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21 Galde 09 - negua/ 2015 L Mucho más que un tratado comercial Acuerdo Transatlánt ico para el Comercio y la I nversión Acuerdo Transa tlánt ico para el Comercio y la I nversión a pretensión de establecer un Acuerdo Transatlántico sobre Comercio e Inversión (TTIP en sus siglas inglesas) supone una seria amenaza para los derechos de las per- sonas y para el futuro de Europa. No se trata de facilitar el comercio o la inversión para mejorar la vida de la gente, sino de supeditar la vida de la gente a los intereses de las grandes empresas. Y todo ello con la bendición de los gobiernos europeos, los mis- mos que, durante los últimos años, han impuesto con mano de hierro las políticas que han llevado a cotas de desigualdad nunca antes conocidas, mientras facilitaban un ingen- te trasvase de rentas desde los sectores sociales y países más débiles, hacia los más ricos y fuertes. Con el TTIP, Europa parece renunciar definitivamente a algunas de sus raíces y se coloca a la vanguardia del mundo en la defensa de una insensata utopía del mercado, cuyas consecuencias son imprevisibles. La importancia de este asunto ha hecho que, desde GALDE, hayamos decidido dedicar- le el dossier de este nº 9 de nuestra revista. En él, hemos tratado de recoger distintas perspectivas de análisis sobre el tema y diferentes dimensiones o vertientes del mismo. Para ello, se presenta un artículo introductorio, bajo el título ¿Área de libre comercio o área de impunidad? a cargo de Koldo Unceta, Inaki Irazabalbeitia y Manu Gonzalez, per- sonas que han coordinado el dossier. A continuación puede verse la entrevista realizada por Mikel Zurbano a John Hilary, director de War on Want y una de las personas que más han estudiado lo que el TTIP representa. El artículo de Alex Guillamón –El TTIP y el retorno del primer Estado- plantea un análisis de lo que el tratado supone desde el punto de vista de la democracia. Por su parte, el texto de Simon McKeaney -Una negociación con las puertas cerradas-, aborda el proceso de gestación del TTIP en el Parlamento Europeo, mientras que Juan Hernández Zubizarreta y Pedro Ramiro - El TTIP o las normas jurídicas al servicio de las empresas transnacionales- estudian los aspectos jurídicos del tema y su impacto en las relaciones futuras entre empresas y estados. Se plantean a continuación varios artículos que examinan algunas de las principales consecuencias que puede tener el TTIP. Así, Aiala Elorrieta analiza las posibles repercu- siones sobre el empleo en un artículo titulado Urrutiko intxaurrak hamalau, gerturatu eta... , mientras que Clara Murguialday -El TTIP nos lo pondrá más difícil a las mujeres- plantea una visión de género sobre el asunto. Por su parte, Concepción García Herrera escribe un artículo titulado Las consecuencias ambientales del TTIP y Patxi Zabalo estudia otra importante repercusión del tema en su artículo Los servicios públicos en el TTIP. Finalmente, Tom Kucharz escribe sobre El TTIP: no está dicha la última palabra, o cómo quitarnos la camisa de fuerza neoliberal , completándose el dossier con la presenta- ción de algunas referencias bibliográficas sobre el tema. Mucho más que un tratado comercial

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Galde 09, invierno 2015. Dossier: "TTIP"

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Mucho más queun tratado comercial

Acuerdo Transatlánticopara el Comercio y la Inversión

Acuerdo Transatlánticopara el Comercio y la Inversión

a pretensión de establecer un Acuerdo Transatlántico sobre Comercio e Inversión(TTIP en sus siglas inglesas) supone una seria amenaza para los derechos de las per-

sonas y para el futuro de Europa. No se trata de facilitar el comercio o la inversiónpara mejorar la vida de la gente, sino de supeditar la vida de la gente a los intereses delas grandes empresas. Y todo ello con la bendición de los gobiernos europeos, los mis-mos que, durante los últimos años, han impuesto con mano de hierro las políticas quehan llevado a cotas de desigualdad nunca antes conocidas, mientras facilitaban un ingen-te trasvase de rentas desde los sectores sociales y países más débiles, hacia los más ricosy fuertes. Con el TTIP, Europa parece renunciar definitivamente a algunas de sus raíces yse coloca a la vanguardia del mundo en la defensa de una insensata utopía del mercado,cuyas consecuencias son imprevisibles.

La importancia de este asunto ha hecho que, desde GALDE, hayamos decidido dedicar-le el dossier de este nº 9 de nuestra revista. En él, hemos tratado de recoger distintasperspectivas de análisis sobre el tema y diferentes dimensiones o vertientes del mismo.Para ello, se presenta un artículo introductorio, bajo el título ¿Área de libre comercio oárea de impunidad? a cargo de Koldo Unceta, Inaki Irazabalbeitia y Manu Gonzalez, per-sonas que han coordinado el dossier. A continuación puede verse la entrevista realizadapor Mikel Zurbano a John Hilary, director de War on Want y una de las personas que máshan estudiado lo que el TTIP representa. El artículo de Alex Guillamón –El TTIP y el retornodel primer Estado- plantea un análisis de lo que el tratado supone desde el punto de vistade la democracia. Por su parte, el texto de Simon McKeaney -Una negociación con laspuertas cerradas-, aborda el proceso de gestación del TTIP en el Parlamento Europeo,mientras que Juan Hernández Zubizarreta y Pedro Ramiro -El TTIP o las normas jurídicasal servicio de las empresas transnacionales- estudian los aspectos jurídicos del tema ysu impacto en las relaciones futuras entre empresas y estados.

Se plantean a continuación varios artículos que examinan algunas de las principalesconsecuencias que puede tener el TTIP. Así, Aiala Elorrieta analiza las posibles repercu-siones sobre el empleo en un artículo titulado Urrutiko intxaurrak hamalau, gerturatueta..., mientras que Clara Murguialday -El TTIP nos lo pondrá más difícil a las mujeres-plantea una visión de género sobre el asunto. Por su parte, Concepción García Herreraescribe un artículo titulado Las consecuencias ambientales del TTIP y Patxi Zabalo estudiaotra importante repercusión del tema en su artículo Los servicios públicos en el TTIP.

Finalmente, Tom Kucharz escribe sobre El TTIP: no está dicha la última palabra, ocómo quitarnos la camisa de fuerza neoliberal, completándose el dossier con la presenta-ción de algunas referencias bibliográficas sobre el tema.

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¿Cuál es el contexto global en el que emerge el TTIP?JOHN HILARY. Estamos viviendo la evidencia de la crisis yen este contexto los principales poderes en EEUU y en laUnión Europea están viendo su hegemonía amenazada porla creciente importancia de las economías emergentes ynuevos bloques de influencia. El TTIP es una respuesta aesta amenaza y un intento por restaurar la supremacía deOccidente frente a una Rusia que resurge, es por eso quesus impulsores denominan al TTIP una «OTAN económi-ca». En definitiva, el TTIP es un proyecto sin salida puestoque intenta dar la vuelta a la marea de la historia. Es unaseñal desesperada promovida por una clase capitalistatransnacional que se enfrenta a su inevitable extinción.

Algunas críticas ponen el énfasis en el modo en queestá siendo negociado el TTIPJ.H. Es normal que la gente se sienta privada de sus dere-chos por el TTIP en la medida en que las negociaciones

están siendo desarrolladas entre bambalinas por una Co-misión Europea irresponsable y no electa democráticamen-te cuyo objetivo explícito es satisfacer los intereses delcapital transnacional antes que los de los pueblos deEuropa. Incluso nos niegan el derecho de impulsar unaIniciativa Ciudadana Europea contra el TTIP y el tratadocomercial paralelo entre la UE y Canadá actualmente enfase de preparación para su ratificación. El conjunto delprograma europeo está siendo puesto en cuestión comoconsecuencia de la naturaleza antidemocrática de las con-versaciones del TTIP.

Teniendo en cuenta que los aranceles comerciales en-tre la UE y Estados Unidos se encuentran actualmenteen niveles de mínimos ¿cuál es el objetivo real del trata-do del TTIP?J.H. Las autoridades de la Unión Europea y de los EstadosUnidos no han guardado en secreto sus objetivos reales

La manera de derrotar al TTIP esla de construir una campaña masiva de

resistencia en los países europeos y en EE UU

MikelZurbano

John Hilary es Director ejecutivo de War on Want, además de una de laspersonas que más han estudiado el TTIP y las consecuencias del mismo. Es profesorhonorario de la School of Politics and International Relations de la Universidad deNottingham. John Hilary es, además, autor de un gran número de publicacionesrelacionadas con el ámbito del comercio y de la inversión internacional a lo largode los últimos años. Su guía introductoria del TTIP, ahora disponible en la ediciónadaptada de 2015, puede descargarse gratuitamente en varias lenguas europeasdesde http://rosalux-europa.info/publications/books/TTIP_EN/ En la entrevista que haconcedido a GALDE, John Hilary analiza distintos aspectos del TTIP que ayudan a entenderel alcance del mismo y las repercusiones que podía llegar a tener su aprobación.

«El conjunto del programa europeo está siendo puesto en cuestión comoconsecuencia de la naturaleza antidemocrática de las conversaciones del TTIP.»

«Necesitamos una política comercial y de inversiones progresista y positivaen lugar del modelo en favor de las corporaciones que tiene la Unión Europea.»

Entrevista a John HilaryLa manera de derrotar al TTIP es

la de construir una campaña masiva deresistencia en los países europeos y en EE UU

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en las negociaciones delTTIP consistentes en la eli-minación de las «barreras»en la regulación para lamaximización del negociocomercial trasatlántico. Se-gún sus propios cálculos,esta nueva modalidad de li-beralización en la regula-ción aportará el 80 porciento de las ganancias co-merciales resultantes delas negociaciones. Pero en-tre los aspectos del des-mantelamiento en la re-gulación que contemplael tratado se incluyen al-gunos de nuestros dere-chos sociales y ambienta-les más significativos. Estaes la razón por la que ac-tualmente existe este ma-sivo movimiento contra elTTIP a lo largo de Europa.

das recientemente por analistas económicos por su faltade validez. En su lugar, la gente está empezando a ponerel énfasis en el enorme coste económico que traerá elTTIP. Según una declaración de impacto realizada por lapropia Comisión Europea, la pérdida laboral como conse-cuencia de la aplicación del tratado tanto en la UE como enlos EEUU superará el millón de puestos de trabajo. Deéstos, está previsto que al menos 680 mil se pierdan en laUnión Europea, según una investigación independiente quese publicó hacia finales del pasado año.

¿Cuáles son las principales preocupaciones que se deri-van del TTIP en materia de seguridad alimentaria ymedioambiente?J.H. Hay tantos aspectos en el TTIP relacionados con laalimentación y el medioambiente que son imposibles parami comentarlos en una entrevista. En el núcleo de nuestrapreocupación está la amenaza de que el TTIP plantea alprincipio de precaución, un principio central en el régi-men regulatorio europeo que previene la incorporaciónde nuevos elementos o procesos si hay algún temor deque no sean seguros. Los Estados Unidos han dichoexplícitamente que el tratado pretende reemplazar elprincipio de precaución por otro llamado «ciencia fuer-te» («sound science») que significa una nueva libertadpara que las empresas puedan evitar nuestras opciones

En su informe sobre el TTIP cita el mecanismo «acuerdoen el conflicto inversor-Estado» (ISDS) como el factorclave que beneficia al capital transnacional. ¿ Qué signi-fica este mecanismo y cuáles son sus consecuencias?J.H. La introducción del mecanismo ISDS en el TTIP signi-ficaría la mayor transferencia de poder hacia las corpora-ciones de los Estados Unidos que tendría lugar en unageneración. Los inversores norteamericanos tendrían ga-rantizado el derecho a pleitear contra nuestros gobiernosa través de un sistema judicial paralelo exclusivo, circun-valando así los tribunales nacionales habituales de los quedependemos el resto de los ciudadanos. Esta vía judicialparalela permitiría a estos grandes inversores reclamarbillones de euros si sus beneficios estuvieran amenaza-dos. Una cifra record de 150 mil personas respondió a laconsulta de la Unión Europea sobre el TTIP rechazandopor completo el ISDS y, sin embargo, la Comisión Europeamantiene su compromiso para la inclusión de este meca-nismo en el tratado.

De entre los resultados económicos del TTIP, ¿cómopuede afectar éste a la pérdida de empleo y a la norma-tiva laboral?J.H. Las principales afirmaciones iniciales asegurando lacreación de empleo y el crecimiento como consecuenciadel TTIP realizadas por las autoridades han sido descarta-

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soberanas con las que gestio-namos la integridad ecológi-ca y alimentaria. El TTIP bus-ca subordinar la seguridadalimentaria y medioambientalal imperativo de la acumula-ción de capital y por eso nopodemos permitir que salgaadelante.

Usted dice que con el TTIPlos servicios públicos estánamenazados pero la Comi-sión Europea asevera quelos servicios públicos estánfuera del TTIP puesto quelos servicios «ofertados enel ejercicio de la autoridadgubernamental» –definidosasí en el Acuerdo Generalsobre el Comercio de Servi-cios (GATS) de la OMC- es-tán excluidos del mismo.¿En qué se equivoca la Comisión Europea?J.H. La Comisión Europea se equivoca en esto porque laexclusión del GATS es muy estrecha y no se aplica a losservicios públicos tal y como se realizan actualmente en lamayor parte de los estados europeos. La definición delGATS sobre los servicios «ofertados en el ejercicio de laautoridad gubernamental» exige que los servicios en cues-tión sean cumplimentados únicamente por el sector públi-co, sin competencia, y también que sean provistos sobreunas condiciones generales no comerciales. Hace unosdiez años que confirmamos con los negociadores comer-ciales (del GATS) que nuestra salud, educación, transportey otros servicios públicos esenciales no están cubiertospor esa exclusión y, sin embargo, están claramente espe-rando que hayamos olvidado las discusiones que tuvimosentonces!

¿Cuáles son los principales lobbies y think tanks impul-sando el TTIP en la UE y en los EEUU? ¿Hay algún con-flicto de intereses entre diferentes sectores capitalistas(i.e. aquellos de orientación nacional frente a los trans-nacionalizados)?J.H. Casi todos los grandes lobbies corporativos han es-tado activos promoviendo sus intereses en el TTIP, pero,en efecto, empiezan a mostrarse algunas divisiones inter-nas. Aquellas compañías que han configurado sus filialessobre la base de estándares de producción de alta cali-dad están ahora manifestando su temor porque su per-

fil competitivo podría erosio-narse debido al TTIP. Demanera similar, muchas pe-queñas empresas están asus-tadas porque la nueva oleadacompetitiva del TTIP sería undesastre para ellas, ya que es-tán básicamente orientadashacia la supervivencia en susmercados locales antes que enel acceso a mercados extranje-ros. Hay pocas voces empre-sariales manifestándose a fa-vor del TTIP en la medida queobservan lo impopulares quese están convirtiendo las nego-ciaciones.

¿Qué opinión tiene sobre elmovimiento social contra elTTIP? ¿es lo suficientemen-te fuerte como para parar laagenda del TTIP? ¿Existe en

el futuro inmediato alguna posibilidad de éxito para laoposición social y política?J.H. Yo creo que podemos derrotar al TTIP al igual queimpedimos previamente la introducción de esos poderespara el capital cuando intentaron incorporarlos al AcuerdoMultilateral de Inversiones en los 90 y a la OrganizaciónMundial del Comercio en los 2000. El desafío que tene-mos es construir una alternativa eficaz para obstaculizarlos mismos proyectos neoliberales opacos que emergenuna y otra vez. Necesitamos una política comercial y deinversiones progresista y positiva en lugar del modelo enfavor de las corporaciones que tiene la Unión Europea.

¿El veto del actual gobierno griego puede tener algunaconsecuencia efectiva en la vía institucional para recha-zar el TTIP?J.H. El gobierno griego de Syriza ha prometido rechazarel TTIP como un regalo a los pueblos de Europa. Sinembargo, sabemos que la Unión Europea ha podidososlayar las normas en otras ocasiones cuando se haenfrentado a la oposición a sus designios neoliberales.Por lo tanto, podemos esperar que algo así suceda denuevo. La única manera de derrotar al TTIP es constru-yendo una campaña masiva de resistencia en todos lospaíses europeos, así como en los Estados Unidos. Estoes lo que estamos haciendo con éxito y es por eso quelos impulsores del TTIP están empezando a estar asus-tados.

TEXTO

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ese a su apariencia formal, el TTIP (Asociación Tran-satlántica para el Comercio y la Inversión) no es en

formaba ya parte del argumentario-, dándose por supues-to que todo aquello que limitara el alcance del mercado–incluyendo el bienestar humano y la protección de losderechos de las personas- constituía un problema y, comotal, debía ser enmendado.

En este proceso, el nacimiento en 1994 de la OMC(Organización Mundial del Comercio) marcaría el inicio deun nuevo tiempo. Las viejas discusiones del GATT (Acuer-do General sobre Comercio y Aranceles) sobre reducciónde aranceles y otros obstáculos al comercio internacionaleran sustituidas ahora por un nuevo enfoque, capaz deresponder supuestamente a las exigencias de la globaliza-ción. De esa manera, algunos gobiernos –en clara sintoníacon las posiciones de las grandes compañías transnacio-nales- esperaban que la OMC estableciera un marco defuncionamiento en el que se igualaran las condiciones dela competencia, evitando que las empresas de algunospaíses pudieran gozar de ventajas sobre las provenientesdel exterior.

Sin embargo, las previsiones que algunos habían he-cho sobre la capacidad de la OMC para llegar a acuerdossobre servicios, inversiones, y otros asuntos, pronto co-menzaron a mostrarse inalcanzables. La gran contestaciónsocial habida en Seattle (1999) puso de manifiesto las di-ficultades para legitimar un proyecto institucional que pre-tendía subordinar los derechos de las personas y la soste-nibilidad medioambiental a los intereses de las empresasmás fuertes y los gobiernos que les avalaban. Con poste-rioridad, los continuados fracasos de la ronda de negocia-ciones iniciada por la OMC en Doha en 2001, ha venidomostrando la distancia existente entre los intereses y

P

¿Área de libre comercio

o área de impunidad?

KoldoUnceta

InakiIrazabalbeitia

ManuGonzalez

realidad un tratado de libre comercio, al menos en elsentido que hasta hace poco se daba a este término.

Las áreas de libre comercio fueron tradicionalmenteconcebidas como acuerdos entre países para eliminar obs-táculos a la entrada y/o salida de mercancías derivados detarifas arancelarias, cuotas y contingentes, y otras medi-das de diversa índole. Paulatinamente, el auge alcanzadopor el comercio de servicios, así como el crecimiento con-tinuo de las inversiones en el exterior, contribuyeron a con-figurar un nuevo escenario en el que las empresas másfuertes –y más activas en el ámbito global- comenzaron aexigir nuevas medidas liberalizadoras en las relacioneseconómicas internacionales. No se trataba ya de eliminarlos obstáculos en aduana a los productos provenientes delexterior, sino de impedir que legislaciones nacionales di-ferentes generaran condiciones distintas de acceso al mer-cado para unas y otras empresas. Se había creado unasituación en la que todo era ya potencialmente fuente deventajas o desventajas competitivas, poniendo patas arri-ba los postulados convencionales sobre el comercio inter-nacional y su regulación1.

De esta manera, la capacidad de los Estados para es-tablecer normas diferenciadas, y adecuadas a las necesi-dades de la población, comenzaba a ser puesta en entredi-cho con nuevos argumentos. El mercado, defendido porsus máximos valedores como el mecanismo más eficientepara asignar recursos y resolver los problemas de la gen-te, se convertía así, de pronto, en un fin en sí mismo. Laeficiencia social quedaba relegada por completo –ni siquiera

¿Área de libre comercio

o área de impunidad?

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las posiciones defendidas por distintos grupos de paí-ses. Por decirlo rápidamente, a las contradicciones exis-tentes entre globalización irrestricta del comercio y bien-estar de las personas -ya evidenciadas en Seattle-,vendrían a sumarse los conflictos de interés plantea-dos por países y grupos de países cada vez más hetero-géneos. La presencia entre estos últimos de nuevas po-tencias emergentes como China, India, Brasil, Rusia, etc.,con intereses de corto plazo no siempre coincidentes ycon importantes bazas de presión2, han acabado por crearun clima en el que el multilateralismo se ha hecho cadavez más difícil.

Este nuevo contexto es el que, en buena medida, de-termina que propuestas como el TTIP –y otras de simila-res características- hayan adquirido tanta importancia parasus impulsores. Las principales empresas han interioriza-do que el camino seguido hasta hace poco para defendersus intereses -a través de su gran capacidad de presión enlas negociaciones multilaterales llevadas en el seno de laOMC- puede no ser el más fructífero. De ahí que hayanoptado por una vía más pragmática, apostando por creargrandes mercados en los que campar a sus anchas, aun-que estos no abarquen el conjunto del mundo. Más vale iravanzando poco a poco y, a fin de cuentas, un mercado decasi 30 países3 y 850 millones de personas -como el querepresentaría el área del TTIP- es una bicoca para muchasempresas transnacionales.

Nos encontramos pues ante una importante encrucija-da que puede cambiar el destino de millones de personasy que, sin embargo, está pasando casi desapercibida dadoel secretismo y la ausencia de transparencia con que quie-re aprobarse esta iniciativa. El TIPP no va a crear normasiguales para que todas las empresas se vean obligadas asalvaguardar los derechos de las personas y la sosteni-bilidad de la vida. Por el contrario, se trata de igualar ala baja, sacrificando definitivamente dichos derechos enel altar de los intereses de las grandes corporaciones.Las legislaciones ambientales y sociales, la provisiónde servicios públicos indispensables, el acceso univer-sal a la sanidad o a la educación, los planes de concilia-ción laboral y familiar, y hasta las propias bases de la de-mocracia, son abiertamente cuestionadas y corren gravepeligro.

Se pretende cerrar así el círculo que comenzó a trazar-se hace tres décadas con la liberalización de los movimien-tos de capitales. Una liberalización que abrió enormes po-sibilidades de negocio para muchas empresas, las cualesvendrían a exigir nuevas liberalizaciones a cada dificultadque se encontraban en el camino iniciado. Una espiral in-fernal en la que los derechos y conquistas sociales logra-das a lo largo de más de un siglo se han visto creciente-mente amenazados y/o vulnerados. En este contexto, lapropuesta del TTIP supone la definitiva separación entrela economía –entendida como la buena administracióndel oikos- y el mundo de los negocios. Significa la re-

nuncia a avanzar hacia una organización más justa yeficiente –tanto social como ecológicamente- de la pro-ducción, la distribución y el consumo, optándose por ladefensa a ultranza de la rentabilidad empresarial comoreferencia y principio básico de actuación. Supone un pasomás en la renuncia a hacer de las políticas públicas el cen-tro del debate, delegando en el mercado toda la responsa-bilidad sobre el futuro de las personas y el respeto a losderechos humanos.

El TTIP no supone el establecimiento de una zona delibre comercio, sino la creación –con el aval de las institu-ciones- de un área de impunidad para la actuación de lasgrandes empresas. No supone avanzar hacia un mercadomás eficiente, sino aceptar la mercantilización de todoslos órdenes de la vida sin limitación ni contrapeso alguno.De hecho, este tratado supone la renuncia de los estadosa ejercer su soberanía, aceptando que las empresas –quea fin de cuentas representan intereses privados- puedandemandarles ante tribunales de arbitraje por osar a legis-lar en favor del interés público. Por ello, la aprobación delTTIP representaría en cierta forma el harakiri de las insti-tuciones públicas y, probablemente, el final de un proyec-to –el europeo- que más allá de su actual expresión políti-ca y de sus importantes déficits democráticos, representabatambién para muchos un ámbito desde el que pensar amedio plazo en un proyecto socialmente más justo y eco-lógicamente viable.

De ahí que sea tan importante lo que suceda en lospróximos meses y la capacidad de respuesta que, desdeambos lados del atlántico, pueda llegar a articularse. Losantecedentes del movimiento que logró paralizar el AMI(Acuerdo Multilateral de Inversiones) en 1998, o las pro-pias protestas que rodearon la cumbre de Seattle de laOMC en 1999, muestran que el futuro no está escrito,como algunos pretenden.

Koldo Unceta. Catedrático de Economía Aplicada de la UPV/EHUIñaki Irazabalbeitia. ExeuroparlamentarioManu Gonzalez.

1 K. Unceta: Teoría y práctica delcomercio internacional: mitos yrealidades, en Boletín Ice nº2730,2012 (pp. 31-42).2 No debe olvidarse que, porejemplo, según The Wall StreetJournal China posee ac-tualmente 1,27 billonesde dólares de deuda so-berana de Estados Uni-dos, una cantidad queequivale al 10,6% deltotal de la misma.3 Todos los de la UniónEuropea, más EE. UU.

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l martes 13 de enero la Comisión Europea hizo públi-cos los resultados de una encuesta lanzada el pasadoverano sobre el ISDS. Para quien no lo conozca, ISDS

junio de 2013 en que comenzaron oficialmente las nego-ciaciones.

Precisamente el intento de salir al paso de estas críti-cas crecientes en la opinión pública de varios países, fue elmotivo fundamental del lanzamiento de la encuesta sobreel ISDS, de la que ahora sabemos algo más que los resul-tados. Sabemos que, a pesar de la formulación extrema-damente tecnicista de la encuesta, registró resultados ré-cord de participación ciudadana. La encuesta iba dirigida adiferentes niveles, tanto a instituciones públicas, como aempresas u organizaciones empresariales, a entidades,como personas a título individual. Se registraron casi150.000 respuestas, el 97% de ellas expresando opinio-nes críticas a la inclusión de este tipo de tribunales dearbitraje.

Pero lo más inaudito de todo ha sido la conclusión quede ello ha sacado la propia Comisión Europea: se lanzauna consulta pública para responder a las demandas de

ÀlexGuillamón

El TTIP y el retornodel «Primer Estado»

Eson las siglas en inglés del tribunal de arbitraje previsto enlos tratados internacionales de comercio para recoger yresolver demandas a los Estados por parte de inversoresextranjeros que consideren perjudicados sus intereses porsus decisiones o políticas.

Este ISDS es uno de los puntos más controvertidos entorno a las negociaciones del TTIP o Tratado Transatlánti-co de Comercio e Inversiones entre la Unión Europea y losEstados Unidos. Otro punto polémico ha sido precisa-mente el absoluto secretismo que hasta hace poco ro-deaba todo lo que se refiere al TTIP. Naturalmente elsecretismo debe entenderse respecto a la ciudadaníaen general, porque, por lo que hace a los grandes gru-pos empresariales y financieros de ambos lados del At-lántico, han sido partícipes privilegiados ya desde antes de

El TTIP y el retornodel «Primer Estado»

...«Los sistemas políticos parlamentarios del siglo XXI son más bien

órganos de «deformación» que de conformación de la voluntad popular.Los procesos de representación se retuercen con sistemas electorales que

favorecen la instauración de monopolios políticos, clientelismo y corrupción.»

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participación ciudadana en un tema de tanta trascenden-cia como éste y, tras un resultado tan contundente, laconclusión es que de aquí en adelante sólo se pedirá ase-soramiento a «agentes especializados». Y la segunda con-clusión es, naturalmente, mantener la creación del ISDSvinculado al TTIP, eso sí, velando porque todos sus proce-dimientos se atengan a la legalidad europea, desiderátumque nadie sabe qué significa exactamente.

Este «affaire» de la encuesta fallida no tendría másinterés, si no fuera porque es una auténtica metáfora delo que se está haciendo con las negociaciones del TTIP ylo que significa el TTIP en sí mismo.

Los sistemas políticos parlamentarios del siglo XXI sonmás bien órganos de «deformación» que de conforma-ción de la voluntad popular. Hoy es extremadamente difí-cil participar con posibilidades en una campaña electoralsin contar con grandes recursos económicos, ni con losmedios de comunicación, que, en su mayoría, están enmanos de los mismos grandes poderes económicos y fi-nancieros. Los procesos de representación se retuercencon sistemas electorales que favorecen la instauración demonopolios políticos, clientelismo y corrupción. Además,lo que hacemos no es escoger personas con un mandatopor parte de su electorado, sino que acabamos decidien-do en quién confiamos más -o desconfiamos menos- paradarle un cheque en blanco.

Todo eso abre un gran abanico de posibilidades a es-tos grandes poderes para influir, muchísimo más que elelectorado, en las decisiones políticas. Y, por si esto fuerapoco, hoy en día, las líneas estratégicas sobre la orienta-ción de la economía y la política se han ido derivando delos organismos salidos directamente del sufragio univer-sal, a instituciones electas en segundo, tercero o cuartogrado, a instituciones directamente no electas o a orga-nismos mixtos.

Pero estos grandes poderes industriales y financierosya no tienen suficiente con esto. Sus proyectos aún no setrasladan a las decisiones políticas con la nitidez y la cele-ridad que necesita el ritmo de la competitividad en los gran-des negocios globales del siglo XXI. No puede ser que unaempresa de Texas vea entorpecidos durante años sus nego-cios porque el gobierno francés, atendiendo a las deman-das de su ciudadanía, decide una moratoria para el frac-king. No puede ser que la agenda de la privatización de lasanidad se «eternice», porque haya trabajadoras y usuariosde la sanidad que consiguen retrasarla y la ciudadanía aúncrea que la sanidad es un derecho. No puede ser que Mon-santo tenga que sufrir un auténtico «calvario» de décadasde resistencia del campesinado, ecologistas y consumido-ras para implantar la producción y el consumo de transgéni-cos, con el enorme «lucro cesante» que ello conlleva.

Y para solucionar todo esto, en lo que se está pensandoes en el «retorno del primer Estado». Como sabéis, en laFrancia del Antiguo Régimen, el rey convocaba a los EstadosGenerales para tomar las grandes decisiones. El primer Es-

tado era la nobleza, el segundo el clero y el tercero larepresentación de las ciudades (la ciudadanía). Natural-mente el entendimiento entre la monarquía y los dosprimeros estados marcaba la normalidad del funciona-miento de este régimen, hasta que la Revolución acabócon los privilegios y consagró el sufragio universal y la so-beranía popular, como bases de la legitimidad política.

La «nobleza» industrial y financiera del siglo XXIañora aquel pasado y demanda cada vez más un nuevorégimen post democrático, una especie de «capitalismobarroco». No es necesario eliminar las «viejas» institucio-nes dependientes del sufragio universal y de la opiniónpública, si se consigue sobreponerles otras que tengan ca-pacidad para proponer, controlar, influir, tutelar, disuadir,amenazar…, sus decisiones.

En palabras del Observatorio Europeo de las Corpo-raciones: «Observamos el intento de trasladar los temasmás controvertidos del TTIP a después de finalizado el acuer-do, mientras se asegura un marco institucional que garan-tice el acceso privilegiado de los grupos de los lobbysempresariales a la legislación futura. Esta nueva institu-ción transnacional (el Consejo de Cooperación Regulado-ra), sin precedente histórico, añadiría un nuevo estrato enel proceso de legislación y regulación. Estos funcionariostendrían una influencia enorme, ya que podrían parar odebilitar propuestas legislativas, y por otro lado, promoverpropuestas que debilitarían los requisitos para las compa-ñías. Todo esto ocurriría antes de que cualquier organismoelegido democráticamente, ya sea un organismo nacional o elParlamento Europeo, tuviera la oportunidad de dar un vistazoa las propuestas».

Al proyecto político del TTIP se le puede analizar delderecho y del revés. Se puede entrar a alertar, con razón,sobre cada uno de los efectos que puede conllevar en larebaja de los derechos sociales, laborales, económicos, cul-turales, ambientales, etc. y lo que todo esto conllevará enla configuración de sociedades de mayor exclusión e in-equidad. Pero de lo que trata esencialmente el TTIP, lo quehay detrás de la forma en que se está negociando, lo quese desprende de la lectura de la Comisión Europea sobre laencuesta fallida sobre el ISDS, es justamente eso: la pre-paración del retorno del «primer Estado».

Àlex Guillamón es Coordinador de Entrepueblos/Herriartey miembro de la campaña Catalunya No al TTIP

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l TTIP es criticable y rechazable por muchas razones. Lafalta de transparencia del proceso de negociación, dondeel acceso a información sobre los términos de la negocia-

Las mejoras son mínimas para el públicoen general, hay textos de negociación funda-mentales que permanecen detrás de puertascerradas. Sin embargo pueden servir para queel acceso a los documentos de los eurodiputa-dos en el Parlamento Europeo mejore. Hastaese momento sólo 13 de los 751 diputadostenían pleno acceso a todos los textos de ne-gociación, que en sí es un hecho desalentador.Pero la medida no es de ninguna manera unarespuesta al problema de la transparencia entorno al TTIP, y plantea cuatro grandes pre-guntas.

1. ¿Por qué no antes?Está claro que la Comisión ha tenido ca-

pacidad hacer mejor las cosas todo el tiem-po. La Unión ha optado por no usar esa ca-pacidad. En su lugar, ha decidido mantenera la mayoría de los europarlamentarios, asícomo a la opinión pública, en la oscuridad.El hecho de que pueda elegir fácilmente en-tre el secreto y la transparencia es preocupan-te, e indica que estas decisiones son vulnera-bles por los cambios en el clima político. Enresumen, estas decisiones no se han tomadosobre la base de las necesidades instituciona-les o convicciones políticas, sino debido a lapresión pública y política.

SimonMcKeagney

2. ¿En la práctica que consecuencias tendrá?Todos los eurodiputados tiene ahora acceso a la

sala de "lectura segura", donde se guardan los textosde negociación. Esto en sí mismo no es un triunfopara la transparencia. Un proceso de negociación tanvasto y complejo como el TTIP, que involucra a cien-tos de los negociadores de ambas partes, produceliteralmente miles de páginas de texto, con termino-logía y lenguaje técnicos, del mundo del comercio,de dificil comprensión para la mayoría. Tampoco estáclaro qué textos de los Estados Unidos se harán ac-cesibles y si incluirán posiciones (textos de negocia-ción activos) y cual será la actitud de los EEUU. Porotra parte, la forma en que la Comisión tiene previs-to albergar los 751 diputados en una pequeña salade lectura, presenta problemas logísticos reales y así loseñala la Defensora del Pueblo comunitaria EmilyO’Really en su informe del pasado enero.

Por otra parte, ¿de qué sirve el acceso si el con-tenido no se pueden debatir, discutir y revisar comoparte del proceso parlamentario habitual? ¿Podránlos diputados interesados en temas como el medioambiente, la agricultura y los servicios públicos exa-minar las propuestas, y compartir sus contenidoscon sus colegas? Lo veo muy improbable.

ción y las propuestas de las partes se estaban ocultando, harecibido múltiples críticas desde el principio. Como consecuen-cia de las quejas y presiones de organizaciones sociales y po-líticas, miembros del Parlamento Europeo y autoridades aca-démicas, la Unión Europea decidió en noviembre establecermedidas para incrementar el acceso a la información sobre elTTIP. Ha sido sin duda una victoria de la opinión pública.

La comisaria de Comercio, Cecilia Malmström, hizo elanuncio de los nuevos mecanismos de transparencia:

• hacer públicos un número mayor de los textos de nego-ciación de la UE que la Comisión ya comparte con los Estadosmiembro y el Parlamento;

• facilitar el acceso a los textos TTIP a todos los miem-bros del Parlamento Europeo (diputados), ampliando el usode una «sala de lectura» a los diputados que no tenían hastaahora el acceso a documentos restringidos;

• clasificación de menos documentos de negociación TTIPcomo «restringido por la UE», haciéndolos más fácilmenteaccesibles a los diputados;

• publicación y actualización de manera regular una listapública de los documentos TTIP compartidos con el Parla-mento Europeo y el Consejo.

Una negociacióncon la puertas cerradas

Una negociacióncon la puertas cerradas

...

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Transparencia completa es, después de todo, no sólosobre la apertura de una puerta, sino el ser capaz de dige-rir adecuadamente y comprender la información que se haobtenido.

De hecho, la Comisión quiere conservar la confiden-cialidad de estos documentos y ha sugerido un sistema desanciones que se aplicaría a los diputados "pillados enfugas de información", limitando las posibilidades dedebate abierto.

3. ¿El mecanismos puesto en marcha es una excepción?Atendiendo a lo sucedido en la conferencia de presen-

tación de estas medidas y a las declaraciones de la comi-saria Mamlström, parece que este mecanismo se aplicarásolamente al TTIP y no a todos los tratados comercialesque la UE negocia.

Es bueno comprobar que lapresión pública funciona pero,también se revela la naturalezaad hoc para la toma de tal o cualdecisión. Es esencial que seadopte una política de transpa-rencia correcta y sensata para lasnegociaciones de todos los acuer-dos comerciales internacionalesde la UE. Ahora se está improvi-sando en función de la presión dela opinión pública.

4. ¿Qué pasa con la ciudadanía?Para la ciudadanía muy poco hancambiado las cosas con estas me-didas. La ciudadanía todavía notendrá acceso a los textos de ne-gociación activos, y ese es el quidde la cuestión.

La opinión del defensor del puebloPoco mas de un mes después de la proclamación de

las intenciones de la Comisión, se hace público el resulta-do de la investigación de oficio del Defensor del Pueblo dela UE sobre la transparencia TTIP.

La oficina de Emily O’Reilly recibió 315 propuestas ymás de 6.000 mensajes de correo electrónico sobre eltema. En consecuencia, O’Reilly señalaba que: «Las res-puestas a la consulta pública de la Defensoría del Puebloconfirman que los ciudadanos esperan y exigen el derechoa saber y a participar cuando se trata del TTIP» y continúaincidiendo en que la Comisión debe adoptar un enfoquepro-activo respecto a la transparencia y el acceso público alos documentos.

La investigación de la Defensora del Pueblo ofrece a laComisión un nuevo plan de trabajo sobre la mejor manera dellegar más allá de las medidas anunciadas en noviembre. Esapropuesta podría ayudar a recuperar la confianza pública

en la Comisión que ha quedado muy deteriorada por lamanera de llevar el proceso de negociación hasta la fecha.

La Defensora del Pueblo también expresa sus dudassobre la efectividad de la "sala de lectura segura" para eurodi-putados y propone la creación de una herramienta informáti-ca segura que permitiese comentarios y modificaciones

Asuntos pendientesLa iniciativa de transparencia de la Comisión sigue sien-

do incompleta, por una razón fundamental: falta el com-promiso de los EEUU. Tal como se plantea, la opinión públi-ca no puede ver el partido completo ya que muchas vecesla pelota se encuentra en el lado de los EEUU. Por ejem-plo, no sabemos si los textos jurídicos de la UE publicadosen enero fueron acordados con los EEUU. como base para

las negociaciones, o qué relevan-cia tienen en este momento.

Muchas de las propuestas dela UE se remontan a marzo de 2014,y ha habido más rondas de nego-ciaciones desde entonces. Es inevi-table que las posiciones hayan cam-biado con el transcurso de lasnegociaciones, lo que significa quelos textos de posición iniciales con-tinuarán disminuyendo en impor-tancia a medida que las conversa-ciones avancen. No sabemos si hanrealizado cambios, si se han añadidoo retirado problemas, o cómo los te-mas han avanzado desde las prime-ras propuestas de la UE.

Sólo mediante la publicación deltexto refundido, que muestra lasposiciones que defienden tanto laUE como los Estados Unidos, va-mos a ser capaces de obtener unacomprensión más clara del proce-

so de negociación. Hasta la fecha, la Comisión ha renun-ciado a conseguir que la contraparte estadounidense aceptehacer público el texto. Sin embargo, recordemos que enpasadas negociaciones comerciales lideradas por la ONUo incluso en la negociación del Área de Libre Comercio delas Américas (ALCA)en la década de 1990 este tipo detextos eran fácilmente accesibles.

Sólamente en el caso de que el texto refundido fuesepúblico tras cada ronda de negociación, conseguirían com-prender los líderes políticos, los expertos y la opinión pú-blica, realmente como se están desarrollando las conver-saciones del TTIP incluso tras la puerta cerrada.

La lucha en torno a la transparencia en el TTIP conti-núa.

Simon McKeagney es director de la campaña TTIPdel grupo Verdes-ALE del Parlamento Europeo

...

«TTIP negoziazioen testubateratua publiko egitean,

non EBk eta AEBkdefenditzen dituztenposiziak ageri diren,

entenditu ahal izangoditugu prozesuaren nondik

norakoak.»

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31Galde 09 - invierno/2015

asta hace bien poco el secretismo ha sido lo que hamarcado el escenario de las negociaciones del Trata-do Transatlántico de Comercio e Inversión (TTIP)

ConcepciónGarcía

Herrera H

CONSECUENCIAS AMBIENTALES DEL TTIP

que son menores, o incluso inexistentes, en EEUU. Laregulación ambiental en la UE se basa en el llamado «prin-cipio de precaución o de prudencia» que supone por ejem-plo que no se autorice ninguna sustancia mientras no sepruebe que no es nociva para la salud o el medio ambien-te, y además la carga de esta prueba recae en la indus-tria suministradora. En EEUU por el contrario se funda-menta en la «ciencia fundada» o por el «principio deriesgo», realmente opuesto al de "precaución", ya quepermite autorizar, siguiendo el mismo ejemplo, sustan-cias químicas mientras no se pruebe científicamente yfuera de toda duda que son nocivas, y aquí la carga dela prueba recae en las instancias gubernamentales, ge-neralmente la Agencia de Protección del Medio Ambien-te estadounidense (EPA).

Las sospechas fundadasPara los lobbies empresariales estadounidenses,

pero también europeos, la reducción mediante la armo-nización o la supresión del principio de precaución de laUE, así como de otras regulaciones y normas de protec-

El secretismocomo estrategia

El secretismocomo estrategia

entre Estados Unidos y la Unión Europea. Las organizacio-nes que formamos parte de las plataformas y campañasen contra del Tratado podíamos seguir o estar al tanto deuna parte de las mismas, a través de las distintas filtracio-nes y del análisis crítico de los riesgos que la firma delTTIP podría suponer para la esferas social, económica,política y ecológica afectadas por el mismo.

En este sentido, las sospechas sobre las consecuen-cias ambientales del Tratado se fundamentaban principal-mente en el componente de reducción de las medidas noarancelarias para el libre comercio. Según los cálculos deambas partes negociadoras, se podría adjudicar a la libera-lización de la regulación el 80% de las ganancias comer-ciales que supondría el TTIP.

Las regulaciones ambientales de ambas partes sonmuy diferentes, su armonización o convergencia pon-drían en peligro muchas de las regulaciones presentes(aún con sus limitaciones) en el contexto europeo, y ...

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ción ambiental, es uno de sus objetivos centrales en lanegociación, y esto nos conduce a sospechar de manerafundada posibles riesgos medioambientales que podría su-poner la firma del Tratado en diferentes aspectos:

- Con respecto a los transgénicos u organismos mo-dificados genéticamente (OMG) la armonización regula-toria podría suponer la entrada masiva de estos productosy una amenaza para la seguridad y soberanía alimentaria.La legislación norteamericana, mucho más laxa, no requierecomo la europea que estos alimentos sean supervisados,probados y etiquetados. En EEUU un producto clonadobiotecnológicamente es igual que su original. En la UE sóloestá permitido el cultivo del maíz MON 810 (propiedad deMonsanto)1 y la importación de soja y algodón transgéni-cos para alimentación y la industria textil, respectivamen-te2. Además, los productos transgénicos, al contrario queen EEUU, deben estar expresamente etiquetados (cuandocontengan más del 0,9% de OMG), aunque no es obliga-torio etiquetar los productos alimentarios que procedende animales alimentados con OMG, entrando así masiva-mente en la cadena alimentaria. Sin embargo, desde laorganización internacional GRAIN3 alertan del posible inte-rés por parte de la industria biotecnológica estadouniden-se en aceptar en las negociaciones con la UE un sistemade etiquetado de estos productos, pero diametralmenteopuesto al existente en el espacio comunitario: un etique-tado voluntario y basado en estándares privados para los«productos libres de transgénicos». Un acuerdo de estas ca-racterísticas tomaría entonces la forma de un falso consensoy podría ser utilizado como moneda de cambio en las conver-saciones frente a otros sectores más problemáticos.

- Es de sobra conocida la dependencia energética de laUE4 y la firma del TTIP podría ser una vía de acceso a nue-vos recursos, especialmente de gas y petróleo extraídosmediante fractura hidráulica o fracking, y reducir así laimportación desde Rusia, un socio no demasiado bien vis-to en la actualidad. Las grandes empresas energéticasnorteamericanas, donde están totalmente liberalizadas lasprácticas de fracking, presionan para acceder de maneramás fácil y masiva al mercado europeo aportando gas ypetróleo más caro, menos rentable y más contaminanteque los combustibles fósiles convencionales. Además, ycomo el propio presidente Obama aconsejó, esto podríasuponer que en la UE se desarrollaran de forma paralelamás y nuevas explotaciones para la extracción de sus pro-pios recursos de gas no convencional en su territorio.

- La normativa con respecto a sustan-cias químicas en la Unión Europea, a tra-vés del Reglamento de Registro, Evaluación,Autorización y Restricción de Sustancias yMezclas Químicas (REACH, en inglés), es másestricta que en EEUU, si bien la tendencia es-taba siendo la de ir reduciendo las restriccio-nes. De cara a la firma del Tratado y a la conver-gencia regulatoria consiguiente, las alarmas saltaronante la posible amenaza de rebajar los estándares co-munitarios que pudieran permitir entonces la entradade sustancias prohibidas en la UE y no así en EEUU.Uno de los casos más preocupantes es el de los conoci-dos disruptores endocrinos5, que según la OrganizaciónMundial de la Salud suponen un grave riesgo para lasalud y la vida. Como ejemplo, el uso del Bisfenol Aestá prohibido en los biberones de la UE, pero no enEEUU.

- La normativa con respecto a la seguridad alimentariaes también más severa en la UE, donde están prohibidos,ciertos tratamientos y procesamientos de la produccióncárnica por suponer riesgos para la salud humana6.

La nueva vieja retórica de la Comisión EuropeaHa habido un cambio en la estrategia comunicativa de

la Comisión Europea con respecto a las negociaciones delTTIP y sus posiciones ante las mismas como consecuen-cia del nombramiento de la nueva Comisaria de Comercio-la política liberal sueca Cecilia Malmström-, la presiónsocial y ciertas llamadas de atención por parte de la Defen-sora del Pueblo Europeo. Esta nueva estrategia supone unejercicio por parte de la Comisión de falsa transparencia,en la que se hacen públicos sólo una parte de los docu-mentos de la negociación y, eso sí, se afanan en una inten-sificación discursiva sobre las bondades del Tratado y dereducción de las alarmas. Una práctica retórica que no esnueva por parte de las instituciones europeas a lo largo desu historia.

Desde la Comisión Europea se insiste de manera me-cánica en que la firma del Tratado no va a suponer la pér-dida o reducción de ninguno de los derechos, estándareso mecanismos de protección y seguridad de la poblacióneuropea y de su medio ambiente. Sin embargo, este nue-vo discurso genera entre las organizaciones y el movimientode resistencia al TTIP nuevas dudas e incertidumbres, ytambién desconfianzas:

...

«El modelo sigue siendo el mismo: profundizar en la lógica capitalista,incidir en los elementos que nos han llevado a esta crisis global y ecológica,profundizar en el crecimiento económico por encima de todo, en el consumo

ilimitado de recursos limitados, en políticas fosilistas en materia energética, etc.»

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- ¿Qué interés tendría entonces un Tratado en el quelas más importantes restricciones al libre comercio no seabordan?

- ¿Tan poca es la capacidad de presión de los lobbiesde las grandes corporaciones, con gran presencia en lasnegociaciones, para incidir en aquellos aspectos en losreside su mayor interés comercial y económico?

- ¿Qué confianza se puede depositar en la ComisiónEuropea como defensora y garante de los derechos de laciudadanía europea cuando viene demostrando que susintereses están más relacionados con los de la proteccióndel sector financiero y empresarial imponiendo políticasde ajustes a sus Estados miembro a través de su participa-ción en la Troika?

- ¿Qué tranquilidad puede pedir la Comisión Europea asu ciudadanía cuando ya ha dado ejemplos de rebajar suspropias políticas de lucha contra el cambio climático enaras de favorecer los intereses comerciales de la industriaenergética7?

Y más de lo mismoAhora, sobre las consecuencias del TTIP y especial-

mente en cuestiones ambientales, nos enfrentamos, deun lado, a la retórica de la Comisión y de otro, a las sospe-chas sobre sus consecuencias, ya abordadas en este ar-tículo. Y sin embargo puede ser que ninguna de las dosposiciones sea lo más importante. Hay elementos cen-trales que están en la definición, intencionalidad y obje-tivos del Tratado que manifiestan de manera clara queno hay ninguna apuesta por parte de la Comisión Euro-

pea y, claro está, tampo-co de EEUU, en el desarro-llo de políticas orientadas agarantizar la sostenibilidadde la vida y del planeta. Elmodelo sigue siendo elmismo: profundizar en lalógica capitalista, incidir enlos elementos que nos hanllevado a esta crisis globaly ecológica, profundizar enel crecimiento económicopor encima de todo, en elconsumo ilimitado de re-cursos limitados, en polí-ticas fosilistas en materiaenergética, etc.

Concepción García Herre-ra es miembro de Ecolo-gistas en Acción

1 El Estado español es el país de la Unión Europea donde secultiva más transgénico, con 131.500 hectáreas según datos de2014 del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Am-biente.

2 El 13 de enero de 2015 el Consejo Europeo aprobó una nuevadirectiva sobre transgénicos por la que se devuelve a los Esta-dos las competencias para decidir su política en relación al culti-vo de OMG en su territorio.

3 http://www.grain.org/article/entries/4848-la-sanidad-alimen-taria-en-el-tratado-de-comercio-union-europea-estados-unidos-sa-liendose-de-los-moldes.

4 No existe un marco normativo en la UE sobre combustiblesfósiles no convencionales, los extraídos mediante fracking entreellos, y es potestad de los Estados autorizar o no esta práctica.Francia y Bulgaria han impuesto prohibiciones y ya se han hechoexploraciones en Reino Unido, Polonia y Rumania. En España yase han aprobado concesiones, pero que aún están en fase deinvestigación.

5 Los disruptores endocrinos son sustancias químicas ca-paces de alterar el equilibrio hormonal y la regulación deldesarrollo embrionario y, por tanto, con capacidad de provo-car efectos adversos sobre la salud de un organismo o de suprogenie.

6 Ejemplos: complementos hormonales (clorhidrato de racto-pamina en cerdos y somatrotropina bovina) y procesos de lavadocon cloro de las aves.

7 El Tratado de Libre Comercio entre la UE y Canadá (CETA), yacerrado pero aún por aprobar, supondrá la importación masivade arenas bituminosas desde Canadá, lo que ha hecho rebajarlas expectativas y compromisos de la UE en la reducción de emi-siones de CO2 y gases de efecto invernadero, la apuesta por lasenergías renovables y la eficiencia energética a través de la apro-bación del llamado Paquete Clima y Energía 2030 en enero de2014.

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tlantikoaren bi aldeetako erraldoiak, AEB eta EBko elite korporatiboak, gure eta datozen belaunaldien etorkizuna zeharo baldintzatuko duen akordioa ze-

rrek, nahitaezko sektore edo eremu geografiko aldaketasuposa lezake zenbait pertsonentzat. Baina zer gertatukolitzateke sektorez edota herrialdez aldatzeko prest ez dau-den kaleratuekin?

TTIPak enplegu-mailan eragiteaz gain, inpaktu handiakeragin ditzake lan esparruan. Kasu baterako, akordioak EBkoegitura sozio-ekonomikoa nola eralda lezakeen aztertu be-harko genuke. Izan ere, hitzarmenak Enpresa Transnazio-nalei (ETN) ematen dien boterea aintzat harturik, EBkoegitura goitik behera itxuraldatu liteke. Europako Batasune-ko enpresen ia %90a PYMEak direla, eta enpresa txiki etaertain hauen esku daude langileriaren hiru laurdenak.Akordioak aurrera egingo balu, AEBtako ETNek, tokian to-kiko enpresen baldintza beretan jardun lezakete. Zein neu-rritan izango dira gai bertako enpresa txiki eta ertainak,ETN hauen aurrean lehiatzeko?

Antzeko zerbait gertatzen da nekazaritza sektorean ere;AEBtan 2 milioi nekazaritza ustiapen baino ez dauden bi-tartean, EBean 13 milioi daude, nekazaritza-familiarrak duenpisuaren seinale. Zentzu honetan, eredu amerikarren me-hatxu nagusia nekazaritza-familiarraren desagerpena da.TTIPak ustiapen txiki horiei eragin diezaiekeen kaltea itze-la izan daiteke. Enplegu galera eta nekazaritza eredua eral-datzeaz gain, larriak izan daitezke elikadura burujabetza-ren galeran izan ditzakeen ondorioak.

AAialaElorrieta

C

Urrutiko hamalau,

hazten ari dira isilpean. Azken hiru hamarkadatan gailenduden pentsamendu neoliberalak oraindik eman ez diena, aus-teritate politikei esker oraindik bereganatu ez dutena, ho-rixe da beraien harrapakina: artean liberalizatu ez dena,pribatizatu ez dena, artean sektore publikotik erauzi ez dena,eta aspalditik eskatzen ari direna.

TTIP akordioaren afera, ez da bi potentzia ekonomiko-ren arteko soka-tira jolasa. Atlantikoaren bi aldeetako lo-bbyak elkarrekin daude honetan, eta beste muturrean, gi-zarte zibila dago. TTIPa ez da Europarren eta Amerikarrenarteko borroka, klase borroka baizik.

Enplegua eta egitura sozio-ekonomikoaBada TTIP akordioak enplegua sortuko duela dioen au-

rreikuspen baikorrik; 144.000 lanpostu Espainiar estatuan1i;edota AEBtako gobernuaren arabera, milioika lanpostu er-natuko lirateke AEB eta EBean. Datu ez hain baikorrek750.000 lanpostuko saldo positiboa iragartzen dute.

Hogei urte bete dira honezkero Mexiko, AEB eta Kana-dak NAFTA2 merkataritza hitzarmena sinatu zutenetik. Akor-dio honek utzi duen balantzea, promestu zituen onureta-tik oso urrun dago, hots, oso negatiboa izan da.Agindutako 20 milioi lanpostuak sortu ordez, milioi batlanpostu deuseztatu direla kalkulatzen da. TTIPari da-gokionez, enpleguaren gaineko aurreikuspen ezkorrakbeldurgarriak dira.

Esate baterako, War on Want erakundeak argitaratu-tako datuen arabera, 1.000.000 lanpostu galduko lirateke,eta, okerrenean jarrita, 2.000.000 enplegu suntsitu litezke-ela ere estimatzen dute. Europako Batasunaren aginduz2013an egindako beste txosten baten arabera, Batasune-ko biztanleriaren %0.2-%0,5 sektorez aldatzera derrigor-tuko lituzke, eta ondorioz, lanpostu berri bat bilatzera. TomKucharzen ustetan (Ecologistas en Acción), Europa Bata-sunaren baitan sektorerik kaltetuenak AEBrekiko desaban-taila egoeran dauden sektoreak izango dira: abeltzaintza,ongarrien ekoizpena, garraio ekipoak eta metala e.a. Ho-

AialaElorrieta

«TTIP akordioaren afera, ez da bi potentzia ekonomikoren arteko soka-tirajolasa. Atlantikoaren bi aldeetako lobbyak elkarrekin daude honetan,

eta beste muturrean, gizarte zibila dago. TTIPa ez da Europarreneta Amerikarren arteko borroka, klase borroka baizik.»

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Lan esparruko eskubideak eta baldintzakBaina muga-zergez gain, benetan paretik kendu nahi

dituztenak bestelako oztopoak dira: mozkinei traba han-diena egiten dieten traba horiek, gizartea, langileria etaingurugiroa babesten dituzten berberak dira. Izan ere, ohikoarantzel-tarifak hondoratzearekin batera, ingurugiro,osasun, lan eta gizarte esparruetan eragina duten babes-neurriak desagerraraztea ekar dezake berarekin akordioak.TTIP akordioaren bitartez, Atlantikoaren alde bietako arau-diak bateratu nahi badira, aurreikusten da bateratze horiEuropako babes-neurriak AEBko mailetara jaitsiaz egingodela. Ondorioak larriak izan daitezke. Hau da, helburua li-beralizazio maila altuagoa bermatzea bada, argi dago AEBeta EBko arau eta legedia harmonizatzeko bidea, europarestandarrak AEBko mailetara jaistea dela aukera bakarra.Horrek, Europan babesleagoak diren araudiak ahultzeainplikatzen du.

Kontuan har dezagun nazioarte mailan lan munduare-kin lotuta sinatu diren zortzi hitzarmenenetik, bi baino si-natu ez dituela, hain zuzen ere haurren lana eta esklabo-tzaren kontrako hitzarmenak. Ostera, ez dituzte izenpetunegoziazio kolektiboari, antolatzeko eskubideari edotaelkartzeko eskubideari dagozkionak. Nazio BatuenErakundeak lan eta osasun eskubideen inguruan onar-tua duen hitzarmena ere3, onartu gabe dute estatuba-tuarrek.

AEBtako panoraman Hitzarmen Kolektiboa eta askata-sun sindikala lan esparrutik desagertu dira4 legeak eza-gutu eta babesten ez dituelako. Azken hamarkadetan,gero eta ugariagoak dira lorpen sozialen, bizi eta lanbaldintzen eta horiek babesten dituzten erakundeenaurkako erasoak. Horrelako erakunderik ez sortzea edoerakundeok ahalik eta ahulenak izatea da eraso horien

xedea. Estatu Batuetan, lanerako eskubidea esaten dioteestrategia horri, Right to Work, eta zuzenean sindikatuenjardunaren aurka jotzen dute.

«Eskubide zibilen aldeko gure borroka loriatsuan, erneibili behar dugu lelo faltsuek engaina ez gaitzaten. Esatebaterako «right-to-work» delakoak. Ez digu eta «eskubide-rik» ezta «lanik» ekartzen. Sindikatuak eta Hitzarmen Ko-lektiboa suntsitzea du helburu... Gezur hau gelditu beha-rra dugu» (1961, Martin Luther King)

1947 urtean AEBtako Kongresuak Taft-Hartley Aktaonartu zuenez geroztik AEBtako estatuek bidea zabalik duteRight to Work legeak aurrera ateratzeko. Gaur egun 24estatutan indarrean dauden gisa honetako legeek, posibleegiten dute sindikalizatua dagoen lan-zentro bateko langi-leek, sindikatuko kide izan gabe eta inongo kuotarik or-daindu gabe, sindikatuarengandik onura posible guztiakjasotzea. Legearen helburua ez da enpleguari bermeakeskaintzea, baizik eta «lan egiteko eskubidea» soldatabaxuen bitartez ezartzea. Right to Work legeen ondorioz,sindikatuan ez dira gai lantegietako langile guztien kuotakjasotzeko, eta finean, sindikatuen lana oztopatu eta be-raiekin amaitzeko tresna dira5.

Sektore publikoa jomuganTTIParen helburuetako bat Atlantikoaren bi aldeetan

oraindik publikoak diren zerbitzuen eremuan enpresa pri-batuei sarbidea ahalbidetzea da. Bide honetatik, herrialdebateko ospitaleen kudeaketa - ur zerbitzuena, energiare-na, postarena, hezkuntzarena...- enpresa pribatu erraldoibaten esku gera liteke. Azken finean, orain arteko pribati-zazio eta murrizketa politikekin eskuratu ez dituzten espa-rruak eskuratuko lituzkete. Ikuspegi kritikoen ustez, larrie-na pribatizazio hauen betikotasuna litzateke; hau da, behinpribatizatuta, ezinezkoa litzateke prozesuari buelta emaneta zerbitzuok nazionalizatzea.

Guzti honek bi eratan murrizten du langile klasearenongizatea: alde batetik, zerbitzuen pribatizazioek, sektorepublikoko lanpostuen galera dakar, eta beraz, lan-baldint-za onenak dituzten lanpostuen galera, eta prekarizazioa.Bestetik, pribatizazioak langileriaren ongizatearentzat era-so bortitza dira; zerbitzuen unibertsaltasuna eta sarbideamugatzen direnean, kaltetu zuzenak erabiltzaileak dira.

Pribatizazioez gain, gobernu lokalek haien eskualdee-tan enplegu lokala sustatzeko gaitasuna mugatuta gera dai-teke; ezingo dute lehiaketa publikoen bidez eskualdeko mai-lako enplegua bultzatu. Izan ere, TTIParen bitartez atzerrikoedozein enpresak, tokian tokiko enpresen eskubide berbe-rak izango dituela bermatu nahi da, eta hortaz, enplegulokala sustatzean aldeko politikoek ez lukete aurrerantzean

35

CENTRO

intxaurrak gerturatu eta...

...

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36 Galde 09 - negua/2015

lekurik izango. Gisa honetako politika lokalen aurka egite-ko tresnetako bat ISDS sonatua litzateke; hau da, Inbert-sore-Estatu auziak ebazteko aurreikusten diren tribunalpribatuen sistema. Mekanismo hori esker, zabalik gera-tzen ETNek zuzenean herrialde bateko gobernuaren au-rka egiteko bidea.

Eta emakume langileak?«Lan berdina egiteagatik gizon eta emakumeei berdin

ordaintzeko betebeharra, AEBen merkataritza askatasuna-ren eta burujabetzaren aurka doa» (Wendy McElroy, sena-taria).

AEB eta EB artean lan esparruan dagoen demokraziadefizita are gordinagoa da genero aldagaia kontuan hart-zen dugunean. Izan ere, AEBek sinatu ez dituzten nazioar-teko hitzarmenen artean, badira bereziki emakume langi-leei eragiten dietenak eta «TTIP emakumeen aurka»artikuluan aipatzen ditu Estefania Roderok6. Lehenik etabehin, AEBek ez dute CEDAW onartu. Hitzarmen hau,Emakumeen aurkako diskriminazio era guztiak ezabatzekonazioarte mailako tresnarik ahaltsuenetakoa dugu. Horre-taz gain, ez ditu Gizon eta emakumeen ordainsariak ber-dintzeko hitzarmena, Etxeko langileena, eta Familia erant-zukizunak dituzten langileak babesteko hitzarmena kontuanhartzen. Jarrera eta kultura honen isla dira, Wendy McEl-roy senatariaren hitzak.

Bestalde, TTIPak gobernu lokalek enplegu lokala sus-tatzeko bidea agortzen duen era berean, korrespontsabili-tatea indartzen duten politika publikoak bultzatzeko bideaere bukatu daiteke. Esate baterako, maila lokalean 0-3 urtebitarteko umeentzat haur-eskolak hedatzeko politikak,amatasun eta aitatasun baimenak berdindu eta handitzerazuzendutako politikak oztopo bilakatu daitezke. Enpresainbertitzaile-Estatu auzien bitartez, atzerritar inbertitzai-leei bidea irekitzen zaie beste herrialderen baten arau-dia saihestu edota salatzeko: nazioarteko epaitegietarajoaz, edozein Estatu salatu dezakete Aldebiko InbertsioHitzarmen (AIH) baten klausularen bat ez betetzea ego-tzita. Mekanismo honekin, infinitu arrakala irekitzen diranazioarteko inbertitzaileen mesederako: kalte komertzia-lak argudiatzea nahikoa dute edozein politika publiko atze-ra bota arazteko.

Azkenik, pribatizazio eta zerbitzu publikoen murri-zketak bi zentzutan erasan dezake enplegu femeninoa.Krisiaz geroztik, austeritate neurriek gizarteko sektoreahulenak orokorrean eta emakumeak bereziki nola zi-gortu dituen aztertzea besterik ez dago. Alde batetik,enplegu publikoa aski feminizatuta dagoen sektorea delakontuan hartuta, lanpostu galerak, emakumeei kalte egi-ten die intentsitate handiagoarekin. Galdutako lanpostuhorien prekarizazioa pairatzen dute. Bestetik, «estatuarenerretiratzeak» emakumeek bere gain ordaindu gabeko lankarga handiagoak hartzea eragiten du. Azken finean, shocksozial hori bere gain hartzen dute emakumeek zaintza langehiago bereganatuz.

Beraz, krisiak gizartea orokorrean, eta emakumeak be-reziki kaltetzeko bi bide horiek, biziagotu egingo liratekeTTIP akordioa adostearekin batera: lanpostu galera gehia-go esparru publikoan eta ordaindu gabeko lan zamaren are-agotzea estatuaren atzera-egitearen aurrean.

Atzera begira: NAFTA,neoliberalizazioan sakontzeko tresnaNAFTAren ondorioz, parte hartzen duten hiru herrialdeenarteko merkataritza fluxua hirukoiztu egin da, baina ezdu agindutako 20 milioi lanposturen sorrera ekarri. Po-litika Ekonomikoaren Institutuaren arabera, esportazio-aren hazkundeari esker AEBtan lanpostuak sortu zirenarren, kontuan hartu behar dira inportazioen hazkundea-ren ondorioz deuseztatu zen enplegua. Promestu ziren

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«Beraz, krisiak gizartea orokorrean, eta emakumeak bereziki kaltetzeko bi bidehoriek, biziagotu egingo lirateke TTIP akordioa adostearekin batera:

lanpostu galera gehiago esparru publikoan eta ordaindu gabeko lan zamarenareagotzea estatuaren atzera-egitearen aurrean.»

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onuretatik oso urruti, balantzea negatiboa izan da; 20 mi-lioi lanpostu sortu ordez, milioi bat deuseztatu dela esti-matzen da.

Eszenatoki erabat krudela erakusten digute MexikokoUnibertsitate Nazional Autonomoak jaurtitako datuek: lan-gile batek oinarrizko elikagai-saski bat eskuratu ahal izate-ko egin beharreko lanorduen kopurua bikoiztu egin da ho-gei urtean: 1994an 12,53 lanordu behar baldin baziren,2013ko apirilean 23,44 ordu behar ziren.

NAFTA ez da Mexikon fenomeno isolatu gisa ikusibehar: baizik eta dagoeneko abiatua zen neoliberaliza-zio prozesua sakondu eta indartu zuen tresna bezala.Merkataritza hitzarmena indarrean jarri aurreko urteetan,de la Madrid eta Salinas presidenteek, merkataritzaren li-beralizazioa, finantzen desarautzea eta pribatizazio neurriakmartxan jartzen hasiak ziren. 1982 eta 1995 urteen bitar-tean, Mexikon 1155 enpresa publiko izatetik, 185 izaterapasa ziren.

Makila lantegiak aurretik ere existitzen ziren arren,NAFTA sinatu zenez geroztik, herrialdeko industriak era-bateko itxuraldaketa izan zuen: hasieran ehungintza sekto-rera mugatzen ziren makilak hauek, beste sektore askota-ra hedatu ziren. Emaitza: balio-erantsi handiko ekoizpenfaseak, ekoizpen katean azkenetakoa den muntaia jardue-rekin ordezkatu dira. Pantaila lauen ekoizpena horren adibi-de da: Mexikoko esportazio produktu garrantzitsua izanarren, amaierako produktuaren balio erantsiaren %5a bai-no ez da bertan ekoizten. Makilak, Esportazioak Prozesat-zeko Guneetan kokatuta daude, eta ETNen interes nagusialan baldintzetan dago. Tijuanan (Mexiko), langileek ordukoUS$1 irabazten dute, eta soldata horiekin, langileak, enba-laje kutxekin eraikitako etxeetan bizitzera behartuta dau-de, ur-korronterik eta estolderiarik ez dagoen komunita-teetan; eta gizon eta emakumeek astean 3 aldiz 12 ordukotxandak egiten dituzte7.

Merkataritzaren liberalizazioaren aldeko politikek bi aur-pegi dituen txanpona direla uste du Tom Kucharz-ek (Eco-logistas en Acción). Alde batean, azken urteetan aplikatudiren austeritate neurriak izango genituzke; murrizketaketa gizarte eta lan esparruetako eskubideen aurkako era-soak. Txanponaren beste aldean berriz, TTIP akordioa beraizango genuke. Hitzarmenaren bidez, austeritatearen bi-dez eskuratu ez dituzten pribilegioak eskuratu gura dituzteeliteko politiko-enpresarialek. Bide horretatik, murrizketa,pribatizazio eta kapital fluxuen liberalizazio prozesuetanareago sakondu, eta kapital handien boterea are gehiagokontzentratzea lortu nahi da8.

Aiala Elorrieta es doctora en Economía por la UPV-EHUy miembro de Manu Robles-Arangiz Institutua

1 Jaime García-Legaz Espainiako Merkataritzako Estatu Idaz-karia

2 North American Free Trade Agreement, Ipar Amerikako Mer-kataritza Libreko Ituna

3 Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Cul-turales

4 TTIP Consecuencias en el Empleo y en los Derechos Socia-les, Boletín informativo 146, CGT

5 Gobierno de Michigan al lado de las corporaciones, 2013komartxoa, Tr ibuna del Pueblo, http: / /www.tr ibunodel -pueblo.org/2013/02/gobierno-de-michigan-al-lado-de-las-cor-poraciones/

6 El TTIP contra las mujeres, Estefanía Rodero Sanz, Pikaramagazine, 2015eko urtarrila.

7 Export processing zones - Globalisation’s great deceit, JEN-NY HOLDCROFT , Industri all global union

http://www.industriall-union.org/archive/imf/export-proces-sing-zones-globalisations-great-deceit

8 TTIP: Europa eta AEBren arteko merkataritza eta inbertsio-rako hitzarmena, Manu Robles Arangiz Institutua)

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as negociaciones del Tratado Transatlántico de Comer-cio e Inversiones (TTIP, por sus siglas en inglés), que

El TTIP o las normas jurídicas al servicio de las JuanHernándezZubizarreta

PedroRamiro

dos a la lógica neoliberal, a un Derecho Internacional de losDerechos Humanos manifiestamente frágil y a una responsa-bilidad social corporativa (RSC) voluntaria, unilateral y sinexigibilidad jurídica (Derecho blando o soft law).

La lógica jurídica contractual asimétrica se impone enlas transacciones económicas internacionales. Las relacio-nes de fuerza impregnan los núcleos esenciales de los con-tratos formalmente bilaterales, tratados regionales y bila-terales, donde la conformación de voluntades se producedesde la mera adhesión a cláusulas que tutelan, fundamental-mente, los intereses de las empresas transnacionales.

El TTIP forma parte de este entramado jurídico-políti-co de dominación. No hay cruce de caminos entre los de-rechos humanos y los derechos corporativos.

Iter normativo del TratadoToda la tramitación del TTIP quiebra los principios bá-

sicos del Estado de Derecho, es decir, las garantías proce-sales de la ciudadanía (transparencia, separación de pode-res, debates parlamentarios…). Ahora bien, el resultadofinal de la norma, en este caso del TTIP, es de una granseguridad jurídica y de obligado cumplimiento. Todo locontrario que la normas de derechos humanos, cuyatramitación o iter normativo está muy abierta a las pro-puestas y al debate, pero su resultado final es de unaseguridad jurídica muy frágil. ¿Se puede comparar unConvenio de la Organización Internacional del Trabajocon un tratado de comercio o inversiones entre la UE ycualquier país de la periferia del planeta?

sólo un acuerdo comercial, es un nuevo tratadofundacional al servicio de las corporaciones trans-nacionales.

La técnica jurídica utilizada por el TTIP no esneutral: es una arquitectura construida a favor delas empresas multinacionales y del capital.

Contexto jurídico sobre el que actúa el TTIPLos derechos de las empresas transnaciona-

les se tutelan por un ordenamiento jurídico glo-bal basado en reglas de comercio e inversionescuyas características son imperativas, coercitivasy ejecutivas (Derecho duro), mientras sus obligacio-nes se remiten a ordenamientos nacionales someti-

L actualmente están llevando a cabo la Unión Europeay Estados Unidos, están enfocadas en lograr la firma de unacuerdo comercial con el que pretenden eliminarse lasbarreras arancelarias entre ambos socios, así como losobstáculos reglamentarios que limitan la acumulación deriqueza de las grandes corporaciones.

Entre las cuestiones materiales incluidas en este nue-vo tratado, nos encontramos con propuestas relacionadascon la quiebra de los derechos laborales y la normativaeuropea medioambiental, la desregulación del sector fi-nanciero…

En dirección contraria a la expresada por la mayoría deONGD y organizaciones defensoras de los derechos hu-manos, que abogan por acciones vinculantes para hacerfrente a los abusos y las violaciones de los derechos hu-manos cometidas por las grandes empresas, los gobier-nos de EEUU y la UE siguen apostando por una idea de«seguridad jurídica» que se basa únicamente en una pre-misa: los intereses comerciales son más importantes queel cumplimiento de los derechos humanos. De esta forma,siguiendo esa máxima de la marca España que dice que«lo que es bueno para las empresas españolas es buenopara los intereses generales del país».

En estas líneas vamos a centrarnos en los aspectosformales y en los principios jurídicos del TTIP que formanparte de la armadura jurídica que limita el ejercicio de lademocracia y de la soberanía de los pueblos. El TTIP no es

El TTIP o las normas jurídicas al servicio de las

«Es necesario restablecer la competencia territorial de los tribunales nacionales,recuperar el papel de los parlamentos y poner en marcha iniciativas legislativas populares.

Y promover normas internacionales que no refuercen la fuerte asimetría existenteentre la lex mercatoria y el Derecho Internacional de los Derechos Humanos.»

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empresas transnacionales

La tramitación del TTIP fulmina los principios clásicosdel Estado de Derecho: la contractualización de la ley y delas relaciones económicas provoca la anulación de los pro-cedimientos legislativos, se disloca la separación de pode-res y la soberanía de los pueblos y naciones.

Por otra parte, la inflación normativa muy especializa-da, las cláusulas oscuras y vagas, la incorporación de losanexos al TTIP, atentan contra los derechos de las mayo-rías sociales. Además, la privatización del Derecho me-diante las agencias de calificación, el soft law y la emisiónde laudos arbitrales por tribunales privados cierran el cír-culo infernal de la arquitectura de la impunidad.

El principio de los vasos comunicantes entre normasde comercio e inversiones, y entre transnacionales e institu-ciones, implica que lo que no se obtenga en el seno de la

Organización Mundial de Comercio (OMC) se obtendrá pormedio de tratados o acuerdos comerciales o de inversio-nes de carácter bilateral o regional. Esta tupida red da lu-gar a que cada acuerdo o tratado sea la base para el próxi-mo, lo que genera un modelo de perpetua negociación. Yesta guerra tan asimétrica provoca que, ante el abandono deun tratado, se tenga preparado su sustituto; de ahí que elrechazo deba ser frontal al modelo de comercio e inversio-nes impuesto por el capital y las empresas transnacionales.

Mecanismos de resoluciónde diferencias inversor-Estado

Los tribunales arbitrales nacieron para resolver con-flictos entre Estados; el neoliberalismo amplía su labor alos conflictos entre Estados y particulares. Así, las empre-sas transnacionales -personas de Derecho Privado que re-presentan intereses particulares- pueden demandar a losEstados ante paneles o tribunales arbitrales, prevalecien-do el interés particular sobre el interés general.

Es un sistema paralelo al poder judicial -no olvidemosque se trata de tribunales privados- favorable a las empre-sas transnacionales, que queda al margen de los poderesjudiciales nacionales e internacionales. Es una justicia pararicos. Únicamente las empresas demandan a los Estados yno hay previsión formal por la que el Estado receptor pue-de demandar al inversor extranjero. Las transnacionaleseligen la jurisdicción, existen dificultades para que las au-diencias sean públicas y no se requieren agotar los recur-sos internos nacionales. Es más, puede ser incluso unainstancia de apelación a las sentencias de tribunales ordi-narios y no cabe recurso al fallo arbitral.

Desde el punto de vista material, se aplican exclusiva-mente las normas del Tratado y no normas sobre dere-chos humanos. Y el procedimiento arbitral no es neutral:el Centro Internacional de Arreglo de Diferencias relativasa Inversiones (CIADI), sin ir más lejos, se encuentra en elseno del Banco Mundial y los árbitros son jueces y aboga-dos, indistintamente. Quince árbitros resolvieron el 55%de las disputas arbitrales en el 2011 y el coste medio deun arbitraje es de ocho millones de dólares; tres firmas deabogados se reparten el 55% de los casos. El procedi-miento arbitral es muy costoso, lo que beneficia a las gran-des corporaciones transnacionales.

Son numerosos los estudios que ratifican la vulnera-ción de los espacios públicos regulatorios. Los Estadoshan visto recurridas sus políticas públicas en áreas comoel medioambiente, la salud, los derechos laborales, el aguao la agricultura, donde las empresas transnacionales hanobtenido laudos arbitrales por valor de miles de millonesde dólares, y muchos más que siguen pendientes de reso-lución. Abandonar esta armadura jurídica, además, no seránada fácil, ya que se suelen prever prórrogas de jurisdic-ción de más de diez años. Es decir, que aunque se dierauna hipotética denuncia del TTIP por una de las partes,este continuaría en vigor.

empresas transnacionales

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Por último, la «amenaza» del recurso transnacional antetribunales privados provoca, sin duda, el enfriamiento nor-mativo por parte de los parlamentos y las administracio-nes. Así, por ejemplo, se aceptará el fracking para evitarfuturas demandas arbitrales; probablemente ni se discutaen los Parlamentos, formalizándose, de esta manera, elenfriamiento normativo.

La convergencia reguladoraLa convergencia reguladora describe un proceso de

adaptación de la normativa existente en ambos lados delAtlántico para asegurar que los bienes producidos en unlado se pueden exportar al otro sin requisitos adicionalesespeciales. Para ello, se procede a la armonización a labaja, esto es, aquellas normativas más exigentes en dere-chos se van transformando en más laxas.

Si el control financiero es más estricto en EEUU, searmoniza teniendo en cuenta la regulación europea; si lalegislación laboral es más tuitiva en la UE, se aplicanlas normas estadounidenses que desregulan los dere-chos de los trabajadores y trabajadoras. La compra públi-ca responsable que tenga en cuenta los derechos labora-les de sus empleados y de las empresas subcontratadas,la promoción del comercio justo o la eliminación de dife-rencias entre hombres y mujeres chocarán con la idea dederogar toda reglamentación que sea un obstáculo a laapertura de los mercados públicos al comercio y a las in-versiones.

Es verdad que el TTIP nombra en el preámbulo, en losprincipios generales y a lo largo de los diversos textos losderechos humanos, el desarrollo sostenible, las políticaspúblicas y los servicios públicos como valores esencialesfrente al comercio, pero los trata desde una perspectivaretórica y carente de eficacia normativa. Su regulación sevincula, además, a expresiones como «siempre que nocomprometan las ventajas derivadas del acuerdo»; es de-cir, mientras no interfieran en los beneficios del capital. Seconsidera al conjunto de normas que protegen los dere-chos de la ciudadanía como mera burocracia, una cargapara las empresas y las transacciones comerciales. Su efi-cacia se mide únicamente en términos de costes económi-cos y en duplicidades innecesarias.

El TTIP no puede desarrollar una convergencia total yabsoluta de todos los sectores y en un único plazo. Esta seconfeccionará por fases y de acuerdo con los procedimien-tos establecidos en el tratado, como son el reconocimien-to mutuo de los reguladores y el Consejo de CooperaciónReguladora. Dicho de otro modo, la armonización a la bajade normas sociales, alimentarias, financieras o de produc-tos químicos se realizará en función de los intereses -enmuchos casos contradictorios- de los Estados, de los sec-tores productivos y de las empresas transnacionales. Yeso tendrá mucho que ver con el grado en que se encuen-tren las movilizaciones sociales: a más protestas, menorarmonización total e inmediata.

El Consejo deCooperación Reguladora

La convergencia reguladoraes también un proyecto a largoplazo. Las diferencias que nopuedan solventarse en la mesade negociaciones o generen fuer-tes protestas podrán sometersea procedimientos con vocaciónde futuro. El TTIP es un acuerdode largo alcance, en continua in-terpretación creativa por parte defuncionarios y despachos de abo-gados al servicio de las corporacio-nes transnacionales. Así, los asun-tos más difíciles de armonizar sevinculan a un sistema con esca-so control democrático, regula-do en el tratado y que una vezratificado se pondrá en marchade manera automática. Es un fil-tro regulatorio de todas las nor-mas presentes y futuras.

El organismo que supervisará todo el proceso de pri-vatización de las decisiones será el Consejo de Coopera-ción Reguladora, que en principio lo formarán funcionariosde la secretaría general de la Comisión Europea, autorida-des de comercio de los EEUU, de la UE y de la Oficina deAsuntos de Regulación e Información de EEUU. Además,las empresas transnacionales se introducen en los proce-sos normativos y penetran en el marco regulatorio abiertoa fórmulas de cooperación reguladora y generadora de co-escritura de legislación; fenómeno conocido en la elabora-ción de normas tipo; teniendo un acceso privilegiado a losresponsables que toman las decisiones.

Ante todo ello, es necesario restablecer la competen-cia territorial de los tribunales nacionales, recuperar el papelde los parlamentos y poner en marcha iniciativas legislati-vas populares. Y promover normas internacionales queno refuercen la fuerte asimetría existente entre la lexmercatoria y el Derecho Internacional de los DerechosHumanos sino que, por el contrario, puedan servir paraponer los derechos de las personas y los pueblos, comomínimo, al mismo nivel que los de las grandes empre-sas. Frente al TTIP y los tratados comerciales que son labase de la arquitectura jurídica de impunidad, necesita-mos un nuevo modelo donde las personas y el medioambiente tengan prioridad sobre los beneficios e intere-ses corporativos.

Juan Hernández Zubizarreta es profesor de la Universidad delPaís Vasco (UPV/EHU) e investigador del Instituto Hegoa;

Pedro Ramiro es coordinador del Observatorio de Multinaciona-les en América Latina (OMAL) – Paz con Dignidad.

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TTIP: no está dicha la últimapalabra, o cómo quitarnos lacamisa de fuerza neoliberal.

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TomKucharz

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a negociación entre la UE y EEUU del Tratado suscitacada vez más interés. Gracias a la oposición social y

22 países (marchas, reuniones y mesasde recogida de firmas), involucrando amuchos miles de personas. En julio del2014 un grupo de 250 organizaciones deuna veintena de países presentó la Ini-ciativa Ciudadana Europea sobre TTIP yCETA1 (por sus siglas en inglés) con elobjetivo de empezar una recogida de fir-mas masiva en todos los países. La Co-misión rechazó el registro de la recogidade firmas argumentando que sólo sepodría admitir una Iniciativa CiudadanaEuropea positiva a favor de tratados co-merciales, pero no en contra! No obs-tante, la recogida se empezó a llevar acabo como «Iniciativa Ciudadana Euro-pea - Autoorganizada» y en un tiemporécord de dos meses se alcanzó el mi-llón de firmas. La coalición Stop TTIP pre-sentó el 10 noviembre del 2014 una de-manda contra la Comisión Europea anteel Tribunal Europeo de Justicia por no

L política -sin precedentes en negociaciones comercia-les de este tipo- se está rompiendo el silencio mediático.

Cuando comenzaron las negociaciones del TTIP en 2013,la Comisión Europea creía que se pueden negociar trata-dos que afectan la vida de la mayoría de la población sin undebate social, pero parece que esto ya no es así. El mundoha cambiado y a raíz del estallido financiero del 2007 hayuna quiebra de confianza en la economía vigente.

La oposición ya no viene sólo del movimiento antiglo-balización. Numerosos gobiernos regionales de Alemaniay Austria argumentan que el TTIP amenaza sus competen-cias en la gestión pública de agua y servicios sociales. Almismo tiempo, instituciones tan diferentes como el Parla-mento francés, el parlamento de Bavaria -con mayoría ul-tra-conservadora-, el canciller Austriaco, la radio-televisiónpública alemana ARD/ZDF, la asociación alemana de pe-queñas y medianas empresas, la Asociación Europea deOperadores Pública de Agua «Aqua Publica Europea» sehan posicionado públicamente en contra de los tribunalesde arbitraje privados que el TTIP incluiría.

¿QUÉ HA OCURRIDO? Desde el inicio de las negociacioneslos movimientos sociales dieron la voz de alarma, coordi-nándose a nivel europeo y transatlántico, pudiendo sacarel debate a la calle pese al secretismo en el que se llevanlas negociaciones.

Desde verano de 2013 ha habido innumerables even-tos, charlas, jornadas y debates anti-TTIP en pueblos yciudades en toda Europa. El Día de Acción contra TTIP el11 de octubre 2014 contó con 1.100 actos de protesta en

haber registrado la iniciativa. El día del cumpleaños delpresidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker,se le entregó un «regalo» con 1,5 millones de firmas.

En este momento, hay campañas de resistencia al TTIPen 25 países europeos. Existe coordinación a nivel euro-peo y con la sociedad civil organizada en EEUU y Canadá.Muchos municipios y regiones ya están declarando zonas«libres del TTIP/CETA» en países como Francia, Bélgica,Alemania, Austria, Reino Unido y España.

Todo ello ha tenido ya un impacto mediático y político.Una encuesta del Eurobarómetro, publicado el 19 de fe-brero de 2015, señala que en Alemania un 41% se opone alacuerdo, 39% está a favor y 20% no tenía posición. Aus-triacos y luxemburgueses eran igualmente escépticos, conel 53% y el 43% de los encuestados contra TTIP respectiva-mente. En uno de sus primeros discursos sobre TTIP comonueva Comisaria de Comercio de la UE, Cecilia Malms-tröm reconoció que hoy existe «más preocupación públicaacerca de las negociaciones comerciales que en cualquiermomento de los últimos tiempos.»

LAS PRIMERAS «VICTORIAS» PARCIALES DEL MOVIMIENTO.Primero se consiguió que trascendieran las críticas por lafalta de transparencia, participación pública y acceso deparlamentarios a los documentos de la negociación. Parasalir del paso ante las crecientes denuncias -incluyendouna investigación de la Defensora del Pueblo Europeo yquejas de casi todo el arco parlamentario-, Malmström fueobligada a poner en marcha una «iniciativa de la transpa-rencia» y llegó a reconocer «errores» ante los medios decomunicación por la decisión de mantener secreto el man-dato de la UE. En las redes sociales el éxito del movimien-

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... to es aplastante. La UE, la Embajada de EEUU y diferentesasociaciones empresariales han llegado a ofrecer subven-ciones para proyectos que hagan campaña a favor del TTIP.«¿Estás a favor de TTIP y enojado por la cobertura negati-va que está recibiendo? Envíanos tus ideas y nosotros teapoyaremos» decía un mensaje en Twitter de la Embajadaestadounidense en Berlín.

Segundo, se logró burlar la opacidad de los gobiernosy acceder a muchos documentos «clasificados» a travésde personas europarlamentarias o de su entorno

En tercer lugar, se ha dilatado el proceso. La ComisiónEuropea ha tenido que posponer en varias ocasiones lafecha de «cierre» del Tratado. «Las protestas online retra-san el plan de la UE para un acuerdo con EEUU» titulaba laagencia Reuters una noticia de noviembre de 2014. Bruse-las tuvo que «aparcar» temporalmente la negociación delcapítulo sobre la protección de la inversión en el TTIP. Elsistema jurídico privado de arbitraje, conocido como «me-canismo de solución de controversias entre inversor y Es-tado» (ISDS, por sus siglas en inglés) es uno de los temasmás polémicos y que más amplia oposición a suscitado.

Cuarto, la campaña ha conseguido profundizar las con-tradicciones políticas. Con la llegada de las elecciones eu-ropeas (mayo 2014), en Alemania, por ejemplo, el TTIP seconvirtió en un tema electoral. Los partidos socialdemó-cratas están internamente divididos, existiendo un debatemuy vivo sobre los tribunales de arbitraje. La IzquierdaUnitaria Europea y los Verdes lideran la oposición parla-mentaria contra el TTIP. Los tiempos electorales -luegovinieron las elecciones en EEUU (noviembre 2014)- han ahon-dado en algunas diferencias tácticas –no sustanciales- en-tre la UE y EEUU, por ejemplo a la hora de abordar el temade los servicios financieros, los estándares ambientales yla compra pública.

En este contexto, las asociaciones de la industria, ban-ca y otros sectores económicos han comenzado a quejar-se por la lentitud de las negociaciones y por la falta deentusiasmo y apoyo de los gobiernos.

EL PAPEL DE LOS SINDICATOS. Otro efecto muy positivoes que el movimiento sindical en varios países europeosha salido en oposición al TTIP, con las principales centra-les sindicales en el Reino Unido, Alemania, Francia, Aus-tria, Bélgica, Luxemburgo, España, Catalunya y EuskalHerria, Italia y Eslovenia públicamente en contra de la con-tinuación de las negociaciones. Aunque el nivel de conoci-miento y de movilización de sus afiliación es todavía muydesigual. Queda por ver el papel de los sindicatos mayori-tarios en el movimiento.

La principal central sindical de Estados Unidos, AFL-CIO, se opone al TTIP. Su objetivo es hacer de los dosacuerdos comerciales que Washington negocia con oncepaíses de la región pacífica y con la UE respectivamen-

te, uno de los temas principales a debate en las eleccionespresidenciales de 2016.

CUESTIONAR EL MODELO. Gracias al movimiento contrael TTIP se plantean preguntas en la opinión pública quehan sido un tabú durante mucho tiempo: «¿Es bueno te-ner más comercio internacional? ¿A cambio de qué se abrenlos mercados y se aflojan leyes a favor del interés priva-do? Y, sobre todo, ¿quién decide sobre todo ello?» Aun-que el poder político y económico trate de ridiculizar laprotesta, diciendo que es «exageración», «desinforma-ción», «antiamericanismo», se está poniendo en cuestiónel supuesto que hasta hace poco dominaba en la mayoríade los países europeos: que el «libre» comercio es «bue-no» para la economía, el empleo y para la población. Loque muchas otras campañas y movilizaciones no consi-guieron, de repente y por tratarse de unas negociacionescon EEUU, se consigue visibilizar que mientras la globaliza-ción enriquece a una parte de la sociedad empobrece laotra a pasos gigantes.

LA CAMPAÑA EN EL ESTADO ESPAÑOL. El Gobierno es-pañol del Partido Popular es uno de los actores más neoli-berales y agresivos en el impulso y aplicación de las políti-cas desarrolladas por la Comisión Europea. Asimismo lasfuerzas políticas PSOE, PNV, CiU, UpD, están a favor de losTratados con EEUU y Canadá. La oposición parlamentariaviene del grupo de la Izquierda Plural, Podemos, Equo/Compromis, EH Bildu, así como de otras fuerzas políticasde izquierda (pero sin representación parlamentaria esta-tal). La campaña #NOalTTIP en el Estado español está for-mada por más de 250 organizaciones. Desde su conforma-ción en febrero de 2014 se han formado nodos en diferentesterritorios del Estado, como en Euskal Herria, Catalunya,Madrid, Valencia, Andalucía, Cantabria, Asturias y Castillay León, con la participación de numerosos colectivos. Esprevisible que las movilizaciones se extiendan y aumentela oposición. Habrá diferentes oportunidades para denun-ciar estos tratados como una camisa de fuerza neoliberal yantidemocrática que va en contra de la voluntad popularcomo la expresada en las recientes elecciones griegas. Ade-más, las elecciones municipales y autonómicas aquí seránuna buena ocasión para preguntarnos: ¿Cómo afectan tra-tados como el TTIP al municipalismo y, en caso de cambiospolíticos, cómo quitarnos esta camisa de fuerza?

Tom Kucharz, Ecologistas en Acción

1 En septiembre del 2014, la Comisión Europea saliente anunciólas conclusiones de otro tratado entre la UE y Canadá (Compre-hensive Economic and Trade Agreement, CETA) que está vistocomo prototipo para el TTIP. El texto íntegro del CETA y susanexos se puede descargar de la página web de la ComisiónEuropea: www.ec.europa.eu/trade/policy/in-focus/ceta

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unque hasta octubre de 2014 la Unión Europea no hizo público ni siquiera el mandato negociador para la Asociación Transatlántica de Comercio e Inver-

ción necesariamente provisional de lo que este acuerdointernacional implica, en este caso en lo relativo a los ser-vicios públicos.

La Comisión Europea insiste en que en el TTIP no va ahaber ninguna obligación de abrir los servicios públicos alas empresas estadounidenses: «la UE y cada uno de suspaíses miembros tienen la obligación de salvaguardar losservicios públicos en cualquier nueva normativa o política.Eso incluye los acuerdos comerciales con otros países». Ycualquier tratado internacional suscrito por la UE contienetres garantías para hecerlo efectivo, lo que también ocurreen el TTIP. La primera es que los gobiernos pueden man-tener monopolios para proveer servicios públicos, sean detitularidad pública o empresas privadas contratadas conderecho exclusivo a prestar cierto servicio. La segunda esque en el campo de la sanidad, la asistencia social, la edu-cación o el agua, los gobiernos no tienen obligación de

PatxiZabalo A

sión (TTIP en sus siglas inglesas), que data de junio de2013, desde enero de 2015 ha ampliado notablemente elacceso a la información sobre las negociaciones en curso.Esto debe verse como un resultado de la creciente contes-tación de parte de la sociedad civil contra ese tratado delibre comercio entre la UE y EEUU, que entre otras cues-tiones ha venido denunciado su secretismo. Así se hanpodido conocer los textos de varias propuestas de la UE yun resumen elaborado por los servicios de la ComisiónEuropea sobre lo tratado en la octava ronda de negociacio-nes, celebrada a principios de febrero. Con todo, junto aciertas filtraciones y los análisis de diversas organizacio-nes no gubernamentales, esa es la principal fuente de in-formación actualmente disponible para realizar una valora-

públicosLos servicios

en el TTIPpúblicos

Los servicios

en el TTIP

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abrir sus mercados ni de dar a las empresas o personas defuera de la UE el mismo trato que a las de dentro –tratonacional. Y la tercera garantía es que los gobiernos tienelibertad para regular cualquier actividad que considerenservicio público, dando licencias para prestar ese sevicio,fijando normas de calidad… con la única condición de quesi una empresa externa a la UE ya ha sido autorizada aoperar en su territorio debe recibir trato nacional. A ellohay que añadir que también en el sector audiovisual losestados miembros pueden tomar las medidas de protec-ción que estimen oportunas.

Por tanto, de acuerdo con la versión de la ComisiónEuropea, la posible entrada de empresas estadouniden-ses en la prestación de servicios públicos, más allá de laque ya exista, está enmanos de los gobier-nos de cada estadomiembro, que son li-bres de autorizarla ono. Al menos en lossectores ya señalados–salud, educación,asistencia socia l yagua– y en el sector au-diovisual, que son losexpresamente mencio-nados en los documen-tos informativos de laComisión Europea, porque hay bastantes más. Otra cosadistinta es la confianza que se tenga en la exactitud de esaversión, porque todavía no se conoce la letra pequeña delTTIP y mucho menos las excepciones que la UE y cada unode los países miembros vayan a incluir en los anexos delacuerdo. Y desde luego hay motivos para recelar.

En primer lugar, si se atiende a la trayectoria de laUE en las negociaciones internacionales sobre comer-cio de servicios, resulta que encabeza, junto a EEUU,los intentos de liberalizarlo con rapidez y abarcandotodos los subsectores. Así, en paralelo con la negocia-ción del TTIP, desde 2012 está impulsando el Acuerdosobre Comercio de Servicios (TISA, por sus siglas eninglés), cuya negociación avanzan rápido para profundi-zar en la liberalización del comercio internacional deservicios más allá de lo previsto en el Acuerdo Generalsobre Comercio de Servicios (AGCS) de la OrganizaciónMundial de Comercio (OMC).

Por tanto, cabe suponer que cuando negocian un acuer-do entre ellas, ambas potencias pretendan ir todavía máslejos que en el TISA, donde hay otros 22 países, lo quedeja poco espacio para las excepciones, servicios públicosincluidos. Y en todo caso no pueden ignorar lo acordadoen el TISA, que de todas formas será aplicable en ambaseconomías. Al respecto, resultan inquietantes filtraciones

de las negociaciones del TISA en las que se habla de inter-nacionalizar la asistencia sanitaria trasladando a los pacien-tes para abaratar costos.

En segundo lugar, la UE y EEUU también son miem-bros del Acuerdo sobre Contratación Pública, revisadoy ampliado en 2014 en el seno de la OMC, que facilitael acceso a las empresas extranjeras al mercado de lascompras y contratos del sector público. Y esta es unacuestión estrechamente relacionada con la prestaciónde servicios públicos por parte de empresas priva-das, práctica generalizada en las economías euro-peas en sectores como la sanidad, la educación, elsuministro de agua, gas y electricidad, la recogida debasura o el reparto de correspondencia.

En tercer lugar, laliberalización del co-mercio de serviciostambién está muy li-gada a la convergen-cia reguladora, uno delos pilares y mayornovedad del TTIP, quetrata de armonizar lasnormativas de EEUU yla UE para facilitar lasexportaciones e im-portaciones de bienesy servicios sin tener

que homologarse o adaptarse a regulaciones diferentes. Yque, dado el objetivo perseguido, lo más probable esque se traduzca en una armonización a la baja, y afectea todos los niveles de la administración –europea, esta-tal, regional y local– y a todo tipo de normas. Entre ellaslas que constituyen alguna traba para el comercio inter-nacional de servicios. Porque, a diferencia de las mer-cancías, cuyo paso por una frontera puede detectarse,los servicios son intangibles. Así, mientras las barrerasmás importantes para el comercio internacional de mer-cancías se encuentran en la frontera –aranceles y cuotas–, los principales obstáculos para los servicios están dentrodel país importador y fundamentalmente son normas yregulaciones gubernamentales.

Con todo, lo más preocupante de este pilar del TTIP esla creación de un Consejo de Cooperación Reguladora, quelo que convierte en un acuerdo vivo, en continua evolu-ción. En efecto, una vez instituido al entrar en vigor elTTIP, este Consejo va a seguir interpretando, a instanciasde parte además, qué normas deben armonizarse para noser un obstáculo al comercio. Y ello con una composicióntecnocrática-y escaso control democrático, lo que en lapráctica supone dejarlo en manos de las empresa multina-cionales y los lobbies que patrocinan. Y eso pone en peli-gro todo aquello que se haya podido salvar mediante la

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movilización social previa a la firma del TTIP, salvaguardiade los servicios públicos incluida.

Y en cuarto lugar está la amenaza que constituye elmecanismo de solución de controversias inversor-estado-–a menudo conocido por sus siglas en inglés, ISDS–, queremite al arbitraje en instancias supranacionales. Aunquetodavía no está formalmente decidida su incorporaciónal TTIP, todo indica que va a ser así. Máxime cuando seobserva la reacción de la Comisión Europea al duro re-vés que ha sufrido en la consulta pública en línea queha realizado sobre la protección de los inversores en elTTIP, que constituye todo un desprecio a la opinión mayo-ritaria en su contra.

Al respecto, conviene aclarar que los retoques al me-canismo ISDS introducidos en el Acuerdo Económico y Co-mercial Global (CETA) firmado en 2014 con Canadá no sonde ninguna manera suficientes. Esas pequeñas mejorasno resuelven ninguna de las grandes objeciones dirigidasal arbitraje internacional para dirimir demandas inversor-

estado, empezando por laesencial: ¿por qué es nece-sario el arbitraje inversor-es-tado en el TTIP? O ¿es quelos sistemas judiciales esta-dounidense y europeo noresultan fiables y eficaces?

Tal vez la respuesta seencuentre en que, entreotros muchos desatinos, elISDS permite a las empre-sas transnacionales cues-tionar normativas legalesque, a su juicio, suponganuna merma en sus expec-tativas de beneficio. Y ladecisión del litigio recae enun panel de expertos queen su mayoría están ligadosa grandes despachos deabogados y/o relacionadoscon empresas multinaciona-les o fondos de inversión,y muestran un marcadosesgo a favor de los inver-sores demandantes. Portanto, esta es una vía com-plementaria a la del Conse-jo de Cooperación Regula-dora a través de la cual sepuede ampliar por la puer-ta de atrás la presencia deempresas privadas extran-

jeras en la prestación de servicios públicos.En este sentido todo indica que las reglas de juego

económico que se pretenden establecer con el TTIP estándiseñadas para favorecer todavía más a las empresas mul-tinacionales y no a la mayoría social. Porque, además, unavez plasmadas en acuerdos internacionales vinculantesesas reglas resultan muy difíciles de revertir, condicionan-do seriamente la futura aplicación de políticas económicasdiferentes. Esto es lo que debían tener en mente los miem-bros de la US Chamber of Commerce y la patronal euro-pea BUSINESSEUROPE cuando, con claro sentido de laanticipación, redactaron en octubre de 2012 un brevepero detallado documento sobre la Cooperación regula-dora en el acuerdo económico UE-EEUU1.

Patxi Zabalo es profesor de la UPV/EHU y miembro del Instituto Hegoa

1 Disponible en: http://ec.europa.eu/enterprise/policies/interna-tional/cooperating-governments/usa/jobs-growth/files/consulta-tion/regulation/9-business-europe-us-chamber_en.pdf

«Todo indica que las reglas de juego económico quese pretenden establecer con el TTIP están diseñadas

para favorecer todavía más a las empresasmultinacionales y no a la mayoría social.

Porque, además, una vez plasmadas en acuerdosinternacionales vinculantes esas reglas resultan

muy difíciles de revertir, condicionando seriamentela futura aplicación de políticas económicas diferentes.»

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l TTIP es más que un tratado de libre comercio en-tre Estados Unidos y la Unión Europea. Perfiladocomo «un proyecto de redistribución a gran escala

la coyuntura de las negociaciones comerciales para pre-sionar a los respectivos gobiernos a que retrocedan eneste campo2.

Si la desregulación llega a los ámbitos de la seguri-dad alimentaria se eliminarán las normativas que bloqueanla entrada en Europa de alimentos transgénicos, produc-tos cárnicos hormonados o lavados con cloro, lo quepondrá en riesgo no sólo nuestra salud sino nuestro de-recho a decidir qué comemos. Además, la entrada de lasmultinacionales agrarias y ganaderas estadounidenses enlos campos europeos afectará a las explotaciones agríco-las familiares y a «los procesos de producción, transfor-mación y distribución nacidos al calor del principio de lasoberanía alimentaria por los que apuestan tantas pro-ductoras y consumidoras»3.

Privatizar servicios públicos: El TTIP abrirá a lasempresas transnacionales las contrataciones públicas delos servicios públicos de salud, educación, gestión delagua y del transporte, producción y distribución de ener-gía, en línea con las políticas privatizadoras que, junto alos mecanismos de ajuste y austeridad, se han impuestoen los países europeos como fórmula para salir de la cri-sis económica.

Al tiempo que diversos estudios prevén la pérdidade 2 millones de empleos en EEUU y la UE debido alproceso privatizador, la experiencia latinoamericananos enseña que cuando se privatizan los serviciospúblicos lo que se destruye es, sobre todo, empleo decalidad de las mujeres. El empleo público está amplia-mente feminizado debido, entre otras razones, a queeste sector cumple mejor las leyes de protección deltrabajo femenino que el privado, así que la reducción delsector público nos afecta por partida doble a las muje-res: tanto en la cantidad como en la calidad del em-pleo perdido, con el riesgo de «institucionalizar la pre-cariedad, convertirla en norma y recortar la autonomíaeconómica de las mujeres»4.

ClaraMurguialday

El TTIP nos lo pondrámás difícil a las mujeres

Eque hará más rica a la riqueza»1, su objetivo real eseliminar derechos sociales y laborales, desregular nor-mativas medioambientales y privatizar servicios pú-blicos para mayor gloria y ganancia de las empresastransnacionales.

Cuando se analiza cómo el TTIP afectará la vida coti-diana de la gente a ambos lados del océano no suelemencionarse que las mujeres nos vamos a llevar la peorparte de sus consecuencias. Sin embargo, a partir de laexperiencia de países latinoamericanos con tratadosde libre comercio vigentes desde mediados de los años90, podemos afirmar que los efectos de las políticascomerciales liberalizadoras agravan las desigualdadesentre mujeres y hombres en el acceso y control de losbienes y recursos que proveen bienestar, empezando porel empleo.

Desregular «armonizando a la baja»: Bajo la apa-riencia de un mercado supranacional sin aranceles co-merciales, lo que el TTIP persigue es crear un mercadoúnico en el que se funcione con los más flexibles están-dares reguladores de los derechos laborales, sociales omedioambientales, desechando la normativa más pro-tectora en estos campos que, por lo general, siempre hasido el resultado de movilizaciones sociales.

De esta manera, si se «igualan por abajo» las norma-tivas de EEUU y de la UE sobre derechos laborales, seperderá lo avanzado en los países europeos en cuanto aderechos laborales de las mujeres ya que EEUU no hafirmado los Convenios de la OIT relativos a igualdad sala-rial, protección de la maternidad, apoyo a trabajadorasde hogar o a trabajadoras/es con responsabilidades fa-miliares. También es previsible que aquellas empresaseuropeas que aceptaron a regañadientes las proteccio-nes laborales en las legislaciones nacionales, aprovechen

El TTIP nos lo pondrámás difícil a las mujeres

«Cuando se recortan los servicios públicos somos las mujeres quienestratamos de minimizar los efectos de los recortes para la salud familiar,

la educación infantil o la atención a las personas dependientes,quienes nos hacemos cargo de mantener los niveles de bienestar del hogar

sustituyendo con trabajos de cuidado los servicios no recibidos.»

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Por otra parte, cuando se recortan los serviciospúblicos somos las mujeres quienes tratamos de mi-nimizar los efectos de los recortes para la salud fami-liar, la educación infantil o la atención a las personasdependientes, quienes nos hacemos cargo de mante-ner los niveles de bienestar del hogar sustituyendocon trabajos de cuidado los servicios no recibidos. Elresultado es que las políticas privatizadoras refuerzanla división sexual del trabajo que ubica en el hogar laresponsabilidad de sostener la vida, al tiempo que fo-mentan «un conservadurismo moral que tiene el antife-minismo como componente esencial»5.

El TTIP pretende implantar un sistema de arbi-traje privado en los conflictos entre empresas y esta-dos que otorga a aquellas el poder de cuestionar lasdecisiones de estos por pérdidas reales o por previ-sión de pérdidas futuras para las multinacionales.Como ocurrió en 2013 en Eslovaquia, cuando la em-presa holandesa Achmea demandó al gobierno porestablecer una cobertura sanitaria universal, es pre-ocupante que este mecanismo pueda echar por tierradeterminadas políticas públicas que fomenten la igual-dad o la corresponsabilidad familiar, en aras de losbeneficios empresariales.

Ante este panorama, las feministas decimos ¡Noal TTIP! sin paliativos, porque no hay cláusula de géneroque arregle la mercantilización de los cuerpos que aca-rrea este tratado ni es suficiente la denuncia del sesgoandrocéntrico de quienes están negociándolo. Incor-poradas activamente a las campañas contra el TTIP,vamos más allá de la defensa de lo que ya tenemospara poner en el centro los postulados de la economíafeminista, con su exigencia de hacer más equitativas lasrelaciones de género y su mirada enfocada en el sosteni-miento y el cuidado de la vida.

Clara Murguialday,de la Alianza por una Cooperación Feminista Global

1 WIDE Austria: «TTIP: What kind of trade partnership andfor whose benefit? The new trade agreement from a feministperspective». Viena, 10-04-2014.

2 Rodero, Estefanía: «El TTIP contra las mujeres».3 Murias, Carme: «Construint complicitats feministes contra

el TTIP». Taller realizado en la Fira d’Economia Feminista. Bar-celona, noviembre 2014.

4 Rodero, E.5 Murias, C.

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Retos y oportunidades para las relaciones birregionalesentre la UE y América Latina y el Caribe

Gloria Carrión. Fundación EU-LACEste trabajo publicado por la fundación EU-LAC de Alemania y coordinado por Gloria Carrión delFIDEG de Managua realiza un interesante análisis sobre el significado del TTIP desde unaperspectiva geopolítica, enmarcándolo en las dificultades por las que atraviesan las negocia-ciones comerciales multilaterales en el seno de la OMC. El texto aporta a un punto de vistalatinoamericano sobre las posibles implicaciones del TTIP en dicho subcontinente. Disponibleen: http://www.fideg.org/images/EU_LAC_TTIP_SPAN_WEB_150124_RZ-1.pdf

La gran amenazaAlberton Garzón, Desiderio Cansino, John Hilary

Con el título de «La gran amenaza», el Viejo Topo ha editado en forma de libro dos textoscentrados en el Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos y la Unión Europea. En laprimera parte, Alberto Garzón y Desiderio Cansino, economistas y miembros de la Secretaríade Economía Política Global de Izquierda Unida, presentan un texto en el que mediante 50preguntas y respuestas desgranan, de forma sencilla, aspectos centrales del Tratado. En laotra parte del libro, la editorial ha recogido un texto de referencia en todos los debatessobre el TTIP, elaborado y publicado en 2014 por la Fundación Rosa Luxemburgo , y quefue elaborado por John Hilary, entrevistado en estas mismas páginas de Galde. El Viejo Topo /Ediciones de Intervención Cultural. 2014

A Brave New Transatlantic PatnershipDe Seattle a Bruselas (Red)

La Red «De Seattle a Bruselas» publicó a finales de 2013 un buen Informe sobre el TTIP titulado«A Brave New Transatlantic Partnership». Se trata de un completo dossier en el que se analizanmuy diversas cuestiones relativas tanto a la negociación del TTIP como a sus consecuencias enel ámbito de los derechos laborales, el medio ambiente, la agricultura y la alimentación, la salud,y otros. El texto completo en inglés está disponible en http://corporateeurope.org/sites/de-fault/files/attachments/brave_new_transatlantic_partnership.pdf. Un resumen del mismo tra-ducido al castellano puede verse en: http://andalucianottip.nosorganizamos.net/sites/default/files/EA-DossierTTIP.pdf

Europa eta Amerikako Estatu Batuen artekomerkataritzako eta inbertsiorako hitzarmenaz

Aila Elorrieta AgirreEste texto de Aiala Elorrieta, publicado por el Instituto Manu Robles-Arangiz, recoge diversosaspectos críticos del TTIP y plantea un análisis relacionando este tratado con algunos antece-dentes como es el caso del NAFTA (Acuerdo de Libre Comercio de América del Norte). Eltexto aporta también una bibliografía de interés sobre el tratado. Está disponible en euskera:http://www.mrafundazioa.eus/eu/dokumentazio-zentrua/dokumentuak/europa-eta-amerikako-es-tatu-batuen-arteko-merkataritzako-eta-inbertsiorako-hitzarmenaz/at_download/file; y también encastellano: http://www.ela.eus/es/ttip/ttip-acuerdo-comercial-y-de-inversiones-entre-la-ue-y-eeuu

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