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CDL ENERO 2008 / 11 Historia I Abierta Historia Abierta NÚM. 40 ENERO, 2008 CONSEJO ASESOR Luis Suárez Fernández de la Real Academia de la Historia Martín Almagro-Gorbea de la Real Academia de la Historia Alfonso Bullón de Mendoza Universidad San Pablo-CEU Emilio de Diego Universidad Complutense José Andrés-Gallego Consejo Superior de Investigaciones Científicas DIRECTOR Antonio Manuel Moral Roncal EDITOR Luis Valiente CONSEJO DE REDACCIÓN Jesús Bravo Lozano Beatriz Campderá Gutiérrez Ana Rosa Domínguez Santamaría José Francisco Forniés Casals José Luis Martínez Sanz Ricardo Colmenero Martínez EN ESTE NÚMERO La República y la guerra civil en los textos de Bachillerato Francisco Rodríguez Sánchez Del posicionamiento a la reconciliación: una visión del cine actual sobre la guerra civil española Ricardo Colmenero Martínez Libros Antonio Manuel Moral Roncal EDITORIAL A VUELTAS CON LA II REPÚBLICA Y LA GUERRA CIVIL Todas las fases históricas del pasado español han sido mitificadas, creándose una leyenda negra o una leyenda rosa. Los historiadores de la Edad Contemporá- nea, al intentar acercarse a nuestro pretérito, han caído, en ocasiones, nueva- mente en un revisionismo «negro» o «rosa», por lo que resulta lógico que las mira- das hacia nuestra Historia sean debidamente criticadas y continuamente investi- gadas. El caso de la Segunda República –y no digamos la fase de la Guerra Civil– también ha sufrido ese proceso, pese a la fiereza verbal y editorial de sus detrac- tores y defensores. El experimento republicano del siglo XX, durante el Franquis- mo, fue duramente vilipendiado y denigrado, como antesala del comunismo y con- secuencia final de la degeneración de la llamada «vieja política». A finales de ese mismo régimen y durante la Transición se realizó una revisión de esa leyenda ne- gra del periodo republicano que germinó en numerosas investigaciones más pon- deradas, pero también críticas, pues los españoles de esa época trataban de evitar los errores de la II República y crear un régimen democrático pero de convivencia entre la mayoría de los españoles, bajo el paraguas constitucional de la Monar- quía y su integración en el sistema occidental de libertades políticas. Sin embargo, a comienzos del siglo XXI se ha producido un incremento de la producción editorial y mediática sobre la experiencia republicana que ha genera- do una leyenda rosa de enormes proporciones y notable calado entre la juventud. De esa manera, se ha intentado desligar la Guerra Civil de la fase política ante- rior, como si no hubiera ningún efecto ni causa de la mayor tragedia del siglo XX español en ese conflictivo régimen. Se ha divulgado una visión extremadamente alabatoria de los líderes republicanos, sin cuestionar su posible responsabilidad política en el estallido del conflicto cainita; en ningún momento se ha aceptado el fracaso del régimen por lograr un marco social y político de convivencia entre to- dos los españoles, de izquierdas y de derechas. Y, de esta manera, esta visión –to- talmente alejada de la realidad y crítica histórica– ha llevado a sus mismos defen- sores a criticar la obra de la generación de 1975-1978, que logró estabilizar y asentar un régimen democrático en España de forma duradera, a diferencia de la fracasada generación de 1931-1936. Esa visión, claramente política y escasamen- te historiográfica, lleva en la actualidad a reivindicar como «paraíso idílico perdi- do» la II República. El peligro para todos los españoles resulta obvio: si no apren- demos del pasado, tendemos a repetir sus errores, mucho más que sus aciertos. De ahí la necesidad de repasar los contenidos que, en los libros de texto de Ba- chillerato, se presentan a los alumnos de los Institutos españoles sobre esa fase de la historia de España, punto central del artículo del profesor Francisco Rodrí- guez Sánchez. A continuación, Ricardo Colmenero realiza un repaso a la visión ci- nematográfica de la Guerra Civil, analizando algunos significativos filmes, desde aquellos claramente posicionados políticamente hasta algunos intentos de lograr la reconciliación, como Soldados de Salamina (2004), donde el perdón de los pro- tagonistas debe entenderse simbólicamente como una reivindicación general de la sociedad española, deseo amenazado por las posiciones extremistas y violentas del arco político actual. Ya que, desde hace tiempo, los psicopedagogos defienden la necesidad de la transversalidad de la Educación para la Paz, bueno sería que los docentes de Secundaria la aplicaran en el estudio de la historia de España del siglo XX, a los estudiantes del siglo XXI.

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CCDDLL ENERO 2008 // 1111Historia I Abierta

Historia AbiertaNÚM. 40 • ENERO, 2008

CONSEJO ASESORLuis Suárez Fernández

de la Real Academia de la HistoriaMartín Almagro-Gorbea

de la Real Academia de la HistoriaAlfonso Bullón de MendozaUniversidad San Pablo-CEU

Emilio de DiegoUniversidad ComplutenseJosé Andrés-Gallego

Consejo Superior de Investigaciones Científicas

DIRECTORAntonio Manuel Moral Roncal

EDITORLuis Valiente

CONSEJO DE REDACCIÓNJesús Bravo Lozano

Beatriz Campderá GutiérrezAna Rosa Domínguez SantamaríaJosé Francisco Forniés Casals

José Luis Martínez SanzRicardo Colmenero Martínez

EN ESTE NÚMERO

La República y la guerra civil en los textosde BachilleratoFrancisco Rodríguez Sánchez

Del posicionamiento a la reconciliación:una visión del cine actual sobre la guerracivil españolaRicardo Colmenero Martínez

LibrosAntonio Manuel Moral Roncal

EDITORIAL

A VUELTAS CON LA II REPÚBLICA Y LA GUERRA CIVILTodas las fases históricas del pasado español han sido mitificadas, creándose

una leyenda negra o una leyenda rosa. Los historiadores de la Edad Contemporá-nea, al intentar acercarse a nuestro pretérito, han caído, en ocasiones, nueva-mente en un revisionismo «negro» o «rosa», por lo que resulta lógico que las mira-das hacia nuestra Historia sean debidamente criticadas y continuamente investi-gadas. El caso de la Segunda República –y no digamos la fase de la Guerra Civil–también ha sufrido ese proceso, pese a la fiereza verbal y editorial de sus detrac-tores y defensores. El experimento republicano del siglo XX, durante el Franquis-mo, fue duramente vilipendiado y denigrado, como antesala del comunismo y con-secuencia final de la degeneración de la llamada «vieja política». A finales de esemismo régimen y durante la Transición se realizó una revisión de esa leyenda ne-gra del periodo republicano que germinó en numerosas investigaciones más pon-deradas, pero también críticas, pues los españoles de esa época trataban de evitarlos errores de la II República y crear un régimen democrático pero de convivenciaentre la mayoría de los españoles, bajo el paraguas constitucional de la Monar-quía y su integración en el sistema occidental de libertades políticas.Sin embargo, a comienzos del siglo XXI se ha producido un incremento de la

producción editorial y mediática sobre la experiencia republicana que ha genera-do una leyenda rosa de enormes proporciones y notable calado entre la juventud.De esa manera, se ha intentado desligar la Guerra Civil de la fase política ante-rior, como si no hubiera ningún efecto ni causa de la mayor tragedia del siglo XXespañol en ese conflictivo régimen. Se ha divulgado una visión extremadamentealabatoria de los líderes republicanos, sin cuestionar su posible responsabilidadpolítica en el estallido del conflicto cainita; en ningún momento se ha aceptado elfracaso del régimen por lograr un marco social y político de convivencia entre to-dos los españoles, de izquierdas y de derechas. Y, de esta manera, esta visión –to-talmente alejada de la realidad y crítica histórica– ha llevado a sus mismos defen-sores a criticar la obra de la generación de 1975-1978, que logró estabilizar yasentar un régimen democrático en España de forma duradera, a diferencia de lafracasada generación de 1931-1936. Esa visión, claramente política y escasamen-te historiográfica, lleva en la actualidad a reivindicar como «paraíso idílico perdi-do» la II República. El peligro para todos los españoles resulta obvio: si no apren-demos del pasado, tendemos a repetir sus errores, mucho más que sus aciertos.De ahí la necesidad de repasar los contenidos que, en los libros de texto de Ba-

chillerato, se presentan a los alumnos de los Institutos españoles sobre esa fasede la historia de España, punto central del artículo del profesor Francisco Rodrí-guez Sánchez. A continuación, Ricardo Colmenero realiza un repaso a la visión ci-nematográfica de la Guerra Civil, analizando algunos significativos filmes, desdeaquellos claramente posicionados políticamente hasta algunos intentos de lograrla reconciliación, como Soldados de Salamina (2004), donde el perdón de los pro-tagonistas debe entenderse simbólicamente como una reivindicación general dela sociedad española, deseo amenazado por las posiciones extremistas y violentasdel arco político actual. Ya que, desde hace tiempo, los psicopedagogos defiendenla necesidad de la transversalidad de la Educación para la Paz, bueno sería quelos docentes de Secundaria la aplicaran en el estudio de la historia de España delsiglo XX, a los estudiantes del siglo XXI.

El aprendizaje de la historia de la Segunda Re-pública y de la Guerra Civil en la Enseñanza

Secundaria se enmarca, fundamentalmente, en elcurso 2º de Bachillerato. Su tratamiento corres-ponde a una época de gran complejidad y en laque los manuales analizados señalan las principa-les características de esa época, pero no logranprofundizar en los graves sucesos que afectaron aeste periodo de la Historia de España. Tampoco, anuestro entender, se refleja el carácter de sus pro-tagonistas que intentaron hacerse con el poder enconjeturas muy difíciles; la relación entre unosacontecimientos y otros no se muestra con la cla-ridad necesaria para comprender determinadossucesos, así como las consecuencias que tuvieronen el campo político, económico y social. Ade-más, estos manuales –impresos por diferenteseditoriales– muestran la historia de este periodosin incorporar en la mayoría de los casos los nue-vos avances historiográficos que se han produci-do y sólo revelan determinadas visiones ya muypericlitadas. Este artículo intenta poner de mani-fiesto la complejidad de ese periodo de la Historiade España, mucha más amplia que aquello que re-flejan los manuales de SecundariaLa caída de la Monarquía alfonsina supuso un

cambio radical en la forma de gobernar y en el es-tablecimiento de nuevos objetivos políticos, albuscar medidas sociales que resolviesen los pro-blemas del momento. España estaba experimen-tando cambios profundos, con un decidido des-arrollo del sector terciario y secundario que la ale-jaban de la imagen como país eminentemente ru-ral. En 1930, millones de españoles deseaban elaumento de mejoras sociales y económicas, lo

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II REPÚBLICA Y GUERRA CIVIL

Historia II Abierta

LA REPÚBLICA Y LA GUERRA CIVIL

EN LOS LIBROS DE TEXTO DE BACHILLERATO

por Francisco Rodríguez SánchezUniversidad de Alcalá e IES León Felipe (Torrejón de Ardoz)

Cartel anarquista de la FAI a favor de la reforma agraria.

cual provocó que algunos sectores po-líticos –los partidos de izquierdas apo-yados por sectores republicanos– tu-vieran en mente medidas que afectasena la totalidad de la sociedad española.Desgraciadamente el pueblo, deseosode nuevos cambios, fue el que más su-frió la radicalidad política que, desgra-ciadamente, acompañó ese proyecto.Se apostó por la democracia y, precisa-mente, aquello que otorgó vitalidad alrepublicanismo fue la idea de que lademocratización del país sólo podíavenir de su mano. Ese pensamiento segestó en el Pacto de San Sebastián ce-lebrado en agosto de 1930, con repre-sentantes de los partidos republicanos.El acuerdo implicó una apuesta anti-monárquica, por lo que se constituyóun comité revolucionario y un comitémilitar, encargados de facilitar el golpefinal a una Monarquía moribunda.La sublevación militar de Jaca de

los días 12-13 de diciembre de 1930llevada a cabo por los capitanes Galány García Hernández fue el único movi-miento de fuerza republicano para aca-bar con la Corona. Su fracaso provocóel fusilamiento inmediato de estos mi-litares, pero fue el resorte que desenca-denó el mecanismo definitivo para elcambio de régimen. Ante esta situa-ción, el Gobierno del almirante Aznarconvocó elecciones municipales parael 12 de abril de 1931. El triunfo delbando republicano se centró sobre todoen las capitales, pues de un total de 50ciudades sólo en 9 se consiguió la ma-yoría para los partidarios de la Corona.Alfonso XIII, tras conversaciones conRomanones, aceptó abandonar el país.Anteriormente los concejales electosde Eibar habían proclamado la Repú-blica, gesto al que se sumaron otras zo-nas de España como Cataluña, dondeFrancesc Maciá proclamó la «Repúbli-ca Catalana dentro de la FederaciónIbérica», idea que se disolvió con elenvío de tres ministros desde Madrid,donde se llegó al acuerdo de formar unGobierno provisional, llamado Genera-litat.Estos aspectos generales son tratados

en la mayoría de manuales de 2º de Ba-chillerato, pero algunos de ellos no ha-cen referencia al hecho de que fueronelecciones municipales las que motiva-ron el cambio político, ni aluden a las va-riaciones sociopolíticas que se estabanproduciendo, ni a los cambios económi-

cos ya elaborados.Destacan que laSegunda Repúbli-ca surgió como unrégimen democrá-tico, descentraliza-do y con la oposi-ción tanto de lasclases económica-mente dominantescomo de gran partedel proletariado,deseoso de refor-mas más radicales,aunque su instau-ración se hizo enun principio demanera pacífica.

LA CONSTI-TUCIÓN REPU-BLICANA: UNTEXTO SÓLOPARA LAMITAD DE LOSESPAÑOLES.

El día 15 deabril de 1931 elGobierno provi-sional dictó dosimportantes de-cretos que fueronla base transitoriaal nuevo régimen;el primer decreto señaló: «El GobiernoProvisional de la República ha tomadoel poder sin tramitación y sin resisten-cia ni oposición protocolaria alguna;es el pueblo quien le ha elevado a laposición en que se halla, y él quien entoda España le rinde acatamiento e in-viste de autoridad». El segundo decre-to contenía un estatuto jurídico transi-torio, en el cual el Gobierno establecíaobjetivos básicos como las libertadesde expresión y políticas, al tiempo quese imponía a sí mismo limitaciones de-bido a su carácter provisional. Se com-prometía a someter «su actuación, co-legiada e individual, al discernimientoy sanción de las Cortes Constituyentes,llegada la hora de declinar ante ellassus poderes». Es decir, ninguno de losdecretos hacía referencia al restableci-miento de la Constitución de 1876.La nueva Constitución recibió las

influencias de la ley fundamental de laAlemania de Weimar, de la Constitu-ción de Austria, de México, Uruguay,

etc. Dentro de las disposiciones gene-rales figuraba que «España es una Re-pública democrática de trabajadoresde toda clase, que se organiza en régi-men de Libertad y de Justicia. Los po-deres de todos sus órganos emanan delpueblo. La República constituye un Es-tado integral, compatible con la auto-nomía de los Municipios y las Regio-nes». Resultó una novedad el reconoci-miento de las regiones autónomas, pre-sentando un estatuto para su discusiónen las Cortes. Este criterio recogía asílas aspiraciones autonomistas –sobretodo de Cataluña– que ya se habíanacordado en el Pacto de San Sebastián.La división de poderes fue clara: el po-der legislativo se reservaba a las Corteso Congreso de los Diputados (art. 51)que era elegido por sufragio universal,igual, directo y secreto (art. 52); ahorabien, la iniciativa de las leyes podíaprovenir tanto del Congreso como delGobierno (art. 60). Por primera vez enla Historia de España se estableció el

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II REPÚBLICA Y GUERRA CIVIL

Historia III Abierta

Cartel de la España nacional alusivo a su política so-cial durante la guerra civil.

sufragio universal para todos los mayo-res de veintitrés años, sin discrimina-ción de sexo; la mujer tenía derecho alvoto. La Constitución declaró que elpresidente de la República debía serelegido por las Cortes; además de otrascondiciones: ser español, mayor decuarenta años, quedando vedados losmilitares en activo, los eclesiásticos ylos miembros de las antiguas FamiliasReales. El mandato presidencial teníauna duración de seis años; no existía lafigura del vicepresidente, siendo el pre-sidente de las Cortes quien asumía lasfunciones presidenciales en caso deimpedimento temporal o muerte del je-fe del Estado, estando obligado a con-vocar elecciones presidenciales en elplazo de ocho días.Uno de los artículos que reforzó el

poder del presidente frente al Congresofue el art. 8, al autorizarle a suspenderlas sesiones ordinarias en cada legisla-tura hasta por un mes en el primer perí-odo, y por quince días en el segundo.Además tenía facultades para disolverlas Cortes hasta dos veces como máxi-mo durante su mandato, acompañandoel decreto de disolución con la convo-catoria de nuevas elecciones al Con-greso. Si se producía una segunda diso-lución el primer acto de las nuevasCortes sería examinar y resolver sobrela necesidad del decreto de disoluciónde las anteriores.La historiografía actual ha certifica-

do la equivocación de Alcalá Zamora alhacer uso de este artículo 81, impidien-do que las izquierdas terminaran suprograma en 1933; hecho que repitióen 1935 con las derechas; lo cual pro-vocó que fuese destituido en marzo de1936. Muy pocos manuales reflejanque el presidente de la República no fa-cilitó, con estos gestos, la estabilidaddel sistema político, ni prestigió el car-go que ostentaba.No obstante, los principales conflic-

tos que se discutieron en las Cortes an-tes de aprobar la Constitución tuvieroncomo causa el problema religioso y au-tonómico. El primero se centró en elart. 26 de la Constitución; ya el art. 3decía «El Estado español no tiene reli-gión oficial», lo que fue un golpe a laIglesia que pronto se mostraría dis-puesta a aceptar la República siempreque se produjera una reforma constitu-cional o un Concordato, que las iz-quierdas siempre se negaron a secun-

dar, lo cual tampoco es una referenciasuficientemente recordada en los ma-nuales de Bachillerato. Los principalesobjetivos de los republicanos de iz-quierda fueron la laicización y un cier-to concepto de modernización culturalque sostenía que España nunca podríallegar a ser del todo progresista y armó-nica sin que se produjera la auténticasubordinación de la Iglesia. Conformeaumentó la secularización, el anticleri-calismo se convirtió en el principal de-nominador común de la izquierda y susataques a la Iglesia fueron una constan-te durante toda la República. La doctri-na anticlerical condenaba al catolicis-mo por la excesiva posesión de rique-zas, la opresión de los pobres, la arro-gante influencia política y el llevar alas gentes corrientes a la ignorancia yla pobreza. Pero los anticlericales pare-cieron presentar un reflejo exacto deaquello que denunciaban, con una ex-hibición de extrema intolerancia y undeseo de dominación que podría haberestimulado una respuesta equivalenteentre los católicos y que nunca tuvo lu-gar. A la quema de conventos de los días 11 y 12 de mayo no se ofreció nin-guna respuesta violenta por parte cató-lica, pero el Estado en cambio arrestó amonárquicos y conservadores destaca-dos. Si bien Azaña reconoció que lapersecución de los intereses católicosera antiliberal y antidemocrática, la de-

claró una cuestión vital de «salud pú-blica». Antes de la quema de conven-tos, el 7 de mayo de 1931, en el Boletíndel Arzobispado de Toledo, el cardenalSegura, primado de España, hizo públi-ca una pastoral en la que ponía a losfieles católicos en guardia contra el ré-gimen, que se declaraba anticlerical; larespuesta de la nueva República demo-crática y liberal fue arrestar al cardenalSegura el 14 de junio y llevarlo a lafrontera; poco después le acompañó elvicario general de Vitoria.Las consecuencias constitucionales

fueron claras: el art. 26 de la Constitu-ción señaló que todas las confesionesserían consideradas como Asociacio-nes sometidas a una ley especial. El Es-tado, las regiones, las provincias y losMunicipios, no mantendrían, favorece-rían, ni auxiliarían económicamente alas Iglesias, Asociaciones e Institucio-nes religiosas. Una ley especial regula-rá la total extinción, en un plazo máxi-mo de dos años, del presupuesto delClero y los bienes de las Órdenes reli-giosas podrían ser nacionalizados. LaConstitución fue aprobada el 9 de di-ciembre con 368 votos a favor, 89 au-sencias y ningún pronunciamiento encontra, al no estar debidamente repre-sentadas las derechas católicas, lo cualse olvida a menudo citar en los manua-les. ¿Hasta qué punto las Cortes repu-blicanas de 1931 reflejaban el verdade-ro abanico político de España?En los libros de Bachillerato, los

ejes principales de esta etapa están ade-cuadamente mencionados, haciéndosereferencia a la desorganización de lasderechas, aunque no mencionan laobligatoria promesa de fidelidad a laRepública que, según decreto de 22 deabril de 1931, se obligó a hacer a losmilitares. Se analiza la Constitucióncomo reflejo de un sistema democráti-co, con Cortes unicamerales, sufragiouniversal, destacando el voto de la mu-jer y las principales medidas que enella se recogen, como es el tema reli-gioso, el derecho de autonomía, losnuevos derechos…, pero no aparece enlos manuales las decisivas influenciasque recibió el texto constitucional ni seexplica el mandato presidencial, funda-mental para luego entender la destitu-ción de Alcalá Zamora, ni el papel asig-nado al presidente del Consejo ni losministros. Por otra parte, cabe destacarque se sigue sin reconocer que, al no

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II REPÚBLICA Y GUERRA CIVIL

Historia IV Abierta

En 1937 el Frente Popular con-memoró el intento revoluciona-rio de Asturias de 1934.

ser resueltos los graves problemas conrapidez, se provocó un aumento de lacrisis política con graves alteracionesdel orden público.

EL BIENIO REFORMISTA: LOSPROBLEMAS Y LOS AVANCES.

En la mayoría de los manuales se uti-liza este nombre para hacer referenciaal periodo en el que gobernaron los re-publicanos de izquierdas con los socia-listas, desde el 15 de diciembre de 1931bajo la presidencia de Manuel Azaña.Fue un periodo de huelgas y enfrenta-mientos entre los diferentes sindicatosmarxistas y anarquistas que agravaronla situación política. Sorprendentemen-te, determinados sucesos de gran caladosocial no aparecen en todos los libros deBachillerato, como ocurre con los suce-sos trágicos en Castilblanco (Badajoz)donde se asesinó y mutiló a los guardiaciviles de la localidad, en enero de1933; o en Casas Viejas (Cádiz), dondeun revolucionario apodado Seis Dedosinició una revuelta de característicasanarquistas cuyo final provocó el fusi-lamiento de 25 personas.El problema agrario centró gran par-

te de la política del momento. Las dis-tintas fuerzas políticas conocían queahí el enfrentamiento inclinaría la ba-lanza hacia un lado u otro, los partidosde izquierda lo sabían y apostaron porello, de ahí que el sindicato socialista,UGT, intentase consolidarse en las zo-nas rurales, desplazando al anarquis-mo. Aquellos campesinos más radica-les tenían la creencia de que si la Repú-blica no llevaba a cabo una verdaderarevolución en el campo fracasaría,mientras que republicanos y socialistaspensaban que si tal revolución la lleva-ban al campo se terminaría inmediata-mente con la República. Se desarrolla-ron durante este bienio los decretosaprobados con anterioridad, como eldel 28 de abril de 1931, en el que se po-nía en marcha una idea de Largo Caba-llero para disminuir el poder que lospropietarios tenían a la hora de contra-tar, conocido con el nombre de «térmi-nos municipales»: a la hora de contra-tar se primaría a la gente del mismomunicipio y no de otros. Sin embargo,la medida no proporcionó los resulta-dos esperados, aumentando el éxodorural, la disminución de la productivi-

dad, etc. Su práctica implicó la contra-tación de personal no agrícola, siguien-do un orden según la inscripción lleva-da a cabo en las oficinas de colocación,con lo cual los propietarios no podíanelegir a aquellos trabajadores que que-rían dentro del ámbito local y que sabí-an más veteranos o efectivos que losque les ofrecían.Otros decretos fueron el del Ministe-

rio de Justicia, fechado el 29 de abril de1931, que evitó la ruptura de los contra-tos de arrendamiento; el decreto del día7 de mayo, desarrollado por el Ministe-rio de Economía, sobre el laboreo for-zoso, que intentó evitar que los dueñosagrícolas abandonasen el campo por te-mor a la situación que se producía o porestar en contra del régimen, advirtién-doles que, en ese caso, sus tierras seríanentregadas a los campesinos. Estos yotros decretos se fueron desarrollandohasta que se aprobó la Reforma agrariael 9 de septiembre de 1932. Sin embar-go, la ley no dio los frutos deseados,pues los campesinos que consiguierontierras fueron alrededor de 12.300. Ade-más, la ley fue compleja, con muchostrámites, tardó mucho en aplicarse, nocontó con gran consenso por parte delas distintas agrupaciones políticas.Tampoco el IRA fue de gran eficacia, yel triunfo de las derechas y la revolu-ción de octubre de 1934 paralizaron to-talmente la reforma.Los estatutos regionales provocaron

intensos debates que se produjeron enlas Cortes desde mayo de 1932. Ortegay Gasset pensaba que conceder la sobe-ranía a Cataluña para suavizar el pro-blema era algo inadmisible; Miguel de

Unamuno consideraba el bilingüismoen la enseñanza como preocupante. Lasopciones regionalistas contaron con elapoyo de Azaña, el cual intentó adap-tarlas a la Constitución, medida que,junto con la reforma agraria, se acele-raría debido al levantamiento de San-jurjo. Las Cortes del 9 de septiembre de1932 aprobaron el estatuto catalán; laGeneralidad consiguió hacerse con elcontrol de importantes facultades legis-lativas y ejecutivas en hacienda, ense-ñanza, comunicaciones, etc.; FrancescMaciá se convirtió en el presidente dela Generalidad y Lluís Companys enpresidente del Parlamento.En el caso vasco, el estatuto no se

presentó hasta el 22 de septiembre de1931, cuya reunión para su elaboraciónse celebró en Estella, pero fue declaradoanticonstitucionalidad debido a las es-peciales relaciones que el País Vascoquería tener con la Santa Sede. Los pro-blemas para la elaboración de un nuevoestatuto provinieron tanto de los carlis-tas como de la situación de Álava que sesentía vinculada a Navarra. Finalmente,el 5 de noviembre de 1933 el estatuto sesometió a votación en la región, triun-fando en Vizcaya y Guipúzcoa, pero nollegó a la mitad de votos favorables enÁlava. Sin embargo, no se aprobó hastael comienzo de la Guerra Civil.El Ejército fue uno de los campos de

actuación del nuevo Gobierno y sobretodo de Manuel Azaña, que impulsó lasreformas en unas Fuerzas Armadas conarmamento antiguo, transportes inade-cuados, escasamente efectivas y alta-mente burocratizadas. Se establecieronvarios decretos que llevaron a la segun-

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II REPÚBLICA Y GUERRA CIVIL

Historia V Abierta

Cartel del Partido Comunista con el escudo de la Unión Soviética.

da reserva a generales y oficiales consueldos íntegros, se redujeron las 16 di-visiones del Ejército a 8 para concen-trar los efectivos militares; se sustituyóla administración militar de Marruecospor una de carácter civil, dejando alejército colonial para funciones de se-guridad y técnicas, se cerró la Acade-mia Militar de Zaragoza, se suprimie-ron los periódicos militares de opiniónpolítica. Azaña realizó sus reformas sinhalagar el ego militar, aunque influen-ciado por aquellos militares más lealesa la República, recompensó sus esfuer-zos, enfureciendo al sector africanista.Los libros de Bachillerato reflejan

las características de este periodo conescasa profundidad, citándose la refor-ma agraria, las innovaciones en el Ejér-cito, el estatuto catalán, los problemassociales que afrontó este nuevo Go-bierno, el levantamiento de Sanjurjo,

etc., considerando estas reformas muyimportantes sin tener en cuenta comouna gran mayoría de la sociedad seoponía en cierta medida a ellas. En estecaso ni se deja claro por qué se encon-traban en contra de las mismas.

LA REPÚBLICA DE DERECHAS– EL BIENIO CONSERVADOR –EL GOBIERNO DE CENTRODERECHA – BIENIO NEGRO

Estos nombres se utilizan para hacerreferencia al periodo posterior a la vic-toria del centro-derecha en las eleccio-nes de noviembre de 1933. De todosellos, el menos utilizado por la histo-riografía más reciente es el de «Bienionegro» aunque algunos libros de Ba-chillerato lo siguen utilizando equivo-cadamente. En estas elecciones lasfuerzas de izquierdas se presentaron

desunidas y las fuerzas anarquistas sedecidieron por la abstención. Las muje-res votaron en estas elecciones lo quepara algunos sectores izquierdistas su-puso una mayor fuerza para los parti-dos de la derecha. Ante los resultadoshubo movimientos insurreccionalesanarquistas que fueron reprimidos. Le-rroux fue el encargado de formar Go-bierno aunque fuese la CEDA el parti-do más votado.Los problemas sociales se agravaron

y la conflictividad en las calles aumen-tó; la UGT promovió más huelgas y conmayor rapidez, lo que provocó la dimi-sión de su presidente Julián Besteiro enenero de 1934, contrario a esta radicali-zación, lo que en pocos manuales se su-braya; las relaciones con la Iglesia me-joraron aunque no se llegó a firmar nin-gún Concordato con la Santa Sede. Noobstante, el problema más grave al quetuvo que enfrentarse el nuevo Gobiernofue la revolución de octubre de 1934,que tuvo éxito en Cataluña y Asturias;en Madrid, Zaragoza, Andalucía, Extre-madura, etc., sin embargo, la población,cansada de meses de altercados, apenasparticipó. El detonante fue la entrada enel Gabinete de tres ministros de la CE-DA, gesto que para las izquierdas supo-nía entregar el poder al fascismo. EnCataluña los tumultos pronto fueron do-minados por las autoridades, ante la di-visión de los conjurados, entre los queparticiparon los nacionalistas –indepen-dentistas– de izquierda. No obstante,los acontecimientos más graves ocu-rrieron en Asturias donde se produjouna alianza obrera entre CNT y UGTque participaron bajo el nombre deUnión de Hermanos Proletarios (UHP)y que además contó con el apoyo de loscomunistas.Los principales protagonistas de tal

movilización fueron los mineros, quelograron entrar en Oviedo, pero el éxitofue escaso debido a la exigua participa-ción del resto del país; el desembarcode la Legión y de las tropas proceden-tes de Marruecos el 8 de octubre, diri-gidas por Franco desde Madrid y por elgeneral López Ochoa, en Asturias pon-drían fin al movimiento huelguista el18 del mismo mes. La represión poste-rior llenó las cárceles de nuevos presos,entre los cuales se incluyó a Azaña, quepermaneció encarcelado hasta el 28 dediciembre de 1934 acusado de apoyar aCompanys en la proclamación del Es-

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II REPÚBLICA Y GUERRA CIVIL

Historia VI Abierta

La expulsión del cardenal Segura en mayo de 1931.

tado catalán; en el caso de Largo Caba-llero estuvo en la cárcel hasta noviem-bre de 1935 e Indalecio Prieto perma-neció en el exilio hasta 1936.Sin embargo, la persona que más

fortalecida salió tras su puesta en liber-tad fue precisamente Azaña, que prontotrabajó para la formación del futuroFrente Popular, convirtiéndose en lapersona clave de la nueva agrupación;en cambio estos sucesos desunieron ala derecha que no pudo librarse de unaimagen represiva sobre sus enemigospolíticos. Largo Caballero apostó porun mayor sovietización del PSOE, fa-voreciendo la futura unión entre las Ju-ventudes socialistas y comunistas.Desde la revolución de octubre has-

ta las elecciones de febrero de 1936, laRepública fue dirigida por diferentesgobiernos de la CEDA y de los radica-les. Para algunos políticos, como el lí-der monárquico Calvo Sotelo, tantocambio de Gabinetes mostraba una«crisis patológica», algunos Ministe-rios habían conocido diez ministrosdistintos, el Gobierno había colocadosetenta ministros distintos, sucediéndo-se Gobiernos de treinta días, lo cual ha-cía imposible emprender cualquier tipode reforma social y económica. A fina-les de 1935, Lerroux se vio envuelto enel escándalo del estraperlo, lo que pro-vocó que los grupos extremistas de iz-quierdas volvieran a mostrar su pocasimpatía por un sistema parlamentarioque no les garantizaba el monopoliodel poder. Alcalá Zamora, que se negóa otorgar el poder a Gil Robles –aun-que su partido fuese el más votado enlas últimas elecciones– prefirió convo-car elecciones para febrero de 1936.Algunos observadores le reprocharonque actuara como su criticado AlfonsoXIII anteriormente superándole pues,en aquellos momentos: la tensión polí-tica era palpable. Para Gil Robles, si elpresidente alteraba el normal funciona-miento del Parlamento, empujaría alpaís a situaciones violentas y unas nue-vas elecciones darían como resultadouna guerra civil. Era mejor esperar, pe-ro no fue escuchado.Las nuevas elecciones estaban abo-

cadas al fracaso, ni la izquierda ni laderecha lograrían alcanzar sus metas,además los sectores juveniles de unas yotras organizaciones se radicalizarontanto en sus discursos como en sus ac-ciones. A finales de diciembre de 1935

y comienzos de 1936, la presión sobreel presidente aumentó, así el 2 de enerodiputados de la CEDA, junto con radi-cales y monárquicos pidieron la reu-nión de la Diputación Permanente paraacusar al jefe del Gobierno de prorro-gar de forma ilegal los presupuestos ysuspender de manera ilícita el Parla-mento. Sin embargo antes de la reuniónde la Diputación, Portela Valladares seentrevistó con Alcalá Zamora, quienfirmó el decreto de disolución del Par-lamento, convocando elecciones parael mes de febrero.Las dificultades políticas del mo-

mento darían lugar a la coalición iz-quierdista del Frente Popular, ganadorade las elecciones. Conscientes de que sufalta de unidad había provocado el triun-fo de la derecha en 1933 y que la Revo-lución triunfaba allí donde las izquier-das se unían, Azaña, con la ayuda dePrieto, propuso la creación del FrentePopular. La llamada a todo el sector delas izquierdas incluso de la CNT tuvocomo base la amnistía para los rebeldesde octubre de 1934, un acuerdo sobre la

reforma social y educativa y la libertadpara las organizaciones obreras, ademásde la revisión del estatuto catalán. Sinembargo, también persistía un viejo ne-xo de unión: el anticlericalismo.En los manuales de Secundaria se

hecha en falta una mayor actualizaciónhistoriográfica sobre la Revolución deoctubre, pues en los libros aparece co-mo un acto de defensa de las libertades,aplastada por una brutal represión diri-gida por los militares, especialmenteFranco, cuando en realidad el principalresponsable y director fue el generalLópez Ochoa. Si bien se subraya el en-carcelamiento de algunos políticos co-mo Largo Caballero y Azaña, apenas sehace alusión a la quema de iglesias,conventos y asesinatos de guardias ci-viles y sacerdotes por parte de los revo-lucionarios. Además, a la hora de expli-car la convocatoria de elecciones, losautores de los manuales no explican laintromisión política de Alcalá Zamora,escasamente arbitral, la sovietizacióndel PSOE y el concepto peculiar de Re-pública que tenían muchos líderes de

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II REPÚBLICA Y GUERRA CIVIL

Historia VII Abierta

Retrato de Niceto Alcalá Zamora, primer presidente de la Segunda República.

izquierda: la República debía ser ex-clusivamente un régimen de izquier-das, por lo tanto si las derechas llega-ban a obtener democrática el poder, de-bía «reorientarse» revolucionariamenteel régimen.

EL TRIUNFO DEL FRENTEPOPULAR: ESPERANZA YMIEDO.

El Frente Popular surgió como unaagrupación de partidos políticos repu-blicanos y de izquierdas que pretendíanderrotar a las derechas en las eleccio-nes de febrero de 1936, pero para algu-nos historiadores su origen hay quebuscarlo en las alianzas que se estable-cieron años antes, buscando el desarro-llo de una acción conjunta de protestacontra los gobiernos de centro derecha.La colaboración de partidos de izquier-da, fundamentalmente del PSOE y de

los comunistas, tuvo su momento másculminante en la revolución de octubrede 1934, pero ya anteriormente se ha -bían producido alianzas.Ya, en enero de ese año, el Partido

Comunista propuso al Partido Socialis-ta llevar a cabo una serie de accionesconjuntas, así como a la UGT, a la Fe-deración Anarquista Ibérica, etc. Anteestos avisos, el PSOE reaccionó, comootras veces, con el silencio; pero algoimportante empezó a surgir: coincidie-ron en manifestaciones y tumultos granparte de la juventud comunista y socia-lista, lo que llevó al PCE a dar un toquede atención a los jóvenes socialistas pa-ra que pasasen por encima de sus diri-gentes y así colaborar más en las accio-nes políticas. Largo Caballero mani-fiestó que estaba «dispuesto a procurarque la clase trabajadora que represen-ta realice el supremo esfuerzo para dartérmino con el régimen de excepciónque vive la clase obrera y recomienda

a ésta la más estrecha unión para finesconcretos y definitivos»; el objetivo eraestar juntos para la Revolución, paraotras cosas menos importantes no eranecesario realizar ningún frente. Parael mismo Largo Caballero, la colabora-ción con Azaña o con la República sig-nificaba un daño moral a sus bases y supensamiento se reflejó en El Socialista:25 de julio, «Azaña podría ser más ad-versario nuestro que aquellos que nosdistinguen con su odio implacable»; 27de julio, «a broma suena, en ciertas bo-cas, el requerimiento para que nosunamos a los republicanos... ¿cómodecirles que su República, ésta de aho-ra, que es su obra, nos tiene sin cuida-do?»; 28 de julio, «la República, nivestida ni desnuda nos interesa». Cu-rioso el pensamiento de quien años an-tes colaboró con la República comoministro de Trabajo.No obstante, la elaboración de un

«Frente popular» comenzó a aparecer1188 // ENERO 2008 CCDDLL

II REPÚBLICA Y GUERRA CIVIL

Historia VIII Abierta

En las elecciones de 1936, el Frente Popular prometió la amnistía de presos políticos.

en El Liberal, en el mes de agosto de1935, haciendo alusión al frente de iz-quierda, a través del colaborador DíazFernández: fue la izquierda centristaquien mantuvo esa idea. El ala izquier-da del PSOE advirtió la pasividad en laque estaba inmersa la propuesta, ace-cándose las posturas entre Azaña y elPSOE a finales de año. Mientras, losanarquistas pensaban que para derrotaral fascismo había que utilizar la fuerzay no las coaliciones; la única soluciónera liquidar el Estado. El gran númerode partidos republicanos, organizacio-nes sindicalistas, libertarias, partidosde izquierda, etc., suponía tal conglo-merado que haber ido a las eleccionespor separado habría sido un suicidioelectoral sin ninguna posibilidad deéxito, de ahí que lo deseado por los par-tidos era llevar a cabo una alianza quepudiera tener un triunfo electoral. Unode los factores que favoreció su uniónfue la defensa de una amnistía para to-dos los delitos políticos anteriores a1934 y para todos aquellos que se hu-bieran realizado durante la Revolución.Casi todos los manuales obvian, sinembargo, un hecho fundamental: elpacto que se firmó y que dio lugar alFrente Popular el 15 de enero de 1936fue llamado de distinta forma por unosy otros; para los republicanos era elacuerdo electoral de las izquierdas, lossocialistas de centro hablan del pactoelectoral de los partidos de izquierda;los comunistas del bloque popular, elPOUM del frente obrero-republicano;en resumen, lo que estaba claro era quese trataba de un acuerdo de los partidosmás importantes del sector republicanoe izquierdista, de una parte del socialis-mo centrista y que suponía un acuerdopara hacer frente a las elecciones quese acercaban.Pero el propio Azaña veía su progra-

ma como algo utópico, irrealizable,«para llevarlo a cabo nos haría faltaun Trajano; o si no, un Parlamento quetrabajase durante seis años, día y no-che, sin oposición, sin prensa enemiga,sin anarcosindicalismo, sin crisis co-mercial, sin baja de la moneda, sinconspiraciones, sin huelgas», era im-posible que tales circunstancias se die-sen, pero el deseo de poder era másfuerte que comunicar al pueblo lo difí-cil de la situación. El pacto incluyó unprograma de reformas que aseguraba elequilibrio entre republicanos y marxis-

tas, con preponderancia de los prime-ros y con el deseo de poder ganar laspróximas elecciones. Dicho programamostraba especial firmeza en la amnis-tía general, en volver a poner en mar-cha la reforma agraria, el estatuto deCataluña, impulsar la enseñanza pri-maria y media…, en resumen lo que sepretendía era volver a impulsar las me-didas que se pusieron en marcha duran-te el primer bienio. Pero los manualesvuelven a obviar un hecho singularcuando señalan que existía también unFrente Popular francés: existía unagran diferencia con el español pues,además de contar Francia con una ma-yor estabilidad, éste solo incluía unpartido revolucionario, el Partido Co-munista. Pero la política socialistafrancesa se acercó a los comunistas pa-ra empujar a éstos hacia la democraciasocial y no como ocurrió en España,que tal acercamiento produjo una ma-yor radicalización de un sector del par-tido socialista. En Francia, el discursorevolucionario o bolchevista fue másreducido, el Frente Popular francés noexigió una amnistía para los violentos ylas medidas políticas no fueron tan be-ligerantes con el otro sector político, yaque se defendió la democracia como unvalor de derecho.Las elecciones españolas se celebra-

ron el 16 de febrero, en un día de relati-va calma, con 6 muertos y alrededor detreinta personas heridas; además sequemaron algunas iglesias y edificiosreligiosos. El número de votantes fue de

13.553.710, los votos depositados fue-ron de 9.864.783, en los comicios hubo4.654.116 votos favorables al FrentePopular y 4.503.505 favorables a la de-recha, el centro contó con 400.901; elFrente Popular ganó en todas las ciuda-des de más de 150.000 habitantes. Elmiedo fascista del que tanto se aludíadesde los sectores izquierdistas, y quese reflejaba en Falange, quedaba en en-tre dicho con los 46.466 votos de estaagrupación, indicando que era más eldiscurso político de la izquierda delmomento que un reflejo de la realidadde España, y así era mucho más peli-groso y real la defensa que se hacía dela dictadura del proletariado, una reali-dad con más posibilidades de éxito queel triunfo del fascismo en España, loque no se subraya suficientemente enlos manuales de Bachillerato.Las Cortes, que se abrieron en mar-

zo, decidieron crear la Comisión deActas para revisar los resultados elec-torales, tal Comisión estuvo formadaen su mayoría por gente de izquierdas,y ya desde un principio la radicalidadizquierdista mostró toda su dureza ypronto pidió la cancelación de casi to-dos los votos de la derecha. La manipu-lación que se hizo fue elevadísima,pues conquistada la mayoría fue fácilhacerla aplastante. Se anularon todaslas actas de ciertas provincias donde laoposición resultó victoriosa, fruto deun plan deliberado con dos fines: hacerde la Cámara una Convención, aplastara la oposición y asegurar el grupo me-

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II REPÚBLICA Y GUERRA CIVIL

Historia IX Abierta

Mitin de las Juventudes Socialistas Unificadas en 1936.

nos exaltado del Frente Popular. Cuan-do los diputados de derechas solicita-ron una explicación de la anulación dealgunos votos o del aumento de votosal Frente Popular se les ignoró, lo queprovocó que abandonasen alguna vezel Parlamento. Si se acusaba a las dere-chas de haber tenido una mentalidadreaccionaria y conservadora, tambiénse podía acusar a las izquierdas de ac-tuar de modo partidista y de lanzar a laderecha a la subversión, pues solamen-te la izquierda burguesa podía controlara quienes ya estaban fuera del sistemademocrático –como comunistas y so-cialistas–, ya que ella fue quien más sebenefició de la revisión de actas y sepuso del lado más radical.A partir de las siguientes semanas, el

clima social se crispó, el orden públicoquedó alterado en numerosas ocasio-nes, las izquierdas extremistas y losanarquistas comenzaron a saltarse lalegalidad vigente ante la protesta de laderecha. La sesión en las Cortes del 16de junio tuvo una gran relevancia porlos datos que ofreció Gil Robles: desdeel 15 de febrero al 15 de junio, 269 per-sonas asesinadas, 1.287 personas resul-taron heridas por motivos políticos,160 iglesias destruidas y 251 edificiosreligiosos dañados, también informóque el British Auto Club dijo a sus so-cios que no era seguro conducir por Es-paña. Julián Zugazagoitia, redactor deEl Socialista escribió sobre aquella se-sión: «fue uno de los días en que mayorpreocupación observé en Prieto..., eldiscurso que ha pronunciado Gil Ro-bles es de una gravedad inmensa;cuando detrás de mi banco oía risota-das e interrupciones estúpidas, no po-día evitar el sentirme abochornado...,una cosa está clara: que vamos a mere-cer, por estúpidos, la catástrofe.» Esemismo periodista, escribió, al conocerel asesinato de Calvo Sotelo: «Eseatentado es la guerra». Sin embargo, en los libros de Bachi-

llerato no se destaca el caos social ypolítico que se estaba produciendo, nirefleja el sentir de aquellos políticos re-publicanos y contrarios al papel que es-taba desarrollando un Gobierno cadavez más cercano a la radicalidad iz-quierdista. La única gran alteración deese año que aparece en gran parte delos libros es el levantamiento militar dejulio, además de los atentados de dere-chistas, pero muy poco se señala de la

radicalidad de los sindicatos de iz-quierda o de sus políticos. Solamenteen algunos manuales se hace referenciaa la división política dentro del FrentePopular y a la radicalidad de las iz-quierdas, deseosas de instaurar un régi-men totalmente socialista; junto a estasinformaciones, destaca también la con-frontación con una derecha temerosade todos los tumultos y atentados queocurrían casi diariamente, tanto Falan-ge como el sector más joven de la CE-DA se radicalizan en respuesta a la po-lítica del Gobierno, que era incapaz defrenar la barbarie que se estaba produ-ciendo en España en estos meses.

LA GUERRA CIVIL: LAIMPORTANCIA DE LAINTERNACIONALIZACIÓN DELCONFLICTO

A lo largo de julio de 1936 se definie-ron las posiciones fundamentales tantodel bando nacional como de los fieles ala República. Sin embargo, para enten-der el fracaso inmediato de la rebeliónmilitar es necesario tener en cuenta quetanto la flota como la aviación se mantu-vieron del lado republicano, lo que im-pidió en un principio el paso del Estre-cho por el grueso del ejército colonial.Pero pronto el cruce se lograría con laayuda militar alemana e italiana. Los«Ju-52» que aterrizaron en Marruecos el28 de julio, en el caso italiano el 27 dejulio despegaron de Cerdeña once avio-nes de transporte «Savoia 81» con direc-ción a Marruecos. Por eso resulta de su-ma importancia la internacionalizacióndel conflicto, aspecto que no se resaltasuficientemente en los manuales. Toda-vía resulta difícil responder cuál fue elvolumen de los suministros alemanesaunque equivalió a unos 200 millonesde dólares, según fuentes alemanas y aunos 400 millones de dólares segúnfuentes españolas. De lo que no cabe du-da es que el apoyo alemán fue vital yque sin la ayuda de Berlín difícilmenteFranco hubiera podido ganar. El centrode la ayuda fue la aviación, se creó la«Legión Cóndor» como núcleo de lafuerza rebelde, sus métodos de combatey su armamento, en muchos casos, ni si-quiera contaban con la opinión naciona-lista como sucedió en el bombardeo deGuernica. No obstante, se olvida señalarque, para los dirigentes alemanes, la

guerra civil fue un formidable ejerciciode entrenamiento, así se entiende quelos 30.000 alemanes que estaban en Es-paña rotasen de manera muy rápida.En el caso de la participación italia-

na, esta fue más amplia que la delReich aunque de menor calidad; losaviones italianos actuaron en casi todoslos combates desde septiembre-octubrede 1936 hasta febrero de 1939. Forma-ron unidades completas bajo el mandoexclusivo de sus propios generales. EnBaleares, Málaga, Guadalajara, en elnorte y al final en Cataluña participó elcuerpo italiano con distinta fortuna yvalor; su armamento fue una ayudafundamental para las tropas nacionalis-tas. La intervención alemana e italianase realizó de manera encubierta: la pri-mera se hizo bajo la forma de una em-presa comercial, se creó la HISMA,«Compañía Hispano Marroquí deTransporte»; en el caso italiano se creóun «Ufficio Spagna» y también funcio-nó la SAFNI o «Sociedad Anónima Fi-nanciera Nacional Italiana». Al mismotiempo, desde Marruecos, los naciona-les consiguieron dos fuertes cuerposmilitares: los regulares que eran tropasmoras bajo mando español, y la LegiónExtranjera, mientras Portugal se con-vertía en la entrada menos comprome-tedora de material alemán e italiano.Los famosos acuerdos de No Inter-

vención se lograron los días 4 y 5 deagosto de 1936: declaraciones unilate-rales coincidentes donde cada Gobier-no se comprometió a prohibir el envíoa España de cualquier clase de arma-mento. Francia fue la primera en hacerefectiva la declaración prohibiendo porcompleto la venta de armas al Gobier-no de Madrid, aunque favoreció la lle-gada de material de otros países a laEspaña del Frente Popular. Gran Breta-ña utilizó la neutralidad en beneficio desus intereses imperiales y los EEUU semovieron dentro de la No Interferenciaen los asuntos hispanos, pero su ley deembargo de 8 de enero de 1937 no seaplicó en su totalidad. Se produjo unsuministro de gasolina al bando nacio-nal por parte de la empresa TEXACO,que concedió un amplio crédito al régi-men de Franco, así como vehículos detransporte por parte de Ford, GeneralMotors, etc. Si la España nacional reci-bió este tipo de ayuda tan importante,la España republicana era destinatariade ayuda soviética, mejicana y de las

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II REPÚBLICA Y GUERRA CIVIL

Historia X Abierta

brigadas internacionales. La URSS fa-cilitó las gestiones para el envío de ar-mas y alimentos por valor de 578 mi-llones de dólares del oro del Banco deEspaña, depositados en el Gosbank so-viético para garantizar su seguridad, ycon cargo a ese dinero los republicanoscompraron aviones y demás armamen-to. Además se enviaron asesores sovié-ticos y especialistas en aviación, tan-ques, pilotos. En el caso de las brigadasinternacionales se calcula que fueronalrededor de 40.000 los voluntarios in-ternos, provinientes de Francia la ma-yoría, habiendo alemanes, ingleses, es-tadounidenses, canadienses, etc. Estu-vieron presentes en las batallas más im-portantes hasta que el 15 de diciembrede 1938 fueron despedidos con todoslos honores en Barcelona por Negrín.El tratamiento que otorgan los ma-

nuales de Bachillerato sobre la GuerraCivil resulta muy general, y así algunosnombres de batallas y de personajes im-portantes no aparecen. No obstante, lamayoría de los libros utilizan el mismoespacio de páginas para tratar estos tresaños de guerra que para los seis de laRepública, con lo cual tiene un trata-miento mayor. Todos los manualescuentan con gráficos, textos, ejercicios,etc. que aumentan el conocimiento deeste difícil periodo, pero a la hora de ex-plicar y profundizar en los aconteci-mientos o hacer una lectura más moder-na y más objetiva se nota que falta unamayor libertad de interpretación, pueslos autores continúan con ideas historio-gráficamente superadas y muy matiza-das, como el supuesto apoyo de Londresal Frente Popular, más imaginario quereal; una visión romántica de los briga-distas y de la represión en zona republi-cana; un aparente total apoyo de la po-blación a la guerra en cada bando, etc.Este artículo ha intentado manifes-

tar la necesidad de otorgar una nuevalectura más objetiva a esta parte denuestra historia y recoger el nuevo pen-samiento crítico del periodo republica-no y no sólo destacar la lectura frente-populista, pues a día de hoy y con todala bibliografía nueva se ha demostradoque la II República no fue ni tan demó-crata ni tan liberal como se ha estadoexplicado en décadas anteriores. Seprodujeron toda una serie de limitacio-nes que deben verse reflejadas en los li-bros de texto. Y si aún se trata de mane-ra ligera los primeros años de la Repú-

blica, mayor peligro supone hacer lomismo con los últimos meses, ya queen esos momentos se gestó el levanta-miento militar, y es ahí donde más hacefalta una mayor aportación de las nue-vas investigaciones. Hay que tener pre-sente que el profesor se enfrenta a unaasignatura muy completa en la que elalumno debe estudiar desde los prime-ros pobladores en la Península Ibéricahasta la historia más reciente, por ellose analiza en los libros de forma tan ge-neral no solo esta fase de la historia, si-no otras muchas que quedan faltas deconocimientos. Y esto varía si nos refe-rimos a la enseñanza que se imparte enaquellas comunidades autónomas másnacionalistas, donde la explicación delos sucesos se deforma de manera alar-mante, sin que el poder político se ma-nifieste de forma contundente en la de-fensa de nuestra historia, común, glo-bal y dependiente de lo acontecido entodas y cada una de las comunidades.Los manuales continúan siendo un

instrumento fundamental en la ense-ñanza, pero corremos el riesgo de quesi aumentamos mucho el contenido–para ofrecer una correcta explicaciónde los sucesos– se conviertan en libroscon un exceso de conceptos que pro-duzcan el rechazo de los alumnos. Lasolución ¿pasaría por reducir el conte-

nido?, ¿centrarse sólo en la historia deEspaña moderna y contemporánea yhaber estudiado el periodo anterior enla E.S.O.?, ¿generalizar todo, sin ape-nas llegar a un mínimo de contenidohistoriográfico actual? La solución de-pende de múltiples actores –editoria-les, políticos, pedagogos–, que difícil-mente se pondrán de acuerdo en unbreve espacio de tiempo.

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II REPÚBLICA Y GUERRA CIVIL

Historia XI Abierta

Cartel del Partido Comunista de España, prosoviético y proestalinista,durante la guerra civil.

Colegio Oficial de Doctores y Licenciados en Filosofía y Letras

y en Ciencias de Madrid

www.asisa.es

CDL-Madrid

www.cdlmadrid.es

¿¿CCoonnooccee llaa ppóólliizzaa ssaanniittaarriiaa qquuee ttiieennee ffiirrmmaaddaa eell CCoolleeggiioo ccoonn

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EL POSICIONAMIENTOIDEOLÓGICO

La Guerra Civil española constituyeun periodo histórico muy atractivo nosolamente para los estudiosos y erudi-tos de la historia, sino también paraaquellas personas aficionadas y lecto-ras de obras con carácter divulgador. Elcine ha formado parte de este movi-miento, ha permitido conocer (salva-

guardando las distancias que separan ala realidad de la ficción) aspectos deeste episodio histórico que hubiesen re-sultado desconocidos para el gran pú-blico de no existir este medio.En efecto, la Guerra Civil ha ocupa-

do kilómetros de celuloide, general-mente favorables a una de las partesque formaron la contienda. Así, duran-te la Guerra Civil española, hubo pro-paganda filmada de cada una de las dospartes y que TVE rescató del olvido enlos documentales que conmemoraronsu 70 aniversario. Sin embargo cabeobjetar, que estas piezas son más útilespara los historiadores como reflejo au-diovisual de la época que como piezade propaganda; pues su difusión fueextremadamente limitada. Si compara-mos el número de cortometrajes, sepresencia una clara mayoría nacional,pues además de contar con el apoyo deCIFESA (que hizo documentales paraambos bandos) también colaboraronestudios alemanes e italianos.El bando nacional ganó la guerra y

el cine estuvo al servicio del régimendurante los 40 años de Franquismo. Si-guiendo unas directrices básicas, sepueden dividir en dos etapas que tienen

como frontera 1964, año en el que serealiza el largometraje documental«Franco, ese hombre», dirigido por Jo-sé Luis Sáenz de Heredia. Quizás seaesta cinta la última que trate de venerarno solamente los hitos de guerra delCaudillo, sino los valores originales dela propaganda como puede ser la no-bleza y valor del pueblo español. En elsegundo periodo existe todavía esecontrol del séptimo arte -el mismo NO-DO previo a las proyecciones podía serel mejor ejemplo- pero la temática delas películas derivó a temas más bana-les, donde destacó el género de la co-media de enredo o la familiar. Será enestos años donde la Guerra Civil espa-ñola pase a un segundo plano en lo queal campo del cine se refiere, centrándo-se la industria del cine español en el en-tretenimiento.En los años 70, durante la etapa de-

cadente del Franquismo y en los añosde la Transición existió del mismo mo-do esta ausencia, si bien el cine españolalcanzó una mayor madurez que esta-bleció los cimientos de la nueva revi-sión histórica a través del cine. Ésta seprodujo durante los dos últimos añosde los 70 y en la década de los 80.

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II REPÚBLICA Y GUERRA CIVIL

Historia XIII Abierta

DEL POSICIONAMIENTO A LA RECONCILIACIÓN:UNA VISIÓN DEL CINE

ACTUAL SOBRE LAGUERRA CIVIL ESPAÑOLA

por Ricardo Colmenero MartínezUniversidad de Alcalá de Henares

Sería en esa época cuando la GuerraCivil pasaría al plano de la ficción, conla narración de historias previas, duran-te y tras el conflicto. Las bicicletas sonpara el verano, Réquiem por un cam-pesino español, y ¡Ay! Carmela refleja-ron un contexto costumbrista, general-mente con una visión favorable al régi-men republicano ante la ruptura de laquietud por parte de los franquistas.Por otra parte se encuentra una obraúnica en su género, La vaquilla de LuisGarcía Berlanga, que ofrece una visiónsatírica de la Guerra Civil.En la primera mitad de los 90 desta-

có la polémica cinta Tierra y Libertad(1995), una visión muy particular de laGuerra Civil basada, aunque no literal-mente, en el «Homenaje a Cataluña»de George Orwell. El argumento secentró cronológicamente desde 1937,abarcando los sucesos de Barcelona yla declaración del POUM como ilegal.Así, su director Ken Loach, padre delnuevo cine social británico, realizó deforma directa y austera una películaque si bien parte de una perspectivaanarquista y troskista, acabó mostran-do el desencanto general y la decaden-cia humana que marcó esta etapa de lahistoria de España. El cine europeo novolvería a rescatar la Guerra Civil hastael 2004 con El tercer hombre, del fran-cés Eric Rohmer.

LA RECONCILIACIÓN EN ELNUEVO CINE ESPAÑOL

Esta nueva postura tiene su génesisen el film Dragon Rapide (1986), ca-racterizada por su vocación de objeti-vidad, casi cercana al documental bri-tánico. El argumento recoge el viajede Francisco Franco desde Londres aCanarias para alzarse en armas contrala Segunda República, situándose enlos 15 días previos al alzamiento, enlos que se representa un régimen encrisis sin tapujos. A destacar seríanlas escenas finales en las que PabloCasal interpreta el Himno de la Ale-gría.El siguiente intento, aunque más

parcial, fue La Hora de los Valientes(1998) de Antonio Mercero. En ella seestereotipa al único franquista que saleen la película como un hombre de ne-gocios que saca provecho económicode la Guerra frente a los protagonistasde esta historia, que tuvo como eje cen-tral la protección de un autorretrato deGoya abandonado en Madrid tras eltraslado de las obras de arte a Valencia,en zona republicana. No obstante, gozade una buena recreación de la capital ysus gentes, luchando por la superviven-cia en un ambiente de carestía (las car-tillas de racionamiento), peligro y pro-paganda política.La última, pero no menos importan-

te, es Soldados de Salamina. Basada enla novela publicada por Javier Cercasen 2001, fue llevada al cine por David

Trueba en el 2004 y obtuvo una granovación en el Festival de Cannes.La trama gira en torno al ideólogo

de la Falange, Rafael Sánchez Mazas,el cual es encarcelado y listo para eje-cutar en la Gerona de fines de la GuerraCivil. Sin embargo, durante el fusila-miento de su grupo, logra huir. En estetrayecto un miliciano logrará encaño-narle en mitad de un bosque, pero leperdona la vida dejándole marchar.Varías cuestiones son novedosas en

esta obra: la principal es el reconoci-miento de las acciones violentas porparte de los republicanos, la primeravez en la etapa democrática. Asimis-mo, el film no opta por una historia devencedores y vencidos, la sustituye porunas circunstancias que se encontraronpor encima de personas, que en su ma-yor parte no tenían nada que ganar. Laparticipación de las gentes fue másobligada por las autoridades que porideales (lo cual no quiere decir que nolos hubiese).Más allá del cine, resulta necesario

recordar que existió esa mentalidad enla vida real. Testimonio de ello es estaplaca erigida por la hermandad del Ter-cio de Montserrat. He aquí su traduc-ción al castellano:

Vía Crucis de Cuatro CaminosSímbolo de reconciliación, per-dón y paz.Hermandad del Tercio de Mont-serrat.

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II REPÚBLICA Y GUERRA CIVIL

Historia XIV Abierta

LA EDUCACIÓN A FINALES DE LA SEGUNDA REPÚBLICA:LA LENGUA DE LAS MARIPOSAS(1999)

Todo aquel que haya estudiado elperiodo de la Segunda República cono-ce el esfuerzo estatal en materia educa-tiva. De forma que el apoyo a los maes-tros laicos, frente al progresivo cierrede las escuelas pertenecientes a las ór-denes religiosas, constituyó uno de lospuntos conflictivos de este periodo. Enél se definieron además las directricesmorales de la nueva sociedad libre dedogmas planificada por el Estado. La lengua de las mariposas (1999),

más que una película, fue un homenaje ala figura de los maestros que enseñaronen los distintos pueblos de España. Ba-sada en la novela de Manuel Rivas y di-rigida por José Luis Cuerda, la películamuestra lo que otras no han sabido hacercon tal maestría: el ambiente enrarecidode los pueblos españoles previo a laGuerra Civil española. El conocimiento

de la vida del otro, las rivalidades inter-vecinales, los chivatazos y los paseos deuno y otro bando, aunque en esta histo-ria se muestre con claridad cristalina susimpatía por el régimen republicano.Ello quizá llevó al director a escenasmaniqueas, como la que muestra a unapareja amenazante de la Guardia Civilfrente a grupos plásticos de campesinos,cuanto la mayor parte de la Beneméritano se alzó en armas en 1936.El protagonista es un niño que va a la

escuela por primera vez, donde conoce-rá a sus compañeros y al profesor (inter-pretado por Fernando Fernán Gómez).Es aquí cuando iniciará el viaje a laadolescencia, con todo el encanto y des-encanto que ello conlleva. A esta histo-ria costumbrista se la añade además lapersecución por parte de los falangistasa los republicanos e izquierdistas delpueblo, entre ellos al profesor del prota-gonista por enseñar de forma laica. Estas dos tramas aparentemente tan

distantes se juntan al final de la pelícu-la cuando el profesor es acusado y lle-

vado preso en la furgoneta de los falan-gistas, momento en el que el niño co-menzará a gritarle junto con el resto delpueblo. Así se da a entender el uso de laapariencia como modo de sobrevivir alrégimen, más allá de los lazos de amis-tad. Del mismo modo se muestra comoel enfrentamiento levantó odios, a ve-ces ya iniciados y otros no, entre lasgentes. Pese al homenaje a los docentesde esos difíciles años, esta película fuela antítesis de la reconciliación, aunquemuestre que en la guerra se cobraronvíctimas por mucho más que por cau-sas políticas.

CCDDLL ENERO 2008 // 3377

II REPÚBLICA Y GUERRA CIVIL

Historia XV Abierta

Historia XVI Abierta

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El presente volumen, obra de varios historiadores universitarios, constituyeuna de las grandes aportaciones en la investigación histórica que ha empezado aemerger con motivo del próximo bicentenario de la Guerra de la Independenciaen 2008. El conflicto se analiza no sólo desde su escenario hispánico sino tam-bién europeo, imbricándolo en el contexto de los conflictos napoleónicos. No seolvida actualizar los conocimientos en materia de la evolución de las campañasmilitares, la crisis del Antiguo Régimen, el fenómeno guerrillero, la ayuda britá-nica o la participación extranjera en las fuerzas imperiales. Además se añadennuevas ópticas sobre el fenómeno, al exponer también el papel de la propagandaen la guerra, la iconografía, la vida cotidiana, la responsabilidad del Estado jose-fino y la guerra en Portugal, escenario a menudo olvidado. Lógicamente, la refe-rencia a las Cortes de Cádiz resulta obligada así como al discutido final de lasmismas, otorgando un último periodo de vida al Antiguo Régimen.

ANTONIO MANUELMORAL RONCAL

Antonio Moliner (ed.)La guerra de la Independencia de España (1808-1814)

Nabla Ediciones, Barcelona, 2007, 639 páginas