I informe estado de situación de la persona adulta mayor en Costa Rica

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  • IPresentacin

    Costa Rica se encuentra inmersa en un proceso de crecimiento acelerado de su poblacin adulta mayor. Los cambios asociados a este envejecimiento poblacional y los retos que conlleva son inditos en la historia del pas y deben ser enfrentados en un plazo relativamente corto, con el fin de propiciar un envejecimiento y una vejez con calidad.

    Con el propsito de contribuir a la discusin y el anlisis de los retos y desafos que plantea el envejecimiento poblacional y de aportar insumos de utilidad para atender sus repercusiones en la sociedad costarricense, se elabor el Primer Informe del Estado de Situacin de la Persona Adulta Mayor en Cos-ta Rica, que permite iniciar un sistema de seguimiento a la situacin de este grupo etario. En este Informe se examinan los derechos, la salud, la seguridad econmica, la participacin, el acceso a servicios y, en general, las condicio-nes de vida de las personas de 65 aos y ms, con el objetivo de reconocer la contribucin de las personas adultas mayores al desarrollo del pas, as como resaltar las oportunidades asociadas al envejecimiento demogrfico.

    Por medio de este informe, la Universidad de Costa Rica (UCR) y el Consejo Nacional de la Persona Adulta Mayor (CONAPAM) participan activamente en el proceso de transformacin social que los cambios en la poblacin requie-ren, suministrando informacin relevante y oportuna para una deliberacin responsable respecto de las polticas pblicas que permitan la atencin de las necesidades y los derechos de las personas adultas mayores de Costa Rica. Adems, desean que esta investigacin represente una valiosa oportunidad para reflexionar y comprender que el hecho de envejecer afecta a todos. El conocimiento de la situacin de las personas adultas mayores debe servir para adquirir conciencia de que, al responder a las necesidades e inquietudes de las actuales personas adultas mayores, crearemos la cultura que permita una vida mejor en la edad adulta mayor para la mayora de nosotros, que cada vez viviremos hasta una edad ms avanzada.

    Dra. Yamileth Gonzlez Garca Rectora

    Universidad de Costa Rica

    Dra. Mara Prez Yglesias Vicerrectora de Accin Social

    Universidad de Costa Rica

    MSc. Lidieth Barrantes Murillo Presidenta

    Junta Rectora CONAPAM

  • III

    Prlogo

    Desde hace varios aos, estn cambiando las caractersticas de la pobla-cin de Costa Rica y, con ello, las caractersticas de la sociedad. Otras inicia-tivas de seguimiento de la realidad del pas han sealado ya la importancia de atender las consecuencias del cambio demogrfico. Estas, que tienen ml-tiples expresiones, ocurren a los diversos grupos poblacionales en momentos diferentes. Se han documentado los cambios de la formacin de la familia, del nmero y de las caractersticas de los y las jvenes y otros de igual impor-tancia. Uno de los cambios ms acelerados es el envejecimiento de la pobla-cin y, para conocer sus consecuencias sociales, econmicas y polticas, an se requiere mayor investigacin.

    Este informe se aboca al estudio del grupo poblacional que, en los prximos aos, experimentar el crecimiento ms explosivo e indito: las personas adul-tas mayores. El I Informe de situacin de la persona adulta mayor se origina en la visin compartida de la Universidad de Costa Rica y del Consejo Nacional de la Persona Adulta Mayor sobre la necesidad de conocer, de forma ms exhaus-tiva, la situacin de la poblacin adulta mayor.

    El desarrollo del proyecto es resultado de un esfuerzo conjunto del Centro Centroamericano de Poblacin, la Escuela de Nutricin, y el Programa inte-gral para la persona adulta mayor de la Vicerrectora de Accin Social de la Universidad de Costa Rica. Tambin ha colaborado la Escuela de Historia. Este esfuerzo llevado a cabo desde la Universidad, ha contado con el apoyo decidido del Consejo Nacional de la Persona Adulta Mayor, el cual ha acom-paado de manera constructiva, respetuosa y alentadora el proceso de ela-boracin del Informe.

    Desde su formulacin original, el objetivo del Informe ha sido entender el pro-ceso de envejecimiento de la poblacin costarricense desde una perspectiva que, por un lado, abarque los distintos mbitos de la situacin de la perso-na adulta mayor y, por otro, muestre que la situacin actual de las personas adultas mayores est inexorablemente vinculada a la realidad que debern enfrentar las futuras generaciones de adultos y adultas mayores quienes ya forman parte de la poblacin del pas.

    Poner en marcha un proceso de investigacin que abarque todos aquellos aspectos relacionados con las condiciones de vida de la poblacin adulta mayor fue la primera tarea que enfrent el equipo coordinador del Informe. Para ello, se cont con el concurso de un consejo consultivo integrado por profesionales relacionados con la temtica, a quienes, por su formacin y ex-periencia, se les invit a formar parte, de manera voluntaria, de este grupo. Las deliberaciones de los integrantes de este consejo, quienes aportaron su tiempo en distintas reuniones y para revisar varios documentos, alimentaron la toma de decisiones acerca del rumbo y el enfoque de Informe.

    Adems de varios invitados a ttulo personal, por su trayectoria en el tema, el consejo consultivo estuvo constituido por representantes de las siguientes instituciones: Consejo Nacional de la Persona Adulta Mayor; Ministerio de Edu-cacin Pblica Educacin de Adultos; Centro Centroamericano de Pobla-cin; Escuela de Nutricin, y Posgrado en Gerontologa de la Universidad de Costa Rica; Caja Costarricense de Seguro Social, Asociacin Gerontolgica Costarricense, Despacho Apoyo Social del Ministerio de la Presidencia, Hos-pital Nacional de Geriatra y Gerontologa Dr. Ral Blanco Cervantes; Univer-sidad Estatal a Distancia, Direccin Servicios de Salud del Ministerio de Salud y Ministerio de Vivienda y Asentamientos Humanos.

  • I Informe estado de situacin de la persona adulta mayor en Costa Rica

    IV

    Una primera tarea solicitada a este consejo fue identificar y priorizar los temas del informe, el enfoque y su estructura. A partir de esta definicin, el equipo coor-dinador procedi a elaborar los trminos de referencia para cada captulo y la bsqueda de profesionales quienes pudieran desarrollarlos de la mejor manera.

    Esta bsqueda signific un proceso complejo y constituy, en s misma, un hallazgo importante. Si bien existe un conjunto de profesionales que han de-dicado esfuerzos al estudio de este grupo poblacional, tambin hay vacos importantes respecto a varios temas. Estos se producen, por un lado, porque la investigacin es reciente y no se ha avanzado an lo suficiente; por otro, porque la informacin que se produce en el pas no permite profundizar cier-tos aspectos especficos. Ejemplo de lo primero es lo poco que conocemos de manera sistemtica de lo que ocurre en el seno de las comunidades con respecto a la poblacin adulta mayor; ejemplo de lo segundo es la capaci-dad limitada de documentar las ocasiones en que se lesionan los derechos de las personas adultas mayores o de describir adecuadamente el cuadro completo de su estado de salud.

    En algunos casos se requieren mayores esfuerzos de investigacin desde la academia, en otros, de sistematizacin ms detallada de informacin que ya existe en los registros de las instituciones, y aun, en otros, el poner en prctica y, por ende, financiar instrumentos adecuados para recopilar la informacin que permita el diseo de intervenciones especficas.

    De esta forma, el proceso de identificacin y de consolidacin de la participacin de los colaboradores de este estudio fue una muestra de que en nuestro pas el tema del envejecimiento poblacional y de todas las temticas relacionadas con la persona adulta mayor es an incipien-te. A este respecto, hay algunos esfuerzos en marcha que han permitido el tratamiento de ciertos temas, por ejemplo, CRELES, el estudio sobre longevidad y envejecimiento saludable que lleva a cabo el Centro Cen-troamericano de Poblacin de la Universidad de Costa Rica por medio de un seguimiento sistemtico de la poblacin adulta mayor del pas.

    Cada tema desarrollado se puso en discusin ante el consejo consultivo y ante grupos de expertos en las distintas temticas con el fin de validar sus contenidos y mejorar sus enfoques. De esta manera, entre mayo de 2007 y agosto de 2008 se realizaron diez talleres y un nmero importante de consultas a distintos profesio-nales. Al final de cada captulo, se enumeran las personas quienes colaboraron de distinta forma con su elaboracin. Pero como esto siempre implica el riesgo de omitir, en general manifestamos nuestro agradecimiento a todas y cada una de las personas quienes, de una u otra manera, tuvieron que ver con el Informe.

    La estructura final del Informe qued constituida por diez captulos distribuidos en cuatro secciones y un captulo adicional de indicadores para el seguimien-to de la situacin de las personas adultas mayores, que incluye un conjunto de indicadores adoptados por distintas agencias y foros internacionales.

    La primera seccin sobre envejecimiento poblacional y persona adulta mayor, contiene captulos que informan sobre el cambio demogrfico que implica el envejecimiento, y permite la caracterizacin de esta poblacin y su ubicacin geogrfica. Concluye con una reflexin sobre los aportes de las personas mayores desde la cotidianidad.

    La segunda seccin enfatiza los aspectos relacionados con la seguridad econmica y el apoyo social; se examina la relacin de la poblacin adulta mayor con respecto a pobreza, ingreso, empleo y pensiones. Adems, se ana-liza la naturaleza de las redes sociales de apoyo con que cuentan las personas adultas mayores en el pas.

  • VLa tercera seccin incluye la descripcin del estado de salud de las personas adultas mayores y se evala el acceso y el uso de los servicios de salud desde su perspectiva y la del principal prestatario pblico de servicios de salud.

    La seccin denominada Derechos y ciudadana plena, desarrolla el tema de las oportunidades de participacin social de las personas adultas mayores. Adems, realiza un recorrido por la legislacin vigente que pretende garanti-zar el cumplimiento de los derechos que amparan a este grupo. Finalmente, se hace evidente un problema creciente pero an insuficientemente docu-mentado, como es el maltrato, la negligencia y el abandono hacia la pobla-cin adulta mayor.

    La investigacin es siempre falible y, como tal, el Informe no pretende con-tener todas las respuestas y tiene aun un espacio importante para superarse. Pero, quiz, lo ms valioso es que contiene preguntas. Preguntas que se ori-ginan en el conocimiento incompleto de un grupo poblacional al que el pas debe mirar con cuidado. Las interrogantes que nos hagamos hoy acerca de la poblacin adulta mayor son, en realidad, preguntas sobre nuestro propio futuro y el de nuestra sociedad.

    Al final de un camino que result ms lleno de novedades y complejidades que las que originalmente se haban vislumbrado, se tiene en este Informe un primer peldao sobre el cual se pueden visualizar ahora las distintas realidades en que vive la poblacin adulta mayor. Algunas partes son eminentemente informativas, otras proporcionan una mirada ms exhaustiva y otras reflejan el conocimiento que nos falta. Pero ms importante todava es ofrecer un pri-mer instrumento de deliberacin sobre las acciones necesarias para mejorar la calidad de vida de quienes pertenecen hoy a este grupo poblacional y de quienes pertenecern en el futuro.

    Xinia Fernndez Arodys Robles

  • VII

    Sinopsis del informe

    El examen detallado de las condiciones de vida de las personas adultas mayores permite enlazar la historia de los logros o los desaciertos del pas evidenciada por la situacin de quienes tienen 65 aos y ms con las tareas pendientes para el futuro. La situacin actual y las caractersticas que se describen en el Informe se formaron durante dcadas del pasado siglo y son el resultado de la forma en que se entretejieron las vidas de las personas y los cambios en la sociedad. Atestiguan tambin las posibilidades futuras al identificar aquellos cambios necesarios o procesos en marcha cuyo conoci-miento identifica acciones especficas que deben tomarse.

    El crecimiento mismo del nmero de personas adultas mayores y el explosivo aumento que estamos presenciando, dan cuenta de algunos de los aciertos del pas. Durante las ltimas cuatro dcadas del siglo pasado se ampli la cobertura de servicios de salud y se pusieron en prctica intervenciones que condujeron a una disminucin considerable de la mortalidad. As la esperanza de vida al nacer pas de algo ms de 65 aos en la dcada de los sesentas a la actual de 79.2 aos en el 2007. Este proceso, y la disminucin del nmero de hijos por mujer que tuvo lugar paralelamente, modificaron la estructura por edad del pas. La consecuencia fue la mayor importancia de los adultos mayores en la poblacin total, que ser todava an ms.

    El cambio en la estructura por edad entrelaza el desarrollo del pas y las carac-tersticas de la poblacin. El crecimiento de la poblacin en edad de trabajar produjo una primera ventana de oportunidad en la que en las familias se hicie-ron ms pequeas pero con un mayor nmero de perceptores potenciales de ingreso. Una segunda ventana o bono demogrfico tiene lugar a medida que esas generaciones de gran tamao empiecen a salir de la fuerza de trabajo. Las condiciones en que esto ocurra tienen importantes implicaciones para el desarrollo. La oportunidad de una mayor densidad de capital por trabajador que produce el segundo bono demogrfico solo se puede aprovechar si estas generaciones han acumulado ahorros a lo largo de su vida.

    Las condiciones para ello fueron diferentes en el pasado. As lo muestra la baja escolaridad promedio de las personas adultas mayores del pas y la pro-porcin de ellos que no tuvo educacin alguna porque les toc asistir a la escuela cuando la cobertura de la educacin era mucho menor.

    Ello implica que muchos tuvieron una vinculacin desventajosa con el mer-cado de trabajo y, por ende, fueron menores sus posibilidades de ahorro. Solo un 41% de los adultos mayores tiene una pensin contributiva y esta propor-cin es an menor en las mujeres. Junto con la vivienda propia, el tener una pensin contributiva es uno de los factores de proteccin ante la pobreza de mayor importancia. La importancia de esta previsin para la vejez la subraya, por un lado, la baja incidencia de la pobreza entre quienes tienen pensin contributiva y tambin la alta incidencia de la pobreza entre quienes reciben una pensin no contributiva, transferencias o del todo no tienen ingreso.

    La situacin actual de los adultos mayores debe ser tambin una llamada de atencin hacia el futuro. El anlisis que explica por qu los hogares en que viven adultos mayores tienen una incidencia ms elevada de la pobreza muestra, como se seal antes, la importancia de que la poblacin tenga abierta las posibilidades de tener una vivienda propia y de mantener la solidez del sistema de pensiones.

    El pas ha sido tambin exitoso en la ampliacin de su sistema de salud. Una alta proporcin de las personas adultas mayores son usuarias de los servicios

  • I Informe estado de situacin de la persona adulta mayor en Costa Rica

    VIII

    de salud de la CCSS y manifiestan un alto grado de satisfaccin. Igualmen-te hay un elevado uso de los EBAIS. Adems, cuando se comparan algunos indicadores de salud de las personas adultas mayores de Costa Rica con los de otros pases latinoamericanos, se revela que las condiciones de salud de los adultos mayores son en general buenas. Pero es tambin una llamada de atencin de cierta urgencia ya que quiere decir que estamos ante un creci-miento acelerado de la demanda de servicios para adultos mayores.

    La atencin de esta demanda debe preocupar por la baja cotizacin al segu-ro de salud que existe actualmente. Otros informes en el pas han analizado esto y mostrado que el aumento de la cotizacin al seguro de salud es parte clave de su sostenibilidad en el futuro. Es, adems, un reto complejo, dado el creci-miento del sector informal que experiment el pas en las ltimas dcadas.

    El fortalecimiento del seguro de salud es tanto ms importante en virtud de la complejidad de la atencin de la salud de la poblacin adulta mayor. Una proporcin importante informa padecer ms de una enfermedad crnica. El examen de biomarcadores asociados a factores de riesgo muestra que hay un amplio margen para mejorar los servicios preventivos. Y si bien la diabetes y la hipertensin arterial son predominantes en la morbilidad y mortalidad, la informacin no muestra la verdadera complejidad de la atencin de la salud de la persona adulta mayor. El diagnstico y los protocolos de atencin del adulto mayor debe considerar tambin los problemas de funcionalidad y todos aquellos asociados a las edades ms avanzadas.

    El crecimiento de la poblacin adulta mayor tambin implica un crecimiento de la poblacin mayor de 80 aos. O sea, implica el crecimiento de la pobla-cin que con mayor frecuencia requiere ayuda y apoyo en sus actividades. Actualmente este apoyo proviene fundamentalmente de las redes informales y en especial de la familia inmediata y casi exclusivamente de las mujeres. Este es otro aspecto que se debe atender. Un 10% de adultos mayores declararon necesitar de ayuda en actividades diarias pero no recibirla. En el futuro no solo sern ms los adultos mayores de edades avanzadas sino que las familias sern ms pequeas. Hay un conjunto de cuidados y apoyos que siempre de-ben ser provistos por la familia pero hay otros de carcter ms especializado que requieren apoyo formal. Las posibilidades actuales de contar con redes de apoyo formales son muy limitadas.

    Esta limitacin se hace evidente tambin cuando las personas adultas mayo-res se organizan en distintos grupos participativos o de apoyo. La mayora de los que funcionan son autofinanciados y, por lo tanto, en estos puede participar una proporcin reducida de la poblacin. Una mirada a la vida de un conjunto de personas adultas mayores muestra que la participacin y el involucramiento social son muy importantes para reafirmar sus redes y fortalecer su autonoma.

    La vida de las personas adultas mayores no tiene porqu ser pasiva o carente de participacin en distintos mbitos de la sociedad. Ms an, debe ser una preocupacin general que el conjunto de cambios individuales asociados al envejecimiento no impliquen una perdida de oportunidades y mucho menos de derechos. Para ello el pas debe contar con un conjunto de instrumentos de proteccin e instituciones que la garanticen.

    Este envejecimiento con calidad es posible si las oportunidades y las acciones del pasado conducen al bienestar en las edades ms avanzadas. La mirada a las personas adultas mayores muestra que eso no fue siempre as para un sector importante de esta poblacin. Tambin revela las previsiones que deben tomar-se para el futuro y las acciones que el pas puede decidir ejecutar para ayudar a construir un envejecimiento con bienestar. Lo que las personas hayan tejido en el pasado es lo que les permite disfrutar un envejecimiento con bienestar.

  • Envejecimiento poblacional y desarrollo

    Captulo 1

    Los cambios demogrficos ocurridos en Costa Rica en las ltimas dcadas han tenido y tendrn en el futuro cercano importantes implicaciones que el pas debe tomar en cuenta. El descenso del n-mero de hijos que tienen las mujeres y el aumento en la esperanza de vida modificaron de manera importante la estructura por edad de la poblacin. Este paso de altos a bajos niveles de mortalidad y natalidad tiene repercusiones sobre el peso relati-vo de los distintos grupos de edad. Al disminuir la mortalidad un mayor nmero de personas sobrevive hasta edades adultas y un mayor nmero de perso-nas sobrevive hasta edades avanzadas.

    Este perodo de tiempo en que aumenta la po-blacin en edad de trabajar es lo que se ha de-nominado bono demogrfico y tiene importantes implicaciones en las posibilidades de desarrollo del pas. La relacin entre quienes estn en edad de trabajar y quienes estn en edades dependientes cambia favorablemente. As por ejemplo en 1970 por cada 100 personas en edad de trabajar haba otras cien en edades dependientes. Actualmente esta relacin es de 48 dependientes por cada cien personas en edad de trabajar.

    Este primer bono demogrfico tiene su origen en que mientras est aumentando la poblacin en edad de trabajar, lo que ocurre es que hay un ma-yor aumento de productores efectivos que de con-sumidores efectivos. Este primer bono produce por un lado beneficios a los hogares: hay ms percep-tores de ingresos y las familias son en general ms

    pequeas. Estos beneficios son los que disfrutamos desde hace casi dos dcadas.

    El segundo bono o dividendo demogrfico se ori-gina en el aumento de capital por trabajador que resulta de la acumulacin en previsin de las nece-sidades de consumo en la vejez y la cada de los in-gresos laborales. Para que ello ocurra sin embargo, la materializacin del segundo dividendo demogrfico depende aun ms que el primero de ciertas polticas. Requiere, que las tasas de ahorro se mantengan por lo menos constantes o, que la propensin a ahorrar para la vejez se incremente ante la percepcin de mejoras en la esperanza de vida.

    La vinculacin del proceso de envejecimiento con las posibilidades de desarrollo del pas se basa en consi-deraciones posibles pero requiere de polticas pblicas. Estas polticas, por acertadas que sean, no bastan por s solas, pues su xito depende del logro de las personas durante sus aos de preparacin y de participacin en el sistema productivo. En otras palabras, son polticas que estimulan y hacen posible la previsin a largo plazo de las personas y de las familias.

    Desde el punto de vista del comportamiento, ante la mayor esperanza de vida y el aumento del nmero de aos que se viven despus del retiro de la fuerza de trabajo, es de esperar que las personas tomen previ-siones y aumenten su ahorro. Es difcil que eso ocurra, sin embargo, en ausencia de un sistema de pensiones slido o de incentivos para mantenerse en la fuerza de trabajo, particularmente en el caso de las mujeres.

  • 3Captulo 1 Envejecimiento poblacional y desarrollo

    Por qu est aumentando la poblacin de personas adultas mayores?

    Por qu el 6 por ciento o casi 280 mil personas de la poblacin de Costa Rica tienen 65 aos y ms? Y por qu en el 2025 las personas de estas edades sern 600 mil y el 11,5 % de la pobla-cin? La respuesta a estas preguntas equivale a explicar el proceso de enve-jecimiento poblacional que vive el pas desde hace unas dcadas y que se intensificar en el futuro (grfico 1.1).

    En primer lugar, quienes pertenecen hoy a la poblacin de personas adul-tas mayores nacieron en 1943 o antes y debieron sobrevivir como mnimo 65 aos para pertenecer a la poblacin adulta mayor.

    Al disminuir la mortalidad un mayor nmero de personas sobrevive hasta edades adultas y un mayor nmero de personas sobrevive hasta edades avanzadas. La esperanza de vida au-ment durante el siglo pasado desde 46,9 aos en 1930 hasta 77,7 aos en 2000 y, actualmente, es de 79,2 aos. Esta mayor sobrevivencia de las per-sonas tiene que ver con el aumento de la poblacin de 65 y ms aos. En primer lugar, ms personas llegan a cumplir 65 aos porque aumenta la proporcin de personas que sobre-viven desde el nacimiento hasta los 65 aos, es decir, en 1950, 53% de los hombres y 56 % de las mujeres sobrevi-van desde el nacimiento hasta los 65 aos. En 1980, 75% de los hombres y 85% de las mujeres llegaban al cum-pleaos 65. Actualmente esa misma proporcin es de 83% para los hombres y de 90% para las mujeres. El cambio se debe al cambio de la mortalidad de las edades jvenes y en particular al cambio de la mortalidad infantil. Esta se redujo desde 137 muertes de menores de un ao por cada mil na-cidos vivos en 1940 hasta 68,4 en 1970, a 19,9 en 1980 y actualmente es de 10 por cada mil nacidos vivos.

    Pero tambin ha aumentado la espe-ranza de vida de las personas mayores de 65 aos (grfico 1.2): una vez que las personas cumplen 65 aos, viven ms aos, lo que tambin aumenta

    el nmero de personas de 65 aos y ms en la poblacin. As, por ejemplo, en 1950, dadas las condiciones de mortalidad, de cada cien hombres que cumplan 65 aos, 24 sobrevivan hasta los 85, y de cada 100 mujeres, sobrevivan 28. Treinta aos ms tarde, en 1980, de cada 100 hombres que cumplan 65 aos, 35 llegaban a cum-plir 85, y 45 de cada 100 mujeres. Hoy, de cada cien hombres de 65 aos, 43 pueden esperar vivir hasta los 85, y 56

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    Grfico 1.1: Poblacin total del pas y poblacin de 65 aos y ms (1950-2050)

    Fuente: elaboracin propia con base en las proyecciones de poblacin CCP-INEC

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    Esperanza de vida hombres Esperanza de vida mujeres

    E.V. 65 aos hombres E.V. 65 aos mujeres

    Grfico 1.2: Esperanza de vida (1930- 2007)

    Fuente: elaboracin propia con base en CCP http://ccp.ucr.ac.cr/observa/CRindicadores/

  • 4I Informe estado de situacin de la persona adulta mayor en Costa Rica

    de cada 100 mujeres. Esto quiere decir que, as como se acelera el nmero de personas de 65 y ms aos, aumenta la proporcin de personas adultas ma-yores de edades avanzadas.

    Una segunda razn del aumento de la poblacin de personas adultas mayores y en particular del que ten-dr lugar en los prximos aos, obe-dece a la natalidad que tuvo el pas en dcadas pasadas. En la dcada de 1950, cuando nacieron una pro-porcin importante de quienes cum-plirn 65 aos en los prximos veinte aos, hubo un aumento de la natali-dad. La tasa bruta de natalidad o el nmero de nacimientos por cada mil personas durante toda la dcada es-tuvo por encima de los 45 por mil. Este aumento de la natalidad se origina-ba en un aumento considerable del nmero promedio de hijos por mujer que lleg a alcanzar los 7,1 hijos por mujer a principios de la dcada de los sesenta. A su vez, cuando estas per-sonas que pertenecan a generacio-nes ms grandes empezaron a tener hijos se produjo otra expansin del nmero de nacimientos. Esta vez eran menos hijos por mujer pero un nmero mucho mayor de mujeres con hijos. Esto quiere decir que quienes empe-zarn a cumplir 65 aos, dentro de 30 aos pertenecern a generaciones cada vez ms grandes. El grfico 1.3

    muestra el cambio en el nmero de nacimientos que tuvo lugar en el pas desde 1955.

    Un tercer aspecto del envejecimien-to poblacional explica por qu hay un porcentaje creciente de personas adultas mayores en la poblacin total. Por un lado, por las razones explicadas, hay un nmero mayor de personas de 65 y ms aos. Pero tambin porque, como consecuencia de la reduccin del nmero de hijos que tienen las mujeres en promedio, el nmero de nacimientos anuales ha empezado a disminuir desde hace ms de una d-cada. La tasa global de fecundidad, o el nmero de hijos que en promedio tienen las mujeres, disminuy desde 7,1 en 1961 hasta 3,6 en 1976. Des-pus de un periodo sin cambios signi-ficativos, disminuy desde 3,5 hijos por mujer en 1986 hasta la actual de 1.96 hijos por mujer. Esta es una tasa por debajo del nivel de reemplazo pero ello no quiere decir que la poblacin dejar de aumentar aunque lo har cada vez menos. En otras palabras, el porcentaje de personas adultas ma-yores aumenta porque se suman ms personas a quienes tienen 65 y ms aos pero menos personas al total de la poblacin (los nacimientos). Esta disminucin tiene como resultado que las edades adultas y las personas adultas mayores aumenten su impor-tancia relativa en la poblacin.

    Las implicaciones de los cambios en la estructura por edad

    El descenso del nmero de hijos que tienen las mujeres y el aumento en la esperanza de vida modificaron de manera importante la estructura por edad de la poblacin. Este paso de altos a bajos niveles de mortali-dad y natalidad tiene repercusiones sobre el peso relativo de los distintos grupos de edad (grfico 1.4).

    Durante mucho tiempo la preocu-pacin sobre la poblacin se centr en las tasas de crecimiento, con la idea de que constitua un aumen-to de la presin sobre los recursos.

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    edad actual

    Grfico 1.3: Nmero de nacimientos ocurridos en el pas (1955 2007)

    Fuente: elaboracin propia con base en http://ccp.ucr.ac.cr/observa/CRindicadores/

  • 5Captulo 1 Envejecimiento poblacional y desarrollo

    La preocupacin se centraba en el aumento de poblacin que se pro-duca al bajar la mortalidad cuan-do la natalidad era todava alta.

    No obstante, a medida que en mu-chos pases se ha completado el paso de altas a bajas tasas de natalidad y mortalidad, y ha disminuido el creci-miento, se ha visto que, despus de una disminucin de la fecundidad, el cambio en la estructura por edad de la poblacin puede tener beneficios importantes para la economa.

    Los cambios de la estructura por edad se relacionan con la propor-cin de personas en grupos de edad que tienen distinta vinculacin con la economa. Se puede distinguir tres grupos que influyen en las po-sibilidades de desarrollo del pas: la poblacin de menores, la poblacin en edad de trabajar y la poblacin de personas adultas mayores, que se representan en el grfico 1.4. Se pueden distinguir tres momentos: en un primer perodo, ocurri un incre-mento importante de la poblacin de menores, producto de un au-mento de la fecundidad ocurrida en la dcada de 1950. En un segundo momento, empieza a aumentar la poblacin en edad de trabajar, y en un tercer momento empieza a au-mentar aceleradamente la pobla-cin de personas adultas mayores.

    Esos tres momentos se pueden ver tambin en trminos de la relacin de dependencia demogrfica. La medida relaciona la poblacin en edad de trabajar con la poblacin en edades en que hay una alta pro-porcin de dependientes: primero aument hasta llegar a una rela-cin de 100 personas dependientes por cada 100 personas en edad de trabajar. Eso empez a disminuir a medida que empezaron a disminuir la fecundidad y la mortalidad. Ac-tualmente existen en la poblacin aproximadamente 48 personas en edades dependientes por cada 100 en edad de trabajar. Ese aumento del nmero de personas en edad de trabajar potencialmente tiene con-secuencias importantes para la eco-noma, y es lo que se conoce como

    primer bono demogrfico, el cual se describe ms adelante.

    A medida que disminuye la fecun-didad, deja de aumentar la pobla-cin en edad de trabajar. El origen de eso est en que menos personas estn cumpliendo 15 aos y ms personas estn cumpliendo 65 o estn saliendo de la poblacin en edad de trabajar, de manera que el nmero de dependientes vuelve a aumentar. En esta etapa los de-pendientes son cada vez ms los de 65 y ms aos y menos los menores de 15. La poblacin adulta mayor tiene en esta etapa un crecimiento acelerado, tal como se muestra en el grfico 1.5.

    Una de las consecuencias impor-tantes del cambio de la relacin del tamao de las generaciones tie-ne que ver con las posibilidades de apoyo a la poblacin adulta mayor. Actualmente hay aproximadamente 10 personas en edad de trabajar por cada persona adulta mayor.

    Una forma ms directa de ver esto es mirar la relacin entre la poblacin adulta mayor y la poblacin 25 aos

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    80 y ms

    Grfico 1.4: Cambio en los distintos grupos de edad (1950- 2050)

    Fuente: elaboracin propia con base en las proyecciones de poblacin CCP-INEC

  • 6I Informe estado de situacin de la persona adulta mayor en Costa Rica

    menor. Tal como se puede ver en el grfico 1.6, esta relacin disminui-r rpidamente en el futuro. Ello se debe, por un lado, a que las familias son cada vez ms pequeas y tam-bin a la diferencia en el tamao de las generaciones. En virtud de que el apoyo a las personas adultas mayo-res proviene sobre todo de la familia inmediata y de las hijas (vase ca-ptulo 5), la relacin que se muestra

    en el grfico implica posibilidades de recibir apoyo directo cada vez me-nor para las futuras generaciones de adultos mayores.

    Los bonos demogrficos: una oportunidad para el desarrollo

    El perodo en que aumenta la po-blacin en edad de trabajar es lo que se ha denominado bono demo-grfico. El primer bono demogrfico se origina en que, mientras est au-mentando la poblacin en edad de trabajar, hay un mayor nmero de productores efectivos que de consu-midores efectivos. Esto, a su vez obe-dece a lo que se denomina la eco-noma del ciclo vital, o sea, las etapas por las que atraviesan las personas y las diferencias de su vinculacin con la produccin y el consumo. En este ciclo, bsicamente hay tres etapas: una en que las personas crecen y, generalmente, estudian, viven con sus padres, y dependen econmica-mente de otros miembros del hogar. Otra, en que las personas se integran al sistema productivo del pas, cu-bren el consumo de los otros miem-bros del hogar que no tienen fuentes de ingreso y, en el caso ideal, toman previsiones para la edad adulta ma-yor por medio de la cotizacin a un fondo de pensiones, acumulan acti-vos o ahorran de alguna manera. En una ltima etapa, las personas salen del sistema productivo e, idealmen-te, viven del ahorro logrado durante sus aos de trabajo.

    El siguiente grfico provee una esti-macin de estas tres etapas para Costa Rica. Las estimaciones muestran que el perodo en que las personas producen un supervit entre lo que producen y lo que consumen, es de aproximada-mente 33 aos y abarca desde los 24 hasta los 57 aos (grfico 1.7).

    El primer bono es el que se produce cuando aumenta la poblacin en edad de trabajar, es decir, en las edades en que hay un supervit (grfico 1.8). Por un lado, se producen beneficios para los hogares: hay ms perceptores de ingresos y las familias son, en general,

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    Pob

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    1950 1960 1970 1980 1990 2000 2010 2020 2030 2040 2050

    Ao

    65 y ms aos

    Relacin de dependencia demogrfica

    Grfico1.5: Relacin de dependencia y aumento de la poblacin de personas adultas mayores

    Fuente: elaboracin propia con base en las proyecciones de poblacin CCP-INEC

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    40 a 49/65 a 74

    50 a 59/75 a 84

    Ao

    Pers

    on

    as

    Grfico 1.6: Cambio de la relacin entre la poblacin adulta mayor y las generaciones ms jvenes

    Fuente: elaboracin propia con base en las proyecciones de poblacin CCP-INEC

  • 7Captulo 1 Envejecimiento poblacional y desarrollo

    ms pequeas. As se amplan las po-sibilidades de una mayor educacin y una permanencia ms prolongada en las edades todava no produc-tivas. Por otro lado, hay tambin un beneficio fiscal, ya que se ampla la base de contribuyentes efectivos con respecto a los receptores efec-tivos de transferencias del gobierno. Estos beneficios son los que disfruta-mos desde hace casi dos dcadas y se empezarn a acabar despus de los prximos 15 aos. El dividendo fa-miliar ha sido y es mayor que el fiscal y tambin ser ms prolongado. Los hogares costarricenses actuales de-beran estar aumentando su bienes-tar por efecto del dividendo o bono demogrfico exclusivamente. El divi-dendo familiar se extinguir aproxi-madamente dentro de diez aos, cuando en los hogares dejar de aumentar el nmero de perceptores y aumentarn las personas que salen de la fuerza de trabajo. El segundo bono se asocia con el momento en que empieza a aumentar la pobla-cin adulta mayor, la cual comienza a disponer de sus ahorros o a recibir transferencias ante la disminucin de sus ingresos laborales para hacer frente a los gastos propios de la edad adulta mayor. Si una alta proporcin de las personas adultas mayores ha tomado previsiones, en la economa se produce un aumento del capital por trabajador y, por ende, mejores posibilidades de crecimiento.

    Buena parte del perfil por edad de la economa del ciclo vital depende de las condiciones macroeconmicas de un pas, la existencia de progra-mas pblicos de pensiones y de salud y educacin, as como de la estabili-dad institucional de estos programas. An cuando las familias se hacen ms pequeas y tienen mayores percepto-res, la ausencia de programas pblicos adecuados puede disminuir la poten-cialidad de los beneficios. Un ejemplo de eso se vio en el pas la dcada de 1980, cuando se experiment un au-mento considerable de las personas en edades escolares. Esas generacio-nes muy grandes originaron una gran presin sobre el sistema educativo, que no pudo ampliar la cobertura al ritmo necesario. Los aos coincidieron,

    adems, con un estancamiento del gasto pblico en educacin. Como consecuencia, el aumento de la esco-laridad promedio de la poblacin se interrumpi. Hasta la generacin de los nacidos alrededor de 1960, todas las generaciones anteriores tenan en pro-medio una escolaridad ms alta que sus mayores. Este aumento se produjo porque, aun cuando haba bajado el nmero promedio de hijos por mujer y continuaba bajando, las mujeres en edades reproductivas eran parte de la generacin nacida en los aos de mayor fecundidad en el pas y, por lo tanto, sumamente numerosas.

    .2

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    1

    1.2

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    IngresoConsumo

    Economa del ciclo vital

    Grfico 1.7: La economa del ciclo vital

    Fuente: Rosero y Robles, 2008

    010

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    1950 1960 1970 1980 1990 2000 2010 2020 2030 2040 2050

    Ao

    Porcentaje de 7 a 17 aos

    Porc

    en

    taje

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    tal

    Porcentaje de 18 a 64 aos

    Porcentaje de 65 y ms

    Grfico 1.8: Proporcin de personas en edad escolar, de 18 a 64 aos y de personas adultas mayores

    Fuente: elaboracin propia con base en las proyecciones de poblacin CCP-INEC.

  • 8I Informe estado de situacin de la persona adulta mayor en Costa Rica

    El segundo dividendo tiene que ver con la productividad de la fuerza de trabajo y, por ende, con lo que ocurra con empresas y producto-res; en esto hay una posibilidad de aprovecharlo, si bien el rezago de la inversin en capital humano que acumul el pas puede pesar en los aos futuros. La importancia relativa de los ms jvenes en la fuerza de trabajo est disminuyendo y lo har an ms en el futuro, por lo que las posibilidades de renovar rpidamen-te las caractersticas de la fuerza de trabajos son muy limitadas. La vincu-lacin del proceso de envejecimien-to con las posibilidades de desarrollo del pas se basa en consideraciones posibles. Su materializacin requiere un conjunto de polticas pblicas que permita que la propensin a ahorrar, como mnimo, se mantenga cons-tante, o que aumente ante la per-cepcin de mejoras en la esperanza de vida. Algunas de estas polticas tienen que ver con la solidez de los sistemas de pensiones, los mercados de capitales que posibiliten los aho-rros, y la existencia de programas de vivienda o de mercados de bienes races que no discriminen a los pe-queos ahorrantes. Estas polticas, por acertadas que sean, no bastan por s solas, pues su xito depende del logro que en realidad puedan obtener las personas durante sus

    aos de preparacin y de partici-pacin en el sistema productivo. En otras palabras, son polticas que es-timulan y hacen posible la previsin a largo plazo de las personas y de las familias.

    Los cambios que se pueden esperar

    Los cambios antes descritos ocurri-rn de manera muy rpida en el pas, tal como lo muestra el ndice de enve-jecimiento poblacional (grfico1.9). Esta situacin es indita por cuanto hay pocas experiencias histricas ha-cia las cuales mirar. Por un lado, en los pases desarrollados este proceso de envejecimiento ocurri a lo largo de varias dcadas. Por otro lado, los pases en desarrollo an no llegan a igualar la importancia relativa de la poblacin de personas adultas ma-yores de los pases desarrollados.

    Algunas consecuencias son eviden-tes. Una es el aumento de las perso-nas de mayor edad en la poblacin adulta mayor. Las personas de 80 y ms aos tienen mayores necesida-des de atencin de salud y tienden a usar ms los servicios de salud. Igual-mente, estas personas ya han dejado de trabajar y, por lo tanto, dependen de sus ahorros (pensiones contributi-vas u otra forma), del apoyo de la familia o de las transferencias del gobierno. Hasta ahora, en el caso de Costa Rica, estas ltimas han sido generosas, y los recientes aumentos en el rgimen de pensiones no con-tributivas tuvieron un impacto impor-tante sobre la condicin de los hoga-res con personas adultas mayores. En virtud del aumento de la poblacin de personas adultas mayores, en los prximos aos no se puede pensar en soluciones similares o, por lo me-nos, no en gran escala.

    Otra consecuencia conocida es la disminucin del nmero de personas que entra a la fuerza de trabajo. La productividad de estas personas re-sulta clave para el crecimiento futu-ro y es una forma de mitigar los po-sibles impactos del envejecimiento

    010

    2030

    4050

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    Ind

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    1950 1960 1970 1980 1990 2000 2010 2020 2030 2040 2050

    Ao

    Nmero de personas de 65 y ms por cada 100 menores de 15

    Grfico 1.9: Velocidad del envejecimiento poblacional

    Fuente: elaboracin propia con base en las proyecciones de poblacin CCP-INEC.

  • 9Captulo 1 Envejecimiento poblacional y desarrollo

    poblacional y de una gran cantidad de personas en proceso de salida de la fuerza de trabajo. El capital por trabajador aumentar, por un lado, por el solo efecto de un menor ritmo de crecimiento de la poblacin en edad de trabajar. Otro incremento, tal como se seal, proviene del uso de los ahorros por parte de la pobla-cin adulta mayor.

    Este ltimo cambio en la fuerza de trabajo tambin produce una dis-minucin de la cantidad de pobla-cin que paga impuestos, cotiza al seguro social y un sistema de pen-siones. En otras palabras, los ingre-sos del gobierno pueden reducirse en momentos en que se requiere una ampliacin de servicios. Una forma de prevenir este cambio, por un lado, es mejorar las caractersti-cas de la fuerza de trabajo, de tal manera que una gran proporcin tenga acceso a empleos formales y bien remunerados. Adicional-mente, tambin se puede ampliar la entrada a la fuerza de trabajo. Es posible lograrlo por medio de un aumento de la participacin de las mujeres. Para ello, sin embargo, se requiere solucionar las causas por las cuales las mujeres no entran a la fuerza de trabajo. Una, por ejem-plo, es la ausencia de redes forma-les y el cuidado de otros miembros

    del hogar, ya sea de menores o personas adultas mayores.

    No obstante lo sealado, no hay, en realidad, razn para pensar que el envejecimiento poblacional se trata nicamente de consecuencias negativas para el futuro desarrollo del pas. Todo depende tanto de polticas como de comportamiento de las personas. En lo que respecta a las polticas, ya se seal la im-portancia de una poltica fiscal que permita a las personas el ahorro. Desde el punto de vista del com-portamiento, ante la mayor espe-ranza de vida y el aumento del n-mero de aos que se viven despus del retiro de la fuerza de trabajo, es de esperar que las personas tomen previsiones y aumenten su ahorro. Es difcil que eso ocurra, sin embargo, en ausencia de un sistema de pen-siones slido o de incentivos para mantenerse en la fuerza de trabajo, particularmente en el caso de las mujeres. Igualmente, la ausencia de crecimiento de los empleos formales atenta contra cualquier cambio de comportamiento que genere ms ahorro. En general, el pas todava tiene amplias oportunidades de be-neficiarse del cambio demogrfico si las polticas toman en cuenta los cambios producidos por el enveje-cimiento poblacional.

  • 10

    I Informe estado de situacin de la persona adulta mayor en Costa Rica

    Este captulo se basa en partes de los siguientes estudios:

    Rosero Bixby, Luis y Robles, Arodys. (2008). Los dividendos demogrficos y la economa del ciclo vital en Costa Rica. Papeles de Poblacin 14(55): 9-34.

    Robles, Arodys. (2008). Cambio demogrfico, inversin social y diferencias generacionales en Costa Rica. En. Notas de Poblacin N. 82. Pp.69-94 2007

    La informacin utilizada proviene de

    Centro Centroamericano de Poblacin, Instituto Nacional de Estadstica y Censos, Estimaciones y Proyecciones de Poblacin por sexo y edad (cifras actualizadas) 1950-2050. San Jos, C.R.: Instituto Nacional de Estadstica y Censos. 2008

    Centro Centroamericano de Poblacin. Indicadores Demogrficos. En http://www.ccp.ucr.ac.cr/observa/CRindicadores/index.htm

    Se agradecen los comentarios de

    Gilbert Brenes.

    Se agradece la colaboracin de

    Bertha Mora Jimnez en la preparacin de informacin.

    La edicin del captulo estuvo a cargo de

    Arodys Robles.

  • Quines son y dnde estn las personas adultas mayores?

    Captulo 2

    El nmero absoluto y la proporcin de personas de 65

    aos y ms se han incrementado en las ltimas dca-

    das y continuarn hacindolo en los prximos aos. De

    acuerdo con las proyecciones de poblacin vigentes,

    a mitad del 2008 hay aproximadamente 278 mil adultos

    mayores en el pas y constituyen el 6 % de la poblacin.

    El nmero de adultos mayores es diferente en la po-

    blacin de hombres y de mujeres. Entre los hombres

    a mitad del 2008 hay 129 mil personas de 65 y ms

    aos que representan un 5.7% de la poblacin mas-

    culina. Estas mismas cifras para las mujeres son 148 mil

    y 6.7 % de la poblacin femenina. Tambin existe una

    variacin importante segn la edad de las personas

    adultas mayores. Uno de cada tres adultos mayores

    se encuentra entre las edades 65 a 69 aos mientras

    que uno de cada cinco tiene 80 aos y ms.

    Una diferencia importante entre hombres y muje-

    res de 65 aos y ms es el estado conyugal. Dado

    que las mujeres tienen una esperanza de vida que

    es cinco aos mayor que la de los hombres, la con-

    dicin de viudez es ms frecuente. Una de cada

    cinco mujeres entre las edades de 65 a 69 es viuda,

    mientras en los hombres solo uno de cada veinte se

    encuentra en esa condicin.

    Geogrficamente los adultos mayores se concentran en el rea metropolitana y en pocos cantones. Aproxi-

    madamente dos tercios de la poblacin de 65 aos y

    ms vive en la regin central y la mitad vive en la zona

    urbana de esta regin. Tambin existe concentracin

    en unos pocos cantones. La mitad de los adultos ma-

    yores del pas reside en tan solo quince cantones.

    Las personas adultas mayores tuvieron oportuni-

    dad de educarse hace muchos aos; la gran ma-

    yora estuvo en edades escolares antes de 1950

    cuando las posibilidades de asistir a la escuela eran

    diferentes y mucho ms limitadas. Por esta razn la

    escolaridad de las personas adultas mayores es me-

    nor a la del resto de la poblacin.

    Otra diferencia importante de los adultos ma-

    yores con respecto a la poblacin ms joven es

    la actividad que realizan, la participacin en la

    fuerza de trabajo disminuye rpidamente con la

    edad, mientras a los 65 aos el 58% de los hom-

    bres y 16% de las mujeres se encuentran activos, a

    los 75 aos lo estn solo 23% de los hombres y 3%

    de las mujeres.

    En unos 230 mil hogares o un 19 por ciento de los

    hogares del pas vive una persona adulta mayor. La

    composicin de estos hogares es diferente a la de

    los hogares donde no viven adultos mayores ya que

    estn empezando a perder miembros o, bien, solo

    vive la pareja. Esta es la situacin de casi dos ter-

    cios de los hogares donde viven adultos mayores,

    en comparacin con solo 22% de los hogares sin

    adultos mayores.

    Una caracterstica del proceso de envejecimiento

    poblacional es que las generaciones se han hecho

    cada vez ms grandes, pero el nmero de hijos que

    tienen las mujeres ha descendido y, por ende, las

    familias son ms pequeas. Las mujeres de 65 aos y

    ms en el 2000 tenan aproximadamente dos hijos ms

    que las mujeres menores de 45 pero mayores de 35.

    De acuerdo con las proyecciones de poblacin

    vigentes en el pas, aumentar el nmero de perso-

    nas que cada ao cumplan 65 aos. En consecuen-

    cia, en el 2025 habr aproximadamente 600 mil per-

    sonas adultas mayores y en el 2050 sern algo ms

    de un milln 200 mil.

  • 13

    Captulo 2 Quines son y dnde estn las personas adultas mayores?

    A qu edad se es persona adulta mayor?

    No obstante la multiplicacin re-ciente de estudios sobre el envejeci-miento y las personas adultas mayo-res, no existe consenso sobre la edad a la cual se es parte de este grupo etario. Naciones Unidas considera que a los 60 aos mientras que en los pases desarrollados la diferencia se marca a los 65 aos de edad. No hay evidentemente una edad inequvo-ca a partir de la cual se deba con-siderar a una persona adulta mayor, por lo que considerar persona adulta mayor a quienes tienen 60 aos y ms o a quienes tienen 65 aos y ms depende de condiciones especficas del pas.

    Al envejecer, las personas deben enfrentar cambios como el retiro de la fuerza laboral, el cambio de roles en la familia o la sociedad, los ma-yores riesgos de enfermedades cr-nicas y la prdida de funcionalidad, entre otros. Estos ocurren a distintas edades de acuerdo con las caracte-rsticas individuales de las personas y tienen distinta connotacin segn las condiciones sociales y econmicas en que se encuentren. Tambin difie-ren entre distintas generaciones tan-to en las edades a las que ocurren como en la significacin para la vida de las personas. Estas diferencias son las que hacen difcil sealar de forma inequvoca la edad a la cual empie-za el envejecimiento y la razn por la cual las edades difieren segn el gra-do de desarrollo de los pases.

    En Costa Rica, la legislacin sea-la los 65 aos como la edad a partir de la cual una persona se considera adulta mayor y la edad de la jubila-cin en el sistema que comprende la mayor cantidad de personas es de 65 aos. Adems de lo legal, hay distintas medidas que pueden tomarse en cuenta para trazar esta lnea divisoria entre las edades. Al-gunas de las ms usadas son la es-peranza de vida, la edad promedio de jubilacin y los cambios de las posibilidades de vida autnoma. Antes de esa edad, las personas tienen ms caractersticas en comn con los

    ms jvenes que con los mayores. Por ejemplo, la tasa de participa-cin econmica de acuerdo con la ltima encuesta de hogares es de 87, 73 y 47% para los hombres de edad 55 a 59, de 60 a 64 y de 65 a 69 aos respectivamente (INEC, 2007). En lo que respecta a los pro-blemas de funcionalidad, de acuer-do con una encuesta reciente, un 30, 35 y 40 por ciento manifest problemas de funcionalidad a las edades 60 a 64, 65 a 69 y 70 a 74 aos respectivamente (CCP, 2008). Por otro lado, la esperanza de vida ha aumentado desde los 65,7 aos en 1970 hasta 79,2 aos en el 2007. La esperanza de vida a los 65 aos pas de 15,1 a 19,1 en el mismo pe-rodo. De tal manera que, dadas las condiciones actuales del pas, los 65 aos de edad parece una edad adecuada para distinguir a las per-sonas adultas mayores del resto de la poblacin.

    Cuntas personas adultas mayores hay en el pas?

    De acuerdo con las proyecciones de poblacin vigentes, a mitad del 2008 hay aproximadamente 278 mil personas adultas mayores en el pas y constituyen el 6 % de la poblacin. El nmero absoluto y la proporcin de personas de 65 aos y ms se han incrementado en las ltimas d-cadas y continuarn hacindolo en los prximos aos. Las mismas cifras en el ao 1970 eran de 66 mil perso-nas adultas mayores y alrededor de un 3,8 por ciento de la poblacin. La cantidad de adultos mayores es dis-tinta a la cantidad de adultas ma-yores. A mitad del 2008 hay 128.460 hombres de 65 y ms aos, que re-presentan un 5.6% de la poblacin masculina. Estas mismas cifras para las mujeres son 147.517 y 6.6 % de la poblacin femenina. Como cabra esperar, adems, tambin existe una variacin importante segn la edad de las personas adultas ma-yores. Uno de cada tres personas adultas mayores tiene entre 65 y 69 aos, mientras que uno de cada cinco tiene 80 aos y ms.

  • 14

    I Informe estado de situacin de la persona adulta mayor en Costa Rica

    Las personas adultas mayores: el grupo de edad de mayor crecimiento en el futuro

    En los prximos aos la poblacin de personas adultas mayores estar entre las poblaciones de mayor cre-cimiento. Especialmente a partir del 2015, la tasa de crecimiento de la poblacin de 65 aos y ms ser muy elevada, por encima de 4%. Ello equi-vale a que la poblacin se duplique aproximadamente cada 15 aos.

    Este aumento se debe a que en los prximos aos, y, en especial a partir del 2015, empezarn a cumplir 65 aos las generaciones nacidas en la dca-da de 1950, cuando el nmero de hijos por mujer aument considerablemen-te. As, por ejemplo, mientras en 2008 hay algo ms de 92 mil personas de edades entre 65 y 69 aos, se estima que en 2025 habr casi 225 mil.

    De la misma manera como irn au-mentando el nmero de personas que entren a la edad adulta mayor, aumen-tarn los de edades ms avanzadas. El nmero de personas de 80 y ms aos se duplicar entre 2008 y 2025 en la poblacin total. Si bien actualmente son solo el 1,4% de la poblacin total del pas y en 2025 sern aproximada-mente 2,3%, alrededor de 1 de cada cinco personas adultas mayores tiene ms de 80 aos. Esta poblacin entre este grupo etario es la que requiere mayor atencin de servicios formales y redes de apoyo informales (vanse los captulos 5 y 7), por lo que su aumento numrico tiene consecuencias impor-tantes para el resto de la sociedad. Se trata de las personas que actualmente tienen entre 63 y 78 aos y de los cuales ya se conocen algunas caractersticas, por ejemplo, cuntos tienen pensin o derecho a pensin. Se sabe que una alta proporcin no tiene pensin y no ha cotizado a un sistema de pensiones (vase captulo 4).

    Una poblacin cada vez ms longeva

    El aumento de las personas de 65 aos y ms y, en general, de personas

    de edad avanzada, ocurre porque la esperanza de vida en el pas ha aumentado en las ltimas dcadas. Mientras que en 1970 una persona que cumpla 65 aos poda esperar vi-vir en promedio algo ms de 15 aos, actualmente, de acuerdo con las es-timaciones para 2007, puede esperar vivir en promedio casi 19 aos ms despus de los 65.

    Otra forma de expresar esta mayor longevidad es que en 1970, de cada cien personas que cumplan 65 aos, 49 llegaran a cumplir 80 aos. Ac-tualmente 68 personas de 100 que cumplan 65 aos pueden esperar llegar a los 80.

    En virtud de los aumentos en la es-peranza de vida ya alcanzados, no se puede esperar que ocurran cambios de la magnitud de los que se dieron en el pasado. An as, la disminucin en la mortalidad de las personas adul-tas mayores sigue pesando sobre el aumento de la esperanza de vida. Por otro lado, investigaciones especficas (Rosero, L., 2005) han mostrado que la esperanza de vida de la poblacin costarricense de 80 aos es excepcio-nalmente alta en el caso de los hom-bres y alta en el caso de las mujeres. Esta esperanza de vida a los 80 aos es superior a la de pases desarrollados en el caso de los hombres y similar a la de muchos pases desarrollados en el caso de las mujeres.

    Alta concentracin geogrfica de la poblacin de personas adultas mayores

    La distribucin de la poblacin adul-ta mayor en el pas se puede ver de dos formas. Por un lado, la poblacin total de personas adultas mayores se concentra en unos pocos cantones de la regin Central. Por otro lado, existen cantones donde la importan-cia relativa de las personas adultas mayores es ms alta que en otros.

    Con respecto a la primera, hay ms personas adultas mayores en los can-tones de San Jos, Alajuela, Desam-parados, y Cartago, de acuerdo con

  • 15

    Captulo 2 Quines son y dnde estn las personas adultas mayores?

    el Censo de 2000, y segn la distribu-cin de la poblacin total de adultos mayores en el pas. All, se concentra el 25% de la poblacin del pas y en tan solo 15 de los 81 cantones se con-centra la mitad de la poblacin de personas adultas mayores. Se trata en su mayora de los cantones prin-cipales de las provincias (excepto de Guanacaste) y de cantones de la regin Central.

    Las personas adultas mayores tie-nen ms peso en la poblacin de los cantones fuera de la Regin Central. Varios cantones de Guanacaste, en particular, tienen una proporcin de personas adultas mayores por enci-ma del promedio del pas.

    Si se examina por regin, la con-centracin geogrfica es an ms evidente (cuadro 2.1). Ms de dos tercios de la poblacin adulta mayor vive en la regin Central y aproxima-damente la mitad de sta vive en el rea urbana de esta regin. La po-blacin de personas adultas mayo-res es eminentemente rural en todas las dems regiones, con excepcin del Pacfico Central. Esto es parti-cularmente cierto en las regiones Chorotega, Brunca y Huetar Norte, donde ms de dos tercios de la po-blacin de adultos mayores estn en las zonas rurales.

    Distribucin geogrfica del envejecimiento poblacional

    El envejecimiento poblacional de-pende no solo de la creciente impor-tancia numrica y relativa de la po-blacin de personas adultas mayores sino tambin de la relacin con otros grupos de edad. El envejecimiento poblacional ha avanzado de distin-tos modos en las diversas regiones del pas. Si se examina el ndice de envejecimiento por regin y zona de residencia (cuadro 2.2), se puede ver que hay una diferencia notoria entre el rea urbana de la Regin Central y el resto del pas. En esa regin, exis-ten 33 personas adultas mayores por cada 100 menores de 15 aos. Por otro lado, la poblacin envejece menos en

    las reas rurales de las regiones (con excepcin de las regiones Chorote-ga y Central), particularmente en la regin Huetar Atlntica.

    Si bien ese es un indicador til para observar cmo est cambiando la relacin entre los distintos grupos de edad en la poblacin, su interpre-tacin no es igual a la que se hace con respecto a un pas. En el caso de distintas regiones geogrficas, el ndice puede aumentar debido a la migracin de personas ms jvenes para educarse o al entrar a la fuerza de trabajo. Por otro lado, se puede generar un ndice de envejecimiento menor debido al traslado de las per-sonas de edades avanzadas . Este es probablemente el caso de las di-ferencias que se observan entre las reas urbanas y rurales. No obstan-te, an teniendo esto en cuenta, las estimaciones muestran que hay un proceso mucho ms acelerado de cambio en la estructura por edad de la poblacin en las reas urba-nas que en las rurales.

    Cuadro 2.1: Distribucin de la poblacin adulta mayor por regin

    Regin

    Porcentaje del total de personas adultas mayores del pas que vive

    en la regin

    Porcentaje de personas adul-tas mayores en la poblacin de

    la regin

    Porcentaje de personas adultas mayores de la re-gin que viven en

    la zona urbana

    Central 68,1 7,1 76,5

    Chorotega 8,3 7,4 37,0

    Pacfico central 4,9 6,3 61,9

    Brunca 6,7 6,0 28,4

    Huetar atlntica 7,0 4,6 43,2

    Huetar norte 5,0 6,1 23,0

    Fuente: elaboracin propia con base en la encuesta de hogares de propsitos mltiples del INEC, 2007

    Cuadro 2.2: ndice de envejecimiento por regin segn zona (2007) Zona

    Urbana Rural Total

    Central 32,7 22,2 29,4

    Chorotega 27,1 24,2 25,2

    Pacfico Central 28,0 17,0 22,4

    Brunca 24,0 18,7 19,9

    Huetar Atlntica 19,5 11,8 14,2

    Huetar Norte 28,4 17,0 18,7

    Fuente: elaboracin propia con base en la encuesta de hogares de propsitos mltiples del INEC, 2007

  • 16

    I Informe estado de situacin de la persona adulta mayor en Costa Rica

    Lo anterior no quiere decir, sin em-bargo, que no est aumentando el nmero de personas adultas mayores tambin en la poblacin rural. De he-cho, la proporcin de personas de 80 aos y ms entre la poblacin adulta mayor, muestra que, con excepcin de la regin Central y de la Huetar Atlntica, esta proporcin es mayor en las reas rurales que en las urbanas (cuadro 2.3).

    Arreglos residenciales

    En unos 230 mil hogares o un 19% de los hogares del pas vive una perso-na adulta mayor. La composicin de estos hogares es diferente a la de los hogares donde no viven adultos ma-yores. En primer lugar, un 26% de los

    hogares con adultos mayores son ho-gares no familiares, o sea, compues-tos por solo una persona o por perso-nas que no son parientes. En el resto de los hogares solo algo menos del 10% es no familiar. Hay una diferencia tambin porque la mayora de los ho-gares en que viven personas adultas mayores estn empezando a perder miembros o, bien, solo vive la pareja, ya que los hijos u otros parientes han dejado el hogar, generalmente para formar otro propio. Esta es la situacin de casi dos tercios de los hogares donde viven personas adultas mayo-res, en comparacin con solo 22% de los hogares sin personas de este grupo etario(Trejos, 2008).

    Del total de personas adultas mayo-res, aproximadamente un 12% vive en un hogar unipersonal. Esta proporcin es mayor entre las mujeres (14%). Del total de personas adultas mayores que viven en hogares unipersonales un 42% son mujeres del rea urbana.

    La viudez y las diferencias de gnero

    Una diferencia importante entre hom-bres y mujeres de 65 aos y ms es el estado conyugal. Dado que las mujeres tienen una esperanza de vida que es cinco aos mayor que la de los hombres, la condicin de viudez es ms frecuen-te. Una de cada cinco mujeres entre las edades de 65 a 69 es viuda, mientras en los hombres, solo uno de cada veinte se encuentra en esa condicin. Despus de los 80 aos, aproximadamente dos tercios de las mujeres son viudas. Entre los hombres, solo un tercio est viudo despus de los 80 aos (grfico 2.1).

    Mientras a los 65 aos menos de la mitad de las mujeres est casada o unida, ms de tres cuartas partes de los hombres lo estn. A los 80 aos, ms de la mitad de los hombres se encuentra viviendo con su cnyuge pero solo una quinta parte de las mujeres se encuentra en la misma con-dicin. En general, para los hombres de todas las edades predomina la condicin de casados o unidos. Para las mujeres esto ocurre hasta los 75 aos y despus predo-mina la condicin de viudas (cuadro 2.4).

    Cuadro 2.3: Porcentaje de mayores de 80 aos entre la poblacin adulta mayor por regin, segn zona de residencia

    Regin de plani f icacin

    Zona

    Urbana Rural Total

    Central 23,7 23,3 23,6

    Chorotega 20,8 22,1 21,6

    Pacfico Central 20,2 29,3 23,7

    Brunca 20,0 28,4 26,0

    Huetar Atlntica 22,4 19,7 20,9

    Huetar Norte 24,5 26,2 25,8

    Total 23,2 24,0 23,5

    Fuente: elaboracin propia con base en la encuesta de hogares de propsitos mltiples del INEC, 2007

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    35-40 40-44 45-49 50-54 55-59 60-64 65-69 70-74 75-79 80 y +

    Hombres

    Mujeres

    Grupos de edad

    Fuente: elaboracin propia con base en la encuesta de hogares de propsitos mltiples del INEC, 2007

    Grfico 2.1: Porcentaje de viudez por sexo segn grupos de edad (2007)

  • 17

    Captulo 2 Quines son y dnde estn las personas adultas mayores?

    Menos oportunidades de educacin en el pasado

    Las personas adultas mayores tu-vieron la oportunidad de educarse hace muchos aos; la gran mayora estuvo en edades escolares antes de 1950 cuando las posibilidades de asistir a la escuela eran diferentes y mucho ms limitadas. Por esta razn, la escolaridad de las personas adul-tas mayores es menor a la del resto de la poblacin. El promedio de los aos de escolaridad de los ma-yores de 65 aos es 4,8. Ello quiere decir que muy pocos completaron la educacin primaria. El grfico 2.2 da indicios adems de que las po-sibilidades de educacin mejoraron sustancialmente en el pas despus de que la mayora de quienes hoy tienen 65 y ms aos ya no estaban en edades escolares.

    Cuadro 2.4: Estado civil de las personas adultas mayores por sexo segn grupos de edad

    EdadCasado o unido Divorciado o separado Viudo Soltero

    Hombres Mujeres Hombres Mujeres Hombres Mujeres Hombres Mujeres

    65 a 69 76,9 47,1 10,8 18,0 5,1 21,4 7,2 13,5

    70 a 74 70,8 46,7 9,6 10,3 13,9 28,8 5,6 14,1

    75 a 79 69,9 35,3 9,1 6,6 15,2 45,7 5,8 12,5

    80 a 84 58,4 22,9 9,3 5,6 24,4 63,6 7,9 7,8

    85 y ms 46,5 11,4 6,9 6,2 37,4 63,1 9,2 19,3

    Total 68,9 37,0 9,6 10,9 14,8 38,7 6,7 13,4

    Fuente: elaboracin propia con base en la encuesta de hogares de propsitos mltiples del INEC, 2007

    Grfico 2.2: Aos promedio de escolaridad de la poblacin mayor de 35 aos por grupos de edad

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    35-3940-4445-4950-5455-5960-6465-6970-7475-7980-8485-89

    Grupos de edad

    A

    os

    de

    esc

    ola

    rida

    d

    Fuente: elaboracin propia con base en la encuesta de hogares de propsitos mltiples del INEC, 2007

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    90%

    100%

    65 aos y ms 35 a 64 aos

    Superior oms

    SecundariaCompleta

    SecundariaIncompleta

    PrimariaCompleta

    PrimariaIncompleta

    Sinescolaridad

    Grfico 2.3: Nivel de educacin de las personas adultas mayores y las

    personas de 35 a 64 aos

    Fuente: elaboracin propia con base en la en-cuesta de hogares de propsitos mltiples del INEC, 2007

  • 18

    I Informe estado de situacin de la persona adulta mayor en Costa Rica

    La comparacin de las personas adultas mayores con las personas de 35 a 64 aos muestra que, para quie-nes se educaron antes de la dcada de 1950, cursar algunos aos de pri-maria era el logro educativo ms ac-cesible. Muy pocas personas adultas mayores tienen una educacin ms all de la primaria. De hecho, un 16% de los hombres y un 20% de las mujeres no asisti a la escuela (grfico 2.3).

    Cuando se examina la distribucin de quienes no tienen educacin, los logros parecen restringidos al rea urbana de la regin Central (cuadro 2.5). Esto pue-de ser producto de dos procesos que ocurrieron aos atrs. Por un lado, las posibilidades de educacin eran sustan-cialmente mayores en las reas urbanas que en las reas rurales. Por otro lado, es probable que quienes tuvieron mejor educacin se trasladaran a las reas urbanas en el momento de entrar a la fuerza de trabajo.

    Fuera de la regin central, la dife-rencia entre rea urbana y rea rural no es tan grande, probablemente por las mismas razones sealadas an-tes. En las reas rurales llama la aten-cin el alto porcentaje de personas adultos mayores sin educacin en las regiones Brunca y Huetar Norte.

    Qu hacen las personas adultas mayores que no trabajan?

    Entre quienes declaran no estar trabajando o buscando trabajo hay

    personas ocupadas en actividades de autoconsumo o en actividades no remuneradas, los que dejaron de buscar trabajo, los que estn dispuestos y quisieran trabajar, y los que estn inactivos y no quieren o no pueden trabajar. La gran mayo-ra de personas adultas mayores que no est en la fuerza de trabajo per-tenece a esta ltima categora.

    Esta distribucin cambia a medida que avanza la edad. Entre los hom-bres de 65 a 74 aos del rea urbana, un 8% est inactivo pero ocupado en alguna actividad o deseara trabajar. Entre los de 75 y ms no disminuyen los que se encuentran dedicados a algu-na actividad pero si quienes quisieran trabajar y en consecuencia aumenta la proporcin de inactivos no disponi-bles. Lo mismo ocurre con las mujeres del rea urbana (cuadro 2.6).

    En el rea rural llama la atencin que, tanto los hombres como las mujeres, una alta proporcin de los inactivos est realizando alguna actividad. En este grupo de perso-nas adultas mayores del rea rural, un 42% de los hombres son pensio-nados por alguno de los regmenes existentes y una proporcin pareci-da no tiene rentas ni pensin. Entre las mujeres ms de dos tercios de-claran estar ocupadas en oficios do-msticos. En los dos ltimos grupos que no tienen pensin la incidencia de la pobreza es muy elevada, lo cual puede ser la razn de que, a pesar de no estar formalmente en la fuerza de trabajo, deban mante-nerse ocupados en actividades de autoconsumo o no remuneradas.

    Con cul ingreso cuentan?

    Tal como se describe ms adelan-te en el captulo sobre seguridad econmica, el ingreso de las perso-nas adultas mayores proviene de un ingreso no autnomo, por ejemplo, pensiones no contributivas u otro tipo de transferencia (22,5%), pensiones contributivas (41,5%), ingresos labora-les (11,2%) y otros ingresos autnomos (2,7%). Un 22,1% no recibe ingreso.

    Cuadro 2.5: Adultos mayores sin educacin segn regin de planificacin y zona (2007)

    Regin Urbana Rural

    Central 8,8 21,4

    Chorotega 17,3 32,0

    Pacifico Central 21,0 31,1

    Brunca 27,0 36,8

    Huetar Atlntica 23,8 31,5

    Huetar Norte 31,4 42,6

    Total 11,4 28,9

    Fuente: elaboracin propia con base en la encuesta de hogares de pro-psitos mltiples del INEC, 2007

  • 19

    Captulo 2 Quines son y dnde estn las personas adultas mayores?

    Al igual que ocurre con otras ca-ractersticas de este grupo etario, la mayor diferencia se encuentra entre el ingreso promedio de los hombres que viven en el rea urbana de la regin Central y los que habitan en otras regiones. En todas, los ingresos del rea urbana son mayores y ms altos los de los hombres que de las mujeres (cuadro 2.7).

    En algunas regiones, es mayor la di-ferencia que existe entre los hombres y las mujeres que entre quienes viven en el rea urbana y quienes viven en el rea rural. Esto ocurre en las reas donde los ingresos de las mujeres son particularmente bajos. Si se toma en cuenta que en el cuadro solo se in-cluyen aquellos que efectivamente reciben algn ingreso, se muestra una desventaja de las mujeres adul-tas mayores que se encuentran tra-bajando, tal como se describe ms adelante (vase captulo 5).

    Seguro de salud de las personas adultas mayores

    Al igual que ocurre con el resto de la poblacin del pas, una alta proporcin de personas adultas mayores cuenta con seguro de salud. El acceso a servi-cios resulta importante para la preven-cin de enfermedades crnicas y, en general, para la atencin de la salud de las personas adultas mayores. Tal como se muestra en el captulo sobre acceso a servicios de salud, hay una alta utilizacin de estos servicios por parte de la poblacin adulta mayor. Sin embargo, las investigaciones que utilizaron la encuesta CRELES del Cen-tro Centroamericano de Poblacin, han mostrado que la posibilidad de adquirir bienes y servicios de salud en instituciones pblicas como la CCSS, disminuye el gasto de bolsillo de los hogares con adultos mayores. Esto mi-tiga de manera importante las posibles consecuencias de los problemas de salud de las personas adultas mayores sobre el bienestar socioeconmico de los hogares (vase el captulo 7).

    Cuando se examina la ausencia de seguro segn la edad, el sexo y

    la zona de residencia, esta ltima re-sulta ms alta entre los hombres me-nores de 75 aos (cuadro 2.8). Los no asegurados se componen de un gru-po de altos ingresos y otro de ingresos muy bajo o falta de ellos. Es probable que algunos no tengan seguro por poder costear la atencin de salud en forma privada y otros porque la falta de ingreso les impide el acceso.

    La ausencia de seguro disminuye marcadamente con la edad, par-ticularmente en el rea urbana. En todas las edades el porcentaje de personas adultas mayores sin seguro es ms alto en el rea rural. Es pro-bable que a medida que avanza la

    Cuadro 2.6: Condicin de inactividad entre las personas adultas mayores por edad, segn sexo y zona de residencia (2007)

    Zona

    Edad y condicin de inactividad Urbana Rural

    65 a 74 aos Hombres Mujeres Hombres Mujeres

    Inactivo ocupado 3,2 3,9 24,2 18,6

    Inactivo desalentado 2,8 1,6 0,9 2,0

    Con deseos de trabajar 5,3 5,1 2,4 0,0

    Inactivo no disponible 88,7 89,5 72,5 79,5

    Inactivos 100,0 100,0 100,0 100,0

    75 y ms aos

    Inactivo ocupado 4,6 2,8 16,8 13,9

    Inactivo desalentado 1,3 0,0 0,0 0,5

    Con deseos de trabajar 1,5 0,3 0,5 0,3

    Inactivo no disponible 92,7 96,9 82,7 85,2

    Inactivos 100,0 100,0 100,0 100,0

    Fuente: elaboracin propia con base en la Encuesta de hogares de propsitos mltiples del INEC, 2007

    Cuadro 2.7: Ingreso promedio de los adultos mayores segn regin de planificacin y sexo (2007) (en miles de colones)

    ReginUrbano Rural

    Hombre Mujer Hombre Mujer

    Central 242,9 135,9 124,0 68,9

    Chorotega 131,2 107,3 94,8 50,6

    Pacfico Central 157,1 84,9 132,3 97,7

    Brunca 193,8 60,8 102,4 56,0

    Huetar Atlntica 122,2 85,8 99,6 70,7

    Huetar Norte 146,2 114,5 114,9 84,7

    Total 221,1 126,9 112,2 69,1

    Fuente: elaboracin propia con base en la Encuesta de hogares de propsitos mltiples del INEC, 2007

  • 20

    I Informe estado de situacin de la persona adulta mayor en Costa Rica

    edad y las personas requieran con mayor frecuencia de servicios de sa-lud adquieran alguna condicin de aseguramiento en forma propia o por medio de parientes.

    Muchas de las personas adultas ma-yores, en especial las mujeres, tienen derecho al seguro de salud por medio de un familiar. En todas las edades, tanto en el rea urbana como rural, un tercio o ms de las mujeres tiene seguro por medio de un familiar. Esta condicin es significativamente menor entre los hombres (cuadro 2.9).

    En general, se pueden ver tres casos distintos al examinar la distri-bucin por edad de quienes tienen acceso al seguro de salud por me-dio de un familiar. Uno, entre las mu-jeres tanto del rea urbana como del rea rural, el aseguramiento por medio de un familiar disminuye con la edad. Es probable que se asocie con la viudez de las mujeres descrita antes. Segundo, entre los hombres del rea urbana el porcentaje ase-gurado por un familiar aumenta con

    la edad. Dado que ocurre despus de los 75 aos y en especial despus de los 80, probablemente se asocie con una mayor frecuencia de uso de los servicios de salud que gene-ra el aseguramiento por este medio o la residencia con algn familiar. Y tercero, en el rea rural este tipo de seguro disminuye con la edad.

    Generaciones ms grandes y familias ms pequeas

    Una caracterstica del proceso de envejecimiento poblacional es que las generaciones se han hecho cada vez ms grandes, pero el nmero de hijos que tienen las mujeres ha dismi-nuido y, por ende, las familias son ms pequeas.

    El Censo del 2000 permite comparar el nmero de hijos vivos que declararon las mujeres y el nmero de mujeres. Tal como se muestra (grfico 2.4), existen dos ten-dencias contrarias: aumentar el nme-ro de mujeres que en los prximos aos cumpla 65 aos, y disminuir el nmero promedio de hijos e hijasde esas mujeres.

    Las mujeres de 65 aos y ms en el 2000 tenan aproximadamente dos hi-jos ms que las mujeres menores de 45 pero mayores de 35. Dado que la fe-cundidad disminuy primero en el rea urbana que en la rural, actualmente las adultas mayores del rea rural tienen ms hijos. Esta diferencia disminuir en los prximos aos, lo cual quiere decir que disminuir la base de las posibles redes de apoyo de las personas adultas mayores. Dada la relevancia de la fa-milia inmediata para las redes de apo-yo social, la disminucin del tamao de las familias de las personas adultas ma-yores es una consecuencia importante del envejecimiento poblacional.

    Cuntas sern y cmo sern en el futuro las personas adultas mayores?

    Todas las personas que cumplan 65 aos en los prximos 65 aos ya for-man parte de la poblacin del pas.

    Cuadro 2.8: Porcentaje de personas adultas mayores no ase-guradas por edad segn sexo y zona de residencia (2007)

    EdadUrbano Rural

    Hombre Mujer Hombre Mujer

    65 a 69 9,1 3,0 11,9 8,8

    70 a 74 5,7 2,9 8,5 5,3

    75 a 79 3,3 2,3 5,7 8,0

    80 o ms 2,4 5,7 4,9 4,2

    Total de 65 y ms 5,5 3,6 8,2 6,8

    Fuente: elaboracin propia con base en la encuesta de hogares de propsitos mltiples del INEC, 2007

    Cuadro 2.9: Porcentaje de personas adultas mayores asegurados por medio de un familiar por edad, segn sexo

    y zona de residencia (2007)

    EdadUrbana Rural

    Hombre Mujer Hombre Mujer

    65 a 69 7,0 46,3 13,4 44,2

    70 a 74 6,5 36,2 9,6 38,4

    75 a 79 10,3 37,6 8,0 35,0

    80 o ms 15,0 27,6 5,2 21,8

    Total de 65 y ms 9,2 37,4 9,5 35,7

    Fuente: elaboracin propia con base en la Encuesta de hogares de propsitos mltiples del INEC, 2007

  • 21

    Captulo 2 Quines son y dnde estn las personas adultas mayores?

    Evidentemente, las caractersticas so-ciodemogrficas de muchas de ellas cambiarn en los prximos aos, pero una parte de la poblacin menor de 65 aos ya ha vivido un conjunto de experiencias que marcarn las con-diciones en que vivirn cuando sean personas adultas mayores. Algunas de estas son la educacin, la insercin en la fuerza de trabajo, la tenencia o no de vivienda propia y otras que, si bien an pueden modificarse, no lo hacen de manera generalizada. Por otro lado, de acuerdo con las condiciones de mortalidad del pas, aproximada-mente un 92 % de las mujeres y un 88% de los hombres que en el 2007 tenan 45 aos llegarn a cumplir 65. En otras palabras, se puede decir que una buena parte de las caractersticas que hoy predominan en la poblacin de 45 a 64 aos, determinarn las de quienes se convertirn en personas adultas mayores en los prximos 20 aos. En primer lugar, de acuerdo con las proyecciones de poblacin vigen-tes en el pas, aumentar el nmero de personas que cada ao cumplan 65 aos. En el 2008 fueron alrededor de 20 mil, en el 2015 algo ms de 30 mil y en el 2025 sern aproximada-mente 50 mil. En otras palabras, si bien puede ser que no podamos prever las

    caractersticas exactas de la poblacin adulta mayor en el futuro, s se puede saber cul ser su magnitud. Como se seal antes, en el 2025 habr aproxi-madamente 600 mil personas adultas mayores y en el 2050 sern algo ms de un milln 200 mil.

    Una de las caractersticas predeci-bles es que cambiar la escolaridad promedio. Actualmente los aos de escolaridad promedio de las perso-nas adultas mayores es 4.9 aos para los hombres y 4.4 para las mujeres. La escolaridad promedio de la pobla-cin de 40 a 64 aos es de 8.3 aos los hombres y 8.1 aos las mujeres. Hay otras que pueden cambiar tal como la proporcin de los que no cuentan con seguro de salud. Esta es actualmente un 16% entre la pobla-cin de 40 a 64 aos. Hay otras que cambiaran ms lentamente tal como la vinculacin de las mujeres con el mercado laboral. Actualmente, solo una de cada tres mujeres de 40 a 64 aos es ocupada plena y un 54% se encuentra inactiva. En general, la for-ma como cambien las condiciones y oportunidades de estas personas es lo que ir en el futuro cercano dan-do las caractersticas de las personas adultas mayores.

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    35-3940-4445-4950-5455-5960-6465-6970-7475-79

    Hijo

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    Edad

    N

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    (en

    mile

    s)

    Grfico 2.4: Promedio de hijos vivos por mujer y nmero de mujeres por edad (2000)

    Fuente: elaboracin propia con base en el censo de poblacin 2000.

  • 22

    I Informe estado de situacin de la persona adulta mayor en Costa Rica

    Los siguientes estudios fueron preparados para este captulo:

    Arodys Robles, Melissa Rodrguez. (2008). Quines son y dnde estn los adultos mayores?. Borrador preparado para el I Informe estado de situa-cin de la persona adulta mayor en Costa Rica, UCR/ CONAPAM.

    Trejos Solrzano, Juan Diego. (2008). La pobreza entre los adultos mayores. Documento preparado para el I Informe estado de situacin de la persona adulta mayor en Costa Rica, UCR/ CONAPAM.

    En el taller sobre este tema participaron:

    Claudia Corrales (Casa Presidencial), Adrin Daz Aguirre (EDJA-MEP), Zai- da Esquivel (AGECO), Xinia Fernndez Rojas (UCR), Giselle Garca (UPA-UCR), Vilma Garca (CCSS), Wei Wei Lu Chen (CONAPAM), Guido Miranda Gutirrez (UNED), Cleidy Monge (Ministerio de Salud), Edgar Muoz Salazar (CONAPAM), Arodys Robles (UCR), Melissa Rodrguez (CCP-UCR), Rodolfo Rojas Ramrez (CONAPAM), Luis Rosero Bixby (CCP-UCR), Adriana Sancho (PIAM-UCR), y Patricia Sed (UCR)

    Se agradece la colaboracin de Evelyn Molina y de Andrea Caldern en la preparacin de informacin.

    La edicin del captulo estuvo a cargo de

    Arodys Robles.

  • Aportes desde la cotidianidad

    Captulo 3

    Las personas adultas mayores brindan a la sociedad

    contribuciones variadas y trascendentales para el de-

    sarrollo de los grupos con los cuales interaccionan.

    Estos aportes son generalmente intercambios entre

    personas que implican ayuda, afecto y afirmacin.

    Las diversas contribuciones pueden generar un crcu-

    lo virtuoso de aporte, reconocimiento social y ocupa-

    cin productiva del tiempo libre, as como relaciones intergeneracionales positivas y apertura de nuevos

    espacios para la realizacin de proyectos de vida que permitan una mayor satisfaccin y bienestar personal. Con este panorama se puede contribuir a sobrellevar

    los cambios drsticos que se presentan en la vejez, so-

    bre todo los relacionados con el sentido de identidad,

    autonoma y pertenencia, donde se ven interpelados

    aspectos como la autoimagen, los roles sociales, la

    disminucin de la iniciativa y el comienzo de nuevos proyectos de vida (Laforest, 1991).

    En este captulo se muestra un conjunto de historias

    de vida de personas adultas mayores en las cuales

    sobresale una gran capacidad para minimizar los

    efectos negativos de las situaciones difciles para

    maximizar los positivos. Se logra percibir un proceso

    de envejecimiento colmado de actividad a nivel

    laboral, creativo y con iniciativas para desarrollar y

    concluir proyectos personales y comunales. Se evi-

    dencian fortalezas como la seguridad y la confianza en sus propias habilidades, la iniciativa, la capacidad

    para el trabajo y la vida activa, la generatividad y la

    integridad en la vejez.

    Las personas adultas mayores consultadas en este

    estudio reconocen la conveniencia de establecer

    redes de apoyo para que sus aportes a la familia y

    la comunidad formen parte de un proceso conjunto

    que reconozca sus talentos personales e involucre

    activamente a quienes estn a su alrededor.

    Al analizar la situacin de las personas adultas mayores no solo se debe pensar en carencias y

    necesidades, pues en ciertas dimensiones de la

    cotidianidad sus contribuciones son necesarias

    e imprescindibles.

    Lo anterior avala la trascendencia y el compro-

    miso de la sociedad de promover espacios para el

    desarrollo de esas fortalezas de vida que hacen que

    las personas adultas mayores, aunque a lo largo de

    su vida se enfrentaron a limitaciones econmicas, educativas, familiares o de otra ndole, encuentren

    en sus aportes cotidianos una forma de autorreali-

    zacin y de satisfaccin personal.

  • 25

    Captulo 3 Aportes desde la cotidianidad

    Reconocer los aportes de las personas adultas mayores contribuye a superar las visiones estereotipadas

    A lo largo de su ciclo de vida las per-sonas desarrollan ciertas fortalezas vitales que les permiten resolver las crisis de una manera positiva (Erikson, 2000), pudiendo llegar a la etapa de la vejez y disfrutarla de manera ple-na. Se dice que cuando las personas resuelven de manera positiva sus crisis y cuentan con esas fortalezas vitales, logran superar las fuerzas negativas que les impiden desarrollarse de ma-nera integral y aprovechan de forma ptima las oportunidades que se pre-sentan da con da, dando ejemplo con su actitud a quienes les rodean y a las jvenes generaciones.

    Esas fortalezas vitales estn relacio-nadas con la autoestima personal, la cual necesariamente est determi-nada por la seguridad y la confianza en cada quien y en los dems, lo que a su vez contribuye a la autonoma y la capacidad para decidir sobre su propio destino.

    La iniciativa y la industriosidad, asociadas a la curiosidad, el deseo de innovar, de proyectarse con su trabajo y de crear con sus propias manos, as como la fidelidad y la ge-neratividad, relacionadas con la ca-pacidad de las personas de crear y mantener relaciones interpersonales y afectivas provechosas, son algunas de las fortalezas identificadas en las personas adultas mayores que sern profundizadas en este captulo.

    Al analizar la situacin actual de la poblacin adulta mayor en nuestro pas, resulta obligatorio hacer una re-flexin general acerca de los aportes de las personas adultas mayores, des-de su cotidianidad, pues para otras generaciones e incluso para este gru-po etario se vive sin detenerse a pen-sar en que estn construyendo historia mediante sus valiosos aportes.

    Como las personas adultas mayores son tan diversas, sus aportes tambin lo son. Algunas se enfocan ms en el m-bito pblico del trabajo comunitario, el

    arte y la cultura en general. Otras es-tn ms relacionadas con la familia, hijos, hijas, parejas y amistades. Pero, sin duda, muchas de estas personas ocupan su tiempo en labores no remuneradas que contribuyen a la economa y a la sociedad.

    Reflexionar sobre la cotidianidad de las personas adultas mayores y su participacin activa en la cons-truccin de la sociedad nos acerca a la posibilidad de cambiar la p-tica de anlisis de su situacin en Costa Rica. Es un acercamiento de-nominado por Nez (2002) como inmediatez al mundo cotidiano, que implica preguntarse por la pro-pia existencia, la existencia de otros y las relaciones que se establecen en la interaccin diaria.

    As, lejos de pensar en las demandas sociales y econmicas que tradicio-nalmente se asocian a la poblacin adulta mayor, realizamos una lectura distinta de sus aportes cotidianos a la familia y la comunidad. Se trata, en-tonces, de tomar como ejemplo las historias de vida de algunas personas adultas mayores como fuente de re-flexin y de autorreflexin.

    El trabajo, la familia, la educa-cin, el descubrimiento de los pro-pios talentos, la alimentacin, las maternidades y paternidades, la recreacin, la reflexin, el rescate de la historia familiar y comunitaria, la expresin artstica, el cuidado de la salud, la formacin en valores, son algunas de las situaciones coti-dianas en las que la mayora de las personas adultas mayores juegan un papel protagnico.

    Se pretende dar visibilidad a todas aquellas actividades a cargo de las personas adultas mayores que no ne-cesariamente se traducen en trmi-nos econmicos y que contribuyen en forma notoria en las dinmicas diarias de quienes les rodean: fami-liares, amistades y dems personas de las comunidades donde viven. De esta manera, el captulo se cen-tra en una dimensin ms simblica de las relaciones establecidas por las personas adultas mayores.