F.ansermet -Notas Sobre Psa y Neurociencias

6
VERTEX Rev. Arg. de Psiquiat. 2001, Vol. XII: 291-295

description

Relación entre psicoanálisis y neurociencias.

Transcript of F.ansermet -Notas Sobre Psa y Neurociencias

  • VERTEX Rev. Arg. de Psiquiat. 2001, Vol. XII: 291-295

  • Mi razonamiento es que existe algo admirable en elhombre, a pesar de lo que Ud. pueda decir, que ningn

    sabio podra explicar.Acaso no es maravilloso que yo est aqu,

    que tenga algo dentro de la cabeza que piensa ciencosas diferentes en un momento, y que hace

    con mi cuerpo todo lo que quiere?

    Molire, Don Juan, Acto III, escena I

    C ierta cantidad de recientes descubrimientoscuestionan muchas ideas comnmente acepta-das sobre la relacin entre el cerebro y la vidapsquica.

    La evidenciacin de la plasticidad cerebral en eldesarrollo hace que el cerebro ya no pueda ser vistocomo una materia inerte. La red sinptica se halla enconstante reorganizacin, pues la experiencia del su-jeto deja una huella funcional y estructural en el ce-rebro.

    Tambin podramos citar la actualidad del proble-ma de la epignesis, en momentos en que el proyectodel genoma humano nos acerca a un conocimientocada vez ms preciso del determinismo gentico. Lacapacidad de penetracin (pntrance) y la expresivi-dad de los genes parecen depender sobre todo de lasparticularidades de la experiencia del sujeto, lo que de-muestra la importancia de los factores epigenticos enel mismsimo seno del programa gentico. Algunostrabajos tienden a demostrar que habra mecanismosgenticos destinados a desconectar al individuo de es-ta determinacin gentica, al punto que podra afir-marse que estaramos genticamente determinadospara no estar genticamente determinados; es decirgenticamente determinados para ser independientesde nuestra determinacin gentica. De esta forma, to-do indica que estamos a punto de pasar a un nuevoparadigma (en el sentido de Kuhn)(1) sobre la relacindel sujeto con el organismo.

    Durante largo tiempo nos hemos basado, en loque se refiere a las enfermedades mentales, en unaoposicin entre causalidad psquica y causalidad or-gnica. Si un gen, un neurotransmisor, una molcu-la, podan ser aislados en una enfermedad mental, setenda a ver en l un factor causal, aunque pudieratratarse de un mero relevo de accin en el funciona-miento cerebral. A partir de all, esa enfermedadabandonaba la esfera de lo psquico para entrar en la

    de lo neurolgico. Enfermedades cerebrales y fen-menos psquicos se establecan as dentro de una l-gica de exclusin recproca. La evidencia de una le-sin, el trastorno de una funcin cerebral, dejabanfuera de escena al campo psquico excluyendo almismo tiempo al sujeto. Para el mbito psquico s-lo quedaba una vaga preocupacin adaptativa, pueslo esencial de la accin teraputica se orientaba haciala perspectiva del descubrimiento de una teraputicabiolgica.

    Frente a las evidencias de la epignesis y de la plas-ticidad cerebral, ms que oponer causalidad orgnicay causalidad psquica, deberamos reconocer hoy dauna causalidad psquica capaz de modelar el organis-mo que trastoca completamente las concepcionesque hasta ahora formaban el marco en el que se abor-daba la relacin entre la vida psquica y el cerebro,modificando la manera de interpretar los resultadossurgidos de la observacin y la elaboracin de las teo-ras resultantes.

    Crtica del todo gentico"

    No se puede establecer ninguna correspondenciabi-unvoca entre un estado cerebral y un estado ps-quico. Esto es vlido tambin entre un gen y la carac-terstica que debera expresar. De aqu resulta unanueva visin de la organizacin estructural y funcio-nal de lo viviente, ms all de una perspectiva reduc-cionista que tendera a identificar los complejos pro-cesos de los fenmenos psquicos con el efecto de al-gunos genes o del de estructuras o de funciones cere-brales especficas.

    La idea de un funcionamiento determinado porun programa gentico tiende a ser remplazada porun modelo ms complejo, que reposa en nociones deinteraccin entre genes, donde varios genes puedencontribuir a expresar una caracterstica, o un mismogen puede contribuir a expresar varias caractersticas.La evidenciacin de la importancia de los factoresepigenticos en la manifestacin del fenotipo desem-boca en un cuestionamiento del "todo gentico"(2).Resulta as que ciertas redes epigenticas tienen efec-tos retroactivos en la codificacin y la programacingenticas, cuestionando de forma radical la supuestacorrespondencia entre un gen, una protena y unafuncin o caracterstica. De esta manera, debemos ir

    VERTEX Rev. Arg. de Psiquiat. 2001, Vol. XII: 312-316

    La invencin del organismoNotas sobre neurociencias y psicoanlisis

    Franois AnsermetProfesor de Psiquiatra de Nios y Adolescentes, Univ. de Laussane. Psicoanalista miembro de la Escuela Europea de Psicoanlisis.

    E-mail: Catherine.Cornaz@enf. hospvd.ch

  • ms all de una concepcin simplista del pa-pel de los genes en el determinismo genti-co(3) y debemos cuestionar los lmites de unreduccionismo mecanicista acerca de la cau-salidad en biologa.

    Una funcin compleja no puede ser redu-cida a un simple conjunto de propiedadeselementales. La relacin entre la estructuradel genoma y la expresin de los genes ponede manifiesto una complejidad funcionalmucho mayor de lo que suponamos(4). Setrata de poder pensar una combinatoria com-pleja, establecida a partir de la paradoja deque no es posible aislar un gen codificadorpara un comportamiento mientras que, porel contrario, la modificacin de un gen pue-de tener efectos especficos(5). Los fenme-nos de la pleiotropa (el que un mismo genpueda tener distintas funciones en diferentesorganismos y en diferentes estadios del desa-rrollo), de la redundancia (la existencia deADN repetitivo para la mayora no codifica-dora y cuyas funciones, si existen, todavadesconocemos), de la redundancia funcional(es decir, la inactivacin permanente de ungen codificador para una protena que cum-ple un papel esencial en la regulacin de unafuncin o de una va metablica, que puedeno producir un desorden visible en el funcio-namiento celular, como si el dficit produci-do fuera compensado por la activacin deotros genes o de fenmenos epigenticos),contribuyen a demostrar la importancia de lared funcional y de la combinatoria entre laestructura del genoma y los factores epigenticos.Entre genes y caractersticas se sita un doble corto-circuito cuya complejidad va ms all de toda visinsimplista de la causalidad que relacionara un gencon su expresin. Por lo tanto, la funcin de la reddebera ser concebida ms all de las propiedades ele-mentales que la constituyen.

    Se hace cada vez ms evidente que la existencia yel desarrollo de un organismo dependen simultnea-mente de la expresin de su patrimonio gentico ydel contexto ambiental y social en el que se encuen-tra. Los disfuncionamientos deberan ser explicadosmediante complejos desequilibrios entre estos distin-tos factores. Queda por definir a qu llamamos entor-no. Es all donde debera intervenir la contribucindel psicoanlisis.

    Crtica de la nocin de entorno

    La nocin de entorno es en s demasiado reduccio-nista, factual. El nio llega a un mundo que existaantes que l, un mundo de lenguaje: la nocin deOtro en el sentido lacaniano se vera beneficiada siremplazara a la de entorno. El Otro se conjuga en va-rios trminos: es a la vez el Otro del lenguaje, el Otrocuyo inconsciente es el discurso, pero tambin elotro de la palabra, el Otro de lo simblico.

    El Otro del nio, no es slo la madre frente a l, lapareja parental, la familia o el medio social con elque interacta. El nio llega al mundo ya en relacin

    con el Otro del lenguaje. Ya antes de su nacimiento,ese Otro ha actuado. El nio recibe de ese Otro lasbases de su comportamiento antes de que pueda in-teractuar con el medio. Mucho antes de toda capaci-dad de palabra, el lactante se muestra afectado por elsistema de la lengua que lo rodea. Como escribe La-can: El lenguaje con su estructura, existe antes deque cada sujeto entre en l, en un momento de su de-sarrollo mental(6).

    Es preciso distinguir al sujeto como sujeto del sig-nificante y al individuo afectado por un inconscien-te, es decir afectado por el sistema de la lengua, mar-cado por "el afecto de la lengua que deja su huella enel cuerpo"(7). El significante tambin entra en juegocomo causa de goce: hallamos aqu el concepto dehuella de afecto (Affektspur), como primer aconteci-miento de la relacin del sujeto con la lengua. La in-cidencia de la lengua constituye el primer aconteci-miento que afecta al cuerpo. El individuo hijo de lalengua, es afectado por ella, su organismo se ve afec-tado, lleva sus huellas. La hiptesis de Lacan es que,el individuo afectado por un inconsciente es el mis-mo que el que designa como sujeto del significante.Como escribe Jacques-Alain Miller, hay que leer a La-can junto con Aristteles, distinguiendo el upokei-menon lo que hay debajo del sentido, de la suposi-cin lgica, el sujeto como supuesto y el usia, es de-cir la sustancia. El hablar-ser es la unin del upokei-menon y del usia, unin del sujeto y de la sustancia,unin del significante y del cuerpo, del cuerpo afec-tado por el significante como causa de goce(8).

    La invencin del organismo. Notas sobre neurociencias y psicoanlisis 313

    VERTEX Rev. Arg. de Psiquiat. 2001, Vol. XII

  • Ms all de la idea de entorno, es preciso ubicarsea partir del sistema de la lengua y su apropiacin sub-jetiva en la palabra. No podemos sustraernos a lacuestin de la relacin del sujeto con la palabra y ellenguaje. As como a la de la incidencia en la natura-leza del hombre, de su relacin con el orden simb-lico, con los smbolos que rodean su vida incluso an-tes de que llegue al mundo(9). De esta forma, hayque contar con el Otro de la palabra en su funcinsimbolizante, incluida la palabra dirigida al nio yaantes de que ste pueda hablar.

    Tal vez al principio no tenemos ms que el grito.Pero una respuesta transforma el grito en llamado.La respuesta convierte el grito en un pedido y el ni-o entra en el mundo del lenguaje que exista an-tes que l. As es como el nio es sometido al len-guaje, sometido al significante. El significante sevuelve significante del pedido, es decir de la pala-bra. La palabra transforma al sujeto a quien es diri-gida mediante el vnculo que establece con aqulque la emite. Lacan habla de las "marcas de res-puestas que tuvieron el poder de transformar sugrito en un llamado"(10). Es as como es precisoque a la necesidad se agregue el pedido, para queel sujeto (antes de toda 'estructura cognitiva') entreen lo real".

    El sujeto y el organismo

    Las dimensiones de lo biolgico y las del sujetoson irreductibles entre s. Pertenecen a rdenes dis-tintos, inconmensurables, en el sentido de Kuhn(1 l).Sin embargo, los datos actuales de la epignesis o delfenmeno de la plasticidad cerebral nos conducen aarticularlas. El hecho de que no haya una simple co-rrespondencia entre un estado psquico y un estadocerebral, entre un genotipo y un fenotipo, pero tam-poco entre las condiciones del entorno y la eleccinsiempre nica de quien se halla confrontado a ste,nos lleva a una serie de hiatos que dibujan el espaciodel sujeto. Como si la cuestin del sujeto como ex-cepcin a lo universal se hallara contenida tanto enlas leyes del organismo como en las de los lmites deldeterminismo social.

    Ms all de lo que se puede predecir, queda enton-ces un lugar para el sujeto. El punto es pensar poruna parte qu est determinado por la masa del orga-nismo, y por otra parte, qu es propio del sujeto, desu eleccin, comprobando al igual que Wittgensteinque: La prediccin es incompatible con la elec-cin"(12). Pensar por un lado que el organismo par-ticipa en la determinacin del sujeto y por otro ladoque el sujeto puede tener una incidencia en el orga-nismo, nos conduce as a considerar estos distintosmbitos y a pensar en sus articulaciones.

    Tal como lo enunciara Lacan en 1958, en el, IVCongreso internacional de psicoterapia de Barcelona:que en el anlisis se vea implicado el sustrato biol-gico del sujeto no implica de ninguna manera que lacausalidad que el anlisis descubre pueda reducirse alo biolgico" (13). Podemos extender esta comproba-cin a la idea de que aun cuando hay una afeccinorgnica, el interrogante de saber qu sujeto va a sur-gir de all sigue abierto, en la medida que el sujeto y

    el organismo deben ser considerados como pertene-cientes a rdenes distintos.

    Como contrapartida, el hecho de que la experien-cia del sujeto pueda dejar una huella en la red neuro-nal como lo demuestra el fenmeno de la plastici-dad cerebral o que pueda tener un papel en la expre-sividad de los genes como lo demuestran los inte-rrogantes actuales respecto de la epignesis, indicahasta qu punto el sujeto puede participar para mo-delar su organismo.

    La experiencia deja huellas, que pueden asociarsebajo forma de rasgos, implicando una vulnerabilidadproducida por particularidades estructurales y fun-cionales impuestas a su vez por fenmenos propiosdel sujeto (ya sea mediante el impacto de un aconte-cimiento psquico o por ausencia de un aconteci-miento que permitira, por ejemplo, una descargapulsional). Hallamos aqu algunos de los temas pro-pios del Proyecto para una psicologa cientfica deFreud y de los desarrollos que le siguieron en psicoa-nlisis. Pero en lugar de ser hipotticos, estos hechospueden ser demostrados hoy experimental o clnica-mente, sobre la base de los desarrollos de la neuro-biologa y de las imgenes cerebrales. Llegamos as ala prediccin de Freud cuando enunciaba que "tal vezlas insuficiencias de nuestra descripcin desaparece-ran si ya pudiramos poner en prctica, en lugar detrminos psicolgicos, trminos fisiolgicos o clni-cos. La biologa es en verdad un rea de posibilidadesilimitadas: debemos esperar de ella la luz ms sor-prendente y no podemos adivinar qu respuestas da-ra dentro de algunas dcadas a las preguntas que leformulamos hoy"(14).

    Una causalidad lgica

    Es as que hoy podramos preguntarnos, como lohaca ya Lacan en su Seminario III, cmo es que unorganismo humano puede "arreglrselas no slo conun medio natural, sino con un universo significan-te"(15). Se trata pues de reconocer que acerca de lacausalidad, no slo hay un acontecimiento, sino queson las leyes y los efectos propios del lenguaje loque constituye la causalidad(16); causalidad que La-can califica de lgica ms que psquica, "si le damosa la lgica la acepcin de los efectos del logos y noslo del principio de contradiccin" (17).

    As pues, en lo que atae a la causalidad, es preci-so buscar las huellas de la lengua en el cuerpo, laafeccin de la lengua que deja la huella en el cuerpo,como deca Jacques-Alain Miller. Lo que hace delhombre un ser que padece el lenguaje. De esta forma,Lacan considera al psicoanlisis la cola de la medici-na, su ltima flor, por el hecho de que tiene en cuen-ta que: "lo humano se ve afligido por el lenguaje"(l8).As, no se pueden eludir las cuestiones que provocael inconsciente estructurado como un lenguaje. "Silas pulsiones que se descubren all son de nivel dien-ceflico o rinoenceflico", seguimos ignorando, co-mo deca Lacan, "cmo concebir que las pulsiones seestructuran en trminos de lenguaje", pues ya desdeel principio, "en el lenguaje fue donde se conocieronsus efecto?(19). As, el interrogante atae a la mane-ra en que las pulsiones quedan atrapadas en los veri-

    F. Ansermet314

    VERTEX Rev. Arg. de Psiquiat. 2001, Vol. XII

  • cuetos del lenguaje, en el encuentro del organismocon el sistema de la lengua, al comienzo de toda di-ferenciacin del cuerpo. En la psicosis como en laneurosis, el trastorno presentado es conexin real delsignificante y del cuerpo, fijacin inaugural de goce,condicin primera de la forma en que el sujeto se re-laciona con el organismo.

    Es as como las neurociencias y la gentica hoy datienden a descubrir mecanismos universales que, sinembargo, desembocan en lo nico, reactualizando loque es propio del psicoanlisis. Por una parte con losuniversales propios de la ciencia moderna, caemosen el rechazo del sujeto, pero por otra parte, median-te las retroacciones funcionales propias de la epig-nesis o la variabilidad infinita de la plasticidad cere-bral, cada sujeto aparece como una excepcin a louniversal. En un punto inesperado de coincidencia,los progresos ms recientes de las neurociencias y dela gentica convergen en la cuestin irreductible dela singularidad, que constituye justamente aquello apartir de lo cual procede la experiencia analtica.

    La cuestin del sujeto se halla as en el entrecruza-miento de la ciencia y del psicoanlisis. Encontramosfinalmente la ecuacin planteada por Lacan en Cien-cia y Verdad entre el sujeto de la ciencia y el sujetodel psicoanlisis (20). Ambos conforman uno solo.Entonces, debemos pensar en el psicoanalista comoun practicante de la epignesis, un practicante de laplasticidad cerebral, un especialista de esa "ciencia delo particular" (21) a la que llevan tambin los recien-tes progresos de las neurociencias y de la gentica?En todo caso, una causalidad lgica produce su efec-to tanto en el sujeto como en la manera en que steafecta al organismo. Debemos decir que en psicoa-nlisis como en biologa, "siempre somos responsa-bles de nuestra posicin de sujeto"?(22) Sin embargo,no podramos pretender aqu que el sujeto fuera to-talmente responsable de su organismo, una parte delcual se escapa ciertamente de la interseccin con los

    fenmenos propios del sujeto. Se trata slo de insis-tir, en el seno de los actuales debates cientficos, enla importancia de la cuestin del sujeto; y recordarque no existe oposicin absoluta entre ciencias yciencias humanas, en la medida en que, como lo re-cuerda Lacan: "no hay una ciencia del hombre, por-que el hombre de la ciencia no existe, sino slo su su-jeto"(23).

    Indeterminacin y contingencia

    Es preciso darse cuenta de que en toda ciencia, co-mo en el psicoanlisis, lo general slo se halla en elpunto extremo de la particularidad. Como declarabaFerdinand Saussure: Es el detalle ltimo de los fen-menos lo que tambin es su razn ltima, y as la es-pecializacin extrema es la nica que puede servir demanera eficaz para la generalizacin extrema"(24).De esta forma las neurociencias o la gentica, por loque hoy demuestran, como la clnica psicoanaltica,no proceden de un saber basado nicamente en uni-versales, sino que se centran en lo particular tenien-do siempre en cuenta los imperativos generalizado-res de la ciencia.

    Este hecho, dicho sea de paso, le confiere a la cl-nica una renovada actualidad. As es, sta es un mo-do de construccin del saber que se estableci preci-samente para tratar de resolver la contradiccin entrelo nico y lo mltiple. La clnica se basa en la expe-riencia de lo nico: al darle todo su lugar, permite ac-ceder a lo mltiple, para enseguida hallar lo nico,tratando de volver a probar constantemente en cadanuevo caso el saber que produjo. Oponerle a la clni-ca del sujeto una contradiccin entre lo universal y lop a r t i c u l a r, es ignorar los fundamentos mismos delmtodo clnico. En psicoanlisis, como en neurocien-cias o en gentica, es considerando lo particular comose puede acceder a resultados que pueden reivindicar

    La invencin del organismo. Notas sobre neurociencias y psicoanlisis 315

    VERTEX Rev. Arg. de Psiquiat. 2001, Vol. XII

  • un valor general. No es poca la sorpresa que causa verque esta leccin se le recuerda al psicoanlisis desde elrea de las neurociencias y de la gentica.

    As pues, hoy en da es preciso hallar un paradig-ma propio de una causalidad lgica del sujeto, quepermita pensar la no-determinacin que marca sudestino en todos los planos, neurobiolgico, genti-co y social. Es esta no-determinacin lo que le ofreceal sujeto el espacio para realizar sus propias eleccio-nes, apoyndose al mismo tiempo en lo que lo deter-mina. Ya sea en el campo gentico, cerebral o social,siempre llegamos a un eslabn perdido, pues el suje-to se halla determinado paradjicamente por la au-sencia de su determinacin. Es as como el sujetopuede ser verdaderamente comprendido como unaexcepcin a lo universal que lo sostiene.

    Este espacio fundamental de libertad, biolgica-mente determinado si podemos permitirnos la para-doja, es un factor de imprevisibilidad. El sujeto emer-ge a travs de un acto de asuncin subjetiva, un actoque realiza un corte. Desde luego, el sujeto no es li-bre. Ms bien, debe liberarse. Y es precisamente porel acto mediante el cual se libera que el sujeto seconstituye como tal, un acto que desorganiza y reor-ganiza al mismo tiempo lo que estaba, en el campode la historia como en el del organismo.

    De esta manera, el sujeto se ve sometido a una in-determinacin primera, a la que responde. Es estamisma respuesta la que lo constituye como sujeto. Elsujeto es pues, respuesta, respuesta de lo real como loindica Lacan(25). As, parafraseando a Lacan, es elazar el que nos impulsa a un lado o a otro "al que no-sotros convertimos pues somos nosotros lo que loconsideramos as en nuestro destino"(26). El destinocomo tal lo constituye el sujeto en su realizacin. Porende, es preferible hablar de realizacin del sujetoms que de realidad del sujeto. El encuentro, la tuchse transforma, en la contingencia, en el pivote de loque har el sujeto como autor de su propio devenir,aunque luego lo considere su destino. Acerca del de-venir del sujeto, no hay que acomodar slo las con-tingencias a las necesidades. Ms bien es preciso des-cubrir y sostener aquello donde el encuentro del su-jeto con el acontecimiento, ya sea del cuerpo o de lahistoria, puede constituir algo ms que una trampa,una trampa de causalidad, y volverse por el contrariola ocasin de una crisis, de un momento crucial. Elencuentro, en su aspecto contingente, incluso a ve-ces el encuentro negativo, en un momento que lue-go tal vez se revele decisivo, apela a la invencin delsujeto que tambin desemboca, como hemos visto,en la invencin de su organismo n

    F. Ansermet316

    VERTEX Rev. Arg. de Psiquiat. 2001, Vol. XII

    Notas

    1. Thomas S. Kuhn. La structure des rvolutions scientifiques(1962,1970), Flammarion, Paris, 1983

    2. Henri Atlan. La fin du "tout gntique? Vers de nouveaux para-digmes en biologie. INRA ditions, 1999

    3. Michel Morange. La part des gnes. Edit. Odile Jacob, Paris4. Henri Atlan. op. cit., p. 215. Michel Morange. op. cit.6. Jacques Lacan. Linstance de la lettre dans linconscient ou

    la raison depuis Freud. In: Ecrits, Seuil, Paris, 1966, p. 4957. Jacques-Alain Miller. Biologie lacanienne et vnements du

    corps. La Cause Freudienne, N 44, fvrier 20008. Ibid., p. 479. Jacques Lacan. Fonction et champ de la parole et du langa-

    ge en psychanalyse (1953). In: Ecrits, Scuil, Paris, p. 27910. Jacques Lacan. Remarques sur le rapport de Daniel Lagache

    (1961). In: Ecrits, Seuil, Paris, 1966, p. 67911. Ibid., p. 65412. Ludwig Wittgenstein. Leons sur la libre volont, PUF, Paris,

    1998, p. 4913. Jacques Lacan. La psychanalyse vraie et la fausse. LAne, N

    51, 1992, p. 24-2714. Sigmund Freud. Au-del du principe de plaisir (1921). In:

    Essais de psychanalyse. Petite Bibliothque Payot, Paris,

    1981, p. 109-11015. Jacques Lacan. Les psychoses. Le Sminaire, Livre III (1955-

    56), Seuil, Paris, 1981, p. 21416. Jacques Lacan. op. cit. L'Ane, N 51, 1992, p. 2417. Ibid., p. 2418. Jacques Lacan. Confrences et entretiens dans des universi-

    ts nord-amricaines. Scilicet 6/7, 1976, p. 1819. Jacques Lacan. Situation de la psychanalyse en 195 6. In:

    Ecrits, Seuil, Paris, 1966, p. 46620. Jacques Lacan. La science et la vrit (1966). In: Ecrits, Seuil,

    Paris, 1966, p. 85821. Jacques Lacan. Fonction et champ de la parole et du langage

    en psychanalyse (1953). In: Ecrits, Seuil, Paris, 1966, p. 26022. Jacques Lacan. La science et la vrit (1966). In: Ecrits, Seuil,

    Paris, 1966, p. 85823. Ibid., p. 85924. Ferdinand de Saussure. Cours de linguistique gnrale. No-

    tes manuscrites publies par R. Engler, Wiesbaden, Otto Ha-rrassovitz, 1974

    25. Jacques Lacan. Vtourdit. Scilicet, 4, 1973, p. 1526. Jacques Lacan. Joyce, le symptme 1 (1975). In: Joyce avec

    Lacan (sous la dir. de Jacques Aubert), Navarin diteur, Pa-ris, 1987, p.