Globalizacion Crisis y Configuracion Geoeconomica Del Mundo- La Proyeccion Geoeconomica Mexicana

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GLOBALIZACIÓN, CRISIS Y CONFIGURACIÓN GEOECONÓMICA DEL MUNDO: LA PROYECCIÓN GEOECONÓMICA MEXICANA Jaime Antonio Preciado Coronado 1 INTRODUCCIÓN Después de la crisis económica estadounidense de 2008, punta del iceberg de la crisis mundial, el destino futuro de los países se enmarca en la manera bajo la que se caracteriza y afronta esta conjunción de una crisis que es a la vez sistémica y global. Hay interpretaciones diversas sobre el impacto, alcances y profundidad que ella tiene, pero el nuevo mapa geoeconómico mundial se configura, desde 2008, sobre la base de respuestas heterogéneas en torno al manejo de la crisis. Se puede distinguir un impacto diferenciado de la crisis sobre el mapa de países: Los mal portados respecto del control del déficit público y, o, del descontrol causado por la burbuja inmobiliaria y en general la economía especulativa, en donde destacan algunos países europeos, particularmente los del despectivo acrónimo PIGS, Portugal, Irlanda, Grecia y España. La jerarquía entre centro, periferia y semiperiferia, se modifica radicalmente durante este periodo crítico. Mientras que los países centrales modificaron sustancialmente las capacidades reguladoras del Estado, haciendo un uso sesgado de los fondos públicos para socializar las pérdidas y privatizar las ganancias, algunos países semiperiféricos “exitosos” implementaron medidas que se podrían caracterizar como postneoliberales, particularmente el grupo BRICS: Brasil, Rusia, India, China y Suráfrica. Otro grupo de países, entre ellos México, se apegaron a la ortodoxia neoliberal, particularmente en el mantenimiento de la estabilidad macroeconómica financiera a toda costa. Aquí se ubica la semiperiferia dependiente y subordinada, que no 1 El autor, Profesor-Investigador de la Universidad de Guadalajara, agradece la estrecha colaboración del Lic. en Estudios Internacionales, Pablo Uc González. 1

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GLOBALIZACIN Y NUEVA CONFIGURACIN GEOECONMICA DEL MUNDO: LA PROYECCIN GEOECONMICA DE MXICO

GLOBALIZACIN, CRISIS Y CONFIGURACIN GEOECONMICA DEL MUNDO: LA PROYECCIN GEOECONMICA MEXICANA

Jaime Antonio Preciado Coronado

INTRODUCCIN

Despus de la crisis econmica estadounidense de 2008, punta del iceberg de la crisis mundial, el destino futuro de los pases se enmarca en la manera bajo la que se caracteriza y afronta esta conjuncin de una crisis que es a la vez sistmica y global. Hay interpretaciones diversas sobre el impacto, alcances y profundidad que ella tiene, pero el nuevo mapa geoeconmico mundial se configura, desde 2008, sobre la base de respuestas heterogneas en torno al manejo de la crisis.

Se puede distinguir un impacto diferenciado de la crisis sobre el mapa de pases:

Los mal portados respecto del control del dficit pblico y, o, del descontrol causado por la burbuja inmobiliaria y en general la economa especulativa, en donde destacan algunos pases europeos, particularmente los del despectivo acrnimo PIGS, Portugal, Irlanda, Grecia y Espaa.

La jerarqua entre centro, periferia y semiperiferia, se modifica radicalmente durante este periodo crtico. Mientras que los pases centrales modificaron sustancialmente las capacidades reguladoras del Estado, haciendo un uso sesgado de los fondos pblicos para socializar las prdidas y privatizar las ganancias, algunos pases semiperifricos exitosos implementaron medidas que se podran caracterizar como postneoliberales, particularmente el grupo BRICS: Brasil, Rusia, India, China y Surfrica.

Otro grupo de pases, entre ellos Mxico, se apegaron a la ortodoxia neoliberal, particularmente en el mantenimiento de la estabilidad macroeconmica financiera a toda costa. Aqu se ubica la semiperiferia dependiente y subordinada, que no obstante el fortalecimiento de las capacidades reguladoras del Estado, al servicio de los intereses dominantes, profundizan las recetas dictadas por el Consenso de Washington.

Finalmente, la inmensa mayora de los pases perifricos no se dejan dominar por la pasividad e intentan una nueva agrupacin de sus debilidades para hacerse or ante los organismos internacionales. En todo caso, en la ONU se form un foro ms amplio que el G20, en el que despus de la reunin de noviembre de 2008, en Washington, trabaj una comisin nombrada por su presidente, Miguel dEscoto, y fue presidida por Joseph Stiglitz (United Nations Conference, 2009). Sus resultados fueron presentados en junio de 2009 y aprobados en la Asamblea General de Naciones Unidas.

Asimismo, se registran diversas prcticas de incidencia de los organismos internacionales, especializados en poltica econmica, como el FMI o el Banco Mundial, o de los organismos diseados para gestionar convergencias poltico-diplomticas en el tratamiento de las crisis econmicas, como el G 8, el G 20, o diferentes instancias de Naciones Unidas, que buscan compartir un modelo de gobernanza frente a los imperativos de la crisis, como el sealado antes que reuni el consenso de 192 pases.

El decremento de la economa mundial, recay sobre los pases centrales y a pesar del dinamismo de las economas emergentes, no hubo recuperacin econmica ni en 2088 ni en 2009. Sin embargo, las recomendaciones del Informe DEscoto-Stiglitz no repercutieron en cambios significativos del sistema financiero internacional. En todo caso, el Fondo Monetario Internacional sali fortalecido y a la escala mundial se apuntal la apuesta neoliberal.

Mxico, fue uno de los promotores para reforzar la arquitectura financiera con la que el FMI se propuso manejar la crisis, a pesar que los resultados de esas medidas de ms de lo mismo fueron desastrosos. En la reunin del G 20 en Lndres, se amplo el financiamiento para el FMI en ms de dos billones de dlares con el objetivo de reforzar el multilateralismo economico, sin embargo, aunque algunos pases emergentes aumentaron su capital en el Fondo, no se cuestion el poder de veto de Estados Unidos, pas que aporta el mayor volmen de capital. Al multilateralismo limitado por la hegemona estadounidense, se sum la reedicin del neoproteccionismo, pues la reunin de Londres no concluy medidas para resolver los ya histricos asuntos pendientes de la Ronda de Doha y de la Organizacin Mundial del Comercio. As la poltica econmica mexicana sigue envuelta en la reivindicacin del discurso multilateralista, sin elementos para oponerse al neoproteccionismo de los pases centrales y aferrada a la ortodoxia del Consenso de Washington.

En la Anatoma de la crisis que hace el Informe del Secretario General sobre la crisis econmica y financiera y sus efectos en el desarrollo (2009), se establece que: Actualmente, el mundo se enfrenta a la peor recesin desde la dcada de los 1930. Aunque la crisis no se origin en los pases en desarrollo, estos pases estn sufriendo un impacto grave debido, entre otras cosas, a un comercio ms dbil, trminos ms estrictos de financiacin en todo el mundo y remesas menores. La pobreza y el hambre van en aumento y puede que se vea un cambio total en los avances ganados con mucho esfuerzo hacia los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM). Los nios, las mujeres, los trabajadores pobres, los migrantes y personas ya desfavorecidas son los ms vulnerables. Existe un mayor riesgo de degradacin ambiental acelerada y las tensiones sociales van en aumento.

PERSISTENTES DEBATES SOBRE LA GLOBALIZACIN EN LA CRISIS

En los albores del siglo XXI, la globalizacin se logr posicionar como una categora determinante en la explicacin de las tendencias de una nueva configuracin geopoltica y geoeconmica mundial. Pero adems, se convirti en una matriz capaz de albergar mltiples interpretaciones tanto de los novedosos fenmenos comunicacionales derivados de las nuevas tecnologas y sus impactos culturales, como de la histrica crisis del Estado nacional moderno expresada en la prdida de sus funciones rectoras en la economa y el ordenamiento mundial las nuevas sendas de la migracin internacional, la naturaleza de los conflictos armados, la financiarizacin desregulada de la economa y las ms novedosas expresiones de crimen organizado internacional.

La globalizacin se haba convertido en una categora explicativa dominante, incluso para discernir en torno a las nuevas unidades de anlisis y actores que daran sentido a un mundo cimbrado no slo por los actos terroristas perpetrados el 11 de septiembre de 2001 en EEUU, sino por la profunda crisis energtica, alimentaria, climtica y financiera que anudara sus catastrficos efectos desde mediados de la primera dcada del siglo XXI. No obstante, su accin totalizante tambin llev consigo una ideologizacin e instrumentalizacin excesiva en la conformacin del anlisis de la realidad social, lo que ha derivado en un uso muchas veces vaco de la propia categora globalizacin, por lo que requiere ser analizada y contextualizada crticamente en cada uno de los estudios que la utilizan.

Por su parte, los procesos de regionalizacin marcaron una nueva pauta para interpretar las tendencias geoeconmicas globales y reconocer la reconfiguracin de alianzas estratgicas. Mientras que lo local, se convirti en una escala referencial de accin y resistencia poltica, as como de innovacin organizativa en el mbito econmico. De tal manera que ambos referentes espaciales han llegado a funcionar como contrapeso de lo global en cuanto escala nica de anlisis, y de la globalizacin como nico referente conceptual.

Paralelamente, sin embargo, el inicio de la segunda dcada del siglo XXI, ha dejado claro que en oposicin a la idea del desdibujamiento irrestricto del Estado, delineado por el discurso de la globalizacin neoliberal y su racionalidad globocntrica, el retorno del mismo, adems de ser inminente, en realidad obliga a conceptualizar los impactos de una crisis del Estado como unidad geopoltica por excelencia y no su agotamiento. De tal manera que es necesario identificar las diferenciadas formas de su retorno, de acuerdo con el particular rol de insercin en la estructura del sistema mundial. Lo que implica elaborar una lectura de la globalizacin y la reconfiguracin geoeconmica de acuerdo con las diferencias entre los Estados nacionales: estados centrales, semiperifricos o en emergencia, y semiperifricos, una perspectiva tricotmica del anlisis del sistema-mundo que persiste, aunque con importantes ajustes estructurales que se discutirn ms adelante.

En cuanto al papel de la re-configuracin geoeconmica en el debate sobre globalizacin, es posible reconocer, grosso modo, tres principales aproximaciones. En primer lugar, se encuentra la interpretacin de una globalizacin econmica fundamentada en el pensamiento nico: un mundo basado en la utopa de un mercado total vinculado a una democracia liberal como fuentes de legitimidad para un modelo econmico y civilizatorio en el que culminan la historia y la geografa (Fukuyama, 1991; Bhagwati, 2004). Se trata de una aproximacin, sustentada en la doctrina neoliberal, segn la cual es necesaria la apertura de los mercados nacionales, la inclinacin a la fusin de empresas con base en capitales transnacionales, la eliminacin de empresas pblicas va privatizacin de las industrias estatales, y la desregulacin financiera internacional a favor del libre comercio. En este escenario, las fuerzas del mercado desdibujan la geografa comercial delineada por los Estados nacionales, y favorecen un esquema comercial global integrado, con centros que se difuminan en la interdependencia comercial y financiera. Un segundo enfoque, busca reconocer en la latente crisis de la globalizacin una expresin certera de la crisis mundial del capitalismo, que ante el derrumbamiento derivado de su ms reciente crisis financiera global entre 2008 y 2009, conllevar al fin del neoliberalismo y, consecuentemente, al derrumbe del capitalismo a corto plazo (Vergopoulos, 2002). En esta aproximacin, la configuracin geoeconmica se somete a un viraje radical orientado a una nueva dinmica econmica postcapitalista, capaz de superar el esquema de acumulacin de la economa-mundo moderna.

Una tercera aproximacin, la cual se adopta como interpretacin para este trabajo, tambin reconoce la crisis de la globalizacin como crisis del capitalismo, pero los matices y caractersticas de esas crisis le obligan a predicciones con mayores reservas sobre los escenarios geoeconmicos futuros (Caputo, 2005; Dos Santos, 2005). La crisis e incluso superacin de la globalizacin neoliberal podra conllevar a esquemas post neoliberales pero no forzosamente post-capitalistas. En este sentido Wallerstein (2007), considera que la globalizacin neoliberal ser observada retrospectivamente como un oscilamiento cclico en la historia de la economa-mundo capitalista, por lo que en el debate no slo esta fase concluy, sino el nivel de recomposicin social y equilibrio en el sistema mundo capitalista, que lograr el retorno pendular a un esquema de mayor control y gobernabilidad sobre la economa mundial y su reconfiguracin geoeconmica. En consonancia con este enfoque, se encuentran las hiptesis sobre las implicaciones de un proceso de desglobalizacin econmica, que si bien asumen la contundente crisis de la globalizacin neoliberal, analizan cautelosamente las posibles nuevas re-configuraciones o expresiones de recomposicin del sistema capitalista (Jalife, 2007; Halimi, 2009; Abdelal y Segal, 2009). As se ha constatado en el conjunto de escenarios posteriores a la crisis econmico-financiera global que estall entre 2008 y 2009. Las economas centrales colapsaron en dimensiones slo comparables con las alcanzadas en la crisis de 1929, que conllevaron a un giro en torno a sus doctrinas econmicas nacionales, al ajuste de algunas normas y procedimientos en los regmenes econmicos y financieros internacionales, y a un posicionamiento ms expreso de las emergentes economas semiperifricas.

No obstante, al final se trazaron diferenciados escenarios de recomposicin en el marco del persistente capitalismo que deben ser considerados al menos como importantes variables coyunturales. Estos escenarios se expresaron tanto en los bloques regionales geoeconmicos Amrica del Norte, la Unin Europea (UE), la Asociacin de Naciones del Sudeste Asitico (ASEAN por sus siglas en ingls), la Unin de Naciones Suramericanas (UNASUR), etc.- que adoptaron estrategias conjuntas de insercin al mercado internacional, como en las instituciones financieras internacionales dominantes que han sido recapitalizadas tras la ltima crisis financiera global. En este sentido, EEUU que figura en el epicentro de la crisis, ha logrado recomponer, al menos coyunturalmente, su perspectiva de ordenamiento econmico mundial. El Dow Jones, ndice burstil que refleja la evolucin de los precios de las treinta mayores empresas que cotizan en la bolsa de Nueva York, ha cado menos que las cotizaciones de las otras bolsas mundiales (AGLMD, 2010: 12-13).

Mientras tanto, el dlar se ha fortalecido frente a las divisas que parecan encontrar un nuevo posicionamiento (como fue el caso del euro). El desacoplamiento ideolgico al liberalismo econmico, por otro lado, tambin ha sido relativo. Ya que en las cumbres sucesivas del G-20 (2009-2010), el librecambismo se reafirm como el paradigma a seguir por las economas que reivindican una orientacin poltica de izquierda (como ha sido el caso de Brasil, Argentina y la misma Venezuela). Y el socialismo de mercado de China afianza con aguda precisin un depredador modelo de capitalismo salvaje (Arrighi, 2007), y la propia Cuba comunista ha proyectado un viraje paulatino, pero decidido, que se orienta a un socialismo de mercado (Habel, 2010).

Frente a este contexto, Mxico an detenta una de las experiencias ms apegadas a la ortodoxia neoliberal al haber adoptado, y sostenido, las reformas exigidas por los organismos financieros internacionales en al menos los ltimos tres sexenios de gobiernos federales (1994-2000; 2000-2006; 2006-2012), sin prever los impactos que stas han causado en la economa poltica nacional. Entre las premisas neoliberales asumidas se encuentran: la obtencin a toda costa de la estabilidad macroeconmica y de precios; la integracin al mercado mundial mediante una apertura comercial y financiera unilateral sin negociacin de reciprocidad alguna; la adopcin de una rgida disciplina fiscal y un religioso control de la inflacin, lo cual supuso una estrecha definicin de equilibrio entre el dficit y las finanzas pblicas, lo que disminuy severamente la vocacin reguladora y re-distributiva del Estado como instancia rectora del inters pblico (Ibarra, 2005).

Estas reformas, inspiradas en el puntual cumplimiento del Consenso de Washington, situaron a Mxico como un ejemplo exitoso para las economas orientadas a la exportacin particularmente, en su versin maquiladora , pero incrementaron la dependencia frente a la economa estadounidense en todos los rdenes, y opacaron la oportunidad de construir un esquema interno de equidad, solidaridad y justicia social, as como las posibilidades de ganar una mejor insercin de la economa nacional al mercado mundial.

No obstante, existe la posibilidad y necesidad de vislumbrar alternativas que pudiesen contribuir a la redefinicin del entorno geoeconmico internacional y nacional, frente al modelo econmico orientado a la exportacin, y al rgido cumplimiento del Consenso y post Consenso de Washington (Kuczinsky y Williamson, 2003), en el marco del emergente y tambin polmico Consenso de Beijing. Por tanto, en el centro de este anlisis se encuentra la proyeccin geoeconmica de Mxico y sus condicionantes frente a la heterognea y desigual globalizacin; la reestructuracin del sistema internacional frente a la triple crisis econmico/financiera-energtico/alimentaria climtico/ambiental; la crisis de hegemona estadounidense y la paralela emergencia de nuevos actores semiperifricos con incidencia creciente en la agenda internacional; los impactos de este ajuste en las relaciones de fuerzas internacionales que tiende a un nuevo orden policntrico internacional e impacta de forma particular en el escenario de las relaciones interamericanas, referente fundamental en la contextualizacin regional del despliegue geoeconmico mexicano.

En este sentido, enseguida se presenta un diagnstico sobre las transformaciones en la estructura de poder internacional a partir de las nuevas dinmica geoeconmicas. En l, las relaciones interamericanas representan un referente fundamental en la contextualizacin regional del despliegue geoeconmico mexicano, a la luz de una sustancial transformacin en el poder hegemnico estadounidense, y la creciente influencia de actores internacionales no hemisfricos, tales como China o Rusia, fundamentalmente en la subregin de Amrica del Sur. Con todo esto, se pretende revisar el impacto local-regional-nacional, interno de esa proyeccin geoeconmica.DINMICAS GEOECONMICAS Y SU IMPACTO EN EL PODER INTERNACIONAL

La unicidad del escenario mundial actual se caracteriza por las constantes transformaciones o turbulencias (Rosenau, 1990) que configuran un nuevo espacio para las interacciones del sistema internacional. La particularidad de esta poca se aprecia en la forma en que asuntos de ndole tan diversa como el deterioro ambiental, el control sobre patentes o la adquisicin hostil de acciones adquieren relevancia poltica, al vincular la importancia del contexto econmico y las escalas ms all del mbito geogrfico. En la arena global es por lo tanto posible advertir la operacin e influencia de dinmicas geoeconmicas que han transformado la naturaleza del poder internacional. A la luz de las profundas transformaciones que vislumbra la explcita rivalidad inter-hegemnica entre China y EEUU, el debate conceptual entre el Consenso de Washington y el de Beijing. As como las nuevas directrices geoeconmicas dejadas por la ltima crisis financiera internacional.

El primer elemento a debatir es el cambio en la naturaleza del Estado. Sus anclajes a la dimensin nacional siguen vigentes pero las atribuciones que le caracterizan, particularmente la soberana econmica, han sido frecuentemente cedidas intencionalmente, pero irrevocablemente arrebatadas por nuevas dimensiones supranacionales o pretendidamente globales. La primera dcada del siglo XXI dej claro que la estabilidad poltica interna de los estados, fundamentalmente los del sur global, reflejan el comportamiento de los flujos de capital y la volatilidad financiera. Sin embargo, las tendencias de la economa poltica internacional y la reestructuracin de la correlacin de fuerzas internacionales, junto con el estallido de la crisis financiera y las estrategias de recomposicin emprendidas por los estados centrales (lase EEUU y los pases de la Unin Europea), han esclarecido el retorno de los enfoques estado-cntricos para orientar la dinmica econmico-financiera interna y la regulacin de la competitividad internacional.

Una de las manifestaciones ms contundentes del papel activo del Estado en la dinmica econmica internacional, se expone en el mbito energtico petrolero internacional. As lo demuestra el hecho de que de las quince principales empresas petroleras en el mundo, trece sean estatales o mayoritariamente controladas por el Estado, y slo dos del sector privado (Klare, 2008:18). De acuerdo con una investigacin del Financial Times coordinada por Carola Hoyos (2007), las siete principales empresas petroleras en el mundo contemporneo son estatales. Bajo un abrumador control estatal, estas empresas detentan un tercio de la produccin mundial de gas y petrleo y ms de un tercio del total de las reservas mundiales (Hoyos, 2007).

El control estatal sobre industrias estratgicas en la primera dcada del siglo XXI, no elimina el poder estructural de las compaas transnacionales y el hecho de que estas respondan a un esquema de reglas y normativas trazadas por los pases centrales para el control de los regmenes econmicos internacionales. Sin embargo, es innegable que el re-posicionamiento de los Estados (fundamentalmente en pases en vas de desarrollo) sobre el control de sus recursos ha logrado cuatro beneficios contundentes: la obtencin de colosales ingresos (empujados por el alza del crudo desde 2002), el aumento de sus aportaciones a los ingresos fiscales de sus pases sede (rentas petroleras sostenidas), el consecuente aumento en el gasto por concepto de desarrollo social (que otorga altos niveles de legitimidad a las elites gobernantes), y un aumento en su capacidad relativa para la obtencin de autonoma frente a las gigantescas compaas transnacionales y los pases centrales.

Por otro lado, el re-posicionamiento del Estado en las tendencias de la economa poltica y en la recomposicin-regulacin del mercado internacional, alcanz su mayor expresin entre 2008 y 2009, como resultado de la crisis financiera internacional. La frmula econmica neoliberal Reagan-Tatcher que defini al Estado no como la solucin sino como el problema, se agot tras el derrumbe de Wall Street y el intervencionismo estatal de las economas centrales para el rescate financiero de la banca privada internacional. La administracin del presidente George W. Bush primero y despus la de Barack Obama han revertido el discurso del Estado mnimo para recurrir masivamente, a la intervencin del Estado. Las principales entidades de crdito inmobiliario, Fannie Mae y Freddy Mac junto con el American International Group (AIG), la mayor compaia de seguros del mundo fueron nacionalizadas. Y el secretario del Tesoro estadounidense, Henry Paulson (ex-presidente de la banca Goldman Sachs) ha propuesto un plan de rescate reformado y aprobado por el Congreso de Estados Unidos de las acciones txicas procedentes de las hipotecas basura (subprime) por un valor de unos 700 mil millones de dlares, que tambin adelantar el Estado, o sea los contribuyentes (Ramonet, 2009).

En todo caso, la persistente tendencia del nuevo estadocentrismo, como fuente de recomposicin financiera ha trazado un mapa geoeconmico diferencial al proceso de rescates vividos en la dcada de los noventa, principalmente en las economas del sur global, con particular nfasis en Amrica Latina y Asia. En el siglo XXI el Estado acta para el rescate de las economas centrales y las instituciones financieras internacionales y regionales (como el Banco Central Europeo) parecen concentrarse en atender la crtica estabilidad de los pases del norte global.

En cuanto a la agenda del desarrollo, su eficacia aparece altamente cuestionada en lo que toca al combate a la pobreza, y las crisis sanitarias, la gestin de la deuda externa, la capacidad de respuesta ante los desastres ambientales y subsecuentes crisis humanitarias, la crisis ambiental, y la soberana alimentaria. En este sentido, de acuerdo con el Banco Mundial, el persistente encarecimiento de los alimentos que se est registrando en los mercados internacionales desde junio de 2010, ha arrojado a la pobreza extrema a 44 millones de personas. Los precios de los alimentos subieron de media un 15% entre el pasado octubre de 2010 y enero de 2011. Gracias a esta evolucin, ahora este ndice est un 29% sobre su nivel de hace un ao y solo un 3% por debajo del mximo que alcanz en 2008 (El Pas, 15.02.2011).

Por su parte, Amrica Latina contina siendo la regin ms contrastante del mundo. El Banco Mundial indic que la crisis de este ao, que interrumpi un lustro de crecimiento econmico en Latinoamrica y el Caribe, provoc un aumento de 8.3 millones de pobres en la regin, de los cuales la mitad vive en Mxico (4.15 millones), una quinta parte (1.66 millones) en Brasil y el resto estn distribuidos en Argentina, Colombia, Ecuador, Guatemala y Venezuela (La Jornada, 20.08.2009). Destaca el que Mxico se haya convertido en el pas ms afectado por la crisis econmica en la regin. Entre 2006 y 2008, los dos primeros aos de la actual administracin federal, el nmero de pobres en Mxico aument en 5.9 millones de personas, hasta alcanzar 50.6 millones, 47.4 por ciento de la poblacin total del pas, segn public el 18 de julio pasado el Consejo Nacional de Evaluacin de la Poltica de Desarrollo Social (Coneval), organismo oficial encargado de la medicin de la pobreza en el pas (La Jornada, 20.08.2009).

De igual forma, el monto total de la deuda externa mundial, lejos de disminuir, se ha cuadruplicado pasando de los 580 mil millones de dlares en 1980 a 2.4 billones en 2002, de los cuales Amrica Latina es la regin ms endeudada, con 790 mil millones de dlares y un servicio de 134 mil millones. Segn cifras del Informe del Fondo Monetario Internacional de septiembre del 2005, el monto de la deuda externa de los pases subdesarrollados en el 2004 alcanz los 2,8 millones de millones de dlares, de la que la deuda conjunta de Amrica Latina superaba los 550 mil millones de dlares (CADTM, 2004).

Bajo esta misma tendencia, es posible advertir una opacidad de lo social y una reestructuracin de la fuerza laboral en funcin de las exigencias del mercado, multiplicando la poblacin subempleada y los esquemas de ingresos por comisin con base en objetivos, de manera inversamente proporcional a los contratos fijos y a las prestaciones que han caracterizado los empleos en aos pasados. Circunstancias que contribuyen a la continuidad de estructuras de desigualdad entre los grupos sociales al interior de los Estados, agravando a su vez el conflicto y la desigualdad NorteSur. No obstante, a fines de la primera dcada del siglo XXI, destaca la dificultad para evaluar los efectos de la globalizacin en torno al empleo, pues estos se manifiestan sobre todo de manera indirecta, a travs de la deslocalizacin, que consiste en realizar las nuevas inversiones en el extranjero. La globalizacin se traduce en una competencia de asalariados a escala mundial que contribuye a una bajada casi universal de la parte del PIB dedicada a la remuneracin de los salarios. Esta remuneracin se muestra an ms desequilibrada en tanto que los flujos netos de capitales han cambiado de direccin, y son los pases emergentes los que financian la mayora del dficit comercial de las economas centrales (AGLMD, 2010).

Otro rasgo caracterstico de esta nueva geoeconoma mundial es el aumento de la visibilidad e influencia de los actores protagnicos del mercado internacional, y la variacin de dicho protagonismo tras la crisis financiera internacional. La Organizacin Mundial de Comercio (OMC), el G7/8 o el Fondo Monetario Internacional, an cuando preservan un sitio privilegiado en la definicin de la agenda econmica internacional, como lo evidencian las reuniones anuales del Foro Econmico Mundial en Davos, Suiza, otros organismos y pases emergentes comienzan a reorientar el rumbo de las discusiones en torno al comercio internacional. As lo demuestra la creciente influencia del grupo BRIC (Brasil, Rusia, India, China), del Grupo de los 20, y la creciente redefinicin de alianzas sur-sur para la construccin de plataformas de negociacin comercial, que no dependen de las decisiones de los pases centrales.

Por su parte, las redes de informacin y de comunicacin slo aparentan la creciente conformacin de una sociedad de la informacin cada vez ms integrada, respaldada por el acceso a las ventajas competitivas de la revolucin cientfica, tecnolgica y meditica, pues las brechas informticas y digitales aumentan progresivamente, creando una contraparte cada vez ms desinformada, mal comunicada y excluida de estas nuevas aplicaciones. Ello no solamente representa una clara desigualdad en cuanto a las oportunidades de desarrollo para la sociedad, sino que adems implica una jerarquizacin de los productos multimedia y audiovisuales, donde pocos alcanzan los privilegios de la telefona satelital, GPS, o servicios de televisin digital.

El nmero de servidores de Internet ha pasado en los ltimos quince aos de un puado a seis millones en todo el mundo. Pero esta penetracin reproduce las desigualdades internacionales. Si la media mundial de acceso a Internet es del 22%, la penetracin de la red es del 74% en Norteamrica, del 48% en Europa y del 15% en Asia (AGLMD, 2010:44-45). Mientras tanto, frica contina siendo el continente con el acceso ms restringido a la Internet, con tan slo un 5.3% de acuerdo con los datos estadsticos sobre Internet del sitio: www.internetworldstats.com. En este mbito, Mxico report para 2010 un total de 30600,000 usuarios de Internet (un 27% de penetracin del total de la poblacin) y ms de 15 millones de usuarios de Facebook (13.4% de penetracin).

Es muy importante reconocer la relevancia determinante de las redes sociales en la conformacin y sostenimiento de trascendentes movilizaciones polticas en el Oriente Medio, Asia o Europa occidental. La capacidad de comunicacin entre activistas, medios de comunicacin, organizaciones defensoras de derechos humanos, etc., han encontrado en lo medios electrnicos un nicho de accin-vinculacin determinante. Finalmente, el particular fenmeno poltico a nivel mundial derivado la plataforma ciberntico-informativa Wikileaks, ha hecho tangible la demanda mundial por la transparencia de las comunicaciones poltico-diplomticas en torno a los ms relevantes temas de la poltica internacional. Al punto de trastocar las agendas internas de los pases centrales y las relaciones internacionales a niveles conflictivos nunca antes vistos, y ante una opinin pblica sorprendida por la informacin a la que pueden acceder sin restricciones mediante la Internet.

En cuanto al rgimen internacional de energa, es posible identificar tres caractersticas trascendentes en el actual sistema internacional: la reemergencia del nacionalismo petrolero, la consecuente re-estatizacin de la riqueza energtica, y un gigantesco aumento en los ingresos nacionales derivados del petrleo. Lo que ha otorgado una excepcional incidencia en el manejo de los volmenes de petrleo y gas, ya no slo en el marco de una institucin como la OPEP, sino en un escenario que incorpora a pases como Rusia, lo que ha derivado en un mayor control sobre el mercado petrolero internacional y ha abierto un nuevo entramado de relaciones entre poderes emergentes petroleros y pases centrales, en el marco de un inminente rechazo al unilateralismo estadounidense-occidental y la exigencia de un orden mundial multipolar.

Se trata a su vez, de un proceso consecuente con la desglobalizacin-localizacin financiera, la crisis del (des)orden mundial unilateral-militar estadounidense llevado a su mxima expresin durante la administracin W. Bush y su continuacin con la administracin de Barack Obama. Asombra la incapacidad estadounidense para resolver el empantanamiento militar sufrido en Iraq; la resultante impotencia para sostener la arquitectura del sistema financiero internacional, y para enfrentar a la paralela crisis climtica, energtica y alimentaria a escala global (Ramonet, 2008). Todo esto ha conducido a una emergente estructura multipolar o al menos a la no-polaridad, como afirma el director del Council on Foreign Relations (CFR), Richard Haass, que an cuando plantea amplias divergencias en cuanto a los modelos de organizacin o escenarios futuros, todos coinciden en mayor o menor medida en que el mundo de hoy experimenta cada vez ms un poder distribuido, antes que una concentracin de poder. Aunque los medios para disputarlo tambin se han reestructurado.

En el marco de esas disputas por la redistribucin del poder internacional, la dinmica geoeconmica internacional est siendo trastocada de manera contundente por el nuevo gigantesco crecimiento econmico y comercial que ha experimentado China en la ltima dcada, y su creciente bsqueda de insercin y esfuerzos por establecer un liderazgo internacional, frente al relativo declive de hegemona que atraviesa Estados Unidos (EEUU), al menos en la esfera econmica y poltico-diplomtica. El escenario de crisis y la bsqueda de respuestas frente a ella exacerban un nuevo esquema de rivalidad de liderazgo hegemnico. As lo han hecho notar los principales centros de investigacin, think tanks y publicaciones especializadas en poltica, economa y relaciones internacionales; los ms recientes balances econmicos internacionales ante la crisis financiera internacional; y la evidente reestructuracin del orden geopoltico global.

La tensin sino-angloamericana ha ocupado una posicin privilegiada en la conduccin de la poltica exterior estadounidense y en el trazo de la diplomacia internacional ejecutada por el presidente Barack Obama y su canciller Hillary Clinton. Paralelamente, el histrico Consenso de Washington que determin las pautas generales de los modelos econmicos de los pases en desarrollo, durante la dcada de los noventa, como lo ejemplifica notablemente la regin latinoamericana, ha entrado en un proceso de crisis que busca, sin embargo, una recomposicin. Por un lado, se registran intentos reformistas de la versin ortodoxa del Consenso de Washington a travs de los todava influyentes trabajos de su fundador John Williamson, sobre las instituciones financieras internacionales y los acuerdos que impulsan con los pases perifricos y semiperifricos, mientras que por otro lado, las crticas al Consenso lanzadas por Joseph Stiglitz (1998) en su propuesta de un Post Consenso de Washington, no han logrado un cambio sistmico en las polticas econmicas internacionales

Por su parte, China ha tomado un rol protagnico en el inminente esquema internacional que demanda la construccin de un orden multipolar, acompandose de una agresiva diplomacia comercial, que ha logrado insertarse en una amplia cantidad de mercados nacionales y locales de todo el mundo (incluyendo la Unin Europea y EEUU), as como una negociacin cada vez ms slida con pases ricos en recursos naturales en Asia, frica, el Oriente Medio y Amrica Latina. La bsqueda por consolidar su poder a nivel global, se ha traducido en un polmico concepto-proyecto conocido como el Consenso de Beijing, una iniciativa que busca establecer las pautas de un modelo de desarrollo de liderazgo global que rivaliza abiertamente con el modelo y doctrina estadounidense.

Mientras tanto, el creciente pronunciamiento de autonoma econmica y poltica en varios de los pases de Amrica Latina, as como en los foros y proyectos de integracin regional en la ltima dcada, son un ejemplo de la crisis de liderazgo estadounidense, y de la demanda de nuevos modelos de desarrollo, autnomos y alternativos, frente al emergente esquema de rivalidad hegemnica. Situacin que lleva, sin embargo, a la regin a enfrentar una paradjica y riesgosa aproximacin con nuevos centros de poder poltico y econmico como China, que despliegan un poder tambin hegemnico y estrategias geoeconmicas profundamente depredadoras, que problematizan significativamente los horizontes de autonoma y desarrollo alternativo.

La interrogante que aqu se plantea, es el impacto que generan todos estos escenarios de transformacin geoeconmica sobre el poder internacional, y en la proyeccin-reorganizacin geoeconmica de Mxico. Los desafos que plantean estos escenarios al caso mexicano en cuanto a sus relaciones con los centros de poder mundial, el supuesto nuevo multilateralismo, y en especial con respecto a Estados Unidos respecto del peso decisivo de las relaciones interamericanas y el papel de Amrica Latina.

En un trabajo anterior, Preciado (2005), se planteaban Siete Escenarios de Regulacin Negociacin Diversificacin geoeconmicos en el mundo, que sigue vigente:

1. Liberal ortodoxo: medidas del Consenso de Washington; liberalizacin a ultranza (Amrica, Australia).

2. Industrial renano: planes industriales estatales y banco central fuerte; mercado comunitario como articulador con el mercado mundial (Europa).

3. Regulacin gerencial: el Estado como agente articulador de tradicin y cambio; apertura selectiva (Asia).

4. Economas en transicin (Rusia y ex bloque sovitico)

5. Semiperiferia emergente (actualmente ocupada por los BRICS)

6. Economas en disputa. Guerras y reconversin de periferias revalorizadas por objetivos geopolticos, como gas y petrleo, agua y minera (Irak, Afganistn, Medio Oriente y espacios en conflicto en Norfrica)

7. Socialismo con mercado (China, Vietnam y Cuba)

Los cambios que introduce la crisis sistmica y global en estos siete escenarios, se refieren a una reagrupacin de consensos sobre la poltica econmica mundial que va decantando bloques de negociacin en torno del supuesto nuevo multilateralismo, para la reorganizacin principalmente de la arquitectura del sistema financiero internacional. Sin embargo, estamos frente a un sistema mundial multipolar en lo econmico, principalmente en la dimensin comercial, que sigue imponiendo un modelo orientado a la exportacin, pero con hegemona financiera y estratgica estadounidense, aunque esa hegomona no est libre de disputas por los pases centrales asiticos y europeos.

Los esquemas geoconmicos globales antes referidos: pentapolar, hexapolar o figuras como el poder tricontinental Japn-Europa-Estados Unidos, o el nuevo tringulo geoestratgico Rusia-India-China, con su extensin hacia Brasil y Surfrica, no recogen la complejidad introducida por la crisis sistmica y global sobre la reestructuracin del poder mundial entre centro, periferia y semiperiferia. Estamos frente a una crisis esencialmente de civilizacin que rebasa ampliamente los supuestos valores del crecimiento econmico y las visiones limitadas del desarrollo. Terminar con la economa de guerra, superar los impactos ambientales negativos en general del modelo dominante y en particular la depredacin asociada con el modelo extractivo, revalorizan trminos extraeconmicos excluidos en nombre de la eficiencia y el productivismo, como la paz, el desarme nuclear, la lucha contra la desigualdad por la inclusin, la cohesin social y la redistribucin del ingreso, son los trminos a discutir en una nueva estrategia de desarrollo.

LA PROYECCIN GEOECONMICA DE MXICO

De acuerdo con sus recientes indicadores econmicos, Mxico se encuentra por debajo de la tasa de crecimiento media de pases como Argentina, Brasil, Chile o Venezuela, con un promedio del 3.6% en los ltimos tres aos. Aunque durante 2009 el Banco de Mxico aplic medidas de poltica econmica dirigidas a mitigar el impacto negativo de un entorno econmico internacional adverso, la economa descendi 6.5% en ese ao (CEPAL, 2010). Segn el Instituto Nacional de Estadstica y Geografa (INEGI) el Producto Interno Bruto (PIB) creci 3.22% durante el segundo trimestre de 2010 respecto al trimestre inmediato anterior. Por su parte, en el mismo ao Mxico capt 11,417.5 millones de dlares en Inversin Extranjera Directa (IED), 50.8% menos con relacin a los 23,170.1 millones del ao 2008.

De acuerdo con el Informe de Desarrollo Humano 2009, Mxico ocupa el lugar 53 en el ranking mundial de 182 pases, dentro del grupo de alto desarrollo humano, con lo que escal un puesto entre 2006 y 2007, ubicndose por debajo de sus pares latinoamericanos Chile, Argentina, Uruguay y Cuba (IDH, 2009). No obstante, el mismo informe seala que Mxico acumula rezagos en igualdad de gnero, esto en cuanto a esperanza de vida, alfabetizacin y escolarizacin de nias y de la representacin poltica de las mujeres. Destaca adems, que Mxico ocupa la posicin 63 segn su tasa de emigracin internacional (9 por ciento), el doble que la media de Amrica Latina. Despus de India y China es el tercer receptor de remesas en el mundo, cuyo monto se sita en torno a los 21 mil millones de dlares o el 3 por ciento del producto interno bruto (IDH, 2009). Por su parte, el coeficiente de Gini, medida que proyecta la desigualdad social existente, es de 48.2, que la hace mayor que la que tiene Argentina, Chile, Uruguay o Cuba, aunque menor que la de Brasil, Venezuela y Colombia.

En cuanto a la posicin estructural de Mxico, es importante sealar su rol an determinante en la geopoltica petrolera latinoamericana, al producir 2,979 miles de barriles diarios (mbd) de crudo, es decir, el 3.9% de la oferta mundial, equivalentes al 15.3% de la produccin regional. No obstante, an cuando se conserva como el primer productor latinoamericano, su produccin se redujo en un 6.2% en 2009, respecto al ao anterior, lo que comienza a generarle un relativo debilitamiento estructural frente a pases de la regin como Venezuela y Brasil (BP, 2010).

El caso mexicano ilustra la tendencia dominante segn la cual la geopoltica se subordina a la estrategia econmica ante las mutaciones del poder. Si bien las relaciones interamericanas juegan un papel central en cuanto a lmites y posibilidades para la insercin mexicana a la geopoltica global, las apuestas geoeconmicas que se hacen desde las polticas gubernamentales afectan decisivamente el carcter de su agenda de desarrollo nacional. Los principales apuestas geoeconmicas, se pueden identificar de la siguiente forma desde el contexto contemporneo:

Un impulso acelerado a la integracin de bloques econmicos, principalmente de carcter regional, bajo el esquema ms ortodoxo de libre comercio, como es el caso del Tringulo del Norte: Mxico, Guatemala y Honduras, herencia de los Acuerdos de Tuxtla; el G 3, conformado junto con Colombia y Panam, que sustituye a Venezuela, pas que abandon ese Grupo en 2008; La Asociacin de Estados del Caribe, que compite con la CARICOM; el Arco del Pacfico, intento mexicano por encabezar la integracin de los pases latinoamericanos ubicados en la cuenca del Pacfico. Hay otros bloques que, adems del impulso al libre comercio, tienen componentes de control geoestratgico de los territorios involucrados, como es el caso de la ahora llamada Iniciativa Mesoamericana, antes el Plan Puebla-Panam, que actualmente incorpora a Colombia. Un espacio donde se cruzan el Plan Colombia, la Iniciativa Andina y la Iniciativa Mrida, donde convergen las estrategias antiterroristas estadounidenses y contra el crimen organizado.

Una estrategia de reinsercin internacional basada en la integracin de un bloque econmico norteamericano que cobraba tres dimensiones centrales para mediados de la primera dcada del siglo XXI, y que ha sufrido un declive en los ltimos cinco aos:

El Tratado de Libre Comercio de Amrica del Norte (TLCAN), cuyos rendimientos econmico-comerciales han resultado decrecientes, nulos o contraproducentes para la economa mexicana. Una expresin de la falta de resultados en el crecimiento econmico nacional neto, se reflej, por ejemplo, en el promedio anual de 300 mil trabajadores mexicanos expulsados hacia Estados Unidos en los 15 aos de vigencia del Tratado (La Jornada, 08.05.10), en el fracaso respecto de la creacin de empleos, la ruptura del tejido industrial no asociado con la exportacin, el incremento de la dependencia alimentaria que obliga a la importacin masiva de granos y alimentos bsicos para la dieta mexicana o, entre otros aspectos negativos, el impacto ambiental derivado del modelo econmico cuyos costos anuales se calculan en un 10% del PIB mexicano.

El Acuerdo de Libre Comercio de las Amricas (ALCA) una plataforma en declive en su proyeccin continental a partir de la Cumbre de Mar del Plata, en 2005, se reestructura sin embargo en un esquema de negociaciones bilaterales entre EEUU y pases o especficas subregiones como Centroamrica. Situacin que le ha significado a Mxico una prdida de su proyeccin geoeconmica en la integracin continental panamericana como socio comercial prioritario de EEUU.

La Alianza para la Seguridad y Prosperidad de Amrica del Norte (ASPAN), cuya negociacin trilateral entre Canad, EEUU y Mxico estuvo orientada a una integracin profunda de las agendas estratgicas de desarrollo y seguridad de los tres pases de la regin a partir de 2001. La consolidacin de este esquema, sin embargo, sufri una eminente suspensin a partir de la llegada a la presidencia estadounidense de Barack Obama en 2009, ao a partir del cual se modific el formato de las reuniones presidenciales trilaterales, dando prioridad a la cooperacin financiera y militar entre EEUU y Mxico a travs de la Iniciativa Mrida (Preciado, 2009). La dimensin de seguridad qued sobrepuesta a la agenda de prosperidad y desarrollo, a travs de la Iniciativa Mrida, mediante la cual Mxico ha sido integrado de facto al permetro de seguridad de Estados Unidos y su territorio qued incluido en la zona bajo control del Comando Norte del Pentgono. El privilegio de las relaciones comerciales sobre las polticodiplomticas por parte de Mxico hacia Estados Unidos, lleva a una asimetra creciente en la intensa interdependencia recproca de la relacin bilateral. Mxico exporta cerca del 94% de bienes y servicios hacia la potencia del Norte, e importa de ella casi un 95%. Aunque nuestro pas ha sido entre el segundo y tercer socio comercial y ha provisto cerca del 13% del crudo que se importa desde la Unin Americana, no hay un trato de carcter recproco frente a la importancia de los intercambios acadmicos, que sea capaz de incluir la agenda migratoria, energtica ni la agenda alimentaria en la relacin bilateral.

Aunque Mxico destaca mundialmente por la multiplicacin de tratados bilaterales y regionales, solamente se ha establecido una diversificacin de sus intercambios comerciales de carcter formal, ya que en los hechos predomina un claro sesgo hacia Estados Unidos, y en las relaciones comerciales de segundo orden con la Unin Europea, el sudeste asitico y Amrica Latina y el Caribe. La sed de tratados comerciales implcita en la poltica exterior mexicana, se enfrenta a severas limitaciones ya que los pases latinoamericanos con los que se pretende comerciar bajo nuevos trminos, como Brasil y Per, han exigido reciprocidad en el trato adems de que han acumulado experiencias de tipo neoproteccionista para proteger ciertos intereses estratgicos y empresariales.

El multilateralismo mexicano se expresa fundamentalmente en su pertenencia a la OCDE, pero esta poltica multilateral se ha reducido dramticamente en los foros globales como la Organizacin Mundial de Comercio y en diversas instancias de concertacin econmica y poltica Sur-Sur, relativos a la defensa de mejores condiciones de intercambio agropecuario, o de integracin comercial alternativa.

CONCLUSIONES

El entorno geoeconmico mundial en el marco de una crisis con distintos niveles de agudizacin se pretende enfrentar mediante el refuerzo del multilateralismo y la reforma del sistema financiero internacional. La Conferencia de Naciones Unidas sobre la crisis econmica y financiera mundial y su impacto sobre el desarrollo, presentado en 2009 por Miguel DEscoto, Presidente de la Asamblea General de la ONU, aport elementos sustantivos para enfrentar la crisis. Las medidas propuestas dependieron del diagnstico presentado (Anatoma de la Crisis, 2009):

La financiacin externa para pases en desarrollo se ha agotado. Los costos de la financiacin externa se han disparado para las economas emergentes y los pases en desarrollo. La escasez de financiacin asequible podra tener repercusiones importantes para gastos de infraestructura, un aspecto crtico para el crecimiento a largo plazo. El mayor costo del endeudamiento exterior tambin afectar la sostenibilidad de la deuda en muchos pases. Los flujos mundiales del comercio cayeron bruscamente desde finales de 2008 y han seguido cayendo en el primer trimestre de 2009 a una tasa anual de ms del 40 por ciento en los tres meses hasta febrero de 2009. Los bruscos descensos de los precios de los productos bsicos estn agravando el impacto adverso para muchos pases en desarrollo, sobre todo las economas que dependen mucho de exportaciones de productos primarios. Parece que los flujos de remesas hacia los pases en desarrollo se estn moderando. Los flujos de remesas tambin corren riesgos debido a mayores controles de inmigracin, expulsiones forzosas de trabajadores migratorios y an menos seguridad en el empleo para esos trabajadores. Los flujos de asistencia podrn quedar sometidos a presin debido a los ingresos menores en los principales pases donantes; La mayora de los pases en desarrollo experimentarn probablemente graves problemas relacionados con la balanza de pagos internacionales. Uno de los principales riesgos es el de una recesin prolongada del mercado de trabajo. La crisis econmica y financiera mundial viene detrs de la crisis alimenticia, que no ha terminado. Las crisis econmicas y financieras anteriores han demostrado que los periodos de contraccin econmica obligan a mujeres a asumir una carga desproporcionada. Menores inversiones en la proteccin ambiental, eficiencia energtica y energa renovable, administracin de aguas y tierras y la repoblacin forestal podrn ralentizar los esfuerzos para que el desarrollo sea ms sostenible y se pueda enfrentar el problema del cambio climtico

De ah que las propuestas para reforzar el multilateralismo y hacer una reforma profunda del sistema financiero internacional se orientaran a (Conferencia de Naciones Unidas, 2009):

Sistemas de supervisin de alerta temprana para identificar y responder a riesgos del sector financiero, as como el control de la sostenibilidad del endeudamiento de los Estados miembros; fortalecimiento de la cooperacin tributaria internacional para prevenir la evasin tributaria y mejorar las capacidades fiscales gubernamentales; reformas relacionadas con la credibilidad, responsabilidad y eficacia de las instituciones financieras internacionales; compromisos para luchar contra el proteccionismo y alcanzar un acuerdo sobre la ronda de negociaciones comerciales de Doha.Dada la vulnerabilidad que genera la crisis en los pases perifricos, la Organizacin de Naciones Unidas lanza una seal de alerta en torno a (Anatoma de la Crisis, 2009):

Financiamiento adicional a travs de mecanismos designados conjuntamente por el Banco Mundial y el sistema de las Naciones Unidas, lo que incluye el Fondo de Vulnerabilidad del Banco Mundial; fortalecimiento de programas para proporcionar alimentacin a las personas con hambre y expandir el apoyo a los agricultores de pases en desarrollo; asistencia y financiamiento para el comercio; promocin de las inversiones en la sostenibilidad ambiental de largo plazo sensible al tema del clima; un pacto mundial sobre puestos de trabajo para fomentar el empleo y el trabajo decente para todos; y accin de emergencia con respecto a la estabilidad humanitaria, social y de seguridad.La crisis tambin agudiz el debate sobre calidad de vida, progreso y desempeo econmico. El llamado Reporte Stiglitz (Stiglitz, Sen, Fitoussi, 2009) enfatiz la visin multidimensional del desarrollo, se interrog sobre el sentido del crecimiento al situar la idea de calidad de vida como objetivo del progreso, e incluy dos dimensiones que son indisociables: la subjetividad y la razn objetiva de los actores sociales, adems de la sustentabilidad ambiental como contrapuesta a los efectos negativos del cambio climtico. Su propuesta es de orden metodolgico, en torno de las estadsticas sobre el desarrollo, pero enfatiza un cambio clave para actuar positivamente contra la crisis de civilizacin que vivimos: cambiar el acento de la medicin de la produccin hacia la medicin del bienestar y la calidad de vida de la gente.

El Reporte Stiglitz se dirige a cuatro interlocutores: los lderes polticos, para que cambien su narrativa hacia un mejor horizonte de desempeo econmico orientado a la equidad y la calidad de vida; los policy makers, para que reorienten sus diseos mediante categoras y conceptos ms apropiados al progreso y la equidad social; a la comunidad acadmica y los responsables de investigacin, para que adecuen las cuentas nacionales e internacionales dentro de los parmetros que enfaticen salidas a la crisis; a las organizaciones de la sociedad civil y al pblico amplio, para que mediante un mejor entendimiento de la informacin se puedan definir los problemas y las vas de solucin.

Afrontar la crisis tambin significa el reconocer que hay una propuesta mundial desde abajo, particularmente expresada a travs del Foro Social Mundial. Eric Toussaint, Presidente del Comit por la Anulacin de la Deuda del Tercer Mundo (CADTM), seala que Vivimos una crisis del sistema donde todo est interconectado. La crisis es financiera, econmica, climtica, alimentaria, migratoria. Una crisis que toca la gestin mundial, porque no hay ninguna institucin mundial que goce de real credibilidad. El G20 no es ms legtimo que el G8. Y las Naciones Unidas no logra jugar el rol previsto por su Carta (Ferrari, 2011). Aunque la crisis sea producida por el avance de la desregulacin, la globalizacin de la resistencia y de las alternativas para proponer un sistema alternativo al sistema capitalista patriarcal globalizado.

El G 192, surgido ante la reunin del G 20 en Lndres en 2009, retom varias reivindicaciones del antes llamado Foro Anti Davos, hoy Foro Social Mundial (Houtart, 2009). Este Foro viene creciendo no obstante su fragmentacin en la direccin de ofrecer una alternativa global en la que convergen distintos lderes polticos y organizaciones de la sociedad civil. La superacin de la crisis de civilizacin, como lo afirma Toussaint, no pasa por reformar el actual sistema, sino claramente contra ste. Adems, de todas las luchas contra la crisis civilizatoria: por la paz, el desarme nuclear y el fin de la economa de guerra (el costo de ms de 3 billones de dlares en Irak) Asimismo, estn los desafos planteados por las grandes lneas de lucha por la inclusin, la igualdad, la justicia social, la inseguridad y el crimen internacional organizado.

La crisis de civilizacin slo se puede enfrentar con medidas audaces, como las que han surgido desde Islandia, pequeo pas de 300 mil habitantes, donde a finales de 2008 el conjunto de las deudas bancarias [] equivale a varias veces su PIB. Por otro lado, la moneda se desploma y la bolsa suspende su actividad tras un hundimiento del 76%. El pas est en bancarrota (http://www.lacrisisactual.info, 28.01.2011). Aunque poco se difunde sobre la Revolucin Islandesa, ella represent: la dimisin de todo un gobierno en bloque por decidir pagar el rescate bancario mediante prstamos del FMI, la nacionalizacin de la banca con la encarcelacin de responsables de la crisis, referndum para que el pueblo decida sobre las decisiones econmicas trascendentales, reescritura de la constitucin por los ciudadanos y un proyecto de blindaje de la libertad de informacin y de expresin. Islandia est recuperando su crecimiento y se mantiene como el segundo pas con ndice de Desarrollo Humano ms alto del mundo.

El escenario de la crisis civilizatoria en Mxico no se puede esconder a pesar de la recuperacin del crecimiento econmico en 2010: al pas le falta una estrategia mundial, con proyeccin de sus intereses geoeconmicos que refuercen su autonoma nacional; falta una poltica industrial y de limitacin-regulacin de los monopolios; falta una integracin vertical-horizontal, con encadenamientos productivos, formacin de clusters; urge una estrategia petrolera dentro de un plan energtico; urge aterrizar las reformas pendientes: fiscal, laboral, de Estado. Ni en el gobierno, ni en los espacios del debate pblico se valoran los aportes del altermundismo y sus planteamientos de fondo para enfrentar y resolver la crisis global y sistmica; y sobre todo, para luchar contra el modelo depredador, de despojo, de la economa extractivista trasnacionalizada, que se impone a Mxico.

Ante tales dficits, Mauricio de Mara y Campos (2010) sintetiza las medidas que recomiendan los organismos internacionales para la reestructuracin econmica de los pases: A fin de incrementar su potencial de crecimiento, la Comisin Econmica para Amrica Latina y el Caribe (CEPAL) y los organismos de Bretton Woods recomiendan en sus ltimos informes a pases como Mxico dar mayor prioridad a la equidad, al fortalecimiento del ahorro y la infraestructura, a la formacin del capital humano y al desarrollo tecnolgico nacional para estar en posibilidad de absorber mayores flujos de capital nacional y extranjero en forma productiva, lo que acelerara la convergencia productiva y de los ingresos mundiales y el reequilibrio externo.

Dado que sigue presente el riesgo de deflacin y la recuperacin mundial promete ser frgil y desigual, con riesgos financieros de alto desempleo y bajo crecimiento, De Mara y Campos (2010), concluye que el mapa econmico y financiero mundial ha tenido, y continuar experimentando, un cambio de fondo. Nuestra insercin en la economa global debe diversificarse y tornarse ms eficaz y competitiva. Nuestro gran mercado interno, como en el caso de China, India y Brasil, debe ser un objeto creciente del inters de la poltica econmica mexicana y transformarse en una palanca exitosa de nuestra superacin de los retos de corto plazo y de la consecucin de un nuevo proyecto nacional compartido, equitativo, de desarrollo.

Mxico es un ejemplo de la ortodoxia con que se apega la economa poltica a la crisis. En este caso, la continuidad con los paradigmas referidos al Consenso de Washington, tanto en su versin original de 1989, como en la versin recargada 10 aos despus, se ofrece como la mejor manera de enfrentar la poca crtica que vive la humanidad. Una buena parte de Latinoamrica permanece como laboratorio neoliberal, pero simultneamente emergen crticas a los paradigmas dominantes en la regin; algunos intelectuales crticos ubican aqu el nacimiento de paradigmas de corte post-neoliberal, dado el refuerzo de las capacidades reguladoras del Estado, la recuperacin de la agenda de justicia, redistribucin del ingreso y de transformaciones radicales en el modelo de desarrollo.

Se necesita una geografa poltica alternativa: que haga la revisin y adecuacin del TLCAN, de los tratados que existen con la Unin Europea, de las relaciones con el Pacfico asitico. Urge el rediseo de estrategia centroamericana, caribea, latinoamericana. Hay que cuestionar la estrategia que impone el modelo de desarrollo orientado a la exportacin y el papel de los acuerdos y tratados de libre comercio, materia en la que la poltica comercial mexicana cuenta con el mayor nmero de ellos en el mundo. Urgen lneas de accin orientadoras frente a las distintas escalas por las que atraviesa la geoconoma mundial, que sean producto de una nueva estrategia de desarrollo con equidad y justicia social.

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El autor, Profesor-Investigador de la Universidad de Guadalajara, agradece la estrecha colaboracin del Lic. en Estudios Internacionales, Pablo Uc Gonzlez.

Tal fue el caso del Fondo Monetario Internacional (FMI) que tras la crisis financiera de 2008, solicit su recapitalizacin, a fin de duplicar la capacidad de prstamo del FMI a US $ 500.000 millones. Japn, fue el primero en tomar la iniciativa de re-capitalizacin con un prestamo de US$100.000 millones (Boletn FMI, 2009).

Una oferta pblica de adquisicin hostil (OPAH) consiste en una operacin por la que una persona fsica o jurdica realiza una oferta a los accionistas de una sociedad con el propsito de hacerse con una participacin significativa para tomar el control de la misma, sin la aprobacin de la direccin de la sociedad pretendida.

Uno de los indicadores que expresa y define este ndice es el de riesgopas, uno de los ms aceptados entre los inversionistas.

Tan slo en el 2006 los pases exportadores de petrleo registraron un ingreso estimado de 970 billones de dlares proveniente de los pases exportadores de crudo, un monto tres veces mayor que el recibido en 2002 (Higgins y Klitgaard, 2006:1-2).

Zbigniew Brzezinski propone un orden pentapolar entre EE.UU. Japn, Unin Europea (UE), China e India. Jalife habla de un orden hexapolar en el que a los gigantes econmicos y potencias nucleares (EE.UU., UE, Rusia, China e India) agrega a Brasil y omite a Japn. Mientras que el geoestratega y ex primer ministro ruso Yevgeny Maksimovich lanz el concepto de tringulo geoestratgico entre India, China y Rusia, todos ellos coincidentes en mayor o menor grado con la particular importancia que constituye el bloque de los BRICS: Brasil, Rusia, India, China y Sudfrica (acrnimo acuado por el banco de inversiones Goldman Sachs y posteriormente utilizado en un creciente nmero de anlisis acadmicos y polticos), que acumulan el 40% del PIB Mundial (Jalife, 2007:19-21).

Vanse, por ejemplo, los foros de discusin generados por el estadounidense Council on Foreign Relations, y los artculos de su influyente publicacin Foreign Affairs; as como de la tambin prestigiosa revista Foreign Policy, o de la publicacin China Journal of International Politics.

Williamson y Kuczynski (2003) plantean las reformas econmicas orientadas al mercado requeridas por la actualizacin de las ideas originales del Consenso de Washington.

Stiglitz (1998) ya planteaba antes del dcimo aniversario del Consenso una serie de crticas contra la ortodoxia neoliberal de las polticas emanadas de lo que se planteaba desde entonces como un paradigma ideolgico.

De acuerdo con Cooper (2004), el Consenso de Beijing emerge con nuevas actitudes frente a la poltica internacional, el desarrollo y la balanza del poder global. Manifiesta voluntad para una ruta innovadora que cree fuertemente en la soberana y el multilateralismo, as como un deseo de acumular herramientas para modificar la proyeccin asimtrica del poder.

El presidente de Estados Unidos, Barak Obama y el primer ministro de Canad, Stephen Harper, estuvieron en Guadalajara, Mxico, el 9 y 10 de agosto para participar en la Cumbre de Lderes de Amrica del Norte, junto con el presidente Felipe Caldern. Se trataron los temas de competitividad de la regin, energa, medio ambiente y seguridad ciudadana, en el marco de la crisis econmica y los retos globales como el cambio climtico. Sin embargo, los temas espinosos de la relacin trilateral no desembocaron en acuerdos especficos: no se revisar el TLCAN; no se liberaron los fondos de la Iniciativa Mrida, debido a las reservas del Congreso estadounidense frente al respeto de los derechos humanos en la lucha contra el narcotrfico en Mxico; tampoco se concretizaron acuerdos respecto al tema migratorio en la regin norteamericana.

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