Influencia de los Solventes Orgánicos sobre la velocidad ...

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REVISTA CUBANA DE PSICOLOGÍA Vol. VII, No. 1, 1990 Influencia de los Solventes Orgánicos sobre la velocidad de procesamiento de información: TR y PEC Jorge Mayor Ríos, Departamento de Psicología, I MT Jorge Santander Míkleff, I ahorator 10 de Neurofisio1oqia, Departamento de Fisiología, I M T . El empleo de la psicofisiología coqnítiva en la evaluación de la neurotoxi- cidad se ha incrementado en los últimos años. Dos grupos de trabajadores, uno expuesto a vapores ele tolueno y Xileno, y otro no expuesto, clínica- mente sano, -fueron evaluados a través d€ j l paradigma de recuperación de información de la memoria a corto plazo y de una tarea de discriminación di- séñales auditivas de probabilidades desiguales. 3e registraron el IR y el componente P 3c ,o del potencial evocado cognitive, respectivamente. t.a comparación de la ejecución en ambas tareas sugiere que las variables utilizadas representan indicadores muy sensibles para detectar alteraciones tempranas del SNC provocadas - , por la acción de los neurotóxicos. Adicional- mente, el uso de los correlatos electro-fisiológicos de la dinámica coqni - tiva aparece como un importante recurso para establecer en qué estadio del procesamiento de información está teniendo lugar el déficit. Palabras clave: tareas coqnitivas, potenciales evocados, neurotóxicos. ADSTRACr The use o-f Cognitive Psyc hophysiol oqy in the assessment o-f neurotoxicity is increasinq in the last years. Two qroup o-f workers, one exposed to Toluene and Xilene, and another non exposed and healthy <N t = 15, N-. = IB) were tested throw the Sternberg'5 memory scanning paradigm, and a discriminatory auditory task (odd-ball paradigm). RT and P300 were recorded. The comparison between groups suggest that these two indexs may be very sensitive to detect early irnpai remen t of the functional state of CNS, 11

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REVISTA CUBANA DE PSICOLOGÍA Vol. VII, No. 1, 1990

Influencia de los Solventes Orgánicos sobre la velocidad de procesamiento de información: TR y PEC Jorge Mayor Ríos, Departamento de Psicología, I MT

Jorge Santander Míkleff, I ahorator 10 de Neurofisio1oqia, Departamento de Fisiología, I M T .

El empleo de la psicofisiología coqnítiva en la evaluación de la neurotoxi-cidad se ha incrementado en los últimos años. Dos grupos de trabajadores, uno expuesto a vapores ele tolueno y Xileno, y otro no expuesto, clínica­mente sano, -fueron evaluados a través d€jl paradigma de recuperación de información de la memoria a corto plazo y de una tarea de discriminación di­séñales auditivas de probabilidades desiguales. 3e registraron el IR y el componente P3c,o del potencial evocado cognitive, respectivamente. t.a comparación de la ejecución en ambas tareas sugiere que las variables utilizadas representan indicadores muy sensibles para detectar alteraciones tempranas del SNC provocadas-, por la acción de los neurotóxicos. Adicional-mente, el uso de los correlatos electro-fisiológicos de la dinámica coqni -tiva aparece como un importante recurso para establecer en qué estadio del procesamiento de información está teniendo lugar el déficit.

Palabras clave: tareas coqnitivas, potenciales evocados, neurotóxicos.

A D S T R A C r

The use o-f Cognitive Psyc hophysiol oqy in the assessment o-f neurotoxicity is increasinq in the last years. Two qroup o-f workers, one exposed to Toluene and Xilene, and another non exposed and healthy <Nt = 15, N-. = IB) were tested throw the Sternberg'5 memory scanning paradigm, and a discriminatory auditory task (odd-ball paradigm). RT and P300 were recorded. The comparison between groups suggest that these two indexs may be very sensitive to detect early irnpai remen t of the functional state of CNS,

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caused by neurotoxicant. In addition, the use of electrophysiological correlates of the cognitive activity is an important way to indicate in which stage of information processing the impairement is located.

La memoria de trabajo, operativa o a corto plazo (Bourne, 1979; Eysenck, 1979; Neisser, 1969) es una de las funciones que más tempranamente parece reflejar la acción adversa de los agentes neurotóxicos sobre el SNC (Barker, 19B3; Dotzauer, 190$; Feldman, 19B0; Gamberale, 1985; Johson, 1983a; 1983b; Melamed, 1979).

En la mayoría de las investigaciones psicotoxicológicas (clínicas, epidemiológicas y experimentales) la evaluación del estado de esta función se suele efectuar mediante procedimientos psicométricos (Almirall, 19075 Anger, 19B5; Hanninen, 1979; TOlonen, 1978; Valciukas, 1980; WHO, 1986).

El empleo de las técnicas cronométricas elaboradas en la psicología cognitiva y su combinación xon el registro de indicadores electrofisioló-gicos relacionados con la dinámica mental -los potenciales evocados cogni-tivos (PEO- representan un enfoque relativamente nuevo y poco extendido en el terreno de la detección temprana de cambios sutiles en el estado funcional del SMC. Probablemente, el único campo donde este enfoque ha tenido un desarrollo notable y al que, precisamente, debe parte de sus logros en las últimas décadas, sea el de la psicofarmacoloqía (Callaway, 1985; 1986).

Anque se cuenta ya con algunos estudios neurotoxicológicos donde se h¿sn aplicado estas técnicas (Mayor, 1986; Putz Anderson, 1961; Maizlish, 1985, Smith, 1981; Williamson, 1982) y existen varias hateras psicodiagrióstícas con una perspectiva psicofisiológica (Branconnier, 1985; Barker, 1985; Heffley, 1985, 1988; ütto, 1978; 1983; 1985; Rudney, 197R), la difusión de estos modelos de evaluación encuentra, por lo general, dos inconvenientes de orden práctico: a) exigen de un mínimo de medios instrumentales relati­vamente costosos y, b> requieren una preparación de los investigadores que, por regla, el psicólogo no ptosee .

En contraste, en comparación con las técnicas psicométricas ellos ofrecen dos ventajas apreciables: a) reducen la influencia de los factores educaciona1 es y culturales (en la medida en que esto es posible en las ciencias de la conducta) que, como se sabe, poseen singular relevancia en salud ocupacional por cuanto su universo típico de estudio son trabajadores de baja escolarizacion y ocupaciones manuales, y b) desplazan.el énfasis desde la exploración de los productos o resultados de la actividad cognitiva hacia sus aspectos dinámicos o procesales.

Respecto de ia memoria a corto plazo, los mecanismos por los cuales se ejecuta dicha función (reconocimiento de información ofrecida por una situación estimulo o a partir de la utilización de información previamente almacenada), se investigan con el auxilio de diversas tareas o paradigmas elementales cuya estructura temporal está rigurosamente determinada respecto de las diferentes operaciones o estadios cognitivos que hipotéti­camente la integran.

Como índices de la eficiencia de esas operaciones se emplean el tiempo de reacción discriminative (TRD) y algunos componentes del complejo de ondas de la -actividad bioléctrica cerebral concominante con la realización de la tarea, en particular, el llamado componente P3 ó P300 que, como sugiere su nombre, consiste en una deflexión positiva del EE6, de hasta 15 v de amplitud y que tiene una latericia de aproximadamente 300 milise-gundos (ms) a partir de la recepción de las señales sensoriales pertinentes para la tarea.

El presente reporte ofrece los .resultados de la evaluación del estado de la memoria a corto plazo en un grupo de trabajadores expuestos crónica­mente a bajos niveles de una mezcla de solventes orgánicos (SO) con la utilización de los indicadores referidos.

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Los SO constituyen un conjunto de sustancias orgánicas líquidas que poseen la propiedad de disolver o dispersar a otras sustancias normal­mente insolubles en agua. Esta característica los ha convertido en un medio de producción ubicuo en la industria moderna.

La neurotoxicidad de estas sustancias, derivada de sus propiedades lipó-filas, es un lugar común en la literatura toxicológíca (NIOSH, 1987; CAME, 1985; WHO, 1986).

Sin embargo, mientras que los efectos de la acción aguda y crónica de muchos solventes han sido descritos con bastante prolijidad (Legaspi, 1984; Colotla, 1980; Dick, 1987; Johnson, 1979; Lindstrom, 1973; Sepalainen, 1983; Valciukas, 1985) la de otros es mal conocida y en ocasiones se pone en duda sobre la base de la inconsistencia de las evidencias disponibles. El tolueno y el xileno representan buenos ejemplos de estas últimas.

La acción narcótica del tolueno en condiciones de exposición aguda está firmemente establecida (WHO, 1985; OPS, 1982). Los experimentos con humanos han demostrado, para exposicones únicas de entre 20 min y 8 hrs, y a concentraciones que han oscilado entre 190 y 1125 mg/m 1, trastornos de la coordinación, len ti f ícac ion del TR , -fatiga, cefalea y confusión mental. Estos disturbios psicofisicos se han acentuado para concentraciones supe­riores a los 1875 mg/m 3 y al repetir las exposiciones (Orbaek, 1985; Gamberale, 1972; Winnecke, 1982).

Exposiciones repetidas de 4 Hrs por sesión pero con concentraciones que no han excedido los 300 rng/m3 no han reportado efectos (Anderson, 1983; Ansehelm, 1985; Iregren, 1986; Cherry, 1983). En otros estudios donde la exposición ha llegado a los 740 mq/rn3 se han observado también, trastornos de la coordinación, del TRS y del TRD, disminución de la memoria y alte­ración de las funciones autonómicas (Iregren, 1982; Grasso, 1984; Wilson, 1943; Seeber, 1980).

Con todo, la mayor cantidad de información sobre los efectos neuro-tóxicos crónicos de tolueno proviene del examen de los narcómanos inhala­dores de gomas y pinturas (King, 1985). La extensión de los efectos abarca, en estos casos desde cambios conductuales y globales del intelecto hasta la llamada Encefalopatía Tóxica Crónica (Spencer, 1V85). Tales manifestaciones aparecen en un rango de entre 1 y 25 años de exposición.

En cualquier caso, lo que aportan estos datos tiene que ser considerado a partir del hecho de que la concentración a la que se exponen los toxicó-manos es siempre en varias veces superior, aunque indeterminable, a la media de la que existe en la zona rie trabajo en la mayoría de los países.

Respecto al xileno, lo que se sabe es aún menos. Por una parte se cree que es uno de los 90 de acción periférica exclusiva (Legaspi, 1984), mien tras que por otra, no se descarta su acción sobre las funciones coqnitivas, incluida la memoria a corto plazo (Bavoiainen, 1979).

Con el propósito de contribuir a pretisar la existencia de efectos subclínicos de estas sustancias sobbre el SNC en condiciones de exposición crónica de bajo nivel, se evaluó el estarte) de operaciones involucradas en la memoria a corto pla¿o (seqún un modelo de procesamiento secuencia] del tipio descrito por Callaway, 1985), a través de dos tareas cognitivas elementales (Jensen, 1985), en trabajadores de una fábrica de pinturas.

M U E S T R A Y E X F » O Í 3 X C2 X O IVJ

Inicialmente en el estudio participaron 18 sujetos expuestos crónica­mente a una mezcla de SO (tolueno y xileno) y 18 referentes no expuestos. Como consecuencia de una evaluación psicométrica y de personalidad, una exploración neurológica y una entrevista psicodiagnóstica previa, se excluyeron 3 integrantes del grupo expuesto por presentar antecedentes o signos actuales d>e enfermedad de origen profesional o común. Con esto se garantizó que ninguno de los sujetos mostrara manifestaciones clínicas

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atribuibles a la acción de los tóxicos o que pudieran influir en los resultados.

Adicionalmente, en el grupo no expuesto se confirmó el criterio de no exposición actual o anterior. Todos los investigados poseían visión normal o corregida y audición normal.

La Tabla 1. Presenta las características de los grupos estudiados

G.

G.

expo,

cont

N

15

IB

X edad

40

<24-60)

40

<23-63)

DS

13,54

15,17

X años expos.

12,3

DS

10.63

El nivel de exposición se estimó a partir de indicadores de contami­nación del ambiente (Tolueno y Xileno en aire) y de indicadores de absor­ción (ácido hipúrico y meti 1 hipúrico en orina). Las determinaciones de la concentración de los tóxicos en la zona de trabajo (por área y puestos) se practicaron de acuerdo con la Norma Cubana 19-03 (Ibarra, 19B6), y todos los análisis se realizaron en el departamento de Factores Químicos del IfiT. Para evaluar el posible efecto de la combinación de las sustancias se calculó además el Efecto Higiénico Aditivo (EHA).

Las Tablas 2 y 3 muestran los datos relacionados con el nivel de exposición y contaminación de los expuestos.

Tabla 2. Concentraciones de Tolueno y Xileno en el aire de las zonas de trabajo.

_. _ _ _ ^ _ _ _ _ ^ . - _ _ _ _ _ ^ _ . ^ - ^HA**

EN AIRE '(mg/m3)*

TOLUENO XILENO

MOLINOS 3 B.4-11.4 13.2-40.6 0.26

REDUCCIÓN 3 9.4-22.9 16.4-33.4 0.31

LLENADO 3 3.2-26.5 2.6-58.5 0.24

BARNICES 9 0.4-15.2 1.8-165.2 0.39

* La Norma Cubana establece un límite de 50 mg/m3 para ambas sustancias en la zona de trabajo.

** Todo valor del EHA inferior a 1 se considera admisible.

A'REA

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Tabla 3. Concentración de Tolueno y Xileno en aire en cada puesto de Trabajo: Niveles de A'cidos hipúrico y Metilhipúrico por trabajador.

N Area To lueno

en A i r e

< rng/m3)

Xileño

en axre

(mg/m3)

Acido

Hipúrico

g/1

A'cido

Meti1hipúrico

g/1

1

2

3

Molinos 9.9

8.4

11.4

11

12

13

14

15

16

17

Reducción 21.1

5

6

7 Llenado

22.9

9.4

B.B

8 3.2

9 26.5

10 Barnices 11.3

6.5

1 .9

1 .9

0.7

0.9

0.4

0.7

X

DS

8.58

8. 19

40.

39.

13.

33.

16.

29.

5B.

2,

8,

165.

108,

28

41

1

48

12

63

41

41

,6

,6

,2

.4

.4

.4

.5

.6

.8

.2

.5

.5

.0

.8

.3

.8

.5

.89

.39

0.

0.

0.

1 .

0.

2.

1 .

0.

0.

0.

0.

0,

0,

0,

0,

0

0

0

0

12

11

47

37

,50

,04

,45

,96

.38

.94

.66

.74

.70

.22

.44

.31

.85

.72

.52

0.81

0.75

0.14

0.64

0.36

0.41

1 .83

0.00

0.22

2.29

1 .84

0 .22

0.94

0.78

0.51

0.50

0.45

0.75

0.65

El nivel límite de la concentración para los ácidos hipúricos y metilhi­púrico es de 1,5 y 2,8 g/1 respectivamente.

Ambas tablas indican claramente el bajo nivel de exposición en las áreas y puestos de trabajo, asi como el bajo nivel de EHA. Solamente tres traba­jadores se hallan expuestos a concentraciones de los tóxicos en aire que exceden las normas vigentes en Cuba. Por otra parte, en ningún caso, los niveles de los metabolitos en orina rebasan los límites recomendados. Por lo demás, los valores medios de todos los indicadores son ostensiblemente inferiores a los criterios establecidos.

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P R O C E D I M I E N T O S V T É C N I C A S

La evaluación del estado funcional de la memoria if corto plazo se reali?ó con dos tareas cognitivas elementales: el paradigma de Sternberg, (Sternberg, 1969), y un paradigma de detección de sedales auditivas (odd­ball). El primero toma como criterio de efectividad de las operaciones de reconocimiento de información, el TR; el segundo, juzga las dificultades del proceso de identificación de un estimulo por lais variaciones de latericia y amplitud del componente P-oo (Polish, 1985; 1986).

El paradigma de Sternberg consiste, básicamente, en hacer memorizar al sujeto diversos conjuntos de estímulos (de cantidades variables), y confrontarlo después con un estimulo único para que decida acerca de la pertenencia o no de dicho estímulo al conjunto previamente presentado.

Numerosas experiencias (Jensen, 1985) tiende a confirmar que el TRD de la respuesta en este paradigma (pertenencia o no pertenencia) se incrementa como una función lineal del número de elementos contenidos en el conjunto de referencia si este valor se expresa en bit (log^n).

En nuestro estudio los estímulos utilizados fueron conjuntos de dígitos (de 3, 4, 5 / 6 dígitos) y se ofrecieron a los sujetos d^l modo siguiente:

Cada evaluado fue colocado frente a la pantalla de jn taquitoscopio (TKK-232) en una habitación con iluminación y sonoridad atenuada. Cada ensayo comenzó con la presentación de una sefíal en el Centro de 13 pantalla por espacio de un segundo, en calidad de estímulo preparatorio.

A continuación y durante un segundo se expuso, también 0n el centro de la pantalla un conjunto variable de dígitos dispuestos en forma vertical y cubriendo un ángulo visual de entre 2° y 6o. Cada serie, con una indepen­dencia de su magnitud, se presentó durante 800 ms. Quinientos ms después, y por 200 ms, en el centro de la pantalla apareció 61 d¿Qito sobre el que el sujeto debía decidir. ,

El juicio de pertenencia o no del dígito a la serie previamente presen­tada la ofrecía el sujeto presionando uno tíe 1 £>s dos interruptores colocados en los dedos índices de ambas manos feobre ufi iJanel Situado frente a él. Un electrocfonómetro acoplado a la unidad contadora del taquitoscopio registraba el TR a partir del momento en que Se presentaba el dígito. Dos luces (azul y roja) indicaban el tipo de respuesta (afirmativa y negativa). La distancia entre el sujeto y las pantallas fue de 98 cms y el nivel de luminancia de aproximadamente 17 mlb.

Cada sujeto realizó un total de 110 ensayos distribuidos como sigue: 30 con tres, 32 con cuatro, 24 con 5 y 24 con seis-. Los ensayos se presentaron automáticamente a razón de 1 cada 6 segundos. El intervalo interseríe fue de aproximadamente 3 minutos que se concedían como descanso. Todos los evaluados recibieron una serie paralela de 3 0 4 dígitos como entrenamiento (30 ensayos). Las Series fueron administradas en forma cuasi azarosa" para cada sujeto evitando los órdenes ascendentes y descendentes estrictos. Los dígitos de cada serie fueron dispuestos de tal modo que nunca se sucedieran dos consecutivos en cualquier orden. Cada serie tenía un 50 7. de respuestas positivas. Finalmente, la posición del dígito caincidente (en las respuestas positivas) "fue colocada proporc íona 1 men te en todas las posicio­nes dentro de cada conjunto (inicio, centro y final).

La mitad de los sujetos en cada grupo fue instruido para responder 5i con la mano derecha. La otra mitad, en formar inversa.

El paradigma de detección de señales auditivas empleado se diseñó Con dos estímulos: un tono de 1000 Hz designado como estándar, y tino de 2000 Mz en calidad de estímulo blanco, ftmbos tonos fueron presentados a los sujetos en series de 100, en una proporción de 80 7. de estándar y 20 7. de blancos con la restricción de que no Ocurrieran más de dos tonos de 2000 Hz consecutivos Los tonos fueron suministrados binaural men te a través de audífonos MADSLN.

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Previo entrenamiento, a los evaluados se les instruyó para llevar un conteo mental de los tonos blancos (2000 Hz) que escucharan, en tanto que ignoraban los estándar. Los tonos tuvieron una duración de 40 ms (rise/fall 5 ms) y una intensidad de 90 dB NPS. Se presentaron a razón de uno de cada 1 . 1 segundo.

Los tonos -fueron producidos por un generador de pulsos cuadrados construidos por nuestro grupo de trabajo (Llera, 1988). La actividad elec troence-f alográ-f ica -fue registrada en Cz (sistema internacional 10-20) con electrodos Ag-ClAg; los electrodos de referencia se situaron en los lóbulos de ambas orejas cortocircuitados, y el electrodo de tierra colocado en la frente. La resistencia de la piel se mantuvo por debajo de 3k .

El EES fue digitalizado para 700 ms a partir de la presentación de cada tono con 75 ms de linea de base prevaos. La banda de -filtraje empleada -fue de 30 Hz y 1,5 seg de constante de tiempo, la unidad contadora de un taqui-toscopio HAMPTON DEVELOP. INST. controló la sincronización de todo el experimento.

Los segmentos temporales de EEG sincronizados con los tonos de 2000 Hz fueron promediados on-line por una promediadora DISA-14611 acoplada a un EEG NIH0N KÜH0EN de 8 canales donde además se registró gráficamente el E0B y una señal de cada tono. La presencia virtual de artefactos se controló por este medio y a través ríe la inspección visual de cada señal en un osciloscopio DISA. Todo desviación del EEG ó E0G que excediera ± 45 durante el intervalo de registro -fue suprimida.

El registro se efectuó hasta obtener 20 señales libres de artefactos. De cada sujeto se obtuvo además una repetición del registro.

El juicio independiente de do& investigadores identi-ficó los compo­nentes Ni s Pz, Na y P-. con arreglo a los siguientes criterios temporales y mor-fológicoss Nt , máxima deflexión negativa (pico) en la ventana temporal de entre BO y 140 ms; P3, máxima de-flexión positiva, en el intervalo tempo­ral de 140-190 ms; Na máxima deflexión negativa en el espacio comprendido entre 190-250 ms y, P~,, el punto de mayor inflexión positiva entre 280 y 350 ms. Aunque con frecuencia se hi?o distinguible un componente P-.c, éste no fue considerado. (Gráfico 1).

La amplitud de los ccimponent.es fue medida pico a pico para las distan­cias N!-P=; Ps-N=, y Na-P~. (Ver Gráfico 2).

Para la romper ac ion de JOB valores en todas las variables de ambaí.-tar-eas se empleó el contraste de medias por el test t en razón de nuestro interés por conocer la sensibilidad de cada indicador por* separado.

Ft E E O L J l - T A D O S

En ambas tareas todos los siuetos se mostraion altamente cooperaderes. En el paradigma de Sternberg la cantidad de respuestas incorrectas se mantuvo entre 4 y 7 '/.. En la tarea de detección de señales la ejecución fue casi perfecta (1 V. de error». i

Para el análisis del IR en el paradigma de Sternberg solamente 'if?, consideraron las respuestas correctas. De cada sujeto se obtuvo el TR promedio para cada nivel de carga de memoria (N3, N a , Ns, N A ) , Toda respuesta con una latericia inferior a 400 ms o superior a 1200 fue el i mi nada.

En la tabla 4 se encuentran las medias v desviaciones estándar de los TR de cada grupo en cada nivel de complejidad de la tarea. Las respuestas positivas (si) y las neqativas (no) se evalúan por separado. La tabla 4

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presenta el valor de la comparación entre las medias.

En ningún caso, según puede apreciarse, la magnitud de las diferencias alcanza niveles estadísticamente significativos. Con todo se puede hablar de una tendencia a que los TR de los controles sean más cortos. Esto sucede, con las respuestas positivas, en tres de los cuatro niveles de complejidad y llega a expresarse en una diferencia superior a los 100 ms en los niveles Ha y N*. Respecto de las respuestas negativas, la referida tendencia, aunque menos acentuada- por su magnitud, resulta igualmente presente en tres de los cuatro niveles.

El análisis de los componentes del PEC, latencias y amplitudes entre los picos Nx, P3, N 3 y P, se resume en las Tablas 5 y 6.

En la Tabla 5 aparecen las latencias medias de cada componente en cada grupo, así como su comparación en la prueba t.

Mientras que los componentes Ni y P 2 revelan diferencias significativas en sus latencias, en el sentido de ser más prolongados en el grupo expuesto, los componentes N 3 y P.-j exhiben valores comparables en ambos grupos y, por tanto, no difieren significativamente.

En cuanto al contraste entre las amplitudes (Tabla 6 ) , únicamente la distancia medida entre los picos de los componentes N1-P2 mostró una diferencia estadísticamente significativa; la amplitud de estos componentes resultó mayor, en aproximadamente 13 v, en los Controles.

El gráfico 3 ilustra mediante la Comparación del registro de dos sujetos, un expuesto y un control, la morfología general del complejo de ondas evocado por la tarea y su forma típica para cada grupo.

O I S O U S I Ó N

Aunque de acuerdo con los datos, los grupos no se distinguen por la capacidad de memoria a corto plazo (TR), la tendencia en favor del grupo de control es consistente con los resultados obtenidos por nosotros (Mayor, en prensa), con otro grupo de trabajadores expuesto a Tolueno. Tanto en éste como en el citado estudio, los niveles de exposición resultaron muy bajos y no mostraron relación significativa con los niveles de ácido hipúrico med i (Jos .

fales evidencias, si bien no confirman la acción de este agente sobre la memoria operativa, tampoco permiten descartarla, dado que para el grado de exposición efectiva que en ambas situaciones es inferible, la leve pero sistemática divergencia que se observa en favor.de los controles pudiera constituir un indicio precoz de un efecto crónico negativo sobre los expuestos.

El análisis de las latencias del componente P; indica que, desde el punto de vista estadístico los grupos se comportan en fprma comparable en lo que respecta al estadio de discriminación entre señales relavantes e irrelevantes para la ejecución de la tarea.

Can todo, la magnitud de 11.80 ms que exhibe la diferencia entre las latencias de este componente puede resultar de interés desde el punto de vista psjcofisiológico si se considera a la luz de los estadios acerca de

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la influencia de la edad sobre la latericia media de la P 3. Múltiples estudios coinciden en que, a pesar de la amplia variabilidad inter e intra-individual que existe, la latencia de la P 3 aumenta entre 1.4 y 1.8 ms por año a partir de la tercera edad (Polish, 1985). De esta perspectiva, el retardo que, como término medio, revela el grupo expuesto podría estar reflejando un efecto similar al de la edad pero provocado por la exposic ion .

Esta suposición se torna más verosímil al reparar en la notable equiva­lencia que en edad media, variabilidad y rango de edad muestran los grupos.

Por otro lado, al comparar los restantes componentes encontramos que los más tempranos Ni y P =, difieren en forma significativa entre los grupos, siendo sus latencias más cortas en los controles que en los expuestos y en la misma dirección que la P~. y el TR.

Estos dos componentes, en unión del llamado N = de ese PEC, han sido, a partir de un estudio de detección de señales en condiciones de audición dicótica llevado a cabo por Hillyard (1973), sistemáticamente relacionados con los procesos de atención selectiva que ocurren en los estadios inicia­les del procesamiento de información (Naatanen, 1979).

La investigación de este autor aportó sólidas evidencias en favor de una interpretación de Ni en términos del concepto de set de estímulo propuesto por Broadbent <1970) y por Treisman (1969) en el contexto de la teoría del filtro preatentivo.

Sobre los fundamentos de esta hipótesis la Mi comenzó a ser considerada como un índice de la efectividad oe la selección temprana entre señalas y/o canales (relevantes e irre 1evantes) , sobre la base, solamente, de sus características físicas conspicuas y que, en consecuencia, se lleva a cabo sin la participación de la comparación de la información entrante con las pautas sensoriales o los enqramas perceptivos almacenados en la memoria. En este sentido, y en correspondencia con los cortos intervalos interestimulos empleados en el experimento de Hillyard '. 100-8<X) ms) , v en otros análogos (Sfhwent, 1975; 1976a; 1976b; Hink, 1977), la actividad atentiva que reflejaría la onda N t , sería esencialmente, mespecífica y de naturaleza periférica.

Una prolongación de la latencia de este componente revelaría, as*, una dificultad para efectuar un.i discriminación temprana entre señales y, por tanto, aumenta la prohalu I idad de sobrecarqa de un sistema que, de acuerdo ron la teoría de Broddbent, dispone de un sólo canal de procesamiento.

Si se repara en el hecho de que los estímulos empleados en nuestro paradigma exper unen tal son fácilmente distinguibles por su altura (1000-2000 Hz ) , que sólo difieren en un atributo físico y que el l.S 1 ., íue bastante larqo ( 1 1-OOms > , la diferencia entre las latencias de Ni encontradas para los tonos relevantes, sugieren una clara disminución de esta capacidad en los suietos expuestos.

Una interpretación diferente del significado funcional del compórtenle M, en los experimentos de detección de señales, especialmente en la modalidad auditiva, proviene de los psicóloqos de la Universidad de Helsinki.

NafitSnen (1975), a partir de una, revisión de los trábalos realizado'., hasta entonces, puso en duda la validez de la hipótesis de Hillyard acerca de la comprensión de N, como manifestación del filtre» preatentivo inespec i t i co.

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Utilizando ISIs más largos, éste y otros investigadores (NaMtanen, 1979; 1978; SAMS, 1985; Ullsperger, 1985; Alho, 1987a; 1987b; l-ffé), encontraron que la latencia, amplitud y duración del cambio negativo del PEC que tiene lugar en el rango de la latencia de Nt ante la llegada de señales rele­vantes no coinciden necesariamente con la deflexión de este componente, sino que comienza después i y que, en dependencia de la discriminabi1idad de los estímulos y la presión del procesamiento posterior que demanda la tarea, puede prolongarse hasta 500 ms con la consiguiente modificación de todo el complejo de ondas (Ni-P 2-N 3).

De este modo, el llamado efecto Ni de Hillyard, resulta ser menos una modificación de componente N x, tomado en si mismo, que la aparición de una onda negativa procedente de un generador cerebral diferente que, en el caso de ISI» cortos, se superpone a Ni.

NaStanen y su grupo han identificado esta onda con el nombre de Proce­samiento de la negatividad y distinguen en ella dos componentes, uno temprano, asociado a todas las señales relevantes e independiente de la dirección de la atención del sujeto, y otro mes tardío, vinculado spla-mente a la recepción de las señales relevantes en condiciones de atenciftn.

El más temprano de estos componentes, llamado el pareo de la negatividad equivalente al efecto Mi de Hillyard porque, frecuentemente, se superpone al complejo Ni-P3, es considerado por estos autores come el resultado de una comparación entre el influjo sensorial y un modelo neuronal de los estímulos activamente formado y mantenido en las áreas sensoriales prima­rias del cortex.

Para ellos, pues, el efecto Ni de Hillyard, lejos de reflejar un mecanismo inespec í f ÍG;O de atención estaría en la base de la memoria sonso-n a l que si bien es de naturaleza preperceptual, no es independiente de la modalidad sensorial comprometida. En el caso de la modalidad auditiva se trataría de la llamada memoria ecoica propuesta por Neisser (1969).

El retardo en la latencia de los componentes Ni y P=, así como la reducción de la amplitud de la deflexión negativa de Ni, se interpretaría desde esta teoría como una disminución de la respuesta a los. estímulos físicamente desviantes dentro de la serie homogénea por parte de una sujeto atento (el pareo de la negatividad) y se traduciría en el plano funcional como déficit de procesamiento a nivel de la memoria ecoica.

Tanto una como otra comprensión de estas diferencias encontradas por nosotros, así como la tendencia manifestada al comparar los otros compo­nentes del HEC y el TR entre expuestos y controles es tributaría de estu­dios ulteriores dirigidos no ya a probar la neurotoxicidad del Tolueno en condiciones de baja exposición, sino a precisar aquellas manifestaciones más tempranas de su acción. En particular, una investigación más detallada de los componentes tempranos del PEL explorado aquí puede aportar datos de inestimable valor para mejorar los medios diagnósticos.

20

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21

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Tabla 5. Comparación de las latericias medias de los componentes de ondas registradas durante la ejecución de la tarea discriminative de tonos

EXPUESTOS CONTROLES

Ni

P = N= P.-3

X

95 161 205 332

13 5 5 8

DS

9 19 22 21

.47

.6

.6

.75

86 147 204 321

X

.07

.6

.8

.21

DS

11 21 17. 25.

•70 6 90 44

DIF

9 13 0 11

.06 90 .70 .59

G/l

31 31 31 31

T

2 1 0 1

41 92 10 39

M i v S i g

0.02 0.05 NS MS

Tabla 6. Comparación de las amplitudes relativas de los componentes del complejo de ondas Ni-P2¡ P3-N2; N =-P 3 medidos en cada grupo.

EXPUESTOS CONTROLES

N,.-P=

PE-N=

N=-P:?

X

26 . 33

1 9 .00

43 . 1 4

DS

12.51

9. 13

18.44

X

3B.94

25. 7p

48.52

DS

18.51

18

26.25

DIF

-12.61

-16.76

-5.38 '

G/l

30

29

29

T

2.22

1 .44

0.645S

M iv Sig

0.02

MS

NS

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