Favor de leerse antes del Vender los bienes y hacer limosnas · con todo el tesoro. Yo me siento...

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Vender los bienes y hacer limosnas Lucas 12, 32-48 Favor de leerse antes del de agosto 7 Bizy: Ove y yo encontramos un tesoro en el campo y eso nos hizo pensar que ya habíamos encontrado la felicidad. Pues con ese dinero íbamos a dedicarnos a descansar, a comer, a beber y a tener fiestas, sin tener que trabajar. Entonces nos peleamos porque cada una quería quedarse con todo el tesoro. Yo me siento muy mal, porque se me olvidó que lo más importante es buscar el Reino de Dios y trabajar en él. ¿Me perdonas Jesús? Ove: ¿A mí también me perdonas Jesús? Bizy y Ove: Buen Pastor, Buen Pastor. Bizy: Venimos a verte, porque queremos confesarte que el domingo pasado cometimos un gran error. Bizy y Ove: ¡Eh, viva! Jesús: Es mejor que «vendan sus bienes y den limosna. Háganse bolsas que no se deterioran, un tesoro inagotable en los cielos, donde no llega el ladrón, ni la polilla corroe; porque donde esté su tesoro, allí estará también su corazón». Ove: Yo no entendí muy bien. Ove: Sí es cierto. Yo voy a poner mi corazón en hacer más grande el Reino de Dios. ¿Y tú? Bizy: Yo también. No sea que venga Dios y me encuentre con mi corazón en las cosas de la tierra. ¿Te imaginas? Jesús: «No temas, pequeño rebaño, porque a su Padre le ha parecido bien darles a ustedes el Reino». Bizy: Ove, acuérdate lo que nos pasó. Mientras estábamos queriendo tener el tesoro completo, no pensábamos en el Reino de Dios, sino sólo en tener todo el tesoro. Nuestro corazón estaba en el dinero. Jesús quiere que pongamos nuestro corazón en el Cielo, porque ahí no hay ladrones que nos puedan robar las cosas buenas que hacemos, ni bolsas a las que se les hagan hoyos y por ahí se salga el servicio que damos a los demás, ni bichitos que se coman nuestras buenas acciones. 1 Erika María Padilla Rubio Erika María Padilla Rubio

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Vender los bienes y hacer limosnasLucas 12, 32-48

Favor de leerse antes del de agosto7

Bizy: Ove y yo encontramos un tesoro en el campo y eso nos hizo pensar que ya habíamos encontrado la felicidad. Pues con ese dinero íbamos a dedicarnos a descansar, a comer, a beber y a tener fiestas, sin tener que trabajar. Entonces nos peleamos porque cada una quería quedarse con todo el tesoro. Yo me siento muy mal, porque se me olvidó que lo más importante es buscar el Reino de Dios y trabajar en él. ¿Me perdonas Jesús?

Ove: ¿A mí también me perdonas Jesús?

Bizy y Ove: Buen Pastor, Buen Pastor.

Bizy: Venimos a verte, porque queremos confesarte que el domingo pasado cometimos un gran error.

Bizy y Ove: ¡Eh, viva!

Jesús: Es mejor que «vendan sus bienes y den limosna. Háganse bolsas que no se deterioran, un tesoro inagotable en los cielos, donde no llega el ladrón, ni la polilla corroe; porque donde esté su tesoro, allí estará también su corazón».

Ove: Yo no entendí muy bien.

Ove: Sí es cierto. Yo voy a poner mi corazón en hacer más grande el Reino de Dios. ¿Y tú?

Bizy: Yo también. No sea que venga Dios y me encuentre con mi corazón en las cosas de la tierra. ¿Te imaginas?

Jesús: «No temas, pequeño rebaño, porque a su Padre le ha parecido bien darles a ustedes el Reino».

Bizy: Ove, acuérdate lo que nos pasó. Mientras estábamos queriendo tener el tesoro completo, no pensábamos en el Reino de Dios, sino sólo en tener todo el tesoro. Nuestro corazón estaba en el dinero. Jesús quiere que pongamos nuestro corazón en el Cielo, porque ahí no hay ladrones que nos puedan robar las cosas buenas que hacemos, ni bolsas a las que se les hagan hoyos y por ahí se salga el servicio que damos a los demás, ni bichitos que se coman nuestras buenas acciones.

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Erika María Padilla Rubio

Erika María Padilla Rubio

Estar preparados para cuando venga el Señor

Bizy: Hola Pedro. ¿A ti también te gustan las parábolas?

Pedro: ¡Claro!

Bizy: ¿Te sabes alguna?

Pedro: Me sé muchas. Hoy les voy a contar una que habla de estar preparados cuando venga el Señor.

Pedro: Hola Bizy, hola Ove, hola amigos.

Un día Jesús nos dijo: «Tengan ceñida la cintura y las lámparas encendidas, y sean como hombres que esperan a que su señor vuelva de la boda, para que, en cuanto llegue y llame, al instante le abran».

Bizy: Es como si fuéramos siervos de un señor muy importante que vivía en Israel y que se fue a una boda. Cuando el señor regrese en la noche de la boda, llegue y toque, nosotros los siervos, debemos abrirle al instante y no salir en pijama, sino con nuestro traje listo para servirle, por eso dijo Jesús que ceñida la cintura. Además como en ese tiempo no había luz, ni pilas, usaban lámparas de aceite y el siervo es quien debe tener la lámpara encendida, para alumbrarle el camino al señor.

Pedro: Luego dijo Jesús: «Dichosos los siervos a quienes el señor, al venir, encuentre despiertos: yo les aseguro que se ceñirá, los hará ponerse a la mesa y, yendo de uno a otro, les servirá».

Bizy: Sí, ¡qué felices vamos a ser, si cuando llegue el señor nos encuentra despiertos! Porque en lugar de que nosotros le sirvamos a él, ¡él se pondrá a servirnos a nosotros!. Nos sentará a la mesa y él será quien nos sirva.

Pedro: «Que venga en la segunda vigilia o en la tercera, si los encuentra así, ¡dichosos ellos!».

Bizy: La segunda o tercera vigilia, es entre las 9 de la noche y las 3 de la mañana. Si el señor llega cuando generalmente todos están dormidos y nos encuentra despiertos, ¡qué felices vamos a ser!

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Bizy: Si es verdad, pues si el dueño de una casa supiera que va a venir un ladrón, lo estaría esperando con la policía, para que así el ladrón no pudiera hacer un hoyo en la pared de la casa y robarla.

Ove: Ya se me ocurrió otra. Que mientras lo normal es estar molestando y burlándose de otro, nosotros lo respetemos y lo amemos.

Bizy: Sí…

Ove: Otra, otra: que mientras lo normal es estar criticando a la que está gorda o fea, nosotros nos atrevamos a platicar con ella y hasta invitarla a jugar.

Pedro: Yo le pregunté a Jesús: «Señor, ¿dices esta parábola para nosotros o para todos?». Y Él me respondió: «¿Quién es, pues, el administrador fiel y prudente a quien el señor pondrá al frente de su servidumbre para darles a su tiempo su ración conveniente?».

Bizy y Ove: ¡Yo, yo soy!

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Ove: ¿Eso significa que ya no vamos a poder dormir nunca más?

Bizy: No Ove. Eso significa que cuando lo normal sería estar dormido, por ejemplo, haciendo cosas malas, como… ¿a ti qué se te ocurre?

Ove: Ah ya sé. Lo normal es decir una mentira, cuando hiciste una cosa mala y no quieres que sepan que tú eres el culpable.

Bizy: Sí entonces Jesús nos invita a que en lugar de decir una mentira, digamos la verdad.

Pedro: ¿Puedo seguir? Jesús dijo: «Entiéndanlo bien: si el dueño de casa supiera a qué hora va a venir el ladrón, no dejaría que le horadaran su casa. Estén también ustedes preparados, porque cuando menos lo piensen, vendrá el Hijo del hombre».

Ove: Y también que si el dueño de la casa supiera que va a venir el ladrón, pondría su tesoro en otro lado, para que el ladrón no lo encontrara. Por eso, yo siempre voy a tener mi tesoro en el cielo, para que así nadie me lo pueda quitar. Así cuando llegue Jesús, el Hijo del hombre, me va a encontrar listo para servirlo.

Pedro: Jesús dijo: «Dichoso aquel siervo a quien su señor, al llegar, encuentre haciéndolo así. De verdad les digo que le pondrá al frente de toda su hacienda».

Bizy: Guau. ¡El señor se pone a servirlo y además lo pone como responsable de todo lo suyo!

Ove: Auch. Bizy, tú y yo estuvimos a punto de que nos pasara eso.

Bizy: Pedro ¿de verdad Dios nos iba a dar muchos golpes?

Pedro: Dios no quiere golpear a nadie, pero sí quiere que todos vivan haciendo su voluntad. Y eso es tan importante, que por eso Jesús nos puso estos ejemplos tan duros.

Te presentamos a:

El acusador El envidioso El triste El rencoroso

El mentiroso El peleador El enojadoEl impaciente

El que dice la verdad

El que comparte El que escucha

El que vivecon paz

El que perdona

El feliz

Pedro: «Pero si aquel siervo se dice en su corazón: ̀ Mi señor tarda en venir', y se pone a golpear a los criados y a las criadas, a comer y a beber y a emborracharse, vendrá el señor de aquel siervo el día que no espera y en el momento que no sabe, le castigará severamente y le señalará su suerte entre los infieles. Ese siervo que, conociendo la voluntad de su señor, no ha preparado nada ni ha obrado conforme a su voluntad, recibirá muchos azotes; el que no la conoce y hace cosas que merecen azotes, recibirá pocos; a quien se le dio mucho, se le reclamará mucho; y a quien se confió mucho, se le pedirá más».

Erika María Padilla Rubio

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El acusador

El envidioso

El rencoroso

El mentiroso

El peleador

El enojado

El impaciente

El que dice la verdad

El que comparte

El que escucha

El que vivecon paz

El que perdona

El feliz

¡Encuentra elverdadero

tesoro!

Salida5Erika María Padilla Rubio

Ya desde ahora Dios nos ha dado tareas y cosas que administrar. Casi nunca nos damos cuenta de lo que Dios ha puesto en nuestras manos para administrar y nos pasamos la vida haciendo lo que mejor nos parece. Pero cuando el Señor nos pida cuentas, ¿qué le vamos a responder?

¿Qué cosas o tareas nos ha encomendado Dios?

A mí se me ocurre que al formar parte de una familia, tenemos responsabilidades con nuestra mamá, nuestro papá, nuestros hermanos, con la comunidad, la sociedad y el mundo. O sea, que tenemos una gran responsabilidad.

Creo que para aprender a administrar, necesitamos primero, saber:

¿Qué es lo que tenemos que administrar? (Tu tiempo, tus cosas, tus tareas escolares, lo que los demás de tu familia necesitan de ti, tu tiempo libre, tu actitud ante el medio ambiente, etc.).

¿Qué espera Dios que hagas con cada una de las cosas que tienes que administrar?

Por ejemplo: Dios espera que seas cooperativo en tu casa y que ayudes a tus papás. En las mañanas ¿cómo los puedes ayudar?

Levantándote a tiempo, arreglándote y vistiéndote. Luego desayunando y lavándote los dientes, para así poder llegar a tiempo, sin carreras de última hora a la escuela; sin que te tengan que estar correteando una y otra vez.

En clase, ¿qué crees que Dios espera de ti?

Al llegar a tu casa, de regreso de la escuela, ¿qué crees que Dios espera de ti?

Yo creo que te será fácil reconocer en cada momento, qué es lo que Dios espera de ti; pero si acaso tuvieras duda, pregúntales a tus papás o tus catequistas y procura hacerlo.

En la familia, podemos ser cooperativos y ayudar en las tareas de la casa, como recoger nuestro cuarto, ayudar a lavar los trastes, hacer las camas, ayudar a nuestros hermanitos. Siendo obedientes con papá y mamá, con nuestros maestros y catequistas; siendo responsables de hacer las tareas y estudiar para los exámenes, sin que nos tengan que estar correteando y amenazando con dejarnos sin ver la Tele.

Respecto del dinero, tú también tienes responsabilidades; y no sólo de tu dinero, sino del dinero de la familia. Por ejemplo, puedes ayudar ahorrando agua y luz, no maltratando los muebles, tus juguetes, etc.

Para aprender a Administrar, te sugiero lo siguiente:En una hoja de papel escribe o dibuja, en una columna, las actividades que tienes que realizar diario, una vez por semana, etc. y en otra columna lo que se espera de ti en cada caso.

Por ejemplo: Antes de comer te tienes que lavar las manos. Escribe en la 1ª. Lavarme las manos antes de comer. En la 2ª. columna escribe: Inmediatamente y sin que mi mamá me tenga que perseguir por toda la casa.

Tal vez tu lista sea muy larga, pero no te preocupes todos los días puedes ir apuntando una, dos o las actividades que quieras.

José Luis Padilla De Alba6