infarto del miocardio
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INFARTO DE MIOCARDIO. VARICES.
PATOGENIA
El infarto del miocardio se debe en la mayoría de los casos a una isquemia absoluta por
una oclusión coronaria trombótica. Sin embargo, hay oclusiones sin infarto y, a la inversa,
infartos sin oclusión. Oclusión sin infarto se presenta en dos condiciones, la primera, casi
trivial, cuando la muerte del individuo ocurre antes de la manifestación de los signos
morfológicos de necrosis. La segunda, en casos relativamente raros en que la oclusión
coronaria, ateroesclerótica, se ha producido tan lentamente que ha habido tiempo de que
se desarrolle una circulación supletoria. En estas condiciones, la oclusión ulterior de la
arteria que ha sumistrado la circulación anastomótica da origen un infarto particularmente
extenso, que abarca los territorios de ambas arterias ocluidas. Es el llamado infarto
ectópico o a distancia. Infartos sin oclusión se producen cuando la demanda de trabajo
cardíaco excede la reserva coronaria. Esta está representada por la capacidad de
aumentar el flujo coronario, dado que la diferencia de oxígeno arteriovenosa en el
corazón es constante. El flujo coronario normal en condiciones basales es de 250
mililitros por 300 gramos de corazón y puede aumentar hasta cuatro veces en actividad
cardíaca máxima.
Las condiciones más frecuentes que reducen la reserva coronaria son dos: la estenosis
del árbol coronario, que reduce directamente el flujo, y la hipertrofia cardíaca, que
disminuye la reserva coronaria al requerir un mayor flujo basal por la mayor masa
miocárdica Estenosis coronaria e hipertrofia cardíaca suelen ser concomitantes. En los
casos de infarto sin oclusión la estenosis de regla es acentuada, de 75% o más del lumen
arterial. Además, hay otros factores intercurrentes que pueden determinar valores críticos
de la reserva coronaria, entre ellos el shock, la anemia aguda y las arritmias.
La trombosis coronaria se debe las más de las veces a la ulceración de una placa
ateroesclerótica. Las placas se presentan en sitios de predilección: en el tronco de la
coronaria izquierda, en el segmento proximal de la descendente anterior, de la circunfleja
y de la coronaria derecha, y en el segmento distal de esta última. Tronco de la coronaria
izquierda y segmento proximal de la descendente anterior son los sitios más frecuentes,
el compromiso de la circunfleja es el menos frecuente. Esta distribución de frecuencia de
las placas ateroescleróticas corresponde con la de los infartos según el territorio
comprometido.
TOPOGRAFÍA DEL INFARTO
El principio general que explica la localización del infarto es que se afectan los territorios
con mayor riesgo de que la irrigación se haga insuficiente. Se comprende así que el
infarto sea casi exclusivo del ventrículo izquierdo, que dentro de éste se ubique de
preferencia en el tercio distal, o sea en la punta, y que en cuanto al espesor, se afecte
preferentemente el tercio interno, es decir, el territorio subendocárdico . La relación de
superficie entre fibras y pared capilar es de cerca de 3:1 en el ventrículo izquierdo y de
alrededor de 2:1 en el derecho. Por otra parte, el territorio coronario terminal está hacia la
punta y hacia el endocardio. El infarto exclusivo del ventrículo derecho es excepcional.
No es raro, en cambio, como extensión de un infarto del ventrículo izquierdo. Cerca del
50% de los infartos son anteroseptales, alrededor de un 30% son posteroseptales y
aproximadamente un 15% son laterales . El infarto septal puro es raro, lo mismo, el
llamado circunferencial, que compromete todos los territorios del ventrículo izquierdo.
TAMAÑO DEL INFARTO
La extensión depende fundamentalmente de tres factores: calibre del segmento ocluido,
desarrollo de circulación supletoria y grado de sobrecarga del ventrículo izquierdo. Los
infartos suelen ser así proporcionalmente mayores en las hipertrofias cardíacas. En los
infartos es característico que no se necrose una delgada capa de miocardio de algunos
cientos de micrones ubicada inmediatamente bajo el endocardio. Esta capa se nutre
directamente desde las cavidades cardíacas. Típicamente los infartos son cuneiformes,
con la parte más extensa, la base, dispuesta hacia el endocardio. Pueden ser
transmurales, es decir, comprometer de endocardio a epicardio, en cuyo caso se
acompañan de pericarditis, generalmente fibrinosa. La pericarditis por infarto, llamada
epistenocárdica, se presenta en alrededor del 30% del total de infartos, y es difusa en
cerca del 10%.
Topografía típica del infarto del miocardio (rayado). En tercio inferior: infarto transmural.
Infarto del miocardio. Corte transversal del corazón. Líneas gruesas: infarto anteroseptal;
líneas delgadas: infarto de cara lateral; punteado: infarto de cara posterior
Macroscopia
El infarto del miocardio es de regla anémico. La necrosis se reconoce
macroscópicamente sólo después de 24 horas de establecida la isquemia. Se presenta
como un territorio mal delimitado, pálido amarillento, a veces con focos hemorrágicos. En
los días siguientes aparece claramente delimitada, de cortornos cartográficos, tumefacta,
amarillo opaca, con un halo hemorrágico. En la segunda mitad de la primera semana
suele tomar un tinte ligeramente verdoso por la acentuada infiltración leucocitaria. El
borde hemorrágico disminuye paulatinamente hasta desaparecer. En la segunda semana
el territorio infartado se hace friable, se deprime ligeramente , y la hemosiderina formada
al reabsorberse los focos hemorrágicos, le da un tenue tinte ocre. En la tercera semana
el territorio infartado es blando, algo elástico y gelatinoso, rojizo debido a los vasos de
neoformación ingurgitados. De la cuarta semana en adelante se va haciendo más firme y
grisáceo y se va retrayendo debido a la formación de la cicatriz.
El infarto del miocardio puede ser hemorrágico. El principio general que explica este
carácter es que sigue llegando sangre aunque en cuantía insuficiente para mantener la
vitalidad de los tejidos. En el miocardio ello ocurre cuando hay un cierto desarrollo de
circulación anastomótica o cuando la obstrucción no es completa.
Microscopia
Al microscopio de luz la necrosis no se reconoce antes de 6 a 8 horas de producida la
isquemia. A las 24 horas aparece la infiltración leucocitaria, que alcanza su mayor grado
al cuarto o quinto día. A fines de la primera semana aparecen macrófagos, hemosiderina
y vasitos de neoformación. La segunda semana está dominada por el proceso de
reabsorción y el desarrollo del tejido granulatorio. Como manifestación del proceso
reabsortivo se encuentran detritus de fibras miocárdicas en el citoplasma de macrófagos.
No es raro encontrar en el tejido granulatorio de esta etapa una infiltración de
granulocitos eosinófilos, infiltración que se limita a la segunda semana. En la tercera
semana predominan los linfocitos, las células plasmáticas y los vasos de neoformación,
que aparecen de lumen amplio y repletos de sangre. El tejido granulatorio muestra
evidente neoformación de colágeno, iniciada en la segunda semana. En la cuarta semana
ya no se encuentra infiltración leucocitaria, y el colágeno es más abundante y denso.
Después del primer mes desaparecen las células libres y, en general, también los restos
necróticos. Sin embargo, en infartos muy extensos pueden persistir en medio del tejido
reparativo islotes de miocardio necrótico a manera de secuestros.
COMPLICACIONES LOCALES
Estas son la trombosis parietal, el aneurisma, la ruptura, el bloqueo atrioventricular y la
insuficiencia mitral.
Trombosis
La trombosis significa una complicación seria como fuente de embolías trombóticas, que
pueden causar la muerte. Con frecuencia se producen infartos cerebrales. La trombosis
se encuentra en cerca del 30% de los infartos recientes. La organización de la trombosis
conduce a un engrosamiento hialino del endocardio.
Aneurisma
La dilatación aneurismática del ventrículo representa una complicación en tanto favorece
la trombosis. El aneurisma se produce en 5 a 10% de los pacientes que han sobrevivido
por tres meses o más a un infarto.
Ruptura
En necropsias, la ruptura se encuentra en cerca del 10% de los infartos. Puede tratarse
de una ruptura precoz, producida al cuarto o quinto día cuando la infiltración leucocitaria
es máxima, o una ruptura tardía, al décimo o duodécimo día, cuando el tejido granulatorio
es particularmente friable. Según el sitio de la ruptura, el 10% referido se descompone
en: 7% con ruptura externa, es decir, a la cavidad cardíaca, lo que produce un
taponamiento cardíaco; 2% con ruptura del tabique ventricular, lo que condiciona una
comunicación interventricular, y 1% con ruptura de un músculo papilar, lo que causa una
insuficiencia mitral aguda. La insuficiencia mitral crónica como complicación del infarto
está condicionada por el compromiso del músculo por la cicatriz y su retracción.
Bloqueo atrioventricular
El bloqueo atrioventricular se presenta en alrededor del 5% de los enfermos con un
infarto reciente. Es significativamente más frecuente en los infartos de cara posterior.
Lesiones Miocardicas por Isquemia Relativa
La isquemia relativa del miocardio se produce típicamente por estenosis coronaria, por lo
común múltiples. Ellas constituyen el substrato anatómico de la insuficiencia coronaria.
Su efecto en el miocardio se manifiesta en los territorios terminales en forma de focos de
necrosis electiva del parénquima y de pequeños infartos, que suelen ser hemorrágicos. El
conjunto de estas lesiones se ha denominado infarto subendocárdico. Esta forma tiene
una alta frecuencia de trombosis parietal.