hackitectura

4
Dossier 8 Arquitectura y activismo Architecture and Activism Hackeando el espacio social de los encuentros Ethel Baraona Pohl, dpr-barcelona Los arquitectos como agitadores sociales-los activistas haciendo arquitectura @NuevoAtlas La disensión y el diletantismo no suelen ser del agrado de las mayorías y mucho menos de las autoridades competentes. Normalmente asociado a movimientos de agitación social y a reivindicaciones políticas, el activis- ta suele ser un elemento incómodo en un panorama político determinado. La presencia del diletante inquieta a la autoridad, especialmente si las situaciones que denuncia son obviamente injustas. La relación entre arquitectura, participación y activismo es un tema que nuevamente ha cobrado importancia en los últimos años. El estado de la profesión ha cambiado de manera radical desde el comienzo de la crisis económica en 2008 y esto ha provocado que el campo de acción de los arquitectos se vuelva cada vez más difuso, y que las políticas de apropiación y uso del espacio público cobren cada vez más relevancia. Ya en 2006, Hans Ulrich Obrist se cuestionaba acerca de este tema en los siguientes términos: “La palabra ‘participación’ se ha utilizado mucho últi- mamente. ¿Qué significa esa palabra hoy en día después de que se ha convertido en un cliché tantas veces? ¿Cómo puede participar la gente? Además, ¿cómo puede el arquitecto o curador participar?, ¿quién tiene la iniciativa?” . Los momentos álgidos en términos de participación y activismo sue- len ocurrir durante épocas de crisis. Es por eso que los últimos grandes movimientos que recordamos son aquellos ocurridos entre 1960 y 1970, cuando las condiciones económicas y socio-políticas eran muy similares a las actuales. El origen de estas prácticas espaciales y activistas, en las cuales el ciudadano prácticamente se rebela contra el sistema, se en- cuentra básicamente en la gran diferencia que existe entre el mundo “real” y el mundo que querríamos vivir. Una de las grandes particularidades de esta respuesta ciudadana, es que la figura del arquitecto y planificador pasa a segundo plano, y son los habitantes los nuevos encargados de transformar el espacio urbano. Debido a esto, más allá de la arquitectura y planificación, estos actores entran en escena cargados de ideas, opti- mismo y con una gran ventaja a su favor: ellos conocen el entorno y el contexto mejor que nadie, pues son quienes lo habitan cotidianamente. De esta forma, se llega a una apropiación del espacio, que tal como la describen Peter Blundell-Jones, Doina Petrescu y Jeremy Till en su libro Architecture and Participation, funciona no sólo como catalizador en la transformación del papel activo de los ciudadanos, sino que también pro- voca la transformación de la práctica arquitectónica en sí. Para entender el papel que algunos profesionales están adoptando dentro de este entorno de activismo y participación, primero debemos reflexionar sobre el papel del arquitecto y los cambios que ha experimen- tado hasta ahora. Rory Hyde escribió acerca de este tema en Arquine 56, al mencionar nuevos y diversos enfoques en la práctica profesional del arquitecto. Cada vez con mayor frecuencia, el arquitecto ha dejado de estar solamente relacionado con la tectónica de los edificios para encon- trarse de pronto actuando como gestor, sociólogo, activista, diseñador, urbanista, antropólogo y comunicador, entre muchas otras actividades. Habría que determinar entonces qué tipo de proyectos definen al “arqui- tecto” en la actualidad. Ahora, estos profesionales no sólo construyen, se han convertido en generadores de procesos para quienes estrategias como el coworking, el crowsourcing y el networking empiezan a ser he- rramientas elementales dentro de estos procesos. Al traspasar esta línea que marca el papel tradicional del arquitecto- constructor se abre todo un campo para crear nuevos territorios de actua- ción. Se percibe entonces la posibilidad de una arquitectura difusa, que se desdibuja en su contornos, pero que adquiere matices mucho más amplios e interesantes. Un entendimiento que nos lleva a pensar que posiblemente investigar, escribir, teorizar, caminar y recorrer la ciudad, también puedan ser formas de hacer arquitectura. Parece ser que es ahora, cuando los arquitectos podemos olvidarnos por un momento del hormigón y el acero, y centrarnos en crear nuevos territorios de acción, Hacking into Public Spaces

description

arquitectura y activismo. architecture and activism

Transcript of hackitectura

  • Do

    ssie

    r 8Arquitectura y activismo Architecture and Activism

    Hac

    kean

    do

    el e

    spac

    io

    soci

    al d

    e lo

    s en

    cuen

    tro

    sEthel Baraona Pohl, dpr-barcelona

    Los arquitectos como agitadores sociales-los activistas haciendo arquitectura

    @NuevoAtlas

    La disensin y el diletantismo no suelen ser del agrado de las mayoras y mucho menos de las autoridades competentes. Normalmente asociado a movimientos de agitacin social y a reivindicaciones polticas, el activis-ta suele ser un elemento incmodo en un panorama poltico determinado. La presencia del diletante inquieta a la autoridad, especialmente si las situaciones que denuncia son obviamente injustas.

    La relacin entre arquitectura, participacin y activismo es un tema que nuevamente ha cobrado importancia en los ltimos aos. El estado de la profesin ha cambiado de manera radical desde el comienzo de la crisis econmica en 2008 y esto ha provocado que el campo de accin de los arquitectos se vuelva cada vez ms difuso, y que las polticas de apropiacin y uso del espacio pblico cobren cada vez ms relevancia. Ya en 2006, Hans Ulrich Obrist se cuestionaba acerca de este tema en los siguientes trminos: La palabra participacin se ha utilizado mucho lti-mamente. Qu significa esa palabra hoy en da despus de que se ha convertido en un clich tantas veces? Cmo puede participar la gente? Adems, cmo puede el arquitecto o curador participar?, quin tiene la iniciativa?.

    Los momentos lgidos en trminos de participacin y activismo sue-len ocurrir durante pocas de crisis. Es por eso que los ltimos grandes movimientos que recordamos son aquellos ocurridos entre 1960 y 1970, cuando las condiciones econmicas y socio-polticas eran muy similares a las actuales. El origen de estas prcticas espaciales y activistas, en las cuales el ciudadano prcticamente se rebela contra el sistema, se en-cuentra bsicamente en la gran diferencia que existe entre el mundo real y el mundo que querramos vivir. Una de las grandes particularidades de esta respuesta ciudadana, es que la figura del arquitecto y planificador pasa a segundo plano, y son los habitantes los nuevos encargados de transformar el espacio urbano. Debido a esto, ms all de la arquitectura y planificacin, estos actores entran en escena cargados de ideas, opti-mismo y con una gran ventaja a su favor: ellos conocen el entorno y el contexto mejor que nadie, pues son quienes lo habitan cotidianamente. De esta forma, se llega a una apropiacin del espacio, que tal como la describen Peter Blundell-Jones, Doina Petrescu y Jeremy Till en su libro Architecture and Participation, funciona no slo como catalizador en la transformacin del papel activo de los ciudadanos, sino que tambin pro-voca la transformacin de la prctica arquitectnica en s.

    Para entender el papel que algunos profesionales estn adoptando dentro de este entorno de activismo y participacin, primero debemos reflexionar sobre el papel del arquitecto y los cambios que ha experimen-tado hasta ahora. Rory Hyde escribi acerca de este tema en Arquine 56, al mencionar nuevos y diversos enfoques en la prctica profesional del arquitecto. Cada vez con mayor frecuencia, el arquitecto ha dejado de estar solamente relacionado con la tectnica de los edificios para encon-trarse de pronto actuando como gestor, socilogo, activista, diseador, urbanista, antroplogo y comunicador, entre muchas otras actividades. Habra que determinar entonces qu tipo de proyectos definen al arqui-tecto en la actualidad. Ahora, estos profesionales no slo construyen, se han convertido en generadores de procesos para quienes estrategias como el coworking, el crowsourcing y el networking empiezan a ser he-rramientas elementales dentro de estos procesos.

    Al traspasar esta lnea que marca el papel tradicional del arquitecto-constructor se abre todo un campo para crear nuevos territorios de actua-cin. Se percibe entonces la posibilidad de una arquitectura difusa, que se desdibuja en su contornos, pero que adquiere matices mucho ms amplios e interesantes. Un entendimiento que nos lleva a pensar que posiblemente investigar, escribir, teorizar, caminar y recorrer la ciudad, tambin puedan ser formas de hacer arquitectura. Parece ser que es ahora, cuando los arquitectos podemos olvidarnos por un momento del hormign y el acero, y centrarnos en crear nuevos territorios de accin, H

    acki

    ng

    into

    Pu

    blic

    Sp

    aces

  • 8988

    nuevas topografas en las que se puedan levantar y construir nuestras utopas.

    En La nueva Babilionia, Constant comenta que: Para nosotros, el espacio social es, en realidad, el espacio concreto de los encuentros, de los contactos entre los seres. La espacialidad es social. En 1967, Sigfried Giedion ya defina que la arquitectura funciona como un organismo que sabe adaptarse a los cambios histricos que la acompaan. Esto es ms evidente ahora, cuando los cambios se presentan a una velocidad verti-ginosa. Es entonces cuando debemos plantearnos las diferencias entre la participacin como prctica poltica instrumentalizada y la participacin ciudadana per-se. Las prcticas de urbanismo emergente, que van desde un sencillo urbanismo DIY hasta proyectos relacionados con lo que pode-mos llamar espacios hbridos, son las que representan en mayor medida el concepto de participacin que queremos destacar. En el folleto Tactical Urbanism podemos leer: To be sure, long term change often starts with the process of trying something small [...] If done well, these small scale changes are conceived as the first step in realizing lasting change. Thus, tactical urbanism is most effective when used in conjunction with long term planning efforts.

    En este contexto se ha hablado mucho sobre el uso de las nuevas tecnologas y redes sociales para la creacin de estas redes activistas, incluso se han llegado a criticar y, en algunos momentos, a criminalizar. Pero tambin hemos visto que los arquitectos tenemos mucho que apren-der de la inteligencia colectiva y los movimientos ciudadanos. Una maa-na, mientras los peridicos publicaban las noticias acerca de las revueltas en Londres, en Twitter surga un nuevo movimiento, con el nombre de @Riotcleanup agrupado con los hashtag #riotcleanup y #riotwombles, que crearon redes de trabajo para limpiar la ciudad, all donde los disturbios haban dejado el territorio devastado. En poco ms de da y medio, ya tenan alrededor de 59,500 seguidores (y subiendo). Ante realidades como stas, cabe preguntarse, al igual que lo hace Markus Miessen; pueden disearse la complejidad social, el encuentro antagnico y el intercambio de contenido crtico?

    La experiencia de lo ocurrido en Londres puede servirnos como base para reflexionar lo que los arquitectos podemos aprender y aprehender de este tipo de iniciativas ciudadanas y sobre cmo utilizar este activismo para transformar el espacio y crear ciudades basadas en infraestructuras relacionales y no solamente fsicas. Como ha escrito Giancarlo de Carlo: La arquitectura es demasiado importante para dejarla en manos de ar-quitectos. Debido a que no todos los arquitectos aspiran a tener el encar-go de disear el nuevo Guggenheim o de trabajar en la oficina de OMA, quizs ha llegado el momento de en verdad trabajar con el gran cliente que es la ciudad sin arquitectos. La mejor forma de ejemplificar todo lo argumentado es a travs de algunos casos de estudio.

    Micro-acciones. Prcticas espaciales

    Tomando la ciudad como un nuevo campo de actuacin, abierto a mltiples posibilidades, podemos destacar pequeas prcticas espaciales o accio-

    Johnny McDevitt [@McDevittJohnny]. Fuente Source: http://twitter.com/#!/alexismadrigal/status-

    es/100901864224206848

    nes puntuales como las que realiza el colectivo francs Dmocratie Cra-tive, un proyecto de estudios creativos y acciones artsticas que tienen lugar en el espacio pblico, a travs de un enfoque participativo y experi-mental que propone imaginar una nueva ciudad y sus posibilidades. Prin-cipalmente trabajan en tres grandes reas o campos de accin: usar y cuidar, activismo e intervenciones en tiempo real. En la mayora de sus proyectos participan colectivos de diferentes disciplinas, que interactan con los habitantes de los espacios intervenidos.

    Algunas de sus actuaciones nos recuerdan los happenings de los situacionistas y la capacidad que tienen el espectculo y la imagen para hacernos repensar el concepto de ciudad. Dentro de este enfoque tambin es interesante mencionar el trabajo de Maider Lpez, artista nacida en San Sebastin. Muchos de sus trabajos se basan en pequeas interven-ciones en el espacio pblico; como su Intermedio, en el cual las lneas pintadas sobre un solar representan el plano de las futuras casas que se construirn en l o Fountain, construccin e instalacin de una fuen- te de agua potable y fra en la plaza del Museo de Sharjah. Lo ms inte-resante de este tipo de proyectos es poder detenerse y observar que los habitantes de la ciudad interactan con estos espacios cuando son inter-venidos, y que su arquitectura y espacialidad se ven positivamente trans-formadas. La manipulacin temporal de ciertos lugares tambin puede encontrarse en el trabajo del Bro de Intervenciones Publicas (BIP), pro-yecto que surge a raz de la falta de espacios pblicos y estructuras de ocio y socializacin en Guatemala. Como respuesta a esta falta de espa-cios, el BIP responde mediante intervenciones puntuales que transforman las expectativas cotidianas del ciudadano, alterando as la manera en que ste se relaciona con los espacios abiertos. Estas acciones nos llevan a

    Architects as agitators activists as architects

    @NuevoAtlas

    Dissenters and self-appointed critics are usually a source of annoyance to the majority and especially those in power. Activists, normally associ-ated with protest movements and political demands, are often personae non grata within any given political panorama. Dissenting voices can vex the authorities, especially if the complaints raised about injustices are clearly well founded.

    The relationship between architecture, participation and activism has regained its importance in recent years. The state of the profession has changed radically since the onset of the late-2000s financial crisis which created an increasingly diffuse field of action for architects and made the policies of appropriation and use of public space ever more relevant. Al-ready in 2006, Hans Ulrich Obrist was probing this issue: Participation is a word that has been used a lot lately. What does this word mean today after being turned into a clich so many times? How can people partici-pate? And how can the architect or curator participate? Who has the initia-tive?

    Decisive moments for participation and activism usually occur in times of crisis. Therefore the last great movements we remember are those that happened between 1960 and 1970, under economic and socio-political circumstances similar to those of today. The origins of these spatial and activist practices, when citizens are effectively rebelling against the system, are essentially found in that wide gap between what exists in the real world and the world which we would prefer to inhabit. What makes this citizen response so unusual is that the figure of the architect and planner takes a back seat while inhabitants themselves set about transforming urban space. Rather than with architecture and planning, these actors are entering the fray with ideas, optimism and a big advantage: they know their environment and context more intimately than anyone else, since they live it every day. This leads to an appropriation of space that, as described by Peter Blundell-Jones, Doina Petrescu and Jeremy Till in their book Archi-tecture and Participation, not only acts as a catalyst in transforming the active role of citizens but also transforms the practice of architecture itself.

    To understand the role being adopted by some professionals within this area of activism and participation, we must firstly reflect on the function of architects and the changes they have experienced up until now. Rory Hyde wrote on this topic in Arquine 56, by mentioning the new and varied approaches to the architects professional practice. Architects are increas-ingly no longer simply involved in the tectonic structure of buildings; they have suddenly found themselves working as managers, sociologists, activ-ists, designers, urbanists, anthropologists and communicators, and many other disciplines besides. So we need to define what type of projects define the architect today. Nowadays, instead of just building, these profession-als have become generators of processes for whom strategies such as co-working, crowdsourcing and networking start to become basic tools within these processes.

    Crossing the line between the traditional architect-builder role reveals whole new fields of action, and the possibility of a diffuse architecture comes into view, one whose boundaries are blurred but which acquires much broader and more interesting aspects. With this understanding we can consider the possibility that researching, writing, theorizing, walking and exploring the city can also be ways of practicing architecture. Perhaps architects can leave concrete and steel to one side for a while, and instead focus on new areas, new topographies in which to build our utopias.

    In New Babylon, Constant says that: for us, social space is truly the concrete space of meetings, of the contacts between beings. Spatiality is social. By 1967, Sigfried Giedion had already set out that architecture works as an organism that knows how to adapt to its accompanying his-torical changes. This is evident in todays world where changes are hap-pening at a dizzying rate. So we must deliberate on the differences between participation as an instrumentalized political practice and citizen participa-tion per se. The practices of this emerging urbanism, ranging from simple DIY urbanism to projects that we could call hybrid spaces, are those which most strongly represent the concept of participation we want to highlight: the Tactical Urbanism leaflet explains: To be sure, long term

    change often starts with the process of trying something small [...] If done well, these small scale changes are conceived as the first step in realizing lasting change. Thus, tactical urbanism is most effective when used in conjunction with long term planning efforts.

    In this context much has been said about the use of new technologies and social networks in the creation of these activist networks. Theyve even been criticized and at times criminalized. But we have also seen that ar-chitects have much to learn from the collective intelligence and citizen movements. One morning, as the newspapers were reporting the London riots, a new movement sprang up on Twitter (@Riotcleanup linked to hashtags #riotcleanup and #riotwombles) that created volunteer networks to clean up the parts of the city affected by the disturbances. In just over a day and a half, they already had around 59,500 followers (and rising). Faced with this type of reality, its valid to ask, just as Markus Miessen did: Can social complexity, antagonistic encounter, and critical content ex-change be designed?

    The experience of what happened in London gives architects the start-ing point from which to set off on a journey to discover and apprehend this type of citizen initiative, and an idea of how to use this activism to transform space and create cities based on architecture that is relational and not just physical. As Giancarlo de Carlo wrote: Architecture is too important to leave to architects. Since not every architect aspires to be commissioned to design the latest Guggenheim or to work in the OMA office, perhaps the time has truly come to work with the biggest client of all: the city sans architects. Some case studies will be most effective in giving examples of this debate.

    Micro-Actions, Spatial Practices

    Taking the city as a new field of action, open to several possibilities, we can focus on small spatial practices or specific actions such as those taken by the French collective, Dmocratie Crative, a project which pro-duces creative studies and artistic proposals in the public space, with a participative and experimental approach that invites people to imagine a new city and its possibilities. They mainly work in three overarching areas or fields of action: use and care, activism and real-time interventions. Most of the projects involve collectives from different disciplines, interacting with the inhabitants of the intervened spaces.

    Some of their actions evoke the happenings staged by the Situationists and the ability of the spectacle and image to make us rethink our concept of what a city can be. On this topic its worth mentioning the work of Maider Lpez, an artist born in San Sebastin. Many of his works are based on small-scale interventions in the public space: Intermedio, for example, in which lines painted on a plot of land depict the plans for future houses to be built there; or Fountain, the construction and installation of a fountain with cold drinking water in the plaza of the Sharjah Museum. The most interesting thing about this type of project is how it enables one to stop and observe how a citys inhabitants interact with these spaces after their intervention, and how architecture and spatiality has been positively transformed. The temporary manipulation of particular places can also be seen in the work of the Bro de Intervenciones Publicas (BIP), a project born of the lack of public spaces or recreational and meeting infrastructure in Guatemala. In response to this dearth of spaces, BIP created specific interventions that transform citizens daily expectations, thus altering their relationship to open spaces. These actions give us a fresh perspective on the city as a playground, bringing Homo ludens back to town.

    Open-Source Design

    Work systems are constantly shifting in the field of architecture. Some of these changes are based on participative work projects, on the principal of open-source design and with a completely collaborative vision. Recent experiences can be cited such as the multi-authored text written for Domus 948 which uses a Wikipedia entry as a starting point, in which more than ten authors set about writing a single text. This gives a clear example of how to tackle a project with an open and participative authorial approach.

    Wikihouse is another example: this project is based on a construction kit created by an open-source community. It aims to make it possible for

    Proyecto Spielplatz. Sealizacin Urbana Recreativa por Dmocratie Crative. Proyecto Spielplatz.

    Recreational Urban Signage by Dmocratie Crative.

  • 8988

    nuevas topografas en las que se puedan levantar y construir nuestras utopas.

    En La nueva Babilionia, Constant comenta que: Para nosotros, el espacio social es, en realidad, el espacio concreto de los encuentros, de los contactos entre los seres. La espacialidad es social. En 1967, Sigfried Giedion ya defina que la arquitectura funciona como un organismo que sabe adaptarse a los cambios histricos que la acompaan. Esto es ms evidente ahora, cuando los cambios se presentan a una velocidad verti-ginosa. Es entonces cuando debemos plantearnos las diferencias entre la participacin como prctica poltica instrumentalizada y la participacin ciudadana per-se. Las prcticas de urbanismo emergente, que van desde un sencillo urbanismo DIY hasta proyectos relacionados con lo que pode-mos llamar espacios hbridos, son las que representan en mayor medida el concepto de participacin que queremos destacar. En el folleto Tactical Urbanism podemos leer: To be sure, long term change often starts with the process of trying something small [...] If done well, these small scale changes are conceived as the first step in realizing lasting change. Thus, tactical urbanism is most effective when used in conjunction with long term planning efforts.

    En este contexto se ha hablado mucho sobre el uso de las nuevas tecnologas y redes sociales para la creacin de estas redes activistas, incluso se han llegado a criticar y, en algunos momentos, a criminalizar. Pero tambin hemos visto que los arquitectos tenemos mucho que apren-der de la inteligencia colectiva y los movimientos ciudadanos. Una maa-na, mientras los peridicos publicaban las noticias acerca de las revueltas en Londres, en Twitter surga un nuevo movimiento, con el nombre de @Riotcleanup agrupado con los hashtag #riotcleanup y #riotwombles, que crearon redes de trabajo para limpiar la ciudad, all donde los disturbios haban dejado el territorio devastado. En poco ms de da y medio, ya tenan alrededor de 59,500 seguidores (y subiendo). Ante realidades como stas, cabe preguntarse, al igual que lo hace Markus Miessen; pueden disearse la complejidad social, el encuentro antagnico y el intercambio de contenido crtico?

    La experiencia de lo ocurrido en Londres puede servirnos como base para reflexionar lo que los arquitectos podemos aprender y aprehender de este tipo de iniciativas ciudadanas y sobre cmo utilizar este activismo para transformar el espacio y crear ciudades basadas en infraestructuras relacionales y no solamente fsicas. Como ha escrito Giancarlo de Carlo: La arquitectura es demasiado importante para dejarla en manos de ar-quitectos. Debido a que no todos los arquitectos aspiran a tener el encar-go de disear el nuevo Guggenheim o de trabajar en la oficina de OMA, quizs ha llegado el momento de en verdad trabajar con el gran cliente que es la ciudad sin arquitectos. La mejor forma de ejemplificar todo lo argumentado es a travs de algunos casos de estudio.

    Micro-acciones. Prcticas espaciales

    Tomando la ciudad como un nuevo campo de actuacin, abierto a mltiples posibilidades, podemos destacar pequeas prcticas espaciales o accio-

    Johnny McDevitt [@McDevittJohnny]. Fuente Source: http://twitter.com/#!/alexismadrigal/status-

    es/100901864224206848

    nes puntuales como las que realiza el colectivo francs Dmocratie Cra-tive, un proyecto de estudios creativos y acciones artsticas que tienen lugar en el espacio pblico, a travs de un enfoque participativo y experi-mental que propone imaginar una nueva ciudad y sus posibilidades. Prin-cipalmente trabajan en tres grandes reas o campos de accin: usar y cuidar, activismo e intervenciones en tiempo real. En la mayora de sus proyectos participan colectivos de diferentes disciplinas, que interactan con los habitantes de los espacios intervenidos.

    Algunas de sus actuaciones nos recuerdan los happenings de los situacionistas y la capacidad que tienen el espectculo y la imagen para hacernos repensar el concepto de ciudad. Dentro de este enfoque tambin es interesante mencionar el trabajo de Maider Lpez, artista nacida en San Sebastin. Muchos de sus trabajos se basan en pequeas interven-ciones en el espacio pblico; como su Intermedio, en el cual las lneas pintadas sobre un solar representan el plano de las futuras casas que se construirn en l o Fountain, construccin e instalacin de una fuen- te de agua potable y fra en la plaza del Museo de Sharjah. Lo ms inte-resante de este tipo de proyectos es poder detenerse y observar que los habitantes de la ciudad interactan con estos espacios cuando son inter-venidos, y que su arquitectura y espacialidad se ven positivamente trans-formadas. La manipulacin temporal de ciertos lugares tambin puede encontrarse en el trabajo del Bro de Intervenciones Publicas (BIP), pro-yecto que surge a raz de la falta de espacios pblicos y estructuras de ocio y socializacin en Guatemala. Como respuesta a esta falta de espa-cios, el BIP responde mediante intervenciones puntuales que transforman las expectativas cotidianas del ciudadano, alterando as la manera en que ste se relaciona con los espacios abiertos. Estas acciones nos llevan a

    Architects as agitators activists as architects

    @NuevoAtlas

    Dissenters and self-appointed critics are usually a source of annoyance to the majority and especially those in power. Activists, normally associ-ated with protest movements and political demands, are often personae non grata within any given political panorama. Dissenting voices can vex the authorities, especially if the complaints raised about injustices are clearly well founded.

    The relationship between architecture, participation and activism has regained its importance in recent years. The state of the profession has changed radically since the onset of the late-2000s financial crisis which created an increasingly diffuse field of action for architects and made the policies of appropriation and use of public space ever more relevant. Al-ready in 2006, Hans Ulrich Obrist was probing this issue: Participation is a word that has been used a lot lately. What does this word mean today after being turned into a clich so many times? How can people partici-pate? And how can the architect or curator participate? Who has the initia-tive?

    Decisive moments for participation and activism usually occur in times of crisis. Therefore the last great movements we remember are those that happened between 1960 and 1970, under economic and socio-political circumstances similar to those of today. The origins of these spatial and activist practices, when citizens are effectively rebelling against the system, are essentially found in that wide gap between what exists in the real world and the world which we would prefer to inhabit. What makes this citizen response so unusual is that the figure of the architect and planner takes a back seat while inhabitants themselves set about transforming urban space. Rather than with architecture and planning, these actors are entering the fray with ideas, optimism and a big advantage: they know their environment and context more intimately than anyone else, since they live it every day. This leads to an appropriation of space that, as described by Peter Blundell-Jones, Doina Petrescu and Jeremy Till in their book Archi-tecture and Participation, not only acts as a catalyst in transforming the active role of citizens but also transforms the practice of architecture itself.

    To understand the role being adopted by some professionals within this area of activism and participation, we must firstly reflect on the function of architects and the changes they have experienced up until now. Rory Hyde wrote on this topic in Arquine 56, by mentioning the new and varied approaches to the architects professional practice. Architects are increas-ingly no longer simply involved in the tectonic structure of buildings; they have suddenly found themselves working as managers, sociologists, activ-ists, designers, urbanists, anthropologists and communicators, and many other disciplines besides. So we need to define what type of projects define the architect today. Nowadays, instead of just building, these profession-als have become generators of processes for whom strategies such as co-working, crowdsourcing and networking start to become basic tools within these processes.

    Crossing the line between the traditional architect-builder role reveals whole new fields of action, and the possibility of a diffuse architecture comes into view, one whose boundaries are blurred but which acquires much broader and more interesting aspects. With this understanding we can consider the possibility that researching, writing, theorizing, walking and exploring the city can also be ways of practicing architecture. Perhaps architects can leave concrete and steel to one side for a while, and instead focus on new areas, new topographies in which to build our utopias.

    In New Babylon, Constant says that: for us, social space is truly the concrete space of meetings, of the contacts between beings. Spatiality is social. By 1967, Sigfried Giedion had already set out that architecture works as an organism that knows how to adapt to its accompanying his-torical changes. This is evident in todays world where changes are hap-pening at a dizzying rate. So we must deliberate on the differences between participation as an instrumentalized political practice and citizen participa-tion per se. The practices of this emerging urbanism, ranging from simple DIY urbanism to projects that we could call hybrid spaces, are those which most strongly represent the concept of participation we want to highlight: the Tactical Urbanism leaflet explains: To be sure, long term

    change often starts with the process of trying something small [...] If done well, these small scale changes are conceived as the first step in realizing lasting change. Thus, tactical urbanism is most effective when used in conjunction with long term planning efforts.

    In this context much has been said about the use of new technologies and social networks in the creation of these activist networks. Theyve even been criticized and at times criminalized. But we have also seen that ar-chitects have much to learn from the collective intelligence and citizen movements. One morning, as the newspapers were reporting the London riots, a new movement sprang up on Twitter (@Riotcleanup linked to hashtags #riotcleanup and #riotwombles) that created volunteer networks to clean up the parts of the city affected by the disturbances. In just over a day and a half, they already had around 59,500 followers (and rising). Faced with this type of reality, its valid to ask, just as Markus Miessen did: Can social complexity, antagonistic encounter, and critical content ex-change be designed?

    The experience of what happened in London gives architects the start-ing point from which to set off on a journey to discover and apprehend this type of citizen initiative, and an idea of how to use this activism to transform space and create cities based on architecture that is relational and not just physical. As Giancarlo de Carlo wrote: Architecture is too important to leave to architects. Since not every architect aspires to be commissioned to design the latest Guggenheim or to work in the OMA office, perhaps the time has truly come to work with the biggest client of all: the city sans architects. Some case studies will be most effective in giving examples of this debate.

    Micro-Actions, Spatial Practices

    Taking the city as a new field of action, open to several possibilities, we can focus on small spatial practices or specific actions such as those taken by the French collective, Dmocratie Crative, a project which pro-duces creative studies and artistic proposals in the public space, with a participative and experimental approach that invites people to imagine a new city and its possibilities. They mainly work in three overarching areas or fields of action: use and care, activism and real-time interventions. Most of the projects involve collectives from different disciplines, interacting with the inhabitants of the intervened spaces.

    Some of their actions evoke the happenings staged by the Situationists and the ability of the spectacle and image to make us rethink our concept of what a city can be. On this topic its worth mentioning the work of Maider Lpez, an artist born in San Sebastin. Many of his works are based on small-scale interventions in the public space: Intermedio, for example, in which lines painted on a plot of land depict the plans for future houses to be built there; or Fountain, the construction and installation of a fountain with cold drinking water in the plaza of the Sharjah Museum. The most interesting thing about this type of project is how it enables one to stop and observe how a citys inhabitants interact with these spaces after their intervention, and how architecture and spatiality has been positively transformed. The temporary manipulation of particular places can also be seen in the work of the Bro de Intervenciones Publicas (BIP), a project born of the lack of public spaces or recreational and meeting infrastructure in Guatemala. In response to this dearth of spaces, BIP created specific interventions that transform citizens daily expectations, thus altering their relationship to open spaces. These actions give us a fresh perspective on the city as a playground, bringing Homo ludens back to town.

    Open-Source Design

    Work systems are constantly shifting in the field of architecture. Some of these changes are based on participative work projects, on the principal of open-source design and with a completely collaborative vision. Recent experiences can be cited such as the multi-authored text written for Domus 948 which uses a Wikipedia entry as a starting point, in which more than ten authors set about writing a single text. This gives a clear example of how to tackle a project with an open and participative authorial approach.

    Wikihouse is another example: this project is based on a construction kit created by an open-source community. It aims to make it possible for

    Proyecto Spielplatz. Sealizacin Urbana Recreativa por Dmocratie Crative. Proyecto Spielplatz.

    Recreational Urban Signage by Dmocratie Crative.

  • 9190

    percibir nuevamente la ciudad como campo de juego, a potenciar la vuel-ta del homo ludens.

    Diseo de Cdigo Abierto

    Los sistemas de trabajo en el mbito de la arquitectura se encuentran en constante estado de mutacin. Parte de estos cambios se basan en el trabajo de proyectos participativos, de cdigo abierto y con una visin completamente colaborativa. Se pueden citar experiencias recientes como el texto multiautor escrito para el editorial de Domus 948 que utiliza co- mo punto de partida un sitio web de Wikipedia, en el cual ms de diez autores se dan a la tarea de escribir un mismo texto y nos dan un claro ejemplo sobre cmo abordar un proyecto desde una autora abierta y participativa.

    Otro ejemplo es el proyecto WikiHouse que parte de un set de cons-truccin creado por una comunidad abierta. Su objetivo es hacer posi- ble que cualquier persona, independientemente de sus capacidades formales, pueda descargar libremente y construir estructuras que sean asequibles y adaptadas a sus necesidades. Uno de los aspectos ms interesantes del proyecto es el uso de una licencia Creative Commons para registrarlo, de esta forma se permite descargar los planos, utilizarlos y mejorarlos. Podemos afirmar que en realidad se trata de un proyecto vivo, en constante cambio y evolucin. En este sentido tambin cabe mencionar el Open Architecture Network, parte del trabajo realizado por la ONG Architecture for Humanity, cuya finalidad es crear una base de datos con proyectos que pueda descargarse y adaptarse a las necesida-des de lugares en situaciones de conflicto y de esta forma difundir positi-vamente el proyecto arquitectnico. El equipo de Ecosistema Urbano hizo lo mismo con su rbol de aire.

    Estos casos reseados, desde un colectivo de artistas que con pe-queas acciones van creando proyectos de acupuntura urbana o ingenie-ra social, hasta un proyecto basado en las herramientas digitales para que pueda utilizarse y enriquecerse por cualquier persona y desde cual-quier lugar, son un claro ejemplo de lo que consideramos que podra ser el futuro de la arquitectura. Pequeas acciones que pueden llegar incluso a tener consecuencias polticas importantes e incidir en las conexiones de la ciudad. El uso de las nuevas tecnologas y el acceso a la informacin presentan nuevas formas de percibir diferentes realidades, lo que se re-fleja en las actuales maneras de hacer arquitectura. Nunca como hasta ahora hemos tenido la oportunidad de cuestionar y subvertir objetivamen-te el orden establecido.

    Podemos percibir el renovado inters transversal de los arquitectos en la actualidad, una visin de la arquitectura que va ms all del hecho constructivo. Esa vertiente activista quiz reflejar el momento ms tras-cendente de la profesin, que ya no se valorar en funcin de su valor esttico o en trminos de metros construidos, presupuesto de obra o fama del proyectista; sern ejercicios de arquitectura annima y colectiva ba-sada en ese sentido bsico, humano y social, que es habitar las ciudades.

    anyone, regardless of their formal training, to freely download and construct structures that are accessible and adapted to their needs. One of the most interesting aspects of the project is the use of the Creative Commons li-cense to register it, thus allowing the downloading of plans to be used and improved upon. This is truly a living project, one thats in a state of flux and constantly evolving. The Open Architecture Network is also worth mention-ing in this context. This project is the fruit of the Architecture for Humanity NGO which aims to create a database of projects which can be down-loaded and adapted to the needs of places in conflict situations, and thus spread the architectural project in a positive way. The Urban Ecosystem did just this with their Air Tree.

    The cases covered above, ranging from artist collectives which under-take small interventions to create urban acupuncture or social engineering projects, to projects based on digital tools that can be used and enriched by anyone and in any place, all provide a clear example of what we can consider may be the future of architecture. Small actions can have sig-nificant political consequences and affect the connections of a city. The use of new technologies and access to information offer new ways of perceiving different realities, and this is reflected in the current methods of producing architecture. Never before have we had this opportunity to ques-tion and objectively subvert the status quo.

    Theres clearly a renewed interdisciplinary interest on the part of todays architects, an attitude to architecture that transcends the mere act of con-struction. This activist approach will perhaps reflect the profession's most significant moment, so that it will no longer revolve around aesthetic con-siderations, square feet built, budgets or getting starchitects involved. In-stead, projects will be exercises in anonymous and collective architecture based on the basic human and social needs inherent in city living.

    Proyecto Wikihouse. Proceso de corte. Cortesa del equipo Wikihouse: @AlastairParvin + @

    Nick_Diaconou + @_Beatrice Wikihouse project. Cutting process. Courtesy of the Wikihouse team:

    @AlastairParvin + @Nick_Diaconou + @_Beatrice

    Car

    ta d

    esd

    e N

    ewar

    k

    Damon Rich

    "No puedes depender de tus ojos cuando tu imaginacin est fuera de foco"

    Mark Twain

    A slo 16 kilmetros al oeste de Manhattan se encuentra Newark, gene-rador industrial como suburbio de los placeres metropolitanos de la costa americana que represent un caso tradicional de crisis urbana en Estados Unidos: fuga de capitales, diversidad racial y una cooperacin viciosa entre la intervencin pblica y privada de los mercados para adquirir plus-vala. Durante casi sesenta aos, su narrativa predominante ha sido la decadencia y renovacin fallida de una sociedad incivilizada, simbolizada por la rebelin y violencia del gobierno al final de la dcada de los sesen-ta. De acuerdo con los equvocos recuerdos de la prometedora edad de oro, las determinantes que hicieron posible la libertad metropolitana se perdieron en la depredacin de condiciones y personas salvajes.

    Al mismo tiempo, Newark fue el semillero para una postura urbana completamente distinta y desafiante. Para 1966, Newark se convirti en una ciudad de poblacin negra en su mayora, lo que no ocurri en Detroit hasta la dcada siguiente. En 1970, los Newarkers eligieron por primera vez a un alcalde negro para una importante ciudad de la Costa Este. La ciudad fue sede de la primer Black Mosque, una mezquita para afroame-ricanos que hasta la fecha sigue siendo el centro neurlgico del Black Islam, una religin exclusivamente estadounidense. El desvanecimiento de un sueo que se tena sobre la urbe, a la vez propici las condiciones para otra: Newark como una ciudad orgullosamente negra.

    La narrativa de Newark hoy est otra vez en juego. Como la primera nueva administracin municipal que se afianza tras 20 aos, encabe- zada por un alcalde meditico y energtico, las esperanzas de reacti-vacin econmica se estn colocando en el continuo y voraz crecimiento de Nueva York, como centro administrativo y capital global. El entusias-mo para atender a los inversores externos significara renunciar a los 30 aos de poder negro? o el estigma histrico de la ciudad es lo suficien-temente fuerte como para repeler el mercado, dejando sufrir a los resi-dentes de Newark por la situacin de crimen y pobreza? Es posible que la ciudad est a punto de producir un nuevo tipo de democracia social en Estados Unidos.

    La arquitectura y urbanismo de Newark la belleza aterradora del siglo xx materializa estas narrativas envolventes: espacios abiertos que remiten a las demoliciones en masa de renovacin urbana y programas de vivienda pblica, crecimiento desmedido de la ciudad en proyectos como una arena de hockey, un estadio de bisbol para ligas menores, la realizacin de un centro de arte impulsado por grandes inversionistas, casas autoconstruidas y cientos de viviendas de inters social construidas para reemplazar complejos residenciales de otra categora.

    Las propuestas no construidas para la urbe enfatizan la distancia entre la fantasa de las inmobiliarias y los alcances de la realidad. Cmo se puede conciliar el futuro del desarrollo inmobiliario con este paisaje fragmentado? Cmo se pueden evitar los duendes que persiguen la historia de intentos fallidos para rescatar Newark? Cmo es que los nuevos diseos para Newark relacionan su pasado postraumtico con las esperanzas reales de sus habitantes?

    Desde la perspectiva de Newark, la mayor parte de la historia sobre arquitectura y activismo es una afrenta. Despus de todo, era una de las promesas redentoras del modernismo que justificaba la eliminacin for-zada de casi un tercio de la ciudad entre 1950 y 1970. Donde ha sucedido la renovacin, generalmente han surgido formas fortificadas con exteriores de cristal y situaciones hostiles a nivel de banqueta. Desde 1930, la ciudad ha sido reconfigurada para satisfacer las necesidades de aquellos que viven en los suburbios circundantes y cuya visin de la ciudad se resume por una seal a la entrada del metro: Una parada a Nueva York, a una parada del aeropuerto. Ms all de las lneas de transporte subterrneo, la ciudad adquiere otro carcter: un destino de compras para negociar. Los vendedores dirigen sus ofertas a un pblico ausente, mientras miles de compradores compulsivos pasan de largo: Downtown Newark es tuyo, redescbrelo. Qu tipo de diseo urbano puede personalizar esta gama de estilos? Lo vernculo puede convertirse en el origen de algo nuevo?

    En su mayora, el rea construida de Newark es como un museo de proyectos parcialmente realizados para la mejora urbana, que van desde L

    ette

    r fr

    om

    New

    ark