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  • VIII Reunin de Antropologa del Mercosur 29 de septiembre 2 de octubre de 2009, Buenos Aires, Argentina GT 25 Etnografa/Etnografas: Objetos, Mtodos y Textos

    Niez y etnografa. Debates contemporneos

    Hecht, Ana Carolina (UBA CONICET)

    Szulc, Andrea (UBA CONICET)

    Vern, Lorena (UBA)

    Varela, Melina (UBA)

    Tangredi, Ignacio (UBA)

    Leavy, Pia (UBA)

    Hernndez, Celeste (UNLP - IDAES-UNSAM CONICET)

    Finchelstein, Ins (UBA)

    Enriz, Noelia (UBA CONICET)

    I. Introduccin

    Actualmente, son de amplio reconocimiento y aceptacin las investigaciones sobre y con

    nios y nias en el campo de la antropologa. Histricamente, la dcada de los 80 y 90 se

    ubica como el momento en el cual emerge un nuevo paradigma de investigacin acerca de la

    niez (Christensen y Prout 2002 y James 2007) que se basa en la concepcin de los nios

    como agentes sociales que tienen mucho para decir sobre el mundo. Esta aparicin y

    reconocimiento de la agencia de estos nuevos sujetos sociales habilita ciertas

    investigaciones que recuperan la mirada de los mismos, y a la vez abre la discusin acerca de

    la complejidad de tal incorporacin y las forma mas adecuadas para hacerlo. En otras

    palabras, este renovado entramado de relaciones entre la niez y la etnografa nos ubica frente

    a un debate que merece ser profundizado.

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  • En esta ponencia, se presentan los avances de un proyecto de investigacin colectivo titulado

    La investigacin etnogrfica sobre y con nios y nias: Revisin y exploracin (Programa

    de Reconocimiento Institucional de Equipos de Investigacin, F. F. y L., UBA). En particular,

    nos proponemos presentar algunos de los debates vigentes en este campo como los

    relacionados con la metodologa empleada en las investigaciones etnogrficas con nios y

    nias, su relacin con las concepciones tericas sobre la niez, los correlatos ticos de las

    mismas, la problemtica del consentimiento en estas investigaciones, los roles en la prctica

    investigativa y la relacin entre el/la etngrafo/a y los/as nios/as, entre otros aspectos.

    Partimos de reflexiones e inquietudes surgidas de nuestra propia prctica de investigacin de

    grado, posgrado y posdoctorado en proyectos individuales (sobre y con nios indgenas,

    migrantes, de sectores medios, excluidos y con trayectoria de vida en la calle), que tienen en

    lo metodolgico su punto de encuentro, con el fin de dar impulso al debate sobre nuestras

    propias conceptualizaciones, decisiones metodolgicas y puntos de partida; y para aportar a la

    definicin e implementacin del abordaje etnogrfico en el campo de la niez.

    II. Algunos antecedentes

    La antropologa ha adolecido de varios inconvenientes principalmente de ndole

    metodolgica cuando se ha propuesto tener como foco de investigacin a los nios y nias,

    debido a las implcitas conceptualizaciones sobre la niez puestas en juego. Con anterioridad

    a la dcada de 1990, la niez fue abordada colateralmente a travs de investigaciones sobre

    socializacin, vida familiar y domstica; es decir, en esos textos los nios aparecan del

    mismo modo en que hace su aparicin el ganado en el clsico de Evans-Pritchard, Los Nuer:

    como condicin esencial de la vida cotidiana pero mudos e incapaces de ensearnos algo

    significativo acerca de la sociedad y la cultura (Scheperd Hughes y Sargent 1998:14).

    Como sostiene Hardman (1973) cuando hubo un inters por los nios fue en el marco de la

    supuesta relacin entre mente/pensamiento infantil y primitivo. En este sentido, el

    comportamiento infantil fue abordado por los pensadores del evolucionismo unilineal

    (Spencer 1882, Tylor 1870); pero, tal como seala Szulc (2004), slo para definir los estadios

    de evolucin por los cuales se supona que transitaban todas las culturas, como si los llamados

    pueblos primitivos fuesen representantes contemporneos de la infancia de la humanidad.

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  • Recin la escuela de cultura y personalidad analiz cuestiones que involucran a los nios,

    como las prcticas de crianza destacndose en particular los trabajos de Mead (1961 [1930])-

    aunque el foco no estuvo en los nios por derecho propio, sino que se los miraba cmo

    receptculos de las enseanzas de los adultos.

    Durante la segunda mitad del siglo XX, a partir del ocaso del particularismo norteamericano,

    la presencia infantil en la produccin acadmica se redujo a un papel secundario (Szulc 2004).

    El silenciamiento de los nios dentro de las investigaciones antropolgicas ha sido

    particularmente evidente en la lnea de investigacin conocida como etologa de la conducta

    infantil, desarrollada en EEUU a partir de 1970 (Blurton Jones 1975 y 1981, Blurton Jones et

    al 1994) y que cuenta con aplicaciones en nuestro pas (Mendoza 1994). Desde este enfoque,

    el comportamiento se estudia mediante el uso exclusivo de tcnicas de observacin directa;

    negando el papel de las interpretaciones que los actores tienen acerca de sus comportamientos

    y acciones (Cf. Szulc 2004). Ciertas excepciones a este silenciamiento tampoco resultan

    apropiadas segn nuestra mirada, pues se fundan en una supuesta trasparencia o ingenuidad

    infantil, a partir de la cual se pretende acceder a sus perspectivas mediante procedimientos

    formales, como el ensayo temtico aplicado por Goodman 1957 (Szulc 2007).

    Con respecto a los estudios etnogrficos sobre la niez en nuestro pas, Enriz, Garca Palacios

    y Hecht (2007) han relevado etnografas sobre poblacin indgena (toba y mby guaran), y

    han sealado cmo las actividades de los nios son relegadas o subordinadas a otras. En dicha

    revisin bibliogrfica se encuadran a los autores en dos grupos: los que han tratado a la niez

    solamente como una etapa omisible que se encuentra entre el nacimiento y la adultez, y los

    que al analizar la crianza o los llamados procesos de socializacin han considerado a los nios

    como adultos en proceso, o como en transicin hacia la competencia cultural completa del

    adulto. En sntesis, se percibe una idea de carencia en el abordaje de la niez, en contraste

    con las particularidades que se le asignan a la edad adulta (creencias, condiciones materiales,

    actividades econmicas, vestimentas, produccin artesanal) (Cf. Enriz et al. 2007).

    Recin a partir de la dcada de 1990, los nios reaparecen en el campo de la antropologa, al

    igual que en otras disciplinas y en la sociedad (Carli 2002). Segn James (2007), actualmente

    la retrica de dar voz a los nios se ha transformado en un lugar comn, dentro y fuera del

    mbito acadmico. Los nios en esta reconceptualizacin constituyen sujetos sociales que -

    aunque condicionados como todos por las relaciones asimtricas en que viven- despliegan

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  • estrategias e interpretaciones diversas en y sobre el entorno social. Por ello, resta mucho por

    hacer en cuanto a la operacionalizacin de esta visibilizacin que supone incorporarlos como

    interlocutores vlidos en las investigaciones. La reciente produccin antropolgica

    latinoamericana da cuenta de ello recurriendo a un abordaje etnogrfico. No obstante, dentro y

    fuera de la academia, afrontamos a diario objeciones a dicho estudio. A continuacin

    desarrollamos nuestro anlisis a modo de entablar un dilogo en torno a esas objeciones.

    III. Reflexiones sobre el quehacer antropolgico y la niez

    III.a. Por qu y para qu investigar antropolgicamente la niez? Hasta hace poco la niez era solo un rasgo del discurso paterno (o tal vez materno), moneda

    corriente de los educadores y propiedad terica exclusiva de la psicologa evolutiva (James y

    Prout, 1998 en Szulc, 2004). Como plantea Colngelo esos abordajes entienden a la niez

    como un individuo en potencial definindolo desde la carencia y como receptor pasivo de

    cuidado y formacin no se caracteriza a partir de su estado presente, sino de procesos

    fisiopsicolgicos de crecimiento y desarrollo, que como sucesin ordenada de etapas, deben

    ser atravesados a un ritmo determinado (Colngelo 2006:11). Por ello, consideramos que

    investigar a la niez desde una perspectiva etnogrfica implica discutir y cuestionar aquellas

    posturas que develan un resabio evolucionista y una fuerte vinculacin biologicista.

    Un abordaje antropolgico requiere de una lectura crtica de tal perspectiva, en tanto concibe

    la nocin de desarrollo y las clasificaciones por edad como parmetros universales y naturales

    en la vida de los nios reales. Al asumir la edad como constante, este abordaje niega tanto la

    agencia de los nios como el carcter socialmente construido de la niez (James, Jenks y

    Prout 1998: 173). Una clara muestra de ello es la vigencia del modelo del nio en desarrollo,

    modelo mayormente desechado en antropologa, pero que en muchos casos opera

    implcitamente al incorporarse acrticamente pautas metodolgicas basadas en la edad como

    si fuera una parte natural e irrevocable de la niez (James, Jenks y Prout 1998:174). Tal

    como dichos autores analizan, muchas decisiones de carcter operativo como el acceder a un

    grupo de nios en un mbito propicio para la investigacin como la escuela ha implicado una

    naturalizacin de la edad de los sujetos condicionando el trabajo de campo y sus resultados.

    Asimismo, llaman la atencin sobre el hecho de que los nios sean mayormente estudiados en

    contextos escolares. La facilidad de acceso no es la nica razn, ni la nica consecuencia,

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  • pues en general no se reflexiona sobre cmo tal emplazamiento de la investigacin en una

    institucin organizada en grupos jerarquizados por edad- puede introducir implcitamente el

    cuestionado modelo del nio en desarrollo. As, muchas veces no se explicita porqu se ha

    seleccionado determinada franja etrea, simplemente se opta por un grupo de edad porque el

    investigador considera implcitamente que es lo bastante mayor como para participar de su

    proyecto (James, Jenks y Prout 1998), y as derivar en la eleccin de tcnicas basadas en la

    interpretacin y produccin de textos (Cf. Milstein, 2006). Es decir, coincidimos con

    Chistensen y Prout (2002) al rechazar las premisas acrticas sobre las competencias y

    capacidad de comprensin de los nios basadas en criterios etreos/evolutivos. Empero, esto

    no significa que obviemos los recortes, sino sealamos que lo interesante es hacerlo

    temticamente pertinente, y analizarlo reflexivamente para problematizar la edad. Tal como

    sealan Christensen y James (2000) los efectos de la incorporacin de la edad y el desarrollo

    en el diseo metodolgico como un rasgo natural de la investigacin con nios, deja de lado

    que una edad particular en una sociedad particular muestra una experiencia social particular,

    ms que una experiencia de desarrollo (2000: 161).

    Para ello, y en contraste con las naturalizaciones antes desarrolladas, asumimos el desafo de

    explorar y justificar en detalle la participacin de los nios y la decisin de incluir o excluir a

    determinados nios del proceso de investigacin. As, consideramos que el enfoque

    etnogrfico resulta frtil pues posibilita atender al modo en que cada sociedad construye esta

    etapa del ciclo vital, para problematizar la niez y restituirle su carcter histrico,

    contingente, heterogneo, y reintroduciendo el sentido que tiene para los sujetos y su entorno

    (Guber 2001 y Szulc 2004). A su vez, el enfoque etnogrfico promueve el relevamiento de

    las prcticas y representaciones que en cada contexto constituyen la niez, lo cual incluye no

    slo el accionar institucional y de los adultos, sino tambin los modos en que los nios y nias

    experimentan las realidades en que viven (Szulc 2008).

    III.b. Cmo investigar con los nios y las nias? Los nios son activos partcipes del mundo en que viven, interpretan y producen significados

    sobre l a partir de otros sentidos producidos (Caputo 1995 y Cohn 2002). Por ello, romper

    con la cosificacin de los nios, como pasivos e incompetentes, implica incorporarlos como

    interlocutores vlidos en las investigaciones (Szulc, 2004 y Hecht 2009). Ahora bien, este

    posicionamiento trae consecuencias metodolgicas en los estudios antropolgicos que

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  • adoptan tcnicas de investigacin que posibiliten acceder a las interpretaciones construidas

    por los nios. As, aunque planteamos el reconocimiento de la agencia infantil creemos que

    eso no debe conducirnos a tratar sus prcticas y representaciones en forma aislada, ni procurar

    hallar su mundo, entendido como autnomo. Este hecho ya fue sealado por James, Jenks y

    Prout (1998) al criticar las consecuencias metodolgicas de exotizar a los nios y

    suponerlos miembros de un mundo propio, separado e independiente del de los adultos.

    Parafraseando a Cohn (2005a) podemos decir que hacer antropologa con nios es en primera

    instancia hacer antropologa. Por tal razn, para el diseo y puesta en marcha de la

    investigacin se deben tener los mismos recaudos y consideraciones que al trabajar con

    personas pertenecientes a otros grupos etreos, sean jvenes, adultos o ancianos. Es decir, en

    todos los casos nuestras elecciones conllevan decisiones de orden metodolgico.

    En el contexto de la produccin cientfica latinoamericana, numerosos autores han adoptado

    un enfoque etnogrfico para trabajar con nias y nios sealando las ventajas de este modo de

    abordaje para conocer la perspectiva de los sujetos con quienes se construye conocimiento

    (Cf. Cohn 2002, 2005b; Donoso 2005; Enriz 2006; Garca Palacios 2006; Hecht 2007a y

    2009; Nunes 1999 y 2001; Prez lvarez 2005; Pires 2007; Prates 2008; Remorini 2004,

    Szulc 2001, 2004, 2005; Trpin, 2004, Vogel 2006). Gracias al trabajo de campo, la

    antropologa se propone acercar a discursos y prcticas de los sujetos. Es decir, acceder a

    cuestiones que logran ser verbalizadas y otras que no. A modos de verbalizacin y

    experiencias concretas donde de diversas formas circula informacin referida a los aspectos

    que queremos abordar. En algunas ocasiones en la distancia entre las prcticas y los decires se

    asientan las reflexiones del investigador (Malinowsky 1984 y Turner 1990). Pensar la tensin

    entre las prcticas y las alocuciones no supone de por s una descalificacin del sujeto, sino la

    necesidad de proveer mas fuentes de informacin para pensar un fenmeno. La tendencia a

    descalificar al sujeto de la investigacin excede a los nios, y se constituye en una postura

    poltica y epistemolgica del investigador, mas all de que se trate de indgena o no-indgena,

    mujer u hombre, nio o adulto, siempre podran encontrarse argumentos.

    Frente al debate sobre la pertinencia de utilizar los mtodos etnogrficos habituales o la

    necesidad de formular nuevas herramientas metodolgicas especficas, sostenemos que la

    decisin surgir de los objetivos de cada investigacin particular y de las situaciones

    concretas surgidas durante el trabajo de campo. Adems, mientras la pregunta sea cmo

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  • recuperar las voces de los nios, nos encontramos condicionados por aos de relaciones

    asimtricas que atraviesan tanto a nios, adultos e instituciones y donde los investigadores no

    somos ajenos.

    No todos los contextos presentan las mismas facilidades para trabajar con nios, podemos

    encontrarnos ante situaciones donde las miradas adultocntricas dificulten la comprensin y

    sea necesario recurrir a tcnicas especficas. No obstante, en la mayora de las oportunidades

    el empleo de la observacin participante y las entrevistas han demostrado ser enriquecedoras,

    aunque en ciertos casos se han propuesto adaptaciones de estos mtodos tradicionales. Las

    entrevistas pueden adquirir una nueva dinmica, tratndose en ocasiones de charlas

    informales en que se utilizan frases escuetas, o respuestas a pedidos de informacin especfica

    (Ballestin 2009). Como sugiere Szulc: no sobredimensionar la otredad de los nios

    desechando por ello los recursos etnogrficos ya disponibles, que resultan generalmente

    vlidos y fructferos (Szulc e/p: 4) posibilita utilizar una tcnica ampliamente empleada en

    los trabajos etnogrficos aunque muchas veces rechazada cuando se trata de emplearla en el

    trabajo con nios, a quienes subestiman y de cuya palabra desconfan.

    Adems de las citadas tcnicas, se han implementado en los trabajos etnogrficos con nios

    otros recursos tanto como un fin en si mismo como un medio para luego trabajarlo en la

    entrevista. El uso de dibujos y grficos, la realizacin de juegos y actividades como los

    talleres, el pedido a los nios de textos escritos especficos y el trabajo con medios

    audiovisuales son algunos de ellos (Toren 1993; Trpin, 2004; Cohn 2005a y b; Donoso 2005;

    Szulc 2006; Vogel 2006; Hecht 2007a y b; Pires 2007; Garca Palacios y Hecht, 2008).

    Aunque importa destacar que se trata de recursos que no son exclusivos del abordaje

    etnogrfico con nios ni excluyentes de las tcnicas habituales.

    En algunos contextos, el trabajo con nios y nias genera la necesidad de atender a las

    prcticas no discursivas, a lo corporal, lo gestual, a veces a travs de tcnicas diferentes, como

    las dramatizaciones o juegos de roles. En el trabajo de uno de los integrantes del equipo con

    nios y nias con experiencias de vida en calle (Tangredi m.i.) ha realizado algunos

    ejercicios de dramatizaciones (ldicas) de situaciones relatadas como normales o comunes

    por los adultos. Dichas actividades requieren de un espacio preparado especialmente (ropa

    para disfraces, accesorios, juguetes) y contextualizado para que no ocurran intervenciones.

    Las relaciones entre los nios y el adulto investigador deben contar con un alto grado de

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  • confianza, por la intimidad de dicha interaccin y por la importancia de retomar las

    representaciones de los nios a la luz de las miradas adultas. En dichas dramatizaciones estas

    situaciones aceptadas como naturales ante y por los adultos, son corporalizadas

    traumticamente y con un alto grado de violencia. Por ello, esto permite pensar a los nios

    como sujetos que aportan otra mirada a la construida por sus padres y adultos (Donoso, 2005).

    Por otra parte, Nunes y Carvalho (2007) enfatizan que los estudios de la niez deben aportar a

    los debates ms amplios de la disciplina y dialogar con otros campos de indagacin para dejar

    de ser un tema menor. La marginalidad de los estudios sobre la niez se vincula, segn las

    citadas autoras, con el hecho de no asumir las implicancias de reconocer a los nios y nias

    como sujetos sociales activos, por ello enfatizan que a pesar de dar lugar a las voces de los

    nios, pocos trabajos han atendido a los efectos o incidencia de las prcticas infantiles en las

    sociedades en las que los nios viven. No por casualidad la agencia de los nios ha sido

    sealada recurrentemente por investigadores/as no indgenas que trabajan etnogrficamente en

    contextos indgenas. Tal vez la propia incompetencia en ese entorno es la que permite notar,

    por contraste, la competencia de los nios y nias (Cf. Szulc e/p). Szulc ha sealado que el

    abordaje etnogrfico es clave, pues pone en tensin las propias categoras de sentido comn a

    travs de la interaccin cotidiana (Szulc, e/p).

    III.c. Cules son las dificultades de trabajar con nios? El trabajo de campo no constituye una etapa de observacin directa, desprovista de teora,

    con el fin de producir una copia no mediada de la realidad -concepcin que responde a

    criterios positivistas de cientificidad, prescribiendo la recoleccin de datos o informacin de

    primera mano (Szulc 2008), sino ms bien un abordaje particular vinculado con el carcter

    intersubjetivo y relacional del conocimiento antropolgico (Bourdieu y Wacquant, 1995). As,

    el investigador no es neutral, su presencia no es mera interferencia sino requisito para la

    produccin etnogrfica, en tanto no es espordica, implica un vnculo con aquellos que

    forman parte del espacio a observar. Por ello, el trabajo etnogrfico supone ingresar al juego

    de la dinmica social que se estudia. En muchos casos, tal dinmica implica un alto grado de

    proteccin, incluso aislamiento, de los nios y nias que puede complejizar el acceso al

    campo. Siguiendo a Szulc, se trata de un desafo estratgico, pues generalmente requiere de

    sucesivas negociaciones con los distintos adultos e instituciones a cargo del cuidado de los

    nios: el resultado de dichas negociaciones suele depender de cuestiones no controladas por

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  • el investigador, tales como su condicin de gnero, edad, situacin socioeconmica,

    pertenencia tnica y aspectos personales, pues existen estereotipos sociales en cuanto al

    ndice de peligrosidad (Tiscornia 1995) de diversas categoras de sujetos, que son

    ponderadas por los actores sociales al permitir o negar la aproximacin de alguien extrao a

    determinados nios a su cargo (Szulc 2008:5). El estar all siempre involucrar un juego

    subjetivo de impresiones mutuas y esto posee una profunda significacin metodolgica

    (Berreman 1962). Las impresiones juegan un rol significativo en lo que se refiere al acceso,

    calidad y cantidad de informacin que podr recolectar. Al igual que en toda investigacin

    antropolgica, en aquellas que se realizan con nios las pertenencias identitarias son

    interpretadas por los sujetos, nios y adultos, condicionando (posibilitando y limitando) de

    modos no previsibles los vnculos a partir de los cuales producimos conocimiento etnogrfico.

    Adems, considerando el modo subordinado en que los nios experimentan sus relaciones con

    adultos, en sus interacciones con ellos el investigador debe evitar la posicin de autoridad

    implcita en la condicin adulta, sin que esto signifique mimetizarse (Cf. Laerk, 1998).

    Coincidimos con lo apuntado por Szulc en cuanto a que la dificultad en el acceso al campo

    con nios resulta en s un dato relevante, pues nos informa acerca de cmo est

    estructurado dicho campo, reactualizando en la instancia de investigacin emprica el carcter

    subordinado de los nios respecto de los adultos y su definicin como seres a proteger

    (2008: 5). No obstante, tal nocin de niez no es universalmente vlida. En contextos en los

    cuales los nios y nias se manejan cotidianamente con mayor autonoma, el acceso puede

    resultar ms sencillo. All, la precavida solicitud de autorizacin del/a investigador/a puede

    extraar y no interesar a los adultos responsables de los nios, revelndose como mera

    convencin, como fue el caso de Hecht (2009) con nios de un barrio toba en las afueras de la

    ciudad de Buenos Aires. En dicha investigacin se instrumentalizaron talleres, pero frente a la

    ausencia de algunos nios se interrog a sus padres por las razones y stos sorprendidos

    respondan: los chicos optan por ir o no, nosotros no podemos obligarlos. A partir de este

    tipo de frases se comenz a divisar cierta agencia que caracteriza a las nociones tobas sobre la

    niez, as como tambin se pudo intuir otra de las razones por las cuales la accesibilidad al

    trabajo de campo con los nios no haba requerido ni de la mediacin ni del consentimiento

    de los mayores (Cf. Hecht, 2009). En sntesis, nos interesa sealar que esta particularidad de

    la necesidad o no del consentimiento previo tambin constituye informacin reveladora sobre

    cmo es construida la niez en ese contexto. Empero, esto no significa que estas cuestiones

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  • estn exentas de la tica de la disciplina y de las convenciones y regulaciones sociales de

    referencia para nosotros.

    III.d. Con los nios no se juega. Realizar etnografas con nios y nias despierta ciertas consideraciones ticas en particular,

    sobre las que nos interesa reflexionar en este apartado. Teniendo en cuenta la perspectiva

    hasta aqu presentada para la aproximacin etnogrfica a la niez y a los nios, nos parece

    interesante la nocin de simetra tica propuesta por Christensen y Prout (2002:482),

    quienes promueven que el/la investigador/a tome como punto de partida que la relacin tica

    con sus informantes debe ser la misma, sean stos adultos o nios. En ese sentido, es preciso

    garantizar la confidencialidad de las personas involucradas, independientemente de su edad.

    En el caso de los nios nos parece ms evidente an el hecho de que tal resguardo debe

    ejercerse durante todo el proceso de investigacin, no slo a la hora de difundir los resultados,

    dado la posicin subordinada en que usualmente se encuentran respecto de los adultos.

    Siguiendo a Szulc, el respeto por los sujetos debe ser constitutivo de la prctica de

    investigacin, teniendo en cuenta, por ejemplo, que transmitir a otros -oral e informalmente-

    determinada informacin brindada por una persona puede causarle tanto o ms perjuicio que

    su difusin masiva (2007: 59). Asimismo, como sostiene Donoso (2005: 2), la metodologa

    ticamente apropiada debe asegurar que no implica ningn dao para los nios/as y sus

    familias. La relevancia de las consideraciones ticas en su investigacin se vincula con el

    trabajo con nios que viven con VIH y que no se encuentran informados de dicha situacin,

    por lo cual la investigadora debe mantener recaudos en su relacin con lo nios.

    Por su parte, hemos notado que la cuestin del consentimiento despierta preocupacin

    cuando los interlocutores de la investigacin son nios. En ocasiones, ello obedece a la

    implcita o explcita exclusin de los nios y nias del status de sujeto o individuo pleno,

    capaz de consentir. Tambin se considera problemtico lograr autorizacin para nuestras

    investigaciones por estar de por medio instituciones encargadas de determinados nios, cuya

    lgica puede dificultar el acceso y requerir, como anticipamos, sucesivas negociaciones.

    Teniendo en cuenta la relacin asimtrica que suele caracterizar el vnculo nios-adultos,

    surgen interrogantes sobre a quin debe solicitarse autorizacin; a los padres, a la institucin

    donde se desarrolla el trabajo etnogrfico o a los nios? Probablemente, a todos ellos.

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  • Por ltimo, creemos necesario sealar aqu los riesgos de una banalizacin del

    consentimiento. En efecto, obtener un papel firmado que certifique consentimiento de los

    nios y/o de sus padres puede no implicar ms que un mero requisito tcnico, si bien en

    muchos casos necesario. Puede suceder que obtengamos permiso o consentimiento por parte

    de los padres, pero no de los nios, o bien a la inversa. Por otra parte, para ciertos sectores

    sociales un consentimiento por escrito puede tener el valor de un documento inalterable,

    mientras para otros es la oralidad el medio de autorizacin y validacin por antonomasia,

    pudiendo la solicitud del escrito suscitar recelo, debido a las histricas experiencias de

    expropiacin que la memoria colectiva registra como resultado de que a determinada persona

    le hicieron firmar un papel. Es importante pues, como parte de las consideraciones ticas a

    tener en cuenta, atender al contexto (social, institucional) en donde se llevar a cabo el trabajo

    de campo, para encontrar cul es el modo ms pertinente de solicitar inicialmente

    autorizacin. Asimismo, en muchos casos ese permiso inicial dista de ser consentimiento.

    En base a nuestras propias experiencias etnogrficas, sostenemos que el efectivo

    consentimiento se construye junto con los diversos actores sociales involucrados durante el

    proceso etnogrfico, a partir de la interaccin y del establecimiento de un vnculo, y requiere

    permanentemente renovacin. A su vez, la aceptacin por parte de los nios, al igual que

    sucedera con adultos, sucede con ellos, y puede implicar o no la construccin de un vnculo

    del/a investigador/a con sus padres.

    IV. A modo de cierre

    Teniendo en cuenta los mencionados antecedentes y nuestro anlisis de la produccin reciente

    argumentamos que el modo de conceptualizar a la niez y a los nios condiciona la eleccin

    de estrategias metodolgicas y tcnicas de investigacin. Por ello, es que consideramos muy

    importante explicitar las razones que justifican la eleccin de la tcnica particular por la que

    optamos para nuestra investigacin. En ese sentido, con el avance en las lecturas y

    discusiones hemos visto cmo la exploracin y reformulacin metodolgica se vincula

    dialcticamente con las conceptualizaciones que se tienen, tanto de los nios como de la

    niez. Sin intentar generalizar, advertimos y nos preocupa que las falencias metodolgicas a

    la hora de dar cuenta del carcter situado de la niez y de la agencia de los nios, dificulten a

    su vez la comprensin de este concepto en trminos relacionales y dinmicos. Por ende, una

    de las metas de esta ponencia ha sido presentar el abanico existente de metodologas y

    11

  • tcnicas de investigacin sistematizadas en la revisin bibliogrfica que realizamos en

    conjunto. Entendemos que la antropologa de la niez, al ser un campo recientemente

    desplegado habilit la posibilidad de una multiplicidad de exploraciones metodolgicas y

    tcnicas. Este intenso ejercicio de exploracin de la prctica etnogrfica enriquece no slo las

    investigaciones sobre y con nios, sino abre la posibilidad de repensar ciertas experiencias

    metodolgicas para trabajar en otros campos, aportando con ello a la disciplina en general. En

    ese sentido, la reflexin en torno a lo metodolgico no se propone meramente aumentar la

    eficacia del relevamiento antropolgico en el campo de la niez, sino a travs de la praxis

    arribar a nuevos modos de comprensin, y de esta manera alimentar la espiral dialctica entre

    las nociones conceptuales y las metodologas y tcnicas utilizadas.

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