Historias de becarios - Ferreiro NA.pdf
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1
A mi tesis doctoral que durante seis años me atormentó por los pasillos de la
Universidad Nacional de Luján.
A los compañeros becarios que fueron torturados conmigo de sol a sol.
A mi familia y amigos que aún no saben qué hice durante esos años.
2
En el comienzo de todo, el Director armó el plan. El plan no tenía entonces forma
alguna; todo era profundo cubierto de oscuridad, y el tesista hacía lo que podía. El
Director dijo: “¡Haya presentación a congreso!” Y hubo presentación a congreso.
Al ver el Director que la presentación era buena, le agregó datos y la llamó paper.
De este modo se completó el primer año.
Después el Director dijo: “Haya un cubículo que separe.” Y así fue. El Director
ordenó un cubículo que separó: una parte quedó por debajo y otra parte quedó por
encima. Al cubículo lo llamó oficina. De este modo se completó el segundo año.
Entonces el Director dijo: “Júntense en un solo lugar las aguas, y que desaparezca
lo seco”. Y así fue. A las aguas que se habían juntado las llamó Programa de
Investigación. Al ver el Director que todo estaba bien, dijo: “Produzca el programa
toda clase de planes: tesinas que dan pósters y tesis que dan papers.” Y el
Director vio que todo estaba bien. De este modo se completó el tercer año.
Entonces el Director dijo: “Haya equipos que alumbren las investigaciones y
separen el ruido de lo significativo, y que sirvan también para brindar servicios a
terceros.” Y así fue: el Director consiguió un espectrofluorómetro para determinar
enzimas y un HPLC para aislar metabolitos. También consiguió una multisonda.Y
vio que todo estaba bien. De este modo se completó el cuarto año.
Luego el Director dijo: “Produzca el programa toda clase de investigadores, y haya
también divulgadores.” Y así fue. El Director creo doctores, y todos los seres que
la ciencia produce y que viven de ella. Y al ver el Director que todo estaba bien,
bendijo a los seres que había hecho. Les dijo: “Tened muchos tesistas y llenad las
universidades, y haya muchos doctores en el mundo.” De este modo se completó
el quinto año.
Entonces el Director dijo: “Produzca el programa toda clase de proyectos para las
licenciaturas e ingenierías, y también para las tecnicaturas.” Y así fue. El Director
hizo estos profesionales y vio que todo estaba bien. Entonces dijo: “Ahora
hagamos el libro. Será semejante a nosotros, y tendrá poder sobre los
investigadores, estudiantes, profesores y personas comunes.” Después les dijo:
“Mirad, yo os doy todos los proyectos que producen publicaciones. Todo os servirá
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de alimento.” Así fue, y el Director vio que todo lo que había hecho estaba muy
bien. De este modo se completó el sexto año.
El libro y el grupo de investigación, y todo lo que hay en ellos, quedaron
terminados. El séptimo año se cansó el Director de lo que había hecho, y se tomó
un sabático.
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CONSTANCIA
Había una vez una muchacha perdida en la ciudad que soñaba con el
campo, y no tuvo mejor idea que aceptar una beca doctoral para trabajar en la
llanura pampeana. Cuentan las malas lenguas que su proyecto fue elaborado
durante años de esfuerzo intelectual y cuidado planeamiento, eso, o que era un
borrador olvidado en un cajón. El tema es que la becaria comenzó a cobrar y a
muestrear, ¿o habrá sido al revés? Pilas y pilas de muestras se acumularon en la
heladera para ser analizadas, cuando aprendiera cómo hacerlo... Luego de varios
meses pudo sentarse a estudiar su lección, sólo para darse cuenta que las
muestras ya no servían, que lo que quería medir hacía tiempo se había ido y debía
empezar de nuevo sus muestreos. Finalmente, la becaria consiguió las preciadas
muestras y realizó los preciados análisis durante mil y una noches, sólo para darse
cuenta que no sabía qué hacer con ellos. Buscó entonces una guía. Recordó que
tenía un director que alguna vez la había saludado como al pasar. Buscó, buscó y
buscó pero sólo encontró personas capaces de falsificar su firma. Así que decidió
sentarse a estudiar su lección una vez más, y luego de mil y una noches pudo
darle forma a sus datos. Forma de pera.
La becaria aún no había encontrado a su director, pero tampoco estaba
sola. Una presencia débil, casi fantasmal, la acompañaba cada tanto y le sugería
taxativamente la realización de cursos de gran relevancia para su futuro
profesional. Es así como una vez fue a parar a lo más profundo de la provincia de
Buenos Aires, para asistir a un curso en el que todos se preguntaban por qué
mierda estaba allí. De más está mencionar que el curso de nada le sirvió y que ni
puntos le dio.
Entonces un día, de la nada, apareció el director y mencionó las solemnes
palabras: - Hay que escribir un paper. La becaria lo miró y con solemnidad asintió,
aunque por dentro pensó: - La puta que lo parió. A la becaria no le quedó más
opción que tomar sus datos en forma de pera y comenzar a elaborarles una linda
introducción, hipótesis, estadística y conclusiones, claro. La pera es de crucial
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importancia para estos ambientes, porque su amarillismo brinda sustento a los
organismos de los que en última instancia depende toda la vida humana. Espero
que la pera sea amarilla, porque sino no sabría qué decir. El amarillismo de la pera
fue observado con un ACP y puesto a prueba con un AMV. Se concluye que la
pera es amarilla, como era de esperarse.
El paper así se escribió y al director se envió, quien lo rebotó como a un
primer borrador: - Hay que reescribir el paper, dijo el director. La becaria lo miró y
con solemnidad asintió, aunque por dentro pensó: - La puta que lo parió. Mil y una
noches pasaron, y la becaria viajó, tejió, bailó, pero al paper ni lo tocó. Entonces el
director volvió: - ¿Cómo va ese paper?, preguntó. - Excelentemente bien. ¡Aquí
está la nueva versión!, la becaria contestó. - La verdad es que esto ha mejorado
mucho, dijo el director. Lo enviaremos una revista de ISI 3,4. La becaria lo miró y
con solemnidad asintió, aunque por dentro pensó: - La puta que lo parió. Y la
presencia fantasmal también asintió, y susurró: - ¡Qué inteligente es el director!
¿No?
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EL TWIST DEL BECARIO
¿Saben saben lo que hizo
ni bien se hubo recibido?
Mandó un CV resumido
y ganó una beca de olvido.
¡Qué coraje, qué valor!
Sin leer el plan de trabajo
se unió a algo así como un labo
y se casó al director.
El becario se pasea
de la mesada al espectro.
No sabe bien qué está haciendo
pero ya le han pagado.
A la hora de la cena
su trabajo le dio pena,
fue tan malo lo que hizo
que seguir más ya no quiso.
El valiente becario
fue a ver a su director
le dijo esto no funciona
voy a empezar de nuevo.
7
El becario se pasea
de la mesada al espectro.
Ya tiene mejor idea
de hacia donde está yendo.
El becario analiza
con una paciencia china
los ANOVAs día a día,
para ver si algo salía.
El becario con rigor
al fin lo empujó un poquito
y dio su primer pasito
el ANOVA con poco error.
El análisis que hizo,
lo mostraba por el piso,
otras veces, de visita,
los desvíos escondía.
Pero un día entró el director,
se imaginan lo que hizo,
al valiente becario dijo:
"Ay, qué papelón".
El becario se pasea
de la mesada al espectro.
Por orden del director
ha comenzado de nuevo.
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Hizo un curso de posgrado
para ver qué había dado,
mentiroso, él se promete
que le importa un ojete.
Porque sí, con frenesí
dice de pronto el becario:
"En el multivariado
están los p que yo perdí".
El becario se pasea
de la compu al libro.
Haciendo multivariado
parece que al fin le dio.
Y el becario con permiso
tomó todo lo que hizo
escribió su manuscrito
y la tesis defendió
El becario se salvó
pero a fuerza de tapioca
la tesis estaba loca
y este cuento se acabó.
El becario se pasea
de la compu al espectro.
Después de todo esto
aún falta el artículo.
9
El becario se pasea
de la compu a los libros.
Ahora tiene que escribir
el plan para su posdoc.
Inspirado por “El Twist del Mono Liso” de María Elenea Walsh
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FOSFORITO
Esta es la historia de fosforito, un joven idealista que consiguió una beca y
combatió durante años contra las fuerzas más oscuras de la ciencia, que
pretendían transformarlo en un medidor humano.
Fosforito recibió el llamado de la beca en una calurosa tarde de verano,
durante la cual su flamante director le presentó a su objeto de estudio, el arroyo, y
su arte, la medición de fósforo. Desde ese día, fosforito se convirtió en un ser más
del arroyo. Fosforito iba al arroyo y medía fósforo. Muestreaba invertebrados y
medía fósforo. Muestreaba peces y medía fósforo. Muestreaba plantas y medía
fósforo. Construía un refugio para el oxímetro, y también medía fósforo. ¿Y saben
qué hizo luego? Agregó más fósforo, y volvió a medir...
Luego de años de muestreos y mediciones, fosforito no había podido
sentarse a analizar sus datos, por lo que estaba recaliente. Entonces, se le
encendió la lamparita: lo único que quería era escribir la tesis cuanto antes y darse
una ducha. Sin embargo, su director no estaba tan convencido y creía que todo lo
que había medido sólo servía para seguir alimentando la gran hoguera.
Así, las fricciones entre fosforito y su director crecieron y crecieron hasta
que un día fosforito explotó, y mandó a su director a freír churros. La tesis se
escribió y, aunque el fósforo no dio, el director igual frió unos churros que hicieron
la defensa más cálida. Fosforito se dio una ducha, y todos vivieron felices para
siempre. Excepto el fósforo del arroyo, que ya no tiene quien lo mida.
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EL INERTES
Antiguos doctores
escondidos por miedo
abrieron sus puertas
a nuevos viajeros
Eran los becarios
que habían llegado
no sin mucho esfuerzo
a conseguir un sueldo
Sus planes siguieron
todo lo midieron
después lo analizaron
y lo publicaron
Aquellos sintieron
que eso era bueno
y que estos viajeros
alejaban sus miedos
Expandamos esto,
entonces pensaron,
hagamos algo nuevo
para más becarios
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Un lugar de ensueño
grande, luminoso
que tenga muchos grupos,
que pueda ser famoso
Los viejos doctores
entonces se juntaron
Mucho discutieron,
mucho diseñaron
Al fin decidieron,
un día inaugurarlo,
aquel lugar nuevo
para sus becarios
Era un instituto
enorme, extrafalario
con muchas ilusiones
pero imaginario
Pues la discusión
no había incluido
quién pondría dinero
para construirlo
Además soñando
habían olvidado
seguir atendiendo
a sus pobres becarios
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Grandes, terminados,
antiguos becarios,
habían decidido,
seguir caminando
Y así quedaron solos
aquellos doctores
con sus bellos planes
y ensoñaciones.
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EL BOLA
Un muchacho conflictuado entró a la universidad, y un muchacho aún más
conflictuado salió. Decidió que debía pensar por un tiempo, para lo que no tuvo
mejor idea que concursar una beca doctoral. La beca salió, y el joven pensó,
quizás más de lo que hubiera querido.
Afortunadamente, el lugar de trabajo estaba cerca de su pueblo.
Desafortunadamente, el tema de trabajo estaba lejos de su pueblo.
Afortunadamente este becario no sólo tuvo un director, sino dos: el director del sí
y el director del no. El director del no fue desde el primer del día incapaz de
responder a las más mínimas inquietudes del muchacho, que debía entonces
dirigirse al director del sí. El director del sí, por su parte, sí tenía respuestas, claro.
El problema surgía cuando la respuesta a la pregunta debía ser sí o no, entonces
el resultado dependía exclusivamente del director de consulta. Es decir, de la
respuesta buscada por el becario. Cuando quería hacer algo consultaba al director
del sí, y cuando no al director del no. Simple y efectivo, ¿no?
Es así que desde el principio el muchacho se abocó a la construcción de su
esfera en una relativa soledad, basándose en su sentido común. Los años
pasaron y la esfera del becario, que fuera al principio poco más que bollo de
papel, fue creciendo. Unos papers por aquí, unos datos por allá, unas réplicas
para sazonar y bastante estadística para aglutinar dieron como resultado algo
oblongo de un color marrón caramelo que el director del sí aprobó
inmediatamente. Las tratativas con el director del no se extendieron durante
meses, luego de los cuales se obtuvo un tibio ni. Acto seguido se procedió
inmediatamente a la defensa oral de la bola. La misma fue muy bien recibida por
los jurados, quienes elogiaron fervorosamente su forma, olor, color y sabor, sin
notar jamás que estaba hueca…
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LA CAZA DE LA TESIS
Al director todos le ponían en el alto candelero.
¡Qué porte, qué soltura y qué gracia!,
y ¡tan solemne también! Cualquiera podía ver que
era un sabio sólo con mirarle a la cara.
Había elaborado grandes planes para alcanzar las tesis,
en los que no había vestigio de duda;
y los becarios se pusieron contentísimos al ver
que eran planes que todos podían entender.
“¿De qué sirven las réplicas, los controles,
los muestreos, la estadística y los cursos de posgrado?
Así gritaba el director. Y los becarios respondían:
“¡No son más que signos convencionales!”
“¡Otros planes tienen objetivos, con sus hipótesis y predicciones!
¡Pero hemos de agradecer a nuestro valiente director
el habernos traído el mejor —añadían—,
uno perfecto y absolutamente en blanco!”
Esto era encantador, sin duda, pero enseguida descubrieron
que su director, en quien todos confiaban ciegamente,
sólo tenía una noción de cómo cruzar el doctorado,
y ésta era ir tocando los datos.
Era pensativo y serio, pero las órdenes que daba
bastaban para desconcertar a todo el laboratorio.
Cuando ordenaba: “¡Realicen un ANOVA, pero mantengan
el Kruskal-Wallis!”, ¿qué diablos debía hacer el becario?
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También, a veces, solían confundir el control y el tratamiento,
cosa que, según hizo notar el director, ocurría
con frecuencia en climas subtropicales cuando el becario
está, por así decirlo, “enestesiado”.
Pero el problema principal estaba en la discusión,
y el capitán, perplejo y acongojado,
confesó que esperaba que, al menos, cuando encontrara diferencias
significativas, estas no fueran en sentido opuesto al esperado.
Pero el peligro había pasado; por fin habían terminado
con sus muestreos, análisis y escritura.
Sin embargo, los becarios no quedaron complacidos con lo que
a primera vista descubrieron: ¡incoherencias y contradicciones!
El director intuyó que estaban bajos de moral
y, con tono musical, les explicó algunos chistes
que reservaba para momentos de infortunio.
Pero los becarios no dejaron de lamentarse.
Sirvió a todos generosas copas de champán
y les propuso sentarse en el laboratorio.
Y todos convinieron en que su director tenía un porte
sublime, allí firme, aprestándose a soltar su discurso.
“¡Técnicos y becarios, prestadme vuestros oídos!”
(Todos eran muy aficionados al alcohol;
así pues, brindaron a su salud y le dieron tres hurras.
Él, agradecido, les sirvió algo más de champán.)
“¡Hemos investigado muchos meses, hemos investigado muchas
semanas (cuatro semanas cada mes, recordadlo),
pero hasta el momento (y os lo dice vuestro director)
ni hemos visto ni olido a las tesis!”
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“¡Hemos investigado muchas semanas, hemos investigado muchos
días (siete días cada semana, os lo aseguro),
pero hasta ahora ni una tesis
sobre la que posar nuestra amorosa mirada!”
“Vengan y escuchen mientras les repito
las cinco señales inconfundibles
por las que reconoceréis con plena garantía,
donde quiera que estéis, la genuina tesis.”
“Digámoslas por orden. La primera es su sabor,
que es escaso y hueco, pero crujiente
como un abrigo que estuviese demasiado ajustado en la
cintura, con aroma a fuego fatuo.”
“Tiene el hábito de escribirse tarde;
estaréis de acuerdo en que uno la lleva demasiado lejos
cuando os diga que, a menudo, se desayuna para el té de las
cinco y se come al día siguiente.”
“La tercera es su lentitud para entenderla.
Si te aventuras a explicarla a alguien,
suspirará como lo haría alguien profundamente desdichado,
y que siempre se pone serio ante un juego de palabras.”
“La cuarta es su afición a las nuevas metodologías.
¡Siempre carga con una tras ella!
Y está convencida de que añaden belleza al panorama;
una opinión discutible, a mi entender.”
“La quinta es la ambición. Ahora convendrá
describir las diferentes especies,
distinguiendo las que tienen plumas y muerden
de aquellas otras que tienen bigotes y arañan.”
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“Pues aunque las tesis corrientes no hacen ningún daño,
creo que es mi obligación advertir que algunas conducen
a la cordura…” El director se interrumpió alarmado.
¡El nuevo becario se había desmayado!”
Inspirado por “La Caza del Snark” de Lewis Carrol
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1000000 DE
Hace varios años ya, en una tierra no muy lejana, un muchacho encontró en
Internet un anuncio que básicamente decía: “Apertura a concurso para la
realización de un trabajo de postgrado de gran importancia para la ciencia y la
tecnología de la llanura pampeana. El trabajo se llevará a cabo en el Instituto de
Alta Relevancia Para Todo (IARPT). Se pagará en dólares.” – Esta es la mía,
pensó el joven. Envió su CV y quedó. Entonces, se dijo: – ¡Uy, que grosso soy!
Voy a realizar un doctorado en el exterior, realizar un gran aporte a la ciencia y
además podré ahorrar unos dólares para mi hermosa familia.
El becario llegó a la Gran Capital, y tanta gente, stress y smog lo horrorizó.
Así que salió corriendo. Afortunadamente, su lugar de trabajo se encontraba en
una universidad periférica. Lo que luego lamentó fue que no sólo la universidad
era periférica, sino también su beca, su doctorado, su área de estudio, su plan de
doctorado, su diseño experimental, su metodología y su sueldo. Éste era tan
periférico que no se pagaba en dólares, sino en pesos. Pero el becario era joven y
estaba lleno de energía, así que hizo de tripas corazón y le dio para adelante.
Grandes cosas le depararía el destino, todo su esfuerzo sería apropiadamente
recompensado.
Y vaya si se esforzó, porque si bien nunca consiguió cambiar el
diseño experimental como para que dejara de ser periférico, tomó más de 1000
muestras de suelo. Si bien nunca cobró en dólares, identificó más de 10000
invertebrados del suelo. Si bien tuvo que “obviar detalles” para que alguna revista
le considerara su publicación, resistió más de de 100000 veces los argumentos
necios y autoritarios de su director. Al final, el becario decidió regresar a su tierra.
Pero esto no sería tan fácil, ya que ganó una nueva beca, y así sigue, nominado,
hasta el día de hoy.
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THERE IS NO WAY OUT
El director indolente llega a las siete,
revisa sus mails, y limpia sus lentes,
dice buen día y pregunta por el paper,
le contestas buen día y preguntas por la tesis,
te dice que a mano y sigamos jugando
El director oscuro exige atención,
si andas sin cuidado te comerá el corazón,
te hará trabajar hasta la publicación,
en lugar de tu tesis te pedirá más datos,
y luego te reemplazará por alguien mejor
El director fantasma no viene ni va,
está en todos lados y en ningún lugar,
piensa que eres bueno y que tu tesis también,
piensa que tú sabes cómo la debes hacer,
si no prestas atención puedes terminar como él
El director perfecto está en ningún lugar,
junto con las ningunas tesis que ni vienen ni van,
él te presta atención y te hace trabajar,
te pide resultados pero te va a ayudar,
y cuando menos lo esperes te hará doctorar
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LA ETERNA
En el principio fue ella. No había carrera y ella ya estaba. No había
laboratorio y ella ya experimentaba. No había profesores y ella ya estudiaba. No
había becas pero ella ya estaba destinada a ser una becaria. Y así lo fue.
Primero miró el fondo del charco, y se preguntó por qué había tantos seres,
tan distintos, viviendo en tanto barro. Los contó, los pesó, los midió, los fotografió,
y hasta nombre les puso! Y después… se puso a jugar con ellos. ¿Dónde les
gustaba estar? ¿Qué les gustaba comer? Que una hojita por aquí, que un barrito
por allá, que la luz, que la temperatura, sólo le faltó ponerles un poco de música
suave para distender.
No conforme con el fondo del charco, se movió hacia el agua del charco, y
encontró peces por doquier. Nuevamente, no pudo resistir la tentación, y los contó,
los pesó, los midió, los fotografió, y sí… también nombre les puso. Y claro, jugó
con ellos. ¿Dónde les gustaba estar? ¿Qué les gustaba comer? Y ya que tenía
acomodado el barrito, los agregó a la fiesta.
Entonces, se dio cuenta que algunos de sus juguetes le pedían lechuguita.
Así que volvió al fondo del charco y al agua del charco para conseguir alguitas.
Aunque, por deformación profesional, no pudo resistir la tentación y, antes de
llevarlas a su salón de juegos, las contó, las pesó, las midió, las fotografió, y claro,
les puso nombre.
Muy contenta con todo lo que había hecho, la becaria siguió incorporando
más y más juguetes a su cuarto, y haciéndose más y más preguntas. Hace ya
mucho que no tiene beca y, sin embargo, ella sigue… A veces se pregunta:
¿Dónde me gustaba estar? ¿Qué me gustaba comer? Pero no sabe qué
responder.
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EL BAILE DEL CIENTÍFICO CUADRADO
Atención
porque aquí llega
el científico cuadrado
Cada uno en su cuadrado, cada uno en su cuadrado
(x4)
Y voy de lado a lado
Estudiando en mi cuadrado (CONCENTRADO PASA PÁGINAS DE UN LIBRO)
de lado a lado estudiando en mi cuadrado
Dando clase en el cuadrado, dando clase en el cuadrado (GESTICULA CON LAS
MANOS)
(x2)
Damos clase y giramos, damos clase y giramos
(x2)
Nos aplaudimos en el cuadrado, nos aplaudimos en el cuadrado (APLAUDE
GOLPEANDO UNA MANO SUAVEMENTE SOBRE LA OTRA)
(x2)
Nos aplaudimos y giramos, nos aplaudimos y giramos
(x2)
Y voy de lado a lado cada uno en su cuadrado
de lado a lado cada uno en su cuadrado
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Hago química en el cuadrado, hago química en el cuadrado (VUELCA
CONTENIDO DE TUBO DE ENSAYO EN OTRO)
(x2)
Escribo mucho en el cuadrado, escribo mucho en el cuadrado (CON CARA DE
CONCENTRADO)
(x2)
Busco el Nobel en mi cuadrado, busco el Nobel en mi cuadrado (LO BUSCA POR
EL PISO)
(x2)
Baila tontito
baila tontito
baila tontito
Ha Ha
Baila tontito
Baila tontito
Baila tontito
uuuu
Y voy de lado a lado cada uno en su cuadrado
de lado a lado cada uno en su cuadrado
Lavo platos en el cuadrado, lavo platos en el cuadrado
Pido subsidio en el cuadrado, pido subsidio en el cuadrado (SE ARRODILLA Y
MENDIGA CON AMBAS MANOS)
Tubo de ensayo en el cuadrado, tubo de ensayo en el cuadrado. (LEVANTA
ALTERNATIVAMENTE BRAZOS IZQ Y DERECHO CON UN TUBO EN CADA
MANO)
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Corro a un becario en el cuadrado, corro a un becario en el cuadrado (AGUZA LA
VISTA Y CORRE!)
telescopio en el cuadrado, telescopio en el cuadrado
microscopio en el cuadrado, microscopio en el cuadrado
la de Darwin en el cuadrado, la de Darwin en el cuadrado (ME PONGO DE
COSTADO, PIERDO POSTURA ERGUIDA Y LA RECUPERO)
limpio el labo en el cuadrado, limpio el labo en el cuadrado (CON LA MANO
COMO EL DE KUNGFU)
me peleo con los datos, me peleo con los datos (PEGA COMO NENA)
me amigo con los datos, me amigo con los datos (SE ABRAZA)
choco 5 con el becario, choco 5 con el becario
digo chau a todos los datos, digo chau a todos los datos
Y voy de lado a lado cada uno en el cuadrado
lado a lado cada uno en el cuadrado
(x2)
Auuuuuuuuuua
Inspirado por “El Baile del Cuadrado” de SIN CODIFICAR
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VÍA TESIS
El Vía tesis es una devoción centrada en los misterios dolorosos de la tesis, que
se meditan y contemplan caminando y deteniéndose en las estaciones que, de la
licenciatura al doctorado, representan los episodios más notables de la Pasión.
Primera Estación
EL GRADUADO ES CONDENADO A TESIS
V. Te adoramos, oh Beca, y te bendecimos.
R. Pues con tu estipendio me devolviste al mundo.
«Una tesis es la muerte», dijeron al recién graduado los ayudantes de pimera, y,
como no podían obligarlo a desistir, lo llevaron a la oficina del profesor emérito. El
profesor no encontraba razones para condenar al graduado, e incluso trató de
liberarlo, pero, ante la presión amenazante del laboratorio instigado por la
necesidad de publicar: «¡Dirígelo, dirígelo!», «Si sueltas a ése, no eres amigo del
CONICET», pronunció la sentencia que le reclamaban y le entregó al recién
graduado una pila de papers para que elaborara un plan doctoral y se presentara
a beca.
Cuántos temas para la reflexión nos ofrecen los padecimientos soportados por el
becario desde la elaboración del plan hasta su defensa doctoral: abandono de los
suyos, negación de los datos, reelaboración de las hipótesis, mil y una pruebas
estadísticas, escritura sin fin, vejaciones y desprecios sin medida. Y todo por amor
a la ciencia, por su obediencia debida al director y reglamento de becas doctoral.
Segunda Estación
EL BECARIO CARGA CON SU PLAN
Condenado a tesis, el becario quedó en manos del director, que lo llevó consigo a
la carrera de doctorado y, reunida la comisión doctoral, hicieron mofa de él.
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Llegada la hora, le quitaron la bibliografía del director con que estaba vestido para
la burla, le hicieron una pila de críticas “constructivas”, y le obligaron a modificar el
plan en que había de morir. El peso del plan es excesivo para las mermadas
fuerzas del becario, convertido en espectáculo de los pasantes, técnicos y no
docentes. No obstante, se abraza a su patíbulo deseoso de cumplir hasta el final
la voluntad del director. A la vez que contemplamos al becario cargado con el plan,
oigamos su voz que nos dice: «Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí
mismo, léase un paper cada día, y sígame».
Tercera Estación
EL BECARIO CAE POR PRIMERA VEZ
Nuestro becario, agotadas las fuerzas por las neuronas perdidas durante la lectura
de las críticas “constructivas”, debilitado por la acerbidad de los sufrimientos
físicos y morales que le infligieron aquel plan, en ayunas y sin haber dormido,
apenas pudo dar algunos pasos y pronto cayó bajo el peso de las muestras. Se
sucedieron los golpes e imprecaciones de los miembros de la comunidad
científica, las risas y expectación del resto. El becario, con toda la fuerza de su
voluntad y a empellones, logró levantarse para seguir su camino.
Cuarta Estación
EL BECARIO SE ENCUENTRA CON SU MADRE
En su camino hacia la tesis, el becario va envuelto por una multitud de becarios,
tesinistas, técnicos, gentes de buenos sentimientos... También se encuentra allí su
madre, que no aparta la vista de su hijo, quien, a su vez, la ha entrevisto en la
muchedumbre. Pero llega un momento en que sus miradas se encuentran, la de la
madre que ve al hijo destrozado, la del becario que ve a su madre triste y afligida,
y en cada uno de ellos el dolor se hace mayor al contemplar el dolor del otro, a la
vez que ambos se sienten consolados y confortados por el amor y la compasión
que se transmiten.
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Quinta Estación
EL BECARIO ES AYUDADO POR UN TESINISTA
El becario salió del laboratorio llevando a cuestas sus muestras, camino del
espectro; pero su primera caída puso de manifiesto el agotamiento. Temeroso el
laboratorio de que la víctima sucumbiese antes de hora, pensaron en buscarle un
sustituto. Entonces el director obligó a un tal Simón de Cirene, que venía del
campo y pasaba por allí, a que tomara las muestras y las llevara detrás del
becario. Tal vez Simón tomó las muestras de mala gana y a la fuerza, pero luego,
movido por el ejemplo del becario y tocado por la gracia de su deambular, abrazó
la tesis con resignación y amor y fue para él el origen de su conversión.
Sexta Estación
LA ESTADÍSTICA LIMPIA LOS DATOS DEL BECARIO
Dice el director: «No tenían apariencia ni presencia; los vimos y no tenían aspecto
que pudiésemos estimar. Despreciable desecho de muestreos, montón de valores
lleno de desvíos, como unos ante quienes se oculta el rostro, despreciables». Es
la descripción poética de los datos del becario. Entonces, una profesora de la
universidad, Verónica de nombre, se abrió paso entre la muchedumbre llevando
un test no paramétrico con el que limpió piadosamente los datos del becario. El
director, como respuesta de gratitud, le dejó grabada en la tesis su
agradecimiento.
Séptima Estación
EL BECARIO CAE POR SEGUNDA VEZ
El becario había tomado de nuevo la tesis y con ella a cuestas llegó al tercer año
de beca. Allí, extenuado, sin fuerzas, cayó por segunda vez bajo el peso de las
hipótesis. Faltaba poco para llegar a las conclusiones que tenía pensadas, y el
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becario, empeñado en llevar a cabo hasta la meta los planes del director, aún
logró reunir fuerzas, levantarse y proseguir su camino.
Nada tiene de extraño que el becario cayera si se tiene en cuenta cómo había sido
castigado desde el inicio de la tesis, y cómo se encontraba en aquel momento.
Pero, al mismo tiempo, este paso nos muestra lo frágil que es la investigación
científica, aún cuando la aliente el mejor espíritu. El becario, por los suelos una
vez más, no se siente derrotado ni abandona su cometido. Para el director no es
tan grave que el becario caiga como que la tesis no prosiga. Y pensemos cuántos
son los becarios que se dan por derrotados, ya sin ánimos para satisfacer los
caprichos del director, cuando la ayuda de un trabajo real podría sacarlos de su
postración.
Octava Estación
EL BECARIO SE CONSUELA CON LOS PASANTES Y NO DOCENTES
Dicen que al becario, camino del Calvario, lo seguía una gran multitud de pasantes
ad honorem; que se dolían y se lamentaban por él. El becario, volviéndose a ellos
les dijo: «No lloréis por mí; llorad más bien por vosotros»; añadiéndoles, en
figuras, que si la ira del director se ensañaba con él que tenía una licenciatura, ya
podían pensar cómo lo haría con los no graduados.
Mientras muchos no docentes se divierten y lanzan insultos contra los miembros
del laboratorio, no faltan algunos que, desafiando las costumbres establecidas,
tienen el valor de lamentar la suerte del condenado. El becario, sin duda,
agradeció los buenos sentimientos de aquellas personas, y quiso reorientar su
carrera hacia algo más necesario y urgente: pero estaba “sobrecalificado” para
trabajar fuera de la academia.
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Novena Estación
EL BECARIO CAE POR TERCERA VEZ
Una vez llegado al quinto año, en la cercanía inmediata del punto en que iba a
terminarse su beca, el becario cayó por tercera vez, exhausto y sin arrestos ya
para levantarse. Había mantenido su decisión de secundar los planes del director,
al que servía u plan doctoral, y así había alcanzado, aunque con un total
agotamiento, un borrador de su tesis.
El becario agota sus facultades físicas y psíquicas en la elaboración de papers,
hasta desplomarse. Nos enseña que no hemos de seguirle con la elaboración de
una tesis, ni entregarnos en las manos de un director vacíos de nosotros mismos,
dispuestos a beber del falso cáliz del conocimiento. Por otra parte, la escena nos
invita a recapacitar sobre el peso y la gravedad de las decisiones, que hundieron
al recién graduado.
Décima Estación
EL BECARIO ES DESPOJADO DE SU ESTIPENDIO
Ya en el final de su calvario y antes de presentar la tesis a la comisión doctoral, le
dieron a leer una pila de libros y papers; era una piadosa costumbre del director
mantener actualizado al que iba a ser ajusticiado. El becario los hojeó, como gesto
de cortesía, pero no quiso agregarlos; prefería mantener la plena lucidez y
conciencia de lo que había escrito en el manuscrito de tesis. Por otra parte, el
CONICET despojó al becario, sin cuidado ni delicadeza alguna, de su estipendio
mensual, incluida su limitada cobertura médica, y, después del fin de la beca, se lo
repartieron a nuevos becarios.
Para el becario fue sin duda muy doloroso ser así despojado de sus magros
ingresos y ver a qué manos iban a parar. Y especialmente para su madre hubo de
ser en extremo triste cobijar al ex-becario en su casa, y devolverle prendas, tal vez
labradas por sus manos con maternal solicitud, que ella sólo habría guardado
como recuerdo del hijo querido.
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Undécima Estación
EL EX-BECARIO ES RETADO POR LOS JURADOS
«Y lo entrevistaron», dicen escuetamente los registros. Había llegado el momento
terrible de la revisión personal, y el ex-becario fue interrogado durante cuatro
horas, por tres jurados que le taladraban la cabeza con sugerencias y críticas
“constructivas”. Levantaron la tesis en alto y el destino del ex-becario quedó entre
cielo y tierra, pendiente de la decisión final. En la parte superior del documento,
encima del nombre del ex-becario, pusieron el título causa de la condenación: «La
tesis, en condiciones de su defensa pública». También defenderían con él otros
dos tesistas, uno de 55 años que investigaba por amor a la ciencia pero vivía de la
docencia, y uno de 29 años que se presentaba en tiempo y forma para seguir en
carrera.
El suplicio de la tesis, además de ser infame, propio de esclavos criminales o de
insignes facinerosos, era extremadamente doloroso, como apenas podemos
imaginar. El espectáculo mueve a compasión a cualquiera que lo contemple y sea
capaz de nobles sentimientos. Pero siempre ha sido difícil entender la locura del
tesista, necedad para el mundo y salvación para el director.
Duodécima Estación
EL EX-BECARIO SE DEFIENDE
Desde la defensa hasta su doctorado transcurrieron tres largas horas que fueron
de mortal agonía para el ex-becario y de altísimas enseñanzas para nosotros.
Desde el principio, muchos de los presentes, incluidas las autoridades, se
desataron en ultrajes y escarnios contra el ex-becario. Poco después ocurrió el
episodio del buen tesinista, a quien dijo el ex-becario: «Hoy te emborracharás
conmigo en el bar hasta el amanecer». Viendo el ex-becario a su madre junto a la
puerta y con ella a su director, dice a su madre: «Mujer, ahí tienes a mi director»;
luego dice a su director: «Ahí tienes a mi madre»; y desde entonces ambos se
rieron a sus espaldas y frecuentaron en sus casas a altas horas de la madrugada.
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Después de esto, nos dice el mismo registro de la defensa, sabiendo el ex-becario
que ya todo estaba cumplido, dijo: «Tengo sed». Tomó el vodka que le acercaron,
y añadió: «Todo está cumplido». E inclinando la cabeza entregó el espíritu.
Decimotercera Estación
EL DOCTOR ES BAJADO A TIERRA
Para que el flamante doctor no fuera al laboratorio al día siguiente, cuando se
incorporaba el nuevo becario que se encargaría de su antiguo tema de tesis, todos
rogaron a su ex-director que le recomendara fervorosamente tomarse unas
vacaciones. Después, José y Nico, amigos del flamante doctor, oídos los
chanchullos del ex-director se acercaron al flamante doctor y, acompañados por
becarios y tesinistas, se fueron de copas.
Decimocuarta Estación
EL DOCTOR ESTÁ MUY “SOBRECALIFICADO”
José y Nico tomaron luego el CV “sobrecalificado” del doctor y lo “limpiaron”.
Cerca de allí tenía José un mecánico amigo que había arreglado varias motos
antiguas para sí mismo, y decidió tomar al doctor como aprendiz. Mientras los
varones procedían a felicitar al doctor por el primer trabajo de su vida, las mujeres
que no solían acompañarlo, y sin duda su madre, estaban sentadas frente al taller
mecánico y observaban dónde y cómo trabajaba.
Con el trabajo temporario del doctor, el corazón de su madre quedaba sumido en
tinieblas de tristeza y soledad. Pero en medio de esas tinieblas brillaba la
esperanza cierta de que su hijo entraría a carrera, como él mismo había dicho.
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Decimoquinta Estación
EL DOCTOR RESUCITA A UNOS MUERTOS
Pasado un tiempo, Mario y otros tesinistas fueron muy de madrugada al taller.
Llegados allí observaron que la puerta estaba abierta. Entraron en el taller y no
hallaron al doctor, pero un muchacho les dijo: «Buscáis a el doctor, el ex-becario;
ha entrado a carrera, no está aquí». Poco después llegaron Pedro y Juan, que
comprobaron lo que les habían dicho Mario y los tesinistas. Pronto comenzaron
las apariciones del doctor: la primera, sin duda, a su madre para finalmente
devolverle todo el dinero prestado; luego, a Mario, Simón y Pedro, los tesinistas, a
quienes propuso dirigirles una tesis, e iluminar sus vidas, y así durante cuarenta
años. Nadie presenció el momento de entrada a carrera, pero fueron muchos los
que, siendo testigos presenciales de la tesis y defensa del doctor, después lo
vieron dirigiendo doctorandos, publicando papers y dando conferencias.
En los planes salvíficos de La Ciencia, la pasión y defensa de tesis no tenían
como meta y destino una vida psicológica y económicamente estable, sino la
entrada a carrera, en la que definitivamente el director vence a la tesis, el sistema
al becario y el hambre a ambos. Como enseña el reglamento de la carrera del
investigador científico y tecnológico, si nos hemos doctorado, publicando en
tiempo y forma, la entrada como investigador al sistema es nuestra entrada
económica. Y hemos de vivir ganando subsidios, publicando papers y formando
gente regularmente, según la condición de científicos reconocida por este sistema.
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GLOSARIO
Becario: Tesista cuasi-autótrofo que vive en el fondo de los laboratorios alimentando a su tesis.
Director: Es un organismo que tiene la capacidad de transmitir o propagar ansiedad sin verse afectado por la misma, catalizando o acelerando procesos de desintegración emocional en los tesistas.
Instituto: Es un conjunto de organismos investigadores que están juntos durante una pequeña parte de su vida, hasta que se consumen mutuamente.
Técnico: Categoría no taxonómica que hace referencia a organismos antecesores de los investigadores.
Tesis: Es una forma vegetativa de un parásito que se alimenta de la ilusión del tesista, y no se multiplica.
Tesista: Individuo que elabora una tesis, sufre una especie de enfermedad.
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ÍNDICE
Génesis.....................................................................................................................2
Constancia................................................................................................................4
El Twist del Becario..................................................................................................6
Fosforito..................................................................................................................10
El Inertes.................................................................................................................11
El Bola.....................................................................................................................14
La Caza de la Tesis................................................................................................15
1000000 DE............................................................................................................19
There is no way out................................................................................................20
La Eterna................................................................................................................21
El Baile del Científico Cuadrado.............................................................................22
Vía tesis…………………………..............................................................................25
Glosario…………………………..............................................................................33