-196 y LOacutePEZ PINtildeERO 1979
342-351
21
una realidad externa e independiente que debioacute contar con manifestaciones paralelas en
los distintos territorios no obstante siempre que hablemos de rasgos de los que no nos
consta una existencia a nivel maacutes general indicaremos que nos referimos al contexto
espantildeol
Normalmente las transiciones suelen entenderse como el paso progresivo que
algo sufre de un estado a otro pues asiacute nos lo demuestran la experiencia personal y la
sucesioacuten de los distintos periacuteodos histoacutericos que convencionalmente dividimos para
poder aprehender con claridad por medio de hitos Teniendo esto en cuenta no resulta
difiacutecil comprender la existencia en el panorama meacutedico europeo del periacuteodo que nos
ocupa de una dialeacutectica entre tradicioacuten y renovacioacuten cientiacutefica entendida como el
recurso a las autoridades antiguas o medievales frente a la introduccioacuten de las
renovaciones cientiacuteficas gestadas en el Renacimiento Dicha dicotomiacutea caracterizoacute
sobre todo a la primera mitad del siglo XVI que estuvo en cierto sentido dividida por
la continuidad del escolasticismo arabizado bajomedieval basado en la asimilacioacuten del
saber cientiacutefico griego heleniacutestico e islaacutemico por parte de las universidades de la Baja
Edad Media latina a traveacutes de las traducciones aacuterabes y la irrupcioacuten del humanismo
que como ya sabemos puede entenderse como movimiento de recuperacioacuten del saber
de la Antiguumledad grecolatina por medio del conocimiento directo de los textos claacutesicos
con todo lo que ello conlleva El resto de la centuria estuvo marcado por un predominio
de los principios de la corriente humanista que se habiacutea asentado ya en el paiacutes pero a
finales de siglo las aportaciones de la ciencia acadeacutemica aquella que estaba basada en el
humanismo meacutedico se agotaron al verse frustradas las expectativas propuestas a traveacutes
de dicha corriente para el renacimiento de la ciencia Esto permitioacute la entrada de nuevos
elementos que se habiacutean gestado en los aacutembitos extraacadeacutemicos y en la ya mencionada
ldquoperiferia teacutecnicardquo Auacuten asiacute la posibilidad de aferrarse a la tradicioacuten por motivos
ideoloacutegicos estaba abierta y eso fue precisamente lo que sucedioacute en Espantildea donde a
finales de siglo la Contrarreforma hizo que se recuperaran las doctrinas de la ciencia
tradicional si bien reformuladas y se rechazaran las renovaciones cientiacuteficas durante lo
que se considera en palabras de J M Loacutepez Pintildeero41
una etapa de neoescolasticismo
contrarreformista Durante la mayor parte del siglo la ciencia espantildeola -y por tanto la
medicina que es lo que aquiacute nos ocupa- participoacute no obstante de aquella dicotomiacutea
41
Sobre la dialeacutectica del siglo XVI entre tradicioacuten y renovacioacuten cientiacutefica cf LOacutePEZ PINtildeERO 1979
149-154 donde aparecen todas las ideas de este paacuterrafo
22
predominando el humanismo en el plano cientiacutefico -sobre todo mediada la centuria-
pero todaviacutea con una notable influencia del escolasticismo arabizado bajomedieval
Relacionado con esta cuestioacuten y ya exclusivamente dentro del panorama
espantildeol se encuentra el asunto de las generaciones de meacutedicos42
que se sucedieron en la
medicina espantildeola renacentista y que dieron clara muestra de la transicioacuten a la que
antes nos referiacuteamos En un primer momento que comprendioacute el final del siglo XV y el
comienzo del XVI desarrollaron su labor los meacutedicos pertenecientes a la primera
generacioacuten castellana con predominio todaviacutea del galenismo arabizado No obstante a
mediados de la centuria el contacto con Europa y la formacioacuten de muchos meacutedicos en el
extranjero permitieron la entrada de los principios del humanismo que fueron
asimilados por muchos profesionales de la medicina Destacan en esta etapa los
meacutedicos valencianos Miguel Jeroacutenimo Ledesma Miguel Juan Pascual Pedro Jaime
Esteve y Luis Collado entre otros y algunas figuras vinculadas a las universidades
castellanas como Bustamante de Paz en Salamanca o Rodrigo Reinoso en Alcalaacute de
Henares asiacute como otras maacutes universales o independientes entre las que podemos contar
a Juan Valverde de Amusco Goacutemez Pereira o los ya citados Miguel Servet y Andreacutes
Laguna Una tercera y uacuteltima generacioacuten estuvo protagonizada por los meacutedicos
vinculados a la corte -en concreto a la de Felipe II- que ya completamente
influenciados por el humanismo espantildeol y europeo y marcados por la situacioacuten socio-
poliacutetica del paiacutes iniciaron aquella corriente de neoescolasticismo contrarreformista En
este caso fueron meacutedicos como Fernando de Mena Cristoacutebal de Vega o Francisco
Valleacutes en Alcalaacute de Henares Luis de Lemos o Juan Bravo de Piedrahita en Salamanca
y Luis Mercado en Valladolid los que destacaron en el panorama entre otros
profesionales
Ahora bien todos estos meacutedicos formaban parte de una eacutelite social y poliacutetica que
limitaba sus labores sobre todo a la vertiente teoacuterica -quedando la praacutectica reducida a
la atencioacuten meacutedica de unos cuantos grupos elitistas- y vinculaba su actividad a las
universidades Pero el panorama meacutedico espantildeol de la eacutepoca contaba con otras figuras
que tambieacuten ejerciacutean la medicina aunque en muchos casos careciacutean de la formacioacuten
necesaria A saber meacutedicos ldquoempiacutericosrdquo entre los que se contaba a barberos algebristas
o bizmadores sangradores y parteras -todos ellos procedentes del pueblo llano y casi
siempre ajenos al mundo universitario- hombres y mujeres vinculados al mundo de la
42
Este asunto es ampliamente tratado en BLANCO PEacuteREZ 1999 27-28 MARTIacuteN FERREIRA 1995
27-28 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 25
23
hechiceriacutea y la supersticioacuten -saludadores o ensalmadores- e impostores que fingiacutean
tener una soacutelida formacioacuten -y por supuesto desconociacutean las lenguas claacutesicas- todos
ellos criticados por los meacutedicos humanistas conscientes de su posicioacuten elitista y con
una formacioacuten acadeacutemica que avalaba su ejercicio profesional43
Esta situacioacuten hizo pensar a esos meacutedicos universitarios en la necesidad de
exigir a los que iban a ejercer la medicina una serie de requisitos que manifestaron
mediante escritos en los que se describiacutea la figura del meacutedico ideal44
Entre otras
necesidades se planteaba la de conocer los preceptos de los autores claacutesicos de la
medicina sin olvidar a los aacuterabes y los escritos maacutes recientes -como proponiacutea Luis de
Lemos- y conocer la lengua latina y en menor medida la griega asiacute como un poco de
la aacuterabe para poder acceder a los textos -planteamiento que aparece en los escritos de
los meacutedicos E Jorge Enriacutequez y Alonso de Miranda-
Ante estas circunstancias para controlar de manera oficial la formacioacuten de los
profesionales de la medicina se creoacute a finales del siglo XV el Real Tribunal del
Protomedicato45
que llevaba a cabo dicha tarea por medio de exaacutemenes con los que los
protomeacutedicos evaluaban los conocimientos de los aspirantes a los diversos cargos de la
medicina para otorgarles en su caso la licencia que les permitiacutea ejercer
4 MEacuteDICOS Y BOTICARIOS DOS REALIDADES EN UN NUEVO ESCENARIO
Hasta ahora nos hemos referido sobre todo a un tipo de profesional de la
medicina el meacutedico con sus diferentes figuras Sin embargo en la eacutepoca existiacutean otras
ocupaciones sanitarias que compartiacutean escenario con los meacutedicos y cubriacutean las distintas
necesidades que este aacutembito demandaba mediante un trabajo que combinaba teoriacutea y
praacutectica Asiacute podiacutea contarse ademaacutes de con meacutedicos con cirujanos boticarios y
albeacuteitares46
figuras con una formacioacuten y un ejercicio profesional diferenciados y unas
condiciones generalmente dispares en materia de regulacioacuten -si bien es cierto que
coincidiacutean en muchos aspectos como trabajadores de un mismo campo- En este
43
Aborda esta cuestioacuten entre otros MARTIacuteN FERREIRA 1995 28-30 44
De la figura del meacutedico ideal tal y como la retratan los escritos de los propios meacutedicos humanistas
habla sobre todo PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 33-35 45
Sobre el funcionamiento de esta institucioacuten en la eacutepoca que nos ocupa y otras cuestiones
relacionadas cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 34-35 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 37 46
El tiacutetulo del capiacutetulo ya mencionado de LOacutePEZ TERRADA 2002 -ldquoMeacutedicos cirujanos boticarios y
albeacuteitaresrdquo- ilustra a la perfeccioacuten esta realidad que aparece ademaacutes explicada al detalle en el cuerpo del
mismo Se han utilizado para este epiacutegrafe las pp 161-168 y 174-177
24
epiacutegrafe solo vamos a abordar de manera sucinta los aspectos que atantildeen a la
ocupacioacuten de los meacutedicos y a la de los boticarios para acotar asiacute el espacio que nos
permitiraacute comprender mejor la segunda parte del trabajo limitaacutendonos al aacutembito que
maacutes se acerca a nuestro objeto de estudio a traveacutes de una visioacuten comparada de dos
profesiones meacutedicas diferentes
En el siglo XVI la uacutenica ocupacioacuten de caraacutecter cientiacutefico que se habiacutea convertido
en profesioacuten era la de meacutedico Como ya sabemos la formacioacuten estaba a cargo de las
universidades mientras que la regulacioacuten del ejercicio y la concesioacuten de licencias eran
competencia de la burocracia nacional que estableciacutea la necesidad de superar una serie
de exigencias previas a la incorporacioacuten a la praacutectica profesional A saber seguir una
formacioacuten que comprendiacutea el grado de bachiller en artes en universidades aprobadas
maacutes cuatro antildeos de estudios en una facultad que permitieran obtener el de bachiller en
medicina y dos antildeos de praacutecticas con meacutedicos aprobados superar el examen del
Protomedicato y finalmente obtener la licencia concedida por la Corona o por las
ciudades que permitiacutea ejercer Una vez obtenida dicha licencia los meacutedicos podiacutean
empezar a trabajar en distintos aacutembitos cada uno de los cuales proporcionaba un estatus
social y una remuneracioacuten diferentes en la casa real en el ejeacutercito o en hogares de
grandes sentildeores laicos y eclesiaacutesticos o en las ciudades Por otra parte no hubo en el
nuevo escenario una diferenciacioacuten demasiado evidente y radical entre el ejercicio
profesional de los meacutedicos y el de los cirujanos a pesar de que a finales de siglo se
establecioacute por pragmaacutetica que los meacutedicos no podiacutean realizar operaciones quiruacutergicas
asiacute como tampoco existioacute un liacutemite claro entre las funciones de los meacutedicos y las de los
boticarios si bien es cierto que se consideraba que estos uacuteltimos perteneciacutean a un grado
inferior bajo las oacuterdenes de aquellos
En lo que respecta a los boticarios los requisitos que debiacutean cumplir para
conseguir la licencia de ejercicio eran baacutesicamente los mismos que hemos indicado para
los meacutedicos pero con alguna variacioacuten que los acercaba maacutes al colectivo de los
cirujanos Asiacute debiacutean superar un periacuteodo de aprendizaje con un maestro boticario a lo
largo de cuatro antildeos -se trataba en este caso de una formacioacuten de caraacutecter artesanal y
no universitaria- y finalmente el examen ante el Tribunal del Protomedicato que les
permitiriacutea obtener la licencia necesaria para poder abrir una botica y dispensar
medicamentos Cuando contaban con este permiso los boticarios podiacutean trabajar como
los meacutedicos en distintos aacutembitos tambieacuten con diversa consideracioacuten social y sueldos
diferentes podiacutean abrir una botica por cuenta propia en una ciudad o bien ser
25
contratados por las autoridades urbanas podiacutean trabajar para un hospital -los de cierto
renombre soliacutean tener boticas propias- o podiacutean incorporarse al servicio de la casa real
Como sucediacutea con el resto de ocupaciones sanitarias el ejercicio de los boticarios estaba
regulado por el Tribunal del Protomedicato que se afanoacute especialmente en evitar
problemas de intrusismo -que los meacutedicos prepararan y vendieran recetas en sus casas o
que personas ajenas a la profesioacuten indicaran medicacioacuten sin receta previa- o un
problema frecuente como aquel de que los meacutedicos recetaran siempre a un boticario
determinado normalmente emparentado con ellos asiacute como en exigir a los boticarios
permanecer en sus boticas durante unas horas determinadas y preparar en ellas los
medicamentos En cuanto a la corona se encargoacute por medio de pragmaacuteticas de
prohibir que los boticarios fueran tambieacuten drogueros de obligar a los mismos a incluir
en el envase de los compuestos el diacutea mes y antildeo en que se hicieron de incluir a un
boticario en los exaacutemenes del Protomedicato -como examinador entendemos- y de
unificar los pesos y medidas farmaceacuteuticos entre otras cosas Por uacuteltimo el asunto de la
lengua que tanto atantildee a nuestro objeto de estudio estuvo en este colectivo
determinado en gran medida por la pragmaacutetica de 1588 que establecioacute para los
boticarios entre otras cosas la obligacioacuten de saber latiacuten como requisito para poder
examinarse Un ejemplo de esta postura es el del meacutedico Antonio de Aguilera que
consideraba que el boticario ideal debiacutea ser latino o al menos entender el latiacuten47
Es
posible seguacuten Loacutepez Terrada48
que los boticarios maacutes exigentes se preocuparan por
estudiar esta lengua en las universidades pero un grupo seguramente amplio seguiriacutea
desconociendo el latiacuten que resultaba imprescindible para poder entender sin problemas
las recetas que los doctores en medicina escribiacutean en la misma a pesar de los intentos
de los boticarios previos a la pragmaacutetica por obligar a los meacutedicos a redactarlas en
romance
47
Cf LOacutePEZ TERRADA 2002 174-175 48
Cf LOacutePEZ TERRADA ibidem
26
II MARCO LITERARIO
La inclusioacuten de un epiacutegrafe que exponga las liacuteneas generales del contexto
literario en el que se gestoacute la obra que nos ocupa y del marco en el que se desarrolloacute la
literatura que con sus textos sirvioacute de precedente a la produccioacuten meacutedica renacentista
resulta imprescindible en un trabajo de estas caracteriacutesticas como ya hemos
manifestado en la introduccioacuten Por ello vamos a intentar ofrecer a continuacioacuten una
visioacuten concisa pero justa de los distintos geacuteneros y obras que fueron surgiendo en el
seno de la disciplina meacutedica en cada eacutepoca y que fueron producto del trabajo de una
serie de profesionales que tambieacuten asumieron el papel de autores con el objetivo de
divulgar sus conocimientos sirvieacutendose para ello de distintos recursos expresivos
vinculados a las necesidades y circunstancias de cada periacuteodo
1 TEXTOS MEacuteDICOS ANTIGUOS Y MEDIEVALES FUENTES PARA UNA
NUEVA LITERATURA MEacuteDICA
11 LA MEDICINA CLAacuteSICA GRECOLATINA Y SUS TEXTOS
La medicina griega constituye el punto de partida de toda la medicina occidental
posterior Esta contundente sentencia que deducimos de las liacuteneas del trabajo de E
Montero Cartelle49
pone de manifiesto la gran influencia que los textos meacutedicos de esta
eacutepoca ejercieron en la produccioacuten del resto de periacuteodos incluso y quizaacute sobre todo en
la de los romanos coetaacuteneos en cierto modo de aquellos Dicha afirmacioacuten resulta
razonable si advertimos que fue durante los siglos VI-V a C cuando la medicina se
constituyoacute como saber teacutecnico gracias al trabajo de una serie de meacutedicos entre los
cuales destacoacute el conocido Hipoacutecrates Es quizaacute por este motivo por el que a la
produccioacuten literaria meacutedica de ese periacuteodo que abarca escritos de temas muy variados
se la conoce con el nombre de Corpus Hippocraticum a pesar de que muchos de esos
textos no habiacutean sido escritos por Hipoacutecrates50
Despueacutes de este meacutedico destacaron
figuras como la de Galeno -en el siglo II- a quien se atribuye una amplia produccioacuten de
49
Cf MONTERO CARTELLE 2020 11 50
Para el apartado de medicina griega cf LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 73-81 y 271-281
27
escritos de medicina tambieacuten de diverso contenido51
o un siglo antes la de
Dioscoacuterides autor del De materia medica una obra sobre simples que gozoacute de gran
fortuna en eacutepocas posteriores y se convirtioacute en precursora de la moderna farmacopea
Entre las muchas figuras posteriores a estas uacuteltimas fue remarcable la de
Oribasio de Peacutergamo meacutedico del emperador Juliano que desarrolloacute su variada obra
reunida en unas colecciones meacutedicas en el siglo IV A Oribasio lo sucedieron otros
autores meacutedicos como Aecio de Amida o Pablo de Egina -entre los siglos VI-VII
probablemente- que son considerados junto con aquel dentro del aacutembito de la
medicina bizantina Es por esto por lo que en algunos manuales aparecen junto con
Galeno dentro del contexto meacutedico de la eacutepoca romana imperial52
si bien es cierto que
en todos los casos se trata de autores griegos Debemos tener en cuenta que estas
uacuteltimas figuras conociacutean con frecuencia las obras de los autores meacutedicos anteriores e
incluso se apoyaban en ellas para componer sus textos
Mientras que la medicina griega como hemos dicho constituye la base y el
punto de partida de todo el movimiento meacutedico occidental posterior la medicina
romana es original en su aproximacioacuten adaptacioacuten y realizacioacuten del modelo griego53
De esta forma destaca la produccioacuten meacutedica latina de eacutepoca imperial repartida en los
siglos I y IV que constituyeron dos etapas bien diferenciadas en lo que respecta a
geacuteneros y lengua Asiacute si nos centramos en las formas de expresioacuten literaria podemos
distinguir por un lado la enciclopedia dedicada a la formacioacuten cultural general y
desarrollada sobre todo en el siglo I con representantes como Celso -considerado por
su elegante prosa el Ciceroacuten de los meacutedicos- y Plinio el Viejo conocido por su
Naturalis historia que dedica los libros XXIII-XXXII a tratar las propiedades
medicinales de varios productos de origen vegetal y animal El otro gran geacutenero fue el
manual una forma literaria con fines didaacutecticos maacutes propia de los siglos IV-V donde se
observa una tendencia al recetario de tipo praacutectico Estos manuales soliacutean presentar
numerosas traducciones o adaptaciones de textos anteriores estaban orientados al
puacuteblico en general y empleaban una lengua vulgarizante Dentro de este geacutenero
destacaron autores como Celio Aureliano y Marcelo Empiacuterico asiacute como ciertos escritos
menores proacuteximos al periacuteodo medieval como el De herba vettonica tradicionalmente
51
Cf para una ordenacioacuten sistemaacutetica de sus obras LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 219-220 52
De esta forma en MAZZINI 1997 73-96 53
Asiacute lo apunta en su trabajo MONTERO CARTELLE ibidem
28
atribuido a Antonio Musa meacutedico del emperador romano Augusto el Herbarius de
Pseudo-Apuleyo o el Liber medicinae ex animalibus que se atribuye a Sexto Plaacutecido54
12 LITERATURA MEacuteDICA EN LA EDAD MEDIA LATINA
Con el agotamiento de la Antiguumledad la literatura meacutedica se vio afectada por
ciertas transformaciones producto de la evolucioacuten de la ciencia y reflejo del progresivo
cambio de contexto Auacuten asiacute y como era de esperar en esta nueva eacutepoca se
mantuvieron y se desarrollaron ciertos rasgos gestados durante los uacuteltimos antildeos del
periacuteodo anterior como sucedioacute por ejemplo con la distribucioacuten de la medicina en tres
ramas55
la diaetetica encargada del mantenimiento de la salud corporal la
pharmaceutica que abarcaba la ciencia de los medicamentos tambieacuten conocida como
terapeacuteutica o materia meacutedica y la chirurgia que comprendiacutea las intervenciones
quiruacutergicas Dentro de cada una de estas ramas se fueron desarrollando formas literarias
diferentes -asiacute y entre otras los regimina en la primera los herbarios y antidotarios en
la segunda y las anatomiacuteas y cirugiacuteas en la tercera- Otro aspecto importante del periacuteodo
medieval fue el desarrollo de la escolaacutestica56
corriente filosoacutefica y teoloacutegica que hacia
el siglo XIII se aplicoacute al aacutembito de la medicina apoyada en el ldquonuevo Aristoacutetelesrdquo y en
el ldquoviejo Galenordquo fundamentalmente arabizado Se basoacute sobre todo en un meacutetodo
especulativo carente de visioacuten criacutetica -predominaba el principio de autoridad- y con un
gran protagonismo de la dialeacutectica centrado por tanto en la vertiente teoacuterica -aunque
tambieacuten la praacutectica tuvo su desarrollo- y con una importante funcioacuten escolar No
podemos olvidar por otra parte que en esta eacutepoca muchos profesionales de la medicina
accedieron a los textos de los autores claacutesicos a traveacutes de las traducciones aacuterabes que
habiacutean ido apareciendo durante la Alta Edad Media vertieacutendose en muchos casos al
latiacuten lo que permitioacute a nivel linguumliacutestico la asimilacioacuten de diversos arabismos que se
sumaron a un latiacuten vulgarizado desde finales de la Antiguumledad y que durante el
desarrollo del periacuteodo iriacutea tecnificaacutendose y acercaacutendose al uso de la lengua literaria57
54
Cf para la medicina latina y en concreto para este paacuterrafo MONTERO CARTELLE 2010 11-
30 tambieacuten LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 184 y 282-287 y MAZZINI 1997 27-96 55
Esta cuestioacuten aparece en LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 3 191-197 y MONTERO
CARTELLE 2010 31 y ss 56
Sobre la aplicacioacuten de esta corriente a la medicina escriben de nuevo LAIacuteN ENTRALGO 1971-
1973 338-339 y MONTERO CARTELLE 2010 43 57
Como sentildeala MONTERO CARTELLE 2010 120-121
29
En lo que respecta a los geacuteneros literarios58
la nueva eacutepoca fue testigo del
desarrollo de una gran variedad de formas destinadas a satisfacer las diversas
necesidades de la ensentildeanza y la praacutectica meacutedicas Desde enciclopedias -como las
Ethymologiae de Isidoro de Sevilla- hasta libros de secretos -un tipo de literatura
pseudocientiacutefica y semiculta a caballo entre los recetarios la literatura teacutecnica y los
textos hermeacuteticos- la lista comprendiacutea siacutentesis teoacutericas -compendia o summae como la
Practica dicta Lilium medicinae de Bernardo de Gordon- traducciones de grandes
obras de conjunto -como las de Gerardo de Cremona el autor maacutes representativo de la
Escuela de Toledo cuya traduccioacuten del Canon de Avicena supuso la clave de la
recepcioacuten medieval del mismo- comentarios o glosarios -que constituiacutean el origen del
meacutetodo escolaacutestico empleados en las lectiones con una funcioacuten fundamentalmente
pedagoacutegica y propedeacuteutica- concordancias -colecciones de sentencias de las grandes
autoridades de la medicina- diccionarios y leacutexicos meacutedicos -que recogiacutean la nueva
terminologiacutea tras la asimilacioacuten del influjo de la medicina aacuterabe como el Alphita
glosario anoacutenimo del siglo XIII- y conciliaciones -que intentaban concordar
contradicciones entre las distintas autoridades- Tambieacuten fueron importantes las
quaestiones y disputationes -que soliacutean seguir a las lectiones quedando normalmente en
una disputa dialeacutectica- las obras de introduccioacuten o accessus -que serviacutean de entrada a
las obras de las autoridades claacutesicas y a la medicina en general- los tacuina y las
tabulae -constituidos por cuadros sinoacutepticos que exponiacutean diversos aspectos de la
medicina medieval- y los consilia -obras de consejos destinadas a casos cliacutenicos
concretos-
2 LA EXPRESIOacuteN LITERARIA DE LA MEDICINA EN EL RENACIMIENTO
Como ya hemos expuesto en epiacutegrafes anteriores en el Renacimiento el
humanismo aplicado a distintos aacutembitos del saber suscitoacute un intereacutes por recuperar el
conocimiento de la Antiguumledad Asiacute en medicina los diversos profesionales tambieacuten
convertidos en autores se preocuparon por acceder a los textos meacutedicos claacutesicos de
manera directa afanaacutendose en la depuracioacuten de las versiones medievales y en la
traduccioacuten el comentario y la edicioacuten de las obras originales Por otra parte este
renacer de la Antiguumledad supuso en el plano linguumliacutestico una recuperacioacuten del modelo
58
Para esta cuestioacuten veacutease la detallada visioacuten que ofrece MONTERO CARTELLE 2010 45-105
30
claacutesico de la lengua latina con la consecuente buacutesqueda de belleza literaria a traveacutes de
la imitacioacuten de los autores grecolatinos una circunstancia que tambieacuten afectoacute a la
lengua de la medicina que convirtioacute a Galeno Hipoacutecrates y Celso entre otros autores
antiguos en la base de un movimiento de reaccioacuten contra el arabismo y la depravacioacuten
leacutexica medieval59
Esta nueva mentalidad dio lugar a nuevas formas literarias60
con las que divulgar
los conocimientos meacutedicos adaptadas a las necesidades del contexto y que en muchos
casos no eran sino continuacioacuten o reformulacioacuten de las del periacuteodo anterior Asiacute se
mantuvieron los tratados generales de corte tradicional si bien con novedades en la
siacutentesis y el orden expositivo y los consilia que en algunos casos conservaron su forma
medieval mientras que en otros introdujeron aspectos novedosos como tambieacuten
sucedioacute con las quaestiones Tambieacuten siguieron cultivaacutendose geacuteneros como la
enciclopedia las concordancias o conciliaciones y los resuacutemenes de auctoritates que
no obstante fueron dejando paso a las nuevas formas monografiacuteas especializadas sobre
temas concretos -como el De humani corporis fabrica un tratado de anatomiacutea escrito
por Andreas Vesalius- comentarios a los textos griegos que casi siempre formaban
parte de ediciones y traducciones al latiacuten -desarrollados por autores como Niccolograve
Leoniceno Thomas Linacre Guumlnther von Andernach o Janus Cornarius- textos sobre
las nuevas enfermedades y maacutes vinculados a la literatura que a la medicina las
epistulae -como las de Giovanni Manardo o Pietro A Mattioli- y los diaacutelogos en los
que primaba la funcioacuten didaacutectica por lo que soliacutean ser divulgados en lengua vernaacutecula
59
Cf MONTERO CARTELLE 2010 148-149 60
La cuestioacuten de los geacuteneros literarios de la medicina renacentista es de nuevo ampliamente tratada
en MONTERO CARTELLE 2010 128-136
31
III EL LIBRO DE THERIACA DE LORENZO PEacuteREZ
Una vez conocidos los rasgos fundamentales del contexto cultural y literario en
el que se gestoacute la obra que nos proponemos estudiar podemos proceder a analizar los
datos extraiacutedos de su lectura y a exponerlos y cotejarlos con la informacioacuten precedente
con la finalidad de responder maacutes adelante a las preguntas que se derivan de nuestro
objetivo Para ello nos detendremos en primer lugar a tratar con brevedad la situacioacuten
de la medicina escrita en la ciudad y en la eacutepoca en la que nuestro autor desarrolloacute su
obra -atendiendo especiacuteficamente a autores y textos- asiacute como algunos datos sobre su
vida y sus dos escritos visioacuten que completada con una descripcioacuten preliminar del texto
que nos ocupa nos permitiraacute reconstruir en liacuteneas generales su contexto inmediato y
comprender con mayor propiedad los aspectos compositivos que seraacuten estudiados en un
segundo epiacutegrafe
1 INTRODUCCIOacuteN
11 EL AUTOR Y LA MEDICINA ESCRITA EN EL TOLEDO DEL SIGLO XVI
R Sancho de San Romaacuten sentildeala en uno de sus trabajos61
que la medicina
toledana empezoacute a declinar a partir del siglo XVI a pesar del paso por la ciudad de
meacutedicos ilustres del seacutequito imperial de los reyes como Andreacutes Vesalio o Luis Lobera
de Aacutevila y de la presencia en la misma de otras figuras importantes en el aacutembito como
el cirujano Juan Fragoso o el meacutedico Francisco Hernaacutendez Esta opinioacuten se ve
reforzada ademaacutes con la idea de que el humanismo toledano tuvo maacutes esplendor en la
vertiente filoloacutegica y helenista que en la meacutedica62
Sin embargo y desde que los Reyes
Catoacutelicos concedieran el primer privilegio a la ciudad para imprimir a finales del siglo
XV diversos autores de medicina publicaron sus obras en el Toledo de la eacutepoca
produccioacuten que solo se vio interrumpida a mediados de siglo sin bien en la segunda
mitad vieron la luz importantes obras de farmacopea63
De esta forma entre finales del
siglo XV y la primera mitad del XVI la imprenta toledana publicoacute numerosas
61 Cf SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1972 9-12
62 Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1475-1476
63 Veacutease para estas afirmaciones y la lista de obras meacutedicas por autores en la imprenta toledana del
siglo XVI que relatamos a continuacioacuten SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1977 10-18 y 29
32
traducciones al castellano de grandes claacutesicos de la medicina -el Lilio de Medicina de
Bernardo de Gordon o el Libro o practica en Cirugia del italiano Juan de Vigo entre
otras- asiacute como obras de meacutedicos propiamente toledanos como Juliaacuten Gutieacuterrez -con
sus De potu in lapidis preservatione y De computatione dierum criticorum- o Luis de
Villarrubia -Tractatus eximiushellipab Epydemiali morbo- y Jorge Goacutemez -De ratione
minuendi sanguine in morbo laterali-64
Ya en la segunda mitad del siglo publicaron sus
obras en la ciudad autores como el meacutedico aragoneacutes Jeroacutenimo Jimeacutenez -Institutiorum
Medicarum libri quatuor nunc primum in lucem editi- o los boticarios toledanos
Lorenzo Peacuterez -Libro de Theriaca y De medicamentorum simpliciumhellipdelectu- y Veacutelez
de Arciniega -De simplicium medicamentorum collectione-65
Al final de la centuria la
imprenta de esta ciudad sacoacute a la luz lo que parecen ser las uacuteltimas obras meacutedicas del
Renacimiento toledano ambas sobre veterinaria el Libro de Albeiteria de Manuel Diacuteaz
y una recopilacioacuten de textos antiguos sobre este mismo tema de Alonso Suarez
En lo que respecta en concreto a Lorenzo Peacuterez pocos son los datos que
tenemos de eacutel Todas las secciones que se le dedican en las distintas obras biograacuteficas de
caraacutecter general apoyan sus afirmaciones en unos cuantos datos fundamentales Asiacute
sabemos que nuestro autor nacioacute en Toledo donde ejercioacute la profesioacuten de boticario y
que probablemente viajoacute por Espantildea Italia y Asia para conocer de primera mano las
plantas y poder corregir asiacute los errores que en la eacutepoca abundaban en las boticas66
Esta informacioacuten ademaacutes coincide con los datos esquemaacuteticos que aportan en la
actualidad J M Loacutepez Pintildeero y R Sancho de San Romaacuten67
Por otra parte F Picatoste
y Rodriacuteguez68
antildeade que se retiroacute antes del antildeo 1588 y A J Cavanilles69
que fue hijo
de un padre ilustrado que ldquole ensentildeoacute la facultad le inspiroacute el buen gusto los deseos de
saber y los de ser uacutetil aacute la sociedadrdquo y que con esta finalidad se instruyoacute en el latiacuten y
el griego ldquopara leer y corregir los coacutedices antiguos que trataacuteron de vegetales y
remediosrdquo testimonio que prueba con algunos ejemplos extraiacutedos del propio Libro de
64
De estos dos uacuteltimos autores habla tambieacuten SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1478-1487 y
1492 afirmando que seguiacutean anclados a la tradicioacuten meacutedica medieval frente a lo que parecioacute ocurrir con
las obras latinas ya imbuidas de los rasgos del humanismo de los dos boticarios de la segunda mitad del
siglo a los que nos referiremos en seguida 65
Cf para un estudio filoloacutegico de las obras en latiacuten de estos dos autores SANTAMARIacuteA
HERNAacuteNDEZ 2005 1487-1492 66
Estos datos aparecen en CAVANILLES 1804 105-106 COLMEIRO 1858 153 y PICATOSTE Y
RODRIacuteGUEZ 1891 241 67
Cf LOacutePEZ PINtildeERO 1979 302 y SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1977 17 68
Cf PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ ibidem 69
CAVANILLES ibidem
33
Theriaca Praacutecticamente lo mismo nos dice E Reyes Proacutesper70
en una obra de
principios del siglo XX donde afirma que Lorenzo Peacuterez era ldquoun culto humanista y
botaacutenico perspicazrdquo y que ldquodespueacutes de haber aprendido correctiacutesimamente el griego el
latiacuten y cuanto se habiacutea publicado de estudio de las plantas hasta su tiempo viajoacute por
nuestro paiacutes Italia y Asia para ver vivas muchas de las plantas que describieron y a
veces confundieron los antiguos autoresrdquo Los tres autores antes mencionados71
hacen
tambieacuten referencia a los conocimientos del boticario poco comunes en la eacutepoca por lo
que afirman merecieron el elogio de escritores como Sprengel72
que llegoacute a considerar
a nuestro autor eacutemulo de Maranta73
Tanto F Picatoste y Rodriacuteguez como M
Colmeiro74
testifican ademaacutes que Diego Serrano el boticario que llevoacute a la imprenta la
obra en latiacuten de nuestro autor despueacutes de que este se hubiera retirado en la dedicatoria a
dicha obra alega que le pidioacute este libro porque ldquolos muy doctos le daban el primado en
la eleccioacuten de los medicamentos simplesrdquo En relacioacuten a todo esto A J Cavanilles75
antildeade casi a modo de conclusioacuten que en el prefacio del meacutedico Francisco Pentildea a dicha
obra Lorenzo Peacuterez aparece como ldquoun sabio casi superior aacute los distinguidos de su siglo
que conocioacute quanto habiacutean escrito sobre yerbas comprobaacutendolo todo por siacute mismo y
que supo antildeadir nuevas luces para promover la cienciardquo Todos estos testimonios76
aportan evidencias sobre la singularidad y excelencia de nuestro autor como boticario e
incluso humanista una figura que aportoacute datos interesantes sobre la materia meacutedica y
preludioacute algunas consideraciones que antildeos maacutes tarde se asentariacutean en el aacutembito de la
botaacutenica
70
E REYES PROacuteSPER Dos noticias histoacutericas del inmortal botaacutenico y sacerdote hispano-valentino
Don Antonio Joseacute Cavanilles Madrid Artes Graacuteficas ldquoMateurdquo 1917 nota 25 71
Cf de nuevo CAVANILLES 1804 106-107 que vuelve a ilustrar con ejemplos extraiacutedos de la
obra del autor COLMEIRO ibidem y PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ ibidem que debioacute reproducir aquiacute
las palabras de M Colmeiro pues los testimonios de ambos autores son praacutecticamente iguales 72
Botaacutenico y fiacutesico alemaacuten que vivioacute entre los siglos XVIII-XIX Cf JOURDAN 1820-1825 vol 7
249-250 73
Meacutedico botaacutenico y teoacuterico literario del Renacimiento italiano autor entre otras de una obra en
italiano sobre la triaca traducida poco despueacutes al latiacuten por el meacutedico y botaacutenico alemaacuten J Camerarius Cf
JOURDAN 1820-1825 vol 6 177-178 74
Cf COLMEIRO ibidem y PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ 1891 242 75
CAVANILLES 1804 110 76
Ademaacutes de en los autores mencionados tambieacuten encontramos pequentildeas referencias a Lorenzo Peacuterez
en otras obras bibliograacuteficas y en algunos estudios sobre historia de la farmacia o noticias de algunas
boticas espantildeolas Entre ellas destacamos la de F J PUERTO SARMIENTO La Triaca Magna
Discurso de ingreso como acadeacutemico de nuacutemero en la RANF leiacutedo el 26 de febrero de 2009 disponible
en formato electroacutenico en Real Academia Nacional de Farmacia [en liacutenea] lthttpwwwranfcompdfdisc
ursosnumeropuertopdfgt
34
Sabemos por tanto que Lorenzo Peacuterez escribioacute dos textos sobre farmaceacuteutica77
que han llegado hasta nosotros en su versioacuten original En latiacuten redactoacute su De
medicamentorum simpliciumhellipdelectu78
publicado en Toledo en 1599 por el ya
mencionado Diego Serrano tambieacuten boticario un breve escrito sobre la eleccioacuten y
reposicioacuten de medicamentos simples y compuestos en el que recogioacute las
denominaciones latinas restituidas corrompidas y castellanas de cada uno de ellos con
el objeto de instruir a los boticarios y de evitar las confusiones terminoloacutegicas entre
ellos La obra por tanto tiene una finalidad praacutectica que se consigue no obstante
mediante la depuracioacuten del leacutexico un ejercicio muy comuacuten entre los humanistas
meacutedicos79
A este escrito lo precedioacute en 1575 el Libro de Theriaca publicado en
castellano por el propio autor en la misma ciudad y en el que trata diversos aspectos de
los distintos ingredientes de una composicioacuten medicinal M T Santamariacutea Hernaacutendez80
sentildeala que en este caso la finalidad de la obra es exclusivamente praacutectica si bien aquiacute
como veremos maacutes adelante el autor tambieacuten deja traslucir sus preocupaciones
linguumliacutesticas a traveacutes de diversas actuaciones que aunque escasas no deben pasar
desapercibidas
12 DESCRIPCIOacuteN DE LA OBRA
La obra que nos ocupa consta de 399 paacuteginas y veinticuatro hojas no numeradas
ocho al principio y dieciseacuteis al final Su tiacutetulo completo es bastante expliacutecito y ya
revela en cierto modo tanto el contenido como la finalidad de la misma ldquoLibro de
Theriaca limpio de los errores hasta nuestros tiempos en ella cometidos y vtilissimo
para preparar y configir muchos Simples y Compuestos cada dia recebidos en vso de
Medicinardquo (I 1-9)81
Dicho tiacutetulo aparece en la portada junto con otros datos que nos
dicen que la obra fue escrita por el boticario Lorenzo Peacuterez vecino de Toledo y que fue
impresa en la misma ciudad en casa de Juan de Ayala en el antildeo 1575 dirigida al
77
De las dos obras de Lorenzo Peacuterez habla sobre todo CAVANILLES 1804 108-110 tambieacuten
encontramos breves descripciones de las mismas en COLMEIRO 1858 153 y PICATOSTE Y
RODRIacuteGUEZ 1891 241-242 78
PERESIUS 1599 79
Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2006 273-281 80
Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1489-1490 81
La paginacioacuten que se indica con nuacutemeros romanos es nuestra Se trata en todo momento de
paacuteginas nunca de folios Tras esta se especifican en cada referencia las liacuteneas en las que se encuentra el
texto citado
35
Ayuntamiento de Toledo Tambieacuten se indica en el mismo sitio que la obra cuenta con el
privilegio concedido por el rey para ser vendida especificaacutendose a continuacioacuten la tasa
de la misma
Tras la portada nos encontramos con una carta de Juan Fernaacutendez de Herrera
Secretario del Consejo del Rey en la que se especifica de nuevo la tasa de la obra82
A
este texto le sigue una carta de Juan Gallo escribano de la Caacutemara del Rey redactada
por mandato suyo y que contiene la licencia de impresioacuten83
Una uacuteltima carta del rey
en este caso escrita por Martiacuten de Gaztelu recoge la ceacutedula que da licencia al autor para
imprimir y vender el libro ldquopor tiempo de diez antildeosrdquo (VI 17)
Las siguientes paacuteginas se reservan a la epiacutestola nuncupatoria dirigida al
Ayuntamiento de Toledo en la que el autor especifica entre otras cosas la finalidad de
la obra
Assi yo aacute saber estas cosas de plantas inclinado procure recoger los ratos de mi estudio
y escriuir vn tratado de Theriaca solo por entender que V S hauia acordado con
mucha razon y prudencia hazer vn compendio de todos los simples y compuestos
medicamentos recibidos en esta ciudad en el vso de medicina para limpiar las Boticas
de los enuegecidos errores y conseruar en salud la Republica (XI 7-17)
Otro aspecto sentildealado en la misma muy relevante para nuestro estudio es el de la
justificacioacuten del empleo del romance en lugar del latiacuten lengua usual en las obras de
caraacutecter cientiacutefico de la eacutepoca y que analizaremos maacutes adelante A esta epiacutestola siguen
tres sonetos de Alonso Saacutenchez teoacutelogo y rector del Colegio de Navalcarnero del
Doctor Tomaacutes de Arroyo y del Licenciado Pedro Suaacuterez estos dos uacuteltimos meacutedicos
dedicados al autor
Tras estos sonetos comienza el Libro de Theriaca propiamente dicho un escrito
sobre un remedio universal conocido como triaca -del aacuterabe hispano attiryaacuteq este del
aacuterabe claacutesico tiryāq este del latiacuten theriaca y este del griego θηριακή derivado de
θηρίον fiera animal84
- que se empleoacute desde la Antiguumledad y hasta los siglos XVIII-
XIX primero contra la mordedura venenosa de ciertos animales y despueacutes como
82
ldquo[hellip] le tassaron a tres marauedis cada pliego con que no se pueda uender ni distribuyr sin que al
principio de cada libro de la dicha impression vaya impresso esta tassa [hellip]rdquo (II 9-13) 83
ldquo[hellip] por la qual [carta] vos damos licencia y facultad para que por esta vez qualquier impressor
destos nuestros reynos pueda imprimir el dicho libro [hellip]rdquo (IV 4-10) 84
Cf Real Academia Espantildeola Diccionario de la lengua espantildeola (22a ed) [en liacutenea]
lthttplemaraeesdraeval=theriacagt
36
panacea para diversas enfermedades85
El cuerpo de la obra de Lorenzo Peacuterez estaacute
constituido por un proemio (1-4) y la triaca de Androacutemaco encabezada por una lista en
latiacuten con los simples y compuestos que la conforman y seguida de la descripcioacuten de
cada uno de ellos (5-348) asiacute como de dos secciones finales con informacioacuten sobre la
manera de componer la triaca y su fermentacioacuten y duracioacuten respectivamente (348-364)
La obra concluye con un anexo en latiacuten que incluye distintas versiones de la
triaca de varios autores -los antiguos Galeno Aecio de Amida y Pablo de Egina y el
medieval Juan Actuario asiacute como las versiones de Androacutemaco el Viejo Androacutemaco el
Joven y Damoacutecrates recogidas por Galeno en sus escritos- en cuya uacuteltima paacutegina
encontramos un colofoacuten con informacioacuten del lugar y el antildeo de impresioacuten (285-399)
Cierra la obra un iacutendice de contenidos (CDI-CDXXX)
Como el autor declara en la epiacutestola nuncupatoria la obra se redactoacute con el
objeto de corregir los errores de los boticarios y evitar las frecuentes confusiones a la
hora de elaborar la triaca una finalidad praacutectica que confiere al texto una funcioacuten
fundamentalmente didaacutectica y que nos permite encuadrarlo quizaacute con ciertas reservas
dentro del geacutenero de las farmacopeas entendidas como recopilaciones de recetas de
productos medicinales con descripciones de cada uno de sus ingredientes y
explicaciones sobre su composicioacuten y preparacioacuten que en la liacutenea de los recetarios de
tipo praacutectico probablemente se alejariacutean de excesivas pretensiones literarias y buscariacutean
llegar al destinatario de manera directa Se trata por tanto de un texto claro y sencillo
que escapa a grandes ambiciones de erudicioacuten pero que no obstante cuenta con rigor y
con datos que proceden de una documentacioacuten ampliamente contrastada Todos estos
aspectos relacionados con los destinatarios concretos de la obra de los que dependiacutea la
eleccioacuten de la lengua y de los procedimientos de expresioacuten y el empleo de fuentes seraacuten
ampliamente atendidos en los siguientes epiacutegrafes
85
Esta famosa composicioacuten fue puesta en praacutectica por primera vez por el rey Mitriacutedates en el siglo II
a C por quien la misma recibioacute el nombre de mitridato No obstante casi un siglo despueacutes Androacutemaco
el Viejo meacutedico del emperador Neroacuten mejoroacute la foacutermula de Mitriacutedates -antildeadiendo entre otros
ingredientes carne de viacutebora- y desde entonces la receta fue transmitida por diversos autores -como
Galeno que transmitioacute varias veces la foacutermula de Androacutemaco en sus escritos- Cf GARIJO 1992 10-13
56
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12
medieval que llevoacute a estos estudiosos a querer depurar los textos grecolatinos de la
corrupcioacuten de aquellos a los que consideraban ldquobaacuterbarosrdquo medievales cuestioacuten que no
impidioacute sin embargo y como hemos dicho antes que la influencia de la Edad Media
como eacutepoca precedente continuara presente en algunos aspectos10
Esta preocupacioacuten
por recuperar la integridad de las obras claacutesicas originales para rescatar sus valores y
contenidos y adaptarlos a su tiempo derivoacute en una afanosa labor filoloacutegica que se vio
impulsada por la aparicioacuten de la imprenta y la llegada en el siglo XV de bizantinos
exiliados con manuscritos griegos11
Pero la importancia de estos estudios de
humanidad no se limitoacute al aacutembito filoloacutegico sino que se convirtioacute en la formacioacuten
baacutesica que todos los estudiantes debiacutean recibir durante la ensentildeanza secundaria antes
de acceder a la universidad De esta forma especialistas de los distintos campos del
saber se vieron afectados por los principios de esta corriente pedagoacutegica lo que condujo
al desarrollo de distintos ldquohumanismosrdquo -asiacute el filoloacutegico el cientiacutefico etc- que en la
liacutenea del renacer cultural propio de la eacutepoca buscaban para cada disciplina el acceso a
las textos originales de la Antiguumledad12
En lo que respecta a Espantildea la situacioacuten parece maacutes complicada Si bien se ha
generado cierta poleacutemica en torno a la cuestioacuten de la existencia o no de un
Renacimiento y un humanismo el debate parece ya cerrado en la actualidad En efecto
aspectos como la Contrarreforma la actividad de la Inquisicioacuten la existencia de
corrientes miacutestico-espirituales la crisis econoacutemica o el escaso valor concedido en
general al latiacuten y al griego -teniendo en cuenta que los conocimientos filoloacutegicos como
hemos visto constituyen la base del humanismo- han hecho dudar a algunos estudiosos
sobre la existencia de una corriente humanista en nuestro paiacutes13
-dentro de esta postura
destaca la opinioacuten pesimista del filoacutelogo L Gil Fernaacutendez14
que habla del fracaso
espantildeol a este respecto- No asiacute hay quienes consideran que es posible hablar de un
Renacimiento y de un humanismo espantildeoles aunque con ciertas particularidades
apoyado el primero en el auge econoacutemico el descubrimiento de Ameacuterica y la
consolidacioacuten del Estado imperial entre otros factores y el segundo en la existencia de
10
Cf GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 18-20 y MARTIacuteN FERREIRA 1995 18-19 11
Cf entre otros LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 33 y MONTERO CARTELLE 2010 126 12
Sobre la cuestioacuten de los distintos humanismos cf MONTERO CARTELLE 2010 125 entre otros 13
Asiacute lo indican BLANCO PEacuteREZ 1999 22 GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 22-23 y PEacuteREZ
IBAacuteNtildeEZ 1996 18-19 14
Cf GIL FERNAacuteNDEZ 1997 passim
13
figuras importantes en distintos campos del saber15
Hay autores que ademaacutes creen en
la existencia de un humanismo espantildeol progresista y dinaacutemico -como J A Maravall-16
En cualquier caso parece que esa visioacuten negativa ya ha sido superada y que la creencia
general en la actualidad se inclina por aceptar la existencia de un Renacimiento y un
humanismo espantildeoles con algunas excepciones pero patrocinados por notables avances
y grandes figuras que tarde o temprano asumieron los nuevos modelos procedentes de
Italia
2 HUMANISMO MEacuteDICO
Como el resto de disciplinas la medicina tambieacuten se vio afectada por los
principios de esta corriente de renovacioacuten pedagoacutegica y de la aplicacioacuten de los mismos
a este campo por parte de sus profesionales surgioacute lo que se conoce como humanismo
meacutedico Esta nueva realidad supuso la aparicioacuten de una nueva figura la del meacutedico
filoacutelogo o humanista que movido por la nueva admiracioacuten hacia los claacutesicos de la
medicina decidioacute recurrir a la labor filoloacutegica como viacutea para la interpretacioacuten y
recuperacioacuten de los mismos objetivo con repercusioacuten directa en la vertiente teoacuterica de
la medicina pero cuyo fin uacuteltimo seriacutea con toda seguridad resultar uacutetil al ejercicio
profesional
Estos meacutedicos filoacutelogos integrantes de una nueva eacutelite de la medicina
caracterizada por un predominio de la parte teoacuterica habiacutean asumido la tarea de
recuperar los textos meacutedicos originales de la Antiguumledad depurando para ello las
versiones medievales de los claacutesicos que consideraban corrompidas y depravadas o
incluso acudiendo a los originales -como sucedioacute con el caso de los coacutedices griegos
rescatados por los bizantinos exiliados- De esta forma surgieron numerosas ediciones
traducciones y comentarios de obras claacutesicas fruto del trabajo de unos meacutedicos
humanistas que rechazaban el meacutetodo de la escolaacutestica y el galenismo medieval y no
confiaban en la tradicioacuten aacuterabe para el desarrollo de esta disciplina17
No obstante y a
15
Cf BLANCO PEacuteREZ 1999 22-23 GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 21-23 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ
1996 18-19 16
Opinioacuten recogida en GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 22-23 17
Estos aspectos propios del humanismo meacutedico aparecen en todas las obras que abordan la
cuestioacuten Veacuteanse al respecto entre otras LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 33 MARTIacuteN FERREIRA
1995 23-25 y MONTERO CARTELLE 2010 153 Para el galenismo medieval escolaacutestico o arabizado
y el meacutetodo escolaacutestico aplicado a la medicina cf LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 3 191-339
MARTIacuteN FERREIRA 1995 25 y MONTERO CARTELLE 2010 31-121
14
pesar de este recelo por el trabajo de la eacutepoca precedente algunos aspectos se
mantuvieron en el nuevo contexto Asiacute las grandes autoridades de la medicina
continuaron siendo las mismas que en la Edad Media -fundamentalmente Galeno e
Hipoacutecrates- variando solo la forma de acceder a las mismas y de considerar sus
doctrinas y la tradicioacuten aacuterabe por su parte mantuvo todaviacutea su importancia en ciertos
campos de la medicina renacentista -sobre todo en la materia meacutedica donde el Canon
de Avicena siguioacute siendo imprescindible-18
Pero estos humanistas tambieacuten se
preocuparon en muchos casos por desarrollar una obra meacutedica propia haciendo uso de
los distintos geacuteneros con que contaba la literatura meacutedica del momento y que
trataremos con maacutes detalle en epiacutegrafes posteriores Ademaacutes emprendieron una labor
filoloacutegica cercana a lo que hoy se conoce como criacutetica textual y que podriacuteamos
considerar como su antecedente inmediato con el objeto de restablecer los textos
originales trabajo que formaba parte de la corriente humanista general y que tuvo su
trasunto como era de esperar en el humanismo meacutedico Aunque dicha labor empezoacute
como sentildeala M A Gonzaacutelez Manjarreacutes19
siendo una emendatio ope ingenii basada
normalmente en el trabajo con un solo coacutedice hacia finales del siglo XV y principios
del XVI los humanistas empezaron a establecer criterios objetivos que la convirtieron en
un trabajo de emendatio ope codicum apoyado ya en la consulta de diferentes
testimonios manuscritos
En este punto resulta interesante rescatar las fases que expone en su trabajo A I
Martiacuten Ferreira20
para ilustrar la recuperacioacuten de los textos claacutesicos en la eacutepoca que nos
ocupa Asiacute una primera etapa de influjo latino con la edicioacuten de la obra de Celso -que
es redescubierto en el Renacimiento y editado por primera vez en este momento- dariacutea
paso a un periacuteodo de influjo griego con un predominio de la obra de Hipoacutecrates y
Galeno que culminariacutea en una uacuteltima etapa de superacioacuten y emancipacioacuten con respecto
a las autoridades claacutesicas Esto demuestra que la atencioacuten prestada a las fuentes de la
Antiguumledad dependioacute de los contextos propiciados por los distintos momentos y que la
postura propia de la Edad Media de aceptar sin reparos la opinioacuten de una autoridad se
vio trastocada en el Renacimiento por la nueva autoconciencia individual de los
humanistas El siguiente paacuterrafo de M J Peacuterez Ibaacutentildeez21
sobre el empleo de fuentes en
18
Cf sobre todo BLANCO PEacuteREZ 1999 25 y MARTIacuteN FERREIRA 1995 26 19
Para esta opinioacuten y la labor de criacutetica textual en los humanistas y en la figura concreta de Andreacutes
Laguna cf GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 183 20
Veacutease al respecto MARTIacuteN FERREIRA 1995 25 21
PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 107
15
los humanistas meacutedicos se refiere al aacutembito de la Universidad de Salamanca pero puede
extrapolarse al panorama general del que parecen emanar los principios particulares
aplicados en cada territorio
En los textos latinos de la Universidad de Salamanca observamos una tendencia de
conjunto a la abundancia de citas a recurrir en los distintos pasajes de la composicioacuten a
referencias a otras obras tanto para apoyar las tesis sostenidas como para rebatir las que
consideran erroacuteneas o improcedentes Se advierte la necesidad de afianzar las
proposiciones sostenidas tanto con las autoridades antiguas como medievales [hellip] o
renacentistas sean o no meacutedicas Esto no implica que no se conceda peso especiacutefico a la
propia experientia ni que se evite la autorreferencia como autoridad en diversas
materias
Nos encontramos de esta forma con un frecuente empleo de fuentes por parte
de los humanistas meacutedicos en sus obras -ya fueran comentarios traducciones o trabajos
propios- a las que soliacutean acudir para dar solidez a sus propias opiniones o para refutar
las de aquellos autores claacutesicos medievales o contemporaacuteneos que consideraban
erroacuteneas Esta postura demuestra que los humanistas meacutedicos desarrollaron una visioacuten
criacutetica respecto a las autoridades de la Antiguumledad que no existiacutea en la Edad Media y
que estaba apoyada en el empleo de la razoacuten personal y la propia observacioacuten a la hora
de estudiar los distintos aspectos de la disciplina cientiacutefica La experiencia se convertiacutea
asiacute en otra fuente importante para los autores que ahora podiacutean conciliar
contradicciones aclarar confusiones o corregir errores22
Un ejemplo de esta actitud nos
lo proporciona M A Gonzaacutelez Manjarreacutes23
cuando describe la labor de comentarista
del meacutedico humanista Andreacutes Laguna al afirmar que en su traduccioacuten de la afortunada
Materia meacutedica de Dioscoacuterides24
entre otras cosas se aventuroacute a mostrar los errores de
las autoridades afirmacioacuten que ilustra con el siguiente fragmento de un comentario de
dicho autor al capiacutetulo sobre el marrubio bastardo de la obra dioscoridiana
Fue grauissimo el error de Plinio acerca de aquesta planta porque dize que la llamaron
Puerro negro los griegos y que tiene las hojas mayores y mas negras que el puerro lo
qual jamas no se halla Mas la causa de tan gran deuaneo fue la afinidad de aquestos
vocablos Melan prason y Melan prasion de los quales aquel primero nos da agrave entender
puerro negro y estotro negro Marrubio
22
Para la cuestioacuten de la postura criacutetica y la experiencia en los humanistas meacutedicos cf sobre todo
LOacutePEZ PINtildeERO 1979 164 y MONTERO CARTELLE 2010 126 23
Veacutease GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 167 para el ejemplo y el fragmento citado de Laguna 24
LAGUNA 1555 III 111
16
En lo que respecta a la tipologiacutea de las fuentes y a partir de lo que podemos
deducir de las afirmaciones particulares sobre el humanismo meacutedico en ciertas
universidades o figuras de nuevo extrapoladas al contexto general predominaban los
autores claacutesicos grecolatinos -sobre todo los griegos Hipoacutecrates y Galeno pero tambieacuten
otros como Celso y Dioscoacuterides- Las alusiones a fuentes medievales y aacuterabes por su
parte eran maacutes escasas pero todaviacutea ineludibles fundamentalmente y como hemos
visto en ciertos aacutembitos como el de la materia meacutedica En la Universidad de
Salamanca uno de los grandes focos espantildeoles del humanismo meacutedico la labor teoacuterica
de algunos profesores de medicina evidencioacute el peso que la tradicioacuten aacuterabe y la ciencia
medieval ejercieron en dicha corriente a traveacutes de las diversas referencias en sus
trabajos a autores aacuterabes como Serapioacuten Rhazes y Mesueacute o a otros medievales como
Bernardo de Gordon Gentile da Foligno y Hugo de Siena Llama la atencioacuten por otra
parte que estos autores fueran pocas veces calificados de ldquobaacuterbarosrdquo en las obras de
dichos profesores25
Sin embargo la depravacioacuten leacutexica de los aacuterabes siacute fue mencionada
en la obra de Andreacutes Laguna que empleoacute las alusiones a fuentes medievales sobre todo
para criticarlas a pesar de demostrar una evidente admiracioacuten por la medicina aacuterabe -
sobre todo en las figuras de Serapioacuten y Avicena-26
Las referencias a autores
contemporaacuteneos tuvieron igualmente su espacio en las obras de esta corriente si bien en
menor medida y casi siempre para ser criticadas o contradichas tanto fue asiacute que solo
soliacutean ser elogiadas como afirma M A Gonzaacutelez Manjarreacutes27
cuando existiacutea una cierta
amistad entre el autor de la obra y el de la fuente citada o bien cuando este uacuteltimo era
admirado por el primero aunque es cierto que tambieacuten debieron existir excepciones a
este principio general Por uacuteltimo tambieacuten las fuentes no meacutedicas fueron una constante
en los textos predominando el recurso a fragmentos o autores biacuteblicos o literarios que
conferiacutean cierta erudicioacuten a las obras de caraacutecter meacutedico asiacute como a ciertos capiacutetulos de
textos filosoacuteficos -con un predominio de Platoacuten y Aristoacuteteles- De esta forma los
autores acudiacutean a enciclopedias o compendios de dichos y sentencias muy uacutetiles al
efecto sin dejar a un lado no obstante la consulta directa de los textos claacutesicos de la
literatura o el recurso al propio bagaje que proporcionaba la formacioacuten humaniacutestica28
25
Sobre las fuentes de las obras del humanismo meacutedico en la Universidad de Salamanca cf PEacuteREZ
IBAacuteNtildeEZ 1996 114-125 26
Cf GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 223-226 y 255 27
Veacutease GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 255-256 28
Para el empleo de fuentes no literarias cf sobre todo GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 233
17
Un problema fundamental al que tuvieron que enfrentarse los meacutedicos que
participaron en esta corriente fue el de la lengua en que debiacutean escribirse los textos de la
medicina Esta disyuntiva resulta imprescindible a la hora de comprender el caraacutecter de
las obras del humanismo meacutedico y la esencia misma de dicho movimiento y por ello
vamos a abordarla a continuacioacuten apoyaacutendonos sobre todo en los datos que los
diversos estudios nos aportan acerca de la situacioacuten de dicho problema en Espantildea pero
intentando como hasta ahora y por medio de la induccioacuten comprender los rasgos de
casos particulares como manifestaciones con sus correspondientes singularidades de
un contexto maacutes amplio y general del que poseemos menos datos de conjunto
Todos los autores consultados al respecto coinciden al afirmar que en el siglo
XVI el latiacuten se habiacutea convertido en lengua de cultura una lengua comuacuten y universal que
serviacutea de vehiacuteculo para una poliacutetica y una ciencia internacionales Sin embargo en ese
mismo siglo el avance de las lenguas vernaacuteculas que estaban consolidaacutendose y
creciendo en importancia hizo que empezaran a abrirse hueco en el panorama cultural y
a exigir incluso un papel en el aacutembito de la ciencia Este hecho propicioacute una situacioacuten
de bilinguumlismo aceptado donde el latiacuten se veriacutea confinado al aacutembito cientiacutefico y las
lenguas vernaacuteculas se limitariacutean a la expresioacuten literaria y cultural No obstante el paso
del tiempo hariacutea que dichas lenguas acabaran desbancando por completo al latiacuten como
se observa en el ejemplo que ofrece J M Loacutepez Pintildeero29
sobre el caso espantildeol donde
el porcentaje de obras cientiacuteficas impresas en castellano entre 1551-1600 es ya
ligeramente superior al de las impresas en lengua latina30
El latiacuten siguioacute siendo no obstante la lengua indiscutible de la ciencia en el siglo
XVI y por tanto el vehiacuteculo de expresioacuten para la produccioacuten escrita de la medicina
donde las excepciones compuestas en vernaacuteculo eran siempre justificadas Esto uacuteltimo
demuestra que no obstante hubo partidarios del empleo del romance en el aacutembito
meacutedico apoyaacutendose para secundar dicha propuesta en el escaso nuacutemero de meacutedicos que
dominaban el latiacuten y en el elevado nivel literario de esta lengua en el Renacimiento31
En Espantildea la creciente importancia del castellano que era sentido como lengua natural
y la situacioacuten un tanto adversa del latiacuten demostrada por los numerosos testimonios
29
Cf LOacutePEZ PINtildeERO 1979 123-124 30
El asunto del bilinguumlismo aceptado y la progresiva sustitucioacuten del latiacuten por las lenguas vernaacuteculas lo
encontramos en BLANCO PEacuteREZ 1999 165 LOacutePEZ PINtildeERO 1979 123-123 MARTIacuteN FERREIRA
1995 166-167 MONTERO CARTELLE 2010 136 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 130-133 31
Cf MONTERO CARTELLE 2010 137
18
recogidos por L Gil Fernaacutendez32
propiciaron la aparicioacuten de ciertos sectores que
abogaron por el uso del romance y rechazaron el empleo del latiacuten en la medicina a
pesar de que era aceptado por la mayoriacutea como lengua de la ciencia y de que su empleo
era exigido en la ensentildeanza universitaria y su conocimiento por parte de los
profesionales ordenado por pragmaacutetica -como sucediacutea seguacuten afirma M L Loacutepez
Terrada33
con los boticarios a quienes Felipe II obligaba mediante la pragmaacutetica de
1588 a conocer la lengua latina para poder examinarse- Las razones que adujeron los
partidarios del empleo del castellano se basaban sobre todo en motivos praacutecticos y de
bien comuacuten esto es en la necesidad de llegar a maacutes gente y lograr una mayor difusioacuten
de los saberes meacutedicos pues la realidad en lo que al conocimiento del latiacuten respectaba
era bien diferente de lo que se proponiacutea como ideal -asiacute en varias ocasiones la
necesidad de redactar una obra en castellano procediacutea de un encargo o ruego ajeno a la
voluntad del autor con frecuencia una peticioacuten del monarca- esta postura era
completada en muchos casos con otros motivos vinculados con el amor a la propia
lengua Estos fueron tambieacuten los argumentos que expusieron en su defensa los
humanistas meacutedicos que frente a la costumbre mayoritaria se decidieron a escribir
obras en romance34
Pero la mayoriacutea de autores siguioacute aferrada a la idea de que el latiacuten debiacutea ser la
lengua de la medicina alegando en defensa de esta postura que dicha lengua era el
coacutedigo de comunicacioacuten universal de la ciencia y la cultura que poseiacutea por su larga
historia en la materia una amplia tradicioacuten y un leacutexico teacutecnico elaborado y que
ademaacutes era fundamental para evitar el intrusismo profesional y las intromisiones no
deseadas en los distintos campos de la disciplina Hay que considerar tambieacuten que en
la mayoriacutea de los casos las obras no estaban dirigidas al gran puacuteblico sino a meacutedicos o
a estudiantes de medicina que seguacuten las exigencias de la eacutepoca debiacutean estar
familiarizados con la lengua tal y como afirma A I Martiacuten Ferreira35
al referirse a los
argumentos de los humanistas meacutedicos de la Universidad de Alcalaacute
Asiacute podemos cerrar la cuestioacuten afirmando con la misma autora que la eleccioacuten
de la lengua estaba condicionada en muchos casos por el geacutenero literario empleado el
32
Veacutease al respecto GIL FERNAacuteNDEZ 1997 48-83 33
Cf LOacutePEZ TERRADA 2002 174-175 34
Las razones de los defensores de esta postura ldquoromancistardquo aparecen en todos los estudios
consultados al respecto Cf BLANCO PEacuteREZ 1999 166-167 GIL FERNAacuteNDEZ 1997 60-61 LOacutePEZ
PINtildeERO 1979 138-139 MARTIacuteN FERREIRA 1995 172-173 MONTERO CARTELLE 2010 137 y
PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 132-133 35
Cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 168
19
puacuteblico al que se destinaba la obra y la materia concreta de la misma y que en el
contexto espantildeol del siglo XVI -extrapolando los datos de los estudios referidos a casos
concretos- lo usual fue emplear el latiacuten en los textos meacutedicos mientras que el
castellano se reservariacutea sobre todo para obras de cirugiacutea y anatomiacutea y para las
farmacopeas praacutecticas por la escasa familiaridad con el latiacuten de una parte importante de
los profesionales a los que iban dirigidas36
No podemos olvidarnos no obstante de los contrastes existentes en el seno del
propio movimiento donde no todos los humanistas meacutedicos se afanaron en editar
comentar y traducir a los claacutesicos Al contrario y seguacuten la opinioacuten de L S Granjel que
recoge en su trabajo A I Martiacuten Ferreira37
existieron tambieacuten seguidores de Galeno en
buacutesqueda de un perfeccionamiento del mismo y expositores modernos del sistema
galeacutenico medieval Ademaacutes junto con estos sectores maacutes ldquotradicionalesrdquo habiacutea
ldquodisidentesrdquo innovadores procedentes de lo que J M Loacutepez Pintildeero denomina la
ldquoperiferia teacutecnicardquo38
promotores de las principales renovaciones cientiacuteficas del
Renacimiento y que no pueden ser considerados por los estudiosos como humanistas
meacutedicos
Auacuten asiacute el humanismo significoacute mucho para la renovacioacuten de la ciencia y en
concreto la medicina pues apoyaacutendonos de nuevo en J M Loacutepez Pintildeero la necesidad
de entender de manera auteacutentica a los claacutesicos llevoacute al descubrimiento de
contradicciones internas y a la necesidad de recurrir a la observacioacuten de la realidad para
complementar hecho que terminoacute como ya sabemos en una ldquocrisis del criterio de
autoridad como base del conocimiento cientiacuteficordquo39
Ademaacutes este acercamiento
humanista a la ciencia meacutedica con un redescubrimiento de las doctrinas originales de
los claacutesicos y la consecuente posibilidad de considerarlas criacuteticamente supuso la base
de muchas reformas cientiacuteficas de la eacutepoca -como la del bruselense Andreacutes Vesalio que
sentildealoacute y rechazoacute algunos errores de la obra de Galeno a quien tradujo en su juventud y
es considerado el fundador de la anatomiacutea moderna-
Despueacutes de lo comentado parece innegable que dicha corriente contara con su
particular manifestacioacuten en Espantildea hecho probado por la existencia de profesionales
ilustres que aplicaron los principios de este humanismo a su labor meacutedica maacutes teoacuterica
36
Cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 174 37
Para esta opinioacuten y el asunto de los ldquodisidentesrdquo innovadores cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 26 38
LOacutePEZ PINtildeERO 1979 152 39
Esta afirmacioacuten y las ideas de este paacuterrafo aparecen como hemos sentildealado en LOacutePEZ PINtildeERO
1979 151
20
que praacutectica y vinculada casi siempre a aquellas universidades que funcionaron como
focos imprescindibles del mismo Si bien es cierto que empezoacute un siglo maacutes tarde que
en el resto de Europa limitando por tanto la labor de los humanistas meacutedicos a la
traduccioacuten y el comentario de textos ya sin edicioacuten pero todaviacutea con presencia de la
criacutetica textual los rasgos de esta corriente se manifestaron claramente en el ejercicio y
la produccioacuten escrita de muchos profesores de medicina que aunque en muchos casos
recibieron formacioacuten en el extranjero desarrollaron su trabajo en las universidades de
Salamanca y Valladolid -donde se mantuvo por maacutes tiempo la componente medieval
con figuras destacadas como Luis de Lemos o Luis Mercado- y Alcalaacute de Henares y
Valencia -donde los principios del humanismo meacutedico se implantaron con mayor
rapidez destacando la labor de profesionales como Francisco Valleacutes Pedro Jaime
Esteve o Luis Collado- Tambieacuten existieron no obstante figuras maacutes independientes
que desarrollaron su produccioacuten fuera de los principales centros universitarios -aunque
evidentemente recibieron formacioacuten en la universidad- como el ceacutelebre Andreacutes
Laguna ya mencionado anteriormente o el insigne Miguel Servet40
3 LA MEDICINA EN EL SIGLO XVI
Como podemos deducir el humanismo meacutedico espantildeol limitoacute praacutecticamente su
existencia al siglo XVI y dentro de ese periacuteodo amplio y ese contexto espacial
determinado se encuadra la obra del autor que nos proponemos estudiar Estas
circunstancias unidas al objetivo de la introduccioacuten contextual de esta primera parte del
trabajo que no es otro que servir de apoyo a la segunda nos obligan a centrarnos a la
hora de abordar el tema de la medicina renacentista en el siglo XVI y a poner especial
acento en la situacioacuten espantildeola cuyo panorama meacutedico en esta eacutepoca era un reflejo del
contexto general aderezado con las singularidades del propio paiacutes Es por eso por lo que
no incluimos ldquoespantildeolardquo en el tiacutetulo del epiacutegrafe pues muchos de los aspectos que
abordaremos a continuacioacuten podraacuten ser considerados una vez maacutes como reflejos de
40
El tema del humanismo meacutedico en Espantildea a traveacutes de los distintos focos universitarios o de algunas
figuras independientes estaacute ampliamente tratado en los ya mencionados estudios de BLANCO PEacuteREZ
1999 GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 MARTIacuteN FERREIRA 1995 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 cuyas
referencias completas se recogen en la bibliografiacutea de este trabajo asiacute como en M T SANTAMARIacuteA
HERNAacuteNDEZ El humanismo meacutedico en la Universidad de Valencia (siglo XVI) Valencia Consell
Valenciagrave de Cultura 2003 Informacioacuten maacutes general sobre el tema puede encontrarse en los primeros
capiacutetulos de cada uno y tambieacuten en MONTERO CARTELLE 2010 172-196 y LOacutePEZ PINtildeERO 1979
342-351
21
una realidad externa e independiente que debioacute contar con manifestaciones paralelas en
los distintos territorios no obstante siempre que hablemos de rasgos de los que no nos
consta una existencia a nivel maacutes general indicaremos que nos referimos al contexto
espantildeol
Normalmente las transiciones suelen entenderse como el paso progresivo que
algo sufre de un estado a otro pues asiacute nos lo demuestran la experiencia personal y la
sucesioacuten de los distintos periacuteodos histoacutericos que convencionalmente dividimos para
poder aprehender con claridad por medio de hitos Teniendo esto en cuenta no resulta
difiacutecil comprender la existencia en el panorama meacutedico europeo del periacuteodo que nos
ocupa de una dialeacutectica entre tradicioacuten y renovacioacuten cientiacutefica entendida como el
recurso a las autoridades antiguas o medievales frente a la introduccioacuten de las
renovaciones cientiacuteficas gestadas en el Renacimiento Dicha dicotomiacutea caracterizoacute
sobre todo a la primera mitad del siglo XVI que estuvo en cierto sentido dividida por
la continuidad del escolasticismo arabizado bajomedieval basado en la asimilacioacuten del
saber cientiacutefico griego heleniacutestico e islaacutemico por parte de las universidades de la Baja
Edad Media latina a traveacutes de las traducciones aacuterabes y la irrupcioacuten del humanismo
que como ya sabemos puede entenderse como movimiento de recuperacioacuten del saber
de la Antiguumledad grecolatina por medio del conocimiento directo de los textos claacutesicos
con todo lo que ello conlleva El resto de la centuria estuvo marcado por un predominio
de los principios de la corriente humanista que se habiacutea asentado ya en el paiacutes pero a
finales de siglo las aportaciones de la ciencia acadeacutemica aquella que estaba basada en el
humanismo meacutedico se agotaron al verse frustradas las expectativas propuestas a traveacutes
de dicha corriente para el renacimiento de la ciencia Esto permitioacute la entrada de nuevos
elementos que se habiacutean gestado en los aacutembitos extraacadeacutemicos y en la ya mencionada
ldquoperiferia teacutecnicardquo Auacuten asiacute la posibilidad de aferrarse a la tradicioacuten por motivos
ideoloacutegicos estaba abierta y eso fue precisamente lo que sucedioacute en Espantildea donde a
finales de siglo la Contrarreforma hizo que se recuperaran las doctrinas de la ciencia
tradicional si bien reformuladas y se rechazaran las renovaciones cientiacuteficas durante lo
que se considera en palabras de J M Loacutepez Pintildeero41
una etapa de neoescolasticismo
contrarreformista Durante la mayor parte del siglo la ciencia espantildeola -y por tanto la
medicina que es lo que aquiacute nos ocupa- participoacute no obstante de aquella dicotomiacutea
41
Sobre la dialeacutectica del siglo XVI entre tradicioacuten y renovacioacuten cientiacutefica cf LOacutePEZ PINtildeERO 1979
149-154 donde aparecen todas las ideas de este paacuterrafo
22
predominando el humanismo en el plano cientiacutefico -sobre todo mediada la centuria-
pero todaviacutea con una notable influencia del escolasticismo arabizado bajomedieval
Relacionado con esta cuestioacuten y ya exclusivamente dentro del panorama
espantildeol se encuentra el asunto de las generaciones de meacutedicos42
que se sucedieron en la
medicina espantildeola renacentista y que dieron clara muestra de la transicioacuten a la que
antes nos referiacuteamos En un primer momento que comprendioacute el final del siglo XV y el
comienzo del XVI desarrollaron su labor los meacutedicos pertenecientes a la primera
generacioacuten castellana con predominio todaviacutea del galenismo arabizado No obstante a
mediados de la centuria el contacto con Europa y la formacioacuten de muchos meacutedicos en el
extranjero permitieron la entrada de los principios del humanismo que fueron
asimilados por muchos profesionales de la medicina Destacan en esta etapa los
meacutedicos valencianos Miguel Jeroacutenimo Ledesma Miguel Juan Pascual Pedro Jaime
Esteve y Luis Collado entre otros y algunas figuras vinculadas a las universidades
castellanas como Bustamante de Paz en Salamanca o Rodrigo Reinoso en Alcalaacute de
Henares asiacute como otras maacutes universales o independientes entre las que podemos contar
a Juan Valverde de Amusco Goacutemez Pereira o los ya citados Miguel Servet y Andreacutes
Laguna Una tercera y uacuteltima generacioacuten estuvo protagonizada por los meacutedicos
vinculados a la corte -en concreto a la de Felipe II- que ya completamente
influenciados por el humanismo espantildeol y europeo y marcados por la situacioacuten socio-
poliacutetica del paiacutes iniciaron aquella corriente de neoescolasticismo contrarreformista En
este caso fueron meacutedicos como Fernando de Mena Cristoacutebal de Vega o Francisco
Valleacutes en Alcalaacute de Henares Luis de Lemos o Juan Bravo de Piedrahita en Salamanca
y Luis Mercado en Valladolid los que destacaron en el panorama entre otros
profesionales
Ahora bien todos estos meacutedicos formaban parte de una eacutelite social y poliacutetica que
limitaba sus labores sobre todo a la vertiente teoacuterica -quedando la praacutectica reducida a
la atencioacuten meacutedica de unos cuantos grupos elitistas- y vinculaba su actividad a las
universidades Pero el panorama meacutedico espantildeol de la eacutepoca contaba con otras figuras
que tambieacuten ejerciacutean la medicina aunque en muchos casos careciacutean de la formacioacuten
necesaria A saber meacutedicos ldquoempiacutericosrdquo entre los que se contaba a barberos algebristas
o bizmadores sangradores y parteras -todos ellos procedentes del pueblo llano y casi
siempre ajenos al mundo universitario- hombres y mujeres vinculados al mundo de la
42
Este asunto es ampliamente tratado en BLANCO PEacuteREZ 1999 27-28 MARTIacuteN FERREIRA 1995
27-28 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 25
23
hechiceriacutea y la supersticioacuten -saludadores o ensalmadores- e impostores que fingiacutean
tener una soacutelida formacioacuten -y por supuesto desconociacutean las lenguas claacutesicas- todos
ellos criticados por los meacutedicos humanistas conscientes de su posicioacuten elitista y con
una formacioacuten acadeacutemica que avalaba su ejercicio profesional43
Esta situacioacuten hizo pensar a esos meacutedicos universitarios en la necesidad de
exigir a los que iban a ejercer la medicina una serie de requisitos que manifestaron
mediante escritos en los que se describiacutea la figura del meacutedico ideal44
Entre otras
necesidades se planteaba la de conocer los preceptos de los autores claacutesicos de la
medicina sin olvidar a los aacuterabes y los escritos maacutes recientes -como proponiacutea Luis de
Lemos- y conocer la lengua latina y en menor medida la griega asiacute como un poco de
la aacuterabe para poder acceder a los textos -planteamiento que aparece en los escritos de
los meacutedicos E Jorge Enriacutequez y Alonso de Miranda-
Ante estas circunstancias para controlar de manera oficial la formacioacuten de los
profesionales de la medicina se creoacute a finales del siglo XV el Real Tribunal del
Protomedicato45
que llevaba a cabo dicha tarea por medio de exaacutemenes con los que los
protomeacutedicos evaluaban los conocimientos de los aspirantes a los diversos cargos de la
medicina para otorgarles en su caso la licencia que les permitiacutea ejercer
4 MEacuteDICOS Y BOTICARIOS DOS REALIDADES EN UN NUEVO ESCENARIO
Hasta ahora nos hemos referido sobre todo a un tipo de profesional de la
medicina el meacutedico con sus diferentes figuras Sin embargo en la eacutepoca existiacutean otras
ocupaciones sanitarias que compartiacutean escenario con los meacutedicos y cubriacutean las distintas
necesidades que este aacutembito demandaba mediante un trabajo que combinaba teoriacutea y
praacutectica Asiacute podiacutea contarse ademaacutes de con meacutedicos con cirujanos boticarios y
albeacuteitares46
figuras con una formacioacuten y un ejercicio profesional diferenciados y unas
condiciones generalmente dispares en materia de regulacioacuten -si bien es cierto que
coincidiacutean en muchos aspectos como trabajadores de un mismo campo- En este
43
Aborda esta cuestioacuten entre otros MARTIacuteN FERREIRA 1995 28-30 44
De la figura del meacutedico ideal tal y como la retratan los escritos de los propios meacutedicos humanistas
habla sobre todo PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 33-35 45
Sobre el funcionamiento de esta institucioacuten en la eacutepoca que nos ocupa y otras cuestiones
relacionadas cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 34-35 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 37 46
El tiacutetulo del capiacutetulo ya mencionado de LOacutePEZ TERRADA 2002 -ldquoMeacutedicos cirujanos boticarios y
albeacuteitaresrdquo- ilustra a la perfeccioacuten esta realidad que aparece ademaacutes explicada al detalle en el cuerpo del
mismo Se han utilizado para este epiacutegrafe las pp 161-168 y 174-177
24
epiacutegrafe solo vamos a abordar de manera sucinta los aspectos que atantildeen a la
ocupacioacuten de los meacutedicos y a la de los boticarios para acotar asiacute el espacio que nos
permitiraacute comprender mejor la segunda parte del trabajo limitaacutendonos al aacutembito que
maacutes se acerca a nuestro objeto de estudio a traveacutes de una visioacuten comparada de dos
profesiones meacutedicas diferentes
En el siglo XVI la uacutenica ocupacioacuten de caraacutecter cientiacutefico que se habiacutea convertido
en profesioacuten era la de meacutedico Como ya sabemos la formacioacuten estaba a cargo de las
universidades mientras que la regulacioacuten del ejercicio y la concesioacuten de licencias eran
competencia de la burocracia nacional que estableciacutea la necesidad de superar una serie
de exigencias previas a la incorporacioacuten a la praacutectica profesional A saber seguir una
formacioacuten que comprendiacutea el grado de bachiller en artes en universidades aprobadas
maacutes cuatro antildeos de estudios en una facultad que permitieran obtener el de bachiller en
medicina y dos antildeos de praacutecticas con meacutedicos aprobados superar el examen del
Protomedicato y finalmente obtener la licencia concedida por la Corona o por las
ciudades que permitiacutea ejercer Una vez obtenida dicha licencia los meacutedicos podiacutean
empezar a trabajar en distintos aacutembitos cada uno de los cuales proporcionaba un estatus
social y una remuneracioacuten diferentes en la casa real en el ejeacutercito o en hogares de
grandes sentildeores laicos y eclesiaacutesticos o en las ciudades Por otra parte no hubo en el
nuevo escenario una diferenciacioacuten demasiado evidente y radical entre el ejercicio
profesional de los meacutedicos y el de los cirujanos a pesar de que a finales de siglo se
establecioacute por pragmaacutetica que los meacutedicos no podiacutean realizar operaciones quiruacutergicas
asiacute como tampoco existioacute un liacutemite claro entre las funciones de los meacutedicos y las de los
boticarios si bien es cierto que se consideraba que estos uacuteltimos perteneciacutean a un grado
inferior bajo las oacuterdenes de aquellos
En lo que respecta a los boticarios los requisitos que debiacutean cumplir para
conseguir la licencia de ejercicio eran baacutesicamente los mismos que hemos indicado para
los meacutedicos pero con alguna variacioacuten que los acercaba maacutes al colectivo de los
cirujanos Asiacute debiacutean superar un periacuteodo de aprendizaje con un maestro boticario a lo
largo de cuatro antildeos -se trataba en este caso de una formacioacuten de caraacutecter artesanal y
no universitaria- y finalmente el examen ante el Tribunal del Protomedicato que les
permitiriacutea obtener la licencia necesaria para poder abrir una botica y dispensar
medicamentos Cuando contaban con este permiso los boticarios podiacutean trabajar como
los meacutedicos en distintos aacutembitos tambieacuten con diversa consideracioacuten social y sueldos
diferentes podiacutean abrir una botica por cuenta propia en una ciudad o bien ser
25
contratados por las autoridades urbanas podiacutean trabajar para un hospital -los de cierto
renombre soliacutean tener boticas propias- o podiacutean incorporarse al servicio de la casa real
Como sucediacutea con el resto de ocupaciones sanitarias el ejercicio de los boticarios estaba
regulado por el Tribunal del Protomedicato que se afanoacute especialmente en evitar
problemas de intrusismo -que los meacutedicos prepararan y vendieran recetas en sus casas o
que personas ajenas a la profesioacuten indicaran medicacioacuten sin receta previa- o un
problema frecuente como aquel de que los meacutedicos recetaran siempre a un boticario
determinado normalmente emparentado con ellos asiacute como en exigir a los boticarios
permanecer en sus boticas durante unas horas determinadas y preparar en ellas los
medicamentos En cuanto a la corona se encargoacute por medio de pragmaacuteticas de
prohibir que los boticarios fueran tambieacuten drogueros de obligar a los mismos a incluir
en el envase de los compuestos el diacutea mes y antildeo en que se hicieron de incluir a un
boticario en los exaacutemenes del Protomedicato -como examinador entendemos- y de
unificar los pesos y medidas farmaceacuteuticos entre otras cosas Por uacuteltimo el asunto de la
lengua que tanto atantildee a nuestro objeto de estudio estuvo en este colectivo
determinado en gran medida por la pragmaacutetica de 1588 que establecioacute para los
boticarios entre otras cosas la obligacioacuten de saber latiacuten como requisito para poder
examinarse Un ejemplo de esta postura es el del meacutedico Antonio de Aguilera que
consideraba que el boticario ideal debiacutea ser latino o al menos entender el latiacuten47
Es
posible seguacuten Loacutepez Terrada48
que los boticarios maacutes exigentes se preocuparan por
estudiar esta lengua en las universidades pero un grupo seguramente amplio seguiriacutea
desconociendo el latiacuten que resultaba imprescindible para poder entender sin problemas
las recetas que los doctores en medicina escribiacutean en la misma a pesar de los intentos
de los boticarios previos a la pragmaacutetica por obligar a los meacutedicos a redactarlas en
romance
47
Cf LOacutePEZ TERRADA 2002 174-175 48
Cf LOacutePEZ TERRADA ibidem
26
II MARCO LITERARIO
La inclusioacuten de un epiacutegrafe que exponga las liacuteneas generales del contexto
literario en el que se gestoacute la obra que nos ocupa y del marco en el que se desarrolloacute la
literatura que con sus textos sirvioacute de precedente a la produccioacuten meacutedica renacentista
resulta imprescindible en un trabajo de estas caracteriacutesticas como ya hemos
manifestado en la introduccioacuten Por ello vamos a intentar ofrecer a continuacioacuten una
visioacuten concisa pero justa de los distintos geacuteneros y obras que fueron surgiendo en el
seno de la disciplina meacutedica en cada eacutepoca y que fueron producto del trabajo de una
serie de profesionales que tambieacuten asumieron el papel de autores con el objetivo de
divulgar sus conocimientos sirvieacutendose para ello de distintos recursos expresivos
vinculados a las necesidades y circunstancias de cada periacuteodo
1 TEXTOS MEacuteDICOS ANTIGUOS Y MEDIEVALES FUENTES PARA UNA
NUEVA LITERATURA MEacuteDICA
11 LA MEDICINA CLAacuteSICA GRECOLATINA Y SUS TEXTOS
La medicina griega constituye el punto de partida de toda la medicina occidental
posterior Esta contundente sentencia que deducimos de las liacuteneas del trabajo de E
Montero Cartelle49
pone de manifiesto la gran influencia que los textos meacutedicos de esta
eacutepoca ejercieron en la produccioacuten del resto de periacuteodos incluso y quizaacute sobre todo en
la de los romanos coetaacuteneos en cierto modo de aquellos Dicha afirmacioacuten resulta
razonable si advertimos que fue durante los siglos VI-V a C cuando la medicina se
constituyoacute como saber teacutecnico gracias al trabajo de una serie de meacutedicos entre los
cuales destacoacute el conocido Hipoacutecrates Es quizaacute por este motivo por el que a la
produccioacuten literaria meacutedica de ese periacuteodo que abarca escritos de temas muy variados
se la conoce con el nombre de Corpus Hippocraticum a pesar de que muchos de esos
textos no habiacutean sido escritos por Hipoacutecrates50
Despueacutes de este meacutedico destacaron
figuras como la de Galeno -en el siglo II- a quien se atribuye una amplia produccioacuten de
49
Cf MONTERO CARTELLE 2020 11 50
Para el apartado de medicina griega cf LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 73-81 y 271-281
27
escritos de medicina tambieacuten de diverso contenido51
o un siglo antes la de
Dioscoacuterides autor del De materia medica una obra sobre simples que gozoacute de gran
fortuna en eacutepocas posteriores y se convirtioacute en precursora de la moderna farmacopea
Entre las muchas figuras posteriores a estas uacuteltimas fue remarcable la de
Oribasio de Peacutergamo meacutedico del emperador Juliano que desarrolloacute su variada obra
reunida en unas colecciones meacutedicas en el siglo IV A Oribasio lo sucedieron otros
autores meacutedicos como Aecio de Amida o Pablo de Egina -entre los siglos VI-VII
probablemente- que son considerados junto con aquel dentro del aacutembito de la
medicina bizantina Es por esto por lo que en algunos manuales aparecen junto con
Galeno dentro del contexto meacutedico de la eacutepoca romana imperial52
si bien es cierto que
en todos los casos se trata de autores griegos Debemos tener en cuenta que estas
uacuteltimas figuras conociacutean con frecuencia las obras de los autores meacutedicos anteriores e
incluso se apoyaban en ellas para componer sus textos
Mientras que la medicina griega como hemos dicho constituye la base y el
punto de partida de todo el movimiento meacutedico occidental posterior la medicina
romana es original en su aproximacioacuten adaptacioacuten y realizacioacuten del modelo griego53
De esta forma destaca la produccioacuten meacutedica latina de eacutepoca imperial repartida en los
siglos I y IV que constituyeron dos etapas bien diferenciadas en lo que respecta a
geacuteneros y lengua Asiacute si nos centramos en las formas de expresioacuten literaria podemos
distinguir por un lado la enciclopedia dedicada a la formacioacuten cultural general y
desarrollada sobre todo en el siglo I con representantes como Celso -considerado por
su elegante prosa el Ciceroacuten de los meacutedicos- y Plinio el Viejo conocido por su
Naturalis historia que dedica los libros XXIII-XXXII a tratar las propiedades
medicinales de varios productos de origen vegetal y animal El otro gran geacutenero fue el
manual una forma literaria con fines didaacutecticos maacutes propia de los siglos IV-V donde se
observa una tendencia al recetario de tipo praacutectico Estos manuales soliacutean presentar
numerosas traducciones o adaptaciones de textos anteriores estaban orientados al
puacuteblico en general y empleaban una lengua vulgarizante Dentro de este geacutenero
destacaron autores como Celio Aureliano y Marcelo Empiacuterico asiacute como ciertos escritos
menores proacuteximos al periacuteodo medieval como el De herba vettonica tradicionalmente
51
Cf para una ordenacioacuten sistemaacutetica de sus obras LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 219-220 52
De esta forma en MAZZINI 1997 73-96 53
Asiacute lo apunta en su trabajo MONTERO CARTELLE ibidem
28
atribuido a Antonio Musa meacutedico del emperador romano Augusto el Herbarius de
Pseudo-Apuleyo o el Liber medicinae ex animalibus que se atribuye a Sexto Plaacutecido54
12 LITERATURA MEacuteDICA EN LA EDAD MEDIA LATINA
Con el agotamiento de la Antiguumledad la literatura meacutedica se vio afectada por
ciertas transformaciones producto de la evolucioacuten de la ciencia y reflejo del progresivo
cambio de contexto Auacuten asiacute y como era de esperar en esta nueva eacutepoca se
mantuvieron y se desarrollaron ciertos rasgos gestados durante los uacuteltimos antildeos del
periacuteodo anterior como sucedioacute por ejemplo con la distribucioacuten de la medicina en tres
ramas55
la diaetetica encargada del mantenimiento de la salud corporal la
pharmaceutica que abarcaba la ciencia de los medicamentos tambieacuten conocida como
terapeacuteutica o materia meacutedica y la chirurgia que comprendiacutea las intervenciones
quiruacutergicas Dentro de cada una de estas ramas se fueron desarrollando formas literarias
diferentes -asiacute y entre otras los regimina en la primera los herbarios y antidotarios en
la segunda y las anatomiacuteas y cirugiacuteas en la tercera- Otro aspecto importante del periacuteodo
medieval fue el desarrollo de la escolaacutestica56
corriente filosoacutefica y teoloacutegica que hacia
el siglo XIII se aplicoacute al aacutembito de la medicina apoyada en el ldquonuevo Aristoacutetelesrdquo y en
el ldquoviejo Galenordquo fundamentalmente arabizado Se basoacute sobre todo en un meacutetodo
especulativo carente de visioacuten criacutetica -predominaba el principio de autoridad- y con un
gran protagonismo de la dialeacutectica centrado por tanto en la vertiente teoacuterica -aunque
tambieacuten la praacutectica tuvo su desarrollo- y con una importante funcioacuten escolar No
podemos olvidar por otra parte que en esta eacutepoca muchos profesionales de la medicina
accedieron a los textos de los autores claacutesicos a traveacutes de las traducciones aacuterabes que
habiacutean ido apareciendo durante la Alta Edad Media vertieacutendose en muchos casos al
latiacuten lo que permitioacute a nivel linguumliacutestico la asimilacioacuten de diversos arabismos que se
sumaron a un latiacuten vulgarizado desde finales de la Antiguumledad y que durante el
desarrollo del periacuteodo iriacutea tecnificaacutendose y acercaacutendose al uso de la lengua literaria57
54
Cf para la medicina latina y en concreto para este paacuterrafo MONTERO CARTELLE 2010 11-
30 tambieacuten LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 184 y 282-287 y MAZZINI 1997 27-96 55
Esta cuestioacuten aparece en LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 3 191-197 y MONTERO
CARTELLE 2010 31 y ss 56
Sobre la aplicacioacuten de esta corriente a la medicina escriben de nuevo LAIacuteN ENTRALGO 1971-
1973 338-339 y MONTERO CARTELLE 2010 43 57
Como sentildeala MONTERO CARTELLE 2010 120-121
29
En lo que respecta a los geacuteneros literarios58
la nueva eacutepoca fue testigo del
desarrollo de una gran variedad de formas destinadas a satisfacer las diversas
necesidades de la ensentildeanza y la praacutectica meacutedicas Desde enciclopedias -como las
Ethymologiae de Isidoro de Sevilla- hasta libros de secretos -un tipo de literatura
pseudocientiacutefica y semiculta a caballo entre los recetarios la literatura teacutecnica y los
textos hermeacuteticos- la lista comprendiacutea siacutentesis teoacutericas -compendia o summae como la
Practica dicta Lilium medicinae de Bernardo de Gordon- traducciones de grandes
obras de conjunto -como las de Gerardo de Cremona el autor maacutes representativo de la
Escuela de Toledo cuya traduccioacuten del Canon de Avicena supuso la clave de la
recepcioacuten medieval del mismo- comentarios o glosarios -que constituiacutean el origen del
meacutetodo escolaacutestico empleados en las lectiones con una funcioacuten fundamentalmente
pedagoacutegica y propedeacuteutica- concordancias -colecciones de sentencias de las grandes
autoridades de la medicina- diccionarios y leacutexicos meacutedicos -que recogiacutean la nueva
terminologiacutea tras la asimilacioacuten del influjo de la medicina aacuterabe como el Alphita
glosario anoacutenimo del siglo XIII- y conciliaciones -que intentaban concordar
contradicciones entre las distintas autoridades- Tambieacuten fueron importantes las
quaestiones y disputationes -que soliacutean seguir a las lectiones quedando normalmente en
una disputa dialeacutectica- las obras de introduccioacuten o accessus -que serviacutean de entrada a
las obras de las autoridades claacutesicas y a la medicina en general- los tacuina y las
tabulae -constituidos por cuadros sinoacutepticos que exponiacutean diversos aspectos de la
medicina medieval- y los consilia -obras de consejos destinadas a casos cliacutenicos
concretos-
2 LA EXPRESIOacuteN LITERARIA DE LA MEDICINA EN EL RENACIMIENTO
Como ya hemos expuesto en epiacutegrafes anteriores en el Renacimiento el
humanismo aplicado a distintos aacutembitos del saber suscitoacute un intereacutes por recuperar el
conocimiento de la Antiguumledad Asiacute en medicina los diversos profesionales tambieacuten
convertidos en autores se preocuparon por acceder a los textos meacutedicos claacutesicos de
manera directa afanaacutendose en la depuracioacuten de las versiones medievales y en la
traduccioacuten el comentario y la edicioacuten de las obras originales Por otra parte este
renacer de la Antiguumledad supuso en el plano linguumliacutestico una recuperacioacuten del modelo
58
Para esta cuestioacuten veacutease la detallada visioacuten que ofrece MONTERO CARTELLE 2010 45-105
30
claacutesico de la lengua latina con la consecuente buacutesqueda de belleza literaria a traveacutes de
la imitacioacuten de los autores grecolatinos una circunstancia que tambieacuten afectoacute a la
lengua de la medicina que convirtioacute a Galeno Hipoacutecrates y Celso entre otros autores
antiguos en la base de un movimiento de reaccioacuten contra el arabismo y la depravacioacuten
leacutexica medieval59
Esta nueva mentalidad dio lugar a nuevas formas literarias60
con las que divulgar
los conocimientos meacutedicos adaptadas a las necesidades del contexto y que en muchos
casos no eran sino continuacioacuten o reformulacioacuten de las del periacuteodo anterior Asiacute se
mantuvieron los tratados generales de corte tradicional si bien con novedades en la
siacutentesis y el orden expositivo y los consilia que en algunos casos conservaron su forma
medieval mientras que en otros introdujeron aspectos novedosos como tambieacuten
sucedioacute con las quaestiones Tambieacuten siguieron cultivaacutendose geacuteneros como la
enciclopedia las concordancias o conciliaciones y los resuacutemenes de auctoritates que
no obstante fueron dejando paso a las nuevas formas monografiacuteas especializadas sobre
temas concretos -como el De humani corporis fabrica un tratado de anatomiacutea escrito
por Andreas Vesalius- comentarios a los textos griegos que casi siempre formaban
parte de ediciones y traducciones al latiacuten -desarrollados por autores como Niccolograve
Leoniceno Thomas Linacre Guumlnther von Andernach o Janus Cornarius- textos sobre
las nuevas enfermedades y maacutes vinculados a la literatura que a la medicina las
epistulae -como las de Giovanni Manardo o Pietro A Mattioli- y los diaacutelogos en los
que primaba la funcioacuten didaacutectica por lo que soliacutean ser divulgados en lengua vernaacutecula
59
Cf MONTERO CARTELLE 2010 148-149 60
La cuestioacuten de los geacuteneros literarios de la medicina renacentista es de nuevo ampliamente tratada
en MONTERO CARTELLE 2010 128-136
31
III EL LIBRO DE THERIACA DE LORENZO PEacuteREZ
Una vez conocidos los rasgos fundamentales del contexto cultural y literario en
el que se gestoacute la obra que nos proponemos estudiar podemos proceder a analizar los
datos extraiacutedos de su lectura y a exponerlos y cotejarlos con la informacioacuten precedente
con la finalidad de responder maacutes adelante a las preguntas que se derivan de nuestro
objetivo Para ello nos detendremos en primer lugar a tratar con brevedad la situacioacuten
de la medicina escrita en la ciudad y en la eacutepoca en la que nuestro autor desarrolloacute su
obra -atendiendo especiacuteficamente a autores y textos- asiacute como algunos datos sobre su
vida y sus dos escritos visioacuten que completada con una descripcioacuten preliminar del texto
que nos ocupa nos permitiraacute reconstruir en liacuteneas generales su contexto inmediato y
comprender con mayor propiedad los aspectos compositivos que seraacuten estudiados en un
segundo epiacutegrafe
1 INTRODUCCIOacuteN
11 EL AUTOR Y LA MEDICINA ESCRITA EN EL TOLEDO DEL SIGLO XVI
R Sancho de San Romaacuten sentildeala en uno de sus trabajos61
que la medicina
toledana empezoacute a declinar a partir del siglo XVI a pesar del paso por la ciudad de
meacutedicos ilustres del seacutequito imperial de los reyes como Andreacutes Vesalio o Luis Lobera
de Aacutevila y de la presencia en la misma de otras figuras importantes en el aacutembito como
el cirujano Juan Fragoso o el meacutedico Francisco Hernaacutendez Esta opinioacuten se ve
reforzada ademaacutes con la idea de que el humanismo toledano tuvo maacutes esplendor en la
vertiente filoloacutegica y helenista que en la meacutedica62
Sin embargo y desde que los Reyes
Catoacutelicos concedieran el primer privilegio a la ciudad para imprimir a finales del siglo
XV diversos autores de medicina publicaron sus obras en el Toledo de la eacutepoca
produccioacuten que solo se vio interrumpida a mediados de siglo sin bien en la segunda
mitad vieron la luz importantes obras de farmacopea63
De esta forma entre finales del
siglo XV y la primera mitad del XVI la imprenta toledana publicoacute numerosas
61 Cf SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1972 9-12
62 Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1475-1476
63 Veacutease para estas afirmaciones y la lista de obras meacutedicas por autores en la imprenta toledana del
siglo XVI que relatamos a continuacioacuten SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1977 10-18 y 29
32
traducciones al castellano de grandes claacutesicos de la medicina -el Lilio de Medicina de
Bernardo de Gordon o el Libro o practica en Cirugia del italiano Juan de Vigo entre
otras- asiacute como obras de meacutedicos propiamente toledanos como Juliaacuten Gutieacuterrez -con
sus De potu in lapidis preservatione y De computatione dierum criticorum- o Luis de
Villarrubia -Tractatus eximiushellipab Epydemiali morbo- y Jorge Goacutemez -De ratione
minuendi sanguine in morbo laterali-64
Ya en la segunda mitad del siglo publicaron sus
obras en la ciudad autores como el meacutedico aragoneacutes Jeroacutenimo Jimeacutenez -Institutiorum
Medicarum libri quatuor nunc primum in lucem editi- o los boticarios toledanos
Lorenzo Peacuterez -Libro de Theriaca y De medicamentorum simpliciumhellipdelectu- y Veacutelez
de Arciniega -De simplicium medicamentorum collectione-65
Al final de la centuria la
imprenta de esta ciudad sacoacute a la luz lo que parecen ser las uacuteltimas obras meacutedicas del
Renacimiento toledano ambas sobre veterinaria el Libro de Albeiteria de Manuel Diacuteaz
y una recopilacioacuten de textos antiguos sobre este mismo tema de Alonso Suarez
En lo que respecta en concreto a Lorenzo Peacuterez pocos son los datos que
tenemos de eacutel Todas las secciones que se le dedican en las distintas obras biograacuteficas de
caraacutecter general apoyan sus afirmaciones en unos cuantos datos fundamentales Asiacute
sabemos que nuestro autor nacioacute en Toledo donde ejercioacute la profesioacuten de boticario y
que probablemente viajoacute por Espantildea Italia y Asia para conocer de primera mano las
plantas y poder corregir asiacute los errores que en la eacutepoca abundaban en las boticas66
Esta informacioacuten ademaacutes coincide con los datos esquemaacuteticos que aportan en la
actualidad J M Loacutepez Pintildeero y R Sancho de San Romaacuten67
Por otra parte F Picatoste
y Rodriacuteguez68
antildeade que se retiroacute antes del antildeo 1588 y A J Cavanilles69
que fue hijo
de un padre ilustrado que ldquole ensentildeoacute la facultad le inspiroacute el buen gusto los deseos de
saber y los de ser uacutetil aacute la sociedadrdquo y que con esta finalidad se instruyoacute en el latiacuten y
el griego ldquopara leer y corregir los coacutedices antiguos que trataacuteron de vegetales y
remediosrdquo testimonio que prueba con algunos ejemplos extraiacutedos del propio Libro de
64
De estos dos uacuteltimos autores habla tambieacuten SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1478-1487 y
1492 afirmando que seguiacutean anclados a la tradicioacuten meacutedica medieval frente a lo que parecioacute ocurrir con
las obras latinas ya imbuidas de los rasgos del humanismo de los dos boticarios de la segunda mitad del
siglo a los que nos referiremos en seguida 65
Cf para un estudio filoloacutegico de las obras en latiacuten de estos dos autores SANTAMARIacuteA
HERNAacuteNDEZ 2005 1487-1492 66
Estos datos aparecen en CAVANILLES 1804 105-106 COLMEIRO 1858 153 y PICATOSTE Y
RODRIacuteGUEZ 1891 241 67
Cf LOacutePEZ PINtildeERO 1979 302 y SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1977 17 68
Cf PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ ibidem 69
CAVANILLES ibidem
33
Theriaca Praacutecticamente lo mismo nos dice E Reyes Proacutesper70
en una obra de
principios del siglo XX donde afirma que Lorenzo Peacuterez era ldquoun culto humanista y
botaacutenico perspicazrdquo y que ldquodespueacutes de haber aprendido correctiacutesimamente el griego el
latiacuten y cuanto se habiacutea publicado de estudio de las plantas hasta su tiempo viajoacute por
nuestro paiacutes Italia y Asia para ver vivas muchas de las plantas que describieron y a
veces confundieron los antiguos autoresrdquo Los tres autores antes mencionados71
hacen
tambieacuten referencia a los conocimientos del boticario poco comunes en la eacutepoca por lo
que afirman merecieron el elogio de escritores como Sprengel72
que llegoacute a considerar
a nuestro autor eacutemulo de Maranta73
Tanto F Picatoste y Rodriacuteguez como M
Colmeiro74
testifican ademaacutes que Diego Serrano el boticario que llevoacute a la imprenta la
obra en latiacuten de nuestro autor despueacutes de que este se hubiera retirado en la dedicatoria a
dicha obra alega que le pidioacute este libro porque ldquolos muy doctos le daban el primado en
la eleccioacuten de los medicamentos simplesrdquo En relacioacuten a todo esto A J Cavanilles75
antildeade casi a modo de conclusioacuten que en el prefacio del meacutedico Francisco Pentildea a dicha
obra Lorenzo Peacuterez aparece como ldquoun sabio casi superior aacute los distinguidos de su siglo
que conocioacute quanto habiacutean escrito sobre yerbas comprobaacutendolo todo por siacute mismo y
que supo antildeadir nuevas luces para promover la cienciardquo Todos estos testimonios76
aportan evidencias sobre la singularidad y excelencia de nuestro autor como boticario e
incluso humanista una figura que aportoacute datos interesantes sobre la materia meacutedica y
preludioacute algunas consideraciones que antildeos maacutes tarde se asentariacutean en el aacutembito de la
botaacutenica
70
E REYES PROacuteSPER Dos noticias histoacutericas del inmortal botaacutenico y sacerdote hispano-valentino
Don Antonio Joseacute Cavanilles Madrid Artes Graacuteficas ldquoMateurdquo 1917 nota 25 71
Cf de nuevo CAVANILLES 1804 106-107 que vuelve a ilustrar con ejemplos extraiacutedos de la
obra del autor COLMEIRO ibidem y PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ ibidem que debioacute reproducir aquiacute
las palabras de M Colmeiro pues los testimonios de ambos autores son praacutecticamente iguales 72
Botaacutenico y fiacutesico alemaacuten que vivioacute entre los siglos XVIII-XIX Cf JOURDAN 1820-1825 vol 7
249-250 73
Meacutedico botaacutenico y teoacuterico literario del Renacimiento italiano autor entre otras de una obra en
italiano sobre la triaca traducida poco despueacutes al latiacuten por el meacutedico y botaacutenico alemaacuten J Camerarius Cf
JOURDAN 1820-1825 vol 6 177-178 74
Cf COLMEIRO ibidem y PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ 1891 242 75
CAVANILLES 1804 110 76
Ademaacutes de en los autores mencionados tambieacuten encontramos pequentildeas referencias a Lorenzo Peacuterez
en otras obras bibliograacuteficas y en algunos estudios sobre historia de la farmacia o noticias de algunas
boticas espantildeolas Entre ellas destacamos la de F J PUERTO SARMIENTO La Triaca Magna
Discurso de ingreso como acadeacutemico de nuacutemero en la RANF leiacutedo el 26 de febrero de 2009 disponible
en formato electroacutenico en Real Academia Nacional de Farmacia [en liacutenea] lthttpwwwranfcompdfdisc
ursosnumeropuertopdfgt
34
Sabemos por tanto que Lorenzo Peacuterez escribioacute dos textos sobre farmaceacuteutica77
que han llegado hasta nosotros en su versioacuten original En latiacuten redactoacute su De
medicamentorum simpliciumhellipdelectu78
publicado en Toledo en 1599 por el ya
mencionado Diego Serrano tambieacuten boticario un breve escrito sobre la eleccioacuten y
reposicioacuten de medicamentos simples y compuestos en el que recogioacute las
denominaciones latinas restituidas corrompidas y castellanas de cada uno de ellos con
el objeto de instruir a los boticarios y de evitar las confusiones terminoloacutegicas entre
ellos La obra por tanto tiene una finalidad praacutectica que se consigue no obstante
mediante la depuracioacuten del leacutexico un ejercicio muy comuacuten entre los humanistas
meacutedicos79
A este escrito lo precedioacute en 1575 el Libro de Theriaca publicado en
castellano por el propio autor en la misma ciudad y en el que trata diversos aspectos de
los distintos ingredientes de una composicioacuten medicinal M T Santamariacutea Hernaacutendez80
sentildeala que en este caso la finalidad de la obra es exclusivamente praacutectica si bien aquiacute
como veremos maacutes adelante el autor tambieacuten deja traslucir sus preocupaciones
linguumliacutesticas a traveacutes de diversas actuaciones que aunque escasas no deben pasar
desapercibidas
12 DESCRIPCIOacuteN DE LA OBRA
La obra que nos ocupa consta de 399 paacuteginas y veinticuatro hojas no numeradas
ocho al principio y dieciseacuteis al final Su tiacutetulo completo es bastante expliacutecito y ya
revela en cierto modo tanto el contenido como la finalidad de la misma ldquoLibro de
Theriaca limpio de los errores hasta nuestros tiempos en ella cometidos y vtilissimo
para preparar y configir muchos Simples y Compuestos cada dia recebidos en vso de
Medicinardquo (I 1-9)81
Dicho tiacutetulo aparece en la portada junto con otros datos que nos
dicen que la obra fue escrita por el boticario Lorenzo Peacuterez vecino de Toledo y que fue
impresa en la misma ciudad en casa de Juan de Ayala en el antildeo 1575 dirigida al
77
De las dos obras de Lorenzo Peacuterez habla sobre todo CAVANILLES 1804 108-110 tambieacuten
encontramos breves descripciones de las mismas en COLMEIRO 1858 153 y PICATOSTE Y
RODRIacuteGUEZ 1891 241-242 78
PERESIUS 1599 79
Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2006 273-281 80
Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1489-1490 81
La paginacioacuten que se indica con nuacutemeros romanos es nuestra Se trata en todo momento de
paacuteginas nunca de folios Tras esta se especifican en cada referencia las liacuteneas en las que se encuentra el
texto citado
35
Ayuntamiento de Toledo Tambieacuten se indica en el mismo sitio que la obra cuenta con el
privilegio concedido por el rey para ser vendida especificaacutendose a continuacioacuten la tasa
de la misma
Tras la portada nos encontramos con una carta de Juan Fernaacutendez de Herrera
Secretario del Consejo del Rey en la que se especifica de nuevo la tasa de la obra82
A
este texto le sigue una carta de Juan Gallo escribano de la Caacutemara del Rey redactada
por mandato suyo y que contiene la licencia de impresioacuten83
Una uacuteltima carta del rey
en este caso escrita por Martiacuten de Gaztelu recoge la ceacutedula que da licencia al autor para
imprimir y vender el libro ldquopor tiempo de diez antildeosrdquo (VI 17)
Las siguientes paacuteginas se reservan a la epiacutestola nuncupatoria dirigida al
Ayuntamiento de Toledo en la que el autor especifica entre otras cosas la finalidad de
la obra
Assi yo aacute saber estas cosas de plantas inclinado procure recoger los ratos de mi estudio
y escriuir vn tratado de Theriaca solo por entender que V S hauia acordado con
mucha razon y prudencia hazer vn compendio de todos los simples y compuestos
medicamentos recibidos en esta ciudad en el vso de medicina para limpiar las Boticas
de los enuegecidos errores y conseruar en salud la Republica (XI 7-17)
Otro aspecto sentildealado en la misma muy relevante para nuestro estudio es el de la
justificacioacuten del empleo del romance en lugar del latiacuten lengua usual en las obras de
caraacutecter cientiacutefico de la eacutepoca y que analizaremos maacutes adelante A esta epiacutestola siguen
tres sonetos de Alonso Saacutenchez teoacutelogo y rector del Colegio de Navalcarnero del
Doctor Tomaacutes de Arroyo y del Licenciado Pedro Suaacuterez estos dos uacuteltimos meacutedicos
dedicados al autor
Tras estos sonetos comienza el Libro de Theriaca propiamente dicho un escrito
sobre un remedio universal conocido como triaca -del aacuterabe hispano attiryaacuteq este del
aacuterabe claacutesico tiryāq este del latiacuten theriaca y este del griego θηριακή derivado de
θηρίον fiera animal84
- que se empleoacute desde la Antiguumledad y hasta los siglos XVIII-
XIX primero contra la mordedura venenosa de ciertos animales y despueacutes como
82
ldquo[hellip] le tassaron a tres marauedis cada pliego con que no se pueda uender ni distribuyr sin que al
principio de cada libro de la dicha impression vaya impresso esta tassa [hellip]rdquo (II 9-13) 83
ldquo[hellip] por la qual [carta] vos damos licencia y facultad para que por esta vez qualquier impressor
destos nuestros reynos pueda imprimir el dicho libro [hellip]rdquo (IV 4-10) 84
Cf Real Academia Espantildeola Diccionario de la lengua espantildeola (22a ed) [en liacutenea]
lthttplemaraeesdraeval=theriacagt
36
panacea para diversas enfermedades85
El cuerpo de la obra de Lorenzo Peacuterez estaacute
constituido por un proemio (1-4) y la triaca de Androacutemaco encabezada por una lista en
latiacuten con los simples y compuestos que la conforman y seguida de la descripcioacuten de
cada uno de ellos (5-348) asiacute como de dos secciones finales con informacioacuten sobre la
manera de componer la triaca y su fermentacioacuten y duracioacuten respectivamente (348-364)
La obra concluye con un anexo en latiacuten que incluye distintas versiones de la
triaca de varios autores -los antiguos Galeno Aecio de Amida y Pablo de Egina y el
medieval Juan Actuario asiacute como las versiones de Androacutemaco el Viejo Androacutemaco el
Joven y Damoacutecrates recogidas por Galeno en sus escritos- en cuya uacuteltima paacutegina
encontramos un colofoacuten con informacioacuten del lugar y el antildeo de impresioacuten (285-399)
Cierra la obra un iacutendice de contenidos (CDI-CDXXX)
Como el autor declara en la epiacutestola nuncupatoria la obra se redactoacute con el
objeto de corregir los errores de los boticarios y evitar las frecuentes confusiones a la
hora de elaborar la triaca una finalidad praacutectica que confiere al texto una funcioacuten
fundamentalmente didaacutectica y que nos permite encuadrarlo quizaacute con ciertas reservas
dentro del geacutenero de las farmacopeas entendidas como recopilaciones de recetas de
productos medicinales con descripciones de cada uno de sus ingredientes y
explicaciones sobre su composicioacuten y preparacioacuten que en la liacutenea de los recetarios de
tipo praacutectico probablemente se alejariacutean de excesivas pretensiones literarias y buscariacutean
llegar al destinatario de manera directa Se trata por tanto de un texto claro y sencillo
que escapa a grandes ambiciones de erudicioacuten pero que no obstante cuenta con rigor y
con datos que proceden de una documentacioacuten ampliamente contrastada Todos estos
aspectos relacionados con los destinatarios concretos de la obra de los que dependiacutea la
eleccioacuten de la lengua y de los procedimientos de expresioacuten y el empleo de fuentes seraacuten
ampliamente atendidos en los siguientes epiacutegrafes
85
Esta famosa composicioacuten fue puesta en praacutectica por primera vez por el rey Mitriacutedates en el siglo II
a C por quien la misma recibioacute el nombre de mitridato No obstante casi un siglo despueacutes Androacutemaco
el Viejo meacutedico del emperador Neroacuten mejoroacute la foacutermula de Mitriacutedates -antildeadiendo entre otros
ingredientes carne de viacutebora- y desde entonces la receta fue transmitida por diversos autores -como
Galeno que transmitioacute varias veces la foacutermula de Androacutemaco en sus escritos- Cf GARIJO 1992 10-13
56
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Renaissance Texts and Studies pp 273-281
13
figuras importantes en distintos campos del saber15
Hay autores que ademaacutes creen en
la existencia de un humanismo espantildeol progresista y dinaacutemico -como J A Maravall-16
En cualquier caso parece que esa visioacuten negativa ya ha sido superada y que la creencia
general en la actualidad se inclina por aceptar la existencia de un Renacimiento y un
humanismo espantildeoles con algunas excepciones pero patrocinados por notables avances
y grandes figuras que tarde o temprano asumieron los nuevos modelos procedentes de
Italia
2 HUMANISMO MEacuteDICO
Como el resto de disciplinas la medicina tambieacuten se vio afectada por los
principios de esta corriente de renovacioacuten pedagoacutegica y de la aplicacioacuten de los mismos
a este campo por parte de sus profesionales surgioacute lo que se conoce como humanismo
meacutedico Esta nueva realidad supuso la aparicioacuten de una nueva figura la del meacutedico
filoacutelogo o humanista que movido por la nueva admiracioacuten hacia los claacutesicos de la
medicina decidioacute recurrir a la labor filoloacutegica como viacutea para la interpretacioacuten y
recuperacioacuten de los mismos objetivo con repercusioacuten directa en la vertiente teoacuterica de
la medicina pero cuyo fin uacuteltimo seriacutea con toda seguridad resultar uacutetil al ejercicio
profesional
Estos meacutedicos filoacutelogos integrantes de una nueva eacutelite de la medicina
caracterizada por un predominio de la parte teoacuterica habiacutean asumido la tarea de
recuperar los textos meacutedicos originales de la Antiguumledad depurando para ello las
versiones medievales de los claacutesicos que consideraban corrompidas y depravadas o
incluso acudiendo a los originales -como sucedioacute con el caso de los coacutedices griegos
rescatados por los bizantinos exiliados- De esta forma surgieron numerosas ediciones
traducciones y comentarios de obras claacutesicas fruto del trabajo de unos meacutedicos
humanistas que rechazaban el meacutetodo de la escolaacutestica y el galenismo medieval y no
confiaban en la tradicioacuten aacuterabe para el desarrollo de esta disciplina17
No obstante y a
15
Cf BLANCO PEacuteREZ 1999 22-23 GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 21-23 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ
1996 18-19 16
Opinioacuten recogida en GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 22-23 17
Estos aspectos propios del humanismo meacutedico aparecen en todas las obras que abordan la
cuestioacuten Veacuteanse al respecto entre otras LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 33 MARTIacuteN FERREIRA
1995 23-25 y MONTERO CARTELLE 2010 153 Para el galenismo medieval escolaacutestico o arabizado
y el meacutetodo escolaacutestico aplicado a la medicina cf LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 3 191-339
MARTIacuteN FERREIRA 1995 25 y MONTERO CARTELLE 2010 31-121
14
pesar de este recelo por el trabajo de la eacutepoca precedente algunos aspectos se
mantuvieron en el nuevo contexto Asiacute las grandes autoridades de la medicina
continuaron siendo las mismas que en la Edad Media -fundamentalmente Galeno e
Hipoacutecrates- variando solo la forma de acceder a las mismas y de considerar sus
doctrinas y la tradicioacuten aacuterabe por su parte mantuvo todaviacutea su importancia en ciertos
campos de la medicina renacentista -sobre todo en la materia meacutedica donde el Canon
de Avicena siguioacute siendo imprescindible-18
Pero estos humanistas tambieacuten se
preocuparon en muchos casos por desarrollar una obra meacutedica propia haciendo uso de
los distintos geacuteneros con que contaba la literatura meacutedica del momento y que
trataremos con maacutes detalle en epiacutegrafes posteriores Ademaacutes emprendieron una labor
filoloacutegica cercana a lo que hoy se conoce como criacutetica textual y que podriacuteamos
considerar como su antecedente inmediato con el objeto de restablecer los textos
originales trabajo que formaba parte de la corriente humanista general y que tuvo su
trasunto como era de esperar en el humanismo meacutedico Aunque dicha labor empezoacute
como sentildeala M A Gonzaacutelez Manjarreacutes19
siendo una emendatio ope ingenii basada
normalmente en el trabajo con un solo coacutedice hacia finales del siglo XV y principios
del XVI los humanistas empezaron a establecer criterios objetivos que la convirtieron en
un trabajo de emendatio ope codicum apoyado ya en la consulta de diferentes
testimonios manuscritos
En este punto resulta interesante rescatar las fases que expone en su trabajo A I
Martiacuten Ferreira20
para ilustrar la recuperacioacuten de los textos claacutesicos en la eacutepoca que nos
ocupa Asiacute una primera etapa de influjo latino con la edicioacuten de la obra de Celso -que
es redescubierto en el Renacimiento y editado por primera vez en este momento- dariacutea
paso a un periacuteodo de influjo griego con un predominio de la obra de Hipoacutecrates y
Galeno que culminariacutea en una uacuteltima etapa de superacioacuten y emancipacioacuten con respecto
a las autoridades claacutesicas Esto demuestra que la atencioacuten prestada a las fuentes de la
Antiguumledad dependioacute de los contextos propiciados por los distintos momentos y que la
postura propia de la Edad Media de aceptar sin reparos la opinioacuten de una autoridad se
vio trastocada en el Renacimiento por la nueva autoconciencia individual de los
humanistas El siguiente paacuterrafo de M J Peacuterez Ibaacutentildeez21
sobre el empleo de fuentes en
18
Cf sobre todo BLANCO PEacuteREZ 1999 25 y MARTIacuteN FERREIRA 1995 26 19
Para esta opinioacuten y la labor de criacutetica textual en los humanistas y en la figura concreta de Andreacutes
Laguna cf GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 183 20
Veacutease al respecto MARTIacuteN FERREIRA 1995 25 21
PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 107
15
los humanistas meacutedicos se refiere al aacutembito de la Universidad de Salamanca pero puede
extrapolarse al panorama general del que parecen emanar los principios particulares
aplicados en cada territorio
En los textos latinos de la Universidad de Salamanca observamos una tendencia de
conjunto a la abundancia de citas a recurrir en los distintos pasajes de la composicioacuten a
referencias a otras obras tanto para apoyar las tesis sostenidas como para rebatir las que
consideran erroacuteneas o improcedentes Se advierte la necesidad de afianzar las
proposiciones sostenidas tanto con las autoridades antiguas como medievales [hellip] o
renacentistas sean o no meacutedicas Esto no implica que no se conceda peso especiacutefico a la
propia experientia ni que se evite la autorreferencia como autoridad en diversas
materias
Nos encontramos de esta forma con un frecuente empleo de fuentes por parte
de los humanistas meacutedicos en sus obras -ya fueran comentarios traducciones o trabajos
propios- a las que soliacutean acudir para dar solidez a sus propias opiniones o para refutar
las de aquellos autores claacutesicos medievales o contemporaacuteneos que consideraban
erroacuteneas Esta postura demuestra que los humanistas meacutedicos desarrollaron una visioacuten
criacutetica respecto a las autoridades de la Antiguumledad que no existiacutea en la Edad Media y
que estaba apoyada en el empleo de la razoacuten personal y la propia observacioacuten a la hora
de estudiar los distintos aspectos de la disciplina cientiacutefica La experiencia se convertiacutea
asiacute en otra fuente importante para los autores que ahora podiacutean conciliar
contradicciones aclarar confusiones o corregir errores22
Un ejemplo de esta actitud nos
lo proporciona M A Gonzaacutelez Manjarreacutes23
cuando describe la labor de comentarista
del meacutedico humanista Andreacutes Laguna al afirmar que en su traduccioacuten de la afortunada
Materia meacutedica de Dioscoacuterides24
entre otras cosas se aventuroacute a mostrar los errores de
las autoridades afirmacioacuten que ilustra con el siguiente fragmento de un comentario de
dicho autor al capiacutetulo sobre el marrubio bastardo de la obra dioscoridiana
Fue grauissimo el error de Plinio acerca de aquesta planta porque dize que la llamaron
Puerro negro los griegos y que tiene las hojas mayores y mas negras que el puerro lo
qual jamas no se halla Mas la causa de tan gran deuaneo fue la afinidad de aquestos
vocablos Melan prason y Melan prasion de los quales aquel primero nos da agrave entender
puerro negro y estotro negro Marrubio
22
Para la cuestioacuten de la postura criacutetica y la experiencia en los humanistas meacutedicos cf sobre todo
LOacutePEZ PINtildeERO 1979 164 y MONTERO CARTELLE 2010 126 23
Veacutease GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 167 para el ejemplo y el fragmento citado de Laguna 24
LAGUNA 1555 III 111
16
En lo que respecta a la tipologiacutea de las fuentes y a partir de lo que podemos
deducir de las afirmaciones particulares sobre el humanismo meacutedico en ciertas
universidades o figuras de nuevo extrapoladas al contexto general predominaban los
autores claacutesicos grecolatinos -sobre todo los griegos Hipoacutecrates y Galeno pero tambieacuten
otros como Celso y Dioscoacuterides- Las alusiones a fuentes medievales y aacuterabes por su
parte eran maacutes escasas pero todaviacutea ineludibles fundamentalmente y como hemos
visto en ciertos aacutembitos como el de la materia meacutedica En la Universidad de
Salamanca uno de los grandes focos espantildeoles del humanismo meacutedico la labor teoacuterica
de algunos profesores de medicina evidencioacute el peso que la tradicioacuten aacuterabe y la ciencia
medieval ejercieron en dicha corriente a traveacutes de las diversas referencias en sus
trabajos a autores aacuterabes como Serapioacuten Rhazes y Mesueacute o a otros medievales como
Bernardo de Gordon Gentile da Foligno y Hugo de Siena Llama la atencioacuten por otra
parte que estos autores fueran pocas veces calificados de ldquobaacuterbarosrdquo en las obras de
dichos profesores25
Sin embargo la depravacioacuten leacutexica de los aacuterabes siacute fue mencionada
en la obra de Andreacutes Laguna que empleoacute las alusiones a fuentes medievales sobre todo
para criticarlas a pesar de demostrar una evidente admiracioacuten por la medicina aacuterabe -
sobre todo en las figuras de Serapioacuten y Avicena-26
Las referencias a autores
contemporaacuteneos tuvieron igualmente su espacio en las obras de esta corriente si bien en
menor medida y casi siempre para ser criticadas o contradichas tanto fue asiacute que solo
soliacutean ser elogiadas como afirma M A Gonzaacutelez Manjarreacutes27
cuando existiacutea una cierta
amistad entre el autor de la obra y el de la fuente citada o bien cuando este uacuteltimo era
admirado por el primero aunque es cierto que tambieacuten debieron existir excepciones a
este principio general Por uacuteltimo tambieacuten las fuentes no meacutedicas fueron una constante
en los textos predominando el recurso a fragmentos o autores biacuteblicos o literarios que
conferiacutean cierta erudicioacuten a las obras de caraacutecter meacutedico asiacute como a ciertos capiacutetulos de
textos filosoacuteficos -con un predominio de Platoacuten y Aristoacuteteles- De esta forma los
autores acudiacutean a enciclopedias o compendios de dichos y sentencias muy uacutetiles al
efecto sin dejar a un lado no obstante la consulta directa de los textos claacutesicos de la
literatura o el recurso al propio bagaje que proporcionaba la formacioacuten humaniacutestica28
25
Sobre las fuentes de las obras del humanismo meacutedico en la Universidad de Salamanca cf PEacuteREZ
IBAacuteNtildeEZ 1996 114-125 26
Cf GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 223-226 y 255 27
Veacutease GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 255-256 28
Para el empleo de fuentes no literarias cf sobre todo GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 233
17
Un problema fundamental al que tuvieron que enfrentarse los meacutedicos que
participaron en esta corriente fue el de la lengua en que debiacutean escribirse los textos de la
medicina Esta disyuntiva resulta imprescindible a la hora de comprender el caraacutecter de
las obras del humanismo meacutedico y la esencia misma de dicho movimiento y por ello
vamos a abordarla a continuacioacuten apoyaacutendonos sobre todo en los datos que los
diversos estudios nos aportan acerca de la situacioacuten de dicho problema en Espantildea pero
intentando como hasta ahora y por medio de la induccioacuten comprender los rasgos de
casos particulares como manifestaciones con sus correspondientes singularidades de
un contexto maacutes amplio y general del que poseemos menos datos de conjunto
Todos los autores consultados al respecto coinciden al afirmar que en el siglo
XVI el latiacuten se habiacutea convertido en lengua de cultura una lengua comuacuten y universal que
serviacutea de vehiacuteculo para una poliacutetica y una ciencia internacionales Sin embargo en ese
mismo siglo el avance de las lenguas vernaacuteculas que estaban consolidaacutendose y
creciendo en importancia hizo que empezaran a abrirse hueco en el panorama cultural y
a exigir incluso un papel en el aacutembito de la ciencia Este hecho propicioacute una situacioacuten
de bilinguumlismo aceptado donde el latiacuten se veriacutea confinado al aacutembito cientiacutefico y las
lenguas vernaacuteculas se limitariacutean a la expresioacuten literaria y cultural No obstante el paso
del tiempo hariacutea que dichas lenguas acabaran desbancando por completo al latiacuten como
se observa en el ejemplo que ofrece J M Loacutepez Pintildeero29
sobre el caso espantildeol donde
el porcentaje de obras cientiacuteficas impresas en castellano entre 1551-1600 es ya
ligeramente superior al de las impresas en lengua latina30
El latiacuten siguioacute siendo no obstante la lengua indiscutible de la ciencia en el siglo
XVI y por tanto el vehiacuteculo de expresioacuten para la produccioacuten escrita de la medicina
donde las excepciones compuestas en vernaacuteculo eran siempre justificadas Esto uacuteltimo
demuestra que no obstante hubo partidarios del empleo del romance en el aacutembito
meacutedico apoyaacutendose para secundar dicha propuesta en el escaso nuacutemero de meacutedicos que
dominaban el latiacuten y en el elevado nivel literario de esta lengua en el Renacimiento31
En Espantildea la creciente importancia del castellano que era sentido como lengua natural
y la situacioacuten un tanto adversa del latiacuten demostrada por los numerosos testimonios
29
Cf LOacutePEZ PINtildeERO 1979 123-124 30
El asunto del bilinguumlismo aceptado y la progresiva sustitucioacuten del latiacuten por las lenguas vernaacuteculas lo
encontramos en BLANCO PEacuteREZ 1999 165 LOacutePEZ PINtildeERO 1979 123-123 MARTIacuteN FERREIRA
1995 166-167 MONTERO CARTELLE 2010 136 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 130-133 31
Cf MONTERO CARTELLE 2010 137
18
recogidos por L Gil Fernaacutendez32
propiciaron la aparicioacuten de ciertos sectores que
abogaron por el uso del romance y rechazaron el empleo del latiacuten en la medicina a
pesar de que era aceptado por la mayoriacutea como lengua de la ciencia y de que su empleo
era exigido en la ensentildeanza universitaria y su conocimiento por parte de los
profesionales ordenado por pragmaacutetica -como sucediacutea seguacuten afirma M L Loacutepez
Terrada33
con los boticarios a quienes Felipe II obligaba mediante la pragmaacutetica de
1588 a conocer la lengua latina para poder examinarse- Las razones que adujeron los
partidarios del empleo del castellano se basaban sobre todo en motivos praacutecticos y de
bien comuacuten esto es en la necesidad de llegar a maacutes gente y lograr una mayor difusioacuten
de los saberes meacutedicos pues la realidad en lo que al conocimiento del latiacuten respectaba
era bien diferente de lo que se proponiacutea como ideal -asiacute en varias ocasiones la
necesidad de redactar una obra en castellano procediacutea de un encargo o ruego ajeno a la
voluntad del autor con frecuencia una peticioacuten del monarca- esta postura era
completada en muchos casos con otros motivos vinculados con el amor a la propia
lengua Estos fueron tambieacuten los argumentos que expusieron en su defensa los
humanistas meacutedicos que frente a la costumbre mayoritaria se decidieron a escribir
obras en romance34
Pero la mayoriacutea de autores siguioacute aferrada a la idea de que el latiacuten debiacutea ser la
lengua de la medicina alegando en defensa de esta postura que dicha lengua era el
coacutedigo de comunicacioacuten universal de la ciencia y la cultura que poseiacutea por su larga
historia en la materia una amplia tradicioacuten y un leacutexico teacutecnico elaborado y que
ademaacutes era fundamental para evitar el intrusismo profesional y las intromisiones no
deseadas en los distintos campos de la disciplina Hay que considerar tambieacuten que en
la mayoriacutea de los casos las obras no estaban dirigidas al gran puacuteblico sino a meacutedicos o
a estudiantes de medicina que seguacuten las exigencias de la eacutepoca debiacutean estar
familiarizados con la lengua tal y como afirma A I Martiacuten Ferreira35
al referirse a los
argumentos de los humanistas meacutedicos de la Universidad de Alcalaacute
Asiacute podemos cerrar la cuestioacuten afirmando con la misma autora que la eleccioacuten
de la lengua estaba condicionada en muchos casos por el geacutenero literario empleado el
32
Veacutease al respecto GIL FERNAacuteNDEZ 1997 48-83 33
Cf LOacutePEZ TERRADA 2002 174-175 34
Las razones de los defensores de esta postura ldquoromancistardquo aparecen en todos los estudios
consultados al respecto Cf BLANCO PEacuteREZ 1999 166-167 GIL FERNAacuteNDEZ 1997 60-61 LOacutePEZ
PINtildeERO 1979 138-139 MARTIacuteN FERREIRA 1995 172-173 MONTERO CARTELLE 2010 137 y
PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 132-133 35
Cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 168
19
puacuteblico al que se destinaba la obra y la materia concreta de la misma y que en el
contexto espantildeol del siglo XVI -extrapolando los datos de los estudios referidos a casos
concretos- lo usual fue emplear el latiacuten en los textos meacutedicos mientras que el
castellano se reservariacutea sobre todo para obras de cirugiacutea y anatomiacutea y para las
farmacopeas praacutecticas por la escasa familiaridad con el latiacuten de una parte importante de
los profesionales a los que iban dirigidas36
No podemos olvidarnos no obstante de los contrastes existentes en el seno del
propio movimiento donde no todos los humanistas meacutedicos se afanaron en editar
comentar y traducir a los claacutesicos Al contrario y seguacuten la opinioacuten de L S Granjel que
recoge en su trabajo A I Martiacuten Ferreira37
existieron tambieacuten seguidores de Galeno en
buacutesqueda de un perfeccionamiento del mismo y expositores modernos del sistema
galeacutenico medieval Ademaacutes junto con estos sectores maacutes ldquotradicionalesrdquo habiacutea
ldquodisidentesrdquo innovadores procedentes de lo que J M Loacutepez Pintildeero denomina la
ldquoperiferia teacutecnicardquo38
promotores de las principales renovaciones cientiacuteficas del
Renacimiento y que no pueden ser considerados por los estudiosos como humanistas
meacutedicos
Auacuten asiacute el humanismo significoacute mucho para la renovacioacuten de la ciencia y en
concreto la medicina pues apoyaacutendonos de nuevo en J M Loacutepez Pintildeero la necesidad
de entender de manera auteacutentica a los claacutesicos llevoacute al descubrimiento de
contradicciones internas y a la necesidad de recurrir a la observacioacuten de la realidad para
complementar hecho que terminoacute como ya sabemos en una ldquocrisis del criterio de
autoridad como base del conocimiento cientiacuteficordquo39
Ademaacutes este acercamiento
humanista a la ciencia meacutedica con un redescubrimiento de las doctrinas originales de
los claacutesicos y la consecuente posibilidad de considerarlas criacuteticamente supuso la base
de muchas reformas cientiacuteficas de la eacutepoca -como la del bruselense Andreacutes Vesalio que
sentildealoacute y rechazoacute algunos errores de la obra de Galeno a quien tradujo en su juventud y
es considerado el fundador de la anatomiacutea moderna-
Despueacutes de lo comentado parece innegable que dicha corriente contara con su
particular manifestacioacuten en Espantildea hecho probado por la existencia de profesionales
ilustres que aplicaron los principios de este humanismo a su labor meacutedica maacutes teoacuterica
36
Cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 174 37
Para esta opinioacuten y el asunto de los ldquodisidentesrdquo innovadores cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 26 38
LOacutePEZ PINtildeERO 1979 152 39
Esta afirmacioacuten y las ideas de este paacuterrafo aparecen como hemos sentildealado en LOacutePEZ PINtildeERO
1979 151
20
que praacutectica y vinculada casi siempre a aquellas universidades que funcionaron como
focos imprescindibles del mismo Si bien es cierto que empezoacute un siglo maacutes tarde que
en el resto de Europa limitando por tanto la labor de los humanistas meacutedicos a la
traduccioacuten y el comentario de textos ya sin edicioacuten pero todaviacutea con presencia de la
criacutetica textual los rasgos de esta corriente se manifestaron claramente en el ejercicio y
la produccioacuten escrita de muchos profesores de medicina que aunque en muchos casos
recibieron formacioacuten en el extranjero desarrollaron su trabajo en las universidades de
Salamanca y Valladolid -donde se mantuvo por maacutes tiempo la componente medieval
con figuras destacadas como Luis de Lemos o Luis Mercado- y Alcalaacute de Henares y
Valencia -donde los principios del humanismo meacutedico se implantaron con mayor
rapidez destacando la labor de profesionales como Francisco Valleacutes Pedro Jaime
Esteve o Luis Collado- Tambieacuten existieron no obstante figuras maacutes independientes
que desarrollaron su produccioacuten fuera de los principales centros universitarios -aunque
evidentemente recibieron formacioacuten en la universidad- como el ceacutelebre Andreacutes
Laguna ya mencionado anteriormente o el insigne Miguel Servet40
3 LA MEDICINA EN EL SIGLO XVI
Como podemos deducir el humanismo meacutedico espantildeol limitoacute praacutecticamente su
existencia al siglo XVI y dentro de ese periacuteodo amplio y ese contexto espacial
determinado se encuadra la obra del autor que nos proponemos estudiar Estas
circunstancias unidas al objetivo de la introduccioacuten contextual de esta primera parte del
trabajo que no es otro que servir de apoyo a la segunda nos obligan a centrarnos a la
hora de abordar el tema de la medicina renacentista en el siglo XVI y a poner especial
acento en la situacioacuten espantildeola cuyo panorama meacutedico en esta eacutepoca era un reflejo del
contexto general aderezado con las singularidades del propio paiacutes Es por eso por lo que
no incluimos ldquoespantildeolardquo en el tiacutetulo del epiacutegrafe pues muchos de los aspectos que
abordaremos a continuacioacuten podraacuten ser considerados una vez maacutes como reflejos de
40
El tema del humanismo meacutedico en Espantildea a traveacutes de los distintos focos universitarios o de algunas
figuras independientes estaacute ampliamente tratado en los ya mencionados estudios de BLANCO PEacuteREZ
1999 GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 MARTIacuteN FERREIRA 1995 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 cuyas
referencias completas se recogen en la bibliografiacutea de este trabajo asiacute como en M T SANTAMARIacuteA
HERNAacuteNDEZ El humanismo meacutedico en la Universidad de Valencia (siglo XVI) Valencia Consell
Valenciagrave de Cultura 2003 Informacioacuten maacutes general sobre el tema puede encontrarse en los primeros
capiacutetulos de cada uno y tambieacuten en MONTERO CARTELLE 2010 172-196 y LOacutePEZ PINtildeERO 1979
342-351
21
una realidad externa e independiente que debioacute contar con manifestaciones paralelas en
los distintos territorios no obstante siempre que hablemos de rasgos de los que no nos
consta una existencia a nivel maacutes general indicaremos que nos referimos al contexto
espantildeol
Normalmente las transiciones suelen entenderse como el paso progresivo que
algo sufre de un estado a otro pues asiacute nos lo demuestran la experiencia personal y la
sucesioacuten de los distintos periacuteodos histoacutericos que convencionalmente dividimos para
poder aprehender con claridad por medio de hitos Teniendo esto en cuenta no resulta
difiacutecil comprender la existencia en el panorama meacutedico europeo del periacuteodo que nos
ocupa de una dialeacutectica entre tradicioacuten y renovacioacuten cientiacutefica entendida como el
recurso a las autoridades antiguas o medievales frente a la introduccioacuten de las
renovaciones cientiacuteficas gestadas en el Renacimiento Dicha dicotomiacutea caracterizoacute
sobre todo a la primera mitad del siglo XVI que estuvo en cierto sentido dividida por
la continuidad del escolasticismo arabizado bajomedieval basado en la asimilacioacuten del
saber cientiacutefico griego heleniacutestico e islaacutemico por parte de las universidades de la Baja
Edad Media latina a traveacutes de las traducciones aacuterabes y la irrupcioacuten del humanismo
que como ya sabemos puede entenderse como movimiento de recuperacioacuten del saber
de la Antiguumledad grecolatina por medio del conocimiento directo de los textos claacutesicos
con todo lo que ello conlleva El resto de la centuria estuvo marcado por un predominio
de los principios de la corriente humanista que se habiacutea asentado ya en el paiacutes pero a
finales de siglo las aportaciones de la ciencia acadeacutemica aquella que estaba basada en el
humanismo meacutedico se agotaron al verse frustradas las expectativas propuestas a traveacutes
de dicha corriente para el renacimiento de la ciencia Esto permitioacute la entrada de nuevos
elementos que se habiacutean gestado en los aacutembitos extraacadeacutemicos y en la ya mencionada
ldquoperiferia teacutecnicardquo Auacuten asiacute la posibilidad de aferrarse a la tradicioacuten por motivos
ideoloacutegicos estaba abierta y eso fue precisamente lo que sucedioacute en Espantildea donde a
finales de siglo la Contrarreforma hizo que se recuperaran las doctrinas de la ciencia
tradicional si bien reformuladas y se rechazaran las renovaciones cientiacuteficas durante lo
que se considera en palabras de J M Loacutepez Pintildeero41
una etapa de neoescolasticismo
contrarreformista Durante la mayor parte del siglo la ciencia espantildeola -y por tanto la
medicina que es lo que aquiacute nos ocupa- participoacute no obstante de aquella dicotomiacutea
41
Sobre la dialeacutectica del siglo XVI entre tradicioacuten y renovacioacuten cientiacutefica cf LOacutePEZ PINtildeERO 1979
149-154 donde aparecen todas las ideas de este paacuterrafo
22
predominando el humanismo en el plano cientiacutefico -sobre todo mediada la centuria-
pero todaviacutea con una notable influencia del escolasticismo arabizado bajomedieval
Relacionado con esta cuestioacuten y ya exclusivamente dentro del panorama
espantildeol se encuentra el asunto de las generaciones de meacutedicos42
que se sucedieron en la
medicina espantildeola renacentista y que dieron clara muestra de la transicioacuten a la que
antes nos referiacuteamos En un primer momento que comprendioacute el final del siglo XV y el
comienzo del XVI desarrollaron su labor los meacutedicos pertenecientes a la primera
generacioacuten castellana con predominio todaviacutea del galenismo arabizado No obstante a
mediados de la centuria el contacto con Europa y la formacioacuten de muchos meacutedicos en el
extranjero permitieron la entrada de los principios del humanismo que fueron
asimilados por muchos profesionales de la medicina Destacan en esta etapa los
meacutedicos valencianos Miguel Jeroacutenimo Ledesma Miguel Juan Pascual Pedro Jaime
Esteve y Luis Collado entre otros y algunas figuras vinculadas a las universidades
castellanas como Bustamante de Paz en Salamanca o Rodrigo Reinoso en Alcalaacute de
Henares asiacute como otras maacutes universales o independientes entre las que podemos contar
a Juan Valverde de Amusco Goacutemez Pereira o los ya citados Miguel Servet y Andreacutes
Laguna Una tercera y uacuteltima generacioacuten estuvo protagonizada por los meacutedicos
vinculados a la corte -en concreto a la de Felipe II- que ya completamente
influenciados por el humanismo espantildeol y europeo y marcados por la situacioacuten socio-
poliacutetica del paiacutes iniciaron aquella corriente de neoescolasticismo contrarreformista En
este caso fueron meacutedicos como Fernando de Mena Cristoacutebal de Vega o Francisco
Valleacutes en Alcalaacute de Henares Luis de Lemos o Juan Bravo de Piedrahita en Salamanca
y Luis Mercado en Valladolid los que destacaron en el panorama entre otros
profesionales
Ahora bien todos estos meacutedicos formaban parte de una eacutelite social y poliacutetica que
limitaba sus labores sobre todo a la vertiente teoacuterica -quedando la praacutectica reducida a
la atencioacuten meacutedica de unos cuantos grupos elitistas- y vinculaba su actividad a las
universidades Pero el panorama meacutedico espantildeol de la eacutepoca contaba con otras figuras
que tambieacuten ejerciacutean la medicina aunque en muchos casos careciacutean de la formacioacuten
necesaria A saber meacutedicos ldquoempiacutericosrdquo entre los que se contaba a barberos algebristas
o bizmadores sangradores y parteras -todos ellos procedentes del pueblo llano y casi
siempre ajenos al mundo universitario- hombres y mujeres vinculados al mundo de la
42
Este asunto es ampliamente tratado en BLANCO PEacuteREZ 1999 27-28 MARTIacuteN FERREIRA 1995
27-28 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 25
23
hechiceriacutea y la supersticioacuten -saludadores o ensalmadores- e impostores que fingiacutean
tener una soacutelida formacioacuten -y por supuesto desconociacutean las lenguas claacutesicas- todos
ellos criticados por los meacutedicos humanistas conscientes de su posicioacuten elitista y con
una formacioacuten acadeacutemica que avalaba su ejercicio profesional43
Esta situacioacuten hizo pensar a esos meacutedicos universitarios en la necesidad de
exigir a los que iban a ejercer la medicina una serie de requisitos que manifestaron
mediante escritos en los que se describiacutea la figura del meacutedico ideal44
Entre otras
necesidades se planteaba la de conocer los preceptos de los autores claacutesicos de la
medicina sin olvidar a los aacuterabes y los escritos maacutes recientes -como proponiacutea Luis de
Lemos- y conocer la lengua latina y en menor medida la griega asiacute como un poco de
la aacuterabe para poder acceder a los textos -planteamiento que aparece en los escritos de
los meacutedicos E Jorge Enriacutequez y Alonso de Miranda-
Ante estas circunstancias para controlar de manera oficial la formacioacuten de los
profesionales de la medicina se creoacute a finales del siglo XV el Real Tribunal del
Protomedicato45
que llevaba a cabo dicha tarea por medio de exaacutemenes con los que los
protomeacutedicos evaluaban los conocimientos de los aspirantes a los diversos cargos de la
medicina para otorgarles en su caso la licencia que les permitiacutea ejercer
4 MEacuteDICOS Y BOTICARIOS DOS REALIDADES EN UN NUEVO ESCENARIO
Hasta ahora nos hemos referido sobre todo a un tipo de profesional de la
medicina el meacutedico con sus diferentes figuras Sin embargo en la eacutepoca existiacutean otras
ocupaciones sanitarias que compartiacutean escenario con los meacutedicos y cubriacutean las distintas
necesidades que este aacutembito demandaba mediante un trabajo que combinaba teoriacutea y
praacutectica Asiacute podiacutea contarse ademaacutes de con meacutedicos con cirujanos boticarios y
albeacuteitares46
figuras con una formacioacuten y un ejercicio profesional diferenciados y unas
condiciones generalmente dispares en materia de regulacioacuten -si bien es cierto que
coincidiacutean en muchos aspectos como trabajadores de un mismo campo- En este
43
Aborda esta cuestioacuten entre otros MARTIacuteN FERREIRA 1995 28-30 44
De la figura del meacutedico ideal tal y como la retratan los escritos de los propios meacutedicos humanistas
habla sobre todo PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 33-35 45
Sobre el funcionamiento de esta institucioacuten en la eacutepoca que nos ocupa y otras cuestiones
relacionadas cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 34-35 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 37 46
El tiacutetulo del capiacutetulo ya mencionado de LOacutePEZ TERRADA 2002 -ldquoMeacutedicos cirujanos boticarios y
albeacuteitaresrdquo- ilustra a la perfeccioacuten esta realidad que aparece ademaacutes explicada al detalle en el cuerpo del
mismo Se han utilizado para este epiacutegrafe las pp 161-168 y 174-177
24
epiacutegrafe solo vamos a abordar de manera sucinta los aspectos que atantildeen a la
ocupacioacuten de los meacutedicos y a la de los boticarios para acotar asiacute el espacio que nos
permitiraacute comprender mejor la segunda parte del trabajo limitaacutendonos al aacutembito que
maacutes se acerca a nuestro objeto de estudio a traveacutes de una visioacuten comparada de dos
profesiones meacutedicas diferentes
En el siglo XVI la uacutenica ocupacioacuten de caraacutecter cientiacutefico que se habiacutea convertido
en profesioacuten era la de meacutedico Como ya sabemos la formacioacuten estaba a cargo de las
universidades mientras que la regulacioacuten del ejercicio y la concesioacuten de licencias eran
competencia de la burocracia nacional que estableciacutea la necesidad de superar una serie
de exigencias previas a la incorporacioacuten a la praacutectica profesional A saber seguir una
formacioacuten que comprendiacutea el grado de bachiller en artes en universidades aprobadas
maacutes cuatro antildeos de estudios en una facultad que permitieran obtener el de bachiller en
medicina y dos antildeos de praacutecticas con meacutedicos aprobados superar el examen del
Protomedicato y finalmente obtener la licencia concedida por la Corona o por las
ciudades que permitiacutea ejercer Una vez obtenida dicha licencia los meacutedicos podiacutean
empezar a trabajar en distintos aacutembitos cada uno de los cuales proporcionaba un estatus
social y una remuneracioacuten diferentes en la casa real en el ejeacutercito o en hogares de
grandes sentildeores laicos y eclesiaacutesticos o en las ciudades Por otra parte no hubo en el
nuevo escenario una diferenciacioacuten demasiado evidente y radical entre el ejercicio
profesional de los meacutedicos y el de los cirujanos a pesar de que a finales de siglo se
establecioacute por pragmaacutetica que los meacutedicos no podiacutean realizar operaciones quiruacutergicas
asiacute como tampoco existioacute un liacutemite claro entre las funciones de los meacutedicos y las de los
boticarios si bien es cierto que se consideraba que estos uacuteltimos perteneciacutean a un grado
inferior bajo las oacuterdenes de aquellos
En lo que respecta a los boticarios los requisitos que debiacutean cumplir para
conseguir la licencia de ejercicio eran baacutesicamente los mismos que hemos indicado para
los meacutedicos pero con alguna variacioacuten que los acercaba maacutes al colectivo de los
cirujanos Asiacute debiacutean superar un periacuteodo de aprendizaje con un maestro boticario a lo
largo de cuatro antildeos -se trataba en este caso de una formacioacuten de caraacutecter artesanal y
no universitaria- y finalmente el examen ante el Tribunal del Protomedicato que les
permitiriacutea obtener la licencia necesaria para poder abrir una botica y dispensar
medicamentos Cuando contaban con este permiso los boticarios podiacutean trabajar como
los meacutedicos en distintos aacutembitos tambieacuten con diversa consideracioacuten social y sueldos
diferentes podiacutean abrir una botica por cuenta propia en una ciudad o bien ser
25
contratados por las autoridades urbanas podiacutean trabajar para un hospital -los de cierto
renombre soliacutean tener boticas propias- o podiacutean incorporarse al servicio de la casa real
Como sucediacutea con el resto de ocupaciones sanitarias el ejercicio de los boticarios estaba
regulado por el Tribunal del Protomedicato que se afanoacute especialmente en evitar
problemas de intrusismo -que los meacutedicos prepararan y vendieran recetas en sus casas o
que personas ajenas a la profesioacuten indicaran medicacioacuten sin receta previa- o un
problema frecuente como aquel de que los meacutedicos recetaran siempre a un boticario
determinado normalmente emparentado con ellos asiacute como en exigir a los boticarios
permanecer en sus boticas durante unas horas determinadas y preparar en ellas los
medicamentos En cuanto a la corona se encargoacute por medio de pragmaacuteticas de
prohibir que los boticarios fueran tambieacuten drogueros de obligar a los mismos a incluir
en el envase de los compuestos el diacutea mes y antildeo en que se hicieron de incluir a un
boticario en los exaacutemenes del Protomedicato -como examinador entendemos- y de
unificar los pesos y medidas farmaceacuteuticos entre otras cosas Por uacuteltimo el asunto de la
lengua que tanto atantildee a nuestro objeto de estudio estuvo en este colectivo
determinado en gran medida por la pragmaacutetica de 1588 que establecioacute para los
boticarios entre otras cosas la obligacioacuten de saber latiacuten como requisito para poder
examinarse Un ejemplo de esta postura es el del meacutedico Antonio de Aguilera que
consideraba que el boticario ideal debiacutea ser latino o al menos entender el latiacuten47
Es
posible seguacuten Loacutepez Terrada48
que los boticarios maacutes exigentes se preocuparan por
estudiar esta lengua en las universidades pero un grupo seguramente amplio seguiriacutea
desconociendo el latiacuten que resultaba imprescindible para poder entender sin problemas
las recetas que los doctores en medicina escribiacutean en la misma a pesar de los intentos
de los boticarios previos a la pragmaacutetica por obligar a los meacutedicos a redactarlas en
romance
47
Cf LOacutePEZ TERRADA 2002 174-175 48
Cf LOacutePEZ TERRADA ibidem
26
II MARCO LITERARIO
La inclusioacuten de un epiacutegrafe que exponga las liacuteneas generales del contexto
literario en el que se gestoacute la obra que nos ocupa y del marco en el que se desarrolloacute la
literatura que con sus textos sirvioacute de precedente a la produccioacuten meacutedica renacentista
resulta imprescindible en un trabajo de estas caracteriacutesticas como ya hemos
manifestado en la introduccioacuten Por ello vamos a intentar ofrecer a continuacioacuten una
visioacuten concisa pero justa de los distintos geacuteneros y obras que fueron surgiendo en el
seno de la disciplina meacutedica en cada eacutepoca y que fueron producto del trabajo de una
serie de profesionales que tambieacuten asumieron el papel de autores con el objetivo de
divulgar sus conocimientos sirvieacutendose para ello de distintos recursos expresivos
vinculados a las necesidades y circunstancias de cada periacuteodo
1 TEXTOS MEacuteDICOS ANTIGUOS Y MEDIEVALES FUENTES PARA UNA
NUEVA LITERATURA MEacuteDICA
11 LA MEDICINA CLAacuteSICA GRECOLATINA Y SUS TEXTOS
La medicina griega constituye el punto de partida de toda la medicina occidental
posterior Esta contundente sentencia que deducimos de las liacuteneas del trabajo de E
Montero Cartelle49
pone de manifiesto la gran influencia que los textos meacutedicos de esta
eacutepoca ejercieron en la produccioacuten del resto de periacuteodos incluso y quizaacute sobre todo en
la de los romanos coetaacuteneos en cierto modo de aquellos Dicha afirmacioacuten resulta
razonable si advertimos que fue durante los siglos VI-V a C cuando la medicina se
constituyoacute como saber teacutecnico gracias al trabajo de una serie de meacutedicos entre los
cuales destacoacute el conocido Hipoacutecrates Es quizaacute por este motivo por el que a la
produccioacuten literaria meacutedica de ese periacuteodo que abarca escritos de temas muy variados
se la conoce con el nombre de Corpus Hippocraticum a pesar de que muchos de esos
textos no habiacutean sido escritos por Hipoacutecrates50
Despueacutes de este meacutedico destacaron
figuras como la de Galeno -en el siglo II- a quien se atribuye una amplia produccioacuten de
49
Cf MONTERO CARTELLE 2020 11 50
Para el apartado de medicina griega cf LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 73-81 y 271-281
27
escritos de medicina tambieacuten de diverso contenido51
o un siglo antes la de
Dioscoacuterides autor del De materia medica una obra sobre simples que gozoacute de gran
fortuna en eacutepocas posteriores y se convirtioacute en precursora de la moderna farmacopea
Entre las muchas figuras posteriores a estas uacuteltimas fue remarcable la de
Oribasio de Peacutergamo meacutedico del emperador Juliano que desarrolloacute su variada obra
reunida en unas colecciones meacutedicas en el siglo IV A Oribasio lo sucedieron otros
autores meacutedicos como Aecio de Amida o Pablo de Egina -entre los siglos VI-VII
probablemente- que son considerados junto con aquel dentro del aacutembito de la
medicina bizantina Es por esto por lo que en algunos manuales aparecen junto con
Galeno dentro del contexto meacutedico de la eacutepoca romana imperial52
si bien es cierto que
en todos los casos se trata de autores griegos Debemos tener en cuenta que estas
uacuteltimas figuras conociacutean con frecuencia las obras de los autores meacutedicos anteriores e
incluso se apoyaban en ellas para componer sus textos
Mientras que la medicina griega como hemos dicho constituye la base y el
punto de partida de todo el movimiento meacutedico occidental posterior la medicina
romana es original en su aproximacioacuten adaptacioacuten y realizacioacuten del modelo griego53
De esta forma destaca la produccioacuten meacutedica latina de eacutepoca imperial repartida en los
siglos I y IV que constituyeron dos etapas bien diferenciadas en lo que respecta a
geacuteneros y lengua Asiacute si nos centramos en las formas de expresioacuten literaria podemos
distinguir por un lado la enciclopedia dedicada a la formacioacuten cultural general y
desarrollada sobre todo en el siglo I con representantes como Celso -considerado por
su elegante prosa el Ciceroacuten de los meacutedicos- y Plinio el Viejo conocido por su
Naturalis historia que dedica los libros XXIII-XXXII a tratar las propiedades
medicinales de varios productos de origen vegetal y animal El otro gran geacutenero fue el
manual una forma literaria con fines didaacutecticos maacutes propia de los siglos IV-V donde se
observa una tendencia al recetario de tipo praacutectico Estos manuales soliacutean presentar
numerosas traducciones o adaptaciones de textos anteriores estaban orientados al
puacuteblico en general y empleaban una lengua vulgarizante Dentro de este geacutenero
destacaron autores como Celio Aureliano y Marcelo Empiacuterico asiacute como ciertos escritos
menores proacuteximos al periacuteodo medieval como el De herba vettonica tradicionalmente
51
Cf para una ordenacioacuten sistemaacutetica de sus obras LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 219-220 52
De esta forma en MAZZINI 1997 73-96 53
Asiacute lo apunta en su trabajo MONTERO CARTELLE ibidem
28
atribuido a Antonio Musa meacutedico del emperador romano Augusto el Herbarius de
Pseudo-Apuleyo o el Liber medicinae ex animalibus que se atribuye a Sexto Plaacutecido54
12 LITERATURA MEacuteDICA EN LA EDAD MEDIA LATINA
Con el agotamiento de la Antiguumledad la literatura meacutedica se vio afectada por
ciertas transformaciones producto de la evolucioacuten de la ciencia y reflejo del progresivo
cambio de contexto Auacuten asiacute y como era de esperar en esta nueva eacutepoca se
mantuvieron y se desarrollaron ciertos rasgos gestados durante los uacuteltimos antildeos del
periacuteodo anterior como sucedioacute por ejemplo con la distribucioacuten de la medicina en tres
ramas55
la diaetetica encargada del mantenimiento de la salud corporal la
pharmaceutica que abarcaba la ciencia de los medicamentos tambieacuten conocida como
terapeacuteutica o materia meacutedica y la chirurgia que comprendiacutea las intervenciones
quiruacutergicas Dentro de cada una de estas ramas se fueron desarrollando formas literarias
diferentes -asiacute y entre otras los regimina en la primera los herbarios y antidotarios en
la segunda y las anatomiacuteas y cirugiacuteas en la tercera- Otro aspecto importante del periacuteodo
medieval fue el desarrollo de la escolaacutestica56
corriente filosoacutefica y teoloacutegica que hacia
el siglo XIII se aplicoacute al aacutembito de la medicina apoyada en el ldquonuevo Aristoacutetelesrdquo y en
el ldquoviejo Galenordquo fundamentalmente arabizado Se basoacute sobre todo en un meacutetodo
especulativo carente de visioacuten criacutetica -predominaba el principio de autoridad- y con un
gran protagonismo de la dialeacutectica centrado por tanto en la vertiente teoacuterica -aunque
tambieacuten la praacutectica tuvo su desarrollo- y con una importante funcioacuten escolar No
podemos olvidar por otra parte que en esta eacutepoca muchos profesionales de la medicina
accedieron a los textos de los autores claacutesicos a traveacutes de las traducciones aacuterabes que
habiacutean ido apareciendo durante la Alta Edad Media vertieacutendose en muchos casos al
latiacuten lo que permitioacute a nivel linguumliacutestico la asimilacioacuten de diversos arabismos que se
sumaron a un latiacuten vulgarizado desde finales de la Antiguumledad y que durante el
desarrollo del periacuteodo iriacutea tecnificaacutendose y acercaacutendose al uso de la lengua literaria57
54
Cf para la medicina latina y en concreto para este paacuterrafo MONTERO CARTELLE 2010 11-
30 tambieacuten LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 184 y 282-287 y MAZZINI 1997 27-96 55
Esta cuestioacuten aparece en LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 3 191-197 y MONTERO
CARTELLE 2010 31 y ss 56
Sobre la aplicacioacuten de esta corriente a la medicina escriben de nuevo LAIacuteN ENTRALGO 1971-
1973 338-339 y MONTERO CARTELLE 2010 43 57
Como sentildeala MONTERO CARTELLE 2010 120-121
29
En lo que respecta a los geacuteneros literarios58
la nueva eacutepoca fue testigo del
desarrollo de una gran variedad de formas destinadas a satisfacer las diversas
necesidades de la ensentildeanza y la praacutectica meacutedicas Desde enciclopedias -como las
Ethymologiae de Isidoro de Sevilla- hasta libros de secretos -un tipo de literatura
pseudocientiacutefica y semiculta a caballo entre los recetarios la literatura teacutecnica y los
textos hermeacuteticos- la lista comprendiacutea siacutentesis teoacutericas -compendia o summae como la
Practica dicta Lilium medicinae de Bernardo de Gordon- traducciones de grandes
obras de conjunto -como las de Gerardo de Cremona el autor maacutes representativo de la
Escuela de Toledo cuya traduccioacuten del Canon de Avicena supuso la clave de la
recepcioacuten medieval del mismo- comentarios o glosarios -que constituiacutean el origen del
meacutetodo escolaacutestico empleados en las lectiones con una funcioacuten fundamentalmente
pedagoacutegica y propedeacuteutica- concordancias -colecciones de sentencias de las grandes
autoridades de la medicina- diccionarios y leacutexicos meacutedicos -que recogiacutean la nueva
terminologiacutea tras la asimilacioacuten del influjo de la medicina aacuterabe como el Alphita
glosario anoacutenimo del siglo XIII- y conciliaciones -que intentaban concordar
contradicciones entre las distintas autoridades- Tambieacuten fueron importantes las
quaestiones y disputationes -que soliacutean seguir a las lectiones quedando normalmente en
una disputa dialeacutectica- las obras de introduccioacuten o accessus -que serviacutean de entrada a
las obras de las autoridades claacutesicas y a la medicina en general- los tacuina y las
tabulae -constituidos por cuadros sinoacutepticos que exponiacutean diversos aspectos de la
medicina medieval- y los consilia -obras de consejos destinadas a casos cliacutenicos
concretos-
2 LA EXPRESIOacuteN LITERARIA DE LA MEDICINA EN EL RENACIMIENTO
Como ya hemos expuesto en epiacutegrafes anteriores en el Renacimiento el
humanismo aplicado a distintos aacutembitos del saber suscitoacute un intereacutes por recuperar el
conocimiento de la Antiguumledad Asiacute en medicina los diversos profesionales tambieacuten
convertidos en autores se preocuparon por acceder a los textos meacutedicos claacutesicos de
manera directa afanaacutendose en la depuracioacuten de las versiones medievales y en la
traduccioacuten el comentario y la edicioacuten de las obras originales Por otra parte este
renacer de la Antiguumledad supuso en el plano linguumliacutestico una recuperacioacuten del modelo
58
Para esta cuestioacuten veacutease la detallada visioacuten que ofrece MONTERO CARTELLE 2010 45-105
30
claacutesico de la lengua latina con la consecuente buacutesqueda de belleza literaria a traveacutes de
la imitacioacuten de los autores grecolatinos una circunstancia que tambieacuten afectoacute a la
lengua de la medicina que convirtioacute a Galeno Hipoacutecrates y Celso entre otros autores
antiguos en la base de un movimiento de reaccioacuten contra el arabismo y la depravacioacuten
leacutexica medieval59
Esta nueva mentalidad dio lugar a nuevas formas literarias60
con las que divulgar
los conocimientos meacutedicos adaptadas a las necesidades del contexto y que en muchos
casos no eran sino continuacioacuten o reformulacioacuten de las del periacuteodo anterior Asiacute se
mantuvieron los tratados generales de corte tradicional si bien con novedades en la
siacutentesis y el orden expositivo y los consilia que en algunos casos conservaron su forma
medieval mientras que en otros introdujeron aspectos novedosos como tambieacuten
sucedioacute con las quaestiones Tambieacuten siguieron cultivaacutendose geacuteneros como la
enciclopedia las concordancias o conciliaciones y los resuacutemenes de auctoritates que
no obstante fueron dejando paso a las nuevas formas monografiacuteas especializadas sobre
temas concretos -como el De humani corporis fabrica un tratado de anatomiacutea escrito
por Andreas Vesalius- comentarios a los textos griegos que casi siempre formaban
parte de ediciones y traducciones al latiacuten -desarrollados por autores como Niccolograve
Leoniceno Thomas Linacre Guumlnther von Andernach o Janus Cornarius- textos sobre
las nuevas enfermedades y maacutes vinculados a la literatura que a la medicina las
epistulae -como las de Giovanni Manardo o Pietro A Mattioli- y los diaacutelogos en los
que primaba la funcioacuten didaacutectica por lo que soliacutean ser divulgados en lengua vernaacutecula
59
Cf MONTERO CARTELLE 2010 148-149 60
La cuestioacuten de los geacuteneros literarios de la medicina renacentista es de nuevo ampliamente tratada
en MONTERO CARTELLE 2010 128-136
31
III EL LIBRO DE THERIACA DE LORENZO PEacuteREZ
Una vez conocidos los rasgos fundamentales del contexto cultural y literario en
el que se gestoacute la obra que nos proponemos estudiar podemos proceder a analizar los
datos extraiacutedos de su lectura y a exponerlos y cotejarlos con la informacioacuten precedente
con la finalidad de responder maacutes adelante a las preguntas que se derivan de nuestro
objetivo Para ello nos detendremos en primer lugar a tratar con brevedad la situacioacuten
de la medicina escrita en la ciudad y en la eacutepoca en la que nuestro autor desarrolloacute su
obra -atendiendo especiacuteficamente a autores y textos- asiacute como algunos datos sobre su
vida y sus dos escritos visioacuten que completada con una descripcioacuten preliminar del texto
que nos ocupa nos permitiraacute reconstruir en liacuteneas generales su contexto inmediato y
comprender con mayor propiedad los aspectos compositivos que seraacuten estudiados en un
segundo epiacutegrafe
1 INTRODUCCIOacuteN
11 EL AUTOR Y LA MEDICINA ESCRITA EN EL TOLEDO DEL SIGLO XVI
R Sancho de San Romaacuten sentildeala en uno de sus trabajos61
que la medicina
toledana empezoacute a declinar a partir del siglo XVI a pesar del paso por la ciudad de
meacutedicos ilustres del seacutequito imperial de los reyes como Andreacutes Vesalio o Luis Lobera
de Aacutevila y de la presencia en la misma de otras figuras importantes en el aacutembito como
el cirujano Juan Fragoso o el meacutedico Francisco Hernaacutendez Esta opinioacuten se ve
reforzada ademaacutes con la idea de que el humanismo toledano tuvo maacutes esplendor en la
vertiente filoloacutegica y helenista que en la meacutedica62
Sin embargo y desde que los Reyes
Catoacutelicos concedieran el primer privilegio a la ciudad para imprimir a finales del siglo
XV diversos autores de medicina publicaron sus obras en el Toledo de la eacutepoca
produccioacuten que solo se vio interrumpida a mediados de siglo sin bien en la segunda
mitad vieron la luz importantes obras de farmacopea63
De esta forma entre finales del
siglo XV y la primera mitad del XVI la imprenta toledana publicoacute numerosas
61 Cf SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1972 9-12
62 Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1475-1476
63 Veacutease para estas afirmaciones y la lista de obras meacutedicas por autores en la imprenta toledana del
siglo XVI que relatamos a continuacioacuten SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1977 10-18 y 29
32
traducciones al castellano de grandes claacutesicos de la medicina -el Lilio de Medicina de
Bernardo de Gordon o el Libro o practica en Cirugia del italiano Juan de Vigo entre
otras- asiacute como obras de meacutedicos propiamente toledanos como Juliaacuten Gutieacuterrez -con
sus De potu in lapidis preservatione y De computatione dierum criticorum- o Luis de
Villarrubia -Tractatus eximiushellipab Epydemiali morbo- y Jorge Goacutemez -De ratione
minuendi sanguine in morbo laterali-64
Ya en la segunda mitad del siglo publicaron sus
obras en la ciudad autores como el meacutedico aragoneacutes Jeroacutenimo Jimeacutenez -Institutiorum
Medicarum libri quatuor nunc primum in lucem editi- o los boticarios toledanos
Lorenzo Peacuterez -Libro de Theriaca y De medicamentorum simpliciumhellipdelectu- y Veacutelez
de Arciniega -De simplicium medicamentorum collectione-65
Al final de la centuria la
imprenta de esta ciudad sacoacute a la luz lo que parecen ser las uacuteltimas obras meacutedicas del
Renacimiento toledano ambas sobre veterinaria el Libro de Albeiteria de Manuel Diacuteaz
y una recopilacioacuten de textos antiguos sobre este mismo tema de Alonso Suarez
En lo que respecta en concreto a Lorenzo Peacuterez pocos son los datos que
tenemos de eacutel Todas las secciones que se le dedican en las distintas obras biograacuteficas de
caraacutecter general apoyan sus afirmaciones en unos cuantos datos fundamentales Asiacute
sabemos que nuestro autor nacioacute en Toledo donde ejercioacute la profesioacuten de boticario y
que probablemente viajoacute por Espantildea Italia y Asia para conocer de primera mano las
plantas y poder corregir asiacute los errores que en la eacutepoca abundaban en las boticas66
Esta informacioacuten ademaacutes coincide con los datos esquemaacuteticos que aportan en la
actualidad J M Loacutepez Pintildeero y R Sancho de San Romaacuten67
Por otra parte F Picatoste
y Rodriacuteguez68
antildeade que se retiroacute antes del antildeo 1588 y A J Cavanilles69
que fue hijo
de un padre ilustrado que ldquole ensentildeoacute la facultad le inspiroacute el buen gusto los deseos de
saber y los de ser uacutetil aacute la sociedadrdquo y que con esta finalidad se instruyoacute en el latiacuten y
el griego ldquopara leer y corregir los coacutedices antiguos que trataacuteron de vegetales y
remediosrdquo testimonio que prueba con algunos ejemplos extraiacutedos del propio Libro de
64
De estos dos uacuteltimos autores habla tambieacuten SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1478-1487 y
1492 afirmando que seguiacutean anclados a la tradicioacuten meacutedica medieval frente a lo que parecioacute ocurrir con
las obras latinas ya imbuidas de los rasgos del humanismo de los dos boticarios de la segunda mitad del
siglo a los que nos referiremos en seguida 65
Cf para un estudio filoloacutegico de las obras en latiacuten de estos dos autores SANTAMARIacuteA
HERNAacuteNDEZ 2005 1487-1492 66
Estos datos aparecen en CAVANILLES 1804 105-106 COLMEIRO 1858 153 y PICATOSTE Y
RODRIacuteGUEZ 1891 241 67
Cf LOacutePEZ PINtildeERO 1979 302 y SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1977 17 68
Cf PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ ibidem 69
CAVANILLES ibidem
33
Theriaca Praacutecticamente lo mismo nos dice E Reyes Proacutesper70
en una obra de
principios del siglo XX donde afirma que Lorenzo Peacuterez era ldquoun culto humanista y
botaacutenico perspicazrdquo y que ldquodespueacutes de haber aprendido correctiacutesimamente el griego el
latiacuten y cuanto se habiacutea publicado de estudio de las plantas hasta su tiempo viajoacute por
nuestro paiacutes Italia y Asia para ver vivas muchas de las plantas que describieron y a
veces confundieron los antiguos autoresrdquo Los tres autores antes mencionados71
hacen
tambieacuten referencia a los conocimientos del boticario poco comunes en la eacutepoca por lo
que afirman merecieron el elogio de escritores como Sprengel72
que llegoacute a considerar
a nuestro autor eacutemulo de Maranta73
Tanto F Picatoste y Rodriacuteguez como M
Colmeiro74
testifican ademaacutes que Diego Serrano el boticario que llevoacute a la imprenta la
obra en latiacuten de nuestro autor despueacutes de que este se hubiera retirado en la dedicatoria a
dicha obra alega que le pidioacute este libro porque ldquolos muy doctos le daban el primado en
la eleccioacuten de los medicamentos simplesrdquo En relacioacuten a todo esto A J Cavanilles75
antildeade casi a modo de conclusioacuten que en el prefacio del meacutedico Francisco Pentildea a dicha
obra Lorenzo Peacuterez aparece como ldquoun sabio casi superior aacute los distinguidos de su siglo
que conocioacute quanto habiacutean escrito sobre yerbas comprobaacutendolo todo por siacute mismo y
que supo antildeadir nuevas luces para promover la cienciardquo Todos estos testimonios76
aportan evidencias sobre la singularidad y excelencia de nuestro autor como boticario e
incluso humanista una figura que aportoacute datos interesantes sobre la materia meacutedica y
preludioacute algunas consideraciones que antildeos maacutes tarde se asentariacutean en el aacutembito de la
botaacutenica
70
E REYES PROacuteSPER Dos noticias histoacutericas del inmortal botaacutenico y sacerdote hispano-valentino
Don Antonio Joseacute Cavanilles Madrid Artes Graacuteficas ldquoMateurdquo 1917 nota 25 71
Cf de nuevo CAVANILLES 1804 106-107 que vuelve a ilustrar con ejemplos extraiacutedos de la
obra del autor COLMEIRO ibidem y PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ ibidem que debioacute reproducir aquiacute
las palabras de M Colmeiro pues los testimonios de ambos autores son praacutecticamente iguales 72
Botaacutenico y fiacutesico alemaacuten que vivioacute entre los siglos XVIII-XIX Cf JOURDAN 1820-1825 vol 7
249-250 73
Meacutedico botaacutenico y teoacuterico literario del Renacimiento italiano autor entre otras de una obra en
italiano sobre la triaca traducida poco despueacutes al latiacuten por el meacutedico y botaacutenico alemaacuten J Camerarius Cf
JOURDAN 1820-1825 vol 6 177-178 74
Cf COLMEIRO ibidem y PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ 1891 242 75
CAVANILLES 1804 110 76
Ademaacutes de en los autores mencionados tambieacuten encontramos pequentildeas referencias a Lorenzo Peacuterez
en otras obras bibliograacuteficas y en algunos estudios sobre historia de la farmacia o noticias de algunas
boticas espantildeolas Entre ellas destacamos la de F J PUERTO SARMIENTO La Triaca Magna
Discurso de ingreso como acadeacutemico de nuacutemero en la RANF leiacutedo el 26 de febrero de 2009 disponible
en formato electroacutenico en Real Academia Nacional de Farmacia [en liacutenea] lthttpwwwranfcompdfdisc
ursosnumeropuertopdfgt
34
Sabemos por tanto que Lorenzo Peacuterez escribioacute dos textos sobre farmaceacuteutica77
que han llegado hasta nosotros en su versioacuten original En latiacuten redactoacute su De
medicamentorum simpliciumhellipdelectu78
publicado en Toledo en 1599 por el ya
mencionado Diego Serrano tambieacuten boticario un breve escrito sobre la eleccioacuten y
reposicioacuten de medicamentos simples y compuestos en el que recogioacute las
denominaciones latinas restituidas corrompidas y castellanas de cada uno de ellos con
el objeto de instruir a los boticarios y de evitar las confusiones terminoloacutegicas entre
ellos La obra por tanto tiene una finalidad praacutectica que se consigue no obstante
mediante la depuracioacuten del leacutexico un ejercicio muy comuacuten entre los humanistas
meacutedicos79
A este escrito lo precedioacute en 1575 el Libro de Theriaca publicado en
castellano por el propio autor en la misma ciudad y en el que trata diversos aspectos de
los distintos ingredientes de una composicioacuten medicinal M T Santamariacutea Hernaacutendez80
sentildeala que en este caso la finalidad de la obra es exclusivamente praacutectica si bien aquiacute
como veremos maacutes adelante el autor tambieacuten deja traslucir sus preocupaciones
linguumliacutesticas a traveacutes de diversas actuaciones que aunque escasas no deben pasar
desapercibidas
12 DESCRIPCIOacuteN DE LA OBRA
La obra que nos ocupa consta de 399 paacuteginas y veinticuatro hojas no numeradas
ocho al principio y dieciseacuteis al final Su tiacutetulo completo es bastante expliacutecito y ya
revela en cierto modo tanto el contenido como la finalidad de la misma ldquoLibro de
Theriaca limpio de los errores hasta nuestros tiempos en ella cometidos y vtilissimo
para preparar y configir muchos Simples y Compuestos cada dia recebidos en vso de
Medicinardquo (I 1-9)81
Dicho tiacutetulo aparece en la portada junto con otros datos que nos
dicen que la obra fue escrita por el boticario Lorenzo Peacuterez vecino de Toledo y que fue
impresa en la misma ciudad en casa de Juan de Ayala en el antildeo 1575 dirigida al
77
De las dos obras de Lorenzo Peacuterez habla sobre todo CAVANILLES 1804 108-110 tambieacuten
encontramos breves descripciones de las mismas en COLMEIRO 1858 153 y PICATOSTE Y
RODRIacuteGUEZ 1891 241-242 78
PERESIUS 1599 79
Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2006 273-281 80
Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1489-1490 81
La paginacioacuten que se indica con nuacutemeros romanos es nuestra Se trata en todo momento de
paacuteginas nunca de folios Tras esta se especifican en cada referencia las liacuteneas en las que se encuentra el
texto citado
35
Ayuntamiento de Toledo Tambieacuten se indica en el mismo sitio que la obra cuenta con el
privilegio concedido por el rey para ser vendida especificaacutendose a continuacioacuten la tasa
de la misma
Tras la portada nos encontramos con una carta de Juan Fernaacutendez de Herrera
Secretario del Consejo del Rey en la que se especifica de nuevo la tasa de la obra82
A
este texto le sigue una carta de Juan Gallo escribano de la Caacutemara del Rey redactada
por mandato suyo y que contiene la licencia de impresioacuten83
Una uacuteltima carta del rey
en este caso escrita por Martiacuten de Gaztelu recoge la ceacutedula que da licencia al autor para
imprimir y vender el libro ldquopor tiempo de diez antildeosrdquo (VI 17)
Las siguientes paacuteginas se reservan a la epiacutestola nuncupatoria dirigida al
Ayuntamiento de Toledo en la que el autor especifica entre otras cosas la finalidad de
la obra
Assi yo aacute saber estas cosas de plantas inclinado procure recoger los ratos de mi estudio
y escriuir vn tratado de Theriaca solo por entender que V S hauia acordado con
mucha razon y prudencia hazer vn compendio de todos los simples y compuestos
medicamentos recibidos en esta ciudad en el vso de medicina para limpiar las Boticas
de los enuegecidos errores y conseruar en salud la Republica (XI 7-17)
Otro aspecto sentildealado en la misma muy relevante para nuestro estudio es el de la
justificacioacuten del empleo del romance en lugar del latiacuten lengua usual en las obras de
caraacutecter cientiacutefico de la eacutepoca y que analizaremos maacutes adelante A esta epiacutestola siguen
tres sonetos de Alonso Saacutenchez teoacutelogo y rector del Colegio de Navalcarnero del
Doctor Tomaacutes de Arroyo y del Licenciado Pedro Suaacuterez estos dos uacuteltimos meacutedicos
dedicados al autor
Tras estos sonetos comienza el Libro de Theriaca propiamente dicho un escrito
sobre un remedio universal conocido como triaca -del aacuterabe hispano attiryaacuteq este del
aacuterabe claacutesico tiryāq este del latiacuten theriaca y este del griego θηριακή derivado de
θηρίον fiera animal84
- que se empleoacute desde la Antiguumledad y hasta los siglos XVIII-
XIX primero contra la mordedura venenosa de ciertos animales y despueacutes como
82
ldquo[hellip] le tassaron a tres marauedis cada pliego con que no se pueda uender ni distribuyr sin que al
principio de cada libro de la dicha impression vaya impresso esta tassa [hellip]rdquo (II 9-13) 83
ldquo[hellip] por la qual [carta] vos damos licencia y facultad para que por esta vez qualquier impressor
destos nuestros reynos pueda imprimir el dicho libro [hellip]rdquo (IV 4-10) 84
Cf Real Academia Espantildeola Diccionario de la lengua espantildeola (22a ed) [en liacutenea]
lthttplemaraeesdraeval=theriacagt
36
panacea para diversas enfermedades85
El cuerpo de la obra de Lorenzo Peacuterez estaacute
constituido por un proemio (1-4) y la triaca de Androacutemaco encabezada por una lista en
latiacuten con los simples y compuestos que la conforman y seguida de la descripcioacuten de
cada uno de ellos (5-348) asiacute como de dos secciones finales con informacioacuten sobre la
manera de componer la triaca y su fermentacioacuten y duracioacuten respectivamente (348-364)
La obra concluye con un anexo en latiacuten que incluye distintas versiones de la
triaca de varios autores -los antiguos Galeno Aecio de Amida y Pablo de Egina y el
medieval Juan Actuario asiacute como las versiones de Androacutemaco el Viejo Androacutemaco el
Joven y Damoacutecrates recogidas por Galeno en sus escritos- en cuya uacuteltima paacutegina
encontramos un colofoacuten con informacioacuten del lugar y el antildeo de impresioacuten (285-399)
Cierra la obra un iacutendice de contenidos (CDI-CDXXX)
Como el autor declara en la epiacutestola nuncupatoria la obra se redactoacute con el
objeto de corregir los errores de los boticarios y evitar las frecuentes confusiones a la
hora de elaborar la triaca una finalidad praacutectica que confiere al texto una funcioacuten
fundamentalmente didaacutectica y que nos permite encuadrarlo quizaacute con ciertas reservas
dentro del geacutenero de las farmacopeas entendidas como recopilaciones de recetas de
productos medicinales con descripciones de cada uno de sus ingredientes y
explicaciones sobre su composicioacuten y preparacioacuten que en la liacutenea de los recetarios de
tipo praacutectico probablemente se alejariacutean de excesivas pretensiones literarias y buscariacutean
llegar al destinatario de manera directa Se trata por tanto de un texto claro y sencillo
que escapa a grandes ambiciones de erudicioacuten pero que no obstante cuenta con rigor y
con datos que proceden de una documentacioacuten ampliamente contrastada Todos estos
aspectos relacionados con los destinatarios concretos de la obra de los que dependiacutea la
eleccioacuten de la lengua y de los procedimientos de expresioacuten y el empleo de fuentes seraacuten
ampliamente atendidos en los siguientes epiacutegrafes
85
Esta famosa composicioacuten fue puesta en praacutectica por primera vez por el rey Mitriacutedates en el siglo II
a C por quien la misma recibioacute el nombre de mitridato No obstante casi un siglo despueacutes Androacutemaco
el Viejo meacutedico del emperador Neroacuten mejoroacute la foacutermula de Mitriacutedates -antildeadiendo entre otros
ingredientes carne de viacutebora- y desde entonces la receta fue transmitida por diversos autores -como
Galeno que transmitioacute varias veces la foacutermula de Androacutemaco en sus escritos- Cf GARIJO 1992 10-13
56
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14
pesar de este recelo por el trabajo de la eacutepoca precedente algunos aspectos se
mantuvieron en el nuevo contexto Asiacute las grandes autoridades de la medicina
continuaron siendo las mismas que en la Edad Media -fundamentalmente Galeno e
Hipoacutecrates- variando solo la forma de acceder a las mismas y de considerar sus
doctrinas y la tradicioacuten aacuterabe por su parte mantuvo todaviacutea su importancia en ciertos
campos de la medicina renacentista -sobre todo en la materia meacutedica donde el Canon
de Avicena siguioacute siendo imprescindible-18
Pero estos humanistas tambieacuten se
preocuparon en muchos casos por desarrollar una obra meacutedica propia haciendo uso de
los distintos geacuteneros con que contaba la literatura meacutedica del momento y que
trataremos con maacutes detalle en epiacutegrafes posteriores Ademaacutes emprendieron una labor
filoloacutegica cercana a lo que hoy se conoce como criacutetica textual y que podriacuteamos
considerar como su antecedente inmediato con el objeto de restablecer los textos
originales trabajo que formaba parte de la corriente humanista general y que tuvo su
trasunto como era de esperar en el humanismo meacutedico Aunque dicha labor empezoacute
como sentildeala M A Gonzaacutelez Manjarreacutes19
siendo una emendatio ope ingenii basada
normalmente en el trabajo con un solo coacutedice hacia finales del siglo XV y principios
del XVI los humanistas empezaron a establecer criterios objetivos que la convirtieron en
un trabajo de emendatio ope codicum apoyado ya en la consulta de diferentes
testimonios manuscritos
En este punto resulta interesante rescatar las fases que expone en su trabajo A I
Martiacuten Ferreira20
para ilustrar la recuperacioacuten de los textos claacutesicos en la eacutepoca que nos
ocupa Asiacute una primera etapa de influjo latino con la edicioacuten de la obra de Celso -que
es redescubierto en el Renacimiento y editado por primera vez en este momento- dariacutea
paso a un periacuteodo de influjo griego con un predominio de la obra de Hipoacutecrates y
Galeno que culminariacutea en una uacuteltima etapa de superacioacuten y emancipacioacuten con respecto
a las autoridades claacutesicas Esto demuestra que la atencioacuten prestada a las fuentes de la
Antiguumledad dependioacute de los contextos propiciados por los distintos momentos y que la
postura propia de la Edad Media de aceptar sin reparos la opinioacuten de una autoridad se
vio trastocada en el Renacimiento por la nueva autoconciencia individual de los
humanistas El siguiente paacuterrafo de M J Peacuterez Ibaacutentildeez21
sobre el empleo de fuentes en
18
Cf sobre todo BLANCO PEacuteREZ 1999 25 y MARTIacuteN FERREIRA 1995 26 19
Para esta opinioacuten y la labor de criacutetica textual en los humanistas y en la figura concreta de Andreacutes
Laguna cf GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 183 20
Veacutease al respecto MARTIacuteN FERREIRA 1995 25 21
PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 107
15
los humanistas meacutedicos se refiere al aacutembito de la Universidad de Salamanca pero puede
extrapolarse al panorama general del que parecen emanar los principios particulares
aplicados en cada territorio
En los textos latinos de la Universidad de Salamanca observamos una tendencia de
conjunto a la abundancia de citas a recurrir en los distintos pasajes de la composicioacuten a
referencias a otras obras tanto para apoyar las tesis sostenidas como para rebatir las que
consideran erroacuteneas o improcedentes Se advierte la necesidad de afianzar las
proposiciones sostenidas tanto con las autoridades antiguas como medievales [hellip] o
renacentistas sean o no meacutedicas Esto no implica que no se conceda peso especiacutefico a la
propia experientia ni que se evite la autorreferencia como autoridad en diversas
materias
Nos encontramos de esta forma con un frecuente empleo de fuentes por parte
de los humanistas meacutedicos en sus obras -ya fueran comentarios traducciones o trabajos
propios- a las que soliacutean acudir para dar solidez a sus propias opiniones o para refutar
las de aquellos autores claacutesicos medievales o contemporaacuteneos que consideraban
erroacuteneas Esta postura demuestra que los humanistas meacutedicos desarrollaron una visioacuten
criacutetica respecto a las autoridades de la Antiguumledad que no existiacutea en la Edad Media y
que estaba apoyada en el empleo de la razoacuten personal y la propia observacioacuten a la hora
de estudiar los distintos aspectos de la disciplina cientiacutefica La experiencia se convertiacutea
asiacute en otra fuente importante para los autores que ahora podiacutean conciliar
contradicciones aclarar confusiones o corregir errores22
Un ejemplo de esta actitud nos
lo proporciona M A Gonzaacutelez Manjarreacutes23
cuando describe la labor de comentarista
del meacutedico humanista Andreacutes Laguna al afirmar que en su traduccioacuten de la afortunada
Materia meacutedica de Dioscoacuterides24
entre otras cosas se aventuroacute a mostrar los errores de
las autoridades afirmacioacuten que ilustra con el siguiente fragmento de un comentario de
dicho autor al capiacutetulo sobre el marrubio bastardo de la obra dioscoridiana
Fue grauissimo el error de Plinio acerca de aquesta planta porque dize que la llamaron
Puerro negro los griegos y que tiene las hojas mayores y mas negras que el puerro lo
qual jamas no se halla Mas la causa de tan gran deuaneo fue la afinidad de aquestos
vocablos Melan prason y Melan prasion de los quales aquel primero nos da agrave entender
puerro negro y estotro negro Marrubio
22
Para la cuestioacuten de la postura criacutetica y la experiencia en los humanistas meacutedicos cf sobre todo
LOacutePEZ PINtildeERO 1979 164 y MONTERO CARTELLE 2010 126 23
Veacutease GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 167 para el ejemplo y el fragmento citado de Laguna 24
LAGUNA 1555 III 111
16
En lo que respecta a la tipologiacutea de las fuentes y a partir de lo que podemos
deducir de las afirmaciones particulares sobre el humanismo meacutedico en ciertas
universidades o figuras de nuevo extrapoladas al contexto general predominaban los
autores claacutesicos grecolatinos -sobre todo los griegos Hipoacutecrates y Galeno pero tambieacuten
otros como Celso y Dioscoacuterides- Las alusiones a fuentes medievales y aacuterabes por su
parte eran maacutes escasas pero todaviacutea ineludibles fundamentalmente y como hemos
visto en ciertos aacutembitos como el de la materia meacutedica En la Universidad de
Salamanca uno de los grandes focos espantildeoles del humanismo meacutedico la labor teoacuterica
de algunos profesores de medicina evidencioacute el peso que la tradicioacuten aacuterabe y la ciencia
medieval ejercieron en dicha corriente a traveacutes de las diversas referencias en sus
trabajos a autores aacuterabes como Serapioacuten Rhazes y Mesueacute o a otros medievales como
Bernardo de Gordon Gentile da Foligno y Hugo de Siena Llama la atencioacuten por otra
parte que estos autores fueran pocas veces calificados de ldquobaacuterbarosrdquo en las obras de
dichos profesores25
Sin embargo la depravacioacuten leacutexica de los aacuterabes siacute fue mencionada
en la obra de Andreacutes Laguna que empleoacute las alusiones a fuentes medievales sobre todo
para criticarlas a pesar de demostrar una evidente admiracioacuten por la medicina aacuterabe -
sobre todo en las figuras de Serapioacuten y Avicena-26
Las referencias a autores
contemporaacuteneos tuvieron igualmente su espacio en las obras de esta corriente si bien en
menor medida y casi siempre para ser criticadas o contradichas tanto fue asiacute que solo
soliacutean ser elogiadas como afirma M A Gonzaacutelez Manjarreacutes27
cuando existiacutea una cierta
amistad entre el autor de la obra y el de la fuente citada o bien cuando este uacuteltimo era
admirado por el primero aunque es cierto que tambieacuten debieron existir excepciones a
este principio general Por uacuteltimo tambieacuten las fuentes no meacutedicas fueron una constante
en los textos predominando el recurso a fragmentos o autores biacuteblicos o literarios que
conferiacutean cierta erudicioacuten a las obras de caraacutecter meacutedico asiacute como a ciertos capiacutetulos de
textos filosoacuteficos -con un predominio de Platoacuten y Aristoacuteteles- De esta forma los
autores acudiacutean a enciclopedias o compendios de dichos y sentencias muy uacutetiles al
efecto sin dejar a un lado no obstante la consulta directa de los textos claacutesicos de la
literatura o el recurso al propio bagaje que proporcionaba la formacioacuten humaniacutestica28
25
Sobre las fuentes de las obras del humanismo meacutedico en la Universidad de Salamanca cf PEacuteREZ
IBAacuteNtildeEZ 1996 114-125 26
Cf GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 223-226 y 255 27
Veacutease GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 255-256 28
Para el empleo de fuentes no literarias cf sobre todo GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 233
17
Un problema fundamental al que tuvieron que enfrentarse los meacutedicos que
participaron en esta corriente fue el de la lengua en que debiacutean escribirse los textos de la
medicina Esta disyuntiva resulta imprescindible a la hora de comprender el caraacutecter de
las obras del humanismo meacutedico y la esencia misma de dicho movimiento y por ello
vamos a abordarla a continuacioacuten apoyaacutendonos sobre todo en los datos que los
diversos estudios nos aportan acerca de la situacioacuten de dicho problema en Espantildea pero
intentando como hasta ahora y por medio de la induccioacuten comprender los rasgos de
casos particulares como manifestaciones con sus correspondientes singularidades de
un contexto maacutes amplio y general del que poseemos menos datos de conjunto
Todos los autores consultados al respecto coinciden al afirmar que en el siglo
XVI el latiacuten se habiacutea convertido en lengua de cultura una lengua comuacuten y universal que
serviacutea de vehiacuteculo para una poliacutetica y una ciencia internacionales Sin embargo en ese
mismo siglo el avance de las lenguas vernaacuteculas que estaban consolidaacutendose y
creciendo en importancia hizo que empezaran a abrirse hueco en el panorama cultural y
a exigir incluso un papel en el aacutembito de la ciencia Este hecho propicioacute una situacioacuten
de bilinguumlismo aceptado donde el latiacuten se veriacutea confinado al aacutembito cientiacutefico y las
lenguas vernaacuteculas se limitariacutean a la expresioacuten literaria y cultural No obstante el paso
del tiempo hariacutea que dichas lenguas acabaran desbancando por completo al latiacuten como
se observa en el ejemplo que ofrece J M Loacutepez Pintildeero29
sobre el caso espantildeol donde
el porcentaje de obras cientiacuteficas impresas en castellano entre 1551-1600 es ya
ligeramente superior al de las impresas en lengua latina30
El latiacuten siguioacute siendo no obstante la lengua indiscutible de la ciencia en el siglo
XVI y por tanto el vehiacuteculo de expresioacuten para la produccioacuten escrita de la medicina
donde las excepciones compuestas en vernaacuteculo eran siempre justificadas Esto uacuteltimo
demuestra que no obstante hubo partidarios del empleo del romance en el aacutembito
meacutedico apoyaacutendose para secundar dicha propuesta en el escaso nuacutemero de meacutedicos que
dominaban el latiacuten y en el elevado nivel literario de esta lengua en el Renacimiento31
En Espantildea la creciente importancia del castellano que era sentido como lengua natural
y la situacioacuten un tanto adversa del latiacuten demostrada por los numerosos testimonios
29
Cf LOacutePEZ PINtildeERO 1979 123-124 30
El asunto del bilinguumlismo aceptado y la progresiva sustitucioacuten del latiacuten por las lenguas vernaacuteculas lo
encontramos en BLANCO PEacuteREZ 1999 165 LOacutePEZ PINtildeERO 1979 123-123 MARTIacuteN FERREIRA
1995 166-167 MONTERO CARTELLE 2010 136 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 130-133 31
Cf MONTERO CARTELLE 2010 137
18
recogidos por L Gil Fernaacutendez32
propiciaron la aparicioacuten de ciertos sectores que
abogaron por el uso del romance y rechazaron el empleo del latiacuten en la medicina a
pesar de que era aceptado por la mayoriacutea como lengua de la ciencia y de que su empleo
era exigido en la ensentildeanza universitaria y su conocimiento por parte de los
profesionales ordenado por pragmaacutetica -como sucediacutea seguacuten afirma M L Loacutepez
Terrada33
con los boticarios a quienes Felipe II obligaba mediante la pragmaacutetica de
1588 a conocer la lengua latina para poder examinarse- Las razones que adujeron los
partidarios del empleo del castellano se basaban sobre todo en motivos praacutecticos y de
bien comuacuten esto es en la necesidad de llegar a maacutes gente y lograr una mayor difusioacuten
de los saberes meacutedicos pues la realidad en lo que al conocimiento del latiacuten respectaba
era bien diferente de lo que se proponiacutea como ideal -asiacute en varias ocasiones la
necesidad de redactar una obra en castellano procediacutea de un encargo o ruego ajeno a la
voluntad del autor con frecuencia una peticioacuten del monarca- esta postura era
completada en muchos casos con otros motivos vinculados con el amor a la propia
lengua Estos fueron tambieacuten los argumentos que expusieron en su defensa los
humanistas meacutedicos que frente a la costumbre mayoritaria se decidieron a escribir
obras en romance34
Pero la mayoriacutea de autores siguioacute aferrada a la idea de que el latiacuten debiacutea ser la
lengua de la medicina alegando en defensa de esta postura que dicha lengua era el
coacutedigo de comunicacioacuten universal de la ciencia y la cultura que poseiacutea por su larga
historia en la materia una amplia tradicioacuten y un leacutexico teacutecnico elaborado y que
ademaacutes era fundamental para evitar el intrusismo profesional y las intromisiones no
deseadas en los distintos campos de la disciplina Hay que considerar tambieacuten que en
la mayoriacutea de los casos las obras no estaban dirigidas al gran puacuteblico sino a meacutedicos o
a estudiantes de medicina que seguacuten las exigencias de la eacutepoca debiacutean estar
familiarizados con la lengua tal y como afirma A I Martiacuten Ferreira35
al referirse a los
argumentos de los humanistas meacutedicos de la Universidad de Alcalaacute
Asiacute podemos cerrar la cuestioacuten afirmando con la misma autora que la eleccioacuten
de la lengua estaba condicionada en muchos casos por el geacutenero literario empleado el
32
Veacutease al respecto GIL FERNAacuteNDEZ 1997 48-83 33
Cf LOacutePEZ TERRADA 2002 174-175 34
Las razones de los defensores de esta postura ldquoromancistardquo aparecen en todos los estudios
consultados al respecto Cf BLANCO PEacuteREZ 1999 166-167 GIL FERNAacuteNDEZ 1997 60-61 LOacutePEZ
PINtildeERO 1979 138-139 MARTIacuteN FERREIRA 1995 172-173 MONTERO CARTELLE 2010 137 y
PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 132-133 35
Cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 168
19
puacuteblico al que se destinaba la obra y la materia concreta de la misma y que en el
contexto espantildeol del siglo XVI -extrapolando los datos de los estudios referidos a casos
concretos- lo usual fue emplear el latiacuten en los textos meacutedicos mientras que el
castellano se reservariacutea sobre todo para obras de cirugiacutea y anatomiacutea y para las
farmacopeas praacutecticas por la escasa familiaridad con el latiacuten de una parte importante de
los profesionales a los que iban dirigidas36
No podemos olvidarnos no obstante de los contrastes existentes en el seno del
propio movimiento donde no todos los humanistas meacutedicos se afanaron en editar
comentar y traducir a los claacutesicos Al contrario y seguacuten la opinioacuten de L S Granjel que
recoge en su trabajo A I Martiacuten Ferreira37
existieron tambieacuten seguidores de Galeno en
buacutesqueda de un perfeccionamiento del mismo y expositores modernos del sistema
galeacutenico medieval Ademaacutes junto con estos sectores maacutes ldquotradicionalesrdquo habiacutea
ldquodisidentesrdquo innovadores procedentes de lo que J M Loacutepez Pintildeero denomina la
ldquoperiferia teacutecnicardquo38
promotores de las principales renovaciones cientiacuteficas del
Renacimiento y que no pueden ser considerados por los estudiosos como humanistas
meacutedicos
Auacuten asiacute el humanismo significoacute mucho para la renovacioacuten de la ciencia y en
concreto la medicina pues apoyaacutendonos de nuevo en J M Loacutepez Pintildeero la necesidad
de entender de manera auteacutentica a los claacutesicos llevoacute al descubrimiento de
contradicciones internas y a la necesidad de recurrir a la observacioacuten de la realidad para
complementar hecho que terminoacute como ya sabemos en una ldquocrisis del criterio de
autoridad como base del conocimiento cientiacuteficordquo39
Ademaacutes este acercamiento
humanista a la ciencia meacutedica con un redescubrimiento de las doctrinas originales de
los claacutesicos y la consecuente posibilidad de considerarlas criacuteticamente supuso la base
de muchas reformas cientiacuteficas de la eacutepoca -como la del bruselense Andreacutes Vesalio que
sentildealoacute y rechazoacute algunos errores de la obra de Galeno a quien tradujo en su juventud y
es considerado el fundador de la anatomiacutea moderna-
Despueacutes de lo comentado parece innegable que dicha corriente contara con su
particular manifestacioacuten en Espantildea hecho probado por la existencia de profesionales
ilustres que aplicaron los principios de este humanismo a su labor meacutedica maacutes teoacuterica
36
Cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 174 37
Para esta opinioacuten y el asunto de los ldquodisidentesrdquo innovadores cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 26 38
LOacutePEZ PINtildeERO 1979 152 39
Esta afirmacioacuten y las ideas de este paacuterrafo aparecen como hemos sentildealado en LOacutePEZ PINtildeERO
1979 151
20
que praacutectica y vinculada casi siempre a aquellas universidades que funcionaron como
focos imprescindibles del mismo Si bien es cierto que empezoacute un siglo maacutes tarde que
en el resto de Europa limitando por tanto la labor de los humanistas meacutedicos a la
traduccioacuten y el comentario de textos ya sin edicioacuten pero todaviacutea con presencia de la
criacutetica textual los rasgos de esta corriente se manifestaron claramente en el ejercicio y
la produccioacuten escrita de muchos profesores de medicina que aunque en muchos casos
recibieron formacioacuten en el extranjero desarrollaron su trabajo en las universidades de
Salamanca y Valladolid -donde se mantuvo por maacutes tiempo la componente medieval
con figuras destacadas como Luis de Lemos o Luis Mercado- y Alcalaacute de Henares y
Valencia -donde los principios del humanismo meacutedico se implantaron con mayor
rapidez destacando la labor de profesionales como Francisco Valleacutes Pedro Jaime
Esteve o Luis Collado- Tambieacuten existieron no obstante figuras maacutes independientes
que desarrollaron su produccioacuten fuera de los principales centros universitarios -aunque
evidentemente recibieron formacioacuten en la universidad- como el ceacutelebre Andreacutes
Laguna ya mencionado anteriormente o el insigne Miguel Servet40
3 LA MEDICINA EN EL SIGLO XVI
Como podemos deducir el humanismo meacutedico espantildeol limitoacute praacutecticamente su
existencia al siglo XVI y dentro de ese periacuteodo amplio y ese contexto espacial
determinado se encuadra la obra del autor que nos proponemos estudiar Estas
circunstancias unidas al objetivo de la introduccioacuten contextual de esta primera parte del
trabajo que no es otro que servir de apoyo a la segunda nos obligan a centrarnos a la
hora de abordar el tema de la medicina renacentista en el siglo XVI y a poner especial
acento en la situacioacuten espantildeola cuyo panorama meacutedico en esta eacutepoca era un reflejo del
contexto general aderezado con las singularidades del propio paiacutes Es por eso por lo que
no incluimos ldquoespantildeolardquo en el tiacutetulo del epiacutegrafe pues muchos de los aspectos que
abordaremos a continuacioacuten podraacuten ser considerados una vez maacutes como reflejos de
40
El tema del humanismo meacutedico en Espantildea a traveacutes de los distintos focos universitarios o de algunas
figuras independientes estaacute ampliamente tratado en los ya mencionados estudios de BLANCO PEacuteREZ
1999 GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 MARTIacuteN FERREIRA 1995 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 cuyas
referencias completas se recogen en la bibliografiacutea de este trabajo asiacute como en M T SANTAMARIacuteA
HERNAacuteNDEZ El humanismo meacutedico en la Universidad de Valencia (siglo XVI) Valencia Consell
Valenciagrave de Cultura 2003 Informacioacuten maacutes general sobre el tema puede encontrarse en los primeros
capiacutetulos de cada uno y tambieacuten en MONTERO CARTELLE 2010 172-196 y LOacutePEZ PINtildeERO 1979
342-351
21
una realidad externa e independiente que debioacute contar con manifestaciones paralelas en
los distintos territorios no obstante siempre que hablemos de rasgos de los que no nos
consta una existencia a nivel maacutes general indicaremos que nos referimos al contexto
espantildeol
Normalmente las transiciones suelen entenderse como el paso progresivo que
algo sufre de un estado a otro pues asiacute nos lo demuestran la experiencia personal y la
sucesioacuten de los distintos periacuteodos histoacutericos que convencionalmente dividimos para
poder aprehender con claridad por medio de hitos Teniendo esto en cuenta no resulta
difiacutecil comprender la existencia en el panorama meacutedico europeo del periacuteodo que nos
ocupa de una dialeacutectica entre tradicioacuten y renovacioacuten cientiacutefica entendida como el
recurso a las autoridades antiguas o medievales frente a la introduccioacuten de las
renovaciones cientiacuteficas gestadas en el Renacimiento Dicha dicotomiacutea caracterizoacute
sobre todo a la primera mitad del siglo XVI que estuvo en cierto sentido dividida por
la continuidad del escolasticismo arabizado bajomedieval basado en la asimilacioacuten del
saber cientiacutefico griego heleniacutestico e islaacutemico por parte de las universidades de la Baja
Edad Media latina a traveacutes de las traducciones aacuterabes y la irrupcioacuten del humanismo
que como ya sabemos puede entenderse como movimiento de recuperacioacuten del saber
de la Antiguumledad grecolatina por medio del conocimiento directo de los textos claacutesicos
con todo lo que ello conlleva El resto de la centuria estuvo marcado por un predominio
de los principios de la corriente humanista que se habiacutea asentado ya en el paiacutes pero a
finales de siglo las aportaciones de la ciencia acadeacutemica aquella que estaba basada en el
humanismo meacutedico se agotaron al verse frustradas las expectativas propuestas a traveacutes
de dicha corriente para el renacimiento de la ciencia Esto permitioacute la entrada de nuevos
elementos que se habiacutean gestado en los aacutembitos extraacadeacutemicos y en la ya mencionada
ldquoperiferia teacutecnicardquo Auacuten asiacute la posibilidad de aferrarse a la tradicioacuten por motivos
ideoloacutegicos estaba abierta y eso fue precisamente lo que sucedioacute en Espantildea donde a
finales de siglo la Contrarreforma hizo que se recuperaran las doctrinas de la ciencia
tradicional si bien reformuladas y se rechazaran las renovaciones cientiacuteficas durante lo
que se considera en palabras de J M Loacutepez Pintildeero41
una etapa de neoescolasticismo
contrarreformista Durante la mayor parte del siglo la ciencia espantildeola -y por tanto la
medicina que es lo que aquiacute nos ocupa- participoacute no obstante de aquella dicotomiacutea
41
Sobre la dialeacutectica del siglo XVI entre tradicioacuten y renovacioacuten cientiacutefica cf LOacutePEZ PINtildeERO 1979
149-154 donde aparecen todas las ideas de este paacuterrafo
22
predominando el humanismo en el plano cientiacutefico -sobre todo mediada la centuria-
pero todaviacutea con una notable influencia del escolasticismo arabizado bajomedieval
Relacionado con esta cuestioacuten y ya exclusivamente dentro del panorama
espantildeol se encuentra el asunto de las generaciones de meacutedicos42
que se sucedieron en la
medicina espantildeola renacentista y que dieron clara muestra de la transicioacuten a la que
antes nos referiacuteamos En un primer momento que comprendioacute el final del siglo XV y el
comienzo del XVI desarrollaron su labor los meacutedicos pertenecientes a la primera
generacioacuten castellana con predominio todaviacutea del galenismo arabizado No obstante a
mediados de la centuria el contacto con Europa y la formacioacuten de muchos meacutedicos en el
extranjero permitieron la entrada de los principios del humanismo que fueron
asimilados por muchos profesionales de la medicina Destacan en esta etapa los
meacutedicos valencianos Miguel Jeroacutenimo Ledesma Miguel Juan Pascual Pedro Jaime
Esteve y Luis Collado entre otros y algunas figuras vinculadas a las universidades
castellanas como Bustamante de Paz en Salamanca o Rodrigo Reinoso en Alcalaacute de
Henares asiacute como otras maacutes universales o independientes entre las que podemos contar
a Juan Valverde de Amusco Goacutemez Pereira o los ya citados Miguel Servet y Andreacutes
Laguna Una tercera y uacuteltima generacioacuten estuvo protagonizada por los meacutedicos
vinculados a la corte -en concreto a la de Felipe II- que ya completamente
influenciados por el humanismo espantildeol y europeo y marcados por la situacioacuten socio-
poliacutetica del paiacutes iniciaron aquella corriente de neoescolasticismo contrarreformista En
este caso fueron meacutedicos como Fernando de Mena Cristoacutebal de Vega o Francisco
Valleacutes en Alcalaacute de Henares Luis de Lemos o Juan Bravo de Piedrahita en Salamanca
y Luis Mercado en Valladolid los que destacaron en el panorama entre otros
profesionales
Ahora bien todos estos meacutedicos formaban parte de una eacutelite social y poliacutetica que
limitaba sus labores sobre todo a la vertiente teoacuterica -quedando la praacutectica reducida a
la atencioacuten meacutedica de unos cuantos grupos elitistas- y vinculaba su actividad a las
universidades Pero el panorama meacutedico espantildeol de la eacutepoca contaba con otras figuras
que tambieacuten ejerciacutean la medicina aunque en muchos casos careciacutean de la formacioacuten
necesaria A saber meacutedicos ldquoempiacutericosrdquo entre los que se contaba a barberos algebristas
o bizmadores sangradores y parteras -todos ellos procedentes del pueblo llano y casi
siempre ajenos al mundo universitario- hombres y mujeres vinculados al mundo de la
42
Este asunto es ampliamente tratado en BLANCO PEacuteREZ 1999 27-28 MARTIacuteN FERREIRA 1995
27-28 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 25
23
hechiceriacutea y la supersticioacuten -saludadores o ensalmadores- e impostores que fingiacutean
tener una soacutelida formacioacuten -y por supuesto desconociacutean las lenguas claacutesicas- todos
ellos criticados por los meacutedicos humanistas conscientes de su posicioacuten elitista y con
una formacioacuten acadeacutemica que avalaba su ejercicio profesional43
Esta situacioacuten hizo pensar a esos meacutedicos universitarios en la necesidad de
exigir a los que iban a ejercer la medicina una serie de requisitos que manifestaron
mediante escritos en los que se describiacutea la figura del meacutedico ideal44
Entre otras
necesidades se planteaba la de conocer los preceptos de los autores claacutesicos de la
medicina sin olvidar a los aacuterabes y los escritos maacutes recientes -como proponiacutea Luis de
Lemos- y conocer la lengua latina y en menor medida la griega asiacute como un poco de
la aacuterabe para poder acceder a los textos -planteamiento que aparece en los escritos de
los meacutedicos E Jorge Enriacutequez y Alonso de Miranda-
Ante estas circunstancias para controlar de manera oficial la formacioacuten de los
profesionales de la medicina se creoacute a finales del siglo XV el Real Tribunal del
Protomedicato45
que llevaba a cabo dicha tarea por medio de exaacutemenes con los que los
protomeacutedicos evaluaban los conocimientos de los aspirantes a los diversos cargos de la
medicina para otorgarles en su caso la licencia que les permitiacutea ejercer
4 MEacuteDICOS Y BOTICARIOS DOS REALIDADES EN UN NUEVO ESCENARIO
Hasta ahora nos hemos referido sobre todo a un tipo de profesional de la
medicina el meacutedico con sus diferentes figuras Sin embargo en la eacutepoca existiacutean otras
ocupaciones sanitarias que compartiacutean escenario con los meacutedicos y cubriacutean las distintas
necesidades que este aacutembito demandaba mediante un trabajo que combinaba teoriacutea y
praacutectica Asiacute podiacutea contarse ademaacutes de con meacutedicos con cirujanos boticarios y
albeacuteitares46
figuras con una formacioacuten y un ejercicio profesional diferenciados y unas
condiciones generalmente dispares en materia de regulacioacuten -si bien es cierto que
coincidiacutean en muchos aspectos como trabajadores de un mismo campo- En este
43
Aborda esta cuestioacuten entre otros MARTIacuteN FERREIRA 1995 28-30 44
De la figura del meacutedico ideal tal y como la retratan los escritos de los propios meacutedicos humanistas
habla sobre todo PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 33-35 45
Sobre el funcionamiento de esta institucioacuten en la eacutepoca que nos ocupa y otras cuestiones
relacionadas cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 34-35 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 37 46
El tiacutetulo del capiacutetulo ya mencionado de LOacutePEZ TERRADA 2002 -ldquoMeacutedicos cirujanos boticarios y
albeacuteitaresrdquo- ilustra a la perfeccioacuten esta realidad que aparece ademaacutes explicada al detalle en el cuerpo del
mismo Se han utilizado para este epiacutegrafe las pp 161-168 y 174-177
24
epiacutegrafe solo vamos a abordar de manera sucinta los aspectos que atantildeen a la
ocupacioacuten de los meacutedicos y a la de los boticarios para acotar asiacute el espacio que nos
permitiraacute comprender mejor la segunda parte del trabajo limitaacutendonos al aacutembito que
maacutes se acerca a nuestro objeto de estudio a traveacutes de una visioacuten comparada de dos
profesiones meacutedicas diferentes
En el siglo XVI la uacutenica ocupacioacuten de caraacutecter cientiacutefico que se habiacutea convertido
en profesioacuten era la de meacutedico Como ya sabemos la formacioacuten estaba a cargo de las
universidades mientras que la regulacioacuten del ejercicio y la concesioacuten de licencias eran
competencia de la burocracia nacional que estableciacutea la necesidad de superar una serie
de exigencias previas a la incorporacioacuten a la praacutectica profesional A saber seguir una
formacioacuten que comprendiacutea el grado de bachiller en artes en universidades aprobadas
maacutes cuatro antildeos de estudios en una facultad que permitieran obtener el de bachiller en
medicina y dos antildeos de praacutecticas con meacutedicos aprobados superar el examen del
Protomedicato y finalmente obtener la licencia concedida por la Corona o por las
ciudades que permitiacutea ejercer Una vez obtenida dicha licencia los meacutedicos podiacutean
empezar a trabajar en distintos aacutembitos cada uno de los cuales proporcionaba un estatus
social y una remuneracioacuten diferentes en la casa real en el ejeacutercito o en hogares de
grandes sentildeores laicos y eclesiaacutesticos o en las ciudades Por otra parte no hubo en el
nuevo escenario una diferenciacioacuten demasiado evidente y radical entre el ejercicio
profesional de los meacutedicos y el de los cirujanos a pesar de que a finales de siglo se
establecioacute por pragmaacutetica que los meacutedicos no podiacutean realizar operaciones quiruacutergicas
asiacute como tampoco existioacute un liacutemite claro entre las funciones de los meacutedicos y las de los
boticarios si bien es cierto que se consideraba que estos uacuteltimos perteneciacutean a un grado
inferior bajo las oacuterdenes de aquellos
En lo que respecta a los boticarios los requisitos que debiacutean cumplir para
conseguir la licencia de ejercicio eran baacutesicamente los mismos que hemos indicado para
los meacutedicos pero con alguna variacioacuten que los acercaba maacutes al colectivo de los
cirujanos Asiacute debiacutean superar un periacuteodo de aprendizaje con un maestro boticario a lo
largo de cuatro antildeos -se trataba en este caso de una formacioacuten de caraacutecter artesanal y
no universitaria- y finalmente el examen ante el Tribunal del Protomedicato que les
permitiriacutea obtener la licencia necesaria para poder abrir una botica y dispensar
medicamentos Cuando contaban con este permiso los boticarios podiacutean trabajar como
los meacutedicos en distintos aacutembitos tambieacuten con diversa consideracioacuten social y sueldos
diferentes podiacutean abrir una botica por cuenta propia en una ciudad o bien ser
25
contratados por las autoridades urbanas podiacutean trabajar para un hospital -los de cierto
renombre soliacutean tener boticas propias- o podiacutean incorporarse al servicio de la casa real
Como sucediacutea con el resto de ocupaciones sanitarias el ejercicio de los boticarios estaba
regulado por el Tribunal del Protomedicato que se afanoacute especialmente en evitar
problemas de intrusismo -que los meacutedicos prepararan y vendieran recetas en sus casas o
que personas ajenas a la profesioacuten indicaran medicacioacuten sin receta previa- o un
problema frecuente como aquel de que los meacutedicos recetaran siempre a un boticario
determinado normalmente emparentado con ellos asiacute como en exigir a los boticarios
permanecer en sus boticas durante unas horas determinadas y preparar en ellas los
medicamentos En cuanto a la corona se encargoacute por medio de pragmaacuteticas de
prohibir que los boticarios fueran tambieacuten drogueros de obligar a los mismos a incluir
en el envase de los compuestos el diacutea mes y antildeo en que se hicieron de incluir a un
boticario en los exaacutemenes del Protomedicato -como examinador entendemos- y de
unificar los pesos y medidas farmaceacuteuticos entre otras cosas Por uacuteltimo el asunto de la
lengua que tanto atantildee a nuestro objeto de estudio estuvo en este colectivo
determinado en gran medida por la pragmaacutetica de 1588 que establecioacute para los
boticarios entre otras cosas la obligacioacuten de saber latiacuten como requisito para poder
examinarse Un ejemplo de esta postura es el del meacutedico Antonio de Aguilera que
consideraba que el boticario ideal debiacutea ser latino o al menos entender el latiacuten47
Es
posible seguacuten Loacutepez Terrada48
que los boticarios maacutes exigentes se preocuparan por
estudiar esta lengua en las universidades pero un grupo seguramente amplio seguiriacutea
desconociendo el latiacuten que resultaba imprescindible para poder entender sin problemas
las recetas que los doctores en medicina escribiacutean en la misma a pesar de los intentos
de los boticarios previos a la pragmaacutetica por obligar a los meacutedicos a redactarlas en
romance
47
Cf LOacutePEZ TERRADA 2002 174-175 48
Cf LOacutePEZ TERRADA ibidem
26
II MARCO LITERARIO
La inclusioacuten de un epiacutegrafe que exponga las liacuteneas generales del contexto
literario en el que se gestoacute la obra que nos ocupa y del marco en el que se desarrolloacute la
literatura que con sus textos sirvioacute de precedente a la produccioacuten meacutedica renacentista
resulta imprescindible en un trabajo de estas caracteriacutesticas como ya hemos
manifestado en la introduccioacuten Por ello vamos a intentar ofrecer a continuacioacuten una
visioacuten concisa pero justa de los distintos geacuteneros y obras que fueron surgiendo en el
seno de la disciplina meacutedica en cada eacutepoca y que fueron producto del trabajo de una
serie de profesionales que tambieacuten asumieron el papel de autores con el objetivo de
divulgar sus conocimientos sirvieacutendose para ello de distintos recursos expresivos
vinculados a las necesidades y circunstancias de cada periacuteodo
1 TEXTOS MEacuteDICOS ANTIGUOS Y MEDIEVALES FUENTES PARA UNA
NUEVA LITERATURA MEacuteDICA
11 LA MEDICINA CLAacuteSICA GRECOLATINA Y SUS TEXTOS
La medicina griega constituye el punto de partida de toda la medicina occidental
posterior Esta contundente sentencia que deducimos de las liacuteneas del trabajo de E
Montero Cartelle49
pone de manifiesto la gran influencia que los textos meacutedicos de esta
eacutepoca ejercieron en la produccioacuten del resto de periacuteodos incluso y quizaacute sobre todo en
la de los romanos coetaacuteneos en cierto modo de aquellos Dicha afirmacioacuten resulta
razonable si advertimos que fue durante los siglos VI-V a C cuando la medicina se
constituyoacute como saber teacutecnico gracias al trabajo de una serie de meacutedicos entre los
cuales destacoacute el conocido Hipoacutecrates Es quizaacute por este motivo por el que a la
produccioacuten literaria meacutedica de ese periacuteodo que abarca escritos de temas muy variados
se la conoce con el nombre de Corpus Hippocraticum a pesar de que muchos de esos
textos no habiacutean sido escritos por Hipoacutecrates50
Despueacutes de este meacutedico destacaron
figuras como la de Galeno -en el siglo II- a quien se atribuye una amplia produccioacuten de
49
Cf MONTERO CARTELLE 2020 11 50
Para el apartado de medicina griega cf LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 73-81 y 271-281
27
escritos de medicina tambieacuten de diverso contenido51
o un siglo antes la de
Dioscoacuterides autor del De materia medica una obra sobre simples que gozoacute de gran
fortuna en eacutepocas posteriores y se convirtioacute en precursora de la moderna farmacopea
Entre las muchas figuras posteriores a estas uacuteltimas fue remarcable la de
Oribasio de Peacutergamo meacutedico del emperador Juliano que desarrolloacute su variada obra
reunida en unas colecciones meacutedicas en el siglo IV A Oribasio lo sucedieron otros
autores meacutedicos como Aecio de Amida o Pablo de Egina -entre los siglos VI-VII
probablemente- que son considerados junto con aquel dentro del aacutembito de la
medicina bizantina Es por esto por lo que en algunos manuales aparecen junto con
Galeno dentro del contexto meacutedico de la eacutepoca romana imperial52
si bien es cierto que
en todos los casos se trata de autores griegos Debemos tener en cuenta que estas
uacuteltimas figuras conociacutean con frecuencia las obras de los autores meacutedicos anteriores e
incluso se apoyaban en ellas para componer sus textos
Mientras que la medicina griega como hemos dicho constituye la base y el
punto de partida de todo el movimiento meacutedico occidental posterior la medicina
romana es original en su aproximacioacuten adaptacioacuten y realizacioacuten del modelo griego53
De esta forma destaca la produccioacuten meacutedica latina de eacutepoca imperial repartida en los
siglos I y IV que constituyeron dos etapas bien diferenciadas en lo que respecta a
geacuteneros y lengua Asiacute si nos centramos en las formas de expresioacuten literaria podemos
distinguir por un lado la enciclopedia dedicada a la formacioacuten cultural general y
desarrollada sobre todo en el siglo I con representantes como Celso -considerado por
su elegante prosa el Ciceroacuten de los meacutedicos- y Plinio el Viejo conocido por su
Naturalis historia que dedica los libros XXIII-XXXII a tratar las propiedades
medicinales de varios productos de origen vegetal y animal El otro gran geacutenero fue el
manual una forma literaria con fines didaacutecticos maacutes propia de los siglos IV-V donde se
observa una tendencia al recetario de tipo praacutectico Estos manuales soliacutean presentar
numerosas traducciones o adaptaciones de textos anteriores estaban orientados al
puacuteblico en general y empleaban una lengua vulgarizante Dentro de este geacutenero
destacaron autores como Celio Aureliano y Marcelo Empiacuterico asiacute como ciertos escritos
menores proacuteximos al periacuteodo medieval como el De herba vettonica tradicionalmente
51
Cf para una ordenacioacuten sistemaacutetica de sus obras LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 219-220 52
De esta forma en MAZZINI 1997 73-96 53
Asiacute lo apunta en su trabajo MONTERO CARTELLE ibidem
28
atribuido a Antonio Musa meacutedico del emperador romano Augusto el Herbarius de
Pseudo-Apuleyo o el Liber medicinae ex animalibus que se atribuye a Sexto Plaacutecido54
12 LITERATURA MEacuteDICA EN LA EDAD MEDIA LATINA
Con el agotamiento de la Antiguumledad la literatura meacutedica se vio afectada por
ciertas transformaciones producto de la evolucioacuten de la ciencia y reflejo del progresivo
cambio de contexto Auacuten asiacute y como era de esperar en esta nueva eacutepoca se
mantuvieron y se desarrollaron ciertos rasgos gestados durante los uacuteltimos antildeos del
periacuteodo anterior como sucedioacute por ejemplo con la distribucioacuten de la medicina en tres
ramas55
la diaetetica encargada del mantenimiento de la salud corporal la
pharmaceutica que abarcaba la ciencia de los medicamentos tambieacuten conocida como
terapeacuteutica o materia meacutedica y la chirurgia que comprendiacutea las intervenciones
quiruacutergicas Dentro de cada una de estas ramas se fueron desarrollando formas literarias
diferentes -asiacute y entre otras los regimina en la primera los herbarios y antidotarios en
la segunda y las anatomiacuteas y cirugiacuteas en la tercera- Otro aspecto importante del periacuteodo
medieval fue el desarrollo de la escolaacutestica56
corriente filosoacutefica y teoloacutegica que hacia
el siglo XIII se aplicoacute al aacutembito de la medicina apoyada en el ldquonuevo Aristoacutetelesrdquo y en
el ldquoviejo Galenordquo fundamentalmente arabizado Se basoacute sobre todo en un meacutetodo
especulativo carente de visioacuten criacutetica -predominaba el principio de autoridad- y con un
gran protagonismo de la dialeacutectica centrado por tanto en la vertiente teoacuterica -aunque
tambieacuten la praacutectica tuvo su desarrollo- y con una importante funcioacuten escolar No
podemos olvidar por otra parte que en esta eacutepoca muchos profesionales de la medicina
accedieron a los textos de los autores claacutesicos a traveacutes de las traducciones aacuterabes que
habiacutean ido apareciendo durante la Alta Edad Media vertieacutendose en muchos casos al
latiacuten lo que permitioacute a nivel linguumliacutestico la asimilacioacuten de diversos arabismos que se
sumaron a un latiacuten vulgarizado desde finales de la Antiguumledad y que durante el
desarrollo del periacuteodo iriacutea tecnificaacutendose y acercaacutendose al uso de la lengua literaria57
54
Cf para la medicina latina y en concreto para este paacuterrafo MONTERO CARTELLE 2010 11-
30 tambieacuten LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 184 y 282-287 y MAZZINI 1997 27-96 55
Esta cuestioacuten aparece en LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 3 191-197 y MONTERO
CARTELLE 2010 31 y ss 56
Sobre la aplicacioacuten de esta corriente a la medicina escriben de nuevo LAIacuteN ENTRALGO 1971-
1973 338-339 y MONTERO CARTELLE 2010 43 57
Como sentildeala MONTERO CARTELLE 2010 120-121
29
En lo que respecta a los geacuteneros literarios58
la nueva eacutepoca fue testigo del
desarrollo de una gran variedad de formas destinadas a satisfacer las diversas
necesidades de la ensentildeanza y la praacutectica meacutedicas Desde enciclopedias -como las
Ethymologiae de Isidoro de Sevilla- hasta libros de secretos -un tipo de literatura
pseudocientiacutefica y semiculta a caballo entre los recetarios la literatura teacutecnica y los
textos hermeacuteticos- la lista comprendiacutea siacutentesis teoacutericas -compendia o summae como la
Practica dicta Lilium medicinae de Bernardo de Gordon- traducciones de grandes
obras de conjunto -como las de Gerardo de Cremona el autor maacutes representativo de la
Escuela de Toledo cuya traduccioacuten del Canon de Avicena supuso la clave de la
recepcioacuten medieval del mismo- comentarios o glosarios -que constituiacutean el origen del
meacutetodo escolaacutestico empleados en las lectiones con una funcioacuten fundamentalmente
pedagoacutegica y propedeacuteutica- concordancias -colecciones de sentencias de las grandes
autoridades de la medicina- diccionarios y leacutexicos meacutedicos -que recogiacutean la nueva
terminologiacutea tras la asimilacioacuten del influjo de la medicina aacuterabe como el Alphita
glosario anoacutenimo del siglo XIII- y conciliaciones -que intentaban concordar
contradicciones entre las distintas autoridades- Tambieacuten fueron importantes las
quaestiones y disputationes -que soliacutean seguir a las lectiones quedando normalmente en
una disputa dialeacutectica- las obras de introduccioacuten o accessus -que serviacutean de entrada a
las obras de las autoridades claacutesicas y a la medicina en general- los tacuina y las
tabulae -constituidos por cuadros sinoacutepticos que exponiacutean diversos aspectos de la
medicina medieval- y los consilia -obras de consejos destinadas a casos cliacutenicos
concretos-
2 LA EXPRESIOacuteN LITERARIA DE LA MEDICINA EN EL RENACIMIENTO
Como ya hemos expuesto en epiacutegrafes anteriores en el Renacimiento el
humanismo aplicado a distintos aacutembitos del saber suscitoacute un intereacutes por recuperar el
conocimiento de la Antiguumledad Asiacute en medicina los diversos profesionales tambieacuten
convertidos en autores se preocuparon por acceder a los textos meacutedicos claacutesicos de
manera directa afanaacutendose en la depuracioacuten de las versiones medievales y en la
traduccioacuten el comentario y la edicioacuten de las obras originales Por otra parte este
renacer de la Antiguumledad supuso en el plano linguumliacutestico una recuperacioacuten del modelo
58
Para esta cuestioacuten veacutease la detallada visioacuten que ofrece MONTERO CARTELLE 2010 45-105
30
claacutesico de la lengua latina con la consecuente buacutesqueda de belleza literaria a traveacutes de
la imitacioacuten de los autores grecolatinos una circunstancia que tambieacuten afectoacute a la
lengua de la medicina que convirtioacute a Galeno Hipoacutecrates y Celso entre otros autores
antiguos en la base de un movimiento de reaccioacuten contra el arabismo y la depravacioacuten
leacutexica medieval59
Esta nueva mentalidad dio lugar a nuevas formas literarias60
con las que divulgar
los conocimientos meacutedicos adaptadas a las necesidades del contexto y que en muchos
casos no eran sino continuacioacuten o reformulacioacuten de las del periacuteodo anterior Asiacute se
mantuvieron los tratados generales de corte tradicional si bien con novedades en la
siacutentesis y el orden expositivo y los consilia que en algunos casos conservaron su forma
medieval mientras que en otros introdujeron aspectos novedosos como tambieacuten
sucedioacute con las quaestiones Tambieacuten siguieron cultivaacutendose geacuteneros como la
enciclopedia las concordancias o conciliaciones y los resuacutemenes de auctoritates que
no obstante fueron dejando paso a las nuevas formas monografiacuteas especializadas sobre
temas concretos -como el De humani corporis fabrica un tratado de anatomiacutea escrito
por Andreas Vesalius- comentarios a los textos griegos que casi siempre formaban
parte de ediciones y traducciones al latiacuten -desarrollados por autores como Niccolograve
Leoniceno Thomas Linacre Guumlnther von Andernach o Janus Cornarius- textos sobre
las nuevas enfermedades y maacutes vinculados a la literatura que a la medicina las
epistulae -como las de Giovanni Manardo o Pietro A Mattioli- y los diaacutelogos en los
que primaba la funcioacuten didaacutectica por lo que soliacutean ser divulgados en lengua vernaacutecula
59
Cf MONTERO CARTELLE 2010 148-149 60
La cuestioacuten de los geacuteneros literarios de la medicina renacentista es de nuevo ampliamente tratada
en MONTERO CARTELLE 2010 128-136
31
III EL LIBRO DE THERIACA DE LORENZO PEacuteREZ
Una vez conocidos los rasgos fundamentales del contexto cultural y literario en
el que se gestoacute la obra que nos proponemos estudiar podemos proceder a analizar los
datos extraiacutedos de su lectura y a exponerlos y cotejarlos con la informacioacuten precedente
con la finalidad de responder maacutes adelante a las preguntas que se derivan de nuestro
objetivo Para ello nos detendremos en primer lugar a tratar con brevedad la situacioacuten
de la medicina escrita en la ciudad y en la eacutepoca en la que nuestro autor desarrolloacute su
obra -atendiendo especiacuteficamente a autores y textos- asiacute como algunos datos sobre su
vida y sus dos escritos visioacuten que completada con una descripcioacuten preliminar del texto
que nos ocupa nos permitiraacute reconstruir en liacuteneas generales su contexto inmediato y
comprender con mayor propiedad los aspectos compositivos que seraacuten estudiados en un
segundo epiacutegrafe
1 INTRODUCCIOacuteN
11 EL AUTOR Y LA MEDICINA ESCRITA EN EL TOLEDO DEL SIGLO XVI
R Sancho de San Romaacuten sentildeala en uno de sus trabajos61
que la medicina
toledana empezoacute a declinar a partir del siglo XVI a pesar del paso por la ciudad de
meacutedicos ilustres del seacutequito imperial de los reyes como Andreacutes Vesalio o Luis Lobera
de Aacutevila y de la presencia en la misma de otras figuras importantes en el aacutembito como
el cirujano Juan Fragoso o el meacutedico Francisco Hernaacutendez Esta opinioacuten se ve
reforzada ademaacutes con la idea de que el humanismo toledano tuvo maacutes esplendor en la
vertiente filoloacutegica y helenista que en la meacutedica62
Sin embargo y desde que los Reyes
Catoacutelicos concedieran el primer privilegio a la ciudad para imprimir a finales del siglo
XV diversos autores de medicina publicaron sus obras en el Toledo de la eacutepoca
produccioacuten que solo se vio interrumpida a mediados de siglo sin bien en la segunda
mitad vieron la luz importantes obras de farmacopea63
De esta forma entre finales del
siglo XV y la primera mitad del XVI la imprenta toledana publicoacute numerosas
61 Cf SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1972 9-12
62 Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1475-1476
63 Veacutease para estas afirmaciones y la lista de obras meacutedicas por autores en la imprenta toledana del
siglo XVI que relatamos a continuacioacuten SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1977 10-18 y 29
32
traducciones al castellano de grandes claacutesicos de la medicina -el Lilio de Medicina de
Bernardo de Gordon o el Libro o practica en Cirugia del italiano Juan de Vigo entre
otras- asiacute como obras de meacutedicos propiamente toledanos como Juliaacuten Gutieacuterrez -con
sus De potu in lapidis preservatione y De computatione dierum criticorum- o Luis de
Villarrubia -Tractatus eximiushellipab Epydemiali morbo- y Jorge Goacutemez -De ratione
minuendi sanguine in morbo laterali-64
Ya en la segunda mitad del siglo publicaron sus
obras en la ciudad autores como el meacutedico aragoneacutes Jeroacutenimo Jimeacutenez -Institutiorum
Medicarum libri quatuor nunc primum in lucem editi- o los boticarios toledanos
Lorenzo Peacuterez -Libro de Theriaca y De medicamentorum simpliciumhellipdelectu- y Veacutelez
de Arciniega -De simplicium medicamentorum collectione-65
Al final de la centuria la
imprenta de esta ciudad sacoacute a la luz lo que parecen ser las uacuteltimas obras meacutedicas del
Renacimiento toledano ambas sobre veterinaria el Libro de Albeiteria de Manuel Diacuteaz
y una recopilacioacuten de textos antiguos sobre este mismo tema de Alonso Suarez
En lo que respecta en concreto a Lorenzo Peacuterez pocos son los datos que
tenemos de eacutel Todas las secciones que se le dedican en las distintas obras biograacuteficas de
caraacutecter general apoyan sus afirmaciones en unos cuantos datos fundamentales Asiacute
sabemos que nuestro autor nacioacute en Toledo donde ejercioacute la profesioacuten de boticario y
que probablemente viajoacute por Espantildea Italia y Asia para conocer de primera mano las
plantas y poder corregir asiacute los errores que en la eacutepoca abundaban en las boticas66
Esta informacioacuten ademaacutes coincide con los datos esquemaacuteticos que aportan en la
actualidad J M Loacutepez Pintildeero y R Sancho de San Romaacuten67
Por otra parte F Picatoste
y Rodriacuteguez68
antildeade que se retiroacute antes del antildeo 1588 y A J Cavanilles69
que fue hijo
de un padre ilustrado que ldquole ensentildeoacute la facultad le inspiroacute el buen gusto los deseos de
saber y los de ser uacutetil aacute la sociedadrdquo y que con esta finalidad se instruyoacute en el latiacuten y
el griego ldquopara leer y corregir los coacutedices antiguos que trataacuteron de vegetales y
remediosrdquo testimonio que prueba con algunos ejemplos extraiacutedos del propio Libro de
64
De estos dos uacuteltimos autores habla tambieacuten SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1478-1487 y
1492 afirmando que seguiacutean anclados a la tradicioacuten meacutedica medieval frente a lo que parecioacute ocurrir con
las obras latinas ya imbuidas de los rasgos del humanismo de los dos boticarios de la segunda mitad del
siglo a los que nos referiremos en seguida 65
Cf para un estudio filoloacutegico de las obras en latiacuten de estos dos autores SANTAMARIacuteA
HERNAacuteNDEZ 2005 1487-1492 66
Estos datos aparecen en CAVANILLES 1804 105-106 COLMEIRO 1858 153 y PICATOSTE Y
RODRIacuteGUEZ 1891 241 67
Cf LOacutePEZ PINtildeERO 1979 302 y SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1977 17 68
Cf PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ ibidem 69
CAVANILLES ibidem
33
Theriaca Praacutecticamente lo mismo nos dice E Reyes Proacutesper70
en una obra de
principios del siglo XX donde afirma que Lorenzo Peacuterez era ldquoun culto humanista y
botaacutenico perspicazrdquo y que ldquodespueacutes de haber aprendido correctiacutesimamente el griego el
latiacuten y cuanto se habiacutea publicado de estudio de las plantas hasta su tiempo viajoacute por
nuestro paiacutes Italia y Asia para ver vivas muchas de las plantas que describieron y a
veces confundieron los antiguos autoresrdquo Los tres autores antes mencionados71
hacen
tambieacuten referencia a los conocimientos del boticario poco comunes en la eacutepoca por lo
que afirman merecieron el elogio de escritores como Sprengel72
que llegoacute a considerar
a nuestro autor eacutemulo de Maranta73
Tanto F Picatoste y Rodriacuteguez como M
Colmeiro74
testifican ademaacutes que Diego Serrano el boticario que llevoacute a la imprenta la
obra en latiacuten de nuestro autor despueacutes de que este se hubiera retirado en la dedicatoria a
dicha obra alega que le pidioacute este libro porque ldquolos muy doctos le daban el primado en
la eleccioacuten de los medicamentos simplesrdquo En relacioacuten a todo esto A J Cavanilles75
antildeade casi a modo de conclusioacuten que en el prefacio del meacutedico Francisco Pentildea a dicha
obra Lorenzo Peacuterez aparece como ldquoun sabio casi superior aacute los distinguidos de su siglo
que conocioacute quanto habiacutean escrito sobre yerbas comprobaacutendolo todo por siacute mismo y
que supo antildeadir nuevas luces para promover la cienciardquo Todos estos testimonios76
aportan evidencias sobre la singularidad y excelencia de nuestro autor como boticario e
incluso humanista una figura que aportoacute datos interesantes sobre la materia meacutedica y
preludioacute algunas consideraciones que antildeos maacutes tarde se asentariacutean en el aacutembito de la
botaacutenica
70
E REYES PROacuteSPER Dos noticias histoacutericas del inmortal botaacutenico y sacerdote hispano-valentino
Don Antonio Joseacute Cavanilles Madrid Artes Graacuteficas ldquoMateurdquo 1917 nota 25 71
Cf de nuevo CAVANILLES 1804 106-107 que vuelve a ilustrar con ejemplos extraiacutedos de la
obra del autor COLMEIRO ibidem y PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ ibidem que debioacute reproducir aquiacute
las palabras de M Colmeiro pues los testimonios de ambos autores son praacutecticamente iguales 72
Botaacutenico y fiacutesico alemaacuten que vivioacute entre los siglos XVIII-XIX Cf JOURDAN 1820-1825 vol 7
249-250 73
Meacutedico botaacutenico y teoacuterico literario del Renacimiento italiano autor entre otras de una obra en
italiano sobre la triaca traducida poco despueacutes al latiacuten por el meacutedico y botaacutenico alemaacuten J Camerarius Cf
JOURDAN 1820-1825 vol 6 177-178 74
Cf COLMEIRO ibidem y PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ 1891 242 75
CAVANILLES 1804 110 76
Ademaacutes de en los autores mencionados tambieacuten encontramos pequentildeas referencias a Lorenzo Peacuterez
en otras obras bibliograacuteficas y en algunos estudios sobre historia de la farmacia o noticias de algunas
boticas espantildeolas Entre ellas destacamos la de F J PUERTO SARMIENTO La Triaca Magna
Discurso de ingreso como acadeacutemico de nuacutemero en la RANF leiacutedo el 26 de febrero de 2009 disponible
en formato electroacutenico en Real Academia Nacional de Farmacia [en liacutenea] lthttpwwwranfcompdfdisc
ursosnumeropuertopdfgt
34
Sabemos por tanto que Lorenzo Peacuterez escribioacute dos textos sobre farmaceacuteutica77
que han llegado hasta nosotros en su versioacuten original En latiacuten redactoacute su De
medicamentorum simpliciumhellipdelectu78
publicado en Toledo en 1599 por el ya
mencionado Diego Serrano tambieacuten boticario un breve escrito sobre la eleccioacuten y
reposicioacuten de medicamentos simples y compuestos en el que recogioacute las
denominaciones latinas restituidas corrompidas y castellanas de cada uno de ellos con
el objeto de instruir a los boticarios y de evitar las confusiones terminoloacutegicas entre
ellos La obra por tanto tiene una finalidad praacutectica que se consigue no obstante
mediante la depuracioacuten del leacutexico un ejercicio muy comuacuten entre los humanistas
meacutedicos79
A este escrito lo precedioacute en 1575 el Libro de Theriaca publicado en
castellano por el propio autor en la misma ciudad y en el que trata diversos aspectos de
los distintos ingredientes de una composicioacuten medicinal M T Santamariacutea Hernaacutendez80
sentildeala que en este caso la finalidad de la obra es exclusivamente praacutectica si bien aquiacute
como veremos maacutes adelante el autor tambieacuten deja traslucir sus preocupaciones
linguumliacutesticas a traveacutes de diversas actuaciones que aunque escasas no deben pasar
desapercibidas
12 DESCRIPCIOacuteN DE LA OBRA
La obra que nos ocupa consta de 399 paacuteginas y veinticuatro hojas no numeradas
ocho al principio y dieciseacuteis al final Su tiacutetulo completo es bastante expliacutecito y ya
revela en cierto modo tanto el contenido como la finalidad de la misma ldquoLibro de
Theriaca limpio de los errores hasta nuestros tiempos en ella cometidos y vtilissimo
para preparar y configir muchos Simples y Compuestos cada dia recebidos en vso de
Medicinardquo (I 1-9)81
Dicho tiacutetulo aparece en la portada junto con otros datos que nos
dicen que la obra fue escrita por el boticario Lorenzo Peacuterez vecino de Toledo y que fue
impresa en la misma ciudad en casa de Juan de Ayala en el antildeo 1575 dirigida al
77
De las dos obras de Lorenzo Peacuterez habla sobre todo CAVANILLES 1804 108-110 tambieacuten
encontramos breves descripciones de las mismas en COLMEIRO 1858 153 y PICATOSTE Y
RODRIacuteGUEZ 1891 241-242 78
PERESIUS 1599 79
Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2006 273-281 80
Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1489-1490 81
La paginacioacuten que se indica con nuacutemeros romanos es nuestra Se trata en todo momento de
paacuteginas nunca de folios Tras esta se especifican en cada referencia las liacuteneas en las que se encuentra el
texto citado
35
Ayuntamiento de Toledo Tambieacuten se indica en el mismo sitio que la obra cuenta con el
privilegio concedido por el rey para ser vendida especificaacutendose a continuacioacuten la tasa
de la misma
Tras la portada nos encontramos con una carta de Juan Fernaacutendez de Herrera
Secretario del Consejo del Rey en la que se especifica de nuevo la tasa de la obra82
A
este texto le sigue una carta de Juan Gallo escribano de la Caacutemara del Rey redactada
por mandato suyo y que contiene la licencia de impresioacuten83
Una uacuteltima carta del rey
en este caso escrita por Martiacuten de Gaztelu recoge la ceacutedula que da licencia al autor para
imprimir y vender el libro ldquopor tiempo de diez antildeosrdquo (VI 17)
Las siguientes paacuteginas se reservan a la epiacutestola nuncupatoria dirigida al
Ayuntamiento de Toledo en la que el autor especifica entre otras cosas la finalidad de
la obra
Assi yo aacute saber estas cosas de plantas inclinado procure recoger los ratos de mi estudio
y escriuir vn tratado de Theriaca solo por entender que V S hauia acordado con
mucha razon y prudencia hazer vn compendio de todos los simples y compuestos
medicamentos recibidos en esta ciudad en el vso de medicina para limpiar las Boticas
de los enuegecidos errores y conseruar en salud la Republica (XI 7-17)
Otro aspecto sentildealado en la misma muy relevante para nuestro estudio es el de la
justificacioacuten del empleo del romance en lugar del latiacuten lengua usual en las obras de
caraacutecter cientiacutefico de la eacutepoca y que analizaremos maacutes adelante A esta epiacutestola siguen
tres sonetos de Alonso Saacutenchez teoacutelogo y rector del Colegio de Navalcarnero del
Doctor Tomaacutes de Arroyo y del Licenciado Pedro Suaacuterez estos dos uacuteltimos meacutedicos
dedicados al autor
Tras estos sonetos comienza el Libro de Theriaca propiamente dicho un escrito
sobre un remedio universal conocido como triaca -del aacuterabe hispano attiryaacuteq este del
aacuterabe claacutesico tiryāq este del latiacuten theriaca y este del griego θηριακή derivado de
θηρίον fiera animal84
- que se empleoacute desde la Antiguumledad y hasta los siglos XVIII-
XIX primero contra la mordedura venenosa de ciertos animales y despueacutes como
82
ldquo[hellip] le tassaron a tres marauedis cada pliego con que no se pueda uender ni distribuyr sin que al
principio de cada libro de la dicha impression vaya impresso esta tassa [hellip]rdquo (II 9-13) 83
ldquo[hellip] por la qual [carta] vos damos licencia y facultad para que por esta vez qualquier impressor
destos nuestros reynos pueda imprimir el dicho libro [hellip]rdquo (IV 4-10) 84
Cf Real Academia Espantildeola Diccionario de la lengua espantildeola (22a ed) [en liacutenea]
lthttplemaraeesdraeval=theriacagt
36
panacea para diversas enfermedades85
El cuerpo de la obra de Lorenzo Peacuterez estaacute
constituido por un proemio (1-4) y la triaca de Androacutemaco encabezada por una lista en
latiacuten con los simples y compuestos que la conforman y seguida de la descripcioacuten de
cada uno de ellos (5-348) asiacute como de dos secciones finales con informacioacuten sobre la
manera de componer la triaca y su fermentacioacuten y duracioacuten respectivamente (348-364)
La obra concluye con un anexo en latiacuten que incluye distintas versiones de la
triaca de varios autores -los antiguos Galeno Aecio de Amida y Pablo de Egina y el
medieval Juan Actuario asiacute como las versiones de Androacutemaco el Viejo Androacutemaco el
Joven y Damoacutecrates recogidas por Galeno en sus escritos- en cuya uacuteltima paacutegina
encontramos un colofoacuten con informacioacuten del lugar y el antildeo de impresioacuten (285-399)
Cierra la obra un iacutendice de contenidos (CDI-CDXXX)
Como el autor declara en la epiacutestola nuncupatoria la obra se redactoacute con el
objeto de corregir los errores de los boticarios y evitar las frecuentes confusiones a la
hora de elaborar la triaca una finalidad praacutectica que confiere al texto una funcioacuten
fundamentalmente didaacutectica y que nos permite encuadrarlo quizaacute con ciertas reservas
dentro del geacutenero de las farmacopeas entendidas como recopilaciones de recetas de
productos medicinales con descripciones de cada uno de sus ingredientes y
explicaciones sobre su composicioacuten y preparacioacuten que en la liacutenea de los recetarios de
tipo praacutectico probablemente se alejariacutean de excesivas pretensiones literarias y buscariacutean
llegar al destinatario de manera directa Se trata por tanto de un texto claro y sencillo
que escapa a grandes ambiciones de erudicioacuten pero que no obstante cuenta con rigor y
con datos que proceden de una documentacioacuten ampliamente contrastada Todos estos
aspectos relacionados con los destinatarios concretos de la obra de los que dependiacutea la
eleccioacuten de la lengua y de los procedimientos de expresioacuten y el empleo de fuentes seraacuten
ampliamente atendidos en los siguientes epiacutegrafes
85
Esta famosa composicioacuten fue puesta en praacutectica por primera vez por el rey Mitriacutedates en el siglo II
a C por quien la misma recibioacute el nombre de mitridato No obstante casi un siglo despueacutes Androacutemaco
el Viejo meacutedico del emperador Neroacuten mejoroacute la foacutermula de Mitriacutedates -antildeadiendo entre otros
ingredientes carne de viacutebora- y desde entonces la receta fue transmitida por diversos autores -como
Galeno que transmitioacute varias veces la foacutermula de Androacutemaco en sus escritos- Cf GARIJO 1992 10-13
56
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ndash George Hugo Tucker ndash Hermann Wiegand) Arizona Center for Medieval and
Renaissance Texts and Studies pp 273-281
15
los humanistas meacutedicos se refiere al aacutembito de la Universidad de Salamanca pero puede
extrapolarse al panorama general del que parecen emanar los principios particulares
aplicados en cada territorio
En los textos latinos de la Universidad de Salamanca observamos una tendencia de
conjunto a la abundancia de citas a recurrir en los distintos pasajes de la composicioacuten a
referencias a otras obras tanto para apoyar las tesis sostenidas como para rebatir las que
consideran erroacuteneas o improcedentes Se advierte la necesidad de afianzar las
proposiciones sostenidas tanto con las autoridades antiguas como medievales [hellip] o
renacentistas sean o no meacutedicas Esto no implica que no se conceda peso especiacutefico a la
propia experientia ni que se evite la autorreferencia como autoridad en diversas
materias
Nos encontramos de esta forma con un frecuente empleo de fuentes por parte
de los humanistas meacutedicos en sus obras -ya fueran comentarios traducciones o trabajos
propios- a las que soliacutean acudir para dar solidez a sus propias opiniones o para refutar
las de aquellos autores claacutesicos medievales o contemporaacuteneos que consideraban
erroacuteneas Esta postura demuestra que los humanistas meacutedicos desarrollaron una visioacuten
criacutetica respecto a las autoridades de la Antiguumledad que no existiacutea en la Edad Media y
que estaba apoyada en el empleo de la razoacuten personal y la propia observacioacuten a la hora
de estudiar los distintos aspectos de la disciplina cientiacutefica La experiencia se convertiacutea
asiacute en otra fuente importante para los autores que ahora podiacutean conciliar
contradicciones aclarar confusiones o corregir errores22
Un ejemplo de esta actitud nos
lo proporciona M A Gonzaacutelez Manjarreacutes23
cuando describe la labor de comentarista
del meacutedico humanista Andreacutes Laguna al afirmar que en su traduccioacuten de la afortunada
Materia meacutedica de Dioscoacuterides24
entre otras cosas se aventuroacute a mostrar los errores de
las autoridades afirmacioacuten que ilustra con el siguiente fragmento de un comentario de
dicho autor al capiacutetulo sobre el marrubio bastardo de la obra dioscoridiana
Fue grauissimo el error de Plinio acerca de aquesta planta porque dize que la llamaron
Puerro negro los griegos y que tiene las hojas mayores y mas negras que el puerro lo
qual jamas no se halla Mas la causa de tan gran deuaneo fue la afinidad de aquestos
vocablos Melan prason y Melan prasion de los quales aquel primero nos da agrave entender
puerro negro y estotro negro Marrubio
22
Para la cuestioacuten de la postura criacutetica y la experiencia en los humanistas meacutedicos cf sobre todo
LOacutePEZ PINtildeERO 1979 164 y MONTERO CARTELLE 2010 126 23
Veacutease GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 167 para el ejemplo y el fragmento citado de Laguna 24
LAGUNA 1555 III 111
16
En lo que respecta a la tipologiacutea de las fuentes y a partir de lo que podemos
deducir de las afirmaciones particulares sobre el humanismo meacutedico en ciertas
universidades o figuras de nuevo extrapoladas al contexto general predominaban los
autores claacutesicos grecolatinos -sobre todo los griegos Hipoacutecrates y Galeno pero tambieacuten
otros como Celso y Dioscoacuterides- Las alusiones a fuentes medievales y aacuterabes por su
parte eran maacutes escasas pero todaviacutea ineludibles fundamentalmente y como hemos
visto en ciertos aacutembitos como el de la materia meacutedica En la Universidad de
Salamanca uno de los grandes focos espantildeoles del humanismo meacutedico la labor teoacuterica
de algunos profesores de medicina evidencioacute el peso que la tradicioacuten aacuterabe y la ciencia
medieval ejercieron en dicha corriente a traveacutes de las diversas referencias en sus
trabajos a autores aacuterabes como Serapioacuten Rhazes y Mesueacute o a otros medievales como
Bernardo de Gordon Gentile da Foligno y Hugo de Siena Llama la atencioacuten por otra
parte que estos autores fueran pocas veces calificados de ldquobaacuterbarosrdquo en las obras de
dichos profesores25
Sin embargo la depravacioacuten leacutexica de los aacuterabes siacute fue mencionada
en la obra de Andreacutes Laguna que empleoacute las alusiones a fuentes medievales sobre todo
para criticarlas a pesar de demostrar una evidente admiracioacuten por la medicina aacuterabe -
sobre todo en las figuras de Serapioacuten y Avicena-26
Las referencias a autores
contemporaacuteneos tuvieron igualmente su espacio en las obras de esta corriente si bien en
menor medida y casi siempre para ser criticadas o contradichas tanto fue asiacute que solo
soliacutean ser elogiadas como afirma M A Gonzaacutelez Manjarreacutes27
cuando existiacutea una cierta
amistad entre el autor de la obra y el de la fuente citada o bien cuando este uacuteltimo era
admirado por el primero aunque es cierto que tambieacuten debieron existir excepciones a
este principio general Por uacuteltimo tambieacuten las fuentes no meacutedicas fueron una constante
en los textos predominando el recurso a fragmentos o autores biacuteblicos o literarios que
conferiacutean cierta erudicioacuten a las obras de caraacutecter meacutedico asiacute como a ciertos capiacutetulos de
textos filosoacuteficos -con un predominio de Platoacuten y Aristoacuteteles- De esta forma los
autores acudiacutean a enciclopedias o compendios de dichos y sentencias muy uacutetiles al
efecto sin dejar a un lado no obstante la consulta directa de los textos claacutesicos de la
literatura o el recurso al propio bagaje que proporcionaba la formacioacuten humaniacutestica28
25
Sobre las fuentes de las obras del humanismo meacutedico en la Universidad de Salamanca cf PEacuteREZ
IBAacuteNtildeEZ 1996 114-125 26
Cf GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 223-226 y 255 27
Veacutease GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 255-256 28
Para el empleo de fuentes no literarias cf sobre todo GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 233
17
Un problema fundamental al que tuvieron que enfrentarse los meacutedicos que
participaron en esta corriente fue el de la lengua en que debiacutean escribirse los textos de la
medicina Esta disyuntiva resulta imprescindible a la hora de comprender el caraacutecter de
las obras del humanismo meacutedico y la esencia misma de dicho movimiento y por ello
vamos a abordarla a continuacioacuten apoyaacutendonos sobre todo en los datos que los
diversos estudios nos aportan acerca de la situacioacuten de dicho problema en Espantildea pero
intentando como hasta ahora y por medio de la induccioacuten comprender los rasgos de
casos particulares como manifestaciones con sus correspondientes singularidades de
un contexto maacutes amplio y general del que poseemos menos datos de conjunto
Todos los autores consultados al respecto coinciden al afirmar que en el siglo
XVI el latiacuten se habiacutea convertido en lengua de cultura una lengua comuacuten y universal que
serviacutea de vehiacuteculo para una poliacutetica y una ciencia internacionales Sin embargo en ese
mismo siglo el avance de las lenguas vernaacuteculas que estaban consolidaacutendose y
creciendo en importancia hizo que empezaran a abrirse hueco en el panorama cultural y
a exigir incluso un papel en el aacutembito de la ciencia Este hecho propicioacute una situacioacuten
de bilinguumlismo aceptado donde el latiacuten se veriacutea confinado al aacutembito cientiacutefico y las
lenguas vernaacuteculas se limitariacutean a la expresioacuten literaria y cultural No obstante el paso
del tiempo hariacutea que dichas lenguas acabaran desbancando por completo al latiacuten como
se observa en el ejemplo que ofrece J M Loacutepez Pintildeero29
sobre el caso espantildeol donde
el porcentaje de obras cientiacuteficas impresas en castellano entre 1551-1600 es ya
ligeramente superior al de las impresas en lengua latina30
El latiacuten siguioacute siendo no obstante la lengua indiscutible de la ciencia en el siglo
XVI y por tanto el vehiacuteculo de expresioacuten para la produccioacuten escrita de la medicina
donde las excepciones compuestas en vernaacuteculo eran siempre justificadas Esto uacuteltimo
demuestra que no obstante hubo partidarios del empleo del romance en el aacutembito
meacutedico apoyaacutendose para secundar dicha propuesta en el escaso nuacutemero de meacutedicos que
dominaban el latiacuten y en el elevado nivel literario de esta lengua en el Renacimiento31
En Espantildea la creciente importancia del castellano que era sentido como lengua natural
y la situacioacuten un tanto adversa del latiacuten demostrada por los numerosos testimonios
29
Cf LOacutePEZ PINtildeERO 1979 123-124 30
El asunto del bilinguumlismo aceptado y la progresiva sustitucioacuten del latiacuten por las lenguas vernaacuteculas lo
encontramos en BLANCO PEacuteREZ 1999 165 LOacutePEZ PINtildeERO 1979 123-123 MARTIacuteN FERREIRA
1995 166-167 MONTERO CARTELLE 2010 136 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 130-133 31
Cf MONTERO CARTELLE 2010 137
18
recogidos por L Gil Fernaacutendez32
propiciaron la aparicioacuten de ciertos sectores que
abogaron por el uso del romance y rechazaron el empleo del latiacuten en la medicina a
pesar de que era aceptado por la mayoriacutea como lengua de la ciencia y de que su empleo
era exigido en la ensentildeanza universitaria y su conocimiento por parte de los
profesionales ordenado por pragmaacutetica -como sucediacutea seguacuten afirma M L Loacutepez
Terrada33
con los boticarios a quienes Felipe II obligaba mediante la pragmaacutetica de
1588 a conocer la lengua latina para poder examinarse- Las razones que adujeron los
partidarios del empleo del castellano se basaban sobre todo en motivos praacutecticos y de
bien comuacuten esto es en la necesidad de llegar a maacutes gente y lograr una mayor difusioacuten
de los saberes meacutedicos pues la realidad en lo que al conocimiento del latiacuten respectaba
era bien diferente de lo que se proponiacutea como ideal -asiacute en varias ocasiones la
necesidad de redactar una obra en castellano procediacutea de un encargo o ruego ajeno a la
voluntad del autor con frecuencia una peticioacuten del monarca- esta postura era
completada en muchos casos con otros motivos vinculados con el amor a la propia
lengua Estos fueron tambieacuten los argumentos que expusieron en su defensa los
humanistas meacutedicos que frente a la costumbre mayoritaria se decidieron a escribir
obras en romance34
Pero la mayoriacutea de autores siguioacute aferrada a la idea de que el latiacuten debiacutea ser la
lengua de la medicina alegando en defensa de esta postura que dicha lengua era el
coacutedigo de comunicacioacuten universal de la ciencia y la cultura que poseiacutea por su larga
historia en la materia una amplia tradicioacuten y un leacutexico teacutecnico elaborado y que
ademaacutes era fundamental para evitar el intrusismo profesional y las intromisiones no
deseadas en los distintos campos de la disciplina Hay que considerar tambieacuten que en
la mayoriacutea de los casos las obras no estaban dirigidas al gran puacuteblico sino a meacutedicos o
a estudiantes de medicina que seguacuten las exigencias de la eacutepoca debiacutean estar
familiarizados con la lengua tal y como afirma A I Martiacuten Ferreira35
al referirse a los
argumentos de los humanistas meacutedicos de la Universidad de Alcalaacute
Asiacute podemos cerrar la cuestioacuten afirmando con la misma autora que la eleccioacuten
de la lengua estaba condicionada en muchos casos por el geacutenero literario empleado el
32
Veacutease al respecto GIL FERNAacuteNDEZ 1997 48-83 33
Cf LOacutePEZ TERRADA 2002 174-175 34
Las razones de los defensores de esta postura ldquoromancistardquo aparecen en todos los estudios
consultados al respecto Cf BLANCO PEacuteREZ 1999 166-167 GIL FERNAacuteNDEZ 1997 60-61 LOacutePEZ
PINtildeERO 1979 138-139 MARTIacuteN FERREIRA 1995 172-173 MONTERO CARTELLE 2010 137 y
PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 132-133 35
Cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 168
19
puacuteblico al que se destinaba la obra y la materia concreta de la misma y que en el
contexto espantildeol del siglo XVI -extrapolando los datos de los estudios referidos a casos
concretos- lo usual fue emplear el latiacuten en los textos meacutedicos mientras que el
castellano se reservariacutea sobre todo para obras de cirugiacutea y anatomiacutea y para las
farmacopeas praacutecticas por la escasa familiaridad con el latiacuten de una parte importante de
los profesionales a los que iban dirigidas36
No podemos olvidarnos no obstante de los contrastes existentes en el seno del
propio movimiento donde no todos los humanistas meacutedicos se afanaron en editar
comentar y traducir a los claacutesicos Al contrario y seguacuten la opinioacuten de L S Granjel que
recoge en su trabajo A I Martiacuten Ferreira37
existieron tambieacuten seguidores de Galeno en
buacutesqueda de un perfeccionamiento del mismo y expositores modernos del sistema
galeacutenico medieval Ademaacutes junto con estos sectores maacutes ldquotradicionalesrdquo habiacutea
ldquodisidentesrdquo innovadores procedentes de lo que J M Loacutepez Pintildeero denomina la
ldquoperiferia teacutecnicardquo38
promotores de las principales renovaciones cientiacuteficas del
Renacimiento y que no pueden ser considerados por los estudiosos como humanistas
meacutedicos
Auacuten asiacute el humanismo significoacute mucho para la renovacioacuten de la ciencia y en
concreto la medicina pues apoyaacutendonos de nuevo en J M Loacutepez Pintildeero la necesidad
de entender de manera auteacutentica a los claacutesicos llevoacute al descubrimiento de
contradicciones internas y a la necesidad de recurrir a la observacioacuten de la realidad para
complementar hecho que terminoacute como ya sabemos en una ldquocrisis del criterio de
autoridad como base del conocimiento cientiacuteficordquo39
Ademaacutes este acercamiento
humanista a la ciencia meacutedica con un redescubrimiento de las doctrinas originales de
los claacutesicos y la consecuente posibilidad de considerarlas criacuteticamente supuso la base
de muchas reformas cientiacuteficas de la eacutepoca -como la del bruselense Andreacutes Vesalio que
sentildealoacute y rechazoacute algunos errores de la obra de Galeno a quien tradujo en su juventud y
es considerado el fundador de la anatomiacutea moderna-
Despueacutes de lo comentado parece innegable que dicha corriente contara con su
particular manifestacioacuten en Espantildea hecho probado por la existencia de profesionales
ilustres que aplicaron los principios de este humanismo a su labor meacutedica maacutes teoacuterica
36
Cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 174 37
Para esta opinioacuten y el asunto de los ldquodisidentesrdquo innovadores cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 26 38
LOacutePEZ PINtildeERO 1979 152 39
Esta afirmacioacuten y las ideas de este paacuterrafo aparecen como hemos sentildealado en LOacutePEZ PINtildeERO
1979 151
20
que praacutectica y vinculada casi siempre a aquellas universidades que funcionaron como
focos imprescindibles del mismo Si bien es cierto que empezoacute un siglo maacutes tarde que
en el resto de Europa limitando por tanto la labor de los humanistas meacutedicos a la
traduccioacuten y el comentario de textos ya sin edicioacuten pero todaviacutea con presencia de la
criacutetica textual los rasgos de esta corriente se manifestaron claramente en el ejercicio y
la produccioacuten escrita de muchos profesores de medicina que aunque en muchos casos
recibieron formacioacuten en el extranjero desarrollaron su trabajo en las universidades de
Salamanca y Valladolid -donde se mantuvo por maacutes tiempo la componente medieval
con figuras destacadas como Luis de Lemos o Luis Mercado- y Alcalaacute de Henares y
Valencia -donde los principios del humanismo meacutedico se implantaron con mayor
rapidez destacando la labor de profesionales como Francisco Valleacutes Pedro Jaime
Esteve o Luis Collado- Tambieacuten existieron no obstante figuras maacutes independientes
que desarrollaron su produccioacuten fuera de los principales centros universitarios -aunque
evidentemente recibieron formacioacuten en la universidad- como el ceacutelebre Andreacutes
Laguna ya mencionado anteriormente o el insigne Miguel Servet40
3 LA MEDICINA EN EL SIGLO XVI
Como podemos deducir el humanismo meacutedico espantildeol limitoacute praacutecticamente su
existencia al siglo XVI y dentro de ese periacuteodo amplio y ese contexto espacial
determinado se encuadra la obra del autor que nos proponemos estudiar Estas
circunstancias unidas al objetivo de la introduccioacuten contextual de esta primera parte del
trabajo que no es otro que servir de apoyo a la segunda nos obligan a centrarnos a la
hora de abordar el tema de la medicina renacentista en el siglo XVI y a poner especial
acento en la situacioacuten espantildeola cuyo panorama meacutedico en esta eacutepoca era un reflejo del
contexto general aderezado con las singularidades del propio paiacutes Es por eso por lo que
no incluimos ldquoespantildeolardquo en el tiacutetulo del epiacutegrafe pues muchos de los aspectos que
abordaremos a continuacioacuten podraacuten ser considerados una vez maacutes como reflejos de
40
El tema del humanismo meacutedico en Espantildea a traveacutes de los distintos focos universitarios o de algunas
figuras independientes estaacute ampliamente tratado en los ya mencionados estudios de BLANCO PEacuteREZ
1999 GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 MARTIacuteN FERREIRA 1995 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 cuyas
referencias completas se recogen en la bibliografiacutea de este trabajo asiacute como en M T SANTAMARIacuteA
HERNAacuteNDEZ El humanismo meacutedico en la Universidad de Valencia (siglo XVI) Valencia Consell
Valenciagrave de Cultura 2003 Informacioacuten maacutes general sobre el tema puede encontrarse en los primeros
capiacutetulos de cada uno y tambieacuten en MONTERO CARTELLE 2010 172-196 y LOacutePEZ PINtildeERO 1979
342-351
21
una realidad externa e independiente que debioacute contar con manifestaciones paralelas en
los distintos territorios no obstante siempre que hablemos de rasgos de los que no nos
consta una existencia a nivel maacutes general indicaremos que nos referimos al contexto
espantildeol
Normalmente las transiciones suelen entenderse como el paso progresivo que
algo sufre de un estado a otro pues asiacute nos lo demuestran la experiencia personal y la
sucesioacuten de los distintos periacuteodos histoacutericos que convencionalmente dividimos para
poder aprehender con claridad por medio de hitos Teniendo esto en cuenta no resulta
difiacutecil comprender la existencia en el panorama meacutedico europeo del periacuteodo que nos
ocupa de una dialeacutectica entre tradicioacuten y renovacioacuten cientiacutefica entendida como el
recurso a las autoridades antiguas o medievales frente a la introduccioacuten de las
renovaciones cientiacuteficas gestadas en el Renacimiento Dicha dicotomiacutea caracterizoacute
sobre todo a la primera mitad del siglo XVI que estuvo en cierto sentido dividida por
la continuidad del escolasticismo arabizado bajomedieval basado en la asimilacioacuten del
saber cientiacutefico griego heleniacutestico e islaacutemico por parte de las universidades de la Baja
Edad Media latina a traveacutes de las traducciones aacuterabes y la irrupcioacuten del humanismo
que como ya sabemos puede entenderse como movimiento de recuperacioacuten del saber
de la Antiguumledad grecolatina por medio del conocimiento directo de los textos claacutesicos
con todo lo que ello conlleva El resto de la centuria estuvo marcado por un predominio
de los principios de la corriente humanista que se habiacutea asentado ya en el paiacutes pero a
finales de siglo las aportaciones de la ciencia acadeacutemica aquella que estaba basada en el
humanismo meacutedico se agotaron al verse frustradas las expectativas propuestas a traveacutes
de dicha corriente para el renacimiento de la ciencia Esto permitioacute la entrada de nuevos
elementos que se habiacutean gestado en los aacutembitos extraacadeacutemicos y en la ya mencionada
ldquoperiferia teacutecnicardquo Auacuten asiacute la posibilidad de aferrarse a la tradicioacuten por motivos
ideoloacutegicos estaba abierta y eso fue precisamente lo que sucedioacute en Espantildea donde a
finales de siglo la Contrarreforma hizo que se recuperaran las doctrinas de la ciencia
tradicional si bien reformuladas y se rechazaran las renovaciones cientiacuteficas durante lo
que se considera en palabras de J M Loacutepez Pintildeero41
una etapa de neoescolasticismo
contrarreformista Durante la mayor parte del siglo la ciencia espantildeola -y por tanto la
medicina que es lo que aquiacute nos ocupa- participoacute no obstante de aquella dicotomiacutea
41
Sobre la dialeacutectica del siglo XVI entre tradicioacuten y renovacioacuten cientiacutefica cf LOacutePEZ PINtildeERO 1979
149-154 donde aparecen todas las ideas de este paacuterrafo
22
predominando el humanismo en el plano cientiacutefico -sobre todo mediada la centuria-
pero todaviacutea con una notable influencia del escolasticismo arabizado bajomedieval
Relacionado con esta cuestioacuten y ya exclusivamente dentro del panorama
espantildeol se encuentra el asunto de las generaciones de meacutedicos42
que se sucedieron en la
medicina espantildeola renacentista y que dieron clara muestra de la transicioacuten a la que
antes nos referiacuteamos En un primer momento que comprendioacute el final del siglo XV y el
comienzo del XVI desarrollaron su labor los meacutedicos pertenecientes a la primera
generacioacuten castellana con predominio todaviacutea del galenismo arabizado No obstante a
mediados de la centuria el contacto con Europa y la formacioacuten de muchos meacutedicos en el
extranjero permitieron la entrada de los principios del humanismo que fueron
asimilados por muchos profesionales de la medicina Destacan en esta etapa los
meacutedicos valencianos Miguel Jeroacutenimo Ledesma Miguel Juan Pascual Pedro Jaime
Esteve y Luis Collado entre otros y algunas figuras vinculadas a las universidades
castellanas como Bustamante de Paz en Salamanca o Rodrigo Reinoso en Alcalaacute de
Henares asiacute como otras maacutes universales o independientes entre las que podemos contar
a Juan Valverde de Amusco Goacutemez Pereira o los ya citados Miguel Servet y Andreacutes
Laguna Una tercera y uacuteltima generacioacuten estuvo protagonizada por los meacutedicos
vinculados a la corte -en concreto a la de Felipe II- que ya completamente
influenciados por el humanismo espantildeol y europeo y marcados por la situacioacuten socio-
poliacutetica del paiacutes iniciaron aquella corriente de neoescolasticismo contrarreformista En
este caso fueron meacutedicos como Fernando de Mena Cristoacutebal de Vega o Francisco
Valleacutes en Alcalaacute de Henares Luis de Lemos o Juan Bravo de Piedrahita en Salamanca
y Luis Mercado en Valladolid los que destacaron en el panorama entre otros
profesionales
Ahora bien todos estos meacutedicos formaban parte de una eacutelite social y poliacutetica que
limitaba sus labores sobre todo a la vertiente teoacuterica -quedando la praacutectica reducida a
la atencioacuten meacutedica de unos cuantos grupos elitistas- y vinculaba su actividad a las
universidades Pero el panorama meacutedico espantildeol de la eacutepoca contaba con otras figuras
que tambieacuten ejerciacutean la medicina aunque en muchos casos careciacutean de la formacioacuten
necesaria A saber meacutedicos ldquoempiacutericosrdquo entre los que se contaba a barberos algebristas
o bizmadores sangradores y parteras -todos ellos procedentes del pueblo llano y casi
siempre ajenos al mundo universitario- hombres y mujeres vinculados al mundo de la
42
Este asunto es ampliamente tratado en BLANCO PEacuteREZ 1999 27-28 MARTIacuteN FERREIRA 1995
27-28 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 25
23
hechiceriacutea y la supersticioacuten -saludadores o ensalmadores- e impostores que fingiacutean
tener una soacutelida formacioacuten -y por supuesto desconociacutean las lenguas claacutesicas- todos
ellos criticados por los meacutedicos humanistas conscientes de su posicioacuten elitista y con
una formacioacuten acadeacutemica que avalaba su ejercicio profesional43
Esta situacioacuten hizo pensar a esos meacutedicos universitarios en la necesidad de
exigir a los que iban a ejercer la medicina una serie de requisitos que manifestaron
mediante escritos en los que se describiacutea la figura del meacutedico ideal44
Entre otras
necesidades se planteaba la de conocer los preceptos de los autores claacutesicos de la
medicina sin olvidar a los aacuterabes y los escritos maacutes recientes -como proponiacutea Luis de
Lemos- y conocer la lengua latina y en menor medida la griega asiacute como un poco de
la aacuterabe para poder acceder a los textos -planteamiento que aparece en los escritos de
los meacutedicos E Jorge Enriacutequez y Alonso de Miranda-
Ante estas circunstancias para controlar de manera oficial la formacioacuten de los
profesionales de la medicina se creoacute a finales del siglo XV el Real Tribunal del
Protomedicato45
que llevaba a cabo dicha tarea por medio de exaacutemenes con los que los
protomeacutedicos evaluaban los conocimientos de los aspirantes a los diversos cargos de la
medicina para otorgarles en su caso la licencia que les permitiacutea ejercer
4 MEacuteDICOS Y BOTICARIOS DOS REALIDADES EN UN NUEVO ESCENARIO
Hasta ahora nos hemos referido sobre todo a un tipo de profesional de la
medicina el meacutedico con sus diferentes figuras Sin embargo en la eacutepoca existiacutean otras
ocupaciones sanitarias que compartiacutean escenario con los meacutedicos y cubriacutean las distintas
necesidades que este aacutembito demandaba mediante un trabajo que combinaba teoriacutea y
praacutectica Asiacute podiacutea contarse ademaacutes de con meacutedicos con cirujanos boticarios y
albeacuteitares46
figuras con una formacioacuten y un ejercicio profesional diferenciados y unas
condiciones generalmente dispares en materia de regulacioacuten -si bien es cierto que
coincidiacutean en muchos aspectos como trabajadores de un mismo campo- En este
43
Aborda esta cuestioacuten entre otros MARTIacuteN FERREIRA 1995 28-30 44
De la figura del meacutedico ideal tal y como la retratan los escritos de los propios meacutedicos humanistas
habla sobre todo PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 33-35 45
Sobre el funcionamiento de esta institucioacuten en la eacutepoca que nos ocupa y otras cuestiones
relacionadas cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 34-35 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 37 46
El tiacutetulo del capiacutetulo ya mencionado de LOacutePEZ TERRADA 2002 -ldquoMeacutedicos cirujanos boticarios y
albeacuteitaresrdquo- ilustra a la perfeccioacuten esta realidad que aparece ademaacutes explicada al detalle en el cuerpo del
mismo Se han utilizado para este epiacutegrafe las pp 161-168 y 174-177
24
epiacutegrafe solo vamos a abordar de manera sucinta los aspectos que atantildeen a la
ocupacioacuten de los meacutedicos y a la de los boticarios para acotar asiacute el espacio que nos
permitiraacute comprender mejor la segunda parte del trabajo limitaacutendonos al aacutembito que
maacutes se acerca a nuestro objeto de estudio a traveacutes de una visioacuten comparada de dos
profesiones meacutedicas diferentes
En el siglo XVI la uacutenica ocupacioacuten de caraacutecter cientiacutefico que se habiacutea convertido
en profesioacuten era la de meacutedico Como ya sabemos la formacioacuten estaba a cargo de las
universidades mientras que la regulacioacuten del ejercicio y la concesioacuten de licencias eran
competencia de la burocracia nacional que estableciacutea la necesidad de superar una serie
de exigencias previas a la incorporacioacuten a la praacutectica profesional A saber seguir una
formacioacuten que comprendiacutea el grado de bachiller en artes en universidades aprobadas
maacutes cuatro antildeos de estudios en una facultad que permitieran obtener el de bachiller en
medicina y dos antildeos de praacutecticas con meacutedicos aprobados superar el examen del
Protomedicato y finalmente obtener la licencia concedida por la Corona o por las
ciudades que permitiacutea ejercer Una vez obtenida dicha licencia los meacutedicos podiacutean
empezar a trabajar en distintos aacutembitos cada uno de los cuales proporcionaba un estatus
social y una remuneracioacuten diferentes en la casa real en el ejeacutercito o en hogares de
grandes sentildeores laicos y eclesiaacutesticos o en las ciudades Por otra parte no hubo en el
nuevo escenario una diferenciacioacuten demasiado evidente y radical entre el ejercicio
profesional de los meacutedicos y el de los cirujanos a pesar de que a finales de siglo se
establecioacute por pragmaacutetica que los meacutedicos no podiacutean realizar operaciones quiruacutergicas
asiacute como tampoco existioacute un liacutemite claro entre las funciones de los meacutedicos y las de los
boticarios si bien es cierto que se consideraba que estos uacuteltimos perteneciacutean a un grado
inferior bajo las oacuterdenes de aquellos
En lo que respecta a los boticarios los requisitos que debiacutean cumplir para
conseguir la licencia de ejercicio eran baacutesicamente los mismos que hemos indicado para
los meacutedicos pero con alguna variacioacuten que los acercaba maacutes al colectivo de los
cirujanos Asiacute debiacutean superar un periacuteodo de aprendizaje con un maestro boticario a lo
largo de cuatro antildeos -se trataba en este caso de una formacioacuten de caraacutecter artesanal y
no universitaria- y finalmente el examen ante el Tribunal del Protomedicato que les
permitiriacutea obtener la licencia necesaria para poder abrir una botica y dispensar
medicamentos Cuando contaban con este permiso los boticarios podiacutean trabajar como
los meacutedicos en distintos aacutembitos tambieacuten con diversa consideracioacuten social y sueldos
diferentes podiacutean abrir una botica por cuenta propia en una ciudad o bien ser
25
contratados por las autoridades urbanas podiacutean trabajar para un hospital -los de cierto
renombre soliacutean tener boticas propias- o podiacutean incorporarse al servicio de la casa real
Como sucediacutea con el resto de ocupaciones sanitarias el ejercicio de los boticarios estaba
regulado por el Tribunal del Protomedicato que se afanoacute especialmente en evitar
problemas de intrusismo -que los meacutedicos prepararan y vendieran recetas en sus casas o
que personas ajenas a la profesioacuten indicaran medicacioacuten sin receta previa- o un
problema frecuente como aquel de que los meacutedicos recetaran siempre a un boticario
determinado normalmente emparentado con ellos asiacute como en exigir a los boticarios
permanecer en sus boticas durante unas horas determinadas y preparar en ellas los
medicamentos En cuanto a la corona se encargoacute por medio de pragmaacuteticas de
prohibir que los boticarios fueran tambieacuten drogueros de obligar a los mismos a incluir
en el envase de los compuestos el diacutea mes y antildeo en que se hicieron de incluir a un
boticario en los exaacutemenes del Protomedicato -como examinador entendemos- y de
unificar los pesos y medidas farmaceacuteuticos entre otras cosas Por uacuteltimo el asunto de la
lengua que tanto atantildee a nuestro objeto de estudio estuvo en este colectivo
determinado en gran medida por la pragmaacutetica de 1588 que establecioacute para los
boticarios entre otras cosas la obligacioacuten de saber latiacuten como requisito para poder
examinarse Un ejemplo de esta postura es el del meacutedico Antonio de Aguilera que
consideraba que el boticario ideal debiacutea ser latino o al menos entender el latiacuten47
Es
posible seguacuten Loacutepez Terrada48
que los boticarios maacutes exigentes se preocuparan por
estudiar esta lengua en las universidades pero un grupo seguramente amplio seguiriacutea
desconociendo el latiacuten que resultaba imprescindible para poder entender sin problemas
las recetas que los doctores en medicina escribiacutean en la misma a pesar de los intentos
de los boticarios previos a la pragmaacutetica por obligar a los meacutedicos a redactarlas en
romance
47
Cf LOacutePEZ TERRADA 2002 174-175 48
Cf LOacutePEZ TERRADA ibidem
26
II MARCO LITERARIO
La inclusioacuten de un epiacutegrafe que exponga las liacuteneas generales del contexto
literario en el que se gestoacute la obra que nos ocupa y del marco en el que se desarrolloacute la
literatura que con sus textos sirvioacute de precedente a la produccioacuten meacutedica renacentista
resulta imprescindible en un trabajo de estas caracteriacutesticas como ya hemos
manifestado en la introduccioacuten Por ello vamos a intentar ofrecer a continuacioacuten una
visioacuten concisa pero justa de los distintos geacuteneros y obras que fueron surgiendo en el
seno de la disciplina meacutedica en cada eacutepoca y que fueron producto del trabajo de una
serie de profesionales que tambieacuten asumieron el papel de autores con el objetivo de
divulgar sus conocimientos sirvieacutendose para ello de distintos recursos expresivos
vinculados a las necesidades y circunstancias de cada periacuteodo
1 TEXTOS MEacuteDICOS ANTIGUOS Y MEDIEVALES FUENTES PARA UNA
NUEVA LITERATURA MEacuteDICA
11 LA MEDICINA CLAacuteSICA GRECOLATINA Y SUS TEXTOS
La medicina griega constituye el punto de partida de toda la medicina occidental
posterior Esta contundente sentencia que deducimos de las liacuteneas del trabajo de E
Montero Cartelle49
pone de manifiesto la gran influencia que los textos meacutedicos de esta
eacutepoca ejercieron en la produccioacuten del resto de periacuteodos incluso y quizaacute sobre todo en
la de los romanos coetaacuteneos en cierto modo de aquellos Dicha afirmacioacuten resulta
razonable si advertimos que fue durante los siglos VI-V a C cuando la medicina se
constituyoacute como saber teacutecnico gracias al trabajo de una serie de meacutedicos entre los
cuales destacoacute el conocido Hipoacutecrates Es quizaacute por este motivo por el que a la
produccioacuten literaria meacutedica de ese periacuteodo que abarca escritos de temas muy variados
se la conoce con el nombre de Corpus Hippocraticum a pesar de que muchos de esos
textos no habiacutean sido escritos por Hipoacutecrates50
Despueacutes de este meacutedico destacaron
figuras como la de Galeno -en el siglo II- a quien se atribuye una amplia produccioacuten de
49
Cf MONTERO CARTELLE 2020 11 50
Para el apartado de medicina griega cf LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 73-81 y 271-281
27
escritos de medicina tambieacuten de diverso contenido51
o un siglo antes la de
Dioscoacuterides autor del De materia medica una obra sobre simples que gozoacute de gran
fortuna en eacutepocas posteriores y se convirtioacute en precursora de la moderna farmacopea
Entre las muchas figuras posteriores a estas uacuteltimas fue remarcable la de
Oribasio de Peacutergamo meacutedico del emperador Juliano que desarrolloacute su variada obra
reunida en unas colecciones meacutedicas en el siglo IV A Oribasio lo sucedieron otros
autores meacutedicos como Aecio de Amida o Pablo de Egina -entre los siglos VI-VII
probablemente- que son considerados junto con aquel dentro del aacutembito de la
medicina bizantina Es por esto por lo que en algunos manuales aparecen junto con
Galeno dentro del contexto meacutedico de la eacutepoca romana imperial52
si bien es cierto que
en todos los casos se trata de autores griegos Debemos tener en cuenta que estas
uacuteltimas figuras conociacutean con frecuencia las obras de los autores meacutedicos anteriores e
incluso se apoyaban en ellas para componer sus textos
Mientras que la medicina griega como hemos dicho constituye la base y el
punto de partida de todo el movimiento meacutedico occidental posterior la medicina
romana es original en su aproximacioacuten adaptacioacuten y realizacioacuten del modelo griego53
De esta forma destaca la produccioacuten meacutedica latina de eacutepoca imperial repartida en los
siglos I y IV que constituyeron dos etapas bien diferenciadas en lo que respecta a
geacuteneros y lengua Asiacute si nos centramos en las formas de expresioacuten literaria podemos
distinguir por un lado la enciclopedia dedicada a la formacioacuten cultural general y
desarrollada sobre todo en el siglo I con representantes como Celso -considerado por
su elegante prosa el Ciceroacuten de los meacutedicos- y Plinio el Viejo conocido por su
Naturalis historia que dedica los libros XXIII-XXXII a tratar las propiedades
medicinales de varios productos de origen vegetal y animal El otro gran geacutenero fue el
manual una forma literaria con fines didaacutecticos maacutes propia de los siglos IV-V donde se
observa una tendencia al recetario de tipo praacutectico Estos manuales soliacutean presentar
numerosas traducciones o adaptaciones de textos anteriores estaban orientados al
puacuteblico en general y empleaban una lengua vulgarizante Dentro de este geacutenero
destacaron autores como Celio Aureliano y Marcelo Empiacuterico asiacute como ciertos escritos
menores proacuteximos al periacuteodo medieval como el De herba vettonica tradicionalmente
51
Cf para una ordenacioacuten sistemaacutetica de sus obras LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 219-220 52
De esta forma en MAZZINI 1997 73-96 53
Asiacute lo apunta en su trabajo MONTERO CARTELLE ibidem
28
atribuido a Antonio Musa meacutedico del emperador romano Augusto el Herbarius de
Pseudo-Apuleyo o el Liber medicinae ex animalibus que se atribuye a Sexto Plaacutecido54
12 LITERATURA MEacuteDICA EN LA EDAD MEDIA LATINA
Con el agotamiento de la Antiguumledad la literatura meacutedica se vio afectada por
ciertas transformaciones producto de la evolucioacuten de la ciencia y reflejo del progresivo
cambio de contexto Auacuten asiacute y como era de esperar en esta nueva eacutepoca se
mantuvieron y se desarrollaron ciertos rasgos gestados durante los uacuteltimos antildeos del
periacuteodo anterior como sucedioacute por ejemplo con la distribucioacuten de la medicina en tres
ramas55
la diaetetica encargada del mantenimiento de la salud corporal la
pharmaceutica que abarcaba la ciencia de los medicamentos tambieacuten conocida como
terapeacuteutica o materia meacutedica y la chirurgia que comprendiacutea las intervenciones
quiruacutergicas Dentro de cada una de estas ramas se fueron desarrollando formas literarias
diferentes -asiacute y entre otras los regimina en la primera los herbarios y antidotarios en
la segunda y las anatomiacuteas y cirugiacuteas en la tercera- Otro aspecto importante del periacuteodo
medieval fue el desarrollo de la escolaacutestica56
corriente filosoacutefica y teoloacutegica que hacia
el siglo XIII se aplicoacute al aacutembito de la medicina apoyada en el ldquonuevo Aristoacutetelesrdquo y en
el ldquoviejo Galenordquo fundamentalmente arabizado Se basoacute sobre todo en un meacutetodo
especulativo carente de visioacuten criacutetica -predominaba el principio de autoridad- y con un
gran protagonismo de la dialeacutectica centrado por tanto en la vertiente teoacuterica -aunque
tambieacuten la praacutectica tuvo su desarrollo- y con una importante funcioacuten escolar No
podemos olvidar por otra parte que en esta eacutepoca muchos profesionales de la medicina
accedieron a los textos de los autores claacutesicos a traveacutes de las traducciones aacuterabes que
habiacutean ido apareciendo durante la Alta Edad Media vertieacutendose en muchos casos al
latiacuten lo que permitioacute a nivel linguumliacutestico la asimilacioacuten de diversos arabismos que se
sumaron a un latiacuten vulgarizado desde finales de la Antiguumledad y que durante el
desarrollo del periacuteodo iriacutea tecnificaacutendose y acercaacutendose al uso de la lengua literaria57
54
Cf para la medicina latina y en concreto para este paacuterrafo MONTERO CARTELLE 2010 11-
30 tambieacuten LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 184 y 282-287 y MAZZINI 1997 27-96 55
Esta cuestioacuten aparece en LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 3 191-197 y MONTERO
CARTELLE 2010 31 y ss 56
Sobre la aplicacioacuten de esta corriente a la medicina escriben de nuevo LAIacuteN ENTRALGO 1971-
1973 338-339 y MONTERO CARTELLE 2010 43 57
Como sentildeala MONTERO CARTELLE 2010 120-121
29
En lo que respecta a los geacuteneros literarios58
la nueva eacutepoca fue testigo del
desarrollo de una gran variedad de formas destinadas a satisfacer las diversas
necesidades de la ensentildeanza y la praacutectica meacutedicas Desde enciclopedias -como las
Ethymologiae de Isidoro de Sevilla- hasta libros de secretos -un tipo de literatura
pseudocientiacutefica y semiculta a caballo entre los recetarios la literatura teacutecnica y los
textos hermeacuteticos- la lista comprendiacutea siacutentesis teoacutericas -compendia o summae como la
Practica dicta Lilium medicinae de Bernardo de Gordon- traducciones de grandes
obras de conjunto -como las de Gerardo de Cremona el autor maacutes representativo de la
Escuela de Toledo cuya traduccioacuten del Canon de Avicena supuso la clave de la
recepcioacuten medieval del mismo- comentarios o glosarios -que constituiacutean el origen del
meacutetodo escolaacutestico empleados en las lectiones con una funcioacuten fundamentalmente
pedagoacutegica y propedeacuteutica- concordancias -colecciones de sentencias de las grandes
autoridades de la medicina- diccionarios y leacutexicos meacutedicos -que recogiacutean la nueva
terminologiacutea tras la asimilacioacuten del influjo de la medicina aacuterabe como el Alphita
glosario anoacutenimo del siglo XIII- y conciliaciones -que intentaban concordar
contradicciones entre las distintas autoridades- Tambieacuten fueron importantes las
quaestiones y disputationes -que soliacutean seguir a las lectiones quedando normalmente en
una disputa dialeacutectica- las obras de introduccioacuten o accessus -que serviacutean de entrada a
las obras de las autoridades claacutesicas y a la medicina en general- los tacuina y las
tabulae -constituidos por cuadros sinoacutepticos que exponiacutean diversos aspectos de la
medicina medieval- y los consilia -obras de consejos destinadas a casos cliacutenicos
concretos-
2 LA EXPRESIOacuteN LITERARIA DE LA MEDICINA EN EL RENACIMIENTO
Como ya hemos expuesto en epiacutegrafes anteriores en el Renacimiento el
humanismo aplicado a distintos aacutembitos del saber suscitoacute un intereacutes por recuperar el
conocimiento de la Antiguumledad Asiacute en medicina los diversos profesionales tambieacuten
convertidos en autores se preocuparon por acceder a los textos meacutedicos claacutesicos de
manera directa afanaacutendose en la depuracioacuten de las versiones medievales y en la
traduccioacuten el comentario y la edicioacuten de las obras originales Por otra parte este
renacer de la Antiguumledad supuso en el plano linguumliacutestico una recuperacioacuten del modelo
58
Para esta cuestioacuten veacutease la detallada visioacuten que ofrece MONTERO CARTELLE 2010 45-105
30
claacutesico de la lengua latina con la consecuente buacutesqueda de belleza literaria a traveacutes de
la imitacioacuten de los autores grecolatinos una circunstancia que tambieacuten afectoacute a la
lengua de la medicina que convirtioacute a Galeno Hipoacutecrates y Celso entre otros autores
antiguos en la base de un movimiento de reaccioacuten contra el arabismo y la depravacioacuten
leacutexica medieval59
Esta nueva mentalidad dio lugar a nuevas formas literarias60
con las que divulgar
los conocimientos meacutedicos adaptadas a las necesidades del contexto y que en muchos
casos no eran sino continuacioacuten o reformulacioacuten de las del periacuteodo anterior Asiacute se
mantuvieron los tratados generales de corte tradicional si bien con novedades en la
siacutentesis y el orden expositivo y los consilia que en algunos casos conservaron su forma
medieval mientras que en otros introdujeron aspectos novedosos como tambieacuten
sucedioacute con las quaestiones Tambieacuten siguieron cultivaacutendose geacuteneros como la
enciclopedia las concordancias o conciliaciones y los resuacutemenes de auctoritates que
no obstante fueron dejando paso a las nuevas formas monografiacuteas especializadas sobre
temas concretos -como el De humani corporis fabrica un tratado de anatomiacutea escrito
por Andreas Vesalius- comentarios a los textos griegos que casi siempre formaban
parte de ediciones y traducciones al latiacuten -desarrollados por autores como Niccolograve
Leoniceno Thomas Linacre Guumlnther von Andernach o Janus Cornarius- textos sobre
las nuevas enfermedades y maacutes vinculados a la literatura que a la medicina las
epistulae -como las de Giovanni Manardo o Pietro A Mattioli- y los diaacutelogos en los
que primaba la funcioacuten didaacutectica por lo que soliacutean ser divulgados en lengua vernaacutecula
59
Cf MONTERO CARTELLE 2010 148-149 60
La cuestioacuten de los geacuteneros literarios de la medicina renacentista es de nuevo ampliamente tratada
en MONTERO CARTELLE 2010 128-136
31
III EL LIBRO DE THERIACA DE LORENZO PEacuteREZ
Una vez conocidos los rasgos fundamentales del contexto cultural y literario en
el que se gestoacute la obra que nos proponemos estudiar podemos proceder a analizar los
datos extraiacutedos de su lectura y a exponerlos y cotejarlos con la informacioacuten precedente
con la finalidad de responder maacutes adelante a las preguntas que se derivan de nuestro
objetivo Para ello nos detendremos en primer lugar a tratar con brevedad la situacioacuten
de la medicina escrita en la ciudad y en la eacutepoca en la que nuestro autor desarrolloacute su
obra -atendiendo especiacuteficamente a autores y textos- asiacute como algunos datos sobre su
vida y sus dos escritos visioacuten que completada con una descripcioacuten preliminar del texto
que nos ocupa nos permitiraacute reconstruir en liacuteneas generales su contexto inmediato y
comprender con mayor propiedad los aspectos compositivos que seraacuten estudiados en un
segundo epiacutegrafe
1 INTRODUCCIOacuteN
11 EL AUTOR Y LA MEDICINA ESCRITA EN EL TOLEDO DEL SIGLO XVI
R Sancho de San Romaacuten sentildeala en uno de sus trabajos61
que la medicina
toledana empezoacute a declinar a partir del siglo XVI a pesar del paso por la ciudad de
meacutedicos ilustres del seacutequito imperial de los reyes como Andreacutes Vesalio o Luis Lobera
de Aacutevila y de la presencia en la misma de otras figuras importantes en el aacutembito como
el cirujano Juan Fragoso o el meacutedico Francisco Hernaacutendez Esta opinioacuten se ve
reforzada ademaacutes con la idea de que el humanismo toledano tuvo maacutes esplendor en la
vertiente filoloacutegica y helenista que en la meacutedica62
Sin embargo y desde que los Reyes
Catoacutelicos concedieran el primer privilegio a la ciudad para imprimir a finales del siglo
XV diversos autores de medicina publicaron sus obras en el Toledo de la eacutepoca
produccioacuten que solo se vio interrumpida a mediados de siglo sin bien en la segunda
mitad vieron la luz importantes obras de farmacopea63
De esta forma entre finales del
siglo XV y la primera mitad del XVI la imprenta toledana publicoacute numerosas
61 Cf SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1972 9-12
62 Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1475-1476
63 Veacutease para estas afirmaciones y la lista de obras meacutedicas por autores en la imprenta toledana del
siglo XVI que relatamos a continuacioacuten SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1977 10-18 y 29
32
traducciones al castellano de grandes claacutesicos de la medicina -el Lilio de Medicina de
Bernardo de Gordon o el Libro o practica en Cirugia del italiano Juan de Vigo entre
otras- asiacute como obras de meacutedicos propiamente toledanos como Juliaacuten Gutieacuterrez -con
sus De potu in lapidis preservatione y De computatione dierum criticorum- o Luis de
Villarrubia -Tractatus eximiushellipab Epydemiali morbo- y Jorge Goacutemez -De ratione
minuendi sanguine in morbo laterali-64
Ya en la segunda mitad del siglo publicaron sus
obras en la ciudad autores como el meacutedico aragoneacutes Jeroacutenimo Jimeacutenez -Institutiorum
Medicarum libri quatuor nunc primum in lucem editi- o los boticarios toledanos
Lorenzo Peacuterez -Libro de Theriaca y De medicamentorum simpliciumhellipdelectu- y Veacutelez
de Arciniega -De simplicium medicamentorum collectione-65
Al final de la centuria la
imprenta de esta ciudad sacoacute a la luz lo que parecen ser las uacuteltimas obras meacutedicas del
Renacimiento toledano ambas sobre veterinaria el Libro de Albeiteria de Manuel Diacuteaz
y una recopilacioacuten de textos antiguos sobre este mismo tema de Alonso Suarez
En lo que respecta en concreto a Lorenzo Peacuterez pocos son los datos que
tenemos de eacutel Todas las secciones que se le dedican en las distintas obras biograacuteficas de
caraacutecter general apoyan sus afirmaciones en unos cuantos datos fundamentales Asiacute
sabemos que nuestro autor nacioacute en Toledo donde ejercioacute la profesioacuten de boticario y
que probablemente viajoacute por Espantildea Italia y Asia para conocer de primera mano las
plantas y poder corregir asiacute los errores que en la eacutepoca abundaban en las boticas66
Esta informacioacuten ademaacutes coincide con los datos esquemaacuteticos que aportan en la
actualidad J M Loacutepez Pintildeero y R Sancho de San Romaacuten67
Por otra parte F Picatoste
y Rodriacuteguez68
antildeade que se retiroacute antes del antildeo 1588 y A J Cavanilles69
que fue hijo
de un padre ilustrado que ldquole ensentildeoacute la facultad le inspiroacute el buen gusto los deseos de
saber y los de ser uacutetil aacute la sociedadrdquo y que con esta finalidad se instruyoacute en el latiacuten y
el griego ldquopara leer y corregir los coacutedices antiguos que trataacuteron de vegetales y
remediosrdquo testimonio que prueba con algunos ejemplos extraiacutedos del propio Libro de
64
De estos dos uacuteltimos autores habla tambieacuten SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1478-1487 y
1492 afirmando que seguiacutean anclados a la tradicioacuten meacutedica medieval frente a lo que parecioacute ocurrir con
las obras latinas ya imbuidas de los rasgos del humanismo de los dos boticarios de la segunda mitad del
siglo a los que nos referiremos en seguida 65
Cf para un estudio filoloacutegico de las obras en latiacuten de estos dos autores SANTAMARIacuteA
HERNAacuteNDEZ 2005 1487-1492 66
Estos datos aparecen en CAVANILLES 1804 105-106 COLMEIRO 1858 153 y PICATOSTE Y
RODRIacuteGUEZ 1891 241 67
Cf LOacutePEZ PINtildeERO 1979 302 y SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1977 17 68
Cf PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ ibidem 69
CAVANILLES ibidem
33
Theriaca Praacutecticamente lo mismo nos dice E Reyes Proacutesper70
en una obra de
principios del siglo XX donde afirma que Lorenzo Peacuterez era ldquoun culto humanista y
botaacutenico perspicazrdquo y que ldquodespueacutes de haber aprendido correctiacutesimamente el griego el
latiacuten y cuanto se habiacutea publicado de estudio de las plantas hasta su tiempo viajoacute por
nuestro paiacutes Italia y Asia para ver vivas muchas de las plantas que describieron y a
veces confundieron los antiguos autoresrdquo Los tres autores antes mencionados71
hacen
tambieacuten referencia a los conocimientos del boticario poco comunes en la eacutepoca por lo
que afirman merecieron el elogio de escritores como Sprengel72
que llegoacute a considerar
a nuestro autor eacutemulo de Maranta73
Tanto F Picatoste y Rodriacuteguez como M
Colmeiro74
testifican ademaacutes que Diego Serrano el boticario que llevoacute a la imprenta la
obra en latiacuten de nuestro autor despueacutes de que este se hubiera retirado en la dedicatoria a
dicha obra alega que le pidioacute este libro porque ldquolos muy doctos le daban el primado en
la eleccioacuten de los medicamentos simplesrdquo En relacioacuten a todo esto A J Cavanilles75
antildeade casi a modo de conclusioacuten que en el prefacio del meacutedico Francisco Pentildea a dicha
obra Lorenzo Peacuterez aparece como ldquoun sabio casi superior aacute los distinguidos de su siglo
que conocioacute quanto habiacutean escrito sobre yerbas comprobaacutendolo todo por siacute mismo y
que supo antildeadir nuevas luces para promover la cienciardquo Todos estos testimonios76
aportan evidencias sobre la singularidad y excelencia de nuestro autor como boticario e
incluso humanista una figura que aportoacute datos interesantes sobre la materia meacutedica y
preludioacute algunas consideraciones que antildeos maacutes tarde se asentariacutean en el aacutembito de la
botaacutenica
70
E REYES PROacuteSPER Dos noticias histoacutericas del inmortal botaacutenico y sacerdote hispano-valentino
Don Antonio Joseacute Cavanilles Madrid Artes Graacuteficas ldquoMateurdquo 1917 nota 25 71
Cf de nuevo CAVANILLES 1804 106-107 que vuelve a ilustrar con ejemplos extraiacutedos de la
obra del autor COLMEIRO ibidem y PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ ibidem que debioacute reproducir aquiacute
las palabras de M Colmeiro pues los testimonios de ambos autores son praacutecticamente iguales 72
Botaacutenico y fiacutesico alemaacuten que vivioacute entre los siglos XVIII-XIX Cf JOURDAN 1820-1825 vol 7
249-250 73
Meacutedico botaacutenico y teoacuterico literario del Renacimiento italiano autor entre otras de una obra en
italiano sobre la triaca traducida poco despueacutes al latiacuten por el meacutedico y botaacutenico alemaacuten J Camerarius Cf
JOURDAN 1820-1825 vol 6 177-178 74
Cf COLMEIRO ibidem y PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ 1891 242 75
CAVANILLES 1804 110 76
Ademaacutes de en los autores mencionados tambieacuten encontramos pequentildeas referencias a Lorenzo Peacuterez
en otras obras bibliograacuteficas y en algunos estudios sobre historia de la farmacia o noticias de algunas
boticas espantildeolas Entre ellas destacamos la de F J PUERTO SARMIENTO La Triaca Magna
Discurso de ingreso como acadeacutemico de nuacutemero en la RANF leiacutedo el 26 de febrero de 2009 disponible
en formato electroacutenico en Real Academia Nacional de Farmacia [en liacutenea] lthttpwwwranfcompdfdisc
ursosnumeropuertopdfgt
34
Sabemos por tanto que Lorenzo Peacuterez escribioacute dos textos sobre farmaceacuteutica77
que han llegado hasta nosotros en su versioacuten original En latiacuten redactoacute su De
medicamentorum simpliciumhellipdelectu78
publicado en Toledo en 1599 por el ya
mencionado Diego Serrano tambieacuten boticario un breve escrito sobre la eleccioacuten y
reposicioacuten de medicamentos simples y compuestos en el que recogioacute las
denominaciones latinas restituidas corrompidas y castellanas de cada uno de ellos con
el objeto de instruir a los boticarios y de evitar las confusiones terminoloacutegicas entre
ellos La obra por tanto tiene una finalidad praacutectica que se consigue no obstante
mediante la depuracioacuten del leacutexico un ejercicio muy comuacuten entre los humanistas
meacutedicos79
A este escrito lo precedioacute en 1575 el Libro de Theriaca publicado en
castellano por el propio autor en la misma ciudad y en el que trata diversos aspectos de
los distintos ingredientes de una composicioacuten medicinal M T Santamariacutea Hernaacutendez80
sentildeala que en este caso la finalidad de la obra es exclusivamente praacutectica si bien aquiacute
como veremos maacutes adelante el autor tambieacuten deja traslucir sus preocupaciones
linguumliacutesticas a traveacutes de diversas actuaciones que aunque escasas no deben pasar
desapercibidas
12 DESCRIPCIOacuteN DE LA OBRA
La obra que nos ocupa consta de 399 paacuteginas y veinticuatro hojas no numeradas
ocho al principio y dieciseacuteis al final Su tiacutetulo completo es bastante expliacutecito y ya
revela en cierto modo tanto el contenido como la finalidad de la misma ldquoLibro de
Theriaca limpio de los errores hasta nuestros tiempos en ella cometidos y vtilissimo
para preparar y configir muchos Simples y Compuestos cada dia recebidos en vso de
Medicinardquo (I 1-9)81
Dicho tiacutetulo aparece en la portada junto con otros datos que nos
dicen que la obra fue escrita por el boticario Lorenzo Peacuterez vecino de Toledo y que fue
impresa en la misma ciudad en casa de Juan de Ayala en el antildeo 1575 dirigida al
77
De las dos obras de Lorenzo Peacuterez habla sobre todo CAVANILLES 1804 108-110 tambieacuten
encontramos breves descripciones de las mismas en COLMEIRO 1858 153 y PICATOSTE Y
RODRIacuteGUEZ 1891 241-242 78
PERESIUS 1599 79
Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2006 273-281 80
Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1489-1490 81
La paginacioacuten que se indica con nuacutemeros romanos es nuestra Se trata en todo momento de
paacuteginas nunca de folios Tras esta se especifican en cada referencia las liacuteneas en las que se encuentra el
texto citado
35
Ayuntamiento de Toledo Tambieacuten se indica en el mismo sitio que la obra cuenta con el
privilegio concedido por el rey para ser vendida especificaacutendose a continuacioacuten la tasa
de la misma
Tras la portada nos encontramos con una carta de Juan Fernaacutendez de Herrera
Secretario del Consejo del Rey en la que se especifica de nuevo la tasa de la obra82
A
este texto le sigue una carta de Juan Gallo escribano de la Caacutemara del Rey redactada
por mandato suyo y que contiene la licencia de impresioacuten83
Una uacuteltima carta del rey
en este caso escrita por Martiacuten de Gaztelu recoge la ceacutedula que da licencia al autor para
imprimir y vender el libro ldquopor tiempo de diez antildeosrdquo (VI 17)
Las siguientes paacuteginas se reservan a la epiacutestola nuncupatoria dirigida al
Ayuntamiento de Toledo en la que el autor especifica entre otras cosas la finalidad de
la obra
Assi yo aacute saber estas cosas de plantas inclinado procure recoger los ratos de mi estudio
y escriuir vn tratado de Theriaca solo por entender que V S hauia acordado con
mucha razon y prudencia hazer vn compendio de todos los simples y compuestos
medicamentos recibidos en esta ciudad en el vso de medicina para limpiar las Boticas
de los enuegecidos errores y conseruar en salud la Republica (XI 7-17)
Otro aspecto sentildealado en la misma muy relevante para nuestro estudio es el de la
justificacioacuten del empleo del romance en lugar del latiacuten lengua usual en las obras de
caraacutecter cientiacutefico de la eacutepoca y que analizaremos maacutes adelante A esta epiacutestola siguen
tres sonetos de Alonso Saacutenchez teoacutelogo y rector del Colegio de Navalcarnero del
Doctor Tomaacutes de Arroyo y del Licenciado Pedro Suaacuterez estos dos uacuteltimos meacutedicos
dedicados al autor
Tras estos sonetos comienza el Libro de Theriaca propiamente dicho un escrito
sobre un remedio universal conocido como triaca -del aacuterabe hispano attiryaacuteq este del
aacuterabe claacutesico tiryāq este del latiacuten theriaca y este del griego θηριακή derivado de
θηρίον fiera animal84
- que se empleoacute desde la Antiguumledad y hasta los siglos XVIII-
XIX primero contra la mordedura venenosa de ciertos animales y despueacutes como
82
ldquo[hellip] le tassaron a tres marauedis cada pliego con que no se pueda uender ni distribuyr sin que al
principio de cada libro de la dicha impression vaya impresso esta tassa [hellip]rdquo (II 9-13) 83
ldquo[hellip] por la qual [carta] vos damos licencia y facultad para que por esta vez qualquier impressor
destos nuestros reynos pueda imprimir el dicho libro [hellip]rdquo (IV 4-10) 84
Cf Real Academia Espantildeola Diccionario de la lengua espantildeola (22a ed) [en liacutenea]
lthttplemaraeesdraeval=theriacagt
36
panacea para diversas enfermedades85
El cuerpo de la obra de Lorenzo Peacuterez estaacute
constituido por un proemio (1-4) y la triaca de Androacutemaco encabezada por una lista en
latiacuten con los simples y compuestos que la conforman y seguida de la descripcioacuten de
cada uno de ellos (5-348) asiacute como de dos secciones finales con informacioacuten sobre la
manera de componer la triaca y su fermentacioacuten y duracioacuten respectivamente (348-364)
La obra concluye con un anexo en latiacuten que incluye distintas versiones de la
triaca de varios autores -los antiguos Galeno Aecio de Amida y Pablo de Egina y el
medieval Juan Actuario asiacute como las versiones de Androacutemaco el Viejo Androacutemaco el
Joven y Damoacutecrates recogidas por Galeno en sus escritos- en cuya uacuteltima paacutegina
encontramos un colofoacuten con informacioacuten del lugar y el antildeo de impresioacuten (285-399)
Cierra la obra un iacutendice de contenidos (CDI-CDXXX)
Como el autor declara en la epiacutestola nuncupatoria la obra se redactoacute con el
objeto de corregir los errores de los boticarios y evitar las frecuentes confusiones a la
hora de elaborar la triaca una finalidad praacutectica que confiere al texto una funcioacuten
fundamentalmente didaacutectica y que nos permite encuadrarlo quizaacute con ciertas reservas
dentro del geacutenero de las farmacopeas entendidas como recopilaciones de recetas de
productos medicinales con descripciones de cada uno de sus ingredientes y
explicaciones sobre su composicioacuten y preparacioacuten que en la liacutenea de los recetarios de
tipo praacutectico probablemente se alejariacutean de excesivas pretensiones literarias y buscariacutean
llegar al destinatario de manera directa Se trata por tanto de un texto claro y sencillo
que escapa a grandes ambiciones de erudicioacuten pero que no obstante cuenta con rigor y
con datos que proceden de una documentacioacuten ampliamente contrastada Todos estos
aspectos relacionados con los destinatarios concretos de la obra de los que dependiacutea la
eleccioacuten de la lengua y de los procedimientos de expresioacuten y el empleo de fuentes seraacuten
ampliamente atendidos en los siguientes epiacutegrafes
85
Esta famosa composicioacuten fue puesta en praacutectica por primera vez por el rey Mitriacutedates en el siglo II
a C por quien la misma recibioacute el nombre de mitridato No obstante casi un siglo despueacutes Androacutemaco
el Viejo meacutedico del emperador Neroacuten mejoroacute la foacutermula de Mitriacutedates -antildeadiendo entre otros
ingredientes carne de viacutebora- y desde entonces la receta fue transmitida por diversos autores -como
Galeno que transmitioacute varias veces la foacutermula de Androacutemaco en sus escritos- Cf GARIJO 1992 10-13
56
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16
En lo que respecta a la tipologiacutea de las fuentes y a partir de lo que podemos
deducir de las afirmaciones particulares sobre el humanismo meacutedico en ciertas
universidades o figuras de nuevo extrapoladas al contexto general predominaban los
autores claacutesicos grecolatinos -sobre todo los griegos Hipoacutecrates y Galeno pero tambieacuten
otros como Celso y Dioscoacuterides- Las alusiones a fuentes medievales y aacuterabes por su
parte eran maacutes escasas pero todaviacutea ineludibles fundamentalmente y como hemos
visto en ciertos aacutembitos como el de la materia meacutedica En la Universidad de
Salamanca uno de los grandes focos espantildeoles del humanismo meacutedico la labor teoacuterica
de algunos profesores de medicina evidencioacute el peso que la tradicioacuten aacuterabe y la ciencia
medieval ejercieron en dicha corriente a traveacutes de las diversas referencias en sus
trabajos a autores aacuterabes como Serapioacuten Rhazes y Mesueacute o a otros medievales como
Bernardo de Gordon Gentile da Foligno y Hugo de Siena Llama la atencioacuten por otra
parte que estos autores fueran pocas veces calificados de ldquobaacuterbarosrdquo en las obras de
dichos profesores25
Sin embargo la depravacioacuten leacutexica de los aacuterabes siacute fue mencionada
en la obra de Andreacutes Laguna que empleoacute las alusiones a fuentes medievales sobre todo
para criticarlas a pesar de demostrar una evidente admiracioacuten por la medicina aacuterabe -
sobre todo en las figuras de Serapioacuten y Avicena-26
Las referencias a autores
contemporaacuteneos tuvieron igualmente su espacio en las obras de esta corriente si bien en
menor medida y casi siempre para ser criticadas o contradichas tanto fue asiacute que solo
soliacutean ser elogiadas como afirma M A Gonzaacutelez Manjarreacutes27
cuando existiacutea una cierta
amistad entre el autor de la obra y el de la fuente citada o bien cuando este uacuteltimo era
admirado por el primero aunque es cierto que tambieacuten debieron existir excepciones a
este principio general Por uacuteltimo tambieacuten las fuentes no meacutedicas fueron una constante
en los textos predominando el recurso a fragmentos o autores biacuteblicos o literarios que
conferiacutean cierta erudicioacuten a las obras de caraacutecter meacutedico asiacute como a ciertos capiacutetulos de
textos filosoacuteficos -con un predominio de Platoacuten y Aristoacuteteles- De esta forma los
autores acudiacutean a enciclopedias o compendios de dichos y sentencias muy uacutetiles al
efecto sin dejar a un lado no obstante la consulta directa de los textos claacutesicos de la
literatura o el recurso al propio bagaje que proporcionaba la formacioacuten humaniacutestica28
25
Sobre las fuentes de las obras del humanismo meacutedico en la Universidad de Salamanca cf PEacuteREZ
IBAacuteNtildeEZ 1996 114-125 26
Cf GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 223-226 y 255 27
Veacutease GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 255-256 28
Para el empleo de fuentes no literarias cf sobre todo GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 233
17
Un problema fundamental al que tuvieron que enfrentarse los meacutedicos que
participaron en esta corriente fue el de la lengua en que debiacutean escribirse los textos de la
medicina Esta disyuntiva resulta imprescindible a la hora de comprender el caraacutecter de
las obras del humanismo meacutedico y la esencia misma de dicho movimiento y por ello
vamos a abordarla a continuacioacuten apoyaacutendonos sobre todo en los datos que los
diversos estudios nos aportan acerca de la situacioacuten de dicho problema en Espantildea pero
intentando como hasta ahora y por medio de la induccioacuten comprender los rasgos de
casos particulares como manifestaciones con sus correspondientes singularidades de
un contexto maacutes amplio y general del que poseemos menos datos de conjunto
Todos los autores consultados al respecto coinciden al afirmar que en el siglo
XVI el latiacuten se habiacutea convertido en lengua de cultura una lengua comuacuten y universal que
serviacutea de vehiacuteculo para una poliacutetica y una ciencia internacionales Sin embargo en ese
mismo siglo el avance de las lenguas vernaacuteculas que estaban consolidaacutendose y
creciendo en importancia hizo que empezaran a abrirse hueco en el panorama cultural y
a exigir incluso un papel en el aacutembito de la ciencia Este hecho propicioacute una situacioacuten
de bilinguumlismo aceptado donde el latiacuten se veriacutea confinado al aacutembito cientiacutefico y las
lenguas vernaacuteculas se limitariacutean a la expresioacuten literaria y cultural No obstante el paso
del tiempo hariacutea que dichas lenguas acabaran desbancando por completo al latiacuten como
se observa en el ejemplo que ofrece J M Loacutepez Pintildeero29
sobre el caso espantildeol donde
el porcentaje de obras cientiacuteficas impresas en castellano entre 1551-1600 es ya
ligeramente superior al de las impresas en lengua latina30
El latiacuten siguioacute siendo no obstante la lengua indiscutible de la ciencia en el siglo
XVI y por tanto el vehiacuteculo de expresioacuten para la produccioacuten escrita de la medicina
donde las excepciones compuestas en vernaacuteculo eran siempre justificadas Esto uacuteltimo
demuestra que no obstante hubo partidarios del empleo del romance en el aacutembito
meacutedico apoyaacutendose para secundar dicha propuesta en el escaso nuacutemero de meacutedicos que
dominaban el latiacuten y en el elevado nivel literario de esta lengua en el Renacimiento31
En Espantildea la creciente importancia del castellano que era sentido como lengua natural
y la situacioacuten un tanto adversa del latiacuten demostrada por los numerosos testimonios
29
Cf LOacutePEZ PINtildeERO 1979 123-124 30
El asunto del bilinguumlismo aceptado y la progresiva sustitucioacuten del latiacuten por las lenguas vernaacuteculas lo
encontramos en BLANCO PEacuteREZ 1999 165 LOacutePEZ PINtildeERO 1979 123-123 MARTIacuteN FERREIRA
1995 166-167 MONTERO CARTELLE 2010 136 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 130-133 31
Cf MONTERO CARTELLE 2010 137
18
recogidos por L Gil Fernaacutendez32
propiciaron la aparicioacuten de ciertos sectores que
abogaron por el uso del romance y rechazaron el empleo del latiacuten en la medicina a
pesar de que era aceptado por la mayoriacutea como lengua de la ciencia y de que su empleo
era exigido en la ensentildeanza universitaria y su conocimiento por parte de los
profesionales ordenado por pragmaacutetica -como sucediacutea seguacuten afirma M L Loacutepez
Terrada33
con los boticarios a quienes Felipe II obligaba mediante la pragmaacutetica de
1588 a conocer la lengua latina para poder examinarse- Las razones que adujeron los
partidarios del empleo del castellano se basaban sobre todo en motivos praacutecticos y de
bien comuacuten esto es en la necesidad de llegar a maacutes gente y lograr una mayor difusioacuten
de los saberes meacutedicos pues la realidad en lo que al conocimiento del latiacuten respectaba
era bien diferente de lo que se proponiacutea como ideal -asiacute en varias ocasiones la
necesidad de redactar una obra en castellano procediacutea de un encargo o ruego ajeno a la
voluntad del autor con frecuencia una peticioacuten del monarca- esta postura era
completada en muchos casos con otros motivos vinculados con el amor a la propia
lengua Estos fueron tambieacuten los argumentos que expusieron en su defensa los
humanistas meacutedicos que frente a la costumbre mayoritaria se decidieron a escribir
obras en romance34
Pero la mayoriacutea de autores siguioacute aferrada a la idea de que el latiacuten debiacutea ser la
lengua de la medicina alegando en defensa de esta postura que dicha lengua era el
coacutedigo de comunicacioacuten universal de la ciencia y la cultura que poseiacutea por su larga
historia en la materia una amplia tradicioacuten y un leacutexico teacutecnico elaborado y que
ademaacutes era fundamental para evitar el intrusismo profesional y las intromisiones no
deseadas en los distintos campos de la disciplina Hay que considerar tambieacuten que en
la mayoriacutea de los casos las obras no estaban dirigidas al gran puacuteblico sino a meacutedicos o
a estudiantes de medicina que seguacuten las exigencias de la eacutepoca debiacutean estar
familiarizados con la lengua tal y como afirma A I Martiacuten Ferreira35
al referirse a los
argumentos de los humanistas meacutedicos de la Universidad de Alcalaacute
Asiacute podemos cerrar la cuestioacuten afirmando con la misma autora que la eleccioacuten
de la lengua estaba condicionada en muchos casos por el geacutenero literario empleado el
32
Veacutease al respecto GIL FERNAacuteNDEZ 1997 48-83 33
Cf LOacutePEZ TERRADA 2002 174-175 34
Las razones de los defensores de esta postura ldquoromancistardquo aparecen en todos los estudios
consultados al respecto Cf BLANCO PEacuteREZ 1999 166-167 GIL FERNAacuteNDEZ 1997 60-61 LOacutePEZ
PINtildeERO 1979 138-139 MARTIacuteN FERREIRA 1995 172-173 MONTERO CARTELLE 2010 137 y
PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 132-133 35
Cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 168
19
puacuteblico al que se destinaba la obra y la materia concreta de la misma y que en el
contexto espantildeol del siglo XVI -extrapolando los datos de los estudios referidos a casos
concretos- lo usual fue emplear el latiacuten en los textos meacutedicos mientras que el
castellano se reservariacutea sobre todo para obras de cirugiacutea y anatomiacutea y para las
farmacopeas praacutecticas por la escasa familiaridad con el latiacuten de una parte importante de
los profesionales a los que iban dirigidas36
No podemos olvidarnos no obstante de los contrastes existentes en el seno del
propio movimiento donde no todos los humanistas meacutedicos se afanaron en editar
comentar y traducir a los claacutesicos Al contrario y seguacuten la opinioacuten de L S Granjel que
recoge en su trabajo A I Martiacuten Ferreira37
existieron tambieacuten seguidores de Galeno en
buacutesqueda de un perfeccionamiento del mismo y expositores modernos del sistema
galeacutenico medieval Ademaacutes junto con estos sectores maacutes ldquotradicionalesrdquo habiacutea
ldquodisidentesrdquo innovadores procedentes de lo que J M Loacutepez Pintildeero denomina la
ldquoperiferia teacutecnicardquo38
promotores de las principales renovaciones cientiacuteficas del
Renacimiento y que no pueden ser considerados por los estudiosos como humanistas
meacutedicos
Auacuten asiacute el humanismo significoacute mucho para la renovacioacuten de la ciencia y en
concreto la medicina pues apoyaacutendonos de nuevo en J M Loacutepez Pintildeero la necesidad
de entender de manera auteacutentica a los claacutesicos llevoacute al descubrimiento de
contradicciones internas y a la necesidad de recurrir a la observacioacuten de la realidad para
complementar hecho que terminoacute como ya sabemos en una ldquocrisis del criterio de
autoridad como base del conocimiento cientiacuteficordquo39
Ademaacutes este acercamiento
humanista a la ciencia meacutedica con un redescubrimiento de las doctrinas originales de
los claacutesicos y la consecuente posibilidad de considerarlas criacuteticamente supuso la base
de muchas reformas cientiacuteficas de la eacutepoca -como la del bruselense Andreacutes Vesalio que
sentildealoacute y rechazoacute algunos errores de la obra de Galeno a quien tradujo en su juventud y
es considerado el fundador de la anatomiacutea moderna-
Despueacutes de lo comentado parece innegable que dicha corriente contara con su
particular manifestacioacuten en Espantildea hecho probado por la existencia de profesionales
ilustres que aplicaron los principios de este humanismo a su labor meacutedica maacutes teoacuterica
36
Cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 174 37
Para esta opinioacuten y el asunto de los ldquodisidentesrdquo innovadores cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 26 38
LOacutePEZ PINtildeERO 1979 152 39
Esta afirmacioacuten y las ideas de este paacuterrafo aparecen como hemos sentildealado en LOacutePEZ PINtildeERO
1979 151
20
que praacutectica y vinculada casi siempre a aquellas universidades que funcionaron como
focos imprescindibles del mismo Si bien es cierto que empezoacute un siglo maacutes tarde que
en el resto de Europa limitando por tanto la labor de los humanistas meacutedicos a la
traduccioacuten y el comentario de textos ya sin edicioacuten pero todaviacutea con presencia de la
criacutetica textual los rasgos de esta corriente se manifestaron claramente en el ejercicio y
la produccioacuten escrita de muchos profesores de medicina que aunque en muchos casos
recibieron formacioacuten en el extranjero desarrollaron su trabajo en las universidades de
Salamanca y Valladolid -donde se mantuvo por maacutes tiempo la componente medieval
con figuras destacadas como Luis de Lemos o Luis Mercado- y Alcalaacute de Henares y
Valencia -donde los principios del humanismo meacutedico se implantaron con mayor
rapidez destacando la labor de profesionales como Francisco Valleacutes Pedro Jaime
Esteve o Luis Collado- Tambieacuten existieron no obstante figuras maacutes independientes
que desarrollaron su produccioacuten fuera de los principales centros universitarios -aunque
evidentemente recibieron formacioacuten en la universidad- como el ceacutelebre Andreacutes
Laguna ya mencionado anteriormente o el insigne Miguel Servet40
3 LA MEDICINA EN EL SIGLO XVI
Como podemos deducir el humanismo meacutedico espantildeol limitoacute praacutecticamente su
existencia al siglo XVI y dentro de ese periacuteodo amplio y ese contexto espacial
determinado se encuadra la obra del autor que nos proponemos estudiar Estas
circunstancias unidas al objetivo de la introduccioacuten contextual de esta primera parte del
trabajo que no es otro que servir de apoyo a la segunda nos obligan a centrarnos a la
hora de abordar el tema de la medicina renacentista en el siglo XVI y a poner especial
acento en la situacioacuten espantildeola cuyo panorama meacutedico en esta eacutepoca era un reflejo del
contexto general aderezado con las singularidades del propio paiacutes Es por eso por lo que
no incluimos ldquoespantildeolardquo en el tiacutetulo del epiacutegrafe pues muchos de los aspectos que
abordaremos a continuacioacuten podraacuten ser considerados una vez maacutes como reflejos de
40
El tema del humanismo meacutedico en Espantildea a traveacutes de los distintos focos universitarios o de algunas
figuras independientes estaacute ampliamente tratado en los ya mencionados estudios de BLANCO PEacuteREZ
1999 GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 MARTIacuteN FERREIRA 1995 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 cuyas
referencias completas se recogen en la bibliografiacutea de este trabajo asiacute como en M T SANTAMARIacuteA
HERNAacuteNDEZ El humanismo meacutedico en la Universidad de Valencia (siglo XVI) Valencia Consell
Valenciagrave de Cultura 2003 Informacioacuten maacutes general sobre el tema puede encontrarse en los primeros
capiacutetulos de cada uno y tambieacuten en MONTERO CARTELLE 2010 172-196 y LOacutePEZ PINtildeERO 1979
342-351
21
una realidad externa e independiente que debioacute contar con manifestaciones paralelas en
los distintos territorios no obstante siempre que hablemos de rasgos de los que no nos
consta una existencia a nivel maacutes general indicaremos que nos referimos al contexto
espantildeol
Normalmente las transiciones suelen entenderse como el paso progresivo que
algo sufre de un estado a otro pues asiacute nos lo demuestran la experiencia personal y la
sucesioacuten de los distintos periacuteodos histoacutericos que convencionalmente dividimos para
poder aprehender con claridad por medio de hitos Teniendo esto en cuenta no resulta
difiacutecil comprender la existencia en el panorama meacutedico europeo del periacuteodo que nos
ocupa de una dialeacutectica entre tradicioacuten y renovacioacuten cientiacutefica entendida como el
recurso a las autoridades antiguas o medievales frente a la introduccioacuten de las
renovaciones cientiacuteficas gestadas en el Renacimiento Dicha dicotomiacutea caracterizoacute
sobre todo a la primera mitad del siglo XVI que estuvo en cierto sentido dividida por
la continuidad del escolasticismo arabizado bajomedieval basado en la asimilacioacuten del
saber cientiacutefico griego heleniacutestico e islaacutemico por parte de las universidades de la Baja
Edad Media latina a traveacutes de las traducciones aacuterabes y la irrupcioacuten del humanismo
que como ya sabemos puede entenderse como movimiento de recuperacioacuten del saber
de la Antiguumledad grecolatina por medio del conocimiento directo de los textos claacutesicos
con todo lo que ello conlleva El resto de la centuria estuvo marcado por un predominio
de los principios de la corriente humanista que se habiacutea asentado ya en el paiacutes pero a
finales de siglo las aportaciones de la ciencia acadeacutemica aquella que estaba basada en el
humanismo meacutedico se agotaron al verse frustradas las expectativas propuestas a traveacutes
de dicha corriente para el renacimiento de la ciencia Esto permitioacute la entrada de nuevos
elementos que se habiacutean gestado en los aacutembitos extraacadeacutemicos y en la ya mencionada
ldquoperiferia teacutecnicardquo Auacuten asiacute la posibilidad de aferrarse a la tradicioacuten por motivos
ideoloacutegicos estaba abierta y eso fue precisamente lo que sucedioacute en Espantildea donde a
finales de siglo la Contrarreforma hizo que se recuperaran las doctrinas de la ciencia
tradicional si bien reformuladas y se rechazaran las renovaciones cientiacuteficas durante lo
que se considera en palabras de J M Loacutepez Pintildeero41
una etapa de neoescolasticismo
contrarreformista Durante la mayor parte del siglo la ciencia espantildeola -y por tanto la
medicina que es lo que aquiacute nos ocupa- participoacute no obstante de aquella dicotomiacutea
41
Sobre la dialeacutectica del siglo XVI entre tradicioacuten y renovacioacuten cientiacutefica cf LOacutePEZ PINtildeERO 1979
149-154 donde aparecen todas las ideas de este paacuterrafo
22
predominando el humanismo en el plano cientiacutefico -sobre todo mediada la centuria-
pero todaviacutea con una notable influencia del escolasticismo arabizado bajomedieval
Relacionado con esta cuestioacuten y ya exclusivamente dentro del panorama
espantildeol se encuentra el asunto de las generaciones de meacutedicos42
que se sucedieron en la
medicina espantildeola renacentista y que dieron clara muestra de la transicioacuten a la que
antes nos referiacuteamos En un primer momento que comprendioacute el final del siglo XV y el
comienzo del XVI desarrollaron su labor los meacutedicos pertenecientes a la primera
generacioacuten castellana con predominio todaviacutea del galenismo arabizado No obstante a
mediados de la centuria el contacto con Europa y la formacioacuten de muchos meacutedicos en el
extranjero permitieron la entrada de los principios del humanismo que fueron
asimilados por muchos profesionales de la medicina Destacan en esta etapa los
meacutedicos valencianos Miguel Jeroacutenimo Ledesma Miguel Juan Pascual Pedro Jaime
Esteve y Luis Collado entre otros y algunas figuras vinculadas a las universidades
castellanas como Bustamante de Paz en Salamanca o Rodrigo Reinoso en Alcalaacute de
Henares asiacute como otras maacutes universales o independientes entre las que podemos contar
a Juan Valverde de Amusco Goacutemez Pereira o los ya citados Miguel Servet y Andreacutes
Laguna Una tercera y uacuteltima generacioacuten estuvo protagonizada por los meacutedicos
vinculados a la corte -en concreto a la de Felipe II- que ya completamente
influenciados por el humanismo espantildeol y europeo y marcados por la situacioacuten socio-
poliacutetica del paiacutes iniciaron aquella corriente de neoescolasticismo contrarreformista En
este caso fueron meacutedicos como Fernando de Mena Cristoacutebal de Vega o Francisco
Valleacutes en Alcalaacute de Henares Luis de Lemos o Juan Bravo de Piedrahita en Salamanca
y Luis Mercado en Valladolid los que destacaron en el panorama entre otros
profesionales
Ahora bien todos estos meacutedicos formaban parte de una eacutelite social y poliacutetica que
limitaba sus labores sobre todo a la vertiente teoacuterica -quedando la praacutectica reducida a
la atencioacuten meacutedica de unos cuantos grupos elitistas- y vinculaba su actividad a las
universidades Pero el panorama meacutedico espantildeol de la eacutepoca contaba con otras figuras
que tambieacuten ejerciacutean la medicina aunque en muchos casos careciacutean de la formacioacuten
necesaria A saber meacutedicos ldquoempiacutericosrdquo entre los que se contaba a barberos algebristas
o bizmadores sangradores y parteras -todos ellos procedentes del pueblo llano y casi
siempre ajenos al mundo universitario- hombres y mujeres vinculados al mundo de la
42
Este asunto es ampliamente tratado en BLANCO PEacuteREZ 1999 27-28 MARTIacuteN FERREIRA 1995
27-28 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 25
23
hechiceriacutea y la supersticioacuten -saludadores o ensalmadores- e impostores que fingiacutean
tener una soacutelida formacioacuten -y por supuesto desconociacutean las lenguas claacutesicas- todos
ellos criticados por los meacutedicos humanistas conscientes de su posicioacuten elitista y con
una formacioacuten acadeacutemica que avalaba su ejercicio profesional43
Esta situacioacuten hizo pensar a esos meacutedicos universitarios en la necesidad de
exigir a los que iban a ejercer la medicina una serie de requisitos que manifestaron
mediante escritos en los que se describiacutea la figura del meacutedico ideal44
Entre otras
necesidades se planteaba la de conocer los preceptos de los autores claacutesicos de la
medicina sin olvidar a los aacuterabes y los escritos maacutes recientes -como proponiacutea Luis de
Lemos- y conocer la lengua latina y en menor medida la griega asiacute como un poco de
la aacuterabe para poder acceder a los textos -planteamiento que aparece en los escritos de
los meacutedicos E Jorge Enriacutequez y Alonso de Miranda-
Ante estas circunstancias para controlar de manera oficial la formacioacuten de los
profesionales de la medicina se creoacute a finales del siglo XV el Real Tribunal del
Protomedicato45
que llevaba a cabo dicha tarea por medio de exaacutemenes con los que los
protomeacutedicos evaluaban los conocimientos de los aspirantes a los diversos cargos de la
medicina para otorgarles en su caso la licencia que les permitiacutea ejercer
4 MEacuteDICOS Y BOTICARIOS DOS REALIDADES EN UN NUEVO ESCENARIO
Hasta ahora nos hemos referido sobre todo a un tipo de profesional de la
medicina el meacutedico con sus diferentes figuras Sin embargo en la eacutepoca existiacutean otras
ocupaciones sanitarias que compartiacutean escenario con los meacutedicos y cubriacutean las distintas
necesidades que este aacutembito demandaba mediante un trabajo que combinaba teoriacutea y
praacutectica Asiacute podiacutea contarse ademaacutes de con meacutedicos con cirujanos boticarios y
albeacuteitares46
figuras con una formacioacuten y un ejercicio profesional diferenciados y unas
condiciones generalmente dispares en materia de regulacioacuten -si bien es cierto que
coincidiacutean en muchos aspectos como trabajadores de un mismo campo- En este
43
Aborda esta cuestioacuten entre otros MARTIacuteN FERREIRA 1995 28-30 44
De la figura del meacutedico ideal tal y como la retratan los escritos de los propios meacutedicos humanistas
habla sobre todo PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 33-35 45
Sobre el funcionamiento de esta institucioacuten en la eacutepoca que nos ocupa y otras cuestiones
relacionadas cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 34-35 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 37 46
El tiacutetulo del capiacutetulo ya mencionado de LOacutePEZ TERRADA 2002 -ldquoMeacutedicos cirujanos boticarios y
albeacuteitaresrdquo- ilustra a la perfeccioacuten esta realidad que aparece ademaacutes explicada al detalle en el cuerpo del
mismo Se han utilizado para este epiacutegrafe las pp 161-168 y 174-177
24
epiacutegrafe solo vamos a abordar de manera sucinta los aspectos que atantildeen a la
ocupacioacuten de los meacutedicos y a la de los boticarios para acotar asiacute el espacio que nos
permitiraacute comprender mejor la segunda parte del trabajo limitaacutendonos al aacutembito que
maacutes se acerca a nuestro objeto de estudio a traveacutes de una visioacuten comparada de dos
profesiones meacutedicas diferentes
En el siglo XVI la uacutenica ocupacioacuten de caraacutecter cientiacutefico que se habiacutea convertido
en profesioacuten era la de meacutedico Como ya sabemos la formacioacuten estaba a cargo de las
universidades mientras que la regulacioacuten del ejercicio y la concesioacuten de licencias eran
competencia de la burocracia nacional que estableciacutea la necesidad de superar una serie
de exigencias previas a la incorporacioacuten a la praacutectica profesional A saber seguir una
formacioacuten que comprendiacutea el grado de bachiller en artes en universidades aprobadas
maacutes cuatro antildeos de estudios en una facultad que permitieran obtener el de bachiller en
medicina y dos antildeos de praacutecticas con meacutedicos aprobados superar el examen del
Protomedicato y finalmente obtener la licencia concedida por la Corona o por las
ciudades que permitiacutea ejercer Una vez obtenida dicha licencia los meacutedicos podiacutean
empezar a trabajar en distintos aacutembitos cada uno de los cuales proporcionaba un estatus
social y una remuneracioacuten diferentes en la casa real en el ejeacutercito o en hogares de
grandes sentildeores laicos y eclesiaacutesticos o en las ciudades Por otra parte no hubo en el
nuevo escenario una diferenciacioacuten demasiado evidente y radical entre el ejercicio
profesional de los meacutedicos y el de los cirujanos a pesar de que a finales de siglo se
establecioacute por pragmaacutetica que los meacutedicos no podiacutean realizar operaciones quiruacutergicas
asiacute como tampoco existioacute un liacutemite claro entre las funciones de los meacutedicos y las de los
boticarios si bien es cierto que se consideraba que estos uacuteltimos perteneciacutean a un grado
inferior bajo las oacuterdenes de aquellos
En lo que respecta a los boticarios los requisitos que debiacutean cumplir para
conseguir la licencia de ejercicio eran baacutesicamente los mismos que hemos indicado para
los meacutedicos pero con alguna variacioacuten que los acercaba maacutes al colectivo de los
cirujanos Asiacute debiacutean superar un periacuteodo de aprendizaje con un maestro boticario a lo
largo de cuatro antildeos -se trataba en este caso de una formacioacuten de caraacutecter artesanal y
no universitaria- y finalmente el examen ante el Tribunal del Protomedicato que les
permitiriacutea obtener la licencia necesaria para poder abrir una botica y dispensar
medicamentos Cuando contaban con este permiso los boticarios podiacutean trabajar como
los meacutedicos en distintos aacutembitos tambieacuten con diversa consideracioacuten social y sueldos
diferentes podiacutean abrir una botica por cuenta propia en una ciudad o bien ser
25
contratados por las autoridades urbanas podiacutean trabajar para un hospital -los de cierto
renombre soliacutean tener boticas propias- o podiacutean incorporarse al servicio de la casa real
Como sucediacutea con el resto de ocupaciones sanitarias el ejercicio de los boticarios estaba
regulado por el Tribunal del Protomedicato que se afanoacute especialmente en evitar
problemas de intrusismo -que los meacutedicos prepararan y vendieran recetas en sus casas o
que personas ajenas a la profesioacuten indicaran medicacioacuten sin receta previa- o un
problema frecuente como aquel de que los meacutedicos recetaran siempre a un boticario
determinado normalmente emparentado con ellos asiacute como en exigir a los boticarios
permanecer en sus boticas durante unas horas determinadas y preparar en ellas los
medicamentos En cuanto a la corona se encargoacute por medio de pragmaacuteticas de
prohibir que los boticarios fueran tambieacuten drogueros de obligar a los mismos a incluir
en el envase de los compuestos el diacutea mes y antildeo en que se hicieron de incluir a un
boticario en los exaacutemenes del Protomedicato -como examinador entendemos- y de
unificar los pesos y medidas farmaceacuteuticos entre otras cosas Por uacuteltimo el asunto de la
lengua que tanto atantildee a nuestro objeto de estudio estuvo en este colectivo
determinado en gran medida por la pragmaacutetica de 1588 que establecioacute para los
boticarios entre otras cosas la obligacioacuten de saber latiacuten como requisito para poder
examinarse Un ejemplo de esta postura es el del meacutedico Antonio de Aguilera que
consideraba que el boticario ideal debiacutea ser latino o al menos entender el latiacuten47
Es
posible seguacuten Loacutepez Terrada48
que los boticarios maacutes exigentes se preocuparan por
estudiar esta lengua en las universidades pero un grupo seguramente amplio seguiriacutea
desconociendo el latiacuten que resultaba imprescindible para poder entender sin problemas
las recetas que los doctores en medicina escribiacutean en la misma a pesar de los intentos
de los boticarios previos a la pragmaacutetica por obligar a los meacutedicos a redactarlas en
romance
47
Cf LOacutePEZ TERRADA 2002 174-175 48
Cf LOacutePEZ TERRADA ibidem
26
II MARCO LITERARIO
La inclusioacuten de un epiacutegrafe que exponga las liacuteneas generales del contexto
literario en el que se gestoacute la obra que nos ocupa y del marco en el que se desarrolloacute la
literatura que con sus textos sirvioacute de precedente a la produccioacuten meacutedica renacentista
resulta imprescindible en un trabajo de estas caracteriacutesticas como ya hemos
manifestado en la introduccioacuten Por ello vamos a intentar ofrecer a continuacioacuten una
visioacuten concisa pero justa de los distintos geacuteneros y obras que fueron surgiendo en el
seno de la disciplina meacutedica en cada eacutepoca y que fueron producto del trabajo de una
serie de profesionales que tambieacuten asumieron el papel de autores con el objetivo de
divulgar sus conocimientos sirvieacutendose para ello de distintos recursos expresivos
vinculados a las necesidades y circunstancias de cada periacuteodo
1 TEXTOS MEacuteDICOS ANTIGUOS Y MEDIEVALES FUENTES PARA UNA
NUEVA LITERATURA MEacuteDICA
11 LA MEDICINA CLAacuteSICA GRECOLATINA Y SUS TEXTOS
La medicina griega constituye el punto de partida de toda la medicina occidental
posterior Esta contundente sentencia que deducimos de las liacuteneas del trabajo de E
Montero Cartelle49
pone de manifiesto la gran influencia que los textos meacutedicos de esta
eacutepoca ejercieron en la produccioacuten del resto de periacuteodos incluso y quizaacute sobre todo en
la de los romanos coetaacuteneos en cierto modo de aquellos Dicha afirmacioacuten resulta
razonable si advertimos que fue durante los siglos VI-V a C cuando la medicina se
constituyoacute como saber teacutecnico gracias al trabajo de una serie de meacutedicos entre los
cuales destacoacute el conocido Hipoacutecrates Es quizaacute por este motivo por el que a la
produccioacuten literaria meacutedica de ese periacuteodo que abarca escritos de temas muy variados
se la conoce con el nombre de Corpus Hippocraticum a pesar de que muchos de esos
textos no habiacutean sido escritos por Hipoacutecrates50
Despueacutes de este meacutedico destacaron
figuras como la de Galeno -en el siglo II- a quien se atribuye una amplia produccioacuten de
49
Cf MONTERO CARTELLE 2020 11 50
Para el apartado de medicina griega cf LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 73-81 y 271-281
27
escritos de medicina tambieacuten de diverso contenido51
o un siglo antes la de
Dioscoacuterides autor del De materia medica una obra sobre simples que gozoacute de gran
fortuna en eacutepocas posteriores y se convirtioacute en precursora de la moderna farmacopea
Entre las muchas figuras posteriores a estas uacuteltimas fue remarcable la de
Oribasio de Peacutergamo meacutedico del emperador Juliano que desarrolloacute su variada obra
reunida en unas colecciones meacutedicas en el siglo IV A Oribasio lo sucedieron otros
autores meacutedicos como Aecio de Amida o Pablo de Egina -entre los siglos VI-VII
probablemente- que son considerados junto con aquel dentro del aacutembito de la
medicina bizantina Es por esto por lo que en algunos manuales aparecen junto con
Galeno dentro del contexto meacutedico de la eacutepoca romana imperial52
si bien es cierto que
en todos los casos se trata de autores griegos Debemos tener en cuenta que estas
uacuteltimas figuras conociacutean con frecuencia las obras de los autores meacutedicos anteriores e
incluso se apoyaban en ellas para componer sus textos
Mientras que la medicina griega como hemos dicho constituye la base y el
punto de partida de todo el movimiento meacutedico occidental posterior la medicina
romana es original en su aproximacioacuten adaptacioacuten y realizacioacuten del modelo griego53
De esta forma destaca la produccioacuten meacutedica latina de eacutepoca imperial repartida en los
siglos I y IV que constituyeron dos etapas bien diferenciadas en lo que respecta a
geacuteneros y lengua Asiacute si nos centramos en las formas de expresioacuten literaria podemos
distinguir por un lado la enciclopedia dedicada a la formacioacuten cultural general y
desarrollada sobre todo en el siglo I con representantes como Celso -considerado por
su elegante prosa el Ciceroacuten de los meacutedicos- y Plinio el Viejo conocido por su
Naturalis historia que dedica los libros XXIII-XXXII a tratar las propiedades
medicinales de varios productos de origen vegetal y animal El otro gran geacutenero fue el
manual una forma literaria con fines didaacutecticos maacutes propia de los siglos IV-V donde se
observa una tendencia al recetario de tipo praacutectico Estos manuales soliacutean presentar
numerosas traducciones o adaptaciones de textos anteriores estaban orientados al
puacuteblico en general y empleaban una lengua vulgarizante Dentro de este geacutenero
destacaron autores como Celio Aureliano y Marcelo Empiacuterico asiacute como ciertos escritos
menores proacuteximos al periacuteodo medieval como el De herba vettonica tradicionalmente
51
Cf para una ordenacioacuten sistemaacutetica de sus obras LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 219-220 52
De esta forma en MAZZINI 1997 73-96 53
Asiacute lo apunta en su trabajo MONTERO CARTELLE ibidem
28
atribuido a Antonio Musa meacutedico del emperador romano Augusto el Herbarius de
Pseudo-Apuleyo o el Liber medicinae ex animalibus que se atribuye a Sexto Plaacutecido54
12 LITERATURA MEacuteDICA EN LA EDAD MEDIA LATINA
Con el agotamiento de la Antiguumledad la literatura meacutedica se vio afectada por
ciertas transformaciones producto de la evolucioacuten de la ciencia y reflejo del progresivo
cambio de contexto Auacuten asiacute y como era de esperar en esta nueva eacutepoca se
mantuvieron y se desarrollaron ciertos rasgos gestados durante los uacuteltimos antildeos del
periacuteodo anterior como sucedioacute por ejemplo con la distribucioacuten de la medicina en tres
ramas55
la diaetetica encargada del mantenimiento de la salud corporal la
pharmaceutica que abarcaba la ciencia de los medicamentos tambieacuten conocida como
terapeacuteutica o materia meacutedica y la chirurgia que comprendiacutea las intervenciones
quiruacutergicas Dentro de cada una de estas ramas se fueron desarrollando formas literarias
diferentes -asiacute y entre otras los regimina en la primera los herbarios y antidotarios en
la segunda y las anatomiacuteas y cirugiacuteas en la tercera- Otro aspecto importante del periacuteodo
medieval fue el desarrollo de la escolaacutestica56
corriente filosoacutefica y teoloacutegica que hacia
el siglo XIII se aplicoacute al aacutembito de la medicina apoyada en el ldquonuevo Aristoacutetelesrdquo y en
el ldquoviejo Galenordquo fundamentalmente arabizado Se basoacute sobre todo en un meacutetodo
especulativo carente de visioacuten criacutetica -predominaba el principio de autoridad- y con un
gran protagonismo de la dialeacutectica centrado por tanto en la vertiente teoacuterica -aunque
tambieacuten la praacutectica tuvo su desarrollo- y con una importante funcioacuten escolar No
podemos olvidar por otra parte que en esta eacutepoca muchos profesionales de la medicina
accedieron a los textos de los autores claacutesicos a traveacutes de las traducciones aacuterabes que
habiacutean ido apareciendo durante la Alta Edad Media vertieacutendose en muchos casos al
latiacuten lo que permitioacute a nivel linguumliacutestico la asimilacioacuten de diversos arabismos que se
sumaron a un latiacuten vulgarizado desde finales de la Antiguumledad y que durante el
desarrollo del periacuteodo iriacutea tecnificaacutendose y acercaacutendose al uso de la lengua literaria57
54
Cf para la medicina latina y en concreto para este paacuterrafo MONTERO CARTELLE 2010 11-
30 tambieacuten LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 184 y 282-287 y MAZZINI 1997 27-96 55
Esta cuestioacuten aparece en LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 3 191-197 y MONTERO
CARTELLE 2010 31 y ss 56
Sobre la aplicacioacuten de esta corriente a la medicina escriben de nuevo LAIacuteN ENTRALGO 1971-
1973 338-339 y MONTERO CARTELLE 2010 43 57
Como sentildeala MONTERO CARTELLE 2010 120-121
29
En lo que respecta a los geacuteneros literarios58
la nueva eacutepoca fue testigo del
desarrollo de una gran variedad de formas destinadas a satisfacer las diversas
necesidades de la ensentildeanza y la praacutectica meacutedicas Desde enciclopedias -como las
Ethymologiae de Isidoro de Sevilla- hasta libros de secretos -un tipo de literatura
pseudocientiacutefica y semiculta a caballo entre los recetarios la literatura teacutecnica y los
textos hermeacuteticos- la lista comprendiacutea siacutentesis teoacutericas -compendia o summae como la
Practica dicta Lilium medicinae de Bernardo de Gordon- traducciones de grandes
obras de conjunto -como las de Gerardo de Cremona el autor maacutes representativo de la
Escuela de Toledo cuya traduccioacuten del Canon de Avicena supuso la clave de la
recepcioacuten medieval del mismo- comentarios o glosarios -que constituiacutean el origen del
meacutetodo escolaacutestico empleados en las lectiones con una funcioacuten fundamentalmente
pedagoacutegica y propedeacuteutica- concordancias -colecciones de sentencias de las grandes
autoridades de la medicina- diccionarios y leacutexicos meacutedicos -que recogiacutean la nueva
terminologiacutea tras la asimilacioacuten del influjo de la medicina aacuterabe como el Alphita
glosario anoacutenimo del siglo XIII- y conciliaciones -que intentaban concordar
contradicciones entre las distintas autoridades- Tambieacuten fueron importantes las
quaestiones y disputationes -que soliacutean seguir a las lectiones quedando normalmente en
una disputa dialeacutectica- las obras de introduccioacuten o accessus -que serviacutean de entrada a
las obras de las autoridades claacutesicas y a la medicina en general- los tacuina y las
tabulae -constituidos por cuadros sinoacutepticos que exponiacutean diversos aspectos de la
medicina medieval- y los consilia -obras de consejos destinadas a casos cliacutenicos
concretos-
2 LA EXPRESIOacuteN LITERARIA DE LA MEDICINA EN EL RENACIMIENTO
Como ya hemos expuesto en epiacutegrafes anteriores en el Renacimiento el
humanismo aplicado a distintos aacutembitos del saber suscitoacute un intereacutes por recuperar el
conocimiento de la Antiguumledad Asiacute en medicina los diversos profesionales tambieacuten
convertidos en autores se preocuparon por acceder a los textos meacutedicos claacutesicos de
manera directa afanaacutendose en la depuracioacuten de las versiones medievales y en la
traduccioacuten el comentario y la edicioacuten de las obras originales Por otra parte este
renacer de la Antiguumledad supuso en el plano linguumliacutestico una recuperacioacuten del modelo
58
Para esta cuestioacuten veacutease la detallada visioacuten que ofrece MONTERO CARTELLE 2010 45-105
30
claacutesico de la lengua latina con la consecuente buacutesqueda de belleza literaria a traveacutes de
la imitacioacuten de los autores grecolatinos una circunstancia que tambieacuten afectoacute a la
lengua de la medicina que convirtioacute a Galeno Hipoacutecrates y Celso entre otros autores
antiguos en la base de un movimiento de reaccioacuten contra el arabismo y la depravacioacuten
leacutexica medieval59
Esta nueva mentalidad dio lugar a nuevas formas literarias60
con las que divulgar
los conocimientos meacutedicos adaptadas a las necesidades del contexto y que en muchos
casos no eran sino continuacioacuten o reformulacioacuten de las del periacuteodo anterior Asiacute se
mantuvieron los tratados generales de corte tradicional si bien con novedades en la
siacutentesis y el orden expositivo y los consilia que en algunos casos conservaron su forma
medieval mientras que en otros introdujeron aspectos novedosos como tambieacuten
sucedioacute con las quaestiones Tambieacuten siguieron cultivaacutendose geacuteneros como la
enciclopedia las concordancias o conciliaciones y los resuacutemenes de auctoritates que
no obstante fueron dejando paso a las nuevas formas monografiacuteas especializadas sobre
temas concretos -como el De humani corporis fabrica un tratado de anatomiacutea escrito
por Andreas Vesalius- comentarios a los textos griegos que casi siempre formaban
parte de ediciones y traducciones al latiacuten -desarrollados por autores como Niccolograve
Leoniceno Thomas Linacre Guumlnther von Andernach o Janus Cornarius- textos sobre
las nuevas enfermedades y maacutes vinculados a la literatura que a la medicina las
epistulae -como las de Giovanni Manardo o Pietro A Mattioli- y los diaacutelogos en los
que primaba la funcioacuten didaacutectica por lo que soliacutean ser divulgados en lengua vernaacutecula
59
Cf MONTERO CARTELLE 2010 148-149 60
La cuestioacuten de los geacuteneros literarios de la medicina renacentista es de nuevo ampliamente tratada
en MONTERO CARTELLE 2010 128-136
31
III EL LIBRO DE THERIACA DE LORENZO PEacuteREZ
Una vez conocidos los rasgos fundamentales del contexto cultural y literario en
el que se gestoacute la obra que nos proponemos estudiar podemos proceder a analizar los
datos extraiacutedos de su lectura y a exponerlos y cotejarlos con la informacioacuten precedente
con la finalidad de responder maacutes adelante a las preguntas que se derivan de nuestro
objetivo Para ello nos detendremos en primer lugar a tratar con brevedad la situacioacuten
de la medicina escrita en la ciudad y en la eacutepoca en la que nuestro autor desarrolloacute su
obra -atendiendo especiacuteficamente a autores y textos- asiacute como algunos datos sobre su
vida y sus dos escritos visioacuten que completada con una descripcioacuten preliminar del texto
que nos ocupa nos permitiraacute reconstruir en liacuteneas generales su contexto inmediato y
comprender con mayor propiedad los aspectos compositivos que seraacuten estudiados en un
segundo epiacutegrafe
1 INTRODUCCIOacuteN
11 EL AUTOR Y LA MEDICINA ESCRITA EN EL TOLEDO DEL SIGLO XVI
R Sancho de San Romaacuten sentildeala en uno de sus trabajos61
que la medicina
toledana empezoacute a declinar a partir del siglo XVI a pesar del paso por la ciudad de
meacutedicos ilustres del seacutequito imperial de los reyes como Andreacutes Vesalio o Luis Lobera
de Aacutevila y de la presencia en la misma de otras figuras importantes en el aacutembito como
el cirujano Juan Fragoso o el meacutedico Francisco Hernaacutendez Esta opinioacuten se ve
reforzada ademaacutes con la idea de que el humanismo toledano tuvo maacutes esplendor en la
vertiente filoloacutegica y helenista que en la meacutedica62
Sin embargo y desde que los Reyes
Catoacutelicos concedieran el primer privilegio a la ciudad para imprimir a finales del siglo
XV diversos autores de medicina publicaron sus obras en el Toledo de la eacutepoca
produccioacuten que solo se vio interrumpida a mediados de siglo sin bien en la segunda
mitad vieron la luz importantes obras de farmacopea63
De esta forma entre finales del
siglo XV y la primera mitad del XVI la imprenta toledana publicoacute numerosas
61 Cf SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1972 9-12
62 Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1475-1476
63 Veacutease para estas afirmaciones y la lista de obras meacutedicas por autores en la imprenta toledana del
siglo XVI que relatamos a continuacioacuten SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1977 10-18 y 29
32
traducciones al castellano de grandes claacutesicos de la medicina -el Lilio de Medicina de
Bernardo de Gordon o el Libro o practica en Cirugia del italiano Juan de Vigo entre
otras- asiacute como obras de meacutedicos propiamente toledanos como Juliaacuten Gutieacuterrez -con
sus De potu in lapidis preservatione y De computatione dierum criticorum- o Luis de
Villarrubia -Tractatus eximiushellipab Epydemiali morbo- y Jorge Goacutemez -De ratione
minuendi sanguine in morbo laterali-64
Ya en la segunda mitad del siglo publicaron sus
obras en la ciudad autores como el meacutedico aragoneacutes Jeroacutenimo Jimeacutenez -Institutiorum
Medicarum libri quatuor nunc primum in lucem editi- o los boticarios toledanos
Lorenzo Peacuterez -Libro de Theriaca y De medicamentorum simpliciumhellipdelectu- y Veacutelez
de Arciniega -De simplicium medicamentorum collectione-65
Al final de la centuria la
imprenta de esta ciudad sacoacute a la luz lo que parecen ser las uacuteltimas obras meacutedicas del
Renacimiento toledano ambas sobre veterinaria el Libro de Albeiteria de Manuel Diacuteaz
y una recopilacioacuten de textos antiguos sobre este mismo tema de Alonso Suarez
En lo que respecta en concreto a Lorenzo Peacuterez pocos son los datos que
tenemos de eacutel Todas las secciones que se le dedican en las distintas obras biograacuteficas de
caraacutecter general apoyan sus afirmaciones en unos cuantos datos fundamentales Asiacute
sabemos que nuestro autor nacioacute en Toledo donde ejercioacute la profesioacuten de boticario y
que probablemente viajoacute por Espantildea Italia y Asia para conocer de primera mano las
plantas y poder corregir asiacute los errores que en la eacutepoca abundaban en las boticas66
Esta informacioacuten ademaacutes coincide con los datos esquemaacuteticos que aportan en la
actualidad J M Loacutepez Pintildeero y R Sancho de San Romaacuten67
Por otra parte F Picatoste
y Rodriacuteguez68
antildeade que se retiroacute antes del antildeo 1588 y A J Cavanilles69
que fue hijo
de un padre ilustrado que ldquole ensentildeoacute la facultad le inspiroacute el buen gusto los deseos de
saber y los de ser uacutetil aacute la sociedadrdquo y que con esta finalidad se instruyoacute en el latiacuten y
el griego ldquopara leer y corregir los coacutedices antiguos que trataacuteron de vegetales y
remediosrdquo testimonio que prueba con algunos ejemplos extraiacutedos del propio Libro de
64
De estos dos uacuteltimos autores habla tambieacuten SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1478-1487 y
1492 afirmando que seguiacutean anclados a la tradicioacuten meacutedica medieval frente a lo que parecioacute ocurrir con
las obras latinas ya imbuidas de los rasgos del humanismo de los dos boticarios de la segunda mitad del
siglo a los que nos referiremos en seguida 65
Cf para un estudio filoloacutegico de las obras en latiacuten de estos dos autores SANTAMARIacuteA
HERNAacuteNDEZ 2005 1487-1492 66
Estos datos aparecen en CAVANILLES 1804 105-106 COLMEIRO 1858 153 y PICATOSTE Y
RODRIacuteGUEZ 1891 241 67
Cf LOacutePEZ PINtildeERO 1979 302 y SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1977 17 68
Cf PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ ibidem 69
CAVANILLES ibidem
33
Theriaca Praacutecticamente lo mismo nos dice E Reyes Proacutesper70
en una obra de
principios del siglo XX donde afirma que Lorenzo Peacuterez era ldquoun culto humanista y
botaacutenico perspicazrdquo y que ldquodespueacutes de haber aprendido correctiacutesimamente el griego el
latiacuten y cuanto se habiacutea publicado de estudio de las plantas hasta su tiempo viajoacute por
nuestro paiacutes Italia y Asia para ver vivas muchas de las plantas que describieron y a
veces confundieron los antiguos autoresrdquo Los tres autores antes mencionados71
hacen
tambieacuten referencia a los conocimientos del boticario poco comunes en la eacutepoca por lo
que afirman merecieron el elogio de escritores como Sprengel72
que llegoacute a considerar
a nuestro autor eacutemulo de Maranta73
Tanto F Picatoste y Rodriacuteguez como M
Colmeiro74
testifican ademaacutes que Diego Serrano el boticario que llevoacute a la imprenta la
obra en latiacuten de nuestro autor despueacutes de que este se hubiera retirado en la dedicatoria a
dicha obra alega que le pidioacute este libro porque ldquolos muy doctos le daban el primado en
la eleccioacuten de los medicamentos simplesrdquo En relacioacuten a todo esto A J Cavanilles75
antildeade casi a modo de conclusioacuten que en el prefacio del meacutedico Francisco Pentildea a dicha
obra Lorenzo Peacuterez aparece como ldquoun sabio casi superior aacute los distinguidos de su siglo
que conocioacute quanto habiacutean escrito sobre yerbas comprobaacutendolo todo por siacute mismo y
que supo antildeadir nuevas luces para promover la cienciardquo Todos estos testimonios76
aportan evidencias sobre la singularidad y excelencia de nuestro autor como boticario e
incluso humanista una figura que aportoacute datos interesantes sobre la materia meacutedica y
preludioacute algunas consideraciones que antildeos maacutes tarde se asentariacutean en el aacutembito de la
botaacutenica
70
E REYES PROacuteSPER Dos noticias histoacutericas del inmortal botaacutenico y sacerdote hispano-valentino
Don Antonio Joseacute Cavanilles Madrid Artes Graacuteficas ldquoMateurdquo 1917 nota 25 71
Cf de nuevo CAVANILLES 1804 106-107 que vuelve a ilustrar con ejemplos extraiacutedos de la
obra del autor COLMEIRO ibidem y PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ ibidem que debioacute reproducir aquiacute
las palabras de M Colmeiro pues los testimonios de ambos autores son praacutecticamente iguales 72
Botaacutenico y fiacutesico alemaacuten que vivioacute entre los siglos XVIII-XIX Cf JOURDAN 1820-1825 vol 7
249-250 73
Meacutedico botaacutenico y teoacuterico literario del Renacimiento italiano autor entre otras de una obra en
italiano sobre la triaca traducida poco despueacutes al latiacuten por el meacutedico y botaacutenico alemaacuten J Camerarius Cf
JOURDAN 1820-1825 vol 6 177-178 74
Cf COLMEIRO ibidem y PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ 1891 242 75
CAVANILLES 1804 110 76
Ademaacutes de en los autores mencionados tambieacuten encontramos pequentildeas referencias a Lorenzo Peacuterez
en otras obras bibliograacuteficas y en algunos estudios sobre historia de la farmacia o noticias de algunas
boticas espantildeolas Entre ellas destacamos la de F J PUERTO SARMIENTO La Triaca Magna
Discurso de ingreso como acadeacutemico de nuacutemero en la RANF leiacutedo el 26 de febrero de 2009 disponible
en formato electroacutenico en Real Academia Nacional de Farmacia [en liacutenea] lthttpwwwranfcompdfdisc
ursosnumeropuertopdfgt
34
Sabemos por tanto que Lorenzo Peacuterez escribioacute dos textos sobre farmaceacuteutica77
que han llegado hasta nosotros en su versioacuten original En latiacuten redactoacute su De
medicamentorum simpliciumhellipdelectu78
publicado en Toledo en 1599 por el ya
mencionado Diego Serrano tambieacuten boticario un breve escrito sobre la eleccioacuten y
reposicioacuten de medicamentos simples y compuestos en el que recogioacute las
denominaciones latinas restituidas corrompidas y castellanas de cada uno de ellos con
el objeto de instruir a los boticarios y de evitar las confusiones terminoloacutegicas entre
ellos La obra por tanto tiene una finalidad praacutectica que se consigue no obstante
mediante la depuracioacuten del leacutexico un ejercicio muy comuacuten entre los humanistas
meacutedicos79
A este escrito lo precedioacute en 1575 el Libro de Theriaca publicado en
castellano por el propio autor en la misma ciudad y en el que trata diversos aspectos de
los distintos ingredientes de una composicioacuten medicinal M T Santamariacutea Hernaacutendez80
sentildeala que en este caso la finalidad de la obra es exclusivamente praacutectica si bien aquiacute
como veremos maacutes adelante el autor tambieacuten deja traslucir sus preocupaciones
linguumliacutesticas a traveacutes de diversas actuaciones que aunque escasas no deben pasar
desapercibidas
12 DESCRIPCIOacuteN DE LA OBRA
La obra que nos ocupa consta de 399 paacuteginas y veinticuatro hojas no numeradas
ocho al principio y dieciseacuteis al final Su tiacutetulo completo es bastante expliacutecito y ya
revela en cierto modo tanto el contenido como la finalidad de la misma ldquoLibro de
Theriaca limpio de los errores hasta nuestros tiempos en ella cometidos y vtilissimo
para preparar y configir muchos Simples y Compuestos cada dia recebidos en vso de
Medicinardquo (I 1-9)81
Dicho tiacutetulo aparece en la portada junto con otros datos que nos
dicen que la obra fue escrita por el boticario Lorenzo Peacuterez vecino de Toledo y que fue
impresa en la misma ciudad en casa de Juan de Ayala en el antildeo 1575 dirigida al
77
De las dos obras de Lorenzo Peacuterez habla sobre todo CAVANILLES 1804 108-110 tambieacuten
encontramos breves descripciones de las mismas en COLMEIRO 1858 153 y PICATOSTE Y
RODRIacuteGUEZ 1891 241-242 78
PERESIUS 1599 79
Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2006 273-281 80
Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1489-1490 81
La paginacioacuten que se indica con nuacutemeros romanos es nuestra Se trata en todo momento de
paacuteginas nunca de folios Tras esta se especifican en cada referencia las liacuteneas en las que se encuentra el
texto citado
35
Ayuntamiento de Toledo Tambieacuten se indica en el mismo sitio que la obra cuenta con el
privilegio concedido por el rey para ser vendida especificaacutendose a continuacioacuten la tasa
de la misma
Tras la portada nos encontramos con una carta de Juan Fernaacutendez de Herrera
Secretario del Consejo del Rey en la que se especifica de nuevo la tasa de la obra82
A
este texto le sigue una carta de Juan Gallo escribano de la Caacutemara del Rey redactada
por mandato suyo y que contiene la licencia de impresioacuten83
Una uacuteltima carta del rey
en este caso escrita por Martiacuten de Gaztelu recoge la ceacutedula que da licencia al autor para
imprimir y vender el libro ldquopor tiempo de diez antildeosrdquo (VI 17)
Las siguientes paacuteginas se reservan a la epiacutestola nuncupatoria dirigida al
Ayuntamiento de Toledo en la que el autor especifica entre otras cosas la finalidad de
la obra
Assi yo aacute saber estas cosas de plantas inclinado procure recoger los ratos de mi estudio
y escriuir vn tratado de Theriaca solo por entender que V S hauia acordado con
mucha razon y prudencia hazer vn compendio de todos los simples y compuestos
medicamentos recibidos en esta ciudad en el vso de medicina para limpiar las Boticas
de los enuegecidos errores y conseruar en salud la Republica (XI 7-17)
Otro aspecto sentildealado en la misma muy relevante para nuestro estudio es el de la
justificacioacuten del empleo del romance en lugar del latiacuten lengua usual en las obras de
caraacutecter cientiacutefico de la eacutepoca y que analizaremos maacutes adelante A esta epiacutestola siguen
tres sonetos de Alonso Saacutenchez teoacutelogo y rector del Colegio de Navalcarnero del
Doctor Tomaacutes de Arroyo y del Licenciado Pedro Suaacuterez estos dos uacuteltimos meacutedicos
dedicados al autor
Tras estos sonetos comienza el Libro de Theriaca propiamente dicho un escrito
sobre un remedio universal conocido como triaca -del aacuterabe hispano attiryaacuteq este del
aacuterabe claacutesico tiryāq este del latiacuten theriaca y este del griego θηριακή derivado de
θηρίον fiera animal84
- que se empleoacute desde la Antiguumledad y hasta los siglos XVIII-
XIX primero contra la mordedura venenosa de ciertos animales y despueacutes como
82
ldquo[hellip] le tassaron a tres marauedis cada pliego con que no se pueda uender ni distribuyr sin que al
principio de cada libro de la dicha impression vaya impresso esta tassa [hellip]rdquo (II 9-13) 83
ldquo[hellip] por la qual [carta] vos damos licencia y facultad para que por esta vez qualquier impressor
destos nuestros reynos pueda imprimir el dicho libro [hellip]rdquo (IV 4-10) 84
Cf Real Academia Espantildeola Diccionario de la lengua espantildeola (22a ed) [en liacutenea]
lthttplemaraeesdraeval=theriacagt
36
panacea para diversas enfermedades85
El cuerpo de la obra de Lorenzo Peacuterez estaacute
constituido por un proemio (1-4) y la triaca de Androacutemaco encabezada por una lista en
latiacuten con los simples y compuestos que la conforman y seguida de la descripcioacuten de
cada uno de ellos (5-348) asiacute como de dos secciones finales con informacioacuten sobre la
manera de componer la triaca y su fermentacioacuten y duracioacuten respectivamente (348-364)
La obra concluye con un anexo en latiacuten que incluye distintas versiones de la
triaca de varios autores -los antiguos Galeno Aecio de Amida y Pablo de Egina y el
medieval Juan Actuario asiacute como las versiones de Androacutemaco el Viejo Androacutemaco el
Joven y Damoacutecrates recogidas por Galeno en sus escritos- en cuya uacuteltima paacutegina
encontramos un colofoacuten con informacioacuten del lugar y el antildeo de impresioacuten (285-399)
Cierra la obra un iacutendice de contenidos (CDI-CDXXX)
Como el autor declara en la epiacutestola nuncupatoria la obra se redactoacute con el
objeto de corregir los errores de los boticarios y evitar las frecuentes confusiones a la
hora de elaborar la triaca una finalidad praacutectica que confiere al texto una funcioacuten
fundamentalmente didaacutectica y que nos permite encuadrarlo quizaacute con ciertas reservas
dentro del geacutenero de las farmacopeas entendidas como recopilaciones de recetas de
productos medicinales con descripciones de cada uno de sus ingredientes y
explicaciones sobre su composicioacuten y preparacioacuten que en la liacutenea de los recetarios de
tipo praacutectico probablemente se alejariacutean de excesivas pretensiones literarias y buscariacutean
llegar al destinatario de manera directa Se trata por tanto de un texto claro y sencillo
que escapa a grandes ambiciones de erudicioacuten pero que no obstante cuenta con rigor y
con datos que proceden de una documentacioacuten ampliamente contrastada Todos estos
aspectos relacionados con los destinatarios concretos de la obra de los que dependiacutea la
eleccioacuten de la lengua y de los procedimientos de expresioacuten y el empleo de fuentes seraacuten
ampliamente atendidos en los siguientes epiacutegrafes
85
Esta famosa composicioacuten fue puesta en praacutectica por primera vez por el rey Mitriacutedates en el siglo II
a C por quien la misma recibioacute el nombre de mitridato No obstante casi un siglo despueacutes Androacutemaco
el Viejo meacutedico del emperador Neroacuten mejoroacute la foacutermula de Mitriacutedates -antildeadiendo entre otros
ingredientes carne de viacutebora- y desde entonces la receta fue transmitida por diversos autores -como
Galeno que transmitioacute varias veces la foacutermula de Androacutemaco en sus escritos- Cf GARIJO 1992 10-13
56
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17
Un problema fundamental al que tuvieron que enfrentarse los meacutedicos que
participaron en esta corriente fue el de la lengua en que debiacutean escribirse los textos de la
medicina Esta disyuntiva resulta imprescindible a la hora de comprender el caraacutecter de
las obras del humanismo meacutedico y la esencia misma de dicho movimiento y por ello
vamos a abordarla a continuacioacuten apoyaacutendonos sobre todo en los datos que los
diversos estudios nos aportan acerca de la situacioacuten de dicho problema en Espantildea pero
intentando como hasta ahora y por medio de la induccioacuten comprender los rasgos de
casos particulares como manifestaciones con sus correspondientes singularidades de
un contexto maacutes amplio y general del que poseemos menos datos de conjunto
Todos los autores consultados al respecto coinciden al afirmar que en el siglo
XVI el latiacuten se habiacutea convertido en lengua de cultura una lengua comuacuten y universal que
serviacutea de vehiacuteculo para una poliacutetica y una ciencia internacionales Sin embargo en ese
mismo siglo el avance de las lenguas vernaacuteculas que estaban consolidaacutendose y
creciendo en importancia hizo que empezaran a abrirse hueco en el panorama cultural y
a exigir incluso un papel en el aacutembito de la ciencia Este hecho propicioacute una situacioacuten
de bilinguumlismo aceptado donde el latiacuten se veriacutea confinado al aacutembito cientiacutefico y las
lenguas vernaacuteculas se limitariacutean a la expresioacuten literaria y cultural No obstante el paso
del tiempo hariacutea que dichas lenguas acabaran desbancando por completo al latiacuten como
se observa en el ejemplo que ofrece J M Loacutepez Pintildeero29
sobre el caso espantildeol donde
el porcentaje de obras cientiacuteficas impresas en castellano entre 1551-1600 es ya
ligeramente superior al de las impresas en lengua latina30
El latiacuten siguioacute siendo no obstante la lengua indiscutible de la ciencia en el siglo
XVI y por tanto el vehiacuteculo de expresioacuten para la produccioacuten escrita de la medicina
donde las excepciones compuestas en vernaacuteculo eran siempre justificadas Esto uacuteltimo
demuestra que no obstante hubo partidarios del empleo del romance en el aacutembito
meacutedico apoyaacutendose para secundar dicha propuesta en el escaso nuacutemero de meacutedicos que
dominaban el latiacuten y en el elevado nivel literario de esta lengua en el Renacimiento31
En Espantildea la creciente importancia del castellano que era sentido como lengua natural
y la situacioacuten un tanto adversa del latiacuten demostrada por los numerosos testimonios
29
Cf LOacutePEZ PINtildeERO 1979 123-124 30
El asunto del bilinguumlismo aceptado y la progresiva sustitucioacuten del latiacuten por las lenguas vernaacuteculas lo
encontramos en BLANCO PEacuteREZ 1999 165 LOacutePEZ PINtildeERO 1979 123-123 MARTIacuteN FERREIRA
1995 166-167 MONTERO CARTELLE 2010 136 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 130-133 31
Cf MONTERO CARTELLE 2010 137
18
recogidos por L Gil Fernaacutendez32
propiciaron la aparicioacuten de ciertos sectores que
abogaron por el uso del romance y rechazaron el empleo del latiacuten en la medicina a
pesar de que era aceptado por la mayoriacutea como lengua de la ciencia y de que su empleo
era exigido en la ensentildeanza universitaria y su conocimiento por parte de los
profesionales ordenado por pragmaacutetica -como sucediacutea seguacuten afirma M L Loacutepez
Terrada33
con los boticarios a quienes Felipe II obligaba mediante la pragmaacutetica de
1588 a conocer la lengua latina para poder examinarse- Las razones que adujeron los
partidarios del empleo del castellano se basaban sobre todo en motivos praacutecticos y de
bien comuacuten esto es en la necesidad de llegar a maacutes gente y lograr una mayor difusioacuten
de los saberes meacutedicos pues la realidad en lo que al conocimiento del latiacuten respectaba
era bien diferente de lo que se proponiacutea como ideal -asiacute en varias ocasiones la
necesidad de redactar una obra en castellano procediacutea de un encargo o ruego ajeno a la
voluntad del autor con frecuencia una peticioacuten del monarca- esta postura era
completada en muchos casos con otros motivos vinculados con el amor a la propia
lengua Estos fueron tambieacuten los argumentos que expusieron en su defensa los
humanistas meacutedicos que frente a la costumbre mayoritaria se decidieron a escribir
obras en romance34
Pero la mayoriacutea de autores siguioacute aferrada a la idea de que el latiacuten debiacutea ser la
lengua de la medicina alegando en defensa de esta postura que dicha lengua era el
coacutedigo de comunicacioacuten universal de la ciencia y la cultura que poseiacutea por su larga
historia en la materia una amplia tradicioacuten y un leacutexico teacutecnico elaborado y que
ademaacutes era fundamental para evitar el intrusismo profesional y las intromisiones no
deseadas en los distintos campos de la disciplina Hay que considerar tambieacuten que en
la mayoriacutea de los casos las obras no estaban dirigidas al gran puacuteblico sino a meacutedicos o
a estudiantes de medicina que seguacuten las exigencias de la eacutepoca debiacutean estar
familiarizados con la lengua tal y como afirma A I Martiacuten Ferreira35
al referirse a los
argumentos de los humanistas meacutedicos de la Universidad de Alcalaacute
Asiacute podemos cerrar la cuestioacuten afirmando con la misma autora que la eleccioacuten
de la lengua estaba condicionada en muchos casos por el geacutenero literario empleado el
32
Veacutease al respecto GIL FERNAacuteNDEZ 1997 48-83 33
Cf LOacutePEZ TERRADA 2002 174-175 34
Las razones de los defensores de esta postura ldquoromancistardquo aparecen en todos los estudios
consultados al respecto Cf BLANCO PEacuteREZ 1999 166-167 GIL FERNAacuteNDEZ 1997 60-61 LOacutePEZ
PINtildeERO 1979 138-139 MARTIacuteN FERREIRA 1995 172-173 MONTERO CARTELLE 2010 137 y
PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 132-133 35
Cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 168
19
puacuteblico al que se destinaba la obra y la materia concreta de la misma y que en el
contexto espantildeol del siglo XVI -extrapolando los datos de los estudios referidos a casos
concretos- lo usual fue emplear el latiacuten en los textos meacutedicos mientras que el
castellano se reservariacutea sobre todo para obras de cirugiacutea y anatomiacutea y para las
farmacopeas praacutecticas por la escasa familiaridad con el latiacuten de una parte importante de
los profesionales a los que iban dirigidas36
No podemos olvidarnos no obstante de los contrastes existentes en el seno del
propio movimiento donde no todos los humanistas meacutedicos se afanaron en editar
comentar y traducir a los claacutesicos Al contrario y seguacuten la opinioacuten de L S Granjel que
recoge en su trabajo A I Martiacuten Ferreira37
existieron tambieacuten seguidores de Galeno en
buacutesqueda de un perfeccionamiento del mismo y expositores modernos del sistema
galeacutenico medieval Ademaacutes junto con estos sectores maacutes ldquotradicionalesrdquo habiacutea
ldquodisidentesrdquo innovadores procedentes de lo que J M Loacutepez Pintildeero denomina la
ldquoperiferia teacutecnicardquo38
promotores de las principales renovaciones cientiacuteficas del
Renacimiento y que no pueden ser considerados por los estudiosos como humanistas
meacutedicos
Auacuten asiacute el humanismo significoacute mucho para la renovacioacuten de la ciencia y en
concreto la medicina pues apoyaacutendonos de nuevo en J M Loacutepez Pintildeero la necesidad
de entender de manera auteacutentica a los claacutesicos llevoacute al descubrimiento de
contradicciones internas y a la necesidad de recurrir a la observacioacuten de la realidad para
complementar hecho que terminoacute como ya sabemos en una ldquocrisis del criterio de
autoridad como base del conocimiento cientiacuteficordquo39
Ademaacutes este acercamiento
humanista a la ciencia meacutedica con un redescubrimiento de las doctrinas originales de
los claacutesicos y la consecuente posibilidad de considerarlas criacuteticamente supuso la base
de muchas reformas cientiacuteficas de la eacutepoca -como la del bruselense Andreacutes Vesalio que
sentildealoacute y rechazoacute algunos errores de la obra de Galeno a quien tradujo en su juventud y
es considerado el fundador de la anatomiacutea moderna-
Despueacutes de lo comentado parece innegable que dicha corriente contara con su
particular manifestacioacuten en Espantildea hecho probado por la existencia de profesionales
ilustres que aplicaron los principios de este humanismo a su labor meacutedica maacutes teoacuterica
36
Cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 174 37
Para esta opinioacuten y el asunto de los ldquodisidentesrdquo innovadores cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 26 38
LOacutePEZ PINtildeERO 1979 152 39
Esta afirmacioacuten y las ideas de este paacuterrafo aparecen como hemos sentildealado en LOacutePEZ PINtildeERO
1979 151
20
que praacutectica y vinculada casi siempre a aquellas universidades que funcionaron como
focos imprescindibles del mismo Si bien es cierto que empezoacute un siglo maacutes tarde que
en el resto de Europa limitando por tanto la labor de los humanistas meacutedicos a la
traduccioacuten y el comentario de textos ya sin edicioacuten pero todaviacutea con presencia de la
criacutetica textual los rasgos de esta corriente se manifestaron claramente en el ejercicio y
la produccioacuten escrita de muchos profesores de medicina que aunque en muchos casos
recibieron formacioacuten en el extranjero desarrollaron su trabajo en las universidades de
Salamanca y Valladolid -donde se mantuvo por maacutes tiempo la componente medieval
con figuras destacadas como Luis de Lemos o Luis Mercado- y Alcalaacute de Henares y
Valencia -donde los principios del humanismo meacutedico se implantaron con mayor
rapidez destacando la labor de profesionales como Francisco Valleacutes Pedro Jaime
Esteve o Luis Collado- Tambieacuten existieron no obstante figuras maacutes independientes
que desarrollaron su produccioacuten fuera de los principales centros universitarios -aunque
evidentemente recibieron formacioacuten en la universidad- como el ceacutelebre Andreacutes
Laguna ya mencionado anteriormente o el insigne Miguel Servet40
3 LA MEDICINA EN EL SIGLO XVI
Como podemos deducir el humanismo meacutedico espantildeol limitoacute praacutecticamente su
existencia al siglo XVI y dentro de ese periacuteodo amplio y ese contexto espacial
determinado se encuadra la obra del autor que nos proponemos estudiar Estas
circunstancias unidas al objetivo de la introduccioacuten contextual de esta primera parte del
trabajo que no es otro que servir de apoyo a la segunda nos obligan a centrarnos a la
hora de abordar el tema de la medicina renacentista en el siglo XVI y a poner especial
acento en la situacioacuten espantildeola cuyo panorama meacutedico en esta eacutepoca era un reflejo del
contexto general aderezado con las singularidades del propio paiacutes Es por eso por lo que
no incluimos ldquoespantildeolardquo en el tiacutetulo del epiacutegrafe pues muchos de los aspectos que
abordaremos a continuacioacuten podraacuten ser considerados una vez maacutes como reflejos de
40
El tema del humanismo meacutedico en Espantildea a traveacutes de los distintos focos universitarios o de algunas
figuras independientes estaacute ampliamente tratado en los ya mencionados estudios de BLANCO PEacuteREZ
1999 GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 MARTIacuteN FERREIRA 1995 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 cuyas
referencias completas se recogen en la bibliografiacutea de este trabajo asiacute como en M T SANTAMARIacuteA
HERNAacuteNDEZ El humanismo meacutedico en la Universidad de Valencia (siglo XVI) Valencia Consell
Valenciagrave de Cultura 2003 Informacioacuten maacutes general sobre el tema puede encontrarse en los primeros
capiacutetulos de cada uno y tambieacuten en MONTERO CARTELLE 2010 172-196 y LOacutePEZ PINtildeERO 1979
342-351
21
una realidad externa e independiente que debioacute contar con manifestaciones paralelas en
los distintos territorios no obstante siempre que hablemos de rasgos de los que no nos
consta una existencia a nivel maacutes general indicaremos que nos referimos al contexto
espantildeol
Normalmente las transiciones suelen entenderse como el paso progresivo que
algo sufre de un estado a otro pues asiacute nos lo demuestran la experiencia personal y la
sucesioacuten de los distintos periacuteodos histoacutericos que convencionalmente dividimos para
poder aprehender con claridad por medio de hitos Teniendo esto en cuenta no resulta
difiacutecil comprender la existencia en el panorama meacutedico europeo del periacuteodo que nos
ocupa de una dialeacutectica entre tradicioacuten y renovacioacuten cientiacutefica entendida como el
recurso a las autoridades antiguas o medievales frente a la introduccioacuten de las
renovaciones cientiacuteficas gestadas en el Renacimiento Dicha dicotomiacutea caracterizoacute
sobre todo a la primera mitad del siglo XVI que estuvo en cierto sentido dividida por
la continuidad del escolasticismo arabizado bajomedieval basado en la asimilacioacuten del
saber cientiacutefico griego heleniacutestico e islaacutemico por parte de las universidades de la Baja
Edad Media latina a traveacutes de las traducciones aacuterabes y la irrupcioacuten del humanismo
que como ya sabemos puede entenderse como movimiento de recuperacioacuten del saber
de la Antiguumledad grecolatina por medio del conocimiento directo de los textos claacutesicos
con todo lo que ello conlleva El resto de la centuria estuvo marcado por un predominio
de los principios de la corriente humanista que se habiacutea asentado ya en el paiacutes pero a
finales de siglo las aportaciones de la ciencia acadeacutemica aquella que estaba basada en el
humanismo meacutedico se agotaron al verse frustradas las expectativas propuestas a traveacutes
de dicha corriente para el renacimiento de la ciencia Esto permitioacute la entrada de nuevos
elementos que se habiacutean gestado en los aacutembitos extraacadeacutemicos y en la ya mencionada
ldquoperiferia teacutecnicardquo Auacuten asiacute la posibilidad de aferrarse a la tradicioacuten por motivos
ideoloacutegicos estaba abierta y eso fue precisamente lo que sucedioacute en Espantildea donde a
finales de siglo la Contrarreforma hizo que se recuperaran las doctrinas de la ciencia
tradicional si bien reformuladas y se rechazaran las renovaciones cientiacuteficas durante lo
que se considera en palabras de J M Loacutepez Pintildeero41
una etapa de neoescolasticismo
contrarreformista Durante la mayor parte del siglo la ciencia espantildeola -y por tanto la
medicina que es lo que aquiacute nos ocupa- participoacute no obstante de aquella dicotomiacutea
41
Sobre la dialeacutectica del siglo XVI entre tradicioacuten y renovacioacuten cientiacutefica cf LOacutePEZ PINtildeERO 1979
149-154 donde aparecen todas las ideas de este paacuterrafo
22
predominando el humanismo en el plano cientiacutefico -sobre todo mediada la centuria-
pero todaviacutea con una notable influencia del escolasticismo arabizado bajomedieval
Relacionado con esta cuestioacuten y ya exclusivamente dentro del panorama
espantildeol se encuentra el asunto de las generaciones de meacutedicos42
que se sucedieron en la
medicina espantildeola renacentista y que dieron clara muestra de la transicioacuten a la que
antes nos referiacuteamos En un primer momento que comprendioacute el final del siglo XV y el
comienzo del XVI desarrollaron su labor los meacutedicos pertenecientes a la primera
generacioacuten castellana con predominio todaviacutea del galenismo arabizado No obstante a
mediados de la centuria el contacto con Europa y la formacioacuten de muchos meacutedicos en el
extranjero permitieron la entrada de los principios del humanismo que fueron
asimilados por muchos profesionales de la medicina Destacan en esta etapa los
meacutedicos valencianos Miguel Jeroacutenimo Ledesma Miguel Juan Pascual Pedro Jaime
Esteve y Luis Collado entre otros y algunas figuras vinculadas a las universidades
castellanas como Bustamante de Paz en Salamanca o Rodrigo Reinoso en Alcalaacute de
Henares asiacute como otras maacutes universales o independientes entre las que podemos contar
a Juan Valverde de Amusco Goacutemez Pereira o los ya citados Miguel Servet y Andreacutes
Laguna Una tercera y uacuteltima generacioacuten estuvo protagonizada por los meacutedicos
vinculados a la corte -en concreto a la de Felipe II- que ya completamente
influenciados por el humanismo espantildeol y europeo y marcados por la situacioacuten socio-
poliacutetica del paiacutes iniciaron aquella corriente de neoescolasticismo contrarreformista En
este caso fueron meacutedicos como Fernando de Mena Cristoacutebal de Vega o Francisco
Valleacutes en Alcalaacute de Henares Luis de Lemos o Juan Bravo de Piedrahita en Salamanca
y Luis Mercado en Valladolid los que destacaron en el panorama entre otros
profesionales
Ahora bien todos estos meacutedicos formaban parte de una eacutelite social y poliacutetica que
limitaba sus labores sobre todo a la vertiente teoacuterica -quedando la praacutectica reducida a
la atencioacuten meacutedica de unos cuantos grupos elitistas- y vinculaba su actividad a las
universidades Pero el panorama meacutedico espantildeol de la eacutepoca contaba con otras figuras
que tambieacuten ejerciacutean la medicina aunque en muchos casos careciacutean de la formacioacuten
necesaria A saber meacutedicos ldquoempiacutericosrdquo entre los que se contaba a barberos algebristas
o bizmadores sangradores y parteras -todos ellos procedentes del pueblo llano y casi
siempre ajenos al mundo universitario- hombres y mujeres vinculados al mundo de la
42
Este asunto es ampliamente tratado en BLANCO PEacuteREZ 1999 27-28 MARTIacuteN FERREIRA 1995
27-28 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 25
23
hechiceriacutea y la supersticioacuten -saludadores o ensalmadores- e impostores que fingiacutean
tener una soacutelida formacioacuten -y por supuesto desconociacutean las lenguas claacutesicas- todos
ellos criticados por los meacutedicos humanistas conscientes de su posicioacuten elitista y con
una formacioacuten acadeacutemica que avalaba su ejercicio profesional43
Esta situacioacuten hizo pensar a esos meacutedicos universitarios en la necesidad de
exigir a los que iban a ejercer la medicina una serie de requisitos que manifestaron
mediante escritos en los que se describiacutea la figura del meacutedico ideal44
Entre otras
necesidades se planteaba la de conocer los preceptos de los autores claacutesicos de la
medicina sin olvidar a los aacuterabes y los escritos maacutes recientes -como proponiacutea Luis de
Lemos- y conocer la lengua latina y en menor medida la griega asiacute como un poco de
la aacuterabe para poder acceder a los textos -planteamiento que aparece en los escritos de
los meacutedicos E Jorge Enriacutequez y Alonso de Miranda-
Ante estas circunstancias para controlar de manera oficial la formacioacuten de los
profesionales de la medicina se creoacute a finales del siglo XV el Real Tribunal del
Protomedicato45
que llevaba a cabo dicha tarea por medio de exaacutemenes con los que los
protomeacutedicos evaluaban los conocimientos de los aspirantes a los diversos cargos de la
medicina para otorgarles en su caso la licencia que les permitiacutea ejercer
4 MEacuteDICOS Y BOTICARIOS DOS REALIDADES EN UN NUEVO ESCENARIO
Hasta ahora nos hemos referido sobre todo a un tipo de profesional de la
medicina el meacutedico con sus diferentes figuras Sin embargo en la eacutepoca existiacutean otras
ocupaciones sanitarias que compartiacutean escenario con los meacutedicos y cubriacutean las distintas
necesidades que este aacutembito demandaba mediante un trabajo que combinaba teoriacutea y
praacutectica Asiacute podiacutea contarse ademaacutes de con meacutedicos con cirujanos boticarios y
albeacuteitares46
figuras con una formacioacuten y un ejercicio profesional diferenciados y unas
condiciones generalmente dispares en materia de regulacioacuten -si bien es cierto que
coincidiacutean en muchos aspectos como trabajadores de un mismo campo- En este
43
Aborda esta cuestioacuten entre otros MARTIacuteN FERREIRA 1995 28-30 44
De la figura del meacutedico ideal tal y como la retratan los escritos de los propios meacutedicos humanistas
habla sobre todo PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 33-35 45
Sobre el funcionamiento de esta institucioacuten en la eacutepoca que nos ocupa y otras cuestiones
relacionadas cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 34-35 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 37 46
El tiacutetulo del capiacutetulo ya mencionado de LOacutePEZ TERRADA 2002 -ldquoMeacutedicos cirujanos boticarios y
albeacuteitaresrdquo- ilustra a la perfeccioacuten esta realidad que aparece ademaacutes explicada al detalle en el cuerpo del
mismo Se han utilizado para este epiacutegrafe las pp 161-168 y 174-177
24
epiacutegrafe solo vamos a abordar de manera sucinta los aspectos que atantildeen a la
ocupacioacuten de los meacutedicos y a la de los boticarios para acotar asiacute el espacio que nos
permitiraacute comprender mejor la segunda parte del trabajo limitaacutendonos al aacutembito que
maacutes se acerca a nuestro objeto de estudio a traveacutes de una visioacuten comparada de dos
profesiones meacutedicas diferentes
En el siglo XVI la uacutenica ocupacioacuten de caraacutecter cientiacutefico que se habiacutea convertido
en profesioacuten era la de meacutedico Como ya sabemos la formacioacuten estaba a cargo de las
universidades mientras que la regulacioacuten del ejercicio y la concesioacuten de licencias eran
competencia de la burocracia nacional que estableciacutea la necesidad de superar una serie
de exigencias previas a la incorporacioacuten a la praacutectica profesional A saber seguir una
formacioacuten que comprendiacutea el grado de bachiller en artes en universidades aprobadas
maacutes cuatro antildeos de estudios en una facultad que permitieran obtener el de bachiller en
medicina y dos antildeos de praacutecticas con meacutedicos aprobados superar el examen del
Protomedicato y finalmente obtener la licencia concedida por la Corona o por las
ciudades que permitiacutea ejercer Una vez obtenida dicha licencia los meacutedicos podiacutean
empezar a trabajar en distintos aacutembitos cada uno de los cuales proporcionaba un estatus
social y una remuneracioacuten diferentes en la casa real en el ejeacutercito o en hogares de
grandes sentildeores laicos y eclesiaacutesticos o en las ciudades Por otra parte no hubo en el
nuevo escenario una diferenciacioacuten demasiado evidente y radical entre el ejercicio
profesional de los meacutedicos y el de los cirujanos a pesar de que a finales de siglo se
establecioacute por pragmaacutetica que los meacutedicos no podiacutean realizar operaciones quiruacutergicas
asiacute como tampoco existioacute un liacutemite claro entre las funciones de los meacutedicos y las de los
boticarios si bien es cierto que se consideraba que estos uacuteltimos perteneciacutean a un grado
inferior bajo las oacuterdenes de aquellos
En lo que respecta a los boticarios los requisitos que debiacutean cumplir para
conseguir la licencia de ejercicio eran baacutesicamente los mismos que hemos indicado para
los meacutedicos pero con alguna variacioacuten que los acercaba maacutes al colectivo de los
cirujanos Asiacute debiacutean superar un periacuteodo de aprendizaje con un maestro boticario a lo
largo de cuatro antildeos -se trataba en este caso de una formacioacuten de caraacutecter artesanal y
no universitaria- y finalmente el examen ante el Tribunal del Protomedicato que les
permitiriacutea obtener la licencia necesaria para poder abrir una botica y dispensar
medicamentos Cuando contaban con este permiso los boticarios podiacutean trabajar como
los meacutedicos en distintos aacutembitos tambieacuten con diversa consideracioacuten social y sueldos
diferentes podiacutean abrir una botica por cuenta propia en una ciudad o bien ser
25
contratados por las autoridades urbanas podiacutean trabajar para un hospital -los de cierto
renombre soliacutean tener boticas propias- o podiacutean incorporarse al servicio de la casa real
Como sucediacutea con el resto de ocupaciones sanitarias el ejercicio de los boticarios estaba
regulado por el Tribunal del Protomedicato que se afanoacute especialmente en evitar
problemas de intrusismo -que los meacutedicos prepararan y vendieran recetas en sus casas o
que personas ajenas a la profesioacuten indicaran medicacioacuten sin receta previa- o un
problema frecuente como aquel de que los meacutedicos recetaran siempre a un boticario
determinado normalmente emparentado con ellos asiacute como en exigir a los boticarios
permanecer en sus boticas durante unas horas determinadas y preparar en ellas los
medicamentos En cuanto a la corona se encargoacute por medio de pragmaacuteticas de
prohibir que los boticarios fueran tambieacuten drogueros de obligar a los mismos a incluir
en el envase de los compuestos el diacutea mes y antildeo en que se hicieron de incluir a un
boticario en los exaacutemenes del Protomedicato -como examinador entendemos- y de
unificar los pesos y medidas farmaceacuteuticos entre otras cosas Por uacuteltimo el asunto de la
lengua que tanto atantildee a nuestro objeto de estudio estuvo en este colectivo
determinado en gran medida por la pragmaacutetica de 1588 que establecioacute para los
boticarios entre otras cosas la obligacioacuten de saber latiacuten como requisito para poder
examinarse Un ejemplo de esta postura es el del meacutedico Antonio de Aguilera que
consideraba que el boticario ideal debiacutea ser latino o al menos entender el latiacuten47
Es
posible seguacuten Loacutepez Terrada48
que los boticarios maacutes exigentes se preocuparan por
estudiar esta lengua en las universidades pero un grupo seguramente amplio seguiriacutea
desconociendo el latiacuten que resultaba imprescindible para poder entender sin problemas
las recetas que los doctores en medicina escribiacutean en la misma a pesar de los intentos
de los boticarios previos a la pragmaacutetica por obligar a los meacutedicos a redactarlas en
romance
47
Cf LOacutePEZ TERRADA 2002 174-175 48
Cf LOacutePEZ TERRADA ibidem
26
II MARCO LITERARIO
La inclusioacuten de un epiacutegrafe que exponga las liacuteneas generales del contexto
literario en el que se gestoacute la obra que nos ocupa y del marco en el que se desarrolloacute la
literatura que con sus textos sirvioacute de precedente a la produccioacuten meacutedica renacentista
resulta imprescindible en un trabajo de estas caracteriacutesticas como ya hemos
manifestado en la introduccioacuten Por ello vamos a intentar ofrecer a continuacioacuten una
visioacuten concisa pero justa de los distintos geacuteneros y obras que fueron surgiendo en el
seno de la disciplina meacutedica en cada eacutepoca y que fueron producto del trabajo de una
serie de profesionales que tambieacuten asumieron el papel de autores con el objetivo de
divulgar sus conocimientos sirvieacutendose para ello de distintos recursos expresivos
vinculados a las necesidades y circunstancias de cada periacuteodo
1 TEXTOS MEacuteDICOS ANTIGUOS Y MEDIEVALES FUENTES PARA UNA
NUEVA LITERATURA MEacuteDICA
11 LA MEDICINA CLAacuteSICA GRECOLATINA Y SUS TEXTOS
La medicina griega constituye el punto de partida de toda la medicina occidental
posterior Esta contundente sentencia que deducimos de las liacuteneas del trabajo de E
Montero Cartelle49
pone de manifiesto la gran influencia que los textos meacutedicos de esta
eacutepoca ejercieron en la produccioacuten del resto de periacuteodos incluso y quizaacute sobre todo en
la de los romanos coetaacuteneos en cierto modo de aquellos Dicha afirmacioacuten resulta
razonable si advertimos que fue durante los siglos VI-V a C cuando la medicina se
constituyoacute como saber teacutecnico gracias al trabajo de una serie de meacutedicos entre los
cuales destacoacute el conocido Hipoacutecrates Es quizaacute por este motivo por el que a la
produccioacuten literaria meacutedica de ese periacuteodo que abarca escritos de temas muy variados
se la conoce con el nombre de Corpus Hippocraticum a pesar de que muchos de esos
textos no habiacutean sido escritos por Hipoacutecrates50
Despueacutes de este meacutedico destacaron
figuras como la de Galeno -en el siglo II- a quien se atribuye una amplia produccioacuten de
49
Cf MONTERO CARTELLE 2020 11 50
Para el apartado de medicina griega cf LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 73-81 y 271-281
27
escritos de medicina tambieacuten de diverso contenido51
o un siglo antes la de
Dioscoacuterides autor del De materia medica una obra sobre simples que gozoacute de gran
fortuna en eacutepocas posteriores y se convirtioacute en precursora de la moderna farmacopea
Entre las muchas figuras posteriores a estas uacuteltimas fue remarcable la de
Oribasio de Peacutergamo meacutedico del emperador Juliano que desarrolloacute su variada obra
reunida en unas colecciones meacutedicas en el siglo IV A Oribasio lo sucedieron otros
autores meacutedicos como Aecio de Amida o Pablo de Egina -entre los siglos VI-VII
probablemente- que son considerados junto con aquel dentro del aacutembito de la
medicina bizantina Es por esto por lo que en algunos manuales aparecen junto con
Galeno dentro del contexto meacutedico de la eacutepoca romana imperial52
si bien es cierto que
en todos los casos se trata de autores griegos Debemos tener en cuenta que estas
uacuteltimas figuras conociacutean con frecuencia las obras de los autores meacutedicos anteriores e
incluso se apoyaban en ellas para componer sus textos
Mientras que la medicina griega como hemos dicho constituye la base y el
punto de partida de todo el movimiento meacutedico occidental posterior la medicina
romana es original en su aproximacioacuten adaptacioacuten y realizacioacuten del modelo griego53
De esta forma destaca la produccioacuten meacutedica latina de eacutepoca imperial repartida en los
siglos I y IV que constituyeron dos etapas bien diferenciadas en lo que respecta a
geacuteneros y lengua Asiacute si nos centramos en las formas de expresioacuten literaria podemos
distinguir por un lado la enciclopedia dedicada a la formacioacuten cultural general y
desarrollada sobre todo en el siglo I con representantes como Celso -considerado por
su elegante prosa el Ciceroacuten de los meacutedicos- y Plinio el Viejo conocido por su
Naturalis historia que dedica los libros XXIII-XXXII a tratar las propiedades
medicinales de varios productos de origen vegetal y animal El otro gran geacutenero fue el
manual una forma literaria con fines didaacutecticos maacutes propia de los siglos IV-V donde se
observa una tendencia al recetario de tipo praacutectico Estos manuales soliacutean presentar
numerosas traducciones o adaptaciones de textos anteriores estaban orientados al
puacuteblico en general y empleaban una lengua vulgarizante Dentro de este geacutenero
destacaron autores como Celio Aureliano y Marcelo Empiacuterico asiacute como ciertos escritos
menores proacuteximos al periacuteodo medieval como el De herba vettonica tradicionalmente
51
Cf para una ordenacioacuten sistemaacutetica de sus obras LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 219-220 52
De esta forma en MAZZINI 1997 73-96 53
Asiacute lo apunta en su trabajo MONTERO CARTELLE ibidem
28
atribuido a Antonio Musa meacutedico del emperador romano Augusto el Herbarius de
Pseudo-Apuleyo o el Liber medicinae ex animalibus que se atribuye a Sexto Plaacutecido54
12 LITERATURA MEacuteDICA EN LA EDAD MEDIA LATINA
Con el agotamiento de la Antiguumledad la literatura meacutedica se vio afectada por
ciertas transformaciones producto de la evolucioacuten de la ciencia y reflejo del progresivo
cambio de contexto Auacuten asiacute y como era de esperar en esta nueva eacutepoca se
mantuvieron y se desarrollaron ciertos rasgos gestados durante los uacuteltimos antildeos del
periacuteodo anterior como sucedioacute por ejemplo con la distribucioacuten de la medicina en tres
ramas55
la diaetetica encargada del mantenimiento de la salud corporal la
pharmaceutica que abarcaba la ciencia de los medicamentos tambieacuten conocida como
terapeacuteutica o materia meacutedica y la chirurgia que comprendiacutea las intervenciones
quiruacutergicas Dentro de cada una de estas ramas se fueron desarrollando formas literarias
diferentes -asiacute y entre otras los regimina en la primera los herbarios y antidotarios en
la segunda y las anatomiacuteas y cirugiacuteas en la tercera- Otro aspecto importante del periacuteodo
medieval fue el desarrollo de la escolaacutestica56
corriente filosoacutefica y teoloacutegica que hacia
el siglo XIII se aplicoacute al aacutembito de la medicina apoyada en el ldquonuevo Aristoacutetelesrdquo y en
el ldquoviejo Galenordquo fundamentalmente arabizado Se basoacute sobre todo en un meacutetodo
especulativo carente de visioacuten criacutetica -predominaba el principio de autoridad- y con un
gran protagonismo de la dialeacutectica centrado por tanto en la vertiente teoacuterica -aunque
tambieacuten la praacutectica tuvo su desarrollo- y con una importante funcioacuten escolar No
podemos olvidar por otra parte que en esta eacutepoca muchos profesionales de la medicina
accedieron a los textos de los autores claacutesicos a traveacutes de las traducciones aacuterabes que
habiacutean ido apareciendo durante la Alta Edad Media vertieacutendose en muchos casos al
latiacuten lo que permitioacute a nivel linguumliacutestico la asimilacioacuten de diversos arabismos que se
sumaron a un latiacuten vulgarizado desde finales de la Antiguumledad y que durante el
desarrollo del periacuteodo iriacutea tecnificaacutendose y acercaacutendose al uso de la lengua literaria57
54
Cf para la medicina latina y en concreto para este paacuterrafo MONTERO CARTELLE 2010 11-
30 tambieacuten LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 184 y 282-287 y MAZZINI 1997 27-96 55
Esta cuestioacuten aparece en LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 3 191-197 y MONTERO
CARTELLE 2010 31 y ss 56
Sobre la aplicacioacuten de esta corriente a la medicina escriben de nuevo LAIacuteN ENTRALGO 1971-
1973 338-339 y MONTERO CARTELLE 2010 43 57
Como sentildeala MONTERO CARTELLE 2010 120-121
29
En lo que respecta a los geacuteneros literarios58
la nueva eacutepoca fue testigo del
desarrollo de una gran variedad de formas destinadas a satisfacer las diversas
necesidades de la ensentildeanza y la praacutectica meacutedicas Desde enciclopedias -como las
Ethymologiae de Isidoro de Sevilla- hasta libros de secretos -un tipo de literatura
pseudocientiacutefica y semiculta a caballo entre los recetarios la literatura teacutecnica y los
textos hermeacuteticos- la lista comprendiacutea siacutentesis teoacutericas -compendia o summae como la
Practica dicta Lilium medicinae de Bernardo de Gordon- traducciones de grandes
obras de conjunto -como las de Gerardo de Cremona el autor maacutes representativo de la
Escuela de Toledo cuya traduccioacuten del Canon de Avicena supuso la clave de la
recepcioacuten medieval del mismo- comentarios o glosarios -que constituiacutean el origen del
meacutetodo escolaacutestico empleados en las lectiones con una funcioacuten fundamentalmente
pedagoacutegica y propedeacuteutica- concordancias -colecciones de sentencias de las grandes
autoridades de la medicina- diccionarios y leacutexicos meacutedicos -que recogiacutean la nueva
terminologiacutea tras la asimilacioacuten del influjo de la medicina aacuterabe como el Alphita
glosario anoacutenimo del siglo XIII- y conciliaciones -que intentaban concordar
contradicciones entre las distintas autoridades- Tambieacuten fueron importantes las
quaestiones y disputationes -que soliacutean seguir a las lectiones quedando normalmente en
una disputa dialeacutectica- las obras de introduccioacuten o accessus -que serviacutean de entrada a
las obras de las autoridades claacutesicas y a la medicina en general- los tacuina y las
tabulae -constituidos por cuadros sinoacutepticos que exponiacutean diversos aspectos de la
medicina medieval- y los consilia -obras de consejos destinadas a casos cliacutenicos
concretos-
2 LA EXPRESIOacuteN LITERARIA DE LA MEDICINA EN EL RENACIMIENTO
Como ya hemos expuesto en epiacutegrafes anteriores en el Renacimiento el
humanismo aplicado a distintos aacutembitos del saber suscitoacute un intereacutes por recuperar el
conocimiento de la Antiguumledad Asiacute en medicina los diversos profesionales tambieacuten
convertidos en autores se preocuparon por acceder a los textos meacutedicos claacutesicos de
manera directa afanaacutendose en la depuracioacuten de las versiones medievales y en la
traduccioacuten el comentario y la edicioacuten de las obras originales Por otra parte este
renacer de la Antiguumledad supuso en el plano linguumliacutestico una recuperacioacuten del modelo
58
Para esta cuestioacuten veacutease la detallada visioacuten que ofrece MONTERO CARTELLE 2010 45-105
30
claacutesico de la lengua latina con la consecuente buacutesqueda de belleza literaria a traveacutes de
la imitacioacuten de los autores grecolatinos una circunstancia que tambieacuten afectoacute a la
lengua de la medicina que convirtioacute a Galeno Hipoacutecrates y Celso entre otros autores
antiguos en la base de un movimiento de reaccioacuten contra el arabismo y la depravacioacuten
leacutexica medieval59
Esta nueva mentalidad dio lugar a nuevas formas literarias60
con las que divulgar
los conocimientos meacutedicos adaptadas a las necesidades del contexto y que en muchos
casos no eran sino continuacioacuten o reformulacioacuten de las del periacuteodo anterior Asiacute se
mantuvieron los tratados generales de corte tradicional si bien con novedades en la
siacutentesis y el orden expositivo y los consilia que en algunos casos conservaron su forma
medieval mientras que en otros introdujeron aspectos novedosos como tambieacuten
sucedioacute con las quaestiones Tambieacuten siguieron cultivaacutendose geacuteneros como la
enciclopedia las concordancias o conciliaciones y los resuacutemenes de auctoritates que
no obstante fueron dejando paso a las nuevas formas monografiacuteas especializadas sobre
temas concretos -como el De humani corporis fabrica un tratado de anatomiacutea escrito
por Andreas Vesalius- comentarios a los textos griegos que casi siempre formaban
parte de ediciones y traducciones al latiacuten -desarrollados por autores como Niccolograve
Leoniceno Thomas Linacre Guumlnther von Andernach o Janus Cornarius- textos sobre
las nuevas enfermedades y maacutes vinculados a la literatura que a la medicina las
epistulae -como las de Giovanni Manardo o Pietro A Mattioli- y los diaacutelogos en los
que primaba la funcioacuten didaacutectica por lo que soliacutean ser divulgados en lengua vernaacutecula
59
Cf MONTERO CARTELLE 2010 148-149 60
La cuestioacuten de los geacuteneros literarios de la medicina renacentista es de nuevo ampliamente tratada
en MONTERO CARTELLE 2010 128-136
31
III EL LIBRO DE THERIACA DE LORENZO PEacuteREZ
Una vez conocidos los rasgos fundamentales del contexto cultural y literario en
el que se gestoacute la obra que nos proponemos estudiar podemos proceder a analizar los
datos extraiacutedos de su lectura y a exponerlos y cotejarlos con la informacioacuten precedente
con la finalidad de responder maacutes adelante a las preguntas que se derivan de nuestro
objetivo Para ello nos detendremos en primer lugar a tratar con brevedad la situacioacuten
de la medicina escrita en la ciudad y en la eacutepoca en la que nuestro autor desarrolloacute su
obra -atendiendo especiacuteficamente a autores y textos- asiacute como algunos datos sobre su
vida y sus dos escritos visioacuten que completada con una descripcioacuten preliminar del texto
que nos ocupa nos permitiraacute reconstruir en liacuteneas generales su contexto inmediato y
comprender con mayor propiedad los aspectos compositivos que seraacuten estudiados en un
segundo epiacutegrafe
1 INTRODUCCIOacuteN
11 EL AUTOR Y LA MEDICINA ESCRITA EN EL TOLEDO DEL SIGLO XVI
R Sancho de San Romaacuten sentildeala en uno de sus trabajos61
que la medicina
toledana empezoacute a declinar a partir del siglo XVI a pesar del paso por la ciudad de
meacutedicos ilustres del seacutequito imperial de los reyes como Andreacutes Vesalio o Luis Lobera
de Aacutevila y de la presencia en la misma de otras figuras importantes en el aacutembito como
el cirujano Juan Fragoso o el meacutedico Francisco Hernaacutendez Esta opinioacuten se ve
reforzada ademaacutes con la idea de que el humanismo toledano tuvo maacutes esplendor en la
vertiente filoloacutegica y helenista que en la meacutedica62
Sin embargo y desde que los Reyes
Catoacutelicos concedieran el primer privilegio a la ciudad para imprimir a finales del siglo
XV diversos autores de medicina publicaron sus obras en el Toledo de la eacutepoca
produccioacuten que solo se vio interrumpida a mediados de siglo sin bien en la segunda
mitad vieron la luz importantes obras de farmacopea63
De esta forma entre finales del
siglo XV y la primera mitad del XVI la imprenta toledana publicoacute numerosas
61 Cf SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1972 9-12
62 Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1475-1476
63 Veacutease para estas afirmaciones y la lista de obras meacutedicas por autores en la imprenta toledana del
siglo XVI que relatamos a continuacioacuten SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1977 10-18 y 29
32
traducciones al castellano de grandes claacutesicos de la medicina -el Lilio de Medicina de
Bernardo de Gordon o el Libro o practica en Cirugia del italiano Juan de Vigo entre
otras- asiacute como obras de meacutedicos propiamente toledanos como Juliaacuten Gutieacuterrez -con
sus De potu in lapidis preservatione y De computatione dierum criticorum- o Luis de
Villarrubia -Tractatus eximiushellipab Epydemiali morbo- y Jorge Goacutemez -De ratione
minuendi sanguine in morbo laterali-64
Ya en la segunda mitad del siglo publicaron sus
obras en la ciudad autores como el meacutedico aragoneacutes Jeroacutenimo Jimeacutenez -Institutiorum
Medicarum libri quatuor nunc primum in lucem editi- o los boticarios toledanos
Lorenzo Peacuterez -Libro de Theriaca y De medicamentorum simpliciumhellipdelectu- y Veacutelez
de Arciniega -De simplicium medicamentorum collectione-65
Al final de la centuria la
imprenta de esta ciudad sacoacute a la luz lo que parecen ser las uacuteltimas obras meacutedicas del
Renacimiento toledano ambas sobre veterinaria el Libro de Albeiteria de Manuel Diacuteaz
y una recopilacioacuten de textos antiguos sobre este mismo tema de Alonso Suarez
En lo que respecta en concreto a Lorenzo Peacuterez pocos son los datos que
tenemos de eacutel Todas las secciones que se le dedican en las distintas obras biograacuteficas de
caraacutecter general apoyan sus afirmaciones en unos cuantos datos fundamentales Asiacute
sabemos que nuestro autor nacioacute en Toledo donde ejercioacute la profesioacuten de boticario y
que probablemente viajoacute por Espantildea Italia y Asia para conocer de primera mano las
plantas y poder corregir asiacute los errores que en la eacutepoca abundaban en las boticas66
Esta informacioacuten ademaacutes coincide con los datos esquemaacuteticos que aportan en la
actualidad J M Loacutepez Pintildeero y R Sancho de San Romaacuten67
Por otra parte F Picatoste
y Rodriacuteguez68
antildeade que se retiroacute antes del antildeo 1588 y A J Cavanilles69
que fue hijo
de un padre ilustrado que ldquole ensentildeoacute la facultad le inspiroacute el buen gusto los deseos de
saber y los de ser uacutetil aacute la sociedadrdquo y que con esta finalidad se instruyoacute en el latiacuten y
el griego ldquopara leer y corregir los coacutedices antiguos que trataacuteron de vegetales y
remediosrdquo testimonio que prueba con algunos ejemplos extraiacutedos del propio Libro de
64
De estos dos uacuteltimos autores habla tambieacuten SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1478-1487 y
1492 afirmando que seguiacutean anclados a la tradicioacuten meacutedica medieval frente a lo que parecioacute ocurrir con
las obras latinas ya imbuidas de los rasgos del humanismo de los dos boticarios de la segunda mitad del
siglo a los que nos referiremos en seguida 65
Cf para un estudio filoloacutegico de las obras en latiacuten de estos dos autores SANTAMARIacuteA
HERNAacuteNDEZ 2005 1487-1492 66
Estos datos aparecen en CAVANILLES 1804 105-106 COLMEIRO 1858 153 y PICATOSTE Y
RODRIacuteGUEZ 1891 241 67
Cf LOacutePEZ PINtildeERO 1979 302 y SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1977 17 68
Cf PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ ibidem 69
CAVANILLES ibidem
33
Theriaca Praacutecticamente lo mismo nos dice E Reyes Proacutesper70
en una obra de
principios del siglo XX donde afirma que Lorenzo Peacuterez era ldquoun culto humanista y
botaacutenico perspicazrdquo y que ldquodespueacutes de haber aprendido correctiacutesimamente el griego el
latiacuten y cuanto se habiacutea publicado de estudio de las plantas hasta su tiempo viajoacute por
nuestro paiacutes Italia y Asia para ver vivas muchas de las plantas que describieron y a
veces confundieron los antiguos autoresrdquo Los tres autores antes mencionados71
hacen
tambieacuten referencia a los conocimientos del boticario poco comunes en la eacutepoca por lo
que afirman merecieron el elogio de escritores como Sprengel72
que llegoacute a considerar
a nuestro autor eacutemulo de Maranta73
Tanto F Picatoste y Rodriacuteguez como M
Colmeiro74
testifican ademaacutes que Diego Serrano el boticario que llevoacute a la imprenta la
obra en latiacuten de nuestro autor despueacutes de que este se hubiera retirado en la dedicatoria a
dicha obra alega que le pidioacute este libro porque ldquolos muy doctos le daban el primado en
la eleccioacuten de los medicamentos simplesrdquo En relacioacuten a todo esto A J Cavanilles75
antildeade casi a modo de conclusioacuten que en el prefacio del meacutedico Francisco Pentildea a dicha
obra Lorenzo Peacuterez aparece como ldquoun sabio casi superior aacute los distinguidos de su siglo
que conocioacute quanto habiacutean escrito sobre yerbas comprobaacutendolo todo por siacute mismo y
que supo antildeadir nuevas luces para promover la cienciardquo Todos estos testimonios76
aportan evidencias sobre la singularidad y excelencia de nuestro autor como boticario e
incluso humanista una figura que aportoacute datos interesantes sobre la materia meacutedica y
preludioacute algunas consideraciones que antildeos maacutes tarde se asentariacutean en el aacutembito de la
botaacutenica
70
E REYES PROacuteSPER Dos noticias histoacutericas del inmortal botaacutenico y sacerdote hispano-valentino
Don Antonio Joseacute Cavanilles Madrid Artes Graacuteficas ldquoMateurdquo 1917 nota 25 71
Cf de nuevo CAVANILLES 1804 106-107 que vuelve a ilustrar con ejemplos extraiacutedos de la
obra del autor COLMEIRO ibidem y PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ ibidem que debioacute reproducir aquiacute
las palabras de M Colmeiro pues los testimonios de ambos autores son praacutecticamente iguales 72
Botaacutenico y fiacutesico alemaacuten que vivioacute entre los siglos XVIII-XIX Cf JOURDAN 1820-1825 vol 7
249-250 73
Meacutedico botaacutenico y teoacuterico literario del Renacimiento italiano autor entre otras de una obra en
italiano sobre la triaca traducida poco despueacutes al latiacuten por el meacutedico y botaacutenico alemaacuten J Camerarius Cf
JOURDAN 1820-1825 vol 6 177-178 74
Cf COLMEIRO ibidem y PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ 1891 242 75
CAVANILLES 1804 110 76
Ademaacutes de en los autores mencionados tambieacuten encontramos pequentildeas referencias a Lorenzo Peacuterez
en otras obras bibliograacuteficas y en algunos estudios sobre historia de la farmacia o noticias de algunas
boticas espantildeolas Entre ellas destacamos la de F J PUERTO SARMIENTO La Triaca Magna
Discurso de ingreso como acadeacutemico de nuacutemero en la RANF leiacutedo el 26 de febrero de 2009 disponible
en formato electroacutenico en Real Academia Nacional de Farmacia [en liacutenea] lthttpwwwranfcompdfdisc
ursosnumeropuertopdfgt
34
Sabemos por tanto que Lorenzo Peacuterez escribioacute dos textos sobre farmaceacuteutica77
que han llegado hasta nosotros en su versioacuten original En latiacuten redactoacute su De
medicamentorum simpliciumhellipdelectu78
publicado en Toledo en 1599 por el ya
mencionado Diego Serrano tambieacuten boticario un breve escrito sobre la eleccioacuten y
reposicioacuten de medicamentos simples y compuestos en el que recogioacute las
denominaciones latinas restituidas corrompidas y castellanas de cada uno de ellos con
el objeto de instruir a los boticarios y de evitar las confusiones terminoloacutegicas entre
ellos La obra por tanto tiene una finalidad praacutectica que se consigue no obstante
mediante la depuracioacuten del leacutexico un ejercicio muy comuacuten entre los humanistas
meacutedicos79
A este escrito lo precedioacute en 1575 el Libro de Theriaca publicado en
castellano por el propio autor en la misma ciudad y en el que trata diversos aspectos de
los distintos ingredientes de una composicioacuten medicinal M T Santamariacutea Hernaacutendez80
sentildeala que en este caso la finalidad de la obra es exclusivamente praacutectica si bien aquiacute
como veremos maacutes adelante el autor tambieacuten deja traslucir sus preocupaciones
linguumliacutesticas a traveacutes de diversas actuaciones que aunque escasas no deben pasar
desapercibidas
12 DESCRIPCIOacuteN DE LA OBRA
La obra que nos ocupa consta de 399 paacuteginas y veinticuatro hojas no numeradas
ocho al principio y dieciseacuteis al final Su tiacutetulo completo es bastante expliacutecito y ya
revela en cierto modo tanto el contenido como la finalidad de la misma ldquoLibro de
Theriaca limpio de los errores hasta nuestros tiempos en ella cometidos y vtilissimo
para preparar y configir muchos Simples y Compuestos cada dia recebidos en vso de
Medicinardquo (I 1-9)81
Dicho tiacutetulo aparece en la portada junto con otros datos que nos
dicen que la obra fue escrita por el boticario Lorenzo Peacuterez vecino de Toledo y que fue
impresa en la misma ciudad en casa de Juan de Ayala en el antildeo 1575 dirigida al
77
De las dos obras de Lorenzo Peacuterez habla sobre todo CAVANILLES 1804 108-110 tambieacuten
encontramos breves descripciones de las mismas en COLMEIRO 1858 153 y PICATOSTE Y
RODRIacuteGUEZ 1891 241-242 78
PERESIUS 1599 79
Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2006 273-281 80
Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1489-1490 81
La paginacioacuten que se indica con nuacutemeros romanos es nuestra Se trata en todo momento de
paacuteginas nunca de folios Tras esta se especifican en cada referencia las liacuteneas en las que se encuentra el
texto citado
35
Ayuntamiento de Toledo Tambieacuten se indica en el mismo sitio que la obra cuenta con el
privilegio concedido por el rey para ser vendida especificaacutendose a continuacioacuten la tasa
de la misma
Tras la portada nos encontramos con una carta de Juan Fernaacutendez de Herrera
Secretario del Consejo del Rey en la que se especifica de nuevo la tasa de la obra82
A
este texto le sigue una carta de Juan Gallo escribano de la Caacutemara del Rey redactada
por mandato suyo y que contiene la licencia de impresioacuten83
Una uacuteltima carta del rey
en este caso escrita por Martiacuten de Gaztelu recoge la ceacutedula que da licencia al autor para
imprimir y vender el libro ldquopor tiempo de diez antildeosrdquo (VI 17)
Las siguientes paacuteginas se reservan a la epiacutestola nuncupatoria dirigida al
Ayuntamiento de Toledo en la que el autor especifica entre otras cosas la finalidad de
la obra
Assi yo aacute saber estas cosas de plantas inclinado procure recoger los ratos de mi estudio
y escriuir vn tratado de Theriaca solo por entender que V S hauia acordado con
mucha razon y prudencia hazer vn compendio de todos los simples y compuestos
medicamentos recibidos en esta ciudad en el vso de medicina para limpiar las Boticas
de los enuegecidos errores y conseruar en salud la Republica (XI 7-17)
Otro aspecto sentildealado en la misma muy relevante para nuestro estudio es el de la
justificacioacuten del empleo del romance en lugar del latiacuten lengua usual en las obras de
caraacutecter cientiacutefico de la eacutepoca y que analizaremos maacutes adelante A esta epiacutestola siguen
tres sonetos de Alonso Saacutenchez teoacutelogo y rector del Colegio de Navalcarnero del
Doctor Tomaacutes de Arroyo y del Licenciado Pedro Suaacuterez estos dos uacuteltimos meacutedicos
dedicados al autor
Tras estos sonetos comienza el Libro de Theriaca propiamente dicho un escrito
sobre un remedio universal conocido como triaca -del aacuterabe hispano attiryaacuteq este del
aacuterabe claacutesico tiryāq este del latiacuten theriaca y este del griego θηριακή derivado de
θηρίον fiera animal84
- que se empleoacute desde la Antiguumledad y hasta los siglos XVIII-
XIX primero contra la mordedura venenosa de ciertos animales y despueacutes como
82
ldquo[hellip] le tassaron a tres marauedis cada pliego con que no se pueda uender ni distribuyr sin que al
principio de cada libro de la dicha impression vaya impresso esta tassa [hellip]rdquo (II 9-13) 83
ldquo[hellip] por la qual [carta] vos damos licencia y facultad para que por esta vez qualquier impressor
destos nuestros reynos pueda imprimir el dicho libro [hellip]rdquo (IV 4-10) 84
Cf Real Academia Espantildeola Diccionario de la lengua espantildeola (22a ed) [en liacutenea]
lthttplemaraeesdraeval=theriacagt
36
panacea para diversas enfermedades85
El cuerpo de la obra de Lorenzo Peacuterez estaacute
constituido por un proemio (1-4) y la triaca de Androacutemaco encabezada por una lista en
latiacuten con los simples y compuestos que la conforman y seguida de la descripcioacuten de
cada uno de ellos (5-348) asiacute como de dos secciones finales con informacioacuten sobre la
manera de componer la triaca y su fermentacioacuten y duracioacuten respectivamente (348-364)
La obra concluye con un anexo en latiacuten que incluye distintas versiones de la
triaca de varios autores -los antiguos Galeno Aecio de Amida y Pablo de Egina y el
medieval Juan Actuario asiacute como las versiones de Androacutemaco el Viejo Androacutemaco el
Joven y Damoacutecrates recogidas por Galeno en sus escritos- en cuya uacuteltima paacutegina
encontramos un colofoacuten con informacioacuten del lugar y el antildeo de impresioacuten (285-399)
Cierra la obra un iacutendice de contenidos (CDI-CDXXX)
Como el autor declara en la epiacutestola nuncupatoria la obra se redactoacute con el
objeto de corregir los errores de los boticarios y evitar las frecuentes confusiones a la
hora de elaborar la triaca una finalidad praacutectica que confiere al texto una funcioacuten
fundamentalmente didaacutectica y que nos permite encuadrarlo quizaacute con ciertas reservas
dentro del geacutenero de las farmacopeas entendidas como recopilaciones de recetas de
productos medicinales con descripciones de cada uno de sus ingredientes y
explicaciones sobre su composicioacuten y preparacioacuten que en la liacutenea de los recetarios de
tipo praacutectico probablemente se alejariacutean de excesivas pretensiones literarias y buscariacutean
llegar al destinatario de manera directa Se trata por tanto de un texto claro y sencillo
que escapa a grandes ambiciones de erudicioacuten pero que no obstante cuenta con rigor y
con datos que proceden de una documentacioacuten ampliamente contrastada Todos estos
aspectos relacionados con los destinatarios concretos de la obra de los que dependiacutea la
eleccioacuten de la lengua y de los procedimientos de expresioacuten y el empleo de fuentes seraacuten
ampliamente atendidos en los siguientes epiacutegrafes
85
Esta famosa composicioacuten fue puesta en praacutectica por primera vez por el rey Mitriacutedates en el siglo II
a C por quien la misma recibioacute el nombre de mitridato No obstante casi un siglo despueacutes Androacutemaco
el Viejo meacutedico del emperador Neroacuten mejoroacute la foacutermula de Mitriacutedates -antildeadiendo entre otros
ingredientes carne de viacutebora- y desde entonces la receta fue transmitida por diversos autores -como
Galeno que transmitioacute varias veces la foacutermula de Androacutemaco en sus escritos- Cf GARIJO 1992 10-13
56
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Renaissance Texts and Studies pp 273-281
18
recogidos por L Gil Fernaacutendez32
propiciaron la aparicioacuten de ciertos sectores que
abogaron por el uso del romance y rechazaron el empleo del latiacuten en la medicina a
pesar de que era aceptado por la mayoriacutea como lengua de la ciencia y de que su empleo
era exigido en la ensentildeanza universitaria y su conocimiento por parte de los
profesionales ordenado por pragmaacutetica -como sucediacutea seguacuten afirma M L Loacutepez
Terrada33
con los boticarios a quienes Felipe II obligaba mediante la pragmaacutetica de
1588 a conocer la lengua latina para poder examinarse- Las razones que adujeron los
partidarios del empleo del castellano se basaban sobre todo en motivos praacutecticos y de
bien comuacuten esto es en la necesidad de llegar a maacutes gente y lograr una mayor difusioacuten
de los saberes meacutedicos pues la realidad en lo que al conocimiento del latiacuten respectaba
era bien diferente de lo que se proponiacutea como ideal -asiacute en varias ocasiones la
necesidad de redactar una obra en castellano procediacutea de un encargo o ruego ajeno a la
voluntad del autor con frecuencia una peticioacuten del monarca- esta postura era
completada en muchos casos con otros motivos vinculados con el amor a la propia
lengua Estos fueron tambieacuten los argumentos que expusieron en su defensa los
humanistas meacutedicos que frente a la costumbre mayoritaria se decidieron a escribir
obras en romance34
Pero la mayoriacutea de autores siguioacute aferrada a la idea de que el latiacuten debiacutea ser la
lengua de la medicina alegando en defensa de esta postura que dicha lengua era el
coacutedigo de comunicacioacuten universal de la ciencia y la cultura que poseiacutea por su larga
historia en la materia una amplia tradicioacuten y un leacutexico teacutecnico elaborado y que
ademaacutes era fundamental para evitar el intrusismo profesional y las intromisiones no
deseadas en los distintos campos de la disciplina Hay que considerar tambieacuten que en
la mayoriacutea de los casos las obras no estaban dirigidas al gran puacuteblico sino a meacutedicos o
a estudiantes de medicina que seguacuten las exigencias de la eacutepoca debiacutean estar
familiarizados con la lengua tal y como afirma A I Martiacuten Ferreira35
al referirse a los
argumentos de los humanistas meacutedicos de la Universidad de Alcalaacute
Asiacute podemos cerrar la cuestioacuten afirmando con la misma autora que la eleccioacuten
de la lengua estaba condicionada en muchos casos por el geacutenero literario empleado el
32
Veacutease al respecto GIL FERNAacuteNDEZ 1997 48-83 33
Cf LOacutePEZ TERRADA 2002 174-175 34
Las razones de los defensores de esta postura ldquoromancistardquo aparecen en todos los estudios
consultados al respecto Cf BLANCO PEacuteREZ 1999 166-167 GIL FERNAacuteNDEZ 1997 60-61 LOacutePEZ
PINtildeERO 1979 138-139 MARTIacuteN FERREIRA 1995 172-173 MONTERO CARTELLE 2010 137 y
PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 132-133 35
Cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 168
19
puacuteblico al que se destinaba la obra y la materia concreta de la misma y que en el
contexto espantildeol del siglo XVI -extrapolando los datos de los estudios referidos a casos
concretos- lo usual fue emplear el latiacuten en los textos meacutedicos mientras que el
castellano se reservariacutea sobre todo para obras de cirugiacutea y anatomiacutea y para las
farmacopeas praacutecticas por la escasa familiaridad con el latiacuten de una parte importante de
los profesionales a los que iban dirigidas36
No podemos olvidarnos no obstante de los contrastes existentes en el seno del
propio movimiento donde no todos los humanistas meacutedicos se afanaron en editar
comentar y traducir a los claacutesicos Al contrario y seguacuten la opinioacuten de L S Granjel que
recoge en su trabajo A I Martiacuten Ferreira37
existieron tambieacuten seguidores de Galeno en
buacutesqueda de un perfeccionamiento del mismo y expositores modernos del sistema
galeacutenico medieval Ademaacutes junto con estos sectores maacutes ldquotradicionalesrdquo habiacutea
ldquodisidentesrdquo innovadores procedentes de lo que J M Loacutepez Pintildeero denomina la
ldquoperiferia teacutecnicardquo38
promotores de las principales renovaciones cientiacuteficas del
Renacimiento y que no pueden ser considerados por los estudiosos como humanistas
meacutedicos
Auacuten asiacute el humanismo significoacute mucho para la renovacioacuten de la ciencia y en
concreto la medicina pues apoyaacutendonos de nuevo en J M Loacutepez Pintildeero la necesidad
de entender de manera auteacutentica a los claacutesicos llevoacute al descubrimiento de
contradicciones internas y a la necesidad de recurrir a la observacioacuten de la realidad para
complementar hecho que terminoacute como ya sabemos en una ldquocrisis del criterio de
autoridad como base del conocimiento cientiacuteficordquo39
Ademaacutes este acercamiento
humanista a la ciencia meacutedica con un redescubrimiento de las doctrinas originales de
los claacutesicos y la consecuente posibilidad de considerarlas criacuteticamente supuso la base
de muchas reformas cientiacuteficas de la eacutepoca -como la del bruselense Andreacutes Vesalio que
sentildealoacute y rechazoacute algunos errores de la obra de Galeno a quien tradujo en su juventud y
es considerado el fundador de la anatomiacutea moderna-
Despueacutes de lo comentado parece innegable que dicha corriente contara con su
particular manifestacioacuten en Espantildea hecho probado por la existencia de profesionales
ilustres que aplicaron los principios de este humanismo a su labor meacutedica maacutes teoacuterica
36
Cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 174 37
Para esta opinioacuten y el asunto de los ldquodisidentesrdquo innovadores cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 26 38
LOacutePEZ PINtildeERO 1979 152 39
Esta afirmacioacuten y las ideas de este paacuterrafo aparecen como hemos sentildealado en LOacutePEZ PINtildeERO
1979 151
20
que praacutectica y vinculada casi siempre a aquellas universidades que funcionaron como
focos imprescindibles del mismo Si bien es cierto que empezoacute un siglo maacutes tarde que
en el resto de Europa limitando por tanto la labor de los humanistas meacutedicos a la
traduccioacuten y el comentario de textos ya sin edicioacuten pero todaviacutea con presencia de la
criacutetica textual los rasgos de esta corriente se manifestaron claramente en el ejercicio y
la produccioacuten escrita de muchos profesores de medicina que aunque en muchos casos
recibieron formacioacuten en el extranjero desarrollaron su trabajo en las universidades de
Salamanca y Valladolid -donde se mantuvo por maacutes tiempo la componente medieval
con figuras destacadas como Luis de Lemos o Luis Mercado- y Alcalaacute de Henares y
Valencia -donde los principios del humanismo meacutedico se implantaron con mayor
rapidez destacando la labor de profesionales como Francisco Valleacutes Pedro Jaime
Esteve o Luis Collado- Tambieacuten existieron no obstante figuras maacutes independientes
que desarrollaron su produccioacuten fuera de los principales centros universitarios -aunque
evidentemente recibieron formacioacuten en la universidad- como el ceacutelebre Andreacutes
Laguna ya mencionado anteriormente o el insigne Miguel Servet40
3 LA MEDICINA EN EL SIGLO XVI
Como podemos deducir el humanismo meacutedico espantildeol limitoacute praacutecticamente su
existencia al siglo XVI y dentro de ese periacuteodo amplio y ese contexto espacial
determinado se encuadra la obra del autor que nos proponemos estudiar Estas
circunstancias unidas al objetivo de la introduccioacuten contextual de esta primera parte del
trabajo que no es otro que servir de apoyo a la segunda nos obligan a centrarnos a la
hora de abordar el tema de la medicina renacentista en el siglo XVI y a poner especial
acento en la situacioacuten espantildeola cuyo panorama meacutedico en esta eacutepoca era un reflejo del
contexto general aderezado con las singularidades del propio paiacutes Es por eso por lo que
no incluimos ldquoespantildeolardquo en el tiacutetulo del epiacutegrafe pues muchos de los aspectos que
abordaremos a continuacioacuten podraacuten ser considerados una vez maacutes como reflejos de
40
El tema del humanismo meacutedico en Espantildea a traveacutes de los distintos focos universitarios o de algunas
figuras independientes estaacute ampliamente tratado en los ya mencionados estudios de BLANCO PEacuteREZ
1999 GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 MARTIacuteN FERREIRA 1995 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 cuyas
referencias completas se recogen en la bibliografiacutea de este trabajo asiacute como en M T SANTAMARIacuteA
HERNAacuteNDEZ El humanismo meacutedico en la Universidad de Valencia (siglo XVI) Valencia Consell
Valenciagrave de Cultura 2003 Informacioacuten maacutes general sobre el tema puede encontrarse en los primeros
capiacutetulos de cada uno y tambieacuten en MONTERO CARTELLE 2010 172-196 y LOacutePEZ PINtildeERO 1979
342-351
21
una realidad externa e independiente que debioacute contar con manifestaciones paralelas en
los distintos territorios no obstante siempre que hablemos de rasgos de los que no nos
consta una existencia a nivel maacutes general indicaremos que nos referimos al contexto
espantildeol
Normalmente las transiciones suelen entenderse como el paso progresivo que
algo sufre de un estado a otro pues asiacute nos lo demuestran la experiencia personal y la
sucesioacuten de los distintos periacuteodos histoacutericos que convencionalmente dividimos para
poder aprehender con claridad por medio de hitos Teniendo esto en cuenta no resulta
difiacutecil comprender la existencia en el panorama meacutedico europeo del periacuteodo que nos
ocupa de una dialeacutectica entre tradicioacuten y renovacioacuten cientiacutefica entendida como el
recurso a las autoridades antiguas o medievales frente a la introduccioacuten de las
renovaciones cientiacuteficas gestadas en el Renacimiento Dicha dicotomiacutea caracterizoacute
sobre todo a la primera mitad del siglo XVI que estuvo en cierto sentido dividida por
la continuidad del escolasticismo arabizado bajomedieval basado en la asimilacioacuten del
saber cientiacutefico griego heleniacutestico e islaacutemico por parte de las universidades de la Baja
Edad Media latina a traveacutes de las traducciones aacuterabes y la irrupcioacuten del humanismo
que como ya sabemos puede entenderse como movimiento de recuperacioacuten del saber
de la Antiguumledad grecolatina por medio del conocimiento directo de los textos claacutesicos
con todo lo que ello conlleva El resto de la centuria estuvo marcado por un predominio
de los principios de la corriente humanista que se habiacutea asentado ya en el paiacutes pero a
finales de siglo las aportaciones de la ciencia acadeacutemica aquella que estaba basada en el
humanismo meacutedico se agotaron al verse frustradas las expectativas propuestas a traveacutes
de dicha corriente para el renacimiento de la ciencia Esto permitioacute la entrada de nuevos
elementos que se habiacutean gestado en los aacutembitos extraacadeacutemicos y en la ya mencionada
ldquoperiferia teacutecnicardquo Auacuten asiacute la posibilidad de aferrarse a la tradicioacuten por motivos
ideoloacutegicos estaba abierta y eso fue precisamente lo que sucedioacute en Espantildea donde a
finales de siglo la Contrarreforma hizo que se recuperaran las doctrinas de la ciencia
tradicional si bien reformuladas y se rechazaran las renovaciones cientiacuteficas durante lo
que se considera en palabras de J M Loacutepez Pintildeero41
una etapa de neoescolasticismo
contrarreformista Durante la mayor parte del siglo la ciencia espantildeola -y por tanto la
medicina que es lo que aquiacute nos ocupa- participoacute no obstante de aquella dicotomiacutea
41
Sobre la dialeacutectica del siglo XVI entre tradicioacuten y renovacioacuten cientiacutefica cf LOacutePEZ PINtildeERO 1979
149-154 donde aparecen todas las ideas de este paacuterrafo
22
predominando el humanismo en el plano cientiacutefico -sobre todo mediada la centuria-
pero todaviacutea con una notable influencia del escolasticismo arabizado bajomedieval
Relacionado con esta cuestioacuten y ya exclusivamente dentro del panorama
espantildeol se encuentra el asunto de las generaciones de meacutedicos42
que se sucedieron en la
medicina espantildeola renacentista y que dieron clara muestra de la transicioacuten a la que
antes nos referiacuteamos En un primer momento que comprendioacute el final del siglo XV y el
comienzo del XVI desarrollaron su labor los meacutedicos pertenecientes a la primera
generacioacuten castellana con predominio todaviacutea del galenismo arabizado No obstante a
mediados de la centuria el contacto con Europa y la formacioacuten de muchos meacutedicos en el
extranjero permitieron la entrada de los principios del humanismo que fueron
asimilados por muchos profesionales de la medicina Destacan en esta etapa los
meacutedicos valencianos Miguel Jeroacutenimo Ledesma Miguel Juan Pascual Pedro Jaime
Esteve y Luis Collado entre otros y algunas figuras vinculadas a las universidades
castellanas como Bustamante de Paz en Salamanca o Rodrigo Reinoso en Alcalaacute de
Henares asiacute como otras maacutes universales o independientes entre las que podemos contar
a Juan Valverde de Amusco Goacutemez Pereira o los ya citados Miguel Servet y Andreacutes
Laguna Una tercera y uacuteltima generacioacuten estuvo protagonizada por los meacutedicos
vinculados a la corte -en concreto a la de Felipe II- que ya completamente
influenciados por el humanismo espantildeol y europeo y marcados por la situacioacuten socio-
poliacutetica del paiacutes iniciaron aquella corriente de neoescolasticismo contrarreformista En
este caso fueron meacutedicos como Fernando de Mena Cristoacutebal de Vega o Francisco
Valleacutes en Alcalaacute de Henares Luis de Lemos o Juan Bravo de Piedrahita en Salamanca
y Luis Mercado en Valladolid los que destacaron en el panorama entre otros
profesionales
Ahora bien todos estos meacutedicos formaban parte de una eacutelite social y poliacutetica que
limitaba sus labores sobre todo a la vertiente teoacuterica -quedando la praacutectica reducida a
la atencioacuten meacutedica de unos cuantos grupos elitistas- y vinculaba su actividad a las
universidades Pero el panorama meacutedico espantildeol de la eacutepoca contaba con otras figuras
que tambieacuten ejerciacutean la medicina aunque en muchos casos careciacutean de la formacioacuten
necesaria A saber meacutedicos ldquoempiacutericosrdquo entre los que se contaba a barberos algebristas
o bizmadores sangradores y parteras -todos ellos procedentes del pueblo llano y casi
siempre ajenos al mundo universitario- hombres y mujeres vinculados al mundo de la
42
Este asunto es ampliamente tratado en BLANCO PEacuteREZ 1999 27-28 MARTIacuteN FERREIRA 1995
27-28 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 25
23
hechiceriacutea y la supersticioacuten -saludadores o ensalmadores- e impostores que fingiacutean
tener una soacutelida formacioacuten -y por supuesto desconociacutean las lenguas claacutesicas- todos
ellos criticados por los meacutedicos humanistas conscientes de su posicioacuten elitista y con
una formacioacuten acadeacutemica que avalaba su ejercicio profesional43
Esta situacioacuten hizo pensar a esos meacutedicos universitarios en la necesidad de
exigir a los que iban a ejercer la medicina una serie de requisitos que manifestaron
mediante escritos en los que se describiacutea la figura del meacutedico ideal44
Entre otras
necesidades se planteaba la de conocer los preceptos de los autores claacutesicos de la
medicina sin olvidar a los aacuterabes y los escritos maacutes recientes -como proponiacutea Luis de
Lemos- y conocer la lengua latina y en menor medida la griega asiacute como un poco de
la aacuterabe para poder acceder a los textos -planteamiento que aparece en los escritos de
los meacutedicos E Jorge Enriacutequez y Alonso de Miranda-
Ante estas circunstancias para controlar de manera oficial la formacioacuten de los
profesionales de la medicina se creoacute a finales del siglo XV el Real Tribunal del
Protomedicato45
que llevaba a cabo dicha tarea por medio de exaacutemenes con los que los
protomeacutedicos evaluaban los conocimientos de los aspirantes a los diversos cargos de la
medicina para otorgarles en su caso la licencia que les permitiacutea ejercer
4 MEacuteDICOS Y BOTICARIOS DOS REALIDADES EN UN NUEVO ESCENARIO
Hasta ahora nos hemos referido sobre todo a un tipo de profesional de la
medicina el meacutedico con sus diferentes figuras Sin embargo en la eacutepoca existiacutean otras
ocupaciones sanitarias que compartiacutean escenario con los meacutedicos y cubriacutean las distintas
necesidades que este aacutembito demandaba mediante un trabajo que combinaba teoriacutea y
praacutectica Asiacute podiacutea contarse ademaacutes de con meacutedicos con cirujanos boticarios y
albeacuteitares46
figuras con una formacioacuten y un ejercicio profesional diferenciados y unas
condiciones generalmente dispares en materia de regulacioacuten -si bien es cierto que
coincidiacutean en muchos aspectos como trabajadores de un mismo campo- En este
43
Aborda esta cuestioacuten entre otros MARTIacuteN FERREIRA 1995 28-30 44
De la figura del meacutedico ideal tal y como la retratan los escritos de los propios meacutedicos humanistas
habla sobre todo PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 33-35 45
Sobre el funcionamiento de esta institucioacuten en la eacutepoca que nos ocupa y otras cuestiones
relacionadas cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 34-35 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 37 46
El tiacutetulo del capiacutetulo ya mencionado de LOacutePEZ TERRADA 2002 -ldquoMeacutedicos cirujanos boticarios y
albeacuteitaresrdquo- ilustra a la perfeccioacuten esta realidad que aparece ademaacutes explicada al detalle en el cuerpo del
mismo Se han utilizado para este epiacutegrafe las pp 161-168 y 174-177
24
epiacutegrafe solo vamos a abordar de manera sucinta los aspectos que atantildeen a la
ocupacioacuten de los meacutedicos y a la de los boticarios para acotar asiacute el espacio que nos
permitiraacute comprender mejor la segunda parte del trabajo limitaacutendonos al aacutembito que
maacutes se acerca a nuestro objeto de estudio a traveacutes de una visioacuten comparada de dos
profesiones meacutedicas diferentes
En el siglo XVI la uacutenica ocupacioacuten de caraacutecter cientiacutefico que se habiacutea convertido
en profesioacuten era la de meacutedico Como ya sabemos la formacioacuten estaba a cargo de las
universidades mientras que la regulacioacuten del ejercicio y la concesioacuten de licencias eran
competencia de la burocracia nacional que estableciacutea la necesidad de superar una serie
de exigencias previas a la incorporacioacuten a la praacutectica profesional A saber seguir una
formacioacuten que comprendiacutea el grado de bachiller en artes en universidades aprobadas
maacutes cuatro antildeos de estudios en una facultad que permitieran obtener el de bachiller en
medicina y dos antildeos de praacutecticas con meacutedicos aprobados superar el examen del
Protomedicato y finalmente obtener la licencia concedida por la Corona o por las
ciudades que permitiacutea ejercer Una vez obtenida dicha licencia los meacutedicos podiacutean
empezar a trabajar en distintos aacutembitos cada uno de los cuales proporcionaba un estatus
social y una remuneracioacuten diferentes en la casa real en el ejeacutercito o en hogares de
grandes sentildeores laicos y eclesiaacutesticos o en las ciudades Por otra parte no hubo en el
nuevo escenario una diferenciacioacuten demasiado evidente y radical entre el ejercicio
profesional de los meacutedicos y el de los cirujanos a pesar de que a finales de siglo se
establecioacute por pragmaacutetica que los meacutedicos no podiacutean realizar operaciones quiruacutergicas
asiacute como tampoco existioacute un liacutemite claro entre las funciones de los meacutedicos y las de los
boticarios si bien es cierto que se consideraba que estos uacuteltimos perteneciacutean a un grado
inferior bajo las oacuterdenes de aquellos
En lo que respecta a los boticarios los requisitos que debiacutean cumplir para
conseguir la licencia de ejercicio eran baacutesicamente los mismos que hemos indicado para
los meacutedicos pero con alguna variacioacuten que los acercaba maacutes al colectivo de los
cirujanos Asiacute debiacutean superar un periacuteodo de aprendizaje con un maestro boticario a lo
largo de cuatro antildeos -se trataba en este caso de una formacioacuten de caraacutecter artesanal y
no universitaria- y finalmente el examen ante el Tribunal del Protomedicato que les
permitiriacutea obtener la licencia necesaria para poder abrir una botica y dispensar
medicamentos Cuando contaban con este permiso los boticarios podiacutean trabajar como
los meacutedicos en distintos aacutembitos tambieacuten con diversa consideracioacuten social y sueldos
diferentes podiacutean abrir una botica por cuenta propia en una ciudad o bien ser
25
contratados por las autoridades urbanas podiacutean trabajar para un hospital -los de cierto
renombre soliacutean tener boticas propias- o podiacutean incorporarse al servicio de la casa real
Como sucediacutea con el resto de ocupaciones sanitarias el ejercicio de los boticarios estaba
regulado por el Tribunal del Protomedicato que se afanoacute especialmente en evitar
problemas de intrusismo -que los meacutedicos prepararan y vendieran recetas en sus casas o
que personas ajenas a la profesioacuten indicaran medicacioacuten sin receta previa- o un
problema frecuente como aquel de que los meacutedicos recetaran siempre a un boticario
determinado normalmente emparentado con ellos asiacute como en exigir a los boticarios
permanecer en sus boticas durante unas horas determinadas y preparar en ellas los
medicamentos En cuanto a la corona se encargoacute por medio de pragmaacuteticas de
prohibir que los boticarios fueran tambieacuten drogueros de obligar a los mismos a incluir
en el envase de los compuestos el diacutea mes y antildeo en que se hicieron de incluir a un
boticario en los exaacutemenes del Protomedicato -como examinador entendemos- y de
unificar los pesos y medidas farmaceacuteuticos entre otras cosas Por uacuteltimo el asunto de la
lengua que tanto atantildee a nuestro objeto de estudio estuvo en este colectivo
determinado en gran medida por la pragmaacutetica de 1588 que establecioacute para los
boticarios entre otras cosas la obligacioacuten de saber latiacuten como requisito para poder
examinarse Un ejemplo de esta postura es el del meacutedico Antonio de Aguilera que
consideraba que el boticario ideal debiacutea ser latino o al menos entender el latiacuten47
Es
posible seguacuten Loacutepez Terrada48
que los boticarios maacutes exigentes se preocuparan por
estudiar esta lengua en las universidades pero un grupo seguramente amplio seguiriacutea
desconociendo el latiacuten que resultaba imprescindible para poder entender sin problemas
las recetas que los doctores en medicina escribiacutean en la misma a pesar de los intentos
de los boticarios previos a la pragmaacutetica por obligar a los meacutedicos a redactarlas en
romance
47
Cf LOacutePEZ TERRADA 2002 174-175 48
Cf LOacutePEZ TERRADA ibidem
26
II MARCO LITERARIO
La inclusioacuten de un epiacutegrafe que exponga las liacuteneas generales del contexto
literario en el que se gestoacute la obra que nos ocupa y del marco en el que se desarrolloacute la
literatura que con sus textos sirvioacute de precedente a la produccioacuten meacutedica renacentista
resulta imprescindible en un trabajo de estas caracteriacutesticas como ya hemos
manifestado en la introduccioacuten Por ello vamos a intentar ofrecer a continuacioacuten una
visioacuten concisa pero justa de los distintos geacuteneros y obras que fueron surgiendo en el
seno de la disciplina meacutedica en cada eacutepoca y que fueron producto del trabajo de una
serie de profesionales que tambieacuten asumieron el papel de autores con el objetivo de
divulgar sus conocimientos sirvieacutendose para ello de distintos recursos expresivos
vinculados a las necesidades y circunstancias de cada periacuteodo
1 TEXTOS MEacuteDICOS ANTIGUOS Y MEDIEVALES FUENTES PARA UNA
NUEVA LITERATURA MEacuteDICA
11 LA MEDICINA CLAacuteSICA GRECOLATINA Y SUS TEXTOS
La medicina griega constituye el punto de partida de toda la medicina occidental
posterior Esta contundente sentencia que deducimos de las liacuteneas del trabajo de E
Montero Cartelle49
pone de manifiesto la gran influencia que los textos meacutedicos de esta
eacutepoca ejercieron en la produccioacuten del resto de periacuteodos incluso y quizaacute sobre todo en
la de los romanos coetaacuteneos en cierto modo de aquellos Dicha afirmacioacuten resulta
razonable si advertimos que fue durante los siglos VI-V a C cuando la medicina se
constituyoacute como saber teacutecnico gracias al trabajo de una serie de meacutedicos entre los
cuales destacoacute el conocido Hipoacutecrates Es quizaacute por este motivo por el que a la
produccioacuten literaria meacutedica de ese periacuteodo que abarca escritos de temas muy variados
se la conoce con el nombre de Corpus Hippocraticum a pesar de que muchos de esos
textos no habiacutean sido escritos por Hipoacutecrates50
Despueacutes de este meacutedico destacaron
figuras como la de Galeno -en el siglo II- a quien se atribuye una amplia produccioacuten de
49
Cf MONTERO CARTELLE 2020 11 50
Para el apartado de medicina griega cf LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 73-81 y 271-281
27
escritos de medicina tambieacuten de diverso contenido51
o un siglo antes la de
Dioscoacuterides autor del De materia medica una obra sobre simples que gozoacute de gran
fortuna en eacutepocas posteriores y se convirtioacute en precursora de la moderna farmacopea
Entre las muchas figuras posteriores a estas uacuteltimas fue remarcable la de
Oribasio de Peacutergamo meacutedico del emperador Juliano que desarrolloacute su variada obra
reunida en unas colecciones meacutedicas en el siglo IV A Oribasio lo sucedieron otros
autores meacutedicos como Aecio de Amida o Pablo de Egina -entre los siglos VI-VII
probablemente- que son considerados junto con aquel dentro del aacutembito de la
medicina bizantina Es por esto por lo que en algunos manuales aparecen junto con
Galeno dentro del contexto meacutedico de la eacutepoca romana imperial52
si bien es cierto que
en todos los casos se trata de autores griegos Debemos tener en cuenta que estas
uacuteltimas figuras conociacutean con frecuencia las obras de los autores meacutedicos anteriores e
incluso se apoyaban en ellas para componer sus textos
Mientras que la medicina griega como hemos dicho constituye la base y el
punto de partida de todo el movimiento meacutedico occidental posterior la medicina
romana es original en su aproximacioacuten adaptacioacuten y realizacioacuten del modelo griego53
De esta forma destaca la produccioacuten meacutedica latina de eacutepoca imperial repartida en los
siglos I y IV que constituyeron dos etapas bien diferenciadas en lo que respecta a
geacuteneros y lengua Asiacute si nos centramos en las formas de expresioacuten literaria podemos
distinguir por un lado la enciclopedia dedicada a la formacioacuten cultural general y
desarrollada sobre todo en el siglo I con representantes como Celso -considerado por
su elegante prosa el Ciceroacuten de los meacutedicos- y Plinio el Viejo conocido por su
Naturalis historia que dedica los libros XXIII-XXXII a tratar las propiedades
medicinales de varios productos de origen vegetal y animal El otro gran geacutenero fue el
manual una forma literaria con fines didaacutecticos maacutes propia de los siglos IV-V donde se
observa una tendencia al recetario de tipo praacutectico Estos manuales soliacutean presentar
numerosas traducciones o adaptaciones de textos anteriores estaban orientados al
puacuteblico en general y empleaban una lengua vulgarizante Dentro de este geacutenero
destacaron autores como Celio Aureliano y Marcelo Empiacuterico asiacute como ciertos escritos
menores proacuteximos al periacuteodo medieval como el De herba vettonica tradicionalmente
51
Cf para una ordenacioacuten sistemaacutetica de sus obras LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 219-220 52
De esta forma en MAZZINI 1997 73-96 53
Asiacute lo apunta en su trabajo MONTERO CARTELLE ibidem
28
atribuido a Antonio Musa meacutedico del emperador romano Augusto el Herbarius de
Pseudo-Apuleyo o el Liber medicinae ex animalibus que se atribuye a Sexto Plaacutecido54
12 LITERATURA MEacuteDICA EN LA EDAD MEDIA LATINA
Con el agotamiento de la Antiguumledad la literatura meacutedica se vio afectada por
ciertas transformaciones producto de la evolucioacuten de la ciencia y reflejo del progresivo
cambio de contexto Auacuten asiacute y como era de esperar en esta nueva eacutepoca se
mantuvieron y se desarrollaron ciertos rasgos gestados durante los uacuteltimos antildeos del
periacuteodo anterior como sucedioacute por ejemplo con la distribucioacuten de la medicina en tres
ramas55
la diaetetica encargada del mantenimiento de la salud corporal la
pharmaceutica que abarcaba la ciencia de los medicamentos tambieacuten conocida como
terapeacuteutica o materia meacutedica y la chirurgia que comprendiacutea las intervenciones
quiruacutergicas Dentro de cada una de estas ramas se fueron desarrollando formas literarias
diferentes -asiacute y entre otras los regimina en la primera los herbarios y antidotarios en
la segunda y las anatomiacuteas y cirugiacuteas en la tercera- Otro aspecto importante del periacuteodo
medieval fue el desarrollo de la escolaacutestica56
corriente filosoacutefica y teoloacutegica que hacia
el siglo XIII se aplicoacute al aacutembito de la medicina apoyada en el ldquonuevo Aristoacutetelesrdquo y en
el ldquoviejo Galenordquo fundamentalmente arabizado Se basoacute sobre todo en un meacutetodo
especulativo carente de visioacuten criacutetica -predominaba el principio de autoridad- y con un
gran protagonismo de la dialeacutectica centrado por tanto en la vertiente teoacuterica -aunque
tambieacuten la praacutectica tuvo su desarrollo- y con una importante funcioacuten escolar No
podemos olvidar por otra parte que en esta eacutepoca muchos profesionales de la medicina
accedieron a los textos de los autores claacutesicos a traveacutes de las traducciones aacuterabes que
habiacutean ido apareciendo durante la Alta Edad Media vertieacutendose en muchos casos al
latiacuten lo que permitioacute a nivel linguumliacutestico la asimilacioacuten de diversos arabismos que se
sumaron a un latiacuten vulgarizado desde finales de la Antiguumledad y que durante el
desarrollo del periacuteodo iriacutea tecnificaacutendose y acercaacutendose al uso de la lengua literaria57
54
Cf para la medicina latina y en concreto para este paacuterrafo MONTERO CARTELLE 2010 11-
30 tambieacuten LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 184 y 282-287 y MAZZINI 1997 27-96 55
Esta cuestioacuten aparece en LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 3 191-197 y MONTERO
CARTELLE 2010 31 y ss 56
Sobre la aplicacioacuten de esta corriente a la medicina escriben de nuevo LAIacuteN ENTRALGO 1971-
1973 338-339 y MONTERO CARTELLE 2010 43 57
Como sentildeala MONTERO CARTELLE 2010 120-121
29
En lo que respecta a los geacuteneros literarios58
la nueva eacutepoca fue testigo del
desarrollo de una gran variedad de formas destinadas a satisfacer las diversas
necesidades de la ensentildeanza y la praacutectica meacutedicas Desde enciclopedias -como las
Ethymologiae de Isidoro de Sevilla- hasta libros de secretos -un tipo de literatura
pseudocientiacutefica y semiculta a caballo entre los recetarios la literatura teacutecnica y los
textos hermeacuteticos- la lista comprendiacutea siacutentesis teoacutericas -compendia o summae como la
Practica dicta Lilium medicinae de Bernardo de Gordon- traducciones de grandes
obras de conjunto -como las de Gerardo de Cremona el autor maacutes representativo de la
Escuela de Toledo cuya traduccioacuten del Canon de Avicena supuso la clave de la
recepcioacuten medieval del mismo- comentarios o glosarios -que constituiacutean el origen del
meacutetodo escolaacutestico empleados en las lectiones con una funcioacuten fundamentalmente
pedagoacutegica y propedeacuteutica- concordancias -colecciones de sentencias de las grandes
autoridades de la medicina- diccionarios y leacutexicos meacutedicos -que recogiacutean la nueva
terminologiacutea tras la asimilacioacuten del influjo de la medicina aacuterabe como el Alphita
glosario anoacutenimo del siglo XIII- y conciliaciones -que intentaban concordar
contradicciones entre las distintas autoridades- Tambieacuten fueron importantes las
quaestiones y disputationes -que soliacutean seguir a las lectiones quedando normalmente en
una disputa dialeacutectica- las obras de introduccioacuten o accessus -que serviacutean de entrada a
las obras de las autoridades claacutesicas y a la medicina en general- los tacuina y las
tabulae -constituidos por cuadros sinoacutepticos que exponiacutean diversos aspectos de la
medicina medieval- y los consilia -obras de consejos destinadas a casos cliacutenicos
concretos-
2 LA EXPRESIOacuteN LITERARIA DE LA MEDICINA EN EL RENACIMIENTO
Como ya hemos expuesto en epiacutegrafes anteriores en el Renacimiento el
humanismo aplicado a distintos aacutembitos del saber suscitoacute un intereacutes por recuperar el
conocimiento de la Antiguumledad Asiacute en medicina los diversos profesionales tambieacuten
convertidos en autores se preocuparon por acceder a los textos meacutedicos claacutesicos de
manera directa afanaacutendose en la depuracioacuten de las versiones medievales y en la
traduccioacuten el comentario y la edicioacuten de las obras originales Por otra parte este
renacer de la Antiguumledad supuso en el plano linguumliacutestico una recuperacioacuten del modelo
58
Para esta cuestioacuten veacutease la detallada visioacuten que ofrece MONTERO CARTELLE 2010 45-105
30
claacutesico de la lengua latina con la consecuente buacutesqueda de belleza literaria a traveacutes de
la imitacioacuten de los autores grecolatinos una circunstancia que tambieacuten afectoacute a la
lengua de la medicina que convirtioacute a Galeno Hipoacutecrates y Celso entre otros autores
antiguos en la base de un movimiento de reaccioacuten contra el arabismo y la depravacioacuten
leacutexica medieval59
Esta nueva mentalidad dio lugar a nuevas formas literarias60
con las que divulgar
los conocimientos meacutedicos adaptadas a las necesidades del contexto y que en muchos
casos no eran sino continuacioacuten o reformulacioacuten de las del periacuteodo anterior Asiacute se
mantuvieron los tratados generales de corte tradicional si bien con novedades en la
siacutentesis y el orden expositivo y los consilia que en algunos casos conservaron su forma
medieval mientras que en otros introdujeron aspectos novedosos como tambieacuten
sucedioacute con las quaestiones Tambieacuten siguieron cultivaacutendose geacuteneros como la
enciclopedia las concordancias o conciliaciones y los resuacutemenes de auctoritates que
no obstante fueron dejando paso a las nuevas formas monografiacuteas especializadas sobre
temas concretos -como el De humani corporis fabrica un tratado de anatomiacutea escrito
por Andreas Vesalius- comentarios a los textos griegos que casi siempre formaban
parte de ediciones y traducciones al latiacuten -desarrollados por autores como Niccolograve
Leoniceno Thomas Linacre Guumlnther von Andernach o Janus Cornarius- textos sobre
las nuevas enfermedades y maacutes vinculados a la literatura que a la medicina las
epistulae -como las de Giovanni Manardo o Pietro A Mattioli- y los diaacutelogos en los
que primaba la funcioacuten didaacutectica por lo que soliacutean ser divulgados en lengua vernaacutecula
59
Cf MONTERO CARTELLE 2010 148-149 60
La cuestioacuten de los geacuteneros literarios de la medicina renacentista es de nuevo ampliamente tratada
en MONTERO CARTELLE 2010 128-136
31
III EL LIBRO DE THERIACA DE LORENZO PEacuteREZ
Una vez conocidos los rasgos fundamentales del contexto cultural y literario en
el que se gestoacute la obra que nos proponemos estudiar podemos proceder a analizar los
datos extraiacutedos de su lectura y a exponerlos y cotejarlos con la informacioacuten precedente
con la finalidad de responder maacutes adelante a las preguntas que se derivan de nuestro
objetivo Para ello nos detendremos en primer lugar a tratar con brevedad la situacioacuten
de la medicina escrita en la ciudad y en la eacutepoca en la que nuestro autor desarrolloacute su
obra -atendiendo especiacuteficamente a autores y textos- asiacute como algunos datos sobre su
vida y sus dos escritos visioacuten que completada con una descripcioacuten preliminar del texto
que nos ocupa nos permitiraacute reconstruir en liacuteneas generales su contexto inmediato y
comprender con mayor propiedad los aspectos compositivos que seraacuten estudiados en un
segundo epiacutegrafe
1 INTRODUCCIOacuteN
11 EL AUTOR Y LA MEDICINA ESCRITA EN EL TOLEDO DEL SIGLO XVI
R Sancho de San Romaacuten sentildeala en uno de sus trabajos61
que la medicina
toledana empezoacute a declinar a partir del siglo XVI a pesar del paso por la ciudad de
meacutedicos ilustres del seacutequito imperial de los reyes como Andreacutes Vesalio o Luis Lobera
de Aacutevila y de la presencia en la misma de otras figuras importantes en el aacutembito como
el cirujano Juan Fragoso o el meacutedico Francisco Hernaacutendez Esta opinioacuten se ve
reforzada ademaacutes con la idea de que el humanismo toledano tuvo maacutes esplendor en la
vertiente filoloacutegica y helenista que en la meacutedica62
Sin embargo y desde que los Reyes
Catoacutelicos concedieran el primer privilegio a la ciudad para imprimir a finales del siglo
XV diversos autores de medicina publicaron sus obras en el Toledo de la eacutepoca
produccioacuten que solo se vio interrumpida a mediados de siglo sin bien en la segunda
mitad vieron la luz importantes obras de farmacopea63
De esta forma entre finales del
siglo XV y la primera mitad del XVI la imprenta toledana publicoacute numerosas
61 Cf SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1972 9-12
62 Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1475-1476
63 Veacutease para estas afirmaciones y la lista de obras meacutedicas por autores en la imprenta toledana del
siglo XVI que relatamos a continuacioacuten SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1977 10-18 y 29
32
traducciones al castellano de grandes claacutesicos de la medicina -el Lilio de Medicina de
Bernardo de Gordon o el Libro o practica en Cirugia del italiano Juan de Vigo entre
otras- asiacute como obras de meacutedicos propiamente toledanos como Juliaacuten Gutieacuterrez -con
sus De potu in lapidis preservatione y De computatione dierum criticorum- o Luis de
Villarrubia -Tractatus eximiushellipab Epydemiali morbo- y Jorge Goacutemez -De ratione
minuendi sanguine in morbo laterali-64
Ya en la segunda mitad del siglo publicaron sus
obras en la ciudad autores como el meacutedico aragoneacutes Jeroacutenimo Jimeacutenez -Institutiorum
Medicarum libri quatuor nunc primum in lucem editi- o los boticarios toledanos
Lorenzo Peacuterez -Libro de Theriaca y De medicamentorum simpliciumhellipdelectu- y Veacutelez
de Arciniega -De simplicium medicamentorum collectione-65
Al final de la centuria la
imprenta de esta ciudad sacoacute a la luz lo que parecen ser las uacuteltimas obras meacutedicas del
Renacimiento toledano ambas sobre veterinaria el Libro de Albeiteria de Manuel Diacuteaz
y una recopilacioacuten de textos antiguos sobre este mismo tema de Alonso Suarez
En lo que respecta en concreto a Lorenzo Peacuterez pocos son los datos que
tenemos de eacutel Todas las secciones que se le dedican en las distintas obras biograacuteficas de
caraacutecter general apoyan sus afirmaciones en unos cuantos datos fundamentales Asiacute
sabemos que nuestro autor nacioacute en Toledo donde ejercioacute la profesioacuten de boticario y
que probablemente viajoacute por Espantildea Italia y Asia para conocer de primera mano las
plantas y poder corregir asiacute los errores que en la eacutepoca abundaban en las boticas66
Esta informacioacuten ademaacutes coincide con los datos esquemaacuteticos que aportan en la
actualidad J M Loacutepez Pintildeero y R Sancho de San Romaacuten67
Por otra parte F Picatoste
y Rodriacuteguez68
antildeade que se retiroacute antes del antildeo 1588 y A J Cavanilles69
que fue hijo
de un padre ilustrado que ldquole ensentildeoacute la facultad le inspiroacute el buen gusto los deseos de
saber y los de ser uacutetil aacute la sociedadrdquo y que con esta finalidad se instruyoacute en el latiacuten y
el griego ldquopara leer y corregir los coacutedices antiguos que trataacuteron de vegetales y
remediosrdquo testimonio que prueba con algunos ejemplos extraiacutedos del propio Libro de
64
De estos dos uacuteltimos autores habla tambieacuten SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1478-1487 y
1492 afirmando que seguiacutean anclados a la tradicioacuten meacutedica medieval frente a lo que parecioacute ocurrir con
las obras latinas ya imbuidas de los rasgos del humanismo de los dos boticarios de la segunda mitad del
siglo a los que nos referiremos en seguida 65
Cf para un estudio filoloacutegico de las obras en latiacuten de estos dos autores SANTAMARIacuteA
HERNAacuteNDEZ 2005 1487-1492 66
Estos datos aparecen en CAVANILLES 1804 105-106 COLMEIRO 1858 153 y PICATOSTE Y
RODRIacuteGUEZ 1891 241 67
Cf LOacutePEZ PINtildeERO 1979 302 y SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1977 17 68
Cf PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ ibidem 69
CAVANILLES ibidem
33
Theriaca Praacutecticamente lo mismo nos dice E Reyes Proacutesper70
en una obra de
principios del siglo XX donde afirma que Lorenzo Peacuterez era ldquoun culto humanista y
botaacutenico perspicazrdquo y que ldquodespueacutes de haber aprendido correctiacutesimamente el griego el
latiacuten y cuanto se habiacutea publicado de estudio de las plantas hasta su tiempo viajoacute por
nuestro paiacutes Italia y Asia para ver vivas muchas de las plantas que describieron y a
veces confundieron los antiguos autoresrdquo Los tres autores antes mencionados71
hacen
tambieacuten referencia a los conocimientos del boticario poco comunes en la eacutepoca por lo
que afirman merecieron el elogio de escritores como Sprengel72
que llegoacute a considerar
a nuestro autor eacutemulo de Maranta73
Tanto F Picatoste y Rodriacuteguez como M
Colmeiro74
testifican ademaacutes que Diego Serrano el boticario que llevoacute a la imprenta la
obra en latiacuten de nuestro autor despueacutes de que este se hubiera retirado en la dedicatoria a
dicha obra alega que le pidioacute este libro porque ldquolos muy doctos le daban el primado en
la eleccioacuten de los medicamentos simplesrdquo En relacioacuten a todo esto A J Cavanilles75
antildeade casi a modo de conclusioacuten que en el prefacio del meacutedico Francisco Pentildea a dicha
obra Lorenzo Peacuterez aparece como ldquoun sabio casi superior aacute los distinguidos de su siglo
que conocioacute quanto habiacutean escrito sobre yerbas comprobaacutendolo todo por siacute mismo y
que supo antildeadir nuevas luces para promover la cienciardquo Todos estos testimonios76
aportan evidencias sobre la singularidad y excelencia de nuestro autor como boticario e
incluso humanista una figura que aportoacute datos interesantes sobre la materia meacutedica y
preludioacute algunas consideraciones que antildeos maacutes tarde se asentariacutean en el aacutembito de la
botaacutenica
70
E REYES PROacuteSPER Dos noticias histoacutericas del inmortal botaacutenico y sacerdote hispano-valentino
Don Antonio Joseacute Cavanilles Madrid Artes Graacuteficas ldquoMateurdquo 1917 nota 25 71
Cf de nuevo CAVANILLES 1804 106-107 que vuelve a ilustrar con ejemplos extraiacutedos de la
obra del autor COLMEIRO ibidem y PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ ibidem que debioacute reproducir aquiacute
las palabras de M Colmeiro pues los testimonios de ambos autores son praacutecticamente iguales 72
Botaacutenico y fiacutesico alemaacuten que vivioacute entre los siglos XVIII-XIX Cf JOURDAN 1820-1825 vol 7
249-250 73
Meacutedico botaacutenico y teoacuterico literario del Renacimiento italiano autor entre otras de una obra en
italiano sobre la triaca traducida poco despueacutes al latiacuten por el meacutedico y botaacutenico alemaacuten J Camerarius Cf
JOURDAN 1820-1825 vol 6 177-178 74
Cf COLMEIRO ibidem y PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ 1891 242 75
CAVANILLES 1804 110 76
Ademaacutes de en los autores mencionados tambieacuten encontramos pequentildeas referencias a Lorenzo Peacuterez
en otras obras bibliograacuteficas y en algunos estudios sobre historia de la farmacia o noticias de algunas
boticas espantildeolas Entre ellas destacamos la de F J PUERTO SARMIENTO La Triaca Magna
Discurso de ingreso como acadeacutemico de nuacutemero en la RANF leiacutedo el 26 de febrero de 2009 disponible
en formato electroacutenico en Real Academia Nacional de Farmacia [en liacutenea] lthttpwwwranfcompdfdisc
ursosnumeropuertopdfgt
34
Sabemos por tanto que Lorenzo Peacuterez escribioacute dos textos sobre farmaceacuteutica77
que han llegado hasta nosotros en su versioacuten original En latiacuten redactoacute su De
medicamentorum simpliciumhellipdelectu78
publicado en Toledo en 1599 por el ya
mencionado Diego Serrano tambieacuten boticario un breve escrito sobre la eleccioacuten y
reposicioacuten de medicamentos simples y compuestos en el que recogioacute las
denominaciones latinas restituidas corrompidas y castellanas de cada uno de ellos con
el objeto de instruir a los boticarios y de evitar las confusiones terminoloacutegicas entre
ellos La obra por tanto tiene una finalidad praacutectica que se consigue no obstante
mediante la depuracioacuten del leacutexico un ejercicio muy comuacuten entre los humanistas
meacutedicos79
A este escrito lo precedioacute en 1575 el Libro de Theriaca publicado en
castellano por el propio autor en la misma ciudad y en el que trata diversos aspectos de
los distintos ingredientes de una composicioacuten medicinal M T Santamariacutea Hernaacutendez80
sentildeala que en este caso la finalidad de la obra es exclusivamente praacutectica si bien aquiacute
como veremos maacutes adelante el autor tambieacuten deja traslucir sus preocupaciones
linguumliacutesticas a traveacutes de diversas actuaciones que aunque escasas no deben pasar
desapercibidas
12 DESCRIPCIOacuteN DE LA OBRA
La obra que nos ocupa consta de 399 paacuteginas y veinticuatro hojas no numeradas
ocho al principio y dieciseacuteis al final Su tiacutetulo completo es bastante expliacutecito y ya
revela en cierto modo tanto el contenido como la finalidad de la misma ldquoLibro de
Theriaca limpio de los errores hasta nuestros tiempos en ella cometidos y vtilissimo
para preparar y configir muchos Simples y Compuestos cada dia recebidos en vso de
Medicinardquo (I 1-9)81
Dicho tiacutetulo aparece en la portada junto con otros datos que nos
dicen que la obra fue escrita por el boticario Lorenzo Peacuterez vecino de Toledo y que fue
impresa en la misma ciudad en casa de Juan de Ayala en el antildeo 1575 dirigida al
77
De las dos obras de Lorenzo Peacuterez habla sobre todo CAVANILLES 1804 108-110 tambieacuten
encontramos breves descripciones de las mismas en COLMEIRO 1858 153 y PICATOSTE Y
RODRIacuteGUEZ 1891 241-242 78
PERESIUS 1599 79
Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2006 273-281 80
Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1489-1490 81
La paginacioacuten que se indica con nuacutemeros romanos es nuestra Se trata en todo momento de
paacuteginas nunca de folios Tras esta se especifican en cada referencia las liacuteneas en las que se encuentra el
texto citado
35
Ayuntamiento de Toledo Tambieacuten se indica en el mismo sitio que la obra cuenta con el
privilegio concedido por el rey para ser vendida especificaacutendose a continuacioacuten la tasa
de la misma
Tras la portada nos encontramos con una carta de Juan Fernaacutendez de Herrera
Secretario del Consejo del Rey en la que se especifica de nuevo la tasa de la obra82
A
este texto le sigue una carta de Juan Gallo escribano de la Caacutemara del Rey redactada
por mandato suyo y que contiene la licencia de impresioacuten83
Una uacuteltima carta del rey
en este caso escrita por Martiacuten de Gaztelu recoge la ceacutedula que da licencia al autor para
imprimir y vender el libro ldquopor tiempo de diez antildeosrdquo (VI 17)
Las siguientes paacuteginas se reservan a la epiacutestola nuncupatoria dirigida al
Ayuntamiento de Toledo en la que el autor especifica entre otras cosas la finalidad de
la obra
Assi yo aacute saber estas cosas de plantas inclinado procure recoger los ratos de mi estudio
y escriuir vn tratado de Theriaca solo por entender que V S hauia acordado con
mucha razon y prudencia hazer vn compendio de todos los simples y compuestos
medicamentos recibidos en esta ciudad en el vso de medicina para limpiar las Boticas
de los enuegecidos errores y conseruar en salud la Republica (XI 7-17)
Otro aspecto sentildealado en la misma muy relevante para nuestro estudio es el de la
justificacioacuten del empleo del romance en lugar del latiacuten lengua usual en las obras de
caraacutecter cientiacutefico de la eacutepoca y que analizaremos maacutes adelante A esta epiacutestola siguen
tres sonetos de Alonso Saacutenchez teoacutelogo y rector del Colegio de Navalcarnero del
Doctor Tomaacutes de Arroyo y del Licenciado Pedro Suaacuterez estos dos uacuteltimos meacutedicos
dedicados al autor
Tras estos sonetos comienza el Libro de Theriaca propiamente dicho un escrito
sobre un remedio universal conocido como triaca -del aacuterabe hispano attiryaacuteq este del
aacuterabe claacutesico tiryāq este del latiacuten theriaca y este del griego θηριακή derivado de
θηρίον fiera animal84
- que se empleoacute desde la Antiguumledad y hasta los siglos XVIII-
XIX primero contra la mordedura venenosa de ciertos animales y despueacutes como
82
ldquo[hellip] le tassaron a tres marauedis cada pliego con que no se pueda uender ni distribuyr sin que al
principio de cada libro de la dicha impression vaya impresso esta tassa [hellip]rdquo (II 9-13) 83
ldquo[hellip] por la qual [carta] vos damos licencia y facultad para que por esta vez qualquier impressor
destos nuestros reynos pueda imprimir el dicho libro [hellip]rdquo (IV 4-10) 84
Cf Real Academia Espantildeola Diccionario de la lengua espantildeola (22a ed) [en liacutenea]
lthttplemaraeesdraeval=theriacagt
36
panacea para diversas enfermedades85
El cuerpo de la obra de Lorenzo Peacuterez estaacute
constituido por un proemio (1-4) y la triaca de Androacutemaco encabezada por una lista en
latiacuten con los simples y compuestos que la conforman y seguida de la descripcioacuten de
cada uno de ellos (5-348) asiacute como de dos secciones finales con informacioacuten sobre la
manera de componer la triaca y su fermentacioacuten y duracioacuten respectivamente (348-364)
La obra concluye con un anexo en latiacuten que incluye distintas versiones de la
triaca de varios autores -los antiguos Galeno Aecio de Amida y Pablo de Egina y el
medieval Juan Actuario asiacute como las versiones de Androacutemaco el Viejo Androacutemaco el
Joven y Damoacutecrates recogidas por Galeno en sus escritos- en cuya uacuteltima paacutegina
encontramos un colofoacuten con informacioacuten del lugar y el antildeo de impresioacuten (285-399)
Cierra la obra un iacutendice de contenidos (CDI-CDXXX)
Como el autor declara en la epiacutestola nuncupatoria la obra se redactoacute con el
objeto de corregir los errores de los boticarios y evitar las frecuentes confusiones a la
hora de elaborar la triaca una finalidad praacutectica que confiere al texto una funcioacuten
fundamentalmente didaacutectica y que nos permite encuadrarlo quizaacute con ciertas reservas
dentro del geacutenero de las farmacopeas entendidas como recopilaciones de recetas de
productos medicinales con descripciones de cada uno de sus ingredientes y
explicaciones sobre su composicioacuten y preparacioacuten que en la liacutenea de los recetarios de
tipo praacutectico probablemente se alejariacutean de excesivas pretensiones literarias y buscariacutean
llegar al destinatario de manera directa Se trata por tanto de un texto claro y sencillo
que escapa a grandes ambiciones de erudicioacuten pero que no obstante cuenta con rigor y
con datos que proceden de una documentacioacuten ampliamente contrastada Todos estos
aspectos relacionados con los destinatarios concretos de la obra de los que dependiacutea la
eleccioacuten de la lengua y de los procedimientos de expresioacuten y el empleo de fuentes seraacuten
ampliamente atendidos en los siguientes epiacutegrafes
85
Esta famosa composicioacuten fue puesta en praacutectica por primera vez por el rey Mitriacutedates en el siglo II
a C por quien la misma recibioacute el nombre de mitridato No obstante casi un siglo despueacutes Androacutemaco
el Viejo meacutedico del emperador Neroacuten mejoroacute la foacutermula de Mitriacutedates -antildeadiendo entre otros
ingredientes carne de viacutebora- y desde entonces la receta fue transmitida por diversos autores -como
Galeno que transmitioacute varias veces la foacutermula de Androacutemaco en sus escritos- Cf GARIJO 1992 10-13
56
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ndash George Hugo Tucker ndash Hermann Wiegand) Arizona Center for Medieval and
Renaissance Texts and Studies pp 273-281
19
puacuteblico al que se destinaba la obra y la materia concreta de la misma y que en el
contexto espantildeol del siglo XVI -extrapolando los datos de los estudios referidos a casos
concretos- lo usual fue emplear el latiacuten en los textos meacutedicos mientras que el
castellano se reservariacutea sobre todo para obras de cirugiacutea y anatomiacutea y para las
farmacopeas praacutecticas por la escasa familiaridad con el latiacuten de una parte importante de
los profesionales a los que iban dirigidas36
No podemos olvidarnos no obstante de los contrastes existentes en el seno del
propio movimiento donde no todos los humanistas meacutedicos se afanaron en editar
comentar y traducir a los claacutesicos Al contrario y seguacuten la opinioacuten de L S Granjel que
recoge en su trabajo A I Martiacuten Ferreira37
existieron tambieacuten seguidores de Galeno en
buacutesqueda de un perfeccionamiento del mismo y expositores modernos del sistema
galeacutenico medieval Ademaacutes junto con estos sectores maacutes ldquotradicionalesrdquo habiacutea
ldquodisidentesrdquo innovadores procedentes de lo que J M Loacutepez Pintildeero denomina la
ldquoperiferia teacutecnicardquo38
promotores de las principales renovaciones cientiacuteficas del
Renacimiento y que no pueden ser considerados por los estudiosos como humanistas
meacutedicos
Auacuten asiacute el humanismo significoacute mucho para la renovacioacuten de la ciencia y en
concreto la medicina pues apoyaacutendonos de nuevo en J M Loacutepez Pintildeero la necesidad
de entender de manera auteacutentica a los claacutesicos llevoacute al descubrimiento de
contradicciones internas y a la necesidad de recurrir a la observacioacuten de la realidad para
complementar hecho que terminoacute como ya sabemos en una ldquocrisis del criterio de
autoridad como base del conocimiento cientiacuteficordquo39
Ademaacutes este acercamiento
humanista a la ciencia meacutedica con un redescubrimiento de las doctrinas originales de
los claacutesicos y la consecuente posibilidad de considerarlas criacuteticamente supuso la base
de muchas reformas cientiacuteficas de la eacutepoca -como la del bruselense Andreacutes Vesalio que
sentildealoacute y rechazoacute algunos errores de la obra de Galeno a quien tradujo en su juventud y
es considerado el fundador de la anatomiacutea moderna-
Despueacutes de lo comentado parece innegable que dicha corriente contara con su
particular manifestacioacuten en Espantildea hecho probado por la existencia de profesionales
ilustres que aplicaron los principios de este humanismo a su labor meacutedica maacutes teoacuterica
36
Cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 174 37
Para esta opinioacuten y el asunto de los ldquodisidentesrdquo innovadores cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 26 38
LOacutePEZ PINtildeERO 1979 152 39
Esta afirmacioacuten y las ideas de este paacuterrafo aparecen como hemos sentildealado en LOacutePEZ PINtildeERO
1979 151
20
que praacutectica y vinculada casi siempre a aquellas universidades que funcionaron como
focos imprescindibles del mismo Si bien es cierto que empezoacute un siglo maacutes tarde que
en el resto de Europa limitando por tanto la labor de los humanistas meacutedicos a la
traduccioacuten y el comentario de textos ya sin edicioacuten pero todaviacutea con presencia de la
criacutetica textual los rasgos de esta corriente se manifestaron claramente en el ejercicio y
la produccioacuten escrita de muchos profesores de medicina que aunque en muchos casos
recibieron formacioacuten en el extranjero desarrollaron su trabajo en las universidades de
Salamanca y Valladolid -donde se mantuvo por maacutes tiempo la componente medieval
con figuras destacadas como Luis de Lemos o Luis Mercado- y Alcalaacute de Henares y
Valencia -donde los principios del humanismo meacutedico se implantaron con mayor
rapidez destacando la labor de profesionales como Francisco Valleacutes Pedro Jaime
Esteve o Luis Collado- Tambieacuten existieron no obstante figuras maacutes independientes
que desarrollaron su produccioacuten fuera de los principales centros universitarios -aunque
evidentemente recibieron formacioacuten en la universidad- como el ceacutelebre Andreacutes
Laguna ya mencionado anteriormente o el insigne Miguel Servet40
3 LA MEDICINA EN EL SIGLO XVI
Como podemos deducir el humanismo meacutedico espantildeol limitoacute praacutecticamente su
existencia al siglo XVI y dentro de ese periacuteodo amplio y ese contexto espacial
determinado se encuadra la obra del autor que nos proponemos estudiar Estas
circunstancias unidas al objetivo de la introduccioacuten contextual de esta primera parte del
trabajo que no es otro que servir de apoyo a la segunda nos obligan a centrarnos a la
hora de abordar el tema de la medicina renacentista en el siglo XVI y a poner especial
acento en la situacioacuten espantildeola cuyo panorama meacutedico en esta eacutepoca era un reflejo del
contexto general aderezado con las singularidades del propio paiacutes Es por eso por lo que
no incluimos ldquoespantildeolardquo en el tiacutetulo del epiacutegrafe pues muchos de los aspectos que
abordaremos a continuacioacuten podraacuten ser considerados una vez maacutes como reflejos de
40
El tema del humanismo meacutedico en Espantildea a traveacutes de los distintos focos universitarios o de algunas
figuras independientes estaacute ampliamente tratado en los ya mencionados estudios de BLANCO PEacuteREZ
1999 GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 MARTIacuteN FERREIRA 1995 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 cuyas
referencias completas se recogen en la bibliografiacutea de este trabajo asiacute como en M T SANTAMARIacuteA
HERNAacuteNDEZ El humanismo meacutedico en la Universidad de Valencia (siglo XVI) Valencia Consell
Valenciagrave de Cultura 2003 Informacioacuten maacutes general sobre el tema puede encontrarse en los primeros
capiacutetulos de cada uno y tambieacuten en MONTERO CARTELLE 2010 172-196 y LOacutePEZ PINtildeERO 1979
342-351
21
una realidad externa e independiente que debioacute contar con manifestaciones paralelas en
los distintos territorios no obstante siempre que hablemos de rasgos de los que no nos
consta una existencia a nivel maacutes general indicaremos que nos referimos al contexto
espantildeol
Normalmente las transiciones suelen entenderse como el paso progresivo que
algo sufre de un estado a otro pues asiacute nos lo demuestran la experiencia personal y la
sucesioacuten de los distintos periacuteodos histoacutericos que convencionalmente dividimos para
poder aprehender con claridad por medio de hitos Teniendo esto en cuenta no resulta
difiacutecil comprender la existencia en el panorama meacutedico europeo del periacuteodo que nos
ocupa de una dialeacutectica entre tradicioacuten y renovacioacuten cientiacutefica entendida como el
recurso a las autoridades antiguas o medievales frente a la introduccioacuten de las
renovaciones cientiacuteficas gestadas en el Renacimiento Dicha dicotomiacutea caracterizoacute
sobre todo a la primera mitad del siglo XVI que estuvo en cierto sentido dividida por
la continuidad del escolasticismo arabizado bajomedieval basado en la asimilacioacuten del
saber cientiacutefico griego heleniacutestico e islaacutemico por parte de las universidades de la Baja
Edad Media latina a traveacutes de las traducciones aacuterabes y la irrupcioacuten del humanismo
que como ya sabemos puede entenderse como movimiento de recuperacioacuten del saber
de la Antiguumledad grecolatina por medio del conocimiento directo de los textos claacutesicos
con todo lo que ello conlleva El resto de la centuria estuvo marcado por un predominio
de los principios de la corriente humanista que se habiacutea asentado ya en el paiacutes pero a
finales de siglo las aportaciones de la ciencia acadeacutemica aquella que estaba basada en el
humanismo meacutedico se agotaron al verse frustradas las expectativas propuestas a traveacutes
de dicha corriente para el renacimiento de la ciencia Esto permitioacute la entrada de nuevos
elementos que se habiacutean gestado en los aacutembitos extraacadeacutemicos y en la ya mencionada
ldquoperiferia teacutecnicardquo Auacuten asiacute la posibilidad de aferrarse a la tradicioacuten por motivos
ideoloacutegicos estaba abierta y eso fue precisamente lo que sucedioacute en Espantildea donde a
finales de siglo la Contrarreforma hizo que se recuperaran las doctrinas de la ciencia
tradicional si bien reformuladas y se rechazaran las renovaciones cientiacuteficas durante lo
que se considera en palabras de J M Loacutepez Pintildeero41
una etapa de neoescolasticismo
contrarreformista Durante la mayor parte del siglo la ciencia espantildeola -y por tanto la
medicina que es lo que aquiacute nos ocupa- participoacute no obstante de aquella dicotomiacutea
41
Sobre la dialeacutectica del siglo XVI entre tradicioacuten y renovacioacuten cientiacutefica cf LOacutePEZ PINtildeERO 1979
149-154 donde aparecen todas las ideas de este paacuterrafo
22
predominando el humanismo en el plano cientiacutefico -sobre todo mediada la centuria-
pero todaviacutea con una notable influencia del escolasticismo arabizado bajomedieval
Relacionado con esta cuestioacuten y ya exclusivamente dentro del panorama
espantildeol se encuentra el asunto de las generaciones de meacutedicos42
que se sucedieron en la
medicina espantildeola renacentista y que dieron clara muestra de la transicioacuten a la que
antes nos referiacuteamos En un primer momento que comprendioacute el final del siglo XV y el
comienzo del XVI desarrollaron su labor los meacutedicos pertenecientes a la primera
generacioacuten castellana con predominio todaviacutea del galenismo arabizado No obstante a
mediados de la centuria el contacto con Europa y la formacioacuten de muchos meacutedicos en el
extranjero permitieron la entrada de los principios del humanismo que fueron
asimilados por muchos profesionales de la medicina Destacan en esta etapa los
meacutedicos valencianos Miguel Jeroacutenimo Ledesma Miguel Juan Pascual Pedro Jaime
Esteve y Luis Collado entre otros y algunas figuras vinculadas a las universidades
castellanas como Bustamante de Paz en Salamanca o Rodrigo Reinoso en Alcalaacute de
Henares asiacute como otras maacutes universales o independientes entre las que podemos contar
a Juan Valverde de Amusco Goacutemez Pereira o los ya citados Miguel Servet y Andreacutes
Laguna Una tercera y uacuteltima generacioacuten estuvo protagonizada por los meacutedicos
vinculados a la corte -en concreto a la de Felipe II- que ya completamente
influenciados por el humanismo espantildeol y europeo y marcados por la situacioacuten socio-
poliacutetica del paiacutes iniciaron aquella corriente de neoescolasticismo contrarreformista En
este caso fueron meacutedicos como Fernando de Mena Cristoacutebal de Vega o Francisco
Valleacutes en Alcalaacute de Henares Luis de Lemos o Juan Bravo de Piedrahita en Salamanca
y Luis Mercado en Valladolid los que destacaron en el panorama entre otros
profesionales
Ahora bien todos estos meacutedicos formaban parte de una eacutelite social y poliacutetica que
limitaba sus labores sobre todo a la vertiente teoacuterica -quedando la praacutectica reducida a
la atencioacuten meacutedica de unos cuantos grupos elitistas- y vinculaba su actividad a las
universidades Pero el panorama meacutedico espantildeol de la eacutepoca contaba con otras figuras
que tambieacuten ejerciacutean la medicina aunque en muchos casos careciacutean de la formacioacuten
necesaria A saber meacutedicos ldquoempiacutericosrdquo entre los que se contaba a barberos algebristas
o bizmadores sangradores y parteras -todos ellos procedentes del pueblo llano y casi
siempre ajenos al mundo universitario- hombres y mujeres vinculados al mundo de la
42
Este asunto es ampliamente tratado en BLANCO PEacuteREZ 1999 27-28 MARTIacuteN FERREIRA 1995
27-28 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 25
23
hechiceriacutea y la supersticioacuten -saludadores o ensalmadores- e impostores que fingiacutean
tener una soacutelida formacioacuten -y por supuesto desconociacutean las lenguas claacutesicas- todos
ellos criticados por los meacutedicos humanistas conscientes de su posicioacuten elitista y con
una formacioacuten acadeacutemica que avalaba su ejercicio profesional43
Esta situacioacuten hizo pensar a esos meacutedicos universitarios en la necesidad de
exigir a los que iban a ejercer la medicina una serie de requisitos que manifestaron
mediante escritos en los que se describiacutea la figura del meacutedico ideal44
Entre otras
necesidades se planteaba la de conocer los preceptos de los autores claacutesicos de la
medicina sin olvidar a los aacuterabes y los escritos maacutes recientes -como proponiacutea Luis de
Lemos- y conocer la lengua latina y en menor medida la griega asiacute como un poco de
la aacuterabe para poder acceder a los textos -planteamiento que aparece en los escritos de
los meacutedicos E Jorge Enriacutequez y Alonso de Miranda-
Ante estas circunstancias para controlar de manera oficial la formacioacuten de los
profesionales de la medicina se creoacute a finales del siglo XV el Real Tribunal del
Protomedicato45
que llevaba a cabo dicha tarea por medio de exaacutemenes con los que los
protomeacutedicos evaluaban los conocimientos de los aspirantes a los diversos cargos de la
medicina para otorgarles en su caso la licencia que les permitiacutea ejercer
4 MEacuteDICOS Y BOTICARIOS DOS REALIDADES EN UN NUEVO ESCENARIO
Hasta ahora nos hemos referido sobre todo a un tipo de profesional de la
medicina el meacutedico con sus diferentes figuras Sin embargo en la eacutepoca existiacutean otras
ocupaciones sanitarias que compartiacutean escenario con los meacutedicos y cubriacutean las distintas
necesidades que este aacutembito demandaba mediante un trabajo que combinaba teoriacutea y
praacutectica Asiacute podiacutea contarse ademaacutes de con meacutedicos con cirujanos boticarios y
albeacuteitares46
figuras con una formacioacuten y un ejercicio profesional diferenciados y unas
condiciones generalmente dispares en materia de regulacioacuten -si bien es cierto que
coincidiacutean en muchos aspectos como trabajadores de un mismo campo- En este
43
Aborda esta cuestioacuten entre otros MARTIacuteN FERREIRA 1995 28-30 44
De la figura del meacutedico ideal tal y como la retratan los escritos de los propios meacutedicos humanistas
habla sobre todo PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 33-35 45
Sobre el funcionamiento de esta institucioacuten en la eacutepoca que nos ocupa y otras cuestiones
relacionadas cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 34-35 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 37 46
El tiacutetulo del capiacutetulo ya mencionado de LOacutePEZ TERRADA 2002 -ldquoMeacutedicos cirujanos boticarios y
albeacuteitaresrdquo- ilustra a la perfeccioacuten esta realidad que aparece ademaacutes explicada al detalle en el cuerpo del
mismo Se han utilizado para este epiacutegrafe las pp 161-168 y 174-177
24
epiacutegrafe solo vamos a abordar de manera sucinta los aspectos que atantildeen a la
ocupacioacuten de los meacutedicos y a la de los boticarios para acotar asiacute el espacio que nos
permitiraacute comprender mejor la segunda parte del trabajo limitaacutendonos al aacutembito que
maacutes se acerca a nuestro objeto de estudio a traveacutes de una visioacuten comparada de dos
profesiones meacutedicas diferentes
En el siglo XVI la uacutenica ocupacioacuten de caraacutecter cientiacutefico que se habiacutea convertido
en profesioacuten era la de meacutedico Como ya sabemos la formacioacuten estaba a cargo de las
universidades mientras que la regulacioacuten del ejercicio y la concesioacuten de licencias eran
competencia de la burocracia nacional que estableciacutea la necesidad de superar una serie
de exigencias previas a la incorporacioacuten a la praacutectica profesional A saber seguir una
formacioacuten que comprendiacutea el grado de bachiller en artes en universidades aprobadas
maacutes cuatro antildeos de estudios en una facultad que permitieran obtener el de bachiller en
medicina y dos antildeos de praacutecticas con meacutedicos aprobados superar el examen del
Protomedicato y finalmente obtener la licencia concedida por la Corona o por las
ciudades que permitiacutea ejercer Una vez obtenida dicha licencia los meacutedicos podiacutean
empezar a trabajar en distintos aacutembitos cada uno de los cuales proporcionaba un estatus
social y una remuneracioacuten diferentes en la casa real en el ejeacutercito o en hogares de
grandes sentildeores laicos y eclesiaacutesticos o en las ciudades Por otra parte no hubo en el
nuevo escenario una diferenciacioacuten demasiado evidente y radical entre el ejercicio
profesional de los meacutedicos y el de los cirujanos a pesar de que a finales de siglo se
establecioacute por pragmaacutetica que los meacutedicos no podiacutean realizar operaciones quiruacutergicas
asiacute como tampoco existioacute un liacutemite claro entre las funciones de los meacutedicos y las de los
boticarios si bien es cierto que se consideraba que estos uacuteltimos perteneciacutean a un grado
inferior bajo las oacuterdenes de aquellos
En lo que respecta a los boticarios los requisitos que debiacutean cumplir para
conseguir la licencia de ejercicio eran baacutesicamente los mismos que hemos indicado para
los meacutedicos pero con alguna variacioacuten que los acercaba maacutes al colectivo de los
cirujanos Asiacute debiacutean superar un periacuteodo de aprendizaje con un maestro boticario a lo
largo de cuatro antildeos -se trataba en este caso de una formacioacuten de caraacutecter artesanal y
no universitaria- y finalmente el examen ante el Tribunal del Protomedicato que les
permitiriacutea obtener la licencia necesaria para poder abrir una botica y dispensar
medicamentos Cuando contaban con este permiso los boticarios podiacutean trabajar como
los meacutedicos en distintos aacutembitos tambieacuten con diversa consideracioacuten social y sueldos
diferentes podiacutean abrir una botica por cuenta propia en una ciudad o bien ser
25
contratados por las autoridades urbanas podiacutean trabajar para un hospital -los de cierto
renombre soliacutean tener boticas propias- o podiacutean incorporarse al servicio de la casa real
Como sucediacutea con el resto de ocupaciones sanitarias el ejercicio de los boticarios estaba
regulado por el Tribunal del Protomedicato que se afanoacute especialmente en evitar
problemas de intrusismo -que los meacutedicos prepararan y vendieran recetas en sus casas o
que personas ajenas a la profesioacuten indicaran medicacioacuten sin receta previa- o un
problema frecuente como aquel de que los meacutedicos recetaran siempre a un boticario
determinado normalmente emparentado con ellos asiacute como en exigir a los boticarios
permanecer en sus boticas durante unas horas determinadas y preparar en ellas los
medicamentos En cuanto a la corona se encargoacute por medio de pragmaacuteticas de
prohibir que los boticarios fueran tambieacuten drogueros de obligar a los mismos a incluir
en el envase de los compuestos el diacutea mes y antildeo en que se hicieron de incluir a un
boticario en los exaacutemenes del Protomedicato -como examinador entendemos- y de
unificar los pesos y medidas farmaceacuteuticos entre otras cosas Por uacuteltimo el asunto de la
lengua que tanto atantildee a nuestro objeto de estudio estuvo en este colectivo
determinado en gran medida por la pragmaacutetica de 1588 que establecioacute para los
boticarios entre otras cosas la obligacioacuten de saber latiacuten como requisito para poder
examinarse Un ejemplo de esta postura es el del meacutedico Antonio de Aguilera que
consideraba que el boticario ideal debiacutea ser latino o al menos entender el latiacuten47
Es
posible seguacuten Loacutepez Terrada48
que los boticarios maacutes exigentes se preocuparan por
estudiar esta lengua en las universidades pero un grupo seguramente amplio seguiriacutea
desconociendo el latiacuten que resultaba imprescindible para poder entender sin problemas
las recetas que los doctores en medicina escribiacutean en la misma a pesar de los intentos
de los boticarios previos a la pragmaacutetica por obligar a los meacutedicos a redactarlas en
romance
47
Cf LOacutePEZ TERRADA 2002 174-175 48
Cf LOacutePEZ TERRADA ibidem
26
II MARCO LITERARIO
La inclusioacuten de un epiacutegrafe que exponga las liacuteneas generales del contexto
literario en el que se gestoacute la obra que nos ocupa y del marco en el que se desarrolloacute la
literatura que con sus textos sirvioacute de precedente a la produccioacuten meacutedica renacentista
resulta imprescindible en un trabajo de estas caracteriacutesticas como ya hemos
manifestado en la introduccioacuten Por ello vamos a intentar ofrecer a continuacioacuten una
visioacuten concisa pero justa de los distintos geacuteneros y obras que fueron surgiendo en el
seno de la disciplina meacutedica en cada eacutepoca y que fueron producto del trabajo de una
serie de profesionales que tambieacuten asumieron el papel de autores con el objetivo de
divulgar sus conocimientos sirvieacutendose para ello de distintos recursos expresivos
vinculados a las necesidades y circunstancias de cada periacuteodo
1 TEXTOS MEacuteDICOS ANTIGUOS Y MEDIEVALES FUENTES PARA UNA
NUEVA LITERATURA MEacuteDICA
11 LA MEDICINA CLAacuteSICA GRECOLATINA Y SUS TEXTOS
La medicina griega constituye el punto de partida de toda la medicina occidental
posterior Esta contundente sentencia que deducimos de las liacuteneas del trabajo de E
Montero Cartelle49
pone de manifiesto la gran influencia que los textos meacutedicos de esta
eacutepoca ejercieron en la produccioacuten del resto de periacuteodos incluso y quizaacute sobre todo en
la de los romanos coetaacuteneos en cierto modo de aquellos Dicha afirmacioacuten resulta
razonable si advertimos que fue durante los siglos VI-V a C cuando la medicina se
constituyoacute como saber teacutecnico gracias al trabajo de una serie de meacutedicos entre los
cuales destacoacute el conocido Hipoacutecrates Es quizaacute por este motivo por el que a la
produccioacuten literaria meacutedica de ese periacuteodo que abarca escritos de temas muy variados
se la conoce con el nombre de Corpus Hippocraticum a pesar de que muchos de esos
textos no habiacutean sido escritos por Hipoacutecrates50
Despueacutes de este meacutedico destacaron
figuras como la de Galeno -en el siglo II- a quien se atribuye una amplia produccioacuten de
49
Cf MONTERO CARTELLE 2020 11 50
Para el apartado de medicina griega cf LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 73-81 y 271-281
27
escritos de medicina tambieacuten de diverso contenido51
o un siglo antes la de
Dioscoacuterides autor del De materia medica una obra sobre simples que gozoacute de gran
fortuna en eacutepocas posteriores y se convirtioacute en precursora de la moderna farmacopea
Entre las muchas figuras posteriores a estas uacuteltimas fue remarcable la de
Oribasio de Peacutergamo meacutedico del emperador Juliano que desarrolloacute su variada obra
reunida en unas colecciones meacutedicas en el siglo IV A Oribasio lo sucedieron otros
autores meacutedicos como Aecio de Amida o Pablo de Egina -entre los siglos VI-VII
probablemente- que son considerados junto con aquel dentro del aacutembito de la
medicina bizantina Es por esto por lo que en algunos manuales aparecen junto con
Galeno dentro del contexto meacutedico de la eacutepoca romana imperial52
si bien es cierto que
en todos los casos se trata de autores griegos Debemos tener en cuenta que estas
uacuteltimas figuras conociacutean con frecuencia las obras de los autores meacutedicos anteriores e
incluso se apoyaban en ellas para componer sus textos
Mientras que la medicina griega como hemos dicho constituye la base y el
punto de partida de todo el movimiento meacutedico occidental posterior la medicina
romana es original en su aproximacioacuten adaptacioacuten y realizacioacuten del modelo griego53
De esta forma destaca la produccioacuten meacutedica latina de eacutepoca imperial repartida en los
siglos I y IV que constituyeron dos etapas bien diferenciadas en lo que respecta a
geacuteneros y lengua Asiacute si nos centramos en las formas de expresioacuten literaria podemos
distinguir por un lado la enciclopedia dedicada a la formacioacuten cultural general y
desarrollada sobre todo en el siglo I con representantes como Celso -considerado por
su elegante prosa el Ciceroacuten de los meacutedicos- y Plinio el Viejo conocido por su
Naturalis historia que dedica los libros XXIII-XXXII a tratar las propiedades
medicinales de varios productos de origen vegetal y animal El otro gran geacutenero fue el
manual una forma literaria con fines didaacutecticos maacutes propia de los siglos IV-V donde se
observa una tendencia al recetario de tipo praacutectico Estos manuales soliacutean presentar
numerosas traducciones o adaptaciones de textos anteriores estaban orientados al
puacuteblico en general y empleaban una lengua vulgarizante Dentro de este geacutenero
destacaron autores como Celio Aureliano y Marcelo Empiacuterico asiacute como ciertos escritos
menores proacuteximos al periacuteodo medieval como el De herba vettonica tradicionalmente
51
Cf para una ordenacioacuten sistemaacutetica de sus obras LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 219-220 52
De esta forma en MAZZINI 1997 73-96 53
Asiacute lo apunta en su trabajo MONTERO CARTELLE ibidem
28
atribuido a Antonio Musa meacutedico del emperador romano Augusto el Herbarius de
Pseudo-Apuleyo o el Liber medicinae ex animalibus que se atribuye a Sexto Plaacutecido54
12 LITERATURA MEacuteDICA EN LA EDAD MEDIA LATINA
Con el agotamiento de la Antiguumledad la literatura meacutedica se vio afectada por
ciertas transformaciones producto de la evolucioacuten de la ciencia y reflejo del progresivo
cambio de contexto Auacuten asiacute y como era de esperar en esta nueva eacutepoca se
mantuvieron y se desarrollaron ciertos rasgos gestados durante los uacuteltimos antildeos del
periacuteodo anterior como sucedioacute por ejemplo con la distribucioacuten de la medicina en tres
ramas55
la diaetetica encargada del mantenimiento de la salud corporal la
pharmaceutica que abarcaba la ciencia de los medicamentos tambieacuten conocida como
terapeacuteutica o materia meacutedica y la chirurgia que comprendiacutea las intervenciones
quiruacutergicas Dentro de cada una de estas ramas se fueron desarrollando formas literarias
diferentes -asiacute y entre otras los regimina en la primera los herbarios y antidotarios en
la segunda y las anatomiacuteas y cirugiacuteas en la tercera- Otro aspecto importante del periacuteodo
medieval fue el desarrollo de la escolaacutestica56
corriente filosoacutefica y teoloacutegica que hacia
el siglo XIII se aplicoacute al aacutembito de la medicina apoyada en el ldquonuevo Aristoacutetelesrdquo y en
el ldquoviejo Galenordquo fundamentalmente arabizado Se basoacute sobre todo en un meacutetodo
especulativo carente de visioacuten criacutetica -predominaba el principio de autoridad- y con un
gran protagonismo de la dialeacutectica centrado por tanto en la vertiente teoacuterica -aunque
tambieacuten la praacutectica tuvo su desarrollo- y con una importante funcioacuten escolar No
podemos olvidar por otra parte que en esta eacutepoca muchos profesionales de la medicina
accedieron a los textos de los autores claacutesicos a traveacutes de las traducciones aacuterabes que
habiacutean ido apareciendo durante la Alta Edad Media vertieacutendose en muchos casos al
latiacuten lo que permitioacute a nivel linguumliacutestico la asimilacioacuten de diversos arabismos que se
sumaron a un latiacuten vulgarizado desde finales de la Antiguumledad y que durante el
desarrollo del periacuteodo iriacutea tecnificaacutendose y acercaacutendose al uso de la lengua literaria57
54
Cf para la medicina latina y en concreto para este paacuterrafo MONTERO CARTELLE 2010 11-
30 tambieacuten LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 184 y 282-287 y MAZZINI 1997 27-96 55
Esta cuestioacuten aparece en LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 3 191-197 y MONTERO
CARTELLE 2010 31 y ss 56
Sobre la aplicacioacuten de esta corriente a la medicina escriben de nuevo LAIacuteN ENTRALGO 1971-
1973 338-339 y MONTERO CARTELLE 2010 43 57
Como sentildeala MONTERO CARTELLE 2010 120-121
29
En lo que respecta a los geacuteneros literarios58
la nueva eacutepoca fue testigo del
desarrollo de una gran variedad de formas destinadas a satisfacer las diversas
necesidades de la ensentildeanza y la praacutectica meacutedicas Desde enciclopedias -como las
Ethymologiae de Isidoro de Sevilla- hasta libros de secretos -un tipo de literatura
pseudocientiacutefica y semiculta a caballo entre los recetarios la literatura teacutecnica y los
textos hermeacuteticos- la lista comprendiacutea siacutentesis teoacutericas -compendia o summae como la
Practica dicta Lilium medicinae de Bernardo de Gordon- traducciones de grandes
obras de conjunto -como las de Gerardo de Cremona el autor maacutes representativo de la
Escuela de Toledo cuya traduccioacuten del Canon de Avicena supuso la clave de la
recepcioacuten medieval del mismo- comentarios o glosarios -que constituiacutean el origen del
meacutetodo escolaacutestico empleados en las lectiones con una funcioacuten fundamentalmente
pedagoacutegica y propedeacuteutica- concordancias -colecciones de sentencias de las grandes
autoridades de la medicina- diccionarios y leacutexicos meacutedicos -que recogiacutean la nueva
terminologiacutea tras la asimilacioacuten del influjo de la medicina aacuterabe como el Alphita
glosario anoacutenimo del siglo XIII- y conciliaciones -que intentaban concordar
contradicciones entre las distintas autoridades- Tambieacuten fueron importantes las
quaestiones y disputationes -que soliacutean seguir a las lectiones quedando normalmente en
una disputa dialeacutectica- las obras de introduccioacuten o accessus -que serviacutean de entrada a
las obras de las autoridades claacutesicas y a la medicina en general- los tacuina y las
tabulae -constituidos por cuadros sinoacutepticos que exponiacutean diversos aspectos de la
medicina medieval- y los consilia -obras de consejos destinadas a casos cliacutenicos
concretos-
2 LA EXPRESIOacuteN LITERARIA DE LA MEDICINA EN EL RENACIMIENTO
Como ya hemos expuesto en epiacutegrafes anteriores en el Renacimiento el
humanismo aplicado a distintos aacutembitos del saber suscitoacute un intereacutes por recuperar el
conocimiento de la Antiguumledad Asiacute en medicina los diversos profesionales tambieacuten
convertidos en autores se preocuparon por acceder a los textos meacutedicos claacutesicos de
manera directa afanaacutendose en la depuracioacuten de las versiones medievales y en la
traduccioacuten el comentario y la edicioacuten de las obras originales Por otra parte este
renacer de la Antiguumledad supuso en el plano linguumliacutestico una recuperacioacuten del modelo
58
Para esta cuestioacuten veacutease la detallada visioacuten que ofrece MONTERO CARTELLE 2010 45-105
30
claacutesico de la lengua latina con la consecuente buacutesqueda de belleza literaria a traveacutes de
la imitacioacuten de los autores grecolatinos una circunstancia que tambieacuten afectoacute a la
lengua de la medicina que convirtioacute a Galeno Hipoacutecrates y Celso entre otros autores
antiguos en la base de un movimiento de reaccioacuten contra el arabismo y la depravacioacuten
leacutexica medieval59
Esta nueva mentalidad dio lugar a nuevas formas literarias60
con las que divulgar
los conocimientos meacutedicos adaptadas a las necesidades del contexto y que en muchos
casos no eran sino continuacioacuten o reformulacioacuten de las del periacuteodo anterior Asiacute se
mantuvieron los tratados generales de corte tradicional si bien con novedades en la
siacutentesis y el orden expositivo y los consilia que en algunos casos conservaron su forma
medieval mientras que en otros introdujeron aspectos novedosos como tambieacuten
sucedioacute con las quaestiones Tambieacuten siguieron cultivaacutendose geacuteneros como la
enciclopedia las concordancias o conciliaciones y los resuacutemenes de auctoritates que
no obstante fueron dejando paso a las nuevas formas monografiacuteas especializadas sobre
temas concretos -como el De humani corporis fabrica un tratado de anatomiacutea escrito
por Andreas Vesalius- comentarios a los textos griegos que casi siempre formaban
parte de ediciones y traducciones al latiacuten -desarrollados por autores como Niccolograve
Leoniceno Thomas Linacre Guumlnther von Andernach o Janus Cornarius- textos sobre
las nuevas enfermedades y maacutes vinculados a la literatura que a la medicina las
epistulae -como las de Giovanni Manardo o Pietro A Mattioli- y los diaacutelogos en los
que primaba la funcioacuten didaacutectica por lo que soliacutean ser divulgados en lengua vernaacutecula
59
Cf MONTERO CARTELLE 2010 148-149 60
La cuestioacuten de los geacuteneros literarios de la medicina renacentista es de nuevo ampliamente tratada
en MONTERO CARTELLE 2010 128-136
31
III EL LIBRO DE THERIACA DE LORENZO PEacuteREZ
Una vez conocidos los rasgos fundamentales del contexto cultural y literario en
el que se gestoacute la obra que nos proponemos estudiar podemos proceder a analizar los
datos extraiacutedos de su lectura y a exponerlos y cotejarlos con la informacioacuten precedente
con la finalidad de responder maacutes adelante a las preguntas que se derivan de nuestro
objetivo Para ello nos detendremos en primer lugar a tratar con brevedad la situacioacuten
de la medicina escrita en la ciudad y en la eacutepoca en la que nuestro autor desarrolloacute su
obra -atendiendo especiacuteficamente a autores y textos- asiacute como algunos datos sobre su
vida y sus dos escritos visioacuten que completada con una descripcioacuten preliminar del texto
que nos ocupa nos permitiraacute reconstruir en liacuteneas generales su contexto inmediato y
comprender con mayor propiedad los aspectos compositivos que seraacuten estudiados en un
segundo epiacutegrafe
1 INTRODUCCIOacuteN
11 EL AUTOR Y LA MEDICINA ESCRITA EN EL TOLEDO DEL SIGLO XVI
R Sancho de San Romaacuten sentildeala en uno de sus trabajos61
que la medicina
toledana empezoacute a declinar a partir del siglo XVI a pesar del paso por la ciudad de
meacutedicos ilustres del seacutequito imperial de los reyes como Andreacutes Vesalio o Luis Lobera
de Aacutevila y de la presencia en la misma de otras figuras importantes en el aacutembito como
el cirujano Juan Fragoso o el meacutedico Francisco Hernaacutendez Esta opinioacuten se ve
reforzada ademaacutes con la idea de que el humanismo toledano tuvo maacutes esplendor en la
vertiente filoloacutegica y helenista que en la meacutedica62
Sin embargo y desde que los Reyes
Catoacutelicos concedieran el primer privilegio a la ciudad para imprimir a finales del siglo
XV diversos autores de medicina publicaron sus obras en el Toledo de la eacutepoca
produccioacuten que solo se vio interrumpida a mediados de siglo sin bien en la segunda
mitad vieron la luz importantes obras de farmacopea63
De esta forma entre finales del
siglo XV y la primera mitad del XVI la imprenta toledana publicoacute numerosas
61 Cf SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1972 9-12
62 Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1475-1476
63 Veacutease para estas afirmaciones y la lista de obras meacutedicas por autores en la imprenta toledana del
siglo XVI que relatamos a continuacioacuten SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1977 10-18 y 29
32
traducciones al castellano de grandes claacutesicos de la medicina -el Lilio de Medicina de
Bernardo de Gordon o el Libro o practica en Cirugia del italiano Juan de Vigo entre
otras- asiacute como obras de meacutedicos propiamente toledanos como Juliaacuten Gutieacuterrez -con
sus De potu in lapidis preservatione y De computatione dierum criticorum- o Luis de
Villarrubia -Tractatus eximiushellipab Epydemiali morbo- y Jorge Goacutemez -De ratione
minuendi sanguine in morbo laterali-64
Ya en la segunda mitad del siglo publicaron sus
obras en la ciudad autores como el meacutedico aragoneacutes Jeroacutenimo Jimeacutenez -Institutiorum
Medicarum libri quatuor nunc primum in lucem editi- o los boticarios toledanos
Lorenzo Peacuterez -Libro de Theriaca y De medicamentorum simpliciumhellipdelectu- y Veacutelez
de Arciniega -De simplicium medicamentorum collectione-65
Al final de la centuria la
imprenta de esta ciudad sacoacute a la luz lo que parecen ser las uacuteltimas obras meacutedicas del
Renacimiento toledano ambas sobre veterinaria el Libro de Albeiteria de Manuel Diacuteaz
y una recopilacioacuten de textos antiguos sobre este mismo tema de Alonso Suarez
En lo que respecta en concreto a Lorenzo Peacuterez pocos son los datos que
tenemos de eacutel Todas las secciones que se le dedican en las distintas obras biograacuteficas de
caraacutecter general apoyan sus afirmaciones en unos cuantos datos fundamentales Asiacute
sabemos que nuestro autor nacioacute en Toledo donde ejercioacute la profesioacuten de boticario y
que probablemente viajoacute por Espantildea Italia y Asia para conocer de primera mano las
plantas y poder corregir asiacute los errores que en la eacutepoca abundaban en las boticas66
Esta informacioacuten ademaacutes coincide con los datos esquemaacuteticos que aportan en la
actualidad J M Loacutepez Pintildeero y R Sancho de San Romaacuten67
Por otra parte F Picatoste
y Rodriacuteguez68
antildeade que se retiroacute antes del antildeo 1588 y A J Cavanilles69
que fue hijo
de un padre ilustrado que ldquole ensentildeoacute la facultad le inspiroacute el buen gusto los deseos de
saber y los de ser uacutetil aacute la sociedadrdquo y que con esta finalidad se instruyoacute en el latiacuten y
el griego ldquopara leer y corregir los coacutedices antiguos que trataacuteron de vegetales y
remediosrdquo testimonio que prueba con algunos ejemplos extraiacutedos del propio Libro de
64
De estos dos uacuteltimos autores habla tambieacuten SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1478-1487 y
1492 afirmando que seguiacutean anclados a la tradicioacuten meacutedica medieval frente a lo que parecioacute ocurrir con
las obras latinas ya imbuidas de los rasgos del humanismo de los dos boticarios de la segunda mitad del
siglo a los que nos referiremos en seguida 65
Cf para un estudio filoloacutegico de las obras en latiacuten de estos dos autores SANTAMARIacuteA
HERNAacuteNDEZ 2005 1487-1492 66
Estos datos aparecen en CAVANILLES 1804 105-106 COLMEIRO 1858 153 y PICATOSTE Y
RODRIacuteGUEZ 1891 241 67
Cf LOacutePEZ PINtildeERO 1979 302 y SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1977 17 68
Cf PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ ibidem 69
CAVANILLES ibidem
33
Theriaca Praacutecticamente lo mismo nos dice E Reyes Proacutesper70
en una obra de
principios del siglo XX donde afirma que Lorenzo Peacuterez era ldquoun culto humanista y
botaacutenico perspicazrdquo y que ldquodespueacutes de haber aprendido correctiacutesimamente el griego el
latiacuten y cuanto se habiacutea publicado de estudio de las plantas hasta su tiempo viajoacute por
nuestro paiacutes Italia y Asia para ver vivas muchas de las plantas que describieron y a
veces confundieron los antiguos autoresrdquo Los tres autores antes mencionados71
hacen
tambieacuten referencia a los conocimientos del boticario poco comunes en la eacutepoca por lo
que afirman merecieron el elogio de escritores como Sprengel72
que llegoacute a considerar
a nuestro autor eacutemulo de Maranta73
Tanto F Picatoste y Rodriacuteguez como M
Colmeiro74
testifican ademaacutes que Diego Serrano el boticario que llevoacute a la imprenta la
obra en latiacuten de nuestro autor despueacutes de que este se hubiera retirado en la dedicatoria a
dicha obra alega que le pidioacute este libro porque ldquolos muy doctos le daban el primado en
la eleccioacuten de los medicamentos simplesrdquo En relacioacuten a todo esto A J Cavanilles75
antildeade casi a modo de conclusioacuten que en el prefacio del meacutedico Francisco Pentildea a dicha
obra Lorenzo Peacuterez aparece como ldquoun sabio casi superior aacute los distinguidos de su siglo
que conocioacute quanto habiacutean escrito sobre yerbas comprobaacutendolo todo por siacute mismo y
que supo antildeadir nuevas luces para promover la cienciardquo Todos estos testimonios76
aportan evidencias sobre la singularidad y excelencia de nuestro autor como boticario e
incluso humanista una figura que aportoacute datos interesantes sobre la materia meacutedica y
preludioacute algunas consideraciones que antildeos maacutes tarde se asentariacutean en el aacutembito de la
botaacutenica
70
E REYES PROacuteSPER Dos noticias histoacutericas del inmortal botaacutenico y sacerdote hispano-valentino
Don Antonio Joseacute Cavanilles Madrid Artes Graacuteficas ldquoMateurdquo 1917 nota 25 71
Cf de nuevo CAVANILLES 1804 106-107 que vuelve a ilustrar con ejemplos extraiacutedos de la
obra del autor COLMEIRO ibidem y PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ ibidem que debioacute reproducir aquiacute
las palabras de M Colmeiro pues los testimonios de ambos autores son praacutecticamente iguales 72
Botaacutenico y fiacutesico alemaacuten que vivioacute entre los siglos XVIII-XIX Cf JOURDAN 1820-1825 vol 7
249-250 73
Meacutedico botaacutenico y teoacuterico literario del Renacimiento italiano autor entre otras de una obra en
italiano sobre la triaca traducida poco despueacutes al latiacuten por el meacutedico y botaacutenico alemaacuten J Camerarius Cf
JOURDAN 1820-1825 vol 6 177-178 74
Cf COLMEIRO ibidem y PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ 1891 242 75
CAVANILLES 1804 110 76
Ademaacutes de en los autores mencionados tambieacuten encontramos pequentildeas referencias a Lorenzo Peacuterez
en otras obras bibliograacuteficas y en algunos estudios sobre historia de la farmacia o noticias de algunas
boticas espantildeolas Entre ellas destacamos la de F J PUERTO SARMIENTO La Triaca Magna
Discurso de ingreso como acadeacutemico de nuacutemero en la RANF leiacutedo el 26 de febrero de 2009 disponible
en formato electroacutenico en Real Academia Nacional de Farmacia [en liacutenea] lthttpwwwranfcompdfdisc
ursosnumeropuertopdfgt
34
Sabemos por tanto que Lorenzo Peacuterez escribioacute dos textos sobre farmaceacuteutica77
que han llegado hasta nosotros en su versioacuten original En latiacuten redactoacute su De
medicamentorum simpliciumhellipdelectu78
publicado en Toledo en 1599 por el ya
mencionado Diego Serrano tambieacuten boticario un breve escrito sobre la eleccioacuten y
reposicioacuten de medicamentos simples y compuestos en el que recogioacute las
denominaciones latinas restituidas corrompidas y castellanas de cada uno de ellos con
el objeto de instruir a los boticarios y de evitar las confusiones terminoloacutegicas entre
ellos La obra por tanto tiene una finalidad praacutectica que se consigue no obstante
mediante la depuracioacuten del leacutexico un ejercicio muy comuacuten entre los humanistas
meacutedicos79
A este escrito lo precedioacute en 1575 el Libro de Theriaca publicado en
castellano por el propio autor en la misma ciudad y en el que trata diversos aspectos de
los distintos ingredientes de una composicioacuten medicinal M T Santamariacutea Hernaacutendez80
sentildeala que en este caso la finalidad de la obra es exclusivamente praacutectica si bien aquiacute
como veremos maacutes adelante el autor tambieacuten deja traslucir sus preocupaciones
linguumliacutesticas a traveacutes de diversas actuaciones que aunque escasas no deben pasar
desapercibidas
12 DESCRIPCIOacuteN DE LA OBRA
La obra que nos ocupa consta de 399 paacuteginas y veinticuatro hojas no numeradas
ocho al principio y dieciseacuteis al final Su tiacutetulo completo es bastante expliacutecito y ya
revela en cierto modo tanto el contenido como la finalidad de la misma ldquoLibro de
Theriaca limpio de los errores hasta nuestros tiempos en ella cometidos y vtilissimo
para preparar y configir muchos Simples y Compuestos cada dia recebidos en vso de
Medicinardquo (I 1-9)81
Dicho tiacutetulo aparece en la portada junto con otros datos que nos
dicen que la obra fue escrita por el boticario Lorenzo Peacuterez vecino de Toledo y que fue
impresa en la misma ciudad en casa de Juan de Ayala en el antildeo 1575 dirigida al
77
De las dos obras de Lorenzo Peacuterez habla sobre todo CAVANILLES 1804 108-110 tambieacuten
encontramos breves descripciones de las mismas en COLMEIRO 1858 153 y PICATOSTE Y
RODRIacuteGUEZ 1891 241-242 78
PERESIUS 1599 79
Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2006 273-281 80
Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1489-1490 81
La paginacioacuten que se indica con nuacutemeros romanos es nuestra Se trata en todo momento de
paacuteginas nunca de folios Tras esta se especifican en cada referencia las liacuteneas en las que se encuentra el
texto citado
35
Ayuntamiento de Toledo Tambieacuten se indica en el mismo sitio que la obra cuenta con el
privilegio concedido por el rey para ser vendida especificaacutendose a continuacioacuten la tasa
de la misma
Tras la portada nos encontramos con una carta de Juan Fernaacutendez de Herrera
Secretario del Consejo del Rey en la que se especifica de nuevo la tasa de la obra82
A
este texto le sigue una carta de Juan Gallo escribano de la Caacutemara del Rey redactada
por mandato suyo y que contiene la licencia de impresioacuten83
Una uacuteltima carta del rey
en este caso escrita por Martiacuten de Gaztelu recoge la ceacutedula que da licencia al autor para
imprimir y vender el libro ldquopor tiempo de diez antildeosrdquo (VI 17)
Las siguientes paacuteginas se reservan a la epiacutestola nuncupatoria dirigida al
Ayuntamiento de Toledo en la que el autor especifica entre otras cosas la finalidad de
la obra
Assi yo aacute saber estas cosas de plantas inclinado procure recoger los ratos de mi estudio
y escriuir vn tratado de Theriaca solo por entender que V S hauia acordado con
mucha razon y prudencia hazer vn compendio de todos los simples y compuestos
medicamentos recibidos en esta ciudad en el vso de medicina para limpiar las Boticas
de los enuegecidos errores y conseruar en salud la Republica (XI 7-17)
Otro aspecto sentildealado en la misma muy relevante para nuestro estudio es el de la
justificacioacuten del empleo del romance en lugar del latiacuten lengua usual en las obras de
caraacutecter cientiacutefico de la eacutepoca y que analizaremos maacutes adelante A esta epiacutestola siguen
tres sonetos de Alonso Saacutenchez teoacutelogo y rector del Colegio de Navalcarnero del
Doctor Tomaacutes de Arroyo y del Licenciado Pedro Suaacuterez estos dos uacuteltimos meacutedicos
dedicados al autor
Tras estos sonetos comienza el Libro de Theriaca propiamente dicho un escrito
sobre un remedio universal conocido como triaca -del aacuterabe hispano attiryaacuteq este del
aacuterabe claacutesico tiryāq este del latiacuten theriaca y este del griego θηριακή derivado de
θηρίον fiera animal84
- que se empleoacute desde la Antiguumledad y hasta los siglos XVIII-
XIX primero contra la mordedura venenosa de ciertos animales y despueacutes como
82
ldquo[hellip] le tassaron a tres marauedis cada pliego con que no se pueda uender ni distribuyr sin que al
principio de cada libro de la dicha impression vaya impresso esta tassa [hellip]rdquo (II 9-13) 83
ldquo[hellip] por la qual [carta] vos damos licencia y facultad para que por esta vez qualquier impressor
destos nuestros reynos pueda imprimir el dicho libro [hellip]rdquo (IV 4-10) 84
Cf Real Academia Espantildeola Diccionario de la lengua espantildeola (22a ed) [en liacutenea]
lthttplemaraeesdraeval=theriacagt
36
panacea para diversas enfermedades85
El cuerpo de la obra de Lorenzo Peacuterez estaacute
constituido por un proemio (1-4) y la triaca de Androacutemaco encabezada por una lista en
latiacuten con los simples y compuestos que la conforman y seguida de la descripcioacuten de
cada uno de ellos (5-348) asiacute como de dos secciones finales con informacioacuten sobre la
manera de componer la triaca y su fermentacioacuten y duracioacuten respectivamente (348-364)
La obra concluye con un anexo en latiacuten que incluye distintas versiones de la
triaca de varios autores -los antiguos Galeno Aecio de Amida y Pablo de Egina y el
medieval Juan Actuario asiacute como las versiones de Androacutemaco el Viejo Androacutemaco el
Joven y Damoacutecrates recogidas por Galeno en sus escritos- en cuya uacuteltima paacutegina
encontramos un colofoacuten con informacioacuten del lugar y el antildeo de impresioacuten (285-399)
Cierra la obra un iacutendice de contenidos (CDI-CDXXX)
Como el autor declara en la epiacutestola nuncupatoria la obra se redactoacute con el
objeto de corregir los errores de los boticarios y evitar las frecuentes confusiones a la
hora de elaborar la triaca una finalidad praacutectica que confiere al texto una funcioacuten
fundamentalmente didaacutectica y que nos permite encuadrarlo quizaacute con ciertas reservas
dentro del geacutenero de las farmacopeas entendidas como recopilaciones de recetas de
productos medicinales con descripciones de cada uno de sus ingredientes y
explicaciones sobre su composicioacuten y preparacioacuten que en la liacutenea de los recetarios de
tipo praacutectico probablemente se alejariacutean de excesivas pretensiones literarias y buscariacutean
llegar al destinatario de manera directa Se trata por tanto de un texto claro y sencillo
que escapa a grandes ambiciones de erudicioacuten pero que no obstante cuenta con rigor y
con datos que proceden de una documentacioacuten ampliamente contrastada Todos estos
aspectos relacionados con los destinatarios concretos de la obra de los que dependiacutea la
eleccioacuten de la lengua y de los procedimientos de expresioacuten y el empleo de fuentes seraacuten
ampliamente atendidos en los siguientes epiacutegrafes
85
Esta famosa composicioacuten fue puesta en praacutectica por primera vez por el rey Mitriacutedates en el siglo II
a C por quien la misma recibioacute el nombre de mitridato No obstante casi un siglo despueacutes Androacutemaco
el Viejo meacutedico del emperador Neroacuten mejoroacute la foacutermula de Mitriacutedates -antildeadiendo entre otros
ingredientes carne de viacutebora- y desde entonces la receta fue transmitida por diversos autores -como
Galeno que transmitioacute varias veces la foacutermula de Androacutemaco en sus escritos- Cf GARIJO 1992 10-13
56
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ndash George Hugo Tucker ndash Hermann Wiegand) Arizona Center for Medieval and
Renaissance Texts and Studies pp 273-281
20
que praacutectica y vinculada casi siempre a aquellas universidades que funcionaron como
focos imprescindibles del mismo Si bien es cierto que empezoacute un siglo maacutes tarde que
en el resto de Europa limitando por tanto la labor de los humanistas meacutedicos a la
traduccioacuten y el comentario de textos ya sin edicioacuten pero todaviacutea con presencia de la
criacutetica textual los rasgos de esta corriente se manifestaron claramente en el ejercicio y
la produccioacuten escrita de muchos profesores de medicina que aunque en muchos casos
recibieron formacioacuten en el extranjero desarrollaron su trabajo en las universidades de
Salamanca y Valladolid -donde se mantuvo por maacutes tiempo la componente medieval
con figuras destacadas como Luis de Lemos o Luis Mercado- y Alcalaacute de Henares y
Valencia -donde los principios del humanismo meacutedico se implantaron con mayor
rapidez destacando la labor de profesionales como Francisco Valleacutes Pedro Jaime
Esteve o Luis Collado- Tambieacuten existieron no obstante figuras maacutes independientes
que desarrollaron su produccioacuten fuera de los principales centros universitarios -aunque
evidentemente recibieron formacioacuten en la universidad- como el ceacutelebre Andreacutes
Laguna ya mencionado anteriormente o el insigne Miguel Servet40
3 LA MEDICINA EN EL SIGLO XVI
Como podemos deducir el humanismo meacutedico espantildeol limitoacute praacutecticamente su
existencia al siglo XVI y dentro de ese periacuteodo amplio y ese contexto espacial
determinado se encuadra la obra del autor que nos proponemos estudiar Estas
circunstancias unidas al objetivo de la introduccioacuten contextual de esta primera parte del
trabajo que no es otro que servir de apoyo a la segunda nos obligan a centrarnos a la
hora de abordar el tema de la medicina renacentista en el siglo XVI y a poner especial
acento en la situacioacuten espantildeola cuyo panorama meacutedico en esta eacutepoca era un reflejo del
contexto general aderezado con las singularidades del propio paiacutes Es por eso por lo que
no incluimos ldquoespantildeolardquo en el tiacutetulo del epiacutegrafe pues muchos de los aspectos que
abordaremos a continuacioacuten podraacuten ser considerados una vez maacutes como reflejos de
40
El tema del humanismo meacutedico en Espantildea a traveacutes de los distintos focos universitarios o de algunas
figuras independientes estaacute ampliamente tratado en los ya mencionados estudios de BLANCO PEacuteREZ
1999 GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 MARTIacuteN FERREIRA 1995 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 cuyas
referencias completas se recogen en la bibliografiacutea de este trabajo asiacute como en M T SANTAMARIacuteA
HERNAacuteNDEZ El humanismo meacutedico en la Universidad de Valencia (siglo XVI) Valencia Consell
Valenciagrave de Cultura 2003 Informacioacuten maacutes general sobre el tema puede encontrarse en los primeros
capiacutetulos de cada uno y tambieacuten en MONTERO CARTELLE 2010 172-196 y LOacutePEZ PINtildeERO 1979
342-351
21
una realidad externa e independiente que debioacute contar con manifestaciones paralelas en
los distintos territorios no obstante siempre que hablemos de rasgos de los que no nos
consta una existencia a nivel maacutes general indicaremos que nos referimos al contexto
espantildeol
Normalmente las transiciones suelen entenderse como el paso progresivo que
algo sufre de un estado a otro pues asiacute nos lo demuestran la experiencia personal y la
sucesioacuten de los distintos periacuteodos histoacutericos que convencionalmente dividimos para
poder aprehender con claridad por medio de hitos Teniendo esto en cuenta no resulta
difiacutecil comprender la existencia en el panorama meacutedico europeo del periacuteodo que nos
ocupa de una dialeacutectica entre tradicioacuten y renovacioacuten cientiacutefica entendida como el
recurso a las autoridades antiguas o medievales frente a la introduccioacuten de las
renovaciones cientiacuteficas gestadas en el Renacimiento Dicha dicotomiacutea caracterizoacute
sobre todo a la primera mitad del siglo XVI que estuvo en cierto sentido dividida por
la continuidad del escolasticismo arabizado bajomedieval basado en la asimilacioacuten del
saber cientiacutefico griego heleniacutestico e islaacutemico por parte de las universidades de la Baja
Edad Media latina a traveacutes de las traducciones aacuterabes y la irrupcioacuten del humanismo
que como ya sabemos puede entenderse como movimiento de recuperacioacuten del saber
de la Antiguumledad grecolatina por medio del conocimiento directo de los textos claacutesicos
con todo lo que ello conlleva El resto de la centuria estuvo marcado por un predominio
de los principios de la corriente humanista que se habiacutea asentado ya en el paiacutes pero a
finales de siglo las aportaciones de la ciencia acadeacutemica aquella que estaba basada en el
humanismo meacutedico se agotaron al verse frustradas las expectativas propuestas a traveacutes
de dicha corriente para el renacimiento de la ciencia Esto permitioacute la entrada de nuevos
elementos que se habiacutean gestado en los aacutembitos extraacadeacutemicos y en la ya mencionada
ldquoperiferia teacutecnicardquo Auacuten asiacute la posibilidad de aferrarse a la tradicioacuten por motivos
ideoloacutegicos estaba abierta y eso fue precisamente lo que sucedioacute en Espantildea donde a
finales de siglo la Contrarreforma hizo que se recuperaran las doctrinas de la ciencia
tradicional si bien reformuladas y se rechazaran las renovaciones cientiacuteficas durante lo
que se considera en palabras de J M Loacutepez Pintildeero41
una etapa de neoescolasticismo
contrarreformista Durante la mayor parte del siglo la ciencia espantildeola -y por tanto la
medicina que es lo que aquiacute nos ocupa- participoacute no obstante de aquella dicotomiacutea
41
Sobre la dialeacutectica del siglo XVI entre tradicioacuten y renovacioacuten cientiacutefica cf LOacutePEZ PINtildeERO 1979
149-154 donde aparecen todas las ideas de este paacuterrafo
22
predominando el humanismo en el plano cientiacutefico -sobre todo mediada la centuria-
pero todaviacutea con una notable influencia del escolasticismo arabizado bajomedieval
Relacionado con esta cuestioacuten y ya exclusivamente dentro del panorama
espantildeol se encuentra el asunto de las generaciones de meacutedicos42
que se sucedieron en la
medicina espantildeola renacentista y que dieron clara muestra de la transicioacuten a la que
antes nos referiacuteamos En un primer momento que comprendioacute el final del siglo XV y el
comienzo del XVI desarrollaron su labor los meacutedicos pertenecientes a la primera
generacioacuten castellana con predominio todaviacutea del galenismo arabizado No obstante a
mediados de la centuria el contacto con Europa y la formacioacuten de muchos meacutedicos en el
extranjero permitieron la entrada de los principios del humanismo que fueron
asimilados por muchos profesionales de la medicina Destacan en esta etapa los
meacutedicos valencianos Miguel Jeroacutenimo Ledesma Miguel Juan Pascual Pedro Jaime
Esteve y Luis Collado entre otros y algunas figuras vinculadas a las universidades
castellanas como Bustamante de Paz en Salamanca o Rodrigo Reinoso en Alcalaacute de
Henares asiacute como otras maacutes universales o independientes entre las que podemos contar
a Juan Valverde de Amusco Goacutemez Pereira o los ya citados Miguel Servet y Andreacutes
Laguna Una tercera y uacuteltima generacioacuten estuvo protagonizada por los meacutedicos
vinculados a la corte -en concreto a la de Felipe II- que ya completamente
influenciados por el humanismo espantildeol y europeo y marcados por la situacioacuten socio-
poliacutetica del paiacutes iniciaron aquella corriente de neoescolasticismo contrarreformista En
este caso fueron meacutedicos como Fernando de Mena Cristoacutebal de Vega o Francisco
Valleacutes en Alcalaacute de Henares Luis de Lemos o Juan Bravo de Piedrahita en Salamanca
y Luis Mercado en Valladolid los que destacaron en el panorama entre otros
profesionales
Ahora bien todos estos meacutedicos formaban parte de una eacutelite social y poliacutetica que
limitaba sus labores sobre todo a la vertiente teoacuterica -quedando la praacutectica reducida a
la atencioacuten meacutedica de unos cuantos grupos elitistas- y vinculaba su actividad a las
universidades Pero el panorama meacutedico espantildeol de la eacutepoca contaba con otras figuras
que tambieacuten ejerciacutean la medicina aunque en muchos casos careciacutean de la formacioacuten
necesaria A saber meacutedicos ldquoempiacutericosrdquo entre los que se contaba a barberos algebristas
o bizmadores sangradores y parteras -todos ellos procedentes del pueblo llano y casi
siempre ajenos al mundo universitario- hombres y mujeres vinculados al mundo de la
42
Este asunto es ampliamente tratado en BLANCO PEacuteREZ 1999 27-28 MARTIacuteN FERREIRA 1995
27-28 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 25
23
hechiceriacutea y la supersticioacuten -saludadores o ensalmadores- e impostores que fingiacutean
tener una soacutelida formacioacuten -y por supuesto desconociacutean las lenguas claacutesicas- todos
ellos criticados por los meacutedicos humanistas conscientes de su posicioacuten elitista y con
una formacioacuten acadeacutemica que avalaba su ejercicio profesional43
Esta situacioacuten hizo pensar a esos meacutedicos universitarios en la necesidad de
exigir a los que iban a ejercer la medicina una serie de requisitos que manifestaron
mediante escritos en los que se describiacutea la figura del meacutedico ideal44
Entre otras
necesidades se planteaba la de conocer los preceptos de los autores claacutesicos de la
medicina sin olvidar a los aacuterabes y los escritos maacutes recientes -como proponiacutea Luis de
Lemos- y conocer la lengua latina y en menor medida la griega asiacute como un poco de
la aacuterabe para poder acceder a los textos -planteamiento que aparece en los escritos de
los meacutedicos E Jorge Enriacutequez y Alonso de Miranda-
Ante estas circunstancias para controlar de manera oficial la formacioacuten de los
profesionales de la medicina se creoacute a finales del siglo XV el Real Tribunal del
Protomedicato45
que llevaba a cabo dicha tarea por medio de exaacutemenes con los que los
protomeacutedicos evaluaban los conocimientos de los aspirantes a los diversos cargos de la
medicina para otorgarles en su caso la licencia que les permitiacutea ejercer
4 MEacuteDICOS Y BOTICARIOS DOS REALIDADES EN UN NUEVO ESCENARIO
Hasta ahora nos hemos referido sobre todo a un tipo de profesional de la
medicina el meacutedico con sus diferentes figuras Sin embargo en la eacutepoca existiacutean otras
ocupaciones sanitarias que compartiacutean escenario con los meacutedicos y cubriacutean las distintas
necesidades que este aacutembito demandaba mediante un trabajo que combinaba teoriacutea y
praacutectica Asiacute podiacutea contarse ademaacutes de con meacutedicos con cirujanos boticarios y
albeacuteitares46
figuras con una formacioacuten y un ejercicio profesional diferenciados y unas
condiciones generalmente dispares en materia de regulacioacuten -si bien es cierto que
coincidiacutean en muchos aspectos como trabajadores de un mismo campo- En este
43
Aborda esta cuestioacuten entre otros MARTIacuteN FERREIRA 1995 28-30 44
De la figura del meacutedico ideal tal y como la retratan los escritos de los propios meacutedicos humanistas
habla sobre todo PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 33-35 45
Sobre el funcionamiento de esta institucioacuten en la eacutepoca que nos ocupa y otras cuestiones
relacionadas cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 34-35 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 37 46
El tiacutetulo del capiacutetulo ya mencionado de LOacutePEZ TERRADA 2002 -ldquoMeacutedicos cirujanos boticarios y
albeacuteitaresrdquo- ilustra a la perfeccioacuten esta realidad que aparece ademaacutes explicada al detalle en el cuerpo del
mismo Se han utilizado para este epiacutegrafe las pp 161-168 y 174-177
24
epiacutegrafe solo vamos a abordar de manera sucinta los aspectos que atantildeen a la
ocupacioacuten de los meacutedicos y a la de los boticarios para acotar asiacute el espacio que nos
permitiraacute comprender mejor la segunda parte del trabajo limitaacutendonos al aacutembito que
maacutes se acerca a nuestro objeto de estudio a traveacutes de una visioacuten comparada de dos
profesiones meacutedicas diferentes
En el siglo XVI la uacutenica ocupacioacuten de caraacutecter cientiacutefico que se habiacutea convertido
en profesioacuten era la de meacutedico Como ya sabemos la formacioacuten estaba a cargo de las
universidades mientras que la regulacioacuten del ejercicio y la concesioacuten de licencias eran
competencia de la burocracia nacional que estableciacutea la necesidad de superar una serie
de exigencias previas a la incorporacioacuten a la praacutectica profesional A saber seguir una
formacioacuten que comprendiacutea el grado de bachiller en artes en universidades aprobadas
maacutes cuatro antildeos de estudios en una facultad que permitieran obtener el de bachiller en
medicina y dos antildeos de praacutecticas con meacutedicos aprobados superar el examen del
Protomedicato y finalmente obtener la licencia concedida por la Corona o por las
ciudades que permitiacutea ejercer Una vez obtenida dicha licencia los meacutedicos podiacutean
empezar a trabajar en distintos aacutembitos cada uno de los cuales proporcionaba un estatus
social y una remuneracioacuten diferentes en la casa real en el ejeacutercito o en hogares de
grandes sentildeores laicos y eclesiaacutesticos o en las ciudades Por otra parte no hubo en el
nuevo escenario una diferenciacioacuten demasiado evidente y radical entre el ejercicio
profesional de los meacutedicos y el de los cirujanos a pesar de que a finales de siglo se
establecioacute por pragmaacutetica que los meacutedicos no podiacutean realizar operaciones quiruacutergicas
asiacute como tampoco existioacute un liacutemite claro entre las funciones de los meacutedicos y las de los
boticarios si bien es cierto que se consideraba que estos uacuteltimos perteneciacutean a un grado
inferior bajo las oacuterdenes de aquellos
En lo que respecta a los boticarios los requisitos que debiacutean cumplir para
conseguir la licencia de ejercicio eran baacutesicamente los mismos que hemos indicado para
los meacutedicos pero con alguna variacioacuten que los acercaba maacutes al colectivo de los
cirujanos Asiacute debiacutean superar un periacuteodo de aprendizaje con un maestro boticario a lo
largo de cuatro antildeos -se trataba en este caso de una formacioacuten de caraacutecter artesanal y
no universitaria- y finalmente el examen ante el Tribunal del Protomedicato que les
permitiriacutea obtener la licencia necesaria para poder abrir una botica y dispensar
medicamentos Cuando contaban con este permiso los boticarios podiacutean trabajar como
los meacutedicos en distintos aacutembitos tambieacuten con diversa consideracioacuten social y sueldos
diferentes podiacutean abrir una botica por cuenta propia en una ciudad o bien ser
25
contratados por las autoridades urbanas podiacutean trabajar para un hospital -los de cierto
renombre soliacutean tener boticas propias- o podiacutean incorporarse al servicio de la casa real
Como sucediacutea con el resto de ocupaciones sanitarias el ejercicio de los boticarios estaba
regulado por el Tribunal del Protomedicato que se afanoacute especialmente en evitar
problemas de intrusismo -que los meacutedicos prepararan y vendieran recetas en sus casas o
que personas ajenas a la profesioacuten indicaran medicacioacuten sin receta previa- o un
problema frecuente como aquel de que los meacutedicos recetaran siempre a un boticario
determinado normalmente emparentado con ellos asiacute como en exigir a los boticarios
permanecer en sus boticas durante unas horas determinadas y preparar en ellas los
medicamentos En cuanto a la corona se encargoacute por medio de pragmaacuteticas de
prohibir que los boticarios fueran tambieacuten drogueros de obligar a los mismos a incluir
en el envase de los compuestos el diacutea mes y antildeo en que se hicieron de incluir a un
boticario en los exaacutemenes del Protomedicato -como examinador entendemos- y de
unificar los pesos y medidas farmaceacuteuticos entre otras cosas Por uacuteltimo el asunto de la
lengua que tanto atantildee a nuestro objeto de estudio estuvo en este colectivo
determinado en gran medida por la pragmaacutetica de 1588 que establecioacute para los
boticarios entre otras cosas la obligacioacuten de saber latiacuten como requisito para poder
examinarse Un ejemplo de esta postura es el del meacutedico Antonio de Aguilera que
consideraba que el boticario ideal debiacutea ser latino o al menos entender el latiacuten47
Es
posible seguacuten Loacutepez Terrada48
que los boticarios maacutes exigentes se preocuparan por
estudiar esta lengua en las universidades pero un grupo seguramente amplio seguiriacutea
desconociendo el latiacuten que resultaba imprescindible para poder entender sin problemas
las recetas que los doctores en medicina escribiacutean en la misma a pesar de los intentos
de los boticarios previos a la pragmaacutetica por obligar a los meacutedicos a redactarlas en
romance
47
Cf LOacutePEZ TERRADA 2002 174-175 48
Cf LOacutePEZ TERRADA ibidem
26
II MARCO LITERARIO
La inclusioacuten de un epiacutegrafe que exponga las liacuteneas generales del contexto
literario en el que se gestoacute la obra que nos ocupa y del marco en el que se desarrolloacute la
literatura que con sus textos sirvioacute de precedente a la produccioacuten meacutedica renacentista
resulta imprescindible en un trabajo de estas caracteriacutesticas como ya hemos
manifestado en la introduccioacuten Por ello vamos a intentar ofrecer a continuacioacuten una
visioacuten concisa pero justa de los distintos geacuteneros y obras que fueron surgiendo en el
seno de la disciplina meacutedica en cada eacutepoca y que fueron producto del trabajo de una
serie de profesionales que tambieacuten asumieron el papel de autores con el objetivo de
divulgar sus conocimientos sirvieacutendose para ello de distintos recursos expresivos
vinculados a las necesidades y circunstancias de cada periacuteodo
1 TEXTOS MEacuteDICOS ANTIGUOS Y MEDIEVALES FUENTES PARA UNA
NUEVA LITERATURA MEacuteDICA
11 LA MEDICINA CLAacuteSICA GRECOLATINA Y SUS TEXTOS
La medicina griega constituye el punto de partida de toda la medicina occidental
posterior Esta contundente sentencia que deducimos de las liacuteneas del trabajo de E
Montero Cartelle49
pone de manifiesto la gran influencia que los textos meacutedicos de esta
eacutepoca ejercieron en la produccioacuten del resto de periacuteodos incluso y quizaacute sobre todo en
la de los romanos coetaacuteneos en cierto modo de aquellos Dicha afirmacioacuten resulta
razonable si advertimos que fue durante los siglos VI-V a C cuando la medicina se
constituyoacute como saber teacutecnico gracias al trabajo de una serie de meacutedicos entre los
cuales destacoacute el conocido Hipoacutecrates Es quizaacute por este motivo por el que a la
produccioacuten literaria meacutedica de ese periacuteodo que abarca escritos de temas muy variados
se la conoce con el nombre de Corpus Hippocraticum a pesar de que muchos de esos
textos no habiacutean sido escritos por Hipoacutecrates50
Despueacutes de este meacutedico destacaron
figuras como la de Galeno -en el siglo II- a quien se atribuye una amplia produccioacuten de
49
Cf MONTERO CARTELLE 2020 11 50
Para el apartado de medicina griega cf LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 73-81 y 271-281
27
escritos de medicina tambieacuten de diverso contenido51
o un siglo antes la de
Dioscoacuterides autor del De materia medica una obra sobre simples que gozoacute de gran
fortuna en eacutepocas posteriores y se convirtioacute en precursora de la moderna farmacopea
Entre las muchas figuras posteriores a estas uacuteltimas fue remarcable la de
Oribasio de Peacutergamo meacutedico del emperador Juliano que desarrolloacute su variada obra
reunida en unas colecciones meacutedicas en el siglo IV A Oribasio lo sucedieron otros
autores meacutedicos como Aecio de Amida o Pablo de Egina -entre los siglos VI-VII
probablemente- que son considerados junto con aquel dentro del aacutembito de la
medicina bizantina Es por esto por lo que en algunos manuales aparecen junto con
Galeno dentro del contexto meacutedico de la eacutepoca romana imperial52
si bien es cierto que
en todos los casos se trata de autores griegos Debemos tener en cuenta que estas
uacuteltimas figuras conociacutean con frecuencia las obras de los autores meacutedicos anteriores e
incluso se apoyaban en ellas para componer sus textos
Mientras que la medicina griega como hemos dicho constituye la base y el
punto de partida de todo el movimiento meacutedico occidental posterior la medicina
romana es original en su aproximacioacuten adaptacioacuten y realizacioacuten del modelo griego53
De esta forma destaca la produccioacuten meacutedica latina de eacutepoca imperial repartida en los
siglos I y IV que constituyeron dos etapas bien diferenciadas en lo que respecta a
geacuteneros y lengua Asiacute si nos centramos en las formas de expresioacuten literaria podemos
distinguir por un lado la enciclopedia dedicada a la formacioacuten cultural general y
desarrollada sobre todo en el siglo I con representantes como Celso -considerado por
su elegante prosa el Ciceroacuten de los meacutedicos- y Plinio el Viejo conocido por su
Naturalis historia que dedica los libros XXIII-XXXII a tratar las propiedades
medicinales de varios productos de origen vegetal y animal El otro gran geacutenero fue el
manual una forma literaria con fines didaacutecticos maacutes propia de los siglos IV-V donde se
observa una tendencia al recetario de tipo praacutectico Estos manuales soliacutean presentar
numerosas traducciones o adaptaciones de textos anteriores estaban orientados al
puacuteblico en general y empleaban una lengua vulgarizante Dentro de este geacutenero
destacaron autores como Celio Aureliano y Marcelo Empiacuterico asiacute como ciertos escritos
menores proacuteximos al periacuteodo medieval como el De herba vettonica tradicionalmente
51
Cf para una ordenacioacuten sistemaacutetica de sus obras LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 219-220 52
De esta forma en MAZZINI 1997 73-96 53
Asiacute lo apunta en su trabajo MONTERO CARTELLE ibidem
28
atribuido a Antonio Musa meacutedico del emperador romano Augusto el Herbarius de
Pseudo-Apuleyo o el Liber medicinae ex animalibus que se atribuye a Sexto Plaacutecido54
12 LITERATURA MEacuteDICA EN LA EDAD MEDIA LATINA
Con el agotamiento de la Antiguumledad la literatura meacutedica se vio afectada por
ciertas transformaciones producto de la evolucioacuten de la ciencia y reflejo del progresivo
cambio de contexto Auacuten asiacute y como era de esperar en esta nueva eacutepoca se
mantuvieron y se desarrollaron ciertos rasgos gestados durante los uacuteltimos antildeos del
periacuteodo anterior como sucedioacute por ejemplo con la distribucioacuten de la medicina en tres
ramas55
la diaetetica encargada del mantenimiento de la salud corporal la
pharmaceutica que abarcaba la ciencia de los medicamentos tambieacuten conocida como
terapeacuteutica o materia meacutedica y la chirurgia que comprendiacutea las intervenciones
quiruacutergicas Dentro de cada una de estas ramas se fueron desarrollando formas literarias
diferentes -asiacute y entre otras los regimina en la primera los herbarios y antidotarios en
la segunda y las anatomiacuteas y cirugiacuteas en la tercera- Otro aspecto importante del periacuteodo
medieval fue el desarrollo de la escolaacutestica56
corriente filosoacutefica y teoloacutegica que hacia
el siglo XIII se aplicoacute al aacutembito de la medicina apoyada en el ldquonuevo Aristoacutetelesrdquo y en
el ldquoviejo Galenordquo fundamentalmente arabizado Se basoacute sobre todo en un meacutetodo
especulativo carente de visioacuten criacutetica -predominaba el principio de autoridad- y con un
gran protagonismo de la dialeacutectica centrado por tanto en la vertiente teoacuterica -aunque
tambieacuten la praacutectica tuvo su desarrollo- y con una importante funcioacuten escolar No
podemos olvidar por otra parte que en esta eacutepoca muchos profesionales de la medicina
accedieron a los textos de los autores claacutesicos a traveacutes de las traducciones aacuterabes que
habiacutean ido apareciendo durante la Alta Edad Media vertieacutendose en muchos casos al
latiacuten lo que permitioacute a nivel linguumliacutestico la asimilacioacuten de diversos arabismos que se
sumaron a un latiacuten vulgarizado desde finales de la Antiguumledad y que durante el
desarrollo del periacuteodo iriacutea tecnificaacutendose y acercaacutendose al uso de la lengua literaria57
54
Cf para la medicina latina y en concreto para este paacuterrafo MONTERO CARTELLE 2010 11-
30 tambieacuten LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 184 y 282-287 y MAZZINI 1997 27-96 55
Esta cuestioacuten aparece en LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 3 191-197 y MONTERO
CARTELLE 2010 31 y ss 56
Sobre la aplicacioacuten de esta corriente a la medicina escriben de nuevo LAIacuteN ENTRALGO 1971-
1973 338-339 y MONTERO CARTELLE 2010 43 57
Como sentildeala MONTERO CARTELLE 2010 120-121
29
En lo que respecta a los geacuteneros literarios58
la nueva eacutepoca fue testigo del
desarrollo de una gran variedad de formas destinadas a satisfacer las diversas
necesidades de la ensentildeanza y la praacutectica meacutedicas Desde enciclopedias -como las
Ethymologiae de Isidoro de Sevilla- hasta libros de secretos -un tipo de literatura
pseudocientiacutefica y semiculta a caballo entre los recetarios la literatura teacutecnica y los
textos hermeacuteticos- la lista comprendiacutea siacutentesis teoacutericas -compendia o summae como la
Practica dicta Lilium medicinae de Bernardo de Gordon- traducciones de grandes
obras de conjunto -como las de Gerardo de Cremona el autor maacutes representativo de la
Escuela de Toledo cuya traduccioacuten del Canon de Avicena supuso la clave de la
recepcioacuten medieval del mismo- comentarios o glosarios -que constituiacutean el origen del
meacutetodo escolaacutestico empleados en las lectiones con una funcioacuten fundamentalmente
pedagoacutegica y propedeacuteutica- concordancias -colecciones de sentencias de las grandes
autoridades de la medicina- diccionarios y leacutexicos meacutedicos -que recogiacutean la nueva
terminologiacutea tras la asimilacioacuten del influjo de la medicina aacuterabe como el Alphita
glosario anoacutenimo del siglo XIII- y conciliaciones -que intentaban concordar
contradicciones entre las distintas autoridades- Tambieacuten fueron importantes las
quaestiones y disputationes -que soliacutean seguir a las lectiones quedando normalmente en
una disputa dialeacutectica- las obras de introduccioacuten o accessus -que serviacutean de entrada a
las obras de las autoridades claacutesicas y a la medicina en general- los tacuina y las
tabulae -constituidos por cuadros sinoacutepticos que exponiacutean diversos aspectos de la
medicina medieval- y los consilia -obras de consejos destinadas a casos cliacutenicos
concretos-
2 LA EXPRESIOacuteN LITERARIA DE LA MEDICINA EN EL RENACIMIENTO
Como ya hemos expuesto en epiacutegrafes anteriores en el Renacimiento el
humanismo aplicado a distintos aacutembitos del saber suscitoacute un intereacutes por recuperar el
conocimiento de la Antiguumledad Asiacute en medicina los diversos profesionales tambieacuten
convertidos en autores se preocuparon por acceder a los textos meacutedicos claacutesicos de
manera directa afanaacutendose en la depuracioacuten de las versiones medievales y en la
traduccioacuten el comentario y la edicioacuten de las obras originales Por otra parte este
renacer de la Antiguumledad supuso en el plano linguumliacutestico una recuperacioacuten del modelo
58
Para esta cuestioacuten veacutease la detallada visioacuten que ofrece MONTERO CARTELLE 2010 45-105
30
claacutesico de la lengua latina con la consecuente buacutesqueda de belleza literaria a traveacutes de
la imitacioacuten de los autores grecolatinos una circunstancia que tambieacuten afectoacute a la
lengua de la medicina que convirtioacute a Galeno Hipoacutecrates y Celso entre otros autores
antiguos en la base de un movimiento de reaccioacuten contra el arabismo y la depravacioacuten
leacutexica medieval59
Esta nueva mentalidad dio lugar a nuevas formas literarias60
con las que divulgar
los conocimientos meacutedicos adaptadas a las necesidades del contexto y que en muchos
casos no eran sino continuacioacuten o reformulacioacuten de las del periacuteodo anterior Asiacute se
mantuvieron los tratados generales de corte tradicional si bien con novedades en la
siacutentesis y el orden expositivo y los consilia que en algunos casos conservaron su forma
medieval mientras que en otros introdujeron aspectos novedosos como tambieacuten
sucedioacute con las quaestiones Tambieacuten siguieron cultivaacutendose geacuteneros como la
enciclopedia las concordancias o conciliaciones y los resuacutemenes de auctoritates que
no obstante fueron dejando paso a las nuevas formas monografiacuteas especializadas sobre
temas concretos -como el De humani corporis fabrica un tratado de anatomiacutea escrito
por Andreas Vesalius- comentarios a los textos griegos que casi siempre formaban
parte de ediciones y traducciones al latiacuten -desarrollados por autores como Niccolograve
Leoniceno Thomas Linacre Guumlnther von Andernach o Janus Cornarius- textos sobre
las nuevas enfermedades y maacutes vinculados a la literatura que a la medicina las
epistulae -como las de Giovanni Manardo o Pietro A Mattioli- y los diaacutelogos en los
que primaba la funcioacuten didaacutectica por lo que soliacutean ser divulgados en lengua vernaacutecula
59
Cf MONTERO CARTELLE 2010 148-149 60
La cuestioacuten de los geacuteneros literarios de la medicina renacentista es de nuevo ampliamente tratada
en MONTERO CARTELLE 2010 128-136
31
III EL LIBRO DE THERIACA DE LORENZO PEacuteREZ
Una vez conocidos los rasgos fundamentales del contexto cultural y literario en
el que se gestoacute la obra que nos proponemos estudiar podemos proceder a analizar los
datos extraiacutedos de su lectura y a exponerlos y cotejarlos con la informacioacuten precedente
con la finalidad de responder maacutes adelante a las preguntas que se derivan de nuestro
objetivo Para ello nos detendremos en primer lugar a tratar con brevedad la situacioacuten
de la medicina escrita en la ciudad y en la eacutepoca en la que nuestro autor desarrolloacute su
obra -atendiendo especiacuteficamente a autores y textos- asiacute como algunos datos sobre su
vida y sus dos escritos visioacuten que completada con una descripcioacuten preliminar del texto
que nos ocupa nos permitiraacute reconstruir en liacuteneas generales su contexto inmediato y
comprender con mayor propiedad los aspectos compositivos que seraacuten estudiados en un
segundo epiacutegrafe
1 INTRODUCCIOacuteN
11 EL AUTOR Y LA MEDICINA ESCRITA EN EL TOLEDO DEL SIGLO XVI
R Sancho de San Romaacuten sentildeala en uno de sus trabajos61
que la medicina
toledana empezoacute a declinar a partir del siglo XVI a pesar del paso por la ciudad de
meacutedicos ilustres del seacutequito imperial de los reyes como Andreacutes Vesalio o Luis Lobera
de Aacutevila y de la presencia en la misma de otras figuras importantes en el aacutembito como
el cirujano Juan Fragoso o el meacutedico Francisco Hernaacutendez Esta opinioacuten se ve
reforzada ademaacutes con la idea de que el humanismo toledano tuvo maacutes esplendor en la
vertiente filoloacutegica y helenista que en la meacutedica62
Sin embargo y desde que los Reyes
Catoacutelicos concedieran el primer privilegio a la ciudad para imprimir a finales del siglo
XV diversos autores de medicina publicaron sus obras en el Toledo de la eacutepoca
produccioacuten que solo se vio interrumpida a mediados de siglo sin bien en la segunda
mitad vieron la luz importantes obras de farmacopea63
De esta forma entre finales del
siglo XV y la primera mitad del XVI la imprenta toledana publicoacute numerosas
61 Cf SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1972 9-12
62 Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1475-1476
63 Veacutease para estas afirmaciones y la lista de obras meacutedicas por autores en la imprenta toledana del
siglo XVI que relatamos a continuacioacuten SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1977 10-18 y 29
32
traducciones al castellano de grandes claacutesicos de la medicina -el Lilio de Medicina de
Bernardo de Gordon o el Libro o practica en Cirugia del italiano Juan de Vigo entre
otras- asiacute como obras de meacutedicos propiamente toledanos como Juliaacuten Gutieacuterrez -con
sus De potu in lapidis preservatione y De computatione dierum criticorum- o Luis de
Villarrubia -Tractatus eximiushellipab Epydemiali morbo- y Jorge Goacutemez -De ratione
minuendi sanguine in morbo laterali-64
Ya en la segunda mitad del siglo publicaron sus
obras en la ciudad autores como el meacutedico aragoneacutes Jeroacutenimo Jimeacutenez -Institutiorum
Medicarum libri quatuor nunc primum in lucem editi- o los boticarios toledanos
Lorenzo Peacuterez -Libro de Theriaca y De medicamentorum simpliciumhellipdelectu- y Veacutelez
de Arciniega -De simplicium medicamentorum collectione-65
Al final de la centuria la
imprenta de esta ciudad sacoacute a la luz lo que parecen ser las uacuteltimas obras meacutedicas del
Renacimiento toledano ambas sobre veterinaria el Libro de Albeiteria de Manuel Diacuteaz
y una recopilacioacuten de textos antiguos sobre este mismo tema de Alonso Suarez
En lo que respecta en concreto a Lorenzo Peacuterez pocos son los datos que
tenemos de eacutel Todas las secciones que se le dedican en las distintas obras biograacuteficas de
caraacutecter general apoyan sus afirmaciones en unos cuantos datos fundamentales Asiacute
sabemos que nuestro autor nacioacute en Toledo donde ejercioacute la profesioacuten de boticario y
que probablemente viajoacute por Espantildea Italia y Asia para conocer de primera mano las
plantas y poder corregir asiacute los errores que en la eacutepoca abundaban en las boticas66
Esta informacioacuten ademaacutes coincide con los datos esquemaacuteticos que aportan en la
actualidad J M Loacutepez Pintildeero y R Sancho de San Romaacuten67
Por otra parte F Picatoste
y Rodriacuteguez68
antildeade que se retiroacute antes del antildeo 1588 y A J Cavanilles69
que fue hijo
de un padre ilustrado que ldquole ensentildeoacute la facultad le inspiroacute el buen gusto los deseos de
saber y los de ser uacutetil aacute la sociedadrdquo y que con esta finalidad se instruyoacute en el latiacuten y
el griego ldquopara leer y corregir los coacutedices antiguos que trataacuteron de vegetales y
remediosrdquo testimonio que prueba con algunos ejemplos extraiacutedos del propio Libro de
64
De estos dos uacuteltimos autores habla tambieacuten SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1478-1487 y
1492 afirmando que seguiacutean anclados a la tradicioacuten meacutedica medieval frente a lo que parecioacute ocurrir con
las obras latinas ya imbuidas de los rasgos del humanismo de los dos boticarios de la segunda mitad del
siglo a los que nos referiremos en seguida 65
Cf para un estudio filoloacutegico de las obras en latiacuten de estos dos autores SANTAMARIacuteA
HERNAacuteNDEZ 2005 1487-1492 66
Estos datos aparecen en CAVANILLES 1804 105-106 COLMEIRO 1858 153 y PICATOSTE Y
RODRIacuteGUEZ 1891 241 67
Cf LOacutePEZ PINtildeERO 1979 302 y SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1977 17 68
Cf PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ ibidem 69
CAVANILLES ibidem
33
Theriaca Praacutecticamente lo mismo nos dice E Reyes Proacutesper70
en una obra de
principios del siglo XX donde afirma que Lorenzo Peacuterez era ldquoun culto humanista y
botaacutenico perspicazrdquo y que ldquodespueacutes de haber aprendido correctiacutesimamente el griego el
latiacuten y cuanto se habiacutea publicado de estudio de las plantas hasta su tiempo viajoacute por
nuestro paiacutes Italia y Asia para ver vivas muchas de las plantas que describieron y a
veces confundieron los antiguos autoresrdquo Los tres autores antes mencionados71
hacen
tambieacuten referencia a los conocimientos del boticario poco comunes en la eacutepoca por lo
que afirman merecieron el elogio de escritores como Sprengel72
que llegoacute a considerar
a nuestro autor eacutemulo de Maranta73
Tanto F Picatoste y Rodriacuteguez como M
Colmeiro74
testifican ademaacutes que Diego Serrano el boticario que llevoacute a la imprenta la
obra en latiacuten de nuestro autor despueacutes de que este se hubiera retirado en la dedicatoria a
dicha obra alega que le pidioacute este libro porque ldquolos muy doctos le daban el primado en
la eleccioacuten de los medicamentos simplesrdquo En relacioacuten a todo esto A J Cavanilles75
antildeade casi a modo de conclusioacuten que en el prefacio del meacutedico Francisco Pentildea a dicha
obra Lorenzo Peacuterez aparece como ldquoun sabio casi superior aacute los distinguidos de su siglo
que conocioacute quanto habiacutean escrito sobre yerbas comprobaacutendolo todo por siacute mismo y
que supo antildeadir nuevas luces para promover la cienciardquo Todos estos testimonios76
aportan evidencias sobre la singularidad y excelencia de nuestro autor como boticario e
incluso humanista una figura que aportoacute datos interesantes sobre la materia meacutedica y
preludioacute algunas consideraciones que antildeos maacutes tarde se asentariacutean en el aacutembito de la
botaacutenica
70
E REYES PROacuteSPER Dos noticias histoacutericas del inmortal botaacutenico y sacerdote hispano-valentino
Don Antonio Joseacute Cavanilles Madrid Artes Graacuteficas ldquoMateurdquo 1917 nota 25 71
Cf de nuevo CAVANILLES 1804 106-107 que vuelve a ilustrar con ejemplos extraiacutedos de la
obra del autor COLMEIRO ibidem y PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ ibidem que debioacute reproducir aquiacute
las palabras de M Colmeiro pues los testimonios de ambos autores son praacutecticamente iguales 72
Botaacutenico y fiacutesico alemaacuten que vivioacute entre los siglos XVIII-XIX Cf JOURDAN 1820-1825 vol 7
249-250 73
Meacutedico botaacutenico y teoacuterico literario del Renacimiento italiano autor entre otras de una obra en
italiano sobre la triaca traducida poco despueacutes al latiacuten por el meacutedico y botaacutenico alemaacuten J Camerarius Cf
JOURDAN 1820-1825 vol 6 177-178 74
Cf COLMEIRO ibidem y PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ 1891 242 75
CAVANILLES 1804 110 76
Ademaacutes de en los autores mencionados tambieacuten encontramos pequentildeas referencias a Lorenzo Peacuterez
en otras obras bibliograacuteficas y en algunos estudios sobre historia de la farmacia o noticias de algunas
boticas espantildeolas Entre ellas destacamos la de F J PUERTO SARMIENTO La Triaca Magna
Discurso de ingreso como acadeacutemico de nuacutemero en la RANF leiacutedo el 26 de febrero de 2009 disponible
en formato electroacutenico en Real Academia Nacional de Farmacia [en liacutenea] lthttpwwwranfcompdfdisc
ursosnumeropuertopdfgt
34
Sabemos por tanto que Lorenzo Peacuterez escribioacute dos textos sobre farmaceacuteutica77
que han llegado hasta nosotros en su versioacuten original En latiacuten redactoacute su De
medicamentorum simpliciumhellipdelectu78
publicado en Toledo en 1599 por el ya
mencionado Diego Serrano tambieacuten boticario un breve escrito sobre la eleccioacuten y
reposicioacuten de medicamentos simples y compuestos en el que recogioacute las
denominaciones latinas restituidas corrompidas y castellanas de cada uno de ellos con
el objeto de instruir a los boticarios y de evitar las confusiones terminoloacutegicas entre
ellos La obra por tanto tiene una finalidad praacutectica que se consigue no obstante
mediante la depuracioacuten del leacutexico un ejercicio muy comuacuten entre los humanistas
meacutedicos79
A este escrito lo precedioacute en 1575 el Libro de Theriaca publicado en
castellano por el propio autor en la misma ciudad y en el que trata diversos aspectos de
los distintos ingredientes de una composicioacuten medicinal M T Santamariacutea Hernaacutendez80
sentildeala que en este caso la finalidad de la obra es exclusivamente praacutectica si bien aquiacute
como veremos maacutes adelante el autor tambieacuten deja traslucir sus preocupaciones
linguumliacutesticas a traveacutes de diversas actuaciones que aunque escasas no deben pasar
desapercibidas
12 DESCRIPCIOacuteN DE LA OBRA
La obra que nos ocupa consta de 399 paacuteginas y veinticuatro hojas no numeradas
ocho al principio y dieciseacuteis al final Su tiacutetulo completo es bastante expliacutecito y ya
revela en cierto modo tanto el contenido como la finalidad de la misma ldquoLibro de
Theriaca limpio de los errores hasta nuestros tiempos en ella cometidos y vtilissimo
para preparar y configir muchos Simples y Compuestos cada dia recebidos en vso de
Medicinardquo (I 1-9)81
Dicho tiacutetulo aparece en la portada junto con otros datos que nos
dicen que la obra fue escrita por el boticario Lorenzo Peacuterez vecino de Toledo y que fue
impresa en la misma ciudad en casa de Juan de Ayala en el antildeo 1575 dirigida al
77
De las dos obras de Lorenzo Peacuterez habla sobre todo CAVANILLES 1804 108-110 tambieacuten
encontramos breves descripciones de las mismas en COLMEIRO 1858 153 y PICATOSTE Y
RODRIacuteGUEZ 1891 241-242 78
PERESIUS 1599 79
Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2006 273-281 80
Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1489-1490 81
La paginacioacuten que se indica con nuacutemeros romanos es nuestra Se trata en todo momento de
paacuteginas nunca de folios Tras esta se especifican en cada referencia las liacuteneas en las que se encuentra el
texto citado
35
Ayuntamiento de Toledo Tambieacuten se indica en el mismo sitio que la obra cuenta con el
privilegio concedido por el rey para ser vendida especificaacutendose a continuacioacuten la tasa
de la misma
Tras la portada nos encontramos con una carta de Juan Fernaacutendez de Herrera
Secretario del Consejo del Rey en la que se especifica de nuevo la tasa de la obra82
A
este texto le sigue una carta de Juan Gallo escribano de la Caacutemara del Rey redactada
por mandato suyo y que contiene la licencia de impresioacuten83
Una uacuteltima carta del rey
en este caso escrita por Martiacuten de Gaztelu recoge la ceacutedula que da licencia al autor para
imprimir y vender el libro ldquopor tiempo de diez antildeosrdquo (VI 17)
Las siguientes paacuteginas se reservan a la epiacutestola nuncupatoria dirigida al
Ayuntamiento de Toledo en la que el autor especifica entre otras cosas la finalidad de
la obra
Assi yo aacute saber estas cosas de plantas inclinado procure recoger los ratos de mi estudio
y escriuir vn tratado de Theriaca solo por entender que V S hauia acordado con
mucha razon y prudencia hazer vn compendio de todos los simples y compuestos
medicamentos recibidos en esta ciudad en el vso de medicina para limpiar las Boticas
de los enuegecidos errores y conseruar en salud la Republica (XI 7-17)
Otro aspecto sentildealado en la misma muy relevante para nuestro estudio es el de la
justificacioacuten del empleo del romance en lugar del latiacuten lengua usual en las obras de
caraacutecter cientiacutefico de la eacutepoca y que analizaremos maacutes adelante A esta epiacutestola siguen
tres sonetos de Alonso Saacutenchez teoacutelogo y rector del Colegio de Navalcarnero del
Doctor Tomaacutes de Arroyo y del Licenciado Pedro Suaacuterez estos dos uacuteltimos meacutedicos
dedicados al autor
Tras estos sonetos comienza el Libro de Theriaca propiamente dicho un escrito
sobre un remedio universal conocido como triaca -del aacuterabe hispano attiryaacuteq este del
aacuterabe claacutesico tiryāq este del latiacuten theriaca y este del griego θηριακή derivado de
θηρίον fiera animal84
- que se empleoacute desde la Antiguumledad y hasta los siglos XVIII-
XIX primero contra la mordedura venenosa de ciertos animales y despueacutes como
82
ldquo[hellip] le tassaron a tres marauedis cada pliego con que no se pueda uender ni distribuyr sin que al
principio de cada libro de la dicha impression vaya impresso esta tassa [hellip]rdquo (II 9-13) 83
ldquo[hellip] por la qual [carta] vos damos licencia y facultad para que por esta vez qualquier impressor
destos nuestros reynos pueda imprimir el dicho libro [hellip]rdquo (IV 4-10) 84
Cf Real Academia Espantildeola Diccionario de la lengua espantildeola (22a ed) [en liacutenea]
lthttplemaraeesdraeval=theriacagt
36
panacea para diversas enfermedades85
El cuerpo de la obra de Lorenzo Peacuterez estaacute
constituido por un proemio (1-4) y la triaca de Androacutemaco encabezada por una lista en
latiacuten con los simples y compuestos que la conforman y seguida de la descripcioacuten de
cada uno de ellos (5-348) asiacute como de dos secciones finales con informacioacuten sobre la
manera de componer la triaca y su fermentacioacuten y duracioacuten respectivamente (348-364)
La obra concluye con un anexo en latiacuten que incluye distintas versiones de la
triaca de varios autores -los antiguos Galeno Aecio de Amida y Pablo de Egina y el
medieval Juan Actuario asiacute como las versiones de Androacutemaco el Viejo Androacutemaco el
Joven y Damoacutecrates recogidas por Galeno en sus escritos- en cuya uacuteltima paacutegina
encontramos un colofoacuten con informacioacuten del lugar y el antildeo de impresioacuten (285-399)
Cierra la obra un iacutendice de contenidos (CDI-CDXXX)
Como el autor declara en la epiacutestola nuncupatoria la obra se redactoacute con el
objeto de corregir los errores de los boticarios y evitar las frecuentes confusiones a la
hora de elaborar la triaca una finalidad praacutectica que confiere al texto una funcioacuten
fundamentalmente didaacutectica y que nos permite encuadrarlo quizaacute con ciertas reservas
dentro del geacutenero de las farmacopeas entendidas como recopilaciones de recetas de
productos medicinales con descripciones de cada uno de sus ingredientes y
explicaciones sobre su composicioacuten y preparacioacuten que en la liacutenea de los recetarios de
tipo praacutectico probablemente se alejariacutean de excesivas pretensiones literarias y buscariacutean
llegar al destinatario de manera directa Se trata por tanto de un texto claro y sencillo
que escapa a grandes ambiciones de erudicioacuten pero que no obstante cuenta con rigor y
con datos que proceden de una documentacioacuten ampliamente contrastada Todos estos
aspectos relacionados con los destinatarios concretos de la obra de los que dependiacutea la
eleccioacuten de la lengua y de los procedimientos de expresioacuten y el empleo de fuentes seraacuten
ampliamente atendidos en los siguientes epiacutegrafes
85
Esta famosa composicioacuten fue puesta en praacutectica por primera vez por el rey Mitriacutedates en el siglo II
a C por quien la misma recibioacute el nombre de mitridato No obstante casi un siglo despueacutes Androacutemaco
el Viejo meacutedico del emperador Neroacuten mejoroacute la foacutermula de Mitriacutedates -antildeadiendo entre otros
ingredientes carne de viacutebora- y desde entonces la receta fue transmitida por diversos autores -como
Galeno que transmitioacute varias veces la foacutermula de Androacutemaco en sus escritos- Cf GARIJO 1992 10-13
56
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ndash George Hugo Tucker ndash Hermann Wiegand) Arizona Center for Medieval and
Renaissance Texts and Studies pp 273-281
21
una realidad externa e independiente que debioacute contar con manifestaciones paralelas en
los distintos territorios no obstante siempre que hablemos de rasgos de los que no nos
consta una existencia a nivel maacutes general indicaremos que nos referimos al contexto
espantildeol
Normalmente las transiciones suelen entenderse como el paso progresivo que
algo sufre de un estado a otro pues asiacute nos lo demuestran la experiencia personal y la
sucesioacuten de los distintos periacuteodos histoacutericos que convencionalmente dividimos para
poder aprehender con claridad por medio de hitos Teniendo esto en cuenta no resulta
difiacutecil comprender la existencia en el panorama meacutedico europeo del periacuteodo que nos
ocupa de una dialeacutectica entre tradicioacuten y renovacioacuten cientiacutefica entendida como el
recurso a las autoridades antiguas o medievales frente a la introduccioacuten de las
renovaciones cientiacuteficas gestadas en el Renacimiento Dicha dicotomiacutea caracterizoacute
sobre todo a la primera mitad del siglo XVI que estuvo en cierto sentido dividida por
la continuidad del escolasticismo arabizado bajomedieval basado en la asimilacioacuten del
saber cientiacutefico griego heleniacutestico e islaacutemico por parte de las universidades de la Baja
Edad Media latina a traveacutes de las traducciones aacuterabes y la irrupcioacuten del humanismo
que como ya sabemos puede entenderse como movimiento de recuperacioacuten del saber
de la Antiguumledad grecolatina por medio del conocimiento directo de los textos claacutesicos
con todo lo que ello conlleva El resto de la centuria estuvo marcado por un predominio
de los principios de la corriente humanista que se habiacutea asentado ya en el paiacutes pero a
finales de siglo las aportaciones de la ciencia acadeacutemica aquella que estaba basada en el
humanismo meacutedico se agotaron al verse frustradas las expectativas propuestas a traveacutes
de dicha corriente para el renacimiento de la ciencia Esto permitioacute la entrada de nuevos
elementos que se habiacutean gestado en los aacutembitos extraacadeacutemicos y en la ya mencionada
ldquoperiferia teacutecnicardquo Auacuten asiacute la posibilidad de aferrarse a la tradicioacuten por motivos
ideoloacutegicos estaba abierta y eso fue precisamente lo que sucedioacute en Espantildea donde a
finales de siglo la Contrarreforma hizo que se recuperaran las doctrinas de la ciencia
tradicional si bien reformuladas y se rechazaran las renovaciones cientiacuteficas durante lo
que se considera en palabras de J M Loacutepez Pintildeero41
una etapa de neoescolasticismo
contrarreformista Durante la mayor parte del siglo la ciencia espantildeola -y por tanto la
medicina que es lo que aquiacute nos ocupa- participoacute no obstante de aquella dicotomiacutea
41
Sobre la dialeacutectica del siglo XVI entre tradicioacuten y renovacioacuten cientiacutefica cf LOacutePEZ PINtildeERO 1979
149-154 donde aparecen todas las ideas de este paacuterrafo
22
predominando el humanismo en el plano cientiacutefico -sobre todo mediada la centuria-
pero todaviacutea con una notable influencia del escolasticismo arabizado bajomedieval
Relacionado con esta cuestioacuten y ya exclusivamente dentro del panorama
espantildeol se encuentra el asunto de las generaciones de meacutedicos42
que se sucedieron en la
medicina espantildeola renacentista y que dieron clara muestra de la transicioacuten a la que
antes nos referiacuteamos En un primer momento que comprendioacute el final del siglo XV y el
comienzo del XVI desarrollaron su labor los meacutedicos pertenecientes a la primera
generacioacuten castellana con predominio todaviacutea del galenismo arabizado No obstante a
mediados de la centuria el contacto con Europa y la formacioacuten de muchos meacutedicos en el
extranjero permitieron la entrada de los principios del humanismo que fueron
asimilados por muchos profesionales de la medicina Destacan en esta etapa los
meacutedicos valencianos Miguel Jeroacutenimo Ledesma Miguel Juan Pascual Pedro Jaime
Esteve y Luis Collado entre otros y algunas figuras vinculadas a las universidades
castellanas como Bustamante de Paz en Salamanca o Rodrigo Reinoso en Alcalaacute de
Henares asiacute como otras maacutes universales o independientes entre las que podemos contar
a Juan Valverde de Amusco Goacutemez Pereira o los ya citados Miguel Servet y Andreacutes
Laguna Una tercera y uacuteltima generacioacuten estuvo protagonizada por los meacutedicos
vinculados a la corte -en concreto a la de Felipe II- que ya completamente
influenciados por el humanismo espantildeol y europeo y marcados por la situacioacuten socio-
poliacutetica del paiacutes iniciaron aquella corriente de neoescolasticismo contrarreformista En
este caso fueron meacutedicos como Fernando de Mena Cristoacutebal de Vega o Francisco
Valleacutes en Alcalaacute de Henares Luis de Lemos o Juan Bravo de Piedrahita en Salamanca
y Luis Mercado en Valladolid los que destacaron en el panorama entre otros
profesionales
Ahora bien todos estos meacutedicos formaban parte de una eacutelite social y poliacutetica que
limitaba sus labores sobre todo a la vertiente teoacuterica -quedando la praacutectica reducida a
la atencioacuten meacutedica de unos cuantos grupos elitistas- y vinculaba su actividad a las
universidades Pero el panorama meacutedico espantildeol de la eacutepoca contaba con otras figuras
que tambieacuten ejerciacutean la medicina aunque en muchos casos careciacutean de la formacioacuten
necesaria A saber meacutedicos ldquoempiacutericosrdquo entre los que se contaba a barberos algebristas
o bizmadores sangradores y parteras -todos ellos procedentes del pueblo llano y casi
siempre ajenos al mundo universitario- hombres y mujeres vinculados al mundo de la
42
Este asunto es ampliamente tratado en BLANCO PEacuteREZ 1999 27-28 MARTIacuteN FERREIRA 1995
27-28 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 25
23
hechiceriacutea y la supersticioacuten -saludadores o ensalmadores- e impostores que fingiacutean
tener una soacutelida formacioacuten -y por supuesto desconociacutean las lenguas claacutesicas- todos
ellos criticados por los meacutedicos humanistas conscientes de su posicioacuten elitista y con
una formacioacuten acadeacutemica que avalaba su ejercicio profesional43
Esta situacioacuten hizo pensar a esos meacutedicos universitarios en la necesidad de
exigir a los que iban a ejercer la medicina una serie de requisitos que manifestaron
mediante escritos en los que se describiacutea la figura del meacutedico ideal44
Entre otras
necesidades se planteaba la de conocer los preceptos de los autores claacutesicos de la
medicina sin olvidar a los aacuterabes y los escritos maacutes recientes -como proponiacutea Luis de
Lemos- y conocer la lengua latina y en menor medida la griega asiacute como un poco de
la aacuterabe para poder acceder a los textos -planteamiento que aparece en los escritos de
los meacutedicos E Jorge Enriacutequez y Alonso de Miranda-
Ante estas circunstancias para controlar de manera oficial la formacioacuten de los
profesionales de la medicina se creoacute a finales del siglo XV el Real Tribunal del
Protomedicato45
que llevaba a cabo dicha tarea por medio de exaacutemenes con los que los
protomeacutedicos evaluaban los conocimientos de los aspirantes a los diversos cargos de la
medicina para otorgarles en su caso la licencia que les permitiacutea ejercer
4 MEacuteDICOS Y BOTICARIOS DOS REALIDADES EN UN NUEVO ESCENARIO
Hasta ahora nos hemos referido sobre todo a un tipo de profesional de la
medicina el meacutedico con sus diferentes figuras Sin embargo en la eacutepoca existiacutean otras
ocupaciones sanitarias que compartiacutean escenario con los meacutedicos y cubriacutean las distintas
necesidades que este aacutembito demandaba mediante un trabajo que combinaba teoriacutea y
praacutectica Asiacute podiacutea contarse ademaacutes de con meacutedicos con cirujanos boticarios y
albeacuteitares46
figuras con una formacioacuten y un ejercicio profesional diferenciados y unas
condiciones generalmente dispares en materia de regulacioacuten -si bien es cierto que
coincidiacutean en muchos aspectos como trabajadores de un mismo campo- En este
43
Aborda esta cuestioacuten entre otros MARTIacuteN FERREIRA 1995 28-30 44
De la figura del meacutedico ideal tal y como la retratan los escritos de los propios meacutedicos humanistas
habla sobre todo PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 33-35 45
Sobre el funcionamiento de esta institucioacuten en la eacutepoca que nos ocupa y otras cuestiones
relacionadas cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 34-35 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 37 46
El tiacutetulo del capiacutetulo ya mencionado de LOacutePEZ TERRADA 2002 -ldquoMeacutedicos cirujanos boticarios y
albeacuteitaresrdquo- ilustra a la perfeccioacuten esta realidad que aparece ademaacutes explicada al detalle en el cuerpo del
mismo Se han utilizado para este epiacutegrafe las pp 161-168 y 174-177
24
epiacutegrafe solo vamos a abordar de manera sucinta los aspectos que atantildeen a la
ocupacioacuten de los meacutedicos y a la de los boticarios para acotar asiacute el espacio que nos
permitiraacute comprender mejor la segunda parte del trabajo limitaacutendonos al aacutembito que
maacutes se acerca a nuestro objeto de estudio a traveacutes de una visioacuten comparada de dos
profesiones meacutedicas diferentes
En el siglo XVI la uacutenica ocupacioacuten de caraacutecter cientiacutefico que se habiacutea convertido
en profesioacuten era la de meacutedico Como ya sabemos la formacioacuten estaba a cargo de las
universidades mientras que la regulacioacuten del ejercicio y la concesioacuten de licencias eran
competencia de la burocracia nacional que estableciacutea la necesidad de superar una serie
de exigencias previas a la incorporacioacuten a la praacutectica profesional A saber seguir una
formacioacuten que comprendiacutea el grado de bachiller en artes en universidades aprobadas
maacutes cuatro antildeos de estudios en una facultad que permitieran obtener el de bachiller en
medicina y dos antildeos de praacutecticas con meacutedicos aprobados superar el examen del
Protomedicato y finalmente obtener la licencia concedida por la Corona o por las
ciudades que permitiacutea ejercer Una vez obtenida dicha licencia los meacutedicos podiacutean
empezar a trabajar en distintos aacutembitos cada uno de los cuales proporcionaba un estatus
social y una remuneracioacuten diferentes en la casa real en el ejeacutercito o en hogares de
grandes sentildeores laicos y eclesiaacutesticos o en las ciudades Por otra parte no hubo en el
nuevo escenario una diferenciacioacuten demasiado evidente y radical entre el ejercicio
profesional de los meacutedicos y el de los cirujanos a pesar de que a finales de siglo se
establecioacute por pragmaacutetica que los meacutedicos no podiacutean realizar operaciones quiruacutergicas
asiacute como tampoco existioacute un liacutemite claro entre las funciones de los meacutedicos y las de los
boticarios si bien es cierto que se consideraba que estos uacuteltimos perteneciacutean a un grado
inferior bajo las oacuterdenes de aquellos
En lo que respecta a los boticarios los requisitos que debiacutean cumplir para
conseguir la licencia de ejercicio eran baacutesicamente los mismos que hemos indicado para
los meacutedicos pero con alguna variacioacuten que los acercaba maacutes al colectivo de los
cirujanos Asiacute debiacutean superar un periacuteodo de aprendizaje con un maestro boticario a lo
largo de cuatro antildeos -se trataba en este caso de una formacioacuten de caraacutecter artesanal y
no universitaria- y finalmente el examen ante el Tribunal del Protomedicato que les
permitiriacutea obtener la licencia necesaria para poder abrir una botica y dispensar
medicamentos Cuando contaban con este permiso los boticarios podiacutean trabajar como
los meacutedicos en distintos aacutembitos tambieacuten con diversa consideracioacuten social y sueldos
diferentes podiacutean abrir una botica por cuenta propia en una ciudad o bien ser
25
contratados por las autoridades urbanas podiacutean trabajar para un hospital -los de cierto
renombre soliacutean tener boticas propias- o podiacutean incorporarse al servicio de la casa real
Como sucediacutea con el resto de ocupaciones sanitarias el ejercicio de los boticarios estaba
regulado por el Tribunal del Protomedicato que se afanoacute especialmente en evitar
problemas de intrusismo -que los meacutedicos prepararan y vendieran recetas en sus casas o
que personas ajenas a la profesioacuten indicaran medicacioacuten sin receta previa- o un
problema frecuente como aquel de que los meacutedicos recetaran siempre a un boticario
determinado normalmente emparentado con ellos asiacute como en exigir a los boticarios
permanecer en sus boticas durante unas horas determinadas y preparar en ellas los
medicamentos En cuanto a la corona se encargoacute por medio de pragmaacuteticas de
prohibir que los boticarios fueran tambieacuten drogueros de obligar a los mismos a incluir
en el envase de los compuestos el diacutea mes y antildeo en que se hicieron de incluir a un
boticario en los exaacutemenes del Protomedicato -como examinador entendemos- y de
unificar los pesos y medidas farmaceacuteuticos entre otras cosas Por uacuteltimo el asunto de la
lengua que tanto atantildee a nuestro objeto de estudio estuvo en este colectivo
determinado en gran medida por la pragmaacutetica de 1588 que establecioacute para los
boticarios entre otras cosas la obligacioacuten de saber latiacuten como requisito para poder
examinarse Un ejemplo de esta postura es el del meacutedico Antonio de Aguilera que
consideraba que el boticario ideal debiacutea ser latino o al menos entender el latiacuten47
Es
posible seguacuten Loacutepez Terrada48
que los boticarios maacutes exigentes se preocuparan por
estudiar esta lengua en las universidades pero un grupo seguramente amplio seguiriacutea
desconociendo el latiacuten que resultaba imprescindible para poder entender sin problemas
las recetas que los doctores en medicina escribiacutean en la misma a pesar de los intentos
de los boticarios previos a la pragmaacutetica por obligar a los meacutedicos a redactarlas en
romance
47
Cf LOacutePEZ TERRADA 2002 174-175 48
Cf LOacutePEZ TERRADA ibidem
26
II MARCO LITERARIO
La inclusioacuten de un epiacutegrafe que exponga las liacuteneas generales del contexto
literario en el que se gestoacute la obra que nos ocupa y del marco en el que se desarrolloacute la
literatura que con sus textos sirvioacute de precedente a la produccioacuten meacutedica renacentista
resulta imprescindible en un trabajo de estas caracteriacutesticas como ya hemos
manifestado en la introduccioacuten Por ello vamos a intentar ofrecer a continuacioacuten una
visioacuten concisa pero justa de los distintos geacuteneros y obras que fueron surgiendo en el
seno de la disciplina meacutedica en cada eacutepoca y que fueron producto del trabajo de una
serie de profesionales que tambieacuten asumieron el papel de autores con el objetivo de
divulgar sus conocimientos sirvieacutendose para ello de distintos recursos expresivos
vinculados a las necesidades y circunstancias de cada periacuteodo
1 TEXTOS MEacuteDICOS ANTIGUOS Y MEDIEVALES FUENTES PARA UNA
NUEVA LITERATURA MEacuteDICA
11 LA MEDICINA CLAacuteSICA GRECOLATINA Y SUS TEXTOS
La medicina griega constituye el punto de partida de toda la medicina occidental
posterior Esta contundente sentencia que deducimos de las liacuteneas del trabajo de E
Montero Cartelle49
pone de manifiesto la gran influencia que los textos meacutedicos de esta
eacutepoca ejercieron en la produccioacuten del resto de periacuteodos incluso y quizaacute sobre todo en
la de los romanos coetaacuteneos en cierto modo de aquellos Dicha afirmacioacuten resulta
razonable si advertimos que fue durante los siglos VI-V a C cuando la medicina se
constituyoacute como saber teacutecnico gracias al trabajo de una serie de meacutedicos entre los
cuales destacoacute el conocido Hipoacutecrates Es quizaacute por este motivo por el que a la
produccioacuten literaria meacutedica de ese periacuteodo que abarca escritos de temas muy variados
se la conoce con el nombre de Corpus Hippocraticum a pesar de que muchos de esos
textos no habiacutean sido escritos por Hipoacutecrates50
Despueacutes de este meacutedico destacaron
figuras como la de Galeno -en el siglo II- a quien se atribuye una amplia produccioacuten de
49
Cf MONTERO CARTELLE 2020 11 50
Para el apartado de medicina griega cf LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 73-81 y 271-281
27
escritos de medicina tambieacuten de diverso contenido51
o un siglo antes la de
Dioscoacuterides autor del De materia medica una obra sobre simples que gozoacute de gran
fortuna en eacutepocas posteriores y se convirtioacute en precursora de la moderna farmacopea
Entre las muchas figuras posteriores a estas uacuteltimas fue remarcable la de
Oribasio de Peacutergamo meacutedico del emperador Juliano que desarrolloacute su variada obra
reunida en unas colecciones meacutedicas en el siglo IV A Oribasio lo sucedieron otros
autores meacutedicos como Aecio de Amida o Pablo de Egina -entre los siglos VI-VII
probablemente- que son considerados junto con aquel dentro del aacutembito de la
medicina bizantina Es por esto por lo que en algunos manuales aparecen junto con
Galeno dentro del contexto meacutedico de la eacutepoca romana imperial52
si bien es cierto que
en todos los casos se trata de autores griegos Debemos tener en cuenta que estas
uacuteltimas figuras conociacutean con frecuencia las obras de los autores meacutedicos anteriores e
incluso se apoyaban en ellas para componer sus textos
Mientras que la medicina griega como hemos dicho constituye la base y el
punto de partida de todo el movimiento meacutedico occidental posterior la medicina
romana es original en su aproximacioacuten adaptacioacuten y realizacioacuten del modelo griego53
De esta forma destaca la produccioacuten meacutedica latina de eacutepoca imperial repartida en los
siglos I y IV que constituyeron dos etapas bien diferenciadas en lo que respecta a
geacuteneros y lengua Asiacute si nos centramos en las formas de expresioacuten literaria podemos
distinguir por un lado la enciclopedia dedicada a la formacioacuten cultural general y
desarrollada sobre todo en el siglo I con representantes como Celso -considerado por
su elegante prosa el Ciceroacuten de los meacutedicos- y Plinio el Viejo conocido por su
Naturalis historia que dedica los libros XXIII-XXXII a tratar las propiedades
medicinales de varios productos de origen vegetal y animal El otro gran geacutenero fue el
manual una forma literaria con fines didaacutecticos maacutes propia de los siglos IV-V donde se
observa una tendencia al recetario de tipo praacutectico Estos manuales soliacutean presentar
numerosas traducciones o adaptaciones de textos anteriores estaban orientados al
puacuteblico en general y empleaban una lengua vulgarizante Dentro de este geacutenero
destacaron autores como Celio Aureliano y Marcelo Empiacuterico asiacute como ciertos escritos
menores proacuteximos al periacuteodo medieval como el De herba vettonica tradicionalmente
51
Cf para una ordenacioacuten sistemaacutetica de sus obras LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 219-220 52
De esta forma en MAZZINI 1997 73-96 53
Asiacute lo apunta en su trabajo MONTERO CARTELLE ibidem
28
atribuido a Antonio Musa meacutedico del emperador romano Augusto el Herbarius de
Pseudo-Apuleyo o el Liber medicinae ex animalibus que se atribuye a Sexto Plaacutecido54
12 LITERATURA MEacuteDICA EN LA EDAD MEDIA LATINA
Con el agotamiento de la Antiguumledad la literatura meacutedica se vio afectada por
ciertas transformaciones producto de la evolucioacuten de la ciencia y reflejo del progresivo
cambio de contexto Auacuten asiacute y como era de esperar en esta nueva eacutepoca se
mantuvieron y se desarrollaron ciertos rasgos gestados durante los uacuteltimos antildeos del
periacuteodo anterior como sucedioacute por ejemplo con la distribucioacuten de la medicina en tres
ramas55
la diaetetica encargada del mantenimiento de la salud corporal la
pharmaceutica que abarcaba la ciencia de los medicamentos tambieacuten conocida como
terapeacuteutica o materia meacutedica y la chirurgia que comprendiacutea las intervenciones
quiruacutergicas Dentro de cada una de estas ramas se fueron desarrollando formas literarias
diferentes -asiacute y entre otras los regimina en la primera los herbarios y antidotarios en
la segunda y las anatomiacuteas y cirugiacuteas en la tercera- Otro aspecto importante del periacuteodo
medieval fue el desarrollo de la escolaacutestica56
corriente filosoacutefica y teoloacutegica que hacia
el siglo XIII se aplicoacute al aacutembito de la medicina apoyada en el ldquonuevo Aristoacutetelesrdquo y en
el ldquoviejo Galenordquo fundamentalmente arabizado Se basoacute sobre todo en un meacutetodo
especulativo carente de visioacuten criacutetica -predominaba el principio de autoridad- y con un
gran protagonismo de la dialeacutectica centrado por tanto en la vertiente teoacuterica -aunque
tambieacuten la praacutectica tuvo su desarrollo- y con una importante funcioacuten escolar No
podemos olvidar por otra parte que en esta eacutepoca muchos profesionales de la medicina
accedieron a los textos de los autores claacutesicos a traveacutes de las traducciones aacuterabes que
habiacutean ido apareciendo durante la Alta Edad Media vertieacutendose en muchos casos al
latiacuten lo que permitioacute a nivel linguumliacutestico la asimilacioacuten de diversos arabismos que se
sumaron a un latiacuten vulgarizado desde finales de la Antiguumledad y que durante el
desarrollo del periacuteodo iriacutea tecnificaacutendose y acercaacutendose al uso de la lengua literaria57
54
Cf para la medicina latina y en concreto para este paacuterrafo MONTERO CARTELLE 2010 11-
30 tambieacuten LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 184 y 282-287 y MAZZINI 1997 27-96 55
Esta cuestioacuten aparece en LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 3 191-197 y MONTERO
CARTELLE 2010 31 y ss 56
Sobre la aplicacioacuten de esta corriente a la medicina escriben de nuevo LAIacuteN ENTRALGO 1971-
1973 338-339 y MONTERO CARTELLE 2010 43 57
Como sentildeala MONTERO CARTELLE 2010 120-121
29
En lo que respecta a los geacuteneros literarios58
la nueva eacutepoca fue testigo del
desarrollo de una gran variedad de formas destinadas a satisfacer las diversas
necesidades de la ensentildeanza y la praacutectica meacutedicas Desde enciclopedias -como las
Ethymologiae de Isidoro de Sevilla- hasta libros de secretos -un tipo de literatura
pseudocientiacutefica y semiculta a caballo entre los recetarios la literatura teacutecnica y los
textos hermeacuteticos- la lista comprendiacutea siacutentesis teoacutericas -compendia o summae como la
Practica dicta Lilium medicinae de Bernardo de Gordon- traducciones de grandes
obras de conjunto -como las de Gerardo de Cremona el autor maacutes representativo de la
Escuela de Toledo cuya traduccioacuten del Canon de Avicena supuso la clave de la
recepcioacuten medieval del mismo- comentarios o glosarios -que constituiacutean el origen del
meacutetodo escolaacutestico empleados en las lectiones con una funcioacuten fundamentalmente
pedagoacutegica y propedeacuteutica- concordancias -colecciones de sentencias de las grandes
autoridades de la medicina- diccionarios y leacutexicos meacutedicos -que recogiacutean la nueva
terminologiacutea tras la asimilacioacuten del influjo de la medicina aacuterabe como el Alphita
glosario anoacutenimo del siglo XIII- y conciliaciones -que intentaban concordar
contradicciones entre las distintas autoridades- Tambieacuten fueron importantes las
quaestiones y disputationes -que soliacutean seguir a las lectiones quedando normalmente en
una disputa dialeacutectica- las obras de introduccioacuten o accessus -que serviacutean de entrada a
las obras de las autoridades claacutesicas y a la medicina en general- los tacuina y las
tabulae -constituidos por cuadros sinoacutepticos que exponiacutean diversos aspectos de la
medicina medieval- y los consilia -obras de consejos destinadas a casos cliacutenicos
concretos-
2 LA EXPRESIOacuteN LITERARIA DE LA MEDICINA EN EL RENACIMIENTO
Como ya hemos expuesto en epiacutegrafes anteriores en el Renacimiento el
humanismo aplicado a distintos aacutembitos del saber suscitoacute un intereacutes por recuperar el
conocimiento de la Antiguumledad Asiacute en medicina los diversos profesionales tambieacuten
convertidos en autores se preocuparon por acceder a los textos meacutedicos claacutesicos de
manera directa afanaacutendose en la depuracioacuten de las versiones medievales y en la
traduccioacuten el comentario y la edicioacuten de las obras originales Por otra parte este
renacer de la Antiguumledad supuso en el plano linguumliacutestico una recuperacioacuten del modelo
58
Para esta cuestioacuten veacutease la detallada visioacuten que ofrece MONTERO CARTELLE 2010 45-105
30
claacutesico de la lengua latina con la consecuente buacutesqueda de belleza literaria a traveacutes de
la imitacioacuten de los autores grecolatinos una circunstancia que tambieacuten afectoacute a la
lengua de la medicina que convirtioacute a Galeno Hipoacutecrates y Celso entre otros autores
antiguos en la base de un movimiento de reaccioacuten contra el arabismo y la depravacioacuten
leacutexica medieval59
Esta nueva mentalidad dio lugar a nuevas formas literarias60
con las que divulgar
los conocimientos meacutedicos adaptadas a las necesidades del contexto y que en muchos
casos no eran sino continuacioacuten o reformulacioacuten de las del periacuteodo anterior Asiacute se
mantuvieron los tratados generales de corte tradicional si bien con novedades en la
siacutentesis y el orden expositivo y los consilia que en algunos casos conservaron su forma
medieval mientras que en otros introdujeron aspectos novedosos como tambieacuten
sucedioacute con las quaestiones Tambieacuten siguieron cultivaacutendose geacuteneros como la
enciclopedia las concordancias o conciliaciones y los resuacutemenes de auctoritates que
no obstante fueron dejando paso a las nuevas formas monografiacuteas especializadas sobre
temas concretos -como el De humani corporis fabrica un tratado de anatomiacutea escrito
por Andreas Vesalius- comentarios a los textos griegos que casi siempre formaban
parte de ediciones y traducciones al latiacuten -desarrollados por autores como Niccolograve
Leoniceno Thomas Linacre Guumlnther von Andernach o Janus Cornarius- textos sobre
las nuevas enfermedades y maacutes vinculados a la literatura que a la medicina las
epistulae -como las de Giovanni Manardo o Pietro A Mattioli- y los diaacutelogos en los
que primaba la funcioacuten didaacutectica por lo que soliacutean ser divulgados en lengua vernaacutecula
59
Cf MONTERO CARTELLE 2010 148-149 60
La cuestioacuten de los geacuteneros literarios de la medicina renacentista es de nuevo ampliamente tratada
en MONTERO CARTELLE 2010 128-136
31
III EL LIBRO DE THERIACA DE LORENZO PEacuteREZ
Una vez conocidos los rasgos fundamentales del contexto cultural y literario en
el que se gestoacute la obra que nos proponemos estudiar podemos proceder a analizar los
datos extraiacutedos de su lectura y a exponerlos y cotejarlos con la informacioacuten precedente
con la finalidad de responder maacutes adelante a las preguntas que se derivan de nuestro
objetivo Para ello nos detendremos en primer lugar a tratar con brevedad la situacioacuten
de la medicina escrita en la ciudad y en la eacutepoca en la que nuestro autor desarrolloacute su
obra -atendiendo especiacuteficamente a autores y textos- asiacute como algunos datos sobre su
vida y sus dos escritos visioacuten que completada con una descripcioacuten preliminar del texto
que nos ocupa nos permitiraacute reconstruir en liacuteneas generales su contexto inmediato y
comprender con mayor propiedad los aspectos compositivos que seraacuten estudiados en un
segundo epiacutegrafe
1 INTRODUCCIOacuteN
11 EL AUTOR Y LA MEDICINA ESCRITA EN EL TOLEDO DEL SIGLO XVI
R Sancho de San Romaacuten sentildeala en uno de sus trabajos61
que la medicina
toledana empezoacute a declinar a partir del siglo XVI a pesar del paso por la ciudad de
meacutedicos ilustres del seacutequito imperial de los reyes como Andreacutes Vesalio o Luis Lobera
de Aacutevila y de la presencia en la misma de otras figuras importantes en el aacutembito como
el cirujano Juan Fragoso o el meacutedico Francisco Hernaacutendez Esta opinioacuten se ve
reforzada ademaacutes con la idea de que el humanismo toledano tuvo maacutes esplendor en la
vertiente filoloacutegica y helenista que en la meacutedica62
Sin embargo y desde que los Reyes
Catoacutelicos concedieran el primer privilegio a la ciudad para imprimir a finales del siglo
XV diversos autores de medicina publicaron sus obras en el Toledo de la eacutepoca
produccioacuten que solo se vio interrumpida a mediados de siglo sin bien en la segunda
mitad vieron la luz importantes obras de farmacopea63
De esta forma entre finales del
siglo XV y la primera mitad del XVI la imprenta toledana publicoacute numerosas
61 Cf SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1972 9-12
62 Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1475-1476
63 Veacutease para estas afirmaciones y la lista de obras meacutedicas por autores en la imprenta toledana del
siglo XVI que relatamos a continuacioacuten SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1977 10-18 y 29
32
traducciones al castellano de grandes claacutesicos de la medicina -el Lilio de Medicina de
Bernardo de Gordon o el Libro o practica en Cirugia del italiano Juan de Vigo entre
otras- asiacute como obras de meacutedicos propiamente toledanos como Juliaacuten Gutieacuterrez -con
sus De potu in lapidis preservatione y De computatione dierum criticorum- o Luis de
Villarrubia -Tractatus eximiushellipab Epydemiali morbo- y Jorge Goacutemez -De ratione
minuendi sanguine in morbo laterali-64
Ya en la segunda mitad del siglo publicaron sus
obras en la ciudad autores como el meacutedico aragoneacutes Jeroacutenimo Jimeacutenez -Institutiorum
Medicarum libri quatuor nunc primum in lucem editi- o los boticarios toledanos
Lorenzo Peacuterez -Libro de Theriaca y De medicamentorum simpliciumhellipdelectu- y Veacutelez
de Arciniega -De simplicium medicamentorum collectione-65
Al final de la centuria la
imprenta de esta ciudad sacoacute a la luz lo que parecen ser las uacuteltimas obras meacutedicas del
Renacimiento toledano ambas sobre veterinaria el Libro de Albeiteria de Manuel Diacuteaz
y una recopilacioacuten de textos antiguos sobre este mismo tema de Alonso Suarez
En lo que respecta en concreto a Lorenzo Peacuterez pocos son los datos que
tenemos de eacutel Todas las secciones que se le dedican en las distintas obras biograacuteficas de
caraacutecter general apoyan sus afirmaciones en unos cuantos datos fundamentales Asiacute
sabemos que nuestro autor nacioacute en Toledo donde ejercioacute la profesioacuten de boticario y
que probablemente viajoacute por Espantildea Italia y Asia para conocer de primera mano las
plantas y poder corregir asiacute los errores que en la eacutepoca abundaban en las boticas66
Esta informacioacuten ademaacutes coincide con los datos esquemaacuteticos que aportan en la
actualidad J M Loacutepez Pintildeero y R Sancho de San Romaacuten67
Por otra parte F Picatoste
y Rodriacuteguez68
antildeade que se retiroacute antes del antildeo 1588 y A J Cavanilles69
que fue hijo
de un padre ilustrado que ldquole ensentildeoacute la facultad le inspiroacute el buen gusto los deseos de
saber y los de ser uacutetil aacute la sociedadrdquo y que con esta finalidad se instruyoacute en el latiacuten y
el griego ldquopara leer y corregir los coacutedices antiguos que trataacuteron de vegetales y
remediosrdquo testimonio que prueba con algunos ejemplos extraiacutedos del propio Libro de
64
De estos dos uacuteltimos autores habla tambieacuten SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1478-1487 y
1492 afirmando que seguiacutean anclados a la tradicioacuten meacutedica medieval frente a lo que parecioacute ocurrir con
las obras latinas ya imbuidas de los rasgos del humanismo de los dos boticarios de la segunda mitad del
siglo a los que nos referiremos en seguida 65
Cf para un estudio filoloacutegico de las obras en latiacuten de estos dos autores SANTAMARIacuteA
HERNAacuteNDEZ 2005 1487-1492 66
Estos datos aparecen en CAVANILLES 1804 105-106 COLMEIRO 1858 153 y PICATOSTE Y
RODRIacuteGUEZ 1891 241 67
Cf LOacutePEZ PINtildeERO 1979 302 y SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1977 17 68
Cf PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ ibidem 69
CAVANILLES ibidem
33
Theriaca Praacutecticamente lo mismo nos dice E Reyes Proacutesper70
en una obra de
principios del siglo XX donde afirma que Lorenzo Peacuterez era ldquoun culto humanista y
botaacutenico perspicazrdquo y que ldquodespueacutes de haber aprendido correctiacutesimamente el griego el
latiacuten y cuanto se habiacutea publicado de estudio de las plantas hasta su tiempo viajoacute por
nuestro paiacutes Italia y Asia para ver vivas muchas de las plantas que describieron y a
veces confundieron los antiguos autoresrdquo Los tres autores antes mencionados71
hacen
tambieacuten referencia a los conocimientos del boticario poco comunes en la eacutepoca por lo
que afirman merecieron el elogio de escritores como Sprengel72
que llegoacute a considerar
a nuestro autor eacutemulo de Maranta73
Tanto F Picatoste y Rodriacuteguez como M
Colmeiro74
testifican ademaacutes que Diego Serrano el boticario que llevoacute a la imprenta la
obra en latiacuten de nuestro autor despueacutes de que este se hubiera retirado en la dedicatoria a
dicha obra alega que le pidioacute este libro porque ldquolos muy doctos le daban el primado en
la eleccioacuten de los medicamentos simplesrdquo En relacioacuten a todo esto A J Cavanilles75
antildeade casi a modo de conclusioacuten que en el prefacio del meacutedico Francisco Pentildea a dicha
obra Lorenzo Peacuterez aparece como ldquoun sabio casi superior aacute los distinguidos de su siglo
que conocioacute quanto habiacutean escrito sobre yerbas comprobaacutendolo todo por siacute mismo y
que supo antildeadir nuevas luces para promover la cienciardquo Todos estos testimonios76
aportan evidencias sobre la singularidad y excelencia de nuestro autor como boticario e
incluso humanista una figura que aportoacute datos interesantes sobre la materia meacutedica y
preludioacute algunas consideraciones que antildeos maacutes tarde se asentariacutean en el aacutembito de la
botaacutenica
70
E REYES PROacuteSPER Dos noticias histoacutericas del inmortal botaacutenico y sacerdote hispano-valentino
Don Antonio Joseacute Cavanilles Madrid Artes Graacuteficas ldquoMateurdquo 1917 nota 25 71
Cf de nuevo CAVANILLES 1804 106-107 que vuelve a ilustrar con ejemplos extraiacutedos de la
obra del autor COLMEIRO ibidem y PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ ibidem que debioacute reproducir aquiacute
las palabras de M Colmeiro pues los testimonios de ambos autores son praacutecticamente iguales 72
Botaacutenico y fiacutesico alemaacuten que vivioacute entre los siglos XVIII-XIX Cf JOURDAN 1820-1825 vol 7
249-250 73
Meacutedico botaacutenico y teoacuterico literario del Renacimiento italiano autor entre otras de una obra en
italiano sobre la triaca traducida poco despueacutes al latiacuten por el meacutedico y botaacutenico alemaacuten J Camerarius Cf
JOURDAN 1820-1825 vol 6 177-178 74
Cf COLMEIRO ibidem y PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ 1891 242 75
CAVANILLES 1804 110 76
Ademaacutes de en los autores mencionados tambieacuten encontramos pequentildeas referencias a Lorenzo Peacuterez
en otras obras bibliograacuteficas y en algunos estudios sobre historia de la farmacia o noticias de algunas
boticas espantildeolas Entre ellas destacamos la de F J PUERTO SARMIENTO La Triaca Magna
Discurso de ingreso como acadeacutemico de nuacutemero en la RANF leiacutedo el 26 de febrero de 2009 disponible
en formato electroacutenico en Real Academia Nacional de Farmacia [en liacutenea] lthttpwwwranfcompdfdisc
ursosnumeropuertopdfgt
34
Sabemos por tanto que Lorenzo Peacuterez escribioacute dos textos sobre farmaceacuteutica77
que han llegado hasta nosotros en su versioacuten original En latiacuten redactoacute su De
medicamentorum simpliciumhellipdelectu78
publicado en Toledo en 1599 por el ya
mencionado Diego Serrano tambieacuten boticario un breve escrito sobre la eleccioacuten y
reposicioacuten de medicamentos simples y compuestos en el que recogioacute las
denominaciones latinas restituidas corrompidas y castellanas de cada uno de ellos con
el objeto de instruir a los boticarios y de evitar las confusiones terminoloacutegicas entre
ellos La obra por tanto tiene una finalidad praacutectica que se consigue no obstante
mediante la depuracioacuten del leacutexico un ejercicio muy comuacuten entre los humanistas
meacutedicos79
A este escrito lo precedioacute en 1575 el Libro de Theriaca publicado en
castellano por el propio autor en la misma ciudad y en el que trata diversos aspectos de
los distintos ingredientes de una composicioacuten medicinal M T Santamariacutea Hernaacutendez80
sentildeala que en este caso la finalidad de la obra es exclusivamente praacutectica si bien aquiacute
como veremos maacutes adelante el autor tambieacuten deja traslucir sus preocupaciones
linguumliacutesticas a traveacutes de diversas actuaciones que aunque escasas no deben pasar
desapercibidas
12 DESCRIPCIOacuteN DE LA OBRA
La obra que nos ocupa consta de 399 paacuteginas y veinticuatro hojas no numeradas
ocho al principio y dieciseacuteis al final Su tiacutetulo completo es bastante expliacutecito y ya
revela en cierto modo tanto el contenido como la finalidad de la misma ldquoLibro de
Theriaca limpio de los errores hasta nuestros tiempos en ella cometidos y vtilissimo
para preparar y configir muchos Simples y Compuestos cada dia recebidos en vso de
Medicinardquo (I 1-9)81
Dicho tiacutetulo aparece en la portada junto con otros datos que nos
dicen que la obra fue escrita por el boticario Lorenzo Peacuterez vecino de Toledo y que fue
impresa en la misma ciudad en casa de Juan de Ayala en el antildeo 1575 dirigida al
77
De las dos obras de Lorenzo Peacuterez habla sobre todo CAVANILLES 1804 108-110 tambieacuten
encontramos breves descripciones de las mismas en COLMEIRO 1858 153 y PICATOSTE Y
RODRIacuteGUEZ 1891 241-242 78
PERESIUS 1599 79
Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2006 273-281 80
Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1489-1490 81
La paginacioacuten que se indica con nuacutemeros romanos es nuestra Se trata en todo momento de
paacuteginas nunca de folios Tras esta se especifican en cada referencia las liacuteneas en las que se encuentra el
texto citado
35
Ayuntamiento de Toledo Tambieacuten se indica en el mismo sitio que la obra cuenta con el
privilegio concedido por el rey para ser vendida especificaacutendose a continuacioacuten la tasa
de la misma
Tras la portada nos encontramos con una carta de Juan Fernaacutendez de Herrera
Secretario del Consejo del Rey en la que se especifica de nuevo la tasa de la obra82
A
este texto le sigue una carta de Juan Gallo escribano de la Caacutemara del Rey redactada
por mandato suyo y que contiene la licencia de impresioacuten83
Una uacuteltima carta del rey
en este caso escrita por Martiacuten de Gaztelu recoge la ceacutedula que da licencia al autor para
imprimir y vender el libro ldquopor tiempo de diez antildeosrdquo (VI 17)
Las siguientes paacuteginas se reservan a la epiacutestola nuncupatoria dirigida al
Ayuntamiento de Toledo en la que el autor especifica entre otras cosas la finalidad de
la obra
Assi yo aacute saber estas cosas de plantas inclinado procure recoger los ratos de mi estudio
y escriuir vn tratado de Theriaca solo por entender que V S hauia acordado con
mucha razon y prudencia hazer vn compendio de todos los simples y compuestos
medicamentos recibidos en esta ciudad en el vso de medicina para limpiar las Boticas
de los enuegecidos errores y conseruar en salud la Republica (XI 7-17)
Otro aspecto sentildealado en la misma muy relevante para nuestro estudio es el de la
justificacioacuten del empleo del romance en lugar del latiacuten lengua usual en las obras de
caraacutecter cientiacutefico de la eacutepoca y que analizaremos maacutes adelante A esta epiacutestola siguen
tres sonetos de Alonso Saacutenchez teoacutelogo y rector del Colegio de Navalcarnero del
Doctor Tomaacutes de Arroyo y del Licenciado Pedro Suaacuterez estos dos uacuteltimos meacutedicos
dedicados al autor
Tras estos sonetos comienza el Libro de Theriaca propiamente dicho un escrito
sobre un remedio universal conocido como triaca -del aacuterabe hispano attiryaacuteq este del
aacuterabe claacutesico tiryāq este del latiacuten theriaca y este del griego θηριακή derivado de
θηρίον fiera animal84
- que se empleoacute desde la Antiguumledad y hasta los siglos XVIII-
XIX primero contra la mordedura venenosa de ciertos animales y despueacutes como
82
ldquo[hellip] le tassaron a tres marauedis cada pliego con que no se pueda uender ni distribuyr sin que al
principio de cada libro de la dicha impression vaya impresso esta tassa [hellip]rdquo (II 9-13) 83
ldquo[hellip] por la qual [carta] vos damos licencia y facultad para que por esta vez qualquier impressor
destos nuestros reynos pueda imprimir el dicho libro [hellip]rdquo (IV 4-10) 84
Cf Real Academia Espantildeola Diccionario de la lengua espantildeola (22a ed) [en liacutenea]
lthttplemaraeesdraeval=theriacagt
36
panacea para diversas enfermedades85
El cuerpo de la obra de Lorenzo Peacuterez estaacute
constituido por un proemio (1-4) y la triaca de Androacutemaco encabezada por una lista en
latiacuten con los simples y compuestos que la conforman y seguida de la descripcioacuten de
cada uno de ellos (5-348) asiacute como de dos secciones finales con informacioacuten sobre la
manera de componer la triaca y su fermentacioacuten y duracioacuten respectivamente (348-364)
La obra concluye con un anexo en latiacuten que incluye distintas versiones de la
triaca de varios autores -los antiguos Galeno Aecio de Amida y Pablo de Egina y el
medieval Juan Actuario asiacute como las versiones de Androacutemaco el Viejo Androacutemaco el
Joven y Damoacutecrates recogidas por Galeno en sus escritos- en cuya uacuteltima paacutegina
encontramos un colofoacuten con informacioacuten del lugar y el antildeo de impresioacuten (285-399)
Cierra la obra un iacutendice de contenidos (CDI-CDXXX)
Como el autor declara en la epiacutestola nuncupatoria la obra se redactoacute con el
objeto de corregir los errores de los boticarios y evitar las frecuentes confusiones a la
hora de elaborar la triaca una finalidad praacutectica que confiere al texto una funcioacuten
fundamentalmente didaacutectica y que nos permite encuadrarlo quizaacute con ciertas reservas
dentro del geacutenero de las farmacopeas entendidas como recopilaciones de recetas de
productos medicinales con descripciones de cada uno de sus ingredientes y
explicaciones sobre su composicioacuten y preparacioacuten que en la liacutenea de los recetarios de
tipo praacutectico probablemente se alejariacutean de excesivas pretensiones literarias y buscariacutean
llegar al destinatario de manera directa Se trata por tanto de un texto claro y sencillo
que escapa a grandes ambiciones de erudicioacuten pero que no obstante cuenta con rigor y
con datos que proceden de una documentacioacuten ampliamente contrastada Todos estos
aspectos relacionados con los destinatarios concretos de la obra de los que dependiacutea la
eleccioacuten de la lengua y de los procedimientos de expresioacuten y el empleo de fuentes seraacuten
ampliamente atendidos en los siguientes epiacutegrafes
85
Esta famosa composicioacuten fue puesta en praacutectica por primera vez por el rey Mitriacutedates en el siglo II
a C por quien la misma recibioacute el nombre de mitridato No obstante casi un siglo despueacutes Androacutemaco
el Viejo meacutedico del emperador Neroacuten mejoroacute la foacutermula de Mitriacutedates -antildeadiendo entre otros
ingredientes carne de viacutebora- y desde entonces la receta fue transmitida por diversos autores -como
Galeno que transmitioacute varias veces la foacutermula de Androacutemaco en sus escritos- Cf GARIJO 1992 10-13
56
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parcial el texto iacutentegro se encuentra publicado en Toletum Boletiacuten de la Real
Academia de Bellas Artes y Ciencias Histoacutericas de Toledo nordm 5 pp 35-56)
(1977) ldquoLa medicina en la imprenta toledana hasta fines del siglo XIXrdquo Toletum
Boletiacuten de la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Histoacutericas de Toledo nordm 8
pp 9-30
SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ M T (2005) ldquoLiacuteneas generales de los textos meacutedicos
latinos de la medicina toledana renacentistardquo La Filologiacutea Latina Mil antildeos maacutes (P
P Conde Parrado ndash I Velaacutezquez eds) Actas del IV Congreso de la Sociedad de
Estudios Latinos (Medina del Campo 22-24 de mayo de 2003) Madrid pp 1475-
1492 (formato electroacutenico) Impreso Burgos Instituto Castellano y Leoneacutes de la
Lengua-Sociedad de Estudios Latinos 2009 vol 2
(2006) ldquoLa difusioacuten del humanismo meacutedico el boticario Lorenzo Peacuterez contra los
deprauata nomina o las demonum appellationesrdquo Acta Conventus Neo-Latini
Bonnensis Proceedings of the Twelfth Internacional Congress of Neo-Latin
Studies Medieval amp Renaissance Texts amp studies vol 315 (general editor Rhoda
Schnur edited by Perrine Galland-Hallyn Antonio Iurilli ndash Joaquiacuten Pascual Barea
ndash George Hugo Tucker ndash Hermann Wiegand) Arizona Center for Medieval and
Renaissance Texts and Studies pp 273-281
22
predominando el humanismo en el plano cientiacutefico -sobre todo mediada la centuria-
pero todaviacutea con una notable influencia del escolasticismo arabizado bajomedieval
Relacionado con esta cuestioacuten y ya exclusivamente dentro del panorama
espantildeol se encuentra el asunto de las generaciones de meacutedicos42
que se sucedieron en la
medicina espantildeola renacentista y que dieron clara muestra de la transicioacuten a la que
antes nos referiacuteamos En un primer momento que comprendioacute el final del siglo XV y el
comienzo del XVI desarrollaron su labor los meacutedicos pertenecientes a la primera
generacioacuten castellana con predominio todaviacutea del galenismo arabizado No obstante a
mediados de la centuria el contacto con Europa y la formacioacuten de muchos meacutedicos en el
extranjero permitieron la entrada de los principios del humanismo que fueron
asimilados por muchos profesionales de la medicina Destacan en esta etapa los
meacutedicos valencianos Miguel Jeroacutenimo Ledesma Miguel Juan Pascual Pedro Jaime
Esteve y Luis Collado entre otros y algunas figuras vinculadas a las universidades
castellanas como Bustamante de Paz en Salamanca o Rodrigo Reinoso en Alcalaacute de
Henares asiacute como otras maacutes universales o independientes entre las que podemos contar
a Juan Valverde de Amusco Goacutemez Pereira o los ya citados Miguel Servet y Andreacutes
Laguna Una tercera y uacuteltima generacioacuten estuvo protagonizada por los meacutedicos
vinculados a la corte -en concreto a la de Felipe II- que ya completamente
influenciados por el humanismo espantildeol y europeo y marcados por la situacioacuten socio-
poliacutetica del paiacutes iniciaron aquella corriente de neoescolasticismo contrarreformista En
este caso fueron meacutedicos como Fernando de Mena Cristoacutebal de Vega o Francisco
Valleacutes en Alcalaacute de Henares Luis de Lemos o Juan Bravo de Piedrahita en Salamanca
y Luis Mercado en Valladolid los que destacaron en el panorama entre otros
profesionales
Ahora bien todos estos meacutedicos formaban parte de una eacutelite social y poliacutetica que
limitaba sus labores sobre todo a la vertiente teoacuterica -quedando la praacutectica reducida a
la atencioacuten meacutedica de unos cuantos grupos elitistas- y vinculaba su actividad a las
universidades Pero el panorama meacutedico espantildeol de la eacutepoca contaba con otras figuras
que tambieacuten ejerciacutean la medicina aunque en muchos casos careciacutean de la formacioacuten
necesaria A saber meacutedicos ldquoempiacutericosrdquo entre los que se contaba a barberos algebristas
o bizmadores sangradores y parteras -todos ellos procedentes del pueblo llano y casi
siempre ajenos al mundo universitario- hombres y mujeres vinculados al mundo de la
42
Este asunto es ampliamente tratado en BLANCO PEacuteREZ 1999 27-28 MARTIacuteN FERREIRA 1995
27-28 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 25
23
hechiceriacutea y la supersticioacuten -saludadores o ensalmadores- e impostores que fingiacutean
tener una soacutelida formacioacuten -y por supuesto desconociacutean las lenguas claacutesicas- todos
ellos criticados por los meacutedicos humanistas conscientes de su posicioacuten elitista y con
una formacioacuten acadeacutemica que avalaba su ejercicio profesional43
Esta situacioacuten hizo pensar a esos meacutedicos universitarios en la necesidad de
exigir a los que iban a ejercer la medicina una serie de requisitos que manifestaron
mediante escritos en los que se describiacutea la figura del meacutedico ideal44
Entre otras
necesidades se planteaba la de conocer los preceptos de los autores claacutesicos de la
medicina sin olvidar a los aacuterabes y los escritos maacutes recientes -como proponiacutea Luis de
Lemos- y conocer la lengua latina y en menor medida la griega asiacute como un poco de
la aacuterabe para poder acceder a los textos -planteamiento que aparece en los escritos de
los meacutedicos E Jorge Enriacutequez y Alonso de Miranda-
Ante estas circunstancias para controlar de manera oficial la formacioacuten de los
profesionales de la medicina se creoacute a finales del siglo XV el Real Tribunal del
Protomedicato45
que llevaba a cabo dicha tarea por medio de exaacutemenes con los que los
protomeacutedicos evaluaban los conocimientos de los aspirantes a los diversos cargos de la
medicina para otorgarles en su caso la licencia que les permitiacutea ejercer
4 MEacuteDICOS Y BOTICARIOS DOS REALIDADES EN UN NUEVO ESCENARIO
Hasta ahora nos hemos referido sobre todo a un tipo de profesional de la
medicina el meacutedico con sus diferentes figuras Sin embargo en la eacutepoca existiacutean otras
ocupaciones sanitarias que compartiacutean escenario con los meacutedicos y cubriacutean las distintas
necesidades que este aacutembito demandaba mediante un trabajo que combinaba teoriacutea y
praacutectica Asiacute podiacutea contarse ademaacutes de con meacutedicos con cirujanos boticarios y
albeacuteitares46
figuras con una formacioacuten y un ejercicio profesional diferenciados y unas
condiciones generalmente dispares en materia de regulacioacuten -si bien es cierto que
coincidiacutean en muchos aspectos como trabajadores de un mismo campo- En este
43
Aborda esta cuestioacuten entre otros MARTIacuteN FERREIRA 1995 28-30 44
De la figura del meacutedico ideal tal y como la retratan los escritos de los propios meacutedicos humanistas
habla sobre todo PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 33-35 45
Sobre el funcionamiento de esta institucioacuten en la eacutepoca que nos ocupa y otras cuestiones
relacionadas cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 34-35 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 37 46
El tiacutetulo del capiacutetulo ya mencionado de LOacutePEZ TERRADA 2002 -ldquoMeacutedicos cirujanos boticarios y
albeacuteitaresrdquo- ilustra a la perfeccioacuten esta realidad que aparece ademaacutes explicada al detalle en el cuerpo del
mismo Se han utilizado para este epiacutegrafe las pp 161-168 y 174-177
24
epiacutegrafe solo vamos a abordar de manera sucinta los aspectos que atantildeen a la
ocupacioacuten de los meacutedicos y a la de los boticarios para acotar asiacute el espacio que nos
permitiraacute comprender mejor la segunda parte del trabajo limitaacutendonos al aacutembito que
maacutes se acerca a nuestro objeto de estudio a traveacutes de una visioacuten comparada de dos
profesiones meacutedicas diferentes
En el siglo XVI la uacutenica ocupacioacuten de caraacutecter cientiacutefico que se habiacutea convertido
en profesioacuten era la de meacutedico Como ya sabemos la formacioacuten estaba a cargo de las
universidades mientras que la regulacioacuten del ejercicio y la concesioacuten de licencias eran
competencia de la burocracia nacional que estableciacutea la necesidad de superar una serie
de exigencias previas a la incorporacioacuten a la praacutectica profesional A saber seguir una
formacioacuten que comprendiacutea el grado de bachiller en artes en universidades aprobadas
maacutes cuatro antildeos de estudios en una facultad que permitieran obtener el de bachiller en
medicina y dos antildeos de praacutecticas con meacutedicos aprobados superar el examen del
Protomedicato y finalmente obtener la licencia concedida por la Corona o por las
ciudades que permitiacutea ejercer Una vez obtenida dicha licencia los meacutedicos podiacutean
empezar a trabajar en distintos aacutembitos cada uno de los cuales proporcionaba un estatus
social y una remuneracioacuten diferentes en la casa real en el ejeacutercito o en hogares de
grandes sentildeores laicos y eclesiaacutesticos o en las ciudades Por otra parte no hubo en el
nuevo escenario una diferenciacioacuten demasiado evidente y radical entre el ejercicio
profesional de los meacutedicos y el de los cirujanos a pesar de que a finales de siglo se
establecioacute por pragmaacutetica que los meacutedicos no podiacutean realizar operaciones quiruacutergicas
asiacute como tampoco existioacute un liacutemite claro entre las funciones de los meacutedicos y las de los
boticarios si bien es cierto que se consideraba que estos uacuteltimos perteneciacutean a un grado
inferior bajo las oacuterdenes de aquellos
En lo que respecta a los boticarios los requisitos que debiacutean cumplir para
conseguir la licencia de ejercicio eran baacutesicamente los mismos que hemos indicado para
los meacutedicos pero con alguna variacioacuten que los acercaba maacutes al colectivo de los
cirujanos Asiacute debiacutean superar un periacuteodo de aprendizaje con un maestro boticario a lo
largo de cuatro antildeos -se trataba en este caso de una formacioacuten de caraacutecter artesanal y
no universitaria- y finalmente el examen ante el Tribunal del Protomedicato que les
permitiriacutea obtener la licencia necesaria para poder abrir una botica y dispensar
medicamentos Cuando contaban con este permiso los boticarios podiacutean trabajar como
los meacutedicos en distintos aacutembitos tambieacuten con diversa consideracioacuten social y sueldos
diferentes podiacutean abrir una botica por cuenta propia en una ciudad o bien ser
25
contratados por las autoridades urbanas podiacutean trabajar para un hospital -los de cierto
renombre soliacutean tener boticas propias- o podiacutean incorporarse al servicio de la casa real
Como sucediacutea con el resto de ocupaciones sanitarias el ejercicio de los boticarios estaba
regulado por el Tribunal del Protomedicato que se afanoacute especialmente en evitar
problemas de intrusismo -que los meacutedicos prepararan y vendieran recetas en sus casas o
que personas ajenas a la profesioacuten indicaran medicacioacuten sin receta previa- o un
problema frecuente como aquel de que los meacutedicos recetaran siempre a un boticario
determinado normalmente emparentado con ellos asiacute como en exigir a los boticarios
permanecer en sus boticas durante unas horas determinadas y preparar en ellas los
medicamentos En cuanto a la corona se encargoacute por medio de pragmaacuteticas de
prohibir que los boticarios fueran tambieacuten drogueros de obligar a los mismos a incluir
en el envase de los compuestos el diacutea mes y antildeo en que se hicieron de incluir a un
boticario en los exaacutemenes del Protomedicato -como examinador entendemos- y de
unificar los pesos y medidas farmaceacuteuticos entre otras cosas Por uacuteltimo el asunto de la
lengua que tanto atantildee a nuestro objeto de estudio estuvo en este colectivo
determinado en gran medida por la pragmaacutetica de 1588 que establecioacute para los
boticarios entre otras cosas la obligacioacuten de saber latiacuten como requisito para poder
examinarse Un ejemplo de esta postura es el del meacutedico Antonio de Aguilera que
consideraba que el boticario ideal debiacutea ser latino o al menos entender el latiacuten47
Es
posible seguacuten Loacutepez Terrada48
que los boticarios maacutes exigentes se preocuparan por
estudiar esta lengua en las universidades pero un grupo seguramente amplio seguiriacutea
desconociendo el latiacuten que resultaba imprescindible para poder entender sin problemas
las recetas que los doctores en medicina escribiacutean en la misma a pesar de los intentos
de los boticarios previos a la pragmaacutetica por obligar a los meacutedicos a redactarlas en
romance
47
Cf LOacutePEZ TERRADA 2002 174-175 48
Cf LOacutePEZ TERRADA ibidem
26
II MARCO LITERARIO
La inclusioacuten de un epiacutegrafe que exponga las liacuteneas generales del contexto
literario en el que se gestoacute la obra que nos ocupa y del marco en el que se desarrolloacute la
literatura que con sus textos sirvioacute de precedente a la produccioacuten meacutedica renacentista
resulta imprescindible en un trabajo de estas caracteriacutesticas como ya hemos
manifestado en la introduccioacuten Por ello vamos a intentar ofrecer a continuacioacuten una
visioacuten concisa pero justa de los distintos geacuteneros y obras que fueron surgiendo en el
seno de la disciplina meacutedica en cada eacutepoca y que fueron producto del trabajo de una
serie de profesionales que tambieacuten asumieron el papel de autores con el objetivo de
divulgar sus conocimientos sirvieacutendose para ello de distintos recursos expresivos
vinculados a las necesidades y circunstancias de cada periacuteodo
1 TEXTOS MEacuteDICOS ANTIGUOS Y MEDIEVALES FUENTES PARA UNA
NUEVA LITERATURA MEacuteDICA
11 LA MEDICINA CLAacuteSICA GRECOLATINA Y SUS TEXTOS
La medicina griega constituye el punto de partida de toda la medicina occidental
posterior Esta contundente sentencia que deducimos de las liacuteneas del trabajo de E
Montero Cartelle49
pone de manifiesto la gran influencia que los textos meacutedicos de esta
eacutepoca ejercieron en la produccioacuten del resto de periacuteodos incluso y quizaacute sobre todo en
la de los romanos coetaacuteneos en cierto modo de aquellos Dicha afirmacioacuten resulta
razonable si advertimos que fue durante los siglos VI-V a C cuando la medicina se
constituyoacute como saber teacutecnico gracias al trabajo de una serie de meacutedicos entre los
cuales destacoacute el conocido Hipoacutecrates Es quizaacute por este motivo por el que a la
produccioacuten literaria meacutedica de ese periacuteodo que abarca escritos de temas muy variados
se la conoce con el nombre de Corpus Hippocraticum a pesar de que muchos de esos
textos no habiacutean sido escritos por Hipoacutecrates50
Despueacutes de este meacutedico destacaron
figuras como la de Galeno -en el siglo II- a quien se atribuye una amplia produccioacuten de
49
Cf MONTERO CARTELLE 2020 11 50
Para el apartado de medicina griega cf LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 73-81 y 271-281
27
escritos de medicina tambieacuten de diverso contenido51
o un siglo antes la de
Dioscoacuterides autor del De materia medica una obra sobre simples que gozoacute de gran
fortuna en eacutepocas posteriores y se convirtioacute en precursora de la moderna farmacopea
Entre las muchas figuras posteriores a estas uacuteltimas fue remarcable la de
Oribasio de Peacutergamo meacutedico del emperador Juliano que desarrolloacute su variada obra
reunida en unas colecciones meacutedicas en el siglo IV A Oribasio lo sucedieron otros
autores meacutedicos como Aecio de Amida o Pablo de Egina -entre los siglos VI-VII
probablemente- que son considerados junto con aquel dentro del aacutembito de la
medicina bizantina Es por esto por lo que en algunos manuales aparecen junto con
Galeno dentro del contexto meacutedico de la eacutepoca romana imperial52
si bien es cierto que
en todos los casos se trata de autores griegos Debemos tener en cuenta que estas
uacuteltimas figuras conociacutean con frecuencia las obras de los autores meacutedicos anteriores e
incluso se apoyaban en ellas para componer sus textos
Mientras que la medicina griega como hemos dicho constituye la base y el
punto de partida de todo el movimiento meacutedico occidental posterior la medicina
romana es original en su aproximacioacuten adaptacioacuten y realizacioacuten del modelo griego53
De esta forma destaca la produccioacuten meacutedica latina de eacutepoca imperial repartida en los
siglos I y IV que constituyeron dos etapas bien diferenciadas en lo que respecta a
geacuteneros y lengua Asiacute si nos centramos en las formas de expresioacuten literaria podemos
distinguir por un lado la enciclopedia dedicada a la formacioacuten cultural general y
desarrollada sobre todo en el siglo I con representantes como Celso -considerado por
su elegante prosa el Ciceroacuten de los meacutedicos- y Plinio el Viejo conocido por su
Naturalis historia que dedica los libros XXIII-XXXII a tratar las propiedades
medicinales de varios productos de origen vegetal y animal El otro gran geacutenero fue el
manual una forma literaria con fines didaacutecticos maacutes propia de los siglos IV-V donde se
observa una tendencia al recetario de tipo praacutectico Estos manuales soliacutean presentar
numerosas traducciones o adaptaciones de textos anteriores estaban orientados al
puacuteblico en general y empleaban una lengua vulgarizante Dentro de este geacutenero
destacaron autores como Celio Aureliano y Marcelo Empiacuterico asiacute como ciertos escritos
menores proacuteximos al periacuteodo medieval como el De herba vettonica tradicionalmente
51
Cf para una ordenacioacuten sistemaacutetica de sus obras LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 219-220 52
De esta forma en MAZZINI 1997 73-96 53
Asiacute lo apunta en su trabajo MONTERO CARTELLE ibidem
28
atribuido a Antonio Musa meacutedico del emperador romano Augusto el Herbarius de
Pseudo-Apuleyo o el Liber medicinae ex animalibus que se atribuye a Sexto Plaacutecido54
12 LITERATURA MEacuteDICA EN LA EDAD MEDIA LATINA
Con el agotamiento de la Antiguumledad la literatura meacutedica se vio afectada por
ciertas transformaciones producto de la evolucioacuten de la ciencia y reflejo del progresivo
cambio de contexto Auacuten asiacute y como era de esperar en esta nueva eacutepoca se
mantuvieron y se desarrollaron ciertos rasgos gestados durante los uacuteltimos antildeos del
periacuteodo anterior como sucedioacute por ejemplo con la distribucioacuten de la medicina en tres
ramas55
la diaetetica encargada del mantenimiento de la salud corporal la
pharmaceutica que abarcaba la ciencia de los medicamentos tambieacuten conocida como
terapeacuteutica o materia meacutedica y la chirurgia que comprendiacutea las intervenciones
quiruacutergicas Dentro de cada una de estas ramas se fueron desarrollando formas literarias
diferentes -asiacute y entre otras los regimina en la primera los herbarios y antidotarios en
la segunda y las anatomiacuteas y cirugiacuteas en la tercera- Otro aspecto importante del periacuteodo
medieval fue el desarrollo de la escolaacutestica56
corriente filosoacutefica y teoloacutegica que hacia
el siglo XIII se aplicoacute al aacutembito de la medicina apoyada en el ldquonuevo Aristoacutetelesrdquo y en
el ldquoviejo Galenordquo fundamentalmente arabizado Se basoacute sobre todo en un meacutetodo
especulativo carente de visioacuten criacutetica -predominaba el principio de autoridad- y con un
gran protagonismo de la dialeacutectica centrado por tanto en la vertiente teoacuterica -aunque
tambieacuten la praacutectica tuvo su desarrollo- y con una importante funcioacuten escolar No
podemos olvidar por otra parte que en esta eacutepoca muchos profesionales de la medicina
accedieron a los textos de los autores claacutesicos a traveacutes de las traducciones aacuterabes que
habiacutean ido apareciendo durante la Alta Edad Media vertieacutendose en muchos casos al
latiacuten lo que permitioacute a nivel linguumliacutestico la asimilacioacuten de diversos arabismos que se
sumaron a un latiacuten vulgarizado desde finales de la Antiguumledad y que durante el
desarrollo del periacuteodo iriacutea tecnificaacutendose y acercaacutendose al uso de la lengua literaria57
54
Cf para la medicina latina y en concreto para este paacuterrafo MONTERO CARTELLE 2010 11-
30 tambieacuten LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 184 y 282-287 y MAZZINI 1997 27-96 55
Esta cuestioacuten aparece en LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 3 191-197 y MONTERO
CARTELLE 2010 31 y ss 56
Sobre la aplicacioacuten de esta corriente a la medicina escriben de nuevo LAIacuteN ENTRALGO 1971-
1973 338-339 y MONTERO CARTELLE 2010 43 57
Como sentildeala MONTERO CARTELLE 2010 120-121
29
En lo que respecta a los geacuteneros literarios58
la nueva eacutepoca fue testigo del
desarrollo de una gran variedad de formas destinadas a satisfacer las diversas
necesidades de la ensentildeanza y la praacutectica meacutedicas Desde enciclopedias -como las
Ethymologiae de Isidoro de Sevilla- hasta libros de secretos -un tipo de literatura
pseudocientiacutefica y semiculta a caballo entre los recetarios la literatura teacutecnica y los
textos hermeacuteticos- la lista comprendiacutea siacutentesis teoacutericas -compendia o summae como la
Practica dicta Lilium medicinae de Bernardo de Gordon- traducciones de grandes
obras de conjunto -como las de Gerardo de Cremona el autor maacutes representativo de la
Escuela de Toledo cuya traduccioacuten del Canon de Avicena supuso la clave de la
recepcioacuten medieval del mismo- comentarios o glosarios -que constituiacutean el origen del
meacutetodo escolaacutestico empleados en las lectiones con una funcioacuten fundamentalmente
pedagoacutegica y propedeacuteutica- concordancias -colecciones de sentencias de las grandes
autoridades de la medicina- diccionarios y leacutexicos meacutedicos -que recogiacutean la nueva
terminologiacutea tras la asimilacioacuten del influjo de la medicina aacuterabe como el Alphita
glosario anoacutenimo del siglo XIII- y conciliaciones -que intentaban concordar
contradicciones entre las distintas autoridades- Tambieacuten fueron importantes las
quaestiones y disputationes -que soliacutean seguir a las lectiones quedando normalmente en
una disputa dialeacutectica- las obras de introduccioacuten o accessus -que serviacutean de entrada a
las obras de las autoridades claacutesicas y a la medicina en general- los tacuina y las
tabulae -constituidos por cuadros sinoacutepticos que exponiacutean diversos aspectos de la
medicina medieval- y los consilia -obras de consejos destinadas a casos cliacutenicos
concretos-
2 LA EXPRESIOacuteN LITERARIA DE LA MEDICINA EN EL RENACIMIENTO
Como ya hemos expuesto en epiacutegrafes anteriores en el Renacimiento el
humanismo aplicado a distintos aacutembitos del saber suscitoacute un intereacutes por recuperar el
conocimiento de la Antiguumledad Asiacute en medicina los diversos profesionales tambieacuten
convertidos en autores se preocuparon por acceder a los textos meacutedicos claacutesicos de
manera directa afanaacutendose en la depuracioacuten de las versiones medievales y en la
traduccioacuten el comentario y la edicioacuten de las obras originales Por otra parte este
renacer de la Antiguumledad supuso en el plano linguumliacutestico una recuperacioacuten del modelo
58
Para esta cuestioacuten veacutease la detallada visioacuten que ofrece MONTERO CARTELLE 2010 45-105
30
claacutesico de la lengua latina con la consecuente buacutesqueda de belleza literaria a traveacutes de
la imitacioacuten de los autores grecolatinos una circunstancia que tambieacuten afectoacute a la
lengua de la medicina que convirtioacute a Galeno Hipoacutecrates y Celso entre otros autores
antiguos en la base de un movimiento de reaccioacuten contra el arabismo y la depravacioacuten
leacutexica medieval59
Esta nueva mentalidad dio lugar a nuevas formas literarias60
con las que divulgar
los conocimientos meacutedicos adaptadas a las necesidades del contexto y que en muchos
casos no eran sino continuacioacuten o reformulacioacuten de las del periacuteodo anterior Asiacute se
mantuvieron los tratados generales de corte tradicional si bien con novedades en la
siacutentesis y el orden expositivo y los consilia que en algunos casos conservaron su forma
medieval mientras que en otros introdujeron aspectos novedosos como tambieacuten
sucedioacute con las quaestiones Tambieacuten siguieron cultivaacutendose geacuteneros como la
enciclopedia las concordancias o conciliaciones y los resuacutemenes de auctoritates que
no obstante fueron dejando paso a las nuevas formas monografiacuteas especializadas sobre
temas concretos -como el De humani corporis fabrica un tratado de anatomiacutea escrito
por Andreas Vesalius- comentarios a los textos griegos que casi siempre formaban
parte de ediciones y traducciones al latiacuten -desarrollados por autores como Niccolograve
Leoniceno Thomas Linacre Guumlnther von Andernach o Janus Cornarius- textos sobre
las nuevas enfermedades y maacutes vinculados a la literatura que a la medicina las
epistulae -como las de Giovanni Manardo o Pietro A Mattioli- y los diaacutelogos en los
que primaba la funcioacuten didaacutectica por lo que soliacutean ser divulgados en lengua vernaacutecula
59
Cf MONTERO CARTELLE 2010 148-149 60
La cuestioacuten de los geacuteneros literarios de la medicina renacentista es de nuevo ampliamente tratada
en MONTERO CARTELLE 2010 128-136
31
III EL LIBRO DE THERIACA DE LORENZO PEacuteREZ
Una vez conocidos los rasgos fundamentales del contexto cultural y literario en
el que se gestoacute la obra que nos proponemos estudiar podemos proceder a analizar los
datos extraiacutedos de su lectura y a exponerlos y cotejarlos con la informacioacuten precedente
con la finalidad de responder maacutes adelante a las preguntas que se derivan de nuestro
objetivo Para ello nos detendremos en primer lugar a tratar con brevedad la situacioacuten
de la medicina escrita en la ciudad y en la eacutepoca en la que nuestro autor desarrolloacute su
obra -atendiendo especiacuteficamente a autores y textos- asiacute como algunos datos sobre su
vida y sus dos escritos visioacuten que completada con una descripcioacuten preliminar del texto
que nos ocupa nos permitiraacute reconstruir en liacuteneas generales su contexto inmediato y
comprender con mayor propiedad los aspectos compositivos que seraacuten estudiados en un
segundo epiacutegrafe
1 INTRODUCCIOacuteN
11 EL AUTOR Y LA MEDICINA ESCRITA EN EL TOLEDO DEL SIGLO XVI
R Sancho de San Romaacuten sentildeala en uno de sus trabajos61
que la medicina
toledana empezoacute a declinar a partir del siglo XVI a pesar del paso por la ciudad de
meacutedicos ilustres del seacutequito imperial de los reyes como Andreacutes Vesalio o Luis Lobera
de Aacutevila y de la presencia en la misma de otras figuras importantes en el aacutembito como
el cirujano Juan Fragoso o el meacutedico Francisco Hernaacutendez Esta opinioacuten se ve
reforzada ademaacutes con la idea de que el humanismo toledano tuvo maacutes esplendor en la
vertiente filoloacutegica y helenista que en la meacutedica62
Sin embargo y desde que los Reyes
Catoacutelicos concedieran el primer privilegio a la ciudad para imprimir a finales del siglo
XV diversos autores de medicina publicaron sus obras en el Toledo de la eacutepoca
produccioacuten que solo se vio interrumpida a mediados de siglo sin bien en la segunda
mitad vieron la luz importantes obras de farmacopea63
De esta forma entre finales del
siglo XV y la primera mitad del XVI la imprenta toledana publicoacute numerosas
61 Cf SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1972 9-12
62 Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1475-1476
63 Veacutease para estas afirmaciones y la lista de obras meacutedicas por autores en la imprenta toledana del
siglo XVI que relatamos a continuacioacuten SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1977 10-18 y 29
32
traducciones al castellano de grandes claacutesicos de la medicina -el Lilio de Medicina de
Bernardo de Gordon o el Libro o practica en Cirugia del italiano Juan de Vigo entre
otras- asiacute como obras de meacutedicos propiamente toledanos como Juliaacuten Gutieacuterrez -con
sus De potu in lapidis preservatione y De computatione dierum criticorum- o Luis de
Villarrubia -Tractatus eximiushellipab Epydemiali morbo- y Jorge Goacutemez -De ratione
minuendi sanguine in morbo laterali-64
Ya en la segunda mitad del siglo publicaron sus
obras en la ciudad autores como el meacutedico aragoneacutes Jeroacutenimo Jimeacutenez -Institutiorum
Medicarum libri quatuor nunc primum in lucem editi- o los boticarios toledanos
Lorenzo Peacuterez -Libro de Theriaca y De medicamentorum simpliciumhellipdelectu- y Veacutelez
de Arciniega -De simplicium medicamentorum collectione-65
Al final de la centuria la
imprenta de esta ciudad sacoacute a la luz lo que parecen ser las uacuteltimas obras meacutedicas del
Renacimiento toledano ambas sobre veterinaria el Libro de Albeiteria de Manuel Diacuteaz
y una recopilacioacuten de textos antiguos sobre este mismo tema de Alonso Suarez
En lo que respecta en concreto a Lorenzo Peacuterez pocos son los datos que
tenemos de eacutel Todas las secciones que se le dedican en las distintas obras biograacuteficas de
caraacutecter general apoyan sus afirmaciones en unos cuantos datos fundamentales Asiacute
sabemos que nuestro autor nacioacute en Toledo donde ejercioacute la profesioacuten de boticario y
que probablemente viajoacute por Espantildea Italia y Asia para conocer de primera mano las
plantas y poder corregir asiacute los errores que en la eacutepoca abundaban en las boticas66
Esta informacioacuten ademaacutes coincide con los datos esquemaacuteticos que aportan en la
actualidad J M Loacutepez Pintildeero y R Sancho de San Romaacuten67
Por otra parte F Picatoste
y Rodriacuteguez68
antildeade que se retiroacute antes del antildeo 1588 y A J Cavanilles69
que fue hijo
de un padre ilustrado que ldquole ensentildeoacute la facultad le inspiroacute el buen gusto los deseos de
saber y los de ser uacutetil aacute la sociedadrdquo y que con esta finalidad se instruyoacute en el latiacuten y
el griego ldquopara leer y corregir los coacutedices antiguos que trataacuteron de vegetales y
remediosrdquo testimonio que prueba con algunos ejemplos extraiacutedos del propio Libro de
64
De estos dos uacuteltimos autores habla tambieacuten SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1478-1487 y
1492 afirmando que seguiacutean anclados a la tradicioacuten meacutedica medieval frente a lo que parecioacute ocurrir con
las obras latinas ya imbuidas de los rasgos del humanismo de los dos boticarios de la segunda mitad del
siglo a los que nos referiremos en seguida 65
Cf para un estudio filoloacutegico de las obras en latiacuten de estos dos autores SANTAMARIacuteA
HERNAacuteNDEZ 2005 1487-1492 66
Estos datos aparecen en CAVANILLES 1804 105-106 COLMEIRO 1858 153 y PICATOSTE Y
RODRIacuteGUEZ 1891 241 67
Cf LOacutePEZ PINtildeERO 1979 302 y SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1977 17 68
Cf PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ ibidem 69
CAVANILLES ibidem
33
Theriaca Praacutecticamente lo mismo nos dice E Reyes Proacutesper70
en una obra de
principios del siglo XX donde afirma que Lorenzo Peacuterez era ldquoun culto humanista y
botaacutenico perspicazrdquo y que ldquodespueacutes de haber aprendido correctiacutesimamente el griego el
latiacuten y cuanto se habiacutea publicado de estudio de las plantas hasta su tiempo viajoacute por
nuestro paiacutes Italia y Asia para ver vivas muchas de las plantas que describieron y a
veces confundieron los antiguos autoresrdquo Los tres autores antes mencionados71
hacen
tambieacuten referencia a los conocimientos del boticario poco comunes en la eacutepoca por lo
que afirman merecieron el elogio de escritores como Sprengel72
que llegoacute a considerar
a nuestro autor eacutemulo de Maranta73
Tanto F Picatoste y Rodriacuteguez como M
Colmeiro74
testifican ademaacutes que Diego Serrano el boticario que llevoacute a la imprenta la
obra en latiacuten de nuestro autor despueacutes de que este se hubiera retirado en la dedicatoria a
dicha obra alega que le pidioacute este libro porque ldquolos muy doctos le daban el primado en
la eleccioacuten de los medicamentos simplesrdquo En relacioacuten a todo esto A J Cavanilles75
antildeade casi a modo de conclusioacuten que en el prefacio del meacutedico Francisco Pentildea a dicha
obra Lorenzo Peacuterez aparece como ldquoun sabio casi superior aacute los distinguidos de su siglo
que conocioacute quanto habiacutean escrito sobre yerbas comprobaacutendolo todo por siacute mismo y
que supo antildeadir nuevas luces para promover la cienciardquo Todos estos testimonios76
aportan evidencias sobre la singularidad y excelencia de nuestro autor como boticario e
incluso humanista una figura que aportoacute datos interesantes sobre la materia meacutedica y
preludioacute algunas consideraciones que antildeos maacutes tarde se asentariacutean en el aacutembito de la
botaacutenica
70
E REYES PROacuteSPER Dos noticias histoacutericas del inmortal botaacutenico y sacerdote hispano-valentino
Don Antonio Joseacute Cavanilles Madrid Artes Graacuteficas ldquoMateurdquo 1917 nota 25 71
Cf de nuevo CAVANILLES 1804 106-107 que vuelve a ilustrar con ejemplos extraiacutedos de la
obra del autor COLMEIRO ibidem y PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ ibidem que debioacute reproducir aquiacute
las palabras de M Colmeiro pues los testimonios de ambos autores son praacutecticamente iguales 72
Botaacutenico y fiacutesico alemaacuten que vivioacute entre los siglos XVIII-XIX Cf JOURDAN 1820-1825 vol 7
249-250 73
Meacutedico botaacutenico y teoacuterico literario del Renacimiento italiano autor entre otras de una obra en
italiano sobre la triaca traducida poco despueacutes al latiacuten por el meacutedico y botaacutenico alemaacuten J Camerarius Cf
JOURDAN 1820-1825 vol 6 177-178 74
Cf COLMEIRO ibidem y PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ 1891 242 75
CAVANILLES 1804 110 76
Ademaacutes de en los autores mencionados tambieacuten encontramos pequentildeas referencias a Lorenzo Peacuterez
en otras obras bibliograacuteficas y en algunos estudios sobre historia de la farmacia o noticias de algunas
boticas espantildeolas Entre ellas destacamos la de F J PUERTO SARMIENTO La Triaca Magna
Discurso de ingreso como acadeacutemico de nuacutemero en la RANF leiacutedo el 26 de febrero de 2009 disponible
en formato electroacutenico en Real Academia Nacional de Farmacia [en liacutenea] lthttpwwwranfcompdfdisc
ursosnumeropuertopdfgt
34
Sabemos por tanto que Lorenzo Peacuterez escribioacute dos textos sobre farmaceacuteutica77
que han llegado hasta nosotros en su versioacuten original En latiacuten redactoacute su De
medicamentorum simpliciumhellipdelectu78
publicado en Toledo en 1599 por el ya
mencionado Diego Serrano tambieacuten boticario un breve escrito sobre la eleccioacuten y
reposicioacuten de medicamentos simples y compuestos en el que recogioacute las
denominaciones latinas restituidas corrompidas y castellanas de cada uno de ellos con
el objeto de instruir a los boticarios y de evitar las confusiones terminoloacutegicas entre
ellos La obra por tanto tiene una finalidad praacutectica que se consigue no obstante
mediante la depuracioacuten del leacutexico un ejercicio muy comuacuten entre los humanistas
meacutedicos79
A este escrito lo precedioacute en 1575 el Libro de Theriaca publicado en
castellano por el propio autor en la misma ciudad y en el que trata diversos aspectos de
los distintos ingredientes de una composicioacuten medicinal M T Santamariacutea Hernaacutendez80
sentildeala que en este caso la finalidad de la obra es exclusivamente praacutectica si bien aquiacute
como veremos maacutes adelante el autor tambieacuten deja traslucir sus preocupaciones
linguumliacutesticas a traveacutes de diversas actuaciones que aunque escasas no deben pasar
desapercibidas
12 DESCRIPCIOacuteN DE LA OBRA
La obra que nos ocupa consta de 399 paacuteginas y veinticuatro hojas no numeradas
ocho al principio y dieciseacuteis al final Su tiacutetulo completo es bastante expliacutecito y ya
revela en cierto modo tanto el contenido como la finalidad de la misma ldquoLibro de
Theriaca limpio de los errores hasta nuestros tiempos en ella cometidos y vtilissimo
para preparar y configir muchos Simples y Compuestos cada dia recebidos en vso de
Medicinardquo (I 1-9)81
Dicho tiacutetulo aparece en la portada junto con otros datos que nos
dicen que la obra fue escrita por el boticario Lorenzo Peacuterez vecino de Toledo y que fue
impresa en la misma ciudad en casa de Juan de Ayala en el antildeo 1575 dirigida al
77
De las dos obras de Lorenzo Peacuterez habla sobre todo CAVANILLES 1804 108-110 tambieacuten
encontramos breves descripciones de las mismas en COLMEIRO 1858 153 y PICATOSTE Y
RODRIacuteGUEZ 1891 241-242 78
PERESIUS 1599 79
Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2006 273-281 80
Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1489-1490 81
La paginacioacuten que se indica con nuacutemeros romanos es nuestra Se trata en todo momento de
paacuteginas nunca de folios Tras esta se especifican en cada referencia las liacuteneas en las que se encuentra el
texto citado
35
Ayuntamiento de Toledo Tambieacuten se indica en el mismo sitio que la obra cuenta con el
privilegio concedido por el rey para ser vendida especificaacutendose a continuacioacuten la tasa
de la misma
Tras la portada nos encontramos con una carta de Juan Fernaacutendez de Herrera
Secretario del Consejo del Rey en la que se especifica de nuevo la tasa de la obra82
A
este texto le sigue una carta de Juan Gallo escribano de la Caacutemara del Rey redactada
por mandato suyo y que contiene la licencia de impresioacuten83
Una uacuteltima carta del rey
en este caso escrita por Martiacuten de Gaztelu recoge la ceacutedula que da licencia al autor para
imprimir y vender el libro ldquopor tiempo de diez antildeosrdquo (VI 17)
Las siguientes paacuteginas se reservan a la epiacutestola nuncupatoria dirigida al
Ayuntamiento de Toledo en la que el autor especifica entre otras cosas la finalidad de
la obra
Assi yo aacute saber estas cosas de plantas inclinado procure recoger los ratos de mi estudio
y escriuir vn tratado de Theriaca solo por entender que V S hauia acordado con
mucha razon y prudencia hazer vn compendio de todos los simples y compuestos
medicamentos recibidos en esta ciudad en el vso de medicina para limpiar las Boticas
de los enuegecidos errores y conseruar en salud la Republica (XI 7-17)
Otro aspecto sentildealado en la misma muy relevante para nuestro estudio es el de la
justificacioacuten del empleo del romance en lugar del latiacuten lengua usual en las obras de
caraacutecter cientiacutefico de la eacutepoca y que analizaremos maacutes adelante A esta epiacutestola siguen
tres sonetos de Alonso Saacutenchez teoacutelogo y rector del Colegio de Navalcarnero del
Doctor Tomaacutes de Arroyo y del Licenciado Pedro Suaacuterez estos dos uacuteltimos meacutedicos
dedicados al autor
Tras estos sonetos comienza el Libro de Theriaca propiamente dicho un escrito
sobre un remedio universal conocido como triaca -del aacuterabe hispano attiryaacuteq este del
aacuterabe claacutesico tiryāq este del latiacuten theriaca y este del griego θηριακή derivado de
θηρίον fiera animal84
- que se empleoacute desde la Antiguumledad y hasta los siglos XVIII-
XIX primero contra la mordedura venenosa de ciertos animales y despueacutes como
82
ldquo[hellip] le tassaron a tres marauedis cada pliego con que no se pueda uender ni distribuyr sin que al
principio de cada libro de la dicha impression vaya impresso esta tassa [hellip]rdquo (II 9-13) 83
ldquo[hellip] por la qual [carta] vos damos licencia y facultad para que por esta vez qualquier impressor
destos nuestros reynos pueda imprimir el dicho libro [hellip]rdquo (IV 4-10) 84
Cf Real Academia Espantildeola Diccionario de la lengua espantildeola (22a ed) [en liacutenea]
lthttplemaraeesdraeval=theriacagt
36
panacea para diversas enfermedades85
El cuerpo de la obra de Lorenzo Peacuterez estaacute
constituido por un proemio (1-4) y la triaca de Androacutemaco encabezada por una lista en
latiacuten con los simples y compuestos que la conforman y seguida de la descripcioacuten de
cada uno de ellos (5-348) asiacute como de dos secciones finales con informacioacuten sobre la
manera de componer la triaca y su fermentacioacuten y duracioacuten respectivamente (348-364)
La obra concluye con un anexo en latiacuten que incluye distintas versiones de la
triaca de varios autores -los antiguos Galeno Aecio de Amida y Pablo de Egina y el
medieval Juan Actuario asiacute como las versiones de Androacutemaco el Viejo Androacutemaco el
Joven y Damoacutecrates recogidas por Galeno en sus escritos- en cuya uacuteltima paacutegina
encontramos un colofoacuten con informacioacuten del lugar y el antildeo de impresioacuten (285-399)
Cierra la obra un iacutendice de contenidos (CDI-CDXXX)
Como el autor declara en la epiacutestola nuncupatoria la obra se redactoacute con el
objeto de corregir los errores de los boticarios y evitar las frecuentes confusiones a la
hora de elaborar la triaca una finalidad praacutectica que confiere al texto una funcioacuten
fundamentalmente didaacutectica y que nos permite encuadrarlo quizaacute con ciertas reservas
dentro del geacutenero de las farmacopeas entendidas como recopilaciones de recetas de
productos medicinales con descripciones de cada uno de sus ingredientes y
explicaciones sobre su composicioacuten y preparacioacuten que en la liacutenea de los recetarios de
tipo praacutectico probablemente se alejariacutean de excesivas pretensiones literarias y buscariacutean
llegar al destinatario de manera directa Se trata por tanto de un texto claro y sencillo
que escapa a grandes ambiciones de erudicioacuten pero que no obstante cuenta con rigor y
con datos que proceden de una documentacioacuten ampliamente contrastada Todos estos
aspectos relacionados con los destinatarios concretos de la obra de los que dependiacutea la
eleccioacuten de la lengua y de los procedimientos de expresioacuten y el empleo de fuentes seraacuten
ampliamente atendidos en los siguientes epiacutegrafes
85
Esta famosa composicioacuten fue puesta en praacutectica por primera vez por el rey Mitriacutedates en el siglo II
a C por quien la misma recibioacute el nombre de mitridato No obstante casi un siglo despueacutes Androacutemaco
el Viejo meacutedico del emperador Neroacuten mejoroacute la foacutermula de Mitriacutedates -antildeadiendo entre otros
ingredientes carne de viacutebora- y desde entonces la receta fue transmitida por diversos autores -como
Galeno que transmitioacute varias veces la foacutermula de Androacutemaco en sus escritos- Cf GARIJO 1992 10-13
56
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23
hechiceriacutea y la supersticioacuten -saludadores o ensalmadores- e impostores que fingiacutean
tener una soacutelida formacioacuten -y por supuesto desconociacutean las lenguas claacutesicas- todos
ellos criticados por los meacutedicos humanistas conscientes de su posicioacuten elitista y con
una formacioacuten acadeacutemica que avalaba su ejercicio profesional43
Esta situacioacuten hizo pensar a esos meacutedicos universitarios en la necesidad de
exigir a los que iban a ejercer la medicina una serie de requisitos que manifestaron
mediante escritos en los que se describiacutea la figura del meacutedico ideal44
Entre otras
necesidades se planteaba la de conocer los preceptos de los autores claacutesicos de la
medicina sin olvidar a los aacuterabes y los escritos maacutes recientes -como proponiacutea Luis de
Lemos- y conocer la lengua latina y en menor medida la griega asiacute como un poco de
la aacuterabe para poder acceder a los textos -planteamiento que aparece en los escritos de
los meacutedicos E Jorge Enriacutequez y Alonso de Miranda-
Ante estas circunstancias para controlar de manera oficial la formacioacuten de los
profesionales de la medicina se creoacute a finales del siglo XV el Real Tribunal del
Protomedicato45
que llevaba a cabo dicha tarea por medio de exaacutemenes con los que los
protomeacutedicos evaluaban los conocimientos de los aspirantes a los diversos cargos de la
medicina para otorgarles en su caso la licencia que les permitiacutea ejercer
4 MEacuteDICOS Y BOTICARIOS DOS REALIDADES EN UN NUEVO ESCENARIO
Hasta ahora nos hemos referido sobre todo a un tipo de profesional de la
medicina el meacutedico con sus diferentes figuras Sin embargo en la eacutepoca existiacutean otras
ocupaciones sanitarias que compartiacutean escenario con los meacutedicos y cubriacutean las distintas
necesidades que este aacutembito demandaba mediante un trabajo que combinaba teoriacutea y
praacutectica Asiacute podiacutea contarse ademaacutes de con meacutedicos con cirujanos boticarios y
albeacuteitares46
figuras con una formacioacuten y un ejercicio profesional diferenciados y unas
condiciones generalmente dispares en materia de regulacioacuten -si bien es cierto que
coincidiacutean en muchos aspectos como trabajadores de un mismo campo- En este
43
Aborda esta cuestioacuten entre otros MARTIacuteN FERREIRA 1995 28-30 44
De la figura del meacutedico ideal tal y como la retratan los escritos de los propios meacutedicos humanistas
habla sobre todo PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 33-35 45
Sobre el funcionamiento de esta institucioacuten en la eacutepoca que nos ocupa y otras cuestiones
relacionadas cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 34-35 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 37 46
El tiacutetulo del capiacutetulo ya mencionado de LOacutePEZ TERRADA 2002 -ldquoMeacutedicos cirujanos boticarios y
albeacuteitaresrdquo- ilustra a la perfeccioacuten esta realidad que aparece ademaacutes explicada al detalle en el cuerpo del
mismo Se han utilizado para este epiacutegrafe las pp 161-168 y 174-177
24
epiacutegrafe solo vamos a abordar de manera sucinta los aspectos que atantildeen a la
ocupacioacuten de los meacutedicos y a la de los boticarios para acotar asiacute el espacio que nos
permitiraacute comprender mejor la segunda parte del trabajo limitaacutendonos al aacutembito que
maacutes se acerca a nuestro objeto de estudio a traveacutes de una visioacuten comparada de dos
profesiones meacutedicas diferentes
En el siglo XVI la uacutenica ocupacioacuten de caraacutecter cientiacutefico que se habiacutea convertido
en profesioacuten era la de meacutedico Como ya sabemos la formacioacuten estaba a cargo de las
universidades mientras que la regulacioacuten del ejercicio y la concesioacuten de licencias eran
competencia de la burocracia nacional que estableciacutea la necesidad de superar una serie
de exigencias previas a la incorporacioacuten a la praacutectica profesional A saber seguir una
formacioacuten que comprendiacutea el grado de bachiller en artes en universidades aprobadas
maacutes cuatro antildeos de estudios en una facultad que permitieran obtener el de bachiller en
medicina y dos antildeos de praacutecticas con meacutedicos aprobados superar el examen del
Protomedicato y finalmente obtener la licencia concedida por la Corona o por las
ciudades que permitiacutea ejercer Una vez obtenida dicha licencia los meacutedicos podiacutean
empezar a trabajar en distintos aacutembitos cada uno de los cuales proporcionaba un estatus
social y una remuneracioacuten diferentes en la casa real en el ejeacutercito o en hogares de
grandes sentildeores laicos y eclesiaacutesticos o en las ciudades Por otra parte no hubo en el
nuevo escenario una diferenciacioacuten demasiado evidente y radical entre el ejercicio
profesional de los meacutedicos y el de los cirujanos a pesar de que a finales de siglo se
establecioacute por pragmaacutetica que los meacutedicos no podiacutean realizar operaciones quiruacutergicas
asiacute como tampoco existioacute un liacutemite claro entre las funciones de los meacutedicos y las de los
boticarios si bien es cierto que se consideraba que estos uacuteltimos perteneciacutean a un grado
inferior bajo las oacuterdenes de aquellos
En lo que respecta a los boticarios los requisitos que debiacutean cumplir para
conseguir la licencia de ejercicio eran baacutesicamente los mismos que hemos indicado para
los meacutedicos pero con alguna variacioacuten que los acercaba maacutes al colectivo de los
cirujanos Asiacute debiacutean superar un periacuteodo de aprendizaje con un maestro boticario a lo
largo de cuatro antildeos -se trataba en este caso de una formacioacuten de caraacutecter artesanal y
no universitaria- y finalmente el examen ante el Tribunal del Protomedicato que les
permitiriacutea obtener la licencia necesaria para poder abrir una botica y dispensar
medicamentos Cuando contaban con este permiso los boticarios podiacutean trabajar como
los meacutedicos en distintos aacutembitos tambieacuten con diversa consideracioacuten social y sueldos
diferentes podiacutean abrir una botica por cuenta propia en una ciudad o bien ser
25
contratados por las autoridades urbanas podiacutean trabajar para un hospital -los de cierto
renombre soliacutean tener boticas propias- o podiacutean incorporarse al servicio de la casa real
Como sucediacutea con el resto de ocupaciones sanitarias el ejercicio de los boticarios estaba
regulado por el Tribunal del Protomedicato que se afanoacute especialmente en evitar
problemas de intrusismo -que los meacutedicos prepararan y vendieran recetas en sus casas o
que personas ajenas a la profesioacuten indicaran medicacioacuten sin receta previa- o un
problema frecuente como aquel de que los meacutedicos recetaran siempre a un boticario
determinado normalmente emparentado con ellos asiacute como en exigir a los boticarios
permanecer en sus boticas durante unas horas determinadas y preparar en ellas los
medicamentos En cuanto a la corona se encargoacute por medio de pragmaacuteticas de
prohibir que los boticarios fueran tambieacuten drogueros de obligar a los mismos a incluir
en el envase de los compuestos el diacutea mes y antildeo en que se hicieron de incluir a un
boticario en los exaacutemenes del Protomedicato -como examinador entendemos- y de
unificar los pesos y medidas farmaceacuteuticos entre otras cosas Por uacuteltimo el asunto de la
lengua que tanto atantildee a nuestro objeto de estudio estuvo en este colectivo
determinado en gran medida por la pragmaacutetica de 1588 que establecioacute para los
boticarios entre otras cosas la obligacioacuten de saber latiacuten como requisito para poder
examinarse Un ejemplo de esta postura es el del meacutedico Antonio de Aguilera que
consideraba que el boticario ideal debiacutea ser latino o al menos entender el latiacuten47
Es
posible seguacuten Loacutepez Terrada48
que los boticarios maacutes exigentes se preocuparan por
estudiar esta lengua en las universidades pero un grupo seguramente amplio seguiriacutea
desconociendo el latiacuten que resultaba imprescindible para poder entender sin problemas
las recetas que los doctores en medicina escribiacutean en la misma a pesar de los intentos
de los boticarios previos a la pragmaacutetica por obligar a los meacutedicos a redactarlas en
romance
47
Cf LOacutePEZ TERRADA 2002 174-175 48
Cf LOacutePEZ TERRADA ibidem
26
II MARCO LITERARIO
La inclusioacuten de un epiacutegrafe que exponga las liacuteneas generales del contexto
literario en el que se gestoacute la obra que nos ocupa y del marco en el que se desarrolloacute la
literatura que con sus textos sirvioacute de precedente a la produccioacuten meacutedica renacentista
resulta imprescindible en un trabajo de estas caracteriacutesticas como ya hemos
manifestado en la introduccioacuten Por ello vamos a intentar ofrecer a continuacioacuten una
visioacuten concisa pero justa de los distintos geacuteneros y obras que fueron surgiendo en el
seno de la disciplina meacutedica en cada eacutepoca y que fueron producto del trabajo de una
serie de profesionales que tambieacuten asumieron el papel de autores con el objetivo de
divulgar sus conocimientos sirvieacutendose para ello de distintos recursos expresivos
vinculados a las necesidades y circunstancias de cada periacuteodo
1 TEXTOS MEacuteDICOS ANTIGUOS Y MEDIEVALES FUENTES PARA UNA
NUEVA LITERATURA MEacuteDICA
11 LA MEDICINA CLAacuteSICA GRECOLATINA Y SUS TEXTOS
La medicina griega constituye el punto de partida de toda la medicina occidental
posterior Esta contundente sentencia que deducimos de las liacuteneas del trabajo de E
Montero Cartelle49
pone de manifiesto la gran influencia que los textos meacutedicos de esta
eacutepoca ejercieron en la produccioacuten del resto de periacuteodos incluso y quizaacute sobre todo en
la de los romanos coetaacuteneos en cierto modo de aquellos Dicha afirmacioacuten resulta
razonable si advertimos que fue durante los siglos VI-V a C cuando la medicina se
constituyoacute como saber teacutecnico gracias al trabajo de una serie de meacutedicos entre los
cuales destacoacute el conocido Hipoacutecrates Es quizaacute por este motivo por el que a la
produccioacuten literaria meacutedica de ese periacuteodo que abarca escritos de temas muy variados
se la conoce con el nombre de Corpus Hippocraticum a pesar de que muchos de esos
textos no habiacutean sido escritos por Hipoacutecrates50
Despueacutes de este meacutedico destacaron
figuras como la de Galeno -en el siglo II- a quien se atribuye una amplia produccioacuten de
49
Cf MONTERO CARTELLE 2020 11 50
Para el apartado de medicina griega cf LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 73-81 y 271-281
27
escritos de medicina tambieacuten de diverso contenido51
o un siglo antes la de
Dioscoacuterides autor del De materia medica una obra sobre simples que gozoacute de gran
fortuna en eacutepocas posteriores y se convirtioacute en precursora de la moderna farmacopea
Entre las muchas figuras posteriores a estas uacuteltimas fue remarcable la de
Oribasio de Peacutergamo meacutedico del emperador Juliano que desarrolloacute su variada obra
reunida en unas colecciones meacutedicas en el siglo IV A Oribasio lo sucedieron otros
autores meacutedicos como Aecio de Amida o Pablo de Egina -entre los siglos VI-VII
probablemente- que son considerados junto con aquel dentro del aacutembito de la
medicina bizantina Es por esto por lo que en algunos manuales aparecen junto con
Galeno dentro del contexto meacutedico de la eacutepoca romana imperial52
si bien es cierto que
en todos los casos se trata de autores griegos Debemos tener en cuenta que estas
uacuteltimas figuras conociacutean con frecuencia las obras de los autores meacutedicos anteriores e
incluso se apoyaban en ellas para componer sus textos
Mientras que la medicina griega como hemos dicho constituye la base y el
punto de partida de todo el movimiento meacutedico occidental posterior la medicina
romana es original en su aproximacioacuten adaptacioacuten y realizacioacuten del modelo griego53
De esta forma destaca la produccioacuten meacutedica latina de eacutepoca imperial repartida en los
siglos I y IV que constituyeron dos etapas bien diferenciadas en lo que respecta a
geacuteneros y lengua Asiacute si nos centramos en las formas de expresioacuten literaria podemos
distinguir por un lado la enciclopedia dedicada a la formacioacuten cultural general y
desarrollada sobre todo en el siglo I con representantes como Celso -considerado por
su elegante prosa el Ciceroacuten de los meacutedicos- y Plinio el Viejo conocido por su
Naturalis historia que dedica los libros XXIII-XXXII a tratar las propiedades
medicinales de varios productos de origen vegetal y animal El otro gran geacutenero fue el
manual una forma literaria con fines didaacutecticos maacutes propia de los siglos IV-V donde se
observa una tendencia al recetario de tipo praacutectico Estos manuales soliacutean presentar
numerosas traducciones o adaptaciones de textos anteriores estaban orientados al
puacuteblico en general y empleaban una lengua vulgarizante Dentro de este geacutenero
destacaron autores como Celio Aureliano y Marcelo Empiacuterico asiacute como ciertos escritos
menores proacuteximos al periacuteodo medieval como el De herba vettonica tradicionalmente
51
Cf para una ordenacioacuten sistemaacutetica de sus obras LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 219-220 52
De esta forma en MAZZINI 1997 73-96 53
Asiacute lo apunta en su trabajo MONTERO CARTELLE ibidem
28
atribuido a Antonio Musa meacutedico del emperador romano Augusto el Herbarius de
Pseudo-Apuleyo o el Liber medicinae ex animalibus que se atribuye a Sexto Plaacutecido54
12 LITERATURA MEacuteDICA EN LA EDAD MEDIA LATINA
Con el agotamiento de la Antiguumledad la literatura meacutedica se vio afectada por
ciertas transformaciones producto de la evolucioacuten de la ciencia y reflejo del progresivo
cambio de contexto Auacuten asiacute y como era de esperar en esta nueva eacutepoca se
mantuvieron y se desarrollaron ciertos rasgos gestados durante los uacuteltimos antildeos del
periacuteodo anterior como sucedioacute por ejemplo con la distribucioacuten de la medicina en tres
ramas55
la diaetetica encargada del mantenimiento de la salud corporal la
pharmaceutica que abarcaba la ciencia de los medicamentos tambieacuten conocida como
terapeacuteutica o materia meacutedica y la chirurgia que comprendiacutea las intervenciones
quiruacutergicas Dentro de cada una de estas ramas se fueron desarrollando formas literarias
diferentes -asiacute y entre otras los regimina en la primera los herbarios y antidotarios en
la segunda y las anatomiacuteas y cirugiacuteas en la tercera- Otro aspecto importante del periacuteodo
medieval fue el desarrollo de la escolaacutestica56
corriente filosoacutefica y teoloacutegica que hacia
el siglo XIII se aplicoacute al aacutembito de la medicina apoyada en el ldquonuevo Aristoacutetelesrdquo y en
el ldquoviejo Galenordquo fundamentalmente arabizado Se basoacute sobre todo en un meacutetodo
especulativo carente de visioacuten criacutetica -predominaba el principio de autoridad- y con un
gran protagonismo de la dialeacutectica centrado por tanto en la vertiente teoacuterica -aunque
tambieacuten la praacutectica tuvo su desarrollo- y con una importante funcioacuten escolar No
podemos olvidar por otra parte que en esta eacutepoca muchos profesionales de la medicina
accedieron a los textos de los autores claacutesicos a traveacutes de las traducciones aacuterabes que
habiacutean ido apareciendo durante la Alta Edad Media vertieacutendose en muchos casos al
latiacuten lo que permitioacute a nivel linguumliacutestico la asimilacioacuten de diversos arabismos que se
sumaron a un latiacuten vulgarizado desde finales de la Antiguumledad y que durante el
desarrollo del periacuteodo iriacutea tecnificaacutendose y acercaacutendose al uso de la lengua literaria57
54
Cf para la medicina latina y en concreto para este paacuterrafo MONTERO CARTELLE 2010 11-
30 tambieacuten LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 184 y 282-287 y MAZZINI 1997 27-96 55
Esta cuestioacuten aparece en LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 3 191-197 y MONTERO
CARTELLE 2010 31 y ss 56
Sobre la aplicacioacuten de esta corriente a la medicina escriben de nuevo LAIacuteN ENTRALGO 1971-
1973 338-339 y MONTERO CARTELLE 2010 43 57
Como sentildeala MONTERO CARTELLE 2010 120-121
29
En lo que respecta a los geacuteneros literarios58
la nueva eacutepoca fue testigo del
desarrollo de una gran variedad de formas destinadas a satisfacer las diversas
necesidades de la ensentildeanza y la praacutectica meacutedicas Desde enciclopedias -como las
Ethymologiae de Isidoro de Sevilla- hasta libros de secretos -un tipo de literatura
pseudocientiacutefica y semiculta a caballo entre los recetarios la literatura teacutecnica y los
textos hermeacuteticos- la lista comprendiacutea siacutentesis teoacutericas -compendia o summae como la
Practica dicta Lilium medicinae de Bernardo de Gordon- traducciones de grandes
obras de conjunto -como las de Gerardo de Cremona el autor maacutes representativo de la
Escuela de Toledo cuya traduccioacuten del Canon de Avicena supuso la clave de la
recepcioacuten medieval del mismo- comentarios o glosarios -que constituiacutean el origen del
meacutetodo escolaacutestico empleados en las lectiones con una funcioacuten fundamentalmente
pedagoacutegica y propedeacuteutica- concordancias -colecciones de sentencias de las grandes
autoridades de la medicina- diccionarios y leacutexicos meacutedicos -que recogiacutean la nueva
terminologiacutea tras la asimilacioacuten del influjo de la medicina aacuterabe como el Alphita
glosario anoacutenimo del siglo XIII- y conciliaciones -que intentaban concordar
contradicciones entre las distintas autoridades- Tambieacuten fueron importantes las
quaestiones y disputationes -que soliacutean seguir a las lectiones quedando normalmente en
una disputa dialeacutectica- las obras de introduccioacuten o accessus -que serviacutean de entrada a
las obras de las autoridades claacutesicas y a la medicina en general- los tacuina y las
tabulae -constituidos por cuadros sinoacutepticos que exponiacutean diversos aspectos de la
medicina medieval- y los consilia -obras de consejos destinadas a casos cliacutenicos
concretos-
2 LA EXPRESIOacuteN LITERARIA DE LA MEDICINA EN EL RENACIMIENTO
Como ya hemos expuesto en epiacutegrafes anteriores en el Renacimiento el
humanismo aplicado a distintos aacutembitos del saber suscitoacute un intereacutes por recuperar el
conocimiento de la Antiguumledad Asiacute en medicina los diversos profesionales tambieacuten
convertidos en autores se preocuparon por acceder a los textos meacutedicos claacutesicos de
manera directa afanaacutendose en la depuracioacuten de las versiones medievales y en la
traduccioacuten el comentario y la edicioacuten de las obras originales Por otra parte este
renacer de la Antiguumledad supuso en el plano linguumliacutestico una recuperacioacuten del modelo
58
Para esta cuestioacuten veacutease la detallada visioacuten que ofrece MONTERO CARTELLE 2010 45-105
30
claacutesico de la lengua latina con la consecuente buacutesqueda de belleza literaria a traveacutes de
la imitacioacuten de los autores grecolatinos una circunstancia que tambieacuten afectoacute a la
lengua de la medicina que convirtioacute a Galeno Hipoacutecrates y Celso entre otros autores
antiguos en la base de un movimiento de reaccioacuten contra el arabismo y la depravacioacuten
leacutexica medieval59
Esta nueva mentalidad dio lugar a nuevas formas literarias60
con las que divulgar
los conocimientos meacutedicos adaptadas a las necesidades del contexto y que en muchos
casos no eran sino continuacioacuten o reformulacioacuten de las del periacuteodo anterior Asiacute se
mantuvieron los tratados generales de corte tradicional si bien con novedades en la
siacutentesis y el orden expositivo y los consilia que en algunos casos conservaron su forma
medieval mientras que en otros introdujeron aspectos novedosos como tambieacuten
sucedioacute con las quaestiones Tambieacuten siguieron cultivaacutendose geacuteneros como la
enciclopedia las concordancias o conciliaciones y los resuacutemenes de auctoritates que
no obstante fueron dejando paso a las nuevas formas monografiacuteas especializadas sobre
temas concretos -como el De humani corporis fabrica un tratado de anatomiacutea escrito
por Andreas Vesalius- comentarios a los textos griegos que casi siempre formaban
parte de ediciones y traducciones al latiacuten -desarrollados por autores como Niccolograve
Leoniceno Thomas Linacre Guumlnther von Andernach o Janus Cornarius- textos sobre
las nuevas enfermedades y maacutes vinculados a la literatura que a la medicina las
epistulae -como las de Giovanni Manardo o Pietro A Mattioli- y los diaacutelogos en los
que primaba la funcioacuten didaacutectica por lo que soliacutean ser divulgados en lengua vernaacutecula
59
Cf MONTERO CARTELLE 2010 148-149 60
La cuestioacuten de los geacuteneros literarios de la medicina renacentista es de nuevo ampliamente tratada
en MONTERO CARTELLE 2010 128-136
31
III EL LIBRO DE THERIACA DE LORENZO PEacuteREZ
Una vez conocidos los rasgos fundamentales del contexto cultural y literario en
el que se gestoacute la obra que nos proponemos estudiar podemos proceder a analizar los
datos extraiacutedos de su lectura y a exponerlos y cotejarlos con la informacioacuten precedente
con la finalidad de responder maacutes adelante a las preguntas que se derivan de nuestro
objetivo Para ello nos detendremos en primer lugar a tratar con brevedad la situacioacuten
de la medicina escrita en la ciudad y en la eacutepoca en la que nuestro autor desarrolloacute su
obra -atendiendo especiacuteficamente a autores y textos- asiacute como algunos datos sobre su
vida y sus dos escritos visioacuten que completada con una descripcioacuten preliminar del texto
que nos ocupa nos permitiraacute reconstruir en liacuteneas generales su contexto inmediato y
comprender con mayor propiedad los aspectos compositivos que seraacuten estudiados en un
segundo epiacutegrafe
1 INTRODUCCIOacuteN
11 EL AUTOR Y LA MEDICINA ESCRITA EN EL TOLEDO DEL SIGLO XVI
R Sancho de San Romaacuten sentildeala en uno de sus trabajos61
que la medicina
toledana empezoacute a declinar a partir del siglo XVI a pesar del paso por la ciudad de
meacutedicos ilustres del seacutequito imperial de los reyes como Andreacutes Vesalio o Luis Lobera
de Aacutevila y de la presencia en la misma de otras figuras importantes en el aacutembito como
el cirujano Juan Fragoso o el meacutedico Francisco Hernaacutendez Esta opinioacuten se ve
reforzada ademaacutes con la idea de que el humanismo toledano tuvo maacutes esplendor en la
vertiente filoloacutegica y helenista que en la meacutedica62
Sin embargo y desde que los Reyes
Catoacutelicos concedieran el primer privilegio a la ciudad para imprimir a finales del siglo
XV diversos autores de medicina publicaron sus obras en el Toledo de la eacutepoca
produccioacuten que solo se vio interrumpida a mediados de siglo sin bien en la segunda
mitad vieron la luz importantes obras de farmacopea63
De esta forma entre finales del
siglo XV y la primera mitad del XVI la imprenta toledana publicoacute numerosas
61 Cf SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1972 9-12
62 Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1475-1476
63 Veacutease para estas afirmaciones y la lista de obras meacutedicas por autores en la imprenta toledana del
siglo XVI que relatamos a continuacioacuten SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1977 10-18 y 29
32
traducciones al castellano de grandes claacutesicos de la medicina -el Lilio de Medicina de
Bernardo de Gordon o el Libro o practica en Cirugia del italiano Juan de Vigo entre
otras- asiacute como obras de meacutedicos propiamente toledanos como Juliaacuten Gutieacuterrez -con
sus De potu in lapidis preservatione y De computatione dierum criticorum- o Luis de
Villarrubia -Tractatus eximiushellipab Epydemiali morbo- y Jorge Goacutemez -De ratione
minuendi sanguine in morbo laterali-64
Ya en la segunda mitad del siglo publicaron sus
obras en la ciudad autores como el meacutedico aragoneacutes Jeroacutenimo Jimeacutenez -Institutiorum
Medicarum libri quatuor nunc primum in lucem editi- o los boticarios toledanos
Lorenzo Peacuterez -Libro de Theriaca y De medicamentorum simpliciumhellipdelectu- y Veacutelez
de Arciniega -De simplicium medicamentorum collectione-65
Al final de la centuria la
imprenta de esta ciudad sacoacute a la luz lo que parecen ser las uacuteltimas obras meacutedicas del
Renacimiento toledano ambas sobre veterinaria el Libro de Albeiteria de Manuel Diacuteaz
y una recopilacioacuten de textos antiguos sobre este mismo tema de Alonso Suarez
En lo que respecta en concreto a Lorenzo Peacuterez pocos son los datos que
tenemos de eacutel Todas las secciones que se le dedican en las distintas obras biograacuteficas de
caraacutecter general apoyan sus afirmaciones en unos cuantos datos fundamentales Asiacute
sabemos que nuestro autor nacioacute en Toledo donde ejercioacute la profesioacuten de boticario y
que probablemente viajoacute por Espantildea Italia y Asia para conocer de primera mano las
plantas y poder corregir asiacute los errores que en la eacutepoca abundaban en las boticas66
Esta informacioacuten ademaacutes coincide con los datos esquemaacuteticos que aportan en la
actualidad J M Loacutepez Pintildeero y R Sancho de San Romaacuten67
Por otra parte F Picatoste
y Rodriacuteguez68
antildeade que se retiroacute antes del antildeo 1588 y A J Cavanilles69
que fue hijo
de un padre ilustrado que ldquole ensentildeoacute la facultad le inspiroacute el buen gusto los deseos de
saber y los de ser uacutetil aacute la sociedadrdquo y que con esta finalidad se instruyoacute en el latiacuten y
el griego ldquopara leer y corregir los coacutedices antiguos que trataacuteron de vegetales y
remediosrdquo testimonio que prueba con algunos ejemplos extraiacutedos del propio Libro de
64
De estos dos uacuteltimos autores habla tambieacuten SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1478-1487 y
1492 afirmando que seguiacutean anclados a la tradicioacuten meacutedica medieval frente a lo que parecioacute ocurrir con
las obras latinas ya imbuidas de los rasgos del humanismo de los dos boticarios de la segunda mitad del
siglo a los que nos referiremos en seguida 65
Cf para un estudio filoloacutegico de las obras en latiacuten de estos dos autores SANTAMARIacuteA
HERNAacuteNDEZ 2005 1487-1492 66
Estos datos aparecen en CAVANILLES 1804 105-106 COLMEIRO 1858 153 y PICATOSTE Y
RODRIacuteGUEZ 1891 241 67
Cf LOacutePEZ PINtildeERO 1979 302 y SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1977 17 68
Cf PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ ibidem 69
CAVANILLES ibidem
33
Theriaca Praacutecticamente lo mismo nos dice E Reyes Proacutesper70
en una obra de
principios del siglo XX donde afirma que Lorenzo Peacuterez era ldquoun culto humanista y
botaacutenico perspicazrdquo y que ldquodespueacutes de haber aprendido correctiacutesimamente el griego el
latiacuten y cuanto se habiacutea publicado de estudio de las plantas hasta su tiempo viajoacute por
nuestro paiacutes Italia y Asia para ver vivas muchas de las plantas que describieron y a
veces confundieron los antiguos autoresrdquo Los tres autores antes mencionados71
hacen
tambieacuten referencia a los conocimientos del boticario poco comunes en la eacutepoca por lo
que afirman merecieron el elogio de escritores como Sprengel72
que llegoacute a considerar
a nuestro autor eacutemulo de Maranta73
Tanto F Picatoste y Rodriacuteguez como M
Colmeiro74
testifican ademaacutes que Diego Serrano el boticario que llevoacute a la imprenta la
obra en latiacuten de nuestro autor despueacutes de que este se hubiera retirado en la dedicatoria a
dicha obra alega que le pidioacute este libro porque ldquolos muy doctos le daban el primado en
la eleccioacuten de los medicamentos simplesrdquo En relacioacuten a todo esto A J Cavanilles75
antildeade casi a modo de conclusioacuten que en el prefacio del meacutedico Francisco Pentildea a dicha
obra Lorenzo Peacuterez aparece como ldquoun sabio casi superior aacute los distinguidos de su siglo
que conocioacute quanto habiacutean escrito sobre yerbas comprobaacutendolo todo por siacute mismo y
que supo antildeadir nuevas luces para promover la cienciardquo Todos estos testimonios76
aportan evidencias sobre la singularidad y excelencia de nuestro autor como boticario e
incluso humanista una figura que aportoacute datos interesantes sobre la materia meacutedica y
preludioacute algunas consideraciones que antildeos maacutes tarde se asentariacutean en el aacutembito de la
botaacutenica
70
E REYES PROacuteSPER Dos noticias histoacutericas del inmortal botaacutenico y sacerdote hispano-valentino
Don Antonio Joseacute Cavanilles Madrid Artes Graacuteficas ldquoMateurdquo 1917 nota 25 71
Cf de nuevo CAVANILLES 1804 106-107 que vuelve a ilustrar con ejemplos extraiacutedos de la
obra del autor COLMEIRO ibidem y PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ ibidem que debioacute reproducir aquiacute
las palabras de M Colmeiro pues los testimonios de ambos autores son praacutecticamente iguales 72
Botaacutenico y fiacutesico alemaacuten que vivioacute entre los siglos XVIII-XIX Cf JOURDAN 1820-1825 vol 7
249-250 73
Meacutedico botaacutenico y teoacuterico literario del Renacimiento italiano autor entre otras de una obra en
italiano sobre la triaca traducida poco despueacutes al latiacuten por el meacutedico y botaacutenico alemaacuten J Camerarius Cf
JOURDAN 1820-1825 vol 6 177-178 74
Cf COLMEIRO ibidem y PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ 1891 242 75
CAVANILLES 1804 110 76
Ademaacutes de en los autores mencionados tambieacuten encontramos pequentildeas referencias a Lorenzo Peacuterez
en otras obras bibliograacuteficas y en algunos estudios sobre historia de la farmacia o noticias de algunas
boticas espantildeolas Entre ellas destacamos la de F J PUERTO SARMIENTO La Triaca Magna
Discurso de ingreso como acadeacutemico de nuacutemero en la RANF leiacutedo el 26 de febrero de 2009 disponible
en formato electroacutenico en Real Academia Nacional de Farmacia [en liacutenea] lthttpwwwranfcompdfdisc
ursosnumeropuertopdfgt
34
Sabemos por tanto que Lorenzo Peacuterez escribioacute dos textos sobre farmaceacuteutica77
que han llegado hasta nosotros en su versioacuten original En latiacuten redactoacute su De
medicamentorum simpliciumhellipdelectu78
publicado en Toledo en 1599 por el ya
mencionado Diego Serrano tambieacuten boticario un breve escrito sobre la eleccioacuten y
reposicioacuten de medicamentos simples y compuestos en el que recogioacute las
denominaciones latinas restituidas corrompidas y castellanas de cada uno de ellos con
el objeto de instruir a los boticarios y de evitar las confusiones terminoloacutegicas entre
ellos La obra por tanto tiene una finalidad praacutectica que se consigue no obstante
mediante la depuracioacuten del leacutexico un ejercicio muy comuacuten entre los humanistas
meacutedicos79
A este escrito lo precedioacute en 1575 el Libro de Theriaca publicado en
castellano por el propio autor en la misma ciudad y en el que trata diversos aspectos de
los distintos ingredientes de una composicioacuten medicinal M T Santamariacutea Hernaacutendez80
sentildeala que en este caso la finalidad de la obra es exclusivamente praacutectica si bien aquiacute
como veremos maacutes adelante el autor tambieacuten deja traslucir sus preocupaciones
linguumliacutesticas a traveacutes de diversas actuaciones que aunque escasas no deben pasar
desapercibidas
12 DESCRIPCIOacuteN DE LA OBRA
La obra que nos ocupa consta de 399 paacuteginas y veinticuatro hojas no numeradas
ocho al principio y dieciseacuteis al final Su tiacutetulo completo es bastante expliacutecito y ya
revela en cierto modo tanto el contenido como la finalidad de la misma ldquoLibro de
Theriaca limpio de los errores hasta nuestros tiempos en ella cometidos y vtilissimo
para preparar y configir muchos Simples y Compuestos cada dia recebidos en vso de
Medicinardquo (I 1-9)81
Dicho tiacutetulo aparece en la portada junto con otros datos que nos
dicen que la obra fue escrita por el boticario Lorenzo Peacuterez vecino de Toledo y que fue
impresa en la misma ciudad en casa de Juan de Ayala en el antildeo 1575 dirigida al
77
De las dos obras de Lorenzo Peacuterez habla sobre todo CAVANILLES 1804 108-110 tambieacuten
encontramos breves descripciones de las mismas en COLMEIRO 1858 153 y PICATOSTE Y
RODRIacuteGUEZ 1891 241-242 78
PERESIUS 1599 79
Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2006 273-281 80
Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1489-1490 81
La paginacioacuten que se indica con nuacutemeros romanos es nuestra Se trata en todo momento de
paacuteginas nunca de folios Tras esta se especifican en cada referencia las liacuteneas en las que se encuentra el
texto citado
35
Ayuntamiento de Toledo Tambieacuten se indica en el mismo sitio que la obra cuenta con el
privilegio concedido por el rey para ser vendida especificaacutendose a continuacioacuten la tasa
de la misma
Tras la portada nos encontramos con una carta de Juan Fernaacutendez de Herrera
Secretario del Consejo del Rey en la que se especifica de nuevo la tasa de la obra82
A
este texto le sigue una carta de Juan Gallo escribano de la Caacutemara del Rey redactada
por mandato suyo y que contiene la licencia de impresioacuten83
Una uacuteltima carta del rey
en este caso escrita por Martiacuten de Gaztelu recoge la ceacutedula que da licencia al autor para
imprimir y vender el libro ldquopor tiempo de diez antildeosrdquo (VI 17)
Las siguientes paacuteginas se reservan a la epiacutestola nuncupatoria dirigida al
Ayuntamiento de Toledo en la que el autor especifica entre otras cosas la finalidad de
la obra
Assi yo aacute saber estas cosas de plantas inclinado procure recoger los ratos de mi estudio
y escriuir vn tratado de Theriaca solo por entender que V S hauia acordado con
mucha razon y prudencia hazer vn compendio de todos los simples y compuestos
medicamentos recibidos en esta ciudad en el vso de medicina para limpiar las Boticas
de los enuegecidos errores y conseruar en salud la Republica (XI 7-17)
Otro aspecto sentildealado en la misma muy relevante para nuestro estudio es el de la
justificacioacuten del empleo del romance en lugar del latiacuten lengua usual en las obras de
caraacutecter cientiacutefico de la eacutepoca y que analizaremos maacutes adelante A esta epiacutestola siguen
tres sonetos de Alonso Saacutenchez teoacutelogo y rector del Colegio de Navalcarnero del
Doctor Tomaacutes de Arroyo y del Licenciado Pedro Suaacuterez estos dos uacuteltimos meacutedicos
dedicados al autor
Tras estos sonetos comienza el Libro de Theriaca propiamente dicho un escrito
sobre un remedio universal conocido como triaca -del aacuterabe hispano attiryaacuteq este del
aacuterabe claacutesico tiryāq este del latiacuten theriaca y este del griego θηριακή derivado de
θηρίον fiera animal84
- que se empleoacute desde la Antiguumledad y hasta los siglos XVIII-
XIX primero contra la mordedura venenosa de ciertos animales y despueacutes como
82
ldquo[hellip] le tassaron a tres marauedis cada pliego con que no se pueda uender ni distribuyr sin que al
principio de cada libro de la dicha impression vaya impresso esta tassa [hellip]rdquo (II 9-13) 83
ldquo[hellip] por la qual [carta] vos damos licencia y facultad para que por esta vez qualquier impressor
destos nuestros reynos pueda imprimir el dicho libro [hellip]rdquo (IV 4-10) 84
Cf Real Academia Espantildeola Diccionario de la lengua espantildeola (22a ed) [en liacutenea]
lthttplemaraeesdraeval=theriacagt
36
panacea para diversas enfermedades85
El cuerpo de la obra de Lorenzo Peacuterez estaacute
constituido por un proemio (1-4) y la triaca de Androacutemaco encabezada por una lista en
latiacuten con los simples y compuestos que la conforman y seguida de la descripcioacuten de
cada uno de ellos (5-348) asiacute como de dos secciones finales con informacioacuten sobre la
manera de componer la triaca y su fermentacioacuten y duracioacuten respectivamente (348-364)
La obra concluye con un anexo en latiacuten que incluye distintas versiones de la
triaca de varios autores -los antiguos Galeno Aecio de Amida y Pablo de Egina y el
medieval Juan Actuario asiacute como las versiones de Androacutemaco el Viejo Androacutemaco el
Joven y Damoacutecrates recogidas por Galeno en sus escritos- en cuya uacuteltima paacutegina
encontramos un colofoacuten con informacioacuten del lugar y el antildeo de impresioacuten (285-399)
Cierra la obra un iacutendice de contenidos (CDI-CDXXX)
Como el autor declara en la epiacutestola nuncupatoria la obra se redactoacute con el
objeto de corregir los errores de los boticarios y evitar las frecuentes confusiones a la
hora de elaborar la triaca una finalidad praacutectica que confiere al texto una funcioacuten
fundamentalmente didaacutectica y que nos permite encuadrarlo quizaacute con ciertas reservas
dentro del geacutenero de las farmacopeas entendidas como recopilaciones de recetas de
productos medicinales con descripciones de cada uno de sus ingredientes y
explicaciones sobre su composicioacuten y preparacioacuten que en la liacutenea de los recetarios de
tipo praacutectico probablemente se alejariacutean de excesivas pretensiones literarias y buscariacutean
llegar al destinatario de manera directa Se trata por tanto de un texto claro y sencillo
que escapa a grandes ambiciones de erudicioacuten pero que no obstante cuenta con rigor y
con datos que proceden de una documentacioacuten ampliamente contrastada Todos estos
aspectos relacionados con los destinatarios concretos de la obra de los que dependiacutea la
eleccioacuten de la lengua y de los procedimientos de expresioacuten y el empleo de fuentes seraacuten
ampliamente atendidos en los siguientes epiacutegrafes
85
Esta famosa composicioacuten fue puesta en praacutectica por primera vez por el rey Mitriacutedates en el siglo II
a C por quien la misma recibioacute el nombre de mitridato No obstante casi un siglo despueacutes Androacutemaco
el Viejo meacutedico del emperador Neroacuten mejoroacute la foacutermula de Mitriacutedates -antildeadiendo entre otros
ingredientes carne de viacutebora- y desde entonces la receta fue transmitida por diversos autores -como
Galeno que transmitioacute varias veces la foacutermula de Androacutemaco en sus escritos- Cf GARIJO 1992 10-13
56
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24
epiacutegrafe solo vamos a abordar de manera sucinta los aspectos que atantildeen a la
ocupacioacuten de los meacutedicos y a la de los boticarios para acotar asiacute el espacio que nos
permitiraacute comprender mejor la segunda parte del trabajo limitaacutendonos al aacutembito que
maacutes se acerca a nuestro objeto de estudio a traveacutes de una visioacuten comparada de dos
profesiones meacutedicas diferentes
En el siglo XVI la uacutenica ocupacioacuten de caraacutecter cientiacutefico que se habiacutea convertido
en profesioacuten era la de meacutedico Como ya sabemos la formacioacuten estaba a cargo de las
universidades mientras que la regulacioacuten del ejercicio y la concesioacuten de licencias eran
competencia de la burocracia nacional que estableciacutea la necesidad de superar una serie
de exigencias previas a la incorporacioacuten a la praacutectica profesional A saber seguir una
formacioacuten que comprendiacutea el grado de bachiller en artes en universidades aprobadas
maacutes cuatro antildeos de estudios en una facultad que permitieran obtener el de bachiller en
medicina y dos antildeos de praacutecticas con meacutedicos aprobados superar el examen del
Protomedicato y finalmente obtener la licencia concedida por la Corona o por las
ciudades que permitiacutea ejercer Una vez obtenida dicha licencia los meacutedicos podiacutean
empezar a trabajar en distintos aacutembitos cada uno de los cuales proporcionaba un estatus
social y una remuneracioacuten diferentes en la casa real en el ejeacutercito o en hogares de
grandes sentildeores laicos y eclesiaacutesticos o en las ciudades Por otra parte no hubo en el
nuevo escenario una diferenciacioacuten demasiado evidente y radical entre el ejercicio
profesional de los meacutedicos y el de los cirujanos a pesar de que a finales de siglo se
establecioacute por pragmaacutetica que los meacutedicos no podiacutean realizar operaciones quiruacutergicas
asiacute como tampoco existioacute un liacutemite claro entre las funciones de los meacutedicos y las de los
boticarios si bien es cierto que se consideraba que estos uacuteltimos perteneciacutean a un grado
inferior bajo las oacuterdenes de aquellos
En lo que respecta a los boticarios los requisitos que debiacutean cumplir para
conseguir la licencia de ejercicio eran baacutesicamente los mismos que hemos indicado para
los meacutedicos pero con alguna variacioacuten que los acercaba maacutes al colectivo de los
cirujanos Asiacute debiacutean superar un periacuteodo de aprendizaje con un maestro boticario a lo
largo de cuatro antildeos -se trataba en este caso de una formacioacuten de caraacutecter artesanal y
no universitaria- y finalmente el examen ante el Tribunal del Protomedicato que les
permitiriacutea obtener la licencia necesaria para poder abrir una botica y dispensar
medicamentos Cuando contaban con este permiso los boticarios podiacutean trabajar como
los meacutedicos en distintos aacutembitos tambieacuten con diversa consideracioacuten social y sueldos
diferentes podiacutean abrir una botica por cuenta propia en una ciudad o bien ser
25
contratados por las autoridades urbanas podiacutean trabajar para un hospital -los de cierto
renombre soliacutean tener boticas propias- o podiacutean incorporarse al servicio de la casa real
Como sucediacutea con el resto de ocupaciones sanitarias el ejercicio de los boticarios estaba
regulado por el Tribunal del Protomedicato que se afanoacute especialmente en evitar
problemas de intrusismo -que los meacutedicos prepararan y vendieran recetas en sus casas o
que personas ajenas a la profesioacuten indicaran medicacioacuten sin receta previa- o un
problema frecuente como aquel de que los meacutedicos recetaran siempre a un boticario
determinado normalmente emparentado con ellos asiacute como en exigir a los boticarios
permanecer en sus boticas durante unas horas determinadas y preparar en ellas los
medicamentos En cuanto a la corona se encargoacute por medio de pragmaacuteticas de
prohibir que los boticarios fueran tambieacuten drogueros de obligar a los mismos a incluir
en el envase de los compuestos el diacutea mes y antildeo en que se hicieron de incluir a un
boticario en los exaacutemenes del Protomedicato -como examinador entendemos- y de
unificar los pesos y medidas farmaceacuteuticos entre otras cosas Por uacuteltimo el asunto de la
lengua que tanto atantildee a nuestro objeto de estudio estuvo en este colectivo
determinado en gran medida por la pragmaacutetica de 1588 que establecioacute para los
boticarios entre otras cosas la obligacioacuten de saber latiacuten como requisito para poder
examinarse Un ejemplo de esta postura es el del meacutedico Antonio de Aguilera que
consideraba que el boticario ideal debiacutea ser latino o al menos entender el latiacuten47
Es
posible seguacuten Loacutepez Terrada48
que los boticarios maacutes exigentes se preocuparan por
estudiar esta lengua en las universidades pero un grupo seguramente amplio seguiriacutea
desconociendo el latiacuten que resultaba imprescindible para poder entender sin problemas
las recetas que los doctores en medicina escribiacutean en la misma a pesar de los intentos
de los boticarios previos a la pragmaacutetica por obligar a los meacutedicos a redactarlas en
romance
47
Cf LOacutePEZ TERRADA 2002 174-175 48
Cf LOacutePEZ TERRADA ibidem
26
II MARCO LITERARIO
La inclusioacuten de un epiacutegrafe que exponga las liacuteneas generales del contexto
literario en el que se gestoacute la obra que nos ocupa y del marco en el que se desarrolloacute la
literatura que con sus textos sirvioacute de precedente a la produccioacuten meacutedica renacentista
resulta imprescindible en un trabajo de estas caracteriacutesticas como ya hemos
manifestado en la introduccioacuten Por ello vamos a intentar ofrecer a continuacioacuten una
visioacuten concisa pero justa de los distintos geacuteneros y obras que fueron surgiendo en el
seno de la disciplina meacutedica en cada eacutepoca y que fueron producto del trabajo de una
serie de profesionales que tambieacuten asumieron el papel de autores con el objetivo de
divulgar sus conocimientos sirvieacutendose para ello de distintos recursos expresivos
vinculados a las necesidades y circunstancias de cada periacuteodo
1 TEXTOS MEacuteDICOS ANTIGUOS Y MEDIEVALES FUENTES PARA UNA
NUEVA LITERATURA MEacuteDICA
11 LA MEDICINA CLAacuteSICA GRECOLATINA Y SUS TEXTOS
La medicina griega constituye el punto de partida de toda la medicina occidental
posterior Esta contundente sentencia que deducimos de las liacuteneas del trabajo de E
Montero Cartelle49
pone de manifiesto la gran influencia que los textos meacutedicos de esta
eacutepoca ejercieron en la produccioacuten del resto de periacuteodos incluso y quizaacute sobre todo en
la de los romanos coetaacuteneos en cierto modo de aquellos Dicha afirmacioacuten resulta
razonable si advertimos que fue durante los siglos VI-V a C cuando la medicina se
constituyoacute como saber teacutecnico gracias al trabajo de una serie de meacutedicos entre los
cuales destacoacute el conocido Hipoacutecrates Es quizaacute por este motivo por el que a la
produccioacuten literaria meacutedica de ese periacuteodo que abarca escritos de temas muy variados
se la conoce con el nombre de Corpus Hippocraticum a pesar de que muchos de esos
textos no habiacutean sido escritos por Hipoacutecrates50
Despueacutes de este meacutedico destacaron
figuras como la de Galeno -en el siglo II- a quien se atribuye una amplia produccioacuten de
49
Cf MONTERO CARTELLE 2020 11 50
Para el apartado de medicina griega cf LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 73-81 y 271-281
27
escritos de medicina tambieacuten de diverso contenido51
o un siglo antes la de
Dioscoacuterides autor del De materia medica una obra sobre simples que gozoacute de gran
fortuna en eacutepocas posteriores y se convirtioacute en precursora de la moderna farmacopea
Entre las muchas figuras posteriores a estas uacuteltimas fue remarcable la de
Oribasio de Peacutergamo meacutedico del emperador Juliano que desarrolloacute su variada obra
reunida en unas colecciones meacutedicas en el siglo IV A Oribasio lo sucedieron otros
autores meacutedicos como Aecio de Amida o Pablo de Egina -entre los siglos VI-VII
probablemente- que son considerados junto con aquel dentro del aacutembito de la
medicina bizantina Es por esto por lo que en algunos manuales aparecen junto con
Galeno dentro del contexto meacutedico de la eacutepoca romana imperial52
si bien es cierto que
en todos los casos se trata de autores griegos Debemos tener en cuenta que estas
uacuteltimas figuras conociacutean con frecuencia las obras de los autores meacutedicos anteriores e
incluso se apoyaban en ellas para componer sus textos
Mientras que la medicina griega como hemos dicho constituye la base y el
punto de partida de todo el movimiento meacutedico occidental posterior la medicina
romana es original en su aproximacioacuten adaptacioacuten y realizacioacuten del modelo griego53
De esta forma destaca la produccioacuten meacutedica latina de eacutepoca imperial repartida en los
siglos I y IV que constituyeron dos etapas bien diferenciadas en lo que respecta a
geacuteneros y lengua Asiacute si nos centramos en las formas de expresioacuten literaria podemos
distinguir por un lado la enciclopedia dedicada a la formacioacuten cultural general y
desarrollada sobre todo en el siglo I con representantes como Celso -considerado por
su elegante prosa el Ciceroacuten de los meacutedicos- y Plinio el Viejo conocido por su
Naturalis historia que dedica los libros XXIII-XXXII a tratar las propiedades
medicinales de varios productos de origen vegetal y animal El otro gran geacutenero fue el
manual una forma literaria con fines didaacutecticos maacutes propia de los siglos IV-V donde se
observa una tendencia al recetario de tipo praacutectico Estos manuales soliacutean presentar
numerosas traducciones o adaptaciones de textos anteriores estaban orientados al
puacuteblico en general y empleaban una lengua vulgarizante Dentro de este geacutenero
destacaron autores como Celio Aureliano y Marcelo Empiacuterico asiacute como ciertos escritos
menores proacuteximos al periacuteodo medieval como el De herba vettonica tradicionalmente
51
Cf para una ordenacioacuten sistemaacutetica de sus obras LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 219-220 52
De esta forma en MAZZINI 1997 73-96 53
Asiacute lo apunta en su trabajo MONTERO CARTELLE ibidem
28
atribuido a Antonio Musa meacutedico del emperador romano Augusto el Herbarius de
Pseudo-Apuleyo o el Liber medicinae ex animalibus que se atribuye a Sexto Plaacutecido54
12 LITERATURA MEacuteDICA EN LA EDAD MEDIA LATINA
Con el agotamiento de la Antiguumledad la literatura meacutedica se vio afectada por
ciertas transformaciones producto de la evolucioacuten de la ciencia y reflejo del progresivo
cambio de contexto Auacuten asiacute y como era de esperar en esta nueva eacutepoca se
mantuvieron y se desarrollaron ciertos rasgos gestados durante los uacuteltimos antildeos del
periacuteodo anterior como sucedioacute por ejemplo con la distribucioacuten de la medicina en tres
ramas55
la diaetetica encargada del mantenimiento de la salud corporal la
pharmaceutica que abarcaba la ciencia de los medicamentos tambieacuten conocida como
terapeacuteutica o materia meacutedica y la chirurgia que comprendiacutea las intervenciones
quiruacutergicas Dentro de cada una de estas ramas se fueron desarrollando formas literarias
diferentes -asiacute y entre otras los regimina en la primera los herbarios y antidotarios en
la segunda y las anatomiacuteas y cirugiacuteas en la tercera- Otro aspecto importante del periacuteodo
medieval fue el desarrollo de la escolaacutestica56
corriente filosoacutefica y teoloacutegica que hacia
el siglo XIII se aplicoacute al aacutembito de la medicina apoyada en el ldquonuevo Aristoacutetelesrdquo y en
el ldquoviejo Galenordquo fundamentalmente arabizado Se basoacute sobre todo en un meacutetodo
especulativo carente de visioacuten criacutetica -predominaba el principio de autoridad- y con un
gran protagonismo de la dialeacutectica centrado por tanto en la vertiente teoacuterica -aunque
tambieacuten la praacutectica tuvo su desarrollo- y con una importante funcioacuten escolar No
podemos olvidar por otra parte que en esta eacutepoca muchos profesionales de la medicina
accedieron a los textos de los autores claacutesicos a traveacutes de las traducciones aacuterabes que
habiacutean ido apareciendo durante la Alta Edad Media vertieacutendose en muchos casos al
latiacuten lo que permitioacute a nivel linguumliacutestico la asimilacioacuten de diversos arabismos que se
sumaron a un latiacuten vulgarizado desde finales de la Antiguumledad y que durante el
desarrollo del periacuteodo iriacutea tecnificaacutendose y acercaacutendose al uso de la lengua literaria57
54
Cf para la medicina latina y en concreto para este paacuterrafo MONTERO CARTELLE 2010 11-
30 tambieacuten LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 184 y 282-287 y MAZZINI 1997 27-96 55
Esta cuestioacuten aparece en LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 3 191-197 y MONTERO
CARTELLE 2010 31 y ss 56
Sobre la aplicacioacuten de esta corriente a la medicina escriben de nuevo LAIacuteN ENTRALGO 1971-
1973 338-339 y MONTERO CARTELLE 2010 43 57
Como sentildeala MONTERO CARTELLE 2010 120-121
29
En lo que respecta a los geacuteneros literarios58
la nueva eacutepoca fue testigo del
desarrollo de una gran variedad de formas destinadas a satisfacer las diversas
necesidades de la ensentildeanza y la praacutectica meacutedicas Desde enciclopedias -como las
Ethymologiae de Isidoro de Sevilla- hasta libros de secretos -un tipo de literatura
pseudocientiacutefica y semiculta a caballo entre los recetarios la literatura teacutecnica y los
textos hermeacuteticos- la lista comprendiacutea siacutentesis teoacutericas -compendia o summae como la
Practica dicta Lilium medicinae de Bernardo de Gordon- traducciones de grandes
obras de conjunto -como las de Gerardo de Cremona el autor maacutes representativo de la
Escuela de Toledo cuya traduccioacuten del Canon de Avicena supuso la clave de la
recepcioacuten medieval del mismo- comentarios o glosarios -que constituiacutean el origen del
meacutetodo escolaacutestico empleados en las lectiones con una funcioacuten fundamentalmente
pedagoacutegica y propedeacuteutica- concordancias -colecciones de sentencias de las grandes
autoridades de la medicina- diccionarios y leacutexicos meacutedicos -que recogiacutean la nueva
terminologiacutea tras la asimilacioacuten del influjo de la medicina aacuterabe como el Alphita
glosario anoacutenimo del siglo XIII- y conciliaciones -que intentaban concordar
contradicciones entre las distintas autoridades- Tambieacuten fueron importantes las
quaestiones y disputationes -que soliacutean seguir a las lectiones quedando normalmente en
una disputa dialeacutectica- las obras de introduccioacuten o accessus -que serviacutean de entrada a
las obras de las autoridades claacutesicas y a la medicina en general- los tacuina y las
tabulae -constituidos por cuadros sinoacutepticos que exponiacutean diversos aspectos de la
medicina medieval- y los consilia -obras de consejos destinadas a casos cliacutenicos
concretos-
2 LA EXPRESIOacuteN LITERARIA DE LA MEDICINA EN EL RENACIMIENTO
Como ya hemos expuesto en epiacutegrafes anteriores en el Renacimiento el
humanismo aplicado a distintos aacutembitos del saber suscitoacute un intereacutes por recuperar el
conocimiento de la Antiguumledad Asiacute en medicina los diversos profesionales tambieacuten
convertidos en autores se preocuparon por acceder a los textos meacutedicos claacutesicos de
manera directa afanaacutendose en la depuracioacuten de las versiones medievales y en la
traduccioacuten el comentario y la edicioacuten de las obras originales Por otra parte este
renacer de la Antiguumledad supuso en el plano linguumliacutestico una recuperacioacuten del modelo
58
Para esta cuestioacuten veacutease la detallada visioacuten que ofrece MONTERO CARTELLE 2010 45-105
30
claacutesico de la lengua latina con la consecuente buacutesqueda de belleza literaria a traveacutes de
la imitacioacuten de los autores grecolatinos una circunstancia que tambieacuten afectoacute a la
lengua de la medicina que convirtioacute a Galeno Hipoacutecrates y Celso entre otros autores
antiguos en la base de un movimiento de reaccioacuten contra el arabismo y la depravacioacuten
leacutexica medieval59
Esta nueva mentalidad dio lugar a nuevas formas literarias60
con las que divulgar
los conocimientos meacutedicos adaptadas a las necesidades del contexto y que en muchos
casos no eran sino continuacioacuten o reformulacioacuten de las del periacuteodo anterior Asiacute se
mantuvieron los tratados generales de corte tradicional si bien con novedades en la
siacutentesis y el orden expositivo y los consilia que en algunos casos conservaron su forma
medieval mientras que en otros introdujeron aspectos novedosos como tambieacuten
sucedioacute con las quaestiones Tambieacuten siguieron cultivaacutendose geacuteneros como la
enciclopedia las concordancias o conciliaciones y los resuacutemenes de auctoritates que
no obstante fueron dejando paso a las nuevas formas monografiacuteas especializadas sobre
temas concretos -como el De humani corporis fabrica un tratado de anatomiacutea escrito
por Andreas Vesalius- comentarios a los textos griegos que casi siempre formaban
parte de ediciones y traducciones al latiacuten -desarrollados por autores como Niccolograve
Leoniceno Thomas Linacre Guumlnther von Andernach o Janus Cornarius- textos sobre
las nuevas enfermedades y maacutes vinculados a la literatura que a la medicina las
epistulae -como las de Giovanni Manardo o Pietro A Mattioli- y los diaacutelogos en los
que primaba la funcioacuten didaacutectica por lo que soliacutean ser divulgados en lengua vernaacutecula
59
Cf MONTERO CARTELLE 2010 148-149 60
La cuestioacuten de los geacuteneros literarios de la medicina renacentista es de nuevo ampliamente tratada
en MONTERO CARTELLE 2010 128-136
31
III EL LIBRO DE THERIACA DE LORENZO PEacuteREZ
Una vez conocidos los rasgos fundamentales del contexto cultural y literario en
el que se gestoacute la obra que nos proponemos estudiar podemos proceder a analizar los
datos extraiacutedos de su lectura y a exponerlos y cotejarlos con la informacioacuten precedente
con la finalidad de responder maacutes adelante a las preguntas que se derivan de nuestro
objetivo Para ello nos detendremos en primer lugar a tratar con brevedad la situacioacuten
de la medicina escrita en la ciudad y en la eacutepoca en la que nuestro autor desarrolloacute su
obra -atendiendo especiacuteficamente a autores y textos- asiacute como algunos datos sobre su
vida y sus dos escritos visioacuten que completada con una descripcioacuten preliminar del texto
que nos ocupa nos permitiraacute reconstruir en liacuteneas generales su contexto inmediato y
comprender con mayor propiedad los aspectos compositivos que seraacuten estudiados en un
segundo epiacutegrafe
1 INTRODUCCIOacuteN
11 EL AUTOR Y LA MEDICINA ESCRITA EN EL TOLEDO DEL SIGLO XVI
R Sancho de San Romaacuten sentildeala en uno de sus trabajos61
que la medicina
toledana empezoacute a declinar a partir del siglo XVI a pesar del paso por la ciudad de
meacutedicos ilustres del seacutequito imperial de los reyes como Andreacutes Vesalio o Luis Lobera
de Aacutevila y de la presencia en la misma de otras figuras importantes en el aacutembito como
el cirujano Juan Fragoso o el meacutedico Francisco Hernaacutendez Esta opinioacuten se ve
reforzada ademaacutes con la idea de que el humanismo toledano tuvo maacutes esplendor en la
vertiente filoloacutegica y helenista que en la meacutedica62
Sin embargo y desde que los Reyes
Catoacutelicos concedieran el primer privilegio a la ciudad para imprimir a finales del siglo
XV diversos autores de medicina publicaron sus obras en el Toledo de la eacutepoca
produccioacuten que solo se vio interrumpida a mediados de siglo sin bien en la segunda
mitad vieron la luz importantes obras de farmacopea63
De esta forma entre finales del
siglo XV y la primera mitad del XVI la imprenta toledana publicoacute numerosas
61 Cf SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1972 9-12
62 Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1475-1476
63 Veacutease para estas afirmaciones y la lista de obras meacutedicas por autores en la imprenta toledana del
siglo XVI que relatamos a continuacioacuten SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1977 10-18 y 29
32
traducciones al castellano de grandes claacutesicos de la medicina -el Lilio de Medicina de
Bernardo de Gordon o el Libro o practica en Cirugia del italiano Juan de Vigo entre
otras- asiacute como obras de meacutedicos propiamente toledanos como Juliaacuten Gutieacuterrez -con
sus De potu in lapidis preservatione y De computatione dierum criticorum- o Luis de
Villarrubia -Tractatus eximiushellipab Epydemiali morbo- y Jorge Goacutemez -De ratione
minuendi sanguine in morbo laterali-64
Ya en la segunda mitad del siglo publicaron sus
obras en la ciudad autores como el meacutedico aragoneacutes Jeroacutenimo Jimeacutenez -Institutiorum
Medicarum libri quatuor nunc primum in lucem editi- o los boticarios toledanos
Lorenzo Peacuterez -Libro de Theriaca y De medicamentorum simpliciumhellipdelectu- y Veacutelez
de Arciniega -De simplicium medicamentorum collectione-65
Al final de la centuria la
imprenta de esta ciudad sacoacute a la luz lo que parecen ser las uacuteltimas obras meacutedicas del
Renacimiento toledano ambas sobre veterinaria el Libro de Albeiteria de Manuel Diacuteaz
y una recopilacioacuten de textos antiguos sobre este mismo tema de Alonso Suarez
En lo que respecta en concreto a Lorenzo Peacuterez pocos son los datos que
tenemos de eacutel Todas las secciones que se le dedican en las distintas obras biograacuteficas de
caraacutecter general apoyan sus afirmaciones en unos cuantos datos fundamentales Asiacute
sabemos que nuestro autor nacioacute en Toledo donde ejercioacute la profesioacuten de boticario y
que probablemente viajoacute por Espantildea Italia y Asia para conocer de primera mano las
plantas y poder corregir asiacute los errores que en la eacutepoca abundaban en las boticas66
Esta informacioacuten ademaacutes coincide con los datos esquemaacuteticos que aportan en la
actualidad J M Loacutepez Pintildeero y R Sancho de San Romaacuten67
Por otra parte F Picatoste
y Rodriacuteguez68
antildeade que se retiroacute antes del antildeo 1588 y A J Cavanilles69
que fue hijo
de un padre ilustrado que ldquole ensentildeoacute la facultad le inspiroacute el buen gusto los deseos de
saber y los de ser uacutetil aacute la sociedadrdquo y que con esta finalidad se instruyoacute en el latiacuten y
el griego ldquopara leer y corregir los coacutedices antiguos que trataacuteron de vegetales y
remediosrdquo testimonio que prueba con algunos ejemplos extraiacutedos del propio Libro de
64
De estos dos uacuteltimos autores habla tambieacuten SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1478-1487 y
1492 afirmando que seguiacutean anclados a la tradicioacuten meacutedica medieval frente a lo que parecioacute ocurrir con
las obras latinas ya imbuidas de los rasgos del humanismo de los dos boticarios de la segunda mitad del
siglo a los que nos referiremos en seguida 65
Cf para un estudio filoloacutegico de las obras en latiacuten de estos dos autores SANTAMARIacuteA
HERNAacuteNDEZ 2005 1487-1492 66
Estos datos aparecen en CAVANILLES 1804 105-106 COLMEIRO 1858 153 y PICATOSTE Y
RODRIacuteGUEZ 1891 241 67
Cf LOacutePEZ PINtildeERO 1979 302 y SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1977 17 68
Cf PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ ibidem 69
CAVANILLES ibidem
33
Theriaca Praacutecticamente lo mismo nos dice E Reyes Proacutesper70
en una obra de
principios del siglo XX donde afirma que Lorenzo Peacuterez era ldquoun culto humanista y
botaacutenico perspicazrdquo y que ldquodespueacutes de haber aprendido correctiacutesimamente el griego el
latiacuten y cuanto se habiacutea publicado de estudio de las plantas hasta su tiempo viajoacute por
nuestro paiacutes Italia y Asia para ver vivas muchas de las plantas que describieron y a
veces confundieron los antiguos autoresrdquo Los tres autores antes mencionados71
hacen
tambieacuten referencia a los conocimientos del boticario poco comunes en la eacutepoca por lo
que afirman merecieron el elogio de escritores como Sprengel72
que llegoacute a considerar
a nuestro autor eacutemulo de Maranta73
Tanto F Picatoste y Rodriacuteguez como M
Colmeiro74
testifican ademaacutes que Diego Serrano el boticario que llevoacute a la imprenta la
obra en latiacuten de nuestro autor despueacutes de que este se hubiera retirado en la dedicatoria a
dicha obra alega que le pidioacute este libro porque ldquolos muy doctos le daban el primado en
la eleccioacuten de los medicamentos simplesrdquo En relacioacuten a todo esto A J Cavanilles75
antildeade casi a modo de conclusioacuten que en el prefacio del meacutedico Francisco Pentildea a dicha
obra Lorenzo Peacuterez aparece como ldquoun sabio casi superior aacute los distinguidos de su siglo
que conocioacute quanto habiacutean escrito sobre yerbas comprobaacutendolo todo por siacute mismo y
que supo antildeadir nuevas luces para promover la cienciardquo Todos estos testimonios76
aportan evidencias sobre la singularidad y excelencia de nuestro autor como boticario e
incluso humanista una figura que aportoacute datos interesantes sobre la materia meacutedica y
preludioacute algunas consideraciones que antildeos maacutes tarde se asentariacutean en el aacutembito de la
botaacutenica
70
E REYES PROacuteSPER Dos noticias histoacutericas del inmortal botaacutenico y sacerdote hispano-valentino
Don Antonio Joseacute Cavanilles Madrid Artes Graacuteficas ldquoMateurdquo 1917 nota 25 71
Cf de nuevo CAVANILLES 1804 106-107 que vuelve a ilustrar con ejemplos extraiacutedos de la
obra del autor COLMEIRO ibidem y PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ ibidem que debioacute reproducir aquiacute
las palabras de M Colmeiro pues los testimonios de ambos autores son praacutecticamente iguales 72
Botaacutenico y fiacutesico alemaacuten que vivioacute entre los siglos XVIII-XIX Cf JOURDAN 1820-1825 vol 7
249-250 73
Meacutedico botaacutenico y teoacuterico literario del Renacimiento italiano autor entre otras de una obra en
italiano sobre la triaca traducida poco despueacutes al latiacuten por el meacutedico y botaacutenico alemaacuten J Camerarius Cf
JOURDAN 1820-1825 vol 6 177-178 74
Cf COLMEIRO ibidem y PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ 1891 242 75
CAVANILLES 1804 110 76
Ademaacutes de en los autores mencionados tambieacuten encontramos pequentildeas referencias a Lorenzo Peacuterez
en otras obras bibliograacuteficas y en algunos estudios sobre historia de la farmacia o noticias de algunas
boticas espantildeolas Entre ellas destacamos la de F J PUERTO SARMIENTO La Triaca Magna
Discurso de ingreso como acadeacutemico de nuacutemero en la RANF leiacutedo el 26 de febrero de 2009 disponible
en formato electroacutenico en Real Academia Nacional de Farmacia [en liacutenea] lthttpwwwranfcompdfdisc
ursosnumeropuertopdfgt
34
Sabemos por tanto que Lorenzo Peacuterez escribioacute dos textos sobre farmaceacuteutica77
que han llegado hasta nosotros en su versioacuten original En latiacuten redactoacute su De
medicamentorum simpliciumhellipdelectu78
publicado en Toledo en 1599 por el ya
mencionado Diego Serrano tambieacuten boticario un breve escrito sobre la eleccioacuten y
reposicioacuten de medicamentos simples y compuestos en el que recogioacute las
denominaciones latinas restituidas corrompidas y castellanas de cada uno de ellos con
el objeto de instruir a los boticarios y de evitar las confusiones terminoloacutegicas entre
ellos La obra por tanto tiene una finalidad praacutectica que se consigue no obstante
mediante la depuracioacuten del leacutexico un ejercicio muy comuacuten entre los humanistas
meacutedicos79
A este escrito lo precedioacute en 1575 el Libro de Theriaca publicado en
castellano por el propio autor en la misma ciudad y en el que trata diversos aspectos de
los distintos ingredientes de una composicioacuten medicinal M T Santamariacutea Hernaacutendez80
sentildeala que en este caso la finalidad de la obra es exclusivamente praacutectica si bien aquiacute
como veremos maacutes adelante el autor tambieacuten deja traslucir sus preocupaciones
linguumliacutesticas a traveacutes de diversas actuaciones que aunque escasas no deben pasar
desapercibidas
12 DESCRIPCIOacuteN DE LA OBRA
La obra que nos ocupa consta de 399 paacuteginas y veinticuatro hojas no numeradas
ocho al principio y dieciseacuteis al final Su tiacutetulo completo es bastante expliacutecito y ya
revela en cierto modo tanto el contenido como la finalidad de la misma ldquoLibro de
Theriaca limpio de los errores hasta nuestros tiempos en ella cometidos y vtilissimo
para preparar y configir muchos Simples y Compuestos cada dia recebidos en vso de
Medicinardquo (I 1-9)81
Dicho tiacutetulo aparece en la portada junto con otros datos que nos
dicen que la obra fue escrita por el boticario Lorenzo Peacuterez vecino de Toledo y que fue
impresa en la misma ciudad en casa de Juan de Ayala en el antildeo 1575 dirigida al
77
De las dos obras de Lorenzo Peacuterez habla sobre todo CAVANILLES 1804 108-110 tambieacuten
encontramos breves descripciones de las mismas en COLMEIRO 1858 153 y PICATOSTE Y
RODRIacuteGUEZ 1891 241-242 78
PERESIUS 1599 79
Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2006 273-281 80
Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1489-1490 81
La paginacioacuten que se indica con nuacutemeros romanos es nuestra Se trata en todo momento de
paacuteginas nunca de folios Tras esta se especifican en cada referencia las liacuteneas en las que se encuentra el
texto citado
35
Ayuntamiento de Toledo Tambieacuten se indica en el mismo sitio que la obra cuenta con el
privilegio concedido por el rey para ser vendida especificaacutendose a continuacioacuten la tasa
de la misma
Tras la portada nos encontramos con una carta de Juan Fernaacutendez de Herrera
Secretario del Consejo del Rey en la que se especifica de nuevo la tasa de la obra82
A
este texto le sigue una carta de Juan Gallo escribano de la Caacutemara del Rey redactada
por mandato suyo y que contiene la licencia de impresioacuten83
Una uacuteltima carta del rey
en este caso escrita por Martiacuten de Gaztelu recoge la ceacutedula que da licencia al autor para
imprimir y vender el libro ldquopor tiempo de diez antildeosrdquo (VI 17)
Las siguientes paacuteginas se reservan a la epiacutestola nuncupatoria dirigida al
Ayuntamiento de Toledo en la que el autor especifica entre otras cosas la finalidad de
la obra
Assi yo aacute saber estas cosas de plantas inclinado procure recoger los ratos de mi estudio
y escriuir vn tratado de Theriaca solo por entender que V S hauia acordado con
mucha razon y prudencia hazer vn compendio de todos los simples y compuestos
medicamentos recibidos en esta ciudad en el vso de medicina para limpiar las Boticas
de los enuegecidos errores y conseruar en salud la Republica (XI 7-17)
Otro aspecto sentildealado en la misma muy relevante para nuestro estudio es el de la
justificacioacuten del empleo del romance en lugar del latiacuten lengua usual en las obras de
caraacutecter cientiacutefico de la eacutepoca y que analizaremos maacutes adelante A esta epiacutestola siguen
tres sonetos de Alonso Saacutenchez teoacutelogo y rector del Colegio de Navalcarnero del
Doctor Tomaacutes de Arroyo y del Licenciado Pedro Suaacuterez estos dos uacuteltimos meacutedicos
dedicados al autor
Tras estos sonetos comienza el Libro de Theriaca propiamente dicho un escrito
sobre un remedio universal conocido como triaca -del aacuterabe hispano attiryaacuteq este del
aacuterabe claacutesico tiryāq este del latiacuten theriaca y este del griego θηριακή derivado de
θηρίον fiera animal84
- que se empleoacute desde la Antiguumledad y hasta los siglos XVIII-
XIX primero contra la mordedura venenosa de ciertos animales y despueacutes como
82
ldquo[hellip] le tassaron a tres marauedis cada pliego con que no se pueda uender ni distribuyr sin que al
principio de cada libro de la dicha impression vaya impresso esta tassa [hellip]rdquo (II 9-13) 83
ldquo[hellip] por la qual [carta] vos damos licencia y facultad para que por esta vez qualquier impressor
destos nuestros reynos pueda imprimir el dicho libro [hellip]rdquo (IV 4-10) 84
Cf Real Academia Espantildeola Diccionario de la lengua espantildeola (22a ed) [en liacutenea]
lthttplemaraeesdraeval=theriacagt
36
panacea para diversas enfermedades85
El cuerpo de la obra de Lorenzo Peacuterez estaacute
constituido por un proemio (1-4) y la triaca de Androacutemaco encabezada por una lista en
latiacuten con los simples y compuestos que la conforman y seguida de la descripcioacuten de
cada uno de ellos (5-348) asiacute como de dos secciones finales con informacioacuten sobre la
manera de componer la triaca y su fermentacioacuten y duracioacuten respectivamente (348-364)
La obra concluye con un anexo en latiacuten que incluye distintas versiones de la
triaca de varios autores -los antiguos Galeno Aecio de Amida y Pablo de Egina y el
medieval Juan Actuario asiacute como las versiones de Androacutemaco el Viejo Androacutemaco el
Joven y Damoacutecrates recogidas por Galeno en sus escritos- en cuya uacuteltima paacutegina
encontramos un colofoacuten con informacioacuten del lugar y el antildeo de impresioacuten (285-399)
Cierra la obra un iacutendice de contenidos (CDI-CDXXX)
Como el autor declara en la epiacutestola nuncupatoria la obra se redactoacute con el
objeto de corregir los errores de los boticarios y evitar las frecuentes confusiones a la
hora de elaborar la triaca una finalidad praacutectica que confiere al texto una funcioacuten
fundamentalmente didaacutectica y que nos permite encuadrarlo quizaacute con ciertas reservas
dentro del geacutenero de las farmacopeas entendidas como recopilaciones de recetas de
productos medicinales con descripciones de cada uno de sus ingredientes y
explicaciones sobre su composicioacuten y preparacioacuten que en la liacutenea de los recetarios de
tipo praacutectico probablemente se alejariacutean de excesivas pretensiones literarias y buscariacutean
llegar al destinatario de manera directa Se trata por tanto de un texto claro y sencillo
que escapa a grandes ambiciones de erudicioacuten pero que no obstante cuenta con rigor y
con datos que proceden de una documentacioacuten ampliamente contrastada Todos estos
aspectos relacionados con los destinatarios concretos de la obra de los que dependiacutea la
eleccioacuten de la lengua y de los procedimientos de expresioacuten y el empleo de fuentes seraacuten
ampliamente atendidos en los siguientes epiacutegrafes
85
Esta famosa composicioacuten fue puesta en praacutectica por primera vez por el rey Mitriacutedates en el siglo II
a C por quien la misma recibioacute el nombre de mitridato No obstante casi un siglo despueacutes Androacutemaco
el Viejo meacutedico del emperador Neroacuten mejoroacute la foacutermula de Mitriacutedates -antildeadiendo entre otros
ingredientes carne de viacutebora- y desde entonces la receta fue transmitida por diversos autores -como
Galeno que transmitioacute varias veces la foacutermula de Androacutemaco en sus escritos- Cf GARIJO 1992 10-13
56
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ndash George Hugo Tucker ndash Hermann Wiegand) Arizona Center for Medieval and
Renaissance Texts and Studies pp 273-281
25
contratados por las autoridades urbanas podiacutean trabajar para un hospital -los de cierto
renombre soliacutean tener boticas propias- o podiacutean incorporarse al servicio de la casa real
Como sucediacutea con el resto de ocupaciones sanitarias el ejercicio de los boticarios estaba
regulado por el Tribunal del Protomedicato que se afanoacute especialmente en evitar
problemas de intrusismo -que los meacutedicos prepararan y vendieran recetas en sus casas o
que personas ajenas a la profesioacuten indicaran medicacioacuten sin receta previa- o un
problema frecuente como aquel de que los meacutedicos recetaran siempre a un boticario
determinado normalmente emparentado con ellos asiacute como en exigir a los boticarios
permanecer en sus boticas durante unas horas determinadas y preparar en ellas los
medicamentos En cuanto a la corona se encargoacute por medio de pragmaacuteticas de
prohibir que los boticarios fueran tambieacuten drogueros de obligar a los mismos a incluir
en el envase de los compuestos el diacutea mes y antildeo en que se hicieron de incluir a un
boticario en los exaacutemenes del Protomedicato -como examinador entendemos- y de
unificar los pesos y medidas farmaceacuteuticos entre otras cosas Por uacuteltimo el asunto de la
lengua que tanto atantildee a nuestro objeto de estudio estuvo en este colectivo
determinado en gran medida por la pragmaacutetica de 1588 que establecioacute para los
boticarios entre otras cosas la obligacioacuten de saber latiacuten como requisito para poder
examinarse Un ejemplo de esta postura es el del meacutedico Antonio de Aguilera que
consideraba que el boticario ideal debiacutea ser latino o al menos entender el latiacuten47
Es
posible seguacuten Loacutepez Terrada48
que los boticarios maacutes exigentes se preocuparan por
estudiar esta lengua en las universidades pero un grupo seguramente amplio seguiriacutea
desconociendo el latiacuten que resultaba imprescindible para poder entender sin problemas
las recetas que los doctores en medicina escribiacutean en la misma a pesar de los intentos
de los boticarios previos a la pragmaacutetica por obligar a los meacutedicos a redactarlas en
romance
47
Cf LOacutePEZ TERRADA 2002 174-175 48
Cf LOacutePEZ TERRADA ibidem
26
II MARCO LITERARIO
La inclusioacuten de un epiacutegrafe que exponga las liacuteneas generales del contexto
literario en el que se gestoacute la obra que nos ocupa y del marco en el que se desarrolloacute la
literatura que con sus textos sirvioacute de precedente a la produccioacuten meacutedica renacentista
resulta imprescindible en un trabajo de estas caracteriacutesticas como ya hemos
manifestado en la introduccioacuten Por ello vamos a intentar ofrecer a continuacioacuten una
visioacuten concisa pero justa de los distintos geacuteneros y obras que fueron surgiendo en el
seno de la disciplina meacutedica en cada eacutepoca y que fueron producto del trabajo de una
serie de profesionales que tambieacuten asumieron el papel de autores con el objetivo de
divulgar sus conocimientos sirvieacutendose para ello de distintos recursos expresivos
vinculados a las necesidades y circunstancias de cada periacuteodo
1 TEXTOS MEacuteDICOS ANTIGUOS Y MEDIEVALES FUENTES PARA UNA
NUEVA LITERATURA MEacuteDICA
11 LA MEDICINA CLAacuteSICA GRECOLATINA Y SUS TEXTOS
La medicina griega constituye el punto de partida de toda la medicina occidental
posterior Esta contundente sentencia que deducimos de las liacuteneas del trabajo de E
Montero Cartelle49
pone de manifiesto la gran influencia que los textos meacutedicos de esta
eacutepoca ejercieron en la produccioacuten del resto de periacuteodos incluso y quizaacute sobre todo en
la de los romanos coetaacuteneos en cierto modo de aquellos Dicha afirmacioacuten resulta
razonable si advertimos que fue durante los siglos VI-V a C cuando la medicina se
constituyoacute como saber teacutecnico gracias al trabajo de una serie de meacutedicos entre los
cuales destacoacute el conocido Hipoacutecrates Es quizaacute por este motivo por el que a la
produccioacuten literaria meacutedica de ese periacuteodo que abarca escritos de temas muy variados
se la conoce con el nombre de Corpus Hippocraticum a pesar de que muchos de esos
textos no habiacutean sido escritos por Hipoacutecrates50
Despueacutes de este meacutedico destacaron
figuras como la de Galeno -en el siglo II- a quien se atribuye una amplia produccioacuten de
49
Cf MONTERO CARTELLE 2020 11 50
Para el apartado de medicina griega cf LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 73-81 y 271-281
27
escritos de medicina tambieacuten de diverso contenido51
o un siglo antes la de
Dioscoacuterides autor del De materia medica una obra sobre simples que gozoacute de gran
fortuna en eacutepocas posteriores y se convirtioacute en precursora de la moderna farmacopea
Entre las muchas figuras posteriores a estas uacuteltimas fue remarcable la de
Oribasio de Peacutergamo meacutedico del emperador Juliano que desarrolloacute su variada obra
reunida en unas colecciones meacutedicas en el siglo IV A Oribasio lo sucedieron otros
autores meacutedicos como Aecio de Amida o Pablo de Egina -entre los siglos VI-VII
probablemente- que son considerados junto con aquel dentro del aacutembito de la
medicina bizantina Es por esto por lo que en algunos manuales aparecen junto con
Galeno dentro del contexto meacutedico de la eacutepoca romana imperial52
si bien es cierto que
en todos los casos se trata de autores griegos Debemos tener en cuenta que estas
uacuteltimas figuras conociacutean con frecuencia las obras de los autores meacutedicos anteriores e
incluso se apoyaban en ellas para componer sus textos
Mientras que la medicina griega como hemos dicho constituye la base y el
punto de partida de todo el movimiento meacutedico occidental posterior la medicina
romana es original en su aproximacioacuten adaptacioacuten y realizacioacuten del modelo griego53
De esta forma destaca la produccioacuten meacutedica latina de eacutepoca imperial repartida en los
siglos I y IV que constituyeron dos etapas bien diferenciadas en lo que respecta a
geacuteneros y lengua Asiacute si nos centramos en las formas de expresioacuten literaria podemos
distinguir por un lado la enciclopedia dedicada a la formacioacuten cultural general y
desarrollada sobre todo en el siglo I con representantes como Celso -considerado por
su elegante prosa el Ciceroacuten de los meacutedicos- y Plinio el Viejo conocido por su
Naturalis historia que dedica los libros XXIII-XXXII a tratar las propiedades
medicinales de varios productos de origen vegetal y animal El otro gran geacutenero fue el
manual una forma literaria con fines didaacutecticos maacutes propia de los siglos IV-V donde se
observa una tendencia al recetario de tipo praacutectico Estos manuales soliacutean presentar
numerosas traducciones o adaptaciones de textos anteriores estaban orientados al
puacuteblico en general y empleaban una lengua vulgarizante Dentro de este geacutenero
destacaron autores como Celio Aureliano y Marcelo Empiacuterico asiacute como ciertos escritos
menores proacuteximos al periacuteodo medieval como el De herba vettonica tradicionalmente
51
Cf para una ordenacioacuten sistemaacutetica de sus obras LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 219-220 52
De esta forma en MAZZINI 1997 73-96 53
Asiacute lo apunta en su trabajo MONTERO CARTELLE ibidem
28
atribuido a Antonio Musa meacutedico del emperador romano Augusto el Herbarius de
Pseudo-Apuleyo o el Liber medicinae ex animalibus que se atribuye a Sexto Plaacutecido54
12 LITERATURA MEacuteDICA EN LA EDAD MEDIA LATINA
Con el agotamiento de la Antiguumledad la literatura meacutedica se vio afectada por
ciertas transformaciones producto de la evolucioacuten de la ciencia y reflejo del progresivo
cambio de contexto Auacuten asiacute y como era de esperar en esta nueva eacutepoca se
mantuvieron y se desarrollaron ciertos rasgos gestados durante los uacuteltimos antildeos del
periacuteodo anterior como sucedioacute por ejemplo con la distribucioacuten de la medicina en tres
ramas55
la diaetetica encargada del mantenimiento de la salud corporal la
pharmaceutica que abarcaba la ciencia de los medicamentos tambieacuten conocida como
terapeacuteutica o materia meacutedica y la chirurgia que comprendiacutea las intervenciones
quiruacutergicas Dentro de cada una de estas ramas se fueron desarrollando formas literarias
diferentes -asiacute y entre otras los regimina en la primera los herbarios y antidotarios en
la segunda y las anatomiacuteas y cirugiacuteas en la tercera- Otro aspecto importante del periacuteodo
medieval fue el desarrollo de la escolaacutestica56
corriente filosoacutefica y teoloacutegica que hacia
el siglo XIII se aplicoacute al aacutembito de la medicina apoyada en el ldquonuevo Aristoacutetelesrdquo y en
el ldquoviejo Galenordquo fundamentalmente arabizado Se basoacute sobre todo en un meacutetodo
especulativo carente de visioacuten criacutetica -predominaba el principio de autoridad- y con un
gran protagonismo de la dialeacutectica centrado por tanto en la vertiente teoacuterica -aunque
tambieacuten la praacutectica tuvo su desarrollo- y con una importante funcioacuten escolar No
podemos olvidar por otra parte que en esta eacutepoca muchos profesionales de la medicina
accedieron a los textos de los autores claacutesicos a traveacutes de las traducciones aacuterabes que
habiacutean ido apareciendo durante la Alta Edad Media vertieacutendose en muchos casos al
latiacuten lo que permitioacute a nivel linguumliacutestico la asimilacioacuten de diversos arabismos que se
sumaron a un latiacuten vulgarizado desde finales de la Antiguumledad y que durante el
desarrollo del periacuteodo iriacutea tecnificaacutendose y acercaacutendose al uso de la lengua literaria57
54
Cf para la medicina latina y en concreto para este paacuterrafo MONTERO CARTELLE 2010 11-
30 tambieacuten LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 184 y 282-287 y MAZZINI 1997 27-96 55
Esta cuestioacuten aparece en LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 3 191-197 y MONTERO
CARTELLE 2010 31 y ss 56
Sobre la aplicacioacuten de esta corriente a la medicina escriben de nuevo LAIacuteN ENTRALGO 1971-
1973 338-339 y MONTERO CARTELLE 2010 43 57
Como sentildeala MONTERO CARTELLE 2010 120-121
29
En lo que respecta a los geacuteneros literarios58
la nueva eacutepoca fue testigo del
desarrollo de una gran variedad de formas destinadas a satisfacer las diversas
necesidades de la ensentildeanza y la praacutectica meacutedicas Desde enciclopedias -como las
Ethymologiae de Isidoro de Sevilla- hasta libros de secretos -un tipo de literatura
pseudocientiacutefica y semiculta a caballo entre los recetarios la literatura teacutecnica y los
textos hermeacuteticos- la lista comprendiacutea siacutentesis teoacutericas -compendia o summae como la
Practica dicta Lilium medicinae de Bernardo de Gordon- traducciones de grandes
obras de conjunto -como las de Gerardo de Cremona el autor maacutes representativo de la
Escuela de Toledo cuya traduccioacuten del Canon de Avicena supuso la clave de la
recepcioacuten medieval del mismo- comentarios o glosarios -que constituiacutean el origen del
meacutetodo escolaacutestico empleados en las lectiones con una funcioacuten fundamentalmente
pedagoacutegica y propedeacuteutica- concordancias -colecciones de sentencias de las grandes
autoridades de la medicina- diccionarios y leacutexicos meacutedicos -que recogiacutean la nueva
terminologiacutea tras la asimilacioacuten del influjo de la medicina aacuterabe como el Alphita
glosario anoacutenimo del siglo XIII- y conciliaciones -que intentaban concordar
contradicciones entre las distintas autoridades- Tambieacuten fueron importantes las
quaestiones y disputationes -que soliacutean seguir a las lectiones quedando normalmente en
una disputa dialeacutectica- las obras de introduccioacuten o accessus -que serviacutean de entrada a
las obras de las autoridades claacutesicas y a la medicina en general- los tacuina y las
tabulae -constituidos por cuadros sinoacutepticos que exponiacutean diversos aspectos de la
medicina medieval- y los consilia -obras de consejos destinadas a casos cliacutenicos
concretos-
2 LA EXPRESIOacuteN LITERARIA DE LA MEDICINA EN EL RENACIMIENTO
Como ya hemos expuesto en epiacutegrafes anteriores en el Renacimiento el
humanismo aplicado a distintos aacutembitos del saber suscitoacute un intereacutes por recuperar el
conocimiento de la Antiguumledad Asiacute en medicina los diversos profesionales tambieacuten
convertidos en autores se preocuparon por acceder a los textos meacutedicos claacutesicos de
manera directa afanaacutendose en la depuracioacuten de las versiones medievales y en la
traduccioacuten el comentario y la edicioacuten de las obras originales Por otra parte este
renacer de la Antiguumledad supuso en el plano linguumliacutestico una recuperacioacuten del modelo
58
Para esta cuestioacuten veacutease la detallada visioacuten que ofrece MONTERO CARTELLE 2010 45-105
30
claacutesico de la lengua latina con la consecuente buacutesqueda de belleza literaria a traveacutes de
la imitacioacuten de los autores grecolatinos una circunstancia que tambieacuten afectoacute a la
lengua de la medicina que convirtioacute a Galeno Hipoacutecrates y Celso entre otros autores
antiguos en la base de un movimiento de reaccioacuten contra el arabismo y la depravacioacuten
leacutexica medieval59
Esta nueva mentalidad dio lugar a nuevas formas literarias60
con las que divulgar
los conocimientos meacutedicos adaptadas a las necesidades del contexto y que en muchos
casos no eran sino continuacioacuten o reformulacioacuten de las del periacuteodo anterior Asiacute se
mantuvieron los tratados generales de corte tradicional si bien con novedades en la
siacutentesis y el orden expositivo y los consilia que en algunos casos conservaron su forma
medieval mientras que en otros introdujeron aspectos novedosos como tambieacuten
sucedioacute con las quaestiones Tambieacuten siguieron cultivaacutendose geacuteneros como la
enciclopedia las concordancias o conciliaciones y los resuacutemenes de auctoritates que
no obstante fueron dejando paso a las nuevas formas monografiacuteas especializadas sobre
temas concretos -como el De humani corporis fabrica un tratado de anatomiacutea escrito
por Andreas Vesalius- comentarios a los textos griegos que casi siempre formaban
parte de ediciones y traducciones al latiacuten -desarrollados por autores como Niccolograve
Leoniceno Thomas Linacre Guumlnther von Andernach o Janus Cornarius- textos sobre
las nuevas enfermedades y maacutes vinculados a la literatura que a la medicina las
epistulae -como las de Giovanni Manardo o Pietro A Mattioli- y los diaacutelogos en los
que primaba la funcioacuten didaacutectica por lo que soliacutean ser divulgados en lengua vernaacutecula
59
Cf MONTERO CARTELLE 2010 148-149 60
La cuestioacuten de los geacuteneros literarios de la medicina renacentista es de nuevo ampliamente tratada
en MONTERO CARTELLE 2010 128-136
31
III EL LIBRO DE THERIACA DE LORENZO PEacuteREZ
Una vez conocidos los rasgos fundamentales del contexto cultural y literario en
el que se gestoacute la obra que nos proponemos estudiar podemos proceder a analizar los
datos extraiacutedos de su lectura y a exponerlos y cotejarlos con la informacioacuten precedente
con la finalidad de responder maacutes adelante a las preguntas que se derivan de nuestro
objetivo Para ello nos detendremos en primer lugar a tratar con brevedad la situacioacuten
de la medicina escrita en la ciudad y en la eacutepoca en la que nuestro autor desarrolloacute su
obra -atendiendo especiacuteficamente a autores y textos- asiacute como algunos datos sobre su
vida y sus dos escritos visioacuten que completada con una descripcioacuten preliminar del texto
que nos ocupa nos permitiraacute reconstruir en liacuteneas generales su contexto inmediato y
comprender con mayor propiedad los aspectos compositivos que seraacuten estudiados en un
segundo epiacutegrafe
1 INTRODUCCIOacuteN
11 EL AUTOR Y LA MEDICINA ESCRITA EN EL TOLEDO DEL SIGLO XVI
R Sancho de San Romaacuten sentildeala en uno de sus trabajos61
que la medicina
toledana empezoacute a declinar a partir del siglo XVI a pesar del paso por la ciudad de
meacutedicos ilustres del seacutequito imperial de los reyes como Andreacutes Vesalio o Luis Lobera
de Aacutevila y de la presencia en la misma de otras figuras importantes en el aacutembito como
el cirujano Juan Fragoso o el meacutedico Francisco Hernaacutendez Esta opinioacuten se ve
reforzada ademaacutes con la idea de que el humanismo toledano tuvo maacutes esplendor en la
vertiente filoloacutegica y helenista que en la meacutedica62
Sin embargo y desde que los Reyes
Catoacutelicos concedieran el primer privilegio a la ciudad para imprimir a finales del siglo
XV diversos autores de medicina publicaron sus obras en el Toledo de la eacutepoca
produccioacuten que solo se vio interrumpida a mediados de siglo sin bien en la segunda
mitad vieron la luz importantes obras de farmacopea63
De esta forma entre finales del
siglo XV y la primera mitad del XVI la imprenta toledana publicoacute numerosas
61 Cf SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1972 9-12
62 Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1475-1476
63 Veacutease para estas afirmaciones y la lista de obras meacutedicas por autores en la imprenta toledana del
siglo XVI que relatamos a continuacioacuten SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1977 10-18 y 29
32
traducciones al castellano de grandes claacutesicos de la medicina -el Lilio de Medicina de
Bernardo de Gordon o el Libro o practica en Cirugia del italiano Juan de Vigo entre
otras- asiacute como obras de meacutedicos propiamente toledanos como Juliaacuten Gutieacuterrez -con
sus De potu in lapidis preservatione y De computatione dierum criticorum- o Luis de
Villarrubia -Tractatus eximiushellipab Epydemiali morbo- y Jorge Goacutemez -De ratione
minuendi sanguine in morbo laterali-64
Ya en la segunda mitad del siglo publicaron sus
obras en la ciudad autores como el meacutedico aragoneacutes Jeroacutenimo Jimeacutenez -Institutiorum
Medicarum libri quatuor nunc primum in lucem editi- o los boticarios toledanos
Lorenzo Peacuterez -Libro de Theriaca y De medicamentorum simpliciumhellipdelectu- y Veacutelez
de Arciniega -De simplicium medicamentorum collectione-65
Al final de la centuria la
imprenta de esta ciudad sacoacute a la luz lo que parecen ser las uacuteltimas obras meacutedicas del
Renacimiento toledano ambas sobre veterinaria el Libro de Albeiteria de Manuel Diacuteaz
y una recopilacioacuten de textos antiguos sobre este mismo tema de Alonso Suarez
En lo que respecta en concreto a Lorenzo Peacuterez pocos son los datos que
tenemos de eacutel Todas las secciones que se le dedican en las distintas obras biograacuteficas de
caraacutecter general apoyan sus afirmaciones en unos cuantos datos fundamentales Asiacute
sabemos que nuestro autor nacioacute en Toledo donde ejercioacute la profesioacuten de boticario y
que probablemente viajoacute por Espantildea Italia y Asia para conocer de primera mano las
plantas y poder corregir asiacute los errores que en la eacutepoca abundaban en las boticas66
Esta informacioacuten ademaacutes coincide con los datos esquemaacuteticos que aportan en la
actualidad J M Loacutepez Pintildeero y R Sancho de San Romaacuten67
Por otra parte F Picatoste
y Rodriacuteguez68
antildeade que se retiroacute antes del antildeo 1588 y A J Cavanilles69
que fue hijo
de un padre ilustrado que ldquole ensentildeoacute la facultad le inspiroacute el buen gusto los deseos de
saber y los de ser uacutetil aacute la sociedadrdquo y que con esta finalidad se instruyoacute en el latiacuten y
el griego ldquopara leer y corregir los coacutedices antiguos que trataacuteron de vegetales y
remediosrdquo testimonio que prueba con algunos ejemplos extraiacutedos del propio Libro de
64
De estos dos uacuteltimos autores habla tambieacuten SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1478-1487 y
1492 afirmando que seguiacutean anclados a la tradicioacuten meacutedica medieval frente a lo que parecioacute ocurrir con
las obras latinas ya imbuidas de los rasgos del humanismo de los dos boticarios de la segunda mitad del
siglo a los que nos referiremos en seguida 65
Cf para un estudio filoloacutegico de las obras en latiacuten de estos dos autores SANTAMARIacuteA
HERNAacuteNDEZ 2005 1487-1492 66
Estos datos aparecen en CAVANILLES 1804 105-106 COLMEIRO 1858 153 y PICATOSTE Y
RODRIacuteGUEZ 1891 241 67
Cf LOacutePEZ PINtildeERO 1979 302 y SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1977 17 68
Cf PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ ibidem 69
CAVANILLES ibidem
33
Theriaca Praacutecticamente lo mismo nos dice E Reyes Proacutesper70
en una obra de
principios del siglo XX donde afirma que Lorenzo Peacuterez era ldquoun culto humanista y
botaacutenico perspicazrdquo y que ldquodespueacutes de haber aprendido correctiacutesimamente el griego el
latiacuten y cuanto se habiacutea publicado de estudio de las plantas hasta su tiempo viajoacute por
nuestro paiacutes Italia y Asia para ver vivas muchas de las plantas que describieron y a
veces confundieron los antiguos autoresrdquo Los tres autores antes mencionados71
hacen
tambieacuten referencia a los conocimientos del boticario poco comunes en la eacutepoca por lo
que afirman merecieron el elogio de escritores como Sprengel72
que llegoacute a considerar
a nuestro autor eacutemulo de Maranta73
Tanto F Picatoste y Rodriacuteguez como M
Colmeiro74
testifican ademaacutes que Diego Serrano el boticario que llevoacute a la imprenta la
obra en latiacuten de nuestro autor despueacutes de que este se hubiera retirado en la dedicatoria a
dicha obra alega que le pidioacute este libro porque ldquolos muy doctos le daban el primado en
la eleccioacuten de los medicamentos simplesrdquo En relacioacuten a todo esto A J Cavanilles75
antildeade casi a modo de conclusioacuten que en el prefacio del meacutedico Francisco Pentildea a dicha
obra Lorenzo Peacuterez aparece como ldquoun sabio casi superior aacute los distinguidos de su siglo
que conocioacute quanto habiacutean escrito sobre yerbas comprobaacutendolo todo por siacute mismo y
que supo antildeadir nuevas luces para promover la cienciardquo Todos estos testimonios76
aportan evidencias sobre la singularidad y excelencia de nuestro autor como boticario e
incluso humanista una figura que aportoacute datos interesantes sobre la materia meacutedica y
preludioacute algunas consideraciones que antildeos maacutes tarde se asentariacutean en el aacutembito de la
botaacutenica
70
E REYES PROacuteSPER Dos noticias histoacutericas del inmortal botaacutenico y sacerdote hispano-valentino
Don Antonio Joseacute Cavanilles Madrid Artes Graacuteficas ldquoMateurdquo 1917 nota 25 71
Cf de nuevo CAVANILLES 1804 106-107 que vuelve a ilustrar con ejemplos extraiacutedos de la
obra del autor COLMEIRO ibidem y PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ ibidem que debioacute reproducir aquiacute
las palabras de M Colmeiro pues los testimonios de ambos autores son praacutecticamente iguales 72
Botaacutenico y fiacutesico alemaacuten que vivioacute entre los siglos XVIII-XIX Cf JOURDAN 1820-1825 vol 7
249-250 73
Meacutedico botaacutenico y teoacuterico literario del Renacimiento italiano autor entre otras de una obra en
italiano sobre la triaca traducida poco despueacutes al latiacuten por el meacutedico y botaacutenico alemaacuten J Camerarius Cf
JOURDAN 1820-1825 vol 6 177-178 74
Cf COLMEIRO ibidem y PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ 1891 242 75
CAVANILLES 1804 110 76
Ademaacutes de en los autores mencionados tambieacuten encontramos pequentildeas referencias a Lorenzo Peacuterez
en otras obras bibliograacuteficas y en algunos estudios sobre historia de la farmacia o noticias de algunas
boticas espantildeolas Entre ellas destacamos la de F J PUERTO SARMIENTO La Triaca Magna
Discurso de ingreso como acadeacutemico de nuacutemero en la RANF leiacutedo el 26 de febrero de 2009 disponible
en formato electroacutenico en Real Academia Nacional de Farmacia [en liacutenea] lthttpwwwranfcompdfdisc
ursosnumeropuertopdfgt
34
Sabemos por tanto que Lorenzo Peacuterez escribioacute dos textos sobre farmaceacuteutica77
que han llegado hasta nosotros en su versioacuten original En latiacuten redactoacute su De
medicamentorum simpliciumhellipdelectu78
publicado en Toledo en 1599 por el ya
mencionado Diego Serrano tambieacuten boticario un breve escrito sobre la eleccioacuten y
reposicioacuten de medicamentos simples y compuestos en el que recogioacute las
denominaciones latinas restituidas corrompidas y castellanas de cada uno de ellos con
el objeto de instruir a los boticarios y de evitar las confusiones terminoloacutegicas entre
ellos La obra por tanto tiene una finalidad praacutectica que se consigue no obstante
mediante la depuracioacuten del leacutexico un ejercicio muy comuacuten entre los humanistas
meacutedicos79
A este escrito lo precedioacute en 1575 el Libro de Theriaca publicado en
castellano por el propio autor en la misma ciudad y en el que trata diversos aspectos de
los distintos ingredientes de una composicioacuten medicinal M T Santamariacutea Hernaacutendez80
sentildeala que en este caso la finalidad de la obra es exclusivamente praacutectica si bien aquiacute
como veremos maacutes adelante el autor tambieacuten deja traslucir sus preocupaciones
linguumliacutesticas a traveacutes de diversas actuaciones que aunque escasas no deben pasar
desapercibidas
12 DESCRIPCIOacuteN DE LA OBRA
La obra que nos ocupa consta de 399 paacuteginas y veinticuatro hojas no numeradas
ocho al principio y dieciseacuteis al final Su tiacutetulo completo es bastante expliacutecito y ya
revela en cierto modo tanto el contenido como la finalidad de la misma ldquoLibro de
Theriaca limpio de los errores hasta nuestros tiempos en ella cometidos y vtilissimo
para preparar y configir muchos Simples y Compuestos cada dia recebidos en vso de
Medicinardquo (I 1-9)81
Dicho tiacutetulo aparece en la portada junto con otros datos que nos
dicen que la obra fue escrita por el boticario Lorenzo Peacuterez vecino de Toledo y que fue
impresa en la misma ciudad en casa de Juan de Ayala en el antildeo 1575 dirigida al
77
De las dos obras de Lorenzo Peacuterez habla sobre todo CAVANILLES 1804 108-110 tambieacuten
encontramos breves descripciones de las mismas en COLMEIRO 1858 153 y PICATOSTE Y
RODRIacuteGUEZ 1891 241-242 78
PERESIUS 1599 79
Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2006 273-281 80
Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1489-1490 81
La paginacioacuten que se indica con nuacutemeros romanos es nuestra Se trata en todo momento de
paacuteginas nunca de folios Tras esta se especifican en cada referencia las liacuteneas en las que se encuentra el
texto citado
35
Ayuntamiento de Toledo Tambieacuten se indica en el mismo sitio que la obra cuenta con el
privilegio concedido por el rey para ser vendida especificaacutendose a continuacioacuten la tasa
de la misma
Tras la portada nos encontramos con una carta de Juan Fernaacutendez de Herrera
Secretario del Consejo del Rey en la que se especifica de nuevo la tasa de la obra82
A
este texto le sigue una carta de Juan Gallo escribano de la Caacutemara del Rey redactada
por mandato suyo y que contiene la licencia de impresioacuten83
Una uacuteltima carta del rey
en este caso escrita por Martiacuten de Gaztelu recoge la ceacutedula que da licencia al autor para
imprimir y vender el libro ldquopor tiempo de diez antildeosrdquo (VI 17)
Las siguientes paacuteginas se reservan a la epiacutestola nuncupatoria dirigida al
Ayuntamiento de Toledo en la que el autor especifica entre otras cosas la finalidad de
la obra
Assi yo aacute saber estas cosas de plantas inclinado procure recoger los ratos de mi estudio
y escriuir vn tratado de Theriaca solo por entender que V S hauia acordado con
mucha razon y prudencia hazer vn compendio de todos los simples y compuestos
medicamentos recibidos en esta ciudad en el vso de medicina para limpiar las Boticas
de los enuegecidos errores y conseruar en salud la Republica (XI 7-17)
Otro aspecto sentildealado en la misma muy relevante para nuestro estudio es el de la
justificacioacuten del empleo del romance en lugar del latiacuten lengua usual en las obras de
caraacutecter cientiacutefico de la eacutepoca y que analizaremos maacutes adelante A esta epiacutestola siguen
tres sonetos de Alonso Saacutenchez teoacutelogo y rector del Colegio de Navalcarnero del
Doctor Tomaacutes de Arroyo y del Licenciado Pedro Suaacuterez estos dos uacuteltimos meacutedicos
dedicados al autor
Tras estos sonetos comienza el Libro de Theriaca propiamente dicho un escrito
sobre un remedio universal conocido como triaca -del aacuterabe hispano attiryaacuteq este del
aacuterabe claacutesico tiryāq este del latiacuten theriaca y este del griego θηριακή derivado de
θηρίον fiera animal84
- que se empleoacute desde la Antiguumledad y hasta los siglos XVIII-
XIX primero contra la mordedura venenosa de ciertos animales y despueacutes como
82
ldquo[hellip] le tassaron a tres marauedis cada pliego con que no se pueda uender ni distribuyr sin que al
principio de cada libro de la dicha impression vaya impresso esta tassa [hellip]rdquo (II 9-13) 83
ldquo[hellip] por la qual [carta] vos damos licencia y facultad para que por esta vez qualquier impressor
destos nuestros reynos pueda imprimir el dicho libro [hellip]rdquo (IV 4-10) 84
Cf Real Academia Espantildeola Diccionario de la lengua espantildeola (22a ed) [en liacutenea]
lthttplemaraeesdraeval=theriacagt
36
panacea para diversas enfermedades85
El cuerpo de la obra de Lorenzo Peacuterez estaacute
constituido por un proemio (1-4) y la triaca de Androacutemaco encabezada por una lista en
latiacuten con los simples y compuestos que la conforman y seguida de la descripcioacuten de
cada uno de ellos (5-348) asiacute como de dos secciones finales con informacioacuten sobre la
manera de componer la triaca y su fermentacioacuten y duracioacuten respectivamente (348-364)
La obra concluye con un anexo en latiacuten que incluye distintas versiones de la
triaca de varios autores -los antiguos Galeno Aecio de Amida y Pablo de Egina y el
medieval Juan Actuario asiacute como las versiones de Androacutemaco el Viejo Androacutemaco el
Joven y Damoacutecrates recogidas por Galeno en sus escritos- en cuya uacuteltima paacutegina
encontramos un colofoacuten con informacioacuten del lugar y el antildeo de impresioacuten (285-399)
Cierra la obra un iacutendice de contenidos (CDI-CDXXX)
Como el autor declara en la epiacutestola nuncupatoria la obra se redactoacute con el
objeto de corregir los errores de los boticarios y evitar las frecuentes confusiones a la
hora de elaborar la triaca una finalidad praacutectica que confiere al texto una funcioacuten
fundamentalmente didaacutectica y que nos permite encuadrarlo quizaacute con ciertas reservas
dentro del geacutenero de las farmacopeas entendidas como recopilaciones de recetas de
productos medicinales con descripciones de cada uno de sus ingredientes y
explicaciones sobre su composicioacuten y preparacioacuten que en la liacutenea de los recetarios de
tipo praacutectico probablemente se alejariacutean de excesivas pretensiones literarias y buscariacutean
llegar al destinatario de manera directa Se trata por tanto de un texto claro y sencillo
que escapa a grandes ambiciones de erudicioacuten pero que no obstante cuenta con rigor y
con datos que proceden de una documentacioacuten ampliamente contrastada Todos estos
aspectos relacionados con los destinatarios concretos de la obra de los que dependiacutea la
eleccioacuten de la lengua y de los procedimientos de expresioacuten y el empleo de fuentes seraacuten
ampliamente atendidos en los siguientes epiacutegrafes
85
Esta famosa composicioacuten fue puesta en praacutectica por primera vez por el rey Mitriacutedates en el siglo II
a C por quien la misma recibioacute el nombre de mitridato No obstante casi un siglo despueacutes Androacutemaco
el Viejo meacutedico del emperador Neroacuten mejoroacute la foacutermula de Mitriacutedates -antildeadiendo entre otros
ingredientes carne de viacutebora- y desde entonces la receta fue transmitida por diversos autores -como
Galeno que transmitioacute varias veces la foacutermula de Androacutemaco en sus escritos- Cf GARIJO 1992 10-13
56
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1492 (formato electroacutenico) Impreso Burgos Instituto Castellano y Leoneacutes de la
Lengua-Sociedad de Estudios Latinos 2009 vol 2
(2006) ldquoLa difusioacuten del humanismo meacutedico el boticario Lorenzo Peacuterez contra los
deprauata nomina o las demonum appellationesrdquo Acta Conventus Neo-Latini
Bonnensis Proceedings of the Twelfth Internacional Congress of Neo-Latin
Studies Medieval amp Renaissance Texts amp studies vol 315 (general editor Rhoda
Schnur edited by Perrine Galland-Hallyn Antonio Iurilli ndash Joaquiacuten Pascual Barea
ndash George Hugo Tucker ndash Hermann Wiegand) Arizona Center for Medieval and
Renaissance Texts and Studies pp 273-281
26
II MARCO LITERARIO
La inclusioacuten de un epiacutegrafe que exponga las liacuteneas generales del contexto
literario en el que se gestoacute la obra que nos ocupa y del marco en el que se desarrolloacute la
literatura que con sus textos sirvioacute de precedente a la produccioacuten meacutedica renacentista
resulta imprescindible en un trabajo de estas caracteriacutesticas como ya hemos
manifestado en la introduccioacuten Por ello vamos a intentar ofrecer a continuacioacuten una
visioacuten concisa pero justa de los distintos geacuteneros y obras que fueron surgiendo en el
seno de la disciplina meacutedica en cada eacutepoca y que fueron producto del trabajo de una
serie de profesionales que tambieacuten asumieron el papel de autores con el objetivo de
divulgar sus conocimientos sirvieacutendose para ello de distintos recursos expresivos
vinculados a las necesidades y circunstancias de cada periacuteodo
1 TEXTOS MEacuteDICOS ANTIGUOS Y MEDIEVALES FUENTES PARA UNA
NUEVA LITERATURA MEacuteDICA
11 LA MEDICINA CLAacuteSICA GRECOLATINA Y SUS TEXTOS
La medicina griega constituye el punto de partida de toda la medicina occidental
posterior Esta contundente sentencia que deducimos de las liacuteneas del trabajo de E
Montero Cartelle49
pone de manifiesto la gran influencia que los textos meacutedicos de esta
eacutepoca ejercieron en la produccioacuten del resto de periacuteodos incluso y quizaacute sobre todo en
la de los romanos coetaacuteneos en cierto modo de aquellos Dicha afirmacioacuten resulta
razonable si advertimos que fue durante los siglos VI-V a C cuando la medicina se
constituyoacute como saber teacutecnico gracias al trabajo de una serie de meacutedicos entre los
cuales destacoacute el conocido Hipoacutecrates Es quizaacute por este motivo por el que a la
produccioacuten literaria meacutedica de ese periacuteodo que abarca escritos de temas muy variados
se la conoce con el nombre de Corpus Hippocraticum a pesar de que muchos de esos
textos no habiacutean sido escritos por Hipoacutecrates50
Despueacutes de este meacutedico destacaron
figuras como la de Galeno -en el siglo II- a quien se atribuye una amplia produccioacuten de
49
Cf MONTERO CARTELLE 2020 11 50
Para el apartado de medicina griega cf LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 73-81 y 271-281
27
escritos de medicina tambieacuten de diverso contenido51
o un siglo antes la de
Dioscoacuterides autor del De materia medica una obra sobre simples que gozoacute de gran
fortuna en eacutepocas posteriores y se convirtioacute en precursora de la moderna farmacopea
Entre las muchas figuras posteriores a estas uacuteltimas fue remarcable la de
Oribasio de Peacutergamo meacutedico del emperador Juliano que desarrolloacute su variada obra
reunida en unas colecciones meacutedicas en el siglo IV A Oribasio lo sucedieron otros
autores meacutedicos como Aecio de Amida o Pablo de Egina -entre los siglos VI-VII
probablemente- que son considerados junto con aquel dentro del aacutembito de la
medicina bizantina Es por esto por lo que en algunos manuales aparecen junto con
Galeno dentro del contexto meacutedico de la eacutepoca romana imperial52
si bien es cierto que
en todos los casos se trata de autores griegos Debemos tener en cuenta que estas
uacuteltimas figuras conociacutean con frecuencia las obras de los autores meacutedicos anteriores e
incluso se apoyaban en ellas para componer sus textos
Mientras que la medicina griega como hemos dicho constituye la base y el
punto de partida de todo el movimiento meacutedico occidental posterior la medicina
romana es original en su aproximacioacuten adaptacioacuten y realizacioacuten del modelo griego53
De esta forma destaca la produccioacuten meacutedica latina de eacutepoca imperial repartida en los
siglos I y IV que constituyeron dos etapas bien diferenciadas en lo que respecta a
geacuteneros y lengua Asiacute si nos centramos en las formas de expresioacuten literaria podemos
distinguir por un lado la enciclopedia dedicada a la formacioacuten cultural general y
desarrollada sobre todo en el siglo I con representantes como Celso -considerado por
su elegante prosa el Ciceroacuten de los meacutedicos- y Plinio el Viejo conocido por su
Naturalis historia que dedica los libros XXIII-XXXII a tratar las propiedades
medicinales de varios productos de origen vegetal y animal El otro gran geacutenero fue el
manual una forma literaria con fines didaacutecticos maacutes propia de los siglos IV-V donde se
observa una tendencia al recetario de tipo praacutectico Estos manuales soliacutean presentar
numerosas traducciones o adaptaciones de textos anteriores estaban orientados al
puacuteblico en general y empleaban una lengua vulgarizante Dentro de este geacutenero
destacaron autores como Celio Aureliano y Marcelo Empiacuterico asiacute como ciertos escritos
menores proacuteximos al periacuteodo medieval como el De herba vettonica tradicionalmente
51
Cf para una ordenacioacuten sistemaacutetica de sus obras LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 219-220 52
De esta forma en MAZZINI 1997 73-96 53
Asiacute lo apunta en su trabajo MONTERO CARTELLE ibidem
28
atribuido a Antonio Musa meacutedico del emperador romano Augusto el Herbarius de
Pseudo-Apuleyo o el Liber medicinae ex animalibus que se atribuye a Sexto Plaacutecido54
12 LITERATURA MEacuteDICA EN LA EDAD MEDIA LATINA
Con el agotamiento de la Antiguumledad la literatura meacutedica se vio afectada por
ciertas transformaciones producto de la evolucioacuten de la ciencia y reflejo del progresivo
cambio de contexto Auacuten asiacute y como era de esperar en esta nueva eacutepoca se
mantuvieron y se desarrollaron ciertos rasgos gestados durante los uacuteltimos antildeos del
periacuteodo anterior como sucedioacute por ejemplo con la distribucioacuten de la medicina en tres
ramas55
la diaetetica encargada del mantenimiento de la salud corporal la
pharmaceutica que abarcaba la ciencia de los medicamentos tambieacuten conocida como
terapeacuteutica o materia meacutedica y la chirurgia que comprendiacutea las intervenciones
quiruacutergicas Dentro de cada una de estas ramas se fueron desarrollando formas literarias
diferentes -asiacute y entre otras los regimina en la primera los herbarios y antidotarios en
la segunda y las anatomiacuteas y cirugiacuteas en la tercera- Otro aspecto importante del periacuteodo
medieval fue el desarrollo de la escolaacutestica56
corriente filosoacutefica y teoloacutegica que hacia
el siglo XIII se aplicoacute al aacutembito de la medicina apoyada en el ldquonuevo Aristoacutetelesrdquo y en
el ldquoviejo Galenordquo fundamentalmente arabizado Se basoacute sobre todo en un meacutetodo
especulativo carente de visioacuten criacutetica -predominaba el principio de autoridad- y con un
gran protagonismo de la dialeacutectica centrado por tanto en la vertiente teoacuterica -aunque
tambieacuten la praacutectica tuvo su desarrollo- y con una importante funcioacuten escolar No
podemos olvidar por otra parte que en esta eacutepoca muchos profesionales de la medicina
accedieron a los textos de los autores claacutesicos a traveacutes de las traducciones aacuterabes que
habiacutean ido apareciendo durante la Alta Edad Media vertieacutendose en muchos casos al
latiacuten lo que permitioacute a nivel linguumliacutestico la asimilacioacuten de diversos arabismos que se
sumaron a un latiacuten vulgarizado desde finales de la Antiguumledad y que durante el
desarrollo del periacuteodo iriacutea tecnificaacutendose y acercaacutendose al uso de la lengua literaria57
54
Cf para la medicina latina y en concreto para este paacuterrafo MONTERO CARTELLE 2010 11-
30 tambieacuten LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 184 y 282-287 y MAZZINI 1997 27-96 55
Esta cuestioacuten aparece en LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 3 191-197 y MONTERO
CARTELLE 2010 31 y ss 56
Sobre la aplicacioacuten de esta corriente a la medicina escriben de nuevo LAIacuteN ENTRALGO 1971-
1973 338-339 y MONTERO CARTELLE 2010 43 57
Como sentildeala MONTERO CARTELLE 2010 120-121
29
En lo que respecta a los geacuteneros literarios58
la nueva eacutepoca fue testigo del
desarrollo de una gran variedad de formas destinadas a satisfacer las diversas
necesidades de la ensentildeanza y la praacutectica meacutedicas Desde enciclopedias -como las
Ethymologiae de Isidoro de Sevilla- hasta libros de secretos -un tipo de literatura
pseudocientiacutefica y semiculta a caballo entre los recetarios la literatura teacutecnica y los
textos hermeacuteticos- la lista comprendiacutea siacutentesis teoacutericas -compendia o summae como la
Practica dicta Lilium medicinae de Bernardo de Gordon- traducciones de grandes
obras de conjunto -como las de Gerardo de Cremona el autor maacutes representativo de la
Escuela de Toledo cuya traduccioacuten del Canon de Avicena supuso la clave de la
recepcioacuten medieval del mismo- comentarios o glosarios -que constituiacutean el origen del
meacutetodo escolaacutestico empleados en las lectiones con una funcioacuten fundamentalmente
pedagoacutegica y propedeacuteutica- concordancias -colecciones de sentencias de las grandes
autoridades de la medicina- diccionarios y leacutexicos meacutedicos -que recogiacutean la nueva
terminologiacutea tras la asimilacioacuten del influjo de la medicina aacuterabe como el Alphita
glosario anoacutenimo del siglo XIII- y conciliaciones -que intentaban concordar
contradicciones entre las distintas autoridades- Tambieacuten fueron importantes las
quaestiones y disputationes -que soliacutean seguir a las lectiones quedando normalmente en
una disputa dialeacutectica- las obras de introduccioacuten o accessus -que serviacutean de entrada a
las obras de las autoridades claacutesicas y a la medicina en general- los tacuina y las
tabulae -constituidos por cuadros sinoacutepticos que exponiacutean diversos aspectos de la
medicina medieval- y los consilia -obras de consejos destinadas a casos cliacutenicos
concretos-
2 LA EXPRESIOacuteN LITERARIA DE LA MEDICINA EN EL RENACIMIENTO
Como ya hemos expuesto en epiacutegrafes anteriores en el Renacimiento el
humanismo aplicado a distintos aacutembitos del saber suscitoacute un intereacutes por recuperar el
conocimiento de la Antiguumledad Asiacute en medicina los diversos profesionales tambieacuten
convertidos en autores se preocuparon por acceder a los textos meacutedicos claacutesicos de
manera directa afanaacutendose en la depuracioacuten de las versiones medievales y en la
traduccioacuten el comentario y la edicioacuten de las obras originales Por otra parte este
renacer de la Antiguumledad supuso en el plano linguumliacutestico una recuperacioacuten del modelo
58
Para esta cuestioacuten veacutease la detallada visioacuten que ofrece MONTERO CARTELLE 2010 45-105
30
claacutesico de la lengua latina con la consecuente buacutesqueda de belleza literaria a traveacutes de
la imitacioacuten de los autores grecolatinos una circunstancia que tambieacuten afectoacute a la
lengua de la medicina que convirtioacute a Galeno Hipoacutecrates y Celso entre otros autores
antiguos en la base de un movimiento de reaccioacuten contra el arabismo y la depravacioacuten
leacutexica medieval59
Esta nueva mentalidad dio lugar a nuevas formas literarias60
con las que divulgar
los conocimientos meacutedicos adaptadas a las necesidades del contexto y que en muchos
casos no eran sino continuacioacuten o reformulacioacuten de las del periacuteodo anterior Asiacute se
mantuvieron los tratados generales de corte tradicional si bien con novedades en la
siacutentesis y el orden expositivo y los consilia que en algunos casos conservaron su forma
medieval mientras que en otros introdujeron aspectos novedosos como tambieacuten
sucedioacute con las quaestiones Tambieacuten siguieron cultivaacutendose geacuteneros como la
enciclopedia las concordancias o conciliaciones y los resuacutemenes de auctoritates que
no obstante fueron dejando paso a las nuevas formas monografiacuteas especializadas sobre
temas concretos -como el De humani corporis fabrica un tratado de anatomiacutea escrito
por Andreas Vesalius- comentarios a los textos griegos que casi siempre formaban
parte de ediciones y traducciones al latiacuten -desarrollados por autores como Niccolograve
Leoniceno Thomas Linacre Guumlnther von Andernach o Janus Cornarius- textos sobre
las nuevas enfermedades y maacutes vinculados a la literatura que a la medicina las
epistulae -como las de Giovanni Manardo o Pietro A Mattioli- y los diaacutelogos en los
que primaba la funcioacuten didaacutectica por lo que soliacutean ser divulgados en lengua vernaacutecula
59
Cf MONTERO CARTELLE 2010 148-149 60
La cuestioacuten de los geacuteneros literarios de la medicina renacentista es de nuevo ampliamente tratada
en MONTERO CARTELLE 2010 128-136
31
III EL LIBRO DE THERIACA DE LORENZO PEacuteREZ
Una vez conocidos los rasgos fundamentales del contexto cultural y literario en
el que se gestoacute la obra que nos proponemos estudiar podemos proceder a analizar los
datos extraiacutedos de su lectura y a exponerlos y cotejarlos con la informacioacuten precedente
con la finalidad de responder maacutes adelante a las preguntas que se derivan de nuestro
objetivo Para ello nos detendremos en primer lugar a tratar con brevedad la situacioacuten
de la medicina escrita en la ciudad y en la eacutepoca en la que nuestro autor desarrolloacute su
obra -atendiendo especiacuteficamente a autores y textos- asiacute como algunos datos sobre su
vida y sus dos escritos visioacuten que completada con una descripcioacuten preliminar del texto
que nos ocupa nos permitiraacute reconstruir en liacuteneas generales su contexto inmediato y
comprender con mayor propiedad los aspectos compositivos que seraacuten estudiados en un
segundo epiacutegrafe
1 INTRODUCCIOacuteN
11 EL AUTOR Y LA MEDICINA ESCRITA EN EL TOLEDO DEL SIGLO XVI
R Sancho de San Romaacuten sentildeala en uno de sus trabajos61
que la medicina
toledana empezoacute a declinar a partir del siglo XVI a pesar del paso por la ciudad de
meacutedicos ilustres del seacutequito imperial de los reyes como Andreacutes Vesalio o Luis Lobera
de Aacutevila y de la presencia en la misma de otras figuras importantes en el aacutembito como
el cirujano Juan Fragoso o el meacutedico Francisco Hernaacutendez Esta opinioacuten se ve
reforzada ademaacutes con la idea de que el humanismo toledano tuvo maacutes esplendor en la
vertiente filoloacutegica y helenista que en la meacutedica62
Sin embargo y desde que los Reyes
Catoacutelicos concedieran el primer privilegio a la ciudad para imprimir a finales del siglo
XV diversos autores de medicina publicaron sus obras en el Toledo de la eacutepoca
produccioacuten que solo se vio interrumpida a mediados de siglo sin bien en la segunda
mitad vieron la luz importantes obras de farmacopea63
De esta forma entre finales del
siglo XV y la primera mitad del XVI la imprenta toledana publicoacute numerosas
61 Cf SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1972 9-12
62 Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1475-1476
63 Veacutease para estas afirmaciones y la lista de obras meacutedicas por autores en la imprenta toledana del
siglo XVI que relatamos a continuacioacuten SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1977 10-18 y 29
32
traducciones al castellano de grandes claacutesicos de la medicina -el Lilio de Medicina de
Bernardo de Gordon o el Libro o practica en Cirugia del italiano Juan de Vigo entre
otras- asiacute como obras de meacutedicos propiamente toledanos como Juliaacuten Gutieacuterrez -con
sus De potu in lapidis preservatione y De computatione dierum criticorum- o Luis de
Villarrubia -Tractatus eximiushellipab Epydemiali morbo- y Jorge Goacutemez -De ratione
minuendi sanguine in morbo laterali-64
Ya en la segunda mitad del siglo publicaron sus
obras en la ciudad autores como el meacutedico aragoneacutes Jeroacutenimo Jimeacutenez -Institutiorum
Medicarum libri quatuor nunc primum in lucem editi- o los boticarios toledanos
Lorenzo Peacuterez -Libro de Theriaca y De medicamentorum simpliciumhellipdelectu- y Veacutelez
de Arciniega -De simplicium medicamentorum collectione-65
Al final de la centuria la
imprenta de esta ciudad sacoacute a la luz lo que parecen ser las uacuteltimas obras meacutedicas del
Renacimiento toledano ambas sobre veterinaria el Libro de Albeiteria de Manuel Diacuteaz
y una recopilacioacuten de textos antiguos sobre este mismo tema de Alonso Suarez
En lo que respecta en concreto a Lorenzo Peacuterez pocos son los datos que
tenemos de eacutel Todas las secciones que se le dedican en las distintas obras biograacuteficas de
caraacutecter general apoyan sus afirmaciones en unos cuantos datos fundamentales Asiacute
sabemos que nuestro autor nacioacute en Toledo donde ejercioacute la profesioacuten de boticario y
que probablemente viajoacute por Espantildea Italia y Asia para conocer de primera mano las
plantas y poder corregir asiacute los errores que en la eacutepoca abundaban en las boticas66
Esta informacioacuten ademaacutes coincide con los datos esquemaacuteticos que aportan en la
actualidad J M Loacutepez Pintildeero y R Sancho de San Romaacuten67
Por otra parte F Picatoste
y Rodriacuteguez68
antildeade que se retiroacute antes del antildeo 1588 y A J Cavanilles69
que fue hijo
de un padre ilustrado que ldquole ensentildeoacute la facultad le inspiroacute el buen gusto los deseos de
saber y los de ser uacutetil aacute la sociedadrdquo y que con esta finalidad se instruyoacute en el latiacuten y
el griego ldquopara leer y corregir los coacutedices antiguos que trataacuteron de vegetales y
remediosrdquo testimonio que prueba con algunos ejemplos extraiacutedos del propio Libro de
64
De estos dos uacuteltimos autores habla tambieacuten SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1478-1487 y
1492 afirmando que seguiacutean anclados a la tradicioacuten meacutedica medieval frente a lo que parecioacute ocurrir con
las obras latinas ya imbuidas de los rasgos del humanismo de los dos boticarios de la segunda mitad del
siglo a los que nos referiremos en seguida 65
Cf para un estudio filoloacutegico de las obras en latiacuten de estos dos autores SANTAMARIacuteA
HERNAacuteNDEZ 2005 1487-1492 66
Estos datos aparecen en CAVANILLES 1804 105-106 COLMEIRO 1858 153 y PICATOSTE Y
RODRIacuteGUEZ 1891 241 67
Cf LOacutePEZ PINtildeERO 1979 302 y SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1977 17 68
Cf PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ ibidem 69
CAVANILLES ibidem
33
Theriaca Praacutecticamente lo mismo nos dice E Reyes Proacutesper70
en una obra de
principios del siglo XX donde afirma que Lorenzo Peacuterez era ldquoun culto humanista y
botaacutenico perspicazrdquo y que ldquodespueacutes de haber aprendido correctiacutesimamente el griego el
latiacuten y cuanto se habiacutea publicado de estudio de las plantas hasta su tiempo viajoacute por
nuestro paiacutes Italia y Asia para ver vivas muchas de las plantas que describieron y a
veces confundieron los antiguos autoresrdquo Los tres autores antes mencionados71
hacen
tambieacuten referencia a los conocimientos del boticario poco comunes en la eacutepoca por lo
que afirman merecieron el elogio de escritores como Sprengel72
que llegoacute a considerar
a nuestro autor eacutemulo de Maranta73
Tanto F Picatoste y Rodriacuteguez como M
Colmeiro74
testifican ademaacutes que Diego Serrano el boticario que llevoacute a la imprenta la
obra en latiacuten de nuestro autor despueacutes de que este se hubiera retirado en la dedicatoria a
dicha obra alega que le pidioacute este libro porque ldquolos muy doctos le daban el primado en
la eleccioacuten de los medicamentos simplesrdquo En relacioacuten a todo esto A J Cavanilles75
antildeade casi a modo de conclusioacuten que en el prefacio del meacutedico Francisco Pentildea a dicha
obra Lorenzo Peacuterez aparece como ldquoun sabio casi superior aacute los distinguidos de su siglo
que conocioacute quanto habiacutean escrito sobre yerbas comprobaacutendolo todo por siacute mismo y
que supo antildeadir nuevas luces para promover la cienciardquo Todos estos testimonios76
aportan evidencias sobre la singularidad y excelencia de nuestro autor como boticario e
incluso humanista una figura que aportoacute datos interesantes sobre la materia meacutedica y
preludioacute algunas consideraciones que antildeos maacutes tarde se asentariacutean en el aacutembito de la
botaacutenica
70
E REYES PROacuteSPER Dos noticias histoacutericas del inmortal botaacutenico y sacerdote hispano-valentino
Don Antonio Joseacute Cavanilles Madrid Artes Graacuteficas ldquoMateurdquo 1917 nota 25 71
Cf de nuevo CAVANILLES 1804 106-107 que vuelve a ilustrar con ejemplos extraiacutedos de la
obra del autor COLMEIRO ibidem y PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ ibidem que debioacute reproducir aquiacute
las palabras de M Colmeiro pues los testimonios de ambos autores son praacutecticamente iguales 72
Botaacutenico y fiacutesico alemaacuten que vivioacute entre los siglos XVIII-XIX Cf JOURDAN 1820-1825 vol 7
249-250 73
Meacutedico botaacutenico y teoacuterico literario del Renacimiento italiano autor entre otras de una obra en
italiano sobre la triaca traducida poco despueacutes al latiacuten por el meacutedico y botaacutenico alemaacuten J Camerarius Cf
JOURDAN 1820-1825 vol 6 177-178 74
Cf COLMEIRO ibidem y PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ 1891 242 75
CAVANILLES 1804 110 76
Ademaacutes de en los autores mencionados tambieacuten encontramos pequentildeas referencias a Lorenzo Peacuterez
en otras obras bibliograacuteficas y en algunos estudios sobre historia de la farmacia o noticias de algunas
boticas espantildeolas Entre ellas destacamos la de F J PUERTO SARMIENTO La Triaca Magna
Discurso de ingreso como acadeacutemico de nuacutemero en la RANF leiacutedo el 26 de febrero de 2009 disponible
en formato electroacutenico en Real Academia Nacional de Farmacia [en liacutenea] lthttpwwwranfcompdfdisc
ursosnumeropuertopdfgt
34
Sabemos por tanto que Lorenzo Peacuterez escribioacute dos textos sobre farmaceacuteutica77
que han llegado hasta nosotros en su versioacuten original En latiacuten redactoacute su De
medicamentorum simpliciumhellipdelectu78
publicado en Toledo en 1599 por el ya
mencionado Diego Serrano tambieacuten boticario un breve escrito sobre la eleccioacuten y
reposicioacuten de medicamentos simples y compuestos en el que recogioacute las
denominaciones latinas restituidas corrompidas y castellanas de cada uno de ellos con
el objeto de instruir a los boticarios y de evitar las confusiones terminoloacutegicas entre
ellos La obra por tanto tiene una finalidad praacutectica que se consigue no obstante
mediante la depuracioacuten del leacutexico un ejercicio muy comuacuten entre los humanistas
meacutedicos79
A este escrito lo precedioacute en 1575 el Libro de Theriaca publicado en
castellano por el propio autor en la misma ciudad y en el que trata diversos aspectos de
los distintos ingredientes de una composicioacuten medicinal M T Santamariacutea Hernaacutendez80
sentildeala que en este caso la finalidad de la obra es exclusivamente praacutectica si bien aquiacute
como veremos maacutes adelante el autor tambieacuten deja traslucir sus preocupaciones
linguumliacutesticas a traveacutes de diversas actuaciones que aunque escasas no deben pasar
desapercibidas
12 DESCRIPCIOacuteN DE LA OBRA
La obra que nos ocupa consta de 399 paacuteginas y veinticuatro hojas no numeradas
ocho al principio y dieciseacuteis al final Su tiacutetulo completo es bastante expliacutecito y ya
revela en cierto modo tanto el contenido como la finalidad de la misma ldquoLibro de
Theriaca limpio de los errores hasta nuestros tiempos en ella cometidos y vtilissimo
para preparar y configir muchos Simples y Compuestos cada dia recebidos en vso de
Medicinardquo (I 1-9)81
Dicho tiacutetulo aparece en la portada junto con otros datos que nos
dicen que la obra fue escrita por el boticario Lorenzo Peacuterez vecino de Toledo y que fue
impresa en la misma ciudad en casa de Juan de Ayala en el antildeo 1575 dirigida al
77
De las dos obras de Lorenzo Peacuterez habla sobre todo CAVANILLES 1804 108-110 tambieacuten
encontramos breves descripciones de las mismas en COLMEIRO 1858 153 y PICATOSTE Y
RODRIacuteGUEZ 1891 241-242 78
PERESIUS 1599 79
Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2006 273-281 80
Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1489-1490 81
La paginacioacuten que se indica con nuacutemeros romanos es nuestra Se trata en todo momento de
paacuteginas nunca de folios Tras esta se especifican en cada referencia las liacuteneas en las que se encuentra el
texto citado
35
Ayuntamiento de Toledo Tambieacuten se indica en el mismo sitio que la obra cuenta con el
privilegio concedido por el rey para ser vendida especificaacutendose a continuacioacuten la tasa
de la misma
Tras la portada nos encontramos con una carta de Juan Fernaacutendez de Herrera
Secretario del Consejo del Rey en la que se especifica de nuevo la tasa de la obra82
A
este texto le sigue una carta de Juan Gallo escribano de la Caacutemara del Rey redactada
por mandato suyo y que contiene la licencia de impresioacuten83
Una uacuteltima carta del rey
en este caso escrita por Martiacuten de Gaztelu recoge la ceacutedula que da licencia al autor para
imprimir y vender el libro ldquopor tiempo de diez antildeosrdquo (VI 17)
Las siguientes paacuteginas se reservan a la epiacutestola nuncupatoria dirigida al
Ayuntamiento de Toledo en la que el autor especifica entre otras cosas la finalidad de
la obra
Assi yo aacute saber estas cosas de plantas inclinado procure recoger los ratos de mi estudio
y escriuir vn tratado de Theriaca solo por entender que V S hauia acordado con
mucha razon y prudencia hazer vn compendio de todos los simples y compuestos
medicamentos recibidos en esta ciudad en el vso de medicina para limpiar las Boticas
de los enuegecidos errores y conseruar en salud la Republica (XI 7-17)
Otro aspecto sentildealado en la misma muy relevante para nuestro estudio es el de la
justificacioacuten del empleo del romance en lugar del latiacuten lengua usual en las obras de
caraacutecter cientiacutefico de la eacutepoca y que analizaremos maacutes adelante A esta epiacutestola siguen
tres sonetos de Alonso Saacutenchez teoacutelogo y rector del Colegio de Navalcarnero del
Doctor Tomaacutes de Arroyo y del Licenciado Pedro Suaacuterez estos dos uacuteltimos meacutedicos
dedicados al autor
Tras estos sonetos comienza el Libro de Theriaca propiamente dicho un escrito
sobre un remedio universal conocido como triaca -del aacuterabe hispano attiryaacuteq este del
aacuterabe claacutesico tiryāq este del latiacuten theriaca y este del griego θηριακή derivado de
θηρίον fiera animal84
- que se empleoacute desde la Antiguumledad y hasta los siglos XVIII-
XIX primero contra la mordedura venenosa de ciertos animales y despueacutes como
82
ldquo[hellip] le tassaron a tres marauedis cada pliego con que no se pueda uender ni distribuyr sin que al
principio de cada libro de la dicha impression vaya impresso esta tassa [hellip]rdquo (II 9-13) 83
ldquo[hellip] por la qual [carta] vos damos licencia y facultad para que por esta vez qualquier impressor
destos nuestros reynos pueda imprimir el dicho libro [hellip]rdquo (IV 4-10) 84
Cf Real Academia Espantildeola Diccionario de la lengua espantildeola (22a ed) [en liacutenea]
lthttplemaraeesdraeval=theriacagt
36
panacea para diversas enfermedades85
El cuerpo de la obra de Lorenzo Peacuterez estaacute
constituido por un proemio (1-4) y la triaca de Androacutemaco encabezada por una lista en
latiacuten con los simples y compuestos que la conforman y seguida de la descripcioacuten de
cada uno de ellos (5-348) asiacute como de dos secciones finales con informacioacuten sobre la
manera de componer la triaca y su fermentacioacuten y duracioacuten respectivamente (348-364)
La obra concluye con un anexo en latiacuten que incluye distintas versiones de la
triaca de varios autores -los antiguos Galeno Aecio de Amida y Pablo de Egina y el
medieval Juan Actuario asiacute como las versiones de Androacutemaco el Viejo Androacutemaco el
Joven y Damoacutecrates recogidas por Galeno en sus escritos- en cuya uacuteltima paacutegina
encontramos un colofoacuten con informacioacuten del lugar y el antildeo de impresioacuten (285-399)
Cierra la obra un iacutendice de contenidos (CDI-CDXXX)
Como el autor declara en la epiacutestola nuncupatoria la obra se redactoacute con el
objeto de corregir los errores de los boticarios y evitar las frecuentes confusiones a la
hora de elaborar la triaca una finalidad praacutectica que confiere al texto una funcioacuten
fundamentalmente didaacutectica y que nos permite encuadrarlo quizaacute con ciertas reservas
dentro del geacutenero de las farmacopeas entendidas como recopilaciones de recetas de
productos medicinales con descripciones de cada uno de sus ingredientes y
explicaciones sobre su composicioacuten y preparacioacuten que en la liacutenea de los recetarios de
tipo praacutectico probablemente se alejariacutean de excesivas pretensiones literarias y buscariacutean
llegar al destinatario de manera directa Se trata por tanto de un texto claro y sencillo
que escapa a grandes ambiciones de erudicioacuten pero que no obstante cuenta con rigor y
con datos que proceden de una documentacioacuten ampliamente contrastada Todos estos
aspectos relacionados con los destinatarios concretos de la obra de los que dependiacutea la
eleccioacuten de la lengua y de los procedimientos de expresioacuten y el empleo de fuentes seraacuten
ampliamente atendidos en los siguientes epiacutegrafes
85
Esta famosa composicioacuten fue puesta en praacutectica por primera vez por el rey Mitriacutedates en el siglo II
a C por quien la misma recibioacute el nombre de mitridato No obstante casi un siglo despueacutes Androacutemaco
el Viejo meacutedico del emperador Neroacuten mejoroacute la foacutermula de Mitriacutedates -antildeadiendo entre otros
ingredientes carne de viacutebora- y desde entonces la receta fue transmitida por diversos autores -como
Galeno que transmitioacute varias veces la foacutermula de Androacutemaco en sus escritos- Cf GARIJO 1992 10-13
56
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27
escritos de medicina tambieacuten de diverso contenido51
o un siglo antes la de
Dioscoacuterides autor del De materia medica una obra sobre simples que gozoacute de gran
fortuna en eacutepocas posteriores y se convirtioacute en precursora de la moderna farmacopea
Entre las muchas figuras posteriores a estas uacuteltimas fue remarcable la de
Oribasio de Peacutergamo meacutedico del emperador Juliano que desarrolloacute su variada obra
reunida en unas colecciones meacutedicas en el siglo IV A Oribasio lo sucedieron otros
autores meacutedicos como Aecio de Amida o Pablo de Egina -entre los siglos VI-VII
probablemente- que son considerados junto con aquel dentro del aacutembito de la
medicina bizantina Es por esto por lo que en algunos manuales aparecen junto con
Galeno dentro del contexto meacutedico de la eacutepoca romana imperial52
si bien es cierto que
en todos los casos se trata de autores griegos Debemos tener en cuenta que estas
uacuteltimas figuras conociacutean con frecuencia las obras de los autores meacutedicos anteriores e
incluso se apoyaban en ellas para componer sus textos
Mientras que la medicina griega como hemos dicho constituye la base y el
punto de partida de todo el movimiento meacutedico occidental posterior la medicina
romana es original en su aproximacioacuten adaptacioacuten y realizacioacuten del modelo griego53
De esta forma destaca la produccioacuten meacutedica latina de eacutepoca imperial repartida en los
siglos I y IV que constituyeron dos etapas bien diferenciadas en lo que respecta a
geacuteneros y lengua Asiacute si nos centramos en las formas de expresioacuten literaria podemos
distinguir por un lado la enciclopedia dedicada a la formacioacuten cultural general y
desarrollada sobre todo en el siglo I con representantes como Celso -considerado por
su elegante prosa el Ciceroacuten de los meacutedicos- y Plinio el Viejo conocido por su
Naturalis historia que dedica los libros XXIII-XXXII a tratar las propiedades
medicinales de varios productos de origen vegetal y animal El otro gran geacutenero fue el
manual una forma literaria con fines didaacutecticos maacutes propia de los siglos IV-V donde se
observa una tendencia al recetario de tipo praacutectico Estos manuales soliacutean presentar
numerosas traducciones o adaptaciones de textos anteriores estaban orientados al
puacuteblico en general y empleaban una lengua vulgarizante Dentro de este geacutenero
destacaron autores como Celio Aureliano y Marcelo Empiacuterico asiacute como ciertos escritos
menores proacuteximos al periacuteodo medieval como el De herba vettonica tradicionalmente
51
Cf para una ordenacioacuten sistemaacutetica de sus obras LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 219-220 52
De esta forma en MAZZINI 1997 73-96 53
Asiacute lo apunta en su trabajo MONTERO CARTELLE ibidem
28
atribuido a Antonio Musa meacutedico del emperador romano Augusto el Herbarius de
Pseudo-Apuleyo o el Liber medicinae ex animalibus que se atribuye a Sexto Plaacutecido54
12 LITERATURA MEacuteDICA EN LA EDAD MEDIA LATINA
Con el agotamiento de la Antiguumledad la literatura meacutedica se vio afectada por
ciertas transformaciones producto de la evolucioacuten de la ciencia y reflejo del progresivo
cambio de contexto Auacuten asiacute y como era de esperar en esta nueva eacutepoca se
mantuvieron y se desarrollaron ciertos rasgos gestados durante los uacuteltimos antildeos del
periacuteodo anterior como sucedioacute por ejemplo con la distribucioacuten de la medicina en tres
ramas55
la diaetetica encargada del mantenimiento de la salud corporal la
pharmaceutica que abarcaba la ciencia de los medicamentos tambieacuten conocida como
terapeacuteutica o materia meacutedica y la chirurgia que comprendiacutea las intervenciones
quiruacutergicas Dentro de cada una de estas ramas se fueron desarrollando formas literarias
diferentes -asiacute y entre otras los regimina en la primera los herbarios y antidotarios en
la segunda y las anatomiacuteas y cirugiacuteas en la tercera- Otro aspecto importante del periacuteodo
medieval fue el desarrollo de la escolaacutestica56
corriente filosoacutefica y teoloacutegica que hacia
el siglo XIII se aplicoacute al aacutembito de la medicina apoyada en el ldquonuevo Aristoacutetelesrdquo y en
el ldquoviejo Galenordquo fundamentalmente arabizado Se basoacute sobre todo en un meacutetodo
especulativo carente de visioacuten criacutetica -predominaba el principio de autoridad- y con un
gran protagonismo de la dialeacutectica centrado por tanto en la vertiente teoacuterica -aunque
tambieacuten la praacutectica tuvo su desarrollo- y con una importante funcioacuten escolar No
podemos olvidar por otra parte que en esta eacutepoca muchos profesionales de la medicina
accedieron a los textos de los autores claacutesicos a traveacutes de las traducciones aacuterabes que
habiacutean ido apareciendo durante la Alta Edad Media vertieacutendose en muchos casos al
latiacuten lo que permitioacute a nivel linguumliacutestico la asimilacioacuten de diversos arabismos que se
sumaron a un latiacuten vulgarizado desde finales de la Antiguumledad y que durante el
desarrollo del periacuteodo iriacutea tecnificaacutendose y acercaacutendose al uso de la lengua literaria57
54
Cf para la medicina latina y en concreto para este paacuterrafo MONTERO CARTELLE 2010 11-
30 tambieacuten LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 184 y 282-287 y MAZZINI 1997 27-96 55
Esta cuestioacuten aparece en LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 3 191-197 y MONTERO
CARTELLE 2010 31 y ss 56
Sobre la aplicacioacuten de esta corriente a la medicina escriben de nuevo LAIacuteN ENTRALGO 1971-
1973 338-339 y MONTERO CARTELLE 2010 43 57
Como sentildeala MONTERO CARTELLE 2010 120-121
29
En lo que respecta a los geacuteneros literarios58
la nueva eacutepoca fue testigo del
desarrollo de una gran variedad de formas destinadas a satisfacer las diversas
necesidades de la ensentildeanza y la praacutectica meacutedicas Desde enciclopedias -como las
Ethymologiae de Isidoro de Sevilla- hasta libros de secretos -un tipo de literatura
pseudocientiacutefica y semiculta a caballo entre los recetarios la literatura teacutecnica y los
textos hermeacuteticos- la lista comprendiacutea siacutentesis teoacutericas -compendia o summae como la
Practica dicta Lilium medicinae de Bernardo de Gordon- traducciones de grandes
obras de conjunto -como las de Gerardo de Cremona el autor maacutes representativo de la
Escuela de Toledo cuya traduccioacuten del Canon de Avicena supuso la clave de la
recepcioacuten medieval del mismo- comentarios o glosarios -que constituiacutean el origen del
meacutetodo escolaacutestico empleados en las lectiones con una funcioacuten fundamentalmente
pedagoacutegica y propedeacuteutica- concordancias -colecciones de sentencias de las grandes
autoridades de la medicina- diccionarios y leacutexicos meacutedicos -que recogiacutean la nueva
terminologiacutea tras la asimilacioacuten del influjo de la medicina aacuterabe como el Alphita
glosario anoacutenimo del siglo XIII- y conciliaciones -que intentaban concordar
contradicciones entre las distintas autoridades- Tambieacuten fueron importantes las
quaestiones y disputationes -que soliacutean seguir a las lectiones quedando normalmente en
una disputa dialeacutectica- las obras de introduccioacuten o accessus -que serviacutean de entrada a
las obras de las autoridades claacutesicas y a la medicina en general- los tacuina y las
tabulae -constituidos por cuadros sinoacutepticos que exponiacutean diversos aspectos de la
medicina medieval- y los consilia -obras de consejos destinadas a casos cliacutenicos
concretos-
2 LA EXPRESIOacuteN LITERARIA DE LA MEDICINA EN EL RENACIMIENTO
Como ya hemos expuesto en epiacutegrafes anteriores en el Renacimiento el
humanismo aplicado a distintos aacutembitos del saber suscitoacute un intereacutes por recuperar el
conocimiento de la Antiguumledad Asiacute en medicina los diversos profesionales tambieacuten
convertidos en autores se preocuparon por acceder a los textos meacutedicos claacutesicos de
manera directa afanaacutendose en la depuracioacuten de las versiones medievales y en la
traduccioacuten el comentario y la edicioacuten de las obras originales Por otra parte este
renacer de la Antiguumledad supuso en el plano linguumliacutestico una recuperacioacuten del modelo
58
Para esta cuestioacuten veacutease la detallada visioacuten que ofrece MONTERO CARTELLE 2010 45-105
30
claacutesico de la lengua latina con la consecuente buacutesqueda de belleza literaria a traveacutes de
la imitacioacuten de los autores grecolatinos una circunstancia que tambieacuten afectoacute a la
lengua de la medicina que convirtioacute a Galeno Hipoacutecrates y Celso entre otros autores
antiguos en la base de un movimiento de reaccioacuten contra el arabismo y la depravacioacuten
leacutexica medieval59
Esta nueva mentalidad dio lugar a nuevas formas literarias60
con las que divulgar
los conocimientos meacutedicos adaptadas a las necesidades del contexto y que en muchos
casos no eran sino continuacioacuten o reformulacioacuten de las del periacuteodo anterior Asiacute se
mantuvieron los tratados generales de corte tradicional si bien con novedades en la
siacutentesis y el orden expositivo y los consilia que en algunos casos conservaron su forma
medieval mientras que en otros introdujeron aspectos novedosos como tambieacuten
sucedioacute con las quaestiones Tambieacuten siguieron cultivaacutendose geacuteneros como la
enciclopedia las concordancias o conciliaciones y los resuacutemenes de auctoritates que
no obstante fueron dejando paso a las nuevas formas monografiacuteas especializadas sobre
temas concretos -como el De humani corporis fabrica un tratado de anatomiacutea escrito
por Andreas Vesalius- comentarios a los textos griegos que casi siempre formaban
parte de ediciones y traducciones al latiacuten -desarrollados por autores como Niccolograve
Leoniceno Thomas Linacre Guumlnther von Andernach o Janus Cornarius- textos sobre
las nuevas enfermedades y maacutes vinculados a la literatura que a la medicina las
epistulae -como las de Giovanni Manardo o Pietro A Mattioli- y los diaacutelogos en los
que primaba la funcioacuten didaacutectica por lo que soliacutean ser divulgados en lengua vernaacutecula
59
Cf MONTERO CARTELLE 2010 148-149 60
La cuestioacuten de los geacuteneros literarios de la medicina renacentista es de nuevo ampliamente tratada
en MONTERO CARTELLE 2010 128-136
31
III EL LIBRO DE THERIACA DE LORENZO PEacuteREZ
Una vez conocidos los rasgos fundamentales del contexto cultural y literario en
el que se gestoacute la obra que nos proponemos estudiar podemos proceder a analizar los
datos extraiacutedos de su lectura y a exponerlos y cotejarlos con la informacioacuten precedente
con la finalidad de responder maacutes adelante a las preguntas que se derivan de nuestro
objetivo Para ello nos detendremos en primer lugar a tratar con brevedad la situacioacuten
de la medicina escrita en la ciudad y en la eacutepoca en la que nuestro autor desarrolloacute su
obra -atendiendo especiacuteficamente a autores y textos- asiacute como algunos datos sobre su
vida y sus dos escritos visioacuten que completada con una descripcioacuten preliminar del texto
que nos ocupa nos permitiraacute reconstruir en liacuteneas generales su contexto inmediato y
comprender con mayor propiedad los aspectos compositivos que seraacuten estudiados en un
segundo epiacutegrafe
1 INTRODUCCIOacuteN
11 EL AUTOR Y LA MEDICINA ESCRITA EN EL TOLEDO DEL SIGLO XVI
R Sancho de San Romaacuten sentildeala en uno de sus trabajos61
que la medicina
toledana empezoacute a declinar a partir del siglo XVI a pesar del paso por la ciudad de
meacutedicos ilustres del seacutequito imperial de los reyes como Andreacutes Vesalio o Luis Lobera
de Aacutevila y de la presencia en la misma de otras figuras importantes en el aacutembito como
el cirujano Juan Fragoso o el meacutedico Francisco Hernaacutendez Esta opinioacuten se ve
reforzada ademaacutes con la idea de que el humanismo toledano tuvo maacutes esplendor en la
vertiente filoloacutegica y helenista que en la meacutedica62
Sin embargo y desde que los Reyes
Catoacutelicos concedieran el primer privilegio a la ciudad para imprimir a finales del siglo
XV diversos autores de medicina publicaron sus obras en el Toledo de la eacutepoca
produccioacuten que solo se vio interrumpida a mediados de siglo sin bien en la segunda
mitad vieron la luz importantes obras de farmacopea63
De esta forma entre finales del
siglo XV y la primera mitad del XVI la imprenta toledana publicoacute numerosas
61 Cf SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1972 9-12
62 Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1475-1476
63 Veacutease para estas afirmaciones y la lista de obras meacutedicas por autores en la imprenta toledana del
siglo XVI que relatamos a continuacioacuten SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1977 10-18 y 29
32
traducciones al castellano de grandes claacutesicos de la medicina -el Lilio de Medicina de
Bernardo de Gordon o el Libro o practica en Cirugia del italiano Juan de Vigo entre
otras- asiacute como obras de meacutedicos propiamente toledanos como Juliaacuten Gutieacuterrez -con
sus De potu in lapidis preservatione y De computatione dierum criticorum- o Luis de
Villarrubia -Tractatus eximiushellipab Epydemiali morbo- y Jorge Goacutemez -De ratione
minuendi sanguine in morbo laterali-64
Ya en la segunda mitad del siglo publicaron sus
obras en la ciudad autores como el meacutedico aragoneacutes Jeroacutenimo Jimeacutenez -Institutiorum
Medicarum libri quatuor nunc primum in lucem editi- o los boticarios toledanos
Lorenzo Peacuterez -Libro de Theriaca y De medicamentorum simpliciumhellipdelectu- y Veacutelez
de Arciniega -De simplicium medicamentorum collectione-65
Al final de la centuria la
imprenta de esta ciudad sacoacute a la luz lo que parecen ser las uacuteltimas obras meacutedicas del
Renacimiento toledano ambas sobre veterinaria el Libro de Albeiteria de Manuel Diacuteaz
y una recopilacioacuten de textos antiguos sobre este mismo tema de Alonso Suarez
En lo que respecta en concreto a Lorenzo Peacuterez pocos son los datos que
tenemos de eacutel Todas las secciones que se le dedican en las distintas obras biograacuteficas de
caraacutecter general apoyan sus afirmaciones en unos cuantos datos fundamentales Asiacute
sabemos que nuestro autor nacioacute en Toledo donde ejercioacute la profesioacuten de boticario y
que probablemente viajoacute por Espantildea Italia y Asia para conocer de primera mano las
plantas y poder corregir asiacute los errores que en la eacutepoca abundaban en las boticas66
Esta informacioacuten ademaacutes coincide con los datos esquemaacuteticos que aportan en la
actualidad J M Loacutepez Pintildeero y R Sancho de San Romaacuten67
Por otra parte F Picatoste
y Rodriacuteguez68
antildeade que se retiroacute antes del antildeo 1588 y A J Cavanilles69
que fue hijo
de un padre ilustrado que ldquole ensentildeoacute la facultad le inspiroacute el buen gusto los deseos de
saber y los de ser uacutetil aacute la sociedadrdquo y que con esta finalidad se instruyoacute en el latiacuten y
el griego ldquopara leer y corregir los coacutedices antiguos que trataacuteron de vegetales y
remediosrdquo testimonio que prueba con algunos ejemplos extraiacutedos del propio Libro de
64
De estos dos uacuteltimos autores habla tambieacuten SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1478-1487 y
1492 afirmando que seguiacutean anclados a la tradicioacuten meacutedica medieval frente a lo que parecioacute ocurrir con
las obras latinas ya imbuidas de los rasgos del humanismo de los dos boticarios de la segunda mitad del
siglo a los que nos referiremos en seguida 65
Cf para un estudio filoloacutegico de las obras en latiacuten de estos dos autores SANTAMARIacuteA
HERNAacuteNDEZ 2005 1487-1492 66
Estos datos aparecen en CAVANILLES 1804 105-106 COLMEIRO 1858 153 y PICATOSTE Y
RODRIacuteGUEZ 1891 241 67
Cf LOacutePEZ PINtildeERO 1979 302 y SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1977 17 68
Cf PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ ibidem 69
CAVANILLES ibidem
33
Theriaca Praacutecticamente lo mismo nos dice E Reyes Proacutesper70
en una obra de
principios del siglo XX donde afirma que Lorenzo Peacuterez era ldquoun culto humanista y
botaacutenico perspicazrdquo y que ldquodespueacutes de haber aprendido correctiacutesimamente el griego el
latiacuten y cuanto se habiacutea publicado de estudio de las plantas hasta su tiempo viajoacute por
nuestro paiacutes Italia y Asia para ver vivas muchas de las plantas que describieron y a
veces confundieron los antiguos autoresrdquo Los tres autores antes mencionados71
hacen
tambieacuten referencia a los conocimientos del boticario poco comunes en la eacutepoca por lo
que afirman merecieron el elogio de escritores como Sprengel72
que llegoacute a considerar
a nuestro autor eacutemulo de Maranta73
Tanto F Picatoste y Rodriacuteguez como M
Colmeiro74
testifican ademaacutes que Diego Serrano el boticario que llevoacute a la imprenta la
obra en latiacuten de nuestro autor despueacutes de que este se hubiera retirado en la dedicatoria a
dicha obra alega que le pidioacute este libro porque ldquolos muy doctos le daban el primado en
la eleccioacuten de los medicamentos simplesrdquo En relacioacuten a todo esto A J Cavanilles75
antildeade casi a modo de conclusioacuten que en el prefacio del meacutedico Francisco Pentildea a dicha
obra Lorenzo Peacuterez aparece como ldquoun sabio casi superior aacute los distinguidos de su siglo
que conocioacute quanto habiacutean escrito sobre yerbas comprobaacutendolo todo por siacute mismo y
que supo antildeadir nuevas luces para promover la cienciardquo Todos estos testimonios76
aportan evidencias sobre la singularidad y excelencia de nuestro autor como boticario e
incluso humanista una figura que aportoacute datos interesantes sobre la materia meacutedica y
preludioacute algunas consideraciones que antildeos maacutes tarde se asentariacutean en el aacutembito de la
botaacutenica
70
E REYES PROacuteSPER Dos noticias histoacutericas del inmortal botaacutenico y sacerdote hispano-valentino
Don Antonio Joseacute Cavanilles Madrid Artes Graacuteficas ldquoMateurdquo 1917 nota 25 71
Cf de nuevo CAVANILLES 1804 106-107 que vuelve a ilustrar con ejemplos extraiacutedos de la
obra del autor COLMEIRO ibidem y PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ ibidem que debioacute reproducir aquiacute
las palabras de M Colmeiro pues los testimonios de ambos autores son praacutecticamente iguales 72
Botaacutenico y fiacutesico alemaacuten que vivioacute entre los siglos XVIII-XIX Cf JOURDAN 1820-1825 vol 7
249-250 73
Meacutedico botaacutenico y teoacuterico literario del Renacimiento italiano autor entre otras de una obra en
italiano sobre la triaca traducida poco despueacutes al latiacuten por el meacutedico y botaacutenico alemaacuten J Camerarius Cf
JOURDAN 1820-1825 vol 6 177-178 74
Cf COLMEIRO ibidem y PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ 1891 242 75
CAVANILLES 1804 110 76
Ademaacutes de en los autores mencionados tambieacuten encontramos pequentildeas referencias a Lorenzo Peacuterez
en otras obras bibliograacuteficas y en algunos estudios sobre historia de la farmacia o noticias de algunas
boticas espantildeolas Entre ellas destacamos la de F J PUERTO SARMIENTO La Triaca Magna
Discurso de ingreso como acadeacutemico de nuacutemero en la RANF leiacutedo el 26 de febrero de 2009 disponible
en formato electroacutenico en Real Academia Nacional de Farmacia [en liacutenea] lthttpwwwranfcompdfdisc
ursosnumeropuertopdfgt
34
Sabemos por tanto que Lorenzo Peacuterez escribioacute dos textos sobre farmaceacuteutica77
que han llegado hasta nosotros en su versioacuten original En latiacuten redactoacute su De
medicamentorum simpliciumhellipdelectu78
publicado en Toledo en 1599 por el ya
mencionado Diego Serrano tambieacuten boticario un breve escrito sobre la eleccioacuten y
reposicioacuten de medicamentos simples y compuestos en el que recogioacute las
denominaciones latinas restituidas corrompidas y castellanas de cada uno de ellos con
el objeto de instruir a los boticarios y de evitar las confusiones terminoloacutegicas entre
ellos La obra por tanto tiene una finalidad praacutectica que se consigue no obstante
mediante la depuracioacuten del leacutexico un ejercicio muy comuacuten entre los humanistas
meacutedicos79
A este escrito lo precedioacute en 1575 el Libro de Theriaca publicado en
castellano por el propio autor en la misma ciudad y en el que trata diversos aspectos de
los distintos ingredientes de una composicioacuten medicinal M T Santamariacutea Hernaacutendez80
sentildeala que en este caso la finalidad de la obra es exclusivamente praacutectica si bien aquiacute
como veremos maacutes adelante el autor tambieacuten deja traslucir sus preocupaciones
linguumliacutesticas a traveacutes de diversas actuaciones que aunque escasas no deben pasar
desapercibidas
12 DESCRIPCIOacuteN DE LA OBRA
La obra que nos ocupa consta de 399 paacuteginas y veinticuatro hojas no numeradas
ocho al principio y dieciseacuteis al final Su tiacutetulo completo es bastante expliacutecito y ya
revela en cierto modo tanto el contenido como la finalidad de la misma ldquoLibro de
Theriaca limpio de los errores hasta nuestros tiempos en ella cometidos y vtilissimo
para preparar y configir muchos Simples y Compuestos cada dia recebidos en vso de
Medicinardquo (I 1-9)81
Dicho tiacutetulo aparece en la portada junto con otros datos que nos
dicen que la obra fue escrita por el boticario Lorenzo Peacuterez vecino de Toledo y que fue
impresa en la misma ciudad en casa de Juan de Ayala en el antildeo 1575 dirigida al
77
De las dos obras de Lorenzo Peacuterez habla sobre todo CAVANILLES 1804 108-110 tambieacuten
encontramos breves descripciones de las mismas en COLMEIRO 1858 153 y PICATOSTE Y
RODRIacuteGUEZ 1891 241-242 78
PERESIUS 1599 79
Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2006 273-281 80
Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1489-1490 81
La paginacioacuten que se indica con nuacutemeros romanos es nuestra Se trata en todo momento de
paacuteginas nunca de folios Tras esta se especifican en cada referencia las liacuteneas en las que se encuentra el
texto citado
35
Ayuntamiento de Toledo Tambieacuten se indica en el mismo sitio que la obra cuenta con el
privilegio concedido por el rey para ser vendida especificaacutendose a continuacioacuten la tasa
de la misma
Tras la portada nos encontramos con una carta de Juan Fernaacutendez de Herrera
Secretario del Consejo del Rey en la que se especifica de nuevo la tasa de la obra82
A
este texto le sigue una carta de Juan Gallo escribano de la Caacutemara del Rey redactada
por mandato suyo y que contiene la licencia de impresioacuten83
Una uacuteltima carta del rey
en este caso escrita por Martiacuten de Gaztelu recoge la ceacutedula que da licencia al autor para
imprimir y vender el libro ldquopor tiempo de diez antildeosrdquo (VI 17)
Las siguientes paacuteginas se reservan a la epiacutestola nuncupatoria dirigida al
Ayuntamiento de Toledo en la que el autor especifica entre otras cosas la finalidad de
la obra
Assi yo aacute saber estas cosas de plantas inclinado procure recoger los ratos de mi estudio
y escriuir vn tratado de Theriaca solo por entender que V S hauia acordado con
mucha razon y prudencia hazer vn compendio de todos los simples y compuestos
medicamentos recibidos en esta ciudad en el vso de medicina para limpiar las Boticas
de los enuegecidos errores y conseruar en salud la Republica (XI 7-17)
Otro aspecto sentildealado en la misma muy relevante para nuestro estudio es el de la
justificacioacuten del empleo del romance en lugar del latiacuten lengua usual en las obras de
caraacutecter cientiacutefico de la eacutepoca y que analizaremos maacutes adelante A esta epiacutestola siguen
tres sonetos de Alonso Saacutenchez teoacutelogo y rector del Colegio de Navalcarnero del
Doctor Tomaacutes de Arroyo y del Licenciado Pedro Suaacuterez estos dos uacuteltimos meacutedicos
dedicados al autor
Tras estos sonetos comienza el Libro de Theriaca propiamente dicho un escrito
sobre un remedio universal conocido como triaca -del aacuterabe hispano attiryaacuteq este del
aacuterabe claacutesico tiryāq este del latiacuten theriaca y este del griego θηριακή derivado de
θηρίον fiera animal84
- que se empleoacute desde la Antiguumledad y hasta los siglos XVIII-
XIX primero contra la mordedura venenosa de ciertos animales y despueacutes como
82
ldquo[hellip] le tassaron a tres marauedis cada pliego con que no se pueda uender ni distribuyr sin que al
principio de cada libro de la dicha impression vaya impresso esta tassa [hellip]rdquo (II 9-13) 83
ldquo[hellip] por la qual [carta] vos damos licencia y facultad para que por esta vez qualquier impressor
destos nuestros reynos pueda imprimir el dicho libro [hellip]rdquo (IV 4-10) 84
Cf Real Academia Espantildeola Diccionario de la lengua espantildeola (22a ed) [en liacutenea]
lthttplemaraeesdraeval=theriacagt
36
panacea para diversas enfermedades85
El cuerpo de la obra de Lorenzo Peacuterez estaacute
constituido por un proemio (1-4) y la triaca de Androacutemaco encabezada por una lista en
latiacuten con los simples y compuestos que la conforman y seguida de la descripcioacuten de
cada uno de ellos (5-348) asiacute como de dos secciones finales con informacioacuten sobre la
manera de componer la triaca y su fermentacioacuten y duracioacuten respectivamente (348-364)
La obra concluye con un anexo en latiacuten que incluye distintas versiones de la
triaca de varios autores -los antiguos Galeno Aecio de Amida y Pablo de Egina y el
medieval Juan Actuario asiacute como las versiones de Androacutemaco el Viejo Androacutemaco el
Joven y Damoacutecrates recogidas por Galeno en sus escritos- en cuya uacuteltima paacutegina
encontramos un colofoacuten con informacioacuten del lugar y el antildeo de impresioacuten (285-399)
Cierra la obra un iacutendice de contenidos (CDI-CDXXX)
Como el autor declara en la epiacutestola nuncupatoria la obra se redactoacute con el
objeto de corregir los errores de los boticarios y evitar las frecuentes confusiones a la
hora de elaborar la triaca una finalidad praacutectica que confiere al texto una funcioacuten
fundamentalmente didaacutectica y que nos permite encuadrarlo quizaacute con ciertas reservas
dentro del geacutenero de las farmacopeas entendidas como recopilaciones de recetas de
productos medicinales con descripciones de cada uno de sus ingredientes y
explicaciones sobre su composicioacuten y preparacioacuten que en la liacutenea de los recetarios de
tipo praacutectico probablemente se alejariacutean de excesivas pretensiones literarias y buscariacutean
llegar al destinatario de manera directa Se trata por tanto de un texto claro y sencillo
que escapa a grandes ambiciones de erudicioacuten pero que no obstante cuenta con rigor y
con datos que proceden de una documentacioacuten ampliamente contrastada Todos estos
aspectos relacionados con los destinatarios concretos de la obra de los que dependiacutea la
eleccioacuten de la lengua y de los procedimientos de expresioacuten y el empleo de fuentes seraacuten
ampliamente atendidos en los siguientes epiacutegrafes
85
Esta famosa composicioacuten fue puesta en praacutectica por primera vez por el rey Mitriacutedates en el siglo II
a C por quien la misma recibioacute el nombre de mitridato No obstante casi un siglo despueacutes Androacutemaco
el Viejo meacutedico del emperador Neroacuten mejoroacute la foacutermula de Mitriacutedates -antildeadiendo entre otros
ingredientes carne de viacutebora- y desde entonces la receta fue transmitida por diversos autores -como
Galeno que transmitioacute varias veces la foacutermula de Androacutemaco en sus escritos- Cf GARIJO 1992 10-13
56
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Renaissance Texts and Studies pp 273-281
28
atribuido a Antonio Musa meacutedico del emperador romano Augusto el Herbarius de
Pseudo-Apuleyo o el Liber medicinae ex animalibus que se atribuye a Sexto Plaacutecido54
12 LITERATURA MEacuteDICA EN LA EDAD MEDIA LATINA
Con el agotamiento de la Antiguumledad la literatura meacutedica se vio afectada por
ciertas transformaciones producto de la evolucioacuten de la ciencia y reflejo del progresivo
cambio de contexto Auacuten asiacute y como era de esperar en esta nueva eacutepoca se
mantuvieron y se desarrollaron ciertos rasgos gestados durante los uacuteltimos antildeos del
periacuteodo anterior como sucedioacute por ejemplo con la distribucioacuten de la medicina en tres
ramas55
la diaetetica encargada del mantenimiento de la salud corporal la
pharmaceutica que abarcaba la ciencia de los medicamentos tambieacuten conocida como
terapeacuteutica o materia meacutedica y la chirurgia que comprendiacutea las intervenciones
quiruacutergicas Dentro de cada una de estas ramas se fueron desarrollando formas literarias
diferentes -asiacute y entre otras los regimina en la primera los herbarios y antidotarios en
la segunda y las anatomiacuteas y cirugiacuteas en la tercera- Otro aspecto importante del periacuteodo
medieval fue el desarrollo de la escolaacutestica56
corriente filosoacutefica y teoloacutegica que hacia
el siglo XIII se aplicoacute al aacutembito de la medicina apoyada en el ldquonuevo Aristoacutetelesrdquo y en
el ldquoviejo Galenordquo fundamentalmente arabizado Se basoacute sobre todo en un meacutetodo
especulativo carente de visioacuten criacutetica -predominaba el principio de autoridad- y con un
gran protagonismo de la dialeacutectica centrado por tanto en la vertiente teoacuterica -aunque
tambieacuten la praacutectica tuvo su desarrollo- y con una importante funcioacuten escolar No
podemos olvidar por otra parte que en esta eacutepoca muchos profesionales de la medicina
accedieron a los textos de los autores claacutesicos a traveacutes de las traducciones aacuterabes que
habiacutean ido apareciendo durante la Alta Edad Media vertieacutendose en muchos casos al
latiacuten lo que permitioacute a nivel linguumliacutestico la asimilacioacuten de diversos arabismos que se
sumaron a un latiacuten vulgarizado desde finales de la Antiguumledad y que durante el
desarrollo del periacuteodo iriacutea tecnificaacutendose y acercaacutendose al uso de la lengua literaria57
54
Cf para la medicina latina y en concreto para este paacuterrafo MONTERO CARTELLE 2010 11-
30 tambieacuten LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 184 y 282-287 y MAZZINI 1997 27-96 55
Esta cuestioacuten aparece en LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 3 191-197 y MONTERO
CARTELLE 2010 31 y ss 56
Sobre la aplicacioacuten de esta corriente a la medicina escriben de nuevo LAIacuteN ENTRALGO 1971-
1973 338-339 y MONTERO CARTELLE 2010 43 57
Como sentildeala MONTERO CARTELLE 2010 120-121
29
En lo que respecta a los geacuteneros literarios58
la nueva eacutepoca fue testigo del
desarrollo de una gran variedad de formas destinadas a satisfacer las diversas
necesidades de la ensentildeanza y la praacutectica meacutedicas Desde enciclopedias -como las
Ethymologiae de Isidoro de Sevilla- hasta libros de secretos -un tipo de literatura
pseudocientiacutefica y semiculta a caballo entre los recetarios la literatura teacutecnica y los
textos hermeacuteticos- la lista comprendiacutea siacutentesis teoacutericas -compendia o summae como la
Practica dicta Lilium medicinae de Bernardo de Gordon- traducciones de grandes
obras de conjunto -como las de Gerardo de Cremona el autor maacutes representativo de la
Escuela de Toledo cuya traduccioacuten del Canon de Avicena supuso la clave de la
recepcioacuten medieval del mismo- comentarios o glosarios -que constituiacutean el origen del
meacutetodo escolaacutestico empleados en las lectiones con una funcioacuten fundamentalmente
pedagoacutegica y propedeacuteutica- concordancias -colecciones de sentencias de las grandes
autoridades de la medicina- diccionarios y leacutexicos meacutedicos -que recogiacutean la nueva
terminologiacutea tras la asimilacioacuten del influjo de la medicina aacuterabe como el Alphita
glosario anoacutenimo del siglo XIII- y conciliaciones -que intentaban concordar
contradicciones entre las distintas autoridades- Tambieacuten fueron importantes las
quaestiones y disputationes -que soliacutean seguir a las lectiones quedando normalmente en
una disputa dialeacutectica- las obras de introduccioacuten o accessus -que serviacutean de entrada a
las obras de las autoridades claacutesicas y a la medicina en general- los tacuina y las
tabulae -constituidos por cuadros sinoacutepticos que exponiacutean diversos aspectos de la
medicina medieval- y los consilia -obras de consejos destinadas a casos cliacutenicos
concretos-
2 LA EXPRESIOacuteN LITERARIA DE LA MEDICINA EN EL RENACIMIENTO
Como ya hemos expuesto en epiacutegrafes anteriores en el Renacimiento el
humanismo aplicado a distintos aacutembitos del saber suscitoacute un intereacutes por recuperar el
conocimiento de la Antiguumledad Asiacute en medicina los diversos profesionales tambieacuten
convertidos en autores se preocuparon por acceder a los textos meacutedicos claacutesicos de
manera directa afanaacutendose en la depuracioacuten de las versiones medievales y en la
traduccioacuten el comentario y la edicioacuten de las obras originales Por otra parte este
renacer de la Antiguumledad supuso en el plano linguumliacutestico una recuperacioacuten del modelo
58
Para esta cuestioacuten veacutease la detallada visioacuten que ofrece MONTERO CARTELLE 2010 45-105
30
claacutesico de la lengua latina con la consecuente buacutesqueda de belleza literaria a traveacutes de
la imitacioacuten de los autores grecolatinos una circunstancia que tambieacuten afectoacute a la
lengua de la medicina que convirtioacute a Galeno Hipoacutecrates y Celso entre otros autores
antiguos en la base de un movimiento de reaccioacuten contra el arabismo y la depravacioacuten
leacutexica medieval59
Esta nueva mentalidad dio lugar a nuevas formas literarias60
con las que divulgar
los conocimientos meacutedicos adaptadas a las necesidades del contexto y que en muchos
casos no eran sino continuacioacuten o reformulacioacuten de las del periacuteodo anterior Asiacute se
mantuvieron los tratados generales de corte tradicional si bien con novedades en la
siacutentesis y el orden expositivo y los consilia que en algunos casos conservaron su forma
medieval mientras que en otros introdujeron aspectos novedosos como tambieacuten
sucedioacute con las quaestiones Tambieacuten siguieron cultivaacutendose geacuteneros como la
enciclopedia las concordancias o conciliaciones y los resuacutemenes de auctoritates que
no obstante fueron dejando paso a las nuevas formas monografiacuteas especializadas sobre
temas concretos -como el De humani corporis fabrica un tratado de anatomiacutea escrito
por Andreas Vesalius- comentarios a los textos griegos que casi siempre formaban
parte de ediciones y traducciones al latiacuten -desarrollados por autores como Niccolograve
Leoniceno Thomas Linacre Guumlnther von Andernach o Janus Cornarius- textos sobre
las nuevas enfermedades y maacutes vinculados a la literatura que a la medicina las
epistulae -como las de Giovanni Manardo o Pietro A Mattioli- y los diaacutelogos en los
que primaba la funcioacuten didaacutectica por lo que soliacutean ser divulgados en lengua vernaacutecula
59
Cf MONTERO CARTELLE 2010 148-149 60
La cuestioacuten de los geacuteneros literarios de la medicina renacentista es de nuevo ampliamente tratada
en MONTERO CARTELLE 2010 128-136
31
III EL LIBRO DE THERIACA DE LORENZO PEacuteREZ
Una vez conocidos los rasgos fundamentales del contexto cultural y literario en
el que se gestoacute la obra que nos proponemos estudiar podemos proceder a analizar los
datos extraiacutedos de su lectura y a exponerlos y cotejarlos con la informacioacuten precedente
con la finalidad de responder maacutes adelante a las preguntas que se derivan de nuestro
objetivo Para ello nos detendremos en primer lugar a tratar con brevedad la situacioacuten
de la medicina escrita en la ciudad y en la eacutepoca en la que nuestro autor desarrolloacute su
obra -atendiendo especiacuteficamente a autores y textos- asiacute como algunos datos sobre su
vida y sus dos escritos visioacuten que completada con una descripcioacuten preliminar del texto
que nos ocupa nos permitiraacute reconstruir en liacuteneas generales su contexto inmediato y
comprender con mayor propiedad los aspectos compositivos que seraacuten estudiados en un
segundo epiacutegrafe
1 INTRODUCCIOacuteN
11 EL AUTOR Y LA MEDICINA ESCRITA EN EL TOLEDO DEL SIGLO XVI
R Sancho de San Romaacuten sentildeala en uno de sus trabajos61
que la medicina
toledana empezoacute a declinar a partir del siglo XVI a pesar del paso por la ciudad de
meacutedicos ilustres del seacutequito imperial de los reyes como Andreacutes Vesalio o Luis Lobera
de Aacutevila y de la presencia en la misma de otras figuras importantes en el aacutembito como
el cirujano Juan Fragoso o el meacutedico Francisco Hernaacutendez Esta opinioacuten se ve
reforzada ademaacutes con la idea de que el humanismo toledano tuvo maacutes esplendor en la
vertiente filoloacutegica y helenista que en la meacutedica62
Sin embargo y desde que los Reyes
Catoacutelicos concedieran el primer privilegio a la ciudad para imprimir a finales del siglo
XV diversos autores de medicina publicaron sus obras en el Toledo de la eacutepoca
produccioacuten que solo se vio interrumpida a mediados de siglo sin bien en la segunda
mitad vieron la luz importantes obras de farmacopea63
De esta forma entre finales del
siglo XV y la primera mitad del XVI la imprenta toledana publicoacute numerosas
61 Cf SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1972 9-12
62 Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1475-1476
63 Veacutease para estas afirmaciones y la lista de obras meacutedicas por autores en la imprenta toledana del
siglo XVI que relatamos a continuacioacuten SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1977 10-18 y 29
32
traducciones al castellano de grandes claacutesicos de la medicina -el Lilio de Medicina de
Bernardo de Gordon o el Libro o practica en Cirugia del italiano Juan de Vigo entre
otras- asiacute como obras de meacutedicos propiamente toledanos como Juliaacuten Gutieacuterrez -con
sus De potu in lapidis preservatione y De computatione dierum criticorum- o Luis de
Villarrubia -Tractatus eximiushellipab Epydemiali morbo- y Jorge Goacutemez -De ratione
minuendi sanguine in morbo laterali-64
Ya en la segunda mitad del siglo publicaron sus
obras en la ciudad autores como el meacutedico aragoneacutes Jeroacutenimo Jimeacutenez -Institutiorum
Medicarum libri quatuor nunc primum in lucem editi- o los boticarios toledanos
Lorenzo Peacuterez -Libro de Theriaca y De medicamentorum simpliciumhellipdelectu- y Veacutelez
de Arciniega -De simplicium medicamentorum collectione-65
Al final de la centuria la
imprenta de esta ciudad sacoacute a la luz lo que parecen ser las uacuteltimas obras meacutedicas del
Renacimiento toledano ambas sobre veterinaria el Libro de Albeiteria de Manuel Diacuteaz
y una recopilacioacuten de textos antiguos sobre este mismo tema de Alonso Suarez
En lo que respecta en concreto a Lorenzo Peacuterez pocos son los datos que
tenemos de eacutel Todas las secciones que se le dedican en las distintas obras biograacuteficas de
caraacutecter general apoyan sus afirmaciones en unos cuantos datos fundamentales Asiacute
sabemos que nuestro autor nacioacute en Toledo donde ejercioacute la profesioacuten de boticario y
que probablemente viajoacute por Espantildea Italia y Asia para conocer de primera mano las
plantas y poder corregir asiacute los errores que en la eacutepoca abundaban en las boticas66
Esta informacioacuten ademaacutes coincide con los datos esquemaacuteticos que aportan en la
actualidad J M Loacutepez Pintildeero y R Sancho de San Romaacuten67
Por otra parte F Picatoste
y Rodriacuteguez68
antildeade que se retiroacute antes del antildeo 1588 y A J Cavanilles69
que fue hijo
de un padre ilustrado que ldquole ensentildeoacute la facultad le inspiroacute el buen gusto los deseos de
saber y los de ser uacutetil aacute la sociedadrdquo y que con esta finalidad se instruyoacute en el latiacuten y
el griego ldquopara leer y corregir los coacutedices antiguos que trataacuteron de vegetales y
remediosrdquo testimonio que prueba con algunos ejemplos extraiacutedos del propio Libro de
64
De estos dos uacuteltimos autores habla tambieacuten SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1478-1487 y
1492 afirmando que seguiacutean anclados a la tradicioacuten meacutedica medieval frente a lo que parecioacute ocurrir con
las obras latinas ya imbuidas de los rasgos del humanismo de los dos boticarios de la segunda mitad del
siglo a los que nos referiremos en seguida 65
Cf para un estudio filoloacutegico de las obras en latiacuten de estos dos autores SANTAMARIacuteA
HERNAacuteNDEZ 2005 1487-1492 66
Estos datos aparecen en CAVANILLES 1804 105-106 COLMEIRO 1858 153 y PICATOSTE Y
RODRIacuteGUEZ 1891 241 67
Cf LOacutePEZ PINtildeERO 1979 302 y SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1977 17 68
Cf PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ ibidem 69
CAVANILLES ibidem
33
Theriaca Praacutecticamente lo mismo nos dice E Reyes Proacutesper70
en una obra de
principios del siglo XX donde afirma que Lorenzo Peacuterez era ldquoun culto humanista y
botaacutenico perspicazrdquo y que ldquodespueacutes de haber aprendido correctiacutesimamente el griego el
latiacuten y cuanto se habiacutea publicado de estudio de las plantas hasta su tiempo viajoacute por
nuestro paiacutes Italia y Asia para ver vivas muchas de las plantas que describieron y a
veces confundieron los antiguos autoresrdquo Los tres autores antes mencionados71
hacen
tambieacuten referencia a los conocimientos del boticario poco comunes en la eacutepoca por lo
que afirman merecieron el elogio de escritores como Sprengel72
que llegoacute a considerar
a nuestro autor eacutemulo de Maranta73
Tanto F Picatoste y Rodriacuteguez como M
Colmeiro74
testifican ademaacutes que Diego Serrano el boticario que llevoacute a la imprenta la
obra en latiacuten de nuestro autor despueacutes de que este se hubiera retirado en la dedicatoria a
dicha obra alega que le pidioacute este libro porque ldquolos muy doctos le daban el primado en
la eleccioacuten de los medicamentos simplesrdquo En relacioacuten a todo esto A J Cavanilles75
antildeade casi a modo de conclusioacuten que en el prefacio del meacutedico Francisco Pentildea a dicha
obra Lorenzo Peacuterez aparece como ldquoun sabio casi superior aacute los distinguidos de su siglo
que conocioacute quanto habiacutean escrito sobre yerbas comprobaacutendolo todo por siacute mismo y
que supo antildeadir nuevas luces para promover la cienciardquo Todos estos testimonios76
aportan evidencias sobre la singularidad y excelencia de nuestro autor como boticario e
incluso humanista una figura que aportoacute datos interesantes sobre la materia meacutedica y
preludioacute algunas consideraciones que antildeos maacutes tarde se asentariacutean en el aacutembito de la
botaacutenica
70
E REYES PROacuteSPER Dos noticias histoacutericas del inmortal botaacutenico y sacerdote hispano-valentino
Don Antonio Joseacute Cavanilles Madrid Artes Graacuteficas ldquoMateurdquo 1917 nota 25 71
Cf de nuevo CAVANILLES 1804 106-107 que vuelve a ilustrar con ejemplos extraiacutedos de la
obra del autor COLMEIRO ibidem y PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ ibidem que debioacute reproducir aquiacute
las palabras de M Colmeiro pues los testimonios de ambos autores son praacutecticamente iguales 72
Botaacutenico y fiacutesico alemaacuten que vivioacute entre los siglos XVIII-XIX Cf JOURDAN 1820-1825 vol 7
249-250 73
Meacutedico botaacutenico y teoacuterico literario del Renacimiento italiano autor entre otras de una obra en
italiano sobre la triaca traducida poco despueacutes al latiacuten por el meacutedico y botaacutenico alemaacuten J Camerarius Cf
JOURDAN 1820-1825 vol 6 177-178 74
Cf COLMEIRO ibidem y PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ 1891 242 75
CAVANILLES 1804 110 76
Ademaacutes de en los autores mencionados tambieacuten encontramos pequentildeas referencias a Lorenzo Peacuterez
en otras obras bibliograacuteficas y en algunos estudios sobre historia de la farmacia o noticias de algunas
boticas espantildeolas Entre ellas destacamos la de F J PUERTO SARMIENTO La Triaca Magna
Discurso de ingreso como acadeacutemico de nuacutemero en la RANF leiacutedo el 26 de febrero de 2009 disponible
en formato electroacutenico en Real Academia Nacional de Farmacia [en liacutenea] lthttpwwwranfcompdfdisc
ursosnumeropuertopdfgt
34
Sabemos por tanto que Lorenzo Peacuterez escribioacute dos textos sobre farmaceacuteutica77
que han llegado hasta nosotros en su versioacuten original En latiacuten redactoacute su De
medicamentorum simpliciumhellipdelectu78
publicado en Toledo en 1599 por el ya
mencionado Diego Serrano tambieacuten boticario un breve escrito sobre la eleccioacuten y
reposicioacuten de medicamentos simples y compuestos en el que recogioacute las
denominaciones latinas restituidas corrompidas y castellanas de cada uno de ellos con
el objeto de instruir a los boticarios y de evitar las confusiones terminoloacutegicas entre
ellos La obra por tanto tiene una finalidad praacutectica que se consigue no obstante
mediante la depuracioacuten del leacutexico un ejercicio muy comuacuten entre los humanistas
meacutedicos79
A este escrito lo precedioacute en 1575 el Libro de Theriaca publicado en
castellano por el propio autor en la misma ciudad y en el que trata diversos aspectos de
los distintos ingredientes de una composicioacuten medicinal M T Santamariacutea Hernaacutendez80
sentildeala que en este caso la finalidad de la obra es exclusivamente praacutectica si bien aquiacute
como veremos maacutes adelante el autor tambieacuten deja traslucir sus preocupaciones
linguumliacutesticas a traveacutes de diversas actuaciones que aunque escasas no deben pasar
desapercibidas
12 DESCRIPCIOacuteN DE LA OBRA
La obra que nos ocupa consta de 399 paacuteginas y veinticuatro hojas no numeradas
ocho al principio y dieciseacuteis al final Su tiacutetulo completo es bastante expliacutecito y ya
revela en cierto modo tanto el contenido como la finalidad de la misma ldquoLibro de
Theriaca limpio de los errores hasta nuestros tiempos en ella cometidos y vtilissimo
para preparar y configir muchos Simples y Compuestos cada dia recebidos en vso de
Medicinardquo (I 1-9)81
Dicho tiacutetulo aparece en la portada junto con otros datos que nos
dicen que la obra fue escrita por el boticario Lorenzo Peacuterez vecino de Toledo y que fue
impresa en la misma ciudad en casa de Juan de Ayala en el antildeo 1575 dirigida al
77
De las dos obras de Lorenzo Peacuterez habla sobre todo CAVANILLES 1804 108-110 tambieacuten
encontramos breves descripciones de las mismas en COLMEIRO 1858 153 y PICATOSTE Y
RODRIacuteGUEZ 1891 241-242 78
PERESIUS 1599 79
Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2006 273-281 80
Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1489-1490 81
La paginacioacuten que se indica con nuacutemeros romanos es nuestra Se trata en todo momento de
paacuteginas nunca de folios Tras esta se especifican en cada referencia las liacuteneas en las que se encuentra el
texto citado
35
Ayuntamiento de Toledo Tambieacuten se indica en el mismo sitio que la obra cuenta con el
privilegio concedido por el rey para ser vendida especificaacutendose a continuacioacuten la tasa
de la misma
Tras la portada nos encontramos con una carta de Juan Fernaacutendez de Herrera
Secretario del Consejo del Rey en la que se especifica de nuevo la tasa de la obra82
A
este texto le sigue una carta de Juan Gallo escribano de la Caacutemara del Rey redactada
por mandato suyo y que contiene la licencia de impresioacuten83
Una uacuteltima carta del rey
en este caso escrita por Martiacuten de Gaztelu recoge la ceacutedula que da licencia al autor para
imprimir y vender el libro ldquopor tiempo de diez antildeosrdquo (VI 17)
Las siguientes paacuteginas se reservan a la epiacutestola nuncupatoria dirigida al
Ayuntamiento de Toledo en la que el autor especifica entre otras cosas la finalidad de
la obra
Assi yo aacute saber estas cosas de plantas inclinado procure recoger los ratos de mi estudio
y escriuir vn tratado de Theriaca solo por entender que V S hauia acordado con
mucha razon y prudencia hazer vn compendio de todos los simples y compuestos
medicamentos recibidos en esta ciudad en el vso de medicina para limpiar las Boticas
de los enuegecidos errores y conseruar en salud la Republica (XI 7-17)
Otro aspecto sentildealado en la misma muy relevante para nuestro estudio es el de la
justificacioacuten del empleo del romance en lugar del latiacuten lengua usual en las obras de
caraacutecter cientiacutefico de la eacutepoca y que analizaremos maacutes adelante A esta epiacutestola siguen
tres sonetos de Alonso Saacutenchez teoacutelogo y rector del Colegio de Navalcarnero del
Doctor Tomaacutes de Arroyo y del Licenciado Pedro Suaacuterez estos dos uacuteltimos meacutedicos
dedicados al autor
Tras estos sonetos comienza el Libro de Theriaca propiamente dicho un escrito
sobre un remedio universal conocido como triaca -del aacuterabe hispano attiryaacuteq este del
aacuterabe claacutesico tiryāq este del latiacuten theriaca y este del griego θηριακή derivado de
θηρίον fiera animal84
- que se empleoacute desde la Antiguumledad y hasta los siglos XVIII-
XIX primero contra la mordedura venenosa de ciertos animales y despueacutes como
82
ldquo[hellip] le tassaron a tres marauedis cada pliego con que no se pueda uender ni distribuyr sin que al
principio de cada libro de la dicha impression vaya impresso esta tassa [hellip]rdquo (II 9-13) 83
ldquo[hellip] por la qual [carta] vos damos licencia y facultad para que por esta vez qualquier impressor
destos nuestros reynos pueda imprimir el dicho libro [hellip]rdquo (IV 4-10) 84
Cf Real Academia Espantildeola Diccionario de la lengua espantildeola (22a ed) [en liacutenea]
lthttplemaraeesdraeval=theriacagt
36
panacea para diversas enfermedades85
El cuerpo de la obra de Lorenzo Peacuterez estaacute
constituido por un proemio (1-4) y la triaca de Androacutemaco encabezada por una lista en
latiacuten con los simples y compuestos que la conforman y seguida de la descripcioacuten de
cada uno de ellos (5-348) asiacute como de dos secciones finales con informacioacuten sobre la
manera de componer la triaca y su fermentacioacuten y duracioacuten respectivamente (348-364)
La obra concluye con un anexo en latiacuten que incluye distintas versiones de la
triaca de varios autores -los antiguos Galeno Aecio de Amida y Pablo de Egina y el
medieval Juan Actuario asiacute como las versiones de Androacutemaco el Viejo Androacutemaco el
Joven y Damoacutecrates recogidas por Galeno en sus escritos- en cuya uacuteltima paacutegina
encontramos un colofoacuten con informacioacuten del lugar y el antildeo de impresioacuten (285-399)
Cierra la obra un iacutendice de contenidos (CDI-CDXXX)
Como el autor declara en la epiacutestola nuncupatoria la obra se redactoacute con el
objeto de corregir los errores de los boticarios y evitar las frecuentes confusiones a la
hora de elaborar la triaca una finalidad praacutectica que confiere al texto una funcioacuten
fundamentalmente didaacutectica y que nos permite encuadrarlo quizaacute con ciertas reservas
dentro del geacutenero de las farmacopeas entendidas como recopilaciones de recetas de
productos medicinales con descripciones de cada uno de sus ingredientes y
explicaciones sobre su composicioacuten y preparacioacuten que en la liacutenea de los recetarios de
tipo praacutectico probablemente se alejariacutean de excesivas pretensiones literarias y buscariacutean
llegar al destinatario de manera directa Se trata por tanto de un texto claro y sencillo
que escapa a grandes ambiciones de erudicioacuten pero que no obstante cuenta con rigor y
con datos que proceden de una documentacioacuten ampliamente contrastada Todos estos
aspectos relacionados con los destinatarios concretos de la obra de los que dependiacutea la
eleccioacuten de la lengua y de los procedimientos de expresioacuten y el empleo de fuentes seraacuten
ampliamente atendidos en los siguientes epiacutegrafes
85
Esta famosa composicioacuten fue puesta en praacutectica por primera vez por el rey Mitriacutedates en el siglo II
a C por quien la misma recibioacute el nombre de mitridato No obstante casi un siglo despueacutes Androacutemaco
el Viejo meacutedico del emperador Neroacuten mejoroacute la foacutermula de Mitriacutedates -antildeadiendo entre otros
ingredientes carne de viacutebora- y desde entonces la receta fue transmitida por diversos autores -como
Galeno que transmitioacute varias veces la foacutermula de Androacutemaco en sus escritos- Cf GARIJO 1992 10-13
56
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ndash George Hugo Tucker ndash Hermann Wiegand) Arizona Center for Medieval and
Renaissance Texts and Studies pp 273-281
29
En lo que respecta a los geacuteneros literarios58
la nueva eacutepoca fue testigo del
desarrollo de una gran variedad de formas destinadas a satisfacer las diversas
necesidades de la ensentildeanza y la praacutectica meacutedicas Desde enciclopedias -como las
Ethymologiae de Isidoro de Sevilla- hasta libros de secretos -un tipo de literatura
pseudocientiacutefica y semiculta a caballo entre los recetarios la literatura teacutecnica y los
textos hermeacuteticos- la lista comprendiacutea siacutentesis teoacutericas -compendia o summae como la
Practica dicta Lilium medicinae de Bernardo de Gordon- traducciones de grandes
obras de conjunto -como las de Gerardo de Cremona el autor maacutes representativo de la
Escuela de Toledo cuya traduccioacuten del Canon de Avicena supuso la clave de la
recepcioacuten medieval del mismo- comentarios o glosarios -que constituiacutean el origen del
meacutetodo escolaacutestico empleados en las lectiones con una funcioacuten fundamentalmente
pedagoacutegica y propedeacuteutica- concordancias -colecciones de sentencias de las grandes
autoridades de la medicina- diccionarios y leacutexicos meacutedicos -que recogiacutean la nueva
terminologiacutea tras la asimilacioacuten del influjo de la medicina aacuterabe como el Alphita
glosario anoacutenimo del siglo XIII- y conciliaciones -que intentaban concordar
contradicciones entre las distintas autoridades- Tambieacuten fueron importantes las
quaestiones y disputationes -que soliacutean seguir a las lectiones quedando normalmente en
una disputa dialeacutectica- las obras de introduccioacuten o accessus -que serviacutean de entrada a
las obras de las autoridades claacutesicas y a la medicina en general- los tacuina y las
tabulae -constituidos por cuadros sinoacutepticos que exponiacutean diversos aspectos de la
medicina medieval- y los consilia -obras de consejos destinadas a casos cliacutenicos
concretos-
2 LA EXPRESIOacuteN LITERARIA DE LA MEDICINA EN EL RENACIMIENTO
Como ya hemos expuesto en epiacutegrafes anteriores en el Renacimiento el
humanismo aplicado a distintos aacutembitos del saber suscitoacute un intereacutes por recuperar el
conocimiento de la Antiguumledad Asiacute en medicina los diversos profesionales tambieacuten
convertidos en autores se preocuparon por acceder a los textos meacutedicos claacutesicos de
manera directa afanaacutendose en la depuracioacuten de las versiones medievales y en la
traduccioacuten el comentario y la edicioacuten de las obras originales Por otra parte este
renacer de la Antiguumledad supuso en el plano linguumliacutestico una recuperacioacuten del modelo
58
Para esta cuestioacuten veacutease la detallada visioacuten que ofrece MONTERO CARTELLE 2010 45-105
30
claacutesico de la lengua latina con la consecuente buacutesqueda de belleza literaria a traveacutes de
la imitacioacuten de los autores grecolatinos una circunstancia que tambieacuten afectoacute a la
lengua de la medicina que convirtioacute a Galeno Hipoacutecrates y Celso entre otros autores
antiguos en la base de un movimiento de reaccioacuten contra el arabismo y la depravacioacuten
leacutexica medieval59
Esta nueva mentalidad dio lugar a nuevas formas literarias60
con las que divulgar
los conocimientos meacutedicos adaptadas a las necesidades del contexto y que en muchos
casos no eran sino continuacioacuten o reformulacioacuten de las del periacuteodo anterior Asiacute se
mantuvieron los tratados generales de corte tradicional si bien con novedades en la
siacutentesis y el orden expositivo y los consilia que en algunos casos conservaron su forma
medieval mientras que en otros introdujeron aspectos novedosos como tambieacuten
sucedioacute con las quaestiones Tambieacuten siguieron cultivaacutendose geacuteneros como la
enciclopedia las concordancias o conciliaciones y los resuacutemenes de auctoritates que
no obstante fueron dejando paso a las nuevas formas monografiacuteas especializadas sobre
temas concretos -como el De humani corporis fabrica un tratado de anatomiacutea escrito
por Andreas Vesalius- comentarios a los textos griegos que casi siempre formaban
parte de ediciones y traducciones al latiacuten -desarrollados por autores como Niccolograve
Leoniceno Thomas Linacre Guumlnther von Andernach o Janus Cornarius- textos sobre
las nuevas enfermedades y maacutes vinculados a la literatura que a la medicina las
epistulae -como las de Giovanni Manardo o Pietro A Mattioli- y los diaacutelogos en los
que primaba la funcioacuten didaacutectica por lo que soliacutean ser divulgados en lengua vernaacutecula
59
Cf MONTERO CARTELLE 2010 148-149 60
La cuestioacuten de los geacuteneros literarios de la medicina renacentista es de nuevo ampliamente tratada
en MONTERO CARTELLE 2010 128-136
31
III EL LIBRO DE THERIACA DE LORENZO PEacuteREZ
Una vez conocidos los rasgos fundamentales del contexto cultural y literario en
el que se gestoacute la obra que nos proponemos estudiar podemos proceder a analizar los
datos extraiacutedos de su lectura y a exponerlos y cotejarlos con la informacioacuten precedente
con la finalidad de responder maacutes adelante a las preguntas que se derivan de nuestro
objetivo Para ello nos detendremos en primer lugar a tratar con brevedad la situacioacuten
de la medicina escrita en la ciudad y en la eacutepoca en la que nuestro autor desarrolloacute su
obra -atendiendo especiacuteficamente a autores y textos- asiacute como algunos datos sobre su
vida y sus dos escritos visioacuten que completada con una descripcioacuten preliminar del texto
que nos ocupa nos permitiraacute reconstruir en liacuteneas generales su contexto inmediato y
comprender con mayor propiedad los aspectos compositivos que seraacuten estudiados en un
segundo epiacutegrafe
1 INTRODUCCIOacuteN
11 EL AUTOR Y LA MEDICINA ESCRITA EN EL TOLEDO DEL SIGLO XVI
R Sancho de San Romaacuten sentildeala en uno de sus trabajos61
que la medicina
toledana empezoacute a declinar a partir del siglo XVI a pesar del paso por la ciudad de
meacutedicos ilustres del seacutequito imperial de los reyes como Andreacutes Vesalio o Luis Lobera
de Aacutevila y de la presencia en la misma de otras figuras importantes en el aacutembito como
el cirujano Juan Fragoso o el meacutedico Francisco Hernaacutendez Esta opinioacuten se ve
reforzada ademaacutes con la idea de que el humanismo toledano tuvo maacutes esplendor en la
vertiente filoloacutegica y helenista que en la meacutedica62
Sin embargo y desde que los Reyes
Catoacutelicos concedieran el primer privilegio a la ciudad para imprimir a finales del siglo
XV diversos autores de medicina publicaron sus obras en el Toledo de la eacutepoca
produccioacuten que solo se vio interrumpida a mediados de siglo sin bien en la segunda
mitad vieron la luz importantes obras de farmacopea63
De esta forma entre finales del
siglo XV y la primera mitad del XVI la imprenta toledana publicoacute numerosas
61 Cf SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1972 9-12
62 Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1475-1476
63 Veacutease para estas afirmaciones y la lista de obras meacutedicas por autores en la imprenta toledana del
siglo XVI que relatamos a continuacioacuten SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1977 10-18 y 29
32
traducciones al castellano de grandes claacutesicos de la medicina -el Lilio de Medicina de
Bernardo de Gordon o el Libro o practica en Cirugia del italiano Juan de Vigo entre
otras- asiacute como obras de meacutedicos propiamente toledanos como Juliaacuten Gutieacuterrez -con
sus De potu in lapidis preservatione y De computatione dierum criticorum- o Luis de
Villarrubia -Tractatus eximiushellipab Epydemiali morbo- y Jorge Goacutemez -De ratione
minuendi sanguine in morbo laterali-64
Ya en la segunda mitad del siglo publicaron sus
obras en la ciudad autores como el meacutedico aragoneacutes Jeroacutenimo Jimeacutenez -Institutiorum
Medicarum libri quatuor nunc primum in lucem editi- o los boticarios toledanos
Lorenzo Peacuterez -Libro de Theriaca y De medicamentorum simpliciumhellipdelectu- y Veacutelez
de Arciniega -De simplicium medicamentorum collectione-65
Al final de la centuria la
imprenta de esta ciudad sacoacute a la luz lo que parecen ser las uacuteltimas obras meacutedicas del
Renacimiento toledano ambas sobre veterinaria el Libro de Albeiteria de Manuel Diacuteaz
y una recopilacioacuten de textos antiguos sobre este mismo tema de Alonso Suarez
En lo que respecta en concreto a Lorenzo Peacuterez pocos son los datos que
tenemos de eacutel Todas las secciones que se le dedican en las distintas obras biograacuteficas de
caraacutecter general apoyan sus afirmaciones en unos cuantos datos fundamentales Asiacute
sabemos que nuestro autor nacioacute en Toledo donde ejercioacute la profesioacuten de boticario y
que probablemente viajoacute por Espantildea Italia y Asia para conocer de primera mano las
plantas y poder corregir asiacute los errores que en la eacutepoca abundaban en las boticas66
Esta informacioacuten ademaacutes coincide con los datos esquemaacuteticos que aportan en la
actualidad J M Loacutepez Pintildeero y R Sancho de San Romaacuten67
Por otra parte F Picatoste
y Rodriacuteguez68
antildeade que se retiroacute antes del antildeo 1588 y A J Cavanilles69
que fue hijo
de un padre ilustrado que ldquole ensentildeoacute la facultad le inspiroacute el buen gusto los deseos de
saber y los de ser uacutetil aacute la sociedadrdquo y que con esta finalidad se instruyoacute en el latiacuten y
el griego ldquopara leer y corregir los coacutedices antiguos que trataacuteron de vegetales y
remediosrdquo testimonio que prueba con algunos ejemplos extraiacutedos del propio Libro de
64
De estos dos uacuteltimos autores habla tambieacuten SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1478-1487 y
1492 afirmando que seguiacutean anclados a la tradicioacuten meacutedica medieval frente a lo que parecioacute ocurrir con
las obras latinas ya imbuidas de los rasgos del humanismo de los dos boticarios de la segunda mitad del
siglo a los que nos referiremos en seguida 65
Cf para un estudio filoloacutegico de las obras en latiacuten de estos dos autores SANTAMARIacuteA
HERNAacuteNDEZ 2005 1487-1492 66
Estos datos aparecen en CAVANILLES 1804 105-106 COLMEIRO 1858 153 y PICATOSTE Y
RODRIacuteGUEZ 1891 241 67
Cf LOacutePEZ PINtildeERO 1979 302 y SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1977 17 68
Cf PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ ibidem 69
CAVANILLES ibidem
33
Theriaca Praacutecticamente lo mismo nos dice E Reyes Proacutesper70
en una obra de
principios del siglo XX donde afirma que Lorenzo Peacuterez era ldquoun culto humanista y
botaacutenico perspicazrdquo y que ldquodespueacutes de haber aprendido correctiacutesimamente el griego el
latiacuten y cuanto se habiacutea publicado de estudio de las plantas hasta su tiempo viajoacute por
nuestro paiacutes Italia y Asia para ver vivas muchas de las plantas que describieron y a
veces confundieron los antiguos autoresrdquo Los tres autores antes mencionados71
hacen
tambieacuten referencia a los conocimientos del boticario poco comunes en la eacutepoca por lo
que afirman merecieron el elogio de escritores como Sprengel72
que llegoacute a considerar
a nuestro autor eacutemulo de Maranta73
Tanto F Picatoste y Rodriacuteguez como M
Colmeiro74
testifican ademaacutes que Diego Serrano el boticario que llevoacute a la imprenta la
obra en latiacuten de nuestro autor despueacutes de que este se hubiera retirado en la dedicatoria a
dicha obra alega que le pidioacute este libro porque ldquolos muy doctos le daban el primado en
la eleccioacuten de los medicamentos simplesrdquo En relacioacuten a todo esto A J Cavanilles75
antildeade casi a modo de conclusioacuten que en el prefacio del meacutedico Francisco Pentildea a dicha
obra Lorenzo Peacuterez aparece como ldquoun sabio casi superior aacute los distinguidos de su siglo
que conocioacute quanto habiacutean escrito sobre yerbas comprobaacutendolo todo por siacute mismo y
que supo antildeadir nuevas luces para promover la cienciardquo Todos estos testimonios76
aportan evidencias sobre la singularidad y excelencia de nuestro autor como boticario e
incluso humanista una figura que aportoacute datos interesantes sobre la materia meacutedica y
preludioacute algunas consideraciones que antildeos maacutes tarde se asentariacutean en el aacutembito de la
botaacutenica
70
E REYES PROacuteSPER Dos noticias histoacutericas del inmortal botaacutenico y sacerdote hispano-valentino
Don Antonio Joseacute Cavanilles Madrid Artes Graacuteficas ldquoMateurdquo 1917 nota 25 71
Cf de nuevo CAVANILLES 1804 106-107 que vuelve a ilustrar con ejemplos extraiacutedos de la
obra del autor COLMEIRO ibidem y PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ ibidem que debioacute reproducir aquiacute
las palabras de M Colmeiro pues los testimonios de ambos autores son praacutecticamente iguales 72
Botaacutenico y fiacutesico alemaacuten que vivioacute entre los siglos XVIII-XIX Cf JOURDAN 1820-1825 vol 7
249-250 73
Meacutedico botaacutenico y teoacuterico literario del Renacimiento italiano autor entre otras de una obra en
italiano sobre la triaca traducida poco despueacutes al latiacuten por el meacutedico y botaacutenico alemaacuten J Camerarius Cf
JOURDAN 1820-1825 vol 6 177-178 74
Cf COLMEIRO ibidem y PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ 1891 242 75
CAVANILLES 1804 110 76
Ademaacutes de en los autores mencionados tambieacuten encontramos pequentildeas referencias a Lorenzo Peacuterez
en otras obras bibliograacuteficas y en algunos estudios sobre historia de la farmacia o noticias de algunas
boticas espantildeolas Entre ellas destacamos la de F J PUERTO SARMIENTO La Triaca Magna
Discurso de ingreso como acadeacutemico de nuacutemero en la RANF leiacutedo el 26 de febrero de 2009 disponible
en formato electroacutenico en Real Academia Nacional de Farmacia [en liacutenea] lthttpwwwranfcompdfdisc
ursosnumeropuertopdfgt
34
Sabemos por tanto que Lorenzo Peacuterez escribioacute dos textos sobre farmaceacuteutica77
que han llegado hasta nosotros en su versioacuten original En latiacuten redactoacute su De
medicamentorum simpliciumhellipdelectu78
publicado en Toledo en 1599 por el ya
mencionado Diego Serrano tambieacuten boticario un breve escrito sobre la eleccioacuten y
reposicioacuten de medicamentos simples y compuestos en el que recogioacute las
denominaciones latinas restituidas corrompidas y castellanas de cada uno de ellos con
el objeto de instruir a los boticarios y de evitar las confusiones terminoloacutegicas entre
ellos La obra por tanto tiene una finalidad praacutectica que se consigue no obstante
mediante la depuracioacuten del leacutexico un ejercicio muy comuacuten entre los humanistas
meacutedicos79
A este escrito lo precedioacute en 1575 el Libro de Theriaca publicado en
castellano por el propio autor en la misma ciudad y en el que trata diversos aspectos de
los distintos ingredientes de una composicioacuten medicinal M T Santamariacutea Hernaacutendez80
sentildeala que en este caso la finalidad de la obra es exclusivamente praacutectica si bien aquiacute
como veremos maacutes adelante el autor tambieacuten deja traslucir sus preocupaciones
linguumliacutesticas a traveacutes de diversas actuaciones que aunque escasas no deben pasar
desapercibidas
12 DESCRIPCIOacuteN DE LA OBRA
La obra que nos ocupa consta de 399 paacuteginas y veinticuatro hojas no numeradas
ocho al principio y dieciseacuteis al final Su tiacutetulo completo es bastante expliacutecito y ya
revela en cierto modo tanto el contenido como la finalidad de la misma ldquoLibro de
Theriaca limpio de los errores hasta nuestros tiempos en ella cometidos y vtilissimo
para preparar y configir muchos Simples y Compuestos cada dia recebidos en vso de
Medicinardquo (I 1-9)81
Dicho tiacutetulo aparece en la portada junto con otros datos que nos
dicen que la obra fue escrita por el boticario Lorenzo Peacuterez vecino de Toledo y que fue
impresa en la misma ciudad en casa de Juan de Ayala en el antildeo 1575 dirigida al
77
De las dos obras de Lorenzo Peacuterez habla sobre todo CAVANILLES 1804 108-110 tambieacuten
encontramos breves descripciones de las mismas en COLMEIRO 1858 153 y PICATOSTE Y
RODRIacuteGUEZ 1891 241-242 78
PERESIUS 1599 79
Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2006 273-281 80
Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1489-1490 81
La paginacioacuten que se indica con nuacutemeros romanos es nuestra Se trata en todo momento de
paacuteginas nunca de folios Tras esta se especifican en cada referencia las liacuteneas en las que se encuentra el
texto citado
35
Ayuntamiento de Toledo Tambieacuten se indica en el mismo sitio que la obra cuenta con el
privilegio concedido por el rey para ser vendida especificaacutendose a continuacioacuten la tasa
de la misma
Tras la portada nos encontramos con una carta de Juan Fernaacutendez de Herrera
Secretario del Consejo del Rey en la que se especifica de nuevo la tasa de la obra82
A
este texto le sigue una carta de Juan Gallo escribano de la Caacutemara del Rey redactada
por mandato suyo y que contiene la licencia de impresioacuten83
Una uacuteltima carta del rey
en este caso escrita por Martiacuten de Gaztelu recoge la ceacutedula que da licencia al autor para
imprimir y vender el libro ldquopor tiempo de diez antildeosrdquo (VI 17)
Las siguientes paacuteginas se reservan a la epiacutestola nuncupatoria dirigida al
Ayuntamiento de Toledo en la que el autor especifica entre otras cosas la finalidad de
la obra
Assi yo aacute saber estas cosas de plantas inclinado procure recoger los ratos de mi estudio
y escriuir vn tratado de Theriaca solo por entender que V S hauia acordado con
mucha razon y prudencia hazer vn compendio de todos los simples y compuestos
medicamentos recibidos en esta ciudad en el vso de medicina para limpiar las Boticas
de los enuegecidos errores y conseruar en salud la Republica (XI 7-17)
Otro aspecto sentildealado en la misma muy relevante para nuestro estudio es el de la
justificacioacuten del empleo del romance en lugar del latiacuten lengua usual en las obras de
caraacutecter cientiacutefico de la eacutepoca y que analizaremos maacutes adelante A esta epiacutestola siguen
tres sonetos de Alonso Saacutenchez teoacutelogo y rector del Colegio de Navalcarnero del
Doctor Tomaacutes de Arroyo y del Licenciado Pedro Suaacuterez estos dos uacuteltimos meacutedicos
dedicados al autor
Tras estos sonetos comienza el Libro de Theriaca propiamente dicho un escrito
sobre un remedio universal conocido como triaca -del aacuterabe hispano attiryaacuteq este del
aacuterabe claacutesico tiryāq este del latiacuten theriaca y este del griego θηριακή derivado de
θηρίον fiera animal84
- que se empleoacute desde la Antiguumledad y hasta los siglos XVIII-
XIX primero contra la mordedura venenosa de ciertos animales y despueacutes como
82
ldquo[hellip] le tassaron a tres marauedis cada pliego con que no se pueda uender ni distribuyr sin que al
principio de cada libro de la dicha impression vaya impresso esta tassa [hellip]rdquo (II 9-13) 83
ldquo[hellip] por la qual [carta] vos damos licencia y facultad para que por esta vez qualquier impressor
destos nuestros reynos pueda imprimir el dicho libro [hellip]rdquo (IV 4-10) 84
Cf Real Academia Espantildeola Diccionario de la lengua espantildeola (22a ed) [en liacutenea]
lthttplemaraeesdraeval=theriacagt
36
panacea para diversas enfermedades85
El cuerpo de la obra de Lorenzo Peacuterez estaacute
constituido por un proemio (1-4) y la triaca de Androacutemaco encabezada por una lista en
latiacuten con los simples y compuestos que la conforman y seguida de la descripcioacuten de
cada uno de ellos (5-348) asiacute como de dos secciones finales con informacioacuten sobre la
manera de componer la triaca y su fermentacioacuten y duracioacuten respectivamente (348-364)
La obra concluye con un anexo en latiacuten que incluye distintas versiones de la
triaca de varios autores -los antiguos Galeno Aecio de Amida y Pablo de Egina y el
medieval Juan Actuario asiacute como las versiones de Androacutemaco el Viejo Androacutemaco el
Joven y Damoacutecrates recogidas por Galeno en sus escritos- en cuya uacuteltima paacutegina
encontramos un colofoacuten con informacioacuten del lugar y el antildeo de impresioacuten (285-399)
Cierra la obra un iacutendice de contenidos (CDI-CDXXX)
Como el autor declara en la epiacutestola nuncupatoria la obra se redactoacute con el
objeto de corregir los errores de los boticarios y evitar las frecuentes confusiones a la
hora de elaborar la triaca una finalidad praacutectica que confiere al texto una funcioacuten
fundamentalmente didaacutectica y que nos permite encuadrarlo quizaacute con ciertas reservas
dentro del geacutenero de las farmacopeas entendidas como recopilaciones de recetas de
productos medicinales con descripciones de cada uno de sus ingredientes y
explicaciones sobre su composicioacuten y preparacioacuten que en la liacutenea de los recetarios de
tipo praacutectico probablemente se alejariacutean de excesivas pretensiones literarias y buscariacutean
llegar al destinatario de manera directa Se trata por tanto de un texto claro y sencillo
que escapa a grandes ambiciones de erudicioacuten pero que no obstante cuenta con rigor y
con datos que proceden de una documentacioacuten ampliamente contrastada Todos estos
aspectos relacionados con los destinatarios concretos de la obra de los que dependiacutea la
eleccioacuten de la lengua y de los procedimientos de expresioacuten y el empleo de fuentes seraacuten
ampliamente atendidos en los siguientes epiacutegrafes
85
Esta famosa composicioacuten fue puesta en praacutectica por primera vez por el rey Mitriacutedates en el siglo II
a C por quien la misma recibioacute el nombre de mitridato No obstante casi un siglo despueacutes Androacutemaco
el Viejo meacutedico del emperador Neroacuten mejoroacute la foacutermula de Mitriacutedates -antildeadiendo entre otros
ingredientes carne de viacutebora- y desde entonces la receta fue transmitida por diversos autores -como
Galeno que transmitioacute varias veces la foacutermula de Androacutemaco en sus escritos- Cf GARIJO 1992 10-13
56
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Schnur edited by Perrine Galland-Hallyn Antonio Iurilli ndash Joaquiacuten Pascual Barea
ndash George Hugo Tucker ndash Hermann Wiegand) Arizona Center for Medieval and
Renaissance Texts and Studies pp 273-281
30
claacutesico de la lengua latina con la consecuente buacutesqueda de belleza literaria a traveacutes de
la imitacioacuten de los autores grecolatinos una circunstancia que tambieacuten afectoacute a la
lengua de la medicina que convirtioacute a Galeno Hipoacutecrates y Celso entre otros autores
antiguos en la base de un movimiento de reaccioacuten contra el arabismo y la depravacioacuten
leacutexica medieval59
Esta nueva mentalidad dio lugar a nuevas formas literarias60
con las que divulgar
los conocimientos meacutedicos adaptadas a las necesidades del contexto y que en muchos
casos no eran sino continuacioacuten o reformulacioacuten de las del periacuteodo anterior Asiacute se
mantuvieron los tratados generales de corte tradicional si bien con novedades en la
siacutentesis y el orden expositivo y los consilia que en algunos casos conservaron su forma
medieval mientras que en otros introdujeron aspectos novedosos como tambieacuten
sucedioacute con las quaestiones Tambieacuten siguieron cultivaacutendose geacuteneros como la
enciclopedia las concordancias o conciliaciones y los resuacutemenes de auctoritates que
no obstante fueron dejando paso a las nuevas formas monografiacuteas especializadas sobre
temas concretos -como el De humani corporis fabrica un tratado de anatomiacutea escrito
por Andreas Vesalius- comentarios a los textos griegos que casi siempre formaban
parte de ediciones y traducciones al latiacuten -desarrollados por autores como Niccolograve
Leoniceno Thomas Linacre Guumlnther von Andernach o Janus Cornarius- textos sobre
las nuevas enfermedades y maacutes vinculados a la literatura que a la medicina las
epistulae -como las de Giovanni Manardo o Pietro A Mattioli- y los diaacutelogos en los
que primaba la funcioacuten didaacutectica por lo que soliacutean ser divulgados en lengua vernaacutecula
59
Cf MONTERO CARTELLE 2010 148-149 60
La cuestioacuten de los geacuteneros literarios de la medicina renacentista es de nuevo ampliamente tratada
en MONTERO CARTELLE 2010 128-136
31
III EL LIBRO DE THERIACA DE LORENZO PEacuteREZ
Una vez conocidos los rasgos fundamentales del contexto cultural y literario en
el que se gestoacute la obra que nos proponemos estudiar podemos proceder a analizar los
datos extraiacutedos de su lectura y a exponerlos y cotejarlos con la informacioacuten precedente
con la finalidad de responder maacutes adelante a las preguntas que se derivan de nuestro
objetivo Para ello nos detendremos en primer lugar a tratar con brevedad la situacioacuten
de la medicina escrita en la ciudad y en la eacutepoca en la que nuestro autor desarrolloacute su
obra -atendiendo especiacuteficamente a autores y textos- asiacute como algunos datos sobre su
vida y sus dos escritos visioacuten que completada con una descripcioacuten preliminar del texto
que nos ocupa nos permitiraacute reconstruir en liacuteneas generales su contexto inmediato y
comprender con mayor propiedad los aspectos compositivos que seraacuten estudiados en un
segundo epiacutegrafe
1 INTRODUCCIOacuteN
11 EL AUTOR Y LA MEDICINA ESCRITA EN EL TOLEDO DEL SIGLO XVI
R Sancho de San Romaacuten sentildeala en uno de sus trabajos61
que la medicina
toledana empezoacute a declinar a partir del siglo XVI a pesar del paso por la ciudad de
meacutedicos ilustres del seacutequito imperial de los reyes como Andreacutes Vesalio o Luis Lobera
de Aacutevila y de la presencia en la misma de otras figuras importantes en el aacutembito como
el cirujano Juan Fragoso o el meacutedico Francisco Hernaacutendez Esta opinioacuten se ve
reforzada ademaacutes con la idea de que el humanismo toledano tuvo maacutes esplendor en la
vertiente filoloacutegica y helenista que en la meacutedica62
Sin embargo y desde que los Reyes
Catoacutelicos concedieran el primer privilegio a la ciudad para imprimir a finales del siglo
XV diversos autores de medicina publicaron sus obras en el Toledo de la eacutepoca
produccioacuten que solo se vio interrumpida a mediados de siglo sin bien en la segunda
mitad vieron la luz importantes obras de farmacopea63
De esta forma entre finales del
siglo XV y la primera mitad del XVI la imprenta toledana publicoacute numerosas
61 Cf SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1972 9-12
62 Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1475-1476
63 Veacutease para estas afirmaciones y la lista de obras meacutedicas por autores en la imprenta toledana del
siglo XVI que relatamos a continuacioacuten SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1977 10-18 y 29
32
traducciones al castellano de grandes claacutesicos de la medicina -el Lilio de Medicina de
Bernardo de Gordon o el Libro o practica en Cirugia del italiano Juan de Vigo entre
otras- asiacute como obras de meacutedicos propiamente toledanos como Juliaacuten Gutieacuterrez -con
sus De potu in lapidis preservatione y De computatione dierum criticorum- o Luis de
Villarrubia -Tractatus eximiushellipab Epydemiali morbo- y Jorge Goacutemez -De ratione
minuendi sanguine in morbo laterali-64
Ya en la segunda mitad del siglo publicaron sus
obras en la ciudad autores como el meacutedico aragoneacutes Jeroacutenimo Jimeacutenez -Institutiorum
Medicarum libri quatuor nunc primum in lucem editi- o los boticarios toledanos
Lorenzo Peacuterez -Libro de Theriaca y De medicamentorum simpliciumhellipdelectu- y Veacutelez
de Arciniega -De simplicium medicamentorum collectione-65
Al final de la centuria la
imprenta de esta ciudad sacoacute a la luz lo que parecen ser las uacuteltimas obras meacutedicas del
Renacimiento toledano ambas sobre veterinaria el Libro de Albeiteria de Manuel Diacuteaz
y una recopilacioacuten de textos antiguos sobre este mismo tema de Alonso Suarez
En lo que respecta en concreto a Lorenzo Peacuterez pocos son los datos que
tenemos de eacutel Todas las secciones que se le dedican en las distintas obras biograacuteficas de
caraacutecter general apoyan sus afirmaciones en unos cuantos datos fundamentales Asiacute
sabemos que nuestro autor nacioacute en Toledo donde ejercioacute la profesioacuten de boticario y
que probablemente viajoacute por Espantildea Italia y Asia para conocer de primera mano las
plantas y poder corregir asiacute los errores que en la eacutepoca abundaban en las boticas66
Esta informacioacuten ademaacutes coincide con los datos esquemaacuteticos que aportan en la
actualidad J M Loacutepez Pintildeero y R Sancho de San Romaacuten67
Por otra parte F Picatoste
y Rodriacuteguez68
antildeade que se retiroacute antes del antildeo 1588 y A J Cavanilles69
que fue hijo
de un padre ilustrado que ldquole ensentildeoacute la facultad le inspiroacute el buen gusto los deseos de
saber y los de ser uacutetil aacute la sociedadrdquo y que con esta finalidad se instruyoacute en el latiacuten y
el griego ldquopara leer y corregir los coacutedices antiguos que trataacuteron de vegetales y
remediosrdquo testimonio que prueba con algunos ejemplos extraiacutedos del propio Libro de
64
De estos dos uacuteltimos autores habla tambieacuten SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1478-1487 y
1492 afirmando que seguiacutean anclados a la tradicioacuten meacutedica medieval frente a lo que parecioacute ocurrir con
las obras latinas ya imbuidas de los rasgos del humanismo de los dos boticarios de la segunda mitad del
siglo a los que nos referiremos en seguida 65
Cf para un estudio filoloacutegico de las obras en latiacuten de estos dos autores SANTAMARIacuteA
HERNAacuteNDEZ 2005 1487-1492 66
Estos datos aparecen en CAVANILLES 1804 105-106 COLMEIRO 1858 153 y PICATOSTE Y
RODRIacuteGUEZ 1891 241 67
Cf LOacutePEZ PINtildeERO 1979 302 y SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1977 17 68
Cf PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ ibidem 69
CAVANILLES ibidem
33
Theriaca Praacutecticamente lo mismo nos dice E Reyes Proacutesper70
en una obra de
principios del siglo XX donde afirma que Lorenzo Peacuterez era ldquoun culto humanista y
botaacutenico perspicazrdquo y que ldquodespueacutes de haber aprendido correctiacutesimamente el griego el
latiacuten y cuanto se habiacutea publicado de estudio de las plantas hasta su tiempo viajoacute por
nuestro paiacutes Italia y Asia para ver vivas muchas de las plantas que describieron y a
veces confundieron los antiguos autoresrdquo Los tres autores antes mencionados71
hacen
tambieacuten referencia a los conocimientos del boticario poco comunes en la eacutepoca por lo
que afirman merecieron el elogio de escritores como Sprengel72
que llegoacute a considerar
a nuestro autor eacutemulo de Maranta73
Tanto F Picatoste y Rodriacuteguez como M
Colmeiro74
testifican ademaacutes que Diego Serrano el boticario que llevoacute a la imprenta la
obra en latiacuten de nuestro autor despueacutes de que este se hubiera retirado en la dedicatoria a
dicha obra alega que le pidioacute este libro porque ldquolos muy doctos le daban el primado en
la eleccioacuten de los medicamentos simplesrdquo En relacioacuten a todo esto A J Cavanilles75
antildeade casi a modo de conclusioacuten que en el prefacio del meacutedico Francisco Pentildea a dicha
obra Lorenzo Peacuterez aparece como ldquoun sabio casi superior aacute los distinguidos de su siglo
que conocioacute quanto habiacutean escrito sobre yerbas comprobaacutendolo todo por siacute mismo y
que supo antildeadir nuevas luces para promover la cienciardquo Todos estos testimonios76
aportan evidencias sobre la singularidad y excelencia de nuestro autor como boticario e
incluso humanista una figura que aportoacute datos interesantes sobre la materia meacutedica y
preludioacute algunas consideraciones que antildeos maacutes tarde se asentariacutean en el aacutembito de la
botaacutenica
70
E REYES PROacuteSPER Dos noticias histoacutericas del inmortal botaacutenico y sacerdote hispano-valentino
Don Antonio Joseacute Cavanilles Madrid Artes Graacuteficas ldquoMateurdquo 1917 nota 25 71
Cf de nuevo CAVANILLES 1804 106-107 que vuelve a ilustrar con ejemplos extraiacutedos de la
obra del autor COLMEIRO ibidem y PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ ibidem que debioacute reproducir aquiacute
las palabras de M Colmeiro pues los testimonios de ambos autores son praacutecticamente iguales 72
Botaacutenico y fiacutesico alemaacuten que vivioacute entre los siglos XVIII-XIX Cf JOURDAN 1820-1825 vol 7
249-250 73
Meacutedico botaacutenico y teoacuterico literario del Renacimiento italiano autor entre otras de una obra en
italiano sobre la triaca traducida poco despueacutes al latiacuten por el meacutedico y botaacutenico alemaacuten J Camerarius Cf
JOURDAN 1820-1825 vol 6 177-178 74
Cf COLMEIRO ibidem y PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ 1891 242 75
CAVANILLES 1804 110 76
Ademaacutes de en los autores mencionados tambieacuten encontramos pequentildeas referencias a Lorenzo Peacuterez
en otras obras bibliograacuteficas y en algunos estudios sobre historia de la farmacia o noticias de algunas
boticas espantildeolas Entre ellas destacamos la de F J PUERTO SARMIENTO La Triaca Magna
Discurso de ingreso como acadeacutemico de nuacutemero en la RANF leiacutedo el 26 de febrero de 2009 disponible
en formato electroacutenico en Real Academia Nacional de Farmacia [en liacutenea] lthttpwwwranfcompdfdisc
ursosnumeropuertopdfgt
34
Sabemos por tanto que Lorenzo Peacuterez escribioacute dos textos sobre farmaceacuteutica77
que han llegado hasta nosotros en su versioacuten original En latiacuten redactoacute su De
medicamentorum simpliciumhellipdelectu78
publicado en Toledo en 1599 por el ya
mencionado Diego Serrano tambieacuten boticario un breve escrito sobre la eleccioacuten y
reposicioacuten de medicamentos simples y compuestos en el que recogioacute las
denominaciones latinas restituidas corrompidas y castellanas de cada uno de ellos con
el objeto de instruir a los boticarios y de evitar las confusiones terminoloacutegicas entre
ellos La obra por tanto tiene una finalidad praacutectica que se consigue no obstante
mediante la depuracioacuten del leacutexico un ejercicio muy comuacuten entre los humanistas
meacutedicos79
A este escrito lo precedioacute en 1575 el Libro de Theriaca publicado en
castellano por el propio autor en la misma ciudad y en el que trata diversos aspectos de
los distintos ingredientes de una composicioacuten medicinal M T Santamariacutea Hernaacutendez80
sentildeala que en este caso la finalidad de la obra es exclusivamente praacutectica si bien aquiacute
como veremos maacutes adelante el autor tambieacuten deja traslucir sus preocupaciones
linguumliacutesticas a traveacutes de diversas actuaciones que aunque escasas no deben pasar
desapercibidas
12 DESCRIPCIOacuteN DE LA OBRA
La obra que nos ocupa consta de 399 paacuteginas y veinticuatro hojas no numeradas
ocho al principio y dieciseacuteis al final Su tiacutetulo completo es bastante expliacutecito y ya
revela en cierto modo tanto el contenido como la finalidad de la misma ldquoLibro de
Theriaca limpio de los errores hasta nuestros tiempos en ella cometidos y vtilissimo
para preparar y configir muchos Simples y Compuestos cada dia recebidos en vso de
Medicinardquo (I 1-9)81
Dicho tiacutetulo aparece en la portada junto con otros datos que nos
dicen que la obra fue escrita por el boticario Lorenzo Peacuterez vecino de Toledo y que fue
impresa en la misma ciudad en casa de Juan de Ayala en el antildeo 1575 dirigida al
77
De las dos obras de Lorenzo Peacuterez habla sobre todo CAVANILLES 1804 108-110 tambieacuten
encontramos breves descripciones de las mismas en COLMEIRO 1858 153 y PICATOSTE Y
RODRIacuteGUEZ 1891 241-242 78
PERESIUS 1599 79
Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2006 273-281 80
Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1489-1490 81
La paginacioacuten que se indica con nuacutemeros romanos es nuestra Se trata en todo momento de
paacuteginas nunca de folios Tras esta se especifican en cada referencia las liacuteneas en las que se encuentra el
texto citado
35
Ayuntamiento de Toledo Tambieacuten se indica en el mismo sitio que la obra cuenta con el
privilegio concedido por el rey para ser vendida especificaacutendose a continuacioacuten la tasa
de la misma
Tras la portada nos encontramos con una carta de Juan Fernaacutendez de Herrera
Secretario del Consejo del Rey en la que se especifica de nuevo la tasa de la obra82
A
este texto le sigue una carta de Juan Gallo escribano de la Caacutemara del Rey redactada
por mandato suyo y que contiene la licencia de impresioacuten83
Una uacuteltima carta del rey
en este caso escrita por Martiacuten de Gaztelu recoge la ceacutedula que da licencia al autor para
imprimir y vender el libro ldquopor tiempo de diez antildeosrdquo (VI 17)
Las siguientes paacuteginas se reservan a la epiacutestola nuncupatoria dirigida al
Ayuntamiento de Toledo en la que el autor especifica entre otras cosas la finalidad de
la obra
Assi yo aacute saber estas cosas de plantas inclinado procure recoger los ratos de mi estudio
y escriuir vn tratado de Theriaca solo por entender que V S hauia acordado con
mucha razon y prudencia hazer vn compendio de todos los simples y compuestos
medicamentos recibidos en esta ciudad en el vso de medicina para limpiar las Boticas
de los enuegecidos errores y conseruar en salud la Republica (XI 7-17)
Otro aspecto sentildealado en la misma muy relevante para nuestro estudio es el de la
justificacioacuten del empleo del romance en lugar del latiacuten lengua usual en las obras de
caraacutecter cientiacutefico de la eacutepoca y que analizaremos maacutes adelante A esta epiacutestola siguen
tres sonetos de Alonso Saacutenchez teoacutelogo y rector del Colegio de Navalcarnero del
Doctor Tomaacutes de Arroyo y del Licenciado Pedro Suaacuterez estos dos uacuteltimos meacutedicos
dedicados al autor
Tras estos sonetos comienza el Libro de Theriaca propiamente dicho un escrito
sobre un remedio universal conocido como triaca -del aacuterabe hispano attiryaacuteq este del
aacuterabe claacutesico tiryāq este del latiacuten theriaca y este del griego θηριακή derivado de
θηρίον fiera animal84
- que se empleoacute desde la Antiguumledad y hasta los siglos XVIII-
XIX primero contra la mordedura venenosa de ciertos animales y despueacutes como
82
ldquo[hellip] le tassaron a tres marauedis cada pliego con que no se pueda uender ni distribuyr sin que al
principio de cada libro de la dicha impression vaya impresso esta tassa [hellip]rdquo (II 9-13) 83
ldquo[hellip] por la qual [carta] vos damos licencia y facultad para que por esta vez qualquier impressor
destos nuestros reynos pueda imprimir el dicho libro [hellip]rdquo (IV 4-10) 84
Cf Real Academia Espantildeola Diccionario de la lengua espantildeola (22a ed) [en liacutenea]
lthttplemaraeesdraeval=theriacagt
36
panacea para diversas enfermedades85
El cuerpo de la obra de Lorenzo Peacuterez estaacute
constituido por un proemio (1-4) y la triaca de Androacutemaco encabezada por una lista en
latiacuten con los simples y compuestos que la conforman y seguida de la descripcioacuten de
cada uno de ellos (5-348) asiacute como de dos secciones finales con informacioacuten sobre la
manera de componer la triaca y su fermentacioacuten y duracioacuten respectivamente (348-364)
La obra concluye con un anexo en latiacuten que incluye distintas versiones de la
triaca de varios autores -los antiguos Galeno Aecio de Amida y Pablo de Egina y el
medieval Juan Actuario asiacute como las versiones de Androacutemaco el Viejo Androacutemaco el
Joven y Damoacutecrates recogidas por Galeno en sus escritos- en cuya uacuteltima paacutegina
encontramos un colofoacuten con informacioacuten del lugar y el antildeo de impresioacuten (285-399)
Cierra la obra un iacutendice de contenidos (CDI-CDXXX)
Como el autor declara en la epiacutestola nuncupatoria la obra se redactoacute con el
objeto de corregir los errores de los boticarios y evitar las frecuentes confusiones a la
hora de elaborar la triaca una finalidad praacutectica que confiere al texto una funcioacuten
fundamentalmente didaacutectica y que nos permite encuadrarlo quizaacute con ciertas reservas
dentro del geacutenero de las farmacopeas entendidas como recopilaciones de recetas de
productos medicinales con descripciones de cada uno de sus ingredientes y
explicaciones sobre su composicioacuten y preparacioacuten que en la liacutenea de los recetarios de
tipo praacutectico probablemente se alejariacutean de excesivas pretensiones literarias y buscariacutean
llegar al destinatario de manera directa Se trata por tanto de un texto claro y sencillo
que escapa a grandes ambiciones de erudicioacuten pero que no obstante cuenta con rigor y
con datos que proceden de una documentacioacuten ampliamente contrastada Todos estos
aspectos relacionados con los destinatarios concretos de la obra de los que dependiacutea la
eleccioacuten de la lengua y de los procedimientos de expresioacuten y el empleo de fuentes seraacuten
ampliamente atendidos en los siguientes epiacutegrafes
85
Esta famosa composicioacuten fue puesta en praacutectica por primera vez por el rey Mitriacutedates en el siglo II
a C por quien la misma recibioacute el nombre de mitridato No obstante casi un siglo despueacutes Androacutemaco
el Viejo meacutedico del emperador Neroacuten mejoroacute la foacutermula de Mitriacutedates -antildeadiendo entre otros
ingredientes carne de viacutebora- y desde entonces la receta fue transmitida por diversos autores -como
Galeno que transmitioacute varias veces la foacutermula de Androacutemaco en sus escritos- Cf GARIJO 1992 10-13
56
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Bellas Artes y Ciencias Histoacutericas de Toledo 25 de mayo de 1969 (reproduccioacuten
parcial el texto iacutentegro se encuentra publicado en Toletum Boletiacuten de la Real
Academia de Bellas Artes y Ciencias Histoacutericas de Toledo nordm 5 pp 35-56)
(1977) ldquoLa medicina en la imprenta toledana hasta fines del siglo XIXrdquo Toletum
Boletiacuten de la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Histoacutericas de Toledo nordm 8
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Estudios Latinos (Medina del Campo 22-24 de mayo de 2003) Madrid pp 1475-
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(2006) ldquoLa difusioacuten del humanismo meacutedico el boticario Lorenzo Peacuterez contra los
deprauata nomina o las demonum appellationesrdquo Acta Conventus Neo-Latini
Bonnensis Proceedings of the Twelfth Internacional Congress of Neo-Latin
Studies Medieval amp Renaissance Texts amp studies vol 315 (general editor Rhoda
Schnur edited by Perrine Galland-Hallyn Antonio Iurilli ndash Joaquiacuten Pascual Barea
ndash George Hugo Tucker ndash Hermann Wiegand) Arizona Center for Medieval and
Renaissance Texts and Studies pp 273-281
31
III EL LIBRO DE THERIACA DE LORENZO PEacuteREZ
Una vez conocidos los rasgos fundamentales del contexto cultural y literario en
el que se gestoacute la obra que nos proponemos estudiar podemos proceder a analizar los
datos extraiacutedos de su lectura y a exponerlos y cotejarlos con la informacioacuten precedente
con la finalidad de responder maacutes adelante a las preguntas que se derivan de nuestro
objetivo Para ello nos detendremos en primer lugar a tratar con brevedad la situacioacuten
de la medicina escrita en la ciudad y en la eacutepoca en la que nuestro autor desarrolloacute su
obra -atendiendo especiacuteficamente a autores y textos- asiacute como algunos datos sobre su
vida y sus dos escritos visioacuten que completada con una descripcioacuten preliminar del texto
que nos ocupa nos permitiraacute reconstruir en liacuteneas generales su contexto inmediato y
comprender con mayor propiedad los aspectos compositivos que seraacuten estudiados en un
segundo epiacutegrafe
1 INTRODUCCIOacuteN
11 EL AUTOR Y LA MEDICINA ESCRITA EN EL TOLEDO DEL SIGLO XVI
R Sancho de San Romaacuten sentildeala en uno de sus trabajos61
que la medicina
toledana empezoacute a declinar a partir del siglo XVI a pesar del paso por la ciudad de
meacutedicos ilustres del seacutequito imperial de los reyes como Andreacutes Vesalio o Luis Lobera
de Aacutevila y de la presencia en la misma de otras figuras importantes en el aacutembito como
el cirujano Juan Fragoso o el meacutedico Francisco Hernaacutendez Esta opinioacuten se ve
reforzada ademaacutes con la idea de que el humanismo toledano tuvo maacutes esplendor en la
vertiente filoloacutegica y helenista que en la meacutedica62
Sin embargo y desde que los Reyes
Catoacutelicos concedieran el primer privilegio a la ciudad para imprimir a finales del siglo
XV diversos autores de medicina publicaron sus obras en el Toledo de la eacutepoca
produccioacuten que solo se vio interrumpida a mediados de siglo sin bien en la segunda
mitad vieron la luz importantes obras de farmacopea63
De esta forma entre finales del
siglo XV y la primera mitad del XVI la imprenta toledana publicoacute numerosas
61 Cf SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1972 9-12
62 Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1475-1476
63 Veacutease para estas afirmaciones y la lista de obras meacutedicas por autores en la imprenta toledana del
siglo XVI que relatamos a continuacioacuten SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1977 10-18 y 29
32
traducciones al castellano de grandes claacutesicos de la medicina -el Lilio de Medicina de
Bernardo de Gordon o el Libro o practica en Cirugia del italiano Juan de Vigo entre
otras- asiacute como obras de meacutedicos propiamente toledanos como Juliaacuten Gutieacuterrez -con
sus De potu in lapidis preservatione y De computatione dierum criticorum- o Luis de
Villarrubia -Tractatus eximiushellipab Epydemiali morbo- y Jorge Goacutemez -De ratione
minuendi sanguine in morbo laterali-64
Ya en la segunda mitad del siglo publicaron sus
obras en la ciudad autores como el meacutedico aragoneacutes Jeroacutenimo Jimeacutenez -Institutiorum
Medicarum libri quatuor nunc primum in lucem editi- o los boticarios toledanos
Lorenzo Peacuterez -Libro de Theriaca y De medicamentorum simpliciumhellipdelectu- y Veacutelez
de Arciniega -De simplicium medicamentorum collectione-65
Al final de la centuria la
imprenta de esta ciudad sacoacute a la luz lo que parecen ser las uacuteltimas obras meacutedicas del
Renacimiento toledano ambas sobre veterinaria el Libro de Albeiteria de Manuel Diacuteaz
y una recopilacioacuten de textos antiguos sobre este mismo tema de Alonso Suarez
En lo que respecta en concreto a Lorenzo Peacuterez pocos son los datos que
tenemos de eacutel Todas las secciones que se le dedican en las distintas obras biograacuteficas de
caraacutecter general apoyan sus afirmaciones en unos cuantos datos fundamentales Asiacute
sabemos que nuestro autor nacioacute en Toledo donde ejercioacute la profesioacuten de boticario y
que probablemente viajoacute por Espantildea Italia y Asia para conocer de primera mano las
plantas y poder corregir asiacute los errores que en la eacutepoca abundaban en las boticas66
Esta informacioacuten ademaacutes coincide con los datos esquemaacuteticos que aportan en la
actualidad J M Loacutepez Pintildeero y R Sancho de San Romaacuten67
Por otra parte F Picatoste
y Rodriacuteguez68
antildeade que se retiroacute antes del antildeo 1588 y A J Cavanilles69
que fue hijo
de un padre ilustrado que ldquole ensentildeoacute la facultad le inspiroacute el buen gusto los deseos de
saber y los de ser uacutetil aacute la sociedadrdquo y que con esta finalidad se instruyoacute en el latiacuten y
el griego ldquopara leer y corregir los coacutedices antiguos que trataacuteron de vegetales y
remediosrdquo testimonio que prueba con algunos ejemplos extraiacutedos del propio Libro de
64
De estos dos uacuteltimos autores habla tambieacuten SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1478-1487 y
1492 afirmando que seguiacutean anclados a la tradicioacuten meacutedica medieval frente a lo que parecioacute ocurrir con
las obras latinas ya imbuidas de los rasgos del humanismo de los dos boticarios de la segunda mitad del
siglo a los que nos referiremos en seguida 65
Cf para un estudio filoloacutegico de las obras en latiacuten de estos dos autores SANTAMARIacuteA
HERNAacuteNDEZ 2005 1487-1492 66
Estos datos aparecen en CAVANILLES 1804 105-106 COLMEIRO 1858 153 y PICATOSTE Y
RODRIacuteGUEZ 1891 241 67
Cf LOacutePEZ PINtildeERO 1979 302 y SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1977 17 68
Cf PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ ibidem 69
CAVANILLES ibidem
33
Theriaca Praacutecticamente lo mismo nos dice E Reyes Proacutesper70
en una obra de
principios del siglo XX donde afirma que Lorenzo Peacuterez era ldquoun culto humanista y
botaacutenico perspicazrdquo y que ldquodespueacutes de haber aprendido correctiacutesimamente el griego el
latiacuten y cuanto se habiacutea publicado de estudio de las plantas hasta su tiempo viajoacute por
nuestro paiacutes Italia y Asia para ver vivas muchas de las plantas que describieron y a
veces confundieron los antiguos autoresrdquo Los tres autores antes mencionados71
hacen
tambieacuten referencia a los conocimientos del boticario poco comunes en la eacutepoca por lo
que afirman merecieron el elogio de escritores como Sprengel72
que llegoacute a considerar
a nuestro autor eacutemulo de Maranta73
Tanto F Picatoste y Rodriacuteguez como M
Colmeiro74
testifican ademaacutes que Diego Serrano el boticario que llevoacute a la imprenta la
obra en latiacuten de nuestro autor despueacutes de que este se hubiera retirado en la dedicatoria a
dicha obra alega que le pidioacute este libro porque ldquolos muy doctos le daban el primado en
la eleccioacuten de los medicamentos simplesrdquo En relacioacuten a todo esto A J Cavanilles75
antildeade casi a modo de conclusioacuten que en el prefacio del meacutedico Francisco Pentildea a dicha
obra Lorenzo Peacuterez aparece como ldquoun sabio casi superior aacute los distinguidos de su siglo
que conocioacute quanto habiacutean escrito sobre yerbas comprobaacutendolo todo por siacute mismo y
que supo antildeadir nuevas luces para promover la cienciardquo Todos estos testimonios76
aportan evidencias sobre la singularidad y excelencia de nuestro autor como boticario e
incluso humanista una figura que aportoacute datos interesantes sobre la materia meacutedica y
preludioacute algunas consideraciones que antildeos maacutes tarde se asentariacutean en el aacutembito de la
botaacutenica
70
E REYES PROacuteSPER Dos noticias histoacutericas del inmortal botaacutenico y sacerdote hispano-valentino
Don Antonio Joseacute Cavanilles Madrid Artes Graacuteficas ldquoMateurdquo 1917 nota 25 71
Cf de nuevo CAVANILLES 1804 106-107 que vuelve a ilustrar con ejemplos extraiacutedos de la
obra del autor COLMEIRO ibidem y PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ ibidem que debioacute reproducir aquiacute
las palabras de M Colmeiro pues los testimonios de ambos autores son praacutecticamente iguales 72
Botaacutenico y fiacutesico alemaacuten que vivioacute entre los siglos XVIII-XIX Cf JOURDAN 1820-1825 vol 7
249-250 73
Meacutedico botaacutenico y teoacuterico literario del Renacimiento italiano autor entre otras de una obra en
italiano sobre la triaca traducida poco despueacutes al latiacuten por el meacutedico y botaacutenico alemaacuten J Camerarius Cf
JOURDAN 1820-1825 vol 6 177-178 74
Cf COLMEIRO ibidem y PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ 1891 242 75
CAVANILLES 1804 110 76
Ademaacutes de en los autores mencionados tambieacuten encontramos pequentildeas referencias a Lorenzo Peacuterez
en otras obras bibliograacuteficas y en algunos estudios sobre historia de la farmacia o noticias de algunas
boticas espantildeolas Entre ellas destacamos la de F J PUERTO SARMIENTO La Triaca Magna
Discurso de ingreso como acadeacutemico de nuacutemero en la RANF leiacutedo el 26 de febrero de 2009 disponible
en formato electroacutenico en Real Academia Nacional de Farmacia [en liacutenea] lthttpwwwranfcompdfdisc
ursosnumeropuertopdfgt
34
Sabemos por tanto que Lorenzo Peacuterez escribioacute dos textos sobre farmaceacuteutica77
que han llegado hasta nosotros en su versioacuten original En latiacuten redactoacute su De
medicamentorum simpliciumhellipdelectu78
publicado en Toledo en 1599 por el ya
mencionado Diego Serrano tambieacuten boticario un breve escrito sobre la eleccioacuten y
reposicioacuten de medicamentos simples y compuestos en el que recogioacute las
denominaciones latinas restituidas corrompidas y castellanas de cada uno de ellos con
el objeto de instruir a los boticarios y de evitar las confusiones terminoloacutegicas entre
ellos La obra por tanto tiene una finalidad praacutectica que se consigue no obstante
mediante la depuracioacuten del leacutexico un ejercicio muy comuacuten entre los humanistas
meacutedicos79
A este escrito lo precedioacute en 1575 el Libro de Theriaca publicado en
castellano por el propio autor en la misma ciudad y en el que trata diversos aspectos de
los distintos ingredientes de una composicioacuten medicinal M T Santamariacutea Hernaacutendez80
sentildeala que en este caso la finalidad de la obra es exclusivamente praacutectica si bien aquiacute
como veremos maacutes adelante el autor tambieacuten deja traslucir sus preocupaciones
linguumliacutesticas a traveacutes de diversas actuaciones que aunque escasas no deben pasar
desapercibidas
12 DESCRIPCIOacuteN DE LA OBRA
La obra que nos ocupa consta de 399 paacuteginas y veinticuatro hojas no numeradas
ocho al principio y dieciseacuteis al final Su tiacutetulo completo es bastante expliacutecito y ya
revela en cierto modo tanto el contenido como la finalidad de la misma ldquoLibro de
Theriaca limpio de los errores hasta nuestros tiempos en ella cometidos y vtilissimo
para preparar y configir muchos Simples y Compuestos cada dia recebidos en vso de
Medicinardquo (I 1-9)81
Dicho tiacutetulo aparece en la portada junto con otros datos que nos
dicen que la obra fue escrita por el boticario Lorenzo Peacuterez vecino de Toledo y que fue
impresa en la misma ciudad en casa de Juan de Ayala en el antildeo 1575 dirigida al
77
De las dos obras de Lorenzo Peacuterez habla sobre todo CAVANILLES 1804 108-110 tambieacuten
encontramos breves descripciones de las mismas en COLMEIRO 1858 153 y PICATOSTE Y
RODRIacuteGUEZ 1891 241-242 78
PERESIUS 1599 79
Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2006 273-281 80
Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1489-1490 81
La paginacioacuten que se indica con nuacutemeros romanos es nuestra Se trata en todo momento de
paacuteginas nunca de folios Tras esta se especifican en cada referencia las liacuteneas en las que se encuentra el
texto citado
35
Ayuntamiento de Toledo Tambieacuten se indica en el mismo sitio que la obra cuenta con el
privilegio concedido por el rey para ser vendida especificaacutendose a continuacioacuten la tasa
de la misma
Tras la portada nos encontramos con una carta de Juan Fernaacutendez de Herrera
Secretario del Consejo del Rey en la que se especifica de nuevo la tasa de la obra82
A
este texto le sigue una carta de Juan Gallo escribano de la Caacutemara del Rey redactada
por mandato suyo y que contiene la licencia de impresioacuten83
Una uacuteltima carta del rey
en este caso escrita por Martiacuten de Gaztelu recoge la ceacutedula que da licencia al autor para
imprimir y vender el libro ldquopor tiempo de diez antildeosrdquo (VI 17)
Las siguientes paacuteginas se reservan a la epiacutestola nuncupatoria dirigida al
Ayuntamiento de Toledo en la que el autor especifica entre otras cosas la finalidad de
la obra
Assi yo aacute saber estas cosas de plantas inclinado procure recoger los ratos de mi estudio
y escriuir vn tratado de Theriaca solo por entender que V S hauia acordado con
mucha razon y prudencia hazer vn compendio de todos los simples y compuestos
medicamentos recibidos en esta ciudad en el vso de medicina para limpiar las Boticas
de los enuegecidos errores y conseruar en salud la Republica (XI 7-17)
Otro aspecto sentildealado en la misma muy relevante para nuestro estudio es el de la
justificacioacuten del empleo del romance en lugar del latiacuten lengua usual en las obras de
caraacutecter cientiacutefico de la eacutepoca y que analizaremos maacutes adelante A esta epiacutestola siguen
tres sonetos de Alonso Saacutenchez teoacutelogo y rector del Colegio de Navalcarnero del
Doctor Tomaacutes de Arroyo y del Licenciado Pedro Suaacuterez estos dos uacuteltimos meacutedicos
dedicados al autor
Tras estos sonetos comienza el Libro de Theriaca propiamente dicho un escrito
sobre un remedio universal conocido como triaca -del aacuterabe hispano attiryaacuteq este del
aacuterabe claacutesico tiryāq este del latiacuten theriaca y este del griego θηριακή derivado de
θηρίον fiera animal84
- que se empleoacute desde la Antiguumledad y hasta los siglos XVIII-
XIX primero contra la mordedura venenosa de ciertos animales y despueacutes como
82
ldquo[hellip] le tassaron a tres marauedis cada pliego con que no se pueda uender ni distribuyr sin que al
principio de cada libro de la dicha impression vaya impresso esta tassa [hellip]rdquo (II 9-13) 83
ldquo[hellip] por la qual [carta] vos damos licencia y facultad para que por esta vez qualquier impressor
destos nuestros reynos pueda imprimir el dicho libro [hellip]rdquo (IV 4-10) 84
Cf Real Academia Espantildeola Diccionario de la lengua espantildeola (22a ed) [en liacutenea]
lthttplemaraeesdraeval=theriacagt
36
panacea para diversas enfermedades85
El cuerpo de la obra de Lorenzo Peacuterez estaacute
constituido por un proemio (1-4) y la triaca de Androacutemaco encabezada por una lista en
latiacuten con los simples y compuestos que la conforman y seguida de la descripcioacuten de
cada uno de ellos (5-348) asiacute como de dos secciones finales con informacioacuten sobre la
manera de componer la triaca y su fermentacioacuten y duracioacuten respectivamente (348-364)
La obra concluye con un anexo en latiacuten que incluye distintas versiones de la
triaca de varios autores -los antiguos Galeno Aecio de Amida y Pablo de Egina y el
medieval Juan Actuario asiacute como las versiones de Androacutemaco el Viejo Androacutemaco el
Joven y Damoacutecrates recogidas por Galeno en sus escritos- en cuya uacuteltima paacutegina
encontramos un colofoacuten con informacioacuten del lugar y el antildeo de impresioacuten (285-399)
Cierra la obra un iacutendice de contenidos (CDI-CDXXX)
Como el autor declara en la epiacutestola nuncupatoria la obra se redactoacute con el
objeto de corregir los errores de los boticarios y evitar las frecuentes confusiones a la
hora de elaborar la triaca una finalidad praacutectica que confiere al texto una funcioacuten
fundamentalmente didaacutectica y que nos permite encuadrarlo quizaacute con ciertas reservas
dentro del geacutenero de las farmacopeas entendidas como recopilaciones de recetas de
productos medicinales con descripciones de cada uno de sus ingredientes y
explicaciones sobre su composicioacuten y preparacioacuten que en la liacutenea de los recetarios de
tipo praacutectico probablemente se alejariacutean de excesivas pretensiones literarias y buscariacutean
llegar al destinatario de manera directa Se trata por tanto de un texto claro y sencillo
que escapa a grandes ambiciones de erudicioacuten pero que no obstante cuenta con rigor y
con datos que proceden de una documentacioacuten ampliamente contrastada Todos estos
aspectos relacionados con los destinatarios concretos de la obra de los que dependiacutea la
eleccioacuten de la lengua y de los procedimientos de expresioacuten y el empleo de fuentes seraacuten
ampliamente atendidos en los siguientes epiacutegrafes
85
Esta famosa composicioacuten fue puesta en praacutectica por primera vez por el rey Mitriacutedates en el siglo II
a C por quien la misma recibioacute el nombre de mitridato No obstante casi un siglo despueacutes Androacutemaco
el Viejo meacutedico del emperador Neroacuten mejoroacute la foacutermula de Mitriacutedates -antildeadiendo entre otros
ingredientes carne de viacutebora- y desde entonces la receta fue transmitida por diversos autores -como
Galeno que transmitioacute varias veces la foacutermula de Androacutemaco en sus escritos- Cf GARIJO 1992 10-13
56
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ella cometidos y vtilissimo para preparar y configir muchos simples y compuestos
cada dia recebidos en el vso de Medicina Toledo en casa de Juan de Ayala
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ndash George Hugo Tucker ndash Hermann Wiegand) Arizona Center for Medieval and
Renaissance Texts and Studies pp 273-281
32
traducciones al castellano de grandes claacutesicos de la medicina -el Lilio de Medicina de
Bernardo de Gordon o el Libro o practica en Cirugia del italiano Juan de Vigo entre
otras- asiacute como obras de meacutedicos propiamente toledanos como Juliaacuten Gutieacuterrez -con
sus De potu in lapidis preservatione y De computatione dierum criticorum- o Luis de
Villarrubia -Tractatus eximiushellipab Epydemiali morbo- y Jorge Goacutemez -De ratione
minuendi sanguine in morbo laterali-64
Ya en la segunda mitad del siglo publicaron sus
obras en la ciudad autores como el meacutedico aragoneacutes Jeroacutenimo Jimeacutenez -Institutiorum
Medicarum libri quatuor nunc primum in lucem editi- o los boticarios toledanos
Lorenzo Peacuterez -Libro de Theriaca y De medicamentorum simpliciumhellipdelectu- y Veacutelez
de Arciniega -De simplicium medicamentorum collectione-65
Al final de la centuria la
imprenta de esta ciudad sacoacute a la luz lo que parecen ser las uacuteltimas obras meacutedicas del
Renacimiento toledano ambas sobre veterinaria el Libro de Albeiteria de Manuel Diacuteaz
y una recopilacioacuten de textos antiguos sobre este mismo tema de Alonso Suarez
En lo que respecta en concreto a Lorenzo Peacuterez pocos son los datos que
tenemos de eacutel Todas las secciones que se le dedican en las distintas obras biograacuteficas de
caraacutecter general apoyan sus afirmaciones en unos cuantos datos fundamentales Asiacute
sabemos que nuestro autor nacioacute en Toledo donde ejercioacute la profesioacuten de boticario y
que probablemente viajoacute por Espantildea Italia y Asia para conocer de primera mano las
plantas y poder corregir asiacute los errores que en la eacutepoca abundaban en las boticas66
Esta informacioacuten ademaacutes coincide con los datos esquemaacuteticos que aportan en la
actualidad J M Loacutepez Pintildeero y R Sancho de San Romaacuten67
Por otra parte F Picatoste
y Rodriacuteguez68
antildeade que se retiroacute antes del antildeo 1588 y A J Cavanilles69
que fue hijo
de un padre ilustrado que ldquole ensentildeoacute la facultad le inspiroacute el buen gusto los deseos de
saber y los de ser uacutetil aacute la sociedadrdquo y que con esta finalidad se instruyoacute en el latiacuten y
el griego ldquopara leer y corregir los coacutedices antiguos que trataacuteron de vegetales y
remediosrdquo testimonio que prueba con algunos ejemplos extraiacutedos del propio Libro de
64
De estos dos uacuteltimos autores habla tambieacuten SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1478-1487 y
1492 afirmando que seguiacutean anclados a la tradicioacuten meacutedica medieval frente a lo que parecioacute ocurrir con
las obras latinas ya imbuidas de los rasgos del humanismo de los dos boticarios de la segunda mitad del
siglo a los que nos referiremos en seguida 65
Cf para un estudio filoloacutegico de las obras en latiacuten de estos dos autores SANTAMARIacuteA
HERNAacuteNDEZ 2005 1487-1492 66
Estos datos aparecen en CAVANILLES 1804 105-106 COLMEIRO 1858 153 y PICATOSTE Y
RODRIacuteGUEZ 1891 241 67
Cf LOacutePEZ PINtildeERO 1979 302 y SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1977 17 68
Cf PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ ibidem 69
CAVANILLES ibidem
33
Theriaca Praacutecticamente lo mismo nos dice E Reyes Proacutesper70
en una obra de
principios del siglo XX donde afirma que Lorenzo Peacuterez era ldquoun culto humanista y
botaacutenico perspicazrdquo y que ldquodespueacutes de haber aprendido correctiacutesimamente el griego el
latiacuten y cuanto se habiacutea publicado de estudio de las plantas hasta su tiempo viajoacute por
nuestro paiacutes Italia y Asia para ver vivas muchas de las plantas que describieron y a
veces confundieron los antiguos autoresrdquo Los tres autores antes mencionados71
hacen
tambieacuten referencia a los conocimientos del boticario poco comunes en la eacutepoca por lo
que afirman merecieron el elogio de escritores como Sprengel72
que llegoacute a considerar
a nuestro autor eacutemulo de Maranta73
Tanto F Picatoste y Rodriacuteguez como M
Colmeiro74
testifican ademaacutes que Diego Serrano el boticario que llevoacute a la imprenta la
obra en latiacuten de nuestro autor despueacutes de que este se hubiera retirado en la dedicatoria a
dicha obra alega que le pidioacute este libro porque ldquolos muy doctos le daban el primado en
la eleccioacuten de los medicamentos simplesrdquo En relacioacuten a todo esto A J Cavanilles75
antildeade casi a modo de conclusioacuten que en el prefacio del meacutedico Francisco Pentildea a dicha
obra Lorenzo Peacuterez aparece como ldquoun sabio casi superior aacute los distinguidos de su siglo
que conocioacute quanto habiacutean escrito sobre yerbas comprobaacutendolo todo por siacute mismo y
que supo antildeadir nuevas luces para promover la cienciardquo Todos estos testimonios76
aportan evidencias sobre la singularidad y excelencia de nuestro autor como boticario e
incluso humanista una figura que aportoacute datos interesantes sobre la materia meacutedica y
preludioacute algunas consideraciones que antildeos maacutes tarde se asentariacutean en el aacutembito de la
botaacutenica
70
E REYES PROacuteSPER Dos noticias histoacutericas del inmortal botaacutenico y sacerdote hispano-valentino
Don Antonio Joseacute Cavanilles Madrid Artes Graacuteficas ldquoMateurdquo 1917 nota 25 71
Cf de nuevo CAVANILLES 1804 106-107 que vuelve a ilustrar con ejemplos extraiacutedos de la
obra del autor COLMEIRO ibidem y PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ ibidem que debioacute reproducir aquiacute
las palabras de M Colmeiro pues los testimonios de ambos autores son praacutecticamente iguales 72
Botaacutenico y fiacutesico alemaacuten que vivioacute entre los siglos XVIII-XIX Cf JOURDAN 1820-1825 vol 7
249-250 73
Meacutedico botaacutenico y teoacuterico literario del Renacimiento italiano autor entre otras de una obra en
italiano sobre la triaca traducida poco despueacutes al latiacuten por el meacutedico y botaacutenico alemaacuten J Camerarius Cf
JOURDAN 1820-1825 vol 6 177-178 74
Cf COLMEIRO ibidem y PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ 1891 242 75
CAVANILLES 1804 110 76
Ademaacutes de en los autores mencionados tambieacuten encontramos pequentildeas referencias a Lorenzo Peacuterez
en otras obras bibliograacuteficas y en algunos estudios sobre historia de la farmacia o noticias de algunas
boticas espantildeolas Entre ellas destacamos la de F J PUERTO SARMIENTO La Triaca Magna
Discurso de ingreso como acadeacutemico de nuacutemero en la RANF leiacutedo el 26 de febrero de 2009 disponible
en formato electroacutenico en Real Academia Nacional de Farmacia [en liacutenea] lthttpwwwranfcompdfdisc
ursosnumeropuertopdfgt
34
Sabemos por tanto que Lorenzo Peacuterez escribioacute dos textos sobre farmaceacuteutica77
que han llegado hasta nosotros en su versioacuten original En latiacuten redactoacute su De
medicamentorum simpliciumhellipdelectu78
publicado en Toledo en 1599 por el ya
mencionado Diego Serrano tambieacuten boticario un breve escrito sobre la eleccioacuten y
reposicioacuten de medicamentos simples y compuestos en el que recogioacute las
denominaciones latinas restituidas corrompidas y castellanas de cada uno de ellos con
el objeto de instruir a los boticarios y de evitar las confusiones terminoloacutegicas entre
ellos La obra por tanto tiene una finalidad praacutectica que se consigue no obstante
mediante la depuracioacuten del leacutexico un ejercicio muy comuacuten entre los humanistas
meacutedicos79
A este escrito lo precedioacute en 1575 el Libro de Theriaca publicado en
castellano por el propio autor en la misma ciudad y en el que trata diversos aspectos de
los distintos ingredientes de una composicioacuten medicinal M T Santamariacutea Hernaacutendez80
sentildeala que en este caso la finalidad de la obra es exclusivamente praacutectica si bien aquiacute
como veremos maacutes adelante el autor tambieacuten deja traslucir sus preocupaciones
linguumliacutesticas a traveacutes de diversas actuaciones que aunque escasas no deben pasar
desapercibidas
12 DESCRIPCIOacuteN DE LA OBRA
La obra que nos ocupa consta de 399 paacuteginas y veinticuatro hojas no numeradas
ocho al principio y dieciseacuteis al final Su tiacutetulo completo es bastante expliacutecito y ya
revela en cierto modo tanto el contenido como la finalidad de la misma ldquoLibro de
Theriaca limpio de los errores hasta nuestros tiempos en ella cometidos y vtilissimo
para preparar y configir muchos Simples y Compuestos cada dia recebidos en vso de
Medicinardquo (I 1-9)81
Dicho tiacutetulo aparece en la portada junto con otros datos que nos
dicen que la obra fue escrita por el boticario Lorenzo Peacuterez vecino de Toledo y que fue
impresa en la misma ciudad en casa de Juan de Ayala en el antildeo 1575 dirigida al
77
De las dos obras de Lorenzo Peacuterez habla sobre todo CAVANILLES 1804 108-110 tambieacuten
encontramos breves descripciones de las mismas en COLMEIRO 1858 153 y PICATOSTE Y
RODRIacuteGUEZ 1891 241-242 78
PERESIUS 1599 79
Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2006 273-281 80
Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1489-1490 81
La paginacioacuten que se indica con nuacutemeros romanos es nuestra Se trata en todo momento de
paacuteginas nunca de folios Tras esta se especifican en cada referencia las liacuteneas en las que se encuentra el
texto citado
35
Ayuntamiento de Toledo Tambieacuten se indica en el mismo sitio que la obra cuenta con el
privilegio concedido por el rey para ser vendida especificaacutendose a continuacioacuten la tasa
de la misma
Tras la portada nos encontramos con una carta de Juan Fernaacutendez de Herrera
Secretario del Consejo del Rey en la que se especifica de nuevo la tasa de la obra82
A
este texto le sigue una carta de Juan Gallo escribano de la Caacutemara del Rey redactada
por mandato suyo y que contiene la licencia de impresioacuten83
Una uacuteltima carta del rey
en este caso escrita por Martiacuten de Gaztelu recoge la ceacutedula que da licencia al autor para
imprimir y vender el libro ldquopor tiempo de diez antildeosrdquo (VI 17)
Las siguientes paacuteginas se reservan a la epiacutestola nuncupatoria dirigida al
Ayuntamiento de Toledo en la que el autor especifica entre otras cosas la finalidad de
la obra
Assi yo aacute saber estas cosas de plantas inclinado procure recoger los ratos de mi estudio
y escriuir vn tratado de Theriaca solo por entender que V S hauia acordado con
mucha razon y prudencia hazer vn compendio de todos los simples y compuestos
medicamentos recibidos en esta ciudad en el vso de medicina para limpiar las Boticas
de los enuegecidos errores y conseruar en salud la Republica (XI 7-17)
Otro aspecto sentildealado en la misma muy relevante para nuestro estudio es el de la
justificacioacuten del empleo del romance en lugar del latiacuten lengua usual en las obras de
caraacutecter cientiacutefico de la eacutepoca y que analizaremos maacutes adelante A esta epiacutestola siguen
tres sonetos de Alonso Saacutenchez teoacutelogo y rector del Colegio de Navalcarnero del
Doctor Tomaacutes de Arroyo y del Licenciado Pedro Suaacuterez estos dos uacuteltimos meacutedicos
dedicados al autor
Tras estos sonetos comienza el Libro de Theriaca propiamente dicho un escrito
sobre un remedio universal conocido como triaca -del aacuterabe hispano attiryaacuteq este del
aacuterabe claacutesico tiryāq este del latiacuten theriaca y este del griego θηριακή derivado de
θηρίον fiera animal84
- que se empleoacute desde la Antiguumledad y hasta los siglos XVIII-
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ldquo[hellip] le tassaron a tres marauedis cada pliego con que no se pueda uender ni distribuyr sin que al
principio de cada libro de la dicha impression vaya impresso esta tassa [hellip]rdquo (II 9-13) 83
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destos nuestros reynos pueda imprimir el dicho libro [hellip]rdquo (IV 4-10) 84
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cada uno de ellos (5-348) asiacute como de dos secciones finales con informacioacuten sobre la
manera de componer la triaca y su fermentacioacuten y duracioacuten respectivamente (348-364)
La obra concluye con un anexo en latiacuten que incluye distintas versiones de la
triaca de varios autores -los antiguos Galeno Aecio de Amida y Pablo de Egina y el
medieval Juan Actuario asiacute como las versiones de Androacutemaco el Viejo Androacutemaco el
Joven y Damoacutecrates recogidas por Galeno en sus escritos- en cuya uacuteltima paacutegina
encontramos un colofoacuten con informacioacuten del lugar y el antildeo de impresioacuten (285-399)
Cierra la obra un iacutendice de contenidos (CDI-CDXXX)
Como el autor declara en la epiacutestola nuncupatoria la obra se redactoacute con el
objeto de corregir los errores de los boticarios y evitar las frecuentes confusiones a la
hora de elaborar la triaca una finalidad praacutectica que confiere al texto una funcioacuten
fundamentalmente didaacutectica y que nos permite encuadrarlo quizaacute con ciertas reservas
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explicaciones sobre su composicioacuten y preparacioacuten que en la liacutenea de los recetarios de
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llegar al destinatario de manera directa Se trata por tanto de un texto claro y sencillo
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aspectos relacionados con los destinatarios concretos de la obra de los que dependiacutea la
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85
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ella cometidos y vtilissimo para preparar y configir muchos simples y compuestos
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COLMEIRO M (1858) ldquoSeccioacuten VI Obras espantildeolas y las demaacutes descriptivas de
plantas de la Peniacutensula hispano-lusitana eacute islas adyacentes oacute con algunas noticias
acerca de su vegetacioacutenrdquo ldquoNoticias biograacuteficasrdquo La Botaacutenica y los botaacutenicos de la
Peniacutensula Hispano-lusitana Estudios bibliograacuteficos y biograacuteficos Madrid
imprenta y estereotipia de M Rivadeneyra pp 64-65 153
GARIJO I ed y trad (1992) ldquoIntroduccioacutenrdquo Ibn Ŷulŷul Tratado sobre los
medicamentos de la Triacuteaca Coacuterdoba Aacuterea de Estudios Aacuterabes e Islaacutemicos Caacutetedra
de Lengua y Literatura Aacuterabes de la Universidad pp 9-31
GIL FERNAacuteNDEZ L (1997) ldquo2 La lsquobarbariersquo hispaacutenicardquo ldquo3 Latiacuten y vernaacuteculordquo
Panorama social del humanismo espantildeol (1500-1800) Madrid Tecnos pp 48-58
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GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS M A (2000) Andreacutes Laguna y el humanismo meacutedico
estudio filoloacutegico Salamanca Junta de Castilla y Leoacuten Consejeriacutea de Educacioacuten y
Cultura
LAIacuteN ENTRALGO P ed (1971-1973) Historia universal de la medicina 2
Antiguumledad 3 Edad Media 4 Medicina moderna siglos XV-XVII 7 vols
Barcelona Salvat (1981-1984 reimp)
LOacutePEZ PINtildeERO J M (1979) Ciencia y teacutecnica en la sociedad espantildeola de los siglos
XVI y XVII Barcelona Labor
LOacutePEZ TERRADA M L (2002) ldquoMeacutedicos cirujanos boticarios y albeacuteitaresrdquo
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dir) vol III siglos XVI y XVII Salamanca Junta de Castilla y Leoacuten Consejeriacutea
de Educacioacuten y Cultura pp 161-185
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2 vols Roma Jouvence
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toledana Discurso de recepcioacuten como miembro de nuacutemero de la Real Academia de
Bellas Artes y Ciencias Histoacutericas de Toledo 25 de mayo de 1969 (reproduccioacuten
parcial el texto iacutentegro se encuentra publicado en Toletum Boletiacuten de la Real
Academia de Bellas Artes y Ciencias Histoacutericas de Toledo nordm 5 pp 35-56)
(1977) ldquoLa medicina en la imprenta toledana hasta fines del siglo XIXrdquo Toletum
Boletiacuten de la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Histoacutericas de Toledo nordm 8
pp 9-30
SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ M T (2005) ldquoLiacuteneas generales de los textos meacutedicos
latinos de la medicina toledana renacentistardquo La Filologiacutea Latina Mil antildeos maacutes (P
P Conde Parrado ndash I Velaacutezquez eds) Actas del IV Congreso de la Sociedad de
Estudios Latinos (Medina del Campo 22-24 de mayo de 2003) Madrid pp 1475-
1492 (formato electroacutenico) Impreso Burgos Instituto Castellano y Leoneacutes de la
Lengua-Sociedad de Estudios Latinos 2009 vol 2
(2006) ldquoLa difusioacuten del humanismo meacutedico el boticario Lorenzo Peacuterez contra los
deprauata nomina o las demonum appellationesrdquo Acta Conventus Neo-Latini
Bonnensis Proceedings of the Twelfth Internacional Congress of Neo-Latin
Studies Medieval amp Renaissance Texts amp studies vol 315 (general editor Rhoda
Schnur edited by Perrine Galland-Hallyn Antonio Iurilli ndash Joaquiacuten Pascual Barea
ndash George Hugo Tucker ndash Hermann Wiegand) Arizona Center for Medieval and
Renaissance Texts and Studies pp 273-281
33
Theriaca Praacutecticamente lo mismo nos dice E Reyes Proacutesper70
en una obra de
principios del siglo XX donde afirma que Lorenzo Peacuterez era ldquoun culto humanista y
botaacutenico perspicazrdquo y que ldquodespueacutes de haber aprendido correctiacutesimamente el griego el
latiacuten y cuanto se habiacutea publicado de estudio de las plantas hasta su tiempo viajoacute por
nuestro paiacutes Italia y Asia para ver vivas muchas de las plantas que describieron y a
veces confundieron los antiguos autoresrdquo Los tres autores antes mencionados71
hacen
tambieacuten referencia a los conocimientos del boticario poco comunes en la eacutepoca por lo
que afirman merecieron el elogio de escritores como Sprengel72
que llegoacute a considerar
a nuestro autor eacutemulo de Maranta73
Tanto F Picatoste y Rodriacuteguez como M
Colmeiro74
testifican ademaacutes que Diego Serrano el boticario que llevoacute a la imprenta la
obra en latiacuten de nuestro autor despueacutes de que este se hubiera retirado en la dedicatoria a
dicha obra alega que le pidioacute este libro porque ldquolos muy doctos le daban el primado en
la eleccioacuten de los medicamentos simplesrdquo En relacioacuten a todo esto A J Cavanilles75
antildeade casi a modo de conclusioacuten que en el prefacio del meacutedico Francisco Pentildea a dicha
obra Lorenzo Peacuterez aparece como ldquoun sabio casi superior aacute los distinguidos de su siglo
que conocioacute quanto habiacutean escrito sobre yerbas comprobaacutendolo todo por siacute mismo y
que supo antildeadir nuevas luces para promover la cienciardquo Todos estos testimonios76
aportan evidencias sobre la singularidad y excelencia de nuestro autor como boticario e
incluso humanista una figura que aportoacute datos interesantes sobre la materia meacutedica y
preludioacute algunas consideraciones que antildeos maacutes tarde se asentariacutean en el aacutembito de la
botaacutenica
70
E REYES PROacuteSPER Dos noticias histoacutericas del inmortal botaacutenico y sacerdote hispano-valentino
Don Antonio Joseacute Cavanilles Madrid Artes Graacuteficas ldquoMateurdquo 1917 nota 25 71
Cf de nuevo CAVANILLES 1804 106-107 que vuelve a ilustrar con ejemplos extraiacutedos de la
obra del autor COLMEIRO ibidem y PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ ibidem que debioacute reproducir aquiacute
las palabras de M Colmeiro pues los testimonios de ambos autores son praacutecticamente iguales 72
Botaacutenico y fiacutesico alemaacuten que vivioacute entre los siglos XVIII-XIX Cf JOURDAN 1820-1825 vol 7
249-250 73
Meacutedico botaacutenico y teoacuterico literario del Renacimiento italiano autor entre otras de una obra en
italiano sobre la triaca traducida poco despueacutes al latiacuten por el meacutedico y botaacutenico alemaacuten J Camerarius Cf
JOURDAN 1820-1825 vol 6 177-178 74
Cf COLMEIRO ibidem y PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ 1891 242 75
CAVANILLES 1804 110 76
Ademaacutes de en los autores mencionados tambieacuten encontramos pequentildeas referencias a Lorenzo Peacuterez
en otras obras bibliograacuteficas y en algunos estudios sobre historia de la farmacia o noticias de algunas
boticas espantildeolas Entre ellas destacamos la de F J PUERTO SARMIENTO La Triaca Magna
Discurso de ingreso como acadeacutemico de nuacutemero en la RANF leiacutedo el 26 de febrero de 2009 disponible
en formato electroacutenico en Real Academia Nacional de Farmacia [en liacutenea] lthttpwwwranfcompdfdisc
ursosnumeropuertopdfgt
34
Sabemos por tanto que Lorenzo Peacuterez escribioacute dos textos sobre farmaceacuteutica77
que han llegado hasta nosotros en su versioacuten original En latiacuten redactoacute su De
medicamentorum simpliciumhellipdelectu78
publicado en Toledo en 1599 por el ya
mencionado Diego Serrano tambieacuten boticario un breve escrito sobre la eleccioacuten y
reposicioacuten de medicamentos simples y compuestos en el que recogioacute las
denominaciones latinas restituidas corrompidas y castellanas de cada uno de ellos con
el objeto de instruir a los boticarios y de evitar las confusiones terminoloacutegicas entre
ellos La obra por tanto tiene una finalidad praacutectica que se consigue no obstante
mediante la depuracioacuten del leacutexico un ejercicio muy comuacuten entre los humanistas
meacutedicos79
A este escrito lo precedioacute en 1575 el Libro de Theriaca publicado en
castellano por el propio autor en la misma ciudad y en el que trata diversos aspectos de
los distintos ingredientes de una composicioacuten medicinal M T Santamariacutea Hernaacutendez80
sentildeala que en este caso la finalidad de la obra es exclusivamente praacutectica si bien aquiacute
como veremos maacutes adelante el autor tambieacuten deja traslucir sus preocupaciones
linguumliacutesticas a traveacutes de diversas actuaciones que aunque escasas no deben pasar
desapercibidas
12 DESCRIPCIOacuteN DE LA OBRA
La obra que nos ocupa consta de 399 paacuteginas y veinticuatro hojas no numeradas
ocho al principio y dieciseacuteis al final Su tiacutetulo completo es bastante expliacutecito y ya
revela en cierto modo tanto el contenido como la finalidad de la misma ldquoLibro de
Theriaca limpio de los errores hasta nuestros tiempos en ella cometidos y vtilissimo
para preparar y configir muchos Simples y Compuestos cada dia recebidos en vso de
Medicinardquo (I 1-9)81
Dicho tiacutetulo aparece en la portada junto con otros datos que nos
dicen que la obra fue escrita por el boticario Lorenzo Peacuterez vecino de Toledo y que fue
impresa en la misma ciudad en casa de Juan de Ayala en el antildeo 1575 dirigida al
77
De las dos obras de Lorenzo Peacuterez habla sobre todo CAVANILLES 1804 108-110 tambieacuten
encontramos breves descripciones de las mismas en COLMEIRO 1858 153 y PICATOSTE Y
RODRIacuteGUEZ 1891 241-242 78
PERESIUS 1599 79
Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2006 273-281 80
Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1489-1490 81
La paginacioacuten que se indica con nuacutemeros romanos es nuestra Se trata en todo momento de
paacuteginas nunca de folios Tras esta se especifican en cada referencia las liacuteneas en las que se encuentra el
texto citado
35
Ayuntamiento de Toledo Tambieacuten se indica en el mismo sitio que la obra cuenta con el
privilegio concedido por el rey para ser vendida especificaacutendose a continuacioacuten la tasa
de la misma
Tras la portada nos encontramos con una carta de Juan Fernaacutendez de Herrera
Secretario del Consejo del Rey en la que se especifica de nuevo la tasa de la obra82
A
este texto le sigue una carta de Juan Gallo escribano de la Caacutemara del Rey redactada
por mandato suyo y que contiene la licencia de impresioacuten83
Una uacuteltima carta del rey
en este caso escrita por Martiacuten de Gaztelu recoge la ceacutedula que da licencia al autor para
imprimir y vender el libro ldquopor tiempo de diez antildeosrdquo (VI 17)
Las siguientes paacuteginas se reservan a la epiacutestola nuncupatoria dirigida al
Ayuntamiento de Toledo en la que el autor especifica entre otras cosas la finalidad de
la obra
Assi yo aacute saber estas cosas de plantas inclinado procure recoger los ratos de mi estudio
y escriuir vn tratado de Theriaca solo por entender que V S hauia acordado con
mucha razon y prudencia hazer vn compendio de todos los simples y compuestos
medicamentos recibidos en esta ciudad en el vso de medicina para limpiar las Boticas
de los enuegecidos errores y conseruar en salud la Republica (XI 7-17)
Otro aspecto sentildealado en la misma muy relevante para nuestro estudio es el de la
justificacioacuten del empleo del romance en lugar del latiacuten lengua usual en las obras de
caraacutecter cientiacutefico de la eacutepoca y que analizaremos maacutes adelante A esta epiacutestola siguen
tres sonetos de Alonso Saacutenchez teoacutelogo y rector del Colegio de Navalcarnero del
Doctor Tomaacutes de Arroyo y del Licenciado Pedro Suaacuterez estos dos uacuteltimos meacutedicos
dedicados al autor
Tras estos sonetos comienza el Libro de Theriaca propiamente dicho un escrito
sobre un remedio universal conocido como triaca -del aacuterabe hispano attiryaacuteq este del
aacuterabe claacutesico tiryāq este del latiacuten theriaca y este del griego θηριακή derivado de
θηρίον fiera animal84
- que se empleoacute desde la Antiguumledad y hasta los siglos XVIII-
XIX primero contra la mordedura venenosa de ciertos animales y despueacutes como
82
ldquo[hellip] le tassaron a tres marauedis cada pliego con que no se pueda uender ni distribuyr sin que al
principio de cada libro de la dicha impression vaya impresso esta tassa [hellip]rdquo (II 9-13) 83
ldquo[hellip] por la qual [carta] vos damos licencia y facultad para que por esta vez qualquier impressor
destos nuestros reynos pueda imprimir el dicho libro [hellip]rdquo (IV 4-10) 84
Cf Real Academia Espantildeola Diccionario de la lengua espantildeola (22a ed) [en liacutenea]
lthttplemaraeesdraeval=theriacagt
36
panacea para diversas enfermedades85
El cuerpo de la obra de Lorenzo Peacuterez estaacute
constituido por un proemio (1-4) y la triaca de Androacutemaco encabezada por una lista en
latiacuten con los simples y compuestos que la conforman y seguida de la descripcioacuten de
cada uno de ellos (5-348) asiacute como de dos secciones finales con informacioacuten sobre la
manera de componer la triaca y su fermentacioacuten y duracioacuten respectivamente (348-364)
La obra concluye con un anexo en latiacuten que incluye distintas versiones de la
triaca de varios autores -los antiguos Galeno Aecio de Amida y Pablo de Egina y el
medieval Juan Actuario asiacute como las versiones de Androacutemaco el Viejo Androacutemaco el
Joven y Damoacutecrates recogidas por Galeno en sus escritos- en cuya uacuteltima paacutegina
encontramos un colofoacuten con informacioacuten del lugar y el antildeo de impresioacuten (285-399)
Cierra la obra un iacutendice de contenidos (CDI-CDXXX)
Como el autor declara en la epiacutestola nuncupatoria la obra se redactoacute con el
objeto de corregir los errores de los boticarios y evitar las frecuentes confusiones a la
hora de elaborar la triaca una finalidad praacutectica que confiere al texto una funcioacuten
fundamentalmente didaacutectica y que nos permite encuadrarlo quizaacute con ciertas reservas
dentro del geacutenero de las farmacopeas entendidas como recopilaciones de recetas de
productos medicinales con descripciones de cada uno de sus ingredientes y
explicaciones sobre su composicioacuten y preparacioacuten que en la liacutenea de los recetarios de
tipo praacutectico probablemente se alejariacutean de excesivas pretensiones literarias y buscariacutean
llegar al destinatario de manera directa Se trata por tanto de un texto claro y sencillo
que escapa a grandes ambiciones de erudicioacuten pero que no obstante cuenta con rigor y
con datos que proceden de una documentacioacuten ampliamente contrastada Todos estos
aspectos relacionados con los destinatarios concretos de la obra de los que dependiacutea la
eleccioacuten de la lengua y de los procedimientos de expresioacuten y el empleo de fuentes seraacuten
ampliamente atendidos en los siguientes epiacutegrafes
85
Esta famosa composicioacuten fue puesta en praacutectica por primera vez por el rey Mitriacutedates en el siglo II
a C por quien la misma recibioacute el nombre de mitridato No obstante casi un siglo despueacutes Androacutemaco
el Viejo meacutedico del emperador Neroacuten mejoroacute la foacutermula de Mitriacutedates -antildeadiendo entre otros
ingredientes carne de viacutebora- y desde entonces la receta fue transmitida por diversos autores -como
Galeno que transmitioacute varias veces la foacutermula de Androacutemaco en sus escritos- Cf GARIJO 1992 10-13
56
BIBLIOGRAFIacuteA
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Doctor Andres de Lagunahellip Amberes en casa de Juan Lacio
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medicamentos de la Triacuteaca Coacuterdoba Aacuterea de Estudios Aacuterabes e Islaacutemicos Caacutetedra
de Lengua y Literatura Aacuterabes de la Universidad pp 9-31
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Antiguumledad 3 Edad Media 4 Medicina moderna siglos XV-XVII 7 vols
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de Educacioacuten y Cultura pp 161-185
58
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MAZZINI I (1997) La medicina dei Greci e dei Romani Letteratura lingua scienza
2 vols Roma Jouvence
MONTERO CARTELLE E (2010) Tipologiacutea de la literatura meacutedica latina
Antiguumledad Edad Media Renacimiento Feacutedeacuteration Internationale des Instituts
drsquoEacutetudes Meacutedieacutevales Porto Gabinete de Filosofia Medieval Facultade de Letras
PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ M J (1996) El humanismo meacutedico en la Universidad de Salamanca
(siglo XVI) Valladolid Universidad de Valladolid Secretariado de Publicaciones e
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PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ F (1891) Apuntes para una biblioteca cientiacutefica
espantildeola del siglo XVI Madrid pp 241-242
SANCHO DE SAN ROMAacuteN R (1972) Notas para una historia de la medicina
toledana Discurso de recepcioacuten como miembro de nuacutemero de la Real Academia de
Bellas Artes y Ciencias Histoacutericas de Toledo 25 de mayo de 1969 (reproduccioacuten
parcial el texto iacutentegro se encuentra publicado en Toletum Boletiacuten de la Real
Academia de Bellas Artes y Ciencias Histoacutericas de Toledo nordm 5 pp 35-56)
(1977) ldquoLa medicina en la imprenta toledana hasta fines del siglo XIXrdquo Toletum
Boletiacuten de la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Histoacutericas de Toledo nordm 8
pp 9-30
SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ M T (2005) ldquoLiacuteneas generales de los textos meacutedicos
latinos de la medicina toledana renacentistardquo La Filologiacutea Latina Mil antildeos maacutes (P
P Conde Parrado ndash I Velaacutezquez eds) Actas del IV Congreso de la Sociedad de
Estudios Latinos (Medina del Campo 22-24 de mayo de 2003) Madrid pp 1475-
1492 (formato electroacutenico) Impreso Burgos Instituto Castellano y Leoneacutes de la
Lengua-Sociedad de Estudios Latinos 2009 vol 2
(2006) ldquoLa difusioacuten del humanismo meacutedico el boticario Lorenzo Peacuterez contra los
deprauata nomina o las demonum appellationesrdquo Acta Conventus Neo-Latini
Bonnensis Proceedings of the Twelfth Internacional Congress of Neo-Latin
Studies Medieval amp Renaissance Texts amp studies vol 315 (general editor Rhoda
Schnur edited by Perrine Galland-Hallyn Antonio Iurilli ndash Joaquiacuten Pascual Barea
ndash George Hugo Tucker ndash Hermann Wiegand) Arizona Center for Medieval and
Renaissance Texts and Studies pp 273-281
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Sabemos por tanto que Lorenzo Peacuterez escribioacute dos textos sobre farmaceacuteutica77
que han llegado hasta nosotros en su versioacuten original En latiacuten redactoacute su De
medicamentorum simpliciumhellipdelectu78
publicado en Toledo en 1599 por el ya
mencionado Diego Serrano tambieacuten boticario un breve escrito sobre la eleccioacuten y
reposicioacuten de medicamentos simples y compuestos en el que recogioacute las
denominaciones latinas restituidas corrompidas y castellanas de cada uno de ellos con
el objeto de instruir a los boticarios y de evitar las confusiones terminoloacutegicas entre
ellos La obra por tanto tiene una finalidad praacutectica que se consigue no obstante
mediante la depuracioacuten del leacutexico un ejercicio muy comuacuten entre los humanistas
meacutedicos79
A este escrito lo precedioacute en 1575 el Libro de Theriaca publicado en
castellano por el propio autor en la misma ciudad y en el que trata diversos aspectos de
los distintos ingredientes de una composicioacuten medicinal M T Santamariacutea Hernaacutendez80
sentildeala que en este caso la finalidad de la obra es exclusivamente praacutectica si bien aquiacute
como veremos maacutes adelante el autor tambieacuten deja traslucir sus preocupaciones
linguumliacutesticas a traveacutes de diversas actuaciones que aunque escasas no deben pasar
desapercibidas
12 DESCRIPCIOacuteN DE LA OBRA
La obra que nos ocupa consta de 399 paacuteginas y veinticuatro hojas no numeradas
ocho al principio y dieciseacuteis al final Su tiacutetulo completo es bastante expliacutecito y ya
revela en cierto modo tanto el contenido como la finalidad de la misma ldquoLibro de
Theriaca limpio de los errores hasta nuestros tiempos en ella cometidos y vtilissimo
para preparar y configir muchos Simples y Compuestos cada dia recebidos en vso de
Medicinardquo (I 1-9)81
Dicho tiacutetulo aparece en la portada junto con otros datos que nos
dicen que la obra fue escrita por el boticario Lorenzo Peacuterez vecino de Toledo y que fue
impresa en la misma ciudad en casa de Juan de Ayala en el antildeo 1575 dirigida al
77
De las dos obras de Lorenzo Peacuterez habla sobre todo CAVANILLES 1804 108-110 tambieacuten
encontramos breves descripciones de las mismas en COLMEIRO 1858 153 y PICATOSTE Y
RODRIacuteGUEZ 1891 241-242 78
PERESIUS 1599 79
Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2006 273-281 80
Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1489-1490 81
La paginacioacuten que se indica con nuacutemeros romanos es nuestra Se trata en todo momento de
paacuteginas nunca de folios Tras esta se especifican en cada referencia las liacuteneas en las que se encuentra el
texto citado
35
Ayuntamiento de Toledo Tambieacuten se indica en el mismo sitio que la obra cuenta con el
privilegio concedido por el rey para ser vendida especificaacutendose a continuacioacuten la tasa
de la misma
Tras la portada nos encontramos con una carta de Juan Fernaacutendez de Herrera
Secretario del Consejo del Rey en la que se especifica de nuevo la tasa de la obra82
A
este texto le sigue una carta de Juan Gallo escribano de la Caacutemara del Rey redactada
por mandato suyo y que contiene la licencia de impresioacuten83
Una uacuteltima carta del rey
en este caso escrita por Martiacuten de Gaztelu recoge la ceacutedula que da licencia al autor para
imprimir y vender el libro ldquopor tiempo de diez antildeosrdquo (VI 17)
Las siguientes paacuteginas se reservan a la epiacutestola nuncupatoria dirigida al
Ayuntamiento de Toledo en la que el autor especifica entre otras cosas la finalidad de
la obra
Assi yo aacute saber estas cosas de plantas inclinado procure recoger los ratos de mi estudio
y escriuir vn tratado de Theriaca solo por entender que V S hauia acordado con
mucha razon y prudencia hazer vn compendio de todos los simples y compuestos
medicamentos recibidos en esta ciudad en el vso de medicina para limpiar las Boticas
de los enuegecidos errores y conseruar en salud la Republica (XI 7-17)
Otro aspecto sentildealado en la misma muy relevante para nuestro estudio es el de la
justificacioacuten del empleo del romance en lugar del latiacuten lengua usual en las obras de
caraacutecter cientiacutefico de la eacutepoca y que analizaremos maacutes adelante A esta epiacutestola siguen
tres sonetos de Alonso Saacutenchez teoacutelogo y rector del Colegio de Navalcarnero del
Doctor Tomaacutes de Arroyo y del Licenciado Pedro Suaacuterez estos dos uacuteltimos meacutedicos
dedicados al autor
Tras estos sonetos comienza el Libro de Theriaca propiamente dicho un escrito
sobre un remedio universal conocido como triaca -del aacuterabe hispano attiryaacuteq este del
aacuterabe claacutesico tiryāq este del latiacuten theriaca y este del griego θηριακή derivado de
θηρίον fiera animal84
- que se empleoacute desde la Antiguumledad y hasta los siglos XVIII-
XIX primero contra la mordedura venenosa de ciertos animales y despueacutes como
82
ldquo[hellip] le tassaron a tres marauedis cada pliego con que no se pueda uender ni distribuyr sin que al
principio de cada libro de la dicha impression vaya impresso esta tassa [hellip]rdquo (II 9-13) 83
ldquo[hellip] por la qual [carta] vos damos licencia y facultad para que por esta vez qualquier impressor
destos nuestros reynos pueda imprimir el dicho libro [hellip]rdquo (IV 4-10) 84
Cf Real Academia Espantildeola Diccionario de la lengua espantildeola (22a ed) [en liacutenea]
lthttplemaraeesdraeval=theriacagt
36
panacea para diversas enfermedades85
El cuerpo de la obra de Lorenzo Peacuterez estaacute
constituido por un proemio (1-4) y la triaca de Androacutemaco encabezada por una lista en
latiacuten con los simples y compuestos que la conforman y seguida de la descripcioacuten de
cada uno de ellos (5-348) asiacute como de dos secciones finales con informacioacuten sobre la
manera de componer la triaca y su fermentacioacuten y duracioacuten respectivamente (348-364)
La obra concluye con un anexo en latiacuten que incluye distintas versiones de la
triaca de varios autores -los antiguos Galeno Aecio de Amida y Pablo de Egina y el
medieval Juan Actuario asiacute como las versiones de Androacutemaco el Viejo Androacutemaco el
Joven y Damoacutecrates recogidas por Galeno en sus escritos- en cuya uacuteltima paacutegina
encontramos un colofoacuten con informacioacuten del lugar y el antildeo de impresioacuten (285-399)
Cierra la obra un iacutendice de contenidos (CDI-CDXXX)
Como el autor declara en la epiacutestola nuncupatoria la obra se redactoacute con el
objeto de corregir los errores de los boticarios y evitar las frecuentes confusiones a la
hora de elaborar la triaca una finalidad praacutectica que confiere al texto una funcioacuten
fundamentalmente didaacutectica y que nos permite encuadrarlo quizaacute con ciertas reservas
dentro del geacutenero de las farmacopeas entendidas como recopilaciones de recetas de
productos medicinales con descripciones de cada uno de sus ingredientes y
explicaciones sobre su composicioacuten y preparacioacuten que en la liacutenea de los recetarios de
tipo praacutectico probablemente se alejariacutean de excesivas pretensiones literarias y buscariacutean
llegar al destinatario de manera directa Se trata por tanto de un texto claro y sencillo
que escapa a grandes ambiciones de erudicioacuten pero que no obstante cuenta con rigor y
con datos que proceden de una documentacioacuten ampliamente contrastada Todos estos
aspectos relacionados con los destinatarios concretos de la obra de los que dependiacutea la
eleccioacuten de la lengua y de los procedimientos de expresioacuten y el empleo de fuentes seraacuten
ampliamente atendidos en los siguientes epiacutegrafes
85
Esta famosa composicioacuten fue puesta en praacutectica por primera vez por el rey Mitriacutedates en el siglo II
a C por quien la misma recibioacute el nombre de mitridato No obstante casi un siglo despueacutes Androacutemaco
el Viejo meacutedico del emperador Neroacuten mejoroacute la foacutermula de Mitriacutedates -antildeadiendo entre otros
ingredientes carne de viacutebora- y desde entonces la receta fue transmitida por diversos autores -como
Galeno que transmitioacute varias veces la foacutermula de Androacutemaco en sus escritos- Cf GARIJO 1992 10-13
56
BIBLIOGRAFIacuteA
Fuentes
ASULANUS F ed (1526) Omnia opera Hippocratis Venetiis in aedibus Aldi et
Andreae soceri
JUNTA T ed (1565) Galeni omnia quae extant opera 12 vols Venetiis apud
Juntas
KUumlHN C G ed (1821-1833) Claudii Galeni Opera Omnia 20 vols Leipzig
Knobloch (repr Hildesheim Olms 1964-5)
LAGUNA A ed y trad (1555) Pedacio Dioscorides Anazarbeo Acerca de la
materia medicinal y de los venenos mortiacuteferos traduzido de lengua griega en la
vulgar castellana amp illustrado con claras y substantiales annotationeshellippor el
Doctor Andres de Lagunahellip Amberes en casa de Juan Lacio
LITTREacute E ed (1839-1861) Oeuvres complegravetes drsquoHippocrate 10 vols Pariacutes J-B
Bailliegravere (repr Aacutemsterdam Akkert 1973 78 89)
JAN L MAYHOFF K ed (1892-1933) Naturalis Historiae libri XXXVII 5 vols
Leipzig Teubner
PERESIUS L (1599) De medicamentorum simplicium et compositorum hodierno
aeuohellip adiectae sunt integrae ac expurgatae eorum nomenclaturaehellipLaurentio
Peresiohellipauctore Toleti typis Ioannis Rodericii eiusdem urbis Typographi
PEacuteREZ L (1575) Libro de Theriaca limpio de los errores hasta nuestros tiempos en
ella cometidos y vtilissimo para preparar y configir muchos simples y compuestos
cada dia recebidos en el vso de Medicina Toledo en casa de Juan de Ayala
WELLMANN M ed (1906-1914) Pedanii Dioscuridis Anazarbei de materia medica
libri quinque 3 vols Berliacuten Weidmann
Leacutexicos y diccionarios meacutedicos
BLANCARDUS S (1717) Lexicon medicum renovatumhellipin quo totius artis medicae
terminihellipusitati dilucide amp breviter exponunturhelliphisce adjungitur Graecarum
vocum Etymologiacum indicibus locupletissimis Lugduni Batavorum apud
Samuelem Luchtmans
57
JOURDAN A J L dir (1820-1825) Dictionnaire des sciences meacutedicales Biographie
meacutedicale 7 vols Pariacutes C L F Panckoucke
Estudios
BLANCO PEacuteREZ J I (1999) Humanistas meacutedicos en el renacimiento vallisoletano
Burgos Universidad de Burgos Servicio de Publicaciones
CAVANILLES A J (1804) Discurso sobre algunos botaacutenicos espantildeoles del siglo
XVI Anales de Ciencias Naturales tomo VII pp 99-141
COLMEIRO M (1858) ldquoSeccioacuten VI Obras espantildeolas y las demaacutes descriptivas de
plantas de la Peniacutensula hispano-lusitana eacute islas adyacentes oacute con algunas noticias
acerca de su vegetacioacutenrdquo ldquoNoticias biograacuteficasrdquo La Botaacutenica y los botaacutenicos de la
Peniacutensula Hispano-lusitana Estudios bibliograacuteficos y biograacuteficos Madrid
imprenta y estereotipia de M Rivadeneyra pp 64-65 153
GARIJO I ed y trad (1992) ldquoIntroduccioacutenrdquo Ibn Ŷulŷul Tratado sobre los
medicamentos de la Triacuteaca Coacuterdoba Aacuterea de Estudios Aacuterabes e Islaacutemicos Caacutetedra
de Lengua y Literatura Aacuterabes de la Universidad pp 9-31
GIL FERNAacuteNDEZ L (1997) ldquo2 La lsquobarbariersquo hispaacutenicardquo ldquo3 Latiacuten y vernaacuteculordquo
Panorama social del humanismo espantildeol (1500-1800) Madrid Tecnos pp 48-58
59-83
GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS M A (2000) Andreacutes Laguna y el humanismo meacutedico
estudio filoloacutegico Salamanca Junta de Castilla y Leoacuten Consejeriacutea de Educacioacuten y
Cultura
LAIacuteN ENTRALGO P ed (1971-1973) Historia universal de la medicina 2
Antiguumledad 3 Edad Media 4 Medicina moderna siglos XV-XVII 7 vols
Barcelona Salvat (1981-1984 reimp)
LOacutePEZ PINtildeERO J M (1979) Ciencia y teacutecnica en la sociedad espantildeola de los siglos
XVI y XVII Barcelona Labor
LOacutePEZ TERRADA M L (2002) ldquoMeacutedicos cirujanos boticarios y albeacuteitaresrdquo
Historia de la ciencia y de la teacutecnica en la Corona de Castilla (J M Loacutepez Pintildeero
dir) vol III siglos XVI y XVII Salamanca Junta de Castilla y Leoacuten Consejeriacutea
de Educacioacuten y Cultura pp 161-185
58
MARTIacuteN FERREIRA A I (1995) El humanismo meacutedico en la Universidad de
Alcalaacute (siglo XVI) Alcalaacute de Henares (Madrid) Universidad de Alcalaacute de
Henares Servicio de Publicaciones D L
MAZZINI I (1997) La medicina dei Greci e dei Romani Letteratura lingua scienza
2 vols Roma Jouvence
MONTERO CARTELLE E (2010) Tipologiacutea de la literatura meacutedica latina
Antiguumledad Edad Media Renacimiento Feacutedeacuteration Internationale des Instituts
drsquoEacutetudes Meacutedieacutevales Porto Gabinete de Filosofia Medieval Facultade de Letras
PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ M J (1996) El humanismo meacutedico en la Universidad de Salamanca
(siglo XVI) Valladolid Universidad de Valladolid Secretariado de Publicaciones e
Intercambio Cientiacutefico
PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ F (1891) Apuntes para una biblioteca cientiacutefica
espantildeola del siglo XVI Madrid pp 241-242
SANCHO DE SAN ROMAacuteN R (1972) Notas para una historia de la medicina
toledana Discurso de recepcioacuten como miembro de nuacutemero de la Real Academia de
Bellas Artes y Ciencias Histoacutericas de Toledo 25 de mayo de 1969 (reproduccioacuten
parcial el texto iacutentegro se encuentra publicado en Toletum Boletiacuten de la Real
Academia de Bellas Artes y Ciencias Histoacutericas de Toledo nordm 5 pp 35-56)
(1977) ldquoLa medicina en la imprenta toledana hasta fines del siglo XIXrdquo Toletum
Boletiacuten de la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Histoacutericas de Toledo nordm 8
pp 9-30
SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ M T (2005) ldquoLiacuteneas generales de los textos meacutedicos
latinos de la medicina toledana renacentistardquo La Filologiacutea Latina Mil antildeos maacutes (P
P Conde Parrado ndash I Velaacutezquez eds) Actas del IV Congreso de la Sociedad de
Estudios Latinos (Medina del Campo 22-24 de mayo de 2003) Madrid pp 1475-
1492 (formato electroacutenico) Impreso Burgos Instituto Castellano y Leoneacutes de la
Lengua-Sociedad de Estudios Latinos 2009 vol 2
(2006) ldquoLa difusioacuten del humanismo meacutedico el boticario Lorenzo Peacuterez contra los
deprauata nomina o las demonum appellationesrdquo Acta Conventus Neo-Latini
Bonnensis Proceedings of the Twelfth Internacional Congress of Neo-Latin
Studies Medieval amp Renaissance Texts amp studies vol 315 (general editor Rhoda
Schnur edited by Perrine Galland-Hallyn Antonio Iurilli ndash Joaquiacuten Pascual Barea
ndash George Hugo Tucker ndash Hermann Wiegand) Arizona Center for Medieval and
Renaissance Texts and Studies pp 273-281
35
Ayuntamiento de Toledo Tambieacuten se indica en el mismo sitio que la obra cuenta con el
privilegio concedido por el rey para ser vendida especificaacutendose a continuacioacuten la tasa
de la misma
Tras la portada nos encontramos con una carta de Juan Fernaacutendez de Herrera
Secretario del Consejo del Rey en la que se especifica de nuevo la tasa de la obra82
A
este texto le sigue una carta de Juan Gallo escribano de la Caacutemara del Rey redactada
por mandato suyo y que contiene la licencia de impresioacuten83
Una uacuteltima carta del rey
en este caso escrita por Martiacuten de Gaztelu recoge la ceacutedula que da licencia al autor para
imprimir y vender el libro ldquopor tiempo de diez antildeosrdquo (VI 17)
Las siguientes paacuteginas se reservan a la epiacutestola nuncupatoria dirigida al
Ayuntamiento de Toledo en la que el autor especifica entre otras cosas la finalidad de
la obra
Assi yo aacute saber estas cosas de plantas inclinado procure recoger los ratos de mi estudio
y escriuir vn tratado de Theriaca solo por entender que V S hauia acordado con
mucha razon y prudencia hazer vn compendio de todos los simples y compuestos
medicamentos recibidos en esta ciudad en el vso de medicina para limpiar las Boticas
de los enuegecidos errores y conseruar en salud la Republica (XI 7-17)
Otro aspecto sentildealado en la misma muy relevante para nuestro estudio es el de la
justificacioacuten del empleo del romance en lugar del latiacuten lengua usual en las obras de
caraacutecter cientiacutefico de la eacutepoca y que analizaremos maacutes adelante A esta epiacutestola siguen
tres sonetos de Alonso Saacutenchez teoacutelogo y rector del Colegio de Navalcarnero del
Doctor Tomaacutes de Arroyo y del Licenciado Pedro Suaacuterez estos dos uacuteltimos meacutedicos
dedicados al autor
Tras estos sonetos comienza el Libro de Theriaca propiamente dicho un escrito
sobre un remedio universal conocido como triaca -del aacuterabe hispano attiryaacuteq este del
aacuterabe claacutesico tiryāq este del latiacuten theriaca y este del griego θηριακή derivado de
θηρίον fiera animal84
- que se empleoacute desde la Antiguumledad y hasta los siglos XVIII-
XIX primero contra la mordedura venenosa de ciertos animales y despueacutes como
82
ldquo[hellip] le tassaron a tres marauedis cada pliego con que no se pueda uender ni distribuyr sin que al
principio de cada libro de la dicha impression vaya impresso esta tassa [hellip]rdquo (II 9-13) 83
ldquo[hellip] por la qual [carta] vos damos licencia y facultad para que por esta vez qualquier impressor
destos nuestros reynos pueda imprimir el dicho libro [hellip]rdquo (IV 4-10) 84
Cf Real Academia Espantildeola Diccionario de la lengua espantildeola (22a ed) [en liacutenea]
lthttplemaraeesdraeval=theriacagt
36
panacea para diversas enfermedades85
El cuerpo de la obra de Lorenzo Peacuterez estaacute
constituido por un proemio (1-4) y la triaca de Androacutemaco encabezada por una lista en
latiacuten con los simples y compuestos que la conforman y seguida de la descripcioacuten de
cada uno de ellos (5-348) asiacute como de dos secciones finales con informacioacuten sobre la
manera de componer la triaca y su fermentacioacuten y duracioacuten respectivamente (348-364)
La obra concluye con un anexo en latiacuten que incluye distintas versiones de la
triaca de varios autores -los antiguos Galeno Aecio de Amida y Pablo de Egina y el
medieval Juan Actuario asiacute como las versiones de Androacutemaco el Viejo Androacutemaco el
Joven y Damoacutecrates recogidas por Galeno en sus escritos- en cuya uacuteltima paacutegina
encontramos un colofoacuten con informacioacuten del lugar y el antildeo de impresioacuten (285-399)
Cierra la obra un iacutendice de contenidos (CDI-CDXXX)
Como el autor declara en la epiacutestola nuncupatoria la obra se redactoacute con el
objeto de corregir los errores de los boticarios y evitar las frecuentes confusiones a la
hora de elaborar la triaca una finalidad praacutectica que confiere al texto una funcioacuten
fundamentalmente didaacutectica y que nos permite encuadrarlo quizaacute con ciertas reservas
dentro del geacutenero de las farmacopeas entendidas como recopilaciones de recetas de
productos medicinales con descripciones de cada uno de sus ingredientes y
explicaciones sobre su composicioacuten y preparacioacuten que en la liacutenea de los recetarios de
tipo praacutectico probablemente se alejariacutean de excesivas pretensiones literarias y buscariacutean
llegar al destinatario de manera directa Se trata por tanto de un texto claro y sencillo
que escapa a grandes ambiciones de erudicioacuten pero que no obstante cuenta con rigor y
con datos que proceden de una documentacioacuten ampliamente contrastada Todos estos
aspectos relacionados con los destinatarios concretos de la obra de los que dependiacutea la
eleccioacuten de la lengua y de los procedimientos de expresioacuten y el empleo de fuentes seraacuten
ampliamente atendidos en los siguientes epiacutegrafes
85
Esta famosa composicioacuten fue puesta en praacutectica por primera vez por el rey Mitriacutedates en el siglo II
a C por quien la misma recibioacute el nombre de mitridato No obstante casi un siglo despueacutes Androacutemaco
el Viejo meacutedico del emperador Neroacuten mejoroacute la foacutermula de Mitriacutedates -antildeadiendo entre otros
ingredientes carne de viacutebora- y desde entonces la receta fue transmitida por diversos autores -como
Galeno que transmitioacute varias veces la foacutermula de Androacutemaco en sus escritos- Cf GARIJO 1992 10-13
56
BIBLIOGRAFIacuteA
Fuentes
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Knobloch (repr Hildesheim Olms 1964-5)
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materia medicinal y de los venenos mortiacuteferos traduzido de lengua griega en la
vulgar castellana amp illustrado con claras y substantiales annotationeshellippor el
Doctor Andres de Lagunahellip Amberes en casa de Juan Lacio
LITTREacute E ed (1839-1861) Oeuvres complegravetes drsquoHippocrate 10 vols Pariacutes J-B
Bailliegravere (repr Aacutemsterdam Akkert 1973 78 89)
JAN L MAYHOFF K ed (1892-1933) Naturalis Historiae libri XXXVII 5 vols
Leipzig Teubner
PERESIUS L (1599) De medicamentorum simplicium et compositorum hodierno
aeuohellip adiectae sunt integrae ac expurgatae eorum nomenclaturaehellipLaurentio
Peresiohellipauctore Toleti typis Ioannis Rodericii eiusdem urbis Typographi
PEacuteREZ L (1575) Libro de Theriaca limpio de los errores hasta nuestros tiempos en
ella cometidos y vtilissimo para preparar y configir muchos simples y compuestos
cada dia recebidos en el vso de Medicina Toledo en casa de Juan de Ayala
WELLMANN M ed (1906-1914) Pedanii Dioscuridis Anazarbei de materia medica
libri quinque 3 vols Berliacuten Weidmann
Leacutexicos y diccionarios meacutedicos
BLANCARDUS S (1717) Lexicon medicum renovatumhellipin quo totius artis medicae
terminihellipusitati dilucide amp breviter exponunturhelliphisce adjungitur Graecarum
vocum Etymologiacum indicibus locupletissimis Lugduni Batavorum apud
Samuelem Luchtmans
57
JOURDAN A J L dir (1820-1825) Dictionnaire des sciences meacutedicales Biographie
meacutedicale 7 vols Pariacutes C L F Panckoucke
Estudios
BLANCO PEacuteREZ J I (1999) Humanistas meacutedicos en el renacimiento vallisoletano
Burgos Universidad de Burgos Servicio de Publicaciones
CAVANILLES A J (1804) Discurso sobre algunos botaacutenicos espantildeoles del siglo
XVI Anales de Ciencias Naturales tomo VII pp 99-141
COLMEIRO M (1858) ldquoSeccioacuten VI Obras espantildeolas y las demaacutes descriptivas de
plantas de la Peniacutensula hispano-lusitana eacute islas adyacentes oacute con algunas noticias
acerca de su vegetacioacutenrdquo ldquoNoticias biograacuteficasrdquo La Botaacutenica y los botaacutenicos de la
Peniacutensula Hispano-lusitana Estudios bibliograacuteficos y biograacuteficos Madrid
imprenta y estereotipia de M Rivadeneyra pp 64-65 153
GARIJO I ed y trad (1992) ldquoIntroduccioacutenrdquo Ibn Ŷulŷul Tratado sobre los
medicamentos de la Triacuteaca Coacuterdoba Aacuterea de Estudios Aacuterabes e Islaacutemicos Caacutetedra
de Lengua y Literatura Aacuterabes de la Universidad pp 9-31
GIL FERNAacuteNDEZ L (1997) ldquo2 La lsquobarbariersquo hispaacutenicardquo ldquo3 Latiacuten y vernaacuteculordquo
Panorama social del humanismo espantildeol (1500-1800) Madrid Tecnos pp 48-58
59-83
GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS M A (2000) Andreacutes Laguna y el humanismo meacutedico
estudio filoloacutegico Salamanca Junta de Castilla y Leoacuten Consejeriacutea de Educacioacuten y
Cultura
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Antiguumledad 3 Edad Media 4 Medicina moderna siglos XV-XVII 7 vols
Barcelona Salvat (1981-1984 reimp)
LOacutePEZ PINtildeERO J M (1979) Ciencia y teacutecnica en la sociedad espantildeola de los siglos
XVI y XVII Barcelona Labor
LOacutePEZ TERRADA M L (2002) ldquoMeacutedicos cirujanos boticarios y albeacuteitaresrdquo
Historia de la ciencia y de la teacutecnica en la Corona de Castilla (J M Loacutepez Pintildeero
dir) vol III siglos XVI y XVII Salamanca Junta de Castilla y Leoacuten Consejeriacutea
de Educacioacuten y Cultura pp 161-185
58
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Henares Servicio de Publicaciones D L
MAZZINI I (1997) La medicina dei Greci e dei Romani Letteratura lingua scienza
2 vols Roma Jouvence
MONTERO CARTELLE E (2010) Tipologiacutea de la literatura meacutedica latina
Antiguumledad Edad Media Renacimiento Feacutedeacuteration Internationale des Instituts
drsquoEacutetudes Meacutedieacutevales Porto Gabinete de Filosofia Medieval Facultade de Letras
PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ M J (1996) El humanismo meacutedico en la Universidad de Salamanca
(siglo XVI) Valladolid Universidad de Valladolid Secretariado de Publicaciones e
Intercambio Cientiacutefico
PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ F (1891) Apuntes para una biblioteca cientiacutefica
espantildeola del siglo XVI Madrid pp 241-242
SANCHO DE SAN ROMAacuteN R (1972) Notas para una historia de la medicina
toledana Discurso de recepcioacuten como miembro de nuacutemero de la Real Academia de
Bellas Artes y Ciencias Histoacutericas de Toledo 25 de mayo de 1969 (reproduccioacuten
parcial el texto iacutentegro se encuentra publicado en Toletum Boletiacuten de la Real
Academia de Bellas Artes y Ciencias Histoacutericas de Toledo nordm 5 pp 35-56)
(1977) ldquoLa medicina en la imprenta toledana hasta fines del siglo XIXrdquo Toletum
Boletiacuten de la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Histoacutericas de Toledo nordm 8
pp 9-30
SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ M T (2005) ldquoLiacuteneas generales de los textos meacutedicos
latinos de la medicina toledana renacentistardquo La Filologiacutea Latina Mil antildeos maacutes (P
P Conde Parrado ndash I Velaacutezquez eds) Actas del IV Congreso de la Sociedad de
Estudios Latinos (Medina del Campo 22-24 de mayo de 2003) Madrid pp 1475-
1492 (formato electroacutenico) Impreso Burgos Instituto Castellano y Leoneacutes de la
Lengua-Sociedad de Estudios Latinos 2009 vol 2
(2006) ldquoLa difusioacuten del humanismo meacutedico el boticario Lorenzo Peacuterez contra los
deprauata nomina o las demonum appellationesrdquo Acta Conventus Neo-Latini
Bonnensis Proceedings of the Twelfth Internacional Congress of Neo-Latin
Studies Medieval amp Renaissance Texts amp studies vol 315 (general editor Rhoda
Schnur edited by Perrine Galland-Hallyn Antonio Iurilli ndash Joaquiacuten Pascual Barea
ndash George Hugo Tucker ndash Hermann Wiegand) Arizona Center for Medieval and
Renaissance Texts and Studies pp 273-281
36
panacea para diversas enfermedades85
El cuerpo de la obra de Lorenzo Peacuterez estaacute
constituido por un proemio (1-4) y la triaca de Androacutemaco encabezada por una lista en
latiacuten con los simples y compuestos que la conforman y seguida de la descripcioacuten de
cada uno de ellos (5-348) asiacute como de dos secciones finales con informacioacuten sobre la
manera de componer la triaca y su fermentacioacuten y duracioacuten respectivamente (348-364)
La obra concluye con un anexo en latiacuten que incluye distintas versiones de la
triaca de varios autores -los antiguos Galeno Aecio de Amida y Pablo de Egina y el
medieval Juan Actuario asiacute como las versiones de Androacutemaco el Viejo Androacutemaco el
Joven y Damoacutecrates recogidas por Galeno en sus escritos- en cuya uacuteltima paacutegina
encontramos un colofoacuten con informacioacuten del lugar y el antildeo de impresioacuten (285-399)
Cierra la obra un iacutendice de contenidos (CDI-CDXXX)
Como el autor declara en la epiacutestola nuncupatoria la obra se redactoacute con el
objeto de corregir los errores de los boticarios y evitar las frecuentes confusiones a la
hora de elaborar la triaca una finalidad praacutectica que confiere al texto una funcioacuten
fundamentalmente didaacutectica y que nos permite encuadrarlo quizaacute con ciertas reservas
dentro del geacutenero de las farmacopeas entendidas como recopilaciones de recetas de
productos medicinales con descripciones de cada uno de sus ingredientes y
explicaciones sobre su composicioacuten y preparacioacuten que en la liacutenea de los recetarios de
tipo praacutectico probablemente se alejariacutean de excesivas pretensiones literarias y buscariacutean
llegar al destinatario de manera directa Se trata por tanto de un texto claro y sencillo
que escapa a grandes ambiciones de erudicioacuten pero que no obstante cuenta con rigor y
con datos que proceden de una documentacioacuten ampliamente contrastada Todos estos
aspectos relacionados con los destinatarios concretos de la obra de los que dependiacutea la
eleccioacuten de la lengua y de los procedimientos de expresioacuten y el empleo de fuentes seraacuten
ampliamente atendidos en los siguientes epiacutegrafes
85
Esta famosa composicioacuten fue puesta en praacutectica por primera vez por el rey Mitriacutedates en el siglo II
a C por quien la misma recibioacute el nombre de mitridato No obstante casi un siglo despueacutes Androacutemaco
el Viejo meacutedico del emperador Neroacuten mejoroacute la foacutermula de Mitriacutedates -antildeadiendo entre otros
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Galeno que transmitioacute varias veces la foacutermula de Androacutemaco en sus escritos- Cf GARIJO 1992 10-13
56
BIBLIOGRAFIacuteA
Fuentes
ASULANUS F ed (1526) Omnia opera Hippocratis Venetiis in aedibus Aldi et
Andreae soceri
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Juntas
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Knobloch (repr Hildesheim Olms 1964-5)
LAGUNA A ed y trad (1555) Pedacio Dioscorides Anazarbeo Acerca de la
materia medicinal y de los venenos mortiacuteferos traduzido de lengua griega en la
vulgar castellana amp illustrado con claras y substantiales annotationeshellippor el
Doctor Andres de Lagunahellip Amberes en casa de Juan Lacio
LITTREacute E ed (1839-1861) Oeuvres complegravetes drsquoHippocrate 10 vols Pariacutes J-B
Bailliegravere (repr Aacutemsterdam Akkert 1973 78 89)
JAN L MAYHOFF K ed (1892-1933) Naturalis Historiae libri XXXVII 5 vols
Leipzig Teubner
PERESIUS L (1599) De medicamentorum simplicium et compositorum hodierno
aeuohellip adiectae sunt integrae ac expurgatae eorum nomenclaturaehellipLaurentio
Peresiohellipauctore Toleti typis Ioannis Rodericii eiusdem urbis Typographi
PEacuteREZ L (1575) Libro de Theriaca limpio de los errores hasta nuestros tiempos en
ella cometidos y vtilissimo para preparar y configir muchos simples y compuestos
cada dia recebidos en el vso de Medicina Toledo en casa de Juan de Ayala
WELLMANN M ed (1906-1914) Pedanii Dioscuridis Anazarbei de materia medica
libri quinque 3 vols Berliacuten Weidmann
Leacutexicos y diccionarios meacutedicos
BLANCARDUS S (1717) Lexicon medicum renovatumhellipin quo totius artis medicae
terminihellipusitati dilucide amp breviter exponunturhelliphisce adjungitur Graecarum
vocum Etymologiacum indicibus locupletissimis Lugduni Batavorum apud
Samuelem Luchtmans
57
JOURDAN A J L dir (1820-1825) Dictionnaire des sciences meacutedicales Biographie
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BLANCO PEacuteREZ J I (1999) Humanistas meacutedicos en el renacimiento vallisoletano
Burgos Universidad de Burgos Servicio de Publicaciones
CAVANILLES A J (1804) Discurso sobre algunos botaacutenicos espantildeoles del siglo
XVI Anales de Ciencias Naturales tomo VII pp 99-141
COLMEIRO M (1858) ldquoSeccioacuten VI Obras espantildeolas y las demaacutes descriptivas de
plantas de la Peniacutensula hispano-lusitana eacute islas adyacentes oacute con algunas noticias
acerca de su vegetacioacutenrdquo ldquoNoticias biograacuteficasrdquo La Botaacutenica y los botaacutenicos de la
Peniacutensula Hispano-lusitana Estudios bibliograacuteficos y biograacuteficos Madrid
imprenta y estereotipia de M Rivadeneyra pp 64-65 153
GARIJO I ed y trad (1992) ldquoIntroduccioacutenrdquo Ibn Ŷulŷul Tratado sobre los
medicamentos de la Triacuteaca Coacuterdoba Aacuterea de Estudios Aacuterabes e Islaacutemicos Caacutetedra
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GIL FERNAacuteNDEZ L (1997) ldquo2 La lsquobarbariersquo hispaacutenicardquo ldquo3 Latiacuten y vernaacuteculordquo
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