Hacia Un Nuevo Saber Morin

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Bases para una reforma educativa desde el pensamiento de Edgar Morin

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  • HACIA 11 IUEVO SABER La biotica en la revolucin contempornea del saber

    Carlos J. Delgado Daz

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  • Carlos J. Delgado Daz

    HACIA 111 llUEYO SABER La biotica en la revolucin contempornea

    I~ ACUARIO

    del saber

    Publicaciones Acuario Centro Flix Varela La Habana, 2on

  • Edicin: Lisel Bidart Cisneros Correccin: Jorge Espresate Xirau Diseo, diagramacin y realizacin: Carlos F. Melin Lpez

    Primera edicin: 2007 Segunda edicin revisada y corregida.

    Carlos Jess Delgado Daz,2011

    Sobre fa presente edicin Publicaciones Acuario, 2011

    ISBN: 978-959-7071-78-5

    La edicin de este libro ha sido posible gracias al apoyo de la Agencia suiza para el desarrollo y la cooperacin (COSUDE).

    Todas los derechos reservados. Se prohbe la reproduccin total o parcial de esta obra sin la autorizacin por escrito del autor. Las opiniones expresadas por este no son necesariamente compartidas por el Centro Flix Varela o COSUDE. Se autoriza el uso y la reproduccin de este material con fines no comerciales, siempre y cuando se cite la fuente.

    Centro Flix Varela. Publicaciones Acuario Calle Sta.# 720, esq. a 10, El Vedado, municipio Plaza de la Revolucin, C. P. 10400, La Habana, Cuba. Telfono: (53-7) 836 7731; fax: (53-7) 833 3328 Correo electrnico: [email protected] Sitio web: http://www.cfv.org.cu

    I~ ACUARIO

  • Con~enjdo

    Prlogo. Nuevos saberes. Tala Fung / n Al lector I 13 Introduccin. La revolucin inadvertida/ 17 1. La cognicin dicotmica y sus consecuencias / 29

    La racionalidad clsica / 30 Los lmites de la razn clsica I 44

    2. El camino hacia un saber humano de nuevo tipo / 55 La revolucin epistemolgica: inclusin del sujeto y los valores / 56

    a) El pensamiento dialctico I 57 b) La escuela historicista en la filosofa de la ciencia / 62 c) Elaboraciones epistemolgicas desde una perspectiva herme-

    nutica, constructivista y compleja / 65 Del ideal de simplicidad al ideal de complejidad / 77

    a) La complejidad como ciencia I 80 b)La complejidad como mtodo de pensamiento I 84 c) La complejidad como cosmovisin / 86

  • El holismo ambientalista I 94 3. La idea de la biotica I n9

    Los senderos de la biotica / 120 Los problemas de nuevo tipo/ 122 En la antigedad ... I 131 En la modernidad ... I 133 El siglo XIX ... I 135 El siglo XX: cambio en la prctica mdica y crisis de los cdigos

    .morales ... / 137 Cambios revolucionarios y cuestionamientos ticos en las ciencias de la vida: los enigmas de la vida diseada / 164

    La creacin de vida en la ciencia biotecnolgica / 165 La polmica de los transgnicos I 175

    Conclusin. El nuevo saber de unificacin / 189 Bibliografa I 193

  • HACIA UI IUEYO SABER La biotica en la revolucin contempornea

    del saber

  • c mis alumnos de pregrado y posgrado, por la agudeza de sus preguntas

  • Prlo10 Nuevos saberes

    C'77nto el medioambientalismo como la biotica no solo introdu-1 J;ron asuntos globales en la agenda social y poltica contem-pornea, sino que, junto a las revoluciones biotecnolgicas y en su imbricacin obligaron a repensar mtodos y cosmovisiones, abso-lutos y separaciones, cdigos y formas de conocer, cientificidad y cotidianeidad, a la vez que con la incorporacin de la incertidumbre como componente sine qua non de la aprehensin cientfica -nunca distanciada del conocer comn-, complejizaba y dialectizaba el ob-jeto de la investigacin y el sujeto cognoscente.

    La revolucin cultural que se devela en esta obra no se circunscribe a los marcos cientfico-tecnolgicos, sino que irrumpe, con derecho propio, en las disciplinas a las que se les cualificaba como sociales, mientras, tambin con ese mismo derecho, la tica toma su asiento entre las variables de campos anteriormente ajenos y estos no pueden sustraerse de entrar en la caja negra de la nueva ciencia poltica.

    Nuevos saberes forman el saber contemporneo del que no se ex-cluyen las formas artstico-expresivas, en la propia medida que tanto

  • la ciencia como la empiria cotidiana han influido en dimensiones di-versas en otra forma de conocer y de sentir. Se prospecta el saber con-temporneo en mltiples saberes, caracterizados por su complejidad, certidumbre-incertidumbre, determinacin emergente, legitimacin por el cambio.

    De todos estos aspectos, en una forma lmpida, tersa, compren-sible, didctica, trata el autor y de su compleja empresa emerge con xito.

    Estimado lector, usted podr concordar o no con los planteos con-tenidos' en la obra que se somete a su consideracin; pero en cualquier caso, agradecer la integralidad de su visin, la unidad necesaria en-tre la tica y la ciencia, entre la persona en su actuacin cotidiana y en su ascenso-descenso al conocimiento cientfico, en su bsqueda de una reproduccin estable y lo imprescindible del cambio. Hacia un nuevo saber le dar la oportunidad de transitar sin pozos medievales desde su entorno socionatural hacia lo planetario del saber, as como lo traer en un retorno enriquecedor.

    7hala Fung

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  • Al lector

    en los cuatro aos transcurridos desde la primera edicin de este libro, se han profundizado tres procesos que incrementan la perti-nencia del nuevo saber biotico propuesto por Van Rensselaer Potter.

    La biotica en Cuba y Amrica Latina ha madurado en estrecho dilogo con las propuestas tericas y las preocupaciones potteria-nas. Las intensas, profundas y amplias transformaciones del mun-do humano bajo el influjo decisivo de la ciencia y la tecnologa, la extensin de la lucha contra la dominacin en sus diversas formas, la permanencia de la violencia, la guerra, y la catstrofe ambiental como amenazas principales a la permanencia de la vida en la Tierra, confirman la pertinencia de los nuevos saberes bioticos, ambienta-les, epistemolgicos y complejos.

    El futuro poshumano se realiza hoy como nuestro presente, lo que acrecienta la conciencia de la urgencia de tender puentes entre el presente y el futuro, entre las ciencias y las humanidades. Re-pensar la humanidad, el humanismo y el estrecho vnculo entre la ciencia, la tica y la poltica marcan derroteros fundamentales.

  • Los debates epistemolgicos, trascienden la academia y se funden en los movimientos sociales y polticos donde concurren saberes y prcticas diversas. El problema del conocimiento deviene problema de los conocimientos, del dilogo de saberes, de la diversidad delco-nocimiento humano, de sus fuentes, sus portadores y sus verdades.

    Abordar estos procesos demanda nuevas investigaciones, por lo que no tendra sentido realizar ampliaciones del texto original de este libro. En esta segunda edicin se ha realizado una revisin y correccin general del texto, y se ampli la nota 2 del captulo 3 La idea de '1a biotica.

    La prolongacin de este libro se encuentra en un conjunto de in-vestigaciones realizadas, algunas publicadas y otras en proceso de publicacin.

    Poco despus de concluida la investigacin que dio lugar al li-bro, sus resultados fueron objeto de estudio en el curso de posgra-do La revolucin contempornea del saber: biotica, complejidad, epistemologa de segundo orden y holismo ambiental impartido en cuatro ocasiones, y cobraron forma para la docencia universita-ria en el curso y el libro de texto Biotica y medio ambiente, publicado en Cuba (Editorial Flix Varela, 2006) y Mxico (Editorial Multi-media Educativa, 2008).

    La problemtica epistemolgica y el contrapunteo entre el pensa-miento sistmico y complejo con el pensamiento dialctico marxista, se ha desarrollado en dos textos que se encuentran en proceso de publicacin: el libro Filosofa, poltica y dialctica en Materialismo y empiriocriticismo y el artculo El valor de una polmica, que sirve de introduccin a la publicacin en espaol del ensayo de A. Bogd-nov La fe y la ciencia. Acerca del libro de V.I. Lenin Materialismo y empiriocriticismo+9. Se exploran all los orgenes del pensamiento sistmico y complejo.

    El epgrafe Cambios revolucionarios y cuestionamientos ticos en las ciencias de la vida: los enigmas de la vida diseada encontr continuidad y desarrollo en el artculo Una aproximacin 'no' cien-tfica? al tema de los alimentos transgnicos y el maz FR-Btl que forma parte del libro Transgnicos qu se gana? qu se pierde? Textos para un debate en Cuba (Publicaciones Acuario, 2009), y continuar desarrollndose, pues el debate de los transgnicos en Cuba, aunque

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  • se encuentra tras una cortina de silencio meditico, est lejos de ha-ber concluido.

    En fecha ms reciente, el estrecho vnculo entre la complejidad, la biotica y la pedagoga crtica se ha explorado en el artculo Di-logo de saberes para una reforma del pensamiento y la enseanza en Amrica Latina: Morin-Potter-Freire (Estudios, No. 93, ITAM, Mxico, verano 2oro), y es objeto de investigacin ulterior por maes-trantes y doctorantes.

    Agradezco a los lectores la acogida que ha tenido esta obra y les invito a. seguir adelante por los senderos del nuevo saber humano, pues la agenda biotica, epistemolgica, compleja y ambiental conti-na amplindose en su contenido y se entrelaza con la vida.

    Carlos J Delgado La Habana, 20 de julio de 2oro.

  • Introduccin La revolucin inadvertida

    Sn su devenir histrico, los seres humanos han logrado cambiar sustancialmente los modos de vivir y han superado dependencias ancestrales con respecto a la naturaleza. El desarrollo de la investi-gacin cientfica desde la modernidad, y la instrumentacin prctica acelerada del conocimiento en las tecnologas desde los inicios de la era industrial, los han colocado en una posicin privilegiada como poseedores de conocimientos y modos de hacer que modifican el mundo. Hoy, el desarrollo de la investigacin cientfica ha dotado a los seres humanos de conocimientos que le garantizan una capacidad transformadora de la naturaleza a escala planetaria, lo que apenas cien aos atrs pareca un sueo mtico.

    El avance del conocimiento sobre el mundo natural ha tenido lugar, desde mediados del siglo xx, como cambio permanente de la ciencia y la tecnologa, los que desembocaron en una profunda revolucin cientfica que se devela bajo el liderazgo de tres direccio-nes bsicas: las ciencias de la cognicin y la ciberntica, las ciencias biolgicas y la fsica del micromundo. Cada una de ellas ha dotado

  • a la humanidad de una cap
  • sunL1mentc conservadora en relacin con lo nueni relativo al conoci-miento, los modos de vivir y reproducir la vida social.

    El saber imbricado en el cotidiano de vich fu1Kiona socialmente Je u11 modo peculi,u. El ser humano en el proceso de aculturacin aprende y :1prehende t~itamcnte -pn::rreflexivamentc- los moLfo, de vivir y el manejo de los instrumentos necesarios para hacer la \ida social posible. El conocimiento se incorpora espontneamerne a la vida y forma parte de ella en estrecha relaLin LOll los modos de sen-tir y querer, lo que comtituye un sistema de saber rico"'. rnultibteral. Su valo1'. est rebcion

  • 1.iencia y la tecnologa; la
  • -que fue su punto de partida- est siendo subvertida por las fuerzas desatadas por la propia ciencia, y se resquebraja.

    El saber cientfico sobre el mundo, situado por encima de las co-munidades y las personas, se enfrenta hoy a nuevos problemas para los que no tiene respuesta, porque escapan a su racionalidad ins-trumental subyacente. La ciencia, que desde la modernidad gener la creencia de que todo se poda conocer, predecir y manipular con exactitud en beneficio de la humanidad, se enfrenta a un conjunto de problemas -entre los que sobresale el ambiental- donde cono-cimiento exacto, prediccin y manipulacin se hacen improbables, cuando no imposibles. Y no solo porque algunos mtodos puedan resultar inadecuados para la cognicin de objetos nuevos, sino tam-bin y junto con ello, porque el conocimiento, revolucionador de la vida cotidiana e incorporado a ella por mltiples vas, despierta en las personas valoraciones diversas que no pueden continuar con-siderndose ajenas al proceso cognitivo. Forman parte del saber humano y han de ser asimiladas por la produccin humana de sa-ber cientfico. Existe para ello fundamento suficiente y demanda social de urgencia; pero tambin existen obstculos cognitivos que han de ser revelados, en especial aquellos que estn relacionados con los ideales de saber y las dicotomas cognoscitivas que se arrastran desde la modernidad, entre ellas la separacin del sujeto y el objeto, el observador y lo observado, la legitimacin del saber cientfico a partir de la exclusin de otros saberes, y la separacin y exclusin de lo moral y valorativo como concerniente a la vida social, y contrario, o al menos ajeno, a la objetividad del saber cientfico.

    Como proceso material, la vida cotidiana ha sido dotada por la cien-cia de nuevos instrumentos que potencian las capacidades humanas, cambian la vida de las personas, a la vez que la hacen dependiente del conocimiento y los nuevos productos del saber que han de revolucio-narla tambin en el futuro. Formas ancestrales del hacer de la vida humana desaparecen, envueltas en un constante proceso de cambio, homogeneizacin y creacin de dependencias. La vida cotidiana se subvierte mediante la destruccin de las formas de vida y la instru-mentacin de un modo material nico de realizacin de la vida.

    La subversin material de la vida cotidiana por los productos del co-nocimiento y la tecnologa ha conducido a la mejora de las condiciones

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  • de vida de una parte significativa del mundo, pero este no es el nico resultado. La estandarizacin de la vida humana y la prdida de la sociodiversidad son resultados igualmente notables, aunque absoluta-mente destructivos e indeseables. La cotidianeidad subvertida tiende a hacerse nica y dependiente de elevados consumos de naturaleza, lo que incrementa su fragilidad. La prdida acelerada de la sociodi-versidad parece una carrera desenfrenada en busca de estados sociales de homogeneidad y equilibrio. Pero, en trminos de vida y sociedad, homogeneizacin y equilibrio son equivalentes a la muerte.

    Como proceso espiritual, la vida cotidiana se subvierte mediante la destruccin de las costumbres v la instrumentacin de un modo

    -'

    ideolgico nico de realizacin de la vida. J\1ediante una inversin valorativa, el trabajo se reduce al empleo, el amor al sexo, la salud a la enfermedad, la calidad de vida al bienestar, la familia a su vida econmica, la persona al individuo.

    La homogeneizacin conduce a un empobrecimiento mayor de la diversidad espiritual humana, a la exclusin y marginacin del otro. Tambin a la aparicin de acciones y una serie de cuestionamientos existenciales vidos de respuesta.

    El rescate de las formas de saber contenidas en culturas prece-dentes y conservadas en el desempeo cotidiano de algunos pueblos atrasados -si se les mira desde una perspectiva homogeneizadora-, es un ejemplo de los intentos concretos para reconstruir la integra-lidad del conocimiento humano. Hace apenas unos aos, resultaba imposible en medicina, por ejemplo, considerar las prcticas her-bolarias y de curacin provenientes del pasado, pues eran inme-diatamente estigmatizadas como falsas, por carecer de la necesaria fundamentacin cientfica. Tal fundamentacin actuaba de hecho como legitimadora nicamente del saber cientfico moderno, a la vez que exclua el resto. Otras manifestaciones prcticas de accio-nes dirigidas a la reintegracin del saber podemos encontrarlas en el rescate de las formas comunitarias de vida y el planteo poltico de la necesidad de reconocer la sociodiversidad.

    Entre los cuestionamientos existenciales encontramos la descon-fianza en la ciencia y sus resultados, lo que conduce en algunas ver-tientes al anticientificismo, a la reaccin negativa y nihilista ante ella. Tambin la reflexin crtica madura, que desde la ciencia aboga

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  • por una reconstruccin epistemolgica del saber cientfico a partir del reconocimiento de sus lmites propios, y que intenta una nueva legitimacin del conocimiento cientfico que no sea excluyente y su-pere las dicotomas del pensamiento cientfico clsico.

    Acaso puede asegurarse que la ciencia, el conocimiento cient-fico y la tecnologa son las causas nicas y determinantes de estos procesos? Difcilmente ciencia, conocimiento cientfico y tecnologa tal cual las conocemos hoy, son el resultado de procesos sociales y culturales complejos, donde es difcil establecer jerarquas determi-nistas a modo de causas ltimas. No obstante, ciencia y tecnologa estn en el centro de los procesos, los propician y desencadenan. Es lgico suponer que existen elementos constitutivos del conocimiento cientfico que han conducido a los estados actuales del saber, asunto al que prestaremos atencin en el primer captulo.

    Por otra parte, la ciencia y la produccin de saber cientfico estn cambiando, y esto muestra que la crisis de identidad de la ciencia contempornea2 es una crisis de crecimiento de la que est surgiendo

    2 La ciencia contempornea y sus productos ms desarrollados traen a nuestra mente imgenes de bienestar, novedades tecnolgicas, avances mdicos, cono-cimientos profundos de la naturaleza y la vida, los artefactos ms variados y las invenciones ms novedosas. Y junto a ellos, la degradacin ambiental, la destruccin de la vida, y la guerra. Y no simplemente la guerra, sino la guerra dotada de los medios y dispooitivos ms repugnantes, aquellos que atentan con-tra la vida de millones de seres y hacen posible la destruccin inmediata de sus sueos y esperanzas. Si una gran parte de la comunidad cientfica trabaja para la vida, otra parte, no menos importante en su nmero y creaciones, trabaja para la muerte. Y ambas no solo existen formando parte de esa totalidad que llama-mos ciencia, sino que estn integradas en ella. Sin la ciencia no tendramos ni los notables avances en la medicina y la produccin, ni la transformacin de la naturaleza a escala planetaria, ni las armas de destruccin masiva que hacen po-sible las nuevas guerras de rapia con que se ha iniciado el desenfreno poltico del imperialismo del siglo xx1. Esta realidad aterradora de una ciencia con dos rostros sociales y morales tan diametralmente opuestos, donde coexisten el bien y el mal indisolublemc:nte unidos, expresa de manera concentrada la magnitud de la crisis por la que atraviesa el pensamiento cientfico contemporneo y la necesidad de una reflexin crtica sobre la ciencia y el ms importante de sus productos: el conocimiento cientfico. Otro modo de comprender la crisis de identidad de la ciencia contempornea se refiere a las dificultades para dar cuen-ta de los sistemas de complejidad media o intermedia. A este respecto vase el artculo de Patricia Lane Cuatro observaciones convergentes sobre revolucin: ciencia, sustentabilidad, Cuba y el siglo XXI, en Delgado, C. (editor) (1999b).

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  • un modo nuevo de produccin y legitimacin de conocimiento y tec-nologa. Lo posible en este camino es ya parcialmente realidad desde mediados del siglo xx y ha comenzado a rendir frutos materiales y epistemolgicos.

    Es posible entonces que estemos a las puertas de un nuevo saber que reintegre conocimiento y valor, saber cientfico y moralidad hu-mana? Existen manifestaciones especficas de ese saber?

    En este libro sostenemos que la revolucin cientfico-tecnolgica contempornea tiene entre sus manifestaciones ms profundas el cambio en el saber humano, la transformacin misma de la ciencia y el conjunto del saber en otro de nuevo tipo, que rompe tanto con los modos cotidianos anteriores como con la propia ciencia anterior. Lo que desde una perspectiva interpretativa puede considerarse una crisis del pensamiento cientfico contemporneo, es desde nuestra ptica, manifestacin de una poderosa revolucin de ruptura con viejos idea-les, normas y valores. Afirmamos que tras los cambios artefactuales y tecnolgicos que identifican la revolucin cientfico-tecnolgica con-tempornea subyace otra revolucin an ms profunda.

    La revolucin inadvertida -la formacin de nuevos ideales de conocimiento y un saber distinto- ha comenzado a emerger como nuevo saber, al menos en cuatro direcciones interconectadas: r) la revolucin epistemolgica, 2) la sustitucin del ideal de simplicidad por el de complejidad, 3) el nuevo holismo ambientalista, y 4) labio-tica. Saberes que integran el mundo del hombre, su hacer, desear y conocer. En el captulo segundo examinaremos la revolucin episte-molgica, el cambio introducido por las ideas de la complejidad y el nuevo holismo ambientalista. En el tercero, estudiaremos detenida-mente la idea original y el camino ulterior de la biotica, y develare-mos su papel integrador en el nuevo saber.

    Al no percatarse del surgimiento de un nuevo saber en el con-junto de estas direcciones de cambio en el pensamiento contempo-rneo, muchos investigadores se equivocan al considerar la biotica, las concepciones de la complejidad, el holismo ambientalista y los cambios revolucionarios en la epistemologa como asuntos separados

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    Cuba verde. En busca de un modelo para la sustentabilidad en el siglo XXI. La Ha-bana, Editorial Jos Mart.

  • y para nada relacionados entre s. Por el contrario, en las pginas de este libro intentar demostrar que est en curso -aunque an en sus inicios y enfrentada a la inercia de lo viejo y sus defensores- una nueva produccin e integracin del saber humano donde confluyen el hacer, el querer, el conocer y el sentir de los grupos, las comuni-dades y las personas situados en realidades de vida y modos vitales de existencia social diversos. Asimismo, procurar explicar el lugar especfico e integrador de la biotica en esta revolucin, pues al pro-venir de la vida y comprender el quehacer de la ciencia como parte integrante de esa vida, el nuevo saber propende a la superacin de la dicotoma entre el conocimiento y el valor, y aspira a que la moral sea un atributo esencial de su quehacer.

    Si los cuestionamientos epistemolgicos y de complejidad parten de un riguroso anlisis de las cuestiones tericas y formales para pro-ducir finalmente nuevos cuestionamientos y soluciones de frente a la prctica y la vida, el camino del holismo ambientalista y la biotica es inverso. Las reflexiones fueron motivadas por las preocupaciones ciudadanas ante la ciencia y las consecuencias morales del quehacer cientfico, para elevarse despus a cuestionamientos tericos. Aun-que las cuatro direcciones mencionadas coinciden en la vinculacin de lo terico y lo prctico, las reflexiones epistemolgicas y comple-jas se plantearon la relacin del conocimiento y los valores, primero desde la teora del saber, mientras que las reflexiones bioticas y am-bientalistas lo hicieron desde la ptica de la prctica del saber. Esto explica por qu muchas veces se identifica y reduce la biotica a los problemas y conflictos que aparecen como resultado de la implemen-tacin prctica de los avances cientficos, y por qu suele pasarse por alto que de la confluencia de estas cuatro lneas de reflexin crtica emana una nueva concepcin de la ciencia, el conocimiento y la na-turaleza.

    Entre los elementos bsicos del saber nuevo se encuentran el re-conocimiento de la necesidad de un dilogo entre cientficos y no cientficos; entre el saber cientfico y otros saberes; la urgencia del cambio en el objeto de la ciencia, que no es concebido ms como el estudio del mundo exterior, sino el estudio de este y de las conse-cuencias prcticas del conocimiento obtenido; y, finalmente, la ur-gencia de un nuevo dilogo con la naturaleza que reconozca que

  • no es el humano el nico ser creativo, sino que la naturaleza tiene creatividad, una creatividad que no ha sido tomada en cuenta por la ciencia anterior. De conjunto, ese saber nuevo que se est abriendo paso constituye una formidable revolucin que provoca los debates epistemolgicos ms agudos.

    La biotica, el estudio desde la epistemologa, la complejidad y el holismo ambientalista han planteado la necesidad de una tica de la vida y un cambio en el objeto de la ciencia; la urgencia de una nueva mirada a la cognicin, el problema del mundo en el conocimiento, la objetividad y la subjetividad, el determinismo, la certeza cientfica y el control, se han planteado la creatividad de la naturaleza como problema cientfico, que es cuestionarse la incertidumbre, la certi-dumbre y la causalidad como parte de las bases tericas de la preo-cupacin tica sobre la ciencia contempornea y sus productos; han propuesto un concepto nuevo de naturaleza y un cambio en nuestra actitud espiritual y material respecto a ella; han indagado en las ba-ses prcticas de las preocupaciones ticas con respecto a la ciencia.

    Uno de los elementos integradores que delimita y configura el nuevo saber est relacionado con el reconocimiento del carcter in-terno de lo valorativo y lo moral en el conocimiento cientfico. Esta idea no es ni mucho menos reconocida por todos, debido fundamen-talmente al peso de la ciencia clsica, la dicotoma del conocimiento y la moral -el mundo de la naturaleza autmata causal y el hombre libre moral-, que sigue ejerciendo una influencia abrumadora para la mayora de las personas. La biotica, como pensamiento de rup-tura abierto a problemas de nuevo tipo planteados por las ciencias de la vida -aunque no exclusivamente por ellas-, desempea un papel decisivo en la fundamentacin de esta nueva comprensin.

    Como he afirmado anteriormente, el rostro pblico de la revolu-cin cientfica contempornea est liderado por la fsica del micro-mundo, la ciberntica y las biotecnologas, que marcan la pauta del desenvolvimiento cientfico en estrecha relacin con la economa y la poltica. Pero esas tres lneas no estn a la cabeza del desarrollo de la ciencia mundial solo porque en ellas se efecten descubrimien-tos frecuentes, o porque la dinmica de las invenciones y avances cognoscitivos tenga en ellas un efecto econmico inmediato, a tal punto que muchas veces ciencia y economa, produccin de cono-

  • cimientos y produccin de tecnologas y artefactos se confunden en un flujo nico.

    Estas tres lneas de desarrollo cientfico tienen en comn la crea-cin, y este es un elemento cualitativo que acenta el peso de la bio-tica en la revolucin contempornea del saber. Con los avances en la fsica del micromundo desde los inicios del siglo xx, la ciencia comenz a dejar de ser observacin del mundo para pasar a ser crea-cin de mundo. La fsica del micromundo dot a la humanidad de conocirpientos para trabajar con niveles fundamentales de la materia y la energa, y la creacin del mundo fsico en el laboratorio se hizo posible y real. Lamentablemente, no pas mucho tiempo y esa po-tencialidad de creacin se transform en realidad de destruccin del mundo con las bombas atmicas. El asunto encierra una enseanza bsica: cuando la ciencia entra en el dominio prctico de la creacin, lo opuesto, la destruccin, no es una posibilidad abstracta. Esta en-seanza tiene valor para el anlisis de todos los avances del conoci-miento y la tecnologa que compartan con la fsica del micromundo el nivel de profundidad en el conocimiento y la interaccin de la materia que se trate. Cuando la ciencia trabaja con los estratos bsicos de la materia, las consecuencias de las acciones no son automticamente positivas, sino que mucho depende de las variables sociales -en espe-cial de los valores- que se incluyan en la ecuacin cientfica.

    El desarrollo de las ciencias de la vida desde la segunda mitad del siglo xx ha hecho posible que la biologa y el universo de ciencias ligadas a ella pasaran de ciencias observacionales, que describan el mundo de lo vivo, a ciencias creadoras de vida. En este curso de accin corresponden a las biotecnologas los avances ms especta-culares. Clonacin, modificacin gentica de animales y plantas, y, sobre todo, la instrumentacin productiva de esos avances a gran escala y en breve tiempo, han transformado los laboratorios cient-ficos donde se estudiaban las propiedades del mundo, en industrias donde de modo concentrado e intensivo se crea la vida. La reflexin sobre la moralidad de las investigaciones en estos dominios del sa-ber y la creacin no responde a criterios conservadores de hombres temerosos ante el avance cientfico. Es una urgencia de los nuevos tiempos, donde la destruccin de la vida ha dejado de ser una posi-bilidad abstracta.

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  • Finalmente, el desarrollo de la ciberntica, las ciencias de la infor-macin y la microelectrnica estn haciendo posible la creacin de la vida artificial. Vida artificial que se expresa en sistemas tecnolgicos cada vez ms autnomos, la inteligencia artificial y la robtica, as como por la fusin de los dispositivos tcnicos con los sistemas vivos que se vislumbra como una utopa realizable en breve tiempo.

    As pues, el paso de la ciencia contempornea es el de la creacin de mundo, la creacin de vida y la creacin de vida artificial.

    Vistas las cosas desde este ngulo, un nuevo saber de unificacin, que gire en torno a una tica que piense lo humano, la ciencia y la vida -la biotica-, que est constituido por una teora que piense la dinmi-ca del cambio -la complejidad-; una reflexin crtica sobre la cognicin humana -la epistemologa de segundo orden-, y un pensamiento cien-tfico acerca de la totalidad involucrada -el holismo ambientalista-, marcan el paso de la transformacin necesaria. Su necesidad emana entonces no de la preocupacin por las consecuencias negativas del desarrollo cientfico -que es indudablemente un aspecto considerado y que se debe considerar-, no est relacionada exclusiva y funda-mentalmente con la idea de que la ciencia sea una amenaza, que esta pueda destruir la vida, sino con lo contrario, con las posibilidades de creacin y de creacin de vida que se abren para la produccin cien-tfica contempornea. En el tercer captulo, prestaremos atencin a las peculiaridades de estos desarrollos, los debates ticos que provo-ca y sus consecuencias para el nuevo saber. Demostraremos que el nuevo saber holista, biotico y complejo no mira la ciencia desde la perspectiva de los aldeanos asustados ante las creaciones del doctor Frankestein; su perspectiva viene a ser la del asombro de los antiguos ante N mesis.

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  • La coanicin dicomica y sus consecuencias

    ra cultura humana, desde la modernidad, ha tenido uno de sus ~ntros en la ciencia y el conocimiento cientfico. Con el avance cientfico y tecnolgico, la sociedad del conocimiento dej de ser una quimera, pero el desempeo cientfico ha tenido manifestaciones su-mamente contradictorias. Grandes logros y avances del saber, nue-vos instrumentos de trabajo, mayor independencia de la humanidad con respecto a diversos factores naturales, desarrollo de la medicina y la produccin de novedosas tecnologas capaces de reproducir la vida, protegerla y conservarla, nuevas potencialidades productivas y de construccin social. Simultneamente, el uso del saber con fi-nes militares destructivos, manipulacin del conocimiento para el provecho de grupos reducidos, produccin de tecnologas agresivas y depredadoras de las fuentes naturales de vida, creacin de un en-torno degradado que pone en riesgo la existencia fsica de los seres humanos y otras especies. Graves errores en la pretensin de conoci-miento y en el uso de este que han tenido efectos catastrficos sobre la vida de individuos, comunidades y pueblos.

  • Cmo es posible que el adelanto humano, basado en el conoci-miento, la ciencia y la tecnologa, devenga simultneamente ame-naza a la vida en todo el planeta, conduzca a la fragilidad de las sociedades y al empobrecimiento valorativo, material y espiritual de los seres humanos?

    A travs de la historia de la humanidad, las nociones de saber y de conocimiento, su alcance y funciones han cambiado. La ciencia que emergi de la modernidad no es una excepcin, y es menester examinir las condiciones de posibilidad que se encuentran enmar-cadas en los ideales de saber y de conocimiento que provienen de sus orgenes. Esos ideales de saber y de conocimiento se encuentran en el fundamento del modo de hacerse del hombre moderno y contem-porneo. Su comprensin nos permitir explicar los lmites del saber cientfico, los que al no ser tomados en cuenta han conducido a la aparicin de efectos absolutamente negativos en una actividad noble y profundamente humana.

    Es, indudablemente, una paradoja cuyas causas epistmicas han de estudiarse. Cmo apareci el ideal de saber y de conocimiento que hizo posible la ciencia occidental? Qy papel ha desempeado en el desencadenamiento de los procesos que tienen lugar hoy en la sociedad del conocimiento y de la tecnologa? Cmo es posible que el conocimiento cientfico humano, erigido sobre pilares slidos de objetividad y veracidad haya conducido a los procesos destructivos y depredadores del presente? O no eran tan robustos esos pilares?

    En el epgrafe primero, examinaremos la construccin de saber que conocemos hoy como racionalidad clsica, sus elementos dis-tintivos y la nocin de objetividad que lo acompaa. En el segundo, resumiremos los lmites de esa razn, aquellos que al no ser tomados en cuenta han conducido a los modelos de interaccin empobrecedo-res que se cuestionan en nuestros das.

    La racionalidad clsica Los ideales de saber que han regido la produccin de conocimiento cientfico y tecnologa, tienen su fuente primaria en las ideas con que se rompieron las formas culturales del medioevo hacia la moderni-dad. El papel atribuido al conocimiento desde la modernidad y su

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  • forma de legitimacin difieren de pocas anteriores. No siempre el conocimiento desempe las funciones sociales que desde entonces le atribuimos. Su estado actual es el resultado de haber asumido pre-supuestos cognitivos muy especiales.

    Si tomamos en cuenta el pensamiento clsico occidental, podre-mos percatarnos de que conceptos tan bien delimitados hoy, como sujeto y objeto, objetividad y mtodo, son muy difciles de establecer. Menos an encontrar los enfoques de pensamiento nico con que la ciencia los ha manejado desde el siglo :x-v.1 Tampoco es posible en-contrar .en los tiempos premodernos una justificacin de las acciones humanas que provenga del saber en oposicin al orden del mundo, ni legitimar un saber por encima de otros, o justificar la existencia de una forma suprema de obtencin de conocimientos. Microcosmos y macrocosmos son distintos y hasta pueden oponerse, pero constitu-yen una unidad. La unidad del microcosmos -el ser humano- y el macrocosmos -el ser del resto del cosmos- constituy hasta la mo-dernidad la figura epistemolgica devenida clsica. Esta figura fue, mutatis mutandi, siendo sustituida a partir de la modernidad por la de la relacin de sujeto y objeto del conocimiento, devenida clsica para la modernidad tarda.

    En el pensamiento antiguo, encontramos diversidad de posiciones epistemolgicas y reconocimiento de modos diversos de aprehensin de la realidad. El saber fue considerado como una entidad mltiple y un producto humano especial cuyas races se pierden en la mito-loga, en la distincin del caos y el cosmos, el desorden y el orden. Incluso las clasificaciones del saber ms elevadas -como la distincin aristotlica de la experiencia, la tcnica y la sabidura-, al establecer una jerarqua y preferencia de saberes no legitima a la sabidura mediante la exclusin del resto de los saberes, sino en relacin con ellos. El conocimiento es entendido como creacin humana y convi-ve con el resto de las creaciones del hombre. El saber se reconoce

    1 Para un anlisis ms detallado de la visin antigua del conocimiento y su lega-do a la modernidad, y, en general, para un estudio pormenorizado de los fun-damentos y elementos constitutivos de la racionalidad clsica, vanse del autor el artculo El cambio de racionalidad y la matematizacin del saber (1999a) y el captulo primero del libro Lmites socioculturales de la educacin ambiental (2002b).

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  • como entidad indiferenciada a la que le es ajena la contraposicin entre sujeto y objeto del conocimiento. Tampoco se reconoce la le-gitimidad de un mtodo intelectual o prctico privilegiado que con-fiera validez absoluta a un saber. El saber cientfico especial no es todava un saber supremo, se encuentra en grmenes y es solamente un saber entre otros. La legitimacin del saber estaba vinculada a la multilateralidad social a la que responda. Por eso fue posible para Aristteles establecer saberes de mayor legitimidad -como la sabi-dura-, pero le fue imposible proclamar uno de legitimidad absoluta. La diferenciacin y elevacin de la sabidura por encima del resto de los saberes tena en Aristteles un carcter ms integrador y agluti-nante que legitimador. Fue uno de los primeros pasos hacia la distin-cin del saber absoluto y las esencias en el mundo del conocimiento, hacia el establecimiento de la polaridad epistemolgica de lo objetivo y lo subjetivo. Entre los legados ms importantes del pensamiento antiguo a la modernidad, se encuentran las ideas de Platn sobre la posibilidad de alcanzar certidumbre como conocimiento absoluto solo al estudiar lo permanente, las nociones lgicas aristotlicas,2 as como la nocin del determinismo y la causalidad desarrollados en el atomismo.

    El reconocimiento de la diversidad de saberes indua los saberes esotricos y los espiritualizados, la presencia de las nociones ms cercanas a la religiosidad y las que se alejaban de ella.

    La primera legitimacin absoluta de un saber estuvo vinculada a la decadencia del mundo antiguo y la bsqueda de nuevos elementos integradores lo suficientemente espirituales y estables como para ga-rantizar la solucin de las rupturas sociales y culturales que los seres humanos tenan ante s. En las condiciones de decadencia y conquis-ta, el misticismo, el espiritualismo y el saber asociado a l resulta-ron favorecidos, y, mediante un prolongado proceso, la diversidad de saberes cedi su lugar al saber trascendente, con sus atributos de estabilidad y permanencia proveedoras de certeza.

    En el medioevo, el saber trascendente fue legitimado por un pro-cedimiento de exclusin que result totalizador. Aunque en la figura

    2 Para un anlisis ms detallado de las nociones platnicas y aristotlicas, vase Ramrez, 2000.

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  • de Jesucristo -central para la cultura cristiana occidental- se pre-servaba la unidad micro-macrocosmos -Cristo era hombre y Dios a la vez-, no era ya la orgullosa unidad de los antiguos, sino la hu-millada unidad medieval preada del pecado original y la necesidad de redencin mediante el sacrificio de Cristo en la cruz. El saber trascendente espiritualizado fue considerado socialmente como muy superior a cualquier otro, no solo por los atributos antes mencio-nados, sino tambin por su cualidad de revelacin directa a partir de un.a fuente externa, a la vez legtima y legitimadora: el Creador. Desde entonces, la exclusin entre saberes pas a formar parte de las caractersticas inmanentes de la cultura occidental.

    La revolucin intelectual que condujo del medioevo a la moder-nidad busc -por oposicin al saber trascendente- una legitimidad propia. El humanismo renacentista revitaliz la unidad micro-ma-crocosmos y encontr ahora en el hombre una nueva fuente de legi-timidad. Al vincularse a las nuevas formas de vida, reconoci -como los antiguos- la diversidad de saberes. Pero la ciencia, en fuerte opo-sicin y lucha con el saber trascendente espiritualizado, busc su le-gitimacin ltima por otro camino.

    El medioevo signific un paso extraordinario para la diferencia-cin de los saberes y la elaboracin de jerarquas rgidas entre ellos. El culto cognitivo a lo ideal, lo exacto y lo trascendente sobrevivi la poca. El nuevo saber cientfico en la modernidad conserv las nociones de saber exacto y trascendente, solo que las construy al margen y por oposicin a la espiritualizacin medieval. La ruptura de las ataduras intelectuales se realiz sobre la base material que le conferan las nuevas formas de vida y un principio de unificacin y legitimidad nuevo: la razn.

    La proclamacin de una entidad universal propia del humano y definitoria de su esencia -la razn-, se erigi en principio terico de legitimacin que ubic el saber cientfico por encima de cualquier otro. Con ello se produjo un cambio muy importante en la idea del mundo.

    La legitimacin del saber consisti en establecer una relacin de correspondencia entre el orden del mundo y la razn como principio rector universal. El mundo tiene un orden racional, y el humano dotado de razn puede penetrar en el conocimiento de ese mundo.

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  • El descubrimiento del orden racional del mundo se realiza por la ciencia. La razn organiza y da sentido integral al mundo.

    A diferencia de los antiguos, que haban discernido la correspon-dencia entre el orden del mundo -el logos- y el alma humana como una racionalidad correspondiente al mundo, la modernidad se apro-pi de ese orden para el sujeto. La racionalidad se subjetiviza; pasa a ser potestad del sujeto, que la introduce entonces con la ciencia en el mundo nuevamente. Al mismo tiempo, el sujeto fue reducido a razn, al desechar o desvalorizar el resto de sus componentes, pasin y sent\mientos entre ellos.

    Aunque en la conformacin de los ideales participaron las figuras cimeras de la filosofa y la ciencia modernas, su expresin ms aguda est relacionada con la obra de Renato Descartes, quien contribuy decisivamente a su plasmacin terica. La bsqueda de los funda-mentos del saber en el Discurso del mtodo establece a la razn como fundamento de coherencia para producir un conocimiento cient-fico nuevo por su formulacin y su justificacin. Asimismo, carac-teriz el basamento de objetividad del saber como estudio de una realidad exterior, delimit lugares rgidos para d sujeto y el objeto del conocimiento como entidades centrales de la cognicin, y argu-ment la necesidad del mtodo como medio adecuado para alcanzar el saber sobre el mundo exterior. Tambin defini con claridad el nuevo ideal de conocimiento puesto al servicio de los seres humanos en aras de alcanzar el dominio sobre la naturaleza:

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    [ ... ] pero tan pronto como hube adquirido algunas nociones generales referentes a la fsica, y que, empezando a comprobarlas en distintas dificultades particulares, me he dado cuenta de hasta dnde pueden conducir y de cunto difieren de los principios utilizados hasta el pre-sente, he credo que no las poda tener escondidas sin pecar grande-mente contra la ley que nos obliga a procurar en cuanto est a nuestro alcance el bien general de todos los hombres. Pues me han hecho ver que es posible alcanzar conocimientos muy tiles en la vida; y que en lugar de esa filosofa especulativa que se ensea en las escuelas, se puede encontrar otra prctica, mediante la cual, conociendo la fuerza y las acciones del fuego, del aire, de los astros, de los cielos y de todos los dems cuerpos que nos rodean, tan distintamente como conocemos los diversos oficios de nuestros artesanos, podramos emplearlos del

  • mismo modo en todos los usos para que son propios, y transformarnos as en dueos y propietarios de la naturaleza (Descartes, 1953: 152).

    El ideal reduccionista queda formulado aqu de forma sumamen-te atractiva, al conjugar la certeza en el conocimiento exacto garan-tizada por la ciencia, con la nocin poltica del dominio del hombre sobre la naturaleza y el elevado fin de alcanzar con ello el bienestar humano. La ecuacin se cierra en estos tres elementos esenciales que conforman el ideal de saber: emplear la ciencia para conocer con exactitud cmo es el mundo, dominar as las fuerzas y propiedades de ese mundo, para, finalmente, ponerlas al servicio del hombre para garantizarle bienestar. El ideal integrado en esta ecuacin se consti-tuy en un programa vital que coloc a la ciencia en el centro de la cultura y atribuy a la naturaleza el noble papel de tesoro aorado; entidad pasiva poseedora de secretos develables y recursos disponi-bles para el hombre.

    La relacin poltica con la naturaleza se completa en la visin hobbesiana del hombre como elemento corrector, incluso de los errores del Creador. Como acertadamente ha sealado Frank Cole-man, en su artculo La naturaleza como artefacto: Thomas Hobbes, la Biblia y la modernidad, 3 Thomas Hobbes realiz una sntesis moderna (liberalismo, capitalismo y ciencia moderna) y le asign al hombre el rol extraordinario de Dios prtesis. El hombre resulta capaz no solo de estudiar y comprender el orden racional del mundo sino tambin, al estar dotado de poderes mediante el conocimiento, la ciencia y los artefactos resultantes de ella, duplica y hasta excede las realizaciones del Dios del Antiguo Testamento.

    El Dios prtesis es el creador de un nuevo mundo en el que las deficiencias del creador del mundo se corrigen mediante los artefac-tos del hombre. Este elemento result decisivo para la conformacin del ideal del sujeto en la racionalidad clsica. El sujeto es un ente to-dopoderoso distanciado de la naturaleza, hasta el punto de ser capaz con sus intervenciones de enmendarla, corregirla, incluso mejorarla. El hombre dotado de las herramientas poderosas de la cognicin cientfica se sita fuera de la naturaleza como ente dominador de

    3 Vase Macauley, D. (1996). Minding Nature. 7he Philosophers of Ecology. p. 24-42.

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  • manera efectiva. Desde entonces, este cuarto momento profunda-mente ideolgico y poltico acompaa a la racionalidad clsica cua-lificndola.

    Aunque otras propuestas de fundamentacin se distinguieron del cartesianismo en algunos detalles, compartieron con l la lgica de justificacin del saber, el apego a la razn y la bsqueda de un mtodo concreto de validacin del conocimiento. Esta ltima es una caracterstica importante del pensamiento de la poca que se leg a la posteridad: la justificacin concreta del conocimiento alcan-zado a partir del mtodo de investigacin, obtencin y depuracin del conocimiento. La razn y el mtodo se convirtieron en asuntos centrales de la teora del conocimiento y de todos los intentos de comprender el mundo basados en la ciencia.

    El conocimiento se expres en trminos de conocimiento de algo externo y distinto del ente humano. Por esto la va de obtencin del saber no era un elemento ms a considerar, sino un elemento fundamental. De cun legtima esta resultase dependera el valor y la confiabilidad del conocimiento que se obtendra. La justificacin de la ciencia result entonces doble: de una parte, la razn como principio organizador y creador del orden del mundo, y de otra, el mtodo de investigacin mediante el cual se garantizaba el camino concreto de reconstruccin racional de los objetos del mundo en el conocimiento.

    El acto cognoscitivo fue expresado mediante la formulacin de un esquema general que lo caracteriz como relacin entre el sujeto y el objeto del conocimiento, entendidos como entidades indepen-dientes. Los vinculaba nicamente el orden racional del objeto y la constitucin tambin racional del sujeto.

    El ideal del mtodo qued plasmado en ese esquema general de la cognicin como mediacin, garante de la concordancia entre ambos extremos. Se fundament en las generalizaciones provenientes de las matemticas, la geometra y la lgica, y se expres como mtodo ra-cional de inteleccin y mtodo experimental de manipulacin. Este ltimo fue construido como racionalizacin del modo objetual de relacin del hombre con el mundo.

    La polaridad del sujeto y el objeto qued establecida en marcos naturalistas estrechos como dicotoma. G.1red sembrada as una de

  • las contraposiciones epistemolgicas que serviran de base a la trans-formacin indiscriminada de la naturaleza. En un extremo, el mun-do del hombre, la creatividad, la libertad, la accin, y en el otro, el mundo natural, los automatismos, el determinismo, la pasividad. De una parte, las relaciones complejas de un ente espiritual, y de otra, la simplicidad de las relaciones naturales perfectamente asimilables y comprensibles para el hombre.

    La dicotoma afect profundamente los modos de concebir el es-pacio de la moralidad y su relacin con la ciencia, pues la separacin entre sujeto y objeto se expres tambin como oposicin de dos rea-lidades: la naturaleza y la naturaleza humana. Este fue un elemento de suma importancia que ha trascendido a nuestros das.

    Aunque Descartes atribuy a la razn poder legitimador con res-pecto a la moralidad humana, y postul en su moral provisional que si hacemos siempre todo lo que nos dicta nuestra razn, no ten-dremos jams ningn motivo para arrepentirnos, este no fue el nico elemento de valor que rigi el discurso moderno sobre las relaciones entre ciencia y moral, ni fue definitivamente el predominante. A pe-sar de que plleden encontrarse algunos pensadores que acercaron los mundos del conocimiento y la moral, la separacin de estos mundos predomin en los ideales modernos. Estas nociones influyeron no-tablemente en el curso ulterior y han llegado a nosotros en formas variadas; entre ellas el intento de justificar la neutralidad axiolgica de la ciencia y sus resultados. Asimismo, es oportuno considerar los efectos de dicha dicotoma en algunos fenmenos de deshumani-zacin en la ciencia contempornea, que si bien no son resultado del pensamiento moderno, tampoco resultan totalmente ajenos a la idea de la separacin absoluta entre los mundos del conocimiento y la moral. Considerar los efectos a largo plazo de esta dicotoma del pensamiento moderno es sumamente importante para comprender la revolucin del saber en nuestros das y el lugar especfico de la biotica en ella.

    El establecimiento del punto de vista dicotmico como predomi-nante coloc a la teora del conocimiento ante un callejn sin salida. Los empiristas ms consecuentes no tardaron en percatarse de una dificultad fundamental: si los rganos de los sentidos son la nica va de contacto del hombre con el mundo exterior, y este ltimo se

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  • manifiesta en la influencia que ejerce sobre los sentidos, cmo estar seguros de la correspondencia entre el conocimiento y la realidad ex-terior? Cmo estar seguros de la existencia misma de dicha realidad y sus correlaciones causales?

    Para los autores colocados en esta perspectiva de anlisis, la razn perdi su carcter de legitimadora absoluta del conocimiento, puesto que ella por s misma nunca podra mostrarle al hombre (sujeto) la conexin entre un objeto y otro si no era ayudada por la experiencia y por la observacin de su relacin con situaciones del pasado. Se concluy que cuando la mente pasa de la idea o la impresin de un objeto, a la idea o creencia en otro no se gua por la razn. Se gua por ciertos principios que asocian juntas las ideas de esos objetos y los relacionan en la imaginacin. As, todo el orden del mundo resul-tante no es ms que un juego de hbitos y costumbres que conducen a la creencia, y toda creencia es instinto, no razn. Es precisamente este curso de pensamiento el que condujo a David Hume a declarar a la naturaleza humana, y no a la razn, como verdadero asunto de inters filosfico.

    Con esta crtica, el empirismo ingls no solo transform la duda metdica cartesiana en escepticismo -asunto al que la historia de la filosofa y el pensamiento epistemolgico han prestado abundante atencin-, sino tambin produjo una justificacin terica para la se-paracin de conocimiento y moral. La razn es el asunto subyacente en el conocimiento, mientras que la naturaleza humana es el domi-nio de la moral.

    La ciencia fue colocada en un lugar privilegiado tanto por la ar-gumentacin racionalista como por la empirista. Los primeros con-sideraron la razn como principio proveedor de legitimidad absoluta y universalidad al conocimiento alcanzado por la ciencia. Funda-mentaron, adems, la subordinacin de la moral a ese principio le-gitimador. Los segundos, al mostrar los lmites de la razn en el mundo del hombre entendido como espritu humano, justificaron la separacin de lo cognitivo y lo moral en dos universos.

    Entre los intentos de justificacin del saber que trataron de evi-tar la polarizacin de lo moral y lo cognitivo sobresale el kantiano. Immanuel Kant intent legitimar el saber superando el empirismo y el racionalismo mediante una crtica de la razn por la razn. La

  • crtica del tribunal de la razn deba contribuir al deslinde de sus confines, posibilidades y limitaciones para garantizar la cognicin humana.

    El resultado de la crtica fue la confirmacin del primado de la razn, que al ser autnoma y bastarse a s misma, es la nica entidad que puede dar cuenta de sus lmites. Los lmites de la razn son, de hecho, los lmites del hombre. De este modo, la razn comenz a dejar de ser un postulado absoluto y legitimador del conocimien-to, para concretar su universalidad y vala en el reconocimiento de su limitacin propia. Kant aport una concepcin diferente de la correlacin entre ciencia y moral. Si la universalidad y necesidad del conocimiento cientfico estaban garantizadas por la razn, la mo-ralidad no era totalmente ajena a ella, pues los lmites de la razn marcaron los espacios propios de la moralidad.

    Al limitar la razn para abrir espacio a la fe, Kant dio un paso im-portante hacia la comprensin de la ciencia como saber subordinado a la existencia de categoras de la cultura, que son ms generales y omnicomprensivas que cualquier producto cientfico.

    El elemento crtico que aport Kant contra la separacin de la ciencia y la moral, opuesto tambin a reconocer valor absoluto a la ciencia y el conocimiento cientfico, result menos influyente que la corriente predominante de la poca, que continu separando ciencia y moral. La ciencia fue situada en un lugar supremo, por encima de todas las dems formas de produccin del saber, y su legitimacin como poseedora de verdad deslegitimaba automtica-mente cualquier otra forma de saber o va para su obtencin.

    La filosofa y la ciencia de la modernidad no podan aceptar el ar-gumento kantiano debido a la agudeza de su crtica implcita al ideal de racionalidad en formacin, y al que de manera consciente el mismo Kant hiciera una contribucin tan eminente. La ciencia y la raciona-lidad clsicas no podan aceptar la limitacin del podero de la razn argumentada por Kant. Si la razn era el principio terico legitima-dor de la ciencia, la idea de que esta poda alcanzar el bien del hom-bre mediante el dominio de la naturaleza fue su legitimacin social. Reconocer lmites a la razn era reconocer lmites al conocimiento del mundo, adoptar una posicin agnstica, cuestionar la potenciali-dad del hombre para dominar la naturaleza.

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  • Todo indica que en su crtica de la razn, Kant, mejor que otros filsofos de su tiempo, e incluso posteriores,. capt la esencia del tipo de racionalidad cientfica que se abra paso en la modernidad. Si para los antiguos el hombre era capaz de aprender de la naturaleza, para la ciencia moderna lo vlido result interrogar a la naturaleza y tor-turarla para que esta develase sus secretos. De la naturaleza no se aprende, a ella se le hace frente como inquisidor severo y se le obliga a revelar sus secretos. Hacerla confesar era el primer paso para so-meterla a dominio. El mtodo experimental fue el majestuoso instru-mento de tortura, el brazo de la razn para lograrlo.

    La importancia del mtodo experimental para la conformacin de los ideales de la ciencia moderna no puede menospreciarse. Por una parte, el mtodo experimental produjo un cambio definitivo en la ciencia, al dotar a la investigacin de un anlogo de las acciones prcticas del hombre, ahora sometidas al control de los parmetros investigados. Al mismo tiempo, signific la materializacin de la separacin del mundo, la naturaleza y los objetos de investiga-cin. De hecho, el mtodo experimental separa el objeto inves-tigado de su medio natural y lo estudia en un medio artificial. Pede tratarse materialmente de la separacin que media entre las condiciones cambiantes del entorno natural y las condiciones controladas, artificiales, del laboratorio cientfico, o, idealmente, de la consideracin natural de un objeto en su sistema de relaciones y la consideracin experimental de ciertas propiedades que inte-resan a la investigacin. En ambos casos, el resultado bsico es la separacin, el distanciamiento entre las condiciones naturales de existencia de lo investigado y las condiciones artificiales de exis-tencia de los objetos de la cognicin. Esta caracterstica del mtodo experimental tuvo una enorme importancia en la conformacin del modelo cognoscitivo propio de la investigacin cientfica y result igualmente determinante para el conjunto del saber al pasar a los ideales cognoscitivos. La inmensa ventaja del mtodo experimen-tal -poner un lmite prctico-material a la produccin de ideas y dotar a la ciencia de un procedimiento exteriorizable para la com-probacin de las ideas y suposiciones cientficas- se expres tam-bin en un ideal de separacin entre los objetos del conocimiento y el mundo exterior.

  • Edgar Morin ha destacado la importancia decisiva de este mo-mento fenomenolgico de separacin y distanciamiento propio del mtodo experimental para la conformacin de un modo dicotmico de relacin de los seres humanos con el mundo, lo que supone una li-mitacin a largo plazo para el conocimiento cientfico. En la medida en que el conocimiento se distancia de las complejidades del mundo real, deja de ser pertinente, pues descontextualizado resulta en una visin parcial, muy limitada, de las complejidades del mundo.

    Otro aspecto de especial importancia para el curso ulterior del pensamiento cientfico es el referido al lugar que se le confiri a la experiencia cotidiana.

    El pensamiento moderno -con independencia de las discusiones entre partidarios de variadas doctrinas concretas- coincidi en ex-cluir, por insuficientes y vagos, los criterios de veracidad y certe-za provenientes de la experiencia de la vida cotidiana. Desplazar el sentido comn de entre los criterios de justificacin y verificacin signific un avance extraordinario, pues permiti la elaboracin de criterios propios que dotaron la investigacin de un mayor rigor, y, simultneamente, contribuy al proceso de autoconformacin de la ciencia como una actividad diferenciada y dotada de una legitimidad propia, basada en su quehacer, medios y resultados. Sin embargo, junto con la exclusin del sentido comn como criterio, la propia vida cotidiana result excluida de la produccin de saber y fue enten-dida casi exclusivamente como receptora pasiva de lo que produca la ciencia.

    La revolucin copernicana desplaz definitivamente el sentido comn como criterio en ciencia, y aport con ello una modificacin de los ideales con respecto a los antiguos. Junto a ello, la vida coti-diana perdi cualquier credibilidad posible con respecto a la cien-cia y result desplazada totalmente, al reservrsele solo el espacio de receptora pasiva de los resultados aportados por el avance de las investigaciones. Indudablemente, se trat de una relacin de poder que coloc a los sujetos reales en una situacin asimtrica, donde los poseedores del conocimiento resultaron favorecidos en la prctica fuera de la esfera cognoscitiva.

    De este modo, la ciencia moderna porta una relacin dual y contra-dictoria con respecto a la vida cotidiana. De una parte, se le consider

  • una va para dotar al hombre de un conocimiento certero sobre la na-turaleza que lo colocase en posicin de ejercer el dominio y control sobre ella. La ciencia fue entendida como un servicio para poner el conocimiento a disposicin de los seres humanos y garantizarles una vida mejor. Estaba entonces orientada a la vida cotidiana como des-tinatario de los resultados y ello era compatible y contribua con su ethos humanista. Por otro lado, la produccin de conocimientos se delimit como una actividad especfica y rigurosa que no solo estaba alejada de la vida cotidiana y sus criterios, sino que tambin poda ser totalmente opuesta a ella. La vida cotidiana fue considerada como elemento receptor pasivo, incapaz de producir un conoci-miento competente con el conocimiento cientfico o, en todo caso, abrurnadoramente inferior a aquel. Esta relacin dual justific la inferioridad cognoscitiva de la cotidianeidad y devalu la compe-tencia de cualquier conocimiento proveniente de ella. En el curso ulterior del desarrollo de la ciencia y la sociedad humana, esta dua-lidad, de conjunto con la introduccin en la vida cotidiana de los resultados del desarrollo del conocimiento y las tecnologas, provo-car una importante ruptura que, como explicaremos ms adelante, se encuentra en los orgenes de la biotica y se hace presente en la complejidad de los debates bioticos contemporneos.

    Los resultados finales de estos procesos de formacin de idea-les y autodelimitacin prctica de la actividad cientfica fueron la acumulacin del saber, su diferenciacin, la constitucin de discipli-nas independientes por sus mtodos y objetos de indagacin espe-cficos. Al ampliar el volumen de conocimientos y adentrarse en la produccin de teoras cada vez con mayor grado de generalizacin, la ciencia comenz a andar sobre sus propios pies. Desde entonces, se apoy indistintamente en el saber hecho teora y en el mtodo experimental. La razn como principio rector y finalidad, fue sus-tituida por criterios formales y metodolgicos de rigor investigativo ms concretos. Al eliminar el principio de finalidad en las ciencias de la naturaleza, esta comenz a ser comprendida como una sucesin incompleta, sin fin ni sentido. Imperceptiblemente, la idea de la ra-zn como generadora de principios se suprimi.

    El proceso de exclusin de la razn concluy en el siglo x1x con el establecimiento de una racionalidad cientfica sin razn; una racio-

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  • nalidad cientfica empobrecida hasta la consideracin, casi exclusiva, solo de las relaciones causa-efecto.4

    La modernidad inaugur una relacin cognoscitiva independien-te y nueva, y con el tiempo la consolid. El reinado de la razn se torn reinado de la ciencia experimental. Su soberana ilimitada ba-sada en la razn, con el tiempo cedi lugar a una nueva soberana, tambin ilimitada, pero ahora basada en s misma.

    Aunque fueron Descartes y Leibniz quienes expresaron los idea-les ms generales de la racionalidad clsica desde la filosofa, fueron Kepler, Galileo y Newton quienes plasmaron la razn cientfica so-berana e independiente en un cuadro cientfico del mundo.

    En relacin con el saber y el mundo, los ideales construidos y fundamentados desde la filosofa aseguraron:

    l. La independencia, hegemona, y supremaca de la ciencia con res-pecto a otras formas de obtencin de conocimientos.

    2. Establecieron las categoras sujeto y objeto del conocimiento como entidades separadas y autnomas.

    3. Concibieron la investigacin como descubrimiento por el sujeto de las propiedades del mundo, ocultas como esencias, pero exis-tentes al margen del sujeto objetivamente.

    4. El mtodo, su existencia previa a la investigacin y su escrupu-losidad, fue concebido como garante de la confiabilidad de los resultados cognoscitivos.

    5. Se defini la objetividad como exclusin de cualquier interferencia del sujeto en el descubrimiento y la descripcin de las propiedades del mundo.

    6. Se estableci con claridad la doble finalidad de la produccin de conocimientos cientficos: alcanzar el dominio del hombre sobre la naturaleza para proveer a la humanidad de bienestar.

    4 En el anlisis realizado en este epgrafe hemos obviado el proceso de formacin y establecimiento del determinismo causal clsico. En el segundo epgrafe del captulo siguiente nos referiremos al asunto en su relacin con la racionalidad compleja. Para un anlisis ms exhaustivo del establecimiento del determinismo cientfico y sus races griegas, vanse del autor el artculo Reflexiones episte-molgicas sobre medio ambiente, determinismo e indeterminismo. Una mirada desde la complejidad (Delgado, 2000), y el captulo primero del libro Lmites socioculturales de la educacin ambiental (Delgado, 2002b).

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  • Por otra parte, las ciencias concretaron la nocin de lo que es el mundo en un cuadro preciso de lo existente y explicable en la reali-dad exterior.5 Cuatro nociones bsicas integraron ese cuadro cient-fico del mundo:

    l. La idea de la inmutabilidad y pasividad de la naturaleza. Ella es objeto de indagacin.

    2. La comprensin de los tomos corno partculas ltimas -ladrillos del universo- indivisibles e inmutables de las que todo est hecho.

    3. La. evidencia mecnica entendida corno criterio para conocer el mundo. Este es semejante a s rnisrno en todas sus manifestaciones y puede ser explicado a partir de leyes simples -las que durante un tiempo bastante prolongado se identificaron con las formuladas por la fsica, especficamente la mecnica.

    4. La suposicin de que el mundo es dado. La idea de que el mun-do existe en forma acabada, tal corno lo vernos en la naturaleza y lo conocernos en la investigacin con ayuda de nuestra sensoria-lidad y racionalidad.

    Sobre la base de estos ideales, se erigieron los pilares de una com-prensin cientfica que devino dominante desde el siglo xvu hasta el XIX, la que extendi su influencia durante el siglo xx hasta nuestros das.

    Los lmites de la razn clsica La razn -proclamada en los inicios de la modernidad corno prin-cipio rector y garante de la legitimidad del conocimiento cientfico acerca del mundo- result limitada en varios aspectos, aunque estos no se percibieron corno tales durante mucho tiempo.

    En tanto postulado especulativo de legitimacin, la razn cedi su lugar con relativa rapidez. Cuando la ciencia cont con un aparato terico consolidado y resultados prcticos que demostraban su utili-dad y valor en diversas esferas de la vida, la apelacin a la razn para legitimar el saber result superflua. Corno principio legitimador fue 5 Para una exposicin detallada de cmo se elabor paulatinamente este cuadro

    del mundo y los cambios ocurridos a travs de las revoluciones cientficas coper-nicana, kantiana, y cuntico-relativista, vase Kedrov, 1990.

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  • abandonada por el camino, pero continu presente y se hizo vital en los mtodos y modos de produccin del conocimiento, devino ideal de saber.

    El ideal clsico de racionalidad hizo posible la consolidacin y de-sarrollo de la ciencia, la acumulacin de valiosos conocimientos cien-tficos que ampliaron el saber humano y abrieron el camino a la tecno-loga; dotaron a la humanidad de un poder superior para transformar la naturaleza y la vida social. En el transcurso de trescientos aos, la consolidacin de la ciencia como saber independiente hizo posible que el ideal clsico de racionalidad traspasase las fronteras de la cognicin cientfica disciplinaria y se proyectase ideolgicamente en ei hombre comn y su vida cotidiana. La concepcin dicotmica del saber -que es atributo esencial del ideal clsico de racionaiidad- influy en la prctica material y espiritual de vida de las sociedades occidentales.

    Como ideal de conocimiento, la racionalidad clsica se expres a tra-vs de varias ideas que dominaron la teora del conocimiento: un modelo de construccin del saber y explicacin del acto cognitivo; nociones rectoras sobre el mundo exterior, la realidad, la naturaleza; explicacin de la relacin de la sociedad con la naturaleza y del ser humano consigo mismo en trminos instrumentales.

    Como ideologa, se expres en el modo de pensar y sentir. Las no-ciones de naturaleza y del lugar del humano en ella trascendieron la ciencia y a los cient1ficos para formar parte del modo de pensar del hombre comn. Se realiz en la prctica en los modos de interaccin con la naturaleza y consigo mismo, y en el sistema productivo se generaliz a partir de la revolucin industrial.

    Las nociones ms importantes del ideal de racionalidad clsico afirmaban la hegemona del saber cientfico, su objetividad, la se-paracin entre sujeto y objeto del conocimiento, la elaboracin de la idea del hombre y el mundo, la comprensin del lugar de este en la naturaleza, la orientacin del conocimiento hacia el dominio sobre la naturaleza como finalidad prctica. El saber cientfico capaz de proveer de poder al ser humano para dominar la naturaleza se esti-m alcanzable, e incluso para muchos alcanzado.

    Desde el punto de vista cognoscitivo -a lo interno de la ciencia-, el establecimiento y separacin de los conceptos de sujeto y objeto del conocimiento como entidades autnomas, argument la produccin

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  • de conocimientos como descubrimiento de propiedades intrnsecas a una realidad exterior.

    La objetividad del conocimiento -entendida como descubrimien-to de las propiedades del mundo exterior, y como exclusin de los errores y tergiversaciones que pudiese aportar el sujeto- demand un sujeto universal y trascendente no histrico. El saber deba ser alcan-zado, para todos los tiempos, como develamiento de las propiedades del mundo. Esas propiedades en su conjunto eran el mundo. La rela-cin cognoscitiva objetiva demand la exclusin del sujeto real.

    El bjeto de investigacin absoluto reclam un sujeto tambin absoluto, no humano en sentido corporal, sino una especie de enti-dad gnoseolgica fuera del tiempo. El descubrimiento de las propie-dades del mundo dependa del sujeto solo en lo concerniente a cun bien este formulase sus preguntas y con cunta eficacia manejase los mtodos. Pero el sujeto no se integraba al resultado final, el conoci-miento. Devino un sujeto objetivado de operaciones lgicas y meto-dolgicas universales.

    La absolutizacin de los poderes del sujeto como entidad tras-cendente condujo a su exclusin como ente real que participa en el proceso cognoscitivo. En aras de alcanzar la objetividad, el investi-gador deba excluir cualquier influencia indeseada de la constitucin material y espiritual del ser humano. La produccin del conocimien-to se postul realizada por un sujeto que no incorpora nada suyo al conocimiento que produce.

    El ideal de objetividad obligaba al investigador a ser preciso y ajustarse al mtodo, a expresar el conocimiento mediante formula-ciones generalizadoras con pretensin de universalidad y concrecin. El resultado obtenido mediante esta operacin cognoscitiva estaba investido de poderes absolutos. Era el conocimiento objetivo sobre el mundo, la imagen cognoscitiva especular de el mundo tal cual es.

    Esta concepcin tuvo un alcance ideolgico extraordinario que lle-ga a nuestros das. Los conocimientos producto de la ciencia fueron considerados expresin de cmo es el mundo, y al ser incorporados a la vida cotidiana como conocimientos, tecnologa o instrumentos y obje-tos (artefactos) creados a partir de ellas, comenzaron a ocupar un lugar que les corresponda legtimamente. Ante un conocimiento dotado de tal investidura suprema y soberana, el resto de los productos huma-

  • nos -saber cotidiano, arte, sentimientos, pasiones- deban inclinar la cabeza y subordinarse sin cuestionamiento. Y as lo hicieron.

    Con la exclusin del sujeto, la ciencia avanz como saber exacto sobre el mundo objetivo, y al excluir la subjetividad excluy tambin cualquier contenido axiolgico. Se dio a conocer como ciencia sobre los hechos carentes de humanidad. En esa sequedad se encontraba la mdula de su objetividad.

    Como han afirmado algunos autores, el conocimiento puro y asptico result desprovisto de visin, sonido, sabor, tacto y olor. Jun-to con eI sentir humano se ech a un lado la sensibilidad tica y es-ttica, los valores, las cualidades, el alma, la conciencia y el espritu. Al resumir este proceso de empobrecimiento del mundo en la teora cientfica clsica, y su relacin con el deterioro ambiental posterior, F. Capra expres: Tenamos que destruir el mundo primero en teora, para poder hacerlo despus en la prctica (Capra, 1999:18).

    La racionalidad clsica devino con el positivismo decimonnico visin instrumental de la naturaleza.6 Un mundo ordenado pero ca-rente de fines, sentido espiritual y cultural. La ciencia clsica preten-di conocer un mundo que est ah, siempre ha estado y estar, un mundo que es. El cuadro del mundo sintetiz este concepto empo-brecido de naturaleza como mundo de relaciones simples comprensi-bles para el hombre y asimilables en sus sistemas productivos. 7

    La nocin de dominio del hombre sobre la naturaleza se con-solid a partir de este concepto estrecho de naturaleza, entendida como instrumento de satisfaccin de las necesidades humanas. El

    6 No es nuestro objetivo incursionar en los detalles del desarrollo de la filosofa del positivismo, que vino a consolidar y expresar en forma aguda los elemen-tos bsicos de simplificacin propios del ideal de racionalidad clsica. Para un anlisis de la relacin entre positivismo y racionalidad clsica, vase Daz de Kobila, E., 2000.

    7 Los ideales expresados en el cuadro del mundo cumplieron a cabalidad su fun-cin metodolgica. Hicieron posible la investigacin de un conjunto importante de objetos de la realidad exterior. Tuvieron tambin una funcin conservadora, pues vetaron de hecho la posibilidad de concebir la existencia de objetos dis-tintos a los que el ideal formulaba como existentes. El avance del conocimiento fue cambiando estas nociones a travs de una serie de revoluciones cientficas sucesivas. Este proceso se extendi hasta fines del siglo x1x, cuando se produjo el cambio en los elementos ms significativos del conocimiento asociados al cuadro del mundo. Para un anlisis ms detallado, vase Kedrov, 1990.

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  • concepto fue empobrecido en dos direcciones, pues la naturaleza fue considerada una entidad pasiva que se devela en el marco de una relacin instrumental.

    En la racionalidad clsica, la naturaleza aparece como entidad simple que puede ser estudiada por partes. En ella se pueden descu-brir secretos y correlaciones diversas, las que se expresan en relacio-nes deterministas causales. La naturaleza -el mundo- es una entidad simple, pasiva, tolerante que se devela en un conjunto de correlacio-nes de causacin y gnesis. Ella es, adems, objeto de dominio, un instrumento que el hombre utiliza para satisfacer sus necesidades.

    El empobrecimiento conceptual de la naturaleza, unido a la con-sideracin del valor absoluto del conocimiento en tanto verdad, fue-ron dos legados de la racionalidad clsica a la cultura occidental que se extendieron con su influjo sobre la vida cotidiana.

    La influencia del ideal clsico de racionalidad en la vida coti-diana se expres como extensin a ella de los elementos positivos y negativos que le eran propios. Para esto exista un fundamento de comunidad efectivo.

    Ciencia y vida cotidiana tienen en comn el modo de relacin del hombre con el mundo. Ambas se comportan como actividades ob-jetuales. En la vida cotidiana, la transformacin de la naturaleza se realiza como interrelacin del ser humano con una entidad externa que es manipulada con determinada finalidad. Es una actividad ob-jetual. Aunque la interrelacin objetual no es la nica presente en el cotidiano de vida -tambin est presente la mitologizacin y la crea-cin de representaciones no objetuales, la metfora de lo artstico y la espiritualizacin del mundo-, el proceso productivo, que es vital en el desenvolvimiento de la vida cotidiana, se proyecta y realiza como ac-tividad objetual. La ciencia de la modernidad y su filosofa concibie-ron, desarrollaron y justificaron una teora del conocer basada en pre-supuestos objetuales. Esto contribuy a que sus esquemas cognitivos se extrapolaran a la vida cotidiana y favorecieran all el predominio de la relacin instrumental, ahora legitimada desde una teora del saber cientfico nueva y una prctica productiva ancestral. 8 Los efectos de 8 Es frecuente el uso de los trminos lo objetual y lo instrumental, para ca-

    racterizar la orientacin hacia el mundo como objeto y el empleo de instrumen-tos en el proceso de realizacin de esa relacin. Distinguimos aqu actividad

  • esta coincidencia han sido positivos, en tanto permitieron la tecno-logizacin de los procesos productivos y su desenvolvimiento sobre una base cientfica de mayor efectividad en cuanto al conocimiento involucrado. Tambin dieron lugar a la manifestacin de fenmenos negativos a escala social.

    Al rebasar los lmites de la ciencia como actividad cognoscitiva, el ideal de racionalidad clsica se plasm en la vida y se incorpor a los modos culturales de existencia del hombre occidental. Esta ha sido su mayor influencia. El hombre comn situ a la ciencia y el saber objetual justificado y fundamentado por ella como verdadero, por encima de todos los saberes. Con el paso del tiempo, la justificacin en s misma se diluy en el volumen del saber cientfico incorporado a la vida cotidiana y el mundo se comenz a pensar por el hombre co-mn a partir, casi exclusivamente, de su relacin instrumental con l.

    La racionalidad clsica se hizo presente en la ciencia y la vida cotidiana tanto espiritual como materialmente. Como hemos ana-lizado, el principio de la razn se expres en la ciencia como ideal de conocimiento. En la vida cotidiana se integr a travs de los productos y objetos nuevos creados a partir del conocimiento cien-tfico y se plasm de forma prctica en el modo de relacin con ese

    objetual e instrumental en un sentido un poco diferente que es el siguiente: la actividad objetual -lo objetual- tiene su centro en la orientacin del ser humano hacia la naturaleza y la sociedad como objetos, entidades externas que se presentan ante l como individuales, separados en el espacio y el tiempo. Al concebir una relacin objetual, la finalidad queda ubicada del lado del sujeto, que es el elemento activo de la interaccin y aporta sentido. Lo instrumental aparece cuando la relacin objetual deriva hacia la conversin del objeto en medio de satisfaccin de las finalidades del sujeto. Lo instrumental, en el sentido aqu definido, puede estar o no presente en una actividad objetual. No es un atributo necesario de ella. De hecho, la instrumentalizacin del mundo es posible cuando se hiperboliza la relacin objetual hasta arribar a una concep-cin excluyente que valora solo la potencialidad del objeto -como medio- para satisfacer determinados fines especficos y estrechos. El objeto deja de ser re-presentado por el conjunto de sus propiedades y se le estima a partir de aquellas que tienen significacin para que se puedan alcanzar los fines previstos por el sujeto. De esta manera, objeto y sujeto se constrien. La atribucin de valor por el sujeto se cercena, se circunscribe a fines estrechos, se torna instrumental, puesto que el objeto deja de serlo para convertirse en instrumento, medio para el completamiento de los fines. Con el paso del tiempo los propios fines dejan de ser cuestionados, y se arriba al todo vale.

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  • mundo exterior. Si la ciencia incorpor la razn como ideal, la vida cotidiana la asumi como ideologa.

    Hay una diferencia notable entre ambos modos de realizacin de las ideas. Como ideal de conocimiento cientfico, la racionalidad clsica apel a una slida y consistente argumentacin, y construy un sistema completo de saber sobre el mundo. Como ideologa, el ideal se incorpor a la vida cotidiana a modo de dogma, se asumi como verdad legitimada por los xitos de la ciencia que no necesitaba ser probada nuevamente. En la vida cotidiana, lo que era ideal para la ciencia fue considerado conocimiento cierto, representacin del mundo tal cual es. El ideal se convirti en saber, el saber en cono-cimiento cientfico, la aspiracin en hecho, y con ello la cosificacin se adopt como modo posible, nico, legtimo y natural de rela-cin del hombre con el mundo. Todo otro tipo de saber es sentado en el banquillo de los acusados de la razn instrumental y juzgado por su tribunal.

    Si recordamos el modo en que se aprende y aprehende la realidad en el desenvolvimiento de la vida cotidiana, podremos comprender que con el paso de varias generaciones no solo se olvid el principio de razn que abri el camino a la ciencia; el saber constituido a partir de la relacin instrumental con la naturaleza fue entendido como el nico saber posible y realizable, y no como uno de los posibles y rea-lizables. Su relacin y dependencia con ciertos ideales fue pasada por alto. La relacin instrumental con la naturaleza se adopt como justi-ficada en s misma y su posicin hegemnica no fue cuestionada.

    Como hemos sealado, varias relaciones dicotmicas caracteri-zan la racionalidad clsica: la separacin entre el sujeto y el objeto del conocimiento, entre el sujeto y el producto de su actividad cognosci-tiva. Entre ellas, una de las que mayor alcance ideolgico ha tenido en la propia ciencia y en la vida cotidiana, ha sido la separacin entre el conocimiento y los valores, lo cognitivo y lo moral.

    Como analizamos en el epgrafe anterior, en el terreno de la cien-cia y la fundamentacin del saber, desde los inicios de la modernidad -recordemos a Descartes-, la justificacin de la moral se vincul a la razn como principio. Ms adelante el empirismo ingls fundament la separacin entre el entendimiento humano y el mundo del saber de una parte, y el espritu humano y el mundo de la moral de otra.

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  • Con el desarrollo ulterior de la ciencia y la consolidacin del cuadro clsico del mundo, lo moral fue excluido del terreno del saber cien-tfico. Al establecerse el ideal de objetividad, lo moral y valorativo qued situado en el terreno de lo subjetivo, lo no cientfico que deba excluirse, y se excluy.

    Lo anterior no significa que la ciencia se constituyera en una ac-tividad amoral o inmoral. Lo moral se consider pertinente en cien-cia, pero no a lo interno de la ciencia, sino en la relacin de esta con el entorno social. La pertinencia de lo moral en ciencia se asoci no a lo cognoscitivo, sino a lo social.

    Entendido lo moral en el marco de la vida social de la ciencia, su esfera se circunscribi al comportamiento de los cientficos, al res-peto por los ideales y normas de la ciencia, al uso del conocimiento para beneficio de la humanidad como norma moral. En fin, lo moral tena que ver con la ciencia en tanto actividad social, pero no con la ciencia en tanto produccin de conocimientos.

    As, lo moral en ciencia se desplaz de la subordinacin a la se-paracin y de esta a la exclusin. Por esta ruta se perdi de vista que la ciencia como productora de saber tiene un componente moral y valorativo interno fundamental. Con el surgimiento de la bioti-ca, este problema de la pertinencia del discurso moral a lo interno del saber cientfico ser formulado nuevamente de un modo radical, como reformulacin del objeto de la ciencia, lo que abordaremos en el captulo tercero.

    La negacin de los valores fue de hecho la afirmacin y estableci-miento de ciertos valores. Al excluir el sujeto y su mundo de valores, la ciencia reconoci como valor supremo el saber cientfico. Este era el nico que deba ser respetado. Todo el ocultamiento y menospre-cio de lo valorativo no fue ms que la afirmacin de una relacin valorativa especfica que hoy podemos identificar claramente como ideal clsico de racionalidad.

    La transferencia de esta relacin valorativa a la vida cotidiana tuvo efectos fundamentales en la vida social, pues confirm la creencia en la potencialidad humana para dominar la naturaleza y justific el saber cientfico por encima de la moralidad.

    Al asumir que es el ser supremo de la naturaleza, el ser huma-no considera el conocimiento cientfico como legitimador de sus

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  • acciones. Esta es una inversin importante, porque el saber cient-fico en sus inicios bas en parte su legitimidad en las posibilidades que ofreca para la mejora de la vida de los seres humanos. Con el paso del tiempo y la introduccin de los productos de la ciencia en la vida cotidiana, el conocimiento que ella ofreca comenz a utilizar-se como legitimador de las acciones humanas posibles. La ciencia y el conocimiento cientfico pasaron a ser legitimadores de las acciones productivas de los hombres. El razonamiento legitimador tiene una importancia enorme para comprender la singularidad del momento que vive la humanidad en relacin con la naturaleza y la crisis de iden-tidad de la ciencia contempornea. Asimismo, es crucial para entender las bases epistemolgicas que justifican la reflexin biotica global.

    Al considerarse poseedor del conocimiento del orden natural de un proceso determinado, y al lograr reproducirlo sobre bases arti-ficiales, el ser humano asume que ha comprendido la esencia del proceso mismo. En consecuencia, se considera liberado de cualquier atadura moral a sus acciones. Ha conocido cmo se desenvuelve un proceso, ha probado este conocimiento en la reproduccin artificial del proceso natural en el experimento y, por tanto, se siente absolu-tamente libre de reproducirlo para proporcionarse bienestar, confort, riqueza ... Por qu habra de limitarse? Lo nico que ha hecho es descubrir un proceso natural, reproducirlo y valerse de l para ser ms libre con resnecto a las leyes ciegas de la naturaleza. No es leg-rimo hacerlo? Si la tecnologa consiste en gran medida en la instru-mentacin prctica y el desarrollo de ese conocimiento -reproducir a escala artificial los procesos naturales descubiertos para servirse de ellos- a gran escala,9 no resulta, por tanto, neutral en relacin con las consecuencias positivas o negativas que emanen de ella? Puede considerrsele destructiva por s misma, o es su potencialidad des-tructiva un asunto relativo al uso social que de ella se hace en deter-minados contextos?

    Aun en el presente, cuando diversas investigaciones han probado la falsedad de las posiciones que defienden la neutralidad valorativa de la ciencia y la tecnologa, cuando se comienzan a producir teoras

    9 Para un anlisis detallado del concepto de tecnologa, su relacin y diferencia con respecto a la ciencia, vase Ibarra y Oliv, 2003, captulos I, II y IV.

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  • que incorporan lo valorativo al saber, tambin existe un movimiento de crtica profunda y desarrollo de instrumentos normativos morales y jurdicos que asumen la ciencia con su produccin de conocimien-tos como produccin de valor -a pesar de todo esto-, pueden escu-charse an razonamientos a favor de la neutralidad axiolgica y de la pretendida objetividad al margen de los valores.10

    Decidir si todo lo que la ciencia est en condiciones de hacer pue-de y debe hacerse no es sencillo. En la vida cotidiana y los debates cientficos, se encuentra con frecuencia quienes estiman que la re-flexin moral sobre la produccin de saber y tecnologa es una ma-nifestacin de regreso a posiciones conservadoras y anticientificistas. Durante mucho tiempo, tal vez demasiado, ha perdurado la nocin de que la produccin cientfica es produccin de saber objetivo al margen de los valores, descubrimiento del mundo tal cual es y, por tanto, est liberada de consideraciones morales y valor. Este modo de pensar, que considera al cientfico exclusivamente como un produc-tor de saber objetivo, tiene sus races ms profundas en la dicotoma de la cognicin y la moral, propia de la racionalidad clsica. Desde esta posicin, si el saber se utiliza para bien o para mal, es asunto que no concierne a la produccin del saber, es materia de moral y derecho, pero est ubicado fuera del conocimiento cientfico, en el terreno social.

    Puede este proceder excluyente de lo valorativo continuar cons-tituyendo los modelos de cognicin contempornea?

    La separacin absoluta del sujeto y el objeto del conocimiento, la desarticulacin de lo cognitivo, lo valorativo y lo moral; el reconoci-miento de la objetividad cientfica como exclusin de la subjetividad y los valores; el modo instrumental de comprender la naturaleza y la relacin del hombre con ella; la relacin de lo objetual y lo axiolgico en el saber, estn ubicados en la base de los procesos destructivos que se asocian a la ciencia y al conocimiento cientfico en el mundo de hoy. Sobre estos procesos y su superacin en las cuatro lneas en que se devela ante nosotros hoy un nuevo saber -una nueva racionalidad cientfica- trataremos en el captulo siguiente.

    10 Para una crtica de estas posiciones, vanse Delgado, 1999b; Gonzlez, 1999, 2001; Macauley, 1996; Pepper, 1993; Ibarra y Oliv, 2003.

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  • El camino hacia un saber humano de nuevo 11po

    Bn la segunda mitad del siglo xx, con el desarrollo de la ciencia, la tecnologa y la nueva ola de globalizacin, una serie de cambios maduraron en la vida humana, la produccin de conocimiento y vida colocaron al saber en el camino de una nueva y profunda revolucin. El cambio en el saber humano tiene lugar como cambio paradigmtico en la nocin misma de conocimiento cientfico objetivo y sus modos de construccin. Se transita de la idea del mundo simple, predominante desde el siglo xvu, hacia la elaboracin de una nueva idea del mundo como entidad compleja. Elemento central de ese cambio es la supera-cin de la dicotoma entre conocimiento y valor, ciencia y moral.

    Est en curso la elaboracin de un nuevo saber humano. Su emer-gencia tiene lugar como transicin de la racionalidad clsica hacia una nueva racionalidad y, como hemos dicho, se plas