Fracturas de Hueso
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FRACTURAS DE HUESO
La ruptura de un hueso o cartílago asociado, se conoce como una fractura. Debido a que el hueso
soporta otros tejidos, una fractura generalmente está acompañada por lesiones del tejido blando
subyacente, como músculo o tejido conectivo.
Las fracturas óseas se clasifican como abiertas o compuestas, si es que el hueso sobresale de la
piel, o como cerradas o simples si la piel no se encuentra perforada.
Las fracturas también pueden catalogarse con base en la dirección de la línea de fractura, como
transversas (en ángulos rectos al eje mayor), lineales (paralelas al eje mayor), o como oblicuas (un
ángulo distinto al ángulo recto al eje mayor).
Una fractura en rama verde es una fractura incompleta. El hueso se dobla y rompe en la parte
externa. Una fractura conminuta es una en donde el hueso se rompe en varias piezas.
Figura. TIPOS DE FRACTURAS ÓSEAS
REPARACIÓN DE FRACTURAS.
Una fractura se trata mediante reducción, que es la realineación de las terminaciones óseas rotas.
En la reducción cerrada, el médico vuelve a colocar manualmente las terminaciones óseas en su
posición normal. Mientras que en las reducciones abiertas, se realiza una cirugía y las terminaciones
óseas se unen y se aseguran con clavos o cables. Tras la reducción del hueso roto, éste se inmoviliza
mediante una escayola o tracción para que empiece el proceso de curación. El tiempo de curación
de una fractura simple es de entre seis y ocho semanas, pero es mucho mayor en los huesos grandes
y en los huesos de las personas mayores (debido a que presentan una peor circulación).
La reparación de las fracturas óseas implica cuatro fases principales:
1. Se forma un hematoma. Los vasos sanguíneos se rompen cuando se fractura el hueso. En
consecuencia, se forma una hinchazón llena de sangre denominada hematoma. Las células óseas
privadas de nutrientes mueren.
2. La fractura se entablilla mediante un callo fibrocartilaginoso. Una de las primeras fases de la
reparación de tejido (y la reparación ósea sin ninguna excepción) es el crecimiento de nuevos
capilares (tejido de granulación) en la sangre coagulada donde se encuentran los daños y desechos
del tejido muerto mediante los fagocitos. A medida que ésto continúa, las células de tejido
conectivo de varios tipos forman una masa de tejido de reparación, el callo fibrocartilaginoso, que
contiene varios elementos (algo de matriz cartilaginosa, algo de matriz ósea y algunas fibras de
colágeno) y actúa para “entablillar” el hueso roto, de modo que cierra el hueco.
3. Se forma el callo óseo. A medida que se van desplazando más osteoblastos y osteoclastos a la
zona y se multiplican, el callo fibrocartilaginoso se sustituye gradualmente mediante uno hecho de
hueso esponjoso, el callo óseo.
4. Se produce la remodelación ósea. Durante las siguientes semanas o meses, según el tamaño y
la ubicación de la fractura, el callo óseo se remodela en respuesta a las tensiones mecánicas que se
aplican sobre él, de modo que forma un “parche” fuerte y permanente en el lugar de la fractura.
Bibliografía Marieb, Elaine N. Anatomía y Fisiología Humana. Madrid: Pearson, 2008.
Rizzo, Donald C. Fundamentos de Anatomía y Fisiología. México: CENGAGE Learning, 2011.