“Guardaba todas estas cosas ponderándolas en su

corazón”.

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Los pastores reconocieron las cosas que les había anunciado el ángel. Y todos los que escuchaban se maravillaban de cuanto les decían. María guardaba

todas estas cosas ponderándolas en su corazón” (Lc 2, 19).

Seguro que María se preparó muy bien para el momento del Nacimiento de Jesús.

¡Cuánto lo había deseado! ¡Ver cara a cara a Jesús! ¡Un Dios con rostro humano!

El deseo de ver el rostro de Dios, es ya un primer inicio de oración. Después de recogernos y ponernos en presencia de Dios, deberíamos buscar su cara.

¡Señor, quiero ver tu rostro!

María está muy contenta. No se esperaba la visita de los pastores y el anuncio del ángel: fue una sorpresa. Al igual que hará el resto de su vida ante las “sorpresas” divinas,

Ella guardará todas esas cosas ponderándolas en su corazón, es decir, las hablará con Dios.