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    Hermenutica de las consideraciones

    Por: Jess Adrin Daz Ramales.

    Introduccin

    La experiencia que compartimos, sin excepcin, es la de la existencia, y poder

    comunicarla, mediante el lenguaje, ha derivado en una infinidad de implicaciones. Entre

    estas hay producciones de una relevancia predominante para la organizacin y

    desarrollo de las sociedades humanas: los discursos fundacionales, que han ocupado un

    lugar reinante y decisivo en lo que toca al complejo mbito de las relaciones humanas.

    La institucionalizacin de este tipo de discursos no slo ha funcionado como eje

    conductor de las interpretaciones hegemnicas sobre la existencia, sino tambin como

    materia prima para efectuar la predeterminacin de las consideraciones subjetivas sobre

    la experiencia de la existencia. En el presente trabajo nos esforzaremos por entender la

    articulacin de los discursos fundacionales, para poder denunciar, inspirados en la

    Filosofa de la liberacin, lo que pronunciamos como sus implicaciones negativas. Para

    ello es necesario invitar a la realizacin de una Hermenutica de las consideraciones,

    cuya utilidad conste en liberar, en su ejercicio, de los obstculos derivados de que un

    pensador convencido de las verdades filosficas de discursos hegemnicos

    piense y acte conforme a principios filosficos que, originalmente, no le son propios.

    Estamos ciertos de que la inquietud por la existencia no fue desarrollada con una

    mayor profundidad nicamente por la perspectiva intelectual de la tradicin filosfica

    de occidente, ya que compartimos la certeza de Enrique Dussel, quien sostiene queexisten problemas filosficos universales, ncleos problemticos que han ocupado a

    los pueblos de la humanidad entera; por lo que consideramos a la pregunta por el Ser

    como uno de estos cuestionamientos universales. Siendo as, resulta inevitable

    preguntar Porqu el discurso filosfico de la tradicin occidental a operado, y continua

    operando como la autoridad dirigente del pensamiento filosfico universal? Qu

    cuidados lo conservan en la posicin histrica en que ha prevalecido, a grado tal que los

    discursos realizados desde otras perspectivas intelectuales han sido relegados, yolvidados mediante una adecuacin que parece consumirlos? Inquietos por descubrir

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    qu ha sostenido la condicin hegemnica del discurso occidental y enterados de la

    complejidad de stas preguntas, nos disponemos a plantearlas de manera conveniente,

    postulando enseguida dos corrientes anmicas de la interioridad, desde las que se ha

    formulado la pregunta por el Ser, stas son dos actitudesdivergentes, pero fraguadas en

    un mismo fuego, a saber: Una actitud paciente, capaz frente a la experiencia de la

    existencia, cuya produccin de discurso es impulsada por ocupaciones racionales,

    poticas y ldicas. La segunda es una actitud ansiosa, temerosa ante la experiencia de la

    existencia, cuya produccin de discurso es impulsada por preocupaciones racionales,

    instrumentales y objetivas. La postulacin de stas actitudes, tendrn como fin

    comunicar algo mucho ms relevante que sus distintas caracterizaciones: la oportunidad

    de ubicar y denunciar las pretensiones ocultasque las obras revelan en su carcter de

    respuesta o, dicho de otra manera; anunciar la posibilidad de develar el contenido

    intencionalde ciertos discursos tericos, al deducir las implicaciones tanto negativas

    como positivas que derivaran de su plena aplicacin como discurso rector de los

    horizontes de sentido. Exhortamos, entonces, a la ocupacin por estas cuestiones

    urgentes; tarea imposible de realizar sin las enseanzas que nos han brindado el

    pensamiento de Emmanuel Levinas y Enrique Dussel, as como el respaldo y apertura

    terica de la Filosofa de la Liberacin.

    Ahora bien, as como en el interior del vientre materno se gesta un nuevo ser que

    arribar a la exterioridad, tambin se gesta en el ceno de las interioridades entre los

    primeros encuentros con lo sensible y el proceso de adquisicin del lenguaje, una

    nueva perspectiva (resultado del choque entre la novedad infinita de percepcin del

    recin nacido y las narraciones del mundo de aquellos que le iniciarn en el lenguaje).

    El ser que llega al mundo revela una singularidad nunca antes figurada, y aunque al

    transcurrir los aos uno va adquiriendo consideraciones valorativas, acuadas bajo

    horizontes de sentido heredados, jams uno pierde la capacidad de erigir un criteriopropio, y de reformular la singularidad de las propias perspectivas. Pareciera que del

    proceso de adquisicin de las convenciones depende la efectividad de una sociedad

    comunicativa. Pero esto pone en tela de juicio la creencia comn por la que no

    dudaramos sobre la libertad y singularidad de nuestras reflexiones, y de la libre

    produccin y manejo de las propias consideraciones. Pues, a pesar de que no se puedan

    dirigir los distintos efectos y lecturas del discurso (como a un misil) y, an menos,

    cuando ni siquiera los autores conocen aquello que impulsa sus esfuerzos, muchos

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    tericos suman ladrillos nuevos a las paredes de murallas de sentido hace tiempo

    establecidas.

    Confesamos la imposibilidad de escudriar la interioridad de los individuos

    cuando no poseemos sino perplejidad al reflexionar, incluso, sobre nuestros particulares

    motivos intelectuales. Pero aunque laperspectiva intelectivade las subjetividades como

    la intencionalidad terica de los discursos, son inaccesibles, brindan en el amplio

    espectro de sus implicaciones, la revelacin de un carcter oculto que las dirige: Una

    peculiar actitud ante la existencia. De esta manera no dudamos en considerar muestra de

    extravo responder, a la pregunta por el Ser, por ejemplo, a la manera del ansioso; el

    cual busca establecer un orden que le permita sobrevivir, soportar y enfrentar los

    infinitos mbitos e impredecibles acontecimientos de la vida, aquel que pretende

    predecir aquello que no es posible decidir, someter aquello que no se controla. Por ello

    resulta oportuno preguntarnos: Cul es el motivo que impulsa el incesante afn por

    instaurar una sola respuesta; la consolidacin de un nico fundamento que justifique y

    dirija todos los pensamientos y las acciones, y que otorgue pleno sentido y legalidad a

    cada uno de los actos? Siendo cierto, para nosotros, que la mayora de los esfuerzos por

    responder la pregunta por el ser, como a otros cuestionamientos universales, no

    pretenden consolidarse como respuestas universales (verdades absolutas

    fundamentos, sino que en su expresin y desarrollo alcanzan, incluso, un

    temperamento esttico. Consideramos, tambin, que el acto de preguntar y de

    responder a los cuestionamientos que evoca la existencia es un acto bello; ya que resulta

    un catalizador inigualable que genera, el goce esttico y epistemolgico regalado en las

    respuestas: en las diversas interpretaciones creativas que derivan en discursos

    fundadores de sentido, en la caracterizacin de divinidades, en las artes, en ejercicios

    ldicos e incluso en discursos tericos. Por ello, la interaccin intelectual con las

    certezas de algn otro, el cual es por s mismo una revelacin de lo que la vida muestraser, constituye a nuestras consideraciones, el acontecimiento epistemolgico, esttico y

    tico por excelencia.

    Por el contrario, la incesante necesidad de instaurar verdades absolutas que

    ha impulsado gran cantidad de los discursos tericos del pensamiento occidental, se

    nos revela como la caracterstica inconfundible de la actitud ansiosa ante la existencia y

    su experiencia. Por lo que sera un ejercicio nada forzado afirmar que el hambriento

    de certeza acecha a los otroscomo si fueran alimento.

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    Con el fin de cimentar el punto anterior, leamos un pasaje del texto preliminar sobre

    Las tesis de economa polticade Enrique Dussel, Tesis [2.2] titulada La necesidad:

    El hambriento interpreta a todos los entes como posibles alimentos, y, gracias a su inteligencia

    prctica que descubre la realidad fsica de las cosas circundante[s], escoge aquellas que soninterpretadas como las que cumplen realmente con la necesidad. El sujeto necesita [do] puedeequivocarse [e] ingerir algo venenoso como si fuera alimenticio. Ese error, o no-verdad, puedecausarle la muerte. En ese caso la vida se transforma en el criterio primero de la verdad (an delconocimiento terico). (Dussel, 2011a).

    Enrique Dussel, ha sealado en distintas ocasiones que ninguna especie animal

    consume la totalidad de los especmenes de los cuales se alimentan sus miembros, ya

    que, si sus alimentos fueran erradicados, la especie consumidora automticamente se

    condenara a muerte. Por lo anterior nosotros afirmamos que el Otrono es un alimento:

    no se puede negarlo con miras a lo positivo (por lo que fusionarlo a m contenido noarticula un proceso positivo). Este falso proceso de alimentacin puede que sea descrito

    por lo que Emmanuel Levinas llama tendencia a lo Mismo, y consiste en la

    conformacin de la Totalidad mediante la anulacin de las diferencias. En razn de la

    bsqueda de la aprehensin conceptual del ente; se pretende erradicar la ignorancia que

    lo Otro suscita. Describimos la lgica de una estructura intelectual que traduce la

    exterioridad que le circunda a los trminos de un contenido previsible; que persigue la

    originalidad encontrada ms all de sus lineamientos, tratando de absorberlaconceptualizndola, terminando por transformarla en un conocimiento formal

    adecuado. Pero la tendencia a lo mismo no slo consiste en la exitosa definicin

    conceptual de lo Otro (en su filtracin como informacin contenida de lo Mismo):

    implica tambin la transformacin material de lo aprehendido y no slo busca la

    posesin conceptual de lo ignorado, sino que cuando adquiere algn conocimiento de

    ello, por inmaduro que sea, es utilizado para acotar las posibilidades de accin de

    aquello conocido, para que no escape ms del marco de lo previsible. En todas lasesferas de la vida social son constatables las implicaciones negativas de la tendencia a

    lo mismo; sabemos que el control, el manejo y la transformacin de los ecosistemas;

    cambian la biodiversidad, que donde el capitalismo se instaura genera caos y

    contaminacin ambiental, lo que implica la muerte de los ecosistemas de los que nos

    alimentamos. Por lo tanto, al consumir de esta manera, derrochando el alimento y

    distribuyendo injustamente los recursos, unos cuantos cavan la tuba de la humanidad

    entera.

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    Una implicacin ms de la tendencia a lo mismo (y problema principal de

    nuestro trabajo) es la imposicin psicaggica de un formato nico de comportamiento

    humano. Que se ha enseado como modelo ejemplar de comportamiento humano,

    modelo que no slo se debe imitar sino que se debe aprender a ser. Hay quienes

    asienten y renuncian a su singular perspectiva y particularidad cultural, y se

    transforman en las copias que reproducirn una actitud contradictoria y suicida.

    Caracterizada justamente por la indiferencia y la irresponsabilidad del egosmo

    individualista, fomentado por el pensamiento occidental, el deseo insaciable de poseer

    o de mandar al que Kant agradece el desarrollo de las disposiciones humanas, en su

    ensayo idea para una historia universal en sentido cosmopolita (Kant, 1979: 39)

    Cuando los pensantes son conforme a esta actitud: inhabilitan su alteridad; pese a, que

    sta no desaparezca no es de esperarse que el despliegue de sus convencidas

    consideraciones les lleve a moverse de otra manera, ms que por la determinada por los

    discursos conductores.

    Atendamos con cuidado un pasaje del libro De la existencia al existente

    (Levinas, 2006a: 115).

    El otro es lo que yo no soy; l dbil mientras que yo soy el fuerte; el es el pobre, es la viuda y elhurfano. No hay hipocresa ms grande que la que ha inventado la caridad bien entendida. O

    bien el otro es el extranjero, el enemigo, el poderoso. Lo esencial es que tiene esas cualidades

    gracias a su alteridad misma.

    Si analizamos las anteriores palabras, leemos a Emmanuel Levinas afirmando que el

    Otro no slo lo es la viuda, el hurfano y el extranjero sino que incluso lo es, el

    enemigo y el poderoso, y esto porque si la alteridad fuese aniquilada en lo Mismo,

    tendramos que conceder que aquello que hace de cualquiera inaprehensible, podra ser

    sintetizado y aniquilado. Los convencidos del discurso hegemnico, educados en ste

    desde la niez o compelidos a la postre, que han heredado, reproducido y contagiado la

    actitud egosta del individualismo y que estarn dispuestos no slo a traicionar sino aviolentar a su prximo, son vctimas s, pero del discurso psicaggico (conductor del

    alma).

    Nuestra bsqueda por entender los motivos de quienes reelaboran este tipo de

    discurso, no puede echar luz dentro de la interioridad de aquellos que lo estructuran,

    no es posible diseccionar el Ser para encontrar las causas espirituales de los efectos

    sociales. Sin embargo, la introspeccin reflexiva a la que nuestro trabajo exhorta no

    consiste, en su sentido ms profundo, en realizar una localizacin de autores y discursos

    culpables, sino en dar cuenta de que as como compartimos la cualidad de ser humanos,

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    es decir, la experiencia comunitaria de la existencia, tambin compartimos la heredada

    y vigente reproduccin de la devastadora situacin general. Somos herederos, y por lo

    tanto, responsables actuales de las implicaciones negativas de la injusticia ecolgica y

    social. Responsables para con la exterioridad que compartimos y por la actividad o

    pasividad reflexiva de nuestra propia interioridad. Los proyectos psicaggicos

    (genocidas de la originalidad de las consideraciones) son los sntomas que reflejan la

    actitud, ahora revelada, de una vieja tradicin del pensamiento. No podemos continuar

    cediendo la conduccin de nuestras consideraciones subjetivas e intersubjetivas al

    posicionamiento destructor de una racionalidad violenta y paradigmtica, otorgando-

    nos mediante el pasivo acatamiento de sus verdades no slo filosficas. Ya que las

    convenciones sociales ms superfluas han sido levantadas sobre los cimientos de esta

    perfeccionada esclavitud. Al da nuestro y en nuestra cotidianidad, es comn cosechar

    el odio, la envidia y la indiferencia, del trecho de nuestras relaciones. Por lo que este

    alzar la voz no es el grito de una vctima aislada, abogando por la remuneracin de una

    particular desgracia; es un testimonio cuya intencin terica procura articular una

    denuncia.

    Sin vacilaciones, denunciamos esta patolgica actitud ante la experiencia de la

    existencia, que ha conducido la perspectiva de incalculable cantidad de tericos,

    considerndola no como una implicacin negativa que de manera inevitable es

    provocada por la experiencia traumtica ante lo incomprensible, sino como el auto-

    condicionamiento de la subjetividad presa del temor. La injusticia justificada y alentada

    por razonamientos es reflejo fiel de sus intensiones, tan distantes a las de otras

    perspectivas intelectuales que han pensado en calma y con anhelo al bien comn.

    Recurro de nuevo al pensamiento de Levinas para dilucidar esta actitud: Es un

    miedo a vivir que no por ello es menos una vida, en la que el miedo a lo

    inacostumbrado. A la aventura (ontolgica) y a sus incgnitas, saca su nausea de laaversin a la empresa de la existencia. (2006a: 31). Por ello pensamos que estos

    maestros del temor y la impotencia, ms all de trabajar por la satisfaccin de sus

    necesidades alimenticias y desplegarse en actividades ldicas; persiguen con

    desesperacin deshacerse de su sufrimiento: responden a la lgica desucircunstancia.

    Sufrir lo inacostumbrado, es sufrir la alteridad, la extraeza que lo Otro suscita,

    la amenaza que la exterioridad evoca en la oscuridad propia del da, y que se muestra de

    frente y por encima de los alcances de la luz no tan vastade nuestros horizontes.Sufrir, pues, el grito de la presencia terrible de lo que siempre se sustrae. Esa es la

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    circunstancia que esta racionalidad padece, sufriendo como una condena, la impotencia

    perpetua ante lo inabarcable. No es plausible para nosotros afirmar que aquellos autores

    son victimas de la existencia, pero si que son presasde su respectiva actitud frente al

    misterio del Ser; ya que no conciben lo siguiente que advierte Levinas: Si la filosofa

    es la pregunta por del Ser es ya asuncin del ser. Y si es algo ms que esa pregunta,

    es que permite sobrepasar la pregunta y no responderla. Lo que puede que haya de ms

    que la pregunta del ser no es la verdad, sino el bien. (2006a: 25). Estos protagonistas

    de un mal entendido con la vida, sufren, quizs ms que muchos otros, de un abrazo

    asfixiante: el mal de ser. Tal vez por ello busquen una quietud y soledad ciertamentesui

    gneris, mediante el cumplimiento progresivo de la tendencia a lo mismo, es decir, del

    irresponsable despliegue y contagio de su condicin. Para ellos no puede haber sino una

    libertad, la que este inscrita a su indulgencia, no puede haber otromodo de conocer ms

    que el suyo. Es necesaria para esto la circulacin y funcionalidad de una sola especie de

    presencia subjetiva que experimente la existencia, que pregone y acate los procesos de

    un mismo discurso. Slo en el cumplimiento estratgico de una nica voluntad de

    verdad y comprensin, podran asegurar para sus miembros la sensacin de que saben,

    de que controlan, de que poseen la Verdad y el Fundamento, y de que hacen lo correcto.

    He aqu el motivo por el cual promuevan el contagio epidmico de su condicin, de

    este suplicio que impulsa a callar toda diferencia, borrar toda distancia para rehuir su

    condena: desatender a cuesta de lo que sea, el eterno retorno del instante presente en el

    que ignorar se traduce en el ptrido destino. Este miedo, que lo ignorado puede

    provocar, no es ms que un sntoma resuelto de un encuentro, en el que la pretensin de

    que el siquismo contenga lo infinito rebota contra la imposibilidad de contener lo

    absolutamente Otro.

    Sostenemos con certeza plena que la alteridad no puede aniquilarse, as como

    prevemos que la razn no puede conocer los ntimos secretos del cosmos. El Yo quebusca establecer el imperio de la soledad, en el mundo inaprehensible de la exterioridad

    se encuentra extraviado en sus propsitos, mas su cualidad de ser/otro jams

    desaparece, ya que esta cualidad es una caracterstica esencial de los existentes, que los

    revela concordantes al ritmo y a la congruencia armnica de la vida. Cito nuevamente a

    Levinas (2006a: 113).

    El yo no es el ser que, residuo de un instante pasado, intenta un instante nuevo. Es esta exigenciade lo no-definitivo. La personalidad del ser es su necesidad misma del tiempo como de una

    fecundidad milagrosa en el instante mismo mediante el cual l recomienza siendo otro [] Pero esaalteridad no puede el drsela. La imposibilidad de constituir el tiempo dialcticamente es laimposibilidad de salvarse completamente solo.

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    Es imposible aniquilar la alteridad pero, como tambin lo ha dicho Enrique Dussel

    Somos responsables por el otro, y junto con esta certeza tica no podemos desatender

    esta otra: Es imprescindible impulsar las implicaciones positivas de una hermenutica

    de las consideraciones, que, como ya se ha dicho, tiene entre sus miras indagar sobre las

    condiciones coyunturales, pedaggicas, subjetivas e intersubjetivas que conforman las

    perspectivas intelectivas de los pensantes y que encausan las intenciones tericas que

    los autores imprimen (consciente o inconscientemente) en sus discursos. Esfuerzo que

    resulta hermanado y estrictamente vinculado a los de la Filosofa de la Liberacin pues,

    siendo la hermenutica considerada actualmente la koinede la filosofa el lenguaje

    comn de la filosofa contempornea, se separa de la hermenutica hegemnica

    (occidental), lo que demostramos citando un pasaje de la secularizacin de la filosofa,un texto de Gianni Vattimo:

    () aquello de lo que disponemos, como deca Nietzsche en Humano, demasiado humano, esslo aquello que hemos recibido de la transmisin histrica: formas, valores, lenguajes, erroresque nos ha legado la humanidad del pasado; ste es el nico ser que nos es dado encontrar, anosotros y en el mundo (Vattimo, 1991: 52).

    Junto a la Filosofa de la Liberacin estamos encontrando la manera de liberarnos de los

    errores acuados en los procesos de dominacin de los pueblos, precisamente de

    aquellos errores que encontramos diluidos en las convenciones y prejuicios de lahipcrita y falsa cultura global contempornea. Descubriendo en nosotrosen nuestras

    consideraciones originalesque el ser que les es dado a encontrara los pensadores

    de occidente, ni es el nico ser, ni mucho menos es el ser de los pueblos que han sufrido

    la segregacin de las formas y valores de los conquistadores. Por ello la hermenutica

    de las consideraciones empuja a una secularizacin de la filosofa con dimensiones

    radicalmente diferentes a las de la legislacin hegemnica. Nuestros esfuerzos no se

    concentran en mantener una continuidad del sentido como se ha venido construyendoatreves de la historia de la metafsica de los relatos cuyos archai han conferido

    lmites a los modos de narrar el mundosino que, por lo contrario, el motivo por el

    que proponemos realizar un ejercicio rememorativo es romper la cadena de continuidad

    que ha tornado el mundo practicable. Incluso el propio Vattimo esboza la pregunta

    cuya respuesta para nosotros es muy clara: La continuidad que busca mantener y

    restablecer, enlazando mediante su actividad de interpretacin sintetizante y de

    edificacin los discursos sectoriales, no ser, a la postre, slo aquella de la tradicinestablecida, del canon consolidado o del buen sentido comn? (Vattimo, 1991:52).

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    Romper este tipo de continuidad significa romper la capacidad de reconducir las

    consideraciones divergentes y diferentes a concepciones unitarias de la realidad y su

    sentido.

    Por otro lado es importante sealar que el momento de aplicacin de la hermenutica de

    las consideraciones no se encuentra en el mbito especfico de la validez de las

    interpretaciones (tarea acuada por la hermenutica analgica cuya mediacin, entre los

    modelos unvocos y equvocos, es verdaderamente fructfera), pero s en lo que toca al

    encuentro dialgico entre los contextos de vida (Beuchot et al., 2006: 43-54) de los

    autores y sus lectores, momento de vital relevancia por el cual nuestra hermenutica se

    enfoca en impulsar la reconsideracin valorativa de las verdades/fundamentos

    adquiridos en la realizacin de todo tipo de lecturas sobre el mundo, no slo de textos

    sino de discursos. Los cuales predeterminan los criterios y consideraciones tanto de

    lectores como de autores, constituyndose los pilares de las consideraciones subjetivas

    (creencias particulares) e intersubjetivas (verdades compartidas), desde las cuales se

    realizan tanto la labor de lectura, como se impulsa la escritura de los textos. Nos parece

    que las implicaciones negativas del equivosismo son mnimas en contraste con las del

    univosismo, sin embargo, colocamos de frente a la amenaza del solipsismo y del terror

    por el relativismo extremo, no una validez terica para enfrentar los discursos, sino la

    certeza axiolgica lograda mediante la tica como filosofa primera, de la misma

    manera que Enrique Dussel:

    En la primera edicin de nuestraFilosofa de la Liberacinhabamos hablado todava, al igual queen la tica, de un mtodo analctico. Se quera subrayar el hecho de q ue el mtodo comienza conla afirmacin del Otro, del pobre, del oprimido. El escuchar su voz era el arranque inicial,metafsico. En la segunda edicin cambiamos la palabra mtodo analctico por momentoanalctico. Ahora, con mayor precisin pero sin variar el fondo, la afirmacin de la exterioridad esun momento, el primero y originario, de una dialctica no slo negativa, sino positiva. (Dussel,1994b: 97)

    Porque el criterio de valoracin de las propias consideraciones slo llega a ejercerse

    cuando quien las reconsidera descubre que es responsable de las implicaciones

    negativas y positivas de esas sus consideraciones, motivo por el que puede descubrir

    si mantiene con ellas una vinculacin efectivamente sincera y decidir si continuar

    actuando conforme a sus designios. Por lo tanto la hermenutica de las consideraciones

    puede ser entendida como un ejercicio intrnsecamente tico, de igual manera que el

    mtodo Analctico, desarrollado por Enrique Dussel, quien aclara: Analctico quiereindicar el hecho real humano por el que todo ser humano, todo grupo o pueblo, se sita

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    siempre ms all (an-) del horizonte de la totalidad [] Su categora propia es la de

    exterioridad; por ello, el punto de partida de su discurso metdico es la exterioridad del

    Otro; su principio no es el de la identidad sino el de la separacin, distincin. (Dussel,

    1980c: 186). Siendo explicita la relacin con la Filosofa de la Liberacin resta aclarar

    que el pueblo en tanto que pueblo, el resto, el remanente, la plebs, no constituyen la

    poblacin nica y cuantitativamente inamovible que ha de luchar y consecuentemente

    gozar del bien de una autntica liberacin, ya que sta no consistira slo en el

    necesario posicionamiento de las vctimas econmicas y el cuidado de los ecosistemas

    olvidados por los embates de la geopoltica y el consumo sin precedentes, sino tambin

    en la recuperacin de la produccin y reproduccin de las consideraciones subjetivas e

    intersubjetivas, proyecto cuyas implicaciones positivas no tienen porque restringirse.

    Tomando con seriedad aquello que a nuestro parecer es importante, invitamos a

    la prctica de una hermenutica de las consideraciones para ubicar y denunciar las

    implicaciones ontolgicas de los discursos hegemnicos de dominacin intersubjetiva

    (modelos tericos de interpretacin de la existencia) cuyo discurso terico resulte

    justificar la contencin de las infinitas posibilidades de expresin e interaccin de lo

    vivo o, legislar y legalizar la produccin de otros discursos sobre la existencia,

    suscitando la conduccin de las maneras de narrar y conferir sentido. Luego, y para

    llevar a cabo una Hermenutica de las consideraciones en el plano prctico de la

    intersubjetividad es necesario: denunciar las intenciones tericas detrs de los discursos

    que definen el mundo y sealar los posibles intereses por los que se construye su

    interpretacin de la existencia cuya pretensin consista en la utilidad de consolidar

    una versin atemporal, legal y global de lo qu se debe responder frente a los

    cuestionamientos universales. La hermenutica propuesta tiene dos importantes

    momentos de anlisis para poder sostener su denuncia: Primero habra que ubicar

    discursos cuyo despliegue terico termine por justificar algn tipo de injusticia oviolencia en el sentido que aqu hemos denunciado, es decir, que sostengan la legalidad

    de nicos y definitivos procesos de verdad, cuyo exitoso posicionamiento como

    discurso rector del sentido conlleve la categorizacin negativa de cualquier otro proceso

    de certeza. Para pasar a especular sobre la respectiva actitud (ansiosa o paciente),

    propia del autor abordado, estudiando la perspectiva intelectual dirigente de su contexto

    histrico y coyuntural, momento de formacin de la particular perspectiva intelectiva.

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    Conclusiones

    Estamos de acuerdo con la definicin de violencia que Levinas propone en la obra

    Totalidad e infinito (2006b: 47-48).

    La violencia no consiste tanto en herir y aniquilar como en interrumpir la continuidad de laspersonas, en hacerles desempear papeles en los que ya no se encuentran, en hacerles traicionar noslo compromisos, sino su propia sustancia; en la obligacin de llevar a cabo actos que destruirntoda posibilidad de acto.

    Atendiendo esta definicin podemos deducir que la dominacin no consiste

    primeramente en la sujecin material de los cuerpos o en la erradicacin de las especies

    y las razas sino en la imposicin hegemnica de los discursos psicaggicos, cuya

    utilidad ms violenta consiste en la conduccin de las consideracionesintersubjetivas y

    la contencin de la alteridad de los pensantes. Procesos por los que se ha logrado

    perpetrar la imposibilidad de que stos se consoliden como autnticos autores de sus

    propios razonamientos.

    Es importante sealar que existen infinidad de acontecimientos que marcan la

    subjetividad, por lo que vislumbramos la complejidad de lo propuesto. El trabajo sta

    abierto y existen infinidad de cosas por decir; una ms es importante: La hermenutica

    de las consideraciones no es un mtodo de discriminacin des-valorativo, es un

    ejercicio de introspeccin, cuya pertinencia radica en reflexionar sobre la innegableinfluencia de la racionalidad occidental y sus mltiples implicaciones. Este ejercicio

    impulsar la consolidacin dialgica de una conciencia comunitaria que, entre sus

    bondades, de cuenta de la vigente y universal colonizacin de las consideraciones.

    Debemos preguntar a los dems como a nosotros mismos si: Estamos conscientes

    de, y de acuerdo con el orden social que instauran los discursos hegemnicos?

    Nos lo debemos preguntar para poder sostener nuestras consideraciones as como para

    fiarnos de stas, reconociendo que son sinceramente nuestras o, de lo contrario, paraliberarnos de ellas dando pie a la elaboracin de otras nuevas, que nos permitan salvar

    la posibilidad de un otro mundo, es decir, que impulsen el desarrollo de producciones

    artsticas, cientficas, polticas y filosficas, verdaderamente originales, saludables,

    libres y, ante todo, responsables.

  • 8/13/2019 Hermenetica de las Consideraciones, Adrin Daz.

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    Lista de referencia

    Dussel, Enrique. (2011a) Texto preliminar de las tesis de economa poltica. Facilitado

    por el Dr. Enrique Dussel durante el semestre 2011-2 de la asignatura:Problemas de tica, en la FFyL de la Universidad Nacional Autnoma de

    Mxico.

    Dussel, Enrique. (1994b)Praxis latinoamericana y filosofa de la liberacin. Segunda

    edicin, Bogot, Nueva Amrica.

    Dussel, Enrique. (1980c)Filosofa de la liberacin. Segunda edicin, Bogot,Universidad de Santo Toms de Bogot.

    Beuchot, Beuchot.; Vattimo G. y A, Velasco, (2006) Hermenutica analgica y

    Hermenutica dbil. Mxico D.F, FFyL UNAM/ Ocelote (cuidado de la edicin).

    Levinas, Emmanuel. (2006a)De la existencia al existente. Madrid, Arena.

    Levinas, Emmanuel. (2006b) Totalidad e infinito. Sptima edicin, Salamanca,

    Sgueme.

    Kant, Emmanuel. (1979)Filosofa de la Historia. Segunda edicin, Mxico, D.F,

    Fondo de Cultura Econmica.

    Vattimo, Gianni. (1991)tica de la interpretacin. Barcelona, Paids.