Impulsividad y búsqueda de sensaciones en...

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FACULTAD DE HUMANIDADES Y CIENCIAS DE LAS EDUCACIÓN UNIVERSIDAD DE JAÉN Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación Trabajo Fin de Grado Impulsividad y búsqueda de sensaciones en adolescentes Alumna: Matamoros Jiménez, María Tutora: Prof. D. José María Colmenero Jiménez Dpto: Psicología básica Julio, 2017

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UNIVERSIDAD DE JAÉN Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación

Trabajo Fin de Grado

Impulsividad y búsqueda de sensaciones en

adolescentes

Alumna: Matamoros Jiménez, María

Tutora: Prof. D. José María Colmenero Jiménez Dpto: Psicología básica

Julio, 2017

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Agradecimientos

Quiero dar las gracias al profesor D. José María Colmenero Jiménez, tutor de

este Trabajo Fin de Grado, por su dedicación, atención y apoyo. Le agradezco mucho

sus rápidas respuestas y orientaciones ante las diversas inquietudes que me han ido

surgiendo a lo largo de este trabajo.

También, me gustaría agradecer al I.E.S Cristo del Rosario y especialmente a

Pablo Ortiz Romero por su trato, disponibilidad y ayuda a la hora de conseguir la

muestra del presente estudio.

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ÍNDICE

1. RESUMEN…………………………………………………………………….. 3

2. ABSTRACT…………………………………………………………………… 4

3. INTRODUCCIÓN…………………………………………………………….. 5

4. MÉTODO ……………………………………………………………………. 13

4.1 MUESTRA…………………………………………………………… 13

4.2 INSTRUMENTOS…………………………………………………… 13

4.3 PROCEDIMIENTOS………………………………………………... 15

5. RESULTADOS………………………………………………………………. 16

6. DISCUSIÓN………………………………………………………………….. 24

7. CONCLUSIÓN………………………………………………………………. 28

8. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS……………………………………... 29

9. ANEXOS……………………………………………………………………… 32

3

1. RESUMEN

El presente trabajo pretende estudiar la relación existente entre las variables

“impulsividad” y “búsqueda de sensaciones”, así como las diferencias que puedan

existir en función del género y la edad, e incluye un análisis de aquellas situaciones más

comunes entre los adolescentes impulsivos y buscadores de sensaciones. Todo esto

mediante la escala de Impulsividad de Barratt (BIS-11) y la escala de Búsqueda de

sensaciones (SSS-V). Los participantes de este estudio han sido 190 adolescentes de

entre 14 y 20 años pertenecientes a Educación Secundaria Obligatoria (ESO) y

Bachillerato. Las puntuaciones en la escala de impulsividad no mostraron diferencias en

función del género pero, en cambio, sí existen diferencias significativas con respecto a

la búsqueda de sensaciones y el género (p=0.012), siendo mayor en hombres que en

mujeres. La muestra total no mostró un declive a lo largo de la edad, aunque parece que

son los alumnos más pequeños (3º ESO) los que presentan mayores rasgos de

impulsividad y búsqueda de sensaciones. Por último, los resultados han demostrado que

los tres tipos de impulsividad correlacionan con la búsqueda de sensaciones (Imp.

Cognitiva p=0.040; Imp. Motora p=0.000; Imp. No planeada p=0.002), por tanto, sí

existe relación entre ambas variables. Se puede concluir que es de gran importancia el

estudio de estas características con el fin de desarrollar programas de prevención y/o

intervención para ciertos problemas conductuales (p. ej.: consumo de alcohol, drogas,

conductas antisociales, sexuales, etc.) y psicopatológicos entre los adolescentes.

Palabras claves: impulsividad, búsqueda de sensaciones, adolescentes, conductas de

riesgo.

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2. ABSTRACT

The present work studies the relationship between the variables "impulsivity"

and "sensation seeking", as well as the differences that may exist according to gender

and age. This work also includes an analysis of the most common situations among

impulsive adolescents and sensation seekers. All that using Barratt Impulsiveness Scale

(BIS-11) and Sensation Seeking Scale (SSS-V). The participants of this study were 190

adolescents between 14 and 20 years of age, all of them from High School and A-levels.

No differences were observed for the impulsiveness scores in gender, although there

were significant differences in sensation seeking and gender (p=0.012), being higher in

men than in women. The total evidence did not show a decline during the adolescence,

although it seems to be that the youngest students are those that present greater features

of impulsivity and sensation seeking. Finally, the results have shown that the three types

of impulsivity are related to each other with the sensation seeking (Cognitive

Impulsiveness p=0.040, Motor Impulsiveness p=0.000, Unplanned Impulsiveness

p=0.002), therefore, there is a relationship between both variables. In conclusion, it is

very important the study of these characteristics to develop prevention and/or

intervention programs for behavioral problems (eg.: alcohol and drugs consumption,

anti-social and sexual behavior…) and psychopathological among adolescents.

Keywords: impulsiveness, sensation seeking, adolescents, risk behavior.

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3. INTRODUCCIÓN

Desde tiempos pasados hasta la actualidad, han aparecido quejas sobre los

adolescentes y se ha demostrado que esta etapa de la vida es complicada, difícil y llena

de peligros. Debido a que se producen cambios físicos, psicológicos, emocionales y

sociales, junto a conflictos con los progenitores, resistencia a su autoridad, cambios en

el estado de ánimo y presencia de conductas arriesgadas (Vicario y Gutiérrez, 2012).

La adolescencia constituye un período de tiempo impreciso. En los últimos años

ha ido aumentando debido a un comienzo anticipado de la pubertad y a la prolongación

del tiempo hasta que el joven llega a la vida adulta. Durante esta época, se logra un gran

crecimiento y desarrollo físico y se consiguen los objetivos psicosociales necesarios en

la evolución del adolescente a la adultez, como puede ser: tomar conciencia de la

imagen corporal y aceptación del propio cuerpo, lograr una independencia respecto a los

padres, establecer una relación con los amigos y adoptar un estilo de vida, y adquirir

una identidad sexual, moral, vocacional y del yo (Vicario y Gutiérrez, 2012).

Pero en este tránsito a la adultez, los adolescentes atraviesan un período crítico

del desarrollo humano en el que se enfrentan a múltiples retos de crecimiento

intelectual, afectivo y social, también se exponen a situaciones de riesgo psicosocial que

ponen en peligro su integridad personal. Así, por ejemplo, son sometidos a algunos ritos

de paso, constituidos por normas y condiciones sociales para transitar de la etapa de la

adolescencia a la adultez y obtener así un nuevo estatus en la sociedad (Alicia y López,

2012). Asimismo, como parte de la subcultura juvenil, los adolescentes aprueban

destrezas a través de la manifestación de conductas como fumar, beber o conducir

agresivamente, comportamientos con los que pretenden demostrar que son personas

mayores. Larson (1998) afirma que es posible que dichos comportamientos arriesgados

sean equivalentes a los ritos de paso que se presentan en distintas sociedades. Es decir,

las conductas de riesgo adquieren significación social como parte de un ritual de

desarrollo del adolescente hasta la vida adulta.

Del mismo modo, un gran reto para el adolescente es la construcción de su

identidad, la cual es resultado de una tarea progresiva de diferenciación individual en la

que el individuo construye su orden autorreferencial. Concretamente, es en la

adolescencia donde es puesta en crisis la identidad individual: todas las creencias y

valores en los que el joven había puesto su confianza ahora son puestos en duda. En la

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reconstrucción de la identidad, las relaciones sociales juegan un papel determinante y

los amigos representan estereotipos que son tomados por el adolescente en la búsqueda

de aceptación de su grupo. En dicha búsqueda, el adolescente busca la satisfacción

inmediata del reconocimiento de los iguales y atraviesa caminos peligrosos en los que

se enfrenta a las conductas de riesgo psicosocial (Alicia y López, 2012).

Por tanto, la adolescencia es una importante etapa de cambios en el ámbito

afectivo, social, mental y físico, que va formando la personalidad del adolescente, sus

conductas, estilos de vida e intereses. Los individuos suelen tener más independencia y

aumentan los tiempos sin supervisión continua por parte de un adulto, lo que puede

influir en la adquisición y realización de conductas de riesgo. Se trata de una etapa

decisiva en la adquisición de estilos de vida, puesto que se consolidan algunas

tendencias comportamentales adquiridas en la infancia y se introducen otras nuevas

provenientes de la influencia de otros entornos sociales (Ángel, Román, Carlos, Pérez, y

Pinillos, 2014). Resulta claro, pues, la adolescencia se muestra como una etapa crucial

en el desarrollo del individuo, un momento vital en el que se experimentan nuevas

sensaciones y situaciones (Pérez-Fuentes et al., 2015).

En este periodo son particularmente frecuentes las conductas de riesgo, las

cuales se pueden prolongar a la adultez. Por ello, es importante distinguir entre las

conductas que son transitorias y facilitan el desarrollo del adolescente, de aquellas que

pueden llegar a ser problemáticas (Rosabal García, Romero Muñoz, Gaquín Ramírez, y

Hernãndez Mérida, 2015). En general, las conductas de riesgo son aquellas acciones

voluntarias o involuntarias, realizadas por la persona o comunidad, que pueden derivar a

consecuencias nocivas. Se tratan de conductas múltiples y pueden ser biopsicosociales.

En su desarrollo contribuyen distintas características propias de la edad, como la

"sensación de invulnerabilidad" o mortalidad negada, la necesidad de experimentación

emergente, la necesidad de conformidad intragrupal con susceptibilidad a influencia, la

oposición a las ideas de los padres, necesidad de autonomía y consolidación de la

identidad, junto al déficit para postergar, planificar y considerar futuras consecuencias

(debido a la corteza prefrontal en desarrollo) (Rosabal et al., 2015).

Todo ello está asociado con unos factores de riesgo entre los que destacan: la exposición

a situaciones estresantes (que, además, se relaciona con el consumo de drogas), cierto

tipo de factores familiares, la influencia del grupo de iguales, factores individuales

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como el bajo autocontrol o la autoestima, y rasgos de personalidad como la

impulsividad, objetivo central de este estudio (Pérez-Fuentes et al., 2015).

En los adolescentes, hay circunstancias en que se subestiman los riesgos. Ello

será más probable cuando creen poder controlarlos y/o tienen expectativas de daños

pocos significativos, cuando está en juego su imagen, cuando se tratan con importantes

ganancias personales, cuando poseen una actitud fatalista y creen que los riesgos son

inevitables o cuando se han habituado a los mismos riesgos (Rosabal et al., 2015). Por

tanto, el papel de la impulsividad es incluso más relevante durante la adolescencia,

cuando la mayoría de conductas de riesgo empiezan a ocurrir y donde la impulsividad

potencia la realización las mismas, como es el caso del uso de sustancias (alcohol,

tabaco y cánnabis) (Ramón, 2015).

Independientemente de los riesgos a los que el adolescente se pueda exponer,

también es importante tener en cuenta las características de personalidad del sujeto. Es

complicado intentar definir el concepto de personalidad, pues cada autor y escuela

aporta su propia definición con sus respectivas connotaciones. Una recapitulación de las

diferentes aproximaciones lleva a considerar la personalidad, según Bermúdez (1996),

como la “Organización relativamente estable de aquellas características estructurales

y funcionales, innatas y adquiridas bajo las especiales condiciones de su desarrollo,

que conforman el equipo peculiar y definitorio de conducta con que cada individuo

afronta las distintas situaciones”. Por su parte, según algunas acepciones de la RAE,

hacen referencia a “Diferencia individual que constituye a cada persona y la distingue

de otra” o “conjunto de cualidades que constituyen a la persona o sujeto inteligente”.

Asimismo, en psicología se han planteado varias clasificaciones de la personalidad

basadas en rasgos. En la actualidad una de las más influyentes es la denominada

clasificación de los “Cinco Grandes” o “Big Five”. Siguiendo el modelo del Big Five,

numerosas investigaciones demuestran que durante la adolescencia la personalidad

experimenta cambios, aunque los datos no son del todo concluyente posiblemente por

falta de consenso metodológico en lo que concierne a las muestras seleccionadas. Aun

así, se ha observado que en algunos aspectos sí existe cierta constancia en los

resultados. Así, por una parte, los niños al crecer se vuelven menos extravertidos, más

conscientes y más agradables. Sin embargo, durante la adolescencia aparece un aumento

del neuroticismo y una disminución de la agradabilidad y de la extraversión. Resulta

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claro, pues, que se producen importantes cambios en el perfil de personalidad a lo largo

de la adolescencia (Mateos, Corral, y García, 2015).

En lo que respecta a este trabajo, concretamente nos hemos centrado en dos

rasgos de personalidad, la impulsividad y la búsqueda de sensaciones. Tradicionalmente

los comportamientos impulsivos eran definidos como comportamientos explosivos y no

premeditados, y la impulsividad era entendida como la tendencia a realizar

comportamientos irreflexivos e inesperados. En los últimos años, se le añade a ese

concepto la irresistibilidad, es decir, el deseo repetitivo e intenso de realizar un acto

incluso cuando éste tiene consecuencias negativas (Salvo y Castro, 2013). Actualmente

se puede considerar que la impulsividad es un constructo multidimensional, integrada

por rasgos que incluyen la tendencia a actuar sin pensar, la tendencia a tomar decisiones

rápidamente y la tendencia a involucrarse en conductas riesgosas (Steinberg, Sharp,

Stanford, y Tharp, 2013) y, aunque no hay una definición científica consensuada de

impulsividad, la mayoría de los autores están de acuerdo en que incluye características

como falta de planificación, inatención, preferencia por resultados inmediatos o falta de

capacidad para permanecer centrado en la tarea (Ramón, 2015). Por su parte, para la

Asociación Americana de Psiquiatría (APA) “los trastornos del control de los impulsos

se caracterizan por la incapacidad para resistir impulsos, deseos o tentaciones de

cometer un acto que resultará dañino para la propia persona o para los demás. En su

mayoría, el individuo percibe una creciente tensión o excitación antes de cometer el

acto y, consecuentemente al cometerlo tiene experiencias placenteras, de gratificación

o alivio. Tras el acto puede o no haber arrepentimiento, auto-reproches o culpa”

(Arlington, 2013).

También resulta interesante la definición biopsicosocial de la impulsividad que

proponen Barrat et al. (1997): “la predisposición a realizar acciones rápidas y no

reflexivas en respuesta a estímulos internos y/o externos a pesar de las consecuencias

negativas que podrían tener estas tanto para la persona como para terceros”. También

resulta especialmente relevante la propuesta recogida por Dickman (1990) en su

modelo, para quien existen dos tipos de impulsividad: por un lado, la impulsividad

funcional (IF), que se refiere al grado en que un estímulo es motivador debido a que

genera expectativas de refuerzo positivo y que, se corresponde con la sensibilidad a la

recompensa. Este tipo de impulsividad estaría relacionado con la toma de riesgos, el

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entusiasmo, altos niveles de actividad y audacia. Por otro lado, la impulsividad

disfuncional (ID) o explosiva, se refiere a aquellos comportamientos en los que no se

tiene en cuenta las consecuencias, correspondiendo con conductas improductivas y

desordenadas. Esta última estaría relacionada con lo que sucede en la adicción, el

consumo intensivo de alcohol y en el trastorno del control de impulsos, y se mediría a

través de la escala de impulsividad de Barrat (Mateos et al., 2015). En resumen, la IF

estaría relacionada con la tendencia a tomar decisiones rápidamente ante situaciones

problemáticas, de manera que beneficien al sujeto, mientras que la ID estaría

relacionada con la toma de decisiones irreflexivas que tienen consecuencias negativas

para la persona (Pérez-Fuentes et al., 2015).

De acuerdo con el enfoque cognitivo-conductual, la impulsividad se podría

entender en relación al sistema de autorregulación. Así, según Bornas y Servera (1996)

“la persona impulsiva presentaría un sistema de autorregulación que falla en

determinadas situaciones, lo que ocasiona un comportamiento precipitado e ineficaz”.

De este modo, la impulsividad dificultaría la ejecución de los procesos cognitivos

necesarios para realizar tareas eficazmente. En relación al área cognitiva, la evidencia

indica que los niños impulsivos obtienen desempeños inferiores en inteligencia y un

peor rendimiento académico. Además, se ha comprobado que los sujetos reflexivos

obtienen desempeños superiores en comparación a los impulsivos en tareas de atención-

concentración y organización visual, en tareas de memoria, meta-memoria, en el control

verbal de respuestas motrices, en la inhibición y control de movimientos, en tareas

perceptivo-auditivas, resolución de problemas y razonamiento inductivo, entre otras.

Desde esta perspectiva, las ventajas de la reflexividad cognitiva frente al estilo

impulsivo son claras, ya que implican una mayor efectividad en tareas del ámbito

escolar y un desempeño cognitivo superior (Arán y Richaud, 2012).

Desde hace años el estudio de la impulsividad ha sido un campo especialmente

relevante debido a sus posibles elaciones con varios trastornos psiquiátricos y de

conducta. Así, la impulsividad se ha asociado a trastornos de personalidad, trastornos

bipolares, TDAH, trastorno obsesivo-compulsivo subclínico y trastornos de conducta

alimentaria. También, la impulsividad ha sido relacionada con conductas de riesgo

como el uso de sustancias, el juego patológico, las conductas sexuales de riesgo, y se ha

visto como moderador de otras como la conducta antisocial (Ramón, 2015). Por tanto,

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el estudio de la impulsividad ha ido adquiriendo gran importancia en el ámbito

científico por explicar tanto diferencias normales como patológicas de la personalidad,

además de su relación con diversos trastornos mentales, conductas hetero y auto-

agresivas y por el hallazgo de sus bases neurológicas y genéticas, que implican al

sistema de neurotransmisión dopaminérgico y serotoninérgico (Malloy-Diniz et al.,

2015). A este respecto, resulta especialmente relevante el hecho de que la actividad de

la corteza prefrontal esté ligada a la expresión de la personalidad y del carácter y que la

impulsividad se haya asociado con daños en la corteza orbitofrontal lateral (Ersche et

al., 2013). En este sentido, son numerosos los trabajos que atribuyen un relevante papel

a la corteza prefrontal ventral en los procesos de inhibición, principalmente a los

circuitos serotoninérgicos, cuya hipoactividad se ha relacionado con comportamientos

impulsivos o suicidas (Mateos et al., 2015).

Otra de las variables muy relacionadas con la impulsividad es la búsqueda de

sensaciones, un rasgo de personalidad que ha sido profundamente estudiado y

sistematizado por Zuckerman (1994), quien lo ha definido como “la necesidad de

buscar y experimentar nuevas, variadas, complejas e intensas experiencias y

sensaciones, así como, el deseo de correr riesgos físicos y sociales, a fin de lograr tales

experiencias” (Romero, 2013). Este constructo adquiere gran importancia puesto que se

han observado investigaciones sobre la propensión a tomar riesgos en una gran gama de

comportamientos como son la conducción de riesgo, el consumo de alcohol, tabaco y

drogas ilícitas, comportamientos que contribuyen a las lesiones no intencionales, la

práctica de deportes de riesgo, la inactividad física, los malos hábitos alimenticios, las

conductas sexuales, la delincuencia, las conductas antisociales y otros hábitos

recreacionales (Ángel et al., 2014).

La búsqueda de sensaciones se considera un rasgo multifacético, ya que se

identifican cuatro componentes: búsqueda de emoción y aventura (TAS), búsqueda de

experiencias (ES), desinhibición (Dis) y susceptibilidad al aburrimiento (BS) (Sánchez,

Aida, Ferrer, y Azcona, 2014). El término “búsqueda” hace referencia a que el rasgo al

que nos referimos se expresa de forma activa y el término de “sensación” se refiere al

efecto sensorial de la estimulación externa, el cual cobra especial importancia para

delimitar su valor como reforzador primario. El buscador de sensaciones elige estímulos

externos que maximicen sus sensaciones, tratándose de estímulos sensoriales y sociales

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(música, arte, actividades físicas, amigos, vestidos, relaciones sexuales, drogas, etc.)

capaces de originar sensaciones inusuales. Por tanto, aquella persona que busca altas

sensaciones se caracteriza por realizar acciones inusuales que otros considerarían

arriesgadas y peligrosas, por lo que su realización dependerá de la forma en la que cada

sujeto valore el riesgo, es decir, de la probabilidad valorada de obtener un resultado

negativo (Palacios, 2015).

La búsqueda de sensaciones ha sido la característica individual más estudiada

con respecto a la percepción de riesgos. A pesar de ello, los resultados han sido

inconsistentes. Algunos autores no han encontrado relación entre esta variable y la

percepción de riesgos y, en cambio, otros han hallado que la relación entre la búsqueda

de sensaciones y la conducta arriesgada está influida por la percepción de riesgos. Es

decir, los individuos que puntúan alto en búsqueda de sensaciones perciben menos

riesgos y se ven implicados en más conductas arriesgadas. Por el contrario, los bajos

buscadores de sensaciones evalúan mejor los riesgos y, por consiguiente realizan menos

conductas arriesgadas (González et al., 2014).

También se ha visto que a medida que aumenta la experiencia con la conducta,

se reduce la percepción de riesgo y el no obtener consecuencias negativas puede hacer

que cambien los juicios de las personas sobre la peligrosidad de dicha conducta. Así, se

ha comprobado que los adolescentes que nunca o rara vez tienen resultados negativos

asociados a la conducta arriesgada tienden a estimar el riesgo a la baja (González,

Gómez, Gras, y Planes, 2014). En general, cuando las personas se hallan ante una

situación novedosa la evaluación de los riesgos antecede a la realización de cualquier

conducta, pero una vez que se haya experimentado (por sí mismo o a través de otros),

será su preferencia o aversión al riesgo (búsqueda de sensaciones) la que influirá en

cómo se interprete dicha experiencia, por lo que la ausencia de consecuencias negativas

dará lugar a una menor percepción de riesgos y, por tanto, que aumente la probabilidad

de que la conducta se repita (González et al., 2014).

Para Zuckerman, Kuhlman, y Camac (1988) los constructos Búsqueda de

Sensaciones e Impulsividad son dimensiones de la personalidad bastante relevantes para

explicar y predecir el comportamiento. Desde esta propuesta, están relacionados tanto

en función de su posible resultado (conductas de riesgo) como en los tipos de formas de

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buscar sensaciones: impulsivas (búsqueda de experiencia, desinhibición y

susceptibilidad al aburrimiento) y no impulsivas (búsqueda de emociones y aventuras).

Según este modelo, se consta de tres sistemas conductuales que subyacen a la Búsqueda

de Sensaciones e Impulsividad: aproximación, activación e inhibición. Por consiguiente,

este rasgo sería el resultado de un sistema de aproximación fuerte (hacia la conducta de

riesgo), un sistema de activación débil (el riesgo es elevado) y un débil sistema de

inhibición (cesa la conducta), es decir, la persona impulsiva se siente atraída por la

conducta de riesgo pero presenta dificultades a la hora de valorar cuándo el riesgo es

excesivo y detener ese comportamiento.

Se puede concluir que cuando se trata de adolescentes se debe tener en cuenta el

concepto de riesgo, es decir, la probabilidad de que pueda ocurrir algún hecho

indeseable. Los riesgos se interrelacionan con una amplia red de factores e intereses

culturales, sociales, ambientales y económicos, siendo de gran importancia el

conocimiento de estos riesgos para demostrar la necesidad de elaborar programas

preventivos, mejorar los sistemas asistenciales y operar de forma adecuada. En lo que

respecta al presente trabajo, centra principalmente su interés en el estudio de dos rasgos

de la personalidad como son la impulsividad y la búsqueda de sensaciones que, tras

evidenciar su papel sintomático en algunos trastornos y considerarse factores asociados

a actitudes y comportamientos de riesgo, deberían incluirse dentro de programas que

aborden aspectos tanto físicos como mentales, sociales y ambientales, promotores de

estilos de vida saludables que puedan ayudar a disminuir o prevenir este tipo de

conductas problemáticas entre los adolescente.

A partir de la teoría e investigaciones revisadas anteriormente, se han formulado los

siguientes párrafos:

1) Comprobar si existen diferencias significativas con respecto al género a través

de las puntuaciones informadas en las escalas de impulsividad y búsqueda de

sensaciones.

2) Corroborar si existe una correlación negativa con la edad, es decir, a mayor edad

menor puntuación en las escalas.

3) Valorar cuáles son las conductas de riesgo que más asumen los adolescentes

impulsivos o buscadores de sensaciones.

4) Comprobar si la impulsividad se relaciona con la búsqueda de sensaciones.

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4. MÉTODO

4.1 MUESTRA

La muestra está formada por 190 adolescentes de entre 14 y 20 años, con una

media de edad de 16´30 y una SD de 1´29. Del total de la muestra 70 son niños

(M=16´59; SD=1´28) y 120 son niñas (M=16´13; SD=1´27). Todos los participantes

estaban escolarizados en 3º (M=14´46; SD=0´58), 4º (M=15´48; SD=0´70) de

Educación Secundaria Obligatoria (ESO) y 1º (M=16´68; SD=0´86), 2º (M=17´43;

SD=0´89) de Bachillerato, pertenecientes al centro IES Cristo del Rosario en Zafra

(Badajoz).

4.2 INSTRUMENTOS

A continuación presentamos las pruebas utilizadas en este estudio, con el fin de

realizar una evaluación conductual y de la personalidad en los adolescentes:

Escala de impulsividad de Barratt, (Barratt Impulsiveness Scale, BIS-11; Patton,

Stanford y Barrat, 1995):

Cuestionario autoinformado compuesto por 30 ítems que evalúan la dimensión

impulsividad. Emplea una escala con cuatro opciones de respuesta sobre

síntomas asociados a la impulsividad que van desde: 0, raramente o nunca; 1,

ocasionalmente; 3, a menudo; 4, siempre o casi siempre.

Barratt postuló que la impulsividad es un constructo multidimensional formado

por tres factores de segundo orden: impulsividad cognitiva, impulsividad motora

e impulsividad no planificada. Las respuestas a cada ítem se suman para obtener

una puntuación global. A mayor puntuación, mayor grado de impulsividad. Se

consideraron las siguientes puntuaciones:

BIS-11-TOT: puntuación total de la prueba.

BIS-11-COG: puntuación en las variables de impulsividad cognitiva

(Atención) (8 ítems: 4, 7, 10, 13, 16, 19, 24 y 27).

BIS-11-MOT: puntuación en las variables de impulsividad motora (10

ítems: 2, 6, 9, 12, 15, 18, 21, 23, 26 y 29).

BIS-11-NP: puntuación directa de las variables de impulsividad no

planeada (12 ítems: 1, 3, 5, 8, 11, 14, 17, 20, 22, 25, 28 y 30).

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El BIS es uno de los auto-informes más utilizados para evaluar la impulsividad

tanto en investigación como en la práctica clínica y ha sido muy influyente en la

concepción contemporánea de la impulsividad. La última versión del

cuestionario BIS-11, ha mostrado alta fiabilidad (α de Cronbach = 0.83) y alto

valor predictivo para evaluar conductas de riesgo, inclusive síntomas de

trastornos de conducta, uso de sustancias, déficit de atención e intentos de

suicidio tanto en adultos como adolescentes” (Salvo y Castro, 2013; Stanford,

2009; von Diemen, Szobot, Kessler y Pechansky, 2007).

Escala de Búsqueda de Sensaciones, forma V (Sensation Seeking Scale, SSS-V;

Zuckerman, Eysenck, y Eysenck, 1978):

Cuestionario diseñado para valorar este constructo, caracterizado por la

búsqueda de sensaciones novedosas, variadas, complejas y experiencias

intensas, así como por la voluntad de asumir riesgos físicos, legales, sociales y

financieros por vivir tales experiencias (Zuckerman, 1994).

El cuestionario está compuesto por 40 ítems de respuestas dicotómicas que

integran cuatro sub-escalas: búsqueda de emociones y aventuras, búsqueda de

experiencia y excitación, desinhibición y susceptibilidad hacia el aburrimiento.

También se obtiene una puntuación global, basada en la suma de las cuatro sub-

escalas. Las puntuaciones elevadas en cada una de las sub-escalas representan

mayor presencia del rasgo. Se tuvieron en consideración las siguientes

puntuaciones:

SSS-V- TOT: puntuación total del cuestionario.

SSS-V- TAS: puntuación en búsqueda de emoción y aventura (Thrill and

Adventure Seeking - TAS).

SSS-V- ES: puntuación en búsqueda de experiencias (Experience

Seeking - ES).

SSS-V- Dis: puntuación en desinhibición (Disinhibition - Dis).

SSS-V- BS: puntuación en susceptibilidad al aburrimiento (Boredom

Susceptibility - BS).

La fiabilidad test-retest de esta prueba en la validación española con un intervalo

de 5 días es del 0.90 para la puntuación total y de entre 0.68 y 0.94 para las sub-

escalas (Castro-Barea, 2016). Por tanto, es posible afirmar que la versión

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española EBS-Forma V posee una aceptable fiabilidad y validez estructural,

comparable a la original versión inglesa.

4.3 PROCEDIMIENTO

En este apartado se consideran aquellos pasos relevantes para llevar a cabo el

estudio. La recogida de datos se realizó en el centro IES Cristo del Rosario (Zafra,

Badajoz) durante el curso académico 2017. En primer lugar, se contactó con el equipo

directivo con objeto de obtener su consentimiento. Una vez presentado y aprobado el

estudio por parte del centro escolar, desde la propia dirección se envió una carta

informando a los padres y/o tutores donde se solicitase su consentimiento para la

participación de los alumnos/as menores de edad. Todos los participantes firmaron un

consentimiento informado en el que se presentaba el motivo de evaluación, su carácter

voluntario, la garantía del anonimato, la confidencialidad de los datos obtenidos y el

derecho a finalizar su participación en cualquier momento que considerase oportuno.

Más tarde, se concertó un día para aplicar los cuestionarios de forma colectiva y

de manera anónima y voluntaria, en presencia del tutor de cada clase y de la autora del

presente trabajo, con el fin de resolver las dudas que pudieran presentarse, así como de

asegurar que los alumnos respondieran a todos los ítems de cada instrumento de

evaluación. El tiempo para cumplimentar los cuestionarios no excedía los 30 minutos

por clase.

Todos los alumnos cumplimentaron de manera adecuada el 100% de los ítems

de cada cuestionario, por lo que no se eliminó a ningún participante del estudio.

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5. RESULTADOS

Para realizar el análisis de los datos se utiliza el programa estadístico SPSS. Los

estadísticos descriptivos se llevaron a cabo mediante un análisis de frecuencias,

averiguando la media y la desviación estándar de las variables género y edad del

estudiante, las cuales se han mostrado anteriormente en el apartado de “participantes”.

Los resultados que se esperan encontrar en este trabajo, de acuerdo con la literatura,

son:

Sí existen diferencias significativas en cuanto al género en impulsividad y

búsqueda de sensaciones, siendo en ambos casos mayor en hombres que en

mujeres.

Confirmar que a medida que avanza la adolescencia (a mayor edad), menor es el

rasgo de impulsividad y búsqueda de sensaciones.

Demostrar que los adolescentes impulsivos se involucran más en la búsqueda de

sensaciones, por tanto, ambas variables correlacionan.

Analizar cuáles son las situaciones o conductas de riesgo más comunes entre los

adolescentes impulsivos.

Por tanto, una vez analizados los parámetros descriptivos, se procede a la

comprobación de los párrafos anteriores, es decir, se tratan de hipótesis o suposiciones

cuya validez cabe confirmar o rechazar. Para realizar esta comprobación se aplican unas

pruebas estadísticas que van a permitir contrastar la veracidad o falsedad de las

hipótesis desde el punto de vista estadístico. Son pruebas que cuantifican hasta qué

punto la variabilidad de la muestra puede ser responsable de los resultados del estudio.

La Ho (hipótesis nula) afirma que no existe relación o asociación entre las dos

variables estudiadas y la Ha (hipótesis alternativa) afirma que si existe algún grado de

relación entre las dos variables. En concreto, si la p es < de 0.05 se rechaza la Ho y se

acepta la Ha, afirmando que hay una relación entre las variables o en otras palabras,

estamos diciendo que es muy poco probable que el azar sea el responsable de dicha

asociación. Asimismo, si la p es > de 0.05 se acepta la Ho y se rechaza la Ha, y se

afirma que ambas variables no están asociadas o correlacionadas pudiendo ser el azar la

explicación de dicho hallazgo (Rubio & Berlanga, 2012).

17

En primer lugar se analizaron las diferencias de género con respecto a las

variables impulsividad y búsqueda de sensaciones. Para valorar las diferencias de

género en impulsividad y búsqueda de sensaciones se realiza un análisis estadístico

basado en la comparación de medias a través de la prueba T para muestras

independientes. El contraste de hipótesis para muestras independientes divide los casos

en dos grupos (hombres y mujeres) y compara las medias de los grupos respecto a una

variable. Se plantearon las siguientes hipótesis:

Ho: No hay diferencias significativas en cuanto a hombres y mujeres respecto a

las puntuaciones obtenidas en el test de impulsividad.

Ha: Sí hay diferencias significativas en cuanto a hombres y mujeres respecto a

las puntuaciones obtenidas en el test de impulsividad.

Los resultados para la impulsividad se presentan en la Tabla 1. Antes de analizar

los resultados, es conveniente valorar la comparación de las varianzas de ambos grupos

(estadístico F de Snedecor) a través de la prueba de Levene, la cual, debe tener una

significación mayor de 0.05 para cumplimentar el requisito de homocedasticidad (se

asumen varianzas iguales) (Rubio & Berlanga, 2012).

Una vez comprobado este dato se observa la significación bilateral de la prueba

t, el cual es igual a 0.498 y, por tanto, mayor que 0.05, con lo cual se acepta la Ho y se

rechaza la Ha, lo que viene a decir que no existen diferencias significativas en cuanto a

hombres y mujeres respecto a las puntuaciones obtenidas en el test de impulsividad. O

dicho de otra forma, no hay diferencias en impulsividad en relación al sexo.

Tabla 1. Prueba T para muestras independientes en impulsividad y género.

18

Las siguientes hipótesis que se plantearon fueron:

Ho: No hay diferencias significativas en cuanto a hombres y mujeres respecto a

las puntuaciones obtenidas en el test de búsqueda de sensaciones.

Ha: Sí hay diferencias significativas en cuanto a hombres y mujeres respecto a

las puntuaciones obtenidas en el test de búsqueda de sensaciones.

Los resultados para la búsqueda de sensaciones se presentan en la Tabla 2,

donde la significación bilateral es de 0.012, por tanto, al ser menor que 0.05 se rechaza

la Ho y se acepta la Ha, lo que significa que sí hay diferencias de género con respecto la

búsqueda de sensaciones, donde los hombres obtuvieron una puntuación mayor

(M=20.64) que las mujeres (M=18.61).

Tabla 2. Prueba T para muestras independientes en búsqueda de sensaciones y género.

A continuación se examina la segunda hipótesis: si existe una correlación

negativa entre la impulsividad y búsqueda de sensaciones con la edad, es decir, si a

mayor edad menor puntuación en las escalas. Para ello, se realiza el análisis de varianza

(ANOVA) de un factor, el cual nos sirve para comparar varios grupos en una variable

cuantitativa. Se trata de una generalización de la prueba T para muestras independientes

y se aplica para contrastar la igualdad de media de 3 o más poblaciones independientes

(Ato, López, y Benavente, 2013).

Las Tablas 3 y 4 muestran los resultados de las F y el nivel de significación del

ANOVA. Como en ambos casos (impulsividad y búsqueda de sensaciones) el nivel de

significación (sig.) es mayor que 0.05, aceptamos la igualdad de medias, es decir, no

19

existen diferencias significativas entre los grupos. Pero cabe resaltar que en la tabla 3, la

impulsividad no planeada posee un nivel de significación de 0.027, por tanto, al ser

menor que 0.05 se rechaza la hipótesis de igualdad de medias, es decir, en este tipo de

impulsividad si hay diferencias significativas con respecto a la edad. En general, se

puede concluir que no existe una disminución de la impulsividad y la búsqueda de

sensaciones durante la adolescencia pero próximamente, se mostrará más

detalladamente una comparación de medias entre los distintos grupos de edades y sus

puntuaciones en impulsividad y búsqueda de sensaciones donde se pueden apreciar

algunos cambios.

Tabla 3. Anova de un factor en impulsividad y edad.

Tabla 4. Anova de un factor en búsqueda de sensaciones y edad.

20

Al realizar el ANOVA de un factor, se proporciona también una tabla

descriptiva donde aparecen las medias de puntuación en los test para los distintos

grupos de edad, los cuales aparecen divididos por cursos (3º ESO corresponde a una

edad de 14-15 años; 4º ESO: 15-17 años; 1º Bach.: 16-19 años; 2º Bach.: 17-20 años).

Por tanto, se continua con los datos obtenidos gracias al ANOVA y se procede a

examinar la tercera hipótesis del estudio: valorar cuáles son las conductas que más

asumen los adolescentes impulsivos o buscadores de sensaciones.

Los resultados para la impulsividad se muestran en la Tabla 5. A grandes rasgos

se puede observar que tanto en la impulsividad motora, la impulsividad no planeada y la

impulsividad total (suma de los 3 tipos de impulsividad que se evaluan en el test)

aparece una clara disminución de 3º a 4º ESO pero esta puntuación se mantiene en los

cursos posteriores (1º y 2º Bach.) por lo que no continua disminuyendo. Además, hay

que resaltar una clara diferencia con respecto a la impulsividad cognitiva, ya que se

observa un aumento progresivo con la edad.

En general, tras comparar las diferentes medias se concluye que son los alumnos

más pequeños (3º ESO) los que puntúan más alto en impulsividad y tras revisarse las

puntuaciones de los diferentes items, se ha comprobado que los items más demandados

con puntuación “siempre o casi siempre” son:

5. “Planifico mis viajes con antelación”.

17. “Visito al médico y al dentista con regularidad”.

22. “Termino lo que empiezo”.

23. “Camino y me muevo con rapidez”.

28. “Me interesa más el presente que el futuro”.

21

Tabla 5. Análisis descriptivos por ANOVA de un factor en impulsividad y edad.

Los resultados para la búsqueda de sensaciones se muestran en la Tabla 6, los

cuales son parecidos a los de impulsividad, ya que en general hay una leve disminución

de 3º a 4º ESO pero más tarde, las puntuaciones se mantienen con la edad.

Aun así, se van a resaltar aquellos ítems que han tenido una puntuación media

más alta entre los adolescentes con respecto a la búsqueda de sensaciones:

14. “Me gustaría probar comidas nuevas que nunca he probado antes”.

18. “Me gustaría hacer un viaje no planeado, sin ruta definida y sin horario”.

20. “Me gustaría aprender a volar en avión”.

22. “Me gustaría encontrarme con algunas personas homosexuales”.

26. “A menudo me gusta el contraste de los colores y formas irregulares de las

pinturas modernas”.

32. “Una persona debería tener una considerable experiencia sexual antes del

matrimonio”.

37. “La gente debería vestir de forma distinta, aunque los efectos sean algunas

veces extraños”.

22

Tabla 6. Análisis descriptivos por ANOVA de un factor en búsqueda de sensaciones y

edad.

Por último, se examina la cuarta hipótesis del estudio: si la impulsividad se

relaciona con la búsqueda de sensaciones. Los resultados a este respecto se presentan en

la Tabla 7. Como se puede observar, se ha realizado una correlación bivariada de

Pearson. Se trata de una técnica estadística destinada a averiguar si dos variables tienen

relación entre sí, si la relación es fuerte, moderada o débil y qué dirección tiene dicha

relación. La correlación presenta la gran ventaja de que toda información sobre la

relación, fortaleza y dirección aparece sintetizada en un nivel de significación (sig.) y en

un coeficiente de correlación.

El nivel de significación indica si existe relación o no entre las variables. Si la

significación es menor de 0.05 sí hay correlación significativa y si existe relación se

pasa a observar el coeficiente de correlación (r). El coeficiente puede oscilar entre -1 y

+1, por tanto, cuanto más se distancie de 0, más fuerte es la relación entre las variables.

Y además, el signo + o – de la correlación va a indicar la dirección de la relación.

23

Si se observa la Tabla 7, se puede apreciar una clara relación entre las dos

variables. Concretamente si analizamos cada tipo de impulsividad con respecto a la

búsqueda de sensaciones encontramos que:

Entre la impulsividad cognitiva y la búsqueda de sensaciones la correlación es

significativa al nivel 0.05 (bilateral), ya que su significación es de 0.040. La

correlación de Pearson (r = 0.149) señala que se trata de una relación débil al ser

la más próxima a 0, y por poseer signo + se trata de una relación en la que a

mayor impulsividad cognitiva, mayor búsqueda de sensaciones y viceversa.

Entre la impulsividad motora y la búsqueda de sensaciones la correlación es

significativa al nivel 0.01 (bilateral), ya que su significación es de 0.000. La

correlación de Pearson (r = 0.282) señala que se trata de una relación fuerte a

comparación de los otros tipos de impulsividades, y por poseer signo + se trata

de una relación en la que a mayor impulsividad motora, mayor búsqueda de

sensaciones; y viceversa.

Entre la impulsividad no planeada y la búsqueda de sensaciones la correlación es

significativa al nivel 0.01 (bilateral), ya que su significación es de 0.002. La

correlación de Pearson (r = 0.227) señala que se trata de una relación moderada,

y por poseer signo – se trata de una relación en la que a mayor impulsividad no

planeada, menor búsqueda de sensaciones y viceversa.

Tabla 7. Correlación bivariada de Pearson en impulsividad y búsqueda de sensaciones.

24

6. DISCUSIÓN

El objetivo de este estudio es comprobar si la impulsividad y la búsqueda de

sensaciones se pueden considerar factores asociados a actitudes y comportamientos

característicos de riesgo en una muestra de estudiantes de secundaria y bachillerato, ya

que de ser así, serían factores a tener en cuenta de cara a la prevención y/o intervención

de posibles trastornos y/o conductas problemáticas. De hecho, la impulsividad es un

constructo multidimensional que involucra aspectos cognitivos, atencionales y

conductuales. Por ello, diferentes componentes podrían estar asociados positiva o

negativamente a distintas alteraciones psicopatológicas (Jáuregui-Lobera y Santiago,

2017).

Desde hace años, se han llevado a cabo estudios en los que se intenta relacionar

la impulsividad con diferentes alteraciones psicopatológicas. Como hemos mencionado

anteriormente, diversos autores han observado que esta característica se asocia a

problemas de conducta, medidas cognitivas, agresión, características familiares y

contextuales… (Riaño, Guillen, y Buela, 2015). Además, el estudio de la impulsividad

ha sido un campo productivo debido a sus implicaciones en varios trastornos

psiquiátricos y de conducta: trastorno de la personalidad, trastorno bipolar, TDAH,

trastorno obsesivo-compulsivo y trastornos de conducta alimentaria (Ramón, 2015).

Al igual que ocurre con la búsqueda de sensaciones (BS), existe una amplia

investigación sobre la propensión a tomar riesgos en una gran gama de

comportamientos como son el consumo de alcohol, tabaco y drogas ilícitas, la práctica

de deportes de riesgo, las conductas sexuales y antisociales, etc. (Ángel et al., 2014).

Por ello, el presente trabajo se ha centrado en las relaciones existentes entre la

impulsividad y la búsqueda de sensaciones con el fin de determinar su influencia en el

estado emocional y conductual de los adolescentes y, en su caso, determinar su papel de

cara a propuestas de prevención e intervención de dichas alteraciones psicopatológicas.

En cuanto a la primera hipótesis, el análisis estadístico ha mostrado que no

existen diferencias de género en cuanto a impulsividad. Dichos datos son

contradictorios a los de otros estudios donde los hombres muestran unas medidas de

impulsividad, tanto funcional como disfuncional, mayores que las mujeres (Pérez-

Fuentes et al., 2015). La posible razón de esta discrepancia puede deberse a que la

25

muestra de hombres (70) es menor que la de mujeres (120) en el presente estudio. Pero

en cambio, tanto en este trabajo como en otros, se han encontrado resultados donde los

hombres experimentan mayor BS que las mujeres, lo que puede deberse tanto a factores

biológicos como a factores de socialización (Ramón, 2015).

En cuanto a la relación entre edad e impulsividad y búsqueda de sensaciones, los

datos mostraron una relación no significativa. Por tanto, se puede concluir que no existe

una disminución de la impulsividad y la búsqueda de sensaciones durante la

adolescencia. En cambio, en otros estudios sí parece existir una relación negativa entre

la edad e impulsividad y BS, es decir, a mayor edad menor impulsividad y/o BS; y

viceversa (Ángel et al., 2014) (Hernando, Oliva, y Pertegal, 2013). Una explicación

plausible de este resultado podría estar relacionada con el rango de edad de la muestra

del presente estudio constituida por adolescentes de entre 14 a 20 años, mientras que en

otros estudios se trata de muestras de jóvenes con edades comprendidas entre los 18 a

25 años. Por tanto, al tratarse de jóvenes más mayores, la disminución en impulsividad

y/o BS podría atribuirse al desarrollo de la personalidad, maduración cerebral y control

emocional del adolescente (González et al., 2014).

Pero, por otro lado, cabe resaltar que sí se obtuvieron diferencias significativas

con respecto a la impulsividad no planeada y la edad, la cual se basa en la falta

de planificación y el mayor interés por las situaciones presentes que futuras. En

concreto, se observa una clara disminución desde 3º ESO a cursos posteriores, siendo

los más pequeños los que obtuvieron las puntuaciones más altas en las escalas. Así, con

respecto a la tercera de las hipótesis planteadas, donde se han analizado las diferentes

situaciones en las que los adolescentes han obtenido puntuaciones más altas, se

encuentran entre los ítems más destacados “me interesa más el presente que el futuro”,

lo que correlaciona con la impulsividad no planificada.

Por último, en cuanto a la cuarta hipótesis (si la impulsividad correlaciona con la

búsqueda de sensaciones) se observa una relación significativa en los tres tipos de

impulsividad (imp. Cognitiva, imp. Motora, imp. No planeada) y la búsqueda de

sensaciones. Hay que destacar una mayor puntuación en la impulsividad motora (p. ej.:

“camino y me muevo con rapidez”, cuyo ítem también ha sido de los más populares

entre los adolescentes) y en contraste con otros estudios este resultado es congruente, ya

que se puede afirmar que la impulsividad motora ha sido superior en todos los grupos de

26

adolescentes, siendo estas diferencias estadísticamente significativas entre los

adolescentes agresivos (Andreu, Peña, y Penado, 2013). Aunque no se han encontrado

estudios que relacionen directamente la impulsividad con la búsqueda de sensaciones, si

se han encontrado otros trabajos que relacionan la impulsividad con algún tipo de

búsqueda de sensación como se puede observar en los resultados de un estudio en el que

aquellos estudiantes que se declararon consumidores (alcohol y tabaco) obtuvieron

puntuaciones significativamente más altas en impulsividad. Estos hallazgos sugieren

que si se analiza detalladamente el perfil de los sujetos con dicho factor de riesgo, se

puede favorecer la creación de programas más adecuados para la intervención e incluso,

la prevención (Pérez-Fuentes et al., 2015).

Como limitaciones del presente estudio se podría citar el basarse en una muestra

donde hay más mujeres que hombres. Sin embargo, a día de hoy, siguen siendo escasos

los trabajos sobre impulsividad y BS si ello se compara con la extensa literatura sobre

este tipo de variables. Por otro lado, aun esta menos presente la investigación que

relacione la impulsividad con la BS.

Como otra posible limitación podría destacarse el rango de edad aunque, en todo

caso, la adolescencia constituye una de las edades más vinculadas a la impulsividad y

BS. Aun así, el rango de edad sí supondría una limitación a la hora de observar

diferencias significativas de unas edades a otras. Por ello, en futuros trabajos podría

considerarse la inclusión de muestras con edades más amplias.

Con respecto a la versión usada en este estudio “The Barratt Impulsiveness

Scale” (BIS-11; Patton et al., 1995) se observa que no está adecuadamente adaptada al

contexto escolar. Por ejemplo, en este cuestionario se le pregunta a los sujetos sobre

cambios de residencia o trabajo, en lugar de cambios en el grupo de amigos o en

intereses profesionales cuando sean adultos, tal y como se presenta en la adaptación

para adolescentes que desarrollaron sus autores originales. Por tanto, se recomienda

para futuros trabajo especial cuidado con ciertos ítems, ya que los jóvenes más

pequeños podrían no sentirse identificados con ninguna de las opciones o incluso sin

capacidad de comprensión.

Además, parece que son los elementos motores o conductuales de la

impulsividad los que reflejan cierto déficit a la hora de actuar reflexivamente, es decir,

dejarse llevar por la emoción del momento sin ningún tipo de control emocional y

27

capacidad de demora de la gratificación. En este sentido, podría ser conveniente que

futuros trabajos profundizasen en el estudio de la impulsividad motora o conductual de

cara a comprender cómo esta variable influye en las conductas agresivas y trastornos de

conducta. Tal y como muestran diversos estudios, la impulsividad motora presenta

elementos más disfuncionales que la impulsividad cognitiva en cuanto a su asociación

con los comportamientos de riesgo, principalmente, con la ruptura de las normas, la

conducta antisocial y el consumo de alcohol y otras drogas en jóvenes y adolescentes.

Con estas limitaciones en mente, un análisis especificado de los aspectos más

conductuales de la impulsividad podría facilitar la comprensión de los mecanismos

implicados en la manifestación de conductas problemáticas durante esta etapa evolutiva.

En concreto, el desarrollo de una adecuada auto-regulación emocional, acompañada de

la capacidad de demora de la gratificación y una valoración negativa de las posibles

consecuencias que conlleva la búsqueda de sensaciones, serían elementos claves para

abordar estrategias eficaces de intervención dirigidas a adolescentes en entornos

comunitarios y escolares (Andreu et al., 2013).

Merece destacar como fortaleza del presente trabajo la exploración de la

impulsividad desde el punto de vista psicológico, ya que podría constituir un elemento

preventivo en relación a la búsqueda de sensaciones y a las posibles alteraciones

psicopatológicas.

28

7. CONCLUSIÓN

A modo de conclusión, según los resultados obtenidos en este estudio se puede

afirmar que la característica de personalidad “impulsividad” se relaciona con la

“búsqueda de sensaciones” entre los adolescentes y particularmente, se han mostrado

diferencias significativas en cuanto a la búsqueda de sensaciones y género (siendo

mayor en hombres que en mujeres) pero cabe resaltar que estas diferencias no han sido

significativas en lo que respecta a la edad.

En resumen, tal y como señalan algunos autores (Castro-Barea, 2016) tanto la

impulsividad como la búsqueda de sensaciones pueden contribuir a detectar de forma

precoz el riesgo a desarrollar ciertos problemas conductuales y psicopatológicos y, por

tanto, los programas de prevención se deberían diseñar con el fin de ayudar a los

adolescentes a utilizar estrategias de adaptación para regular y manejar el sufrimiento

emocional en lugar de utilizar comportamientos arriesgados y posteriormente

problemáticos para aliviar dicho dolor o sufrimiento.

29

8. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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32

9. ANEXOS

Anexo 1. Escala de Impulsividad de Barratt (BIS-11).

Instrucciones: Esta es una escala para medir algunas de las formas en que usted actúa y

piensa. No se detenga demasiado tiempo en las oraciones. Responda rápida y

honestamente marcando una X en la opción que más le represente.

Raramente

o nunca

(0)

Ocasional-

mente

(1)

A

menudo

(3)

Siempre

o casi

siempre

(4)

1. Planifico mis tareas con cuidado

2. Hago las cosas sin pensarlas

3. Casi nunca me tomo las cosas a pecho (no me perturbo con facilidad)

4. Mis pensamientos pueden tener

gran velocidad (tengo pensamientos que van muy rápido en mi mente)

5. Planifico mis viajes con antelación

6. Soy una persona con autocontrol

7. Me concentro con facilidad

8. Ahorro con regularidad

9. Se me hace difícil estar quieto/a por

largos períodos de tiempo

10. Pienso las cosas cuidadosamente

11. Planifico para tener un trabajo fijo

(me esfuerzo por asegurarme de que tendré dinero para pagar mis gastos)

12. Digo las cosas sin pensarlas

13. Me gusta pensar sobre problemas complicados

14. Cambio de trabajo frecuentemente (no me quedo en el mismo trabajo por

largos períodos de tiempo)

15. Actúo impulsivamente

33

16. Me aburro con facilidad tratando

de resolver problemas en mi mente (me aburre pensar en algo demasiado tiempo)

17. Visito al médico y al dentista con regularidad

18. Hago las cosas en el momento en que se me ocurren

19. Soy una persona que piensa sin

distraerse (puedo enfocar mi mente en una sola cosa por mucho tiempo)

20. Cambio de vivienda a menudo (me mudo con frecuencia o no me gusta vivir en el mismo sitio por

mucho tiempo)

21. Compro cosas impulsivamente

22. Termino lo que empiezo

23. Camino y me muevo con rapidez

24. Resuelvo los problemas

experimentando (empelando una posible solución y viendo si funciona)

25. Gasto en efectivo o a crédito más que gano (gasto más de lo que gano)

26. Hablo rápido

27. Tengo pensamientos extraños cuando estoy pensando (a veces tengo pensamientos irrelevantes cuando

pienso)

28. Me interesa más el presente que el

futuro

29. Me siento inquieto/a en clases o charlas (me siento inquieto/a si tengo

que oír a alguien hablar demasiado tiempo)

30. Planifico el futuro (me interesa más el futuro que el presente)

34

Anexo 2. Escala de Búsqueda de Sensaciones, forma V (SSS-V).

A continuación encontrará una serie de items que contienen dos formas A y B. Por

favor, indique cuál de las dos formas describe más sus gustos o sentimientos. Puede

encontrar items que, un sus dos formas A y B, describan sus gustos o sentimientos.

Elija, en este caso, el que mejor describa sus preferencias. En otros casos puede

encontrar items que en ninguna de las dos formas, le gusten. En estos casos, marque la

respuesta que le disguste menos. Por favor, no deje ningún ítem en blanco. No hay

respuestas correctas o incorrectas. Sea franco y de su sincera opinión sobre sí mismo.

1. A. Me gustan las fiestas divertidas y desinhibidas

B. Prefiero las fiestas tranquilas, con una buena conversación

2. A. Hay algunas películas que disfruto viéndolas por segunda vez e incluso, por tercera

B. No puede aguantar ver una película que ya he visto antes

3. A. A veces, desearía haber sido un escalador-a

B. No puedo entender a la gente que arriesga su vida escalando montañas

4. A. Me disgustan todos los olores del cuerpo

B. Me gustan algunos olores fuertes del cuerpo

5. A. Me aburre ver siempre las mismas caras

B. Me gusta ver todos los días a mis amigos

6. A. Me gusta explorar una ciudad extraña por mí mismo-a; incluso llegar a perderme

B. Prefiero un guía cuando estoy en un sitio que no conozco muy bien

7. A. Me disgusta la gente que hace o dice cosas para impresionar o perturbar a otros

B. Cuando puedes predecir casi todo lo que una persona hará o dirá, ésta es aburrida

8. A. Generalmente no disfruto con una película u obra de teatro donde puedo predecir de

antemano lo que va a suceder

B. No me importa ver una película u obra de teatro donde puedo predecir de antemano

lo que va a suceder

9. A. He probado la marihuana, o me gustaría hacerlo

B. Nunca probaría la marihuana

10. A. No me gustaría probar ninguna droga que me produjera efectos extraños y peligrosos

B. Me gustaría probar alguna droga nueva que me produjera alucinaciones

11. A. Una persona sensata evita actividades que son peligrosas

B. A veces me gusta hacer cosas que son un poco peligrosas

35

12. A. Me disgustan los que practican el “intercambio de pareja”

B. Disfruto en la compañía de los que practican el intercambio de pareja

13. A. He notado que los estimulantes me hacen sentirme incómodo-a

B. A menudo me gustaría “colocarme” (bebiendo licor o fumando marihuana)

14. A. Me gustaría probar comidas nuevas que nunca he probado antes

B. Pido comidas con las que estoy familiarizado para evitar un chasco o algo

desagradable

15. A. Disfruto viendo películas familiares de alguien o fotos de viajes

B. Me aburre tremendamente ver películas familiares o fotos de viajes

16. A. Me gustaría dedicarme al sky acuático

B. No me gustaría dedicarme al sky acuático

17. A. Me gustaría practicar el “surf”

B. No me gustaría practicar el “surf”

18. A. Me gustaría hacer un viaje no planeado, sin ruta definida y sin horario

B. Cuando voy a hacer un viaje me gusta planear mi ruta y el horario cuidadosamente

19 A. Prefiero a la gente sensata como amigos

B. Prefiero hacer amigos en grupos marginales como artistas o “hippies”

20. A. No me gustaría aprender a volar en avión

B. Me gustaría aprender a volar en avión

21. A. Prefiero la superficie del agua a las profundidades

B. Me gusta bucear

22. A. Me gustaría encontrarme con algunas personas homosexuales (atracción entre

personas del mismo sexo)

B. Evita a la gente que sospecho que son de la “acera de enfrente”

23. A. Me gustaría intentar practicar paracaidismo

B. No me gustaría, de ninguna manera, saltar de un avión

24. A. Prefiero los amigos que son imprevisibles

B. Prefiero los amigos que son formales y previsibles

25. A. No estoy interesado/a en la experiencia por la experiencia

B. Me gusta tener nuevas y excitantes experiencias y sensaciones aunque sean un poco

peligrosas, fuera de lo corriente o ilegales

26. A. El buen arte es la claridad, simetría de la forma y la armonía de los colores

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B. A menudo me gusta el contraste de los colores y formas irregulares de las pinturas

modernas

27. A. Disfruto pasando el tiempo en familia

B. Me encuentro inquieto si tengo que pasar en casa mucho tiempo

28. A. Me gusta tirarme desde el trampolín

B. No me gusta estar de pie en el trampolín (o estar cerca de él)

29 A. Me gusta quedar con personas del sexo opuesto que son físicamente excitantes

B. Me gusta quedar con personas del sexo opuesto que comparten mis valores

30. A. Las bebidas fuertes normalmente arruinan una fiesta, porque algunas personas se

ponen agresivas y pesadas

B. Mantener las copas llenas es la clave para una buena fiesta

31. A. La peor falta social es ser grosero

B. La peor falta social es ser aburrido

32. A. Una persona debería tener una considerable experiencia sexual antes del matrimonio

B. Lo mejor es que la relación sexual comience en el matrimonio

33. A. Aunque yo tuviera dinero me molestaría en relacionarme con personas de la alta

sociedad

B. Podría imaginarme a mí mismo/a buscando placeres alrededor del mundo

34. A. Me gusta la gente que es aguda y astuta, aunque algunas veces insulten a otros

B. Me disgusta la gente que hace gracias dañando los sentimientos de los demás

35. A. Hay demasiada propaganda de sexo en el cine

B. Me divierte ver muchas de las escenas de sexo en el cine

36. A. Me encuentro mejor después de un par de copas

B. Algo le va mal a la gente que necesita tomar licor para sentirse mejor

37. A. La gente debería vestir conforme a algunos estilos

B. La gente debería vestir de formas distintas, aunque los efectos sean algunas veces

extraños

38. A. Navegar largas distancias en barcos pequeños es cosa de locos

B. Me gustaría navegar a larga distancia en un barco pequeño pero seguro

39. A. No tengo paciencia con gente molesta o aburrida

B. Encuentro algo interesante con las personas con quienes hablo

40. A. Esquiar deprisa por una pendiente, es una buena forma de acabar con muletas

B. Pienso que me gustaría tener la sensación de esquiar muy deprisa por una pendiente

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Anexo 3. Consentimiento informado para el padre o madre (o representante legal).

CONSENTIMIENTO INFORMADO

(DOCUMENTO INFORMATIVO)

Antes de proceder a la firma de este consentimiento informado, lea atentamente la

información que a continuación se le facilita y, si es necesario puede consultar las dudas

que tenga en el teléfono o dirección que aparece al final de esta página.

Naturaleza del estudio:

Se va a llevar a cabo un estudio cuyo título es “Impulsividad y búsqueda de

sensaciones en adolescentes” y para ello, se va a recoger información a través de una

serie de preguntas (en formato cuestionario), a niños con edades comprendidas entre los

14 y 18 años.

El estudio se enmarca dentro de los Trabajos Fin de Grado que los alumnos del Grado

de Psicología de la Universidad de Jaén han de realizar en su cuarto año de carrera. En

concreto, este estudio será realizado por la alumna María Matamoros Jiménez, bajo la

tutorización del profesor de Psicología en la Universidad de Jaén, José María

Colmenero Jiménez. La recogida de información a los niños, se realizará de manera

colectiva, en el horario que determine el tutor de cada curso y tras la autorización y

visto bueno por parte del equipo directivo del centro docente. La recogida de

información no conllevará más de media hora de duración.

Implicaciones para el participante:

La participación es totalmente voluntaria.

El participante puede retirarse del estudio cuando así lo manifieste, sin dar

explicaciones y sin que esto conlleve ninguna repercusión para él.

Todos los datos de carácter personal, obtenidos en este estudio son

confidenciales y se tratarán conforme a la Ley Orgánica de Protección de Datos

de Carácter personal 15/99.

La información obtenida se utilizará exclusivamente para los fines específicos de

este estudio.

Riesgos para el participante: Ninguno

Si requiere información adicional se puede poner en contacto con María

Matamoros Jiménez en el teléfono 669717917 o mediante correo electrónico:

[email protected]

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CONSENTIMIENTO INFORMADO

“Impulsividad y búsqueda de sensaciones en adolescentes”

Yo (Nombre y Apellidos):………………………………………………………………,

padre o madre (o representante legal) del alumno/s:………………………………….

…………………………………………………………………………………………….

He leído el documento informativo que acompaña a este consentimiento.

He podido resolver las dudas que se me han planteado.

Comprendo que la participación de mi hijo es voluntaria y soy libre de participar

o no en el estudio.

Se me ha informado que todos los datos obtenidos en este estudio serán

confidenciales y se tratarán conforme establece la Ley Orgánica de Protección

de Datos de Carácter Personal 15/99.

Se me ha informado de que la información obtenida sólo se utilizará para los

fines específicos del estudio.

Comprendo que puedo retirarme del estudio:

Cuando quiera.

Sin tener que dar explicaciones.

Sin que esto repercuta de ninguna forma en mi hijo.

Presto libremente mi conformidad para que mi hijo participe en el estudio sobre

“Impulsividad y búsqueda de sensaciones en adolescentes”

Firma del padre o la madre (o representante legal en su caso)

D/Dª:…………………………………………………………………….

Fecha:…………………………………………………………………...

(DEVOLVED ESTA HOJA AL TUTOR/A)

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Anexo 4. Consentimiento informado al equipo directivo del Centro Educativo.

Equipo Directivo del Centro Educativo

IES Cristo del Rosario

Zafra Jaén, 13 de Febrero 2017

Estimado director del centro educativo,

Me pongo en contacto con usted para solicitarle, si así se estima oportuno, colaboración

del centro que usted dirige en un estudio cuyo título es “Impulsividad y búsqueda de

sensaciones en adolescentes”. Este estudio se enmarca dentro de los Trabajos Fin de

Grado que los alumnos del Grado de Psicología de la Universidad de Jaén han de

realizar en su cuarto año de carrera. En concreto, este estudio está realizado por la

alumna María Matamoros Jiménez, bajo mi tutorización.

Para poder llevar a cabo el estudio, se necesita recoger información, a través de una

serie de preguntas (en formato cuestionario), a niños con edades comprendidas entre los

14 y 18 años. La recogida de información a los niños, se realizará, de manera colectiva,

en el horario que determine el centro y/o tutor de cada curso y no conllevará más de

media hora de duración por clase. Se les proporcionará un documento a cada alumno,

donde los padres tendrán que haber dado su consentimiento, autorizando la

participación de su hijo en el estudio.

El tratamiento de los datos recogidos en este estudio se hará conforme a la Ley

Orgánica de Protección de Datos de Carácter Personal 15/99, y toda la información

obtenida se utilizará exclusivamente para los fines específicos de este estudio.

Si tras la finalización del estudio, se desea conocer, por parte del centro y los padres, los

resultados del mismo, se presentará un informe de carácter general y grupal.

Para cualquier duda o aclaración, estoy a su disposición, pudiendo contactar conmigo a

través del número de teléfono: 953212581, o a través del correo electrónico:

[email protected]

Fdo.: José María Colmenero Jiménez

Profesor del Departamento de Psicología en la Universidad de Jaén.