González, Darío Mariano

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0 El estandarte moderno Identidad visual para Mónaco Indumentaria Diseño de Imagen Empresaria González, Darío Mariano 86027 Proyecto Profesional Diseño y Producción de Objetos, Espacios e Imágenes 15/09/2021

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El estandarte moderno

Identidad visual para Mónaco Indumentaria

Diseño de Imagen Empresaria

González, Darío Mariano

86027

Proyecto Profesional

Diseño y Producción de Objetos, Espacios e Imágenes

15/09/2021

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Introducción ......................................................................................................................... 3

Capítulo 1. Formas de distinguir: La evolución de la identidad visual .......................... 12 1.1. El mensaje en el diseño ................................................................................ 13 1.2. Evolución de la lectura inteligente ................................................................. 14

1.2.1. Abandonar la estética .......................................................................... 19 1.3. La eficacia del ojo ......................................................................................... 21 1.4. El rol de la identidad visual............................................................................ 23 1.5. El armamento semántico-visual .................................................................... 25

1.5.1. Signo: La idea por la cosa ................................................................... 25 1.5.2. Imagen de marca: El estandarte moderno ........................................... 27

1.6. Necesidades de un sistema gráfico ............................................................... 29

Capítulo 2. Percepción y valoración: La psicología del Diseño ..................................... 31 2.1. La predisposición psíquica hacia el soporte visual ........................................ 32 2.2. El poder de la síntesis visual y la comprensión gestáltica ............................. 33 2.3. La retórica y la persuasión ............................................................................ 37 2.4. La construcción de cultura ............................................................................ 40 2.5. La experiencia psíquica de una marca .......................................................... 43

Capítulo 3. La identidad visual a manos de la indumentaria .......................................... 49 3.1. La moda interdisciplinaria ............................................................................. 50 3.2. La contundencia de la palabra: Logotipos ..................................................... 52 3.3. Blasones modernos: Los símbolos marcarios ............................................... 56

3.3.1. Síntesis e inspiración: Símbolos icónicos ............................................ 57 3.3.2. Manifiesto gráfico: Símbolos abstractos .............................................. 58 3.1.3. El sello de la moda: Monogramas ........................................................ 59

3.4. Abordajes comunes en la estrategia marcaria............................................... 61 3.1.1. Calidad marcaria en indumentaria........................................................ 62

Capítulo 4. La actualidad gráfica de Mónaco Indumentaria ............................................ 66 4.1. Historia, producto y estrategia marcaria ........................................................ 67

4.1.1. A la deriva de la vaguedad visual ......................................................... 67 4.1.2. Consideraciones de diagnóstico marcario ............................................ 70

4.2. Perfil estratégico y competidores .................................................................. 70 4.3. Análisis de competencia directa .................................................................... 72

4.3.1. Rochas ................................................................................................ 74 4.3.2. Oxford Polo Club ................................................................................. 74 4.3.3. Original Penguin .................................................................................. 75

4.4. Conclusiones de diagnóstico y Programa de necesidades ............................ 76

Capítulo 5. Propuesta de rediseño para Mónaco Indumentaria ..................................... 79 5.1. Consideraciones para desarrollo ................................................................... 79 5.2. Propuesta de rediseño ............................................................................. 82 5.3. Identidad visual ............................................................................................. 84 5.4. Implementación del rediseño ........................................................................ 84

Conclusiones ..................................................................................................................... 86

Lista de Referencias Bibliográficas .................................................................................. 91

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Bibliografía ......................................................................................................................... 94

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Introducción

Este Proyecto de Graduación (PG) considera el estudio y rediseño de identidades visuales y

su relación con el desempeño y revalorización de una marca, especialmente para una empresa

de indumentaria masculina. Para esto, se realiza un estudio de conceptos fundamentales de

Diseño Gráfico y su implementación lógica en el desarrollo de identidades visuales efectivas.

Se enmarca como Proyecto Profesional, con Diseño y Producción de Objetos, Espacios e

Imágenes como línea temática, al partir de la necesidad de la marca de reposicionarse en el

mercado para encargarse del desarrollo e implementación de un sistema de identidad y

comunicación visual integral que unifique las distintas líneas de indumentaria Mónaco,

actualmente sin ordenamiento general, cumpliendo estándares profesionales, que será puesto

en acción para resolver los objetivos de la marca.

La pertinencia del tema reside en considerar al desarrollo de una identidad visual como una

actividad proyectual fundamental para un desempeño positivo en todo tipo de

emprendimientos y áreas de mercado. Una identidad visual que ataque, englobe y resuelva

las necesidades de una empresa es la principal herramienta de comunicación y estrategia

publicitaria con la que se cuenta para desenvolverse en un mercado laboral poderosamente

competitivo, cuyos consumidores no sólo buscan productos y servicios de calidad, sino un

sentido de pertenencia y fidelización basado en la efectividad de comunicación visual que

surge de una estrategia proveniente de las empresas.

Este Proyecto de Graduación propone responder la problemática de en qué manera se

desarrolla una identidad visual que aporte en el desempeño comercial de una empresa de

indumentaria. El objetivo es desarrollar un rediseño de identidad visual para una entidad

corporativa que revalorice a la marca y la reposicione en el mercado.

El caso central de este Proyecto Integrador es Mónaco, una empresa de camisas de trayectoria

y antigüedad que se ha estancado con el paso del tiempo por desatender su necesidad de

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desarrollar estrategias de comunicación y desconocer las necesidades de una marca gráfica

eficaz. En la actualidad, Mónaco ambiciona un mejor desempeño en el mercado, pero con el

tiempo comenzó a ignorar la importancia de una identidad visual sólida y consistente, al igual

que una estrategia publicitaria que empuje y revalorice a la marca en un mercado donde otras

empresas triunfan gracias a dichos esfuerzos, y hasta revalorizan la calidad percibida de sus

productos sólo por acciones de comunicación visual y fidelización del consumidor.

Mónaco será sometida a un relevamiento extenso para determinar y reconocer sus estrategias

pasadas y actuales, a la vez que contraponer su identidad visual actual con las de sus

competidores directos para así también determinar la posición de la empresa dentro del

mercado actual y elaborar un mejor programa de necesidades que beneficie e impulse a la

marca.

Para comprender la problemática e implicancias de un rediseño efectivo de identidad visual,

se considera y elabora un marco teórico fundamental que sustente las decisiones y

herramientas aplicadas en la actividad proyectual sensible de una estrategia de comunicación

visual. El caso comprendido en este Proyecto cuenta con una variedad de diseños de marca,

logotipos y aplicaciones que no dialogan entre sí ni tampoco logran una convivencia

comprensible, problemática que se traduce en un dificultoso o imposible reconocimiento de

marca a lo largo de sus productos y locales.

Para agravar la situación, la empresa no cuenta con un sistema gráfico surgido a partir de su

marca madre, que ayude a percibir su identidad sin tener que comprobar de qué marca se

trata de forma constante, lo que retrasa o anula cualquier posibilidad de connotación visual

implícita en sus piezas secundarias de distribución, como es el caso de packaging, cartelería,

folletería y redes sociales.

Por lo tanto, el objetivo general es desarrollar una identidad visual integral para la marca

Mónaco Indumentaria que resulte relevante, se corresponda con el marco teórico-proyectual

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de Diseño Gráfico y responda favorablemente frente a las grandes competencias en

indumentaria a nivel nacional.

Los objetivos específicos son reconocer los aspectos fundamentales que han desarrollado la

disciplina de una identidad visual efectiva, analizar de qué forma estas marcas y sus elementos

gráficos impactan en la percepción y experiencia cultural en el consumidor, realizar un estudio

de las estrategias marcarias del mercado de indumentaria en la actualidad, y analizar los

recursos gráficos y estrategias de comunicación con los que cuenta actualmente Mónaco para

realizar un diagnóstico de marca y programa de necesidades.

Para el desarrollo de este Proyecto de Grado se consideraron una serie de documentos,

tomados como referencia, que tratan temáticas concordantes con los objetivos aquí

propuestos, como es el caso de Perez Cobo (2009) Posicionamiento para la marca Ingoniama,

Estrategia de branding y comunicación 2.0 para el relanzamiento de marca, que al igual que

este proyecto, no sólo se dedica al posicionamiento de una marca, esta vez desde una

campaña publicitaria, sino que su caso de desarrollo resulta ser una marca de camisas. Su

proyecto y paralelismos con la marca aquí considerada resultan sumamente provechosos para

este trabajo de investigación y creación, considerando que explora los conceptos y

fundamentos del branding, comunicación visual, la importancia del consumidor, el marketing y

el correcto análisis y relevamiento de una empresa para diagnosticar y atacar los problemas

que presenten sus estrategias iniciales.

A su vez, Gorostiaga (2019) La identidad visual a la hora de competir, Rediseño

comunicacional de la red de clubes Well Club, se aprovecha por su especial profundización en

el estudio de la importancia de la identidad visual y sistemas gráficos basado en el análisis y

desarrollo de un logotipo como eje central para ambicionar un mejor posicionamiento de

marca. Sus definiciones acerca de distintos elementos gráficos y las áreas de trabajo, métodos

y funciones que engloban el Diseño de Imagen Empresaria son un estudio comprensivo de las

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necesidades, objetivos y actores dedicados al desarrollo de un proyecto de estas

características.

Por otro lado, Sánchez (2014) con su proyecto La identidad corporativa como parte del éxito

en un negocio, Identidad visual corporativa de un gimnasio especializado en fitness grupal en

la ciudad de Guayaquil, Ecuador, cuestiona y fundamenta qué factores de una identidad

corporativa hacen o deshacen las posibilidades de éxito de empresas, siendo el caso concreto

el de un gimnasio, desde una perspectiva psicológica y social para analizar la percepción de

los potenciales consumidores y sus atracciones y desencantos con las distintas marcas que

compiten por el consumo y, sobre todo, la atención de la gente en un mismo mercado.

Continuando el análisis psicológico y estadístico, el proyecto de Gallo (2020) Branding

emocional: conmover al consumidor (Estrategias emocionales en redes sociales), busca

entender cuál es la función del branding emocional en la comunicación de las marcas en redes

sociales, específicamente en Instagram. Para esto considera cómo funciona el branding

emocional en la comunicación digital de marcas que hacen, comunican y venden diseño,

poniendo en evidencia el valor de la identidad marcaria en redes sociales comprendiendo

conceptos fundamentales de cromatismo y morfología, y un estudio desarrollado sobre

inteligencia emocional apuntada al consumidor desde un soporte digital.

Desde un enfoque que explora la problemática interna en una empresa que busca

reposicionarse, el proyecto de Brusa (2018), Reputación Corporativa, Un aliado estratégico a

la hora de sobrellevar una crisis, es aprovechado para ayudar a fundamentar los activos

tangibles (calidad de productos y servicios) como intangibles (relaciones públicas y

comunicación) para analizar cuán incidentes resultan en la proyección de desarrollo y

reposicionamiento de una marca hacia un mercado competitivo. A su vez, el mismo proyecto

explora los cambios la evolución que la reputación corporativa fue sufriendo a través de los

distintos avances tecnológicos que acontecieron en los últimos tiempos, al igual que la

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influencia de las situaciones de crisis y su posterior recuperación. También, determina las

ventajas que ofrece tener una imagen y reputación sólidas, y la importancia que brindan estas

a la hora de contener el impacto en una situación negativa o de crisis por parte de una empresa

y/u organización.

Para la fundamentación de este proyecto, el trabajo de Mallqui (2020), Branding desde cero

(Identidad corporativa y visual para Marinador de Ceviche en BA), fue considerado al analizar

y fundamentar el desarrollo de una identidad corporativa en constante repaso con sus

elementos primordiales, siendo el caso un producto gastronómico peruano de exportación, que

presenta un desafío extraordinario al tratarse de la implementación de producto extranjero en

un mercado local a través del diseño y puesta en valor de una identidad visual acompañada

de un sistema gráfico que sustente la estrategia de comunicación y marketing. La

consideración de factores psicológicos tan íntimos y elusivos como el sentimiento de

pertenencia de un producto nuevo a los ojos de un consumidor es abordado en dicho proyecto,

y resulta sumamente importante para sustentar el desarrollo de un sistema gráfico efectivo en

este nuevo proyecto.

Desarrollándose en el universo del marketing, el proyecto de Ganga Pita (2015), Plan de

Branding, Marketing y Comunicación, Lanzamiento de marca Chuck Resort, justifica sus

esfuerzos en la gestión de una identidad de marca que logrará ser distintiva y diferenciadora

ya que aquellas marcas que poseen un carácter y una personalidad diferenciada son las que

en definitiva generan una imagen poderosa. Dicho trabajo cuestiona qué hace que una marca

sea considerada original y cuán importante es dicho factor en contraposición con la calidad de

sus productos y servicios, como así también la efectividad de su identidad visual. Su análisis

contempla a una marca que ambiciona despuntar en un mercado saturado de productos de

aparente semejanza a los ojos del consumidor y se propone el desarrollo de un plan de

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branding cuyas implicancias y resultados fueron sumamente aprovechables para el estudio y

diseño de un sistema gráfico en este proyecto.

Para el estudio de las implicancias de un reposicionamiento, el proyecto de Baldera (2020),

Reposicionamiento emocional, Estrategias de rebranding y comunicación para generar valor

a peluquería peruana, fue considerado por dedicar su estudio a una empresa de antigüedad

que, semejante a la aquí desarrollada, fue padeciendo un estancamiento progresivo a lo largos

de los años y necesita una puesta en valor. Este trabajo es singular por su enfoque emocional,

que centraliza sus esfuerzos en lograr la captación y fidelización de clientes además de la

implementación de una identidad visual. Considera necesario entender qué piensa y necesita

un potencial consumidor para ejecutar mejor la estrategia de comunicación que dará lugar a

una nueva y revalorizada identidad de marca. De la misma forma, argumenta por qué algunos

aspectos se desentienden del programa de necesidades de una empresa por ser

inalcanzables y de poco o ínfimo retorno de inversión en el gran esquema de estrategia de

comunicación visual a largo plazo.

Continuando con el estudio y revalorización de marcas, el proyecto de Arce Haiek (2019),

Renovando la identidad de marca, Rediseño de la heladería Grido, es por tener como caso de

estudio a una marca tan conocida como desprestigiada en el mercado de heladerías como lo

es Grido. Considerando estos factores, la autora se dispuso a la realización de un estudio de

mercado, análisis de estrategias actuales y programa de revalorización de marca desde un

rediseño de signo que engloba y propone un sistema gráfico nuevo, fundamentándose en un

profundo estudio de marco teórico y práctico de los principales temas vinculados al Diseño

Gráfico y la imagen corporativa, haciendo foco en el Diseño Gráfico como actividad central.

Este proyecto explica en profundidad el rol del Diseñador Gráfico y qué se entiende por

Comunicación Visual, en vinculación con la industria del helado desde una marca que, al igual

que la propuesta en este nuevo proyecto, requiere de un profundo desarrollo de identidad

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corporativa que cuente con una imagen de producto, recursos visuales y tipográficos, paleta

cromática y una sistematización lógica a través de sus distintas piezas en distribución.

Por último y para destacar las consideraciones más importantes, el proyecto de Rodríguez

Pabon (2017), El fortalecimiento de las marcas a partir del branding y la identidad visual,

Havana Club, se desarrolla en el estudio y reposicionamiento de una marca de ron desde la

relación existente el planteamiento estratégico y la identidad visual para la concepción de

marcas, específicamente para la organización productora de ron. De forma original respecto a

los antecedentes ya mencionados, Rodríguez Pabon (2017) argumenta que la estrategia de

comunicación visual ha dejado de ser un requerimiento para muchas empresas con pobre

desempeño, y en consecuencia sus emprendimientos y lanzamientos de productos llegan al

mercado sin sustento visual y publicitario que logre revalorizar a impulsar dichas acciones en

un mercado competitivo. Con esto en foco, suscribe al mismo objetivo de este nuevo proyecto,

de mejorar la percepción visual y conceptual de una marca (Havana Club), a través del

desarrollo de un brand book, donde estará planteado la estrategia de marca junto con la

propuesta del nuevo sistema de identidad gráfica para corresponder a los estándares de

comunicación y concebir una marca coherente, pregnante, vocativo y unívoca. Estas

consideraciones resultan fundamentales para el correcto planteo y ejecución de una identidad

visual pregnante que revalorice a una marca y la sitúe favorablemente dentro de un marco de

gran competencia.

A partir de estas cuestiones, el primer capítulo de este Proyecto de Graduación consistirá en

realizar un análisis histórico del desarrollo de la comunicación visual a través de la historia, su

evolución como actividad gráfica primordial devenida en ciencia de la comunicación, la

importancia y el rol de los diseñadores gráficos y su intervención e influencia en el mundo y

sus culturas, y los conceptos necesarios para comprender qué hace a una Identidad Visual

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adecuada a los ojos del rigor de la actividad proyectual, con su consecuente puesta en

práctica.

El capítulo 2 se desarrollará en el campo de la psicología, la retórica, la percepción y el

branding apuntado a ella, donde el Diseño de Comunicación Visual sienta sus bases para

transmitir sus mensajes gráficos. Se investigarán cuáles son las operaciones psíquicas

responsables de la adecuada recepción de un mensaje visual, qué hace que se interprete lo

que se observa y por qué no puede ser ignorado, cómo esta inevitabilidad nos lleva a actuar

de modos particulares, y cómo esta cadena fundamental de eventos es aprovechada y

analizada por los Comunicadores Visuales para desarrollar y estructurar sus mensajes

gráficos, a fin de desarrollar una cultura en el mensaje visual que pondere a una entidad por

sobre otras gracias a una cultura marcaria enriquecida.

El capítulo 3 se concentrará en investigar el rubro de la indumentaria y su relación

interdisciplinaria con el Diseño Gráfico, estrategias gráficas realizadas por distintas marcas,

que han logrado un notable éxito en cuestiones de Comunicación Visual y hasta han logrado

tener un impacto cultural de proporciones globales. Con los conocimientos adquiridos en los

capítulos pasados, se estudiarán dichas estrategias para comprender qué factores han hecho

que se conviertan en casos de éxito, a fin de ser aprovechados para el diagnóstico y

encausamiento de una nueva estrategia de comunicación visual para Mónaco.

El capítulo 4 consta de un análisis y diagnóstico particular de la marca de indumentaria

masculina Mónaco desde un punto de vista de Comunicación Visual. Sus estrategias

realizadas hasta el momento y un estudio riguroso de sus decisiones empresariales para

comprender qué factores llevaron a la marca a su posición actual dentro del mercado en el

que compite. A su vez, se realizará un relevamiento de las identidades visuales y estrategias

de comunicación visual ejecutadas por tres competidores directos de Mónaco que aporten un

panorama fundamental de mercado para reposicionar a la marca en su entorno gráfico.

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El capítulo 5 se valdrá de los conocimientos obtenidos para atacar los problemas de

Comunicación Visual de Mónaco y desarrollar un nuevo Diseño de Identidad Visual y

consecuente estrategia de comunicación que represente y transmita adecuadamente los

valores de la marca, a la vez que sustente futuras estrategias de campaña y revaloricen a la

marca dentro de su mercado.

Con los conocimientos adquiridos a partir de este Proyecto de Graduación, será posible

incorporar una base teórica sólida que permita comprobar de qué manera el desarrollo de una

identidad visual eficaz se corresponde íntimamente con el desarrollo comercial y cultural de

una empresa. A partir de la comprobación del paralelismo entre estrategia de comunicación

visual y desarrollo comercial, sentarán las bases para la realización de un proyecto profesional

de rigor proyectual que impulse a Mónaco a cumplir sus objetivos corporativos de la mano del

Diseño Gráfico.

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Capítulo 1. Formas de distinguir: La evolución de la identidad visual

El objetivo de este capítulo es analizar los orígenes y el proceso de Diseño de Identidad Visual

y sus cuestiones fundamentales. Enumerar, determinar y estudiar los conceptos esenciales

que contribuyen en un diseño adecuado de marca y su consecuente sistema gráfico. Se

investigará qué significa Identidad Visual, de dónde surge y por qué, cuánta importancia tiene

en la identidad de una marca y de qué se compone, junto con otras cuestiones que cimentarán

y conceptualizarán este Proyecto de Graduación, con un marco teórico absolutamente

fundamental para un correcto desarrollo de todas las disciplinas proyectuales derivadas del

Diseño de Comunicación Visual o Diseño Gráfico. Para explicar estas cuestiones se necesita

abordar las operaciones más básicas que edifican el mensaje visual en los sentidos e

interpretaciones psíquicas, las cuales serán explicadas con fundamentaciones de

Comunicadores Visuales de máxima importancia en la disciplina, que además de estudiar el

diseño integralmente, se han dedicado a comprenderlo en el marco filosófico del entendimiento

y definición humanas. Este acercamiento potenciará y resignificará a la Comunicación Visual

como motor del pensamiento, además de reconocerse naturalmente como transmisor y

refuerzo crítico de un mensaje particular.

En complemento con estas definiciones, se abordan confusiones tradicionales y argumentos

equivocados sobre lo que implica la práctica del Diseño Gráfico, su relación o distanciamiento

con la estética y su utilidad en el mundo. Por ser una disciplina cuyas piezas y mensajes se

tramitan visualmente, un medio compartido con objetos artísticos que encuentran su origen o

sencillamente han sido valorizados por su belleza, las piezas de Diseño Gráfico y, con ello, la

misma profesión, han caído bajo las mismas definiciones y clasificaciones. Esta problemática

contemporánea debe ser considerada para tener plena comprensión de los objetivos e

implicancias de una pieza o sistema de Comunicación Visual que resulte efectiva.

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A partir de dichas distinciones, este capítulo menciona los conceptos fundamentales que

hacen y regulan a la práctica del Diseño Gráfico y cómo esos recursos visuales se encuentran

íntimamente relacionados con la acción de comunicar. Toda expresión en cualquier medio

carga con un significado codificado que llega a las mentes de sus consumidores y es

interpretado para persuadir o motivar hacia alguna acción particular, por más mínimo su efecto

sea. Desde los comienzos de la civilización, este efecto se ha aprovechado como motor para

la revalorización o puesta en marcha de identidades y eventos sumamente trascendentales

que serán analizados en el Capítulo 2.

1.1. El mensaje en el diseño

El Diseño Gráfico en todas sus disciplinas, diseño editorial, de marca, publicitario, entre otras,

ha sido teorizado y desarrollado sobre una variedad de definiciones y concepciones de lo que

significa y a qué áreas ocupa, desde el siglo XIV. Partiendo de su definición literal, su

clasificación determinante Diseño aún no provee de un significado firme:

La invención de la tipografía, en 1450, es contemporánea de la aparición de una palabra engañosa: diseño. Digo «engañosa» porque venía del griego de signum, de ahí pasó a Italia y de ahí, del latín disegno, llegó a España. Esta palabra, aunque en italiano se pronuncia «diseño», como en español, no significa diseño, sino «dibujo». La prueba es que la lengua italiana incluye la palabra «dibujo» (disegno), pero no tiene el equivalente de «diseño». Por eso utiliza el inglés design (Costa, 2018).

La inevitable confusión provocada por su etimología se aclara cuando se persigue la raíz del

inglés design, que proviene del griego design(um) y también en el español desig(nio), que se

refiere a la verdadera raíz del diseño: Proyecto. El diseño, entonces, es la actividad proyectual,

es decir, disciplinar, de planificación, operatoria y lógica. Sin embargo, esta definición no

termina de explicar la disciplina del Diseño Gráfico más allá de su actividad, o concretamente,

el cómo lo hace. En esta definición, su objetivo y sustancia son ignorados y han llevado a la

confusión de concluir que el Diseño Gráfico proyecta piezas visuales sin mayor contenido que

la pieza misma, y que cualquier significación o valores adicionales estarían siendo producidos

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de forma accidental o por acción de su recepción. A causa de esto, los proyectos de diseño

que no incorporan y regulan sus operaciones semánticas con un objetivo claro, se definen

simplemente por obra de la estética y, bajo el criterio estricto del diseño adecuado, son piezas

vacías, o injustificadas. No comunican más allá de su impacto visual. Aun así, la gran mayoría

de las carreras universitarias y licenciaturas a nivel mundial utilizan esta denominación para

formar a sus alumnos, y es sin duda la norma para referirse a esta disciplina. Pero para lograr

una comprensión profunda de la disciplina en cuestión, es necesario redefinirla para incluir su

verdadero objetivo: la transmisión de un mensaje o idea.

Uno de los más grandes pensadores del diseño y la identidad visual es Joan Costa, que para

presentarse y, también, para desmitificar la profesión, se autodefine Comunicólogo antes que

Diseñador Gráfico. Costa (2012) incorpora y redefine al diseño gráfico como actividad integral

de comunicación: “El diseño gráfico es, específicamente, diseño de comunicación. Vincula la

información con la semiótica. Los mensajes son sistemas semióticos. Contienen significados,

tanto por la vía semántica como por la vía de la estética”.

En este sentido, el Diseño Gráfico es mejor entendido como comunicación visual, por

justificarse y valerse por el mensaje a transmitir, como elemento fundamental de la disciplina

de diseñar. Pese a que ambos términos se han usado de forma intercambiable, esta última

definición resulta en una mejor descripción de la actividad a la hora de desarrollar toda

propuesta gráfica.

1.2. Evolución de la lectura inteligente

El mensaje visual es primero mensaje por constituir un significado, así posible por pertenecer

a un lenguaje determinado, que a su vez es transmitido por medio del canal visual, el cual

nuestros ojos captan con absoluta precisión y aquel que la mente estructura e incorpora para

ser interpretado. Algunas percepciones visuales transmiten ideas que son circunstanciales, se

encuentran fuera de contexto, o hasta son de origen natural. Explicando esto, Costa (2012)

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señala que no todo comunica, pero sí todo significa, puesto que por más que no se reciba un

mensaje, toda cosa es interpretada por la mente y significada en algo.

El ojo humano es el elemento físico para un eficaz sentido de la vista, lector e intérprete de la

realidad, diseñado para recuperar un espectro del microcosmos que habita, y así brindar la

información necesaria para lograr sus objetivos primordiales, los provistos por sus

necesidades básicas, entre ellas alimentarse y reproducirse. Más allá del simple uso de la

vista, la mente trasciende el ejercicio de mirar una cosa, que de por sí, dadas las limitaciones

de los sentidos, nunca será más que una recuperación parcial del objeto observado, que

percibe un fragmento de su tamaño, cromatismo y posición para construir e interpretar su

propia idea del objeto. Esta capacidad de discernir un objeto entre otros, y provocar una

explosión y ramificación de pensamientos, supone una serie de actividades cognitivas que no

son exclusivas de los humanos, pero por las que dicha especie logra una codificación visual

que pudo aprovechar desde tiempos prehistóricos, y que revolucionaron la forma en que se

identifica y representa en el mundo:

Entonces, hace setenta mil años, los Homo Sapiens comenzaron a hacer cosas muy especiales. Una Revolución Cognitiva generó un lenguaje funcional en el cerebro: una nueva forma de pensar y de comunicarse a través del habla y de otras expresiones. Comenzamos a ejercitar la transmisión de mayor cantidad de información hacia el mundo a nuestro alrededor. Poder ver hacia afuera del grupo fue fundamental para la supervivencia en aquel ambiente hostil (Nitzche, 2016).

Los primeros ejemplos de mensajes sobre soportes visuales datan de miles de años en el

pasado y fueron concebidos por antepasados lejanos, que en su paso por el mundo dejaron

las que hoy se conoce como arte rupestre (Figura 1, Cuerpo C): descripciones primitivas de

las actividades de caza en grupo y otras actividades sociales y de supervivencia. Se

desconocen sus verdaderos objetivos, aunque se sospecha que se pretendía registrar las

actividades que más valoraban como tribus, y que resultaban de máxima importancia para su

comunidad:

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Sabemos que interactúan en estrecha relación entre, las prácticas productivas, los recursos, el territorio, los desplazamientos, los fenómenos naturales, la comunidad y su misticismo, pues conocemos de su cosmovisión totalizadora que integra cada cosa como parte de un todo indivisible (Hart, 2009).

Ya desde esa etapa, la humanidad comenzaba a generar registros, crear obras de arte y

transmitir mensajes, incluso anteponiendo el código visual a la utilización de lenguajes

verbales para perpetuar sus formas de vida: “existen formas que parecen inmortalizarse en la

existencia, aquellas que como fotogramas congelados en el tiempo persisten en nuestras

mentes para recordarnos lo que somos” (Otero, 2013). El uso del dibujo de formas que

describían actores y escenas relevantes se convirtió en una actividad primordial y evocadora

de reflexión, que en sus distintos grados de evolución y sofisticación permeó el desarrollo

cultural de la humanidad:

El origen de toda idea de forma reside en el hombre que en su movimiento y devenir, transforma su realidad en la espacialidad para hacerla habitable, partiendo de su experiencia del mundo. Hay algo fascinante en la naturaleza, el universo y sus formas; es como si tuviesen algún tipo de conciencia de su belleza y creación (Otero, 2013).

A lo largo del tiempo y como respuesta a las necesidades que cada época histórica planteó,

esta forma de codificación visual pasó de ser una acción intuitiva, gobernada por la impulsiva

y natural búsqueda de belleza, en la comunicación visual racional que hoy en día

experimentamos de forma cotidiana, motivada por objetivos claros que, incluso, pueden

ignorar por completo la carga estética de sus lenguajes. Como indica Hart (2009): “Estas

concordancias se dan aun considerando el largo progreso evolutivo que marca diferencias

radicales entre los dos contextos: el arcaico naturalista, intuitivo y comunitario y el

contemporáneo individualista, racional, y tecnificado.”

Con los siglos, la codificación visual de mensajes continuó utilizándose para sintetizar lo que

de otra forma hubiese resultado en la fatigosa descripción verbal de ideas con una numerosa

cantidad de palabras, ineficiente en su transmisión y costoso en distintos aspectos. Con el

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recurso visual, en cambio, todo mensaje se reducía al elemento primordial del lenguaje visual,

la línea:

La materia del grafismo, aquello que lo hace trazable, manejable y visible, es la Línea. La sequedad mínima de la línea —ella misma abstracción pura que emerge del gesto, energía biológica—, ella, con sus arabescos, sus garabatos, sus trazos y sus trazados. Negro sobre blanco. En la hoja de papel, el lápiz fija un punto y hace fluir la línea, que se convierte en letra, en pájaro, en laberinto... El filósofo alemán Walter Benjamin habla de línea gráfica, línea de la escritura, línea de la geometría y línea del signo absoluto (el arte). La línea dibuja también la estructura de las cosas invisibles que están en el entorno y en el propio pensamiento: los esquemas (Costa, 2018).

El mencionado grafismo fue el primer oficio en autodefinirse como actividad disciplinar

dedicada al estudio de la línea y sus formas, y fundamentará la expresión moderna de la

actividad realizada por los diseñadores contemporáneos: “Primero fue el Grafismo (siglo XV).

Después el Diseño gráfico (siglos XVIII-XX). Ahora, la Comunicación Visual (siglo XXI). Esta

última integra las etapas precedentes y abre una nueva dimensión para el diseño” (Costa,

2012).

Durante este desarrollo, se vislumbró el potencial pedagógico de la transmisión visual donde,

al igual que sus antepasados rupestres, piezas de arte como pinturas y vitrales describían

escenas y relatos que no sólo enseñaban, sino que adoctrinaban a sus espectadores sin

necesidad de contar con habilidad para leer y escribir:

En ambos casos, los humanos concordaron en creer en una ficción tornada tangible por el diseño. A través de símbolos, conquistamos la confianza de los otros humanos generando un significado conceptual. El storytelling no nació ayer, sino hace muchos millones de años. Desde siempre, el diseño viene siendo una herramienta inestimable para la construcción de los mitos y para la cooperación entre los humanos (Nitzche, 2016).

Así, era el método preferido de las autoridades religiosas para adoctrinar a las masas que,

para educar a un público analfabeto, recurría a la pericia de artistas de bellas artes, como

pintores y escultores, para colmar sus templos de relatos bíblicos plasmados en inmensas

pinturas, vitrales e imágenes sagradas que lograban la transmisión de sus creencias de forma

espectacular. Según Vivarelli (2011), esta forma de adoctrinamiento sería reproducida,

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también, por el cine soviético y su cartelería, que mezclaban propaganda y entretenimiento

sobre un pueblo mayoritariamente analfabeto, denotando una vez más las ventajas y

austeridad técnica de la representación visual.

Otro ejemplo notable de identidad visual primitiva es la identificación simbólica utilizada por

reyes y mandatarios, con el objetivo de distinguirse por sobre las propiedades de sus enemigos

y unificar sus ejércitos y territorios. Estas identificaciones consistían en símbolos llamados

blasones (Figura 2, Cuerpo C), que eran aplicados en escudos de armas plasmados sobre

estandartes y piezas duras que, según Montaner Frutos, “asociaban el (…) emblema con su

titular, de un modo semejante a aquel por el que un nombre propio permite identificar a su

portador, independientemente de que se trate de una persona física o jurídica, un individuo o

una colectividad” (2012, p. 41). Sus signos y colores proponían un claro contraste de tropas y

edificios, y son el campo de estudio de la heráldica.

En el campo de la Identidad Visual contemporánea, el legado de los blasones se percibe

claramente en sus herederos históricos, las identidades visuales de los equipos deportivos

(Figura 3, Cuerpo C) alrededor del mundo, que distinguen a sus deportistas, estadios y

fanáticos con sus propios blasones contemporáneos en una variedad de formas y estilos,

conservando la misma utilidad y eficacia que sus antepasados heráldicos. Sin ser obra de la

coincidencia, estas entidades deportivas utilizan recursos de los emblemas antiguos para

recuperar y sintetizar sus valores históricos como el poderío, el legado y la unidad.

El paso del tiempo y sus desarrollos tecnológicos en un sistema económico nuevo, impulsaron

la actividad gráfica a manos de la industrialización:

Con el surgimiento del Capitalismo, a finales de la Baja Edad Media, el ascenso económico y luego político de la burguesía y a partir de los cambios, en todos los órdenes de la vida social, que significó la Revolución Industrial, en especial la formación de un Mercado cada vez más extenso y complejo con pretensiones globalizantes, las demandas sociales de comunicación crearon las condiciones materiales y culturales –el invento de Gutenberg tuvo una importancia crucial en este proceso– que promovieron el surgimiento de un nuevo “lenguaje” visual: el Lenguaje visual gráfico (Valdés de León, 2010, p. 157).

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19

El desarrollo de tecnologías que posibilitaran la industrialización de piezas gráficas aceleró su

difusión, sus tiempos de impresión y distribución reducían los costos y hacían del grafismo, el

primer oficio gráfico, una actividad muy demandada para transmitir conocimientos y publicitar

negocios. Como expresa Costa (2018), allí está el origen de esta cultura profesional.

El renacimiento provocaba la reclasificación de artistas que se dedicaban más a las letras que

a la pintura; más a la rentabilidad que a la expresión sensible. Serían los primeros individuos

en ser considerados diseñadores gráficos, de existir el término en aquella época, pero que

fueron artistas gráficos o grafistas. Fueron quienes abrazaron las últimas tecnologías de

impresión y con sus conocimientos y oficios desarrollaron orgánicamente el primer marco

teórico de comunicación visual:

Así fue cómo se afirmaron los tres lenguajes gráficos fundamentales: la Imagen, el Signo y el Esquema; es decir, las ilustraciones librescas, el dibujo de tipos de letra y la pauta de diagramación, la proporción áurea que incorporaba al libro la belleza geométrico-matemática. El aporte de los artistas gráficos a la imprenta tipográfica es lo que hemos llamado el «lenguaje bi-media» (imagen-texto) pero monocanal en la percepción visual. Ese lenguaje que articula imágenes y textos era obra del arte combinatoria de Ramon Llull creada en el siglo XIII. La combinatoria es el centro de la creatividad, y la combinatoria imagen-texto está en la base del diseño gráfico, todavía hoy (Costa, 2018).

Con la elaboración de piezas que incorporaban el uso de imágenes con texto tratado

tipográficamente, el Grafismo se separaba progresivamente del elevado mundo de las Bellas

Artes para ser considerado un oficio comercial con conocimientos artísticos. Pese a este

desarrollo y a la elaboración de las primeras conceptualizaciones de diseño, que

inevitablemente lo separaban ideológicamente de la expresión sensible e individual de las

pinturas y otras piezas visuales, el oficio gráfico no se despegó del mundo del arte sino hasta

el siglo XX, paradójicamente gracias a la explosión artística de las distintas vanguardias que

bifurcarían los objetivos de la pintura tradicional.

1.2.1. Abandonar la estética

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20

La invención y fabricación de la cámara fotográfica en el siglo XIX tuvo un rol sumamente

importante en el desarrollo de la disciplina gráfica en el siglo posterior. Con la llegada de las

fotografías, que recuperan y congelan un instante de la realidad con tan sólo un disparo, los

pintores comenzarían a replantear su labor, objetivos y, sobre todo, posibilidades como artistas

visuales. Hasta ese período, el paradigma estético reinante encargaba a los pintores lograr el

máximo realismo posible y en base a dicha habilidad técnica, se los valoraba como artistas.

Las fotografías representaban instantes de perfecto realismo, y advertían la obsolescencia del

realismo en el arte de la pintura, obligando a los pintores a replantearse técnica y

filosóficamente. De esta forma, se produjo una exploración visual que cambió

irrevocablemente los conceptos de arte y estética.

Distintas agrupaciones de artistas se radicalizaron, advirtiendo esta obsolescencia del

realismo en la pintura y, sin saberlo, sentaron las bases para el pensamiento proyectual y la

implementación de la síntesis tanto en el arte como en el grafismo. Las primeras vanguardias

históricas cuestionaron el propósito de las artes y contribuyeron a la elaboración de nuevas

formas de pensamiento artístico y estético. El arte se gestaba de cero, y en muchos casos

demandaba la destrucción del arte tradicional, como proponía el futurismo.

El arte abstracto, cuyo mayor exponente fue Vasili Kandinski (Figura 4, Cuerpo C), proponía

realidades y sensaciones originales, despojándose de toda figuración. El constructivismo de

artistas como el ruso Aleksandr Ródchenko (Figura 5, Cuerpo C) hacía pleno uso de la

semantización para celebrar la fuerza de la industria a manos de la maquinaria, sometiendo

formas de colores plenos y contrastantes sobre ejes diagonales que transmitían la idea de

fuerza y ascenso. El expresionismo plasmaba la sensación de los artistas sobre las sujetos y

objetos que pintaban, trabajando la exageración de contrastes y colores en escenas de la

realidad. Su interpretación de la vida transformaba por completo el relato para transmitir

sensaciones nuevas, es decir, significados propios:

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21

Surgido en 1919 (…), y autoproclamado contrario al arte academicista/realista que imperaba en la época, este movimiento tomó como base de sus relatos la realidad subjetiva de las cosas, haciendo foco en los sentimientos más profundos del ser humano. Para enfatizar estos conceptos recurrió a efectos visuales tales como resaltar los contrastes de luces y sombras, pintar decorados o maquillar en forma pronunciada los rostros de los actores (Vivarelli, 2011).

Con cada exploración artística, el oficio gráfico incorporaba los nuevos estudios de la forma,

la representación visual y la síntesis del signo, para abandonar las ornamentaciones

propuestas por la estética tradicional, dando paso a la búsqueda de contundencia visual por

otros medios. A partir de este momento, los llamados grafistas fueron consolidando la

disciplina que englobaba la cartelería y el dibujo tipográfico para profesionalizarse como

diseñadores gráficos. Esta nueva identidad distinguió al Diseño Gráfico como disciplina

proyectual, que navegaba dos dimensiones, la del oficio práctico y la de la academización del

conocimiento teórico que se desarrollaría en carreras universitarias. Con el tiempo, lograría la

misma distancia proyectual con la estética, concentrándose en la comunicación estricta de un

mensaje gráfico que fuese transmitido instantáneamente por obra de la lectura visual.

1.3. La eficacia del ojo

La transmisión de mensajes diseñados gráficamente tiene dos ventajas comparativas que han

situado al Diseño Gráfico como disciplina primordial para comunicar valores y conceptos, por

encima de la comunicación verbal. La interpretación de líneas, formas y valores demostró tener

una eficacia y pregnancia mucho mayor que la transmisión de ideas en extensas columnas de

texto. Grafistas y diseñadores advirtieron estas ventajas con el transcurso del tiempo,

consolidando el uso de signos gráficos contundentes para señalizar espacios, identificar

comunidades y promover negocios. La rapidez y, en muchos casos, la inmediatez de la

transmisión e interpretación de signos, agilizaba la toma de decisiones de sus lectores:

A la hora de transmitir gráficamente una idea, una de las razones (no la única) de la opción por un icono y no una palabra es la velocidad de lectura e interpretación. Una exigencia que, en condiciones extremas de tiempo y distancia resulta inexcusable. En

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esos casos, la identificación del signo y su significado ha de ser inmediata y mucho más veloz que la lectura de una palabra o frase (Chaves, 2016).

La eficacia de las ideas representadas visualmente ha terminado por desplazar a sus

sinónimos verbales de muchas funciones de prioridad, como es el caso de la utilización común

de los pictogramas de hombre y mujer en los baños públicos (Figura 6, Cuerpo C). En este

caso particular, no sólo una sola palabra, y el tiempo que lleva interpretarla, se interpone entre

una necesidad muchas veces urgente y el lugar para satisfacerla, sino que cualquier

singularidad o complejización del ícono de un hombre o mujer no mejora, sino dificulta su

interpretación. O como indica Chaves (2016): “Buscar siluetas atípicas para esos pictogramas

sería tan absurdo como elegir una familia tipográfica ‘singular’ para las pantallas de

información de vuelos”.

Por otra parte, un mensaje visual tiene la capacidad de evocar una asociación mucho más

profunda y vigorizante en el receptor que un mensaje verbal. Paradójicamente, el recorte de

una idea con elementos que la sintetizan tiene el potencial de incluir representaciones o

asociaciones más poderosas que la idea en sí misma, como si el descubrimiento de esa idea

por parte del receptor le genere una predisposición mucho mayor a la recepción del mensaje.

Chaves ejemplifica esta reacción con un afiche de la obra Cabaret (Figura 7, Cuerpo C), que

representa su temática con un gran poder de síntesis:

La imagen debe conquistar la complicidad del lector que, al recibir el mensaje, debe sentir: «¡exacto!, ¡es eso!» Y, si el resultado es brillante, la respuesta del lector será una implicación emotiva, un impacto en su sensibilidad y en su inteligencia, que él reivindicará en el emisor: «¡Qué captación más inteligente del sentido de la obra!» (Chaves, 2016).

Por estas posibilidades, la utilización de signos gráficos en piezas de comunicación ha cobrado

un lugar de amplio reconocimiento, permitiendo distinguir objetos y lugares de manera

instantánea gracias a la eficacia del ojo humano y su sofisticada lectura del mundo. Esta

habilidad superior para interpretar y recordar conceptos e ideas será central para que las

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empresas y comunidades a nivel mundial encarguen en la comunicación visual la

responsabilidad de representar sus marcas y distinguirse de sus competidores.

1.4. El rol de la identidad visual

La filosofía clásica define al término identidad como la relación que toda entidad mantiene solo

consigo misma, y que la distingue inequívocamente de otras entidades. En palabras de

Saussure (1986), una identidad se constituye siempre en relación a otras identidades. Esta

distinción está provista por un conjunto de rasgos o características de dicha entidad,

responsables de efectuar esa distinción deseada y, por ende, de lograr identidad propia.

Para trasladarlo al mundo empresarial, Costa (1977) explica: “La identidad de una empresa es

la autorepresentación de la misma; consiste en la información de las señales que ofrece la

organización sobre sí misma por medio del comportamiento, la comunicación y el simbolismo,

que son sus formas de expresión”.

En su aplicación en el mundo de la Comunicación Visual, la actividad de distinguir a una

entidad por sobre otras cobra máxima importancia, especialmente considerando que dichas

entidades compiten desenfrenadamente entre sí por captar la atención de su público objetivo.

Como expresó Costa (1977) anteriormente, una marca goza de la habilidad de

autorepresentarse a sí misma por medio del diseño de su identidad visual, es decir, tiene la

ventaja de construir su propia imagen, entendiéndose así por “la representación mental, en la

memoria colectiva, de un estereotipo o conjunto significativo de atributos, capaces de influir en

los comportamientos y modificarlos”.

La identidad visual ha sido la responsable del desarrollo de marcas que no sólo han alcanzado

sus objetivos comerciales, sino que han dejado una impronta histórica trascendental en el

esquema cultural, sobrepasando cualquier idea de rentabilidad para convertirse en

protagonistas del imaginario global. Estos casos serán abordados en el capítulo 3 de este

Proyecto de Graduación.

Page 25: González, Darío Mariano

24

Como ocurre con muchos casos de éxito, su estudio y análisis exhaustivos terminan por

transformarlos en tendencias que, sin mayor objetivo que el de alcanzar la misma rentabilidad

sin invertir en proyectos de comunicación alternativos, fatigan al público consumidor de dichas

marcas y le han restado credibilidad y compromiso a identidades visuales que originalmente

eran únicas y, proyectualmente hablando, sumamente apropiadas para representar a sus

clientes. Como expresa Chaves (2016): “En amplios sectores de la disciplina, la labor sigue

gobernada por mitos muy difícilmente erradicables: las supersticiones, por su propio concepto,

no escuchan razones ni atienden a los hechos”. Es posible deducir que esta fatiga visual

producida por la reproducción compulsiva de tendencias gráficas debe mantener a los

comunicadores visuales sumamente alerta y en busca de nuevos abordajes que, sin ignorar

el paradigma gráfico contemporáneo, desarrollen sus proyectos de identidad visual con

profunda consideración de los ideales, valores y accionares de los actores que pretenden

representar.

En su reflexión sobre la identidad visual, Carpintero (2009) expone este punto y responde a la

definición clásica de Costa (1977) discutiendo que “hoy pensamos en esas acciones como la

comunicación de un espectáculo de identidad” (Carpintero, 2009, p. 35), argumentando que el

estado de la percepción visual colectiva requiere una reinterpretación proyectual:

“Actualmente, la tendencia es pensarnos como participantes en la construcción de una

identidad antes que en su reflejo” (Carpintero, 2009, p. 36). Su reinterpretación es sumamente

relevante porque demanda de la empresa la responsabilidad de demostrar internamente lo

que su identidad visual pretende representar, a la vez que incorpora una serie de actores antes

ignorados en el proyecto de comunicación, pero es necesario aclarar que no descarta el marco

teórico ni la implementación proyectual tradicional, sino que exige una comprensión más

profunda de los mecanismos que explican la comunicación visual:

Conviene pensar en la identidad como un cuerpo vivo de dinámica permanente. Un complejo de fuerzas y tensiones antes que un cajón de recursos. […] Un sistema de

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25

identidad, entonces, no está compuesto por elementos solitarios y autónomos (una marca, una paleta cromática, una tipografía) sino por las leyes que gobiernan las relaciones entre esos elementos (Carpintero, 2009, p. 37).

Con este escalonamiento de consideraciones se puede adquirir un mejor entendimiento del

mundo del branding y las capacidades de la identidad visual. Este sistema interconectado de

elementos y accionares tiene la habilidad de revolucionar el entendimiento y apreciación que

el público tienen de la entidad a la que representa y potencialmente provocar un interés o

búsqueda de deseo que contribuya al desarrollo de los objetivos de la marca. Las relaciones

y efectos entre dichos elementos, primero con su sistema y, luego, con el público mismo, serán

abordados en el capítulo 2.

En definitiva, la entidad a ser representada y el objetivo a cumplir sentarán las bases para

determinar el programa de necesidades que una identidad visual necesita abarcar y satisfacer,

utilizando elementos gráficos, formas de comunicar y tonos de transmisión no verbales que

forman un sistema gráfico lógico y consistente a través de sus piezas.

1.5. El armamento semántico-visual

La serie de elementos que componen la identidad visual tienen su fundamentación teórica en

distintas disciplinas y escuelas de pensamiento. Las leyes que regulan sus relaciones se

pueden explicar gracias a distintos filósofos, psicólogos, diseñadores y comunicólogos. Para

la realización de un sistema gráfico que sustente la identidad visual, es necesario tener una

comprensión profunda de todos estos elementos.

1.5.1. Signo: La idea por la cosa

El signo (Figura 8, Cuerpo C) es un término con el que se clasifican prácticamente todos los

recursos de diseño empleados en la identidad visual. Su estudio teórico fue fundamentado por

Saussure y Peirce y se extiende a la comprensión y funcionamiento de los tipos, las palabras,

el lenguaje y las ilustraciones. Peirce describe:

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Un signo es algo que, para alguien, representa o se refiere a algo en algún aspecto o carácter. Se dirige a alguien, esto es, crea en la mente de esa persona un signo equivalente, o, tal vez, un signo más desarrollado. Este signo creado es lo que yo llamo el interpretante del primer signo. El signo está en lugar de algo, su objeto. Esta en lugar de ese objeto no en todos los aspectos si no solo con referencia a una suerte de idea (Peirce, 1974, p. 22).

La función del signo en la comunicación visual es la de reducir una idea en sí mismo, y como

con otros elementos visuales, reemplazar dicha idea por otra cosa mínima o extremadamente

sintética respecto a dicha idea. Esta función ha hecho del signo un elemento más utilizado que

la cosa o idea que intenta describir, por su eficacia y sencillez. Todo lenguaje es un sistema

de signos que provee, esencialmente, de un contrato social de relaciones entre ideas y sus

representantes, en este caso visuales, que nos evita la dificultad de tener que describir y

explicitar objetos reales como único medio de publicidad, o servicios cuya explicación

resultaría en largos y extensos relatos verbales, cuando la comunicación visual permite utilizar

un logotipo y una ilustración que represente a la marca y sus productos o servicios.

El Diseño Gráfico cimenta su implementación de un mensaje en el canal visual haciendo uso

de los fundamentos teóricos de lenguaje en semiología, reemplazando significantes (la cosa)

por significados (su síntesis o metáfora visual) para crear elementos de identidad conceptuales

que sustenten sus decisiones.

La teoría de los signos determina que cada signo goza de distintos grados de iconicidad, o

similitud con aquello que representa, clasificándose como ícono si guarda una relación muy

semejante con su idea, o se clasifica como símbolo, cuando recupera y transmite un recorte

concreto y descarta otros elementos. Un grado bajo de iconicidad, es decir, un alto grado de

síntesis en el signo, contribuye en lograr cualidades que Chaves menciona como

fundamentales para transmitir su concepto sin obstáculos, como el principio de transparencia:

“El signo debe carecer de significaciones parasitarias que obren como interferencias a su

mensaje específico” (Chaves, 2009), y el principio de economía: “El despilfarro es

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27

comunicacionalmente negativo. El signo no debe contener redundancias superfluas o excesos

gráficos” (Chaves, 2009).

Cuando se despoja al signo de cualquier aspecto accesorio, su concepto clave se vislumbra

de forma contundente y fluida. Esta síntesis y sus resultados hacen de un signo sintético y

sencillo uno de los principales ejemplos que se diseñan e implementan para identificar

visualmente a las marcas a lo largo de la historia y el mundo.

1.5.2. Imagen de marca: El estandarte moderno

En el linaje gráfico realizado anteriormente, atravesado por blasones y otros estandartes

antiguos y propulsado por el capitalismo y los desarrollos tecnológicos, la imagen de marca se

constituye como su actual heredero. En la identidad visual y su sistema gráfico, la imagen de

marca es el representante constante de la empresa, siempre denotado, explícito, visible en

toda pieza gráfica que pertenezca a dicho sistema. La imagen de marca tiene la

responsabilidad de hacerse presente y, además, transmitir su relevancia en sus consumidores,

a tal punto que, como explica Giddens (1998) el objeto y el sujeto reales parecen tener una

existencia menos concreta que sus representaciones en los medios de comunicación.

La llegada de las redes sociales y el surgimiento de una nueva ola de jóvenes emprendedores

deseosos de llegar a nuevas audiencias provoca que en la actualidad se utilicen los conceptos

de marca, imagen de marca, identidad de marca y, sobre todo, branding de forma casi

intercambiable. Diferentes términos definen diferentes acciones y formas de representación

de la entidad a la que identifican.

Se entiende por marca a la percepción que el público tiene de la empresa, branding a las

acciones realizadas para crear su determinada identidad de marca, e identidad visual a la

colección de elementos de marca tangibles que juntos crean la imagen de marca. Estas

definiciones son fundamentales para la comprensión y las implicancias de una identidad visual

lógica y apropiada. Sobre todo, para el correcto desarrollo de una marca se necesita realizar

Page 29: González, Darío Mariano

28

un estudio específico de la entidad a la que esta marca representará, y las conclusiones que

devuelva ese análisis servirá brindará indicios fundamentales del proceso proyectual:

El diseño profesional de marcas gráficas es siempre específico, no sujeto a normas supuestamente universales ni recetas. O sea, debe administrarse el caso: detectar los condicionantes particulares provenientes del perfil estratégico y de las condiciones específicas de comunicación (Chaves, 2016).

El mundo de las marcas, sus representaciones gráficas y tendencias de comunicación suelen

ser vastos y variados, pero el punto de partida de toda identidad visual se basa en el diseño

de un logotipo clave (Figura 9, Cuerpo C), generalmente el nombre de la entidad aplicado con

una familia tipográfica que, en base a su estudio previo, resulta adecuada para su

representación visual.

A su vez, el logotipo puede estar complementado con un signo gráfico, con distintos grados

de iconicidad dependiendo de las necesidades de la entidad, y que represente los mismos o

distintos valores que el diseño de logotipo:

En la actualidad, para la producción de marcas se trabaja con los conceptos de pictograma, diagrama (logograma) y fonograma (alfabética). Se crean signos que, rápidamente, se identifican con objetos de la realidad o sugieren (en relación con su estructura formal y cromática) conceptos ya integrados en la cultura visual contemporánea (Ladaga, 2013, s/p).

El logotipo y el signo son los elementos centrales de toda identidad visual y, por ende, deben

ser desarrollados con rigor proyectual tanto de los objetivos y necesidades de la entidad, como

del paradigma visual que se experimenta geográfica y demográficamente para asegurar su

correcta interpretación. Como expresa Chaves (2009), la identidad visual debe responder al

principio de convencionalidad: “El signo debe configurarse conforme alguna combinación de

los códigos gráficos culturalmente vigentes. La idea de nuevos lenguajes gráficos resulta

absurda: si un lenguaje es nuevo, no se entiende”.

La presencia de la marca clave permanecerá visible y explícita en cada pieza del sistema

gráfico que genera la entidad. Sin embargo, distintas piezas tendrán distintas dimensiones y

soportes, siendo el caso de piezas de papelería institucional, automóviles o carteles aéreos,

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29

diseñados con distintos materiales, dimensiones, y que se manifiestan en todo tipo de espacios

y contextos. Para responder a la versatilidad que necesita la aplicación de la identidad visual

en todos estos soportes, la marca debe contar con variables que contemplen y sean aplicables

a todo tipo de posibilidades. Esta versatilidad se logra con la intervención de los elementos de

la marca en cuanto a escala, posición, cromatismo y relaciones entre sus elementos, para

diseñar las distintas variables.

La versatilidad de la marca dictará cuan apta es para las exigencias de su representación en

el mundo, tanto tangible como intangible, y esta habilidad debe extenderse en el desarrollo

proyectual de todas las piezas del sistema de identidad visual de la marca.

1.6. Necesidades de un sistema gráfico

El proyecto de generar una distinción visual inequívoca y sobre todo pregnante, que identifique

visualmente a una marca, es uno de los objetivos más importantes del comunicador visual.

Este proyecto de diseño y su conjunto de elementos no sólo codifican visualmente los valores

de una marca, sino que determinan la proyección e impulsan el desempeño de sus esfuerzos

en otras áreas relacionadas. De igual manera, el desarrollo de una marca se encuentra

íntimamente relacionado con su inmediata identificación por parte de su público, y posibilita su

revalorización en el mercado para sentar las bases para nuevos proyectos de crecimiento.

Con estas consideraciones, un sistema de identidad visual (Figura 10, Cuerpo C) responde a

un conjunto de necesidades que sustentan su función. Todo sistema gráfico precisa que sus

partes se reconozcan como pertenecientes a ese sistema particular, con distintos grados de

reconocimiento dependiendo de la apertura y alcance de la identidad visual. La cantidad de

piezas pertenecientes al sistema, que han surgido de un programa de necesidades

previamente definido, serán indicadoras de la cantidad de recursos visuales que se precisan

para el diseño de dicha identidad y, fundamentalmente, propondrán el desarrollo de sistemas

gráficos con distintos grados de variabilidad, lo que en Diseño Gráfico se describe como

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sistemas abiertos -de un alto grado de apertura gráfica, que incluye un gran número de

variables- o sistemas cerrados -que contienen un menor número de variables y sus piezas se

consideran más notablemente como pertenecientes a su marca-.

En caso de necesitar desenvolverse en una gran cantidad de piezas gráficas, el sistema de

identidad visual puede tener un grado extremo de apertura, que habilite una gran cantidad de

variables, misceláneas y grados de jerarquía de la información. Sin embargo, todas las

variables de un sistema deben ser definidas con absoluta consideración proyectual, teniendo

en cuenta su relevancia semántica y las contribuciones de su aplicación. De lo contrario, el

uso inapropiado de variables que no favorecen al sistema puede perjudicar a la identidad visual

de la entidad:

Lo que no puede ocurrir nunca (y ocurre harto frecuentemente) es que el viandante deba demorarse en la observación del cartel en la búsqueda de descifrar su sentido. A la calidad cultural de la figura escogida debe sumarse la contundencia e inmediatez de su mensaje. La ambigüedad, que muchos consideran un valor, debe rechazarse de plano como una auténtica tara del mensaje (Chaves, 2016).

Con esta consideración, la identidad visual y sus recursos gráficos deben asegurar la

transmisión inmediata del mensaje de la marca, refiriéndose tanto a sus valores constantes

como a la información concreta de cada pieza del sistema. El desarrollo de un proyecto de

comunicación visual necesita sustentarse con un estudio profundo de los objetivos, valores y

necesidades de la entidad, a la vez que un conocimiento de las tradiciones visuales del público

al que apuntan sus esfuerzos. De esta forma, el comunicador visual tendrá los elementos para

generar un sistema de identidad eficaz, lógico y sumamente versátil.

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Capítulo 2. Percepción y valoración: La psicología del Diseño

El objetivo de este capítulo es analizar la evolución del canal visual y su exponencial utilidad

en la vida cotidiana de los seres humanos. Se referenciarán cuáles son las operaciones

psíquicas responsables de la adecuada recepción de un mensaje visual, qué factores

contribuyen a interpretar lo que se percibe visualmente y por qué no pueden ignorarse, cómo

esta inevitabilidad conmueve a actuar de modos particulares, y cómo esta cadena fundamental

de eventos es aprovechada y analizada por los Comunicadores Visuales para desarrollar y

estructurar sus mensajes gráficos.

En el estudio psicológico de la Comunicación Visual, la Semiótica y el discurso retórico yacen

los fundamentos para comprender la disciplina proyectual del Diseño Gráfico. Esta actividad

ha participado en la identificación de todas las entidades que pretenden ser reconocidas y

valoradas. Su implementación sirve también para simbolizar distintas cualidades, además de

simplemente distinguir una entidad sobre otra. Para lograr esta distinción, y luego de las

primeras aproximaciones a los signos y sus significados, la disciplina del grafismo que devino

en Diseño Gráfico planteó, junto con diversas escuelas de psicología y arte, una forma de

justificar y proyectar el simbolismo de las formas para ser aplicadas en los signos.

El estudio de la forma representa la fundamentación y explicación de la lectura e interpretación

psíquica que un receptor devuelve ante un mensaje visual, sea en palabra o no-verbal. Su

reacción ante un signo es cuidadosamente proyectada para que así se corresponda con los

objetivos de la entidad que la marca representa. La disciplina de la Comunicación Visual se

beneficia tanto del estudio psicológico primordial de las reacciones de lo visto, como también,

del análisis discursivo de la persuasión, heredado de la Retórica clásica que fundamentó

Aristóteles hace miles de años. La combinación del estudio gráfico con la Retórica discursiva

desarrollará identidades visuales efectivas y pregnantes que se sostengan a través del tiempo,

uno de los objetivos fundamentales de la disciplina de la Comunicación Visual. Para comenzar

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32

la comprensión de ambos campos (el diseño gráfico y la retórica), es necesario analizar por

qué existe una evidente predisposición sensitiva a interpretar el mundo desde el sentido de la

vista.

2.1. La predisposición psíquica hacia el soporte visual

Como indica el Capítulo 1, el Diseño Gráfico o Comunicación Visual se desenvuelve a través

de la transmisión de un mensaje, concepto o sensación que se articula y emite por el canal

visual. Sin embargo, y descontando los antecedentes comunes que la Comunicación Visual

comparte con las artes, el diseño no debe justificarse por sí mismo como manifestación gráfica

arbitraria, ni presentarse como de libre interpretación, sino como el medio proyectado para

lograr un objetivo.

Para enfatizar lo analizado en el capítulo anterior, la Comunicación Visual es el medio a través

del cual se procura lograr un propósito definido, y los recursos utilizados en cada una de sus

piezas deben estar justificados por el mensaje que intenta brindar o bien, por la predisposición

del público hacia esos recursos; predisposición que en sí misma justifica la elección del sentido

y canal de la vista por sobre otros sentidos y canales humanos.

A su vez, el mensaje es el medio a través del cual se busca cumplir el objetivo primordial de

cualquier forma de comunicación: La recepción e interpretación de dicho mensaje, por parte

de un individuo o grupo de personas. Esta reacción, el efecto de la acción, justifica toda

comunicación sin importar la sencillez o sofisticación de lo transmitido. La reacción le brinda

razón de ser y estructura el pensamiento proyectual detrás de la Comunicación Visual.

Para lograr una transmisión efectiva y esperar la respuesta deseada, resulta fundamental

lograr un profundo conocimiento y entendimiento de la psicología humana en general, y del

público particular que recibirá el mensaje: de qué forma resonará en la mente de la gente y

cómo lograr una predicción de su interpretación, sin ignorar que el procesamiento intelectual

y emocional de una marca siempre conservará un grado de impredecibilidad, proporcional a

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la masividad (y consecuentemente la diversidad y tipo de estructuración) de un público

objetivo. Para algunos maestros y pensadores del diseño, esta impredecibilidad retroalimenta

hacia la disciplina gráfica de la comunicación y hasta vislumbre que la pregnancia de una

marca dependa de factores ajenos a la actividad proyectual. La mayoría de los logos suelen

ser arbitrarios y sólo consiguen un reconocimiento en función del tiempo y las estrategias de

comunicación realizadas sobre ellos.

Cabe aclarar que esto hace alusión a la posible arbitrariedad de un logotipo marcario,

refiriéndose concretamente a que una marca no necesita representar nada en particular, sino

más bien aspirar a identificar de manera inequívoca a su entidad (Cassisi, 2020).

Bajo estas consideraciones, este segundo capítulo se propone describir y analizar la psicología

y filosofía detrás del diseño para comprender la recepción del mensaje visual, y un paso

fundamental para lograr este objetivo es reconocer qué principios articulan la percepción e

interpretación, y de qué forma se pueden reproducir ciertos modelos de estructuración del

símbolo, a fin de lograr el diseño de identidades visuales de un alto pragmatismo con altas

probabilidades de eficacia gráfica.

2.2. El poder de la síntesis visual y la comprensión gestáltica

En su desarrollo evolutivo, el cuerpo humano ha sufrido tanto cambios tendientes a una más

conveniente percepción de la realidad como una capacidad incomparable de reflexión y

pensamiento. Una habilidad que promueve la capacidad inherente de abstracción y, por ende,

de elaboración y estructuración de sistemas de lenguaje. Esta nueva forma de expresión en

los humanos catapultó a la especie en su imparable desarrollo como civilización en las distintas

esferas de la vida moderna, como las macro-organizaciones, los sistemas económicos

complejos y la comunicación masiva de la reciente era de la información.

Esta inagotable capacidad de abstracción, producto del pensamiento sofisticado, es la

principal responsable de la generación orgánica de sistemas de comunicación visual, el

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34

objetivo de estudio y mundo laboral de los diseñadores gráficos. El cerebro humano y su

identidad abstracta, la mente, son capaces de captar un recorte de la realidad, o estímulo

sensorial, y hacerlo atravesar distintos procesos de interpretación para así desarrollarlo en una

idea. El recorte de realidad que pasa por los ojos y, en el caso de las piezas gráficas, el

mensaje visual, es cotejado e interpretado, juzgado y desarrollado por el individuo receptor

para devolver una conclusión interna, una interpretación, en cuestión de segundos. Esta

habilidad es comparable con la de otras especies, pero el ser humano representa

exclusivamente su excelente capacidad para elaborar y resolver representaciones e ideas

desde la más sencilla hasta la mayor sofisticación visual y conceptual.

El cometido del sistema nervioso central es la discriminación de un “mensaje bruto” -gracias al poder separador de los sentidos y de la mente- para esquematizarlo, reducirlo, sintetizarlo, en un mensaje más simple y lleno de “sentido” que de este modo se hace utilizable para el individuo en sus interacciones con los otros y con las cosas. He aquí el sentido pragmático y la “economía energética” de esta función de la mente (Costa, 2009, p. 59).

Neurológicamente, la predisposición y capacidad para discriminar los límites entre formas y su

contexto es la característica fundamental que tiene una persona para comprender el mundo,

racionalizarlo y funcionar en él. De este punto importante se desprende la enorme utilidad y

eficacia que suponen los sistemas gráficos para representar la identidad de una marca con

elementos visuales de gran simpleza y austeridad gráfica, incluso prescindiendo del uso de

color. El ojo humano es el resultado de millones de años de evolución y está altamente

capacitado para realizar distinciones de contraste (esencialmente discriminar transiciones de

valor extremadamente sutiles) que en su desarrollo como ser civilizado le han permitido cotejar

la realidad con una sofisticación cada vez mayor en comparación con otros seres vivos: “En el

fondo de nuestras retinas tenemos dos veces más células sensibles al movimiento y las formas

que al color.” (von Rebeur, 2010, p. 12). Para volver axioma esta ventaja, la Gestalt (Figura

11, Cuerpo C) postula una ley particular de percepción referida al contraste, bajo la que afirma

que una forma es mejor percibida cuanto mayor sea el contraste entre el fondo y la figura.

Page 36: González, Darío Mariano

35

El estudio de la percepción y la forma ha sido en sí mismo un campo teórico profundamente

analizado por la escuela gestáltica o, justamente, psicología de la forma. En sí misma, Gestalt

significa forma, estructura o figura; esencialmente una entidad que llega a ser por estar

delimitada del resto de su contexto. La Gestalt adopta esta reflexión desde la filosofía kantiana

que hace un fuerte énfasis en la imaginación, la elaboración de un pensamiento, para construir

desde un estímulo, pero también desde lo que uno es, un conocimiento nuevo. Dichos

pensamientos justifican su razón de ser en lo que Kant (2013) describe como significación, o

en otras palabras, el sentido o utilidad de una idea como valor o medio para un beneficio:

Incluso el espacio y el tiempo, a pesar de tratarse de conceptos tan limpios de todo elemento empírico y de ser tan cierto que el psiquismo los representa enteramente a priori, carecerían de validez objetiva y de significación si no se pusiera de manifiesto la necesidad de aplicarlos a los objetos de experiencia. Es más, la representación de esos conceptos es un mero esquema referido siempre a la imaginación reproductiva, la cual reúne los objetos de la experiencia. Sin tales objetos carecerían de significación dichos conceptos. Y lo mismo puede decirse de todos los conceptos, sean los que sean (Kant, 2013, p. 175).

En su estudio de la psique humana, que ha tenido curso desde principios del siglo XX, la

Gestalt analiza y explica que la mente configura los elementos sensoriales que llegan a ella a

través de canales sensoriales (la misma percepción) o bien, de la memoria producto del

pensamiento y la inteligencia.

El gran aporte de la Gestalt ha sido definir los principios por los cuales los elementos de la

realidad son recibidos sensorialmente. A diferencia de otras corrientes de pensamiento

psicológico contemporáneas a la Gestalt, esta sostenía que el desarrollo del pensamiento no

debía analizarse desde las esferas mínimas de percepción, es decir, en los estímulos

irreductibles de la realidad:

Cualquier estructura interactiva integrando un "todo" constituye un sistema, y esto nos hace ver las correspondencias entre holismo, sistémica y comunicación; la ciencia general de sistemas […] es independiente de la naturaleza y de la estructura de sus componentes, y considera por igual los sistemas vivos, los sistemas mecánicos, los sistemas sociales y los sistemas simbólicos (Costa, 2009, p. 87)

Page 37: González, Darío Mariano

36

En su axioma más popular y contundente, la escuela gestáltica define que el todo es más que

la suma de las partes, pero a partir de esta revelación resulta indispensable destacar la

magnitud de dicho resultante. Acorde a la interpretación de Costa (2009): “Pero no sólo es

"más" -añado-, sino que el todo resultante de esta estructura es otra cosa diferente. Esto no

es el efecto de una suma, sino de una dinámica de interacciones, una interactividad sinérgica”

(Costa, 2009, p. 87).

Refinando estas consideraciones, la estructura de la forma siempre será más sofisticada e

importante para su percepción y comprensión, que la suma de los elementos que la componen.

Este análisis se articula desde un acercamiento macroscópico de la interpretación sensorial y

termina por definir al ser humano en su inclinación natural por entender los objetos y figuras

en su conjunto, antes que por partes; a su vez desdibujando los límites definitorios entre lo

que una cosa es y lo que una cosa representa para la mente o sociedad humana.

Esta inclinación innata e impulsiva del ser humano, por pensar una forma desde su estructura

de manera conceptualmente indivisible, explica y aporta a fundamentar la aplicación de

símbolos gráficos sintéticos como representaciones primordiales de una identidad visual. Esto

es así no sólo por su austeridad visual y económica, sino que se explica bajo la segunda ley

gestáltica. La ley de la prägnanz, pregnancia, o principio de la buena forma, postula que la

tendencia natural de la experiencia de la percepción para adoptar las formas más simples

posibles. En definitiva, la mente prefiere naturalmente formas simples, fácilmente recordables

(gobernadas así por la ley gestáltica de memoria, donde una forma es mejor percibida cuantas

más veces haya sido vista) y, como término clave, que se representen sintéticamente. Esta

búsqueda de la predictibilidad en la realidad hace eco de la inmensa ventaja evolutiva de los

mecanismos de discriminación, sintetización y abstracción que lograron que las distintas

especies homo distingan lo bueno y lo malo de manera inmediata en los distintos desafíos que

impone la naturaleza. Este proceso de economía reflexiva presupone un objetivo fundamental

Page 38: González, Darío Mariano

37

para la comunicación visual y, como se explicará más adelante, presenta beneficios

psicológicos adicionales.

La síntesis en sí misma es un proceso de reducción conceptual, donde el estímulo se regula

y puede ser explicado bajo las distintas leyes de percepción gestáltica para encontrar el mejor

método de describir dicha forma, separada de su contexto. En otras palabras, la mente

encontrará la mejor forma de interpretar una cosa para que así cobre un sentido superior (pero

simple) para la mente. Las leyes gestálticas determinan el proceso mental de interpretación y

estructuran y justifican, por esta razón, el desarrollo proyectual de la identidad visual para una

marca. De esta forma, la búsqueda de rapidez de lectura o contundencia en un símbolo que

identifica a una empresa o entidad es evaluada y desarrollada bajo leyes psicológicas de

percepción, mucho antes de que sean cotejadas bajo distintas escuelas y teorías estilísticas.

Aunque para adelantar ciertos beneficios de una interpretación activa por parte de un

psiquismo receptor (que serán analizados en los próximos capítulos) dicho proceso de

comprensión y construcción mental del símbolo (en oposición a, por ejemplo, la lectura de una

palabra sin aprovechamiento alguno de las leyes gestálticas que regulan la percepción) dota

al público receptor de un sentido particular de realización al que una imagen de un grado muy

alto de iconicidad (o también llamado figurativo) no podría aspirar.

En el trazado lógico del procesamiento interpretativo de un símbolo hacia su idea yace una

especie de recompensa psicológica que, consecuentemente, dota al mismo (y en el caso de

las marcas gráficas, de toda su identidad) de un grado de pregnancia inmensamente mayor

en la mente de su público consumidor, o incluso el imaginario colectivo. Este poderoso recurso

puede ser aprovechado en marcas que pueden permitirse sacrificar un alto grado de rapidez

de lectura para favorecer su pregnancia.

2.3. La retórica y la persuasión

Page 39: González, Darío Mariano

38

En la disciplina proyectual del Diseño de Identidad Visual, el objetivo es comunicar un mensaje

o sensación con el fin de persuadir o provocar. La historia y el estudio de los modos de

persuasión se remontan al análisis artístico y filosófico realizado por Aristóteles, circa 350a.C.,

quien se dedicó a la definición y el desarrollo de la que denominó retórica, y sus tres modos

de persuasión. Dichos modos, distintivos entre sí, conviven y se adjuntan en el mensaje para

lograr la persuasión del público, el objetivo de la retórica, con la presentación de atractivos de

distintos órdenes de abordaje.

Dicho modos de persuasión son descriptos como ethos, pathos y logos, y hacen al campo de

la retórica, siendo esta la habilidad o técnica con la que cuenta un orador o bien, transmisor

de mensaje, para llegar a su público y provocar una respuesta deseada. O como explica Costa:

“Es así como las percepciones, experiencias y emociones ligadas a una empresa -y por

extensión a una marca, un producto o un servicio- estructuran los patrones de conducta social

relativa al consumo” (Costa, 2009, p. 54).

Estas categorías que originalmente fueron pensadas para la oratoria pública en tiempos

antiguos son, esencialmente, formas de estructuración de un discurso, que por su gran

efectividad han sido implementadas en Comunicación Visual mucho antes de la

profesionalización de esta disciplina: “El discurso de los usuarios de las redes sociales está

pleno de figuras retóricas que generan pensamiento, diálogo, comunicación más eficaz”

(Berlanga-Fernández, García-García, & Victoria, 2013, p. 134).

De esta forma, se describen las tres categorías de discurso retórico, comenzando por Ethos

(carácter en griego) que aborda discursivamente desde el atractivo ético, del personaje o

mensaje y su credibilidad o reputación, la cual le brinda autoridad (Figura 12, Cuerpo C).

Una de las razones por las que se recela de la Retórica es el hecho de que se utilice para encender los afectos y manipular a las masas. Este reproche ya era conocido en la Antigüedad, y por ello los clásicos trataron siempre de buscar la medida justa entre la afectividad (pathos), la argumentación como tal (logos) y la autoridad del orador (ethos) (Gil, 2006, p. 75).

Page 40: González, Darío Mariano

39

En Diseño Gráfico, el Ethos prescinde de su manifestación más directa debido a que la

comunicación visual no tiene un orador que inspire credibilidad, sino que se transforma a una

pieza gráfica. Por esta razón, su implementación se ha dado de variadas formas para asociar

a la marca con un personaje real cuya reputación es deseada y respetada, como es el caso

de la inclusión de personalidades del espectáculo, el deporte o la política en anuncios gráficos

publicitarios. La figura, sea real (un actor reconocido) o ficticia (un personaje valorado por el

público) adjunta su valoración pública a la entidad que comunica o al producto que representa;

ensalzando el mensaje y otorgándole la misma credibilidad que la figura representa.

De manera más compleja, un mensaje textual que anuncia una cualidad corresponde a la

categoría de ethos aristotélica, siendo en este caso una asociación que no se vale de un

carácter ajeno para valorizarse, sino que anuncia sus propias cualidades de forma directa.

De esta forma, el ethos es el generador de confianza, el modo retórico que se manifiesta en

una persona, objeto o verbalmente, para legitimar o dar credibilidad a la marca, producto o

servicio. Sus argumentos son de orden afectivo y moral: “A los hombres buenos les creemos

de modo más pleno y con menos vacilación; esto es por lo general cierto sea cual fuere la

cuestión, y absolutamente cierto allí donde la absoluta certeza es imposible y las opiniones

divididas” (Aristóteles, 1990).

En la actualidad, la práctica de la retórica reconfirma su eficiencia manifestándose en los

medios de comunicación y, concretamente, de autorepresentación, influencia y discurso más

importantes, que resultan ser las redes sociales, donde se concentra el tránsito masivo de

atención. Las tensiones y criterios mentales detrás de la retórica aristotélica prevalecen en la

realidad virtual y se desenvuelven de la misma forma que hace miles de años:

Con respecto a la estrategia del «ethos», en los usuarios subsiste una idea de autoridad puesto que la relación que se tiene o ha tenido con una persona en el mundo real influye en la relación con ella en el mundo virtual, y este conocimiento es la razón por la que se le agrega como amigo (Berlanga-Fernández, García-García, & Victoria, 2013, p. 134).

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Continuando con el siguiente modo, pathos (la experiencia) aborda el atractivo emocional, la

simpatía, las sensaciones, la conexión o la imaginación. Se trata de la generación de una

conexión empática que acerque sentimentalmente al individuo con el mensaje.

La emoción evocada no es necesariamente relevante para la definición de pathos (Figura 13,

Cuerpo C); simplemente su manifestación. Este recurso o etapa discursiva de la retórica tiene

como objetivo un efecto no-verbal emocional en el receptor, a fin de conmoverlo para que

piense, hable o actúe de la forma deseada por el emisor.

Para completar con la tercera figura retórica, el logos (Figura 14, Cuerpo C) es la figura

manifestada a través de la evidencia o la lógica, el atractivo de los hechos -presentados visual

o textualmente- que sustentan al mensaje y lo conectan con la realidad. Esta figura tiene la

posibilidad de interpelar internamente al receptor para que reaccione ante el mensaje con la

elaboración de una postura o criterio.

Con estos resultados queremos abrir vías de reflexión en la investigación edu-comunicativa para no obviar una disciplina transversal –como es la Retórica– cuyos principios aportan enormes posibilidades a la hora de lograr una comunicación más eficaz, humana y creativa; en definitiva, brindar la oportunidad de efectuar una lectura de la realidad que rompa con los parámetros de una sola visión, de trascender lo inmediato, haciendo uso de saberes, teorías y experiencias muy diferentes (Berlanga-Fernández, García-García, & Victoria, 2013, p. 134).

A partir de este conocimiento se vislumbran las ventajas de la retórica, que con sus tres figuras

discursivas es capaz de otorgarle cualidades persuasivas a todo tipo de contenido de la

actualidad.

2.4. La construcción de cultura marcaria

En determinados mercados (entre los cuales está el mundo de la indumentaria y moda) una

identidad efectiva es un sistema que no sólo cumple el objetivo de distinguirse visualmente de

otras identidades, sino que, a su vez, busca la generación y propagación de ideas y

emociones, en dimensiones de discurso visual superiores: una marca incorpora una nube de

conceptos o valores que pretende transmitir, y con los que desea asociarse. Este conjunto de

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valores expresados por una marca a través de su discurso integral puede considerarse su

especie de cultura. En sí misma, una marca puede definirse globalmente como la relación

interactiva de valores, que son generadores de experiencias. Estos valores (que serán

analizados en profundidad en el siguiente capítulo de este PG) no sólo se extienden hacia el

público objetivo y su mercado, sino que según Costa (2009) deben integrar y regular el sistema

interno de una empresa:

La concepción holística o sistémica entiende el todo de la empresa como un sistema funcional que es autorregulado porque realiza procesos integrados, es decir, funciones sinérgicas que se basan en la existencia de leyes estructurales entre todas sus partes. La estructura funcional es unitaria y el sistema-empresa, en tanto que organismo vivo, se funda en la unidad de este equilibrio dinámico. (Costa, 2009, p. 144)

Si se tiene en cuenta esta definición para el desarrollo de una identidad visual, la incorporación

de una concepción holística en las leyes estructurales de una empresa sentará los

fundamentos culturales para que el proyecto de diseño de una marca gráfica se incorpore

sobre un universo conceptual enriquecido por la consistencia ideológica de la entidad a la que

representa.

Con este beneficio a partir de una empresa culturalmente consistente, la autorepresentación

visual o identidad gráfica de una marca puede (y en ciertos mercados debe) trascender la

distinción visual, e incorporar un universo cultural para ser manifestado ante un público que se

identifique con este y a su vez lo incorpore en su vida de alguna forma deseada. Esta

incorporación corresponde perfectamente al ya analizado ethos, un atractivo emocional que

provoca un visceral deseo de pertenencia. Este ethos particular no habita piezas gráficas de

manera determinada, sino que pertenece y es inherente a la cultura marcaria. Una cultura

desarrollada por una marca se trata de un universo ideológico al que el público puede acceder,

pertenecer y transmitir como persona perteneciente y, también, representante de dicho

colectivo de valores. Incluso, se puede decir que la persona que se ve atraída por dicho ethos

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42

y contribuye en consumir y representar la cultura de una marca, será un ethos en sí misma

para el público.

La masividad de un producto o asociación es, en sí misma, inspiradora de credibilidad y

reputación. Y hasta en ocasiones puede desarrollar nuevas formas de pensamiento y

proyección identitaria en las marcas que, a ojos del público, traicionen su propia cultura. Un

caso notable es el de la marca IKEA y la desafortunada opinión pública generada a partir del

histórico cambio (Figura 15, Cuerpo C) de familia tipográfica en su famoso logotipo, en 2009:

Verdana, no en vano, está disponible en todos los PC y Mac y es uno de los tipos de letra más utilizados en todo el mundo. Se la hace responsable, junto con otro puñado de fuentes célebres, de la homogeneización del dominio público: el letrero del cine se parece cada vez más al del banco y al del hospital, y las revistas que un día nos parecieron originales hoy parecen diseñadas para ser leídas on line. Eso es lo que ocurrió en IKEA: el nuevo look había sido definido no por una compañía que quisiera hacer gala de sus sesenta y seis años de experiencia, sino por la gran economía y por las exigencias de la era digital (Garfield, 2012, p. 87).

Se trata del doble filo de una identidad exitosa, que se encuentra bajo constante expectativa

por parte de un público extremadamente fidelizado a la cultura marcaria. En esta era de la

información y las redes sociales, dichas interpretaciones surgidas del pensamiento popular se

viralizan instantáneamente y pueden resultar devastadoras para el imaginario e integridad de

una marca. Sus consecuencias han requerido años de forzosas estrategias de comunicación

hasta para marcas de innumerables recursos y alcance.

Lo cierto es que una empresa puede ignorar por completo qué sistema de valores posee, pero

jamás podrá carecer de uno. A los ojos del público, siempre existe una imagen. O como afirma

Costa acerca de todas las empresas: “generan una determinada cultura del hacer y el

relacionarse. Desarrollan actividades de comunicación y de relación en su interior y con su

entorno. Y proyectan una determinada imagen en este entorno” (2009, p. 145).

Por consiguiente, el cuidado y desarrollo de una cultura que fundamente el funcionamiento (e

igualmente importante, las estrategias de comunicación) de una empresa sentará las bases

para que su cultura emane hacia el entorno o público, los valores que dicha entidad desea

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43

transmitir a fin de persuadir a su público objetivo. Esto proporcionará un entramado lógico y

absolutamente potente entre la visión de una empresa y su transmisión hacia el mercado, a

través de una experiencia de marca sólida que pueda ser transitada por el público objetivo.

2.5. La experiencia psíquica de una marca

Habiendo considerado las herramientas y estrategias de comunicación, y cómo estas

modifican tanto la percepción como la interpretación de ideas, se vislumbra la importancia que

las empresas deben considerar en el desarrollo de una marca que proponga una experiencia

integral (u holística, en términos de Costa). Esta experiencia será posible si la empresa sobre

la cual se desarrolla su identidad visual se fundamenta bajo una serie de valores que ejecuten

su visión y la transmitan hacia el mundo.

Para continuar considerando los distintos aspectos que efectivizan el camino simbólico de una

empresa en su transformación a marca, es necesario incorporar una serie de conceptos que,

de particular a general, engloban la experiencia de un consumidor o cliente en su camino por

comprender e integrar una marca en su vida.

Si bien en el subcapítulo anterior se analizó cómo el funcionamiento de una empresa debe

transmitir una cultura (idealmente consciente y no librada al azar) a través de las leyes que

regulen un sistema holístico, es importante realizar una distinción clave que da comienzo al

desarrollo de una marca. La estrategia de comunicación propuesta por una empresa gobierna

la cultura y comportamiento de su marca, pero la imagen de esta siempre estará regulada y

será perteneciente a la imagen pública:

Los individuos, el público, son el centro de esta imagen mental, pues ésta se configura subjetivamente para cada uno en función de su cuadro de valores, su sistema de significaciones, su estilo de vida y sus motivaciones, expectativas y preferencias personales. De moda que la imagen “de” la empresa es la imagen que está “en” la cabeza de la gente. Y por ser una imagen psicosociológica, y no una cosa o un objeto, la empresa sólo puede gestionarla indirectamente por medio del significado de sus acciones y comunicaciones (Costa, 2009, p. 53).

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44

La actualidad es clara a la hora de exigir ciertas actitudes y formas de ser en las marcas de

importancia. En el presente, las marcas son indistinguibles de los seres humanos en las áreas

del comportamiento, el discurso y la generación de contenidos. Para expandir aún más el

tránsito psíquico que una marca atraviesa en la mente del consumidor, la psicología analítica

de Jung (2000) describe el concepto de imago para referirse a la imagen inconsciente de una

persona, cimentada de forma permanente en el psiquismo de la persona.

Para Jung el imago es el conjunto perseverante e inconsciente de valores, positivos o

negativos, que no sólo están asociados con una persona en el psiquismo, sino que son

expresados a través de esta. En su aplicación al mundo marcario, la presencia de un imago

marcario habla de la “existencia espectral pero influyente en la mente” (Jung, 2000, p. 132).

Este imago también puede ser interpretado como una idea precursora del Superyó freudiano,

pero el psicoanalista aportó su propia definición del concepto que también puede ser aplicada

a la experiencia de marca. Para Laplanche & Pontalis (1996), la interpretación psicoanalítica

del imago es la distorsión idealizada o desidealizada de una persona, manifestada por el

proceso de transferencia. Este proceso es una función psíquica mediante la cual un sujeto

transfiere inconscientemente y revive sus antiguos sentimientos, afectos o expectativas, en un

vínculo nuevo. Más contundente resulta este proceso si lo contemplamos en el mundo

marcario:

“(…) el proceso en virtud del cual los deseos inconscientes se actualizan sobre ciertos objetos, dentro de un determinado tipo de relación establecida con ellos y, de un modo especial, dentro de la relación analítica. Se trata de una repetición de prototipos infantiles, vivida con un marcado sentimiento de actualidad (Laplanche & Pontalis, 1996, p. 439).

Considerando ambas interpretaciones del imago se obtiene una mayor comprensión del efecto

que una estrategia de comunicación visual tiene en la mente del consumidor. Una marca, al

igual que una persona, es una representación mental capaz de idealizarse y asociarse (como

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45

se ha visto anteriormente en el estudio de la retórica) con un sinfín de valores y atributos que

permanezcan y convivan en la psique del público de forma permanente.

De esta forma se distingue correctamente el grado de control que una marca tiene sobre su

imagen (su apreciación en el mercado) residente en la mente del público. Será entonces el

significado o sentido que una marca tiene el que contribuya en virar la imagen pública hacia

nuevos rumbos. Bajo esta apreciación, puede considerarse a una marca como un camino

sobre el cual el público transita una experiencia como consumidor.

Considerando esto, el primer paso para concebir a una empresa como marca es desarrollar la

primera esfera simbólica que englobará su estrategia primordial de comunicación: la

constituida por su naming y graficada por su logotipo. Ambos, los más básicos elementos de

identidad y diseño estratégico.

Elementalmente, el naming es aquella palabra compuesta por letras que construyen la primera

identificación de una empresa. Si se somete a este primer identificador (Mónaco, el caso de

estudio de este PG) bajo una concepción Pierciana del símbolo, se vislumbra tanto su

ambigüedad como su maleabilidad marcaria, considerando que los símbolos nunca podrán

indicar una cosa particular, sino una serie de cosas (Vitale, 2004, p. 41).

La primera lectura del naming arroja tanto una reproducción fonética de dicha palabra (mental

o verbal), como también (en el caso de la moda, el mercado clave en este PG) un primer

disparador hacia el entendimiento de los valores o estilo de una marca.

Este naming se manifiesta gráficamente con un logotipo, que necesariamente debe ser

pensado con criterios proyectuales y de diseño, para reconocer a qué lenguaje y estilo debe

responder. Esos elementos constituyen la segunda esfera simbólica por la que la mente del

consumidor transita en su experiencia por la marca y, como se considera ahora, incorporan el

primer lenguaje de comunicación de la entidad.

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A pesar de esta habilidad, es necesario recordar que un logotipo marcario no tiene la

responsabilidad de tener adjuntos los valores o significado de una marca. Se trata más bien

de un aprovechamiento en casos (o mercados) que pueden beneficiarse de esta decisión de

comunicación y bajo ningún concepto debe considerarse como mandatorio:

La buena gestión busca siempre la mayor compatibilidad estilística y el encastre técnico más preciso entre la marca gráfica y el posicionamiento estratégico de la organización. Pero debe insistirse que no es la marca la encargada de transmitir ese posicionamiento, es el posicionamiento (que se comunica al público por diversos medios) el que termina por llenar de contenidos y significados a la marca (Belluccia & Chaves, 2006, p. 25).

Mercados como el inmobiliario o médico tendrán la tendencia a incorporar marcas con poco o

nulo grado de carácter, mientras que las jugueterías o bandas de música optarán por

gestualizar y cargar de estilo sus logotipos y símbolos marcarios. Este elemento gráfico será

analizado en profundidad en el Capítulo 3 de este PG.

La siguiente esfera en la experiencia atravesada por el usuario corresponde a la identidad, un

término central en toda conversación de marca y comunicación, pero que se usa para describir

distintos puntos de forma intercambiable. Concretamente, el concepto de identidad marcaria

tiene tantas interpretaciones como autores en diseño, y la que en este PG se considera refiere

al conjunto de recursos gráficos (entre los cuales se encuentra el ya mencionado logotipo) a

través de los cuales la marca se manifiesta visualmente. De esta forma, la identidad visual de

una empresa se compone de su símbolo marcario suplementado por un sistema gráfico de

recursos de diseño, tipográficos, fotográficos y decorativos que enriquecen a la marca más

allá de su habilidad para distinguir de otras en el mercado.

Transitando la esfera de una identidad visual eficaz, el público es capaz de atravesar una

experiencia de marca que incluso puede prescindir casi por completo de la contemplación del

logotipo. Es decir, el sistema gráfico suplementario de dicho logotipo marcario sustenta

eficazmente la posibilidad de una experiencia de marca. Para esto se vale de recursos que

puedan asociarse y referir a la marca sin necesidad de que esta se manifieste.

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La clave de la efectividad de un sistema gráfico es que el conjunto de los recursos presentados

ante el usuario sea perfectamente coherente con los atributos y valores dispuestos por la

marca madre o logotipo marcario, o como afirma Costa:

Profundizar en la propia personalidad de la empresa. Huir de lo banal y superfluo. No caer en la trampa de las modas pasajeras. No imitar las soluciones que otros han adoptado. Prever la mayor resistencia y adaptabilidad a los cambios estéticos (Costa, 1989, p. 104)

Esta identidad visual no sólo es sumamente favorable para nutrir a una marca de un sistema

que la enriquezca gráficamente, sino que es especialmente importante para marcas que tienen

un altísimo alcance o propagación en uno o varios mercados, con un alto riesgo de saturar

visualmente al público con la constante repetición de su logotipo.

Continuando con la generalización de la experiencia del público, la esfera identitaria más

abarcadora de la que dispone una empresa es la de marca o branding, como se la suele

denominar en las disciplinas de la comunicación y el marketing. La esfera o camino de la marca

es la experiencia más integral sobre la que una empresa conserva control y debería

desarrollar. La experiencia de marca engloba tanto al logotipo marcario como a su identidad

visual suplementaria e incorpora y se encarga de toda vinculación del público con la empresa.

Esto quiere decir que en la experiencia de marca se conciben, además de todos los proyectos

y estrategias gráficas, estrategias de comunicación, atención y beneficios al cliente, prensa,

acciones below the line (BTL) y cualquier interacción no-gráfica que impacte de alguna forma

sobre la ya mencionada imagen pública de una marca. Para sintetizar, todo contacto con el

público que potencialmente modifique su opinión y por ende, la imagen pública de la empresa.

La esfera de la experiencia de marca es particularmente desafiante para una entidad que aún

no tenga claro cómo traducir su visión a las necesidades de un público objetivo, y debe

responder no sólo a lo que ambiciona como empresa, sino como marca a los ojos y disposición

del público consumidor, más allá de transmitir ideales sin practicidad casi inmediata:

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48

Pero sobre todo, en su mayoría responden a un visión interna: no están contrastadas con las expectativas de los públicos estratégicos; no son en sí misma distintivas, sino más bien son sectoriales, comunes al sector; corresponden a objetivos más que a efectos de conducta en el público y en la sociedad (Costa, 2009, p. 226).

La actualidad del mundo propone que una marca debe estar preparada para brindar una esfera

de experiencia de usuario capaz de brindar un cuidado por los deseos del público que

anteceda a cualquier reclamo o demanda que perjudique la imagen pública de la empresa.

Para generar esta experiencia se necesita un relevamiento y estudio profundo del público, sus

motivaciones y deseos, y manifestar la correspondencia en el discurso marcario que vincule

al usuario con la empresa sin que el primero necesite vincularse conscientemente con la

segunda, agilizando así una afirmación positiva de marca.

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49

Capítulo 3. La identidad visual en manos de la indumentaria

En el desarrollo de este capítulo, se analizará de qué manera las marcas de indumentaria,

tanto nacionales como internacionales, utilizan la disciplina proyectual del Diseño Gráfico y la

práctica de la Comunicación Visual para autorepresentarse visualmente e incorporar

elementos gráficos en su estrategia marcaria, a fin de resignificar su producto y revalorizarse

como entidades según su público objetivo.

La búsqueda de personalidad entre los distintos competidores del rubro de la indumentaria a

lo largo del siglo XX, volvió a dichas empresas a considerar e incorporar formas de

comunicación visual que, primeramente, complementaron gráficamente el estilo de sus

prendas y conjuntos. Sin embargo, con el correr de las décadas y gracias a la evolución cultural

de su público, la comunicación visual se incorporó en el mercado de la moda como disciplina

cuyos aportes y elementos resultarían imprescindibles a la hora de transmitir una filosofía de

marca y personalidad contundente.

De intentar analizarse descriptiva o sociológicamente, la cosmovisión estética y el estilo de

vida propuestos por cada marca de indumentaria pueden hasta considerarse fantásticos, con

exigencias y valores que muchas veces superan la realidad, forma de expresión que

comparten con marcas ideológicamente cercanas como lo son los perfumes y fragancias.

Estas marcas son las responsables, y hasta a veces consideradas las culpables, de influenciar

al público con estándares de vestimenta, estilo, y apariencia física.

Considerando las formas retóricas de discurso analizadas anteriormente, el mundo de la moda

procura una asociación íntima con la sofisticación, la elegancia, la astucia y la sexualidad. Para

expresarse, legitimarse y lograr credibilidad, se aprovecha de los medios gráficos y la

comunicación visual, incorporando estrategias marcarias, imágenes y elementos que enfaticen

este estilo de vida. Esto hace que la comunicación visual sea una disciplina fundamental para

el desarrollo efectivo de una marca de indumentaria.

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3.1. La moda interdisciplinaria

La moda representada a través de la indumentaria ha sido una esfera cultural de máxima

importancia a nivel mundial, y tanto transmitida por las marcas, como aprovechada por el

público como una forma para autodefinirse y comunicar valores y estilos personales a través

del uso de variadas prendas, según cada paradigma cultural y político.

La cosmovisión estilística propuesta por las marcas de indumentaria trasciende por completo

a cada prenda particular, y debe ser reforzada y representada de forma constante, a fin de que

la marca conserve su relevancia. Como lo expresa Elly (2016) la moda involucra, sobre todo,

la acción de conectar con el consumidor, quien tiene un deseo de sentirse partícipe de la

historia de la marca.

Como se ha analizado en el capítulo 2, los recursos de retórica y persuasión implementados

en el discurso visual resultan imprescindibles para propiciar una estrategia marcaria que

identifique a la entidad e idealmente la revalorice en la mente del público. Esta forma de

conexión con el consumidor, un manifiesto material visual, puede tener un resultado directo en

la percepción del público que lo persuada a revalorizar, admirar e incluso obedecer al estilo

propuesto por quien le da imagen a la marca, haciendo pleno uso del Ethos personificado en

fotografías de personalidades que portan las prendas a publicitar.

El objetivo de la marca es cargar a su indumentaria de un valor afectivo. O como lo expresa

Hess citado en West (2010), moda es más que un conjunto aislado colgando de un perchero.

El mensaje de la marca necesita reflejar lo que la entidad de moda realmente está ofreciendo

más allá de una sola compra. El público debe interpretar a la marca más allá del producto, y

ser conmovido por el pathos provocado por una nueva visión del mundo, una visión en la que

quiera participar, y que le sobreviene a través de la comunicación visual. El potencial

consumidor debe visualizar una vida mejor, más elegante y admirable que,

inconfundiblemente, debe tener como principal responsable a la indumentaria exhibida.

Page 52: González, Darío Mariano

51

De hecho, los actores y actrices que son representados como aquella personificación del ethos

(Figura 12, Cuerpo C) sólo son seleccionados para legitimar las prendas, es decir, para asociar

el éxito o admiración que inspiran esos personajes, con la marca de indumentaria que se

publicita.

De esta forma, la incorporación de un departamento de Diseño Gráfico en la marca de

indumentaria presenta beneficios innumerables que dotan a la marca de la capacidad para

autodefinirse y cumplir sus objetivos:

El mayor beneficio entre estos campos interdisciplinarios quizás sea el desarrollo de imágenes. Es donde se comprueban las habilidades para comunicar y el gusto particular del diseñador. Hay una cierta imagen que una marca desea transmitir. La imagen ayuda a posicionar a la marca en el mercado (Laifa, 2019).

El mundo de la indumentaria se desarrolla positivamente con la incorporación del Diseño

Gráfico en sus proyectos y colecciones, volviéndolo fundamental para expresar sus valores y

lograr participar en la mente de sus consumidores. La disciplina de la comunicación visual no

se resume a una estrategia marcaria en canales publicitarios, sino que trasciende toda

maniobra comercial para desenvolverse en la actividad de permear a todos los productores e

instalaciones de la marca para desarrollar su cosmovisión en todo momento. Como expresa

Binandari entrevistada por Laifa (2019), instalación, escultura y multimedia en una

presentación de moda son elementos de Diseño Gráfico. No podemos separar al Diseño

Gráfico de la moda.

En esta consideración, la correlación entre la moda streetwear de marcas, como Billabong y

Volcom, y el Diseño Gráfico, es todavía más íntima. Comenzando por la identidad visual de

una marca, el posicionamiento del logo, la tipografía y otros elementos gráficos en los

productos, incluso finalmente en los contenidos para las redes sociales y campañas

publicitarias; todos estos son elementos pertenecientes a la disciplina de la comunicación

visual y el Diseño Gráfico.

Page 53: González, Darío Mariano

52

Esta aplicación extensa y participación íntima en el desarrollo, no sólo de campañas, sino su

inserción en los mismos productos, comprueban los beneficios que representa esta disciplina.

La comunicación visual no sólo complementa, sino que expande y dota de versatilidad al

mensaje de una marca.

Una estrategia interdisciplinar aportará su variedad de lenguajes al mensaje final, dotando a

la marca y su cultura de una comunicación más versátil y persuasiva para la audiencia.

3.2. La contundencia de la palabra: Logotipos

Considerando estos puntos y vislumbrando la importancia del Diseño Gráfico en el mundo de

la indumentaria, se comprueba que la comunicación visual dota a las marcas de moda de la

capacidad de autorepresentarse gráficamente y hasta, incluso, personificarse incorporando un

ethos conmovedor que revalorice su producto, introduciéndolo en un mundo admirable al que

el consumidor desee pertenecer afectivamente.

Sin embargo, el objetivo primordial de la comunicación visual en moda debe ser prescindir de

la imagen de una persona. Incluso como se ha analizado anteriormente, se debe prescindir

del producto mismo porque, en definitiva, una marca no vende productos, sino pertenencia y

cosmovisión. El consumidor está comprando una parte de la historia de la marca e

incorporándola a su vida, y se asocia afectivamente con esta a través de la indumentaria.

Como se ha analizado en el capítulo 1, la comunicación visual ha evolucionado acorde a su

aprovechamiento en el mundo y el universo de la indumentaria en concreto, en el que se ha

aprovechado para distinguir tanto la autoría de las prendas como el valor asociado a su

procedencia e historia.

Para lograr esta distinción, las marcas de indumentaria alrededor del mundo se valen de los

recursos más sintéticos y contundentes que ofrece el Diseño Gráfico: Signos identificadores

(Figura 16, Cuerpo C), que responden a la necesidad de identificación institucional que data

de tiempos primitivos, esencialmente la búsqueda de inserción social y reconocimiento.

Page 54: González, Darío Mariano

53

El ámbito institucional actual, además del identificador por excelencia -el nombre-, cuenta con un repertorio extenso de signos-tipo que se utilizan aislada y/o combinadamente: El logotipo (Coca-Cola), el símbolo (la “pipa” de Nike), la mascota (el muñeco “Bibendum” de Michelin) (…). Todos ellos son signos identificadores por cuanto sus propietarios los utilizan con ese fin y el público los asume conscientemente como tales (Belluccia & Chaves, La marca corporativa, 2006, p. 15).

Estos signos identificatorios deben representan a toda marca con conciencia empresarial que

sostenga objetivos claros, y supone uno de los campos proyectuales más importantes dentro

de la disciplina de la Comunicación Visual. El signo identificatorio, en cualquiera de sus

morfologías, precede y representa a la entidad de indumentaria. Como expresan Belluccia y

Chaves: “Prácticamente ninguna entidad prescinde hoy de un signo gráfico normalizado como

identificador institucional” (2006, p. 15).

El extenso uso de los signos identificatorios a lo largo del tiempo requirió de la

profesionalización y normatización de sus formas, a fin de que una reproducción masiva de su

marca no desemboque en desprolijidades y una eventual mutación del aspecto del signo. Para

prevenir este riesgo, los diseñadores gráficos realizan un extenso análisis y descripción de los

signos identificatorios en manuales de marca accesorios, en los que disponen todas las

normas de construcción, aplicación y variabilidad de la identidad visual. Este manual garantiza

que la marca se reproduzca fielmente, acorde a las pautas de diseño, y que responda a la

normatización deseada desde su concepción y desarrollo.

Para comenzar a distinguir los signos identificatorios, existen dos grandes familias: los

logotipos y los símbolos. Esta primera familia, la de los logotipos, se distingue por heredar la

función que antes cumplía la firma escrita a mano. Se trata del principal identificador de una

institución, la escritura de su nombre. Este signo resulta tan importante, que según Belluccia

y Chaves “su uso es universal: las organizaciones que carecen de él son prácticamente

inexistentes. Toda organización cuenta con una forma de graficar su nombre más o menos

normalizada” (2006, p. 30).

Page 55: González, Darío Mariano

54

Sencillamente, un logotipo hace del nombre o naming de una entidad, su principal atributo

marcario. La razón es evidente: una marca se distingue por su nombre, un elemento que

deviene del lenguaje que el público domina, y es por eso por lo que resulta de gran utilidad.

En aplicación al mundo de la indumentaria, el naming y su diseño en logotipo representan la

gran mayoría de las marcas de moda, entre las que destacan gigantes internacionales como

Dolce & Gabbana, Yves Saint Laurent, Carolina Herrera, Zara, H&M, Desigual, Givenchy y

marcas nacionales, como Prototype, Rochas, Cuesta Blanca, Akiabara, Sweet, Ver y

Kevingston. Todas estas marcas confían su identificación primaria en logotipos, prescindiendo

por completo de símbolos complementarios. Incluso puede argumentase que la popularidad

de dichas marcas puede deberse tanto a sus prendas de calidad, como a la efectividad de sus

logotipos. Como indica (Elly, 2016), no es ninguna coincidencia que algunas de las marcas

más exitosas son representadas con logotipos icónicos. Un logotipo puede expresar el origen

de una marca o darte una indicación de hacia dónde quiere ir en el futuro. El Diseño Gráfico

es una herramienta de Comunicación Visual extremadamente versátil.

Para considerar al logotipo y sus aplicaciones, y sobre todo luego de analizar el logos del

discurso retórico, es necesario hacer una distinción etimológica de su procedencia y

significado. Logotipo es una palabra compuesta, la suma de dos definiciones de origen griego:

logos (palabra) y tipos (marca). Este término aparece con el desarrollo de la imprenta de tipos

móviles. Los operarios de estas máquinas, los impresores, comprobaron que existían

relaciones entre las letras que podían ser mejorarse con ligaduras especiales. Con esto en

mente, comenzaron a fabricar conjuntos de caracteres, e incluso palabras completas.

Este término se naturalizaría y extendería en la práctica del Diseño Gráfico para ser heredado

por los distintos soportes visuales, hasta llegar a las marcas de indumentaria que se distinguen

de otras y son codiciadas casi exclusivamente por sus logotipos en sus prendas, locales,

presentaciones y spots publicitarios. Con este aprovechamiento extenso y prolongado del

Page 56: González, Darío Mariano

55

logotipo, este fue extendiéndose en su aplicación y diseño para abarcar un sentido más

envolvente en lo que respecta a identidad marcaria:

Pero en los últimos años, tanto en textos técnicos como informales en inglés, de alguna forma, la palabra «logo» fue cambiando de sentido. Ahora se utiliza para referirse a cualquier tipo de marca gráfica. Un logo en inglés, definitivamente no es un sinónimo de logotipo, sino cualquier tipo de marca. Existe la palabra trademark, pero cada vez la usan menos. Ellos no tienen la típica confusión que tenemos en castellano, entre «marca» (conceptual) y «marca gráfica», ya que usan «brand» y «logo». (Cassisi, 2020)

La identificación exclusiva a través de logotipos en marcas consideradas premium (Figura 17,

Cuerpo C) en el mercado internacional responde directamente a la búsqueda de contundencia

y sofisticación. Marcas como Dior e Yves Saint Laurent prefieren el uso exclusivo de logotipos

como identificación marcaria para representar la elegancia de sus diseños a través de la

simpleza y sutileza de su palabra, en una tipografía cuidadosamente diseñada y con mínimos

arreglos entre ligaduras y caracteres, y aún sin tratamiento cromático. Como expresa Elly

(2016) diseños minimalistas monocromáticos con el ocasional acento de color elegantemente

le abren paso a una tipografía pensada, para que tome el lugar de atención.

En dichos casos, la sencillez de un logotipo no se justifica por sí sola, sino que su diseño

obedece una narrativa clara y propuesta por la marca de indumentaria. Una narrativa definida

que trascienda las palabras y se compruebe en la lectura del logotipo. Esto es especialmente

necesario mientras menos elementos la marca tenga a disposición en su sistema gráfico, tal

como expresa Hess citado en West (2010), trascender la decoración superficial es también

extremadamente importante porque los diseñadores de moda no están dispuestos a

conformarse con una simple tipografía, quieren un concepto que contribuya a la narrativa de

la marca.

La implementación del logotipo en todas las piezas que la marca ofrece y exhibe, la unifica

como entidad competente, pudiendo así cobrar un nuevo significado y revalorización en la

mente de sus consumidores. Una identidad considerada, proyectada y eficazmente diseñada

Page 57: González, Darío Mariano

56

puede abrir paso a una asociación afectiva, un sentimiento de pertenencia en el público. Como

expresa (Elly, 2016) afirmando que no debe ser el único que siente una pequeña chispa

cuando una compra tiene una etiqueta cuidadosamente diseñada, un pequeño y hermoso

sticker o una bolsa de calidad con la que poder irse a casa. Este es el tipo de atención que

conmueve al consumidor a volver por más.

Con el diseño de un logotipo eficiente, el Diseño Gráfico crea una imagen con la que los

consumidores pueden identificarse en distintos niveles.

3.3. Blasones modernos: Los símbolos marcarios

Si se considera específicamente al mundo de la indumentaria sartorial masculina y su relación

con la representación visual, podrán encontrarse innumerables empleos de símbolos

identificatorios que muchas veces incluso suplantan el uso de un logotipo para identificar

prendas y locales. La eficacia y efectividad de un símbolo de rápida lectura y carácter evocador

fue extensamente analizado en el capítulo 1, donde se consideraron los antecedentes

marcarios primitivos de la historia: Los blasones. Estos símbolos que identificaban a tribus,

ejércitos, naciones enteras, tenían la capacidad de transmitir no sólo la procedencia de la gente

que representaba, sino también una serie de emociones que inspirasen a quien lo

contemplaba. Su enorme habilidad gráfica dio paso en la historia a la evolución del hoy

denominado símbolo marcario, identificadores gráficos que podrían considerarse los blasones

modernos de la comunicación visual al servicio de las marcas, bajo gran rigor proyectual y

académico.

Los símbolos marcarios (Figura 18, Cuerpo C), junto con los logotipos, son los principales

identificadores de toda marca moderna, y especialmente, marcas de indumentaria. Su uso es

extenso y adquiere distintas formas acorde, siempre, a las necesidades de identificación y

comunicación de cada marca. Pero según Belluccia y Chaves, son particularmente fáciles de

clasificar en comparación con otros subtipos marcarios: “Los símbolos, a pesar de su gran

Page 58: González, Darío Mariano

57

diversidad, presentan un esquema clasificatorio más claro aún, estructurable en torno a tres

conceptos: la iconicidad, la abstracción y la alfabeticidad con todas sus combinaciones

posibles”. (Belluccia & Chaves, 2006, p. 34)

3.3.1. Síntesis e inspiración: Símbolos icónicos

Según esta clasificación, el primer subtipo de símbolos icónicos encuentra un ejemplo en

indumentaria en el histórico símbolo de Lacoste (Figura 19, Cuerpo C), que se vale de un

referente reconocible (un cocodrilo) que, aunque no se trata de una fotografía literal de dicho

animal, es graficado con un lenguaje sintético que permite reconocerse perfectamente. La

razón por la cual la marca de indumentaria Lacoste decidió identificarse con un reptil tiene

consenso absoluto, aunque popularmente se sostiene que su fundador René Lacoste era

apodado El cocodrilo, entre otras teorías del imaginario cultural (Spivack, 2013).

Un segundo ejemplo de símbolo icónico en indumentaria es el de Versace (Figura 20, Cuerpo

C), cuyo particular significado detrás de su identidad revela nuevos relatos y aplicaciones en

comunicación visual. Gianni Versace, diseñador fundador de la empresa, eligió representar a

su marca con la imagen de la medusa, un ser mitológico reconocido por su cabellera de

serpientes, que solía ser una mujer de gran belleza, capaz de atraer y fascinar a quienes la

observaban, convirtiéndolos en piedra inmediatamente. La marca opta por representarse a

través de la medusa para asociar a las víctimas de este ser mitológico con los clientes de

Versace, que en presencia de su indumentaria serían incapaces de escapar a sus intensos

encantos (Patil, 2018)

Con ambos ejemplos se comprende la clasificación de este primer subtipo de símbolo icónico,

que según Belluccia y Chaves (2006), es diseñado según un referente reconocible del mundo

real (un cocodrilo) o imaginario (una medusa), tanto por su semejanza formal evidente, como

por su fuerte codificación.

Page 59: González, Darío Mariano

58

3.3.2. Manifiesto gráfico: Símbolos abstractos

El siguiente subtipo corresponde a los símbolos abstractos (Figura 21, Cuerpo C) que, por

definición, son diametralmente opuestos a los símbolos icónicos. Este subtipo suele ser

aprovechado, particularmente, en marcas de indumentaria deportiva, gracias a su principal

exponente y primer responsable del uso de símbolos abstractos: Nike. Si bien la historia del

símbolo de Nike no es completamente clara, la versión más aceptada explica que dicho diseño

fue elegido por ser considerado la representación estática de la dinámica del movimiento (Patil,

2018). Una segunda explicación apunta al significado del naming Nike, que proviene del

nombre de la diosa griega que personifica a la victoria, un concepto fundamental a ser

asociado con una marca de indumentaria buscada por deportistas que buscan superarse en

distintas competencias. Según esta teoría, el símbolo representa a una de las alas que portaba

la diosa de la victoria en el arte mitológico griego. En dicho caso se podría clasificar a este

símbolo marcario en un punto medio entre los subtipos icónico (por su procedencia) y abstracto

(por su síntesis). Pero en cualquiera de sus interpretaciones, el símbolo de Nike resultó ser un

diseño completamente innovador para la época, abriendo el panorama proyectual para el

desarrollo de nuevas formas de representar gráficamente (Patil, 2018).

Un segundo ejemplo de símbolo abstracto se encuentra en el rediseño de Reebok (Figura 22,

Cuerpo C) con vigencia desde 2013, llamado “símbolo delta” y compuesto por tres segmentos

iguales que forman un triángulo. Según Matt O’Toole, el director de marketing de Reebok, el

símbolo delta es un representante de cambio en las personas que emprenden el viaje hacia

una mejor vida, en respuesta a la epidemia de sedentarismo que invade el mundo en la

actualidad. Los tres segmentos iguales del símbolo delta representan cada etapa particular de

cambio, siendo estas el cambio físico, cambio mental, y cambio cognitivo (O’Toole, 2014).

Con ambos ejemplos se vislumbra la importancia de un símbolo que a partir de un principio

abstracto, logre inspirar un sentido de motivación y energía que conmueva a los consumidores

Page 60: González, Darío Mariano

59

de las marcas de indumentaria deportiva, y la atención y dedicación con la que las empresas

se encargan de su diseño gráfico para identificar sus marcas e interpelar al público: Según

O’Toole citado en Logo Designer (2014), la nueva marca es un símbolo de cambio hacia una

mejor forma de vida.

3.1.3. El sello de la moda: Monogramas

El tercer subtipo de símbolos corresponde a los símbolos alfabéticos, o monogramas, que

destaca por su amplio uso en el mundo de la indumentaria. Su origen etimológico proviene de

las palabras griegas mono (solo, único, aislado) y graphein (grabar, escribir), más el sufijo -ma

(resultado de la acción). Se trata de un carácter, o la combinación de una cantidad de

caracteres, diseñados tipográficamente para que, en convivencia y armonía, resuelvan en la

construcción de un único elemento. Normalmente referidos como monogramas, pueden ser

también llamados símbolos alfabéticos, acorde a Belluccia y Chaves: “Están constituidos por

aquellos que utilizan las iniciales del nombre o cualquier otra letra como motivo central sin

confundirse con el modelo “sigla” (La “T” de Texaco, la “M” de Motorola)” (2006, p. 34).

En el mundo de la indumentaria, la aplicación de monogramas como signo identificatorio

primario para marcas de moda goza de una gran aceptación. Una de ellas, Chanel, se vale de

los caracteres iniciales del nombre y apellido de su fundadora original, Coco Chanel, para

entrelazar dos “C” en tipografías sans-serif, conectadas y espejadas para identificar su marca.

Este monograma “CC” se aplica en carteras, conjuntos, prendas, zapatos y perfumes de la

línea Chanel, y en la actualidad el hecho de visualizar dicho signo, prescindiendo totalmente

de la necesidad de un logotipo, provoca una lectura rápida y efectiva para reconocer que se

trata de un producto o presentación de Chanel.

El monograma goza de una característica simbólica que hasta el momento no ha sido

contemplado por un análisis de rigor en Diseño Gráfico, pero es reconocido popularmente:

Page 61: González, Darío Mariano

60

Desde la perspectiva del consumidor, parte del encanto de los monogramas proviene de una especie de tribalismo sartorial. Incidentes desafortunados recientes, desde blackface, pasando por llaveros ofensivos y hasta sogas al cuello en la pasarela, han introducido el elemento de valor dentro de la cuestión del estilo. Uno podría elegir rockear -o no rockear- un logo basado en cuestiones de política o cultura, no sólo gusto. (Surface, 2019)

El aparente encanto de los monogramas quizás haya conmovido a Georges Vuitton cuando

lanzó el suyo propio en honor a su padre y conteniendo sus iniciales “LV” (Figura 23, Cuerpo

C) y que remiten a la considerada Belle Époque francesa, fecha en la que se creó, gracias a

su ornamentación floral icónicamente asociada a los finales del siglo XIX.

Dicho monograma permanece vigente en la actualidad, tanto en los productos de Louis Vuitton,

como en la mente de consumidores, como así también en el paradigma cultural mundial,

habiendo logrado así un objetivo ideal deseado por todas las marcas, no sólo de indumentaria

sino como portadores de identidad visual. Este signo identificatorio simboliza la idea de

riqueza, elegancia y valor tanto más que el logotipo de Louis Vuitton, y se enfrenta

independiente ante la competencia del mercado, y en presentaciones alrededor del mundo. El

monograma es abrazado por un público heterogéneo que no sólo es buscado por hombres y

mujeres deseando la elegancia representada por Louis Vuitton, sino también, por artistas

musicales que hacen del exceso y la búsqueda de riqueza un mantra de vida. Estos artistas

no sólo adquieren y ostentan productos de moda, sino que son capaces de llevar tatuada la

marca de Louis Vuitton como medalla de honor y prueba irrefutable de sus logros y riqueza.

Dicho público hace pleno eco de lo expresado por Surface (2019) demostrando que el Diseño

Gráfico, en este caso la representación de una marca de indumentaria en el diseño de un

monograma, puede provocar un pathos de semejante poder que resulte capaz de tribalizar la

identidad visual de una empresa, resignificarla y revalorizarla en algo inicialmente

inimaginable. El alcance de este logro trasciende cualquier objetivo proyectual de la

comunicación visual, pero representa el ideal para toda marca y su identidad visual.

Page 62: González, Darío Mariano

61

3.4. Abordajes comunes en la estrategia marcaria

Como se analizó en los subcapítulos anteriores, el campo de la moda y la indumentaria cuenta

con una gran diversidad marcaria que incluso podría llevarla a considerarse como la mayor

exponente de identidad visual en el mundo, con casos tan variados como contundentes tanto

para el mercado, como para la cultura general a través de la historia.

Las empresas dedicadas al diseño de indumentaria utilizan los recursos y ventajas que

dispone la comunicación visual para hacer llegar sus productos al público como parte, no sólo

de un conjunto de prendas, sino de un mundo y una cosmovisión a la que el consumidor puede

acceder desde los ojos. Para lograr este sentido de acceso y pertenencia, se valdrá de uno o

más recursos gráficos particulares, acorde a su programa de necesidades. El recurso

primordial para identificar cualquier marca será el logotipo que, como se analizó en

subcapítulos anteriores, es la transferencia del naming marcario hacia el soporte visual, una o

varias palabras en el lenguaje que el público conoce, habla y tiene presente como primer

medida identificatoria.

Más allá de la inmediata implementación de un logotipo identificatorio que cumpla con la

primera medida de reconocimiento, una marca debe partir de un programa de necesidades

específico para el cumplimiento de sus objetivos. Esta serie de metas vislumbra el camino que

la marca deberá tomar para decidir qué estrategia marcaria debe considerarse. Es decir, la

misión de una empresa dicta sus objetivos, que dictan sus necesidades, que dictan su

estrategia marcaria, que dictan sus aplicaciones, que dictan sus decisiones de comunicación

visual. Esta serie de pasos no sólo establece un camino desde lo general a lo particular en

una empresa, sino que garantizan que las decisiones de comunicación visual de una marca

se encuentran sustentadas por un proceso proyectual lógico.

De esta forma, y para estudiar el mercado en términos globales, las marcas de indumentaria

se proponen, como primer nivel de identificación, dotar a sus prendas, locales, presentaciones

Page 63: González, Darío Mariano

62

y publicidades de recursos gráficos que los unifiquen bajo una misma marca. Este nivel es el

más fundamental, y su ejecución sienta las bases para que una marca goce de identidad. Para

su correcta implementación es necesario considerar dónde y cómo la marca debe existir,

teniendo en cuenta en qué dimensiones, espacios, distancias visuales y materialidades se

observa. Una marca de indumentaria tiene una gran diversidad de aplicaciones y sobre todo

materialidades, que van desde la cartelería de los locales, de varios metros de ancho, en lona

o diseño tridimensional, hasta bordados diminutos sobre etiquetas en el cuello de las prendas.

En casos extremos como el último, donde las dimensiones que se tienen a disposición para

identificar un producto no son de más que unos cuantos milímetros, un logotipo que surge a

partir de un naming extenso (por ejemplo, Yves Saint Laurent) caería en la necesidad de

reducirse tanto que perdería su legibilidad. A partir de esa necesidad se vislumbra la

practicidad y eficacia de los símbolos marcarios, que generalmente permiten reducciones

mínimas mucho más chicas que los logotipos y suelen gozar de una lectura más ágil.

El segundo nivel identificatorio que deben considerar las entidades de indumentaria consta de

dotar a sus productos e instalaciones de un sistema gráfico desprendido de la marca principal,

que no sólo identifique, sino que conmueva e inspire al consumidor a formar parte de la

experiencia de adquisición del producto que ofrece la marca. Como ha sido analizado en los

casos de Reebok y Louis Vuitton, una marca puede desear asociarse con sensaciones de

motivación y desarrollo personal o envolver su identidad en una cultura de la elegancia y la

intrepidez, sobre la que su público basará la experiencia. Sin conformar la totalidad de los

casos, este segundo nivel hace eco de los objetivos de toda marca que no sea sólo de

indumentaria, sino que esté involucrada en uno o más aspectos o productos asociados con la

moda. Este es el caso para un correcto abordaje y desarrollo de la identidad visual para

Mónaco en los posteriores capítulos.

3.1.1. Calidad marcaria en indumentaria

Page 64: González, Darío Mariano

63

A partir de lo investigado en este capítulo, se reconoce que toda empresa de indumentaria

inicia su estrategia de comunicación visual con una marca completa y un sistema de identidad

visual. La importancia de estos recursos resulta evidente en todas las esferas de comunicación

y branding en los que estas empresas se desenvuelven para la generación de una cultura que

englobe su marca.

Sin embargo, la búsqueda y desarrollo de calidad gráfica en diseño de marca es un objeto de

estudio en sí mismo, y como indica Cassisi (2019) la pregunta a qué se denomina como

logotipo de buena o mala calidad no arroja una respuesta evidente. Más bien, la distinción y

criterio de calidad surge a partir de un desarrollo de conocimiento y experiencia que permite

elaborar un juicio cada vez más certero: “Es decir que la calidad es un problema cultural. Si

uno cultiva un conocimiento y un tema determinado, es muy probable que termine

dominándolo. Y esa cultura es la que te permite distinguir la calidad” (Cassisi, 2019).

Como es esperable, la capacidad que un diseñador gráfico tendrá para reconocer la calidad

gráfica de una marca se corresponde íntimamente con su conocimiento y, sobre todo, con su

incalculable experiencia en la evaluación de una enorme cantidad de marcas gráficas que

agudicen su visión y criterio proyectual. Con esta consideración, se deja en claro la importancia

de la cultura gráfica para formar profesionales competentes.

Una vez en práctica, el análisis y diagnóstico de una marca puede realizarse desde distintas

cualidades o características gráficas. Este Proyecto de Graduación basa este campo de

estudio en los indicadores de calidad marcaria definidos por Belluccia y Chaves (2006, p. 96-

99) en La marca corporativa, en el que se establecen catorce indicadores sobre los que se

somete a evaluación un símbolo marcario. Estos indicadores discriminan aspectos esenciales

que toda marca expresa en un bajo o alto grado, como vocatividad (estridencia o llamado de

atención), singularidad (diferenciación en su contexto), pregnancia (recordabilidad a medio y

Page 65: González, Darío Mariano

64

largo plazo), declinabilidad (potencial para generar identificadores o recursos nuevos a partir

de esta), entre otros.

El diagnóstico realizado a través de estos indicadores permite que una marca arroje grados

bajos en ciertos indicadores y altos en otros, sin que esto signifique que la marca es de mala

o buena calidad. Por lo que no es aconsejable presuponer que, por ejemplo, el logotipo de una

agencia fúnebre debe poseer un grado alto de vocatividad. A partir de esta consideración

resulta absolutamente fundamental comprender que el análisis de una marca gráfica debe

realizarse posteriormente a un relevamiento pleno del entorno en el cual se desenvolverá.

Desde un entendimiento profundo del entorno y mercado que la marca habitará, se desprende

una variedad de grados (esperados, ideales o hasta obligatorios) para cada uno de los catorce

indicadores, grados sobre los que cotejar la marca a evaluar:

Es importantísimo establecer el grado adecuado de cada requisito al caso para no sacar luego conclusiones desencaminadas o desproporcionadas. Por ejemplo: las necesidades de pregnancia, estridencia, y vocatividad son muy diferentes según se trate de la marca gráfica de una tarjeta de crédito con clientela masiva, sometida a gran competencia, con alta presencia publicitaria, o de una empresa de servicios sofisticados de tecnología, con clientela reducida, escasa, sin presencia en medios masivos, etcétera (Belluccia & Chaves, 2006, p. 96-97).

El relevamiento previo a la etapa de diagnóstico garantiza un criterio acertado para arrojar la

mejor evaluación de una marca, y este consiste en investigar el posicionamiento estratégico,

los paradigmas estilísticos existentes, las necesidades de comunicación, cualquier

condicionante verbal, los tipos de signos pertinentes y los valores de la marca más allá del

universo gráfico. Esta información vislumbra un contexto sobre el que la marca debe responder

favorablemente a cada grado esperado para cada indicador.

El resultado de esta auditoría permite realizar una valoración profesional de la marca para

reconocer qué aspectos resultan favorables y qué ajustes deben realizarse en sus

identificadores para que la marca se acerque lo más posible a las exigencias de calidad

esperada. En el Capítulo 4 de este PG se realizará un relevamiento y posterior diagnóstico

Page 66: González, Darío Mariano

65

sobre la marca Mónaco, para así reconocer su calidad gráfica actual y sentar las bases para

una propuesta de rediseño constructiva.

Page 67: González, Darío Mariano

66

Capítulo 4. La actualidad gráfica de Mónaco Indumentaria

El objetivo de este capítulo es analizar a la marca de indumentaria masculina Mónaco desde

un punto de vista de Comunicación Visual, repasando su historia particular y sus antecedentes,

incursiones y estrategias en Diseño Gráfico. Se trata de un estudio riguroso de sus decisiones

empresariales para comprender qué factores llevaron a la marca a su posición actual dentro

del mercado en el que compite, para referenciar qué oportunidades tiene Mónaco para

desarrollarse en el mercado de indumentaria masculina, y también, qué falencias y amenazas

enfrenta en este desarrollo.

El análisis de Mónaco se contemplará tanto en su historia, productos ofrecidos y estrategias

duras, como también su personalidad de marca, cosmovisión y propuesta de valor. Dichos

elementos serán sometidos a estricta comparación con competidores reales que conviven con

Mónaco en el sector en que se encuentra actualmente, como así también, competidores

ideales que pertenecen a un sector del mercado aún por alcanzar, al implementar una nueva

propuesta de identidad visual capaz de cumplir los objetivos necesarios para reposicionarse.

Este relevamiento es posible gracias al estudio de la historia del grafismo y la Comunicación

Visual, realizado en capítulos anteriores, en los que se consideró a la disciplina proyectual del

Diseño Gráfico como una actividad que se nutrió y, además, convive interdisciplinarmente con

otras disciplinas y escuelas de pensamiento como la psicología, la sociología, el arte y la

estética, y la comunicación estratégica. Todos estos campos se asociaron a la disciplina de la

Comunicación Visual para incorporar sus distintos conocimientos y dotar al Diseño Gráfico y,

concretamente, a la Identidad Corporativa, de una serie de conceptos y principios que

sustenten la realización de una marca que se desenvuelva y desarrolle con gran efectividad

en el mercado en el que desea competir.

Page 68: González, Darío Mariano

67

Considerando lo analizado a lo largo de este Proyecto de Graduación, se analizará a Mónaco

Indumentaria, para realizar un relevamiento completo que devuelva la primera etapa para una

nueva identidad visual.

4.1. Historia, producto y estrategia marcaria

Mónaco es una marca especializada en prendas de indumentaria masculina que tiene sus

comienzos en 1970 en la Ciudad de Buenos Aires, Argentina. Comenzando su desarrollo en

el mercado textil y de indumentaria, incursionó en la ropa para hombres, especializándose en

el diseño y fabricación de camisas de vestir.

Posteriormente fue adquirida por Otero Indumentaria (Figura 24, Cuerpo C) una red de

franquicias de indumentaria masculina de dueños españoles que llegaron a la Ciudad de

Buenos Aires desde Galicia y, con éxito, desarrollaron su empresa. Con el crecimiento de

Otero, se adquirieron nuevas marcas al inventario de productos, absorbiendo marcas y

negocios de sastrería y empresas de fabricación de indumentaria en serie.

Una de estas empresas fue la línea de camisas Mónaco que, si bien nunca dejó de

comercializarse como marca madre, terminó formando parte de la línea de indumentaria

masculina Otero, una empresa multimarca que realiza envíos al interior del país, venta

mayorista, y actualmente cuenta con siete sucursales de venta a consumidor final, y talleres

de fabricación y depósito en la Ciudad de Buenos Aires.

Si bien la empresa Otero Indumentaria elabora y comercializa la marca de camisas Mónaco,

esta no actúa como marca paraguas, es decir, Otero no respalda a Mónaco en su estrategia

comercial, ni tampoco Mónaco se expresa en el mercado como submarca de Otero. Este

comportamiento no ha sido explicable, su comprobación y funcionamiento tienen causa natural

y no es una decisión planificada.

4.1.1. A la deriva de la vaguedad visual

Page 69: González, Darío Mariano

68

Mónaco se caracteriza, visual y principalmente, por su producto. La identidad visual y el

sistema gráfico con los que cuenta la marca en distintas aplicaciones resulta inconsistente y,

en ocasiones, hasta inexistente. La empresa nunca realizó un esfuerzo enfocado en el

desarrollo de una identidad visual que distinga y revalorice su producto, o por lo menos

permanezca competente en el mercado más allá de lo que comercializa. Más bien, concentró

sus recursos en la fabricación de camisas de excelente calidad.

Siendo este el factor distintivo de la marca, Mónaco logró una valoración positiva en el público

masculino de la Ciudad de Buenos Aires y el interior del país, que la hizo prosperar en el

mercado de indumentaria desde la década de los 80s y hasta los 00s. Sin embargo, su

consistencia en calidad fue perdiendo apreciación y la marca comenzó su período de

decadencia, tanto por la crisis económica que afectó a Argentina en el 2001, como también

acompañado por un evidente estancamiento como empresa del mundo de la moda.

Mónaco nunca se renovó gráficamente o desde cualquier esfera de comunicación, provocando

un deterioro corporativo que redujo su presencia en la mente del consumidor. El público que

mejor recuerda la calidad de sus camisas pertenece al rango etario de entre 40 y 70 años, que

generalmente describe a la marca como confiable y de buen gusto.

Mónaco no cuenta con una identidad visual consistente. Reconociendo las ventajas y

necesidades de una actividad proyectual interdisciplinaria como lo es la combinación del

diseño de indumentaria y el diseño gráfico en el capítulo 3 de este Proyecto de Graduación,

puede realizarse un análisis del sistema gráfico y marcario del que la empresa dispone.

La realización de un relevamiento de Mónaco resulta por lo menos compleja, ya que desde lo

esencial de su estrategia marcaria presenta problemas evidentes. La empresa cuenta con una

variedad de logotipos (Figura 25, Cuerpo C) que utiliza de forma intercambiable y, sobre todo,

indiscriminadamente; sin criterio particular. Los productos que comercializa, entre los que

Page 70: González, Darío Mariano

69

predomina la venta de camisas masculinas, pueden llevar cualquiera de estos logotipos y, en

algunos casos, ser acompañados por monogramas cosidos sobre la prenda.

Considerando otros elementos gráficos que podrían ser ventajosos para la representación de

Mónaco, existen las etiquetas y cintas de cartón que acompañan a las prendas. Estos

elementos, si bien beneficiosos para transportar la imagen de marca de Mónaco, cargan, una

vez más, identidades sin criterio estratégico global. Estos elementos accesorios llevan

logotipos que bien podrían diferir de la marca cosida en las etiquetas de cuello que fueron

definidas en la fabricación de la prenda.

En casos extremos pero probables, una camisa masculina de marca Mónaco puede llegar a

manos de un consumidor con hasta cuatro logotipos distintos, que no aportan más que

curiosidad y confusión, licuando la percepción de la marca, su experiencia en el usuario y, por

ende, degradando la capacidad de pregnancia de Mónaco.

Al igual que muchos otros emprendimientos familiares, pequeñas y medianas empresas de la

Ciudad de Buenos Aires, la responsabilidad del desarrollo de una identidad visual efectiva

quedaba a manos de los mismos dueños de la empresa. La eventual inserción de nuevos

logotipos marcarios adulteró la consistencia de la identidad visual de Mónaco Indumentaria y

le restó vigencia progresivamente.

Para empeorar el panorama dentro del mercado y en la disponibilidad de productos al público,

ningún logotipo fue retirado de las prendas, aún en la actualidad. Como primer paso hacia el

camino de una identidad visual pregnante y vigente, Mónaco necesita realizar una

desambiguación marcaria intensiva que la despoje de elementos gráficos que no hacen más

que contaminar su autorepresentación frente al público y su posicionamiento en el mercado.

Debido a esta variedad de identidades que intentan convivir unas con otras, la identidad visual

de Mónaco sufre de un altísimo grado de vaguedad gráfica.

Page 71: González, Darío Mariano

70

La diversidad y arbitrariedad de su marca se presta a confusión en la mente del consumidor,

quien no sabría identificar a Mónaco por un logotipo distintivo. Esta es la primera falla

importante en la identidad visual de Mónaco, y el primer problema a resolver para lograr un

sistema gráfico efectivo y, además, consistente.

4.1.2. Consideraciones de diagnóstico marcario

Habiendo considerado que Mónaco se encuentra en un estado de dispersión identificatoria de

gran magnitud, un diagnóstico marcario preciso resulta fundamentalmente problemático. Los

aspectos que se cotejan para evaluar la calidad de una marca precisan, cuando menos, de un

recurso identificatorio definido para ser examinado. Sin embargo, Mónaco cuenta con cuatro

variaciones logotípicas distintas, de las cuales ninguna parece destacar estratégica o

gráficamente.

A partir de este hecho, y de cualquier manera, estas cuatro variantes comparten ciertas

características formales y tipográficas que pueden brindar una mínima cuota de rigor

proyectual al diagnóstico marcario de Mónaco, basado en los indicadores de calidad marcaria

definidos por Belluccia y Chaves (2006) y analizados en el capítulo 3 de este PG.

En primer lugar, para dar comienzo a un diagnóstico criterioso es necesario investigar el perfil

estratégico del cliente o público objetivo de Mónaco. Adicionalmente, se precisa analizar el

contexto marcario (y el mercado) donde convivirá la identidad de Mónaco. Un relevamiento

certero de las marcas e identidades visuales pertenecientes a la competencia directa e

indirecta, brindará el panorama de la realidad sobre la cual Mónaco debe fundamentar sus

decisiones de diseño y estrategias de comunicación.

4.2. Perfil estratégico y competidores

La industria nacional de indumentaria masculina goza de una gran diversidad de marcas que

ocupan distintos mercados en la moda. Algunas son consideradas de primera marca y otras,

Page 72: González, Darío Mariano

71

productos que priorizan bajo precio y utilidad, a elegancia o excelencia en calidad. Para

comprender en qué tipo de mercado compite Mónaco, se necesita responder una serie de

preguntas desde su realidad comercial hasta su posicionamiento deseado, un estudio de lo

que ofrece la marca, como así también información de lo que dice ofrecer, o bajo qué

experiencia. Estas consultas no sólo hablarán del lugar de Mónaco en el mercado, sino

también de los competidores que comparten ese nicho y pelean por la atención del público

consumidor.

La realidad actual de Mónaco se puede resumir en una marca cuyo producto insignia son las

camisas para hombres, las cuales se ofrecen con una enorme variedad de estilos, tanto de

vestir, elegante sport e informales. En sí mismo, el universo conceptual de la ropa para

hombres ya resulta inspiradora, pero un punto importante a considerar es la proyección de

conexión emocional con el cliente.

Mónaco es una marca de indumentaria que hasta el momento ha sido comercializada en

locales multimarca. La empresa dueña, Otero, realiza grandes ventas de productos Mónaco

de forma mayorista, y la incorporación de la comercialización minorista es un mercado nuevo

y sin explorar.

Esto significa que, hasta el momento, la experiencia de compra de una camisa Mónaco por

parte de un cliente siempre ha estado permeada por la interposición de una marca paraguas

(Otero o la marca y experiencia brindada por el local de venta) que vinculó a la persona con el

producto, depreciando la relación entre ambos y quizás hasta virando la atención del público

hacia la marca y experiencia de compra construidos en el local de venta, un espacio

incontrolable por la estrategia comunicacional de Mónaco.

Si además se tiene en cuenta que Mónaco se considera una marca de productos de calidad,

pero que no realiza, por ejemplo, sastrería o indumentaria a medida, se logra obtener otro

grado de información de la experiencia que el producto puede ayudar a ofrecer.

Page 73: González, Darío Mariano

72

Si sólo se considera la actualidad de la marca, Mónaco estaría compitiendo con actores

comerciales variados: En el sector de camisas masculinas, no existen marcas nacionales de

la misma relevancia, alcance o capacidad de producción y logística como las que Otero le

brinda a Mónaco, por lo que con una estrategia de comunicación acertada, sería (si ya no lo

es) líder comercial a nivel nacional.

La nueva incursión de Mónaco en el mercado minorista representa una gran oportunidad para

resignificar su estrategia de comunicación, y su programa de necesidades ahora se amplía

para encargar una identidad visual que sea eficaz tanto en su etapa de distribución como en

sus perfiles sociales y sitio e-commerce a un consumidor final.

En la actualidad, Mónaco tiene un público objetivo sumamente abarcador. Sus compradores

posibles pueden residir en distintas partes de Argentina e ir desde los 15 a los 70 años de

edad. Mónaco ofrece diseños de camisas formales y clásicos, como estilos modernos y

estridentes. Sin embargo, considerando bajo qué marcas paraguas y locales multimarca se

ofrece su venta, este amplio rango se puede acotar a un público objetivo de residentes de

Buenos Aires, Argentina, que van desde los 25 a los 45 años de edad.

Un buyer persona, es decir, un consumidor ideal para Mónaco, sería un hombre de 30 años,

con sentido de la moda y autoconsciencia en su vestir, que busca un estilo clásico con ciertos

toques de modernidad y disfruta de combinar distintos diseños de camisas en su vida

cotidiana. A partir de estas consideraciones se puede guiar el criterio estilístico y, sobre todo,

de valores que la marca debería significar en su cultura y, también, una o varias esferas de su

experiencia de marca, conceptos que han sido analizados en el Capítulo 2.

Iniciando un relevamiento marcario integral en el mercado y competencia en indumentaria, se

vislumbra lo analizado en el Capítulo 3 de este PG.

4.3. Análisis de competencia directa

Page 74: González, Darío Mariano

73

Las marcas gráficas del mundo de la moda, que corresponden al primer nivel en indumentaria

masculina formal o elegante sport, se componen casi exclusivamente por un logotipo (Figura

16, Cuerpo C) como marca madre, que en raras ocasiones puede o no estar suplementado

por un símbolo. Algunos ejemplos son Rochas, Penguin, Key Biscayne, Oxford Polo Club,

Saint Laurent, Zara, Calvin Klein, Dior, Boss, Louis Vuitton y Ralph Lauren.

En perfecta correspondencia con las condiciones de comunicación a las que se someten, estas

marcas prescinden por completo del uso del color, y sus contadas variaciones logotípicas

consisten, generalmente, en una versión en negativo (logotipo blanco sobre fondo oscuro

cuando es necesario). Son marcas gráficas sin búsqueda alguna de estridencia o vocatividad;

no pretenden llamar la atención, sino identificar y respaldar sus productos de forma sutil. Esta

homogeneidad marcaria se corresponde con lo afirmado por Bellucia (2019) en su análisis de

marcas de moda, y sienta las bases para un proyecto de diseño y comunicación visual que

conviva perfectamente en el mercado de la moda y entre sus competidores.

Considerando a las marcas desde su identidad visual, se observan sistemas gráficos

sumamente cerrados, con contadas excepciones. Los recursos gráficos accesorios

pertenecientes al sistema se desprenden de la marca madre, siendo estos la tipografía, paleta

cromática o recortes y reencuadres implementados en tramas o texturas. La indumentaria

ocupa el centro de atención en su diseño ambiental, y el diseño gráfico de tanto de sus locales

como de sus piezas digitales permanece sencillo y complementario.

Haciendo eco de la cultura y valores del mundo de la moda, la competencia directa analizada

en los siguiente subcapítulos se vale de un ethos contundente, un personaje célebre que viste

las prendas de la marca en cada campaña fotográfica. Esta figura es insignia y respaldo de la

marca, y así como esta tiene la valoración de la celebridad, se espera lograr la misma

valoración en el público objetivo. El ethos es la única figura retórica evidente en la estrategia

de comunicación de estos competidores.

Page 75: González, Darío Mariano

74

4.3.1. Rochas

La competencia directa de Mónaco se desarrolla, casi exclusivamente, en el mercado de

indumentaria masculina, con algunas excepciones de marcas de indumentaria unisex. Rochas

(Figura 26, Cuerpo C) es uno de sus competidores, ya que sus camisas se elaboran,

comercializan y revenden en locales multimarca de la misma forma que Mónaco. Su gran

ventaja, sin embargo, es que Rochas cuenta con locales propios de la marca y realiza

campañas publicitarias en toda la Ciudad de Buenos Aires (al momento de la realización de

este PG).

En correspondencia con el mercado de indumentaria masculina, Rochas se expresa con un

logotipo marcario único que mayoritariamente se grafica en negativo, sobre fotografías o

fondos que tienden al negro. Lo mismo prefiere en la cartelería de sus locales y avatares de

perfiles sociales, aunque recurre a su versión en positivo para contadas ocasiones. Como

muchas otras marcas de moda, es contundentemente austero y permite que la fotografía del

modelo o producto exprese la cultura de la marca, que habla de sofisticación, confianza y

elegancia.

Si bien Rochas permanece obediente a las normas de diseño impuestas por la homogeneidad

del mercado, su posicionamiento en las piezas publicitarias es en una escala gráfica

importante, por encima de la fotografía y con un alto contraste posible así por el uso del logotipo

en negativo. Su marca termina por ser un statement de los valores expresados por su campaña

fotográfica y ayuda enormemente a asociar al logotipo con estos valores, haciendo de Rochas

una marca de gran pregnancia gráfica y cultural. Al poseer tantos paralelismos con el caso de

estudio de este PG, esta empresa demuestra perfectamente el potencial de Mónaco bajo una

estrategia de comunicación proyectada criteriosamente.

4.3.2. Oxford Polo Club

Page 76: González, Darío Mariano

75

La siguiente competencia directa en camisas e indumentaria masculina es Oxford Polo Club

(Figura 27, Cuerpo C), que podría ser considerada la principal competencia de origen nacional

para Mónaco. Se trata de una marca culturalmente tradicional, que a través de los valores del

estilo de vida polista se expresa con un logotipo con símbolo. Esta marca gráfica distingue en

el mercado por expresarse en un azul marino y con una paleta complementaria que contiene

tonos mostaza y bordó para elementos accesorios y misceláneas en su sistema gráfico. Su

logotipo utiliza una familia tipográfica serif con caja alta, tradicionalmente utilizada en el mundo

de la moda, y presenta variaciones logotípicas que intercambian el ordenamiento vertical u

horizontal de la marca y su tagline “Polo club” expresado en tipografía sans-serif y en caja alta.

Su símbolo marcario es un polista sobre su caballo, que en su marca madre está expresado

aproximadamente dos veces y media más grande que el logotipo, demostrando la importancia

de este recurso. Dicho símbolo se utiliza como variante de marca independiente para identificar

camisas, chombas y otras prendas y piezas gráficas.

Al igual que Rochas, Oxford Polo Club se caracteriza por expresarse con una marca principal

de gran solidez, y con una identidad visual global simple, de fondos planos, sin textura ni

tramas. La mercadería en exposición es el foco central de su diseño ambiental y no se ve

modificada por ningún elemento gráfico. En algunas secciones de instalaciones o piezas

gráficas, se utiliza el símbolo para la realización de tramas, o en macro y recortado, utilizado

como pared acento o fondo.

4.3.3. Original Penguin

La marca de indumentaria masculina Penguin (Figura 28, Cuerpo C) destaca por las inusuales

decisiones de diseño que incorpora su marca completa. Su logotipo hecho a mano,

notablemente gestual y de línea inclinada, contrasta notablemente en el mundo de la moda,

gobernado por logotipos serif de caja alta. En un caso único, su tagline “an original” precede y

da paso a la lectura del logotipo, connotando la transmisión de calidad y clasicismo de sus

Page 77: González, Darío Mariano

76

prendas. Adicionalmente, su marca completa incluye la marca paraguas Munsingwear, que

paradójicamente respalda a Penguin, pero que a su vez dejó de existir para dar paso a Penguin

como marca madre.

Su elemento identificatorio más reconocible es su símbolo mascota, un pingüino con camisa y

corbata, ilustrado en un lenguaje gestual y descontracturado que puede ser visto con o sin su

contenedor circular de valor fijo. Este símbolo marcario se encarga de identificar prendas y

piezas de reducido tamaño, como avatares para perfiles sociales y accesorios de

indumentaria, siguiendo los criterios de otras marcas con símbolos independientes a su

logotipo. A su vez esta mascota se utiliza y modifica en tamaño, croma y lenguaje para la

creación de estampados y otros diseños.

La identidad visual de Penguin suele desobedecer las pautas inferidas por la marca gráfica,

utilizando estrategias de comunicación visual que aprovechan el tono de parodia para llevar a

cabo sus campañas y lanzamientos. Algunos ejemplos son la adopción de lenguajes

inspirados en estrenos de cine de acción o cultura surf, de los cuales se desprenden los

criterios tipográficos, cromáticos y estilísticos de dichas campañas.

4.4. Diagnóstico y programa de necesidades

A partir del estudio y relevamiento de la marca Mónaco, su mercado, el universo cultural que

se desprende de este, y su competencia directa, se logra un entendimiento pleno de cómo

ejecutar los objetivos de la empresa con un plan de diseño de rigor proyectual.

Como comienzo de la etapa fundacional de la estrategia de comunicación visual de Mónaco,

la marca ha de obedecer los patrones establecidos por su mercado y competidores, a fin de

convivir y asociarse con la valoración de la que estos gozan; de forma tal que su público

objetivo resignifique a la marca y naturalice su identidad. Esta primera etapa hará posible y

sentará las bases para una estrategia de comunicación primordial que tenga como objetivo el

aumento exponencial de reconocimiento de marca por parte del público objetivo.

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77

El diagnóstico realizado brinda una respuesta clara a la problemática de marca por la que está

atravesado Mónaco. Aún bajo el desafío que presenta la diversidad logotípica, es posible

identificar ciertos paralelismos entre las distintas opciones. Estas similitudes hacen posible

desarrollar un criterio gráfico común entre lo que ya ha sido diseñado, y las imposiciones y

pautas gráficas del mercado.

Dentro de las cuatro respuestas posibles que ofrece el diagnóstico de marca definido por

Belluccia y Chaves (2006), el camino denominado como diseño anclado se considera el más

acertado. Esta respuesta al diagnóstico (del que se aclara una vez más, representa la suma

de los paralelismos entre una variedad de logotipos y símbolos marcarios de Mónaco) refiere

a la conservación de algunos signos actuales de la marca, dentro de un proceso de evidente

rediseño. La línea de actuación en una variante de diseño anclado presupone un grado de

intervención evidente, que incorpora modificaciones notables para el público objetivo.

Las distintas variantes de logotipo de Mónaco comparten criterios tipográficos y marcarios que

son considerados favorablemente. Estas marcas utilizan familias tipográficas sans-serif, de

valor fino o normal. Adicionalmente son acompañadas por un símbolo marcario, generalmente

abstracto. Los símbolos pueden expresarse precediendo al logotipo, o dejándose pisar por

este. Descartando algunos factores, ambos criterios se corresponden con las marcas

competidoras y deben ser rescatadas en el nuevo proceso de identidad visual.

Como primera medida identificatoria, Mónaco necesita el diseño de un logotipo de gran calidad

gráfica, acorde a los conceptos analizados en el Capítulo 3 de este PG. Esta marca madre

deberá identificar correctamente a Mónaco en una gran variedad de escalas, soportes,

distancias y medios visuales; por lo que debe tener un alto grado de inteligibilidad.

Adicionalmente, precisa ser suplementado con un símbolo que pueda funcionar de forma

independiente como primera variante marcaria. Este símbolo podrá ser utilizado como marca

principal para identificar camisas, accesorios y piezas gráficas de reducido espacio, como

Page 79: González, Darío Mariano

78

avatares de perfiles en redes sociales. Este símbolo satisface el grado de suficiencia necesario

para el desarrollo de una marca completa de indumentaria en todas sus aplicaciones. Y a su

vez, presentará la posibilidad de ser intervenido estilísticamente para la creación de diseños

decorativos, estampados, misceláneas, tramas y otros recursos gráficos. Esta habilidad gráfica

aumenta el grado de declinabilidad de la marca, y abre el juego para sustentar nuevos

elementos visuales y estrategias de comunicación.

Como segunda línea de necesidad, Mónaco deberá contar con un sistema de recursos gráficos

que engloben a la marca y la estructuren en una identidad visual completa; el objetivo

primordial de este PG. Como se ha analizado en capítulos anteriores, un sistema gráfico nutre

a la marca de un lenguaje visual compuesto por elementos constantes y variables. A partir del

relevamiento de mercado y competencia, la implementación de un sistema gráfico cerrado y

consistente resulta en el mejor camino a seguir.

Mónaco tendrá a disposición un sistema de recursos gráficos que se desprenderán de su

marca completa, a fin de que sean fácilmente asociables con la primera línea de identificación

visual. Este rediseño, anclado con ciertos recursos actuales, constará de un programa gráfico

capaz de identificar a Mónaco en una variedad de espacios y aplicaciones.

Page 80: González, Darío Mariano

79

Capítulo 5. Propuesta de rediseño para Mónaco Indumentaria

Con el desarrollo de este Proyecto de Graduación, este último capítulo abordará el principal

objetivo de desarrollar una propuesta de rediseño para la marca de indumentaria Mónaco.

Para lograr esta tarea, se tendrán en cuenta las distintas etapas contextuales que hacen

posible el desarrollo de una identidad visual eficaz, y que fueron analizadas en profundidad en

cada uno de los tres primeros capítulos: La utilidad de la comunicación visual, su efecto en el

consumidor y su aprovechamiento en el mundo de la indumentaria.

El abordaje teórico realizado desde estas distintas esferas garantizaría una comprensión

sólida de qué implicancias tiene una identidad corporativa, pero a su vez, fue necesario un

estudio profundo de la marca Mónaco para reconocer qué objetivos principales desea cumplir

y, a partir de estos, qué necesidades necesita satisfacer a través de su comunicación visual.

Este programa de necesidades sienta las bases para el desarrollo de una identidad visual

cuyas aplicaciones particulares garanticen un alto grado de eficacia, capaz de no sólo

identificar correctamente a la marca, sino de revalorizar a Mónaco para tener una mayor

competencia en el mercado y sentar las bases para el desarrollo de una cultura de

comunicación propia, que atraiga a nuevos consumidores.

Con el estudio particular de la estrategia y recursos actuales de la marca, será posible

interponer los recursos teóricos del diseño gráfico, la psicología de lo visual y la comunicación

en indumentaria, entre la actualidad de Mónaco y sus objetivos principales. Esta convergencia

de conocimientos y criterios producirá una identidad diseñada lógicamente y atenta a las

necesidades que Mónaco posee en el mercado.

5.1. Consideraciones para desarrollo

A partir del programa de necesidades elaborado en el capítulo anterior, la marca Mónaco

cuenta ahora con un plan estratégico lógico que le permita lograr la competencia en el mercado

y establecer un universo de pertenencia con el cual el público desee conectar. Este programa

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80

a seguir deja claras las pautas que darán forma y utilidad a toda pieza gráfica diseñada como

parte del sistema de la marca.

Teniendo en cuenta el plan trazado, Mónaco ahora reconoce su objetivo de identificarse con

un logotipo único, universal y producto del diseño proyectual, que cuente con un sistema

gráfico de piezas, tanto específicamente diseñadas para aplicaciones particulares, como

recursos variables con los que contar para gozar de versatilidad y preparación para exigencias

y estrategias de comunicación inesperadas.

Para dar comienzo al proyecto, el desarrollo de un logotipo es absolutamente fundamental y

sienta los fundamentos para el resto de la identidad visual. Como se ha analizado en el

contexto de mercado y cultural del mundo de la indumentaria, las marcas de gran popularidad

como Penguin, Oxford, Rochas, entre otras, comparten similitudes evidentes en su identidad

visual. Casi todas las marcas que lideran sus respectivos mercados en la indumentaria cuentan

con logotipos acromáticos, por presentar la ventaja de convivir excepcionalmente bien en

innumerables y variadas piezas gráficas, materialidades y contextos cromáticos variables.

La segunda normativa dictada por el mercado, que particularmente desde este nuevo

comienzo de década se vio intensificado, es el uso de logotipos derivados de una tipografía

palo seco, prácticamente sin modificaciones. En concordancia con lo afirmado por Belluccia

(2019), las marcas del mundo de la moda no precisan tener una alto grado de singularidad

dotando al mercado de una homogeneidad gráfica evidente que, lejos de desfavorecer la

vigencia de cada marca, dota a cada entidad que comparta ese lenguaje visual de lo que

podría considerarse una legitimación como marca de indumentaria relevante.

Así también, el programa de necesidades realizado vislumbra la necesidad de un símbolo

marcario de algún tipo, capaz de identificar los productos de Mónaco, sea en dimensiones de

legibilidad mínima o soportes que requieren de un identificador no verbal. El principal

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81

disparador para esta necesidad, una vez más, se ve dictado por el mercado, que hace extenso

uso de símbolos alfabéticos o monogramas marcarios.

El símbolo en cuestión, sea alfabético o abstracto, se ve caracterizado por tener una

envolvente o mancha visual redonda, por ello sumamente conveniente para ser aplicado sobre

etiquetas, gorras, pines, costuras de camisas y pantalones, hebillas y otros objetos de espacio

reducido que necesitan identificarse con la marca de la entidad. Como se ha cotejado en el

capítulo 3, las marcas de indumentaria no sólo utilizan estos símbolos con el objetivo de

identificar a las prendas, sino que además, estos recursos son invaluables en el proceso de

generación de una cosmovisión emocional que invite al público y trascienda a las prendas en

venta; uno de los logros más notables de las marcas de moda, al que Mónaco debe aspirar en

el público masculino argentino.

Con el proyecto y desarrollo de estos principales recursos visuales identitarios, comienza a

articularse la propuesta de identidad visual de Mónaco, que ahora goza de un alto grado de

versatilidad: Su logotipo y símbolo marcario podrán ser usados como marca completa o de

forma independiente, logrando que la marca se desenvuelva eficazmente en una gran variedad

de soportes.

Para complementar la marca principal de Mónaco, se diseñaron una serie de recursos gráficos

accesorios abstractos que podrán utilizarse bajo distintas aplicaciones, de forma variable,

desarrollándose así en un sistema gráfico complementario. Este sistema dota a la identidad

visual de Mónaco de una mayor versatilidad y logra que la marca sea identificada no sólo por

su logotipo y símbolo marcario, sino a través de un lenguaje visual que, correctamente

asociado a Mónaco, envolverá a la marca en un universo gráfico que idealmente logre

sobreentender su presencia en prendas, packaging, locales, anuncios publicitarios y

publicaciones en las redes sociales.

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82

El desarrollo del sistema gráfico parte de un proceso de bocetado considerando,

primeramente, los recursos gráficos que naturalmente se desprenden de la marca completa,

es decir, su morfología, sus detalles, el resultado de sus distintos recortes, la elaboración de

tramas a partir de estos detalles y cualquier tipo de aprovechamiento de los elementos que

construyen a la marca. A partir de ese proceso se refina el diseño y, siempre considerando el

lenguaje y estilo definidos con Mónaco, se desarrollan los distintos elementos variables del

sistema gráfico, a tener a disposición en la comunicación de la marca.

De esta forma, la identidad visual de Mónaco se compone de logotipo, símbolo marcario y

sistema gráfico complementario, en relación directa con los objetivos y soluciones definidos

en el programa de necesidades. La lógica de esta asociación garantizará que el diseño, la

toma de decisiones y las aplicaciones futuras de la marca respondan a un rigor proyectual que

dota a Mónaco de competitividad y relevancia en el mercado deseado.

5.2. Propuesta de rediseño

A partir de la totalidad de las consideraciones efectuadas para una nueva propuesta de

rediseño para Mónaco Indumentaria, el resultado es una identidad visual lógica y consistente

que tiene como objetivo representar a la marca en todas las aplicaciones y contextos

necesarios para no sólo identificarse en el mercado, sino lograr una presencia relevante y que

expanda los horizontes comerciales de la empresa, sentando las bases para nuevas

oportunidades de desarrollo comercial.

Esta propuesta de identidad visual se compone del recurso más importante, el desarrollo de

un logotipo fundamental (Figura 29, Cuerpo C) que inicia una nueva forma de reconocer a

Mónaco. Se trata de un logotipo diseñado con una tipografía palo seco de subclasificación

cercana al tipo lineal y humanista, caracterizada por una sutil diferenciación de sus rasgos

finos y gruesos, aún evidente en los tipos “N” y “A”. La familia tipográfica definida es Athena,

en su variable regular. La palabra Mónaco está expresada enteramente en caja alta y define

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83

una envolvente rectangular sin altibajos y consistente, lo que dota al logotipo de predictibilidad

y un grado alto de vocatividad. El uso de caja alta puede reforzar el sentimiento de

contundencia, donde las minúsculas podrían posibilitar, en cambio, la propuesta de una

segunda lectura para observar los detalles entre las distintas letras.

La familia tipográfica elegida no tuvo mayores modificaciones en su diseño original, probando

ser de lectura eficaz, aún bajo reducciones mínimas, lo que permite que la marca se reconozca

en distintos tamaños y distancias de lectura, un requerimiento de máxima importancia para

lograr relevancia en el mercado.

Suplementando el logotipo marcario de Mónaco, se diseñó un símbolo gráfico (Figura 30,

Cuerpo C). Este recurso identificatorio suple una de las necesidades más importantes de

Mónaco, identificar a la marca en sus prendas de indumentaria y perfiles sociales.

Adicionalmente, puede ser usado de forma independiente y de forma compuesta en la marca

completa de Mónaco, que ahora se compone de un logotipo con símbolo.

Su inspiración principal refiere tanto a su marca paraguas, Otero Indumentaria, como también

al objeto de estudio de Proyecto de Graduación. En el Capítulo 1 se ha analizado uno de los

primeros recursos identificatorios de la civilización humana, los blasones. Estos símbolos, los

precursores de la marca contemporánea, representan para Otero y Mónaco la historia y legado

que fundó las bases de su cultura. La blasonería española ostentada en los locales de Otero,

donde se comercializa Mónaco, da cuenta del orgullo representado en estos simbolismos y la

importancia de transmitir la historia de la marca.

Teniendo esto en consideración, el símbolo marcario de Mónaco surge desde su letra inicial

en conjugación con la síntesis de un blasón. Este símbolo comparte cierto lenguaje gráfico con

el logotipo marcario, del que se desprende. Ambos recursos identificatorios se expresan desde

una línea de trazo doble, con un valor fino y un valor más grueso. Con el tiempo y exposición

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84

constante, este blasón tendrá la capacidad de identificar cada vez más productos y piezas

gráficas de Mónaco, aumentando considerablemente la pregnancia de la marca.

5.3. Identidad visual

Habiendo completado la primera fase de rediseño de marca, Mónaco ahora incorpora su

primera esfera de comunicación: La marca corporativa y sus recursos identificatorios. Para

continuar el desarrollo de su identidad, se diseñaron una serie de pautas y recursos gráficos

que suplementan al logotipo con símbolo de Mónaco (Figura 31, Cuerpo C).

Estos recursos incorporan la segunda esfera de comunicación que engloba a la empresa,

denominada identidad visual y compuesta por la marca completa y el sistema gráfico. Dicho

sistema es aprovechado en las distintas aplicaciones en las que la marca no sólo necesita

identificarse, sino incorporar su comunicación visual a las piezas gráficas e instalaciones que

habita. Tales recursos pertenecen a paletas cromáticas, tipográficas y fotográficas, entre otras

y su criterio debe expresarse correctamente para que la estrategia de comunicación visual de

Mónaco sea consistente a través de todo su entorno.

5.4. Implementación del rediseño

Con el desarrollo de una identidad visual completa, Mónaco goza de un sistema de recursos

y pautas gráficas diseñado exclusivamente para cumplir sus objetivos en un mercado

específico de indumentaria y moda masculina. A partir de esta identidad y según el programa

de necesidades desarrollado en el Capítulo 4, se diseñaron una serie de aplicaciones de

carácter fundamental que Mónaco utilizará para su identificación y reconocimiento en el

mercado.

Según este programa, Mónaco incorpora su identidad visual en su producto insignia, sus

camisas para hombres, que ahora son identificadas con la tradicional etiqueta bordada en la

parte interna del cuello, donde se incorpora su logotipo con símbolo. Este símbolo también se

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85

incluye de forma independiente, tanto en el bolsillo delantero del torso como en una de las

mangas de las prendas.

Cada producto incluye una etiqueta de cartón, y cada compra realizada por el público es ahora

entregada con una bolsa de Mónaco reutilizable que sea capaz de expresar a la marca mucho

después de que el acto de compra finalice. La reutilización de esta bolsa es el primer y más

fundamental paso para que la marca siga siendo reconocida a través de los múltiples usos que

el público le de a la bolsa en el futuro.

A partir de la implementación de este rediseño de identidad visual, Mónaco cuenta con una

marca y sistema gráfico de calidad comprobable a través de un relevamiento extenso. Su

estudio de perfil estratégico y competidores garantiza que la marca ahora tiene la

fundamentación necesaria para aplicar nuevas estrategias de comunicación que impulsen

comercialmente a la empresa.

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86

Conclusiones

La identidad visual representa uno de los campos de estudio de la disciplina del Diseño Gráfico

que mejor valorados se encuentra en el mundo profesional. La cultura gráfica de un sinnúmero

de marcas se encuentra permanentemente presente en la experiencia cotidiana, y su

importancia en el mundo corporativo ha sido comprobada en el curso del presente proyecto.

La problemática central de este PG fue comprobar de qué manera se desarrolla una identidad

visual que aporte en el desempeño comercial de una empresa de indumentaria. Este estudio

se desarrolló a lo largo de tres abordajes al Diseño Gráfico: Su fundamentación y utilidad a

través de la historia, la psicología de la comunicación visual y su abanico de recursos retóricos,

y su capacidad para desarrollar una cultura persistente e innovadora en el universo que habite.

Estos abordajes permitieron realizar un camino lógico desde distintas miradas para la

concreción de un proyecto profesional que tiene como objetivo el desarrollo de una identidad

visual de gran calidad y potencial comercial para la empresa de indumentaria masculina

Mónaco, capaz de revalorizar a la marca y reposicionarla en el mercado.

Este camino de investigación comenzó en el Capítulo 1 con el análisis y fundamentación de la

disciplina del diseño gráfico a lo largo de la historia. Se investigó la evidente utilidad del sentido

de la vista como canal ampliamente más preferido para la identificación, jerarquización y

decodificación de mensajes por sobre otros canales y sentidos. Desde tiempos prehistóricos

y a través del desarrollo de la civilización, la comunicación visual fue aprovechada como una

práctica y herramienta capaz de cambiar el curso de la historia.

En su refinamiento como oficio, el grafismo le otorgó identificación propia y contundente

distinción a los comercios, pueblos, estados, ejércitos y reinados para impulsar sociedades de

progresiva sofisticación visual. Y a partir del desarrollo de los tipos móviles y resignificado por

la maquinaria del capitalismo, el conocimiento de los maestros del grafismo se independizó

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87

por completo de las artes, para estructurarse académicamente y evolucionar en la disciplina

del Diseño Gráfico conocida desde el siglo XX.

La gran importancia del Diseño Gráfico para el desarrollo de identidades y marcas exitosas

fue subrayada por una variedad de autores de la disciplina, los cuales fueron analizados en

este PG. Con su aporte contemporáneo, se estableció un criterio de investigación para

responder por qué la identificación marcaria y comunicación visual tuvieron tanto desarrollo y

de qué forma impulsaron a las empresas que emplearon sus estrategias.

Se comprobó que los distintos recursos gráficos utilizados, como el arte de la blasonería,

suponían una herramienta fundamental para identificar eficazmente a todo tipo de empresas,

pueblos y zonas geográficas en su ambición, objetivos y constante desarrollo. La heráldica no

sólo sentó las bases para la comprensión de los signos marcarios contemporáneos; su legado

se evidencia ampliamente en el mundo del deporte y la moda, entre otros campos particulares

del diseño que reconocen la gran habilidad de dichos símbolos para transmitir valores

culturales, además de identificación visual.

A partir de esa investigación a través del tiempo, el segundo abordaje realizado en el Capítulo

2 se concentró en el análisis del mundo psicológico y retórico del que participa la comunicación

visual. Se comprobó que una estrategia rigurosa de comunicación es capaz de modificar la

percepción del público bajo distintos niveles de consciencia, gracias a un pleno entendimiento

del discurso persuasivo a través de sus figuras retóricas.

El entendimiento de este discurso y sus figuras posibilitan una forma más abarcadora y sutil

de transmisión de ideas y valores con los que el público puede asociarse psicológicamente,

generando un vínculo profundo con la marca corporativa que a cambio habilite la incorporación

de una nueva cultura y cosmovisión de marca. La conceptualización de la psicología del diseño

y sus recursos de persuasión contribuyeron al desarrollo de nuevas estrategias de

comunicación que trasciendan los límites del canal visual y los signos identificatorios, para

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englobar estos recursos en esferas de comunicación superadoras, como la de experiencia de

marca o branding. A partir de este análisis de Psicología, retórica, tipos de signos y cultura

marcaria se obtuvo un profundo entendimiento de la gran influencia que una estrategia de

comunicación -que se fundamenta en recursos visuales y trasciende hacia personalidad de

marca- logra sobre un público objetivo y hasta incluso alcanza aceptación global.

Como último campo de estudio y abordaje particular, el Capítulo 3 analizó en profundidad la

industria de la indumentaria y la moda como una maquinaria interdisciplinaria, que en su centro

estratégico incorpora a la identidad visual y las estrategias de comunicación para su desarrollo

comercial. Se comprobó que este aprovechamiento de la disciplina del Diseño Gráfico en moda

e indumentaria se fundamenta más allá de la necesidad de identificar visualmente a las

empresas.

La construcción de una cultura de marca es absolutamente primordial para el desarrollo

comercial, y se observó que este desarrollo se encuentra en manos de una estrategia de

comunicación que posibilite la construcción de una cultura de valores y estilo de vida capaces

de resonar en la mente del público, para ser absorbidos y reflejados en el entorno. Los distintos

ejemplos analizados en el Capítulo 3 verifican el grado de responsabilidad que tienen las

estrategias de comunicación visual, así como el éxito de una variedad de marcas que incluso

lograron una influencia mundial y longeva más allá de toda expectativa.

Con la comprobación de la importancia de la comunicación visual como impulsora de

desarrollo comercial, se dio paso al relevamiento del caso de estudio de este PG: La empresa

de indumentaria masculina Mónaco, fabricante y comercializadora de camisas. Una empresa

que actualmente se encuentra en un estado de estancamiento comercial a pesar de sus más

de cuatro décadas de trayectoria y un producto de gran calidad. La gestión de Mónaco nunca

supo comprobar la importancia de implementar una identidad visual consistente. Se ignoraron

por completo la generación de estrategias de comunicación y la construcción de una cultura

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marcaria, contribuyendo así al detrimento de la empresa y su pérdida progresiva de

posicionamiento real.

En el Capítulo 4 se realizó un relevamiento profundo del perfil estratégico y las condiciones de

comunicación en las que se encuentra Mónaco actualmente. En base a esos resultados se

realizó un diagnóstico de marca que fue comparado con el relevamiento y diagnóstico de tres

competidores directos de Mónaco: Rochas, Oxford Polo Club y Original Penguin. Este

relevamiento integral contempla a Mónaco como marca partícipe entre un mercado de

competidores, que demuestran las expectativas y exigencias que ha de cumplir en el mercado

de indumentaria nacional.

Con estos resultados se comprobó que la marca Mónaco precisa una nueva propuesta con

diseño anclado, es decir, que la propuesta de rediseño de marca conservará ciertos aspectos

de las tres marcas que actualmente pelean por identificar a la empresa. La etapa de

relevamiento finalizó con la realización de un programa de necesidades de comunicación a las

que la nueva identidad visual debe responder y suplementar en su propuesta de rediseño.

Para la concreción de este Proyecto Profesional, se consideró y estudió el relevamiento de

Mónaco, sus competidores y su entorno para el desarrollo de una identidad visual compuesta

de un logotipo con símbolo y un sistema gráfico suplementario. La nueva propuesta de

rediseño incorpora los conocimientos absorbidos en el transcurso del PG para fundamentar

sus decisiones de diseño y sentar las bases para que la identidad visual de Mónaco se

comporte favorablemente bajo toda exigencia contemplada en el programa de necesidades.

Con la implementación de este rediseño Mónaco será capaz de reposicionarse en el mercado

y esperar un desarrollo comercial impulsado por su identidad visual.

La resolución de este PG terminó por comprobar que un estudio profundo de la empresa y su

entorno, junto con el encausamiento de los conocimientos y cultura de Diseño Gráfico y

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branding para la realización de una estrategia integral de comunicación fundamentarán e

impulsarán el desarrollo comercial de una empresa.

De cara al futuro de Mónaco, esta primera etapa hará posible el desarrollo de una estrategia

de comunicación integral que tenga como objetivo el aumento exponencial de reconocimiento

de marca por parte del público objetivo a mediano plazo. A partir de este rediseño de marca,

la empresa ahora expresa las dos primeras esferas de identidad esenciales: marca completa

e identidad visual. El siguiente paso lógico es que, a través de una campaña estratégica,

busque reposicionarse en la mente del consumidor, para comenzar a englobar su identidad en

una nueva experiencia de branding que trascienda la identidad visual. En esta nueva etapa, el

usuario reconocerá y deseará los valores transmitidos, dando paso a nuevas estrategias

publicitarias más específicas que continúen desarrollando a la empresa comercialmente, a

través de una poderosa cultura marcaria.

Page 92: González, Darío Mariano

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