Imaginativa y nacimientos prodigiosos en algunos textos ... · Francés A. Yates, Giordano Bruno y...

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CRITICÓN, 69, 1997, pp. 21-31. Imaginativa y nacimientos prodigiosos en algunos textos del Barroco Javier González Rovira Barcelona Para Mireia Como hemos puesto de relieve en otra ocasión 1 , una creencia fuertemente arraigada en el pensamiento renacentista fue la del poder de la imaginativa en el momento de la concepción o durante el embarazo (idea que pervive en nuestros días en las supersticiones populares sobre los antojos femeninos), como parte de una concepción más amplia de las simpatías universales, es decir, el influjo de los astros, las relaciones entre alma y cuerpo, las propiedades de plantas y metales..., que constituyen la base de las doctrinas esotéricas del Renacimiento sobre la magia natural. Confluían en dicha creencia diversas tradiciones científicas, filosóficas y literarias en una compleja cadena de influencias a través de distintas épocas y distintas culturas en torno a una misma idea: la posibilidad de afectar físicamente al embrión o feto mediante la actividad de la imaginación, especialmente la de la madre 2 . Para ello, al lado de los razonamientos y 1 Javier González Rovira, Nacimientos prodigiosos e imaginación en misceláneas eruditas del siglo XVI, comunicación presentada en el Congreso Internacional Luis Barabona de Soto y su época (Lucena, 2-5 de noviembre de 1995), cuyas actas se hallan en proceso de elaboración. Además de las obras del xvi que mencionaremos en estas páginas (Mexía, Torquemada, Huarte de San Juan, Sabuco, Valles y del Río), en nuestra comunicación examinábamos también la Sevillana medicina (siglo XV, pero publicado en 1545) de Juan de Aviñón, el Libro del arte de las comadres o madrinas (1541) de Damián Carbón [vid. ahora la edición preparada por Feo. Susarte, Alicante, Universidad de Alicante, 1995, p. 68), La Torre de David moralizada (1584) de Jerónimo de Lemos y la Silva de varias cuestiones naturales y morales (1587) de Jerónimo de Campos. 2 Aunque ya hemos esbozado una primera aproximación a las fuentes del motivo en nuestro estudio mencionado en la nota anterior (aspecto que esperamos desarrollar en el futuro como parte de un análisis más amplio centrado en el tratamiento de la imaginación a lo largo de la historia), anticipamos una síntesis general de la misma. De algunas fuentes en concreto, no obstante, ofreceremos mayor información en el lugai oportuno. En la compleja transmisión del motivo podemos destacar las siguientes estadios:

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CRITICÓN, 69, 1997, pp. 21-31.

Imaginativa y nacimientos prodigiososen algunos textos del Barroco

Javier González RoviraBarcelona

Para Mireia

Como hemos puesto de relieve en otra ocasión1, una creencia fuertemente arraigadaen el pensamiento renacentista fue la del poder de la imaginativa en el momento de laconcepción o durante el embarazo (idea que pervive en nuestros días en lassupersticiones populares sobre los antojos femeninos), como parte de una concepciónmás amplia de las simpatías universales, es decir, el influjo de los astros, las relacionesentre alma y cuerpo, las propiedades de plantas y metales..., que constituyen la base delas doctrinas esotéricas del Renacimiento sobre la magia natural. Confluían en dichacreencia diversas tradiciones científicas, filosóficas y literarias en una compleja cadenade influencias a través de distintas épocas y distintas culturas en torno a una mismaidea: la posibilidad de afectar físicamente al embrión o feto mediante la actividad de laimaginación, especialmente la de la madre2. Para ello, al lado de los razonamientos y

1 Javier González Rovira, Nacimientos prodigiosos e imaginación en misceláneas eruditas del siglo XVI,comunicación presentada en el Congreso Internacional Luis Barabona de Soto y su época (Lucena, 2-5 denoviembre de 1995), cuyas actas se hallan en proceso de elaboración. Además de las obras del xvi quemencionaremos en estas páginas (Mexía, Torquemada, Huarte de San Juan, Sabuco, Valles y del Río), ennuestra comunicación examinábamos también la Sevillana medicina (siglo XV, pero publicado en 1545) deJuan de Aviñón, el Libro del arte de las comadres o madrinas (1541) de Damián Carbón [vid. ahora laedición preparada por Feo. Susarte, Alicante, Universidad de Alicante, 1995, p. 68), La Torre de Davidmoralizada (1584) de Jerónimo de Lemos y la Silva de varias cuestiones naturales y morales (1587) deJerónimo de Campos.

2 Aunque ya hemos esbozado una primera aproximación a las fuentes del motivo en nuestro estudiomencionado en la nota anterior (aspecto que esperamos desarrollar en el futuro como parte de un análisismás amplio centrado en el tratamiento de la imaginación a lo largo de la historia), anticipamos una síntesisgeneral de la misma. De algunas fuentes en concreto, no obstante, ofreceremos mayor información en el lugaioportuno. En la compleja transmisión del motivo podemos destacar las siguientes estadios:

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las disquisiciones más o menos científicas sobre las facultades del alma y los vínculosentre los elementos del universo, solía traerse a colación algún ejemplo de nacimientoprodigioso causado por una visión (generalmente, una obra de arte presente en lahabitación conyugal) o un pensamiento de la madre (el caso más grave, el recuerdo delrostro del amante). De entre las distintas anomalías posibles, que podían ir desde unamera mancha cutánea hasta graves malformaciones, sobresaldría la del niño nacido depadres blancos con la tez completamente negra a causa de la contemplación de unaimagen durante la génesis, lo que es profundamente revelador de los temores de nuestracivilización.

La perfecta aclimatación de estas tradiciones en España, al margen de curiosostextos medievales de las tres culturas que coexistieron en la Península, alcanzó sumáxima expresión en las misceláneas del siglo xvi: la Silva de varia lección (1540) dePedro Mexía y el Jardín de flores curiosas (1570) de Antonio de Torquemada son losmejores ejemplos de la amplia aceptación de dicha teoría, aunque tuvo también unnotable opositor: el Examen de ingenios (1575) de Juan Huarte de San Juan.

Queremos examinar aquí su pervivencia en el Barroco reseñando varios textos dedistintos, géneros en que hemos podido hallar menciones a los fenómenos de

a) la eugenesia platónica. En Las leyes (775a-c) indica Platón cuál ha de ser la disposición física y anímicade los padres en el momento de la concepción, que puede incidir en la formación del feto. Por otro lado, susideas sobre el dualismo alma-cuerpo expuestas en otros diálogos servirán de base para que los neoplatónicosposteriores, desde Plotino hasta el Renacimiento, fundamenten una doctrina sobre sus posiblesinterrelaciones, en las que la imaginación intervendrá como mediadora.

b) la genética y la psicología aristotélica. En la Historia de los animales (586a) y en la Reproducción delos animales (722a), tras examinar la similitud entre padres e hijos y las posibles desviaciones a la normageneral, relata Aristóteles la anécdota de una mujer que dio a luz un hijo de color debido no a un adulteriopropio, sino de su madre. Por otro lado, aunque nada se indique acerca del poder formativo de laimaginativa, el De anima servirá a sus distintos comentaristas (Avicena, Santo Tomás, Suárez...) como puntode partida para la exposición de ideas al respecto.

c) la medicina antigua. Aunque ya encontramos menciones a los antojos femeninos en Empédocles eHipócrates, sin duda, por su incidencia en la cultura árabe y cristiana medieval, que recoge sus ideas, Galenoes una de las fuentes principales del motivo. En el De theriaca ad Pisonem liber, cuenta la anécdota de unamujer que dio a luz un hijo parecido no a los padres, sino a un cuadro que estaba en la cámara conyugal ysobre el cual se posó la mirada de la madre en el momento de la concepción.

d) la retórica latina y la novela helenística. Dos de las fuentes predilectas durante el Siglo de Oro serán enprimer lugar una oración retórica atribuida por San Jerónimo a Quintiliano (en realidad, se trata de una obrade Calpurnio Flaco), quien relata el caso de una mujer acusada de adulterio por esta causa; y, en segundolugar,,ocupa un lugar preeminente el nacimiento de Cariclea en Las etiópicas de Heliodoro (libs. IV y X).

e) la exégesis bíblica. A partir de los comentarios de San Jerónimo y de San Agustín al episodio delganado de Jacob (Génesis, XXX, 37-39; ver, infra, nota 22), el cristianismo acepta plenamente dichofenómeno hasta nuestros días. Los hitos más destacados durante la Edad Media serán San Isidoro de Sevilla(Etimologías, lib. XII, cap. I, 60), San Alberto Magno y, sobre todo, Santo Tomás de Aquino (Suma contragentiles, lib. III, cap. cm), quien intenta una racionalización del fenómeno a partir de la psicologíaaristotélica. Por otra parte, aparece también en la propia tradición bíblica hebraica, desde el Talmud deBabilonia hasta textos cabalísticos medievales.

Y f) la filosofía hermética. El pensamiento neoplatónico, a partir de Ficino, encontrará en los textosherméticos la justificación mágica de la teoría de las correspondencias entre los distintos niveles del universo.La vis imaginativa aparecerá en numerosos textos (Ficino, Paracelso, Bruno...) como mediadora entre losplanetas o el alma y el cuerpo (vid. Francés A. Yates, Giordano Bruno y la tradición hermética, trad. deD. Bergadà, reimp., Barcelona, Ariel, 1994, passim).

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nacimientos prodigiosos relacionados con la imaginación y la fantasía, conceptosprácticamente equivalentes en la época, representativos tanto de las fuentes detransmisión del motivo como de los intentos de justificación del mismo. Aunque en sumayoría se trate de misceláneas eruditas con una abierta inclinación a la teratología,encontraremos también obras de diversa índole que permiten comprobar la difusióngeneralizada del motivo.

Precisamente, el primer ejemplo que encontramos en el siglo xvn pertenece a unaobra de un género religioso aparentemente alejado de los ámbitos más característicospara el tratamiento de este motivo. Se trata de la Historia eclesiástica, política, naturaly moral de los grandes y remotos reinos de la Etiopia (1610) de Luis de Urreta. Comootras obras del mismo género, consiste en una amplia exposición de las noticias reales yficticias que, desde la Antigüedad, fueron forjando el carácter mítico de dichas tierras,preámbulo para la que sería la segunda parte de la obra, claramente eclesiástica,publicada un año después: la Historia de la Sagrada Orden de predicadores en losremotos reinos de la Etiopia*. De todos modos, el espacio geográfico que inspira lamateria de la obra la hacía especialmente receptiva a una de las fuentes predilectas paranuestro motivo: Teágenes y Cariclea o Las etiópicas de Heliodoro de Émesa, de la queel autor se hace eco al aludir al mito de Andrómeda, en el que se funda todo el«artificioso libro que trata de los amores de Clariquea y Theágenes, por la pintura quetenía la reyna su madre en su aposento de la dicha Andrómeda»4. El episodiorecordado es el nacimiento de la protagonista de dicha novela helenística, Cariclea, niñablanca engendrada por Persina e Hidaspes, reyes de Etiopía, debido a la contemplaciónpor parte de la madre, en el momento de la génesis, de un cuadro en que estabarepresentada la liberación de Andrómeda por Perseo. La niña será abandonada por lamadre, temerosa de la posible reacción del rey, exposición que es el origen último detoda la trama que culmina con el reconocimiento de Cariclea por parte del padre y sucondición de heredera. Se trata, por tanto, de un ejemplo paradigmático del tópico delorigen desconocido del héroe, cuya imitación más conocida es la efectuada porTorquato Tasso en la Gerusalemme liberata (canto XII, ee. 23-24) para el nacimientode Clorinda, aunque tras cristianizar convenientemente el motivo (el cuadrocontemplado representará no a Perseo sino a San Jorge).

Un año después de la obra de Urreta aparece el Tesoro de la lengua castellana oespañola de Sebastián de Covarrubias, cuya definición de la imaginación incluye unabreve referencia a los fenómenos de la aprensión, directamente relacionados con elpoder de la imaginativa según la concepción de la época, como veremos después en untexto de Lope de Vega: «la imaginación haze caso», una «máxima muy recebida»5,

3 Luis de Urreta, Historia de la Sagrada orden de los predicadores en los remotos reinos de la Etiopia,Valencia, 1611 (los ejemplares de la Biblioteca Nacional de esta obra y la mencionada en nota siguientecarecen de portada, por lo que desconocemos el impresor de ambas).

4 Luis de Urreta, Historia eclesiástica, política, natvral y moral de los grandes y remotos reynos de laEtiopia, Valencia, 1610, p. 45.

5 Ofrecemos aquí el texto completo de Covarrubias: «Latine imaginatio, alicuius rei conceptio et fictio,quae mente fit vel imaginatio est quaedam motio per quam nobis simulacra quaepiam in anima gignuntur; abAristotele intellectus passivus nuncupatur. Lo demás tocante a materia física, se remite a los filósofos. Nopassarle por la imaginación una cosa es no aver tenido pensamiento della ni primer movimiento. Laimaginación haze caso, es máxima muy recebida. Imaginar, pensar. Imaginable, lo que puede caber en la

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cuya significación podemos encontrar en otra de las más importantes lexicologías denuestra lengua, el denominado Diccionario de autoridades:

La imaginación hace el caso. Proloquio que explica la fuerza de la aprensión y que en muchos,por la viveza de la imaginación, no son las cosas lo que son, sino lo que se aprehende. Lat.Apprehensio facit casunt.6

Pero mayor interés tienen para nuestro propósito las correcciones e interpolacionesde Remigio Noydens en la segunda edición del Tesoro (1673), quien añade un textomás amplio que la definición de Covarrubias, dedicado íntegramente a la aprensióndurante el embarazo y que nos permite descubrir algunas de las fuentes del motivo, asícomo las distorsiones de su transmisión:

Tratando Avicena, lib. 2, de las imaginaciones animales, dize que hazen tanta mudança en lascosas naturales que acontece que la criatura sea semejante a la cosa misma que la madreestava imaginando al tiempo de concebir. Lo qual también prueba San Agustín, lib. 2, DeCivitate Dei, diziendo que una muger blanca, concibiendo de hombre blanco, vino a parir unnegro, porque al tiempo de el concebir tenía la imaginación y vista en la figura de un negroque en un paño de pared estava pintada y que la criatura le parecía propiamente. Y Aristótelesy Plinio refieren que el famoso poeta Vizantino, siendo sus padres blancos, nació negro por lacausa referida.7

Destaquemos, en primer lugar, la mención a Avicena. En la cultura árabe medieval,las ideas médicas de Galeno sobre la imaginación fueron ampliamente aceptadas, comovemos en Alkindi {De radiis stellicis), Avicena (Canon medicinae), Algacel e, incluso,Ibn Hazm de Córdoba (El collar de la paloma). Curiosamente, la traducción medievalde las obras de Algacel y, en especial, de Avicena, supondrá una recuperación delmotivo en el ámbito occidental, convirtiéndose en autoridades indiscutibles8. Ensegundo lugar, Noydens, inspirándose con toda probabilidad en el Jardín de florescuriosas de Torquemada, remite erróneamente a San Agustín, ya que en el libro II de Laciudad de Dios no se encuentra ningún texto que podamos relacionar con nuestromotivo9, y atribuye sin fundamento al influjo de la imaginación el caso de Niceo, poeta

imaginación. Estar imaginativo, estar pensativo». Sebastián de Covarrubias, Tesoro de la lengua castellana oespañola, ed. de Martín de Riquer, Barcelona, Alta Fulla, 1987, p. 732.

6 Diccionario de autoridades, reimp., Madrid, Gredos, 1984, vol. Il (vol. IV, p. 213 del facsímil).7 Covarrubias, op. cit., pp. 732-733.8 Vid. Emilio García Gómez, El collar de la paloma y la medicina occidental, en Homenaje a Millás-

Vallicrosa, Barcelona, C.S.I.C, vol. I, pp. 701-706 y Danielle Jacquart y Claude Thomasset, Sexualidad ysaber médico en la Edad Media, trad. de J. L. Gil, Barcelona, Labor, 1989. Para Algacel, vid. A. deTorquemada, Jardín de flores curiosas, ed. de G. Allegra, Madrid, Castalia, 1982, p. 122.

9 Sólo en el libro XII, cap. xxvi de La ciudad de Dios del obispo de Hipona hallamos un texto que puederelacionarse con nuestro motivo, al indicar que deseos o pasiones de la madre pueden «sembrar algunoslincamientos o colores en los tiernos y suaves embriones» (ed. de Feo. Montes de Oca, México, Porrúa, 1992,p. 286). En cambio, en las Quaestionvm svper Genesim (lib. I, q. xcm), relata San Agustín la anécdota delhijo con tez distinta a la de los padres por influjo de la visión de un cuadro. Atribuye dicha anécdota aHipócrates, aunque ya los editores del texto indican el posible error de San Agustín al indicarnos «ForteGaleni» (Qvaestiones in vetus nouumque testamentum, Lyon, Iacobi Iuntae, 1561, vol. IV, pars I, p. 136).

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de Bizancio nacido de color por un evidente adulterio familiar, según la Historianatural de Plinio10.

El siguiente ejemplo es una perfecta síntesis de las fuentes del motivo, ya que se unenlas reflexiones de carácter erudito con las anécdotas de difusión oral que llegan hastanuestros días, si bien la explicación que daría una mente escéptica como la de Juvenal—ese adulterio interétnico que se proyecta como un fantasma que amenaza a lacomunidad— es sustituida aquí por la referencia a los poderes de la imaginación11. Setrata de los Días de jardín (1619) de Juan Fajardo de Guevara, una misceláneanarrativa que es simple pretexto para las digresiones eruditas, cuya extensión superacon creces el marco de la ficción. Tras haber recordado distintos casos en que laimaginación ha podido determinar las características del feto, el autor aconseja a losfuturos padres una adecuada composición de lugar para el momento de la procreación,no sólo para evitar embarazosas sorpresas, sino también para mejorar sensiblemente lascualidades naturales de los padres: «se aconsejan pinturas hermosas en los aposentos delos que dessean tales sus hijos, pues fuera de otras vezes que ha sucedido». Y, acontinuación, pasará a relatarnos una anécdota similar a la que podemos encontrar ennumerosos textos renacentistas: «De Cuenca me cuentan que pocos años ha vna señoraprincipal y segura, quanto alcança nuestra miseria, parió vn negrito, retrato de vnaimagen de su aposento»12. El inciso que hemos señalado, que alude a la condiciónnaturalmente pecaminosa del ser humano, permite sin embargo intuir algunas dudas alrespecto, dudas que eran una clara acusación en Huarte de San Juan13.

Pasemos ahora al cinismo de Lope de Vega en la dedicatoria de La viuda valenciana,fechada el mismo año que la miscelánea de Juan Fajardo de Guevara. El prólogo es un

!0 El episodio de Niceo, claramente hereditario ya que no interviene la imaginación sino un adulterioanterior, es narrado por Plinio {Historia naturalis, lib. VII» cap. xil), quien lo relaciona con uno de losProblemata (sex. X, 10) atribuidos a Aristóteles, donde se habla de las diferencias entre padres e hijos y laposibilidad de que se deba al influjo de la imaginación, pero donde no aparece el ejemplo de Niceo.

11 La sátira VI de Juvenal, que tanta repercusión tendrá en la literatura misógina occidental, expone uncaso de adulterio que podemos relacionar con nuestro motivo: «Alégrate, pobre hombre, y presenta por timismo a tu mujer lo que es preciso que beba; porque si ella quisiera ver sus flancos dilatados y que su úteropadezca las sacudidas del feto, pudieras acaso resultar padre de un etíope y después este negro heredero, queno te atreverías a mirar a la luz del día, te hará llenar tus tablillas testamentarias» (Persio y Juvenal, Sátirascompletas, ed. y trad. de J. Torrens, Barcelona, Iberia, 1982, p. 101).

12 Juan Fajardo de Guevara, Días de lardín, Madrid, Bernardino de Guzmán, 1619, fol. 305. En otrocapítulo de la obra se refiere también a distintas manchas que pueden haber sido provocadas por antojosmaternos o ser de carácter hereditario, remitiendo a Heliodoro, en cuya novela Cariclea, al margen delcambio en color de la piel debido a la imaginación, posee una mancha en el brazo (ibid., fol. 169 v"). Esteaspecto nos llevaría a la consideración de multitud de obras en que pueden aparecer dichas señales, desde laspropiamente congénitas hasta las de origen milagroso, como las cruces de los dos hermanos del dramacalderoniano La devoción de la cruz, en la que la madre se abraza a una cruz de piedra antes de dar a luzpara protegerse de las estocadas de su celoso marido. Cabría considerar igualmente las funciones de este tipode manchas en la anagnórisis, aspecto tratado ya en la Poética de Aristóteles como la forma menos elaboradade reconocimiento (ed. y trad. de A. García Yebra, 2a éd., Madrid, Gredos, 1992, pp. 183-187).

13 Cfr. Juan Huarte de San Juan, Examen de ingenios, ed. de G. Seres, Madrid, Cátedra, 1989, p. 653,quien, ante una noticia similar, indica: «También se cuenta por ahí que una señora parió un hijo más morenode lo que convenía por estar imaginando en un rostro negro que estaba en un guadamecil, lo cual tengo yopor gran burla; y si por ventura fue verdad que lo parió, yo digo que el padre que lo engendró tenía el mesmocolor que la figura del guadamecil».

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prodigio de recursos retóricos, especialmente de juegos de palabras e ironías que tienencomo objeto al difunto marido de Marta de Nevares, la «Marcia Leonarda» y«Amarilis» a la que dedicará numerosas obras, entre ellas las cuatro novelas cortasintercaladas en La Filomena y La Circe14. Tras elogiar la «gentileza de cuerpo ylibertad de conciencia en materia de sujeción» de la dama, que puede sentirse felizporque la muerte, cual monje mercedario que redime a los cautivos de Constantinoplao Argel, la ha liberado de un matrimonio desgraciado, encontraremos una brevedescripción del fallecido en que se alude tanto al peso de los genes de la madre (damatan hirsuta, quizá, como la niña italiana mencionada en numerosos textos de laépoca)15 como a la fantasía de la misma, aunque aquí el objeto contemplado no alcancela grandeza de las obras de arte y el efecto de la aprensión, en este caso, no sea lapigmentación cutánea, sino una abundante pilosidad. La sorna lopesca, tras cebarse enel marido insuficientemente tolerante, a su parecer, con uno de los adulterios másrentables de nuestra literatura, alcanzará incluso a los defensores del poder de laimaginativa:

[era] un hombre que comenzaba a barbar por los ojos y acababa en los dedos de los pies. Oídecir que su madre de tal difunto era de Osuna o que al hacerse preñada pensó en un cofre: laimaginación hace caso; no nos metamos con los filósofos que creen más en las acciones delespíritu que a la naturaleza de la común herencia.16

Las ironías de Lope no terminan aquí, ya que continúa con la sátira del difunto DonRoque Hernández de Ayala y una nueva alusión científica, de tono quevedesco, a lasprácticas médicas:

él tenía estas gracias y por añadidura el más grosero entendimiento que ha tenido celosodespués que se usa estorbar mucho y regalar poco. [...] ¡Bien haya la muerte! No sé quién estámal con ella, pues lo que no pudiera remediar física humana, acabó ella en cinco días con unapurga sin tiempo, dos sangrías anticipadas y tener el médico más afición a su libertad de vuesamerced que a la vida de su marido.17

Mayor seriedad es la desplegada por dos de nuestros eruditos del siglo x v n ,Nieremberg y Gómez de Tejada, ambos jesuítas, pero representantes de dos tendencias

14 Para las tempestuosas relaciones de Lope de Vega con Marta de Nevares, vid. H. A. Rennert, Vida deLope de Vega, ed. de A. Castro, Salamanca, Anaya, 1967, pp. 223-238, donde se edita también el texto quemencionaremos.

1 5 Junto al caso del niño etíope nacido de padres blancos, el ejemplo más difundido de nacimientosprodigiosos por influjo de la imaginación es el de una niña nacida en Pietrasanta, provincia de Pisa,completamente recubierta de pelo. En el momento de la concepción su devota madre había contemplado unaimagen de San Juan Bautista, vestido, como todos sabemos, con una piel de camello u oveja. Recogen laanécdota con escasas variantes, entre otros, E. C. Agrippa, A. Paré, M. de Montaigne y, ya en España, A. deTorquemada (op. cit., pp. 123-124) y M. Sabuco (Olivia Sabuco de Nantes, Nueva filosofía de la naturalezadel hombre, ed. de A. Martínez, Madrid, Editora Nacional, pp. 174-175).

1 6 Lope de Vega, Obras, ed. de la Real Academia, Madrid, Sucesores de Rivadeneyra, 1913, vol. XV,p. 491. En la ironía última, Lope parece decantarse hacia las posturas aristotélicas sobre el carácter genéticode este tipo de fenómenos.

'7 Ibid., pp. 491-492.

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opuestas en los intentos de hallar una etiología para el fenómeno de los nacimientosprodigiosos en relación con la imaginativa. La primera tendencia, característica delRenacimiento y las doctrinas sobre la magia natural, remite todos los fenómenos de laaprensión a las doctrinas sobre las semejanzas, las simpatías y las correspondenciasuniversales. La segunda, más propia del Barroco, matizará o rechazará abiertamente lapostura anterior y tratará de encontrar una explicación racionalista del fenómeno apartir de las doctrinas tomistas sobre las facultades del alma y la fisiología de laspasiones. Quizá ninguna frontera entre las dos posturas, y entre los dos siglos, sea tansignificativa como la trazada por A. Martín del Río con sus Disquisitionum magicarumlibri sex, publicados entre 1599 y 1600. Obra inspirada en las doctrinas oficiales de laContrarreforma sobre los fenómenos de hechicería o de brujería, distingue con detalleentre las distintas formas de magia, especialmente entre la natural y la demoníaca. Y elespacio que le corresponde a los poderes de la imaginación sólo puede ser toleradosiguiendo las doctrinas del Doctor angélico, frente a la condena de otrasmanifestaciones de magia negra (talismanes, pócimas, conjuros, aojamientos...) quecaen de lleno bajo la acusación de heterodoxia18.

Ejemplo de la tendencia renacentista y su pervivencia durante el Barroco es JuanEusebio Nieremberg en su Curiosa filosofía y tesoro de las maravillas de la Naturaleza(1633). Como indica el título, se trata de una obra destinada a glosar las maravillas dela creación como prueba de la omnipotencia divina, en la línea de la Introducción alsímbolo de la fe (1583) de Fray Luis de Granada o los Diálogos de la agriculturacristiana (1589) de Juan de Pineda, obras en que la filosofía natural está al servicio dela Iglesia. Su lectura del libro de la Naturaleza, sin embargo, se hace eco principalmentede los fenómenos sorprendentes que, en apariencia, escapan a la armonía de laCreación, por lo que se aproxima a la teratología moderna que culmina en obras comoDes monstres de A. Paré (1575) o la Monstrorum historíete de U. Aldrovandi (1642),para quienes la fantasía se encuentra entre las causas naturales que explican laexistencia de los monstruos. En concreto, Nieremberg dedicará el libro segundo de suobra a las maravillas de la imaginación, entre las que se incluyen los fenómenosextraordinarios en los nacimientos. Tras mencionar varias anomalías debidas a laaprensión o la imaginación femenina en el momento de la concepción o incluso duranteel embarazo, como son diversas mezclas de rasgos humanos y animales en que no se haproducido una unión contra natura, aspecto tratado en otros capítulos de la obra,encontramos la anécdota de una mujer embarazada que

18 Dado que nos hemos ocupado de esta obra en nuestro estudio mencionado en nota 1, noprofundizamos en su examen. Existe una traducción parcial (lib. II), a cargo de Jesús Moya: Martín del Río,La magia demoníaca, Madrid, Hiperión, 1991, a quien seguimos para corregir la fechación de dicha obra. Esésta la misma postura que defiende Thomas Fieno en su De viribvs itnaginationis, tratado dedicadoíntegramente a los fenómenos de la imaginación (en concreto, las quaestiones XIII y XIV exponen elfenómeno de los nacimientos prodigiosos). Su posición, en principio, es contraria a la aceptación de que unacausa espiritual tenga estos efectos fisiológicos: «Phantasia per se & immédiate non immutat foetum: id est,phantasia per suum simplicem actum imaginationis non immutat foetus» (Lovaina, Gerardo Rivii, 1608,p. 124). Pero, tras mencionar numerosas autoridades religiosas o profanas, acaba con la siguiente conclusión:«Phantasia mediantibus animi passionibus &C humorum & spirituum motu potest aliquas circa foetum facerémutationes» (ífoic/., pp. 131-132).

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trayendo el vientre muy grande, y haziendo la cuenta que venía a parir por la Epifanía, ledixeron por burla que pariría los tres Reyes. Ella respondió: «Ojalá». Y parió tres muchachos,moreno el vno. Aquí sólo pudo hazer la imaginación que el vno mudasse el color, no quenaciessen tres si antes no estauan distintamente concebidos.19

Para Nieremberg, la causa natural de estos fenómenos se encuentra en la simpatíaentre los elementos, aspecto al que dedicará la segunda parte de esta obra, Ocultafilosofía de la simpatía y antipatía de las cosas (1633), rechazando, de todos modos, laintervención de los astros sostenida por Alkindi o Paracelso y limitando el papel de laimaginación, que por sí misma no puede ser causa eficiente y, por tanto, carece delpoder creador de las anomalías20. En concreto, el fenómeno se produce cuando «elalma, con la fuerça de la imaginación toda concentrada en ella [la concepción], tira ensus acciones en quanto puede a lo mismo. Y como se le va la mano, digámoslo ansí, aaquello que la tiene impresionada», se produce la concurrencia de la virtud aprehensivade la imaginación y la virtud generativa del semen21. Como vemos, se trata de unfenómeno provocado por la intensidad de la sugestión, que selecciona él objetocontemplado como modelo a imitar por la fuerza generativa. Por otro lado, y comodato más significativo en una tradición que suele hacer recaer la responsabilidad de lasmonstruosidades sobre la imaginación femenina, para Nieremberg el fenómeno puedeprovocarlo cualquiera de los dos progenitores en el momento de la concepción, aunque,obviamente, la madre cuenta con el largo periodo del embarazo para incidir sobre elfeto.

Algunos años después encontramos otra miscelánea erudita, El filósofo (1650) deCosme Gómez de Tejada, cuyo planteamiento es característico de la etiología barrocadel fenómeno. En el libro, organizado según el esquema de preguntas-respuesta quetanta disfusión alcanzó en nuestras letras, aparece la siguiente cuestión: «¿Por qué depadres negros como etíopes suelen nacer hijos blancos y de padres blancos, hijosnegros? ¿Y por qué mirando las ouejas y carneros varas descortezadas al tiempo de lageneración (industria de Iacob) nacían los hijos manchados, siendo los padres negros o

1 9 Juan Eusebio Nieremberg, Cvriosa filosofía y tesoro de marauillas de la naturaleza, Madrid, Imprentadel Reino, 1639, fol. 52. Entre otras anomalías, destaca también niños que «han nacido con cuernos pormirar sus madres cuando concebían algunos retratos de Acteón» (ibid., fol. 41 v"), una sobrina de Nicolao III«que dizen parió vn osso por auer mirado mucho en las imágenes de ossos que en su palacio estauan» (ibid.,fol. 42), «la que parió vn hijo de enorme cabeça porque se espantó del retrato de vn muchacho hidrocéfalo»{ibid., fol. 47) o niños con apariencia demoníaca (ibid., fols. 54 v°-55 v°) debido a visiones como la recordadapor Torquemada (op., cit., p.124).

2 0 «Y ansí por muy diferente senda juzgo se deue filosofar de las marauillas que causa la imaginación, yes dezir que no es causa de ninguna si se toma la causa eficiente con rigor. Ocasión sí que puede ser demuchas marauillas, pero directo influxo y primera intención a tan desacostumbradas obras no tiene. Elfundamento que ay deste parecer es hallarse otras causas inmediatas de aquellos efetos y no ser laimaginación potencia del alma actiua, sino sólo por acción inmanente que se queda dentro de la gente, no quebrote fuera. Y todas estas potencias de acciones inmanentes [...] son infecundas para obrar lexos»(Nieremberg, op. cit., fols. 45 v"-46).

2 1 Ibid., fol. 49 v". En su Ocvlta filosofía de la sympatia y antipatía de las cosas, Madrid, Imprenta delReino, 1633, dedica un breve capítulo a la imaginación (lib. I, cap. XVI, fols. 14-14 v°), donde recuerda lo yatratado en el libro anterior.

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blancos?»22. Su respuesta sigue la línea tomista para intentar una explicación racionaldel fenómeno: la imaginación no es causa principal eficiente, pero «mueue los espíritus,la sangre y los humores, de cuyo mouimiento y alteración resultan varias qualidades enel cuerpo». Prosigue la discusión insistiendo en la posibilidad de que una causaespiritual, la imaginación, provoque efectos físicos como el color del feto, atendiendo aque «no es mucho que la ánima, por ser vn ser intencional y adumbrado, produzga vnser real y verdadero» como el color y otros fenómenos «de que hazen menciónfidedignas historias». Por otro lado, dichos efectos espirituales no dejan de ser «efigiesinsensibles de cosas sensibles» por lo que, gracias a «la admirable fuerza de la virtudseminal», pueden pasar desde el espíritu del generante a la cosa engendrada. Comoprincipal autoridad, al margen de la obligada referencia a Santo Tomás de Aquino,mencionará un tratado de Francisco Valles, el De sacra philosophia, en el que el médicoalcalaíno intenta conjugar las creencias científicas y filosóficas de la época con elpensamiento cristiano23, olvidando otras fuentes paganas o modernas.

Como vemos, Gómez de Tejada utiliza en su discusión una terminología escolásticapara resolver la paradoja del efecto de lo anímico sobre lo corporal, intentando hallarla conciliación en las teorías de los humores y los espíritus animales que, desde elcerebro o el corazón, actúan sobre el resto del cuerpo. Frente a las teorías mágicas delxvi sobre la simpatía entre los elementos, presentes aún en Nieremberg, este tipo dediscusiones será la tónica habitual en el siglo xvn, como podemos ver en otro tratadodedicado a fenómenos paranormales, El ente dilucidado (1676) de Fray Antonio deFuentelapeña, verdadera enciclopedia de elementos maravillosos que dedica variaspáginas al análisis del poder de la imaginación24. Sus reflexiones, como en el caso deGómez de Tejada, también siguen el causalismo inspirado en las doctrinas aristotélico-tomistas, aunque con mayor amenidad25. Con respecto a nuestro motivo, sufundamentación teórica se basa en los argumentos habituales en dicho causalismo, alindicarnos que la imaginación «es bastante para mouer las passiones y afectos delánimo». Desde el cerebro («aduana adonde paran todas las especies que entran por laspuertas de los cinco sentidos»), pasando por el corazón, «los espíritus» animales

2 2 Cosme Gómez de Tejada, en El filósofo. Ocvpaciones de nobles y discretos contra la cortesanaociosidad, Madrid, Domingo García, 1650, fols. 116-116 v°. Para la fortuna de este género de obras, vid. P.M. Cátedra, La literatura de problemas (siglos xvi-xvill), Salamanca, ed. del autor, 1992. Respecto a la«industria de Jacob» relatada en el Génesis de la Biblia, recordemos que en el pastor consigue determinar elcolor de las futuras crías —su suegro, Labán, le ha prometido aquellas que nazcan manchadas—descortezando unas maderas ante las cuales el ganado procrea.

2 3 En De iis, quae scripta sunt Physice in libris cacris, sive De Sacra Philosophia, liber singularis (Lyon,H. Porta, 1595, pp. 134-141), Valles dedica un capítulo al motivo al análisis del episodio del ganado deJacob relatado en el Génesis bíblico. Su discusión sigue las pautas del causalismo aristotélico-tomista, aunqueremite también a Galeno y San Agustín. El episodio de Jacob, por otro lado, encontró también un ampliotratamiento en las artes plásticas de la época: vid. por ejemplo el emblema XXIX de Juan de Solórzano(Emblemas regio-politicos, estudio y edición de J. M" González, Madrid, Tuero, 1987, pp. 69-70) y la seriede cuadros de Murillo y Ribera (H. Krauss y E. Uthemann, Quel che i quadrí raccontano, Milán, Longanesi,1987, p. 210).

2 4 Fray Antonio de Fuentelapeña, El ente dilucidado, ed. de J. Ruiz, Madrid, Editora Nacional, 1978,pp. 582-591.

2 5 Véase, por ejemplo, su explicación sobre la forma de preparar el chocolate (agitándolo enérgicamenteen un recipiente) y las posibles perturbaciones del sueño.

30 JAVIER GONZÁLEZ ROVIRA Criticón, 69,1997

(«correos de el alma») llevan hasta la parte del cuerpo que corresponda las indicacionesde la imaginativa, que podrán ser de muy variada índole, desde la pura aprensión hastalos maleficios, pasando, claro está, por los antojos femeninos:

Sácase también de lo dicho la razón de nacer los hijos extrauagantes y disímiles de los padres,como se dize de las mugeres blancas que parieron hijos atezados y de las que parieron loshijos con figuras de animales [...] y es que teniendo la madre vehemente imaginación de vnobjeto, envía la especie de él al embrión, en el qual, excitada la facultad animal, mueue hastalos humores que con la especie simbolican [sic], con que dando estos material y siruiendo laespecie de exemplar, forma el alma, mediante la virtud seminal y facultad formatriz, la figuraque aprehendió la imaginación.2^

Durante el siglo xvín seguirá abierta la cuestión de los poderes de la imaginativa, ala que se siguen dedicando tratados completos como Délia forza délie fantasia umana(1745) de L. A. Muratori27. En España, la cuestión es planteada también por algunosde nuestros más insignes eruditos, como podemos ver en el discurso «Color etiópico»del Teatro crítico de Feijoo o en la Historia de la vida del hombre de Hervás y Panduro,autores que discuten dicha teoría, pero sin llegar a rechazarla por completo28. De todosmodos, también durante este siglo el racionalismo y el empirismo irán abandonando lasideas sobre el poder de la imaginación, al margen, claro está, de las llamadas «cienciasesotéricas», en que siguen repitiéndose hasta hoy en día las ideas de San Alberto,Agripa o Paracelso29. No obstante, se producen una serie de desplazamientos desde eldiscurso filosófico hacia otras ciencias humanas, como la naciente psicología, lapedagogía o la estética, en las que la imaginación empieza a recibir un tratamientoespecífico, acorde con los distintos objetivos de dichas disciplinas. En el campoconcreto que estamos analizando, el cambio más significativo será la reaparición de laeugenesia platónica. Con bases pretendidamente científicas, durante los siglos xvín yxix, el poder formador de la imaginativa, entre otras disposiciones anímicas ycorporales, será considerado por algunas corrientes de la incipiente genética en laelaboración de una teoría que contempla la posibilidad de determinar o mejorar lascondiciones naturales del feto. Pero eso, obviamente, se escapa ya a la intención y elmarco temporal abordado en estas páginas*.

26 Ibid., p. 590.2 7 En dicho tratado, Muratori examina los distintos fenómenos de aprensión que, a su juicio, responden

a las teorías sobre las interrelaciones entre alma y cuerpo a partir de los humores y los espíritus. Dedica uncapítulo a le voglie délie donne (Venezia, G. Pasquali, pp. 150-160).

2 8 Vid. Benito Gerónimo Feijoo, Theatro crítico universal, Madrid, A. Ortega, 1778, vol. VII, dise, m,pp. 66-90; y Lorenzo Hervás y Panduro, Historia de la vida del hombre, Madrid, Aznar, vol. I, pp. 155-179.La pervivencia del motivo, no obstante, permitirá que autores como Goethe o Schopenhauer se sirvan delmismo en obras tan distintas como una novela o un tratado filosófico: respectivamente, Las afinidadeselectivas y Sobre la voluntad de la naturaleza.

2 9 Como simple curiosidad mencionamos dos obras del siglo pasado y de nuestros días en que podemoshallar capítulos dedicados al poder de la imaginativa y referencias a nacimientos prodigiosos causados pordicho influjo: Hortensio Flamel, El libro negro o la magia, Barcelona, Manuel Sauri, 1866, 5a éd.; y RamiroErquicia, ed. y trad., Tratado de las ciencias ocultas, Barcelona, Edicomunicación, 1989.

Estando en prensa este artículo, ha aparecido el completísimo libro de Guillermo Seres, Latransformación de los amantes. Imágenes del amor de la Antigüedad al Siglo de Oro, Barcelona, Crítica,

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GONZÁLEZ ROVIRA, Javier «Imaginativa y nacimientos prodigiosos en algunos textos delBarroco». En Criticón (Toulouse), 69, 1997, pp. 21-31.

Resumen. Una creencia fuertemente arraigada a lo largo de la historia del pensamiento occidental es la de losefectos de la imaginación durante el embarazo. En nuestro estudio se analizan distintos textos del Barrocoespañol, desde una historia eclesiástica (Urreta) hasta una dedicatoria de Lope de Vega (La viuda valenciana),aunque prestando especial atención a las misceláneas eruditas (Fajardo de Guevara, Nieremberg, Gómez deTejada, Fray A. de Fuentelapeña), atendiendo a sus fuentes clásicas, medievales y renacentistas, así como a laincidencia de las ideas de la época sobre la magia natural.

Resume. C'est une croyance profondément enracinée dans l'histoire de la pensée occidentale que celle deseffets de l'imagination pendant la période de la grossesse. Sont ici analysés plusieurs textes du XVIIe siècle,depuis une histoire ecclésiastique (Urreta) jusqu'à une dédicace de Lope de Vega (La viuda valenciana), uneattention toute particulière étant cependant accordée à des miscellanées érudites (Fajardo de Guevara,Nieremberg, Gómez de Tejada, Fray A. de Fuentelapeña) dont on étudie les sources classiques, médiévales etrenaissantes, avec quelques considérations sur l'incidence des idées de l'époque relatives à la magie naturelle.

Summary. A belief deeply rooted throughout the history of the Western Thought is the one dealing with theeffects that imagination has upon pregnancy at it evolves. In our study several passages from the SpanishBaroque are analysed, ranging from a History of the Church (Urreta) to a dedication written by Lope de Vega(La viuda valenciana), even though we pay spécial attention to scholarly miscellanea, such as the onesproduced by Fajardo de Guevara, Nieremberg, Gómez de Tejada or Fray A. de Fuentelapeña, taking intoaccount their Classical, Mediaeval and Renaissance sources, as well as the influence of the ideas of the timeon natural magie.

Palabras clave. Tradición clásica. Magia natural. Supersticiones. Imaginación. Misceláneas. Luis de Urreta.Lope de Vega. Sebastián de Covarrubias. Juan Fajardo de Guevara. Juan Eusebio Nieremberg. Cosme Gómezde Tejada. Fray Antonio Fuentelapeña.

1996. Aunque dedicado a un motivo distinto al aquí estudiado, resulta del todo punto imprescindible,especialmente en sus primeros capítulos, para comprender las bases filosóficas y naturalistas que confluyen enel Siglo de Oro para explicar, entre otros aspectos, el funcionamiento de la percepción y de la imaginativa quesubyace en los textos analizados en este artículo.

Anónimo

INTRODUCCIÓN Y NOTAS DE

SANTIAGO FERNÁNDEZ MOSQUERA

La cueva de Meliso, Mago

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IRÍA FLAVIAOtoño vioixcvi