HALPERING DONGHI Tulio. El Ocaso Del Regimen Colonial

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Irlio Halpcnn, Dong;ri (r»rtltlatk»') EL OCASO DEL ORDEN COLONIAL EN HISPANOAMERICA Editorial Sudamerican :

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Irlio Halpcnn, Dong;ri(r»rtltlatk»')

EL OCASODEL ORDENCOLONIAL

ENHISPANOAMERICA

Editorial Sudamerican :

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I

E Un texto ,undamental para abarcar ycomprender las estrucluras soc¡oeco¡óm¡ca§

de Lalinoamér¡ca. Tras una br¡llante¡ntroducción por Tulio Halperfn Donghi,

se encontraráñ reun¡dos en este voluñeñlos siguientes 6slud¡os:

H.ciondaa y Ayllu¡ er .l Alto Pqr¡ dur.ntel siglo Xvlll, por Herbort S. Klein.

Levanlañ¡gnloa de ma3aa on Par¡l , EolLirdurante ol .¡glo Xvlll, por Oscar Cornbl¡t.

llll¡larizac¡ón rovoluclonar¡a an Bueroa Aire¡,1806.1815, por Tulio Halperln Oonghi.

Tributo.bol¡do, lr¡bulo .opu.!io. lnyar¡!ñl.raocloeconóúlcát gñ' la Bollvla aapr¡bllcrnr,

por Nicolás Sánchez Albornoz.Lat clater paligroaaa a comlontoa del

.¡9lo XIX .n ftlérlco, por Torcuaio Di Tglla.

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@LECCION HISTORIA Y SOCIEDAD

TULIO HALPERÍN DONGHI(compilador)

IIERBERT S. KI,ETN / OSCAR CORNBLITTULTO HALPERTN DONGHI / NICOLAS SANCHEZ ALBORNOZ

TORCUATO S. DT TELLA

El ocasodel orden colonial

en Hispanoamérica

EDITORIAL SUDAMERTCANA

BUENO§ AIRES

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ft¡lio Halpe¡ír Donghi

INTRODUCCION

IMPRESO EN LA [email protected] he.ho él d.pótito qr. pt.n¡.-r. l¿ b, 11.723, @ 1978. Éditofidlsr.lañen@ Soci.dad AhóniñA c¿lt2E!ñb.ió I? 545, B"enot Ai¡¿s.

Obr¡ pubücad¡ ,.sú¡ .l.ónv.¡io .ditori¿l rucnDto cnE t,d¡to!¡.l Sudm.nq¡. y .l lútiruto Toúuaro Di T.Ua

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Los trabajos aquí rcunídos tiencn, a mád del elemen-to común quc vien€ de la vincr¡lacióD mantcnida por nrrautorca coD cl Ir¡stituto Torcuato Di Tclla, cl quc lcrproporcionr ru alinidad tcmáticar todos cllos, en efccto,abord¡n aspcctos de la compleja crisis que pone fin alordm colonial cn Hispanoarnérica.

Cu¿Eo la crtudiaD cn cl espacio pcruaro y altopcrua-no. En cllo¡ Hcrb€t Klcin, Osc¡r Co¡Íblit y NicotásSánchcz Albor¡roz ofrecc¡r anticipor o mar§nalia dc co-

tudioa globalc!, dc o¡icntación rociodemográIica cn clprimcro, sociopolítica cn lor demár. "Ilacicndas y aylluren cl Alto Pc¡i duÉntc cl siglo xvln", de Hcrbert S.Klein, ofrecc -a'tavés dc ur cjemplo partiq¡larmentcbicn elcgido- rma imagen preciea de qué rignilicó cnesa otoño impcrial la dicotomía dc hacienda y comuni-dad, 3ob¡e la cu¡l t¡nto¡ iociótogos y antropólogos hanconst¡¡ido un¿ cstructura bipolar pan lar sociedadcs üt.} .

ilinac y mcsoarncricana§, Partiendo do una cosecha llgdatoi admi¡ablcDente abundantcr, flein tcmina pc.¿mostra¡ -a cs5 oponción como u¡a cntrc varias: iÍuC-m€ntc nca cn consecucncias es la que corrc entre.árca!relativarDentc ricas y árcar pobrcr, y la parciahncntccoincident€ con la antc¡ior quc ac da entrc zonas már yrneno¡ afectada¡ por la cxpansión dc rma agricultura dcmercado. Se trata, como cl mismo Klein subraya en suprírrafo ñnal, dc una primcra aproximación a "un esquc-

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l0 rur-lo saLPERrñ Doñc¡¡r

ma dcrnogúfico básico dc la sociedad indígena en la His-panoamérica colonial".

AuDque la ateñciótr a los asp€ctos dinámicos no estáawente dcl escrito de Klein, su interés se concentra so-b¡e todo en la reconstrucción de una realidad complejay su funcionarniento en un mom€nto del pasado. Ellorelega a segundo plano el examen da cua.lquier hipótesisacerca de la dirección en que el equilibrio hacicnda-ayllu tiende a movcñc, y más aún sobre la gravitaciónde esos desplazarnientos eI! la clisis global de la socie-dad colonial.

Esa perspectiva hace comprensible y legítimo qucKlein subraye, entre las ventajas del censo que utiliza, lacircunstancia de que fue levantado '¡en un momento enque, segrín todos los comenta¡istas contemporáneos, elordcn social había final¡¡ente welto a la normalidad yel área gozaba una vez má de una existencia pacífica".L{a que adopta Oscar Cornblit cn su examen del trasfon-do social del moviñiento de Túpac Amaru complemcn-ta la dc Klein: dentro dcl sector indÍgena, int€r€sa aCornblit sobr€ todo la transformación en el equilibriocntrc originarios y fo¡asteros; ese interés s€ continúa cD elque concede a la relación igualmente cambiante ent¡ees€ sector y el español, en el marco de la crisis particu-Iarmente aguda que el o¡den colonial debe af¡ontar enel Peni. Cualesquiera fuescn las iñternas fisuras dc eseordcn, para Cornblit son las reformas borbónicas las quedcsencadqtan una rebelión nut da por otra pa¡f€ dc ra-zones d€ protesta mucho más antiguas. Ello es así por-que esas refo¡mas, al acentua¡ los cor¡flictos endémicosen el apa¡ato adminfutrativo imperial, eñpujan a a.lguñosde sus inteSrantes a alentar tl movimiento que desembo-cará finalmente en abierta ¡ebeldía- Todavía más impor-tante es el el€m€nto fiscalista de e"as reformas, que creasolida¡idades aparentemelte paradójicas, por ejemplo

¡NTAODUCCTON 1l

cntre indio§ forasteros, que querIían seguir libres dcl Pa_

xo del tributo, y €sparñotca que ocuPan ticrras sin títuloy no quisier¿¡ ni perderlas ni pagar a la Corona lo qucahora élla cxigc para regularizar su §ituación...

Ese egudo rctrato dc una entera socicdad m crisis cs

".zuido "por un estudio que ofrcce testimorúb de Ia ca_

pnciana de ¡obrevivir de ese orden sin emba¡go tan r'¡¡l_

ncrable a sus intemas quicbras. A¡ conccntrarse en lalcnta aqonía del tributo en la Bolivü independiente, Ni'c"l¡is STnchcz Albornoz examina desde luego una peri'Decia típica dc la ctapa que sigue a Ia indepcndencia, cnque tas supervivencias dcl orden colonial, puesto quc nopueden ser suprimidas, con decentcmcnte cubic¡ta§ Porácnominacioncs más adecuadas a las Pautas idcologicasoue la ehancipación ha imPucato. Ycndo m¡b allá de e3_

r; constatación divertida pero atgo obvia, Srinchcz Al'bomoz se pregunta por qué el tributo sobrcüvió cercait. un sieto e su Drimera abolición, y lnlla el s€crcto d€

.,, o.rdu-ración * I" d. t coincidcncia dc intercses m_

tre un ñsco que no podría fácilmente recmPlázarlo conotras fucntcs de r€clrrsos y üna masa indí8ena quc ve enól la más segura gaBntÍa Para el mantenimiento del es'tatuto iurídico-irstitucional creado para ella durante lacolo"ia ("" estatuto quc d€fiendc ten zmmte no Por-our lc sea particulamente favorable' sino porque [as aI'ternativas que c¡ nuevo orden propone le scrlafl alrnmás periudiciales).

En ei cono plazo, esie último factor puedc ser decisi'voi cuafldo Melgarejo -arsioso de allegar recursos paracl ñsco y tierrai pa¡a sus amiSos- se lanza a una alegre

liouidación de las comunitarias, que dcbe conducir a laaÚolición del lributo, Ia re§ütencia de los despojadoscontribuye dccisivamente a §u caída. Sus enemiSos quelo reemplazan en el poder no Sustan de admitirlo, peroto advielten muy bien, y anula¡r las iniciativas demasia'

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10 TULro HAL?ERrN DoNGr{r

ma demográIico básico de la sociedad indigena en la His-panoamérica colonial",

Aunque la atención a los aspectos diniímicos no estáau§ente del $crito de Klein, su interés se concentra so-bre todo en la ¡econstrucción de una realidad complejay su funcionamiento en un momento del pasado. Ellorelega a segundo plano el examen de cualquier hipótesisacerca de la dirección en que el equilibrio hacienda-ayllu tiende a move$e, y más aún sobre la gravitaciónde esos desplazamientos en la crisis global de la socie-dad coloñal.

Esa pespectiva hace compremible y legítimo queKlein subÉye, entre lar ventajas del cer¡so que utiliza, lacircunstancia de que fue leva¡tado "en u¡r momento enque, según todos los comentadstas conternpo¡¡íneos, elorden social había finalmente !1r€lto a la nomalidad yel área gozaba r¡na vez más de una existencia pacífica".Ira que adopta Oscar Comblit en su examen del trasfon-do social del movimiento de Túpac Amaru cornplemen-ta la de Klein: deÍtro del sector indígeüa, interesa aComblit sobre todo la tmnsfomación en €l equilibrioentre originarios y forasteros; ese interés se continúa en elqr¡e concede a la relación igualmente carnbiante entreese sector y el español, en el marco de la cñsis particu-larmeote aguda que el orden colonial debe af¡onta¡ ene[ Peni. Cualesquiera fuesen las internas fisu¡as de ese

orden, para Cornblit son las ¡eformas borbónicas las quedesencadena¡r una ¡ebeüón nutrida por otra parte de ra-zones d€ protesta mucho mas antiguas. Ello es así por-que esas reformas, al acentuar los conflictos endémicosen el apa¡ato adminisüativo imperial, empujan a algunosde sus integrantes a alentar el movimiento que desembo-ca¡á finatmente en abierta rebeldía. Todavía más impor-tante es el elemento fiscalista de esas reformas, que creasolida¡idades aparent€mente paradójicas, por ejemplo

INTEoDUccroN 11

fl¡lrr ir¡dios foraiteros, que querrían seguir libres del pa_

",, ,f.i tti¡w". v espa¡¡oles q,,. o*p"n tierras sin título

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;,;i¡; ii"¡h., Albomoz examina desde lüego una peri'

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i,,r,u,, ,. o..*nru por qué eI tributo sobreüvió cerca

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¡i i., .e" t.*., qara¡l ía pam el mantenimiento del es-

i"t,"., ¡r.;¿;'."-i.,!ritrcional creado para ella durante la

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10 ru¡,¡o HALeERTN DotycHr

ma demográfico básico de Ia sociedad indígena en la His-panoamérica colonial".Aunqut.la arencióo a los aspecros dinámicos no está

i::.ll: d.t escriio de Kteü, srl inrerés se .on..n,.,-.ol:r:. to.do !n la reconsrrucción a. ura r.a¡daa c"mpleLy-,su. runcrona-mien¡o en un momenro d.l p*;;..Én-;rerega a.segundo pláno el examen de cualqu'ier hipóLesisT:,r.u..d.,tu di¡ección en qr. .t .qrit¡ú;; ;;;;#11,:-^,1.11: y más aún sábre r" s,";i,;ió,i:r::¡s o€:prazamrenros en ta c¡isis gtobal di Ia socie-oad colorual.

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-todos los comentaristas contemporaneos, elordtn social- había finalmente \alelto a la normalida.l v:,^r]:.1q:*:" una vez más de una exisrencia pacífica,j.i: !,: y9qr, oscar Cornblir en su exa¡nen dil rraslon-oo sooal det movimiento de TúDac A,r, r" d. K.i;, ;-. ;;';;'.;l ::.l ;JJJ:,:"#|J,.Jr;uomo¡rr sobre rodo la rransformación en et equitibrioent¡e originarios_y forasteros; ese interés se continúa en elqur concfde a la relación ¡gualmente cambiante enüeese sector ) el español. en el marco de l¿ cr,isis oañlo,-lflT-,,. j9.9" que e¡ orden color.iat debe ut o',,ta. .,,el feru. L;uatesquiera fuesen las intemas fisu¡as de eseord-en, para Cornblit son.las relormas borbórnc* t;, q;;::._11.i1.1*- "." rebetión nurrida por orra pa¡re de ra-¿ones oe protest¿ mucho má¡ anriguas. Ello'es así rror-que rsas retormas- a¡ acentuar Ios conflictos endém,ico,§n el

^ap-arato ¿dminjsrralivo imperial. empujan a algunos

ll-jr:, :"l.gr,'t* a atenrar el moümiento que dese_-mbo-cara rmatmenre en abiena rebeldía. Todavíá más imoor-ta¡te es.et etemenro nscalis¡a de ..* ."f..;^;:';";'i;solrdaridades aparenremente paradójicas, por ljemplo

rNrRoDUccroN 1l.[trc indios foraitero§, que qucrrÍan segui übres del pa-I0 del tributo, y españoles que ocupan tierral sin tí¡¡loy no quisieran ni perderlas ni pagar a la Corona lo quenhora ella exige para regula¡izar su situación...

lise agudo retrato de una entera sociedad.m crisis es¡cguido por un estudio que ofrece testimoni'o de la ca"pacidad de sobrevivir de ese orden sin embargo tan !ut-rrcrable a sus intemas quieb¡as. Al concentrarse en lalcnta agonía del tributo en la Bolivia independiente, Ni-r'¡,|¿b Sánchez Albomoz examina desde Iuego una peri-pccia típica de la etapa qlre sigue a la independencia, enque las supewivencias del orden colonial, puesto que nopueden ser suprimidas, son dec€ntemente cubie¡tas pordenominaciones más adecuadas a las pautas ideológicasque Ia emancipación ha impuesto, Yendo más allá de es-ta constatación divetida p€ro algo obvia, Sánchcz Al-bomoz se pregunta por qué el t¡ibuto sobrevivió cercade un siglo a su prime¡a abolición, y halla el seoeto desu perduración en la de la coincid€ncia de inteieses en-tre un fisco que no podría fácilmente reemplazarlo conotras fuentes de ¡ecursos y una masa indígena que ve enél la más segura garantía para el mant€nimiento del es-tatuto jurídico-institucional creado paxa ella durante lacolonia (un €statuto que defiende tenazmente no por,que le sea particularmente favorable, sino porque las al-ternativas que eI nuevo o¡den ptopone le serían aunmás perjudiciales).

Dn el corto plazo, este último factor puede ser decisi,vo; cuando Melgarejo arsioso de allega¡ recüsos parael fisco y ti€rras para sus amigos- se lanza a una alegreliquidación de Ia"s comunitarias, que debe conducir a laaboüción del tributo, la resistencia de los despojadoscontribuye decisivamente a su carda. Sus enemigos quelo reemplazan en eI poder no gustan de admitirlo, perolo adüerten muy bien, y anulan las iniciativas demasia-

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12 ru¿¡o HAr,pERrN DoNGrr¡

do atrevidas del der¡ocado dictador, Sin embargo lo quepone fin al tdbuto -y con ello elimina una de-las vallasprotector¿s del fúgil control que la§ comunidadesmantienen sobre sus tierras- es el surgimiento de fuen-tca a.ltemativas de r€cursos. que permiien finalmenre atfisco prescindir del üeio gravamán; cuando €llo ocur¡ela desesperada resistencia indígena no barta para ftenarla erosión rapidísima de las tieras comuniti¡ias. Es laBolivia del esta.ño, como antes el peru det guano, la quepone fin a la larga agbnía de una institucfun básica enel orden cr€ado por Bspaña pata sus India§.

Los dos trabajos que sigufn lueh,¡en su atención h¿ciala crisis que conduce a Ia Independencia y sus resutra-dos. El de.Tuü,o Halperin Donghi examiná tas raíces yconsecuencias de la milita¡ización inducida en BuenosAires por la invasión inglcsa de 1806; ella ofrece un mo-do de articulación nueva entre los sectores populaxes ur-banos y los rnargina.les de la élite portena, que sabránutilizarlos para desembarazarse de sui antes má podero-sos rivales dentro de esa élire, y lot'rado esro se aDresu-rar¿i¡r a deshacer el mecanismo cuias peligrosas ioten.cialidades h¿¡r sido reveladas por su'proiia lonquilta aelpoder local. El de Torcuaro Di Te'ua'atrontai a parrirdel ejemplo mexicano. un aspecto de más vasro allanceen la transición del orden colonial aJ posrindependien-r€. Al examjnar el lugar de las ..ctasei petigrá,as" enMéxico en la primera mitad det siglo irx; Di Teltabusca sobre rodo aquilatar Ia comptfjidad y ¿mbigüedadde esa presencia de t¿s ctases p"putaie", , menudo sim-boiüada por observadores sin embargo sagaces a Lravés

{. l, j^^Slr del léprro sin oficio ni beneÍicio. enrrega-do a la ociosidad y siempre dispuesro at tumulro. p:ordebajo de la extrema diversidad de ripos y siru¿cionessociales. de los que levanra un rápido'inrinrario en Iaprimera parle de su Lrabajo, Ie inreresa rasrrear una

¡ñrAoDrrcc¡oN 13

lrontera intema a las clases populaies: la que.separa aquienes tienen ocupación permanente o por lo menosrcgular de los que tienen Iugar decididamente marginalt¿nto en la sociedad como en el mercado de trabajo. Lapreiencia de esa frontera es a juicio de Di Tella uno delos rasgos báicos de la sociedad mexicana d€ esa etapa,y -junto con la de grupos medios má.s nlmerosos de loque la imagen convencional supone- confier€ a esa es-tructura una complejidad y una solidez mucho mayoresdc 1o que, de nuevo, esa imagen convencional postula.

Este examen cursivo de las clases populares mexica-nas, aI margen de Ias perspectivas que explora con algunadetención, deja abiertas otras muy va¡iadas y sugestivas,desde la posible inst¡umentación política de algu.nos sectores de elas (sólo b¡evemente contemplada enla referencia al séquito popular que -sobr€ todo en laopinión de algunos de sus enemigos- supo ganarse ltur-bide) hasta las inesperadas solidaridades que frcnre alcmpresario extranjero unen a obreros mexicanos y auto-ridades judiciales y administmtivas habitualmente menoscelosas en su defensa.

Esa riqueza de sugestiones es por otIa paxte rasgo co-mún a los trabajos aquí reunidos, todos ellos testimo-nios del esfuerzo en curso por alcanzar imágenes máscoherentes de la disolución y lento rcemplazo del ordencolonial, que será sin duda todavía por bastante tiem-po una de las tareas ineludibles para la indagación his-tórica hispanoarnericana.

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Herbert S. Kl€in*

HACIENDAS Y AYLLUS EN EL ALTO PERUDURANTE EL SIGLO xvIII:ESTUDIO DEMOGRAFICO

DE I-A POBLACION AYMARAEN LOS DISTRITOS DE CHULUMANI

Y PACAJES DN l?86*'i

(Traducido por Síbíla seibert)

* Univdsidád d. Cólumbi¿i' quicro m4if.std mi a3¡ád.cimieútó á Kdr Spaldins, M{el,oCaoagnei, Slanl¿y L. Eng.rm¿n, Donald T.eiman y Aa.b a Leons porsJ! \rlióÉtu cnu*s herhc' dumnrc ts dnüata! rtapas de etrbó¡dciÁn delprescnr€ e{Ldio. Er. di,ulo tur pubr,rdo m,^rrlldno cn l¿ RcrÉráDesanoL!. Eeoróm¡co, ñ. 59, vol. 15, Bs, As.. octübre-dicicnbre de l9?5.

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N Ef, ALTO PERI' t7

En la historia de 1a sociedad ¡u¡al latinoamericana, lainteüelación entre las grandes haciendas y la comunidadindígena conocida como aflu o ejido, es uno de los te-mas más comp§os de entende¡. La lucha por Ia tierra,mano de obra y mercados entre estas dos institl¡cionesterratenientes competitivas fue variando a Io laxgo d€ltiempo y del espacio y sólo en área3 limitadas esta in-tenelación se ha analizado profundamente. Los numero-sos estüdios realizados hasta ahora se ocupan en su ma'yoría de las principales áreas de concentración camPesi-na indígena en México.r Sin embar8o, existen menos in-vestigaciones para eI Perú y éstas se han ocupado básica-

mente de la costa peruana y de Chile. En cua¡to a las

mesetas andinas, sólo se han analizado los dominios je-suitas de Nueva G¡anada y Cuzco.'? Si bim estas ha.ien'

¡ U¡ bu.n rcsú.. d. la hibüoFárí¿ É p{.d. .n.onttr cn M¿gnurM¡júGi "Th. Spannh Añdi.ú Hti.¡¿¿: A Su(cy or R.c.nt Rcs¿d.húd Deh^r." , H'ljpaki¿

^ñeic"n Hntuncat R¿ti.u , !ot. 63, Nr 2 (nayo d.

l9rg), pigs. 183.216.: El .súdio clálico sob.¿ Ctl. coloniar .§ cl d. Jc Aord. v Mdio

cónío*: Eúotur¡ón de ld pnpi¿do¿ tutu| ef ¿t útLe d¿ L"óqle 12 tok.,S¡n.iagó de Chile, 1956), Una s{ir d. hae.ndas cn lá .ó{, p.ruma fu-,on ..tudiad¡s por Rob.rt G. K.ilh: "Or's.n dcl \n'rm¡ dc hccicndr"..nLd htcni¿i, ]a coñúdoÁ t .l ca betiao en ¿l PerA (¡nrituto d€ E*u_¿ios P.tuanos, Lim, 1970), páss. r&60, y por JoÉ M¡to. Md: "Ld haci.ndas del valle de Ch cay', .r ¿¿ hd.¡en¿, en ¿t P6ú l\rsriúro dcErudios Perudd, L¡m, 1964). pág§.283_395. Sobre la§ haci€rd¿s j.suíti.a v¿e c.ñá CoüEnñ¡. L¿! hacier.llt tL tos je it¿s ¿i ¿l nr¿úo r¿ino.te dar¿.la (Bosotá, 1969), y P¡blo M.Mt La h1.¡eidL Petuonocoloñiot kitLo XW ), Liñ ' 1934.

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lE trEa.BE¡r s. KLarñ

dai €ran importantes, la gran mayoria se encontraba €nm¡uros sccularcs y ninguno de estos dominios ha sido es-tudiado. Incluso en una ¡cüsión limitada dc la hirto-ria rural d€l Altiplano se ha ignorado por cornpl€to ¡arcgión dcl Alto Pe¡i (Boüüa).

No sólo no se han estudiado varias de las regioncrprincipales dc carnpesnos indios en esta historia rural,rino quc s€ sabe más sob¡c las hacienda¡ que sobre losayllus y se ha conccdido más importarcia a la tie¡ra yal capital que a la mano de obra. Apa¡tc de los censo¡rca-lizados en Peni en el siglo XVIII por los intendentctmás progreshta§r y algunos informes gencrales de los vi.¡rcyef, no se sabe ¡rada sobre lar distribuciones dc po-ltag!ón d9 lo!-ca4prsi!r!g- indi.s, ¡ilu !§tructura deedad y sexo, las pautas df e6-c!¡Eictrte y ¡EigracióLo suréac-ñFfie-n1c a distintos sistema!¡qonómicos y egoló-gTcos rggionales. No obstante, los datos para rcconsrruircaa informaiión existen y eslán bicn prcservados en vo-luminoos informes del a¡chivo ¡eal de la administracióncolonial española. Por medio de los libros de alcabala se

pued€n dete¡minar con prccisión los flujos de intercam-big y las economías rcgional€s. También dc las listas fu)'r.da.rnentales dc Lributos indígenas se puede reconstruircon3ranfdelidad laJstructua dc¡nogñífica de las ma.sas ru¡ales de Peru y Bolivia du¡ante Ia época colonial yel siglo xlx.

t Véú mb¡. todo .l bil¡a¡.. infom. dc lrúctlco dc Vi€dmá, .tüu.thdo int nddt. d. la prainci¡ .L Cochabanb¡ y Sdt! C¡u. "D.$diFió¡ d. l¡ Prdi@i¡ d. Súta C@ d. ¡r Sim",.n E.dñ d.

^!.¡¡.,cd,t CoLcctón d. obñ t ¿o*ñ.nto, Ébt¡vot d b hktono dieso r ñe.t¿md .t¿ h' ptooinci4 <tzt Río d¿ h Pt¿ta 12. .é., Bncno! A¡.«, 1970),@¡. VI, pi8s. 6t¡.7!6. Túbi¿¡ h.y úid ¡ntmr imdnc d. Vidn..¡ h C,¡.eión M¡rt ü¡lN¡ & l. 4..¡.ú¡¡ R..r d. ¡¿ t¡ir.ori. & M.,

a H r.Lv¿mi.rto ñtu cñpl€lo quc h¿!t. ¿hon r h¡ publ¡cado .!.1¡ic J@qüí¡ & E a.@E rvdorí. ¿. sobí.6o ls¿],Il^, t 9.l?), y .lc M.¡relrL Am.t y Jüninr: ¡rá,rn d.soá¿ño f§GriU¡, 1947).

IIACIENDAS Y AYIJIUA EÑ !L AI'TO ?ERtl 19

El Drcsentc estudio s€ proponc realizar una Pri¡4'rarcconirucció$ demográlici d-a pobtación nual de los

indios avmarár .n unÁ de las zonas más densam'nte Po'üi"¿* .ía p*,i, [a3 mesetas quc constrtuyen la provin'

cia de La Paz en el Alto Pcru. U¡ando las listas de tn_

butos, t¡ataré de determinar compa¡ativamente- las-es_

i-..it*:a.-"*¿n "" *"- ." haácndas como cn

, ;;ll;;ññ,r;'iE-" uño bus§, r4-de$i!s!te!-see¡éEi'.ás v'cconóuieqf distintos dc csta imPortante PIg',i".iá. I-* ¿-." á** s€lcccionadai son el distdto dc

illñs. d. considerable altura, ubic¿do en la costa su_

a"al"á ¿.t laso Titicaca v cximdiéndosc hasla cl

h'mite con la prJvincia de Oruro; Ia otra área la consti_

i""." f", f"¿,i.^ orientale§ de valles troPicales conoci_

do's como tas Yungas, quc foman el dislrito relatilc_

-.rr,. nu.no de Cñulumini. La primera zona' la dc Pa'

..¡."- .. u" á¡ea de pastoreo y_agricultura tradicional,

."1,.1 ";"a"¡* cultivoc han sido los tubérculos amcri-

.uío. i .r.'a.rluudos y los Productos obtenidos dc la,1"-.'" tt llama.s ü pobáción al'¡nará, constituida

"á. 'rnós 42.OOO indios, ie concentraba PrinciPalmcnte

i." r"t .uU"s. Dero entre éstos se intercalaban importan_

ies hacie;das ¿e Pastoreo y agricultura La población es

uañola de Pacajei cra reducidá y su§ céntros urbanos in'llui'an casi exclusivamenle a los aymarás.

, ^niodó

d. Atc.íto, Dicooadno ¿eosAkahü.ótuo .t¿ lú Ií¿iü

"..;;;;;.;. A-n;¡i;i., z" .a., üo¡iia, tgor; u pú'6 'dic¡¿r 'ti.-iziiiiigt-

".r- m. *¿ lió. R.ñdmdoc ¡ P*+3'

^¡c'do úoú qü'

-; ;.'i;¿ o mi¡á, v po¡ s¿¡ ¡ ¡*' & rt' do¡ qdlrúÚ' d,Í;.-¡;;;Áii. * i..,.,-i.nto, v n,v c'(!1" t4 PrñciPir'¡ 'r--i.,,i*I¿ u i¿¿. Á .l chuno' qu. E h¡cfr d' paP

' v l¡ cm''i". " -'.." -. i roduc¡n t¡ la¡ num@¡Ú h'd'ndÚ <kdriú r;";J..1;-.¿;'. "Á;,is'.-o. tue ñuv riá v opur"h d' hr ' '

l; ¡.¡Á ¿oo.a¿" - r- p.rt v la ún¡á crPo¡ladó' n¡,ra c E

..¡¡¿. q, a i¡t- qu. * 'rlr¡ir d' uM dc l¡t ñ¡E qu' lúu' qu''

Page 14: HALPERING DONGHI Tulio. El Ocaso Del Regimen Colonial

20 i¡EÉEEBT s. ICLEr¡r

Por el contra o, los 29.000 aymaxás de Chulumani se

encontraban fundamentalmente en haciendas dispersasentre un número casi igual de españoles, la mayoría delos cuáIes vivía en importantes centros urba¡ros de múl-tiples castas y clases dentro de la extensión más ampliade los pueblos.6 A diferencia d€ Pácajes, Chulumani era

DISTRITOS

LA PAZ

¿ Una memodr b¡smr".x,.nra ¡obE la\ yu¡Sas.n I 749 iñforr¿ qu€.n .l k¡nrorio,l. ChulM¡ni .xist.n ''Du.v. .ú¿tG lprnoqui¿sl qu. ü.E quincc pobl¿.io.s nabitadas por milcs dc a.¡mas, lá ñitad d. .l¡os €spa-ñó1.s..," Inlóec dcl Oidor ÉGnotuio ¿e Chd.as, Don P.drc \¡c.Dre C¿-

EACIENDAS Y AYf,I,¡,IA EN Ei ALTO PERU 21

unt zona de cosechas comerciales Por exc€lencia. Ds unhccho poco usual qgg,glprincipal cYltivo de Chulumalifrrc¡i li-to-ca. ,ttu planta precolombina consumida poriur .n p."iná. indícenas áel Alto y del Bajo Peru La

v¿nta de hoias de ."ca f"" u"o de los pocos ejemplos dc

comcrcializición exitosa y su utilüación exclusiva como

mcrcancía de un producto precolombino l-as ventas de

coca también reflelaron, igual que las bebidas alcohólicas.

un¡ disminución rélativa en las pautas g€n€rale§ de coñsu'

mo dc la población indígena. ExcePtuhndo ciertos tlsos

ccrcmonial;s, la coca se uiilizaba Primordialmente como

un leve rranquilizador y suPresor del hamhre' Chuluma_

ni cra una iona relativaménte nueva de producción de

c(rca, €ncontrándose en $r auge durant€ la segunda part€d.l sislo xvltl. Por elto todavia mant€nía una prósperanunou"e minorira¡ia concentración de avllus que rambién

rc oiupaba de las planraciones de coca.a

llr. 6 !D üsita r la R.ál Cája rL Aduas d. Iá P¿, fcch¿il¿ .n Poto,í.l 26 .lc ju¡io dc 1798; Ar.hivo C.úEl d. lndis (AOI), S.vill¿' Audi.¡_cl¡ d. lu.nor Ai¡€r, ¡.gajo 511

' si bi.n ¡o .xistcn .studio! con Etos lobc p.utat dc contmo dc

coi ¡ru.q ¿"t** *'t¡t".n qu. cl aumtnto d. la Prcdú.ción d. c@a

'.o.idrld dimi¡ucioú(.r ¿l .on5úo d¿ ¡lim.nlór. Por lo tMló @ m¡_

vo p¡o¿ucam d. cc. .r ls Yunsar podl¡.f..tivmcnl. &b.rÉ a úar.l.tiv¡ d.cad.n.ir y/o d.pr.¡ión d. lá5 áE¡5 prcdúrd.. de alimenro¡Sin .nbdo. por .l h..ho d. qu. lá.o.¿ cr¡ úa.o*'ha cóhd'iál' cl,"-.nro d-ct.;n¡úo debe h¿bd.rado ¿róñpi,iado por ú mayor pod.r¡dquililivo d. t r maes irdig.ú., ¡o 6a1 obüdmt no @in i¿€ con úad.;É.ión Fn.r¿lradt. E( flidcrt¿ qü. los .+añóLr ñi§nos ró €.r¡bdu¡or d.l D¿p.l qu¿ iug¿ba l¡ .oq cn l, di..á d€ lor indiór. @mo lo

"'-".t- .,.i.--' v cono¿i«o¡o Dfomct .3qitd du¡rt .l príodoi"ron,al. Un b"e¡ r;¡Mm sobF l¡ bibliosrafi¿ G .n.u.ntra.n JóÉDh A.C¡griúo: "Th. Co.a D.bai. \¡ Colo¡i,l teo" , Th¿ añene6, vol. XX, Nc Ifiulio de 1963), pfu..45'6!.

I En est itrfme..t oidor C¡ñ.1. Éñ.h quc..n.l ¡klo )«¡¡ cp¡oducí¿ póca cma €n l¿s Yu¡g¡! y toda la qn. habÍa prov.ni. d. lorayllú. En 6tc período, l! proürci. d¿ Cu,co €rr d prircipal ab¡st ctdo.p¡ra todo .l P6i. En .l riglo XV¡I, álexnos vfciDos d. L' P

|,ta

&-iiI;tB.a cou,a.co!o'¡r§ú rtuá. ,/' '_'--'

Page 15: HALPERING DONGHI Tulio. El Ocaso Del Regimen Colonial

22 HEaBEBT s. Er,ErN

De este modo, las dos zonas comprenden dos de h^Jtres regiones ecológicas fundamentales de Ia sociedadandina: las sierras y la montañá orienta.l, si bien no lacosta del Pacífico. También incluyen gr¡¡ part€ dr losmercados de subsistencia y trueque, como asimismo lesáreas de cosechas comerciales. Ambas contienen enabundancü las principales variedades de haciendas y ay-llus come¡ciales y/o de subsistencia. Resumiendo, sepuede decir que representan a la mayoría de los tiposde tenencia ¡u¡al y zonas ecológicas donde residÍa parteimp ortante de los indios aymarás durante el último pirío-do colonial del Alto Pcrú.e

La docum€ntación paIa este estudio ha sido tomadade los. famosos cersos de tributos, rccolectados po¡ fun-cionarios reales enrre rodos los indigenas de Hispano-américa. Si bien esras listas no rienen medicion€s reri.toria.l€s que püedan confroütarse con los datos catastIa-les, son valiosas fuentes de información sobre Ia estrr¡c-tura demográfica de estai comunidades. Dé estos a¡chi-vos tarnbién se pucde extraer información sobre pose-sión de la hacienda y la importancia económica reiativade los ayllus segrin las disrintas tasaciones fiscales. Así,pues, las üsitas d€ tdbuto son una fuente esetcial y po-co explorada para describir Ia existencia de mano

_de

obra en aylhrs y haciendas cn la riltima época del penicolonial, así como su distribución en el tiempo.y en eIe§Pacro.

a cohpr ti.er y a plDtd coca. Aun si, di.¿, rccién n cia l?50 s.rabLcidon 6¡almar. I¡5 p¡incipaLr haci.nd.r d. I¡.cgión. AGI, Au-di.ncia d. Buños AiEs, Lgajo 5 t ¡, i¡Im. d. ¡cd¡o Viant C¿n t.,¡¿¿.

, t¿s p¡incip¡lc. á¡.* qú. h. €xcluido so¡ tos c¿nso. ñirero¡ d.O¡úó y Potosí, árls pEpond.rdr.úcote .yerá5 y alsunos d. ¡os mü.,Er.rLro d.l sur y dcl ef€, .sp.ci¿.Iñ.nic .¡ L pro,ieia d. Chuquihca§i üi.n había aymüás .n .l c.ntro ccÉ¡I.rc d. Cdh¿bMba &r¿., unaá¡.a prihordialm.n rc qu€chua.

¡IACIENDAS Y AYI,LUS EN EI, ALTO ¡ERI' 23

lil motivo por el cual seleccioné el censo de f786 co-tno año base para este análisis sincrónico pr€Lminar está¡cl¡cionado taÍto con los axchivos mismos como con lascondiciones económico-social€s geñerales en el Alto Pe-rú. El cer¡so de 1786 es el p melo del distrito de Chu-luÍ¡ani recientemente creado, y €n las sieras el p¡imercontajc completo de población total realizado por fun'clonarios reales en la histoda de este ceDso. Ello se de-bi6 a las refo¡mas admiñstrativas y contables que acom-p¡flaron a la introducción del nuevo sistema de inten-dcncias. En tercer lu8ar, fue el primer censo completor.¡lizado después de la ¡ebelión de Túpac Amaru en1780, en un momento en que según todos los com€nta-ibtas contempoÍineos, el orden social había finalmentewclto a Ia no¡malidad y el área gozaba una vez má deulta existencia pacífica y próspe¡a.

Pa¡a a¡alizax los datos del censo me he guiado porlar categorÍas que los mismos censistas ha.ri proporciona-do. Si bien da¡l ta edad de todos los hombres, las muje-rcs solo figura.¡r hasta los 14 años de edad. Sin embargo,lo¡ cen¡istas clasificaron a la población indígena en nue-vc categorias seg¡in sexo y edad, lo cual constituye labase de cste anáüsis preliminar. Pa¡a los hombres habíacuatro categorías: niños (hasta l4 anos), próximos(14-18), tributa¡ios (19-50) y reservados (más de 50).Para las mujeres también había cuatro categorias: niñas(hasta 14 años), soltera§ (más de 14 años), casadas yviudas. Por ultiño estaba la categoría de ausentes paracualqüer tñbutaio no presente en la comunidad almomento del c€nso y que no se hallaba en Ios libros dedeft¡ncrones de la parroquia,

Los funcionarios reales también tenía.n tres tipos di'fe¡entes de unidides agrícolas con los cuales clasificabana la población. Esta diüsión se basaba en el acceso a latierra de los indios tributarios. El grupo gravado con im-

Page 16: HALPERING DONGHI Tulio. El Ocaso Del Regimen Colonial

24

nía¡ derccho legal a la ti¿ra, la fo¡ma tradicionat de

pu€stos más altos lo constituían miembros originalcs del ,

ayl u (9l!g!44{!os con tierra) que tenían acceso pref€ren-cial a las tierras del ayllu..En las misma¡ comunidadestambién vivía un segurdo grupo de familias que teníarun acceso muy limitado a las tiertas, que eran $igrantesmás ta¡díos de la comunidad y se los conocíi como4ffegados o forasterolro Esra genre, si bien podía usaralgo de las tierras cofuunirarias, a menudo trabajaba pa.ra los originarios con ti€ña. En est€ mismo nivel de ba-jos impuestos se encontraban ad€más de los agregadoslos vanaconas o indios que no poseían tierras y que ü-vían en los dominlósTiivados de los terratenientei espa-ñoles o cholos (mestizos)\ Si bien-esros p€o_ne¡ no r§-

¡IAC¡ENDAS Y AYI,LIÍS EN EL AI,TO PE*¡J 25

circunstancia, como Io prueba el sistema tributario, quecúii siempre cobraba la misma suma a agregados y yara-

En €l siguiente anáisis comparativo de Chulumani yPacajes he adoptado las categorías agregadas de edad,¡cxo y acceso a la tiorla a fin de determinax las caract€_,lsticas demográficas biísicar de estas dos zonas en Ioque se refiere a la hacienda y al ayllu.

Al companr estás dos zonas parecería qu€ su imPor_tancia comercial r€lativa trene mayot peso en la deter_

¡ninación de sus estructu¡as demográficas que las divisio_nca interlras ent¡e ayllu y hacienda. En primer lugar, losvalles tropical€s (o yungas) que confonnan el dist to de

Chtrlumani co[tienen, en promedio, mucho ñenos p€r_

¡onas por uñdad a$ícola que la zona dominada porayllus y agricultura de subsistencia en Pacajes. Como se

dcsprende de Ios cuadros I y 2 (págs. 26 y 27), este rasgoca compartido inteñam€nte por ambo§ tipo§ de propieda-dcs. Por ello, si bien la población total no en muy distin-ta, había muchas más propledades en los valles de Chulu-mani (403 unidades) a pesar de una €xtensión geográficamucho menor, que en las llanuras d€l distrito de Pacajesque sólo poseía unas 182 unidades. Esto significaba quecl flúmero de personas por p¡opiedad en Pacajes era enpromedio algo más del doble que cn (hulumani,

Esta diferencia de ta¡naño promedio no significa quePacaj€s tuüese un porcentaje mayor de población eco-nónücanente activa por unidad que las propiedades deChulumani. En rea.lidad, lo conttario parecerÍa ser locierto. Usando a Ios tributarios (hoñbres entre l8 y50 años) como aproximación gruesa de mano de obra

pago po¡ sus servicios en las haciend¿s era el sistema decolonato. Este permitía el usufructo dc la tieÍa comopago del trabajo realizado en la hacienda cenrral por elyanacona o colono. Así cada fa.¡nllia trabajaba sus pro-pias tienas dmt¡o de la hacienda, a cambio de su trába-jo gratuito (1 men"d" también herramientas y semillas)en la propiedad del tenateniente. Por elto, el yaÍaconaa veces teriía tanto o más acceso a la tier¡a privada queel agregado en los ayllus.¡r La Corona reconocía eita

' 0 Aunqu. lor i¿ñinor fora*lro y ,gÉgido sc us indi.ti¡rm€nr¿ cn

¡os dae.ntos d€l siglo )OII¡, dc aqní cn ad.ldt usd¡ .c¡ rt ers¿dopa¡a €vitar.o¡fusion€s.

I' E$a ?s úr d. la! .on.lu¡ime¡ qu€ €rtB. (,rr., .n ¡u c{ntio d.un¡ *'h d. h&rñd& y ayllu¡.n P¡aj.r ¡ m.di¿dor ¿. ¡. dacada d.1950, de.pu¡. qué tuc¡6 toruda! por €l sobl'rno .aF¿1. A E.vcs d..ftuertar prdias al cobierño R.fomisra d. 1952 y.ñ b¡r a ¡us prcpios€stud¡os, concluy. qu¿ la3 hadcnda. d. la Egióú dc P*rj.s (qu. cn .tpdíodó a€tual está dividi.l¡ d los d€?¿rtam.ntós dc p.c,jes, tns¡ví y Dar-re de los Ande, t¿nía sl@€ . ú ¡0% d¿l loial d¿ ii¿rs úablcs y dcpasto.co destimda a ls coEchm de ¡d p¡opi.tdios y u 70% pú¡ ..usu-

fEcto" d€ rós pcon€s (divididos .n e,,es qu€ erÁ u ¡o.¿ lúitiar, ayneta, ur¡ á¡É m,i! .xt ns! d. cu¡.ivo, y le ti.rs comums d. pútoEo).

V¿aE WiUiú E. Cirtd: lyna¡a Cóññuturi¿s dn<t úe Bolbi¿n Ae¡.rionn.loñ (UniErity of [¡o.id¿ Móno!¡¿ph5, Sei.l Sci.¡c.s, [aU 1964],

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26

CUADRO ITusño p¡om.dio d. l¿ pobláci6, poú tipo d. propié<t¡d .n .l

disúito d. Chuluñ.¡i, prcünci¡ dc L¡ P¿r, cn 1786

(Númdo de unidades asrícola¡ €nt.e parcnr.3ir)

y.eoB Orig¡úic

n *.-' T,:,:51,? ( r8) 13?,0 ( ?)15,1{ 43) 40,7 ( 6)44,7 ( 13) !9,3 ( 3)22,4 | 20) 4Ll | 2¡30,2 ( 8) 4r,2 ( 5)45,5 ( 3¡) 65,8 ( 4)48,5 | 27) *668 { 6e)98J ( 34)39,9 ( 9)77,8 | 4l¡1,2 (2?6)

158p ( 1)

78,7 ( ')148,7 f 3)

8r,r (84)

68,6 (10)w( ')60,2 ( 4)

54,r (2r)

AACTENDAS Y AYI,LI'S !N EL ALTO PE§Ü 27

CIJADRO 2l¡mrño ptomedio d. la pobl¡c¡ón por tipo dé prcpi.dad .. .t

di.trito de P@jcs, provirci. dé La P&, .¡ l7E6(Núm.ro de unidÁdd ¿srícola..¡t¡. p¿rént.sü)

Y.-"o-¡ ong"uo A¡r.¡.dor l'or.¡ d. tPk6to '"iid', --{-fr- ""',,1, 'il,'fi:,'Agr.g.d6 Tor.¡ & lr

d pobh.iótr

187,840,,bo,?58,547,2

106,2

272,O

7l !24,8 | ?)6) 81,2 ( 6)3) e0,0 ( ¡)2) 100,0 ( 2)5) 88,4 ( 5)4) t?2,0 | 4)rxa) 44,0 ( ¡)l) 450,0 { r)

56,5 (11) 108,7 (42,0 ( r) 186,8 (87,0 ( l) 193,? (61,! (10) 144,2

- 168,0

- 426,6

115,0 ( 2) 4!3,5

¡2) 9812 (¡2) 206,9 (12)7) ¡50,6 ( 7) 33?,4( 7)7'J 157,1 | 1) Sá1,4 | 7)9) 9910 ( 9) 245,2 ( 9)4) 7r,8 ( {) 243,8 ( 4)8) 208,¡ ( 8) 634,8 ( 8)

2J b44,01 21 9?7.b( 2\

95,0 ( r)135,0 ( 2)120,8 (10)r8r,0 (10)84,6 (26)?0,6 {16)86,7 (eo)

5¡¡) 212,8 { 4) 472,6 | .l$4,8 (rr)223,0 ( 9)396,? ( 7)?62,r ( 9)367,0 ( 2)

54r,6 (9?)

no2A

66,9 ( 37)

159,0 ( r) 237,7 ( !)115,5(4Xb)2?7,0(4)105,7 (55) r84,! (3!)220,6 (10) 289,2 (r0)

117(e) 9e(e)rrl,5 ( 4) 17r.8 ( 4)

129,9 (23) r83,' (2!)

2r 1,8 (rrx6)135,! (10)124,8 ( 9) 98,3 ( 9)207,0 ( 7) 189,7 ( ?)138,0 { 9) ¡24,1 ( 9)36?,0 ( 2)(c) -202,3 (92) 142,4 (90)83,3 14)

18)

69)§uhtotz¡ 7r,8 (

55.s 1345) 69.4 (57) 115.0 (58) 184,0 (58)

(a) Aqul t in.luy. .l ¿ylln Yotu q@ é.a ñuy pobÉ y quc é¡ ert. .a5orólo r.gidBba orisiMios.

(b) ¡sual qu. Ya¡r, .l ¡yl¡u tlacohaqui m t.nía divinon r i¡t úd.(c) S. ignoÉ po¡ qué rods .¡ pucblo d. Ac,ro6Ua !ólo pre€rt¿ .l¡to.

slobal€s d. ayrb, 3ir cap6iñkioE5. Yo bs n. asigna¡to a¡üittui¿-ú.ntt a ¡. @¡m¡a d. digindios.

(d) E¡ .!tas cifr¿! no dtá¡ inc¡uidor I.?69 indios ¡m!, ¡i 555 onsiúic.m ti.ni detin¡.to6 ¿ la Islcsit

luctrt : AGN, l t-t ?-64, I.s¿jo 23,libró 1.

masculina, y a las tributaxiai solteras y casadas comocifra aproximada de mano de obra tota.I, encontramosqu€ su participación en Chulumani es mayor tanto paxahomb¡es como para el total de obreros que en Pacajes.

(á) El ¡yl¡u Cüú6¡¿ contÉnc sólo 44 asEs¿do¡ y ni¡súhmi€úbro ónsi-tuio. En 6i. cu.drc y .¡ ¡os sisuiñt r tc purr6 indi.e o Ga;)unid¡dca a8rí61a5 cn cst¿ cat.süía

(b) Habia oüo lyltu, muy pobrc, el cu.l resirñrr¿ róló ¿sr.sador.G) Los auÉ¡t* (hombEs €¡rE 18 y 5o año§) r €xctuydoú & ést. y

ródbs ¡os oadr6 si8uieñt , elvo €D €t caso .n quc E he ú¿ indi-rui& .lpftífic.. Trmbi¿¡ ,. cxctuyaon los .dtnbuy.trr.r .yñ&.ó,qu. úm cn lo5 pu.bl6 y no .¡ lú p.opicd¡d.s turalct

rume Aehivo G.Eñl dc l¡ Na.ión {A.rn.iM). Scdón ContaduíaPáüom¡ - La Pe (1786), ¡cg.jo 24. libro 2 (t3.t7-6-5), En ad.tuEld citls F ¡6r.úúá¡ ncn.io¡ddo: ACN, númdo de r€giltrc, t 8¿jo y

Page 18: HALPERING DONGHI Tulio. El Ocaso Del Regimen Colonial

2A HEaBEa,T a. KI,E¡N

CUADRO 3

Porce¡t i. dc adutto. wotr s (¡) y dé adürtos tÚo¡e yñü6.' (b) .¡ ¡r mso d. obr¡ ¡ybúá d.l di'Eit d. Ghr,¡uMni,

.n l7E6

HACIEÑDAS Y AYL'UA EN Et] AI]TO }ERU 29

promedio, tnscienden las diferencias de acceso a la tierrao €ntre ayllu y hacienda, y enfatizan en una zona dadauna serie de rasgos demográficos comunes en vez de mani-festar una diferenciación intenegional pronunciada.

CUADRO 4Peti.ip¿ció¡ d. la maDo d. obr cn cu¡¡to a po¡ccn.ajc d.¡dultor Eo¡c¡ y dc ¡dult6 wo¡6 y muj.6 (enE. p!¡é!tcsi!)

.nÚ. los ¿yñüás d.l dishiro de p.cajcs, .r i786

., OrküriúPúüro ''T* án

Irr.t .d,

1. Qhu¡lllmi u,s (6sJ) 2?,7 (!4,3)2. ropa¡. 3t,2 (6t'5) 36,1 (65,2)9. Iáa 30'l (!9'6) 263 (52,5)4. suri 29,0 (!8,I) 3!,7 (57,8)5. o.¿!¿ys r0.2 (60,7) 4!'2 (68,0)6. Chfta t4.! (6!,2) 28,9 (60,1)

7. P.c.!o ?!J (5!,5) 27,! (59'1)8. Corci.o 26,8 (5!,5) !¡,0 (62,6)9. CofiP¿i¿ ?8,! (56,4) -10. chup. !2'0 (!7,7) !0,I (58,9)

11. Y@achi 26,0 {5!,0) 29,4 (ór,8)

subrotdl 28.9 (¡6.6) 30¡ (¡7,7)12. P.l.r 20,0 (44,1) 22,4(48,5)1!. Cal¡ú. - 27,8 (5!,!)14! M..¡p ¡ 19,6 (43.1) -l5j cohori I8,8 (4!,2) 24,1(5I,0)

suütotd' ¡9,6 (4¡,6) 24,1 (50,2)

Tot l 26,5 (53,2) 28,ó (56,4)

-- Ortuiúioi;" Asra¡d6

nEn.d¡ ;. ¡vllu

l. csquiaüd 16.2 t42,0) r4,O t40,9) 20,3 (4q2)2, C¡quinsoÉ l.í0t47,6) ¡7.5147,2) t9,4 t45r9)!. 9¡r,p" 17,2 (3e,1) 17,9 (42,5) l8,t i46,si1. .cl-c** 22.0 (5t,5) 16.5 (47,¡, 22,2 (5t,8j5. L¡lomc - t8,2 (50,4) 23.4 (52,5i

9. gat¡coto - le,, (52,5) 21,8 (50,0)

Ma.h¿a 50.4 {57.4) I9.3{48,tt 22,8 (50,4}

9c Y.c¡¡d 15,8 (36,7) 18,8 (4?,e) 21,7 (4e,5)

chra 16.? (45,9) 18,3 (49,6J t8.2 (46.0)r0. cuaqui t7,5 (49,,r) 20,0 (50,0) ¡6.7 (44,2)Il. Ti¡hl¡eco l8!7{48,t) t6,6145,t) t8,8 (45,7)12. Via.h¿ 19.6(47.?) 20,4{49.2) ¡3,5 (45,1)13. Acho.ara 17,r (4r,4) 18,ó (45,6) -rotrl 18,8 (47,4) rE,2 (48,4) 20,0 (47,5)

Fü.ntc ¡d€ñ oailro 2

l¡) v on.3 adúhG d.ñnido. aqüi ono t¡ibutrios.(b) Adulto' Eoncs y muj.rc¡ d.ñnido! cño dbutuio!, 'olt

rú y e'.-dd. La tas d. perticipeióD d. L ñúo d. oó¡a .. .l po¡..nat EspectiYo lobre la pobl&ióú iotaL

ru.nr.: rd.ñ .uadro l.

Esto indicaría que había una tasa mucho menor de obre'ros, no obreros o personas dependientes en esta últimazona, contrastando con 1as Yungas. Además, las cifras depaxticipación de mano de obra, al igual que las de tamaño

aobl d. l¡AlES'do¡ bobt.i6¡

!9,0 (66,0) S4,2 (61,r)19,r 16r,3) 37,6 (63,2)94,2159,9) ¡0,7 (56,7)29,9 (60,4 3r,5 (59,5)s2,2 (60,6) 37,5 (64,0)36,7 (66,1) tr,7 (6t,8)

- 27,8 (59,¡),6,0 (61,8) 54J (62,1)

36,9 (64,4) 34,6 (62,6)35,? (60,4) 32,6 (57,2)

16,9 (6!,7) 3!1,2 (61,3)20,{ (43,0) 2q8 (r4,3)r!,7 (40,2) 20J (46,7)

2O,2/.44,81 2t,6l47,Olreó (4r,0) 208 (4!,r)

29,2 (54.ú) 29.0 (ó4,8)

r7,0 (4!,4)18,3 (46,6)18,0 (47,0)l q8 (49,0)r9,8 (5r,1)2q5 (5¡,7)

21,3 (49,4)

19,8 (48,5)

r8,! (48,5)18,6 (4?,5)r7,6 (45,6)19,b 147,3J18,5 (45,6)

rE,9(48,0)

- Ta¡npoco existe correlación €ntre las grajldes propie-dades en Io que se refiere ¿ tasas de poUtacian y ie !ar-ticipación dr la mano de obra. En todos los oueblás,todas las propiedades, et ,acror primordial es ia regiórirlas unidades grandes o pequeñas nq tienen una co;ela-

Page 19: HALPERING DONGHI Tulio. El Ocaso Del Regimen Colonial

30 ITEBBEBT s. Kr,tIN

ción significativa coü mayor o menor Porcentaje de

hombr$ adultos ent¡e 18 y 50 años de edad.El mayor potencial productivo de [a población, de'

bido a una más a-Ita participación de la mano de obla en

Ia región productora de coca de Chulumani, es un indica-tivo importante en la esüuctura demo$áñca del contlas_te entre uria zona relativañente rica y otra relativament€

-pobrc d€l Alto P€ni. Mientras que la participación relativade mano de obra en ambas zonas nos aluda a exPlicar las

diferencias de riqueza, el contraste de tasas de masculi_nidad ent¡e la¡ dos áreas muest¡a claiamente la reacciónd€ los obreros mismos, frente al atractivo relativo de cadauna de ellas. El exceso de hombres en la población de

Chulurrnni ofrece un parangón con su escasez en Pacajes,

indicando asi la ctásica migración de la Población ob¡era, mascr¡üna.

Es sabido que Pacajes exportaba mano de obra a las

minas, así como a otros valles andinos o¡ientales ademásde Las Yungas; part€ de su población masculina tambiénera una fuente para el gan núm€ro de inmigrantes quevenía¡r a las Yungas.t 2

Aparte d€ esta miSración Permanente, Pdncipalmentevoluntaria, del altiplano a las Yungas, también existiauna rnigración estacional delinida durant€ la éPoca de lacosecha de coca. D€pendimdo de lo§ obreros suplemen'ta.rios provenientes de afüen para recoger la cosecha,los hacendados pagaban a los Peones del altiplano en

hojas de coca, que éstos a su vez llevaban de vu€ltacuando se iban. Allí eran convertidas en efectivo o én

I Si bi.n lo! eadros atib¿.xpu.ltos Ellrivot. ld prcú€dior d.dktibu.ión @r s.xo no he s:do.áldlado< paE la Pobl¡ción.nreB. 'rimpona¡t¿ tr:ccr nora q,¡ cd.dsdo .ro5 Droñ.dior 5ó¡o Púa I' pobla_

ción adull¡ (úiba d. ¡ot 14 año¡) !o§ Elultado! qu. r obtnr.n rcn ¡iñnlds. Así, po¡ +nplo, 4 C¡ul@i la cifh tot¿l pa¡¿ sólo L poblúióDadult¡ .' di lll,5 hombr.s por cad¡ 100 hujft! v €n P&aF! d. 76,4homh¡a pó¡ 6da l0o nui,¡6 (!¿ú oa¡tro! 9 y 10).

HACIENDA§ Y AYLLI'S EN EI, AI,TO PEBU

CUADRO á

dc Eeulitri.tad d. L pobl¡ció¡ ay¡uá dcl dirt¡itochurumui ér 1786 (r¡to¡6 po¡ c¡d¡ l0onujd.¡)

3l

-. o¡kinrio. Tóhl ¿. laAgtFdd ooht*iá.

\24,4126,tr20,r115,5t22,01t7,7t2!,n121,8t21,6191,6t20,6121,6,,,,,99,093,1

99,2

115,3

108,0I36,9100,0t24,3148,292,0

158,8,tr,,108,8t03,7lll,9108,096,7

98,¡

LO7,4

1¡6,9164,4120,3116,7r22,6

'1','!!1¡3,8141,9134,694,470,7

90,8

It2,8

123,0t49,?110,91t9,81!3,9I06,6158,8rruj124.912t,5t24,,96,3t:f89,5

92,9

rl08

88,3 39,8

fu.rt : Id6 oadrc l.

otrar me¡cancias. Cerca de 1780, los funciona¡ios loca-les sostenía¡r que una importa¡te pate de los fondosusados por los ayllus del Altiplano pam pagar sus tribu-tos eran aportados por los tmbajadores estacionales quelcvaütaban la cosecha de coca.r3 Esta migración estacio-

,¡ can¿ d.i.x corerrdor dcl di¡l¡ito de la¡ Yú¡€6 (o chulúúi),Jd¡ dc Alhizúi i S.bastián d€ S.surlo, La Pe, 22 de iunio d. 1784, qu.. cmumtÉ €n AGN, Mlru3dit6 d. Bibüote¡ Nrcional, Librc 190, pi§r¡ 1930, Es intd.6t€ Él¿lu quc dte .¡queñ¡ d€ l¿ ñisEción lab6¡l

Page 20: HALPERING DONGHI Tulio. El Ocaso Del Regimen Colonial

32 ¡¡EaaE&r s. ELEIN

CUADRO 6

Ts d. B..ü[nid¡d d. l¡ pobl¡ción .yn¡rá dcI ditEiro d.P&.¡G. Gú r?86 (v¡¡oú. pot c.d¡ loo mr¡jdc.)

IIAC¡ENDAS Y AYLI,U§ EN IL AI,TO PI¡U 93

Y.&.MIet ¡o

l¡tri.nd!

l. c.qu¡vü 92,62. C¿qüngoa ¡21,0!. Coulp. 11,6,I. cuñsuD 9qa4 uúm.& C¿¡&olo

Mah¿e ¡25,5

M¡.n a 90,09. J.¡úr lt. MrhE¡ 78,8

10. Cu.qüj 79,8ll. Ti¡huúco 88'5l¿ Y6¡. 91,2t3. Achdd¡¡ 87,4

Tor.¡ 89,9

Fr.ú.: lad ordb 2.

coótiouó bdrs l¡ ¿pe¡ d. ¡¡ R.fm. Alrú¡ ñ ¡95O , dh .r. [email protected]¡tDio Dor Id }ln&ors coúo por tq hú.¡d.do! Enñ6. Bur¡., c!&dod*nn Iú Yuñsá. cñ 1950, .Eumin q!. .l E0* dGI vdd rL lú.r9oriIio6 lo @úiit¡í¡ tod¡í. l¡ Fodcdón rL .d, . PGa d. la iocidm_¿ü d. .*.ü.! ¡udd <úo h. d. ..r¿ v bud& Aibm¡, l. Foducdón& coc¡ * r.a¡iab. .¡ h¡éiod.r d. m.¡ót .e.ño qú. .n rl.lliPl.D vÉ utilitaüú Écnies inloriht ¿. ohito. "Nu@ .i¡tió p¡.ióD d. po_

bl¡.ión 6 l¡ rirñ & .s¡ ESióñ", .ñ.h .l atrtor, y Pd .llo "la mmo d.o¡,¡1 eh. d. L Efoñ¡ lxrú., timDc .ñ ¡¡8o .*ú¡ .o I. Yuñ8¡ v 9ot¡o l-to podía ¡.r@i, u¡ s.¡do d .L.tivo'. M& .út\ coraúxlocon la! b¡á.nd$ dil ¡ltiDlúo, lo¡ colono¡ (o v. cdú) p¡¡¡i.bs @.'d¡ú @m.r.i.lc! adcñ¡! d. ¡!! .t ob¡Lt nci! d tu! proP¡ae PÚc.¡! v¡l¡do qu. "h m.yor DEE rL $ nodio dc tmtajo .ttab¡ d.dicado ¡l i§

nal, semejante a las mig¡aciones de la mita, dcben habcrtc do un fuertc clemcnto no volufita¡io, ya qu€ sc cm-prendían para cumpür con las deman¿las realcs quc cxi.gían el i¡npuesto y no se producían corno respuesta alas fuerzas impenonales del mcrcado.

Otra ¡cflcxión acerca de la atra.ción ¡clativa d€ ¿srárdos zonas para los mitranrcs penDar¡entes sG exhibc cnla tasa de agregados o forasÉros coD resp€cto a origina.rios en los ayllus. Mientras quc Chulumani tcnía mása€reSados que origina¡ios, es decf 1,6 agrcgados por ca-da originario, el caso invcrso se glicaba a los dlur dcPacajrs. Aquí habra solo 0,7 agregados por cada origina.rio. Por ello, los aytlus dc Ia región de Pacajes cran mc-nos atractivos para las larnilias de migr¿ntes aymarásque los ayllus productores de coca en las Yungas. Alrespecto, €s un hecho que todas las zonas dcl altiplanode la provincia de La Paz, a rxcepción del distriio dcOmasuyos, al norte det tago Titicaca, tenían mcnosagegados que originarios.

Por último, si bien constituían un porccntaje rcducido de la población tota.l, Ias difermcias zona.les entrclos auscntes también apuntan en Ia misma dirección.Mientras en la región de Pacajes los ttibuta¡ios aus€ntcseran_ 1.209 frcnte a 7.421 residenres (o sea l6*), cnChulumani los ausentes Lolalizaban 74, f-rentc a8-150 iñdÍgeflas registrados, es decir, menos del uno porci€nto.¡.

,¿ñ!.riDo( uritruo múo d. obn mkrdc ou. Enrrd.l ¡up.rpoblzdo ,ilplúo púa E b{e eñ sut ¡'.rs d. u"lutrucrd v .r f.d., h¡..nd¡do . M.tvin üúrL. ,An An¡¡yrh óf lh. Boltr¡¡n tjnd it tohby Mcer or. Compaircr B.t ..n P.ruviú tücicnd- hd Boüv¡¡ Er.l¡.ci.Ddd', (T.¡¡r d. Dodosdo, D.p t¡,¡.nto d. E.6oní¡, Univ.r.¡d¡rt&Pirt'6{¡$, I967). p¡s. t t?.r. Po¡ odtc cl caro d. 1786 dG ?¡calu d..l roi.r dc pdlon¡¡ qu.dcrinitihm.nt. l¡¡h .n la .múnid¡d, ¡dcmá! d. td hoh6r.r rú,.ri.r.r c.hd dc tnbuto.

^ ¡q 1.245 Eib!1ú@ .qnt r ! ¡uun tlo jó8.

81,¡96.190,289,59r,990,,1

100,?

t6387.692,689,4

104,6¡06,2

9¡,6

85,t?9,071,t88,09t,596,t

95,!

86,276,271,286,!782

61,2

E3,088,¡84''88,995,8

91,1

86,68!,!8S,588,09t,2

106,2

47,4

Page 21: HALPERING DONGHI Tulio. El Ocaso Del Regimen Colonial

34 HITBTBf S. KI,BI¡

CUADRO 7

ffi .l''..:ffi "%:##fl

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rdd d. l¡AF.¡dd ,ob¡.dón

,. oÍ¡¡uD.d r!:': f:'i ,33'.3 i3l:3

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llHffi- ,,{f HÉ ,S,.t ltlTor.t ¡lE 6 r:'6'l 10E,1 118,'¡

r¡^c¡EnDA! y ^yLLUa

Eñ EL ^Lro

pEBU 9ú

CUA.DRO 8

TÉ dG fctitd¡¡l d. ro. iúdio..y¡rrár rlcl d¡!üito d. rL.¡jcr@ 1785 (niño! Por c.da 100 nqi.r.B ñ¡yoE! .lc 14 .ño.)

Gld"r,to.Y.úod?ú.t¡o 6 dñ

üt ¡.dt' Gr !yl¡.

v"-.o*. o@d"'

lÉa..! a ¡yh¡

lot¡l .G l¡A@dd oobL.ió.

'r ; wr¡,

¡ lE,6101,6104,296,998,19!,6

107,?

r 12,2

92,177,'

104,687,4

¡ 18,0122;1120,4t22,994,8E9,l

114,8

109,7 119,8

106,8t20B124,0t22,6134,5

IO4,E

'E,E88,2

:,

t!21

tl0,E868

100110E,0to2,5

r02,0

I t8,lI tr,au2,8llt,795,890§

110,8

t15,8

¡01,198,7

114,3104,3¡!,1,5

t06,6tt22 96,9

., tf#:-, * j;.lxfl '#".i1 fi :?iTi *:ilTll:i ilTff [ "j$:

i.oh@ mát otád¡' Y üud¡')'

Fúnt Id¿ñ.u¡dro I.

ffitffiünffit:"ffi.* I

fu.úi.: ld.n .ú¡.1¡o LLa úttima tasa que puedc calcularse a través dc las

categorías tributa as agrcgadas es la de fecundidad, de-finida aqüí como la tasa de todos los niños de menosde l4 años con respecto a todas las mujcres mayores deesa edad, Mientras que la tasa de masculinidad, el por-ccntaje de participación de la mano dc obra y hastá lascif¡as de ausentes definen claramente las diferencias €nüedistritos, los datos sobre fecu¡rdidad iro muestratr dif€rcn-cias intc¡zonales distintiv¡s. Dc un modo similar a las ci-

t¡mpeo habian t¡t¡.c¡do, y. q,,c roaá,.rut p*"*.r.m .u¡dadoBm.,-t rcsi.tt d*: L! primor .mo ri Eiü.á y ¡.! úlriEd d ¡c libro. &d¡lmtd d. la D.tuquia

Page 22: HALPERING DONGHI Tulio. El Ocaso Del Regimen Colonial

34 HE&BER.Í s Kr'EIN

CUADRO 7

:ii.5.t"I"1'*,'i."'liJ"."j"lffi ,-'f :"";*':.1;lO0 mui6c¡ m¡Yd" dé l4 año3)

ror¡r ¿. ¡.AgEs.do¡ pobt^.ión

i¡P- 'ijl¿ l1qi fii ili{

l #*: Bi:i ll¡:¡ ff:¿ ii:ii #*.: lii:: ,3Í:3 o, 33:i

,i Fri:". iiii t:::: :;¡ l:r,;

li liffifrli rii: r*f ,i3:3 lt3:1

li: 1.ñ* '::'" ;;i:á ¡e.o '9'il *¡¡; ilii l[:: ,.;:t lit:l

Tot¡l lla,6 1!6'5 lo8,t tl8'4

r{AcrENDAs ]r a].LLUa EN EL aLro PEBU 35

CUADRO 8

Tu d. f.rtüdrd d. lG indio! ayEdá! del dirhito dc p¡cd..cr 1786 (niños por cád¡ l0o Duj.rc. n¿yorcs d. t4 .ño¡)

Or¡drIio¡Yú(É ;"Ptr.üto '¡ tt m

bei.úd{ cr ¡y[ú¡118,6101,6104,296,998,193,8

t01,7

112,2

92,r77,t

104,6

"!98,9

r18,3119,8112,8lrI,?95,890,6

¡10,8

115,8

t0t,198,7

114,3¡04,3tr4,l106,6

1. Caqui¡üri 104,82. Caqüinson 58,85. c¿!¡p¿ 88,24 Cunsum 104,65. (¡l@a6. C¿l&óto

Máchae 132,4

¿. M&h.é 109,7

Macha.a 110,8¡0. Cuqü 86,9I l. riahuMo r00l12. M&h¿ 108,013. A.hocaÍa 102,5

Tot¡l 102,0

Fu.nr.: Id¿m cuadró l.

I18,0122,4t20,4122,994,889,1

ll,t,8

rt9,8

106,8120,9124,0,22,6134,5

t12,2

,")*.;:,*,'; jilXl$l:iT#Ji'i:'.li:#".:l;Hff iiiH:isokmr ñáÉ asada! v üudar'

Ftr.trt : ¡d.m.úad¡o l.

*** in , 18 ánó§ (PÓ{mo"r v IOq niñor Éror" d' m'n6 de 14

"ii.. il,.ü¿"'r'"1¡" s: .ujeÉ( t¡sda! 5 'ohda'' 20 viud'! v 17 nin

iJi*i,ái l. ii -;'. ^'r, .i ''a a' c'**' t"1*t'*;3io;,1

14;

Im*th'+ifthtr.#t."a,i$:{i¡*l'*l*!*:

La última tasa que puede calcularse a través de lascategorías tributarias agregadas es la de fecundidad, de.finida aquí como la tata de todos Ios niños de menosde 14 años con re+ecto a todas las ñujeres mayor$ de€sa edad. Mientras que la tasa de masculinidad, el por-centaje de pafticipación de la mano de obra y hasta lascifras de ausentes definen cla¡amente las diferencias entr.distritos, los datos sob¡e fecundidad no muestran diferen.cias interzonales distinti\,?s. De un modo simila¡ a las citampqo habian t'lL.ido, ya que .ód6 estas pdeüá3.rd cuidldoúñ.n-l€ r.úsÉdas: ld pnm€ús cono si rcridi.@ y las úkin¡s @ lo! ühror d.difurG d€ la pároqui¿

Page 23: HALPERING DONGHI Tulio. El Ocaso Del Regimen Colonial

36 ¡¡IB¡E¡T s- x¡,lr¡fras d€ número p.romedio de personas por unidad asríco-ra, caras cthas pa¡ec€rian a primcra vista c§tar disEiSúdaial azar entrc Ios dos distritos.

-.Hasra aquí hemos tratado de determiriar las gra¡desd.i ferencias. zonales en lo que se refiere a ampliai carac.terl¡ticas demográficas. Si bico esras difcren'cias aparc-ccn, todavía es difícil determinar si esros cont¡ajtes sedeben a facto¡es de ¡elativo biencstar o bicn si son re-sdtado de pautas de migración diterentes. pa¡a distin.guir a los factorÉs causales s€rÍa úril discriminar entrezonas ricas y zonas pobres del dist¡ito de Chulumani.Alortunadahentc, disponemos de los archivos con el ffi.buto difercncial que se aplicaba a los micmbros origi¡ra-rios .de lm ayllus de Chulumani. En Ia mayorra dc" Iosdistritos .del Altiplano estos impuestos ditcrían poco(veasc mrás adelante el cuadro t Z);in Chulumurri ,a¡ábanlúerteriertc de un pu€blo a olro, indjcando así zonas másricas y zonas más pobrcs dcntro dcl mislno distrito. Micn-tras cl tributo dc los once primeros pueblos íluctúa enrre15 pesos 3 realfs y 20 pesos 2 realej _impuesro oer cáoita €xcesiv:unenrc elevado par.a los standaids de ia regiitnandina.

-¡os cuarro úliimos pueblos (palca, Collana, Mica-

paca y.Cohoni)'5 pagaban, cn cambio, un impueslo de 9pesos I t/z reales. menor quc cualquiera de lós ayllus deIacaJes. Esta difcrenciac¡ón intema dentro dcl á¡ea deChulumani nos pcrmite comprobar con mayor precisiónqué facrores reflejan las pautis miqratorias ;᧠;€cientesy cuáles estuüeron relacionados án Ia comercializacióncxitosa de algún product¡¡ aBricola de exporración.

Si bien e3 cieto que no se advienen diterencias den-

tr Aunqu. M.qFe ro Eñi¡ .y ú,,u ub¡cúión.n.¡ «ruo d. Lz.ná mú pobc y u púlilrcnt. p6üt.üho "ón ls ¡¡s8os dchosráIi@sa. lor p!.bld .vl¡u m¡. pobr¡. D. úducc¡ ¿ inc¡dt..; L ¿oD."& 8..

I

HAC¡ENDA§ Y AYLLU§ EÑ BL AI,TO PIiU 37

trc dc las do§ subregion€s dc Chulumani cn cuanto dtamaño promedio de la¡ haciendas o ayllus, sir¡ cñba¡-go €xirt€n diferencias importantB etr los índiccr dc po-blación econ6micamente activa, en las tasas dc distribu-ción de acucrdo con el scxo y cn los índices dc fcrtiüd¡d.I:s tasac de población cconómicamcnte activ¡ obtcnid¡tpara la5 zonas m& pobrcs dc Chülumani (441 pars l.thacicndas y 45* para los ayllus) s€ asemcjan a las t¡t¡robtenidas para todo €l distrito de Pacajes. Dcl mitmomodo, la dbtribución por scxo en esta zona pobrc dcChulumani (99,7 hombrcs por cada 100 mujcrca cn l.¡hacienda.s y 92,9 cn los ayllus) mucstra lndiccs quc rcaccncan más a los obtenidos par¿ los ayllw y hacicnda!de Pacajes que pa¡a el resto de Chulumani. Se podrlelxxtencr sobrc esta bale que los índices de la poblaaión€conórnicamente activa están dlrectamerite relacionado!con factores de prdpcridad cco¡ómica y quc los íodi-ccs dc distribución por sexo son también afectadd, angrado modcrado, por erta mirma vadabli. Como succdccn el caso dc las comparaciones intcrzonales, cl númcropromedio dc personas por unidad agdcola qo prdcnt¡üna diferenciación clara cuando sc cstudia¡r las sub¡cdo'nes dc Chulumani. Uno de lo§ factores que emcrgc cla.rÍ¡mente €n cl análfuis subregional y que no !¡c revcle enivel rcgional, es el relativo a las diferencias en las t¡!a!de fertilidad. Los índices de fertüdad obtenidos pa¡a lazona más pobre de Chulumani fucron ma¡ altos quc lotobt€nidos ta¡tto para la zona más rica como pa¡a cual-qüer¡ de los distritos dc la provincia dc La Paz, cxcap-tuando a Omasuyos. La razón de ert€ hccho rcrulta di.fícil dc detcrmina¡.ló

'. L.¡ coftlktoe! r¡ñp¡d cntE l. wi.blc @ad¡ pB ÉpE-ntú Lriqua .L lor F¡.hld y .tt6 E . f.crfr¡ f¡ñ d. + t22 Dd l¡ poblt.ión cconóoic.funtc r.tiE & Bo ú6diñ, & - lll pú fcnü¡d.¡l yd. + 2,rc pM .l Drncdio por .¡oe,

Page 24: HALPERING DONGHI Tulio. El Ocaso Del Regimen Colonial

38 rrERBaRr a- ITLEIN

Ilegando a este punto, qué podemos deci¡ de las di-ferencias que se advierten entre la población indígenacn razón a su distinto niv€l socioeconómico. ¿Es que,acaso el anlisis de estos índigeq dgmográficos puedeayudamos á det-ñinar 14§ condiciones de vida de estaipoblaciones campesinas? Vemos por una ¡arte que lástasas de polilaciól éionómicamente activa y los prome-dios de dist¡ibución por sexo no preseEta¡r diferenciaspronunciadas €n las categorías de miembros del ayllu yyanacoflas. Sin embargo. existe entre los originarios unatasa mayor de niños por mujeres de má de 14 años eflPacajes y Chulumani y también en los distritos m¿s po-bres y en los más ricos de esta ultima área. Se podríapensa¡ a partir de esta tasa que el mayor acceso a la ti€rrapermitió a los odgimios una mejor división de los muylimitados recu¡sos disponibles en el iárea mral y que ga-cias a ello pudieron alcanzar Lasas de supervivencia másaltas. Insisto más bien sobre las tasas de supe|ivenciaantes que en las de natalidad, dado que aún en épocasmodemas se ha señalado que en el Altiplano los índicesde nata.lidad ha¡r sido siempre elevados y que las tasas deaumento de población se mantienen bajas debido al eleva-do índice de mo¡talidad infantil." Cabe entonces lahipótesis en el sentido de que por su mayor acceso a latierra los miembros origirarios de la comunidad dispusie-ron de mejores recu¡sos alimenticios y por 10 tanto po-dían evitar ta mortalidad infantil de sus hijos mejor queotros tipos de trabajadores rurales.

Por último, vemos que entre los originarios había mu-cho Írnos viudas en proporción con la población totalque entre yanaconas o agregados. Esto parecería indicarque eI acceso que €ste grupo de mujeres tenía a la tiena

L V¿ac Laúd& whir.had: "Ahitu.L, F€rtiüty ed Mórta¡ity irAnd.d Comtn.t', ¡or¡&¡io, S¡!¿¿,:a (tuü.mbr. dc 1968), rol. x)(I, N,I, Ffur. 535-346.

HAC¡ENDÁS Y ¡.YLLUS EÑ EI' ALTO PERU 39

oue se ha-Ilaba a su nombre la,s hacía candidalas muy

Jreciadas pa¡a el marrimonio, Para los miembros no ori_

!"urio. ait ayllu, como para los yanaconas, tales consideraciones eran menos importantes. aunque es necesano

señalar oue esla canflerístj.a (meno" viudas) tuvo ma_

,or relevancia en Pacaies que en Chulumani iQuiereá..ir esto o..e los asreqados y yanaconas en este últimodistúto lu\ieron sutici;nte acceso a la tierra de modo

oue este Iioo de arreelos fueron menos apetecible'?ó,.n r., uquí .t ni,el a-gregado del anáisis e¡ demasiado

elemental ;mo pa¡a aventurar resPuestas básicas a este

ripo de preguntas. relacionadas con l¿* condiciones so-

.¡;-""ó-iá de los arma¡ás. Sería necesa¡io un análi-

sis más detallado a nivel individual y qu€ controle las

. variantes regionales para pod€r aproximarse mejor a este

tipo de problem¿s.'Finalmente los p¿drones nos proporcionan informa_

ción sobre las haciendas y slt organiza'iár Coño va se

ha seña.la¿lo anteriorrnente, las haciendas tt aisli"§t¡g¡cüñente á; los avllus en Chulur¡4ri como ena:^:a:;-::---^ ---;. ^:=;,{; ,{" -^ht,.ián ,óiát Asi.[rcaie.. poi su -enor áIó-de po¡l aci -, total.,q'i,Pacaies. Dor su menor promeolo oe poolac¡on rot4

-* -¡*i."¿* en Pacaies Jontienen mafmero de personas por unidad que las de Chulumani' la

nobl¡ción de Ias haciendas en ambds zonas es menor

Lue la oobl¿ción combin¡da de sus respectivos ¿yllus' áOui podemos decir del conLrol ejercido sobre Ios re'

.r.sJs? Aforrunudamen(e el c€nso de Chulum¿ni nos

Iacilita los nombres de los proPietarios de haciendas en

l¿ ¡eeión de las Yuneas, Io cual permite el análisis de la

distri-bución de dichai haciendas v de Ia narura.leza de Ia

.:lase hacendada misma.ls Al tratar la cuestión de la dis-

'! En ñi inve¡riBdó¡ d" L( lirur hbutúas d. vanó p¡Óünci¡( a

lin€3 d.l sirlo x\4ll: éu.' ú¡ d" lac poc¿¡ qlr€ h€'ñ'onE¿¿o dond' rd¡¡ los ronbr€§ d. lc propi¿tariot de h.ci€nda.

Page 25: HALPERING DONGHI Tulio. El Ocaso Del Regimen Colonial

40 ÉERBEnr s, raL¡rN

CUADRO 9

Pobhciór indíg.r. .n Chúlúnani cl..ifk.d. por r.ro y .iLd¡.9ú¡ él tipo d. propi.dad, l?86

c.rtuü.Híú Ylr.u o'Ho ^s.Édo._ .: á lor¡b

b¡cn¡d¡. ;. .y¡l¡!

(cr) (!¡) (%)¿0?2(r0o) IfrT (r0o) r6.t{o (r0o)

852( 4r) r.116( 3t) ó.7E2{ 56)r(-I¡) l7!( 5) 721( 5)¡.14r ( 55) r.9491 55) 8.r51 ( 51)

7Al 4\ 2571 7) 1.186( 7)

L9391r00) !.rr5 (r0o) l!.g?q(r0o)753{ !9) l.o7!( 3a) 4.908 ( 55)r,l ( 7) 26' ( 8) t.072 ( E)945 ( 49) ¡.42s ( 45) 6.786 ( 49)r00l !) 176l12) r.160{ 8)

CUADRO IO

PobL.ión iñdís!ú ., Púaj6 cLlili.ad¡ pot $ro y c.l¡d,3.tútr .l tipo dc propi.d¡d, 1786

v* o{1"' ea.oo-qnqE¡.lun ." 3. rott¡¡h¡.t.nd¡ .. .vllt!

(ry.)

:t!69ó {r0o)

TIACIENDAS Y AYLf,ÜI EN EL ALTO ?ERU 41

(!¡)V¡m. ro23r (r@)

Niñ6 ,.7711 31lPrónr6 545 ( 5)Tnbútdio' ó.06r ( 49)R.s.ruado' 851 ( 8)

M{.8¡ &86? (r¡,o)Niñs !.082 ( 15)sotr.E 678 ( 8)cdad.s 4.418 ( 50)viur¡E 684 ( 8)

E.E9' (¡orr) 6,860 ( t00) r&,!§ ( rro)!.E92( 44) 2.196( 4r) ?.8r9( 42)

6a5 ( 7) 37r ( 6) 1.305 ( 7)r.390( 38) 2.560{ 44) 7.421( 40)

966( l1) 53! ( 9) 1.8?¡ ( 10)

o.7ra (¡0o) c956 (r0o)20.18! (r00)3.!02 ( t4) ¿?56( 12) 6.9{'6 ( t3)2.09r ( 2¡) r.316 ( 2Ol 1.225 f 2Ol!,a71137!, 2.\52 | rr) 7.142 ( 14)E00( 8) 1.r7!( r?) 2.510(12)

6672 29.76619 7'

+

t

I¡9.093

55d00l

(.) E.ro m. FE.. ua lub.riih..ión .rrrd¡ dcl númao E¡¡ d. Eotur¿nt¡¿ 14 y 18.rDr Sin .ñh¡rso, coincidc co¡ las cifrd c¡lculada! po¡yl¡u y co¡ cl r4un.! !.ñ.r¡l d. ¡or cuadro! al lin l d.l e¡!o.

F!6tG: Id.ú cu.drc r.

t¡ibución, el primer problema quc debe resolverse es Iaconcentración de Ia propiedad. Sabcmos que las 341 ha'ciendas de Chulumani estaban en manos de 253 hacen-dados, lo que significa en promedio que había llha-ciendas por propietario.re Sin embargo, es más signilica-tivo que la mayoría de los hacendados (81*) sólo po-seía una plantación. Otro ¡specto de esta aparentedispersión de la propiedad radica cn el hecho de que de

,' Elto pu.d. coñpá6É con l¡ d¡e.oón & l. acEt. d. 1796,.tr.l fu.¡ quc da 1,5 haci.ndd por propicrúio Váe 21, már ab.jo.

r.16l ( 42)289 ( 8)

1.471 ( 40)3?4 ( l0)

¿rrr (r00)t.!4E ( 3r)

El5 ( 20)1.4¡! ( 34)

5S5 { r5)

7.E06 18.607 12.8t8 '9.231r95 169 445 L2o9

Eún¿: ACN, 1l-I7.G,1,lq¡jo 2, übro 1.

tas 137 haciendas y 10.223 yanaconas registrados en Iapropicdad múrltiplc, sólo 4l haci€r¡dás con 3.144 yana-conas s€ €ncontraban en dominios comunales (6to ex-plica sólo el 30* de las haci.ndas de propiedad múltiple yrcspcctivam€nte el 31% de yanaconas en dichas pro-piedades). No obstante, si obs€rvamos estas dist¡ibucio-nes cn lo que se refiere a población rclat¡va por posc-sión dc unidad, cs evid€nte qu€ las haciendas de propie-dad múltiplc tcnían en promcdio 55$ rnás de yanaco-nas quc las dc propiedad individual. Ademris, a medidaque aumentaron las propiedades comun¿les también au-mentó dra¡náticam€nte cl tamaño proñedio de pobla-ción por unidad. Por último debe señalarse que cl 54q6

Page 26: HALPERING DONGHI Tulio. El Ocaso Del Regimen Colonial

42 I{ERBERT s. nrrErN

ffrt:$"il':.'ffiff#s üvían en hacienda¡ cuva propie-

CUADRO r IDistribuciótr d. hacicndas .a e¡ d¡std.o dc Chulum¡ni, 1786

,üm"¡"":ffi .,m +ffii ;+Fi

: '?99 206 &716 42.2i ii á3 :.1:: ii:iÍ I ;í í:áii 3á:la i ,5 248 49.6t i '; "-!2 76,6

. roÉt ¡ 26s ,*, Ul ,";ff ,lllG)¡ü¡í¿ cu¡t& h¿ci.¡dá, .ó¡ u¡ ¿ot.l d. 4a ye&o@ .uyo du€ño @

r","".i[: i:¡,11 ii.: F!i#: :"J"JJT:::..ff.:;

¡:r"":i'tl::'i:+xüi,"ix.Í:l":'*:::.ll*m,*i',.;::l:":' 0.. ra. ctase hacendada en Io que se retiere al

[¡'f Él]fi;ai,¡*t*ari*,***ff;::.'t;J:: j,tH[ii',*:;i:il::* a.r *, á. 1""

ffi#:#*["uel#[]tiffi

HACIENDAS Y AYLLUA EÑ EL ALTO PEEU 43

CUADRO 12

El l0 por.i.nto sup.rior dc h¡cÉtrd.do! .n Chuluña¡ri c¡ .uetoa yúacor¡! y t ibut&ios, I7E6

194 7,8,12,15t49 I,t 5168 7,9119 5,12ll0 1,8,12,1582 t2,14,t5

141 6lt3 8,9ll1 6,886882 11,1¡l91 8,976 6,8,126t 1,1468982 6,1451 770 2,562862975 I60 l059 5,12,1,165 4S55 8,t4

77 E.7@ 2.211

NmbÉ y ,i¡tü¡ d.

D¡, Don Rmón d. RojdDonJue P.dro dc Ind.buru

Do¡ Vic.ntc P.ñm.,¡Mo¡ja .r. sút¡ T.ÉsDoñ¿Jor.ft d. LoyaDonJocquín d. Te.ios

Don Juu Meu.l T.ll.laDr. Do¡"¡oré dc ¡s.d.rDon Aatónio ¿. Bilhi.Do¡ Ju¡tr d. Dios r¡onscDo, Antonio a bio t¿ vicj¿Doñ. Mica.h P.ñdrd¡

DónJue Det¡lt¿ Z¿úl¡Don ¡rot{io Amatí¿Do¡ Cr¡tóbal de ¡6 Bdio.

M¿¡u.l d. Muguru:¡ (¡)DonJuu IEr io d. l,.saMon¡! d. I¡ Corc.p.ión

Dr. Don 9i.8o d. r¿ Riv¡

(a) Mqúza .ó .l ú¡ico.holo dc lo! 25 h&.¡dad6.

Considerados como clase, los hacendados fue¡on ensu gran mayorla españoles, vaiones sin educación uni-versitaria y dc condición laica. Solamente el 17% d€ loshacendados corresponden a.l sexo femenino, un 16y. eran

7 1004 6952 67t3 5386 4956 4243 4¡13 3972 9145 3582 3302 5184 297! 276L 272t 21A2 2274 226L 223

1 2182 2063 195, 1903 190

Page 27: HALPERING DONGHI Tulio. El Ocaso Del Regimen Colonial

44 HERBERT S.I'I,E¡N

cholos -y _apenas el lsct tenia formación universita-¡ia. _Dada la naturaleza relativamente Íueva de los asen-ta¡nientos en fsta ¿ona y su rico potenci¿l agricola, noes de_€xrrañar. que la ¡g¡esia Lontrolara tar¡ poca propie-dad. En roda

-ta región de las yungas sólo liubo i i;sri-

rucrones eclesrástlcas- qu€ poseían propiedades. Una deellas f¡e la Orden de San Agustin. y las tles restanresconventos ubicados tuera de la zona pero que poseíanhaciendas en Chulumani.

CUADRO 13C¡tac.dístics de la .ta& }a..ndad¿ e¡ cl diltrito dG Cl¡¡luñs¡,

t7E6

C.t gqí. ró.ül xom¡É. Muj.E, robl

lrpañol.s t4t 3? r?8cnó¡os 36 4 40ü..¡ci¿dos y ddióres 92 -rot.¡.! (¡) 209 41 2a¡

{a} Tmbi¿, h.bí¡ currc corp@(¡on.s qu€ etu propi.rrü., .tñr .re.onwnto¡ v r¿erel. .n I¡ ord.r dc tos ASUrliñuL

El hecho de que Ios hacendados fuesen en su mavorparte. hornbres y españoles corrobora un pat.ór, yu '.o,nocido. Sin embargo €s imporrante rec,tci que lás mu-jeres constiruían una minoiia imporranre y que inctusoaparecen enrre los terratenifnres cholos. por Ltra parte.la representación de hacendados con educación universiiraria no debe sorprender: si bien Ia sociedad det AIroPeru en el siglo xv¡ era predom inan I cment e án¿lf¡be-ta. la burocracia loca_l sc llenaba z menudu de gentescon.lÍtulo uni!crsitario. y el hecho de quc ¿par€.c¿n en-.re los rerratenienres de este disrrito ná traie sino con-{irmar esta tendencia.

HACIEÑDAS Y AYLLÚA EN Ef, AI,TO PERI, 45

Si los hacendados globalrnente eran una claie de pro-pietarios residentes o ausenres, puede dererm¡narse através de una encuesta real rea.lizada en I796 en l¿ zonacoquera de las Yungas. Siendo un censo parcial de pro-pietarios en el dist¡ito de Chulum¿rni, la €ncuesta de1796 aba¡caba l0 puebios y 308 haciendas, da¡ldo comoresultado que había 240 hacendados, de los c1ra¡es105 vivían en la ciudad de La Paz, 2 en Oruo y 133eran residentes en sus dominios de las Yungas.2t Lospropietarios ausentes sumaban un 459t del total, rnicn-tas que los residentes eran mayoría. SiD embargo, he-cho interesante, eI 98% d€ los hacendadG ausent€s vivíaen la ciudad principal de la provincia, puerta de entradaclave para todo el comercio con las Yungas. Por lo tan-to,. aun los propietarios ausentes eran miembros de lafociedad residente en el Alto P€ru, como 10 fue tambiénen los tiempos posterio¡es a la Colo¡ia y por 10 tantomuy difer€nte a la cliísica pauta de ptopietarios ausentesen Ijas Antillas Britínicas durante el mismo período.

Un último punto que los datos sobre haciendas pue-den dilucidar es el tamaño relativo de la pobla.ión delas unidades mayores y su control sobre la clase yanaco-na. Si ñedimos el tamaño en términos de trabajadores,el 10% supedor d€ las haciendas efl Ch¡.¡luma.ni pr€senta-ba un 34 del total d€ la población yanacona. Sir em-bargo, es interesante desta.a¡ que no había diferenciasentre la pá¡ticipación de mano de obra en las grandeshaciendas y en las más pequeñas de la misma región.

Hasta aquí nos hemos ocupado de los españotes, cho-los e indios ayrnarás que dominaban la sociedad ¡ural dela provincia de La Paz en el siglo xvIII. Pero también

: I ACI, Audi.¡ciá d. Brcnor Air.s, l.s¿jo á13, "Estado qu. ndifi€slá.l núm.ró d. rla.iends... e¡ cl Pafido d€ Yuñgas--" Lchado €n La P¿ €ll7 d. noüenbr. d. 1796.

'+

Il

i

Page 28: HALPERING DONGHI Tulio. El Ocaso Del Regimen Colonial

46CUADRO 14

l'l lo oor (iento ile l¡r hacrnd¡r ñás giandes 'n chulumari" " "" '"".-"""r"d'orarv rribul io§' 1786había otros grupos dc población mencion¡dos en las ü-

sira' de triburo, quc 'ol. l¡ pena disringuir: se rraLa de

los hano lamosoi 1 no po.o misrenosos inÜos urus del

AIriplJno. Ubic¿dos exclusivamente en Pacajes v en los

.lisriiLos vccin,,s de las prorincias de Lz Paz v Oruro.losurus eran lingüísticamente distintos de los aymarás ycc,nstituian, sin duda, el grupo indígena más pobre del

Alto P€rú. Disemin¿dos r:n siet€ Pueblos del distrito de

P¿¡¿res. rivi¿n ¿islados de los almarás. sc hallab.rn suje-

rofu rasas de impL¡cstos dilerente§, se los agrupaba Porsm¿r¿do en el censo v a meñudo !ní¿n en t.Íenos quc

no eran detinidos ni romo ¿r ltus ni cumo hacicnd¿s. Los

urus se extendían en Pequeños grupos en las riberas

del l¿eo Tiri.¿, a y ,lel lágo Poopo ) Principalmenre a lo

l.rgo áel río Desagu.dero. S. ha especr-rJado en el 'enri

do de que lucron los habir¿nlrs pre¿ymarás de mayorimp,¡¿n, ia en l¿ r.Eión. Se d.di.¿ron primordialmenLe, i.,, p".,o y a lo" reiidos de mimbre y se hallabo 'ncondici¿n de 5úbdiros de lo. almarás. aunque lr rel¿-

ción entre estos dos grupos parece ser extrcñadamentecompleja y en la que se funde una variada gama de as-

pe(tos reLqio§os Y econúmi(os.':?' Cu,Jqüera que hub¡c\e .ido su pod.r r riqucu" 'n

tiempos pasados, to cierto es quc en el siglo xvIII los

urus se muestran como un gruPo ¿islado de indios extremadamente pobres, que viven en te¡¡cnos diseminados,ubicados en su mayor parte en La Paz y especi¿lmentern e1 distrito de Pacajes. Su pobreza era tal que no era

extraño qüe se Ies eximiese de todo tipo de impuestos.l:',¿ pobrezr 'e retle¡a L¡nbién cn §us , ¿rrclerisri¡ a5 de

,"oe,ál¡.,'. \4ienrras que el prom"dio de la disrribu' rón

'1 Un¿ amplia rc$ña so¿,rc lá histüi¡ dc los uns Pued..1 úrbajo dc Úúri.t E. M¿mü3 KLír: "Los ús: .¡ ¿xtrdio Pueblo d'lAlrir)L.o", ¡irx¿t,r ,4,á'tuJ, Nc? (1975), páss. l2q_la0'

I

I

I

I

I

yd- Irüo'Haci.rd¡ coÉr idiot

151 Donjúm P¿rlro lrdaburu32 Don Andr¿s SangincsJtn Don lóaquí¡ deTtucios62 DonIsna.ioPircdo63 Don¡ Mi.a.l¡ ?cñ¡rrda;7 Dr. Do¡losé dc P eds50 Dr. Do¡ Rmó d' Rolns

62 DonDionisio'lvtoüt's47 Do¡ luar Manú€l fclleria40 Dr. Don Rdón d¿ Rojas

62 Don Cnsiób¿l dc los l¡ar¡os

75 lvfanu¿l d¿ MuEuro¡76 DoiraJo* ta d. Loarzá29 Don fadca ¡e M¿dina

áO Dó¡ Anlonio dt BilbaÓ

irt tron ladeo de Medin'+s o""¡"on tuut;"t' Z"'t"41 Dó¡MúLin L¿'zr6l Don Fran.is.o Uibin¡ Y

,rS Do¡ lum Anror' ¿'

32

42

27

JI

.11

MonL¡\ J" §rnü lcrc\dn¡r, v(r t< P€ñ 'f.,¡dr

ln» Rolluc d. lvt)u¡nr'l¡Do'ia Nlri¡.1 os.13 AYor'a

rri il .l os( tr dr l l'! 1 1

lr.I)r,, R( 'nrrl D lllan's

l)0¡ lr{l.o d.1;uz!¡i¡

I)(,nNl¡nu.l UlloaY Solis

sd Io§¿ d¿ P€ri 594<.,"ii ¡.* 2e4SantaR6á d¿ ?.n 280srñta Bárbd 230

P, añni 272(;udicana 234

Müaflor€§ 235

U.hi@¿vJrio.huMohimdi 218

sú Ciri ób¡l i]15Muiueu¿\r 192

¡-**.* 187

, ",,,1,,n, ]84

ir,i.¡¡o 183

sd Crntóbat lao-r.abas..l 174

Itap¡IaPa 114

i.^ oi.h,,ru r6br,nmh¿v¿ lrtN-S. d.laConc. 160

Rio !La¡.o 156

tihd¿otr\¿ 156

Mxhúxñm¿ t15

s¡n A{un'n t\',.";.Yrla.a 151

A¡rcun l.l41üncüma 136'lotorani 134

Sa¡ la.nrto 132

rr*i 130

Torale. 6'899

98

9t4

L2

t58I6

t591

I

lL4l5

l2

t2

t1t2

l5

Page 29: HALPERING DONGHI Tulio. El Ocaso Del Regimen Colonial

48 HEaBEnr s. KLEIN

por sexos era de 97,6 hombres por cada 100 mujeres

-mayor q¡.re la de los a].marás , la tasa de poblacióneconómicar¡¡ente activa era sólo del l3,6cr, o sea,la cifra'más baja registrada ya sea en Pacajes como en Ch¡numani.También el índice de fecundidad d€ 116,2 niños por 100mujeres era el más a.Ito d€l distrito.

Junto a los unrs, los datos censales también habland€ una clase de indios que no se encuentran en ningunade las tierras rurales de Pacajes, donde hasta los indiosque vivían en los pueblos pertenecían a alguna unidadagrícola, Este gnrpo está constituido por aquellos indiosque eran exclusivamente residentes urbanos, sin a(ceso ala tiena a través de una hacienda o ayllu. Estos indiosurbanos en Chulumani ascendían a 1.539 penonas y seen(ontrJban en ll de los l5 pueblos del distrito. Sunúmero variaba entre 20 y 323 personas porpueblo, y elmayor a$upamiento se encontraba en Mecapaca. con,trastando con los urus de Pacajes, los indios urbanos deChulumani poseían las mismas características que la po,blación aymará de la región. La tasa de mascutinidadera de 109,5%, cercana a la normal de los ayllus de Chulu-mani y más'alta que cualquier tipo de propiedad rural enel ¡esto d€ la proüncia de La Paz (véase el cuadro 16).Tambi¿n tenían uD¿ tasa de fecundidad d€ 116,2% y unfactor de parti€ipación de mar¡o de obÉ masculina del25,4%. Dn estas dos riltimas instancias, algo menor que Ianorrna en Chulumani.

Una última esfera que puede explorarse en pa.rte so,bre la base del ce¡so de 1786 es la relación entre pro-ducción de coca y tipo de propiedad. Otra encu€sta de1796 en Chuluñani, si bicn no totalÍente equivalente alos datos del censo de 1786, nos proporciona alguna in,formación sobre la producción dq coca m l0 de los l5pueblos de la región. Este dato nos da, al menos, unatasa aproximada de p¡oducción por unidad agrícola y ti-

HACI{ÑDAS Y AYII'US EN EL AL'TO PEN'U 49

." de orooiedad. Resulra eüdenre de esta información

;;.;i ;*". de la coca era Producido Por l¿s haciendas'

d. .rtiila q". de 199.424 cesto§ de coca producidos en

ái", o".U'f"., el 88,4c5 corresPondía a I¿s harien-

L.- ei I'no*ir"t. destacar, sin émbargo' qtre no toda

i" '-a*.i¿" de la ha.ienda era controlada por el.ha-

.."1"a. -m.. Del total de t60'246 ccs¡us Producidos

.tt'iu. tt^.t"au", 50'183 eran producto del trabajo de

i". ",",.or*t oue usufructu¿ban §us propias riera§ Par-

..Lá.'. i"**iu, )anaconas v los miembros de a)llus',",Jir"UL un 45$ de la prodr'rcción Como era de es-

oerar, las ticnas utilizada§ Por los hacendados par: su

I..rü o'"d"..i¿n era obüamente la mejoY Si el núme-

i" á. tii¡ut"ri"" \ ülaconas de 1786 puede acept¿rse co-

- mo citra ¿proximada de la población de 1796' entonces' r resulta eviáente que la producción de 28'l cestos por

' ,*¡ri"¿ot t por'a¡ro de los hacend¿dos §uPetaba am_' : ;i;;.. a'lo's vanaconas con sus l2'8 cestos Por traba-

; i,i.;; el usuínrcto cle "us tierras y los l8'5 cestos de'i.s ovlus. Asreeando la produ(ción de los yanaconas

' ",,, i,. orop'Íus" ¡ ierras v la de los hacendados' la pro'

i"..iá^ J"t'i*¡ri"a"r Én las haciendas doblaba a la de- ;;;'il. Par..eríu, pu.s, que la hacienda tenía una

' o'.¿,ia;"iil"¿ mucho mavor que e) avllu en lo que.se

' icfiere a producción de coca Sin embargo' est¿ conclu'

: .ió" d.b¿ tomarse con cierta precaución' y¿ que estaI

^n*.n,. diterencia de producüvidad podría deberse a

. u", serie de facrores. Debemos conjelurar que lar ha''

.ienilas controlaban mejorrs tierras que lo\ ayllus Ade-

' más- dado su acceso aI capital. podían usar me¡ores tec'

' ";.r, ,la contratar obreros, a los cuales no tenían acce_

." iát""rurt ..*. por ejemplo los prátamos usuales

f- o". dabá la lelesia. Pór ütimo, es posible que los ayuus

.. .on..t,r"tá má5 en la Producción de alimentos y

I ;;i;-;i; tuviera¡ un mavor potencial de cosechas

Page 30: HALPERING DONGHI Tulio. El Ocaso Del Regimen Colonial

, Prod{.ción dG

CUADRO Ió

coca d lor p!.blos dGC[ütuDani, 1796

!,.¡di. R.rdi- Mdin¡.1¡dvo

Produc porr D".*,i*t n-ar

[É -:fi: ''s-

rdt i*l" rs'Tfff*,Lillr,r ,,-Li.otil^ .iil, ,:f,* "fi,

,,.J,1;

¡IACIENDAA Y AYI,I,¡JA EN EL AI,TO PEBU 51

mixtas que Io que indicarían [a exPortación de coca ode otros productos. En esta hipótesis. se suPone que to_

dos Ios imenros producidos por los ayllus eral destina-dos a las haciendas locales más especia.lizadas.

La encuesta de coca de 1796 tañbién confirma nues'

tra impresión global acerca de la Prosperidad relativa de

los nueblos en el distrito de Chulumani. Con el 30e. de

la o'roducción total, Coroico encabeza Ia lista Para ca§i

roaas hs dem.is exportaciones de ta región rambién.¡iComo hemos visto, era el centro principal de haciendas'uno de Ios pu€blos mas importantes de grandes hacienda§,

v todos loa demá¡ ínrlices lo sena.lan como Ia principalirea de haciendas. No ,,bstante, cabe destacar que su pro-ductiüdad por trabajador en las haciendas locales solo era

mayor que el promedio para toda la provincia.'za

Coroico era la zona por excelencra de producción decoca en haciendas en tanto Chulumani se nos r€vela co_

mo €l centro mas próspero de producción de coca pro_

veniente de los ayllus, Producían el 45,5% del total d€

coca enviada por los ayllus de las Yungas y Presentabael porcentaje más alto de cos€chas de los pueblos que se

próducían en los ayllus locales. También aquí, si bien laproductividad de Chu.lumani era considerablemente mára.lta que la del promedio, no €ra la región de mayorproductiüdad por ayllu del disuito._

Votviendo. ahora a las clrestiones básicas sobre l¿s ca_

Écterísticas demográficas que definen a la§ regiones dei

.t Coroi¿o peticipabi ¿n c.si tods ls erpotacioms qu. sdi.n dc lorEU6 y .ñ ¿l prin ipa¡ productor d. t¡cs Mta3 Pa,tei d. lot bi.rcs .n_ü¡dor. ACI. Audic,cia d. Eucnos Airet, l.g.jó 513, "Esrádo",loc. d¿

1. §. hryrolue*o la hipót.sü dc qu¿ la zon. d. coroico €s n.no!ad.@ad. pua .l cultirc d. ta .@a qu€ l¡s ti<ht cn los pu.blot d. Cori_p¡ta y Chulu@i .n l¿ époc¡ .@teúpdáúa. Comunicrción p.rsóntl d.Bebü! L.ód, f.ch.d¿ 10 dc dcieñtrE d€ 1974. Esto pudo haba tu.edido tdbi¿n .n .l sido Xt¡m.

h¡yor pbdu..ión .r

R.¡¿poÉtrpor hü.j¡dor (ü)t.tr(.¡.od

Y¿ehlll t.) 5.5jethup+ro '' 6:;i; #l ll: ^,!,. 3s'e 7,a 5gffi:" liii: 2;".Í i!:i íi:§ lli i:t ;¿ic¡,,,i-*¡ i;.;i; ii.f ii "¡ ,s,<ocab.)d.5 -d: i ;;tó ,;'y ::': t9.? 22.e ,s2

I|,pT.3 22.445 ;j:s ;;; ;:,: :7,e 34 1.072

rodd ,;;.;;; ;;:; ,;:; I:i .Í:l ii:i ,:iGt

"En

lG-úsre r. tturpo ba h 6ca y.ri umh.dd. o.l¿ produ("jm. H,y utu erinF

¡#, :.iL':"',T':¡fi ii:ffi r.-::11"i'.":1,1;.r#l}ir,ii;':i'¿:¡;"' j"j,,"_[" T:i.,r"líii:.i,rfi r# i:"]tfl t..:ffi: :i :i?:;",j:*iH.;:

iji'i:trTi; j"::".rrfi $1;ii* i.#Hr",k$;4'i"i

#'{"trii,.i.,:.$!i:l*:;*yii."t*.h*.,*ft i::,§#

.[l¡;'i'f,tr$$i:ffi ft i¡,]i1[!ti,1us'ffiFúnk: Act Aldia(ia dc suc,,,.. . ,.. t.g¡jo 5t3 ,.t,lhdo qu. haifiek.tníñ.¡o.r p. .. y;;c¡,-,,, r, r-,.¡, ¿..._i. *.],ii."l

Page 31: HALPERING DONGHI Tulio. El Ocaso Del Regimen Colonial

52 HXRBERT S. XLEIN

S.l_,1A,' ), pacaj:s:on sus respectivas haciendas y ay-

1,:-._,^::-.1_110"-..,3. dererminar et espectro compleio áecaracrerrs cas posibtes en toda la proünc¡a de La paz.

ror esre motlvo. debemos analirar un rápido relevamienrooe ros rres drslrjios principales (o p rido;) que constiruíanla-e1ov¡T1a qe"? Paz una uez ieizado. como puede verseen elcua.tro ltj,tosrasgosgener3lesy particularisdeambaszonas se nos presen(an con conrrasks neros

Dado el hecho de que Chulumani era un á¡ea de fuer.le rrurugracron recienre, integrada hacía poco tiempo ata rconomía de mercado, su tasa de masculinidad p;ec€más bien reflejar esta circunstancia de asentamiénto ymigración. es decir su índole pionera, que el nivel ecó-nórruco obviamenle más avanzado de li zona. En variasd. sus estadriticas ü_tales-. Sicasica, Omasuyos y Larecajase s¡lüan enrre Ios dos distriros contrasrantes de Chulir.maru y aacaJes..Como plede rerse en el cuaclro.16, sustas¿s d€ masculinidad, de participación de la mano deobra y et porcenraje de pobla< ión en h¿ciendas erannrucho mas cercanos a la norma de una población cam-pesina que .cualquiera de tas dos regione; de nuestro es-tudio. Por lo r¿nro, parecería que Éacajes era eüdente-mle e ra regron,mas arrasada de la proüncia de La paz. yuhulurnanr ¡a de economía más próspera en lo que sere¡rere a produc.ion de Ias haciendas y valor dc tas iierrde ¿ylus. Mjs aún, dado que Sicasica, Omasuyos y t-are-ca1a eran todas ¿reas de js€ntamienro rr¿dicionjmenteprecolombino.la pérdida de población mascüna en paca-Jes..retleJa en esre caso nu tanro su índole de región deanlrguo ¿s€nramienro. sino que se arocia di¡ecümentecon. su pobre..a y posiblemenre con su acrividad más es-pecra,lzada de pdroreo.2s

. ¡r Un t..no m.se5úr. 4 quc .¡ p¿róro dcb. h.b.r,ido d. td,u.ht.¡ h¡r tu.¡lc! dc i,¡s¡.rc d. ta\ pottaciotr., rl.t ar,ipt*o. en t" p.l

EÑ EL ALTO PERU 53

CUADRO T6

Cú¿ct.rírtica d.mo8rÉfica¡ de pobl¡.iond aym¡r¡ái fr h¿cicnü¡y ayllú d. los pri¡cipal.s distitos d. l¡ p¡oviñiá d. L¡ P¡., I 786

Di.trtto g¡ci.rd¡¡ Aylur ¡l¡.i.hdd Ayfur rL.ird¡¡

P.ni.ip.ción porc.Diú¿l d.rdnlts vron.r w rdtrltsTud. t"tur- (."r. pi¿nt.i.l

f.tudnhd .tr L múo d. obÉ

89,9 87,4 102,0 106,6 18,3 (47,4) 18.9 148,0)100,9 100,4 100,1 99,3 17,9 (49,2) 18,2 (48,7)93,? t00,2 152,5 147,3 18,8 (49,4) 19,9 (45,3)

101,3 97,8 128,5 126,3 20,9 (48,0) t9,2 (46,7)¡I5,3 110,8 rt8,6' 118,4 26,5 (53,2) 29,0 (548)

Porant¡jcTm¡6o prm.dio d. l¡ Pordnq¡. d. ágr.r.

pobL.ió¡ d. poblr dor.n l¡ Pobl¡.¡ónció¡ 6 pobleió¡ .ymd¿

Dntnto tücicrd¡r Ay[us h¡cn¡d¡r d. !y[!s tot¡l341,6 20194,1 54211,, 53275,5 t7184,0 65

,t¡3383 (a)2662

39.23t25.10842.14930.93629.766

' Lor datos pah Omauyos son incomp¡cto!. Era .iÍ¡a k basa .n uE .*ina.ióraproximdade la .lasi ricacióñ . n orisindior y as(s¿dos. ,ólo ¿núc rúbuidiór.§i tomáúamd toda lá pobla.ión, coño se bizo €n et cálo¡o d.los d€más dis,§ito., la.itr¡ se (duciria also.

Fu.¡i.: Pan P¿caj.s y Chulunani, la ñkmá que .n lN cu.dro I y 2, Páh h-r¿cájavéase AGN, r3.r7-6-2 (¡cs¿jo 26,lib.os I 3)ipan omdútos!éas. AGN,¡3.I7.5'4 (l.gajó 29, libro 3)ipañ si.d¡.a ACN, l3-17.6.5 (lq¡jo ?4, ¡ibrc 3).El ú¡ico d¡trno dc l¿ p¡oviDci¡ dc La Pu qu. no cú incluido aq,i ¿ñ l?86* um zom ¿islad¡ al crc, c¡caupoli.á¡, que con¡€ñía{nos 4.000 india.or-v.rtidos pffo qü. no p.rcn..ian á los sdpos aymaiis y que ft.i¿n cñ 1786habia lidó ¿rahl.cido cdñó padido.

Page 32: HALPERING DONGHI Tulio. El Ocaso Del Regimen Colonial

54

tre Chulumani y Ios demás distritos o partidos de laprovincia. Si bien Pacajes está algo por €ncima de Iosayllus de Sicasica y algo por debajo de aquellos deOmasuyos en 10 que se r€fiere a valuación fisca.l de losoriginarios con tierra, estas tres zonar erar llámativa-mente mas pobres que los ayllus increr'blemente ricos deChulumani, encontríndose éstos con seguridad entre lascomunidades más prósperas de todo el AIto Peru.

CIIADRO ] 7

Tas d. inpulstos que se cob¡aba ¡ los ori8tEios.or ti€rÉ.¡lod pdncipalts distritos de l¿ proüú.ia d. Ii P¡¿ (a)

C¿ntid¡d d. lñpu.rto Rdso d. Táp ¿. iúp,p¡.blo5 (y m€dio.tr iñpu.sto. nod.¡

I»rt ito d. onsi¡üio! P.¡ó¡, p.g.dó pas¡{ros bucltlo3y t.lDutáúos) Por ori&

con ayüür o r¡ibur,rio p..orÉal.. p¡É¡t.ris)

kajd 12 (3.602)oheuyo¡ 16 ( 643)sicdica 121s.162)

Chulúml 13 (1.210) 13,67

{a) En ¿od$ los dütntos (o pútido¡) ,anacón* y age3ados paerhú úirpu.sto únifom¿ d€ 5 p€sos. En.uútoa lG distnto!, no hcpodidoen o¡ttu {m list¿ de co"tnbuy.rtca dc LaEcaja ri paa ¡?86 ni pe¡802/180j. Ios do, añ6 ..N¿lca cn l4 cud*.r1'o ion datói@Epl¿rór. Toda! ¡¿s dñái B¿. fu.rón romad¿\ d( cs dos d6.Dádó quc l$ tas nanluü¿.o¡ M nivc¡ bútanté cslabl¿ a ló l,.rgodc pcríodos consid.¡ábl.s, lar qu€ s¿ t@don pda 1802/1803pucden conrd.BÉ.,;lirl¡! @bián paa 178b.

(b) S¿ .!a!a 8 r.¿lcs por 1 pcso. En 6to, cLulosh¿diossc ¡edondearcnlos úlB al p.so n& cqceo y por lo tuio el iñPu€sto m.dio s..rpr.sa €n déciúd y ccnrésiñ¡s dc p€so.

Fü.nt : I¡ lista de contnbuy€¡t.s dc ?ac¡jes pa.a 1802 s

AGN, 13-17-9-4 (l.sájó 36, Iiblo l); pám Omauyos ¿n l?86!Éas.

^GN, I'1?-5-4 (hs¡jo 19, lihro ,, lolio 520); púa

Sicasi€a .n 18Og véde AGN, 13_lr-9_4 0¿g¿jo 36, übro 3,lolió 510) y püa Chulunúi en 1803 vé6€ ibid.0€s.jo 36,libro 4, folio 375).

HACIENDAS Y AYLLUS EN EL AI,TO PERU

9,6?9,849,50

. Sin embargo, en varias zonas. ni pacajes, ni Chu¡uma-nr presenlan las dicoromias usu¿les. Ei ei c*o de losdos índices con menor correlación en el esrudio comDa-rativo i¡icia-l enrre las dos r"r*, .l .ú*.;;;;;;;"-dio- de personas por unidad

"grí.ot" y I; ;";."f;;;-didad.. En ambas .Leas, Ioi d¡srriíos inrermedios amenudo tlen€n tasas m¿vores o menores. Hay un factor

en esre cuad¡o que es difi.it de exptic¿r; "'. ,*," á"i

p:*.il.t. S.! agregados con respecro a orisinarios entos .ayllus.- Mienrras que el porcenraie de po,-blación en

las haciendas retleja claramente la aiá"to.,,a rico-pob.e,no sucede así con el porcentaje de agregados. Si bien vJsostengo que un porcentaje mayor o menor de ¿gre;-dos con respecto a Ia población roral del ayllu está"reia-crona.lo con la prosperidad del disrriro. p¿receria queesto no se expüca si estudiamos eI relevamiento de tJdala proüncia. A partir de orros rndices. esroy contencidode que src¿srca, por ejemplo. se mcuenrm demográIica-trrnte en un punro.medio enrre pa(¿jes y Chuluíani yen este caso es. de lejos. la zona con menor porcentajide agregados.

Un. último indice de Ia riqueza relar¡\a .le los disrin-tos ctrstntos de la provincü son las evaluaciones imposi.tivas que hacían los fu¡cionarjos reales a pa,rtir del ;alordc las propiedades del avllu en manos a. ?rñgi"-i",

";tierra. Al jgual que con los datos de tasas d"emográficas

il.ha.res y producción

-comparari\,? .n f,rct.ra.i.f ""-ror de tas tterras de ayllus marea un conrraste nelo m-

.n. i, a. C,t'uq,i'-, .t no . d. paraF¡, tos runcDnsos ralc, dct li.t.l]1 notúm l¿.g'm ero¡edid,d d. h rq:ón qu. rc eüd.,.i,b" .;;;";omm.nk'on de ras iglcsias \ qu. r:h6c barada.n -r_ ,"r,, *;¿;;dc Eeado , múndio", Cirado .n John \. VúE: -A" Ay_;;ñ,,8;;;

tpnm¿Én. I96a,, vot. tr, N: 2. páS. I¿O-Ctu.qutor. rgu,l qu. l¡ prosnci¡ dc pa,aIca, *.n.onr». upü"i.nau-,.d."Eo d. ld dtisxos rintr.r d. lo¡ dños p,e,nuico! de L,p.q." y i;.;F¡ Erp.crivm.rrc.

913 l0/1 9/5 ( 6)8/2 -r0/3 1o/o (r2)e/1 ¡¿ -10/0 9/1v, ( 8)

,t, " _rotrl\i!Á Ít]

Page 33: HALPERING DONGHI Tulio. El Ocaso Del Regimen Colonial

54 TIEBBER" S. XI]EIN I¡ACIEÑDAA Y AYLLÜS EN EI, ALTO PE&U

Sin embargo, en vaiias zon¿s, ni Pacajes, ni Chuluma-ñ presentan las dicotomias usua.les. Es eI caso de losdos índices con menor correlación en el estudio compa-rativo inicial e[tre las dos zonas: el número de prome-dio de personas por unidad agrícola y la rasa de fecun-didad. En ambas áreas, los disrriros intermedios amenudo tienen tasas mayotes o menores. llay un factoren €st€ cuadro que es difícil de explicar; se trata delporcentaje de agregados con respeclo ¿ o ginarios enlos ayllus. Mienrras que el porcentaje de pobtación enlas hacie¡das refleja cla¡amente la dicotomía ñco-pobre,no sucede así con el porcentaje de agegados. Si bien yoso§tengo que un porcentaje mayo¡ o menor dc agrega-dos con respecto a la población total del ay[u est, rela-cionado con la prosperidad del distrito, parecería queesto no se explica si estudiamos el relevamiento d€ todala provincia. A paitir de otros índic€s, estoy convencidode que Sicasica, por ejemplo. s€ encuentra demográfica-nEnte en un punto medio entre Pacaj€s y Chulumani yen este caro es, de lEos, la zona con menor porcentajede agregados.

Un último índice de la riqueza relativa de tos distin-tos dist ros de la provincia son las evaluaciones imposi-tivas que hacían los funcionarios reales a pa,rtir del ;alordt las propiedades del avllu en m¡nos de originarios contiena, AI igual que con los datos de iasas démográficasslohares y producción compa.rariva en haciendas, el ra-lor de las tierras de ayllus marca un contrasre nero err-

vinci¿ d. Chuquiró;, at no¡t. d. p¿@jc§, los ñú.ioú;o! re¿r.. dct ,igtoXVI notrd la g¡m pro.p.rid¿d d. I¿ Égión qu. 3. did.nciab¿ .r h n.¿oñm€ntació¡ d. ¡as iSLsias y qu. staba bsad¿ e¡ ..um va§ia @tidddc gútdo cmmitaio". Citado.nJóhtr V. Mü@ ..Ad Aym¡h rirgdon¡n ¡167 , ¿¡i¿¡nrory (pnmv.ra, 1968r, \ot. tt.\:2, p;g. l20. Chu.quiLo,. ¡9u,1 qu€ l¿ proürcia dc P¡c¿Fa. e.n@nEab¿ apüx-inaaomrd.nco dc tos dtieuos linit ¡ d. tos rinos p¡[email protected] d. Lupaqua y p¿ca-

tre Chulumani v los demás distritos o partidos de la¡¡ovincia. Si biin Pacaies está algo por €ncima de los

lvlus de Sicasica v ig" p"r debajo de aquellos de

O.*..yo. .n lo quá se ieñire a valuación fiscal de los

oripüa¡ios con tiirra, estas tres zona§ eran llamaliva_

-.i.t. -,ás Dobres que los avtlus i¡crer'blemenre ricos de

C.hulumani.'encontiándose éstos con seguridad enlre las

comunidades má5 prósPeras de rodo el Ako Peni'

CUADRO 17

T.e d. impu.tlos qu. s. (obÉbs a lo§ ori8itrÚios con tida en

bs p;ircipak; dtst¡lo! de l¡ Proünci¡ de Ij Paz (á)

Cúti.¡ld d. fmpucsto Rugo ¿. l* d€ imFDr€bio¡ ll m.dio.r impu.rór mod¡l

rliirrir6 al ";rinui"r p.-r' prsaa" pasados (pu'blos

v rribuEnorl Dof oris,o tnbuúio P.¡d/r'al'r P'Éntdid

Prai.' 12 (3 602) 9,67

omaluyo5 16 ( É8) 9'8412 f3.l6r) 9,50

Chulú@i 13 (1.210) 13,67

e/3 -104 e/5 ( 6)8/2 -r0/3 r0/0 02)s/l + 10/0 9/14( 8)

,tt\, ,o?t\ltÁ li¡¡l En tod6 lo§ djstrito§ (o púido, vanatoña§ v asÉg¡dor pá8abo ú'-' r-"""'t. .¡r.o. ¿" ¡ ieo,. E; cuuroa los di{nro', no h' podido

."i"** *" ur. a. -,r¡büvcnt's d€ tF ¿i' ni pÚ' 1786 pda

iaoijlaos, r., do: añ@ ..ro4¡6.n ln 'u¿le! 'ú'nto

ron d¿rÓs

""-"1.t"*- T

"¿ut U a*;, r*d tu.rór lomád d"Ñ¡ do' do8'

o,já ",. r". r.,* ."",,¡.ron ú nivel búlante .(r¿ble ¿ lo l"¡3§i"-*i"¿", .."¡d.-ur.'. Ia! qu' r rmaron pu¡ 1802/1803

ñ".;.n .ón,id.Eñ v¡tidá ¡ @bién pdr I 7 86

lhl !e d¿bú 8 r.¿1.¡ por I p.to En errot 'áculo'ñ'dio'r redond'cron'-'L, *'1., ¡ p*..¿".ir@ó v pór lo rero 'l inptr'sto m'dio

'5e

.xpr.É 6 décim6 y c.ntésiba§ dc peso'

Fú.nt, Iá liil, d€ co¡dbuv€nt.s d' ?rc¿jes para 1302 * €n€u€ntr¿ €'-___' ,q.é¡¡. 13-l¡c'.{ lt;ió 36, ',brc

lripaE omdurot ¿n I786,¿"se ¿C¡. lS_tZ_i+ tlrÉjo lg bb'o 3 lolio ó20): pms;3i.¿ ¿¡-1803 véde AGÑ, 1$17'9_4 (lcgajÓ 36, librÓ 3,

iO. ¡lol v p"- chulúúi en ¡80! v¿d€ ibid (l€sajo 36'

li6ro 4, Iolio 373).

Page 34: HALPERING DONGHI Tulio. El Ocaso Del Regimen Colonial

La falta de datos para Pacajes impide comparar lasdos áreas en cua[to a clase hacendadi. pero el_marerialde Chulum¿ni proporciona, por lo menos, una base parapoder ana.lizar en el futu¡o la clase hacendada del AltoPeni. Si conside¡a¡nos a las Yungar como norma, enton-ces podría espera¡se que los hacendados tuvieran enpromedio tan sólo una hacienda y que no más de lacuarta parte fueran propietarios multiples. Más aún:aunque esto implicaba la existencia de una clase hacen-dada bastant€ numerosa, había gmldes desigualdades enla dist¡ibución de yanaconas; el 10qt más a.lto controla-ba ca-si la mitad de este ¡ecurso labora.l en u¡ distritodado. Fina¡mente, si bien las posesiones múltiples tienenuna eÍorme importancia, parece¡ía que su te¡rencia enva¡ias haciendas se enconúaba con frecuencia en u¡ida-des dif'erentes, üspersas en varios pueblos, y no eran vas-tos dominios contiguos.

Para finalizar, podría dechse que otro indicador deyl4 rjle @ícolu comercia.lmente dinámic?lo coñiritu-ye su creciente ioncentración de poder mtre los hacm-dados rnás fuefes y un sistema de haciendas en expan.sión que_vq 1lgsalojaado un sector ayllu en decadeniia.

Presento estas cónclu¡iones de un modo muy hipoté-tico, y espero que las tasas aquí calculada¡ y los resulta-dos preliminares que h€ obtenido induzcan a otroshktoriadores a utlizax las categorías resurnidas de edad'y sexo que pueden encontrarse en los miles de listascensales indígcna§. Solarnente por medio de un detalla-do aniílisis comparativo de esta inforrnación censal en eltiempo y en el espacio, se podlrí desarrgtlar un esquemade-mográfico básico.de la..¿rcdad dl fl!¿lígena-en l¿Hispanoamérica colonia.l.

oscar comblit

I,EVANTAMIENTOS DD MASAS EN PDRU Y BOLIVIADI'RANTE EL SIGLO DIECIOCHO *

(Traducid,o Por Di¡lo¡ah Gabenini)

+ Estc Ealajo lE €s.nto duáE l¿ .rt¡da dcr aúd .n .¡lidad d.'i&iting F.llN .n cl Sr-

^nto¡y's ColLs., Unir.bidtd & Oxaó.d, §lbE la

bd .i. un c5tudió prcent¡do a¡ S.nin-io Lati@údi@o €n t¡ilsvr€m .r 1968. El ¿utor d.&a crpr.E tu tdonocimi.nto por la hospit¡li_d¡d .ú qu. tur Écibido .n .l C-UcsÉ, ar igual qu. por l¿! nucha! oPor_

túid¡d.s qu€ É L b¡ind{on pa.a úaliza¡ lur pu.td d. vida .on qui.ftrú¡tío al Éminúio. Su ddd¡ aLe¿ crpt.ialñ.nt ¿l prof.sor Rayno¡dCe, a los eno&s A1ú Atrs.ll, Malcolñ D.at y EÉquie¡ Galto, cuva§ §u_

ssrencis, jDicios díticos y aFda fúdm ná, aIá d. lo qu. la¡ pel¿b¡aspu.d.n .xpreE. Dcb. aged.cd támliétr la c6.& @laborión pÉ3tada.D todú l¡s .t¡pd d.l rnbajo por I¡adtó Guti¿rcz, ca su cilidad d.ú¡rtcnt dc ins*is¡ción. El &lor, d. má¡.!É dccirlo, .3.1 úi@ rctpoFsbL dc lú pdsind qu. ns!.n. Erlc díolo fu. Pubü.¡do .n ¡¡ /a.¿n¡¿l¡tsoMedc@ d. soeiobgía v.l. \¡1, Nt I, Bu.rct Áirc., maEo d.1970.

Page 35: HALPERING DONGHI Tulio. El Ocaso Del Regimen Colonial

I

En 1780 estaüó una seric imprcsionante de lcvant¿-mientos de masas en una región que abarca el sur de laactual rcpúbüca del Peni y las áeas del norte y oestedc Boliüa. Esta seri€ dr brotes revoluciona¡ios ha sidodcnominada posterioment€: "rebelión de Túpac Ama-ru". I»sde un punto de vista geogriíLfico, se extmdiódcsde Cuzco, en el Perú, hasta Juiuy, en Ia Argentina;pcro los cent¡os principalet y más violentos se ubica¡ondcnto dcl ií¡ea timitada por las ciudadcs de Cuzco yPotosí. Las sublevaciones continuaron por dos años yalcanza¡on su punto cu¡f¡inante eñ I ?81.

Resulta difícil estima¡ el número dc bajas. Pucde añ¡-rnase, annque no con gr¿n certeza,, ya qu€ loa datoaproüencn de fuentcs antir¡cbeldes, qu€ los mucrtoc su-maron vária3 dcce4as de miles e¡ la facción real (sóloen el asedio de La Paz sc calculó un total de 6.000muertos).r L¡s pérdidü sufrida¡ por los rebeldes son¿un rnás difíciles de cvaluar. Sin duda lucron más altasque la! sufridas por los leales a la co¡ona, como confi¡,man los relatos de tcstigos prcsmcial€s- El númcro total

I En u d¡dio .rnto d¡@r. .l .*dio. Scs@b (1872, túo l, ..Aaniriú y Ror., ¡6mr qú .l .it¡o @tó t úrh ¡ ú EEio d. É pobl¡-ció¡ & l. ciudad d. La ?.2 {pás. 69). L. pob¡.cióú dc r¡ P¿ ú.ndl¡.ur, 20.000 pr,ronD .n .r. épócl Conollr ¿¿ Pd a r tV C.¡ttuAo,,5ta-r948, wl- ¡, Edición d.l C@it¿ pre M.¡t úio d. l¡ Fu,ü¡.ión& IÁ Pu, BNnor Aircs, ¡948, pár. 9¡.

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60 LEVANTAMIENTOS DE MASAS EN PERU Y EOI,¡V¡A 6l

de muertos fue extremadamente elevado para una po,blación tan p€queña y quizás alcanzó a 100.000 sobre2.000.000 de habitantes.2 Las repercusiones económicasdc los levantamientos tambi¿n tueron funestas. A [a des-lrucción de rodo tipo de bienes de capiral sr agregaronIos tondos desembolsados para hac€r trenre a los gastosde la defensa, que se elevaron a unos 2.650.000 pesos.Esta suma equiva.Iía a Ia recaudación anual del Vir¡eina-

La cif¡a antedicha Do ¡epresenta tampoco el total d€los gastos. EI levantamiento obligó a que los oponentcsmoviliza¡a¡ todos los recüsos locales; l¿ población ente,ra de la región fue afectada e intenino en las luchas.Por consiguiente, la contdbución det secror privado fuemuy importante tanto en lo referido a dine¡o como arecursos humanos.

Estos datos ¡evelan la naturaleza excepcional que asu-mieron las sublevaciones en 1780 y deben, por Io tanto,evalua¡se cuidadosa¡nente. Motines, disturbios y muertesde funcionarios de gobierno tales como cone§d,ores, nodejaban de ser ftecuentes en la vida colonial peruanadurante el siglo dieciocho. Los motines se sucedieron alo largo de todo el siglo. Por ejemplo, antes del gra¡ le-vartamiento de l?80 se produjo Ia rebelión de Cocha-bamba, en 1730; existen tambi¿n referencias de subleva-ciones en Oruro dura¡rte 1730 (Velar de Córdoba), de

I Hd¡árd.r Sárch¿-B,,b¡ (1961, tono fV, .n J. Vi€ens Vive,, p.339) .stina qu. l¡ pobl¡ción d. l¿r actuar€s repúbüd d.l Pdú y dc Boü.üa ..a dc alr€d.dor d. 2.200.000 cn lú pó¡Íiñdis dcl rislo X!t[,S,hü ¡ua (1944, p,áS. la), ú .scntor coni€mporáÉó, calol¿ u iotaldc ¡00,000 indios mucrtos, pá¡¿ todos los rctord. For6.¡ (1870, pós. 6)da u 1ot¡l dc ,l¡.000 mu.¡rcs ¿ntr Id ¿rpañótes.

tr C¿¡p.d* d.I Cstü¡lo (1946, tmo III, pás!. 743, 744 y 818) .sinaqu¿ Ia ¡c.audacióñ pra .l p.riodo dc los dibo añós qu€ m€dis €ntr1773 y 1776 fu. d€ 10.186.713 (d¿ 8 r.!¡€s), púo.ra cina d v€z.s¡lso ñcnor qu. ¡a vsdádera.

luchas en Tama y Jauja en 1742 (Juan Santos Atahual-pa). que se prolong¿ron hasta 1750. v del Iru¿nr¿mienrode 1750 en Huarochiri llerado a c¿bo por un grupo queultimó al conegidor Villa de Moros, "puso fuego a su

habitación, le dio muerte, 10 mismo que a las pe$onasque le acompañaban y ultrajaron sus cadáveres con elmayo¡ encono: Ie comieron Ia lengua y bebicron en sucráneo. En seguida precipitaron desde una altura a.l co'Íegidor cesante y a un criado con quien fugaba: se con_

trajeron a formar tropas, quebrar caminos, destruirpuentes y propagar la insur¡ección en los pueblos cir'iunvecinos" (Mendiburu, 1933, Vol VII, pá8.201). Las

auto¡idades no siempre recuúieron a una represión vigo_

rosa. Cüardo e¡r 1776 el corregidor Jerónimo Sagasti,

de la provincia de Chumbivilcas, sufrió iguat su€rte queVi[a áe Moros, el virrey Guirior respondió disminuyen-do las tasas de impuestos y archivando los juicios con elmayor disimulo (Mendiburu, 1932, VoI. Il, pá8. 46). Pue-de afirmarse entonces que :rntes de 1780 l¿s autoridadesse hallaban muy acost¡¡rnbmdas a los di§turbios y a losmotines localizados. Al examina¡ la voluminosa info¡mación sobre amenazas, violencia física, rumores de revuel_

tas que lleg¿ba a los cenrros dc decisión más altos de

aquella"s reg;ones. ya sea ¿ las Audicncias (Cortes Supre-mas de Justicia), a Ios Virreinatos de Lima y BuenosAires y at Conscjo de tndias en España, se recibe la imoresión de oue las duroridades sc halloban ¿brum¿da§

io. ."tos diitr.bi"' y que ral v€z los .r(ept¿ban comoun¿ ca¡acterísrica const¿nle de la socied¿d coloniai cn

aquellas áreas,a

a Vé&, por .j.nplo, lr¿ioo cdeñl .le hdhs Audiencia tt' Char

cd, Iig.59I,592,593,594, cdó Ni pequ€ñ2 ñúe§th d€l rlpó dc in_

aoñ¡€ióú qu. ú.s¡b. c@¡r$mcnte a los run io¡arios d. lá Corou dts¿k todo, lo¡ puDtos d.¡ vast. nnp€no.

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62 oscaR coRñBr,rr

éQué distingue, pues, a los levantamientos de 1780 yhace que asuman una amplitud e intensidad sin paü-lelos? ¿Pueden la extensión geográfica y los línútes deestas rebeüones constituir una guía para determina¡ a[-gunas de las fu€¿ás dinámicas subyacentes que inteIvi-nieron en ellas? Una de las sublevaciones que mencio-namos antes fue la d€ Juan Santos Atahua.lpa. Este movi-miento se prolongó dur¿¡te un período de más de t¡ec€años, es decir, tuvo una duración mayor que l¿ delas re!,r¡eltas de 1780 y además su conductor paxece ha-ber reunido cualidades semejantes a las de TúpacAnaru. Juan Santos Atahua.lpa fue un gran líder en loque se reñere a inteligencia, visión y capacidad parair¡adia¡ ca¡isma.5 Empero su rebelión Ío logró transfor-marse en una insufiección general, y quedó confinada alas regiones fronterizas d€ Tarma y Jauja.

Por ello, antgs de ocuparnos de los logros de la rebeiIión de 1780, describüemos en forma sumaria sus ca¡ac-terísticas en eI cont€xto de la sociedad que Ie si¡vió de

LEVANTAI,TIENÍO§ DE MÁAAS EN PERÜ Y BOLTVIA 63

noviembre de ese año en la provincia de Tinta. En 1780hubo asimismo muchos distuñios €n oüas áreas: €l 1s

de febrero habÍa estallado la rebelión de Arequipa, ''ura

ciudad situada a 220 teguar? de Lima y a goleguas deCuzco; el 13 de abril fue descubierta y rápidamente so-

focada una conspfuación en la que intervenían LorenzoFarfán de los Godos y otros, siendo condenados a

muerte va¡ios de sus jefes. Otros sitios también fi¡erontestigos de intenlos de sublelaciónipor ejemplo Moque.gua (cerca de Arequipa), Huancavélica. Huara'. Pasco yLa P1áta.

Existen discrepancias en la interpr€tación de la natu-raleza de estos últimos levantami€ntos.3 Algunos auto-res creen que involucran una red d€ iotereses diferentes delos de Túpac Amaru. Sin embargo, cuando los historiado-res analüan el levantamiento denominado de Chayanta ode Catari, señalan Ia similitud qu€ ti€ne con la irsu-rrección del 4 de noüembre. La rebelión de Tomiís Ca-taxi, que se desarrolló en la provincia de Chaya[ta,perteneciente a la Audiencia de Charcas (Bolivia), en unárea ubicada entre Ias actuales ciudades de Oruro y Su-cr€, estaba ya en pleno desa¡rollo en juüo y agosto de1780. Después comenzó a perder impulso, Pero la muer-

Bu.lu cont. el vifty rrmcieo dc Tól¿do.n .l á5ó 1572. lelipc Túp&Amd ca consid€ndo d.s.ndicnt€ dc uno d. los sobc@6,.1 itua ÉuiyúC.p¡c. Rob.rto L.ülli.r (19!5, pi$.3o2 y si8s.), prcenia una d€enp.i¿D yu¡ anáüdá díii.ó d€ l¿ d€Eot¡, captúa y ñu.rt dc Fcüpe Túp¡c Aúae Si.ra sÉncalosi¿ d€ José Gabn.l Cóndormqui cs I¿ rerdad.n, exLiió ünm.dmotrio eltE ur ni.tó d. ¡€lipc Túpm AnN y üna muj.r..p.ñolalluada Frúcik¿ d. Torc.. R¿sp.cto d. lá s€n arogi¿ d. Jos¿ C.bnd Tú_p. A,ñú\ \é^se CewaLogí. de Tú?ú Añaru, .dici6n . cúso d€ Frú.iroA. Lo.!,¡ (1946, Lina, páss. 4 i 58), nmusc¡ilo romado dct

^r¿hnoC.iúol d¿ lndar. Aúi¿nci^ de Lim¡, lcsáio ¡ 619.

' Un¡ lcgu €quiv.h ¿pró*iñtdm.nt€ a 4,5 l(ilóm€rros. v¿a€ JunAlvüa (1929, eás. 165).

. Bótelú L.ei¡ (1957. p&s. 184 y si$.) hac€ bBes r.r.r.nci{ ¡

ü

Uno de los levaltamientos de 1780, bajo la conduc-ción directa de José Gabriel Túpac Amaru (cuyo apellido era en realidad Condorcanqü)ó comenzó el 4 de

3 Jue S¿ntos Atahúarpa e d€scibi¿ a sí mismo como incá de Cüz.oy d.fó§or d. la fe «isriam. Hablab¡ lariñ, cspañol y +echuar y habí.sido €ducado por sc.rdót€s j$uit¿5. Vé¡s€ lá .ú drl p&irc ¡¡¿y JófGil Muñoz a Fray Manuel d€l Sató, Fny Jósé C¿per y lray DomingóGdca i{háda en 1742. Tr4crita €o¡ cm€¡la.io3 d¿ ¡nncüco A.Lo^y6.n lúaa S¿ñtos el laoñcible (mduscritor dcl ano 1742 al rnoi?55). Lima, 1952, póss. ¡-8.

6 Pod¡ía kr signiñcatilo Éñda qu. JóE Gabii.l Condorcmqni no .ñd. p¡ra sú8r i¡di¿. Sosrnia dcsc.nd.. d¿ r.lip. Túpac Amúu, j.L .t lá

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64

!e dr su jcfc, Tomrás Catari, desató r¡na nueva ola deüolencia cuya cllminación se dro en cl asedio a la ciu-dad de La Plata (Chuquisaca), cn febrero de 1781. Porel mes de mar¿o de l78l el catado de ¡ebeüón se habíaextcndrdo a lo largo de la zona comp¡endida entre Cuz-co y Potosí. Y se extendería todavía m¡ís aI su¡ -aun-quc sin el caúctcr de movimicnto masivo quc había al-canzado en la zona de origen*, hasta la provincia de Tu-cumán, en el Virreinato del Río de la Plata. Los fo-cos principales de insurrección a comienzos de l7E1€raJr los siguientes: la región de Cuzco, que abarca lazona comprendide entre la ciudad dc Cuzco y las má-genes del lago Titicaca. El liderazgo aquí estuvo enmanos de José Gabriel Túpac Amanr desde el 4 de no-viembre dá 1780 hata su derrota acaecida cl 5 de ab¡ilde 1781. Fue capturado al día siguieñte; y luego dc serprocesado sufrió una atroz muerte el 18 de mayo delmismo año. La región de Puno, qüc abarcaba partc delos co¡regimientos de Lampa y de Chucuito en los lími_tes o€ste, sudoestc y sur del lago Titicaca, era asoladacada vcz con mayor intensidad por facciones rebeldes,las cuales a.l promediar el mes de enero de 1781 contro-laban prácticamerte todas las zonas rura.les. El li¿ferazSoIoca! srrgió en cste caso de caudillos de Ia zona. I-¿sfuerzas ¡ebeldes recibie¡on posteüomcnte cieña ayudade Diego Túpac Amaru, hermano de José Cabdel. Lasluchas continuaron desdc febrero a mayo; y las fuerzasrebeldes sitiaron todo este tiempo la ciuda¿ de Puno.La presión se hizo tan intensa que los dos €oñandantesrealistas, Orellana y Del Valle, se vicron obligados aabandonarla el 26 de mayo y a retroceder hacia Cuz-co.9

, 'rR.lac¡ón d.l caciqu. d. Puno, dc s cxp(diciorcr, .nió, d.l.ua yEio! úonr.cihi.ntor, ha,ra qu. ddpobló l¿ üll. d. .r&n d.l S¡. Intp.c1o. y Crn.odur. C.Er¡¡ D.Jof Antoúo &l V.lL. Coñ dcd. 16 d.

IEVANTAM:ENTO§ DE MASA3 'N

PER¡J Y BOI'IVTA 65

otro toco de sublcvación fue Oruro' La l€nsión §€ in-

.';;;,t;; io"n" g'o¿u¡ durante el mes de diciembre

i" iiió- " .t t0 de-febrero estalló en la ciudad un san-

i;;;-;;,i; iujo la cond'r'ció" dc los acaudalados

i:;;;; ;;'''*,i.,. Los dos hermanos habían nacido

:; il;; ; .;""' de asccndencia esPañolar. v uno de

"ii"" ""..iá ,* .¡n" de plata ccrca de Onro'

"'ii i-ii"1..-r"l¿ a eie movimiento, que Iogró ganar

a ."it-l <tc la cir¡dad. Pese a los conflictos que sur$c-

)..' ." ü nt " rcb€ldes cn el mcs de marzo' los herma-

;;.s'Riád;, l"r,uon mantener el control dc la

lff*ió;. ;1;,; !l primer período dc la revuelta de

ii,ii ü- o*i.¡o""i¿n' de indi-os v mestizos fue imPor-

'",.1" 'lJ ataáa se veía constantemente invadida Por

J".áé *ut,irra"" que cjcrcían fuertc presión para que

"'. ...moüeran sus cxrgencias La acoón PoPutar lue.ran

...lcroia oue las autoridades, encabezadas Por Jaclnto'nil.igrtl á..¡¿.r." inclusivc adoptar las vcstim€nlas

nrooias dc los indios.rt"'iÍLJ¿t.-."* "

I¿ P^z y Ia que se extierde hacia

a -Ñ-r? c"t. a.t ug" Titicaca Puedc describirse como

"". .Jr*o de rebelidn. Allí el jele más imPortante,era

Iutián ADaza, un indio de oriS'n ayñará' tjstc tomo er

**".i'¡'l'á. i't"* ¿;,." v diiisió il asedio a [a ciuilad'Á."G pu. cl ;contecirrüento militar más imPorla¡te en

i" nT..""'d. Ias rcbeliones El sitio comenzó al prome-

IlIii a. tz¿o h¡t¿ 17 .1. jurio d' l?8r" En P'dE d' Aryli§iii'il"iii",i- v, pil; .dicióñ," Duñ' Air¡' rEF nE dd Etu.io'

P&. 100.

ú v;it. (R.lacióñ .tc lor hcc¡o§ má! not¿blc¡ '6"idot 'n l¡ tubL-

*tó.;;;' ,"d':". R'vi't' 't' an^ato', Dibtiot"ú Ne'6at¿t'uñ¡, t óoo, eño ltl. vol. v.. Firr, 166 v riÍt'-,,',¿,; "R"¡,"ió" hi"ón.. d¿ tos oc's6 d' lt rcb'lión d' JoÉ c&*r ripliei'"i-." ¡" p'oúrcid d't PGrú"l

'1o d' l?80" P'rlro d'

Atr.¡a oP. d1., ds. 2!.

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66 oscABcoaNBL¡T

dia¡ el mes de marzo dé 1?81 y se ma¡tuvo hasta octu-br€ del mismo año; fu€ roto solamente durante el mesde juüo a la llegada de fuerzas de auxiüo bajo el mandode Reseguin y Flores. La diüsión de refuerzo no consiguió proporcionar ningún apoyo efectivo a la ciudadasediada; debió abardonada a comienzos d€ agosto.

Más hacia el norte, donde ss hallaba el corregimientode l-arecaja. actuaba Andrés Mendigure, también conoci-do ¿omo Andrés_Túpac Amaru, sobrino de José Gabriel.EI fue, quizrü, el jefe militar más b¡illante de los rebel-des. Bajo su conducción los rebeldes tomaron la cir.ldadde SoÉta, ufl acontecimi€nto de importancia en Ia his-toda de los levantamientos.

Las rel'ueltai estallaron también en dos áxear más: [ar€gión de Chayanta, ya mencionada, y la región que cir-cunda Cochabamba. Pese a qu€ Túpac Catari (JuliánApaza) había sido captuado y ejecutado a m€diados denoüembre de I78l y ¿ que Diego y Andrés se reuníancon las autoridades para Uegar a un acuerdo. Ios levanta_mientos y las sublevaciones continuaron hasta junio de

1782, €specialmente en las zonas aledanas a La Paz.t'?

B-9be destaca¡se nueva¡neüt€ que los movimientqltu_vieron un calácter 9n extremo §a¡griento. Las descrip_

,' Pu€dén .n.óniññ r€fqencir6 modcmas del curso de lás rebelid.s€ñ ta obrd ciud¡ dr Bolel¡o L.win (1957r, .D la d. D i.I V¿l(ú(.I( ¡9a7) o cn la d€ Lilia Ert l]. Fi.hq ( 1966). Si s. tien inL¡is .n uad"srip(ion (onr.nporán.¿ " ¡o' ¿conkcimi.nroi, lonqulú el dtano d.S.Fb¡a (18721. AtimÉmo, la 'R.l¿ción hi¡róri.d d. ló§ su..so: dr la É'b.i,óñ de ló(¡ G,bn.l Tup- Aasu cn Is p,ó''tu is d.l P.,¿ ', .n P.drod. An!.I¡r (¡910, \ol n, p&s. 27t 198,. Oko rld'ó ,ónrempo,ánro r ló\htrhtr-q rn.rc nenhr¿menuonada Relr. rón de 'o. h..hos más nGlables aca€cidos €n ¡a subúvación sEne.al nasuada ú ló, ..inos del P€rú,

por cl indio José G¿bricl Tüpr Amm' gób.ñ¿doi del pueblo d. TünAa_

;uca .n ta proü¡cia d. Titrt& gue ásdildo d. o§ó¡ de sus lecua€es, causó

homroror €f.,gos detde el ¿ño 1?30, ha.b.l d. 1782 e¡ qu. $ r.pri'ñió .l orsullo d. l¡ coniur¡,rón', pubL.adt en RPúro d. Ar.hiuot t Aibliot..ot N¿.ioadl?t, Liñ ,

^no III, vol. V, 1900, Pási 143_298.

LEVA¡ITAMIf,NTO§ DEMASA§ENPEBI' Y BOI,IVIA 6?

ciones siguientes, tomadas del diario de Segurola, nosproporcionan una idea de lo que sucedrla.r3 ,.Lqt. eSqa¡-nios y. crueldades, que ejecutaron los enemigos con losnuéstrós, así con los que cogían üvos como-coÍ los ca-dáveres que quedaban en el carnpo, no se puede referirsin el mayor dolor. horror y compasión, siendo Io máscomún, y-pp¿ lq. qg-q }FaqifgrJüa[. su i¡¿ coutra lo¡ es-pañoles. el de cortarles la cabeza. brazos, piemas y sa-carles tiras del cuerpo. bailando al¡ededo¡ de los cadáve-res siernpr€ que lograbal alguno."

Otra descripción proveniente de una fuente distintase refiere a la lucha en el área puneña en los siguienres

"Luego que salieron de él (Chucuito) las compañíascitadas de caballería, entraron los indios, y como no en.contaion la menor resistencia, ef€ctuaron atrocidadesque no tienen ejemplar en los hombres. Mataron más de400 esparroles y mestizos. de uno y otro sexo, sin reser-va¡ aun las criaturas de pecho." "Al mismo tiempo, concorta diferencia, los indios de esta otra parte del AzáLn-garo y Lampa, redoblando sus esfuerzos, volvieron aatacar el pueblo de Capachica de esta proünria, cuyosindios freles con algunos mestüos los habían rechazadoa los principros; pero al ñn p¡evaleció Ia muttitud deenemigos, qu¡enes pasaron a cuchillo a rodos los españo-les y gente blanca que pudi€ron haber a las manos. Demanea que, ya no hay en estos contornos otras perso-nas esparñolas que las que con tiempo se procruaron sal-var en la Villa que torma hoy como una pequeña isla defelicidad en medio de un mar de rebelión que la rodeapor todas partes."ra

'! '¡Diaio de los suc.sos d.l cdco d. l¡ ciudad d€ La Pd.n 1)81,et..") 3.6¡.rlír d. Sc8uro¡¡ (1872, vót. I, pás. 66). La últiñ¿ motació¡& (rk diúio 116a la l..ha l. d. JuIo dG I 7al, (iud/d dr L¿ Pd.

,4 "R.leióñ hiró,ica d. Ios su.eros dc Ia Ebcüón d. Jo¡é cabn.l

I

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68 osca¡ coRNBLtr

Esta "pequeña ista de felicidad" también fue abatida

"oco desiués. El relato transcripto anteriormente fue re'

á".tnlo'p". un cronista que -criticaba con dureza al

eobiemo ispaiol y atibuia toda Ia culPa de los le!an!a-ái.r,tot u [o. devn4nes perPetrados Por ]os comegido_

res. EI docrrmento istá fechado en Puno el 28 de abrilde 1781. La ciudad Iue abandonada pol sus def€nsores

el 26 de mayo.Las caracierísticas de violencia que asumieron la§ re_

vuelt:rs son muy significativas. Constituyen un lollbl§contaste frente a aquellos relatos r€Petidos a ñenudooue describen a los" indios como individuos sumisos.

Jo.ientes v dócites. Esta imasen de los indios estaba ya

iesarrouuáa en las crónicas d;I siglo xvr y se Perpeluócomo una característica distintiva en las del sigloxvlll.rs Este comporrarniento de los indios implicaaDarentemente una luene conlradicción: una incaPaci.l'ad oa¡a aseeurar sus derechos más minimos 5e convier',. ,,ibirn-.ni. en una ola de rapiña. salvajismo. latroci-¡io y otras formas de violencia durante eI Período de

Túp& Amúu o la! provin is d.t Ps¡", ¿n l. dc A¡f,F¡ü (1910, pá8s'

395-396).,! El t¡noso "Infom. s€Eto" .rnto por Jo¡E! Jú v Antonio d.

Urb¡ (,953. 2a petc, c¡pitulós I, ¡I, ,U v fV) .n la di.¡da dc 1740 Puc_¿. -."4""-* - .te .""r.xto. Er l, r«imcs Éráidú a ltrs.ordi(icn€i d. vid. d. los indid' d€saib¿n

'ómo cttÓt últimos 9¡u fácilst'Út

mrn ads y rrp¡óBdor,.ri[ pór lo5.xl¿vo, E8¡oi Smrl¡¡ rclnud c'**'-ipr" pi, r.y Rodrto d. Lo.tz. (1889, Pás. 587) 'n

un do' um'nro.sdt; dó" sislor ú¡.* Etr ¿l !. !¿ñ¡la (óñó lo§ indid fu.rd iroultadd \.xDloodor p¿r $r proflos j€I.r, v .ómo 'llG ¡..pla¡8 hmlldmm"-rc ¿"qo: "Oc lós;imor irúios slm .ror d.monióá, qü. lo" rtudú á

d.dtuir v coúuñir v hh .on mn ñc¡d¡d a sus proPior indios que

rinÚlm ";panot, v no rcló s aprcv.,hm dc ¡u3 had.ndar ) u¡btjos 'orpo_

r¡ci, oopen¿ac¡ en su grúj.ría! y sm.rr.¡á§, p.ro Lr ron.n sE múj'_

¡cr e hii¡i. v ¡on 6 miFnbLt lor in4io¡ qu. no olm qu.júr ni ha¡lúD.l¿bra'conta l@ 6.iqucs, m!.., con qu. ld 4iqud lot [¡ñú v L';.r d. b.b.¡, r satistac.n, y no * a(uddu dc rab¿jo, .s¡üo' ni

'nju¡iaqu. Ls bayú h.cho".

LEVAI{TAMIENTOS DE MASA§ EN PEBV Y BOL¡V¡-{ 69

las sublevaciones locales y de los levanta¡nientos másgenera.les de 1780.

m

Resulta necesa¡io examinar ahora la naturaleza de lasociedad peruana a fin de ubicar los sucesos de la rebe-üón en un ma¡co más amplio. Se ha esc¡ito mucho acer-ca del despotismo ilustrado €spañol. Nuestra intenciónno es analizar las ca¡acterísticas que pres€nta €l sigloxvul en la España misma; cualquiera fuera Ia estima-ción del gado de trarsformación cumplido dentro de lapenínsula, es importante recordar que el I€vantamientoen el Peni se produjo en un momenio en que las medi-das de modemización del monarca esraban en su apo-geo, durante eI rei¡rado de Carlos lfl (l?59-1788). tasreformas administrativas ya habían sido inrroducidaspor el pdmer rey Borbón, Felipe V (1700-1746), y susucesor Femando VI (1746-1759). Pero no fue sino conCados III y su constelación de bdllantes ministros, fun"cionarios civiles y hombres de letras como Aranda, Flo-ridablanca, Campomanes, Jovelanos, Cabarrús, Olavide,José de Grfvez, cuando esta tendencia alcanzó su pun-to culminante.t6 Los virreyes del Perú durante la ad-ministración c¿rolina fueron Superunda (l 745- I 76 I ).Amat ( l76l.l?76), cuirior (1776.t780), Jáuregui(1780-1784) y Croix (1784-1790).

Los proyectos ca¡olinos de qr.gcimiento industrial, fo,mento de la eficiencia burocrátic¿ J cgnsolidación del

' 6 R.sp.ctó d€ 16 aconi¿ciñi.¡tor so.i¿1.s, .@nónicos y potr'ticos .n

la prepia Espáña dutute I¡ úuin¡ püt. d.l süló XVIII, v¿ak R. Ce(¡966, páss. 60 78); Richa¡d Hc (1958) y Juú B.eyio (1958, pi8,.459-604).

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70 oscaR coRNEL¡r

pg_le-ncial militar son bien conocidos.rT En el caso delPeni comprendieron cambios prolundos, tanto en la es-lrurtura interna de la sociedad peruana como en las re-la.ron€s extemas del Peni con Ias orras r€giones det lmpe.rio.

Aún en una época tan tardía como los comienzosde la década. de Ii7O. el Bajo peni y su cenLro urbano,Lma.- ocupaban una posición estralégica y privitegiadaen el Imperio español. en parte .o*o Iu.nt. i. ...i.ro.para ta.corona y en pafte como centro comercial queabastecía los emplazamienros mineros del Alto p;ru(Boüvia). Pero est¡ situación sufrió un dererioro pauJa.tino a Io iargo del sigloxvtrr. Lo que pretendíá¡ Iosrnrcreses comercrat€s peruanos, en especial aquellos deLima, era el conlrol del abasrecimienio así cámo de lacomercialización del metal proreniente de la zona deCharcas.'d Lás minas de plata de Cha¡cas proporciona-ban Ia milad del mineral que se exrraía dei,ineinaro vfomenraban una $an va¡iedad de acriüdades comerciJ-!es, fuente de riqueza para los mercaderes de Lima. Lacontrnudad de estos beneficios se üo seriamente ame-nazada por el hecho abrumador de que Buenos Airesera el puerro más barato de importación de productosfuropeos p¿ra Ios mercados de Cha¡cas o de Cihile. o deexportación d€l meral provenienre de las minas dei Altofenr. En los siglos anteriores Lima habia podido manre-ner su predominio porquc pudo valerse áe las inversio-nes soci¿les básicas realizadas previamenre duranre rllmpeno jnca. Sin embargo. esra ventaia se alenuaba ca.

- -ll ¡.,,::1.".:.* .rú sf.as má, crr¡s d.r aobifmo .\p¿ñor pü¿pomr k ú'nEth.jón ¡t di¡ y t¿ innu.ncja lBnc.s. ron a.roipro. po,§@rt.Airor {1932, plis!,269.280). pu¡ ¡ó qu. r Efi",. a ta (;r¿ deJók d. cáiEz !{a* .r übrc dr Hobdl ¡lBú pri.!rk' l19 t6),,r I¡ qu. q cn ta etúbd¿d Boüür tue cdocido aitema.jvú.nt¿

como Alto ?€¡¡ Cüara! o Erió¡ de La ptat¿

LEVANTAM¡ENTOS DE MASA§ ÉN PER,U Y BOLIV¡A 7I

da vez más. La introducción de los productos a travésdcl puerto de Buenos Ates resultaba de menot costopor dos razon€s: Ia mayor seguidad de la vía ma¡ítimay la existencia de rutas tenestres má.s baratas (Céspedesdcl Castillo, 1946, págs. 689 y 870). M€dia.nte el benefi-cio de ciertos privilegios instiiuciona.les Lima fue capazde afrontar muy bien la situación. aunque la anenaza asus intereses por parte de Buenos Aires [uese coDstante.Los comercia¡¡tes de Buenos Aires estaba¡ dispuestos aemplea¡ todo medio legítimo o ilegítimo para explotarsus ventajas naturales, Cuar¡do Carlos III decidió crear elnuevo Vi¡reina¡.o &l Rio de la Plata el te de aSosto de1776, los intereses de Lima fue¡on afectados en formamuy adversa. El Alto Péni quedaba bajo la jurisdicciónde Buenos Aires, con todas lar consecuencias económi-cas que implicaba este hecho.le

Los grupos relacionados con la importación de pro"ductos europeos y con Ia exportación de minera.les fue-ron los más pedudicados. Aquellos vinculados corl laproducción local, especialmente de teiidos burdos desti-n¡dos al consumo de las claies populares, continüaroncomerciando en el área de Charcas sin sufrir mayormen,te con la c¡eación del nuevo ü¡reinato,2o En ese mo-

I' E¡ proc¿so cónp¡eto es dcacnb muy ¡d.cúrt¿m€nt€ cn .l hbajod. cd?.d., dcl Ca.iilo (1946) ya n€ncionado.

'?o Erto puede vos. d .l cuad¡o €labor.do por cañ.t (1952) qu€d.lcnbc Ii Értjdad y los tipos d¿ p.óductos que * .onsmiá ér ?óio!íalrc.l.dor dc l?90. EI pnncipal y .asi úni.o absteccdor dc t€ld rú$icajorydd d€ ob.ai) .n cuko, .r rdto que Buenos AiEr próÉia d€ pro-du.tdr .uróp.os. CrL M¿n. H.lm¡, ,.Dócum¿nrs pour I'hGroirc éconó-

'¡iqu. dc l'Am¿.iqur .tu Sud. Comñ.rc. .r ¡¡dusd. au Pérou iL l¡ fin d.

X\4Ic. ri¿c!., Á¿,úr¿ dé Indias, tóñó x. páEs. ó22-24, dond€ É rh$.¡ibc un do€umc,lo dc¡ volúm.n 38 d. la col€dón Mata LinaEs d¿ taR.¡¡ Acadcñia d. la Eirto.ia (M¿d¡id). Dalos dr naturaréza siúil rueronDropor.iónados por Vi€dña (1836, cn Pedró d. A¡seüs, pás.. 102 y 105),¡ll ¡l,asl...dor más impo.ta¡t dc t ld rusric¡s cn co.h¿bamba .r¿ Cuzco.l).«1..r¡ ciudad y lu3es adyac¿¡Es $ prcv¿ían anu¡ñent¿ uos

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'12 oscaR coRNBLlr

mento Dreocupaban PrinciPalrDente a la corona con6ide-

::;l:;J ;.- ;'d;l; .;,raté;ca. Lor sobre todo' la corona

;1i$; ;;;;itd;; poii.ian-'n ra zona dcl Río dc ra

Éi-- .li-i"u"¿o asi Ía a¡nenaza dc los portugueses.y

:::;;;;;;; .,,t'.nt,, 't perigro de ros insleses' det-,í"i-.r""iiá- I-* españoles r-eunicron lodos sus recur'

:::';:.;;;ili; ,,* ii**i- ra cxPedición contra ros

::'";;ffi":';;.';i"u"n o""p*a" i{ío crand€ v coro'

Hl';:i;;;;;'; sobre ra itra margen del Rro de Ia

;;;:;.;i;; ii*".s Ai¡es Por consisuiente'. sumán-

iftJ'" i" "!r¿,4"

áa mcrcado del Alto Pcni' Lima dc-

il;';p;ü i* senas presiones financieras derivadas de

L, "¡üe*io".t que hibia contraído para mantener el

esfuer¿o bélicot"'ii,á". ¿. L"ri.t"¡a tocal sobre los portugueses deb¡e'

'^" i""."nit aún en otros desembolsos d€ unportaricla'

ll-"" .-""..r...i" de la guerra que Espáña sosttrvo'

;;; JÁ ¡. t779 v Por un laPso de cuatro años' en

§il";;l"sl";;,'dld" "o" i'ranaa v con las colo'

nias inglesas en América'' i. io.onu otorqó poderes especia'les a su enviado' el

"l-T.i"' ó.".iJli"i¿ Ántonio de Arechc' con el obje'

,'^-:;:;-j;;; ", estructurar el vireinato det Perú v

:: ;;.;;i;;; ln er mes de j'.rnio der año siguiente a

h ;;;.; á;i virreinato del Rio.de la Plata Era un

ii ".i"r";" decidido' severo y consciente dc sus debercs'

li,itiJ."-riri.* de la nueva clase de hombres de ca-

;;;;,; ;;[j; erüazado sus destinos con la fortuna

*l"jrru**':#¡t:t'"*"rri;#üHü..-:rri#:::'ff;: ;;r;'-;; *.nciona ninsú..orh.rúnr' il'-lTJr¿.. i.i,i L ".*r¿. d.r viRiñ'lo 'r'r

8io d' t¡ Pt't¡ v r¡ G'P'di

ll. liiil-"i"'i *;*;' ** EDi¡o Rri,-i {re«')' 'r riú'o L^

I,EVAÑTAMIENIO§ DE MASAS EN PERU Y BOI,IVIA 7 3

de la Administración, Ll€garia a convertirse en uno dclos acto¡es má importantes en los drarnáticos acontcci-mientos que tuvieron lugar entre los años 1780 y f783.Areche, al igual que Glvez en México, y Escobedo, quelo sucedió en Peni, formaba parte del plan de las autori-dades para renovar por entero Ia administración colo-nial. Su llegada estaba asimismo estrecharnente relacio-nada con la adopción det sistema de Inrendcncia§, pucs'to en práctica muy poco después.

IV

Al examinar la estructura de Ia sociedad de la región,debemos describir los siguientes sectores:

La clase alta.de Ia coloña, que incluía los furciona-rios de gobiemo dc mayor jerarquía, cl yü,rey, los oi-{ores (jueces d€ la Corte Suprema), dignatarios de latesorería, corregidores y gobernadores. Pertenecían tam-bién a ta clase alta los {isnataios i¡¡fluycntes dc la ¡glc-sia, así como los jefei müta¡cs. Los comercia¡tes ocupa-6an asimismo un lugar importante en este secror de lasociedad; de iguat modo quc en otras partes delIrnperio €spañol, sus recursos financic¡os les conferíanfuefle poder. La Administ¡ación debió ¡ecurrir con fre-cuencia a ellos en busca de ayuda cada vez que sus pro-blemas financieros se agudizaban.

Los documentos relacionados con sus actividadesdemuestran que solamente unos pocos poseían tíiulosde nobleza.,t Por otra parie, los títulos de noblera en

¡¡ Por.i.mplo,.nh lor nmbr6 d. lú dor ütras.iv.rá qu. cm.FrÉn Do, los cüsor dr lnor v Cdrut púr.t C¿EUIdd, (Corpo;.don d.Com.rcio) .n b¡ .r.c.ion.s d. 1748, solm.nk e h.ñ(ióuba¡ dos rnu.los dc nobl¿za .n ün rotal d. ahd¿dor dc cin.u.nta noñbrcs. ,,1r.¡i!¿G¿náa1 d. In¿iü,Audiencia d. Limi, L.sajó 1545. En.t niño t.sajoñu.h.s óE¿s ü16 prsnrañ isul.s @cr.risri6.

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74 oscaR coRNBLll

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r,EvANtan¡rE¡¡Tos DE MAs^s EN PEBU y Borlvra 7 á

ürreinato. Mediante sus conexiones en la zona üataronde obtener cargos en las burocracias loca.les, y con mu-cha frecuencia se vinculaban con la clase e¡uiquecida decom.grs¡entes a.t¡avés del casaniento (Lohman; V lcna,1942, pá9. LVI[). Formaron un delinido gmpo de pre-sión. lo cual fue adve¡tido con agudeza por Ar€che taípronto IIegó a Lima, De este secror provino Ia principaliu€rza que operaba derÉs del conflicto desafiollado en.tre el virre)' Guiior y el Visitador General Areche.{

En las ciudades del interior la composición de las cla-ses locales e¡a similar, aunque los comercia-rites, Ios no-bles y los bur6cratas fuerü meno¡ importantes que enLima. Debemos agregar a estos grupos los empresarios d€minas y los dueños de fábricas textiles. Los propietarios olos ar¡endaiarios de minas residían cerca de los yacimien-ros: Pasco, Oruro, Carangas, Potosi. Huancavélica puedenmenclonarse como ejemplos. pero es necesario recordarque existían muchos emplazarnientos peql¡eños disemi-nados al¡ededor de los grandes centros. Durante el si-glo xvIU la explotación minera nunca se emprendíacon grandes sumas de capital ni con una tecnologíaava¡¡zada. Las irurovaciones p ncipales en esta esfera dela producción se introdujeron en los siglos xvl y xvrr.Por el ario 1750 la produrción minera en el Peru y enel Alto Pen¡ atrav€saba épocas muy difícfes, aunque lascondiciones variaban segrln los lugares (Céspedis delCastillo. 1946, pág.748; Modesto Bargaüó. ¡955,págs.241 y 299).

La importa¡cia relativa de Pasco habÍase acrecentadoen comparación con los otros lugares de explotación mi-

:' Esro csli ñuy bic¡ drscrito por Viccnt Patrcjo Ated .h ..AÉch. yGuio¡ - OhFrukion.s sobr el prdeso d. utr¿ visn. , 8.tij,t. Anrú¡o d.Ettu¡tiotAñeicanot,róñólII, p,ks, 291 y sis§.

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76 oacaB co&¡¡Er,rr

nera, en tanto que Huancavélica y Oruro experimenta-ban grandes privaciones.'zs

La situación de Potosí también había desmejorado.,6El-9l4lus social de los propicta¡io§ 4e minas e¡a ambi-

E¡o" Su Drestisio dcca¡'a v muchos los con¡idcraban in-;r-i.3s_i","ñ9sr,á9"!¿! y ;í L ;;p*id.d necesaria paraintroducir las innovaciones que podían incrementa¡ laproducción. §e cuestionaba gravemente su capacidadJ[r-

Jg.cuI¡pür con las obligaciones finarrcieras. Una caná'enviada al periódico "Mercurio Peruano" por un propie-tario de minas refleja el resentimiento que animaba a es-te grupo.,7

"Los enemigos del gremio procuran justificarse diciendo que el minero es ln embustero, ún mal pagadory t$ pród;go. Responderé por pa¡tes. No niego que en-tre nosotros, así como en todos los demás cuerpos d€ lasociedad, hay algunos charlatanes y trapacistas; y que apesar de la vigilancia de la superioridad se nos han he¡-manado unos sujetos despreciables; pero es mucha injus-ticia qu€ por pocos pecadores padezcan tartos inocen-tes"... "La última objeción, de gue soños unospródigos, nos la hacen sólo los que se llevan de la aser-

1r Pda €l año 1774 €l vircy Mútr 1 d. Añ.t y Ju¡úai (194?, pis,25?), ila m rotat d. 100.000 @r@3 d. plih tundido§ .n Paso, .n tditoqk tas cifras pú ?otdi y Otuo son r€spcctiEmdt¿ dc 325.000 yI¡4,000. Estó .oloca a Oruro y a Parco 6si .ú .l nisno niv.l, ed¿ úóco¡ úa producción de .lredcdor d. ú trcio d€ lo qu. ¿rt¡.ia PotGí.Los ingrsos dc la Coro¡a luero¡ €n .l mLmo año alEd.dor dc 145.445p¿3or pu ,¡ @ja d¿ Pasco (An.t, 1947, pás, 395) y dc 131.500 p.sospa¡a Oruro (Am¿l, 194?, pás. 465). E. 1720la r.cáudación d. Iá caia d.¡asco álcmzó .olmcnte u Io por €i.nto dc lá d. Oruo (Mi.nd. Coli¡,1966, pás. 2r0). Sob¡. Humar¡i.á cfr. Arúur Pr.stor Whit*.r (t94I,Caps. UI a¡ \.II).

16 Añ¡t (1947, pág. 258) s.ñara qu¿ duut. l¿ adminütmción d€lüqcy Esqüilache (1615¡621) cl conrumo d. D.rd;o pua la p.oducciónde pl.ta tu. dos v.... sup.rio. a lo nomal dc ¡u ¿Póca.

.1 Mercurio Petuúo,Nir,9 dc crcro dc 1?91, 16l. 21.

LEVANT^MIENTOS DE MASAS EN PE&U Y BOI,]VIA 77

ciírn del vulgo, de mercaderes y recaudadores. Unos hom-brcs a mula de sol a sol, cargados etemamente de unnriserable poncho, nut dos por lo común con papas yrarner,,, alojados en unos Én.hos. que mejor parecenhuroneras que habitaciones de racionales, expu€stos«)ntinuamente a las nevadas, al frío y a los rayos: unoshombres digo de esta especie, ése llama¡án pródigos si¡'r[br¿n el día de su santo con a.rpa y guiraffa o si se

ponen algún vestido rico cua¡do vienen a la capital? Yasc acabaron aquello§ tiempos en que el dinero rumbosocxponía a una sencilla * un barrelón de cien marcosr ycl simple presumido entraba en Ia Mina con flautas yviolines. Las mismas pasiones que en la ciudad absorbe(sic) un caudal como la glotonería y la disipación corte-sanar en un mineral se costean con un saco de papa yun corte de bayeta iü8lesa."

Todas estas circunitancias, agregadas a los riEsgos pro:pios de las inversiones mineras hacian que el dine¡o fue.se cada vez más costoso para los propietarios de minas;se acrecentaban sus deudas cofl los comerciantes y otrosfinancistas. En la misma ca¡ta que citamos se daba unatasa de interés anua.l del 72 por ciento como una cifranormal para los préstamos de dinero destinados a laexplotación minera; ademÁ se exigían garantias lega-Ies

para otorgar los €mpréstitos.'?8''El Reino de Méxiro ha llorecido s;€mpr( po. sus

minas; eI Pe¡ú qu€ las posee más ricas y en mayor nú-mero, apenas se sosti€n€ con ellas... Allí un comercian-tc, un acauda.lado, sobre Ia simple palabra de Minerodestina al laboreo los 50 y los r00 mil pesos y recibe sinmudar de propósitos la noticia de haberse errado 1a

I En el jücgo d. los dadc €s ¿l as y dos pe p.rd€ry el cinco y ris

2' M¿¡cuio Ptuó¡o,Nj,.9 de en€ro dc 179¡,ro1 21,22,23.

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78 osc^a CoRNBL¡T

N*g* -'-*fiigHil'ffil;.;i;'n 'r "o'ti espario de 3 o 4me'

;1i:'i*"irr,e;'g'--,0,:11"1':,T'oili*;o'.'"0'

"lT.ü""á. ji'oi"arcción minera se debía a que l?5 ve-

il'iJ';.* 1i'r- le.,q"'di'-,I m:l'ff:Ll#las minas de menor calidad requctra I

---:'-l-. i-ñ^<ittl¿s de reunrr' Los esfuerzos reali

;kl';5;*;;á.i gobiemo v 9' P*":9.1-1'-p.*-':i"iá',ii. rá" innovac'únes".neccsa¡iasJ: i::::::"T:i

:fl rit'*\iii n"'i'#:'tr''{#*:"it""1'nLT',"al .*-i". .,, Áir,.'t, p"'" investiSar v d€termi

iii'i"t-,l."ii* a' *plotación más aPropiada§''-,i"".'.Jt* relieie que la situación económica en

Oruro era €gecialmentc dese§Perada:

r a¡i * |l.m l. pl¡tt dd9uá d' h¡bal¿ d'Ptrr¡dÓ d'l ¡zorw in hf,'

bcB. ¡od¡vit tundido" ...r.r viñ\ Guhor.n 5u

fJ*5rJi$trtf i#iiilr-d'Éffi

I]EV NTAMIÉNIOS DE MA§A§ EN PENU Y AOLIVIA 79

"Hacían 10 años que se expedmenta¡ia un total atra-so en las labores de las minas; de ñodo que en lá actua-lidad no habia una sola que üevasc formal trabajo, nipudiese rendir a su dueño lo necesario para su conserva-ción y giro, siendo lo único que sostenía aI vecindario:cuya total decaderrcia puso a sqs mineros en tan lamen-table constitución que los que se conrüan por principa.¡es, y €n otros tiempos poseían agigantados cauda.les...se hallaban en un cstado de inopia, descubiertos en mu-chos miles, así al Rey como con otros particulaxes, sinpoderlos pagar ni seguü el trabajo de sus labores... Los...habilitadores ya no querian suplirles cantidad alguna."

Los prestamistas no se avenía¡ a extenderlcs má c¡é-

Los dueños de los talle¡es texti¡c¡ también constituían ún secto¡ [nportante de la. población. La activi-dad que desempeñaban llegó a su r¡áxima intensidad enlas últimai décadas del siglo XVII. Una furnte estimaque m el área quc ocupa actualment€ el Pcru exitíanalrededo¡ de trescientos talleres. Estos establecimie[tostextiles eran üamados "obrajes".

Durant€ el siglo siguient€ su importancia decreció yse especializaron solarnente en ta producción de ropasdel tipo más barato (denominadas "ropa de la tiena"),ya que no podían competir con aqucllas d€ mejor ca.li-dad producidas en Europa- En el episcopado de Cuzcohabía una gran concentraciór¡ de obrajes de dimensionesdiferentes (algunos de ellos, conocidos como ,'ch¿r¡ri-

Ilos", eran pequeños y estaban organizados sob¡e la basede tr¿bajo familiar. Algunas fábricas textiles daban ocu-pación a numerosos obreros, que en algunos pocos casos

t. "Rclació¡ hifóri.a d. los succsos d. h Eb.lión d. Jor cábri.lTúpac Amaur', cn P. d. A,s.ltu, l9lO, op..it., pás. 232.

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82

ella se registraba una población de 1.106.672 habitantesen el áea que abarca el actual Perú. Los cálculos de po-blación bajo el anterio, gobiemo inca fluctúan entre dosy diez millones. Aún si se acepta la cifra de dos millo-nes, la tasa de reducción es eltremadamente alta ysupera a la postedor, conesporrdiente al establecimientodel régimen colonial y a la imposición del sistema de lamita. La cifra más baja de población se alcanzó en elano 1754, con un total de 350.000; cor posterioddad aesa fecha se incrementa a u¡ ritmo bastante acelerado.

Llega casi a duplicarse la cifra en los siguientes cua-renta años (D. Noble Cook, 1965, pág.93).

Uno de los factores que provocó la disminución de lapoblación india fue quizás el surgimiento de enfermeda-des y de plagas. Las condiciones de tÉbajo en lai minaseran tarnbién nocivas aunque las criticas al regimen talvez exageren este aspecto. No dejaba de ser ftecu€nte Iapresencia de trabajadores lib¡es en las minas; 1os mita-yos también se ofrecían como trabajádores libres dura¡t-t€ sus períodos de descanso o en los fines de semana.

Dqsde un punto de vista económico, .l sistema de lamita en el siglo xvlll ftle un procedimiento para abara-ta.r el costo de la mano de obra.

El costo de un trabajador libr€ era de siete pesos porsemana y ese salario bastaba para aEaer una oferta ade_

cuada de mano de obra. Por eI otro lado, el salario quese abonaba al mitayo era de sola¡nente tres pesos porsemana. Los propieta.rios de minas destacaron repetidasveces que no podrían manten$ las minas en actividadcon costos tan altos como los que demandaban los tra-bajadores libres.*

3r Véas¿, por ejeñplo, "Exlra.to dcl meDónar ¡iustado tomado cn clConscjo de Indias sobtu nnas y si 3¿ d.bc qrirár", Á¿dL Ac¿¿tui4 de l,H¡r¿ri¿, Mrdrid, Colccción M¡ta t.in¿res, vol. 38, fol. 18.

LrvaNTA¡d¡ENTos DE MAsÁs EN pERU y Bor,rvra 83

Dado el nivel tecnológico con que se operaba en elA.lto Peni, el costo de los trabajadores libies parecc ha-ber sido muy alto. Y tal como se señaló anteriormentetodos los intentos de aumentat la productividad median-te innovaciones tecnológicas fracasarón.

EIlo puede habene debido a Ia falta de €spíritu em-presario por parte de Ios propietarios de minas, lo cualcontra$a con la capacidad inventiva de sus predecesoresen el siglo xvll o con Ia de sus contempoÍíneos mexi-canos. Pero quizris simptemente dependía del hechodesnudo de que las minas de plata penranas no alcanza-ban a solventa.r sus costos de explotación dado el preciode ta mano de obra y el nivel de productividad.36

La consecuencia más inportante del sistema de la m;ta fue Ia migración que produjo ent¡e Ia poblaciónindia. El aspecto más significativo de ésta residía en quegran parte de los indios no ¡etomaba a sus lugaresde origen. Quedaban cerca de los lugares de trabajo, em-pleándose como mineros, en seúicios, o enando deaquí para allá y dedicándose a los tipos más diversos deactividades. Ibana, en 1680, estimó que un total de24.000 peñonas desplazadas vivían en Potosí (G. Loh-mann Villena, El Conde d.e Lenos\. La migración fueuna consecuencia no sólo del movimiento de úabajado-res hacia las min¿s sino ta¡¡rbién del deseo experimenta.do por los indios de evadir sus obligaciones. Muchos deellos se trasladaron a otros sitios para Ío trabaja¡ en lasminas.

." M¿t"arh6 (1967, pá& ¡8) h¿ Fñalado qu€ dctpués d€ la rcvcluciór d.la ind.pe¡d¿¡€ia, ¿nt.€ los oos 1820 y 1830, hubos¡aconflucn-.ia d. nin¿rcs ingL*s qu. ll.s¿bo ar P.rú ¡tEídos po. la crecnciaditundida cn la faltá de €fici€nci¿ dc los propi€hn$ p€ruúos d€ mims yla suposición de qu. cll.s podriaD t¿¡€i éxito dond. oÚos h¡bíú fracasa.dq Pcro bs ncchor s€ di..on d€ otn maneÉ y la mayoria s€ habiá ido al.om.nzr la d.cada d¿ 1a40.

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84 oscA& co&NBr,rr

F,l status de los indios en esta situación era muy ambiguo.

Eran denominados comúnm€nte "indios forasteros".Se ésiablecían en pueblos. en ciudades o iban hacia zo-na.s qu€ no se encontraban todavía bajo eI control d€ laadmiñstración española, mas allá de la frontera de tacultura colonial. En los padrones aparecían como indiosforasteros, aunque a veces eran clasificados como "yana-

La nume¡ación de los indios forarteros adolecía degran iEegularidad. Trataban de evadir en lo posible eIimpuesto personal, y por lo tanto, a m€ rdo no figura-ban en los ¡egistros. Resulta eüd€nte entonces qu€ lapoblación de indios forasteros €ra mayo¡ que Ia compu-tada en ellos. Por otra pa¡te, se presentaban enflenta-mientos constantes debido a la preslón ejercida sobretos indios forasteros para que cumplieran las obligacio-nes de la mita. Muchos no €stabar registrados, y así lo-gabar¡ no caer bajo Ia mita.37 Otros tr¿bajaban para losterratenientes españoles o para pobladores u¡banosi reci-bían el nombre de yanaconas. Tal como los define Ma-tienzo, los yanaconas era¡ aquellos indios que habíandejado su lugar de nacrmiento para viür en calidad des§ientes entre los . espa.ñoles 0. d€ Matienzo, 1967,pá9.25). De tal Írodo, estaban exc€ptuados d€ la mitay de la caxga de los impuestos, Este t&miño ya no te-nía un significado preciso en €l siglo xvu y frecuentc-ñente los indios forasteros que no poseían tierr¿s eranllamados yanaconas. Prescindiendo del término que se

emplee paxa denominarlos, Ios. indi-o.s desarraigados que

:, V¿a* P.d.o lr¡nci.ó Árim.idi, 'Infom€ d.l §ubd¿l.garto dePo¡co sobr€ la mita d¿ Ursainqui, Abril29, 1910", Red Aü¿ñiz ¡t¿ t!lr¡i¡oñ¿, M¡d¡d, Colección Mára Lin¡Es, vói37, fol. t12-t33.

LEVAÑTAM¡EÑTOS DE MASAS ÉNPER,U Y BOLIr/IA 85

4graban confante_mente lle8aron a consh!ür un¿ partecada vez mayor de la pqblación.33

Así hubiesen caido o no bajo el registro de los tuncionarios cspañoles, los indios forasteros eütaban a me-nudo la mita. Por otra pate los propietarios de lasminas siempre presionaban a las autoridades para que se

incluyese una mayo¡ cantidad de indios en las levas. In-tentaron también extender esta obligación a aquellasproüncias no comprendidas entre las dieciséis pñmeras.

Como ya se expresó, no tuvieron mucho éxito en su

propósito. Por ejemplo, el virrey Conde de Superunda,cuando fue consultado en la década de 1750 acerca dela aplicación de una ley de 1732 que dcterminaba quelos indios Ibrasteros debían trabajar también como mi-tayos, comeritó: "El decreto que impone a los indiosforasteros el cumplimiento de los reglamentos de la mi-ta era un cambio cuya introducción requería muchacautela. Al ü en contra de la tradición, podría traerapareados algunos disturbios, y sin dudá esre morito era

de más peso que los demás para impeür su implan-tación, porque cuando me hice cargo del poder no se

habia adoptado ningr:na medida para obligar a los in-dios forasteros a que prestamn ese servicio. Pero los go-bemantes de Potosí, que sólo mi¡aban por su bienestary no temían las consecuencias de sus actos, convencie-ron a don Ventura Santelices (alto funcionario de Poto'sí) para que aplique estc decreto; y aunque se dijo que

¡' "I¡s iúdiós ya no * €ncuenLa nás bajo d conkol de sús ca.i-quc§ y cu¡aca y corc€ntladG .ú'ayl¡u, y.parcia¡idad€s'como cuadoTó¡.to ¡oi cont¿ba, si¡o qu. s hallán dk.ñin¿dG y disp€¡rol , s ¡meD-tá el vir¿y Duqüe de la Pa¡ara .n 1689 en ma cá¡ta dirigidá ál Éy. D. lot64:581 i¡dios resistados e¡ l¡s die€néis proüncias hajo la mita, segúú el.tn5 órd.n¿do po. €ste vh¡er, 31.378 úan forárerós y 16.000 üvian di-s.minados.n lG.stados €spañoles. véase, Alb€ro Cr6Do Rod¡r, I955/56,vol. xl¡, páss. 158 162.

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86 oscan, co&NBr,ra

los indios establecidos que poseían tieras podian traba"jar como mrtayos al iglat que los primeroi, ésros se re.belaron con razón en conrra de ello y ruvieron éxito...y....yo_resolvi por un dfcreto fechado eI 26 de agosrode 1752 que en las provincias que conrribuian a ta;irade PoLosí... rodos los indios forasreros, inclüdos los queno poseía.n tierras mas se hallaban establecidos. deie-rían ser consignados en los censós como lo solicit¿banlos propietarios de minas, excluyendo a los indios fo¡as-teros eÍ¿rntes..."39

Tal como se i¡fiere de la cira. algunos indios despta-zados fueron capaces de obtener tierras después de eira-blecerse en una comunidad. Orros permaneiÍan atados alas comunidades pero no poseran tierra alguna. L¿s au-to dades los clasificaban en los censos como ,,indios fo-r,§teros con tierras" e ..indios foraileror.si4 tierras',.Estaban, además, aquellos que pr.s,r-iUleme"ii "pi."ta-ban algrin servicio a los espaioles y fueron registradoscomo yanacon¿s. Y, por orra pafre. los que no apare-cian re8isrrados en absoluto y no se anaigaba¡ en_nin.guna parte, miembros de una población perpetuañente

Muchos cronist¿s conremporáneos describen la con-ducra de tos indios desplazados. Aunque los designabanen torma vaga como "indios forasteros,,. probablemen¡ese referÍan a Ios estra(os menos inregrados. Desracan sucomportarnrento desorganizado y erranr€. CitaJemos, porejerplo. a Canere. qué describe tas consetuencias de losdesplazamientos provocados por las obligaciones de la mi-ta:

"Con todo esto (la mita), no togran los infelices i¡-dios el ¿lirjo que el Rey les desea.L porque duranre el

9G¡, váÉ "R.¡aciú quÉ.scribe €l Cond. dc S¡p.runrta,,, ,¿ .i¿, pás!

I,EVANfAMIENTOS DE MA§AS ÉN PERU Y BOT,I\¡¡A 87

ticmpo de la mita consumen en el sustento de sus per-ronas y familias... mucho más de lo que ganan. Por ion-$gurente contra€n €mpeños y a sr.r despedida es preciso¡ragarlos, quedando ranlo o más insulvenles qu€ anres:rlc suerte que se ven precis¿dos de hacer su peregrina-r:ión mendigando y robando en los caminos, o de que-da¡se ocultos en la Villa, para exponerce al conchavó ominga... y colr,o la inclinación dominante del jn{ig,p¡ Ialibc.ttad,, janás uueluc a buscar su domicilio, n úene conqué hacerlo, porque todo lo que granjea lo disipa en susvicios y borracheras" (P, Cañete y Domínguez, 1952,pág. 107).

Feyjoo de Sosa, conrador principal de ¡a Tesoreríacn Lima, dfscribe la conducta de los indios lorasteroscasi de la misma forma en 1778:

"Yo tengo expresado que los indios de esta capitaltodos son Iora§teros, puesto quc esto mismo se observacn las ciudades de Cuzco, Arequipa y Villa de Potosí.[,stas transmigraciones los hacen vagos y errantes y porconsiguiente se ven las provincias desiertas y despobla-das... En comprobación de lo que se lleva dicho sehacen las siguientes reflexiones. Se dJcen originarios. noporque todos vivan en los pueblos am.rinados, sino enlas haciendas de pan llevar, ob¡ajes y estancias inrnedia-tas con sus mujeres e hijos, y se dicen forasteros porquevienen de remotas y extrañas proüncias, buscando auxi-lio y refugio a sus nec€sidades; de suerte que se pqedecomprobar que toda esta nación üve vaga y errante sien-do la más peregrina en sus tienas y posesiones...'{o

La decisión del virrey Supemnda de-incluir a los in-dios forasteros bajo la mita trajo como conseoencia larealización de un recuento €n 1754 bajo la dirección de

.o V¿e '?d.c¿r que dió Dón Misn.l I.yjóo d€ Sos,..", Bibliot.aNacional (Maddd) Msc. 13.368, fol. 30 y 30u

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88 oscAR c(.nNBLrr

José de Orellana. L,)s datos son muy signiñcativos, Deun total de 140.000 indios adultos vaxones,55.000 eranforasteros, lo cual repiesenta alrededor de un 40 porciento de los indios adultos varones registrados..I Du-rante el vireinato de Amat, unos veinte años miis tarde,otro cómputo afrojó un total de 172.000 indios adultosv¿rones con una proporción similar de indios forasteros(M. de Amat, 1947, pág.236). Ademá, la dist¡ibuciónen las regiones variaba ampliamente. En tanto que en eldepartamento de La Paz y de Chuquisaca Ia proporciónde indios foüsteros alcanzaba el 60 por ciento (los dosdepartamentos abarcabaa aproximadam€nte el actuáI te-rritorio de Bolivia), en el departamento de Cuzco laproporción eú del 40 por ciento y en Trujillo, al nortedel Perú. no superaba el 20 por ciento (M. de Amat,1947 . pág.236).

LEVANTAMIENTOS DE MA§AS EN PI'RI' Y BOLIVI^ 89

lln esta esfera, el virrey Toledo elabo¡ó a través de los- reglamentos para los corregidores los instrumentos l€ga-

les necesa¡ios para ello (G. Lohma¡n Villena, f957,páss.50-60).

Las tareas fundamentales de los cu¡acas cpmpletdíanla recaudación de Ios impuestos personales de los indiosy L, onsignación y el registro de los mismos para cum-pür con Ia mita (en aquellas provincias ell que r€gía est€sistenia). Disponían también de cierto poder judicial.Ademái, los curacas estaban exceptuados de las obliga-ciones del t¡ibuto y de Ia mita y recibían un sueldo. Elpuesto de cumca implicaba priüIegios tanto con respec-to al usuf¡ucto de tierras como al uso del agua.42

Los indios de origen noble tenían derecho preferencialal puesto de cumca. En un decreto real de 1697 esto seestablecía clar¿mente; "... (a) los caciques... por dis-tinción de los indios inferiores se Ies dejó el señoriocon el nombrc de cacicazgo, transmisible de mayor enmayor a sus posteridades, inhibiendo de sus causas a las

iusticias ordinarias con privativo conocimiento de Ias Au-diencias"J3 Al¡ededor de 1770 exisrían unos 2.300 cu"racas en el vireinato del Pe¡u, cif¡a que representa el1,5 por ciento de los indios tributarios.

" Como Uustm.ión d. tar oportunidad.r d. mónopolizú la tiérá qu.proporcionaba la j€Equí¡ d. dmc¡, véasc "R€l.cioEs d. l. Vüita d.lInr.r¿.nt d. Ar.qúipa Doú Añrónio A1vú.2 y Jim¿n.z ¡¡793-1796)",.n ví.lor ¡r. Baris¡ (1948, tono tr, pás. l2).

.3 Docum.nto d.l Archivo C.mral d. lndias. R.producido porRichá¡d Kondzk (1962, vol, lI¡, tmo I, pás. 67). 'R. C. qu. s @Nidc-E a lor dcscmdkúes d. ctuiqú3 cóño tróblr3 <L N @a", Madnd,26/DUI96'/. Rcsp.cio a los dcE.hos Lral¿s y a las óbli8eion.s d. loscaciques reáse ¡e.o?il¿d¿r ¿e lqet de La! R¿ínat ¿1¿ t¡¡ trdi¡r ñordo¿otituP;4ir y ptbtiú po¡ to

^osenaÍl Co.ólúa del rcy Don Co ot tI. ^i.rtot¿ñor, 4 eol.,5a.di.ión, M.drid, Boix, 1841, libro VI, llülo 7, ley€s

I-XVll. La l€yII s. rcfier. ,1 d.b.. d€ l¿ Audi.ncia dr prctcgalo! dr..hosdc ¡os caciqucs; l.leyIII a los pnvilqid h¿r¿ditüios; ¡a l€y X¡II concnh. r

VI

lry]'.-lal jt r..rrquí'§ lqc¿les, los caciques o (r,r¿s¿-sdrsempeñaban u¡ rol social eslrarégico. Eran jefes deoiigen mestizo o indio y cumplian una tunción similar ala que tenían en e1 Imperio inca. Al dem-rmba¡se el Im-perio y desaparecer el gobiemo central, su poder se in-crementó en grafl m€dida y se convirtieron virtualmenteen pequeños señores dentro de sus áreas de influencia.En esa época muchos funcionarios del régimen inca seocultaron bajo Ia apadencia de curacas. Tan pronto co-mo la administr¿ción cspanola logró consotida¡se en elpoder limiró rigxrosámenre l¿ intluencia de los curacas.

a' M na rio\ d? Lo \ Viúe\et qLe h¿n gobeñodo el penj, op. cit., aot.IV, .n trados o Do(un.nros ¡ qu¿ sc ..tj€reluBares .od.spondi¿n16, pás, 15.

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90 oscaR ooRNBL¡T

, jum?do ¿ I* ,n¡...'oSut,_rrs formates de que gozabal,

los caciques establecían relaciones pater4alisias fnforma.res en .la reglon que quedaba bajo su influenci¿. l,a re-

:audXcron.de rmpuesros- y rambién Ia evasión dependía!9 euos. IVo era inusual que los caciques e-prendier-9:tpLos tipos de negocios. Este es ei caso di José Ga-t!flel Iúpac Amaru. Se hallaban, e\idenremenre. muv.omprometidos con el sistema colonial español, y lo'slrecuenres p¡eiros legales referidos a los deiechos de ca-crc¿zgo demuesrr¿n que esa función rraía apareados be.nehcros. presrigio y poder.

vIINos ¡eferi¡emos aho¡a brevemente a la estructura de

parentesco y a la estrucru¡a polÍtica de lu .omurridaárndla. Los etementos sobrcüvienles del Imperio inca serntegraron a ta culrura coloniál hispana, aunque no oue-:: :]9. ^1rl

qxé punro rsos \.esrisios de ta 'üeja

, uitu.ra vllran. todavj¿ en el siglo XV¡tL por orra parLe. Iosuvestg¿dores dirergen en sus opiniones a.erca de los

l: ,i:',j"_1::-' y de ta csrrur rura so.iat del rmperio

- .!:: docuTcnlos de l¿s posrrimerias der sisroxv¡rr

reveran que los indios se consid€raban perteneciente" a

1fl11..n,:. .denominados ay1lu-r. No resutr¿ posibteanrrnar que tudo indiu enuviera \ in, ulado a uno je estosgrupos, pero sí que gran núme¡o de elos se hallaba

,, '¡ Anal?ddo Id ob,a d. Brund¡8, LñOit? oj th. Iaca. Zúdrñ^11965. \ó,. 67. pág. t76) Ues¡ r dc.ni,ilr *", .o* poo,i,. q,.,.1.m_o( ac¡ r, d. tc hi{orir d. e"k pu.btó ttr ciq¡iz,cion i;c;,,1 -,r. rl.i,oc tu do rudon rcnquistado¡ por td c\pdñoh.. ródo to ¿_* * -p"..ra,on. Loñ\úlr{ rdbi;n.t ¿,átomdó deb¿k _"* ¿..¡. r.,.nAtpd,¿ A4thropot ¡?tr, t966. vot, 6B. t;s\. 229 j..

sas EN PERU y Bor,¡vla 91

cn esra condición. Debido a la migración cons-tlnte, el registro de los indios llevado a cabo a tmvés delas parroquias o d€ las autoridades locales €ra doficiente;los errores y las omisiones provenían muchas veces deldeseo de los caciques de r€caudar los üibutos en su pro-pio beneficiols

No se conoce exactamente la natuta.leza de los avllus.Roviá"iiiliere qúe eran gmpos de parentesco endógámosvinculados a un territodo que poseían en común. Supo-ne asimismo que la línea de descendencia era mascúi-

Existe otra ca¡acterística de la civilización incáca quetLre adoptada por los espaioles. Cada provincia de losjncas estaba diüdida en dos secciones o mitade¡. la "su-Denor" v la "inferior" lHanansava v Hurinsava)J? Cada

'...¡¿t¡¡""ela un jele.-tl j¿fe'de'la'mirad'superior se

. s Rcñn¿¡dosc ¡ nu¿vo €mpádrúñi€¡to qu. a nnño órd.¡ó y aláun.dtó d¿ úó, 150.000 indios sobft lor 612.000 quc EsisEala el ccnsoe¡ l?54, €l viry Amat (1947, p4q.236) .onsid.hba qü. há d. lai au-sa6 d. .st€ auó.nto tsidia ñ el ñ.jd control de ¡c r.aud¿s y las ñmio-bk d€ los corÉ8idoÉs y .ufud.

a.V¿& Jonn t¡os,i¿nd Row. (cn J i¡n E. sttudt,.d., r946i páss.253'255). C.¡ho lom (o¿ .i¿, páS$ 483.499)propordóna @ d.finiciórsinil¡r, Estas oÉclerístios han sido cu.stionadas por otos i¡v¿stigadór¿§.züid.ú (1964, pás.26, pi. d€ pís. Ne 10) die, por ej.mplo: "El ¿ylluen un arupo .o tiiúid. por iodos aqu€Ilós qu€ tuvieseD u et€pasadod€teminado. Estc concepto impüca quc cn nalidad todó grupo, al @al losindividuos * ü¡cú¡abe pd el p¡dE o ¡¡ n¡drc, podí! ser consid€radoun .yll!. Co¡ ln cr..p.ión d. cidtas nóm* «tn i.sp..to al ince*o, csposibl. coruid.rd a cada srupo .óño .rógaño o cono endósúo deeu.rdo @n la litusión cspeciño @mpEndidá". Es sisniri.ativo scñálfqu. Túpa. Amaru Ecl¿mb¿ 3ú d.É.iro paá gób.md a túv¿s d€ l¡d.,c.ndcncia matem¡, por s€r su teccsoE directa una hija d.l inca F.üpe

4? EntE ,os útopóloaos * las d€nmina sen€ra¡in.¡t. "mitad€J',auqu€ quizás ,o É sohcrtrabm po. ¡as Eslas d€ la dcfini.ión d. ñita.l, ysi por L tun.ioús dé inter.ambio, t.l coñó lás que proporciona RobinFox 11967, pás. 182).

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92 oscaR coRNBr,rr

denominab¿ ..prim(ra p€rsona', y el de la mitad inferior'\egunda-pcrsona". EI jefe de la segunda estaba sr¡boidi-naoo at dc ta primera Uohn H. Rowe, 1946, pág.263;G. Kubler..t946, pág.564; J. ae l¿adenzo, l'so"Zt.-üao.mtnrstrac¡on española organizó a los indios baio elmrsmo sistema_jer&-quico, sistema que, a.l meno" foLal-menre, regra aúo a l¡n€s dd §ieto XVtr¡

En cadi puebto ¡r4", . J"-*jj',"¡dad rerritoriat,exrstía una ¿utoridad máxima que era cl ,.cacioue orili:-,,p::.rr,', a quien__seguía et ..cacique ..g"nin j.r-sona'.-Ademas, cada ayllu rení¿ su ..Orincipji.rr

La forma precisa mediante la cual'los individuos eran]T:t:r"d* al ayltu, segrin su linaje y parentesco, si

::1.1:l-:*. esa fbrma precisa existió alguna vez, nonos a¡anc. Iero importa analiz¡¡ la relación de esas es.

:lili"" -, et surgimi€nro de rebetiones. espec¡almcn-re en tos ca¡os en que Ios indios per¡enecían_a avüus va sstemas Jerárqücos diferenres, De ,c".rdo .on Ío" d",-

resulla posible afirmar que esro! éle-menros dc- la esrruciura anterior, baio lá forua orr.torüron aI tundirse con la cuhura ispañola, proplr-aJgunos casos, Ia base pa¡i et rurgim;ánto

de Irderer Iocales que se opusieron a iuienes se iallabanen el poder.

-, El caso dr Chayantá puede ilusrrar esta cirarnstancia.I,r conthcto enrre el corregidor AIos, el acaudalado oro-p¡etano dc mina Manuel Alvarez Viltarroel y el prÉsbí-tero.de Macha. cregorio Jose de Mertos, haúía timadoerado púb¡ico..e

-tiü*,.":g¿::üT.',:f if :;*"1ffi1?i.fli;#,(il,:.ii.,.,:

,, ;;. :,?;, :"ff.*,, ffi ,:xlli.l"^,T.li;'.l,i.ll¡.".,iáp- *

rJEvaNT MrENros DE M^sÁs EN pERU y BoLrvra 93'Iodos ellos habían trabado buenas rclaciones, si bien

t(mpora¡ias €n alguna mcdida, con sendos jefes indiosl,)cales. Alvarez Villarrocl, por ejemplo, apoyó a Pascua)(:hura, un jefc indio que intervino en la lucha contra €l.r)rregidor Alos. Acusaba al mismo ti€mpo a Pedro Cai-pa! cacique dc Pocoata, qu€ en 1780 era consideradol(rl por Alos. Al mismo tiempo, Alva¡ez Villarroel sehdllaba en buenas relaciones con la "segunda persona"rlc Pedro Caipa. Y Merlos, el presbítero de Macha queluchaba a la vez contra Alvarez Villanoel y contra Alos,secundaba las dcmandas de Tomtu Catari en contr¡ d€

Se poseen más clatos que ilustran Ios conflictos exis-ientes entre los caciques que represeÍtaban a la mitadsupcrior y a la mitad inf€rior.s¡

Sin embargo, hubo casos en quc estos colaboraroncntre sí.52

Habría existido aparentemente cierta tensión y anta-gonismo entre los miembros de difcrentes ayllus. Estatirantez debilitaba las lealtadcs de las €omunidades haciasus caciques. El caso de la muerte de Florencio Lr.rpa,cacique de Ia ciudad de Moscari, que fue atribuido a unmiembro de otro ayllu, refleja esta situación.53

r' V¿a .l '¡rfomc d. M¡nu.l A¡lez V¡U.mcl, Plara, ¡1 d. etu-b¡. 4. ,7At', Ar.hioo Cea.tul de lndios, Audi.ncia dc Chúcs, Leájo

,' Por ci¿nplo, .¡ @nflicto .rr. ¿l eciquc dc Taoa. Toribio Ah y¡u "*3!¡da pd$ña", Cipria.o Jü¡iá¡ qu.bpú4 §ob.. lo, <Lr.chos dcltuiozso. Cf.- "Rcl-iotrB d. L ri3it¡ d.l ¡ñ¡.nd.ñt d. AEqúip¡ DorAnronio alr¡@ y JihéEz (179$1796)", ¡n vi.b. M. B.rt. (1948,pis, ¡0).

3: Er las rau.lts d. Quiliquil¿ d. di.i¿mbr. de 1780, pó¡.jop¡o,¿¡ c¡ciqu.

^gustín ^muchuy aunó ,ücrd .on Tonás Romdo, ,u .t.sún.

& p.¡!on.", ¿¡ .@r¡ d€ los indios roBt ror L@tados. Cft. ,rr.¡r¿Cdaal ¿. Ii¿úú,l¡dit fr¡Lc C.ú¡al, l.sajo ,lI l, "Cuadcmo Nc 2 d.l Au.to d. ¡G Disturbio. .L Qülaquil.".

.t Akunos r.figos i¡foúaion qú tuc ñu.rto por ñimbror d.¡

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94 oacaR coRNBLrr

AI considerar estos casos uno debe recorda¡ que sermiembro de un ayllu implicaba poseer de¡echos; pó¡ej(mplo, pñrilegios sobre la rierra y eI agua que. comoantes señaláramos, aumentaban considerablemenre si sealcanzaba la jerarquÍa de cacique.

1¡III

Entre los miembros de las instituciones coloniales es-pañolas hemos mencionado al corregidor, E¡a una de lasfiguras más imponanres del sistema, y bajo ese nombreo el de alcald? m¿)or lo enconrramos en'todo el tmpe-rid é3pañóI.

Los corregidores debían desempeñar funciones dive¡,sas, aunque algunas de ellas no estaban especificadascompletamente. Tenían intervención en los asuntos judi-ciales y se suponía que debían proporcionar ayuda mili-tar cuando esto se hiciera necesáxio. Eran conside¡adoslos represenranres del r"e¡ en Ias prorin_éias y por lo tan-to su poder era considerable (O. Lohmann Villena,195?, pág.222; J. Ots Capdequí, 1969, págs.469-71).

Entendíase que debraD grspsfcio+ar .prptÉcció.¡l a lqsi¡dios. A¡te¡iormenLe est¿ función esraba a cargo deotró' iuncionario del estado, el Protector de los irulios.Pero este cargo fue abolido en los pueblos y subsistiósolamente en las ciudades (G. Lohmann Villena, 1957,pág. 231). Su_-tarea más imporr¿r¡te era recaudar los rri-butos y orSan¿ar el envío de los mirayos a )os lugaresde trabajo. Todo esto se Ilevaba a cabo cor la ayuda delos caciques.sa

LEVaNTAMTENToS DE M^sas EN pERU y Bol¡vra 95

Los pobladores de cada provincia, fu€ran indios, mes-tizos o españoles, se hallaban bajo la iurisdicción del co-rrcgidor. quien podra etegir "omo tugar de residenciar ualquiera de las ciudades o pueblos de la prgvücia.l:s(os lug¿res se converl¡'an aur;rn:árica-rnente ;n capira-lcs de los corregimi€ntos,

L¿ instilución del cargo de corregidor en el peni, lle-vada a cabo en el siglo xvl, cumplió diversas funciones.Ya hemos mencionado las que se reterían a los curacas.Otro de los propósiros de la corona r¡a oponersf enAmérjca a la creación de Llna nobleza rerrareniente, conderecho de señorío sob¡e sus vasallos. Mediante los co-negidores se logró disminuir el poder cada vez mavorde los encomenderos (R. Konelzk;, tgb2, p;8.224).

E^x¡sL.ia orra parricutaridad det corregidlique ieníaprolunda! consecuenci¿s sociates. por ser un funciona¡iode la corona. recibia u¡ sueldo que se rinculaba con lacapacidad impositiva de la provincia.

Los s¿rla¡ios anuales de tos corregidores oscitabaiJproxim¿damenre €nLre tos 1.200 v los 4.800 pesos.rrAl corregidor no le es¡aba permitido pracricar arrivida.des comerci¿les ni parricipar en ninÁún üpo de acli

pu.blos de indiós y los d. pób¡ados y .iürl¿d¿s d€ .,pañotes. Nosót.o, h._mor desúito el corr.Eidor de indios. P..o ¿ ncnudo habia indios qu. qu.-daba bajo l¿ jurisdi.ción d.l cqr.aidü d. ciuddes.h españoles, y en cr, do muchas d. tas cda.rcriíica mencionrd¿( pd¿ .t priDero h ;on ,pti.

55 Constnmos los salarios ¿n p€sos d€ ftho reáleí t¡s suerdG errpr4m sm4a¡mrn! rn lo que E d.nmind .p.!o "ñ..y¿do., úc uI

d¿d 'magrndn¿

que t¿li¿ dpronmadcmrnre 65 po' !ien.ó mb qu€ rtI¡\ode cho r.ales o pcsó coniente. Lohmd¡ Vüñ¡ (1942, páqs.596_600)dr-ls elariós d¿ rodG lós corcgidorca dcl penj a m¿diados dcl siAloXvll. lfos sa¡arios se m¿ntuvi.rón at mimo niv.l a havés dc todo et-si-¿lo -(V'rl. hanc l¿ ¿hoü, i6n del tá¡go de colreSidot,V?d.. Aahna B"npal t. ,ndu,, J'udnn,ia rl. Lmr. hs¿jo. ffq; bs?. c.n,*p-.ro ¿ i¿rlaci¿n rnrp _P,.ro\ dc r o.ho ' ) -peso(.nrdy¿do! , loniú¡rc;. Mich.t.Colir (1966. "conuecions Mon¿r2itui, t.

ayllu Su¡icIito, al oal no pc.lenccía Lupa. vóas¿,4'cl¡da C.Etut de !*¿ür, Audi.ncia rl€ Chúcd, Lsdo 596, ..Cuadcmó Nc lO de la SubLvación

r. Es pÉcisó eñald que exktio dos cla*s d. comsidorcs. rós d¿

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96 osc^ñ CoBNBL¡T

id¡!S.,e¡*a^, lo cual se ha.ltaba incluido especialmen.rr en ct Jur¿rnento que debÍa presrar a¡res dJ ocup¿r elcargo.

.- Estas,restriccion€s se establectan para evrtar conflic.(os con los comercrantes locales

^. lr:::. s: hizo evidente, sin embargo. que los suetdosquc. se aoon¿Dan no permirían dispon., d. ,n p.r*n"l

:::,._L,.. g-i ta ta¡ea.só por etro..ros corregido.res rr.re-¡on.auronza.tos a practicar Io qu. ." a*o;lirrubu it.-l1l^^1:1,." Et. ..reparLimienr oi comprendía el mono.

!ül;ff '[].'J,::,:ii:l:.m::l*t1""..Í:,*,.:.;producros dumnte los.inco años d. .j.r.i.i; ael :-"r;;y los rndros esLaban obligados a comDrajlos.

. Este, procedimienro llegó a ser muy criric¿do por casi.:::-":.1":. "::ii.. de ra soc¡fdad. Júan y A. d; L,uoa,:llT:: * ¡r,en conocido viaje ¿ ro tareo de América

Íl' ü[]:'iiÍilil'"1. 1',i;:eqri'Ie es' a p';,i¡." o. J. v'Á-.

- !¡.. a. I"". arguinenros qJe se esgrimró contra el re.p¿¡rrmrrento tue que implicaba .n ,".t¡ar¿ ,"" f";;;:oesembarazarse de Ios producros sobra¡tes. Los i¡rticu-:::^q::,1:' indios es¡ab¿n.obtisados a comprar no res

:::""li,f" y su precio resutraba .*rr" *as "rr" que .ique nubreran p¿gado en et mer(ado.

- El rep¡rlimiento

_no involucraba sólo a los indios v a)corrrg¡dor. Habitualmente esre ú¡rimo "br..í;l;; ;r;durtos a través del crédito de los come¡cia¡tes dJ hscrudades. Por lo tanro, conrraía tuertes aeuaas, eaemes,

::*{1,:.3"s]fu ,. ffi TJ:i,t T.1T1,:, j:.ffilt}*;

$.'i,.ffi .;;i;,,.*;idfi iir;+.:..i:,":,rii:i,:",H

r,EvaNTlro&NTOS Dr .¡,rS¡S ¿r.¡ ¡¡¡V r ¡O¡,¡V¡,r 97

,,rnr¡ el dinero no se pt'dír recaudar con facilidad, la¡r,'sibilidad de un conllicro era constante; no existr'anrlr¡chos comelciantes que estuvienn en co¡diciones de.rt¡r,ntar los riesgos necesarios, y aquellos quc lo harían.runentaban exageradamente l¿s tasas de inrerés.5?

Apart€ de estos p¡oblemas de distribución, el repar-limiento constituyó evidentemente un modo de aumen-t:u el consurno. Forzó la demanda de una comunidadr'uyas pautas dc vida y cuyas costurDbres tenían escasa¡clación con la estructüa del mercado espa-ñol. por ello,cl sistcma de re!,atirniento era apoyadó no solamentel,or los corregidores sino también por alguros Srupos dernercaderes. El t.mor de que disminuyese el nivel de la¡ctividad económica fue un factor frecuentemente dc-batido cuando se trató el tema de la abolición del repar-timiento...

La co¡ona adverría con claridad las complicacionesque cr€aba el lepartimi€nto. Como su aboliiión repre-sentaba incrementar los gastos de administración,' yaque en ese caso debeían aumenliüs€ Ios sucldos de losconegidores, adoptó dive¡sas medidas par.a impedir losabuso§,

A cada con€gimiento Ie correspondía una cantid¿dde dincro máxim¿. No se lc permiiÍa aI corregidor ven-der productos a los indio¡ por una cantidad q-ue sobre-

r'- YqA eór.Fmp¡o 'L.DE.htacióD d. ta ci'¡da¿ rr. cu,co,.¡.tano .L 1768 soür. .rc.sos .i. Corr.gidÓÉs y Cútu-, €D i.tac¡ov, .t ro¡uidF .¡ , Llr¿i.nci¿¡ qu. naa sob.rudo et p.rú. pubticada .t O.S,, roholIJ, pÁgt.212-214. En .t ró loto r.;tica a nputmn.to. mo qr rip¡opon. un mdodo p.n obrhrr tor tondor Ec.¡úios a fih d. pod.r pa-sa ú i.üio ¡d..o.do ¡l oGsidc ¡o uti¡Lú ni. diE.o d; r;rop,¡ p.g, , lq prcónror lsínodo, v u.itiz.r.rb !m¡ p.h em.n!.¡lo qu. p.robiú Ió! cod.sjdoRr,

. .¡ v¿.s. Alonro Cúió d. h vord.E (1966). doñdr é . !c queja d.ld,onFcu.n,rr! ms:'ñd p,óducidó por I¿ ab;ricion d.t ¡cp,r;i;"¡o,

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98r,lvaNtaxlt¡¡?o¡t D! x 3 sENPlru Y BOa¡r¡tA 99

La preocupación de la coro¡ra Por elevar el g¡ado decficiencia dc los co¡¡egrdorcs se manifestó ya en la.s últi_ñas dccadar del iiglo xvlr.

E¡ derccho de nombra¡los fue quihdo a los viEcyes ytr¿nife¡idó cxclusivamentc al Conscjo de lndias. co¡¡ se'de cñ tsafia. Los vi¡revcl p¡otcsta¡o¡ cn contra dc es_

ta mcdif,al¡ Pcro, como'puide óbscna¡sc cn los títulosde nomb¡amicnto, rólo a partir dc la segunda mitad delsiglo xvul sc considdó al corregidor mrás bieD co¡¡¡o unfuncionario que como una fulntc dc rccursos a t¡avé§

dc la venta de oficios. Despué,s dc que subiera al tIonoCarlos III, no se crpccificaba 1en el nombrarniento nin_

g'ín tipo dc ¡emuncración *peci¿l Par¡ la corona, fueraáel im;udto normal denominado "media annata".(

PesJ a los esfucr¿os realizados iiin intcgrarlos al sis_

tcrna burocrático, el hccho dc quc no dcpmdrem cntc_rañc¡lte dcl sucldo de la corona ¡csulta un obstáculoinfranqueablc, Por ello, cl cargo dcbía rcgine por regla_

mcntaáonc¡ mucho más cüidadmas quc las de 106 ot¡o!funcion¡¡ios de la co¡ona, No sc dcsignaba habitualmen_tc para cubiu e§toc Puestoa a micmb¡os dc la buroc¡a'cia.- El nombraaienio du¡aba solo cinco años y lasoodbilidadc¡ dc ouc oerm¿ncciera si¡viendo a la corona

ior un lapso ,naylr d-'ependla de muchos factores difíci'lcs dc precirar. Sr¡ no¡rbfaoicnto cta csenciaünc¡tc rmaqratificació¡ a corto Dlazo," Por lo t¡nto, el papel del corragldor cra uno de los

¡.ntuL úa cúió¡ póriE pM qu. !6 &litnatc.-", d.cí. F.vjóo &sor (M.¡.¡or ¿ r¿, 19t2, o¡ d¿).

., v¿c h "&.Ldón &t Et¡do ¿ to¡ RciG &l P.¡ú qú. h&. .lEcño. §.ño! don Jo¡¿ Añ.ndüi¡t, M..qufi d. c¡'tcl'1u.rt.".., .ñ ¡Lño_iú ¿. to' V;n !¿t p. lún sob.ña¿o .t P.á... (oA ¿i¿, pá8. 58).

.. Cfr. Al¡¡¡D¡ .l. .ct.!iiim. 6 cl Achioo cñl ¡L l,diú, ÁM,tcr.¡o 63 .¡ 6!r.

p1t1a ,i l" fijada.se .por cjemplo, en el a¡zobispado deuma le tuc permitido al corrcgidor du¡ante un bcriodooc crnco artos realúar un r€parto dc I.t53.000 oisos oa-ra,una población hasculina adulta de 45.000. E'sto eoli-var,c,aproxmradahcnte a 6 pcsos al año pcr cápita.

U{a de Ias críticas más wuales que se formularon fueg-r¡c. Ios corregidoras ¡o ob¡c¡raba¡r.l¿ §. Los indios¡ruc¡¿uon muchos proccsos legalcs cn cont¡a de los exce-::.--.1 "1.:p*':. quc efecruaban los corregidores.Go Auncu¡ütdo tal6 abBos Do hubi€¡an cxistidol r¡no dcbc re-ner cn cucnta quc cl sistcraa cntcro est¿ba conccbidopa¡¿ for¿ar ciertas pautas de demanda en una comuni.aao que po&-ia cortr¡Db¡c! y hábitoc dc consurno abso.ruramentc d¡ter€ntcs.y se ¡csistía al csfuerzo que Ic de-l*9*, un, modo de vida mrís cxigente y más rutina-no. ¡-a opos¡oón a estc sisterna tcnía quc sr¡¡gir natur¿l-mente.6¡

. El co¡¡egidor comtituía tañbién lm obstáculo pa¡a eldcleo de la corona dc centraliza¡ y organiza¡ ta bu¡ocra-cla oc un modo tal que aurnmtara su ef¡ciencia. Dcbidoa quc cus rngresos provenían de dos fucntes dirtintas,!:.-.:a pT,. dcl prcsupuesto de la corona y por otraoc ru, propra capacidad eñrpresa¡ia, los corrcgiddrcs con-trastaban. cad¿ rez con mayor fuerza con_los nuevostuncronafios de la administración_ó,

* ii, Hq&iü:'*y" i;r*i"-lÍ:ll ).Hffi:: H".Ji",*de l¡. p¡oünci.r <!.t p.t.

..--V,é& Dq .i.Dpto ..T.riúonio & t6 Nro. ¡.guirto, por tq C!.i.fi ,I"THH ::',.H::f

^l;.f f;::.-,i;rtr*5}#t:i;i*¡.¡

| EÉi.¡ ú@.t ¡r.r y c6@dor tnb¡io. qk r d.ditu . dto.cu,tuELr, qu. ¡- .¡a. ,i.á¡Ad. -u"t- *, -. .imoiúimo. Vá* Yo r fchor (t966, Vf¡,2. plg. l6,i).., (...d.¡t .l JE¿ ¡. h.r¡t¡t p.,. .t @úqdo 6 b Di&o qú. P[.-

Page 55: HALPERING DONGHI Tulio. El Ocaso Del Regimen Colonial

100

más débiles es¡abones de la administr¿ción colonial v es-taba destinado a d€saparecer.

, En re¿lid¿d, el _9or.1$1$9¡-fge reemplazado a cortoelazo por e¡ rnteridente, c.rrgo insLituido en el peni enel año 1784. La implanración del sistema de inrendenresen todo

-el lmperio esp¡nol llevó largo tiempo, pero atines.de la.década de t77O ya nadie áudaba'de que se-ría adoptado.6s

El nombra¡niento de Areche en eI peni como visita-dor general se vinculaba con €sta medida. En su info¡mea la corona éste atacó acremente la existencia del caryode corregüor y recomendó con cierta insistencia qietuese abolido el repanimiento.66

Vemos asÍ quc si bien el repa-rtimiento se suorimiócon premur¿ luego del surgimiento de las rebelio'nes, Iacorona ya tenia tn m?nte esta. decisión desde muchoantes.

E-(gdg- 4q-l?19. rS carqcrqrizó-sobre rodo por unaflnpl¡.a .sfn9. de medidas tendicntes a;üm;irta¡ Ia efi.c¡enqrEil::Il burocracia, Se esperaba que, como cóñi6-cucncra dc eUo, se incrementasen los ingresos de lacorona. Mas éste no era el único objctivoj también sepretendía controla¡ Ios abusos de.los poderosos gruposlocal€s de intereses y promover la proáucción de iie'nesmediante m€dida¡ adecuadas-

Constituia un prerrequisito natural pa¡a el logro deestc propósito que se efectuara una selección mrís"cuida-dosa de las personas que ocupasen caxgos en la burocra-

. .: gl.. J"n" Lyn(h {te62, ..p. nl); eñ csr¡ obh, .n.o¡r¡{á uad.rnpoon s.mÉl de !u i^trcdu(ción.n Am¿ri.¡.

, 6. Cüra d.,Arc.h. a Ct!.z, No t95. Linc, t6 d. nayó de ¡780,ar n o c,n dr d? tndi^, tndif.Fnt€ C.n.¡¿t, I.sdjo 17 13. Comnru¿ 6n..No ( ti.it o po(ibtr mcJó,¿r.t gohiemo imcdidro derú t1olinci& d.l P(^i n¡ !u.rrrio ñÉnr¡a !u\ rt;s o \orreador.s eancm.rirr¡6 '

IJÉVANTAMIENTOS DE MA§AS EN PERU Y BOLIVIA 101

cia, Ya hemos señalado que después del ascenso de Car-lrrs III se había hecho üsible un cambio €n los nombra-mientos de los corre$dores, Pero este cambio fue sóloun preludio de los que sobrevendría¡ luego. Pese a losrccaudos tomados para seleccionarlossT , el gobierno nocstaba satisfecho con el reclutamiento loFado. El hechodc que solamente 9 de los 59 subdelegados nombradoscn 1784 en Él viÍeinato del Perú cuando se inirodujocl sistema de intendencias hayan sido coregidores ante'riormente, prueba que en este sentido el corregidorsob¡evivía como un resto del antiguo régimen. Ningunode los intendentes o de los teni€nt€s aseso¡es habíasido corregidor (M. de Mendiburu, op. cit,, vol. IV;pág.458). En el caso del virreinato del Río de la Plata,sólo 4 de los 39 mencionados en la lista de Lynch ha"bían sido anteriormente conegidores (J. Lynch, f962,págs.273-281). Muchos de los intendentes, tenientesasesores o subdelegados que habían sido coregidoreslueron nombrados po¡qu€ poseían una capacidad militaro administmtiva probada.

Ix

En nu€sta descripción social y política del Perú ydel Alto Perú en la década de 1780 hemos llegado a unpunto que nos permite tfatar de integrar los diferenteselementos mencionados en una explicación de las ca¡ac-

6 ' La corcÉ no tcnia ü pró..diúiento sistcmático púa .l.gn a b.nnmb¡os dc su d.rpo búócr¿ti.o, ndos aún ¡ los .onesidores. I¡ üncúlación .on los áltos ñsdonános d.l Conkjo d. hdias .n uo dc lo§caminG más sgúós p ¡ obte¡€r el crso. En muchar oportüidad.. * Lofiecia ú \oftgimicnro ¿ u m'üra' lomó

'rc@p€Ga por yFicio¡ pFr

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102

terística¡ _de. los levantamientos. Recapitulernos sus as-pectos más significativos.

Los cargos del .aparato de Esrado iba¡r cubriéndosecon una. burocracia poco a poco m¡í¡ eficicnte. EstaDurocracra no §olarnente estaba mejor capacitada Daraponer en pr¿ct¡ca_ Ias lcyes dictadas por laCorona, iinoque tarnb¡en estaba obligada a hacerlo pues su fururodgpendía.de la capacidad del Esrado para aumfntar elruvel de ingresos. Todos los datos de_que disponemosseña.lan.ei logro de un grado mayor de eñciencia. Se in-tensri¡có la diüsión y especificidad de Ias funciones v.ro que es mirs unportar¡te. Ias leyes fueron observadas:o:r :enovado vigor.63 Esto ocasionó r.¡¡ nuevo examenoer desemp€no perBonal y significó la arnenaza de per-dcr sus puestos pa¡a muchos de ellos-

-.El_ nropósito de modemüa¡ la buroc¡acia también im"ll"lli "*.,r":r-" para los gn4ros locales poderososoe cada regtón. Los propieta¡ios de mina.s y üs comer-

**,*:j#t,j!t*,*.q.:-¿,3tff :,.1,hrj.":,;t¿.#

ffi iütl*;i1r1';*i*]if :["í'*{*l#f;4+]

;5ffi-iry,;m;ru;,i,u;t*ruül*"

il;ffiL,.¿#::".*rta¡ tisni6eti@! pe aqu d rq prc8r,o,

fj:, Arqb.r¡ (psq d.-a ocho, { cirn ¡.dod¡)

iiii i!..{¿l,á:H: 1mi i: ixfr; EH:: xEi: i8llllg z^t.6aa \arhiúo c6dnt.tz t ¿,-, c"*á. ráj" scí

iíÍi i*:#fr::;1tw:1";ffiaa,.#;a,50.444 ur^i,o c¿Etut.t¿ h¿iü, c*_. r.á1. +¡i

r,iEv^¡¡T^¡¡¡E¡tros DE M^s^s EN pBRU y Borrrvra I 0 3

cia¡rtes debían ahora pagar impuestos, ya que a.l nuevofu¡cionario se lc había cncargado ¡esueltamente que asírc hiciera. Igual añenaza existía para el corregidor. Supapel contradecía completamente el nuevo rumbo delos acontecimi€ntos. El corregidor también se h¿bíagrenjcado l¿ en€mistad de otros sectores de la sociedad,Muchos tcrlían quejas en su contra; especial¡nmte losindios debido al repá¡timieÍto. Pero, como ya hemosdicho, estas protestas no derivaban tan sólo dc que lainstitución proporciona¡'¿ oportunidadcs de abuso enperjuicio de los indios. La hostüdad hacia el reparti-miento cra gener¿l, independientemente del grado decornrpción con que el corregidor lo üevara a cabo,aunquc €ste sentimiento se exacérbase natural¡nente porlos casos de abwo evidente. EI ürrey Guirior, por ejem-plo, señala en sw Memorias d€ Gobierno: "Y aunqueyo y^ haya hecho manifiesto a Su Excelencia la comup-ción que provoca en las provincias el actual desorden enel come¡cio... Veo aI mismo tiempo quc a.llí han existi-do si€mpre los repartimientos pero no han producidotales penosas y laúentables manifestacione§... Por elcontrado, encuento que los repa¡timientps,.. fuercn lle'vados a cabo con moderación evidcnte,.. en los lirgaresdonde el resentimiento del pueblo ha alca¡zado seme-jantes ext¡emos" (V. Guirior, 1892, pá8,41), Es decirquc no c¡a clara la co¡relación e¡rt¡e los abusos en elrcparto y los di¡tuibios que &to6 p¡ovocaba¡r. Era decsperar que en elte caso y en crralquier otro similar ocu-rriese así; la introducción de pautas de consumo y dedisciplina en el tiabajo extnña a una comunidad, queposcra su propia forma de üü dirigida frecuentementea la mera subsistencü. originaba un $tado constante deirritació¡Jc

'r }t.d. hdL.É @. ik¡qip€ió¡ quc .cle muy b¡Gn lt pNt¡¡

Page 57: HALPERING DONGHI Tulio. El Ocaso Del Regimen Colonial

104

Por consigüenre el corregidor fue, por Ias caracterÍs-licas mismas de su posición. el blanco inevitab¡e del an-tagonismo d€ la comunidad indrgena.

Por olra-parre, para el burócáta común el corregidorno era un funcionario de la co¡ona sino simplemenie uncomerciante bajo otra apariencia.r EI reseniimienro ha-cia el conegidor, debido a )as riquezaj que éste adquiríacon rapjdez,.era general. La opinión corriente tas ;onsi-deraba excesrvas y muy po¡ encima de to que un oficialreal de alto rango podía ganar con su áta¡io. Otrosmiemblos de la sociedad colonial tenían distintos motivos para oponé$ele. El alto clero se encontraba enconstanre conflicto con los corregidores debido a cues-trones.de parronaro o jurisdiccionales. Un caso tipico deesta clase de enftentamientos es el que se desarrólló en-tre el obispo Moscoso. de Cuzco, y-el coEegidor Arria-ga.,.de Tinra. Moscoso qüso aprehender- a algunoshabitantes del pueblo de Yauri. piro el corregidor-y sutenirnt€ se opusieron a .* medidu aleg¿ndá quJ noera de incumbencia eclesiá¡ti,a (F. A, Loayza,'t943,pág. 30J. El clero inlerior. por otra parte, se hallabavinculado muy eslrecha e ínrimamenteion Ia poblaciónindígena. Sus miembros fu€rcn sin duda los acto-res sociales de origen tlanco (aunque muchos poseíanuna mezcla considemble de sangre indígena) que tuvie-ron un m¿yor grado de intluencia sobre los indios. SeIos,acusaba consrantemenre de emplear el parronazgoexclusrv¿unente en su propio beneficio y de impedir enforma sistemática la posibilidad de que otros bl-ancos secomunicaran con los indios. Se Ios culpaba rambién deque mu) pocos indios supieran el idioma espanoJ. Ellos

iürsular.r de lr,¡¿jo en Ia revo¡uciód iDdusrriar drop.a.¡ E. p.ltañpsn e^t n¿ P"ac, 1967. Ns38. p¡r. 569?).

" V¿¿v l¿.úú dc Ae 5- . Cát!.¿, me1(ionadr ñ ¡a n r¿ 64.

LEVANTAMIENTOS DE M^§A§ EN PEEU Y ¡OLIV¡A IO5/

habían pr€ferido aprcnder quechua o aymará, convinién_dose así en Ios únicos españoles caPaces de comunrcarsedi¡ectatnqrte con los micmbros de la iomr¡nidad indíSenalr

P;r lo tanto el aumento de eflciencia de la bu¡ocraciaproducía un grado de tensión nunca observado ¿nterior'mente en el cuerpo social. Esta len¡ión llegó a su Pun-tomáximo con la liigada de Areche. Las medrdas para in-crementru la cficie-ncia y para acelcrar la rcaudación de

impuestos se rnultiplica;o; (h alcábala fue elev¡da del 4al t por ciento en un brev; laPso)' Una de la3 princiPa-les pieocrrpaciones de esas auioridades, que ya hemos

me;ionad;, era org¿nüa¡ sotrre bases sólid¿s las Adua_

nas inteiores. Su iñtroducción provocó uDa reacción de

lcvantar¡i€ntos en cadena' Citar;mos lo§ acont€cimientosque se produjeron en ArequiPa en 1780 Por esta causa:

"Tan pronlo como aquí s€ suPo (se reti€re a Arequr-pa) que estaban las comisiones tnídas por el doctoráon juan Bautista Pando para establecer la Adüana yser su administrador... las oPiniones que se levantaronen su contra fue¡on de u na 'vinrlencia ial que se Ilegó a

temer que ocuriese slgrin acont€cimiento rrágico' EllosUegaron finalmente a eita ciudad, y de§de €1 Ie de enero,

eI día en que se abrió la Aduüa, comenzaron a maneJa¡

las cosas de una manem dia-tnetralmenre opuesta a comoIo habia¡ hecho antenonnente los oficiales reales' impo_

niendo impuestos a diestra y siniesrra sin exreptuar.nisiquiera loi víveres o los artíáutos producidos por los in-dios mediante su propio rrabajo. Pando llegó a expresar

públicarnente que los deberia aumentar e§te a¡o oe

ochenta a más áe ciento cincuenta mil pesos..."7'

Cn. "Re,¿ción ¡t.l E.t¡do d. los R€inos de¡ P'rú qu' h¡c''_ ''Marqués d. canclru€rt¿", op. cit,, págt 42_43.

" Rclrción de lo aca.cidó cn la ciud¿d d¿ Ar.quipa con €l ld-d'tui¿nto dc los lndios . individuós ml conlenloCi. en M.lchor de Íaz

l\9b2, op. rn., $L1, pás. ab).

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106,., LEVANTAMIENTOS DE MA§AS ENPERU Y BOLIVI^ IO7

"...er las cercanías de esta ciudad (Ar€quiPa), o con'tigua a ella, existe una clase de indios que son denomi'nidos lorasteros... La inclinación de esta casta haoa Ia

bebida es innegable, sobre todo siempre que honran a

su santo paEó;... los traidores (se re[iere a los que con_

ducen Ia re!1relta en contra de ta Aduana) saben quenadie los secundaria con más mtusiasmo que estos mi_

serables borrachos, y así, habiéndose ganado el apoyodc algunos de ellos para el saqu€o y el robo de la Adua_

na, n-o necesitaron i partir de entonces otro incentivocn ocasiones semeja[tcs Para hallar secu¿ces de sl¡s dePra'vados propósitos'; (J, B. Pando, 1952, vol. I, pág' 137).

x

Dc tal modo cl curso de loc acontecimientos puede -ser int€rDretado düámicamente como sigue: existía unr.".rrtimilcnto constant€ en la comunidad india en con'tra de varios asDectos del sistema colonia.l Los factorcS

már importantc; de irritación eran la mita y el rcParto. '

Fucntc pcmancntc dc ¡ca€ntimicnto er¿ también el in"

tcnto d; rcgi¡tra¡ a lo3 indio§ mi8¡ant$ quc ae habíar¡

dtablccido -cn form¿ már o menot temPoraria en la§

cc¡canl¡s dc Lo3 Puabl$ o ciudadct' Mucho§ de los dis_

tu¡bios y lcvantamiento6 localizados de los indros, a que

va hemós hecho referencia, quc ocur¡ieron antcs y des'

iués de las grandes rebeliones de 1780' Pueden atribuir'i. " ..to" iactorcs causales. En general, estc tipo de

levanta¡nientos estuvo limitado geográficamente y tem_

pora.lment€, en ! nxryoría abarcat¡an escasas comuni'áades. Estaban al mando de jefcs rnis o menos impro-visados. Las autoridadcs locales no hallaron grandcs

dificultades para dominarlos y su €xtensión fue siemPrc

muy limitadi. En esas tevücltas no ParticiParon 3ola'

. Todos lo¡ levantamientos sucedido¡ m l TgO en %¡iosluga¡es drl Pení y del AIto pcni que ya hcmoc mmcio,nado tueron causados por estos intentos de fortalecer clbr¿zo de la administración cmtral. Esto ¡lo significa queen su totalidad la sociedad local estuviera aliá" .r,

"árr-tr¿. de los tuncionafios que cumpl'an .t "u*" p"p.t. l"red de conflictos enredaba ta; profundameite' todoslos actores sociales qu€ este nuevo elernento simple-mente.se agregaba a los ya existentes. Al t¡a¡scu'rrirtos últirms años de Ia década del Z0 y comenzar Iadel 80, sc hizo cada vez más eüdentc para todos quela política carolina no s. det"od¡ía tan fáiilr¡;,;. Aü;nos de los levantañientos -como Io ilu¡tra oor eiemn-loel caso de A-requipa- tueron acompañados i", j¿;[;.La Alluana fuc desmantelada y el- registro'de pcruonascon trnes trrbutarios -tanto de mestizos comó de irr-dios- se inte-rrumpió. pero a,¡n en estos casos las ücro-nas eran rvrdentemente efímeras. Las autoridades decla-raba¡r insistenteme¡te su intención de continua¡ con lapolíticaseñaladla.?3'

La masa de indios -desplazados, eEa¡rdo pcma¡tente-

mente y cotl mcdios de subsistencia inciertoi, constituíaun. sector fiícil dc moviüzar si se le proporcionaban ob-Jetivos y una adecuada conducción. Hernos descripto yasu conducta desorganizaÁa. Debeia destacase tambiénque dada su {orma migratoria de üda, se encontraban enmenor r¡¡edida bajo el control de los curacas o presbíteroslocales. En la relación de pando acerca de lo's aconteci-mientos en Arequipa luego de habeBe esrabtecido laAduana. es realzada Ia parricipación d€ los indios foraste-

,,11, Ii:;.n'ff ".,1,i,;i1i,Í#.*;i,1;1*:ff L:?"1 J

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108I,EVANTAMTENAOS DE MASAS EN PERU Y BOLIVIA I09

interés señalar que a menudo la población reatcionó en

forma contradictoia ante la mayor eficiencia de la bu'rodacia. Por ejemplo, muchos indios que practicaba¡ el

comercio estaban protegidos por las leyes según las cua'les la alcabala (impuesto a las v€nt¿s) no regta para

ellos, con tal de que produjeran directamente Ios bienes

con que comerciaban. Cua¡do la Aduana se in§tiluyócomo una rarYra separada de la adminisrración. gran nú_

mero de indios comerciantes se vieron obligados a pagar

alcabala por vez Primera, ya fu€r¿ porque resuitaba evidente qui comeriiaban con bienes que otros Producíano porque los funcionarios de Ia aduana lrataban de ele_

u"i l"i i-o.restos a las actividades comerciales de cual-quier mod'o. l,a respuesta natura.l fuc el rcchazo aüadoáe los aumentos di tributos. Por otra Parte' los indiospodían esperar una m¿ryor Protección ante sus reclamospor usurpición de ti€rras, Por parte de una burocraciaque se ater¡ía má! a la [eY.

La llecada del üsitador general Areche al Peni (ocu-rrida el i4 dejunio de 1777) proporcionó a Ia cor¡ientemodemizante un imPulso decisivo. La conducción ñ¡medc A¡eche se hizo senti¡ inmediatam€ntc y Provocó re'sisicncias. No se dcbe ohidar, por supuesto, quc la Co_

rona le exiSía que aumeDtitsc los fondos del e¡a¡io tann€cesarios piua hacer frente a la Suera con Inglatera.Pero la posibilidad de aumentar esos ingresos se veía [a_

cilitada por el hecho de que ya existía una burocraciaoara cumolir sus órdenes.' Mucho's gnrpos a¡nenazados aunaron fuerzas p¡ua tra_

tar dc rcsistlr csta§ irmovaciones. Aft€sanos. comercian_

tes, rücmbrcs amenazados dc la antigua burocracra,coregrdores, usurpadores de ticrIas soPortaban simultá_neam¿nte €l ataque, y reacciona¡on en forma conse"

cuente co]Itra los recién Ucgados y sus cxigencias. Dstar€accióD originó los disturbios mencionados que tuüe'

m€nre Ios indios. y la inrervención.tn Í-a de ma ni ries to .";ri;,;; ;'Hi*jH:l:X i}:i:.Tiunlco c¿so anre¡io¡ ¿ los levantamientos de lTgO quel:!r3: *'dominado [ue Ia rebeüón encabezada oorJuan santos Arahualpa. pero .rr. ". a.U;. l;".i[j-llnl.. u qu. Juan Santos Ata}ualpa acruo en una rel

i:,' j:' H:it.*"ll,,i:ill, J,$;111,i;¿;j;;uua pure con un apoyo considerable de tas Lribus áueuv¡an más aIá de Ia fronrera ¿. l" *¡tr."áf."i¿-. ii"em^bargo no, pudo ampliar el movimiento mediante un+,uyo popu¡a¡ que proviniese del seno de la sociedadcolonlal esparño¡a.

^, T-l\qó,*í a^un Iargo período de estancamienro cn\¡ Lud ¡! Juan santos lúe capa¿ de logra¡ al$in ava¡ceru las autoridades pudieron veicol.

^,Á:1p-e1:,4 producise el advenimiento y la consolida-L¡:1¡ uc m admtnrstración ca¡olina. la situación se altCróradrcalmente. .El proyccto decisivo dc modcmizacián

lT -,-1._."* dc sus caactcrÍsticas p.in"ipa., t.qi;-

"";-mo,consccuenci¿ la generalización áe lq.conflicto"s. l,asmed¡das quc introducta rcprescntaban una ammaza cr€-crcntc para casi todos los'sccto¡e¡ de la estructura d;mtereses establecida. El sistema dc clases entero se üo1:.jy::-d.ld. los podcrosos comerciantes y arisróc¡a-:T_:. ":.. hasta los menores .onUUuy.nrÉ" y.o_.r-:lantel de,p9c.a imponancia. Los impuestos deiían serabonaclos. había que prescindir de foi ,.*ia.. ai t,r.-tros luncionarios corrompidos o ineficaces, debían rástilur¡se las tierras arrebaüdas ilega.lmente.x Resuha de

:ij.vi:iry!.:'ffi il;,:r::f.:r.i...::.ü1,1,.,:i,r:i:X§: ;'fifl.""';: #:"t.*.?iX,::'HlY.* r¿, Eb.üó*, ,u. .¡

Page 60: HALPERING DONGHI Tulio. El Ocaso Del Regimen Colonial

110

i::_ lrql d".Tf los primcros meses dc lZ8O en Are_qupa, Huancavélica, Cuzco y otros ,i,i... i;.j-.'.;;,en ta .re\,,uclta de Lorcnzo Éarfán de tos Godos oue seproduJo. en.Cuzco intcrvinieron rri._br"r_;;;;;;;

*"$.ry1iff"r,!j.,#r,:t,lff ::";?:,,ffi :*;$:t"mentasen los ithDuestos_

:dÉ_-{4'S.1,,#,..:L:T:}#,Lo:j"':*T."*.*qu€, r.rariü dc movilizar a los sectores ,r*, U"j.r_á. Ii

!:"-trjr,üT} j::**::

ff ,il;.:.¿j,

H,i[. fl:crcndosc más rcla¡o quc la acción de los nucvos burócra-tas_ no podna dctenerse fiícilmenre y por lo hntonuevos sectorcs de las clases ..¿i, v ,itt" ". "r*il"'Iap.-oya¡ las de¡nar¡das dc tos indios, inque tsrs cxigen_

!Tii::,fi 'ü:i.t,"-..U',3mi,..';:":.f.li3:1blc

proporción dt indios pracücaba ,ifgr* f""; d-.colÍcrlclo, a menudo la p¡otcsta cstaba áirigia" .o¡t""ror runcrcna¡ios dc Ia Aduana. pero ya que lodla csoe-rarsc que el. surgimiento de cualquicí,ii; í.;;";rd;amort¡guara h resolució¡ con quj h Uuiocl*i. .ra ."_l: ^o:_Tlptt

la, ó¡dc¡f .".,tid.", y "u qüzás dcte-

ti"' ;:Txl'iHüi. ¿::li:*.1 *:"":*:.:,lm:i:Esto! t€ctorca mcauzaban así sur propiar protcstas cori_Y- j5,.: *:"T"

1.Sgcs poderoroi. E'n conrearencia, alpromcd¡ar e¡ año l?g0 los .rrmorcs a.erca dc morimici-

F¡:,,:i:i ::ffi,",I1i:Hxt,:g*H1,.'"'H,i^'i,ff01|:.t,.,::,;',ff ,.";H::T: guc consideraban

lar. que los 8,,P." .P";i;;;.;;;;-.j:HlllTrJ;unrr a rus propias cxigcncir. Los corregidore" .;;";i;

r,¡vaNT ¡lNfos DE MAs^§ t¡¡ PIBÜ I Eol¡¡v¡a III,r¡¡c los movimienlos se ori8inaban en la explotación,it,. rc¿.lizaba¡r los sace¡dotes de §us comunidade§; losliurócratas acusaban a la vcz a los sacerdotc! y a los co_

rrcridorcs de similares dcüto§. Por ejcmplo' cn Chayan'rr."Tomá¡ Catari mantuvo un prolongado conflicto conrl corrcridor Alos por sus derechos al cacicazgo, apoya',l¡¡ por l-l preóltc¡o Merlol, y también buscó apoyo po'uula¡ oara sustcnta¡ sur exigenciar. En cle a¡nbicntcirnv'.,liion"do inició su ¡ebclión José Gabdel TúPacAmaru cn la provincia de Tinta cl 4 de noviembrc de

1780. E¡ import¡ntc rccor<lar quc cn c¡€ ¡llo&Cnto 3G

dcr¡¡rolleba rma intc¡r¿ lucha cr¡t¡c el corrcgidor dc'finta, Arriaga, y cl obispo dc Cuzco, Mo3coao, lucha a

ouc hcmo¡ hccho rcfc¡encia antcnormc¡tc. Eatc conflic'ü ¿¡¿

"t camino para una coalición baltante clfuica

cn la cr¡al ta üotcncia sireió ¡l misrno üempo para cüminar a un cnemigo y par¿ contribuir al debilita¡Diento dcla fuetza de ot¡ó: la buroc¡aoa. Se disPone dc datos su_

ficientcs par¿ podc¡ afúmar que muchor lcctorca dc las

clas€s do;ninantca dc Cuzco coadyuvqron rn cl estallidodc la ¡cbclión dc Túpac Amaru. Entre eUos, debemosdcstaca¡ no sólo al obiÁpo Moscolo sino también a ouasocrson r, tales como loc hcmraños Ugarlc' distinguidos'miembro¡ del cabildo. Lo3 documcntos contcmPoránco§

a la acción revelan qüe José Gabdal Túpac Aharu crpe'raba apoyo de podcrosos gru¡ros dc Cuzco (F. A. Loay-za, 1943).

Sin embargo, par-a podcr aipira! al éxito, Túpac Ama-ru tuvo ou€ moviliza.r a la¡ masas. Ello r€querla po3ear

,n fucrti carisrna y que los indioc fuer¿n lanzadós a lalucha contra un cnemiSo dcfinido' Por las razones yaexpuestás, ese cnemigo fuc cl corrcgdor. Así, su primc-ra'acción fue aprehendcr al coacgidor Arriaga, dc laDroüncia de Tinta. Luc8o de un Pr@eso cn el 1ue se lc'acusaba de abusos y desmanes, Arriaga fue ejecutado cl

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LI2

l0 dr noviembre. -Túpac Ama¡u aducía que el propio

rcy_de Esparña, Carlos III, le habla dado esi ordeni

^ ¿r p ro ccd¡miento adoptado para la ejecución dc

./\rrraga srrllo ehcazmente para afranzar el ca¡isma oue-como señalára¡nos anteriormente, constituía un ele;en:to rmportant€. La ejecución se realizó cumDlicndo conlas cr¡cunsra¡cias y pompa rcqueridas. José'Gabricl Tú_p¡rcimaru hizo colgar- aI corregidor .ñ h phza centraldc I ungasuca (provincia de Tinta); la horá esraba ro-deada por un cr.rerpo de indios y bla¡rcos amados. Seobservaron todas las formaüdades debidas al caxpo ouesustentaba, Túpac Amaru, aI afi¡mar su descendeiciaTi-recta det rnca y actulu s-upuest¿rmente bajo las órdcnesdel rey de España, generó una imagen imoonentc de no-der.y autoridad.,_para las clascs infua¡ -L br¡"r, *'..-p."rI,,q* aque¡los secrores no inteFados quá a.Uia"

"sus tratrtos migratorios no dependÍan cst¡eciamente detos Jeles locales. tenü todos los derechos para ser el so.berano.

. Existe otro componente de importancia vinculado aIa rmagen de autoridad que daba Túpac Amaru. para lapoolacrofl mrgratorü dr indios apoyarlo signi ficaba con-vertrse_en miembros de un movimiento dóudo de granpoder. La consritución de esre tipo de coalición soiial,que parece. bastanre fue¡te como para poner fin a muichas ¡njusricias y sufrimientos, aumenia considerable-menle la inclinación a la üolencia de los individuos oueen eü¿ par.ricipan.Ts Pero al mismo riempo el movimün-

.'3 Ena catrraúx., dc td co¿ü.ion.. porrri"as h¡ \ido ¡óm¡¡m.nkciaboEda por or@ Coñbti( 11967. pá8. 36t. co¡ .rr¿ pued.n ¡etacionrs,yi,:" r"., carqorie seiorósi.r; pd cjcñpto. r¿ ,."cen.i, ,erariva,,pobrrión qu. !i.nt. júbitmr¡te auc ..ta ¿¡Di¡á.jón nu.ap¿r.r¡, .omo inatcd¿¡5ré én ct pa$do va no to es már-, r; !rrúa(.o,¿Eobabl.r los wdcos hpidos d. ,¡ aD¿ríc, t¿ ¿.r.ón ,.vo

i,,.J.l-^ 1 Ilfi ,1T' a. c.rr kn Jur., H. y¡s.mann. rd. re63, pag.purd. r, Ln¿ ca,eqó,i¿ ád.,uadr. Rcquieñ,;m_-

LEVANTAMIENÍO§ DE MASAS EN PERU Y BOLTV¡A 113

to se toma demasiado podero§o para aquellos miembros

l. f* .f"r." meüas o 'de las claics miís altas, quc harta

""._ioa."to hablatr estado di:puestos a ser sus aliados

ootcfrciale§. Por consiguiente, los mismos sectores que

["¡i* i*t¡e.¿o y apoyado las r€vueltas y los levanta'

rni"nio, i"¿iot y lud ná huuía",".itado en moviliza¡ a

ia población india-en favor de sus propios intereses' se

".1I" "-i"-r¿o" directamente por Ia intensidad y üo'

ü;; ;"t cobraban, escap,índmele en poco tiempo de

lrs manos.Ello explica el motivo por el que Tlipac Amaru. no

rccibió cl'apoyo que esPeraba de a'lgunos sectores tm-

".rt*t.i ¿é iuz.ó. rl mero hecho de haber sido capaz

á; ü; ; apoYo adrnirable de la ma§a' le anebataba

r" ."!i¡iri¿.¿ ie'formur uto coalición §atisfactoria con

,orl"Uo" mrpo" urbanos que h¿bían§e manit$tado dis_

;l;;; J;;;r^' """ retuilta colectiva en contra de los

I.rirJ.. o'..á*ia* por la administración cenLral' De

5#-iáá'tt"* AmLu recibió el apovo principal de

l,--"t""i"-.ori""i¿"d, para la cua'l cónstitula un líder

"átLrá. " de ta masá de indios dc los errante§' o

;;;' h"br* establecido recicntcment€, o residían

;;;ir".;;J r."" de influencia Resulta bastant€ si8-

iiil;;; ;"; las rebeüones se extendieran como el fue-

oo a travéi de aquellas regiones con una mayor ProPor_il¿. á. i"a* f&""t.to.,

-.. decir Ias zonas de La Paz'

óh;o;;".^ y de las provincias del obispado de Cuzco

oue ;odean al lago Titicaca En cambro' iue domlnaoa

i,;.;:r".",. ." la resión norte de Cuzco ¡ en 'a

parte

.I"1á-y ".'," del "Pem, donde la proporción de indios

p.ró, que k la d.li¡á 'uidadoqmnre pÓrque,h' lido 'mpl'áda

@n mu'

:h".'.i-,¡,.,4o' ¿¡*i"r".. L¡ (ondr(ión psnolósica dai!¿d¡ d' lá f¿llr d'

i'ili"jl".l "l;l; "'",t rreb6. p*r' rro Y "i¡! ) d'no,ir¡ "soúiai-i}:,i,.'* *i ,p'*.* púa d€dibn cl (do {t' li pobli'ión misraro_

Page 62: HALPERING DONGHI Tulio. El Ocaso Del Regimen Colonial

l-14 osc^R coRNBLrr

tori¡stc¡os eftl mucho mcnor. Cor¡

r*:if ':]:lfiiilt$*I'*:*§iffi idi:.;iuc§-oc icrarqüzación y'dc reoffi

.;51j "o..o

p* _qu.

.*i- ii.o,l.;il iilrlXi# f; .

ff:,fiHrffiFlrfiialq[kq",:;::,}iffi, ;;§":^:,y, ;**I:,¿:"y"*;ilil i:..ú& dc t 7E6.

r,EvaNraMrlNroa Da M^sas Eñ PEBv Y BoriIvIA f 15

En algu¡or casoc la alia¡¿a cDtrc las clases altas loca.lcs qu€ t€mía¡r por sus prerrogaüvas y los indios dcs-poseídos y dcsplazados se prolongó más quc cn Cuzco.Desde estc pr¡nto de vista, On¡io cs uno de lo¡ focos dcrcbclión má¡ intar€santc. Como sc h¿ vbto a¡rt.rior-mcnte, allí rma proporción ion¡idcrable dc las clárctmá¡ altas c¡rcabe¿aba la rcvuelta cn coltr¡ dc láa autori-dades. El hccho de que los propictarios de ñinas comoRodríguez y otros junto a ellos cstuvi€ran dilpucstos allcvar tan lcjos esa pcligrosa alia¡rza se vincula ¡o sola-mcntc con la aoeruza dc impuqtos provenicntc de logburócrata!, sino también con los apremios finanoerosque tos agobiaban y la necesidail dcl apoyo dc las dasesmás bqíar para libr¡flc dc lós pr$taÍristas, cosa que sc

dio cfcctivamcntc durantc li¡ primcr¿ epoca dG la rcbc-lión, La única posibüdad qüe §€ lc p¡esentaba rra unirsus fue¡za! ¿ la de la¡ clases mís bajas y no rct¡oced.¡aun ante la! caÉctcrl¡ticas de ext¡ema üolencia conque rc manifcstó clta coalición. La cxt¡ema dcbüdatldc s¡ po¡icli¡ económica no lc. oftccí¡ otr¡ alt6Í¡tiv¿.El riesgo quc co¡ricron luc muy grandc, como lo prucbacl hecho dc quc cvita¡an con mucha dificultad la c!c-cicntc p¡caión d€ las oaigcnciar populares; hubo momcn.toa cn quc cl lcva¡rt mi.oto prácticam€ntc los h¿bísrcb¡l¡ado, Sólo tomando distancia ropccto dc l¡¡ dasc¡bajas y conccrtando una nr¡eva alianza con los cruaca¡loca¡es fucro¡ capacer de oponcnc a la ma¡a moviliza-da. Por conriguimtc, climinando primcro a sr¡ cncmiSosdc la¡ cla¡c¡ .ltas y Ecupe¡aDdo lucgo d contml dc leiitüacióñ alcanzaron critolañcntc los objctivor dc su

Podrí¡ dcci¡se como conclu¡ión quc la ¡cbdión dcOruro fuc l¡ qua por !u! caractc¡í¡ticas irtcnta¡otr lorotror grupos locald inpofantcr cn las difatcntca ¡a8io-ncs quc mcncionáramo3, pero la parrnosa rapidcz y üo-

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116

lencia con que los-esrraros más bajos de Ia sociedad semov tza¡on en el ¡€va¡rt¿¡¡imao impidió en la mavona

fi :,#'#rñ¡:: :H?flTTJ"{JIiHi#i*:;

I,GVA¡CTA¡¡IENTOA DE MAS A'3 EI' PEBU Y BOT'IV¡A 1 I 7

.ú.ior6 E.o¡óói.s y Eo¡írü* d.l¿ s.e,ó¡ ¡IGl ViE¡uto d'l Aío d' l'lL¡tt", Antño tt. gt:¡Ú¡riot Ar.tnd¡oJ, S.vma, toEo ItI'

a-iin. Micb.r.. 1966. L. Ct¿.o, ¿ lo lh ¿. Xv t 'r ú übdt ttuxvtrt.- tücL, rú1., TNU! d lt¿Eoirt d. lI¡dirur ¡r" Etud'¡ &

cdnbüt. o!.d. 1967. Con|1üto' ¡oo?i¿'ióÁ \ 'dñbio: ln"r?t't¿'

-¡i-iÁii * "" ^"*t" ¿. i^oto P^,t^*;," r'"t"o, D@turo d'ioi,í. Ñ ro, s*n- el'., c.¡rrc ¿. Inverisúionú §oci'r¿¡, lndituto

cñ. ¡rYü ]t.. 196t. '\,iol.E .r¡d Sci.l StÚÑ"' 'n Jd" H_

u.i.ml" f.¿.1, v;.tdc. ¿n¿ waít, Nido Yo¡k v léndÉr' cNtrn' úd

qspo Ro.t r, A¡6.rró, t95ta6. 't¡ mit¡ & Potdf' ¡ait& 'itnó¿

D. Añü¡. !.drc, $16. Coh.ci6n d. OÜú 1 Dodwnrtt l¿'ho' ¿

b ni¡¿-i6-6t8ú y *¿.* rt t4 PñúüciB d'l Río 'l'

b Pbr.' ÚuñtAiEr, ¡mDEnE dG¡ ErÉdo (la .¿l

D. &r.¡it. P..l,o. lglD. Coh.cin^ d¿ onrú t DÑñ6tot rl¿'bd 'h ;i.ro;6&4. , ñod€. ¿. bt ?noi,,,ciú .kt Río ¿' ta Pbk' Bu@'aü.n Ed¡tori.l L¡joun. (21.¿)

E-iÉ sdirú. lt.¡it@, 1960. 'El Aleld. M'vd tndit 'ñ 'l\¡'ñi;b &t D.rú"..{¡erít dt E t¡ób, ,'lñ.ntd¿r, N' 17 S«iulD. c¡ú¡¡. s.búr¡{.' 1966, IIt Poti¡kol Co[ñuni¡r: A Stt¿t of

,idn tl Jiciótl c¡i.{o' c-tú6to U'ü*Éirv ?dfiria, LiUi{ Ef.n., t966. Th. Lüt !44 Rdolt, Otlahm'' Unitr

úly of OUü(fu P!.s.8oód, Dni¡l, lA7O. Tt attutu In¿i.$, t¡!¿8, T'vld Úrd f¡Ú

¡or ¡.obin, ¡96r. {iir^ü ¿ñd '¿ñ1t3.,

P'nsui! Book'Guirior. viÉv. 1C92. 'Mdorü d' Col'i'ño" d f,""io*r d' ¡ot

vlaya y Atdkiiio¡ q* ta |ob'ñdo 'l P'ú' M'dtid'H.lú- Mri(.'Deuo..6 rour t hDton' icdoBiqÚ' d' l Ah¡riquc du

Súd. cm;.G.t Ine¡Íi. ¡u Pé@ ¡ t! fiñ & Xvnl"i¿cLi ¡ditl'4

l¡d, lkl¡.fd, $5A- Tk Eil¡,.dü Catllt R@oá'tid ia Spoia"

Pdnc.ro¡, Pdneton U¡iwrity PÉr'H.mátrd.z Sámhe-E¡rb., M., 1961. "La S@i'dad Co¡onitl A-'ricÚ'

." .i '¡g;

ius-, o f. vi*ú v¡v.1 Hú¡m & &p¿¡t¿ t Aaatuc tcmo tv. D.r.lon., Edito!¡l vicEn¡ Viv.!

nod.nd Row.lohr, 1946. "tnc. Cultut' ¡r th' tiñ' oI ü' Sp6n¡th

c*-J;;. - f"ri"i' tl- s,*Á lrd.l, H.ntuoot oI sdth AÑüd tn'16,_. vol. U. Wtthirqron, Sñirhrcnian lnrnution

REFEBENCIAS BTBL¡OGRANCAI;

Htuj'¿l#*1'T;,;1:1'';:H9H'*Xtffi ilf ,Tffi 5.1.;

Áial'¡@, Ju&' ¡929. rtu ' ¡t¿ ttisto¡i¿ Ecúó,i¿. At .,,r¡M, aúñ,

.*á#,¿rüHkrilt1i? #{.ffi *y" *. s.vrür. ¡ub¡!

l:*^..':'"-o!.to" ¡e66, vor. ¿xvur, w..h,Daron.

Í:.ffi #*;i;,d},:li:#n"."i:H-,*,*r::* "u#?"'^lH'.¿";:;# X:,n :H'M^' c ot" ci ú ¿. D @ Á¿n'q

,^P,,--YT'"Z:2:*3,§fÍ.1,it:,tx,*,¿#*.*"..tY;.Írll' "" ¡e'lE. n ñ.dú paú ta nnrotia & adqr4tu, to.

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Cé+.dq d.i C.,r¡¡o, ctrilc¡no, t9,16. .r_¡tu y Budor AiE,, R.pG"

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118

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:ffirru*#*s*:::

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uigti Etu¡das.", lñ.É¿n Arttúpologit, \ol 67 .

Page 65: HALPERING DONGHI Tulio. El Ocaso Del Regimen Colonial

Tutio Halp€rín Donghi

MIUTARIZACION REVOLUCTONARf A

EN BUENOS AIRES' 1806 - 18T5'

' Iülio tülp.r'n Dorrii: Reoluriona M'l'¡rdz'rion F Bu'nos Anc¡'

, RnEi;;;l;, -d P';*r. N' 4o orro¡d, Nüó dr r e6a

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En los diez añoB subsiguientes a 1806, Buenos Aires,capital del Vineinato desde 1776, ¡echazó dos invasio-nes inglesas y se convütió en la capital de un país inde-p€ndiente, pero profundamente dividido. Esto es rcsul-tado de un esfucflo complejo cuyos aspecros militaresno son los m€nos importantes. I-os cuárenta mil habitantcs de la ciudad quc habían expulsado a los ingl€sespor primera vez en 1806 organüaron u¡ra milicia uiba¡aque contó con siete mil hombrer y de los cuales estabancn servicio activo tres mil, poco a¡¡tes de la revoluciónde 1810. -En ese momento el peligro exte¡ior había sidocliminado casi completarDenic debidd a ta reversión dcalianzas que siguió al derrocamiento de la dinastía bor.bónica en España por la_Francia imperial.

Aún antes d€ que se iniciara¡r la3 Guenas de la lndepen-dencia, este gran contingente miütar, reo¡ganiado des-pu¿s de 180? en fo¡ma rnuy simila¡ a la del ejército e§-pañol regular, ya se habfa constituido en parte establedel sistcma militar en el Río de la Plata y planteabaproblemas ñnancieros y políticos de cierta u¡gencia alas autoridades del Vireinato. Si bien las guerras revolu-cionarias impusieron cambios profundos en las funcio-ncs, organüación y composición social del ejército, éstetuvo un papel destacado en el Estado revoluciona¡io.Arl, pucs-, cl proceso comcnzado en 1806 gana impulsodcrpués de 18.10. Durante los primeros cinco años de laRcvolución los militares druüeron en ca¡nino de co¡-va¡il}se cn el primer estam€nto de la nueva nación. Auhdcrpués de 1816, cuando la oipula ¡evoluciona¡ia usó el

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d:conrenro .generalizado provocado por ta dilatada sue-

[1 %T"-::i:::1,!.der .de.

ros oficiares,_e;.;ñ"."n:.p-,,?r,rala i. :ilI',,"i';lá*:,:.H:iÍ; ifl,,fl::;[X. ;"T,'#:*,,iTi I;."#,::,' propu es ra de,os

i:.-d: q: l* -"y;,;.,r:; *'ii"T#fr:'i,'Íiff;i:"

pj:::* que .er movimienro ,.,.lu.io*,to

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;¡L,,,,miti::i:td#f l:Ti::l¡'*::nión _que

después a.l dii..i-*1,ti.1,.",::#*lT";f::fr¿menLe con Srandes secrores a. I" .i,a"aÁ. p"i.i).

,",3 :T:p:l g. ¡os mitirares es ranro más sorDren.;:,:¡ -:.-::.:"*lo.l, et rechazo se¡¡€¡ar ¿. ,* ..Ii...;,j ::..1_.,:,,., ".:f ra joven generáción a. l, ¿ri,. ,oii.l:=::: ^1:,

ruo6,.y que consta ." ."r¡ ,.áó" 1., .i",ij)-

I'jli,.il"p".ll]lf; "Los hijos de ¡,.no" ei,.. nun.i'i-*il.,1i".:T:i.:^-p,.:,tac¿rreramilita¡;r,anp..i"rü, _,. -,v6""er _ qrce Manouita Sánchez en sus

:::T.j::-::-,:"' j:-pos de ra coronia. y .*,; roao" o,-r-^;;:.:--,";. ],dE(En esriu de acuerdo con esra ad-#:",:-:1T"ja:- :*. presunrarsr

"i esto" .o,tempo,á-¡¡!wJi xupresronactos por los Drófr,-¡.o-.n,*Ln p*.;,-.,.""i. ,;' ,Xl:'::* cambios or¡e

a"...Á.i.,i.iiill:i':#.#:..;:"".Y,1_i:.;?ffi .

qf tl+lf#j,l;_i+ir..,:,:+.tn:i#;::*i:ftr*;**#,j*h*i.¡r'.X#í,ffi

I\,ul,rraRlzacloN REvoLUcIoN^Bta EN B§' as t'2Ú

rrr. F.s cierlo que los aconrccimienlos de 1806 (la.con'

],,,1..,"¿. g".ntt Aires por menos de dos mil soldados

il:iiiH;;;;-;; ra'ciudod duranre Lrn mes) señara'

,,,1' r,. á.n.i."iiu" de la organización mititar espanola

::i"";"'R; ;;; ¡1,;. sin e"mbargo. cuando se creó er

Vi".r.- a.l Río de l¡ Pt¿ta en 1776' se iuvo en cu€n-

i,'rr"fl.*.i¿" como baluarte contra el.poder portugués

, ,1,i.on..*.n.iu s€ aumentaron considerablemente tas

í"";;;iii."r." se crearon nuevos regrmientos v se en-

iil.'j"-i.iá.-i" .."¿polis apreciable número de oticia-

;i:'il .-;;;;, ";',, áiea rrdnteriza amenazada si bien

i." ?.i*.-iri.i¡* (los ponugleses aba¡donaron en

iiri ó"r..i. del Sacraminto, que hüía sido su base

-1í1,."J, Li tj.'a;i" it,tu¡ p'i*itloon un ráPido de'

lj'i',lil i.r-.rii." ¿. d.fe"s¿, to" oticiales del ejército

i;;;"; ;;;;;' er reconocimiento de su Posición

::;;';;;;.;;fl" establecido en Ia sociedad u¡bana ha'

cia 1806."_n*_ i-ft" [ue un aspecto menor en los grandes.cam'

"'.ii'i"'"""lul¡- del poder social v del prestitio en

iu.no" ¡ii.t' cambios producidos Por lás relormas ao-

li"i**.Jriá. 1"" BoÁones v ta expansión del comer-

:i::'i;"* fu;¡ ;mo Bueáos Airis, en ráPido creci

#;# ffi;;;; á.t ,igto *u"t, Ios miütares prore-

il;ñ"'f';;; ; sector"de la burocracia imPe¡ial que

:'"#;tó;i poder político con un nuevo grupo de

::#;;,; á.*.'"i a' lucrar con [a expansión del

comercio dentro del Imperio' El Iugar que ocuPaoan ror

otici¿les en est¿ élire soci¿l era secundario y de un arsta_

;i;, ";i;tr;,;;-o puede juzgarse a través dr rre'

:'i;;;';;;;";;: ."i'. tu'iirii" de militares'? v er

, Ei.molu', d. l¡s úl'imÚ d'cadrr d'l rs¡o.X\4ll Du'd'ñ vrñe en:

*t***+;*lhill"lr"'x'*rlJ¡;r*;**'f*l

124 rUL¡O HALPERIN DONCHI

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126

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;"iL1"Tol,S".X.,,"o*.*0..*,;.,.Ji.;ͧii",y;".:

M¡LrtaR¡zacroN R'EvoLUcroNAR¡a Er{ Bs, aa, 127

Después de 1806 se acentuó la posición ambigua del,'s oticiales en la socied¿d porteñ¿ ya que su asc€rüoromo oficiales dentro de la milicia urbana se considerórrrmo prueba del nuevo esprritu igualitario que domina-ba la ciudad. No se los consideraba socialmente igua.les¡ los ricos comerciantes con qüenes compartían el tide-razgo de los nuevos regimicntos- El súbito crecimientodc la miticia, quc daba ta mayor parte del control sobrelos grupos armad,rs locales a,dirigentes sin formaciónrnilitar fue sólo ullo de los aspectos provocados por loscambios debidos a la re¿onqüsta de la ciudad en agostode 1806. Si bien las tropas regulares puestas a disposición por eI Gobemador de Montevid€o jugaron un rolimportante en la lucha, la contribución de la poblaciónlocal resultó también muy signiticativa. Más importante.rún fue que la iniciativa partió espontáneamcnte deun ámr'fi francés, Jacques de Liniers, cuya valiente ac-ción cont¡astó con la apresurada retirada deMrrey So-bremonte a Córdoba y la aceptación masiva del dominioingtés por parte de los funciona¡ios del gobiemo, Iascorporaciones seculares y las religiosas. Todo el comple-jo administrativo y militar del régimen colonial habíafallado; sólo la iniciativa local espontánea podía salvar aBuenos Aües para €l rey contra un nuevo ataque d€ losingleses. Esta e¡a la sensación que tenía el puebto, com-partida totalnente por el Cabildo. El cuerpo municipal,renovado todos los años por cooptación y controladoseveramente por un p€queño grupo de com€rciantes deorigen hispano, renía sus propias ambiciones polilicas,limitadas hasta 1806 por el Virrey y la Audienciaj Elcabildo daba una asistencia financiera limitada y un

. SobR'tr. kñ. *¡k Joütr Ly,ch, "lnr.ndrnt! úd Cabildd in ü.Vi¿¡oy¡¡ty of rh. Rio d. r¡ Pt tt', Llitpdn /ñ.t Hitr, Ra., XX]xVf¡9551. pl¡r,3!762.

ru¿ffi

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128 TULIO TTALPER¡¡ DOIIGI¡I

apoyo iNtitucional muy nccesario a esta tcnder¡cia a lamilitarización. Pero la tend€ncia misma constituía partade una percepción pública latentc en la ciudad quc depronto eclosio¡raba. Los comcrcia¡rt;r ricos, los funcio-narios del gobiemo, los tcndcros y los arteranos se pre-cipitaron a la milicia creuda bajo las órdcnes de Linie¡s.El héroe de la Rcconquista o¡ga¡izó ta.s unidadca m¡ísgrandes (las dc infantaría urbana) con elemantoa rcgto"natee: dos de ellas compücstas por patricios (nativos dela i¡tmdencia de Bucnos Aircs), una dc aíibeños (losnacidos en el interior de las provincias del Vüreinato),una de ncgros libr€s, mulatos e inüos y urra cada unade catalancs, vascos, gallcgos, cantáb¡icos y andaluces.Se esperaba de esta manera crear una "competencia cn.tusiasta" entrc los defensores del honor militar dc susrespcctivas provincias, Io cual'a su vcz a¡¡ñcntaba el es-píritu de combate de la ciudad amenazada. La emul¿-ción tuvo sus consccucncias i¡espcradas; las unidades dela milicia regiona.l cornelzaron a supar¿rn€ u¡ra:¡ a otra3con la magnilicencia dc sus nuevos uniformes. No sólolos oñcia¡cs sino hasta "cien soldados de lujo s€ vistie-ron por su propia cuenta" con "uniformes" de los cua-les cualquier oficial francés se hubiese scntido orgu[o-so, micntrü que los rcclutas más pobres se v€stían mc-nos ostentosamcnte p€ro con deco¡o gracias a "La übcra-lidad de las pe¡sonas pudientes".s Así €s como la

qucza, eldnento informal pcro no carente de impor-tancia cn la difercnciación social dc Büenos Ai¡es, se

constituye en factor decisivo de la creación dc un nuevocuerpo de oficiales €n 1806. Su influcncia sF hizo senti¡tanto más por la informalidad de todo cl proccdi-

' Fru.i¡co §.Eui, "Los úllinor.ü¿t¡o añor d. la doñü¡.ión .spañolac¡ .l .nli¡uo vinrin.ro d.l Rio dc E n¡¡¡", Sdedo d" l¿lv¿d?¡, op. cii.,

MIL¡TAR¡Z^C¡ON REVOLUCTOT¡AiIA EÑ BS. AS. I29

miento. Los nuevos soldados se rcunía¡ en asambleapa¡a elegir a sus futuros comandantes. Só1o después quela elección er¿ aprobada por Liniers se proccdía a.l re-clutami€nto formal, organización militar de los tercios obatallones y la elección de los oficiales meÍotcs. Encons€cüencia, los vota¡tes de la primera elección no ne-cesa¡iarnente se en¡olaban bajo las órdenes del oficiálque habían elegido: en el tercio de gallegos, un te¡ciode los votanles no aparcció más después de la asambleapreüminar.6 ¿n orros casos (pareccría que en el de pa-t cios), Ia asamblea en la cu¿l se votó aI comandantesólo incluyó una fracciói de los hombres que luego seincorporaron al regimi€nio.

La milicia estaba cornpuesta €n primera instancia porunidades volunta¡:ias y hasta varios meses después de or-ganizada no se utilizó cl méiodo compulsivo contr¿ losrccalcitrantes. La influencia personal de los organizadorescra fundaÍiental, y la ctección de oliciales c¡ muchoscasos una mera foÍnalidad. Sin embargo, la generosid.rden la provisión de armas y uniform€s no daba accesoautomáticamente a.l cuerpo de oficiales, Sc buscaba unaexperiencia militar previa y la dección de sus oficia.lespor la tropa dio una oportunidad de progreso a aquellosqr¡€, no teniendo fo¡tuna, ni formación militar, teníanprestigro entre los demrís milicianos. Las elecciones de latrcpa eran revisadas prolijamente por los organizadorrsde Ia gestión hacia la milita¡üación, y la cmergencia delideres sobre la base de su popularidad más quc de cual-quie¡ otra virtud objetiva, no era vista con mucho bene-plácito. Manuel Belgrano, por entonces sccretario del

. 'T.rio d. vó,Arhrio, d. c.rici¡. E't.do qu¿ msi6.!h I¡ tu.na.fcctiv¿ qu. ri.¡. noy dír .h L f..h¡ .l .tpÉ¡do t.rio" fiE..¡o P.úoAtrtonio d. C.riño y Ruón M¡nú.| .lG P¿or, 2l dc noü.ñbrc d.\406t Docuñaro! o.tu h Eitr¿rü ¡.¡,.r¡'a. X¡l (¡..!¡r.d <h Siloofí.y Ltrir, Bu.no. ñÉ,, l9l9), p¡tr t2?.r.

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r30 TULIO HAI,PARfN DONGHI

consulado de comercio, nos dice que durante las elec-ciones entre pat¡icios com€nzó "a ver las tramas de loshombres de nada para elevarse sobre los dc verdaderomérito" y

"... a no hab6 toMdo por mí ñi¡mo ¡¡ ¡4.P.ión d. votos(asr.r¿ sin r.ti..n.ia B.lSrano) ácelo 3alc¡ do! hoúbr.t oecuroe, máa por 5w vicios qu. po¡ olra cosá a Pone¡a ¿ Iac¡b@ dcl cuerpo... rc@yó al fin h clccciór cn dG hombresqu. 6¡n dc ar8ún vtuo y ¿ün érra tuvo 3 contñslca qucfu. ptcciro vúcerlo3, r.uni.¡dó d. nuevo t$ ge¡tcs a laprcscrcia del G.n ¡al Lini.¡s qu¡.n ¡.corie¡do )a! Iila.i cor-migo oyó por ac¡mcióo 16 ¡oDbtca d.rlo§ .xpr€t¿d6, y.n conkcu.ncia qu.dáron con lo, cü8oJ'.

No es difÍcil co¡nprcnde¡ por qué los resultados deelecciones tan severamente cont¡oladas desde arriba es-

t¡.¡vi€sen menos enfrentados con l¿s jerarquias socialesexistentes de lo que jnformes posteriores han debido ad-mitir. Pero. si bien el número bastante limitado de "ad-venedizos sociales" entre los nr¡evos oficia.les no justificaeI tono ala¡mado de algunos informes3, la creación delas ¡nilicias cambió irreve¡siblemente el equilibrio de po-de¡ en Buenos Aires de variar maneras. Antes que alen-tar Ia igualdad entr€ la élite urbana y las clases populares,la militarización impuso una nueva iguafdad dentro de la¿lite misma, En esp€cial, los criollos ganaron sta-tus como resultado de su superioridad numérica en Ias

filas. Ejemplo de ello es la ca¡rera de Comclio de Saave-dra, comerciante que surgió como líder milita¡ de los

, Múü.r E ¡stuo, Antobioc fía .n E.nbt ¿.anátü¿r pub¡ic.dopo¡ O. W.irb.rr (Budot AiB, 1954), Fí9 53.

¡ M.ñorándúm ¿.1 Cabildo d. Du.¡os Air.r, 15 d. dtubr. d. 1808.n Mayo Docrñeúnl, vI (Faculh.l d¿ llolofia y L¿tñ!, Bu.no! AiÉt,1962), pás. !3,1j nmonrr d. ,or Gx c¡pitule3 d.3ú.nos Airc!,24 d.Lb.Gre d. 1 809, ibi<L \,f¡l, 9á5. 52; Dicsp Pon@ rt t¡ón ¿l Cond. &Flolidáblóc¿, Mont€vi&o, I0 ¿. t br.¡o d. t809, ,¡,¿., V¡II, pá& I ¡.

MILITARIZ^CIOÑ REVOLUC¡ON^AIA EN !¡¡. As. I3Iputricios. Saavcdn €staba muy lejos de ser un advcncdi.zo social, si bicn después de 1810 los enemigos de supolítica modcrada lo pres€ntaron como tal.t Siguiendol¡s hucllas de su padre, había sido miembro del Cabildo«listinción poco usual para un criollo) pero el recono-rirnicnto fo¡mal de Ia pcqueña clique de peninsulares ri-((,s que controlaba la municipalidad lc habí¡ concedidonruy poco poder real. Sin embargo, en los inestables¡rños después de 1806, Saavcdra llegó a comandar Iat¡nid¿d armada más grande de Buenos Aires por lo cualsu apoyo resultaba esencial para cualquiera que qüisicsegobemar el Virreinato.

lns ventajas d€ Ia militzrización para la élite criolla sc.k recentrron'por la posición social de numerosos crir¡llos que estabm fue¡a de la élite urbana. Las grandcstiendas eran cont¡olad¿s por peni¡sulares que buscabancmplcados entre gente de su propia rcgión, con frecuen-cia en ¡amas de la Iamilia que habían quedado en Espa-¡'r¿. l¡mb¡én el comercio firenor estaba m manos (:epeninslrlares menos prósperos; los artesanos sufrían lacompetencia del tÉbajo de los esclavos (un tercio de lapoblación de Buenos Ai¡es €¡a negra y wr 90% de losncgros cran esclavos).ro No resulla sorprendente puesque, cuando los cuerpos de milicia fueron organizadosmás prolesionalmente a principios de 1807, sólo las uni-dades criollas sufrieran esta transformación tan neccsa,

- I Jca M,ü.1 a.ruri. ¡$,r.non¡¡ dnoa', Díbtiot¿.o.1. Mtyo,lv,¡& i8r5. pñ to dikio' úübr¡ri(o¡ d. D;Nri (hoEnitb), ü;d¡j.ñ ún "r¡.rc E.ino pobE".

,¡ Ij n.jor pErñi¿.ión d. I¿ r¡t cruh ¡ociar d€ Bu.no, AiÉ! d.b! Atihor Do. d. L Coloni. .r la d. MxlEd tG¡e¡§ ,túir.ytu¡o tl.tRío tk l, Pla¡o. St.sttu furc.cdóñi.es@nn (Au.no. Aú6. 1959,. Uñeálilir ñá .radíltico !añ6ién é fa.rir., .oño lo pmb¡ Jd¿ tu¡.MoHo .n "La .¡truduñ lociar y d.ñogrfi.. tt ta ciud¡d d. Bu.ño¡An.! .n .l año 1774 , Anúio .i.l la nLb d. Iau.ttisd.iovs Hstóvú,VTü (Uniwddad N..ion l ¡L¡ Lib¡.1. Ruió, 1965).

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r32

ria, mientras q¡.rc Ios peninsdar€s se atuvieron a la üejadisciplina, entrenándose sólo en días feriados. En tantoque Ia mayoría de Ios soldados en las unidades criollas€staban dispuestos a renunciar a sus aclividades no muyrentables en tiempos de paz para recibir la paga mensualde soldado que ascendía a 12 p€sos, los €mpleados detie[da, los funcionarios menores del gobierno y los co-merciantes, que predominaban en la¡ filas de las unida_des peninsulares, no quisieron ni considerar dicho cam-bio.

Las consecuencias de la distinta organización militarent¡e criollos y españoles no se hizo evidente de inme-diato. En junio de 1807, la Defensa exitosa contra unafuer¿a expedicionaria británica más imPonente que yahabia conquistado Monteüdeo, era todavía una activi_dad conjunta entre Liniers y el Cabildo. Si bien el héroede la Reconqüsta no ganó nuevos lau¡eles en la Defensay fue más bien Martín de Alzaga, arnbicioso peninsular(como alcalde de primer voto presidía el Cabildo) quienemergió de la jomada como nueva figura dominante, laposición dc Liniers pronto qucdó consolidada porque laCorona lo nombró interinamente Virrey. Esto rna¡ca elfin de la cooperación durante la cual Liniers y los capi'tulares no sólo derrotaron a dos invasiones sino que pa-saron por alto y socavaron la autoridad del Virrey So'bremonte a Ia vez que reducran a Ia oryullosa Audienciaal triste papel de tener que encontrar tórmulas jurídicaspara reconciliar las decisiones revolucionarias de los nue-vos líderes locales con el marco de referencia institu-ciona.l ya existente.

Después de conhrmarse el nombra¡nimto de Linierspor la Corona, la burocracia más alta comenzó a acer"ca¡s€ al nuevo rcpresentante de la autoridad monárqui-ca, quien a su vez estaba mlry dispuesto a olvidar su an-terior hostüdad. Estos hechos inesperados fueron ürtos

Mrr,rratrzacroN REvor¡ucroNA¿ra EN Bs. A§. 133

lorr malos ojos por el Cabildo y marcan el comienzo dcun;r complicada lucha por el poder locd en la cual la,rrganización militar ulbana, fu€nte de tanto orgullo pa.ra Linien y los capitulares, comenzó a ser consideradarr¡n cada vez mayor desconfianza por estos últirnos.(i¡r¡tando con el apoyo pasivo de la buroc¡acia, la Au-dicncia y el obispo, Liniers pudo capeax rur dificil pc-rí,xlo de transición debido a la crisis diniisti<a en Espa-r\a. Después de sL¡ victo¡ia en Buenos Aües, había ofre-(i(lo un tributo público al Emperador de Francia, vien-do luego que su fewo¡oso bonapartismo sc transform¡-ha en señal de traición, dados los acontecimientos enI.lurcpa. Los capitularcs y el gobernador de Montevidcokuicn antes de dejar su puesto a otro candidalo delnuevo vnrey organizó una Junta disidente que volvió adarlc su investidura con poder sobre la ciudad y el dis.trito) se aprovecharon de este giro de los eventos pararrrrrr de r€s¡i¡uir su autoridad y lar¡zaron una campañainjuriosa en la cual Ia lealtad política, la honestidad ad-ministrativa y la moral privada de Liniers recibían un

Este conflicto ab ó nuevas posibilidadcs para las unid¡des de la milicia urbana. [,] Cabildo no había prescin-dido de su apoyo y no parecra atribuir mucha impor-t.rncia al rol doñinante de los c¡i<nlos. Por el contrario,lraió dc lograr un mayor apoyo introduciendo despuésdc la elección de 1808 una regla tácita por la cual las.¡ndidaturas se repañ¡rian entr€ 4 peninsular€s y 4cir,,ll,:s cuid¿dosamente selcccionados. T¡mbién habíanombrado como su representante en Mad d a un dco ypopul¿r criollo. don Juan Ma.rtin de Pueynedón, cuyasopiniones políticas heterodoxas eran bien conocidas iortodos, incluidos los capitulares. Miís importante fue lacrecieflte resistencia de los capit¡rlares al aspecto finan-ciero de la política de milita¡ización de Liniers. La pro.

TULTO HALPERI¡.¡ DOÑCHT

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r34 AUL¡O H-AIPEBIT.¡ DO¡GIiI

fcsionalización de regimientos entc¡os c¡eó la necesidadde nucvos ingresos del orden ¡lc un millón de pesos alaño. Scgúo co¡n€nt¿ en seti€rnbrc de 1808 el BrigadierNranuel José de Goyen€ch¿, en cse momento en BucnosAires envüdo por IaJunta de Sevilla:

"Lo! aluñtos militare! n.c.sitan uD impccto¡ con p¡ofundo§conociDi.ntos cr¡ c't¿ rá¡Da para Mlutr . ¡o! ecjdcr yñá, dLtinguilo. SnpG d. r¿¡ ¡cu¡ald unidad.r rin fom¡,p¡r¿ rcduci! los altos satdior d€ Iá tropa y pa¡a d.jd organi-z¡d. uDa tucza robü. pri¡cipid mütdÚ proLlioDal.., dcmodo qu. cl Vift€ieto ofieca b.n.li.io¡ . la n.blópol¡ yno absorb¡ todot lus r.¡ luror par. !u propia dcfcnua." .'

Si bicn cl Cabildo estaba dc acuerdo con este diag-nóstico, hasta después que le f¡acasó el intento de tor¡areI poder, los capitularGs no ditron rienda suelta a suantagonismo conEa las milicias urbanar. Tenían sus bue-nas ¡azonesi la ominosa jornada del lldc enero de 1809,g¡acias a la decidida acción a¡mada de las u¡ida-des criollas con las de andaluccs y cantábricos quienesocupa¡on la plaza, impidió la caída de Linic$, ya quese estaba Scstando rür golpe cntre capitularc§ con elapoyo de las milicias vascas, cata.lanas y gallegas mcnosnumerosas- Esto mu€st¡a con gran cla¡idad dónde sa cn-contraba el poder real en Bumos Airer: Saaved¡a crromnipotentc y las influencias miütares cliolla.r y plebe-yas iban en aüne¡to pa¡a g¡atr dcsespcración dc la basedc apoyo local que el ürrcy siempre había buscado cnla cúpula dc la burocücia, la Audiencia y el palacioepiscopal.

Las autoridades metropolitanas se apresrEa¡on a ter-

,r ¡Dfon. connd.ncl.l d. J, M, Goy.rc.h. s l. SuDÉm. Junr¡ d.§.viL, Bu.¿d AiÉ., t¡t d. s.ricñb( d. 1808, ¡d¿yo D*¡ñ6r¿¡, ¡¡L

MILTTAEIZACION BEVOLUC¡ONAR¡A EN BA. A3. 135

minar con estas pcligrosas novedades. En lugar dc Li-niers, demasiado popular, se nombró a un nuevo virrcy:Beltasa¡ Hidalgo dc Cisneros, expcrto y capaz oficial na-val. Sin embargo Cisncros, apoyado por un gobicmomctropolitano debilitado, no pudo hacc! gr¿n cosa pa¡ac¡mbiar la situación milita¡ en el Río de la Plata. Ni si-quicr'¡ osó cr¡tr¿r cn Bucnos Aires hast¿ no recibir elhomcnaje de los lídcres militarcs localcr, quc sólo le fueacordado a cambio de acciones muy prccisd por sü par-tc. Así, pucs, si bien Cisncros rcstablccía Ia milicia pc-ninsular (disuelta cn encro) bajo el nucvo apodo dc ba-talloncs del comcrcio, no disolüó tqs rcgimicntos ¡rmu-ncrados d€ cliollos, Es cie¡to que comenzó a debilitar elaparato militar €nviando las mcjores tropas crioll¡s con-tra una iNurrección criolla en cl Alto Peni y más dcci-didament€ por €l incumplimi€nto de enrolar a nuevosrrch¡tas. No podla i¡ ñuy Iejos ¿n cata dirccción sindcspcrtar una alarma peligosa crtr€ los tíderca militárescriollos. Su p¡imera preocupación frente al ejército urba-no no fuc la dc conseguir .ntr¡das sulicicntes pa¡a paga¡ aoñcialcr y sotdaclos, Esta administración colonial, asfi-xiada bajo cl peso de un cue¡po milita¡ deñasiado g¡a¡¡-dc, fuc la quc dio m noviemb¡e de lE09 y a regaña-dicntcr, la dautorización provisoria" paxa abrir €l co-mcrcio con Inglatcrra.

Cuando sc produjo est€ hecho, ta función milita¡ delcjército urbano ya había sido cuestionada durartc al-gin t¡cmpo. Los pcligros exc€pcionalca que Buenos Ai-rcs dcbió cnfrentar dur¿lrtc la gucrr¿ co$tra los inglcscssc hablari de¡va¡ccido gracias al carnbio de alianzas cn1808. Si bicn la disposición pacíhca de los portuguclcano cra del todo confiable, la zl;ner.aza que constitulanno era nueva y no justificaba prcparativos milita¡cs tancostosos. La furrción del ejército dcbía már bicn busca¡-sc ahora en el contexto político de la crisis de podcr cn

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España que había comenzado localmente en 1806 y sehabia expandido hasta envolvel a todo el imperio en1808. La fo¡mación de una milicia urbana no sólo ha-bia dado a los c¡iollos la fuerza milita¡ que obligaba atodos los contendientes por el poder .., Bueno" Áires utomaÍlos en cuenra: les h¿bla dado por primera rezuna organización que si bien no era necesa amente hos.til, sin embargo era peligrosamente independiente delüejo sistema administrativo y militar que tan bien ha-bia proregido a Ia metrópotis del peligro de caer bajocontrol _de grxpos locales. Se formaba asr' un liderazgoaltemativo cn la ciudad mientras que los gmpos gobá-nantes tmdicionales se veían debilitados por li crisis me-tropolitana.

En mayo de 1810 la Revotución mostró la fuerza deeste nuevo liderazgo y la pérdida de la frurción guberna-mental de los representantes del poder esparñol. Si bienlos cambios insr;tucionales locales que siguieron a otracrisis en

^el gobiemo merropotir¿no lueion irnpuesros

por una luerza m¡tlrar, se los inrrodujo con tan pocaoposición, por parte de los niveles más'atos ae la 'vie.;a

adminisrración. qu-e pudo emerger un régimen reroluciá-nano srn romper tofmalrnenre con la legalidad del ant;-guo régimen. No es de exrroñar que el Cáronel Comeliode Sa¿vedra se hallara ¿l frenre del nuero gobiemo. Consu ascenso ¿l poder supremo la ücroria dil ejército ur-bano parer ía complera-. Sin embarqo, pese al'hecho deque

-el.grupo revolucionario estaba Ínve;lido de a.l$in tipo de legirimidad formal y sotía pr.".nt- a

"r" aá,.r"u-rios como un conjunro de indiüduos rebeldes contra eIRey y contra el País, la revolución de mavo de l8l0fue en realidad sólo la primera erapa de una guerracomplicada. Dado que la España meiropolitana Istabaafronta¡do al mismo tiempo -con poc; exiro al pria-crpro- su propia guena de independencia. la guerra rn

MILITARIZÁCION REVOLUCIONARIA EN B§, AS. I37rl Ri,, de la plara fue en esencia una euerra crvil. Muv¡'r.rrt,, qucdó sobreentendjdo qr. t, U".ror;, -ititar-rJ-r.r I.r prunera mela de¡ mo\imienro revotucionario. AsíIn¡cs se reconoció al ejérciro como portador de un Áill,'tnrnante denlro^del estádo. a la vez que se lo forzó ar¡.iur¿¿r una.lr¿nslorm¿ción completa. porque Ia miliciallr'r¡.urr .reada en 1806 ]a no era adecuada para Ias nue-u's. itc'oan9f Cu! imponia una guerra revotucionaria.

...1:l p-Trls,. cad¿ \cz mayor det ejérciro rue muy mar.

puede.rerse por el hecho de que ta ievolu-¡ x,¡r ¿ceplara Ia mili¡arización de roda la sócied¿d comorrl idcal (no ¡ealizado a menudo en la práctica, naiu-l.,ll,:1,:l _,

por la pérdid¿. proresiva de poder y presri{r,, oe tos cuerpos adminisrrariros y ecie.iásriáo's des-In¡.s cle

.tds .rebeliones revotucion¿rias. La milir¿¡izaciónrn rr vrda dr¿ra de ta ciudad diu morivos dr orcocuoa.(r,'n,. r.tlcJ¿dos en el decrero de .rea.ión de'la SiUti".r.cl Pública de Buenos Aires:

"]os pueblos .omp,¿n a pre¡o huy subido ta storia de la§um¡s. e cr.m¿gtsrrádo ¡o ehpeña ,u poder y-su (eto enrémjno ¿ quc progre\namente , ondu(.'¿[ pa¡g]os.stado. a la dutzua de tdq cos¡umbr€s §qcedc¡a rertrrdad de un pueb¡o b:írbúo f...1 auenol Aües se h¿lla¿mn¿aclá dr rd reribtr sur¡re:1 .uatro aoc ae gtJinm run¿do sordn.nre ta ilusrr¿, ion y ,orudro q,. tdpro-rxtercr La^necsjd¿d hizo drsrind prc\isorier;re c¡ C;1.

úrer d. Eop¡sr ros jórenes emp.¿aron ¿.surd Jna libtrkd rúro m.is p.tqrosa .uúro más1fl11111" 1 1""rtu,. o:r er brilo de i6 úmas que habí¿n

glorids. quideron se tlitarel, anr* ¿iPrcpda.se a se. hohbres.,r2

Pero esa prosa apasionada no podía hacer nada paxa

'1 Co.et¿ d¿ Ru¿nos Aiq,\.8 de s.ptiembr. d. 1810, pá& 238.

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r38 TULIO HAI,PENIÑ DONGHI

frenar la tend€ncia impuesta por una guerra en crecienteexPaf¡slon.

Después de la primera serie de deuotas $aves delmovimiento revolucionario en setiembre de l8ll €l go-biemo proclamó que "las ürtud;s guerreras serrin el ia-mino de las distinciones, de los honores, de las dignida-des... Todos los ciudadanos nacerán soldados y recibirándesde su infancia una educación adecuada a su destino...En fin, todo ciudadano mirará la guerra como un estadonatural",r3 Este ambicioso plan dejaba muy poco lugarpara el cultivo de tndiciones gentiles, legado de épocasmás pacíficas. En este ambiente bélico,losjefes militaresgozaban de una popularidad no comparable con otrospolíticos revolucionarios. En su vejez, Manuel An-tonio Pueyr¡edón no podía olüdar que la severidad desu padre le había prohibido pasear por las calles vestido,como otros niños porteños, con los colores de la patriay recordaba con cariño el día en que, escapando a lavigilancia patema, había ido "a canta¡ a lo de Chiclana, aquien cantaro[ el siguiente verso: 'La espada cortante denuestro Chiclana, cuanrio se la pone, ti€mbla toda Espa-ña' ".ta Cada victoria de las a¡mas se celeb¡aba con elogioshiperbóücos en ceremonias públicas y privadas cuyos re.cüerdos dumron muchas décadas después de terminadasIas gueras revolucionarias, mientras un público irónicocontemplaba el destino de fünciona os del gobiemo al-guna vez poderosos y ¡espetados, luego caídos a menu,do en desgracia.

El ascenso de los miütares tomó nuevas dimensionescuando comenzó a justificarse en términos de doctrina

13 R.solucióñ d. la Juná, 6 de É9dcñb.€ d. lAl1, R.eist¡o No.@fdl,I (Bü.nó! Aires, ¡879), pá& 117,

,. Múo.l Antonio Pu.yr.dó4 M¿ñ¿ñns (Bucnn Aias, 1942), páes.2t-6.

MILITAN,IZACION &EVOLUC¡ONARIA EN BS, -AS, I39revolucionaria.. D( mantra simila¡ la pérdida de prestigiodc l¿ _burocracu, qu. fue en s..una un reflejo de la ines-(abilidad posterior a la revolución, se aceleió y acentuópor €l desarrollo de los objetivos revolucionariós más ge-neral€s, Sin embargo Ia incompatibilidad entre los id¿a-lcs de la revolución y la posición priülegiada de ta buro-.racia más alta no fue ¡econocida inmeüatarnenr€. AIprincipio la hostilidad abierta era dirigida sólo contm unpc-queño grupo de funcionarios realistas cuya oposicióna la revolución se reconocía abiertamente v coniide¡abacomo un justificativo más para la revolucién misma. Es-(oc tuncionarios orgrllosos y egoístas no defcndí¡n lbsde¡echos del rey, sino sus propios privilegios injustoslsUestrturrlos lue un acto de necesid.rd polírica y rambiénde Just¡cra.. ya queSbrió nucvas y meiores pcrspectivaspara los criollos maa patrióticos y me¡it"rioi. Ají lo de.clara el nuevo Cabildo de Buenos Aires. nombrado enoctubre de 1810 después de separar a sus flemenloshostiles: "La Pairia ha expulsado a una serie de indivi-duos de su seno, pero ramLién descubre que ru Iugar noquedará desocupado".r6 También lo dice la caceá, des-pués de la paciñcación de Córdoba: ,.No se advierte yamás dif€rencia que habrr pasado a manos de hijos d'elmismo Córdoba aquellos empleos que los anterioris fun-ciona¡ios habÍan profa;rado".', ¿Se rrataba pues de los

,, t4 inv.ctiB contÉ lG ,tDm.ton.i' tucrcn luge, comurc. d. Lpmp¡súda Érclucioúir Eicmpto rípico .r ra prccta;a d.l Corcn.l Oruz d. u.upo a la pobl¡cióñ dc Córdob.: ....Jo d.rcn,oE, d. t¿ übd.d&.lq pu¿6ld qu. oe.taemr. i¡@ce.1 noñb¡. d. úe,§o August;Sobffio el S.ñn Don F.nddo \4t pu .ncubri u hid¡óft¡ kd d.doniü hm ¡omdido ¿ N ,)u8o i.roz.¡¿ uM.iurrid qu. nó ñcrc..'!.nd a s- c¡bea a ú6s q,;! bto co"'uttm s, ro.t,*,,:Co,"ro,., ¿c

ró C¿.dr¿,23 d. @rubÉ de l8to, pág: Z.t' Iói4,, l7 d. spti€Bbr d¿ 1810, pá& 5.

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140 TUI]IO TIALPERIN DONGHIM¡L¡TAR¡zACION REVOI,UC¡ONAR¡A EN BA, A§- I4I

aon¡acuct¡cia dc la guerra, pero también tenía algo quev¡¡ con la¡ modificaciones en el equilibrio del poder Po-lltlco quc sc protjo en Buenos Aües con la creacióndcl régimcn rcvolucionano. Lo mismo se aplica a las re-forma¡ cn la organización intern¿ del ejército, conse-cuancia de la amplia resistencra al movimiento ¡evolu-clonario: el ejército reformado no sólo podía hacerfrantc a los desafíos de una guerra regüax, estaba tam-bién mejor preparado para desempeñai un nuevo papelpolltico en la revolución.

Dcspués de toúar el pode¡, la Junta dedicó más ym¡L atención a los probl€mas de organización dentrodcl arma. Las unidades urbanas, cuya organización se'gula siendo la de cuerpos voluntaiios (si bien se acerca-ba a uÍ ejército regular en muchas cuestiones de finan-zrr y disciplina) se transformaron ahora en regrmientosvctcranos, y numerosos destacamentos fue¡on enviadosd int€rior como fuerzas expedicionarias. Paxalelamente,rc crcó una nueva milicia urbana, ejercitada y reclutadarcgún pautas de organización anteriores, a 1806 pa¡a Ile'nar .el vaclo dejado por el fraslado continuo de los *egimientos veteranos, Los cuerpos cívicos debían "defen-dcr la capital en caso de invasión por enemigos a lafelicidad del país"; pero no estaban solos en esta mi-sion.'zo Una reducida fuerza de \eteranos fue asignadapara proteger a la ciudad contra peliSros inlernos y ex-temos. Al mismo tiempo se trataba de dar alguna for-mación profesional a los futuros oficiales. En octubrede 1810 la Junta impuso a todos los cadetes Ia obliga-ción de asisti¡ a la Escuela de Matemáticas, donde se en-señaba.n los principios de la artillería.'r Esta decisión se

,o Dca€to ¿.i 18 d¿ spti.mbÉ rt 1812, R¿e,stta Nüion t,t,¡í¡t179.

,, D.cÉro rt l l9 d. odubr€ dc 1310, ürd., pfu!. ,9-80,

m¡smos puestos? ¿Seguían ler endo el mismo Dresdsioy er mrsmo poder que en épocas mas calmas? §oo ¡ir.cn¿Is.las causas que hac€n pensar que no era tal el caso.El^régimen rerolucionario no podí'a compartir el podernecesarto .para atronrar las luchas in¡er¡ras y e*iemasco:r org¿nismos burocrárjcos ,,rgullosos a.

"u i*gu ,._;iic¡on de.competencia con orqJnismos rivales. Es"rc orom-uo era maceprable para l¿ nueva generación de funcL-

na¡tos revolucronarios que debian ajusLarse a nuevos cri-renos eücos,y potiricos, no olüdando jamás qr.re supod€r em¿naba del .que le había invesdáo el pueblo.uuando et nuelo ré8imen reemplazó a Ios soberLios oi-oores por ¿bogados criollos del fuero porteno, los nue-vos lueces recrbteron un sala¡io mucho más modesto.T"ibii ": le_s quiró ta insignia que et antisuo orden(onrena ¿ la run.rón. y la simplicidad de Ia ieremoniaoe_ isuncron era subrayada deliber¿damenre.¡3 Has¡a las

1rj::iiÍ":. mas altas.det €srado t¡araron de adaptar susm_ooalrdades at nuevo idea.l y erponriineamente ,é despo.

fli: l:li-l9ip1 y der ceremonial ..que por desgralcia

l: la numdntdad rnvcnlaron los tiranos para sofoá lossenumrentos de la natura¡eza"-re

.._yll*..h adminisrración civit era despojada de supresrrgro ¡n.',o,' e invirada a ganar el ipáyo dc los:ll"i3'* a tra¡ és de mé¡itos más sólidos. et'gobiernorevoruc¡o[ano se ocupaba de la reforma de Ioi unifor-mes Ínlrtares. sin hacer concesiones al espíritu de sim.pücidad republicana que imponia a los tun'cionarios civi-(s. !a,posrcron pn\rlegiada de los mililares en el esradorue la unrci excepción confesada a Ia nueva igualdad en-tre gobemantes y gobemados. Era, por supu€sto, una

¡¡ r¿id, 23 de junio .t¿ 1810, pfu b5.

". ]:_*:E. quc supm. ¡os ,¡onc¡ prsidenci¡re,, lt¿rrano MoE.o,uo.ñno D.6anáti.o tBucnór ArE!, r9t5). p¿& 23 t,

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t42 MILIT^RIZACTON REVOLUCTOII¡^RIA E.N E§- A3. 143

rilodos de reclutamiento y a tos rigores de Ia vida militrr, las deserciones se convirtieron en un problema im-port¡nte después de 1810. En su campaña aI none, Bel-¡r.urr' elegía deübemdarnente lugares para acarnpar enl¡» cuales la dese¡ción resultara azarosa. Señalaba meldn.(:ólic¿mcnte que el ejército patriota encontraba a su p¿-rr¡ 'f¡iatdad, tota.l indifer€ncia y, diré má, odio mortal,rr toda la población".r

Sin embargo, el empl€o de rectutamienros en el cam,po rro a.livió la presión sobre los habitantes de Buenos

^ires Apenff la mitad de los soldados conceDt¡ados en

la cir¡dad en mar¿o de l8l0 s€ €ncontraban allí a tin€sdc añ(¡. Con poco más de mil soldados no se podía en-Irentar la amenaz a de Montevideo, en poder de los rea-listas, y la necesidad de nuevas tropas par¡ lds fuerzascxpedicionarias que se enviaban al Inte.ior. fll recluta.mieno urbano debía continuar, y con la perspcctiva deuna larga guerra que tendría como escenado campos deb¿ldlla lejanos, consideraciones de tipo cconómico y po.lítico favorecieron la adopción de nuevos criterios. Nosólo los lunciona¡ios públicos, sino ta¡nbién los hombresocupados en l¿s "art€s útiles" fueron eximidos del servi-cio militar y las presiones se dirigieron hacia una pobla-ción marginal bástante numcrosa de vagos y malentrete-nidos ya asignados al ejército por los üejos reglamentoscoloni^lcs, cuyo cumplimiento no se había pucsto dgu.rosamcntc en vigof.25

'. Mu..o Mitr., Do.nñ.nh\ ¿ct At.hiúo ¿¿ Betxr¿^a,ly lBt¿\ota'É,. l9l4), pás!, 109, ll3.

,r PródM¡ &l 29 dc mayo d. t8to, R.gittñ Ntciowl,T, Cíe,2A.t¡ pro(...iór d. l¿ porrla.ión eonóúil .n¡. .dÉ .! .ü&nt. porcj€ñplo. cn la Éñlú.ión d.l 2l d. aslrro dG 1810, irr¿, qe.xpti. .-ñ¿nt. prohibe l¿ corBipción d. p¿ónd qu. §.b¡j€n .r activid¡d.. d.trúsporlc y .n rn.El d. torlá p.aona qu. .n cua.lqui.r ca!¡cid¡d í¡.

TULIO IIAÍ,PER¡N DONGHI

present¿ como un apafiamiento roral de la üadición co-ron¡ar .que daba categorra dc oficialcs a quicn€§ no lom-erecian.y.a vecet hasta a lo§ hijos menor;s de cdad deoflctares dct eJercito. También prometía abrir cl cu(rpoa sotd¿(los,.cabos y sargentos sobresalientes, aunque ;o.co se ca¡l¡Dlo rn estc senlido. La promoción dr pirso'naloe .lropa lue bastante poco usual en este perÍoáo rcvo_tuctonimo, y Ia distencia entre oficiales y'soldados fuel?-:l:I .l ejército, posterior-a 1810, qu€ en las uni-oaoes urbanas creadas en 1906-r?

. Esta nucva discipliria miütar crcó resantimientos mtrelos verfranos de 1806 y 1807 qu€ estaban acosturnbra-dos_¿.una conducción menos severa. En noviembre de-181I la derota de la rebelión d€ patricios.

"eguida poila relegación.del regimiento desde'et p.i-.,o i quiiiá

lugar en.el €Jércrto, puso un rris!€ fin a Ia milita¡izaciónurDana. abtert¿ cinco arlos antes. AúLn antes de csa crisisrrnar el eJercrto urbano ya Estaba declinando. La§ gue-rras revotl¡cronarias requeían un tipo dc reclutamiátomenos eslrrct:xnenre locaj y la junra ordenó a Ia cxoedi-cron mitjtar al None que.,en todo pueblo donde sl en-

I,. ". 1"r, una revisra forma.l de toda la rropa... sc ha-ra¡ ,reclutas.

frSurosas, cuidando dc que recaigan ml:1n!res de buena ra¡ta que sc remirirán a Ia capitat,,.sAsr se recurTia a una nuera luente de recu¡sos humanosy se inverría Ia política seguida hasra 1g06. El uso demeduas computsivas en la búsqueda de r(clutas ruralesalec(o honda¡nent€ la relación entr. Ios oficiales y sushombres..como así también la acrirud de Ia poblációnrural hacia los ejércitos revolucionarios. Debido a los

_- l-1 P "¡:l* d. c¡d. uDó d. t6 lotd¡dc y o6.i.r., s..n.uñrEt.Etttzdz.n toñq de t@ó^ lcihdo.r I.¡ota 2).

^ :,.Áq.q..P. cEú,4 Arhi.o C.4.at r¿ ta R.pnbti.¿ lry.ntia&r.nodo d. 1.. ln t.p¿i¿d.ú, ¿,i¿ ,¿¡4 1G Fri., ¡ (BJ.*, ñ*.:;C ;.

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t41 TULTO EAIJPER,íN DONGEI

Otra fuente de reclutamiento urbano la dieron los es-

. No sin .desconfianza por pa¡te de los grupos go,bernantej. hasra los negros no em¿ncipados ¡a¡iin reir-bido a¡mas en 1807 y su valor y lea_liad hacia sus amoshabia sido objero de grandes elogios. Las dona.iones deesrlaros destiflados al ejértiro se hizo más lrecuenre ap¿flir de I810. y euando comenzó a flaquear la genc-rosidad de los duerios de esclaros. el gobierno revoiucio-nüio comenzó ¿ comprarlos para el ejérciro. Las venrasa menudo eran forz¿das. v dado que el gobierno no estab¿ dem¿siado dispuesro a pagar di inmediaro la, deudasque contr¿ia, podia de esre modo adquirir recluras, siem-pre y cuando esruüese dispuesro a afron¡a¡ la ira de lospropierarios de escla\ os. Sin embarqo, en I8 I 7 esre resen-timienro fue .uliciente para derenei el reclutamjenro uni-versal de los esclavos. De modo característico. eI DirectorSupremo Pueyrredón se vohió entonres hacia et campocomo fuente a.Iternativa de reclutas.26

Con estos pocos espontáneos reclutas rumles, con va_gos y esclavos que llenaron los cla¡os de la movilizaciónurbana de 1806. los oliciales va no er¿n ¡os inrérprelesnalura¡es de Ia nueva conciencia potírna de los iotda-dos. como lo h¿bi¿I sido en par¡e anles de t810. Lascaracleris¡rcas democráricas en Ia estrurrura def a¡ma.que permitían a simples .oldados opinár sobre rodos losasuntos, lue objeLo de grandes crüicas- Et precjo de unamayor eficiencia militar era el retorno a una disciplinamás autorirar¡a y rcadicional que podía a veces liacercon(esiones ¿l ,omporramienlo rurbulcnto de oticiales

- ¡6 Pu.yftdón a San Marín, das d.l 9 dc óctubE d. 1816, €nCülo¡.A, Iudr.dó^ La t dapano de l¿r ,{rdA {Bu.nd Air,, ró4i;l¡(simill: 52e d..Ero d.t lq dr rpu.mbr d. tat6.n c,,¿¡¿ d.t 25 d.srpliembl.: 3u rbcalión.tq de u¿,ubre ¿n ¡á¿, t2 d. o,.ubre dc 18t6.

MII,ITAB¡Z-A.CION REVOLUCIONARIA EN BS, AS. I15

t,r'r díscolos como valientes, pero que no iba a demos-rr,r¡ similar flexibilidad ftente a la tropa.

Un cambio paraleto se hizo sentir en el cuerpo de ofi-t irlcs. La importancia dada a la capacitación militar¡rrofcsional, jurto con el traslado de gmndes sectoresrlrl cjército desde Buenos Aires hacia distantes lugaresill. combate, fomentó una nueva indife¡encia hacia larirrrlad y en especial a la Áda pot;t;ca u¡bana '?7, a lav(z que tomaba más sólida la red de solidaridad y rivali¡lrrrlcs en los cuateles. Se introducen así nuevos elemen-l,,s cn la ya complicada tlama de lealtades personalcs y¡l¡ lacciones dentro del grupo gobemante revolucio-llruio. Estos hechos fo¡man parte de un cambio más ge-¡rcr¡Iizado: la adopción asombrosamente rápida de pau-rr$ militares profesionales por parte de 1os jóvenes ofi-r irles del ijército revolucionario. Sin duda quienes entrecll¡s confía¡ más en su heroísmo que en su enuena'nricnto pala lograr la victoria, tratan a Ia población civil¡r» dureza y hablan de ella tan desdeñosarnente comosi luesen ya veteranos de muchas batallas, es p¡obableituc estén encaminándose hacia un desastre militar. Perorlrnbién están adoptando un modo de comportamiento(tut les parece adecuado para hombres cuya profesión es.l heroísmo. Encontramos la misma actitud, mÁ sutil-r cnte expresada, en un oficial revolucionario que no te-rría paciencia para la ostentación de inoportuno heroís-rno y la indisciplina constante de sus colegas. Cuando el(;.n.ral José \4¿ria Paz recuerda sus primer,s experi.n(ias en €l ejército bajo las órdenes de Belg¡ano y juzga.l dcsrmpeño de su ex comandante con la benevoleñcia.rlg,r condescendiente, propia de un profesional que es

lcstigo dc los esfueüos de un aficionado lleno de bue-

1) Esla t.Ddéncia es d.nunciad2 cn 12 C¿¿rro, 17dcoctub¡cdel81Ipor "un pat¡iota qu. m.rc.. .l ¡ómb.¿ d¿ *116 '.

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146 TVLIO H LPERIN DONC¡'¡

na¡ intcnciones. se corre ricsgo de perder de efuta el he_

:1: 9. qu. se trara dc las remini:cincias de ,n hombrequc.¡_a entrado só¡o rccim¡emenre al cjérci¿o par;;;,r€nunclancto así a un brillanre futuro como e¡iudiantá9:-.99e".. .* **ba.,. D puntilroso paz podía olvi.dar con lanta facilidad como sus t€m€rarios qlmpañerosde armas quf . en honor a Ia verdad. en l g I 2 no tc'nra aúnnrngun.ntrcnaniento como militarprofesional-

r\o es oe.extranar. pues, que los oficiales con mÁ ex.pencncra mrl¡lar siempre consideraran a ésta una ventai¿rmpot:rnte._Los nombrcs de familias de milita¡es doríi-nantes cn el ejé¡cito ¡egular anterior a 1g06, vuelven aapruecef con rhayof ffeqrmc¡a en los registros posterio-res a_l8lo- que du¡an¡e los años en que-d.miná la nue.va oficialidad urbana. si bien inclueá en esa éooca los:jrcláies.

protesionales estuvieron ta¡nbién presetites. tosvrarnonre. el complejo clan de hermanos y primos Bal.carcc, Alva-rez Thomas. Soler, pinrdo, eui;fua, Ot;-rIía, Rodríguez, Vedia, representan así una continuidadentrc er cuerpo. ¡egular^de oficides de Ia Cotonia y eleJercrto revolucjonario.z, Lejos de const¡luir una cárcaen- epocas revolucionarias, esa conrinuid¿d reflejada e"nslj.lPetrt{o1 e1 rn-uy apreciada como garanría de capa-croao proteslonal. En ciertos casos. Ia ca¡re¡a revolucjo-nana de una ¡ueva generación de ofici¿les se desarrolla-oa a la par de obsrinadas act;rudes conlrarcvoluciona.nas en mtembros más riejos de Ia misma familia.ro

,, ,t?rli'' J'¿ '-" "-, M'ñúiB Pó'ttns tín no'

^ik'. tsr/;t,

.t V¿d.los kabajor citadq .nr.rioE.nr¿ .tr latur¿ 2.

. --::.Ir_:l -- d.r turuo x.e¡¡r ABu*m d. pinrdo {.¡pitd¡ .h r8r¡,süa.n'o m+ü.n.18l{, coñe.t nr..¡ t8t5 y GoroEr.n tstg) tuv;BIT',,*vg r'.ui, «¡p..lo á Monr.üd.o jc¡pu¡r ac l¡ .c,oiu.r¿",

;L",fffi"T?#'¡,tii In02' " h'birlDu'{o a I. R.,.¡,,ió;r r;;"

¡r¡Lrtatrz^cfo!¡ ñBvotuc¡oN^ñra EN x¡. as. 147

f)ado entonces que 1¿ üctoria militar se constituíe er¡cl primer óbjetivo del régimen rcvoluciona¡io, aquellorolicialcs regularcs que no prcferían otorgar su látad a[,¡ r.alistas cncontraban posibilidadcs de tácil progresocn cl ejército patriora aunque tuüescn algun trispiÉ po-llt¡co o de otra tndole cn

_su pasado: aun el modcito

cntrenamiento militar adquirido en el ejército colonialrrr cra de desprcciar. Cuando s€ lo qrcstionaba no era ennombre de pautas políricas más exig.otcs sino para pro.¡)u8n¿r un €stilo bélico má¡ modemo. En 1812 José deli¡tn Ma¡tín comcnzó a organiza¡ el rcgimiento dc graDa-dcros a caballo sob¡e el modelo fraricés, mientras d;uevolcxto de tricticas de infantería dc C¡rlos María dc Atvearc¡taba también influido por la cacuela fIanccsa. Amboshom[¡qs ¡¿;r, sido ganados recicntcmente pa¡a Ia causarcvoluciona¡ia y los dos vcnían directamcnta de España,(l¡,nde habran int.numpido para ello sus promisorias ca-ffcras milirarcs. Ellos torzaron una profesion¿lización aúnnrás rripida en cl ejérciio, dado que podían ofreccr elrDnocimicnto y la experiencia quc el ejercito patriota ne-ccs¡taba desesperadamente, aún después dc dos años delucha revolucionaria.

A fines dc lEl3 el ejército ¡evoluciona¡io sc habÍarcorganizado con pautas menos loca.les y más profesio-nalcs y totalüaba unos 8 mil hombres. Otros seis ñilmás_ fueron organizados en milicias locales y distri-buidos en todo e¡ rerrirorio. E¡ cj€rcito u¡bano de1806-1810 ya no exisría, Su reemplazo por una org-¿.nización más tradicional se iustificóa obv-iamentc daáoque se había !,uelto a una guerra también ella dc estilomás tradiciona.l. iQué ocurrió con esas fünciones políti-(as que cn la milicia urbana había descmpcñadó mísc,cclrvamcnte que sus tareas miliLares posrevoluciona-rias? EI _recmplazo dc tropas urbanas scmivoluntarias porun ejército organizado sobr€ bases más amplias y más

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144 TUÍ,¡O ¡IAI,PERIN DONGIII CIONARIA EN BS. AS. 149

brir dónde se hallaba la iniciativa política. Cuandol:ñe¡ge el 25 de mayo una nueva Junta presidida porSaavedra pero con algunos de sus antiguos enemigos en-trc sus integrantes, es evidente que las peticiones popu-lares que obügaron al Cabildo a nombraxlos se o grna-b¿n en los cuartel€s del ejército urbano.3r Sin embargo,la composición de la nuera Junta muestra que la inicia-tiva no podía haber surgido exclusiva¡nente de los jefesm:is importantes del ejército.

De esta manera, la revolución de mayo de 1810 fuea.l mismo tiempo la üctoria final del ejército urbano ycl comienzo de un¿ cnsis de su influencia política. Se-guiría siendo el núcleo básico del apoyo popular al nue-vo régimen revolucionario, pero a Ia par iba emergiendoya otro apoyo popular más nuevo y todavía no organi-zado. La agitación que se extendía entre s€ctores cadavez más amplios de la población debilitaría la solidezdel apoyo que las unidades habían prestado a sus líde-rcs a¡mados antes de mayo de 1810. El gobiemo revolu-cionario afrontó este nuevo problema ampliando el ejér-cito, cuando French, el más exitoso d€ Ios agitadorcsde la jomada de mayo, fue nombrado coronel de unnuevo regimiento. Pero esta solución crcaba otros peli-gros: tas diferencias latentes entre los miütares y los se-

Suidores civil€s del régimen revolucionario se introduje-ron dentro det ejército mismo cuya cohesión políticadeclinó en consecuencia.

Más importante aún es que los revolucionarios ya noe¡an una facción ambiciosa de hombres nuevos que lu-chaban por el poder: ahora estaban en el poder. Paracnfrentax sus nuevas tareas no podían perder el control

tr Pru.E convift.¡l. d. lo ot.dicho a cno.nrB rnE ors¡,6.1.rudió d. Rob.no M¡rfoy , El ptu Mkñidto d¿ Mora (¡u.no! AiE!,1968).

profesionalizado tuvo sin duda consecuencias políticasimprortanrísimas. D€bido jusramenre a que estas conse_

se oponian a la tendencia politica general enq ArSendn¿ revolucionaria,Ia reforma militar p"udo com-pleta¡se con tanra rapidez y facilidad.

. En Tlyo de l8t0 et ejército urbano había sido etalma del movimiento rerolucionario, no sólo porquecontrolaba el poder milirar necesario paru tog.* Ét

^en-lrmrento de ¡as autoridades cotoniales al cambio de ¡éei-men, sino má.s

-aún porque proporcionó .l -"r.. "r;i.zat¡lo denrro del cua¡ se gestó el panido revolucionirio.

srn embargo. la agiración revoluciona¡i¿ "e

h'abia exten.dido desde el principio más allá de los confines del ejer-ctto urbano_ Durd¡re Ias jornadas revotucionarias. agita-dores populares fueron rjsros por las calles de BuinosArres. Sus seguidores se hicieron oir en rnomenros crucia.les como voceros de ¡as aspirac¡ones revolucionarias,lo que permitía a Ios jefes del ejercito urbano asignarse

-un papel de. árbitros rnrre el viejo orden y sus enemigos

drclarados. I¿ úlrima esrocada de los lídeies del ejérc'ítocontra el gobiemo colonial tomó la forma de una"decla-ración en.que alegaban su incapacidad pa¡a controlar I¿muanquúdad popular. Si bien Ia declaráción Dasaba oora.lto con

-gran h¿bitjdad la coincidencia de "pi"tá... !,r-tre agiradores populares y jetes del e¡ir.ito,'tu ap-iciande nuevos acrores en la contienda poliricá (por;jemploen la agitación popular durante las iornadas ieuotr,"¡oia-rra, era harro real. Denrro del ejército urbano mismo,surgran lentamenre nuevas agrupaciones y liderazgos pa_ra.lelos a ta organización forma[ exisrenré d.ntr""a. iosbatallones. Si bien hasra el 22 de mavo de 18t0, o seahasta la renuncia del rirrel. el ejerciro urbano funciuna.ba (omo docil herramienra en I¿s m¿nos de sus jefes, enlos confusos días que siguieron a Ia < rear;an ae uira.¡untaencabezada por el e:. rirrey es mas dificil jescr_r-

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150

y además debían ofrecer üderazgo politico a úr númeramucho mayor de gente del quc poiia abarcar un ejército urbano. El régimen revolucionario no renÍa empachoen.usaf pala este fin los iBtrumentos dejados por elrégimen anterior. Trató de moülizar a li Iglesiá parac¡e 1o apoyara, obligando a los sacerdotes a da¡ se¡mo-nes sobre las ventajas del nuevo orden poÍtico.3r Usóranbién en medida crecienre a la oolicíá v a los buró-craras menores de Ja admin¡srnciói iudirial controladapor ei Cabildo. Después de la reorganización Cel Cabildoen octubre de 1810 y del rbmbr¿miento de nuevos hom-bres en el puesto de a.lca.ldes y tenientes alcaldes tanto enla ciudad como en el campo, se les dio mayor autoridadsobre la libcrta l )-' propielad de los habitantes de su dis-trito. Dado que las tensiones políticas iban rápiCamentcen aumento como ¡esultado de arnenazas con.rarrevolu-cion¿¡ias. Ia Junra debió confiar cad¿ vez más en susrepresentantes locales, si bien éstos eran a menudoatusado* de actos despórico1. Asr se los pu.o ¿ car8o dela búsqueda de armas no declaradas v se tes permitióimponer castigos muy severos a quienes la" *..i ¿i"".",Su aurori¿ación pas¡ba a ser necesaria para mudarse deun banio ¿ orro, incluso denrro de los iimites de Ia ciu-dad, y en sus funciones podían exigir la colaboración decualquier vecino y carti8arlo si la aluda no era recibidade inmediato. A medida que crecian las ¡ensiones polírica§, estod arnplios poderes fueron interyretado§ con m¡-yor flexibiüdad y las quejas de las víctimas (sospechosospolíticos por deñnición) cayerDn €n oídos so¡dós.

Esta red de autoridad€s Iocales con poderes cada vezmayores pasó a constituir un filt¡o ent¡e el ejército y

y Nol. d. I. Juñta ¡l ob»po dr Bu.nos ^irr,

2r d. ño;.nbr. dc1810, ,e¿Éno ¡v¿.ioñ{¿ ¡, p¡s 89.

r. D.«.to d.r 3t d. jdio d. t9to,ibd.,pá& 47,

MTI,ITARIZAC¡ON REVOI,UO]ONAB¡^ EN B§. AS. 151

§us potenciales reclutas. El servicio voluntario era su'

I'l¿ntado por Ia conscripción de vagos, y los alcald(s yirnientes iran los encargados de determinar quiénes locran y de este modo incorporarlos a fila§. D€ esta y de

otras manerasr las organizaciones policiales adquirieronun srado de eiecutividad mucho ma)or del que alcanza-

,.'i ¿r.u",á l¿ morili¿ación polirico-miljtar de

1806-1807 y de aquella otra que caracierizó a la movi-lización política anterior al derrocamiento del r¿8imencolonial en ,810. Los alcaldes y tenientes no eran r¡nrnero cuerpo de funcionarios ajenos a la sociedad urba_

na v subuibana impuesros a ella por el gobierno centralL,ran elegido" entr; los notables locales. 1a que los me

ior.s candidato" eran en teori¿ aquellos que podianrguardar el orden 1 cumplir sus lunciones con un mini-rio d.

"poy" desde Io áto, pr¡es contaban con sólida§

bases en los distritos que controlaban. EI hecho de que

el sistema policial tuviera elementos de representación

local lo hacía potencialmente peligroso al gobiemo cen-rral. oero lo mismo hubiera ocu-rrido .on una eslrur lura

-á. i','""ir^ri^ v centralizada e in"lu.o si el senlimieñrooolirico popul¡r'hubiese sido mcntts inrenrn: lo§ agenrer

i".,1.' tiná,un ¿ sucumbrr J l¿ lenrJción de usar sus po-

deres relarivamenre independienres no para servir sino pa-

ra Dresionar al sobierno central.Lsro. petiq'á" se descubr;eron de prisa y se elimina-

ron más de prha aún. el ráPido aumen(o de) poder de

los alca.ldes iue facilitado Por conflictos dento del go-

biemo ¡evolucionario, que ya eran evidentes en el último mes de 1810. El §ecretario de la -Junta, Mariano Mo-reno, adherente reciente del g¡uPo revolucionario y anti_

guo partidario de Alzaga, sé cónvirtió en cabeza de laiu"ció" q"e favorecía una politica radical contra losenemigos del movimiento, mientrai que Comelig 9eSaaveára, sintiendo que perdía tereno, se identificaba

TULIO HALPIJX,IN DONCSI

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t52

gradualmente con tácticas más moderadas. El conflicto::l1ló eri nolembre-diciembre de r810. Mo*,;;p;;-verno un rncrdenre menor para ¡elevar a Saaredr¿ delsupremo comando mitirar, que .eürrió robre roda taJunr¿..Sda\edra ditjgió un conlraataque exiroso ortc

lorzar a ta Junr¿ .r incorpoiar tos ¿iputajosncrros en (ruo¿drs y pueblos del Virreinato. ouien¿.er¿n. en su mayorra hosriles al grupo de ¡,t",..J. e.i.acaro,.t¿ de,rsron de I¿ Juntr y se aparró de ella o¡r:mrsion diplomáLica en eran Bretaa,¡.,-

:..o-'*.0: ¿ una muene premarura en ¿¡r¡ mar), p€ro::' :.fl ,9:I:,T""j,yeron influcncia d"nr,o d.i ;.ii;;-xo y ra adhesron_de los revolucionario< más miliianres.¿n marzo dc l8l l. ya se esraban reorganizando en eimarco de la So.iedad pa¡rió¡ica que se reuniá en uno1.^,:: :"t* de I¿ ciudad. El desarro o p".".",;i";;;-no oe l¿ gucrra y Ja adopción por tos moa.rados de iasmrsm¿s potrlr(as que an¡es habi¿n denunciado ,omoJacoorn¿s. dreron nuevo imoe¡u a Ia tacción reciente.mente derorada. Al mismo riempo los amigos de S;;;-ora.omenza.ron ¿ dudar de su dominio soire et ejérci-ro. En un clima de crisis inm¡nenre, ¡os morenistas for-iTl.,,. arary¿ con et Cabildo y organizaron una(ampand conlr¿ et provecro.le deportar a los peninsula-res sott€ros l, onriderados tos m;s probabte. oposiro¡es ¡

que no reni-n tamitia ni ¿rinrimienro eifI?¿rs,., L¿.Junr¿ se rindió anre ta presión de l.r Socied;¡y-oer LaD clo \ \e der IarÁ comptdcida aJ descubrir que susprop¡os sentrmrcnros humanitarios cran ran ampliamenrecompartjdos por tus parrjotas porteños.n

, .:i 11,,.,.".1 de sa¿vedr¿, junro con ta de ros dipura-h¿bri ¡ umenz¿do a de, trnar:

.et ¿s-censo rl podcr tle r¡ fan ión rir¿rl. mjs .o¡.renr. v a..;-

3. C¿.cf¿, 28 d. meo d. rslt, pígs. 62¡-36.

153

,[¡1,r, cra sólo cuestión de tiempo. Sin embargo, et nue-\,' ,rrt()r entra en el escena o político de Buenos Airest,,,r,r restablecer eI equilibrio trastornado por la audacia

'1. l,s morenistas. En la noche del 5 a.l 6 de abril delSll una multitud se reunió una vez más en la PlazaNl,,y(,r y sitió pacificamente al Cabildo y a la fortaleza.(l,'lllo en jomadas ¡evolucionarias ¿rlte ores estaban

I'r(,tcgidos por algunos milita.res, entre ellos los {ieles,,li(iales saavedristas del regimi€nto de pat¡icios. No,'l)stante, el equilibrio entre soldados y civiles había, rnbiado decididamente. También se produjo un caml,¡, llamativo en la composición de los gmpos de civilesrrli» llegaban a la plaza desde los subuñios de la ciu-rl¡d, conducidos por sus alcaldes y tenient€s, que diri,aían abiertamente a los manifesta¡rtes y hacían peticio-ncs en su nomb¡e. La Junt¿ otra vez se doblegó a razo-rrcs de fuerza mayor y adoptó casi todas las medidasirr¡luid¿s en el pet;torio popular. ta misma mayori¿ sáa-vcdrista en la Jurta recordaría m;s tarde con vergüenzacrimo habÍa sido en €sa ocasión salvada por la plebe. Lajomada habra producido rn efecto demasiadas noveda-des inaceptables para los jefes políticos y los grupos es"tablecidos. La p€tición exigía medidas más severas con-tra Ios peni¡s¡.¡la:res: la población c¡iolla de los subu¡-bios no los consideraba -como la élite revolucio¡raúa dela sociedad patriótica amigos ni compadres; más bienlos conocía como codiciosos come¡ciantes al menudeoy poco generosos acreedores. Tampoco la generosidadrecíproca ya usual entre politicos porteños gozaba de laaprobación de la plebe ensoberbecida, que pedía la su,presion de las pensiones e indernnizaciones pecuniariasque temían fuesen otorgadas a quienes se proponianapa$ar del gobiemo.

La clara perspectiva sociopolítica de los nuevos gm-pos que se habian hecho oír el 5 de abril, fue causa de

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154 croN^s¡a EN Bs. as. 155

rr,'l d( un cuerpo de oficiales su¡gido de la élite em no

",1,, cscncial para proseguir con ¡a guerra rcvolucioru¡ia

.tr¡,, rlc suma utilidad para resolver de modo favorable a,¡¡ élite Ios conflictos internos y políticos de la revo-lr¡x''D misma. No es.de extrañar pues que, a la vez

't¡', cmerge un ejército profesional a paxtir de los res-r,¡ ¡lc Ias unidades urbanas, el poder revolucionariortpicre rasgos cada vez más oligiquicos. A pesar d€ §ul¡l.r)logia ndicalizada, la Sociedad Patriótica es pre-, rrrmra de esta tendencia: su objetivo no e¡a el de mo-rrli¿ar nuevos gnrpos en apoyo de la revolución sino diru¡gar nuevas ideas dentro de sector€s ya movilizados.l'.n) aun la Sociedad Pat¡iótica fue paulatinamente per-rlicndo importancia. El papel político decisivo pasó arrirnos de la Logia, sociedad secreta que había tomado¡rl,icrta¡n€nte el poder después del golpe militar de octu-l¡rc de 1812. Así, el nuevo ejército consolidaba el movi¡r¡cnto político que había comenzado poco después del¡» hechos de abril. La Logia agmpaba y disciplinaba¡,'r l¿ m¿yor efica«ia posible al pegueño grupo que,rlrora ejercra el poder pohtico y militar en la Argentinarcvoluciona¡ia. Su creació¡ había "ido consecuencia y.ausa a la vez de un estrechamiento de) orbe políticoporteño y de una creciente coherencia interna del grupogobemante.

El nuevo ejército redefinía su papel político en esenuevo marco, e iba a co solidar un proceso político designo opuesto al que en su momento había sido hechoposible por la formación de la primera milicia urbana.El ejército no tuvo sin embaryo éxito total en el desem-peño de sus nuevas funciones. Enrre octubre de 1812y mediados de 1815, fue sin duda el pilar fundament¡ldel régimen revolucionario en su lucha a la vez cont¡alos realistas, los disidentes federales del Litoral y la opo'sición en la ciudad misma. Pero su apoyo al régimen re-

TULIO I{ALPER,IN DONGHI

ffi*ffiffi$i;'fri,.¡1iiii:::ffi l#rt*{**l*;J.#il.1,: tiji:.¿ recientemcnrc mo,iti,d; ; b,

ffiHt*i#**ri-:ffi.,,.,.;;;;i;'r;; ül;#ll,t '::fl[:"i,.J,?":l;tooa.¡a potrcia pasó a depender dct conrrol dj;¿,. det

f"iliif,lili,'Si.l l'ip,e",* d. ur.Ja., v ,*i*,.,-".

,^. r.lr^ j.".1:...u.".,^ indirecr a pero muy srgn i fi car iva de¡us. aconreomienros de abril d; 18 I,cs,onairzacron det ejérciro. L" .*".,i:".Iu

*fj9" p."-

s*¿rntu,*tffi

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156 TULIO IIALPERTN DONCHI 157

ü¡l ,rl nrirmo tiempo, el gobierno düigió su'lreocupa-rlá¡r p¡¡crna"36 (la expresión misma tenía un sabor de

tmu,n ntgnru no del todo inoportuno) al bienesta.r de los¡rhrrr y rrct'csiradus, esperando así ganar apoyo PoDular.h,. rrv,, ¿xito en etlo: los moderados no eran favoreci-rhr ¡r,,r l.rs clases plebeyas, y ciertos líderes militaresr¡r re habían identificado con el odiado régimen dellll lltlS cmpezaron a gai¡ar nueva popularidad comoFlr¡ t',,1íticos de esa oposición latente.

li,'lx preguntarse por qué las clases plebeyas en Ia, nr¡l,nl lucron tan sordas a quienes apelaban a su propiot trr.§ cn contar con un gobierno ordenado y menores

¡.¡r,¡r ¡nilitares. fodría ser que la militarización más

'lr. uD¡ carga les resultara una bendición. Como mediot¡ rtr l(,grar una redistribución del poder político el nue-v, r¡rrcito hatría primero fom€ntado y ¡uego desalenta.,1,, rrrra ampliación de la base social de éste. Pero en lor¡rrr. sc refiere a l¿ redistribución de ingresos, durante¡rrl,¡s etapas había trabajado en una sola dirccción,rr,'lrliriendo riqucza de los Smpos sociales más elevados.r l,rs más bajos, Como puede verse en las cifras de la(:.¡l¡ dc Buenos Aires, que rapidamenre se estaba conür-fu.n(lo en la Tesorerí¿ de Ia Argentina revolucionaria, el,,^r,, de la guerra se rolcaba predomin¿ntemente en pa-

¡,,s tlc sueldos al ejército." Au¡ si se dcscontarar¡ otros.1.r1(» latemles (aunque no insignificantes) de h milita-

'rrllci¿)n tales como las ventajas otorgadas a los a¡tesa-

¡r¡¡s librcs al absorb€r u1 creciente número de esclavosdr cl ejército, que disminuía la amena¿a €conómica que.ll()s representaban, o bi€n el suryimiento de un nuevo

:. Búdo d.¡ 27 d. .!p,to d. l8l7 robr. l¡.Ú!., d. rrigo y hüin!n, c¿..ra d.l 29 .t¿ agprlo d. l8¡?.

'1 Cf. t É ..i.t Libro Matú ¿¿ C4i¿ (A¡.hivo Ocn.Er dc L N.ción,

sultaba exuemadamen!€ costoso, y no sólo en térmi-nos.de dinero, Al utilizar al .¡.r.iri "o_o

insrrumenroF^.::1.-

p., exca¡encia, €t g"t,i,",o ..""t..io,r,;o-ir.á.irormaoa en. costumbre el uso de l" fr.r- p; ;i;;;.¡: :.-.ry|]:p' intemos. perperuando d.'."; ;;;;

$flilg**:,f *r{.q*s+,l.:#"*llF+rconrento derivado de ello se rraduio en u¡ círctlo ücio-::;:,.;,?ff .'llfl :':..,1.*:$",ff :'.::.iI..#:?;[Ji]f!+"]",i,].Tff 1y,1r,"1.Ji,..í.,T:]li::i:"1.' :'q* eJta.había emergido..Er gori..i" _iii_

i:iiii1ii:{{{{iL:?,1HJ:í;t:rrlir}".,r.";:y-ros resenhmientos comenzaron " ".r.ul-r.. ei ...J1rtmrento aumenró rambién por ta üolencia c<,tidiana, Ji

I:::1" pi"": exigencias de ta guerra y de l,s a;.ot t,.Dremas. además de Ia arroganciá a. rá. .ilt*""."i,i.;'üe [Hl':.pI ffi:l'.[x.,,;1X,119;, -ii.o.o,

",i.7

.Ll gobierno de I¿ élite revolucion-¿ria sutiij ¿sí aisla.

::r li."x,*f, lliii:.:: r,":*m:;ri;: x,:i]ir::::: Ii,::-' "q,.u... mismos ¡ ros quc pe4¡¡..,.,. ¡...rurr uo, ucsmoron,urxfnto de la estru(tura potttlca revo-l:l-p1 ., l8_15. ta reconsrrucción ,. ti,l, _¡.. Our.",m_ul, rtrstntas. Se condenó abi.rtamente ¿ .xrrrm¡smorevo¡uctonanor. y el nuevo sürcma br.có .i, ,acilr.;;;;su rpoyo polirico enrre los gmpos adiÁados de la rocie-

,..""#;l:',,'tri:ffsf,: 'n'oD,e c¡ !.tu,i, ¡,.66ns cs,o¡¿'.

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158 lULIO HAI¡PER¡N DONGgt

mercado de producios anesanales consrituido por el ejer.crto mismo. Ia milita¡üación había creado ocho "milpuestos rentados contando sólo a los Eold¿dos. La sumatotal que se les pagaba va¡iaba de u¡¡ año al otro Fer;gencnalrnenre excedía el millón de pesos. La carga fiscalse enJutaba con nuevos derechos de imporració-n y ex-pofación o bien con contribucion.s exriaordinanaj. Só.lo la prrmera de ésras afectaba a la masa df la pob¡a"don..pero estab¿ más que contrabalanceada por Los be-nehcios que el consumidor gozaba gracias j comerciolbre.otorSado por primera vez en t809 y expandidopor los sucesivos gobiemos rrvolucionariás. Éor orruparte, los derechos de exporación y rts contribucionesextraordrnari¿s só¡o se imponían ¿ los ricos. por ello esmas lacrl comprender las caus¿s de Ia lealt¡d ¿ la aurén-t¡c¿ lrad¡c¡on revolucionaria y republicana, y de la po-pularidad de las guenas de liberación, noras dominanresde ¡a oprnrón polirica plebeya, en Buenos Aircs cn ldetapa posrevolucion¿ria, que (oin.id€ con ta nosralgiade la epoca de hegemonía milirar ¡ guerras ofensiíasque domina a los jetes mititares aerpiazlados en los añosde,l8l6 a .1820. Si la organJzación inrerna y el papelpolíLico del ejercito sutrieron cambios tu¡d'ameiriesdespués de 1810, pese a eUo seguía siendo cier¡o, comoIo.habían señalado los oposirorás a Liniers en lEOg quequrenes conlbmaban ese ejército üren..de l¿s erü-crones que.han aniqülad. el erario... cuando podrrLgTpa¡.s:-rs brazos en las arres. y hacer que prog¡esara laindustna'. Es comprensible que las opiniones de aqrre-llos- que se beneficiaron con esre aspeiro de Ia miliiari-zacrón ha)an diterido substancialmenre de Ia de ao¡r¿_llos que debieron alronLar su desmesurado cosro.

Nicolás Sánchez Albomoz

TRIBUTO ABOUDO, TRIBUTO REPUESTO.INVARIANTES SOCIOECONOMICAS

EN LA BOLI\'IA REPUBLICANA

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I

El 26 de mayo de 1810, al día siguiente que el cabil-do de Buenos Aires hubiera derribado al ürrey y desig-nado una Ju¡ta d€ Gobierno, al otro lado del Atlántico,h Regencia del reino promulgó un Rea.l Decreto extin-guiendo el t buto en Nueva España.r Ambos acont€-cimientos no están relaciolados entre sí, obviünente,pero su simultaneidad es notable y motivo de pa¡adojas.

La decisión de Ia metrópoli con resp€cto a su princi-pal dominio americano coronaba la t€naz campaña C,e-

satada allí en favo¡ de la abolición por reformadoresilustrados como Abad y Queipo.'? En el sur, Ios porte-ños no otorgaron piioridad en su programa revoluciona-rio a la supresión del tributo. En el litoral rioplatense,la cuestión no revestía en efecto la misma acuidad queen otras partes de Améric¿. Los revolucionarios no per-cibieron la urgencia del planteo y sí fueron señsibles alos inconv€nientes. Así fue como mientras el ürreyVenegas de México acataba la ¡esolución y la daba a pu-blicidad en octubre de 1810 y, siet€ meses más tarde,las Cortes españolas €xtendían la exención a todos losdominios americanos, las Juntas provinciales instauradaspor la fuerza expedicionaria despachada desde BuenosAir€s al Atto Peru se aprestaban, en vez, a levantar nue-vas revistas con el propósito de actualizar las listas de

r Arhivó C.¡€ñl d. l. N&iíñ,M¿nco, Ld Cm¡itrció^t 79-A2.. liú.r, Dúhgtuunnt 10-?4.

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162 NICOLAS SANC}IEZ ALBOR¡¡OZ

#":,"1,.":f_,: p^ercepción det impuesro. Fisuras revolu-

;i,".ljiiiiul'Tj"Liil,.T"l':;-:T*'' . :ñ;;;;¿. ro' .omr.ionJJs i;'i"';:j#::,|:l'3 desisnación,,1,.1"n gn"","iJ"a';;,i:#,:.:H:I # JJil::fl:pursado el eJército porteño r," -_:i::.::r'::4iiel, :[]LH Xx',8iil':; i:,:T.T;rigli+"+?tf üT#ddrÍ;+,,*:1**:"",i*l! il;""T.",t"::Iil.,:"j ;::1,::r;;,,' j';n',i:,,ffi lL5:.T.'":::i**sumascua¡¡iosas.jar de obedecÉr J;;;;e.m;'|".|I;:13.r¿ sittración "De.q,. g","u." r;. ii,?ii;üfiü':XÍ.::li,.T#lál

d:

ffiNiffi'*H"T#nl.J,¿L*il,fi *lJr.:#H,JL$fr "ü.ii*3;x::r.,tx,y.i;i;, iii":áfT:ii y*" * *" -.,"

#:fiT,¡+]#*Hie+ffi

t

TRTBUTo ^BoL¡Do.

TR¡BUTo nEpoEaro 163

lrr leytsl hubiera sido el mayor escándalo para los in-¡rrlcntcs y causa de un d*contento general entre los¡rrllos", esc¡ibió e¡ *t Memoria de Cobierno. "No q.ue-rl¡l,¡l otro recu$o -añadia- que el de cumplimentarrr¡rella disposición, estimulando su fidelidad, para que, r¡rcurriesen voluntada¡nente a sostener los gastos dellhtado." Así fue como el vüey estableció una cont¡i[l¡(ión voluntaria de los indios. La medida Íevestía ca-rA(:tcr tempoBl. Las Cortes habían previsto la sustitu-r¡¿rn del tributo por otro impuesto que deberían abonartoda! lar clases del Estado y no sola¡nente los aboríge-rrc¡. La implantación de esta única y di¡ecta cont¡ibu-rión personal resultaba empero "más onerosa pam aqué-llos [os indios] y de laborioso y difícil establecimien-to cn el reino".' Agréguese que podía suscitar la enemi-ga d€ Ias clases antes,exentas. El nüevo impuesto quedópues relegado y se volvió al antiguo sistema, so capa detasa volunta¡ia.

Una vcz lib¡e de su prisión m Francia y restablecidocn el trono absoluto, Fernando VII rectificó en estecampo tarnbién la política de lar Cortes. El l! de mayode 1815 emitió una Real Cédula por la que restablecía"la obügación de los natuales con €l nombre de cont¡i'bución".5 Cambio sem¡ántico para la misma caiga. La

a ^ÉÉ\

M¿ñorü, L 28&292. Supiim¡dó .l nibuto .n la Audimci¿& Gú.t hrt¡, .l pE id.nt. But!¡út. ap.ló igú¡lm.¡t. ¿ ld indi6 D&qu. .ontüua¡a d¡nrto tru.b¡! d. ¡...lt d y p¿tnotimo ha.i.¡do .onÚi-bucio.¡ (r3r2r: wonM "cov.mm.nt ú.¡uc": 27?. Coño .. d¿ iupcftr, I¡tlliñada co¡dbu.ióú voluntúi. fu. m.l Eibirt¡ po¡ 16 r¡ru¡al.s.tñbay.qu., cuyo .ab¡do nabía.BEdccirlo l. a¡,olición d.l ribulo.l 1t d.atubrc d€ 1811, prot lió lu¿go por Ia i¡kodu.ciÉn dc la nuaa cúga ñk.¡:Atul,,¡. La.a$d,1146,

' At..dL itño/üt !28. E¡ l. "I¡'tro..ió¡ m.tódio... pe cl.obro, crt.¡o... d. lo qú lb d. p.!u ¡s indior co¡ .l ti'tulo d. útridco¡t¡ibución .n ¡¡ prcpi ceiüd qú grüfrío .on Gl trituto", uetor, Emdo Rtria &nucabi, d t4 d. i¡lio <lc 1815, l¿. inción d.l

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164 NICOLAS §ANC¡¡EZ ALBOR¡{OZ T¡IBUTO A'OIJDO. ABIAUT{) AEIUE¡¡]IO 165

cn 1820 no rcivindicó en cstc punto el legado de lasCortes dc Cídiz. Esta vez los libcrales sc most¡aron h¿u-to más pn¡dentes cn mate¡ia ñscal. La Junt¡ Plovisionaldecidió no in¡ovar ñientras no sc hallaran mcdios Pa¡asr¡stituh cl tributoi

En 1E25, cl dor¡inio cspañol concluyó al fin en elA.lto Pcni. En medio de los regocüos por la Indcp€ndcn-cia, el 22 de diciembre de cse año, Bolívar repitió cnChuquisaca el Sesto solemne de suprimir una vcz más

"la contribució¡ unpucsta a loc indígcnas pot cl gobicr-no esperñol con el [ombrc de tributo". El vocabula¡iofuc en esta ocariór más lobrio y leSallstico que cn cldecreto precr¡¡sor de Cúcuta, en que quedó exúnguidopara la Gran Colombia.ro

En ta nación a punto dé toma¡ el nombre de Bolíva¡,

t Ltu lt , L¿ c@s: ü.r. En úryo <t tE2r, .l a.¡.r¡l Std PM..ió d ú¡. o@iom

qu. hrbri. d. lup¡iDir .l tnhuto. Un ñd d.tDué¡ o¡doó conffiErdt.l. ,u*c ¡ón {k L. visn.!. lo¡ s DÉ, BollE .¡tct.üó .t Alto P.rú L.boli.ióD &@¿d¡ d cúco .r 4 & iulio. t¡ D.r¡irb tu t@.¡b o ¡¿Pú cl 19 & agoío. No obrt!¡t .t¡¡ E otúioE ,l¡ criüciór frmrl ¡o¡1.!ó hút. .t 22 d. dicicñbr. y €mpdó a rcSir a púti¡ d.l prima dís d.l.no ngunnk, .¡ &.L qú lo. irdiot d.bidr h&d.l .trt ro d. dici.Ébr.¡L ¿qud .no lño & @ruútl.: ¡,oiftú, TLa pñn t ,1{,3. E¡ d.@tofia@ .n bótitiz, Col¿¿ciór ofícn¡r, I: 100-101. Se M¡nín ¡bolió .l tíbu":o .n P.rl¡ por d.cEto L.n.do .r Lin..l 27 d. .ge¡to d. 182¡: PG!ú,CoLc.i6¡ ü Lra. ¡: 2r. rn ky @?¡d. Ed .r Co¡grcp d. Cú@i.,preñ'nt¡d¡ .l l¡ d. oc-tubr. dc tEzl, M. ¡n': "Lo¡ irdí8.¡u rL coloú-bil, [ú.do! indio! pd Gl Códigp c¡p.ñol, no p.gü¡¡ ¿n ló Énid.rc .liñDúno c@eido con c¡ d.ahd.trt. mñhi. d. Eiburo'i UDiwrn&dC.nri¡¡ d. V@úcl¡, C¡.,po ¿. Lr..¡ A2J3t, . M¿taútLt, I tog"tlo.Rcd&dclc qu. y¡ .nton..r l¿ d¿liEú¡ción ófici¡l .ñ @rtrlbu.ión. I¿.f.ciilidad d. ¡Á.tcy d. Cúot¿ tu ¡lhit¿.h. Al @nqúilto Ed.dór, SuG.¡En¿ió s .l@ . ér. i.ritorio, p.e Do¡íw,.n @ iL o! f..dL&t.xt¡rcrdiúis, rurp.ndió tu apüdcló^. Uñ d.ftto d. §útad.r! .¡. juliod. 1824, Étuvo .l tnbub por.l ti.ñpo quc duñ.1.lu.h.. U¡ t rcio d.lú Ent &l T..@ & Qúito prccda d. 6r. ¡bEüdtc Sul{&r !oDDrimi6 lin lm6t a ci.s d. 1826: Búüfti, 7¡. Sdt ¡¡rd A.d,n¿l176.176.

retauración hacía un¿ cu¡iosa concesión al vocabularioliberal. EI témino supone aqü$c.ncia y no imposición._-Its autoridades novohispaDd dieron'targas j asunto.EI tributo nunca volüó a percibirse a-üí en-su forma an-tigua.o La disposición fue obedecida e.n cambio etr Nu€_va Cranada y Peni, dando lu8ar a r6istencias esDorá_dicas por pafia de los convocados a cont¡ibuir.7 L! cé-dula sc promulgó cn Pe¡ú cl 5 dc octubre dc t8t5, po-co antes, por, cierto, de

.que_ Ia¡ tropas a¡gantina§, que

¡nvadi¿rn penódicamente el altiplano, fueran cxpukaáaspor tercera y última vez. por mrá¡ de nucve años, ta con-tribución. fernandina fue recolectada cn el A.lio pcni,basüón dGI realsmo. A pesar dc las agiracioncs y dili-cultadcr con que tlopezaba, Ia Haciendi colonial'siflrióoperando con eñcicncia en el ramo de lecaudación_f EI¡catabl€cimicnto dcl regimen constitucio¡ral en España

P,,::^":,i[:f"f, ffi m;;,ffi"L5,#i.if "*jri;Mr* . h ob¡<¡óD dd-qib!¡o o & Ed¡Dú ,u Dñn.o Ebbt.cini.nlo.,y, ryr!:1"d, 2t2-2¡t, cit¡ .t i^foñ. d.t ñ¡c.t d.t !.ni.t 19 .r.

d. h ¡boüción, qu. ju¡áb¡ p¡.Dduh. AmcPhhoiD d. dE iDpkro. Et Coeio rt tndiú ssib¡ó .t 22 dc dicÉbbr d. lSta u¡ di.reo .¡ r¡vd ¡. ch hcdiü,,-.: [¡:T, cdt.h-F¡¡,r¡ó.¡ E¡trbt..imi6ro .r.¡ Eiburo.¡ M&icórldñ,, ae.trtu t tt 2¡r). CoD obvio p,!pó,nb dit¡rorio .t ¡l,.at &lcrdoror..rró d..to irr.nd.úd hfoñ p¡¡ricute¡, i Is ü¡r¿ d. to, oj;;;Eror!.rri. r¡ &cirtón nuDcr tt.8ó:

^te¡4 flnroñn.41299.

" ,l &i.lo.hd+ t_J'p'¡E.. d.l.

^udi.Ei. & euiro, * sbttun.rd. lBtT ue.t su¡.io d.l mbl.cimi.nto d.t riburoaodúó üt ¡ pq 13, CdE.. Lo¡ orEo c¿hccixú .t. t, **¿o .* i*@.mos qu..o l6t,l h.b''u .n.!¡.¡.do ur ñorin .n conü¡ d( ¡¡ s.E-,o c 868ñ0 oNt¡tlcioñd: E úlr, dúrdü: rO4.

¡, No rA!,r Eoudó h Fc¡ud.cióni @bién tr prá(tic! .tc.t.ctuúEq ú D.hódr(4 D. (¡b ¡po6. .t Anhivo N.cún l d. ao[vi¡. 6iT,;:ffii#.tTfif,i?lTb v¡EY2hs! & 1816, d' cñiÁú.

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166 N¡cor¡as sa¡rcHEz ALBoRNoz

los indios fue¡on exceptuados del impüesto particutarpor clase, mas por el atículo 4r del mismo decreto que-daban sujetos en vez a una cont¡ibucién pe¡sonal gene-!al. Todo hombre de entre 18 y 60 años dc edad debe-ria abona¡la, salvo loa militares, inválido3 y otros. La ra-za no constituía eximente. A razón de tres pe§os anua-lcs, el indio ga¡aba una rebaja sustancial. La suma equi-vala a menos de la ñitad d€ cuanto pagaba la generali-dad antes. Blancos y mestizos recibirron cn carnbio elrru€vo grava.nen como indeseable.rr La implementaciónde la medida r€queda po¡ lo demás el levantamiento d€un ccnso Senerr. El reglamento correspondiente fueaprobado por Sucre el 29 de enero de 1826; pero elemp adronamiento nunca tuvo lugar.l2

Disipados los humos de las celebraciones, el gobiemocmpezó a pe¡cibü los inconvenient€s suscitados por larefolma fiscal. La recaudación se había reducido por se-gundo año consecutivo, en comparación con épocas me-jores. Mientras tanto, el eürio tenía que hacer frente agastos crecidos mediante exaccioñcs extraordinarias opr¿stamos (cuadro rtiLm. 1). En julio de 1826, el minis-tro de Hacienda, Madero, manif€stó a la AsambleaConstituyente que Suc¡e, el héroe venezolano dejadopor Bolívar a cargo del poder ejecutivo, había sido so-metido a presión po¡ los prefectos de los departam€ntosa fin de que se los autorüara a cobrax el t¿rcio de San

Juan. Ante las rcclamaciones, el presidente había cedi-do. Made¡o p¡opuso además a la Asamblea que se ¡esta-bleciem el tributo en las á¡ea¡ rurales y que en las ciu-dades se mantuüera la cont¡ibución directa. Et 31 de

\t Lo.tu@, rn¿ ptun¡t.t 4O4 .n rd.¡.nrc, r.o¡. dlriú E6on l.trL blú.os y ñ6tüor, el .omo ¡s Eeci6¡ iL L prú¡, .drtB . t¡

\2 Boliti\ Col¿..i6n ofuial,lt 726.

TEIAUfO ABOf,¡DO, 1R¡BUTO ñEPUEATO 167

julio sc reimplantó la antigua exacción, con opción pa¡¿abroSa¡la en 1E27. Sucr€ firmó la ley el 2 áe agásto.Cumplido el plazo, ét mismo dio por cáncluido el tteri-nato y legisló con carácter definitivo: "Los indígcnasquedan sujetos a la contribución que hán satisfecho has-ta ahora", reza el artículo I de la declaración del 27 dediciemb¡e de 1827.'3

CUADRO IB.éntú icc¡ud¡das cn cl Alto Pdú

lE20.la27(cnp.sd

l2lE20 566.469 2.00&8901821 601.5t0 1.781.697ta22 667.557 1.623.981¡823 t79.X72 7.619.t24L824 3,t4.351 1.096.129182' 490.2?3 1,602.1961826 624.655 t-513.É16),427 621.113 1.57!.501

i Co¡t tb.6perrlbqto uár prbtúd

5¡t28 497.66134 . 39,r.5984r !15.90435 399.,14931 259.6353t 242.02740_39-

Nora: ¡824: falra d.r6 d€ Potorí; 1820 . 1824: ñ los rotál€s f¡lt¡n t .ñtú d€ §et¡ CM d¿ l¡ Si€E!, dond. no 5c .obñba trihurd;1825: .l tor.¡ in oñpt.io -infolmóón d. Poto!í ióto .t attli dici.úbÉ; I¡ P¿, dc f.brcrc ¿ diciobrc. A p.¡rii d. 1826,nueva €ontabilida¿

[u.nt : Lohtrom. Th. PrcDiF: 606-611 .

tt L¡f,,nú,Ihe pññk4 426427. r4y dt 2 it ago.tó d. ¡826.nBóliil, Colec.í6n of.aal, lt 251-258i l. d. 27 dc dici€ñüE d. lE27:393-395,

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168 N¡COÍJAS SA!{CHEZ AT,BORNOZ TBIBI'TO ABO¿IDO. TiIBUTO BEPUESTO 169

_ l-as ilusiones prüneras se iban esfumando. El idea¡is-

::_:: h+b" en rerbada. Anre las premuras de la Ha-(¡E¡rua, qurenes conceblan Ia emancipación "o*o un r.-¡elo,de poderes. antes que como el inicio de * o;;revorucronano, justificaban toda u.,it.d pr"g*;ri;;. ü;ta.l¿rnle

.conseNador prevalecía por aoqui.r.. fotiu;a nosr ha[aba sola. peru siguió .t .L." a.i.r..", . in.lurácl propio Libertador, por decrelo a;cruto.ial, reimfilrllTiÍ,.]l,jil"'r*,u" personar de indígenas en ra iiran

,-*":"':]:i.t?, de Boh.var de nuevo era ravorecer a Iosrnoros,sahend.o a.l encutntro de los ¿busos a que se los,som:tia :r.' el sur d€ la repúb¡ica. Aunque

",,siiruau po,

] ¡11c,ia"q= imperantes en Eruador. ta t.y ,. "pí¿:::":,:l^I:.*1, g,."nada. venezuela. en cambio, nun.L¿ Lunrpumenro el dtctado del Liherrrd6¡. ¡u¡ ..¡..*.de borrar lo que habia suscrito de su puño, BolÍvar es-tapa dispuesro a admitir que to, propa.i,o. g"n.Á*,T: :.1*'I" rorundamenre en iúcuta no se habíanmarenalrzado en la forma apetecida v que la aboliciónder rnburo. hab¡a dejado peor p*,aá, I r". i,a;g.,á..::...1_-l.iq.^.::d.2r der'decráto dic¡aronar de l5 de:::rir.. o: t828 reconocú qu. r"" i,aig.",, is,"ruai,por rey a los demás cotombianos ..t.¡. á. h"tli _4á-

:::i$.i,ii:,ixÍ,.::.:::,"i:.r" i,*l::iT,,i.,L:l.,,..:;Í,il.",*

m;fl¿itnlt,uttl"1'.ffi ,i:i,ffi :*I..*,;x

*-+#^'***'¡fl{f#f,*rym

tI

rado su condición, se ha empeorado", y, en el 3e, "quelos mismos indígenas desean generalmente... pagar sólouna contribución personal, quedando excntos de las car-gas y pensiones anejas a los demás ciudadanos del Esta-do". Bolívar había pedido parecer antes a una Comisió¡rde Letrados del Ecuador. El dictamen fue categórico.rsCabe sospechar sin embargo que los Ietrados tradujerona una fraseología humanitari¿ urgencias mÁ elementa-les, sabiendo explotar la ñbra generosa de Bolívar parahac€¡Ie adoptar una ¡e¡olución qu€ en otras p¡utes -Pe-ru o Boliüa- tomaban el aire de una mera necesidadfsca.l. La Hacienda dc Ecuador mal podía prescindir delos doscienLos mil pesos que rendá los'rributos. La5rentas rora.les ascendrán a unos 590.000. EI triburo inci-día en ellas por eI estilo que en Bolivia (cuadro nríun. l) oen Peni.16

r¡ EI .kcro dc 15 d. dtrbr. d. 1828 d.rjsnó r.c¡ud¡dor.r pah to,dntrib¡ ¿@iqiúor d. Lója, CEno. Alen, Riobmba cu@dr, Am-b¿to. l¡raMsa, Quito. OEElo, I¡dm. Cuyaquit, MMaü, Máas, ¡r(hldlu

' Esrd&¡. Cón ultsiorid¡d $ d.jis¡em r¿t., tunciorio, püa

\u.E Grd¡¡iá .n l¡ f.chi qú e indiÉ: CundifEmúca, Boyácí y C.yd-n¡ ll8 djdñbF 1828). U6¿E ) Chócontá (24 dicieñbE), C&raR (7.rro 1829), Antioquí¡ (9.n€ro), Pñpt@a ¡¡5 cn.ro), Bosorá y Fúef3 f.brrc). Soci.d¡d Bolwid¿, !¡ ttOta: 256, SO7, go8a 3lO. 402 y407. l¿ Comnid rL t trados, r€uid. po¡ o¡&n dcl Lib.ir¡dq p ;.studiar l¡ situción d. lú indístEr a .t Depart ñénto dcl Su, ;idóun infomc.n qu. dcci!: "Él indio .s l. pEsa infaüb¡. d.l nás tuc¡t , yradi. d.j. d€ Erlo É.p.cto d. u¡ &¡ ts ab¿tido y mi¡dablc". ..L. t ád.l t¡ibuto -¡s.8.¡¿- Ls d.f.¡dii dc sén€jdr.s' .r.*iorc,, pug cr¡@ co"tribuci@ tuia. Aboüdo d tnbuto, h. Bído ro6e lo, in¿io. ú¿¡nb. d. aLmida<l¿s, d€ ltEoa qu., .r cmbió dc lm igualdád nminal,hd pddido lú g¡Blid ciü|.¡ a qE d.biú lá .xmcian ac oryu4rul.r'. "D.¡& qu. ¿l iñdio p¿s¡b¡ .u tasa irüafa qu.dab¡ Ub; d.okai nolcstia. d. put d.l ñ!có, pudiendo i¡t.oducn 3in.sto¡ho al nd.odo lG efdid d. su industriá pda rcducnlos i dire¡o. Sus pobr.r . gs,:on ahora rcg¡rmdd. d .ri{¡u v p.ñionadd ¡ td pu.íú d.to, t"g*i.-Lii\úo Agtin, Lat sr@des únfln¡ot,3: t96.

r. A fims dd pqrcdo @toni¡..t ributo prodDcia 3O.0OO p.¡orsu¡l.s cn V.Ercla; cn Nu.E crú¡d¿, 47.000, Sobr. un totd d. ¿ntu

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r70

Eolivia abolió el tributo varias vcces, aunquc tan sóloen el papel: tan pronto como sc lo exti¡¡guía, renacíabajo rótulo dbtinto. La nueva dcsignaciór¡ revelaba uncambio en la ideología imie¡antc. Ahora bicn, la modi-ficación no iba más allá del plano vcrbal. No afcctaba alsfutcma socioeconómico cn el quc cl gravamcn se nutría.Al perdurar, el t¡ibuto contribula a su vcz a que la so-ciedad perrn¿ncciera dcnÍo de los moldes establccidos.El gorro flgio dc la repúlrlica sa posaba sobre ¡m cucr-po todavía coloíial.

Larga intcmrpción no hubo en la pelcepción. Ni si"quicE dura¡tc e[ corto tiempo que medió cntrb cl !cin-greso de las Eopas rcalista.s y la imposición por Abascaldc la contúbución "voluntaria", llcgaron a vcncer mu-chos tercior sin que los indios tuvieran qu€ presentarBea pagar. Si lograron eludir por cntonces su obligación,más fue en razón del desquicio administrativo ocasiona-do por las inusiones porteñas o por la actividad Suerfi-llera en I¿¡ zonas bajo dominio de las Republiquetas.

.q¡í & 2.,1O0.0O0 p.er. .l Eibu.ó EpÉ.nrab¡ u 2 pq. .irto ¡L ¡.Rc.ud¡.ión dul Orpñ. Vi,qú.2, ,d¡Jrr¡r 37. En Quilo, e r.ndiñi.¡-lo &.ld.b. ¡¡ 36 pó. ci.nto d. lor ins¡.ror d. la Pr..id.ncia: S&r¿Sobt cl ia¿io .cu¡ondo: 136.137. En 1799, P.¡á pd€ibir, po¡ N pú&,und 900.000 D.!os cn conccpto dc tribuio, conE¿ u tor¡l dc 4.800.000,o E..l l8 por .i¡tó rr. la Ents: EÉh¡i¡d.,

^1|.¿itc¡tust 220. Aú

o&do h Dnm. rdra a&adi. cn M¿i@ . l.m0.U)0,Fror .ño .¡daio contab¡, €n 1808, co, uos 20 millon.s pór ano, h in.id.tr.i..r¡tú ¡610 dcl 6 por ciaro: AhháI! ¡1¡tloria l:39. Ari É crplie cóño¡.Elró 6ár licil prcrci tir dcl inpucro.n M¿xico, Colñbir y V¿Ez¡.-l¡, qu..n E.u.¡or, P.rú y Do¡ivia D.nr.o dc¡ tcEitdio d. ¡a ¡.públio

^,8.¡tiú, ¿¡ uibuto fu. i¡Eodúcido ¡.d. .n $ porcióo ndc.idor.t-

En l?90 propordomba ú 29 por cn¡lo d. lo! ¡.dr!d .1. la Inr.nd.r.iad. S.lr¡: Xlc¡a L¿t f¡n ¡zat ?^r^.1 .ai\¡to d. la úción, la. p¿rdidarindrridú por ru rüpr.i!ór ro tioc punlo d. .or¡pú¡crón con.¡ d.r;

4t. fi¡al c¡ur.do por ota [email protected] ¡.i.s. Todo int¿nto d. r.rrE-..d <l.l niño caci. .qüi ¿ la lü@ ¡rguturr.l $. Éni¡.n Boüt¡.

'I¡IBUT O AAOf¡¡a¡Or TBrlr¡,'\o itPt'itlo l7 t

Más rarde, Ia independencia tamPoco Provocó disconti

""i4.¿. f,i .u"¿.o'nri-. l, que_ abarca las cucntas dcl

".ii"¿" ..iti"" de araDsición, ca indicativo. Los ingrcsot'Áiá"i.. agút' año, pcto el crario no qucdó huérfano

dc tal renta.--U tln f"ri¿"a de la¡ revistas se perdió por un ticm-

.". it i",*"f que en una época agitada corno aquélla

i, admini¡tración se esforzara por r€cauda¡ y no tanto

"". ."*Air* la basc de imposición Sin cmbargo' fuc-

ion r.unrrdada, lan pronto cómo 1828 Las maL¡icula¡ sc

i-anta¡on -sospeciamos- con ar¡da dc funciona¡iosI" r" Á".- ."f"'ri¡. auchos en la matcria. Al menos, cl

-¿toao' scsuido fue el mismo. EI presid(nte Santa Cruz

¡pio¡ó en"l83l nn Reghmento ¡k maÜícuh Salvo mo';írú;. me .'ore", icprod.¡cc la l¡tst¡ucción metódica

foríBda por el visitadoiEscobcdo en 1784' Los recücn_

io. .. m.i..o" .o" p..iodicidad, aunqtre no regularn€nlc'i-o. o"¿to"." de lá época se cncuenrran depositadtx en

¡ i.iJo oto."4.",.'del Tribunal General dé' f¿lbres

oue custoiia el A¡chivo Nacional en Sucre' Ot¡os 3€

Li-¿*-.i i.o".i,-ios departament¿les o locales t' La

i..r.nciu dem,.estt" constancia en el proceder'

L D. úr rei¡ióñ Épid. dGI fondo &l Trüs¡l N¡cior¡l d' Cu'rlÚ'*.r'1". ¡¡*i.""r. sud, @rcluños q!' la Kción coñu'n' ant'nÚ v

li.',i-' "."',i'r-iá-.,,i. ¿. ,orú n.i tr. Fürita¡ o Pcdrm*-año Por';;'ild;á;;;;;;;;;i¡Enrr L¡ ürE ño 'r coñP¡cta r.82E: Púi''ii',".- ii:-áir, i¡zg, cñlret ' Po¡dl {cdádo)r l85l: Ydp'*'rü;: i;;"#, ó**r.¡,'rmiai r83!: sin¡ii r8!'r: Púi" Lec¡¡i.-'.-; e'.u¿, tsse' ¡acein LÑejá, ohaluvo! lüi¡' TomiE M!ir.'::li;ii, ;:;;,'i¡-;i,'s-;.r.; vutu'c;'i t s{3' YúPrñ6' L' P' lcd'-,^i. ri¿¿ ¡-,r'.r.'-t. rccrc¿do). Arqu., Muqu.' TaP{úr, ch'riñü', ;;;;,;-iá io+di cri-; t¡rzi c-''s'l r¿ Pu (cdodo)r

i;;;; ;;jál-,'i.p"-i t85o: coch¡bmb' (c'n'do) criat rE5r:.r&i..,,i, Idíri v.i*, r*.¡, c"-sr!. Lr.dja, L' P' c'rc¡do)r rE¡':I""lili.;j""11*ll ia?i; i';;;i, ñiei .r,+', v-p"*' o*o (c'rc!do);

i;;;:";":i;'i";;; r.,qu., t, r"' (c'r¡do) Y'húr&! chlvúr¡'iiJp"¡*,'lóoc-p.i",r rcd'¿d"r' r;rdPa§ chtrhs {un '¡ñ)'

lscr'

Nf corra3 S^ncrf rz Al¡¡ottt{oz

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t72

Los ministros de hacienda solieron publicar la memo.ria que elevaban anualmente al Congreso de la Nación.Cada una contiene información sobre el presupuestovencido. Disc¡imina los ingresos por rentas, Posiblemen-te, sus sifras no son intachables. Una inspección minu-ciosa de los Iibros de cuenta quizá suscitara correcciones.Por lo demás, la s€rie, incomplrta por omisión o porpérdida ulte¡ior, cubr€ apenas má de medio siglo. Em-pieza en 1831 y concluye en 1882. Los datos anual€sson Ia mitad: veinticinco. Faltan noticias para veintiséisaños intermedios. No obstante, al efecto que persegui-mos aquí, la serie manifiesta la evolución de los recu¡-sos de la República.l¡

TmiDa, Ydpaa6; ¡862: LÉ2, Por.o; 1863: yunsls, Ayopaya, Ch¡.yant¡, A¡qu€; 1864: Cdúe¡., Oúo; 1866: Por@i 1867: Lipe, Tap¡Éri,Inqui¡iü, Ayopaya, C&ú8as, Ai$., Totoia, Ympah.r, Tmie, Orúo(caÉAo)r 1868: coch¿b¿nh. (c.¡6dó);1869: !uBtá; l87l: chayer¡,Clia, Puj.¡, Ing¡vi, §icúi6, A.qu., Sinti, Cúmgar, Tonira; ¡872: To,ñ¡M, Mizqu., Po¡co; 1874: Póto.í (Caado), YMpda.s; 187?: Sicsio,CIBrat¡, Pdi¡, Tar¿t¿, Yúpáh.., Porco, Llp@; 1879: lomi@; 1881:Porco (Ectiliftid)j t89l: Yúpm$.

E¡ cl A¡chivo d. la Casa d. la Moncd¿ dc ¡otdí r en.únrú padren.r tárdioi, akunoÉ dupli@dos d. ld d. §nd. ót.os iExisic¡r.s alli.I¡cr¡o¡ podido v.¡ ld d. P.rco, ¡855 y 1877; Chayúra, 1857j Chichás.1860 y 1871; N@Chichas y Sud-Chich¡.! I87?; y Líp.z, ¡862 y 1867.

,. L. .or..ción & m.mo.is fu. fomad. por Gab¡i.¡ R.¡¿ Mor¿no.I¡ ljlia d. Id consult¡d.s, con infdtució¡ nmoica, es: Ejc¡ci.io fiscát& 1831 (de h sum r..aúdada, 650.119 p€sos fudon devcngados.ú año;66.424 rd añoi eb.ioerr ¡s¡¿d, generdL de Ia Re?iúno Boli!¡Mo,l8!2t tA32: Ne^oria ¿.1 ñ¡nirtro d. Háci.nda Lan, t333ilA$. tumb,rn La¡¿" 1834i 1835 y 1336: Méñot¡. Leñói¡., l9nTi IASA. MemotkH.Gdia, 1839; ¡839: ¡l¿-o.r¡ Agüift, 1840; I84l: Mmo,i ¡cmá¡d.z,1843: 1843: M,ro¡ia BuitBso, 181+; 1A44, ¡l¿ñotia Ae¡i¡É, 1846; 1846y 18411 Mñorú Tórico, 1848; 1848 y 1849: Mmorir Btrrillo, 1850;1852, 1853 y 1Aó4: eñorh R¿y.!, 1855; 1862: Mñó¡ío \Júna¡ros,1863; 1863: ¡r¿ñ¿n¡ AsuiEe, 1a64; 1861: Meñana Lrsúa, 1868r 1868 y\469. M.noi¿ L^sú, lATOt rA71: Meñoda CóEal, 1872; l8a0r rtf ¿tü vir¡eón, 1384; lAa2: M.ñati¿ A¡eibar, la$, Archiú N&iona],Suo.: M 34¡, M 355, M 372, M 585, M 753, M ?6?, M 768,M 781,M8¡1, M 813, M 883,Ilaci¿nda 1377, 1880, t882, 1887 y 1888.

TRIBUÍO ABOL¡DO' T&¡BUTO REPUESÍO I73

F,n el cüadro número 2 ext¡aemos, d€ ent¡e todos los

-¡r"...f *.t" d€ la contribución indígena (columna

rl. Los núñeros no denoran la capacidad contrlbutlva

,i,J á. r* i"a¡"t. En un ¡Ñsmo ijercicio se cobraban

i'i1J' t"*r' i."".¡d¿s v p¿Jte de ias devengadas tn.el'l* 'Ñ""- ll..¿ a .obr¿rie la rotalidad de lo debido'

i;:;;; Ji- arrastra$e. En la columna 2 risura la

l"]..¿" "rá,...,.¡

entre el monro de los tributos pre-

-*;;;;i;';';i ;;'.ibido; a su manera. indica éste ra

"t;.tividad de Ia recaudación'"';."i;;;, 3 del mismo cuadro recoge el Producto,.",r i"iJl-ót"p""i."do de tales magnitudes más las Par-

i'-i-."'á.r1¡ürt"' cabrá hallar en qué proporción cste

-^vanrn ¿.limenraba ¿l toral' En lE55' por €Jem_

it"- a. t.zss.ogs pesos entr¿dos en l,s arcas naclona_

ñ'6??.¿r+ h¿bíai sido Senerados por el rribt'¡ro La

r".14.".i, .t á.i ss.s p",- titnto, mayor qle otra del

"críodo colonial, cuando. en 1790' éste solo equrv¿lla

:i';;;'-.;;;,;i' En un principio' Ia Repúbri'a Perdió

" üo m"neuar rentas susranciale" como las que Produ

,;"" f"t- ""i.* arsentiter¿s de Potosí l-as disponibili-

i,l.t á.1 i...- 'pe,-an";e'on por debajo de las del

""r.i..". ."f.¡a hiast¿ los anos 4d Corto de dinero¡' el

ir;" *ptlfi.t"" mal iba a prescindir de un ingre§o se-

cufo.u-f"u or..l¿n en t¿vor del montenimiento d€l tributo

,1.b- :;;;;v.;." unas regiones que en "rras N:rural'

'*,,r". .,,,rs ' a.r"nguban más en virtud d€ su mayor

N¡COI]AS SANCI{EZ ALBOR¡¡OZ

a Diú o. L Trm¡¡d.onrspondnrr' al ¡ñÓ li!'rl d' 1867 1ó

^"1r"i"1,,r*,-,.i"i"-¿^ - ¡a,,-* 'n rus'' de p"":' t'n d,,-4," ,¡^.) h.mo! r€du

'do la ' ihÁ d uná un'd2d t mrmk 'r¿on,l"ili-".". -. ñ ""r¡-"i

c¡iúab.r (s!ü,¿l: ¿p¿ndi"' ll há Fn'¿o

- "-L,"-ra.'¿ a. ,onculor ¿demá' Ia'V€nmÚ dr Hcci'ndá 'dFrpon'11,."i.. r." "*" t842. r845, t8s1, 1816. l8?l v l3a6'

'e Í\kta. "L¿s fMüas"'

Page 92: HALPERING DONGHI Tulio. El Ocaso Del Regimen Colonial

t74

r8!lt8!?r8!!18!!l8!61838r8!9t84¡184!18/f1

l8161847t8481849

1852IE5!185,f

1862t86!lE67lE681869

l87l¡880

1882

t.412.tm?.05E.909

2.15t.?!51.909.{?{2.39&{06

2.39r,8662.49t.8632.441.7592.i00.0!92311-5i62.ra1.y12.531.t29

2.780.186&229.E91

r.090.t993.697.0164.645.435

,.oa7.f795.366.ta2

I

42,75!!,8939,03

3E,5549,04

t2,6A36,20

31.14

t9,63'!t,9a,6,1035,23?6,852?,12

2E,0o2t,97t9,69

zr,t7tt¡tt7,2112,794,22

¡!,?5ún

Gtr p.¡o.)l2!l

Por..nr!co¡rrürdótr j. d. to for¡,mdi.t¡.¡@ 66ndo d. L¡ü..d. q d..iór EtroltP.rr) cor to cobad¡r¡d.u¡h¡io (pGE¡)

iii.iíi §iíi l:ifftr91!.92! e3,6s r.?58.osr95,57 r.59!.ra0

NrcoL^s S^NC¡¡EZ al,BoRNOZ

CUADRO 2

R..t ! EeEd.d.,.¡ Botivb, ¡83t-la8l

ÍR,BU?O ABOL¡DO. TiIBI'TO Bú'UESTO I75

población y riqueza. En 1827, La Paz proporcionaba cl42 por ciento dc Ia surna rccauüda por conccpto dc¡ ontribució¡ indigcnal; scgula Potosí con un 29, lucgooruro con 12. Chuquisaca y Cochabarnba, ma¡ginalcs,rcmitían un 9 y 7 por ciento, respectivamente. Iás pro-porciones no eran fijas, pero oscilaban en tomo de cstosrrúmeros, salvo casos dc accidcnte, como ocurnó duran-tc el año c¡ítico dc 1824 (cua&o núm. 3). I¿s Mcmo-rias de Hacienda posterior$ ¡ara vez b¡indan info¡ma-ción desagregada por región. No e¡ el caso dc la de1838. La Paz, Potosí y Oruro seguían entonces q)ortan-do, entre Ias t¡es, €l 85,6 por ciento del producto dclrarrp, contra sólo ufl 16 €ntle Cochabamba y Sucre. Co.bia, la actual provincia chilena de Atacama, contribuíauna insignificancia. El Ben¡, Santa Cruz y Tarija pcrmanc-cían exentrs de tal contribüción.,o

CUADRO 3

fibút6 !.oúd¡dor.¡ lt2cr827 pd i.!ior6(d p6od

cLj$f r"tu H[ o,o L¡iz ror¡¡

759.69!745.2E7 91,46

670.llt 89,08756.710 93.61766.9t9

8ót.?39lt1,9o4655.6s5 68.0ó6t7.+t1 62.?l66t.t56 67.2'572.?22 57.87498.4!6 59.,tE

699.656 8S.!7790.0!? gt,tl5tt.946 6S,!E459.99,i 1t.16381.805 +0.¡a421.72t 469S761.rt2 u:,17!2.906 81,84

ll9.910 16.,199 7!t.03? 26¡.850 166.163\57.261 71,414 74.,{02 261.464 601.530?50.403 52.763 6r,E7,l 259.330 667.557t19.76 37.552 68.t!7 256.2t5 579.rr2

41.905 61.163 222-rO? g,l1.tal146.8ll t0.?08 {3.359 2a0.525 ,190.273

I81.58r 46.781 84.499 269.899 624.656l3.r-6sq 57-75a 14.972 260.911 62t.ttA

f¡.¡..: Lóritod, Ti. DóuiE: 606-609-

'o D. ú ircr€so dc 759,695 F!os, La P¡, proporcionó !57,929..qui,.l6t.¡ ¡ ún 47,¡ Dor ci.nioi Potó3i, 197.031, o ú 2ó,9i Orúro,95.249, ó e 12,5i Coch.bañb.. 65.425, o u 8,6i y Chuqui¡r., 99.061,

1820 3¿166r82r !7.0231822 !9.¡87¡82! !7-tO2142,i 19.576ta25 29.3?01826 41.896

fu.nr.¡ M.hon.! .L r¡.ct hd¡l

Page 93: HALPERING DONGHI Tulio. El Ocaso Del Regimen Colonial

t76Ta]es desigualdades se acentúan cuando calculamos Ia

recaudación per cápita en cada distrito. En 1846, losaborÍgenes del altiplano - departamentos de La Paz, Po-tosí y Oruro pagaron hasta tres veces más tributo Porcabeza que los habiiantes de la misma eslirpr en los va_

lles de-Cochabamba y Chuquisa.¿, sin contar los delOriente boliviano, donde no existía el impuesto Perso-nal." A Ia larga esa transferencia relaliv¿ de riqueza de

Oeste a Este dabió "€nir

de estimulo p¿ra los Ierritoriosorientales y de detri¡ ento para el núcleo central de Ianación bolivia¡¡a.

Nadie ¡nejot que un ministro de Hacienda para atestiguar la importanci¿ que las esferas oticiales de la Repú-blica concédie¡on a.l tributo hasta muy entrado eI siglo.Lar pal¿bras que exrractafios ¿ continuación las Pro_nunció el ministro Manuel de Lasrra en el mensaje quedirigió a la Lesislatura de 1870. Muy duro al comienzoen su retórici conlra el tributo, s¿lió, sin la menor

t' En 1846, Iá Pd E.audó.n conc¿p.o de Eibutos 398.257 p.reEl d.pt¡tm.n.o contaba.on ua pobt&ión (nó sóló aborisln) d.412.867. Poidí ¡indió 220.977 p¿¡d paa 243.263 habirdtét; orurc10¡.806 para 95.324. El Endinidto ps cápita fu€, por consiSúi.¡lc, de

¡,0? p.sos ¿¡ Oturo, 0,96 .n Lá ¡e y 0,91 €n Potdí. En .ebio' Coch._bdb¡ p¡oduió IOt,598 o.ro", qri rdto\.mo Oruo. p.ro leni¿ un¿

poblacjon dr'279.048. -", r'.. r..., up.nori sucE, l" dlrsua chuqui_sea' t4 sólo 3?.079 p.ros co¡ uú póbl&ión d. 156.041 p.ñón6. Lap.oporció. fu. d. o,3t y 0,23 p..ós por cab.za, r€sp€.ii%m.nte, Encohija, zona 6mbi¿n [email protected].¡te irdiscna, É r€ciu.lron ¿s¿ ¿ño

452I p.§os .nt¡. 4520 habitántca, la nzón es iquí te alta casi cmó ladc Oruro. Lá info.Mción sob¡€ §ibutos p¡oc.d€ d. iáMm¿ú d¿l ninis_ró 1oEi.o, Sud., ¡848j l. d; pobLeió¡, óc Dztm.n Botquejo: 2Oa-Dal.nc..t.ihu!.1* ciftr túbi¿n d ano 1846-

La dt¡iguidad Ésioral .n .l r.peto d.l tributo no .s pnvativa d€

Boüü.. En P¿rú, *sun .l .stádo tomado por ¿r minisüq d¿ Ha.i¿nda.n1848, lo¡ orisina¡i;s d¿ tos rLpart e¡tos d.l sú (cuz.o, Arequipá,Mocu.su r Puno) o¿aban dor krcioi más d. rcnúibu.ión cn proncdiocú b; iDa;. d. L;im¿ &EsorrJ .n er Nork {Piur. aneotur' v¡asTo¡8, S¡¡d¿ú'}dq Attuntes a4. L^ $adáció¡ cmía aqul d. nort. a s¡,rc d¿ elte a erre como en Boliüt

fNIBUTO ABO¡IDO, TRIBUTO BE?UESTO 177

transición. al reconocimiento más cumplido que cabe en

iJ".-á-" -"rr

f*.i""u¡o público: "Esta herencia del co-

i"".¡. ,r" i"i"tr" v "¿i"'" como es' Por la especie de

;;il;;. J qo. Ju.tu a la raza más numerosa de Ia

.."i.¿"J ¡.uri*", h; dado vida, señores' y ha mante-

;;; h*r;;;;i,.; días a la Nación Siempre ha sido.el

orimero v más pronto recurso que ha resPondldo a.las

i-o.riot* v ur;entes necesidades del Estado' y ha s'do

.iig..t" áe" ?t.oivo y meno§ evenlual de las arcas

nacional€s"

NICOL^S SANCHEZ ALSOI.ÑOZ

III

Después de Ia declaración de Lastra' icuánto tiempo

*J¿-i.¿*i" el lributo en desaparecer de las cuentas

i¡á.ra n.trn"."ao en otros paises al tiempo^que,en

Bolivia. duró aquí más que en otras Partes La KePuon_

l" JGf,i"l.u f,.re Ia últimu en acabar con éI''- 1" 'c'Járnui", t, contribución "impuesta por el dicta'

d.; ii"ti;r;:', .ámo re'u lu lev correspondiente lue ex-

;;;,;;;;i 6 ;;.",," de rs32. En Peru, er marisc¿r

,te -C¿stiIIa. ávido de apoyo popular' hizo otro tanto en

I'i*i'l'.i s áe 1"ui, áe i86a En Ecuador' el presi'

i7"" n.tr.. co,'"íuvó 'o" él tres ar'ros desPuós-' el 30

.te octubre de 1857. Alededor de treinta años d€spues

;. ;;;;;"d, ia inaep.nd'nciu. se puso término al triil,:';; ;" prolongaiión republicana' la contribució¡

indieenal, en términos igualrnente solemnes. pero mas

.feciiro" que los de Ia epoca de la ema¡cipacron-" . Aun

así, modo; de exacción equivalentes pára el bolsruo de

:: sobr. la ¿boücióñ d.rinioE m '{or Fr p¡üB sudmqioo¡'

"l-* ;;;t"-¿;;r;;;;,l3i Bs.n¡( ¡'s¡¿ñn 3' to78 r07ei v Rubto

oñ¿ Leitl4ción, 61.

Page 94: HALPERING DONGHI Tulio. El Ocaso Del Regimen Colonial

l7E l{¡col^s g^Ncllrz at¡Bonnoz 'M¡BUAO ^aoLiDo.

TB¡BUIÚ BtPI,EsTo I79rhd, El monto dc la tasa €ra persona.l, pcro ant€ el fiscocl responsable no cran los individuos, sino Ia comunidadr la quc se hallaban adscriptoe. En caso de muerte o¡usencia del indio, la comunidad sólo veía rcbajada lacuota adeudada ü extrefit;s, Eas una revisita, rara y cos-tosa. En contBpaltida, la corona cuidó sicmpre dc man-tener la capacidad contributiva del gnrpo ascgurándolecl disfn¡tc de ticrras.

Las flormas anteriores se fireron modificando gradual"m€nte a Io largo dcl siglo xvlu. Tal como se ha expli-cado antcs, que hubiera indros exentos de hecho de to-da carga, rcsultaba entonccs más chocante qu€ la anti'gua regla de quc sin coparticipación en la propicdad nohabía impuestos. Los forasteros, ar¡endatarios de sola-res, pero ajenos a la conrunidad, fueron llmados a Ei-butar. Por ¡azonamiento parecido, pucsto que la drsmi-nución de los o¡iSinarios habla dejado sin uso abundan-t€ cantidad de ücÍas, parccía contra todo interé3 y jus-ticia que pcrmanccicran estériles. Se concibió pues la re-distribución dcl suelo. las superlicies vacías s€rí¿n ena-jenadas, sin perjuicio de €ntr€gar már tierms a aquellascomunidades que, por haber aumentado. requiricran ma-yores crtensiotre§. Algunos funcionarios llevaron a lapráctica tales recomendaciones y ascntaon indios entierras dc comunidad. Por su partc, cspañoles y mestizosecharon eI ojo también a esos espacios vacíos. Las con-cepcioncs económicas en boga acudían por creÍo cn so-corro dc sus aspiraciones. Las nociones Iiberales de pro-piedad ptivada c igualdad de Ias pelsonas cont¡adecíanlos fundam€ntos en que se había sustctrtado cl disfrutecolectivo de l¿ tierra.

Imbuiilas de tales ideas, las Cortca dc Cádiz condicio-naron la abolición del trñuto al rcpa¡to dc los biencscomun¿les. La parcela lamiliar constituiría la base desustentación de la contribución personal. Los übertado-

Io!_ indígena¡ rcaparecieron por un lapso más o menosduradero en varias pancs. rá"** -air;. ,igd rj;iT1".t d. qY. tales formas rusritutivas cayeran a su vczcn_oesuso- La situación pecuniaria dcl in¿lo ¡¿lo meioJp-u€s parcral¡¡cnte con esa última ."pr.rión ;;;;.;;res que dr. aboücjón, cabría habla¡ á. p""f.,ir," .a.[-1ru:1,".. e:.1 bien, dcsdc ,,, punto á. üsta fi;;afllrtlaona, hs altemarivas implestas ,*t,tieron .iiacikr¡§trcas nororiameñte disti¡¡ta; dc bvamen tra(ücronal-23 L que tenla el 8ra'

..-a:T':.,óI de¡ lributo esruvo condicionado desdcT prlr:¡g. at reparto de las tier¡as comunalcs. ta cl.rona habia vinculado esEechamentc tributo y co-Junl-

ffiffiffifi*ffi

Page 95: HALPERING DONGHI Tulio. El Ocaso Del Regimen Colonial

180 NICOLAS SANCT1EZ ^LBORNOZ

TRIBUTO ABO'JDO. TEIBUTO REPUE§TO 181

res no hicieron miís que confirmar tal principio. Bolívarordenó en Cúcuta, €1 20 de mayo de 1820, la devolu-ció¡ de las tierras de resguardo a los naturales, entre cu-yas familias serían distribuidas; en Trujitlo dispuso el re-parto de tieras entre indios y la venta de las sobrant¿s,el 8 de abril de 1824, y en Cuzco insistió sobre el t€ma,el 4 de julio de 1825.r

Los decretos de Trujillo y Cuzco fueron incorporadosal cuerpo de leyes boliviano (29 de agosto de 1825).Ahor¿ bien, abrogada la supresión del t¡ibuto, el repa¡rimiento de tieras no prócedía, Por ley de 20 de setiem-bre de 1826, dada en Chuquisaca, el Con$eso ceneralConstituyente suspendió los decretos bolivarianos y pororden de 12 de ab¡il del año siguiente se declaró sinefecto la ley de repartición de tierras.2s Tal medida seadela¡rtaba incluso en unos meses al restablecimiento de-fiñitivo d€l t buto, ya comentado, en diciembre de1827. La reforma Édical, en contraposición con la ¿c-ción erosiva de los funciona¡ios colonial€s, chocaba unavez tnás cotl realidades socioeconómicas resistentes queterminaban por prevalecer. La actitud conse(adon fa-vorecía en esta ocasión a los indígenas. Los campos quevenían cultivando desde tiempos hrnemoriales permane-cieron en su poder en la forma que más les convenía.Tributo y tierras comunales aparecían irremisiblementeentrelazados de nuevo.'?6

:¡ Sobr. .d Co,r.(, e¿¿!. tum¿tt¡d¿ / ¿ , ¿!(¿ 'rdü.e L. t.rirtr 'ónborivuiau en Sociedad ¡orivariána, DeeÉ td, lt 19+197, 296, 4 ]0 4\2

y 3uhsidiúim€nre: 22?-229 y 406-408.

's Bo1itia, cot¿¿Lióh ófidol, f (t): 1t (2): 42. Ayah M.rc¿<lo, 'E¡

:ó t¡s indigeras no üe.on con oaros ojós 1á rét¿üración d.l lributó,.r odto qne conseNaban ld ticmr comunal€s, El minir¡oJ, M. d€ Lú¿comentá €n la M,¿onü sobre .t estdo de k lldc¡¿ñ.ld d¿ b R¿1,úbLiaBoti,iña o Íñ d.l oña 1831 presdrado al Coryrcto,lu dc Ay^.\cho,

La administración, al rectiticar, no tení¿ cómo conse_

^"- .".'11--Jt.i" áespenuda por la tieÍa se.aplacara

l.t "'lus

t..errs cla§es dominantes Las apetencras r€ves_

ii,n oarúcular acuidad en Boüüa. Pocas lrrente§ de enlr'

;;;fi;;, -o;.

no fuera el dominio det suelo' se

;;rr^;;;t1ü,. local. Entrr los vecinos las oPon.rni-

iliT.'ti]r "-**"'".. En el Río de la Plata' donde la

".""[árJ..*rá era por cieflo insjgniticanre' Ia nur-

I;":i;;;;; ;;;,"b" c;n extensione' casi despobladas

;;";;d.t;r. no podia apropiiirselas de una vez ocu'

;ff';;;;il", se 'cubría 'de 'esta¡r cias promisorias En

IJ""li" ..i" esto, había asimismo un activo trál'ico ex'

i.;;;;.;i.;. pecuarios. En el chile de Portal.s' la

ll'ii",*'¿, -ir.[, ta exponación de producros agri-

)ií^ """-lá"'"n tás .uud¿e" de la caPa de Propieta-

;"". f,n p.*, el guano denamó de rePente gran prospe-

ñ;. ;"ú., .,,*ca'nbi", aislada en la5 altiplanicies de

i;;;il. "" drsponía a Ia sazón de tos ninerales que

;;i;;;;:h" ; iortuna a¡les. ni tampoco de cosechas

comercializables afuem. El comercio exterror lue muy

i¡liiJ- u-"""r" auge mirero üno más tarde La tie-

;;.;il; ;; anrigr.r"o. sal'o en tranjas de acceso dití-

cil'e'n el Oriente, sólo podía ser apropiadd tras exPul

.ió, d. tua o*punt.". Estos ocupanles estaban' adem¿r5'

orsanizados en comunidades'-"il.bir-;;, enrre las f¿rnilias indígenas parcelas

"n oropiedad par¡icut¿r y vender los sobrantes al meJor

;;.[;:;;;üÁá" en úrtima in'tancia con Ias comunid¿-

i"t. ti" o., eso aLrotiar el rendimiento dc unr renta

l-p..t.injitt.: El breve inten(o de Bolívar ) Sucre pr-

rr1r. r:'lod¿ inno!..ión'n elrá marnc ha clmadÓ a lÓ1 indis'n¡¡;:":.-::. j--;-;rh,,"" r.! ni¿o Dr.t i', er ,dbu¡o c (uarqui'ra oú¿

1.,;s,.., "";

**-t- que¡ia inpon¿r*lo E*o oblis¿ ¡ f,r mur

.1il'ilrllil,.l-" i.'ra¿; ac L( qu' r;s px'bro( h¿n ádopL'ro '

Page 96: HALPERING DONGHI Tulio. El Ocaso Del Regimen Colonial

182 NICOL^§ §ANCHEZ ArrBo!,ltoz

ru*fr* r: rk: : j'i:;ffi J'$:i1il:;: ¡ráx:

##ffi_, _..v, !q L¿prracron o co_nrribución per-p;;*:§:]r% _un

Crav¿men tenitorial por et uso det su.elo.

:*:ri** ",TT"r:?*¡l;"1:*':lX::.1*U:.nlil"" "_j::i,_:. conrnbución. mientras que to.,o,L;,i,-.

T"_.;i:;,1:.il.""ban usas más erevaáas

_,¡,, ._i-l-.,.,:",,'pos aer presidenre Balliüán, una ci¡---.< LAr ¿noorna actaró que los iipertenecían ,r Cr,ua" y q,Ji"r'ii;ierrenos .comunales

,11.: ;,;:lr:1 j:" :",í,.i;;:;,::iil1:": j:;..i.jJ",l::,l" ;,;,1::: lil"iÍ#t, j'.1-:':"'u qu. .'- a. aoÁí.q,E rcrccra rventualidad: lai;í:.-:",:., ::^,.*, Aunqur semejanr e in,.a..i".ia,i;;;,.§...",::,::.1:menb sobr€ ri

"r¿" ¿*1".¿1.r"*¡, ;;.");-",i:::ir,rh emb¿rso de urla mar¡rrá radicalll._;-.1"^,",, regar de las comunidades r .Urf" p"l" I, qqyu,<¡ expol¡o. En el fuluro, ;qrrién poaria áUj.e"tar,

*:L:,Vi coiéccióa of¡c¡at, v: 2er.2e5; y Ay.¡¡ M.r¿¡dq .tr d.$

TBrBUro aBor,¡rro. TB¡Bvro RgloEaro 163

,¡uc el gobiemo decidie¡a un día en¿j€nar la propiedad

¡rúbüca? 23

El contenido de Ia cicular anterior fue elevado a leycl l0 de mayo siguiente, en forma poco explícita, sini¡rc se derogara la ley de setiembre d€ 1831 que había,rbieno el acceso a la propiedad privada de los comune-¡'s. Medidas oscu¡as se acu¡nulaban. creando una confu'sión legal." Esta iba además del brazo de una enajena-

1t 'rson de l¿ propi.dad dc¡ Estado ld ti.rás quc poÉ.r losoriSiMior, no d.biéndoE considé.ú ésió3 ¡ino .omo u¡ .¡p.ci. d. cnli'r.tts qu. p¿su cidt¡ cdtidad al *ñor dc¡ dominio público por.l usu_

Iructo, y, oddo Ln.id¿ la fámili¿ dc.los póe.doEs, quedú v¿cútcsdich ¡.úd, .ea al Sobdn¿dor qu. tp¡*¡ti al E!.ado y ¿ @vo cargocorÉ lá maud¡ción, adjud¡€ar¡as a ono i¡dig.m": Dolivia, Colz«ióa of'.El, VlIl 37-38 (14 d. di.i¿mba). E¡ vddad, ¡a nodón d. L propi.d¿dflin nt. dcl Eshdó El üfty Abaról mdif€stab¿ lo .i.Bli.nte cn su Mmoú: 285: "Cónfom. á1 sist.m¿ dt gobi.rno d. losutisuos sobt.ao¡ del P.rú, l¡s tÉr¿s p€rt€nccían .n toda propi.rLd arf,r.do. Coro¿ñárdos .l miso dd.cho m la Lsítima adqúitición d.nú.3oos R.ycs, apli.aro. ct doninio úiil dc ctlas a lós úiúBl.§ pai l.Dí¡ cóñod¿ stisfa.ció¡ d.l tibuto y pm ss úccairl¡d.s.. ¿x..ptoaqu.lla pdt. cón qÍ¿ e .omp.nsó .l ménto dc s"s d.3.ubndd.3, pei6_6doEs y pobladóE3". El a¡gum€nto dtl qü. §. habi. v¡lido la.oro¡apa6 júli6.d su dominacid sobE el Nu.vó Mundo e¡ía d.úo[¿do porla administ¡¡.ión EDüblicúa hasta ú ¿*tEmo nu€¿ iñaginado mté.r l¿¿brosrión d. l¿ propi¿dad .omúál a b.m6cio d. Io§ púticula.. E¡mismo üfty, autór drr .m.nteio tenor, p.e.is¡ mát ¿&¡útc, at ¡.fc_¡ns a t¡ mtá d. ti€ras d€l coúún (páe.. 287-288): "Pe catas c¡'i¿n._.iond ha sido .xpr* @ndioón y cncaryo dc nó pod.re pr@€d.r §nm-pF qu., po¡ un juicio vábá1, no c@si. qu. cllas no F.iudi.aián ¡ loti¡dio!, .n lo quc po*y.r6 o pa.tidlú, pü! sus ta¡ord, l¿brúza vúi za ¿. ft¡¿dc, ¡i a los qu¿.r @ñún d.bcn h.r lo§ pucblós pda

1g Ia Me orio &l ninisno rl¿ fi;cÉnda Tóri.o, 1848' subr.va l¡co'rlusim l@l rr.¡d¿: tr I.v,1.23 d. tpriñbre d. l'sl I'! d¿'taró

DroDrtdio§ -y la od.ñ d. 14 d. dici.mbr. de 1842, tProb¿dd racirÚ'n'

ic... por l.y ac 10 d€ m¡yo d¿ 1843, d.volvi.ndo lá propi..hd al Estado,

sób ;o¡c.¿ a los ods¡Mrios .t uufructc La ¡ey d.l ano r83¡ no ha lidod.¡omd¿; si¡ embars;, e[¿ ni ha §do r.8ist¡ada en la nu€v! c.l¿cciónoficial. U¡a ord.n del Cobi.úó há abrogado uü l¿v v p.n.¡rido u'p¡incipió d. ord¿n social, €l der¿cho dc propi.dád rcconó.ido". Vcinl'

Page 97: HALPERING DONGHI Tulio. El Ocaso Del Regimen Colonial

164 NICOI,A§ AANCHEZ AI]AOk,¡IOZ

ción _sistemática.

de. los ba¡d os perteneci€ntes al Esrado.

:,:"Tt'i::..'&[:.T'-?*,t ;ll"m'U";¡f ]1i::ff 1:'ii;,J.'l'"'.if,::'|oeutu.;'r*"-n t" *p,.'

--_y éfoc1.de. Lipre¡ reivindicó ta suene de los indí.

:::T i.:.^lr,"_ boliva¡iano...El aliüo fue sin .^ú;sil;(¿u¡en€s militaban en f¿

,y*a¡.i{¡,*ipl;üix...ril['{"J::.i.iil{;: §H'.,:X..ü ;::f,lt¿ Jf Tf" j:

":"HIÍ¿l," ;;.;e¡.drcrelo declaraba ,.propierarios .", a"-ioi" "pi"*o Iros lndrgcnas -gue

poseen rerrenos dcl Estado,,, aLraza¡-oo con csta fórrnula la distorsjón I.g"l irr."a".iá"1^

Fjf,tEfif,}Ediirn*ffi"HjdH#j$HH**L::r+ #.Éti"*" rárj .r#{:.#rH,;

ffi#n**"###ffi *r1"F#triffi i$#d,;:ffi

TarBUTo AE{)rrDo, Tf,rBt rlo ¡EPúErsro lE5

1838. Acto seSuido, el segundo artículo cancelaba la su-puesta munificencia cstipulardo que "cada indígena de-bcrá obtener del Gobiemo Supremo el título de su pro-piedad particular, previo abono de una cantidad". El a¡'tículo quinto volvía a la carga: "El indígena que dentrodel término de sesenta días después de notificado no re-caba.re €l expresado título, será privado del beneficio ycl,terr€no "€rá

enajcnado en pública subasta. previa tasa-

Requisitos escanda.losos, el corto plazo para reiündi-car títulos y el canon a pagar, tenían por mira delibera-da evitar que los aborígenes, mantenidos al ma¡gen dela información y cortos de dinero, ejercieran la op€ión.Iin estas condicioncs, pocos indígenas pudieron hacervaler su derecho o estuvieron drspuestos a pagar poraquello de 1o que siempre habían sido propi€ta os. Asífue como se vendieron nr¡in€rosas est¡ncias a los favori-tos del rcgimcn, entre los que se cuenta la a¡nante deMelgarejo. Scgrin inlo¡mó ,:l ministro Lastra e las cáma-ras legislativas, entre el 20 de marzo de 1866 y el 3l dediciembre dc 1869 se subastaron 216 comunidades ofracciones en el depa¡tamento de Mejillones (provinciasdc Omasuyos, Pacajes e Ingavi, Sicasica y Muñecas); 109 enl¿ Paz (Yungas, La Unión, Larecaje, Caupolicán y Cerca'do); l5 en Tapacarí, Cochabamba; 12 en Yamaparaes,Chuquisaca; 4 en Tarata; 3 en Oruro y I en Potosí.32

tr Bolili.,t¡uri¿, !la6: l0y lr.:2 '1cu.dro d.moetñtih d. la. t¡.rú sohrel.s y & cmu¡idad

v.ndid.¡ .n sühalta rúbüc.", ,'róo¡n d.l bini.Eo Last¡, 1810. Ad.nár¡t eld .t h! @úúid¡d.,, e cDj.ndú al miso tiopo li.rrar s.br&r.. c imlúo p.r€lú F!¿íd.! por b!úcd §obr .í. últiño Fr¡to,!¿ú§. lo! iLd.ror d€ 16 d. ab¡il y 16 d¿ júnio d. 1866r Bóliüa,,4¿u'nb, 18661 30-31 y 60. Lr r.sis E.icnt. d. Cd.¡¡¡1,.r, J¡d,¡1, .¡miñ..ú m.yor d.t niEinro to: .f.do¡ d. t! r¡ta d. ta.@! @u¡¡l.r cnri.mpor d. M.k r.jo (c¿p. 5). Véa. siúúño: A.ta.n& Et |d.t¿t'lño d.

Page 98: HALPERING DONGHI Tulio. El Ocaso Del Regimen Colonial

186 NTCOLAS sAI{CrtEZ ALEORNOZ

Ante tamaño expolio,los indígenas retacea¡on lfoica-mente el pago de las cont¡ibuciones. La recaudación de1867 se contrajo a 531.946 pesos contra los 790.057cobrados en 1863 (cuad¡o núLrñ. 2). El gobierno no que-ría perde¡ baza algma. Las majenaciories hab¡ían dcproducir provecho personal y ¡ecusos extlao¡dina¡ios alfisco, sin pcrjuicio dc quc la tributación debiera deven-ga¡ casi lo habitual. La pretersión resultaba un tantoexagerada.¡l

Para enfria¡ los á¡imos caldeados, las autoridadesconcedieron algunos paliativos. Et Dcceto Supremo de8 de julio dc 1868 rebajó la contribución del año precc-dente a Ios tributa¡ios de La Paz, Mejillones. La mayorparte de esa ¡enta sc recaudaba -recuérdesc- en ambosdepartamentos, los cuales a la vez fueron los más afecta-dos por las expropiaciones. Asimisño fueron exirnidosdel tributo los compradores de sayañas. El 8 de octubrcdcl mismo año fue suprimida en fin sin gran pompa lacontribución indigenal. [,a srBtitüían en ve¡dad dos: unap€rsona.l de cuatro bolivianos y otra predial. El dcsdo-blamiento consagr¿ba la distinción iniciada en 1838. AIos efectos p¡ácticos, el antiguo tributo venía simplc-mer¡tc a ca¡nbiar dc nombre. [,os cuatro boüvianos equi-valían a cinco pesos que los indios sin tierras sicmprehabían pagado; quienes disfrutaban de ellas redondea-ban la tasa de antcs por obra de la contribuoón prc-dial.r Reforma pues para seguir cn la.i misma¡, Elabuso cra palmario- E i$ostenible.

¡r El 2t ¡L Go6o d. 186? Mittarjo d.cÉtó u. Eüdh y ¿I a.lev¡micrro d. lo¡ tributd, El 6 d. f.bero tuvo que E.cdü ¿ ló. 6nu-rdG crpol¡.io. s3 &ü.c, bikñ: 26 y t{.

t. Dca.to d. 6 d. iúüo, 1116 úo¡..yo, L.gitlúió* 209-21\. L..¡@ióú o f.E ¿ lor ompr.doÉr dG ny¡iÉ¡ Bti fentda .n 8 d..t''jl d. 1461. bAkñ: 205, L. lcy & 8 d. o.iúbE dc l86E & hdlei.nDoüú¡,,,1r!¡ro, la68: 227-2t0. t¡ E..lú<i¿m {¡r.nd d. 25 d. 6n¡hÉ

T¡,I¡(,fo aBoÍ¡DO. r*rauto EEPr'¿gro t87

l-a recaudación siSuió mcrguando.y -el malcstar cn au'

::*,,^qll'"ir"ii."¿T'i.J#i,i:.Í??',11:;l::::;:'::i:*;'"i,ñó sisu¡ente 3E1.805' el 47 Por crento'

i".I','ii*á. i+'.d-taron cn lE69 el 8'22 Por ciento

iI"r..1..*t.J del t$oro público'. coritra el tercio o

:.^': ;,;. fln.r,,,ton durante el primer cuarto de siSlo

i:-,i¿ H;.|;ai'"te (c'adro núm 2)' El monto rc'

:;áil;; isoe ui'n' po' cieno abuludo por la venta

)r;i.á", incremento que ' vistos los rrastornos §ocra'

",."" '1",.;""',¿*- no conitituyc galardón alguno para

l'i,áT""áñii.i-'¡¿' o' ..'áquL' modo' los desarrc'

:ü*fu fi ia'Ji:fi ils':'m*l:;':.::11ü{iln'*::ii{f '#riü',.1'",Iff ',::'ff

'r;::1ii;:1. :*.#',.'I.'.T ilxEi: slT, i:illi.':l:'x3."ilIi""i""iá. I. rg d' eiero" Tras e'co-iar el tnunfo "so-

li"Jili'iii*i"J ¿¿ [unesto ¿lesvasrador de los pueblos"'

:::r:'",';;;:- el espíritr¡ sotiviantado de los indios v'l,fii,á.3#;,.:';"á;;üi v a"n'*" sus ruerzas Er

"-lti,.-*-*¿" destaca: "que los Propo6itos dc la re-

*,i'.li',i:fl :[".:;i:li'"]1t""'.á"1'r"''.'o'rnt''itl'.l' :"¿** a rono Patc¡nalista de.la Proclamación-'

;i['sn,,i,;; i"a¡"i¿'ir'" v de propiedad' sin que por

*l*;:;li$*E1pJ$tr;#:##ii1}ffi "r:'#*'::";,';;;;;;:-;''-"*j; M-úr d' ¡' L¿¡E ' ¡'Pihb' ¡ qü' r¡

".;.Jj :ü-*;;i; ñ,'i'n¿,' de r' ortnbu'ión 'Ind'3o'r' "*do &

[*is;*:$i+¿+¡t:x:'::';'"'TitI'"''#H

Page 99: HALPERING DONGHI Tulio. El Ocaso Del Regimen Colonial

lE8 ¡a¡coL./rs §^¡CEEZ ALaORnoz ú¡BUro ^Bol¡rx).

rR¡BUro Rf,puE!¡lo 189

grupo en el pode¡ no era tan diferente; sí las metas y clcstilo.

El nuevo régimen no aspiraba a preservar la propie-dad comunal, ni tampoco a transfomar al indio enpeón privándole de sus tierra¡. Melgarejo había fracasa-do por la resistencia de las masas aborígenes. El progra-ma de las Corter de Cádiz, retomado por Bolívar, de re-parti tieras entre los naturales te[ía Ia vi¡tud del pun-to medio. El régimcn adoptó asimismo rma posicióneqüdfutante en otra cu$tión delicada. En o¡anto at tri-buto, no aspi¡aba a agobiar con ¿l al sector más nume-roso de la población, pero tampoco consideraba pruden-te prescindir repentinamenle de su prelevarniento. Lafórmula elegida fue sup¡imtlo del presupuesto, cediendotal re[ta a los departamentos, al estilo de lo que Mé-xico había hecho antcs o de lo que Pcru implantarí4sin éxito, cato¡ce años mas tarde. La ley orgánica delpresupucsto dc 21 de noviembre de 1872 no incluyó a¡a cont¡ibución indigenal entle las rentas de la nación.En €l a¡tículo scgundo, quedó instituida impl¡citameítecomo ramo departamental.sa La medida encuadrabadenEo de una polític¿ más amplia de descentralizaciónrentística.

tv

La ley desamortizadora -o de exvinculación, como se

decía eritonces en Bolivia aprobada por la asa.rnblea

,3 Bonn , A^@io, 1472. Er ú d. ñonobÉ .lc ¡872 ..riúió &l¡mplÉ.ro ¡ lot indlñDs quc ori6e 16r,6@bir y ¡¡ dd¡¡¡na .ñtir.:¡ád¿¿r 211. ln d.¡tión fúc Etmad. por cl Minir.rc d. H.ci.¡d¡ FrÍ.rcn ci.olú de lá d. f€br.ro & 1876: Ftrcr Mmoye ¿¿&irad¿¡:2,1&250. I

parte d€ éstos sutsütan otr¿s obligaciones que las quetrcn€n. rcspeclo de la Iglesia y d;l Estado; debiendocllos, desde luego cstar 3uj(tos a la! que dcsempcñabanpor leyes preexistentes". He aqul, en_una simpl'c coleti-Ua, restablecido cl ¿¡ibuto. D artículo tercero invita a"que

_s€ prevenga a todos los comandantes y caDitanesde mdro8 para quc en el día se disr¡elvan ¡us cenurrir" .comparñlal, cüda.ndo de que sc re"tiruyan tranorilj-ment€ a sus hogares". En caso dc incumpiimiento sie re-comienda aIIí rl recurso a Ia fuerza.36 Ánte Ia subleva-clÓn aborigen, la alarma habra cundido.. l,as autoridadcs surgidas de ta rwolución de lgTl tar-daron poco en cumplir lo promerido. EI Bl de julio del

mrsmo año se anularon con las forma.lidades á.1 caso'todas las ventas y- adjudicaciones de cua.lqüer clase,

l:.ly b"jg ta dominación de don Mariano'Melgarejo,dÉ ¡os predios n$ticos y urbanos del Estado. de lós o"er.teneclenres,a la.Iglesia, a las municipalidades, hospiáese rnstrucción pública. así como de los tcrrenos b¡díosy rle Ios p€rrcnecienres a Iar postas.'.!7 El nuevo rési-mcn repudrab¿ la desamonización de Melgare¡o. Dem"a-siado rxtr€mada y brusca, hab,a sido por otro lado res_tncnva fn cuanto al núclco de benelicia¡ios. Habí¿ sem-brado demasiados desconrentos. EI r,uelco no fue emoe-ro diamerral. El rexto aprobado seguia calificando a Ltrerras de comunidad como predios nisticos del Estado,El repudio ":.ñ d.4-. por razón de orden público.pero no de doctrina. EI pens¿mienro que inspiraba al

. ,ó. ,OElEzn Fi@a!: s&Sg. tl E,otuc¡ón tuc rtEnd¿d. po, t

^'ÚbL, Coltituyot .t ? d. {orro,Er,i(nt.,

,' O,op<a-, x, ,üp{, La cirutar d. í9 dc rptichbRd. t87t ñúdóqu. los rubp¡cfft,or dican Doterión inñrdi.rr d; qr p¡.d,", "

b; ;;G:rr ¡rrñonn d€t miniluo Co.r¿¡, 1872.

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190 NICOLA§ SANCI'EZ ALBORNOZ

nacional e-l 5 de ocrubre df Ig74, dio nuevos oasos ¡¿"-ranre. en ravor de.la desaparición aa UUrtoi *Ningrl-nrnorvlduo o reunión de indios podrá tomar el nom"brede comunidad.o ayllu, ni apersoiane por éstos anre nin-Eu¡a a-utor¡dad', expresa ei artrculo .E,lrn". üi..rn'i,'-nroaoes quectaban por Io ranto A.u.tiu". Sur *tig;*rruembros recibÍan la propiedad absoluta de los tenEnosque explotaba¡I, cualquiera fuera su condición _6,idiñ"-nos. torasteros, agregados o de olra clase_,."tu;i;";';.::.f1"T,"3 que. entroncaba con la tradición boliva¡ia-r¡4. Ar elecro se rnvoc:úon el decreto dictatorial de Tru-Jülo de 8 d_e abril de t824 y las leves de ZS a. ".,i._-:[-..^:^]l:', y 3r de jutio de :azr, -r_o" p.,iIJ..,aDrevaderos. bosques, erc.. poseídos en comú;- """,".neceran a todos sus poseedores

" .r, ¡...¿.... .iá"i_l",f§",,§1 tu- lu.U.ian.'. actara el rexro. Ley de repafa-.on tormuta tranquitizadora a una midjdaque- rDa a tras¡ocar la üda ¡radicional de los indrgenas

..La,asamblea del ano t874 hizo suya además Ia divi-sron.oel rmpuesto. Los indios que recibieron rerrenos enpropiedad quedaron sujetos a la conrribución territoriJ:-:-",r. * un boliviano por cada peso qr.. hutierrn pa-,Ca"- :lo, et momenro-. It cambio dr signo monerariormponaba un recargo del 25 por ciento in la tasa. En!:¿..qu¡enes no d'spo¡ían de rierra habrian de abona¡retuamente dos. boliüanos de conrribución personalnz¡sra.ranro se rescindiera la obligación. I¿ cuotá rebai,-oa a,t¿ mrr¿d. to ¿deudado. Uros y n.gro" fr.ron .*i;i-oos oe cualqruer contrjbución.3e

Medio s;glo más rarde. oarecia Ielado et momenro

en et hagor de las luchas emancipüoras. Cegada iatr Bótiii1Atuaió, 1874. 18719r.

TÉIBUTo aBoLfDo. TnrBrrTo REpUE¡tTo ¡91

Iuente de donde manaba el impuesro. al extinguirse lasromunidades. y borrado su sustiruto de las o¡enrasnacionales, relegado que fue a las depaxtamentales, ¿nocs esta Ia ocasión en que feneció €1 t buto en Bolivia?las apariencias justificaban la suposición. Las ci¡cuns-tancias resultaban más propicias que nunca. El problemahabia sido atacado en profundidad. El Tesoro no depen-d¡a aparenremenr€ ranto de este ingreso, y los embaressucesivos habran desba¡arado ya a muchas comunidades.Dura de roer, la rea.lidad socioeconómica del país se ne-gaba sin embargo a plegarse a las leyes. El mjnistro deHacienda Salvarierra, e¡ * Mcmoria del año 1877, ad-mitió que la ley de exünculación no había sido cumpli-mentada tres años después de votada y permanecia ensusperiso. El erari_o, en absolura penuria, no podra aten-der a los gastos de ejecución de_los reparLoi correspon.dientes._ Ia distribución y asignación de te¡renos tropeza-ba, por lo demás, con eno¡mes dificultadespor la extrema-da susceptibilidad de los indígenas..o

- Miseria del Tesoro. La guerra del Pacífico que opusoPeni a Chile y en la que Bolivia se vio enuu.lta en de-fensa de su litoml marítimo, la acrecentaría. Acuciado,el gobiemo cifró esperanzas en que la aplicación de laley de 1874 incrementa¡ía ta ricaudación fiscal y sepropuso ponerla en ejecución inmediata, designando alefecto revisitadores. Los inconvenientes eran sin emba¡-go gIandes. "Es menester persuadirse -escribió el minis-tro de Hacienda Villazó¡ en s! Memorh del año 1880-de que_muchos contribuyentes son notoriamente po-bres, sobre todo en las provincias del Norte, donde laguerra ha causado rnales graves a la raza indígena, y to-dos quedarían eximidos en su tora.lidad en julta aplica-ción de la ley." Antes que un sentido úguioso di jus-

ao Ménorí\, lA77 | \tl,

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192

ticia, lo que impidió quc se efcctüara Ia reü3ita y scapremiara al pago dc tributos fue, una vez már, la resie-tencia de los indlgcnas. "E¡ este estado sobrcvino a.lar-ma en las provincia§ -siguió d propio Vilazón- y dctodas partes manifestaba¡ al gobiemo temores de u¡apróxima sublevación de la raza indígena, y como estopasaba en los meses de encro y febrcro en que Ia situa-ción política era por demrás delicada, se aplazó por bre-ve tiempo la reüsita. Por iguales motivos se ha¡ dcclar¿'do para este año a los indígenas con tie¡ras exentos dela obügación de pagar el impuesto pcruona.l."'r

La guera del Pacífico, por el aumento de las erogá-ciones y la pérdida funesta de lai r.ntas de la aduana d€Arica, elevó de nuevo el tributo a la palestra nacional.Por mrís que la administración central quisicra, no podíarelegarlo al olvido (véas€ cuadro 2). Resütencia a desa-parecer también cn el vocabulario. La ley del 11 d€octubre de 1880, suscita por el presidente Campero,decía textualmente: "Los indígenas sin tierras qr¡edancximidos del tributo", designación sorprendente cuandoallá por eI año l81l el gravamen con ese nombre habíasido abolido." El lenguaje común cs más di¡ecto que eladñinistrativo y, a veces, se impone en los documentosoficüles. A pesar del tiempo tmnscurrido desde su ins-

.t Mdoria, tAaO. 16. ¡',blied. a 18a{ .o lfi¡,..r¡ ú.¡ñdi!,f..tad¡ .¡ 20 d. Eyo d. ¡860, pr¡do incluir u .p¿ndic. rbr. tú inga!o, ñ!.¿h! d.l ntuho .no {pág. 4rl). Et inpu.lro p.rs@at ru. 6r.bt..ido.n r8?9 p.rá tódo! lo! botiviúo!, inilíglnG in luidos. Su ihpl.ñ€nleiónrcqu*ía qu. * ldúr¡n un p¡¡l¡ón a.n r.l d. lor habirsir¡ d.l p¡ír, ¡oqu. ñÉ ÉgLm¡Edo .t 4 d. ¿hril d. 1a79. El pEiLúr..(i!¡F¡o ir'i.riód 13 d. .g6to d¿ ¡8a0. Esra l.y .¡eó l¡ 13. . ¡ld bolíi.¡6 Eor .ño yhabitet., .m ¿r.¿pció¡ d. Ios i¡dig.¡td, milira¡ca y ñuFÉ!: Doüvi.,AN."io, l88o: 123. El h¡..so d. l. nuda impo3i.ión lYñorü &l mi¡istro Qüjtu, 1881, Archivo Na.ioñ¡l, su4, sr.ind¡, ¡882) .apli6 ¡¡bp.¡i.iáñ ult.nq dc l¡ cdtribúción indis.n L

.1 Boü!i., lruGio, l88O: ¡6+165.

T¡,IBÜÍO ABO!¡¡DO' ÍRIBT'TO REPT'E§ÍO I98

i:l'-'*l:L:.5i"tT:"11'il";t*':tr'l"T"r'iff "'I'3I

+*t"{':*:i.:lx*H:iJ#:J$;"1'"ii'iil"i:i:ti ; il;'d.P-;;nkl bautizada en las Pilas Par'

lame lrtarias con otro ap€latlvo'-'-'il'i.' á. iáz+ proiveyó el matco jurídico dentro dcl

i"{iii+'*fsq**¡J.***'ill":*#.iJ"it" i.-i.. n.r-"t establecidas a'llí' La coyuntura Po-

Liil'j-----"¿-rá los obligó, §in cmbarSo' a retroc'dct

llr:**:*r.*ntru*u*.-'E:fi"dT;-;ü;;t;;e f[o*I impue"t" ocrmnar' car-

-- r. -. hóliüano Dor semestre que [odo'habitantc dct

't*"t*#iii,h',"Hx"o*ffi *lH'i:::'x;:1"::'"li:**,,*-:.iT.'fl ^Jñ:";":1,:oJl:;"::'xi*"i'T;:ffi;i;lii.',ñJiJi*", ¿'p"-' eI 30 .dr

di'

;i;;; i. 1a8i, que la antigua coniribució1indígcna

tLrer¿ ¡ecaudada durantc cl año entrante de lÓo¿''".i;';;:-il;; r882 l"" vientos cambiaron' El 10 de

".it-i',i -ói*0.'

¿erogó la lev PLr la que":c había

..i"iü¡¿. il irilp"'"to pe'sonal' y el 22 de lebrero sr-

;iiil,1,:;'ñhibi;";; s. lob'u¡a ra 'onr'ibución

a ros in'

.r Bibtiorrc. N*to¡al' Sú@, M !85.

.: ;i:; i;;. Gtubr m: aori{ia ¡r¡'¡b' r88o: 16+-16á t'n'

"i'"a-i.,i* *' d'ñro d' lr 't'

diciñbr': Flor'¡ Mon"vo'

L;.,tb.í'n, 2a2'ZB5'

'. Boüüa,tnúno, laal: !l!'!t5'

MCOLAS SANCHIZ AÚBORNOZ

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f94 nrcoLas a^NcHEz ^LBoRNoz

***filxffi*m. t-a +ücacióh dc csta lcv d¿ *_--:t :lr::" j:.:r.ü JI r,il:Ij:i,á:"il.r",,H.j,?rYi:I=4. an9taba cómo cl impucsto ñ.¡i",¡¿olli::,:.:-11"T,:.+,j,.s años má.s. r,H*," J;; tiff;ru que ra dtctó I¿ lcy dc octubre _¿,¡uus. q¡ Douvra esc misho régihe¡ n[r¡- ". h" n,"rrt.-quüta- y aun

"rr. r,." ¡J" ;;=;: :: ru9rza y de con-

#: xi::::Tl::i::l; ffi rHj":#f :. tt':iqr¿lr:L#,iie:#,*r,iffi *l.ilTi,T:

::#*rT#i.1-'f '"'J,ilJ'lilil'"''",$:Tf "*;'::: turda.por. ra l.y a. s a. .o,i.".ili rf_ T.iT[r*:iXli

plljld.,l, d: octubre de i88-o y so d. i;;:-,iij il- 1Íj1-_. o"qh:n¿os iiguie¡on tert¿náol" -

olo-"sna uc su' prncipares tuentes a; t"gr** -r,*iiüil, tii

**lw,*-roffi

rirauro ^ao¡¡Do.

Ti¡BUTo ¡Ep\rEaro 195

tmdo nuestro siglo. El cuadro número 4 recapitula lascntradas que los depa¡tamcntos tuvicron por estc concep-to durante el trienio 1925-1927. ta Paz y Potosí ex"trajeron dc esta taia las cantidades mayores, como erahabitual €n ellas. Esta lenta era de las m& suculentas deque disponían. En Oruro y Chuquisaca, la contribuciónterritorial d€ indígenas rcndía menos y cubría una por-ción menor de l¡s elogaciones departamentales.

v

AI f€nccer cl período colonial, p¡oliferaron los 6cri-tos que flag€labar al tibuto. Los a¡g¡mentos aducidos€n contra de esta insütuciól dc raigambre preluspanaeran en su mayoría válidos, sobre todo por los abusos aque su percepción daba lugar, aunque en los riütimos de-cenios éstos fueran menos graves que ant€s. Desda elpünto de usta de la ideología en boga, cl iñpuesto e¡aasimismo repudiable pues dircriminaba segin la clase

-ctnia del contribuyente. Esta capitación de los in-dios ponía en evidcncia la naturalcza egta¡nental de lasociedad colonial, cuando precisamente ilustrados y libe-raler procuraban acabar con las barrcras juídicas quc si-tuaban a los hombres en ca¡ille¡os.

El público en general sabía ¡nenos ¿lel papel quc elgravamen desempeñaba para la hacier.Ja pública. Sólolos funcionarios eran corucientes de quc zu pérdida pon-dría en grave aprieto al Estado, no ya a la cúpula impe-rial, sino a la administraci6n de las entidades cuasi¡ucio-nales que componían el Impeúo, Por esta razón rcco-mendaban la reforma del sistema, pero no la interrup-ción de los prelevamientos. La evolución del tributo envarios países andir¡os -Bolivia en especial- al comicnzode la vicla independiente demuesta que, desde su pcrs-

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196 NICOI,A§ SANCiIEZ ALBORNOZ

p"ecliva naturalmenle conserv¿dor¿. los funciona_rios no:s"y:an

enadgs. La buena lotunrad d. 1"" potni.;,, ;;program¿s mds ava¡zados chocaron , o, f"" ,r"qr..i_i.I-

ros der l.rsco, asi como con I¿s convicciones de los con-rnDuyentes ¡ndigenás. por ma5 que no les gustara, cl Lri-t uto otrecra venrajas lrenre a lás sustiruros propuestos.

CUADRO 4

IDg¡Glos dep¡naEetrfatej deiv¡dos d€ áco¡tnbución rfiiro¡i¡t d. indít.ne. l9t5- t 927

faPú por6t OruD

167,887 104.848¡50.t54 126.350t4e.at2 r44.e8e ;¡:;ii

'IRTBUTo aBoLrDo, TRlBúTo REpuEsro 197

glo. cuando las renras producidas por nueras riquezasdejaron por detrás ]as sumas rec¿udadas ani¿no cn con-cepto de contribución indigenal.

El rendimienro arual de esrc impuesto. enrrc l83l y1880, fue. en promedio, de 660 mil pesos. t¿ citra es.uperior al producto medio del último quinquenio delperiodo cotonial (cuadro núm. l) y, más aún, a la deI790. antes ¿ludida. En Iérmjnos porcentudles. el er¿rio,al principio de Ia república. dependió liger¿ñcnre rnr\de esa renta que duranre Ia parre conocida del períodocolonial. La incidencia maloi sobre los ingresos det Te-soro e\presa de modo palrnario el grave estáncamient,,económico que padeció Boliüa duranre el primer mediosiglo de Ia República.

Ese estancamiento fue responsable de que las diversascancelaciones promulgadas fueran abrogadas al cabo depoco tiempo. al no poder ser implemenradas. y de quela percepción prosiguiera luego de manera parecida a Iahabitual. Para hacer más llevadero el peso y denota-r re-pulsa por el principio de la tributación, las autoridadessucesivas procuraron altera¡ la denominación. Baraja denombres. Nadie se engañaba sin embargo conel cambio, nila administración, que de tanto entanto cometíaun lapsusen su prosa,nilos indígenas quienes acumulaba.n frustracio-nesalreconocerbajonuevorótulolamismacarga.

La suerte del tibuto estuvo atada a la de las comuni-dades. En las m€ntes más sinceras, el detrimento fiscal,ilevitable, debería ser temporario y compensado por elcrecimiento de la renta agrícola que sobrevendría aJ aca-b¿rse con Ia. comunidades. rcnidas. nu siempre a jusrotítulo, por un modo de producción ineficienie. Esie in-(remenro r€v€rtifía al cabo de un riempo .n benefi(iodel erario. Tal tejido de sLrposicioner jusriticaba anre susojos que se condicionara la abrosación a la disoluciónde las comunidades.

19251926t921

7.26A

-8.5598.9St

¡u.nr.r Boliú¿,Ct.uró: 22, a4,65, 2.

, Las dtema¡ivas debierán haberse buscado en la eyp¡o-::l:"^:^".-:i:1": riquezas. no siempre a mano, o, en su:.,-'".:, un repá_rro de fas carqas proporcional a los.,..11"":.d. los individuos. EI ma"yor.peio de ta fisc¿ti-Íí^1 i,o"* reraído cn pura jusriijá ;bre ¡,, ;p*;;Dr¿ncos. y mcsljzos que con Ia emancipación se iabianadueñ¿do det.Erado. Tat desprendimi;nro es ditriil de,.?,e,""1 .^ eIos. Lo qur ¡i se experimenró tue la solu

[i1, [ il,!'; {: .i:ti ;;: fl?:i::: i;... J. ¡ü},.flso¡o dhuyen¡¿ría el cspecrro del rrib¿¡io. .. ,rJr;:;.

¡r Sobk Lómó tó! ,ngr¿sos prcc.dcnres de L "\upre,dón a r¿ ,..,,ib,.ió, i;ii;.; :; ú'li rxptrtu.ión drr tudo

to¡illa Fl gL¿ao, "n

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r9E

El apcgo qu€ los indígcoas mostraron por sl¡s poscsio.ncs y modos de producción se debió tanto a la ca¡encüde iniciativa o falta de garas de exp€rimentar teoríaspoco convincentes, como a contta¡les ya las ventajasque el sLtcma les of¡ecra dadas las circunsta¡cias enquc se ¡novían. Preferfan en suma el tributo tradicionala cualquicr carga, ao más benigna ¡reccsariamente, quetraía por añadidura requisitos inaceptables. A pesa¡ delas dificultades con que tropezaba su expresión polític¿,los indios demost¡a¡on ser conte¡tulios difíciles en estatonda dc diálogos tu¡nultuosos.

No cuantos planteaban Ia convenimcia dc la¡ rtfor-ru§ eran tan since¡o§ como acabamos d€ supo¡el. Elcol¡¡o de las tergivcrsaciones sc dio cn tiempos de Mel-ga¡€jo, cuando a la confiscación de las tierras ni siquierasucedió un alivio pecunia o.

Los penodos críticos en quc afloró la cuestión delt¡ibuto fue¡on: cl momento inaugual de la nueva n¿-ción, época de Bolíva¡ y Sucre; cuarenta ¿ños ñás tar-de, el gobiemo de Melgarejo y su contrapartida, la Rc-volución de 1871; final¡nente la presidencia de Campc-ro. Dejamos a un lado, po¡ su mcnor estddencia, laofer»iva ¡inuosa iniciada en 1838. De una etapa a la si-guiente, el planteo se ceñía y profundizaba. Muy genéri-co con Bolívar, se escindió en dos con Melga.¡ejo. Unode los términos fue resuelto con Campe¡o: los indígcnassin tierras fue¡on boÍados de las mat¡ículas de contri-buyentes.

La decisión de Bolívar, mrás comentada y mrís invoca-da en la r€tóñca posterior, resultó a la postre, por para-dójico que parezca, menos conducente en la eliminacióndel impucsto que las torpezas d.e $elgarejo. Aun cuandoBus sucrsores dieron marcha atriás, lueron obligados aabordar €l problema con urgencia y a hallar una compo.nenda viable para lovdistintos intereses en juego, tanto

TRIBI,TO ABO¡¿IDO. TRIAUTO REPI,,E§TO I99

los dc la clasc dominante como los de los indígcnas'

C"" Áio u .*ptotn ión de los indio§ no cesói tampoco

;;#ii;;;'il.;m,nidades que cn ra Borivia actual

siguen flqrcciendo.

RETERENCIAS BIBIIOGRAf ICAS

At ¡..! V¡t.v, l9+4. ¡,¿@'ü ¿¿ ¡D'¡ño' 2 bL" S'üü'

^l¡úl[ L ¡849'laEt ,:tut6n ¿2 M4'4 5 to¡¡ '

t¿ltt@'

i.*".. ".

,gro. Et \aútttño d' M'ha'io.' ta R'lotd¿.Attui'o))ili1"-."¡*¿ "'¡tdid

v 'k t' Potitiz tt' Botb'o)' t' ?''

Ar.lúE GlÑ.¡ & f¡ Nñi6ñ, M¿¡i@' lgl2 L" Conrntucil^ t" l,l2.r I¿ lvse Érr.ra 2 E¡!.' M&¡co'_ '

^*i"¿,'" ts¡g. I'o "o*o

tnd'ed' 'ñ¿ti'6¿

d h' cü4' 'L

- Aúb¡á¡ Conrttuvot t' l9!7"- ¡4@'i6' B'laÚ AiÉ'i- *J* ¡" iso¡. "El <t :srcuo & rr ¡crei@i d' Foei'd¡'l

,.átlil,"I,i];ñ 1-;;¡¡, l"'i¿i"o (co"t'¡"'¡")' xvtr' 6!'66:

2?r.¡9{,;;¡!, J. 1961'1962, ¡,n túb d' tt nryl'baa ¿tt Pai 6 El,' utuB.l¡lnd., V. A. lgfó. ln.ditdc¡dd pc/Údw' 2t'

'd ' Liñ'

' Bo¡¡n\ $31 N.ño¡h,.|' Itdci'n¿L-iitit¡u¡. c,nar' ofr.i.! "' br"' tbd"o¡' ó'&nd' ú'otttcion"

,'"a;;-ü2'ü'"&á¿" i6 't't¿i n ¿' t' R'?tbl¡c' borÚiat

$61, Anúio ¿¿ ¿¡tpo'i'iÚtt a'lñinktitb4t' Lt PÚ'

,6. ia^, * á arao attwia t ae*attd6 rctataú 'u i,l"o"irl* a.¡-"^^t't't 'ñ"?onüdr'r

a le2e b Pú'

;onir¡a D r97o. c@@ v ¿nrsue'h 'r ¿t Pdí üMi.'i"lti o, ,rrn rh. sñrdn¡t¿t rcsii' h atun cotoñbid lt¿*¿'

lgtl)' WdtPo¡r, coth.__ _á"".-i aro.¡-, ¡. ts67. zóldt. et \ñibt''wiltt' Hi'tori¿ d' h

eb.b¿tn ¡ndír¿w ¿2 t899' lA ?dD.l.nG. I M. l1ar. Botqúio

'to¿ini'o 'k '¿¡'i! SUG'

i"*..'i ".

rrrr. Th' bactsñ¿ a¡ th' ¡@t'tid lo¡ N¿'i'6tad,b¿nd¿¡c. lt^..d- 1934), Nu't Y'rL'

?i,., ti*."r". :, t9" L"stth'ión botiri6' üt iq"id R"oit¿'i6n

NICOLA§ S]iI,¡CHEZ ALBOR¡¡OZ

Itl¡

llI'I

Page 105: HALPERING DONGHI Tulio. El Ocaso Del Regimen Colonial

N¡COLÁS AANCBEZ ALAORNOZ

¿. rctobáon.t, ór¡Ltut, .ko.ra, kr.* .L.d¡ü stp,ñt t ot a.At?dtici6.t l¿tal¿t, l^ lú.

cúcí\ A, 1952. L.aithción indigdkto.l. Coloñbic, lú¿ti.dConzáLz Nav@, M. r9?0. ¡@a y tida La Eun¿ .l¿ .ütú J .l

Gridn¡h.r, E. P. 1977. S@nd oÍ In¿¡a¡ Cñn6í.¡6 ín Ni^.r.a Ic4ttty Bot¡ai |tu, ), chot.t Eia N,c.

Hú.rly, !¿ T. 197!. Híttdi¿ ¡ocial r ¿.oaóñi¿o ¿. l. ñtituo O/@ituci1 ¿. C!,r¿4r¡l 116Lfi42 c!.y.s\nl

K¡.in, lI. S. 197!. "i¡ 6tl&ü d.r Vú..iúto &l Rio d. l¡ ¡¡tj',D¿tuno o .conón¡eo, tO: a69:1O0.

t¡&úo Aguift, L t962. Lot O6i¿6 .onÍl¡.t6 toc¡aLt t e.úóñico,d. wtt ! h¡trúio, 4 wl'., BqotL

I¡fti,oo. W- L 1972, TL prñi od p@bLr oÍ ftfña ait¿úpt.d tucid! d¿ .conoii .lent i¡ th. fi¡a y.dt óÍ Aoiei¿n i*üpcda.., l.núl. N. Y .

Orop.a, §. 1897. ¡ü¿86 úo¡iur'a¿r SucE,OtpiD V&qE¿, L 1955. ,ndctü , pmt.áón d Colosbí4

Pdi\, l8t\-1816. Coleccíó¡ ¿¿ l.y.t, d.d.t6 , 6rd.nq publicd$ d.l

-d.¡d.

tu ind.p.a¿¿n i. d .l ¿no & 1821 hgt¿ .l 31 t. .§.i¿tu

RdLt C¿.ltb\, 1917. R.at¿s Or.tM, D.@tot. @tot t bdtlb,4n¿ rcPald.n ñ .1 A,cnivo Ei¡tónico, Litu

Rubio Orb., A. 1954. ¿¿&rr.c¡ón in¿Adhtu tut Eeú¿ot M¿xi,.o.S&ú, M. r9$. So¿r¿ ¿¡ i¡dio .tutorido , tL in dpd@iiñ ¿l *

Sá¡ch.z Al6ünoz, N. 191a. ldiü y ribrtot a él Alto Pdú, Uñ.§oci.dúd Bo¡i,uiú d. v.n .!.1a, 1961, D.úero¡ ¡l¿l Lib.rta¿ot, C.-

Ti.no C¡¡vá¡', E. l@úpnLl, 196+. Act t.L l¿t Co¡t , tb Cl&liz Antc

Tórr¿¡ §áld.múdo, E. t961. lpttt¿¡ hirtbricót cabt¿ ¡at ¿üo^i.ndat

U¡iv.B¡d¡d c.nb.¡ d. v.Eu.l. 1961, Cer?o ¡l¿ L.t.' tt¿ t¿ R.f*btica .L Colo^bia Cúúü.

1961. M¡rdioLt ?6d ¿l ethl¿io de ld c!.t¡i6n 4rú¡. a Vdet!.ta,$0t/1830, l. C r^..

witUi..r, M. G. 191¡. ¿¡ ¡r¿ci.n<L ?úbli.o .L üú 6rdot M¿x.dWortmn. M- r9?5. 'r¡vdtu ftrú. .¡¡¿ .doñ¡c Eadr i¡ C.r-

r¡d Ao.!i@, r787.1E¡9", Hirptaic Añú¡cñ Hútú¡cdL R.úi@, 65.25¡-286.

Torcuato S' Di Tclla

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i,*i:É;Ij,fldffiff"lfl'üffifi{*,}H',# :t+

#,*¡'H+ilt;lirffiu13,Hffi

Page 106: HALPERING DONGHI Tulio. El Ocaso Del Regimen Colonial

I

La lucha por ta independencia en Méúco tuvo carac'terísticas que contrastan con lar que adoPtó en otrosparses de América. En vez de un movimiento capitalinoque se impone con relativa facilidad, en t8l0 se Produ'io un levant¿miento €n una ciudad provincial, f¡olores,perteneciente a la intendencia predominantem€nte mine'ra de crrunajuato. Bajo Ia dirección del cura Hidalgo ydel militar Allende se nucleaton enseguida grandes ma_

sas' campesinas e indígenas que atacaron Ia ciudad de

Guanajuáto, venciendo la resistencia de los esparñoles yrea.lizando una gran masacre entre los elementos domi_nantes de la socied¿d. Incapaz de orgaruzarse adecuada'mente, la rebeüón fue vencida y su jefc Hidalgo fusladoal ¿ño siguiente. Pero inm€diatañrente resügió en otrazon¡ neriférica del virreinato. donde la ¡.ierra fría se

t ur,sfirmu .r, caliente, hacia el sur de la ciudad de Mé-xico, y dirigida también por un sacerdote, Morelo§, queen su juventud había trabajado como aniero. Este dii-gente perdió Ia vida en 1815 y los restos de la insurgen'cia teñinaxon por ser pricticammte barridos hacia1816, quedando sóto pequeños focos aislados. I¿ inde-pendencia del pars recién debería llegar el año 1821,esta vez bajo Ia dirección de fuerzas muy'distintas. Fu€'ron los sectorL,:; cons€¡vadores -españoles y criollos- deIa sociedad mexicana los que, bajo la dirección de Agus'tín de Itu$ide, declara¡on la independencia, con el ob-jetivo de j¡spedü -Ie-apüsación de las medidas libe¡4les

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204

que estaban viniendo de España desde el triunfo delpronunciamiento de Riego de comi€nzos de 1820. Ex-.trañarn€nte, rstos sectores conse¡vadores se alia¡on conlo quC quedaba de los viejos insugentes, para doblegarel poderío español, y fácilmente lo consiguieron. Conesto se inicia una serie de iúólitas a.lianzas de opuestosque caracteriza¡ la política mexicana de las primeras dé-cadas de su vida independiente. No es nuesüo objeto eneste trabajo rever €sa historia, sino simplemente explo-ra¡ alguños aspectos de la estructura social del país, quedeben ser tenidos en cuenta como telón de fondo parainterpr€tar €l comportamiento de sus políticos.

El r€cuerdo de Ia fue¡za destructivá de las masasacaudilladas por Hidalgo y sus continuadores está cons-tantemente presente en la mente de toda una genera-ción que se formó bajo la impresión de sus hor¡ores.Por un lado se deseaba eüta¡ la repetición de las esce-nas de 1810. ?e¡o lo que para muchos em wr facto! pa-mlizante, para otros em una tenta.ión. ¿Cómo evita¡guie tn aspirante político pensa¡a en trsarlsai mfumasma§i¡§ p¿u¿r doinina¡ a sus enemigos, manteniéndolas ¡oobstante como instrumento ma.leable en sus rnanos? Ladificultad residía en poder detenerlas antes de que co-menzaran a descontrolarse. Lógicarnente, e§te peligro ñoexisti¡ía si los líderes políticos hubieran podido desarro-llar métodos seguros de control social, como sucedió enmuchos caros suda¡nericanos de caudillismo. En últiñainstancia, quien Io logró fue Juárez, probablemente a),u-dado por la persistente milita zación producida por lasguerras civiles e intemacionales, y continuado por Díaz.Pero la naturaleza monolítica del régimen de Díaz nonos debe llañar a engaño soLre la situación imperanteen Ia primera mitad del siglo. Durante ese periodo elpod€r politico había esrado distribuido de mancra muyampüa entre divenos secto¡es sociales, y muchos ¿rpr'-

,,AS CI,¡§ES PEI,IGROSAS ÉN ME)(ICO 205

¡a¡¡¿s oolíticos, comen¿ando por lturbide, trataron dc

-"':Urá, l" iuerza persuasiva d; Ia multirudr El peligro

o,.,e .rto i-pücu¡a no llegaba a disuadir a los suficiente'

i."t. r.¡il;"t"t o deseiperado"l y las abruptas oscila'

ciones dr lortunas económicas proPorcion¿ban Sran can'

tiá"i a. *" último factor. Sa¡rti Anna también siguió

.ri" ".-i"", no siempre con éxito. A pesar de su leyen'

¿.- estuvo icios de ier el dueño de México la mayor

oarte del ri.n'p", el país era realnente ingobernable' y

lr, ,r-.ro.ot pero ¿ortos periodos Presidenci¿les con-

üastan marcad¿jnente con lo que sucedía en ese enton_

ces en Venezue¡¿,la Argentina o Ctul€.EI Dasaie de la econlomía mercantilista colonial a una

lih;i .o; oredominio de la inversión extranjera tenía

oue sienifica; una se e de mfrentamientos entre secto_

i., de'lus .luses ultas. El ,égimen espanol, por medio de

sus multiples prohibjciones i reglamentaciones, daba' en

l, nrácLica- cr; p¡otección a muchas actividades que no

"o[iu', to¡.iuiu¡J ¡"i" et nuevo régimen Los viejos inte-

i.r.t -t, ¡qunas nuivas derivacionls de los mismos- no

udmiti"iott -t,icil-ent. ser aniquilados. y luego de la in-

deDendencia resislieron, muchas veces con éxito' Ia aPIl-

..ii¿. a. f* orücipios de Adam Smiü que muchos fa-

'o...íal,. Duát. lá úItima parte del sislo xlx' sin em-

bargo, el nuevo sistema terminó por imponerse, con las

.t.i. atta. sobrevivientes una vez más uni licadas y por

lo innto en condiciones de proporcionar estabilidad Po'

r R.ft.! Diül¡. Dofletiru lib.¡áI. d.ciá qu€ dülinguí¡ "al Pu'blot ¡, q," q"iti.', vei r"¿,v¡¡ en .l rcñ ¿l EñÓr ItÚbid"n dot cla¡:..'r" ,i." *" ,. * {a ¿la§e d' hombE¡ ño

;;i;;.,;; .b'; ..*. ro! i'*iomrcs sóro por imtinro: habro ií con

^ar,j' "i,. a- luqaru I¿ @ó, v labcn convmcd" cd la v'rd¡d"'oiirti*J +l ¡."a". d. calitdni¡, su.un¿l suúo. P¡prl ocúion¡l'¡'i;;i;.,.,, Ne 17, 7,¡. ¿¿r¡, PoñPht.t' ol Rofad D¿uita 1820'22

rRihlior.., ¿.1 Erado d. C¡Itdni¡, mim.68r¡fo, Sd Frú'i(o' l9+r'¡'isca .l lturbid. ! d€s.ubiertó" (18231 !ás 5I'

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206 TOI¡CUATO §, DI TET-I-^

lítica. Pero mientras habían estado desgarradas por rup,turar i¡temas, les habÍa resultado imposible páner oi,.len en su propia casa, y con más razón por lo lanto.enel país. La lglesia, el Ejército y hombres ambiciosos in-dividualmente acruaban todos sin un centro unificantede lealtades. A este panor¿ma, bastante común en Amé-rica Latina, se agregaban las condiciones ñexicanas deuna r¡rasa altamente movilizable y amenazadora, la qucuna vez estimulüa. tendía a sobrepasar los limites fija-dos por sus mentores. Como ¡esultado de todo esto, laburguesía liberal y las clascs rüedias acomodadas eiangenemlrnente reticentes a iniciar agitaciones populares.Pero, por contraste, los asp;runtes ú,¿¡ui¿ua.i a'. Au..-so origen social, así como ta¡nbién sectores en ba¡caüo-ta dentro. de las clases altas, contabá con un arma queestaban dispuestos a arriesgarse a utilizar,

¿Pero quiénes integraban esas masi§, tan f¡ecuente sibien brevemente empujadas a la acción üolenta por laat¡acción del saqueo, conro durante la re\,uelta-de laAcordüa en t8282. o por la distribución de armas ba-jo el prer€xro de llamar a las milicias, como intenró có-mez Farías en 18333 y duranre la breve rebelión queencabezara en 1840?' La mayor parte de los observa-

: La pa¡ticipación d€ s po. popu¡lts.n ta ¡.b.tiótr de ta Aordadac5.lru€ntc d.rcrjpta po¡ Jo4 Mr¡¡ lotrt y M.ndlvil ¡8,, ¡.,.;húr¿n.¿.¿" to, úontecididtos ñdt notoht s d. t¿ Noción M.xi.dad d.ldp¿l ¿ño de fi21 huta Nesttur ¿l¿s, Ménco, 1852, páss. !8!-994

3 Rich¡¡d P&t¿¡¡r¡D, .l Ep¡€s.nhic b.itá¡ico cn M¿nco, intdmó aPairnd ón.el ll dc runio d. 1833 qu. el ..cobiemo, Gnirndo polasbop.s r&ler co l¡! qu. ldtu. h¡ tlm¡do \ ¿ñado a ú Grü hime-ro d¿ Mü.ia Cívica6.t l Dist¡ib, fúrzá cmpu.sr, po. la;scona dctpueblo, 3in dtuciplin¡ ¡i 3ubddiecióq y siempE AispuÉst¿ a aprovehar.udlquin oportúidad püd saqurü ) rcm.rcr cxtrlos.i, Vc, pubti- Reco¡dOfric.lcn ¿d.ldr. P.R.O.), r.O, t0. vót, 7q. ft.24r.246.

. Vcr Cú¡or Müía d. atrr.llÚtq Ft sobinpk nptn@o dutmk et:.sun¿o p?nodo .le ta adniai ronón d".,. Anatúió Dbt¿qoat.. wL ,Mé*icó) 1842, páss, 62-81.

LAS CI,ASES PELIGROSAS EN MEXICO 207

dores.ontemporáneos comentaban que en México sóloexistían grandes riquezas o gran pobreza, con poca ont]lguna clase media, y Humboldt agregó que los con-tmstes sociales parecían ser ñayores que €n otras pa¡tesde tlispanoaméúca. Es ésta la precondición clásica gene,ralmente aceptada pam la inestabilidad socia.l, y es pro-bablemente coñecta como primera aproximación. PerovaJdría Ia pena análizar en m¿yor detalle la naturalezade esa mayoría popular, a fin de detectar algunas de susdife¡enciaciones intemas. Muchos de los escritores deesa época se guiaban por standa¡ds más bien altos en sudefinición de un "nivel de vida decentc", y no era fácilser incluido por ellos en las clases medias, particularmentecuando describían todo un país o sus más importantcsproblen¡as políticos. Distinta es la actitud, sin embargo,como vererros más adelante, de quienes se dedicaban a!estudio monográfico de un área má¡ reducida.5

A fin de iomprender su compottami€nto político esnecesario lealizar un análisis de la estratifica.ión internadentro de Ia mayoría popular. Vista desde abajo, la dis-tancia existentc entre los distintG niveles parecía considerable, particularmente debido a que siempre existía

i Manmo Ot ro, en u úáljri. d. l. .r§áliteción Éociál m M¿ú@,d..lm qu. uE .lú. ¡ l. qJ. pudje F.¡¡$.nk d.nóñieE( ¿tr¡ no€xi{i! o @ <lemasi.do débil; m eEhio, d.risna @mo prct túios ¿ lodosaqucud qu. no posf¡¡ otru rldsc w. u ,.tnb.ft D(c6dio',; F +vüd6 úí .l témiño .jla* ñ.di¡ a lo quc .tr¡¡í¡ n.hr d.r¡gnado @nobúsuéia. qu. d¡É q' ñuy impdtmk; , bi.n no n".¿¡."i,.nt., ¿a¿"que ¡¡rcpre*ntaba la mayor 3úa d. la r¡qu.za, y ., la qu. e ha[.berod¡6 bÉ prof.riú.r q¡. dde la ¡nt ¡igcn i.'.. Mú¡¡no Ot.ro! E,s¿ro\ohn ¿l ¿add¿.fl .ttdo.l¿ l¿ rutnón so.ial y ?otíti.o qu. k agitt a t4h,,,ibl¡.¿ M¿,ida M¡úco, l8{2, pás. 47. Por contEsr., un .!tudio.Lla¡lado dc San Lui. d. Poroli in.luy. ..ft Ia ctar nrdiá ¿ d.p6di.n-l€s d€ coñdcio y ñ&rrG d. to3 pnn.ipáLr gr.úiot, ptar..o!, @rpi¡icros, hemro¡ y a!ar.ro, Cirí.o lruüuni, ..M.mo¡i¡ gtosniñca , 6la-dndca d.r D.p.rtú.nto de Srn LuB.k pordí,,, m a¿¡,¡n de h So.h.L¿M.xk¿q d. G.oFoIía ) Lta¿ittka lde aquí .n ¡drrútr dmomin d.BSMC¿), ¡¿ ¡póca. vn, MI, M¡xi.o. I859. pág, ,0t,

Page 109: HALPERING DONGHI Tulio. El Ocaso Del Regimen Colonial

208 roBcuaro ¡r- Dr rELLA

la posibilidad de caer al inferior, y esto era suficiente-mente siniestro para la mayoría, excepto los niveles másínfimo¡. üna observación mái cuidadosa de la situaciónpuede casi reve¡tt la primera impresión, haciéndonospensar que más que un¿ dicotomía existía u¡¡a continui-dad. O ta.l vez ambos enfoques fueran coüectos denüode sus respectivas ésferas. Existía, €n primera instañcia,una claÉ dicotomía que agrupaba por un lado a los pu-dientes, con acceso total a la educación y a las ventajasdc la civilüación modema, y por el otro a las clates tra-bajadoras. Pero entre estas ütimas existían numerosasgradaciones, y un abismo separaba a aquellas que po-dían "mante¡er una familia" de aquellas otras a las que,en la p¡áctica, les resultaba imposible hacerlo. Para en-tender entonces la p-enpectiva de los ¿rPrtanÍ.§ políticoses necesario distügüir entre las distintas maras a movili.zar, según las tensiones que estuvieran experimentaf¡do.Algunos sectores propor.ionaban un "colchón" conser-vador o moderador, mientras que otros, por contraste,madlestabar uru cierta capacidad para actuar por pro-pia iniciativa, con líderes establecidos, que actuaban deintermediarios, tomando el acceso directo imposible.

II

La más obvia concentración de fuerzas trabajadoras,con una Iarga úadición de violencia, la constituían lasminas. Cubríar¡ una gran part€ d€l territorio de México,en numerosos y pequeños feales, peto aproximadamen-te una docena de ellos proporcionaban las conglomera,ciones realmente importantes.6 Algunos de los más des-

. Sdtiaco Rmird len Rianua ñ¡q?fl d¿ Mi,,'.o, México, 1884)hacc un recu€nlo hiltórico de l.s pnncipaler diltntós ñi¡..ós de Méi.o.

LAS CLASEA PEÍ,IG&OSAS EN MEXICO 209

tacados. como Guanajuato, Veta$andr_Zacatecas y

ir.J-JJ r'1"r,.-r..¡uc;, quedaban en los alrcdedores

a. *.¿i-"" o grandes ciudad€s Los reales más Peque_

"""'i."'r* -"t""tl¿.

de minas con ProPietarios indivi-

drralee- tan fácilmente "denunciadas" como aL¡andona_

;;i"'E;-;t,t;t mas importantes rxistían normalmente

;;;;. ;il oeq,,e¡us üdiuid.¡ales, adcmás de las gran-

á..1.r. l'-i t.i que le habían dado taña al real Estas

l,i¡il" ..- eeneralmente propiedad de unos Pocos

il.,#;. ;;;; ?..,-r" a. op'ü"iá"'s aumentaba con el

;;.;;.i;.;"; v con Ii introducción de sociedades

#.-,;";;: ;;áieras o nacionales' a PrinciPios del

ll"l^ xrx." En Ia zona miner¿l de GuanaJuato' en ¡as

i'rÍil"i á'. r" l"¿.a, la mina Valenciana -una de las

n'":u:,:';ll¿r::';:;1ffi i. h :#'*,"'#:T,?,t .i l#.*#:'i;i.;id: i;d.; .";.,*; intÉ'st* d'knp'ioñr iñdiüdú'rd d' É-

[iiTd:"fuilÉáf;i#;;'il:-,:H jJH*'r*'';xil:ii

ffi-trffi#tri::,1*;;;:;,i;;;;.;; ^",; '

ben.Fcio 'lt'

ñetor¿' P*is' ta51'

,;,:#-';;ttt*",::#1,v1"fl #"IÍ.9ry;"í?;iifi"iÉoe¿ Th¿ niriis suid of N'u s?on--d@

177Oi821, czpt.iv tt'cúhridg' Mr§ rvtv' ;;;'-;'".,; i*' t' t'^"¿¿" d¿ tu 'oñPa¡t¿ s"p renno.?t

x!.;::iiíi::trilr::;I;Hír2:ir2t:117:i::¡"Y'i!i' j),l'íáíi. cá",¡. ,"t 0,,¿o;n' do¡ Mathú M'¿iú t ioddd \ 'to,Marir B¿qoc- pd'a 'l ?"Ldbt"ñt'nto o? unr

'o^OaníL S^n LÚit d'

ilJi"i,:. íiri¡1,l"ii-*¡¿. pe,upr^to. búa t..onni"ion?\ d? ]d 'oñP*

)'i" ^*i ,i,"-a-' dP Iño' ¿tPpa 'Mixno' 1838; Ei'rtu¡a d?

Page 110: HALPERING DONGHI Tulio. El Ocaso Del Regimen Colonial

210 L 6 Ci^ala ,Er!¡oBoaaa úN ME)(ICO 211TORCUATO 6, DI TE¡,LA

:il8,j..l.i {liii",rü}';,'il:.t,'árlli"r J:

*t**r*;rl;*nfir

**$**my;¡1r;:XXXr**f*Wr*t#r*",$,i"l¿ilffi r¿f:$.T",r,t;.?:Hj..:;#ix.J;:

",,;;: W#,.1:,':t;'f tr^:;t zE na¿o L,b¿ .!. to, z¿cdteco! ¡ta

wy*ytr,W

MEX|@ A COa/|ENZOS DEt SE.o IX

Page 111: HALPERING DONGHI Tulio. El Ocaso Del Regimen Colonial

2t2 TONCUA1O S, DI TEI]f¡A 213LA§ CLASES P'LIGROSAS EN MIXICOunos [.600 obreros, además de unos 600 o 700 carbo-:.::: l:1.-1q"g" año-s dcBpués esta compañí¿ fracasó

".iüh;+,"J}+ff f.ÉJ:f,fr,1*T":.,':.#

fr:"'},{f*ifr l'ffi h::#rr}};if #*:,1-

*jglg[r[ffi *Hf ]T*,,,fl llffii+:i:.{::'*lri,:f ""il,.,.},*"T"r:,fi*.:u,1"",.1:::".1j^*. dc los opcrarios. formada por capataces, ne-goc¡ahtes, prestamisras, in¡ermcdiarios que compraban el

6:i,¡r;.rffi ,::*:: ;ru*n**?,:lmi

*** 6-1lf ffi j"i.rT F#,il:ürr§pu¡ su,oueno durante cierto ticmpo. v esto ¿bi et ae.r€cho de rrabajarla .¡nie"tr* taruJ se ínantuviera un ni-vel m¡nüno de acdvidad (con cuatro oper¿rios).¡s E;,, P.R,o., F.O. 50, vol. 2d r. r47.

-::{.ü;Xt'S"-.";"T#";"lif ;:t;,:1. ji:f Í.,,.1.,".,"#::JiiX,.::.jiI::,-'i1'..-!:l "' pr^i,,o¡ qn. ( da rr.*':r#*r#;#;ftii:#,*li*k*:

lar minas vicjas o inlrndadas, los árscoz¿r, trabajandosiempre por partido, scguían cxtrayendo parte dc Ia üe'ja ri(ueza. viviendo muy pobremente la mayor parte deltiempo, pero con la posibilidad de hace¡se de una buenasüoa con un Poco da suerte.

Los centrós mi¡eros fucron sicmprc focos de vio'Iencia, debido a Ios problemas de rcclutamicnto dc

obrcros. Los mine¡a¡es ubicados en mcdio de tierras de

a¡ttiguo poblamiento indígena podían confiar, cn éPocas

colonial.", cn el sistema de repartimi.ntotó , Pc¡o a fi_

nes del siglo xvIII éste comenzó a caer en desuso, pro_

vocando cada vez mayores conflictos con las comunid¡_des indias. En los dist¡itos del no¡te fr¡e necesa¡io desdcun principio confia¡ en mano de obra Iibre atraída a losreales, o en esclavos, Cua¡ajuato, justatnente cn la fron_tera de la3 viejas tierras indias, estüa cn una Posiciónmuy particular. En viejas épocas coloniales había utiliza-do un cie¡to gmdo de repartimie[to, si bier¡ para €stoera neccsa¡io engtobar a pucblos bastante lejanos, miisdel doble dcl lmite legal de l0 leguas.'t Pc¡o con elpasar del tiempo fue necesa¡io obligat a los wgos y mal-erbeten;dor del ¡eal mismo á t¡abajar, cosa quc ellos noquerían haccr cuando no existía la posibilidad de unabonanra. A medida que se ampliaba la demanda de rna.no de obra du¡ante la segunda mitad del siglo xvlu, ladefinición dc "vago" sc tornaba más cliísticá, provocan-

d¿ Mhcla d. Guú.jüato, dumt. .l año 1860, c hicic.on 122 ddoci.¡.L 6iMs, D¡útim.nt. tod.! Do¡ dif.Enrer p.¡bw. \'¡cr Awles d. hMi@í¿ M.'¡.dq tol. I,Mén(o, 1861, pás¡. I lll2?.

¡. Este da .l .quiv¡lor. trnÉro d. l. ñil¡ psuú¡, i Did .nP.iú e ap[.¿b¡ ña! inLrrivú.nr.! y !o! indio¡ i.úiu qú. rccorcrm.ro.

'r V.r §¡Mo Zdr¡ y Mri. C..r.tq Fu.nt.t pM L üttdi. ¿.1t obaio a t. Nntu &rda (8 vo¡úñ.És), M¿n.o, t9!9-1t, s¡. vll,deum¿nto Ne CXCI! (parr 1639) y vol. VUI, doM.nto N¡ Ll (púr1687),

Page 112: HALPERING DONGHI Tulio. El Ocaso Del Regimen Colonial

214 TORCUAfO S. DI TELL^

i'".Hli*Í.ff$J"' ¡r¡te§anos v'pequeños nesociantes

t*;:;i,+:,,r¡u¿:.'ffi +¡T¡lr'.:,.,,::#

*,rr**q*t*a,r**m

ffifftrffiffifr+p*t+i,*lf#'trsE;+tr

;:rif#-:,.,:rx mrlr.fl "#r#¡1iir. ff 'ji:.rx;

r:,4,*#+*lsittu*s$.;,tffi ry

r¡Ás crrasEa ptLrcnosas EN MEx¡co 215

neficio, responsable por el tratamiento del mineral pro-veniente del pútido. L6 b¿meteros ptotestaron co;tra€sa decisión y suspendieron eI trabajo, profiriendo a¡neoa,zas y adoptando una actitud tumultuosa. El alcald€ local

-auto¡idad municipa.l electa, con funciones judiciales-propuso una solución y trató de ofr€ccr al grupo bútáni-co mayores garantías de seguridad. Pcro esa misma tarde,los mineros se agolparon hasta llegar a l.5OO y atacafonla casa de la administración, donde se les rcspondiócon algunos disparos. Fueron dispersados, p€ro en vcn-ganza prendieron fuego a las iri¡ra.laciones dc la mina,a¡nenazando nuevüncnte la casa, cuyos habitantes scdispusieron a "vender ca¡as sus üdas". En e.e instantclos salvó et arribo dc tropas que habían soücitado ur-Ecntem€ntc al gobemador de Zacatecas. Durante el ata-que el-alcaldc no pudó -o no qüso. segrin el rcpresen-tanta bñtánico- intewcnir. Los pcriódicos naáonalesgubcrni¡tas El Agaila y El Coneo de la Fed¿ración Me-x¿t¿r¡¿ informa¡on sob¡e cl incidente en forma favo¡ablea- los mineros, y to mismo hizo eI gobiemo aI principio,al presentar el inlormc oficial a la misión b¡itánicaJd

- En- Bolaños (situado cn el Éstado de Jalisco, bastantealcjado de su capital) sc legistró otro iñcide¡ti con losbarretcros que tr¿bajaban a dertajo, en octubre dc1E26. AI infomáEcles un sábado sob¡c las medidas quese adopta¡ían cn el futulo pa¡a cütar hurtos, rcrpouáie-!on, entre amcnaza:t, quc no se pre§entarían a Eabajarcl luner. Esa noche rcalizaron doi fardangor -pr.textopara reunitse y plancar todo tipo de fcchórlar, scgrin laadminirtración-, a los quc asistió el alcalde. El Iunes,tal cual promcticnrL suspendieron toda actividad en lámina, hiriendo a rm homb¡e que osó prcscntarse a tra-bajar. El alcalde justificó a loj ,,breroi a.lcgando que la

.¡ l¡.O., FO. !0, w¡. 49, fl, 14É196, y fr. 239"24!.

Page 113: HALPERING DONGHI Tulio. El Ocaso Del Regimen Colonial

2\7LAS CLASES ?EI'TG&OS A§ EN ME)(¡CO

2t6 r\Oi.CI'AAO S- D¡ TELLA

co¡npañia eBtaba int¡oduciendo innovaciones a l¿.§ ücjatordenanzas. Ese lufles transcurió en mcdio de reunionc¡tumultuosas, habiendo los ob¡c¡os obtcnido algunas a¡-¡nas dcl cuartel local, con las que patrullaban el pucblo.Algunos bancteros se diligieron a luga¡cs cercano, parabusca¡ el ¿poyo de los "licenciados" (prasumiblcmcnt.los jueces dc l€tras). AI dla siguicntc la administración dc-cidió ceÉa¡ lai rninas, exigiendo la protccción del jcfc po-lítico residente en Colotlán, autoridad designada, quc€ra el superior inmediato del alcalde. Luego d€ dos díasmás de paro, vino finalmente el jefe político, quien re-prcndió aI elcalde por su comportarnicnto, restituyendoel orden 2r

En Real del Monte, efl junio de 1827, Ios barrcterostarnbién pa¡aron, exigiendo distintas condiciones de tr¿,bajo. La administración inglesa ¡cusó a los dirigcntes deesta "combinación", dando sus nombres al alcalde,quicn envió los expedientes al juez d€ l.tms residcnteen Pachuca, muy ccrca d€ allí. El juez dc lctras dictami.nó que no cran culpables, impurando los cosros a lacompañía, y haciéndole saber que "en nuestro país iose reputa deüto el que los op€E¡ios aconsejen a suscompañeros no trabajar las minas para log¡ar, dc €sarnanera, les abran un panido". Al p€rsisti¡ los proble-mas i¡rtervino la misión británica, logra[do el trasladodc un fraile considcrado promotor de tales disturbios, yla instalación de una fuer¿a milita¡ permanente en elreal. En setiembrE de 1827 todo había ruelto a Ia nor'malidad, pero al año tüvo lugar otra huelga, aprovechan-do el hecho de que por problemas políticos nacionalestal fi¡erza pemanentc había sido reti¡ada de Real delMonte. La compañía solicitó su reinstalación, o su¡eemplazo por una milicia, pero pidiendo que en este

,, P.R.O,. t.O. 50, wl.27. ff.26t-27¡.

tl-*phtiü:"ii,**11*t**d,I

#l*Ti"i'1l,,is'-$:"i'üi.-[H"g,,#i1$fr'ilÍ'

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rr P-n.o., r.o 50. vol 54 fl r76'198 v rf 9ts j22; vol iS ri'

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*,rr¿ql-;*l'ttrir.ii-ti1##ilffi i

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I

Page 114: HALPERING DONGHI Tulio. El Ocaso Del Regimen Colonial

218

. IS.mayoría de la población rural en el centro y surde ¡4éxico efaba integrada por indios. La política colo-nial había tratado de sustraerlos de sus

_tradicionalcs

pueblos, poseEdores en común dc ciertas tierras, empu-j:índolos al mundo asalariado de la economía española,Pero l$ püeblos conservaban una proporción sárprcn-dentr de tierra y autonomía, y ."ii todo" teníj unarepública, con alca.ldes, regidores y un gobenrador y, aveccs, un caciqr¡e, y en muchos casos se mantenía laüeja distinciór entre los principales y el resto.a tá rc-pública era un mundo m sí, con su propia escala socialy sus erca.ladores de pinimide. Los estudiosos hasta lafecha se quejan por la tendencia de los indios a gastarsus pequeñoe üo¡ros en ficstae y celebraciones relacio-nadas con su posición en la. rcpú:btica o en la¡ cofradíasreügiosas. P€ro el hecho de que lo hicieran atestigua Iaimpofancia que atribulan a gozar de una posición prc-minente en su entorno inmediato. Además'cn esta ior-ma podían obtener algunas vcntqiat muy concrctas. Lapnncrpat em que un qünto de 1o3 tributarios estabanexentos del rqrartimicnto, y esta qu¡nta parte incluía aLos pnnc¡pales por herencia y a los que ocuDaban carcoserL la r"pública, así como a quieries trabajaban páriellos.2s Era necesario proporcionar una fueitc moiiva-

.,. E¡.i¡ 6ú.r rn,l pdíorto .olo¡i.t .i!tlú m L, A¿r¿á&..d ¡O.O6tqgFmadold y r.525 .&iqu€& cd.üE sicn, Et tuci^i;ab d¿ Mérü:o,Méúco, 1960, Dá& 65.

. -:r V-cr L.!t} A. Sir'psn, ..Thc R.púrimi.nro ryr.h of nativ. klor'n

N.w Spain úd cuú.ñala'., paft III d€ s&di* ü,he A.tnian¡,adoa:! ,!" ty'!!' in ¡v,ú sp¿ü. B.rk ky, les+ter8; Joú Mrl. ot; ¿c^ñd{tt, El .lra¿o ¿'panol ¿n la túia,3B, cdició\ M¿x¡co, t957r ySl hio ZrvaL y M.rh C{..ia ob. dt. Si bi.n Simplon v O t¡ d. Caod.ouj1.9?" q.r. .y Ly de la R.copilfti6n ¡L¡üro \4, TirDto xll, ¿.y'2).rm,á a los igrkutrorcr v er..Mó! del rcpafimi.Dro, caro rc r .pti(a6a,ssún la ütdprtación .t Zav¡li d. h! tu.nr.5 q¡r. F]blio.

LAS CLASES PELIG&OSAS EN MEXICO 2\9

ción monetana Para extraer al.indio,de este mundo e

;l:;;;;i;-" una economia ,salarial una r€lar'iva abun-

".tii.it" ;;';;" de obra en el sector de subsistencia co-"J"r" ;; ;;" Sran escaiez ¡\e¡a de é1 Fl ftoa ;miento

fue el sist€ma ideado a Partu-oel srSlo xvl' lueSo de

r,'ru';li#:iii .l$-',::',ff }.xil:drt;","i;';;r"-;'tÑ; * I-c:: 9::i: iff lffi:X'o*"ff;:i:tqtr:*:,:1'li'"'s't';Y*i#",'"'fl",'1,'i1:f '¿ ?:,::'.:"idi''ffi

-i"á'rg'iriL* oi'-1*:t''l?i.iilá it ,* ,na simana' c¿da c'raüo meses mas o

#;;';;ñ;"' bajo vigilancia' v recibía un sueldo

¡ue alcanzaba ¿ la mitad, y au¡ menosr del de un obre'

iilnil'ru:mr,:; i: ltu::T; #'ü.üü;:';;;i; ;J';;-"'"' o un mes'.Para alrorrar el tiempo-;.".;il;

ca¡ninatas' conservándose sin eFbargo eI

I"l'"'jii"i.' ¿.i i- p"' ciento' A los indios del repartt'

i"r'.t-'". Ies estába permitido trabajar bajo tiena€n

il:';i;";;;j; poái-'t'""'to en tareas de suPerlrcre o

*11 lfl\'j:i$:,i1"','jii"o,¿ "n gran aumento en ra

".ii.'i'¿"'l"Jri..'iruli,i".i¿o ¿'-pr"tu v oro pasó dt

ti Hfi;;;;;;;;"*'rates ' pri"clnigs d¿l sisro' a-rnás

;. ';;;ik.."' "

fines del mismo) 'z6 De esta mancra 3c

i"L.,,"liil?ü áá-aa de máno. áe obra' no sólo cn ra¡

"Jrr". .j"o ,u.Ui¿n en ac tivi¿lades. ásr ícolas $timulada!

#i:';;;.; ;;;;"ando en mr¡cho" er potencia'r dc rc'

a' Aute! ¿"t Mi.i'traio rt'.Foñcntd ¡/nr!-;r,ffi:;rr,!f*"^.aúd.¡!ftto v toñÚdol t $tddtttteo g'nñ

¡'i;d 1854 vol r' Págr 5_I0'

TOBCVATO S. DI TEI,LA

I

I

Page 115: HALPERING DONGHI Tulio. El Ocaso Del Regimen Colonial

LAS CLA§EA PEI,¡GBOSAS AN MBX¡CO 22r220 TORCUATO S, D¡ TEI.L

clutamiento del sistema d€ ¡epartimie¡to. Los emplcado-res habían tratado siempre dc retcne¡ a los indios comoresidentcs libres perÍnanent.s, dentro de la cat€go-ría indistintamente descripta como naboríos, labo¡íos ogañanes. Estos e¡an normalñentc considerados exentosdel repartimiento, puesto quc ya proporcionaban su tra-bajo a un cmpleador español, Pcro esto no satisfacía aaqucllos otros empresa¡ios que no sc beneficiaban consu trabajo, y hubo polémicas sobre si d€blan cstar sujc-tos a repartimieñto en las minas. Como ¡esuttado de es-tas distintas fuerzas económicas, m¿ís la resistencia dclos pueblos, el rcpa¡timiento cayó en desuso hacia linesdel período colonial.

En Guanajuato el predominio de los laáoa'os era muymarcado, dado que la existencia de u¡r foco de atrac-ción minero coincidía con la falta dc una población in'dia originaúa en sus ah€dedores. También había müchoslaboríos en .las haciendas rurales de esa región, a menu-do endeudados, y aunque podían formai famiüas, cngeneral puede dccirsc quc estaban mucho x¡erros sujetosa los numerosos controlcs sociales y fuerzas moderado-ras d€ la estructura tradicional d€l p¡¿eálo. Esto crcabaun pronunciado contraste entre Guanajuato y los otrosgrandes centros mineros2,, que sc enconir¿ban o bienen rnedio dc pueblos d.e antigua data (como Pachuca-Real del Monte) o cn territorio ñuy alejado dc los anti-guos asentamientos indígcnas (como el caso típico dcZacatecas y los otros centros mineros del norte).

La reu.r€Ita d€ Hida.lgo comenzó erl la pcligrosa inten-dencia mine¡a de Guanajuato2!, pero no cn el real mi-

,7 Hacia E¡.! dél lislo XVIII dos t.rcior d€l tot, d. la66rior .riabao lá inró.lo.i. d. Gl¡@jutc v.r D.¡6ú L6De & §ú.!¡.q., 'L¡póblación indir¡¡ d. l. Núu Elpaña a .l iblo Y\'lll",Hittoi4 M¿,i.¿e, x¡r, 4 (¡bfn-jmio d. 1963).

r¡ Husn Hui[ r!. \6 Th¿ Ei¿aka ¡.u¿rt, Gain rü1., 1966) h.

nero oroDiamente dicho, que quedaba en las alueras de

i,-",i-r.i- g¿. eruDción ;n Dolores. v había sido pla-

*JI- r¡r.¡r¡-."L €n Querétaro y S¿n Migurl el

ó."r¿.] p-,i,. se exrendió'de Dolores al cercano San

ilrr".i " ¿l allí a otr¿s Parres de l¡ intendcncia' evi'

i,-,ñ. bí*¿,-. Iueqo de algunas dudas, par¿ a'lca.zar

ii"Jrn.i,. t" ciudadv el real de Guanajuato P¿ra ese

;;i;;..; ," se habian incorPorado gran canridad de in-

¡l^"'-;i,í-rf..ot de las hiciendas"' como los llama

üáL," -', .on cuya asistenc¡a se asaltó la ciudad y sr

..-.r;¿ ,"" .usác.e. Fu. aqui donde los mineros se

".ilt", , f"t tuerzas de Hidilgo Su presencia en las

Ii".i* ¿. Cru"^¡ru,o fue un fa' tor debilitante en la

;.i.; ¡. ta ciuáad, ra que existían Pruebas evidentes

de que esraba¡ Prontos a rebelars€ en cuanto §e a(erca_

.- -t* ¡".tr* áe Hidalgo3o. tornando así los Prcpara'

iiuo" .""f." más difícilei. Pcro no fueron €llo3 quienes

encendieron la chisPa"- ót*.-¿. las caracteristicas socia'les de Dolores'

s; il;";i ; Queréta.ro' se pued' entcndcr mcior su po-

i.i.i"il.' "ír.i-."*i.. San i4iguel v Queréraro eran im'

;;;;,;;;.;;i"" texriles' enire los principales del vi'r.il:i:':,'i;;;;:;;;; ;;;;i;''i-..s.,' sa¡ M,'

*0.¡"- r. *oo.-4, ¿ tt arú cmd'acón d' l'boio! 'n Cu&iut"^" ^'" - .rt.ñd'o urr l¿ ñu'ltd d' tldtlBo'

i,"" Sl'iiliñ-l'f, *u.rl¡n ic r¡pa< ¡ruo d€ r78o lub¡én h¿r¡ó

:::::.1;;:; ;" i;dt"' torÁr'rc' r'prorm'ddoú 'quivd'rc' ¡

l"i'iH.:,'.Í';á;;;;;;;;ui, M!$ rürr'Ior! in x\^¡r'¡L ''murv P'ru

;;';iñ1. H ñ-¿ cú i.d.)' smt.an¡onvt P¿p'É M 22 Lat'a

Añ¿i¿q Alltid, pigt'9 44' reprÓduc'do 'ñ 'th vor"m'n'' ',, iJi-. r* r"o ltt¿xún v ú 'ootÁ'iñ' lv¡A' r' trl v N)'

Púí!, i836, vol, rv, Pas 27.

'o Ibi&m, vor. ¡V, Pás¡. 28-3't., t- ,".¿ r¡. on¡,¿t' ,ur. ñoti¿ d¿ Edotuto: td¿d d' ld áqt"o que

,"b;" ;'¿ );; ;,ál^;; i ¿ N"¿@ E'Fi- b útu"t" Ptu¿tLcid':::i;,-^;;; d, banqútu1¿6 t "

dbatiñ¡¿nto d k' P$¿nns conno'to'

Page 116: HALPERING DONGHI Tulio. El Ocaso Del Regimen Colonial

222

guel fue fundada por españoles y tlaxcalt€canos en

ier¡itorio Chichimeca ftárbao), y a mediados del siSlo

xvlll se convinió en cabeza de una próspera alcaldíamayor (unidad equivalente a un conegimiento), quctambién incluia al PLreblo Nuevo de Dolores. Alrededordel año 1740 había en este distrito, según Villaseño¡¡r,unas 3.700 familias españolas, mestizas y mulatas y un"gran número" de indios, algunos de los cua.les üvíanen las afue¡as de San Miguel, pero la gra.n mayoría en

las haciendas, como "operativos y gañan$" o como"ar¡endatarios de las tierra§". Villaseñor, siempre meticuloso en dar el número de familias indias, no lo men'ciona en esta alcaldía mayor, y Proporcrona info¡mesevidentemente incompletos para todo el ¡esto de la in'tendencia de Guanajuato. Esto seguramente se debe a su

condición de gañanes €n las haciendas, lejos de la nu:ne'ración más ficilmente realizable en ün P¿er¿o. A fin€sdel siglo, debido al incremeñto de las actividades econó-micas estimuladas por el auge minero, Ia población ha'bía aumentado muy marcadamente en toda la inteirden'cia. Delfina López Sarrelange ha calculado la poblaciónindia, a fines de siglo, utilizando directa.mente las ñatrí_culas de tributa¡ios, sr¡ponie[do que Por cada tributa¡iohabía cuatro personas.33 Comparando estas cifras conlas regist¡adas por Villaseñor (y atdbuyendo cincomiembros a cada familia) obtiene una estiúación de la¿xpansión de la pobtación india en cada alcaldía mayoro corregimiento du¡ante las segunda mitad del siglo

n¿r, V.r&tuz, 181?: Jü ttripe C¡nelad., Rtind ¿e la Nueúó EsP¿aa ti¡¿ ¿ecbn el cñedo l&/¿ ¿on los extroniüós, Cridiz, lSll; y Archivotlldó.ico d. H¿de¡da, C¿¡¿¿.iós.., vol. lII, pá$. 83_84.

Jo*!b Artoro d. ViU¡Éño¡ y Stñna,1:h.attu Añ*i.a^a \2volsl. Ma¡Lid, l?46,1748, vol. II, póÉ$ 35-38.

:t DéroE r,ópa d. smlans., ób. cir.

I,AS CLASE§ PEI'IGROSAS EN MEXÍCO 223

I)',""I jl,.f.',.ix1lli:ii.'.1i"1.i!ffi:il""H,i':íá"¡iI'"'ii ü ,;;la totalidad de Nueva España' La

:ii;';.í ;;",; correspondiente a Guanajuato €stá

i"'ii"*i'-"¿, á.¡r¿. a la subenumeración d: Vlh':Y:;." -.;,-". de señalar' pero probablemente s¡ga sren-

"ol'"ÍJil1i,. r"

""üi"r¿i"""íl' d'bid" a las misracio'

::"T';;H;ái" *i",ápido q"' er resto del ürrei-

;;r.1i';;;;;" alcaldi'a mavor de Querétaro' que

ifiil¿" * ,i" afectada por la prosperidad minera' regrs-

;:;':;',;;-;",. del 12? por iienro' sin subestimación

ü;. ;;; farte de vilÍaserior'. La sit,ación extrema

;l*:n.í:;fi,"l 3*""'.*::'ffix:J:,3';1;::li]"'"-'"""""¡" escala fue mantenida por la producción

:: *li:1H:f"ffáii.Jí;'-Jir"' "sist¡ó cr me'

'oáumento, 22 Por cimto'""il*i,. "ü1"".i Ia principal actiüdad re§idía cn los

"b;;l'"i;.;;:"i;" "¡ia fuer¿a labora'l bastantc conside'

'"Jf,i,

-., p"". Iibre, en Parte.endeudada' y cn-.partc

;;;;da direct¿menre por presidiarios enviados alli por

t-" ""i.¡ana.t. Había-t¿mbién curtiembres y otros Pe'

;;;i"ft;;;. mienLras la" mujeres se ocuPaban €n

IL".,-"-t..."¿"¡" de la producción textil lanera' en

:::,,:ffi,;;;;;; ; unidades ramliares, que Ies permi'

Ii;;;;tí';,4 ."v "*ig"u Los oPerarios. dc obra'

iil .l-. i* ".i".idiáo la-mavoría de los obs€rvado-

i""i: i;;;; ;tbÉ condiciones'de trabajo v bajos.sala-

rioi. Sin embargo. el comercio textil trajo prosPerroao a

la ciudad.- ili;'. "" cambio, carecía de una industria textiL'

".";.,"1':".'il"Jf.", :":n'.i'

"#'"'JXI;Xil J,""fi "'Y5#"tu;:i

ioct.¿ic 1962)

TORCÜÁTO S. DI TELI,A

Page 117: HALPERING DONGHI Tulio. El Ocaso Del Regimen Colonial

224 ?ORCUA?O S. DI tELf-Á

l:1: *",.¡ cenrro de uná resión dqricola muy rica. s,,verrna at norre. S¿n Lui, di la pi. poseü una florccrenre producción de vino, que ,. u.ná;, u ,J" f" li.go oer,vrneinato. a pesar de_que de lanto en tanro las,,li.1i1il^.:-h"1., er inrento áe ..,dic", r.s.i;;;";Vuereraro. que al terminar el sislopersonas. c on"ii r uia r; ; J,,..'.;,ii,.i. jJi¡:H 3ío,::pof su tamaño. era orro imporranre centro Lextil l¿ne¡o.

:::. i.* c-l concenLrac¡ón de "b..,"". unu *inL"-,,a- alooraJes emp¡eabá en 1793 a I.500 .I¿mbién. unoc :oo ,*pr.r,., ij,ljáooperartos,

\ habi¿

Pr€o¿o de espr'noles, .t ,e,ro d. i.rd;".'..d: la m¡tad pro-

pleaban a ouar r ¡oo ^-""^-j'l-'Il v c¿rrá§) que em

;r.;;;, ;; j; r';lr",l" li,ii?l?i: ;:j:#:,[?H;núadores. Todos eflos senores ¿. l, óo¡tu.;or-irilj*oora_ poseran un nivel de vida muv b¡iillib: e.* .¡ d. r;,;,;;"' ;:,"i..j1;liilff,,ii. Tf;:l.i:'Ti"^.."T i,T.laba ,on 3.000

"b..,., ;;p;;"de tabaco lca§i todóbric¿), incluyendo l.zo'o .,liJ..i"l"' en una srar rá'

^, ",, - -z.s o ci

^ * n i,i ü r;";1;;;, rd., i; TL."H: ::Jornalero', y.otros obretos menos calilic¿dos, como al-oa¡r¡es

óy-¿rr¡eros), §umando un roral de aproximad)-menre d.bOU, dentro de una oobla.;Ármás de r r.4óo r.;".;;,; iI";:l;:1.:.iJ:, j: r.::;

u,-**tu*#**t**l,[*tr*U*if i.t*ff '"+ttit*#{#;¡L¿:ri

LAs cr,asEs pEr-JGRosAaEN MExrco 225

potencialmente altai, debido a Ia concer¡tración de obra-jes y obreros del tabaco, y a la vulnerabiüdad de Ia producción textil respecto a eventuales importaciones másbaratas. La gran incidencia de mujeres dentro de la fuer-za laboral probablemente debilitaba la estructuÉ familiar, y con ella, algunos de los controles conse¡aadorescoÍtra la indiscipüna y la üolencia.

Los acontecimientos intemacionales a partir de finesde 1804 pusieron en conmoción a todo el virein¿to,debido a la guera entre España e Inglaterra, declaradaen ese entonces. La Corona Española, a fin de obtene¡recu¡sos financieros, emitió la Cédula de Consolidaciónde Vales Reales, por la cual los grandes fondos p¡estadospor la Iglesia de México a particulares debían ser cobra-dos y depositados en la Corona, produciéndose con elloun desastre en muchas actividades económicas. La medi-da, aplicada en México desde el 6 de setiembrc de 1805. yanulada por la Regencia eI 14 de enero de 1809i'?,ha sido considerada como una de las causas inmediatasde resentimiento que llevaron a la independencia, afec-tando a todo el país. Pero las zonas textiles fueron par-ticula¡mente afectadas por otra medida conexa, la aper-tura del puerto de Veracruz a buques neut¡a.les, €nvi8encia desde 1805 hasta f808, y por la constante in-trodücción de manufacturas británicas luego de esa fe-cl¡a.33 Las consecuencias serianparticularmente peligro-

taneras, debido a la alta concentración de

3, Romó rre.! C.tla¡@ Lo contruñotu.ión ¿r ta hd¿len¿¿n.i:Lot etpanol¿s .n k úh políkd, turi¿l , ecúóñi.¿ d¿ Méxno,$041838, Mi:nco, 1969, Ég§. 46 y 63.

':3 Vd Ardiw Hirt'óri.ó d. g^.i.Á. Co¿¿ccióL.., vol. L La Ub¿¡rd¿e coñdcío d lo Ntdo EQ¿no et la ssvrdt .lécada .kt siglo x¡X(M¿xió, 1943), *pc.i¿[ndr. l¡ Intrcducdó¡ por Luir Chiv¿ Oóro,pá{r, 3-8; Bñ Nácio.al d.l Coñdcio ErLrtd, co¡¿¿.ión d¿ .to.tñ¿nto¡ ?aro h ni'brio d¿t coñ¿iio ,tbtid, de MAnq b. ..n . \ol. tllCóntntdth que lltcitó el .. .t io de h N!¿ao EtPotu .¿n b' Poí'.\

Page 118: HALPERING DONGHI Tulio. El Ocaso Del Regimen Colonial

226 TORCUATO S. DI ÍA¡]T,A

obreros en unidades de producción consider¿bles. La si-tuación era distinta en zonas manufacture¡as de algodón(concentradas en Puebla, Guadalajara y México', e inctu-yendo algunos puntos de Guanajuato), debido a la pecu-liax estructura social de esa ¡ama de la industria. Esta se

caacterizaba por un Sran ntr¡nero de maestlo§ indePen'dientes, muchos de elos españoIes o criollos, que t¡aba-jab¿n con muy pocas personas a su'cargo, y que segúnla ley sólo podían poseer de cuatro a ocho t€la¡es, se-gún el tipo.3'

Un censo realizado en el Estado de Guanajuato en1825 puede contribuir a determina¡ algunas de las dif€-rencias €xistent€s entre sus regiones, y puede iluminarretrospectivament€ alguna de Ias ca&ctedsticas propia§de San Miguel, foco de la ¡ebelión.'o El censo da, paxacada uno de los 29 ayunta¡nientos (englob¡ndo sus ca-beceras y las zonas ru¡a.les circundantes), el total de lapoblación, dividida en 1as siguientes categorías ocupacio-núe labrad.ores, jotnaleros, c omerc;antes, artesanos, fa-br¡cantes, y varios grupos profesionales como médicos,maestros, etcétera. El té¡mino fabicantes, dentro delcontexto de este censo, significa en su mayor parte laspe$onas que trabaiaban en las curti€mbres y en los

qtrdnjdü, 1A1L$2L .ditado por Lüi! Chíe Orozco, México, 1959; yJonn Lynclq "Bntish poli.y in §púish Amáica, l7A3-l8OA", Jouúa! ofLati¡ Ameri.M Stu¿hs, wl.1, part. 1, mayo d. 1969, páss. 2S30.

i, v.r rá o¡demz¡ d. algodon s (dáda.n t751) e¡ orde@,u d¿Erñiót d¿ la Nt¿¿a Estuñe CoñOed¡o ¿. lo .oñrildció^ tud¿ de úde-1oüo de kL.. ciula¿.1¿ Máid Hlzoln ¿t ticdci¿do D. F¡@cíteo d¿lB@io Lot¿wot, .t.. |¡t¿ti,.ó, 192 l, pás. 1 ?7. Tmbi¿ñ D.p¡¡rwtrto

^utá'mDo d.¡ TE¡,rjo, Legist¡ci¿ñ r1él trabúo rle lot ndos XvI, XVII rXV I, MéÁ.o, ¡938, p,í¡s. 6G74, pr6 ¡a &[email protected]ón d. obr+s, ypáei I ll.l19 pe la aplic.ció¡ d. ld dd.nmas t xtiLr a !úcblt

.o M orid q!¿ ?ft!ñtt el Cobeña¿o¡ .le A@¿iutto dl Cñgr¿toCoúñurdt¿... r!¿sd¿ ¿l 10 rt¿ ñoyo ¡l¿ 1824 húta el 31 de dicí.^bt¿ ltél82t Arcxo N.5, Ménco, 1826.

I,A§ CI,AAES PELIGRO§A§ EN MEX¡CO

obraies Ianeros y trapicheft , todos los cuales no cntra_

¡ar'á.n*o de la cateeoría de actividades art€sanales' a

;-.;; ;;; rueran realízadas por españoles v bajo condi'

ciones de gran control gremial' Los ¿¡l?r¿nos rncluran

i""i" *"L"-t como sus dePendientes (oficiales. y

aprendices), distinción a Ia que nos referiremo§ más acle_

lí"r.. :*,i'i^rt","t eran en su mavoria un gmPo rural

,t¡*inao. "sl bien muchos pueden haber tenido un pe-

oueño terreno .en su§ pueblos. insuficiente pafa su ma_

i¡rtención. lncluían también elementos ubanos' que

"r"¡"¡i.-.rt. eran mayoría en los grandes ayunramien_

ior "¿n""., pero no así en el resto' Los hbtodores' z

¿ii.r...i" ¿.'f.t iomaleros, podian sostenerse con la

,i.-. or. .U"" mi"smos exptoriban' tuera ésta alquilada

" rr. ü.i.n¿r" o proveniente de sus Propios Pueblos En

re¿lidad no existíá una clara línea dirisoria, pero pode-

rno. tuoon.t que el cnterio ¿Plicado €n cada uno de los

,rr.,rrrü.n,o.' [ue aproximadamente el mismo' tanto

o*u ésrus co-o para ias otra§ caleSorias'' t, ¿o. e*po, de posición relaiiva más baja era¡ los

tabicank\ ¡ lás iomateros. Podemos calcular su porcen-

i,i" .orr '.'áecto"al

total de la población irabajadora para

uili"" uu""iu-i.nt"" típicos. Compararemos a San Mi'

*J."í t". centros algodoneros óe Cetava y trón' y

i.. dos c.tttros ."m.t.;¡.,, Salamanca y Salvatierra'

Estas car¿cterísticas económicas sóIo deben tomaxse co_

mo indicativas, puesro que las cifras ocupacionales para

.ada avuntamie o incluven tambi¿n a la PoblacrÓn ru'

."r. rá¡i¿t se proporciona información sobre Dolores

, to¡t. .f .to¿J."'tu toralidad (salvo la capital' sobre Ia

iue no existe información).

.r E3to to cón6ru cl h.cho .i¿ qu€ aprdiúaiLñ'nt' dot quintd dcl

.,L*Ji",Ji. ;r.u¡*t*" d€l .;ad; catán ubi'adoi 'n §o Misu'l'

cúcldizrda por sú obr+s lrEr4 v ctrriobÉ3'

Page 119: HALPERING DONGHI Tulio. El Ocaso Del Regimen Colonial

'224 I'ONCUATO §, DI ?ELLA

CUADRO IPde¡t{. d. c.rclD¡íü d. b{o 3r¡rur .n h pobl¡ción ocup¡.t¡

d. v.¡io¡ ¡yrDt¡ni.nro¡, Elrado dc cuin¡iu.to, r825

Avúrúia.o cturdí.d.¡ (apüi. If .1 t:: ü*'

ir. r¡.rr.urrc) ?f _cy, d.

Sü Mi8u.l ObBjcr ¡.¡ro, yhpichcr 8.950 76Cjud.d impo¡rür.:cúi@hr4 y akuo,

, rcrlü., dc.¡godón t99,t 6lCll¡yi (con sii. Ciud¡d úcdiin¿ v cCruz a

'u c{Bo) con«¡tBdón &;t"it d.

.fgodón 2-960 39SdÉtiñ C.ntD @@i.¡ 4.30a 44§.tú¡G. C.¡tto com.rci¡l yrü!m. Gxttl.s d..lgodón y tú. !.OSO 44

Do¡oE (Hid¡ko) Asrid¡ltqd¡6iric.d..- tiDd 6.u1 5a

(rin r¡.¡pidl ?6.2a7 59

AElt.: Mdo,i¡ qu prchr. .l gob.mdq rt crl¿Ejqto.¡ C-¡stÚco.n¡tüyot,_ d.d. ct lO iL myo ¡r. 1824 h¡r..r !-t dcdicidbF d. IE25 (Ménco, t826). Añ.xo Nr 5,

Sar¡ Miguél contrasta üvamente con el resto.42 León,por ser una ciudad comparativamcntf grande, m reali-dad. mayor que Guanaj¡¡ato €n el homenro en quc sc¡calizó este cer¡so, se encuentra en una categoría cspc-

, .:, idT. -' A.iñb!re. @ inpdr.¡t. a¡rro hnc¡6 .ftsq qu.hr¡D¡r -(!(ddo y m E kupoó mch6 Fñ 1E25, (&o to d.budfu(e irhjdB a .¡ o¡dó), qw r.gnba p@i.,tsG. [email protected]úrd o f¡bricar.r, No obtr&r.. .t (m;r.eirE; qu.rñ¡¡ rior oü¡ajc' Su por.ñr.j. d. er.gdt¡, d. b4,o

"*_ o ¿. OC

I,A§ CLABEA PEL¡GROIIA!¡ EÑ I¡EXICO 229

cial, puesto que tendía a atracr a la población sueka dcotras partcs del Estado, sobre todo de su capital,que aún no se había recuperado totalrncntc dc la dcs.trucción c inundación de las minas. El contra3tc es pa¡-ücula¡me¡te pronunciado cntre sitioo como San Migucly los poblados medianos, algodoneros o com€rcia.les, dcCelaya, Salvatiera y Salamanca.

Parecería que las condiciones en ¡a zona dc San Mi-gucl (potencialmente extensibles a Querétaro) cran lasmás volátiles, dado que las fucrzas moderadoras sc halla-ban a bajo nivel. La guerra con Inglatcrra creó ansiedaden diversos sectorcs de las clases dominantes, y cxistíauna Sran ma§a loca.l de obreros que en muchos ca¡¡os ha-bían sido ar¡ancados de s.rs comunidades dc origen yquc poseían un alto grado de conccnt¡ación en unidadcaproductiras dc gran escala. Esta masa era, por lo tanto,movilizable, pero no tan a¡nenaz adora como én la.s minasmismas. En las minas los conflictos asumían máe fácil-mante la for¡na de en¡pcioncs üolentas entre obreros yadministradores, pero pocos o ninguno de los gruposdomina¡tes se hubieran atreüdo a agita¡ esas aguas. Pro-bablemenic lo hubier¿n hecho si sus condicioncs econó-micas hubieran sido lo suficientemente malals, p,eroé¡te estaba lcjos de ser el caso de los min€rós de esa

"p""..poi ddto, aproxinándoÉ sí ¿ Lú .i6$ dc §ú Migu.l, ¡i bi.n bd.duc¡ !u mayor palk .n l¡ litúción rur{. No .s ¡ñprcb.bl. qu. €xirti.r¡@ El¡ción Gtrt¡,. lú .!ln.tú6 úr¡¡ y u¡t¡.ú, .n .l lcntido dc qu..lsdo uE .iu&d ani. ü. Fopor.-¡ón @Eiddabl. d. habirúr.! ¡Galro tt,tú .r lot anpor .rtord o .ñd.iot r, l. Bulr¡b. mí! fi.il !o. f.D¡id.r , pú!¡t s U.s¡¡ a kr l¡5¡.dor.¡, qi¡c 8.nd.lmot. .iAúñ-cab. .lquilú ti.m i ¡! h&ic¡dae Acínb!rc ilultr.ía .l .a,o opucfo:lo¡ Erba¡do¡cr d. obBj.¡, n¡bimdo Fiódó ruJ F¿!¡jG, c¡.dn¡ba¡diaLi¡ obtad oi¡o qu. no 6¡m mo jornd@.

.t un 6¡0 rípi@, .n ú cont¿xto dif€¡6r. ¡úqu. nmib,.r.l d.lor prcpkidiot d. úiu d. oturo (Alto P€rú), dy¿¡ di6cult&r.'.@nG

Page 120: HALPERING DONGHI Tulio. El Ocaso Del Regimen Colonial

230

Durante la Colonia muchos dc los desarraigados de lamat z india teminaban en la ciudad de México, quecreció en lamaño totalmenle fuera de proporción consu rol económico. Pala empeza¡, fue €rigida sobre unaciudad destn¡ida (¿ diferencia dc lo sucedido cn Pcni),y el remanente de los habitantes locales vivía en dosp@ciali&d.es en las afueras de la ciudad, formando pe-queños áaños y pueblos pero mezclándose lib¡emcntecon el r€sto d€ ¡a población..a El gran número de i¿pe'¡or semidesocupados, que muchos equiparaban a Ios"lazzaroni" napolitanos, era notado por todos y atribuidoa varia.s causa3. Un empleado público anónimo de la últi-ma parte del siglo xv¡ll obscrvaba quc su prescncia.se debía a la extrema facilidad de inmigración desdeeI int€rior del país, y si¡B.ría e gi una muralla alrcde-dor dc la ciudad como medida protectora. Criticaba alas autoridades por permitir que gran parte de los ?.000obreros de ambos sexos que trabajaban en la elabora-ción de tabaco (parte en una gran fábrica y parte en sushogares) fueran /orln¿o§, en lugar de obligar a la pobla-ciór local desocupada a que trabajara al1í. Algo similarsucedía con el se.vicio doméstico traído de los pueblos,y seguido por sus familias, "ve¡daderas o simuladad'. AIin de acomodar a toda_esta gente "los dueños de fincashan ¡educido las casas del centrc de ia ciudad a habita-

mi6 16 ¡ltt.ron a pdi.iFr.n ¡a Éb.üóo & TúD& Amúr¡, 6 t?8¡,co¡ la ép.ánza de r.t€na .l ü.1.Éz8o d.l ñoüni.nto cñ rú ác¿ VaOrcr Cúnbüt. ob. .it.

.. J. A. d. Vi¡r&ñq y Sátrn ¿, ob. dt- wl. I, páSs.58-59. ED.r.nto¡cé la p¿labr¡ l5ario't E €hpleába p6rá d€scribir úa consEg¡ción& FÁdE qE úví. ' .nrt! di3tuci¡ d. ¡¡ ciua.d y.r¡ ¡t p.nd¡ne d..lI¡, y ., cn .rrc entido .oño l¡ apli.¡ M¡¡¡Gñór.

^ v..G! rdbi¿tr E

.hplt.b! €n.lr.¡tido ¿. un.subdiüsió¡ dc laciüdad. un suhurbio.

f.as cLAsú§ PELTGRoS^5 rx Mlx¡co 251

ciones p€queñas,.. donde es innum€rable el gentío deesta clase que sc enciera en ellas para vivir a sus an-chas, sin ñesgo de ser visitados por justicia alguna, a nopedirlo las circunstancias de algún homicidio, robo, uotro accident€ de esta naturaleza".a5

Los obrcros del tabaco podían ocasionaln€nte tomarseba¡tante molestos. En 1780 unos 300 se dirigieron alpalacio par¡ presentar sus quejas al ürrey por el aumen-to en sus tareas laborales, y amenazaron matar al admi-nistrador, ocasionando "su medio levantamicnto". Enotra oporturudad, en 1794, aproximadamente 1.000hombres y 400 mujercs pres€nt¿üon una pctición al vi-I¡cy pof rzzon€s similares, y esta vez lograron lo quedcseaban- Pcro el incide[te ¡lruso en gran cuidado al se-

ñor Virrcy, así coño a.la guardia de Palacio y vivac dela Calle de San Francisco".a6 Cualquier congregación depcrsonas era particularmente temida en una ciudad co-mo México, que recordaba los turnultos dc 1624 y1692, poniéndose especial cuidado en las pulquerías ytáb€mas d€ vi¡o, y limitando las primeras a un determinado núñerc, debiendo esta¡ ubicadas lejos d€l centrode la ciudad. Cuando €n 1816 se autorizaron nucvospuestos de pulque en algunas plazas centrales, los üejosconcesionarios presentaron sus quejas, alegando que "to-dos los pueblos ilustrados miran [estas plazas centrales]con especial atcnción pa¡a alejar de ellas los desórde-nes"J7 Pero el pueblo mexicano tenía 'tus jerarquías,

1. Mé,no pot ¿.ntq fue boio .L sobi.ño .t¿ lot bafty¿t, ó s¿o

Enfdñe.ta.Lt Polírkot q!. Pa.L.. L .aPirzl d. b Nn ú E\patu, .ditzdapor Carlo. Müí¡ iL Bu¡tú¡trt, M¿x¡co, 183¡, pásr 107-I I l.

¡. Jor¿ G6m¿, (Diüio cundo d. Méxi@, dc 14 d. agoro d. 1776.a26 d. jünio d. t794",.¡ Doc¡tuntot Patu h h¡ttúia ¿. M¿ieo. lm.ene (? @l¡J, M¿nco, 185$54, vo¡. \41, pás'.93 y 401.

.' Asri@l¡ (p.6¿), P16 oro¿¡tbtul d¿ ¿t¡.Eto de vivtdíat yptlqa.t¡6 d. etta Cort.,ltléÁco, 1A23.

TORCUATO S. DI ?'f,LA

IV

Page 121: HALPERING DONGHI Tulio. El Ocaso Del Regimen Colonial

TORCUÁ]¡O S. DI TELL^ LAS CLASLS PELIGROSAS EN MEXICO 233

sinónimos. Son contrastados solamente con los aprendi'c€s y con los practicantes indios no organizados de laprofesióÍ. En ordenanzar posteriores, y en aquellas rela-cionadas con actividades donde se requeria una mayorproporción de capital, surgían situaciones m¡ís comple-jas. Se hace una clara distinción er,tre maestrcs y oficia'les, y sólo loi primeros tienen derecho a vota¡. Los ofi-ciales, fr€cuentemente llamados tambiéI¡ lab oran tes'eran penonas que habían completado su aprendizajepero que no tenían €l dinero para pagar sus exámenes opam ponü un negocio. En algunos casos las ord€nanzasimpoflían trabaja¡ como laborante por un par de años,antes de alca¡za¡ el status de maestro. En ciertos gre_

mios hasta encontramos ma€strcs trabajando para otroscomo personal contratado, 1o que es una clara exceP-ción, y sigrlificativamente este es el caso de la produc"ción de car¡uaies en el siglo xvlu. Generalmente exis'tía una prohibición estricta para que individuos ajenosaI $emio pusieran un negocio, ya que Ia idea era evitarque los maestros se convirtieran en asalariados.so Cierta_mente existían abusos e infracciones, y casos de endeu-d&miento sistemático a prestamisaas, como entre los tex-tiles de Puebla.

Pero elrégimen colonial trataba continuamente de aplica¡ las ordena¡rzas.

Luego de la independencia tas fuerzas del mercadopudieron operar con mayo¡ libertad, si bien precisaroncierto tiempo para alcanzar sus efectos completos. Losarresanos exigían la prohibicion de las importaciones, cn

,o lbrdm, lompatu la órd.nú¿¿ pd >ombfr.rcs lll7l), Pri{. eli,.omo ej¿np¡o sir di¡guna difd€nciación .ntÉ n¿€sÍós y oñcia¡.!, .o¡ I!de ¡os ddadorcs (1510), pk. 17, tundidó.cs (1685), pá8.5e, cúocro¡(l?06), pá{. 89, zapateros (I?49}, pás. 114, y la.rG (1677), p4. l7s.coñó cúoa con difqmcias .xplritú.¡tc @rcadd. I¡ ord.!d. d. lordoñdorcs prohib.la l(mación dc co¡mdi¡s d€ oñcid.!.

su nobleza y su aristocracia... Un oficial de ba¡bero mi_ra con ianto desdén a un peón de albañil como et másrico agiorisr¿ lo h¿ria con u¡ merito¡io de oficina. De laclase de los léperos saten los albañjtes. los rocineros- Ios(a.rgadorer. Ios conducrores de c¿nos públicos, los vele-ros. los curtidores, los empedradores de calles-Js po¡encima de esra masa hererogénea se hallaban los artesá-nos, poseedorcs de una determinada habilidad y d€ urracierta .capacidad organizativa. pertenecían u gr.ii"", .r-tablecidos a través de ordenanzas municipaies, que lesconlerían el derecho de elegir anualmenLe un cuerpo go-Demante, compuesto por el alcalde o mayora.l y doi otres veedores. principalmenre a cargo de los eiámenesde maesrría y de la concesión de tiiencias p¿ra insralaJun negocio. Las ordenan¿as disringuen muy cuidadosa-mente entre ei secror,,organiz¿do'. de la profesión. ejer-.,do por españoles. criotlos y a ,eces mi"rizo, y muta-1o: (.p".* veces sc les permire incorporarsi a los

'ndros). y el secror indio no organizado. ni cubierro por

sus regl¿mrnros. También se presraba mucha aLención aevr(¿r. el desarro¡lo de i¡Lermedi¿¡ios (regarones) y mo-nopolistas de medios de produceión | .ur.;u. pr;-

La linalidad de las reglamenLaciones era mantener elsratu. privilegiado de los anesanos como producrores in-dependientes que vendían directamente á p,f,ffi".. f"i"existían importarrtes diferencias ent¡e eltoi. En las pri-merar.ordfnanzas {la m¿yoría de¡ siglo xvt). tos mi;m-bror de un gremio se denominaban simptemenre o/ü¿l¿r, o indistintamente maestros t of;c;aie:, rsados ¿omo

. .¡ Artiolo sin ñma, .'El poputehó de MéIicó,,. .n ,t Mú"oM.,icdo, vol. IJl, 18++ páE_ 4É0.

.'1 ttuatuot d. gr.nno, d? la \útu¿ ¡ spam, c¡. ciL Vs ¡eo'denúd.pm capinkrc {t568). pás: 80. pD espad.ros r1556,. pás,127 v pra húsor (t163), páe. 147.

Page 122: HALPERING DONGHI Tulio. El Ocaso Del Regimen Colonial

234

su mayof parte textil€s, mi€ntras que una gran partc dclpúblico coñsumidor deseaba bienes extrarjeros Ly'rxl¡'s.Por otra parte. mucho" tinancistas buscaban nuev¿s in-v€rsion€s para sus fondos, y una irdustria protegida pa-recía constitui¡ un nuevo carnpo muy promisorio. En1829 el gobierno de Guerrero, de gran apoyo popular,había promulgado la prohibición total de la importaciónde textiles de los tipos producidos localmente, pero da-do que esto

"igniticaba perder ingresos muy necesarios

para resistir la invasión española de ese ario. se autorizóuna posteryación temporaria d€ la medida. Cuando alaño siguiente B¡.rstamante depNo a Guerrero, optó poruna solución intermedi¿. Mantuvo las importaciones,con una moderada tarifa protectora, y asignó parte deestos ingresos para integrar el capital de un Banco deAvío que financiaría nuevas industrias modemas. Sepromerió a los atesa¡os poÍer a su disposición parte deestos fondos, y que se impondría una prohibición totalluego de completado el c¿pital del Banco {un millón depesos).5r

Tomó siete años completarlo, pero lu€go se establecióla prohibición. Iista vez, naturalmente, benefició a losindustriales de gran escala igual que a los artesanos so-brevivientes, y se mantuvo vigente hasta 1846.5, tosindustriales y los artesanos independientes, si bien con-juntamente irrte¡esados e¡ la protección tarif¿ria, y porlo tanto capaces de desarrollar ocasionalmente una ac-.iún polirica cn comün. tenían mu¡hos olros inreresesopuestos. Po¡ lo ianto, su ¿lianza fue siemprc inestable,

5' Rob.r Porash El Bdúo t. Aüio l¿ Ml,tu¿, M¿xico, 1959, págs7+75y 79.

51 tbid.m, c¡p. Xl, L¡ Dir.c.ión G.rcr¡ d. ^Aritultur.

¿ lñdusrá. d¡una ¡ist¿ de ls fábriái cn sÉn .s@la exnt.nt¿s cD ua lccl'. dgo posr-nor, c¡ Mñotia sob¡¿ el etrd¿o ¿. t¿ ¿gri.uktm e indu¡nc.. d el añod¿ 1844, }¡,¿ai.ó, 1a46.

LAS CI,ABES P'I'¡CBOSA3 EN T¡EITCO 25b

":..l:)':T,:xff :"",':"ál:.Iiitfl,.:';:'i'i'#1}

*.-§:Eft 1¡$3ft;f¡{l5Ht'i,Tiri

'*¡tHfig$ffi;:ih#",x':T:"i:: ;§."J'il;; I *.,:*:n ::;;'l;:,

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Page 123: HALPERING DONGHI Tulio. El Ocaso Del Regimen Colonial

236 TORCUATO §. DI TEI,LA

l:n un.lcr,,:i,, propn,. r_n ¿ ¿ayofía de ros gremios lapr¡,porc'¡rr de marsrror sobre el ti,¡¿l oscila e-ntre el 20y el 30 p(,r ciento. Cons(ituyen una cxcepción tos albañi,tcs, de tos .uates sóto un 2 por cienro-esrá clasificadocomo.maestro§, indicando un status m€nor para estapr.fcsron, mucho más accesible que Ia mayoiú de lasotrás-r

, l. ," .ll,li: de.Qurrér¡ross para 1844, sc propor.c¡ona un¿ d'srribución ocupacional pan todo el

.Estldo.

I-,*.91 d: manera implícita esrimaciones del ingresoPer caprta-dcntro de cada carcgoría- El secror manufac.:urelo.se q¡vrg: eñlte;ndustia labit e industna urbana.ynlus:ña fabnt inctvy.. operarios de ta gran hilande-rra drgodoner¿.que para entonces sc habíi esrabtecido,asi como ra.rnbién los de los obrajes y rrapictres Iareros,cur(rembres y elaboración ¿e tal¡aco. ta;ndu¡t* u,ii'-n¿

'ncluyf a los anesanos y alos m"nestrutcs EK trab¿-J¿ban ,paJa

ellos (equivalenres a los viejos oficiales y+rendrces) m:is otros menestrale" qu. ná t.utr¡ofr, .í

y,*i . ii§*=:

gry; *"*:f,ii,f* 3?:¡#Tii,llif j,l:cpoe. vol. rv. MRi(q t854, páss. 971, Er b¿jo ¡r¡rN d. t6 a¡6¿ñih ;ffi "iti,

"

qi;hiilT ::rsrru.,*1,:¿*r,-l :[]:1uu @.nic. ,ñ .mb.Eq ruddo y mcn<iúe roi,¡-io,, * ""¡;,ru-

iT:é;ryj_?:i",t,:,.,;;;"f T";....t,1",:tr#Jil,t#[:fJ.nr. u h¿e¡úo v.t .""., p,r.,toi-r p¡@úciad¡. vcr ¡a dd.-núla d. aib¿nih (1s99). ." o,*"w* ¿, i-¡, * to tt"-" apÁooD. {r, paar. t3lr84, quc di.t nk@ñr.; Eñ.,Esut¡ ,¿ (onrni&ión pu. bau":* ¿. .1,,,-*'"¡iil''-.r:.f9k.lir_o o d.t Rdo. ob. cir. v., kñbiú d.r ruso aubr¿t@"t «-d.t D?pdtdndto .t. era¿torc danu a b tob¡",iór e,;;;f*É,li.ü,f ;fi1!:i!f :,Ír;ri.;I"tT T,ri;.it1:; tJ,B.f*:lr1l.r"* o*."""". BsMcE, ¡". ¡p"¿. -r. vo, M;..i,-iiró,,frg1.

LA§ CLAAE!¡ PEI,IGROSAS ¡N MEXICO 237

ta.llcres: albañiles, arrierossó, aguadores, hortelanos yvendunieros (vendedorcs ambulantes de productos mra-les). Los ing¡esos de todos los menestrales se calarlanen 78 pesos m€nsualca, mientas que los d€ los mtesa'nos con tatler propio llegan a 150 pesos, aproximada'mente eI doble de la suma anterior. Los dos grupos demenestrales, si bien sc les asignan los mismos ingrcsos,son en realidad bastante distintos: aquellos asociadoscon los maestros €n los ralleres cuentan con una pos¡-

ción más estable, y con mayores probabilidades de pro-greso que los otros (a.Ibañiles, arieros, etcétera). Encuanto a Ia indust¡ia fab¡il, €l ingreso de los operaiosen las fábricas textiles y de curtiembres se estima en 9Ipesos (excluyendo mujeres), y el de los obreros tabaca'lclos d€ scxo masculino cn 121 pcsos (si bicn csto in-ch.rye a algunos cmpleados). Están en una pos¡ción apro.xünadamente equivalente a la de los menestrales qucEabajan en tallcres. '

El estudio de Querétdo nos da una idea de lapirámide de estratificación social, tal cual era percibidapor un cstadistico en esa época. El cuadro 2 (véase lapágina siguier¡te) se basa en las cifras que él cita, si bicnreagrupadas de distinta mancra-

Hcmos s€pa¡ado las categorías ocupacionales cn "ur-banas" (en realidad, no agrícolas) y rurales. En €l sectorurb¡¡¡o existe un primcr nivel formado por censualistas(rentistas), profesionales, comerciantes y el clero, coningrcaos calculados en más de 900 pesos. Algunas de es-

tas cat€gorías son birstante heterogéneas, po¡ ejcmplo elclcro, gran parte de cuyos miemb¡os reatnente p€rtene-cía ¿ algunos de los gnrpos citados más abajo. Los co.

t. C-tr b. sidon .nit ú¡ r¡ru.iin tinilr ¿ t¡ dr l@ ¡lbail.t,puóto qu. h¡y ma pronú.ird¡ difcúcü.ntÉ .l 6pat¿ d. úna §op. vru hómb6, y a úbos É lo! cord. pór .l úimo n@6r. d. úicro.

Page 124: HALPERING DONGHI Tulio. El Ocaso Del Regimen Colonial

238 TORCUATO §. D¡ TELLA

CUADRO 2

Estr¿tific¿ción so.iál d. la pobt4ió¡ ocupád¡ mas.ul¡n¿.n cl E§tado d. Qu.r¿tao, tE44

I¡AS CLASES PEIJIGNOSAS EN MEXICO

cu¡dp 2 (continu4iótr)

I¡ar.-uu¿¡

Cat.S6.í¡mp¡.io¡¡r .dim¡do Cuiid.dP.r.¡Pna(D.co')

I13És¡Ú,

C¡¿.roriaóoD-io¡.¡ ..timdop6 cfuit¡b.ú4

A sEcTox. "UR¡^NO" (m ¡síco¡¡)10

13. M€úBtraLs que no t.ab¿ian ¿¡la[.rs ricsanare; ircluy¿r ¿lba-ñild y cat.soríú scnimE¡cs(dneros, ¿sudores, ho¡t€lanosy v€ndiñi¿r6) i 8

t4. íDomésticol' (ndculinG; ircl¡y. Etrd.doFs éU.jer6 y jomal€-rc3 mpl.¡dó. int.ñit¿ni¿ñ.lte) 73

& §BCTOR ¡RUtr-..L" (as,ícoL)

l.Propi€teios d. hÁci.rü'(,ao s€ du insr6o¡ pm.l toi¿l d. p.opi€rrios d.hácieDüs y ratuhd, ¡$ ¡.200)

2. Arddat¡rios d. haci€ñrl¿tú sñ¡ .scal¿ {ahunan tc

13,001 5l

2.410

10.531

u0

23

536

392

Eñplc¿dos gubffi.nta¡€3y d¿ oncimBopic¿dios d. industrid ctrgm¿c y pequcñ¿ c¡cala

D.p¿ndicnt€s de com*.io

1.2.

3.

5.

6.

7.8.

¡.540

1,0001.620

900

435

365

2.447

1.03?

51159

1.200

937

688

1,7!0

600

¡.I507.088

3.044

2.945

9. M.restr¿Ls qu. rn¡'¿jm cnr.llcEs dc are@os

10. Op.dió¡ cn industnd d€

Sade y P.qu€iÉ .!.alá11. Obr.rós i.baca¡crc (ircluy€ a

argünos enp{€ados

S.Itopiétuios de ntulú(únid¡dé rurá16 mcdiD)

4, Adninistndores de hei€FrI4 G. calcul¿ un i¡sremde $ 255 nás ca$ y.onida qu. puedé @lculm. ¿¡un tercio d€ l¿ rum. nd-

200

150

1A

s1

4832tt

1,22

1.500

\44

Page 125: HALPERING DONGHI Tulio. El Ocaso Del Regimen Colonial

240 TOR,CUATO S. DI TELLA

Cu.¿o 2 (Cortinud6¡)

LA§ CI]ASEA PEÍ]IGiOSAS EN MEX¡CO

cü¡ds 2 (co¡thú.¡ón)

241

c¡..so¡í. odreioBl

5- Ar.r.latdios en p.qucñácscal¿ (hmbi¿n nmado'@ioe!, o "ú.ndar¿¡io5

6.ExthcróF! d. n..trB, cebóa rum ("úvúderor')quc Paso un ahun.. a ¡8

?.Vaqu€ros, dplc¿dos p¿¡ñán niement. po ld h¿.

8.Pcon6 d. ñy., rcsid.nt s

€n t4 haci.ndat, qu. I'@ S 3r m& la comidápor m tédi¡o d€ nu.wm.¡es al año. súpo¡icn.iou inSrso iglal d@ntccl reslo d.l .no, Y la comnd¿ c@o un ir.io d¿ ss

g.lcóncs que vjÉ¡ ¿n lospucblos y tr¡b.jm .¡ h&ci¿trd .háñi¿ trd m.r.d.l año, y cl É,tó d.l ti€ñ-po .n §u. p.ópi4 .i¿M od ti.rd pmpied¡d .L a¡-

sún otro .cideot. d.¡ pu.-bro. No ¡.sulla posibl¿ c¡l-o¡ü 3ú insE,o cn bas. a.!te .rtudio, p¿rc ést .Ép.oba¡l€m.n& .quivd.n¿.al d. lG pcon6 d..aya

11.110

2.600

Cr&gorí. o.r¡D¡.¡oúl

lo.Mücha¡o¡ coúo los .nt .¡ioB, p.ro con nmorc!

23

lu.¡t : Jo.é Antóúo dcl Ruo: "Not¡s Bt¡di¡d.ú d.t D.pafm.nio d.Qu.¡Étm, fomdú por la Asmr .¿ Conrtitú.io.a¡ d.l mn-mo", aor.tin ¡t ¡. Soci.d¡d Mai.¿D .t C.o¡nfi¡ y Ert¡¡(tti.e, Sdi€ l! vol.tll (Mdi€o, 1852),pásr.204,205y 214.

t42 2.t708.t97

12 2.1s1

!9

63 6.000

7.t14 t4

m€rciantes, por su número de ingresos, no incluyen a lamasa de vendedores semiambu¡¿nres. que ocasio;almen-te abnan un tendajón o vendían bajo un lianguis.

Un segundo- nivel, con ingresos enrre 3OO y 900 pe-sos. incluye a funcionarios públicos. escribienres y fabricanles. Este úlrimo es también un grlrpo heterogéneo,que ab¿rca desde eI fundador de la famos¿ fábricá Hér-cules (que empleaba a 876 penonas. más 400 albañ¡lesen obras de consrrucción). hasta propieLarios de peque-nos traprches y cu-rrjembres. Pero excluye explícitamen-te a los asalarjados. tanlo en unidades de gránde comode pequeña escala, que son llamados operanbr, y que sedesc¡iben más adelante.

Un terce¡ nivel incluye ¿ dependientes de comercio yanesanos (descriptos como propietarios de ralleres). coningresos estimados entre 150 y 300 pesos anuales.

A pa.rJir de este punto comienza el proletariado, y noresulta f.icil ditrrenciarlo en b¿se á in$esos. puesto queaqui es probablemente mucho más imporrante la estabi-3,174

Page 126: HALPERING DONGHI Tulio. El Ocaso Del Regimen Colonial

I,AA CI,ASEA ?EI,¡6ROSAS IN MEXICO 243242 TOBCUATO S. DI TELLA

Iidad del trabajo. H€mos foÍnado, a título dc ensayo,un primer grupo integrado por quienes tienen un traba,jo más permanente (excepto servicio domésrico): mcner-úr¿l"s qu. rrabajaban en lall€r€s. oper¿nos dc industriasde grandc y p€qucña €s.ala o de manufacrura dc raba-co, y miñeros. Un segundo grupo de la clasc trabajado-ra, €n situación más inestable y con empleos menosseguros, estaría formado por Ios nreres¿r¿l¿r que no tra-b{aban en talleres (albañiles, aIrieros, aguadores, ho¡te-lanos, vendimieros), los vendedores ambula¡tes o semi-ambüantes5,, y el servicio doméstico. Debe destacarseque el número de "domésticos" (hombres) es demasiadoelevado como para jusrificar pensar en ellos simplemen-te como servicio doméstico. Muchos deben haber sidov€ndedores callejeros conectados con eI abastecimientode algún clemento de uso domésiico, y de ahí su nom-brc. La categoría de jomaleros, tan frecuenrementf em-pleada en otros censosr no aparece en esle rstudio. Estos. debe al hecho de que sus component€s han sido asiS-nados a otros grupos. en particular a los menesrralisque no trabajan en t¿lleres y al personal ..doméstico',masculino.

El estudio de Qgeréraro tambiér da una idea de Iaeslructura social rural. Luego del primer nivel de grandcshacendados, y un segurdo nivel de nncheros y admíds-tradores, existe un tcrcer Íivel, equivalente al de los a¡te-§a¡ros en al contexto u¡bano. Este nivel esüá com-puesto por dos categorias: los colonos o a¡¡éndata os

., EI c'tudio d¿ onz.ü. (hencionado c¡ ta @ra 54) .&¡uyc.¡ la.nuñmdón dc lrabldñi.nrd rd.rci¿les a to¡ ..pcqu.ñor rnd¿jo, d.lor büid, coñúmm.nt. @rccidor @ño .h¡ng.rcs, qu. @roilii& dc un@od. r.Fó., @h rmac, y umr po.q d.dd d. t.ñ...ulo opi¡.Ino .tcúa6. . 6túc¿ E.ld, y qu. podíár cn ürrús. .n c!d. dqrnD,puáto (p. E p¡mro ap!F.íú óno desapaecíe, B qE lur du.ñ;! rct.nfú E'idend¿ 6iL.." (p¡s. 9t).

de úerras de las hacieÍdas (llamados labtadores et casi

todas las cstadísticas de csa época)t3 y los L¡i'afi&ros'que explotaban los bosque§ en bu§ca d€ ca*)ón, tuna yáuo" oiodu.t"s. siendo sesuramente todos ellos residen-

t.s dJ lo3 prcá¿or, que dc-esta manera complementabansus inere§;s.st Se lis calculaba un ingreso anual Parecido atáe los maestros art€sanos. Un cuarto nivel incluye

a lor uaquercs y los peofts de ruya quc vivÍan.(n las

haciendas, y un quinto a los Peones temPorarios (y mu'

chachos) que vivían en los pueblos. Dentro de e§ta cs'

t-.t*J -t¿ §c puede di§tinguir Io§ sectores p¿¿blo yhacieída-rrncho- Las hacicndas y ra¡rchos tenían bajo

ru control diecto y Pennanente a los vaqueros y a lospeones de raya. En los pueblos existía un SruPo suPe''rior tormado po¡ los colónos (tabradores) y üvaridcros,y uno infcrio; aI que Pertenecían los trabajadores tem-oo¡arios de las hiciendas. Ambos sectorcs necesitaban

ias rienas de las haciendas (o los ra¡chos, más peque-

ños) para complcmentar su economía' Pero los Primcrosarrenáando uri pequeña exPlotación y Ios segundos co-

mo trabaiadores asalariados.Resurr'iendo entonc€s la situación del Estado de Que-

rétaro Ducde verse quc en su scctor '1¡-rbano" (no a8rícola) lás srupos de clase alta o media alcanzan aproxi*"d;."É e'l 20 por cien(o del total. Est¿ cantidad es

!á probablemente minimizada, dada la lorma en que se

5 i v.r pd .j.mpto Jo.é Agr ni. E .ú.1o\ E },dúr¡c¿ d.l .tttdo ¿'C rk{¡@, Mádco, ¡834, $¡i.n dit nrd.nr. d¡ pd -nt.<lo qú. lotl.D..dñ .tu ñ&¡rior d. l, ii.É d. ¡ú üt i.n.L¡ (pá8.. 19_20 vl1!r20).

!t En lÉa! con m.Do¡ d@¡ü¡d d. pobl¡dó¡ Gt .quivd.¡t ! .ran los

.dvddi@ ü cuF¡t r sr¡rúi16. Pú inlmÍón tobic ló! Plúladotsüldtd & r¡be ¿n ct !i lo Xv,¡l É R.laci6.t d¿t ¡i|lo XVII. n.biM a O.,^cd: Oclaph t on6 P.blot, .¿itúo Pd F úde .Ll Pu vTior@@, M¿xi.o, 1910, És.. 9 y !i3!.

Page 127: HALPERING DONGHI Tulio. El Ocaso Del Regimen Colonial

244 IORCUATO S D¡ tEI,I,A

¡ealizaron las estimaciones. Además, dcbc tenersc encuenta quc la naturaleza populosa e industrial de la ciu-dad capital y alrcdcdores atraía una conccntración con-siderable dc clase obrera en el sector de "fábricas".

Las cifras para otros sitios en épocas similares tiendena confi¡mar la prescncia de un sector mcdio considcra-ble. En la villa de Guadalupc, c€ntro rcligioco c€rcano ala ciudad de México, en 1856, un censo ocupaciondpermite estimar el tamaño d€ la clase alta y media enun 3l por ciento del total.6o lnfo¡mación simila¡ corres'pondiente a Mazatlán (Sinaloa)6r cn 1854, regist¡a tarn-bién ün 3l por ciento de clasc alta y ñedia (eracluyen-do Ia guamición militar; si se la incluye, el porcentajedcsciende a 29). El cuadro 3 resume la situación en lazona urbana del Estado de Querétaro y cn las ciudadcsde Cuadalupe y Maa'atláa.

Los dos gnrpos estadísticos inferiores pertenecen a laclase obrcr¿, pero existe sntre ellos una diferencia,como hemos üdicado, El primero, que trabajaba en gran-des y p€qucñas industrias y ccmercios y en las minas, schallaba más ü8ado a su trabajo qu. eI s€gundo, que tcndíaa emplearse en forma más ocasional, tipo jorna.lcro,

.o v{ Jo¿ M. GrL, "Dr¿6 ioriciu 66<lííidr d€ Gu.d.lup.Hidalso', B§MCE, l¿ épod, wl, \4I, Ménco, 1859, pi}t.217-279. L*cát€odd elpa.io¡ald d. artcsúd, .oño rs coñún cñ s¡a pútc d. lGc.N6, dÉ¡r d.da3 cn ruñú gtób.Lr qr. iñclura a múrtd y ru¡ neerF¿lé En lÚ pnncip¡|.. ¡.tirt&d.! üt s.[l6 (@pintG, aFt br,h.m¡, ctcót.ñ) .l 25 F¡ ci.dró he ¡ido 6ci&radd mdst&i ri-sui.ndo ld propo¡ciorcs d.l átuóo d. Orüába (Dota 54). E¡ u¡o! po.or6sd (Eloiro!, pl¿tcro!, ct.¿t.¡¡) sc h. pu.rto c¡ núñc¡o toiár .¡ .l ñiv.lñ.dio. S. h¡n i¡cluido .n cl total ús poca! at.8orís Earcs (lab¡adoÉsy joha¡.rot d.l cÚpo) d.hdo a lo qu. apññrüí¡ s.¡ su rcsid.nciaúrü¿¡a y dcb¡do ¡ s nún.rc p.qu.ño, ql. @ alt a 16 porót¡id .Lnd.ñ §8niñotiE. SóIo e hú .dridd.do Iás cuF.iom3 m$@ü¡a-

., Lon M. S.rc, 'Apunt s cst.dilt¡@s ¿el pü.rto d. Maz.dán",ASMCE, ¡a ép@& vol. VII, MÉú@, 1859, páer. 321-9!7.

I,AS CL]{SES PEI,IGBOS S EN ME)(ICO 245

CUADRO 3

P.rfit4 d. gtE.i{idóú úrtt¡!. Porc.útliG sbr' 'l 'ot'ld. l¡ Pobl¡.ión ocuP.d. ñeu¡iM

Ctudrd yDñ6¿'

vilb .t L--u.Ou.d¡rup. (a.tuycrdo

ü süúi_.ió¡ Eüiú)

cl.!.r m.dnr v ¡l¡a (nivel.!--r,¿vS-q".¿*.1 21 31 3l

C¡.& obEñ Bt¡b¡.: EderñLt @ t¿¡l.G ütÉn.l.! oo.dio..n fib,i.d &srua't y Pcqua, c*a.la..n lt .tabotrión d. tab.cov ñineld lniv.l 4 .n Qu.'i;t - 28 rr 15

ProLtdi¿do móül: albanild,dner.s, otro! ncncatr¿Lt!rñirrur.Lt. v.nd€dorc!c.¡lci@¡, Mrin.¡os, joro'Ll* s.rvicio d@áti@i,¡ü ¡ - O-*"-l 51 5q

'+

Fu.ni.r Ver cu¡dlo 2Y not4 60Y 6t.

vendedor ambulante o "doméstico". Si bien rstas esta-

dísticas sólo deben tomarse a título indicativo, impre-

siona la sran dimensión del proletariado mas bajo e

i'estable.-oue en los lres casos incluía a más de la mi'tad del toál urbano. Esta partc tan üsible de la Pobla-ción es la que tl¿maba la atención de los viajeros' vconstiruia el material más combustible Pa¡a la Propaga-

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ción de la violencia. Pe¡o no debe hacernos olvidar elnúmero considerahle de posiciones existentes encima delnivel obrero, que constituían a.lgo má que una pequcñaminoría privilegiada. Sin duda existía una pequeña claseprivilegiada en la cúspide, que era sumamente "visible.Por contraste, los artesanos, pequeños comercia.nres. emipleados bajr,s (y los labradores, vivanderos y rancherosdentro del contexto rural) podrían a pri¡nera üsta con-fundi¡se con la masa proleta.ria, pero ellos no se perci-bían a sí mismos en esa fomLa. Su vida se hallaba mar-cada por la inseguridad, no por una permanenre miseria,como era eI caso de la mayoría de los grupos inferiores.El resultado e¡a r¡na escala social caótica, plagada detrañpas y cardas peligrosar, pero tarnbiéí con súbitasIecr¡peüciones y aperturas. Esto impedía espera¡ deellos el rol tradicional a¡nortiguador tan frecuentementeasignado al nivel medio. Mientras perdura¡a su situaciónde inseguridad, constituirían un campo ideal para la ge-neraciór de agitadores y actiüstas políticos. Viviendoentre las masas. a las que sabían cómo incirar. y poseyen-do la habilidad necesária para desempeñarse eo posicio-nes de liderazgo, ocupaban una posición estratégica den-tro del sistema político mexicano. Este sistema estabasujeto a presiones que surgían de diversos niveles de lasociedad. En el nivel superior existían divisiones entralos diversos intereses económicos, particulamente inten-sas en épocas de tmnsición. En eI extremo opuesto, unamasa fácilmente movilizable estaba pronta a irrumpir enmomentos de máxima tensión, constituyendo una am€-naza potencial p€man€nte. En los niveles medios la üo-Ienta inseguridad generaba actiludes cor respond ien tes yuna detrrmin¿ción de usar el juego polit;co para deltn-ders€ o contraataca.r. Todo esto ocasionaba una multi,tud de estBtegias y de alianzas aparentemente debidasal más craso oportunismo, pero en realidad basadas en

f,AA CLAAES PELIG&OSA§ EN MEX¡CO 247

la contraposició[ normal de intereses económico§ o con'vicciones ideológicas. Sería ñecesario espera¡ a que estu-üera bien entrada la segunda mitad del siSlo xrx Pa¡aque el nuevo tipo de economía del porfiriato simplifica-ra el esquema clalista, barriendo, a los efectos pdcticos,con los restos del sistema anterior.

TOBCUATO S. DI TELIA

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INDICE

lntroducciónpor Tülio H¡¡p<í¡ Doryhi

Haciendas y ayllus en el AIto Perudu¡ante el siglo xvü: Estudio demográficodc la población aymará cn los distritos deChulumani y Pacajes en 1786

por H.rbqt 3. K¡citr

Irvantamicritos dc masas cn Pcr,ú yBolivia dulante el siglo dieciocho

poi O¡cú Cortrbtit

Milirarización revolucionaria enBuenos Aires, 1806J815

por lulio H¡lpdiú DonSN

Tributo aboüdo, t¡ibuto repuesto.lnvariantcs socioeconómicas en laBoüvia rcpublicana ....... 159

pd Nico!í. S¡ncha Albú¡orLas clascs peligrosas a comienzos delsiglo xü cn México ..,....,........,...... 201

por Tord.to S. Di TclL

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COIJC(ION HISAORIA Y 3()C¡EDAI)

NATAIIO L IOTANáú E, o¡&n coLtciiúr- Ia CorLh^ úS¿t,iM cn., ,88O, 1916.

TBANCIS KORN: Cn Enr to.i¿¡s: fubrar 9 coni.trrd¡,

TUI.IO, HAIJEIIN DONCHI; EI ocdto d.l úd.n coloni'l .¡Hb¡,,,¿útu"

tI1

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Ért¡ .dición dG 3.000 .jmple§tu. conpu..ta y 3d.d. .nALEPH Compodción cn rdo

c imp(e y t.miEda.n los T¡lcB Edigtf,D.k¡do 834, Bucnos AiE&..r.¡ úc! d. rsorto d. 1978.