Fulvio Tessitore - Historicismo en Giambattista Vico

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111 SENTIDO COMÚN, TEOLOGÍA DE LA HISTORIA E HISTORICISMO EN GIAMBATTISTA VICO* Fulvio Tessitore El autor propone nuevamente a discusión el “problema Vico”, integrando en su examen el recorrido del “senso commune”, que ubica en la base de la refle- xión viquiana como un gran descubrimiento gnoseológico, cuya génesis se encuentra en el De nostri y profundizada en el De antiquissima. La necesi- dad de superar el abismo entre hombre y Dios, a través del principio verum- factum, centra en la ecuación de scire-facere el tema del “orden” y de una concepción no teleológica de la historia (y hace por ello asumible la viquia- na “teología de la historia”) que nos lleva al Diritto Universale, a la Scienza nuova, y a la vindicación del sentido del “certo”. Se explica así el paso en la obra magna del plano inductivo al historicista, y de la metafísica a la “meta- física del género humano”. El historicismo viquiano nace del original descu- brimiento de los “límites de la razón”, que no son otros que los límites de la historia; un historicismo reforzado tras el descubirmiento del concepto de “eventualidad”, y que es ubicable en los orígenes del historicismo crítico y problemático (frente a cualquier absolutismo racionalista o historicista). PALABRAS CLAVE: Vico, sentido común, teología de la historia, historicismo, F. Tessitore, A. Pagliaro, G. Capograssi, P. Piovani. The author reassesses “Vico’s problem”, by considering the path of “senso commune” that he places at the basis of Vichian reflection, as a huge gnoseo- logical discovery, whose genesis is in De Nostri, and whose development can be found in De antiquissima. The need to overcome the abyss between man and God, through the verum-factum principle, centers on the scire-facere equation the issue of “order”, and of a non teleological —and therefore assumable by the viquian “theology of history”— conception of history, that leads us to the Diritto Universale and the Scienza Nuova, as well as to the vindication of the meaning of the “certo”. The transit accomplished in this major work from the inductive to the histo- ricist level, and from metaphysics to the “metaphysics of the human race” is thus explained. Vichian historicism stems from the original discovery of the “limits of reason”, which are just the limits of history; a kind of historicism strengthen by the discovery of the concept of “eventuality”, and which is to be found in the origins of critical and problematic historicism (confronting any kind of rationalist or historicist absolutism). KEYWORDS: Vico, common sense, theleology of history, historicism, F. Tessitore, A. Pagliaro, G. Capograssi, P. Piovani. 1. ¿Existe un problema Vico en la cultura filosófica e histórica italiana y euro- pea? La pregunta es retórica, en tanto que segura es la respuesta afirmativa. Tal vez © Cuadernos sobre Vico 21/22 (2008) Sevilla (España). ISSN 1130-7498 ©Fulvio Tessitore © de la trad. José M. Sevillla Fernández *Texto publicado originalmente en italiano en el volumen de homenaje a G. Sasso Storia, filosofia e letteratura. Scitti in onore di Gennaro Sasso (a cargo de M. Herling y M. Reale, Bibliopolis, Nápoles, 1999, pp. 413-436) y en el volumen II, pp. 537-570, de las actas del Congreso Internacional (Sevilla, 4-9 de octubre, 1999) Pensar para el nuevo siglo. Giambattista Vico y la cultura europea (a cargo de E. Hidalgo-Serna, M. Marassi, J.M. Sevilla y J. Villalobos [eds.], La Città del Sole, Nápoles, 2001, 3 vols.); a la vez que aparecido como “Introduzione” al volu- men de G.B. Vico, Opere (selección de F. Tessitore, Istituto Poligrafico e Zecca dello Stato, Roma, 2000, pp. III-XXV); y recogido por el autor en sus Nuovi contributi alla storia e alla teoria del storicismo (Edizioni di Storia e Letteratura, Roma, 2002 [2004 2ª reimpr.]). Por la innega- ble importancia y el indudable interés de este estudio, se ofrece ahora en traducción española (realizada sobre la base del texto en Pensar para el nuevo siglo), con autorización del autor y de los editores de las actas.

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Cada una de estas edades, también consideradas como de la infancia, la juventud y la madurez; poseen una unidad de estilo y una coherente correspondencia en todas las formas de sus manifestaciones, desde las estructuras de gobierno hasta los modos de expresión.

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    SENTIDO COMN, TEOLOGA DE LA HISTORIAE HISTORICISMO EN GIAMBATTISTA VICO*

    Fulvio TessitoreEl autor propone nuevamente a discusin el problema Vico, integrando ensu examen el recorrido del senso commune, que ubica en la base de la refle-xin viquiana como un gran descubrimiento gnoseolgico, cuya gnesis seencuentra en el De nostri y profundizada en el De antiquissima. La necesi-dad de superar el abismo entre hombre y Dios, a travs del principio verum-factum, centra en la ecuacin de scire-facere el tema del orden y de unaconcepcin no teleolgica de la historia (y hace por ello asumible la viquia-na teologa de la historia) que nos lleva al Diritto Universale, a la Scienzanuova, y a la vindicacin del sentido del certo. Se explica as el paso en laobra magna del plano inductivo al historicista, y de la metafsica a la meta-fsica del gnero humano. El historicismo viquiano nace del original descu-brimiento de los lmites de la razn, que no son otros que los lmites de lahistoria; un historicismo reforzado tras el descubirmiento del concepto deeventualidad, y que es ubicable en los orgenes del historicismo crtico yproblemtico (frente a cualquier absolutismo racionalista o historicista).PALABRAS CLAVE: Vico, sentido comn, teologa de la historia, historicismo,F. Tessitore, A. Pagliaro, G. Capograssi, P. Piovani.

    The author reassesses Vicos problem, by considering the path of sensocommune that he places at the basis of Vichian reflection, as a huge gnoseo-logical discovery, whose genesis is in De Nostri, and whose development can

    be found in De antiquissima. The need to overcome the abyss between man and God, through the verum-factum principle,centers on the scire-facere equation the issue of order, and of a non teleological and therefore assumable by the viquiantheology of history conception of history, that leads us to the Diritto Universale and the Scienza Nuova, as well as tothe vindication of the meaning of the certo. The transit accomplished in this major work from the inductive to the histo-ricist level, and from metaphysics to the metaphysics of the human race is thus explained. Vichian historicism stems fromthe original discovery of the limits of reason, which are just the limits of history; a kind of historicism strengthen by thediscovery of the concept of eventuality, and which is to be found in the origins of critical and problematic historicism(confronting any kind of rationalist or historicist absolutism). KEYWORDS: Vico, common sense, theleology of history, historicism, F. Tessitore, A. Pagliaro, G. Capograssi, P. Piovani.

    1. Existe un problema Vico en la cultura filosfica e histrica italiana y euro-pea? La pregunta es retrica, en tanto que segura es la respuesta afirmativa. Tal vez

    Cuadernos sobre Vico 21/22 (2008)Sevilla (Espaa). ISSN 1130-7498Fulvio Tessitore de la trad. Jos M. Sevillla Fernndez

    *Texto publicado originalmente en italiano en el volumen de homenaje a G. Sasso Storia, filosofia e letteratura. Scitti in onore di GennaroSasso (a cargo de M. Herling y M. Reale, Bibliopolis, Npoles, 1999, pp. 413-436) y en el volumen II, pp. 537-570, de las actas del CongresoInternacional (Sevilla, 4-9 de octubre, 1999) Pensar para el nuevo siglo. Giambattista Vico y la cultura europea (a cargo de E. Hidalgo-Serna,M. Marassi, J.M. Sevilla y J. Villalobos [eds.], La Citt del Sole, Npoles, 2001, 3 vols.); a la vez que aparecido como Introduzione al volu-men de G.B. Vico, Opere (seleccin de F. Tessitore, Istituto Poligrafico e Zecca dello Stato, Roma, 2000, pp. III-XXV); y recogido por el autoren sus Nuovi contributi alla storia e alla teoria del storicismo (Edizioni di Storia e Letteratura, Roma, 2002 [2004 2 reimpr.]). Por la innega-ble importancia y el indudable inters de este estudio, se ofrece ahora en traduccin espaola (realizada sobre la base del texto en Pensar parael nuevo siglo), con autorizacin del autor y de los editores de las actas.

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    el que Vico viviera en la capital de un reino governato in provincia, que estaba yafuera o a riesgo de salir definitivamente del circuito de la gran poltica europoea;quizs su naturaleza huraa, irasciblemente encerrada entre la modestia del ensayoy la insatisfaccin por la falta de reconocimiento de una obra apreciada comogenial; tal vez el sufrimiento de una vida triste vivida en contacto con la soberbiafastuosidad de los pequeos cambiados por grandes; o quizs tantas otras cosashan contribuido a crear el problema Vico de difcil solucin en los esquemas yesquemillas de una amanerada y escolstica historia de la filosofa, ansiosa por defi-nir mbitos disciplinares seguros e invalidables, por individuar casillas conceptua-les capaces de sistematizar en ordenada teora una galera de magnos espritus.Vico, el modernsimo filsofo de tradicionalsima cultura, interesado por la poesa,el derecho, la historia, el lenguaje, las fbulas, los mitos, las etimologas, las geo-grafas, las cronologas, no poda ser sistematizado fcilmente en ninguna hornaci-na preconstituida. Situado entre dos siglos ha escrito con insuperada agudezaFrancesco De Sanctis en aquel conflicto entre dos mundos que campaban las lti-mas batallas, no estaba ni con los unos ni con los otros y les cantaba a ambos dos1.

    Tal vez, sin ceder en nada al errado gusto por las anticipaciones y enfatizacio-nes historiogrficas, la modernidad de Vico le haca advertir la dificultad de confiar-se a una poco menos que deseada forma de ciencia general de las primeras causasy le haca catar la prorrumpiente resolucin del saber general en los saberes positi-vos, que era la cifra del moderno tan agudamente advertida por Vico de hacerseencarnizadamente crtico de toda forma de libertinismo y de sus posibles conclu-siones escpticas, casuales, pigras, curiosas.

    No maravilla por tanto la leyenda historiogrfica de su soledad e incompren-sin, compensada por la otra opuesta y no menos fantasiosa de sus anticipaciones,tantas como para poder ser recogidas en la conviccin de que su pensamiento con-tena en germen todos los siglos XIX y XX con todas sus contradicciones, luchas,ambigedades. La historia de la fortuna de Vico est toda en las diversas respuestasa estas difciles cuestiones o a estas contrapuestas leyendas historiogrficas, si bien,a veces, de excelente calidad. Tal es sin duda la interpretacin catlica tradicional2que, absolutizando el anticartesianismo de Vico, haca de l el portaestandarte deuna antimodernidad antilibertina y antimodernista capaz de justificar una retardadacatolicidad, y sin embargo redescubrir el original platonismo viquiano. Tal es tam-bin la contrapuesta lectura positivista3, que, al hacer de Vico el anticipador de losesquemas comteanos, lo refera a una embrionaria sociologa capaz ya de compren-der el peso de las ciencias sociales y las bondades del mtodo histrico desde laptica de una progresividad imparable, que la marcha en espiral de la historia capa-citaba para justificar los regresos junto a los progresos. Igual que la indudablemen-te grande y benemrita exgesis neoidealista4 que, al reivindicar la incomprendidagenialidad del filsofo, con aguerrida escrupulosa y seversima observancia respec-

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  • to de todos aquellos que haban desconocido a Vico a pesar de conocerlo o, peoran, no lo haban conocido aun debiendo conocerlo, ha suministrado los instrumen-tos tambin ecdticos para entender a Vico con Vico en el mundo de Vico.

    En el fondo, pericia filolgica y textual aparte, no de manera diferente ha termi-nado por presentarse el nuevo curso de los estudios sobre Vico en la segunda partedel siglo XX. Las ahora ya tediosas discusiones entre viquianos devotos e icono-clastas5 no han hecho sino proponer de nuevo si bien con buena agudizada meto-dologa historiogrfica el problema del atraso o de la modernidad de Vico ms omenos dentro de la exgesis nicoliniana por as decir desdoblada: por una parte elreconocimiento de la genialidad de Vico a pesar de su viejo y tradicionalista instru-mentario; por otra parte el a veces azaroso hipotetizar inexistentes conocimientos eimprobables fuentes viquianas siempre con objeto de reivindicar la desconocidagrandeza frente a los modernsimos contemporneos suyos, buenos expertos en cien-cias nuevas (la matemtica, la fsica, etc.). No casualmente la recepcin anglosajonaen la segunda mitad del siglo XX ha hablado de un Vico pionero (e incluso precur-sor), o la contempornea recepcin alemana ha hablado de un Vico pre-analtico,tanto en un caso como en otro confusamente6. Apartada entre tantos clamores, perofastidiosamente presente con su vigilante y moderado discurrir de devotos y deiconoclastas, la lectura historicista7 del nuevo curso viquiano se ha concentrado enliberar de toda incrustacin o simplificacin la pgina viquiana, ardua y magnfica,as como en reconstruir su contexto histrico, para descubrir las preguntas que,inquietante e incansablemente, Vico se haba hecho a s mismo y a su mundo, elpequeo y excntrico mundo de la Npoles de finales del siglo XVII y principios delXVIII, el gran mundo de la Europa de las ideas entre cartesianismo e iluminismo.

    2. Un motivo parece emerger como determinante en las ms lcidas, ricas porproblemticas y originales lecturas del nuevo curso viquiano.

    Sea que Piovani8 insista en la humanologa de Vico, apuntando su muy moder-na intuicin sobre la formacin histrica de las individualidades que, en la afanosay hasta demasiado rpida investigacin de su certeza universalizante, se interpretanellas mismas como universales; sea que Giarrizzo9, dominado por la renovadora yhasta revolucionaria individuacin de la politicidad constitutiva de la filosofa deVico, insista sobre la atencin del filsofo en los incommoda y los anfractuosa vitaedonde estn radicados el origen, el sentido, la funcin de la auctoritas; siempre enel fondo de ambas alternativas, y ms que alternativas recorridos de lectura viquia-na, es tomada lcidamente la centralidad del dato histrico de la vida de los hom-bres, que no es posible resumir en la linealidad de los procesos racionales.

    El lento y fatigoso descubrimiento viquiano de la historia se apoya sobre el con-vencimiento de que la razn no es el principio creativo de la vida sino su criterio deinterpretacin. Motivo por el que, con relacin al tradicional enfoque logicista segn

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  • el cual naturaleza y vida son el producto de la razn, que por esto es su nico criteriocognoscitivo, Vico opone el proceso gentico de la realidad humana confiada a lapotencia creadora de la fantasa, de aquello que no es racional pero no por ello se hallaprivado de lgica, una propia lgica que la hace capaz de conocimiento, ella mismaconocimiento y sin embargo no confiado al rgido criterio de la razn pura sino a laflexibilidad de la creatividad, tanto a la divina de la naturaleza como a la humana dela vida histrica. En consecuencia, el proceso del devenir viquiano no puede sernunca, sea cual sea el esfuerzo del filsofo por construir el orden, linealmente o rgi-damente monstico. l es constitutivamente dual, por no poder jams componersecompletamente en la teologa de la Providencia ordenadora, sino en cambio siemprey solamente en la sistematizacin de las dificultades y anfractuosidades de la antro-pologa que se coteja con la teologa. Los descosidos de la tela providencial, comoha resumido Piovani con potente sntesis evocadora, reservan residuales zonas libresen las que la historia, mal alcanzable desde la universalidad providencialista, perma-nece abierta a la indagacin de la filologa.

    En Vico el mundo del hombre tiene tierras mal entreabiertas porla obra universalizadora de la razn providencial, no porque el filso-fo no haya puesto en marcha una reforma de la Providencia de la tra-dicin, sino ms bien porque no ha logrado llevarla a un definitivocumplimiento, conservando con ello mismo reservas ms ricas alhallazgo de la filologa10.

    Todo ello permite comprender la originaria, constante y apasionada reflexinviquiana acerca del ingenium como criterio que no se agota en el scire, sino que sedirige ahora y siempre al facere. Permite comprender por qu el instrumento cen-tral de la progrediente capacidad cognoscitiva del hombre no es la razn sino el sen-tido comn. Siguiendo, aunque sintticamente como ahora es momento de hacer,el recorrido, quebrado y controvertido, del sentido comn, es posible utilizar laspropuestas de Piovani y de Giarrizzo, adelantando las conclusiones del primermaestro y corrigiendo la drasticidad del segundo, en cuanto que, sin excluir unaoculta intencionalidad poltica, la base de la reflexin viquiana descansa en un granhallazgo gnoseolgico, que conjuntamente la hace prosecutora del humanismorenacentista dentro de la crisis dieciochesca de la razn cientfico-matemtica einnovadora del racionalismo renacentista en el que advirti ms de un elementocontinuador del racionalismo aristotlico.

    En la base, en cambio, de la reflexin viquiana (de aqu su nunca interrumpidointers no nicamente profesional por la elocuencia, entendida sta no slo comoarte de disertar) est el descubrimiento, propiciado por aqul otro del universal fan-tstico, de que

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  • principio de tales orgenes de las lenguas y de las letras se hallahaber sido que los primeros pueblos de la gentilidad [mundo gentil],por una demostrada necesidad natural, fueron poetas, los cuales habla-ron mediante caracteres poticos; descubrimiento que es la llave maes-tra de esta Ciencia, la cual nos ha costado la obstinada investigacin decasi toda nuestra vida literaria, puesto que tal naturaleza potica deaquellos primeros hombres, en estas naturalezas educadas [ingentilitenature], es casi fcticamente imposible de imaginar y slo con granesfuerzo nos est permitido comprender.

    Afirmacin programtica no casualmente repetida tras veinte aos de la formu-lacin de la Scienza Nuova prima.

    Pero sobre aquello que desde el principio se ha dicho que ape-nas es posible entender, y de hecho imposible imaginar, cmo el hom-bre de Grocio, de Hobbes, de Pufendorf hubiesen no ya pensado, sinoni siquiera hablado tras veinticinco aos de continuada y dura medi-tacin, se ha hallado finalmente aquello que es el primer principio deesta Ciencia, como el alfabeto es el principio de la gramtica, y comolas formas geomtricas son el principio de la geometra11.

    Por tanto, necesita partir aunque sin embargo sea en una retrospectivaindagacin gentica del reconocimiento de que no es la razn lo que est en el ori-gen de la naturaleza del hombre, sino el lenguaje de las cosas.

    [] As como la metafsica razonada ensea que homo intelligen-do fit omnia, as esta metafsica fantaseada demuestra que homo nonintelligendo fit omnia; y quizs sea dicho esto con ms verdad queaquello, porque el hombre al entender despliega su mente y compren-de las cosas, pero al no entender l hace las cosas a partir de s y, trans-formndose en ellas, lo hace ser lo que no era12.

    Principio fundamental que Pagliaro ha comentado con insuperable agudeza.

    La relacin cognoscitiva, de tal modo, es tomada desde el planodualista de la naturaleza y de la mente que conoce, y transferido sobreel plano de lo vivido: hasta que el hombre no entiende racionalmente,es decir, no aplica a la naturaleza las formas de su mente como catego-ras, l es uno todo con ella, porque, mientras que la inviste de s, serealiza y se completa en ella (esto nos parece a nosotros que significael lapidario lo diventa)13.

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  • Vayamos entonces a la gnesis de este principio, que flanquea a la antropologay a la teologa con la dialogicidad constitutiva del hablar, perseguida por Vico en sugensis y en su evolucin como criterio del scire y del facere humanos.

    Experto desde siempre en la naturaleza del hombre, y convencido de que notiene gran sentido discutir con logicsimos en cuanto abstractos silogismos acercade la esencia de esta naturaleza que el hombre ha recibido, Vico concentra su aten-cin en la prolusin universitaria de 1708 que cierra la fase germinal de su inves-tigacin y la abre a la spera y difcil confrontacin con la cultura del racionalismooccidental desde Platn hasta Descartes sobre aquello que concierne a la existen-cia del hombre, es decir, sobre los mtodos que vengan a regular y as a educarla naturaleza que el hombre se encuentra y de la cual debe apropiarse con la refle-xin con mente pura, despus de haberla individuado con los signos del hablar. Porello los mtodos de estudio, y no tanto la relacin entre las ciencias, son puestos enprimer plano por quien no se educa para la fsica ni la mecnica, sino que se ins-truye para la vida pblica14, es decir, para ser hombre consciente de s mismo, delos propios derechos y deberes para ejercitar los unos y respetar los otros, tantocomo para no estar turbado en la confrontacin con la sabidura de los antiguos (utne in summa nostri sint scientiores antiquis, et nobis sapientiores antiqui: nostriveteriores antiquis, et nobis eloquentiores antiqui: sed ita sapientia et eloquentiaaequemus, ut scientia superamus antiquos)15. La superioridad de la sabidura de losantiguos sobre la ciencia de los modernos es, en efecto, la consecuencia del msgrave dao que el nuevo mtodo de la crtica cartesiana acarrea en tanto que indu-ce a ocuparse ms asiduamente de las ciencias naturales (natura rerum), descui-dando la moral (hominum natura), especialmente aquella parte que se ocupa dela naturaleza del espritu humano y de sus pasiones de forma acomodada a la vidacivil y a la elocuencia, de los rasgos propios de las virtudes y los vicios de las bue-nas y malas artes, de las caractersticas morales segn la edad de cada uno, su sexo,condicin, fortuna, linaje, estado16. Donde la centralidad del inters viquiano porla vida en su complejidad aparece declarado y, an ms que declarado, visto cualproblema por afrontar. De modo que es aqu adonde se dirige la atencin, o sea, alingenium del hombre y a los medidores y categoras de su funcin y educabilidaddonde corregir el incommodum maximum de las pasiones incontrolables por la purarazn. Sirve a este fin la crtica cartesiana, se pregunta Vico, especialmente cuan-do la decadencia hace visible detrs los triunfos de una razn tan desplegada comopara que ahora se recomponga (como en el cartesianismo de la Npoles viquiana)en la nueva metafsica razonada? La respuesta del filsofo es negativa y alimenta lapropia negatividad de la conciencia dramtica de la inminente cada de una socie-dad saciada y complacida de escepticismo moral que acompaa a las dulcedumbresy bellezas de la vida material y a las finuras de la razn abstracta. Por ahora la solu-cin no est en el ricorso, y esto es en el cambio de opinin del derecho natural17.

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  • Por ahora la respuesta es buscada en el mtodo de los estudios que gobierna el inge-nium, mediante la elocuencia, para conseguir aunadas sapientia y prudentia. La elo-cuencia es officii persuadendi facultas (la facultad de persuadir al deber)18 y ellose obtiene si se opera, como slo puede y debe, sobre el nimo humano, que no sedeja vencer ni aniquilar por sutiles razonamientos19, sino ms bien por las cor-pulentas mquinas de la oratoria, y, en cambio, sta no se abandone en la retrica ypor lo tanto no descuide ciertamente lo verdadero para atenerse a las apariencias, y,sin embargo, busque la verdad como aparece y persiga la honestidad que todosaprueban20. Tarea nada fcil, sino ms bien difcil para quien sabe que en la vidacivil dominan los hechos humanos, los cuales, a su vez, estn dominados por laocasin y por la eleccin, que son inciertsimas y adems guiadas por la simula-cin y disimulacin, que son cosas muy engaosas, donde aquellos que cultivanla verdad pura difcilmente saben servirse de los medios y con mayor dificultad con-seguir los fines21. Tngase cuidado de que no slo la prudentia corra estos riegossi sigue los mtodos de la crtica racional. Ni la scientia socorre. Ya que aquellosque la siguen persiguen una sola causa desde la que poder recabar mltiples fen-menos de naturaleza, mientras que, por el contrario, es necesario investigar cuan-tas ms causas posibles de un solo hecho para conjeturar la verdadera22. Vico, porello, sugiere el mtodo diametralmente opuesto a aqul del de quien parte de lo ver-dadero para llegar al hecho y a sus causas. De este mtodo es alternativo criterio deconocimiento el sentido comn, el cual se genera a partir de lo verosmil comolas ciencias de lo verdadero y el error de lo falso23. Pero el sentido comn es elintermediario entre lo verdadero y lo falso como lo verosmil que expresa. Y heaqu el error del racionalismo cartesiano, apoyado sobre la identificacin de razny realidad.

    Y, en primer lugar, en lo que atae a los instrumentos de las cien-cias, hoy comenzamos los estudios por la crtica: la cual, para expur-gar su verdad primera no slo de todo lo falso, sino incluso de la sos-pecha de falso, prescribe que se expulse de la mente las segundas ver-dades y lo verosmil como si fuesen falsos. Y esto, sin duda, de formainconveniente: pues los adolescentes deben conformar cuanto antes elsentido comn, para que, en el transcurso de su vida, reafirmados porlos aos, no se precipiten hacia lo extraordinario y lo inslito24.

    Por no haber cultivado el sentido comn, ni haber seguido nunca las verosimi-litudes, creyendo que todo estuviese en orden cuando se valoran las cosas segnla recta razn adoptando en la prctica de la vida el mtodo de enjuiciar propio dela ciencia, aquello que se pierde es propiamente la vida, la sapientia de la vida enla estupidez de una razn defecata por abstraccin25. Por el contrario, el sentido

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  • comn es la regla de la elocuencia, pero tambin de la prudentia26, o sea, del rectoobrar en la vida civil, que es la vida de los hombres interagentes e interlocutores.

    Ya aqu, por tanto, est definido el problema de Vico, aunque asimismo estbien lejana la solucin. El problema es lcidamente planteado en plena concienciade los lmites de la razn, de la imposibilidad de atribuir todo a la razn que encuanto pensamiento es ser, el pensamiento del ser y el ser del pensamiento. Estoser tambin la expresin de una incomprensin del cartesianismo. Pero a condicinde pensar que la realidad de la historia que Vico viva e interpretaba estuviese ence-rrada y decidida en la verdad de la razn cientfica. Lo que en verdad no era as,como pronto habra demostrado el ments de los hechos. Ciertamente, esto no es unaspecto del ahistoricismo y del fidesmo de fondo de la filosofa viquiana, como leparece a Semerari en un ensayo tan notable cuanto equivocado27. Aquello que, jus-tamente, es verdad, es la conciencia viquiana de que el razonamiento planteado nohallaba satisfaccin en la individuacin asimismo lcida del problema: requera laclarificacin del fundamento lgico del problema definido. Y es el trabajo que Vicose dispone a emprender con el De Antiquissima.

    3. En el De Antiquissima, en coherencia con todo cuanto ha sido observado ydiscutido en las Orationes Inaugurales y en el De Ratione, la metafsica que se pre-tende construir es una metafsica digna de la debilidad humana28. Y es tal porquepara Vico est claro que la misma ciencia humana ha nacido de un defecto de nues-tra mente, a saber, su mayscula limitacin29. sta no puede tratar intilmente deproseguir en lnea recta por los recodos de la vida, ignorando que en los asuntoshumanos reinan el capricho, la temeridad, la ocasin y la fortuna30, dice Vico,casi repitiendo textualmente afirmaciones del De Ratione. Ante esta historicistacondicin, pretender introducir el mtodo geomtrico en la vida poltica es comono admitir en el discurso y especialmente el poltico, en el sentido de reflexindirigida a la polis nada agudo [] ni mostrar nada salvo lo que est situado antetus pies, no dar a los oyentes nada que llevarse a la boca como si fuesen niossino lo previamente masticado31. Proceder mediante el mtodo de las ideas clarasy distintas en un mundo donde no resultan conocidos todos los muy numerosos ele-mentos y sus conexiones, cuando no se ha clarificado qu cosa efectivamente sea elmundo de los hombres, ya que es bien difcil hacerlo describiendo y ordenandotodas las comparaciones y los nuevos descubrimientos, significa apartar de la vidade las cosas el mtodo, o lo que es lo mismo, cumplir un vano ejercicio de lgicasilogstica, incapaz de asegurar la certeza del conocer (de certa facultate sciendi) ala cual sirve en conjunto la indagacin (inventio) y el juicio (iudicium)32. Paraobviar estas carencias, Vico parece retomar, como en parte retoma, la argumenta-cin del De Ratione, o sea, la doctrina del ingenium tomado como instrumento aptopara superar la distincin entre la indagacin y el juicio. Ingenium est, quo homo

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  • est capax contemplandi ac faciendi similia; aquello que al hombre le es dado adsciendum seu faciendum33. A mayor abundancia, tambin en el De Antiquissima elingenium utiliza el sentido comn. Y por ello en la renovada reflexin viquiana aso-man importantes novedades.

    En el De Antiquissima, el sentido comn nace de la semejanza de las costum-bres (similitudo morum in nationibus gignit sensum communem)34. Vale decir quela superposicin de la similitudo del De Antiquissima a los verosimilia del DeRatione indica la necesidad de que en adelante sean recordadas las variedades de lascausas del obrar y del comprender, porque definen el sistema del conocer. Dios losabe todo, dice Vico porque en S contiene los elementos de los que lo compo-ne todo35. El hombre, en cambio, conoce mediante la divisin, por lo que la cien-cia humana parece una suerte de anatoma de las obras de la naturaleza36. Por elloaqu ingenio es la facultad de unir en una sola cosas dispersas y diversas37. Unadefinicin que expresa la tentativa mproba de superar el abismo entre hombre yDios con base al principio comn del verum ipsum factum. Refugindose en losorgenes de la lengua latina, Vico sostiene que all

    ingenio [ingenium] y naturaleza [natura] es lo mismo para loslatinos. Quizs porque [para los latinos] el ingenio humano es la natu-raleza del hombre, pues es propio del ingenio ver las proporciones delas cosas, qu es apto, qu conveniente, hermoso, feo, lo que les hasido negado a los brutos? Quizs porque, tal como la naturalezaengendra los objetos fsicos, as el ingenio humano alumbra los mec-nicos, de modo que Dios es el artfice de la naturaleza y el hombre eldios de lo artificial?38

    La similitud acerca, casi agrega las verisemejanzas, y de este modo ennoblece lascosas artificiales en tanto que les otorga la medida y las hace dignas de ser con-frontadas con lo verdadero. Sobre todo se presenta en el razonamiento de Vico, siem-pre dirigido hacia los asuntos de la vida que la abstracta razn no llega a compren-der (y aqu la palabra es usada en el significado literal de aquello que coordina y tienedentro de s), un aadido importante. Un aadido no casualmente ejecutado para ven-cer el escepticismo que ha quedado al descubierto y volver a asomarse nuevamentedespus a la refutacin del mtodo cartesiano considerado a su vez insuficiente paraofrecer la certeza impuesta justamente por la multiplicidad de los elementos de lascosas de la vida que la ciencia del hombre no comprende, as como Dios, por el con-trario, hace con la naturaleza. El aadido consiste en que no existe ninguna otra vaexpedita, por la que poder arrancar de raz el escepticismo, salvo que el criterio de loverdadero sea haberlo hecho39. Lo verdadero est en la certeza de su hacerse. Sloas puede colmarse el defecto de origen de la ciencia humana en consecuencia con

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  • las deficiencias de la mente humana respecto a Dios. Son las ms ciertas aquellasciencias que lustran este pecado original y resultan, en su forma de operar, similaresa la ciencia divina, pues en ellas lo verdadero y lo hecho son convertibles40.

    La conclusin gnoseolgica llega limpia y netamente contrastante con el racio-nalismo cartesiano, incluso cuando parece poder dar cuenta solamente de las cien-cias abstractas:

    el criterio y la regla de lo verdadero es haberlo hecho: de ah quenuestra idea clara y distinta de la mente no pueda ser criterio, no yade las restantes verdades, sino incluso de la propia mente; pues, mien-tras la mente se conoce, no hace y, puesto que no hace, desconoce elgnero o la forma en que se conoce41.

    La centralidad est ya confiada al facere conjugado con el scire, tambin si debetratarse del hacer encargado a las construcciones de la mente. No es casual que ahsegn me parece a m, en la gradacin de los gneros o ideas que ejemplifican losrecorridos de efectuacin de la mente que conoce cuanto hace, Vico destaque a loshistoriadores tiles, que no son aquellos que narran pedestremente los hechos y lascausas genricas, sino los que persiguen las ltimas circunstancias de los hechos yrevelan las particularidades de las causas, hasta el punto de trocar su mente, por asdecir, en sumisa por el abundate uso de las cosas con objeto de que la mentereciba las imgenes expresas de las cosas nuevas tal como son en s mismas.Afirmacin donde aunque sea embrionariamente el historicismo viquiano fundala ciencia de la historia en la narracin de ea quae sunt sicut sunt, wie es eigen-tlich gewesen, contra el pragmatismo de la ejemplaridad: hechos e ideas son msfcilmente percibidas por quien tiene en la mente ideas simples. Es peligroso juz-gar mediante ejemplos o deliberar mediante ejemplos, pues nunca, o en muy conta-das ocasiones, las circunstancias de las cosas coinciden en todos sus extremos42.

    El camino hacia la Scienza Nuova, la va de la Scienza Nuova, es abierta aqumediante un salto cualitativo teortico de excepcional profundidad. Cuando las lec-turas de Grocio y de Gronovio hayan afinado el problema del derecho natural degentes en cuanto realizacin del aequum bonum que puede dar razn de las circuns-tancias, tortuosidades, y errores de la vida de aquellas circunstancias, tortuosida-des y errores que la razn superpuesta a la vida, en la presuncin de que el ser de lavida sea el pensamiento racional de la vida, no puede explicar y menos an justifi-car, entonces podr Vico descubrir tambin el criterio del orden en el maridaje delvero y del certo, de lo verdadero de la razn y de lo cierto de las cosas. La durameditacin, que no es ste el lugar para sealar, aquella que parece alejar al filso-fo de su problema slo porque toma de ste la vastedad no restringible al mundo dela pedagoga civil o de la poltica, est bien resumida en la Sinopsi, en la potente

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  • sntesis de la imponente reflexin del De Uno y del De Constantia. Ah recuerdaVico dos definiciones que las obras de 1720-1721 han consagrado: Una de lo ver-dadero, que es quod rerum ordini conformatum, la otra de lo cierto, que es cons-cientia dubitandi secura. Por ello desciende a un primer principio, o sea, a lademostracin de que del orden, por el orden y en el orden de las cosas el hombreconoce lo verdadero de stas43.

    Este primer principio viene impuesto por la progresiva y necesaria concentra-cin de la atencin de Vico en el mundo moral, o sea, en el de las utilidades huma-nas, cuya ciencia ha aparecido desde siempre, y especialmente en el DeAntiquissima, menos cierta que las referidas a la fsica44. Si como estupenda-mente ha sido dicho por un un agudsimo viquiano el tormento de Vico ha sido elde descubrir la idea oculta de lo real, el secreto nexo entre idea y vida dentro de lamisma relacin vital45, tras el descubrimiento genealgico que definitivamente loha dislocado en un plano diferente de aqul del moderno racionalismo cartesiano,el problema de Vico es el de estrechar en una unidad viviente toda la experienciahumana, que la razn no alcanza completamente a comprender, articulando estaunidad de la mente que conoce y piensa la experiencia pero siempre en correspon-dencia continua con las formas originarias, que son el posse (el acto de afirmacindel ser), el nosse (el acto con que se conoce la verdad) y el velle (el acto con que sequiere el ser y la verdad). El nosse, velle y posse del hombre que es un finitum,quod tendat ad infinitum46. La atencin de Vico, poeta del alba, no est emperodirigida a la todava naturaleza ntegra del hombre, es decir, anterior al pecado, por-que de nada servira mirar a esta condicin ahora rota de la historia y, por ello, dela vida del hombre. l se halla, precisamente, ante el problema de la sociedad (o sea,de la ya sobrevenida ruptura de la unidad originaria), de la cual se trata de definirla verdad, la razn. Pero ello no puede hacerse sin tener en cuenta la esfera de lasutilidades, de la cual nace el derecho. Junto a la societas veri et rationis, hay,potente y prepotente, la societas que es communicatio utilitatum ex vero et ratio-ne, o sea, la sociedad donde el hombre toma de las cosas finitas, con su propiaaccin, todo aquello que sirve para proveer a las necesidades de su accin, nacidasde ser l un sujeto finito. El proceso del derecho es lo que regula y vuelve tempe-rado y tutela este mundo de las utilidades y de las necesidades estas acciones deapropiacin de las cosas. Y esto es lo que en el De Uno Vico razona mediante lareflexin sobre el dominio (la prudente destinacin de las cosas), la libertad (el usotemperado de las cosas) y la tutela (la fuerza recta de la virtud de la fortaleza). Deeste proceso nace, debe o debera nacer (sta es la gran cuestin de Vico) la ulteriorrealizacin de la unidad de la vida, no fundada ya en la inmediatez originaria, sinocomo producto de la tortuosidad, de las circunstancias, de los errores de la vida his-trica. De aqu el origen y la funcin de la autoridad, que siginifica la unidad vidaque deriva de la multiplicidad de las cosas, del dominio, de la libertad y de la tute-

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    Sentido comn, teologa de la historia e historicismo en Vico

  • la, dice Vico, estableciendo as diversa y superior similitud entre el hombre y Dios.La autoridad, en efecto, la define Vico en el De Uno nostrae humanae naturaeproprietas47, valga decir la afirmacin de la personalidad ms que la determina-cin de la personalidad, en tanto que es la personalidad que llega a ser verdadera-mente nuestra porque es sustrada a la sujecin de las cosas exteriores, cuanto parapoder ser equiparada a la libertad, uso moderado de las cosas, ex qua homo dicitursuus proprius48.

    En cuanto todo esto es, he aqu que de ello no puede no ser otro principio, queel que la Sinopsi aade a los dos primeros hasta aqu razonados. La autoridad []es la forma de lo cierto, as como la razn lo es de lo verdadero; de modo que laautoridad es parte de la razn tanto como lo cierto lo es de lo verdadero49. O lo quees lo mismo, que la conjuncin de lo cierto y lo verdadero expresa la exigencia delhombre de superar su propia incapacidad para confiarse slo a lo verdadero, que sulimitacin no le permite atenerse a la pureza racional de la vis veri, la cual, portanto, debe certificarse, o sea, confrontarse con cuanto est en derredor, con cuantola limita y la condiciona, quiere decirse, la vis faciendi. El sentido comn, sea laverisemejanza intermedia entre verdadero y falso o la similitud vislumbrada entrelas cosas finitas, se queda como el operante criterio de Vico en cuanto que, precisa-mente, advierte las cosas y las verifica certificndolas. Por ello ste, a la aparicinsumergida en la profundizacin de la reflexin viquiana en su escondida y desple-gada originalidad, ha continuado operando respecto a los lmites y a las limitacio-nes de la razn (que no est en el origen de la vida del hombre) y emerge de nuevocentral en la barroca construccin de la Scienza Nuova.

    4. No es precisamente una casualidad el que sobre el descubrimiento gnoseol-gico del De Antiquissima retorne temticamente la Scienza Nuova terza en la sec-cin conclusiva del libro primero, donde se trata del mtodo de la investigacindel que poco antes han sido razonados los principios, conseguidos por va teri-ca (o sea, clarificando la idea de la obra) y por va histrica a travs de las ano-taciones eruditas a la tabla cronolgica, instrumento indispensable de una cienciaque quiere definir e indagar los principios del gnero humano, la naturalezacomn de las naciones. Ni es tampoco objeto de sorpresa que este determinanteretorno flanquee la explcita continuacin del tema del sentido comn, la apari-cin superada y resuelta del razonado descubrimiento gnoseolgico, ahora pasadaya a travs de la indagacin histrica del derecho natural de gentes.

    En verdad, Vico no tiene intencin de apartarse de su fundamental problema queno es otro que el de investigar la participacin del hombre con todo su propio ser enlas cosas de la vida, variadas, mltiples, infinitas. Slo que despus de las sperasdificultades que nos han costado una investigacin de casi veinte aos50 un temarepetido con martilleante requerimiento, asimismo orgulloso, de reconocimiento,

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  • queda definitivamente claro cmo este convenire no puede servirse de la inmedia-tez del mundo originario, sea ste el mundo objeto de la historia sagrada del puebloelegido, en el que no se pone la distincin entre verdadero y verosmil y no tienesentido la investigacin de la similitud entre hombre y Dios, ya que la humanidadno es nunca abandonada por las divinidad, ni tampoco es todo uno; sea ste elmundo gentil pervertido a causa del acontecido abandono, donde las humanasnaturalezas, ms que ingentiles, son de hecho feroces y crueles. La ruptura de lainmediatez, que ha quebrado la armona originaria porque ha descubierto la varie-dad y multiplicidad de las cosas, requiere, para que la humanidad halle un diversoennoblecimiento, la fundacin del orden de este extraordinario mundo de cosas quea travs de las dificultades y casi al rescate de ellas ha permitido descubrir las uti-lidades y, por consiguiente, la socialidad del hombre tambin en la tortuosidad eincomodidad del mundo moral del cual nace el derecho, l mismo orden en cuantosistema de cosas, medida, criterio, norma. Por ello Vico intenta hallar como hahecho en el De Uno el fundamento universal del derecho.

    Ahora bien, este orden, que no enturbia sino que sistematiza la participacin delhombre en la multiplicidad y variedad de las cosas descubiertas gracias a las modi-ficaciones de la misma mente humana, es dado por la posibilidad de admitir unacomn naturaleza de los hombres, que Vico no niega sino que, al contrario, afirmacon decisin, tanto como para participar de las doctrinas del derecho natural: lo queda un particular significado a su original historicismo bien difcilmente adscribi-ble genealgicamente a esta o aquella forma terica posterior a l. Vico, de hecho,construye an una metafsica, pero una metafsica del gnero humano, asignadaa una filosofa de la mente humana en su desarrollo.

    La cual, sin embargo, no se constituye en un superior ente espiri-tualizado porque viene a poner en guardia contra la reduccin de lamente de las naciones a un nico, pretendido espritu de todo elmundo. Las naciones tienen as una naturaleza comn, pero cadauna de ellas, naciendo distinta, no puede sino seguir un itinerario pro-pio, que la constituye en su irrepetible individualidad51.

    Si es as, para poder hallar tales naturalezas de las cosas humanas es necesa-rio proceder en torno a las humanas necesidades y utilidades de la vida social, queson las dos fuentes del derecho natural de gentes52. Mas ello significa que estainvestigacin se asigna a una ciencia que es una historia de las ideas humanas,precedente la metafsica de la mente humana, en cuanto que, como reina de lasciencias, comenz apenas los primeros hombres comenzaron a pensar humana-mente y no ya cuando los filsofos comenzaron a razonar sobre las ideas huma-nas53. O lo que es lo mismo, cuando nace la metafsica.

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    Sentido comn, teologa de la historia e historicismo en Vico

  • Por dicho camino el filsofo debe volver a apelar al vocabulario de la lenguamental comn a las cosas realizables por el hombre, que justamente el sentidocomn hace posible en cuanto es conocimiento sin reflexin, o sea, facultadconstitutiva de la naturaleza humana, que puede acceder a la historia ideal eterna sinabandonar las cosas de la vida apuntalndose en una razn abstracta, que ya vendrcuando sea su momento. En la seccin de las dignidades o axiomas, justo despusde la definicin del sentido comn como juicio privado de reflexin54, Vico expli-cita el susodicho razonamiento con la decimotercera dignidad:

    Ideas uniformes nacidas en pueblos enteros entre s desconocidosdeben tener un fundamento comn de ideas. Esta dignidad es un granprincipio, que establece que el sentido comn del gnero humano es elcriterio enseado a las naciones por la providencia divina para definirlo cierto respecto al derecho natural de gentes, desde el cual las nacio-nes aciertan a entender las unidades sustanciales de tal derecho, en lascuales, con diversas modificaciones, todas coinciden. De donde sale eldiccionario mental, que da origen a todas las diversas lenguas articula-das, con el que est concebida la historia ideal eterna, en la que acae-cen las historias de todas las naciones en el tiempo; diccionario e his-toria de los que de inmediato se propondrn sus dignidades propias55.

    Poco ms tarde, en la seccin del mtodo, torna el principio enriquecido por lacaracterstica cientificidad que la historia de las ideas humanas consigue gracias aluso de un arte crtica, la cual, adems de perseguir la logicidad cartesiana, deter-mina los tiempos y los lugares de esta historia, ahora y siempre con el recurso alsentido comn.

    Y para determinar los tiempos y los lugares de esta historia ashecha, esto es, cundo y dnde nacieron los pensamientos humanos, yas confirmarla por medio de sus dos propias cronologas y geografas,por as decir, metafsicas, esta Ciencia usa un arte crtica, tambinmetafsica, sobre los autores de esas mismas naciones, entre las cualesdebieron transcurrir mucho ms de mil aos para que pudiesen apare-cer los escritores, acerca de los que se ha ocupado hasta hoy la crticafilolgica. Y el criterio del que se sirve, por una dignidad antes indi-cada, es aqul, enseado por la providencia divina, comn a todas lasnaciones; que es el sentido comn de ese gnero humano, determina-do por la necesaria conformidad[*] de las mismas cosas humanas, queconstituye toda la belleza de este mundo civil. Por ello reina en talCiencia este tipo de pruebas: que, puestos tales rdenes por la provi-

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  • dencia divina, y aunque fuese que desde la eternidad nacieran de cuan-do en cuando mundos infinitos, lo cual ciertamente es falso de hecho,las cosas de las naciones debieron, deben y debern ocurrir tal comoson razonadas por esta Ciencia56.

    Esto es, que mientras realza la necesidad de las pruebas teolgicas naturales,escruta tambin en ellas la insuficiencia que induce a recuperar las pruebas lgi-cas, y, sin embargo, una vez ms, no en el sentido cartesiano sino ms bien rastre-ndolas en otras dos dignidades, la decimocuarta y la decimoquinta, que vale lapena releer aqu porque ellas consiguen el carcter de verdadero conocimiento cien-tfico para la historia de las ideas humanas.

    La naturaleza de las cosas no es otra que el nacimiento de stas enciertos tiempos y con ciertos modos, los cuales siempre que son losmismos, de all nacen tales y no otras cosas57.

    Las propiedades inseparables de los sujetos deben estar produci-das por la modificacin o modo con que las cosas han nacido; por loque nos pueden confirmar que tal y no otra es la naturaleza o nacimien-to de esas cosas58.

    Contestando el reproche que Croce reserv a estas afirmaciones de Vico, hechoste culpable de falta de distincin entre filosofa, ciencia emprica, e historia,Pagliaro59, lcidamente, ha retomado aqu la capacidad de la filosofa viquiana paracomprender la determinacin concreta, histrica, en que la naturaleza se manifiestacomo hecho, en el sentido de que, por un lado, Vico pretende eliminar la contingen-cia de la determinacin histrica de la naturaleza mediante la repetida identidad delas circunstancias de tiempo, lugares y modos de manifestarse la naturaleza de lascosas, y con tal motivo transfiere las variaciones de las cosas a las variaciones queen tiempos, lugares y modos se verifican, para afirmar que el dato constante es lanaturaleza como obra en el nacimiento de ellas, pero sin que esta constancia anulelas modificaciones histricas de las que las variedades de las cosas son expresintan esencial como para requerir la conformidad de stas con la accin humana.En otros trminos, Vico afirma la universalidad de la naturaleza humana, peroadmite que sta existe, se manifiesta y es cognoscible en las determinaciones con-cretas de su historicidad, a las cuales socorre la universalidad del lenguaje comoproyeccin de la universalidad de la naturaleza humana.

    Ello permite comprender cmo, justo tras la retornada referencia al sentidocomn en cuanto arte crtica de la historia de las ideas humanas, Vico pueda univer-salizar esta concretizada historia transformndola (o, mejor, transfirindola) en unahistoria ideal eterna sobre la cual

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    Sentido comn, teologa de la historia e historicismo en Vico

  • transcurren en el tiempo las historias de todas las naciones en sussurgimientos, progresos, estados, decadencias y finales. As nos anticipa-mos a afirmar que en tanto que quien medita esta Ciencia se narra l a smismo esta historia ideal eterna, en la misma medida en que habiendosido este mundo de naciones ciertamente hecho por los hombres (que esel primer principio indudable que se ha afirmado anteriomente), y por ellodebindose hallar el modo dentro de las modificaciones de nuestra mismamente humana, en aquella prueba del debi, debe, deber, l mismo sela hace; porque cuando se da el caso de que quien hace las cosas es elmismo que las narra, no puede ser ms cierta la historia60.

    Despus de que la argumentacin propia del De Antiquissima retorne cribadapor la continua, larga y spera meditacin.

    As esta Ciencia procede justamente como la geometra [donde laScienza Nuova Seconda de 1730 haba escrito matemtica]61, la cual,mientras que sobre sus elementos lo construye o lo contempla, ellamisma se hace el mundo de las dimensiones; pero con tanta ms reali-dad cuanto que ms tienen los rdenes en torno a los asuntos de loshombres, que la que tienen los puntos, las lneas, las superficies y lasfiguras. Y esto mismo es el argumento de que tales pruebas son de unaespecie divina y de que deben, oh lector, proporcionarte un divino pla-cer, puesto que en Dios una misma cosa es el conocer y el hacer62.

    Aqu el comentario de Pagliaro aparece iluminador y perspicaz.

    Entre el vocabulario mental de las cosas humanas y el valor eti-molgicamente confirmado opera el sentido comn, que, indagando elnexo entre lo particular y lo universal, por un lado define la naturalezahumana como filosofa y, por otro, califica lo particular como historia.En la doctrina de Vico, filosofa, conocer emprico e historia aparecencomo tres momentos distintos, los cuales convergen hacia un verdade-ro conocer cientfico. Al sentido comn le es atribuida una funcinbsica, en cuanto le es confiado el juicio de legitimidad de la proyec-cin de la naturaleza humana en el tiempo, afuera de la documentacinconcreta y, en conjunto, el encuadramiento de lo particular, nacido conciertos modos y en un cierto tiempo y en un cierto espacio, en esa natu-raleza, que constituye la universalidad como ser y como filosofa.Considerada en el sector del lenguaje, la doctrina de Vico no presenta,segn nos parece, confusin entre filosofa y filologa, si por filosofa

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  • se entiende la asuncin de la naturaleza humana como valor universal,metafsico, y por filologa el descubrimiento de tal naturaleza en lasdeterminaciones histrica con que ella se revela63.

    5. El camino de Vico se hace rpido, lo que no significa gil. Las pruebas filo-sficas se curvan siempre hacia las pruebas histricas, que no pueden ser sino lasltimas y gusta destacar a propsito una a mi parecer querida ambigedadviquiana, que sugiere reconocer estas pruebas como las determinantes, ya que astas, en cuanto ltimas, les es confiada la conclusin lgica del discurso, si bien sunivel, lgico y metodolgico, no es ms que el tercero tras las pruebas teolgicas ylas pruebas filosficas. Como confirmacin de la complejidad de la cuestin, estacurvatura propone (o vuelve a proponer) la distincin entre historia sagrada e histo-ria profana. Vico no lo oculta ni tampoco niega el paralelismo entre las dos histo-rias. Pero recaba de ello una ulterior confirmacin de su filosofar en su conseguiday desconocida originalidad. Releamos esta otra solemne pgina viquiana colocada,con artificio, en la seccin conjuntamente introductoria y programtica de la com-pleta Scienza Nuova.

    Adems, cuando, segn las definiciones de lo verdadero y de locierto propuestas ms arriba, durante una larga poca los hombres noestuvieron capacitados para lo verdadero y para la razn, que es lafuente de la justicia interna, de la que se satisfacen los intelectos lacual fue practicada por los hebreos, que, iluminados por el verdaderoDios, tenan prohibido por su ley divina tener incluso pensamientosque no fueran justos, de lo cual ninguno de los legisladores mortalesse preocup nunca (porque los hebreos crean en un Dios todo menteque espa en el corazn de los hombres, mientras que los gentiles creanen dioses compuestos de cuerpo y mente que no podan hacerlo); y[sta] fue luego razonada por los filsofos, los cuales no aparecieronhasta dos mil aos despus de haber sido fundadas sus naciones; ymientras tanto se gobernaron con lo cierto de la autoridad, esto es, conel mismo criterio que usa esta crtica metafsica, el cual es el sentidocomn del gnero humano (del quel se ha propuesto ms arriba, en losElementos, la definicin), sobre el que reposan las conciencias detodas las naciones. De este modo, por este otro importante punto devista, esta Ciencia viene a ser una filosofa de la autoridad, que es lafuente de la justicia externa, como dicen los telogos morales.Autoridad que debieron tener en cuenta los tres prncipes de la doctri-na en torno al derecho natural de gentes, y no aquella otra extrada depasajes de los escritores; de la cual ninguna certeza pudieron haber

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  • tenido los escritores, porque tal autoridad rein entre las nacionesbastante ms de mil aos antes de que los escritores pudieran prove-nir. Por lo que Grocio, ms docto y erudito que los otros dos, casi encada materia particular de tal doctrina combate a los jurisconsultosromanos; pero todos los golpes caen en el vaco, porque aqullosestablecieron sus principios de lo justo sobre [la base de] lo cierto dela autoridad del gnero humano, no sobre la autoridad de los instrui-dos64.

    Las pruebas filolgicas, que histricamente definen a la vez la regla de lavida social y los confines de la razn humana65, no sufren el escaque de la sepa-racin de la historia sagrada del pueblo hebreo, iluminado por el verdadero Dios,ya que el descarte, antes que negativo, es la consagracin positiva de la crisis detoda postura totalizante de la filosofa, tambin de aquella que se expresa en unafilosofa de la historia que sea el necesario desarrollo de la irrompible correspon-dencia de lo real y lo racional. Mas esto es la confirmacin de la filosofa de Vico,de sus pruebas teolgicas y lgicas, confortada por las pruebas histricas.

    La filologa como ciencia filosfica que Vico consigue de talmodo ha comentado Piovani66 es como la ciencia de los necesariosanlisis de los hechos: ella discrimina las fbulas, criba y discute afondo los mitos, corrige las geografas, coteja las cronologas, persi-gue las etimologas, distingue los lenguajes, humilla las vanidades delos doctos y de las naciones: aprovecha, con su sentido de lo particu-lar, la historia universal, es indispensable para la historia universal.

    En cuanto a un intprete catlico de Vico (por tanto un pensador no sospecho-so de escaso sentido por la providencialidad de la historia), Giuseppe Capograssi haofrecido la ms lcida interpretacin.

    Si por filosofa de la historia se entiende aquella agustiniana de undiseo providencial al que la historia obedezca, entonces Vico no tienenada de filsofo de la historia, antes es la anttesis diametralmenteopuesta, porque no reconoce a la historia ningn diseo, ningn fin67.

    La ruptura de la idea de historia totalizante que Vico advierte y razona con anti-cipada originalidad contrastante de los posteriores planteamientos de tipo idealis-ta o positivista elimina en el filsofo todo inters por el tema de la finalidad (quees el fin) de la historia que implica una teologa a la que, no casualmente, le esopuesta una teologa civil y razonada. A lo que de nuevo socorre la lectura de

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  • Capograssi, aunque muy rpida, casi de esencial oraculidad adems de razonad-sima. La historia, para Vico, no tiene fines. El inters fundamental de la historiaes precisamente el mundo humano. Vico parte del individuo, comprendido en lasnecesidades y utilidades de la vida, en sus pasiones (de las que pocas cosas comoel universal fantstico saben descubrir el carcter de lo particular vivido), quelo ponen sobre el plano inclinado de las cadas, respecto al cual el filsofo ve laexigencia del orden. Un orden que es confiado a y que se realiza mediante elrecurso [il ricorso] y el uso de las ideas humanas (la providencia, el pudor, lainmortalidad), las cuales son descubiertas a travs de un proceso de conocimientoque no anula la desigualdad [sperequazione] entre individuo e historia, aun-que andando siempre a la bsqueda de una continua igualacin [equazione],donde ambos movimientos (el de la ruptura y el de la armona) den cuenta de losindividuos cuya historia es continuada por la historia del mundo. Por ello Vicoescribe que la historia la hacen los hombres (como hemos visto tambin en laspginas citadas ms arriba) y Capograssi comenta que esta frase hay que enten-derla al pie de la letra: la historia la hace el hombre, porque, aquello que el hom-bre pone en ella, es aquello que all halla68, por lo que nada permite entender estafrase como si dijese la historia la hace el espritu universal. Ante esta historia laProvidencia no es ni transcendente ni inmanente, porque es una ley de necesidad,por la que el individuo debe llegar hasta el extremo de su experiencia, cualquie-ra que sta sea. Ah se encuentra y se comprende el orden de la historia, que no esel desarrollo determinante y determinado de la historia (que contrasta con la inter-pretacin viquiana de catstrofe y del recurso, anticipadora de la tesis humboldtia-na sobre la implacabilidad de la historia universal). Si Vico (como dicen) ha des-cubierto la historia como despliegue, una historia que se forma desde s misma, dela historia providencial Vico no tiene nada que decirnos69. Y no tiene nada quedecirnos porque en verdad sta no es la historia de Vico, como no lo es la idea dehistoria a la que se confa la inquieta modernidad. En realidad Vico anticipa unahistoria diferente, una rigurosa antropologa de la historia, la cual admite que algoquede fuera, como la historia del pueblo elegido; una antropologa fundante de lahistoria del individuo, la historia necesaria para el destino del individuo, aredescubrir en su conformidad con las cosas expresadas por la conciencia pri-migenia, valga decir la sensitividad, las pasiones y la fantasa. Ello no ayuda aconseguirlo la lengua cuando sta se habita a la abstraccin. Justamente sirve lalengua como prueba filolgica70 porque ella es (o se hace) interpretacin de lahistoria, en cuanto narra las historias de las cosas que ellas mismas significan,comenzando por la propiedad de sus orgenes y prosiguiendo con los naturalesprogresos de sus transferencias segn el orden de las ideas. Ejemplar resulta unapgina de la Metafsica Potica, primera seccin del segundo libro de la sabi-dura potica.

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  • Mas, as como ahora (por la naturaleza de nuestras mentes huma-nas, que incluso en el mismo vulgo est muy retirada de los sentidoscon tantas abstracciones cuantas estn llenas las lenguas con tantosvocablos abstractos, y demasiado sutilizada con el arte de escribir, ycasi espiritualizada con la prctica de los nmeros, hasta el caso de quevulgarmente saben hacer cuentas y discurrir) nos est naturalmentenegado poder formar la vasta imagen de esa mujer que denominanNatura simpatetica (ya que mientras que con la boca lo dicen, no tie-nen nada en su mente, puesto que su mente est en lo falso, que esnada, ni tienen ya el socorro de la fantasa para poder formar tan falsay vastsima imagen); igualmente ahora nos est naturalmente negadopoder entrar en la vasta imaginacin de aquellos primeros hombres,cuyas mentes eran nada abstractas, ni en nada sutiles, ni nadas espiri-tualizadas, porque estaban completamente inmersas en los sentidos,totalmente rendidas a las pasiones, plenamente sepultadas en los cuer-pos: de ah que dijramos ms arriba que apenas se puede entender, nide hecho es posible imaginar, cmo pensaron los primeros hombresque fundaron la humanidad gentilicia71.

    6. Mas ahora podemos concluir nuestro pequeo y hasta aqu sumario razo-namiento.

    La razn es reconocida en sus lmites y no en su absoluta y totalizante raciona-lidad y, por ello, necesita apelar al conocimiento sin reflexin, donde evitar des-conocer la solemne admonicin que cierra el captulo sobre el Mtodo: stosdeben ser proclama Vico los confines de la humana razn. Y quien quiera salir-se fuera de ellos, vea si no se sale fuera de toda la humanidad72.

    Del mismo modo, la historia no es una realidad absoluta, totalizante. Ella tiene fuerade s la historia del pueblo de Dios, que es otra cosa y sin embargo no indica su escaque,as como no puede absorber la religin en una progresin ascensional del tipo de los gra-dos del espritu absoluto hegeliano. Junto a la historia Vico se dirige a la religin paragarantizar a los hombres el orden, que puede conseguirse slo cuando el hombre se haceuniversal, cuando halla el fundamento propio en el sentido que rompe la propia singula-ridad encerrada en la propia empiricidad o particular utilidad. Eso ciertamente garantizala humanidad como gnero humano, pero, quizs, no garantiza el individuo singular. Y,todava, a nadie ofrece Vico la seguridad de la salvacin, ni siquiera completamente a lahumanidad, porque, si as fuese, se anulara la razn de bsqueda constante de la equi-paracin entre hombre e historia, y se resolvera el desequilibrio que impide a la historiael carcter del determinismo teleolgico, que Vico no desea. La religin de Vico noencuentra sitio a la salvacin, as como la salvacin no se halla en la historia, que no esun absoluto, una totalizante identificacin, sin residuos, entre lo real y lo racional73.

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    Fulvio Tessitore

  • El historicismo de Vico est en este original descubrimiento de los lmites de larazn, que son los lmites de la historia, entendida por ello como posibilidad y nocomo necesidad, como orden ordenador y no como orden ordenado: la historia deldestino de los individuos no es una teleologa sino una teologa, una teologa de lahistoria que busca la respuesta a los incommoda de la vida, quasi viquiana teodi-cea. En un proceso de este calibre Dios no tiene inters por el fin de la historia, notiene inters por lo que acontecer a travs de la historia sino por aquello que la his-toria es gracias al juicio de la misma, que se da considerando aquello que el hom-bre es aqu y ahora, en su insalvada e insalvable humanidad. En otros trminos, Vicocomprende que la teleologa de la historia inserta al hombre en un orden divino quetanto lo comprende (en el sentido literal de tenerlo dentro) cuanto lo niega comoindividuo humano, mientras que, por el contrario, la teologa de la historia, en cuan-to confrontacin entre orden de Dios y orden del hombre, deja a ste la condicinantropolgica de libre respecto a Dios, que lo mira pero no lo condiciona, lo enjui-cia pero no lo oprime, porque al enjuiciarlo no lo anula en ello sino que exalta en lla responsabilidad de la accin, que es lo que lo hace merecedor o desmerecedor dela gracia. La condicin de la condena o de la salvacin del hombre es el reconoci-miento de su libertad, y no puede ser su opresin. Y he aqu el historicismo del hom-bre de Vico a la bsqueda de la propia universalizante afirmacin.

    Lo notable de este historicismo es que la Scienza Nuova terza aspira a dar el sis-tema del orden, o sea, la certeza ms bien que la verdad del orden. La ltima ScienzaNuova es, por ello, la conclusin de la construccin de un desrrollo por el cual lanaturaleza humana se desplaza cada vez ms desde el plano metafsico al planoinductivo e historicista, en el sentido de que Dios es verificacin del orden74, mien-tras que el hombre lo construye (en la continua inventio) y lo acredita con la propiaresponsabilidad que se sabe de no tener seguridad, y por aadidura de no tener sal-vacin, excepto en el destino de la humanidad. Por todo esto, la Scienza Nuova terzano atestigua el cansancio del filsofo, que, como pocos historiadores contemporne-os a l, as como posteriores, ha visto la dramtica ambigedad del moderno (tam-bin aqul de su Npoles tardoseicentesca y primosetecentista en el difcil traspasode reino governato in provincia a reino autnomo). La Scienza Nuova no es la con-clusin pacificante de un proceso de pensamiento que se ha centrado en el individuobuscando a partir de ste, quizs con excesiva prisa, la universalizacin, el funda-mento universal que afirme la seguridad en la insuperabilidad de la condicin huma-na, hecha de sucesos y avances, pero tambin de decadencias y regresos. Condicintan incumbente en la inquieta reflexin del filsofo que, para atenuar el pesimismode la condicin humana, parece dispuesto a desplazarse del plano de lo singular alplano de la humanidad. Sin embargo, Vico no cumple jams este paso definitivamen-te, precisamente porque es demasiado fuerte en l la conviccin de que la historia lahacen los hombres, los cuales no pueden ser resueltos, sin residuos ni sin descartes,

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    Sentido comn, teologa de la historia e historicismo en Vico

  • en la armnica completud del gnero humano. Piovani75 ha comentado muy bien, conconceptuosa elegancia, esta idea central entre las de Vico.

    La experiencia que es nuestra, la ciencia que es nuestra, es la his-toria. El estilo histrico entrena el ingenio de Vico, hacindolo capazde observar entre lejansimas cosas lazos que en cualquier razncomn las apretara unidas. Este anlisis verdaderamente divino,que no ambiciona verdades humanamente inverificables, sino que estfundado sobre certezas documentables por pruebas verificadas, nosgua sutilmente hilo a hilo dentro de los ciegos laberintos del coraznhumano, que puede ofrecer de l no ya los acertijos de los algebristas,sino la certeza, cuanto humanamente es lcito, del corazn del hom-bre. A su modo, la divinidad es tal anlisis humano porque controla ypenetra las acciones en que el hombre es Dios, sin pretender describiro explicar las ocultas conformaciones de la naturaleza, ignotas a lafilosofa del hombre, cognoscibles, en sus individualidades, solamentepor la sobrehumana voluntad que las ha hecho.

    La excepcional profundidad de estas intuiciones (que esclarece la incansableindagacin de pruebas histricas hasta el punto de inventarlas, porque han sidoadvertidas en su necesidad, cuando no logra hallarlas de hecho) justifica las tesis,distintamente formuladas y no raramente retornantes, sobre el aislamiento de Vico,sobre el Vico precursor en torno al cual se ha construido y combatido la larga his-toria de la fortuna del filsofo. En realidad, la fuerza de este gran ejercicio teorti-co est en el descubrimiento de la idea de eventualidad76, que la poca modernaejemplarmente configura cual campo de fuerzas contrastantes e interagentes endonde lo nuevo innova pero sin embargo no anula lo viejo tampoco en la prepara-cin del porvenir. En el descubrimiento de la idea de eventualidad est una filoso-fa de los lmites de la razn que viene colocada en el origen de aquella minoritariapero determinante corriente de pensamiento que, desde el siglo XVIII, desembocaen nuestro siglo XX, ponindose en los orgenes del historicismo crtico y proble-mtico, contrario a toda absolutez, sea la del racionalismo cientfico o histrico,sea la del historicismo absoluto. Tradicin minoritaria que sin embargo convive ydialoga con la otra (esto es, aquella del historicismo absoluto o idealismo), ya quecomo sta no es una forma de nihilismo ni de irracionalismo, segn han sostenidoy pueden sostener nicamente los filsofos dogmticos o los historiadores obtusos.No es una filosofa defecata, precisamente en tanto que sabe razonar los lmitesde la razn y no tacha en ella las debilidades.

    [Trad. de Jos M. Sevilla]

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    Fulvio Tessitore

  • Notas1. F. De SANCTIS, Storia della letteratura italiana, a cargo de N. Gallo, en Opere, IX, Einaudi, Turn, 1962,

    p. 819. He subrayado el viquismo de fondo en la filosofa de De Sanctis en muchos trabajos, pero especialmenteen aqul titulado La filosofia di De Sanctis (editado por primera vez en 1984 y ahora recogido en el volumen IIIde mis Contributi alla storia e alla teoria dello storicismo, Edizioni di Storia e Letteratura, Roma, 1997, pp. 37-70), en polmica tanto con la lectura neoidealista que, todava y de modo particular en las grandes pginas croce-anas, no ha dejado de realzar la presencia de Vico en el gran historiador de la literatura como con las lecturas hege-liano-marxianas, que no siempre han seguido la perspicacia crtica de S. LANDUCCI, Cultura e ideologia in F. DeSanctis (Feltrinelli, Miln, 1967), prefiriendo abandonarse a prejuiciosos enfoques ideolgicos fruto de una esta-cin ahora condenada de nuestra cultura. De ello, por ejemplo, son documento los escritos de M.T. LANZA (cfr. laintroduccin al vol. XIV de las citadas Opere desanctisianas, Einaudi, Turn, 1972), a veces polmicos en mis con-frontaciones (cfr. Il pianeta De Sanctis, en AA.VV., F. De Sanctis. Recenti ricerche, Quattro venti, Urbino, 1989,pp. 55-60). Por el contrario, no viene a cuento citar otros escritos sobre el tema, que no son sino documentos detosquedad intelectual.

    2. Ms que a las lecturas ochocentescas, me refiero aqu a las contribuciones del tipo de aqullas de F. AMERIO(Introduzione allo studio di G.B. Vico, SEI, Turn, 1947). Las sucesivas informaciones bibliogrficas pueden serrecabadas en las bibliografas viquianas a cargo del Centro di Studi Vichiani del C.N.R., que representan el ele-mento de documentacin ms seguro existente hoy.

    3. Pienso en las pginas de P. Villari, N. Marselli y otros, pero especialmente en las de G. Cantoni, cuyas indi-caciones pueden ser fcilmente localizadas en la preciosa Bibliografia vichiana, de B. CROCE y F. NICOLINI(Ricciardi, Npoles, 1948).

    4. La referencia es, obviamente, a las famosas investigaciones de B. Croce, G. Gentile y F. Nicolini. Sobreellas refiero al menos, a continuacin, las contribuciones de P. PIOVANI, Il Vico di Gentile [1976], ahora en La filo-sofia nuova di Vico, a mi cuidado, Morano, Npoles, 1990, pp. 263-320, y de F. TESSITORE, Qualche annotazionesugli studi vichiani di F. Nicolini [1995], en Signorie di parole. Studi offerti a Mario Di Pinto, Fredericiana,Npoles, 1998, pp. 625-637.

    5. Cfr. P. ROSSI, Devozioni vichiane, Rivista di Filosofia, 1995, LXXXVI, 2, pp. 173-215, y Devozionivichiane seconde ed ultime, ibid., 1997, LXXXVIII, 3, pp. 387-428. Las indicaciones de los importantes estudiosviquianos de Rossi son, obviamente, localizables en las citadas bibliografas. En esclarecimiento de aquello que sealude en el texto me permito recordar la nota de G. CACCIATORE F. TESSITORE, Alcuni storicismi tra devoti eiconoclasti vichiani, Bollettino del Centro di Studi Vichiani, 1996-1997, XXVI-XXVII, pp. 219-225.

    6. Adems de a las citadas contribuciones del Centro di Studi Vichiani y a los Avvisatori bibliografici publi-cados en cada nmero del Bollettino del Centro di Studi Vichiani, envo a A. Battistini, Le tendenze attuali deglistudi vichiani, en AA.VV., Vico oggi, a cargo de A. Battistini, Armando Ed., Roma, 1979, pp. 9-68, sobre el cualpuede verse mi recensin en el Bollettino del Centro di Studi Vichiani, 1980. X, pp. 205-209.

    7. Me refiero a los estudios viquianos de Piovani, recogidos casi todos hoy da en el ya citado La filosofianuova di Vico, y de los estudiosos de Piovani recogidos en el Centro di Studi Vichiani, fundado por l en 1969, ydirigido por m desde 1969 hasta 1995. El Centro ha promovido la edicin crtica de las obras de Vico, de la que apartir de 1982 han sido publicados seis volmenes.

    8. Cfr. PIOVANI, La filosofia nuova di Vico, cit., y especialmente los ensayos de 1968 Vico, la filosofia senzanatura y Vico senza Hegel (ibidem, pp. 55-90; 173-208). Sobre los estudios viquianos de Piovani vase el ensa-yo de E. NUZZO, Lo studioso di Vico, en AA.VV., Lopera di P. Piovani, Morano, Npoles, 1991, pp. 207-312.Vase tambin, en el mismo volumen, F. TESSITORE, Lo storico della filosofia, pp. 167-206.

    9. Cfr. G. GIARRIZZO, Vico, la politica e la storia, Guida, Npoles, 1981, y especialmente La politica di Vico,separata de Quaderni contemporanei, 1969, n. 2, pp. 53-122. Me permito referir mi Gli studi vichiani di G.Giarrizzo, Giornale critico della filosofia italiana, 1983, LXII, 1, pp. 108-117.

    10. PIOVANI, Vico senza Hegel, cit.; la primera vez editado en Omaggio a Vico, Morano, Npoles, 1968, p.584.

    11. La primera cita se refiere a la Scienza Nuova terza [1744], 34, siguiendo la edicin de Nicolini, Laterza,Bari, 1953, IV ed., vol. I, p. 28. Tales orgenes de las lenguas demuestran que los primeros pueblos gentiles, poruna demostrada necesidad de naturaleza, fueron Poetas, que hablaron con caracteres poticos; y antes hablaroncon caracteres poticos divinos los Poetas telogos, que vinieron primero; y despus con caracteres poticos heroi-cos hablaron los Poetas Heroicos, que vinieron luego: sta fue una manera de pensar de los primeros hombres gen-tiles, como bestias llegadas a la humanidad. Este Descubrimiento nos ha costado la obstinada Investigacin de casi

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    Sentido comn, teologa de la historia e historicismo en Vico

  • toda nuestra vida literaria, y al hacerla finalmente nos ha dado los Principios de esta Ciencia: lo que aqu deci-mos para avisarte, oh Lector, de la gran dificultad que deberis encontrar para comprender los Principios; la cuallos toma de tal manera de pensar por caracteres poticos, que ahora es imposible de imaginar. La segunda citaest recabada de la Scienza Nuova Prima [1725], 261, siguiendo la edicin de Nicolini (Laterza, Bari, 1931, p.150).

    Las sucesivas citaciones en nuestro texto seguirn las ediciones indicadas en esta nota.12. SNT, 1744, 405 (vol. I, p. 165). Este fragmento no tiene correspondencia en SNS, 1730.13. Cfr. A. PAGLIARO, Lingua e poesia secondo G.B. Vico, en Altri saggi di critica semantica, DAnna,

    Messina-Florencia, 1961, p. 307. Este ensayo est, ciertamente, entre las ms relevantes contribuciones de labibliografa viquiana del siglo XX, con una valor que excede el tema de la lengua en Vico.

    14. VICO, De nostri temporis studiorum ratione, trad. it. de M. Di Benedetto en Opere filosofiche, a cargo deP. Cristofolini, Sansoni, Florencia, 1971, pp. 817 y ss.: Igitur qui neque in physicum, neque in mechanicum eru-ditur, sed ad rempublicam [] instituitur. En adelante se citar con DSR. [N.T.- Hay trad. esp. del latn, a cargode Francisco J. Navarro Gmez, en G. VICO, Obras. Oraciones Inaugurales & La antiqusima sabidura de los ita-lianos, Ed. Anthropos, Barcelona, 2002. La trad. corresponde a la p. 98].

    15. DSR, p. 817.16. DSR, p. 809: Sed illud incommodum nostrae studiorum rationis maximum est, quod cum naturalibus doc-

    trinis impensissime studeamus, moralem non tanti facimus, et eam potissimum partem, quae de humani animi inge-nio eiusque passionibus ad vitam civilem et ad eloquentiam accomodate, de propriis virtutum ac viciorum notis,de bonis malisque artibus, de morum characteribus pro cuiusque aetate, sexu, condicione, fortuna, gente, republi-ca. [N.T.- Cfr. trad. esp. retomada en nuestra traduccin en op. cit. p. 92].

    17. Para este tema remito a mi Vico, la decadenza e il ricorso, Archivio di storia della cultura, 1999, XII,pp. 3-19.

    18. DSR, p. 813.19. DSR, ibidem: Sed quid facias, si non cum mente, sed cum animo tota eloquantiae res est: mens quidem

    tenuibus istis veri retibus capitur, sed animus non nisi his corpulentioribus machinis contorquetur et expugnatur.20. DSR, ibidem: verum curare, quod videatur; honestum sequi, quod omnes probent.21. DSR, p. 811: Et, quod ad prudentiam civilis vitae attinet, cum rerum humanarum dominae sint occasio

    et electio, quae incertissimae sunt, easque, ut plurimum, simulatio et dissimulatio, res fallacissimae ducant, quiunum verum curant, difficile media, difficilius fines earum assequuntur.

    22. DSR, ibidem: Atque adeo hoc scientia a prudentia distat, quod scientia excellunt, qui unam caussam, perquan plurima naturae effecta perducunt; prudentia vero praestant, qui unius facti quam plurimas caussas vesti-gant, ut quae sit vera, coniiciant.

    23. DSR, p. 797: Ut autem scientia a veris oritu, error a falsis, ita a verisimilibus gignitur sensus commu-nis. Verisimilia namque vera inter et falsa sunt quasi media.

    24. DSR, ibidem: Et principio, quod ad scientiarum attinet instrumenta, a critica hodie studia inauguramur:quae, quo suum primum verum ab omini, non solum falso, sed falsi quoque suspicione expurget, vera seconda etverisimilia omnia aeque ac falsa mente exigi iubet. Incommode quidem: nam adolescentibus quam primum sensuscommunis est conformandus, ne in vita agenda aetate firmati in mira erumpant et insolentia. [N.T.- La trad. esp.ofrecida en el texto est tomada de la edicin espaola de F.J. Navarro Gmez, citada, pp. 81-82].

    25. DSR, p. 811: Et cum sensum communem non excoluerint, nec verisimilia unquam secuti sunt. Nonrecte igitur [] ii faciunt, qui iudicandi rationem, qua utitur scientia, in prudentiae usum transferunt. [N.T.- Cfrtrad. esp. en la p. 94 de la ed. a cargo de Navarro, antes citada].

    26. DSR, p. 797: Praeterea sensus communis, ut omnis prudentiae, ita eloquentiae regula est.27. Cfr. G. SEMERARI, Intorno allanticartesianesimo di Vico, en Omaggio a Vico, cit., pp. 195-232.28. VICO, De antiquissima italorum sapientia, trad. it. de P. Cristofolini, en Opere Filosofiche, cit., p. 131:

    Habes [] metaphysicam humana imbecillitate dignam. En adelante se cita con DAIS. [N.T.- Cfr. la trad. esp.de Francisco J. Navarro Gmez, en Obras de Vico, cit., p. 191 cuya traduccin recogemos aqu, siempre que enNota se indique su confrontacin].

    29. DAIS, p. 69: Cum igitur scientia humana nata sit ex mentis nostrae vicio. [N.T.- Trad. esp. de F.J.Navarro, cit., pp. 138-139].

    30. DAIS, p. 119: et tamquam in rebus humanis non regnarent libido, temeritas, occasio, fortuna, peranfractus vitae recta pergas. [N.T.- Cfr. trad. esp. de F.J. Navarro, cit., p. 182].

    31. DAIS, ibidem: Methodo autem geometrica orationem civilem disponere, idem est ac nihil oratione acu-tum admittere, nec nisi ante pedes posita commostrare; auditoribus tamquam pueris nihil nisi praemansum in os

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    Fulvio Tessitore

  • ingerere, et, ut uno verbo complectar, in concione pro oratore doctorem agere. [N.T.- Trad. esp. de F.J. Navarro,cit., p. 182].

    32. DAIS, pp. 121; 110.33. DAIS, pp. 123; 131.34. DAIS, p. 123.35. DAIS, p. 65: Deus scit omnia, quia in se continet elementa, ex quibus omnia componit. [N.T.- Como en

    las otras ocasiones indicadas, citamos en espaol por la trad. esp. de F.J. Navarro, cit., p. 137].36. DAIS, ibidem: homo autem studet, dividendo, ea scire. Itaque scientia humana naturae operum ana-

    tome quaedam videtur. [N.T.- Cfr. trad. esp. de F.J. Navarro, cit., p. 137].37. DAIS, p. 117: Ingenium facultas est in unum dissita, diversa coniungendi. [N.T.- Cfr. trad. esp. de F.J.

    Navarro, cit., p. 180].38. DAIS, ibidem: Deus sit naturae artifex, homo artificiorum Deus. [N.T.- Trad. esp. de F.J. Navarro,

    cit., p. 180].39. DAIS, p. 75: Nec ulla sane alia patet via, qua scepsis re ipsa convelli possit, nisi ut veri criterium sit id

    ipsum fecisse. [N.T.- Cfr. trad. esp. de F.J. Navarro, cit., p. 143].40. DAIS, p. 69: eae certisimae sunt, quae originis vicium luunt, et operatione scientiae divinae similes

    evadunt, utpote in quibus verum et factum convertuntur. [N.T.- Cfr. trad. esp. de F.J. Navarro, cit., p. 189].41. DAIS, ibidem: veri criterium ac regulam ipsum esse fecisse: ac proinde nostra clara ac distincta men-

    tis idea, nedum ceterum verorum, sed mentis ipsius criterium esse non possit: quia, dum se mens cognoscit, nonfacit, et quia non facit, nescit genus seu modum, quo se cognoscit. [N.T.- Cfr. trad. esp. de F.J. Navarro, cit., p.139. La cursiva aparece slo en la trad. ital. de la ed. de Cristofolini, recogida en la cita del autor].

    42. DAIS, p. 79. [N.T.- Cfr. trad. esp. de F.J. Navarro, cit., pp. 146 y p. 147]. Soy consciente de cun arbitra-rio es, a nivel filolgico, aludir aqu a un viquismo de Ranke e incluso reclamar por asonancia (y quizs no slopor sta) una afirmacin (ea quae sunt sicut sunt) del tratadito fridericiano De arte venandi cum avibus. E inclu-so resulta muy fuerte la tentacin de no dejar correr la atencin sobre esta lcida crtica de Vico a la historiografapragmtica y ejemplar a favor de una historiografa como comprensin de las cosas tal como son, hasta el puntode anular (como despus de l tambin igualmente dir Ranke) el yo del historiador narrador en un supremo sus-piro de comprensin. Mas, sobre el significado terico e historiogrfico de todo ello debo remitir, para claridad dela propuesta cautamente presentada en el texto, a mis estudios sobre el historicismo y, especialmente, a los escri-tos viquianos y rankeanos, que actualmente estn recogidos, en su mayor parte, en los primeros dos volmenes demis Contributi alla storia e alla teoria dello storicismo (Edizioni di Storia e Letteratura, Roma, 1995, pp. 213-246;373-408; 731-813). [N.T.- A los cinco volmenes I, II 1995; III, 1997, IV, 1998, V, 2000 han continuado losNuovi contributi alla storia e alla teoria dello storicismo 2002 y Altri contributi 2007. Para una aproxima-cin a la idea de historicismo del autor, el lector hispano puede ver: F. TESSITORE, Interpretacin del historicismo,Anthropos, Barcelona, 2002].

    43. Cfr. G. VICO, Sinopsi del diritto universale [1720], en Opere giuridiche, a cargo de P. Cristofolini, Sansoni,Florencia, 1974, p. 5. [N.T.- Hay trad. espaola de este texto de Vico en Cuadernos sobre Vico, n. 9-10, 1998, pp.439-459 (trad. de J.M. Sevilla); y, ms recientemente, una nueva traduccin a cargo de F.J. Navarro Gmez juntocon la trad. completa del De Uno y del De Constantia en G. VICO, El Derecho Universal, en Obras III, Anthropos,Barcelona, e.p. (2009)].

    44. Cfr. DAIS, p. 69. [N.T.- Cfr. trad. esp. de F. Navarro, cit., p. 139].45. As G. CAPOGRASSI, Dominio, libert e tutela nel De Uno (1725), ahora en Opere, vol. IV, Giuffr,

    Miln, 1959, p. 12. En el texto sigo las sugerencias de este ensayo que es, quizs, la ms lcida interpretacin dela gran y compleja obra viquiana.

    46. Sinopsi, p. 5.47. VICO, De Uno, cap. XC (cfr. Opere giuridiche, cit., p. 107).48. CAPOGRASSI, op. cit., p. 20 y vase el De Constantia, III, caput IV (cfr. Opere giuridiche, cit., p. 411).49. Sinopsi, p. 6.50. SNT, 1744 (ed. Nicolini, cit., vol. I, 338, p. 123). La citacin siguiente es del mismo pargrafo y a las

    pp. 123-124.51. P. PIOVANI, Esemplarit di Vico (1968), ahora en La filosofia nuova di Vico, cit., p. 130.52. SNT, 1744, 347, p. 127.53. Ibidem, p. 128.54. SNT, 142, p. 77.55. SNT, 144-145, pp. 77-78.

    Cuadernos sobre Vico 21/22 (2008) 135

    Sentido comn, teologa de la historia e historicismo en Vico

  • 56. SNT, 348, p. 128. [*N.T.- convenevolezza: conformidad, conveniencia, concordancia].57. SNT, 147, p. 78.58. SNT, 148, p. 78.59. PAGLIARO, op. cit., p. 390.60. SNT, 349, pp. 128-129.61. SNS, 1730.62. SNT, 349, p. 129.63. PAGLIARO, op. cit., pp. 381-382.64. SNT, 1744, 350, pp. 129-130.65. SNT, 1744, 360, p. 131.66. PIOVANI, op. cit., p. 128.67. CAPOGRASSI, Lattualit di Vico [1943], ahora en Opere, cit., IV, p. 404.68. CAPOGRASSI, op. cit., p. 401.69. Ibidem, p. 398.70. Cfr. SNT, 1744, 354, p. 130.71. SNT, 1744, 378, p. 148.72. SNT, 1744, 360, p. 131.73. Sobre el pesimismo teolgico-moral agustiniano y su incidencia en la religin de Vico ha escrito agu-

    das pginas A. Corsano en el libro Umanesimo e religione in G.B. Vico (Laterza, bari, 1935, pp. 139 y ss. y 144-150), donde no debe escaparse una tal vez fugaz alusin al pasaje de la Vita que coloca la fe agustiniana entremedio de la calvinista y de la pelagiana (p. 172), pgina que podra, quizs, ser desarrollada en la direccin de uninters de Vico por la solucin calvinista de la gracia. De Corsano es conocido tambin el bello libro sobre Il pen-siero religioso italiano dallUmanesimo al giurisdizionalismo (Laterza, Bari, 1937), donde, en las pginas 98-129,se lee un importante captulo sobre el pensamiento religioso de Vico.

    74. Cfr. PAGLIARO, op. cit., p. 382.75. PIOVANI, op. cit., p. 125.76. He desarrollado esta tesis, en su relevancia historiogrfica y en su significacin terica para la determina-

    cin de un historicismo crtico y problemtico, en varios trabajos, muchos de los cuales se hallan ahora en los ante-riormente citados Contributi [N.T.- Cfr. Nota 1 y Nota 42 ms arriba] y en los libros Introduzione allo storicismo(Laterza, Roma-Bari, 1999, 3 ed.) e Introduzione a Meinecke (Laterza, Roma-Bari, 1998).

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    Cuadernos sobre Vico 21/22 (2008)136

    Fulvio Tessitore