Hacia Un Nuevo Humanismo Samuel Ramos

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I , LA CRISIS DEL HUMANISMO Es CARACTERÍSTICO de la conciencia moderna un hondo dualismo en la valoración de la vida que separa en dos terrenos aislados 1,9 espiritual y lo material. El individuo se encuentra colocado [rente a una alternativa, sin otra solución que la de atar or uno solo de los valores en con' o. Este pensamiento dualista pretende fundarse en la constitución misma de la realidad que por donde quie-': \1 ra se muestra dividida de acuerdo con las características ~ de espíritu y materia. La generalidad de los hombres f cultos acepta el dualismo como un hecho indiscutible y~_ actúa en consecuencia, tratando de orientar su vida uni- ~ lateralmente, en el sentido del valor que considera pre- : ferible. Es inevitable, pues, que, cualquiera que sea la ~ elección, uno de los aspectos de la vida resulte sacrifica- e: do, pero aun cuando el hombre esté convencido de que no es posible hacer otra cosa, ese sacrificio lo desgarra y su vida transcurre enmedio de un Íntimo malestar e in- conformidad. El dualismo parece tener su raíz en el ser profundo del hombre dividido por tendencias ue lo im )ulsan en direcciones opuestas ya sea para la satisfacción del alma o ara la del cuerpo. Alübrar estas tendencias durante un largo proceso istórico, han creado un mundo en el que esa división del hombre se externa en las cosas y se define, por decirlo aSÍ, en caracteres macroscópicos. Son ~1últiples las ex ~siones gue .!iene ese dualismo en los ~os campes de la vida humana. Tales como la or- ganización social, política y económica en· casi todos los países, y en las ideologías que se disputan el favor de las mayorías. Nosotros vamos a considerar a uí dicho [3 ] / -1

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LA CRISIS DEL HUMANISMO

Es CARACTERÍSTICO de la conciencia moderna un hondodualismo en la valoración de la vida que separa en dosterrenos aislados 1,9 espiritual y lo material. El individuose encuentra colocado [rente a una alternativa, sin otrasolución que la de atar or uno solo de los valores encon' o. Este pensamiento dualista pretende fundarse enla constitución misma de la realidad que por donde quie-': \1ra se muestra dividida de acuerdo con las características ~de espíritu y materia. La generalidad de los hombres fcultos acepta el dualismo como un hecho indiscutible y ~ _actúa en consecuencia, tratando de orientar su vida uni- ~lateralmente, en el sentido del valor que considera pre- :ferible. Es inevitable, pues, que, cualquiera que sea la ~elección, uno de los aspectos de la vida resulte sacrifica- e:

do, pero aun cuando el hombre esté convencido de queno es posible hacer otra cosa, ese sacrificio lo desgarra ysu vida transcurre enmedio de un Íntimo malestar e in-conformidad.

El dualismo parece tener su raíz en el ser profundodel hombre dividido por tendencias ue lo im )ulsan endirecciones opuestas ya sea para la satisfacción del almao ara la del cuerpo. Alübrar estas tendencias duranteun largo proceso istórico, han creado un mundo en elque esa división del hombre se externa en las cosas y sedefine, por decirlo aSÍ, en caracteres macroscópicos. Son~1últiples las ex ~siones gue .!iene ese dualismo en los~os campes de la vida humana. Tales como la or-ganización social, política y económica en· casi todos lospaíses, y en las ideologías que se disputan el favor delas mayorías. Nosotros vamos a considerar a uí dicho

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dualismo en uno de sus as ectos más im )ortantes ue esa pugna entre civi Izaclón y cultura.

, La columna vertebral de la cultura moderna es el~ espiritual de la vida, cuyo origen se remonta alos dos más poderosos factores en la historia europea, el~n~amiento griego _y el crist~o. Aquel sentido dela vida se hace independiente en los albores de nuestraedad y adquiere modalidades nuevas en concordanciacon el tiempo, al encontrar una justificación racionalen la metafísica moderna. Pero a la vez el hombre des-cubre la faz material de la vida, cuya magnitud e im-

ortancia se le va revelando aso a aso a medida ue~vanza el conociñilento e la naturaleza, el cual le pro-

orciona también osibilidades de acción insos ec -a-das. En una palabra, la ciencia natural, en su crecienteprogresión, transforma am lifica el conce to del uni-verso y pone en las manos del hombre un instrumentoformidable para ominar las fuerzas materiales. La am-pliaclOn ae cuerpo del saber aumenta correlativamentela potencia humana, que edifica una civilización mate-rial en grandes dimensiones como no habían Visto los si-glos. Los centros nerviosos de este nuevo orzanismo sonlas ciudades rpodernas ue viven del traba'~ industrialy. d<:l comercio. Este ambiente urbano despierta y mul-tiplica en todos los sentidos los intereses materiales delhombre, cuya personalidad &epone a tono con las exi-gencias del medio, en virtud de un mimetismo semejanteal de esos animales que toman el color de los objetos quelos rodean. La vida instintiva, que representa a la natu-raleza dentro del hombre, adquiere conciencia de sus de-rechos y se sobrepone al espíritu con aire de venganzapor la humillahte servidumbre en que éste la había man-tenido por largo tiempo. Un nuevo tipo de hombre seyergue orgulloso y dominador, despreciando la antiguamoralidad, ansioso de expansionar la vida de su cuerpopor medio de los atractivos que le ofrece la civilización.

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El disfrute del dinero como instrumento de poder, ycomo medio para obtener el bienestar material y la vidaconfortable, los placeres sexuales, el deporte, los viajes,la locomoción, y una multitud de diversiones excitantes

1 constituyen la variada perspectiva en que se proyecta laexistencia del hombre moderno. Su tipo representativoes el burgués cuya psicología, que Sombart ha' trazadocon una observación penetrante, reúne los rasgos de ca-rácter polarizado hacia los valores materiales. Impulsa-da por su principio material, la civilización se desarrollaen un sentido divergente al de la cultura, hasta crear unatensión dramática que hace sentir sus efectos dolorosos

~1 la conciencia de muchos hombres modernos.La primera justificación filosófica del dualismo apa-

rece en los comienzos del siglo XVII con la doctrina deDescartes. Oponiéndose a la concepción escolástica delmundo, este pensador logra, por medio de un métodoestrictamente racional, concebir al universo como unaextensa máquina. Siguiendo su propio camino, el filóso-fo llega a la misma conclusión que su contemporáneo Ga-lileo: que "la naturaleza está escrita en la lengua ma-temática". El universo es sometido a un proceso desimplificación a fin de ser fácilmente explicado en con-junto, por nociones claras y evidentes para la razón. Lamultiplicidad cualitativa de las cosas es transformada enun orden uniforme de magnitudes -por ejemplo, loscolores se reducen a un movimiento vibratorio-, de ma-nera que en un principio se postula que todo fenómenonatural es susceptible de medida. Armado de esta hipó-tesis metódica son suficientes, al filósofo, dos principiosexplicativos para construir en un gTandioso sistema latotalidad de la existencia: la materia y el movimiento,Sin detenerse ante lo orgánico, Descartes extiende conrigor implacable su explicación mecanicista a los seres vi-vientes que son considerados también como m'áC¡Uíñas.Al lanzar esta a irrnacion atreví a, Descartes vue ve a

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espalda bruscamente a la vieja doctrina de .Arístótcles,in tocada durante siglos, explicando la vida como unafuerza finalista. En aquel sistema moderno no hay sitiopara ninguna especie de fuerza.

Descartes prosigue su camino y llega lógicamente alresultado de incluir, también al hombre dentro de suorden mecanicista. Si el hombre es una entidad cor¡¿Q-rea, tiene que ser necesariamente una máquina. Peroaquí, en el ser humano, irrumpe el dualismo en el pen-samiento de Descartes. El hombre no es, como el animal,una pura máquina, sino una máquina pensante., He aquíun !Jecho, el pensamiento, que desprovisto de exten-sión no puede ser considerado como una sustancia ma-terial. ELpensamiento pertenece a una distinta categoríaontológica, y Descartes, sin titubeos, lo coloca en el orden<;k,lespíritu. La naturaleza humana resulta entonces uncompuesto de dos elementos, la sustancia pensante ~ees el es íritu y la sustancia extensa que es la materia. Es-tablecida esta on a separaclOn entre os prmcipios cons-titutivos del hombre, .un nuevo problema metafísico sur-ge a la consideración de la filosofía. ¿Cómo se explicaahora el paralelismo psico-fisiológico? ¿De qué modo searmoniza la acción del alma y el cuerpo? Descartes sos-tenía que la interacción de los cuerpos sólopueae expli-carse por causas mecámcas. El choque es el úmco medioque tienen los cuerpos de influir uno sobre otro. En-tonces, si el alma es incorpórea ¿cómo puede actuar físi-camente en el cuerpo y vice versa? He aquí una cuestiónracionalmente insoluble una vez que se ha postulado ladualidad radical de 'sustancias. Descartes creyó desatarel nudo con una teoría arbitraria y fantástica: que elalma se inserta en el cuerpo a través de la glándula pi-neal. Tres grandes filósofos que sucedieron a Descartes,Malebranche, Spinoza y Leibniz, intrigados por el acer-tijo, perdieron su tiempo tratando de descifrarlo. Susrespuestas son a cual más artificiosas. ¿No será, en el

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fondo, qud la dificultad no existe y que el problema hasido inventado por Descartes? Sin embargo, se diría quedespués de Descartes el desarrollo histórico del hombreparece confirmar plenamente su doctrina dualista. Loespiritual y lo material han adquirido la existencia comodos mundos aislados que apenas se tocan, El dualismose percibe sobre todo en la civilización y la cultura queexhiben, de un modo 'casi tangible, la división internadel hombre, Al llegar a un cierto desarrollo, la civiliza-ción ha tomado un impulso propio que el hombre no hapodido detener, acentuando cada vez más su carácter me-cánico. ~uinismo, creado para facilitar el trabajohumano, se convierte en instrumento de servidumbre,El hombre desperdicia una gran oportunidad de librarsedel trabajo físico, de sustituir los esclavos humanos porlas máquinas. Su admiración por el poder lo ha conver-tido hoy en un fiel servidor de la máquina que tienepara muchos hombres el prestigio de un nuevo fetiche.La enorme fuerza sugestiva de las máquinas tiende a im-poner a la sociedad una organización mecánica, elmdivI uo por una espeCIe e mImetIsmo se mecanizatambién. Así el tiempo parece haber confirmado la opi-ñión cartesiana que en el siglo XVIII hizo escribir a unconvencido materialista, La Mettrie, un libro que titulabaL'homme machine. Qna teoría psico-analítica de la his-toria inter retaría este fenómeno como un . c...cl.eliombre por la prolongada represión que le había im-puesto el espíritu. El sentido espiritualista de la vida,con una incomprensión no menos unilateral que la delmaterialismo, desconoce los valores de la realidad con-~ Platón, qüe fue el primer defensor del espiritua-lismo, consideraba el cuerpo como "la cárcel del alma".En esta incomprensión del cuerpo se ha inspirado el idealascético que acompaña siempre, aun en la cultura mo-derna, al sentido espiritual de la vida. La negación sis-temática que el ascetismo hace de los valores vitales pro-

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vocaría a la larga una rebelión de los instintos, que en laembriaguez del triunfo arrastra por el suelo al espíritudestronado.

La rebelión de los instintos ha encontrado tambiénsu justificación filosófica dentro del materialismo y elpositivismo, en la. teoría que concibe aJ hombre comoun ser, exclusivamente "natural". Las .funciones supe-riores del alma como la inteligencia, la voluntad, el sen-timiento, serían una mera prolongación de los' instintosy estarían destinadas a servir de un modo indirecto losintereses de éstos. Para semejante doctrina, el hombrequedaría reducido tan sólo a lo instintivo, lo que impli-ca su inclusión en el orden de la animalidad. Apenas sedistingue de los animales en que posee instrumentos psí-quicos refinados para la realización de sus fines biológi-cos. Forma parte del contenido de esta doctrina la tesis"de terminista", que considera a la voluntad someti a aCausas mecanic.as y anu a, por o tanto, a autonomíamora e om re. 1 acaso existen las "1 ea oglas eclase", esta concepción materialista del hombre es la másgenuina expresión de la psicología burguesa. Los co-mienzos de esta ideología se remontan al filósofo inglésThomas Hobbes, pero no llega a ser un pensamientoacabado sino durante el siglo XIX, primero en la filosofíade Feuerbach y después en todos aquellos pensadoresque -,aplican el método científico al conocimiento de lavida psíquica. Dicha concepción del hombre adquiereuna gTan popularidad en la centy"ria pasada, en cone-xión con la doctrina evolucionista de Darwin, y tambiéncomo una de las tesis fundamentales del "mon ismo ma-terialista" divulgado por Büchner y Haeckel.

No es de sorprender que esta idea se haya converti-:do bien pronto en una verdad evidente para todo elmundo, pues si carece de consistencia científica, en cam-bio halaga los instintos más poderosos del hombre: Aquí'está el secreto de su "evidencia" y del tono dogmático

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con que es afirmada. Como es una idea que favorece susimpulsos vitales más enérgicos, el hombre la difundesiempre con la mayor pasión de que es capaz. Lo ciertoes que si juzgamos objetivamente los resultados de esaidea, reconoceremos que ha provocado un rebajamientode los valores humanos. No se deben confundir con estavaloración naturalista del hombre, aquellas ideas uebajo una aparieñcia ~eme ante se proponen en realidadlo contrano, dignificar al instinto, librarlo de la in Justa~denación del aseé lSrñ'i5eSpiritualista.- Tal es la egre-gia intención de la filosofía vitalista, representada por lospensadores como Dilthey, Nietzsche y Bergson al atribuira la vida una categoría psíquica, idea en donde late unanueva valoración del ser humano.

A pesar de todo, el hombre no se muestra satisfechocon la valoración naturalista de su ro ia existencia. Al~e~la en práctica, parece habérsele esca ado la ale Tíaque esperaba, y--;en medio de la excitación de' la vidamaterial, de vez en Cuando tiene la sensación enosa eun vacío interior. Es el sentimiento e a nada descritopor Kierkegaar en su crítica a la moderna civilización.Según nuestra interpretación psicoanalítica, las rreocu-paciones de la vida material no han podido estruir elon o espirituardel homore.l sino solamente- ahogarlo.

. Ahora es lanutem.Iaque reprime al espíntu, lo que enresumidas cuentas no ha resta eCI o la armol11a.y elequilibrio de la naturaleza humana y sólo ha venido ainvertir el antiguo estado de cosas sin corregir su cxtre-mismo.

Este desee uilibrio interno ha minado la confianza yadmiración ue sentía e 10m re por su aparatosa CIVI-

lización sur e un esimismo ue crea una filosofía )araneo-ar los valores de a uélla. El antecedente e esta Ideacontraria a la civilización cncuén trasc en Rousseau,quien, al contestar una pregunta propuesta por la Aca-demia de Dijon (1750), decía que "cuanto más se han

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perfeccionado las artes y las ciencias tanto más deprava-das se han ido haciendo nuestras almas". Los pesimistasconsideran la civilización como un sÍntóma de la deca-denCIa e lOml5re y presentan mu tltu de pruebas im-preSIOnantes ara-demostrar su 1 e~ Sin embargo,7stadoctrina del hombre, que Scheler llama una "idea des-c~;riada", no ha. alcanzado, ni con mucho, una acepta-Clan general. Nietzsche es responsable también de estaopinión al sostener que el hombre de "vida descenden-te" construye la civilización como un artificio para com-pensar su decadencia. ¿Qué es el hombre según estadoctrina? Un desertor de la vida que se vale de suceda-neos para sustituir las auténticas funciones vitales. Laciencia~_Ja técnica, las herramientas, las máquinas, ~un a:-go rode<: que hace el hombre -Eara o tener o uenecesita, ya que su debilidad bioló ica le im ide hacerladirectamente como los otros animales. El hombre es unanimal enfermo porque ni siquiera sabe de manera in-equívoca o inmediata qué hacer, adónde ir. En algunospensadores como Klages, que exaltan al máximo los va-lores vitales, el espíritu resulta una fuerza diabólica quedestruye y aniquila la vida y el alma. Aquí pues se nospresentan la vida y el espíritu como dos potencias abso-lutamente antagónicas. El pesimismo hace crisis con lasideas, ampliamente difundidas, de O. Spengler que seresumen en la famosa teoría de la "decadencia de Oc-cidente" ..

Sin admitir, por supuesto, que exista una verdaderadecadenci~ldel hombre y mucho menos que ésta proven-~ de su esencia, no cabe duda de que la crisis de nuestrotiemEo revela que hay algo malo en la or anización dela vida y en a actitud interna del hombre frente a ésta.No vamos a insistir aquí en la crítica a la organizacióneconómica, no porque desconozcamos la importancia deeste factor de vida, sino porque esas ideas son ya muyconocidas, gracias a la propaganda socialista, y no po-

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dríamos decir nada llueva a ese respecto. Nuestro propó-sito se limita por ahora él mostrar ( ue cxisten tam lcnCIertos ac ores SICOo lCOS e in [lucncia decisiva en lacrisis de hOlñbre moderno, el cual necesita de ~e-forma espIritual como condición indispcns ble para .re u-perar el e uilibrio de su ser. La reforma será posiblecuando el hombre haga un examen de conciencia y des-cubra la raíz del mal' en una contradicción interna. Todacontradicción lleva consigo el impulso de resolverse; loque quiere decir que no [alta en el hombre modernola voluntad de reformarse y sólo espera saber con evi-dencia cuáles son los medios más seguros para realizarla.

El malestar de la conciencia moderna indica unafalta de armonía del hombre con el mundo. La civili-z::.ción ha venido 'a complicar la vida en grado extremobasta el punto de desorientar al hombre en medio dela multiplicidad de cosas ue él mismo ha inventado.Esa desorientación consiste 'un amentalmente en unafalsa actitud mental que tergiversa el sentido de los va-lores y altera el orden natural de las cosas en cuanto asu importancia.

Uno de los errores de valoración (ue más conse-cuencias desfavorables ha tenido es el de elevar los me-dios a la calegoría de fines. La inteligencia puesta alservicio el valor dpoder" ha inventado una admirabletécnica científica sin preceden te en la historia. Ante susmaravillosos resultados el hombre acaba por sobreesti-mar la importancia de los problemas técnicos olvidando-se luego del verdadero fin a que obedecen. Todas lasactividades de la vida y de la cultura han sufrido a cau-sa de este equívoco. En el arte, en la ciencia, en la in-dustria, en la economía, abundan los ejemplos de estadesastrosa estimación. En la actualidad es frecuente quepasen por obras maestras, ante la ingenua admiración delos amantes del arte, producciones de una calidad muydudosa, pero realizadas con una técnica brillan te e in-

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geniosa. La ciencia y la filosofía no se han librado de lainfluencia maléfica de este fetichismo moderno. "Enmuchos dominios de la ciencia se produce así -diceSimmel- lo que podríamos llamar saber superfluo, unasuma de conocimientos metódicamente impecables, irre-prochables, para el concepto abstracto de la ciencia yque sin embargo se han desviado de la adecuada fina-lidad de toda investigación y no aludo a una finalidadexterna, sino a la ideal y cultural. .. Aquí tiene sus raí-ces ese culto fetichista del método que padecemos desdelargo tiempo; una aportación cualquiera es preciosa des-de el momento en que su método es impecable; así se dahábilmente carta de naturaleza a infinitos trabajos queninguna conexión guardan con el verdadero desarrollounitario del conocimiento, por grande que sea la ampli-tud con que lo concibamos." 1

La consecuencia det~minada Ror el culto de la técni-ca es la sob,"e roaucción que multi lica innecesariamen-t~a variedad y el volumen de la cultura.i civilizaciónhasta a obiar al hombre bajo un peso abrumador. Todaesta multitu de cosas aumenta artificialmente las nece-sidades del hombre, le impone cada día una nueva obli-gación. La fiebre técnica "explica la elaboración de cier-tos productos industriales que han sido obtenidos porsu proximidad con otros y de los cuales no existe en ri-gor necesidad alguna; nos empuja la velocidad adquirí-da, la necesidad de recorrer hasta el cabo la direcciónemprendida; la serie técnica exige ella ser completada,por miembros que la serie psíquica, en realidad la defini-tiva, para nada necesita. Y de este modo se originanofertas de mercancías que provocan, si miramos desdeel plano cultural del sujeto, necesidades artificiales ysin sentido"." Hasta un cierto unto la roducción se

. domina a volunta cm desp'ués adquiere ~un ~-1 Simrnel, La tragedia de la cultura.2 iu«

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pulso propio de crecimiento que arrastra al hombre, elcual resu ta a a postre dominac o en ,"ez de dominador.-Entregado por completo al mun o exterior, plena suconciencia de preocupaciones materiales que desplazancualquier interés, la vida del alma se va extinn-uiendohasta que el individuo se convierte en un autómata.

Algunos espíritus sensibles se rebe an contra e enra-recimiento de la atmósfera que amenaza asfixiar la vidadel alma. En una discusión que sostienen dos intelectua-les rusos recluidos en una casa de salud, escriben algunasreflexiones que constituyen un documento precioso parapulsar la inconformidad de la conciencia contemporá-nea.' Uno de ellos escribe: "la aguda sensación del pesointolerable de nuestra cultura, herencia que nos sigue,procede esencialmente de vivir la cultura no como unradiante tesoro de dones, sino como un sistema de sutilesimposiciones. • o es extraño, la cultura tiende a con-vertirse en eso, en un sistema de coacciones." (Gerchen-son.) El otro de los dos escritores lanza también su pro-testa en estas palabras: "Finalmente están las legionesde conocimientos terroríficos por su número y rigidez;inundan la inteligencia instalándose en nombre de laverdad objetiva, sin aguardar el momento en que unanecesidad real escoja de sus filas las que puedan serútiles; aplastado bajo su peso, el espíritu languidece ensus ligaduras, impotente para asimilarlas verdaderamen-te o rechazarlas. Lo que me interesa no es liberarrne detoda especulación, sino especular libremente o sea al-canzar la libertad y la frescura de una especulación di-recta." (Ivanov.) En este pasaje está expresado con granclaridad uno de los conflictos que aquejan a la concienciacontemporánea. La civilización ha despojado al indivi-duo de su libertad; aprisiona su espíritu con múltiples .ligaduras e Impone una persona wad extraña. avoluntad propia e 111 ividuo, sus sentimientos, sus as-

3 Gerchenson e Ivanov, Desde un ángulo tl otro.

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piracíones, su vocación, sus fuerzas se revuelven impo-tentes bajo la máscara que le ha puesto el mundo ex-terior.

Entre las observaciones de detalle que abundan enla filosofía de Bergson, a veces más valiosas que sudoctrina fundamental, se encuentra una que pinta laverdadera psicología del hombre moderno. Para Bergsonel alma humana está constituida por dos capas que co-rresponden a dos diversos "yos". Hay una capa perifé-rica en la que se deposita la experiencia adquirida pore,l individuo en la acción práctica; resulta en' ciertomo o e a adaptación e In IVI uo a su medio, es e~social. Debajo de esta .capa, en el centro del alma, en-cuéntrase un yo ro un o en ue estan VIrtualmentecontem as as otencla Idades' individuales ue no ue-den tener una aplicación Útil, pero que en cambio sonla parte mejor del sujeto, lo más suyo que tiene, y elnúcleo de sus actIVIdades más altas, aquellas que po-drían florecer en una personalidad espiritual. "Existi-rían, pues, dos yos diferentes; uno sería como la proyec-ción exterior del otro, su presentación espacial y pordecirlo así social. Alcanzamos el primero por una re-flexión profunda que nos hace percibir nuestros estadosinternos, como seres vivientes sin cesar en vía de forma-ción ... Pero los momentos en que somos nosotros mis-1110Sson muy raros y por eso raras veces somos libres. Lamayor parte del tiempo viviinos exteriormente a nos-otros mismos, no percibimos sino el fantasma incoloro denuestro yo... vivimos para el mundo exterior más bienque para nosotros; más bien hablamos que pensamos;somos pasivos más bien que activos .. Obrar librementees recobrar la posesión de sí, .. " 4 Los dos yos corres-ponden en la doctrina bergsoniana a dos momentos di-ferentes de la vida. El o social asado lo ue seha vivido a. El 'o rofundo es el )resente y futuro, la

4 Essai sur les donnécs immediates de la conscience, p. 178.

fuerza creadora en potencia, lo que !la se vive todavía.Por eso e yo SOCIa es a go muerto, mientras que e yoprofundo representa lo que aún hay de viviente en el serhumano.

Muchos individuos aún ignoran esta reglOn subte-rránea de su alma, y el arte tiene como misión revelár-sela. El goce estético se explica precisamente porquecuando el artista levanta esa costra de nuestro espíritupara contemplar el fondo, reconocemos a nuestro yo másíntimo, contemplamos lo que hubiéramos podido ser,pero que no fue a causa de otras exigencias más impe-riosas. El drama que acompaña a este dualismo es untema inagotable para el teatro y' ha inspirado, en efec-to, algunas de las mejores obras de Pirandello El desti-no que aniquilaba a los héroes gTiegos está representadoaquí por una fuerza social implacable, que impone a losindividuos una personalidad contradictoria; éstos se ago-tan en una lucha impotente para deshacerse de ella; noson hombres, sino personajes que al fin sucumben alfalso papel que la vida les obliga a representar.

La tragedia del hombre actual es que sus creacionesmateriales e ideales se rebelan contra él. El vasto mundode la civilización y la cultura adquiere un dinamismoindependiente que sigue por un camino diverso al queel hombre debe recorrer. Arrancado de su propia tra-yectoria, anulada su libertad, el hombre va perdiendosus atributos característicos, precisamente aquellos en quese funda la dignidad humana, y rebaja el nivel de su exis-tencia. N o todos los hombres tienen una concienciaclara de lo ue sucede, era sí una mayoría siente unaI'ñCOñformidaa que lo mantiene en rebelión continua smun ob etivo aefini o, uchando por algo ue no se en-cuentra, porque no se sabe lo ue es. Sin embargo, yamuchos 10m res an descu ierto la causa de la inquie-tud y son conscientes de que el nivel de lo humanoestá en baja marca. La. civilización tal como está orga-

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nizada parece un plan diabólico para dejar al hombresin alma y convertirlo en un espectro de lo que fue enmejores tiempos. Cuanto el hombre produce en el or-den material o ideal, para su beneficio, le resulta con-traproducente, y tarde o temprano esas criaturas soncomo filtros que subyugan y paralizan los movimientosdel alma. He, aquí una elocuente descripción de estefenómeno: "todos sabían que Napoleón no nació em-perador. Cualquier mujer del pueblo, espectadora en-tre la muchedumbre de una revista suntuosa, hubierapodido exclamar al verle: Héle aquí emperador; des-pués de haber casi perdido su nombre personal, es elsoberano de los pueblos; pero envuelto en pañales noera nada a los ojos del universo, solamente el hijo de sumadre. Y lo mismo pienso admirando en un museo uncuadro célebre. El artista lo pintó para él mismo; enIacreación eran inseparables el uno del otro, él estaba ensu obra y ésta en él, pero he aquí que la obra ha sidoelevada sobre el trono del universo y transformada envalor objetivo... Todo lo objetivo nace en el indivi-duo y en su origen sólo a él pertenece. Cualquiera quesea el valor, su historia presenta siempre las tres fasesque Napoleón atravesó: primero era algo que no es nadaa los ojos del universo; luego el guerrero y el jefe mili-tar; al fin el soberano del mundo." "No se puede descri-bir más bellamente ese proceso de deshumanización dela cultura que hoy padece la humanidad y le arrebatasus mejores tributos. Cuando un individuo a costa desacrificios ha logrado crear un valor nuevo, su premioes que le arranquen su criatura para hacerla patrimoniouniversal. Entonces estos viejos valores 'ciñen la coronay se aprestan a reinar'... Valor coronado es frío ycruel, y con el tiem po se petrifica transformándose enfetiche. " Ahora dicta sus leyes con absolutismo sinprestar atención a súplicas personales. " Lo que una vezfue viviente individual, se ha transformado ahora en un

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ídolo frío que exige el sacrificio de algo viviente y per-sonal corno lo que le dio nacimiento .. , 1 lapoleón empe-rador y el cuadro entronizado en un museo son déspotasen el mismo grado." El mismo escritor encuentra unaparábola feliz para completar la historia de los valoresque al acumularse se hacen funestos para el desarrollohumano. "Las astas del ciervo se han desarrollado su-

, jetándose a las leyes naturales para servir de medio dedefensa e intimidación; pero en otras especies, tambiénsegún las leyes naturales, las astas han adquirido talesproporciones que impiden la carrera a través de los bos-ques y la especie acaba por extinguirse. Este fenómenopuede compararse al de la cultura. ¿No son comparablesnuestros 'valores' a estas astas? Forman primero un atri-buto individual; luego de la especie entera, y finalmen-te, tras un crecimiento exagerado, nefasto para la perso-nalidad, ya sólo constituyen un impedimento." 5

Después de un penoso esfuerzo secular el hombrese encuentra rodeado de un sinnúmero de cosas, de ideas,de valores, que le cortan el paso, y se siente perdido enmedio de esta selva artificial que él ha plantado y cul-tivado con sus manos. Tal vez el hombre aspiraba a le-vantarse por encima de la naturaleza en busca de unespacio más libre, pero lo cierto es que ahora sus espal-das se encorvan bajo el peso de un mundo complicadoque no ha sabido dominar. El trabajo material, la luchaeconómica se realiza dentro de una organización viciosaque es quizá uno de los más poderosos factores del reba-jamiento humano. Profundizando en las críticas del so-cialismo al sistema capitalista, se encuentra quizá el sen-timiento de la dignidad humana, que protesta herido ensu fundamento vital." Basta una cita tomada del econo-

~ Desde un ángulo a otro. '.G Esta interpretación es confirmada por el marxismo. "Marx

no era un utilitarista... No condena el capitalismo porCJuehaga a los hombres desdichados, sino porque los hace inluuua-

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LA CRISIS DEL HUMANISMO

mista Sombart, para explicar en qué forma el capitalis-mo lesiona los valores humanos. "Lo que caracteriza alespíritu burgués de nuestros días, es su indiferencia com-pleta por el destino del hombre. El hombre está casieliminado de la tabla de valores económicos y del campode los intereses económicos; la única cosa que interesaaún es el proceso, sea de la producción, sea de los trans-portes, sea de la formación de precios. Fiat productio

1 et pereat horno!" 7 ~o lo anterior podemos derivarla conclusión de que los valores fundamentales del hu-manismo están en crisis. Alrededor del humanismo seagita no sólo un problema estético o académico, sino hon-damente moral, que no puede ser excluido de un plangeneroso de reorganización social, si se propone seria-mente el mejoramiento de las actuales condiciones deexistencia. Es evidente que toda organización futurade la sociedad debe planearse en vista del bienestar y lafelicidad de todos los hombres, sin distinción de clases,corrigiendo todas las injusticias que hoy existen; peroeste fin no será plenamente logrado si no se toman encuenta la totalidad de las aspiraciones humanas. El hu-manismo aparece hoy como un ideal para combitirlamfrahumanl a engen ra a por e ca lta Ismo mate-nalismo burgueses. o orna a la conciencia de innume-ra es seres por a misma atmósfera viciada que respiran,apenas se dan cuenta del rebajamiento de su naturaleza, ypor ello los espíritus más esclarecidos están obligados adenunciar la desmoralización que sufre el hombre. Tocaa la juventud que aspira a una sociedad mejor y másjusta, en general a todos los hombres que tienen la vo-luntad de crear un mundo nuevo, afirmar y defender los

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1 nos, los priva de su dignidad esencial, degrada sus ideales atri-buyéndoles un valor venal y causándoles sufrimientos sin senti-do," Sidney Hook, Pour comprerulre Marx, Gallimanl, 19;)6,p, 86.

7 W. Sombart: Le bourgeois.

LA CRISiS DEL HUlvfANISMO

.valores del humanismo. Pero queda aún en pie una gra-ve interrogación que contestar: ¿Cómo debe se?" elhombre?

La respuesta no es fácil de dar. Es un proble~11aqueha inquietado al género h~mano en ~odos los tIempos,intentando resolverlo ]?or diversos carnmos. Aun c~andoexistan otros problemas más inmc~iatos y ap.rerr:lantes,aquella interrogación no pierde .su ImI:ortanCla VItal. Senecesita una gran frivolidad u ol uscanuento para que n?interese la meditación sobre el destino humano. Preci-samente en tiempos de crisis y de catástrofes como ~l pr~-sente, es cuando la humanidad repliega su concienciacon la mira de sondear el enigma de su vida. El cono-cimiento del hombre es hoy un interés que se sitúa enel centro de la meditación filosófica, poniendo en juegotodos los recursos de la inteligencia. Mas para asegurarsus resultados, es preciso, de antemano, elaborar un mé-todo riguroso que analice y mida las posibilidades delconocimiento aplicado a la esfera de los pro~lemas an-tropológicos. La intención ~e est~. pequeñ.o. lIbro. no estratarlos minuciosamente, SInO fijar un rtmerario, deacuerdo con el estado actual de la antropología filosófi-ca, en el que se plantean algunos problemas. y se indicaen qué sentido trata de resolverlos el pensanuento actual.

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SOBRE EL CONCEPTO DE FILOSOFíA

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VIVIMOS en la actualidad una época de crisis que alcan-za a todos los órdenes de la existencia humana y que enel campo del espíritu ha determinado una confusión deideas y valores. Es justo reconocer que la filosofía cQn-temporánea no ha descansado Rara hacer frente a la crisismundiaLuue ha lo~ado señalar diversoLcaminos desalvación. El supuesto de tales doctrinas es que la sal-vación del hombre no depende exclusivamente de la mo-CTíficaciónde las condiciones materiales, sino también, almismo tiem o, de una reedificación de su mundo es i-ritua . os temas tratados en esta obra corresponden alos problemas que más seriamente deben preocupar a to-dos los hombres de hoy. La tarea de la filosofía se haceen el presente más agobiadora que nunca, porque vivi-mos una época sumamente problem;-ítica. El destino delhombre, las formas individuales o sociales de su exis-tencia, los contenidos de la civilización y la cultura sonhoy el objeto de una discusión apasionada en la que in-tervienen puntos de vista de índole muy heterogénea.La filosofía existe en función de ciertos problemas decarácter general que no toca resolver ni a la religión, nia las ciencias particulares, sino a una disciplina que desdeun plan superior trata de abarcar la realidad en una vi-sión de conjunto. En su momento iniciaUa fi]osooa-es~onciencia de los· problemas, su deber es definirlos y.ylantearlos. Para una conciencia superficial que creyeraestar en posesión de la verdad, es decir, carente de todosentido problemático, la filosofía sería superflua.

Las ideas expuestas en este libro constituyen un re-sumen de las convicciones filosóficas del autor. La ex-

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SOBRE EL CONCEPTO DE FILOSOFíA 21

posición ha nacido de una especie de examen de con-ciencia, de una liquidación de ideas para tomar partidoen el debate filosófico que tiene lugar en el mundo con-temporáneo. Por más que un espíritu crítico aconsejaramantener cierta reserva frente a todas las doctrinas y ano aceptarlas nunca en un sentido absoluto, de hechosiempre hay una que atrae nuestra preferencia, porquenos parece dar la respuesta más satisfactoria a los proble-mas de la filosofía. Debe considerarse este libro comoun sincero esfuerzo de asimilación de aquellas corrientesfilosóficas que tienen mayor vigencia en el pensamientoactual. La filosofía no vive solamente por la creaciónori in al de nuevas ideas, sino también en el acto másmodesto de volver a pensar lo pensado, en a r~ero .~c-E0n mental de todo el proceso de la especuláClOn El 0-

sófica Blle es,. ~.n ciert.Q...modoJ.-una recreación de la fi-!,Qsofía. Este método es el Único que puede conducir almundo filosófico y abrimos a la comprensión de sussecretos.

N o pretenden ser estos escritos un tratado de filoso-fía en el que se expongan sistemáticamente sus proble-mas. Sólo deben tomarse como una selección de ideasfilosóficas ordenadas de acuerdo con una perspectiva per-sonal. Considero que todas las cuestiones filosóficas .Q.,~§:mbocaQ en un problema central que es más o menos

directamente el foco del interés especulativo: eLproble-ma del hombre y su mundo. Me parece que bajo lasmás diversas teorías del conocimiento, de la moral, delarte, de la historia, etc., yace como supuesto una ciertaconcepción del hombre. La exposición sistemática de-bía seguir abiertamente la verdadera trayectoria del pen-samiento filosófico que, partiendo de una ontología dela vida humana, pasa después hacia otros problemas quese alejan del hombre, pero que luego reconducen alpunto de partida. Sólo que en este círculo el pcnsarnien-to va enriqueciendo su contenido y puede, al final, afir-

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22 SOBRE EL CONCEPTO DE FILOSOFíA

mar ciertamente lo que en un principio era un supuestohipotético.

Es decir, que cuando el hombre empieza a filosofar,sabe poco de sí mismo: lo que la intuición inmediata desu vida le enseña; pero al terminar el recorrido del círcu-lo sabe ya infinitamente más: ha adquirido una plenaconciencia de sí mismo. Considerada la filosofía de estasuerte, aparece no sólo como un mero instrumento cog-noscitivo, como una simple actitud teorética. El hombre -no es nunca un ser acabado, sino un roces o en a ode rea lzaClOn cuyo im u so nace d ismo. En otraspalabras, el hombre es un ser que actualiza constante-mente propósitos que es capaz de representarse en idea .•...

Ahora bien, en tanto que la filosofía puede predeter-minar estos propósitos, ella aparece como una funciónvital que contribuye a la realización del ser humano'.' La'filosofía es en este sentido una investización de la ~

- b,ciencia rrorrnativa.rv su misión no se limita a compren-der al hombre em írico sin e c oidea, lo que el hombre debe ser. Esta última proposiciónpuede interpretarse con igual validez en dos sentidos.En un sentido global, como la determinación de la esen-cia hombre, haciendo abstracción de sus manifestacionesempíricas. O bien en un sentido particular como la de-terminación de las diferentes formas de conciencia hu-mana, conciencia científica, ética, estética, etc. Es asícomo Windelband define la filosofía como el conocimien-to de la conciencia normativa y de los valores en que sefunda su legitimidad. '

Si es cierto que estas variadas a'ctividades se refierena objetos existentes en el mundo y que la filosofía debeconsiderarlos también, en el otro extremo se encuentrael hombre como sujeto universal de estas actividades;sujeto de conocimiento, sujeto de la historia, de la cul-tura, etc. Por este último motivo las diversas cuestionestratadas separadamente en la filosofía tienen que dese 01-

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SOBKE .EL CONCEPTO D.E FILOSOFíA

bocar en el conocimiento 'del hombre, es decir, en laantropología filosófica.

ORIGEN DE LA xocróx DE REALIDAD

Apenas la conciencia del hombre despierta, encuentrafuera de ella multitud de hombres, cosas, acontecimien-tos, primero en un completo desorden, como objetos quedesfilan sin coherencia ninguna. Pero a medida que enel curso de la vida va desarrollándose el conocimientoy la experiencia, el individuo descubre relaciones entretodos los objetos y poco a poco va ordenándolos en gru-pos que, a su vez, se integran en la idea total de unmundo. ' En esta plenitud de conciencia es cuando elhombre toma su posición en el mundo y se siente existir'corno la parte de un todo. Su ser se presenta, pues, comouna noción referida a un mundo que lo contiene. Lanoción del ser posee dos dimensiones: una espacial y 'otratemporal. No es completa esa noción sino cuando pode-mos situarla en un cierto punto del espacio y el tiempo.La existencia aparece en la intersección de dos coorde-nadas, una ideal que viene del mundo histórico y otramaterial del mundo físico. Pero antes del mundo comototalidad, sólo existe para nosotros un mundo más pe-queño, el de las personas y las cosas más próximas querodean nuestra existencia real. Es inevitable que la tota-lidad del mundo nos sea conocido únicamente a travéso desde el punto de vista del pequeño mundo que noscircunda. A éste se limita el repertorio de nuestras ex-periencias efectivas, sólo con él podemos entablar rela-ciones inmediatas.

Frente a los elementos que compunen ese mundocircundante, podemos colocarnos en actitudes diversas.Una misma cosa puede ser objeto de nuestra voluntad,de nuestro sentimiento o de nuestro conocimiento. Parasaber cuál de estas relaciones es primordial, basta obser- 19

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24 SOBRE EL CONCEPTO DE FILOSOFíA

var que el hombre tiene que vivir antes de interesarseen cualquier conocimiento teorético. Las primeras rela-ciones que el hombre tiene con su mundo son de índoleráctica, las cosas a arecen primero como ob' eto de sus

necesidades. Esas relaciones son, sin embargo, fundamen-tales para otras ulteriores, como las relaciones de cono-cimiento. Tarde o temprano aparecen en la vida prác-tica la oposición, el conflicto, la lucha. El mundo semanifiesta como algo indócil que resiste a nuestros inte-reses y nuestros deseos; existe como algo extraño que seconduce independientemente de nuestra voluntad. Seadquiere entonces el sentimiento, la evidencia plena deque existe como realidad en sí, de modo diverso al nues-tro. Surge, pues, en esta experiencia vital, la noción derealidad.

SUPUESTOS METAFÍSICOS DEL IDEALISMO

La noción de una realidad que existe en sí como algoextraño, hace sur ir lá""li'ecesidaddel conocimiento. Elidealismo -ha pretendido su nmir esa realidad en sí comouna i óteslS 111 emostrable ., til. Pero a racer o,

esconoce la ~ia misma de la relación del conoci-mie o. Cree ~lla doctrina exPlicar al .conocimicntocomo la simple coherencia ló ica e os ensamientos enuna um a e sentido", indiferente al hecho e quelos ob·etos existan o no. ¿Puede llamarse conocimientoa la conciencia -de algo que en sí no existe? Si el cono-cimiento no es la aprehensión de realidades que existenefectivamente, si la realidad se constituye en y por el actodel conocimiento ¿en qué se distingue el conocimiento dela fantasía? Es cierto ue los objetos sólo se dan en elconocimiento, pero de aquí no es legítimo inferir queéXÍstan sólo por el coñocimiento. Si se alega que los ob-jetos sólo existen como contenidos de la conciencia, sejuega con el sentido de las palabras, porque lo que es

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SOBRE EL CONCEPTO DE FILOSOFíA

contenido de la conciencia, no son los objetos, sino susrepresentaciones.

La existencia de una realidad que subsiste por sí mis-ma es el supuesto necesario para comprender la relacióndel conocimiento. Toda relación supone dos términosque en el conocimiento están representados por l1n~'eto un ob.'etQ, El idealismo, aunque no quiera adrni-tirlo, su rime uno de los términos y hace del objeto unapura elaboración subjetiva. Es cierto que lo refiere auna "conciencia trascendental", pero si tal concienciaexiste, sólo es en los sujetos. Por tanto, en definitiva,idealismo si nifica sub ietivismo.

Por otra parte, la negación de una realidad en síhace perder todo sentido a los valores de verdad y fal-sedad. Si no existen objetos reales con los que nuestropensamiento coincida o no, carece en absoluto de baseatribuirle verdad o falsedad. Nadie admite que la ver-dad consista puramente en la conveniencia del pensa-miento con una cierta legalidad lógica -con el logos-porque entonces ¿en qué se funda la autoridad del la-gos? ¿O es que debe admitirse ciegamente esa autoridad?La su resión del conce to de realidad oblio-a a los idea-listas a desvirtuar el sentido original del fenómeno elconocimieEto a-ª.esio-nar con es~m re a g,Q. que en~alidad no lo merece. Si el idealismo cree depurar elproblema del conocimiento de todo lastre metafísico, su-primiendo la noción de realidad plantea sin darse cuentaotros interrogantes también de orden metafísico. No esel idealismo, como se pretende, una doctrina ~ desu uestos metafísicos. El conocimiento es siempre cono-cimiento de algo y ese alg.o es un -objeto real. Tal con-

-vicción acompaña nuestra actividad cognoscitiva, Si elidealismo considera que esa actividad es una ilusión, en-tonces debe explicar en virtud de qué motivos. esa ilu-sión se produce. ¿Es acaso la ilusión un fenómeno ca-sual, inmotivado? Si la convicción realista es ilusoria,-

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26 SOBRE EL CONCEPTO DE FILOSOFíA

quiere decir, entonces ue lo ue tomamos oor realidades una mera apariencia. ¿Por qué nuestras ideas toman-la apanenCIa de una realidad?, ¿por qué no tomamos laapariencia como apariencia?, ¿por qué respecto a la cien-cia no tomamos la misma actitud que en el arte? La ideamisma de a ariencia implica la existencia de una reali-

ad susce tible e aparecer. ariencia realidad sonideas correlativas, no puede existir la una sin la otra. Laapariencia es apariencia de algo que no es apariencia. Sitodos nuestros conocimientos tienen solamente una exis-tencia ideal ¿qué cosa es la existencia ideal?, ¿no es laexistencia ideal un enigma tan indescifrable como la exis-tencia real? En definitiva, la existencia ideal tiene queacudir para fundarse a la misma fuente en que' la exis-tencia real se funda: la intuición. -

\ LA BASE ONTOLÓCICA DEL CONOCIMIENTO

.Para entender cómo la relación del c nocimientotrascendente, es deOr, cómo conduce más allá de nuestraconciencia, se debe tener en cuenta que esa relación n~ eJ_únic<2:.uente entre el hombre y la realidad. ~de todo conocimiento el hombre está liga o, mtegTado deun modo existencial dentro del mundo. Lo que llamo"mi existencia" nosólo -comprende ade mi cuerpo y miespíritu individuales, sino también un círculo e reali-

a- es ue coexisten conmigo. ~l mundo que me ñ)aeaes una parte de mí mismo; no algo extraño a mi exis-~a; Esta noción evidente de la ontología humanadespeja muchas incertidumbres en la teorfa del conoci-miento, en particular la que se refiere a su trascendencia.El idealismo será siempre una doctrina en flagrante con-tradicción con la ex eriencia inmediata de la vida. SuspartI anos no sabrán nunca cómo conciliar sus convic-ciones teóricas con las evidencias prácticas. Esta in n-gruencia del idealismo proviene de un supuesto ontoló-

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SOBRE EL CONCEPTO DE FILOSOFÍA '27gico ~also .implicado en sus afirmaciones: que el hombrees prnnariarucnte una G,ntidad teorética dcstinaeGarco:-nocimie~ uro. Las conclusiones del idealismo sólopodrían ser válidas en el caso de que fuera cierta esta con-cepción intelectualista del homb~e qúe lo reduce a unaabstrac~ión, a un fantasma lógico. Un pensamiento asíconcebido que no se sustenta en nada, no podrá jamásfun~ar demostrar la existencia. Pero es que la exis-tencia no esta su or maaa a pensamiento, sino al con-trario, como lo descubrió Descartes en sus Meditacionesmetaf~sicas. La verdadera interpretación del principiocartesiano corr?bora todo lo. anterior. ¿Cómo puedo du-da~ y pe?sa~' .SI antes no existo>, es lo que en el fondoqUlere significar aquel filósofo. " y la corroboraciónr~sultará aún más completa si por pensamiento se en-~.Ien~e to~o lo que connot~ la I?alabra francesa pensce.Mais qu est-ce donc que Je SUlS? Une chose qui pen-

se. Qu'est-ce qu'une chose qui pense? C'est une chosequ~ doute, q~i entend, qui concoit, qui afirme, qui nie,qUl veut, qUl ne veut pas, qu'irnagine aussi et qui sent."

De esta concepción del hombre integrado existencial-mente en el mundo que lo circunda, derívase con todaevidencia que lo que mejor conoce en sus particulari-dades, es ese círculo de realidades próximas. No digoque solam~nt~ pueda ,conoce~ eso, p~ro sí que cualquierotro conoclrr:lento mas an~pllO y mas general tiene queo~denar.se bajo la perspectiva de lo próximo, Cada indi-vIdu.o tIene un mundo concreto corno parte de su exis-tenCIa, que es la Úmca ven.tana de que dispone )araasomar~e a mun o en. genera), uiero ecir que lo quecada sujeto conoce mejor que cualquier atraes el paisaje~atural en que vive, la sociedad, el país a que pertenece.Estas cosas las. conoce desde dentro, por decirlo así, por-que son la mitad de sí mismo, está vitalmente fundidocon ellas. Estos objetos concretos tienen que ser »orfuerza las instancias particulares que 'den vida y color a

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SOBRE EL CONCEPTO DE FILOSOFíA

sus conceptos genéricos del universo, la humanidad o lasociedad. Pese al valor objetivo de las ideas que es inde-pendiente del espacio o del tiempo, al pensarlas tenemosque referirlas queramos o no al círculo de nuestras ex-periencias inmediatas. Esto es, sin duda, una limitaciónde nuestro conocimiento, pero también, por otro lado,una ventaja, la de descubrir en el mundo algo que losdemás no podrían nunca ver.

LA VARIACIÓN DE LAS CATEGORÍAS

No pretendo desconocer la existencia de una estructuralógica común al género humano, o cuando menos al tipodel hombre civilizado, y de las normas objetivas del co-nocimiento. La relatividad antes subrayada se refiere ala aplicación particular de la inteligencia y a la prefe-rencia por las ideas. Sé que un mismo ambiente es co-mún a muchos hombres y que en definitiva hay un mun-do que los contiene a todos. Pero es innegable tambiénque existen modalidades peculiares según los lugares delplaneta y según los momentos de la historia, problemasespecíficos de toda índole que surgen de las circunstan-cias variables de la vida humana. Ahora bien todo este,conjunto de circunstancias particulares presiona~~~ndividuos_ha~e ue estos se mteresen e preerenCl<lpor determinados conocimientos ue a o TOS son indiEe-!!!.nt~; -"LaC"Írcunstancia vital practica, pues, una selec-ción de intereses conforme a los cuales la inteligencia seorienta a sus objetivos. Por sí sola esa selección bastapara dar a nuestro repertorio científico y filosófico sufisonomía particular. Debe entenderse que este puntode vista individual puede referirse a una persona, a unpueblo o a una época. De hecho así se ha practicadosiempre la ciencia y la filosofía y esa relatividad del pun-to de vista es una condición fatal a la que nadie escapapor más que lo procure. Lo que sería inconcebible es

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SOBRE EL CONCEPTO DE FILOSOF1A

la posibilidad de un pensamiento que se realizara desdeningún punto de vista.

La crítica del conocimiento ha establecido ~Luesólopodemos pensar la realidad a trav~s de una cierta estruc-fUÍ-a mental compuesta por formas a ,prioriJ categorí~sdel conocimiento. Serían éstas como una rctícula quese proyecta sobre el mundo para darle un sentido inteli-gible. Estas categorías son princiPios que explica!); peroellas, a su vez no.scn., licables porque dejarían de serprincipios. La teoría kantiana del conocimiento partede la conciencia del sujeto como si ésta fuera un comien-zo absoluto. La noción de una unidad existencial entreel hombre y su mundo nos conduce a interpretar lascosas de otra manera. Nada impide pensar dentro delkantismo que si el sistema de las categorías fuera distin-to, el conocimiento se ordenaría en otra [arma científi-ca que sería igualmente válida. Pero esta suposición esimposible de acuerdo con nuestra idea. Si hay un ajusteperfecto entre las categorías y la realidad, es que nuestrainteligencia devuelve lo que ha tomado de ella. La inte-ligencia es geométrica, se ha formado en contacto conlos sólidos, dice Bergson, y de este comercio prolongadoconserva una huella indeleble, la forma del espacio, den-tro del cual tenemos que encuadrar nuestras concepcio-nes si quieren ser inteligibles. Me limito a esta breveindicación para sugerir cómo debe explicarse todo el sis-tema de categorías. Sin estar del todo de acuerdo con lateoría bergsoniana del conocimiento, me parece que elprincipio en que se funda es exacto. "Una teoría del co-nocimiento, dice Bergson, que no vuelve a colocar la in-teligencia en la evolución general de la vida, no enseñará

. ni cómo se han construido los cuadros del conocimien-to, ni cómo podemos ensancharlos y rebasarlos. Es precisoque estas dos investigaciones, t~ía del {;.9..!l.oci.enro yteoría de la a, ¿e reÚ~ y por un proceso circularse impulsen una a la otra indefinidamente.

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SOBRE EL CONCEPTO DE FILOSOFíA 313° SOBRE EL CONCEPTO DE FILOSOFíA

El sistema de las categorías descrito por Kant esválido exclusivamente para las matemáticas y la física .Su preeminencia en la constitución lógica del hombrese debe a que durante siglos se ha cultivado y desarrolla-do con éxito el conocimiento de la naturaleza material.La falta de una conciencia crítica de las categorías quedeterminara dentro de qué limites rige su validez, ha oca-sionado el error de trasladarías a otros campos del cono-cimiento con el resultado de desvirtuar las ideas respec-tivas. A este error ha contribuido también el supuestode que la realidad es por todas partes una y la misma, deque la rigen idénticas leyes y que por consecuencia todoes explicable por los mismos principios intelectuales. Sepostulaba pues una unidad abstracta y geométrica deluniverso. Tal fue el caso de la aplicación de los prin-cipios de la ciencia natural a las ciencias del espíritu ya las históricas. Una vez descubierto este error, hoy sabe-mos que sada campo particular de la ..:.~eriencia debeser explicado,SQ!Lungrupo eS¡2ecialae categorías toma-das del mismo camEQ. Un conocimiento mejor del uni-verso demuestra más acertado suponer 'un pluralismo deórdenes que se rigen cada una con su tipo peculiarde leyes. Sabemos que el repertorio de categoría's no esf.ijQni inmutable sino quecambia con las épocas de lahistoria. Las categorías no son, como suponía Kant, unapura emanación del sujeto que, al elaborar el conoci-miento, actúa como "legislador del Universo". Hay quesuponer a la inteligencia como un instrumento plásticosusceptible de una reforma constante, modelado por laexperiencia misma que dicta las formas de intelecciónapropiadas. El sujeto no hace más que seleccionar y em-plear estos principios dados conforme a las exigenciascientíficas del momento. Los marcos' del conocimientoresultarían de un compromiso entre ciertos in tereses ydemandas particulares de la inteligencia, por una parte,y la realidad con su propia manera de ser, por la otra.

LA INTUICIÓN Y LAS CATEGORíAS

No cabe duda que el mayor obstáculo para hacer de larazón un instrumento plástico y capaz de ajustarse a los'múltiples problemas de la realidad, ha sido el progTesomismo de la ciencia. Mientras, mayor número de cono-cimientos acumula el hombre, mayor cantidad de pre-juicios amenazan interponerse en su camino cuandoextiende sus exploraciones a nuevos sectores de la rea-lidad. La crisis que ha padecido la ciencia yJa_fi1Qsofíadebe atribuirse, en parte, a la excesiva acumulación dec"OñOclmlentos que vienen a ser luego una carga_YJnes'torEo para el.J?rogreso d~p~a inteligencia. Poruna parte, numerosas ideas funaamentales actÚañ como

rejuici~, por otra la inercia, los hábitos mentales <tdqui,ridos tienden a hacer de la inteligencia un instrumentorígido que da a sus procedimientos un carácter artifi-cioso. La importancia concedida a las cuestiones de mé-.todo conduce a sobreestimar la técnica dcl cOl,.'l,Q.cimiento,a darle el valor de un fin, y así infamada la razón acabap~sustitui~se a la realidad gu~debe c~plicar. Una razónque comprende su verdadera misión debe ser un mediotransparente, invisible, para permitir que su mirada pasea los objetos que están allende el sujcto:,)No es ésta laactitud en que las diversas formas del intelectualismoy en especial el idealismo coloca a la razón,

La única manera de resolver el problema es arrojaror-U-n momento el fardo de los cOllQ.cirpientos adg uiri-

dos, para .lograr una e~iencia inmediata de Ja rea-lidad," un contacto directo con ella I?or medio.cde laint\l.i,fi<lli. -Éste es el sentido y el ,;alor q-;:-{etiene, a mijuicio, el método fenomenológico de Husscrl cuandoaconseja intuir las esencias en una actitud pretcorótica,antes de emitir cualquier juicio o' de hacer cuaje¡uierrazonamiento. Éste es el valor que tiene la "reducciónIenornenológica" o sea la actitud de "poner entre paren-

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32 SOBRE EL CONCEPTO DE FILOSOFíA

tesis" la realidad de los objetos considerados, así comotodo aquello que sobre ellos sabemos o podemos saber.Si una de las aspiraciones de la fenomenología es la deobtener ciertos conocimientos exentos de prejuicios, estole da. una importancia y un valor de primer orden paracombatir la crisis contemporánea de la ciencia. En estascondiciones l~intuición resulta indispensable -fomo me-dio rara devolvemos el contacto directo con las cosas~---uo:::aesae luego como Único instrumento c0K.l!..0s-~ pero sí justamente como auxiliar dl! la razón, paradar a ésta los principios explicativos, laLcateg.Qrías Q~l~ faltan en aguerroscam,pos científicos nuevos que 2.!:..e-tendía entender con las ideas prestadas de otras ciellfias:La ÍntmciOñenfenaiOa:COrño evidencia inmediata de

.ciertas verdades fundamentales, tiene que ser el Únicocriterio para descubrir y seleccionar los a priori indis-pensables para una recta orientación de la inteligenciaen sus nuevos recorridos. La intuición debe ser la basepara vitalizar a la razón y hacerla reformarse cuantasveces así lo requieran los cambios de las circunstanciasen que tiene que actuar.

La reforma de la inteligencia debe impulsarse conla acción inmediata, sin atender a los que se aferran en lacreencia de que la razón es inmutable. La comproba-ción definitiva de aquella posibilidad es la práctica dela ciencia conforme a las reformas de método antes indi-cadas y el éxito de los resultados obtenidos. La revisiónde la ciencia es una realidad desde fines del siglo pasado,obteniéndose una creciente claridad de medios y propó-sitos a medida que la crítica del conocimiento orientadaa la reforma de los métodos logra nuevas conquistas.Es el caso, por ejemplo, de la fenomenología que, inde-pendientemente de su posición doctrinal, ha proporcio-nado un método que ya se aplica con fruto en varioscampos de las ciencias particulares.

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TEORfA DE LOS OBJETOS

UNA DE las aspiraciones del conocimiento humano esreducir la multiplicidad de lo real a una unidad de con-cepto. Mas para logtarlo sin artificio sería preciso que -la realidad se prestara a ello ofreciendo al conocimientouna estructura idéntica en todas partes y sólo variable ensus manifestaciones externas, aparentes. Ahora bien, estoes lo que el intelectualismo ha postulado siempre comobase de sus especulaciones y como idea directiva de susmétodos. Si, por ejemplo, la realidad psíquica se suponeen el fondo idéntica a la realidad física y sólo diversa enapariencia, es lógico que trate de explotarse con los mis-mos métodos de la física y de explicarse con sus mismosprincipios. De ser cierto aquel supuesto ontológico ha-bría un solo método para todas aquellas ciencias y unsolo sistema de categorías para comprender cualquieresfera de la realidad. Esto implicaría que en el universo'rige un mismo sistema de leyes para toda clase de seresy acontecimientos. De hecho éste fue el punto de vista -de todas las ciencias particulares al finalizar el siglo pa-sado y por ello lo mismo en biología que en psicologíao sociología se aplicaban exclusivamente métodos y prin-cipios prestados de la. física. La filosofía intelectualistade la misma época corroboraba esa actitud científica.

Hay que darse cuenta de que el concepto de una'realidad unitaria era una simple hipótesis, un prejuiciológico sin fundamento ninguno. Al contrario.vla intui-ción directa de la realidad revela que existen territoriosde diversa estructura ontológicarPnra convencerse sólobasta eliminar toda idea preconcebida, toda teoría cientí-Iicr, y filosófica y ponerse en contacto directo de la autén-

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