Fiestas de MERIDA 2010

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Revista de Fiestas de Mérida 2010

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5Entrevista con el alcalde ...........................................................7

Saluda Grupo Socialista ............................................................9

Saluda Grupo Popular .............................................................10

Entrevista con el delegado de Festejos ...................................11

Programa de Festejos .............................................................12

Hace ahora 100 años: 10 de septiembre de 1910 ...................18

Esa pitarra romana .................................................................20

María Dueñas, triunfar en tiempos de crisis ............................27

Olvido Gara Alaska .................................................................28

Portero nuevo en el “Heaven” .................................................35

Mérida agroindustrial .............................................................36

El Nano, una vida diligente .....................................................40

Mérida: Panorama 1910 .........................................................44

Fernando de los Ríos ..............................................................49

Luis Mateo Díez, el pulso de la ficción ...................................55

Esa otra Mérida ......................................................................58

La radio en Mérida ................................................................65

Los crímenes del Museo Romano ...........................................71

Serrat actuó en el Teatro Romano en 1988 .............................72

Francisco Robado o de los últimos eméritos ............................73

La ciudad de los tesoros .........................................................76

Edita: Excmo. Ayuntamiento de MéridaPresidente del Consejo Municipal: J. Ángel Calle GrageraDirección: Ángel Briz Hernández

Colaboradores: Israel J. Espino, José María Álvarez Martínez, José Luis Mos-quera Müller, José Caballero Rodríguez, Pedro Pablo Serrano Bergas, Jesús Vadillo, Antonio Mateos Martín de Rodrigo, Carmelo Arribas, Daniel Molina Valls, Penélope Molina Patiño, Juan Carlos López Díaz, Marino González Mon-tero, Magdalena Ortiz Macías, Pedro García Macías, Juan Pedro Sánchez y José María Sanfélix.

Autor del cartel: Jonathan Cid Díez

Fotografías: Jorge Armestar, Carmen Briz, Daniel Molina y Ángel Briz. D.L.: M-40092-2008

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“A pesar de la crisis, este ha sido, posiblemente, el mejor año de gestión del Ayuntamiento de

Mérida en toda su historia”

J. Ángel Calle Gragera, alcalde

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En el colmo de la originali-dad, voy a empezar pregun-tándole por la crisis.Los ayuntamientos estamos viviendo unos momentos muy duros. Esta situación de crisis, en lugar de llevarnos a un estado de nostalgia o depresión, ha sido un acicate para nuestra labor como al-calde y concejales del ayun-tamiento. Pero posiblemente, y a pesar de la crisis, este haya sido el mejor año de gestión del Ayuntamiento de Mérida en toda su historia.

¿Y eso porqué?En primer lugar, por-que en Mérida seguimos manteniendo un clima de concordia institucional y tranquilidad que es funda-mental para las relaciones políticas. Podemos decir que ahora, a diferencia de antes, nadie sufre por la política. Por eso temo la

vuelta de Pedro Acedo. No porque lo tema electoral-mente hablando, que no le tengo ningún temor, sino porque su vuelta puede su-poner volver a los peores tiempos de la política en nuestra ciudad.

¿Y en segundo lugar?Pues en segundo lugar, Mérida tiene un sitio en el mapa como no lo ha tenido nunca. La declaración de interés turístico nacional de la Semana Santa, el partido clasificatorio del mundial de fútbol o la Cumbre de Mi-nistros de Agricultura de la Unión Europea, son solo al-gunos ejemplos de los acon-tecimientos que colocan a Mérida en el mapa mundial del turismo y de los congre-sos, y la consolidan como un centro de referencia de diálogo y como un foro de debate.

¿Ha conseguido entonces que Mérida sea una ciudad de referencia, como augu-raba en su discurso de in-vestidura?Sí. Es imposible encontrar en toda Extremadura una ciu-dad por la que hayan pasado en un año Estopa, Alejandro Sanz, Fito y Fitipaldis, Los Se-cretos, Serrat, Vicente Amigo, José Mercé, El Barrio...

Y hablando de barrios...El Plan Urban está cambiam-do completamente la fisono-mía y el alma de la margen izquierda de la ciudad. Po-demos decir hoy que no hay

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barriada en Mérida donde el equipo de gobierno no haya realizado proyectos, desde Plantonal de Vera y San An-drés hasta María Auxiliadora, pasando por San Juan, Santa Eulalia, el Barrio o San Albín, sin olvidarnos de la peatona-lización del centro, al que he-mos dotado de accesibilidad, haciendo una ciudad mas amable y paseable.

¿Cuál es la asignatura más importante que han apro-bado este año?Quizás haya sido la de Proser-pina. Es la venda que se han quitado de los ojos muchos emeritenses para ver que los cambios que prometimos son hechos. Ya podemos decir que Mérida tiene playa, con un acceso magnífico, con unas rotondas perfectamente seña-lizadas, con carril bici, con red de saneamiento y abasteci-miento, con un párking públi-co que ha creado 26 puestos de trabajo, con 5 chiringuitos perfectamente dotados, con arena artificial, con pasarelas y duchas... Y todo esto el pue-blo de Mérida ya lo sabe.

¿Preparado para el nuevo curso?El momento es duro, es mo-mento de decir la verdad a la gente, es un momento difícil desde el punto de vista eco-nómico. Yo puedo decir que el equipo de gobierno se está dejando la piel en hacer de Mérida una mejor ciudad de servicios. El año que viene, cuando termine este primer mandato nuestro, nos pre-sentaremos a las elecciones con el doble de guarderías in-fantiles, con el doble de hoga-res de mayores, con el doble de Centros de Día, con todos los barrios perfectamente do-tados, con muchas más insta-laciones deportivas y con una Ciudad Deportiva que está teniendo un éxito enorme.

¿Le quedan asignaturas pendientes?Estamos haciendo las catas arqueológicas en dos proyec-tos fundamentales; el cuartel Hernán Cortés y el Convento de las Freylas, y estoy conven-cido de que afrontaremos el año con la obra ya encauzada del cine María Luisa. Por lo tanto, no solo no queda ningún proyecto paralizado, sino que seguimos arreglando la ciudad y haciéndola mas amable.

Entonces, ¿aprobado para septiembre?Queda una cuestión, la del Mercado del Calatrava. Ya tenemos el anteproyecto y vamos a encargar la redac-ción del proyecto, y con la ayuda de la Junta de Extre-madura licitaremos la obra en el futuro para hacer ese mercado. Sinceramente pue-do decir que no hay un solo

proyecto en la ciudad que hayamos paralizado o que hayamos ralentizado, sino todo lo contrario, se ha ele-vado a la ciudad a nivel in-ternacional, y los ciudadanos lo están viendo así.

Un deseo para los emeri-tenses en Ferias.Que cada uno se divierta don-de quiera, en el ferial, en el centro, en las barriadas o en Matalascañas. Son momentos para, a pesar de la enorme dificultad, sonreír, momen-tos para que la gente busque aquello que le suba la autoes-tima y que le aumente la dosis de optimismo, porque cuando uno está más contento trabaja mejor. Que cada uno busque las cosas que le hacen la vida mas agradable, que yo, por mi parte, también intentaré ha-cerles la vida mas agradable a todos los ciudadanos.

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Un sueño cumplido

El pasado mes de junio cum-plimos tres años de legisla-tura. Tres años de ilusión, de trabajo, de compromiso, de-dicación y esfuerzo por situar en lo más alto a nuestra que-rida ciudad de Mérida.

No ha sido fácil gobernar una ciudad, que, como todas las ciudades de España, y me atrevería a decir que del mundo, han sido arrastradas por la gran dimensión de una coyuntura económica compli-cada.

Aún así, hemos conseguido impulsar iniciativas impor-tantes que quedarán en la memoria de la ciudad y de los emeritenses durante mu-chos años. Hemos renovado las tripas de la ciudad, he-mos aumentado la cobertura social de nuestros ciuda-danos, situando el nombre de Mérida en el panorama nacional e internacional y, lo más importante sin duda para mi, realizando un es-fuerzo e intenso trabajo por todos los concejales/as de

mi grupo para representar digna y honradamente a la ciudad de Mérida.

No quiero que penséis que todo ha sido un camino de rosas. En ocasiones hemos tomado decisiones compro-metidas y difíciles con arreglo a lo que demandábais, muy a pesar de que se diese la pa-radoja de no estar totalmente de acuerdo con dicha elec-ción. Pero siempre lo hicimos bajo un único criterio, “prime-ro Mérida, después nuestra ideología”. Nadie podrá, por tanto, aprovechar la coyuntu-ra del momento para erigirse en defensores de una causa en la que nunca creyeron ni por la que nunca dieron la cara.

La historia de las ciudades no sólo viene descrita por sus gobernantes, sus monumen-tos, por sus rasgos culturales y sociales, su urbanismo o su situación geográfica, sino también por el esfuerzo y el valor de sus ciudadanos/as, Parte de esa historia de la

ciudad de Mérida y de los éxi-tos conseguidos en estos tres años la estáis escribiendo vo-sotros/as y, aunque parezca que todo se decide en cum-bres mundiales o en peque-ños plenos municipales, sin la ayuda de los empresarios de la ciudad, de sus colectivos sociales, y de los trabajadores y técnicos del Ayuntamiento de Mérida, que siempre han antepuesto el interés general de la ciudad sobre cualquier otra circunstancia, ningún éxito habría sido posible.

Ha sido un trabajo gratifican-te, un sueño cumplido, poder representar y trabajar por la ciudad que amas, vives y sue-ñas, y deseamos poder seguir haciéndolo en el futuro, si los únicos dueños del destino de Mérida, sus ciudadanos/as, así lo desean. Gracias por confiar en nosotros.

¡Feliz feria y fiestas de Mérida 2010!

Estrella Gordillo VaqueroPortavoz municipal PSOE

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Saluda Grupo Popular

Queridos vecinos/as:

Llega la Feria de Septiembre y con ella, a través de estas pági-nas, una oportunidad única para mostrarse a todos los emeriten-ses, vecinos y foráneos que en estos días nos visitan.

Es una ocasión que, como sa-béis, aprovechamos los par-tidos políticos para, además de desearos lo mejor en los próximos días de fiesta, hacer balance de lo que ha sido el año y fijar y anunciar nuestras líneas de trabajo para el próxi-mo curso político, además de estrechar la comunicación con nuestros vecinos de una forma personalizada.

El panorama que tenemos por delante no es, ni mucho menos, alentador. A causa de la crisis y la paralización económica, la ciudad ha llegado a unas cifras de paro realmente desorbi-tadas. La memoria anual del Consejo Económico y Social de Extremadura nos dice que en un solo año (2009) el desem-pleo ha aumentado algo más del 20% en Mérida -por encima de las ciudades de Cáceres y Badajoz-; la dificultad para lle-gar a final de mes es el principal problema en muchas familias

de nuestra ciudad y, por si esto fuera poco, los impuestos no dejan de subir.

A los problemas particulares de los emeritenses, hay que su-mar una más que lamentable situación de las arcas munici-pales: Sólo en el año 2009, el ayuntamiento ha gastado 8,5 millones de euros más de lo que ha ingresado, el Ministe-rio de Economía nos dice que la deuda que se tiene con los bancos supera los 45 millones y la cuenta corriente municipal –es decir, lo que tendríamos en dinero contante y sonante para gastar- presenta unos números rojos que se acercan a los cua-tro millones de euros.

Con estas perspectivas no es de extrañar que sean muchas las empresas locales que abas-tecen al Consistorio, que estén pasando por momentos difíciles y que no puedan –aunque se esfuercen en ello- aportar ni un solo granito de arena a la recu-peración económica de la ciu-dad o que otras hayan decidido tomar la drástica decisión de no trabajar más para el Ayun-tamiento.

Desde este escenario, fran-camente complicado, se hace prácticamente imposible man-dar un mensaje de optimismo y más si pretendemos ser rea-listas, pues para poder ilusionar debemos partir de la verdad. Tampoco es menos cierto que siempre hay un camino abierto a la esperanza y, en este sen-tido, tenemos a la vuelta de la esquina unas elecciones muni-cipales en las que nuevamente, los ciudadanos, con su voto, serán los protagonistas.

Hace tres años, en este mismo lugar, nos comprometíamos a que desde la oposición, se-guiríamos luchando para que Mérida fuera la mejor ciudad

de Extremadura. Hoy, aún con la negra situación financiera y económica que tenemos por delante, reafirmamos ese com-promiso y damos un paso más: La reciente historia de la ciudad ha demostrado que, con una si-tuación municipal muy parecida a la actual, el Partido Popular supo poner a Mérida no sólo en el mapa de la Comunidad Autónoma, sino también en el mapa de España reduciendo la deuda, rebajando los impuestos y trabajando y modernizando la ciudad.

Todos estamos de acuerdo en que subsanar esta situación debe ser el principal horizonte de los políticos. Hemos de-mostrado que no nos gustan los cantos de sirena, sino el trabajo y el esfuerzo con el que se superan las dificultades y eso es lo que ofrecemos y es nuestro aval ante los emeriten-ses. Nuestro trabajo, el trabajo diario de todos, el esfuerzo y el compromiso que cada uno adquiere son ingredientes im-prescindibles para salir de esta situación entre todos. En esto no hay recetas mágicas, pero los ingredientes están muy de nuestra mano, en la de cada uno de nosotros, en nuestro es-fuerzo personal, uno a uno en la misma dirección.

En cualquier caso, ahora toca pasar unos días más livianos y dentro de la austeridad que manda el momento y la difi-cultad personal, disfrutar de la Feria y de estos ratos de en-cuentro con familiares y ami-gos. Espero que todos podáis apartar un poco los problemas cotidianos y vivir la feria con ilu-sión e imaginación, los mejores remedios para combatir las difi-cultades que atravesamos.

Un saludo,

Fernando Molina Alén

“El objetivo de la Feria es que Mérida sea feliz”

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“El objetivo de la Feria es que Mérida sea feliz”

Luis Valiente, Delegado de Festejos

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Ya está aquí la feria otro año...Llega la Feria de nuestra ciu-dad, donde espero que todas y todos los emeritenses se di-viertan y se olviden por unos días de los problemas. Como concejal de Festejos, quiero transmitiros mi alegría y mi ilusión para pasarlo bien todos juntos, unidos con un mismo objetivo, disfrutar. Espero que este año sea la feria de la participación, en la cual cada uno se lo monte como quiera y se divierta libremente, sin complejos, presumiendo de su Feria y de su ciudad.

¿Como lo ha tenido la Dele-gación de Festejos este año?Creo sinceramente, que con el trabajo que hemos hecho, la programación nos queda dig-na, a pesar de los recortes pre-supuestarios que hemos sufri-do, ya que le tocó “bailar con la más fea”. Pero eso no impide que con imaginación, ilusión y ganas, y con los mimbres que tenemos, hayamos hecho un bonito cesto. Confío plenamen-te en que, con la programación realizada, no se aprecien esen-cialmente los recortes.

¿Que novedades hay para este año?Este año hemos enfocado la Caseta Municipal con un aire diferente a otras ediciones; el espectáculo estará más o menos al mismo formato, tendremos dos escenarios para que sin interrupción, toda la noche esté la música sonando, para bailar, saltar y brincar. También las nuevas tecnologías tendrán su pre-sencia con varias pantallas de video consolas, con dife-rentes juegos, en la entrada de la Caseta Municipal.

Aunque quizás lo más no-vedoso, dentro de la Caseta Municipal, será una pequeña Feria de la Tapa, con tres profesionales de nuestra Ciudad en el ramo de la hos-telería, como son La Dehesa del Castúo, La Brasería del Duende y Entrecañas, que harán las delicias de nuestro paladar, donde podremos de-gustar sus magníficas tapas, desde el matiné hasta la ma-drugada.

¿Y de música, como anda-mos?Tendremos grandes concier-tos, como el de Juan Manuel Serrat y José Mercé en el Teatro Romano, que harán sin duda las delicias del público. Esta programación será con coste cero para el Ayuntamiento, gracias a la buena gestión de nuestro alcalde.Otro de los conciertos a tener en cuenta, es el de El Barrio, en el Albergue Municipal, don-de miles de ciudadanos vamos a disfrutar de su música y can-ciones.También tendremos un es-pectáculo infantil en la Caseta de la Juventud para los niños, niñas, papás y abuelos/as, que serán sin duda un éxito como el año pasado.

¿Qué más podemos encon-trar en el recinto ferial?No faltará la programación en los Centros de Mayores de nuestra ciudad, sus campeona-tos de feria y las competiciones deportivas, y se mantiene el concurso de Albañilería, que es una tradición de nuestra Feria y que cada año tiene más éxito.Y este año tendremos también toros, con un buen cartel de toreros extremeños, otro de pi-cadores y otro de caballos.Como novedades, este año la Guardería Infantil tendrá actua-ciones de personajes de los di-bujos animados de la televisión y atracciones.

¿Que significa la Feria 2010 para usted?Para mí, es la cuarta Feria de esta legislatura, y la denomino como “La Feria de la Concor-dia”, donde los emeritenses nos habremos divertido. Espe-ro que este año podamos por unos días olvidarnos de la crisis que poco a poco irá desapare-ciendo.

¿Cual es su objetivo en es-tos días?El objetivo es que Mérida sea feliz. Ese es mi deseo como concejal de Festejos. Por ello, animo a todas y todos a que visiten la Feria y participen de los eventos.

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Del 20 al 22 de agosto

XIII TROFEO DE PÁDEL FERIA DE MÉRIDA.Lugar: Centro Regional Pistas de El Prado.Entrega de trofeos: 22 de agosto a las 22 h.

Día 21 de agosto, sábadoFONDO POPULAR CIUDAD DE MÉRIDA.19 h. Salida desde la Plaza de España.Organiza: Delegación de Deportes.

Del 24 al 28 de agostoTORNEO DE TÉNIS FERIA DE MÉRIDA.Polideportivo Guadiana.Organiza: Delegación de Deportes.

Día 25 de agosto,miércolesHOGAR DE MAYORES REYES HUERTAS.20 h. Entrega de trofeos de los campeonatos realizados con motivo de la Feria.

Del 26 al 29 de agostoVII TROFEO OPEN DE PÁDEL “FERIA DE MÉRIDA”.Lugar: Pistas de la Sociedad de Tiro de Pichón y Deportes Proserpina.

Día 26 de agosto, juevesRESIDENCIA DE MAYORES EL PRADO.12 h. Entrega de Trofeos de los campeonatos realizados con motivo de la Feria.

Día 27 de agosto, viernesHOGAR DE MAYORES EL CALVARIO.19 h. Entrega de Trofeos de los campeonatos realizados con motivo de la Feria.

Días 27 y 28 de agostoTROFEO DE PETANCA FERIA DE MÉRIDA.Día 27 Partidas para Infanti-les y VeteranosDía 28 Partidas para Senior y Féminas.Lugar: Pista de petancas Delgado Valhondo.

Horario: A partir de las 20 h.Entrega de trofeos a las 00 h, en las pistas, ambos días.

Día 28 y 29 de agostoIV TROFEO FERIA Y FIESTAS DE VETERANOS DE FÚTBOL 7.Polideportivo Las Abadías.9 h. Semifinales. Equipos par-ticipantes: Autodescuento Díaz de Calamonte, Bureau Consul-ting, Metralla C.F., Bar Nevado, J. Naharro Consultores, Lizarran C.F., Siglo XXI, A.C. Cibeles, Bar José Mari, Aglomerao C.F.

Día 28 de agosto, sábadoXIV TROFEO DE GOLF CIUDAD DE MÉRIDA.8,30 h. Club de Golf don Tello.Modalidad: Stableford 18 hoyos. Tres Categorías.Entrega de trofeos a las 15 h. En el Club de Golf Don Tello.

Dia 29 de agosto, domingoLXXIX CONCURSO INTERNA-CIONAL DE AGUA DULCE DE PESCA.8 h. Río GuadianaOrganiza: Sociedad Mixta de Pescadores “EMÉRITA”.

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ACTIVIDADES DE DEPORTES TRADICIONALES.Lugar: Campos de Fútbol del Pabellón Diocles.Horario de 20 a 23 horas.Actividad lúdico-deportiva y de convivencia con una gran riqueza de actividades novedosas y motivantes.Minibalonmano, Minibásquet, Mini fútbol-sala, Voley pla-yero, y Deportes adaptados como Futcesto, Balonkorf, Thoukball, y Gymkana lúdico deportiva.Organiza: Delegación de Deportes.

Del 30 de agosto al 8 de septiembreEXPOSICIÓN DE PINTURAS TAURINA “TAUROMÉRIDA”Patio del Excmo. Ayunta-miento20 cuadros que han servido de portada de carteles de ferias taurinas.Colabora: Conserjería de Cultura y Turismo de la Junta de Extremadura.

Día 31 de agosto, martesINAUGURACIÓN OFICIAL DE LAS FERIAS Y FIESTAS.21,30 h. Portada central. Encendido del Alumbrado Extraordinario del Real de la Feria. Inauguración oficial por el Sr. Alcalde, acompañados por Autoridades locales, pro-vinciales y autonómicas.Actuación del grupo folk de Ntra. Sra. de la Antigua en la Caseta Municipal.

CASETA MUNICIPAL DE BAILES Y ATRACCIONES.22 h. Actuación de la Orquesta - Espectáculo LIBERTAD

Día 1 de septiembre, miércolesCASETA MUNICIPAL DE BAILES Y ATRACCIONES.14 h. Actuación musical del Trío Chapó.

CASETA MUNICIPAL.De 21 a 2 h. Patio de entrada de la Caseta Municipal.Zona de videos juegos y videos consola, para todas las edades.

CASETA INFANTIL-GUARDERÍA.De 21 a 2 h.Juegos, hinchable infantil, Talleres, Castillos Hincha-bles, Juegos deportivos, música y espectáculos, juegos populares, etc.

CASETA MUNICIPAL DE BAILES Y ATRACCIONES.22 h. Actuación de la orques-ta-espectáculo LIBERTAD y en los descanso el Trío Chapó.

Día 2 de septiembre, juevesEXPOSICION DE CAL Y CANTO.Homenaje a Rafael Alberti.Lugar: Centro Cultural Alcazaba. Del 2 al 30 de septiembre.

IV TROFEO FERIAS Y FIES-TAS DE MÉRIDA FÚTBOL 7 DE VETERANOS.LUGAR: Polideportivo Las Abadías.10 h. GRAN FINAL y entrega de trofeos.

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DÍA DE LA BICICLETA.11 h.Paseo tradicional por las calles de la ciudad en bicicle-tas, para todas las edades.Recorrido: Salida desde el Pabellón Polideportivo Gua-diana, donde se entregarán las camisetas conmemorati-vas. Avda. de la Constitución, Avda. de la Libertad, Puente Lusitania, Calle Almendra-lejo, Avda. de Extremadura, Avda. Juan Carlos I, Avda. de Marqués de Paterna, Acueducto de los Milagros, Bda. de la Corchera, Rotonda San Bartolomé- Abadías, Avda. José F. López, Paseo de Roma, Calle El Puente, Plaza de España.

CASETA MUNICIPAL DE BAILES Y ATRACCIONES.14 h. Actuación del Trío musical CHAPÓ.

CASETA MUNICIPAL.De 21 a 2 h. Zona de Video consola, con videos juegos, Wii fit, Wii sport,y todos los deportes, con las últimas novedades.

CASETA-GUARDERÍA INFANTIL.De 21 a 2 h.Juegos, hinchable infantil, pintacaras, cuentacuentos, teatro participativo, música y espectáculos, fútbol, 3 x 3.

CASETA DE LA JUVENTUD.ESPECTACULO FORT WEST.22 h. Espectáculo de bailes indios con exhibición de aves, bailes vaqueros y de can -can, peleas típicas del oeste y rancheras mexicanas.Entrada gratuita.

TEATRO ROMANO DE MÉRIDA.22 h. Actuación de JOAN MANUEL SERRAT.Hijo de la Luz y de la Sombra. Basado en poemas de Miguel Hernández.

CASETA MUNICIPAL DE BAILES Y ATRACCIONES.22 h. Actuación de la Orquesta – Espectáculo Libertad, y en los descansos Trío Chapó.

Día 3 de septiembre, viernesCONCURSO DE PESCA PARA VETERANOS.8 h. Rio Guadiana.

CASETA MUNICIPAL DE BAILES Y ATRACCIONES:14 h. Actuación del Trío musical TRANSILVANIA.

PLAZA DE TOROS CERRO SAN ALBÍN.Novillada de alumnos de la Es-cuela Taurina de la Diputación de Badajoz, con la participa-ción del alumno ganador de las escuelas taurinas de Andalucía y en el Torneo de la Plaza de la Maestranza de Sevilla, el extremeño Rafael Cerro.

CASETA MUNICIPALDe 21 a 2 h. Patio de la Caseta Municipal.Zona de videos consola y vi-deos juegos, con las Últimas novedades.

CASETA-GUARDERÍA INFANTIL.De 21 a 2 h.Juegos, mini hockey, pintacaras, teatro, juego del pañuelo, etc.

CASETA DE LA JUVENTUD. (Real de la Feria).21 h. Actuación del grupo para niño/as ARCO IRISGrupo Infantil revelación de los Mundiales de Fútbol.

CASETA MUNICIPAL DE BAILES Y ATRACCIONES.22 h. Actuación de la Or-questa CHAPÓ y en los des-cansos el Trío Transilvania.

Dia 4 de septiembre, sábadoXXVIII CONCURSO NACIONAL DE ALBAÑILERÍA

10 h. Trabajos de antaño realizados por las cuadrillas participantes.Lugar: Parque de la Barriada de San Antonio.

CASETA MUNICIPAL DE BAILES Y ATRACCIONES14 h. Actuación musical del Trío Transilvania.

PLAZA DE TOROS CERRO SAN ALBÍN. CORRIDA DE TOROS DE LA GANADERÍA: Jandilla de D. Borja DomecqToreros: Manuel Jesús “El Cid”, Antonio Ferrera y Ale-jandro Talavante

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CASETA MUNICIPALDe 21 a 2 h.Zona de videoconsolas, con las últimas novedades en juegos deportivos y musi-cales.

CASETA INFANTIL-GUARDERÍA.De 21 a 2 h.Talleres, castillos hinchables, juegos deportivos, Música y espectáculos, juegos popula-res, etc.

ALBERGUE JUVENIL MUNICI-PAL “EL PRADO”23 h.- Actuación de EL BARRIONuevo disco Duermevela

CASETA MUNICIPAL DE BAILES Y ATRACCIONES.22 h. Actuación de la Orques-ta CHASS y en los descansos el Trío Transilvania.

Día 5 de septiembre, domingoGRAN PREMIO CICLISTA EXCMO. AYUNTAMIENTO.11 h. Avda. Juan Carlos I.- Edificio RomaCategorías: Junior, Senior, Master 30, Veteranos y Escuelas.

CASETA MUNICIPAL DE BAILES Y ATRACCIONES.14 h. Actuación musical del Trío Bahía Blanca.

PLAZA DE TOROS CERRO SAN ALBÍN.CORRIDA DE REJONES.Ganadería: Ramón Flores.Caballeros: Juan Carlos Jiménez, Luis Correa y los portugueses Marco Antonio y Francisco Palas.

CENTRO CULTURAL ALCAZABA.20 h. ESPECTÁCULO INFAN-TIL. FESTI -SHOW.Malabaristas, Payasos, con los personajes Minnie, Mic-key, El cuento de la Bella y la Bestia, y Bob Esponja.

CASETA MUNICPAL.De 21 a 2 h.Zona de Videoconsolas y video juegos deportivos y musicales.

CASETA INFANTIL-GUARDERÍA.De 21 a 2 h.Juegos populares, Música-espectáculos, juegos depor-tivos, castillos hinchables, Talleres, etc.

TEATRO ROMANO.22 h. Actuación estelar de JOSE MERCÉ.

CASETA MUNICIPAL DE BAILES Y ATRACCIONES.22 h. Bailes y música con la orquesta LAS VEGAS y en los descansos el Trío Bahía Blanca.

RIO GUADIANA.0,00 h. Espectacular colec-ción de Fuegos de Artificios.

Día 6 de septiembre, lunesPLAZA DE ESPAÑA.22 h. Verbena Fin de Fiesta con la música del Trío Bahía Blanca.

Nota de la Delegación: Este año en la caseta Municipal dispondremos de una representación de la Feria de la Tapa, que tanto éxito obtuvo en las dos ultimas ediciones. La caseta estará regentada por las empresas hostelera: La Despensa del Castuo, Braseria Los Duendes y Cervecería 100 Montaditos.-

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Mucho se ha escrito del conjunto de ruinas de Augusta Emerita, prácticamente desde el siglo XV, aunque existen documentos lau-datorios anteriores, cuando Elio Antonio de Nebrija pronunció sus conocidas frases al sentirse so-brecogido por la pretérita gran-deza de Emerita, que ahora se mostraba ante él en el envoltorio de una población modesta:

“Todo se muda con el tiempo y perece con los años. ¿Qué estabilidad tienen las cosas hu-manas? Aquí, donde está ahora Mérida, estuvo la famosa Emeri-ta que Augusto dio a sus vetera-nos para que la poblaran...”. (De Emerita restituta) Fue el Quinientos, como en tan-tos otros lugares, una etapa de reconocimiento, de descubri-miento de la realidad arqueológi-ca emeritense, con el desarrollo, también entre nosotros, de la costumbre de que nobles y eru-ditos, fascinados por las exce-lencias de la civilización romana, como un verdadero símbolo de prestigio, comenzaran a ateso-rar las piezas que proporciona-ba con prodigalidad el subsuelo emeritense.

El esplendor del Barroco lo marca la figura del gran cronista Berna-bé Moreno de Vargas, henchido de amor a su tierra y, como buen hombre de su tiempo, siempre proclive a aportar gloria al terru-ño. A su vez, en este período, la ciudad, satisfecha por el recono-cimiento que la erudición conce-día al conjunto de sus venerables vestigios, toma algunas medidas para la protección y difusión de los mismos, pues las Ordenan-zas Municipales venían a regular la actividad ciudadana en cuan-to a la protección del subsuelo, lo que no deja de constituir una

muestra de la preocupación pio-nera del consistorio emeritense.

La centuria ilustrada no lo fue tanto, en lo que atañe a la parcela arqueológica, en España y tam-poco, evidentemente, en Mérida. No obstante, a partir de la segun-da mitad del siglo, nuestra ciudad fue visitada por numerosos viaje-ros y eruditos, comisionados por las Reales Academias de reciente fundación, quienes ponderaron su importancia arqueológica, pero, a la par, dejaron claramente expresados el abandono y la in-curia en los que se veían sumidos los restos de su pasado.

El siglo XIX fue, como en toda Es-paña, una centuria casi perdida para la arqueología; sólo intere-saban los estudios epigráficos, numismáticos y mitológicos, así como las fuentes históricas. En el caso emeritense, el proceso de la Desamortización, sin embar-go, trajo de la mano, por primera vez, un edificio para albergar los fondos del recientemente creado Museo, por Real Orden de 26 de marzo de 1838, y que no fue otro que la iglesia de Santa Clara.

Un hecho importante para la conservación de las ruinas se produjo el 19 de septiembre de 1842, cuando se constituye la llamada Diputación o Junta Ar-queológica que se encargaría de la tutela del conjunto monumen-tal y cuya labor fue continuada, en 1866, por la Subcomisión de Monumentos Históricos y Artísti-cos de Mérida, que por fin pudo reunirse tres años más tarde. La labor de la Subcomisión no fue todo lo eficaz que el caso reque-ría, sobre todo por falta de ayuda oficial, y los proyectos de descu-brimiento y puesta en valor del conjunto augustano no pasaban de las buenas intenciones.

Pero la situación cambió radical-mente con la llegada a la ciudad del futuro catedrático de la Uni-versidad Central, y más tarde Director del Museo Arqueológico Nacional, José Ramón Mélida, con el fin de inventariar todas las piezas emeritenses para su Ca-tálogo Monumental de la Provin-cia de Badajoz que el Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes mandó realizar, al igual que en otras provincias.

De su mano, como hacedor ante las autoridades académicas y políticas de la época, y de la del emeritense Maximiliano Macías, hombre providencial, llegó el co-mienzo oficial de las excavacio-nes arqueológicas sistemáticas en Mérida, un 10 de septiembre de 1910, hace ahora 100 años. !Por fin se hacía realidad el viejo proyecto de Pedro María Pla-no de excavar el Teatro! Con la ayuda de la Dirección General de Bellas Artes, a través de la Junta Superior de Excavaciones y Antigüedades, comenzaron los trabajos en el Teatro, en el con-tiguo Anfiteatro, en los terrenos donde se construía la Plaza de Toros, en los que se habían pro-ducido hallazgos relacionados con un Mitreo que causaron el asombro general, en el Circo y por toda la ciudad a medida que las necesidades de la urbe así lo demandaba.

Fueron años de una actividad inusitada, guiada por el prestigio de Mélida y ejecutada en buena medida por Macías, el hacedor de todo, el hombre que tuvo que enfrentarse día a día, en primera línea, a los intereses ciudadanos, a veces poco conciliables con los científicos. Fueron momentos, también, difíciles por la ingente labor que había que realizar y a la que no se podía llegar con las

Hace ahora Cien Años 10 de Septiembre de 1910

En el año en el que se conmemora el inicio de las investigaciones sistemáticas, difusión y puesta en valor del patrimonio arqueológico emeritense, a todos los que contribuyeron

a esta magna empresa.

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subvenciones entonces disponi-bles. Nunca podremos ponderar suficientemente los esfuerzos de ambos hombres beneméritos por hacer posible lo que un día fueron sólo sueños, quimeras. Las cartas cruzadas entre ellos nos hablan de incomprensiones, de intereses zafios de los propie-tarios de los predios que debían ser expropiados, sobre todo de los que más deberían haber ofrecido por su posición en la so-ciedad emeritense, de ausencias a la hora de llevar a cabo un pro-yecto tan importante como fue el de la restauración del frente es-cénico de nuestro gran “buque-insignia”, el teatro romano. Pero, también, en ellas se aprecia la voluntad de Mélida de llegar a todo y se perciben sacrificios sin cuento por parte del gran Maxi-miliano Macías, a quien la ciudad debe un monumento que recuer-de su magna obra.

Todos los descubrimientos pro-ducidos en el conjunto arqueo-lógico emeritense, acrecentados con motivo de la realización de obras de infraestructura sanitaria que desvelaron nuevas mansio-nes y extensas áreas de necró-polis, fueron consolidados y res-taurados, sobre todo el Teatro, y difundidos convenientemente en publicaciones de la Junta Supe-rior de Excavaciones y Antigüe-dades, en revistas de reconocido prestigio, en el propio Catálogo Monumental de la Provincia de Badajoz y en el IV Congreso In-ternacional de Arqueología Clási-ca celebrado en Barcelona, don-de los hallazgos que se venían sucediendo en Mérida causaron sensación.

El interés continuado de los es-pecialistas motivó la visita de cualificados arqueólogos como el hispanista alemán Adolf Schulten, quien definió, sin ambages, a la antigua Emerita como “la Roma española”, das spanische Röm o el profesor Ian Richmond, cate-drático y director durante mucho tiempo de la Escuela Británica en Roma, autor de un magnífico ar-tículo sobre los primeros años de la colonia Augusta Emerita.

El yacimiento augustano iba to-mando así carta de naturaleza y cada vez era más conocido de todos y los que aquí llegaban pudieron contemplar un extenso campo de ruinas, descubierto con ímprobos esfuerzos y en trance de su puesta en valor con consolidaciones y restau-raciones de sus más preciados monumentos y un excelente Museo.

La inauguración del Museo, en 1929, en la iglesia de Santa Cla-ra supuso un hito no sólo en la ciudad, sino en la museología es-pañola, pues de la mano maestra de Mélida, como gran museó-logo que era, pues no hay que olvidar que ocupó la dirección del Museo de Reproducciones Artísticas y luego la del Museo Arqueológico Nacional, surgieron unas instalaciones en su tiempo avanzadas y modélicas que, con sucesivas reformas, se mantu-vieron hasta 1985.

Estos grandes precursores llega-ron a cumplir el sueño expresado por tantos y tantos intelectuales, eruditos, historiadores y arqueó-logos, desde el tantas veces denostado Príncipe de la Paz, Manuel Godoy y Álvarez de Faria, que un día soñó en convertir a Mérida en una nueva Pompeya, hasta Pedro María Plano quien con el gran polígrafo badajocense Vicente Barrantes impulsó el pro-yecto de excavar el Teatro. Ellos, también, hace ahora cien años, labraron los cimientos de nuestra realidad actual, con sus luces y sus sombras, pero espléndida realidad, ¡Patrimonio de la Hu-manidad! y marcaron el camino a las instituciones encargadas de la conservación, investigación y di-fusión del patrimonio arqueológi-co augustano: el Museo Nacional de Arte Romano, el Consorcio de la Ciudad Monumental y el Insti-tuto de Arqueología.

José María Álvarez Martínez

Excavaciones en el Teatro romano de Mérida. (Archivo MNAR).

Vista de la instalación de iglesia de Santa Clara, sede del Museo Arqueológico de Mérida. (Archivo MNAR).

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Eran momentos de análisis. De la búsqueda del hecho an-tropológico. De la identidad a través de lo que rodea al eme-ritense. Con tal intención em-pezamos la operación “Pitarra emeritense”.

En realidad, ya teníamos algún conocimiento (a través de la prensa) del mundo de las pita-rras en Mérida. Concretamente sabíamos que las pitarras, en la ciudad, habían sido una tradi-ción de siglos, pues el famoso historiador y cronista oficial, que fue, de Mérida don José Álvarez y Sáenz de Buruaga, ya comentaba la apertura de tabernas en el siglo XVI y cómo el ayuntamiento emeritense no permitía que se comprara vino de fuera, hasta no consumir el propio. La plaza del Rastro y la calle de El Puente eran los lu-gares más concurridos.

De igual manera, conocimos por versión oral, y miembros de nuestras propias familias nos transmiten, que hubo épo-cas en que el recorrido por las pitarras se hacía interminable: Modesto Fernández (El Botero) enfrente del Hornito de la Mártir, con una taberna bien concurri-da; Miguel Cano Pino (El Ceja)

en la calle Nueva, hoy Suárez Somonte, tenía unas aceitunas exquisitas, del año, machadas y rayadas; Claudio Domínguez, la bodega la tenía en la calle Suá-rez Somonte y el negocio en la calle Calvario y el vino se bebía en la calle San José. Y muchos más pitarreros había en Mérida, antes y después de estos, que eran los más conocidos.

Y es que, todo lo que se repre-senta con el propio rito del vino, aparte de su función de comu-nicación social, del traslado de identidades y roles, ha perse-guido, a lo largo del tiempo, una determinada funcionalidad económica. Hoy no tanto en desarrollo, por la implicación de la mecanización de los proce-sos industriales. Con ello, aquí la economía del mercado, es excesivamente reducida en el movimiento y creación de rique-za pues, prácticamente se con-densa en un mantenimiento del proyecto familiar, sin plantea-mientos industriales y con una carga para la conservación de la tradición que, en muchos casos, provoca no sólo escasez en la recaudación, sino pérdidas.

Es decir, su economía se ha de reducir a un mercadeo tradicio-

nal, enfocado a concretas em-presas locales de restauración por una parte, al consumo de conocidos del productor por otra y, finalmente, al propio y perso-nal-familiar aprovechamiento.

Por eso, desde la introducción del vino en nuestra piel de toro por los fenicios y los griegos y, por supuesto, el culto a Baco-Dionisio, su utilización social y su comercio han sido un hecho de vida en nuestro entorno.

Pero además, de todo este contenido socio-económico, el propio aspecto y valor salu-dable del vino de pitarra, tan auténtico, sin más ingredien-tes que la propia uva (no lleva conservantes) nos dispuso su descubrimiento en primera persona.

De tal manera que la visita al muy conocido bodeguero eme-ritense, que anualmente abre las pitarras el día 10 de diciem-bre, con motivo de la conme-moración festiva de la patrona local, la Mártir Santa Eulalia, era el siguiente paso obligado.

Y allí fuimos. Nos desplazamos al lugar, que se encuentra ubi-cado en el Polígono Industrial

Esa pitarra romana

Entrada al cortijo de Santiago Carrasco.

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“El Prado”, sito en el suroeste de Mérida y, muy cercano, a la Ciudad Deportiva Municipal.

En las proximidades, un cartel indica la ubicación de las ins-talaciones. Siguiendo la infor-mación, y al subir la cuesta del último tramo, nos encontramos con dos enormes conos de vino, que indicaban a ese sitio como el que estábamos buscando.

Cuando llegamos, encontramos dos personas que limpiaban la entrada, quitando las hojas que se habían caído de los árboles. Nos bajamos del coche y nos presentamos, preguntando por Santiago Carrasco, dueño de la bodega.

Nos indicaron que entráramos en el coche y siguiéramos has-ta el final del camino. Durante el recorrido pudimos ver algu-nos olivos y tierras cubiertas con gran cantidad de viñedos. Nos adentramos en el cortijo siendo recibidas con una aco-gida muy afectuosa y familiar.

En la primera estancia que pi-samos, pudimos observar en vivo, una estampa típica de los pueblos extremeños, donde to-dos estaban realizando funcio-nes preparatorias de las activi-dades para el día siguiente, en que se abría la pitarra.

Más al fondo, entramos en el salón del cortijo, que es una es-tancia, con chimenea encendi-da, y acordonada por las amis-tades y familiares del dueño.

Siguiendo la misma dirección, en otro amplio espacio, encon-tramos una de las bodegas que estaba formada por doce conos en forma de “L” con curvatura en su final. Igualmente encontra-mos otra bodega, tras la primera y fuera de ésta, también com-puesta por otros tantos conos. En esta última será donde se subirá el alcalde por una escalera en la que sorberá, a través de un tubo transparente, con lo que se pro-bará el primer vino del año.

Las paredes, en general, se vestían con útiles de cierta so-lera, agrarios propios de la finca y por enseres de uso cotidiano en la gastronomía extremeña como peroles, sartenes, cazos, espumaderas, cucharas...

Todas los presentes, que co-laboraban en los preparati-vos, bebían el vino de la cose-cha anterior, acompañado de unas estupendas aceitunas machadas.

En esta fotográfica visión, llamaba especialmente la atención la repartición de es-pacios por sexos. Las mujeres confeccionaban el cocido y la caldereta, en la estancia a la que denominaban la “Terce-ra Edad”, lugar que posee un horno de ladrillo que data de 1984. El sector masculino, a su vez, se dedicaba a tareas de limpieza y apoyo al trabajo de las féminas y preparaban los platos a realizar en el hor-no, como las patatas con car-ne, por ejemplo.

Pero enseguida dejamos el re-corrido y sometimos a un cla-rificador cuestionario a nuestro

anfitrión. Queríamos saber de principal mano, su consciente visión de la pitarra y su entorno social.

¿Qué es “pinchar la pitarra”?Santiago Carrasco: Pinchar el primer vino del año. El hecho de “pinchar la pitarra”, se rea-liza de la siguiente manera: Se mete un hierro en el hor-no. Cuando se calienta a una temperatura suficiente, se saca el hierro con un guante y se atraviesa el cono de arcilla en su barriga, por la que ema-na el vino. Para terminar se le pone un tapón de corcho. Es necesario recordar que cada cono tiene una capacidad en-tre ocho y quince mil litros de vino.

¿Desde cuándo y de dónde viene esta tradición?La tradición se pierde en el tiempo. Yo he escuchado que es anterior al siglo XIX, pero exac-tamente no lo sé. Cuando yo era un chaval, acudía con mis amigos a las diferentes pitarras; pero esa tradición se perdió y fue recuperada en 1980 con una peña de amigos que se lla-maba “El Tutú”, en la que nos

El alcalde entrega el nuevo vino.

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propusimos volver a revivirla, pues era tan bella como la ono-mástica de la Mártir.

Desde ese día la tradición se retoma hasta el día de hoy, en que se cumple un total de veintiocho años con el actual, y que es el tiempo que se viene celebrando este evento.

¿Cómo comenzó esto?Fue la unión de diferentes coo-perativas las que propulsaron ir abriendo distintas pitarras. Al principio sólo éramos un grupo de amigos, luego fue aumen-tando el grupo.

¿Por qué se celebra la apertu-ra de las pitarras el día 10 de diciembre? Porque es el día de la Mártir Santa Eulalia, y que mejor día para abrirla que el de nuestra patrona. Además es un día de fiesta.

¿Con qué fin se abren las pi-tarras?Para continuar una tradición y pasar un buen día con los ami-gos, los familiares, todos los que quieran venir, ya que yo no invito a la gente para no com-prometerlos, simplemente dejo abiertas las puertas de mi casa y acude quiénes desean.

¿Se celebra en otros lugares?No sé si actualmente se cele-bra en otros lugares. Creo que, a modo público, yo soy el úni-co de la zona que las abre ese día, pero me imagino que hay alguna que otra pitarra familiar que también se abrirá, aunque yo no conozco ninguna.

¿Por qué cree que se perdió la tradición?Porque las cooperativas han desaparecido y eran las que mayormente las promovían.

¿Por qué abre las pitarras el alcalde?Porque es la máxima autoridad, sea de la ideología que sea, siempre abren ellos las pitarras en mi cortijo.

Además, hasta que el alcal-de no llegue al cortijo, no se abre la pitarra y nadie prueba el nuevo vino. Este vino está acompañado de sus corres-pondientes migas, garbanzos, pestorejo, costillas al horno y otros aperitivos.

El cortijo suelo abrirlo al ter-minar la procesión de vuelta al templo de la Mártir Santa Eula-lia; suele empezar alrededor de las diez y media de la mañana y finaliza a las dos de la tarde. Entre las dos y las dos y media suele llegar el alcalde.

¿Viene mucha gente a la aper-tura de las pitarras?Suelen venir entre doscientas y doscientas cincuenta personas. La gente más joven tiene alre-dedor de 30 años. La mayoría de las personas que vienen a esta fiesta suelen ser mayores y sus edades pueden oscilar entre los cuarenta y setenta años.

¿Estas pitarras son conocidas en la comarca?Son las que tienen más im-portancia. Les gusta venir a personas muy variopintas y

de diferentes clases sociales, desde médicos a barrenderos. Evidentemente son conocidas, pues incluso vienen familias de muy distintas partes de España.

¿Qué personas intervienen en el proceso de las pitarras?Los familiares y amigos inme-diatos.

Pero es que, al día siguiente, todo lo que nos comentó Santia-go, lo vimos e, indudablemente, lo disfrutamos en directo.

Allí pudimos no sólo deleitar-nos con el maravilloso vino pitarrero y con las viandas que lo acompañaban, sino que fue una oportunidad de contacto y conocimiento, convivencia en-tre personas (con algunas más que otras) de relajado diálogo, lleno de buenos deseos e in-tenciones y de compartimiento de una jornada que, sin vaci-lación, resultó tremendamente gratificante y festiva. El deseo de todos es pasar un día agra-dable con familiares y amigos, eso sí, acompañados de un buen vino. Sin duda, es una tradición que merece la pena recuperar en el ámbito general, así como potenciar y conservar en lo que todavía nos queda.

Penélope Molina PatiñoDaniel Molina Valls

El alcalde y el anfitrión comparten el vino.

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María Dueñas, triunfar en tiempos de crisisCon hilos de novela histórica, retales sentimentales y visos de intriga ha tejido un su-

perventas que se ha vendido solo. La recomendación nacional del año: “El tiempo entre costuras”. Su protagonista, Sira Quiroga, pasa por Mérida en su novela, al volver de una misión de espionaje. Su escritora, María Dueñas, pasó por Mérida durante la Feria del Libro. Ambas son intrépidas y atractivas, y con su sonrisa trasmiten la alegría del que

sabe que, en el fondo, la vida merece ser vivida.

Más de medio millón de ejem-plares vendidos… ¿Se sufre de vértigo allí arriba?Pues no, no mucho. La verdad es que aquí se está muy a gusto.

Con su novela ha quedado claro que el boca a boca fun-ciona… Cuando el producto es bueno.Esa es probablemente mi mayor satisfacción, saber que el entu-siasmo contagioso de los lecto-res ha llevado a mi libro al lugar que ocupa.

¿Que tienen en común María Dueñas y Sira Quiroga?Somos muy distintas en per-sonalidad y visión del mundo, aunque quizá coincidamos en que ambas somos grandes lu-chadoras.

¿Le gusta coser?No coso mucho, la verdad. Aun-que he de reconocer que antes, cuando era más joven y tenía más tiempo, sí me gustaba.

Su novela discurre entre Ma-drid, Tetuán, Tánger y Lisboa. Ejerza temporalmente de ci-cerone y recomiéndenos un rincón de cada ciudad.De Madrid, la plaza de la Paja, junto a la casa de Sira Quiroga. En Tetuán, la que ahora es la ca-lle Mohamed V y, por supuesto, la medina. De Tánger, la terraza de cualquier café del Zoco Chi-co. Y de Lisboa, un paseo por la avenida da Liberdade, donde vivía Rosalinda Fox en la novela.

Usted ya ha visitado varias veces Mérida… ¿Qué es lo que más le gusta?Me maravilla el Teatro Romano, recuerdo cuánto me impresionó

entr

evista

la primera vez que lo vi, hace ya muchos años. Y, por supuesto, el museo me parece fascinan-te, por su arquitectura y por su contenido.

¿Ha habido alguna reacción por parte de los familiares de los personajes históricos de su novela? Sí, y de momento, para bien. He tenido contacto con la sobrina de Juan Luis Beigbeder, por ejemplo, con quien charlé muy gratamente en la feria del libro de Madrid.

¿Cómo se encuentra la adapta-ción de El tiempo entre costu-ras al formato televisivo?Arrancando, de momento, con mucha ilusión.

Usted es licenciada en filolo-gía inglesA. ¿Cuál es su pala-bra favorita? ¿Best Seller?Pues no está nada mal… pero me gustan más otras. Dream, por ejemplo, que significa sueño.

¿Y la mejor palabra en caste-llano?Alegría.

Con su primera novela ha creado adictos. ¿De que irá la segunda?De amores y pérdidas, de segun-das oportunidades, de memoria y afectos, de caídas y alzadas… De pasiones humanas, en definitiva.

¿Y cuándo volverá a Mérida?Me encantaría volver pronto, ojalá sea posible.

Texto: Israel J. Espino

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En el último capítulo de la revis-ta Rolling Stone (Francia), leí un artículo titulado “Movida Madrile-ña: el origen”, de los periodistas François V. Solí y Sendoa Corche-ro, cuyo seudónimo El Capitán América de la Movida (dixit...) pa-recía el título de uno de los cómics de Start-Treck que leía durante mi infancia en México D.F. Aunque ni el mejor de sus argumentos ha-bría superado en imaginación al artículo del citado periodista.

Es posible que a muchas perso-nas les coja de sorpresa lo que les voy a narrar, pero la gente ha de conocer cómo se originó aquel movimiento denominado La Movida, del que tanto se ha escrito y cuyo verdadero origen, al contrario de lo que insinúan François y Sendoa en el citado artículo, se sitúa muy lejos de Madrid; yo estuve allí. Os contaré lo que pasó.

En 1980 Madrid era un desierto. Ciudades como Berlín, Londres o París, imponían sus propias normas; su vida nocturna era apabullante, atraían los mejores artistas de Europa; no había es-pacio para nadie más. Tendría-mos que valernos de nosotros mismos.

Desde el gobierno se intentó pro-mocionar el asunto, nos tendie-ron la mano; eran conscientes de que la revolución debía partir de nosotros, así que nos reunimos y nos pusimos manos a la obra. Nos pedían el paquete completo, un proyecto que actuase como generador de arte: música, fo-tografía, video, cultura, informa-ción, etc... Y nos dieron una nue-va arma, la Televisión.

Buscamos referencias; gente que había roto moldes en su momento, no importaba el campo, Castane-da (la percepción), Galileo (Astro-nomía), Jung (Psicología), “Gogi” Osorio (Anatomía), Kubrick (Cine), Lietchtenstain (Pintura), David Ga-rrido (Crítica), Jim Henson (Televi-sión), Kiko (la video-imagen), Cor-tázar (Literatura), Barki (El mito de Elena), Picasso (Pintura), Miles Da-vis y C. Trenado (el Jazz), Shakes-peare, Modigliani, J.J. Jiménez Cocaña, Jardiel Poncela, etc...

Pero debíamos crear nuestros propios mitos. Algunos amigos,

entre los que se encontraban Cesepe, Alberto García Álix, Lo-quillo, Santiago Auserón y yo, decidimos que teníamos que salir fuera, viajar, buscar ideas. Estuvimos casi un mes vaga-bundeando por el “Big-sur”, como Kerouac en su famosa novela; yendo de un lugar a otro, viendo bandas, visitando amigos, fotógrafos, pintores y algunas de las mejores ca-bezas de mi generación. Todo me parecía una copia de otra copia, como cuando Vogue Es-paña traduce capítulos enteros del original americano y luego

Olvido Gara Alaska desvela los secretos del verdadero origen de la Movida Madrileña en

Rolling Stone (Francia)Traducción de Sule, autor del libro Los 80 en Mérida, movida y cultura

Discoteca Menfas (1983).

Una imagen del pub Telum en Mérida, en los años 80.

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les ponen la foto de Marta Sán-chez, Bibiana o yo misma.

Un día mi tren se detuvo en Mé-rida. Me hospedé en un pequeño motel cerca de la estación e in-mediatamente salí a la calle. Ha-cía muchísimo calor así que en-tré en una Iglesia. Cuando hubo finalizado el responso salí por la puerta de atrás, para no llamar la atención. El sol radiante de la tarde nubló mi visión duran-te unos segundos. Me froté lo ojos y entonces lo vi, El Rock-Ola. ¡Eran las siete y hervía de gente! Alrededor y en las calles adyacentes, cientos de chicos y chicas se divertían al son de Yes, Deep Purple, Cindy Lauper, Julia´s Mimeman, The Ramo-nes, The Dolphin People... Una “hipster” danzaba alrededor de un hipnotizado vagabundo que aplaudía y lanzaba monedas al son de un baile en el que todo era al revés. A otro lado, un gru-po de chicos practicaban Break Dance sobre una superficie de policloruro de vinilo de 2x2. De los coches salían flashes de cá-maras robadas en los mercadi-llos de Granada y que ahora se vendían en la puerta de tugurios entre cuyas jaulas de Go-gos te gustaría bailar hasta desfa-llecer. En la terraza del Jazz-bar, la emisora Radio-Libélula pinchaba vinilos de Kiss, Sírex y Glutamato Yé-yé a todo volu-men, creando sus propios mitos, tomando posiciones, inundando las hondas de radio de rabia en estado salvaje.

Pero sigamos la ruta marcada por la casualidad. La Discoteca Pi´ck-up era un hervidero de Mods (surgieron en Londres apenas unos meses antes, pero habían llegado a Mérida tan rápido como la pólvora) maquillados a lo Ziggy Startdust, andróginos, tan sinies-tros como un poema de Poe...

Yastá, en la calle Lennon, colga-ba el cartel de “No hay entradas” para un concierto de los grupos locales Babi y Bucéfalo. (Que a día de hoy siguen en la carre-tera, “On the road”; me viene de nuevo a la cabeza Kerouac, Allen Ginsberg, Ken Kessy, Pinheiro-Vázquez, Woolf, Dani

Casado. “Los Beat” tendrían su réplica en la eterna Mérida, sin dudarlo-...)

Alberto García Álix y el Loco ba-jaron hasta la avenida Carrero Blanco a comprar estimulantes.

Al fin sola, entré en Rock-Ola. La barra estaba a la derecha y no faltaba de nada. Sonaba The Cure desde la cabina de José Ángel Brizness, un D.J. Puerto-riqueño de moda en la gran L.A que había mezclado para King Crimson, The Doors y Aliados del Viento, el grupo más grande al oeste de Sonora, mi tierra, México. Había una camarera que llevaba el pelo estilo Rasta hasta la cintura, uñas largas y “Scoobydoos” en el pelo. Tenía una bola de cristal, se llamaba

- Chica lista. ¿Qué te trae por aquí?- Gente como tú.

Al otro lado de la barra, D.J Briz-ness pelea con un vinilo tan sur-cado como una hola en Malibú.- ¿Problemas?- No. ¡Arreglado! Todo guay.- ¡Me encanta esa expresión! ¿Es

vuestra?- ¡Nooooooo! Es tan vieja como

la ciudad...- ¡Me la quedo! En Madrid la ig-

noran.- Pues entonces es tuya. Me lla-

man Maese sonoro- ¡Claro!

Me encontraba en el Laberinto de Jim Henson, y no deseaba, para nada, encontrar el guía.Reímos. Aparecieron el Loco y García Álix, que había cogido

Miranda y decía que leía el fu-turo.

- Un vodka ginger-age, por favor. Sabía que ibas a pedírmelo.

- Te he visto en mi bola antes de entrar.

Tras ella, dos camareros más. Uno de ellos, el más guapo, llevaba una vieja cámara de cine 8mm. - Grabo todo lo que carece de

valor. Lo supérfluo. Si es impor-tante no me interesa. ¿Cómo te llamas?

- Olvido.- ¿Olvido? Has venido al lugar

ideal.- Eso que has dicho es de War-

hol, ¿verdad?- Si. Y, a ver si sabes por qué me

llaman Maese sonoro.- “El maestro de la cámara” El

Quijote. Fácil.

unas fotos a un grupo de Roc-kabillis que bailaban “Du-du-á” a la puerta de un colegio junto a un hercúleo arco romano. De nuevo lo presente y lo pasado en un mismo universo. “Frera y los Marcha atrás”, se hacían llamar. Aseguraba sería el leiv-motiv de su próxima exposición. La heroí-na ha dado un paso atrás, repetía Alberto, ahora lo que me pone es encontrar a un nuevo “Motor-cycleboy”. Adiós Henry Fonda. Bienvenidos Coppola, la Coca-cola, y Mary Shelly.- ¿Un nuevo Frankenstein?- Con grasa en el pelo, flequillo

a lo Marty Mcfly, gafas de sol...- ...!Y zapatos de gamuza azul!

¿Os imagináis Auserón así? - ¡Nooo! - Dijeron todos a la vez.

Lo siento por los chicos de Ro-lling Stone, París; la primera vez

Sule, el autor del libro, nos enseña fotos de la época.

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que oí hablar de “Movida” fue de los labios de Frera, el líder de los Chicos-tupé, un tipo de uno no-venta, con un Bourbon-Kentucky en la mano, grasa hasta en el corazón, refiriéndose a algo que es legítimamente auténtico, que no ha sido manipulado, ni crea-do desde un despacho sobre un butacón Charles & Ray Eames de cuero negro; algo salvaje, surgido de forma espontánea de las calles, sin maquillaje ni sub-títulos en español. Loco ardía de excitación, era justo lo que había venido a buscar.

De vuelta al hotel empecé a darle vueltas al universo de personajes que podrían conformar el progra-ma, pero aún me faltaba un hilo conductor. El último día fuimos a dar un paseo. Estuvimos en el Teatro Romano donde se rumo-reaba que Michael Jackson ha-bía dado un concierto privado el año pasado. Afuera, un grupo de chicos jugaba alrededor de un círculo de siete sillas en la terraza de una horchatería. El menor de ellos, al que llamaban Alfalfa y que andaba apurando un refresco -una Mirinda de naranja, recuer-do-, nos siguió con la mirada.- ¡La familia Monster!- Aún nos falta el monstruo de la

escalera, pero lo encontraremos, tú tranqui, respondió divertido, el Loco. Alfalfa corrió a su casa como alma que lleva al diablo.

Se nos acababa el tiempo, y el dinero. Teníamos que volver a Madrid, pero antes había que preparar unos bocadillos. Al final de un precioso boulevar, en Las Ramblas, encontramos un ultramarinos, Garrido. Había fotos de antiguos futbolistas del Atlético de Madrid en la pared, junto a portadas de Interviú históricas -como la de Marisol- un autógrafo de Pepe Da Rosa, stands de Foskitos, relojes de sol de la Vuelta al Mundo en 80 días, cromos de Naranjito y un vetusto escabel para subir a los anaqueles más altos el pan -la mejor media-luna de Mérida, se lo aseguro-. Nos atendió una se-ñora encantadora llamada Gua-dalupe. No se extrañó al vernos, los jóvenes locales eran al punto más extravagantes. Tenían una

oca en la trastienda a la que lla-maban Lolo Rico. Se había es-capado del estanque del parque infantil y se negaba volver. Antes las cosas eran así de sencillas. Solía cantar cuando alguien pa-gaba con una moneda de oro, y si pasaba días sin ver una de ellas se volvía taciturna y uraña y dejaba de comer. Me pareció una bonita metáfora del capita-lismo. Aunque a mí el capitalis-mo me tiene enamorada, paga mis viajes, mis pelucas y mi pe-chos, pero “comment est-on la vie”, soy una persona que culti-va sus contradicciones, y había encontrado el hilo conductor.

El dinero no nos llegaba para los tres, pero Guadalupe nos invitó a los bocadillos y además nos regaló unas Panteras Rosa para después. Le dimos las gracias y prometimos que volveríamos al-gún día. Esa fue una de las dos únicas promesas que he incum-plido en mi vida.

Cuando volvíamos en el tren lla-mé a Pilar Miró y le dije que ya tenía el programa en la cabeza, que sería complejo, pero que

podíamos hacerlo. Sólo había un problema: el nombre.

Miré por la ventana. El río Gua-diana reflejaba la luz del sol so-bre los arcos de un puente que parecía cubierto por polvo de perlas. Miranda, me vino a la ca-beza de nuevo. Extraño nombre.

¡Ya lo tengo! Se llamará La Bola de Cristal. Necesito diseñadores, creativos y un ejército de guio-nistas. Y tiene que grabarse aquí, en Mérida, no transijo con eso. Te aseguro...¡Te prometo! que no desaparecerá de la parrilla en años, pero tenemos que hacerlo aquí o sino no cuentes conmigo. Tengo que pensarlo, dijo, y colgó.

Llegamos a Madrid a las 4 de la tarde en mitad de una mani-festación del Partido Comunista contra las ediciones de lujo en tapa dura de las grandes edito-riales. Me di una ducha y espe-ré a que sonara el teléfono. Dos días después habíamos firmado el contrato. Estaba feliz.

Aquella sería la última promesa que jamás podría cumplir.

El pub Gris, en la calle John Lennon, hoy desaparecido.

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Portero nuevo en el “heaven”

Hace un año, nos dejaba, en la John Lennon, Pedro Suá-rez Gil, “Camarón”, uno de los personajes de la movida eme-ritense que la ciudad siempre llevará en su memoria de pie-dra. Eterno portero de distintos locales, unía mano izquierda con mirada de hierro. Firme cuando la situación lo reque-ría, amable y protector cuando se le necesitaba.

Nos dejó como vivió, en la calle, entre la gente, con las palabras parcas y justas en la boca y los gestos del que sabe medir una mirada con la exac-titud de un bisturí afilado.

Camarón supo reunir, con su vida y con su prematura muerte, a tres generaciones de “pecholatas”, que recordarán con inmenso cariño esos ojos verdes (de los que tanto pre-sumía) y a esa mirada tierna y amenazante que nadie podrá imitar. Más de 40 años velando por todos, por niñatos y puretas, por adolescentes recién salidas

del cascarón y por aquellos que ya estaban de bares cuando se construyó el Teatro Romano, por frikis y por punkys, por si-niestros y heavys, por quinquis y por pijos.

Pedro representaba todo lo que Mérida fue en los ochenta: To-lerancia, tolerancia y tolerancia. Vive y deja vivir. A quién le im-porta lo que yo haga. Respetan-do al personal haciéndose res-petar... Un señor de la noche, un caballero que trataba con una educación exquisita y con un cariño especial a todo el mun-do, ignorando el sexo, la raza, la edad o el bolsillo.

Quedará en la memoria de esta ciudad, a la que tanto dio, en silencio, con discreción, pero con esa alegría que sólo él tenía…

En el aniversario de su “mutis por el foro”, queda una placa que el pueblo ha colocado en su rincón eterno, un banco re-servado en el Cine+Rock y en

La Galería (para cuando quiera aparecer, dicen sus amigos) y el recuerdo vivo de sus ojos verdes y su media sonrisa en todos los garitos de la zona.

Con Camarón, John Lennon murió un poco más, pero me han dicho mis fuentes que en este año ya ha encontrado cu-rro, de portero en el “Heaven”, que es un garito que siempre se pone a tope. El que no está tan contento es el anterior portero, otro Pedro que dicen que es un santo y que se ha quedado en el paro. Pero qué le vamos a ha-cer, haber tenido la sonrisa y los ojos verdes de Camarón...

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Mérida agroindustrial

El Plan Badajoz, puesto en marcha en 1952, tuvo su apogeo durante la déca-da de los años cincuenta y sesenta del pasado siglo. El franquismo, a través del ambicioso Plan de Obras, Colonización, Industrializa-ción y Electrificación de la Provincia de Badajoz aspi-ró a provocar un profundo cambio social en la provin-cia, una de las más atrasa-das de España.

A Mérida, eje central de las vegas colonizadas y puestas en regadío, se la tuvo pre-sente como ciudad indus-trial en la cual se habrían de

procesar buena parte de las materias primas generadas en las miles de hectáreas irrigadas. Y es cierto que, en buena medida, esto fue así. En Mérida se desarrollaron instrumentos para la capa-citación profesional y em-presarial; tanto es así que, entre las ciudades y pueblos dotados de infraestructura industrial por el Plan, como es el caso de Don Beni-to, Montijo, Los Santos de Maimona, Pueblonuevo del Guadiana o Badajoz, Mérida fue, sin lugar a dudas, la ca-pital industrial de la Región durante varias décadas. En torno a la ciudad, además,

pivotaron todas las infraes-tructuras ferroviarias y de carreteras o eléctricas –las ya existentes y las que se abordaron por entonces-.

Pero, en ocasiones, la teo-ría supera, con creces, a la práctica. Se produjo muy por encima de lo que en principio se estimaba. Cier-to es que cuando se inicia el Plan existía una carencia de productos básicos fruto del aislamiento económi-co de España y de la huída hacia adelante del Régimen Franquista a través de una política autárquica. Pero la fertilidad de las vegas del Guadiana resultó ser tanta que se cosechaba de todo cuanto se cultivase en unas cantidades exageradas. Daba igual lo que fuera: al-godón, tabaco, lino, tomate, frutales, remolacha....

Las industrias transforma-doras radicadas en la pro-vincia resultaron a todas luces insuficientes y hubo de procesarse buena parte de la producción en la Rioja (principalmente en Alfaro y Calahorra), en Murcia o en Andalucía.

Las principales industrias que, a la sombra del Plan Badajoz, se crearon o cre-cieron aún más en Mérida fueron éstas:

Compañía Española Pro-ductora de Algodón Na-cional Sociedad Anónima

La gran nave frigorífica desde el balcón del edificio de oficinas.

Antiguas naves de embutido y enlatado.

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(C.E.P.A.N.S.A.). Contaba con 20.000 husos. Desmo-taba y desborraba el algo-dón así como procesaba hi-latura. Tenía capacidad para tratar 15 millones de kilos de algodón en bruto por cada campaña, que era de seis meses.

El cultivo del algodón se fo-mentó mucho, pero el hundi-miento de su precio y la im-posibilidad de competir con otras naciones productoras, sobre todo con Estados Uni-dos, abocó al cierre de todas las factorías de desmotado e hilado. Los edificios de esta extinta compañía se mantienen en pié y albergan en su interior hoy a varias organizaciones agrarias, a una parte del Centro de Es-tudios Agrarios y a muchas empresas privadas.

Industrias Frigoríficas Ex-tremeñas (I.F.E.S.A.). Tenía una capacidad de sacrifi-cio de 500.000 cabezas de

ovino, 150.000 de porcino y 50.000 de vacuno.

El Matadero Regional de Mérida había consolidado muchos productos en el mercado bajo la etapa en la que fue arrendado el indus-trial gallego José Fernández López. Por otra parte, este empresario aumentó y per-feccionó la capacidad frigo-rífica del matadero, lo que

posibilitó que nuestras car-nes entraran en el sector de los productos congelados.

El cultivo de forrajeras en los nuevos regadíos mejo-raron la alimentación de las reses y se propició una ga-nadería más intensiva. Este incremento de la oferta de carne para sacrificio alentó la creación de una empresa mixta, con participación del

Centro de Mérida del Servicio Nacional de Cultivo y Fermentación del Tabaco. Centro de Estudios Agrarios.

Matadero de IFESA antes de su ampliación.

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Estado a través del Insti-tuto Nacional de Industria (I.N.I.), la Diputación de Badajoz, ganaderos extre-meños, entidades bancarias nacionales y del propio José Fernández López. La nueva situación posibilitó mejoras sustanciales en el que era uno de los mayores mata-deros de Europa, engloban-do incluso la fabricación de envases de hojalata, tripas para embutidos, pieles y el tratamientos de otros subproductos o deshechos del sacrificio, la conserva de huevos así como el congela-do y distribución de aves y productos vegetales. El ob-jetivo de esta empresa era asegurar precios ventajosos en el mercado de ganado de abasto. Pero la mala gestión de la citada sociedad una vez que Fernández López la dejó y, sobre todo, los gran-des cambios en los precios cárnicos influidos por el Mercado Común Europeo dieron al traste con esta in-dustria tan emeritense que tuvo que ser vendida por el Estado a una multinacional. Al final el solar fue objeto de una operación inmobiliaria a finales del siglo XX.

La empresa hoy se mantiene bajo propiedad de la compa-ñía RUMASA. No sacrifica y sólo mantiene algunos de los productos que antaño se procesaban, eso sí, con-servando una de las marcas que tanto prestigiaron a este matadero: APIS.

RUMIANCA-SIASA. Fábrica construida por una sociedad hispano-italiana y que tuvo una capacidad de procesa-do de 80.000 Tm. de abonos complejos para fertilizar las miles de hectáreas puestas en regadío en Extremadura.

Inauguración ampliación de la fábrica de la Casera a finales de los 60.

Fábrica de abonos de RUMIANCA-SIASA.

Fábrica de Cruzcampo.

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En 1980 fue adquirida por la Sociedad Anónima Cross. Esta compañía decide cerrar la fábrica de Mérida en los años noventa.

Alguna de las naves del complejo industrial ha sido hoy reutilizada in situ como edificio para celebrar gran-des eventos (IFEME).

La Corchera Extremeña. Fue propiedad de José Fernán-dez López y corrió la misma suerte que el Matadero Re-gional. Almacenaba y proce-saba el corcho en planchas, granulado, aglomerados y tapones. Se mantuvo en ac-tivo hasta el año 2003. Un barrio que porta su nombre se erige sobre el inmenso predio que ocupó la factoría.

La Casera S.A. Se instala en la localidad en 1958 en la carretera de Don Álvaro, próxima a la fábrica de “El Gavilán”. Se dedicaba a la fabricación de gaseosas y otras bebidas refrescantes. En los años sesenta se am-plió la factoría. Absorbida por la compañía Schwe-ppes, ésta decidió cerrar la fábrica emeritense en 1996.

Fábrica de Cervezas “El Ga-vilán”. Fruto de la sociedad creada en 1959 por Cerve-zas El Aguila S.A., que ponía la tecnología, en tanto la inversión de capital corría a cargo del Banco Español de Crédito, Ricardo León Varea y Miguel Granda Torres.

La gran producción de ceba-da cervecera que comenzó a tener la provincia tras arran-car el Plan Badajoz animó a los industriales cerveceros a implantarse en la región. La de “El Gavilán” llegó a ser una de las fábricas de cer-

La Corchera Extremeña a mediados de los años 50.

vezas más grandes de Es-paña tras la sucesivas am-pliaciones que tuvo durante los años 60. La compra del grupo “El Águila” por la mul-tinacional Heineken obligó a una reestructuración en el número de fábricas y la de Mérida fue una de las afectadas por el cierre en beneficio de la factoría de Madrid. En los terrenos de “El Águila” en la actualidad se alza el Campus de la Uni-versidad de Extremadura en Mérida.

Fábrica de cervezas “Cruz-campo”. Al igual que la compañía “El Águila”, la compañía “La Cruz del Campo” buscó aquí mate-ria prima en origen de ca-lidad. Fue durante un tiem-po fábrica aunque terminó convirtiéndose en depósito regulador. Sobre la parcela que ocupó hoy se levanta un barrio con el nombre de esa famosa marca de cervezas andaluza.

El Servicio Nacional del Cultivo y Fermentación del Tabaco, dependiente del

Ministerio de Agricultura, tuvo un importante centro de selección en la localidad. Aquí se trataba la materia prima procedente de toda la provincia antes de entrar en el proceso industrial. La asunción de competencias es materia agraria por la Junta de Extremadura y las modificaciones en política tabaquera derivadas de la Política Agraria Común Eu-ropea motivaron el cierre de este Centro, sede hoy de la Consejería de Agricultura y Desarrollo Rural.

En definitiva, los éxitos y los fracasos del Plan Bada-joz condicionaron la vida de una Mérida agroindustrial que no fue un sueño.

José Luis Mosquera MüllerCentro de Estudios Agrarios.

Consejería de Agricultura y Desarrollo Rural.

(Las fotografías pertenecen a los fondos bibliográficos y docu-mentales del Centro de Estudios Agrarios. Consejería de Agricultura y Desarrollo Rura).

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Pocos conocen que, detrás del nombre de Marcelino Cruz Moruno, se esconde uno de los profesionales de hostelería más amables, diligentes y servicia-les de nuestra ciudad.

Sus atenciones son prover-biales y todo el que traspasa sus puertas con el deseo de conocer la gastronomía tradi-cional, jamás quedará desen-cantado, porque resulta difícil no caer en el agrado personal de Nano, que es su nombre de guerra, ni dejar de agradecer que una y otra vez, como una cantinela sin disimulo, se dirija al camarero con esa expresión tan característica suya de: “A estos señores, que no les falte de na”. La mayoría de sus ha-bituales saben de sobra que es una frase hecha para quedar ante el cliente como un señor, pero nada de eso, es un deseo real de que el cliente disfrute exactamente, de un espacio y unas atenciones ilimitadas.

El bueno de Nano no abandona a lo largo del almuerzo o cena a los parroquianos a su suerte, a pesar de contar con unos pro-fesionales aleccionados y bien

instruidos, pero él sabe que “el ojo del amo, engorda al caballo”.

Sus maestros fueron lo sufi-cientemente expertos como para transmitirle una filosofía de servicio que hoy es difícil de encontrar. Desde ser el niño para todo hasta llegar a conver-tirse en un propietario acredita-do hay un largo trecho.

Cuando su madre enviudó bien joven, quedó sola con sus cua-tro hijos, tres varones y una hembra, pequeños y en una situación familiar en la que las prestaciones sociales eran prácticamente inexistentes. Un sacerdote, al que Mérida recuerda por su bonhomía y entrega a los demás, don José Barragán, conoció esta situa-ción y realizó gestiones acer-ca del nuevo colegio de los Salesianos, y la concedieron el puesto de cocinera. Allí na-ció la tranquilidad y, gracias a su intervención, sacó adelante a su prole, no sin un esfuerzo increíble.

En el colegio había cientos de internos y, desde el desayuno hasta la cena, la jornada era

agotadora para esa mujer in-fatigable. Pero las necesidades de sus hijos estaban a cubierto y eso daba ánimos. Emy, José y Manolo comenzaron pronto en el mundo del trabajo. Nano estudió en el colegio y colabo-raba en tareas con la bicicleta que el centro disponía para los recados en la ciudad. Pero nun-ca quiso ser interno, a pesar de la oportunidad que la congre-gación salesiana le ofreció. Él quería dormir en casa y jugar en su calle de General Aranda con los amigos de la edad que pululaban por ella. Esos espa-cios eran para él insustituibles y nunca los olvida, desde la car-bonera de El Poli, con sus ins-trumentos de gimnasia, hasta las láminas del Sanson Institut, que era punto de encuentro de aficionados a la musculación, hasta las ruinas arqueológicas y la chatarrería del señor Pedro.

Un día, con catorce años, comen-zó a trabajar. Fue en plena calle de Santa Eulalia, en el restauran-te Barroso, regentado por Daniel Barroso y su esposa Rosi, que le enseñaron las primeras nocio-nes de una profesión. Después del servicio militar, con su socio

Una vida diligenteMarcelino Cruz Moruno, Nano

Marcelino Cruz, Nano.

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Eduardo, abre el primer negocio en propiedad, La taberna. Y un buen día cogió el antiguo bar de La legión para que fuera su des-tino definitivo como El Nano, por una cantidad de 500.00 pesetas.

Es una casa del centro urbano, en la calle Cautelar, de enor-mes paredes y hornacinas por doquier, con arcos en sus puer-tas. Cuadros heterogéneos y di-bujos se mezclan con grandes fotografías antiguas de Bocón, que ilustran la Mérida de prin-cipios del siglo XX y crecidas pavorosas del Guadiana con curiosos asombrados.

El bar es amplio y recuerdos y láminas están diseminados en un ordenado desorden, con una única reliquia deportiva, un escudo del Real Madrid. Las luces quedan ocultas tras unos gruesos tablones de pino pri-morosamente pirograbados con motivos costumbristas, cervan-tinos o náuticos.

Siguiendo ese estilo abigarra-do que posee el local, se pasa a un patio almacén en el que hay de todo: Un naranjo, un li-monero, un manzano, fresas en los arriates, hierbabuena y has-ta unas matas de maíz de dos metros de alta.

La cocina es amplia y visible, y ejemplarmente limpia. Después del fallecimiento de Pedro, que estuvo muchos años, ahora la dirige Antonio Gaviro. Su carta es muy completa y acertada en los platos típicos, y adquiere opciones sutiles con anuncios en la pared: “Boquerones fritos abiertos y rebozados”.

El comedor, como no podía ser por menos, mantiene la tónica general aunque corregida y au-mentada; cuadros, mosaicos, fotos, bustos, hornacinas… Forman un totum revolutum colosal. La decoración es en tonos rosados, que van desde el rosa suave al fucsia, con borlones, doseles y cortinajes

dieciochescos de ambiente especialmente familiar. Existe otro comedor más funcional, luminoso y estilizado para eje-cutivos y celebraciones.

Un mundo de sensaciones está dentro de sus puertas. Nano está detrás, e impregna con su personalidad objeto de influen-cias dispares, un espacio lleno de vida. Y ahora, la continuidad con Nanito, está garantizada

Colegio, Barroso, Taberna, son buenos retazos con perfiles precisos que va, como la famo-sa película, del rosa al amarillo.

Texto: Pedro Pablo Serrano BergasFotos: Ángel Briz

Nano con el autor del artículo, en el comedor, junto a los cuadros de Mérida realizados por Bocconi.

El Nano con uno de sus habituales clientes.

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Con el único afán de contribuir con esta humilde aportación al Centenario del inicio de las gran-des excavaciones arqueológicas, que saldrá —como el Bimilenario de la ciudad— baratito para los que tienen transferencias y competencias al efecto, permítannos ofrecerles un estudio esque-mático, con base en el Anuario Riera publicado en 1911, de la situación del comercio, las pro-fesiones liberales y el mundillo socioeconómico emeritense hace cien años. Obviamente no apa-recen en él aquellos antepasados que trabajaron por cuenta ajena.

El casco urbano por el que se repartieron estas razones sociales, estaba circunscrito —como siglos atrás— por los eternos ríos Guadiana y Albarregas y desde el XIX por el ferrocarril y los monumentos que se irían excavando hacia el Sur.

Nuestro trabajo no tiene más valor que el pu-ramente documental y sobre todo el sentimen-tal, que permitirá a los mayores reverdecer la Mérida gremial que le contaron sus padres y a los más jóvenes saber que antes de todas las franquicias, con siglas y bárbaros nombres, una vez existieron empresas basadas en el crédito que un apellido otorgaba a sucesores de varias generaciones.

Gracias de nuevo, por tomarse la molestia de leernos.

Condiciones generales:PARTIDO JUDICIAL DE MÉRIDA Ciudad de 11.168 habitantes de hecho y 9.124 de derecho. Cabeza de partido judicial: Mérida, situada en un pequeño cerro á unos 55 kilómetros de las carreteras de Badajoz á Madrid de San Juan del Puerto a Cáceres. Feria del 28 de Agosto al 4 de septiembre. FFCC (M. Z. A.), Correos y Telégrafos. Elemento oficial Alcalde.- D. Augusto Alonso Gracia. Secretario.- D. Manuel Grimaldi Banllosa Juez de 1ª instancia.- D. Juan Antonio Montse-rrat. Juez Municipal - Don Vicente Díaz Clemente. Fiscal.- D. Pascual Fadón. Secretario.- D. Antonio Sánchez .

Mérida: Panorama 1910

A las familias que aquí se ven reflejadas y a las que, desde sus ocupaciones menos significadas o su incorporación

posterior, hicieron de Mérida la ciudad que hoy celebramos.

Anuncios de Funeraria Losa, Colegio Sta. Ana y Fotografía de la Marta.

Párroco de Sta. María.- D. Juan José González Gómez de Soto. Id. de Sta. Eulalia.- Don lldefonso Rodríguez Cordón Administrador de Correos y Telégrafos.- D. An-drés Nevado.

Profesionales por sectores:Abogados: Fadón (José), Gajardo (Juan), García (Gui-llermo), Nogales (Guillermo), Olla (Manuel), Pantoja (Wenceslao), Touriño (Emilio), Viñas (José).Abonos (Primeras materias para): Calderón (Vicen-te), Representante de la Soc. Anónima Cros de Bar-celona C/Concepción, 10Abonos minerales (Comerciantes): Reyman (Ma-nuel)Abonos minerales (Fábricas de): Marca Río Tinto (S. A.)

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Abonos químicos (Comerciantes): Pi (José) Aceite (Almacenes): Moreno Serrán y Cª Aceite (Comerciantes en): Garrido (Félix), Martín (Antonio), Aceite (Cosecheros de): Gragera (Juan), López de Ayala (José), Pacheco (Fernando). Aceite (Molinos de): Garrido (Viuda de), López de Ayala (José) Agentes de negocios: Núñez (Julio), Pérez (Antonio). Aguardientes (Fábricas de): Cortés y Macías (Euse-bio y Maximiliano). Alumbrado público: Por electricidad. Aserrar maderas (Fábricas de): Vinuesa y Soriano. Ataúdes: Losa (Victoriano) Ayudantes de Obras Públicas: Suárez (Francisco). Baldosas y baldosines hidráulicos (Fábrica de): Doncel (Paulino). Bancos: “Hipotecario”, Carlos Pérez. Banco de España: Corresponsales - Sáez y Díez. Banqueros Aretio e hijos (Felipe), Sáez y Díez, Sainz (Hijos de Félix Pablo), Bazares: “Bazar Camerano”. Cal (Hornos de): Nieto (Antonio), Nieto (viuda de Ma-nuel), Saussol (Julio). Camas de hierro (Almacenes de): Calderón (Bonifa-cio), García (Manuel), Sánchez (Victoriano).Carros (Constructores de): González (José), Moreno (Tomás), Ramos (Andrés), Ramos (Antonio).Cereales (Comerciantes): Aretio Hermanos, Alejo y Colomo, Moreno y Serrán y Cía. Sáez y Díez. Cereales (Cosecheros): Díaz (Manuel), Montes (Francisco), Nogales (Antonio), Nogales (Miguel), Río (Ramón del), Zancada (Ernesto). Coches automóviles (Talleres de construcción y reparación): Lux (Carlos) Colegios para niños: Sáenz (Juan). Comestibles: Jaque y Cía; (Carlos), Macarro (F.), Macias (Hijos de Pedro), Pacheco (José), Lancho (To-más), Sudón (José).Comisionistas Núñez (Julio). Pérez (Antonio). Rey-man (Manuel) Touriño (Emilio). Congregaciones religiosas: Convento de Concep-cionistas. Confiterías: Gutiérrez (Manuel). “La Madrileña” Corresponsales de periódicos: Gisbert (Lorenzo). Cristalería: Hidalgo (Santiago). Curtidos (Almacenes): Herrero (Isidro). Curtidos (Fábricas de): Sudón (José), Droguerías: Macedo (Teodoro), Rubio (Antonio). Ebanisterías: Crespo (Manuel), Delgado (Isidro), Del-gado (Pantaleón), Losa (Victoriano), Mora (Manuel), Rivera (Manuel), Serra (Rafael). Electricidad (Aparatos para): García (Manuel), Pérez (Antonio).Electricidad (Fábricas): “La Emeritense”, Sociedad Anónima Encuadernadores: Rivera (Juan), Soler (Joaquín). Escuelas municipales Para Niñas: Elorza (Ana María), Mateos (Máxima), Uribarri (Nieves)

Para Niños: Gómez (Enrique), Marqués (Manuel) Espectáculos públicos: Teatro Ponce de LeónEstancos: García (Manuel), Mora (Tomás). Estererías: Díaz (Vda. de Ángel), Paredes (Isidro). Farmacias: Murillo de la Cueva (Antonio), Quirós (Ni-colás), Valverde (Juan), Yustas (Lucas). Ferretería: Pérez hermanos. Ferrocarril: Jefe de estación.- D. Luís Sánchez Arias Fondas: Bohoyo (Pablo), Garcia (Manuel) “La Madri-leña”. Frutos coloniales: Moreno Serrán y CíaGalería dramática y lírica (Representante de): Pé-rez Lucio (Antonio). Ganaderos: Nogales (Miguel), Pacheco y Lerdo de Tejada (Carlos), Romero (Manuel), Saussol (Juan). Garbanzos (Cosecheros de): Díaz (Manuel), Nogales (Guillermo), Saussol (Juan).Gaseosas (Fábricas): Hernández (Manuel), Soriano (Teodoro). Granos (Comerciantes): Blanco (Salvador), Colomo (José), Moreno Serran y C.ª, Tallero (Francisco). Guarnicioneros: Carrasco (Domingo). (José). Vidal (Tomás). Harinas (Almacenes de): Aretio Hermanos, Macías (Hijos de Pedro). Harinas (Fábrica): Ayala (Hijos de Francisco).Herrerías: Puerto (Antonio), Sancho (Manuel).Hielo (Fábrica de): Vinuesa y Soriano.

Pablo Díez Fernández, procurador y periodista.

Retrato de José Mª Delgado, notario.

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Hierro (Almacén): Soriano (Luis). Hojalaterías: Arnabat (Ignacio), Gil (Francisco), Pla (Manuel), Ríos (Juan). Imprentas: Rivera (Juan), Soler (Joaquín). Jabón (Fábricas de) Álvarez y González, Guzmán (Juan), Macías (Hijos de Pedro). Jarabes (Fábricas de): Vinuesa y Soriano. Lampisterías: García (Manuel), Hidalgo (Santiago) Lanas en rama. (Comerciantes en): Herránz (Fran-cisco). Loza y porcelana (Comercios de): Hidalgo (San-tiago). Maderas (Almacenes): Pí y Caner (José), Reyman (Manuel) Manicomio del Carmen, provincial. Maquinaria (Talleres de): Lux (Carlos) Máquinas de coser: Sta. Eulalia nº 38, Singer Marmolistas: Pérez (Ángel) Mecánicos: Lux (Carlos)Médicos: Lergo (Julián), Mira (Francisco), Pedro (Emiliano), Romero (Pedro), Sánchez Tena (Juan), Valverde Lillo (Andrés), Valverde Lillo (Félix), Valverde Grimaldi (Andrés)Mercerías: Flores (Manuel), Galán (Vicente), Guerre-ro (Vª de M.), Iglesias (Enrique), Osa (José A. de la).Metales (Fundiciones de): Domínguez (José), Lux (Carlos) Modistas: Alcuberro (Justa), Crespo (Antonia), Ga-llardo (Encarnación), González (María J.) Mosaicos hidráulicos (Fábricas de): Doncel (Pauli-no). “Paulino Doncel”. Cardero, 1.- Gran Fábrica de Mosaicos Hidráulicos. Premiado con medalla de Oro y Diploma en la Exposición de Alejandría de 1901. Privilegio de invención por los Mosaicos de jaspe combinado Muebles (Almacén): Calderón (Bonifacio), García (Manuel), Hidalgo (Santiago), Suárez (Manuel). Notarios: Delgado (José Mª) Pastas para sopa (Fábricas de): Vinuesa y Soriano. Peluquerías: Bejerano (Manuel), Bejerano (Simón), Cordero (Mariano), Gallardo (Joaquín), Godoy (An-tonio), Sánchez (Miguel), Taboada (Nicolás), Vélez (Ignacio).Periódicos: “Gil Blas” Pescado fresco (Comerciantes en): Pérez (Alfonso), Sánchez (Telesforo), Petróleo (Almacenistas): Saussol (Juan Bta.) Pieles sin curtir (Comerciantes en): Casanave (Juan), Herránz (Francisco). Pintores: Ardila (Cesáreo), Pita (Juan) Platerías: Castellano (Antonio) Posadas: Camarero (Mateo), Castro (José), Hierro (Carlos), Pino (Socorro). Procuradores: Díez Fernández (Pablo), Fernández Tamayo (Faustino), González (Miguel), Macías (Maxi-miliano), Martínez (Manuel), Suárez (Emilio), Viñeta (Narciso). Quincallería: Calzado (Antonio), Mora (Tomás), Ro-dríguez (Pedro).

Relojerías: Canónico (Nicolás), “La Cooperativa”.Ropas hechas (Comercio de): Méndez (Francisco).Sastrerías: García (Manuel), Pérez (José), Rodrigo (Rafael), Santos (José), Suárez (Francisco). Seguros (Agencias): “La Equitativa”, “La Previsión Española”, “La Unión”, “La Unión y El Fénix español”.Sociedades Recreativas: Casino de Artesanos, Cír-culo Emeritense, Liceo. Sombrererías: Moríñigo (Julio), Rodríguez (Manuel). Tabacos (Repte. de la Cía de A.): Pablo (Guillermo). Tabernas: Alhajas (Francisco), Alhajas (Juan A.), Al-cázar (Valentín), Blanco (Francisco), Flores (Manuel), Gallardo (José), Gijón (Alfonso), Lancho (Tomás), Re-yman (Manuel), Sales (Francisco), Soriano (Antonio), Vélez (Ignacio). Tapones de corcho (Fábricas de): Rodríguez (Isidro). Tejidos (Comercios): Aragoneses (Vicente), Díaz (Tomás), Díez Fernández (Luis), Fernández y Parra, Ferrero (Claudio), García (Manuel), La China, Sánchez (Sobrino de Victoriano). Tejidos de hilo (Fábrica de): Díaz Sánchez (Tomás).Tornerías: Cidoncha (Juan). Veterinarios: Alejo (Tomás), Bravo (Juan), Colomo (Zoilo), Chaves (Antonio). Viaje (Artículos para): Calderón (Bonifacio), García (Manuel). Zapaterías: Álvarez (Antonio), Bruñuela hermanos, Cascajares (José), Fuentes (Ignacio), Herrero (Isidro), Macías (José), Pascual (Domingo), Rodríguez (Ma-nuel), Sudón (José).Propietarios (Agric.): Diez (Manuel), Fernández (Ur-bano), García (Prudencio), García (Román), García Pelayo (Severiano), Gragera (Juan), Jiménez (Ma-nuel), López (José), Macías (Juan), Montes (Francis-co), Nogales (Antonio), Nogales (Manuel), Pacheco (Alonso), Pacheco (Antonio), Pacheco (Carlos), Pala-cín (Justo), Ríos (José), Romero (Juan), Romero (Ma-nuel), Saussol (Juan), Zancada (Perfecto).

Agregados: CABEZA DE HIERRO.- Fábrica de Harinas de 76 hab. de H. y 60 de D. Campomanes.- Casas de campo de 169 hab. de H. y de D. FERROCARRIL DE CIUDAD REAL A BADAJOZ. Casas de obreros de... h. y ... de d.MORO (EL). - Colonia agrícola de 176 hab. de H. y 27 de D. TIENDAS (LAS). - Colonia agrícola de 177 hab. de H. y 133 de D.

José Caballero Rodríguez

“El 1910”, restaurante de 1929 que recuerda la efemérides.

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Dentro de unos meses se cumplirá el 80º aniversario de la proclamación de la que fuera segunda república en la historia de España. Que aún hoy se siga reclamando viva-mente la excepcionalidad de aquella experiencia histórica se explica por varios factores. Sin duda uno de los principa-les es el alo cultural e inte-lectual que desde sus inicios acompañó al régimen y que ha llegado a nuestros días; a pesar de los esfuerzos puestos por la Dictadura por borrarlo de la Historia. Aunque por otra parte bien es cierto que en no pocas ocasiones se proyecta una imagen idealizada de mu-chos aspectos del período, no se puede decir que ese sea el caso de la faceta cultural.

Partiendo de un dato de por sí llamativo, que en las Cortés Constituyentes (1931-1933), de un total de 470 diputa-dos, 65 eran catedráticos universitarios, 47 escritores y periodistas; o que incluso un partido de los que obtuvieron representación, la Agrupación al Servicio de la República, estuvo formada por persona-jes de la medida de Ortega, Pérez de Ayala o Marañón, no caben exageraciones.

Para orgullo de nuestra ciudad uno de esos intelectuales que participó en la elaboración y desarrollo de las políticas culturales y educativas re-publicanas, y además ocupó puestos de las más altas res-ponsabilidades políticas en varios gobiernos, sostuvo con Mérida un afectuoso idilio. Pa-riente lejano de Giner de los Ríos y Catedrático de Derecho,

primero en la Universidad de Granada y después en la de Madrid, Fernando de los Ríos había sido también profesor en la conocida Institución Libre de Enseñanza, centro al que pre-viamente estuvo relacionado como alumno. Sabiendo los antecedentes, pocas dudas han de caber a cerca de cuál era su formación y sus princi-pios vitales. Militante del PSOE desde la década de los veinte, de los Ríos fue uno de los tres ministros que el Partido So-cialista aportó a los primeros gobiernos republicanos.

Primero lo fue de Justicia; hasta diciembre de 1931, y

después de Instrucción Públi-ca (y de forma postrera, y bre-vemente, de Estado). Fue des-de Instrucción Pública donde de los Ríos desarrolló una enorme labor; y precisamente desde ese cargo sería desde donde estrecharía lazos de unión con Mérida. Tuvo en ello mucho que ver, sin duda, el también socialista y alcalde de la ciudad Andrés Nieto, que supo captar la atención del ministro hacia las inmensas posibilidades culturales que ofrecía la ciudad.

Ya en enero de 1932, pocas semanas después de que de los Ríos llegase al ministerio

Fernando de los Ríos, el ministro intelectual

que adoptó Mérida

Fernando de los Rios.

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de Instrucción, se produjo el que, probablemente, fuese el primer encuentro oficial en-tre alcalde y ministro, el cual se desarrolló en Madrid. En aquella reunión de trabajo de los Ríos mostró su vivo inte-rés por las cuestiones que le exponía el alcalde emeritense referentes a la conservación y puesta en valor del patrimo-nio monumental emeritense, que ya hacía algún tiempo era motivo de comentarios en la capital de país. Proba-blemente aquella ocasión era idónea para invitar al ministro a conocer en persona el lega-do monumental de la ciudad y Nieto no la desaprovecharía ya que de los Ríos no tardó en venir a Mérida.

Su primera visita (habría, al menos, otras dos) fue en mayo de 1932 para inaugu-rar las escuelas normales que habían sido instaladas en los pabellones del cuartel de Artillería Hernán Cortés, vacio en esos momentos tras las reformas iniciadas por el ministro de la Guerra Manuel Azaña. De paso co-noció de los Ríos de la mano de Maximiliano Macías los monumentos emeritenses. A parte de llevarse, según propias palabras, una grata impresión de la labor cultural desarrollada por el Consis-torio emeritense, así como de la majestuosidad de sus monumentos, de los Ríos se comprometió a ofrecer su colaboración en la concesión para Mérida de una Escuela Elemental de Trabajo, una Biblioteca pública o subven-ciones para organizar una cantina y una colonia es-

colar. Casualidad o no, pero todas estas cosas acabaron haciéndose realidad. Pero lo más importante que de los Ríos se llevó de Mérida fue un sueño que le transmitie-ron en la ciudad, el proyecto de llevar a cabo representa-ciones en el teatro romano.

En 1933 volvió a la ciudad dos veces; la primera en mayo para inaugurar el Para-dor de Turismo situado en el convento de Jesús Nazareno. La segunda a los pocos días ya en el mes de junio, para poder presenciar en directo la que sin duda es la más brillante de sus aportaciones a la historia de la ciudad, la representación de Medea. Acudió el ministro a aquel acontecimiento con el espí-ritu y los sentidos abiertos para captar y palpar en el pueblo, sobre todo del pue-blo, si aún su apuesta por la cultura y la educación podían ser la base que cimentase la nueva España.

Mérida supo en esta ocasión estar a la altura de quien, por haber visto en ella un lugar singular, tanta aten-ción y esfuerzo pusiese en su engrandecimiento. En un primer momento decidió la Corporación que la hasta entonces calle de San Albín (hoy de Oviedo) adoptase el

nombre de Fernando de los Ríos. Después, tras el triunfo colosal de Medea, Mérida no pudo por menos que adoptar (“por haber acogido en su seno la idea de las repre-sentaciones clásicas” decía el Acta del Pleno) al ministro intelectual entre sus hijos más ilustres. Así se hizo y así quedó para los anales de la Historia.

Fernando de los Ríos, uno de aquellos hombres que apostó por la cultura como herramienta para sacar a su pueblo del atraso en el que estaba sumido, se contó en-tre los españoles que perdió la guerra incivil. Desde 1936 prestó servicio a la República como embajador español en Estados Unidos, donde mo-riría en 1947. Curiosamen-te años antes, y durante los primeros meses de la Repú-blica, de los Ríos, ajeno a la tragedia de sangre que esta-ba por llegar, pronunció ante nuestro cuartel de artillería unas frases que deben ser imperecederas:

“Es más simpático que donde antes se alzaban los cañones, símbolo de destrucción y se-milla del odio entre los hom-bres, se alcen hoy las escue-las como símbolo de paz”

Juan Carlos López Díaz

Inauguración del Parador Vía de la Plata, con la presencia de Fernando de los Ríos.

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Luis Mateo Díez, el pulso de la ficción

Hemos quedado a las siete y media de la tarde en la cafetería del Parador Vía de la Plata, justo una hora antes de que vengan a recogerle para que clausure la XXIX edición de la Feria del Libro de Mérida. Llego a las siete y veinticinco y ya está esperándome sentado en un sillón. Luis Mateo Díez (1942, Villablino, León) se levanta a estrechar mi mano con una sonrisa y compruebo la esbeltez de su figura. Alto, delgado, las manos largas y nérveas, el pelo corto y blanco, la barba –concienzu-damente recortada en perilla- también blanca, ajusta una y otra vez sus gafas allí donde acaba la frente y comienza una nariz huesuda y algo aguileña. Viste camisa blanca con cuadros azules de manga corta, pantalones de tergal y desprende la misma elegancia al sentarse que al cruzar las piernas. Un cierto dandismo sin afectación acompaña cada uno de sus movimientos. Sé que mu-chos le han dicho que es la viva imagen de don Quijote, o lo que el imaginario colectivo considera la imagen de don Quijote; pero a mí se me asemeja más a un científico nórdico que apareciera por estas tierras en busca de… dólmenes por ejemplo.

entr

evista

¿Se acuerda de su primer día de colegio? Pues tengo un recuerdo difuso, pero yo creo que con algún tipo de fulgor. Como algo indeterminado donde hay un resplandor. Ese pri-mer viaje a una escuela rural, en un valle del noroeste de la provin-cia de León, que aquel día supuso la ruptura de algunas cosas, me trae melancolía y tristeza.

¿Un académico de la lengua llora? ¿Por qué razón fue la última vez? No llora por nada derivado de sus atribuciones, ni en la competencia del escritor. (Sonríe con sus ojos azul grisados.) Pero yo fui un niño llorón ¿sabes? En mi tradición está el llanto. Y sigo llorando por cir-cunstancias cercanas, dramáticas, de situaciones familiares.

Cuénteme el primer recuerdo que tiene de su madre.Pues podría viajar hasta él con una sensación como de que me está bañando. En un balde o en el fregadero de la cocina hay un niño que siente el agua tibia y las ma-nos de su madre que lo lavan. (Un recuerdo casi embrionario, le digo. Y vuelve a reír) Sí, sí. Es cierto.

¿Sigue disfrutando de la escritu-ra?Sí. Yo siempre he sido un vividor. Y creo que nos pasa a la mayoría de los creadores de ficciones. Diría-mos que uno cumple sucesos de la vida que no cumple en la vida misma. A través de la invención vives, y eso suele ser muy placen-tero. Aunque lo que estés contando sea muy dramático y muy sinuoso.

¿A qué jugaba en Villablino cuan-do era pequeño?A “tres navíos en el mar y otros tres en busca van”, una suerte de escondite. Recuerdo mucho esa sensación del niño escondido, de observar sin ser visto. Incluso me ha gustado en otras facetas de la vida. Ahora lo practico mucho con mi nieta. Es el juego que más le gusta. Porque la sensación de no existir para un niño es totalmente inocua. Sobre todo porque lleva implícito el elemento final de la sorpresa.

¿Escribe como si fuera lo último que va a hacer en la vida?En alguna medida, sí. Cuando eres un escritor riguroso y ambicioso (y yo nunca he sido ambicioso en la vida, debiera haberlo sido un poco más), cuando verdaderamente te la juegas al escribir, voy un poco al límite. Casi al límite de la frase,

aunque no tanto al límite de la tra-ma, que es algo más premeditado.

El primer libro que verdadera-mente le convirtió en lector.Hay un libro que, por las circuns-tancias peculiares en que apa-reció en mi vida, se convirtió en especial. Un libro secuestrado de las escuelas republicanas duran-te el franquismo, requisado es la palabra. Y en el desván de la casa consistorial donde yo vivía, mi padre, que era el secretario, había guardado muchas cajas con todos esos libros. Mi herma-no Antón y yo abrimos alguna de aquellas cajas y allí había un libro que se leía en las escuelas repu-blicanas: Corazón, de Edmundo de Amicis. Recuerdo que lo leímos mi hermano y yo y que dejó una huella importante. Imagino que por lo que suponía de rescate de lo prohibido. A mi padre, que era

Luis Mateo Díez.

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bastante liberal, le pareció mara-villoso que leyéramos ese libro. Es un diario de escuela de un niño en Turín, algo muy inocente, lo que da una idea del país que vivimos. Pero estaba lleno de cuentos muy conocidos y concitó unas emocio-nes muy especiales tanto en mi hermano como en mí.

El lector que usted es, ¿censura de algún modo al escritor?No, pero lo pone firme. Porque tú eres tu primer lector. Así que hay que perfilar muy bien ese lector, que sea poco compasivo, que te dé una resonancia lo más sincera posible. Eso se consigue leyendo mucho y llegando a conocerte como escritor, que es una trayec-toria lenta y dilatada.

¿De qué manera está presente el paisaje de su infancia en su es-critura?Pues sobre todo la percepción del paisaje. Aquello que decía Cesare Pavese de que todos reproduci-mos en nuestra infancia el tiempo mítico de la humanidad. La infan-cia es un tiempo mítico en el que las cosas suceden de manera ori-ginaria y por vez primera. Y todo eso que te sucede de manera pri-mordial (Deja arrastrar las erres largamente.) imprime tu carácter en el futuro, seas ingeniero, es-critor o conductor de locomotora. (Otra vez las largas y pausadas erres.)

¿Puede relatarme el primer en-cuentro que tuvo, cara a cara, con un escritor importante?(Duda unos instantes.) El primer escritor que vi, aunque no hablé con él, fue Miguel Delibes. Estaba pescando en un río de mi pueblo. Rememoré esa anécdota hace unas semanas en el homenaje que le dedicamos en la Academia con motivo de su muerte.

¿A qué edad notó de una manera palpable la muerte?De la muerte tengo una concien-cia infantil, aunque no sé si una comprensión o un entendimiento de ella. Me acuerdo perfectamente del cadáver de una tía de mi padre,

mi tía Julia, muerta en la cama. La veo con los pies alzados debajo de la sábana, así como adivino su rostro. Luego la descubren, pero no me causó ningún tipo de palpi-tación dramática que diera lugar a algún trauma. Luego en Villablino estaba muy presente porque era un pueblo minero y había bastan-tes tragedias. Pero esta no era una sensación íntima, sino la percep-ción de la tragedia colectiva.

¿Novela tradicional o hibridación de géneros?Bueno, yo creo que la novela está derivando mucho. Porque pare-ce que en este género se puede echar de todo. Aquello que decía Cela de que la novela es todo aquello que en la primera página pone “novela”. (Reímos los dos con ganas y ya toda la cafetería del Parador está pendiente de nuestra conversación. No se sabe si porque hablamos bastante alto o por nombrar a Cela.) Bien, ahora no se delimita entre el ensayo y la novela, y me parece estupendo. Pero lo que me molesta es que todo esto está llevándonos a un cierto descrédito de la ficción. Y parece que el destino de la nove-la es no ser novela. Y lo que más interesa ahora es la novela sin novelista. Estos grandes éxitos comerciales en los que apenas se cuenta nada de los personajes. Aborrezco estas obras en las que el protagonista siempre es un es-critor, o sobre todo literatos. Hay muchos literatos hoy en día que escriben novelas ingeniosas. Para mí lo ingenioso es ingenuo, y a mí me gusta lo complejo. Incluso parece que la imaginación está sufriendo ciertos ataques. Se dice que la imaginación no interesa, que interesa más la vida. Y a mí, la verdad, no me interesan nada las desavenencias conyugales del escritor. Quiero que me cuenten una historia.

Cuénteme la sensación de tener su primer libro publicado entre las manos.Una sensación emocionante y un tanto irreal. Porque a pesar de ser algo físicamente palpable, es

como si hubiera una gran duda irremediable de que aquello fue-ra realmente tuyo. Y sientes un verdadero sentido de la propie-dad. Como si fuera lo más tuyo.

¿Asistimos al entierro de la era Gutenberg?No. Asistimos al inicio de la revolu-ción tecnológica. Pero yo creo que convivirán las dos opciones, no sé si eternamente, pero al menos du-rante muchísimo tiempo.

¿Se ama igual a los seis que a los sesenta?Yo supongo que no. Las sensa-ciones afectivas y amorosas en la niñez tienen un carácter muy es-pecial, porque son más abiertas, más indeterminadas, más impre-cisas, más intensas; y a los sesen-ta los objetos de amor están más concretados, ciertos y precisos. Además, contienen una historia alrededor. Los redescubrimientos están más supeditados al conoci-miento.

Hablemos de su último libro, El animal piadoso. En el título, la palabra “animal”, ¿puede ser un adjetivo y “piadoso” el sus-tantivo? Sí. El animal como hombre en el sentido más abierto y predetermi-nado por el instinto. Sí, está muy bien esa lectura.

Luis Mateo Díez con el autor de la entrevista, en la Feria del Libro 2010 de Mérida.

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Me llaman la atención los nom-bres de los personajes y, sobre todo, los apellidos (Mol, Cadu-ro, Morada, Covado, Lodares). Son nombres sonoros pero no rimbombantes. Todos parecen nombres de pueblos o riachuelos mesetarios.Ya sabes que en mi literatura los nombres son siempre especiales. Tengo una onomástica que se mezcla con lo toponímico. Siempre he tenido este instinto verbal en el que el nombre da una peculiaridad al personaje, palabras eufónicas, sencillas y que puedes creértelas perfectamente. Yo es que no me creería un personaje que se llama-ra José Luis, o Luis Mateo. Marino, sí. (Risas de nuevo.) Alguno saldrá por ahí, ya verás.

¿Es Samuel Mol el paradigma del jubilado moderno? Quie-ro decir que, hasta hace unos años, los hombres se jubilaban para descansar; y hoy parece que hay que llenar ese tiempo libre con muchas actividades, para no caer irremisiblemente en la depresión.Mol es un problema, porque es un jubilado atormentado. Y cuando la vida le regala algo, todavía sus mecanismos se ponen en marcha de una forma peculiar. Es un comi-sario, un profesional de la búsque-da del delincuente, que tiene una

reserva moral especial, un tanto oscura diríamos. Me gusta que mis personajes queden de algún modo ocultos, que no llegues a conocer-los al cien por cien. Pero Mol es un animal piadoso y entiende que, siempre, en la cercanía del delito se halla la desgracia; y eso le lleva a ser más compasivo. Y contradic-torio también. Fíjate que no es un hombre religioso y se acerca de cuando en cuando al confesionario de una manera un tanto atrabilia-ria. En la novela ocurre algo que le remueve por dentro, que le trae de nuevo un crimen terrible cometido catorce años antes. Y las cosas flu-yen, Mol no puede hacer nada, al contrario, parece que va tirado por un ronzal.

¿Cree que, al igual que su prota-gonista, no nos queda otra alter-nativa que convivir con nuestros propios fantasmas?Creo que eso es irremediable. La edad nos va haciendo cada vez más deudores de nuestros fantas-mas, que sin duda provienen de un malestar del espíritu. El ser huma-no, cuanto más crece, más frágil es. Y somos víctimas de nuestra propia fragilidad. Tenemos cierto destino de perseguidos. Hay un momento en la novela en que Mol siente que la vida es un asunto a resolver. Y esa sería una buena teoría.

¿La trama policíaca es una forma de atraer al lector o se ha querido probar usted mismo en ese desa-fío literario?En el momento que supe que el personaje era un comisario que se iba a encontrar con un crimen sin resolver catorce años después, me propuse la trama policíaca. Yo no podía engañar al lector. Aunque no es un artilugio ni un ardid narrativo, sino una responsabilidad del escri-tor para con el lector.

Si Samuel Mol busca la reden-ción, ¿el escritor llega a redimirse escribiendo?Quizás la redención sea algo ex-cesivo, pero escribir es un ejerci-cio catártico. Como aquella idea de los griegos de elemento depu-rador de las conciencias. Es ver-

dad que en mis novelas siempre hay un componente moral, que no moralizante. Y no me asusta decir que mis personajes suelen tener un interior profundo y espiritual. Me gustaría creer que el lector se identifica y se enriquece con esta profundidad y esta espiritualidad.

Dígame a qué tiene miedo.Supongo que a estas alturas de la vida el miedo mayor está en la pérdida de los seres queridos y en su propia fragilidad más que en la mía. Con la edad voy cumpliendo cierto despego de mí mismo.

Y, finalmente, un deseo: ¿qué es lo mejor que podría pasarle como hombre?En esa circunstancia soy un ser humano como todos. No deseo otra cosa que ver la felicidad de las personas cercanas; y esa fe-licidad no es nada del otro mun-do, sino simplemente comprobar que los que me rodean viven un cierto equilibrio y disfrutan de cosas banales y fundamentales de la vida. (¿Sólo acumulando ciertos momentos de felicidad?) Pues sí. Y prestando mucha aten-ción a la amistad. Yo me consi-dero un ser privilegiado por eso. A mí me parece que la amistad es el sentimiento menos egoísta que existe. No… No me veo yo sin estar rodeado de mis amigos.

Aquí aparece de nuevo la figura de Delibes por su novela La som-bra del ciprés es alargada. Y se-guimos hablando de la amistad, sin prestar ya ninguna atención a la grabadora, hasta que llega Magdalena Ortiz para acompa-ñarnos a la Feria del Libro. Du-rante toda la tarde y parte de la noche, en mi cabeza sigue reso-nando el verbo preciso y ajustado de Luis Mateo Díez. Me parece subyugante la pronunciación (dice ciudaz y azto), la nasaliza-ción, esa forma de arrastrar las sílabas, lo vibrante de sus erres y, en fin, la manera de acariciar las palabras. Como quien se sabe en posesión del mejor tesoro.

Marino González Montero

Luis Mateo Díez con el autor de la entrevista, en la Feria del Libro 2010 de Mérida.

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Esa otra Mérida

La Mérida actual poco tiene que ver con la de hace sólo 30 años, que puede parecer mucho tiem-po, pero que en realidad es nada. Miro los orígenes de nacencia de mis vecinos y por orden si-guiendo una tras otra las casas, descubro que son de Cádiz, de Albacete, de Córdoba, Cuenca, Cáceres, sur de Badajoz, Ávi-la, Madrid, Galicia, Burgos y así un largo etcétera, sin haberme saltado ninguno. No es signifi-cativo, pero sí el que las clases medias, funcionarios de carrera o profesionales autónomos, han

rellenado ese espacio apenas existente, hace no muchos años, que saltaba directamente del propietario terrateniente o con negocios, al obrero poco cualifi-cado, y en medio una pequeña cantidad de personas, abogados, médicos, profesores de instituto, que constituían ese grupo inter-medio.

Para los que llegaban a esta ciudad, como lo hice yo a prin-cipios de los setenta, era difícil, excepto en la Torre de Mérida, encontrar dónde ubicarse, allí no

estábamos todos los que había-mos llegado de diversos puntos de España a esta calurosa ciu-dad, sin aires acondicionados y con motores en las primeras plantas de los edificios que im-pulsaban el agua, por falta de presión a los pisos superiores. Cuando estos, cosa frecuente, se estropeaban, los de arriba se quedaban sin agua. Mucho se ha recorrido desde aquella ciudad en la que sólo había al-gunas, pocas, calles asfaltadas; la calle Oviedo por ejemplo, era de tierra, parecía que se había parado el reloj desde hacía años, y las mujeres sacaban las sillas a la calle para coser la ropa, pero sobre todo para ver a los que pa-saban y tener, sin necesidad de tertulianos, su propio programa de chinchorreo. Uno podía sentir, tras el educado Buenas tardes de las señoras, mirándote por encima de la montura de sus gafas, galopando sobre su nariz

Plaza de Toros. (Jorge Armestar).

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y remediando su vista cansada, cómo a renglón seguido venía la pregunta común.

-¿Y ese quién es? Para posterior-mente aportar cada una a la ficha personal del recién llegado, sus propios conocimientos.

-Pues yo lo he visto comprar en la tienda, ya le preguntaré a fulanita si sabe algo. Y acabado el material inquisitivo seguían a su faena, no muy interrumpida, porque los fo-rasteros éramos pocos.

Las calles ya se han asfaltado, se cose poco porque las modas ha-cen que la gente cambie de vesti-menta antes de haberle dado cinco lavados, y las mujeres ya no sacan el mobiliario a la calle para charlar, porque hay aceras y molestan al viandante, y prefieren las terrazas o la Plaza España para ver al per-sonal, cada vez más distinto y des-conocido, y acaban prefiriendo ver

los chinchorreos de la Belén Este-ban y saber si Andreita se ha comi-do el pollo, que inquirir sobre quien es aquella que pasa, tan arreglada, entre otras cosas porque en esta ciudad administrativa y política, hoy están y mañana se han ido a otro lugar; aún así, esta ciudad que siempre que ha elevado su pobla-ción ha sido por aluvión, tiene un alto grado de fidelización de sus nuevos allegados, lo ha sido desde su fundación y esto es bueno, por-que cada uno de ellos aporta algo distinto.

LA NOVENA Parece que Mérida siempre ha sido la segunda ciudad en impor-tancia y población de toda la pro-vincia, pero no siempre ha sido así. En 1900 se encontraba la novena en habitantes.

Tras Badajoz, con 31.110 habi-tantes, le seguían, entre los 10 primeros pueblos más poblados,

D.Benito, que tenía 16.652; Azua-ga 14.114; Villanueva de la Sere-na 13.500; Almendralejo 12.558, Jerez de los Caballeros 10.095; Villafranca de los Barros 9.820; Fregenal de la Sierra 9.582, y tras él, Mérida con 9.124, seguida de Olivenza con 8.933.

Sería la llegada del ferrocarril en 1864, el acicate que movilizó la economía y población de la ciu-dad hasta los años 30. La calle de Santa Eulalia se convierte en el eje comercial urbano y de la comarca por antonomasia y se va llenando de establecimientos que demues-tran la pujanza económica, que respaldan además dos bancos pri-vados locales.

De esta Mérida tan reciente y tan lejana, que recordaba al principio del artículo se nos ha ido hace poco uno de sus protagonistas; José Antonio Ferreiro, hombre que cubrió con su humor y dibujos toda una etapa; el periódico Hoy y toda clase de revistas, tuvieron entre sus páginas viñetas de una raigambre emeritense, y un fino humor, que lo convirtió en una rara avis, con excepción de Juan de Ávalos, en un mundo artístico ciudadano de bajo nivel.

Y mientras en Badajoz se levan-taban estatuas en afirmación de un sentido regional, y de ciudad propio, Mérida tenía cubierta su autoestima con la aparición en las excavaciones de restos romanos que afirmaban su historia y llena-ban su orgullo urbano con su vieja importancia; así no es de extrañar que hasta pasados los años cin-cuenta no se levantara ninguna estatua pública en la ciudad.

Han cambiado mucho las cosas, a los foráneos, como siempre ha ocurrido, aquí nunca se les ha exi-gido a nadie renunciar a nada, se sienten como si siempre hubieran estado aquí, nadie es extraño en

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esta ciudad, y suelen ser los que con mayor interés se preocupan de las cosas urbanas, ya sea porque siempre la clase media ha sido la más concienciada, o porque de-sean para ellos que esta Mérida en la que piensan vivir por siempre siga siendo una ciudad amable y con excelente calidad de vida.

PUJANZA ARQUITECTÓNICAMérida, en la actualidad, vuelve a revivir una época como la de los primeros años del siglo pasado, de pujanza en lo arquitectónico, cuando en la ciudad el arquitecto Ventura Vaca, que había traba-jado en Barcelona en el estudio de Antonio Gaudí y que colaboró con Luis Doménech y Montaner y abandonó Barcelona para volver en 1920, proyecta el Mercado de Calatrava1, de Mérida; culmina la Plaza de Toros, comenzada en 1902 por una fundación y para-lizada en 1904, que él retomaría en 1912 y que se inauguró el 5 de julio de 1914, realizada en un estilo neomudéjar, aunque se ha desvir-tuado en varias reformas. Y es la

época en la que se construyen al-gunos de los edificios y estructuras urbanas más interesantes, y que todavía dan carácter a la ciudad. Como el puente de hierro sobre el Guadiana, obra del ingeniero inglés William Finch. (Festherstone 1881-1883); o los edificios públicos de los que se va dotando Mérida, como el Colegio Trajano, terminado en 1889, también proyectado por Ventura Vaca, o el Ayuntamiento, construido en 1883.

Pero otras nuevas construcciones privadas muestran la pujanza de una ciudad que se va sembrando de edificios modernistas, como el Palacio de la China, en uno de cu-yos azulejos dice: Maestro Francis-co Casado 1928; la casa adjunta al Palacio de Burnay, actual Mérida Palace, con un patio de imitación árabe sumamente llamativo, u otros edificios como el del número 9 de la calle Berzocana, rematado en 1927, de resabios andaluces, posiblemente por la influencia de la arquitectura que cuajaría en la Exposición Iberoamericana de Sevilla, y que se inauguraría dos

años más tarde en mayo de 1929; el Casino de 1897, con elementos en su fachada cargados de simbo-logía, que algunos creen masóni-ca; y años antes, un 12 de junio de 1884, la inauguración de una monumental fuente colocada en la Plaza de España.

Y esta efervescencia social y cultural tiene su plasmación en la fundación, recién estrenado el siglo, en 1901, de uno de los elementos que durante muchos años, prácticamente hasta los ochenta, se convirtió en el centro de la cultura de la ciudad; me re-fiero a la “Sociedad de Instrucción y Recreo Liceo de Mérida”. Este edificio cercano a la Puerta de la Villa, amparó entre sus muros los acontecimientos culturales y artísticos más importantes de la ciudad, y por su sala de exposi-ciones pasó todo el arte tanto de los artistas locales como de los foráneos, institución que está vi-viendo ahora uno de los episodios más duros de su historia.

Todo esto, lo debe conocer el re-cién llegado y el que ya lleva unos años con nosotros; la ciudad, la Feria, no sería igual sin ellos, y esta Mérida que avanza rápida-mente pero que es como el hijo que crece y del que no aprecian la diferencia de un día a otro sus propios padres, sí se aprecia cuando la ven quienes llevan un tiempo sin verlo, e incluso noso-tros mismos, cuando se vuelve de las vacaciones veraniegas y se llega nuevamente, a descansar a Mérida para retomar, como un re-mate del período vacacional, sus ferias, y se compara con aquellas ciudades que hemos visitado, favorablemente para nuestra ciu-dad, y es que nunca apreciamos suficientemente las cosas, hasta que nos faltan.

¡Felices días de Feria¡

Carmelo Arribas Pérez

1 Lozano Bartolozzi, Mª del Mar. Cruz Villalón, Mª. La arquitectura en Badajoz y Cáceres. Del eclecticismo fin de siglo al racionalismo.(1890-1940). Pag.129.Ed. Asamblea de Extremadura.

Juan de Ávalos. Monumento a los caídos.

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Hay determinadas horas del día, en que encender el aparato de radio y prestar atención a aque-llo que nos cuentan los locuto-res de turno, puede y lo es en muchas ocasiones, ser de vital importancia para enfrentarnos a la realidad que se nos presenta más allá del umbral de casa o del portal de nuestro edificio.

Me refiero a la información local, académicamente, una información cercana, próxima, de utilidad para el ciudadano (la más “utilizable” en el día a día). Se trata de noticias cuyos protagonistas pueden ser sus propios vecinos, el instituto de su hijo o tú como alumno, su asociación de vecinos repre-sentada por su presidente, el equipo de fútbol de la ciudad, el concejal de festejos, quien habla de las fiestas de su lo-calidad y que usted vive con

fervor, o también el alcalde o el portavoz de la oposición entre los que tendrá que decidir (si es que puede y va efectuar su derecho al voto) en las próxi-mas elecciones municipales de 2011 y de los que depende en buena parte su vida.

Una información, la local, que por circunstancias que a con-tinuación desgranaremos, no goza de la popularidad que la nacional o la regional. En el caso de no ser así la audiencia no lo refleja (constato este he-cho cuando acudo a los datos del EGM, que muestran un des-censo notable en el número de oyentes cuando la programa-ción pasa de nacional a local, no así en la regional que tiene ni-veles aceptables de audiencia).

Datos que, comparados con las otras dos grandes ciudades

extremeñas, dejan mucho que desear. Tanto en Cáceres como en Badajoz, los oyentes que es-cuchan los espacios locales no descienden más de un tercio con respecto a la programación nacional que le antecede.

Sin embargo, las emisoras co-merciales en Mérida, se quedan con 1.000 oyentes en tramos locales.

¿Qué sucede en la capital de Extremadura con la informa-ción local? ¿Se desarrolla en un entorno especial a otras ciudades?¿Es Mérida una ciudad escasa en hechos noticiosos?

Mérida se caracteriza por ser una ciudad influida por la pre-sencia de la administración regional, cuya llegada en 1983 con la aprobación del estatuto

La radio en Mérida, un medio por

explotar

Emisión de un programa en Radio Forum.

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de autonomía de Extremadura, arrastró a los medios de comu-nicación para ofrecer la infor-mación regional y que, una vez allí, se vieron en la obligación, por un lado, de abastecer infor-mativamente a los emeritenses y por otro, dar cobertura publi-citaria al mercado de la ciudad (esto último siempre que ha-blemos de emisoras comercia-les, las cuales tienen intereses recíprocos junto con el empre-sariado).

Abierto pero no lanzadoPor ello, la ciudad y los medios se enfrentaron en ese momento a un cambio de mentalidad im-portante al que en la actualidad se someten: Los ciudadanos (no olvidemos a la clase polí-tica) a escuchar información local, a interesarse por aquello que sucede en el otro lado de la calle, así como a participar en la dinámica informativa de la ciudad (curioso cómo hay per-sonas que conocen el nombre del ex-alcalde de Marbella y no conocen el nombre de su alcal-de o concejal de urbanismo); y los medios, a ofrecer una alta calidad en sus contenidos de programación local, de mane-ra que atraigan al oyente aún

contando con las condiciones que imprime la información de proximidad.

El emeritense no es mal comu-nicador de los hechos, cuando se le pide ayuda no rehúye del micrófono, como sí lo hacen en otras ciudades de Extre-madura (me llama la atención este hecho). Sí carece en cam-bio de iniciativa informativa a la hora de movilizarse para, al fin y al cabo, hacer llegar lo ocurrido/novedoso al resto de ciudadanos. Creo que el perio-dista puede llegar a educar a la sociedad informativamente hablando.

Además de periodistas, buenos comunicadoresEn un entorno próximo y “re-ducido” como es la ciudad de Mérida, la información local en un 90% se produce en la admi-nistración local, lo que no signi-fica la manipulación de los me-dios sino el acaparamiento de los minutos radiofónicos, cosa por otro lado inducida, no por mucha actividad del gobierno sino por la poca predisposición informativa del resto de emeri-

tenses. Un aspecto que contri-buye poco a la renovación de las noticias y sus protagonistas (“la responsabilidad sobre la información es más de los pe-riodistas”. José Enrique Pardo, director COPE).

Escuchar con frecuencia los mismos nombres y apellidos puede llegar a “viciar” la pro-gramación.

Es aquí donde entra en juego la pericia y el grado de profe-sionalidad del periodista, para seleccionar y depurar la infor-mación por muy constreñida y escasa que sea la misma.

Un periodista, para conocimien-to del ciudadano de a pie, debe ofrecer, ya sea en un informati-vo o en un magazine, variedad de protagonistas y emisores de noticias, no debería hacer cam-paña política de una opinión, por muy pocas noticias que hayan surgido ese día.

Por ello el oyente y el ciudadano deben exigir calidad informativa a las ondas emeritenses en su programación local, y no dejar que el listillo de turno se apro-veche de la escasez informativa de la aparentemente parada

Estudio de la cadena COPE en Mérida.

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actualidad emeritense. Suele escucharse por Mérida que las noticias hay que buscarlas.

Porque está claro, suceden cosas en una ciudad de casi 60.000 habitantes, lo fácil es recurrir a quien desea el micró-fono y ser el centro de atención.

Es exigible sí, claro que lo es, y seguramente mis colegas de profesión me tiren de la oreja cuando lean estas líneas, pero debemos caminar hacia un modelo de información local dinámico, enseñarles a los ciu-dadanos el camino a seguir para que adquieran protagonismo y generar una dinámica informa-tiva que sirva de utilidad para el día a día, pero también de en-tretenimiento (no olvidemos que a espacios estrictamente infor-mativos se dedica en cada uno de los medios un máximo de 25 minutos al día. Los minutos “magazineros” difieren más).

Sobre los periodistas que traba-jan en la capital han opinado los distintos directores de emiso-ras, coincidiendo la mayoría en su gran profesionalidad, aunque hay que destacar frases como “se echa en falta su interés por la técnica y creo que por falta de tiempo algo de investigación” u “otros dejan mucho que de-sear”. José María Díez, director Onda Cero Radio).

El medio radiofónico tiene la particularidad de necesitar no sólo grandes o buenos perio-distas, sino también buenos comunicadores que hagan más agradable al oído aquello que contamos, aspecto más tras-cendental cuando se abordan asuntos complicados de digerir por la propia sustancia de la in-formación (qué decir del urba-nismo en la ciudad de Mérida o las lecturas totalmente dife-rentes que hacen unos y otros partidos políticos de asuntos como la subida de impuestos).

Y recogiendo las anteriores de-claraciones, serán los directo-

res de las diferentes emisoras quienes me critiquen (aunque a veces, ni ellos son los culpa-bles de esta situación).

La calidad no está reñida con la radio local pero parece que sí lo está cuando el periodista tiene que enfrentarse a una serie de obstáculos que dificultan su labor, como son el tiempo, la inmediatez, la técnica y sobre todo, el complicado y compro-metido mundo de relaciones personales y profesionales del ámbito local.

No es que Mérida sea una ex-cepción, es la tónica general de las emisoras de provincias de toda España en las que un perio-dista se encarga de hacer todo.

La dura vida de un medio localNi que decir tiene que esta for-ma de trabajar está íntimamen-te relacionada con los recursos económicos de la emisora.

Sin ahondar más en la llaga económica, este siempre ha sido, es y será el debate (entre los recursos siempre optimiza-dos y el contenido producido) que ganará siempre las cuen-tas del presupuesto.

Una emisora de radio local tiene de entrada un panorama complicado para sacar adelan-te sus cuentas, debido a la es-casa apuesta por la publicidad que hace el comercio en una ciudad, quitando algunas ex-cepciones. (“Prima el concepto gasto sobre el de potenciar sus ventas”. José María Díez.)

De hecho en numerosas oca-siones tienen el apoyo de la red de emisoras a la que pertene-cen. Por este motivo, una emi-sora se sustenta de lo privado en su mayor parte.

Se trata así de una financia-ción mixta la de las emisoras privadas que se encuentran en Mérida, lo que conforma así una financiación que, para muchos directores de empresas, es idó-nea para afrontar tiempos como los que corren, en los que el empresario particular considera que lo último en lo que debe in-vertir es en publicidad, aunque hay también que reseñar que la administración ha reducido con-siderablemente el presupuesto destinado a cuñas radiofónicas, debido, cómo no, a la crisis.

Unas cuñas que para dirigen-tes y comerciales de emisoras,

Hablan los directores: ¿Qué ofrece su emisora?

Israel Jiménez. Radio Forum. 107.4 “Radio Forum ofrece toda la información local de la ciudad. Nos diferencia el hecho de que solo ofrecemos información sobre Mérida y los emeritenses”

José María Diez. Onda Cero 90.4“No se toman posturas políticas, se exponen todos los puntos de vista. Damos cabida a temas de interés social: Voluntaria-do, relaciones con Portugal, Europa, educación vial, medioam-biente, cultura...”

José Enrique Pardo. Cadena Cope 103.6“Los periodistas de COPE Mérida cuentan todo lo que pasa en la ciudad y la gente sabe que si ellos lo cuentan es verdad”. Lo ejemplifica con el anuncio que hizo la Cope de la candidatura de Pedro Acedo a las próximas elecciones.

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suponen uno de los productos más rentables de la publicidad moderna por su forma directa de llegar al ciudadano, en este caso al oyente de radio (“Este tipo de publicidad suele ser la más efectiva y rentable para sus negocios”. José Enrique Pardo.)

También es reseñable la adap-tación de la clase política a este nuevo panorama. A medida que transcurren los años, se perci-be la profesionalización del po-lítico al micrófono, quien se ha forjado en la lidia con la clase periodística, para ellos cansina en unas ocasiones y benefi-ciosa en otras, por su función social y divulgativa.

“Cuando se demanda alguna información comprometida suelen ser escurridizos para al final no dejar nada en cla-ro” (José María Díez), “algunos confunden el periodismo con la publicidad y otros no” (Israel Jiménez Espino, Radio Forum) son algunas de las afirmacio-nes de nuestros directores en relación a la clase dirigente en la ciudad.

Una frecuencia de posibilidadesLa ciudad de Mérida tiene en sus manos disponer de una de las mejores programacio-nes locales de la comunidad autónoma, por no decir la mejor, debido al gran número de periodistas existentes en la ciudad, mayor que en otras ciudades como Badajoz o Cá-ceres, y debido también, entre otras cosas, a la mucha infor-mación que se produce en la capital de Extremadura gracias a la confluencia de intereses generados por el hecho de ser el centro de la comunidad autónoma y acaparar la mayor parte de la producción informa-tiva regional.

Ahora bien, la radio tiene cada día y cada minuto la oportu-

¿Qué le pide a la radio?

Tatiana Gómez Pinto. 28 años.“Que hubiera un progra-ma donde se informe de ofertas de empleo”.

Fernando Gallardo. 50 años.“No me gustan las tertulias políticas”

José Álvarez. 76 años.“Que los periodistas se impliquen más cuando se produce una noticia impor-tante, que nos la aclaren y que opinen sobre ella más de lo que lo hacen”

Nuria Alcantud. 27 años.“Me gustaría que se diera más información”

nidad de seducir el sentido auditivo del siempre exigente oyente para lo que en radio local, es necesario explotar la imaginación y la creatividad el máximo posible y no confor-marse con cubrir los minutos vanamente.

Dejo los argumentos antes descritos para la reflexión, el análisis y la crítica de aque-llos que lean estas líneas que

lo único que persiguen es que Mérida, produzca y disfrute de una de las mejores programa-ciones locales de la comunidad autónoma.

Es por ello, que con mucho gusto, se admiten críticas a la opinión de un periodista, que les desea, unas felices ferias y fiestas 2010.

Juan Pedro Sánchez

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Los crímenes del Museo Romano

Con su novela “El teatro de los dioses”, José Prieto adereza de crímenes el Museo nacional de Arte Romano, la casa del Mitreo y hasta las alcantarillas romanas. Un detective madrileño será el encargado, de la mano de una atractiva emeritense, de desentrañar los misterios de una Mérida actual que sigue conjugando su pasado y su presente sin olvidar su futuro. Un futuro de novela.

entr

evista

¿Qué hace un miembro del Cuer-po Superior de Interventores y Au-ditores del Estado asesinando a arqueólogos del Consorcio? ¿Qué le han hecho, hombre de dios?Planteado así, parece que cual-quier cosa que diga podría ser uti-lizado en mi contra ¿no? Lo cierto es que no me han hecho nada. Al contrario, creo que Mérida debe-ría hacerles un monumento a sus arqueólogos, pasados y presentes. Por eso tienen un papel tan prota-gonista en mi novela. Claro que, en una novela de asesinatos, eso tiene sus riesgos.

¿Le han dicho ya que su novela tiene un aire “danbrowniano”?En alguna ocasión, pero, puestos a reconocer influencias, yo prefiero pensar que pudiera tener un aire “arturoperezrevertiano”, porque es más nuestro y he leído y disfruta-do casi todo lo que ha escrito. En cambio, de Dan Brown no he leído nada, aunque nunca es tarde.

Mezclar las tragedias de Sófocles con asesinatos semirituales en la Mérida actual… ¿Cómo se le ocurrió la idea?Las tragedias y las novelas policía-cas tienen una cosa en común, nin-guna de las dos se pueden escribir sin que haya al menos un muerto. Entonces, ¿por qué no mezclar am-bas? Y situar esa combinación en Mérida me pareció que podía dar juego. Otra cosa será el resultado, que tendrá que juzgarlo el lector.

De todos los asesinatos de su no-vela ¿Cuál es su preferido?Es difícil decirlo sin desvelar nada de la trama. Para mí el mejor ase-sinato de la novela, como en la vida real, es el que no llega a con-sumarse. En este caso, además, porque es el que da las claves para resolver el misterio. Y hasta aquí puedo leer…

Es bonito ver Mérida desde los ojos de un detective foráneo que viene a investigar los crí-menes… ¿Es Lucas Satarem su alter ego?Me suena fatal lo del Ego, así que imagínese lo del Alter Ego. Anali-zándolo un poco, creo que sólo le he prestado al personaje la edad y algunas pequeñas neuras (las grandes son intransferibles).

Con su novela demuestra que Mérida no tiene nada que envi-diar a Roma como escenario de una novela de acción… ¿O si?Tampoco hay que pasarse. Lo im-portante es que Mérida no nece-sita compararse con ninguna otra ciudad para poder ser escenario de una novela de cualquier género. “La pequeña Roma”, de Ana Celis, cuya acción se sitúa en el siglo II, es otra demostración, todavía más reciente.

¿Cuándo y cómo escribe?Escribo básicamente por diversión, así que aprovecho sobre todo fines de semana y vacaciones, que es cuando puedo centrarme en ello. De todas formas, para mí la redac-ción es sólo una parte del proceso de creación de una historia, y no es la que lleva más tiempo.

Después de leer su novela uno no vuelve a mirar los monumentos

con los mismos ojos… ¿Era esa su intención?Mi intención era mostrar Mérida con ojos de admiración y de cari-ño, que son con los que yo la veo.

¿Qué recuerdos tiene de su infan-cia en la ciudad?Necesitaría otro libro, sólo para resumirlos. En los 70, los niños de Mérida jugábamos al fútbol con “platillos” en la Plaza España, aprendíamos a nadar en La Char-ca, o en el río, y teníamos cuatro cines con pantalla grande. Luego crecimos y hasta tuvimos nuestra parcela de movida en la calle John Lennon, antes de salir cada uno por nuestro lado.

¿Qué rincón de Mérida le gusta más?El río ha quedado fenomenal, y ya hace justicia a nuestro Puen-te Romano, pero el Teatro… Si estuviera en alguna Comunidad Autónoma de las “importantes”, lo tendríamos hasta en la sopa.

Envíe a los emeritenses un deseo para estas Ferias.Mi abuela siempre nos decía en estos días: “Que os divirtáis mucho y gastéis poco”. Suscribo lo prime-ro, y dejo lo segundo a elección de cada uno.

Israel J. Espino

José Prieto Rodríguez.

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Serrat actuó ya en el Teatro

Romano en 1988Más de 3.500 personas decía el periódico HOY que acudieron a ver a Joan Manuel Serrat el viernes 26 de agosto de 1988 al Teatro Romano de Mérida. El cantautor, que repite actuación el próximo 2 de septiembre, cantó entonces durante 1 hora y 50 minutos, 25 canciones, en un ambiente festivo y con continuas interrupciones por los aplausos.

Serrat salió al escenario a los acordes de Bienaventurados y se alcanzaron momentos de emoción con Caminante no hay camino o La saeta. El único tema en catalán fue Padre, aunque antes recitó la letra en castellano. Entre canción y canción dialogó con el público, entre otras cosas, de cuando en el Teatro Carlos III de Madrid grabó, en 1969, los poemas de Antonio Machado, de los que interpretó Coplas por la muerte de Don Gui-do, Proverbios y Cantares y el ya dicho de La Saeta.

El recital finalizó con Cada loco con su tema, pero luego prolon-gó el espectáculo veinte minutos más, cerrando con el famoso tango Cambalache y Penélope.

Momentos antes de la actuación, en una rueda de prensa, el cantau-tor catalán dijo que esperaba no sentirse “especialmente asustado por el hecho de subirse a uno de los escenarios más bellos y mejo-res de todo el Estado español”.

Por la tarde antes del concierto, Serrat visitó el Museo Nacional de Arte Romano, y allí el alcalde y los miembros de la comisión de

Festejos le pidieron que fuera el pregonero de los Carnavales de 1989. Manifestó que le daba cor-te porque nunca lo había hecho, pero añadió que le gustaría venir a Mérida a disfrutar de unas fies-tas de las que le habían hablado muy bien sus amigos.

Entonces el Carnaval de Mérida vivía sus mejores años y, aunque por compromisos profesionales no pudo hacerlo ese año (el pre-gonero fue José Antonio Laborde-ta y en 1990 Paco Clavel), Serrat se estrenó como pregonero de Carnaval el año 1991 en Mérida.

El cantautor repetirá escenario el próximo 2 de septiembre

El Periódico Extremadura escribió así del acontecimiento.

Otro momento de la actuación de Serrat en el 98 (Foto Carmen Briz)

Serrat en su actuación en el Teatro Romano de Mérida, en agosto de 1998 (Foto Carmen Briz)

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Francisco Robado o de los últimos

eméritos

Francisco Robado con sus alumnos.

Tal como bien sabe el lector, nuestra ciudad fue fundada por el emperador Augusto para que en ella viviesen los legionarios jubilados de las legiones V y X - y es que Mérida siempre ha tenido un buen vivir, a pesar ya enton-ces de las ya desaparecidas fiebres palúdicas-.

Sin embargo muchos de los que aquí llegaron por los años ochenta del siglo XX (otros emulaban con sus automóviles o el Leda a los trashumantes de las grandes ciudades), no se plantearon radicarse defi-nitivamente sino volver a su tierra -Mérida, carecía de atractivos para vivir y la crisis del petróleo había diezmado sus empresas, pero el estado de las co-municaciones extremeñas tampoco posibilitaba los desplazamientos interur-banos-. Entre estos emeri-tenses de paso -que no de rito- estaban los maestros cacereños que vivían con el corazón en vilo por si salía una plaza en algún colegio de Cáceres, capital; no obs-tante Robado es natural de Santa Marta de Magasca.

Éstos maestros habían sali-do directamente de la Nor-mal cacereña a enseñar en las escuelas andaluzas en donde el desarrollo de los años sesenta había hecho aumentar significativamen-te la población escolar.

Y para el regreso a la “tierra chica” Mérida y las pobla-

ciones de sus alrededores se convirtieron en la cabeza de puente; y si tenían, como Robado, el codiciado curso de Pedagogía Terapéutica, las posibilidades de entrar directamente en Mérida eran todas.

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Por ello, creo que fue en 1983 cuando llegó a Mérida al Colegio Casa de la Madre, entonces ubicado oficial-mente en la ya degradada Unidad de Absorción Vecinal denominada La Paz; pero no se incorporó a aquel edi-ficio, construido en origen para maternidad; poco an-tes el suelo de una clase se hundió sobre el sótano con un grupo de maestros que salieron ilesos (por cierto en Mérida sólo han muerto en su lugar de trabajo dos maestros: Claudio Núñez y Fermín Sánchez, y ambos maestros de Educación Es-pecial).

Cuando Robado Mariscal llegó a la ciudad, Mérida fundamentalmente aún era el “centro” -curiosamente las gentes de las barriadas decían “voy a Mérida”-; por tal nuestro protagonista comenzó a vivir en la calle Piedad, sufriendo la movida de la calle John Lennon y las gamberradas de los in-continentes, los problemas de aparcamiento, etc... Aun-que entonces, en la nueva Mérida de la Junta de Extre-madura repartida por todas las calles de la ciudad, era posible aparcar en cualquier acera y hasta en las azoteas (los municipales de aquella época no parecían agentes de los cuerpos de élite).

Ahora bien, en aquella época Mérida comenzaba a revivir -el régimen de-mocrático se había conso-lidado y un nuevo impul-so económico y social se imponía tras el robo de la Universidad- y fueron mu-chos maestros, licenciados y sanitarios -los maestros casi todos por aquello del

cocido pedagógico- que se añadieron a reforzar la toma de la otra orilla emeritense, la del Polígono de la Nueva Ciudad, el “polínganon”, con los adosados -entonces de moda aunque el ladrillo aún no apuntaba al ladrillazo- .

En julio de este año Fran-cisco Robado puso fin a su trabajo como maestro apro-vechando la jubilación LOG-SE que permite jubilaciones anticipadas a los maestros de escuela; no ha consegui-do su sueño de volver a su tierra para ejercer su profe-sión; también los legionarios romanos tuvieron un sueño parecido y similar destino. Y es que la historia es muy morrocotuda y, como dice la canción, siempre se repite -o es que Mérida, además de ser ciudad en donde vi-vir, vivirla y vivirse, continúa siendo el nudo de comuni-caciones de Extremadura; ahora también el familiar-.

A Mérida también le ha ve-nido bien Francisco Robado Mariscal como maestro y director del colegio Casa de la Madre.

Cuando él se incorporó a su plaza la Educación Especial se preparaba para un nue-vo reto, la integración de los deficientes intelectuales en colegios normales; por esta razón pasarían años -llevaderos con la extraor-dinaria hospitalidad de los profesionales del Colegio de Sordos- hasta que se estre-nó el nuevo Colegio de Edu-cación Especial “Casa de la Madre”, un centro educativo muy moderno, pero como las casas del barrio de “San Andrés”, también cons-truido “clandestinamente”

-por razón de que las nue-vas ideas integracionistas no permitían la construc-ción de centros específicos costándole sudor y sangre a Manuel López Risco esta realidad-.

A Francisco Robado Ma-riscal, como director del centro en varios períodos, le correspondió una difí-cil tarea hasta conseguir un colegio moderno y hu-mano -ya se sabe que las administraciones públicas prometen exigiendo en de-masía y olvidándose de sus obligaciones o dejándolas para pasado mañana- ; pero si se ha de destacar la labor de este hombre afable, sencillo, paciente, sufrido es tanto su acción como administrador, huma-no, y como maestro, realis-ta y sin tapujos, ya que en circunstancias muy difíciles supo administrar y ense-ñar tanto con ley como con sensible corazón.

Cuando voy al taller de cerá-mica de Lorenzo Pérez Vina-gre un antiguo alumno suyo, Jacinto, siempre me pre-gunta por Paco. Y no es el único, Antonio Manuel, Mon-se o Quico también hacen lo mismo en Aprosuba-7.

Y es que, cuando la Nueva Educación Especial des-barraba hacia el maxima-lismo, Paco-es su nombre de maestro- supo sacar de aquellas manos torpes, des-lavazadas y desmenuzadas un significativo y productivo provecho: Además les en-señó sus otras pero funda-mentales manos.

Antonio Mateos Martín de Rodrigo

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“Todos hemos soñado con encon-trar tesoros, pero sólo tienen posi-bilidades quienes los buscan”. Así de rotundo se muestra el gran mer-cado global que es eBay.es donde, en su página de compraventa de detectores de metales, se afirma que Mérida es la ciudad ideal para encontrar monedas de oro y plata. No hacía falta meterse en la red, o al menos en ésta, porque redes de expoliadores de tesoros han caído ya en manos de la policía. Incluso a principios de los años 90, un grupo de emeritenses preocupados por el medioambiente, ya advertía a los medios de comunicación y a los ciudadanos sobre la prolife-ración de los “cazatesoros” que podían verse pululando con sus prohibidos detectores de metales por la ciudad y sus alrededores.

Pero eBay se equivoca, porque pa-rece que en Mérida, para encontrar tesoros, no hace falta ni buscarlos, y cualquier zona de la ciudad es buena para los hallazgos. No solo se han encontrado monedas ro-manas en lugares señeros como el Teatro Romano, Los Columbarios, la Casa del Anfiteatro, la Alcazaba, el Circo Romano o el templo de Diana (donde apareció un tesori-llo de un centenar de monedas correspondientes a una época comprendida entre Constantino y Teodosio), sino que también las han encontrado vecinos de la zona del Silo, de la barriada de Santa Catalina, de la de San Antonio y de la Argentina. Han aparecido en la calle Vespasiano, en Pontezuelas, en el río Albarregas , en el parque López de Ayala, en Rabo de Buey, en el Matadero Municipal, en la calle Atarazanas, en la Plaza de Toros, en el cerro de San Albín y hasta en el solar donde empezó a construirse el Museo, con lo que esta vez las monedas recorrieron poco camino, desde el suelo hasta las vitrinas donde ahora podemos contemplarlas.

Pero un tesoro que se precie no solo puede componerse de

simples monedas. Un tesoro de verdad, de los bonitos, tiene que estar aderezado con joyas de oro y plata, y con piedras preciosas que refuljan a la luz de las velas. Mérida tampoco ha sido parca a la hora de mostrar sus joyas más ocultas: Han aparecido anillos en el barrio del Calvario, en las an-tiguas Viviendas Protegidas, en la fábrica de INHOR, en la calle Antonio Pacheco, en Casa Herre-ra, en la Casa del Anfiteatro, en el Teatro Romano, en la necrópolis oriental, y en los Columbarios. Han aparecido pulseras en el Teatro Romano y en la Casa del Mitreo, pendientes en el polígo-no El Prado y broches en la calle Legión X. Y una vez más, como si estuviesen esperando desde hace dos mil años a que los hom-bres les otorgasen el sitio que se merecen, en el solar del MNAR aparecieron pulseras, cadenas, colgantes y anillos. Toda una

dote de la bella matrona Emérita Augusta para su museo.

Un museo que se ha sumado con gran éxito a la búsqueda de tesoros a pequeña escala. O más bien a pequeña estatura, que es la que tienen los niños que han participado este año en la actividad “Exploradores de Tesoros”, en la que han dormi-do entre estatuas de mármol, han buscado cofres encadena-dos, han encontrado coronas visigodas y, sobre todo, han descubierto el gran crisol que contiene las culturas que se en-tremezclan en Mérida.

De cuando el ayuntamiento custodiaba tesorosEste año se celebra el centena-rio de las excavaciones en Mé-

La ciudad de los tesoros

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rida. Parece mentira que hace solo cien años el impresionante y marmóreo Teatro Romano y su contiguo anfiteatro se hallaran enterrados bajo toneladas de tie-rra y escombros. En la superficie se sembraban garbanzos. De tan magno monumento solo sobre-salían algunos centímetros de las columnas más altas, que el pueblo atribuía a las sillas de siete reyes moros. De ahí el nombre del lugar, “Las siete sillas”. Debajo de éstas los ancianos afirmaban que quien excavase encontraría los siete tesoros de los reyes.

Y tan en serio se lo tomaron que, como cuenta José Luis de la Ba-rrera en sus “Estampas de la Mé-rida de ayer”, este fabuloso teso-ro tuvo mucho que ver con las excavaciones y descubrimientos.

A finales del siglo XVI, cuando aquello no era más que un erial, corrió como la pólvora la noticia de que debajo de uno de los vo-mitorios o galerías había un tesoro escondido. La noticia tuvo tanto alcance que el Ayuntamiento de la época se vio forzado a intervenir de forma oficial para poner coto a las excavaciones clandestinas que estaban realizando algunos particulares y sobre todo, en un “por si acaso”, para que el tesoro fuera a parar a manos del Ayunta-miento, que para eso el dueño del terreno. La orden, fechada el 15 de septiembre de 1579 y sacada de los Archivos Municipales decía así:

“La ciudad dijo que porque se ha tenido noticia que en una de las siete sillas antiguas está un tesoro que se ha comenzado a descubrir , y algunas personas han hecho dili-gencias y se van descubriendo las señas que se han dado, y porque podría ser cierto y tener derecho la ciudad a lo que apareciese por es-tar debajo de edificio propio de la ciudad y por Alonso Hernández, es-cribano de la ciudad, se ha hecho diligencia y pidió se pusiesen guar-das para que no se pudiese sacar nada sin que se viese y por manera del alcalde mayor de esta ciudad se pusiesen cuatro hombres de confianza esta noche pasada...”

Harían falta tres siglos más para que se descubriese el verdadero tesoro que se escondía en su sub-suelo: El Teatro Romano.

La avaricia rompe el saco (y el mosaico)A veces los tesoros se encuentran sin más, como sucede en Mérida, pero otras veces su búsqueda pro-voca la ceguera del oro, la enfer-medad de la avaricia y la locura de la obsesión, que causa la ruina del pobre incauto que quiere enrique-cerse con prontitud. Y otras veces la obsesión hace peligrar algo más que el orgullo de una sola persona. Por encontrar un supuesto tesoro se aniquila un tesoro mayor, que como en las más antiguas leyen-das, permanece invisible ante el que lo busca aún teniéndolo delan-te de los ojos.

Esto es lo que sucedió con un mosaico romano que se descu-brió en el siglo XIX en la calle Sa-gasta de Mérida.

En este mosaico se entremezclan magistralmente las musas, las Estaciones, victorias aladas, Belo-fonte y Pegaso dando muerte a la Quimera, el temible monstruo que asolaba la costa de Asia Menor, y hasta pigmeos luchando con co-codrilos en los marjales del Nilo.

Esta notable obra de arte sufrió una terrible agresión por culpa de un zahorí, quien, como cuenta el conde de Cisneros, afirmó que bajo el mosaico había una orza llena de monedas de oro, lo que motivó la destrucción de buena parte del mismo.

Según afirma José María Álvarez Martínez, cronista oficial de Mé-

rida y director del MNAR, esta era una práctica muy común en la España de la mitad de la centuria decimonónica.

El mosaico, un verdadero tesoro a pesar de los daños sufridos (sobrepintado gracias a un bo-ceto que pudo hacerse antes de que lo machacasen) puede con-templarse hoy, para deleite de emeritenses y foráneos, ocupan-do tres plantas del Museo Nacio-nal de Arte Romano. Pregunten por el mosaico nilótico.

El oro y el moroPero si hemos hablado de los teso-ros de la romana Emérita Augusta y de Emérita visigoda, no podemos olvidar la Marida islámica.

En 1995 aparece un tesorillo de monedas islámicas durante la realización de las excavaciones arqueológicas en el barrio de Mo-rería, debido a la construcción de las nuevas Consejerías de la Junta de Extremadura, durante la exca-vación del muro de cierre del nue-vo edificio.

A unos 10 cm por debajo del nivel de uso, junto al muro, y marcado por una pequeña piedra aplanada que les sirve de referencia espa-cial, aparece oculto un recipiente cerámico reutilizado y fragmenta-do, con monedas de plata.

Como afirman Félix Palma y Ro-gelio Segovia en su estudio sobre este tesoro, el ahorro era un as-pecto importante dentro de la vida económica de al-Andalus, siendo uno de los principios básicos del

Mucho antes de esta imagen, a finales del siglo XVI, corrió como la pólvora la noticia de que debajo de uno de los vomitorios o galerías había un tesoro escondido (Foto: Archívo MNAR)

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Islam. Para ello, entre otros mate-riales, utilizaban unos recipientes cerámicos donde guardaban es-tas monedas. Sería nuestra ac-tual hucha, que recibe el nombre de alcancia. Esta denominación procede del árabe alkanziyyaÿ “caja propia para atesorar” cuya partícula significa “tesoro escon-dido”. Suelen presentar roturas para introducir el dinero, aunque los recipientes más utilizados para este uso, como en este caso concreto, suelen ser jarras o pe-queñas ollas.

El tesoro árabe está compuesto por 134 ejemplares, 24 monedas completas y 110 fragmentos, entre los que se distinguen una moneda perteneciente al período del Emira-to Independiente, 92 al Califato de Córdoba, 37 al Califato fatimí y 4 de difícil adscripción, entre las que destaca un fragmento que bien pudo formar parte de un dinero carolingio. Una prueba más de que Mérida ha sido vieja y mestiza des-de sus orígenes.

Este tesoro es un claro ejemplo de ocultamiento de fines del Califato de Córdoba. Una de las monedas, la más cercana a nosotros en el tiempo, es un dirham que se fecha en el 1012-1013 d.C, posiblemen-te fecha en el que, fruto de los acontecimientos de inestabilidad que acompañaron al fin del Califa-to, fue oculto el tesorillo y se des-pobló el barrio de Morería.

Un tesoro visigodoEn el año 2003 los astros debían estar alineados, porque en Mérida aparecieron dos tesoros, uno ro-mano y otro visigodo.

El Consorcio de la Ciudad Monu-mental encontró una colección de más de mil monedas de bronce, que fueron ocultadas por los ro-manos durante las invasiones ger-mánicas del siglo IV a. C. El des-cubrimiento se hizo en un solar de grandes dimensiones del sureste de la ciudad.

En el mismo año 2003 Extrema-dura despertaba con una noticia: “Aparece un tesoro visigodo en Mérida”. Y efectivamente, veinte monedas de oro esparcidas por la tierra, bajo un sillar de granito y a cuatro metros de profundidad. Ese es el tesoro que el equipo de arqueólogos dirigido por Pedro Mateos encontró en el curso de las excavaciones que realizó en la calle Holguín. Las monedas, todas ellas visigodas, fueron acuñadas entre los años 560 y 570 y tienen en una de sus caras la imagen del rey visigodo Leovigildo.

El tesoro pudo haber sido enterra-do en el siglo VI en el interior de una caja de madera, que luego se quemó en un incendio posterior. Alguien había enterrado una ver-dadera fortuna, y para saber el por qué se necesitaba echar mano de los “investigadores del pasado”. Los expertos barajan la hipótesis de que este tesoro fue enterrado por causa de la disputa que man-tuvieron en aquel tiempo Herme-negildo, apoyado por la Lusitana y la Bética, frente a su padre el rey visigodo Leovigildo. Viejas renci-llas familiares, tan humanas antes como ahora…

El tesoro se encontró debajo de un sillar que formaba parte del muro de una casa levantada en el foro,

que debían pertenecer a algún personaje importante de la ciudad, ya que cada moneda, en la actua-lidad, podría valer más de 1.500 euros, 300.000 euros en total.

Pero, como siempre, en este teso-ro no cuenta solo su valor materia, ya que monedas de este tipo sólo había dos en España antes de este descubrimiento en Mérida.

El tesoro abandonadoY no hace ni un año que apareció el último tesoro en nuestra ciudad. Un tesorillo juguetón. Quién les iba a decir a los soldaditos que tantas guardias se chuparon en el an-tiguo cuartel Hernán Cortés que bajo sus pies dormían el sueño de los justos cientos de esqueletos mirando a la meca, marmóleos e insignes bustos de soberbios ro-manos entogados y un tesoro que quizás no les sacase de pobres, pero que serviría, a buen seguro, para amenizar la infancia de sus nietos con historias de monedas escondidas, que hiciesen mas en-tretenidas las batallitas de “la mili”.

El tesoro, que estaba en una caja de madera de la que yo solo que-dan los cuatro clavos, consiste en unas 40 monedas de los siglos IV y V, y fue abandonado por sus propietarios cuando éstos se re-fugiaron dentro de las murallas de “Emérita” al producirse las inva-siones de los pueblos germanos. El tesorillo, que estaba sobre el suelo de una vivienda, nos habla del rápido abandono de la casa, seguramente para refugiarse en la ciudad amurallada a comienzos si-glo V, asustados por las invasiones de los bárbaros.

Lo curioso es que, en la caja, y junto a las monedas, se encon-traron fichas de juego. Pero si los invasores entraron, ¿por qué no se llevaron el tesoro? Y si no entraron, ¿por qué no volvieron a buscarlo? Un perfecto comienzo para una no-vela de intriga histórica o un caso del CSI Emérita. Aunque si en Las Vegas siempre gana la banca, aquí siempre gana el Museo.

Israel J. Espino

(Extractos del libro “Tesoros legendarios de Extremadura”, de Israel J. Espino).

Muchos tesoros fueron ocultados con la vana esperanza de volver algún día a por ellos.

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Inicio de la nevada del 10 de enero de 2010 · foto: jorge armestar