Hoja de Trabajo Numero 18. Traumas
-
Upload
intersecom-san-marcos -
Category
Documents
-
view
11 -
download
2
description
Transcript of Hoja de Trabajo Numero 18. Traumas
1.- ¿Qué repercusiones tiene el trauma sobre la vida del individuo?
Generalmente se denomina Trauma psicológico a cualquier experiencia que
amenaza profundamente el bienestar(o incluso la vida) de un individuo o la
consecuencia de esa experiencia en la vida emocional del individuo.
La respuesta de la persona al suceso traumático envuelve de miedo intenso,
sentido de incapacidad de ejercer el control u horror (o, entre niños, la reacción
debe envolver comportamientos agitados o desorganizados.
Los comportamientos traumáticos se generan por efectos de aprendizajes; es
decir se aprenden en circunstancias dolorosas.
Como breve esquema lo explicaríamos así: Un individuo siente miedo frente a
determinado estímulo, por ejemplo; miedo a ver un mandil blanco; como
consecuencia de haber tenido una consecuencia negativa en un hospital; en las
manos de alguien que llevaba el mandil de ese color. Esa misma persona puede
sentir placer si es que la asociación hubiera sido agradable en principio.
2. ¿Qué hace que una persona sea propensa o vulnerable a sufrir un
trastorno por estrés postraumático, sí por ejemplo, dos personas de la
misma edad y del mismo sexo, presencian el mismo evento estresante?
Las personas que desarrollan este trastorno no pueden integrar lo sucedido en su
memoria. Es decir, el trauma no ha llegado a formar parte de su pasado, sino que
continúa permaneciendo presente en su vida psíquica. Los recuerdos no se
modifican con el paso del tiempo ni pierden su carga emocional, como suele
suceder normalmente, sino que permanecen con la misma viveza y sensación de
realidad a pesar del paso del tiempo, “como si hubiera sucedido ayer”. Los
síntomas son:
Reexperimentación. Consiste en volver a revivir en su mente lo sucedido, a
través de pensamientos, recuerdos o imágenes mentales relacionadas con el
trauma que aparecen en su mente sin que pueda controlarlo cuando se encuentra
en un estado de alerta o cuando la víctima está expuesta a situaciones que le
recuerdan el trauma. También tienden a revivirlo en forma de pesadillas que
escenifican el trauma o bien expresan lo que siente la víctima, aunque no guarden
relación directa con lo sucedido, como cuando sueñan que son sepultados por una
enrome masa de agua durante un maremoto. A veces se producen flashbacks,
durante los cuales tienen la sensación de estar viviendo de nuevo todo lo que
pasó. También pueden sentir sensaciones físicas parecidas a las que sintieron
entonces. Estas reexperimentaciones van acompañadas de emociones intensas
como pánico y rabia, sensación de gran peligro (con ansiedad), deseo de escapar
o deseo de defenderse atacando a alguien. También pueden reaccionar ante los
recuerdos mediante síntomas físicos, como agitación, temblores, sudoración,
taquicardias. Aunque la situación traumática continúa presente a lo largo del
tiempo, su significado puede cambiar.
Reexposición compulsiva al trauma. De un modo que no logran explicar,
tienden a buscar situaciones que les recuerdan el trauma vivido. Por ejemplo, las
mujeres que han sido maltratadas en la infancia tienden a convivir con hombres
maltratadores, las niñas que han sufrido abusos sexuales tienen más
probabilidades de dedicarse a la prostitución o los niños que han sido maltratados
en la infancia tienen más probabilidades de ser maltratadores en la edad adulta.
Una posible explicación es que estas personas tienen la sensación de haber
fracasado ante dicha situación y buscan revivirla para intentar controlarla y salir
indemnes de ella.
Evitación y embotamiento. Debido al malestar que sienten ante los recuerdos,
tratan de evitar cualquier situación, persona o conversación que pudiera
recordarles el trauma. Cuando van por la calle temen que pueda volver a repetirse,
de modo que algunos pueden llegar a desarrollar agorafobia. Conforme pasa el
tiempo, son cada vez más las cosas que les recuerdan lo sucedido, debido a que
se van estableciendo asociaciones entre unas y otras; empiezan a sentirse
acosados por lo sucedido pero, paradójicamente, cuando más tratan de huir más
parecen perseguirles los recuerdos. Esta huida llega a dar lugar a un
embotamiento de los sentidos, en un intento de dejar de sentir cualquier cosa para
no sentir más dolor emocional. Las emociones, sean positivas o negativas, llegan
a ser una amenaza, de modo que dejan de sentirlas, se distancian del resto de las
personas, incluidas sus familias, parejas o amistades, el mundo exterior empieza a
perder su viveza y se transforma en algo frío y distante que no les produce
ninguna reacción especial. Se sienten vacíos por dentro, como muertos en vida y
pierden el interés en cosas o actividades con las que antes disfrutaban
Hiper vigilancia. Reacciona intensamente ante estímulos irrelevantes. El sonido
del teléfono, cualquier golpe inesperado, una palmada en la espalda, etc. los hace
sobresaltarse bruscamente. Se encuentran en un constante estado de alerta,
percibiendo mundo de un modo hostil y amenazante. Tienen problemas para
dormir, irritabilidad, nerviosismo y estallidos violentos. El continuo estado de
activación los distancia tanto de sus emociones como de sus sensaciones
corporales.
También existen síntomas secundarios. Estos síntomas se producen como
consecuencia de los anteriores.
Agresividad y rabia. Esto se da hacia los demás o hacia sí mismos, debido a su
necesidad de defenderse, al hecho de no poder controlar sus síntomas y al estado
de alerta en que se encuentran.
Culpa y vergüenza. Suelen aparecer cuando empiezan a pensar que deberían
haber hecho algo, que si no hubiesen hecho tal o cual cosa tal vez lo habrían
evitado. En parte, esto es debido a una necesidad de control: si se consideran
responsables pueden pensar que hay algo que pueden hacer para evitarlo si
vuelve a suceder, que no están totalmente a la merced de su agresor. De hecho,
este es un mecanismo de protección bastante extendido que a veces lleva a las
personas a culpar a la víctima para poder seguir pensando que puede evitarse,
que a ellos o a sus seres queridos no les pasará algo así porque sabrán impedirlo.
Pero lo cierto, es que muchas veces es imposible controlar el comportamiento de
otras personas.
Problemas para relacionarse. Les resulta difícil volver a confiar en los demás. Su
embotamiento emocional puede impedirles sentir cercanía emocional hacia otras
personas. Su necesidad de estar en guardia y defenderse puede impedirles
dejarse llevar en situaciones íntimas con sus parejas, pues eso requeriría bajar la
guardia, lo cual puede dejarlos a merced de ese mundo que perciben como hostil,
un lugar en el que pueden pasar cosas terrible, pero no a los demás, como suele
creer la mayoría de las personas, sino a ellos mismos, sin previo aviso y sin que
puedan hacer nada para evitarlo. Pueden acabar aislándose del resto de las
personas y del mundo.
3. Mencione 5 acontecimientos que pueden generar un trauma.
1. Acontecimiento traumático simple:
Peligroso, perjudicial, amenazador, a menudo imprevisto y abrumador para
casi todo el mundo. Desastres naturales: inundaciones, terremotos...
Desastres accidentales: coche, tren, explosión, accidente químico, avión,
incendio...
Desastres de diseño humano intencional: bombardeo, atentado terrorista,
violación, agresión, disparos...
2) Trauma repetido, prolongado:
Natural. Exposición a la radiación, enfermedad...
Ejecución humana intencional: abuso sexual, maltrato doméstico,
prisioneros...
3) Exposición indirecta:
Especialmente en el caso de los niños.
Hijos de supervivientes
Exposición a la experiencia traumática de alguien muy cercano, o cercanía
situacional al propio lugar del suceso.
4) Traumas Tipo I:
Hechos traumáticos simples.
Experiencias traumáticas aisladas.
Hechos repentinos inesperados y devastadores.
Duración limitada.
Desastres naturales, accidentes de coche.
Los hechos se recuerdan con detalle.
Mayor probabilidad de síntomas de idea intrusiva, evitación y síntomas de hiperactividad.
Recuperación rápida más probable.
5) Traumas Tipo II:
Traumas variables, múltiples, crónicos y permanentes.
4. Realice un cuadro comparativo del trastorno por estrés postraumático y
el trastorno por estrés agudo. Guíese por el siguiente cuadro:
TRASTORNOS POR ESTRES
ESTRÉS POSTRAUMATICO ESTRÉS AGUDO
Episodios de reviviscencias, en
donde el incidente parece estar
sucediendo de nuevo una y otra vez.
Sensación subjetiva de embotamiento,
desapego o ausencia de reactividad
emocional
Recuerdos reiterativos y
angustiantes del hecho.
Reducción del reconocimiento de su
entorno (por ej. estar aturdido)
Pesadillas repetitivas del hecho. Desrealización (por ej. experimentar al
mundo externo como algo extraño)
Reacciones fuertes y molestas a
situaciones que le recuerdan el
hecho.
Despersonalizacion (por ej. no sentirse
uno mismo)
Insensibilidad emocional o sentirse
como si no le importara nada.
Amnesia disociativa (por ej. incapacidad
para recordar un aspecto importante del
trauma)
5.-Mencione los síntomas y trastornos asociados del TEPT.
El trastorno por estrés postraumático o TEPT es un trastorno mental clasificado
dentro del grupo de los trastornos de ansiedad. Se caracteriza por la aparición de
síntomas específicos tras la exposición a un acontecimiento estresante,
extremadamente traumático, que involucra un daño físico o es de naturaleza
extraordinariamente amenazadora o catastrófica para el individuo.
¿Cuáles son los síntomas del TEPT?
Los síntomas del TEPT se agrupan en tres tipos:
1. Episodios reiterativos de volver a vivenciar el trauma:
o Recuerdos insistentes del acontecimiento
o Flashbacks: es la vivencia del trauma estando despierto
o Pesadillas
o Reacciones emocionales y físicas exageradas a situaciones
evocadoras del trauma
2. Entumecimiento y embotamiento emocional:
o Evitación de las actividades, lugares, pensamientos o
conversaciones que se relacionan con el trauma
o Pérdida de interés
o Despego por los demás
o Emotividad restringida o ausente
3. Incremento de la alerta:
o Dificultad para dormir
o Irritabilidad y estallidos de ira o miedo
o Hipervigilancia, sobresalto
¿Cuáles son las posibles complicaciones? Además de los síntomas ya
mencionados, el TEPT puede dar lugar a ataques de pánico, comportamientos de
evitación de múltiples situaciones, depresión, pensamientos suicidas, abuso de
alcohol y otros tóxicos, sentimientos de soledad, sentimientos de desconfianza
hacia los que le rodean e ira. Además, es importante prevenir la posible
discapacidad, que como consecuencia de lo ante
6. Mencione los síntomas y trastorno asociados de TEA.
Los TEA aparecen antes de los tres años de edad y duran toda la vida, pese a que
los síntomas pueden mejorar con el tiempo. Algunos niños con TEA dan señales
de que presentarán problemas futuros a los pocos meses de nacidos. En otros
niños, los síntomas podrían no manifestarse sino hasta los 24 meses o después.
Algunos niños con TEA parecen desarrollarse normalmente hasta alrededor de los
18 a 24 meses de edad, cuando dejan de adquirir nuevas destrezas o pierden las
que ya tenían.
Una persona con TEA puede ser que:
No reaccione cuando la llaman por su nombre, hacia los 12 meses de edad
No señale objetos para mostrar su interés (señalar un avión que está volando),
hacia los 14 meses
No juegue con situaciones imaginarias (por ejemplo, dar de “comer” a la
muñeca), hacia los 18 meses
Evite el contacto visual y prefiera estar sola
Tenga dificultad para comprender los sentimientos de otras personas o para
expresar sus propios sentimientos
Tenga retrasos en el desarrollo del habla y el lenguaje
Repita palabras o frases una y otra vez (ecolalia)
Conteste cosas que no tienen que ver con las preguntas
Le irriten los cambios mínimos
Tenga intereses obsesivos
Aletee con las manos, meza su cuerpo o gire en círculos
Reaccione de manera extraña a la forma en que las cosas huelen, saben, se
ven, se sienten o suenan
7. ¿Por su experiencia y conocimiento, cuándo creería pertinente referir a un
paciente (que ha presenciado un evento traumático) a consulta psiquiátrica?
Una vez superados los prejuicios contra la psiquiatría, ¿qué síntomas o
experiencias aconsejan acudir a un psiquiatra?.; Una persona que presente en
alguna ocasión algún síntoma psiquiátrico no debe necesariamente ir al psiquiatra.
Muchos síntomas psiquiátricos son normales en algunos momentos o situaciones,
son autolimitados y no ocasionan al paciente un deterioro funcional significativo.
Por ejemplo, la ansiedad ante los exámenes que no impide prepararlos ni llevarlos
a cabo, la tristeza tras el fallecimiento de un ser querido que no bloquea el
desarrollo de las actividades cotidianas, o las alucinaciones fugaces sin otros
síntomas acompañantes que se producen justo al quedarse dormido o en el
momento de despertarse (denominadas respectivamente alucinaciones
hipnagógicas e hipnopómpicas), pueden ser motivo de consulta al médico de
cabecera, pero no suelen requerir atención especializada. Sin embargo, en
determinadas situaciones hasta las emociones normales pueden; hacerse más
graves o duraderas de lo normal y desbordar a un individuo y, en ese caso, podría
sin duda beneficiarse de un tratamiento psiquiátrico.
Otra razón podría ser que la gente con la que se convive esté sistemáticamente a
disgusto o infeliz cuando lo trata, circunstancia que puede darse en varios
trastornos de la personalidad, en los trastornos hipomaníacos (en los cuales se
está siempre excesivamente eufórico y con tendencia al enfado si lleva la contraria
a los planes o ideas propias) o en el denominado trastorno por hiperactividad y
déficit de atención en niños que se muestran constantemente inquietos, no
atienden en clase y “sacan de quicio” a padres y maestros.
Justifica también una visita al psiquiatra haber experimentado las denominadas
crisis de angustia o ataques de pánico (las personas que padecen estas crisis
acuden generalmente antes al médico de cabecera o a las urgencias del hospital);
tener miedo a realizar actividades que el resto de la gente desarrolla sin
problemas como ir a grandes almacenes, ir en metro, etc.; tardar demasiado
tiempo en desarrollar ciertas actividades y repetirlas constantemente a lo largo del
día (lavarse las manos o ducharse); tener problemas importantes y persistentes
con la alimentación o con el sueño; pensar seriamente en el suicidio como
alternativa a una situación o a los problemas propios; consumir drogas o alcohol
en exceso; experimentar vivencias angustiosas y extrañas que no se explican
bien; oír cosas que los demás no parecen oír, o ver cosas que los demás no ven,
etc.
Por último, puede que tras acudir numerosas veces al médico general con la
convicción de padecer una enfermedad importante, o sufriendo fuertes dolores u
otros síntomas, éste no encuentre ninguna causa conocida que permita explicarlos
y considere necesaria la intervención de un psiquiatra (lo cual no significa que los
dolores o los síntomas no existan, ni que el médico piense que el paciente está
“loco”) sino que interviene factores psicológicos o sociales que podrían ser mejor
atendidos por un psiquiatra.
8. ¿Por qué son importantes los fármacos en el tratamiento del trastorno por
estrés agudo y trastorno por estrés postraumático?
Los inhibidores selectivos de la recaptación de la serotonina (ISRS) son un tipo de
medicamento antidepresivo. Estos pueden ayudarlo a sentirse menos triste y
preocupado. Parecen ser útiles, y para algunas personas son muy eficaces. Los
ISRS incluyen citalopram (Celexa), fluoxetina (Prozac), paroxetina (Paxil) y
sertralina (Zoloft). Por tanto su importancia en el tratamiento del trastorno por
estrés agudo y postraumático son de mucha importancia ya que con ellos las
personas no curan del todo sus penas o sensaciones pero si momentáneamente,
un efecto secundario podría ser el consumirlas con mucha más frecuencia cada
día mas. Los productos químicos en el cerebro afectan la forma en que se siente.
Por ejemplo, si usted tiene depresión puede que no tenga suficiente cantidad de
una sustancia química llamada serotonina. Los inhibidores selectivos de la
recaptación de la serotonina ayudan a elevar el nivel de serotonina en el cerebro
.
Existen otros medicamentos que se han utilizado con cierto éxito. Hable con su
médico acerca de qué medicamentos son apropiados para usted.
9. Investigue un caso de trastorno por estrés postraumático o trastorno por
estrés agudo; sí ha tenido la experiencia, puede colocar ese caso.
Cuando uno pasa por situaciones de peligro vital extremo (accidente de coche,
atraco con violencia, explosión terrorista, etc.) es relativamente fácil desarrollar el
trastorno por estrés postraumático, antes denominado "neurosis de guerra". La
característica principal es la reexperimentación frecuente de los hechos
traumáticos acompañados de un malestar considerable.
El caso de Juan: Aquello fue un infierno.� �Juan es camionero de profesión. Nunca había tenido ningún accidente de
consideración hasta el verano pasado. Conducía su camión en un trayecto
habitual cuando una rueda se reventó en mitad de una curva. El camión perdió su
estabilidad y cuando quiso darse cuenta, Juan estaba dando vueltas de campana
envuelto en llamas. Afortunadamente fue rescatado a tiempo y le trasladaron a un
hospital cercano. Tras varias horas de operación, lograron salvarle las piernas,
aunque debería hacer rehabilitación durante muchos meses. No estaba claro si
volvería a poder conducir. En un primer momento no parecía que le fueran a
quedar secuelas psicológicas del accidente, pero pasados unos meses comenzó a
tener una serie de sueños angustiosos en los que recordaba las vueltas de
campana y el fuego. Luego también le venían estas imágenes estando despierto y,
pese a que intentaba no centrar la atención en ellas, le resultaba imposible apartar
esas imágenes de su mente. Por otro lado, Juan evitaba cualquier conversación
relacionada con los accidentes, no deseaba volver a montar en coche e incluso le
resultaba penoso venir a la clínica en taxi. Cualquier cosa que le recordara el
accidente le hacía sentirse realmente mal.
El trastorno
Los seres humanos a veces tenemos que hacer frente a hechos trágicos como los
accidentes de tráfico, los atracos, las violaciones sexuales o los maltratos físicos
de otras personas. Con menos frecuencia, afortunadamente pero más de la que�
debiera, también tenemos que afrontar ser secuestrados, o sobrevivir a la sinrazón�
de la guerra (con sus combates violentos, torturas, campos de prisioneros, etc.).
La exposición a hechos de esta naturaleza, en los que uno ha visto peligrar su
vida, puede provocar lo que denominamos el trastorno por estrés postraumático.
Este trastorno consiste en la reexperimentación de los hechos traumáticos (el
accidente, la violación o la paliza casi mortal) mediante pesadillas repetitivas o
recuerdos diurnos involuntarios y repetitivos de la tragedia a la que sobrevivimos.
Cualquier cosa que nos recuerda el trauma sufrido, de forma directa o por
asociación de ideas, suele desencadenar un estado de ansiedad intensa (por
ejemplo, pasar por una calle que nos recuerda al lugar donde nos violaron). Por
otro lado, las tragedias en las que percibimos que son responsables otras
personas (atracos, violaciones, maltratos) pueden dar lugar a trastornos aún más
graves y duraderos.
Trastorno por estrés agudo
Este trastorno es exactamente igual que el trastorno por estrés postraumático
salvo en una característica: la duración de los síntomas. En el trastorno por estrés
postraumático la duración del cuadro de ansiedad es superior a un mes, mientras
que en el trastorno por estrés agudo su duración es inferior.
10. ¿Cómo abordaría el caso que expuso en el inciso no. 9?
Lo ideal sería no tener accidentes, ni sufrir malos tratos, violaciones u otros
acontecimientos en los que podamos ver nuestra vida en peligro. Pero,
obviamente, eso no depende completamente de nosotros.
Una vez que se ha producido el trauma, lo importante es tener en cuenta que la
vida tiene que seguir y que hay que mirar de frente a los recuerdos y a las
pesadillas y a todo cuanto nos pueda recordar el trauma. Está demostrado que
intentar no pensar, no recordar o evitar todo lo que pueda hacernos pensar en el
trauma sufrido sólo puede complicar las cosas. Necesitamos un tiempo para
recuperarnos físicamente si hemos sufrido lesiones. También necesitamos un
tiempo para recuperarnos de los daños emocionales y psicológicos que hemos
sufrido. Lo que parece claro es que antes o después conviene exponerse
adecuadamente a los recuerdos perturbadores hasta llegar a no sentir la
necesidad de evitarlos para mantenernos tranquilos. La vida nunca puede ser
igual tras una violación sexual, por ejemplo, pero cuando se puede mirar de frente
al agresor y a todos los recuerdos como algo que ocurrió, que fue desagradable,
pero que ya pasó, entonces la vida sigue. La negación de los hechos sólo
empeora las cosas.