Hoja Dominical n. 3618hemeroteca.arqtgn.cat/bitstream/123456789/8902/2/... · Fue San Juan XXIII...

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hoja dominical Arzobispado de Tarragona www.arqtgn.cat n. 3.618 Carta Dominical E smados diocesanos, hace quince días, con movo de la solemnidad de los apóstoles San Pedro y San Pablo, tuve el privilegio de estar en Roma y de poder concelebrar la eucaris- a con el Papa Francisco, con movo de la bendición del palio. Junto con muchos otros obispos y con el grupo de peregrinos y familiares que me acompañaban, viví de primera mano la romanidad y la maternidad de la Iglesia, que ha inspirado la carta dominical que hoy os dirijo. El Símbolo de los Apóstoles, musicado admirablemente por Mn. Romeu, conene, en su versión catalana, el término «ro- mana» aplicado a la Iglesia: «[Creo en] la Santa madre Iglesia, católica, apostólica, romana». El texto lano dice simplemen- te: «Sanctam, catholicam et apostolicam.» Pero la recepción catalana ensanchó notablemente la fórmula emulando con- suetudes que ya encontramos en el crisanismo norteafricano del siglo V, y surgió un enunciado de gran riqueza y profundi- dad que ha configurado lo que tantas veces se ha subrayado como «romanidad» de nuestra Iglesia: Iglesia de peregrina- ciones a la ciudad de Pedro y de Pablo, de bulas papales, de proyectos misioneros puestos bajo el papado, de adhesión a la sede apostólica. Esta es la tradición catalana, que coincide con los más de mil años de historia de nuestro país. Basta visitar los archivos catedralicios o de releer el beato y gran Ramon Llull. Cuando hablamos de romanidad, hablamos de una Iglesia que es madre, es decir, de una Iglesia que se enende y se pre- senta maternalmente, que ha engendrado en la fe a muchos hijos e hijas, los alimenta con la Palabra y los sacramentos, los instruye con la enseñanza apostólica y, en la persona de Pedro, es fundamento de unión en la fe y el amor de toda la «comu- nidad de hermanos extendida por todo el mundo» (1Pe 5,9). Fue San Juan XXIII quien escribió la encíclica Mater et magistra, ‘Madre y maestra’ (mayo de 1961), un año antes de iniciarse el Concilio Vacano II, en la que la maternidad de la Iglesia ya se expresaba desde la primera palabra del documento. Lo mismo ha escrito y dicho repedamente nuestro Papa Francisco, so- bre todo en su exhortación Evangelii gaudium. Tanto San Juan XXIII como el Papa Francisco han querido subrayar con amoro- sa intensidad la naturaleza de una Iglesia que quiere ser madre de todos los creyentes en Jesucristo y fermento de unidad de la esrpe humana. Esta es la Iglesia que entró en el Concilio en octubre del año 1962, guiada por el Espíritu Santo, y que connúa haciendo camino en pleno siglo XXI. La estancia en Roma hace unos días ha constuido una oca- sión especial para manifestar nuestra adhesión al Papa Fran- cisco por su coraje y por su clarividencia, por su maestría y por su guía de pastor universal al que ha sido confiado el rebaño de Jesucristo. Hay que agradecer las palabras y los gestos del Santo Padre, que «traducen» día tras día la maternidad de la Iglesia y señalan caminos concretos de realización del Evange- lio de Jesús. 14 de julio de 2019 XV Domingo del empo ordinario Hay que agradecer las palabras y los gestos del Santo Padre que «traducen» día tras día la maternidad de la Iglesia Romanidad y maternidad eclesiales † Joan Planellas i Barnosell Arzobispo metropolitano de Tarragona y primado Enfoca el código QR y accede al video de la Carta dominical OREMOS CON LA IGLESIA E l Santo Padre encomienda al Apostolado de la Oración, para este mes de julio de 2019, la siguiente intención para la oración: -Para que todos aquellos que administran la juscia obren con integridad, y para que la injuscia que atraviesa el mundo no tenga la úlma palabra.

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  • hojadominicalArzobispado de Tarragona www.arqtgn.cat n. 3.618

    Carta Dominical

    Estimados diocesanos, hace quince días, con motivo de la solemnidad de los apóstoles San Pedro y San Pablo, tuve el privilegio de estar en Roma y de poder concelebrar la eucaris-tía con el Papa Francisco, con motivo de la bendición del palio. Junto con muchos otros obispos y con el grupo de peregrinos y familiares que me acompañaban, viví de primera mano la romanidad y la maternidad de la Iglesia, que ha inspirado la carta dominical que hoy os dirijo.

    El Símbolo de los Apóstoles, musicado admirablemente por Mn. Romeu, contiene, en su versión catalana, el término «ro-mana» aplicado a la Iglesia: «[Creo en] la Santa madre Iglesia, católica, apostólica, romana». El texto latino dice simplemen-te: «Sanctam, catholicam et apostolicam.» Pero la recepción catalana ensanchó notablemente la fórmula emulando con-suetudes que ya encontramos en el cristianismo norteafricano del siglo V, y surgió un enunciado de gran riqueza y profundi-dad que ha configurado lo que tantas veces se ha subrayado como «romanidad» de nuestra Iglesia: Iglesia de peregrina-ciones a la ciudad de Pedro y de Pablo, de bulas papales, de proyectos misioneros puestos bajo el papado, de adhesión a la sede apostólica. Esta es la tradición catalana, que coincide con los más de mil años de historia de nuestro país. Basta visitar los archivos catedralicios o de releer el beato y gran Ramon Llull.

    Cuando hablamos de romanidad, hablamos de una Iglesia que es madre, es decir, de una Iglesia que se entiende y se pre-senta maternalmente, que ha engendrado en la fe a muchos hijos e hijas, los alimenta con la Palabra y los sacramentos, los instruye con la enseñanza apostólica y, en la persona de Pedro, es fundamento de unión en la fe y el amor de toda la «comu-nidad de hermanos extendida por todo el mundo» (1Pe 5,9).

    Fue San Juan XXIII quien escribió la encíclica Mater et magistra, ‘Madre y maestra’ (mayo de 1961), un año antes de iniciarse el Concilio Vaticano II, en la que la maternidad de la Iglesia ya se expresaba desde la primera palabra del documento. Lo mismo ha escrito y dicho repetidamente nuestro Papa Francisco, so-bre todo en su exhortación Evangelii gaudium. Tanto San Juan XXIII como el Papa Francisco han querido subrayar con amoro-sa intensidad la naturaleza de una Iglesia que quiere ser madre

    de todos los creyentes en Jesucristo y fermento de unidad de la estirpe humana. Esta es la Iglesia que entró en el Concilio en octubre del año 1962, guiada por el Espíritu Santo, y que continúa haciendo camino en pleno siglo XXI.

    La estancia en Roma hace unos días ha constituido una oca-sión especial para manifestar nuestra adhesión al Papa Fran-cisco por su coraje y por su clarividencia, por su maestría y por su guía de pastor universal al que ha sido confiado el rebaño de Jesucristo. Hay que agradecer las palabras y los gestos del Santo Padre, que «traducen» día tras día la maternidad de la Iglesia y señalan caminos concretos de realización del Evange-lio de Jesús.

    14 de julio de 2019 XV Domingo del tiempo ordinario

    Hay que agradecer las palabras y los gestos del Santo Padre que «traducen» día tras día la maternidad de la Iglesia‘

    Romanidad y maternidad eclesiales

    † Joan Planellas i BarnosellArzobispo metropolitano de Tarragona y primado

    Enfoca el código QRy accede al video de la Carta dominical

    OREMOS CON LA IGLESIA

    El Santo Padre encomienda al Apostolado de la Oración, para este mes de julio de 2019, la siguiente intención para la oración:

    -Para que todos aquellos que administran la justicia obren con integridad, y para que la injusticia que atraviesa el mundo no tenga la última palabra.

  • Edita: Arzobispado de Tarragona · Redacción y administración: Pla de Palau, 2 - 43003 Tarragona Directora: Anna Robert · Consejo de redacción: Mn. Joaquim Fortuny, Mn. Francisco Giménez y Santi Grimau Secretaria: Montse Sabaté ·Teléfono: 977 233 412 · Web: www.arqtgn.cat · E-mail: [email protected] Imprime: Torrell S.A. · D.L.: T-519-01

    Ciclo C Liturgia de las Horas: Semana III

    Domingo, 14 de julio: XV Domingo del tiempo ordinario [Dt 30,9b-14; Salmo 68,14 i 17.30-31.33-34.36-37; Col 1,15-20; Lc 10,25-37 (LE/LH propias)]

    Lunes, 15 de julio: San Buenaventura, obispo y doctor de la Iglesia (MO) [Éx 1,8-14.22; Salmo 123,1-3.4-6.7-8; Mt 10,34-11,1]

    Martes, 16 de julio: Bienaventurada Virgen María del Monte Carmelo (MO) [Éx 2,1-15a; Salmo 68,3.14.30-31.33-34; Mt 11,20-24]

    Miércoles, 17 de julio: [Éx 3,1-6.9-12; Salmo 102,1-2.3-4.6-7; Mt 11,25-27] San Alejo

    Jueves, 18 de julio: [Éx 3,13-20; Salmo 104,1 y 5.8-9.24-25.26-27; Mt 11,28-30] Santa Marina

    Viernes, 19 de julio: [Éx 11,10-12,14; Salmo 115,12-13.15-16.17-18; Mt 12,1-8]

    Sábado, 20 de julio: [Éx 12,37-42; Salmo 135,1 y 23-24.10-12.13-15; Mt 12,14-21] San Apolinar, obispo y mártir (ML) o bien Memoria de Santa María en sábado (ML)

    Domingo, 21 de julio: XVI Domingo del tiempo ordinario [Gén 18,1-10a; Salmo 14,1b-3a.3b-4b.4c-5; Col 1,24-28; Lc 10,38-42 (LE/LH propias)]

    LecturasXV Domingo del tiempo ordinario

    Lectura del libro del Deuteronomio (30,10-14)

    Moisés habló al pueblo, diciendo: «Es-cucha la voz del Señor, tu Dios, obser-vando sus preceptos y mandatos, lo que está escrito en el libro de esta ley, y vuelve al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma. Porque este precepto que yo te mando hoy no excede tus fuerzas, ni es inalcanzable. No está en el cielo, para poder decir: “¿Quién de nosotros subirá al cielo y nos lo traerá y nos lo proclamará, para que lo cumplamos?”. Ni está más allá del mar, para poder decir: “¿Quién de nosotros cruzará el mar y nos lo traerá y nos lo proclamará, para que lo cumpla-mos?”. El mandamiento está muy cerca de ti: en tu corazón y en tu boca, para que lo cumplas».

    Salmo responsorial [Sal 68, 14 y 17.30-31.33-34.36ab y 37 (R.: cf. 33)]

    Mi oración se dirige a ti, Señor, el día de tu favor; que me escuche tu gran bondad, que tu fidelidad me ayude. Respóndeme, Señor, con la bondad de tu gracia; por tu gran compasión, vuélvete hacia mí.

    R. Humildes, buscad al Señor, y revivirá vuestro corazón.

    Yo soy un pobre malherido; Dios mío, tu salvación me levante. Alabaré el nombre de Dios con cantos, proclamaré su grandeza con acción de gracias. R.

    Miradlo, los humildes, y alegraos; buscad al Señor, y revivirá vuestro corazón. Que el Señor escucha a sus pobres, no desprecia a sus cautivos. R.

    Liturgia de la semana

    Dios salvará a Sion, reconstruirá las ciudades de Judá. La estirpe de sus siervos la heredará, los que aman su nombre vivirán en ella. R.

    Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses (1,15-20)

    Cristo Jesús es imagen del Dios invi-sible, primogénito de toda criatura; porque en él fueron creadas todas las cosas: celestes i terrestres, visibles e invisibles. Tronos y Dominaciones, Prin-cipados y Potestades; todo fue creado por él y para él. Él es anterior a todo, y todo se mantiene en él. Él es también la cabeza del cuerpo: de la Iglesia. Él es el principio, el primogénito de entre los muertos, y así es el primero en todo. Porque en él quiso Dios que residiera toda la plenitud. Y por él y para él quiso reconciliar todas las cosas, las del cielo y las de la tierra, haciendo la paz por la sangre de su cruz.

    Lectura del santo Evangelio según san Lucas (10, 25-37)

    En aquel tiempo, se levantó un maestro de la ley y preguntó a Jesús para po-nerlo a prueba: «Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eter-na?». Él le dijo: «¿Qué está escrito en la ley? ¿Qué lees en ella?». Él respondió: «“Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu fuerza” y con toda tu mente. Y “a tu prójimo como a ti mismo”». Él le dijo: «Has respondido correctamente. Haz esto y tendrás la vida». Pero el maestro de la ley, queri-endo justificarse, dijo a Jesús: «Y quién es mi prójimo?». Respondió Jesús dici-endo: «Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó, cayó en manos de unos bandi-dos, que lo desnudaron, lo molieron a palos y se marcharon, dejándolo medio muerto. Por casualidad, un sacerdote

    bajaba por aquel camino y, al verlo, dio un rodeo y pasó de largo. Y lo mismo hizo un levita que llegó a aquel sitio: al verlo di un rodeo y pasó de largo. Pero un samaritano que iba de viaje llegó a donde estaba él y, al verlo, se compade-ció, y acercándose, le vendó las heridas, echándoles aceite y vino, y, montándo-lo en su propia cabalgadura, lo llevó a una posada y lo cuidó. Al día siguiente, sacando dos denarios, se los dio al po-sadero y le dijo: “Cuida de él, y lo que gastes de más yo te lo pagaré cuando vuelva”. ¿Cuál de estos tres te parece que ha sido prójimo del que cayó en manos de los bandidos?». Él dijo: «El que practicó la misericordia con él». Je-sús le dijo: «Anda y haz tú lo mismo».

    El Evangelio de este domingo nos presenta la parábola del buen samaritano, como ejemplo de amor al prójimo que nos llama a la práctica de la misericordia. Cristo, como buen samaritano, se acerca hoy a todo hombre que sufre en su cuerpo o en su espíritu, y cura sus heridas con el aceite del consuelo y el vino de la esperanza. Que la eucaristía de hoy nos haga crecer en la santidad, en el amor y en la misericordia.