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 Introducción a la vitalidad natural por Shihâb Alen El presente es un manuscrito incompleto en proceso de escritura, puesto a disposición del público para su enriquecimiento por la experiencia colectiva. Puedes hacer llegar tus sugerencias a [email protected] Ediciones Urdimbre cooperó con la diagramación, impresión y encuadernación de este texto. [email protected]

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  • Introduccin a la vitalidad natural

    por Shihb Alen

    El presente es un manuscrito incompleto en proceso de escritura, puesto a disposicin del pblico para su enriquecimiento por la experiencia colectiva. Puedes hacer llegar tus sugerencias a [email protected]

    Ediciones Urdimbre cooper con la diagramacin, impresin y encuadernacin de este texto. [email protected]

  • A D V E R T E N C I A

    El presente libro es una invitacin a asumir la responsabilidad sobre nuestra experiencia, nuestro cuerpo y nuestra vitalidad. Por lo tanto no reincidire-mos en aquella advertencia hipcrita sobre la necesidad de consultar cada decisin sobre tu vida con un mdico, t mdico, pretendiendo con ello librarnos de amonestaciones legales derivadas de perjuicios personales pre-suntamente derivados de la lectura de este libro, cuando evidentemente el intento de esta publicacin apunta en otra direccin. Ms bien te invitamos a que antes de que, inspirada/o por la lectura de estas pginas, tomes o dejes tal o cual curso de accin, lo hagas con plena con anza en ti mismo, en lo que la vida te ha enseado y en lo que has aprendido de ella, con el corazn lleno de gracia y no como una vctima: de la confusin, de la desesperacin, del engao. A ver si de una vez rompemos con la cadena de irresponsabilidad y victimizacin que encadena nuestras vidas y la del planeta que nos nutre.

  • D E D I C A T O R I A S

    A la TierraPaciencia,

    apoyar a otros sin esperar su gratitud, generosidad,

    aprend de mi primer Gur, la Tierra.

    (Atribuido a Dattatreya por Vyasa en el 11vo libro del Shrimad Bhagavata)

    A la mente forneaGracias por todo,

    ah nos vemos!(Atribuido a Carlos Castaneda por Armando Torres en

    Encuentros con el Nagual)

  • Voy a sentarme a veces, en Primavera,

    a la riba de un campo orecido. Cuando una esbelta doncella me brinda un cliz de vino,

    no pienso para nada en mi salud. Si tuviese tal preocupacin, valdra menos que un perro

    (Omar Khayyamm, Rubayatas)

    Antes de Alemen y de Hipcrates, la medicina haba sido en todo el planeta una mezcla de empirismo

    y magia...(Pedro Lan Entralgo, Historia Universal de la Medicina)

  • A G R A D E C I M I E N T O S

    A Devadasi Sumpai, Lakar Amaru Gutierrez, Ro-drigo Ganza e Ins Cheuquelaf por incitarme acompartir mis experiencias sobre vitalidad, enfermedad y salud.wA Juan Verde por acompaarme en una deriva experimen-tal rompiendo ciertos tabes asociados a la nutricin y la salud.

    A todas y todos los participantes de los talleres de vitalidad natural en que he intentado compartir mis visiones, por compartirme tambin las suyas.

  • 61 sesinPresentacin.

    Experiencias personales de salud y enfermedad.Conceptos de salud y enfermedad.

    Concepto de vitalidad.La vida se alimenta de la vida.

    Concepto de naturaleza.

    Las experiencias, sugerencias, re exiones y prcticas que compartir en este taller provienen de la experiencia de la Tierra como un mundo mgico. Esto es, un ser/planeta consciente y dotado de intencionalidad, poblado de ml-tiples formas de vida y consciencia que conforman el intrincado entramado de la vida sobre la Tierra, una trama de intencionalidades, donde todas las formas de vida estn ntimamente relacionadas las unas con las otras y re-sulta imposible afectar una parte de la trama sin afectar a la vida en su tota-lidad. La vida no como una experiencia individual, sino como un todo, como un continuo entre formas de vida, del que ni la muerte ni la enfermedad se escapan. Esta experiencia di ere enormemente de las nociones cient cas que conciben la Tierra como una bola de materia inerte otando en el es-pacio; y su relacin con las formas de vida biolgicas sobre ella, a lo ms, desde una perspectiva ecolgica, es decir, sistmica. Porque decir que la Tie-rra es un sistema, como plantea por ejemplo la teora Gaia, no es lo mismo que percibirla como el ser mgico que es. Los seres no son computadores, aunque algunos mnimos aspectos de su existencia puedan ser entendidos de esta forma. Un corazn arti cial no es lo mismo que un corazn de carne y luz, aunque ambos cumplan las mismas funciones en el cuerpo, entendido ste como un sistema y no como un fruto de la intencionalidad mgica de la Tierra.

    As, las re exiones y prcticas que compartir en este taller provienen de un entendimiento mgico de la Tierra y de la vida, y en muchas ocasiones diferirn enormemente de las concepciones cient cas y mdicas e inclu-so se les opondrn. En otras ocasiones, sin embargo, me valdr de algunas concepciones y datos cient cos, la mayora provenientes de investigaciones independientes (independientes de los intereses industriales), para reforzar y ejempli car mi visin. Ya que soy consciente de que la ciencia se ha insta-lado como una especie de sentido o lenguaje comn en nuestra poca, como antao lo hicieron las religiones judeocristianas, en una maniobra de judo usar su fuerza para apuntar hacia el sentido de la vida en la Tierra. Sin embargo no dejar de atacar la ciencia, con karate y golpes de nitivos si es

  • 7necesario, en cada lugar donde con su tecnocracia mdica amenace nuestra vitalidad y la de la Tierra.

    A principios de la dcada pasada, hace unos diez aos, algunas semillas lle-garon a mis manos. Unas semillas se llamaban magia del caos, otras se lla-maban primitivismo, otras se llamaban feminismo de la recuperacin, y as. Me dediqu a esparcirlas en los suelos que imagin frtiles y apropiados, y a compartirlas con otros monos jardineros. Hace un mes, en la Primera Fe-ria Feminista, en el Centro Cultural Manuel Rojas, pude ver como las semi-llas del feminismo de la recuperacin crecan salvajes, tirando ms semi-llas. En ese mismo centro cultural hace casi diez aos estuve con mis amigos esparciendo semillas de salvajismo. Y fue en la Feria Feminista que una amiga llamada Vernica me regal un puado de ores de loto azul egipcio. Esa misma noche las fum y a la noche siguiente tuve un sueo visionario. El sueo se trataba de este taller. Este taller es muy especial para mi. Es la primera vez que comparto a un grupo abierto, y no slo a mis cercanos ms cercanos, estas concepciones sobre la salud y la vitalidad, y, de una forma, dentro de lo posible, esquemtica. Estas ideas y re exiones, aunque hacen eco de otras visiones ya conocidas, tienen el sabor de lo nuevo y pueden resultar chocantes incluso para quienes las inspiraron y sus seguidores. Sin embargo su fuente es tan antigua como la consciencia humana.

    En el sueo, una puma vena a parir a mis pies. Estbamos en medio de un bosque algo empobrecido y yo tema que la puma tuviera hambre y me ata-cara, as que me trepaba en un rbol. Al rato se me hizo evidente que si la puma hubiese querido alcanzarme no le hubiera costado nada saltar dnde yo estaba trepado. Entonces me calm, entend que la leona deseaba mos-trarme su alumbramiento y contempl a los cachorros desde el rbol. Eran de colores variados. Uno azul, uno rojo, uno amarillo, uno negro. Preciosos. De pronto intua que el ms pequeo de los cachorros tal vez no sobrevivira en aquel bosque empobrecido. Y que su madre, al no poder hacerse cargo de l lo abandonara y morira. Entr en el dilema de si adoptar y cuidar al ca-chorro o no y despert. Una pugna entre un paternalismo autocomplaciente y la posibilidad de asumir una responsabilidad con la Tierra. La puma, tal vez, era la Tierra. Sus cachorros eran los brotes de las ideas-semillas que hace diez aos llegaron a mis manos. El bosque empobrecido eran los cam-pos culturales y contraculturales donde desperdigu estas semillas. El ca-chorro ms pequeo, eran las semillas sobre la salud y vitalidad natural. Es-tas semillas necesitan un cuidado especial, porque el enfoque mdico sobre la vida se ha in ltrado por toda la cultura y contracultura, contribuyendo as a la desvitalizacin generalizada, en lo que Ivan Ilich llama yatrognesis

  • 8social y yatrognesis cultural. As, se habla mucho hoy de medicina natural y medicina alternativa. Esta semilla tiene muy poco que ver con eso. Pero algunas de las proposiciones que har pueden fcilmente ser descontextua-lizadas y medicalizadas, y por lo tanto desvitalizadas. Algunas sugerencias prcticas transformadas en leyes y tratamientos. No es la idea. As que me decid por realizar este taller y ver si de todo esto sale un libro: adoptar al cachorro puma.

    Una de las principales in uencias de la visin que quiero compartir es la doctrina trmica del naturista chileno Manuel Lezaeta Acharn (1881-1959). Manuel Lezaeta era estudiante de medicina de la Universidad de Chile, pero tuvo que dejar la carrera al enfermar gravemente de s lis. Luego de largos aos de enormes gastos en todo tipo de especialistas, sin encontrar sanacin verdadera ni en sus compaeros ni en sus maestros universitarios, Lezaeta, huyendo de s mismo (en sus propias palabras), se retira a vivir a un pueblo donde un buen da se topa con un monje capuchino que le dice Has venido a verme? Te espero en mi consulta porque ests muy enfermo. En la con-sulta Lezaeta le dice al Padre Tadeo de Winset que de acuerdo a los anlisis de laboratorio ya no tiene el microbio de la s lis y que los mdicos ahora le diagnostican neurastenia. El Padre Tadeo le replica que estn equivocados y que la enfermedad la tiene en la sangre, al tiempo que le da un tratamiento. Prescriba paseos descalzo por el roco del pasto al salir el sol, frotaciones y chorros de agua fra a distintas horas; envolturas hmedas de todo el cuer-po, alternando con vapores de cajn, excursiones con ascensin a cerros, etc. Aunque le pareca a Lezaeta difcil que estas prcticas pudieran ayu-darlo a recuperar su salud, se someti a ellas con puntualidad y constancia. Antes de dos semanas encontr una felicidad y vitalidad antes desconocidas, pero al mismo tiempo le volvi un abundante ujo uretral que los mdicos le haban curado aos antes. Con esas noticias volvi Lezaeta a la consulta y le dijo al Padre Tadeo Me estoy pudriendo, Padre, mire lo que me pasa. El Padre Tadeo contest: Ests salvado, ahora vas a expulsar la enfermedad que los mdicos te echaron en la sangre. Durante ms de un ao Lezaeta estuvo eliminando pus por la uretra, llagas y postemas, sin ninguna otra complicacin, y sintindose cada da ms vital y feliz de vivir. Ante los he-chos, Lezaeta se dio cuenta que las drogas eran incapaces de devolver la sa-lud y que sta slo poda recuperarse y mantenerse mediante la accin de los agentes vitales de la naturaleza: el aire, la luz, el sol, el agua fra, la tierra, las frutas y vegetales crudos. Y se dedic el resto de su vida al estudio, prctica y difusin de la verdad sobre la salud que encontr. Durante nueve aos estudi en detalle las enseanzas y prcticas del monje capuchino y luego la de sus maestros, en especial Monseor Sebastin Kneipp. Dichos estudios,

  • 9sumados al descubrimiento de la iridologa, ayudaron a Lezaeta a concebir su doctrina trmica, donde senta uni caba bajo una losofa coherente las prcticas e cientes del naturismo mundial.

    Bsicamente la doctrina trmica de Lezata plantea que el hombre civiliza-do ha desequilibrado las temperaturas naturales de su cuerpo, a ebrando sus entraas con alimentos inadecuados y debilitando su piel con abrigos innecesarios. La cocina y ciertas combinaciones de alimentos, demasiado pesadas, sobrecargaran el estmago, volviendo la digestin muy trabajo-sa; como consecuencia la digestin no resulta provechosa para el cuerpo y parte de los alimentos se descompone, transmitindose la putrefaccin a la sangre y a ebrando los rganos. La digestin as, en ocasiones, consume ms energa de la que aporta. Y como la piel ha sido desvitalizada por el abrigo, el calor y la putrefaccin no pueden salir del cuerpo. La ebre inter-na destruye los rganos del hombre civilizado. En cambio, los humanos de los pueblos que viven ajenos a las civilizaciones, mantienen su piel caliente y sus entraas frescas. Lezaeta propone recobrar el desequilibrio trmico propio de la enfermedad aliviando los rganos con ayuno o alimentos fres-cos y a ebrando la piel por la accin del agua, aire, barro fros u hortigas.

    Otra experiencia que ha aportado enormemente a la visin que ahora com-parto es la de Aajonus Vonderplanitz (1947-2013), quien postul la dieta pri-mal, la que luego in uenciara a una vertiente crudvora de la dieta paleo. Aajonus muri en un accidente en agosto pasado, pero como veremos, los accidentes no son sucesos azarosos. Vonderplanitz fue un nio y un joven muy enfermo y medicalizado. A los diecinueve aos tena diagnosticadas siete enfermedades incurables. Una de ellas, mieloma mltiple (cncer de hueso y sangre). La quimioterapia dej a Aajonus semi-invalido, con pso-riasis y bursitis, por lo que se neg a continuar con la terapia, pre riendo morir que quedar lisiado por el resto de su nada prometedora vida. Fue entonces cuando en un hospital para enfermos terminales un voluntario le comparti un pequeo folleto escrito por una mujer que se cur a s misma del cncer bebiendo jugo de zanahoria cruda. Incrdulo ley el pasqun y prob el jugo. Dentro de diez das desapareci su dislexia habitual. Con 22 aos, sin haber sido nunca capaz de leer ms de veinte pginas ahora era capaz de leer. Empez a leer sobre dietas y nutricin, y a experimentar. La dieta macrobitica pareca poner en remisin sus cnceres, pero exacerba-ba su diabetes y psoriasis. A los 25 se volvi al frutarianismo crudivegano. Dos aos con esta dieta le dieron la energa su ciente para volverse salvaje, y mont una bicicleta y pedale por dos aos y medio por todo Norte Am-rica, de costa a costa, y de Alaska a Amrica Central. Durmiendo sobre la

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    Tierra, o sobre los rboles cuando llova. Investigando. Viviendo con pue-blos vinculados a la Tierra. Observando a los animales. Sin embargo sus cnceres resurgieron. Y Aajonus decidi esta vez abandonarse a morir. En un antiguo cementerio nativo-americano se puso a ayunar hasta la muerte. Llevaba unas cuantas semanas cuando tuvo una especial experiencia con coyotes. stos se acercaron a ofrecerle una liebre salvaje recin cazada. Aa-jonus pens que comrsela cruda lo matara ms rpido, por los virus y bacterias, reduciendo su sufrimiento. Y se la comi, pero en vez de morir se sinti calmo y feliz; y al dormir tuvo el primer sueo completamente repa-rador de su vida. Comenz a cazar. Coma serpientes de cascabel y pjaros crudos. Dentro de unos pocos meses se sinti fuerte y volvi al mundanal con las buenas nuevas: los bene cios de incluir carne y otras producciones animales crudas a la dieta crudvora. Dedic el resto de su vida a disipar la germofobia, el temor infundado a grmenes y bacterias, y a defender la libre circulacin de los alimentos crudos y no procesados, oponindose organiza-damente a las leyes que promueven la desvitalizacin de los alimentos.

    Qu tienen en comn estas experiencias? Lezaeta crey haber encontrado la salud en la reaccin trmica del cuerpo en su interaccin con los ele-mentos de la naturaleza y formul as su Doctrina Trmica. Vonderplanitz crey haber encontrado la salud en la inclusin de carne y producciones animales crudas a su dieta y concibi as la Dieta Primal. Lo cierto es que ambos encontraron la salud slo cuando dejaron de preocuparse por su sa-lud. Tanto la recuperacin de Manuel Lezaeta, como la primera y segunda recuperacin de Aajonus Vonderplanitz sucedieron cuando abandonaron todo inters por su salud. Lamentablemente la mente vela esta evidencia e intenta interpretar estos milagros de una forma que pueda controlar, por ejemplo ideando doctrinas o dietas, volviendo a revertir la consciencia a la preocupacin por uno mismo, por la salud de uno.

    Uno de los puntos centrales de la visin que quiero compartir seala que la preocupacin por la salud personal es parte del problema: la desvitaliza-cin generalizada. Manuel Lezaeta muri a los 78 aos, Aajonus Vonderpla-nitz muri a los 66.

    Jim Fixx (1932-1984), uno de los grandes prom tores de los bene cios de jogging para la salud, autor de bestsellers y protagonista de histricos spots, muri a los 52 aos mientras trotaba. Sus posturas, sin embargo, no han in- uenciado esta visin en absoluto y slo lo nombro por su valor ilustrativo.

    El higienismo vital s es otra gran in uencia. En la lnea del higenismo na-

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    tural (u ortopata) Herbert Shelton (1895-1985) profundiz sobre las com-binaciones de alimentos que resultan trabajosas para nuestros rganos, y por lo tanto, presuntamente perjudiciales. Tambin investig que frutos se acoplaban mejor a las diferentes fases por las que nuestro cuerpo pasa a lo largo del da. Pero, djenme insistir, si hay algo que nos roba energa y nos desvitaliza, ms que cualquier digestin complicada, se trata de nuestra constante preocupacin por nosotros mismos (i.e. nuestra salud personal). Shelton le daba tanta importancia a su persona y a su identidad vegetariana que en 1956 se candidate para presidente de Estados Unidos por el Ame-rican Vegetarian Party. Incluso una lechuga puede ser indigesta si nuestra energa se la est robando la mente controladora. Shelton muri a los 95 aos, colapsando a una enfermedad degenerativa, posiblemente parkinson, que se volvi evidente a sus 77 y que lo tuvo ms de una dcada sin poder caminar ni hablar con propiedad.1

    La vida y obra de Masanobu Fukuoka (1913-2008) es sin duda mi inspiracin ms profunda. El sabio japons, que imagin y llev a la prctica un mto-do de cultivo natural sin labranza, ni desherbaje, ni abonos, ni pesticidas, imitando la forma en que la naturaleza se cultiva a si misma, muri tambin a los 95 aos, estando un tiempo en cama y silla de ruedas antes de morir. Dedic gran parte de su vida a la Tierra, y pas sus ltimos aos promo-viendo la reforestacin de los desiertos. Cuando en 1999, a sus 86 aos, le

    1 Paradjicamente, como la vida misma, Compay Segundo, fumador de habanos de toda la vida, cant e interpret su msica viajando por el mundo hasta sus 95 aos, edad en que se retir de la msica debido a problemas de salud, un paro cardaco, una insu ciencia renal y un desajuste agudo del metabolismo que lo mataran meses despus. No pudo cumplir su sueo de superar la longevidad de su abuela que vivi hasta los 106 aos y le convid cuando beb sus primeros humos de tabaco. Aunque sin preocuparse por su salud en el sentido tradicional demostr su vitalidad cantan-do, confesando no conocer el aburrimiento. No s en verdad como viva sus das y si tuvo algn historial mdico. Probablemente su longevidad guarde relacin con la carne heredada. Tal vez sea prudente reconsiderar el concepto de eugenesia, pero en esta proposicin se considera como ms apto el ADN que se desarrolla en reso-nancia con los espirales de los seres con que compartimos el mundo y el campo de intencionalidades de la Tierra, favoreciendo la diversi cacin. Desde esta mirada consideramos, por ejemplo, que los genes de hermafroditas enriqueceran el acervo gentico de nuestro linaje.

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    preguntaron durante uno de sus viajes en Mallorca Como se explica que una persona de sus aos tenga esta vitalidad? Fukuoka contest Todo el secreto es que no me preocupo en absoluto por mi salud.

    La mente de alguno refunfuar que no necesariamente longevidad es sin-nimo de salud y vitalidad. Es cierto que la medicina suele prolongar la vida a costa de la salud y la vitalidad; y puede mantener vivos, pero enfermos y desvitalizados, de forma arti cial. Esta seudolongevidad se relaciona con el temor morboso a la muerte, a la propia muerte y lo que identi camos como nuestro, lo que se relaciona estrechamente con la constante preocu-pacin por uno mismo, la que intento sealar como una de las principales causas de la desvitalizacin. La longevidad suele ser la expresin del autn-tico deseo de explorar con toda profundidad e intensidad la vida, nuestra condicin humana y la Tierra, el maravilloso mundo que compartimos. La mente considera al mundo y la vida como condenas. El Valle de Lgrimas de la religiosidad cristiana, por ejemplo. O el Mundo de Mierda de las sensibi-lidades disconformes con el orden social. Su derrotero quejica acaba por minar nuestra vitalidad. Pero fuera del orden impuesto por la mente del humano desvinculado, el mundo sigue siendo una maravilla, basta mirar las estrellas, el oleaje del mar o sentir el aliento de nuestros amados sobre la piel para comprobarlo.

    Albert Ho man (1906-2008), qumico y lsofo suizo famoso por su des-cubrimiento del LSD, vivi 102 aos. Cuando en su cumpleaos nmero 100 le preguntaron sobre el secreto de su longevidad, ante los rumores de que se deba al LSD u a otra sntesis qumica de su creacin, respondi con humildad que el secreto estaba en los dos huevos crudos que desayunaba diariamente. Afortunadamente Ho man nunca le temi a los mitos sobre el colesterol ni a la salmonella. Una vez dijo sobre Timoty Leary, uno de los principales popularizadores del LSD, que era un tipo interesante, pero con un exceso de protagonismo, demostrando su clara consciencia sobre los efectos negativos de la importancia personal. Siendo Ho man un cient co puede pensarse que su visin y experiencia del mundo estaba determinada por este marco, sin embargo lo leemos escribir: Cuando todava era un nio, viv algunos [] momentos de profunda euforia en mis paseos por bosques y prados. Fueron estas experiencias las que dieron forma a las l-neas principales de mi visin del mundo y me convencieron de la existencia de una realidad milagrosa, impactante, insondable, que estaba oculta a la visin ordinaria (LSD: My Problem Child, 1980) y Cuando estudias las ciencias naturales y los milagros de la creacin, si no te convierten en un mstico es que no eres un cient co natural. En n, lo que quiero transmitir

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    es que el vnculo con la Tierra y sus poderes, es para nosotros los humanos y para todos los seres terrcolas, nuestra principal fuente de vitalidad y que ste vnculo es interferido por una reversin de la consciencia hacia una montona y casi exclusiva preocupacin por nosotros mismos. No por nada Ho man, cercano a sus cien aos declar al New York Times: Es muy, muy peligroso perder el contacto con la naturaleza viva (New York Times, 7 de enero de 2006).

    Los humanos tenemos un potencial gentico, usando las palabras de moda, que nos posibilita vivir alrededor de 150 aos. Por supuesto envejecemos con mucha anterioridad (en los pases industrializados el envejecimiento prematuro comienza a los 25) y nos desvitalizamos al traicionar constan-temente nuestra relacin con la matriz que posibilita nuestra existencia: la Tierra. En vez de agradecerle, retribuirle, celebrarla y desarrollar el nti-mo romance que merecemos, la ignoramos, cuando no la violamos. Natura vexata, la naturaleza vejada, violada, deca Bacon, uno de los fundadores del moderno mtodo cient co, en la creencia de que es necesario torturar a la naturaleza para extraerle sus secretos. Pero es sabido que las confesiones extradas bajo tortura no son ables. A los humanos que alcanzan los 100 aos la naturaleza suele regalarles una tercera denticin para enfrentar lo que la vida les tiene por delante. Los que conservan a estas alturas los dien-tes de su segunda denticin suelen quedar con dos corridas de dientes. A otros longevos centenarios les crecen cuernos de una materia similar a la de las uas y el cabello, como una condecoracin de la Tierra por su sabidura. Ms sabe el diablo por viejo que por diablo, dicen. Y es por esto que algunos inmortales taostas son retratados con pequeos cuernos. Los inmortales taostas fueron algunos de los que se unieron al ujo siempre cambiante de la vida, el Tao, deshaciendo las ilusiones de control y dominacin de la mente.

    He hablado ya mucho de salud, de enfermedad, de vitalidad, de mente, y la idea de lo natural no deja de merodear; es hora de empezar a bosquejar el sentido de estos conceptos. Lo que me enganch en primera instancia al naturismo de Lezaeta y al higienismo vital fueron sus de niciones positivas de salud. Ya que la medicina se enfoca principalmente en la enfermedad, re-sultando de esto una ciencia de la patologa, su visin de la salud es negativa (i.e. la ausencia de enfermedad). El naturismo y el higienismo, al intentar formas ms sanas de existencia y estudiar sus resultados, distinguen los que suponen los signos de la salud. En La medicina natural al alcance de todos (1956) Manuel Lezaeta escribe:

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    El cuerpo de un hombre sano posee las siguientes caractersticas: color uni-formemente rosado, porque la sangre buena es roja y uida, no espesa y oscura; piel hmeda y caliente sin exceso; carnes enjutas, pero lozanas, porque las grasas cons-tituyen materias extraas y dainas; exibilidad muscular; pelo ntegro; dentadura vigorosa; mirada clara y serena; orejas carnosas y rosadas; cuello delgado y cilndri-co; boca siempre cerrada; pecho levantado y vientre liso; espalda derecha y hombros simtricos; andar airoso y ligero; excrementos inodoros, de color bronceado y forma cilndrica que se expulsan dos o tres veces al da, sin esfuerzos ni adherencias. Ade-ms, el aliento y sudor carecen de olor desagradable; la lengua siempre est limpia; los pies se mantienen calientes todo el tiempo. Todo cuerpo sano posee resistencia al fro y calor, sin fatigarse con el tra-bajo o ejercicio moderado, al igual que el estmago sano sin desfallecer resistir la sed y el hambre. Se come con hambre y se descansa tranquilo, despertando animoso y optimista.

    El concepto de salud, aunque se hable de la salud de los ecosistemas o de la salud de las relaciones, en la prctica est fuertemente ligado al inters y preocupacin por la salud personal e individual y la medicalizacin de la vida, es por esto que intento desplazar la atencin al concepto de vitalidad. Sin embargo la descripcin de Lezaeta de un cuerpo sano nos aporta a modo referencia algunos rasgos positivos de un ser humano vital, que no deben ser considerados como leyes o dogmas sobre el comportamiento de los cuerpos, puesto que como seal Fukuoka Todas las leyes son estlidas (La senda natural del cultivo) o, dicho de otro modo, La naturaleza no tiene leyes, slocostumbres (Hakim Bey, Brujera).

    El opuesto del concepto de vitalidad no es la enfermedad, puesto que -como nos ensean el higienismo y el naturismo- la enfermedad es una respuesta vital de los cuerpos a los desajustes y desequilibrios provocados y acaecidos en el transcurso de la vida, desajustes y desequilibrios llevados a un punto crtico por la civilizacin. Se trata entonces de una crisis curativa. La medi-cina interviene en este proceso con torpeza, bloquendolo, contribuyendo as a la desvitalizacin, que s es lo contrario de la vitalidad. Una verdadera amenaza para la diversi cacin y proliferacin de la vida. Cuando expulsa-mos mocos, vmito, pus, estamos eliminando materias que perturban nues-tro equilibrio corporal. Cuando nuestra piel se a ebra estamos expulsando el calor que destruye nuestros rganos internos. Y si nos da diarrea es por-que la sabidura de nuestro cuerpo tiene una razn para expulsar tanto y a tal velocidad, una razn que la razn mdica casi siempre se complace en desconocer. Un ejemplo de esto es el caso de Lezaeta: Los mdicos curaron su s lis (enfermedad) transformndola en neurastenia (desvitalizacin). La

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    enfermedad es la cura. Naturistas e higienistas lo han comprendido de un modo siolgico, atribuyendo los desequilibrios squicos y sus respuestas al desequilibrio siolgico. Sin embargo desde la sicologa transpersonal tambin las alteraciones de consciencia asociadas a la locura han sido com-prendidas como crisis curativas (El poder curativo de las crisis, Stanislav Grof y Christina Grof), aunque Grof y sus seguidores tambin han credo poder distinguir las autnticas crisis transformadoras de las provocadas por da-os neurolgicos ( siologa). Pero aqu intentamos la unidad del/la cuerpo/consciencia, no complacindonos en su fragmentacin.

    La enfermedad es parte de la vida, es una respuesta vital, es vitalidad. Imagi-no la vitalidad como el deseo autntico y enrgico por explorar nuestra con-dicin, nuestra relacin con la Tierra, sus poderes y los seres con quienes la compartimos, y el in nito. En otras palabras, el vivir a concho. Y propongo que, justamente, la principal fuente de nuestra vitalidad es nuestro vnculo con la Tierra y sus poderes. Es por esto que no se trata de un asunto indivi-dual, si no de una relacin y el modo en que desarrollamos dicha relacin o vnculo.

    Lo que llamo mente es producto de nuestra desvinculacin con la Tierra y la naturaleza. Tambin se le suele llamar ego. Desde nios se nos desvincula de nosotros mismos, de nuestro propio cuerpo, obligndonos a comer cuando no tenemos hambre, a abrigarnos cuando no tenemos fro, a dormir cuando no tenemos sueo, a hablar cuando queremos callar y viceversa, a estarnos quietos cuando queremos movernos y viceversa, etctera. Esto fragmenta nuestra racionalidad de nuestra corporalidad, hasta terminar identi cndo-nos con una racionalidad fragmentada, super cial, desprovista de corpora-lidad y sensibilidad, a la que llamo mente. Pero es a travs de nuestro cuerpo que nos vinculamos con la naturaleza y sus elementos, con la Tierra y sus fuerzas. Estando desvinculados de nuestro cuerpo y habindonos hecho una idea mental de nosotros mismos slo podemos recobrar nuestra vida plena deshaciendo esta fragmentacin, experimentando nuestra relacin corporal con el maravilloso mundo que habitamos. Sin embargo el ego y el orden social se producen mutuamente construyendo un complejo hbitat arti cial, en el que casi todo obedece a nes antrpicos, lo ms aislado posible de la espontaneidad de la vida en la Tierra, a la que esclaviza para sostenerse.

    El concepto de naturaleza est tambin en el ttulo de este taller, y lo atra-viesa. Pero el concepto que intentamos aqu no se relaciona con el que se guran las ciencias naturales. La naturaleza no es inteligible, no la podemos conocer mentalmente. Para Masanobu Fukuoka la naturaleza es el centro

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    vaco del que brota toda manifestacin y vida. Es el Tao, la madre oscura y catica, de los taostas. Su manifestacin es la espontaneidad, no por nada en el lenguaje coloquial cuando alguien es espontneo decimos de l o ella que es natural. Cercanos a este centro somos espontneos. El intento de alejarnos de l nos vuelve arti ciales. Sin embargo el impulso para alejarnos del centro proviene del mismo centro, por lo que nunca puede llegar muy lejos, ya sea porque el efecto centrpeto despierta en nosotros el deseo de retornar a la naturaleza o simplemente nos fuerza a retornar a ella, sea de forma catastr ca o milagrosa. sta es la razn por la que en las actuales condiciones expansivas de la civilizacin occidental, que intenta llevar el arti cio a todos los mbitos de la vida, emerge un deseo masivo de retorno a la naturaleza. sta es tambin la razn por la cul todas las civilizaciones tecnocrticas han fracasado, han cado una tras otra, mientras que muchos pueblos vinculados a la Tierra y la naturaleza mantienen an hoy una me-moria que hunde sus races en el paleoltico, miles e incluso millones de aos atrs. La vitalidad natural no se debe a un conjunto de tcnicas, ni a la acumulacin de saberes -no es medicina-, sino a un genuino vnculo de amor con el mundo que nos dio a luz.

    La naturaleza tampoco tiene leyes. Mucho menos se la puede controlar. Es un caos y siempre ser un caos. Eso s, hay quienes pueden intentar contro-larlo, pero sus intentos siempre se saldrn de control. Por razones ticas podramos distinguir entre el caos positivo de la espontaneidad y el caos negativo producido por el intento de controlar dicha espontaneidad, pero ste es un asunto prctico ms que los co y por ahora no vale la pena extenderse en discusiones sobre tica.

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    2 sesinMedicinas versus prcticas de vitalidad.

    La industria alimenticia, la industria farmacutica y otras industrias de la enfermedad.

    Quiero empezar retomando los conceptos dibujados en la sesin anterior con un ejemplo: Julia Butter y Hill (1974) a sus 23 aos decidi entregarse da y noche a la defensa de un bosque milenario de secoyas. Sesenta mil hectreas de rboles de hasta 100 metros de altura y 2.000 aos de antige-dad amenazados por la compaa aserradera Paci c Lumber. Durante 738 das, poco ms de dos aos, vivi en la copa de un secoya de 55 metros de altura y alrededor de 1.500 aos de antigedad, al que cariosamente apod Luna. Sin ms cobijo que un saco de dormir se enfrent a todas las fuerzas de la naturaleza. Lluvias, vientos, insectos. En las noches de fro extremo se envolva en su saco, dejando slo una pequea apertura para respirar. Este contacto directo con las fuerzas de la Tierra despert la vitalidad de su cuerpo, enfermndola en varias ocasiones. Tuvo afecciones a los riones y hasta una pulmona, pero todo lo trat con medicina natural, incluyendo plantas recolectadas en los alrededores de Luna por su equipo de apoyo. En los primeros meses sufri picaduras de todo tipo de araas, avispas, abejas y hormigas. Hasta que una vez una araa cay sobre su cabeza. Ese da me di cuenta que las araas son parte integral del bosque, y que tienen un prop-sito ms importante que el mo para estar aqu. En ese momento dejaron de molestarme, declar sobre el accidente. Hay en la copa de los rboles una especie de capullo energtico que repele a la mente, favoreciendo formas de consciencia no-mentales. Al principio Julia tal vez se senta muy importante y sus pensamientos giraban en torno a s misma, pero despus de meses en la copa del rbol, los insectos lograron ensearle que su importancia no era mayor a la de ellos.

    Una noche de tormenta furiosa Julia casi cay del rbol. Cuando estaba apunto de rendirse y caer de los 55 metros de altura escuch la voz de Luna: Slo las ramas rgidas se rompen, las exibles sobreviven. Entonces sigui el consejo del rbol. En completo abandono dej de luchar contra las fuerzas de la naturaleza y se aproxim a las ramas ms jvenes donde permaneci hasta que amain la tormenta.

    Julia logr defender la vida de Luna y los rboles ms antiguos del bosque, cien metros a la redonda de Luna, pactando su conservacin. Lamentable-mente el resto del bosque qued en manos de la compaa aserradera.

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    Julia se volvi vegetariana cuando tena 14 aos. Se hizo vegana un poco antes de subir al milenario secoya. Arriba del rbol se inclin hacia el crudi-veganismo, profundizando cada vez ms esta tendencia incluso despus de bajar de Luna.

    Su historia es una muestra de vitalidad natural; que no excluye a la enfer-medad, como respuesta vital a nuestras desarmonas, provocadas en espe-cial por la vida civilizada; una enfermedad/desintoxicacin favorecida por el contacto con las fuerzas libres de la Tierra. Y es tambin una muestra de las facultades perceptivas posibilitadas por tal vitalidad; cuando la mente ya no cosi ca el mundo y logramos apreciar, or, su intencionalidad.

    Los veterinarios lo tienen ms fcil. Por lo menos, no son desorientados por las opiniones de sus pacientes, es una frase que se le atribuye al qu-mico francs Louis Pasteur (1822-1895). Se lamentaba de no poder cosi car tambin a los humanos como cosi caba a los animales, de estar condenado a or y ser consciente de la intencionalidad humana, la que no le resultaba ms que una distraccin. Pasteur fue quin desarroll la teora germinal de las enfermedades infecciosas, segn la cual toda enfermedad infecciosa tiene su causa en un germen con capacidad para propagarse entre las personas, tambin conocida como teora microbiana. Esta teora ha sido el fundamen-to de toda lamoderna medicina cient ca. Antibiticos y vacunas se deben a ella. El mun-do estara plagado de pequeos organismos invisibles que dedican su vida a atentar contra la integridad humana. Los causantes de la enfermedad son los monstruitos que aparecen dibujados en la publicidad de desinfectantes para dueas de casa. La enfermedad no es responsabilidad del hombre y su forma de relacionarse, lo que sucede es que la naturaleza es un lugar muy inseguro con todos esos asesinos en miniatura pululando en el aire. La pasteurizacin consiste en matar los grmenes exponindolos a tempera-turas altas. Pasteur promovi su mtodo para la leche, la cerveza y el vino. Hoy se aplica amuchsimos alimentos de la industria, garantizando su seguridad. Lamen-tablemente esto signi ca desvitalizar los alimentos.

    Pareciera ser que vitalidad y seguridad no van de la mano. La mente y el ego siempre buscan asegurarse. Nos domesticaron para hacernos sentir miedo de la espontaneidad de la naturaleza, de ah la compulsin mental de con-trolarla o reprimirla por seguridad. sta es una de las razones por las cuales intento desviar la atencin del concepto de salud hacia el de vitalidad. La

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    bsqueda de salud suele vivirse como una bsqueda de seguridad, y esto lo digo por experiencia propia. Pero la vida es un riesgo, carnal.

    Antoine Bchamp (1816-1908) fue un bilogo, tambin francs. Al igual que Pasteur investig sobre la fermentacin y los grmenes. Las diatribas entre ambos cient cos son clebres. Bchamp a rmaba que las clulas de nuestro cuerpo no son atacadas por grmenes externos portadores de enfermeda-des, como a rma la teora hoy aceptada de Pasteur, sino que nuestras clulas se deterioran, se daan por el estrs de la vida diaria o por toxinas intro-ducidas, y que se degeneran hasta un punto que se debilitan, envenenan o enferman, lo que aumenta su condicin cida, destruyendo su propio tejido mediante lo que l llam microsomas, siempre presentes en la clula; bsica-mente Bchamp descubri que las clulas se autodestruyen si se contaminan o degeneran. Por lo que se debe mantener la clula sana y fuerte para que se desempee bien, si no los pequeos microsomas reaccionarn a las con-diciones pobres de la clula o al dao por sustancias forneas como las to-xinas, fermentndola o comindosela. La leyenda cuenta que en su lecho de muerte, a la edad de 73 aos, Pasteur se retract de su teora de los grme-nes, diciendo: Es el terreno, no el germen. Bchamp muri a los 92 aos.

    Por supuesto, no es mi inters abanderarme con las teoras de Bchamp. Mi comprensin, como he explicitado en un comienzo, es mgica y no cien-t ca. Slo me basta con exponer los orgenes declarados de las actuales concepciones mdicas y refutar en mi prctica la teora microbiana.2 Por otro lado, la ciencia gentica gana cada vez ms terreno, y hoy la explicacin mdica o cial de muchos trastornos es gentica.

    2 Paradjicamente, como la vida misma, Compay Segundo, fumador de habanos de toda la vida, cant e interpret su msica viajando por el mundo hasta sus 95 aos, edad en que se retir de la msica debido a problemas de salud, un paro cardaco, una insu ciencia renal y un desajuste agudo del metabolismo que lo mataran meses despus. No pudo cumplir su sueo de superar la longevidad de su abuela que vivi hasta los 106 aos y le convid cuando beb sus primeros humos de tabaco. Aunque sin preocuparse por su salud en el sentido tradicional demostr su vitalidad cantan-do, confesando no conocer el aburrimiento. No s en verdad como viva sus das y si tuvo algn historial mdico. Probablemente su longevidad guarde relacin con la carne heredada. Tal vez sea prudente reconsiderar el concepto de eugenesia, pero en esta proposicin se considera como ms apto el ADN que se desarrolla en resonan-

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    Un relato de algunas de mis propias experiencias mdicas y vitales podra servir de ilustracin, ya de cmo el cuerpo se recupera al suprimir los fac-tores que deterioran sus clulas (toxinas producidas por el stress y toxinas introducidas), ya de cmo el cuerpo se vitaliza en contacto con los elemen-tos naturales. Sin embargo, como veremos ms adelante, la perspectiva hi-gienista derivada de teoras como la de Bchamp, enfocada en la toxemia o toxicosis y en la enfermedad como desintoxicacin cuando el cuerpo ha alcanzado un nivel crtico de toxemia, es tambin una perspectiva centrada en el individuo, cienti cista, y que por lo tanto niega intencionalidad a las llamadas toxinas.

    Desde mi parto por cesrea viv una infancia y adolescencia medicalizada. Mis padres, preocupados por mi salud, me entregaron al escrutinio e in-tervencin mdicas. Fui sometido a un sin nmero de exmenes y experi-mentos que nunca hicieron nada por mejorar mi salud, sino ms bien todo lo contrario. Mi madre llevaba un cuaderno con todas las anotaciones y comentarios de los mdicos sobre mi. Con excepcin de los esguinces y frac-turas en mi brazo izquierdo, la intervencin mdica nunca alivi las causas de mi malestar.

    Cuando nio fui hospitalizado por hipertensin arterial. Slo recuerdo que me dola mucho la cabeza y que los mdicos al medirme la presin sangu-nea decidieron que era necesario hospitalizarme. Fui sometido a los ms diversos y costosos exmenes que dieron como resultado el diagnstico de hipertensin esencial, o sea, una hipertensin que surge sin causa identi -cable espec ca. No s a ustedes, pero a m un diagnstico como ste me parece irrisorio. Algunos autores sealan que este tipo de hipertensin afec-ta al 95% de la poblacin. Despus de esto mi madre se compr un es gmo-manmetro y cada vez que me quejaba de dolor de cabeza me tomaba la presin. Al crecer, me di cuenta de que eso no serva para nada y aprend a negarme al examen que extraamente tranquilizaba a mi madre. Hoy me es muy sencillo reconocer cuando tengo una alza en la presin sangunea sin necesidad de ningn es gmomanmetro, como tambin me es muy sencillo

    2 cia con los espirales de los seres con que compartimos el mundo y el campo de intencionalidades de la Tierra, favoreciendo la diversi cacin. Desde esta mirada consideramos, por ejemplo, que los genes de hermafroditas enriqueceran el acervo gentico de nuestro linaje.

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    determinar la causa: usualmente consumo directo o indirecto de estimulan-tes, cuando no alguna tensin emocional (aspectos que se realimentan, por lo cierto). Pero los dolores de cabeza atravesaron mi niez y adolescencia, por lo que los exmenes continuaron, hasta derivarme a un neurlogo. Aun-que incapaz de determinar una causa si propuso una solucin, farmacolgi-ca, por supuesto.

    As, de adolescente sufra de fuertes dolores de estmago, migraas, insom-nio y anginas de pecho. Las soluciones mdicas fueron siempre medicamen-tosas. Nunca al mdico se le ocurri preguntarme qu coma ni qu signi- caba para m todo esto, pero me daban a tomar frmacos para la lcera, para las migraas, drogas para dormir. Lo cierto es que tomaba caf como si fuera agua y fumaba como si respirara. Cuando dej la cafena desapareci el insomnio, tambin desaparecieron los fuertes retorcijones de estmago; y despertaba cada da ms descansado que antes.

    Paralelamente a esto fui diagnosticado como esquizoide por dos psiquiatras, a propsito de algunas percepciones visuales y auditivas no consensuadas, alucinaciones. Razn por la cul se me someti a un agresivo tratamien-to farmacolgico. Afortunadamente mis padres notaron que estos frmacos me tenan zombi cado y decidieron buscar un tercer diagnstico. El tercer psiquiatra me quit la etiqueta de esquizo y redujo el cocktail farmacolgico a un solo neurolptico ansioltico que consum durante casi tres aos. Pese a mi distancia actual con aquel psiquiatra en ese momento entablamos algo as como una amistad a travs de la terapia. Sin embargo, tras el cese gradual del consumo del neurolptico, adems de experimentar un fuerte sndrome de abstinencia, descubr serias di cultades para recordar lo ocurrido duran-te los tres aos de consumo. El subsiguiente desarrollo de mis equilibrios y desequilibrios squicos es una larga novela, que si bien puede resultar ilus-trativa en varios puntos, puede tambin enredar esta exposicin. Baste decir que llegu en primera instancia a la atencin sicolgica por sugerencia de mis inspectores escolares y luego llegu a la atencin psiquitrica como con-secuencia del malestar experimentado por una crisis profunda en mis con-cepciones del amor, la familia, el deseo y la reproduccin. Una vez que los neurolpticos cesaron de intervenir en mi psiquismo pude disponer mejor de mis recursos, entre ellos el dolor, para enfrentarme a dicha crisis.

    De todos modos segu fumando ms y ms y los dolores de cabeza conti-nuaban y los trataba con analgsicos. Hasta que de pronto me fui sintien-do hastiado y empec a dejarlo gradualmente. Al mismo tiempo adquir el placer de la cocina gracias a unas nias que me lo transmitieron y mi dieta

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    universitaria de los ltimos aos se diversi c. Antes slo coma salchichas y pastas orientales. O arroz blanco con palta, tomate, atn enlatado y salsa de soya. O pan blanco. Helados. Es posible que lo uno fuera consecuencia de lo otro, pero ahora no lo puedo determinar. Y empezaron a brotar de mi pielverrugas y furnculos. Los trat con diversas medicinas y ninguna me san. Primero un cirujano me extirp las verrugas con un lser. Y volvieron a sur-gir. Luego otro mdico me las quem con nitrgeno. Y tambin resurgieron. Intent la medicina natural aplicndome parches con ajo en las verrugas. El ajo quem mis verrugas igual que el lser y el nitrgeno. En verdad el ajo es muy fuerte y por algo le llaman un antibitico natural, pero como ya veremos por muy natural que sea un antibitico es algo que reduce la vita-lidad, y de ah su nombre. Lo cierto es que las verrugas surgieron una vez ms. Y tambin me creci un furnculo en el cuello, a un costado de la nuca. Me lo drenaron quirrgicamente en dos ocasiones. Aunque siempre ped explicaciones sobre las causas de estas alteraciones a los mdicos, siempre se abstuvieron de drmelas, cuando no balbucearon algo sobre la gentica, los virus y una trama pop sobre las defensas.

    Un poco despus de dejar de fumar por completo, un buen da, en una casa okupada de Valparaso, lleg a mis manos un fanzn titulado El mito de la enfermedad, a travs del que me vine a enterar de los principios bsicos del higienismo, de la teora de la toxemia y sobre todo de que la enfermedad en s es un proceso curativo. Debo reconocer que nunca busqu salud y atenderme con un mdico era un desagradable trmite que procuraba evi-tar y aplazar lo ms posible an estando enfermo. Lo que s buscaba era comprensin, entendimiento, y por eso interrogaba a los doctores sobre lascausas de mis malestares, aunque sus explicaciones siempre me dejaban in-satisfecho. Pero El mito de la enfermedad me entreg una nueva compren-sin, que me pareci mucho ms convincente que los balbuceos de los mdi-cos. Y empec a aplicar los principios del higienismo y, luego, de la doctrinatrmica de Lezaeta a mi vida. Ayunar, tomar jugos de fruta, comer princi-palmente crudo, abstenerme de estimulantes, sal, azcar, re nados, alimen-tos procesados y agua caliente, activar mi piel como aparato excretor. Y el furnculo no volvi a surgir, y no slo desaparecieron verrugas y dolores de cabeza, tambin dejaron de brotarme los granos en la cara y, sobre todo, en la espalda, que desde la adolescencia me frecuentaban. Sola enfermarme una o dos veces al ao de amigdalitis, creo que principalmente gracias a dejar de fumar compulsivamente y de usar bufanda ya no se me in aman lasamgdalas hace casi diez aos. Sospecho de que de haber continuado con dichos hbitos hubiera terminado con cncer de garganta y los doctores se hubiera encogido de hombros una vez ms. Empec a sentirme ms vital

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    tambin. Me fui a vivir cerca de la montaa. Sala a trotar por las maanas.Trabajaba una huerta. Escriba y pensaba como nunca antes. Las amigda-litis, los dolores de cabeza, los granos, las verrugas, los dolores de cabeza, desaparecieron porque los virus y bacterias dejaron de atacarme? O acaso cambi mis genes? O fortalec mi sistema inmunolgico y los ataques de grmenes ya no me afectaban? O desaparecieron porque dej de intoxicar-me como lo haca antes?

    La salud, mi salud, y sobre todo mi digestin, se volvieron los asuntos princi-pales de mi vida. Pero en lo que desemboc esto lo comentar ms adelante, en otra sesin.

    El higienismo conserva la esencia del naturismo como prctica de vitalidad, aunque en ocasiones ambos tomen un enfoque mdico. Las prcticas de vita-lidad limpian y fortalecen nuestros rganos para que al tomar contacto con los elementos de la Tierra se profundice el vnculo, abriendo la posibilidad de compartir la vida. Regalar y recibir vitalidad.

    Cuando llegu a vivir a las faldas de La Campana, donde viv por tres aos, se me ocurri la alocada idea de imitar a los brujos chilotes en su prctica para quedar con el cuerpo hecho cachi, esto es inmune al fro. Y as como ellos se baaban durante quince das antes de la salida del sol bajo un trai-gun, yo me levant durante quince das antes de la salida del sol de invierno a baarme con agua fra. Como resultado entr en una crisis depurativa tan fuerte y tan poco consciente que me deshidrat y termin en el hospital. Fue la ltima vez que me atendi un mdico y, aunque logr librarme de los antibiticos, el suero que me inyectaron contena un antipirtico. Al menos mi relacin amistosa con el fro ha perdurado. Digo esto para mostrar que no es cosa de llegar e irse a baar bajo una cascada de noche cuando llevas aos alimentndote con la mente y transformando en toxinas los residuos deaquellas digestiones al no dejarles salir de tu cuerpo, ya sea interrumpiendo las crisis depurativas de la enfermedad con medicina o simplemente blo-queando el paso de las excreciones a travs de la piel con abrigo innecesario o antitranspirantes.

    Una prctica de vitalidad con la que me he topado en mi sendero es el hatha yoga. Esta disciplina se le atribuye a Gorakhnath, un tntrico nath que segn la historiografa hind vivi entre los siglos XI y XII. El Hatha Yoga Pradpika, el texto ms antiguo sobreviviente sobre el hatha yoga, fue escrito durante el siglo XV por Suatmarama, dscipulo de Gorakhnath. Aparentemente Go-rakhnath habra vivido por lo menos dos siglos, aunque la tradicin dice en

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    ocasiones que naci en el siglo VIII, lo que indicara que vivi por lo menos cinco siglos. Gorakhnath elimin dos pasos al yoga propuestopor Patajali, las prohibiciones y los preceptos. Nath signi ca maestro. Go-raknath era una clase especial de maestro, despojado de las connotaciones cristianas que hoy posee la palabra. Al igual que otros iluminados sola re-sucitar a los muertos, pero Gorakhnath en algunas ocasiones tambin los mataba antes de resucitarlos. La Natha Sampradaya es una tradicin hete-rodoxa, un desarrollo posterior de la Avadhuta Sampradaya, cuya fundacin se atribuye a Dattatreya. Se dice que Dattatreya tuvo veinticuatro gures, y el primero de ellos fue la Tierra. Le siguen aire, ter, agua, fuego, Sol, Luna, un nio, unas palomas, una araa, etctera. Demostrndose capaz de per-cibir la intencionalidad de los elementos de la naturaleza y de los seres no humanos con quienes comparti este mundo, estuvo abierto a aprender lo que tenan que ensearle.

    No por nada yoga signi ca vnculo. Las prcticas secretas descritas en el Hatha Yoga Pradipika no mencionan su contexto, alejado de la grandes urbes, corrales humanos, y en contacto con las fuerzas de la naturaleza. Desaten-der esto ha llevado a que el hatha yoga se practique y se comprenda fuera de contexto, en departamentos, con mallas ajustadas de elastano, antes de desayunarse un yogurt light. Siguiendo la lgica del imperialismo, se nos ofrece un producto en el proceso de destruir el mundo que le es propio.

    El Hatha Yoga Pradipika propone una serie de seis prcticas (satkarma o sa-tkriya) para las personas dbiles o, podramos decir tambin, emticas, an-tes de continuar con la prctica del vnculo (yoga). Para el mdico griego Hipcrates (460 370 AC) los emticos son personas que se demoran en la toma de decisiones, usualmente apticas, a veces con mucha sangre fra, en las cuales la ema es el componente predominante de los humores del cuerpo. stas prcticas no son necesarias para las personas equilibradas o fuertes, pero debido al debilitamiento generalizado de la humanidad por lacivilizacin me interesa compartirlas, dada su utilidad para cualquier hu-mano interesado en tomar contacto directo con las fuerzas de la naturaleza y disfrutar de su vitalidad. Los satkarma tienen por objetivo eliminar las impurezas del cuerpo, emas o excretas de toxinas, de acuerdo a la visin higienista, por lo que pueden entenderse como puri caciones, no en un sentido dogmtico de la pureza sino en un sentido prctico que nos ayuda a deshacernos de lo que no nos es propio y estorba nuestro vnculo con noso-tros mismos y el mundo que nos nutre.

    El Gheranda Samhita (S. XVII), otro de los tres textos clsicos del hatha yoga

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    amplia cada uno de los satkriya, sumando prcticas para reforzar su efecto. Presentar a continuacin las prcticas de puri cacin que yo he adoptado en mi disciplina personal por resultarme apropiadas. Dejo otras tantas fue-ra por resultarme engorrosas de incorporar a mi vida diaria. El interesado puede consultar los manuales referidos.

    1 Dhauti

    Agnisara o limpieza con fuego. Apretar cien veces el ombligo y los intestinos en direccin a la columna vertebral. De esta prctica el Gheranda Samhita dice: Conduce al xito en la prctica del yoga, soluciona las dolencias del estmago y aumenta el fuego interior. Y agrega: Gracias a este slo dhauti se logra un cuerpo radiante.

    Danta-mula-dhauti. Frotar los dientes con polvo de acacia o bien con tierra pura hasta eliminar la suciedad de los dientes. Personalmente utilizo un ce-pillo de dientes con una mezcla de arcilla blanca, esencias e infusiones de yerba. Cabe sealar que eliminando los alimentos procesados de la dieta y pre riendo alimentos ms cercanos a la Tierra el ambiente bucal se vuelve menos cido y por lo tanto es menos necesario lavarse los dientes.

    Jivha-shodhana. Juntar los dedos ndice, medio y anular para meterlos en la garganta, luego con estos frotar y limpiar la raz de la lengua varias veces para expulsar las emas. Luego el Gheranda Samhita indica agarrar la punta de la lengua con un elemento de hierro y estirarla despacio, con prudencia, todos los das antes de la salida y a la puesta del sol. Seala adems que el alargamiento de la lengua vence la vejez, la muerte y hasta la enfermedad. Personalmente me dedico a estirar la lengua intentando tocarme la nariz y el mentn durante unos minutos.

    Karna-dhauti. Limpiar los ori cios de los odos con el dedo ndice y el anular. El Gheranda Samhita asegura que ejercitando esto todos los das se escu-chan sonidos msticos.

    Kapala-randhra-dhauti. Con el pulgar de la mano derecha frotar la depre-sin de la frente que se encuentra cerca del puente de la nariz. El Gheranda Samhita indica que practicando esta tcnica de yoga se curan las enferme-dades ocasionadas por los desrdenes de los humores emticos, que losvasos se puri can, con lo que se produce la clarividencia y que deber efectuarse todos los das despus de despertar, al terminar las comidas y por la tarde.

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    Danda-dhauti. Agarrar un tallo de llantn para meterlo lentamente en el es-fago y sacarlo luego muy despacio. El Gheranda Samhita dice que gracias a esta tcnica, el mucus se ir, la bilis y dems impurezas se expulsarn por la boca. Y aade: Gracias a este danda-dhauti se vence cualquier enfermedad del corazn.

    2 Vasti

    Sthala-vasti. Colocndose en la postura de la pinza, paschimottanasana (esto es: sentarse en el suelo con las piernas estiradas, pero sin hiperextender las rodillas y con los dedos de los pies apuntando hacia la cara; tirar con las manos la piel de los glteos hacia atrs de manera que los isquiones se apoyen bien en el suelo; llevar el tronco hacia adelante realizando la torsin desde las caderas y de manera que el pecho llegue a los muslos y la frente a las rodillas; contraer el abdomen, llevando los rganos hacia la espalda; las manos toman los pies o la zona de las piernas a la que alcancen a llegar) mover despacio para abajo los intestinos. Luego contraer y distender el es-fnter anal. Segn el Gheranda Samhita gracias a esta tcnica nunca existir el estreimiento, se aumentar el jugo gstrico y se eliminar la atulencia totalmente.

    3 Neti

    La ltima prctica de puri cacin que incorpor a mi disciplina nos la en-se, a mi y a Tracontia, mi amante y compaera de andanzas, una tarde en la Plaza Brasil de Santiago, Vernica, la misma muchacha que me regal aquellas ores de loto azul egipcio con las que enso sobre este taller, tal como se la haban enseado a ella en su formacin como instructora de yoga. Esto es: primero, con un recipiente especialmente diseado (i.e. una lota), verter agua tibia con sal de mar en una de las fosas nasales, buscando el grado de inclinacin de la cabeza para que el agua pase y salga por la fosa contraria. Sonar la fosa por la que introdujiste el agua, despus la otra y despus ambas a la vez. Repetir por la otra fosa. Luego, pasar un catter -previamente sumergido en agua caliente para reblandecerlo- por una fosa y sacar el extremo por la boca. Retirar el catter por la fosa y sonarse. Repetir por la otra fosa. De acuerdo al Hata Yoga Pradipika esta prctica despeja la zona craneal y agudiza la visin. Y elimina con rapidez todas las molestias que surjan por encima de los hombros.

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    A algunos estas prcticas les pueden sonar rebuscadas e innaturales. Por qu meterse un catter por la nariz si uno tiene una salud natural? No es acaso esto arti cial? Lo cierto es que suelen producirse desequilibrios y es-tancamientos, de los que la civilizacin hace la norma, llevndolos al punto de la enfermedad crnica generalizada. Es usual que animales asilvestrados recurran a prcticas similares con naturalidad cuando las requieren. Por ejemplo, los gatos que comen pasto, lo revuelven en el estmago y luego lo vomitan para limpiar su aparato digestivo. No recomiendo estas prcticas si no pueden incorporarlas a su vida con la misma naturalidad con la que un felino se estira al levantarse o se lame despus de comer.

    La prctica del neti me trae a la memoria la ancdota de un amigo que estuvo enfermo de sinusitis crnicamente, durante ms de un ao, y que prob de todo sin que nada lo aliviara. Hasta que un da se estaba baando en las pla-yas de la Regin del Maule y una ola se lo zamp, lo revolc bien revolcado,y luego el mar lo escupi a la playa. Haba tragado gran cantidad de agua marina por la boca y las narices, la que expuls profusamente al desahogar-se. Y bien, su sinusitis se cur. La Tierra, el Mar, la Naturaleza, te pueden sanar la sinusitis y hacer el neti por ti, por supuesto, pero sus mtodos suelen ser ms intensos y crueles. Si crees estar preparado, adelante.

    4 Lauliki

    Mover con mucha fuerza hacia los lados los intestinos y el estmago.

    5 Trataka

    Mirar jo y sin pestaar un objeto pequeo hasta que los ojos empiecen a lagrimear. Segn el Gheranda Samhita: Gracias a la prctica se vencen todas las enfermedades de ojos y nace la clarividencia. Segn el Hata Yoga Pradi-pika elimina la pereza.

    6 Kapalabhati

    Vamakrama. Inspirar por la fosa nasal izquierda y exhalar por la derecha. Despus inspirar por la derecha y exhalar por la izquierda. Hacer esta ins-piracin y espiracin sin esfuerzo.

    Otros elementos del hatha yoga que quiero compartir son tres mudras pre-sentadoss en el Hatha Yoga Pradipika y vueltos a mencionar en el Gheranda

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    Samhita. Mudra signifca sello. Estos mudras aumentan el fuego gstrico, fa-cilitando incluso las digestiones ms pesadas. Como veremos ms adelante, la combinacin de alimentos es un tema central en el higienismo, as como las digestiones trabajosas lo fueron para Lezaeta. Propongo que, si puedes incorporar los mudras que presentar a continuacin a tu vida cotidiana de forma natural, la combinacin o presunta pesadez de los alimentos puede dejar de ser algo problemtico. Por otro lado, si estas prcticas te resultan arti ciales y te es espontneo abstenerte de ciertos alimentos o combina-ciones, las nociones que compartir ms adelante sobre el asunto pueden resultarte ms apropiadas.

    Mahmudr

    Presionar en el perineo con el taln izquierdo y manteniendo estirada la pierna derecha, agarrar los dedos del pie derecho con las manos. Contraer la garganta (en jlandarabhanda, esto es presionando el mentn contra el pecho) y llevar prana (la energa vital) hacia arriba (por susuma, canal del medio). Espirar a continuacin muy lentamente, nunca deprisa. Despus de practicar con el taln izquierdo en el perineo se debe repetir con el derecho, nalizando la prctica cuando se haya ejecutado igual nmero de veces por cada lado.

    El Hata Yoga Pradipika a rma que para quien lo practica ningn alimento es ya saludable o daino, pues todas las cosas, independientemente de su sabor, incluso sin sabor, y hasta el ms fuerte veneno, se digieren y se convierten en nctar para l. Y aade: El que practica mahmudr supera problemas como en aquecimiento, lepra, hemorroides, molestias digestivas, etctera. El Gheranda Samhita agrega: Esta tcnica cura todas las enfermedades ab-dominales y, en especial, la tisis, el estreimiento, la in amacin del bazo, la indigestin y la ebre.

    Mahbandha

    Colocar el taln izquierdo contra el perineo y el pie derecho sobre el mus-lo. Despus de la inspiracin, apretando rmemente la barbilla contra el pecho (en jlandarabhanda), contraer el esfnter anal y al mismo tiempo los msculos del la vagina y perineo. Concentrar la atencin en susuma (el canal del medio). Tras contener la respiracin el mayor tiempo posible, hay que espirar lentamente; despus de haber practicado por el lado izquierdo hay que repetir por el derecho.

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    El Gheranda Samhita seala que mahbandha destruye la decadencia y la muerte y que gracias a su prctica, se realizan todos los deseos.

    Mahvedha

    Sentado en mahbandha, debe inspirar con la mente concentrada y detener a continuacin el ujo de prana (energa vital) tanto hacia arriba como hacia abajo, por medio de jlandarabhanda. Con las palmas de las manos apoyadas en el suelo elevar el cuerpo en el aire para dejarse caer suavemente sobre sus nalgas varias veces; as, el prana abandona los nadis (canales laterales), ida (izquierdo) y pingala (derecho) y se introduce en susuma. Cuando el cuerpo adopte un aspecto cadavrico espirar lentamente.

    La anterior es la versin presentada en el Hatha Yoga Pradipika. El Gheran-da Samhita presenta una versin distinta. Tambin sentado en mahbandha, retener el aliento con uddana kumbhaka (con los pulmones vacos) junto con uddiyanabandha (contrayendo el abdomen tanto por encima como por deba-jo del ombligo, empujndolo hacia atrs, de manera que los rganos abdo-minales se aplasten contra la columna vertebral).

    Segn el Hata Yoga Pradipika la prctica de mahvedha hace desaparecer las arrugas y las canas, combatiendo el movimiento tembloroso. De acuerdo al Gheranda Samhita para quien practique diariamente mlabandha y maha-bandha con mahavedha no existe el miedo a la muerte y la decadencia no le alcanza.

    El documental austraco Unser tglich Brot [El pan nuestro de cada da] (2005), dirigido por Nikolaus Geyrhalter, nos ensea la industria alimen-ticia. Industria agrcola, industria ganadera, minas de sal. Sin narrador, sin msica, el documental expone en toda su crudeza la mecanizacin, lo maqui-nal y desalmado, del proceso. Proceso, produccin... algo no anda bien cuan-do transformamos a los seres que nos alimentan y con quienes compartimos el mundo en productos. Pero la industria trata del mismo modo a todos sus recursos, incluso a sus recursos humanos. La vida no es mercanca, al menos no la vida plena.

    La sociedad industrial y la sociedad del espectculo van de la mano, hacien-do de nuestra vida una coreografa espectral. Se sorprenden los expertos de que los nios salvajes, aquellos privados de socializacin humana por un extenso periodo de su infancia y criados por la naturaleza salvaje, olfateen

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    los alimentos que van a comer. Ni las representaciones visuales ni mucho menos la publicidad han confundido su cuerpo con apariencias. El espec-tculo es la a rmacin de toda vida como simple apariencia. As la indus-tria produce comestibles a por montones. Las ms insospechadas mezclas de materias primas orgnicas e inorgnicas, aderezadas con azcar, sal y otros saborizantes y estimulantes para camu ar su contundente insipidez, se vuelven apetecibles por obra de la publicidad. Envueltos en plsticos de llamativos colores repletan los supermercados y conforman la base de la dieta del ganado humano. Pero la vida se alimenta de la vida y no de aparien-cias. A diferencia de los seres vivos que nos alimentan, estos comestibles no nacen de la Tierra ni crecen en ella ni tampoco mueren ni se descomponen espontneamente ni mucho menos se reproducen espontneamente; por el contrario son el producto de un control exhaustivo de la mente sobre los se-res terrcolas, producto de sus ingenieras, mrgenes de seguridad y clculos de rentabilidad. Porque el sentido de la industria alimenticia no es la ptima nutricin de los seres humanos sino la acumulacin de capital, o ms bien poder, poder sobre otros; y una forma efectiva de acumular poder sobre otros es desposeyendo a los otros de su propio poder, desvitalizndolos.

    Los alimentos vivos como nacen mueren, se descomponen, se pudren. Un paquete de deos o una mayonesa industrial, una mermelada, parecen indi-ferentes al paso del tiempo. Junto a la cocina, la pasteurizacin, la inyeccin de conservantes, tambin est la re nacin. El ser es fragmentado por la empresa mental. Por ejemplo, el arroz blanco o las harinas re nadas son el resultado de una fragmentacin de los granos, que pierden entonces su vida como tales, su capacidad de crecer y tambin de reproducirse. Semillas castradas no son semillas.

    Son muchas las consideraciones de la mente para justi car estos procesos, justi caciones econmicas, por ejemplo, sobre la transportabilidad, la man-tenibilidad, la maleabilidad, los ritmos de produccin y consumo, conside-raciones estticas, tambin presuntamente econmicas, pero la vitalidad, la vida, jams son consideradas.

    Y para agregar sin sabores, no slo los comestibles procesados son produc-tos espectaculares. La agricultura tambin est desapareciendo. Hoy se ha-bla de agricultura orgnica para distinguirla de la agroindustria, sin embar-go, hablando con propiedad lo que hoy se conoce como agricultura orgnica es lo que siempre ha sido la agricultura. La agroindustria no es agricultura. Una cultura es una relacin entre signi cados y sentidos, entre formas de vida. En cambio la industria y la civilizacin tecnolgica no son ms que un

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    conjunto de tcnicas que tienden a anular las formas de vida y vaciarlas de sentido. En palabras de Masanobu Fukuoaka:

    Generalmente se cree que la cultura es algo creado, mantenido y desarro-llado slo mediante el esfuerzo humano. Pero la cultura siempre se origina en la aso-ciacin entre el hombre y la naturaleza. Cuando se realiza la unin entre sociedad humana y naturaleza, la cultura toma su misma forma. La cultura ha estado siempre muy conectada con la vida cotidiana, y as ha sido transmitida a las generaciones futuras, y ha sido conservada hasta la actualidad. Algo nacido del orgullo humano [] no puede ser considerado verdaderacultura. La cultura verdadera nace con la naturaleza, es simple, humilde y pura. Sin la verdadera cultura la humanidad perecer. Cuando la gente rechaz la alimentacin natural, optando en su lugar por los alimentos re nados, la sociedad tom el camino de su propia destruccin. Ello se debe a que tal alimentacin no es el producto de la verdadera cultura. La alimenta-cin es vida, y la vida no debe separarse de la naturaleza.

    Y as, la agroindustria es tambin espectacular. Semillas vegetales cultivadas en invernaderos sobre polmeros y fertilizadas con otros derivados del pe-trleo, producen la forma de la verdura, su apariencia, pero no son lo mismo que una hortaliza crecida en la Tierra. Una es producto de ladiversi cacin de los usos de la explotacin del petrleo y los clculos de riesgo y rentabilidad, la otra es producto de una relacin entre las semillas, el hombre y la Tierra. Una verdura agroindustrial es bsicamente la trans-mutacin que hace la intencionalidad ontognica de la semilla vegetal de los derivados del petrleo a los que es sometida a relacionarse bajo estricto control.

    Coreografa de espectros. La industria produce vegetales y animales con la misma mecnica ausente con que produce computadores y juguetes para bebes. Un pollo de factora no es en realidad un pollo. Es la reduccin de la ontogenia de las aves a su mnima manifestacin como puro espectro,espectculo. Ya sabes como de fcil se rompen los huesos de los pollos de factora. Los puedes romper con los dedos sin mayor esfuerzo. Ahora tra-ta de romper los huesos de una codorniz salvaje o de un pollo de campo. Tendrs una difcil tarea si es que no imposible con tus puras manos. Qu signi ca esto? Puedes sacar tus conclusiones.

    Hace poco menos de un mes un par de camiones con pavos industriales se volcaron cerca de Quillota. La gente se escandaliz al ver ante sus propios ojos la condicin de estos pavos que dentro de pocos das formarn parte

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    central de los rituales navideos. Manifestaron su asco para las cmaras detelevisin. Pero el show debe continuar.

    No es de extraarnos que otra industria de la enfermedad como lo es la in-dustria farmacutica se nutra tambin de la explotacin de este humor de la Tierra, al que llamamos petrleo. La inmensa mayora de los medicamentos son sintetizados a partir de las sustancias extradas o derivadas delpetrleo. El petrleo es la materia prima base de donde se sacan sustancias como el benceno, las ole nas, el ter de petrleo a partir de los cuales se sintetizan en las plantas productos como la aspirina, el ketoprofeno, diclo-fenaco, ibuprofeno, ambroxol, etctera. Tambin se extraen de ste diversosalcoholes reactivos, disolventes para la preparacin de antibiticos, gliceri-na para supositorios, las resinas acrlicas de la odontologa y ms. Empresas como Bayer, a la vez que producen agroqumicos y semillas tambin produ-cen medicamentos para personas y animales. A esta relacin entre indus-trias alimenticias y farmacuticas, le llamamos industria de la enfermedad. Tambin el petrleo se usa en la confeccin de telas sintticas para la indus-tria del vestido, en el combustible para el transporte y el abrigo y en casi todo lo dems que sostiene a la actual civilizacin. As que con propiedad podramos decir que la humanidad de la sociedad dominante es una huma-nidad de petrleo. Y que el modo de produccin industrial incluye tambin la produccin de humanos. En cierto sentido toda la sociedad seha vuelto una fbrica o la principal produccin espectacular es ahora la pro-duccin de sociedad. Cuando vamos en una micro o en el metro sin mirar-nos ni hablarnos los unos a los otros, sin olernos o asqueados de nuestro propio olor, hacinados como los pavos de los camiones volcados, continuar hablando de lo social y de la sociedad no es sino un engao, un espectculo. Ya hablaremos de esto en la prxima sesin.

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    3 sesinNo slo de pan vive el hombre.

    Tierra, agua, aire y sol. La comunin con los elementos de la naturaleza como fuentes de vitalidad.

    Aspectos squicos/sicolgicos y comunitarios/sociales de la salud. La verdad y el cario como fuentes de vitalidad.

    Me haban echado de la universidad, haba roto con mi amante, haba des-cubierto la magia y estaba ansioso por recrear un mundo nuevo. La perma-cultura me inspiraba nuevos horizontes y estaba deseoso de aprender de quienes la practicaban. Y as llegu al terreno del padre de una amiga quienllevaba cultivndolo de forma natural alrededor de veinte aos. Yo iba pre-parado para aprender todas las tcnicas de cultivo necesarias para procu-rarme mi propio alimento viviendo lejos de los centros de produccin y consumo. Cmo producir comida era la pregunta que llevaba en mente. El hombre no tena intenciones de responderla. En cambio me inst a que recorriera libremente el terreno y sacara mis conclusiones mientras l se dedicaba a lo suyo, una tarde de apicultura entonces. Mis ojos no estaban preparados para entender la mitad de lo que vea, pero con sus comentarios ocasionales algo entend. Unas pocas hileras con hortalizas, jardines ora-les, verduras desperdigadas por aqu y por all, rboles frutales, diversi -cacin de ctricos. Escaleras para subir a la copa de rboles nativos, sobrecuyas ramas se ocultaban plantas de marihuana. Bellas construcciones de barro, madera y piedra, extradas del lugar, una de ellas arriba de un rbol. Nada de lo que vi logr sacarme de mis preocupaciones econmicas. Por en-tonces la magia del universo an no calaba profundo en mi ser. As, cuando lleg la tarde y nos sentamos a compartir el pan que acabbamos de hornear y l me pregunt si acaso yo era capaz de distinguir los diversos sonidos que a oraban con la noche, grillos, aves, ranas, vientos, yo le respond que no. Y en seguida le pregunt de qu viva. Sonro y me respondi: De qu vivo? de alegras, de tristezas, del sol, del aire, de la vida. Yo esperaba, por supuesto, saber cmo subsista econmicamente, dinero, produccin, con-sumo. Pero no slo de pan vive el hombre.

    Como seal en la primera sesin, una de las referencias prcticas de la vi-sin que intento compartir es la doctrina trmica postulada por el naturista chileno Manuel Lezaeta Acharn. Lezaeta, luego de ser sanado de s lis y neurastenia con una tratamiento naturista del Padre Tadeo y dedicar el resto de su vida al estudio del naturismo, supuso que la enfermedad se deba al desequilibrio trmico del cuerpo y que por lo tanto la salud era un asunto de

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    temperaturas. En sus propias palabras:

    Manteniendo el Equilibrio Trmico del cuerpo se vive sano o se restablece la salud sin necesidad de diagnsticos, remedios, medicamentos, ni curanderos. Slo existe una enfermedad: alteracin de la salud. Y slo existe un reme-dio: normalizacin funcional mediante el Equilibrio Trmico del cuerpo. La salud, pues, es cuestin de temperaturas y no de remedios, inyecciones, sueros, vacunas, medicinas y, menos an, de ciruga, rayos X o similares.

    Sin embargo, el tratamiento propuesto a Lezaeta por el Padre Tadeo con-sisti principalmente en tomar contacto directo con los elementos de la na-turaleza. Aire, agua, tierra. Pero Lezaeta, para mayor gloria de su doctrina, interpret el efecto restaurador y vitalizante del contacto con los elementosnaturales en trminos casi exclusivamente trmicos, y sin embargo hay mu-cho ms que una relacin trmica en esto. Desde una perspectiva yguica hay tambin una relacin de intercambio prnico (i.e. de energa vital); y algunos aspectos del prana tienen su correlato cient co como energa elc-trica.3

    Los baos de sol nos vitalizan al activar nuestro metabolismo elctrico. Esto explica por qu el organismo no debe ser aislado elctricamente, sino que debe permanecer unido al suelo, porque as es objeto de una huida elctrica constante. En la naturaleza todos los animales, segn la expresin tan viva de Fabre, estn sometidos a una electroterapia permanente sin posibilidad de sustraerse a ella. La piel mantiene el aire encerrado entre sus pelos, lo que constituye el mejor aislante trmico, sin que los pelos obstaculicen la evacuacin de la electricidad. Al contrario, son como pararrayos al revs. [] Mediante sus patas, los animales estn en con-tacto directo con el suelo. Sus organismos funcionan a tierra. Esta accin es tan importante, que Fred Vls se pregunta si muchas investigaciones referentes al me-tabolismo de los mamferos (efectuadas sobre animales enjaulados, por ejemplo), sin preocuparse de las condiciones elctricas, no necesitarn una revisin de segunda aproximacin. En el hombre, la ropa forma una capa aislante que frena la evacua-cin normal de la electricidad por la piel y reduce los intercambios elctricos con el

    3 De todos modos, Lezaeta estaba consciente de la importancia de la energa ner-viosa, una corriente elctrica continua: El sistema nervioso es el motor de la vida. La fuerza vital es la energa nerviosa y depende de la salud de los nervios. la ebre gastrointestinal debilita y aniquila la energa nerviosa, vale decir, la vitalidad del organismo. (La medicina natural al alcance de todos)

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    aire atmosfrico. Adems detienen los rayos ultravioletas. El calzado nos asla, en el sentido elctrico del trmino, y contribuye as a disminuir nuestra vitalidad. Los pueblos que viven desnudos, o casi desnudos, han gozado siempre de una vitalidad mucho mayor, y en cuanto se visten para seguir el ejemplo del hombre blanco, dismi-nuye su vitalidad. [...] Decididamente, esta nocin de prana en forma de electricidad atmosfrica, as como la necesidad de su renovacin constante, aclaran muchas cosas. Explica por qu caminar con los pies desnudos en la naturaleza provoca una sensacin de euforia particular que no se siente sobre el piso de una habitacin, donde el organismo funciona sin toma de tierra. Kneipp, gran intuitivo, lo haba presentido al recomendar caminar pies desnudos sobre la hierba hmeda por el roco matinal. El roco permite una mejor toma de tierra del organismo. Caminar a pies desnudos por un ro o arroyo produce efectos que no puede procurar un bao de pies en una jofaina

    (Andr Van Lysebeth, Pranayama: La dinmica del aliento)

    sta es la sesin ms importante del taller, el corazn de la visin que in-tento transmitir: es el contacto con los elementos y fuerzas de la naturaleza nuestra fuente de vitalidad, la que nos da la energa tanto para sanar las secuelas de nuestros desequilibrios como para vivir plenamente explorandonuestra condicin de seres humanos y terrcolas.

    A continuacin presentar algunas de las prcticas que Lezaeta sugiri a modo de tcnicas, imitando la relacin natural del hombre con los elemen-tos, asumiendo la ruptura del vnculo y acomodndolo, despus de todo, a una teraputica en bene cio de la salud del individuo que hace caso omiso de las responsabilidades del hombre para con el mundo que le da vida.

    Frotacin de bao o toalla

    Se trata de una aplicacin de agua fra tan sencilla como valiosa para acti-var la piel (en sus funciones de tercer rin y tercer pulmn, entre otras) debilitada por abrigos inadecuados e innecesarios. Se trata de mojar rpida-mente toda la super cie del cuerpo desde el cuello hasta la planta de los pies deslizando una toalla empapada en agua fresca. Lo ms prctico es usar un trapo de hilo o algodn doblado en seis u ocho partes, las que se van desdo-blando en cada pasada a n de que la parte que se ha calentado y ensuciado en contacto con la piel no vuelva a actuar sobre ella. Para evitar problemas cardacos conviene seguir el siguiente orden: primero por el frente, con una pasada de la toalla mojada que ir desde el cuello a la punta del pie derecho; otra desde el cuello a la punta del pie izquierdo; y la siguiente desde el cuello

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    por el centro y entrepiernas hacia abajo. Luego los costados, con una pasada desde el cuello por encima y debajo del brazo derecho, costado y pierna hasta el pie de ese lado y una pasada igual al costado izquierdo; por ltimo, el centro sobre la espina dorsal y entrepiernas abajo, cambiando siempre alguna hoja de la toalla y mojndola nuevamente. La espalda se moja de una sola pasada, desplegando la toalla y tomndola de las dos extremidades para recorrer el plano posterior de arriba hacia abajo. Lezaeta recomienda esta frotacin diaria toda la vida al despertar, tanto a sanos como enfermos, para evitar resfriados y dolencias o curarlas si se las padece. Adems la recomien-da en casos de desvelo o despertar con molestias, ya que el mal sueo acusa desequilibrio interior y esta frotacin al equilibrar la circulacin sangunea favorece las eliminaciones y genera bienestar general propiciando un sueo tranquilo y profundo. Luego de la frotacin recomienda volver a la cama sin secarse o vestirse rpidamente para dar un paseo o hacer algn ejerci-cio. Los efectos de esta sencilla frotacin son los siguientes: 1. Estimula las defensas naturales del organismo; 2. Favorece las eliminaciones, al activar riones, pulmones, piel e intestinos; 3. Despierta ebre curativa en la piel disminuyendo la ebre destructiva de las entraas; 4. Calma la excitacin nerviosa y tranquiliza la excesiva actividad del corazn, mejora el pulso y el sueo; 5. Normaliza la circulacin de la sangre; 6. Activa la funcin digestiva favoreciendo la nutricin.

    El efecto que se busca con la frotacin, de acuerdo a la doctrina trmica, es que la sangre descongestione los rganos y active la piel; por re ejo nervio-so la piel reacciona al fro de la toalla llevando sangre y calor a la super cie. Sin embargo lo mismo sucede si al despertar por la maana nos enfrenta-mos desnudos a la intemperie y as nos mantenemos todo el tiempo que nos resulte posible. El frescor del aire matutino, el roco o incluso la niebla pro-ducen el mismo efecto y mejor. En verdad, se trata de que nuestro cuerpo se autorregule en relacin con el ambiente, despertando su vitalidad para hallar el equilibrio trmico, el cual es malogrado por el abrigo injusti cado.

    La frotacin de un pao empapado en agua fra puede ayudarnos a activar nuestra piel tras aos o dcadas de debilitamiento por ir siempre excesiva-mente vestidos, despertando as la capacidad del cuerpo para generar ca-lor y enfrentar la temperatura del ambiente; pero si no acompaamos la frotacin con un desabrigo progresivo de nuestras carnes y la prctica del nudismo (de preferencia en la naturaleza salvaje) cada vez que nos sea posi-ble; estamos reducindolo a una tcnica mcanica para sobrellevar nuestra domesticacin y a lo que intento seducirles es a recuperar toda nuestra vi-talidadnatural y salvaje. La frotacin diaria por toda la vida sera entonces

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    slo justi cable en casos de encierro o abrigo obligado, pero la invitacin es a salir de nuestras jaulas y ensearle a la Tierra nuestras sonrisas de cuerpo completo.

    Lavado de sangre

    Es una prctica ideada por Lezaeta para la puri cacin del uido vital. Aqu tambin actan los principios trmicos de su doctrina: consiste en una serie de reacciones nerviosas y circulatorias, provocadas por frecuentes ablucio-nes de agua fra sobre la piel calentada al vapor, al sol o previa ortigadura. Las formas de calentar la piel con vapor u ortigaduras, me parecen algo engorrosas, y el mismo Lezaeta seala que el sol resulta ms ventajoso.

    Bastar con exponerse a la accin del sol del medioda desnudo y cubierto -no envuelto- con una o dos mantas de lana, dejando la cabeza a la sombra, especial-mente bajo el follaje de ramas verdes. Las abluciones fras se aplicarn cada vez que moleste el calor, dejando el cuerpo sin secar y volviendo a cubrirlo, para terminar con agua fra, despus de seis u ocho abluciones.

    Las abluciones se realizan del modo indicado en la tcnica anterior, con una toalla empapada de agua fra. As, alternando calor y fro sobre la piel se obtienen sucesivas congestiones y anemias en la super cie e interior del cuerpo con lo que se produce un ujo y re ujo de sangre, de donde resulta un verdadero Lavado de la Sangre a travs de los millones de poros de la piel. Sin embargo resulta lo mismo, y an ms, gracias las fuerzas vivas y no con-troladas de la naturaleza. Por ejemplo tomando el sol y refrescndose en un estero o riachuelo; o incluso en el mar, un lago o un ro. Tan pronto como el sol se vuelve insoportable se busca alivio en las aguas frescas, y esto natu-ralmente sucede una y otra vez, produciendo un lavado de sangre tambin. Slo basta con desear disfrutar del sol y la frescura de las aguas.

    Cataplasma de barro

    La tierra que se usa es la que se halla disponible en el lugar que se pisa, siempre que est libre de basuras, guano o cuerpos extraos. Una vez extrada, se la pasa por un cernidor y se coloca en un depsito adecuado, se le agrega el agua nece-saria para formar una pasta como la que usan los albailes para resanar las paredes. Este lodo, con un espesor de 4 a 5 milmetros, se extiende sobre un lienzo y se aplica directamente sobre la piel, forrando encima con papel de peridico y fajando todo con una tela gruesa que se prender con al leres de gancho o imperdibles para que

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    no se mueva lacataplasma. En las in amaciones locales el lodo debe ser ms grueso, hasta de dos y medio centmetros. Lo ms prctico es colocar el papel de peridico sobre una mesa y sobre ste el lienzo al cual se adhiere el lodo.En todo enfermo el lodo debe aplicarse localmente sobre el rgano o zona del cuerpo afectado y adems sobre todo el vientre para actuar en el centro de la actividad orgnica, es decir, el aparato digestivo. En procesos in amatorios agudos, el lodo debe ser renovado cada hora hasta que desaparezcan los dolores o las molestias. Los fajados alrededor del vientre y riones o la simple cataplasma sobre todo el vientre se mantendrn mientras se conserven hmedos y calientes, generalmente toda la noche.[...] Por n, diremos que la aplicacin de lodo sobre el vientre puede hacerse encualquier momento, es decir, mientras se come, recin comido o a la hora que se quiera, pues esta aplicacin siempre favorece el trabajo digestivo. Es ms favorable cuando el estmago est recin ocupado.Termino llamando la atencin sobre el error de aplicar el lodo slo del ombligo hacia abajo. Siempre se debe aplicar desde el pecho hasta las ingles, cubriendo los costados del tronco. Cuanto ms amplia es la cataplasma, mejor. Las picazones y erupciones en la piel por accin del lodo, especialmente en el vientre, en lugar de alarmar deben considerarse como ben ca eliminacin de morbosidades. [...] Finalmente, la tierra que ha sido usada puede aplicarse nuevamente dejn-dola a la intemperie seis u ocho das para que se puri que.

    En casos de enfermedad aguda, crisis depurativa, propia o de a nes cerca-nos, suelo aplicar barro en todo el vientre, desde el inicio del pubis hasta los pezones y tambin por los costados del tronco; y en la zona afectada en particular si es que la hay, por ejemplo en el cuello y mentn en caso de amigdalitis. En las cataplasmas sobre el vientre suelo aplicar el barro directamente, cubrindolo luego con una tela o papel de peridico para no ensuciar demasiado a mi alrededor, usualmente la cama. Luego se hace bien devolviendo este barro al suelo y resulta ideal para plantar algunas semillas. La primera vez que me apliqu barro, alrededor de un ao tras haber elimi-nado de mi dieta los productos procesados, sent como un lquido manaba de mis odos. Nuestro cuerpo, al sentirse aliviado en contacto con el barro, activa este tipo de procesos depurativos, aprovechando siempre las vas ms expeditas. Tambin suelo aplicar barro cuando me hago heridas o para fa-cilitar la expulsin de materia en granos, espinillas y otras erupciones de la piel. Mientras escribo esto tengo un cataplasma de barro

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    en la rodilla. Ayer ca con mi rodilla derecha directo al cemento de la calle de poco ms de un metro de altura. Durante todo el da he sufrido de una in amacin en la rodilla acompaada de un intenso dolor, pero al anochecer Tracontia me ha puesto una cataplasma y el dolor de la in amacin ha cesa-do de inmediato, persistiendo slo el ardor de la herida que abri mi carne al golpearse contra el cemento, la que luego de algunos minutos tambin ha cesado.

    Hace unas semanas Aviel, mi instructora de tela acrobtica, se disloc el cuello. Durante una clase me pregunt si poda hacerle reiki. Entonces le dije que la Tierra era maestra de reiki, y que una tradicin tntrica oculta asegura que fue la misma Tierra la que le otorg su iluminacin al Buda.

    El hombre, como todos los seres animados, es hijo de la tierra, de ella est formado nuestro cuerpo y a ella tenemos que reintegrarnos. Nuestros alimentos son tierra transformada y vitalizada por la planta, nica forma en que el mineral puede ser aprovechado por el organismo animal. Por otra parte, la Tierra, como buena madre nosofrece tambin propiedades salutferas de la mayor importancia cuando se la usa tanto al interior como al exterior. La tierra se recomienda como elemento de gran poder puri cador, desin amante, absorbente, calmante, vitalizador y cica-trizante.

    Los animales que caminan descalzos y duermen desnudos sobre la Tierra disfrutan de todos estos bene cios del barro. Cuando nios y adultos ju-gamos y nos ensuciamos con tierra tambin. Si los hombres anduvisemos descalzos y descansramos desnudos sobre la Tierra no necesitaramos de estas tcnicas de las cataplasmas de barros para reponer nuestra salud. Durante el sueo nuestra madre bruja se encargara de equilibrar nuestras energas y extraer de nuestro cuerpo lo que no nos es propio, para trans-formarlo otra vez en vida. Lo que el naturismo suele llamar impurezas de la sangre o materias extraas (al cuerpo humano) y que el higienismo llama toxinas, valorizadas as negativamente debido a una concepcin individua-lista de la vida y de la salud, no lo son para la Tierra. A ella todo la nutre ytodo lo transforma en vida, si se le permite, no inter riendo el ujo entre los cuerpos y su cuerpo.

    Es as que naturismo e higienismo al rechazar la teora germinal de la en-fermedad, negndole intencionalidades desestabilizantes o enfermantes a los grmenes, tambin niegan la intencionalidad de las llamadas toxinas o materias extraas al organismo, considerndolas materias inertes. Sin em-bargoestas materias, en contacto con la Tierra, demuestran s