Filosofia Moderna
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Introducción
La filosofía moderna abarca los comienzos del Renacimiento y la Reforma Protestante hasta los últimos años del siglo XX. Después de XV siglos de filosofar acerca de cuestiones teológicas, surge un espíritu de reacción y de protesta en contra de la postura tradicional que había adoptado la filosofía. Se considera a René Descartes, padre de esta filosofía, pues su genio lo condujo a la creación de una nueva ciencia matemática, la geometría analítica y llegó a la conclusión de que para evitar el error no basta la inteligencia, sino que hay que aplicarla adecuadamente, es decir requiere de un método.
René Descartes también llamado Renatus Cartesius, fué un filósofo, matemático y físico francés, considerado como el padre de la geometría analítica y de la filosofía moderna, así como uno de los nombres más destacados de la revolución científica. La principal obra escrita por René Descartes y una obra fundamental de la filosofía occidental con implicaciones para el desarrollo de la filosofía y de la ciencia. Descartes tituló esta obra discurso del método con una finalidad precisa, es una carta que dirige a Marin Mersenne le explica que la ha titulado discurso y no tratado para poner de manifiesto que no tenía intención de enseñar, sino solo de hablar.
También aparece Baruch Spinoza y su ética demostrada según el orden geométrico, es el trabajo más importante, ambicioso y multifacético de Spinoza. Ambicioso, pues encara una fuerte crítica de las concepciones filosóficas más tradicionales: Dios, el hombre y el universo. Y también porque con su método pretende demostrar la verdad de Dios, la naturaleza, el hombre, la religión y el buen vivir. Lo presenta matemáticamente, con definiciones, axiomas, corolarios y escolios.
Por último aparece Leibniz con el carácter “analógico” de su discurso filosófico. Todo lenguaje es metafórico desde el momento en que su propia naturaleza nos obliga a «decir» las cosas desde donde las cosas «no son» y, en definitiva, a decir unas cosas por otras. Pero el universo Leibniziano es radicalmente metafórico además en un sentido particular estrictamente etimológico: cada una de las substancias espirituales que componen el universo «dice» y «expresa» éste a su modo, y a la vez es dicha y expresada por cada una de las otras substancias.
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La filosofía moderna
Si la filosofía antigua había tomado la realidad objetiva como punto de partida de su reflexión filosófica y la medieval había tomado a Dios como referencia, la filosofía moderna se asentará en el terreno de la subjetividad. Las dudas planteadas sobre la posibilidad de un conocimiento objetivo de la realidad, material o divina, harán del problema del conocimiento el punto de partida de la reflexión filosófica. Son muchos los acontecimientos que tienen lugar al final de la Edad Media, tanto de tipo social y político, como culturales y filosóficos, que abrirán las puertas a la modernidad, y que han sido profusamente estudiados.
En lo filosófico, el desarrollo del humanismo y de la filosofía renacentista, junto con la revolución copernicana, asociada al desarrollo de la Nueva Ciencia, provocarán el derrumbe de una Escolástica ya en crisis e impondrán nuevos esquemas conceptuales, alejados de las viejas e infructuosas disputas terminológicas que solían dirimirse a la luz de algún argumento de autoridad, fuera platónica o aristotélica. De las abadías y monasterios la filosofía volverá a la ciudad; de la glosa y el comentario, a la investigación; de la tutela de la fe, a la independencia de la razón.
Así como con muchas periodizaciones, existen múltiples usos actuales para el término "filosofía moderna". Uno de esos usos es datar la filosofía moderna desde la "Era de la Razón", donde la filosofía sistemática se hizo común, lo cual excluye a Erasmus y a Maquiavelo como "filósofos modernos". Otra forma es fecharla, de la misma forma que la mayoría del período moderno está fechado, desde el Renacimiento. Para algunos, la filosofía moderna terminó en 1800 con el surgimiento del hegelianismo y del idealismo.
Una visión general tendría entonces a Erasmo de Rotterdam, Francis Bacon, Nicolás Maquiavelo y Galileo Galilei como representantes del auge del empirismo y del humanismo.
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René Descartes
Nació en La Haye (Turaine; Francia) el 31 de Marzo de 1596 y murió en Estocolmo (Suecia) el 11 de Febrero de 1650 a causa de una afección pulmonar. Su familia pertenecía a la rica burguesía y su madre murió cuando él tenía un año de edad. Fue educado en el colegio de La Flèche, regentado por los jesuitas y considerado uno de los más famosos de Europa; allí permaneció entre 1604 y 1615, estudiando a los clásicos. Como curiosidad digamos que, debido a
su frágil salud, en el colegio tenía permiso para permanecer en la cama hasta las 11 de la mañana y conservó esta costumbre el resto de su vida.
Descartes tuvo una vida muy agitada y repleta de viajes. En 1617 se alistó como voluntario en el ejército de Mauricio de Nassau; en 1619 en el del elector de Baviera y en 1621, en el del conde de Bucquoy. Abandonó las armas para darse de lleno a la meditación filosófica. Viajó por Hungría, Alemania, Polonia, Países Bajos, Suiza e Italia, y de vez en cuando regresó a París, o al lado de su familia en Rennes. En 1629 marchó a los Países Bajos, donde esperaba encontrar libertad y silencio; allí vivió unos veinte años. Mientras residía en Holanda conoció a Isaac Beeckmann, doctor holandés que apreció mucho la cultura y las notables dotes naturales del joven Descartes y, en consecuencia, le animó a reanudar los estudios, con lo cual encontró su verdadera vocación. Esta estancia fue interrumpida por un viaje a Dinamarca y tres viajes a Francia. La reina Cristina de Suecia le llamó para que fuera su profesor de filosofía. Allí en Estocolmo no pudo soportar el rigor del invierno sueco y falleció inesperadamente, víctima de una afección pulmonar, cuando sólo contaba cincuenta y cuatro años de edad.
La obra más importante de René Descartes fue El Discurso del Método, que publicó en 1637; dentro de esta obra lo más destacado son tres apéndices:
1. La Dioptrique, un tratado sobre óptica que recopila las ideas existentes entonces sobre el tema y recoge algunas aportaciones propias originales.
2. Les Météores, un tratado sobre meteorología.3. La Géométrie, un tratado sobre geometría, que es, sin lugar a dudas, su mayor
aportación a la ciencia y en concreto a las matemáticas. En este trabajo consigue establecer una sólida relación entre la geometría (prácticamente experimental entonces) y el álgebra, que caminaban por separado. Esto ha marcado el desarrollo de las Matemáticas hasta hoy, dando lugar al nacimiento de la geometría analítica (prácticamente en la línea en la que la estudiamos hoy en secundaria).
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Discurso del método
El Discurso del método (Discours de la méthode en francés), cuyo título completo es Discurso del método para conducir bien la propia razón y buscar la verdad en las ciencias (Discour de la méthode pour bien conduire sa raison, et chercher la vérité dans les sciences) es la principal obra escrita por René Descartes y una obra fundamental de la filosofía occidental con implicaciones para el desarrollo de la filosofía y de la ciencia.
Se publicó de forma anónima en Leiden (Holanda) en el año 1637. Constituía, en realidad, el prólogo a tres ensayos: Dióptrica, Meteoros y Geometría; agrupados bajo el título conjunto de Ensayos filosóficos.
Descartes tituló esta obra Discurso del método con una finalidad precisa. En una carta que dirige a Marin Mersenne le explica que la ha titulado Discurso y no Tratado para poner de manifiesto que no tenía intención de enseñar, sino sólo de hablar. Con esto Descartes trata de alejarse de cualquier problema que pudiese surgir con sus contemporáneos por las ideas vertidas en esta obra y además escapa así de una posible condena eclesiástica como había ocurrido poco tiempo antes con Galileo y cuyas ideas Descartes no consideraba desacertadas.
Debemos advertir que llamó filosofía moderna NO a lo que comienza con la historia moderna (que tiene su punto de partida en la toma de Constantinopla por los turcos). Sino que se considera filosofía moderna a lo que comienza con Descartes. Lo característico de la filosofía moderna desde Descartes hasta Husserl y todavía es seguida por muchos filósofos, es que cambiaron el punto de partida de la filosofía y en vez de ser el punto de partida la consideración del mundo comenzaron por la consideración del conocimiento del mundo, que no es lo mismo.
Primera parte
Constituye una autobiografía intelectual en la que Descartes pone en duda todos los conocimientos aprendidos a lo largo de su educación. En esta primera parte Descartes propone un nuevo método para llegar a un saber que sea seguro. Al mismo tiempo realiza una rotunda crítica de las ciencias y de la filosofía escolástica de su tiempo. Tras este rechazo admite que sólo las matemáticas y el conocimiento de otras personas, mediante los viajes, ofrecen un saber seguro, pero Descartes termina rechazando también los viajes debido a que las contradicciones que existen entre unos pueblos y otros no le permiten descubrir la verdad. Concluye diciendo que la única forma de encontrar la verdad es en uno mismo.
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Segunda parte
Al principio de esta segunda parte nos habla del invierno en el que junto a una estufa dispuso de la tranquilidad necesaria para empezar a elaborar su método. Señala a continuación que las ciencias al haber sido realizadas por múltiples autores, cada uno con su diferente opinión, no son portadoras de un verdadero saber. Propone renunciar a esta diversidad de opiniones que nos han sido enseñadas y en su lugar elegir otras con nuestra propia razón, ya que las creencias a las que nos han educado desde nuestro nacimiento dependen del entorno en el que hayamos nacido y de las personas que nos las hayan inculcado. Debemos reformar estas creencias distinguiendo lo verdadero de lo falso pero manteniendo un cimiento personal. Descartes aclara que esta reforma no está encaminada a reformar la enseñanza oficial, ni el orden social, sino que sólo expone cómo él ha llevado a cabo una reforma de su propio pensamiento. Una vez aclarado esto, toma la decisión radical de dudar de forma metódica y provisional de todo lo que le rodea. A continuación expone de forma muy breve los fundamentos de su nuevo método, los cuales ha encontrado en la lógica, en el análisis geométrico y en el álgebra. Estos fundamentos son tan sólo cuatro reglas:
1. «El primero, no admitir jamás cosa alguna como verdadera sin haber conocido con evidencia que así era».
2. «El segundo, en dividir cada una de las dificultades que examinare, en tantas partes fuere posible y en cuantas requiriese su mejor solución».
3. «El tercero, en conducir con orden mis pensamientos, empezando por los objetos más simples y más fáciles de conocer, para ascender poco a poco, gradualmente, hasta el conocimiento de los más compuestos, e incluso suponiendo un orden entre los que no se preceden naturalmente».
4. «Y el último, en hacer en todo recuentos tan integrales y unas revisiones tan generales, que llegase a estar seguro de no omitir nada».
Tercera parte
Descartes en la segunda parte había establecido la duda metódica para poder llegar a la verdad, pero él explica, en la tercera parte que, mientras se dedica a dudar de todo, tiene que crear una moral provisional que rija su vida. Esta moral provisional tenía una serie de máximas.
1. La primera consistía en obedecer las leyes y costumbres de su país, conservar la religión y guiarse por las opiniones más moderadas.
2. La segunda máxima consistía en ser lo más firme y lo más decidido en las acciones y en seguir, con no menos firmeza, las opiniones más dudosas como si hubieran sido verdaderas.
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3. La tercera máxima consistía en cambiar los propios deseos antes que el orden del mundo. Afirma que nada excepto los pensamientos están enteramente en nuestro poder.
Como conclusión a su moral provisional el primer pensador moderno decide dedicar toda su vida a cultivar la razón y a avanzar en el conocimiento mediante el uso de su método. Para ponerlo en práctica, Descartes decide ponerse a viajar y conversar con los hombres. Durante nueve años se encarga de esta tarea. Sin embargo, durante este tiempo aunque avanza mucho en el conocimiento de la verdad no consigue encontrar los fundamentos de una filosofía «más cierta que la vulgar». Para realizar esta nueva filosofía se dirige hacia Holanda huyendo de la Guerra de los Treinta Años que le ofrece el marco ideal para dedicarse a esta tarea.
Cuarta parte
La cuarta parte es el capítulo central del Discurso del método y en ella Descartes crea un primer principio para su nueva filosofía, «Pienso, luego existo»: a partir de este primer principio Descartes establece la existencia de Dios.
1. El primer argumento que da para justificar la existencia de Dios es, que si tenemos conciencia de nuestra naturaleza imperfecta, es porque sabemos en qué consiste una naturaleza perfecta.
2. El segundo argumento parte de nuestra propia imperfección, puesto que, si nosotros que conocemos lo que es perfecto, nos hubiésemos creado a nosotros mismos como seres perfectos. Por lo tanto se requiere un creador de nuestro ser, que tiene en sí esas perfecciones, Dios, del cual depende todo y sin el cual nada podría existir.
3. El último argumento que da para justificar la existencia de Dios es que Dios, entendido éste como la perfección, es lo mayor que puede pensarse. Dios tiene que existir («argumento ontológico», tomado de San Anselmo) puesto que si no, podría pensarse en algo más perfecto y entonces, eso sería Dios.
La existencia de Dios a su vez nos demuestra la existencia del mundo, puesto que Dios al ser infinitamente bueno y veraz no puede permitir que nos engañemos al creer que el mundo existe, es así como Dios nos garantiza la evidencia de nuestras ideas.
Pero Descartes, al final, aún teniendo en cuenta lo dicho, afirma que «es nuestro deber y no el de Dios, liberarnos de las ilusiones y evitar los errores».
Quinta parte
En este capítulo explica brevemente el contenido del mundo. Aborda la explicación de la formación del mundo organizándolo todo en torno al problema de la luz: el sol la produce, los cielos la transmiten, la tierra y los planetas la reflejan, y el hombre es su espectador.
Tras esto establece las principales funciones del ser vivo. Sostiene que el corazón se dilata y se contrae debido al calor que emana y gracias a eso los «espíritus animales» son transportados a los diferentes órganos.
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Por último, Descartes prueba la distinción del hombre frente a los animales porque éstos carecen de pensamiento o alma racional. Afirma que el organismo de los animales es sólo una compleja máquina automática.
Se explica que los animales si tienen alma, sin embargo es inferior a la humana dado al nivel cognitivo de los animales comparado al humano, a causa de que los animales no hacen uso de la razón, y que el alma del hombre es independiente del cuerpo e inmortal.
Sexta parte
En este último capítulo Descartes establece una serie de reflexiones sobre el alcance de la investigación científica e incluso se cuestiona la publicación de sus investigaciones sopesando las razones a favor y en contra. Así, en primer lugar, el progreso de la ciencia reporta múltiples beneficios materiales y morales. En segundo lugar, el progreso científico necesita la comunicación de las experiencias de otras personas.
Por el contrario, Descartes es reacio a la publicación de sus investigaciones, porque éstas pueden verse mezcladas en grandes controversias con el espíritu religioso emanado de los teólogos de la época, que lo llevarían a malgastar su tiempo.
Todas estas razones llevan a Descartes a publicar tan sólo el Discurso del método y los ensayos que lo acompañan. Ya, al final de la obra, afirma que va a consagrarse a la medicina y de nuevo afirma que él no quiere ser importante en el mundo, para poder así dedicarse al estudio sin obstáculos y sin distracciones.
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Baruch Spinoza
(Amsterdam, 1632 - La Haya, 1677) Filósofo neerlandés. Hijo de judíos españoles emigrados a los Países Bajos, estudió hebreo y la doctrina del Talmud. Cursó estudios de teología y comercio; por la fuerte influencia que ejercieron sobre él los escritos de Descartes y Hobbes, se alejó del judaísmo ortodoxo. Su crítica racionalista de la Biblia provocó que fuese por último excomulgado por los rabinos en 1656. Se retiró a las afueras de Amsterdam, como pulidor de lentes.
Durante este período escribió un Breve tratado acerca de Dios, el hombre y su felicidad, y parece que también el De la reforma del entendimiento y un polémico Tratado teológico-político, aunque se publicarían más tarde. Renunció a una cátedra en Heidelberg (1673) para mantener su independencia intelectual. En 1675 terminó su obra más importante, la Ética demostrada según el orden geométrico, iniciado catorce años antes y que no se publicaría hasta su muerte, en 1677. También por esta época emprendió la redacción del Tratado político, que quedó inconcluso.
Su filosofía parte de la identificación de Dios con la naturaleza (Deus sive natura), y representa el mayor exponente moderno del panteísmo. Llevó al extremo los principios del racionalismo, y dedujo toda su filosofía de la definición de sustancia como «aquello que es en sí mismo y se concibe por sí mismo», por lo que sólo podía existir una sustancia, la divina.
La mente humana conoce sólo dos «atributos» o formas de aparecer de Dios, el pensamiento y la extensión, aunque sus atributos deben ser infinitos. Los individuos son a su vez modos, determinaciones concretas, de los atributos. Este monismo radical resuelve el problema cartesiano de la relación entre pensamiento y extensión, pues son sólo formas de presentarse la sustancia divina, así como el conflicto entre libertad y necesidad, que se identifican desde el punto de vista de Dios, pues es libre como natura naturans (en cuanto causa) y determinado en cuanto natura naturata (en cuanto efecto). Desde el punto de vista del hombre, la libertad individual es una ilusión. La filosofía de Spinoza generó un importante rechazo en su tiempo, aunque un siglo más tarde sería recuperada y su influencia fue importante no sólo en el terreno de la metafísica, sino entre poetas románticos como Shelley y Wordsworth. Spinoza no perteneció a ninguna escuela, y resulta difícil destacar al nivel que merecen la profunda originalidad y la independencia de su pensamiento.
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Sobre la ética de Baruch Spinoza
Ética demostrada según el orden geométrico, es el trabajo más importante, ambicioso y multifacético de Spinoza. Ambicioso, pues encara una fuerte crítica de las concepciones filosóficas más tradicionales: Dios, el hombre y el universo. Y también porque con su método pretende demostrar la verdad de Dios, la naturaleza, el hombre, la religión y el buen vivir. Lo presenta matemáticamente, con definiciones, axiomas, corolarios y escolios.
Ética, es de amplia influencia en áreas como teología, antropología, ontología y metafísica. Le ha dado este nombre, pues postula que la ontología es vista como un modo de desmitificar el mundo, permitiéndole al hombre vivir de acuerdo a la razón. Y como enseña Deleuze: “…lo intitula Ética. Lo cual es una manera de decir que «cualquiera se la importancia de mis preposiciones especulativas, ustedes no podrán juzgarlas más que al nivel de la ética que envuelven o implican».
La Ética de Spinoza: Dios o Naturaleza
«Por Dios entiendo a un ser absolutamente infinito, esto es, una substancia que consta de infinitos atributos, cada uno de los cuales expresa una esencia eterna e infinita.»
La ontología de Spinoza postula que Dios es infinito, existe necesariamente, es decir, por sí mismo, es la substancia única del universo. Sólo hay una substancia en el universo es Dios, y todo está en Dios.
Spinoza procede en tres sencillos pasos, en primer lugar afirma que dos substancias pueden compartir un atributo o esencia. Luego demuestra que es una substancia con infinitos atributos; y opone la existencia de esta infinita substancia a la existencia de cualquier otra, con esto abre la posibilidad de que hubiere una segunda substancia; pero puesto que Dios tiene todos los atributos posibles, no puede ser, además de Dios, ninguna otra substancia.
En la segunda parte de su Ética, Spinoza se vuelve hacia el origen y naturaleza de los seres humanos. A esta altura ya debe saberse que dos de los atributos de Dios son la extensión y el pensamiento.
También plantea que decir que Dios es ciertamente materia, no implica que tenga un cuerpo. De hecho, Dios no es lo material en sí, sino una extensión de su esencia; es más, ambos sistemas son de dos especies distintas, al punto de no tener nada en común. En una el modo de su extensión serán los órganos físicos, mientras que los modos del pensamiento son las ideas.
Debido a que la extensión y el pensamiento no tienen nada en común, ambos reinos, el de la materia y el de la mente, se entienden como sistemas cerrados y heterogéneos.
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La Ética de Spinoza: Conocimiento
Spinoza se abocó a un análisis detallado de la composición del ser humano, porque su objetivo apuntaba a demostrar cómo éste es parte de la naturaleza, a diferencia de aquellos que pensaban al hombre ubicado en alguna jerarquía de un imperio.
Nos dirá que la mente humana, como Dios, tiene ideas; lo cual tiene serias implicancias éticas. En primer lugar, implica que los seres humanos no tenemos libertad. Debido a que nuestras mentes y eventos en ella, son las ideas que existen en la serie causal de las ideas que fluyen de Dios, nuestras acciones y voluntades están necesariamente determinadas, al igual que otros eventos naturales.
Proposición XLVIII: No hay en el alma ninguna voluntad absoluta o libre, sino que el alma es determinada a querer esto o aquello por una causa, que también es determinada por otra, y ésta a su vez por otra, y así hasta el infinito.
Según Spinoza, la naturaleza es siempre la misma, y su potencia también es la misma en todas partes; en este sentido, nuestro deceso, orgullo, sentimientos: amor, odio, e ira también se rigen por la misma necesidad.
Otras, a las cuales pudiésemos atribuirle la causa de la alegría o la tristeza despertada por nuestras pasiones y deseos.
La Ética de Spinoza: virtud y felicidad
En Spinoza, la virtud es el camino hacia la felicidad, en efecto, la virtud consiste en vivir de acuerdo con el entendimiento, cuyo objetivo es aumentar nuestro conocimiento y comprensión de la naturaleza. De aquí se sigue, que la mente vive de acuerdo con el conatus y en búsqueda de lo que es bueno para nosotros.
El tercer género del conocimiento se refiere al conocimiento de la esencia de las cosas, no en su dimensión temporal, pero sí bajo un aspecto de eternidad.
En última instancia, el propósito del hombre es el conocimiento de Dios, que conduce a la felicidad.
La teoría Spinoziana no excluye semejanzas con el estoicismo, que afirma que los acontecimientos mundiales se nos escapan y que sólo nuestro parecer respecto a la muerte nos puede liberar de la tristeza.
Por último, para Spinoza, el hombre sabio es libre y autónomo, pues acompaña en armonía a la naturaleza y en ella, con lo cual su conocimiento se acerca más a Dios.
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Gottfried Leibniz
Gottfried Wilhelm Leibniz, a veces von Leibniz (Leipzig, 1 de julio de 1646 - Hannover, 14 de noviembre de 1716) fue un filósofo, lógico y matemático, jurista, bibliotecario y político alemán.
Fue uno de los grandes pensadores de los siglos XVII y XVIII, y se le reconoce como "El último genio universal". Realizó profundas e importantes contribuciones en las áreas de metafísica, epistemología, lógica, filosofía de la religión, así como a la matemática, física, geología, jurisprudencia e historia. Incluso Denis Diderot, el filósofo deísta francés del siglo XVIII, cuyas opiniones no podrían estar en mayor oposición a las de Leibniz, no podía evitar sentirse
sobrecogido ante sus logros, y escribió en la Enciclopedia: "Quizás nunca haya un hombre leído tanto, estudiado tanto, meditado más y escrito más que Leibniz... Lo que ha elaborado sobre el mundo, sobre Dios, la naturaleza y el alma es de la más sublime elocuencia.
Si sus ideas hubiesen sido expresadas con el olfato de Platón, el filósofo de Leipzig no cedería en nada al filósofo de Atenas." De hecho, el tono de Diderot es casi de desesperanza en otra observación, que contiene igualmente mucho de verdad: "Cuando uno compara sus talentos con los de Leibniz, uno tiene la tentación de tirar todos sus libros e ir a morir silenciosamente en la oscuridad de algún rincón olvidado." La reverencia de Diderot contrasta con los ataques que otro importante filósofo, Voltaire, lanzaría contra el pensamiento filosófico de Leibniz. A pesar de reconocer la vastedad de la obra de éste, Voltaire sostenía que en toda ella no había nada útil que fuera original, ni nada original que no fuera absurdo y risible.
Ocupa un lugar igualmente importante tanto en la historia de la filosofía como en la de las matemáticas. Inventó el cálculo infinitesimal, independientemente de Newton, y su notación es la que se emplea desde entonces. También inventó el sistema binario, fundamento de virtualmente todas las arquitecturas de las computadoras actuales. Fue uno de los primeros intelectuales europeos que reconocieron el valor y la importancia del pensamiento chino y de China como potencia desde todos los puntos de vista.
Junto con René Descartes y Baruch Spinoza, es uno de los tres grandes racionalistas del siglo XVII. Su filosofía se enlaza también con la tradición escolástica y anticipa la lógica moderna y la filosofía analítica. Leibniz hizo asimismo contribuciones a la tecnología y anticipó nociones que aparecieron mucho más tarde en biología, medicina, geología, teoría de la probabilidad, psicología, ingeniería y ciencias de la computación.
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Analogía de Leibniz
La armonía universal: Leibniz formuló desde joven, y fue matizando a lo largo de su dilatada carrera, los cuatro grandes principios lógicos del pensamiento y de la realidad: el principio de contradicción, el principio de razón suficiente, el principio de la continuidad y de la divisibilidad actualmente infinita de la materia, y el principio de los indiscernibles. Pero estos cuatro principios fueron descubiertos por Leibniz dentro de un «marco referencial paradigmático en el que se movió siempre su pensamiento, y a la luz del cual debe ser entendida toda su trayectoria científica y filosófica. Esta Weltanschauung Leibniziana es, sin duda, la idea de la armonía universal.
Ya Kabitz hace muchos años, y antes que él Ritter, y más tarde Mahnke, Friedmann y otros muchos se han ocupado de esta cuestión. Leibniz constituye el último eslabón, ya en los tiempos modernos y a veces contra corriente, del principio hermético y teosófico de la simpatía o concomitancia universal de todas las cosas del universo.
Escribe así en su época de París (1672-1676): Consideradas las cosas rectamente, establezco como principio la armonía de las cosa, es decir, que debe existir cuanto más de esencia sea posible. De aquí se sigue que hay más razón de ser para la existencia que para la no existencia. Y que, si fuera posible, existirían todas las cosas.
La substancia simple como expresión del universo pero, ¿de qué manera está conectado en el pensamiento Leibniziano el principio de armonía, concomitancia, conspiración o simpatía de todas las substancias con la afirmación de que cada una de ellas «expresa» el universo? Leibniz recurre aquí a la noción de universo inteligible. En efecto, Leibniz era heredero, y a la vez crítico, de la noción neoplatónica de universo inteligible, o conjunto de esencias posibles existentes en la mente divina y coeternas con Dios, según hemos visto en el primer texto antes citado, donde Leibniz conecta armonía, esencias posibles y existencias reales. Veamos cómo razona el filósofo. En un extenso comentario al Ellucidarius cabalisticus de George Wachter, que Leibniz escribió entre 1706 y 1710, precisa estos conceptos en abierta polémica con Spinoza. Según éste, interpreta Leibniz, Dios es la única causa de todas las cosas, no sólo en cuanto a su esencia, sino también en cuanto a su existencia; es decir, Dios no sólo es causa de las cosas secundum fieri, sino también secundum esse. Leibniz replica así:
Las esencias pueden ser concebidas en cierto modo sin Dios, pero las existencias dependen de Dios. La propia realidad de las esencias en cuanto que influyen en las existencias depende de Dios. Las esencias de las cosas son coeternas con Dios. Y la propia esencia de Dios incluye todas las demás esencias, de manera que Dios no puede ser perfectamente concebido sin ellas. Pero la existencia no puede ser concebida sin Dios, que es su última razón. El lenguaje analógico de Leibniz: No creo necesario entrar aquí en más precisiones. Lo dicho puede bastar para que se abra a los ojos del lector un nuevo horizonte de lectura del imprevisible genio de Leibniz.
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Ya Cassirer advirtió que el principio de analogía es una ley metafísica del Leibnizianismo 34,y últimamente Bernhard Sticker se ha ocupado de la analogía en el estudio Leibniziano de la naturaleza 35, pero en este terreno está casi todo por hacer, a pesar de la ingente producción bibliográfica ya existente sobre el filósofo. Ya he dicho más atrás que la analogía es una expresión de la armonía universal, pero la increíble osadía con que Leibniz traspasa todos los niveles y la voraz utilización que algunos han llamado sincretista que el filósofo hace de todos los materiales a su alcance nos obliga a preguntarnos dónde está situada la mónada Leibniz y cuál es su punto de vista, si queremos entender su lenguaje. En mi opinión, Leibniz está inmerso en lo que vagamente llamamos ((tradición teosófico-cabalística», y su proyecto vital 32 Escrito a Clarke, núm. 91, Ph. VII, 412.
33 Éclaircissernent des Difficultés que Mr. Bayle a trouvées dans le Systerne Nouveau deI'union de I'ürne e! du corps, 1698, Ph. IV, p. 518. Cf. también Extrait du Dictionnaire de Mr. Bayle, Art. Rorarius, 1702, Ph. I V, pp. 524, 553, 562. Considero innecesario multiplicar las referencias que Leibniz hace constantemente al concepto y al análisis de la representación. Puede leerse en cualquiera de sus páginas de la correspondencia con Arnauld, con Foucher, en el Discurso de Metafísica y en la polémica con Bayle con ocasión de la publicación del Dictionnaire Historique de éste último en 1701-1702.
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Conclusión
Este trabajo trato el tema de la filosofía moderna donde pudimos conocer cómo surgió; la cual se plantea que fue en el siglo XVII y XVIII. Y se considera a Descartes como el padre de la filosofía moderna, independientemente de sus muy relevantes aportes a las matemáticas y a la física. Dentro del tema se encuentra una de las obras más predominantes escritas por Descartes la cual fue titulada el Discurso del Método la cual fue titulada así porque con esto Descartes trata de alejarse de cualquier problema que pudiese surgir con sus contemporáneos por las ideas vertidas en esta obra y además escapa así de una posible condena eclesiástica como había ocurrido poco tiempo antes con Galileo y cuyas ideas Descartes no consideraba desacertadas.
También tratamos acerca del filósofo racionalista Baruch Spinoza y su ética: Dios o naturaleza, el hombre, virtud y felicidad, con la cual pretendía demostrar la verdad de Dios, la naturaleza, el hombre, la religión y el buen vivir.
Por ultimo aparece Gottfried Wilhelm Leibniz y su analogía, cuatro principios fueron descubiertos por Leibniz dentro de un “Marco referencial paradigmático en el que se movió siempre su pensamiento, junto con René Descartes y Baruch Spinoza, es uno de los tres grandes racionalistas del siglo XVII. Su filosofía se enlaza también con la tradición escolástica y anticipa la lógica moderna y la filosofía analítica.
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Bibliografía
http://www.um.es/docencia/pherrero/mathis/descartes/rene.htm
http://www.webdianoia.com/filosofia/moderna.htm
http://es.wikipedia.org/wiki/Discurso_del_m%C3%A9todo
http://la-filosofia.com/spinoza-etica/
http://ddd.uab.cat/pub/enrahonar/0211402Xn14p33.txt
http://es.wikipedia.org/wiki/Filosof%C3%ADa_moderna
http://ddd.uab.cat/pub/enrahonar/0211402Xn14p33.pdf - Pag.34
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