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Hiperespecializacin turstica y desactivacin
del patrimonio. La gestin eclesistica del
Patio de los Naranjos de la Catedral de Sevilla.
Javier Hernndez Ramrez1
Museificacin y gestin del patrimonio en ciudades monumentales
Hasta hace unas pocas dcadas, el turismo se asociaba sobre todo al viaje a
lugares especializados en la oferta de ocio hedonista, que se encontraban
separados tanto temporal como espacialmente del mundo del trabajo y lacotidianidad (Meethan, 2001). En este contexto, slo unas pocas ciudades muy
emblemticas participaban en el mercado turstico. Hoy, sin embargo, los flujos
de turistas se desplazan en cualquier fecha del ao a destinos insospechados
anteriormente, tales como antiguas zonas fabriles, astilleros, minas... y, como
no, a ciudades, que se van transformando en mbitos privilegiados para el
consumo cultural. Tras la crisis de los centros industriales, los tradicionales
destinos urbanos han encontrado en otras muchas ciudades nuevoscompetidores en el mercado turstico que ofertan la singularidad para el ocio, la
diversin y la visita cultural. El fenmeno, que algunos autores celebran como
el paso de la ciudad activa a la ciudad festiva, de la ciudad del trabajo a
centro de deseo (Cazes, 1998), tiene consecuencias muy importantes en el
desarrollo urbanstico de los destinos, en los usos que se hacen del espacio y
en la evolucin de los contenidos simblicos del patrimonio cultural.
Aunque la oferta turstica es cada da ms diversificada (parques temticos,
grandes eventos, nueva arquitectura y urbanismo, etc.), el destino principal de
las ciudades monumentales es casi siempre su casco histrico. En estos
1 Es Doctor en Antropologa Social y profesor del Departamento de Antropologa Social de laUniversidad de Sevilla (Andaluca, Espaa). Sus temas de investigacin se centran en los campos de laAntropologa del Turismo, el Patrimonio Cultural y la Antropologa Urbana. Premio de Investigacin
Archivo Hispalense 1997, Seccin de Ciencias Sociales, en los ltimos aos ha participado en distintosproyectos que estudian los procesos de activacin del patrimonio cultural a travs del turismo y el
creciente protagonismo del movimiento de defensa del patrimonio.Este trabajo fue presentado en el V Coloquio Internacional Religin y Sociedad que, con el temaespecfico Patrimonio Cultural, Religin y Turismo, se celebr en Sevilla del 24 al 26 de mayo de 2007.
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espacios se establece un circuito, normalmente llamado cultural, que recorre un
territorio donde se han fijado una serie de hitos patrimoniales de obligada visita,
que son presentados como lo fundamental e imprescindible: lo que hay que
ver, esos puntos de las guas marcados de poder evocador y de valoressimblicos (Delgado, 2003:358). De este modo la prctica turstica adquiere un
carcter ritualizado: una especie de peregrinacin que discurre por unas zonas
concretas, que antao constituyeron el centro neurlgico y simblico, pero que
en los destinos de ms xito y afluencia se transforman en un territorio turstico
cada da ms ajeno al pulso cotidiano de la ciudad.
La ciudad histrica embarcada en el mercado turstico trata de atraer al mayor
nmero de viajeros ofertando la singularidad de su casco antiguo, que es
presentado como el centro simblico donde se deposita y concentra la esencia
del conjunto urbano. En esta labor intervienen activamente el mercado y los
poderes pblicos que construyen y promueven una imagen especfica,
mediante la seleccin de elementos patrimoniales y rasgos culturales que son
integrados en un discurso comprensible y simplificado, que se destina a un
visitante que, normalmente, dedica a la experiencia un corto periodo de tiempo
(De la Calle, 2002, Cazes, 1998). Paralelamente, y en consonancia con la
personalidad ofertada, las ciudades son tambin recreadas
arquitectnicamente, a travs de la restauracin del patrimonio monumental y
la adopcin de una impronta historicista en las nuevas construcciones y en las
reformas del parque de edificios existente, de acuerdo con criterios ajustados a
la imagen turstica de pasado y particularidad que se proyecta del lugar. El
resultado es un casco histrico acicalado y remodelado para su consumo como
producto de ocio y entretenimiento turstico.
Este esfuerzo por subrayar lo distintivo y por museificar la ciudad se inscribe en
una lgica global que paradjicamente- termina asemejando los centros
tursticos de las ciudades. Como agudamente seala Delgado: Nada ms
parecido a un centro histrico museificado que otro centro histrico
museificado. Por mucho que los monumentos y edificios principales sean
distintos, uno siempre tiene la impresin de pasear por las mismas callejuelasllenas de los mismos establecimientos para turistas y, por supuesto, de los
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mismos turistas (2003:359). Esta semejanza paradjica es consecuencia de la
accin de los promotores tursticos que transforman el pasado patrimonializado
en un bien de culto moderno, que ha sido desactivado en su funcionalidad e
interpretacin local. Esta operacin favorece la identificacin de los turistas con
el patrimonio y lo convierte en un objeto de consumo desterritorializado y global
(Hernndez i Mart, 2007).
La museificacin va transformando los cascos histricos en espacios inertes al
servicio del turismo que, da a da, se van alejando de la vida cotidiana de los
propios ciudadanos, porque son escasos los privilegiados que los habitan y lo
usan, ya que, poco a poco, pierden protagonismo los espacios pblicos de la
sociabilidad y declinan las actividades tradicionales ante el paulatino xodo del
vecindario y el cierre de equipamientos bsicos. El resultado es una ciudad
embellecida y parada en el tiempo, donde se ofrece una imagen que se apoya
en monumentos que testimonian el paso de una historia que se presenta como
gloriosa o admirable pero, en todo caso, concluida. En definitiva, un mbito
hiperespecializado en la oferta turstica.
Todo ello se traduce en una triste paradoja, pues este lugar, que es presentado
en la propaganda turstica como la ciudad, el corazn de la urbe, se
encuentra cada vez ms ajeno a su realidad contempornea. Aunque sus
principales monumentos puedan seguir funcionando como smbolos de
identificacin de los residentes, la centralidad urbana y social de los cascos
antiguos va siendo reemplazada por nuevos espacios a los que se desplaza la
vida local, producindose un progresivo distanciamiento de esta ciudad
simblica pero sin vida, que es paralelo con la transformacin de la misma enescenario pintoresco para la contemplacin turstica. Esto se hace ms
evidente en las horas en las que los turistas se repliegan a sus hoteles; cuando
las calles y plazas quedan vacas, y las entradas de los monumentos cerradas
y sin colas de turistas. En muchas de las zonas monumentales de ciudades
como Sevilla puede observarse cmo en la noche se mantienen abiertos unos
pocos establecimientos y bares destinados sobre todo a la clientela local,
actuando algo as como reductos donde se refugia y pervive atrincherada lavida de la ciudad; son como bastidores que se sitan tras la escena en la que
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se ha transformado este espacio y que emergen sigilosamente cuando el
turismo duerme2.
En el presente trabajo nos planteamos analizar una serie de cuestiones
entrelazadas: de qu manera afectan los procesos de hiperespecializacin
turstica a la relacin de los ciudadanos con los espacios monumentales y
bienes patrimoniales con mayor valor simblico? O planteado de otro modo,
implica la transformacin del patrimonio en mercanca para el consumo
turstico su desactivacin social y simblica? Nos preguntamos si estas
acciones, que segregan la ciudad en territorios claramente especializados y
estancos, contribuyen a la desactivacin de los significados simblicos y los
usos sociales y tradicionales del patrimonio. Pero al mismo tiempo queremos
analizar de qu manera la sociedad y, ms concretamente, las organizaciones
sociales de defensa del patrimonio intervienen ante estos procesos.
Para responder a estas cuestiones estudiaremos un caso concreto a partir del
trabajo de campo antropolgico y el anlisis de fuentes documentales, literarias
e histricas3. Se trata de las consecuencias derivadas de la gestin particular y
privatizada de la Catedral de Sevilla y de su Patio de los Naranjos por parte de
las autoridades eclesisticas. En el trabajo se mostrar cmo las
funcionalidades de dichos espacios a lo largo del tiempo han sido muy
diversas, de ah su carcter complejo, polismico y dialctico. Asimismo se
comprueba cmo la actual estrategia de gestin contribuye a acentuar los
procesos de especializacin turstica del centro histrico de la ciudad y a
desactivar las funcionalidades, usos sociales, interpretaciones tradicionales y
valores simblicos de la Catedral y, ms concretamente, del Patio de losNaranjos contiguo. El Cabildo Catedralicio, como institucin responsable de la
custodia de la Catedral, impuso en 1992 una regulacin de los usos -que
contina en la actualidad- que se traduce en el control del acceso, mediante el
2 Seguimos aqu la sugerente distincin realizada por Dean MacCannell (2003) entre front stage(escenario) y back stage(bastidor) para ilustrar cmo se configura el territorio en los destinos tursticos.Esta conceptualizacin ha sido aplicada empricamente en destinos tursticos por Jeremy Boissevain(2005).3
El autor de este estudio desea expresar su agradecimiento a Juan-Carlos Mantilla de los Ros, lder delmovimiento vecinal de oposicin al cierre unilateral del Patio de los Naranjos, por la documentacinfacilitada, la cual ha sido de especial inters para la realizacin del trabajo.
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pago de una entrada que permite una visita cultural al templo y que concluye
en el Patio de los Naranjos como ltima etapa del circuito y va de evacuacin
de turistas. La operacin ha supuesto un cambio drstico en la relacin de los
ciudadanos con este patrimonio y, ms concretamente, con el Patio de los
Naranjos que, desde sus orgenes, haba funcionado como una plaza pblica
abierta gran parte del da, al tiempo que un espacio interior de la ciudad con
profundas connotaciones sentimentales, sociales y simblicas.
La oposicin activa de organizaciones patrimonialistas a la regulacin unilateral
de los usos y el control del acceso a este espacio emblemtico de la ciudad no
ha encontrado hasta ahora respuesta positiva por parte de los responsables
eclesisticos. Esta accin de las entidades ciudadanas no es un fenmeno
anecdtico ni marginal, sino que es la expresin organizada de un sentimiento
social muy extendido en la sociedad sevillana de expolio o secuestro de este
patrimonio, que se refleja en artculos de prensa, tertulias en los medios de
comunicacin locales y comentarios de los ciudadanos. Sin embargo, la
demanda de restitucin se enfrenta a una actitud firme y negativa de las
autoridades eclesisticas.
Usos de las catedrales y discursos eclesisticos
Desde la ptica eclesistica, una Catedral es la Casa de Dios (Domus Dei), de
la Iglesia (Domus Ecclesiae), de la Dicesis (Domus Episcopi), la sede del
Captulo (Domus Capituli) y un lugar para la comunicacin con la divinidad a
travs del Arte (Domus Artium). Esta compleja conceptualizacin marca las
directrices y funciones de estas excelsas arquitecturas segn el criterio oficialde la Iglesia. En el primer sentido (Domus Dei), se hace referencia al templo
como espacio sagrado donde habita la divinidad (lo sublime, numinoso, infinito,
inabarcable), que recibe la adoracin, splicas y agradecimientos de los
creyentes. Este templo es, al mismo tiempo, la morada de la Iglesia entendida
como congregacin de cristianos y lugar para la celebracin de la Eucarista
(lugar de la Palabra y el Sacrificio). Asimismo, es la sede de la dicesis donde
el obispo tiene su ctedra (Domus Episcopi), es decir, donde predica, presidelas principales celebraciones litrgicas, administra los sacramentos y lleva a
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cabo su accin pastoral. Tambin es la casa del cabildo catedralicio o
presbiterio (Domus Capituli) que forman los cannigos a los que corresponde
celebrar las funciones litrgicas ms solemnes y administrar por delegacin
del obispo- la conservacin, uso y gestin de edificio y su patrimonio mueble.
Por ltimo, la Catedral es una arquitectura artstica que atesora y acumula
bienes de un gran valor patrimonial que, por su belleza, son segn la versin
religiosa- instrumentos de evangelizacin y comunicacin con la divinidad,
especialmente en la celebracin de los oficios religiosos cuando alcanzan su
perfeccin esttica y su significado ms autntico (Carrasco, M. J. 2004)4.
Esta visin teolgica, que funciona como una verdadera gua para el diseo de
nuevas catedrales y que explica la estructura y la iconografa interna de los
templos para la oracin, celebracin de rituales y otras actividades religiosas,
no contempla, sin embargo, la dimensin urbana, social y simblica que
desempean estos templos. Como desarrollaremos ms adelante, a pesar de
que existen acuerdos con las administraciones, tal concepcin sirve para
justificar una gestin aislada del edificio por parte del Cabildo Catedralicio, lo
que favorece los procesos de hiperespecializacin turstica y de desactivacin
del patrimonio.
No hay que olvidar el papel ejercido por las catedrales en las ciudades
histricas en tanto que monumentos configuradores de la trama urbana. Dada
su relevancia, el emplazamiento de estos templos ha dibujado en muchos
casos el trazado urbano y desempeando un papel muy importante en la
organizacin de la ciudad histrica al influir en la localizacin de las plazas,
mercados, sedes de las instituciones de poder civil, etc. (Salmern, P. 2004).En Sevilla, al situarse sobre la antigua mezquita almohade, la Catedral
contribuy a dar continuidad histrica y a reactivar los usos del espacio. Su
emplazamiento cerca del puerto fluvial del Guadalquivir favoreci el desarrollo
de un eje urbano muy dinmico donde se situaban y se fueron estableciendo
4 el edificio sagrado alcanza su perfeccin esttica precisamente durante la celebracin de los
misterios divinos, dado que precisamente en ese momento resplandece en su significado ms autntico.Los elementos de la arquitectura, la pintura, la escultura, la msica, el canto y las luces forman parte del
nico complejo que acoge para sus celebraciones litrgicas a la comunidad de los fieles, constituida porpiedras vivas que forman un edificio espiritual (cf. 1 P 2, 5). Discurso de Juan Pablo II a la ComisinPontificia para los bienes culturales de la Iglesia (19-X-02).
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posteriormente los principales centros de actividad poltica, eclesistica y
econmica de la ciudad (Lonja de Mercaderes, Casa de la Moneda, Fbrica de
Tabacos, Cabildo, Aduana, Atarazanas, Audiencia, Torre del Oro, Palacio
Arzobispal, Alczar, etc.). De este modo, la Catedral se ubic en el centro de
un eje cardinal sobre el que se superponan los principales edificios de la
ciudad en un orden jerrquico en funcin de su cercana al templo.
En tanto que edificios centrales que inciden en la configuracin urbana, las
catedrales fueron diseadas como monumentos con los que se quera
simbolizar la grandeza de la ciudad. En el caso de la Catedral de Sevilla es
evidente que, en gran medida, fue ideada con este propsito de reforzar el
prestigio de la ciudad en el mundo. Prueba de ello es la siguiente frase que la
tradicin popular ha atribuido a los cannigos que, en 1401, ordenaron su
construccin sobre la mezquita:Hagamos una iglesia tan grande, que los que
la vieren acabada nos hagan por locos.El empeo se tradujo en una obra de
colosales dimensiones que alcanza la espectacular superficie de 27.457 metros
cuadrados. De ah que sea conocida como la Magna Hispalensis o laMontaa
Huecadenominacin esta ltima que hizo clebre Thefile Gautier-, as como
su inscripcin en 1986 en el Libro Guinness de los Rcords como la Catedral
de mayor extensin del mundo. Parece obvio que con la obra gtica, finalizada
en una fecha tan significativa como 1503, se quera testimoniar la capitalidad
de Sevilla y su nueva funcionalidad como centro neurlgico de las
comunicaciones y transacciones con la Amrica colonial y, en la lgica
eclesistica, como la sede del arzobispo (Domus Episcopi) de la influyente
Archidicesis hispalense5. Desde su ejecucin, el significado simblico
derivado de este colosalismo fue interiorizado por los sevillanos que hanmirado el templo con orgullo y como referente colectivo.
La importancia simblica de la Catedral queda an ms remarcada por su
funcin como espacio central de las ms importantes celebraciones rituales. En
el caso de Sevilla, el templo acta como un elemento fundamental de algunas
de las fiestas ms importantes: es el Sancta Santorum del ritual.
5A principios del XVI fueron incorporadas a la Archidicesis hispalense como sufragneas las dicesisdel Nuevo Mundo, cuyos obispos dependieron de Sevilla hasta 1542 (Morales Padrn, F. 1992).
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Concretamente en la Semana Santa, los pasos y la amplia comitiva de
penitentes y hermanos de las cofradas parten de sus parroquias para
procesionar por distintas calles hasta llegar a la Catedral y luego regresar a sus
iglesias titulares. Las hermandades representan a colectivos ciudadanos y a
barrios que, al participar en la fiesta recorriendo la carrera oficial y haciendo
estacin en la Catedral comunican y reafirman simblicamente su pertenencia
a la ciudad. Esto explica el surgimiento en barrios perifricos de hermandades,
cuya principal aspiracin es integrarse en el ritual e ingresar cada ao en la
catedral, porque esto implica ser reconocidos como una parte ms de la
ciudad. En este sentido, la Catedral es el mbito sagrado donde se representa
la comunidad simblica (vecinos, barrios, entidades, etc.) y el corazn histrico
y simblico de la ciudad.
Junto a todo lo anterior habra que destacar tambin que la centralidad de la
Catedral viene remarcada porque es un mbito de celebraciones culturales
diversas (exposiciones, conciertos, conferencias, baile de seises, repique de
veinticuatro campanas), que cuentan con gran aceptacin por su larga
tradicin. Asimismo, prcticamente desde su construccin la catedral ha atrado
a forasteros que la han visitado por su monumentalidad y sus valores artsticos
y arquitectnicos, especialmente a partir del romanticismo y el surgimiento de
frmulas de organizacin social del viaje que favorecieron el desarrollo del
turismo. Prueba de ello es la edicin desde principios del siglo XIX de
publicaciones especficas dirigidas a los visitantes en los que se realzaban las
cualidades y tesoros custodiados en el templo, as como de relatos de
viajeros romnticos (George Borrow, Richard Ford, Thefile Gautier, entre
otros) que expresaban su admiracin por las dimensiones y la belleza de laarquitectura y bienes contenidos en la Montaa Hueca.
Este conjunto de funciones, usos y significados histricos y tradicionales, es
decir, pasados, pero tambin vigentes y muy vivos, convierten a la Catedral en
un lugar polismico y polifuncional complejo que supera la interpretacin
restringida que la jerarqua eclesistica hace de la misma. Esta ltima
concepcin, que solo contempla las funcionalidades religiosas del templo deacuerdo con la doctrina catlica, no tendra nada de particular sino fuera
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porque da contenido y justificacin a una gestin patrimonial tendente a
prohibir, limitar, frenar y controlar las actividades tradicionales desarrolladas en
el templo, vaciando de este modo gran parte de su contenido simblico.
El Patio de los Naranjos Claustro, plaza o va de evacuacin de turistas?
En la respuesta a la demanda de restitucin de uso pblico del Patio de los
Naranjos formulada por la Asociacin de Vecinos Amigos del Barrio de Santa
Cruz, el Cabildo de la Catedral de Sevilla sostiene que esta institucin es la
nica que, bajo la superior autoridad del arzobispo, cuenta con atribuciones
legtimas para definir los usos y restringir el acceso al Patio de los Naranjos. En
esta lnea argumental defiende que ste no es un lugar con naturaleza de uso
pblico y su condicin de espacio interior de la Catedral: El Patio de los
Naranjos cumple la funcionalidad de los claustros anexos a las catedrales,
colegiatas, iglesias y monasterios6.
Nada hay que objetar a la funcionalidad del Patio de los Naranjos como
claustro catedralicio, slo sealar que los usos religiosos, aunque son
socialmente muy significativos, representan uno de los muchos que
histricamente se han desarrollado en este espacio. El Patio de los Naranjos
ha servido como deambulatorio para el rezo y la comunicacin personal con la
divinidad, como espacio de culto y, sobre todo, como mbito funcional a la
Catedral para las ceremonias litrgicas. La localizacin de un plpito del siglo
XVI, adosado a unas de las columnas del nico tramo porticado del patio,
muestra que ste ha sido un emplazamiento utilizado como capilla abierta para
la celebracin de misas y otros oficios religiosos al aire libre7. Msrecientemente, las hermandades de Gloria sevillanas han celebrado all su
Pregn8, que luego ha pasado a realizarse en el interior del templo
6Acuerdo Capitular de 6 de septiembre de 2003 del Cabildo Catedral Metropolitano remitido al Defensor
del Pueblo Andaluz como respuesta a la demanda de restitucin del uso pblico del Patio de los Naranjosformulada por la Asociacin de Vecinos Amigos del Barrio de Santa Cruz.7De ello dan fe tanto el leo de 1879 atribuido al pintor costumbrista sevillano Jimnez de Aranda, en el
que se pueda apreciar a un fraile sermoneando a los fieles prestos para realizar un acto ritual, como lalpida esculpida en la base de la plataforma en la que est inscrito el siguiente texto: D.O.M. En este
sitio predicaron San Vicente Ferrer, San Francisco de Borja, el V.P. Fernando de Contreras, el BeatoJuan de vila, el V.P. Fernando de Mata, el Beato Diego Jos de Cdiz y otros grandes varones 8Concretamente en el mes de mayo de los aos comprendidos en el periodo 1993-1996.
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metropolitano. Pero su principal funcionalidad religiosa es como espacio
auxiliar para la liturgia del Corpus Christi. Gracias a su condicin de amplio
recinto al aire libre contiguo e integrado en el edificio de la Catedral, el patio es
utilizado para la organizacin del desfile de las distintas tropas de las cofradas
sevillanas antes de la procesin del Corpus9.
Como se ve, no hay duda de la relevancia del Patio de los Naranjos como
claustro, sin embargo, afirmar que esta funcin de recinto interior de la
Catedral (ibidem) es la nica y negar la naturaleza pblica del mismo supone,
como mnimo, un desconocimiento de los mltiples usos sociales y significados
culturales que dicho espacio ha albergado a lo largo de la historia. Adems de
claustro religioso, el Patio de los Naranjos ha sido por encima de todo un
importante centro social de la vida sevillana. Durante cerca de 800 aos (desde
su construccin en 1196 hasta 1992) este espacio interior de la ciudad ha
cumplido la funcin de plaza pblica, es decir, de lugar de encuentro,
sociabilidad, intercambio, y tambin de oracin y celebracin. Construido entre
1172-1196 por los almohades, fue utilizado como Sahno patio de abluciones
desde el que los creyentes musulmanes entraban purificados (salat) en la
mezquita; pero, al mismo tiempo, constitua un centro de la vida social de
Isbiliya10. Tras la conquista cristiana en 1248 la mezquita fue demolida, salvo el
minarete de la actual Giralda y el propio patio, el cual mantuvo su funcin como
espacio cntrico al ser la sede de una de las ferias anuales de Sevilla que se
celebr en este lugar hasta 1432, adems de cementerio
(www.catedralsevilla.org).
El monopolio de Indias que goz Sevilla a partir de 1503 dinamiz la vidamercantil y social de la ciudad. Especialmente en el perodo que va del siglo
XVI a mediados del XVII se asentaron en la ciudad mercaderes y banqueros de
toda Europa, formando colonias de genoveses, francos, florentinos,
portugueses, alemanes, que convirtieron a Sevilla en una de las principales
9Por las puertas del Patio de Los Naranjos entran ordenadamente las tropas de participantes vestidas con
traje oscuro para, ulteriormente, iniciar la procesin desfilando primero por la Catedral y luego por las
calles centrales del casco histrico.10La fuente que en la actualidad se sita en el centro del patio es, segn los especialistas en la materia, deorigen visigodo y fue utilizada por los musulmanes de los siglos XII y XIII para sus ritos de purificacin.
http://www.catedralsevilla.org/http://www.catedralsevilla.org/ -
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metrpolis del mundo. Este dinamismo, como no, tuvo su repercusin en la
zona ms cntrica de la ciudad y, consecuentemente, en las dependencias del
templo metropolitano. Por lo general, los tratos comerciales se realizaban en
las gradas que circundan la Catedral, pero tambin en el interior del Patio de
los Naranjos e incluso en el mismo templo cuando las condiciones
meteorolgicas eran desagradables para negociar al aire libre11. De este modo,
las gradas de la Catedral y todo su entorno se transformaron en el epicentro de
la vida social y econmica del imperio espaol, atrayendo a personas de
diversa condicin social (patrones de la mar, oficiales, tropa aspirante a
enrolarse como tripulacin y toda clase de viajeros) que se desplazaban all
desde todos los rincones de la pennsula, Amrica y Europa, y que dieron lugar
a actitudes y formas de vida como la picaresca, que tan bien queda reflejada en
la obra literaria de autores como Cervantes, Quevedo o Mateo Alemn.
Ya por estas fechas asistimos a un conflicto de competencias e intereses en
cuanto a los usos del espacio entre las autoridades eclesisticas y los
mercaderes. El bullicio que propiciaba tan intenso trfico de mercancas
disgustaba al Cabildo Catedralicio que orden en 1565 vallar con cadenas y
columnas todo el permetro de la Catedral para delimitar el espacio e impedir el
acceso de carros y caballos a la zona de gradas, el patio y el interior del
templo. Sin embargo, las cadenas, que siguen presentes en la actualidad, no
fueron suficientes para frenar la actividad de los mercaderes, lo que motiv al
arzobispo Cristbal de Rojas a solicitar a Felipe II que se construyese una
Casa Lonja, a lo que accedi el emperador exigiendo a los responsables del
llamado Consulado de Mercaderes, fundado en 1543, la construccin de la
Casa de la Contratacin, actual Archivo de Indias (Caballero Bonald, 1991)12.No obstante, la costumbre de mercadear en el entorno de la Catedral no fue
extinguida con la edificacin de la Lonja en 1598, persistiendo la costumbre de
los mercaderes y banqueros de colocar sus mesas de trabajo en las gradas
donde de negociaban y llevaban a cabo toda clase de transacciones
11Las calles que flanqueaban a la Catedral eran llamadas Gradas, porque contaban con escalones para
permitir el acceso a la Catedral dado el desnivel del terreno (Caballero Bonald, 1991)12
El trazado del edificio fue obra de Juan de Herrera, autor de El Escorial. En 1987 el conjunto formadopor la Catedral, Archivo de Indias y el Alczar fue declarado por la UNESCO Patrimonio de laHumanidad.
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comerciales, aparte de los enredos y trapisondas de la golfera de turno
(Caballero Bonald, 1991:81).
A pesar de la decadencia posterior, el patio mantuvo su carcter de espacio
central en tanto que plaza pblica, eje articulador de la trama urbana y uno de
los ms significativos centros simblicos de la ciudad13. Esta centralidad ha
tenido continuidad en los siglos posteriores, siendo hasta 1992 una plaza
pblica de libre acceso -tal como muestran las fotos histricas con la cancela y
la puerta del Puerta del Perdn siempre abiertas-. No obstante, hablamos de
un tipo sui generisde plaza pblica, pues ha funcionado como una especie de
claustro profano, es decir, un espacio cntrico y recogido al mismo tiempo; un
lugar interior de la ciudad, podramos decir.
En un sentido amplio, un claustro es un espacio integrado en un conjunto, pero
que a su vez se encuentra aislado de su entorno, lo que permite al que lo visita
alcanzar sosiego y distanciamiento del mundo. En cierto modo, el Patio de los
Naranjos cumpla dicha funcin para muchos de los sevillanos que lo
frecuentaban antes de su cierre en 1992, pero en un sentido laico y profano,
pues ste no era percibido propiamente como un espacio perteneciente al
templo sagrado, sino como un rincn ntimo, una especie de retiro dentro de la
ciudad. De hecho, muchos de los que lo frecuentaban no accedan a la
Catedral y ni siquiera vinculaban directamente un espacio con el otro, sino que
encontraban en l un remanso de paz, un lugar tranquilo para leer, meditar o
descansar; un espacio de espiritualidad y ensimismamiento, donde contemplar
la huella almohade conjugada con el gtico de la catedral, presidido todo ello
por el remate renacentista de la Giralda; e incluso un espacio recogido ydiscreto para las citas de las parejas. A este conjunto de sensaciones
contribua el frescor del agua de la fuente y la sombra de los naranjos,
especialmente en la seca y calurosa estacin veraniega.
13
De hecho, el entorno de las gradas ha seguido siendo un lugar de comercio orientado en gran medida alos turistas, tal como recoge Hernndez Mir en su novela costumbrista El Patio de los Naranjos(1920),llevada al cine con el mismo ttulo en 1926.
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La estructura cerrada del recinto, con dos nicos accesos desde el exterior,
favoreca esta sensacin de intimidad, que lo converta en zona segura para el
recreo de los nios, lo cual ha sido recogido en distintos textos como el que
sigue:
Jugbamos all, los nios del barrio. Nos citbamos antes de nuestras clases enla Escuela Francesa del casern de Abades, para coger las babosas de loscanalillos, darnos naranjazos. Mirar con un escalofro como si la negra humedadde las criptas se nos metiera en el cuerpo- a travs de las rejas, fijando muchotiempo la mirada para que la pupila se nos acomodara a la densa oscuridad.bamos muchas tardes a perder el tiempo lujo de nios de ciudad antigua- entrela pileta visigoda, los sobrios muros renacentistas, la montaa gtica y la torrealmohade (Coln, C. Diario de Sevilla, 2-VI-99).
Los juegos infantiles eran a veces tan poco pos como los que recogeHernndez Mir en su novela El Patio de los Naranjos:
Este respetable sacerdote es sevillano () empez su carrera eclesisticasiendo monaguillo en la parroquia del Sagrario, en cuyo Patio de los Naranjos sedespert su taurofilia con las corridas organizadas por sus colegas cuando,arremangada la encarnada sotana hasta la cintura, lo mismo quebraba un par debanderillas a la manera del Gordo, que ejecutaba una estupenda faena de muleta,aplaudida hasta por el mismo chaval que haca de toro (Hernndez Mir, G.,1920).
Estos juegos de nios recogidos en la novela citada, y otros muchos evocados
por el vecindario, ilustran cmo los discursos de la propia iglesia sobre su
patrimonio y, ms concretamente, la actitud del cabildo metropolitano ante el
Patio de los Naranjos han variado de etapas ms aperturistas, en las que el
espacio es concebido como pblico y de libre acceso, a otras ms restrictivas,
como la actual, en la que se trata de regular el acceso para favorecer el uso
turstico bajo el pretexto del circuito cultural.
El Patio de los Naranjos ha constituido tambin un entorno muy apreciado
porque en l se renen bienes patrimoniales que tienen un fuerte significado
cultural e identitario para lo poblacin local. Hasta su cierre, era una plaza de
entrada casi obligada para aquellos que venan al centro histrico a vivir su
patrimonio, gozar del entorno y sentirlo como propio. Los das festivos y en
fechas sealadas, como comuniones o cumpleaos, era un lugar elegido y
privilegiado para hacer una parada del paseo familiar, de lo que existe
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constancia en los lbumes de fotos de muchos sevillanos. Junto con la
admiracin a la esbelta Giralda, los restos de la mezquita o la portada
neogtica, la poblacin se acercaba a contemplar el lagarto, la varilla, el
bocado y el colmillo que penden del techo en la Puerta conocida como del
Lagarto, y que representan, respectivamente, las cuatro virtudes teologales:
Prudencia, Justicia, Templanza y Fortaleza. Sin embargo, sobre estos
elementos circulaban distintas leyendas populares que dotaban al lugar de un
cierto aire de misterio. Lo mismo ocurra con las criptas que eran contempladas
como escalofriantes bocas de oscuro y fro aliento que comunican con no s
qu terrorficas mazmorras subterrneas (Coln, C. Diario de Sevilla 29-X-
2003). Las imgenes sobre todo del Lagarto o el recuerdo de los juegos
infantiles con las naranjas y los canales de riego asoman casi automticamente
a la memoria de muchos sevillanos de ms de treinta aos cuando se les
pregunta sobre el patio. En este sentido, nos referimos a un patrimonio
histrico de gran valor simblico por ser un elemento representativo de la
sociedad, pero tambin con una fuerte carga emotiva por haber sido
incorporado en la experiencia vital de individuos concretos.
Junto con esta funcin de recogimiento y de relativo aislamiento, que le ha
dado siempre un aire particular y de excepcin al lugar en el entorno urbano, el
Patio de los Naranjos ha desempeado tambin un papel importante en la
configuracin del espacio al funcionar como eje articulador de la trama urbana.
En este sentido, hasta su cierre, actuaba como cntrica plaza por donde
transitaban muchos ciudadanos, que acortaban camino entre la Plaza Virgen
de los Reyes y la calle Alemanes, y lugar de encuentro y sociabilidad de los
vecinos que hallaban algo de sombra y frescor en los das soleados.
Al igual que la Catedral, el Patio de los Naranjos se ha caracterizado
histricamente por ser un espacio que ha reunido una amplia pluralidad de
significados y usos, que lo han convertido en un lugar en el sentido propuesto
por Aug (1993), es decir, un espacio pblico e histrico donde se expresa la
vida social y la identidad. Como se ha visto, la coexistencia de esta diversidad
de sentidos y actividades gener en ocasiones conflictos entre losresponsables eclesisticos titulares del bien y determinados sectores de
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usuarios. No obstante, a pesar de las tensiones, lo cierto es que durante siglos
el patio funcion como un recinto de libre acceso que, con su multifuncionalidad
y polisemia, contribua a dinamizar socialmente al casco histrico.
Esta situacin se modific drsticamente a partir de 1992 cuando fue cerrado
con motivo de la exposicin Magna Hispalensis, que transform al templo en un
monumental museo14. Sin embargo, cuando finaliz el evento, fueron
colocadas taquillas y cancelas en las entradas e instalada una tienda de
recuerdos en la arcada del recinto, generando la perplejidad y el rechazo de
muchos ciudadanos. A partir de esta decisin unilateral del Cabildo
Catedralicio, la situacin cambi radicalmente con respecto al contexto anterior.
Como consecuencia del control de acceso y la centralidad del turismo, muchos
de los usos tradicionales desaparecieron totalmente, pero tambin los
religiosos, tal como reconocen los propios cannigos en la Web gestionada por
el Cabildo Metropolitano: en un proceso que se inici en el siglo XV, han ido
apareciendo usos culturales, hasta llegar a la situacin actual, cuando
prcticamente carece el patio de utilidad religiosa concreta
(www.catedralsevilla.org). Los usos culturalesa los que se refiere el Cabildo no
son otros que los tursticos, los cuales desde 1992 tienen un carcter casi
excluyente, porque monopolizan el espacio gran parte del ao.
Junto con el turismo siguen vigentes en el patio y el templo los rituales
tradicionales sobre los que la Iglesia ejerce una clara influencia, pero han
quedado suprimidas todas las actividades independientes de la liturgia
eclesistica que convertan al recinto en una plaza pblica articuladora del
espacio, centro de sociabilidad y lugar de la identidad. Por consiguiente, noslo asistimos a una radical supresin de la funcin del patio como plaza, sino
a un control absoluto de toda la Catedral por parte del Cabildo, principal
administrador de los recursos econmicos derivados del circuito cultural.
14
Este acontecimiento cultural celebrado de 5 de mayo al 30 de octubre de 1992 supuso una importantecontribucin de la Iglesia sevillana a los fastos de la Exposicin Universal que se celebr en Sevilla esemismo ao.
http://www.catedralsevilla.org/http://www.catedralsevilla.org/ -
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Este espacio mercantilizado casi nada se parece ya a un claustro religioso ni a
una plaza pblica de la ciudad. En la actualidad, tal y como reconoce el propio
Cabildo, sigue siendo un espacio auxiliar y vinculado a la catedral pero no tanto
por razones religiosas como tursticas, ya que constituye la va de salida de los
turistas que han recorrido la catedral en el llamado circuito cultural:
En las actuales circunstancias, la funcionalidad del patio de los Naranjos vieneespecialmente urgida por la necesidad de dar evacuacin adecuada a los gruposque acuden a la Catedral en visita cultural15.
En l pueden observarse a los grupos organizados de turistas que, antes de
concluir la visita, tratan de encuadrar la Giralda y parte del patio en sus
fotografas, y admirar los restos de la Mezquita almohade mientras escuchan laltima intervencin del gua.
Aunque el discurso eclesistico argumente que el turismo es una va moderna
para la evangelizacin16 y que el patrimonio de la iglesia es un instrumento
para la comunicacin con la divinidad y la salvacin de las almas (salas
animarum)17, las actitudes de los turistas en la Catedral y en el mismo Patio de
los Naranjos son semejantes a las que adoptan en otros espacios delpatrimonio: una mezcla de respeto y veneracin ante los testimonios del
pasado tanto si son civiles como eclesisticos, y un inters por ver y fotografiar
el patrimonio que justifique y autentifique la visita. La tienda de recuerdos
situada en el recinto, administrada por la Iglesia, donde pueden adquirirse los
mismos souvenirs que en cualquier establecimiento del ramo, evidencia que el
espacio se ha transformado no slo en un escenario para la contemplacin
turstica, sino en un lugar de consumo de bienes tangibles; algo muy alejado de
15 Acuerdo Capitular de 6 de septiembre de 2003 del Cabildo Catedral Metropolitano remitido al
Defensor del Pueblo Andaluz.16
En la Constitucin Apostlica Pastor Bonusde 1988, el Papa Juan Pablo II subraya que los grandesdesplazamientos motivados por el turismo suponen una oportunidad para la evangelizacin, razn por laque se crea elPontificio Consejo para la Pastoral de los Emigrantes e Itinerantes.17 El discurso oficial de la jerarqua catlica sostiene que el Patrimonio cultural de la Iglesia lo
comprenden creaciones artsticas para el servicio divino, que expresan la fe y que son un extraordinarioinstrumento para evangelizar a cuantos las contemplan (Comisin Episcopal para el Patrimonio
Cultural. Conferencia Episcopal Espaola. Madrid. (25-IV-02). Asimismo, el canon 1752 del DerechoCannico sostiene que cualquier acto de la Iglesia debe estar regido por el principio de la salus animarum(la salvacin de las almas).
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la finalidad pastoral que debe tener la visita segn el espritu y la doctrina
eclesistica18.
El patio ha dejado de ser el lugar de encuentro, deseo, comunicacin, juego,
ensimismamiento, celebracin familiar y desequilibrio; ya no es el espacio
social de lo ldico e imprevisible que siempre fue (Lefevbre, H 1960); en
definitiva, ya no es un sitio urbano, sino un escenario para la admiracin pasiva
donde todo est previamente considerado y no hay opcin para lo espontneo,
lo creativo y la participacin. El cierre ha supuesto la separacin y el
distanciamiento de la poblacin que ya no lo usa y ha dejado de sentirlo como
un espacio propio en un proceso de desimbolizacin. De este modo, el papel
simblico de la plaza se va perdiendo, porque las nuevas generaciones no
viven dicho patrimonio y no lo valoran estticamente, ya que les es ajeno. En
este sentido, el Patio de los Naranjos es el paradigma y la mxima expresin
de un espacio turstico desactivado en su funciones e interpretacin local.
Vaciado de sus contenidos simblicos y de sus usos, se ha transformado en
patrimonio slo ptreo, inmvil, fsil, separado de la ciudad: un patrimonio sin
sociedad, transformado en objeto de consumo desterritorializado y adaptado a
los gustos de los turistas globales.
Pensar la ciudad. La restituc in del patrimonio y la gestin integral en lasciudades monumentales
En la puerta llamada del Perdn, que es la principal entrada al Patio de los
Naranjos, existe un relieve del siglo XVI que representa a Jesucristo
expulsando a los mercaderes del templo. Probablemente, la terracota fue
mandada colocar por las autoridades eclesisticas en su pulso con los
comerciantes y banqueros que localizaban sus despachos en las gradas e
incluso en el interior del patio y del templo. Curiosamente, hoy asistimos a una
reedicin de este debate, pero en un sentido inverso. En el fragor de la
polmica motivada por el cierre del patio, la implantacin de taquillas y la tienda
de recuerdos, algunos periodistas locales han informado de la desaparicin del
ltigo que penda de la mano de Jesucristo, hacindose eco -irnica y
18 La tienda ocupa y bloquea la nica galera porticada del patio en una lamentable intervencin quedesnaturaliza al bien.
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socarronamente- de los comentarios que circulan en la ciudad sobre este
hecho:
La gente hace chistes sobre la falta del flagelo y la abusiva mercantilizacin de
la Catedral por el Cabildo, que de templo de Dios ha pasado a ser un negocioturstico (Salas, N. Diario de Sevilla, 28-XII-2003)
La decisin unilateral de impedir el libre acceso al Patio de los Naranjos suscit
una importante polmica en Sevilla cuando se comprob que lo que en un
principio se haba anunciado como un cierre provisional para la celebracin de
la exposicin Magna Hispalensis se haba convertido en un hecho definitivo.
Durante la dcada de los noventa se sucedieron las peticiones para la
restitucin del recinto a la ciudad. Destacaron las denuncias formalizadas por laPlataforma en Defensa del Centro Histrico, que tuvieron una importante
resonancia meditica y motivaron el reconocimiento del carcter pblico del
recinto por parte del Cabildo, as como el anuncio de su apertura a finales de
1999, una vez concluyeran las obras de restauracin y se contratara un servicio
de vigilancia privada. Pero la promesa fue incumplida, lo que gener a
mediados de 2002 un nuevo frente ciudadano, liderado primero por la
Asociacin de Amigos del Barrio de Santa Cruzy ms tarde por la PlataformaCiudadana para la Recuperacin del Patio de los Naranjos19, que demandaron
a las autoridades eclesisticas locales (Arzobispo y Cabildo) la devolucin del
patio a la ciudad, instando incluso al Defensor del Pueblo Andaluz para que
mediara en el litigio e hiciera desistir a la iglesia del control absoluto ejercido
sobre este espacio. Tras las reuniones mantenidas -en las que el Cabildo lleg
a manifestar su intencin de restituir los usos tradicionales- la respuesta final
fue rotundamente negativa a esta demanda, manifestando el carcterexclusivamente eclesistico del bien, y que su integracin en el Circuito
cultural, las obras de restauracin, as como la seguridad, justificaban
sobradamente la prohibicin del libre acceso.
19 Integraba a ms de treinta entidades entre la que destacaron las organizaciones patrimonialistas
Asociacin de Defensa del Patrimonio de Andaluca (ADEPA) y la Asociacin de Profesores por laDifusin del Patrimonio Histrico Ben Baso. Esta ltima ha sido especialmente activa por susmovilizaciones y la edicin de una tarjeta postal de denuncia, distribuida ampliamente por toda la ciudad,
en cuyo anverso aparece una foto antigua del patio con vecinos con la leyenda Como antes. El patiosiempre fue un espacio pblico, all nos retratbamos los das sealados y en el reverso una cartadirigida al Den de la Catedral reclamando la apertura del patio.
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A pesar del rechazo social y la oposicin abierta de las organizaciones
patrimonialistas, las autoridades eclesisticas no han cejado en su voluntad de
llevar a cabo una gestin particularizada del patio20. Esta determinacin entra
en contradiccin con los acuerdos suscritos con el Estado en materia de
patrimonio en los que la Iglesia reconoce la importancia de este patrimonio no
slo para la vida religiosa, sino para la historia y la cultura espaolas, y la
necesidad de lograr una actuacin conjunta con el Estado para su mejor
conocimiento, conservacin y proteccin21.
Como se ha sealado, este tipo de intervencin tiene como consecuencia ms
inmediata el distanciamiento de la poblacin del patrimonio y su transformacin
en objeto de culto global para el consumo turstico, desvinculado de sus races
culturales. Pero en un sentido ms amplio contribuye a afianzar los procesos
de museificacin e hiperespecializacin turstica que se viven en los cascos
histricos. Vistos los resultados de estas polticas patrimoniales con el caso
concreto expuesto en este trabajo, se hace necesario repensar la actividad
turstica en las ciudades monumentales y apostar por una planificacin integral,
en la que estn involucradas todas las administraciones, que d respuesta a
las nuevas funcionalidades y propicie estrategias cualitativas de
multifuncionalidad (Troitio 2003:281).
20Salvo elprivilegioconcedido en enero de 2007 a los ciudadanos residentes en la dicesis sevillana a
pasar por taquilla sin tener que desembolsar el importe de la entrada, presentando tan solo su documentonacional de identidad. Esta accin refuerza el argumento eclesistico de que es el Cabildo Catedralicio,bajo la tutela del Arzobispado, la nica institucin con atribuciones legtimas para ordenar los usos. Almantenerse el control de los accesos, la medida no supone la restitucin del patrimonio a sus usuarios.21
Acuerdo 30 de octubre de 1980 Documento relativo al marco jurdico de actuacin mixta Iglesia-Estado sobre Patrimonio Histrico-Artstico Boletn Oficial de la Conferencia Episcopal Espaola, aoIV, nm. 14, 1987.
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