Hacia Una Descolonización Del Territorio Del Rio Farfaca

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Hacia una descolonización del territorio del Rio Farfaca, la Vega o Garbaquedaque Introducción En otro lugar de su obra, Simón describe más prolijamente la iniciación de los jeques como sigue: A éste que había de suceder cuando era de mediana edad, lo sacaban de la casa de sus padres y metían en otra apartada del pueblo, llamada cuca, que era como academia o universidad, donde están algunos pretendientes con otro indio viejo que les hacía ayunar con tal abstinencia, que no comía al día más que una bien tajada porción de mazamorra o puches de harina de maíz, sin sal ni ají, y alguna vez un pajarillo que se llama chismía, o algunas sardinatas que cogen en los arroyos, no más larga cada una que la primera coyuntura del dedo mayor de la mano; pero de todo muy poco. También les enseñaba las ceremonias y observaciones de los sacrificios, en que gastaban doce años. Después de los cuales le horadaban las narices y orejas en que les ponían zarcillos y caracuríes de oro - e - íbanle acompañando muchos indios hasta una quebrada limpia, donde se lavaba todo el cuerpo y vestía mantas nuevas finas, desde donde iba con el mismo o con más acompañamiento a la casa del cacique, el cual le daba la vestidura del sacerdocio, concediéndole y dándole de su mano para que trajera el poporo y mochila del hayo y algunas buenas mantas finas y pintadas, y licencia para ejercer el oficio de jeque en toda su tierra, porque en cada una los había particulares. Ya con todo esto quedaba graduado en su oficio, por cuya solemnidad hacían grandes fiestas, de mucha bebida y bailes, ofreciendo sacrificios para que ejercitara el oficio. (Simón, 1981, III: 383-384) La satanización de los sitios sagrados Los discursos que los religiosos producían sobre sus prácticas evangelizadoras en el Nuevo Reino permiten entender hasta qué punto la cristianización del Nuevo Reino fue un proceso conflictivo y cómo dentro del grupo de los colonizadores chocaban y luchaban diferentes tendencias que a la larga definieron las características de la dominación colonial. No puede entenderse el tejido social colonial por la simple oposición entre indígenas y evangelizadores, pues dentro de este segundo grupo las tensiones

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Hacia una descolonización del territorio del Rio Farfaca, la Vega o Garbaquedaque

Introducción

En otro lugar de su obra, Simón describe más prolijamente la iniciación de los jeques como sigue:

A éste que había de suceder cuando era de mediana edad, lo sacaban de la casa de sus padres y metían en otra apartada del pueblo, llamada cuca, que era como academia o universidad, donde están algunos pretendientes con otro indio viejo que les hacía ayunar con tal abstinencia, que no comía al día más que una bien tajada porción de mazamorra o puches de harina de maíz, sin sal ni ají, y alguna vez un pajarillo que se llama chismía, o algunas sardinatas que cogen en los arroyos, no más larga cada una que la primera coyuntura del dedo mayor de la mano; pero de todo muy poco. También les enseñaba las ceremonias y observaciones de los sacrificios, en que gastaban doce años. Después de los cuales le horadaban las narices y orejas en que les ponían zarcillos y caracuríes de oro - e - íbanle acompañando muchos indios hasta una quebrada limpia, donde se lavaba todo el cuerpo y vestía mantas nuevas finas, desde donde iba con el mismo o con más acompañamiento a la casa del cacique, el cual le daba la vestidura del sacerdocio, concediéndole y dándole de su mano para que trajera el poporo y mochila del hayo y algunas buenas mantas finas y pintadas, y licencia para ejercer el oficio de jeque en toda su tierra, porque en cada una los había particulares. Ya con todo esto quedaba graduado en su oficio, por cuya solemnidad hacían grandes fiestas, de mucha bebida y bailes, ofreciendo sacrificios para que ejercitara el oficio. (Simón, 1981, III: 383-384)

La satanización de los sitios sagrados

Los discursos que los religiosos producían sobre sus prácticas evangelizadoras en el Nuevo Reino permiten entender hasta qué punto la cristianización del Nuevo Reino fue un proceso conflictivo y cómo dentro del grupo de los colonizadores chocaban y luchaban diferentes tendencias que a la larga definieron las características de la dominación colonial. No puede entenderse el tejido social colonial por la simple oposición entre indígenas y evangelizadores, pues dentro de este segundo grupo las tensiones políticas, las experiencias de evangelización y las tradiciones teológicas impusieron rupturas y fragmentaciones. La vida religiosa en el siglo XVI no fue solo espiritualidad, también había deseos de ascenso social, expectativas milenaristas aún sin resolver. Todas estas características hicieron posible al surgimiento de un complejo entramado social que caracterizaría al Nuevo Reino de Granada durante el siglo XVI.1

"Cuando llora la tórtola , canta el vichero y la lechuza de noche , ¿creéis que es para moriros vos o alguno de vuestra casa?"

"¿El sol, luna y estrellas abéislas juzgado por Dios?"

1 Mercedes López Rodríguez, Los hombres de Dios en el Nuevo Reino: Curas y Frailes doctrineros en Tunja y Santafé/ Revista No 19, Universidad de los Andes, Páginas 129 – 158/ Diciembre, 2001

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"Las cosas que los ministros del demonio enseñaron a vuestros antepasados, ¿creéis que son verdades?" (Confesionario de la lengua chibcha, González de Pérez, 1987, p.351)

Con estas y otras preguntas confesaban los misioneros españoles del siglo XVII a los indígenas muiscas que todavía habitaban el altiplano de los departamentos de Boyacá y Cundinamarca de Colombia. De ellas se traslucen algunos aspectos de la vida espiritual que tenían estos indígenas pero a su vez el empeño del cristiano de borrar las creencias y costumbres de los nativos.

Influenciados por esta mentalidad, los cronistas rescataron y nos trasmitieron parte de las costumbres de los indígenas, de su vida cotidiana y de su religión. Desafortunadamente, en el contexto de la época de la conquista y de la evangelización de los nativos, muchas facetas del mundo mágico religioso fueron interpretadas con una connotación diabólica, o fueron ignoradas.2

...Los tunjanos de la tercera edad muestran una creencia dogmatica absoluta muy marcada, enmarcada en el contexto de la palabra del sacerdote mostrándose en su mayoría entregados a la religión. Mientras tanto la población más joven es muy separada de la gran mayoría de cuestiones religiosas pero a pesar de ello se mantienen en la tradición.”3

La disputa por el territorio

El rio como Patrimonio Arqueológico

2 Anne Legast, La Fauna Muisca y sus Símbolos/ Boletín de Arqueología, Fundación de investigaciones arqueológicas Nacionales/ Agosto 1998

3 http://www.monografias.com/trabajos13/mntunja/mntunja.shtml#ixzz3kMi1cquI

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Bibliografía

Mercedes López Rodríguez, Tiempos Para Rezar y Tiempos Para trabajar, La cristianización de las comunidades muiscas del siglo XVI/ Bogotá, Instituto Colombiano de Antropología e Historia/ 2012

Enrique Medina Flórez, Te conozco muisca! , el lugar que habitamos/ Hojas del Farfaca No. 4, hojas perennes para la memoria caduca/ Septiembre, 2000

Anne Legast, La Fauna Muisca y sus Símbolos/ Boletín de Arqueología, Fundación de investigaciones arqueológicas Nacionales/ Agosto 1998

Web grafía

http://www.monografias.com/trabajos13/mntunja/mntunja.shtml#ixzz3kMi1cquI

Anexos

Mercedes López Rodríguez, Los hombres de Dios en el Nuevo Reino: Curas y Frailes doctrineros en Tunja y Santafé/ Revista No 19, Universidad de los Andes, Páginas 129 – 158/ Diciembre, 2001