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173 Alfonso Harb Viteri DEPORTIVO QUITO Fundado en la Plaza del teatro con el nombre Argentina. Campeón del fútbol quiteño los años 1954, 1956, 1957 y 1963. Campeón Nacional en 1964 y 1968; Vicecampeón ecuatoriano los años 1985, 1988 y 1997. Una institución llena de historia y grandes jugadores que pasamos a recordar. Arqueros: El emblemático es Luis Alberto Aguerre; uruguayo, integró la gran plantilla de Peñarol, en la década del sesenta. Gran talla y oficio, sobrio, atento, seguro, muy técnico, excelente bloqueador del juego aéreo; se lo recuerda además por su vestimenta, con aquellos pantalones bermudas y la tradicional gorra. Fue el soporte defensivo de “Los Chullas” para el título de 1968. Luego, volvió en 1978 donde demostró su jerarquía. Se lesionó en 1980, jugando al iniciar una temporada en U. Católica, viéndose obligado a retirarse del fútbol. Se convirtió en uno de los más conocidos y prósperos empresarios de fútbol. Luis Aguerre

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Alfonso Harb Viteri

DEPORTIVO QUITOFundado en la Plaza del teatro con el nombre Argentina. Campeón del fútbol quiteño los años 1954, 1956, 1957 y 1963. Campeón Nacional en 1964 y 1968; Vicecampeón ecuatoriano los años 1985, 1988 y 1997. Una institución llena de historia y grandes jugadores que pasamos a recordar.

Arqueros:

El emblemático es Luis Alberto Aguerre; uruguayo, integró la gran plantilla de Peñarol, en la década del sesenta. Gran talla y oficio, sobrio, atento, seguro, muy técnico, excelente bloqueador del juego aéreo; se lo recuerda además por su vestimenta, con aquellos pantalones bermudas y la tradicional gorra. Fue el soporte defensivo de “Los Chullas” para el título de 1968. Luego, volvió en 1978 donde demostró su jerarquía. Se lesionó en 1980, jugando al iniciar una temporada en U. Católica, viéndose obligado a retirarse del fútbol. Se convirtió en uno de los más conocidos y prósperos empresarios de fútbol.

Luis Aguerre

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Pero Deportivo Quito, ha contado con otros muy buenos arqueros Manuel Arias, fue el portero de las primeras satisfacciones chullas, en los años sesenta, incluído el título nacional de 1964; en los setenta recordamos al uruguayo Alejandro Roberto Trillo, espigado, de buenos reflejos, s e g u r o , a t a j a b a penales; Rodolfo P i a z z a , o t r o

uruguayo de gran jerarquía, enorme oficio, con Deportivo Quito obtuvo un récord interesante en 1970, mantuvo su valla invicta durante 660 minutos; es decir, siete partidos y 30 minutos del octavo juego; el yugoslavo Janco Sancovick, excelente, enormemente seguro; un argentino de apellido Cordero, vestía de blanco entero con muy buenas condiciones; el argentino Oswaldo Santos, llegó al club en 1977 cuando el Deportivo Quito jugó en la serie B, con excelentes antecedentes, el más importante haber jugado en el Barcelona de España y formar parte de aquel fabuloso equipo encabezado por Johan Cruyff, donde era el tercer arquero. El legendario Carlos “Kiko” Delgado, defendió el arco chulla en 1985, llegando al subtítulo de esa temporada y Carlos Enriquez, durante varios años fue el dueño de la portería. Era irregular, como podía tener grandes tardes, también momentos para el olvido, pero más primaba lo primero, siendo un guardameta que aportó Carlos Enríquez

Rodolfo Piazza

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seguridad y confianza; a pesar de no tener una gran talla. Sandro Borja, un arquero muy irregular, aunque de muy buenas condiciones físicas, Héctor Carabalí, bajo las mismas consideraciones, es recordado por ser el segundo arquero, en hacer gol de arco a arco, se lo hizo a Ibarra de El Nacional. El primero fue Delgado a Barcelona y el tercero de Damián Lanza, del D. Cuenca, a LDUQ. Actualmente defiende el pórtico azul grana Daniel Viteri, nacido en EMELEC, de grandes condiciones, participó en las delegaciones que jugaron el primer mundial juvenil donde fue titular y el de mayores, donde fue el tercer arquero. Con los azules, fue bicampeón en los años 2001 y 2002; ojalá pueda tener la suerte que le ha sido esquiva en las últimas temporadas, porque condiciones le sobran. El portero de

la Selección, Edwin Villafuerte, tuvo un paso fugaz y poco trascendente por el equipo.

En la defensa, el “Mariscal” Bolivar Mantilla poseedor de una gran técnica defensiva, tanto a ras de piso como en juego aéreo. Era líder, con temperamento ganador. Stalin Charpantier, solo jugó en el Quito, conocido como “Pajarito”, era un reloj por su regularidad; El “Pototo” Héctor de los Santos, uruguayo, el mejor defensor que ha traído el Deportivo Quito; un verdadero baluarte, señor del área; tanto por arriba como por abajo, lideraba, imponía presencia. Era la pared que necesitaba Aguerre para formar un gran cerrojo que le dio a Deportivo Quito, su segunda y última corona en 1968. “El Petiso” Romanelly, lateral uruguayo de gran garra y despliegue llegó en 1963, formó parte del equipo que obtuvo la primera corona en 1964. Imposible olvidar a ese gran lateral izquierdo que fue Lincohl Utreras, seguro en la marca, pilar en el título de 1968. En 1966 se incorporó al equipo el uruguayo José María Píriz, pero no logró el destaque

Héctor de los Santos

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del que posteriormente hiciera gala en EMELEC. En 1978, llegó un gran central uruguayo, Gerardo Pelusso, fuerte, de barba, impuso clase, seguridad, era dueño del área, casi impasable, de los grandes defensores que llegó a Ecuador; años después, Leandro Anarcasio Pérez, alto pero lento. Entre los nacionales, Fausto Carrera, símbolo de la Católica, jugó sus últimos años en el equipo de la ciudad; Alfredo Santiago Encalada, formado en Liga, tuvo una larga e importante campaña en los “Chullas”, constituyéndose en uno de

los laterales históricos, de esta institución donde hizo prevalecer su temperamento, muy recio para la marca, pero aportaba seguridad; Bolivar Ruiz, jugador de clase y fuerza, gran estampa y temperamento; Holger Quiñónez también formó parte de este equipo en 1997, la ocasión en que más cerca estuvo el Deportivo Quito para volver a dar vuelta olímpica; Byron Tenorio, terminó su carrera en el equipo “De la Plaza”, Ulises De La Cruz surgió en esta institución mostrándose lleno de juventud y potencia en la dimensión que luego adquirió en Liga, la selección y en Europa; entusiasmó a Maturana, quien desde el Quito lo llevó por primera vez al equipo nacional en 1997.

Bolívar Ruiz

Alfredo Encalada

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Pero, a la hora de las definiciones la defensa histórica del Deportivo Quito la conforman: Romanelly, Pelusso, De Los Santos, Lincohln Utreras.

En la media cancha, el jugador más importante en la historia del Deportivo Quito fue Alex Aguinaga. Después de Spencer, lo más importante que ha surgido en nuestra tierra. Debutó en 1985 apenas con dieciséis años. Ya en 1986, era una de las figuras del equipo y desde 1988 la gran figura del balompié nacional, honor que lo mantuvo hasta su retiro del fútbol en el 2005. Talentoso, hábil, con una inteligencia y rapidez mental, pocas veces vista. Tenía la clase y claridad de juego de Polo Carrera, la técnica de Bolaños, la llegada al gol de Villafuerte, y en México donde fue la gran estrella con la camiseta del Necaxa en la década de 1990 adquirió la cuota de sacrificio, el despliegue físico que lo convirtió en un volante completo, capaz de marcar, generar juego y golear. Con Deportivo Quito no pudo ser campeón, perdió la final de 1988 ante EMELEC, pero a pesar de ello, es el jugador que más lustre y orgullo le ha dado a esa camiseta.

Pero, en retrospectiva histórica vayamos a los cincuenta donde no puede ser olvidado Juan Ruales. Comenzó como delantero, pero se acomodó mejor como medio campista, gran capacidad física y técnica, era bastante completo para aquellas épocas, marcaba y atacaba, prevaleciendo siempre su derroche físico. En esa misma época, sobresalía Tarquino Basantes, recordado con letras mayúsculas por su entrega a la divisa. En los sesenta, pasan por la memoria Baldi o el colombiano Lugo, todos ellos grandes jugadores que llevaron al Deportivo Quito a su primer título nacional.

Alex Aguinaga

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Pero la historia del Deportivo Quito tiene reservado un espacio de oro para el uruguayo Oscar Milber Barreto, considerado uno de los mejores extranjeros que llegaron al Ecuador. Era el cerebro del equipo en esa campaña formidable de 1968 donde por segunda ocasión “Los Chullas” dieron vuelta olímpica. Técnicamente era insuperable, formó una dupla de ataque con Battaine, absolutamente temible. Eran la bala y el gatillo, los principales exponentes ofensivos del Deportivo Quito campeón de ese año. Llegaba desde atrás, con gran peligrosidad, muy recordado es aquél gol que marcó a Barcelona en el estadio Modelo ante casi cuarenta mil personas y que dejó listo a su equipo para obtener el título.

Un paso interesante por el equipo tuvo el argentino Pedro Marchetta, un diez interesante, de gran panorama y calidad. Años después, llegó a la institución como entrenador. Entre 1965 y 1968 nos encontramos con otro jugador que aportó para la vuelta olímpica chulla: Gonzalo “maestrito”

Calderón, jugador de gran calidad, habilidad y talento para el toque corto, la habilitación en espacios reducidos, las paredes en pequeñas zonas, pues no poseía el fuelle físico necesario para imponer presencia por todos lados; ese fue su déficit, lo que le impedía llegar con fuerza al área rival, pero con la pelota en sus pies era exquisito. En 1969 llegó Héctor Morales con la calidad de su juego a cuestas, un motor en el medio campo de los equipos donde prestó sus servicios.

A inicios de los ochenta, en Deportivo Quito brillaba con luz propia el azuayo Angel Guillermo Vicuña: Jugador de gran técnica, Carlos Alberto Mendoza

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fuerza, inteligencia, dinamía; marcaba, llegaba con gol y especialmente con un gran remate. Lamentablemente, su consagración futbolística llegó casi a los 30 años por lo que no pudo tener un mejor futuro como jugador. En 1981 se incorpora al plantel, ya en su ocaso futbolístico el nacionalizado Juan Carlos Gómez, uno de los líderes eléctricos en el título de 1979, mostrando chispazos de sus grandes antecedentes. Pocos años después, surgieron dos valores nacionales: Juan Yépez, un jugador fuerte, de marca, luchador y “Maradonita” Ordóñez, conocido así por su enorme parecido con el astro argentino que por esa época, ya era el referente del fútbol mundial. Ordoñez era hábil, se comía la cancha, era muy dinámico.

En 1985, se incorpora el argentino Norberto Toledo, melenudo, talentoso, buena llegada al gol, eje de aquel Quito que definió el título con Barcelona; un año después, lo sustituye Carlos Alberto Mendoza. “Columbo”, como se lo conocía, era un diez muy técnico, de gran dominio de balón, excelente pegada y llegada. Fue la figura durante varias temporadas de este equipo; destacando en la copa de 1986, así como en la liguilla de 1989, donde un gol suyo, entre otros estuvo a punto de quitarle el campeonato a Barcelona; en aquel partido polémico que fue repetido por invasión del público a la cancha. En 1997, un trotamundos de nuestro fútbol, el uruguayo Washington Aires, ya nacionalizado se coloca por segunda ocasión, la casaquilla del equipo quiteño; años antes lo había hecho, pero no había tenido la trascendencia que logró en la temporada en mención donde fue el gran generador de juego del plantel que estuvo a punto de convertirse en campeón ecuatoriano. En los últimos años, Deportivo Quito descubrió a un gran talento, Luis Fernando Saritama: un volante de gran dinamía, excelente llegada, mucha creatividad, un vendaval en el medio campo. Salió del equipo para ir al fútbol mexicano donde no ha poseído la suerte que esperábamos, pero por su juventud seguramente escribirá páginas importantes en el equipo donde milite. Edison Méndez, tuvo su

Washington Aires

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escuela y cuna futbolística en el cuadro chulla. De ahí se perfiló como ese gran jugador que luego se pulió en la Selección. Volante completo de ida y vuelta, buen disparo y llegada explosiva al gol. Fue considerado el mejor jugador del año 2002, con la camiseta azul y grana; equipo en el que jugó hasta el 2003 donde pasó a El Nacional; luego a México, Liga de Quito y PSV de Holanda. Siendo jugador del cuadro “Chulla” participó en el mundial del 2002, donde fue el de mejor actuación, otorgando el gol ante Croacia que permitió a nuestra Selección ganar el primer partido en la Copa del Mundo. Aún con la camiseta azul y grana se convertía en el más gravitante integrante en las eliminatorias para Alemania 2006. Otro mundialista, del equipo de la plaza del teatro fue Marlon Ayoví, el de Durán, Provincia del Guayas. Poli funcional ha jugado de lateral ó volante de corte; sin embargo, ha sido durante varias temporadas, uno de los goleadores del equipo. Fue figura en las eliminatorias del 2002 y en el propio mundial asiático, así como en el siguiente proceso eliminatorio. Formó parte y jugó algunos minutos de la Copa del Mundo 2006, pero sin el suceso precedente. Su salida del Deportivo Quito se produjo ese mismo año sin el reconocimiento que merecía su trayectoria, pero en la recordación histórica no puede quedar fuera.

Luego de este análisis, el medio campo de todos los tiempos deberá quedar a mi gusto, de la siguiente manera: Edison Méndez, Alex Aguinaga, Oscar Barreto.

En la delantera, “Los Chullas”, han poseído grandes exponentes del gol; especialmente, foráneos, pero también algunos nacionales que no pueden faltar en la historia como: Ernesto “Trompudo” Guerra, un referente por donde se lo mire; fundador, excelente jugador y técnico ganador; ganó ambos títulos, en 1964, dentro de la cancha y en 1968, dirigiendo en la banca. Fue actor y protagonista, en todos los campeonatos que actuó; gran goleador, anotó el primer gol César Pardo

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de los equipos de Pichincha en el profesionalismo.

En sus inicios, también cabe destacar, a otros delanteros, como Carlos Guzmán, gran técnica, habilidad y talento; se ganó el apelativo de “Maestrito”; Manuel Gaytán, goleador en el torneo local de 1955, difícil de carácter, pero en la cancha, era un crack; Humberto Masuchio, un peón incansable; el paraguayo Bienvenido Laterza, veloz y goleador; Modesto Salina, un cañonero, muy potente, goleador en los años 1956 y 1957, armaba una dupla infernal con Guzmán. No podemos olvidar a César Pardo, un siete muy peligroso, que hizo grandes temporadas en los años 1963 y 1964, donde el Quito se proclamó campeón local y nacional, respectivamente.

En 1968, se incorpora al equipo el uruguayo Victor Manuel Battaine, con un juego muy peculiar, alocado, pero eficaz. La hinchada lo comenzó a llamar cariñosamente “El Loco” y él enloquecía a la culta barra con sus goles. Armó una dupla de ensueño con Barreto, constituyendo el inolvidable tandem Barreto – Battaine. Fue goleador del torneo de 1968, con 19 tantos; donde además, dio vuelta olímpica. Ese fue su mejor año, en 1979, se retiró del fútbol, vistiendo aquella camiseta, que una década atrás, lo consagró.

En 1975, aparece un puntero endiablado, imparable sobre el gramado del Atahualpa; que enloquecía al rival que enfrentaba y se robaba los aplausos: Wilmer Gómez. Se convirtió en el jugador más cotizado del momento, su transferencia al EMELEC, fue todo un suceso como lamentablemente no fue su fútbol con la azul. Tres años después, nace en la Plaza del Teatro otro delantero de similares condiciones; rápido, punzante, goleador; Fernando

Víctor Battaine

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Baldeón. Poco pudo dar al Quito debido a que El Nacional se lo llevó, acertando de tal forma que terminó siendo el puntero histórico de los militares. En 1980 llega al equipo procedente de “Los Puros Criollos” el centrodelantero Fausto Correa. Luego de grandes temporadas en 1977 y 1978 con El Nacional, “El Camión” se enfunda la azul grana y comienza a otorgar lo que sabe, goles. Arrollaba en el área y las metía como podía. Le dio lindas mañanas a su equipo; como aquel triunfo sobre Barcelona de 4-3 en el Olímpico; en un partido que ganaban los amarillos y que los chullas dan vuelta con tres goles de Correa. Por esa época, llegan dos delanteros argentinos de gran calidad: Roberto Insúa en 1981 y luego Nestor Juan Doroni. El primero, tenía un cañon en su pierna y un hambre de gol insaciable por ello, lo apodaron “Tigre” Doroni que llegó posteriormente para reemplazar a Insúa; era

un gran definidor y especialmente poseedor de un gran olfato para estar siempre listo al puntillazo final. En 1984 llegó un tanque blanco: Sergio Saucedo, era sencillamente implacable en el área, con una potencia que le permitía abrir cuando obstáculo encontraba; era completo, cabeceaba bien, se ubicaba en el lugar preciso, fuerte, definidor. Se consagró goleador del torneo de 1984, con 25 goles; por lo que se cotizó de tal manera, que inmediatamente emigró al fútbol de Portugal. En su reemplazo, llegó otro gran delantero, Juan Carlos De Lima. No tenía la potencia de Saucedo, pero si la ubicación precisa para siempre estar al pie del gol. Había llegado en 1985 a la Católica donde quedó goleador del torneo. En 1986, refuerza al Quito en Copa y convierte goles claves y

Roberto Insúa

Eduardo Vilarete

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hermosos; como esos tres en el Maracaná para el empate 3 -3 de los azul y grana con el Bangú. Ese año volvió a ser goleador del torneo con el Deportivo Quito. Luego, con Nacional de Uruguay gana la Copa Libertadores y la intercontinental siendo con Spencer, los dos únicos en haber salido de equipos ecuatorianos a los grandes de Uruguay, para llevarse esos grandes torneos. Posteriormente, volvió a EMELEC donde tuvo magníficas actuaciones. Sencillamente en cualquier lado, un gran definidor.

En 1985, llegó un colombiano que tenía el gol entre ceja y ceja; Eduardo Emilio Vilarete: Era el centro delantero de la selección Colombia “El Samario” no perdonaba una en el área. Excelente cabeceador, flaco, fuerte, condiciones técnicas interesantes, como todo norteño, pero principalmente, obsesión por el gol al punto que convertía prácticamente un gol por partido. Más aún, cuando contaba con el respaldo de ese excelente puntero derecho argentino, Dardo Pérez, sumamente habilidoso, peligroso dentro de las dieciocho yardas, aparecía de manera sorpresiva. Su principal arma era el desborde y la habilitación, era de aquellos punteros que todo punta

quiere tener. Además, por su rapidez y habilidad sorprendía constantemente a los árbitros, con las caídas intencionales dentro del área para provocar los penales. En 1991 viste de azul grana el uruguayo Fernando Barboza: un foward temible por su precisión para definir. Llevaba muy bien la pelota y

Juan Carlos de Lima

Dardo Pérez

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cuando entraba siempre daba el toque preciso. Era rápido y letal, pero tuvo su momento negro cuando en la liguilla falló un penal ante un arquero que recién ingresaba al campo, José Francisco Cevallos. En aquel juego, Morales salió expulsado por provocar el penalti ingresando al campo Pancho Cevallos, muy joven e inexperto, no había tapado más de dos o tres partidos. Barboza lo lanzó y Cevallos lo atajó; finalmente, Barcelona ganó 2 – 1 en el Atahualpa y el uruguayo fue condenado por aquello.

En 1997 llega el “Bufalo” Arias, un arremetedor que iba con todo para definir. Peligroso en el juego aéreo, pesadilla para los defensores por su potencia y precisión al momento del remate. Dos goles suyos al Aucas en la penúltima fecha de la liguilla, le hubiesen dado el título al Quito, de no mediar que minutos antes, Barcelona había derrotado a El Nacional por 3 – 2 en el Atahualpa. Tan solo un empate de aquellos, dejaba a los Chullas a puertas del campeonato. Ese gol de Agustín Delgado, en el último minuto, lo impidió y luego, con un concluyente 3 – 0 en Guayaquil, Barcelona le restó esa ilusión a Deportivo Quito.

En la línea de siempre traer buenos delanteros, se incorporan en las siguientes temporadas dos buenos definidores: Alejandro Martín Kenig y Cristhian Carnero. Kenig, venía precedido de buenos antecedentes en el fútbol argentino, era un jugador conocido, había llegado al Deportivo Cuenca en 1998 y dejado una grata impresión aunque estuvo poco tiempo; en 1999 con la azul grana se convierte en la cuota de gol de su equipo. Años después, en EMELEC, incluso fue goleador del torneo. Carnero, no venía precedido de una gran trayectoria, pero con el Quito, las metió todas

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en el 2002. Fue máximo artillero de ese campeonato con 26 goles. Luego pasó a Liga, jugó en el Cuenca y en Olmedo, pero en ningún equipo tuvo la efectividad que mostró en el Deportivo Quito tanto en el 2002 como en el 2004, cuando retornó para volver a hacer goles. Es de esos jugadores que solo brillan en un equipo. Ese parece ser el estilo de Jonhny Baldeón; la “Fierita”, sobrino de ese recordado puntero derecho, Fernando Baldeón, se mostraba imparable en sus inicios con el Deportivo Quito, rápido, punzante, definidor, era el delantero a quienes todos marcaban y temían. Hacía goles por todos lados; pero ni en la Selección, ni en el fútbol argentino, donde tuvo un paso fugaz, tampoco en Barcelona y con algunos destellos en Alianza Lima ha podido reeditar sus grandes actuaciones que siempre tuvo con el Deportivo Quito.

Así, hemos hecho la revisión de los hombres identificados con el GOL y que otorgaban emociones a la barra quiteña. De todos ellos, a mi gusto, la delantera histórica del D. Quito es la siguiente: Juan Carlos De Lima, Victor Manuel Battaine y Ernesto Guerra.

Con lo que el equipo de todos los tiempos del Deportivo Quito es el siguiente: Luis Aguerre; José Romanelly, Héctor De Los Santos, Gerardo Pelusso, Lincolhn Utreras; Edison Méndez, Alex Aguinaga, Oscar Barreto; Juan Carlos De Lima, Victor Manuel Battaine y Ernesto Guerra Galarza.

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