HDG 2060 SAGRADA FAMILIA 27 de diciembre 2020 online

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El pasaje de hoy nos habla de las relaciones entre hijos y padres. El que honra a sus pa- dres: expía sus pecados, acumula tesoros, y se llena de alegría. Lectura del libro del Sirácide (Eclesiás- tico) 3, 3-7. 14-17 El Señor honra al padre en los hijos y respalda la autoridad de la madre sobre ellos. El que honra a su padre queda lim- pio de pecado; y acumula tesoros, el que respeta a su madre. Quien honra a su padre, encontrará ale- gría en sus hijos y su oración será escucha- da; el que enaltece a su padre, tendrá larga vida y el que obedece al Señor, es consuelo de su madre. Hijo, cuida de tu padre en la vejez y en su vida no le causes tristeza; aunque se de bilite su razón, ten paciencia con él y no lo menosprecies por estar tú en pleno vigor. El bien hecho al padre no quedará en el olvido y se tomará a cuenta de tus peca- dos. Palabra de Dios. R/. Te alabamos, Señor. R/. Dichoso el que teme al Señor. Dichoso el que teme al Señor y sigue sus caminos: comerá del fruto de su trabajo, será dichoso, le irá bien. R/. Dichoso el que teme al Señor. Su mujer, como vid fecunda, en medio de su casa; sus hijos, como renuevos de olivo, alrededor de su mesa. R/. Dichoso el que teme al Señor. Ésta es la bendición del hombre que te- me al Señor: “Que el Señor te bendiga desde Sión, que veas la prosperidad de Jerusalén todos los días de tu vida”. R/. Dichoso el que teme al Señor. La carta de san Pablo presenta un ideal de vida en el ámbito familiar: las relaciones en- tre marido y mujer, y entre padres e hijos. Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los colosenses 3, 12-21 Hermanos: Puesto que Dios los ha elegido a ustedes, los ha consagrado a él y les ha da do su amor, sean compasivos, magnánimos, humildes, afables y pacientes. Sopórtense mutuamente y perdónense cuando tengan quejas contra otro, como el Señor los ha per- donado a ustedes. Y sobre todas estas vir- tudes, tengan amor, que es el vínculo de la perfecta unión. Que en sus corazones reine la paz de Cris to, esa paz a la que han sido llamados, como miembros de un solo cuerpo. Finalmente, sean agradecidos. Que la palabra de Cristo habite en uste- des con toda su riqueza. Enséñense y acon- séjense unos a otros lo mejor que sepan. Jesús podía llegar a este mundo de una manera espectacular. Sin embargo, deci- dió venir como un hijo de familia y vivir en un poblado casi invisible y hasta de mala fama. “¿De Nazaret puede salir al- go bueno?”. (Jn 1, 46) En Nazaret se inició la historia más san- ta y más buena que conocemos. San Lucas nos dice que Jesús “estaba sujeto a ellos” y que iba “creciendo en sabidu- ría, en estatura y en gracia ante Dios y ante los hombres» (Lc 2, 51-52). Durante este tiempo, no se habla de cu- raciones, predicaciones ni de multitudes que acudían a Él. María, una mujer de fe y oración, hacía las cosas de la casa, co- Semanario Litúrgico Nº 2060 NuestraIglesia Arquidiócesis de Guayaquil SAGRADA FAMILIA - FIESTA • CICLO B • DICIEMBRE 27, 2020 Oración colecta 1 LITURGIA DE LA PALABRA Primera Lectura 2 Segunda Lectura 4 La familia de Nazaret mo las mujeres de su época. José, su pa- dre adoptivo, le enseñaba a orar y a tra bajar, según la tradición de la época. La familia de Nazaret, del mismo modo, nos compromete a redescubrir la voca- ción y la misión de cada familia, a con- vertir en normal el amor y no el odio, la ayuda mutua y no la indiferencia. La gran misión de la familia es dejar sitio a Jesús y aprender a acogerlo en la perso- na de los hijos, del marido, de la esposa, de los abuelos y de las personas que le rodean. De este modo, cada familia cris- tiana está llamada a acoger a Jesús, a hablar con él y crecer a su lado en medio de las alegrías, esperanzas y dificulta- des cotidianas. Oh Dios, que te dignaste mostrarnos el sublime ejemplo de la Sagrada Familia, concédenos saber imitar sus virtudes do- mésticas y su amor recíproco, para que po- damos gozar de las alegrías eternas en el hogar del cielo. Por nuestro Señor Jesucris- to, tu Hijo, que vive y reina contigo en la uni- dad del Espíritu Santo y es Dios por los si- glos de los siglos. R/. Amén Salmo responsorial 3 [127]

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Te ofrecemos, Señor, este sacrificio de reconciliación, y por la intercesión de la Vir- gen Madre de Dios, y de san José, te pedi-mos humildemente que consolides a nues-tras familias en tu paz y en tu gracia. Por Jesucristo, nuestro Señor. R/. Amén.

ban con el niño Jesús para cumplir con lo prescrito por la ley, Simeón lo tomó en bra- zos y bendijo a Dios, diciendo:

“Señor, ya puedes dejar morir en paz a tu siervo, según lo que me habías prometido, porque mis ojos han visto a tu Salvador, al que has preparado para bien de todos los pueblos, luz que alumbra a las naciones y gloria de tu pueblo, Israel”.

El padre y la madre del niño estaban admi rados de semejantes palabras. Simeón los bendijo, y a María, la madre de Jesús, le a- nunció: “Este niño ha sido puesto para rui- na y resurgimiento de muchos en Israel, co- mo signo que provocará contradicción, para que queden al descubierto los pensamien-tos de todos los corazones. Y a ti, una espa da te atravesará el alma”.

Había también una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser. Era una mujer muy anciana. De joven, había vivido siete a- ños casada y tenía ya ochenta y cuatro años de edad. No se apartaba del templo ni de día ni de noche, sirviendo a Dios con ayu- nos y oraciones. Ana se acercó en aquel mo mento, dando gracias a Dios y hablando del niño a todos los que aguardaban la libera-ción de Jerusalén.

Una vez que José y María cumplieron to- do lo que prescribía la ley del Señor, se vol- vieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El niño iba creciendo y fortaleciéndose, se lle- naba de sabiduría y la gracia de Dios estaba con él.

Palabra del Señor. R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.

Creo en Dios, Padre todopoderoso, Crea-dor del cielo y de la tierra.

Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resu-citó entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios, Padre

El pasaje de hoy nos habla de las relaciones entre hijos y padres. El que honra a sus pa- dres: expía sus pecados, acumula tesoros, y se llena de alegría.

Lectura del libro del Sirácide (Eclesiás- tico) 3, 3-7. 14-17

El Señor honra al padre en los hijos y respalda la autoridad de la madre sobre ellos. El que honra a su padre queda lim- pio de pecado; y acumula tesoros, el que respeta a su madre.

Quien honra a su padre, encontrará ale- gría en sus hijos y su oración será escucha-da; el que enaltece a su padre, tendrá larga vida y el que obedece al Señor, es consuelo de su madre.

Hijo, cuida de tu padre en la vejez y en su vida no le causes tristeza; aunque se de bilite su razón, ten paciencia con él y no lo menosprecies por estar tú en pleno vigor.

El bien hecho al padre no quedará en el olvido y se tomará a cuenta de tus peca-dos.

Palabra de Dios. R/. Te alabamos, Señor.

R/. Dichoso el que teme al Señor.

Dichoso el que teme al Señory sigue sus caminos:comerá del fruto de su trabajo,será dichoso, le irá bien.

R/. Dichoso el que teme al Señor.

Su mujer, como vid fecunda,en medio de su casa;sus hijos, como renuevos de olivo,alrededor de su mesa.

R/. Dichoso el que teme al Señor.

Ésta es la bendición del hombre que te- me al Señor:“Que el Señor te bendiga desde Sión,que veas la prosperidad de Jerusaléntodos los días de tu vida”.

R/. Dichoso el que teme al Señor.

La carta de san Pablo presenta un ideal de vida en el ámbito familiar: las relaciones en- tre marido y mujer, y entre padres e hijos.

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los colosenses 3, 12-21

Hermanos: Puesto que Dios los ha elegido a ustedes, los ha consagrado a él y les ha da do su amor, sean compasivos, magnánimos, humildes, afables y pacientes. Sopórtense mutuamente y perdónense cuando tengan quejas contra otro, como el Señor los ha per- donado a ustedes. Y sobre todas estas vir- tudes, tengan amor, que es el vínculo de la perfecta unión.

Que en sus corazones reine la paz de Cris to, esa paz a la que han sido llamados, como miembros de un solo cuerpo. Finalmente, sean agradecidos.

Que la palabra de Cristo habite en uste-des con toda su riqueza. Enséñense y acon-séjense unos a otros lo mejor que sepan.

Con el corazón lleno de gratitud, alaben a Dios con salmos, himnos y cánticos espiri-tuales; y todo lo que digan y todo lo que ha gan, háganlo en el nombre del Señor Jesús, dándole gracias a Dios Padre, por medio de Cristo.

Mujeres, respeten la autoridad de sus ma- ridos, como lo quiere el Señor, Maridos, a- men a sus esposas y no sean rudos con e- llas. Hijos, obedezcan en todo a sus padres, porque eso es agradable al Señor. Padres, no exijan demasiado a sus hijos, para que no se depriman.

Palabra de Dios. R/. Te alabamos, Señor.

[Col 3,15. 16]

R/. Aleluya, aleluya.Que en sus corazones reine la paz de Cristo; que la palabra de Cristo habite en ustedes con toda su riqueza.

R/. Aleluya.

San Lucas nos propone a la Familia de Naza-reth como ejemplo. La escena de la presen-tación de Jesús en el Templo, es un episodio lleno de simbolismo.

Proclamación del Santo Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 2, 22-40

Transcurrido el tiempo de la purificación de María, según la ley de Moisés, ella y José llevaron al niño a Jerusalén para presentar-lo al Señor, de acuerdo con lo escrito en la ley: Todo primogénito varón, será consagra-do al Señor, y también para ofrecer, como di- ce la ley, un par de tórtolas o dos pichones.

Vivía en Jerusalén un hombre llamado Simeón, varón justo y temeroso de Dios, que aguardaba el consuelo de Israel; en él mo- raba el Espíritu Santo, el cual le había reve-lado que no moriría sin haber visto antes al Mesías del Señor. Movido por el Espíritu, fue al templo, y cuando José y María entra-

Padre clementísimo, que nos renuevas con estos sacramentos celestiales, concé-denos imitar fielmente los ejemplos de la Sa grada Familia, para que, después de las pruebas de esta vida, podamos disfrutar de su compañía en la eternidad. Por Jesucris-to, nuestro Señor. R/. Amén

todopoderoso.Desde allí vendrá a juzgar a vivos y muer-

tos. Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia

católica, la comunión de los santos, el per- dón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna.

R/. Amén.

Jesús podía llegar a este mundo de una manera espectacular. Sin embargo, deci-dió venir como un hijo de familia y vivir en un poblado casi invisible y hasta de mala fama. “¿De Nazaret puede salir al- go bueno?”. (Jn 1, 46)

En Nazaret se inició la historia más san- ta y más buena que conocemos. San Lucas nos dice que Jesús “estaba sujeto a ellos” y que iba “creciendo en sabidu-ría, en estatura y en gracia ante Dios y ante los hombres» (Lc 2, 51-52).

Durante este tiempo, no se habla de cu- raciones, predicaciones ni de multitudes que acudían a Él. María, una mujer de fe y oración, hacía las cosas de la casa, co-

Semanario Litúrgico Nº 2060

NuestraIglesiaArquidiócesis de Guayaquil

S AG R A DA FA M I L I A - F I E S TA • C I C LO B • D I C I E M B R E 2 7 , 2 0 2 0

Oración colecta1

LITURGIA DE LA PALABRA

Primera Lectura2

Segunda Lectura4La familia de Nazaret

mo las mujeres de su época. José, su pa- dre adoptivo, le enseñaba a orar y a tra bajar, según la tradición de la época.

La familia de Nazaret, del mismo modo, nos compromete a redescubrir la voca-ción y la misión de cada familia, a con- vertir en normal el amor y no el odio, la ayuda mutua y no la indiferencia. La gran misión de la familia es dejar sitio a Jesús y aprender a acogerlo en la perso-na de los hijos, del marido, de la esposa, de los abuelos y de las personas que le rodean. De este modo, cada familia cris- tiana está llamada a acoger a Jesús, a hablar con él y crecer a su lado en medio de las alegrías, esperanzas y dificulta-des cotidianas.

Oh Dios, que te dignaste mostrarnos el sublime ejemplo de la Sagrada Familia, concédenos saber imitar sus virtudes do- mésticas y su amor recíproco, para que po- damos gozar de las alegrías eternas en el

hogar del cielo. Por nuestro Señor Jesucris-to, tu Hijo, que vive y reina contigo en la uni- dad del Espíritu Santo y es Dios por los si- glos de los siglos. R/. Amén

Salmo responsorial3 [127]

Oremos.2. Por todas las naciones del mundo: para

que esta pandemia se termine pronto. O- remos.

3. Por las familias que tienen problemas: para que superen las dificultades unidos en el amor. Oremos.

4. Por los ancianos, para que en los últimos años de su vida no les falte el cariño familiar. Oremos.

Se pueden añadir algunas intenciones libres.

Señor, mueve nuestros corazones a poner amistad en donde hay odio, pan donde hay necesidad, igualdad donde existe diferen-cia, paz donde reinan las hostilidades. Por Jesucristo nuestro Señor. R/. Amén.

(sólo la reza el sacerdote)

Reunidos con la familia de Nazaret, modelo e imagen de la humanidad, eleve-mos al Padre nuestra oración para que todas las familias sean lugar de crecimiento en sabiduría y gracia, diciendo: Padre, escú-chanos.1. Por la santa Iglesia de Dios: para que sus

hijos vivan siempre unidos en el amor.

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Te ofrecemos, Señor, este sacrificio de reconciliación, y por la intercesión de la Vir- gen Madre de Dios, y de san José, te pedi-mos humildemente que consolides a nues-tras familias en tu paz y en tu gracia. Por Jesucristo, nuestro Señor. R/. Amén.

ban con el niño Jesús para cumplir con lo prescrito por la ley, Simeón lo tomó en bra- zos y bendijo a Dios, diciendo:

“Señor, ya puedes dejar morir en paz a tu siervo, según lo que me habías prometido, porque mis ojos han visto a tu Salvador, al que has preparado para bien de todos los pueblos, luz que alumbra a las naciones y gloria de tu pueblo, Israel”.

El padre y la madre del niño estaban admi rados de semejantes palabras. Simeón los bendijo, y a María, la madre de Jesús, le a- nunció: “Este niño ha sido puesto para rui- na y resurgimiento de muchos en Israel, co- mo signo que provocará contradicción, para que queden al descubierto los pensamien-tos de todos los corazones. Y a ti, una espa da te atravesará el alma”.

Había también una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser. Era una mujer muy anciana. De joven, había vivido siete a- ños casada y tenía ya ochenta y cuatro años de edad. No se apartaba del templo ni de día ni de noche, sirviendo a Dios con ayu- nos y oraciones. Ana se acercó en aquel mo mento, dando gracias a Dios y hablando del niño a todos los que aguardaban la libera-ción de Jerusalén.

Una vez que José y María cumplieron to- do lo que prescribía la ley del Señor, se vol- vieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El niño iba creciendo y fortaleciéndose, se lle- naba de sabiduría y la gracia de Dios estaba con él.

Palabra del Señor. R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.

Creo en Dios, Padre todopoderoso, Crea-dor del cielo y de la tierra.

Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resu-citó entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios, Padre

El pasaje de hoy nos habla de las relaciones entre hijos y padres. El que honra a sus pa- dres: expía sus pecados, acumula tesoros, y se llena de alegría.

Lectura del libro del Sirácide (Eclesiás- tico) 3, 3-7. 14-17

El Señor honra al padre en los hijos y respalda la autoridad de la madre sobre ellos. El que honra a su padre queda lim- pio de pecado; y acumula tesoros, el que respeta a su madre.

Quien honra a su padre, encontrará ale- gría en sus hijos y su oración será escucha-da; el que enaltece a su padre, tendrá larga vida y el que obedece al Señor, es consuelo de su madre.

Hijo, cuida de tu padre en la vejez y en su vida no le causes tristeza; aunque se de bilite su razón, ten paciencia con él y no lo menosprecies por estar tú en pleno vigor.

El bien hecho al padre no quedará en el olvido y se tomará a cuenta de tus peca-dos.

Palabra de Dios. R/. Te alabamos, Señor.

R/. Dichoso el que teme al Señor.

Dichoso el que teme al Señory sigue sus caminos:comerá del fruto de su trabajo,será dichoso, le irá bien.

R/. Dichoso el que teme al Señor.

Su mujer, como vid fecunda,en medio de su casa;sus hijos, como renuevos de olivo,alrededor de su mesa.

R/. Dichoso el que teme al Señor.

Ésta es la bendición del hombre que te- me al Señor:“Que el Señor te bendiga desde Sión,que veas la prosperidad de Jerusaléntodos los días de tu vida”.

R/. Dichoso el que teme al Señor.

La carta de san Pablo presenta un ideal de vida en el ámbito familiar: las relaciones en- tre marido y mujer, y entre padres e hijos.

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los colosenses 3, 12-21

Hermanos: Puesto que Dios los ha elegido a ustedes, los ha consagrado a él y les ha da do su amor, sean compasivos, magnánimos, humildes, afables y pacientes. Sopórtense mutuamente y perdónense cuando tengan quejas contra otro, como el Señor los ha per- donado a ustedes. Y sobre todas estas vir- tudes, tengan amor, que es el vínculo de la perfecta unión.

Que en sus corazones reine la paz de Cris to, esa paz a la que han sido llamados, como miembros de un solo cuerpo. Finalmente, sean agradecidos.

Que la palabra de Cristo habite en uste-des con toda su riqueza. Enséñense y acon-séjense unos a otros lo mejor que sepan.

Con el corazón lleno de gratitud, alaben a Dios con salmos, himnos y cánticos espiri-tuales; y todo lo que digan y todo lo que ha gan, háganlo en el nombre del Señor Jesús, dándole gracias a Dios Padre, por medio de Cristo.

Mujeres, respeten la autoridad de sus ma- ridos, como lo quiere el Señor, Maridos, a- men a sus esposas y no sean rudos con e- llas. Hijos, obedezcan en todo a sus padres, porque eso es agradable al Señor. Padres, no exijan demasiado a sus hijos, para que no se depriman.

Palabra de Dios. R/. Te alabamos, Señor.

[Col 3,15. 16]

R/. Aleluya, aleluya.Que en sus corazones reine la paz de Cristo; que la palabra de Cristo habite en ustedes con toda su riqueza.

R/. Aleluya.

San Lucas nos propone a la Familia de Naza-reth como ejemplo. La escena de la presen-tación de Jesús en el Templo, es un episodio lleno de simbolismo.

Proclamación del Santo Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 2, 22-40

Transcurrido el tiempo de la purificación de María, según la ley de Moisés, ella y José llevaron al niño a Jerusalén para presentar-lo al Señor, de acuerdo con lo escrito en la ley: Todo primogénito varón, será consagra-do al Señor, y también para ofrecer, como di- ce la ley, un par de tórtolas o dos pichones.

Vivía en Jerusalén un hombre llamado Simeón, varón justo y temeroso de Dios, que aguardaba el consuelo de Israel; en él mo- raba el Espíritu Santo, el cual le había reve-lado que no moriría sin haber visto antes al Mesías del Señor. Movido por el Espíritu, fue al templo, y cuando José y María entra-

Padre clementísimo, que nos renuevas con estos sacramentos celestiales, concé-denos imitar fielmente los ejemplos de la Sa grada Familia, para que, después de las pruebas de esta vida, podamos disfrutar de su compañía en la eternidad. Por Jesucris-to, nuestro Señor. R/. Amén

todopoderoso.Desde allí vendrá a juzgar a vivos y muer-

tos. Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia

católica, la comunión de los santos, el per- dón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna.

R/. Amén.

Profesión de fe7

SANTO EVANGELIO6

Aclamación antes del Evangelio5

Oración sobre las ofrendas9 Oración para después de la Comunión10

L 28M 29M 30

J 31V 01S 02D 03

Santoral y Lecturas diarias | 28 de Diciembre del 2020 al 03 de Enero/ 2021SANTOS INOCENTES, mártires • 1 Jn 1,5-2,2 / Sal 123/ Mt 2,13-18.S. TOMAS BECKET, obispo • 1 Jn 2,3-11/ Sal 95/ Lc 2,22-35S. ANISIA, virgen y mártir • 1 Jn 2,12-17/ Sal 95/ Lc 2,36-40S. SILVESTRE, obispo • 1 Jn 2,18-21/ Sal 95/ Jn 1,1-18S. MARÍA MADRE DE DIOS, Solemnidad/ JORNADA MUNDIAL DE LA PAZ • Num 6,22-27/ Sal 66/ Gal 4,4-7/ Lc 2,16-21S. BASÍLIO MAGNO Y GREGORIO DE NACIACENO, obispos y Dres. de la Iglesia • 1 Jn 2,22-28/ Sal 97/ Jn 1,19-28S. FULGENCIO, obispo • Eclo 24,1-4.12-16/ Sal 147/ Ef 1,3-6.15-18/ Jn 1,1-18

LITURGIA DE LA EUCARISTÍA

Semanario Litúrgico Nº 2060 - Tiraje: ON-LINE. Director: P. César Piechestein @arquidiocesisgye

www.arquidiocesisdeguayaquil.org.ec

SAGRADA FAMILIA - FIESTA • CICLO B • DICIEMBRE 27, 2020 • Pág. 2

Oración de los fieles8

Oremos.2. Por todas las naciones del mundo: para

que esta pandemia se termine pronto. O- remos.

3. Por las familias que tienen problemas: para que superen las dificultades unidos en el amor. Oremos.

4. Por los ancianos, para que en los últimos años de su vida no les falte el cariño familiar. Oremos.

Se pueden añadir algunas intenciones libres.

Señor, mueve nuestros corazones a poner amistad en donde hay odio, pan donde hay necesidad, igualdad donde existe diferen-cia, paz donde reinan las hostilidades. Por Jesucristo nuestro Señor. R/. Amén.

(sólo la reza el sacerdote)

Reunidos con la familia de Nazaret, modelo e imagen de la humanidad, eleve-mos al Padre nuestra oración para que todas las familias sean lugar de crecimiento en sabiduría y gracia, diciendo: Padre, escú-chanos.1. Por la santa Iglesia de Dios: para que sus

hijos vivan siempre unidos en el amor.