Historia Abreviada Del Servicio de Toledo
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HISTORIA ABREVIADA DEL SERVICIO DE CIRUGIA CARDIACA
DE TOLEDO
El día 2 de octubre de 2002 se celebró Concurso Público en el que se me
adjudicó la plaza de Jefe del Servicio de Cirugía Cardiaca de Toledo.
Empezamos a operar el día 14 de mayo de 2003. Comenzamos desde cero yo
mismo con los Dres. Alfonso Cañas y Pedro Lima, entonces aún residentes de
5º año. Luego se incorporaron en 2004 los Dres. Luis López y Félix Serrano
(este durante unos meses) y en 2006 el Dr. José Buendía. Teníamos dos
guardias localizadas diariamente.
Contábamos con seis anestesistas que se ocupaban de la anestesia y de una
Unidad de Postoperatorio. Tanto las personas como la Unidad dependían del
Servicio de Anestesia. Tenían una guardia de presencia física, de un único
anestesista, en la Unidad de Postoperatorio y otra guardia localizada para las
urgencias quirúrgicas. Pero además, los seis participaban del plan general de
cirugía de tarde con todas las demás especialidades quirúrgicas del hospital.
Las cosas fueron razonablemente bien en términos generales, y muy bien en
algunos aspectos, a pesar de que ninguna de las personas alistadas tenía
experiencia propia no supervisada en Cirugía Cardiaca en ninguna de las
áreas, ni cirujanos, ni anestesistas ni perfusionistas ni enfermería quirúrgica.
Aunque el Proyecto Técnico de Gestión aprobado se basaba en el
funcionamiento de un solo quirófano desde 8 de la mañana a diez de la noche
cinco días a la semana + urgencias, los anestesistas, a pesar de mi insistencia,
no accedieron en ningún momento a hacer tardes con cirugía cardiaca aunque
sí las hacían regularmente con las demás especialidades. Las excusas para
rechazar una y otra vez las propuestas retributivas de la Gerencia fueron
diversas. Mientras tanto se dotaron a sí mismos de un peculiar sistema de
trabajo: el anestesista de guardia (único) en la Unidad de Postoperatorio
sustituía a las tres de la tarde al que estaba en quirófano, si se daba el caso (y
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así éste podía irse tranquilamente a su “peonada”) y, así mismo, sustituía al de
guardia localizada si había alguna urgencia quirúrgica durante la tarde o la
noche (y así éste no iba nunca al hospital cuando estaba de guardia).
Esto daba lugar a dos tipos de conductas irregulares, quizás delictivas (lo
podría decir la Justicia):
• El anestesista de guardia (único) en la unidad de Postoperatorio
abandonaba la Unidad para irse al quirófano en muchas ocasiones por
periodos muy largos de tiempo.
• El anestesista de guardia localizada cobraba la guardia pero de hecho
no la hacía.
Pero lo más grave es que tuvo una trascendente consecuencia para los
pacientes: se operaba mucho menos de lo que la infraestructura del hospital
permitía, al no utilizar las tardes, con lo que se produjo un colapso de la lista de
espera que tuvo consecuencias irreparables en varios casos, a pesar de que
se derivaban todos los casos que nos aceptaban en Madrid.
Estas circunstancias eran de dominio público, se producían ante múltiples
testigos, y eran conocidas por el Jefe de Servicio de Anestesia, Dr. Alberto
Cortés, y su sucesora, Dra. Manuela Cabero, y se produjeron de forma
sistemática. Los facultativos que practicaron esta forma peculiar de trabajo
fueron los Dres. Filadelfo Bustos (coordinador del grupo de anestesia
cardiovascular y hoy jefe de servicio), Jesús Porro (actualmente Presidente de
la Junta de Personal del Hospital), Isidro Paredes, Antonio Pérez-Fariña,
Manuel Martínez, María José Torres, Raquel Casas y Laura Puerto.
Cuando consideré que había hecho todo lo que estaba en mis manos para
lograr que accedieran a anestesiar por las tardes o a aceptar dejar paso a otros
que sí lo hicieran (incluso conseguir, con el visto bueno de la Directora Clínica
Quirúrgica, el concurso de un anestesista externo al hospital, dispuesto a
anestesiar cada tarde a nuestros pacientes) sin ningún éxito, puse estos
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hechos oficialmente en conocimiento de la Directora Clínica Quirúrgica Dª
Silvia Rodríguez Dapena y del Gerente D. Ramón Gálvez.
Estábamos en marzo de 2006 y esta era la situación, junto a una hostilidad
manifiesta y mantenida por parte del jefe de servicio de Cardiología, Dr. Luis
Rodríguez Padial, que ya en 1998 había propuesto por escrito que la Cirugía
Cardiaca estuviera integrada en el Servicio de Cardiología bajo su propia
dirección.
A partir de esta denuncia, mi posición sufrió un vuelco brusco: el Gerente pasó
de apoyarme totalmente a cesarme con fecha 30 de octubre de 2006, cuando
se cumplían cuatro años de la obtención de mi plaza.
Este cese fue recurrido ante la Justicia por dos vías: Vulneración de Derechos
Fundamentales y Contencioso Administrativa. Ambos tribunales declararon
nulo de pleno derecho el cese y, en virtud de ambas sentencias, me reintegré
en mi puesto el pasado 1 de enero de 2009.
A mi llegada constaté que:
• Se había empezado a operar por las tardes desde el mismo momento de
mi marcha.
• Los Dres. Cañas, Lima, López y Buendía habían obtenido su plaza en
propiedad.
• Durante los últimos meses de 2008, los códigos 3 de la lista de espera
habían tardado una media de 121 días en ser operados, casi tres veces
más que las seis semanas fijadas como plazo máximo permisible.
• Había habido algún fallecimiento en su domicilio de algún paciente
código 3 tras esperar casi cuatro meses la intervención.
Tras mi reincorporación se produjeron los siguientes hechos:
• Los Dres. Alfonso Cañas, Pedro Lima, Luis López y José Buendía, a
quienes yo mismo había llevado de la mano a firmar sus primeros
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contratos como especialistas, se negaron desde el primer día a seguir
operando por las tardes, a pesar de que ello les suponía una pérdida de
alrededor de 2000 euros al mes a cada uno.
• En los siguientes días la Directora Clínica Quirúrgica me informó de que
los anestesistas también se habían negado a anestesiar por la tarde.
• Los Dres. Cañas, López y Buendía han practicado sobre mí, durante mi
nueva estancia, una política de hostigamiento tanto en lo personal como
en lo profesional.
• La Gerencia convocó en febrero de 2009 elecciones para constituir la
Junta Técnico Asistencial, que no existía en el hospital al menos desde
el 1 de enero de 2002.
A principios de marzo de 2009, mediante la presentación de un Acta de
Manifestaciones por vía notarial hice constar al Gerente lo siguiente:
1. Que la causa que motivó el problema anterior fue mi denuncia de las
prácticas irregulares de los anestesistas.
2. Que tras mi marcha se había instaurado inmediatamente un programa
de cirugía de tarde tal y como yo había pretendido sin éxito.
3. Que se ha producido desde mi llegada una actitud obstruccionista por
parte de la Dirección, así como del grupo de anestesistas, a los que se
habían añadido durante mi ausencia los Dres. Francisco Ávila, Paloma
Herrador y Raquel González Maté, y algunos de los facultativos del
Servicio de Cirugía Cardiaca.
4. Que tengo toda la voluntad de que se normalice la situación en beneficio
de los pacientes.
5. Que a día 19 de enero había 35 pacientes de código 3 en la lista de
espera, cuya intervención debe realizarse en un plazo máximo de 6
semanas.
6. Que la media de espera que estos pacientes soportaban antes de mi
llegada era de 121 días, lo que comporta un grave riesgo de muerte
añadido, habiéndose producido en esas circunstancias la muerte de al
menos un paciente tras esperar cuatro meses.
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7. Que en esta precaria situación de los pacientes es cuando se ha
producido la negativa de todos los facultativos citados a seguir operando
por la tarde, como se venía haciendo, lo que previsiblemente empeorará
la ya actual mala situación de los pacientes en lista de espera.
8. Que la ayuda que he pedido a la Dirección Clínica Quirúrgica para
normalizar la situación me ha sido denegada.
9. Que el Gerente no cumple sus propias palabras pronunciadas en sede
judicial: “mi responsabilidad es que el Hospital funcione y que los
pacientes no sufran ningún tipo de alteración en su diagnóstico
pronóstico y tratamiento; y que yo debo garantizar ante todo”.
10. Que solicito a la Gerencia y la Dirección Clínica Quirúrgica que
garanticen a los pacientes que no superen los plazos de tratamiento
quirúrgico especificados en el Documento Oficial de la SEC y la SECCV
de 2000, consiguiendo así que “no sufran ningún tipo de alteración en su
diagnóstico, pronóstico y tratamiento”.
11. Que me pongo a la entera disposición de la Gerencia para realizar
cuantas actuaciones sean necesarias para conseguir normalizar la
situación.
Este Acta no tuvo contestación por parte de la Gerencia.
Ante la falta de actuaciones, pedí por escrito a la Directora Clínica Quirúrgica
Dra. Silvia Rodríguez Dapena, el traslado urgente a otros hospitales de 35
pacientes, con nombres y apellidos, que sobrepasaban ampliamente los plazos
máximos de tratamiento exigibles ante el riesgo de muerte añadido que ello
suponía.
Este escrito suscitó la apertura de una “Investigación reservada” por parte de la
Inspección Médica del SESCAM a instancias de la Gerencia.
Soy cesado el día 19 de agosto, mediante una resolución que se apoya en el
informe de la Junta Técnico Asistencial de 11 de agosto de 2009 que dice
textualmente: “ … (esta Junta) debe emitir una evaluación desfavorable a la
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continuidad del ejercicio de las funciones del Dr. Calleja Hernández como Jefe
de Servicio de Cirugía Cardiaca del CHT …”.
No tengo, a fecha de hoy, conocimiento acerca de qué se me acusa, del
informe de la Inspección Médica ni de ninguna de las deliberaciones de la
Junta Técnico Asistencial.
Finalmente he de aclarar que en los casi ocho meses que he permanecido en
mi cargo en esta segunda etapa NINGUNA PERSONA, NI DE LA DIRECCIÓN,
NI DE LA JUNTA TÉCNICO ASISTENCIAL NI DE NINGUNA OTRA PARTE
ME HA PREGUNTADO POR NINGUN DATO ASISTENCIAL, NI DE LA
PRIMERA NI DE LA SEGUNDA ETAPA, NI HE COMPARECIDO ANTE
NINGUN TRIBUNAL EVALUADOR, POR LO QUE NIEGO
CATEGÓRICAMENTE HABER SIDO EVALUADO
14 de septiembre de 2009. Manuel Calleja.