Fellito El Tira-foto

Escuela de FotografíaEloys Pérez

Fellito el Tira Foto

Autor: Eloy Pérez Báez

Santo Domingo, Rep. Dom.

Julio, 2014

Corrector de estilo

Lissette K. Valdez

Diagramación y Diseño

Edward Rodríguez

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Indice

Capítulo I: El Orígen ...................................................................... 4

Capítulo II: Mi primera cámara professional ..................................... 7

Capítulo III: Mi primera actividad en el Botánico ............................. 10

Capítulo IV: Vuelvo a mi Polaroid o sigo con mi Pentax .................... 12

Capítulo V: Mi primera recepción de una boda .............................. 14

Capítulo VI: Una despedida de soltera ........................................... 18

Capítulo VII: El revelado de las fotos de la despedida de soltera ...... 21

Capítulo VIII: Mi primera cámara digital ......................................... 23

Capítulo IX: Muerte de Don Fotú .................................................... 26

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Capítulo I

El Origen —¡Esta familia es muy seria para que uno de mis hijos haga

eso!, ¡Toma muchacho del carajo! —así aconsejaba la abuela de Fellito para guiarlo por el buen camino. A partir de esta pela siempre asocia esos 12 correazos que coincidieron con la fecha de ese miércoles 12 de junio del año 1985.

Lo que la inocente abuela ignoraba era que le estaba matando su vocación de lo que en el futuro podría llegar a ser un gran “fotógrafo”, pues mientras realizaba sus primeros pasos en su futura profesión de cómo aprender a mirar por un orificio, con la mala suerte, si se le puede llamar, que del lado opuesto al orificio se vestía su hermosa vecinita del frente.

Era la época de rollo o las películas fotográficas, los aficionados tenían su camarita 110 ó 126, a las cuales les compraban los típicos rollitos de 12 ó 24 tiros. Era también el tiempo de la emoción de esperar cómo iban a salir esas imágenes, pues para estos años se fotografiaban los


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momentos, luego se llevaban al laboratorio a revelar la película para después copiarla en papel fotográfico y por fin ver los resultados.

Fellito curioso y ávido de aprender, a sus 16 años cuestionó al fotógrafo de la familia de cómo él podía aprender a tomar foto, a lo que el fotógrafo respondió: —Eso es facilísimo, si por ejemplo tú vas a tirar una foto dentro de tu casa, con un rollo de 100 ASA, tú pones la cámara en Velocidad 60, con un diafragma 5.6, te pones a una distancia de 6 pies rebotando el flash y dispara. Luego que se termina la película no puede destapar la cámara, debe rebobinar la película sin antes quitar el seguro para que no se rompa, después de esto sí puede abrir la cámara y llevarlo al laboratorio.

Después de esta explicación Fellito se dio cuenta de que había algo más difícil que el álgebra y perdió el interés por la fotografía durante dos largos años. Hasta que un día se encontró con lo que le haría ver la fotografía diferente, era lo más sublime que había visto en su vida, esto le hizo renacer su interés por la fotografía, fue amor a primera vista, no podía creer que en la tierra pudiera vivir semejante belleza. —¡Que cuerpo…que forma! —suspiraba Fellito al contemplarla— ¿Cómo te llamas?

—Me llamo Elpidio. —responde una ronca voz.

—No; me refiero a la belleza que está con usted.

— Ah sí, esa es mi cámara Polaroid.

—Hábleme de ella. —intrigado dijo Fellito.

—Es súper fácil, aprieta el botón y al minuto sale la foto hecha. —con toda naturalidad le respondió Elpidio apodado Don Fotú, quien a partir de este encuentro se convertiría en su asesor en asuntos fotográficos para toda su vida profesional.

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—¡Diablo, qué fácil e tirá una foto, en menos de 5 minuto y ya soy fotógrafo.

Fellito no podía perder esa oportunidad y tomó todos sus ahorros, más un prestamo al módico 20 de un inglé del barrio y empezó su vida de Minutógrafo, que es la persona que toma fotos con una cámara de minutos.

Cinco años anduvo entre fiestas, bares, pueblos, bulevar del Malecón Santo Domingo, realizando instantáneas a niños, familias y sobre todo a parejas que no eran pareja pero que estaban como parejas a escondida de su pareja, pero si descubría la pareja que su pareja andaba con otras parejas, hasta ahí llegaba la pareja.


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Capítulo II:

Mi Primera cámara professionalDespués de Fellito andar durante 5 años siendo minutógrafo,

creía tener la suficiente madurez para enfrentarse a la verdadera cámara profesional.

—¿Dónde aprendo fotografía? —se interrogaba Fellito. Para ese momento las universidades no impartían la carrera de Fotografía, y total a Fellito le quedaban 3 largos años para terminar su nivel medio.

—¡Pero qué idiota soy!, Fotú es mi hombre. —Lleno de entusiasmo coge para donde su asesor fotográfico.

—Fotú recomiéndame dónde estudiar fotografía y una cámara profesional.

—¿Pa´ qué ecuela?, eso no hay que etudialo, yo tengo 20 año tirando foto y nunca lo etudié, y hago mejore foto que Hétol Báe. ¡Eto se aprende con la prática!, y ademá conmigo

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tu va a hacel el negocio del diablazo: Cámara, flash y te enseño por el mímo precio! Eto e ganal y ganal!

—Pero… ¿cómo tiro una foto con esa cámara?. —Fotú al ver la cara de Fellito más angustiada que un estudiante en pruebas nacionales, sigue persuadiéndolo—. ¡Eto e´ fácil!.Cuando mira por el hoyo de la cámara tu le da vuelta a eto hata que deje de verse borroso, luego tu pone la cámara aquí en ete número 60; depué mueve eto y lo pone en el 8; el flash lo pone en azul y no mueva na de eso por na del mundo.

Y es así como Fellito tiene la suerte de tener por el mismo precio, su primera cámara de rollo profesional, una Pentax K-1000, su Flash Vivitar 283 y un curso intensivo de fotografía profesional.

Con la fiebre del recién casado en su luna de miel, Fellito compra su primera película 135 Mm. de 36 tiros y 100 ISO. Va a un juzgado y empieza a vender sus servicios a parejas que asisten sin fotógrafos; al otro día se dirige al laboratorio a revelar el trabajo y tembloroso saca las fotos del sobre y las verifica ¡Oh, milagro! Todas las fotos dentro del juzgado les salieron buenas. ¡Nadie ha sentido una alegría tan grande a la que vivió Fellito en ese primer embarazo!. Por primera vez en su vida se sentía ser fotógrafo. Pienso, que ni Moisés sintió emoción tan grande al entregarle las leyes, que Fellito al ver sus fotos.

— ¿Dónde está Mamábuela? —Recordaba Fellito a su abuela quien fue durante 15 años su tutora hasta morir por un paro respiratorio a sus 55 años. La cercanía entre su abuela fue tal, que tras cualquier acontecimiento de alegría o de problema, la invocaba antes que a Dios o algunos de sus santos, la consideraba tan buena y creyente, que quien deseara hablar con Dios, era la persona ideal, ¡pues ella le cuela el café a Dios!.


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—Si yo tiro foto, tengo una cámara y un flash profesional, entonces soy un fotógrafo profesional. —siempre repetía orgullosamente esta frase. Y se dio cuenta que ser fotógrafo no era tan difícil como se lo complicó aquel fotógrafo cuando él era adolescente.

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Capítulo III

Mi primera actividad en el BotánicoSeis meses haciendo fotos en el juzgado y siempre sacaba

fotos “entregables”, hasta que conoce unos clientes que querían una sesión en el Jardín Botánico. Fellito sin pensarlo respondió: —Vámonos, yo soy un profesional, ¿ no ve mi cámara y mi flash.?

Llegaron al parque a las 11 de la mañana en pleno verano. Fellito como buen negociante hizo muchas tomas extras; por dentro sonreía y decía aquí hago mi agosto. Se despidió de los clientes con la promesa de que dentro de dos días les llevaba las pruebas para seleccionar. Y esa misma tarde deposita su película para buscarla al día siguiente.

Llega el día del gran encuentro de su primer trabajo fuera del juzgado, con emoción y seguridad va a buscar sus imágenes para ver sus tomas en el bello Jardín Botánico, —No creo que hay diferencia en hacer foto dentro del juzgado y fuera. —deducía Fellito, pero cuando saca el primer mosaico, a pesar


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que la pareja eran de tez oscura, en las pruebas parecen holandeses o albinos , saca el otro mosaico y lo mismo.

—¿Qué sucedió? —cuestiona decepcionado Fellito al laboratorista.

—Esas tomas están sobreexpuestas.

—Te pregunto de nuevo ¿Qué sucedió?

—Quiero decir que el fotógrafo dejó el diafragma muy abierto.

A Fellito le siguen hablando en chino pues desconoce totalmente lo que es fotografía básica.

—¡Dime en español qué fue lo que pasó!.

—Es simple, el fotógrafo no supo graduar la cámara en ese ambiente de luz y le salieron quemada, y las fotos no se pueden salvar.

Su mente empezó a dar más vuelta que un trompo y su estómago, en vez de mariposas sentía murciélagos. Luego empezó a preocuparse más por el cliente: —¿Cómo le digo a esta novia que todo el trabajo no sirvió? …le digo que la cámara se dañó…No, mejor que mi hijo de 6 años abrió la cámara y se dañó la película, no, pues eran dos rollos, ¡Ah! que en el laboratorio se fue la luz cuando revelaban mis rollos.

El caso es que Fellito una semana después se armó de valor y fue al cliente con el cuento que en el carro público que se montó, se les extraviaron varios trabajos en lo que estaba el suyo y nunca pudo localizar al chofer. Aquí no repetiremos todo las maldiciones que esa novia le echó a Fellito, pero nos enteramos que 15 años después lo recuerda de la siguiente manera: —¡El maldito Fellito es culpable de lo mal que me ha ido en mi matrimonio!

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Capítulo IV

¿Vuelvo a mi Polaroid o sigo con mi Pentax?

Deprimido y sin ánimo de volver a tomar foto, porque su primera sesión en el Jardín Botánico fue un desastre, ya que se le sobreexpusieron todas las tomas, por tal razón va hacia el acantilado más alto del Malecón de Santo Domingo con todo y cámara. Y allí proclama:

—Mamábuela, tú que siempre me aconseja, ¿qué hago en esta situación? — Y ¡oh milagro!, lo que aconteció alguien pensaría que es pura ficción, pero juro por la sinceridad de mi esposa al decir su edad, que lo sucedido es cien por ciento verdad; cuando Fellito abre sus ojos ve como el mar milagrosamente escribe con la espuma de las olas el siguiente mensaje: Querido nieto tiene cuatro opciones;


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A) Tirar la película a la mar y volver a tu Polaroid

B) Tirarte tú con tó y cámara,

C) Tirar el recuerdo de ese cliente y seguir adelante,

y D) Cualquiera de las anteriores son validas.

Fellito sintió que ahora se le había complicado la cosa más, pues nunca le fue bien en los exámenes de selección múltiples, y pensó: —Déjame hacer como hacía en la escuela, marcaré a lo que coja mi bom.

Y así lo hizo, lanzo una piedra hacia la mar y cayó en la opción “A”, saca su película Kodak que estaba en la cajita, rompe la caja y cuando la abre no puede creer lo que estaba viendo, ¡un segundo milagro había sucedido! pues en el interior de la caja estaba algo más valioso que la Piedra Roseta. Fellito acababa de darse cuenta que esa cajita que siempre echaba a la basura, tenía el descifrado del código secreto de las ciencias ocultas y Eastman, el inventor de Kodak, escondió allí la clave para descifrarla. El secreto consistía en cómo hacer una fotografía de día con el sol brillante y que quedara bien expuesta, y además tenía otros secretos, descifraba como hacer foto debajo de un árbol, nublado, sombra proyectada…Fellito descubrió algo que para la época las cajas de las películas venían con las velocidades, diafragmas e Isos a usar para cada condición de luz, pero él nunca se había percatado y su asesor fotográfico nunca se lo dijo.

¡Gracias Mamábuela, sabia que me ayudaría!, —proclamó Fellito abrazando su cajita Kodad.

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Capítulo V

Mi primera recepción de una boda —Ahora sí no voy a cometer errores. —reflexionaba Fellito

al conseguir un picoteo de una boda y decidió prepararse, así que habló con el Fotú, su asesor en asuntos fotográficos, quien hasta ahora siempre la había pegado, ¡que Fellito haya hecho cosas más allá de lo explicado y ha metido la pata!, eso es otra cosa.

Aparte de su asesor decidió buscar otras fuentes y consiguió revistas viejas de la famosa Ritmo Social del periódico Listín Diario, recortó las fotos de bodas, las analizó y las metió en su bulto, junto a su Pentax K-1000 y su 283.

Llegada la hora, Fellito estaba un poco nervioso, pero seguro de realizar un buen trabajo; repasaba lo que le explicó el Fotú que si es dentro de la casa o iglesia poner la cámara en V/60 y F/8 y si sale y es de día V/125 y el F de la condición.

Llegó 15 minutos antes a la casa de la novia.


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—Póngase cómodo que la novia está en el salón. —le dijo la madre de la novia.

Después de casi dos horas llega la novia y Fellito saca la foto de la revista de una novia en su cuarto, la mira a discreción para grabársela bien.

¡Fotógrafo ya puede entrar!

Cámara, flash y en su mente su primera toma para su primer encuentro. A medida que se acerca a la habitación descubre un “detallito” sobre la diferencia entre lo que es una habitación de las que salen en Ritmo Social y una habitación de la revista Suceso. Pues al llegar al cuarto de la novia, al que él entra con la idea de hacer la misma toma artística que hacía en aquel entonces Héctor Báez, sufre una parálisis mental, pues en la imagen que él tenía había una hermosa cortina blanca en vez de un pedazo de sabana, la cama de la revista tenía el mismo tamaño que el cuarto completo de su cliente. Y una cosa admirable de esta habitación era el buen aprovechamiento de espacio, pues en una habitación de 4 mts. cuadrado había dos camas, dos sillas, un gavetero, aparte de los pajecitos, dos primas, una tía y un abanico de pedestal.

Fellito solo se preguntaba: —¿Por qué la habitación era tan diferente a la muestra? ¿por qué Héctor Báez nunca hizo sesión en un cuarto como este?.

—Ok, no hay problema. Mamábuela nunca me abandona ¡a tirá foto!. Por favor déjeme la novia sola para hacer la del espejo. —dijo Fellito al tiempo que recogía un poco el reguero de la habitación.

Para complicar más la cosa Fellito solo usaba un lente fijo de 50 mm. Hizo lo que pudo, tuvo que ponerse fuera de la habitación para abarcar la madre y la novia poniéndole el velo, y así fue haciendo las tomas sin consultar su muestrario

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de la revista, pues pensó que esos modelos definitivamente eran europeo o de Nueva York, pero de aquí seguro que no eran.

Después de la iglesia, en la recepción ya estaba tranquilo y más, que los clientes fueron tan amables que le invitaron a que se tomara un par de traguitos, y Fellito por no hacerlos sentir mal, los complació, pero lo hizo de tal forma que hasta él nombre se aprendió del que atendía la cantina. Y aunque Fellito es de las personas que no se emborrachan fácil, la alegría del dios Dionisio lo invadió tanto que a la hora de tirar el ramo empezó a llamarle al novio compadre y hermano.

Al otro día al levantarse sentía una alegría enorme y decía: —Es más, a partir de ahora mi especialidad será boda, tu sabe lo que te paguen y encima de eso comida y bebida gratis !Ay Mamábuela que grande se dió tu hijo!

Dos días después de la boda está en el laboratorio recogiendo el trabajo de su primera recepción. Fellito con una alegría y a la vez la incertidumbre de cómo salió su trabajo, toma su sobre 8x10 con el timbre de Polanco Color, saca la primera prueba, ve y su cuerpo empieza a empequeñecer, saca la segunda y sigue bajando hasta convertirse en Pulgarcito.

—¿Qué pasó? Si hice todo lo que me recomendó Fotú. —se preguntaba Fellito como si tuviera todo el peso del planeta Tierra.

A medida que observaba las fotos descubría el error:

— ¡Diablo, sí! ¿Cómo no pude percatarme que si yo me veo en el espejo, la luz del flash también saldría? —La reacción de Fellito llego tarde, pues las fotos del espejo todas tienen una luz parásita o una luz de frente que ahoga la novia. Algo peor sucedió con las tomas de la habitación, pues al hacerla antes de la puerta no se percató que la luz del flash nunca


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entró a la habitación, pero la Matanza de Jaragua se produjo en la recepción, pues los tragos no le dejaron ver que había puesto su cámara en V/250 usando flash, todas esas tomas quedaron con una sombra a mitad de la imagen por la no sincronización.

Decepcionado, se dirigió otra vez al acantilado de la muerte, pero esta vez no iba a consultar ni a Mamábuela, ni al desgraciado de Fotú, iba decidido a darle un zumbón a la azarosa K-1000 y al maldito 283. Toma el concho, el cual sonaba una canción de la época en ingles. Y ¡oh milagro!, lo que aconteció alguien pensaría que es pura ficción, pero juro por la sinceridad de un pastor cuando dice que el diezmo es para la causa divina y no para él, que lo sucedido es cien por ciento verdad. La canción que sonaba era “I Will Survive” de Gloria Gaynor y aunque Fellito no sabía ni papa de inglés, al escuchar la siguiente estrofa:

I WILL SURVIVE.

AS LONG AS I KNOW HOW TO LOVE, I KNOW I´LL BE ALIVE.

I´VE GOT ALL MY LIFE TO LIVE.

I´VE GOT ALL MY LOVE TO GIVE.

I WILL SURVIVE.

I WILL SURVIVE.

Cada estrofa le fue cambiando el semblante y recuperó su tamaño y gritó: ¡déjame, chofer, que yo sobreviviré!

Volvió al laboratorio y pudo salvar la mitad del trabajo, aunque el cliente no quedó tan satisfecho, pero fueron menos las maldiciones que la anterior novia. Un mes después cuando se enfrentó a su segunda recepción, su abstinencia fue tal que al llegar a su casa tuvieron que ponerle suero pues no quiso ni siquiera agua en esa última boda.

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Capítulo VI

Una despedida de soltera.—Quiero absoluta discreción debe entregarme tanto las

fotos como el negativo; no se preocupe, le pagaré bien. —Esto le dijo la elegante señora que a sus 35 años parecía que no pasaba de 20.

Otro reto para Fellito, realizar una despedida de soltera, que para no perder el cliente le dijo que tenía vasta experiencia en ese tipo de eventos. —Además, qué podía ser diferente una despedida a un cumpleaños de los tantos que he realizado en cuatro años como fotógrafo. —Dijo orgullosamente Fellito.

El día de la actividad al entrar notó algo extraño en los globos y se preguntó: Estos son globos o no, bueno pero están donde van los globo, y se inflan como globos, entonces no les doy más vuelta…!son globos!


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Al rato entrá una señora y le dice: —Mire, cuando empiece el evento usted inicia su trabajo hasta que le avise. —Fellito después que termina de hablar es que se da cuenta que era la cliente, no la conoció pues había cambiado todo, el peinado, maquillaje, vestir y el rostro de ella expresaba la alegría de lo que iba a suceder y que Fellito no tenía la menor idea.

Al rato empezaron unas megas divas, que Fellito pensó en un primer momento que eran artistas del evento, pero no, eran las invitadas. Cuando ya la casa está llena, suena una música y por un momento Fellito pensó que la casa se estaba incendiando al ver entrar un bombero; sin todavía llegar a la calma vuelve al asombro cuando el bombero se quita todo, quedando en calzoncillo, pero no como los mangas largas que él usa, sino uno que solo le cubría el arma de su profesión. Cosa extraña porque si era bombero lo único que debió estar visible era precisamente la manguera, pero asi son las cosas en República Dominicana.

—Soy un profesional y debo concentrarme en mi trabajo. — Dijo Fellito y empezó a realizar su toma. Cuando el bombero se acercó a las mujeres Fellito queda obnubilado, que no sé lo que significa pero suena interesante para esta novela.

Fellito no podía creer la escena que estaba frente a él. Era lo más parecido a los reportajes de Discovery Channel cuando las pirañas se agrupaban a su presa hasta devorarla, con la diferencia que esta presa sonreía y en vez de pedir auxilio frente a estas depredadoras, boceaba —!Coman que hay para todas!

—Soy un profesional y debo concentrarme en mi trabajo —dijo de nuevo Fellito y siguió realizando sus tomas. Entre tragos, aplausos y chivería lo que el bombero iba a realizar no podía ser digerido ni comprendido por sus creencias filosóficas de la vida sobre el bien y el mal, por lo que acudió a su soporte espiritual y exclamó. —Mamábuela ayúdame a salir de esto. Y

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¡oh Milagro!, lo que aconteció alguien pensaría que es pura ficción, pero juro por la sinceridad de un político en tiempo de campaña, que lo sucedido a continuación es cien por ciento verdad. La mente de Fellito transformó todo ese espectáculo que para él era dantesco, y empezó a ver un cielo paradisíaco, donde había un ángel y el resto eran ánjalas (ánjalas es el femenino de ángel según la real academia que me da mi gana). Todas las ánjalas volaban alrededor del arcángel jugando con su ala, pues solo tenía una, pero bastante larga para poder elevarse y seguir jugando con todas las ánjalas que estaban extasiadas en el paradisíaco cielo. El caso es que Fellito pudo terminar concentrado en su trabajo.

Al otro día un miércoles 12 de enero del año 2000, otra de las fechas que Fellito jamás olvidará, fue al laboratorio y le dijo al laboratorista: —José Manuel, quiero que me revele e imprima esto sin que nadie lo vea. Y así mismo lo hizo el laboratorista regó en todo el laboratorio que nadie se acercara a ver estas fotos porque habían escenas comprometedora.

La máquina de copiar las fotos 4x6, estaba estratégicamente colocada en un área que las fotos impresas iban saliendo con vista a la calle. Y resulta que el laboratorista olvidó bajar la cortina…


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Capítulo VII

El revelado de las fotos de la despedida de soltera.

Fellito había entregado sus rollos al laboratorio para que revelaran la secreta actividad de la despedida de soltera, diciéndolo al laboratorista la importancia de mantener la discreción, pero el laboratorista se olvidó cerrar la cortina de la ventana que daba a la calle, por donde se veían saliendo las fotos ya copiadas. Imagínense en plena avenida Mella de la ciudad de Santo Domingo donde estaba el laboratorio, se formó una fila de personas observando gratis el espectáculo de la despedida de soltera. Y como ese día Dios soltó al pájaro malo, el esposo de Carolina, Dionicio, andaba por esa misma calle y su curiosidad lo llevó a ver qué hacía que la gente se aglomerara en ese lugar. A medida que se acercaba empezó a escuchar los comentarios de los “fotovidentes”:—¡Que apetito tienen esas mujeres!

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—De seguro que esas mujeres están a falta de hombres que las pongan en eso.

En un principio Dionicio se reía del espectáculo de las desesperadas mujeres, pero sus músculos de su sonrisa dejaron de funcionar y sus labios empezaron a denotar frustración, al ver que una de esas mujeres tenía un cierto parecido a su esposa Carolina, y para rematar, uno de los ¨fotovidentes¨ grito: ¡Diablo esa del lunar detrás es la que menos sirve del grupo!

Dionicio al escuchar ¨lunar detrás¨ se llenó de vergüenza y salió de prisa con el rabo entre la pierna, choca con el propio Fellito uno de los protagonistas de esa historia, y solo pidió disculpa. Fellito la aceptó y le dijo que no se preocupara. Fellito de curioso también se acerca al tumulto de gente, se percata que el show público ¡son sus fotos!. Sale corriendo e informa al laboratorista, quien baja la cortina para impedir que se vean las restantes 10 fotos de las 60 fotos que ya habían pasado.

Fellito recoge las fotos lo más rápido posible para entregársela al cliente antes que la bomba explote. Con las fotos en mano llama: —Saludos deseo hablar con Carolina. —La voz masculina que toma el teléfono responde con un tono amenazante —¿Es usted el bombero o el fotógrafo?

Fellito cerró lentamente el teléfono y exclamó: —¡Explotó la bomba!

Tres años después Fellito vio a Carolina bien abrazadita con el mismo señor que tropezó ese fatídico miércoles en el laboratorio. Se cruzaron por el lado como si nunca se hubieran visto, al darse la espalda Fellito, volteó a verla y casi desmaya, pues todavía ella conservaba sus dos alas.


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Capítulo VIII

Mi primera cámara digitalEra el año 2005 y la mayoría de los fotógrafos ya usaban la

cámara digital. Pero Fellito tenía su análoga Canon AE 1 y los clientes desde un tiempecito le estaba exigiendo la tecnología digital: — ¿Dónde consigo una cámara digital económica...? Ah, ya sé, Fotú es el hombre. —Al otro día se encuentra en el laboratorio y con la muela de siempre, Don Fotú le dice: —Ere el hombre má dichoso, aquí tengo una cámara Colpix de 3 mega con una tarjeta de 256 mega. Fellito con un desconocimiento total de la nueva tecnología queda a merced de lo que dice “el especialista”. Pero a Fellito le preocupa otra cosa y se lo dice: —Mira Fotú a mi lo que me mortifica es dañar una boda y tú sabe eso digital...

—Mira Fellito ahora con eto aparato modelno —Le responde rápido Fotú—, e´ fácil sel fotógrafo, pue si la foto te sale ocura, se arregla en la computadora con una cosa nueva que le dicen totoshop, si te sale clara, se arregla en totoshop,

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si te sale movida, se arregla en totoshop, si te sale borrosa, se arregla en totoshop, si la novia e´ rubia la puede poner morena. !

— ¡ Por Dios santo, esto del totoshop es el mismo diablo!, —admirado proclama Fellito. —Y eso no se queda ahí, —continua Fotú—, mira la maravilla de eta súpel cámara, tú la pone en auto y ella lo hace to´, absolutamente to´, e ma´cuando Jesú vuelva a la tierra eta e´ la cámara que usará.

Fellito compró su camarita digital sin regatear mucho y solo se preguntaba: Mamábuela y por qué no me habías dicho esto antes, jamás hubiera dañado alguna boda o quince. Ya no habrá trabajo alguno que no pueda hacer.

Para buena o mala suerte de Fellito, tenía una recepción de una boda en la semana siguiente. En un momento se preguntó si usaba la cámara de rollo, si la usaba las dos o solo su súper cámara digital. —Pero qué estoy pensando, si la foto la puedo ver de una vez, y si salen con error el totoshop lo arregla, ¿de qué me preocupo.?

Fellito ya llevaba más de 15 años tirando foto con rollo, e iba a enfrentarse a su primera actividad en grande con una cámara digital.

Fellito venía feliz en el carro de la novia, pues ya había visto los resultados de lo fácil que era hacer foto con la cámara del Hijo de Dios. Y en la recepción sintió que era más importante que la novia, pues tenía una super cámara, lo que el hacía en una hora con rollo, con esta cámara duro tres horas, pues cada toma que hacia, iba donde la novia o el novio y la mostraba.

Al otro día como Fellito todavía no tenia PC fue donde el retocador y vació su trabajo, a medida que las fotos se iban vaciando el retocador iba poniendo la cara de disgusto. Y le pregunta a Fellito, que tiempo llevaba usando cámara digital.


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—Es mi primera vez —responde orgullosamente Fellito.

— Me imaginé que era tu primera vez, pues aquí hay errores que no se pueden resolver , como el desenfoque, movidas y resolución muy baja

—Pero el que me la vendió me dijo que cualquier error se resuelve con una cosa que se llama totoshop

—Ese programa yo no lo conozco, yo conozco el Fotoshop

—Eso mismo y además me dijo que esta cámara era tan súper que es la que usaría el mismo Jesucristo. —responde Fellito temeroso al retocador

—Pues tenía razón, a usted ya lo crucificaron. —Le responde el retocador con un humor indio oscuro. —Pues aquí hay errores graves.

Todo lo de Fellito se fue abajo, su mente se traslado al acantilado de la muerte, estas vez a aparte de su Colpix llevaba un bate de aluminio, y se veía lanzando su camarita hacia arriba para darle la bienvenida con su bate. Y !oh milagro!, lo que aconteció alguien pensaría que es pura ficción, pero juro por la sinceridad de un fotógrafo cuando le dice a todas las novias que son hermosas, que lo ocurrido a continuación es cien por ciento verdad. Fellito escucha que de la camarita sale una voz que le dice: Tiene salvación...tiene salvación.

Esta voz celestial se mezcla con las palabras del retocador que despierta a Fellito y le dice: Tienen salvación pana, yo soy un fiero en eto, tu no eres el primero, aquí han venido fotógrafos con la cámara de Judas y yo le he salvado sus fotos.

Y de las 90 tomas realizada por Fellito, 50 fueran salvadas, hubo incluso en algunas que el fiero tuvo que clonar la cara de las pocas que quedaron bien para ponérsela a la mayoría que estaban desenfocada o movida.

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Esta vez Fellito se salvó, pues la novia quedó muy complacida, y emocionada le dijo: —Lo felicito, mire como en todas las fotos me saco la misma sonrisa y la misma mirada, es usted un verdadero profesional.

Fellito orgulloso responde: —¡Es que yo soy un fiero!


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Capítulo IX

Muerte de Don Fotú—¡Mira mi celular! Saca las fotos mejores que tu cámara

y mira como cambio el fondo con un clip. —Fue lo último que escuchó de un cliente como fotógrafo, pues hacia un tiempecito que la tecnología iba a pasos más apresurados que la actualización de Fotú; ya los padres no lo contrataban para primera comunión, graduaciones, bautizos y cualquier actividad que un súper celular no pudiera hacer.

En la medida que la resolución y la calidad de las cámaras de los móviles mejoraban, de igual manera pero inversamente proporcional Fotú iba deprimiéndose al extremo que un día, un mal día, pero un desgraciado día, su nieto menor de 7 años le dice: —¿Abuelo, te estás haciendo un selfie?

Nunca Fotú pudo responderle, había fallecido, por razones inexplicables tenía su cámara en la mano derecha apuntando

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hacia él. En el barrio las malas lenguas decían que se deprimía a medida que se le iban los clientes y eso lo llevo al suicidio dándose con la cámara de hierro puro que era la Nikon F2 en la misma cien, y las buenas lenguas sostenían que fue por un paro respiratorio no atendido a tiempo. En su bolsillo encontraron una nota con un mensaje sin sentido el cual decía: —Todo mi equipo se lo pueden vender a Fellito

32 años fotografiando generaciones en sus mejores momentos, cumpleaños, primera comunión, bautizos, graduaciones, matrimonios, segundos matrimonios y los hijos de esos matrimonios. A pesar de haber dado el servicio a más de dos mil familias, ese miércoles 12 de diciembre del 2012 a las 4 de la tarde, solo estaban en el cementerio su esposa Matilde, sus tres hijos y su fiel discípulo Fellito.

Entre sollozo y con la pena que le invade la pérdida de su asesor, proclamó Fellito: —Fotú siempre que necesite alguna orientación ahí estuvise tú, ¿qué haré sin ti? —Así lo recordaba Fellito, pues nunca lo vió como el vendedor que siempre le vendía sus equipos que iba desechando.

Matilde, esposa de Fotú, con su creencia evangélica protestante hizo una oración pidiendo misericordia para su esposo que rechazó el llamado del Señor como salvador, a pesar de los constantes ruegos y oraciones de su viuda.

Después de bajar el ataúd, en un instante que le echaban el último palazo de tierra. ¡Oh Milagro! lo que aconteció aquí alguien pensaría que es pura ficción, pero juro por el gran conocimiento de cultura general que tienen las concursantes a Miss Universo, que lo acontecido es cien por ciento verdad. La tierra que cubría el ataúd empezó a removerse, luego se hizo una especie de agujero y desde el fondo venía subiendo algo, Su esposa se tira de rodillas y grita: — ¡Si eres tú Satanás te reprendo en nombre del Señor!


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Lentamente del agujero ve Matilde que sale una bestia con cuatro ojos y asustada y nerviosa empieza a gritar: ¡Llegó la gran bestia!

La fé y las oraciones de Matilde no pudieron impedirle que desmayara, y en esta ocasión aprovecharon sus hijos para tomarla y sacarla del cementerio. El zacateca había desaparecido desde el primer temblor alegando que tenía otros clientes que dieron la vida para que él personalmente le diera el servicio; y solo quedaba su fiel discípulo quien se armó de valor y dijo: —Aquí me quedo, pues si me ayudaste en vida, ahora en pena no te abandoré.

Y ¿qué pasó con la bestia de cuatro ojos? Era simplemente una cámara Polaroid de cuatro lentes, la cual se elevaba hasta perderse.

Los temblores continuaban, y seguían saliendo accesorios, su primera cámara la Pentax K-1000, luego salió el flash Vivitar 283, subiendo rápido 2,300 batería doble AA, 1,144 películas de 100 ISO, 1,230 fotos de clientes que nunca la buscaron, la cámara Colpix y su última cámara que uso la Canon Rebel 30D.

Fellito quien valientemente quedo allí, aunque no sabemos si fue la parálisis que le impidió correr, pudo reflexionar con tranquilidad en su asesor fotográfico que siempre estuvo a su lado en cada proceso fotográfico, desde su primer encuentro con la cámara de minuto, despues su Pentax K1000 hasta llegar a su Colpix. Todavía Fellito mantiene fresca la última visita que le hizo un día antes de partir a La Gloria, cuando Fotú le entregó un recibo y le dijo: —Dame 300 peso y quédate con ete lente 50 que deje empeñao en compraventa La Gloria.

eloy Pérez Báez

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“Pero cuando se tiene interés si no se puede saltar el obstáculo se cruza por debajo bailando limbo”.

FIN

Fellito El Tira-foto

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