Gonzalo Correas y el «Quijote» · su ortografía sui generis y alfabetiza según las normas...

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Actas XIV Congreso AIH (Vol. II). Margit FRENK. Gonzalo Correas y el «Quijote» - Gonzalo Correas y el Quijote Margit Frenk UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO EL TÍTULO DEL GRAN REFRANERO DE Gonzalo Correas reza: «Vokabulario de Rrefranes i Frases proverbiales, i otras Fórmulas komunes de la lengua kastellana, en ke van todos los inpresos antes, i otra gran kopia ke xuntó el Maestro Gonzalo Korreas». Se tiende a pensar que Correas abrevó básicamente en la tradición oral y a usar su obra como testimonio de esa tradición. Unos cuantos estudiosos han comprobado que, aunque Correas no incluyó, como dice su título, «todos los impresos antes», es evidente en muchos casos la presencia de los refraneros impresos en el siglo XVI: los de Pero Vallés, Hemán Núñez y Juan de Mal Lara. A ellos hay que sumar, posiblemente, algunas de las recopilaciones refraneriles manuscritas, como las reunidas y en parte glosadas por Sebastián de Horozco. Pero no sólo: como lo han observado ciertos autores, en el Vocabulario es patente la utilización de muchas otras fuentes escritas de diversa índole, tanto impresas como manuscritas. Ya en 1958 reunió Robert Jammes, al final de un artículo sobre el anticlericalismo en los refranes del Vocabulario, una «Nota sobre las fuentes de Correas»,1 donde enumera: 1) cuatro colecciones de refranes y la Floresta de Melchor de Santa Cruz; 2) «las obras literarias más ricas en proverbios, y sobre todo Celestina y el Lazarillo», y, finalmente, 3) «diversas obras», que Correas mismo menciona aquí y allá. Añade Jammes que «no son ésas las únicas fuentes de Correas, aparte de la tradición oral>> y habla de <<Ulle foule d'oeuvres» a las que el paremiólogo acudió para reunir sus materiales y que sería difícil de enumerar. Entre ellas están, dice, numerosos versos de Góngora, que Correas copió literalmente. En 1968 Francisco Rico, hablando de la dificultad para distinguir los refranes auténticos del Guzmán de Alfarache de los forjados por Mateo Alemán, puso una nota en la Introducción a su libro La novela picaresca en la que dice que a esa dificultad contribuye «el hecho de que Correas vaciara el Guzmán», o sea, que no sólo utilizó los refranes «auténticos», sino también los inventados por Alemán. 2 Por mi parte, hablé en 1971 de la existencia de una fuente poética manuscrita que, sin que quepa duda alguna, fue utilizada por Correas en su Vocabulario y también en su Arte de 1 Robert Jammes, «L' anticléricalisme des proverbes espagnols», Les Langues Modernes, 5, 1958, pp. 365-383. 2 La novela picaresca, Barcelona, 1968, p. clviii, nota 18 (cito por Monique Joly, «Aspectos del refrán en Mateo Alemán y Cervantes», NRFH, 20, 1970, pp. 95-106. 233 -1 t- Centro Virtual Cervantes

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Gonzalo Correas y el Quijote Margit Frenk

UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO

EL TÍTULO DEL GRAN REFRANERO DE Gonzalo Correas reza: «Vokabulario de Rrefranes i Frases proverbiales, i otras Fórmulas komunes de la lengua kastellana, en ke van todos los inpresos antes, i otra gran kopia ke xuntó el Maestro Gonzalo Korreas». Se tiende a pensar que Correas abrevó básicamente en la tradición oral y a usar su obra como testimonio de esa tradición. Unos cuantos estudiosos han comprobado que, aunque Correas no incluyó, como dice su título, «todos los impresos antes», sí es evidente en muchos casos la presencia de los refraneros impresos en el siglo XVI: los de Pero Vallés, Hemán Núñez y Juan de Mal Lara. A ellos hay que sumar, posiblemente, algunas de las recopilaciones refraneriles manuscritas, como las reunidas y en parte glosadas por Sebastián de Horozco. Pero no sólo: como lo han observado ciertos autores, en el Vocabulario es patente la utilización de muchas otras fuentes escritas de diversa índole, tanto impresas como manuscritas.

Ya en 1958 reunió Robert Jammes, al final de un artículo sobre el anticlericalismo en los refranes del Vocabulario, una «Nota sobre las fuentes de Correas»,1 donde enumera: 1) cuatro colecciones de refranes y la Floresta de Melchor de Santa Cruz; 2) «las obras literarias más ricas en proverbios, y sobre todo Celestina y el Lazarillo», y, finalmente, 3) «diversas obras», que Correas mismo menciona aquí y allá. Añade Jammes que «no son ésas las únicas fuentes de Correas, aparte de la tradición oral>> y habla de <<Ulle foule d'oeuvres» a las que el paremiólogo acudió para reunir sus materiales y que sería difícil de enumerar. Entre ellas están, dice, numerosos versos de Góngora, que Correas copió literalmente. En 1968 Francisco Rico, hablando de la dificultad para distinguir los refranes auténticos del Guzmán de Alfarache de los forjados por Mateo Alemán, puso una nota en la Introducción a su libro La novela picaresca en la que dice que a esa dificultad contribuye «el hecho de que Correas vaciara el Guzmán», o sea, que no sólo utilizó los refranes «auténticos», sino también los inventados por Alemán. 2

Por mi parte, hablé en 1971 de la existencia de una fuente poética manuscrita que, sin que quepa duda alguna, fue utilizada por Correas en su Vocabulario y también en su Arte de

1 Robert Jammes, «L' anticléricalisme des proverbes espagnols», Les Langues Modernes, 5, 1958, pp. 365-383.

2 La novela picaresca, Barcelona, 1968, p. clviii, nota 18 (cito por Monique Joly, «Aspectos del refrán en Mateo Alemán y Cervantes», NRFH, 20, 1970, pp. 95-106.

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la lengua española castellana: el ms. 3915 de la Biblioteca Nacional de Madrid, escrito en Madrid en 1620 «de la mano y pluma de Jacinto Lopez musico de su Magd». Entre muchas poesías de ese manuscrito que, en principio, Correas pudo haber tomado de fuentes distintas, orales o escritas, hay nueve que sólo figuran en el manuscrito citado y otras cuatro que sólo están ahí y en una fuente más: trece coincidencias, que son suficientes para afirmar que Correas tomó esos materiales del citado cancionero.3

En 1971 también se publicaron en París las Recherches sur le «refranero» castillan, de Louis Combet. Ahí el investigador francés afirma que Correas incorporó a su colección «lo esencial, si no la totalidad, del material paremiológico reunido por sus predecesores», Vallés, Núñez y Mal Lara,4 si bien en la página siguiente aclara que una comparación con Núñez y Vallés muestra que sólo tomó parte de los refranes reunidos por ambos. Añade Combet que Correas utilizó también algunas otras fuentes secundarias, como Sánchez de la Ballesta, Melchor de Santa Cruz, y ... un inquietante «etcétera».

Lo extraño para mí es que, hasta donde sé, no se ha mencionado el Quijote como posible fuente del Vocabulario de refranes. Éste, que fue terminado en 1627, parece haberse elaborado entre 1608 y 1625,5 o sea, con tiempo suficiente para extraer refranes y dichos de las dos partes del Quijote, libro que, además, no puede menos de haber fascinado a Correas,6

y en el cual-sobre todo en la Segunda parte-tanto Sancho como don Quijote convierten los refranes en tema frecuente de su conversación. Ciertamente, «el Correas» se cita a cada paso en buenas ediciones modernas de la gran obra cervantina, como, notablemente, en la de Murillo. Los editores lo suelen traer a cuento para explicar el sentido de un refrán, para completar los muchos que en Cervantes aparecen incompletos (como <<porque <no se toman truchas ... >, y no digo más», II, 71, p. 571)7 y sobre todo-explícita o implícitamente-para documentar que tal o cual refrán o dicho que está en el Quijote circulaba, en efecto, en la tradición oral contemporánea.

«Documentar» es la palabra que leo en la reciente y en muchos sentidos admirable edición dirigida por Francisco Rico para la Biblioteca Clásica, la cual, ante mi desconcierto, no contiene un índice de refranes y dichos8 y, por otra parte, acude de manera más que precaria y asistemática a la comparación con la obra del gran paremiólogo salmantino.9

3 Margit Frenk, «Una fuente poética de Gonzalo Correas» [1971], en Estudios sobre lírica antigua, Madrid: Castalia, pp. 204-211.

4 Louis, Combet, Recherches sur le «refranero» castillan, Paris: Les belles lettres, 1971, p. 169.

5 Combet, op. cit., p. 170. 6 Cuando Combet, op. cit., p. 171, habla del anti conformismo de Correas, parece estar

hablando de Cervantes. 7 Salvo indicación en contrario, todas mis referencias son al tomo respectivo en la edición

de Luis Andrés Murillo, Madrid: Castalia, 1978. 8 A pesar de lo prometido al comienzo del Índice de notas (t. 2, p. 1213), los «giros y

proverbios» están muy escasamente representados en él; ahí, por cierto, hay una sola referencia para «Correas, Gonzalo de» (sic). El Índice, desgraciadamente, no incluye las Notas complementarias.

9 Para sólo citar dos ejemplos, entre muchísimos: en relación con «Viva la gallina, aunque

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Se pregunta uno: si Correas utilizó copiosamente la Celestina y el Lazarillo y <<Vació» el Guzmán-para sólo mencionar las obras de ficción que se han aducido--¿no es cosa de simple sentido común suponer que entre sus fuentes escritas tuvo que estar también el Quijote, con su impresionante acervo de refranes, frases proverbiales, dichos? Suelen citarse juntos en las notas al Quijote el Vocabulario de Correas y el Tesoro de Covarrubias, elaborado entre 1606 y 1610 y publicado en 1611, cuando la utilización de la novela en el Tesoro, si acaso existió, tuvo que limitarse a su Primera parte (valdria la pena, por cierto, estudiar esta cuestión). En cuanto al Teatro universal de proverbios de Sebastián de Horozco, tan citado en las Notas complementarias a la edición de Rico, y otras colecciones del siglo XVI que a veces aducen los editores del Quijote, es obvio que esas, aunque suelen copiarse unas a otras, por lo general sí documentan la existencia del refrán en la tradición oral.

La muy reciente y estupenda edición del Vocabulario de Correas que dirigieron Robert Jammes y Mai'té Mir-Andreu, 10 basándose en la de Combet (1967), moderniza, sin embargo, su ortografía sui generis y alfabetiza según las normas actuales. Puede decepcionarnos por eso mismo, pero permite hacer cotejos y análisis de manera mucho más fácil. 11 Una comparación sistemática excede los límites del presente trabajo, pero he iniciado un cotejo entre, por un lado, una lista alfabética de refranes incluida al final de una edición reciente del Quijote (la del Círculo de Lectores, de Barcelona, 1998),12 y, por otro, el Vocabulario de Correas, en la edición referida, y también las abundantes notas que lo mencionan en la maravillosa edición del Quijote por Luis Andrés Murillo. De ahí salen algunos resultados interesantes, aunque, por supuesto, provisionales.

Antes que nada, unas advertencias. 1) Es evidente que con todas las fuentes escritas que utilizó Correas procedió de la misma manera: tomó unos refranes, frases proverbiales o dichos o cancioncitas y dejó fuera otros, «siguiendo para eso un criterio selectivo de dificil valoración», como reconoce Combet en el prólogo a su edición;13 de modo que el hecho de

sea con su pepita», cuyo sentido se explica en nota al texto, t. 1, p. 665, la Nota complementaria sólo pone: «Horozco, Teatro, núm. 43 7», sin remitir a Correas con sus dos versiones; en el Índice, s.v. gallina, no figura el refrán, suponemos que por no estar citado textualmente en la nota. En cambio, sí figura en el Indice «Ándeme yo caliente y ríase la gente», aunque no está su texto en la nota (p. 1042. 43); la correspondiente Nota complementaria sólo pone a Horozco y a Góngora, otra vez sin mencionar a Correas ...

1 O Gonzalo Correas, Vocabulario de refranes y frases proverbiales ( 1627), edición de Louis Combet, revisada por Robert Jammes y Mai:té Mir-Andreu, Madrid: Castalia, 2000. (Nueva Biblioteca de Erudición y Crítica, 19).

11 La lectura misma se hace más fácil porque el texto está a una sola columna y con amplio espacio entre uno y otro refrán. Los refranes y frases van ahora numerados al margen, de cinco en cinco, con nueva numeración para cada letra inicial. El Índice de notas, que enriquece un tanto el ya excelente de la edición original de Combet, remite a letra y número del refrán.

12 «Nueva edición anotada», al cuidado de Silvia Iriso y Gonzalo Pontón, con prólogo de Francisco Rico, Barcelona: Galaxia Gutenberg, pp. 1319-1325.

13 Gonzalo Correas, Vocabulario de refranes y frases proverbiales (1627), ed. Louis Combet, Bordeaux: Institut d' études ibériques et ibéro-américaines del 'Université de Bordeaux, 1967, p. xxiv. Como señala el editor, también en otros varios aspectos fue poco sistemática la

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que en el Quijote haya refranes que, al parecer, no fueron tomados en cuenta por Correas no quiere decir nada.

2) Correas no tuvo empacho en hacer pequeños retoques a los textos que utilizaba, como se ve claramente en las canciones que, según mostré, tomó del ms. 3915 de la BNM, ya porque las conocía en versión ligeramente distinta, ya porque «le sonaban mejor» en forma un poco diferente. El hecho de que Correas fuera un verdadero folclorista avant la lettre no quiere decir que siempre procediera con el rigor exigido actualmente y que resistiera siempre la tentación de hacer retoques en los textos que tomaba de fuentes escritas y orales. De modo que si resulta que en su refranero aparece con un pequeño cambio un refrán o dicho del Quijote, eso no excluye la posibilidad de que lo haya tomado de Cervantes.

3) Quienes frecuentan su Vocabulario saben que don Gonzalo adoptó frecuentemente la costumbre de alinear, bajo una entrada o a veces por separado pero seguidas, diversas versiones de un mismo refrán y también de incluir en otra sección u otras secciones versiones con diferente comienzo. Así, lo que Sancho llama en 11, 3 (p. 63) «Mezclar berzas con capachos» («Y o apostaré que ha mezclado el hi de perro berzas con capachos»), Correas lo llama, en la «M», «Mezclar berzas con pencas» (y explica <confundir unas cosas con otras>), pero en la «R» pone, junto a otros tres, «Revolver berzas con pencas», que recuerda el «Revolver berzas con capachos» de Covarrubias, 14 y en la «Q», «¿Qué tienen que ver berzas con gazpachos?»15

Volviendo a la relación del Vocabulario con el Quijote, es evidente que muchas de las abundantes coincidencias entre ambas obras podrían deberse al hecho de que, en efecto, se trataba de refranes y dichos muy generalizados entre la población española de la época. No ha de sorprendemos, por lo tanto, que sean textualmente idénticos en ambas obras refranes como «A dineros pagados, brazos quebrados» (Quijote, 11, 71, p. 573), que ya está, por ejemplo, en Núñez, Mal Lara y el Teatro de Horozco, y como tantísimos otros: «A Dios rogando y con el mazo dando» (11, 35, p. 317, y 11, 71, p. 575), «Allá van leyes do quieren reyes» (1, 45, p. 542; 11, 5, p. 76, invertido por Teresa, y 11, 37, p. 327), que en Correas va acompañado de una larga anécdota histórica; o como «El asno sufre la carga, mas no la sobrecarga» (11, 71, p. 573); «Bien vengas, mal, si vienes solo» (11, 55, p. 457); «El buey suelto bien se lame» (11, 22, p. 204); «Ir por lana y volver tresquiladm> (o «trasquilado»), que aparece cuatro veces en el Quijote (1, 7, p. 124; ver ahí nota de Murillo), o ese otro que tanto le gusta a Sancho, «Cuando te dieren la vaquilla, acude con la soguilla» (11, 41, p. 345, etc.); o bien «Más vale pájaro en mano que buitre volando» (1, 31, p. 387; ver ahí nota); «Más vale vergüenza en cara que mancilla en corazón>> (11, 44, p. 372). Y así podríamos seguir y seguir

monumental labor de Correas. 14 Sebastián de Covarrubias, Tesoro de la lengua castellana o española, ed. Martín de

Riquer, Barcelona: S.A. Horta, 194 3, p. 684. b .3 6. Ver Enrique Martínez-López, «Mezclar berzas con capachos: armonía y guerra de castas en el Entremés del Retablo de las Maravillas de Cervantes», Boletín de la Real Academia Española, 72, 1992, pp. 67-121.

15 En la nota respectiva, la nueva edición de Correas dice: «Gazpachos: sic, y no capachos, como se suele repetir». Ya vemos que en esto de la apreciación de los refranes hay que andarse con pies de plomo.

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enumerando refranes que están idénticos en nuestras dos obras, posiblemente porque era la forma en que andaban de boca en boca, aunque no haya que descartar la posibilidad de que Correas las incluyera en su repertorio cuando el Quijote le recordó su existencia.

Por la misma razón, la casi-coincidencia no necesariamente indica-aunque tampoco niega---que Correas tomó del Quijote, refranes como «Lo bien ganado se pierde, y lo malo, ello y su dueño» (11, 54, p. 453), donde Correas, que gustaba mucho de la rima, pone « ... lo malo, ello y su amo»; o «Más vale un torna que dos te daré» (11, 7, p. 87), que para Comeas es« ... que no dos te daré».

Diría uno, en cambio, que el curioso refrán de Sancho «A <idos de mi casa> y <qué queréis con mi mujen no hay responder» (11, 43, p. 364), idéntico en el Vocabulario, y otros más que no parecen haber sido moneda corriente, pasaron directamente de Cervantes a Correas. Sólo cuando contemos con un repertorio total del refranero del Siglo de Oro, incluyendo sus fuentes y sus variadas versiones, podremos hablar de ello con-relativa-seguridad. Pero donde creo yo que ya ahora cabe sentir la posible presencia de Cervantes en el Vocabulario es en los muchos casos en que la versión que podemos llamar «cervantina» se suma, en una misma entrada, a otras ligeramente discrepantes, que deben de proceder, ya de otra fuente escrita, ya de la tradición oral, ya del recuerdo del propio Gonzalo Correas.

«Más vale salto de mata que ruego de hombres buenos», dice Sancho en una de esas tiradas refranescas que irritan a don Quijote (11, 67, p. 550); Comeas pone «que ruego de buenos», pero añade: «de hombres buenos», quizá por habérselo oído decir a Sancho; «A quien cuece y amasa no le hurtes hogaza» (11, 33, p. 300) es en Correas la primera de dos versiones, la segunda de las cuales dice: «A quien cierne y amasa ... »; «Al enemigo que huye, hacerle la puente de plata>> (II, 58, p. 481) está en Correas después de: «Al enemigo, si vuelve la espalda, la puente de plata» y de «Al enemigo, si huye, la puente de plata». Si Correas registra cinco versiones para «Haz lo que te manda tu señor y sentarte has con él al sol», una de ellas es la que ha usado Sancho en II, 29, p. 262: «Haz lo que tu amo te manda y siéntate con él a la mesa». En Correas pueden aparecer las dos versiones ligeramente distintas de un refrán que Cervantes ha metido en su obra, como ocurre con «A quien Dios se la dio, San Pedro se la bendiga» y <<A quien Dios se la diere ... » (11, 56, p. 465y11, 64, p. 533), a las que el salmantino añade «A quien [Dios] se la da ... ». En cambio, del refrán «Haceros miel y paparos han moscas» (II, 4 3, p. 364) y de su variante « ... y comeros han moscas», que Sancho usa unos capítulos después (11, 49, p. 405), Correas opta sólo por la segunda forma.

Y para no quedamos sólo en refranes, un dicho como «¡Hablara yo para mañana!», que usa don Quijote (1, 39, p. 233), aparece en Correas, con explicación, como «Hablara yo para mañana. Hablara yo para el tercio de la casa; o para otro añ0»; «Buscar pan de trastrigo» (Quijote, 1, 7, p. 124) corresponde al «Busca pan de trastrigo. Buscáis pan de trastrigo. Buscar pan de trastrigo» de Comeas.

En todo esto todavía trabajamos un poco a ciegas y con hipótesis que-si acaso-sólo se convertirán en realidades cuando, como he dicho, contemos con los medios necesarios para hacerlo. Podremos entonces ver qué fuentes escritas, aparte de Femando de Rojas, el Lazarillo, la Floresta, el Guzmán, Góngora, el Cancionero de Jacinto López, o, como sugiero

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ahora, el mismo Cervantes, 16 pudieron enriquecer también el imponente repertorio del Vocabulario, y podremos calibrar si realmente, como dijo Combet y reitera ahora Robert Jarnmes en su Prólogo, la mayor parte del acervo reunido por Gonzalo Correas, «o sea, al rededor de ocho mil proverbios, es absolutamente original» (entiendo: no procedente de una fuente escrita) y que, en la elaboración del Vocabulario, Correas «a done puisé largement dans la tradition populaire orale».17

Y ya para terminar, sugiero que, en el otro extremo del espectro, nos preguntemos por la procedencia de los refranes del Quijote. ¿Es concebible que Cervantes los hubiera oído todos y que los guardara en su memoria? El tour de force que implican esas sartas de refranes sanchescos de la Segunda parte, por ejemplo, ¿no debería llevarnos a pensar en la utilización, al menos ocasional, de algún refranero del siglo XVI, que Cervantes leería casi con la misma fruición con la que, seguramente, Correas leyó el Quijote?

16 Otras obras cervantinas están en el mismo caso que el Quijote, en relación con el Vocabulario. Para sólo citar dos ejemplos: «Allá darás, rayo, en casa de Ana Díaz!», como se exclama en La cueva de Salamanca cuando al fin se va el marido ( ed. Spadaccini, Madrid: Cátedra, 1997, p. 239), figura en Correas junto a«en cas de Tamayo» y «en casa de Ana GómeZ»; y «La ida del humo», que acompaña al otro en La cueva, aparece en el refranero como «La ida del cuervo. La ida del humo».

17 Combet, Recherches, oh. cit., p. 170.

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