Iglesia en Córdoba, n. 323

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SEMANARIO DIOCESANO DE INFORMACIÓN Y FORMACIÓN CRISTIANA • Nº 323 • 1 de abril de 2012 DONATIVO 0,20 EUROS árbol Mirad Cruz de la el semana santa 2012

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Semanario diocesano de información y formación cristiana. Especial Semana Santa.

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SEMANARIO DIOCESANO DE INFORMACIÓN Y FORMACIÓN CRISTIANA • Nº 323 • 1 de abril de 2012

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SUMARIO

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estación de penitencia

semana de pasión

la portada

secciones

La cuenta bancaria creada por la Diócesis de Córdoba para colaborar con la misión diocesana en Picota (Moyobamba, Perú) es la siguiente:

CajaSur2024 0000

86 3300245847

Para resolver cualquier duda pueden contactar con el Delegado Diocesano de Misiones, D. Antonio Evans.

MISIÓN PICOTA

la voz del pastor 3

iglesia diocesana 4-7

domingo de ramos 8

lunes, martes y miércoles santo 9

estación de pentencia 10-11

jueves santo 12

viernes santo 13

semana de pasión 14

sábado santo 15

VII JORNADAS DE CATÓLICOS Y VIDA PÚBLICA“El reto de la Nueva Evangelización” fue el lema de estas Jornadas que se ce-lebraron el día 24 de marzo en la Fa-cultad de Ciencias de la Educación.

LAS HERMANDADES Y COFRA-DÍAS ANTE LA NUEVA EVAN-GELIZACIÓNAnte el “Año de la fe” proclamado por el Santo Padre las Hermandades tienen la misión y el reto de evangelizar.

JUEVES SANTO NOCHE:NOCHE DE VELADesde los primeros tiempos de la Igle-sia, la noche del Jueves Santo los cris-tianos procuraban pasarla sin dormir, en vigilia, ayunos y oraciones.

SEMANARIO DIOCESANO DE INFORMACIÓN Y FORMACIÓN

CRISTIANA

Director:José Juan Jiménez Güeto

Redactoras:Bárbara Castro GarcíaRaquel Moyano CejudoGloria Alcaide Salazar

Maquetación:Blas Fco. Benítez Murillo

Colaboradores:Rafael Lucena VillarrealEleuterio Ortega Ortega

Edita:OBISPADO DE CÓRDOBA

ISSN 1699-2806Depósito Legal: CO-1752/04

Imprime: IMPRESIONES GUADAJOZTirada: 12.000 ejemplares

DONATIVO 0,20 EUROS

Redacción:Torrijos 12 • 14003 CÓRDOBA

Tel.: 957 498 065 • Fax: 957 498 066

E-mail:[email protected]

Página web:www.diocesisdecordoba.com

Página de Facebook:www.facebook.com/diocesisdecordoba

Agradecemos la especial colaboración de:

Santísimo Cristo de la Providencia (Foto: Rafael Parejo Susín).

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VOZ DEL PASTOR

UERIDOSHERMANOSY HERMANAS:

Hemos entrado de lle-no en la Semana Santa, y se acercan los días santos de la pasión, muerte y re-surrección de Jesucristo. El centro de todos estos días es Jesucristo, muer-to y resucitado. Fijemos nuestra atención en Cris-to, y meditemos los mis-terios de su pasión y de su resurrección. Ese es el misterio pascual, núcleo del cristianismo y de la vida cristiana.

El Hijo de Dios hecho hombre se ha entregado

libremente a la muerte, aceptando el plan reden-tor de su Padre-Dios de salvar a todos los hom-bres. Todos errábamos como ovejas sin pastor, y Él ha venido para re-unirnos en un solo reba-ño. Él es el pastor bueno que nos busca y cuando nos encuentra nos toma cariñosamente sobre sus hombros para llevarnos a la casa del Padre. Él es el hermano bueno que ha salido de la casa del Padre sin darle la espalda para buscar al hijo pródigo, a cada uno de nosotros,

y reunirnos en su santa Iglesia. El retorno a casa será una alegría para el corazón de Dios-Padre, que espera cada día nues-tra vuelta hacia Él.

La muerte de Cristo no es un accidente en la vida del Redentor. Él ha venido para eso, para dar su vida en un acto de cul-to al Padre, entregándo-se por cada uno de noso-tros los hombres. Él ha pensado en este momen-to a lo largo de toda su vida. La muerte de Cris-to es un acto supremo de amor. La muerte ya no es una desgracia sin sentido. El creyente en Jesucristo vive la muerte como la “hora” suprema de su vida, la hora de la verdad, la hora para la que ha de prepararse du-rante toda su vida.

Es preciso que en es-tos días santos miremos al Corazón traspasado de Cristo en la cruz. Es un corazón lleno de amor. La lanza que tras-pasó este costado nos ha abierto de par en par las puertas de la miseri-cordia de Dios, nos ha declarado hasta dónde llega el amor de Dios por nosotros. “Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos” (Jn 15,13). El Corazón de Cristo es el lugar donde se han reciclado nuestras mise-rias en la turbina de un amor más grande, que se llama misericordia. La misericordia de Dios es más fuerte que nuestro pecado y es capaz de ha-cer de nosotros hombres nuevos.

Que nadie se sienta ex-cluido. Es un amor muy profundo al tiempo que es un amor para todos y cada uno de nosotros. Dios no nos ama de pa-labra, sino con obras y de verdad. En la escuela de Jesucristo, la mira-da constante al Corazón

traspasado de Cristo nos ayuda a entender el sen-tido de nuestra vida, que está hecha para aprender a amar.

Los días que se acercan de la Semana Santa quie-ren transmitirnos esa se-renidad del Crucificado, que ante el pecado de los hombres reacciona aman-do, y amando de manera más elocuente. El amor verdadero está hecho de sacrificio. En Cristo cru-cificado entendemos un amor que no se ha guar-dado nada, un amor sin medida, un amor hasta el extremo.

Ese amor ha vencido a la muerte. Jesucristo ha resucitado al tercer día. Si creemos en Él, es por-que ha resucitado. Mirar a Cristo crucificado sa-biendo que la muerte ha sido vencida es un moti-vo de esperanza para los que estamos abocados a la muerte. El Corazón de Cristo, destrozado de amor en la cruz, continúa latiendo glorioso en el

cielo después de la resu-rrección. Es un corazón que continúa amando. No se trata sólo de re-cordar un amor, que lle-gó hasta el extremo. Se trata de mirar a quien nos ama ahora desde el cielo con un corazón humano, traspasado de amor por nosotros.

Que estos días santos nos hagan vivir de ese mismo amor con el que Jesucristo se entregó a la muerte, de ese mismo amor con el que palpita el corazón resucitado del Señor. “Mirarán al que traspasaron” (Jn 19,37 =

Za 12,10). Mirar el cora-zón traspasado de Cristo, muerto y resucitado, será especialmente en estos días motivo de esperanza para todos, porque es en Él y sólo en Él donde el hombre encuentra la sal-vación.

Con mi afecto y bendi-ción:

El corazón traspasado de Cristo

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La lanza que traspa-só este costado nos ha abierto de par en par las puertas de la misericordia de Dios, nos ha declara-do hasta dónde llega el amor de Dios por nosotros.

En Cristo crucificado entendemos un amor que no se ha guarda-do nada, un amor sin medida, un amor has-ta el extremo.

El Corazón de Cris-to, destrozado de amor en la cruz, con-tinúa latiendo glorio-so en el cielo después de la resurrección. Es un corazón que con-tinúa amando.

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iglesia diocesana

Durante los días 24 y 25 de marzo, el Convento de San José (San Caye-tano) acogió el Congreso Nacional Carmelitano como uno de los actos centrales preparados con motivo de la próxima Coronación Canónica de la Virgen del Carmen de San Cayetano, junto con la exposición de “Tesoros marianos” ubicada en la Diputación desde el día 24 de febrero.

En el mismo, se llevó a cabo una docena de conferencias dirigidas por ponentes procedentes de toda la geografía nacional, quiénes analiza-

ron diversos aspectos del Carmelo desde diferentes perspectivas.

En otro orden de cosas, el Padre Juan Dobado OCD y el presidente de la Comisión, Juan José Cas, anun-ciaron los próximos actos que se lle-varán a cabo durante los días previos a la Coronación, destacando el pre-gón de Coronación que tendrá lugar el día 5 de mayo, a cargo de Pedro Villarejo, en San Cayetano; el Tri-duo de Coronación en la parroquia de Santa Marina durante los días 8, 9 y 10 de mayo, predicado por Mons.

Juan José Asenjo, Mons. Santiago Gómez y un Obispo de la Orden de los Carmelitas Descalzos; así como el traslado de la Virgen a la Catedral, el día 10, y la Vigilia de oración que celebrarán los jóvenes en el templo principal de la Diócesis la noche an-terior a Coronación.

Los delegados diocesanos de Familia y Vida, miembros del COF y de distintas asociaciones pro-vida se congre-garon el pasado domingo, en la S.I.C para participar de la Eucaristía.

LA DIÓCESIS DE CÓRDOBA CELEBRA LA JORNADA POR LA VIDA

En el día previo a la celebración litúrgica del misterio de la Encarnación del Señor, los fieles de la Diócesis de Cór-doba se reunieron, en el templo mayor de la Diócesis para festejar la Jornada por la Vida con una Eucaristía presidida por el Obispo de Córdoba, Mons. Demetrio Fernández y concelebrada por el Cabildo Catedral.

En la homilía, el Sr. Obispo recordó que en este V do-mingo de Cuaresma, cercano ya a la Pasión del Señor, “la cruz de Cristo se nos presenta como la máxima revelación del amor de Dios a los hombres”.

Asimismo, con motivo de la Jornada por la Vida que este año tiene como lema “Ama la vida, toda la vida”, se dirigió a todos los que trabajan por la defensa de la vida en la Diócesis de Córdoba, entre ellos los delegados diocesa-nos de Familia y Vida, los distintos miembros de los Cen-tros de Orientación Familiar de la diócesis (COF) y de los movimientos pro-vida, y les agradeció su labor. En este sentido, manifestó que la Iglesia es la principal promotora de la vida porque “Dios es amigo de la vida y a través de su hijo Jesucristo nos ha dado la vida eterna”.

También animó a defender la vida humana frente a las amenazas que encontramos en la actualidad, como son: la promoción del aborto y de una mentalidad anticoncepti-

va así como la banalidad de la sexualidad; todo ello forma parte del “negocio de la muerte”. Y continuó: “La vida humana es un don precioso de Dios en todas sus fases, también en la última etapa cuando se apagan las luces de la mente, entonces debe ser amada”.

Finalmente, pidió a la Virgen María que proteja a to-das las madres que están en trance de traer un nuevo ser y que acompañe a todos los que están en su etapa final de la vida.

I CONGRESO NACIONAL CARMELITANOLa Comisión para la Coronación Canónica de la Virgen del Carmen de San Cayetano celebró el pasado fin de semana el Congreso Nacional Carmelitano.

Los fieles de la localidad de Villa-nueva del Duque conmemoran la solemnidad de San José participan-do en una novena, en la que se fue desgranando las virtudes de fe de este Santo protector de la vida inte-

rior. Además, se expuso el Santísimo Sacramento para pedir especialmen-te por las vocaciones al sacerdocio, por el Seminario y por el redescu-brimiento de la fe en nuestras vidas.

JOSÉ CABALLERO NAVAS

VILLANUEVA DEL DUQUE CELEBRA LA SOLEMNIDAD DE SAN JOSÉ

Villanueva del Duque volvió a vivir con gran solemnidad el día de San José celebrando una novena.

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“El reto de la Nueva Evangelización” fue el lema de la séptima edición de las Jornadas de Católicos y Vida Pú-blica organizadas por la Delegación de Apostolado Seglar y la Asociación Católica de Propagandistas, el día 24 de marzo en la Facultad de Ciencias de la Educación.

VII JORNADAS DE CATÓLICOS Y VIDA PÚBLICA

Más de un centenar de asistentes procedentes de diversas realidades de la Diócesis, asistieron a estas jornadas desarrolladas en cuatro sesiones: dos ponencias, cuatro ta-lleres de trabajo y una mesa redon-da. La inauguración estuvo a cargo del Delegado diocesano de Apos-tolado Seglar, Álvaro Martínez; del Secretario General de la Asociación Católica de Propagandistas, Anto-nio Rendón-Luna; y del Sr. Obis-po, quien agradeció la presencia de todos los asistentes y manifestó que “la Nueva Evangelización es una tarea que nos afecta a todos y en la que debemos salir al encuen-tro del hombre de hoy para cumplir el mandato misionero de Jesús: Id y anunciad el Evangelio”.

La primera ponencia, titulada “Comunicar la fe en un mundo complejo. Intersticios y resisten-cias”, corrió a cargo del Director de la Cátedra Ethos de la Universidad Ramón Llull y consultor del Con-sejo Pontificio de la Cultura de la Santa Sede, Francesc Torralba.

Durante su intervención, el po-nente trazó distintas perspectivas para comunicar la fe en un mundo complejo, partiendo de que la fe es la experiencia individual y perso-nal de un diálogo íntimo con Dios, que también tiene una dimensión pública. Al hilo de esto, planteó a través de distintos colectivos varias

formas de ver y trasladar el cristia-nismo, como por ejemplo, identi-ficando a aquellos grupos para los que el cristianismo es indiferente y sabiendo cómo suscitar el interés en ellos; acercándose a esas personas que no conocen nada y cuando se lo enseñas se quedan sorprendidos; o, también, analizando a otros grupos que califican el cristianismo como algo arcaico. Aludiendo a este últi-mo grupo, el conferenciante afirmó que es un colectivo muy presente en nuestros días a los que debemos mostrarles que el Evangelio siempre es nuevo y su capacidad de llegar al interior del hombre es eterna.

En definitiva, Torralba aclaró que la Nueva Evangelización tie-ne que ser un momento oportuno para profundizar en lo que creemos

y por eso, animó a todos los pre-sentes a no tener miedo a transmitir públicamente su fe, a salir fuera de sus entornos, y a tener en cuenta que los cristianos están llamados a ser “sal de la tierra” en el mundo.

“Los escenarios de la Nueva Evan-gelización” fue el tema tratado en los cuatro talleres de trabajo, que fue-ron presentados por el Subdirector General de la Fundación San Pablo CEU, José Morillo-Velarde. En ellos, participaron como moderadores el Decano de la Facultad de Filosofía y Letras de la UCO, Eulalio Fernán-dez; el profesor de Ética Empresarial de ETEA, Eduardo Ibáñez; la jefa de informativos de Cadena Cope Cór-doba, Natividad Gavira; y la direc-tora del colegio Jesús Nazareno de Aguilar, Concepción Iglesias.

Centrándose en el título “Dios si-gue yendo al cine” tuvo lugar la jor-nada de la tarde. El crítico de cine y Presidente del Círculo de Escritores Cinematográficos, Jerónimo José Martín, ofreció una conferencia au-diovisual, en la que fue desgranando a través de distintas proyecciones cinematográficas el papel de Dios y de la Iglesia en las pantallas.

A continuación, se celebró una mesa redonda, titulada “Actuar en el escenario”, en la que los asistentes aportaron sus conclusiones acerca de los talleres. Posteriormente, las jornadas fueron clausuradas.

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Con motivo del XVIII aniversario del fallecimiento de Mons. Álvaro del Portillo, Obispo, Prelado del Opus Dei, el pasado viernes 23 de marzo, en la Parroquia de San Juan y Todos los Santos (La Trinidad), tuvo lugar una Solemne celebración Eucarística en sufragio por el alma de este Siervo de Dios.

La ceremonia fue oficiada por el sacerdote Juan Luis Selma, quien destacó en la homilía una de las muchas virtudes de D. Álvaro del Portillo: “hacer amable la verdad”.

VidaEn 1935 se incorporó al Opus Dei, fundado por san Josemaría Escrivá de Balaguer el 2 de octubre de 1928. Vivió con fidelidad plena la vocación al Opus Dei, mediante la santificación del trabajo profesional y el cumplimiento de los deberes ordinarios, y desarrolló una amplia actividad apostólica entre sus compañeros de estudio y de trabajo.

El 25 de junio de 1944 fue ordenado sacerdote. Des-de entonces, se dedicó enteramente al ministerio pas-toral, en servicio de los miembros del Opus Dei y de todas las almas. El 15 de septiembre de 1975 fue elegi-do primer sucesor de San Josemaría.

El 28 de noviembre de 1982, al erigir la Obra en Pre-

latura Personal, el Santo Padre Juan Pablo II le nom-bró Prelado del Opus Dei, y el 6 de enero de 1991 le confirió la ordenación episcopal.

En la madrugada del 23 de marzo de 1994, pocas ho-ras después de regresar de una peregrinación a Tierra Santa, el Señor llamó a Sí a este siervo suyo. La mañana precedente había celebrado su última Misa en el Cená-culo de Jerusalén.

CELEBRACIÓN EUCARÍSTICA EN SUFRAGIO POR EL ALMA DEL SIERVO DE DIOS MONS. ÁLVARO DEL PORTILLO, OBISPO, PRELADO DEL OPUS DEI

Este año comenzó en el Santuario y se siguió alrede-dor del mismo acompañado por hermanos y fieles, con oraciones y cantos populares. Se hizo memoria de los pasos de Cristo hacia el Calvario en el precioso paraje de la Sierra cordobesa. Todas las estaciones tenían una perspectiva mariana, pues se evocaban los sentimien-tos de María en el camino de la cruz de su Hijo.

LAURA TABERO

LA HERMANDAD DE LINARES REZA EL VÍA CRUCIS

Como es tradicional, el domingo anterior a la Semana Santa, se reza el Vía crucis en la Hermandad de Ntra. Sra. de Linares.

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ANTONIO GILPárroco de San Lorenzo

Personajes buenosde la Pasión

Llega la Semana Santa, la celebración de los grandes misterios de la pasión, muerte y resurrección de Cristo, en el interior de los templos, en la esplen-dorosa liturgia de la Iglesia, pero tam-bién en nuestras calles a través de la religiosidad popular, protagonizada por nuestras Hermandades y Cofra-días. Ante el drama de la pasión, po-demos preguntarnos: ¿acaso no hubo personajes buenos, corazones afli-gidos, algún gesto de belleza moral? He aquí algunos de esos “personajes buenos”, con su hermosa lección de amor para cada uno de nosotros.

La esposa de Pilato: “Deja en paz a ese inocente”, será el recado que envía a su marido. Por fin, se oye una palabra digna, favorable a

al trasluzJesús. Ella es, sin duda, una hono-rable matrona romana, una esposa fiel y cariñosa, una discreta ama de casa, y, desde luego, un alma sensi-ble, una conciencia recta. Lo de “los sueños” es un decir de la época. Se trata de un presentimiento, de una intuición espiritual. Para ella, Jesús es un hombre justo.

Simón de Cirene: “A uno que pa-saba por allí, un tal Simón, natural de Cirene...” le obligaron a llevar la cruz. Un hombre de pueblo, un trabajador del campo, una persona corriente y normal. Las cruces casi siempre nos vienen sin quererlas. Aceptar la cruz significa ponerse como Jesús, en ma-nos de Dios, fiarse de Él, obedecerle hasta el final, sentirse hijos del Padre. Seguro que el gesto de aquel hombre fue manantial de gracias en su vida.

Las mujeres de Jerusalén: “Le se-guían una gran multitud del pueblo y de mujeres”, a las que Jesús, vol-

viéndose, les dijo: “No lloréis por mí; llorad más bien por vosotras y por vuestros hijos”. Otra pincelada de amor en la vía dolorosa. La verdad es que aquellas mujeres dieron la cara por Jesús y Jesús dejó su rostro en el lienzo de la Verónica.

El buen ladrón: “El otro malhechor dijo a Jesús: Acuérdate de mi cuan-do llegues a tu reino”, escuchando la más directa y hermosa respuesta de salvación: “Hoy estarás conmigo en el paraíso”, que hace saltar de júbilo a todos los pecadores de la historia. Ese “hoy” es para todos nosotros, porque estar con Cristo es “situarnos” ya en el paraíso.

Juan evangelista: “Después dijo al discípulo: Ahí tienes a tu madre”, y Juan recibió el premio a su presencia junto a la cruz. ¡Qué hermosa lección para nosotros! Aguantar con valentía, sin huir, sin desdecirnos de nuestra fe, a pesar de las agonías lacerantes.

En torno a 100 niños y niñas, se beneficiarán de este servicio de caridad con el almuerzo, de lunes a viernes, a lo largo del presente curso escolar.

Gracias a la caridad de muchas personas, de la Dió-cesis de Córdoba y de Picota, se ha podido cubrir esta necesidad básica de alimentación atendiendo espe-cialmente, a aquellos niños y adolescentes que viven una situación familiar difícil, por ser huérfanos, tener muchos hermanos y apenas recursos económicos, su-friendo en muchos casos, desnutrición.

Con el apoyo de los colegios pertenecientes a la Obra Pía Santísima Trinidad, podrán contar con una ayuda estable para hacer frente a los gastos del comedor. Asimismo, los niños pertenecientes a los colegios de la Trinidad y sus padres se han com-prometido a “adoptar” por un año a un niño/a y “sentarlo a su mesa”, como uno más de la familia. Se trata de una iniciativa con la que se podrán es-trechar lazos de fraternidad con aquellos hermanos que más sufren.

Por todo ello, los misioneros que se encuentran en la pre-latura de Moyobamba quieren dar las gracias en nombre de las familias a las que pertenecen los niños del comedor, a todos aquellos que han hecho posible este proyecto.

APERTURA DEL COMEDOR “SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS”El pasado día 12 de marzo, se inauguró el Comedor Popular “Sagrado Corazón de Jesús” en la misión diocesana de Picota (Prelatura de Moyobamba), Perú.

Viaje-Peregrinacion a LisieuxFRANCIA Y BENELUX • Del 3 al 10 de julio de 2012

SECRETARIADO DIOCESANO DE PEREGRINACIONESC/ Torrijos, 12 • 14003 CÓRDOBATel.: 957 496 474 - Ext. 415

Parroquia de Santa MarinaPlz. de Santa Marina, s/n • 14001 CÓRDOBA

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domingo de ramos

Sentido del díaSemana Santa en el 2012. Esta semana de la pasión, muerte y re-surrección de Cristo la vamos a recordar guiados por un maestro de maestros, un maestro de santos, un ya anunciado Doctor de la Iglesia: San Juan de Ávila quien como nadie supo contemplar vi-viendo y vivir contemplando el misterio de la Pasión del Señor.

Con él nos adentramos en la bulliciosa mañana del Do-mingo de Ramos entre los muchachos y la muchedumbre. Y como en los Ejercicios ignacianos: “vemos lo que hacen, oímos lo que dicen como si presentes nos halláramos”.

Con júbilo y curiosidad también preguntamos como pregun-taron los discípulos “¿por qué desatáis el borrico?”, “Porque el Señor lo necesita”, fue la respuesta a la demanda curiosa.

A la Iglesia hoy también le hacen preguntas curiosas como la del borrico desatado y es que la Iglesia actúa como los dis-cípulos que son enviados a preparar la Pascua y no tienen más respuesta que ésta: “El Señor lo necesita”.

“Bendito el que viene y nos trae la misericordia de Dios”. “El Maestro está aquí y te llama”. Bienvenido seas, Santo maestro, Doctor Ecclesiae, Magister Sanctorum.

MARCELINO PRIEGO

El Domingo de Ramos tiene múltiples significados: La alabanza y el canto, la ilu-

sión y el amor, la sencillez, la hu-mildad y la humanidad. El grito y el dolor, el desgarro y la soledad, la escucha del Mesías siervo y la suer-te del profeta de la vida. El siervo escucha a Dios y a su vez grita para ser escuchado, obedece la Palabra de Dios, se deja humillar y al fi-nal de todo su proceso es auxilia-do por Dios (Is 50, 4-7). San Pablo explica estas dos características del Servidor del Señor trasponiendo a Cristo, su humanidad unida a su humillación de someterse de ma-nera libre a la muerte, el martirio de los malditos, y así confirma su Encarnación; pero Dios mismo lo ensalza por su Nombre, para que al nombre de Jesús todos los reco-nozcan como Señor. Así afirma que Cristo es verdadero hombre y ver-dadero Dios (Flp 2, 6-11).

El Maestro escuchó en su entrada en la ciudad santa de Jerusalén, una oración bellísima, proclamada por

los orantes siglos atrás y que ahora se actualizaba en su propia persona: Bendito el que viene en el nombre del Señor. Jesús es bendito porque está colmado por la gracia divina y viene como el enviado autorizado del Señor. La muchedumbre reco-noce la autoridad de Jesús y la legi-timidad de su actuación.

Jesús vive en sí mismo la desven-tura del oprobio y la sin razón del sufrimiento. Judas, le ha traicionado, Pedro lo niega tres veces, los demás se han marchado. Los otros sólo le miran despreciando su persona y arrastrando su pasión al sufrimiento de la muerte. El único resorte es el Padre. La muerte se acerca y el la-mento hace su aparición de manera despiadada. Jesús abandonado por todos quería aferrarse a Dios. Y solo a Él dirige la súplica. El grito del crucificado a Dios es ahora la ora-ción intensa del crucificado, cuando se avecinan las horas de las tinieblas y la muerte aparece en la existencia humana del profeta. La expresión ¡Dios mío, Dios mío! ¿por qué me

has abandonado? es el lamento del que ha puesto toda su confianza en el Señor. La tribulación envuel-ve a Jesús, pero el profeta se dirige a Dios como los pobres suplican a quien puede liberarles de su dolor. El grito de Jesús no es sino para ex-presar su adhesión a la voluntad del Padre. El profeta ya ha cumplido su misión terrena. Ahora se abandona al Padre y grita para abandonarse en el misterio de Dios.

El grito del abandonado está diri-gido a Dios. Jesús vive intensamente su agonía. La expresión proclamada por Jesús resuena en todo el espacio infinito del universo, ajeno a la suer-te del profeta. Parece como si el cielo no escuchara su protesta, Dios tiene que acercarse a su Siervo. Todos los lamentos humanos se perciben en la invocación de Jesús. El grito no es una desesperación total sino la ex-presión de una fidelidad inmensa a Dios. Jesús experimenta el silencio del Padre y del mundo. El lamento de Jesús no es una acusación deses-perada sino una oración confiada en Dios (Mc 14,1-15, 47).

ANTONIO LLAMAS VELA

Mc 11, 1-10Is 50, 4-7; Sal 21; Flp 2, 6-11; Mc 14, 1-15, 47

Bendito el que viene en el nombre del Señor

Comentario homilético

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lunes, martes y miércoles santo

San Juan de Ávila en su obra Audi Filia, nº 72, trae una práctica forma de vivir la Pasión en una Se-mana. Cuándo mejor que hacerlo en Semana Santa.

Meditar pues la Pasión en Cristo siguiendo las prácticas espirituales sen-cillas y realistas de cada día que nos da el Santo Doctor y maestro Juan de Ávila, nos lleva hoy, Lunes San-to, a meternos de lleno en “la oración del Señor en el

huerto y el prendimiento y lo que pasó aquella noche en casa de Anás y Caifás” (Audi Filia, 72).

Hoy, Lunes Santo, con Jesús nos metemos en lo profundo de aquella su-blime oración tomando ejemplo para cada día. El lunes comienza siem-pre la semana laboral y amanecemos “con cara de lunes”. Contemplar el rostro de Cristo en su oración, su apresamiento,

sus vaivenes de un sitio a otro, los improperios e interrogatorios exhausti-vos, puede que nos con-siga cambiar a nosotros “la cara de lunes que te-nemos” para mirar y ser mirados como Cristo en su oración.

“Padre mío, si es po-sible que pase de mí este cáliz pero que no se haga lo que yo quiero sino lo que Tú quieres”. Seguro que esto te hará cambiar el rostro y el talante de los lunes.

MARCELINO PRIEGO

Hoy, Martes Santo, de la mano de San Juan de Ávila (Audi Filia, 72) nos acercamos como un niño llevado de la mano de su padre a ver las procesio-nes y mira por dónde, nos encontramos a Jesús en una procesión. No hay cornetas ni tambores. Ni nazarenos ofreciéndoles cera a los críos; sí hay em-pujones para ver y estar en primera fila: La proce-sión en realidad es “con-

templar a Jesús en el ir y venir de un juez a otro, de Herodes a Pilato”, “de acá para allá”, “esto no es mi problema lleva-dlo al otro” y así azota-do, maltratado, escupido, amarrado a una columna y ahí está mientras otros miran”.

Tú y yo podemos estar quizás entre los que mi-ran a Jesús. ¡Ojalá mien-tras miramos nos mire! ¡Una sola mirada de fe

puede salvar al pecador! Miremos a Jesús buscan-do su mirada: Es la mejor forma de mirar buscando y buscar mirando.

Hoy, Martes Santo, celebramos la Misa Cris-mal. Ver a Cristo en el ministerio. Ver en los sa-cramentos el colirio que nos abra los ojos para ver, el bálsamo que nos cure la dureza, el perfume que permita ir llevando “gra-tis lo que hemos recibido gratis”: el buen olor de Cristo.

MARCELINO PRIEGO

“El Miércoles, cómo fue coronado de espinas y es-carnecido, sacándolo con una vestidura de grana y una caña en la mano para que todo el pueblo lo viese y dijeron: «Ecce Homo»”.

Con estas palabras reco-mienda San Juan de Ávila a doña Sancha Carrillo que medite la pasión los miér-coles. Este Miércoles Santo nos invita a nosotros a mi-rar el rostro dulce y sereno de nuestro amado Nazare-

no. El dulce rostro sereno del “que me amó hasta en-tregarse por mí”.

¡Oh rostro ensangrenta-do de Cristo el Señor! ¡Oh rostro avergonzado de mí pecador! Sentir vergüen-za de ir a Tu rostro con mi rostro. ¡Hay que tener rostro! (como dice la gente, cara dura) para mirar este santo rostro sin sentir ver-güenza propia.

¡Contemplar el rostro ensangrentado y machaca-

do de Cristo sin que nos dé el más mínimo pudor cuando el rostro del hom-bre es manchado por el hombre! ¡Pensar que desde que Dios se hizo hombre por la encarnación Dios no tiene más rostro que el ros-tro del hombre!

Ecce Hommo: éste es el hombre. “Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza”. “Lo que ha-gáis a uno de estos a mí me lo hacéis”. “Tu rostro bus-co Señor, no me escondas Tu rostro”.

MARCELINO PRIEGO

Lunes Santo

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estación de penitencia

En este curso en el que el Papa Benedicto XVI ha declarado el “Año de la fe” para la Nueva Evangelización con el objetivo de dar un renovado impulso a la misión de la Iglesia, las Hermandades, como parte viva de la Iglesia, tienen la misión y el reto de evangelizar.

Ante la inminencia de la Se-mana Santa muchos os pre-guntaréis cuál es el papel

de las Hermandades y Cofradías en el seno de la Iglesia y cómo deben actuar las mismas ante la Nueva Evangelización.

Nos encontramos en una épo-ca difícil, donde muchas veces los cristianos nos sentimos persegui-dos. La sociedad actual sufre un proceso progresivo de descristia-nización, una vida alejada de Dios y la pérdida de valores es más que preocupante.

Comentaba Mons. Munilla, obispo de San Sebastián, en unas de sus últimas visitas a nuestra ciudad “la suerte” que tenía An-dalucía de tener tan arraigadas a las Hermandades y de ser el mo-vimiento más grande que tiene la Iglesia en el sur. Efectivamente, son un cauce perfecto para evan-gelizar al contar entre sus compo-nentes un amplio segmento de la población como familias, niños, jóvenes y adultos.

Las Hermandades y Cofradías son asociaciones de fieles que tie-

nen una vocación de vivir la fe, de transmitir el Evangelio y de amar a Jesucristo.

En los próximos días las calles de nuestra ciudad, acompañados de un intenso olor a incienso y aza-har, serán el escenario idóneo para enseñar al pueblo cristiano de una forma visual y estética la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor. Los cofrades tenemos la obligación, y no sólo en estos días, de anunciar el Evangelio y dar un verdadero ejemplo de vida cristiana.

Las Estaciones de Penitencia son el culmen a un año intenso de traba-jo, físico y espiritual, en las diferen-tes hermandades. No sólo debemos montar los pasos, fundir la cera, o encañar el clavel, también debemos prepararnos espiritualmente y lim-piar nuestra alma acudiendo al Sa-cramento del Perdón.

Hoy día las Hermandades deben de fomentar dos aspectos bajo mi punto de vista fundamental: la Ca-ridad y la Formación.

En relación a la Caridad hay que resaltar que las diputaciones de obras sociales de las Hermandades están respondiendo sobradamen-te ante las necesidades que actual-

mente están surgiendo, fruto de la crisis en la que estamos inmersos. Muchas están haciendo unos es-fuerzos por encima de sus posibili-dades colaborando con las Cáritas parroquiales o proyectos en países de misión.

Pero quizás donde más hay que trabajar es en la Formación. Ésta debe ser la mejor herramienta a de-sarrollar que tienen las Cofradías en la Nueva Evangelización. En la Carta Apostólica Novo millenio ineunte (06/01/01) el Beato Juan Pablo II nos decía que “Quien ha

Las Hermandades y Cofradías son asociaciones de fieles que tienen una vocación de vivir la fe, de transmitir el Evangelio y de amar a Jesucristo.

Las Hermandades y Cofradías ante la Nueva Evangelización

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estación de penitencia

encontrado verdaderamente a Cris-to no puede tenerlo sólo para sí, debe anunciarlo. Es necesario un nuevo impulso apostólico que sea vivido, como compromiso cotidiano de las comunidades y grupos cristianos”.

Nosotros, los cofrades, que he-mos encontrado a Cristo, debemos anunciarlo y qué mejor nexo que la Hermandad y saber transmitirlo a todos los miembros pertenecien-tes a ella, desde el hermano más joven hasta el hermano con más antigüedad.

Hay que acercarse a ellos y ofre-cerles una formación en la que pue-dan desarrollar su fe, evangelizar-los y animarlos a llevar una vida cristiana comprometida.

Debe ser un objetivo prioritario para todos los Cabildos de Oficia-les la Formación cristiana. Hay que involucrar a los Párrocos y Consi-liarios en esta labor y fomentar la participación de los hermanos en las catequesis, prepararse para reci-bir el Sacramento de la Confirma-ción, charlas, retiros que se ofrez-can no sólo en la Hermandad sino también en la Parroquia. Nunca debemos olvidar que la Herman-dad debe ser un núcleo activo de fieles en la Parroquia.

La Diócesis también nos ofrece la posibilidad de ampliar nuestra Formación a través del Instituto Superior de Ciencias Religiosas Beata Victoria Díez. Éste debe ser un instrumento de Formación re-ligiosa que nos permita un mayor conocimiento de la naturaleza de nuestra Semana Santa como me-dio evangelizador en nuestros días, para que cuando el hermano naza-reno se revista su túnica y cubra su rostro con el antifaz sepa realmente lo que está haciendo y viva la Es-tación de Penitencia con fe y no como un acto lúdico-social.

Por último incidir especialmen-te en la Formación de los jóvenes cofrades. Ellos son el futuro de la Iglesia y de las Hermandades y tie-nen que conseguir que la Semana Santa sea año tras año una inefable manera de evangelizar por las calles de Córdoba.

JOSÉ A. SALAMANCA NAVARRO

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jueves santo

Sentido del día

Comentario homilético

Así aconseja San Juan de Ávila en el “Audi Filia” vi-vir espiritualmente el Jueves Santo:

“El jueves, no le podemos quitar su misterio muy ex-celente: conviene saber cómo el Hijo de Dios con pro-funda humildad lavó los pies a sus discípulos y después les dio su Cuerpo y Sangre en manjar la vida mandán-doles a ellos y a todos los sacerdotes que habían de venir que “hiciesen lo mismo en memoria suya” (Lc 22, 9).

“Hállate pues, presente en aquel lavatorio admirable y en tan excelente convite y espera en Dios que no sal-drás sin lavar ni muerta de hambre” (Audi Filia 73).

Éste es el sentido del día dado ya hace quinientos años por el próximo Doctor de la Iglesia. Así explicaba y es-peraba el sentido de lo que él mismo vivía y celebraba como lo venía haciendo la Iglesia desde siempre.

Este Jueves Santo del 2012 viene marcado por San Juan de Ávila en su año de proclamación doctoral.

Hay que evangelizar de nuevo como él, con pala-bras de ayer hoy y siempre, como es Jesucristo: el mismo ayer hoy y siempre.

MARCELINO PRIEGO

La fiesta de la Pascua judía conme-moraba el paso del Señor. La noche pascual era la fiesta de la salvación de los primogénitos de los hebreos. La Pascua significaba el recuerdo de la liberación de la esclavitud de Egipto. Todo ello era celebrado en una cena. Se sacrificaba un corde-ro sin tacha, al atardecer, y untaban con su sangre el dintel y las jambas de sus casas, comían el cordero la misma noche (Ex 12, 1-8. 11-14). La Pascua judía prefigura la Pascua cristiana. El Cordero inmolado es Cristo sacrificado en el marco de la fiesta judía. La Pascua es la Cena del Señor para los creyentes desde los orígenes del cristianismo, como el misterio de la salvación. La Eucaris-tía es la tradición de la Nueva Alian-za y en ella se anuncia la muerte del Señor (1 Cor 11, 23-26). Esta tarde Santa recordamos los tres gestos su-blimes de Jesús: La Eucaristía como la Nueva Pascua de la vida, el sa-cerdocio, como ministerio de amor que sirve a todos generosamente y

el mandato nuevo, como norma de oro del cristianismo, proclamado por Jesús mismo.

El amor de Jesús por los suyos se expresa en el lavatorio de los pies. Este suceso ocurre evidentemente en el marco de la cena de Pascua. San Juan, a diferencia de los evangelios sinópticos, no describe la institución Eucarística. Está más preocupado por mostrar el servicio como un acto de amor, es decir, Jesús da a los discí-pulos la prueba de su gran ministerio servidor: El amor. Este es el camino de la misericordia. Jesús, el Maestro y el Señor, realiza un acto sublime de amor en este gesto con los suyos. El lavatorio de los pies ejemplifica, no sólo el hecho de lavar los pies a los discípulos, sino manifestar la ge-nerosidad suprema de su amor. El amor supera todas las barreras. No es mayor el que manda sino el que se hace como Jesús, es decir, el servidor de todos. En esto consiste el amor de los unos a los otros. El ejemplo del Maestro debe ser imitado por los

suyos. Porque si yo el Maestro y el Señor he hecho esto, cuanto más vo-sotros debéis lavaros los pies unos a otros (Jn 13, 14).

El evangelista Juan presenta el amor, como la norma suprema de la gratuidad de Cristo. La misericor-dia consiste en el ejercicio acendra-do del amor, con las constantes de las obras de la misma caridad. Solo así es posible entender el evangelio como Palabra, más aún, entender a Cristo como vida. El evangelio es la vivencia y la práctica del amor a Dios y a los hermanos. Este amor no es una realidad pasajera de momentos inolvidables, sino la vivencia diaria, la actitud constante del servicio, la apuesta por los otros, la solidaridad y la hospitalidad, la disponibilidad y la entrega total. Solo así se compren-de el ejercicio de la misericordia. Las entrañas de misericordia, para dar a cada uno una palabra de aliento con el hermano débil y desesperado. La Iglesia sólo es comprensible desde los auspicios siempre nuevos del amor (Jn 13, 1-15).

ANTONIO LLAMAS VELA

Ex 12, 1-8. 11-14; Sal 115; 1 Cor 11, 23-26; Jn 13, 1-15

Los amó hasta el extremo

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viernes santo

Sentido del día

Comentario homilético

El Viernes Santo, siguiendo al maestro Ávi-la hay que pasarlo con gran llanto pensando cómo el Señor fue “presentado ante el juez y sentenciado a muerte y llevó la cruz sobre sus hombros y después fue crucificado en ella con todo lo demás que pasó hasta que encomen-dó su espíritu en las manos del Padre y murió (Audi Filia 72).

Cualquier Viernes Santo de nuestros pue-blos vive así, como quiere el Santo Doctor y maestro, esta jornada. Por humilde y sencilla que sea ¿qué pueblo o aldea no procesiona hoy a una imagen del Nazareno: Jesús con la cruz a cuestas? El pueblo cristiano sencillo y creyente lo llama así: Nuestro Padre Jesús Na-zareno. ¡Qué menos!

Y no hay Viernes Santo sin la imagen bendita de la Virgen en su dolor acompañando a Jesús. El pueblo llano la acompaña así: “Capitana de la Angustia: no quiero que sufras tanto”.

MARCELINO PRIEGO

La figura del Siervo del Señor es una prefiguración de Jesús, el profeta de la vida y una imagen sin igual del silencio para el sacrificio. Las prerrogativas del Siervo se cum-plen en Jesucristo, como realidad cumplida y acontecida. Jesús va a la muerte, al sacrificio por todos los hombres, como un siervo, a imagen de un cordero que no abrió la boca, sino que se sometió de manera vo-luntaria al sacrificio y al martirio. Pero a diferencia del profeta Isaías, la muerte de Cristo como ejecución penal de una sentencia injusta, ha quedado transformada en sacrificio perfecto y se ha convertido en el acontecimiento más decisivo de la historia humana (Is 52, 13-53, 12).

Cristo se ha hecho semejante en todo a los hombres, menos en el pecado. Jesús ha sido probado y tentado, pero no ha pecado. Él se ofreció como víctima sin tacha. Por este hecho ha sido coronado en tro-no de gracia y nos acercamos a Él con libertad. Esta libertad se dice

en razón de su sometimiento a la voluntad del Padre, es decir, Aquel que podía salvarlo de la muerte. Cristo se somete dolorosamente a la voluntad divina. La Pasión de Cristo no es solamente una oración de súplica al Padre, sino una ofren-da. Dios hace la voluntad de Cris-to, porque le escucha. La oración de Jesús fue escuchada en la resu-rrección y así su súplica obtuvo la fuerza de superar su angustia y en-frentarse a la muerte, porque todo el que ora se abre a la voluntad de Dios. De ahí que su ofrenda sea perfecta (Hb 4, 14-16; 5, 7-9).

San Juan contempla la vida y la obra de Jesús, el Cristo, como la mi-sión encomendada por el Padre. Je-sús es el Enviado del Padre y como tal ha realizado la obra del Padre. Toda la vida de Jesús a través de la narrativa del Cuarto Evangelio y por lo tanto del relato de la Pasión está enriquecida por el recurso cons-tante a la Palabra de Dios. El Evan-gelio de San Juan está adornado de

citas y alusiones al Primer Testa-mento. Bajo este aspecto, el evan-gelista continúa un proceso natural de actualización en función de los hechos de la historia de Jesús. Y de este modo, el autor relee muchos re-cuerdos de Jesús a la luz del primer Testamento, que encuentra en él su cumplimiento. Todo el relato de la Pasión y muerte de Jesús es un cum-plimiento de la Escritura Santa que adquiere su plenitud en la persona de Cristo y que sitúa a los lectores en presencia de la novedad definitiva que acontece en la persona del Hijo de Dios. Cristo es la Escritura cum-plida, sustituida por su novedad, superada y culminada. Esta realidad provoca una proclamación de fe que no es solamente material, sino la co-incidencia literal con el sentido del Primer Testamento que identifica a Jesús con el Cordero Pascual y con la profecía de Zacarías: «Mirarán al que traspasaron» (Zc 12, 10). Así se entrevé al mismo Cristo, como Rey y Señor del Nuevo Israel que funda con su sangre (Jn 18, 1-19, 42).

ANTONIO LLAMAS VELA

Is 52, 13-53, 12; Sal 30; Hb 4, 14-16; 5, 7-9; Jn 18, 1-19, 42

Todo está cumplido

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semana de pasión

GASPAR BUSTOS ÁLVAREZDelegado para el CleroORAR

1. “La noche santa no la debemos dormir” Así se canta en nochebuena. Así se canta en la noche de

Pascua. “La noche es tiempo de salvación: así a diario lo cantamos en la oración litúrgica. Velar es propio del cristiano: “Velad y orad para no caer en la tentación”.

2. Desde los primeros tiempos de la Iglesia tal no-che como ésta, la del Jueves Santo, los cristianos

procuraban pasarla sin dormir en vigilia, ayunos y ora-ciones. Así lo atestigua el relato de Egeria en el S. IV en Jerusalén.

3. En el decurso de los siglos y en el desarrollo de la liturgia, tras la Misa de la Cena del Señor (hasta el

Concilio Vaticano II por la mañana) se hacía el solemne traslado de la Eucaristía hasta el lugar de la reserva que en esta ocasión se llamaba el “Monumento”, palabra la-tina “monumentum”, que trae a la memoria el sepulcro, uniendo así la real presencia eucarística y la cruz del cal-vario. Es la expresión más conseguida del sentido de la Misa: actualización del misterio de la redención.

4. Así las cosas, antes todo el día del Jueves Santo era un desfile de monumento en monumento

para visitar al Señor. Eran las “visitas a los sagrarios” de antes del Concilio Vaticano II, tan vistosas como piadosas y que aún hoy se siguen haciendo pero ya en la noche del Jueves Santo y en la mañana del Viernes Santo. Es una forma de prolongar en oración y con-templación lo vivido en la Misa de la Cena del Señor que fue el prólogo de la Pasión que la Iglesia celebra.

5. Una sana costumbre podría ser seguir los conse-jos de San Juan de Ávila en el “Audi filia”. To-

mar el Evangelio de San Juan al atardecer del Jueves Santo, abrirlo por el capítulo 13 y seguir con el texto a modo de guía espiritual hasta el Domingo de Pascua por la mañana. Una forma preciosa de seguir paso a paso, corazón a corazón, los sentimientos de Cristo, como dice San Juan: “Sabiendo que había llegado la hora de pasar de este mundo al Padre”. Pasar es igual a Pascua. Es la Pascua del Señor. La Pascua se pasa en vela. El Señor va a pasar, ¡alerta!

MARCELINO PRIEGO

Jueves Santo Noche: Noche de Vela

catequesis viva. El aspecto cultural no puede, ni debe solapar el sentido religioso auténtico que estas celebra-ciones significan. Sería desnaturali-zarlas. Hemos de reclamar una ma-yor profundidad de la experiencia. A través de esa celebración exterior las imágenes y su significado nos ayu-dan, sobre todo al pueblo sencillo, a penetrar en los misterios redentores. Las imágenes son bellas y bellamente presentadas, son expresión de acon-tecimientos salvadores de la vida de Jesús y de María Santísima; nos ha-blan de dolor, de amor, de paciencia, de paz… La cera ardiendo, las flores de los pasos, los hermosos y ricos

mantos son ofrendas de amor, expre-sivas en sí. Hay quienes dan su pro-pio sudor y esfuerzo, los costaleros. Escondidos, pero generosos, hacen posible el desfile del paso. Todas son expresiones de fe y de amor, sencillas pero son fe. Con todo, hay que dar más “pasos” llevando al corazón un deseo y una praxis sacramental que nos incorpore al Cristo vivo, que nos espera cada semana en la Misa domi-nical, en la Adoración Eucarística, en el secreto y reparador confesonario y en los pobres que nos hacen presente al Señor que sufre. Hagamos santa-mente la Semana Santa, por dentro y por fuera.

Entramos en la llamada Semana Santa. En ella celebramos los gran-des misterios cristianos: la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo. Con intensidad de oración debere-mos acercarnos a estas celebraciones. Recordemos que no se trata, sólo ni principalmente, de lo exterior sino que nos deben llegar al alma, a nues-tro mundo interior, donde se realiza nuestra verdadera vida en Dios. Es-tas celebraciones tienen ciertamente una proyección exterior y popular. A través de las imágenes procesiona-das el pueblo vive su fe y recibe una

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sábado santo

“¿Qué es lo que hoy su-cede? Un gran silencio envuelve la tierra; un gran silencio porque el Rey duerme. «La tierra temió sobrecogida» por-que Dios se durmió en la carne y ha despertado a los que dormían desde antiguo. Dios en la carne ha muerto y el Abismo ha despertado.

Va a buscar a nues-tro primer padre como si fuera la oveja perdida. Quiere absolutamente visitar «a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte». Él, que es al mismo tiempo Hijo de Dios, hijo de Eva, va a li-brar de su prisión y de sus dolores a Adán y a Eva.

El Señor, teniendo en sus manos las armas ven-cedoras de la cruz, se acer-ca a ellos. Al verlo nues-tro primer padre Adán, asombrado por tan gran acontecimiento, exclama y dice a todos: Mi Señor esté con todos. Y Cris-to, respondiendo, dice a Adán: Y con tu espíritu. Y tomándolo por la mano le añade: «Despierta tú que duermes, levántate de en-tre los muertos y Cristo será tu luz».

Yo soy tu Dios que por ti y por todos los que han de nacer de ti me he hecho tu hijo; y ahora te digo: tengo el poder de anun-ciar a los que están enca-denados: Salid; y a los que se encuentran en las tinie-blas: iluminaos; y a los que dormís: levantaos.

A ti te mando: «des-pierta tú que duermes», pues no te creé para que permanezcas cautivo en el Abismo; «levántate de entre los muertos», pues yo soy la vida de los muertos. Levántate, obra de mis manos; levánta-

te, imagen mía, creado a mi semejanza. Levántate, salgamos de aquí porque tú en mí, y yo en ti, for-mamos una sola e indivi-sible persona.

Por ti yo, tu Dios, me he hecho tu hijo; por ti yo, tu Señor, he revesti-do tu condición servil; por ti yo, que estoy so-bre los cielos, he venido a la tierra y he bajado al

Abismo; por ti me he he-cho hombre, «semejante a un inválido que tiene su cama entre los muertos»; por ti que fuiste expul-sado del huerto he sido entregado a los judíos en el huerto, y en el huerto he sido crucificado. Con-templa los salivazos de mi cara que he soportado para devolverte tu pri-mer aliento de vida; con-

templa los golpes de mis mejillas que he soportado para reformar de acuerdo con mi imagen tu imagen deformada.

Contempla los azotes en mis espaldas que he aceptado para aliviarte del peso de los pecados que habían sido cargados sobre tu espalda. Con-templa los clavos que me han sujetado fuertemente al madero; por ti los he aceptado, que malicio-samente extendiste una mano al árbol.

Dormí en la cruz y la lanza atravesó mi costado por ti, que en el paraíso dormiste y de tu costa-do diste origen a Eva. Mi costado ha curado el do-lor del costado. Mi sue-ño te saca del sueño del Abismo. Mi lanza elimi-nó aquella espada que te amenazaba en el paraíso.

Levántate, salgamos de aquí. El enemigo te sacó del paraíso; yo te coloco no ya en el paraíso, sino en el trono celeste. Te prohibí que comieras del árbol de la vida, que no era sino imagen del verda-dero árbol; yo soy el ver-dadero árbol, yo que soy la vida y que estoy unido a ti. Coloqué un querubín que fielmente te vigilará; ahora te concedo que el querubín, reconociendo tu dignidad, te sirva.

El trono de los queru-bines está preparado, los portadores atentos y preparados, el tálamo construido, los alimentos prestos, se han embelle-cido los eternos taberná-culos y las moradas, los tesoros abiertos y el rei-no de los cielos que exis-te antes de los siglos está preparado.”De una homilía antigua sobre el grande y santo Sábado (PG 43, 439. 451. 462-463)

Descenso del Señor a los infiernos

Oración

Señor todopoderoso, cuyo Unigénito descendió al lugar de los muertos y

salió victorioso del sepulcro:te pedimos que concedas a todos tus fieles, sepultados con Cristo por el

bautismo, resucitar también con él a la vida eterna.

Por nuestro Señor Jesucristo,que vive y reina contigo en la unidad el Espíritu Santo y es Diospor los siglos

de los siglos.

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