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La “masonería verdadera” y los próceres del 68 en Sancti Spiritus Por DrC. Mario Valdés Navia Coordinador de la Filial de la CAE en el Centro Universitario de Sancti Spiritus “José Martí” Vicente Antonio de Castro y Bermúdez y los preparativos de la Revolución del 68 La historiografía cubana tradicional suele explicar la fuerte disposición de los cubanos para lanzarse a la conquista de la independencia, en 1868, a partir del fracaso estrepitoso de la Junta de Información de 1867 y la consecuente ira y frustración que este hecho provocó en importantes sectores de la sociedad criolla; pero la investigación más acuciosa ha demostrado que hubo todo un proceso de incubación ideológica del pensamiento de la Revolución de Yara que tiene su momento mas intenso e inmediato en la formación, extensión y actividad del cuerpo masónico denominado “Gran Oriente de Cuba y Las Antillas” (GOCA), obra del viejo conspirador y proscrito Viriato de Covadonga, nombre masónico del Dr. Vicente Antonio de Castro y Bermúdez, médico, publicista, catedrático, poeta y prominente masón, hijo de familias de rancia estirpe trinitaria y matancera, nacido y criado en Sancti Spiritus y uno de los intelectuales mas prominentes que las "inquietas villas" aportaran a la cultura cubana del siglo XIX 1 . La cuna de Vicente Antonio fue Sancti Spiritus, añeja villa, fundada por Diego Velásquez, en la primavera de 1514, que entraba al siglo XIX sacudiéndose aún su marasmo de siglos. La economía seguía teniendo su principal pivote en el fomento de la ganadería extensiva, desarrollada en las inmensas propiedades surgidas a tenor del reparto de las haciendas comuneras. El cierre de los embarcaderos de Tunas de Zaza y Tayabacoa, en virtud de la política de mayor centralización impuesta por los representantes del Despotismo Ilustrado, había terminado el comercio directo con los puertos de Tierra Firme y El Caribe y las exportaciones de los excedentes de la región a otras como 1 El más completo de estos acercamientos se encuentra en “Vicente Antonio de Castro, el Gran Oriente de Cuba y Las Antillas y la ruptura del 68, del Dr Eduardo Torres Cuevas, en Seis ensayos de Historia de la Masonería en Cuba. Ediciones Imagen Contemporánea. La habana. 2002.

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La “masonería verdadera” y los próceres del 68 en Sancti SpiritusPor DrC. Mario Valdés NaviaCoordinador de la Filial de la CAE en el Centro Universitario de Sancti

Spiritus “José Martí”

Vicente Antonio de Castro y Bermúdez y los preparativos de la Revolución del 68

La historiografía cubana tradicional suele explicar la fuerte disposición de los cubanos para lanzarse a la conquista de la independencia, en 1868, a partir del fracaso estrepitoso de la Junta de Información de 1867 y la consecuente ira y frustración que este hecho provocó en importantes sectores de la sociedad criolla; pero la investigación más acuciosa ha demostrado que hubo todo un proceso de incubación ideológica del pensamiento de la Revolución de Yara que tiene su momento mas intenso e inmediato en la formación, extensión y actividad del cuerpo masónico denominado “Gran Oriente de Cuba y Las Antillas” (GOCA), obra del viejo conspirador y proscrito Viriato de Covadonga, nombre masónico del Dr. Vicente Antonio de Castro y Bermúdez, médico, publicista, catedrático, poeta y prominente masón, hijo de familias de rancia estirpe trinitaria y matancera, nacido y criado en Sancti Spiritus y uno de los intelectuales mas prominentes que las "inquietas villas" aportaran a la cultura cubana del siglo XIX1.

La cuna de Vicente Antonio fue Sancti Spiritus, añeja villa, fundada por Diego Velásquez, en la primavera de 1514, que entraba al siglo XIX sacudiéndose aún su marasmo de siglos. La economía seguía teniendo su principal pivote en el fomento de la ganadería extensiva, desarrollada en las inmensas propiedades surgidas a tenor del reparto de las haciendas comuneras. El cierre de los embarcaderos de Tunas de Zaza y Tayabacoa, en virtud de la política de mayor centralización impuesta por los representantes del Despotismo Ilustrado, había terminado el comercio directo con los puertos de Tierra Firme y El Caribe y las exportaciones de los excedentes de la región a otras como Remedios, Villa Clara, Puerto Príncipe, o La Habana, se veían obligadas a seguir la ruta del gran camino central, o se trasladaban al extranjero por el puerto de Casilda, en la vecina Trinidad. La plantación azucarera, estaba aun en ciernes, mientras la producción tabacalera se extendía lentamente por las fértiles vertientes del Río Zaza, con escasa mano de obra y en lucha permanente con los intereses ganaderos.

El paisaje urbano radiado, de los tiempos de la fundación, se mantenía, con pocas casonas de elegante arquitectura. La ausencia de sitios de esparcimiento, de puentes y hospitales, de periódicos e imprenta, den fe del abandono en que estaba sumida, a pesar de ser la mas poblada de las villas centrales2. Solo en 1804, la primera visita del Obispo Espada le traería un impulso importante a la salud y la educación.

Desde 1791, el Procurador de Rentas Reales Tadeo Martínez Moles, primer historiador de la villa, había exhortado, en su ensayo “Discurso histórico y político de la Villa de Sancti Spiritus desde su fundación hasta nuestros días” , a intensificar la explotación económica de las feraces tierras de la jurisdicción y 1 El más completo de estos acercamientos se encuentra en “Vicente Antonio de Castro, el Gran Oriente de Cuba y Las Antillas y la ruptura del 68, del Dr Eduardo Torres Cuevas, en Seis ensayos de Historia de la Masonería en Cuba. Ediciones Imagen Contemporánea. La habana. 2002.2 10,496 habitantes en 1792 y 25,941 en 1817.

Page 2: I SIMPOSIO INTERNACIONAL - Portal José Martí | El … · Web viewEn 1860, Don Pepe, conocedor de la valía de Honorato y de su interés por trabajar con él, lo llama para que ingrese,

abrir mayores posibilidades a los productores locales, ahogados par el monopolio comercial español y las prebendas concedidas par la Corona a las poderosas sacarocracias habanero-matancera y trinitaria.

Es en este contexto socio-económico que viene al mundo, el viernes 24 de marzo de 18093, el primer hijo del matrimonio formado de José Fernando de Castro, natural de Trinidad y María de la Concepción Bermúdez, natural de Matanzas. El nacimiento ocurrió en el hogar de su abuelo materno, Pedro Bermúdez, Teniente Coronal del Ejército y Sargento Mayor del Batallón de Milicias de los Cuatro Lugares. El matrimonio, vecino de Trinidad, se había establecido en la villa por la enfermedad del abuelo.

De la infancia de Vicente Antonio apenas se tienen datos, solo se sabe que cursó los estudios primarios en Sancti Spiritus, presumiblemente con el Padre José Benito Ortigueira, mentor de la juventud espirituana. En 1822, la familia lo envía a La Habana, ingresando en el “Real Seminario de San Carlos y San Ambrosio”, donde estudia filosofía con José Antonio Saco y Manuel González del Valle. En 1824, obtiene el título de Bachiller en Filosofía de la Universidad de La Habana (UH) y, tres años después, el de Bachiller en Medicina. Entre 1825 y 1829, viaja por el extranjero (Francia y Reino Unido), completando sus conocimientos de la ciencia medica y adquiriendo un dominio actualizado de las corrientes de pensamiento que predominan en la vieja Europa.

De regreso a Cuba, en 1835, gana por oposición la cátedra de Profesor Auxiliar de Anatomía en la Universidad de La Habana. Sucesivamente ocupó varias cátedras del alto centro de estudios, entre ellas “Vísperas”, donde impartía la asignatura de “Patología”. En 1837 le es concedido el titulo de Licenciado en Medicina y, once días después, el grado de Doctor en Medicina.

Vicente Antonio se distinguió grandemente como profesional de la medicina, gozando de una merecida reputación social. Introdujo en Cuba varias técnicas y procederes de la moderna ciencia médica europea y descubrimientos tan recientes como el de la anestesia, a partir del éter, en 18464. Fundó la Academia Filomédica, creó la Clínica Médica de La Habana y la cátedra de Anatomía Descriptiva en el Hospital. Fue, además, fundador de la Academia de Ciencias Medicas e introductor de los servicios médicos internos en hospitales.

Vicente Antonio también sobresalió como periodista y publicista. Colaboró en la "Revista de La Habana", redacto el "Boletín Científico" y "La Cartera Cubana", donde aparecieron sus poemas y publicaron las mejores plumas de La Habana de su tiempo. Publicó, además, "Sinopsis Médicas" y numerosos artículos sobre medicina.

Instalado en La Habana, el Doctor Castro, se convierte en un activo participante en la vida política del país; así, en 1842, junta a su hermano Rafael, el doctor Felipe Poey y el erudito Bachiller y Morales, secunda apasionadamente a José de la Luz y Caballero en su viril protesta por la 3 La partida de bautismo del niño esta asentada en el Libro 15. Bautismos de Blancos, folio 70, número de orden 313, de la Iglesia Parroquial Mayor de Sancti Spiritus. El descubrimiento de este documento, por el historiador Segundo Marín García y su publicación en los Cuadernos Pérez Luna # 1, en 1947, permitió dilucidar el problema de la ciudad natal del prócer, por cuanto existían investigadores que lo daban como nacido en Trinidad.4 López Sánchez, José y José Antonio López Espinosa: “Septiembre 19 de 1846. Primera aplicación de la anestesia local en Cuba”, en www.uvs.sld.cu

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expulsión del comisionado inglés David Turnbull de la Sociedad Económica de Amigos del País, mal visto por las autoridades coloniales y los sectores recalcitrantes de la sociedad habanera por su lucha contra la trata clandestina y a favor de la eliminación de la esclavitud.

En los aires inquietos de la primera mitad de la década del 50, Vicente Antonio se involucra en los movimientos separatistas, aunque su labor en ellos no ha podido ser precisada aun por su férrea compartimentación. Solo es conocido que, en 1853, estuvo altamente comprometido en la conspiración del rico comerciante catalán Ramón Pintó, quien fuera condenado a morir en el garrote. El fiscal presento una carta, atribuida a Vicente Antonio, donde se asegura que en el ingenio Buenavista, del acaudalado propietario Juan G. Cantero, en Trinidad, habían escondidos cuatro cañones útiles y que el activo conspirador espirituano Ignacio de Belén Pérez mandaría la partida de Sancti Spiritus. El tribunal militar que juzgó esta causa lo condenó, en ausencia, a diez años de presidio ultramarino. En vísperas de ser apresado renunció a su cátedra en la UH y abandonó la Isla, con destino a los Estados Unidos5.

Entre 1854 y 1862, residió en México y los Estados Unidos, manteniéndose en relación con los núcleos de emigrados cubanos revolucionarios en aquellos países. Mientras vivía en Nueva Orleáns, Estados Unidos, en 1857, se inicia en el cuerpo masónico irregular de James Foulhouse y, al desaparecer aquel, se integra al de Albert Pike, Gran Comendador de la Masonería en el sur de los Estados Unidos y regulariza sus grados.

Desde entonces Vicente Antonio advierte las posibilidades ideológicas y políticas que tenía la doctrina liberal y humanista de la masonería para influir en la concientizaci6n del pueblo cubano. Par ello pide al Gran Comendador la autoridad para venir a Cuba y poner orden en la dividida masonería cubana, siendo autorizado a eliminar las irregularidades existentes. Es así que, en 1861, amparado par la amnistía otorgada par el gobernador 0' Donnell, regresa a Cuba con el fin de crear un nuevo cuerpo masónico. Desde entonces adopta el nombre masónico de Viriato de Covadonga. Desde su llegada entra en contacto con sus antiguos amigos y con las instituciones de la masonería para crear las condiciones previas al cumplimiento de sus objetivos.

Como resultado de sus intensas gestiones, el 28 de marzo de 1862, funda en La Habana un nuevo cuerpo masónico al que denomina Gran Oriente de Cuba y Las Antillas (GOCA). Pronto comenzó el proceso de creación de las logias, que alcanzaron el número de 20 y se extendieron por los más importantes centros urbanos del país6. En poco tiempo comenzaron a ingresar a las nuevas logias gran cantidad de masones provenientes de las otras ya existentes. La juventud, enterada pronto de las características inusuales del GOCA comenzó a engrosar sus filas en grandes cantidades.

Lo que significó para el desarticulado movimiento independentista cubano la creaci6n del GOCA es valorado altamente par el historiador Eduardo Torres Cuevas, quien, al estudiar la génesis del pensamiento maceísta, formado en las liturgias del GOCA, expresó:

"Cuando Vicente Antonio de Castro creó el GOCA, aportó dos elementos vitales a la ruptura revolucionaria del 68. El primero de ellos fue una organizaci6n secreta que sirvió de nexo la quienes preparaban la insurrecci6n y

5 "Sancti Spiritus en las conspiraciones contra España". Ob. cit. Cuaderno 4. 1955. P. 18.

6 El proceso está explicado detalladamente en el citado ensayo del Dr Torres Cuevas.

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de medio a la conspiraci6n que desembocó en estallido revolucionario; el segundo, una propuesta armónicamente estructurada para la transformación de la sociedad colonial en una nueva e independiente (...)

En las liturgias del GOCA esta contenido este conjunto teórico- practico."7

La doctrina creada por Viriato para el GOCA constituía, para él y sus seguidores, la "Masonería Verdadera", en contraposición con las existentes en Cuba, a saber, la Gran Logia de Colón y el Supremo Consejo de Colón, radicados en Santiago de Cuba. Estos cuerpos comenzaron de inmediato a atacar al GOCA acusándolo, en lo fundamental, de salirse del perfil propio de los cuerpos masónicos y de no estar debidamente autorizada, situación que se tornó más aguda cuando el propio Albert Pike lo repudió y catalogó al GOCA de "club Central de Jacobinos".

Por su parte, la Iglesia Católica, como era de esperarse, arremetió contra el nuevo enemigo, tildándolo de corruptor de la juventud y de enemigo de la Iglesia.

La base documental para la labor de "pedagogía social" -como solía llamar Viriato a su obra- está en las “Liturgias de los 33 grados de la verdadera masonería”, escritas por él, donde se exaltan los principios de la Revolución Francesa, el iluminismo, los postulados de la “Declaraci6n de los Derechos del Hombre y el Ciudadano”, el humanismo, la tolerancia y el carácter ecuménico, tradicional en estas asociaciones8.

El análisis de las liturgias preparadas para formar a los masones del GOCA en los diferentes grados y los juramentos correspondientes, permite aquilatar la profundidad de la preparación ideológica que se adquiría en esta institución. Así, ya en el juramento del Grado 1 se advertía a los iniciados:

"Podrá muy bien suceder que os encontréis en la ocasión de tener que pelear con las armas en la mano para defender la virtud, la inocencia o la patria, entonces será preciso no retroceder ni temblar."9

Pero es en los grades superiores donde el comprometimiento con los principios liberales mas radicales se hace evidente y, unido a ello, la toma de partido hacia determinadas situaciones sociales propias de la realidad cubana, como la esclavitud, la tiranía, la falta de solidaridad y el menosprecio a las libertades individuales. Como botón de muestra tomamos fragmentos de los juramentos correspondientes a los grades 30,31 y 32:

"Grado 30: Juro y prometo marchar con paso firme al noble objetivo de la Orden, proteger la inocencia y castigar el crimen, consagrándome desde ahora a la Libertad, la Igualdad y la Fraternidad del linaje humano. Juro y prometo trabajar, por todos los medias posibles, en destruir la tiranía, en desenmascarar y confundir la impostura, contribuir con todo mi poder a la difusión de las luces y propagación de las ideas liberales donde quiera que me encuentre (...) Juro y prometo defender el bien publico, tomar a los oprimidos 7 Torres Cuevas, Eduardo: "Antonio Maceo. Las ideas que sostienen el arma". Edit. de Ciencias Sociales. La Habana. 1995. P. 25-26.

8 Castro y Bermúdez, Vicente: "Liturgias con los rituales de los 33 grados de la masonería verdadera" (ver bibliografía).

9 "Manual con las liturgias y catecismos de los tres grados Simbólicos". Edición Cit., p.2

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por hermanos y a los opresores por enemigos."Juro y prometo de igual modo socorrer a mis hermanos aun con riesgo

de mi vida, si los persiguen por su selecta participación, por la causa de la libertad, o como miembro de la masonería verdadera. Que Dios me ayude."

Grado 31: (...) Conquistar y sostener la libertad de palabra o el derecho de publicar cada uno sus pensamientos de la manera que mas le agrade."

Grado 32: Juramos guerra eterna al vicio y la maldad; tenemos par patria al universo y por familia a la humanidad, con paciencia y constancia trabajamos incesantemente en modificar poco a poco el organismo presente, derribando piedra a piedra el monstruoso e informe edificio de astutos y tiranos, estudiando sus arterias y depredaciones y las necesidades crecientes de los pueblos."10

El mensaje ideológico del GOCA cayó en un terreno fértil, pues el fracaso y dispersión de los revolucionarios en los años 50 y el predominio del reformismo, unido a la continuación de la política despótica de España, ahora bajo el disfraz de las promesas de los Capitanes Generales O'Donnell, Serrano y Dulce, hacía que los espíritus mas inconformes y rebeldes, en primer lugar, los jóvenes, buscaran ansiosamente un escenario para canalizar sus inquietudes políticas. Ante la preponderancia social y política del Circulo reformista y de su prensa, encabezada par "El Siglo", fundado y dirigido par el ilustre Francisco Frías, Conde de Pozos Dulces, los separatistas intransigentes solo pudieron operar en la sombra y es en ese preciso instante (1862) en que los templos del GOCA aparecen por toda la Isla, se diseminan como tábanos y proporcionan un refugio seguro a los debates, encuentros y polémicas de aquellos hombres que sentían acercarse la "hora de los hornos". En sus tenidas se propició el encuentro de los representantes mas radicales de la generación del 68, de los viejos y los nuevos revolucionarios y, aunque las logias no pueden identificarse con las Juntas o Comités Revolucionarios, de sus miembros salieron una parte considerable de los líderes, jefes y oficiales de la República en Armas.

Así, al revisar el panteón de los héroes y mártires de la Revolución de Yara se encuentran, entre otros, a los siguientes miembros del GOCA: Francisco Vicente Aguilera (Hno Ermitaño), Venerable Maestro de la logia "Estrella Tropical", de Bayamo e inspirador de la de Manzanillo; Carlos Manuel de Céspedes (Hno. Hortensio), Ven. Maestro de la logia "Buena Fe", de Manzanillo; Federico Cavada, Ven. Maestro de la logia "Luz del Sur", de Trinidad; Antonio Maceo y Grajales; Juan Bautista Spotorno; Ignacio y Eduardo Agramonte y Loynaz; Salvador Cisneros Betancourt; Pedro Figueredo; Donato Mármol; Limbano Sánchez; Máximo Gómez Báez; Vicente García; Antonio Zambrana; Eduardo Machado; Augusto Arango; Carlos Loret de Mola, Calixto García Iñiguez; Bernabe Varona (Bembeta); Manuel de Jesús (Tita) Calvar; Julio y Francisco Grave de Peralta y los espirituanos Honorato del Castillo Cancio y Serafín Sánchez Valdivia. En La Habana se crearon tres logias denominadas "San Andrés", Hijos de la Viuda" y "Amor Fraternal", donde se encontraron muchos hermanos que después aparecerían entre los tripulantes del "Galvanic".

No obstante, es inexacto afirmar que en los templos del GOCA se

10 "Liturgias con los rituales de los Grados 30, 31, 32". Edición Cit., p. 1,2 Y 2 respectivamente. Un análisis del contenido ideológico de estas aparece en el ensayo citado del Dr Torres Cuevas.

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conspiraba abiertamente, pues en sus logias se practicaba la mayor tolerancia, sin hacer distinción de credo político, raza o profesión - algo que hubiera facilitado, por demás, la acción de las autoridades y convertido cada tenida en una ratonera para los conspiradores; pero el carácter tan avanzado de las doctrinas que se invocaban alejaba de ellas a los elementos conservadores y atraía, coma un imán, a los radicales y librepensadores. El hecho cierto de que la mayor parte de los miembros de los Comités o Juntas Revolucionarias del 68 fueran masones del GOCA ha inducido a esta confusi6n.

A partir de 1867 y en la misma medida en que se agudizaba la situación política en el país, la vida interna del GOCA se complicaba en grade sumo, porque al empeoramiento de la salud de Vicente Antonio, se sumaba la diáspora de muchos hermanos que, ante el repudio del Gran Comendador Albert Pike y los ataques constantes que recibían de la Iglesia y la masonería regular, optaron par regresar a las logias tradicionales.

Es de destacar que, a lo largo del país, el peso especifico de las logias del GOCA en los preparativos de la revolución no era igual: mientras en el Occidente, excepto Trinidad, prevalecían los criterios, bastante timoratos, de Aldama y Morales Lemus y de la Junta Revolucionaria de La Habana, en el Centro y el Oriente, la dirección de los grupos de conspiradores estaba en manos de los masones del GOCA, dándose casos, como el de Camaguey, en que de los 76 alzados en Las Clavellinas, el 4 de noviembre de 1869, 72 eran miembros de la logia "Tínima", de aquella ciudad. En Oriente, muchos de los principales jefes de la revoluci6n eran los Venerables Maestros de sus respectivas logias.

En 1868, la salud del Dr Castro estaba tan resquebrajada que no podía atender ya a sus deberes al frente del GOCA, por lo que las logias que había creado por todo el país llevaban una vida casi autónoma. Radicado en La Habana, su participaci6n en la conspiraci6n que dio origen al Grito de La Demajagua es desconocida, aunque es de presumir que, por su estado de salud y posición política muy comprometida, no estuviera involucrado directamente en aquellos trajines. No obstante, cuando Pedro Figueredo llega a La Habana, en octubre de 1867, para conferenciar con los responsables de la conspiraci6n en la capital, se dirige, en primer lugar, a las autoridades del GOCA, siendo atendido par el Dr Joaquín Fabián de Aenlle, quien estaba al frente del Supremo Consejo Masónico, en sustitución del Dr Castro. También el Marqués de Santa Lucia, al viajar a La Habana, en septiembre de 1868, en busca de auxilio para el alzamiento que se avecinaba, visitó una logia habanera del GOCA, donde conoció, entre otros, a Antonio Zambrana y Juan Bellido de Luna, quienes lo apoyaron en sus gestiones11.

Sin conocer toda la magnitud de los planes revolucionarios que con su obra de "pedagogía social" había ayudado a acelerar, pero conciente de haber cumplido su deber con la Patria y de que los vientos de revolución se acercaban, Viriato de Covadonga toma la decisión de disolver el GOCA. La fecha escogida no pudo ser más apropiada: 10 de octubre de 1868. Iniciada la contienda del 68 permanece en Cuba, ansioso por conocer la evolución que toman los acontecimientos. Hoy lo recordamos, en su lecho de muerte, vibrando de emoción ante la toma de Bayamo, los alzamientos de Las Clavellinas y El Cafetal González, los choques entre los laborantes y los voluntarios en las calles de la ciudad y la Asamblea de Guáimaro, donde sus

11 Morales y Morales, Vidal: "Hombres del 68". Edit. de Ciencias Sociales. La Hab. 1972, p. 85.

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doctrinas se plasmaron en la primera Constitución de la Republica en Armas.El 12 de mayo de 1869, encontrándose en su casa de La Habana,

acompañado de unos pocos familiares y amigos, moría el hombre que había nucleado y adoctrinado a lo más selecto de la juventud cubana y cuyos seguidores en todo el país hacían realidad sus postulados de transformación social.

El carácter democrático- liberal avanzado de las doctrinas propagadas en las liturgias del GOCA y su correspondencia con las condiciones concretas de Cuba, dio por resultado la radicalización y el fortalecimiento de las condiciones subjetivas que harían posible sostener, durante diez años, la hoguera de una revolución independentista y abolicionista, en un país donde, en la década del 60, el pensamiento radical parecía doblegado por el auge del reformismo moderado.

Honorato del Castillo y los inicios de la Revolución del 68El más grande de los afamados miembros de la familia Castillo,

Honorato, nació en Sancti Spiritus, el 30 de noviembre de 1838. En esa Villa transcurrió su niñez e inició estudios, en la escuela elemental de don Miguel Cabrera Toledo12. La primaria superior la cursó con el venerado Padre José Benito Ortigueira, continuando sus estudios en el Colegio “El Salvador”, de José de la Luz y Caballero13. En las aulas del mejor colegio cubano de su época, tuvo la oportunidad de compenetrarse con otros jóvenes destacados de su época, entre ellos: Ignacio Agramonte y Loynaz, los hermanos Julio y Manuel Sanguily, Luis Ayestarán, Antonio Gordon, los Zambrana, Rafael Morales y González (Moralitos) y sus coterráneos: Marcos García Castro, Néstor Leonelo Carbonell y Leonte Guerra.

En 1857, Honorato aprueba brillantemente los exámenes correspondientes para obtener el título de Maestro, ante la Junta de Educación Pública. De regreso a Sancti Spiritus, despliega sus dotes de educador, primero como Director de la Escuela Municipal Elemental y luego, como Director del Colegio “Jesús Nazareno”, de Primera y Segunda Enseñanza, co-dirigido por él y el venerable maestro don Montiniano Cañizares y Romero. En este centro se impartían clases de inglés, francés y comercio, entre otras asignaturas. Su gran ascendencia sobre la juventud espirituana se ponía de manifiesto al colmarse sus aulas con numerosos alumnos, llegados de toda la región.

En la Villa del Yayabo, la labor de Honorato como promotor cultural fue notoria y reconocido su saber clásico, potenciado por el dominio de varios idiomas: latín, inglés, francés y alemán. Por ello, no fue extraño verlo pronto convertido en el centro de la “Sociedad Filarmónica”, la más importante de las sociedades de instrucción y recreo de la villa en esos años.

12 La mayoría de los datos sobre Honorato han sido tomados de: Castillo y Cancio, Adolfo del: “Noticias y datos sobre la personalidad de Honorato del Castillo y Cancio, hijo de Sancti Spiritus”. Sancti Spiritus, 2 de mayo de 1908. Documento manuscrito original. Archivo de la Oficina del Historiador de Las Tunas. Pág. 4.

13 Es interesante la sugerencia de Luis del Moral acerca de una posible relación entre el Padre Ortigueira y Don Pepe, pues este “completamiento” de los estudios en El Salvador también lo efectuaron otros destacados coetáneos de Honorato, como el controvertido Marcos García y Castro, Rafael Río Entero y Leonte Guerra.

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En 1860, Don Pepe, conocedor de la valía de Honorato y de su interés por trabajar con él, lo llama para que ingrese, como pasante, en “El Salvador. En el claustro de la venerable institución, atiende varias cátedras y comparte la angustia de los discípulos y amigos durante los últimos días de aquel maestro de la Generación del 68. Tras el deceso del sabio, permanece en su puesto bajo la dirección del nuevo director don José María Zayas. Un año después de ingresar en “El Salvador”, inicia los estudios de la carrera de Filosofía en la Universidad de La Habana, sin abandonar por ello su labor pedagógica en el colegio.

El año de 1864, deparó grandes éxitos para el estudiante Honorato: el 14 de abril aprobó, con notas de Sobresaliente, los exámenes para el título de Bachiller en Artes y Letras, en el Instituto de Segunda Enseñanza de La Habana. En este mismo año obtuvo, por oposición, una beca para estudiar Agrimensura en Francia, en ejercicio convocado por la “Sociedad Económica de Amigos del País”, derecho al que renunció posteriormente al decidirse por la carrera de medicina. Por esta época, Honorato escribía para “El Triunfo”, el periódico de Francisco Frías, Conde de Pozos Dulces14. Entre 1864 y 1868, va cursando exitosamente las diferentes asignaturas de la carrera, obteniendo, el 23 de junio de 1868, el grado de Bachiller en Medicina, con calificación de Sobresaliente. Hacia 1865-1866 visitó los Estados Unidos, donde perfeccionó su inglés y conoció las instituciones democráticas de aquel país.15

En La Habana de los 60, el gran río subterráneo del pensamiento independentista corría impetuoso y Honorato, por su origen y formación, entra a él. En fecha no precisada, probablemente poco después de ingresar a la Universidad de La Habana, establece relaciones con su ilustre coterráneo Dr Vicente Antonio de Castro y Bermúdez. Las enseñanzas directas de Viriato de Covadonga calaron hondamente en el joven Honorato y lo llevaron a incorporarse a los trabajos del GOCA, destacándose por su labor, junto a Rafael Morales y González (Moralitos), en la Sociedad “Vientre Libre”, para la manumisión de los hijos de esclavas, paso previo para la eliminación del oprobioso sistema. Al decir de Néstor Leonelo Carbonel, fue esta una “sociedad que arrancó muchas negras criaturas a la férrea garra de la servidumbre”16.

En 1868, la crisis económica, el fracaso estrepitoso de la Junta de Información y el recrudecimiento de la tiranía española pusieron a la Isla al borde de la guerra y Honorato se incorpora decididamente al Comité Revolucionario de La Habana que dirige José Francisco Lemus, pero su lugar estaba en Sancti Spiritus, donde su liderazgo era necesario para lograr la unidad revolucionaria y arrastrar a los indecisos. De ahí que, a fines de año, parta por mar, burlando la férrea vigilancia española sobre los habitantes de “El Salvador”, mediante un rodeo por el norte de Las Villas, vía Caibarién–Remedios, para encontrarse con su hermano, el Padre Adolfo del Castillo, en enero de 1869, y llegar clandestinamente a Sancti Spiritus, donde los revolucionarios lo esperaban para dar el grito de Independencia o Muerte.

Puesto de acuerdo con la Junta de Santa Clara, encabezada por el poeta Miguel Gerónimo Gutiérrez, Honorato actúa ya como el jefe de los revolucionarios espirituanos. A la finca donde se establece llegan numerosas

14 Del Castillo y Cancio, Adolfo: Ob. Cit. Pág. 4. 15 Padre Castillo: Ob. Cit. Pág. 516 Carbonel, Néstor Leonelo: “Honorato del Castillo”, en “Próceres”, en www.guije.com

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visitas que le informan de los preparativos patrióticos en toda la jurisdicción, le piden orientaciones y recursos. Así, cuando, el seis de febrero de 1869, en la gran concentración del Cafetal González, Las Villas se levantan en armas contra España, cerca de un millar de espirituanos ya se habían lanzado a los campos desde el día anterior en cuatro alzamientos simultáneos, encabezados por: Honorato, en Jobosí; Marcos García Castro, en Banao; Leonte Guerra, en Morón y los hermanos Carbonell, en El Jíbaro. El mismo día se levantaba Serafín Sánchez, en la Finca Los Hondones, zona de Bellamota, incorporándose de inmediato a Leonte Guerra.

Se inicia entonces la meteórica gesta de Honorato en la manigua redentora. Operando en las llanuras del oriente espirituano, entre Jatibonico y Morón, combate incesantemente al enemigo. Pronto se le unen Leonte Guerra y Serafín Sánchez, con más de 500 hombres. En los combates de Las Coloradas, La Yana, Judas Grande, Santa Gertrudis y El Jobo, derrota repetidamente al temido ejército regular español, destruyendo el mito que rodeaba al célebre “Batallón de Tarragona”, acantonado en Sancti Spiritus y otras ciudades de la región central. Entre estos combates, sobresale el del 14 de marzo de 1869, en la finca San José, a menos de una legua de Sancti Spiritus, cuando machetea a una columna del Tarragona que intentó sorprenderlo en el campamento donde convalecía su prometida, la joven Elena Avalos y Trillo. Es de destacar que Honorato, además de jefe y guía, era también el médico y cirujano de su ejército, que solo tuvo Cuerpo de Sanidad después de su muerte, con la incorporación de los doctores José María Castro, Emilio Mola y Manuel Pina Ramírez.17

En abril de 1869, Honorato se une a la delegación villareña que participaría en la Asamblea de Guáimaro. No es posible olvidar la mención que hace de él nuestro Apóstol en su artículo “El diez de abril”: “venía a levantar la ley, sin la que las guerras paran en abuso, o deshonor, - y a volverse al combate, austero e impetuoso, bello por dentro, corto de figura, de alma clara y sobria”.18

En las actas de la Asamblea constan las atinadas intervenciones de Honorato en los asuntos relativos a la cuestión social, la elección del presidente y la adopción de la bandera de López y Agüero como enseña nacional cubana, logrando concretar los principios democráticos, únicos por los que valía la pena el sacrificio, en nuestra primera constitución.19 Aprobada la Ley Fundamental y el Gobierno de la República en Armas, Honorato retorna a Sancti Spiritus, reintegrándose al combate con el nombramiento de General de la división local. Ya, el 29 de abril, cuando se discute el tema de la anexión a Estados Unidos, está ausente de Guáimaro y presente en la pelea, ocupándose de las operaciones en la mitad norte de la jurisdicción espirituana

En plena ofensiva contra los españoles, llega al 20 de julio de 1869, día aciago para la revolución en Las Villas. El general Honorato del Castillo cayó, para no levantarse más, al ser sorprendido, de manera fortuita, por la vanguardia de una columna española, completamente solo, mientras abrevaba su caballo en las márgenes del Arroyo El Naranjo, cerca de Morón, siendo prácticamente fusilado, con una descarga cerrada, sin posibilidad alguna de 17 Sánchez, Serafín: “Héroes Humildes”. Edit. De Ciencias Sociales. La Habana. 1980. Pág. 34 – 35.18 “Patria”. 10/4/1892. En OC. Imprenta Nacional de Cuba. La Habana. 1965 – 1975. T4. P.387.19 Morales, Vidal: “Iniciadores y primeros mártires de la revolución cubana”. Colección de libros cubanos. Volumen XXV. Cultural SA. La Habana. 1931. T2. Pág. 184.

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defenderse. Al no reconocer el cadáver los españoles lo abandonan al borde del camino. Minutos después, es encontrado por sus hombres, completamente desesperados, quienes lo sepultaron en secreto y juraron, ante su cadáver, tomar venganza cruenta con sus matadores, aspiración que fue satisfecha por su sucesor, el general camagüeyano Ángel del Castillo y Agramonte (Puerto Príncipe, 14/8/1834–Lázaro López, 9/9/1869), quien acechó constantemente a la guarnición de Morón hasta que, el 17 de agosto, en brillante emboscada, destrozó a la columna del Teniente Coronel Ramón Portal, en el Combate de El Júcaro, o Pitajones, causándole unas 500 bajas y apoderándose del cañón que llamarían El Ángel. Apresado el jefe enemigo fue condenado irremisiblemente a ser pasado por las armas20.

Los restos de Honorato fueron exhumados el 2 de diciembre de 1901. Trasladados a Morón, fueron honrados militarmente, según su rango, en capilla ardiente y enterrados, el día 6, en el cementerio local. En 1930, el 6 de febrero, fueron entregados a Sancti Spiritus y depositados en un mausoleo en el cementerio de su ciudad natal. El panegírico fue pronunciado por el Dr Pastor del Río Carrillo.

Honorato del Castillo y Cancio fue el líder indiscutido de la revolución del 68 en Sancti Spiritus, durante sus fases de preparación e inicio. Con su pérdida prematura, la jurisdicción perdió a su caudillo natural, el ejército a un general victorioso y el partido de los revolucionarios a un importante factor de equilibrio y unidad, conocido y respetado en La Habana, Las Villas y Camaguey y capaz de unir la aureola de jefe militar victorioso con el pensamiento político más avanzado.

Serafín Sánchez Valdivia, hombre del 68, el 79 y el 95 Si algún curioso intentara representar, en un arquetipo humano, a los

hombres del mambisado, bien podría tomar como muestra al paladín espirituano, el Mayor General Serafín Sánchez Valdivia (1845-1896). Desde su temprana incorporación a la Revolución de Yara, a los 22 años, cuando se levantara en armas en la finca “Los Hondones”, cerca de la hacienda familiar San Marcos, en la zona de Bellamota, “con 45 hombres armados de escopetas el mayor número”21, hasta su caída en el intenso combate del Paso de Las Damas22, ostentando el más alto grado militar del Ejército Libertador y considerado el tercer oficial en su escalafón, la vida militar y política de Serafín transcurre en un proceso continuo de ascenso y radicalización, no ajeno a los contratiempos, sobretodo ideológicos, propios de una guerra sin cuartel, irregular y desordenada y una paz vergonzosa, sin independencia, ni abolición, rebosante siempre de fe en el triunfo y fidelidad a los ideales de justicia y libertad que preconizaban Vicente Antonio, Céspedes, Honorato, Agramonte, el Apóstol Martí y el General en Jefe Máximo Gómez.

En esta fulgurante trayectoria guerrera, la visión de Serafín como caudillo militar alcanzó los ribetes del símbolo y la leyenda. Compañeros de armas, subordinados y jefes dejaron una estela de juicios superlativos sobre sus cualidades personales de valentía, firmeza, disciplina y honestidad y lo 20 de Quesada y Aróstegui, Gonzalo: “Serafín Sánchez”. Introducción al libro “Héroes Humides”, de Srafín Sánchez. Edit. De Ciencias Sociales. La Habana. 1981. Pág. 12.21 “Diario 1868-1896”, en “Diario y otros documentos” (compilación, prólogo y notas de Orlando Barrera Figueroa). Edic. Luminaria, 1992, pág. 18.22 “Diccionario Enciclopédico de Historia Militar de Cuba. Primera parte (1510-1898)”. Tomo 2 “Acciones combativas”. Edic. Verde Olivo. 2004. Pág. 288-289.

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valoraron como un excelente conductor de hombres, querido y respetado, capaz de ocupar las más altas responsabilidades castrenses. No obstante, esta aureola de jefe guerrero ha minimizado al hombre de pensamiento, al político revolucionario y al hombre de ideas que era Serafín.

La forja del pensamiento revolucionario de Serafín se asienta en la alta dosis de cubanía y espirituanidad que portaban sus genes. Las familias Sánchez y Valdivia pertenecían a la más rancia estirpe de antiguos vecinos de Sancti Spiritus y sus bienes provenían de la riqueza ganadera de antiguos hateros terratenientes, que habían liderado en esta comunidad y su extensa jurisdicción desde el siglo XVI, vejados constantemente por los impuestos, excesos y prohibiciones de gobernantes impuestos. A esos sentimientos seculares de autonomía y autosuficiencia, propios de las villas del interior, unían ahora los espirituanos el creciente desprecio por el poder colonial, parasitario y tiránico y las crecientes contradicciones entre los intereses de la Metrópoli y la Isla esclavizada, aderezadas por las noticias frecuentes de misteriosas conspiraciones que, aunque no se originaban en Sancti Spiritus, sí tenían espirituanos en su seno23.

Un factor poco conocido en la formación ideológica de Serafín es el de la influencia que la escuela ejerció en él. Aunque no realizó estudios superiores, se benefició con el magisterio de Calixto Echemendía Moles, periodista poeta y maestro, cuyas encendidas poesías y arengas patrióticas, divulgadas en su periódico “El Espirituano Liberal” lo llevarían finalmente, al iniciarse la gesta liberadora, a ser juzgado y encarcelado, terminando sus días en la prisión de Santander. Hacia 1862, ingresó Serafín en el Colegio de los Hermanos Jesuitas, de Primera y Segunda Enseñanza, ubicado en el antiguo Convento de San Francisco, el más importante de Sancti Spiritus en aquel momento, donde confraternizó con muchos de sus coetáneos que después compartirían con él los martirios y alegrías de aquella generación heroica.

En 1955, el historiador Luis del Moral24 llamó la atención sobre un factor que pudo haber incidido poderosamente en el democratismo que impregnaba las relaciones sociales de Serafín: su hábito de establecer estrechos vínculos de amistad y compañerismo con hombres y mujeres de las clases bajas25, según el modelo de vínculos patriarcales que había aprehendido en los ajetreos de la ganadería extensiva, codo a codo con esclavos, peones y señores, hermanados laboralmente en el manejo de los rebaños.

En vísperas de la Guerra Grande, es de presumir que Serafín Sanchez, a tenor con las costumbres y modo de pensar de sus pares, haya integrado las filas de la Masonería. Si tenemos en cuenta su filiación ideológica y política y sus relaciones personales con masones del “Gran Oriente de Cuba y Las Antillas”, que pueden haber incluido al propio Viriato de Covadonga, antes y durante tanto en la Guerra de los Diez Años (Honorato y Ángel del Castillo, Juan Bautista Spotorno, Francisco Hernández Cavada, Ignacio Agramonte, etc) y con otros hermanos durante el exilio (Máximo Gómez, José Martí y Néstor Leonelo Carbonell, entre otros); así como, el carácter subversivo y progresista de aquella masonería en la Cuba del último cuarto del XIX, puede afirmarse 23 Marín García, Segundo. Aspectos históricos de Sancti Spiritus. Sancti Spíritus, 1945, en Contribución de Sancti Spíritus al Quinto Congreso Nacional de Historia. Sancti Spíritus. Publicaciones Pérez Luna, Cuaderno 1, 1947.24 “Serafín Sánchez, un carácter al servicio de Cuba”. Ediciones Verde Olivo. 2001, pág. 26-28.25 Su obra “Héroes Humildes” es, desde el título, hasta el espíritu que la animó, un canto a los hombres de filas, soldados, sargentos y clases, del Ejército Libertador.

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que existía una identificación plena entre el pensamiento y la praxis serafina y los principios de la llamada “Masonería Verdadera”. No obstante, desde el punto de vista historiográfico, es imprescindible aún que se encuentren las pruebas documentales que corroboren esta hipótesis.

A estos poderosos factores: el origen familiar, las relaciones sociales, la escuela patriótica y las enseñanzas masónicas, se agregó la experiencia simpar de la Guerra Grande, con la vida en común, en los campos de Cuba Libre; la defensa de los objetivos y principios de la Revolución contra sus enemigos internos y externos; la lucha por superar los propios errores y limitaciones de los revolucionarios y las derrotas, debilidades e insuficiencias del campo insurrecto, en guerra a muerte con tan poderoso enemigo. Lejos de amilanar y arrepentir a Serafín del camino escogido, el gran esfuerzo de vida, el holocausto de su generación y el sacrificio de las riquezas y las vidas de la familia en el altar de la Patria, trajeron consigo el fortalecimiento del carácter del héroe y templaron su brazo y su mente, fundiéndolo en una sola pieza, la de un revolucionario vertical26, inquebrantable, dispuesto siempre a montar a caballo y guiar a los hombres al combate victorioso y también a vencer en la polémica al adversario más inteligente y avezado.

Así, en los vericuetos del exilio, tanto en República Dominicana como en los Estados Unidos, Serafín se mostró como un moderno gladiador en la batalla de ideas de su época. Su arena principal era la prensa. En “El Yara”, de José Dolores Poyo; “El Porvenir”, de Enrique Trujillo y “Patria”, de José Martí vieron la luz muchos artículos, crónicas y cartas de Serafín donde blandía su pluma, como antes el machete, contra los cobardes, traidores y farsantes, que confundían y debilitaban las mentes cubanas.

Los retos ideológicos eran muchos y complejos: los verdaderos culpables de la vergüenza del Zanjón; la preparación de las expediciones redentoras y el desenmascaramiento de los autonomistas y anexionistas, muchas veces camuflajeados por un pasado insurrecto, eran temas que obligaban a Serafín a volver, una y otra vez, al ruedo de las polémicas de prensa y los debates públicos y privados. El fracaso de los varios proyectos independentistas en que participó, como la Guerra Chiquita y el Plan Gómez, o de San Pedro Sula, entre otros, aumentaron la necesidad de la confrontación ideológica y hallaron siempre a Serafín, firme y dispuesto.

Con la agudización de la situación interna y externa, de Cuba; el fracaso de los planes de los militares y el influjo creciente del apostolado martiano, a partir de 1887, aún separado el Apóstol de Gómez y Maceo por viejas rencillas, Serafín da uno de los pasos políticos más valientes, desinteresados y minimizados de la historia de Cuba: su traslado a New York para ponerse al servicio incondicional de José Martí. La importancia de este gesto fue muy bien comprendido, asumido y aprovechado por Martí, que envió a Serafín a La Florida, a Tampa, donde imperaba su amigo y coterráneo Néstor Leonelo Carbonel, con la misión conocida de ganarse a los obreros tabaqueros para la causa de la Guerra Necesaria y la no tan conocida, de abrirle las puertas y las voluntades de la “Convención Cubana”, el más selectivo, poderoso, secreto y beligerante de los clubes cubanos de la emigración. Ambas tareas fueron cumplidas con creces por Serafín y el general obrero puede verse, al lado de

26 Esa es la interpretación que atribuyo a la frase de Martí: “Serafín, que tiene de columna hasta la estatura”

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Martí, en cuanta actividad política imperante realiza el Apóstol en Tampa, Cayo Hueso y demás localidades floridanas.

Con la fundación del Partido Revolucionario Cubano, el papel de Serafín se acrecienta. Ahora es el primero en proclamar públicamente, la adhesión de los militares del 68 al plan militar del PRC y al liderazgo político de Martí, abriendo las puertas a los demás para que sigan su ejemplo.

Hasta el Fracaso de la Fernandina, con toda su carga de desdichas27, parece haber chocado con la firmeza de Serafín, que logró traer a Cuba, junto a Roloff, la única expedición que realmente se salvó del artero desastre e hizo posible el incendio de Las Villas y la Invasión a Occidente, teniendo en cuenta que con sus armas se armaron las huestes villareñas que constituyeron más de la mitad del contingente invasor.

Tras la muerte de Martí, Serafín emprende otra tarea política de alto vuelo: salvar el proyecto de Guerra Necesaria martiano ante sus enemigos internos y lograr, en la Asamblea de Representantes, ahora sin Martí, un Gobierno verdaderamente representativo y un Ejército Libre, ante el proyecto de no crear un Gobierno Civil, sino una Junta de Generales. Para ello, Serafín convocó a las mentes más lúcidas y los polemistas más brillantes que pudo enrolar, de ahí el éxito de la Asamblea de Jimaguayú y el papel destacado de los delegados espirituanos en la Asamblea, premiado con importantes puestos en el Gobierno28.

Tras la intensa y brillante jornada de la Invasión, llega para Serafín la hora de asumir nuevamente el rol de político, firme y respetado, que Gómez y Maceo supieron aquilatar cuando le crearon el cargo de Inspector General del Ejército. Más que la proeza de atravesar el país en guerra, hasta Guantánamo, con una pequeña escolta de 60 valientes, descuella hoy el éxito político de evitar el conflicto fratricida entre los generales Calixto García y José Maceo, por el mando de Oriente y entre el General en Jefe y el Gobierno de la República por la tan esperada segunda invasión a Occidente. Siempre Serafín, cuando de unidad y salvaguarda de las filas insurrectas y el espíritu independentista se trataba.

En momentos en que tanto se precisa la unidad y coherencia del pensamiento revolucionario, para preservar el destino de Cuba, el estudio del ideario de Serafín nos los revela como nuestro contemporáneo y hermano, no solo en las trincheras de piedra, sino también en las batallas de ideas que en todos los tiempos han ocurrido, en defensa de los principios sagrados de Libertad, Igualdad, Fraternidad, Independencia y Justicia Social.

27 Que incluyen la imposibilidad de empezar la guerra simultáneamente en todo el país, la caída prematura de Martí y la posibilidad de extensión del conflicto hasta que los Estados Unidos se prepararon para la intervención.28 Fueron espirituanos el Dr. Santiago García Cañizares (Secretario del Interior); Severo Pina Marín (Secretario de Hacienda), cuñado de Serafín y Raimundo Sánchez Valdivia, hermano de Serafín y secretario de Martí en Cayo Hueso.

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