FIESTA DE SAN MIGUEL ARCÁNGEL, AÑO DE LA FE. 29-9-12.

La Iglesia en Navarra ha tributado desde tiempos antiquísimos una gran veneración al arcángel san Miguel; su templo de Aralar es el más antiguo de la Diócesis. San Miguel Arcángel, concentra en su nombre la intuición más honda de la fe de nuestro pueblo: "¿Quién como Dios?". Y es invocado como defensor de la Iglesia en su lucha contra el mal y como protector especial del reino de Navarra en sus vicisitudes históricas. Queremos contar con su protección poderosa.

"La vida entera de la iglesia se beneficia de la ayuda misteriosa y poderosa de los ángeles... Desde sus inicios hasta la muerte, la vida humana está rodeada por sus atentos cuidados y su intercesión" (CAT. 323).

San Miguel nos ofrece su protección y también su intercesión en la batalla que sostenemos contra el Mal.

En la fiesta de san Miguel, nos alegra cada año honrar a la Parroquia y a la vida parroquial. A una con san Miguel, se abren las puertas del curso pastoral: comienzan las catequesis, los grupos, las reuniones.

Este año, además, nos toca presentar, llenos de gratitud al Papa Benedicto XVI que lo ha convocado, el AÑO DE LA FE.

Durante todo el año lo iremos comentando, trabajando, rezando... ¿De qué se trata?:

+ A los 50 años del Concilio Vat II, el Papa viene a decirnos:

“Ha llegado la hora de entender y acoger el Concilio en profundidad, con sinceridad y serenidad. El Concilio es un don de Dios para que, apoyándonos en él, la Iglesia pueda renovarse espiritualmente y salir al encuentro del mundo contemporáneo para anunciarle la salvación de Dios y ayudarle a creer en El..., mediante la fe en Jesucristo resucitado, por el ejercicio del amor”

El Papa insiste en dos afirmaciones fundamentales:

1ª.- La Nueva Evangelización que es preciso promover en y desde nuestras Iglesias consiste en intensificar el servicio a la

fe de creyentes e increyentes, dentro y fuera de la Iglesia. Evangelizar es ayudar a creer.

2ª.- Para entender lo que esto significa es preciso “redescubrir” la fe; redescubrir la alegría de creer. El Papa

quiere que este Año de la Fe, con el trabajo del Sínodo, sirva “para introducir a todo el cuerpo eclesial (Pastores y fieles!) en un tiempo de especial reflexión y redescubrimiento de la fe” (n.4).

“La fe es una puerta que hay que cruzar”(1); no podemos quedarnos en una fe “cultural” o en una costumbre; cada uno tiene que atravesar esa puerta e introducirse a creer en Dios y a vivir con Dios; vivir la relación personal con Dios.

En Porta Fidei el Papa presenta la fe como conversión radical de la persona a Dios, a Jesucristo, (n.6);

+ La experiencia del amor de Dios nos da fortaleza y entusiasmo para evangelizar:

A veces queremos recoger los frutos sin cuidar las raíces. Esto es “irse por las ramas”.

Entre nosotros la fe cristiana está dejando de ser patrimonio general de la sociedad, elemento central de la cultura mayoritaria, influyente, reconocida. Vivimos sumergidos en una cultura fuertemente secularizada. Un ateísmo práctico que puede coexistir con algunas prácticas religiosas, pero que termina imponiéndose y ahogando la fe y la vida cristiana de sus “practicantes”. No se puede servir a dos señores. “Apostasía silenciosa”, empobrecimiento progresivo.

También es verdad que, junto a esta socialización del ateísmo práctico, sigue habiendo personas que viven con nosotros, que sufren, que buscan, que no están en paz consigo mismas. El Papa nos dice que los hombres actuales tienen y sienten necesidad de escuchar a Jesús, como la samaritana. (n.3 y 10).

Por eso, la Iglesia no puede convertirse en una “sal sosa” (n.3). Evangelizar o no evangelizar no es una cuestión de gustos, no es una teoría más o menos brillante. “Que nadie se vuelva perezoso en la fe” (15). Es una cuestión de conversión, una cuestión de amor y fidelidad. No evangelizar sería una forma de no amar o de no amar lo suficiente. “El amor de Cristo nos lleva a evangelizar”, (IC 5, 14). Nos envía por los caminos del mundo para anunciar el evangelio a todos”

(n.7), comenzando por los de más cerca: los de casa (hijos, nietos), vecinos, compañeros de trabajo o de estudio. Jesús atrae son su amor a los hombres de cada generación, y nos confía el mandato de la evangelización que se renueva sin cesar.

Evangelizar

- Para redescubrir la alegría de la fe

- Y el entusiasmo de comunicarla (n.7)

- Bien convencidos de que la fe se testimonia con la caridad.

Hoy no basta una pastoral de mantenimiento, no es suficiente una pastoral de simple conservación de lo que hay.

- Los cristianos tenemos que convertirnos, renovarnos, fortalecer nuestra fe para no dejarnos configurar por la mentalidad secularizada,

- y ser capaces de anunciar el evangelio a nuestros hermanos que no creen o creen con debilidad e incertidumbres.

Don Francisco, nuestro Arzobispo, nos ha dirigido una Carta pastoral a todos los diocesanos, en la que dice:

“Con alegría os presento un nuevo proyecto que se ha elaborado en nuestras Diócesis de Pamplona-Tudela para la catequesis de primera infancia, normalmente denominada catequesis de “primera comunión”.... para favorecer que nuestro proceso catequético con estos niños sea auténticamente evangelizador y se convierta en un verdadero camino de iniciación cristiana.

Una de las preocupaciones más vivas en la Iglesia de hoy es asegurar la fe de las nuevas generaciones. El surgimiento y el arraigo de la fe y de la vida cristiana en los niños requiere una atención cuidadosa. Esta tarea tiene que ser preocupación y empeño de los padres cristianos y, con ellos, de los sacerdotes, catequistas y educadores cristianos.

Para ello consideramos necesario implantar un nuevo modelo de catequesis que supone realizar algunos cambios respecto al modelo actual [...].

- Queremos que los niños vayan viviendo un proceso de maduración y crecimiento en la fe: despertar religioso, amistad con Jesús y fe en Jesús.

- Buscamos también que LOS PADRES os impliquéis en el proceso de crecimiento en la fe de vuestro hijo participando en unas determinadas reuniones.

- Consideramos un paso fundamental que se produzca una incorporación real de la familia a la comunidad que celebra con gozo la Eucaristía del domingo. Deseo pues que todo este trabajo se vaya incorporando a nuestras parroquias, y que suponga un aire fresco e ilusionado por ayudar a nuestros niños a que se vayan descubriendo como miembros de la Iglesia de Jesús e hijos de Dios. + Francisco Pérez González Arzobispo de Pamplona y Obispo de Tudela.