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    Brian Aldiss

    Título original: Helliconia Winter 

    En primer lugar, dado que los elementos visibles que componen el mundo —tierra sólida yhumedad, leves soplos de aire y tórrido fuego— son todos ellos cuerpos que no carecen ni denacimiento ni de muerte, otro tanto hemos de suponer de la Tierra como un todo, y tambin desus poblaciones!!! " todo aquello que aporte la tierra al crecimiento de otros le ser# devuelto!Es un hecho comprobado que la $adre %niversal es asimismo el sepulcro com&n! 'sí la Tierrase va despo(ando y recuperando con renovado incremento!

    )%*+E*-, .e +erum /atura, 00 '* 

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     Heliconia Invierno Brian Aldiss

    PRELUDIO

    )uterin se había recuperado )iberado de la misteriosa enfermedad, se le permitía salir otrave1! El div#n (unto a la ventana, la inmovilidad, las clases cotidianas con el maestro gris eran

    ahora cosa del pasado! Estaba vivo y podía llenarse los pulmones del vigoroso aire de fuera!.esde el $onte 2hivenin3 soplaba un frío acerado que había descorte1ado la cara norte de

    los #rboles!El viento fresco le devolvió la osadía, le inflamó las me(illas y le movió los miembros al

    ritmo del animal que lo llevaba a travs de las tierras de su padre! *on un grito, espoleó alho4ney y partieron a galope tendido por la avenida que atravesaba los campos a&n llamados el5i6edo, de(ando atr#s la carcelaria mansión con su sonoro campanario, into4icado por elmovimiento, el aire, el alboroto de la sangre en las arterias!

    'lrededor se e4tendía el territorio de su padre, un dominio que desafiaba las latitudes, un peque6o mundo de p#ramo, monta6a, valle, arroyo profundo, nube, bosque, cascada: no, prefino no pensar en la cascada! )a ca1a aquí era abundante y parecía renovarse sin pausa a

     pesar de las cacerías paternas 7hagors errantes 'ves que al migrar oscurecían el cielo!7ronto, siguiendo el e(emplo de su padre, volvería a ca1ar! )a vida parecía haberse detenido

    y renovado a la ve1! .ebía alegrarse y evitar la oscuridad que acechaba en los confines de lamente 8alopando, de(ó atr#s a esclavos de torso desnudo que paseaban algunos yel3s por el5i6edo, su(et#ndolos por el bridón! )os golpes de los cascos desparramaban los montículos detierra que coronaban las toperas!

    )uterin 2ho3erandit pensó en los topos con simpatía! Ellos podían ignorar lase4travagancias de los dos soles! *a1aban y e4cavaban en cualquier estación! 'l morir, otrostopos devorarían sus cuerpos! )a vida para los topos era un t&nel interminable, y a lo largo deese t&nel los machos buscaban comida y pare(a! )os había olvidado mientras estuvo postrado!

     —92alud, oh topos —gritó, brincando en la montura, de pie sobre los estribos! )a carne de

    m#s que a&n le colgaba del cuerpo se despla1ó con la inercia ba(o la chaqueta de arang!5olvió a espolear al ho4ney! /ecesitaba mucho e(ercicio para recuperar su antigua forma deluchador! Era su primera cabalgata en m#s de un a6o peque6o y ya sentía que la grasa sobranteempe1aba a abandonarlo! Había tenido que feste(ar su duodcimo aniversario tumbado deespaldas! .urante m#s de cuatrocientos días se vio obligado a yacer así, la mayor parte deltiempo sin poder moverse o hablar, enterrado en la cama de su habitación en la mansión de sus

     padres: la enorme y solemne *asa del 8uardi#n! 7ero este episodio estaba superado!)a energía procedente de su velo1 montura, del aire, de los troncos de los #rboles que iban

    quedando vertiginosamente atr#s y de su propio ser interior, volvía a correr por sus m&sculos!%na fuer1a destructiva e incomprensible había intentado apartarlo del mundo, pero ya estabade vuelta y dispuesto a olvidar aquella nefasta etapa!

    'l verlo apro4imarse, un esclavo abrió para l una de las puertas dobles de acceso y )uterinla atravesó sin reducir el galope ni desviar la mirada!El viento ga6ía como un perro en su oído desacostumbrado! .e(ó de oír el sonido familiar 

    de la campana de la casa; los cascabeles de sus arreos, en cambio, seguían tintineando ydelataban sus movimientos!

    Tanto

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    con ellos para saborear su propia ferocidad como un animal entre animales! 7ero antes buscaríael c#lido abra1o de nsil Esi3anan1i!

    )uterin soltó una carca(ada! —7ues sí, hi(o, tienes un lado salva(e —le había dicho en unaocasión su padre, despus de alguna travesura de las suyas, mir#ndolo fi(amente con o(os de

     pocos amigos mientras la mano sobre el hombro del muchacho parecía sopesar la cantidad de

    salva(ismo que contenía cada hueso!" )uterin había agachado la cabe1a, incapa1 de aguantarle la mirada! @*ómo podía quererlosu padre tanto como l si siempre que estaba delante del gran hombre, enmudecíaA

    Entre los #rboles desnudos aparecieron los distantes te(ados grises de los monasterios! *ercade allí se al1aban las puertas de los dominios Esi3anan1i! )uterin de(ó que el ho4ney de color casta6o pasase a un suave trote, consciente de su falta de energía! )a especie se preparaba parahibernar; pronto ya no se los podría montar! Había llegado el momento de domar a los to1udos

     pero m#s poderosos yel3s! %n esclavo le franqueó la entrada y el ho4ney avan1ó al paso!'hora llegaba con claridad el sonido característico de la campana de los Esi3anan1i, que ta6íasiguiendo los dictados del viento!

    )uterin rogó a .ios '1oi#4ico que su padre no supiera nada de sus asuntos con las hembras-ndod, un vicio en el que había caído poco antes de sufrir la par#lisis )as -ndods le daban loque nsil siempre le había negado!

    7ero debía resistir a esas hembras inhumanas "a era un hombre Hasta las miserables barracas que se levantaban en los límites del bosque se había acercado con sus compa6eros decolegio —incluido %mat Esi3anan1i— en busca de aquellas desvergon1adas 1orras de ochodedos Borras, bru(as, venidas de los bosques, de las mismas raíces de los bosques 2e decía quetambin se apareaban con machos phagor 7ues bien, ya no volvería a ocurrir Era cosa del

     pasado, como la muerte de su hermano ", como sta, lo me(or era olvidarla! /o era precisamente bella la mansión de los Esi3anan1i )a brutalidad era su principal

    característica arquitectónica, había sido construida para soportar los embates brutales de unclima septentrional 2u base estaba formada por una hilera de arcos estancos )as ventanas,estrechas y de gruesos postigos, no aparecían hasta la segunda planta El con(unto tenía el

    aspecto de una pir#mide decapitada %n ta6ido pedregoso llegaba del campanario, como si lacampana sonase desde el cora1ón adamantino de la casa!

    )uterin desmontó, subió los escalones y llamó a la puerta!Era un (oven de espaldas anchas, dotado ya de la típica altive1 sibornalense, con una cara

    redonda que parecía especialmente concebida para la diversión, ahora, sin embargo, mientrasesperaba ver a nsil, fruncía las ce(as y apretaba los labios *on aquella e4presión tensa seaseme(aba a su padre, aunque sus o(os, de un gris claro, eran muy distintos a los paternos,

     profundos y oscuros!+ebeldes ri1os ba(aban desde su coronilla hasta la base del cuello, y su color casta6o claro

    contrastaba con la oscura cabellera de la muchacha a cuya presencia fue conducido!nsil Esi3anan1i tenía los aires de quien ha nacido en el seno de una familia poderosa 7odía

    llegar a ser cortante y despectiva Era burlona $entía 7odía aparentar fragilidad y desamparo,o, si le convenía, adoptar un aire de mando! 2us sonrisas eran heladas, m#s corteses quesinceras 2us o(os viol#ceos vigilaban desde un rostro lo m#s ine4presivo posible!

    nsil cru1aba la sala con un (arro de agua entre las manos 'l acercarse a )uterin, elevólevemente la barbilla en una especie de mudo y e4asperado gesto de interrogación )uterin ladeseaba con intensidad, y sus caprichos la hacían a&n m#s atractiva!

    Era sta la muchacha con la que se casaría, tal como, al nacer nsil, habían acordado los padres de ambos a fin de consolidar la unión entre los dos hombres m#s poderosos del distrito!

    En cuanto estuvieron (untos, )uterin volvió a caer en las redes de aquella vie(aconspiración, en la intrincada y e4asperante red de que(as y mohines que ella te(ía a sualrededor!

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     —5eo, )uterin, que te aguantas otra ve1 en pie E4celente " que, como un abnegado futuroesposo, te has perfumado con sudor y ho4ney antes de atreverte a entrar y presentar tus saludos

     /o hay duda de que has crecido en la cama al menos alrededor de la cintura!" con el (arro de agua recha1ó el abra1o de )uterin, que buscó con su mano la fina cintura

    de la muchacha mientras ella lo guiaba escaleras arriba )a inmensa escalinata resultaba m#s

    lóbrega a&n a causa de los oscuros antepasados Esi3anan1i que, como encadenados y reducidos por el arte y el tiempo, oteaban desde el fondo de sus retratos! —/o te burles, 2il! 7ronto volver a estar delgado Es maravilloso haber recuperado la

    salud!' cada pelda6o, la campanilla personal de nsil emitía su ligero tintineo —$i madre es tan

    enfermi1a!!! 2iempre enferma! $D delgade1 es m#s un signo de enfermedad que de salud!Tienes suerte de haber venido cuando mis aburridos padres y mis igualmente aburridoshermanos, incluido tu amigo %mat, se encuentran fuera asistiendo a una aburrida ceremonia!.e modo que podr#s aprovecharte de mí, @verdadA 2upondr#s, desde luego, que durante tu a6ode hibernación me he entregado a los mo1os de las caballeri1as! 7oseída en el heno por hi(osde esclavos!

    )o guió a lo largo de un corredor de tablones crepitantes ba(o las gastadas alfombras $adi!Estaba pró4ima, fantasmal en la escasa lu1 que se filtraba a travs de los postigos de lasventanas!

     —@7or qu castigas mi cora1ón, nsil, cuando sabes que es tuyoA —/o quiero tu cora1ón, sino tu alma —rió ella—! Ten m#s entere1a! 7game, como hace

    mi padre! @7or qu noA @/o est# el castigo en la esencia de las cosasAl respondió emocionado: —@*astigarteA -ye, nos casaremos y yo te har feli1! 7odr#s

    ca1ar conmigo! E4ploraremos los bosques!!! —T& sabes que me interesan m#s las habitaciones!nsil se detuvo, posó su mano sobre un picaporte y sonrió provocativamente, mientras sus

     breves senos asomaban hacia l por deba(o de la ropa interior y los la1os! —)a gente est# me(or fuera, 2%! /o sonrías! @7or qu te empe6as en tratarme como a un

    tontoA 2 tanto de sufrimiento como t&! Todo un a6o peque6o postrado, @no es acaso el peor castigo imaginableA

    nsil apoyó un dedo en el mentón del muchacho y lo desli1ó hasta sus labios! —'quellaastuta par#lisis te permitió escapar a un castigo a&n mayor: tener que vivir aquí con nuestros

     padres represores en esta comunidad represora, donde t&, por e(emplo, te viste for1ado acohabitar con noFhumanos en busca de alivio!!!

    )uterin enro(eció y ella, sonriendo, continuó con su vo1 m#s dulce: —@Es posible que nosepas mirar en tu propio sufrimientoA $e has acusado a menudo de no amarte, y qui1# tengasra1ón, pero dime, @acaso no te presto m#s atención que la que t& te prestas a ti mismoA

     —@' qu te refieres, nsilA —Hablar con ella lo atormentaba! —@Est# tu padre en casa o ha partido de caceríaA

     —Est# en casa! —2i mal no recuerdo, había vuelto de ca1ar no m#s de dos días antes de que tu hermano se

    suicidase! @7or qu se suicidó =avinA 2ospecho que sabía algo que t& prefieres ignorar!2in apartar su oscura mirada de los o(os de )uterin, nsil abrió la puerta que tenía detr#s,

    entorn#ndola para que la lu1 solar inundara el umbral en el que seguían de pie, intrigantes peroenfrentados! l la aferró, temblando al comprender que la seguía necesitando como siempre yque, como siempre, ella estaba llena de enigmas!

     —@Gu es lo que sabía =avinA @Gu se supone que debo saber yoAEl poder que ella e(ercía sobre l se notaba en que siempre era )uterin quien hacía

     preguntas! —=uera lo que fuese lo que tu hermano sabía, fue eso lo que te llevó a refugiarte en la

     par#lisis, y no su muerte, como todo el mundo supone! —Tenía apenas doce a6os y un dcimo,

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    era casi una ni6a; sin embargo, cierta tensión en sus gestos la hacía parecer m#s adulta! 'l1óuna ce(a ante el asombro del muchacho!

    nsil entró en la habitación y l la siguió! Guería hacerle m#s preguntas pero tenía la lenguahecha un nudo! —@*ómo sabes estas cosas, nsilA 2eguramente las inventas para parecer m#smisteriosa! 2iempre encerrada en estas habitaciones!!!

    Ella depositó el (arro de agua sobre la mesa, (unto a un ramo de flores que había cogidoantes! )as flores yacían desparramadas sobre la lustrosa superficie que, como un brumosoespe(o, refle(aba sus caras!

    *omo si hablara para sí, di(o: —Estoy tratando de ense6arte a no crecer como el resto de loshombres de por aquí!!! =ue hasta la ventana, flanqueada por pesadas cortinas marrones quecolgaban desde el techo hasta el suelo! ' pesar de que estaba de espaldas, )uterin intuyó queno miraba hacia afuera! )a doble lu1 solar, brillando desde dos puntos distintos, la disolvíacomo a un líquido, de modo que su sombra sobre las baldosas parecía m#s sustancial que ellamisma! %na ve1 m#s, nsil sacaba a relucir su naturale1a esquiva!

    2e encontraban en una habitación nueva para l, típicamente Esi3anan1i, cargada de pesadomobiliario! Toda ella desprendía un aroma e4asperante, repulsivo en parte! Gui1# sólo sirviera

     para almacenar muebles, casi todos de madera, en previsión del día en que llegase el inviernoWeyr y ya no se construyese ni uno m#s! Había un div#n verde con volutas talladas y unimponente armario dominaba la estancia! Todo el mobiliario era importado; se veía por suestilo!

    )uterin cerró la puerta y permaneció allí, contempl#ndola! *omo si l no e4istiese, nsil se puso a arreglar las flores en un florero, llen#ndolo con agua del (arro y manipulando condestre1a los tallos entre sus dedos!

     —Tambin mi madre —suspiró l— es bastante enfermi1a, pobrecilla! *ada día de su vidaentra en pau3 y comulga con sus padres muertos!

    nsil levantó bruscamente los o(os hacia l! —@" t&A 2upongo que mientras estabas postrado en cama tambin habr#s caído en el h#bito del pau3, @verdadA

     —/o! Te equivocas! $i padre me lo prohibió!!! 'dem#s, no es sólo eso!!!

    nsil se llevó los dedos a las sienes! —El pau3 es cosa de gente ordinaria! 2uperstición pura!Entrar en trance y ba(ar a aquel horrendo mundo, en el que los cuerpos se pudren y loscad#veres fantasmales escupen sus &ltimos residuos vitales!!! 9-h, qu desagradable @Est#sseguro de que no lo hacesA

     —Iam#s! *reo que la enfermedad de mi madre proviene del pau3! —7ues bien, entrate: yo lo hago cada día!

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     —7or supuesto que no puedes hacer el amor conmigo, )uterin! 7uedes tocarme, como hashecho antes, pero de hacer el amor, nada! /o creo que me de(e convencer nunca porque, si te

     permitiera hacerlo, de(arías de fi(arte en mí una ve1 satisfecha tu lu(uria! —Es mentira, mentira! —$#s vale que sea verdad, si es que pretendernos cierta felicidad conyugal! /o me casar

    con un hombre saciado! —Iam#s tendr suficiente de ti! —$ientras hablaba, su mano se dedicaba al saqueo de lasropas!

     —)os e(rcitos invasores!!! —suspiró nsil, aunque lo besó, metiendo la punta de la lenguaen su boca! En ese preciso instante se abrió la puerta del armario! %n (oven de te1 oscura comola de nsil apareció de un salto, contrastando su frenesí con la pasividad de su hermana! 2etrataba de %mat; blandía una espada falsa y gritaba:

     —9Hermana, hermana 9)a ayuda ha llegado 9'quí est# tu valeroso defensor, dispuesto asalvarte a ti y a la familia de la infamia 7ero, @quin es la bestiaA @'caso no le ha bastado una6o en cama que ya busca nuevamente el primer sof#A 97ícaro 95iolador

     —9Eh, t&, rata de 1ócalo —gritó )uterin! Enfurecido, se lan1ó tras %mat, que perdió laespada de madera, y ambos se en1ar1aron en una encarni1ada pelea! Tras el largoconfinamiento, )uterin había perdido parte de su fuer1a! 2u amigo logró derribarlo! 'llevantarse, )uterin comprobó que nsil ya no estaba!

    *orrió a la puerta, pero ella ya se había desvanecido en las oscuras profundidades de lacasa! El (arrón, caído durante la pelea, yacía roto sobre las baldosas (unto a las floresdesparramadas!

    2ólo cuando regresaba desconsolado y al paso del ho4ney al camino principal, se le ocurrióa )uterin que la interrupción de %mat bien podía haber sido idea de nsil! .e(ó atr#s la puertade los Esi3anan1i y, en lugar de volver a casa, giró hacia la derecha en dirección a la aldea,dispuesto a echar un trago en la posada cen!

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    El secretario le entregó un gran sobre, que )uterin arrancó de sus garras! )o abrió y leyó loque su padre había escrito en la ho(a que contenía, con su letra grande y cuidada:

    Hi(o )uterinE4iste la posibilidad de que pronto seas nombrado 8uardi#n de la +ueda en mi lugar! Es un

    cargo que, como sabes, incluye deberes tanto seculares como religiosos!'l nacer, fuiste llevado a +iven(3 a que te bendi(era el 2acerdote 2upremo de la glesia dela =ormidable 7a1! *reo que ello ha contribuido a fortalecer el lado piadoso de tu naturale1a!Has demostrado ser un hi(o sumiso del cual me siento satisfecho!

    7ero ha llegado la hora de fortalecer el lado secular de tu naturale1a! Tu difunto hermanohabía ingresado en el e(rcito, como es tradicional en los primognitos! 7arece indicado que t&sigas el mismo camino, sobre todo porque, en el mundo e4terior Lque hasta ahora hasignoradoM, los asuntos de 2ibornal parecen dirigirse hacia una encruci(ada decisiva!

    7ara ello, de(o con mi secretario una suma de dinero! El te la entregar#! Te trasladar#s a's3itosh, ciudad principal de nuestro orgulloso continente, para enrolarte allí como soldadocon el rango oficial de alfre1! .eber#s presentarte al 'rcipresteF$ilitante 'speraman3a, queestar# al tanto de tu situación!

    He de(ado instrucciones para que se celebre una mascarada en tu honor, feste(ando tu partida!

    Has de marchar cuanto antes y mantener en alto el nombre de la familia!Tu padre

    %n ligero rubor cubrió el rostro de )uterin cuando ste leyó los insólitos elogios paternos!9Gue su padre estuviera satisfecho de l a pesar de todos sus errores!!! 9)o bastante, adem#s,como para celebrar una mascarada en su honor

    )a alegría se le borró de la cara al caer en la cuenta de que su padre no estaría presente en lacelebración! 7ero no importaba! 2e convertiría en un soldado y haría todo aquello que seesperaba de l! 2u padre podría sentirse orgulloso de su hi(o!

    " qui1#s hasta nsil se enterneciese ante la idea de gloria!!!)a mascarada tuvo lugar en la gran sala de banquetes de la mansión 2ho3erandit la víspera

    de la partida de )uterin hacia el sur! $a(estuosos persona(es, magníficamente ataviados,cumplían con papeles prefi(ados! )a m&sica era solemne! 2e escenificaba una historia familiar que hablaba de la inocencia y la vile1a, de la codicia y del sinuoso papel de la fe en las vidasde los hombres! 2e impartía el bien a unos persona(es, a otros el mal! Todos estaban su(etos auna ley superior a su propia (urisdicción! )os m&sicos, volcados sobre las cuerdas, refle(aban eldominio de las matem#ticas sobre las relaciones!

    )as armonías evocadas por los m&sicos sugerían una cadencia de grave compasión,invitando a mirar los asuntos humanos desde una perspectiva ale(ada del pesimismo yoptimismo habituales! En los temas de la mu(er obligada a entregarse al gobernante al que

    odiaba y del hombre incapa1 de controlar sus ba(as pasiones, se hacía patente a los miembrosm#s musicales de la audiencia un fatalismo, una sensación de que incluso los persona(es m#sindividuales no eran m#s que funciones indisolubles de su entorno, tal corno las notasindividuales eran parte indisoluble de una armonía superior! )a actuación estili1ada de losactores refor1aba esta impresión!

    'lgunas escenas fueron educadamente aplaudidas por el p&blico; otras, observadas sinespecial placer! )os actores conocían a fondo sus papeles pero no todos imponían la misma

     presencia que los principales!)as figuras de estadistas, familias nobles, persona(es de la iglesia, figuras alegóricas de

    monstruos y phagors, (unto con los diversos humores del 'mor, el -dio, el $al, la 7asión, el$iedo y la 7ure1a fueron poblando y abandonando la escena!

    El escenario quedó vacío! 2e apagaron las luces! )a m&sica calló!7ero el drama de )uterin 2ho3erandit acababa de empe1ar!

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    I

    LA ÚLTIMA BATALLA

    Era tal la naturale1a de la hierba que aun a pesar del viento continuaba creciendo! 2edoblegaba al viento! 2us raíces se e4tendían suelo adentro, and#ndola, impidiendo que otras

     plantas tuviesen dónde crecer! )a hierba había estado allí desde siempre! En todo caso, loreciente era el viento: su soplo glido!

    )as grandes ventadas del norte acarreaban consigo un cielo r#pido, en el que se veían

    manchones de nubes grises y negras que descargaban lluvia y nieve sobre las tierras distantesm#s elevadas! 'quí aba(o, en las estepas de *halce, no producían nada peor que una oscuridadneutral! %na neutralidad que hallaba su eco en la monotonía del terreno!

    %na serie de valles poco profundos se abrían sucesivamente sin presentar rasgos muydefinidos! /ada, a e4cepción de los pasti1ales, parecía moverse! En algunas matas,insignificantes flores amarillas ondulaban al viento como la piel de un animal dormido!-casionales pilares de piedra delimitaban la tierra en octavas, algunos de ellos con su cara sur cubierta de líquenes amarillos y grises!

    2ólo una mirada muy aguda podría haber distinguido los diminutos senderos que surcabanla hierba, utili1ados por criaturas que aparecían de noche o durante las horas de penumbra,cuando sobre el hori1onte campeaba un &nico sol! 7atrullando el cielo con inmóviles alas,

    halcones solitarios e4plicaban la ausencia de actividad diurna! El surco m#s notable a travs delos pasti1ales correspondía a un río que se abría paso hacia el sur en dirección al mar le(ano!

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    .e cauce pesado y profundo, sus aguas parecían estar parcialmente congeladas! El cieloandra(oso le prestaba su color!

    7roveniente del norte de aquel inhóspito país avan1aba un reba6o de arangs! Estosmiembros de la familia de las cabras seguían con sus largas patas los pere1osos recodos del río!'lgunos perros de pelambre ri1ada, laboriosos aso3ins, mantenían la cohesión del reba6o! ' su

    ve1, seis hombres montados en ho4neys vigilaban el traba(o de los perros! )os seis cabalgabansentados o de pie sobre las sillas para hacer m#s variado el trayecto; todos vestían cuerosce6idos al cuerpo por medio de correas!

    )os hombres miraban a menudo hacia atr#s por encima del hombro, como si temiesen ser  perseguidos! 'van1aban a un ritmo pare(o, comunic#ndose con sus aso3ins mediante voces ysilbidos! 2us se6ales de #nimo recorrían los espacios yermos de los alrededores y sedistinguían claramente del balido de los arangs! " por m#s que los hombres mirasen haciaatr#s, el monótono hori1onte norte6o permanecía vacío!

    .elante, anidando en un recodo del río, aparecieron las ruinas de un caserío! *aba6as sintecho, diseminadas! .e una construcción m#s grande ya sólo quedaba el capara1ón! %nascuantas plantas harapientas aprovechaban la protección del viento para crecer entre las piedras,asomando por las cuencas huecas de las ventanas!

    7or miedo a posibles plagas, los pastores de arangs se mantuvieron apartados de aquel para(e! 'lgunas millas m#s all#, el río tra1aba una amplia curva que hacía las veces de frontera;sta estaba en disputa desde hacía siglos, qui1# desde que había hombres en la 1ona! 'llíempe1aba la región anta6o conocida por Ha11i1, la tierra m#s septentrional de la meseta nortecampannlatiana!

    )os perros obligaron al reba6o a estirarse a lo largo del río y avan1ar por un sendero abiertoanteriormente! )os arangs, cabe1a con cola, formaron una #gil línea!

    7ronto llegaron a un ancho y sólido puente cuyos dos arcos cru1aban por encima del aguaagitada por el viento! *on agudos silbidos, los hombres hicieron que los aso3ins reagruparan elreba6o, evitando que los arangs cru1aran el puente! %na o dos millas, recostado sobre la riberanorte, se al1aba un asentamiento en forma de rueda! 2e llamaba sturiacha!

    %na corneta sonó desde el asentamiento; avisaba a los pastores que ya los habían visto!Hombres armados y negros ca6ones sibornaleses defendían el perímetro!

     —9

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     —sturiacha —di(o ste, se6alando el asentamiento! 7ero los oficiales sólo hablaron entresí! Tambin ellos portaban catale(os e intercambiaron algunas frases en vo1 ba(a! Elreconocimiento se efectuó con rapide1!

    %no de los oficiales, e4perto en artillería, permaneció en el sitio como vigía! El otro galopóde vuelta con el e4plorador para informar al e(rcito que avan1aba desde el sur!

    *on el transcurso del día, hileras de hombres fueron quebrando la llanura, algunosmontados, otros muchos a pie, y con ellos carretas, ca6ones y otros pertrechos de guerra! )oscarros eran tirados por yel3s o por no tan robustos ho4neys! )as columnas de soldados,marchando en perfecto orden, contrastaban con el absoluto desorden de los carromatos deequipa(e, las mu(eres y las prostitutas de campa6a! 7or encima de varias de las columnas enmarcha campeaban ense6as de 7annoval, la ciudad ba(o las monta6as, y otras divisas derelevancia religiosa!

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    Este, tambaleante, logró endere1arse! Temblaba! /o le(os, su montura tambin temblaba,sangrando por las heridas del cuello! /o había rastros de los /ondads; se habían retirado a susmadrigueras subterr#neas, en los dominios a los que llamaban las -chenta -scuridades! 7ocodespus, el oficial de artillería ya había recuperado el control de sí mismo, al menos como paramontar en la silla! 2i bien sabía de la relación entre phagors y /ondads, nunca esperó ser 

    testigo tan directo de ella! Guin sabe cu#ntas de aquellas criaturas habría ba(o sus pies!!!Entre ahogos, cabalgó en busca de su unidad!)a e4pedición emprendida desde 7annoval, a la que pertenecía el oficial, había estado

    operando en la 1ona durante alg&n tiempo! 2u misión era la de erradicar los asentamientossibornaleses en un territorio que 7annoval reclamaba como propio! Empe1ando por +oonsmoor, había llevado a cabo una serie de victoriosas incursiones! ' medida que ibaaplastando los asentamientos enemigos, la e4pedición avan1aba hacia el norte! "a sólo quedabasturiacha por destruir! 2e trataba de elegir el momento adecuado, ya que el peque6o veranoestaba a punto de finali1ar! ' causa de su mentalidad unitaria, los asentamientos rara ve1 seapoyaban entre sí! .ependían de distintas naciones sibornalesas, y eso facilitaba la labor de susverdugos, que las iban ca1ando una a una!

    )as dispersas unidades pannovalenses poco podían llegar a temer salvo ocasionales choquescon phagors, cuyo n&mero se multiplicaba a medida que descendía la temperatura en losllanos! )o que le había ocurrido al oficial de artillería no era infrecuente!

    $ientras el oficial se reunía con sus camaradas, un sol acuoso emergió de entre las r#pidasnubes para ponerse en el oeste en medio de un espectacular despliegue crom#tico! 7ero cuandoel hori1onte terminó de engullirlo, el mundo no quedó sumido en la oscuridad! %n segundo sol,=reyr, ardía aba(o, en el sur! 'l abrirse las formaciones de nubes que lo rodeaban, sombras dehombres, puntiagudas como dedos, buscaron el norte!

    )entamente, dos enemigos tradicionales se preparaban para la batalla! )e(os, al sudoeste,detr#s de las figuras que se afanaban en la llanura, se al1aba la gran ciudad de 7annoval; a ella

     pertenecía el ansia de luchar! 7annoval estaba semioculta en la cadena de monta6as cali1asllamadas Gu1ints, espina dorsal del continente tropical de *ampannlat!

    5arias de las muchas naciones de *ampannlat se encontraban sometidas a 7annoval por la1os din#sticos o religiosos! )a cohesión, sin embargo, solía ser temporaria, y siempre fr#gil la

     pa1; las naciones luchaban entre sí! .e ahí que su enemigo e4terno se refiriese a *ampannlatcomo el *ontinente 2alva(e!

    El enemigo e4terno de *ampannlat era el continente septentrional de 2ibornal! 7resionadas por un clima e4tremo, las naciones de 2ibornal convivían en compacta unidad! )as rivalidadessubterr#neas eran por lo general de(adas a un lado! ' lo largo de la historia, las nacionessibornalesas habían empu(ado hacia el sur, buscando, a travs del puente natural de *halce, lasm#s frtiles praderas del *ontinente 2alva(e! E4istía, al sur, un tercer continente: Hespagorat!)os tres estaban separados, total o parcialmente, por mares que ocupaban las regionestempladas! Estos mares y continentes formaban el planeta de Heliconia, o HrlFchor "har, para

    usar el nombre con que lo había bauti1ado su ra1a m#s antigua, la de los ancipitales!En este momento en que las fuer1as de *ampannlat y 2ibornal se preparaban para una

     batalla final en sturiacha, Heliconia se acercaba al nadir de su ciclo anual!*omo planeta de un sistema binario, Heliconia giraba alrededor de su sol,

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    ancipitales o phagors, como se los llamaba normalmente, empe1aban a oler la cercanía deaquellas estaciones en las que se hallaban m#s a gusto, cuando las condiciones se apro4imabana su estado original! .urante el verano y la primavera, estas desgraciadas criaturas habíandebido sufrir ba(o la supremacía humana: ahora que el glido final del 8ran '6o estabacercano y el n&mero de hombres comen1aba a disminuir, los phagors aprovecharían la

    oportunidad de volver a reinar!!!, a menos que la humanidad se uniera para impedírselo!E4istían importantes poderes en el planeta, poderes capaces de movili1ar a las masas! %node ellos se asentaba en 7annoval; el otro, a&n m#s severo, tenía su sede en la capitalsibornalesa de 's3itosh! /o obstante, esos poderes estaban ahora ocupados en confrontarse!

    .e modo que los colonos sibornaleses de sturiacha se preparaban para el sitio mientrasesperaban ansiosamente la llegada de refuer1os desde el norte! " los ca6ones de 7annoval y susaliados apuntaban sus bocas hacia sturiacha!

    Tanto en el frente como en la retaguardia de la fuer1a mi4ta pannovalense reinaba ciertaconfusión! El anciano $ariscal en Iefe a cargo del avance no había podido impedir a lasunidades que habían saqueado otros empla1amientos sibornaleses que se encaminasen devuelta a 7annoval con sus botines! .e manera que se había convocado a otras unidades parareempla1arías! $ientras tanto, la artillería situada detr#s de los muros del asentamiento habíaempe1ado a bombardear las líneas pannovalenses!

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    oficiales y sus hombres habían partido con buen #nimo, convencidos de su (usta causa! Ele(rcito del norte debía ser echado del continente del sur!

    7ero ahora ya no estaban tan animados! 'lgunos de los hombres que habían traído a susmu(eres consigo estaban haciendo el amor, temerosos de que aqulla fuera su &ltimaoportunidad para disfrutar de este placer! -tros, en cambio, se dedicaban a la bebida! Tambin

    los oficiales parecían perder el anhelo por las causas (ustas! sturiacha no era una ciudad dignade ser tomada: dentro habría poco m#s que algunos esclavos, robustas mu(eres y utensiliosagrícolas!

    El alto mando tambin se encontraba deprimido! El $ariscal en Iefe había recibido noticiasde que phagors salva(es ba(aban del 'lto /y3tryh3, ese gran conglomerado de monta6as, parahacerse con los llanos; como resultado, el $ariscal había sufrido un acceso de tos!

    )a sensación general era que sturiacha sería destruida cuanto antes, y con el menor riesgo posible! )uego todos podrían regresar a la seguridad del hogar!

    7ero aqulla era sólo la sensación general! El m#s dbil de los soles,

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    En otros tiempos, 7annoval no sólo había sido una gran nación sino tambin una gran potencia religiosa, y la palabra de su *R2arr dominaba una parte sustancial del continente!'lgunos estados vecinos habían sido reducidos a la satrapía ba(o el dominio de la ideología

     pannovalesa! 2in embargo, cuatrocientos setenta y ocho a6os antes del combate de sturiacha el8ran .ios '3hanaba había sido destruido en un ya legendario duelo! El .ios había

    abandonado el mundo en una columna de llamas, llev#ndose consigo al rey de -ldorando y al&ltimo *R2arr, Jilandar S!)as creencias religiosas se atomi1aron desde entonces en una miríada de peque6os credos!

    En el presente a6o de ?CQO, seg&n el calendario sibornals, 7annoval era conocido como el7aís de los $il *ultos! *omo resultado de ello, la vida de sus habitantes se había vuelto m#sincómoda, m#s impredecible! 'hora, en este momento crítico, se convocaba a todas lasdivinidades menores y cada hombre re1aba por su propia supervivencia!

    )a tropa recibió su ración de aguardiente y los oficiales comen1aron a arengar a sushombres para la lucha!

    *larines distribuidos por toda la llanura desgranaban los compases de 7uestos de*ombateU! 2e impartieron órdenes de atacar sturiacha de inmediato y arrasarla antes de quellegasen los refuer1os del norte, por lo que una brigada de fusileros inició el cruce del puentecon redoblado empe6o, haciendo caso omiso de los obuses disparados desde el asentamiento!

    'lgunos reclutas de *ampannlat aglutinaban familias enteras a su alrededor! Hombresarmados con rifles eran seguidos por mu(eres con ca1os, y a estas mu(eres las seguían a su ve1ni6os con problemas de dentición! Iunto al ta6ido militar de las bayonetas y cadenas se oía el

     percutir de sartenes, así como luego el llanto de los destetados se confundiría con el griterío delos heridos! En su avance, los pies pisaban hierba y osamentas!

    ' la acción marchaban tanto aquellos que habían re1ado como los que descreían de las plegarias! El instante había llegado! )a tensión era palpable! Tendrían que luchar! Temían quela muerte los llevara ese preciso día a pesar de haber recibido el don de la vida por a1ar y deque el a1ar a&n podía evitarles esa muerte! El a1ar y el ingenio!

    7aralelamente, el e(rcito del norte aceleraba su marcha hacia el sur! %n e(rcito de estricta

    disciplina, con bien pagados oficiales y subordinados perfectamente instruidos! )as cornetasvibraban, los tamborileros marcaban el paso con precisión! 'l viento caracoleaban las distintas

     banderas de las naciones de 2ibornal!Había tropas de )ora( y

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    )a vanguardia del e(rcito de 2ibornal se encontraba a&n apro4imadamente a una milla delas murallas circulares de sturiacha cuando la primera oleada de la infantería pannovalesalogró introducirse en el poblado! .emasiado pobre como para contar con una guarnición desoldados, a sturiacha la defendían como podían los propios colonos! )a victoria de*ampannlat parecía f#cil! 2in embargo, y desafortunadamente para la fuer1a atacante, había

    allí un puente!7ronto se organi1ó un alboroto en la orilla sur! .os unidades rivales y un escuadrón decaballería randonans pretendían cru1ar el puente al mismo tiempo! 2e esgrimieron ra1ones de

     preferencia! )a discusión tomó visos de refriega! %n yel3 resbaló y se precipitó al río con su (inete! *hocaron sables de 3aci con chafarotes randonaneses y se oyeron disparos!

    -tras tropas intentaron cru1ar el río mediante cordadas, pero la profundidad de las aguas ysu potencia las disuadieron!

    )a confusión suscitada en torno al puente sumió en un conflicto mental a sus protagonistas,a e4cepción qui1# de los 3aci, para quienes las batallas no eran m#s que un prete4to paraconsumir grandes cantidades de paboVr, su traicionera bebida nacional! Esta incertidumbregeneral generó algunas desventuras aisladas! .os artilleros murieron al e4plotar un ca6ón! %nyel3 herido y desenfrenado embistió a un teniente de $atrassyl! %n oficial de artillería cayódesde su montura al río; una ve1 devuelto a tierra, su cuerpo mostraba signos de unaenfermedad inconfundible!

     —9)a peste —El rumor se e4tendió vertiginosamente!— 9)a $uerte 8orda

    7ara quienes participaban en las operaciones, estos terrores eran tan reales comoimprevistas las situaciones, a pesar de que escaramu1as similares ya habían tenido lugar en estesector de la planicie del norte de *ampannlat!

    'l igual que en anteriores ocasiones, las cosas siguieron un curso distinto al esperado!sturiacha no cayó en manos de sus atacantes tan vertiginosamente como estaba previsto! )osaliados de la fuer1a meridional se vieron envueltos en disputas internas! Guienes debían atacar el asentamiento fueron a su ve1 atacados y pronto se desarrolló en el lugar una desorgani1ada y

     pertina1 batalla! 2ilbaban las balas, las bayonetas centelleaban!7ero tampoco la ofensiva sibornalesa fue capa1 de mantener ordenadas sus filas,

     precisamente afamadas por su frrea disciplina militar! =ueron los novatos quienes se lan1aronal frente, dispuestos a defender a sturiacha al precio que fuera! 8ran parte de la artilleríaacarreada a lo largo de doscientas millas con el fin de fustigar los poblados de 7annovalquedaba así abandonada, y ahora sus disparos podían caer tanto sobre tropas leales comoenemigas!

    Hubo salva(es escaramu1as! El viento sopló, las horas pasaron, murieron hombres, y yel3s y biyel3s resbalaron en su propia sangre! )a carnicería fue en aumento! 7or fin, una unidad decaballería de 2ibornal consiguió abrirse paso en medio de la confusión y capturar el puente,

     partiendo en dos el ataque enemigo!

    Entre los sibornaleses que avan1aban en aquel momento se encontraban tres unidadesnacionales: los poderosos us3uti, un contingente de 2hivenin3 y una conocida división deinfantería de

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    siempre alerta! *omo si de una especia se tratara, esta iracundia sa1onaba todos suscomentarios! /o faltaban quienes la confundían con la ira de .ios!

    'speraman3a cubría su cabe1a con un amplio sombrero negro, por encima del cualflameaba la ense6a de la glesia y de .ios '1oi#4ico!

    )os de 2hivenin3 y

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    $ientras los colonos de sturiacha disparaban contra los atacantes, sus esposas e hi(as, tanrecias corno cualquier hombre, habían desmontado un granero para aprovechar la madera!

    *uando

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    El alto contenido en silicona de los pastos e4igía dientes fuertes y bien esmaltados! ' pesar de lo yerma que podía aparecer la planicie a una mirada humana poco atenta, las semillas de lahierba albergaban importantes cantidades de nutrientes, tantas como para alimentar anumerosos roedores y otros mamíferos peque6os! ' su ve1, estos mamíferos constituían ladieta de depredadores mayores! )a c&spide de esta cadena alimenticia la ocupaba una criatura

    cuya capacidad omnívora le había permitido anta6o gobernar el planeta! )os phagors locomían todo, ya fuera hierba o carne!'hora que el clima comen1aba a serles m#s propicio, algunos phagors libres empe1aban a

    despla1arse hacia tierras m#s ba(as! 'l este del continente ecuatorial se al1aba el maci1o del'lto /y3tryh3! El /y3tryh3 era mucho m#s que una barrera entre las llanuras del centro y loshori1ontes del mar de 'rdent: su serie de mesetas, cada una m#s elevada que la anterior como

     pelda6os de una gigantesca escalinata, sus comple(as (erarquías de desfiladeros y monta6as,constituían en sí mismas un mundo! )a foresta se convertía en una tundra de altura, y sta en#ridos ca6ones desollados por glaciares! ' nueve millas sobre el nivel del mar, una imponentemeseta coronaba el con(unto como la tapa de un cr#neo bien avenido con la estratosfera!

    )os ancipitales que habían pasado los largos siglos de verano en las altas estepas, al amparode las agresiones humanas, descendían ahora hacia laderas m#s generosas a medida que la furiadel inminente invierno iba invadiendo sus refugios! %n n&mero creciente de phagors seconcentraba en los laberintos que horadaban el pie del /y3tryh3!

    5arias comunidades de phagors ya se aventuraban por territorios frecuentados por hombres!7rotegidos por las sombras, una compa6ía de phagors, stalluns, gillotas y sus crías, diecisis

    en total, se internó en el #rea de batalla! ban montados en 3aidaVs color bermellón, con los peque6os firmemente su(etos a sus padres y medio disimulados entre la pelambre! )os adultos portaban lan1as en sus primitivas manos! 'lgunos de los stalluns llevaban 1ar1as enredadas enlos cuernos! 2obre sus cabe1as, unas oropndolas e4pectantes surcaban el glido aire nocturno!

    Este grupo de merodeadores sería el primero en aventurarse entre las agotadas filas desoldados! 7ronto lo seguirían otros!

    %no de los carromatos que penetraba la oscuridad en dirección a 7annoval se había

    atascado! 2u conductor había tratado de atravesar un uct, una ondulante fran(a de vegetaciónque cru1aba la llanura de este a oeste! ' pesar de haber perdido gran parte de su esplendor estival, el uct seguía siendo una empali1ada considerable y numerosos tallos (óvenes quedaronenganchados entre ambos e(es!

    El conductor se puso de pie y comen1ó a proferir insultos, agitando los bra1os para arrear altiro de ho4neys!

    .entro del carromato iban once soldados rasos, seis de los cuales estaban heridos, un cabode cuadras y dos recias (óvenes que cumplían funciones de cocineras o de lo que se cuadrase!%n esclavo phagor, desastado y encadenado, cerraba la marcha a pie! Tan vencidos por la fatigay las enfermedades estaban todos ellos que pronto cayeron dormidos unos encima de otros,tanto sobre el carro como a sus flancos! )os tristes ho4neys quedaron inmóviles entre las varas

    del carro!)a compa6ía de phagors con sus 3aidaVs surgió de la noche, avan1ando en fila india a lo

    largo del margen irregular del uct! 'l llegar al carromato, se concentraron! )as oropndolas ba(aron a tierra, (unt#ndose con delicados saltos y emitiendo profundos sonidos guturales, a laespera de los acontecimientos!

    " los acontecimientos se sucedieron repentinamente! 8uando el apretado montón dehumanos pudo reaccionar, las imponentes siluetas ya estaban encima! 'lgunos phagors habíandesmontado, otros lan1aron sus armas desde lo alto de sus monturas!

     —9'yuda —pudo chillar una de las fulanas antes de recibir un terrible golpe en lagarganta! .os hombres que yacían ba(o el carromato e intentaron huir al despertar fueronr#pidamente e(ecutados por la espalda! Tambin el desastado esclavo phagor, que pidió

    clemencia en ancipital nativo, fue liquidado sin m#s ceremonia! %no de os heridos llegó adisparar su pistola antes de morir!

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    )os (inetes recogieron una olla de metal y una saca de raciones del carromato, yengancharon los ho4neys a la recua! %no de ellos le dio una dentellada en la garganta al cabode cuadras, que seguía con vida! .espus, los phagors espolearon a sus enormes bestias haciala amplitud de la llanura!

    ' pesar de que muchos habían oído el disparo y los gritos, nadie vendría en ayuda del grupo

    del carromato! 'ntes bien, lo que harían sería agradecer a la divinidad que se terciase la suertede no haber sido las víctimas, para luego volver a sumirse en el fantasmagórico sue6o delcombate!

    *on las primeras y dbiles luces de la ma6ana, al encender los cocineros las fogatas y ser descubiertos los cuerpos, la cosa cambiaría radicalmente! Hubo lamentos y pesar! " aunque losmerodeadores ya se encontraban muy le(os, la garganta desgarrada del cabo de cuadras hablaba

     por sí sola! )a noticia comen1ó a circular por el campo de batalla! %na ve1 m#s se hacía presente la vie(a imagen del miedo: la de astados phagors montados en sus tambin astados3aidaVs! /o cabía duda: (unto con el invierno, regresaban las vie(as leyendas de terror!

    -tra figura terrorífica, igual de antigua y qui1#s a&n m#s temida, flotaba en el ambiente!sta, sin embargo, no había abandonado el campo de batalla! 'l contrario: parecía fortalecerseen aquel triste escenario, como sí la pólvora y los e4crementos fueran su nctar! )as víctimasde la $uerte 8orda ya empe1aban a mostrar sus horripilantes síntomas! )a peste había vuelto,y apoyaba sus febriles labios en los labios de las heridas de guerra!

    7ero aqul era el amanecer de un día victorioso!

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    II

    UNA SILENCIOSA

    PRESENCIA

    )a sensación de victoria se me1claba en la mente de )uterin 2ho3erandit con muchas otrasemociones! %n orgullo similar a una impetuosa fanfarria bullía en su interior cada ve1 queconstataba que ya era un hombre, un hroe, y que su cora(e había quedado demostrado piratodos menos para l! 2entía tambin la e4citación de tener en sus manos a una hermosa eindefensa mu(er! " aun así no lograba acallar del todo el inquieto torrente de sus pensamientos,un rumor tan familiar que ya formaba parte de su persona! El torrente le hablaba una y otra ve1de la cuestión del deber hacia sus padres, de las obligaciones y restricciones caseras, de la

     prdida del hermano —dolorosamente pendiente de e4plicación—, del a6o de postración yenfermedad! .udas que, en breve, ni siquiera el sabor de la victoria lograría aliviar completamente! ste era el universo de percepciones de )uterin a 3 edad de trece a6os! El

     (oven llevaba consigo una incertidumbre que el aroma y la vo1 de Toress )ahl podían tantocalmar como acentuar! " puesto que no tenía nadie en quien confiar, )uterin optaba por esconderlo todo y actuar como si no e4istiese en su interior la m#s mínima sombra deinquietud!

    .e ahí que se sintiera feli1 de poder entrar nuevamente en acción no bien despuntó el alba!Había descubierto que el peligro era un sedante efica1!

     —%n &ltimo asalto —di(o el 'rcipreste $ilitante 'speraman3a—, y el día ser# nuestro! — 2u rostro airado se despla1ó en medio de otros mil rostros adustos y de labios prietos que se

     preparaban para regresar al combate!Empe1aron a sonar voces de mando y órdenes! 2e reagrupó a los phagors y los yel3s

    abrevaron! )os hombres escupían antes de subir nuevamente a sus sillares de montar! *lareaba!El amanecer de

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    inmóvil con los bra1os abiertos! Iunto con otros compa6eros, el fusilero recorría lentamente elcampo de batalla, liquidando a los devoradores de cad#veres! 2e trataba de infelices que habíancontraído la $uerte 8orda y que, enceguecidos por la bulimia, se abalan1aban sobre la carnemuerta como si fuera un festín! Había apestados en ambos bandos!

    En su retirada, el desarticulado e(rcito de 7annoval había de(ado atr#s a una cuadrilla de

    ma1oneros!'unque ya no había victoria que celebrar, estos alba6iles tenían que e(ercer su oficio! 2i alllegar a 7annoval los comandantes derrotados podían ad(udicarse el triunfo, aquí, en losconfines de su territorio, la mentira necesitaba de un soporte de piedra!

    *omo no había canteras en la 1ona, los ma1oneros echaron mano de un ruinoso monumentocercano! %na ve1 demolido, transportaron bloque por bloque hasta las pro4imidades del puenteque cru1aba el turbulento río!

    Eran hombres orgullosos de su oficio! *on e4perto cuidado, volvieron a erigir elmonumento en su nuevo empla1amiento! El maestro de obras talló en la base el nombre dellugar y la fecha, y en letras m#s adornadas, el nombre del vie(o $ariscal en Iefe!

    )uego se apartaron un poco y admiraron satisfechos la formación de piedra antes deregresar a su carromato! ' ninguno de los que habían llevado a cabo este piadoso acto se leocurrió pensar que para ello habían tenido que demoler un monumento que conmemoraba una

     batalla similar celebrada eones atr#s en aquel mismo sitio!$ientras tanto, los soberbios sibornaleses observaban la retirada enemiga hacia el sur! /o

    obstante, sus ba(as habían sido cuantiosas y no tenía por ahora mayor le6ado seguir descendiendo como se planeó en un principio! 'dem#s, seg&n los propios colonos desturiacha, los asentamientos del sur habían sido arrasados!

    Guienes habían sobrevivido a la batalla se sintieron aliviados de haber superado el trance!2in embargo, e4istía en ciertos sectores la sensación de que la lucha no había sido todo lohonrosa que se esperaba! /i honrosa ni, qui1#s, &til, en comparación con los largos meses de

     preparación y entrenamiento que la habían precedido! @Gu la había motivadoA @%n pu6ado detierra que pronto sería cedidoA @El honorA

    ' fin de apaciguar esta inquietud, 'speraman3a anunció que aquella misma nochecelebrarían con un festín la victoria de 2ibornal! 2e carnearían algunos arangs recin llegados asturiacha y el resto de las vituallas procedería de los alimentos confiscados al enemigo! /ohabría, de este modo, necesidad de tocar las raciones de campa6a, indispensables para el via(ede regreso!

    )os preparativos para el feste(o se iniciaron a pesar de que, a escasa distancia, a&n se estabaenterrando a los muertos en suelo consagrado! )as tumbas, abiertas al ancho cielo, ocupabanun valle e4tenso y llano hasta donde llegaba una me1cla de aromas culinarios que ya flotabasobre los cad#veres!

    En contraste con la actividad de los colonos, los soldados go1aban del descanso!.esparramados entre ellos, sus phagors descansaban tambin! Había llegado el momento de

    entregarse al sue6o reparador! .e curar las heridas! .e remendar uniformes, botas, arneses!7ronto habría que reemprender la marcha! /o podían permanecer en sturiacha! /o habíasuficientes reservas para alimentar a un e(rcito ocioso!

    Hacia el final de la (ornada, el aroma de carne asada y humo de le6a se había impuesto al penetrante hedor del llano ensangrentado! 2e elevaron himnos de agradecimiento al .ios'1oi#4ico! 'lgo en la vo1 de los hombres, la sinceridad que destilaban tal ve1, hi1o asomar l#grimas en los rostros de algunas de las colonas, cuyas vidas estaban a salvo gracias a quienescantaban ahora esos himnos! @Gu les hubiera esperado de vencer 7annovalA El cautiverio o laviolación!

    )os ni6os que durante el peligro habían sido encerrados en la iglesia de la 7a1 =ormidablefueron liberados, y ahora animaban la velada con sus gritos de (&bilo! .eambulaban entre la

    tropa, riendo entre dientes de los intentos de los hombres por emborracharse con la flo(acerve1a de sturiacha!

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    El festín se inició de acuerdo con los presagios, mientras la tenue lu1 iba envolviendo elmundo! 7ronto no quedaron de los arangs asados m#s que las huecas (aulas de sus costillares!-tra victoria memorable había tenido lugar!

    $#s tarde, tres solemnes ancianos del conse(o local se acercaron reverentes al 'rcipreste$ilitante! 7uesto que las castas altas de 2ibornal desaprobaban el contacto físico con otras

     personas, los ancianos evitaron tocarlo durante el saludo!Tras agradecer a 'speraman3a por haber defendido a sturiacha, el mayor de ellos e4presóformalmente:

     —+everenciado sire, como es notorio, somos ahora el &ltimo y m#s meridional de losasentamientos de 2ibornal! 'ntiguamente, los asentamientos cubríanXllegando mucho m#s alsur de *ampannlat, incluso hasta +oonsmoor! Todos ellos han sido die1mados por los naturalesdel *ontinente 2alva(e! 'ntes de que tu e(rcito debaXse retire a nuestro continente nativo, terogamos en nombre de todos en sturiacha que de(es aquí una fuerte guarnición, a fin de que

     pudiramosXevitable no sufrir la misma suerte que nuestros vecinos!El cabello de los ancianos era escaso y cano! 2us narices brillaban a la lu1 de las l#mparas

    de aceite! Hablaban en alto dialecto, lastrado de tiempos escurridi1os, gerundios, futuroscompulsivos y sub(untivos de evasión, y el 'rcipreste $ilitante les respondió en trminossimilares, aunque sin mirar directamente hacia ellos!

     —Honorables caballeros, dudo de que pudieraisXpoderXser capaces de alimentar las bocas dem#s que me pedís! ' pesar de que estamos en el estío del peque6o a6o, y de que el clima es

     benigno, vuestras cosechas, corno he comprobado, son pobres y vuestro ganado est# famlico!El tenso nubarrón que campeaba en el entrece(o de 'speraman3a se había oscurecido

    mientras ste hablaba!)os ancianos se miraron! )uego, di(eron los tres a la ve1:

     —El poder de 7annoval caer# otra ve1 sobre nosotros! —/osotros re1amosXre1ando cada día para que vuelva el buen tiempo! —2in una guarnición nosotros inevitableXvamosXmuriendo!Gui1#s haya sido el uso del arcaico futuro fatalista lo que hi1o a 'speraman3a fruncir a&n

    m#s el ce6o! 2u rostro rectangular pareció estrecharse! $antenía la vista clavada en la mesa ylos labios sellados, y asentía levemente como si estuviera cerrando un taimado pacto consigomismo!

    El teniente )uterin 2ho3erandit estaba sentado en los sitios de honor (unto a 'speraman3a,que así lo había dispuesto con el fin de cubrirse tal ve1 de parte de la gloria del (oven oficial! El'rcipreste $ilitante se volvió hacia 2ho3erandit y le preguntó:

     —)uterin, @qu respuesta te dignaríasXdando a la petición de estos ancianos, en alto dialectoo en lo que fueseA

    2ho3erandit era consciente del riesgo que corría! —7uesto que la petición no proviene de tres gargantas, sire, sino de las de todo sturiacha,

    no me creo capa1 de dar con la respuesta adecuada! 2ólo tu e4periencia, sire, puede hacerlo!

    El sacerdoteFsoldado elevó su mirada hacia las vigas y las largas sombras del techo y serascó el mentón!

     —2í, podría decirse que la decisión es mía, en nombre de la -ligarquía! 7or otra parte, podría decirse que .ios ya ha decidido! El '1oi#4ico me dice que ya no podemos mantener este asentamiento, ni los que se encuentran m#s al norte! —2ire!!!

    'l dirigirse a los ancianos, una espesa ce(a triangular estiró el rostro rectangular de'speraman3a!

     —)as cosechas menguan a6o tras a6o a pesar de los re1os y oraciones! Esto nadie puedenegarlo! En otro tiempo, en los asentamientos del sur se cultivaban vides! 'hora, a duras penas

     podis cosechar cebada y patatas mohosas! sturiacha era nuestro orgullo; hoy es nuestro puntodbil! 2er# me(or abandonar el asentamiento! .e aquí a dos días, cuando el e(rcito se retire,

    todos deber#n haberlo evacuado! /o e4iste otro modo de evitar el hambre o la ane4ión a7annoval!

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     Heliconia Invierno Brian Aldiss

    .os de los ancianos tuvieron que sostener al tercero! %na oleada de consternación see4tendió sobre quienes habían podido seguir la conversación! %na mu(er corrió hacia el'rcipreste $ilitante y se aferró a sus botas manchadas de lodo! 8ritaba que había nacido ensturiacha, y tambin sus hermanas; que no podían pensar en abandonar su hogar!

    'speraman3a se puso de pie y dio algunos golpes de atención sobre la mesa! 2e hi1o el

    silencio! —Gue esto quede claro para todos! +ecordad que mi rango me permite, no, me obliga ahablar tanto en nombre de la glesia como del Estado! /o hemos de hacemos falsas ilusiones!2omos un pueblo pr#ctico y s que terminaris por aceptarlo! /uestro 2e6or, el que e4istióantes de la vida y en torno al cual gira toda vida, ha dispuesto para nuestra generación uncamino pedregoso! Gue así sea! 'legrmonos de poder recorrerlo, pues sa es su voluntad!

    U)os valerosos soldados que esta noche feste(an (unto a vosotros, estos bravosrepresentantes de todas nuestras ilustres naciones, han de emprender el camino del norte caside inmediato! 2i el e(rcito no se pusiera en movimiento, la falta de forra(e acabaría con l! " si

     permaneciese aquí, en sturiacha, os arrastraría r#pidamente a la hambruna! *omo gran(eros,debis comprender la situación! /o se trata de nuestros designios sino de los de .ios y lanaturale1a /uestra intención original era la de seguir presionando hasta conquistar 7annoval,así nos lo había encomendado el -ligarca En cambio, nos vemos obligados a regresar a casa.entro de dos días, m uno m#s ni uno menos!

    %no de los ancianos preguntó —@7or qu este repentino cambio de planes, 2acerdote$ilitante, cuando tuya era la victoriaA

    %na sonrisa hori1ontal se abrió paso en el rostro rectangular de 'speraman3a 'lrededor,unos rostros grasientos aguardaban sus palabras, que su sabio instinto de predicador aconse(óretener todavía un poco!

     —2í, nuestra fue la victoria, y por ella agradecemos al '1oi#4ico, pero no así el futuro )ahistoria se opone a nosotros )os asentamientos del sur, con cuyo apoyo y abastecimientocont#bamos, fueron barridos por un enemigo salva(e El clima se deteriora m#s aprisa de lo quesuponíamos , basta observar cuan poco se eleva =reyr &ltimamente $i conclusión es que

    7annoval, ese agu(ero pagano, est# demasiado le(os para intentar una victoria y lo bastantecerca como para sufrir una derrota .e continuar allí, ninguno de nosotros podría regresar aquí!

    U)a $uerte 8orda avan1a desde el sur "a la tenemos entre nosotros! /o hay guerrero, por valiente que sea, que no le tema /adie est# dispuesto a luchar con seme(ante compa6ero a sulado!

    U.e modo que nos inclinamos humildemente ante la naturale1a y regresamos a casa ainformar de nuestra victoria al -ligarca en 's3itosh /os marcharemos, como he dicho antes,dentro de cincuenta horas *ont#is con ese tiempo, colonos, empleadlo bien %na ve1transcurrido, aquellos de vosotros que hay#is decidido volver a 2ibornal con vuestras familiasseris bienvenidos y go1aris de la protección del e(rcito!

    UGuienes prefieran permanecer en sturiacha, pueden hacerlo y morir aquí 2ibornal no

    regresar# hasta aquí /o puede hacerlo 'sí que, sea cual sea vuestra decisión, tenis cincuentahoras para tomarla! .ios os bendiga a todos!

    %nos dos mil colonos, entre hombres, mu(eres y ni6os, vivían en el asentamiento, y lamayoría de ellos había nacido allí /o conocían otra vida que la del duro campo y, en el caso delos hombres m#s privilegiados, la de la ca1a )os espantaba la idea de tener que abandonar sushogares, temían el largo via(e a travs de las estepas hasta 2ibornal, recelaban incluso de cómoserían recibidos en la frontera!

    .e todos modos, cuando los ancianos plantearon la cuestión durante una reunión en laiglesia, la mayor parte de ellos decidió marchar! .e a6o peque6o en a6o, el clima veníadeterior#ndose, con mínimas variaciones, hacía ya m#s tiempo del que muchos podían recordar 

    *ada a6o las comunicaciones con la patria septentrional se volvían m#s fr#giles, y m#scercanas las amena1as del 2ur!

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    El campamento se cubrió de l#grimas y lamentaciones Todo había acabado .ebíanabandonar aquello por lo que habían luchado!

    En cuanto salió

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    $ientras se cargaban carros m#s all# de su capacidad y se acomodaba a los heridos, seisreba6os de arangs aprovecharon la confusión para huir y, escalando los muros, se ale(aron

     pradera aba(o con sus perros! Habían ganado el derecho a una vida libre y salva(e!'speraman3a, solo (unto a su yel3 negro, estaba sumido en sus oscuros pensamientos!

    )uego, mandó llamar a )uterin 2ho3erandit!

    )a inquietud de )uterin traslucía cierta inmadure1! —@Tienes un par de hombres de confian1a con buenas monturas, tenienteA @.os hombrescapaces de via(ar de prisaA Guisiera que las noticias de nuestra victoria llegasen al -ligarca loantes posible! 'ntes de que se entere por otras fuentes! —7odría encontrarlos, sí! )os deJharnabhar somos magníficos (inetes!

    *omo si la idea lo fastidiase, 'speraman3a arrugó el ce6o! )uego e4tra(o una cartera decuero, que sostuvo ba(o uno de sus bra1os!

     —Tus dos hombres de confian1a deben llevar este mensa(e hasta la ciudad fronteri1a deJoriantura! .esde allí, un agente mío lo entregar# al -ligarca en persona! )a responsabilidadde tus hombres acaba en Joriantura, @entendidoA 'vísame cuando estn listos!

     —'sí lo har, sire!%na mano enguantada de a1ul puso la cartera en manos de 2ho3erandit! Estaba sellada con

    el emblema del 'rcipreste $ilitante e iba dirigida al 2upremo -ligarca de 2ibornal,Tor3e3an1lag , en 's3itosh, *iudad *apital de %s3utosh3!

    2ho3erandit escogió a dos (óvenes de su confian1a, a los que conocía bien y que en2hivenin3 eran como hermanos! stos de(aron a sus camaradas y a sus guerreros phagor ymontaron a pelo en dos yel3s, sin m#s equipa(e que una saca de provisiones y agua! En menosde una hora ya habían partido a campo traviesa, cabalgando hacia el norte con el mensa(e parael temido -ligarca!

    7ero el -ligarca de 2ibornal, se6or de su vasto y desolado continente, tenía espías por todas partes! " uno de ellos, un hombre situado en el entorno del 'rcipreste $ilitante 'speraman3a,ya había salido en la misma dirección con anterioridad portando noticias del enfrentamiento,dado el inters particular que tenía el -ligarca en conocer la evolución de la peste hacia el

    norte!Había llegado el momento de la despedida! )a travesía de regreso a 2ibornal se inició en un

    desorden considerable! Todas las unidades se pusieron en marcha con sus carromatos, susanimales de refresco, sus phagors y su armamento, y el estrpito se adue6ó del llano! Ele(rcito desandaba el camino por el que pocos días atr#s había llegado! En cuanto a los colonosque de(aban sturiacha, muchos de ellos por primera ve1 en su vida, avan1aban en caótica

     procesión, cargados de ni6os y de los b#rtulos que no cabían en sus atiborrados carros!*on l#grimas en los o(os se despedían de aquellos que habían tomado la decisión de

    quedarse! )as siluetas de estos e4iliados se recortaban rígidas contra los muros delasentamiento, con sus bra1os levantados a modo de saludo! 'tesoraban dentro de ellos laconciencia de haber escogido el papel m#s honroso, de ser capaces de desafiar su destino; pero

    eran tambin conscientes de que los elementos se pondrían cada ve1 m#s contra ellos! Enadelante no contarían con ninguna otra defensa que la misericordia del '1oi#4ico y su propiahabilidad para sortear las dificultades!

    )uterin 2ho3erandit ocupaba la cabecera de la milicia de 2hivenin3, sabedor de que suestatura había cambiado desde que había recorrido esta misma senda por &ltima ve1! 'hora eraun hroe! 2u cautiva, Toress )ahl, disfra1ada ba(o el gorro y los pantalones de montar, iba a lagrupa de su yel3, cogida de su cinto! Todavía ardía la muerte del esposo en el interior de la

     (oven; por tanto, cabalgaba en silencio!' Toress )ahl, ensimismada en su dolor, el yel3 no parecía inquietarla! 'unque dócil, el

    aspecto de la bestia era fero1! %nos cuernos ri1ados emergían de sus crines hirsutas, y sus o(os,escudados ba(o gruesos p#rpados, le otorgaban una e4presión vigilante! Gui1#, como sugería su

     pesado labio inferior colgante, albergara un profundo desprecio por la parte de historia humanaque le había tocado presenciar!

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     Heliconia Invierno Brian Aldiss

    El asentamiento, a la cola de la procesión, fue disminuyendo de tama6o! Enseguida sesucedieron, en agotadora serie, varios valles similares! 'l soplar, el viento e4traía susurros dela hierba!

    )a procesión quedó sumida en el silencio! %no de los ancianos que había escogidoabandonar sturiacha, un hombre locua1 y amante de escuchar el sonido de su vo1, espoleó a su

    animal hasta alcan1ar a 2ho3erandit y sus lugartenientes e intentó pasar el resto de la (ornada asu lado! 2ho3erandit no estaba precisamente hablador! 7ensaba en el futuro inmediato y en ellargo via(e de regreso a la casa paterna!

     —2upongo que sería el 2upremo -ligarca quien ordenó que sturiacha fuera abandonada — aventuró el hombre!

    *omo no obtuvo respuesta, volvió a intentarlo! —.icen que el -ligarca es un gran dspota y que gobierna con dure1a en todo 2ibornal! —$#s duro ser# el invierno —rió uno de los lugartenientes!Transcurrida una milla, el anciano di(o en tono confidencial:

     —magino que vosotros, los (óvenes, no estaris totalmente de acuerdo con 'speraman3a!!!magino que en su lugar habríais de(ado una guarnición en el poblado para defendernos!

     —/o estaba en mí tomar esa decisión —respondió 2ho3erandit!El anciano asintió, sonriente! 7ocos dientes le quedaban en la boca!

     —'h, pero yo vi la e4presión de tu rostro cuando l anunció su intención y me di(e, dehecho, se lo di(e a los dem#s, di(e: He aquí un (oven con algo de compasión dentro de l: unsantoU, y!!!

     —5ete, anciano! 'horra tu aliento, lo necesitar#s para el trayecto! —7ero, clausurar un estupendo asentamiento, así, de pronto!!! En los vie(os tiempos,

    solíamos enviar nuestros sobrantes de alimentos a %s3utosh3! " sin embargo van y loclausuran!!! %no hubiera imaginado que el -ligarca nos estaría agradecido! .e hecho, somostodos sibornaleses, @verdadA Es un hecho incontestable!

    7uesto que 2ho3erandit no aprovechaba la oportunidad que le había dado para contestar esteargumento, el anciano se en(ugó la boca con el dorso de la mano y continuó: —@T& crees que

    he hecho bien en marchar, (oven se6orA .espus de todo, se trataba de mi hogar! Gui1#debimos quedarnos! Gui1#s otro de esos e(rcitos del -ligarca, uno con me(or disposiciónhacia sus compatriotas, se despla1ar# hasta aquí en un a6o o dos!!! En fin, sólo puedo a6adir que ste es para nosotros un día amargo!

    "a guiaba a su bestia en dirección a los suyos y estaba a punto de retirarse cuando2ho3erandit e4tendió repentinamente el bra1o y lo asió del cuello del abrigo, casi derrib#ndolode su silla!

     —9Gu poco sabes del mundo si sa es toda la claridad de que eres capa1 )o que yo opinedel 2acerdote $ilitante no tiene importancia! 2u conclusión ha sido la &nica posible! Trata dera1onarla por ti mismo en lugar de ir por ahí lament#ndote! $ira cu#ntos somos! En pocotiempo nos habremos e4tendido de un hori1onte al otro! Hombres, animales, bocas que

    alimentar!!! El clima, cada ve1 m#s austero!!! 7insalo por ti mismo, anciano!)uterin se6aló la multitud que avan1aba, se6aló las espaldas grises, negras y ro(i1as de los

    soldados, cada uno con sus tres días de ración de galleta dura y sus municiones a cuestas, cadaespalda inclinada hacia el sur y el p#lido sol!

    )a multitud, cada ve1 m#s dispersa a lo ancho para de(ar espacio a los rechinantescarromatos, producía al moverse un sordo y sepulcral sonido que le era devuelto por las colinas

     ba(as!Entre los (inetes había numerosas figuras que se despla1aban a pie, a menudo cogidas de los

    arreos de las sillas de montar! 'lgunos carros cargaban con monta6as de equipo y enseres,otros llevaban heridos cuyos que(idos aumentaban con cada sacudón de la estructura!7orteadores phagor marchaban, con la espalda encorvada y la mirada ba(a, tras sus amos; las

    unidades de ancipitales de combate, algo apartadas, avan1aban con su e4tra6o y desarticulado paso!

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     Heliconia Invierno Brian Aldiss

    Esa noche, el alto resultó un tanto confuso! /o todas las órdenes impartidas a gritos y lostoques de corneta sirvieron para reorgani1ar el caos! $uchas unidades se establecieron donde

     pudieron, levantando o no sus tiendas e impidiendo que otras unidades encontrasen un sitioadecuado para acampar! )os animales necesitaban forra(e y agua! 7ara ello, unos cuantoscarros tuvieron que aventurarse en las sombras en busca de arroyos de monta6a! =ue una noche

     breve y plagada de murmullos humanos y del inquieto rumor de las bestias!.esaparecieron las nubes! El frío aumentó!El contingente de 2hivenin3 formó un estrecho grupo! Ióvenes en su gran mayoría, los

    hombres se arracimaron en torno a )uterin 2ho3erandit, dispuestos a pasar la noche bebiendo!El licor que llevaban consigo se llamaba yadahl y era un fermento de algas de color ro(o rubí!*on ese licor brindarían por la reciente victoria, por el heroísmo de )uterin y porque estabanen las llanuras y no en las familiares monta6as de su tierra, y por el sencillo placer de estar vivos!!! y por todo aquello que pudieran imaginar! 7oco despus cantaban, despreocupados delos gritos de sus so6olientos vecinos!

    7ero el yadahl no despertó en )uterin el deseo de cantar! 'part#ndose de sus camaradas deJharnabhar, de(ó que su pensamiento fluyera hacía su bella cautiva! ' pesar de que habíaestado casada, a pesar de la firme1a de su car#cter, dudaba de que fuese mayor que l: lasmu(eres del *ontinente 2alva(e se casaban muy (óvenes!

    *omprendió que la deseaba! 2in embargo, sus padres habían dispuesto para l uncasamiento en Jharnabhar! 7ero, @qu tenía que ver aquello con lo que hiciera aquí, en lasinhóspitas estepas de *halceA Tantos escr&pulos acabarían por convertirlo en el ha1merreír desus amigos!

    +ecordó la víspera de la partida del e(rcito sibornals en el pueblo fronteri1o deJoriantura! l y sus hombres estaban de permiso! ' pesar de los esfuer1os de su amigo %mat

     por lograr que se uniese a la (uerga, )uterin había preferido vagar solo, como un tonto! Enlugar de emborracharse en los burdeles con sus camaradas de armas, había recorrido lassolitarias calles empedradas sin rumbo fi(o hasta entrar en la tienda de un deuteroscopista, en laman1ana contigua a un vie(o teatro!

    El deuteroscopista le había ense6ado muchas curiosidades, incluido un ob(eto peque6oseme(ante a un bra1alete que —aseguraba— procedía de otro mundo, y un frasco en el que seenroscaba una tenía de dos metros de largo que el hombre había e4traído de las entra6as de unadama de alcurnia Lpor medio de una flauta de plata que estaba dispuesto a vender a buen

     precioM! —@Tengo el valor necesario para el combateA —preguntó )uterin!'ntes de responder, el vie(o adivino se sumió en el estudio del cr#neo del (oven con sus

    calibres e instrumentos de medir! —Eres, (oven se6or, un santo o un pecador —di(o por fin! —/o era sa mi pregunta! $i pregunta es: @soy un hroe o un cobardeA —2igue siendo la misma! Hace falta valor para ser un santo!

     —@" para ser un pecadorA —)uterin pensaba en su negativa a unirse a sus compa6eros!)a vie(a cabe1a cubierta de pelo asintió varias veces!

     —Tambin! Todo requiere su valor! Hasta esa lombri1 necesitó el suyo! @Te gustaría pasar elresto de tus días en las entra6as de otro serA @'unque fueran las entra6as de una hermosadamaA 2i te di(era que te espera un futuro seme(ante, @te alegraríasA

    E4asperado por las vueltas y dilaciones del vie(o, )uterin e4clamó: —@Guieres responder a mi preguntaA —T& mismo la responder#s muy pronto! 2ólo dir que tu cora(e ser# grande!!! —@7eroA)a sonrisa del adivino pedía misericordia! —Est# en tu naturale1a, (oven caballero! Te

    sentir#s santo y pecador al mismo tiempo! 2er#s un hroe y sin embargo veo que te

    comportar#s como un granu(a!

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     Heliconia Invierno Brian Aldiss

    Había recordado esta conversación, y tambin la tenia, durante todo el camino hastasturiacha! 'hora que ya era un hroe, @se atrevería a convertirse en un granu(aA

    Estaba sentado allí, bebiendo en silencio, cuando %mat Esi3anan1i lo cogió de la bota y, deun tirón, lo acercó un poco m#s al fogón!

     —/o ests triste, vie(o amigo! 2eguimos con vida, hemos (ugado a ser hroes, sobre todo

    t&, y pronto estaremos de vuelta en casa!%mat tenía, como su padre, una cara grande como un pastel, pero ahora estaba radiante! —El mundo es un sitio horrendo y vacío! 7or eso cantamos; para llenarlo de ruido! 7ero veo

    que tienes otras cosas en qu pensar! —%mat, aunque tienes la vo1 m#s melodiosa que he oído, incluyendo la de un buitre, creo

    que me ir a dormir!%mat esgrimió un dedo admonitorio!

     —'h#, lo que me temía! 9Es debido a tu bella cautiva .ale su merecido de mi parte! Te prometo que no le dir nada a nsil!

    )uterin le dio un golpe amistoso en la barbilla! —/unca sabr por qu le ha tocado en desgracia a nsil un hermano como t&! —Es una chica, nsil —di(o %mat despus de apurar un nuevo trago de yadahl—!

    7ens#ndolo bien, supongo que me lo agradecer# si te arrastro de la ore(a y te inicio un poco enel asunto!

    El grupo entero se partió de risa!2ho3erandit se puso en píe como pudo y les dio las buenas noches! /o sin esfuer1o logró

    llegar hasta su petate, (unto a uno de los carros! ' pesar de las estrellas que poblaban el cielo,reinaba la oscuridad! )a aurora, tan frecuente en Jharnabhar, no e4istía en esas latitudes!

    'bra1ado a su cantimplora, trope1ó contra el bulto de su yel3, que estaba amarrado al suelomediante un aro que le perforaba la ore(a i1quierda! 'rrodill#ndose, se acercó, a gatas, hastadonde se encontraba la mu(er!

    Toress )ahl yacía hecha un ovillo, con las manos cru1adas sobre las rodillas! )o miróacercarse en silencio, mientras la oscuridad acentuaba la palide1 de su rostro! En sus o(os se

    refle(aba con todo detalle el titilar de las estrellas que poblaban el cielo!l la cogió del bra1o y empu(ó la cantimplora hacia su boca!

     —

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    2ho3erandit permaneció echado, luchando con su propia borrachera, luchando con la pregunta, luchando contra el impulso de golpear a la muchacha por intentar cambiar de maneratan ostentosa el curso de su deseo! .e ese pre6ado silencio pareció nacer en l una certe1a m#soscura que su intención de violarla, la certe1a de un destino inmutable! ?>

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     —

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    de cada cosa en su opuesto, el triunfo empe1aba poco a poco a saber a derrota; una derrota dela que se retiraban con unas cuantas cicatrices, una lista de ba(as y varias bocas m#s quealimentar!

    'dem#s, para acentuar esta opresiva sensación de fracaso, la $uerte 8orda se habíainstalado entre ellos y los acompa6aba a paso ligero!

    .urante la primavera del 8ran '6o fue la fiebre de los huesos la que acabó die1mando poblaciones enteras y redu(o a los supervivientes a meros esqueletos ambulantes! En el oto6odel '6o sería la $uerte 8orda la encargada de volver a die1mar la población, aunque esta ve1sus víctimas cobraron un nuevo aspecto, m#s compacto! )os hombres podían llegar acomprender todo esto y m#s, y lo aceptaban con fatalismo! 7ero el solo sonido de la palabraplagaU bastaba a&n para encogerles el pecho! En momentos así, todos desconfiaban delvecino!

    'l cuarto día de marcha, las unidades m#s adelantadas toparon con uno de los dosmensa(eros fletados por 2ho3erandit! "acía boca aba(o al fondo de una hondonada, con eltronco desgarrado como quien ha sido atacado por un animal salva(e!

    )os soldados formaron un gran círculo en torno al cad#ver! /o podían de(ar de mirarlo! 'lllegar 'speraman3a, tambin l quedó absorto en la espelu1nante escena! )uego le di(o a2ho3erandit:

     —Esa silenciosa presencia via(a con nosotros! /o hay duda de que son los phagors los quetransmiten la peste, y así nos castiga el '1oi#4ico por habernos asociado con ellos! /ocalmaremos su ira hasta haber matado a todos los phagors que marchan con nosotros!

     —@%na nueva matan1aA @/o podríamos de(ar que los ancipitales se perdieran en laespesura, 'rcipresteA

     —@" permitir que se multipliquen y se hagan fuertes contra nosotrosA T& oc&pate de tusasuntos, mi (oven hroe, que yo me ocupar de los míos! —5arias arrugas surcaron congravedad el alargado rostro del 'rcipreste, que continuó:— 'hora es a&n m#s necesario quenuestro mensa(e llegue al -ligarca cuanto antes! Han de enviarnos alg&n tipo de asistencia!Guiero que seas t& el que se adelante a Joriantura y entregue personalmente mi mensa(e para

    que desde allí sea transmitido al -ligarca! Gue te acompa6e alguien de confian1a! @)o har#sA)uterin hundió la vista en el suelo como cuando estaba en presencia de su padre! Estaba

    acostumbrado a obedecer órdenes! —$e tendr#s sobre la silla de montar en menos de una hora, se6or!El eno(o que siempre parecía anidar ba(o las ce(as de 'speraman3a, encendindole los o(os,

    se hi1o presente mientras miraba a su subordinado! —7iensa que podría estar salvando tu vida al encomendarte esta misión, alfre1 teniente

    2ho3erandit! 7or otra parte, qui1# cabalgues y cabalgues para descubrir que la silenciosa presencia ya ha llegado a Joriantura!

    " despus de hacer la 2e6al de la +ueda sobre su frente con un dedo enguantado, dio mediavuelta y se fue!

    III

    LA RESTRICCIÓN

    DE LAS PERSONAS EN

    SITUACIÓN DE RESIDENCIA

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     Heliconia Invierno Brian Aldiss

    Joriantura era una ciudad de gran rique1a y magnificencia! El suelo de sus palacios estaba pavimentado de oro y las c&pulas de sus casas de placer estaban recubiertas de porcelana!

    2u principal iglesia de la 7a1 =ormidable ocupaba un lugar central frente a losdesembarcaderos, a los que la ciudad debía gran parte de su opulencia! )a e4uberante y lu(osa

    decoración del templo contrastaba con el espíritu austero del dios al que servía! —/unca permitirían tanta belle1a en 's3itosh —se ufanaban sus fieles!

    ncluso en los barrios m#s pobres, desplegados al pie de las colinas, podía trope1ar lamirada con alg&n interesante detalle arquitectónico! Esta afición ornamental que desafiaba la

     pobre1a surgía de repente en un inesperado soportal, en un estrecho patio coronado por unafuente, en el vuelo de barrotes for(ados de un balcón, toques capaces de dignificar incluso a losespíritus m#s vulgares!

    ndudablemente, se daba en Joriantura la misma división de opiniones y rique1a que entodas partes! .igno refle(o de ello era, por e(emplo, la distinta acogida de sus ciudadanos a laerupción de carteles con que las imprentas de la -ligarquía estaban inundando las poblacionesde %s3utosh3! En los barrios m#s pudientes, la &ltima proclama podía provocar un 9-h, qu

    idea tan ingeniosaU, mientras que al otro lado de la ciudad se escuchaba por &nico comentarioun 9Eh, mira con lo que salen ahora estos chifladosU!)a mayoría de las ciudades fronteri1as suelen ser sitios desoladores, donde lo peor de una

    cultura se toca con lo m#s vil y despreciable de la vecina! 7ero Joriantura era una e4cepción!' pesar de haberse llamado %tosh3i en una fase temprana de su historia, nunca había sido deltodo, como su antiguo nombre podía sugerir, una típica ciudad de %s3utosh3! 7oblada en parte

     por e4óticas gentes del este, venidas sobre todo del 'lto Ha11i1 y de Ju(FIuvec, m#s all# delgolfo de *halce, poseía una e4uberancia impensable en las restantes urbes de 2ibornal! Estaenergía latía en su arquitectura y en sus artes!

    En Joriantura el pan es caro —re1aba un dicho—, porque las localidades de ópera son baratas!U

    'dem#s, Joriantura estaba empla1ada en una importante encruci(ada! 7or una parteapuntaba hacia el sur, hacia el *ontinente 2alva(e, y —con guerra o sin ella— sus mercantessolían recalar con asiduidad en puertos pannovaleses como el de .orrdal! 7ero tambin seencontraba en el e4tremo opuesto de la concurrida ruta marítima que la unía a la le(ana2hivenin3 y a esos inmensos graneros que eran *arcampan y

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    estuvieran en orden y las ventanas bien cerradas y se retiró por una puerta lateral con su primera consorte!

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    Tras intercambiar unas palabras con el vigilante, subió por la serpenteante escalera hasta suhabitación!

    2e detuvo un instante en una de las cocinas de la segunda planta, donde una abuela y susirvienta preparaban la cena! )a anciana saludó a

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     para empa6ar los delicados tonos del yeso )os murales mostraban tierras de abundancia,regidas por dos soles, donde (ugueteaban los ciervos entre altos #rboles verdes, y mu(eres yhombres (óvenes, recostados en arbustos coronados de palomas, reto1aban o tocabansugestivamente sus flautas Estos idilios habían sido pintados dos siglos atr#s, al construirse lacasa +efle(aban un mundo perdido en el tiempo, el de los a6orados valles de Ju(FIuvec en

    oto6o!Tanto las pinturas corno su inminente destrucción acentuaban el descontento de

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    una vida tan a1arosa era en cierta medida gracias a su capacidad para de(arse impresionar— había quedado irremisiblemente enamorada de l!

    .e pronto, a

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     —T& no eres de Joriantura, @verdadA —2oy de 's3itosh! 7ero, @me est#s escuchandoA —Estoy helada! 2er# me(or regresar!.e mala gana, el capit#n accedió a su pedido, y desandaron el camino tomados del bra1o;

     por un momento, ella se sintió una mu(er libre!

     —@Has oído hablar del 'rcipreste $ilitante 'speraman3aAEl viento le rondaba la cabe1a! 'sintió brevemente! .espus de todo, el capit#n no era tanrom#ntico como pensaba! 7ero ella había ido no m#s de un dcimo atr#s a escuchar alsacerdoteFmilitante durante un servicio al aire libre en una de las pla1as de la ciudad! 9*on quelocuencia había hablado 2us gestos eran agradables y ella había disfrutado observ#ndolo!9'speraman3a 9%n regalo para la vista $#s tarde, -dim y ella lo habían visto cru1ar laciudad al frente de su e(rcito y salir por la 7uerta del Este! )os ca6ones habían sacudido elsuelo al pasar! " todos aquellos (óvenes marchando!!!

     —=ue el 'rcipreste $ilitante quien me tomó el (uramento de lealtad a la -ligarquía cuandofui ascendido a capit#n! Hace tiempo ya! —=ashnalgid se acarició el grueso mostacho:— "ahora estoy en un verdadero aprieto! 9'bro Ha3mo 'stab

    'l oír este (uramento,

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     —$uy bueno —di(o -dim, ponindose de pie y limpiando sus barbados labios con unaservilleta de seda—! .elicados sentimientos, y bien desarrollados! 'hora he de ir a mi oficina,si me lo permites!!!, refrescado, claro est#, por tus ornamentales pensamientos! —Tu elogio meabruma —di(o el primo le(ano, y se retiró!

    -dim bebió un nuevo sorbo de t! Iam#s tocaba el alcohol!

    )lamó a

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    de la 7este! 7or ende, de ahora en adelante se limitar# su n&mero a %na 7ersona por cada.os $etros *uadrados de suelo! 7-+ -+.E/ .E) -)8'+*'!

    )a medida no era del todo inesperada! 2e pretendía con ella disgregar los barrios m#s bohemios de la ciudad, donde la -ligarquía no go1aba de especial simpatía! )os amigos de

    -dim en el conse(o local le habían advertido de su inminencia!%na ve1 m#s, los us3uti hacían gala de sus pre(uicios racistas, pre(uicios que la -ligarquía,ni lerda ni pere1osa, no dudaba en emplear a su favor! Hacía tiempo que no se permitía a los

     phagors ir sueltos por las calles sibornalesas! /o importaban en absoluto los siglos que -dim y sus antepasados llevaban en la ciudad! )a

    +estricción de las 7ersonas en 2ituación de +esidencia le impedía seguir protegiendo a sufamilia!

    -dim echó una r#pida mirada en torno y arrancó el cartel, lo enrolló y se lo guardó ba(o elabrigo de ante!

    Esta actitud alarmó a

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     porcelanas en hornos de lignito a temperaturas de apro4imadamente ?!QQ[*! *on los siglos,estas lo1as se convertirían en preciadas pie1as de colección!

    Eedap $un -dim no se dedicaba de lleno a la manufactura de porcelanas, aunque había ensu establecimiento vanos hornos au4iliares! 2u negocio era la e4portación de porcelana fina!E4portaba la famosa porcelana de Joriantura a 2hivenin3 y

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    de >?>

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    IV

    UNA CARRERA MILITAR 

    )a +estricción de 7ersonas en 2ituación de +esidencia fue recibida con la misma divisiónde opiniones que las restantes proclamas de la -ligarquía! En los sectores m#s acomodados dela ciudad, la gente e4clamaba, asintiendo con la cabe1a: 9-h, qu idea tan ingeniosaU,mientras que, cerca del puerto, decían: 9$ira con lo que salen ahora estos chifladosU!

    7ero Eedap $un -dim no e4presó abiertamente su desa1ón al regresar a su atiborrada casade cinco plantas! 2abía que en poco tiempo la policía aparecería por allí para comunicarle queestaba contraviniendo la nueva ley!

    'quella noche, palmeó a sus hi(os, aposentó la modesta anatomía (unto a la so6olienta masaque tenía por esposa y preparó su mente para el pau3! ' ella no le di(o nada, sabedor de que sus

    e4hibiciones de angustia, sus l#grimas, sus idas y venidas de un e4tremo de la habitación alotro, sus achuchones y besos hidrópicos a los ni6os, no ayudarían en nada a resolver el problema! *uando la respiración de la mu(er se hi1o tan regular como el soplo reparador de la brisa sobre los valles oto6ales de Ju(FIuvec, -dim reunió sus recursos internos y se sumergióen esa peque6a muerte que forma la puerta de entrada al