HIPERACTIVIDA EN LA NIÑEZ

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LOS NIÑOS HIPERATIVOS La hiperactividad es una ligera disfunción cerebral. No es un trastorno grave desde un punto de vista orgánico, y tampoco tiene que ver con su nivel de inteligencia, pero altera seriamente la vida del niño. Parece que existe un factor hereditario, y diversos estudios han demostrado su relación con problemas en el embarazo como la amenaza de aborto, el estrés durante la gestación o sufrimiento fetal leve durante el parto. Los síntomas Son niños complicados.Les cuesta concentrase, no paran nunca, no son capaces de entretenerse más de 5 minutos, no controlan bien su motricidad (se caen a menudo, tropiezan...) y muchas veces manifiestan una conducta agresiva y antisocial. Para los padres, es difícil conseguir que los obedezcan o que los atiendan, y los maestros rara vez consiguen que el niño permanezca atento en clase, y como este problema no se suele diagnosticar fácilmente, muchas veces se le hecha la culpa a una educación inadecuada o a un medio familiar problemático. Ante estos síntomas, conviene acudir al neurólogo infantil quien, tras realizar un estudio en profundidad, podrá establecer si se trata o no de un síndrome de hiperactividad. Cuándo aparece Durante el primer año, los bebés hiperactivos suelen dormir mal. Hablan y caminan muy pronto y su comportamiento es un poco agitado. A partir de los 4 o 5 años es cuando aparecen las manifestaciones más claras: no atienden, no escuchan, no hacen caso ni obedecen.Su inquietud les impide tener un comportamiento adecuado en la escuela y casi siempre los enfrenta a sus compañeros: los niños no quieren jugar con un amigo que les pega y molesta. También es frecuente que tengan mala caligrafía, agarren mal el lápiz y les cueste enormemente seguir las normas. Aunque pueden realizar muy bien las tareas que más le gustan (dibujo, música...) siempre lo hacen de una forma desordenada e impulsiva. A la mayoría de los niños hiperactivos les va mal en el colegio por todos esos motivos y ese es el momento en que los padres se plantean la posibilidad de consultar con el médico. Una vez confirmado el diagnóstico, es muy importante que haya una buena coordinación entre padres y maestros. Cómo actuar

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LOS NIÑOS HIPERATIVOSLa hiperactividad es una ligera disfunción cerebral. No es un trastorno grave desde un punto de vista orgánico, y tampoco tiene que ver con su nivel de inteligencia, pero altera seriamente la vida del niño.

Parece que existe un factor hereditario, y diversos estudios han demostrado su relación con problemas en el embarazo como la amenaza de aborto, el estrés durante la gestación o sufrimiento fetal leve durante el parto.

Los síntomasSon niños complicados.Les cuesta concentrase, no paran nunca, no son capaces de entretenerse más de 5 minutos, no controlan bien su motricidad (se caen a menudo, tropiezan...) y muchas veces manifiestan una conducta agresiva y antisocial.

Para los padres, es difícil conseguir que los obedezcan o que los atiendan, y los maestros rara vez consiguen que el niño permanezca atento en clase, y como este problema no se suele diagnosticar fácilmente, muchas veces se le hecha la culpa a una educación inadecuada o a un medio familiar problemático.

Ante estos síntomas, conviene acudir al neurólogo infantil quien, tras realizar un estudio en profundidad, podrá establecer si se trata o no de un síndrome de hiperactividad.

Cuándo apareceDurante el primer año, los bebés hiperactivos suelen dormir mal. Hablan y caminan muy pronto y su comportamiento es un poco agitado.

A partir de los 4 o 5 años es cuando aparecen las manifestaciones más claras: no atienden, no escuchan, no hacen caso ni obedecen.Su inquietud les impide tener un comportamiento adecuado en la escuela y casi siempre los enfrenta a sus compañeros: los niños no quieren jugar con un amigo que les pega y molesta.

También es frecuente que tengan mala caligrafía, agarren mal el lápiz y les cueste enormemente seguir las normas. Aunque pueden realizar muy bien las tareas que más le gustan (dibujo, música...) siempre lo hacen de una forma desordenada e impulsiva.

A la mayoría de los niños hiperactivos les va mal en el colegio por todos esos motivos y ese es el momento en que los padres se plantean la posibilidad de consultar con el médico. Una vez confirmado el diagnóstico, es muy importante que haya una buena coordinación entre padres y maestros.

Cómo actuarLas pautas concretas que deben recibir los papás para tratar un niño hiperactivo son las siguientes:

Hay que se comprensivos con él, conscientes de que se trata de una enfermedad; él no puede evitar su comportamiento.

Los padres deben adaptarse a él, actuando según sus reacciones, sin intentar que cumpla las normas que sabemos de antemano no va a cumplir.

A veces pueden estar horas y horas jugando o haciendo una misma actividad, y los padres deben aprender a entretenerlo con esas actividades que le gustan.

Hay que evitar situaciones conflictivas (ir al supermercado, pues querrá agarrar de todo).

Las amenazas y castigos no surten el efecto que en los demás niños. Ellos no entienden por qué nadie quiere jugar con ellos, o por qué los retan constantemente. Hay que ser conscientes de que carecen de los recursos para corregir las conductas que no gustan a sus padres, hermanos o compañeros.

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Ayudarlo a concentrase ofreciéndole juguetes de uno en uno y procurando un espacio tranquilo y sin ruidos fuertes. Uno de los problemas que tienen los niños hiperactivos es que todos los estímulos lo influyen por igual, por eso cuanto menos haya a su alrededor, más fácil le resultará concentrase.

Como les cuesta más de lo normal aceptar las novedades, prepáralo con anticipación de manera que no se sienta desconcertado ante los cambios.

Cuida su dieta. Sabemos que los productos con aditivos, colorantes o espesantes pueden agudizar su hiperactividad, por eso es mejor que trates de evitarlos.

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El lucrativo mito de los niños hiperactivos JUAN CARLOS RUIZ FRANCO, MADRID

El síndrome de hiperactividad está de moda. ¿Quién no tiene en su familia un niño o conoce a alguno diagnosticado como hiperactivo que toma metilfenidato por prescripción médica? A primera vista, el hecho de detectar una enfermedad y de tratarla puede resultar positivo, pero la realidad es más compleja de lo que parece

El síndrome de hiperactividad o TDAH (Trastorno por Déficit de Atención y/o Hiperactividad) no es una enfermedad. Son enfermedades las dolencias con una base biológica real, con un problema físico objetivamente comprobable, como, por ejemplo, un proceso infeccioso o degenerativo. En cambio, no existe patología orgánica subyacente al TDAH, por lo que su diagnóstico se basa sólo en la observación del comportamiento del niño, de ciertas pautas de conducta consideradas anormales o inapropiadas, como falta de atención, facilidad para distraerse, impulsividad, labilidad emocional, desobediencia y problemas de adaptación social. Por eso se cataloga como síndrome, un conjunto de síntomas que parecen tener cierta identidad, porque aparecen a la vez, pero que pueden tener orígenes distintos.

¿Es culpable la genética?

Como era de esperar, quienes defienden su carácter de enfermedad intentan demostrar el trasfondo fisiológico –sin éxito– y repiten machaconamente que la prevalencia en la población infantil es de un 8%, y que, si bien su origen se desconoce aún, no se debe a problemas ambientales, familiares o sociales, sino que es altamente genético y surge por un mal funcionamiento de neurotransmisores –dopamina y noradrenalina– en la parte frontal del cerebro, la encargada de la función ejecutiva.

Todas estas afirmaciones entran en el terreno de lo hipotético, e incluso el DSM (Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders, la Biblia de los psiquiatras) reconoce que no se han establecido pruebas de laboratorio o evaluaciones neurológicas que resulten diagnósticas. Debido a la ausencia de valoración objetiva, ésta se establece a partir de la conducta del niño, con toda la subjetividad que esto conlleva. Es posible que ciertas características genéticas contribuyan al síndrome en algunos casos, pero eso no significa que sean su causa, sino que se suma cierta predisposición genética (temperamento nervioso, por ejemplo) a un entorno y aprendizaje poco apropiados.

Al no ser el TDAH una enfermedad, ¿cómo justificar la prescripción de fármacos? Si la causa es en su mayor parte de carácter ambiental, la solución también deberá moverse en este ámbito. El metilfenidato, el medicamento que suele recetarse, es

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un estimulante emparentado con las anfetaminas que aumenta los niveles de dopamina y noradrenalina y genera notables efectos en todo el organismo. Si los beneficios para los niños diagnosticados con TDAH consisten en que facilita concentrar la atención en las tareas que están realizando, no estamos ante nada nuevo: este tipo de drogas siempre se ha tomado con este fin, como saben mejor que nadie los estudiantes.

A pesar de todo lo dicho, muchos médicos siguen reiterando que el TDAH es una enfermedad infradiagnosticada y los medios continúan difundiendo tal afirmación. Esta violación de los principios de la buena ciencia –y probablemente de la ética– puede tener su razón de ser en el lucrativo negocio que supone la industria farmacéutica, que ha experimentado un espectacular aumento en las ventas de metilfenidato en los últimos años. Podríamos estar ante otro caso del fenómeno conocido como tráfico de enfermedades (‘disease mongering’), tratado por el médico Antonio Palomar en el número 15 de DIAGONAL (“Cómo nos convierten en pacientes”) y por Miguel Jara –autor del libro Traficantes de Salud– en el número 29 (“Enfermedades inventadas que abren mercados”). El alemán Jörg Bloch ha aportado al tema que nos ocupa la obra Los inventores de enfermedades, en la que cuenta que nunca antes se había mantenido el mito del niño hiperactivo con tanta pasión como en la actualidad, y que las empresas farmacéuticas y algunos neurólogos han trabajado durante décadas para presentarnos a los pequeños inquietos y con dificultades de concentración como personas enfermas que necesitan tratamiento farmacológico. No obstante, la red no se limita a médicos y fabricantes de medicamentos, sino que en algunos países los pedagogos son un sector muy codiciado por este lobby sanitario. De hecho, en EE UU las escuelas reciben una subvención de 400 dólares por cada ‘paciente’ detectado, se supone que para compensar los gastos ocasionados por los escolares especialmente molestos.

La hiperactividad es un trastorno de la conducta de los niños, descrito por

primera vez en 1902, por Still. Se trata de niños que desarrollan una intensa

actividad motora, que se mueven continuamente, sin que toda esta

actividad tenga un propósito. Van de un lado para otro, pudiendo comenzar

alguna tarea, pero que abandonan rápidamente para comenzar otra, que a

su vez, vuelven a dejar inacabada. Esta hiperactividad aumenta cuando

están en presencia de otras personas, especialmente con las que no

mantienen relaciones frecuentes. Por el contrario, disminuye la actividad

cuando están solos.

Perfil de un niño hiperactivo Según Still, estos niños son especialmente problemáticos, poseen un

espíritu destructivo, son insensibles a los castigos, inquietos y nerviosos. También son niños difíciles de educar, ya que pocas veces pueden mantener durante mucho tiempo la atención puesta en algo, con lo que suelen tener problemas de rendimiento escolar a pesar de tener un cociente intelectual normal. Son muy impulsivos y desobedientes, no suelen hacer lo que sus padres o maestros les indican, o incluso hacen lo contrario de lo que se les dice. Son muy tercos y obstinados, a la vez que tienen un umbral muy bajo de tolerancia a las frustraciones, con lo que insisten mucho hasta

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lograr lo que desean. Esto unido a sus estados de ánimos bruscos e intensos y a su temperamento impulsivo y fácilmente excitable, hace que creen frecuentes tensiones en casa o en el colegio. En general, son niños incapaces de estarse quietos en los momentos que es necesario que lo estén. Un niño, que se mueva mucho a la hora del recreo y en momentos de juego, es normal. A estos niños, lo que les ocurre es que no se están quietos en clase o en otras tareas concretas.

Los indicadores de hiperactividad según la edad del niño

- De 0 a 2 años. Descargas clónicas durante el sueño, problemas en el ritmo del

sueño y durante la comida, períodos cortos de sueño y despertar sobresaltado,

resistencia a los cuidados habituales, reactividad elevada a los estímulos auditivos

e irritabilidad.

- De 2 a 3 años. Inmadurez en el lenguaje expresivo, actividad motora excesiva,

escasa conciencia de peligro y propensión a sufrir numerosos accidentes.

- De 4 a 5 años. Problemas de adaptación social, desobediencia y dificultades en

el seguimiento de normas.

- A partir de 6 años. Impulsividad, déficit de atención, fracaso escolar,

comportamientos antisociales y problemas de adaptación social.

Causas de la hiperactividad infantil

La hiperactividad infantil es bastante frecuente. Se calcula que afecta

aproximadamente a un 3 por ciento de los niños menores de siete años y es más

común en niños que en niñas (se da en 4 niños por cada niña). En el año 1914, el

doctor Tredgold argumentó que las causas se deben a una disfunción cerebral

mínima, una encefalitis letárgica en la cual queda afectada el área del

comportamiento, de ahí la consecuente hipercinesia compensatoria; explosividad

en la actividad voluntaria, impulsividad orgánica e incapacidad de estarse quietos.

Posteriormente, en 1937, C. Bradley descubre los efectos terapéuticos de las

anfetaminas en los niños hiperactivos. Basándose en la teoría anterior, les

administraba medicaciones estimulantes del cerebro (como la benzedrina),

observándose una notable mejoría de los síntomas.

Síntomas en un niño hiperactivo

Los síntomas pueden ser clasificados según el déficit de atención, hiperactividad e

impulsividad:

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- Dificultad para resistir a la distracción.

- Dificultad para mantener la atención en una tarea larga.

- Dificultad para atender selectivamente.

- Dificultad para explorar estímulos complejos de una manera ordenada.

- Actividad motora excesiva o inapropiada.

- Dificultad para acabar tareas ya empezadas.

- Dificultad para mantenerse sentados y/o quietos en una silla.

- Presencia de conductas disruptivas (con carácter destructivo).

- Incapacidad para inhibir conductas: dicen siempre lo que piensan, no se

reprimen.

- Incapacidad para aplazar las cosas gratificantes: no pueden dejar de hacer las

cosas que les gusta en primer lugar y aplazan todo lo que pueden los deberes y

obligaciones. Siempre acaban haciendo primero aquello que quieren.

- Impulsividad cognitiva: precipitación, incluso a nivel de pensamiento. En los

juegos es fácil ganarles por este motivo, pues no piensan las cosas dos veces

antes de actuar, no prevén, e incluso contestan a las preguntas antes de que se

formulen.

Consecuencias en la familia con un niño hiperactivo

Los padres suelen definir a un hijo hiperactivo como inmaduro, maleducado y

gamberro. Sus comportamientos generan conflictos en la familia, desaprobación y

rechazo. Son irritantes y frustrantes en cuanto al éxito educativo de los padres, y

algunos niños tienden al aislamiento social. Este trastorno ya se detecta antes de

los 7 años y unos tienen síntomas más graves que otros. Una cosa que hay que

tener en cuenta, es que si los padres riñen exageradamente al niño hiperactivo,

pueden estar fomentando un déficit de autoestima por su parte (sobretodo si lo

critican por todo lo que hace) y realimentan el trastorno, ya que el pequeño

acabará por no esforzarse por portarse bien, pues verá que siempre acaban

regañándole haga lo que haga.

Tratamiento de la hiperactividad

El tratamiento depende de cada caso individual.El tratamiento farmacológico más utilizado son los estimulantes, que sirven

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para ayudar a que el niño pueda concentrarse mejor, y los sedantes en el caso de que el niño muestre rasgos psicóticos.El tratamiento psicoterapéutico está destinado a mejorar el ambiente familiar y escolar, favoreciendo una mejor integración del niño a la vez, que se le aplican técnicas de modificación de conducta.El tratamiento cognitivo se basa en el planteamiento de la realización de tareas, donde el niño aprende a planificar sus actos y mejora su lenguaje interno. A partir de los 7 años, el lenguaje interno asume un papel de autorregulación, que estos niños no tienen tan desarrollado. Para la realización de cualquier tarea se le enseña a valorar primero todas las posibilidades de la misma, a concentrarse y a comprobar los resultados parciales y globales una vez finalizada.

CARACTERÍSTICAS DE LA HIPERACTIVIDAD INFANTIL

Cómo son los niños hiperactivos

La hiperactividad y déficit de atención en los niños constituye un desafío para padres y educadores. De allí que es necesario saber cómo son los niños hiperactivos, para poder contribuir a su desarrollo y crecimiento. En este artículo, Arnaldo Rivero enumera las principales características de la hiperactividad infantil.

Características de la hiperactividad infantil

1.- Gran intranquilidad.

2.- Indisciplina constante, lo cual se traduce en desobediencia ante lo que se les dice.

3.- Poca concentración y nivel de atención bajo, ante las diversas tareas, actividades y responsabilidades que se les orientan.

4.- Poca coordinación y fluidez del movimiento en las actividades que realiza.

5.- En algunos casos se manifiestan trastornos del lenguaje y del aprendizaje.

6.- Se presenta con frecuencia alteraciones en el sueño.

7.- Presenta estados de ansiedad constantes.

8.- Se manifiesta con gran frecuencia la agresividad, en algunos casos llegan a la violencia física y verbal.

9.- Presentan poco autocontrol y autodominio.

10.- Manifiestan poco interés ante las actividades y juegos de carácter pasivo (Domino, Parchís, Dama, Ajedrez, etc).

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El aprendizaje en niños con Déficit de Atención e Hiperactividad

A diario vemos en las escuelas niños como el que ilustra el siguiente caso:

Facundo es un niño de 7 años que cursa por segunda vez el primer grado.

Desde que ingresa al patio de la escuela para el saludo a la bandera, su actividad es

incontrolable y llama la atención. No puede quedarse quieto en la fila, recorre las

hileras de los niños de los otros grados, conversa permanentemente, desobedece las

indicaciones de los docentes, cambia permanentemente de lugar en fila, empuja...

Una vez dentro del aula, no respeta la opinión de sus compañeros, habla a los gritos,

saca las pertenencias de los demás, contesta de mal modo, agrede física y verbalmente

incluso, hasta a los docentes cuando le llaman la atención.

En cuanto al trabajo escolar, "se engancha" por períodos muy breves, no completa las

tareas, sus trabajos son poco prolijos, sus útiles están desordenados y tirados por el

piso.

Estas escenas pueden resultar familiares a los docentes y muchas veces, se pueden

sentir desbordados y sin saber como manejarlas.

En la mayoría de los casos, no se trata de niños deficientes aunque presentan severos

problemas de aprendizaje. Su autoestima se daña ante tantas críticas y lógicamente no

quieren ir más a la escuela. Pero también en casa la vida es difícil para ellos y para sus

familias.

La falta de atención y la inquietud constante, son síntomas que nos alertan sobre la

posibilidad de estar frente a casos de niños con Déficit de Atención (D.A.) e

Hiperactividad, un problema que afecta a 1 de 14 chicos de la Ciudad de Buenos Aires.

Este trastorno suele aparecer a edad temprana, se convierte en un verdadero problema

en la escuela y puede persistir durante años, afectando las relaciones, el aprendizaje y

la felicidad de quienes lo padecen.

Los adultos somos los que tenemos que ayudarlos, de modo que, aunque nos resulte

difícil educarlos, tenemos que comprenderlos, apoyarlos, estimularlos y, sobre todo

amarlos.

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NIÑOS HIPERACTIVOS : Cómo reconocerlos

por Isabel Menéndez Benavente

  Psicóloga por la Universidad Autónoma de Madrid

Comencemos por definir lo que es la hiperactividad o lo que es más exacto de qué hablamos cuando se diagnostica a un niño de déficit de atención con hiperactividad. Para que nos entendamos, esto quiere decir que es un niño muy inquieto y al que le falta la atención de una forma muy llamativa.

La hiperactividad de los niños es considerada como normal, cuando se produce dentro de una etapa de la vida infantil alrededor de los dos o tres años. El que un niño sea inquieto no tiene nada que ver con la sintomatología que hoy vamos a abordar en esta información. La falta de atención y la inquietud constante en el niño son síntomas que, por lo general, los padres comentan primero al médico de atención primaria, con frecuencia alertados por los profesores y educadores.

Este trastorno ha recibido muchos nombres en el pasado, daño o disfunción cerebral mínima, hiperkinesia, hiperactividad y déficit de atención…. Pero en realidad todo ello engloba una alteración importante de la atención que, muy a menudo, se da con una extrema actividad en el niño…

El porcentaje de niños con este problema se estima entre el 3 y el 5%, entre los niños en edad escolar, siendo seis veces más frecuente en los varones.

TRASTORNOS ASOCIADOS

Además, aproximadamente, el 40% de los niños con este trastorno tienen dificultades en el aprendizaje, lo que motiva, si no es tratado adecuadamente, el abandono de los estudios en la adolescencia. Y casi el 50% de estos niños tienen asociada alguna alteración psiquiátrica, sobretodo problemas de ansiedad, con rabietas y miedos o depresión y baja autoestima, en un 20% de los casos, también trastorno de oposición en un 25% y todo tipo de trastornos de conducta. La baja autoestima, está presente al menos en un 25%. Presentan también mayor riesgo de presentar conductas antisociales en la adolescencia, especialmente si se da en familias de riesgo ( abuso de drogas, alcoholismo, violencia).

Aunque la sintomatología mejora notablemente con la edad, los síntomas pueden persistir en la edad adulta, hasta en un 40 a 60% de los casos.

Fig. 1

¿CUÁL ES LA CAUSA DE ESTE TRASTORNO?

Existen factores biológicos y genéticos. Entre los no genéticos podemos hablar de complicaciones prenatales, perinatales y postnatales.

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Se sabe que predispone a padecer el trastorno el consumo materno de alcohol y drogas, incluso de tabaco... también influye el bajo peso al nacer, la anoxia, lesiones cerebrales, etc... Los factores ambientales pueden contribuir a su desarrollo aunque no hablaríamos en este caso de etiología pura. Las psicopatologías paternas, el bajo nivel económico, la marginalidad, el estrés familiar, en fin, un entorno inestable podría agravar el trastorno.

Por otra parte desde el punto de vista genético, todos los estudios inciden en que la existencia del mismo trastorno en hermanos es de un 17 a un 41%. En cuanto a gemelos univitelinos el porcentaje de trastorno común es hasta del 80%. Si el padre o la madre ha padecido el síndrome sus hijos tienen un riesgo del 44% de heredarlo.

Parece que existe una disfunción del lóbulo frontal y por otra parte desde el punto de vista neuroquímico existe una deficiencia en la producción de importantes neurotransmisores cerebrales. Los neurotransmisores son sustancias químicas que producen las neuronas, es decir las células nerviosas. Para que se produzca una buena comunicación entre las neuronas y todo funcione normalmente debe existir la cantidad adecuada de determinados neurotransmisores que en este caso son la dopamina y la noradrenalina. En el niño con TDAH existe una producción irregular en estos dos neurotransmisores y, por ello, la medicación que se les da y de la que hablaremos más adelante, está orientada a regularizar la producción de esas sustancias...

Con los adelantos científicos actuales es posible visualizar el funcionamiento del cerebro como vemos en esta imagen realizada por PET ( tomografía por emisión de positrones) en la que se ven dos cerebros.

Fig. 2. Tomografía por emisión de positrones (PET)

Uno es el de un niño sin el trastorno y el otro es un niño aquejado de TDAH. La parte roja, anaranjada y blanca del cerebro del niño sin el trastorno nos indica que existe mucha más actividad ante una tarea que requiere atención continuada... Falla por tanto la actividad que es necesaria para focalizar la atenció .

Es por esto básico, y dada la importancia de este trastorno, que sepamos distinguir perfectamente un niño inquieto, de un niño con trastorno por déficit de atención con o sin hiperactividad, para poder abordar lo antes posible el tratamiento adecuado.

 

¿CUÁLES SON LOS SÍNTOMAS? ¿CÓMO RECONOCERLOS?

¿ Cómo podemos saber si nuestro hijo es simplemente nervioso o presenta un trastorno de déficit de atención? ¿ Se puede curar?

Empezaremos por ponerle un nombre que es el que se utiliza en la actualidad. Se le denomina, trastorno por déficit de atención con hiperactividad aunque también existen tipos de trastornos de atención sin que se evidencie un exceso de actividad.

Antes de enumerar los síntomas, tal y como han sido descritos por la sociedad americana de psiquiatría, para considerar el trastorno como tal, hablaremos de cómo son estos niños para sus padres: en principio y como regla general, son niños cuyas madres siempre suelen estar, como aquella película “ al borde del ataque de nervios”. Son niños que desde que nacen están dando la lata, no duermen bien o lloran, o son espabiladísimos y enseguida se levantaban de la cuna…

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parecen muy inteligentes porque suelen hablar mucho y con desparpajo, y aparentemente su desarrollo ha sido normal…. Simplemente es un niño insufrible al que no podemos llevar a ningún lado, agota a todo el mundo, desquicia a la familia y no para quieto ni un minuto.

Cuando empieza la etapa escolar comienzan los fracasos. Los maestros se percatan de que no presta la más mínima atención, hasta el punto de que a veces son enviados al otorrino para realizar una audiometría porque parece estar “ sordo”.

Pasamos ahora a enumerar los síntomas que deben darse, como mínimo 6 de ellos, y que están enumerados en el Manual diagnóstico y estadístico de trastornos mentales de la sociedad americana de psiquiatría: DSM IV.

Síntomas de desatención

A menudo no presta atención a los detalles, tiene errores por descuido y el trabajo escolar suele ser sucio y desordenado.

Tiene dificultades para mantener la atención, incluso en los juegos. A menudo, parece no escuchar cuando se le habla directamente, parece tener la

mente en otro lugar o como si no oyera. No finaliza tareas escolares, pasa de una actividad a otra sin terminar la anterior.

No sigue instrucciones ni órdenes. Dificultad para organizar tareas y actividades. Evitan situaciones que exigen una dedicación personal y concentración ( por

ejemplo, tareas de papel y lápiz) A menudo extravía objetos necesarios para tareas o actividades ( por ejemplo,

ejercicios escolares, juguetes, lápices, libros, etc.) y suelen tratarlos sin cuidado. Se distraen con facilidad ante estímulos irrelevantes, pueden dejar las tareas que

están haciendo para atender ruidos o hechos triviales que son ignorados por los demás (una conversación lejana, el ruido de un coche,...)

Son olvidadizos en sus tareas cotidianas ( olvidan el bocadillo, los deberes, la hora del partido, etc.)

Bien hemos visto los criterios que se consideran para tener un grave problema de atención, veamos ahora los síntomas de la hiperactividad e impulsividad que coexiste con la falta de atención la mayor parte de las veces.

Síntomas de hiperactividad

Suele mover en exceso manos y pies y se retuerce en su asiento. A menudo abandona su asiento en clase o no es capaz de estar sentado cuando

debe. Corre o salta en situaciones en las que resulta inadecuado hacerlo. Experimenta dificultades para jugar tranquilamente o dedicarse a actividades de

ocio. Parece estar siempre en marcha, como si tuviera un “ motor”. A menudo habla excesivamente. Dan respuestas precipitadas, antes de que las preguntas se acaben de formular. Puede tener dificultades para aguardar su turno en cualquier situación. También suele entrometerse o entorpecer los asuntos de los demás, tocan cosas

que no deben, hacen payasadas…

Según el DSM IV existen varios subtipos de TDAH , según predomine la desatención o la hiperactividad:· Tipo predominantemente COMBINADO: Cumple los criterios de atención y de hiperactividad.

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· Tipo predominantemente HIPERACTIVO: Cumple los criterios de hiperactividad pero no llega a los necesarios de falta de atención.· Tipo predominantemente DE ATENCIÓN: Cumple al menos seis de los criterios de déficit de atención, pero no los de hiperactividad.

El más común es el combinado y, en las niñas, parece predominar el de inatención.

En los tipos combinados, la hiperactividad e impulsividad hacen que, con bastante frecuencia, sufran accidentes, puesto que no son capaces de calibrar los peligros de sus acciones.. (cruzar en rojo, patinar en terrenos no adecuados, lanzarse con la bici por una cuesta muy empinada, etc..)

Esta falta de atención y exceso de actividad suelen producir también problemas graves en el aprendizaje, aunque su capacidad intelectual sea normal o superior, y precisamente ese fracaso escolar, suele ser el principal motivo por el que acuden a consulta.

Veamos ahora algunos de los síntomas que presentan en la evaluación de su aprendizaje.

Síntomas de dificultades de aprendizaje

Variabilidad . Son niños que tienen amplias variaciones en sus respuestas, son los típicos niños de los que se dice “puede hacerlo porque ayer realizó perfectamente esa tarea, cuando hoy es un desastre”.

Retraso psicomotor , que varía desde la simple torpeza motriz hasta “ dispraxias “ importantes, es decir problemas en las nociones de su esquema corporal, del tiempo y del espacio. Dificultades que se agudizan cuando tiene que realizar algo con ritmo.

Trastorno del lenguaje de tipo expresivo , con vocabulario limitado y dificultades a la hora de expresarse. Problemas en el área de lectura. Dislexia.

Dificultades en la grafía , en la escritura: disgrafía y disortografía, porque existe una deficiente coordinación entre lo que ve y el movimiento manual, es decir, suelen presentar incordinacion visomotriz . Su escritura es torpe, con tachones, desordenada, su ortografía con múltiples faltas y confusiones...

Es evidente que, con todos estos trastornos, son niños que también presentan problemas emocionales. No es raro que tengan un comportamiento social indiscreto, sin freno, y molesto. Este descontrol, casi constante, genera desconfianza e irritación en padres y maestros, así como rechazo de los hermanos y compañeros… lo que hace que pueda ser un niño aislado.

Veamos ahora las características personales que presenta y que pueden ayudarnos a seguir clarificando este síndrome…

Síntomas personales

Emotividad muy variable, cambian frecuentemente de humor, pueden pasar de la risa al llanto con cierta facilidad.. son explosivos, de rabietas constantes.

Acentuados sentimientos de frustración, baja tolerancia ante los problemas. Insiste una y otra vez en que se realicen sus peticiones.

Problemas de relación con los compañeros. Desadaptación social. Problemas de ansiedad, agresividad, oposición, disconformidad… Algunos de ellos presentan enuresis ( pis nocturno).

Bien, una vez descritas las características que pueden presentar, aunque evidentemente no todos los niños tienen todas las alteraciones, se puede comprender perfectamente que sean niños que

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suelen ser el punto central de las discusiones familiares, puesto que son niños que “desquician“ fácilmente y no siempre se sabe como tratarlos, por lo que se producen constantes enfrentamientos en la familia.

La falta de atención que pone en tareas que requieren un esfuerzo suele interpretarse como pereza y además en ocasiones podemos encontrarnos con niños que tienen el trastorno, pero que son capaces de estar sin síntomas en una situación nueva, cuando existe mucho control, o ante actividades muy interesantes (como los videojuegos), lo que hace que sus padres piensen que el comportamiento anómalo es voluntario, “que para lo que le interesa sí que se fija” y esto complica aún más el problema. Estos padres no saben que existe una importante deficiencia del autocontrol, que tiene base neurobiológica, como ya hemos visto anteriormente.

Hay pues que armarse de paciencia y saber que el trastorno, que es acusadísimo en la primera parte de la infancia, suele ir mejorando con la edad, aunque existen aún alteraciones en la vida adulta, casi en una tercera parte de los casos.

Como ya hemos dicho, en la población infantil aproximadamente cinco de cada cien niños presentan este trastorno, aunque desgraciadamente la mayoría no son diagnosticados, y por ello se les trata como niños torpes, maleducados, consentidos, o simplemente caracteriales. Se les clasifica como niños con problemas de conducta , cuando en realidad son niños que necesitan un tratamiento especial y, sobretodo y principalmente, un diagnóstico adecuado que arroje a padres y profesores una luz para que estos niños se sientan menos culpables de su falta de control…

¿Quiénes deben realizar el diagnóstico y cómo tratarlo? En principio, el diagnóstico y el tratamiento deben ser multidisciplinar. El examen de un psicólogo, y de un psiquiatra o neurólogo es imprescindible, porque las áreas que estos profesionales abarcan son básicas para reeducar un síndrome de déficit de atención con hiperactividad.

TRATAMIENTOS

A) Farmacológico:

El tratamiento pues, puede ser farmacológico, como hemos visto antes y de orientación psicológica, con la finalidad de conseguir una reducción de la hiperactividad y un tratamiento adecuado para modificar las conductas impulsivas e incrementar la atención. El tratamiento farmacológico que debe prescribir un neurólogo o psiquiatra y que se está utilizando para estos niños es el metilfenidato ( el famoso Rubifén o Ritalín), la dextroanfetamina ( Dexedrina ) y la pemolina magnésica como (Cylert) pero estos dos últimos no están disponible en España. Todos estos medicamentos facilitan la acción de la dopamina y de la noradrenalina ( los dos neurotransmisores implicados en el trastorno) y por ello actúan de inmediato.

Hablaremos pues del metilfenidato: Los efectos del Rubifén, son inmediatos y empiezan a notarse a los 30 o 60 minutos tras la ingesta y comienza a disminuir unas 3 a 6 horas después de haber tomado la pastilla. Quiere esto decir que se requiere la administración continuada del medicamento con las pautas que establezca su terapeuta. No es aconsejable medicar a un niño menor de seis años, aunque se han tratado niños de tres años cuya sintomatología era muy grave y el beneficio de la terapia farmacológica era imprescindible.

Se ha hablado mucho de este tipo de tratamiento y digamos que en España, y más concretamente en Asturias, siguen existiendo reticencias por parte de muchos profesionales para recetar los fármacos, que desde luego no son la panacea del tratamiento pero que nos facilitan la tarea cuando tenemos que seguir una reeducación y un tratamiento psicológico con estos niños.

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Se insiste mucho en los efectos secundarios y la posible adicción a la medicación. Bien pasemos a describir los que ocasiona el metilfenidato:

Insomnio, cuando la dosis se da demasiado tarde. Puede haber pérdida de apetito. En ocasiones puede ocasionar dolores de cabeza. Molestias gástricas.

Estos dos últimos más leves.

La medicación se debe dar en pautas de dos o tres veces al día, dependiendo de la respuesta del niño a la medicación que deberán evaluar en un seguimiento semanal, los padres, profesores y el terapeuta. Normalmente el esquema de medicación es de 8 mañana, 11 de la mañana y antes de comer a las 14 o 15. Se establece la dosis óptima que se mantiene todos los días de colegio en el caso de que no presente problemas de conducta importantes en casa, y si no también deben darse los fines de semana, tratando de dar la medicación discontinua, cesando durante las vacaciones escolares. Por otra parte está demostrado que esta clase de medicamentos no crean adicción física siguiendo las orientaciones del médico, como sucede con otras muchos fármacos.

Cerca de un 20% de los niños pueden dejar la medicación al cabo de un año, puesto que además se supone que se ha trabajado con ellos desde el plano psicológico.

B) Tratamento psicopedagógico

Tiene tres grandes frentes, que deben conocerse perfectamente para poder trabajar sobre las diferentes áreas y conductas.

FAMILIA - PROFESOR - TERAPEUTA

Veamos las pautas que un niño con TDHA necesita en la familia.

Pautas FAMILIARES para un niño con TDHA

La familia deberá :

Tener normas claras y bien definidas. Dar órdenes cortas y de una en una. Propiciar un ambiente ordenado y muy organizado, sereno y sin gritos. Reconocer el esfuerzo realizado por el niño. Aumentar su autoestima. Evitar ser superprotectora y no dejarse manipular por sus caprichos. Cumplir siempre los castigos y las recompensas ante sus acciones. Darle pequeñas responsabilidades. Aceptarle tal y como es. Saber que el trabajo es mucho y que se necesita mucha constancia. Fomentar sus puntos fuertes, sus facultades.

Pautas ESCOLARES para un niño con TDHA

El profesor deberá :

Ser un profesor que comprenda y asimile el trastorno del niño, que se informe sobre él.

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Sentarle en el lugar adecuado, lejos de estímulos, enfrente de él, entre niños tranquilos.

Darle órdenes simples y breves. Establecer contacto visual con el niño. Darle encargos una vez que haya realizado el anterior, no dejar que deje las cosas

a medio hacer. No se le puede exigir todo a la vez, se debe desmenuzar la conducta a modificar

en pequeños pasos y reforzar cada uno de ellos: si comienza por acabar las tareas, se le felicita para conseguirlo, luego que lo intente con buena letra y se valorará, más tarde que el contenido sea también correcto. Pedirle todo a la vez, le desmotivará porque no puede realizarlo.

Alternar el trabajo de pupitre con otras actividades que le permitan levantarse y moverse un poco.

Enseñarle y obligarle a mantener el orden en su mesa. Hacer concesiones especiales, darle más tiempo en los exámenes, indicarle

cuando se está equivocando por un descuido, o facilitarles un examen oral de vez en cuando para que descanse de la escritura, etc.

Darle ánimos continuamente, una palmada en el hombro, una sonrisa ante cualquier esfuerzo que presenta, por pequeño que sea. Premiar las conductas positivas es imprescindible, haber atendido, levantar la mano en clase, intentar buena letra, o contestar sin equivocarse son conductas a reforzar en el niño hiperactivo, dicho refuerzo puede ser con privilegios de clase ( borrar la pizarra, repartir el material, hacer recados, lo que además le permite moverse que es lo que necesita), o bien dedicarle una atención especial, reconocimiento o halago público: comentarios positivos en alto, o en privado a otro profesor para que lo oiga el niño, notas para casa destacando aspectos positivos, una felicitación de la clase, un trabajo en el corcho, etc...

Evitar humillarle o contestarle en los mismos términos. Evitar insistir siempre sobre todo lo que hace mal.

Tener entrevistas frecuentes con los padres para seguir su evolución.

Pautas TERAPEÚTICAS para un niño con TDHA

El terapeuta deberá:

Orientar a los padres acerca del trastorno que padece su hijo. Darles pautas de conducta y actuación con su hijo. Reeducar las dificultades de aprendizaje asociadas ( dislexias, falta de memoria,

discalculalias, disgrafías, etc) Entrenarle en la resolución de problemas.. Entrenarle en habilidades sociales puesto que suele presentar problemas con los

demás. Entrenarle en técnicas de relajación...

En general estos niños solo necesitan que seamos conscientes de sus dificultades, de sus limitaciones, que sepamos, ya que el déficit de atención con hiperactividad es una entidad propia, con la sintomatología que acabamos de describir y, sobre la que aún, se están publicando contínuos estudios, puesto que aún nos queda mucho por descubrir acerca de sus bases biológicas, la influencia del entorno y las posibilidades terapéuticas, pero creo que lo fundamental es que se reconozca el síndrome como tal.

Las familias que suelen estar desorientadas al principio, deben observar sin alarmismos innecesarios el comportamiento de su hijo, si les preocupa realmente, y realizar un diagnóstico precoz que facilitará el tratamiento posterior. Para ello, existe una asociación de reciente creación que puede orientar y poner en contacto a las distintas familias que de esta forma se sienten más comprendidas y escuchadas y desde luego, menos solas...

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BIBLIOGRAFIA RECOMENDADA:

Como vivir con un niño hiperactivo . C.Avila y A. Polaino – Lorente, Ed: Narcea. Déficit de atención con hiperactividad . Isabel Orjales Villar, Ed: CEPE. El niño muy movido o despistado . Christopher Green. Kit Chee, Ed: Medici. Trastorno por déficit de atención con hiperactividad. Una guía práctica. Ana Miranda Casas, Ed. Aljibe.

 

HIPERACTIVIDAD

ÍNDICE:

Introducción a la hiperactividad………………………………………………….4

Características principales de los niños hiperactivos……………………………...6

Causas de la hiperactividad………………………………………………………7

Criterios para el diagnostico del trastorno………………………………………..7

Tratamiento de la hiperactividad…………………………………………………8

Conclusión………………………………………………………………………9

Bibliografía utilizada……………………………………………………………..9

INTRODUCCIÓN A LA HIPERACTIVIDAD:

Si nos fijamos en los escritos referidos a la hiperactividad, encontramos abundantes términos para referirse a ella, términos como: conducta hiperactiva, síndrome hipercinético, trastorno por déficit de atención,…etc. Pero ninguno de todos estos términos es completamente aceptado por los profesionales que lo estudian. Esta falta de acuerdo entre los profesionales en cuanto a la terminología que se debe emplear refleja la existencia de discrepancias entre los especialistas acerca de cual es el concepto de la hiperactividad, sus formas de manifestación y su origen.

Para aclarar un poco el problema que se nos plantea, es mejor hacer un breve resumen de los diferentes puntos de vista de cada profesional al respecto (médicos, psicólogos, maestros,…). Para algunos especialistas se tarta de un síndrome que tiene probablemente un origen biológico ligado a alteraciones en el cerebro causadas por factores hereditarios o como consecuencia de una lesión, mientras que para otros constituye una pauta de conducta persistente en situaciones especificas.

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Los neurólogos insisten en que la hiperactividad se trata de posibles deficiencias o anomalías cerebrales, mientras que los psiquiatras consideran que este trastorno se caracteriza por excesiva actividad motriz, falta de atención e impulsividad, lo que lo convierte en un trastorno de conducta. Los pedagogos relacionan la hiperactividad infantil con deficiencias perceptivas y dificultades para el aprendizaje. Esta ultima explicación, destaca la existencia de un patrón de conductas concretas que se manifiesta en respuesta a condiciones ambientales nocivas.

Han sido muchos los trabajos que han perseguido el objetivo común de validar la existencia del síndrome hipercinético desde distintos puntos de vista. Entre ellos destacamos el de Taylor (1991): define las conductas hiperactivas como actividad motora excesiva, falta de atención e impulsividad, conductas que se dan en cualquier circunstancia determinada. Señala también que estas conductas representan una limitación para la adaptación social del niño.

No solo no se ponen de acuerdo los diferentes profesionales, como acabamos de mencionar, si no que las diferentes asociaciones tampoco lo hacen; La Asociación Americana de psiquiatría y la Organización Mundial de la Salud no coinciden en los síntomas, incluso discrepan en el valor de los mismos a la hora de establecer el diagnóstico. Esta situación crea una cierta confusión en el momento de tener que establecer un diagnóstico.

En cuanto al origen de la hiperactividad, las investigaciones etiológicas no aportan datos concluyentes que permitan identificar cuáles podrían ser los factores que originan este trastorno. Ha sido imposible distinguir, a partir tanto de factores sociales y culturales (clase social, familia numerosa, padres separados,…) como de variables biológicas (déficit físicos y sensoriales, anomalías congénitas,…).

Para algunos especialistas, estas alteraciones neurológicas constituyen signos de inmadurez evolutiva que desaparecen con la edad.

Parece que existe relación entre la hiperactividad en los primeros años, problemas sociales en la adolescencia, alcoholismo y trastornos psicológicos en la vida adulta. Sin embargo, las investigaciones que han planteado esta hipótesis impiden establecer conclusiones definitivas.

Dentro de este trastorno, existen diferentes categorías:

Bax (1972) identificó distintas categorías de niños a partir del nivel excesivo de movilidad que presentaban. Distinguió entre niños con dificultades de aprendizaje, con diversos trastornos psicológicos, procedentes de medios socioculturales, etc.

Demostró que le grupo de niños hiperactivos es excesivamente heterogéneo como para concluir que todos los que coinciden en manifestar niveles de actividad superiores a los normales tienen en común un trastorno de hiperactividad.

El problema de los niños hiperactivos se plantea ante aquellas situaciones en las que se les exige control de los movimientos y mantenimiento de la atención.

Saber y Allen (1979) consideran que se trata de un trastorno del desarrollo concebido como retraso en el desarrollo, que constituye una pauta de conducta persistente caracterizada por inquietud y falta de atención excesivas que se manifiesta en situaciones que requieren inhibición motora. Aparece entre los dos y los seis años comenzando a remitir durante la adolescencia. Esto se da entre el 3% y el 5% de la población infantil.

Barkley (1982) señala los siguientes puntos:

“En general, se acentúa lo inapropiado de la falta de control, los déficit de atención por falta de concentración y distracción, la inquietud y sobre actividad tomando siempre como referencia la edad del niño.

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Se hace hincapié en las dificultades del niño para controlar su conducta y adaptarla a las demandas que exige la situación.

La adaptación de estos problemas se sitúa e los primeros años de vida.

Se destaca la persistencia de las conductas problemáticas durante un tiempo más o menos variable.

Se alude a la permanencia de los comportamientos característicos en distintas situaciones ambientales.

Se plantea la dificultad existente para explicar los problemas en base a causas orgánicas, neurológicas o trastornos del desarrollo”.

CARACTERISTICAS PRINCIPALES DE LOS NIÑOS HIPERACTIVOS:

Antes de reseñar las principales características del niño hiperactivo hemos de decir que no tienen un comportamiento extravagante extraño o inusual durante la infancia. Mantienen conductas conflictivas sólo por la frecuencia que la mantienen, la intensidad y la inoportunidad del momento en el que ocurren. Éstos niños tienen dificultad para controlar su conducta en presencia de otros y les resulta más fácil cuando están solos.

No todos los niños hiperactivos mantienen las mismas características que a continuación se describen pero las dificultades de atención, impulsividad e hiperactividad son rasgos comunes que presentan todos los niños.

Como diferentes características destacamos la atención, la impulsividad, la hiperactividad, el comportamiento, el aprendizaje, desobediencia y la estabilidad emocional:

o Atención: Lo que más caracteriza al niño hiperactivo es su falta de atención cercana a detalles. La distracción más vulnerable es a los estímulos del contexto ambiental. En casa tienen dificultades para seguir las directrices que se le marcan, para organizarse y parece que no escuchan cuando se les habla. En el colegio cometen errores por no fijarse en los trabajos o en las diferentes actividades.Con frecuencia saltan de una tarea a otra sin terminarla, ya que evitan situaciones que implican un nivel constante de esfuerzo mental.

o Impulsividad: Con frecuencia actúa de forma inmediata sin pensar en las consecuencias. Está inquieto con las manos o los pies y no puede sentarse quieto. Está activo en situaciones en que es inapropiado. Habla de forma excesiva, responde antes de que la otra persona termine, tiene dificultad para esperar su turno y frecuentemente interrumpe.

o Hiperactividad: Lo más característico de estos niños es la excesiva actividad motora. Siempre están en continuo movimiento, corren, saltan por la calle, nunca quieren ir cogidos de la mano... Su excesivo movimiento no persigue ningún objetivo, carece de finalidad.

o Comportamiento: Su comportamiento es imprevisible, inmaduro, inapropiado para su edad. No son malos pero sí que son traviesos. Se muestran violentos y agresivos verbal y físicamente. Con frecuencia mienten y cometen hurtos.

o Aprendizaje: La mayoría de los niños hiperactivos presentan dificultades en el aprendizaje. El 40 ó 50% de los niños hiperactivos tienen un bajo rendimiento escolar. Tienen dificultades perceptivas, con lo cual no diferencian bien entre letras y líneas y

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tienen poca capacidad para estructurar la información que recibe a través de los distintos sentidos. Las dificultades de los niños hiperactivos estriban en la adquisición y el manejo de la lectura, escritura y el cálculo. Son torpes para escribir o dibujar, tienen mala letra y cometen grandes errores de ortografía. En cálculo, se olvidan de las llevadas y operaciones básicas. En lectura, omiten palabras, sílabas e incluso renglones, no comprenden lo que leen, pueden identificar las letras pero no saben pronunciarlas correctamente. Tienen dificultad para memorizar y para generalizar la información adquirida.

o Desobediencia: Como dijimos anteriormente al niño hiperactivo le cuesta seguir las directrices que se le marcan en casa. El niño hace lo contrario de lo que se dice o pide. Los padres tienen especial dificultad para educarles en adquirir patrones de conducta (hábitos de higiene, cortesía...).

o Estabilidad emocional: Presentan cambios bruscos de humor, tienen un concepto pobre de sí mismo y no aceptan perder, por lo que no asumen sus propios fracasos.

CAUSAS DE LA HIPERACTIVIDAD:

La información sobre el porqué el trastorno del déficit de atención es escasa. Los científicos, necesitan estudiar las causas como para identificar mejores maneras de tratar, y quizás algún día prevenir el trastorno de Déficit de Atención. Están encontrando más y más evidencia de que dicho trastorno no surge del ambiente del hogar sino a raíz de las cusas biológicas. Durante algunos años se consideró que una posible causa del déficit de de atención era una "lesión cerebral" quizás como resultado de una infección temprana o complicaciones al nacer. Pero esta teoría fue rechazada porque podía ser explicativa de sólo un pequeño número de casos. No toda persona con Déficit de Atención tiene una lesión cerebral o complicaciones de nacimiento.

CRITERIOS PARA EL DIAGNOSTICO DEL TRASTORNO:

“Presencia conjunta de déficit de atención e hiperactividad en mas de una situación ambiental.

El trastorno de atención se caracteriza por interrupción prematura de la ejecución de tareas y por la conclusión incompleta de actividades.

La hiperactividad supone inquietud excesiva en situaciones que exigen inhibición motora. Los criterios a partir de los cuales es posible determinar si la actividad es excesiva o no, son: valoración del contexto y valoración del comportamiento que se considera normal, teniendo en cuanta la edad y el CI del niño.

Rasgos asociados, aunque no suficientes ni necesarios, para el diagnostico de trastornos hipercinéticos son: desinhibición en la relación social, falta de conductas de precaución en situaciones de peligro e incumplimiento de determinadas normas sociales”.

TRATAMIENTO DE LA HIPERACTIVIDAD:

En la actualidad disponemos de tres modalidades de tratamiento: la farmacología, la psicología y la educativa:

o Farmacología: El principal fármaco que se utiliza es el METILFENIDATO. Este fármaco se comercializa con distintos nombres en diferentes países. Sus efectos inmediatos son un aumento de la capacidad de atención y concentración y una reducción de la hiperactividad y la movilidad del niño, debido a que a través de ese agente externo se estimula al cerebro para que alcance los niveles de activación

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necesarios para un correcto mantenimiento de la atención. Como efectos secundarios se produce en algunos casos una falta de apetito y de sueño. Sin embargo dichos efectos duran poco tiempo: se elimina por la orina en unas cuantas horas y, es preciso volver a tomar otra pastilla.

Los medicamentos que se utilizan con estos niños, son un buen apoyo mientras se combinen con procesos de enseñanza para que aprenda a regular su conducta por sí mismo.

Estos fármacos no crean dependencia en el niño, aunque para que no se habitúe a la sustancia y deje de responder positivamente a ella es aconsejable su retirada temporalmente. Pero sí que puede crear dependencia psicológica en los padres ya que temen la retirada por miedo a que la situación pueda descontrolarse sin el fármaco.

o Psicología: Por todos los problemas que pueden tener estos niños (perdidas de amistades, sentimiento de abandono,…) los padres tienen que crear un ambiente familiar estable (es decir, el cumplir o no ciertas normas propuestas por los padres tienen las mismas consecuencias), consistente (no cambiar las reglas de un día para otro), explícito (las reglas son conocidas y comprendidas por las dos partes) y predecible (las reglas están definidas antes de que se "incumplan" o no.

También contamos con otro tipo de intervenciones psicológicas que nos facilitan el tratamiento en estos niños, como son:

La terapia cognitiva-conductista ayuda a personas a trabajar asuntos más inmediatos. En vez de ayudar a personas a entender sus sentimientos y acciones, la terapia los apoya directamente en cuanto a cambiar su comportamiento.

El adiestramiento en cuanto a destrezas sociales también puede ayudar a niños a aprender nuevos comportamientos. En el adiestramiento de destrezas sociales, el terapeuta habla de y muestra comportamientos apropiados tales como esperar el turno, compartir juguetes, pedir ayuda o responder a burlas, y luego le da la oportunidad al niño de practicar.

Los grupos de apoyo conectan personas con inquietudes en común. Muchos adultos y padres de niños afectados pueden encontrar que es útil unirse a un grupo local o nacional de apoyo de este trastorno. Comparten frustraciones y éxitos, recomendaciones de especialistas, información acerca de qué funciona, así como esperanzas en sí mismos y en sus hijos.

El adiestramiento en destrezas en cuanto al cuidado de hijos, ofrecido por terapeutas o en clases especiales, les da a los padres las herramientas y técnicas para manejar el comportamiento del hijo. Una de estas técnicas es separar el niño del resto por un corto tiempo cuando el niño se vuelve ingobernable o fuera de control.

o Educación: Una manera efectiva de modificar el comportamiento de un niño es a través de la ayuda educativa regida por premios, castigos, economía de fichas y contrato de contingencias.

CONCLUSIÓN:

En conclusión y tras ver toda la problemática que este trastorno produce, es necesario recordar que este trastorno debe ser diagnosticado y tratado única y exclusivamente por profesionales que lo conozcan adecuadamente. El que un niño sea muy movido no quiere decir que éste sea hiperactivo como muchos padres dicen de sus hijos.

BIBLIOGRAFIA UTILIZADA:

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o “Hiperactividad” Inmaculada Moreno García, Pirámide.

o “The active or overactive school child”. Developmental Medicine and Child Neurology. Bax.M

o “Tratamiento conductual de un niño hiperactivo” Serrano.I.

o www.psicopedagogía.com

o www.tda-h.com

La hiperactividad y el rendimiento escolar

LA HIPERACTIVIDAD Y EL RENDIMIENTO ESCOLAR

La hiperactividad, también llamado déficit de atención, se considera un trastorno de la conducta que conlleva entra otras cosas:

• La falta de atención del niño a lo que se le dice.• Fácil dispersión ante estímulos ajenos ante una situación dada.• Dificultad de seguir instrucciones dadas.• Dificultad de estar sentado cuando la situación lo requiere.• A menudo habla excesivamente, verborrea.• A menudo no escucha lo que se le dice…

La letra de un hiperactivo es bastante complicada de leer y de entender; de ahí que en muchos casos baje su rendimiento escolar, pues, –el profesor, sencillamente, no puede leer el texto que el alumno le ha escrito en un examen o porque el cuaderno está muy desorganizado, lleno de tachaduras y de borrones-. Además, de la dispersión que muestran antes cualquier estimulo, hace que el rendimiento escolar sea mucho más bajo de lo que potencialmente tienen estos alumnos.¿Cómo es una escritura de un niño hiperactividad?, véase un ejemplo

 

Los rasgos gráficos más comunes en la escritura son:♣ Las letras suele ser bastante irregulares, es decir, unas son más grandes que otras.♣ El tamaño de la letra en la zona superior suele ser bastante grande-aunque no en todos los casos-.

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♣ Ni letras, ni márgenes ni la ocupación en la página guardan ningún tipode orden.♣ Los renglones descienden o asciende.♣ Los óvalos suelen ser muy grandes, con respecto a otras vocales.♣ Tachan, corrigen y añaden muchísimo…

Por lo indicado, la letra de un hiperactivo es bastante complicada de leer y de entender; de ahí que en muchos casos su rendimiento escolar baja -porque el profesor, sencillamente, no puede leer el texto que el alumno le ha escrito en un examen o porque el cuaderno está desorganizado, lleno de tachaduras, añadidos y borrones-. Además, de la dispersión que muestran antes cualquier estimulo, hacen que el rendimiento escolar sea mucho más bajo de lo que potencialmente tienen estos alumnos.

¿Cómo se puede solucionar al hiperactividad?La grafoterapia al ser una técnica racional basada en la escritura, se orientahacia el cambio o modificación de aquellos rasgos gráficos que muestranel déficit de atención. A medida que eso rasgos gráficos se van interiorizado yvan cambiando de forma y mejorando la letra del niño/adulto va sintiendo quetiene más atención, orden, organización y tranquilidad.

Con está técnica no se utiliza ningún fármaco.

¿Se puede hacer a distancia con buenos resultados ?Se puede seguir a distancia y de forma presencial. Sólo es necesariodedicarle unos 15 minutos al día y seguir las pautas del grafoterapeútaPara aquellos que siguen la grafoterapia a distancia, se ofrece un “dvd-guia” decómo se hace sin ningún problema.

Si desea que la hiperactividad de su hijo no entorpezca su desarrollo escolar contacte ahora con nosotros y le daremos solución a su problema.

COMO RECONOCER LA INTELIGENCIA POR LA ESCRITURA

Al ancestral concepto de inteligencia como capacidad de razonamiento mental, se ha ido solapando, en los últimos años, una teoría de la inteligencia múltiple, que no sólo abarca la mera razón, sino también la emoción y las aptitudes para la relación social.

“La inteligencia consiste no sólo en el conocimiento,

sino en la destreza de aplicar los conocimientos en la práctica”

(Aristóteles)

Numerosos estudios han podido constatar que la inteligencia del Hombre tiene componentes hereditarios en un 80% (variando este porcentaje de unas poblaciones a

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otras) y un resto de influencia ambiental o de entorno social. Esto ha provocado que el estudio del individuo inteligente como ente unitario sea desbancado por una concepción social de la inteligencia, que toma como unidad de medida, no a la persona sino al grupo.

Así, Howard Gardner, creador de la Teoría de las inteligencias múltiples, clasificó la inteligencia humana en dos niveles con nueve subniveles:

Inteligencia formal:

Inteligencia lingüística Inteligencia lógica-matemática Inteligencia Física Inteligencia espacial Inteligencia musical Inteligencia interpersonal Inteligencia intrapersonal Inteligencia corporal

Inteligencia social:

Inteligencia emocional

Aunque cada uno de los subniveles merecería, por sus características particulares, un estudio individualizado, analizaremos en este artículo, de forma sumaria, los principales aspectos de esta inteligencia global, destacando los rasgos grafológicos indicativos de los mismos.

Personalidad y originalidad

El individuo inteligente sabe distinguirse de la masa aportando lucidez y creatividad, y así serán sus rasgos escriturales, personalizados, separados del modelo aprehendido.

Razonamiento lógico

Los ligados en la escritura, especialmente el predominio de ligados en las zonas altas de las letras, determinan una notable capacidad para la razón lógica y para anticiparse con certeza a acontecimientos futuros.

Progresión y proyección a futuro

La persona inteligente es la que avanza a impulsos de iniciativa, y lo manifestará en una escritura ligeramente tendida hacia la derecha, ligada con progresiones y sin miedo al margen derecho.

Agilidad mental

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Aspecto determinante de la inteligencia es la capacidad de resolver con agilidad, de responder con prontitud ante posibles imprevistos. No se trata de irreflexión sino de reflexión pronta y práctica. Este aspecto se manifestará en una escritura rápida, ágil, quizás con rasgos filiformes y simplificaciones.

Claridad de ideas

Una mente clara y despejada donde las ideas fluyen con libertad creativa es signo notable de aptitud intelectual. Su manifestación escritural se comprobará en un texto claro, de elaboración sencilla, de legibilidad perfecta y con una correcta interlineación, sin choques ni superposiciones entre pies y crestas.

Capacidad de concentración y atención: la asimilación correcta y profunda del entorno, la capacidad de captación, la atención al detalle y el saber separar la esencia de lo meramente accesorio constituye un plus de inteligencia. Se plasmará en un conjunto escritural completo y correctamente puntuado, ordenado y claro, constante y coherente.

Si le interesa cómo reconocer la inteligencia por medio de la escritura puede contactar con nosotros. Somos especialistas grafólogos. Contacte ahora.

COMO SUPERAR LAS DIFICULTADES DE ESTUDIO DE NUESTROS HIJOS

Muchos de nuestros hijos/ alumnos tienen muchas dificultades la hora de estudiar y no digamos de aprobar. Muchos, en el mejor de los casos, pasan a un nuevo curso -el sistema educativo lo permite-. Otros, simplemente, abandonan los estudios a una edad temprana, pues lo mejor que podrían hacer es seguir aprendiendo y almacenando conocimientos para obtener una buena formación humana e intelectual, que les permita afrontar con éxito su futuro.

Las razones en las dificultades en al aprendizaje y todo lo relacionado con el ámbito escolar, son de índole muy diverso, de ahí, que sólo abordaremos algunas de ellas:

♣ Personalidad (timidez, nerviosismo, bloqueos, miedos…)♣ Actitudes mentales (mala letra, mala memoria, hiperactividad, distracción, falta de conocimientos…)♣ Actitudes personales (desgana, apatía, desmotivación, desorganización…)♣ Por deficiencias de nuestro sistema escolar (pasar a un curso superior sin haber adquiridos los conocimientos previos).

Abajo se indica algunas de las actitudes que muchos jóvenes tienen ante el estudio.

Actituda) Escasa voluntad e inconstancia.b) Impaciencia y nerviosismo.

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c) Despistes y desorganización.d) Timidez, bloqueo y miedo.

Consecuenciaa) No llega a alcanzar un método de aprendizaje, se cansa antes de empezar.b) Quiere memorizar todo de forma inmediata, no da lugar a adquirir la materia.c) No presta la debida atención a la información que recibe.d) No participa y en el proceso educativo, ni muestra su capacidad, se desmotiva.

Con sólo alguna de estas actitudes es causas es suficiente a la hora de superar con éxito cualquier prueba o examen.

¿Cómo la grafoterapia observa y corrige esta problemática?Lo primero es conveniente hacer una evaluación gráfica de la personalidad del chico/a para saber cuáles son las causas de esa situación. Una vez extraídos los resultados, se pasa a su solución con la re-educacion gráfica.

Se indican dos ejemplos gráficos de una escritura que manifiestan:

Escasa voluntad• Página muy poco ocupada.• Escritura mal ejecutada.• Letras desordenadas.

Poca de atención• La zona superior de las letras es muy alta• La escritura es muy movida.• Carencia de trazos de atención.en la escritura –puntos, comas…-

¿Qué aporta la grafoterapia a la solución de esta problemática?Existen muchos más planteamientos, todos ellos interesantes y complementarios entre sí. Sin embargo, lo atrayente de esta técnica gráfica reside en que trata la situación desde una perspectiva integral, tanto de la personalidad –buscando las razones de fondo- como del tipo intelectual.

Si alguno de sus hijos tiene dificultades en los estudios podemos ayudarle. Póngase en contacto con nosotros.

EL ESPIRITU DE EQUPO

La Regla de las cinco C.-“Ningún grupo puede actuar con eficacia si falta el concierto;ningún grupo puede actuar en concierto si falta la confianza;

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ningún grupo puede actuar con confianzasi no se halla ligado por opiniones comunes, afectos comunes,intereses comunes”   (Edmund Burke)

Lo que demanda la empresa actual no es al individuo como una unidad, independiente y aislada, focalizada hacia la consecución de un objetivo corporativo, sino a una multiplicidad de individuos coordinados y complementados, de forma que  conformen, en sí y por sí mismos, una unidad  enfocada hacia un objetivo común y responsable del resultado del mismo.

El trabajo en equipo está basado en la regla de las cinco C:

• Coordinación: generalmente los equipos están liderados por uno de sus miembros que se encarga de organizar y planificar el trabajo del resto, enfocando el proyecto hacia un exitoso resultado común.

• Complementariedad: cada miembro del equipo ejecuta una tarea distinta de acuerdo con su perfil, de modo que exista una base de competencias no solapadas sino especializadas y complementarias.

• Comunicación: los miembros de un equipo deben relacionarse de forma abierta, expansiva hacia el resto, de modo que todos tengan conocimiento y opinión sobre el transcurso de la tarea comunitaria.

• Compromiso: el objetivo a conseguir no es individual de cada cual, sino común, por tanto todos y cada uno de los miembros deben obligarse y responsabilizarse del trabajo propio que pertenece a un todo común y solidario.

• Confianza: clave del trabajo conjunto es la confianza y la fe en el trabajo de los compañeros, la creencia de que cada uno intenta dar lo mejor de sí respecto a la responsabilidad y al logro compartido.

Un individuo capaz de acatar la regla de las cinco C y, por tanto, apto para formar parte activa de un equipo de trabajo, tendrá las siguientes características psicológicas, de las que deduciremos su correspondencia grafológica:• Adaptabilidad y flexibilidad: escritura clara, preferentemente curva en forma y enlaces, predominio de guirnaldas, de tamaño normal, cohesión ligada o agrupada.

• Habilidades comunicativas: óvalos sencillos o ligeramente abiertos, escritura ligeramente inclinada hacia la derecha y en guirnalda, claridad del conjunto escritural, margen derecho pequeño.

• Capacidad de compromiso: escritura ligada o agrupada, dinamismo, uniformidad y control en general, firma sencilla y próxima al texto.

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• Orientación a resultados: escritura organizada, rasgos dinámicos y progresivos, buena ocupación de la página.

• Capacidad de organización: orden de conjunto, escritura armónica y controlada, rúbrica previa a la firma.

Contacte ahora con nosotros y le informaremos sobre nuestros servicios.

COMO MEJORAR NUESTRAS HABILIDADES SOCIALES

Vamos a abordar cómo se refleja la sociabilidad a través de nuestra escritura. En ella podemos ver qué tipo de sociabilidad tiene una persona, si es tímida, introvertida, reservada, abierta, extravertida, lanzada, impetuosa, indiscreta… Como vemos, de los factores que hemos comentado hay unos que son positivos y otros que no lo son tanto, e incluso muchos de ellos, nos pueden dar algún que otro disgusto en nuestra vida de relación social.

A continuación se indican algunos de los rasgos gráficos más característicos que manifiesta tener una buena sociabilidad:

Obviamente, los rasgos opuestos a los indicados arriba, nos muestran a personas, niños o adolescentes que están lejos de poseer una buenas habilidades sociales. Además y, en muchos casos, suelen presentar síntomas de impaciencia, impertinencia y ansiedad, lo cual, les crea conflictos de relaciones con ellos mismo y con sus semejantes.

Claro está que no todos los rasgos suelen encontrarse juntos, pues lo normal es que se den algunos de ellos, aunque sí existen escrituras en las cuales se encuentran presentes todos estos rasgos, e incluso más.

La grafoterapia es una técnica que ayuda mucho a mejorar y a optimizar las relaciones sociales con nuestro entorno, amigos, compañeros, amistades…

Para más información póngase en contacto con nosotros.

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¿QUÉ ES LA EMPATÍA?

Fiedrich Von Schiller definió muy bien el concepto de empatía con estas palabras “si quieres conocerte, observa la conducta de los demás; si quieres comprender a los demás, mira en tu propio corazón”.

Empatía es una bifurcación de la propia personalidad para proyectarla hacia el otro; es, sencillamente, ponerse en el lugar del otro, escucharle, tratar de comprender sus razones para actuar de tal o cual manera, apartando de nuestra mente la máscara de nuestras propias razones, convicciones o intenciones.

“La conciencia de uno mismo es la facultad sobre la que se erige la empatía, puesto que, cuanto más abiertos nos encontremos a nuestras propias emociones, mayor será nuestra destreza en la comprensión de los sentimientos de los demás”.  (Daniel Goleman)

La empatía constituye una habilidad fundamental para el trato interpersonal y es, hoy en día, una de las actitudes psicológicas más valoradas en el área del los recursos humanos. Esto es, principalmente, porque las personas empáticas tienen un elevado nivel de inteligencia emocional que les capacita para ser, no sólo un buen apoyo de grupo, sino también líderes conciliadores y democráticos.

Podría afirmarse, sin lugar a dudas, que las personas empáticas son:

• Inteligentes, tanto racional como emocionalmente.

• Sensibles al entorno como a sí mismos. Poseen lo que se ha venido a llamar “radar social”.• Observadoras, y saben proceder desde la observación atenta a la captación y conciencia del entorno y de los demás.• Buenas oyentes, una de las claves esenciales de la empatía es la escucha activa.• Sociables y afectivas, saben oscilar desde la recepción (de señales indicativas de necesidades emocionales de los demás) hasta la entrega.

Estas cualidades personales se traducen en una escritura:• Clara.• Legible.• Ágil.• Dinámica.• Con posible aparición de ligados altos.• Tamaño de la letra más bien pequeño o decreciente.• Inclinación oscilante en recta flexible.

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• De formas curvas y simplificadas.• Con uniones en curva y escritura  agrupada.

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HIPERACTIVIDAD: ESTRATEGIAS DE INTERVENCIÓN EN AMBIENTES EDUCATIVOS

Francisco Javier BeltránPsicólogoMagíster en Administración de Recursos HumanosUniversidad VeracruzanaVeracruz, México

En este trabajo se realiza una revisión bibliográfica sobre el síndrome de inatención con hiperactividad y las diversas estrategias de diagnóstico y de intervención educativa que han sido utilizados en los últimos años dentro de la investigación en esta área. Asimismo se analizan las bondades de algunas formas de evaluación del comportamiento hiperactivo dentro del salón de clases, así como del efecto de la conducta del maestro sobre éste. Finalmente se recogen algunas conclusiones con respecto al estado actual del diagnóstico, la clasificación e intervención del comportamiento de los niños hiperactivos o con DATH (Déficit de Atención con Hiperactividad).

Palabras Claves: DATH, hiperactividad, estrategias de intervención, salón de clases. 

 

 

 

Introducción

Es importante mencionar que la morbilidad de los problemas de aprendizaje en el salón de clases son más frecuentes de lo que comúnmente  se reporta y que los desórdenes de conducta, particularmente los déficit de la atención con hiperactividad o DATH, a menudo se sobreponen con algunos indicadores de bajo rendimiento académico durante la infancia.

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Aún más, los problemas de delincuencia en la adolescencia han sido asociados habitualmente con el fracaso escolar y es por eso que en estos casos se hace necesaria la intervención temprana para prevenir un curso negativo en el desarrollo de los adolescentes con DATH. (Hinshaw, 1992.

 No obstante lo anterior, el manejo de la atención para niños hiperactivos o con déficit en la atención continúa siendo un dilema para médicos y educadores. Un ejemplo claro de esto es el estudio realizado por Campbell (1990), quién realizó una serie de entrevistas a directores de centros de educación especial en todos los estados de la Unión Americana con el fin de determinar si se encontraban disponibles los servicios educativos y psicológicos para atender niños con estas características. De los 46 departamentos de educación especial encuestados, se encontró que sólo en uno de ellos se atendía a los niños que presentaban hiperactividad y en otros 11 se atendía a aquellos que además de la hiperactividad presentaban un bajo rendimiento escolar. En general, no existe un acuerdo en el diagnóstico para que los niños puedan ser canalizados convenientemente. Así, los educadores continúan trabajando con concepciones erróneas acerca de la naturaleza de la hiperactividad (Schwean, 1993).

La evaluación de la hiperactividad en el salón de clases

En la actualidad una de las principales preocupaciones de los investigadores en educación infantil estriba en poder identificar convenientemente la conducta hiperactiva, para lo cual se hace necesario hacer una evaluación apropiada de los comportamientos de los alumnos en el salón de clases. Y dado que son los profesores quienes identifican y rotulan a los pequeños como hiperactivos, resulta de gran importancia valorar de qué manera los profesores realizan las observaciones de sus alumnos; por ello, los estudios realizados con relación a esta temática se han hecho cada vez más necesarios. En este apartado se presentan algunas de las investigaciones más significativas con relación al tema.

Northup y Broussard (1995) proponen una aproximación funcional para la evaluación de la conducta perturbadora en el salón de clases. Ellos realizaron observaciones de tres estudiantes masculinos, cuyas edades oscilaban entre los 6 y 9 años de edad y quienes cursaban el 1º y 2º grado de educación básica. Inicialmente realizaron una evaluación descriptiva del comportamiento de los niños, planteando tres hipótesis acerca de las variables que lo mantenían: la atención del maestro, la atención de sus compañeros o la posibilidad de escapar del salón de clases. Cada hipótesis fue seleccionada por el propio sujeto, dependiendo de la descripción de la evaluación hecha por el maestro. Desde luego, cada sujeto eligió una hipótesis diferente de acuerdo con sus expectativas.

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En consecuencia, uno de los principales problemas que enfrentan los maestros es el de la valoración de la hiperactividad en ambientes escolares o en el salón de clases. DuPaul (1992) describe un modelo de 4 etapas para este fin, que consiste en el uso de técnicas de clasificación, evaluación multimodal, interpretación de resultados y el desarrollo de un tratamiento. La evaluación multimodal contempla: entrevistas con los padres de los niños y con sus maestros,  resolución de cuestionarios, observaciones directas del comportamiento del niño e información sobre su ejecución académica. El objetivo básico de este modelo es el de establecer un buen diagnóstico del alumno e implementar, en función de ello, un plan de tratamiento. Estas sugerencias son apoyadas por los planteamientos hechos por Atkins y Pelham (1991), quienes resaltan la necesidad del uso de múltiples medidas para evaluar adecuadamente la amplia variedad de síntomas asociados con el desorden de la atención con hiperactividad.

Siguiendo con el interés por encontrar instrumentos adecuados para la evaluación de la conducta hiperactiva, Lam y Beale (1991) realizaron una investigación en Nueva Zelanda con la finalidad de estudiar la relación entre la atención sostenida, las habilidades de lectura y el registro del maestro en los problemas de conducta de niños con hiperactividad. Para ello fueron estudiados 174 niños entre los 7 y los 10 años de edad, a quienes se les aplicó el Continuous Perfomance Test, la Delay Task y el Progressive Achievement Tests of Reading. Para el registro de la conducta, objetivo por parte de los maestros, se utilizó la escala de registro Conners para maestros. En los resultados se encontró una correlación significativa entre las dos primeras pruebas y los resultados del factor de inatención medido por la escala Conners.

Del mismo modo, Schachar, Sandberg y Rutter (1986) llevaron a cabo un estudio realizado en un salón de clases donde se registró la conducta de 33 niños de entre 6 y 7 años de edad. Las conductas objetivo registradas fueron: hiperactividad, inatención y conducta desafiante. Para ello utilizaron la escala de Conners para maestros. Los resultados muestran un alto grado de acuerdo entre la conducta observada y la registrada. Particularmente, la conducta de desafío hacia el maestro aumentó la probabilidad de que la conducta de hiperactividad y de inatención aumentara de manera significativa. Estos resultados apoyan la validez de las escalas de conducta como instrumento para la detección de conducta hiperactiva o de inatención.

De los estudios revisados líneas arriba, se concluye la importancia de que la evaluación del comportamiento hiperactivo debe contemplar entre otros aspectos, los siguientes:

1. Un análisis integral del ambiente que rodea al niño, que identifique los estímulos que estuvieron asociados con la respuesta de hiperactividad.

2. Una evaluación que revele que estímulos asociados con la conducta perturbadora que ocurrieron con mayor frecuencia en los sitios de observación.

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Por otra parte, Milich y Landau (1988) desarrollaron un estudio con la fin de evaluar las observaciones que los maestros hacían en el salón de clases sobre las conductas de inatención, de hiperactividad y de agresión de sus alumnos. Para conformar el grupo de alumnos utilizaron 67 estudiantes de entre 6 y 12 años de edad referidos por una clínica psiquiátrica. Los maestros estaban capacitados para realizar los registros y eran capaces de distinguir una conducta de la otra. Las observaciones fueron hechas en el salón de clases. Los resultados mostraron que los maestros fueron capaces de discriminar con un alto grado de precisión, las conductas relacionadas con el síndrome de inatención con hiperactividad.

Otra discusión que se presenta regularmente dentro de las investigaciones en esta área es si los problemas de atención son diferentes cuando van acompañados de hiperactividad y cuando no. En este sentido, fueron comparados 10 niños que acudían del 2º al 5º grado, clasificados por el maestro como niños con problemas de atención con hiperactividad de acuerdo con la lista de Problemas de Conducta Revisada, con 20 estudiantes con las mismas características de edad y grado escolar que presentaban problemas de atención sin hiperactividad, además de 20 sujetos controles. Los resultados sugieren que los niños con hiperactividad y sin hiperactividad, pero con problemas de atención, pueden exhibir déficits en la atención muy similares, aunque con diferentes grados de intensidad.

Lo anterior demuestra que aún se tiene una gran dificultad en la clasificación y/o definición de las conductas de hiperactividad y de deficiencia en la atención. Esta afirmación se basa en los resultados del estudio de Pelham, Gnagy, Greenslade y Milich (1992), quienes realizaron un análisis de los reportes de 931 maestros de educación básica, que evaluaron a niños de entre 5 y 14 años de edad utilizando una escala elaborada a partir del DSM-III-R que incluía categorías que clasificaban a los niños con: déficit de la atención con hiperactividad, conducta desafiante, y desórdenes de conducta; los niños fueron reportados por grupos de edad. Los resultados no arrojaron claridad con relación al tema, ya que los profesores no lograron diferenciar uno y otro trastorno, debido a que los síntomas se sobreponen.

Los registros de los maestros fueron utilizados para establecer la relación entre la hiperactividad y el autocontrol en niños con dificultades de aprendizaje. Para ello fueron comparados 146 alumnos del 3º al 6º grado de primaria: 64 de los niños presentaban problemas de aprendizaje, 42 de ellos reportaban un bajo rendimiento escolar y los 40 restantes tenían una ejecución promedio. Se observaron diferencias significativas en las medidas de hiperactividad y autocontrol entre los diferentes grupos. Por otro lado, tanto el grupo con problemas de aprendizaje como el de bajo rendimiento presentaron diferencias significativas del grupo control en cuanto a su competencia social. Las diferencias entre los dos primeros no fueron relevantes. Los resultados apoyan la idea de que los niños con problemas de aprendizaje tienen mayor riesgo para poder desarrollar habilidades sociales; estos factores de riesgo pueden estar más relacionados con la ejecución académica baja que aquellos que no han sido clasificados con problemas de aprendizaje (Merrell, 1990).

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Por otro parte, autores como Johnston y Pelham (1986) realizaron un seguimiento por tres años a un grupo  de 19 niños que cursaban 1º y 3º grado y quienes habían sido diagnosticados como hiperactivos con desorden de la atención. A partir de sus observaciones llegaron a la conclusión que los registros de los maestros pueden servir como una medida predictiva de la conducta de agresión en niños con deficiencia en la atención e hiperactivos.

Atkins (1989) ha considerado conveniente evaluar por separado las dimensiones de hiperactividad y de la agresión. Para ello llevó a cabo un estudio con 71 niños del 1º a 5º grado de educación primaria. Utilizó una variación de la escala de Conners para maestros, la cual fue proporcionada a los profesores; además, se emplearon otros métodos como la observación directa en el salón de clases, un examen sobre la organización de sus mesas de trabajo (escritorios), medidas de ejecución académica, nominaciones de popularidad o rechazo por parte de sus compañeros y medidas sociométricas. Los autores señalan que a pesar de la moderadamente alta correlación entre los registros reportados por el maestro con las otras medidas, las evidencias proporcionan una validez diferencial sobre las medidas de ejecución académica y las medidas de conducta inapropiada dentro del salón de clases y la conducta de juego.

Por su parte, Bauermeister (1992) llevó a cabo un estudio con niños portorriqueños con el objeto de comparar y analizar los registros de los maestros sobre de la conducta de niños y niñas con atención deficiente con hiperactividad y conducta desafiante, así como de la conducta de oposición, esto en dos grupos de sujetos. El primer grupo lo integraban 665 niños de entre 4 y 5 años de edad y el segundo grupo estaba formado por 680 niños de entre 6 y 13 años. Todos habían sido referidos a los servicios psicoeducativos. En el caso del primero grupo, el análisis de los registros aportó datos que sugieren algunos síntomas que pueden ser incluidos en todos los trastornos mencionados. En el segundo grupo, los datos sugirieron elementos de conducta un tanto polarizados, entre los que se encuentran: hiperactividad-impulsividad; inatención-distracción y factores de conducta desafiante. Los hallazgos sugieren que la conceptualización unidimensional de los registros de los maestros es apropiada para los preescolares, pero no para los que están en edad escolar. La concepción bidimensional para el segundo grupo parece más apropiada.

Uno de los aspectos importantes relacionados con los niños hiperactivos es su capacidad de ajuste social frecuentemente relacionado con sus competencias académicas, que generalmente son deficientes. Margalit (1989) comparó estos dos aspectos: competencia social y ajuste social en dos grupos. El primer grupo estaba formado por 31 niños con problemas de aprendizaje, mientras que el segundo lo integraban 52 niños que presentaban problemas de conducta. Ambos grupos fueron subdivididos a su vez en 2 subgrupos: uno con los que mostraban hiperactividad y otro con los que no la presentaban. Se utilizó un inventario de conducta en el salón de clases que incluía categorías como: hostilidad Vs. consideración; extraversión Vs. introversión; independencia Vs. dependencia. Se

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encontraron diferencias significativas entre los tres grupos; tales diferencias sugieren necesariamente que los maestros deben utilizar diferentes aproximaciones de intervención dependiendo del tipo de grupo al que correspondan sus alumnos.

Otro aspecto que ha sido objeto de estudio, es el que se refiere a los problemas de atención en el salón de clases, el cual ha sido abordado a través de la creación de habilidades paralelas. Para ello se realizó un estudio con 37 pares de niños, en el cual, uno de sus miembros fue reportado por el maestro como tener buena atención y baja hiperactividad mientras que el otro miembro de la pareja se reportó con pobre atención y alta hiperactividad (PH). Las parejas fueron igualadas por edad (de 5 a 6 años y de 9 a 10), así como por el sexo y por sus calificaciones en vocabulario. La tarea por realizar consistió en mostrarles una serie de colores o formas para que posteriormente, en una situación de prueba las identificaran e igualaran los tonos. Los resultados demostraron una diferencia significativa entre los grupos. El grupo PH obtuvo resultados pobres en la prueba de los colores y formas, pero no lo fue tanto en la tarea de igualar los tonos. Los resultados sugieren que en este grupo (PH) los sujetos pudieron haber tenido dificultades en el procesamiento de información visual (Wilding, 1994).

Actitudes, percepciones y opiniones de los profesores sobre sus alumnos con DATH

En un intento por determinar la percepción que los profesores tienen con relación al déficit de la atención con hiperactividad, autores como Eddowes, Aldrige y Culpepper (1994) realizaron una investigación para determinar las diferencias en las percepciones de maestros. Para ello utilizaron la escala de filosofía de la enseñanza, la cual fue aplicada a 15 maestros de jardín de niños de dos escuelas, quienes tenían a su cargo un total de 309 niños. En los resultados se pudieron diferenciar a los maestros que tenían una filosofía de la enseñanza estructurada y bien formada de aquellos que no, encontrándose diferencias significativas entre ambos grupos con relación a sus percepciones. El grupo de sujetos que no poseía una filosofía estructurada percibió significativamente un mayor número de niños hiperactivos en sus salones de clase.

De igual modo, Reid, Vasa, Maag y Wright (1994) llevaron a cabo un estudio con 449 profesores de tercer año de primaria con la finalidad de determinar las percepciones de los mismos sobre el comportamiento de sus alumnos. Los resultados mostraron que los profesores consideraban que existen cuatro barreras que impiden una atención más personalizada con sus alumnos hiperactivos: a) el tiempo para administrar atención especializada, b) una falta de capacitación para atenderlos, c) el tamaño del grupo (número de alumnos) y d) la severidad de los problemas. Los autores plantean que el análisis funcional puede ser una posible respuesta para identificar las percepciones que los maestros tienen acerca de las causas que originan los problemas de atención de sus alumnos.

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Abikoff, Courteny, Pelham y Koplewicz (1993) consideran que las diferencias en los reportes que dan los maestros sobre el comportamiento de sus alumnos tienen que ver con las percepciones y juicios que a priori hacen de los niños y que pueden estar determinados por un efecto de halo o prejuicio. Los autores estudiaron este efecto con 139 maestros de educación básica y especial. En dicho estudio los maestros vieron una serie de videos que se suponía, correspondían a un grupo de alumnos que cursaban el 4º grado de primaria, aunque en realidad, eran niños que actuaban sus roles con conductas hiperactivas, desafiantes y normales. Los resultados señalan que los maestros registraron convenientemente la conducta de hiperactividad con déficit en la atención, pero que, cuando ésta se encontraba asociada con conducta de oposición, se daba un aumento significativo en los reportes de los profesores.

Por su parte, Walker, Bettes y Ceci (1984) realizaron un estudio para conocer los prejuicios que los maestros tienen de sus alumnos hiperactivos, explorando cómo los clasifican de acuerdo con la severidad, las causas y las consecuencias de sus problemas de conducta. Utilizaron para ello un total de 100 maestros que impartían clases en el nivel preescolar; 91 de ellos eran mujeres y 9 hombres con un promedio de edad de 34 años. Los resultados obtenidos indican que existe poca evidencia que apoye la hipótesis de que el sexo de los maestros determina el grado de prejuicio hacia sus alumnos.

Del mismo modo, han sido estudiados los efectos de "rotular" a los niños como hiperactivos a partir de los juicios que los maestros hacen sobre su comportamiento. Cornett- Ruiz (1993) evaluó a 39 maestros de educación primaria y a 81 de estudiantes de 4º al 6º grado, quienes en un vídeo desplegaban comportamiento hiperactivo con desorden de la atención y conducta normal mismas que fueron rotuladas como hiperactivas o normales. Los resultados indican que la conducta hiperactiva, mas no el rotulo, tuvo un efecto negativo sobre los juicios de los maestros. Puede afirmarse que el rotular la conducta como hiperactiva no tuvo ningún efecto negativo sobre los juicios de los maestros en este estudio.

Es definitivo que el conocimiento y las actitudes de los educadores resultan de vital importancia para el tratamiento y atención óptima de los niños con esta clase de problemas. A este respecto, Kaste, Coury y Heron (1992) examinaron el conocimiento y las actitudes de 190 educadores de escuelas regulares y de educación especial con vistas a mejorar el uso de estimulantes en el tratamiento del déficit de la atención con hiperactividad. En general, los educadores creen que los estimulantes resultan útiles para el tratamiento de este desorden y frecuentemente lo recomiendan a los padres. Sin embargo, reconocen que desconocen los efectos que dichos estimulantes tienen sobre el comportamiento de los niños, ya que han recibido poca información al respecto.

Por su parte, Margalit y Caspi (1985) abordaron los cambios en las interacciones maestro-

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alumno por medio de una intervención ecológica. Ellos presentan un estudio de 8 casos de niños del sexo masculino de 8 años de edad y un CI de 109, que fueron diagnosticados como hiperactivos y con problemas de aprendizaje. Esta estrategia plantea una aproximación novedosa para atender a los niños problema en el salón de clases. De acuerdo con el modelo ecológico, el centro de atención del cambio no está en el sujeto hiperactivo sino en los estímulos ambientales que controla el maestro, por lo que el énfasis se hace en el arreglo del salón de clases y en el comportamiento e interacción del maestro con el alumno.

Han sido considerados también los efectos diferenciales de la atención del maestro y de sus compañeros sobre la conducta perturbadora de niños diagnosticados como hiperactivos con déficit en la atención. Estos efectos se estudiaron sobre la conducta de tres niños (2 niños de 7 años y una niña de 9), encontrándose, específicamente, que la atención de sus compañeros podía funcionar como una clase particular de refuerzo positivo para incrementar las conductas adecuadas al salón de clases (Northup, 1995).

Una perspectiva interaccional de las dificultades en el aprendizaje y el déficit de la atención con hiperactividad es planteada por Murphy y Hicks-Stewart (1991), quienes sugieren que esta perspectiva incluye la necesidad de considerar al individuo dentro de su contexto, que permita una mayor comprensión de la naturaleza interactiva de todos los aspectos de la persona y el medio en que se desenvuelve. Los beneficios de tal enfoque permitirían minimizar los efectos del rotular innecesariamente al individuo, una mayor flexibilidad en la intervención y en los servicios que el sujeto demande.

Asimismo, han sido estudiados los efectos del castigo negativo sobre la conducta de trabajo en el salón de clases. En este caso, el castigo consistió en la administración de reprimendas o regaños cortos o largos a siete estudiantes de los grados 2º y 3º durante un período de 7 días. Las reprimendas largas fueron definidas como dos o más frases y las cortas como no más de dos palabras. Estas últimas mostraron tener un menor efecto sobre la conducta de no trabajar que las frases largas (Abramowitz, O'Leary y Futtersak, 1988).

Numerosos estudios han apoyado la eficacia de una amplia gama de intervenciones para estudiantes con déficit de la atención con hiperactividad. La mayoría de ellos se han basado en el manejo de contingencias desde la perspectiva conductual, aun cuando varios de ellos toman en cuenta los antecedentes, modificaciones en las tareas y en el ambiente físico del salón de clases, o bien la manipulación de sus consecuencias. Estas últimas incluyen la atención contingente del maestro tanto positiva como negativa, el implemento de una economía de fichas en el salón de clases así como el control de las contingencias en casa. Estrategias de intervención conductual adicionales incluyen el tiempo fuera de refuerzo positivo, procedimientos de reducción basados en el refuerzo e intervenciones cognitivo-conductuales (Abramowitz, 1991).

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Hiperactividad y ambiente familiar

Por otro lado, se ha estudiado también el papel que juega el ambiente familiar en la conducta que el niño presenta en el salón de clases. Para ello, Margalit y Almougy (1991) intentaron identificar los diferentes tipos de dificultades del aprendizaje que presentan los niños con hiperactividad, esto mediante la observación de su conducta en el salón de clases y de su relación con el clima familiar. El trabajo se llevó a cabo en 4 grupos de estudiantes cuyas edades fluctuaban entre los 7 y los 10 años. En los resultados encontró que: 22 sujetos presentaban dificultades en el aprendizaje con hiperactividad; 22 no eran hiperactivos, pero sí tenían dificultades en el aprendizaje; 20 no tenían problemas de aprendizaje, pero sí hiperactividad; 20 no presentaban ninguna clase de problemas. Se aplicó un inventario de conducta en el salón de clases y una escala que midió el ambiente familiar. Se observó una alta distracción y hostilidad en los alumnos con hiperactividad en comparación con los grupos con dificultades en el aprendizaje. Las familias de los hiperactivos mostraron ser menos pacientes y tolerantes y tener menos control sobre ellos. Ambos grupos con dificultades en el aprendizaje mostraron tener relaciones interpersonales más dependientes y más conflictos intrafamiliares.

En otro estudio realizado por Solis-Camara en 1988, fueron evaluados los factores de  impulsividad cognitiva y  nivel de actividad escolar, esto con base en el reporte proporcionado por los propios padres y maestros de los niños con hiperactividad. Se utilizaron escalas diseñadas para medir la hiperactividad e impulsividad, la conducta en la escuela y en casa y la ejecución en la escuela. En los resultados se observaron diferencias significativas entre los registros realizados por  padres y maestros; dichos resultados se relacionaron con una evaluación de tipo subjetiva realizada por los maestros acerca de la ejecución académica de los alumnos.

Hasta aquí se ha realizado una revisión de los diversos aspectos que inciden en el diagnóstico, LA evaluación e identificación de los niños hiperactivos, haciendo hincapié en la importancia que tienen las actitudes que asume el profesor con el niño hiperactivo y las repercusiones de éstas sobre el comportamiento del niño. Asimismo, se han descrito algunos estudios que reportan escalas o instrumentos de observación conductual para una adecuada identificación de los pequeños que presentan hiperactividad con inatención.

Conclusiones

El salón de clases es el lugar donde comúnmente son detectados los problemas de atención deficiente y de hiperactividad de los niños que acuden al mismo. Por lo general, y con base

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en la revisión bibliográfica realizada, se puede decir que todavía no existe acuerdo en el diagnóstico de los niños que presentan este tipo de problemas y que por ello no son canalizados convenientemente.

Se puede señalar también, que los desórdenes de conducta, particularmente, el déficit de la atención con hiperactividad o DATH, a menudo se sobreponen con algunos indicadores de bajo rendimiento académico durante la infancia. Los problemas de delincuencia en la adolescencia han sido asociados comúnmente con los problemas de atención con hiperactividad y de fracaso escolar, por tal motivo, se hace necesaria la intervención temprana en los pequeños que presenten estas características, con la finalidad de prevenir un curso negativo en el desarrollo de los adolescentes con DATH.

Los resultados sugieren que los niños con y  hiperactividad y sin hiperactividad, pero con problemas de atención, pueden exhibir déficits en la atención muy similares, aunque con diferentes grados de intensidad (Lahey, Schaughency, Frame y Strauss, 1985).

Los resultados apoyan la idea de que los niños con problemas de aprendizaje tienen mayor riesgo para desarrollar habilidades sociales; estos factores de riesgo pueden estar relacionados más con la ejecución académica baja que aquellos que no han sido clasificados con problemas de aprendizaje (Merrell, 1990).

Para identificar convenientemente la conducta hiperactiva se hace necesario realizar evaluaciones apropiadas. Para ello se recomienda el uso de técnicas de clasificación, evaluación multimodal, interpretación de resultados y el desarrollo de un tratamiento. La evaluación multimodal contempla: entrevistas con los padres de los niños y con sus maestros, la resolución de cuestionarios, observaciones directas del comportamiento del niño e información sobre su ejecución académica. El objetivo básico de este modelo es el de establecer un buen diagnóstico del alumno e implementar, en función de ello, un plan de tratamiento.

Por otra parte de los estudios revisados se concluye que: los profesores consideran que existen cuatro barreras que impiden una atención más personalizada con sus alumnos hiperactivos: a) el tiempo para administrar atención especializada, b) una falta de capacitación para atenderlos, c) el tamaño del grupo (número de alumnos) y d) la severidad de los problemas.

Es definitivo que el conocimiento y las actitudes de los educadores resultan de vital importancia para el tratamiento y atención óptima de los niños con esta clase de problemas, ya que de las investigaciones revisadas se concluye que las diferencias en los reportes que dan los maestros sobre el comportamiento de sus alumnos tienen que ver con las

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percepciones y juicios que a priori hacen de los niños y que pueden estar determinados por un efecto de halo o prejuicio.

BIBLIOGRAFIA

Solis-Camara R., P. (1988). Estimación del grado de actividad de los escolares según los padres y maestras, y su relación con la impulsividad cognoscitiva. Salud Mental, 11 (3), Sep., p.30-39.

www.buenastareas.com/...hiperactividad-en...aprendizaje LEIDO 25-02-2011

IPERACTIVIDAD A NIVEL PRIMARIA

La escuela primaria es un mundo complejo donde el niño adquiere conocimientos, y adopta conductas, además es considerada como su segundo hogar en donde el niño se desarrollara durante el periodo de 6 años. Es importante y necesario conocer las diferentes conductas de los niños como la “Hiperactividad infantil o déficit de atención”, que adquieren en la primaria, que incluso las adoptan en su casa y en la escuela las proyectan o esa es la naturaleza del niño.Desde mi punto de vista la resolución de este tipo de problemas o al menos conocerlo debe ser tanto como a padres como para maestros una herramienta básica que les ayude a entender, comprender y orientar a los niños a enfrentar su realidad y superar este problema de hiperactividad.Es importante tomar en cuenta que los conocimientos y aprendizaje que tiene un niño hiperactivo no se separan del problema por que no tienen un aprendizaje adecuado, es por ello que es importante que los maestros conozcan el tema, para que de acuerdo con sus conocimientos puedan auxiliar al niño para una educación adecuada .

JUSTIFICACION

La educación es el arma fundamental para enfrentar los retos del presente milenio.La educación primaria es la responsable de crear bases solida, confiables que les sirvan al niño como punto de partida hacia el éxito de su vidaEl docente juega un papel muy importante para el desarrollo educativo como emocional del niño, por ello el...

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LA HIPERACTIVIDAD INFANTIL

INTRODUCCIÓN

La Hiperactividad infantil es un trastorno de conducta de origen neurológico. Su incidencia es de un 3% a un 5% de la población infantil.Sucede más en niños que en niñas. Un 25% de los niños hiperactivos incurren en actos delictivos, abusan del alcohol, drogas...El principal trastorno de los niños hiperactivos es el "Déficit de atención" y no el "Exceso de actividad motora". El "Déficit de atención" habitualmente persiste y el "Exceso de actividad motora" desaparece.

CARACTERISTICAS PRINCIPALES DE LOS NIÑOS HIPERACTIVOS

Antes de reseñar las principales características del niño hiperactivo hemos de decir que no tienen un comportamiento extravagante extraño o inusual durante la infancia. Mantienen conductas conflictivas sólo por la frecuencia que la mantienen, la intensidad y la inoportunidad del momento en el que ocurren. Estos niños tienen dificultad para controlar su conducta en presencia de otros y les resulta más fácil cuando están solos.No todos los niños hiperactivos mantienen las mismas características que a continuación se describen pero las dificultades de atención, impulsividad e hiperactividad son rasgos comunes que presentan todos los niños.Como características destacamos:ATENCIÓN Lo que más caracteriza al niño hiperactivo es su falta de atención cercana a detalles. La distracción más vulnerable es a los estímulos del contexto ambiental.En casa tienen dificultades para seguir las directrices que se le marcan, para organizarse y parece que no escuchan cuando se les habla.En el colegio cometen errores por no fijarse en los trabajos o en las diferentes actividades.Con frecuencia saltan de una tarea a otra sin terminarla, ya que evitan situaciones que implican un nivel constante de esfuerzo mental.IMPULSIVIDAD Con frecuencia actúa de forma inmediata sin pensar en las consecuencias.Está inquieto con las manos o los pies y no puede sentarse quieto.Está activo en situaciones en que es inapropiado.

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http://www.buenastareas.com/temas/la-hiperactividad-en-el-aprendizaje/100

Hiperactividad : Propuesta pedagógica

Sugerencias en el proceso de evaluación de los aprendizajes.

Delgado y Olivier (2006) (9), explican que tradicionalmente, la evaluación se ha centrado en la etapa final del aprendizaje y se ha concebido, de forma general, para aprobar más que para aprender; por otro lado, el estudiante enfoca su aprendizaje en función del tipo de evaluación empleada.

No obstante, el profesor no sólo debe evaluar al final del proceso de aprendizaje la asimilación de conocimientos y el desarrollo de competencias por parte de los estudiantes, sino que, a lo largo del curso, debe proponer con cierta periodicidad actividades, de carácter evaluable, que faciliten la asimilación y el desarrollo progresivos de los contenidos de la materia y de las competencias que deben alcanzarse, respectivamente. De esta forma, la evaluación se convierte en continua o progresiva, y el profesor puede realizar un mayor y mejor seguimiento del progreso en el aprendizaje del estudiante, ya que permite una valoración integral. Se trata, en suma, de apostar por un aprendizaje significativo, siguiendo las teorías constructivistas del conocimiento.

Estas autores, citando a Biggs (2005), argumentan que «cuando aprendemos algo, intervienen los tres sistemas (memoria procedimental, episódica y semántica): aprendemos lo que hacemos, dónde lo aprendemos y cómo describir lo que aprendemos.

Por lo enunciado, es mas aun importante, que la evaluación del aprendizaje de Facundo deba ser continua e integradora; continua en cuanto que está inmersa en el proceso de enseñanza aprendizaje de Facundo con el fin de detectar las dificultades en el momento en que se producen, averiguar sus causas y, en consecuencia, adaptar las actividades de enseñanza aprendizaje e integradora con el propósito de secuenciar sus conocimientos y favorecer la asimilación y acomodación de los mismos en el desarrollo de su pensamiento.

Por otra parte, al igual que la metodología de la enseñanza y las estrategias de aprendizaje, esta debe estar orientada hacia las competencias, por lo que el docente también debe programar y planificar de antemano, las estrategias de evaluación de Facundo, recordando sus tiempos de respuesta y su ritmo de aprendizaje. Igualmente esta evaluación tendrá una secuencia y coherencia con la programación de aprendizajes que el docente ha elaborado. Cabe mencionar que esta evaluación puede estar o no diferenciada según las distintas áreas o materias del ciclo. En otras palabras, puede evaluarse contenido interdisciplinariamente.

Durante el desarrollo de una prueba escrita, el docente puede permitir la consulta de contenidos, el análisis, la transferencia de conocimientos, el desarrollo de exposiciones orales, la repetición de la misma prueba en caso de no superarla, asignaciones de pruebas a desarrollar en casa, pruebas desarrolladas en pareja o grupos. Por otra parte, las soluciones deben facilitarse siempre al estudiante, de forma oral o escrita. Así mismo, deben dársele

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las valoraciones de trabajos y asignaciones de forma regular y las puntuaciones obtenidas lo antes posible con los comentarios oportunos sobre cómo enfocar las actividades o en qué profundizar, a efecto de rectificar y mejorar en las siguientes pruebas de evaluación continua. Recordar que en el caso particular de Facundo, las pruebas son para el fortalecimiento y refuerzo de la habilidad ejecutiva que se da a nivel cerebral, con lo cual la oportunidad de repetir un trabajo es oportuna, aceptable y pedagógicamente correcta.

a. Tipología de las actividades de evaluación.

El docente tiene a continuación una lista de estrategias de evaluación, las que aplicará en el caso de Facundo, con instrucciones claras, sencillas y cortas. Es preferible que en el mismo examen se alternen diferentes formatos de respuesta y condicionar el desarrollo de estos en diversas circunstancias tal y como se especificó al inicio.

- Planteamiento de supuestos prácticos- Formulación de preguntas de desarrollo en base a problemas reales y significativos- Preguntas tipo test de opción múltiple- Proposiciones de verdadero o falso- Planteamiento de debates sobre temas de actualidad- Comentario crítico u opinión referente al tema, permitiendo el pensamiento divergente- Reseña de hechos.- Búsqueda de información en Internet- Elaboración de informes y dictámenes- Elaboración de cuadros y esquemas comparativos- Redacción de un caso práctico- Detección y discriminación de errores en escritos- Pruebas para completar con el propósito de evaluar razonamiento lógico, anticipación, etc.- Formularios para cumplimentar- Presentaciones orales de temas asignados con antelación

Para finalizar esta propuesta:

"Cada quien forma su mundo según la forma en que piense puesto que vivimos ésta existencia de acuerdo a los esquemas de pensamiento que utilizamos. Si nuestra forma de pensar tiene fallas, nuestros actos serán defectuosos y así continuarán hasta que corrijamos nuestra manera de pensar. "Todo es de acuerdo al color del cristal con que se mira". Antonio Heras

APRENDIZAJE

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El aprendizaje es el proceso a través del cual se adquieren nuevas habilidades, destrezas, conocimientos, conductas o valores como resultado del estudio, la experiencia, la instrucción, el razonamiento y la observación. Este proceso puede ser analizado desde distintas perspectivas, por lo que existen distintas teorías del aprendizaje. El aprendizaje es una de las funciones mentales más importantes en humanos, animales y sistemas artificiales.

El aprendizaje humano está relacionado con la educación y el desarrollo personal. Debe estar orientado adecuadamente y es favorecido cuando el individuo está motivado. El estudio acerca de cómo aprender interesa a la neuropsicología, la psicología educacional y la pedagogía.

El aprendizaje como establecimiento de nuevas relaciones temporales entre un ser y su medio ambiental ha sido objeto de diversos estudios empíricos, realizados tanto en animales como en el hombre. Midiendo los progresos conseguidos en cierto tiempo se obtienen las curvas de aprendizaje, que muestran la importancia de la repetición de algunas predisposiciones fisiológicas, de «los ensayos y errores», de los períodos de reposo tras los cuales se aceleran los progresos, etc. Muestran también la última relación del aprendizaje con los reflejos condicionados.

DEFINICIÓN

Podemos definir el aprendizaje como un proceso de cambio relativamente permanente en el comportamiento de una persona generado por la experiencia (Feldman, 2005). En primer lugar, aprendizaje supone un cambio conductual o un cambio en la capacidad conductual. En segundo lugar, dicho cambio debe ser perdurable en el tiempo. En tercer lugar, otro criterio fundamental es que el aprendizaje ocurre a través de la práctica o de otras formas de experiencia (p.ej., observando a otras personas).[1]

Debemos indicar que el término "conducta" se utiliza en el sentido amplio del término, evitando cualquier identificación reduccionista de la misma. Por lo tanto, al referir el aprendizaje como proceso de cambio conductual, asumimos el hecho de que el aprendizaje implica adquisición y modificación de conocimientos, estrategias, habilidades, creencias y actitudes (Schunk, 1991). En palabras de Schmeck (1988a, p. 171):

... el aprendizaje es un sub-producto del pensamiento... Aprendemos pensando, y la calidad del resultado de aprendizaje está determinada por la calidad de nuestros pensamientos.[2]

El aprendizaje no es una capacidad exclusivamente humana. La especie humana comparte esta facultad con otros seres vivos que han sufrido un desarrollo evolutivo similar; en contraposición a la condición mayoritaria en el conjunto de las especies, que se basa en la imprimación de la conducta frente al ambiente mediante patrones genéticos.

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Aprendizaje humano

El aprendizaje humano consiste en adquirir, procesar, comprender y, finalmente, aplicar una información que nos ha sido «enseñada», es decir, cuando aprendemos nos adaptamos a las exigencias que los contextos nos demandan. El aprendizaje requiere un cambio relativamente estable de la conducta del individuo. Este cambio es producido tras asociaciones entre estímulo y respuesta.

En el ser humano, la capacidad de aprendizaje ha llegado a constituir un factor que sobrepasa a la habilidad común en las mismas ramas evolutivas, consistente en el cambio conductual en función del entorno dado. De modo que, a través de la continua adquisición de conocimiento, la especie humana ha logrado hasta cierto punto el poder de independizarse de su contexto ecológico e incluso de modificarlo según sus necesidades.

Inicios del aprendizaje

En tiempos antiguos, cuando el hombre inició sus procesos de aprendizaje, lo hizo de manera espontánea y natural con el propósito de adaptarse al medio ambiente. El hombre primitivo tuvo que estudiar los alrededores de su vivienda, distinguir las plantas y los animales que había que darles alimento y abrigo, explorar las áreas donde conseguir agua y orientarse para lograr volver a su vivienda. En un sentido más resumido, el hombre no tenía la preocupación del estudio. Al pasar los siglos, surge la enseñanza intencional. Surgió la organización y se comenzaron a dibujar los conocimientos en asignaturas, estas cada vez en aumento. Hubo entonces la necesidad de agruparlas y combinarlas en sistemas de concentración y correlación. En suma, el hombre se volvió hacia el estudio de la geografía, química y otros elementos de la naturaleza mediante el sistema de asignaturas que se había ido modificando y reestructurando con el tiempo. Los estudios e investigaciones sobre la naturaleza contribuyeron al análisis de dichas materias.

La actividad cerebral desde la concepción: base del aprendizaje

Debido que el cerebro tiene una función extremadamente compleja en el desarrollo de la persona, la naturaleza ha previsto que se encuentre más disponible para el aprendizaje en la etapa que mas lo necesita. Así, en el momento del parto, el cerebro de un bebe pesa alrededor de 350 gramos, pero sus neuronas no dejan de multiplicarse durante los primeros 3 años. Precisamente durante este proceso de expansión es cuando se da la máxima receptividad, y todos los datos que llegan a él se clasifican y archivan de modo que siempre estén disponibles. En esto consiste el aprendizaje: de disponer de conocimientos y diversos recursos que sirven como plataforma para alcanzar nuestros objetivos.

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Proceso de aprendizaje

El proceso de aprendizaje es una actividad individual que se desarrolla en un contexto social y cultural. Es el resultado de procesos cognitivos individuales mediante los cuales se asimilan e interiorizan nuevas informaciones (hechos, conceptos, procedimientos, valores), se construyen nuevas representaciones mentales significativas y funcionales (conocimientos), que luego se pueden aplicar en situaciones diferentes a los contextos donde se aprendieron. Aprender no solamente consiste en memorizar información, es necesario también otras operaciones cognitivas que implican: conocer, comprender, aplicar, analizar, sintetizar y valorar. En cualquier caso, el aprendizaje siempre conlleva un cambio en la estructura física del cerebro y con ello de su organización funcional.

El aprendizaje es el resultado de la interacción compleja y continua entre tres sistemas:[3] el sistema afectivo, cuyo correlato neurofisiológico corresponde al área prefrontal del cerebro; el sistema cognitivo, conformado principalmente por el denominado circuito PTO (parieto-temporo-occipital) y el sistema expresivo, relacionado con las áreas de función ejecutiva, articulación de lenguaje y homúnculo motor entre otras. Así, ante cualquier estímulo ambiental o vivencia socio cultural (que involucre la realidad en sus dimensiones física, psicológica o abstracta) frente la cual las estructuras mentales de un ser humano resulten insuficientes para darle sentido y en consecuencia las habilidades práxicas no le permitan actuar de manera adaptativa al respecto, el cerebro humano inicialmente realiza una serie de operaciones afectivas (valorar, proyectar y optar), cuya función es contrastar la información recibida con las estructuras previamente existentes en el sujeto, generándose: interés (curiosidad por saber de esto); expectativa (por saber qué pasaría si supiera al respecto); sentido (determinar la importancia o necesidad de un nuevo aprendizaje). En últimas, se logra la disposición atencional del sujeto. Si el sistema afectivo evalúa el estímulo o situación como significativa, entran en juego las áreas cognitivas, encargándose de procesar la información y contrastarla con el conocimiento previo, a partir de procesos complejos de percepción, memoria, análisis, síntesis, inducción, deducción, abducción y analogía entre otros, procesos que dan lugar a la asimilación de la nueva información. Posteriormente, a partir del uso de operaciones mentales e instrumentos de conocimiento disponibles, el cerebro humano genera una nueva estructura que no existía, modifica una estructura preexistente relacionada o agrega una estructura a otras vinculadas. Seguidamente, y a partir de la ejercitación de lo comprendido en escenarios hipotéticos o experienciales, el sistema expresivo apropia las implicaciones prácticas de estas nuevas estructuras mentales, dando lugar a un desempeño manifiesto en la comunicación o en el comportamiento con respecto a lo recién asimilado. Es allí donde culmina un primer ciclo de aprendizaje, cuando la nueva comprensión de la realidad y el sentido que el ser humano le da a esta, le posibilita actuar de manera diferente y adaptativa frente a esta.

Todo nuevo aprendizaje es por definición dinámico, por lo cual es susceptible de ser revisado y reajustado a partir de nuevos ciclos que involucren los tres sistemas mencionados.[4] Por ello se dice que es un proceso inacabado y en espiral. En síntesis, se puede decir que el aprendizaje es la cualificación progresiva de las estructuras con las cuales un ser humano comprende su realidad y actúa frente a ella (parte de la realidad y vuelve a ella).

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Para aprender necesitamos de cuatro factores fundamentales: inteligencia, conocimientos previos, experiencia y motivación.

A pesar de que todos los factores son importantes, debemos señalar que sin motivación cualquier acción que realicemos no será completamente satisfactoria. Cuando se habla de aprendizaje la motivación es el «querer aprender», resulta fundamental que el estudiante tenga el deseo de aprender. Aunque la motivación se encuentra limitada por la personalidad y fuerza de voluntad de cada persona.

La experiencia es el «saber aprender», ya que el aprendizaje requiere determinadas técnicas básicas tales como: técnicas de comprensión (vocabulario), conceptuales (organizar, seleccionar, etc.), repetitivas (recitar, copiar, etc.) y exploratorias (experimentación). Es necesario una buena organización y planificación para lograr los objetivos.

Por último, nos queda la inteligencia y los conocimientos previos, que al mismo tiempo se relacionan con la experiencia. Con respecto al primero, decimos que para poder aprender, el individuo debe estar en condiciones de hacerlo, es decir, tiene que disponer de las capacidades cognitivas para construir los nuevos conocimientos.

También intervienen otros factores, que están relacionados con los anteriores, como la maduración psicológica, la dificultad material, la actitud activa y la distribución del tiempo para aprender.

La enseñanza es una de las formas de lograr adquirir conocimientos necesarios en el proceso de aprendizaje.

Existen varios procesos que se llevan a cabo cuando cualquier persona se dispone a aprender. Los estudiantes al hacer sus actividades realizan múltiples operaciones cognitivas que logran que sus mentes se desarrollen fácilmente. Dichas operaciones son, entre otras:

1. Una recepción de datos, que supone un reconocimiento y una elaboración semántico-sintáctica de los elementos del mensaje (palabras, iconos, sonido) donde cada sistema simbólico exige la puesta en acción de distintas actividades mentales. Los textos activan las competencias lingüísticas, las imágenes las competencias perceptivas y espaciales, etc.

2. La comprensión de la información recibida por parte del estudiante que, a partir de sus conocimientos anteriores (con los que establecen conexiones sustanciales), sus intereses (que dan sentido para ellos a este proceso) y sus habilidades cognitivas, analizan, organizan y transforman (tienen un papel activo) la información recibida para elaborar conocimientos.

3. Una retención a largo plazo de esta información y de los conocimientos asociados que se hayan elaborado.

4. La transferencia del conocimiento a nuevas situaciones para resolver con su concurso las preguntas y problemas que se planteen.

Tipos de aprendizajeArtículo principal: Tipos de aprendizaje

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La siguiente es una lista de los tipos de aprendizaje más comunes citados por la literatura de pedagogía:

Aprendizaje receptivo: en este tipo de aprendizaje el sujeto sólo necesita comprender el contenido para poder reproducirlo, pero no descubre nada.

Aprendizaje por descubrimiento: el sujeto no recibe los contenidos de forma pasiva; descubre los conceptos y sus relaciones y los reordena para adaptarlos a su esquema cognitivo.

Aprendizaje repetitivo: se produce cuando el alumno memoriza contenidos sin comprenderlos o relacionarlos con sus conocimientos previos, no encuentra significado a los contenidos.

Aprendizaje significativo: es el aprendizaje en el cual el sujeto relaciona sus conocimientos previos con los nuevos dotándolos así de coherencia respecto a sus estructuras cognitivas.

Aprendizaje observacional: tipo de aprendizaje que se da al observar el comportamiento de otra persona, llamada modelo.

Aprendizaje latente: aprendizaje en el que se adquiere un nuevo comportamiento, pero no se demuestra hasta que se ofrece algún incentivo para manifestarlo.

Teorías de aprendizaje

El aprendizaje y las teorías que tratan los procesos de adquisición de conocimiento han tenido durante este último siglo un enorme desarrollo debido fundamentalmente a los avances de la psicología y de las teorías instruccionales, que han tratado de sistematizar los mecanismos asociados a los procesos mentales que hacen posible el aprendizaje. Existen diversas teorías del aprendizaje, cada una de ellas analiza desde una perspectiva particular el proceso.

Algunas de las más difundidas son:

Teorías conductistas:

Condicionamiento clásico. Desde la perspectiva de I. Pávlov, a principios del siglo XX, propuso un tipo de aprendizaje en el cual un estímulo neutro (tipo de estímulo que antes del condicionamiento, no genera en forma natural la respuesta que nos interesa) genera una respuesta después de que se asocia con un estímulo que provoca de forma natural esa respuesta. Cuando se completa el condicionamiento, el antes estímulo neutro procede a ser un estímulo condicionado que provoca la respuesta condicionada.

Conductismo. Desde la perspectiva conductista, formulada por B.F. Skinner (Condicionamiento operante) hacia mediados del siglo XX y que arranca de los estudios psicológicos de Pavlov sobre Condicionamiento clásico y de los trabajos de Thorndike (Condicionamiento instrumental) sobre el esfuerzo, intenta explicar el aprendizaje a partir de unas leyes y mecanismos comunes para todos los individuos. Fueron los iniciadores en el estudio del comportamiento animal, posteriormente relacionado con el humano. El conductismo establece que el aprendizaje es un cambio en la forma de comportamiento en función a los cambios del entorno. Según esta teoría, el aprendizaje es el resultado de la asociación de estímulos y respuestas.

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Reforzamiento. B.F. Skinner propuso para el aprendizaje repetitivo un tipo de reforzamiento, mediante el cual un estímulo aumentaba la probabilidad de que se repita un determinado comportamiento anterior. Desde la perspectiva de Skinner, existen diversos reforzadores que actúan en todos los seres humanos de forma variada para inducir a la repetitividad de un comportamiento deseado. Entre ellos podemos destacar: los bonos, los juguetes y las buenas calificaciones sirven como reforzadores muy útiles. Por otra parte, no todos los reforzadores sirven de manera igual y significativa en todas las personas, puede haber un tipo de reforzador que no propicie el mismo índice de repetitividad de una conducta, incluso, puede cesarla por completo.

Teorías Cognitivas:

Aprendizaje por descubrimiento. La perspectiva del aprendizaje por descubrimiento, desarrollada por J. Bruner, atribuye una gran importancia a la actividad directa de los estudiantes sobre la realidad.

Aprendizaje significativo (D. Ausubel, J. Novak) postula que el aprendizaje debe ser significativo, no memorístico, y para ello los nuevos conocimientos deben relacionarse con los saberes previos que posea el aprendiz. Frente al aprendizaje por descubrimiento de Bruner, defiende el aprendizaje por recepción donde el profesor estructura los contenidos y las actividades a realizar para que los conocimientos sean significativos para los estudiantes.

Cognitivismo. La psicología cognitivista (Merrill, Gagné...), basada en las teorías del procesamiento de la información y recogiendo también algunas ideas conductistas (refuerzo, análisis de tareas) y del aprendizaje significativo, aparece en la década de los sesenta y pretende dar una explicación más detallada de los procesos de aprendizaje.

Constructivismo. Jean Piaget propone que para el aprendizaje es necesario un desfase óptimo entre los esquemas que el alumno ya posee y el nuevo conocimiento que se propone. "Cuando el objeto de conocimiento esta alejado de los esquemas que dispone el sujeto, este no podrá atribuirle significación alguna y el proceso de enseñanza/aprendizaje será incapaz de desembocar". Sin embargo, si el conocimiento no presenta resistencias, el alumno lo podrá agregar a sus esquemas con un grado de motivación y el proceso de enseñanza/aprendizaje se lograra correctamente.

Socio-constructivismo. Basado en muchas de las ideas de Vigotski, considera también los aprendizajes como un proceso personal de construcción de nuevos conocimientos a partir de los saberes previos (actividad instrumental), pero inseparable de la situación en la que se produce. El aprendizaje es un proceso que está íntimamente relacionado con la sociedad.

Teoría del procesamiento de la información:

Teoría del procesamiento de la información. La teoría del procesamiento de la información, influida por los estudios cibernéticos de los años cincuenta y sesenta, presenta una explicación sobre los procesos internos que se producen durante el aprendizaje.

Conectivismo. Pertenece a la era digital, ha sido desarrollada por George Siemens que se ha basado en el análisis de las limitaciones del conductismo, el cognitivismo y el constructivismo, para explicar el efecto que la tecnología ha tenido sobre la manera en que actualmente vivimos, nos comunicamos y aprendemos.

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[editar] Teorías sobre las dificultades del aprendizajeArtículo principal: Dificultades del aprendizaje

Teorías neurofisiológicas o Doman, Spitz, Zucman y Delacato (1967): Teoría mas controvertida y polémica

acerca de las dificultades del aprendizaje. Conocida como “teoría de la organización neurológica”, la misma indica que niños con deficiencias en el aprendizaje o lesiones cerebrales no tienen la capacidad de evolucionar con la mayor normalidad como resultado de la mala organización en su sistema nervioso. Los impulsadores de esta teoría sometieron a prueba un método de recuperación concentrado en ejercicios motores, dietas y un tratamiento con CO2 asegurando que modificaba la estructura cerebral del niño y le facilitaba el desarrollo de una organización neurológica normal.

o Goldberg y Costa (1981): Partiendo de la teoría de Orton, éstos elaboraron un modelo conocido como “modelo dinámico”. Ellos afirman que el hemisferio izquierdo realiza de manera más especializada el procesamiento unimodal y la retención de códigos simples, mientras que el hemisferio derecho esta más capacitado para realizar una integración intermodal y procesar las informaciones nuevas y complejas. De ahí se desprende el hecho de que la disfunción cerebral en el aprendizaje no consistiría solamente en una alteración o deficiencia de los circuitos o conexiones cerebrales necesarios, sino que se relacionaría mas bien con la alteración de procesamientos y estrategias adecuadas para llevar a cabo el aprendizaje de manera satisfactoria.

Teorías genéticas o Hallgren (1950): Estudió 276 personas con padecimiento de dislexia y sus

familias, y encontró que la incidencia de las deficiencias en la lectura, escritura y el deletreo halladas indicaban que tales alteraciones pueden estar sujetas a los factores hereditarios.

o Hermann (1959; en Mercer, 1991, p.83): Estudió las dificultades del aprendizaje de 33 parejas de mellizos y comparó los resultados obtenidos con los de 12 parejas de gemelos. Finalmente, encontró que todos los miembros de parejas gemelas sufrían de serios problemas de lectura, mientras que 1/3 de las parejas de mellizos mostraban algún trastorno de lectura.

Factores bioquímicos y endocrinos o Deficiencia vitamínica: En relación con las dificultades de aprendizaje, la

hiperactividad y estas deficiencias vitamínicas se realizó un estudio por parte de Thiessen y Mills (1975) con el fin de determinar dicha relación. Al finalizar su experimento, concluyeron que no se encontraron diferencias entre un grupo control y el experimental (al que se le aplicó el complejo vitamínico) en su relación con la habilidad lectora y el deletreo, a pesar de que dicho tratamiento produjo un descenso en las conductas de hiperactividad, trastornos del sueño, disfunciones perceptivas y algunas habilidades lingüísticas.

o Hiper e hipotiroidismo: Al parecer, la sobreproducción de tiroxina está relacionada con la hiperactividad, irritabilidad, pérdida de peso, inestabilidad emocional y las

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dificultades en concentración de la atención, factor que se asocia con las dificultades del aprendizaje y el descenso en el rendimiento escolar. Se ha indicado que el hipotiroidismo produce dificultades de aprendizaje cuando se presenta en la infancia y no es tratado a tiempo. Cott (1971)

Teorías de lagunas en el desarrollo o retrasos madurativos o Retrasos en la maduración de la atención selectiva: Propuesta por Ross (1976) y

conocida como “Teoría de la atención selectiva". Consiste en el supuesto de que la atención selectiva es una variable crucial que marca las diferencias entre los niños normales y los que presentan dificultades de aprendizaje. Ross señala que los niños con dificultades de aprendizaje, presentan un retraso evolutivo en atención selectiva, y debido a que este supone un requisito indispensable para el aprendizaje escolar, el retraso madurativo imposibilita su capacidad de memorización y organización del conocimiento, de igual manera genera fracasos acumulativos en su rendimiento académico.

BIBLIOGRAFÍA

Feldman, R.S. (2005) “Psicología: con aplicaciones en países de habla hispana”. (Sexta Edición) México, McGrawHill.

Arias Gómez, D.H. (2005) “Enseñanza y Aprendizaje de las Ciencias Sociales: Una propuesta didáctica”. Bogotá. Cooperativa Editorial Magisterio.

Aguilera, A. (2005) “Introducción a las dificultades del Aprendizaje”. España, McGraw-Hill/Interamericana de España, S.A.U.

Riva Amella, J.L. (2009) “Cómo estimular el aprendizaje”. Barcelona, España. Editorial Océano.

GonzáS. (2007) “Didáctica o dirección del aprendizaje”. Bogotá. Cooperativa Editorial Magisterio.