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    HACIA UNA BIOGRAFA DEL SELF

    Julio Seoane

    La conciencia de uno mismoEl estudio de la conciencia

    de uno mismo, los procesosque la constituyen, los atributos

    que se le adjudican, las implicaciones que tiene en nuestro comporta-miento, es uno de los temas que siempre ha estado presente en la histo-ria de la Psicologa. Es cierto que tiene momentos de mayor nfasis,

    como en los tiempos actuales, y otros ms discretos, pero siempre fueuno de los problemas ms bsicos y apasionantes de nuestra disciplina.Casi siempre se recurre a los Principios de Psicologade William James(1890) como el origen del estudio psicolgico de la conciencia de smismo, una afirmacin muy discutible, aunque sin embargo es cierto queconstituye el primer tratamiento sistemtico del concepto en nuestrapoca cientfica. Ese mito de origen condiciona tambin la terminologaque empleamos los psiclogos en la actualidad, puesto que lo ms fre-cuente es utilizar el trmino ingls self para hacer referencia a los fe-nmenos relacionados con la conciencia reflexiva. El self, la conciencia

    de s o el s mismoson los trminos ms frecuentemente utilizados parareferirse a este concepto.

    Julio Seoane es Catedrtico de PsicologaSocial de la Facultad de Psicologa (Avda.Blasco Ibez 21, 46010-Valencia) en laUniversidad de Valencia.

    Sin embargo, es conveniente aadir que existe un profundo des-acuerdo en la terminologa empleada por razones tanto tericas comode interpretacin de los fenmenos implicados. El sujeto psicolgico o,al menos, la conciencia de s mismo es como una cabeza de medusa,llena de trminos equvocos en lugar de cabellos y que fcilmente puedepetrificar al mejor terico cuando se la mira de frente.

    Es evidente que sera un error considerar a William James como elcreador del concepto o el responsable del problema de la conciencia de

    s mismo. Dentro o fuera de la psicologa, la problemtica haba evolu-

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    cionado durante varios siglos hasta que fue inevitable abordarla desdelos nuevos planteamientos psicolgicos. Por eso realizamos ms ade-lante un pequeo resumen del estado de la cuestin tal y como estabaconcebida a principios de siglo.

    Desde entonces, el siglo xx ha producido una cantidad impresionan-te de trabajo sobre el self y sus derivados. Segn datos de Ashmore yJussim (1997), en la dcada de 1960 eran suficientes cuatro categoraspara agrupar toda la literatura psicolgica sobre el self: autoconcepto,autoevaluacin, autopercepcin y autoestimulacin. En la siguiente d-cada, aos setenta, fue necesario incluir 14 nuevas categoras; en losochenta, 16 ms y en los noventa, al menos hasta 1997, aparecieronotras 6 nuevas categoras. Es decir, existen actualmente alrededor decuarenta aspectos diferentes para clasificar ms o menos adecuada-mente todo el trabajo sobre el self.

    Bajo nuestro punto de vista, el concepto que tenemos de nosotrosmismos es el resultado de multitud de factores, pero la mayor parte deellos tienen relacin con la cultura, el momento histrico en que se vive yla sociedad en que se desarrolla. No es lo mismo plantearse quin ycmo soy en los tiempos actuales que hace doscientos aos, antes de laPrimera Guerra Mundial que despus de la Segunda, a comienzos de lasociedad industrial o en la sociedad del conocimiento, desde el occiden-te cristiano o en las culturas orientales. Otro problema es decidir si exis-te algn elemento comn en todos esos conceptos del self, algn uni-versal que se refleja en la propia identidad. Pero mientras se decide, laevidencia ms clara es que nos construimos a nosotros mismos con losmateriales sociales y culturales de nuestro alrededor.

    Los orgenes actualesPara que la Psicologa del siglo XX tuviera como punto de partida los

    planteamientos de William James, fue necesario que mucho antes sefueran gestando los principales elementos que componen su reflexin.

    Vamos a dividir esos amplios antecedentes en dos apartados muy es-quemticos: la aportacin filosfica, por un lado, y la sensibilidad psico-lgica hacia estos problemas en los tiempos de James, por otra.

    Las bases filosficasEn la medida en que se considera a Ren Descartes (1596-1650)

    como el padre de la filosofa moderna, tambin es el que fundamenta unnuevo concepto de individuo. Su poca es de grandes incertidumbres,donde lo viejo pierde validez y lo nuevo todava no est consolidado. Elfortalecimiento de la vida urbana, el Renacimiento, la Reforma y el des-

    cubrimiento de nuevas tierras provoca grandes cambios y tambin gran-des inseguridades en las formas de vida. La mayor parte de las cosasque creemos, asegura Descartes, son prejuicios que nos han enseadopero que no hemos razonado nosotros mismos. Por eso debemos dudar

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    de todo como si fuera un engao o fruto de los sueos, porque ni lossentidos ni la tradicin nos garantiza la existencia verdadera del mundoexterno ni tampoco la de nuestro propio cuerpo. La nica certeza es laexistencia de m mismo, de mi mente, porque cuando dudo, cuando es-toy pensando, no puedo dudar de que exista. Este es el nacimiento delindividuo moderno, un individuo un tanto solitario porque se aparta delmundo exterior que puede ser engaoso, pero que tambin puede dudarde la existencia de los dems. Slo la mente pensante, la auto-reflexin,produce seguridad en el individuo. Comienza aqu la aventura de unnuevo self, separado del mundo material y de la historia, como un indivi-duo aislado que debe conquistar tierras desconocidas.

    John Locke (1632-1704) tiene planteamientos filosficos radicalmen-te opuestos a Descartes, pero aporta un paso ms en la constitucin delself moderno. La preocupacin de Locke no es tanto el individuo comosu identidad personal, la sensacin de ser la misma persona en distintosmomentos y lugares. Inglaterra pasaba por tiempos inestables con fuer-tes cambios sociales, polticos y religiosos, donde ni la identidad socialpor nacimiento ni la inmortalidad del alma, en palabras de Danziger(1997a, 1997b), proporcionaban una garanta suficiente de permanenciay estabilidad, convirtiendo la identidad personal en algo problemtico.Sin embargo, para Locke, la conciencia de s mismo es continua puestoque la percibimos igual que percibimos el mundo externo. Por tanto, elautoconocimiento sustituye ahora a la tradicin social y religiosa encuanto fundamento de la identidad personal, pero adems tiene el mis-mo origen sensorial que el conocimiento del mundo fsico. Al margen decualquier percepcin o experiencia externa, nos percibimos a nosotrosmismos puesto que la conciencia siempre acompaa al pensamiento. Elself de Locke no es tan solitario como en Descartes, pero tambin estdesvinculado (Taylor, 1989) del mundo exterior, es un Yo puro o neutroen relacin con cualquier otro tipo de experiencias especficas.

    David Hume (1711-1776) es una figura peculiar dentro de la historia

    del self porque, por un lado, rechaza su existencia como una mera fic-cin pero, por otro, contribuye con nuevos elementos que sern impres-cindibles para el desarrollo posterior del concepto. Hume rechazaba laidentidad del self porque no tenemos una percepcin simple y continuade nosotros mismos, solamente tenemos un conjunto de percepcionesdistintas y, por tanto, la identidad personal es una ficcin, una secuenciade percepciones y no una entidad permanente. Solamente podemospercibir algunos aspectos de la actividad del self como, por ejemplo,cuando percibimos objetos externos o nuestro propio cuerpo. Dicho deotro modo, aprendemos de nosotros mismos a travs de nuestras expe-

    riencias y eso abre una va de autoconocimiento que ser ampliamenteutilizada durante el siglo XX. Pero adems, Hume proporciona un papelespecial a las emociones sensibles como motivos para la actividad y queconstituyen tambin una fuente del conocimiento de la mente. En defini-

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    tiva, el escepticismo de Hume hacia el self impulsa una serie de caminosalternativos e indirectos para su conocimiento que sern utilizados am-pliamente en tiempos posteriores.

    Immanuel Kant (1724-1804) representa la culminacin del procesode la Ilustracin y, por tanto, la exaltacin de la autonoma personal y laautodeterminacin del individuo. Por un lado, tena que estar de acuerdocon Hume en cuanto que libera al individuo de prejuicios anteriores so-bre el alma y la substancia, pero difcilmente poda atribuir autonoma yautodeterminacin a un self inexistente, a una mera secuencia de per-cepciones. Kant va ms all de Hume al defender que tiene que existiruna condicin que precede a cualquier experiencia y que la hace posi-ble. De otra manera, para que la experiencia sea posible, tiene que estarorganizada y unificada por la mente mediante una sntesis de estadosmentales que proporciona una unidad ms all de la secuencia de expe-riencias. Eso significa reconocer la necesidad de una conciencia conti-nua cuyas experiencias puedan atribuirse al mismo sujeto, un self queno se puede descubrir empricamente, pero que tiene la funcin lgicade servir como unidad trascendental ante cualquier conjunto de expe-riencias. Sin embargo, aunque Kant reconstruye el self despus de queel escepticismo de Hume nos dejara sin l, tampoco nos facilita muchosu conocimiento puesto que no tenemos conciencia de l, slo podemossuponerlo como una necesidad lgica. El Yo puro o trascendental notiene atributos positivos puesto que no es objeto de experiencia, es unaespecie de complicada maquinaria interna, como dice William James o,simplemente, el procesamiento de informacin de los inputs externos,como dira un psiclogo cognitivo actual, pero nadie es capaz de percibirdirectamente la existencia del almacn de memoria a corto plazo o de lamemoria de trabajo. Kant necesitaba un nuevo concepto de self quefuera tan universal e irrefutable como su tica y su imperativo categri-co, para que la autonoma personal y la autodeterminacin no dieranlugar a un relativismo sospechoso. La respuesta fue el Yo puro, un self

    que est, aproximadamente, a la misma altura que su tica.G.W.F. Hegel (1770-1831) constituye el intento ms importante deresolver la crisis de autoridad que desemboca en la Revolucin France-sa, el empeo decidido de sustituir la autoridad arbitraria de las viejasinstituciones por una nueva autoridad racional. Bajo ese punto de vista,sobrepasa a Kant en tanto que reconstruye el Yo trascendental cargn-dolo de significado social, histrico y plenamente real. En la medida enque Hegel intenta establecer una teora unificada de la realidad, la con-ciencia de uno mismo es una etapa ms de la evolucin de esa realidadque llega a alcanzar niveles de autoconocimiento que superan con mu-

    cho a lo meramente individual. Aunque su pensamiento es de difcilcomprensin y con tendencias msticas en muchos aspectos, el impactoen la psicologa posterior fue importante aunque muy variable, puestoque cada uno recogi la perspectiva que ms le convena para sus in-

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    tereses, ya fueran histricos, sociales, polticos o hasta religiosos. Sinembargo, en relacin con el estudio del self, la principal repercusin fuela elevada importancia terica que alcanz para el pensamiento de lapoca y, por otro lado, la multiplicidad de perspectivas y niveles que leconcedi al autoconocimiento, facilitando as la diversidad de facetas delself que fueron estudiadas a lo largo de todo el siglo XX.

    La perspectiva psicolgicaComo era de esperar, la herencia filosfica estuvo muy presente en

    las concepciones de William James sobre el self, pero sera absurdopensar que no lo estaba tambin en los primeros planteamientos que lapsicologa experimental realizaba por su misma poca. Wilhelm Wundt(1832-1920) est considerado como el principal fundador de esa psico-loga y public sus Principios de Psicologa Fisiolgica en 1874, dieci-sis aos antes que los Principiosde W. James. Con esa publicacin yalgunas otras anteriores, Wundt pretenda desarrollar un proyecto detrabajo a largo plazo, donde intentaba buscar soluciones a los proble-mas filosficos anteriores sobre la naturaleza humana a travs de unapsicologa cientfica.

    Wundt recibe en su poca dos tradiciones intelectuales que l cono-ce perfectamente. Por un lado, como mdico y como investigador delaboratorio, est bien entrenado en la tradicin empirista de Locke yHume propia de la filosofa inglesa y escocesa sobre el conocimiento.Pero, por otro lado, como intelectual alemn de su poca, se planteatambin los problemas del idealismo en la tradicin de Kant y Hegel. Elproyecto intelectual de Wundt consisti en encontrar una sntesis deambas perspectivas en el estudio cientfico de la conciencia humana yque crey encontrar en una psicologa individual de carcter experimen-tal complementada por una psicologa social no experimental (Robinson,1982; Danziger, 1983).

    Algunos aspectos de la psicologa, como la sensacin y la percep-

    cin, pueden estudiarse en el laboratorio interrogando al sujeto, recu-rriendo a su conciencia y utilizando mtodos introspectivos perfectamen-te regulados, muy restrictivos y controlados (Danziger, 1980). Pero otrosaspectos, por ejemplo la memoria y, desde luego, el lenguaje, no sonpropios de la conciencia del individuo porque son un producto colectivo,realizado por muchos y durante mucho tiempo. El sujeto individual no esconsciente de esos contenidos y es intil recurrir a la introspeccin, senecesitan otros mtodos de investigacin como el anlisis de la cultura,el arte o la religin para su estudio cientfico. Es conveniente recordarque en la tradicin inglesa el estudio de la mente es equivalente al estu-

    dio de la conciencia, pero en la filosofa alemana, al menos desde Leib-niz, la conciencia slo era una parte de la mente. Wundt acude a la con-ciencia, a aquello de lo que el sujeto se da cuenta, cuando estudia losaspectos ms elementales de la mente. Los aspectos superiores no son

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    conscientes y por eso es necesario recurrir a otros mtodos de estudio.A partir de 1900 y hasta su muerte en 1920, Wundt publica varias obrasde muy amplia extensin sobre Vlkerpsychologie, traducida normal-mente por Psicologa de los Pueblos, pero mejor entendida segn otroscomo una Psicologa Cultural, Histrica o, simplemente, como Psicolo-ga Social.

    En un sentido literal, la conciencia de s mismo, el self, es paraWundt algo muy similar a lo que entenda Hume. Es simple y exclusiva-mente, en sus palabras, la percepcin de la interconexin de la expe-riencia interna que acompaa a la experiencia misma y no es accesiblepor introspeccin. Es decir, el Yo no es consciente porque es una condi-cin de la propia experiencia. Se deduce, por tanto, que no tiene trata-miento experimental y es necesario recurrir a los otros mtodos, a laVlkerpsychologie, a los procedimientos de estudio de la psicologa so-cial. Aunque Wundt no realiza un tratamiento sistemtico del self, sepuede entender que su concepcin nos lleva de forma inevitable haciauna interpretacin social de la conciencia de uno mismo.

    El self entra en sociedadA finales del siglo XIX y principios del XX, la sociedad norteamerica-

    na se enfrenta a cambios muy importantes que la empujan hacia nuevosplanteamientos intelectuales, nuevas concepciones sobre el hombre, lasociedad y el conocimiento. Por un lado, haban sufrido no haca muchoun enfrentamiento civil, la llamada Guerra de Secesin, una tragedia queconsideraban ms propia de la Europa que haban abandonado y queno encajaba en los ideales de nacin que haban proyectado. Al mismotiempo, la inmigracin creca sin parar, especialmente la de pases po-bres, hasta alcanzar casi un milln de inmigrantes por ao, justo en pa-ralelo al fuerte desarrollo industrial y al crecimiento de las grandes ciu-dades. No solo llegaban inmigrantes sino que tambin reciban nuevascorrientes de pensamiento, como el darwinismo, que tenan que asimilar

    rpidamente a sus especiales condiciones sociales e intelectuales. Lasexplicaciones instintivas estaban en alza, la eugenesia era algo ms queuna moda y las teoras econmicas fluctuaban entre la reforma social yla justificacin del xito para los ms aptos.

    Con ese ambiente social e intelectual no era fcil que las viejas filo-sofas europeas fueran adecuadas para proporcionar respuesta a laspreguntas con las que se enfrentaban. El principal problema era cmotener las ideas claras, precisamente el ttulo de un famoso artculo deCharles Sanders Peirce (1878), iniciador del pragmatismo como res-puesta filosfica ante los nuevos interrogantes americanos. El pragma-

    tismo y otras posturas afines de la poca intentaron solucionar el viejoconflicto de conservar el orden social y la autoridad moral sin recurrir alas instituciones tradicionales ni religiosas. Una tarea compleja tanto enel plano personal como intelectual, que provoc muchas crisis y replan-

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    teamientos en ambos niveles, y que Diggins (1994) describe a travs delsentimiento de las grandes ausencias del momento: conocimiento sinverdad, poder sin autoridad, sociedad sin espritu, self sin identidad,poltica sin virtud, existencia sin propsito, historia sin significado. Unapintura un tanto dramtica, pero un buen resumen de la situacin quetenan planteada.

    La solucin la encontraron en la sociedad, mejor todava, en la inter-accin social como fundamento bsico de toda identidad, significado,valor y fuente de autoridad. Las ciencias sociales, especialmente la so-ciologa y la psicologa, se convirtieron en el campo de estudio propio dela conciencia y la autoridad. Y es aqu donde comienza el estudio delself como un producto social, una concepcin que en gran parte todavase conserva en los trabajos empricos de la psicologa actual.

    William James: un individuo en sociedadComo ya hemos mencionado, el captulo sobre la Conciencia del Yo

    o del self que aparece en los Principios de Psicologa(1890) de WilliamJames se escribe diecisis aos despus de los Principios de PsicologaFisiolgica (1874) de Wundt, pero diez aos antes que sus primerosescritos de 1900 sobre Vlkerpsychologie. Es decir, James desconoce elpunto de vista de Wundt sobre la metodologa social y cultural de sultima poca. As, el self de James es social porque algunas de sus pro-piedades centrales lo son, pero el propio concepto es tan individual co-mo toda su psicologa. Tendr que llegar la siguiente generacin paraque el self se convierta en un autntico producto social.

    Su captulo sobre The Consciousness of Selftiene dos grandes sec-ciones: el self emprico o m, en primer lugar, y el Ego puro. Una terceraseccin tratara sobre las alteraciones del self que incluye aspectosanormales y patolgicos.

    La parte ms citada en la psicologa actual es la referente al selfemprico, cuyos componentes son tres:

    a) Self material. Se refiere aqu a micuerpo, mi ropa, mihogar, mifamilia, mispropiedades y cosas similares. Es la conciencia de s mismoen sus aspectos ms corporales y materiales, pero que forman partefundamental de mi mismo y de mi autoconcepto.

    b) Self social. Definido como el reconocimiento que se obtiene de lossemejantes, alude a temas tales como la fama, el honor o la considera-cin personal. En este apartado aparece una famosa frase de James,objeto de mltiples interpretaciones, cuando afirma que un individuotiene tantos diferentes s mismos sociales como hay distintos gruposde personas cuya opinin le preocupa. Es evidente que esta multiplici-

    dad, al menos formalmente, contradice el sentido de identidad personal,pero tambin es posible que sea un simple comentario retrico.c) Self espiritual. Segn sus propias palabras, el ser ntimo o subjeti-

    vo de un hombre, sus facultades o disposiciones psquicas, tomadas

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    concretamente. La parte ms duradera e ntima del self, lo que ms ver-daderamente parecemos ser. Se refiere, por tanto, a misensibilidad, mimoralidad, mishabilidades y cosas semejantes. Es el ncleo central delself, que se siente de diversas maneras aunque no se pueda percibirdirectamente.

    En cuanto a la seccin del Ego puro, William James abandona apa-rentemente el estudio de los componentes del self, para centrarse en laidentidad personal y en la unidad de la conciencia, es decir, el ego puroy no sus propiedades. Dedica un amplio espacio para criticar las teorasfilosficas anteriores sobre este tema, concretamente las teoras espiri-tualistas o del alma, la teora asociacionista (Locke, Hume) y la teoratranscendentalista (Kant, Hegel), todas ellas absolutamente rechazablespara James y, a veces, denigradas hasta el desprecio. Cul es enton-ces la alternativa que propone?

    En primer lugar, James considera que la identidad y la unidad de laconciencia son funciones del self emprico y, por tanto, no deben tratar-se como principios puros cualitativamente distintos. En segundo lugar,propone al Pensamiento que se apropia de los distintos componentesdel self como una corriente continua (stream of consciousness) y queconstituye as la identidad y unidad del self. Esta corriente de la con-ciencia o del pensamiento que no necesita ser explicada por un alma, nipor asociaciones empricas, ni por principios transcendentales, es la queproporciona el sentido de la identidad personal. Segn James, a travsde las diversas metforas y analogas que emplea para clarificar su con-cepto, es un juego entre un propietario y sus propiedades, entre el pen-samiento y las diversas caractersticas del self: Podemos imaginar unalarga sucesin de propietarios de rebaos que entran rpidamente enposesin del mismo ganado por transmisin de un derecho primitivo pordonacin. No puede pasar de una manera anloga el derecho de unYo colectivo, de un pensamiento a otro? (pg. 362, 1890).

    William James intenta apartarse de la tradicin europea en la medida

    en que rechaza tanto el materialismo como el idealismo, planteando queel self es emprico y que sus distintos componentes adquieren unidad atravs del pensamiento que se hereda a s mismo a travs del tiempo.Aunque el self que nos presenta ya no es solitario ni est desvinculadode los dems, su fundamento es claramente la propiedad individual.Sern sus continuadores los que defendern que cualquier herenciasolo tiene justificacin en la sociedad y, por tanto, que la identidad y laconciencia de s mismo es un producto de la interaccin social.

    La conciencia que se mira en el espejo

    No resulta fcil hablar de discpulos de W. James, son ms bien con-tinuadores de su tradicin tanto por el impacto de su pensamiento comopor las presiones de la poca. El ambiente de Amrica durante los pri-meros treinta aos potenci y desarroll hasta sus ltimas consecuen-

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    cias la socializacin del self, una conciencia de s mismo que no se en-tenda sin la sociedad. Es posible que el mejor resumen de esa creenciaradical en la sociedad fuese un dicho muy comn en el ambiente intelec-tual del momento que afirmaba que one man is no man (Diggins,1994), porque ningn hombre puede ser consciente de s mismo si no esa travs de los dems.

    Cada uno de los psiclogos, socilogos o intelectuales en generalplanteaba este hecho desde la perspectiva peculiar de sus intereses ode sus ocupaciones principales, pero todos coincidan en los principiosgenerales (Collier et al., 1991). En primer lugar, el firme convencimientode que el self no es algo concreto, no es un objeto, sino un sistema derelaciones. En segundo lugar y en consonancia con lo anterior, la con-ciencia en general y la conciencia de s mismo en particular se forman atravs de la interaccin con los dems. Pero, adems, la conciencia sepone de manifiesto durante el desarrollo de una actividad prctica,cuando las formas habituales de actividad ya no son adecuadas. Encuarto lugar, el conocimiento de uno mismo es una inferencia derivadadel contacto con otras personas, especialmente de las ms prximaspero tambin a travs de los papeles sociales que representamos. Porultimo, la formacin del self sigue pautas evolutivas desde su aparicinen la infancia, puesto que es un resultado y no una existencia original.

    Como ya mencionamos, estas ideas fueron muy comunes en am-plios crculos intelectuales de Norteamrica, al menos hasta el crac eco-nmico de 1929, cuando la imagen de la sociedad comienza a sufrircambios importantes. Se pueden mencionar muchos autores que seinspiran, de una manera u otra, en estos principios de interaccin social,pero algunos son especialmente relevantes para las ciencias sociales.Por ejemplo, James Mark Baldwin (1861-1934), un psiclogo inicialmen-te partidario de la psicologa experimental de Wundt y del evolucionismode Darwin, pero que ms tarde se interes por las teoras de la imitacinde Gabriel Tarde y las aplic a las etapas de evolucin infantil y al desa-

    rrollo de la autoconsciencia, siguiendo en parte las sugerencias deW. James. En la autobiografa publicada por Murchison, Baldwin (1930)resume en cinco grandes apartados los principales resultados de sutrayectoria intelectual y, en el tercero, menciona los alcanzados en Psi-cologa Social, en concreto el origen social del self, la correlacin entreel desarrollo social y personal a travs de los procesos de AsimilacinImitativa y los procesos de interaccin social.

    Desde un punto de partida diferente, Charles Horton Cooley (1864-1929) comparte conclusiones muy similares. Socilogo acadmico en laUniversidad de Michigan, su visin de la sociedad (Human Nature and

    Social Order, 1902) le lleva a concebir al self como un producto determi-nado por la interaccin con las dems personas. Por supuesto que laautoconsciencia incluye las experiencias reales que experimentamos,pero tambin la imagen que los dems tienen o reflejan sobre nosotros,

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    un self reflejado o, en su conocida frase, una imagen en espejo. Cooleypiensa que las relaciones bsicas y la unidad moral de la familia debenmantenerse tambin en las grandes ciudades, es decir, que muchas delas caractersticas de los grupos primarios que consolidan el sentidoinicial del self tambin son necesarias en los grupos secundarios de lasnuevas estructuras de la sociedad desarrollada (Social Organization,1909). Aunque utiliz los principios darwinistas para explicar la existen-cia colectiva (Social Process, 1918), su interpretacin sociolgica signifi-c un cambio importante en el pensamiento acadmico del momento aldefender que no hay contraposicin entre individuo y sociedad, puestoque la mente es social y la sociedad es una construccin mental.

    Todava ms cercanos a los planteamientos del pragmatismo de lapoca, John Dewey (1859-1952) y George Herbert Mead (1863-1931)constituyen un pensamiento complementario aunque con distintas tra-yectorias intelectuales. La dilatada carrera de Dewey, alrededor de 40libros y unos 700 artculos, atraviesa diversas etapas desde el idealismohegeliano hasta el experimentalismo naturalista, y se interesa por mlti-ples temas como filosofa, moral, educacin, esttica o poltica. Escribiun manual de psicologa (Psychology, 1887) tres aos antes que el deWilliam James, aunque con menos xito, y su intercambio de ideas conel propio James, con G.H. Mead y con otros muchos de su poca gene-raron un inters y un impacto que llega hasta nuestros das. Para De-wey, el self es un sistema complejo y dinmico de hbitos, siempre queel hbito no se entienda como una caracterstica individual sino comouna relacin entre un organismo y el ambiente. La formacin de hbitosse realiza mediante la accin, mediante la conducta entendida comoparticipacin activa con lo que nos rodea. Por tanto, la conciencia deuno mismo es un resultado, un producto de la interaccin con el ambien-te, especialmente con los dems y en particular a travs del lenguajeque nos proporciona los significados que constituyen la mente. En defini-tiva, la conducta social, entendida como participacin activa en socie-

    dad, es el fundamento de nuestro self. El desarrollo de uno mismo de-pender de la formacin de esos hbitos y de la participacin social quese realice, una creencia que impuls a Dewey hacia el estudio y el com-promiso con los temas de educacin, moral o desarrollo democrtico delos ciudadanos.

    En cuanto a George Herbert Mead, su estrecha amistad con Deweydificulta bastante separar las ideas de ambos (Collier et al., 1991) y, sinembargo, tienen repercusiones muy distintas a lo largo del tiempo.Mead, en primer lugar, es el ms radical de todos los mencionados ante-riormente, en la medida en que mantiene explcitamente que el self no

    es un punto de partida sino que es un producto, dicho de otra manera, elrecin nacido no tiene self. La sociedad existe previamente, estable-ciendo un sistema de relaciones a travs del lenguaje, las creencias ylas costumbres, de forma que el individuo tiene que desempear pape-

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    les definidos por una serie predeterminada de derechos y obligaciones.A travs de los papeles especficos alcanzamos unas normas generalesque constituyen el final de la socializacin, la generalizacin del otro o elotro generalizado. Todo este conjunto de interacciones sociales, quese realizan principalmente a travs de smbolos, configuran el self des-arrollado por Mead y que describe mediante dos grandes aspectos: elYo como actor espontneo y creativo que slo se puede conocer aposteriori, retrospectivamente, y el m que se percibe al actuar reflexi-vamente ante las dificultades o los problemas, la presentacin mental demi imagen reflejada a travs de los dems.

    Los trabajos ms conocidos de G.H. Mead se publicaron despus desu muerte, en algunos casos fruto de resmenes y compilaciones de susalumnos, sin llegar a completar un esquema general de su teora. Laobra ms conocida es Mind, self and society from the standpoint of asocial behaviorist (1934), traducida valientemente, aunque de formapeculiar, como Espritu, Persona y Sociedad desde el punto de vista delconductismo social. Sus ideas no se divulgaron excesivamente en unprimer momento, pero despus de la II Guerra Mundial tuvieron un granimpacto a travs del llamado interaccionismo simblico, una corrienteprincipalmente sociolgica desarrollada a travs de diversos autores,que no son excesivamente coincidentes entre s salvo en algunos princi-pios generales, como por ejemplo Herbert Blumer (1969), responsabledel nombre de interaccionismo simblico o Erving Goffman (1959) queequipara el self con los papeles que representamos y utiliza la metforateatral como marco de interpretacin de buena parte de la vida cotidia-na.

    El Self adquiere personalidadLa prolongacin del pragmatismo durante los aos treinta y ms all,

    no impidi que en la sociedad americana se estuviera gestando otraimagen del self (Ibez, 1989). Ya desde el final de la Primera Guerra se

    fue extendiendo poco a poco cierto pesimismo social e intelectual, quese ampli a travs de los conflictos laborales, las actitudes racistas, elfundamentalismo religioso y las reacciones anticomunistas. La GranDepresin de 1929 acentu todava ms esta tendencia y las orientacio-nes cientficas de la poca contribuyeron tambin a fomentar los senti-mientos de inseguridad y desorientacin (Collier et al., 1991), como ocu-rra con la teora de la relatividad de Einstein, el principio de incertidum-bre de Heisenberg o las mismas teoras de Freud sobre la importanciadel inconsciente en el comportamiento humano. Con ese ambiente re-sultaba difcil seguir manteniendo una imagen del self fundamentado y

    legitimado en la interaccin social.En paralelo con lo anterior, apareci cierta preocupacin por el papeldel individuo en la sociedad democrtica de masas. El aumento del con-sumismo, las mayores posibilidades de ocio y las presiones de la propa-

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    ganda en el contexto de una sociedad ms industrializada, se percibie-ron en muchos casos como un ataque a la individualidad, que ahoravuelve a reivindicarse en defensa de la autorrealizacin y tambin, esconveniente reconocerlo, como una tendencia de los conservadorespara mantener las virtudes tradicionales de la persona humana.

    Sea como sea, desde los aos treinta y hasta poco despus de laSegunda Guerra Mundial, se forma una nueva imagen del self estre-chamente ligada a los aspectos singulares del comportamiento individualy donde el concepto de personalidad tiene la funcin especfica de reco-ger esa singularidad. Es la poca de Gordon Allport, del psicoanlisisamericano, de los llamados psiclogos humanistas y tambin de unaantropologa cultural que concreta sus modelos en tipos de personali-dad. En cierta forma, es una poca que contina manteniendo la impor-tancia de la sociedad, pero ya no como base y fundamento del self, de laconciencia de s mismo, sino como el mundo exterior que influye decisi-vamente en la intimidad del individuo, en su singularidad personal. Es unnuevo self para una nueva poca.

    Las virtudes singulares del selfGordon Allport (1897-1967) fue sin duda el representante ms carac-

    terstico de esta nueva imagen del self. Tanto sus circunstancias socia-les como personales le impulsaron a defender las cualidades nicas delindividuo frente a la colectividad, la unicidad de las personas. Su familiaperteneca al movimiento protestante metodista, especialmente su ma-dre, con fuertes convicciones y prcticas religiosas. Fue ella precisa-mente la que pretendi que Gordon se convirtiera en misionero, unavocacin ms enrgica y con ms carcter que la de simple predicador(Nicholson, 1998, 2000). Sus deseos no se vieron cumplidos, pero Gor-don siempre estuvo preocupado por ayudar a los dems haciendo traba-jo voluntario en un club de nios, por ejemplo, con un grupo de trabaja-dores y otro de estudiantes extranjeros, o como oficial de libertad bajo

    palabra (Schultz y Schultz, 1994). Por entonces, los voluntarios y traba- jadores sociales estaban preocupados por prestar una ayuda ms cer-cana a los tiempos modernos y desprenderse del lenguaje de la moraltradicional y, en ese sentido, el trmino de personalidad era ms cient-fico que el de carcter, que presentaba connotaciones ms rancias yvictorianas (Nicholson, 1998). Esta tendencia coincida con los interesesde la psicologa del momento y Gordon Allport supo aprovechar todo elpotencial de una nueva psicologa de la personalidad.

    Floyd Allport, hermano mayor de Gordon, fue quien le propuso querealizara la tesis sobre personalidad. Floyd fue un conocido psiclogo

    social que tuvo una influencia duradera hasta los aos sesenta, princi-palmente por su defensa de la experimentacin en ese campo. Gordonle sigui de cerca en sus inicios y de hecho publicaron juntos varios tra-bajos importantes (Allport y Allport, 1921, 1928), pero poco despus se

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    distanci intelectualmente de su hermano y, en parte, tambin en el pla-no personal. Floyd, como Gordon, tambin estaba preocupado por de-fender al individuo de las presiones sociales, por eso siempre fue criti-cado en su enfoque individual de la psicologa social, pero tambin eraun firme defensor del conductismo y la experimentacin, pensando queesas eran las opciones ms cientficas para salvar a las personas de lamasificacin. Gordon no estaba de acuerdo con la salvacin positivistay, de hecho, la criticaba con mucha dureza y sarcasmo. Deca, porejemplo, que el positivismo es un programa cientfico para el rearmemoral, cuyos imperativos incluyen el monismo absoluto, la objetividadabsoluta y el reduccionismo absoluto, en resumen, la castidad absoluta(Allport, 1943). Su enfoque individual buscaba ms las cualidades exclu-sivas de la persona; en el fondo, buscaba el carcter a travs de la per-sonalidad, aunque sin connotaciones morales o, al menos, con ciertaindependencia de los criterios morales.

    Allport quiere que cada individuo tenga el mximo posible de inde-pendencia y autonoma, influido posiblemente por el metodismo religiosode su infancia que rechazaba el nfasis calvinista en la predestinacin.En consecuencia, intenta liberar a la personalidad de todas las cargasque puedan condicionarla. Cada persona es distinta de todas las demsy hasta la personalidad adulta es independiente de su infancia. Su con-flictiva entrevista con Freud, siempre mencionada como traumtica, semanifiesta en su teora por conceder ms importancia al consciente queal inconsciente, al menos en el adulto normal. De la misma manera quele preocupa ms el presente y el futuro que el pasado, hasta el punto deque los motivos de los adultos tienen autonoma funcional con respectoa las experiencias previas en que se originaron. Nada le resta autono-ma e independencia al adulto normal puesto que, segn Allport, la per-sonalidad no es general o universal, sino particular y especfica paracada individuo.

    El self es el aspecto nuclear de la personalidad, es el proceso de

    organizacin que mantiene el sentido de s mismo. Allport (1961) prefie-re llamarlo proprium para evitar las interpretaciones del trmino entredistintos autores, aunque realmente lo nico que consigue es contribuirun poco ms a la confusin general.

    Allport piensa que la implicacin del self, o la ausencia de su partici-pacin (Allport, 1948), produce una diferencia muy importante en la con-ducta humana y que esto se observa en multitud de resultados experi-mentales, ya sea en motivacin, aprendizaje, memoria y otros similares.Literalmente afirma que el comportamiento de los individuos vara con-siderablemente segn que sientan la implicacin del yo o, simplemente,

    la implicacin en lo que estn haciendo (Allport, 1961).Sin embargo, para comprender en todo su sentido el self de Allport,no es suficiente con saber que cuanto ms se compromete en tareas ycomportamientos, cuanto ms implicado est, mayor es el carcter sin-

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    gular y personal de esas tareas y comportamientos. Porque ese yo quese implica puede ser infantil, adolescente o adulto, puede estar ms omenos desarrollado, puede habar progresado mucho o poco, y eso tienetambin amplias repercusiones. El desarrollo del ego en Allport es uncamino hacia la perfeccin, gradual y acumulativo en sus capacidades,que culmina en el adulto normal, maduro y sano. En este sentido, pro-pone siete etapas para el desarrollo completo y apropiado del self o, almenos, del individuo ideal que defendi Allport para una sociedad ame-ricana que transcurra entre la Gran Depresin y las ltimas consecuen-cias de la Segunda Guerra Mundial.

    Despus de un dilatado desarrollo del self a lo largo de la vida, sealcanza la personalidad madura, en palabras de Allport, la persona men-talmente sana, normal y madura. Las caractersticas que le atribuye aesta ltima etapa del self completo nos aclaran definitivamente la metacumplida que persegua Allport. Resume en seis criterios de madurez,suponemos que cada uno ms importante que el anterior, su concepcinfinal de la persona. Primero el criterio de extensin del sentido de smismo, entendido como la autntica participacin de la persona en algu-nas esferas significativas de la actividad humana que proporciona unadireccin en la vida, ms all del simple amor a s mismo. Adems unarelacin emocional con otras personas, expresando intimidad, compa-sin y tolerancia. Tambin una seguridad emocional, la aceptacin de smismo, evitando los actos impulsivos y los perjuicios al bienestar deotras personas. En cuarto lugar, una percepcin realista, destrezas per-sonales y compromiso con algn tipo de trabajo, es decir, un estrechocontacto con el mundo real. En penltimo lugar, una autoobjetivacin, esdecir, conocimiento de s mimo y sentido del humor. Y, por ltimo y ensexto lugar, quiz el criterio ms importante, una filosofa unificadora dela vidadefinida como un sentido integrado de obligacin moral, est o noest unido a un sentimiento religioso igualmente desarrollado.

    Gordon Allport se alej del carcter porque implicaba una cierta ex-

    celencia moral, una personalidad valorada. La personalidad y su ncleocentral, el proprium, tenan una apariencia ms moderna, ms cientficay neutral, y por eso ms adecuada para su poca. Sin embargo, hay quereconocer, al menos, que su concepto de personalidad tena muchocarcter.

    Una conciencia realizada: el self humanistaSi Gordon Allport establece una escasa diferenciacin entre self y

    personalidad, otros autores de la poca se encargan de producir unaconfusin total entre ambos trminos. La conciencia de s mismo, sus

    propiedades y caractersticas, el problema de la identidad, ya no sonahora exigencias del individuo moderno ni tampoco de la constitucinsocial del individuo. El problema ahora es resistir las presiones de lasociedad y de la cultura de masas hacia la uniformidad, destacar la indi-

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    aunque no estn nada claros los clculos estadsticos que justifican estaafirmacin, pero dedic su vida profesional a fomentar esta visin positi-va de la realizacin personal. Pensaba que, despus del psicoanlisis yel conductismo, la psicologa humanista constitua la tercera fuerza de lapsicologa. Hacia el final de su vida tambin defendi una psicologatranspersonal, orientada hacia temas como la meditacin, los nivelessuperiores de conciencia o la parapsicologa, que significaba una nuevay cuarta influencia en la psicologa.

    En cuanto a Carl Rogers, tambin puede inscribirse en esta mismaorientacin de la realizacin personal, aunque con diferencias importan-tes en su construccin terica, especialmente porque considera que esatendencia existe en todos los seres vivientes y no es tan exigente en losrequisitos previos para poder desarrollarla. Rogers naci en Illinois, yestudi y trabaj en la Universidad de Wisconsin, en la Universidad deColumbia y en La Jolla, entre otros centros educativos. Inicialmente seinclin por la vocacin religiosa, pero su mentalidad cambi a raz de unviaje de seis meses a Pekn con una Conferencia Internacional de Estu-diantes Cristianos, aunque despus de graduarse en la Universidad deWisconsin, en 1924, todava se matricul en el Seminario de la UninTeolgica de Nueva York, una famosa institucin religiosa de carcterliberal.

    La tendencia a la realizacin (actualizing tendency) es la creenciabsica de Rogers y su orientacin es fundamentalmente clnica. El selfsabe perfectamente lo que quiere y tiende a conseguirlo, pero tambinexiste a nuestro alrededor una sociedad que condiciona en parte nuestravaloracin y modifica nuestra consideracin personal. Surge as unaincongruencia entre self real, el autoconcepto, y el self ideal que configu-ra el mundo de la experiencia tal como lo percibimos. Esta incongruen-cia es la fuente de los conflictos psicolgicos que Rogers intenta tratarmediante su conocida terapia no directiva, donde el terapeuta no debeguiar al paciente, y que ms adelante tambin recibi el nombre de tera-

    pia centrada en el cliente o en la persona. Desde el punto de vista deltema que aqu nos ocupa, la caracterstica fundamental que destacaRogers sobre el self es su potencial innato de realizacin.

    Resulta especialmente interesante observar como convergen lasteoras de Allport, Maslow y Rogers, al margen de las evidentes diferen-cias tericas. Esta aproximacin final no se produce en ningn caso abase de datos empricos o resultados experimentales, sino que se debea las presiones de la sociedad americana en plena Segunda Guerra y enlos albores de la guerra fra, unas circunstancias que no aconsejan elanlisis social ni la preocupacin por un self justificado en la interaccin

    con los dems. Se necesita el esfuerzo de los ciudadanos para defenderun tipo de vida y unas personas singulares cargadas de virtudes realis-tas. Para Allport es la personalidad adulta saludable o tambin mental-

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    mente sana, normal y madura. Maslow habla de los autorrealizados yRogers de las personas de funcionamiento ptimo.

    La verdad es que los tres realizan un retrato robot muy parecido, unmismo self para tres perspectivas tericas distintas, precisamente por-que era el que promocionaba la sociedad americana del momento, esdecir, una persona realista, estable, independiente, enfocada a la tarea yfuerte ante las presiones sociales. Desde luego que no fueron los ni-cos, puesto que multitud de literatos y ensayistas ensalzaban las mis-mas virtudes para el americano medio como, por poner solo un ejemplosignificativo, ocurra en La muchedumbre solitaria de David Riesman(1950).

    Las relaciones personales y culturales del selfEs conveniente mencionar un ltimo aspecto del self incluido dentro

    del concepto de personalidad, una perspectiva que destaca los factoresculturales y sociales, no como justificacin y garanta de la conciencia des mismo en el sentido del pragmatismo e interaccionismo, sino comofactores externos que influyen en la formacin y socializacin del self.En la misma poca en que Allport y los humanistas impulsaban la reali-zacin personal como una tendencia espontnea del individuo, mante-niendo las distancias con el psicoanlisis y desconfiando de las presio-nes sociales sobre el self, surgi tambin una orientacin psicoanalticaespecficamente americana y una antropologa cultural que defenda laimportancia de la socializacin y la cultura sobre la personalidad. Losorgenes de esta perspectiva compleja se deben a dos grandes figuraseuropeas, Sigmund Freud (1856-1936) y Franz Boas (1858-1942), perofueron principalmente sus discpulos quienes supieron adaptarse a lanueva sociedad que estaba formndose.

    Es evidente que el Ego de Freud forma parte importante de su es-tructura de la personalidad y el Ego es uno de los muchos trminos aso-ciados o equivalentes al self. Sin embargo, el Ego no tiene energa, ca-

    rece de fuerza, como dice Allport (1937), en su calidad de mero princi-pio pasivo de la yoidad consciente sufre continuamente el embate detres tiranos que le llevan de aqu para all: el mundo objetivo, el super-yo y el ello, es un espectador-vctima en el drama del conflicto (Allport(1943), un simple negociador que no siempre es plenamente racional enla medida en que tambin tiene que ser defensivo de la estima de smismo. Pero Freud aporta tambin otros dos aspectos que tienen espe-cial importancia para el concepto del self como personalidad; por unlado, sus ideas sobre el desarrollo infantil y, por otro, sus contribucionesa la antropologa, siempre discutidas, pero que en conjunto fundamentan

    el concepto ms general de socializacin de la personalidad tanto ensus aspectos evolutivos como culturales.Si bien Freud nunca entendi muy bien a la sociedad americana, una

    caracterstica que l mismo coment a raz de sus conferencias en la

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    Clark University, no ocurri igual con muchos psicoanalistas que tuvie-ron que abandonar Alemania para emigrar a Estados Unidos durante losaos treinta y cuarenta. Aunque algunos no lo consiguieron, como en elcaso de Wilhelm Reich, la mayora se adapt a la nueva sensibilidad yacept que los problemas que preocupaban a los americanos eran msde relaciones sociales que de ndole estrictamente sexual. De esta ma-nera, el psicoanlisis se ampli paulatinamente a otros problemas coti-dianos, como la soledad, el matrimonio, insatisfaccin ante la vida o laansiedad en las relaciones personales (Collier et al., 1991). As surgi loque algunos llaman psicoanlisis social, neofreudianos o, simplemente,psicoanlisis americano, nacidos casi todos a finales del siglo XIX y queincluye una larga lista de nombres, aunque aqu solo nos interesa desta-car determinados aspectos de su problemtica.

    Karen Horney (1885-1952), por ejemplo, fue una psicoanalista ale-mana con un planteamiento inicialmente ortodoxo, pero cambi radical-mente sus planteamientos a partir de su traslado a Chicago en 1932,desarrollando una concepcin del psicoanlisis donde predominan losfactores culturales y su influencia sobre la personalidad. Desde La per-sonalidad neurtica de nuestro tiempo(1937) hasta Neurosis y desarro-llo humano(1950), Horney public diversas obras, casi siempre centra-da en la ansiedad y la neurosis, donde el conflicto, la personalidad y elself estn condicionados fundamentalmente por las pautas socialmenteestablecidas, por las reglas de vida del grupo al que pertenece el indivi-duo. Tambin Harry Stack Sullivan (1892-1949) se decanta por los facto-res sociales ms que por los biolgicos y constitucionales. Psiquiatraamericano, cuya familia era de origen irlands, desarrolla un entramadoterico sobre la tensin, la ansiedad y, principalmente, la esquizofrenia,donde la personalidad solo tiene sentido en relacin con otras personali-dades. Su relacin terica y personal con antroplogos como EdwardSapir o Ruth Benedict influyeron decisivamente en su concepcin cultu-ral de la personalidad. Pero si bien las relaciones interpersonales (Sulli-

    van, 1953) constituyen la base de su teora, el self y su sistema es elrasgo principal de la personalidad, cuya misin fundamental es prote-gerse de la ansiedad. Erik Erikson (1902-1994) ilustra todava mejor latransformacin del psicoanlisis en Amrica. Psicoanalizado por AnaFreud, Erikson era hijo de padres daneses, aunque su madre, KarlaAbrahamsen, se traslad a Alemania cuando se cas con un pediatratambin de origen judo, cuando Erik tena tres aos. Sus estudios fue-ron errticos, en principio estudi arte, viaj por Europa y continu demaestro en una escuela experimental para estudiantes americanos. Setraslad a Estados Unidos en 1933, huyendo de la represin nazi, y se

    instal en Boston. A partir de aqu, su trabajo y sus escritos tuvieron unreconocimiento muy amplio en la sociedad americana, principalmentecentrados en el desarrollo de la personalidad a lo largo del ciclo vital,ampliando el espectro de las clsicas etapas de Freud (Erikson, 1950),

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    como tambin fue de especial importancia su concepto clave de crisis deidentidad(Erikson, 1968) que inicialmente llam confusin de identidad,para explicar desde un punto de vista social y cultural la confusin depapeles tpica en la adolescencia y en otras situaciones sociales. Surelacin personal con antroplogos como Margaret Mead o Ruth Bene-dict, as como sus propias ideas y trabajos de campo, le llevaron a des-tacar la importancia de los factores sociales, culturales e histricos en eldesarrollo personal, como lo demuestran las publicaciones psicobiogr-ficas que realiz sobre Gandhi, Lutero o Bernard Shaw (Erikson 1958,1969).

    Pero no fue solo la transformacin americana de Freud la que contri-buy a introducir la cultura en la personalidad, la identidad y el self, por-que otro alemn, Franz Boas (1858-1942), desempe un papel similaren la misma sociedad. Naci en Minden y se form en las Universidadesde Heidelberg, Bonn y Kiel, pero en 1887 se traslad a Estados Unidos,ante la falta de oportunidades acadmicas y el creciente antisemitismode Alemania, aceptando un puesto directivo en la revista Science deNueva York. Como catedrtico de antropologa en la Universidad deColumbia, realiz un trabajo muy amplio y de gran impacto acadmicodefendiendo que no existe una cultura general o global para toda lahumanidad, por el contrario cada cultura se orienta por un camino carac-terstico y especfico, de forma que es necesario analizar y comprendera cada una por s misma. Al apartarse de los planteamientos biolgicosde la poca, destac la contribucin de los factores culturales, una ten-dencia que prendi con fuerza en sus discpulos que desarrollaron elrelativismo cultural hasta sus ltimas consecuencias. Entre los muchosseguidores sobre los que tuvo influencia, nos interesa destacar aqu aRuth Benedict (1887-1948), antroploga nacida en Nueva York, queestudi a los indgenas americanos y que se interes por relacionar lapersonalidad de los individuos con los patrones culturales (Benedict,1934) y las tradiciones sociales, utilizando con frecuencia ideas psicoa-

    naltica propias de su entorno acadmico. En la medida en que las va-riaciones culturales producen diferentes tipos de personalidad, sus estu-dios recibieron mucha atencin durante la II Guerra Mundial para cono-cer mejor diferentes aspectos de los adversarios, como se muestra porejemplo en su trabajo sobre los japoneses (Benedict, 1948). El xito deesta antropologa cultural o, si se prefiere, de la relacin entre cultura ypersonalidad, alcanza su mayor difusin acadmica y tambin dentro delgran pblico con Margaret Mead (1901-1978), discpula de Boas y deBenedict. Nacida en Filadelfia, cambia sus estudios de psicologa porantropologa, y pocos aos despus, tras una breve estancia en Samoa,

    publica su libro ms conocido Adolescencia y cultura en Samoa (1928)en defensa de la tesis sobre la influencia del entorno sobre las caracte-rsticas de la adolescencia. La mayor parte de su trabajo se centra en elestudio de la educacin, los papeles sexuales y la crianza en diferentes

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    culturas, destacando los aspectos positivos de la diversidad cultural yconfiando en la posibilidad humana para el cambio. Al igual que su pro-fesora y amiga Ruth Benedict, contribuy tambin a los estudios de gue-rra analizando la personalidad rusa (1951) y tambin la americana(1942).

    El self como personalidad, el nuevo self de mediados de siglo, que-daba as completo y configurado en todos sus aspectos. La concienciade s mismo era para Descartes el producto de una duda sistemticaque culminaba en la certeza de su existencia, inaugurando as la con-cepcin del individuo moderno. Tres siglos ms tarde, el individuo noslo es consciente de s mismo sino que adems se diferencia de losdems individuos a travs de sus caractersticas personales, el modo derealizarse en la vida y por la cultura a la que pertenece. Segn una frasemuy conocida de Ruth Benedict, ningn hombre mira al mundo con ojosingenuos. Habra que aadir que tampoco es ingenuo cuando se mira as mismo, porque se mira a travs de su socializacin, sus rasgos per-sonales, las metas que persigue, las guerras de la nacin a la que per-tenece o el tipo de ciudadano que necesita la sociedad del momento. Elself como personalidad es una especia de documento nacional de iden-tidad de las sociedades desarrolladas.

    La complicada maquinaria interna del selfLas repercusiones de la Guerra Mundial no solo fueron sociales y

    polticas sino que iniciaron tambin un desarrollo tecnolgico que trans-formara en pocas dcadas el significado del conocimiento y la comuni-cacin. Durante la guerra se fabricaron armas, aviones y sistemas deinformacin cada vez ms poderosos y de creciente complejidad hastael punto de que se convirti en un problema la integracin eficaz de todoese entramado militar. Como dijeron algunos, el cerebro humano contro-la bastante bien los puos, las piernas, la vista, la garganta o el odo,pero cuando estos instrumentos se prolongan hasta alcanzar distancias

    enormes mediante proyectiles teledirigidos, aviones supersnicos, per-cepcin a travs del radar o del snar y palabras que se transmiten amiles de kilmetros, entonces el cerebro humano es demasiado limitadopara controlar todas esas acciones a distancia. Crece paulatinamente lanecesidad de construir un cerebro artificial a la altura de las nuevas cir-cunstancias.

    Despus de la guerra contina de forma desenfrenada la carreraarmamentista mediante tecnologa, pero tambin es cierto que se ex-pande y contagia al mundo de la industria, la investigacin civil, la sani-dad o el periodismo. La electrnica y el procesamiento digital se convier-

    ten en modelo, metfora y herramienta de construccin de la sociedadmoderna y de la nueva concepcin del hombre. Por primera vez el hom-bre adopta la perspectiva del creador, es decir, la posibilidad de cons-truir, reconstruir o mejorar artificialmente caractersticas especficamente

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    humanas. Dicho de otra manera, efectuar el discutible salto, ya sea real,metafrico o imaginado, del cerebro humano al cerebro artificial. Erainevitable que esta perspectiva tuviese un profundo impacto en la con-cepcin del hombre y en la conciencia de s mismo.

    La revolucin cognitiva fue el nombre que se utiliz para describireste ambiente apasionado y desafiante en ciertos sectores del pensa-miento durante las dcadas de los aos cincuenta y sesenta. En lossetenta estaba en pleno apogeo y adopt el nombre ms moderado deciencias cognitivas, para entrar en una lenta decadencia de ciencia nor-mal en los ochenta al enfrentarse a una nueva sociedad que iba msall del computador y que estaba dispuesta a reconstruirlo todo median-te la saturacin de comunicaciones y de relaciones personales, preci-samente la poca de la red de redes y del self postmoderno. Pero nodebemos adelantarnos ahora, porque es conveniente conocer primerolos comienzos de la revolucin cognitiva.

    Tiempos modernosAunque la psicologa cognitiva actual tiene poca memoria y tiende a

    relacionar su pasado con gentes muy diversas de los aos ochenta o,como mucho, de los setenta, su pasado ms real y fundamentado seproduce inmediatamente despus de la guerra. Por un lado est la apa-ricin de los primeros ordenadores o computadoras electrnicas, segnla terminologa que se prefiera, que si bien constituyen solo una parte dela cognitiva actual tambin es cierto que sin ellos difcilmente habraexistido estmulo suficiente para elaborar modelos cognitivos del pen-samiento humano. Desde entonces, la evolucin de los computadoresresulta sorprendente, pero su estructura conceptual y capacidad metaf-rica para las ciencias del comportamiento estaba ya conseguida.

    De forma paralela al desarrollo de los computadores, exista unaserie de tendencias tericas que se concretaron en publicaciones muyconocidas, alguna de las cuales merece la pena mencionar como ejem-

    plo de la revolucin que estaba en marcha y para comprender mejor susignificado desde el punto de vista actual. Norbert Wiener editaba en1948 Cybernetics, cuyo subttulo era control y comunicacin en el ani-mal y la mquina, con algunos captulos que ya trataban temas psicol-gicos y sociales como Ciberntica y psicopatologa o Informacin,lenguaje y sociedad. Tambin en 1948, Claude E. Shannon publica unartculo sobre A Mathematical Theory of Communicationque fundamen-ta la matemtica de la transmisin y elaboracin de la informacin y quetendr aplicaciones a campos muy diversos, como por ejemplo a la psi-cologa y a los computadores. Aos ms tarde, en 1956, el mismo

    Shannon junto con McCarthy edita un clebre monogrfico de carctercolectivo en el nmero 34 de los Annals of Mathematics Studiesbajo elttulo de Automata Studies, cuyo prlogo comienza con las siguientespalabras: Entre las preguntas cientficas ms estimulantes de nuestro

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    tiempo estn las relacionadas con los problemas analticos y sintticossiguientes: Cmo funciona el cerebro? Podemos disear una mqui-na que simule el cerebro? Estas preguntas estn en el ambiente demuchos investigadores de la poca y, con frecuencia, aparecen en elpropio ttulo de sus trabajos como ocurre con William R. Ashby, psiquia-tra ingls que en 1952 publica Design for a Brainplanteando un proyectopara hacer que el comportamiento de una mquina sea tan adaptativocomo el humano. Pero tambin John von Neumann, matemtico ameri-cano de origen hngaro que particip en el proyecto atmico de LosAlamos, publica en 1958 The Computer and the Brain incorporndoseas a las expectativas del momento. La realidad y la metfora del com-putador producen descripciones tan originales como la de Oliver Selfrid-ge en Pandemonium: A paradigm for learningde 1959, en la que conci-be la mente como un modelo informtico donde pequeos demoniosgritan cada vez ms fuerte cuando reconocen las caractersticas exter-nas que configuran una percepcin determinada.

    En los aos sesenta se va un poco ms lejos y el computador noslo se pone ya en conjuncin con el cerebro sino que sirve de compa-racin, el cerebro y el computador se transforma en el cerebro comocomputador, o la semejanza se realiza directamente con el pensamien-to, la memoria o el procesamiento humano de informacin. Frank H.George, del Departamento de Psicologa de la Universidad de Bristol,publica en 1961 The Brain as a Computer donde se enfrenta a temaspsicolgicos diversos como la percepcin, el aprendizaje y, mas signifi-cativo todava, al conjunto de facultades cognitivas. En 1963 apareceComputers and Thought, un volumen colectivo editado por E.A. Fein-genbaum y J. Feldman, y en el que realizan contribuciones autores tansignificativos como A.M. Turing, A. Newell, H.A. Simon, O.G. Selfridge,Ulric Neisser o Marvin Minsky, entre otros, planteando temas alrededorde las mquinas y su capacidad para pensar, realizar juegos inteligen-tes, resolver problemas matemticos, responder a preguntas, reconocer

    formas, solucionar problemas, conseguir aprendizaje verbal, formar con-ceptos o tomar decisiones y, algo sorprendente para la cognitiva de estapoca, un captulo dedicado a la simulacin de conducta social. Por otrolado, los programas de computador (el software que decimos ahora)aparecen ya reflejados en los libros como garanta de que no estnhaciendo teora especulativa sino que pueden respaldarla con actuacio-nes reales. As, Marvin Minsky, del Instituto Tecnolgico de Massachu-setts, edita en 1968 Semantic Information Processing, un volumen querecoge los resultados de investigacin de diversas tesis doctorales conla descripcin de sus respectivos programas de computador, con temas

    diversos alrededor del procesamiento semntico y con autores que ten-drn mucha influencia en la psicologa cognitiva de la siguientes dcada,como por ejemplo Bertram Raphael, Daniel Bobrow o Ross Quillian.

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    Toda nueva orientacin necesita un primer manual para convertirseen una disciplina de curso legal entre las universidades y los centros deinvestigacin. Posiblemente sea el de Ulric Neisser ese manual que apa-rece con el ttulo definitivo de Cognitive Psychology (1967) y que fuetraducido al castellano en 1976 por la editorial Trillas. Sin embargo, cin-co aos despus aparece otro ms completo y equilibrado, Human In-formation Processing (1972) de Peter H. Lindsay y Donald A. Norman,traducido al castellano tambin en 1976 y que representa el mejor mo-mento de la transicin de la revolucin cognitiva a una psicologa cog-nitiva normalizada pero todava apasionante.

    El self como softwareDesde el punto de vista de la psicologa cognitiva original, el sujeto

    psicolgico se concibe como un procesador de informacin y su temaprincipal es la memoria entendida como un almacn activo de informa-cin. Es bien sabido que las diversas orientaciones psicolgicas selec-cionan siempre un tema bsico de estudio como el pilar de su construc-cin explicativa. La mente consciente era el objetivo del estructuralismoexperimentalista de Wundt, la percepcin era el terreno adecuado parala Psicologa de la Gestalt, el conductismo se desarroll a travs delaprendizaje y, en el caso que nos ocupa ahora, la memoria se convirtien el modelo ejemplar de la perspectiva cognitiva. En consecuencia, noresulta sorprendente que el self se entendiera como una especie deprocesamiento y memoria de s mismo.

    De nuevo la psicologa se presenta una vez ms como ciencia quese ocupa de cualquier cosa que pueda describirse adecuadamente co-mo actividad mental, pero ahora la actividad mental se define en trmi-nos de procesamiento de informacin, ya sea en un sistema natural oartificial. Este planteamiento de la psicologa tiene caractersticas impor-tantes y bien definidas (Seoane, 1979, 1981). Por un lado, se presentapor entonces como una alternativa diferente al modelo conductista que

    predomin durante varias dcadas, permitiendo as una mayor libertadde crtica tanto a la metodologa existente como a los fundamentos aso-ciacionistas del modelo estmulo-respuesta. Por otro lado, la orientacincognitiva como procesamiento de informacin impulsa una concepcindel sujeto humano donde la nocin de mente vuelve a tener su lugar, sibien con caractersticas distintas a las clsicas, al mismo tiempo quereincorpora la informacin subjetiva como un tipo de dato til para lainvestigacin psicolgica.

    Desde la interpretacin cognitiva, la memoria vampiriza la mayorparte de los temas clsicos de la psicologa (Seoane y Garzn, 1992).

    Percepcin, aprendizaje, atencin, razonamiento y muchas otras reasse reinterpretan desde entonces bajo el punto de vista de una memoriaactiva que procesa, elabora y manipula la informacin. En un primermomento, siguiendo sin duda la lgica de la arquitectura de los compu-

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    tadores, la memoria se descompone en estructuras o almacenes (me-moria sensorial, memoria a corto-plazo, memoria a largo-plazo). Peropronto estas estructuras se multiplican hasta tal punto que ya no sonsuficientes para explicar el proceso de la memoria y entonces surgen losniveles de procesamiento y la diferenciacin entre memoria episdica ysemntica, no como estructuras distintas sino como procesos comple-mentarios de la memoria humana.

    En definitiva, la psicologa cognitiva y, en concreto, el enfoque deprocesamiento de informacin, destac el papel del sujeto como proce-sador activo de la informacin y con ello se preocup por el estudio delas actividades internas que desarrolla el sujeto cuando almacena o re-cupera informacin. La memoria deja de ser simplemente la retencin deun hbito para convertirse en una secuencia de procesos internos (Gar-zn, Diges y Seoane, 1982) que pueden analizarse en diferentes etapas,cada una de las cuales supone una determinada elaboracin de la in-formacin mediante mecanismos propios. Los psiclogos cognitivospensaron que si aislaban cada una de las etapas llegaran a conocer enqu consiste la actividad interna.

    La nueva actividad mentalAl margen de los modelos concretos que aparecieron durante la re-

    volucin cognitiva, es importante destacar que su impacto general cam-bi el panorama de la psicologa y una gran parte de sus principalesconceptos. Quiz el efecto ms poderoso fue devolver el estatus cientfi-co a los viejos trminos mentales, que de nuevo aparecen en escena sinmiedo a ser criticados por metafsicos o poco cientficos. La mente, laconciencia o el self reaparecen con normalidad en la literatura cientfica,hasta el punto de calificar como cognitivo cualquier texto que utilice es-tos trminos.

    Sujeto activo, nuevos mtodos y la mente como informacin (Seoa-ne, 1995) fueron las tres grandes dimensiones que definieron el impulso

    original del enfoque cognitivo. La verdad es que el xito de estas preten-siones fue bastante limitado, como ms adelante se puso de manifiesto.La actividad del sujeto se ampliaba de lo mecnico a lo electrnico o, sise prefiere, del asociacionismo simple a las redes asociativas, pero elsujeto segua siendo bsicamente pasivo y necesitado de algn tipo dehomnculo que le diera vida. Los nuevos mtodos no dejaron de ser, enel fondo, versiones liberales del mismo mtodo cientfico y, de hecho,continu desarrollndose todo tipo de parafernalia experimental, cuanti-tativa y estadstica. Y la mente como procesamiento de informacin noalcanzaba ni de lejos las perspectivas histricas, colectivas y superiores

    de la mente humana.Desde mediados de los aos setenta y hasta casi finales de losochenta, el enfoque cognitivo dej de ser una orientacin alternativapara convertirse en dominante. Se produce una mezcla o confusin de

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    orientaciones, tendencias y actitudes denominadas como cognitivas,pero bastante alejadas de las metas originales. Desde entonces y hastala actualidad, todo es cognitivo para casi todo el mundo social, no slo lapsicologa sino tambin la educacin, la sociologa, la lingstica, la an-tropologa, la economa y hasta la poltica, todas ellas y algunas ms seconsideran impregnadas y ensalzadas por la orientacin cognitiva.

    Pero desde finales de los ochenta y hasta la actualidad, se puedenobservar algunas tendencias hacia lo que algunos llaman regeneracincognitiva o tambin segunda revolucin cognitiva, como un intento devolver a las actitudes originales pero convenientemente transformadas yadaptadas a los tiempos vigentes. Si en un principio se persegua unsujeto activo frente a la pasividad conductista, ahora el sujeto se diluyeen actividad pura, en multifrenia (Gergen, 1991) entendida como la es-cisin del individuo en una multiplicidad de investiduras de su self; elsentido relativamente coherente y unitario que tena del sef la culturatradicional, aade Gergen, cede paso a mltiples posibilidades antag-nicas. Surge as un estado multifrnico en que cada cual nada en lascorrientes siempre cambiantes, concatenadas y disputables del ser.

    Por otro lado, el intento de rechazar las rigideces empricas y expe-rimentales de la cognitiva inicial mediante mtodos alternativos no con-sigui superar las actitudes positivistas, sin embargo ese mismo intentoadquiere formas ms radicales en los momentos actuales. Dentro de unmarco postcientfico del conocimiento se rechaza la fundamentacinheredada hacia la verdad objetiva por su carcter autoritario (no justifi-cacionismo), se defiende un conocimiento construido y garantizado so-cialmente (construccionismo) y validado por su utilidad pragmtica y noacumulativa (neopragmatismo).

    Por ltimo, aunque la cognitiva original mantuvo un cierto liberalismohacia los trminos mentales, lo cierto es que fue ambigua con respectoal estatus epistemolgico de la mente, sus crticas hacia una fsica de laconducta slo la llevaron hasta una fsica de la programacin (software).

    Sin embargo, la apertura actual hacia la mente consiste en su disolucincomo entidad intra-psquica y su reconstruccin como arquitectura so-cial; es decir, la menta enraizada en situaciones histricas y culturalesespecficas, posibilitada por el lenguaje y comprometida en la construc-cin social de la realidad.

    La estructura del self cognitivoLa manera de estudiar y entender el self dentro de la orientacin

    cognitiva es muy variada y dispersa, tanto en relacin con sus modeloscomo en su terminologa. Sin embargo, existen algunos supuestos bsi-

    cos que se repiten en todo el panorama.En primer lugar, la mente es un proceso mediante el cual se elaborainformacin (Newell, 1973) y, en consecuencia, la conciencia de s mis-

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    mo es una parte de ese mismo proceso (Markus y Sentis, 1982; Rogers,1981).

    En segundo lugar, cualquier proceso de elaboracin de informacinse puede simular o realizar mediante programas informticos, un conjun-to de instrucciones integradas que cumplen una funcin determinada.Los programas pueden estar escritos en cualquier lenguaje efectivo, porejemplo en lenguaje biolgico, mediante redes neurales, neurotransmi-sores o genes, tambin en lenguaje electrnico o simplemente plasmadoen papel y lpiz, siempre y cuando pueda llevarse a la prctica. No im-porta que el programa est incompleto o sea todava un organigrama defunciones bsicas, la nica caracterstica importante es que se escribacon la intencin de completarlo y ejecutarlo realmente. De otra manera,los procesos cognitivos son un conjunto de instrucciones que puedenllegar ser construidos o reconstruidos en cualquier lenguaje efectivo.

    Adems, ya no se admite el rechazo de la psicologa hacia el Yopuro, el self que no es emprico y que pertenece exclusivamente al te-rreno de la filosofa. Es cierto que el Ego puro no puede ser percibidodirectamente porque es condicin previa de cualquier conocimiento,pero esa complicada maquinaria interna que despreciaba William Ja-mes puede ser construida o simulada en la realidad mediante programasefectivos. El autoconocimiento ya no depende solo de la percepcin,porque tambin se consigue adoptando la perspectiva del constructor,programador o analista del sistema. Todos los procesos cognitivos estncompuestos de un programa y de los datos que manipula que, por ana-loga, se corresponden respectivamente con el Yo puro y con el self em-prico. Los datos necesitan ser almacenados y elaborados por el pro-grama, por eso la memoria como almacn activo del procesamiento seconvierte en el concepto bsico de la orientacin cognitiva.

    Es as como el selfse convierte en una estructura de memoria com-puesta por programas y datos que, en psicologa cognitiva, se denomi-nan representaciones del conocimiento con un formato determinado, un

    plan de ejecucin y la ejecucin misma (Neisser, 1976). En funcin delas caractersticas y de los aspectos ms destacados del programa, re-ciben nombres diversos en la construccin cognitiva; ya sean redes aso-ciativas, guiones, esquemas, ejemplares, prototipos o representacionesdistribuidas, lo importante es que el programa represente una unida es-tructurada de conocimiento ms o menos abstracto sobre objetos y con-ceptos, incluido el autoconcepto o, en general, la conciencia de s mis-mo.

    Es cierto que algunos aspectos clsicos del self, como por ejemplolos afectivos o singulares, tuvieron algunas dificultades para asentarse

    en la concepcin cognitiva, ms sensible a la representacin del cono-cimiento que a las emociones o las motivaciones. Sin embargo, con eltiempo consigui incorporar estos elementos a condicin de reducirlos aesquemas o planes programados de accin. As, por ejemplo, en la revi-

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    sin de Greenwald y Pratkanis de 1984, el self aparece bajo los aspec-tos cognitivos pero tambin incorpora apartados especficos para losafectivos y conativos.

    Por ltimo, es interesante observar como evoluciona la psicologacognitiva a medida que se convierte en una orientacin reconocida yextendida por los mbitos acadmicos y profesionales. Si bien en unprincipio estaba relativamente alejada de los procedimientos experimen-tales clsicos, defendiendo modelos empricos ms cercanos a la simu-lacin o al diseo de procesos, la situacin haba cambiado por comple-to en su poca de madurez. Poco a poco vuelve a introducirse la medidade mltiples y diversas variables dependientes e independientes a labsqueda de alguna relacin funcional, para investigar as las caracte-rsticas del proceso o programa cognitivo bajo estudio. Ya no existe lanecesidad de construir o simular activamente el proceso en cuestin,simplemente se supone que existe y la investigacin slo pretende esta-blecer relaciones entre los comportamientos externos producidos por elsujeto. Es as como, afirmando que el self es un sistema de memoria,los investigadores nicamente pretenden, por ejemplo, averiguar losefectos sobre el recuerdo de materiales producidos por el propio sujeto,o que hacen referencia a s mismo o que implican especialmente al self.Este regreso a los mtodos experimentales clsicos facilita la entrada enla orientacin cognitiva de todos aquellos que, sin compartir los supues-tos previos de la orientacin, realizan investigacin cognitiva de la mis-ma forma que poco antes tambin la hacan bajo el manto de cualquierotra perspectiva psicolgica. Esto explica la proliferacin cognitiva quese produce en todo tipo de especialidades, ya sean teraputicas, educa-tivas, sanitarias o sociales.

    Sin embargo, aceptando o desconociendo los supuestos previos,con experimentacin clsica o simulacin electrnica, la revolucin cog-nitiva consigui implantar una firme creencia a lo largo y ancho de lasciencias sociales, que la mente humana es un proceso de elaboracin

    de informacin y la conciencia de s mismo un sistema de memoria, unacreencia que soporta en estos momentos el desarrollo de la filosofa dela mente, los trabajos de la ciencia cognitiva o hasta el xito de la neuro-ciencia actual.

    El imperio del selfEn paralelo a los desarrollos que acabamos de comentar, el estudio

    del self tiene algunas caractersticas sorprendentes que debemos men-cionar ahora. Durante los aos setenta se produce una explosin detrabajos sobre el selfque todo el mundo reconoce, pero que no todos

    coinciden en su interpretacin ni en los factores que la desencadenan.El hecho es que durante esos aos aparecen estudios, modelos, teoras,experimentacin y una preocupacin intensa por todos los aspectos dela conciencia de s mismo, hasta el punto de producir la sensacin de un

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    Psicologa del selfComentbamos al comienzo de estas pginas, la cantidad ingente

    de trabajos que se producen en los aos setenta. Siguiendo a Ashmorey Jussim (1997), decamos que en los sesenta eran suficientes cuatrocategoras para estructurar y categorizar los estudios sobre el self: auto-concepto, autoevaluacin, autopercepcin y autoestimulacin, peropronto fueron necesarias ms de cuarenta para abarcar los miles depublicaciones sobre este tema. Todos los intentos que se han realizadopara establecer una lgica interna a este crecimiento han fracasado porincompletos o por falta de coherencia. Resulta interminable la cantidadde combinaciones que se puede establecer entre el s mismo y la ter-minologa psicolgica relacionada, y todava ms complicado si tenemosen cuenta la variedad de trminos y partculas que se pueden emplearen su formulacin (self, auto-, ego, s mismo o muchas otras), junto conlas dificultades inherentes a la traduccin de unos idiomas a otros. Esevidente que no vamos a intentar aqu realizar una clasificacin ms,pero merece la pena ilustrar con algunos ejemplos este fenmeno decrecimiento imparable.

    A mediados de los ochenta, Greenwald y Pratkanis (1984) publicanun interesante trabajo con el ttulo de The Self, en el volumen tres delHandbook of Social Cognitioneditado por Wyer y Srull, en el que inten-tan abarcar el estado de la cuestin en esa poca. La estructura generaldel rea no es mucho ms compleja que la establecida anteriormentepor William James, aunque est fundamentalmente centrada en la ana-toma tradicional del cuerpo psquico (querer, pensar, sentir), puesto quedividen el trabajo en el Self como Conocedor, aspectos cognitivos, as-pectos afectivos y aspectos conativos. Los temas relacionados con es-tas cuatro reas ya son ms variados y el desarrollo de los mismosabarca una amplia gama de aspectos programticos y fenomenolgicosde la conciencia de s mismo, desde la autorreferencia a la autoconside-

    racin, pasando por metforas, heursticos y diferencias individuales.El panorama es mucho ms complejo catorce aos ms tarde en elestudio que Roy F. Baumeister (1998) hace del Self, en el volumen dosde la cuarta edicin del Handbook of Social Psychologyeditado por D.T.Gilbert, S.T. Fiske y G. Lindzey. Tambin en ese caso existe una estruc-tura inicial del self relativamente simple, como si al margen del tiempo yde la diversificacin psicolgica consiguiente se defendiera el empeode un self bastante integrado. En este caso aparecen tres races bsicasde la conciencia de s mismo y un aadido cultural: conciencia reflexiva,existencia interpersonal y funcin ejecutiva del self, ms algunos flecos

    histricos y culturales. Sin embargo, los temas tratados en estas tresraces son mucho ms variados que dos o tres dcadas antes y el desa-rrollo de esos temas apuntan ya hacia las cuarenta categoras del selfque mencionbamos anteriormente.

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    Si tenemos en cuenta que estos temas y categoras aparecen confrecuencia formulados en trabajos ms o menos experimentales, que asu vez se repiten multitud de veces en otras investigaciones con peque-as variaciones de diseo, entonces resulta ms comprensible la in-mensa produccin cientfica que existe sobre este tema en las ltimasdcadas. Aquella conocida frase de William James, tan poco tranquiliza-dora para los que necesitan un self nico e integrado, segn la cual unindividuo tiene tantos diferentes s mismos sociales como distintos gru-pos existen de personas cuya opinin le importa, resulta en la actualidadingenua si la comparamos con la gran variedad de s mismos que sepostulan en la literatura cientfica sin ningn miedo a la desintegracindel concepto.

    A finales del siglo XX, aquel individuo pensante al que Descartesdaba existencia moderna aparece ahora con una conciencia de s mis-mo fragmentada en aspectos, singularizada en rasgos de personalidad yculturalmente relativa segn valores y sociedades. No es de extraar,por tanto, que en las ltimas dcadas del siglo afloren mltiples crticashacia este individuo moderno, cuyo pensamiento se ha convertido enuna maquinaria cognitiva, la memoria en una reconstruccin y su identi-dad en un juego de espejos donde, ms que su propia imagen, se refle-jan las audiencias y los medios de comunicacin. Por eso es necesariodedicarle un espacio propio a todas esas crticas y a sus repercusionesen la psicologa del self.

    El crepsculo del selfCreencias y sentimientos postmodernos

    Aunque solo nos interesan los aspectos psicolgicos del tema quevamos a tratar a continuacin, y a eso nos dedicaremos fundamental-mente, es conveniente trazar unos marcos generales de interpretacinde la llamada postmodernidad. Casi siempre se comienza por decir queel trmino abarca demasiados aspectos y sensibilidades, hasta el punto

    de que resulta difcil ponerse de acuerdo sobre su significado. En esto,en su imprecisin y multiplicidad, tiene un gran parecido con la orienta-cin cognitiva o con el propio concepto de self, como si los tiempos ac-tuales tuvieran una especial predileccin por las ideas fabricadas en uncaleidoscopio, una tendencia que, por otra parte, es muy caractersticadel pensamiento postmoderno.

    En principio, la postmodernidad es un perodo, una condicin o unapoca que viene despus de la modernidad, aquella poca que se iniciacon los cambios sociales alrededor del Renacimiento y la Reforma, juntocon las incertidumbres correspondientes, y que justifican la nueva idea

    de individuo en Descartes como ya mencionamos anteriormente. Lo queya no est tan claro es si la postmodernidad est en contra de la moder-nidad, es una modernidad tarda o son sus ltimas consecuencias. Msdifcil todava resulta determinar su fecha de nacimiento o hasta su des-

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    aparicin como movimiento intelectual, puesto que ya son muchos losque certifican su defuncin. En trminos generales, es frecuente hablarde la revueltas estudiantiles de Mayo del 68 como el mito de origen de lapostmodernidad, aunque existe una gran diversidad de antecedentescon fechas muy anteriores, y la disolucin de la Unin Sovitica en 1991como su momento terminal, si bien algunos prolongan la agona hastaque se derrumbaron las torres gemelas del World Trade Center en 2001.No parece casual que se utilicen fechas de acontecimientos socialesmuy significativos para delimitar la reflexin de algunos intelectuales.

    Como la postmodernidad est muy lejos de ser una teora sistemti-ca, es frecuente describirla como un conjunto de sentimientos. La sen-sacin de cercana de un final de siglo, la desconfianza hacia unos valo-res que fundamentaron la Ilustracin, la crtica de la idea de progresoque finaliza con el holocausto y las bombas atmicas de Hiroshima yNagasaki, la razn como teora y emancipacin que se convierte en tec-nologa y consumo, as como otros muchos acontecimientos socialesque tienen un difcil ajuste en el optimismo ilustrado, convierten las lti-mas dcadas del siglo XX en una poca adecuada para establecer unbalance sobre la direccin de la cultura occidental. Algunos piensan queya no es posible continuar por el mismo camino, otros defienden la ne-cesidad de ajustes importantes, aunque tambin hay quien mantieneque, a fin de cuentas, la cosa no ha ido tan mal. Sea como fuere la con-clusin a la que se llegue, la postmodernidad tiene un toque de ajuste decuentas con la Ilustracin y la modernidad.

    En cuanto a los temas que aparecen de forma recurrente en la pro-blemtica postmoderna, resulta difcil resumirlos en un listado porque seaplican a campos muy diversos, como el arte, la historia, filosofa, lasociedad, arquitectura, religin o psicologa, pero al menos se puedenmencionar algunos de los ms destacados (Seoane y Garzn, 1996).Por un lado, la crtica al progreso entendido como una acumulacin his-trica de xitos y conocimiento, porque cada perodo tiene sus propios

    fundamentos y no es comparable con los anteriores o posteriores. Enconsecuencia, una cultura presentistadonde todo lo que ocurre es hist-rico y el tiempo se reduce a la actualidad. El narcisismo (Lasch, 1979) esotra de las caractersticas siempre mencionadas, ya sea del cuerpo, dela salud o la autoestima. Formalismo, valoracin de lo espontneo sobrelo elaborado, as como de las formas y la informacin sobre el conteni-do. Pero el postmodernismo es esto y mucho ms, en funcin y depen-dencia del aspecto crtico que se seala de la modernidad en cada casoconcreto.

    Por otro lado, es posible resumir esta nueva sensibilidad utilizando

    tres grandes caractersticas crticas que realizan contra el pensamientomoderno:1) antirrealismo: el conocimiento es un producto de los individuos y

    no est determinado por el mundo o la realidad, al menos es bastante

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    independiente de esa realidad. La verdad, la naturaleza o la realidad noson nicas, son sistemas relativos de construccin del mundo;

    2) antirracionalismo: el conocimiento y la prctica cientfica no serealizan mediante ningn conjunto de mtodos que fundamenten unpensamiento neutral y objetivo, sino por un sistema de prcticas quegarantizan el consenso social.

    3) auto-reflexin: el lenguaje es el modelo de cualquier sistemahumano, en la medida en que se explica por su propia estructura, por larelacin entre sus elementos y no por la referencia a elementos exter-nos. Es el recurso a la intertextualidad, en la que desaparece la distin-cin entre signo y referente.

    Una dificultad ms del pensamiento postmoderno consiste en laidentificacin de sus autores representativos. Por un lado, existe unanegociacin interminable con distintas orientaciones limtrofes, como elestructuralismo francs, el postestructuralismo o el neopragmatismo,entre otras, que convierte a muchos autores en identidades desenfoca-das. Pero adems, una gran parte de los intelectuales implicados cam-biaron su postura en muy poco tiempo, casi sobre la marcha, de formaque cuando pareca que eran ya haban dejado de serlo. Flix Duque(2005) establece una aproximacin genealgica que muestra la deriva yprogresiva radicalizacin del pensamiento tardomoderno, hasta desem-bocar en este difuso (...) movimiento o condicin, y lo hace a travs detres generaciones, entendidas en un sentido amplio y sugestivo, sin pre-tender un rigor cronolgico estricto.

    La primera generacin sera la de los antecedentes intelectuales detodo este movimiento, los ancestros decimonnicos en palabras de Du-que. Por un lado estaran Marx, Nietzsche y Freud como pensadores dela sospecha o, bajo otro punto de vista, los responsables del desdobla-miento del sujeto. Por otro, aparecen Charles Sanders Peirce, WilliamJames y John Dewey, ya mencionados anteriormente, representantesdel pragmatismo americano y defensores