Gnosticismo y Reencarnación

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¿Qué es el Gnosticismo? Lucas F. Mateo Seco 4 julio 2008 Sección: Gnosticismo y reencar La palabra griega gnosis significa conocimiento o ciencia. Durante el periodo helenístico adquiere un significado propio y habitualmente religioso, y, tras las herejías gnósticas, se aplica casi exclusivamente en sentido heterodoxo. ¿Qué es el Gnosticismo? Tres puntos polarizan la gnosis tomada en sentido religioso: conocimiento, revelación y salvación, susceptibles de múltiples interpretaciones, tanto en sí mismos, como en su interdependencia. La cuestión es eterna, pero el abigarrado mundo sincretista de los primeros siglos en los que se inició la historia de la Iglesia resultó un especial caldo de cultivo para transposiciones y subproductos de la gnosis ortodoxa. I. Gnosis ortodoxa En los escritos neotestamentarios, el conocimiento (gnosis), resultado de aceptar la Revelación, goza de especial relieve; supone pasar del esfuerzo racional por conocer a Dios a un nuevo y más alto conocimiento basado en el testimonio divino y recibido por fe. Se trata de un auténtico acceso al misterio divino: «Os ha sido dado conocer los misterios del reino de los cielos» (Lc 8,10); conocimiento, que es fruto de la amistad de Cristo: «… a vosotros os he llamado amigos, porque todo lo que he oído de mi Padre os lo he dado a conocer» (lo 15,15); la vida eterna consiste en conocer a Dios y a su enviado Jesucristo (lo 17,3). Es

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Describe los aspectos que intervienen en los seguidores del gnosticismo y la reencarnación.

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Qu es el Gnosticismo?Lucas F. Mateo Seco 4 julio 2008Seccin: Gnosticismo y reencarLa palabra griega gnosis significa conocimiento o ciencia. Durante el periodo helenstico adquiere un significado propio y habitualmente religioso, y, tras las herejas gnsticas, se aplica casi exclusivamente en sentido heterodoxo.Qu es el Gnosticismo?Tres puntos polarizan la gnosis tomada en sentido religioso: conocimiento, revelacin y salvacin, susceptibles de mltiples interpretaciones, tanto en s mismos, como en su interdependencia. La cuestin es eterna, pero el abigarrado mundo sincretista de los primeros siglos en los que se inici la historia de la Iglesia result un especial caldo de cultivo para transposiciones y subproductos de la gnosis ortodoxa. I. Gnosis ortodoxaEn los escritos neotestamentarios, el conocimiento (gnosis), resultado de aceptar la Revelacin, goza de especial relieve; supone pasar del esfuerzo racional por conocer a Dios a un nuevo y ms alto conocimiento basado en el testimonio divino y recibido por fe. Se trata de un autntico acceso al misterio divino: Os ha sido dado conocer los misterios del reino de los cielos (Lc 8,10); conocimiento, que es fruto de la amistad de Cristo: a vosotros os he llamado amigos, porque todo lo que he odo de mi Padre os lo he dado a conocer (lo 15,15); la vida eterna consiste en conocer a Dios y a su enviado Jesucristo (lo 17,3). Es claro que se trata de un conocimiento de fe, estrechamente ligado al amor, a la caridad o agap: que Cristo habite en vuestros corazones, para que arraigados y cimentados en el amor, podis comprender con todos los santos cul es la anchura y la longitud, la altura y la profundidad, y conocer el amor a Cristo, que excede todo conocimiento (Eph 3,17-19). La oscuridad de la fe es al mismo tiempo luminosidad, tambin para la inteligencia.La fe es una nueva luz, un nuevo conocimiento; el trmino fotisms (iluminacin) es uno de los utilizados desde los primeros tiempos para designar el Bautismo. En sus obras polmicas, los Padres refutarn la gnosis hertica, no por ser gnosis, sino por ser falsa. S. Ireneo titula su libro Elenco y refutacin de la falsa gnosis, intentando sustraer el trmino gnosis del proceso de adulteracin. En la Didaj, se dan gracias por el conocimiento y la fe que Dios nos ha dado por medio de Jesucristo (9,3; 10,2); S. Ignacio de Antioqua dice de ella que lleva a la inmortalidad (Ad Ephesios, 17,2); este conocimiento salvador no es otra cosa que la aceptacin de Jesucristo (ib.). La verdadera gnosis, aade S. Ireneo (Adversus Haereses, IV, 33: PG 7,1077 B), es la doctrina de los Apstoles, subrayando que la explicitacin de esta doctrina se lleva a cabo por el estudio, y sealando el primer esfuerzo por distinguir la especulacin teolgica de la fe.Si S. Ireneo dedica gran parte de sus esfuerzos a desenmascarar la falsa gnosis, Clemente de Alejandra dedica buena parte de los suyos a delimitar la gnosis autntica. El fundamento de esta gnosis no puede ser otro que la fe, primer movimiento del hombre hacia la salud y fundamento de la caridad (Stromata, 11,6: PG 8,965-967). Esta fe se funda en las enseanzas del Seor y de los Apstoles, contenida en la S. E.; el gnstico, adems, sigue las palabras y los hechos del Seor que le han llegado por tradicin, guardando la rectitud apostlica y eclesistica de los dogmas (Stromata, VII, 16: PG 9,544). Para ser gnstico, se requiere, finalmente, llevar una vida ascticamente perfecta. Para Clemente, el gnstico es, en primer lugar, aquel que conoce ciertas verdades; es, en segundo lugar, aquel que ha llegado a la perfeccin espiritual; es, en fin, un educador que conduce a otros a la gnosis (J. Danilou, Message vanglique el culture hellnistique, Pars 1961, 409-410). La parte intelectual integrante del gnstico es asimismo rica en facetas: es comparacin de los dogmas entre s (Stromata, 1,2: PG 8,709), Apologa (ib. 11,11: PG 8, 984), interpretacin espiritual y alegrica de la S. E. (ib. VI,15: PG 9,340), uso de la filosofa para explicar los dogmas (ib. 1,2: PG 8,709), es, sobre todo, theora, contemplacin constante: El gnstico ora durante toda su vida (ib. VII,7: PG 9,456C), contemplacin que le hace subir cada vez ms en la semejanza con Dios (ib. V11,3: PG 9,416 C-428 A). En resumen, para Clemente, la gnosis constituye un paso sobre la mera recepcin de la fe; es quehacer teolgico, esfuerzo moral, plenitud de vida cristiana, contemplacin y apostolado, entendido ste como entrega de lo contemplado a los discpulos, como autntica funcin magisterial.Orgenes profundiza en el contenido espiritual del concepto de gnosis, distinguiendo con mayor nitidez entre fe y gnosis: creer es aceptar el credo, mientras que la gnosis equivale a conocer a Dios por va mstica, constituyendo el perfeccionamiento o ltimo estadio de la vida de fe (Commentarium in Iohannem, X, 37: PG 14, 373). Para llegar a ella es imprescindible la prctica de las virtudes y el total dominio de las pasiones por medio de la apatheia. Gnosis y theora son aspectos que se intercambian en Orgenes: Contemplar, conocer y comprender no son trminos que signifiquen actos diferentes (H. Crouzel, Origne et la connaissance mystique, Toulouse 1960, 398). La gnosis versa preferentemente sobre los misterios secretos de Dios contenidos en la Sagrada Escritura (De Principiis, IV,2: PG 11,372-376); de ah la importancia de la exgesis alegrica. Orgenes establece un paralelismo entre los estadios de la vida interior -simpliciores, progredientes, perfecti- y los tres sentidos de la Escritura, reservando a los perfectos penetrar en la ley espiritual que contiene los bienes futuros (1. c.). La inteligencia se eleva a partir de la letra y bajo la accin de iluminaciones divinas al conocimiento del misterio. As lo describe en la Hom. XXVII in Numeros al llegar a la 15 etapa de la ascensin del alma: Despus se llega a Rathma o Pharam. Rathma es interpretado como visin consumada, y Pharam como rostro visible. Por qu el alma no ha de ensancharse hasta el punto de que, insensible a los dolores de la carne, tenga visiones consumadas, comprenda la perfecta significacin de las cosas, conozca con plenitud y profundidad las razones de la encarnacin del Verbo de Dios y las formas que reviste la economa de este misterio? (PG 12,794-795). Este conocimiento supone la unin entre cognoscente y conocido, de forma que no se conoce a Dios ms que unindose a l (Commentarium in Iohannem, XIX, 4: PG 14,532).Junto a la riqueza de la explicitacin del concepto de gnosis por parte de los ortodoxos, es necesario destacar algunas sombras y peligros que acompaaron su desarrollo: a) El que este conocimiento se tornase esotrico bajo los influjos de la exgesis alegrica, de la apocalptica juda y de la apreciacin indiscriminada de ciertas tradiciones orales, muchas de ellas provenientes de los presbteros judeo-cristianos. Baste citar un texto: Pues, si llamamos sabidura a Cristo y su operacin por medio de los profetas, por medio de la cual se aprende la tradicin gnstica (gnostik pardosis), como l mismo ense a los Apstoles: que la sabidura es conocimiento, ciencia y comprensin estable y firme de las cosas que son, han sido y sern, ya que ha sido entregada y revelada por el Hijo de Dios. Y, si el fin del sabio es la contemplacin, la contemplacin de los que ahora son filsofos busca la sabidura divina; pero, no la consigue, si no recibe la voz proftica entregada a l, por la cual es adoctrinado de cmo fueron, son y sern las cosas que son, han sido y sern. El conocimiento es tal, que ha llegado hasta muy pocos entregado desde los Apstoles por sucesin sin escritos (Clemente de Alejandra, Stromata, VI, 7: PG 9, 281-284). El texto manifiesta un recurso a unas tradiciones orales distintas de la Tradicin; por otra parte, el objeto del conocimiento las cosas que son, han sido y sern, no puede menos de evocar las preocupaciones de la apocalptica sobre el fin de los tiempos (cfr. J. Danilou, o. c., 437). b) La tentacin de dividir a los cristianos entre gnsticos y simples, y, dado el papel que juega el conocimiento y su confusin con la perfeccin o plenitud de vida cristiana, el peligro de reducir la perfeccin cristiana a patrimonio de una lite.Las sombras, sin embargo, no pueden paliar la grandeza del esfuerzo ligado a este concepto: apertura a la sabidura, iniciacin del quehacer teolgico y comienzo de una teologa mstica, cuyas lneas, a travs de S. Gregorio de Nisa y de Evagrio Pntico, perduran en la Iglesia. II. Gnosis heterodoxaAl enfocar el complejo mundo de la gnosis heterodoxa desde el ngulo teolgico, son de especial inters estos tres puntos: 1) Relaciones de la gnosis heterodoxa con el cristianismo; 2) Qu entienden los gnsticos por gnosis; 3) Cules son los principales puntos del gnosticismo que motivaron la reaccin de los Padres de la Iglesia.No existe unanimidad a la hora de circunscribir las sectas gnsticas, o determinar su origen. Mientras H. Cornelis estima que toda religin lleva consigo su subproducto gnstico en forma parasitaria, y que la gnosis heterodoxa es tentacin eterna de los cristianos (Gnosis eterna, Madrid 1961), R. M. Grant la entiende como formas de pensamiento y experiencias religiosas que van desde la Galia hasta el Irn y desde el primer siglo de nuestra era hasta los ss. XII y XIII (La gnose et les origines chrtiennes, Pars 1964), y Tixeront la reduce hasta el s. V (Histoire des dogmes dans lantiquit chrtienne. I, Pars 1914, 192). Seguiremos esta ltima delimitacin. 1) Relaciones de la gnosis con el cristianismoSegn S. Ireneo y S. Epifanio, los gnsticos no constituyen una hereja cristiana, sino una falsa religin, que ha tomado su ropaje externo del cristianismo. Harnack, en cambio, estima errneamente el gnosticismo como resultado del primer intento del quehacer teolgico, como una helenizacin del cristianismo. Sin mucha exactitud Bultmann considera que gnosticismo y cristianismo son dos movimientos simultneos, que se han influenciado mutuamente (G. van Groningen, First century gnosticism, Leiden 1967, 15). Merece especial consideracin el juicio de S. Ireneo no slo por su cercana temporal y conocimiento personal de los gnsticos, sino tambin porque un anlisis del ncleo profundo de la gnosis, la revela esencialmente distinta del cristianismo. Los diversos sistemas gnsticos, escribe Tixeront (o. c., 193), representan un esfuerzo del pensamiento filosfico por absorber el cristianismo y transformarlo en una simple filosofa religiosa, o del pensamiento religioso por encontrar un sentido ms profundo, que no se compone con la sencillez del Evangelio, y transformarlo en una mistagogia de iniciaciones y ensueos. 2) Qu entienden los gnsticos por gnosisA pesar de la multiformidad de las sectas gnsticas, los Padres de la Iglesia denominaron a todos con este nombre, sealando con ello que todas tenan algo en comn, y que ese algo estaba vertebrado sobre el contenido del trmino gnosis. Para el gnstico, la gnosis no es equivalente a la nueva luz de la fe, a la doctrina de los Apstoles profesada segn el sentir de la Iglesia, o al credo explcitamente confesado, sino a algo esencialmente distinto de la fe de los sencillos y contrapuesto a ella; entre gnosis (conocimiento) y pistis (fe) existe una oposicin irreductible.El objeto sobre el que versa este conocimiento superior y contrapuesto a la fe no es ni Dios, ni Cristo, sino el hombre mismo: el gnosticismo es eminente y radicalmente antropocntrico. Obsrvese cmo enumera Teodoto los frutos que dimanan del Bautismo: El Bautismo nos da no slo la libertad, sino la gnosis de qu ramos, qu hemos venido a ser, a dnde hemos sido arrojados, a dnde vamos, de qu nos libramos, qu es nacer y qu es renacer (Excerpta ex Theodoto, 78: PG 9,693-696). S. Hiplito transcribe una carta de Monoimo a Teofrasto con igual contenido: Abandonando la bsqueda de Dios, de la creacin y de las cosas parecidas, bscalo partiendo de ti mismo, y aprende quin es el que en ti se apropia absolutamente de todas las cosas y dice: mi Dios, mi espritu, mi pensamiento, mi alma, mi cuerpo; y aprende de dnde proviene el contristarse y el alegrarse, el amar y el odiar, y estar despierto sin querer y dormir involuntariamente, y el airarse no queriendo, y el amar contra la propia voluntad; y cuando hayas buscado todo esto diligentemente, lo encontrars en ti mismo, segn aquel punto uno y mltiple que tuvo su comienzo en l (Syntagma, VIII,15: PG 16/III,3362-3363).Este antropocentrismo de corte subjetivo marca las relaciones entre revelacin, salvacin y gnosis. El gnstico habla de que la revelacin es necesaria, dada la insuficiencia actual de la inteligencia, alienada por las atracciones de la materia, a la que considera mala, pero afirma a la vez que el fin o sentido de esa revelacin es despertar al gnstico, hacindole tomar conciencia de s mismo, hacindole descubrir que es distinto y superior a la materia, que l es una chispa desprendida de la Divinidad. As, en el dilogo con la samaritana (lo 4,18), dice Heraclen, Cristo la despierta descubrindole que los maridos no estn unidos a ella ms que en un orden material, y que est llamada, dado su carcter pneumtico, a un destino superior (cfr. F. Sagnard, La gnose valentinienne et le tmoignage de S. Irne, Pars 1947, 498 ss.).Si el fin de la Revelacin consiste en despertar al gnstico hacindole experimentar su propia dignidad, es lgico que no preocupe su contenido objetivo, ni su fiel trasmisin, sino la capacidad para provocar la experiencia de s mismo. De ah el recurso a revelaciones esotricas, el horror a un canon o smbolo de doctrina, el desprecio de la autoridad de la Iglesia como intrprete de la Revelacin. De ah tambin su fluidez y multiformidad. La salvacin gnstica equivale a una autoliberacin por una autoconciencia del propio ser divino, efecto de la emanacin de la Divinidad, con el que se ha nacido y que no es objeto de conquista, sino de experiencia. Por eso se toma como momento clave de la conversin del hijo prdigo aquel en que entra en s mismo (Le 15,17), no aquel en que es perdonado por su Padre.El gnstico busca dentro de s mismo la sustancia de la propia salvacin, y espera encontrarla inevitablemente, ya que ha nacido con ella. De ah que pueda darse, afirma Cornelis (DSAM 6,533), gnosis sin salvador, pero no salvacin sin gnosis. La salvacin viene en y por la gnosis, no por el salvador, que es objeto secundario, ya que es el mero portador de un mensaje salvfico, cuya aceptacin no depende de su gracia, sino de la naturaleza de quien lo recibe (Orgenes, Comm. in Ion., XIII, 10: PG 14,413). Se comprende que el culto a la palabra fuese superior al culto a Cristo, cuya realidad histrica apenas interesa, con el consiguiente desprecio para la Iglesia visible y los sacramentos. Se comprende tambin que la mayora de los gnsticos fuesen docetas.Sostienen, adems, el equivocismo entre el mundo y Dios, a quien consideran lo absolutamente otro, llamndole el no-ser (Hiplito, Syntagma, VI1, 21: PC, 16/III, 3303), y no entienden el concepto de creacin ex nihilo, vindose forzados a aceptar la emanacin, considerando al gnstico como chispa desprendida de la Divinidad, y situando la cada en el seno mismo de la Divinidad en el pecado de la Sopha divina. Para ello no tienen ms remedio que privar al pecado de su cualidad de acto responsable y libre y entenderlo como dialctica necesaria del espritu, que ha de tomar conciencia de s mismo a travs de la experiencia de lo que le es ajeno. Es elocuente que Heraclen presente a la samaritana como encarnacin del ideal gnstico ante la gran sorpresa de Orgenes, que no entiende por qu Heraclen dice que no pec (Comm. in Ioh., XII1, 11: PG 14,415). Si el pecado es un error inevitable y la salvacin el despertar de ese error, les sobra el sacrificio del Redentor, la Redencin y el sacerdocio. Finalmente, dada su concepcin de la materia como mala, pervierten la escatologa, negando la resurreccin de los cuerpos, y afirmando que el mundo ser aniquilado.La gnosis heterodoxa aparece como un triste empobrecimiento de la gnosis catlica. Tiene un indudable matiz iluminista, pero ha perdido su carcter de conversin moral, requerida incluso para los filsofos no cristianos (cfr. G. Bardy, La conversin al cristianismo durante los primeros siglos, Bilbao 1961), y se encuentra expuesta a todos los avatares de la imaginacin impulsada por el deseo de autojustificacin. 3) Principales puntos que motivan la reaccin de los PadresNegacin de los conceptos de Tradicin, sucesin apostlica y de la regla de fe. Negacin del acto creador como fruto divino y atribucin al demiurgo. Negacin del pecado original, que sitan en el seno de la Divinidad. Docetismo. Negacin de la resurreccin de los muertos (cfr. Tixeront, o. c. l).

BIBLIOGRAFA: Adems de la citada en el texto: VOELKER, Quellen zur Geschichte des christlichen Gnosis, Tubinga 1932; F. SAGNARD, Extraits de Thodote, Pars 1948; G. QUISPEL, Leure de Ptolome Flora, Pars 1949; PG 7,1263-1321; TH. CAMELOT, Foi et gnose, Introduction l"tude de la connaissance mystique chez Clment d"Alexandrie, Pars 1945; A. ORBE, Estudios valentinianos, Roma 1955-1961; E. PETERSON, Frhkirche, Judentum und Gnosis, Friburgo 1961; T. MOLNAR, Los nuevos gnsticos, Atlntida n 39, VII (1969) 329-336.; W. BOUSSET, Hauptprobleme der Gnosis, Gotinga 1907; F. C. BURKITT, Church and Gnosis, Cambridge 1932; L. CENCILLO, La vida espiritual en las sectas gnsticas, en el maniquesmo, los disidentes medievales y los ctaros, en B. JIMNEZ DUQUE y L. SALA BALUST (dir.), Historia de la Espiritualidad, III, Barcelona 1969, 419-554 (con bibl. y fuentes); L. CERFAUX, Gnose prchrtienne et biblique, en DB (Suppl.) III, 659-701: ID, en Recueil L. Cerlaux, I, Gembloux 1954; H. CORNLIS y A. LONARD, La gnosis eterna, Andorra 1961; C. FAGGIN, Gnosi e gnosticismo, en Enc. Fil. 3, 292-298; M. FRIEDLNDER, Der vrchristliche jdische gnostizismus, Gotinga 1898; R. M. GRANT, Gnosticism and early Christianity, Oxford 1960; H. LEISEGANG, Die Gnosis, Leipzig 1924 (trad. francesa, Pars 1951); H. CH. PUECH, O en est le problme du gnosticisme? , Rev. de l"Univ. de Bruxelles, enero-marzo 1934; G. QUISPEL, Gnosis als Weltreligion, Zurich 1951; L. TONDELLI, Gnostici, Turn 1950.(*)Tomado de la Gran Enciclopedia Rialp. Tomo 11, pp.61-63Cortesa de Editorial Rialp. Gran Enciclopedia Rialp, 1991

La veta Gnstica

4 julio 2008Seccin: Gnosticismo y reencarEn un sentido u otro, el gnosticismo siempre ha sido una veta para los buscadores de fantasas. Qu sucede al final con toda esta ilusin gnstica?Por Julio de la Vega-Hazas Ramrez Una conocida fbula de Hans Christian Andersen es la del emperador y el traje invisible. En el reino de un emperador aficionado a los trajes refinados, llegaron un da dos sastres extranjeros, precedidos de gran fama. El emperador cuenta Andersen- les concedi una audiencia de inmediato.- Quiero ver esa famosa tela de la que tanto hablan exigi el emperador.- An no la hemos tejido. Pero si su majestad nos proporciona una habitacin espaciosa, unos telares y ciertos materiales, confeccionaremos para su excelencia esta magnfica tela dijo uno de los sastres.- Y nosotros, por supuesto, como regalo, aadiremos la magia aadi el otro sastre.- Qu magia? pregunt el emperador, entusiasmado.- Nadie que sea perverso o estpido, que est en un cargo para el que no sirve o que ocupe un lugar inmerecido en la corte, podr ver la tela ni el vestido que haremos comentaron los sastres con ademn de estar contando un secreto importante.- Es eso cierto? exclam el emperador-. Asombroso! Estupendo! Comiencen ya, y, por favor, no escatimen nada. De inmediato har que les proporcionen los materiales necesarios para elaborar esa tela.Los sastres recopilaron as gran cantidad de hilo de oro y piedras preciosas, mientras simulaban estar tejiendo. Los ministros que supervisaban el trabajo no podan ver nada, pero nadie estaba dispuesto a pasar por tonto o por inepto, por lo que daban todo por bueno y as sigui la farsa.Cuando fue presentada en la corte, nadie vea nada. Pero hicieron cara de asombro, no por ver la tela, sino por no verla y, en su confusin, exclamaron:- Magnfica! Realmente magnfica!- Observe su majestad qu esplndidos estampados y qu colores! decan los cortesanos sealando los telares, creyendo en verdad que los otros vean lo que no podan ver.Qu absurdo es ste?, pens el emperador. No puedo ver nada. Esto es horrible! Soy un estpido? Esto es lo peor que me ha ocurrido! Nadie lo debe saber. Aprobar la tela como sea.- Oh, es deliciosa, de verdad majestuosa! dijo el emperador en voz alta, con una sonrisa de satisfaccin de oreja a oreja.- Cuenta con mi aprobacin!As llegamos al gran da de la presentacin oficial a todo el reino. Todo el mundo finga admiracin, pues nadie quera pasar por tonto. Hasta que, por fin, un nio de entre la multitud grit: Pero si est desnudo!. Al principio, hubo desconcierto, hasta que el sentido comn consigui abrirse paso, y la multitud acab burlndose del emperador. Qued en ridculo y se descubri el timo; tarde, pues los sastres estafadores haban huido con el rico botn.La fbula es an ms vieja: se recoge en el cuento n 14 de El Conde Lucanor, escrito en el siglo XIV (con la diferencia de que quienes no lo vean no eran aqu los tontos, sino los hijos ilegtimos). Pone de manifiesto, en todo caso, que la vanidad humana es capaz de pasar por encima del sentido comn y aceptar las cosas ms descabelladas.Esto viene a cuento de que, dentro del mbito de la religin, es una de las claves para entender una constante histrica que ha recibido el nombre de gnosticismo. El nombre viene del griego gnosis, que significa conocimiento (no se debe confundir con el agnosticismo, pues la a como prefijo significa negacin: el no-conocimiento). Rene una miriada de crculos esotricos o sectas que tienen en comn afirmar una visin de la autntica realidad que escapa al conocimiento del vulgo y se reserva para un restringido grupo de privilegiados que puede alcanzar la iluminacin necesaria para alcanzar la gnosis. El gnosticismo ha sido una constante histrica: siempre ha habido sectas gnsticas, y siempre han sido religiones minoritarias. Entre sus seguidores han predominado, en contra de lo que pudiera suponerse a primera vista, personas de buena posicin social y cultural, como suceda con los cortesanos de la fbula. Y no puede decirse que haya un origen determinado de este tipo de grupos. Por el contrario, se puede decir que ninguna religin bien establecida se ha librado de algn parasitismo gnstico. El cristianismo, por supuesto, tampoco. Aparecieron gnsticos tan al principio, que ya hay en el Nuevo Testamento alguna alusin a embaucadores que vienen con extraas fbulas. Es posible que el descubrimiento reciente de un manuscrito del llamado Evangelio de Judas tenga valor arqueolgico, pero desde luego no constituye un hallazgo sorprendente. Ya est mencionado en las obras de San Ireneo, en el siglo III. Es uno ms de una larga lista de escritos gnsticos, como el Evangelio de Matas, el Evangelio de Felipe, los Hechos de Pedro, los Hechos de Toms, el Apocalipsis de Adn, el Evangelio de la verdad, el Tratado de las tres naturalezas y un largo etctera. Alguno enlaza con gnosticismos judos anteriores a Cristo. Los argumentos varan, pero siempre hay un denominador comn: la Biblia est dirigida al vulgo ignorante, mientras que estos documentos revelan la autntica verdad, asequible tan slo a unos privilegiados. Si nos ceimos a los gnosticismos de raz cristiana y a la actualidad, encontramos dos filones de procedencia de sectas gnsticas: Sudamrica (sobre todo Colombia, Venezuela y Brasil) y Europa occidental; a diferencia de lo que sucede con sectas de otros tipos, los Estados Unidos no son aqu muy significativos. De Amrica del Sur el filn ms reciente- vienen cosas como el llamado Movimiento Gnstico Cristiano Universal, con alguna implantacin en Espaa. Lo fund en 1954 el colombiano Vctor Manuel Gmez, que asegur ser la ltima reencarnacin de antiguos sabios y se hizo llamar Venerable Maestro Aun Weor. Sostena lo que denominaba gnosis del Cristo csmico: Cristo, que haba estudiado en la pirmide de Kefrn y viajado al Tbet, leg una liturgia solar para que quienes tuvieran acceso a ella pudieran pasar del cuerpo lunar o molecular al cuerpo solar o astral. No falta, como en la fbula, un toque de magia de dudoso gusto-, que proporciona adems la clave oculta para poder entender lo que esconde la narracin de los Evangelios. Un tpico producto gnstico.En el mundo occidental encontramos un mosaico de grupos, que tienen antecedentes en otros similares, en una cadena que se remonta siglos. Esto permite hablar de diversas tradiciones. Entre ellas, destacan dos. La primera es la rosacruciana, nombre que hace alusin al legendario viajero alemn del siglo XIII Christian Rosenkreutz. En la actualidad, la secta de este grupo mejor implantada Espaa incluida- es AMORC (Antigua y Mstica Orden de la Rosa Cruz), fundada en 1915 por el norteamericano algo poco comn- Harvey Spencer Lewis. Presenta una mezcla de contenidos orientales hinduistas sobre todo-, smbolos del antiguo Egipto y algn elemento de origen cristiano. Su gnosis debe llegar a la Gran Alma Universal, y no falta el elemento mgico, que aqu se llama alquimia espiritual. Como suele ser comn, reivindica que fueron rosacrucianos personajes como Leonardo o Newton.La otra tradicin destacable es la templaria, radicada sobre todo en Francia. Sus exponentes tienen en comn la pretensin de ser continuadores de los secretos de la antigua Orden Templaria, suprimida en el siglo XIV, cuando su ltimo Gran Maestre, Jacques de Molay, fue injustamente ajusticiado en la hoguera en 1314. Los secretos en realidad no tienen nada que ver con los autnticos templarios. En este gran saco, y dependiendo de la miriada de sectas de esta lnea ms de quinientas identificadas en Francia en los ltimos dos siglos- se pueden encontrar todo tipo de santos griales, tesoros ocultos y revelaciones gnsticas supuestamente conservadas por una minora iluminada a travs de los siglos, sobre Jess y sus primeros discpulos. Y, por supuesto, tambin aqu es moneda comn decir que Leonardo, Descartes o Newton pertenecan a esa secreta minora. El anlisis de las doctrinas de cada grupo, as como las influencias y trasvases entre ellas o con otras tradiciones, la masonera, etc., nos introducira en un enrevesado laberinto tan complicado como intil.En momentos de escasa libertad religiosa, las sectas gnsticas se encierran en un hermetismo estricto. Pero cuando pueden expresar con ms libertad sus ideas, la tentacin de mostrarse como seres de conocimiento privilegiado es difcil de resistir. Hay tambin en este aspecto un paralelismo con la fbula: el emperador tena ganas de mostrar su maravilloso traje al pueblo. Si el deseo va aderezado con el encanto del misterio y de lo mgico, se convierte fcilmente en un producto comercial. Puede dar lugar a una erudita exposicin gnstica, como ocurri con el best-seller El retorno de los brujos (de Louis Pauwels y Jacques Bergier) hace cuarenta aos; a tratar la fantasa como tal y convertirla en un cmic filmado como es el caso del grial de Indiana Jones; o a una novela aderezada de morbo y con peor idea, como sucede con El Cdigo da Vinci. En un sentido u otro, el gnosticismo siempre ha sido una veta para los buscadores de fantasas.Qu sucede al final con toda esta ilusin gnstica? Si no se toma en serio, simplemente entretiene, y nada ms. Si se toma en serio, la fbula vuelve a ser ilustrativa. Parece que hay un primer momento de mezcla de incertidumbre -y si es verdad?-, curiosidad y fascinacin. Despus acaba por imponerse el sentido comn, ms propicio a salir de la gente sencilla que de los pretendidamente cultos e inteligentes, ms propensos a mantener actitudes postizas por vanidad o miedo a quedar en mala posicin. En la Roma del ao 150 deba sonar muy moderna la doctrina de Marcin un conocido gnstico, al que Tertuliano dedica una obra-, segn la cual Jesucristo era un en que rescat el mundo del orgulloso Gran Arkhn que adoraban los judos, pero tard poco en ser considerada una ridcula fantasa, y hoy nos cuesta entender que todo un Tertuliano le dedicara tanta atencin. Hoy ocurrir lo mismo. Pero hay una ltima enseanza extrada de la fbula de Andersen. Cuando todos recuperaron la sensatez, los mgicos sastres causantes de la estafa ya estaban fuera de escena, disfrutando de sus pinges ganancias a costa de los ingenuos que deseaban ser inteligentes a toda costa.

Qu nos dice la Biblia sobre la Reencarnacin?P. ArielAlvarez Valds 4 julio 2008Seccin: Gnosticismo y reencarConoce el origen de esta creencia, las causas que han favorecido su difusin y las conclusiones sobre esta doctrina, a partir de la Sagrada Escritura.Ms de los que parecan Una conocida actriz, hace no mucho tiempo, declaraba en el reportaje concedido a una revista: Yo soy catlica, pero creo en la reencarnacin. Ya averig que sta es mi tercera vida. Primero fui una princesa egipcia. Luego, una matrona del Imperio Romano. Y ahora me reencarn en actriz. Resulta, en verdad, asombroso comprobar cmo cada vez es mayor el nmero de los que, an siendo catlicos, aceptan la reencarnacin. Una encuesta realizada en la Argentina por la empresa Gallup revel que el 33% de los encuestados cree en ella. En Europa, el 40% de la poblacin se adhiere gustoso a esa creencia. Y en el Brasil, nada menos que el 70% de sus habitantes son reencarnacionistas. Por su parte, el 34% de los catlicos, el 29% de los protestantes, y el 20% de los no creyentes, hoy en da la profesan. La fe en la reencarnacin, pues, constituye un fenmeno mundial. Y por tratarse de un artculo de excelente consumo, tanto la radio como la televisin, los diarios, las revistas, y ltimamente el cine, se encargan permanentemente de tenerlo entra sus ofertas. Pero por qu esta doctrina seduce a la gente? Qu es la reencarnacin La reencarnacin es la creencia segn la cual, al morir una persona, su alma se separa momentneamente del cuerpo, y despus de algn tiempo toma otro cuerpo diferente para volver a nacer en la tierra. Por lo tanto, los hombres pasaran par muchas vidas en este mundo. Y por qu el alma necesita reencarnarse? Porque en una nueva existencia debe pagar los pecados cometidos en la presente vida, o recoger el premio de haber tenido una conducta honesta. El alma est, dicen, en continua evolucin. Y las sucesivas reencarnaciones le permiten progresar hasta alcanzar la perfeccin. Entonces se convierte en un espritu puro, ya no necesita ms reencarnaciones, y se sumerge para siempre en el infinito de la eternidad. Esta ley ciega, que obliga a reencarnarse en un destino inevitable, es llamada la ley del karma (=acto). Para esta doctrina, el cuerpo no sera ms que una tnica caduca y descartable que el alma inmortal teje por necesidad, y que una vez gastada deja de lado para tejer otra. Existe una forma an ms escalofriante de reencarnacionismo, llamada metempsicosis, segn la cual si uno ha sido muy pecador su alma puede llegar a reencarnarse en un animal, y hasta en una planta! Las ventajas que brinda Quienes creen en la reencarnacin piensan que sta ofrece ventajas. En primer lugar, nos concede una segunda (o tercera, o cuarta) oportunidad. Sera injusto arriesgar todo nuestro futuro de una sola vez. Adems, angustiara tener que conformarnos con una sola existencia, a veces mayormente triste y dolorosa. La reencarnacin, en cambio, permite empezar de nuevo. Por otra parte, el tiempo de una sola vida humana no es suficiente para lograr la perfeccin necesaria. Esta exige un largo aprendizaje, que se va adquiriendo poco a poco. Ni los mejores hombres se encuentran, al momento de morir, en tal estado de perfeccin. La reencarnacin, en cambio, permite alcanzar esa perfeccin en otros cuerpos. Finalmente, la reencarnacin ayuda a explicar ciertos hechos incomprensibles, como por ejemplo que algunas personas sean ms inteligentes que otras, que el dolor est tan desigualmente repartido entre los hombres, las simpatas o antipatas entre las personas, que algunos matrimonios sean desdichados, o la muerte precoz de los nios. Todo esto se entiende mejor si ellos estn pagando deudas o cosechando mritos de vidas anteriores.

Cuando an no exista La reencarnacin, pues, es una doctrina seductora y atrapante, porque pretende resolver cuestiones intrincadas de la vida humana. Adems, porque resulta apasionante para la curiosidad del comn de la gente descubrir qu personaje famoso fue uno mismo en la antigedad. Esta expectativa ayuda, de algn modo, a olvidar nuestra vida intrascendente, y a evadirnos de la existencia gris y rutinaria en la que estamos a veces sumergidos. Pero cmo naci la creencia en la reencarnacin? Las ms antiguas civilizaciones que existieron, como la sumeria, egipcia, china y persa, no la conocieron. El enorme esfuerzo que dedicaron a la edificacin de pirmides, tumbas y dems construcciones funerarias, demuestra que crean en una sola existencia terrestre. Si hubieran pensado que el difunto volvera a reencarnarse en otro, no habran hecho el colosal derroche de templos y otros objetos decorativos con que lo preparaban para su vida en el ms all. Por qu apareci La primera vez que aparece la idea de la reencarnacin es en la India, en el siglo VII a.C. Aquellos hombres primitivos, muy ligados an a la mentalidad agrcola, vean que todas las cosas en la naturaleza, luego de cumplir su ciclo, retornaban. As, el sol sala par la maana, se pona en la tarde, y luego volva a salir. La luna llena decreca, pero regresaba siempre a su plena redondez. Las estrellas repetan las mismas fases y etapas cada ao. Las estaciones del verano y el invierno se iban y volvan puntualmente. Los campos, las flores, las inundaciones, todo tena un movimiento circular, de eterno retorno. La vida entera pareca hecha de ciclos que se repetan eternamente. Esta constatacin llev a pensar que tambin el hombre, al morir, deba otra vez regresar a la tierra. Pero como vean que el cuerpo del difundo se descompona, imaginaron que era el alma la que volva a tomar un nuevo cuerpo para seguir viviendo. Con el tiempo, aprovecharon esta creencia para aclarar tambin ciertas cuestiones vitales (como las desigualdades humanas, antes mencionadas), que de otro modo les resultaban inexplicables para la incipiente y precaria mentalidad de aquella poca. Cuando apareci el Budismo en la India, en el siglo V a.C., adopt la creencia en la reencarnacin. Y por l se extendi en la China, Japn, el Tbet, y ms tarde en Grecia y Roma. Y as, penetr tambin en otras religiones, que la asumieron entre los elementos bsicos de su fe. Ya Job no lo crea Pero los judos jams quisieron aceptar la idea de una reencarnacin, y en sus escritos la rechazaron absolutamente. Por ejemplo, el Salmo 39, que es una meditacin sobre la brevedad de la vida, dice: Seor, no me mires con enojo, para que pueda alegrarme, antes de que me vaya y ya no exista ms (v.14). Tambin el pobre Job, en medio de su terrible enfermedad, le suplica a Dios, a quien crea culpable de su sufrimiento: Aprtate de m. As podr sonrer un poco, antes de que me vaya para no volver, a la regin de las tinieblas y de las sombras (10,21.22). Y un libro ms moderno, el de la Sabidura, ensea : El hombre, en su maldad, puede quitar la vida, es cierto; pero no puede hacer volver al espritu que se fue, ni liberar el alma arrebatada por la muerte (16,14). Tampoco el rey David La creencia de que nacemos una sola vez, aparece igualmente en dos episodios de la vida del rey David. El primero, cuando una mujer, en una audiencia concedida, le hace reflexionar: Todos tenemos que morir, y seremos como agua derramada que ya no puede recogerse (2 Sm 14,14). El segundo, cuando al morir el hijo del monarca exclama: Mientras el nio viva, yo ayunaba y lloraba. Pero ahora que est muerto para qu voy a ayunar? Acaso podr hacerlo volver? Yo ir hacia l, pero l no volver hacia m (2 Sm 12,22.23). Vemos, entonces, que en el Antiguo Testamento, y an cuando no se conoca la idea de la resurreccin, ya se saba al menos que de la muerte no se vuelve nunca ms a la tierra.

La irrupcin de la novedad Pero fue en el ao 200 a. C. cuando se ilumin para siempre el tema del ms all. En esa poca entr en el pueblo judo la fe en la resurreccin, y qued definitivamente descartada la posibilidad de la reencarnacin. Segn esta novedosa creencia, al morir una persona, recupera la vida inmediatamente. Pero no en la tierra, sino en otra dimensin llamada la eternidad. Y comienza a vivir una vida distinta, sin lmites de tiempo ni espacio. Una vida que ya no puede morir ms. Es la denominada Vida Eterna. Esta enseanza aparece por primera vez, en la Biblia, en el libro de Daniel. All, un ngel le revela este gran secreto: La multitud de los que duermen en la tumba se despertarn, unos para la vida eterna, y otros para la vergenza y el horror eterno (12,2). Por lo tanto, queda claro que el paso que sigue inmediatamente a la muerte es la Vida Eterna, la cual ser dichosa para los buenos y dolorosa para los pecadores. Pero ser eterna. La segunda vez que la encontramos, es en un relato en el que el rey Antoco IV de Siria tortura a siete hermanos judos para obligarlos a abandonar su fe. Mientras mora el segundo, dijo al rey: T nos privas de la vida presente, pero el Rey del mundo a nosotros nos resucitar a una vida eterna (2 Mac 7,9). Y al morir el sptimo exclam: Mis hermanos, despus de haber soportado una corta pena, gozan ahora de la vida eterna (2 Mac 7,36). Para el Antiguo Testamento, pues, resulta imposible volver a la vida terrena despus de morir. Por ms breve y dolorosa que haya sido la existencia humana, luego de la muerte comienza la resurreccin. Ahora lo dice Jess Jesucristo, con su autoridad de Hijo de Dios, confirm oficialmente esta doctrina. Con la parbola del rico Epuln (Lc 16,19.31), cont cmo al morir un pobre mendigo llamado Lzaro los ngeles lo llevaron inmediatamente al cielo. Por aquellos das muri tambin un hombre rico e insensible, y fue llevado al infierno para ser atormentado por el fuego de las llamas. No dijo Jess que a este hombre rico le correspondiera reencarnarse para purgar sus numerosos pecados en la tierra. Al contrario, la parbola explica que por haber utilizado injustamente los muchos bienes que haba recibido en la tierra, deba ahora (es decir, en el ms all, en la vida eterna, y no en la tierra) pagar sus culpas (v.25). El rico, desesperado, suplica que le permitan a Lzaro volver a la tierra (o sea, que se reencarne) porque tiene cinco hermanos tan pecadores como l, a fin de advertirles lo que les espera si no cambian de vida (v.27.28). Pero le contestan que no es posible, porque entre este mundo y el otro hay un abismo que nadie puede atravesar (v.26). La angustia del rico condenado le viene, justamente, al confirmar que sus hermanos tambin tienen una sola vida para vivir, una nica posibilidad, una nica oportunidad para darle sentido a la existencia. La suerte del buen ladrn Cuando Jess mora en la cruz, cuenta el Evangelio que uno de los ladrones crucificado a su lado le pidi: Jess, acurdate de m cuando vayas a tu reino. Si Jess hubiera admitido la posibilidad de la reencarnacin, tendra que haberle dicho: Ten paciencia, tus crmenes son muchos; debes pasar por varias reencarna-ciones hasta purificarte completamente. Pero su respuesta fue: Te aseguro que hoy estars conmigo en el Paraso (Lc 23,43). Si hoy iba a estar en el Paraso, es porque nunca ms poda volver a nacer en este mundo. San Pablo tambin rechaza la reencarnacin. En efecto, al escribir a los filipenses les dice: Me siento apremiado por los dos lados. Por una parte, quisiera morir para estar ya con Cristo. Pero por otra, es ms necesario para ustedes que yo me quede an en este mundo (1,23.24). Si hubiera credo posible la reencarnacin, intiles habran sido sus deseos de morir, ya que volvera a encontrarse con la frustracin de una nueva vida terrenal. Una total incoherencia Y explicando a los corintios lo que sucede el da de nuestra muerte, les dice: En la resurreccin de los muertos, se entierra un cuerpo corruptible y resucita uno incorruptible, se entierra un cuerpo humillado y resucita uno glorioso, se entierra un cuerpo dbil y resucita uno fuerte, se entierra un cuerpo material y resucita uno espiritual (1 Cor 15,42.44). Puede, entonces, un cristiano creer en la reencarnacin? Queda claro que no. La idea de tomar otro cuerpo y regresar a la tierra despus de la muerte es absolutamente incompatible con las enseanzas de la Biblia. La afirmacin bblica ms contundente y lapidaria de que la reencarnacin es insostenible, la trae la carta a los Hebreos: Est establecido que los hombres mueren una sola vez, y despus viene el juicio (9,27). Invitacin a la irresponsabilidad Pero no slo las Sagradas Escrituras impiden creer en la reencarnacin, sino tambin el sentido comn. En efecto, que ella explique las simpatas y antipatas entre las personas, los desentendimientos de los matrimonios, las desigualdades en la inteligencia de la gente, o las muertes precoces, ya no es aceptado seriamente por nadie. La moderna sicologa ha ayudado a aclarar, de manera cientfica y concluyente, el porqu de stas y otras manifestaciones extraas de la personalidad humana, sin imponer a nadie la creencia en la reencarnacin. La reencarnacin, por lo tanto, es una doctrina estril, incompatible con la fe cristiana, propia de una mentalidad primitiva, destructora de la esperanza en la otra vida, intil para dar respuestas a los enigmas de la vida, y lo que es peor, peligrosa por ser una invitacin a la irresponsabilidad. En efecto, si uno cree que va a tener varias vidas ms, adems de sta, no se har mucho problema sobre la vida presente, ni pondr gran empeo en lo que hace, ni le importar demasiado su obrar. Total, siempre pensar que le aguardan otras reencarnaciones para mejorar la desidia de sta. Solamente una vez Pero si uno sabe que el milagro de existir no se repetir, que tiene slo esta vida para cumplir sus sueos, slo estos aos para realizarse, slo estos das y estas noches para ser feliz con las personas que ama, entonces se cuidar muy bien de maltratar el tiempo, de perderlo en trivialidades, de desperdiciar las oportunidades. Vivir cada minuto con intensidad, pondr lo mejor de s en cada encuentro, y no permitir que se le escape ninguna coyuntura que la vida le ofrezca. Sabe que no retornarn. El hombre, a lo largo de su vida, trabaja un promedio de 136.000 horas; duerme otras 210.000; come 3.360 kilos de pan, 24.360 huevos y 8.900 kilos de verdura; usa 507 tubos de dentfrico; se somete a 3 intervenciones quirrgicas; se afeita 18.250 veces; se lava las manos otras 89.000; se suena la nariz 14.080 veces; se anuda la corbata en 52.000 oportunidades, y respira unos 500 millones de veces. Pero absolutamente todo hombre, creyente o no, muere una vez y slo una vez. Antes de que caiga el teln de la vida, Dios nos regala el nico tiempo que tendremos, para llenarlo con las mejores obras de amor de cada da.

Por qu no cree el cristiano en la reencarnacin?

23 julio 2008Seccin: Gnosticismo y reencarLa reencarnacin, que es afirmada por muchas religiones orientales, la teosofa y el espiritismo, es muy distinta de la resurreccinPor qu no cree el cristiano en la reencarnacin? A esta pregunta respondi el telogo Michael F. Hull de Nueva York al intervenir en la videoconferencia mundial de teologa organizada el 29 de abril de 2003 por la Congregacin vaticana para el Clero. Estas fueron sus palabras.La integridad de la persona humana (cuerpo y alma en la vida presente y la futura) ha sido y sigue siendo uno de los aspectos de la revelacin divina ms difciles de entender. Son todava actuales las palabras de san Agustn: Ninguna doctrina de la fe cristiana es negada con tanta pasin y obstinacin como la resurreccin de la carne (Enarrationes in Psalmos, Ps. 88, ser. 2, 5). Dicha doctrina, afirmada constantemente por la Escritura y la Tradicin, se encuentra expresada de la manera ms sublime en el captulo 15 de la Primera carta de San Pablo a los Corintios. Y es declarada continuamente por los cristianos cuando pronuncian el Credo de Nicea: Creo en la resurreccin de la carne. Es una expresin de la fe en las promesas de Dios.A menudo, aun sin el auxilio de la gracia, la razn humana llega a vislumbrar la inmortalidad del alma, pero no alcanza a concebir la unidad esencial de la persona humana, creada segn la "imago Dei". Por ello, a menudo, la razn no iluminada y el paganismo han visto a travs de un cristal, borrosamente el reflejo de la vida eterna revelada por Cristo y confirmada por su misma resurreccin corporal de los muertos, pero no pueden ver la dispensacin del misterio escondido desde siglos en Dios, creador del universo (Ef 3,9). La nocin equivocada de la metempscosis (Platn y Pitgoras) y la reencarnacin (hinduismo y budismo) afirma una transmigracin natural de las almas humanas de un cuerpo a otro. La reencarnacin, que es afirmada por muchas religiones orientales, la teosofa y el espiritismo, es muy distinta de la resurreccin de la fe cristiana, segn la cual la persona ser reintegrada, cuerpo y alma, el ltimo da para su salvacin o su condena.Antes de la parusa, el alma del individuo, entra inmediatamente, con el juicio particular, en la bienaventuranza eterna del cielo (quiz despus de un perodo de purgatorio necesario para las delicias del cielo) o en el tormento eterno del infierno (Benedicto XII, Benedictus Deus). En el momento de la parusa, el cuerpo se reunir con su alma en el juicio universal. Cada cuerpo resucitado ser unido entonces con su alma, y todos experimentarn entonces la identidad, la integridad y la inmortalidad. Los justos seguirn gozando de la visin beatfica en sus cuerpos y almas unificados y tambin de la impasibilidad, la gloria, la agilidad y la sutileza. Los injustos, sin estas ltimas caractersticas, seguirn en el castigo eterno como personas totales.La resurreccin del cuerpo niega cualquier idea de reencarnacin porque el retorno de Cristo no fue una vuelta a la vida terrenal ni una migracin de su alma a otro cuerpo. La resurreccin del cuerpo es el cumplimiento de las promesas de Dios en el Antiguo y el Nuevo Testamento. La resurreccin del cuerpo del Seor es la primicia de la resurreccin. Porque, habiendo venido por un hombre la muerte, tambin por un hombre viene la resurreccin de los muertos. Pues del mismo modo que por Adn mueren todos, as tambin todos revivirn en Cristo. Pero cada cual en su rango: Cristo como primicia; luego los de Cristo en su venida (1 Cor 15,2123). La reencarnacin nos encierra en un crculo eterno de desarraigo corporal, sin otra certidumbre ms que la renovacin del alma. La fe cristiana promete una resurreccin de la persona humana, cuerpo y alma, gracias a la intervencin del Padre, el Hijo y el Espritu Santo, para la perpetuidad del paraso.En la carta apostlica Tertio millennio adveniente (14 de noviembre de 1994), escribe Juan Pablo II: Cmo podemos imaginar la vida despus de la muerte? Algunos han propuesto varias formas de reencarnacin: segn la vida anterior, cada uno recibir una vida nueva bajo una forma superior o inferior, hasta alcanzar la purificacin. Esta creencia, profundamente arraigada en algunas religiones orientales, indica de por s que el hombre se rebela al carcter definitivo de la muerte, porque est convencido de que su naturaleza es esencialmente espiritual e inmortal. La revelacin cristiana excluye la reencarnacin y habla de una realizacin que el hombre est llamado a alcanzar durante una sola vida terrenal (n 9).

Reencarnacin o Resurreccin

23 julio 2008Seccin: Gnosticismo y reencarLa reencarnacin y su incompatibilidad con el cristianismoEn qu consisteReencarnar (volver a encarnar). En general, reencarnacin es la creencia segn la cual el alma, despus de la muerte, se separa del cuerpo y toma otro cuerpo para continuar otra vida mortal. Segn esta creencia, las almas pasan por ciclos de muertes y nuevas encarnaciones. Un ser humano, por ejemplo, podra volver a vivir en la tierra naciendo como un nuevo personaje. Una creencia reencarnacionista llamada metempsicosis, ensea que los grandes pecadores pueden reencarnar en un animal o una planta. Posiblemente la creencia en la reencarnacin comenz al querer aplicar al ser humano el ciclo que observaban en la naturaleza: El sol y la luna aparecen y desaparecen. Igualmente las temporadas, el follaje, las flores y tantas otras cosas en la naturaleza tienen un ciclo. As pensaron que el ser humano mora pero regresaba otra vez en otro cuerpo. La reencarnacin es tambin fruto del deseo humano de darle explicacin a las diferencias de inteligencia, salud, talentos, fortuna, etc. que existen entre seres humanos. Segn la doctrina de la reencarnacin estas diferencias seran culpa o mrito por el comportamiento en vidas anteriores. Por lo tanto se le culpa a los pobres, los enfermos y los desdichados por su condicin desdichada y no se hace nada por ellos porque estn pagando su culpa. El Evangelio, por el contrario nos revela que Dios se hizo hombre en pobreza En los pobres encontramos al mismo Cristo. Para reflexionar sobre el misterio del sufrimiento>>.El hombre no debe inventarse "respuestas" para lo que no puede entender. "San Antonio el Grande, el clebre abad egipcio, meditaba en el desierto: Por qu algunos mueren tras una vida corta mientras que otros llegan a una envidiable vejez? Por qu algunos son pobres y otros ricos? Por qu los injustos se enriquecen y los justos pasan necesidad? Entonces oy una voz que le responda: "Antonio, Antonio, ocpate de ti mismo, pues eso pertenece al juicio de Dios y a ti nada te aprovecha saberlo". (Testimonios y Enseanzas de los Padres del Desierto, C. Tescaroli). Publicado en la revista: Tierra Santa. Mayo-Junio 2002. Jerusaln. Nmero 756.La reencarnacin est vinculada al concepto del "Karma", segn el cual cada uno paga por su buen o mal comportamiento en sus prximas reencarnaciones. El alma de quien tenga un buen karma "transmigrar" encarnndose en un ser superior, quin tenga un mal karma encarnar como un ser inferior, ya sea, por ejemplo una vaca o una cucaracha. En las sucesivas reencarnaciones el alma podra evolucionar hacia la perfeccin hasta convertirse en espritu puro que no necesita ms reencarnaciones. Entonces se sumerge para siempre en la eternidad. Los proponentes de la reencarnacin creen que el alma es eterna pero no la persona. El alma habita en un cuerpo y cuando este se gasta se consigue otro. El alma no es individual sino que forma parte de "Dios" o "Brama". El objetivo en los ciclos de reencarnaciones es pagar culpas de vidas anteriores y purificar el alma del mal hasta llegar a la "iluminacin", lo cual le hace posible quedar absorta en el "Todo", el "alma mundial". Conocerse como parte de ese "Todo" es seal de iluminacin.Donde se origina?La creencia en la reencarnacin comienza en la India en el siglo VII a.C. Eso significa que no es tan antigua como la fe de los judos o de los sumerios, egipcios, persas y chinos. Ninguno de estos crea en la reencarnacin y por eso edificaron magnficas tumbas. El Budismo apareci en la India, en el siglo V a.C. y adopt la creencia en la reencarnacin. Mas tarde pas a Grecia y Roma. Algunas religiones tambin adoptaron esta explicacin humana a los problemas que no podan entender. Tuvo adeptos entre algunos filsofos griegos. En nuestros tiempos se encuentra entre las enseanzas de las sociedades teosficas, los gurus indios, los psquicos y el movimiento de la nueva era por el cual se han importado muchas creencias orientales.El Antiguo Testamento desconoce la reencarnacinAlgunos mal interpretan la Biblia y dicen que esta apoya la reencarnacin. La religin juda por mucho tiempo no tubo una clara doctrina sobre lo que ocurre despus de la muerte pero ciertamente no enseaba la reencarnacin ya esa creencia surge mucho mas tarde y es incompatible con la revelacin que los judos haban recibido de Dios. El Salmo 39, 14: Seor, no me mires con enojo, para que pueda alegrarme, antes de que me vaya y ya no exista ms (v.14). Job le dice a Dios: Aprtate de m. As podr sonrer un poco, antes de que me vaya para no volver, a la regin de las tinieblas y de las sombras (Job 10,21-22). Sabidura16,14: El hombre, en su maldad, puede quitar la vida, es cierto; pero no puede hacer volver al espritu que se fue, ni liberar el alma arrebatada por la muerte 2 Samuel 14,14. Todos tenemos que morir, y seremos como agua derramada que ya no puede recogerse 2 Samuel 12,22-23. Mientras el nio viva, yo ayunaba y lloraba. Pero ahora que est muerto para qu voy a ayunar? Acaso podr hacerlo volver? Yo ir hacia l, pero l no volver hacia m Aproximadamente 200 aos a. C. se introdujo en el judasmo la fe en la resurreccin, doctrina incompatible con la reencarnacin.La doctrina de la resurreccin ensea que despus de la muerte la persona vive pero no en la tierra sino con Dios en la eternidad. Aparece por primera vez en Daniel 12,2: La multitud de los que duermen en la tumba se despertarn, unos para la vida eterna, y otros para la vergenza y el horror eterno Aparece por segunda vez en 2 Mac 7,9. El rey Antoco IV de Siria quiere obligar a siete hermanos fieles a la ley juda, por medio de tortura, a abandonar su fe. Al morir el segundo dijo al rey: T nos privas de la vida presente, pero el Rey del mundo a nosotros nos resucitar a una vida eterna . El sptimo al morir dijo: Mis hermanos, despus de haber soportado una corta pena, gozan ahora de la vida eterna (2 Mac 7,36). El Nuevo TestamentoLa doctrina del N.T. es incompatible con la reencarnacin. El N.T. Ensea que despus de la muerte NO se regresa a otra vida en la tierra sino que pasamos enseguida al purgatorio que es un estado temporal pero no en esta tierra, o pasamos a nuestro destino definitivo que es el cielo o el infierno. Nuestro cuerpo volver al polvo hasta el da de la resurreccin cuando nuestro nico cuerpo cobrar vida pero ser glorificado. Ver Resurreccin.La parbola del rico Epuln (Lc 16,19.31): Lzaro despus de la muerte va inmediatamente al cielo. El rico muere y va inmediatamente al infierno. El versculo 25 revela que el rico pagar por su mala conducta, no reencarnndose, sino en el infierno para siempre, del cual no puede pasar al otro lado ni volver a la tierra. El buen ladrn desde la cruz pidi a Jess: acurdate de m cuando vayas a tu reino. Jess le responde: Te aseguro que hoy estars conmigo en el Paraso (Lc 23,43). El buen ladrn no regres a la tierra para pagar su "karma" por ser ladrn. Fu directo al cielo "hoy mismo" por el perdn recibido de Jess.Filipenses 1,23-24: Me siento apremiado por los dos lados. Por una parte, quisiera morir para estar ya con Cristo. Pero por otra, es ms necesario para ustedes que yo me quede an en este mundo Obviamente Pablo saba que al morir no regresara con otra vida al mundo sino que estara definitivamente "con Cristo". 1 Cor 15,42.44. En la resurreccin de los muertos, se entierra un cuerpo corruptible y resucita uno incorruptible, se entierra un cuerpo humillado y resucita uno glorioso, se entierra un cuerpo dbil y resucita uno fuerte, se entierra un cuerpo material y resucita uno espiritual"Hebreos 9,27 sintetiza la enseanza de las Escrituras al respecto: "est establecido que los hombres mueran una sola vez, y luego el juicio"Uno de los pasajes bblicos en que pretenden encontrar la reencarnacin es Mateo 11,14: "Y, si queris admitirlo, l (Juan Bautista) es Elas, el que iba a venir." Jess habla aqu de que el espritu proftico de Elas (no su cuerpo ni su alma) contina en San Juan Bautista. Que se refiere al espritu proftico y no al cuerpo fsico de Elas se deduce de Lucas 1,17 "e ir delante de l con el espritu y el poder de Elas, para hacer volver los corazones de los padres a los hijos, y a los rebeldes a la prudencia de los justos, para preparar al Seor un pueblo bien dispuesto." Adems, el mismo San Juan Bautista neg explcitamente ser Elas: "Y le preguntaron: Qu, pues? Eres t Elas? El dijo: No lo soy. Eres t el profeta? Respondi: No." -Jn 1,21Para entender el sentido bblico pongo un ejemplo: Si nosotros decimos de una nia: "tiene los ojos de su madre", todos entienden que no se trata de un transplante de ojos. No se trata de la reencarnacin de los ojos de la madre en la nia. Solo estamos diciendo que los ojos de madre e hija se parecen mucho. Diferencias principales entre la doctrina cristiana y la reencarnacin Es alarmante que segn algunas encuestas (AD 2004), el 34% de los catlicos dicen creer en la reencarnacin. Estos no se han enterado que hay diferencias fundamentales entre la revelacin cristiana y la reencarnacin. La Resurreccin. La fe cristiana se fundamenta en la resurreccin de Jesucristo. Nuestros cuerpos no sern ni reciclados ni aniquilados. El alma no pierde su identidad absorbindose en el cosmos. El destino final del hombre es la resurreccin para el gozo de la vida con Dios para siempre en el cielo o la pena eterna de la separacin de Dios en el infierno. La resurreccin es muy superior a la reencarnacin. Es cierto que algunas religiones narran sobre dioses que mueren y resucitan pero solo el cristianismo habla de un cuerpo gloriosamente resucitado y del poder para compartir esta nueva vida con otros. Los judos no esperaban un Mesas que muriera y resucitara. Algunos tenan la esperanza de resucitar, pero no con cuerpos gloriosos sino en una resurreccin anloga a la de Lzaro (Cf. Is. 26:19; Ez. 37:10; Dn 12:2). Algunas filosofas y religiones han credo en la reencarnacin o en la inmortalidad del alma apartada del cuerpo. Pero la fe en la resurreccin solo se encuentra entre los cristianos. (Ms sobre la resurreccin). La naturaleza de DiosEl Dios de la revelacin judeo-cristiana es personal, mientras que en la reencarnacin se le percibe como algo impersonal, el Todo Csmico de las religiones orientales. Para ellos:El amor. Un Dios impersonal no ama, no es Padre, entonces los hombres no somos hermanos. Segn los proponentes de la reencarnacin los pobres son culpables de su miseria por males que hicieron en otras vidas. Como estn pagando el karma, no se les debe ayudar. Son una casta baja. Jesucristo no solo nos ensea el amor a los pobres sino que el mismo se hizo pobre para darnos ejemplo. La victoria sobre el mal. El mal no es vencido por cada individuo expiando sus pecados por medio de transmigraciones a otras formas de vida. Los cristianos creemos que Jesucristo pag por nuestros pecados en la cruz y solo en el tenemos salvacin. Nosotros cooperamos con nuestros sacrificios pero la salvacin es un don. La iluminacin Lo que constituye "iluminacin" para los cristianos es muy diferente al concepto reencarnacionista: Esta se consigue al conocer a Jesucristo, el Camino, la Verdad y la Vida, y recibiendo el Espritu Santo, Espritu de la Verdad enviado por el Padre y Jesucristo. El Tiempo. El concepto judeo-cristiano del tiempo y de la relacin de Dios con el tiempo es totalmente diferente. El tiempo para el cristiano no es un ciclo sin fin. Es linear, teniendo un principio y un fin. Dios es el creador y Seor del tiempo. Jess es el "Alfa y Omega", principio y fin del tiempo. El hombre tiene un propsito que cumplir en el tiempo que tiene, segn la voluntad de Dios. El Gnesis nos habla del principio del tiempo. El Apocalipsis, del fin del tiempo: la segunda venida del Seor. Despus ya no habr tiempo sino la eternidad, vivida en el cielo o en el infierno. La Eternidad. Los cristianos no creemos que los hombres sean diluidos en el cosmos impersonal. Todo lo bueno se unir en Cristo y ser presentado al Padre "Que Dios sea todo en todos" (I Cor 15:28) pero nuestra individualidad, nuestra persona no se perder jams. Podramos imaginarnos a los santos en el cielo como un precioso campo de flores. Al mismo tiempo cada flor es individual y preciosa en si misma. Los redimidos por Cristo encontrarn su identidad plenamente en el cielo. Sern sanados y elevados a la plenitud de su ser. Los santos estn unidos por el amor y al mismo tiempo cada uno es precioso. El evangelio del amor y del perdn sobrepasa en grande la enseanza cruel de la reencarnacin con sus ciclos y karmas. Dios tanto am al mundo que envi a Su nico Hijo para que el que crea en El tenga vida eterna. Fuente- Alan Schreck en ingls, artculo en New Covenant, V-1990 y varias otras.

Creo en la resurreccin de los muertos

23 julio 2008Seccin: Gnosticismo y reencarCada domingo en Misa decimos en el Credo: Creo en la resurreccin de los muertos. Qu significa esto?Artculo relacionado:La vida eternaCon la muerte se experimenta una separacin real de cuerpo y alma. El cuerpo contina un proceso de corrupcin, mientras que su alma va al encuentro de Dios. Cuando muere un familiar o un amigo, solemos estar tristes por su muerte. La muerte nos hace pensar en lo desconocido y, muchas veces, nos preguntamos si nuestro ser querido estar ya en el cielo con Dios, si tendr que esperar para resucitar, qu pasar con su cuerpo y con su alma, etc. Hoy en da, estamos acostumbrados a darle una respuesta a todo. Sin embargo no podemos dar respuesta a muchas interrogantes sobre la muerte y la vida despus de la muerte. Por lo mismo, esta realidad suele incomodarnos y angustiarnos.De acuerdo con el Catecismo de la Iglesia Catlica, los hombres mueren y los que hayan hecho el bien resucitarn para la vida, y los que hayan hecho el mal, para la condenacin. Dios nos dio una vida temporal en la tierra para ganarnos la vida sobrenatural. Con la muerte termina nuestra vida en la tierra. ( Juan 5, 29, cf. Dn. 12,2).Cristo resucit con su propio cuerpo, pero no volvi a una vida terrenal, su cuerpo era ya un cuerpo glorioso, un cuerpo incorruptible, un cuerpo que ya no estaba sujeto al tiempo y al espacio. Por esto, poda aparecer y desaparecer en los lugares, pero a la vez, segua siendo un cuerpo humano que poda beber y comer. Dios nos ama a nosotros como seres humanos en cuerpo y en alma. Al resucitar a la vida, vamos a tener un gran gozo en cuerpo y en alma. En Cristo, todos resucitarn con su propio cuerpo, que tienen ahora (Concilio de Letrn IV: DS 801), pero este cuerpo ser transfigurado en cuerpo de gloria (Filipenses 3, 21). Con la muerte se experimenta una separacin real de cuerpo y alma. El cuerpo del hombre contina un proceso de corrupcin como cualquier materia viva mientras que su alma va al encuentro de Dios. Esta alma estar esperando reunirse con su cuerpo glorificado. Con la resurreccin, nuestros cuerpos quedarn incorruptibles y volvern a unirse con nuestras almas. Nos podemos preguntar: cmo resucitarn los muertos? cundo resucitarn?El cmo no lo podemos entender con la razn, solamente con la fe. Nos puede ayudar a acercarnos a este gran misterio nuestra participacin en la Eucarista que nos da ya, un anticipo de la transfiguracin de nuestro cuerpo por Cristo. El pan que viene de la tierra, despus de haber recibido la invocacin de Dios, ya no es pan ordinario, sino Eucarista. El cundo ser en el fin del mundo (LG 48). El ltimo da, el fin del mundo, los hombres no sabemos cundo va a ser, slo Dios lo sabe. Hay quienes afirman que tiene que ser en el ao 2000 porque dicen que las profecas lo dicen. Se habla de que se va a acabar el agua, que vendrn pestes, terremotos, etc. Pero no son ms que invenciones de los hombres, pues Cristo nos dijo, claramente, que nadie puede saber el da ni la hora en que la resurreccin de la carne suceder, ni siquiera l mismo, sino slo el Padre. No debemos preocuparnos tanto de conocer la fecha, sino que lo importante es trabajar en nuestra santidad para estar siempre preparados y as poder alcanzar la gloria de Dios al morir.Qu es la Parusa?La Parusa de Cristo es la palabra con la que se designa la segunda venida de Cristo a la tierra. Y, por lo mismo, la resurreccin de los muertos est ntimamente asociada a sta. Pero, mientras tanto podemos gozar de la gloria, de la vida celestial de Cristo resucitado?Gracias al Bautismo, quedamos unidos a Cristo y podemos participar en la vida celestial de Cristo resucitado. Gracias al Espritu Santo, la vida cristiana en la tierra es, desde ahora, una participacin en la muerte y en la Resurreccin de Cristo. Dios nos alimenta con su cuerpo en el Sacramento de la Eucarista. La Eucarista es el alimento del alma que llena nuestra vida de gracia. Al terminar la vida en la tierra, viene la muerte. Con la muerte se acaba nuestro peregrinar en la tierra. Se acaba el tiempo de gracia y de misericordia que Dios nos ofrece para vivir nuestra vida de acuerdo a lo que Jesucristo vino a ensearnos; para poder ganarnos el premio de la vida eterna y la gloria.La Iglesia nos anima a prepararnos para nuestra muerte. San Francisco de Ass deca que era mejor huir de los pecados que de la muerte. Por qu existe la muerte?La muerte fue contraria a los designios de Dios. Dios nos haba destinado a no morir. Sin embargo, la muerte entr en el mundo como consecuencia del pecado del hombre.La muerte fue transformada por Cristo. Jess quiso morir por amor a nosotros en la cruz. Cumpli libremente con la voluntad del Padre. Su obediencia transform la muerte en una bendicin. El sentido de la muerte cristiana lo podemos expresar con estas frases: Para m, la vida es Cristo y morir, una ganancia. ( Flp. 1,21)Dejadme recibir la luz pura, cuando yo llegue all, ser un hombre. (San Ignacio de Antioqua)Yo no muero, entro en la vida (Santa Teresita del Nio Jess).Deseo partir y estar con Cristo (San Pablo). En la muerte, Dios llama al hombre hacia s. El hombre puede transformar su propia muerte en el momento anhelado de unin y amor hacia el Padre. Algunas personas te podrn decir que la doctrina catlica no se opone a la reencarnacin. Afirmarn que la reencarnacin puede ser un fenmeno. Recuerda que los hombres viven una sola vez, mueren una sola vez y son juzgados para ir a la vida eterna (de felicidad, si fueron justos, y de infelicidad, si no cumplieron lo que deban hacer). Al final de los tiempos resucitarn los muertos (Catecismo de la Iglesia Catlica, nn. 1022 y 1038).No hay reencarnacin despus de la muerte! Cada uno de nosotros somos uno, nico e irrepetible

La religin en la mira

4 julio 2008Seccin: Gnosticismo y reencarUna literatura y filmografa de teologa ficcin ha ganado los mercados, al punto de haber creado un nuevo gnero.Por Roberto Bosca Se trata de una moda cultural, pero ella no parece responder a un mero capricho del gusto popular: tiene un significado. Posmodernidad: posreligin? Eso es lo que pensaron los "telogos de la muerte de Dios", pero se equivocaron. Desmintiendo a los profetas del secularismo radical, un indito sentido religioso parece atravesar los comienzos del milenio. Pero en qu consiste esta desconcertante realidad? Es la new age, una nueva espiritualidad difusa para un hombre vaco, que ha comenzado a penetrar por todos los intersticios de nuestra cultura. Esta religiosidad individualista refleja el sentido antiinstitucional que es propio del cambio de poca. La desconfianza respecto del poder explica que cualquier autoridad sea sospechada de una intrnseca corrupcin para perpetuar su dominio. La estructura jerrquica, incluso de las iglesias y confesiones religiosas, es anatematizada. La mediacin con lo sagrado que ella propone es interpretada como una intermediacin ilegtima, una traicin de la pureza del mensaje original. El deseo de saber ms responde a una actitud muy humana, que ha impulsado el progreso. Pero este anhelo puede dar como resultado, si se encuentra exacerbado, una imaginacin desenfrenada. En la sociedad del conocimiento, son muchos los que sufren de una bulimia intelectual que impide digerir el alimento. Constituye un lugar comn la queja de los profesores: muchos datos, poca reflexin, menos criterio. Si la apabullante informacin que informa la trama de espionaje poltico de Frederick Forsyth le confiere verosimilitud, por qu no puede ser real tambin la de espionaje religioso de Dan Brown? De este modo, en un clima de poca que podramos calificar de sndrome del gato encerrado, florecen las teoras del complot. A quin no le gusta descubrir que en una verdad aceptada hay algo ms que se mantiene oculto al comn de la gente? Habra una realidad importante que alguien, con fines inconfesables, oculta para perpetuar su inicua dominacin de las conciencias. La responsabilidad del mal no est en nosotros mismos, sino en alguien que nos domina y que ha expropiado las claves de nuestra felicidad. El imperativo de saber deviene justiciero, adquiere los rasgos de una reivindicacin moral. La pelcula El complot , protagonizada por Mel Gibson, mostraba de modo ambivalente una mentalidad paranoica ms frecuente de lo que se cree, que irrumpa en una conspiracin oculta y real. El vago espiritualismo que renace hoy en la nueva religiosidad se caracteriza por su contenido gnstico. La gnosis es una corriente precristiana que pretendi mimetizarse con la nueva fe religiosa en la Iglesia primitiva. El principio fundamental del gnosticismo consiste no en la fe, sino en una racionalizacin de la fe, en un conocimiento que salva. Pero esta autoliberacin del hombre interior por un saber oculto no es inocua. Contenidos gnsticos pueden rastrearse en una enorme variedad de corrientes culturales, no solamente en los siglos medios, sino tambin en la modernidad. Su influjo ha mostrado aun en nuestros das una increble reviviscencia. Las ideologas, constituidas en terribles aparatos de masacrar cuerpos y espritus, exhiben la mcula gnstica, como en dcadas recientes se ha podido observar, por ejemplo, en el marxismo y en el nazismo. Pero con el sutil teln de fondo del boom literario de la teologa ficcin la gnosis encuentra un campo privilegiado de influencia, acaso impensado escaso tiempo atrs. En el transcurso de unos pocos aos esta sensibilidad de matriz gnstica ha penetrado en las clases medias y en estos momentos las nuevas creencias ya constituyen un producto de supermercado. Esta es la realidad que se expresa en la mirada de best-sellers que inundan las libreras de las grandes ciudades. La gnosis ha pasado de las sectas albigenses a nuestro vecino del subte, que lee ensimismado y acaso un tanto desconcertado, con la ilusin de acceder al conocimiento para ser, tambin l, un iniciado que recibe de los escribas de la nueva gnosis la falsa ilusin de su liberacin interior. El autor es director del doctorado de Derecho en la Universidad Austral.