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Noviembre de 2012.
INFORME FINAL: MEDICIÓN DEL
IMPACTO DERIVADO DE LA ATENCIÓN
EN REFUGIOS A USUARIAS, SUS HIJOS E
HIJAS QUE VIVEN EN SITUACIÓN DE
VIOLENCIA EXTREMA
SECRETARÍA DE SALUD
SUBSECRETARÍA DE PREVENCIÓN Y PROMOCIÓN DE LA SALUD
CENTRO NACIONAL DE EQUIDAD DE GÉNERO Y SALUD REPRODUCTIVA
DIRECCIÓN GENERAL ADJUNTA DE EQUIDAD DE GÉNERO
DIRECCIÓN DE VIOLENCIA INTRAFAMILIAR
Medición del Impacto Derivado de la Atención en Refugios a Usuarias, Sus Hijos e Hijas que Viven en Situación de Violencia Extrema
1
Contenido.
Abreviaturas y acrónimos. .............................................................................................................. 3
Resumen ejecutivo. ............................................................................................................................. 4
Primera Parte. ..................................................................................................................................... 6
1. Introducción. ................................................................................................................................... 6
1.1. Objetivo. .............................................................................................................................. 9
1.1.1. Objetivo general de la investigación. .................................................................................. 10
1.1.2. Objetivos específicos. .......................................................................................................... 10
1.2. Antecedentes. ................................................................................................................... 11
1.3. Conceptos básicos. Definiciones sobre la violencia familiar, sexual y contra las mujeres. ... 17
1.4. Causas de la Violencia. ........................................................................................................... 20
1.5. La Violencia en la vida y la familia. ......................................................................................... 23
1.6. Los refugios. Una respuesta al problema de la violencia extrema en México: ...................... 24
1.7. Descripción y características generales de los Refugios ........................................................ 25
1.8. Justificación: ........................................................................................................................... 28
Segunda Parte. .................................................................................................................................. 47
2. La metodología. ............................................................................................................................. 47
Evaluación de la Satisfacción ......................................................................................................... 49
Diseño operativo. Etapas y actividades. ........................................................................................ 52
2.1. Marco conceptual. ................................................................................................................. 54
2.1.2. Satisfacción de las usuarias: ............................................................................................... 54
Percepción de los servicios de los refugios: ................................................................................. 54
El enfoque de género .................................................................................................................... 54
2.1.3 Empoderamiento: ................................................................................................................ 56
Servicios o áreas de atención. ....................................................................................................... 58
2.1.4. Derechos Humanos. ............................................................................................................ 59
2.1.5 Violencia ............................................................................................................................ 59
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2.2. Instrumentos: La Encuesta ..................................................................................................... 61
Dinámica de la Aplicación ............................................................................................................. 61
Tercera Parte. Resultados. ................................................................................................................ 63
3. Perfil general y servicios recibidos. ........................................................................................... 63
3.1 Perfil sociodemográfico de las entrevistadas ....................................................................... 63
3. 2. La perspectiva de las usuarias residentes y egresadas sobre la atención en los refugios. .. 64
3.2.1 Indicadores de Satisfacción y calidad de la atención ......................................................... 66
Trato Digno en los servicios .......................................................................................................... 69
Empoderamiento .......................................................................................................................... 69
Escala de Emociones y sentimientos ............................................................................................. 69
Recomendaciones: ........................................................................................................................ 71
MOTIVOS PARA NO APLICACIÓN DE LA ENCUESTA ...................................................................... 75
DISTRIBUCIÓN DE ZONAS Y ENCUESTAS APLICADAS .................................................................... 76
ANEXOS ............................................................................................................................................. 77
CARTA DE ACEPTACIÓN DE LA USUSARIA ..................................................................................... 77
CARTA DE ACEPTACION PARA LA IMPLEMENTACION DEL PROYECTO ¨MEDICIÓN DEL IMPACTO
DERIVADO DE LA ATENCIÓN EN REFUGIOS A USUARIAS, SUS HIJOS E HIJAS QUE VIVEN EN
SITUACIÓN DE VIOLENCIA EXTREMA” ........................................................................................... 77
BIBLIOGRAFÍA ................................................................................................................................ 79
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Abreviaturas y acrónimos.
OMS Organización Mundial de la Salud
OSC Organización de la Sociedad Civil
CEDAW Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer
ETS Enfermedades de Transmisión Sexual
ENVIM Encuesta Nacional sobre Violencia contra las Mujeres
ENDIREH Encuesta Nacional sobre la Dinámica de la Relación en los Hogares
ONU Organización de las Naciones Unidas
OPS Organización Panamericana de la Salud
LAC Latinoamérica y el Caribe
FAO Food and Agriculture Organization
UNESCO Comisión de Naciones Unidas para la Educación
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Resumen ejecutivo.
Este documento es resultado del trabajo coordinado entre la Dirección General de Equidad de Género y
Salud Reproductiva y los refugios operados por las Organizaciones de la Sociedad Civil e Instituciones
Públicas apoyados por el Centro Nacional de Equidad de Género y Salud Reproductiva para conocer desde
la perspectiva de la usuaria, el impacto de las acciones que se llevan a cabo en los refugios a nivel
nacional. La primera parte busca proporcionar al lector una mirada general sobre la problemática de la
violencia contra la mujer como una cuestión de derechos humanos y de salud pública, repasando
conceptos fundamentales sobre violencia, sobre sus causas, sus formas de construirse y reproducirse;
sobre los alcances que ésta tiene en todos los ámbitos de la vida para introducirnos al surgimiento de
propuestas de combate a la violencia, entre ellas, la creación de refugios- una alternativa procedente de
iniciativas de organización de la sociedad civil.
La segunda parte del texto se centra en la metodología, en los instrumentos y herramientas aquí
utilizados, señalando la necesidad de recurrir a la encuesta debido al importante papel que juega en la
obtención de respuestas en torno a la violencia al interior de los hogares; también se puntualizan los
pasos que se siguieron para la obtención de los resultados cualitativos de este análisis. En la tercera
parte se muestran los efectos derivados de la evaluación, se analizan y se reportan sus resultados, a
partir de los cuales se ofrecen una serie de reflexiones y recomendaciones contenidas en un quinto y
último apartado.
Es importante resaltar que el objeto de este estudio no abunda de manera descriptiva en las
experiencias de las mujeres afectadas por la violencia doméstica, es decir no se trata de un narración de
experiencias personales, pues si bien su percepción es una de las principales herramientas de análisis,
nuestra finalidad es evaluar la efectividad de las estrategias y métodos de atención que los refugios han
desarrollado para atender a las necesidades de estas mujeres y las de su hijos. El objetivo general de
este estudio es identificar, desde la perspectiva de la usuaria, el grado de satisfacción, empoderamiento
y disminución/modificación del circulo de violencia de las mujeres que han vivido una situación de
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violencia extrema y que han recibido servicios en los refugios operados por las Organizaciones de la
Sociedad Civil e Instituciones Públicas apoyados por el Centro Nacional de Equidad de Género y Salud
Reproductiva.
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Primera Parte.
1. Introducción.
Se sabe que la pobreza y la falta de empoderamiento de la mujer, así como su marginación debido a su
exclusión de las políticas sociales y los beneficios del desarrollo sostenible, pueden exponerla a un
mayor riesgo de violencia y que la violencia contra la mujer impide el desarrollo social y económico de
las comunidades y los países. (ONU. A/RES/ 65/228, 2011) Diferentes estudios han descrito que la
violencia contra las mujeres y las niñas es una de las más extendidas violaciones de los derechos
humanos. Se puede incluir el abuso físico, sexual, psicológico y económico, sin límites de edad, raza,
cultura, riqueza y geografía; que se lleva a cabo en el hogar, en las calles, en las escuelas, lugares de
trabajo, en los campos agrícolas, campos de refugiados, durante los conflictos y las crisis. La violencia
tiene muchas manifestaciones, desde las formas más universalmente prevalentes de la violencia
doméstica y sexual, hasta las prácticas más nocivas: el abuso durante el embarazo, los asesinatos
llamados por honor y otros tipos de feminicidio. (ONU-UNWOMEN, 2011)
Como en todo el mundo, en México la violencia contra las mujeres también se extiende a todos los
estratos sociales, no distingue creencias, nivel de ingreso, ni escolaridad, edad o raza; se reproduce e
inserta tanto en la esfera privada como en los espacios públicos de la vida de la mujer: en el trabajo, en
la escuela, en el hogar y la comunidad. Existen algunos estudios que indican que la violencia está
presente en todas las fases de vida de las mujeres, desde el nacimiento - mediante el aborto selectivo
por sexo, hasta la vejez. En la República Mexicana se cree que la violencia es menor entre los jóvenes
pero que con la edad, ésta comienza a incrementarse, teniendo como puntos más álgidos los 30 a 39
años. (INEGI, 2006)
Muchas veces, la violencia contra la mujer encuentra apoyo y fundamento en los valores sociales, las
pautas culturales y las prácticas admitidas. El sistema de justicia penal y los legisladores no son inmunes
a estos valores y por eso no siempre se ha considerado que la violencia contra la mujer tiene la misma
gravedad que otros tipos de violencia. Por consiguiente, es importante que los países condenen
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enérgicamente la violencia de todo tipo contra la mujer y se abstengan de invocar costumbres,
tradiciones o consideraciones de carácter religioso para eludir el cumplimiento de su obligación de
eliminarla, y que se evite que el sistema de justicia penal actúe. (ONU. A/RES/64/137, 2010)
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha declarado que la violencia contra las mujeres: tanto la
violencia infligida por la pareja y la violencia sexual contra las mujeres, así como las violaciones de los
derechos humanos de las mujeres, son los principales problemas de salud pública. Por su parte, la UNICEF
en el informe de 1997 “EL Progreso de Naciones”, señala que alrededor de 60 millones de mujeres que
debieran estar vivas actualmente, no lo están debido a actos violentos que se asocian a la discriminación
de género.
En varios países estudiados se descubrió que entre 15 a 71% de las mujeres reportaron haber
experimentado violencia física y / o sexual por su pareja en algún momento de sus vidas.(OMS - Estudio
multipaís, 2005)
Las luchas de las mujeres por sus derechos han sido determinantes a este respecto, no obstante ha sido
durante los últimos cuarenta años que se ha dado la batalla directamente a la violencia, encarándosele
como un problema que trasciende las barreras de lo doméstico y familiar, extendiéndose hasta lo social,
lo político y lo económico.
Como mencionamos, la violencia contra las mujeres se presenta de distintas formas, sin embargo el
lugar, el espacio en el que ésta se expresa es predominantemente privado: la casa. La violencia contra la
mujer generalmente no se exhibe, no se ostenta, tiene múltiples vías para permanecer oculta. Es decir:
en la mayoría de los casos de violencia doméstica el agresor no es un desconocido, la mujer conoce bien
a quien la maltrata, para ella no existe el hogar como un espacio de seguridad y confort.
Desafortunadamente la violencia al interior de los hogares no tiene la difusión, o la visibilidad que le
merece. La violencia en las calles, producto de la delincuencia, el descontento social, o el terrorismo
ocupan un mejor puesto en los medios de comunicación. Además, en México no existe una cultura sólida
de denuncia, la ausencia de denuncias sin embargo, no nos habla de una ausencia de casos de violencia
contra las mujeres, más bien nos remite a la cercanía de la víctima con su agresor y al carácter “privado”
u oculto de la violencia doméstica. Por estas razones, los datos sobre dicho problema son escasos y
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resulta muy difícil aproximarse a las cifras reales de mujeres que viven las diferentes formas de
violencia.
Si bien, la violencia es sufrida por el individuo a quien afecta, su desarrollo tiene múltiples
consecuencias; la violencia posee características estructurales, tiene una forma de construirse,
reproducirse y propagarse entre la sociedad. La violencia de género posee también características
particulares que se derivan del entorno social en el que se genera. En México, cada tres minutos una
mujer es atacada sexualmente, y en la capital del país se registra una violación cada nueve minutos;
además una de cada cinco mujeres sufre violencia por parte de los hombres, en particular de sus parejas
y esta cantidad va en aumento (CDHDF). A nivel nacional se observa una mayor incidencia de violencia
emocional y económica contra la mujer en el sector urbano que en el rural, así como una mayor violencia
física y sexual en el sector rural que en el urbano.(Acharya, 2008) La ENVIM 2006 señala que 3 de cada 10
mujeres sufren de violencia con su pareja actual; 4 de cada 10 han sufrido violencia de pareja alguna vez
en la vida y que 6 de cada 10 mujeres han sufrido alguna clase de violencia a lo largo de su
vida.(CNEGySR, 2006)
En este sentido, la puesta en marcha de refugios para la atención a mujeres expuestas a la violencia por
sus parejas es un paso más hacia la consolidación del derecho de las mujeres a una vida libre violencia
como lo establece la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia (LGAMVLV, 2007),
y son el punto de culminación de una estrategia de combate a las desigualdades basadas en el género
mediante la construcción de espacios de resguardo y de oportunidad para un nuevo comienzo. El
fundamento actual de los refugios se encuentra en la Norma Oficial Mexicana NOM-190-SSA1-2005 donde
se le define como el “espacio temporal multidisciplinario y seguro para mujeres, sus hijas e hijos en
situación de violencia familiar o sexual, que facilita a las personas usuarias la recuperación de su
autonomía y definir su plan de vida libre de violencia y que ofrece servicios de protección y atención con
un enfoque sistémico integral y con perspectiva de género. El domicilio no es del dominio público.” (NOM -
046-SSA-2005, 2005)
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1.1. Objetivo.
A lo largo de la historia la violencia ha sido pensada como un signo inherente a la condición humana,
propiciando así que la sola palabra quede envuelta en un hado de fatalismo que la hace parecer
irrefrenable. En el retiro de la casa la mujer maltratada no posee recursos para ampararse ante la mano
que la reprime; es el carácter eminentemente doméstico de la violencia contra la mujer lo que hace
pensar que se trata de un problema que corresponde al ámbito privado. Del carácter “íntimo” o
“familiar” que erróneamente se atribuye a esta forma de violencia, derivan muchos de los obstáculos a
su combate: el silencio, el anonimato, la indefensión, la cotidianeidad del maltrato, pero sobre todo la
creencia de que la violencia es problema de uno, o de una.
En el año 2005 se llevó a cabo el primer esfuerzo en nuestro país por analizar el funcionamiento de los
refugios para mujeres en situación de violencia intrafamiliar, producto de la Convocatoria de Coinversión
del Instituto Nacional de Desarrollo Social se eligió al Instituto Nacional de Salud Pública para desarrollar
el proyecto. Como resultado, un año más tarde se llevó a cabo la publicación del documento: “Evaluación
del funcionamiento de los refugios para mujeres en situación de violencia familiar y sexual” 1. La
evaluación, a cargo del Instituto Nacional de Salud Pública y el Instituto Nacional de Desarrollo Social tuvo
como objeto el estudio de siete refugios en las regiones centro, sur y norte de México, tanto en zonas
urbanas como rurales. Se trató de un análisis avocado al estudio de las condiciones materiales y
financieras de operación de los refugios, y sobre la perspectiva de los trabajadores en torno a los
servicios que se ofrecen al interior de los refugios. Sin embargo, a más de 10 años de su creación es
importante dimensionar los resultados de los refugios, la información sobre el impacto de las acciones
que realizan las OSC en México para la operación de los refugios es muy escasa, y se desconoce la
eficacia de dichas intervenciones; por lo tanto el presente proyecto pretende dar respuesta al
cumplimiento de los objetivos específicos establecidos por los refugios, a través de identificar en las
mismas usuarias el grado de satisfacción de los servicios otorgados, el empoderamiento y la disminución
o modificación del círculo de violencia. Esperamos que en otra oportunidad, sea posible identificar los
1 INDESOL – INSP. Evaluación del funcionamiento de los refugios para mujeres en situación de violencia familiar y sexual. México, 2006
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procesos y resultados exitosos, así como las áreas de oportunidad para el mejoramiento de la labor de
los refugios, que permitan establecer de manera asertiva actividades y acciones que les den fundamento
a su trabajo.
1.1.1. Objetivo general de la investigación.
Identificar el grado de satisfacción, empoderamiento y disminución/ modificación del círculo de violencia
de las mujeres que han vivido una situación de violencia extrema y que han recibido servicios en los
refugios operados por las Organizaciones de la Sociedad Civil e Instituciones Públicas, con proyectos
aprobados por el Centro Nacional de Equidad de Género y Salud Reproductiva.
1.1.2. Objetivos específicos.
Además, nos hemos planteado algunos objetivos específicos, mediante los cuales se tratará de
responder a los siguientes aspectos:
1. Identificar el grado de satisfacción de las usuarias, por los servicios recibidos en el refugio.
2. Identificar la reducción o modificación de la severidad de la violencia, por su proceso de
ingreso y egreso del refugio.
3. Identificar el grado de autonomía / empoderamiento de las usuarias egresadas de los
refugios.
4. Identificar los servicios otorgados a las usuarias durante su estancia en el refugio.
5. Identificar desde la perspectiva de la usuaria, el grado de cumplimiento de los lineamientos
de operación de los refugios
6. Identificar desde la perspectiva de la usuaria, el apego al respeto de los derechos humanos
en los refugios.
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1.2. Antecedentes.
Desde la adscripción de la Carta de Naciones Unidas en 1945 y la posterior Declaración Universal de
Derechos Humanos de la Organización de Naciones Unidas (ONU), los Estados firmantes adquirieron el
compromiso de impulsar y velar por los derechos fundamentales del hombre, así como por la dignidad,
valor e igualdad entre ellos sin importar su religión, origen étnico, condición social o sexo. Sin embargo
la firma de tratados y la adquisición de compromisos no han sido suficientes para erradicar las
desigualdades entre hombres y mujeres. Ante esta situación la presión de la comunidad internacional ha
sido fundamental, y aquellos involucrados en el afán y búsqueda de garantías al cumplimiento de los
derechos de la mujer apuntan a que todavía falta mucho por hacer.
En 1979 se comenzó el proceso de firma de la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de
Discriminación contra las Mujeres (CEDAW) y dos décadas después se produjo finalmente su Protocolo
Facultativo. Diferentes organizaciones de mujeres alrededor del mundo lograron la inclusión de la
violencia como un tema prioritario en lo que fue la Década de las Naciones Unidas para la Mujer (1975-
1985). Con el cierre de la década, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó su primera
resolución sobre la problemática en noviembre de 1985. (OPS-OMS, 2000)
A partir de la década de los noventa se intensifican los esfuerzos para lograr una verdadera
transformación cultural a través de la sensibilización ante la violencia en los hogares; desde entonces un
sinnúmero de voluntades entre expertos, gobiernos y tomadores de decisiones, interesados y por
supuesto mujeres se han sumado a los objetivos, de contrarrestar, prevenir y erradicar la violencia, los
estudios al respecto indican que los niveles de violencia cambian considerablemente de acuerdo al
entorno, varían de país a país y al interior de los mismos, lo que hace pensar que hay factores que
previenen su aparición y recurrencia.(OMS - Estudio multipaís, 2005) Desde 1994 la Organización de
Naciones Unidas (ONU) en la Declaración sobre la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, ha
reconocido que la violencia contra la mujer constituye una manifestación de relaciones de poder que
históricamente son desiguales entre el hombre y la mujer, que han conducido a la dominación de la mujer
y a la discriminación en su contra por parte del hombre, y que le han impedido avanzar; que la violencia
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contra la mujer es uno de los mecanismos sociales fundamentales por los que se fuerza a la mujer a una
situación de subordinación respecto del hombre. También ha establecido que la violencia contra la mujer
constituye una violación de los derechos humanos. (ONU. A/RES/48/104, 1994)
En términos regionales se adoptó la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la
Violencia contra la Mujer, conocida como Convención de Belém do Pará, que entró en vigor en 1995, y a la
cual se adscriben 31 Estados incluyendo a México. Otros esfuerzos se han orientado a la creación de foros
regionales e internacionales, así como órganos e instituciones para la vigilancia y fomento de los
derechos humanos de la mujer, en este orden encontramos el Fondo de Desarrollo de las Naciones Unidas
para la Mujer (UNIFEM), la Comisión de la Condición Social y Jurídica de la Mujer (CSW) y la Comisión
Interamericana de las Mujeres (CIM).
Para el caso mexicano, el cumplimiento de los compromisos de la Convención de Belém do Pará es de
carácter obligatorio. En México, la Ley del Instituto Nacional de las Mujeres estableció que la equidad de
género es un “concepto que refiere al principio conforme al cual hombres y mujeres acceden con justicia
e igualdad al uso, control y beneficios de los bienes y servicios de la sociedad, incluyendo aquéllos
socialmente valorados, oportunidades y recompensas, con la finalidad de lograr la participación
equitativa de las mujeres en la toma de decisiones en todos los ámbitos de la vida social, económica,
política, cultural y familiar.”(LINM, 2001)
Entre los factores de riesgo para perpetrar la violencia se encuentran:
menores niveles de educación ( perpetradores y víctimas)
la exposición al maltrato infantil ( perpetradores y víctimas)
testigos de violencia de sus padres ( perpetradores y víctimas)
trastorno de personalidad antisocial ( perpetradores)
uso nocivo del alcohol ( perpetradores y víctimas)
hombres que tienen múltiples parejas o quienes sospechan de infidelidad en su pareja
(perpetradores)
actitudes permisivas ante la violencia ( perpetradores y víctimas) (ONU. A/RES/64/137, 2010)
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Según los datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura
(UNESCO) la educación sigue siendo un reto en muchos países: las niñas matriculadas en la escuela
primaria tienden a ser menos que los varones, sin embargo, las tasas de deserción son mayores en niños
que en niñas en el 63% de los países que cuentan con datos; y los países con una alta proporción de
niñas matriculadas en la enseñanza secundaria tienen más mujeres que cursan la educación primaria. Las
mujeres son la mayoría de los estudiantes de nivel terciario en dos terceras partes de los países con
datos disponibles. Sin embargo, los hombres siguen dominando los más altos niveles de estudio,
representando el 56% de los doctores y el 71% de los investigadores. Las niñas también enfrentan en la
escuela desventajas en formas que incluyen: un trato sesgado, acoso y estereotipos sexistas en el
contenido de la educación. Las disparidades de género pueden adoptar formas muy diferentes según los
países.
Los factores de riesgo específicos para la violencia de pareja son:
antecedentes biográficos de violencia ( perpetradores y víctimas)
la discordia marital y la insatisfacción ( perpetradores y víctimas)
Entre los factores de riesgo específicos para perpetrar violencia sexual se encuentran:
creencias en honor de la familia y la pureza sexual
ideologías del derecho sexual masculino
débiles sanciones legales por violencia sexual
La ONU en 2011, presentó datos sobre la prevalencia de violencia física y sexual contra las mujeres, la
iniciación sexual forzada y el abuso durante el embarazo. Expuso que hasta el 70 por ciento de las
mujeres experimentan violencia física o sexual por parte de los hombres con quienes viven, en su
mayoría de los esposos, compañeros íntimos o algún conocido. Entre las mujeres de edades
comprendidas entre 15 y 44 años, los actos de violencia causan más muertes y discapacidad que el
cáncer, la malaria, accidentes de tráfico, y la guerra combinados. La violencia toma muchas formas: la
violencia en el hogar, el abuso sexual de las niñas en las escuelas, el acoso sexual en el trabajo, la
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violación por el marido o por extraños, las violaciones en los campamentos de refugiados o como táctica
de guerra. Las estadísticas presentadas, entre otras refieren que: (UNESCO, 2012)
Las mujeres y las niñas constituyen el 80 por ciento de las 800.000 personas que son traficadas
cada año, con la mayoría (79 por ciento), traficadas para explotación sexual.
Aproximadamente entre 100 y 140 millones de niñas y mujeres en el mundo han experimentado
la mutilación / ablación genital, con más de 3 millones de niñas en África cada año en situación
de riesgo de la práctica.
Más de 60 millones de niñas en todo el mundo son niñas novias, se casan antes de cumplir los 18
años, principalmente en el sur de Asia (31,1 millones) y el África subsahariana (14,1 millones).
Se estima que 150 millones de niñas menores de 18 años sufrieron alguna forma de violencia
sexual en el año 2002.
Alrededor de 1 de cada 4 mujeres padece violencia física y / o sexual durante el embarazo lo
que aumenta la probabilidad de tener un aborto involuntario.
Hasta un 53 por ciento de las mujeres maltratadas físicamente por sus parejas reciben patadas o
puñetazos en el abdomen.
Entre el 40 y el 50 por ciento de las mujeres en países de la Unión Europea experimentan
avances sexuales, contacto físico y otras formas de acoso sexual en su lugar de trabajo.
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) afirma que el
fortalecimiento y la inversión en las mujeres rurales han demostrado que aumenta significativamente la
productividad, reduce el hambre y la desnutrición y mejora los medios de vida rurales. Y no sólo para las
mujeres, sino para todos. (WHO, 2011) No obstante, en la participación de la mujer en la agricultura
también existen disparidades, en el trabajo campesino las mujeres en promedio, representan el 43% de
la fuerza laboral agrícola en los países en desarrollo y representan un estimado de dos tercios de los 600
millones de ganaderos pobres del mundo.(WHO, 2011) Aunque las mujeres son la columna vertebral de la
economía rural, especialmente en el mundo en desarrollo, sólo reciben una fracción de la tierra, crédito,
insumos (como semillas mejoradas y fertilizantes), formación e información agrícola, en comparación con
los hombres. Las mujeres rurales suelen trabajar más horas que los hombres, si se tienen en cuenta
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tanto las responsabilidades pagadas productivas o domésticas y las no remuneradas. Cuando estas
tareas se toman en cuenta, el total de horas de trabajo de las mujeres es mayor que las de los hombres
en todas las regiones.
En reuniones subsecuentes la ONU destacó la necesidad de prestar atención urgente a las desigualdades
socioeconómicas tanto en el nivel nacional como en el internacional; que se satisfagan las necesidades
prácticas y fundamentales de la mujer con estrategias orientadas hacia el futuro; asimismo hace
referencia de la importancia de la integración total de las mujeres sin importar la edad, al proceso de
desarrollo, teniendo presentes las necesidades concretas y apremiantes de los países en vías de
desarrollo, exhortando a los países miembros a que establezcan objetivos concretos en cada nivel, a fin
de aumentar la participación de la mujer en puestos profesionales, directivos y de administración en sus
países. (UNESCO, 2012)
Consecuentemente, son pocas las intervenciones que, con respecto a las medidas de prevención, han
tenido una efectividad científicamente comprobada. (ONU. A/RES/64/137, 2010) La Resolución 65/228 de
la Asamblea de Naciones Unidas, efectuada en marzo de 2011, resalta la importancia de prevenir la
violencia contra las mujeres migrantes mediante la aplicación, entre otras cosas, de medidas para
combatir el racismo, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia. Por su parte la OMS también ha
advertido que actualmente hay pocas intervenciones cuya efectividad haya sido probada científicamente.
Se necesitan más recursos para fortalecer la prevención primaria tanto de la violencia de la pareja como
de la violencia sexual - es decir, en primer lugar hay que evitar que suceda.
La estrategia de prevención primaria, que tiene la mejor evidencia de efectividad en la violencia del
compañero íntimo, son los programas escolares dirigidos a los adolescentes para prevenir la violencia en
relaciones de noviazgo. Estos, sin embargo, aún no se han evaluado para su uso en entornos con escasos
recursos. Existe evidencia de la eficacia de otras estrategias de prevención primaria: las que combinan
las micro finanzas con la formación de la igualdad de género, que promueven la comunicación y las
habilidades de relación dentro de las comunidades; que reducen el acceso y el uso nocivo del alcohol, y
que cambian las normas culturales de género.
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Para lograr un cambio duradero, es importante promulgar leyes y formular políticas que protejan a las
mujeres frente a la discriminación contra la mujer, y promover la igualdad de género para apoyar una
cultura sin violencia.
Una respuesta adecuada desde el sector salud puede contribuir de manera importante a la prevención de
la recurrencia de la violencia, y a mitigar sus consecuencias (prevención secundaria y terciaria). La
sensibilización y la educación de los proveedores de salud y otros proveedores de servicios es por lo
tanto, otra estrategia importante. El abordaje de las consecuencias de la violencia y las necesidades de
las víctimas y sobrevivientes exige una respuesta multisectorial. (ONU. A/RES/48/104, 1994)
En América Latina y el Caribe, los programas y acciones destinadas a combatir la violencia van en
aumento, sin embargo la base empírica con la que estos operan, es todavía informal y falta de cohesión.
Desde las acciones “blandas” a las respuestas “duras” frente a la violencia, la documentación y
evaluación rigurosa es insuficiente por no decir que casi inexistente. Algunos estudios subrayan la
importancia de dedicar esfuerzos al monitoreo de programas con objetivos específicos para la
cuantificación o estimación de sus resultados, pues en el terreno de la violencia todavía hay muchas
interrogantes que responder antes de saber qué es lo que funciona.(Buvinic, 2008)
Actualmente en México, se ha dado respuesta tanto por parte del gobierno, de la sociedad civil y el sector
privado; los cuales ofrecen varios servicios para enfrentar la violencia familiar y sexual contra las
mujeres, considerándolo como un problema de salud pública , los refugios constituyen parte de estos
esfuerzos. Los refugios son espacios que ofrecen protección temporal y atención integral a las mujeres y
a sus hijos e hijas afectados por la violencia extrema. Durante la estancia en estos, las mujeres y sus
hijos e hijas reciben apoyo psicológico, legal y orientación para el trabajo, a fin de que puedan recuperar
la tranquilidad, tengan opciones y puedan tomar decisiones para continuar adelante con una vida libre de
violencia. La mayoría de los refugios son coordinados por Organizaciones de la Sociedad Civil (OSC) y el
ingreso de las usuarias se realiza a partir de un centro de atención externa o de instituciones
gubernamentales como el DIF, el Ministerio Publico o el Instituto Nacional de las Mujeres quienes les
canalizan al refugio.
En 1996 se inauguran los dos primeros refugios y en 1999 se integra la Red Nacional de Refugios con el
propósito de unir esfuerzos y buenas prácticas para proteger y dar alternativas a las mujeres que son
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víctimas de violencia familiar. Empero, hasta el año 2002 nuestro país no contaba con una herramienta
que arrojara datos confiables acerca de las características estructurales que permitieran determinar la
magnitud de la violencia contra las mujeres por lo que al año siguiente se llevaron a cabo dos iniciativas
de encuestas a nivel nacional, la primera, con el título de “Encuesta Nacional sobre Violencia contra las
Mujeres” (ENVIM) estuvo a cargo de la Secretaría de Salud y el Instituto Nacional de Salud Pública; la
segunda, llamada “Encuesta de la Dinámica de las Relaciones en los Hogares” (ENDIREH). Posteriormente,
en el año 2006, se llevó a cabo un nuevo esfuerzo para actualizar la información de la ENDIREH; quizá la
diferencia más importante entre la ENDIREH de 2003 y la de 2006 es que la segunda abarcó una población
más amplia y temas sobre otras formas de violencia, no sólo hacia mujeres de 15 años y más, casadas o
unidas, también contempló a mujeres divorciadas, separadas, viudas y solteras y extendió su análisis
hacia los ámbitos laboral, educativo y social, además de considerar la violencia ejercida contra las
mujeres en el ámbito doméstico por personas diferentes al cónyuge. (INEGI, 2006).
“La difusión de los hallazgos de estas encuestas en relación a la violencia contra las
mujeres, ha permitido dar sustento a la demanda política, esgrimida por el
movimiento feminista, en el sentido de que el Estado debe intervenir en la
prevención de esta forma de violencia, en tanto que se trata de un verdadero
problema social”.(Soto Ramírez, 2008)
1.3. Conceptos básicos. Definiciones sobre la violencia familiar, sexual y contra las mujeres.
La Norma Oficial Mexicana NOM-046-SSA2-2005, Violencia familiar, sexual y contra las mujeres. Criterios
para la prevención y atención, define en el numeral 4.27 como violencia familiar: “el acto u omisión,
único o repetitivo, cometido por un miembro de la familia en contra de otro u otros integrantes de la
misma, sin importar si la relación se da por parentesco consanguíneo de afinidad, o civil mediante
matrimonio, concubinato u otras relaciones de hecho, independientemente del espacio físico donde
ocurran.” (ONU. A/RES/48/104, 1994)
La definición no limita la violencia al ámbito del hogar, contempla la posibilidad de que la misma ocurra
en lugares públicos sin importar la relación de parentesco.
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La violencia entre los miembros de las familias es un fenómeno muy extendido que debe visibilizarse a
través del personal de salud sensibilizado y capacitado para su detección, con el apoyo de actores
comunitarios; a través de acciones de promoción que permitan que las mujeres identifiquen las diversas
formas de la violencia familiar, violencia sexual y de género para promover alternativas de solución al
problema.
La violencia es un problema social y de salud naturalizado que se reproduce a través de la ideología, de
las instituciones, del imaginario social y grupal. Las relaciones asimétricas de poder entre las personas,
así como de las desigualdades sociales son dos de sus causas lo que explica por qué hay personas o
grupos que son más susceptibles de vivir en situación de violencia. No es casual que las mujeres, las
niñas y los niños, los discapacitados, los ancianos, las ancianas, los indígenas, las minorías sexuales sean
más vulnerables a la violencia debido a la posición de subordinación que ocupan en la sociedad.
La Norma Oficial Mexicana NOM-046-SSA2-2005 identifica como grupos en condición de vulnerabilidad a
los que señala la Comisión Nacional de los Derechos Humanos “son aquellos grupos o comunidades que
por circunstancias de pobreza, origen étnico, estado de salud, edad, género, o discapacidad, se
encuentran en situación de mayor indefensión para hacer frente a los problemas que plantea la vida y no
cuentan con los recursos necesarios para satisfacer sus necesidades básicas” (NOM -046-SSA-2005, 2005)
Si bien cualquier miembro de la familia –mujer u hombre – puede ser susceptible de sufrir agresiones
por parte de otro de cualquier sexo; hay suficientes evidencias que muestran que son las niñas, los niños
y las mujeres quienes mayoritariamente viven situaciones de violencia. Es por ello que la violencia ha
sido reconocida como un problema social y de salud pública tanto en México como en el ámbito
internacional. En éste sentido el género alude a un grupo en condición vulnerable, el género es un
“concepto que refiere a los valores, atributos, roles y representaciones que la sociedad asigna a
hombres y mujeres”. (LINM, 2001)
Existen muy diversos términos y expresiones para referirse a la violencia contra las mujeres. Es
frecuente escuchar hablar de las mujeres maltratadas o mujeres golpeadas, de violencia doméstica o
violencia intrafamiliar y violencia basada en el género. Para los efectos de este proyecto, nos
adscribimos a las definiciones que establece la NOM-046-SSA2-2005, y a las definiciones que expresan los
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consensos alcanzados en el ámbito internacional y que describen las múltiples dimensiones del
problema.
“La violencia contra la mujer es cualquier acción o conducta, basada en su género,
que cause muerte, daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico a la mujer, tanto en
el ámbito público como en el privado.” (NOM -046-SSA-2005, 2005)
Asimismo, se establece que la violencia contra las mujeres:
“Es consecuencia del orden de género que se establece en la sociedad, orden
socialmente construido que determina una jerarquía y poder distintos para ambos
sexos. Según este orden las mujeres se encuentran en una posición subordinada
frente a los hombres, los que a su vez ejercen poder sobre ellas de distintas
maneras, siendo la violencia una manifestación de ese poder. Este orden es avalado
y mantenido por el conjunto de la sociedad, a través de las costumbres, las leyes e
instituciones. La discriminación y la violencia hacia las mujeres son aceptadas
socialmente porque forma parte del sistema social establecido. […] La violencia
contra las mujeres, en cualquiera de sus formas, a lo largo del ciclo de vida y tanto
en el ámbito público como privado, constituye una violación de los derechos
humanos. Es también un obstáculo para la equidad y un problema de justicia. Por las
graves implicaciones que tiene para la salud de las mujeres, debe ser considerada
una prioridad de salud pública.” (NOM -046-SSA-2005, 2005) La violencia contra las mujeres es una manifestación de las inequidades, la violencia que se ejerce contra
ellas ha sido considerada por mucho tiempo como algo “natural” y de carácter “privado”. No ha sido sino
hasta muy reciente, cuando el movimiento de mujeres, aunado a la preocupación y acción de los
gobiernos, ha hecho visible el problema y lo han posicionado en la agenda pública. La importancia de las
definiciones citadas radica en que establecen que las causas de la violencia contra las mujeres provienen
de un orden social basado en las diferencias de poder y la jerarquía existente entre hombres y mujeres,
y que es un problema relacionado con la justicia y la equidad social. El origen de la violencia contra las
mujeres se encuentra enraizado en las creencias que tiene la sociedad sobre las mujeres y los hombres.
En México, como en casi todo el mundo, persisten las creencias sobre lo que deben ser los
comportamientos femeninos y masculinos con base en estereotipos muy marcados: a esto se le llama
roles o construcción de género. Se suele pensar que las mujeres son por naturaleza dulces, sumisas,
sentimentales, pasivas, y que los hombres son fuertes, activos, agresivos y dominantes.
Con base en estas creencias se justifica que los hombres impongan su voluntad y autoridad sobre las
mujeres, incluso recurriendo a la violencia. El comportamiento masculino de dominación y control no es
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natural, es resultado de la construcción de los géneros y sus relaciones que van modelando las actitudes
y conductas diferenciadas entre unos y otras. Las actitudes de violencia hacia las mujeres se deben a la
exaltación y la valoración social de ciertas características consideradas como masculinas y, por lo tanto,
no deben ser juzgadas como patológicas .Las mujeres, por su parte, asumen y reproducen los roles de
sumisión y subordinación socialmente aceptados como parte de la feminidad. Tales conductas son
resultado de un entorno social que avala el poder y la autoridad de los hombres sobre las mujeres. Como
resultado, estas desigualdades limitan la posibilidad de las mujeres para desarrollar y ejercitar sus
capacidades, para su propio beneficio y para el conjunto de la sociedad. Por ello, la atención a la violencia
contra las mujeres desde la perspectiva de género implica reconocerla como un problema que se explica
por la posición de desventaja social de las mujeres frente a los hombres. Significa tomar en cuenta las
características e historias personales de mujeres que viven en situación de violencia y sus agresores, sin
perder de vista el contexto social en el que ocurre la violencia.
1.4. Causas de la Violencia.
La violencia es parte de nuestra realidad. Todas las personas, en diferentes contextos geográficos,
políticos y culturales, con independencia de su condición económica, edad, etnia y sexo son objeto de
violencia en sus múltiples expresiones cotidianas. La violencia está presente en todas partes: en las
calles, las escuelas, los centros de trabajo y en los hogares. Los medios de comunicación nos muestran
todos los días imágenes o descripciones de hechos violentos.
El uso de la violencia es motivo de preocupación y reprobación social que se expresa en el rechazo a la
guerra, el genocidio, el homicidio, el terrorismo. Sin embargo, estos fenómenos son valorados de distinta
manera, según el contexto en el que se presentan y los grupos sociales a los que afectan. Lo que en una
sociedad o en un determinado momento histórico es considerado violento, puede no serlo en un contexto
distinto. La aceptación, tolerancia o sanción de las conductas violentas varía de una sociedad a otra y se
modifica en el tiempo, al modificarse las creencias y los valores. Más aún, en nuestra sociedad se
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expresan de manera simultánea manifestaciones ambivalentes de reprobación y tolerancia ante la
violencia, en particular hacia algunas de sus manifestaciones y ámbitos de ocurrencia.
El uso ancestral de la violencia como un mecanismo para la resolución de conflictos entre personas,
grupos y naciones ha llevado a su interpretación como un rasgo inevitable de la conducta humana. Esta
idea de que la violencia es un rasgo inherente a la naturaleza humana impide la comprensión de sus
causas y limita las posibilidades de su prevención y de la atención a sus consecuencias.
La violencia es un comportamiento aprendido que tiene sus raíces en la cultura, en la forma como se
estructuran y organizan las sociedades. La utilización de la violencia como un mecanismo para reducir los
conflictos se aprende desde la niñez y se transmite de una generación a otra a través de la familia, los
juegos, la educación, el cine o los medios de comunicación.
En la legislación mexicana se establecen las obligaciones para las instituciones de salud así como para
los prestadores y prestadoras de servicios de salud. La violencia institucional está asociada al
incumplimiento de estas obligaciones.
Si bien la violencia se ejerce de muchas maneras y sus consecuencias se manifiestan en daños de diversa
índole, todos los actos violentos ya sea entre personas, grupos, comunidades o países, tienen en común
el objetivo del sometimiento y el control de la otra parte, es decir, el ejercicio del poder mediante la
fuerza.
“Para que una conducta violenta sea posible, tiene que darse una condición: la
existencia de cierto desequilibrio de poder, que puede estar definido culturalmente o
por el contexto, o producido por maniobras interpersonales de control de la
relación.”
El poder se puede definir como la habilidad de las personas o grupos de provocar la obediencia de otras
personas o grupos. Para ejercer el poder, las personas o grupos deben poseer recursos superiores a los
que tienen las personas que obedecen, recursos que éstos valoran y necesitan. Los recursos se refieren
no sólo a bienes materiales o dinero, sino también a la aprobación social, prestigio, a los servicios, a la
seguridad, etcétera.
La violencia contra las mujeres, en particular la que es infligida por la pareja, es muchas veces explicada
por razones individuales, es decir por características específicas tanto de la persona que agrede como de
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la que es agredida. También existe la percepción, muy generalizada, de que la violencia contra las
mujeres en el contexto familiar es un fenómeno exclusivo de las familias o comunidades pobres. Estas
creencias son erróneas. El abuso de alcohol y drogas son factores que influyen o que favorecen el
surgimiento de la violencia, pero no son su causa. De igual manera, la pobreza, el desempleo, la falta de
acceso a la educación, el hacinamiento, indisponibilidad de bienes y servicios y la carencia de recursos,
no son por sí mismos causas de la violencia, son factores que configuran condiciones de vida y
situaciones que la propician y la favorecen; sin embargo, la violencia afecta a las personas, hogares y
comunidades de todas las condiciones sociales y niveles de ingreso.
La diversidad de situaciones sociales y de historias personales configura los factores de riesgo de
violencia que requieren explicaciones que no se limiten al campo de acción y conocimientos de los
distintos profesionales que pueden poner mayor énfasis, ya sea en las patologías individuales o en
aspectos del entorno social. La atención integrada de la violencia contra las mujeres requiere que el
problema sea comprendido de manera integral e integrada, es decir: que se refiera a las características
de las personas involucradas en el problema –agresores, y quienes viven situaciones de violencia, y al
contexto en el que se desenvuelven, para identificar las necesidades y las capacidades de atención en los
diferentes servicios que se requieren. Salud publicado en 2002 por la nea violencia como “el uso
deliberado de la fuerza física y el
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1.5. La Violencia en la vida y la familia.
En nuestra sociedad prevalece una imagen idealizada de familia a la que se percibe como el núcleo básico
indivisible (madre, padre, hijos e hijas) que convive en armonía y amor. Sin embargo, esta imagen
contrasta con la realidad cotidiana de un espacio en el que se expresan, simultáneamente, relaciones de
colaboración y conflicto y en el que con frecuencia el poder se ejerce por cualquier medio, aun en contra
de los derechos individuales. La experiencia muestra que justamente en el ámbito familiar es donde se
registra la mayor prevalencia de violencia contra las mujeres y que es un hombre afectivamente cercano,
generalmente la pareja, quien la inflige.
La creencia de que la familia debe ser preservada a toda costa implica la negación de la realidad del
contexto familiar que, con frecuencia, se encuentra muy alejado del ideal e impide dar una atención
adecuada al problema de la violencia que ocurre en las familias y a las consecuencias que tiene para la
salud física y mental de quienes viven en situación de violencia.
Existe una gran variedad de familias y de arreglos de convivencia que es necesario tener en cuenta para
comprender el contexto personal, cultural y afectivo en el que ocurre la violencia. La diversidad de
familias está determinada por las distintas formas de convivencia y por el tipo de relaciones que
establecen las personas que la componen.(CEDAW, 1979) Las familias pueden estar formadas por
personas que tienen lazos legales, de parentesco consanguíneo o vínculos afectivos que le dan cohesión
y sentido de pertenencia. Muchas familias están formadas por una pareja –ya sea en matrimonio legal o
no, y las hijas e hijos solteros; otras, están compuestas por la madre o el padre y los hijos e hijas
solteros. Otras formas de convivencia son las familias extensas formadas por una o varias parejas con
hijos e hijas, otros parientes como abuelas o abuelos, tíos y tías, e incluso algunas personas que no son
parientes. Existen familias compuestas por parejas divorciadas o separadas con los hijos de matrimonios
anteriores y, en algunos casos, con hijos comunes. Las parejas de homosexuales, ya sean de hombres o
de mujeres, con o sin hijos e hijas, también son otra forma de familia. No todas las familias se forman
con base en una pareja, algunas se constituyen con personas que conviven juntas por lazos de amistad y
afecto y comparten gastos y responsabilidades.
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No debe suponerse que la violencia familiar sólo ocurre en un determinado tipo de hogar y ésta debe ser
considerada como tal, con independencia de la forma que adopte la familia en la que se origine el
problema. El ejercicio de la autoridad se convierte comúnmente en generador de violencia como
mecanismo de control de los hombres hacia los demás integrantes de la familia, particularmente hacia
las mujeres. La rigidez de las jerarquías y el apego a las creencias respecto a lo que deben ser los
comportamientos de mujeres y hombres son elementos que se deben considerar para evaluar el riesgo
de violencia contra las mujeres en la familia. Es necesario enfatizar que existe una doble moral sobre la
violencia en el ámbito doméstico que a la vez la rechaza socialmente y la justifica o tolera porque ocurre
entre las cuatro paredes de la vivienda.
Esta visión de la violencia dentro del hogar como un asunto privado sustenta la idea de que no se debe
intervenir y contribuye al agravamiento del problema. Por ello es necesario insistir en que la violencia
contra las mujeres en la familia es un problema público a pesar de que suceda, la mayoría de las veces,
en la esfera de lo privado.
1.6. Los refugios. Una respuesta al problema de la violencia extrema en México:
Para el desarrollo de la modalidad Seguridad para las Mujeres y sus Comunidades, el Programa Hábitat
de la SEDESOL ha desarrollado los siguientes materiales:
Modalidad Seguridad para las Mujeres y sus Comunidades.
Modelo para operar Centros Especializados de Atención de la Violencia Familiar.
Modelo para operar refugios para mujeres víctimas de violencia familiar.
Sensibilización y Prevención Comunitaria de la Violencia Familiar (Modelo y Guía para la
formación de personas sobre el tema de la violencia familiar).
Jóvenes en Pareja (Modelo y Manual de capacitación).
Manual de orientación telefónica para la salud y seguridad de las mujeres.
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En conjunto, estos materiales conforman una propuesta integral para trabajar con las instituciones y
comunidades. De manera particular, el modelo para Operar Refugios para Mujeres Víctimas de Violencia
Familiar contiene los lineamientos básicos para instalar y operar estos espacios.
1.7. Descripción y características generales de los Refugios
El refugio no es sólo un espacio en el que la gente está segura, come y duerme mientras transcurre el
estado de peligro. Es una instalación que brinda condiciones para que las personas reflexionen, analicen
su situación, se concentren y trabajen para conquistar el respeto por sí mismas y hacer valer el derecho a
decidir sobre su cuerpo, vida y futuro; es decir: los refugios también proporcionan a las mujeres los
primeros elementos para una nueva vida desde la perspectiva de género. Por perspectiva de género se
entiende:
”La metodología y los mecanismos que permiten identificar, cuestionar y valorar la
discriminación, desigualdad y exclusión de las mujeres, que se pretende justificar con base
en las diferencias biológicas entre mujeres y hombres, así como las acciones que deben
emprenderse para actuar sobre los factores de género y crear las condiciones de cambio
que permitan avanzar en la construcción de la equidad de género.” (LINM, 2001)
Con esta visión, cada área del refugio ofrece información, asesoría individual, familiar y grupal que sirve
de soporte a las mujeres en su difícil tarea de construir una vida sin violencia. A continuación describimos
a grosso modo los apoyos y rutas de atención que ofrece cada área.
Funcionan día y noche todos los días del año y cuentan con personal especializado que brinda
una atención integral tanto a las mujeres como a los niños y niñas.
Tienen capacidad para atender por lo menos a 10 familias, cuyos integrantes pueden
permanecer por un periodo de seis a 12 semanas.
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Deberán ser operados por la instancia ejecutora y funcionar de manera coordinada y con la
concurrencia de dependencias gubernamentales u organizaciones civiles, quienes tengan el
primer contacto con las mujeres víctimas de violencia y las canalicen a la oficina de atención
externa cuando evalúan que se encuentran en situación de riesgo.
Trabajan con enfoque de género y ofrecen una atención integral, la cual se logra debido a la
intervención de médicas, psicólogas, abogadas, trabajadoras sociales y a la participación de
instituciones de sectores distintos (salud, educación, trabajo, asistencia social, desarrollo
económico, etc.).
Operan con un enfoque centrado en la persona, es decir, conciben a las mujeres como seres
integrales, con capacidades, habilidades y recursos para enfrentar la situación de violencia, y
con la destreza para aprovechar la información y los apoyos que les brinda el personal
especializado del refugio; para así traducirlo en el diseño y ejecución de un plan de vida libre de
maltrato en el entorno familiar.
Actúan en el marco de los derechos humanos, pues el conocimiento y ejercicio de éstos son ejes
insoslayables para que las mujeres, sus hijos e hijas accedan a mejores niveles de bienestar
familiar y social.
Los objetivos de los refugios son:
Brindar un espacio seguro, cálido y acogedor, fuera del alcance del generador o generadora de
violencia, en el cual las personas puedan, además de estar protegidas, reflexionar sobre su
situación, romper el círculo de violencia y diseñar un proyecto de vida libre de este problema en
el entorno familiar, contando con el apoyo y la orientación de profesionistas especializados en
la materia.
Ofrecer atención integral a las víctimas de violencia mediante la participación coordinada de
especialistas: médicas, psicólogas, abogadas y trabajadoras sociales.
Brindar un ambiente de respeto y calidez.
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Propiciar procesos reeducativos o de reaprendizaje para hacer frente al problema de la
violencia.
Fortalecer la autoestima, la autonomía emocional y económica para coadyuvar a romper el
círculo de la violencia, y encontrar alternativas a su problema, potenciando las capacidades de
las beneficiarias y sus familias.
Por otra parte, los refugios constituyen una forma de amparo y resguardo invaluable para mujeres que
sufren quizá las forma de violencia más extrema: la violencia feminicida. Si bien, el feminicidio no está
legalmente reconocido, a partir del Sexto Informe de México de la CEDAW, se recomendó la tipificación de
este como delito. Actualmente la violencia feminicida se encuentra bien definida en la Ley General de
Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, en el artículo 21:
“Es la forma extrema de violencia de género contra las mujeres producto de la
violación de sus derechos humanos, en los ámbitos público y privado, conformada
por el conjunto de conductas misóginas que pueden conllevar impunidad social y del
Estado y puede culminar en homicidio y otras formas de muerte violenta de
mujeres.”
En abril de 1996, se llevó a la Cámara de Diputados una propuesta de Ley para adicionar al Código Penal
Federal al feminicidio como delito equiparable al genocidio; si bien el dictamen fue remitido a la Cámara
de Senadores, hasta la fecha éste sigue en espera. Independientemente de las reflexiones teóricas
surgidas desde el feminismo sobre este neologismo, el feminicidio es una expresión concreta y tangible,
además en estas muertes de mujeres es posible establecer patrones que diferencian las conductas del
agresor coadyuvando a la determinación de tipologías de criminalidad contra la mujer. Por lo tanto, el
feminicidio es la expresión última, un tipo de violencia determinante para la configuración del concepto
jurídico de violencia contra la mujer, cuyo referente se encuentra en la definición de la Convención Belém
do Pará. Esta modalidad de violencia lleva implícitas otras de sus manifestaciones (violencia familiar,
sexual, física, psicológica, patrimonial), en distintos ámbitos (trabajo, la escuela, el hogar), distintos
factores sociales (etnia, clase, religión, edad, marginación, migración), lo que nos habla de la complejidad
de la situación y del concepto, en México:
“La violencia, los crímenes y las muertes violentas y evitables de mujeres fueron
analizados en su compleja relación con formas de exclusión, discriminación y
Medición del Impacto Derivado de la Atención en Refugios a Usuarias, Sus Hijos e Hijas que Viven en Situación de Violencia Extrema
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explotación de las mujeres no sólo [por] género, sino [también por] edad, clase,
etnia, condición social territorial (regional y municipal). Y, de este conjunto de
articulaciones, se analizó a la luz de la inseguridad, la ilegalidad y la delincuencia
imperantes en su sitio de vida o derivadas de situaciones de riesgo como la
exclusión, la marginación y la migración. El conocimiento del problema que inició con
homicidios de niñas y mujeres permitió correlacionar las muertes violentas con
formas de violencia familiar, sexual, física, psicológica, patrimonial y económica y
también con la violencia institucional […] la ley recoge el conjunto de muertes
violentas en la modalidad de violencia feminicida.” (Medina Rosas, 2011, p. 7)
Ya sea en plural o singular, hablar de feminicidio quiere decir que, incluso en caso de suicidio, se trata de
una muerte que debe analizarse en su contexto y por lo tanto, constituye un crimen. Los orígenes
estructurales de la violencia en los que residen las relaciones de poder entre mujeres y hombres, son
aquellos que propician la discriminación y persistencia de conductas violentas, así como la impunidad en
la violencia contra la mujer. En la actualidad, alrededor del mundo, hay hombres que matan a las
mujeres, por ser mujeres. Queda entonces por replantearse ¿qué es ser mujer?...
1.8. Justificación:
La violencia obedece a múltiples causas, sin importar sus orígenes, ésta conlleva elevado costos
económicos y sociales para los gobiernos; sus implicaciones económicas son directas pues entraña una
cantidad de bienes y servicios empleados en su prevención, en el tratamiento a sus víctimas, además de
la aprehensión y castigo a perpetradores. Los costos sociales se traducen en reproducción inter-
generacional de la violencia, la erosión del capital social y humano, y en un menor involucramiento en la
vida democrática de los países. En otras palabras, a nivel macroeconómico el grado de desconfianza en
países con altos índices de violencia puede ser un freno a la inversión tanto nacional como extranjera
limitando la capacidad de crecimiento y desarrollo del país; a nivel micro las posibilidades de educación y
formación de capital humano se ven menguadas, al interior de los hogares hay una gran merma en la
capacidad de concreción de proyectos personales, y hay una visible disminución del rendimiento de los
niños en la escuela. En América Latina, el maltrato infantil es la primera razón que orilla a los niños a la
vida en la calle, además de que existe una fuerte relación con el posterior consumo y abuso de alcohol y
sustancias tóxicas entre sus víctimas. En la Ciudad de México el maltrato infantil se relaciona con la
percepción de menores ingresos durante la vida adulta. (Knaul & Ramírez, 2005) Igualmente, las mujeres
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que sufren violencia doméstica son menos productivas en sus áreas de trabajo -lo que influye
directamente en el ausentismo, despidos, y por lo tanto en la producción nacional. Todavía no existen
cálculos sobre los costos directos que tiene la violencia en países de la región, sin embargo se cree que
su promedio es menor al de los de países industrializados, pues estos tienen a su disposición una mayor
cantidad de servicios. En este sentido, el Banco Mundial ofrece un cálculo acerca de los Años de Vida
Saludables (AVISA) perdidos como consecuencia de la violencia doméstica y sexual, estimando un total de
9 millones de AVISA anuales; dicho total es mayor a la suma de años perdidos por mujeres que son
víctimas de todos los tipos de cáncer y es más de dos veces la cifra de AVISA perdidos por mujeres que
sufren accidentes en vehículos motorizados (World Bank 1993). A diferencia de lo que sucede en otras
regiones del mundo en donde hay mayores índices de violencia auto- dirigida (suicidios) o violencia
colectiva (guerras, terrorismo), en Latinoamérica y el Caribe predomina la violencia doméstica. En el año
2000 se estimaba que América Latina era la región con más homicidios promedio por habitante (27.5
homicidios por cada 100,000 habitantes), mostrando también elevadas tasas de violencia en los hogares;
un análisis de 15 países de la región muestra que entre 7 y 69% de mujeres adultas con pareja han
sufrido abusos físicos en algún punto de su relación. (Buvinic, Mayra, Et. al., 2005) En la Ciudad de México,
un 13% de niños sufren de violencia en sus casas. (Knaul y Ramírez 2005) Otros estudios indican que en
las mujeres de la Ciudad de México, las lesiones por violencia doméstica causadas por la pareja son la
tercera fuente de pérdida de AVISA después de la diabetes y las enfermedades perinatales. (Buvinic,
2008)
El 18 de diciembre de 1979, la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación
contra la Mujer (CEDAW) fue adoptada por la Asamblea General de Naciones Unidas. Para el décimo
aniversario de la Convención en 1989, casi un centenar de naciones acordaron estar obligadas a seguir
sus disposiciones. La Convención fue la culminación de más de treinta años de trabajo de la Comisión de
las Naciones Unidas sobre la Condición de la Mujer, un organismo creado en 1946 para supervisar la
situación de las mujeres y promover los derechos de las mujeres. El trabajo de la Comisión ha sido
fundamental para sacar a la luz todas las áreas en las que a las mujeres se les niega la igualdad con los
hombres. Estos esfuerzos para sacar adelante a las mujeres han dado lugar a varias declaraciones y
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convenciones, de los cuales el documento de la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de
Discriminación contra la Mujer es el documento central y más completo.(UNIFEM, 2011)
El espíritu de la Convención se basa en los objetivos de las Naciones Unidas: reafirmar la fe en los
derechos humanos fundamentales, en la dignidad y valor de la persona humana, en la igualdad de
derechos entre hombres y mujeres. La Convención no sólo establece una declaración internacional de
derechos para las mujeres, sino también un programa de acción para los países orientado a garantizar el
goce de esos derechos.
En la Reunión General de Naciones Unidas se aceptó la resolución A/RES/48/104/ Declaración sobre la
eliminación de la violencia contra la mujer, el 23 de febrero de 1994; en la que el Consejo recomendó la
preparación de un marco general para un instrumento internacional que abordara explícitamente la
cuestión de la violencia contra la mujer, observando con satisfacción la función desempeñada por los
movimientos en pro de la mujer para que se preste más atención a la naturaleza, gravedad y magnitud
del problema de la violencia contra la mujer y se destacó el hecho de que las oportunidades de que
dispone la mujer para lograr su igualdad jurídica, social, política y económica en la sociedad se ven
limitadas, entre otras cosas, por una violencia continua y endémica. (ONU. A/RES/48/104, 1994)
En julio de 1995 el Consejo Económico y Social, aprobó la resolución 8 1995/27 del Noveno Congreso de
las Naciones Unidas sobre Prevención del Delito y Tratamiento del Delincuente relativa a la Eliminación
de la Violencia contra la Mujer e instó a la Comisión de Prevención del Delito y Justicia Penal a que
siguiera incluyendo la cuestión de la violencia contra la mujer entre sus temas prioritarios y entre las
actividades de capacitación y asistencia técnica del programa de las Naciones Unidas en materia de
prevención del delito y justicia penal. (WHO, 2010)
En las diferentes sesiones llevadas a cabo por la ONU en el paso del tiempo, se ha manifestado la
preocupación por la condición de la mujer, el 11 febrero de 2010 se aprobó la resolución 64/137,
Intensificación de los esfuerzos para eliminar todas las formas de violencia contra la mujer. Donde el
Consejo reafirma la obligación de todos los países de promover y proteger todos los derechos humanos y
las libertades fundamentales, reiterando que la discriminación por motivo de sexo es contraria a la Carta
de las Naciones Unidas, de la Convención sobre la Eliminación de todas las formas de Discriminación
Contra la Mujer y demás instrumentos internacionales de derechos humanos, y que su eliminación es
Medición del Impacto Derivado de la Atención en Refugios a Usuarias, Sus Hijos e Hijas que Viven en Situación de Violencia Extrema
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parte de los esfuerzos encaminados a eliminar todas las formas de violencia contra la mujer. Como en
todas sus sesiones, se ratificó que los países tienen la obligación de promover y proteger todos los
derechos humanos y las libertades fundamentales de todas las personas, incluidas las mujeres y las
niñas, por lo que deben actuar con la diligencia debida para prevenir e investigar los actos de violencia
contra las mujeres y las niñas, y sancionar a quienes los cometan, a fin de eliminar la impunidad y de
proteger a las víctimas, añadiendo que, de no hacerlo, se violan sus derechos humanos y libertades
fundamentales, y se menoscaba o anula su disfrute.(CEDAW, 1979)
Sin embargo, una primera interrogante al enfrentar esta problemática sería, ¿cómo medir la violencia
contra la mujer? Si bien hay países que efectúan este monitoreo con regularidad (Australia, Canadá,
Estados Unidos) , con la aprobación de la Plataforma de Beijing en 1995 se propició un alza en la cantidad
de países que llevaron a cabo encuestas sobre la violencia contra las mujeres, según el informe La mujer
en el mundo, 2005: Progreso en las estadísticas del Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de
las Naciones Unidas, desde 1995 al menos 68 de 204 países que se analizaron, llevaron a cabo encuestas
de violencia contra la mujer, de entre ellos, al menos 38 lo hicieron con cobertura nacional. Si algo está
claro es que no hay recetas, ni fórmulas establecidas, cada país enfrenta un reto distinto y posee
recursos diferentes; cada uno debe adaptar sus métodos a necesidades específicas – sociales, culturales,
económicas, etc. Estos empeños son invaluables, pues nos hablan de los pasos que se están dando en el
desarrollo de nuevos instrumentos y metodologías para medir la violencia. En el caso específico de
México, hay antecedentes de encuestas realizados por investigadores u organizaciones de la sociedad
civil, a nivel local o regional. (Soto Ramírez, 2008) Un primer momento en la medición de la violencia
contra la mujer a nivel nacional se da en 1998, a través de la inclusión de módulos especializados dentro
de los cuestionarios de las encuestas realizadas por instituciones de salud: Encuesta Nacional de Salud
Reproductiva con Población Derechohabiente 1998 (ENSARE-98), del Instituto Mexicano del Seguro Social y
Encuesta Nacional de Salud 2000 (ENSA 2000), de la Secretaría de Salud.
La más reciente de las resoluciones se emitió el 31 de marzo de 2011, la A/RE/65/228. Fortalecimiento de
las respuestas en materia de prevención del delito y justicia penal a la violencia contra la mujer. (ONU.
A/RE/65/228, 2011) En dicha resolución se pone de manifiesto la profunda preocupación que existe con
motivo de la violencia generalizada contra la mujer en todas sus formas y manifestaciones a escala
Medición del Impacto Derivado de la Atención en Refugios a Usuarias, Sus Hijos e Hijas que Viven en Situación de Violencia Extrema
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mundial; y reiterando la necesidad de intensificar los esfuerzos para hacer frente a ese reto. En ella se
concluye que para dar respuestas eficaces e integradas de justicia penal a la violencia contra la mujer, es
necesario que se propicie y se dé una estrecha colaboración entre todos los principales interesados,
incluyendo a las fuerzas del orden, los organismos fiscales, los magistrados, jueces y los defensores de
las víctimas, así como los profesionales de la salud y los expertos forenses. Además se destaca la
importancia de que el sistema de las Naciones Unidas dé una respuesta amplia, bien coordinada, efectiva
y con recursos suficientes a todas las formas de violencia contra la mujer, acordándose entre otras cosas,
que la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer y la Relatora Especial sobre la violencia
contra la mujer, sus causas y consecuencias, examinaron y actualizaron las Estrategias y Medidas
Prácticas Modelo para la eliminación de la violencia contra la mujer en el campo de la prevención del
delito y la justicia penal. En los puntos 12 y 13 de dicho documento se apunta que los países miembros
deben brindar una asistencia apropiada y pertinente a las mujeres víctimas de la violencia, asegurando
que incluso, las mujeres tengan acceso a representación letrada adecuada, en particular para que puedan
tomar decisiones fundadas, sobre acciones judiciales y cuestiones relativas al derecho familiar. Además,
el instrumento establece que se debe dar una respuesta multidisciplinaria y coordinada a la agresión o
violencia sexual, la cual contenga un adiestramiento y enseñanza especial a los cuerpos policiales, los
organismos y autoridades fiscales, los magistrados, los examinadores forenses y los servicios de
atención y apoyo a las víctimas, con el objetivo de favorecer el bienestar de estas y de aumentar las
probabilidades de que el perpetrador sea detenido, enjuiciado y condenado, e impedir la revictimización.
Más adelante, en el punto 19 del documento se insta a que en colaboración con el sector privado y las
organizaciones no gubernamentales y asociaciones profesionales pertinentes: se establezcan, financien y
coordinen una red sostenible de instalaciones y servicios accesibles de emergencia y alojamiento
temporal, servicios de salud, incluidos el asesoramiento y la atención psicológica, asistencia letrada y
demás servicios básicos que necesiten las mujeres y sus hijos que hayan sido víctimas de actos de
violencia o corran peligro de convertirse en víctimas de la violencia. Pide además, que se establezca una
mejor conexión entre los servicios sociales y de salud, tanto los públicos como los privados,
especialmente en situaciones de emergencia; y que los simultáneamente los organismos de justicia
penal, a fin de denunciar, registrar y responder adecuadamente a los actos de violencia contra la mujer,
den protección a la intimidad de las mujeres objeto de violencia. Finalmente en la resolución se solicita a
Medición del Impacto Derivado de la Atención en Refugios a Usuarias, Sus Hijos e Hijas que Viven en Situación de Violencia Extrema
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la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito que intensifique sus esfuerzos para utilizar y
difundir lo más ampliamente posible las Estrategias y Medidas Prácticas Modelo Actualizadas, inclusive
mediante la elaboración o revisión de los instrumentos pertinentes, como manuales, materiales de
capacitación, programas y módulos, incluidos módulos de creación de capacidad en línea para cada
sección de las Estrategias y Medidas Prácticas Modelo Actualizadas, como forma práctica y eficiente de
difundir el contenido.
A este respecto, en México todavía hay mucho camino por delante, en el marco jurídico actual se tutelan
los bienes jurídicos que son de interés del hombre, por otro lado, se desvalorizan aquellas conductas que
no les afectan de manera concreta; es decir: aun cuando existe una pretensión por formular las normas
penales desde una posición “neutral”, la aplicabilidad tiene tintes claramente androcéntricos; ejemplo de
ello es la deficiente regulación de los delitos contra la libertad sexual. La aplicación de normas que
protegen los derechos de las mujeres es muy deficiente, y puede observarse a menudo en los casos de
violencia familiar e incumplimiento de los deberes de asistencia económica.
El derecho mexicano tiene mucho que decir en materia de equidad de género, algunos pasos hacia la
eliminación de las desigualdades pueden ser la derogación en los Códigos Penales de las entidades
federativas de: (Henríquez Maldonado, 2008)
Elementos subjetivos expresados en forma de agravantes, atenuantes o eximentes, por ejemplo:
cuestiones relativas a la moral o el honor de una mujer de “buena fama” o “mala fama”, que
dan pie a la violación de las libertades y los derechos humanos de las mujeres.
Agravar las penas en delitos de homicidio, lesiones y agresiones que atentan contra la libertad
sexual en el ámbito familiar.
Eliminar la exclusión de cualquier responsabilidad penal por matrimonio en caso de rapto,
derogar el delito de rapto y agravar el secuestro con fines sexuales.
Establecer claramente que el bien jurídico bajo tutela en los casos de incesto, estupro, rapto y
violación, es la libertad sexual de las personas.
A nivel local, las Naciones Unidas se ha centrado en apoyar la participación efectiva de las mujeres en los
procesos presupuestarios, el fortalecimiento de las representaciones de las mujeres en los órganos
Medición del Impacto Derivado de la Atención en Refugios a Usuarias, Sus Hijos e Hijas que Viven en Situación de Violencia Extrema
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locales, la creación de conciencia de los análisis de presupuestos sensibles al género y la defensa de la
asignación adecuada a las prioridades locales de mujeres, apoyadas por la Comisión Europea (2003 –
2006), que prestó apoyo a las iniciativas locales en la India, Marruecos, Uganda y Filipinas, con miras a
corregir los sesgos que contribuyen a la pobreza y la desigualdad de género. Otras experiencias
importantes de las iniciativas locales de género han sido las apoyadas en América Latina específicamente
en Perú, Ecuador, Bolivia, México, Argentina y Brasil, así como el que el Organismo de la Mujer de las
Naciones Unidas (ex UNIFEM) que está llevando a cabo un programa para apoyar el desarrollo local con
equidad de género en África en colaboración con el FNUDC y el PNUD. (ONU. A/RES/48/104, 1994) En la
mayoría de los países latinoamericanos, la representación femenina en los parlamentos no supera el
quince por ciento; por lo que gobiernos presididos por mujeres (Chile y Argentina) son motivo de
asombro, crítica y mucha expectativa. Entre un cuarenta a sesenta por ciento de las mujeres de quince
años y más en la región no cuentan con ingresos propios; y las que los tienen perciben menos del ochenta
por ciento de lo obtenido por sus pares. Esto constituye un elemento en detrimento de su autonomía.
(CEPAL, 2007)
Para conocer el alcance del problema, la OMS llevo a cabo el Estudio sobre Salud de la mujer y violencia
doméstica contra la mujer, donde se presentaron los primeros resultados sobre prevalencia. Para este
estudio se capacitaron equipos especiales y se recolectaron datos de más de 24 000 mujeres de 15 sitios
en 10 países representando diversos entornos culturales: Bangladesh, Brasil, Etiopía, Japón, Namibia,
Perú, Samoa, Serbia y Montenegro, Tailandia y la República Unida de Tanzania. Las encuestas se basaron
en información de mujeres de 15 a 49 años que fueron víctimas. Datos que proporcionan las estimaciones
más precisas de la prevalencia de la violencia en la pareja y la violencia sexual en lugares sin conflictos
(ONU-UNWOMEN, 2007): El 15% de las mujeres en Japón y el 70% de las mujeres en Etiopía y Perú,
informaron violencia física y / o sexual por su pareja; el 0.3-11.5% de las mujeres sufren violencia
sexual por parte de alguien que no es su pareja. La primera experiencia sexual para muchas mujeres fue
reportada como forzada en un 24% en el Perú rural, 28% en Tanzania, 30% en zonas rurales de
Bangladesh, y el 40% en Sudáfrica.
Medición del Impacto Derivado de la Atención en Refugios a Usuarias, Sus Hijos e Hijas que Viven en Situación de Violencia Extrema
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La violencia de pareja y la violencia sexual son en su mayoría perpetrados por hombres contra mujeres y
niñas. Sin embargo, la violencia sexual contra los niños es también común. Los estudios internacionales
revelan que aproximadamente el 20% de las mujeres y el 5-10% de los hombres reportan haber sido
víctimas de violencia sexual cuando eran niños. Los estudios basados en la población de violencia en las
relaciones entre los jóvenes (o de violencia en el noviazgo) sugieren que esto afecta a una proporción
sustancial de la población juvenil. Por ejemplo, en Sudáfrica, un estudio de las personas de ente 13 a 23
años, encontró que el 42% de las mujeres y el 38% de los hombres reportaron haber sido víctima de
violencia física en citas. (ONU-UNWOMEN, 2007)
El UNIFEM reporta sobre el costo de la Violencia contra la Mujer: únicamente la violencia doméstica tiene
un costo aproximado de 1,16 mil millones USD en Canadá y 5,8 millones de dólares en los Estados Unidos.
En Australia, la violencia contra las mujeres y los niños tiene un costo estimado de US $ 11,38 mil
millones por año. (ONU. A/RES/64/137, 2010)
La mayoría de los estudios del mundo señalan a América Latina como la más desigual de las regiones del
mundo, trece de los primeros quince países con las tasas más altas de muertes por armas de fuego se
ubican en la región; la ilegalidad, la corrupción y el cada vez más fácil acceso a armas, la desigualdad
económica y la exclusión han favorecido la crecida de este fenómeno. De acuerdo al estudio ¡Ni una más!
de la CEPAL:
No es la falta de experiencia, la carencia de modelos o la indiferencia social las que
explican las debilidades identificadas en la región. Los principales obstáculos se
encuentran en primer lugar en la vacilante voluntad de la esfera institucional. Los
tres poderes del Estado muestran debilidad, falta de recursos técnicos, financieros y
humanos. En segundo lugar, está la persistencia de factores culturales que
promueven la sumisión y el miedo entre las mujeres legitimando la violencia. La
sinergia negativa entre la debilidad institucional y la cultura patriarcal favorecen la
impunidad. Es pues en el acceso a la justicia, su calidad y eficiencia donde se
encuentran los principales desafíos. (Montaño, 2008, p. 298)
Pese a la gran heterogeneidad de los estudios, se ha observado que la violencia contra las mujeres en
los hogares, especialmente la que es ejercida por la pareja, se extiende a todos los niveles económicos,
educativos y sociales.
Medición del Impacto Derivado de la Atención en Refugios a Usuarias, Sus Hijos e Hijas que Viven en Situación de Violencia Extrema
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La evidencia ha encontrado un vínculo entre pobreza y violencia, sin embargo, debido a que la violencia
se presenta en todo los niveles socioeconómicos se cree que más allá de pertenecer a hogares pobres o
no pobres; la violencia se puede analizar más específicamente, en relación a la presencia de la dicotomía
vulnerabilidad/ autonomía económica, es decir a la posibilidad de las mujeres de acceder a ingresos
propios. Actualmente se presume que existe más ocultamiento por mujeres de mayores ingresos debido
a las preocupaciones sociales o la “deshonra”. Por otro lado, la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos señala que:
Las autoridades estatales, y en particular la policía, no cumplen con su deber de
proteger a las mujeres víctimas de violencia contra actos inminentes […] en muchos
casos las mujeres son víctimas de agresiones mortales luego de haber acudido a
reclamar la protección cautelar del Estado, e incluso habiendo sido beneficiadas con
medidas de protección que no son adecuadamente implementadas ni supervisadas”.
(Montaño, 2008, p. 302)
La salud pública convoca a diferentes saberes y campos del conocimiento, por lo que debe comprenderse
como una disciplina sin fronteras, de carácter interdisciplinario, que no se acota a una mera práctica
institucional ni puede constreñirse a una sola área de conocimiento. La salud pública se apodera del
saber social y de las capacidades que una sociedad tiene para proteger y producir salud; en este sentido
se orienta a la salud colectiva y de ubicar situaciones individuales en su contexto, centrando su mirada
en aquellos elementos que intervienen y configuran el bienestar humano: físico, emocional, biológico,
psicológico, social, en relación a la cultura y las respuestas sociales que se suscitan al respecto. Es por
ello que en México, la violencia familiar y sexual también se ha identificado como un problema de salud
pública por sus efectos nocivos e incluso fatales, por su magnitud y repercusiones, documentados en las
estadísticas e investigaciones nacionales e internacionales han requerido la atención de diferentes
instancias gubernamentales y no gubernamentales.
A partir de 1975 con las reformas legislativas en pro de la igualdad jurídica fueron reformulados
algunos instrumentos normativos como códigos civiles y penales en varios estados de la República
Mexicana, lo que busca garantizar los derechos de las mujeres. En 1980 se creó el Programa Nacional de
Integración de la Mujer al Desarrollo, el cual propuso un conjunto de iniciativas específicas orientadas a
promover el mejoramiento de la condición social de las mujeres. En 1985, se instaló una Comisión para
coordinar las actividades y los proyectos sectoriales en la materia y preparar la participación de México
Medición del Impacto Derivado de la Atención en Refugios a Usuarias, Sus Hijos e Hijas que Viven en Situación de Violencia Extrema
37
en la Tercera Conferencia Mundial sobre la Mujer (Nairobi, 1985). El 12 de enero de 2001 se publicó en el
Diario Oficial de la Federación la Ley del Instituto Nacional de las Mujeres. (LINM, 2001) Es mediante esta
ley que se crea una instancia para el adelanto de las mujeres mexicanas, como un organismo público
descentralizado de la administración pública federal, con personalidad jurídica, patrimonio propio y
autonomía técnica y de gestión para el cumplimiento de sus atribuciones, objetivos y fines. En el 2006 se
expide la Ley General para Igualdad entre Mujeres y Hombres (LGIMH, 2006), cuyo objetivo es regular y
garantizar igualdad entre hombres y mujeres, proponer lineamientos y mecanismos institucionales que
orienten hacia el cumplimiento de la igualdad sustantiva en los ámbitos público y privado promoviendo
el empoderamiento de las mujeres.
En México, 77 de cada 100 hogares son dirigidos por un hombre y 23 por una mujer; de 1990 a 2005 se duplicó el número
de hogares con jefatura femenina, pasando de 2.8 a 5.7 millones, lo que corresponde al 23.1% del total de los hogares en
el año 2005. Por cada cien mujeres de cinco años y más en México, siete son hablantes de alguna lengua indígena. El
analfabetismo en nuestro país está sujeto a determinantes por edad, lugar de residencia y sexo; particularmente las
mujeres que habitan en zonas rurales se encuentran en condiciones menos favorables. De cada 100 hombres, 5 no saben
leer ni escribir, mientras que para las mujeres se trata de una relación de 8 por cada 100. De todas las entidades, Chiapas
es la que registra el porcentaje más alto de mujeres analfabetas con un 21.8% y la mayor distancia porcentual entre sexos
pues los hombres tienen un porcentaje de 12.6%. Del total de 41.4 millones de mujeres de 14 y más años en nuestro país
en el año 2009, 62.3% realizaron trabajo no remunerado; por otra parte, de 37.3 millones de hombres el mismo año, esta
cifra fue de 26.5% de hombres que desempeñaron alguna actividad sin remuneración. (INEGI, 2010, p. pp. 10 y 11)
En nuestro país, 40 de cada 100 mujeres, casadas o unidas, reportan haber sufrido algún incidente de violencia por parte
de su pareja. La violencia psicológica con 32%, es la forma más frecuente de violencia en pareja contra las mujeres en
nuestro país; a ésta le siguen la violencia económica 22.9%, la violencia física 10.2% y la violencia sexual 6%. (INEGI,
2006) El 13.3% de las mujeres ha tenido antecedentes de abuso sexual en la infancia, con relaciones diversas de
parentesco con el agresor. (Del Río Zolezzi 2008) A una de cada diez mujeres se les ha hecho sentir miedo de sufrir un
ataque sexual, estas agresiones son realizadas por desconocidos (82.6%), amigos o conocidos (6%) familiares o parientes
(6%). (INEGI, 2006) Además, casi 4 de cada 10 mujeres han vivido alguna forma de violencia en la comunidad, siendo el
Distrito Federal la entidad con mayor prevalencia (59.6%), siguiéndole el Estado de México (55.1%) y Jalisco (48.4%). Lo
anterior indica que la violencia contra la mujer también está ahí afuera, en la calle, en el ámbito público hay actitudes
cotidianas de agresión en contra de las mujeres; su presencia en nuestras calles es admitida, y aceptada con resignación
pensando que es un rasgo cultural inherente a la identidad mexicana, más bien de “el mexicano”. Éste tipo de violencia
irrumpe en el cine, en las calles y fiestas, en espacios para actividades recreativas y deportivas, en escuelas e
Medición del Impacto Derivado de la Atención en Refugios a Usuarias, Sus Hijos e Hijas que Viven en Situación de Violencia Extrema
38
instituciones educativas, en el trabajo, en espacios comunes que también incluyen la casa. El tránsito diario de una mujer
por la calle puede incluir muy diversas expresiones de hostigamiento: frases que aluden a su sexualidad, su cuerpo e
insultos, etc. De entre las distintas formas en las que se manifiesta, las de mayor porcentaje son de tipo verbal (32.9%),
seguidas por agresiones de tipo físico - caricias o tocamientos sin el consentimiento de la mujer (16%). La sola sensación
de temor y amenaza en la calle, debiera ser repensada; la inseguridad que perciben las mujeres implica una serie de
desigualdades socioeconómicas y de las relaciones de poder entre mujeres y hombres y es producto de las distintas
formas en las que se manifiesta la violencia. Algunas propuestas incluyen el tránsito de seguridad pública a la seguridad
ciudadana dentro de las que se destaca el papel del municipio en la creación de lazos comunitarios, erradicación de
conductas violentas y prevención de la violencia de género.
La violencia continua fuertemente asociada al espacio público, noción impulsada ampliamente por
diversos medios que generan una cultura de violencia y sexismo que infunde miedo a las nuevas
generaciones; por contraposición, el ámbito doméstico puede aparecer en un primer momento como un
lugar de protección y resguardo. Un estudio efectuado en cinco ciudades de América del Sur encontró que
las mujeres perciben la ciudad con mayor temor por lo que cambian sus rutas cotidianas de tránsito,
principalmente por la noche, lo que en última instancia, produce conductas de género diferenciadas y
planes de vida distintos a los de los varones.
“Cualquier situación de violencia sufrida por una mujer, impacta en el colectivo de
mujeres como situación a la que están expuestas por pertenecer al mismo. Si estas
situaciones no son abordadas correctamente y se disponen de recursos sociales e
institucionales para ello, se multiplicarán las acciones defensivas y de estrategias
individuales que implican mayor restricción de movilidad para las mujeres en la
ciudad. Por el contrario, las acciones afirmativas de la ciudadanía por los derechos
de las mujeres, aportarán a su autonomía y libertad y a construir respuestas
basadas en la responsabilidad social.” (De la Cruz, Carmen, 2008, p. 213)
Se cree que uno de los factores que pueden estar actuando en contra de la difusión de la enorme
problemática que es la violencia contra la mujer en Latinoamérica, es la percepción generalizada de otros
tipos de violencia en los centros urbanos; es especialmente divulgada aquella violencia que tiene que ver
con delitos contra la propiedad y que se ve magnificada por la gran difusión de parte de los medios de
comunicación, que hacen que ésta sea de mayor alcance. Mientras tanto, la falta de estadísticas o
registros que permitan mejores estimaciones sobre el fenómeno de violencia contra la mujer, situación
que es incentivada por la escasa denuncia vinculada a la violencia institucional.
Medición del Impacto Derivado de la Atención en Refugios a Usuarias, Sus Hijos e Hijas que Viven en Situación de Violencia Extrema
39
Para hacer frente a la violencia debemos considerar acciones integrales, para lo cual es muy importante
promover espacios de reflexión, y encuentro; un ejemplo de esfuerzos y propuestas a este respecto lo
encontramos en la “Declaración de Bogotá”, producto de la Segunda Conferencia Internacional “Ciudades
Seguras para Mujeres y Niñas, celebrada en noviembre de 2004, en la ciudad de Bogotá, Colombia, en
donde se llama a los gobiernos:
“Para que implementen políticas municipales de seguridad ciudadana con enfoque de
género, que capaciten a quienes tienen bajo su responsabilidad la formulación y
puesta en marcha de políticas públicas dirigidas a la protección de los derechos
humanos y el fortalecimiento de la responsabilidad cívica, especialmente a la fuerza
pública, en temas de prevención de la violencia contra las mujeres y las niñas tanto
en el espacio privado como en el público; incrementen el número de mujeres oficiales
específicamente dedicadas a la atención de los casos de violencia contra las mujeres
y las niñas; programas específicos de prevención para adolescentes y niñas, centros
de atención a mujeres maltratadas, infraestructura adecuada, transporte público,
iluminación y la promoción de más mujeres en el poder local, incentivar programas
de paz y convivencia comunitaria y crear programas especiales para hombres
violentos “. (De la Cruz, Carmen, 2008, p. 218)
Otras formas de violencia sexual y reproductiva ocurren durante el embarazo, algunas mujeres incluso
(en Nicaragua y El Salvador), han manifestado no tener control sobre sus embarazos dado el fuerte
incremento en la violencia cuando el compañero íntimo se da cuenta de que ellas están utilizando algún
método de anticoncepción. (Lea, 2002, p. p. 246)
En febrero del 2007 se publico en el Diario Oficial de la Federación (DOF) la Ley General de Acceso de las
Mujeres a una Vida libre de Violencia (LGAMVLV, 2007), que actualmente cuenta con una última reforma
publicada en 2009. Las disposiciones de esta ley son de orden público, interés social y de observancia
general en la República Mexicana. Esta ley tiene por objeto establecer la coordinación entre la
Federación, las entidades federativas, el Distrito Federal y los municipios para prevenir, sancionar y
erradicar la violencia contra las mujeres, así como los principios y modalidades para garantizar su acceso
a una vida libre de violencia que favorezca su desarrollo y bienestar conforme a los principios de
igualdad y de no discriminación. Así mismo establece que dependiendo del ámbito de sus respectivas
competencias expedirán las normas legales y tomarán las medidas presupuestales y administrativas
correspondientes, para garantizar el derecho de las mujeres a una vida libre de violencia, de
conformidad con los Tratados Internacionales en Materia de Derechos Humanos de las Mujeres,
Medición del Impacto Derivado de la Atención en Refugios a Usuarias, Sus Hijos e Hijas que Viven en Situación de Violencia Extrema
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ratificados por el estado mexicano. (SPyPSA, 2008) A la fecha, 21 de las 32 entidades federativas de
nuestro país cuentan con esta Ley, y en 26 de los Estados la violencia es considerada como causal de
divorcio, mientras que en 30 ésta se tipifica como delito; en 20 entidades, la violación entre cónyuges es
también un delito. Sin embargo, hay mucho por delante en la agenda nacional; hay entidades federativas
cuyas legislaciones penales requieren de actos reiterados de violencia para la configuración del tipo
penal de violencia familiar y en casi ningún ordenamiento jurídico se establecen formas para conminar al
agresor a abstenerse de hostigar, intimidar, amenazar, dañar o poner en peligro la vida de la mujer.
Dentro de la LGAMVLV, existen medidas para proteger a mujeres que se encuentran en situación de
riesgo; estas medidas van de lo individual a lo colectivo, correspondiendo a esto último la Declaratoria de
Alerta de Violencia de Género. Esta refiere al “conjunto de acciones gubernamentales de emergencia para
enfrentar y erradicar la violencia feminicida en un territorio determinado”; este mecanismo tiene el
objetivo de eliminar cualquier acto legislativo que ponga en cuestión sus derechos humanos, dar garantía
de resguardo o seguridad a las mujeres y poner fin a olas de violencia en su contra. Sin embargo, dada la
fácil politización que la problemática del feminicidio ha tenido en nuestro país, ¿qué gobierno quiere
asociar su administración con una declaratoria de alerta de violencia en el Estado que tutela?; entre 2008
y 2010, se han llevado adelante tres iniciativas de alerta por OSC en Chihuahua, Guanajuato y México que
hasta el día de hoy, pese a los altos índices de violencia no han sido admitidas.
En 2009 se publicó la modificación a la norma oficial mexicana, quedando como NOM-046-SSA2-2005.
Violencia familiar, sexual y contra las mujeres. Criterios para la prevención y atención, en donde se
establece promover, proteger y procurar restaurar al grado máximo posible la salud física y mental, de
las y los usuarios involucrados en situación de violencia familiar y/o sexual. Incluye la promoción de
relaciones no violentas, la prevención, la detección y el diagnóstico de las personas que viven esa
situación, la evaluación del riesgo en que se encuentran, la promoción, protección y procurar restaurar al
grado máximo posible su salud física y mental a través del tratamiento o referencia a instancias
especializadas y vigilancia epidemiológica. (NOM -046-SSA-2005, 2005)
Durante la década de los noventa, se realizan las primeras reformas legislativas para sancionar la
violencia familiar y se formula el Programa Nacional por una Vida sin Violencia Intrafamiliar 1999-2000
(PRONAVI). Este programa forma parte integral del Programa Nacional para la Igualdad de Oportunidades
Medición del Impacto Derivado de la Atención en Refugios a Usuarias, Sus Hijos e Hijas que Viven en Situación de Violencia Extrema
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y no Discriminación contra las Mujeres; en él se reflejan los compromisos con las mujeres y con las
familias a partir de los postulados fundamentales definidos en el Plan Nacional de Desarrollo 2000-2006
Como antecedente es importante mencionar que desde 2004 se publica el “Manual de procedimientos
para centros de atención y refugio para mujeres y sus hijos e hijas víctimas de violencia familiar y sexual
y Refugios para mujeres, hijos e hijas en situación de violencia familiar extrema”. Actualmente se cuenta
con el “Modelo de Atención en Refugios para mujeres víctimas de violencia y sus hijos e hijas”, del
Instituto Nacional de las Mujeres. Este manual tiene como objetivo orientar a las y los profesionales de
los refugios sobre aspectos teóricos elementales, y particularmente sobre las condiciones en que deben
llevar a cabo su operación, organización, estructura e infraestructura.
Los refugios en México se han venido consolidando; en 1999 se establece el acuerdo de crear la Red
Nacional de Refugios (RNR) con el propósito de centrar esfuerzos para atender a las mujeres víctimas de
violencia de género en el ámbito familiar. La mayoría de los refugios son dirigidos por organizaciones de
la sociedad civil, quienes se encargan de la administración de los recursos humanos y financieros. A más
diez años de su integración la red cuenta con 74 refugios ubicados en 31 entidades federativas
Para conocer el funcionamiento de estos refugios el INDESOL llevo a cabo en 2004 la “Evaluación del
funcionamiento de los refugios para mujeres en situación de violencia familiar y sexual”, y en 2006 la
“Evaluación del funcionamiento de los refugios para mujeres en situación de violencia familiar y sexual”
con el Instituto Nacional de Salud Pública.(INSP-INDESOL, 2006)
De estos estudios se desprende el conocimiento del funcionamiento de los albergues con relación a la
atención de las usuarias y sus hijos; se conocen aspectos de la percepción de las usuarias sobre el
servicio que se otorga, y presentan algunos aspectos de la efectividad operativa, aspectos que es
importante sean considerados para el desarrollo de esta evaluación ya que pueden diferencias en los
resultados como son las variables objeto de estudio de las investigaciones (INSP): Tiempo de operación,
conformación, entorno económico y socio demográfico y personal que trabaja en los refugios.
Como ya se ha revisado ampliamente existen estrategias y medidas prácticas recomendadas por
organismos internacionales expertos que tienen como objetivo asegurar que los servicios otorgados:
médicos, jurídicos y sociales sean los adecuados y sensibles a las necesidades de las víctimas, y que
Medición del Impacto Derivado de la Atención en Refugios a Usuarias, Sus Hijos e Hijas que Viven en Situación de Violencia Extrema
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estén en marcha con el fin de mejorar la gestión en el sistema de justicia penal de los casos que entrañen
violencia contra la mujer y se requiere alentar el desarrollo de servicios especializados de salud. Para
conocer si los objetivos de los refugios se están cumpliendo se requiere tener mecanismos de evaluación
que nos permitan determinar si son adecuados para prevenir y eliminar la violencia contra la mujer o si
tienen repercusiones negativas para ella y, de ser así, que se modifiquen con el objeto de garantizar que
las mujeres reciban un trato justo y equitativo.
Actualmente, el Instituto Nacional de las Mujeres opera con el Programa Nacional para la Igualdad entre
Mujeres y Hombres 2009-2012 (Pro igualdad), programa especial que engloba las acciones federales y
establece líneas básicas de acción y objetivos para garantizar los derechos humanos de las mujeres, la
no discriminación, el acceso a la justicia y a la seguridad, así como fortalecer las capacidades de las
mujeres para potenciar su agencia económica a favor de mayores oportunidades para su bienestar y
desarrollo.
Queremos destacar que el Gobierno Federal que a través de la Secretaría de Salud ejecuta el Programa
de Acción Específico 2007-2012 de Prevención y Atención de la Violencia Familiar y de Género en cuyo
apartado 3.3 se plantea como objetivo específico que se debe contribuir a que las mujeres, sus hijos e
hijas, que viven en violencia extrema, cuenten con espacios seguros que les brinden protección, atención
médica, psicológica y orientación legal, como lo mencionamos anteriormente.
Los refugios para mujeres en situación de violencia extrema, son una opción que brinda protección ante
situaciones límites de violencia familiar y/o de género. Por otra parte los refugios forman parte de los
servicios de atención a la violencia familiar, brindando apoyo integral a las mujeres, a través del
otorgamiento de servicios de orientación psicológica, asistencia médica, asesoría legal y social,
capacitación para el trabajo y de reeducación, entre otros, los cuales tienen como objetivo promover el
empoderamiento de las mujeres en situación de violencia extrema, a fin de incidir para que recuperen su
autonomía y puedan definir su plan de una vida libre de violencia.
Ya mencionamos que otra disposición normativa promovida desde la Secretaría de Salud, es la NOM-046-
2005 Violencia Familiar, Sexual y Contra las Mujeres. Criterios para la Prevención y Atención vigente
publicada en el DOF el 16 de abril del 2009. En esta Norma se define el concepto de refugio en el numeral
4.22 “el espacio temporal multidisciplinario y seguro para mujeres, sus hijas e hijos en situación de
Medición del Impacto Derivado de la Atención en Refugios a Usuarias, Sus Hijos e Hijas que Viven en Situación de Violencia Extrema
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violencia familiar o sexual, que facilita a las personas usuarias la recuperación de su autonomía y definir
su plan de una vida libre de violencia.”(NOM -046-SSA-2005, 2005) En virtud de lo cual reiteramos que los
refugios son espacios para salvaguardar la vida de las mujeres que viven en situación de violencia
extrema, así como la de sus hijas e hijos; ayudando a romper el ciclo de la violencia. Ese mismo año, en
la reunión de noviembre de 2009, la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH) conocida
como Campo Algodonero señaló que uno de los obstáculos más grandes a la impartición de justicia para
las mujeres es la discriminación de género de funcionarios públicos y la impunidad para perpetradores.
La Secretaría de Salud desde el año 2003, a través del Centro Nacional de Equidad de Género y Salud
Reproductiva (CNEGySR) publicó por primera vez una Convocatoria Pública para la transferencia de
recursos económicos a las Organizaciones de la Sociedad Civil y/o Instituciones Públicas que operan
refugios para que, mediante la firma de Convenios de Concertación de Acciones o de Colaboración, se
realicen actividades orientadas a la profesionalización y fortalecimiento de los refugios, su personal y
operación, con la finalidad de otorgar servicios de calidad para la atención de mujeres que viven
violencia extrema. En el año 2003 se transfirieron a esta causa recursos por un monto de $33,
807,702.20; con los cuales se apoyó a la operación y profesionalización de 16 refugios pertenecientes a
organizaciones de la sociedad civil, en los cuales se otorgó la atención de 532 mujeres y 1,596 niñas y
niños. Estas cifras han ido en aumento año con año. Durante el año 2011 la transferencia de recursos
económicos para refugios ascendió a $95, 000,000; monto que se distribuyó en 41 organizaciones e
instituciones públicas que otorgan estos servicios, con la atención de 2,118 mujeres y 3,741 niñas y
niños. (CNEGySR, 2011)
Durante este proceso, se ha transferido la mayor parte de los recurso a las Organizaciones de la
Sociedad Civil (OSC) que han asumido el compromiso de instalar, mantener, operar y otorgar servicios
para las mujeres en situaciones de violencia extrema, aunque se ha dado un incremento paulatino en
Instituciones Públicas del orden estatal y municipal, que han iniciado la operación de refugios. Durante el
ejercicio 2011, los recursos que se destinaron se dividieron entre 33 OSC (89%) y 8 instituciones públicas
(11%).
Medición del Impacto Derivado de la Atención en Refugios a Usuarias, Sus Hijos e Hijas que Viven en Situación de Violencia Extrema
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En el lapso de tiempo 2003-2011 no se ha realizado alguna evaluación sistemática del impacto que han
tenido dichos refugios en la vida de las mujeres víctimas de violencia extrema, por lo que consideramos
necesaria su realización para fortalecer la calidad de los servicios otorgados. Es en este contexto que se
requiere de una evaluación externa, confiable y con perspectiva de género, para que con criterios de
eficiencia, oportunidad y objetividad, se realice un estudio que evalúe el impacto que los refugios tienen
en las usuarias que permanecen y/o egresan de los refugios. Para conocer la realidad actual se plantea
este proyecto.
Además de impulsar una transformación a la prevalencia de rasgos culturales autoritarios que perpetúan
el papel dominante del hombre en el hogar y admiten la violencia en contra de la mujer; se piensa que
otros factores están asociados tanto al aumento como a la reducción de la violencia, a este respecto son
determinantes la capacidad de impartición de justicia o aplicación de la ley, así como la corrupción y
descomposición del orden judicial; estos van del plano de lo individual, lo cultural y comunitario, hasta el
nivel institucional. Algunos rasgos del marco jurídico y normativo que juegan en contra del objetivo de
hogares seguros, con equidad respeto a los derechos de la mujer son por ejemplo: en el caso de
violación, el delito se persigue de oficio cuando se trata de una persona extraña, pero en el caso de que
la ofendida sea la esposa o concubina, el delito sólo se persigue por querella. (Hernández Abarca, 2008)
También se cree que el deterioro del medio ambiente urbano puede estar en relación al aumento de la
violencia.
Actualmente, la mujer enfrenta actitudes discriminatorias dentro del sistema legal, en dónde muchas
veces es la víctima quien se ve cuestionada moralmente y no así el agresor, por lo que en ocasiones no
se le da ni el tratamiento ni el peso adecuado al delito. Es por ello que la reforma legal constituye sólo
una de las transformaciones necesarias para hacer frente a la violencia contra la mujer; se deben llevar a
cabo campañas de divulgación de los cambio legales y emprender acciones educativas y de
sensibilización dirigidas principalmente a las posibles usuarias del nuevo marco legal, pero también a
todos los servidores y personal responsable de poner en práctica dichos cambios. A modo de lo que ha
ocurrido para otros sectores – salud por ejemplo, deben buscarse la producción de normas o generarse
vías de capacitación de jueces, peritos y cuerpos policíacos en cuestiones relacionadas a los derechos
humanos de la mujer y las desigualdades basadas en el género.
Medición del Impacto Derivado de la Atención en Refugios a Usuarias, Sus Hijos e Hijas que Viven en Situación de Violencia Extrema
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Desde lo comunitario, lo municipal, estatal, nacional e internacional, es indispensable que se comience a
generar mayor voluntad política a todos los niveles; que puedan colocar a la violencia contra la mujer
como tema prioritario y por lo tanto tenga más oportunidades en la asignación de presupuesto. Se
requieren mayores recursos (humanos y financieros) para un embate integral en esta materia, es
fundamental dar continuidad a los programas que ya se dedican a la atención de víctimas de la violencia,
pero también es necesario atender a su prevención para así ir cooptando su capacidad de reproducción
en la sociedad. Si queremos un futuro menos violento, es esencial incentivar programas tempranos,
dirigidos a niñas y niños pequeños fomentando la equidad en las relaciones y formas no violentas de
resolver conflictos. Los programas de educación deben revisarse y modificarse para no promover
estereotipos que perpetúan las inequidades o comportamientos y valores permisivos con conductas
violentas hacia mujeres y niñas.
Debemos devolver la confianza a estas mujeres, ¿con cuanta confianza puede una víctima acercarse a sus
autoridades en busca de ayuda?, ¿cómo denunciar si las instituciones de salud, el sistema legal y judicial
son un reflejo de los estereotipos de género y de las normas que ofrecen su respaldo a la violencia en el
entorno social? A este respecto sería importante que se capacitara a los prestadores de servicios
públicos en estudios de relaciones de poder y la forma en la que el género es socialmente construido;
información básica sobre agresión sexual y violencia doméstica así como la forma adecuada de
atenderla, deben incluirse sistemáticamente en los programas de enfermería, medicina, y en la
formación de policías y jueces.
Todo parece indicar que, la barrera más difícil de salvar sea quizás, la capacidad de la violencia para
crear sinergias; es decir: la violencia genera más violencia. (Fajnzylber, 1997) Los refugios para mujeres
ofrecen ayuda no sólo para las afectadas, la atención que se brinda a sus hijos en ocasiones supera,
económicamente, a la ofrecida a las usuarias en todos los sentidos; la sensibilización de la usuaria y sus
hijos para el reconocimiento del ciclo de la violencia actúa simultáneamente como una política de
prevención de la violencia en nuevas generaciones - en tanto que se ha mostrado que los niños que han
presenciado y experimentado violencia tienen mayores posibilidades de convertirse en futuras víctimas
o perpetradores. De igual manera, se ha observado que estos niños tienen puntos de vista
distorsionados sobre el uso y legitimidad de la violencia para la resolución de conflictos; no obstante, no
Medición del Impacto Derivado de la Atención en Refugios a Usuarias, Sus Hijos e Hijas que Viven en Situación de Violencia Extrema
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está tan clara la relación de los niños que han sido víctimas o testigos de violencia doméstica, y el futuro
comportamiento violento de los hijos fuera del hogar. Una de las desventajas en éste sentido, es que es
muy difícil medir en el corto plazo, los resultados de los otros beneficiados de los refugios.
Reconocer que la violencia que se basa en el género es una severa transgresión de los derechos
humanos implica tomar conciencia sobre muchos otros derechos y libertades que se obstaculizan o
cancelan en la mujer, entre ellos está su posibilidad de acceder a una vida saludable y sin violencia.
Medición del Impacto Derivado de la Atención en Refugios a Usuarias, Sus Hijos e Hijas que Viven en Situación de Violencia Extrema
47
Segunda Parte.
2. La metodología. Como pudo observarse en la descripción de los refugios, la producción y el consumo de estos servicios
son inseparables. A diferencia de los bienes, que son producidos antes de que sean utilizados o
consumidos por las personas que los adquieren, los servicios se producen en el mismo instante en que
son ofrecidos a quienes los reciben. Una consecuencia obvia de esto es que los defectos en los bienes
pueden ser detectados antes de que sean entregados a los consumidores; en cambio, los errores en la
prestación de los servicios se detectan demasiado tarde, cuando éstos ya fueron recibidos por los
usuarios. Es el momento de la verdad en que nos confrontamos a evidenciar si los objetivos buscados por
los refugios se lograron o no.
Aunque todos los refugios están conformados para cumplir los objetivos para los que fueron creados, la
forma en la que se realizan los servicios es heterogénea, en especial en aquellos en los que intervienen
muchas personas y con diferente perfil profesional. Esto significa que la prestación de un servicio puede
variar de un proveedor a otro, de un usuario a otro y de un día a otro, aún cuando participe el mismo
proveedor, el mismo usuario, o ambos. De este modo, la misma persona puede ser atendida de manera
distinta por diferentes terapeutas, abogados, enfermeras durante la estancia en el refugio; y también es
factible recibir un trato desigual por parte del mismo personal, si éste atraviesa por algún momento
especial y no es capaz de abstraerse de ello. Por último, un profesional puede tener cierta predisposición
hacia algún tipo de personas lo cual, si no se tiene el suficiente cuidado, puede propiciar un trato
diferencial, si no es que discriminatorio.
La esencia del servicio en la atención terapéutica es la relación entre el profesional y la usuaria. En un
restaurante, no obstante la importancia del trato que proporciona el personal del establecimiento a los
clientes, lo esencial es lo atractivo de la presentación y el sabor de los platillos; en un concierto del
músico de moda, el público podría soportar, hasta cierto límite el mal trato de la vendedora de boletos o
pasar horas parado o en espera de entrar al auditorio, sólo por la experiencia de ver y escuchar al ídolo
Medición del Impacto Derivado de la Atención en Refugios a Usuarias, Sus Hijos e Hijas que Viven en Situación de Violencia Extrema
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que admira. En cambio, en la atención a las mujeres en condiciones de violencia extrema, es fundamental
la relación que se establece entre el personal del refugio y las mujeres y sus hijos.
Es necesario hacer acopio de datos que permitan realizar un análisis profundo de la experiencia del
personal profesional y no profesional del refugio en su contacto con la usuaria, tanto físico como
emocional. El resultado del esfuerzo a realizar para obtener información precisa de la experiencia de la
usuaria en el refugio, tendrá como finalidad formular un diagnóstico acertado de las condiciones en que
se encuentra y poder ofrecer el mejor abordaje para darle soporte a su situación. Por su parte, la usuaria
quizá espere un trato respetuoso y confidencial como condición para expresar al personal profesional su
situación y vivencia extrema. El orden y estructura del refugio y la comodidad de las instalaciones,
probablemente son condiciones indispensables para la prestación de los servicios de hospedaje; pero su
presencia de ninguna manera garantiza por completo la calidad de la atención que se proporciona en los
diferentes ámbitos terapéuticos.
Además, el refugio tiene una labor de reeducación y formación, en esta tarea la relación entre los
proveedores y receptores del mismo es de gran importancia; siendo muy intensa por referirse a aspectos
íntimos de la vida de la mujer y sus hijos. El estado de ánimo en el que se encuentran la mayoría de las
usuarias de los servicios del refugio es distinto del de aquellos que acuden a otro tipo de servicios. El
personal se enfrenta a personas con intensos problemas físicos y emocionales que les impiden funcionar
adecuadamente en su medio, lo cual propicia el surgimiento de angustia, ansiedad o, por lo menos,
incertidumbre.
En los servicios que ofrecen las organizaciones al servicio del hombre, en especial las enfocadas a la
salud, tanto física como mental, de manera lamentable y paradójica, hay situaciones que propician la
deshumanización o despersonalización en el trato a los pacientes. Este es el sentimiento que
experimentan los pacientes sobre todo durante la hospitalización o internamiento, aunque también
ocurre en la consulta ambulatoria, al ser aislados de su contexto habitual y ser considerados como
objetos y no como seres humanos. (Coe, 1979) Es lamentable porque, en una época en la que es cada vez
más necesario tomar en cuenta y con seriedad las necesidades y opiniones de las personas que han de
recibir cualquier producto, todavía prevalece la idea de que las organizaciones de servicio enfocadas al
“bienestar” de la sociedad, precisamente por su tipo de labor, son incuestionables, lo cual limita en gran
Medición del Impacto Derivado de la Atención en Refugios a Usuarias, Sus Hijos e Hijas que Viven en Situación de Violencia Extrema
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medida su sensibilidad y su capacidad para responder de manera efectiva a las necesidades de los
usuarios. Por otra parte, la paradoja consiste en ofrecer un servicio deshumanizado para satisfacer una
necesidad de suyo humana: funcionar de manera óptima como individuo para lograr el pregonado
bienestar físico y mental que logre empoderar a la mujer que ha sido víctima de violencia.
La percepción2 de despersonalización en el caso de los refugios, puede surgir a partir de tres mecanismos
presentes en los servicios que se ofrecen: a) desnudamiento, tanto físico como de lo más intimo de la
experiencia personal; b) el control de los recursos, del tiempo y de las relaciones sociales, durante la
estancia en el refugio, la mujer se encuentra en una situación en la que no tiene ningún control de su
entorno y le son impuestas reglas de convivencia que pueden ser totalmente opuestas a su experiencia
de vida; c) la dependencia hacia la organización, la ausencia de recursos económicos y de gestión de la
mujer y sus hijos implica, al menos por un tiempo a la búsqueda de dependencia de la organización o del
personal, en especial aquellos que tienen mayor poder y control.
Evaluación de la Satisfacción
La evaluación de la satisfacción del usuario de servicios generalmente implica la identificación de las
necesidades y expectativas de dichos usuarios conforme a los servicios ofrecidos. El servicio y su diseño
deben surgir de la identificación de necesidades en una población a atender por parte de un proveedor.
No es raro encontrar que algunos servicios no fueron requeridos antes de que algún proveedor los
pusiera en el mercado, y entonces se hace emerger la necesidad.
La diferencia entre necesidad y expectativa no siempre es clara. En algunos sectores pueden coincidir y
ambas pueden ser subjetivas. En el caso de la salud o del bienestar, no sólo las definiciones pueden ser
diferentes sino que el usuario puede no sentir la necesidad y no dimensionarla. En salud mental es
común que la definición de necesidad objetiva es identificada por los profesionales, no por los
potenciales usuarios. (Saturno, 1999) La construcción de las expectativas, al ser subjetivas están sujetas
a la experiencia previa. De los varios modelos existentes para explicar la importancia de las
2 Para la psicología, la percepción se define como una función que le permite al ser humano recibir, procesar e interpretar la información que llega desde el exterior valiéndose de
los sentidos.
Medición del Impacto Derivado de la Atención en Refugios a Usuarias, Sus Hijos e Hijas que Viven en Situación de Violencia Extrema
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expectativas en la valoración de la calidad y la satisfacción con el servicio recibido, el de N. Kano resulta
el más sencillo y explicativo. Señala que existen tres tipos de expectativas: las expresadas, las
esperadas y las inesperadas. Las primeras son aquellas que generalmente se asocian con buena calidad,
por ejemplo: buen trato, poco tiempo de espera, solución de problemas; las esperadas son aquellas que
se dan por existentes y solo se perciben si no aparecen; y finalmente las inesperadas que son aquellas
que significan una agradable sorpresa, que exalta la satisfacción y la sobrevalora.
La evaluación de la satisfacción, entonces, es una valoración subjetiva que depende de las expectativas y
que para muchos de los autores es un componente de la calidad de la atención,3 uno de los resultados de
la atención que se recibe. Sin embargo, no existen modelos socio-psicológicos consolidados y
universalmente aceptados de lo que se entiende por satisfacción con un servicio. El modelo con mayor
aceptación es el de Linder-Pelz, este sostiene que la satisfacción es una actitud definida como
evaluaciones de distintas dimensiones de la atención a la salud; logró comprobar que la discrepancia
entre lo ocurrido y las expectativas del usuario parecen ser la base de la calificación otorgada o nivel de
satisfacción.
El escenario arriba señalado deja muy en claro cuáles son las condiciones especiales en las que se llevará
a cabo la evaluación de la satisfacción de la usuaria de los servicios de los refugios para mujeres
víctimas de violencia extrema, que precisamente por su experiencia personal y familiar puede
encontrarse en extrema fragilidad y dependencia emocional. Ha sido reportado en múltiples
investigaciones que para estas familias hay una ausencia de respeto a los Derechos Humanos,4 y
específicamente a los Derechos de las Mujeres,5 tal como han sido definidos por la ONU.
Las expectativas de las usuarias con respecto al servicio que les ofrecen estos refugios probablemente
se crean durante la asesoría que se les otorga cuando se les invita a aceptar la protección y apoyo del
refugio como un medio para salir (aunque sea temporalmente) del ciclo de violencia en el que están
viviendo y como resultado del mismo son víctimas de violencia familiar y o sexual.
Podrán ser expectativas esperadas en torno a la vivienda y necesidades cotidianas, expresadas quizá a
partir de lo que se les ofrece y probablemente inesperadas en cuanto al resultado de la aplicación de los
3 Para Avedis Donabedian, el principal teórico de la calidad de la atención médica, la evaluación de la calidad incluye a la satisfacción del usuario en el enfoque de Resultados,
específicamente en la dimensión Interpersonal. 4 Los derechos humanos o DD.HH. son las facultades, libertades y reivindicaciones inherentes a cada persona por el solo hecho de su condición humana. 5 La mujer tiene derecho, en condiciones de igualdad, al goce y a la protección de todos los derechos humanos y libertades fundamentales reconocidos por los instrumentos regionales e
internacionales de derechos humanos.
Medición del Impacto Derivado de la Atención en Refugios a Usuarias, Sus Hijos e Hijas que Viven en Situación de Violencia Extrema
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protocolos de atención enfocados a resolver la problemática vivida por la mujer como resultado de la
experiencia de violencia extrema, así como en el desarrollo y crecimiento personal, tanto de ellas como
de sus hijos.
Lo anterior implica que el análisis e interpretación de los resultados de la evaluación de satisfacción con
los servicios obtenidos en los refugios deberá considerar comparaciones, estratificaciones y variables
que permitan identificar los posibles sesgos2 por la carencia de expectativas derivada del ambiente de
privación de los derechos humanos y del estado de indefensión que caracteriza a estas familias.
A diferencia de lo que ocurre con la ENVIM y la ENDIREH, que dirigen su atención a mujeres en situación
de violencia en distintos espacios (en el centro de salud y en el hogar, respectivamente), el propósito de
este trabajo fue el de trabajar con la perspectiva de las mujeres, específicamente aquellas que viven
situaciones de violencia extrema y son residentes en los refugios para mujeres. El proyecto se llevó a
cabo del 1 de abril al 30 de noviembre de 2012, y se visitaron 21 refugios distribuidos a lo largo del
territorio nacional. Se comenzó con la identificación de la población de estudio, que en este caso refiere al
perfil de la usuaria.
Mujeres que han vivido una situación de violencia extrema y que hayan recibido
servicios de refugio por las Organizaciones de la Sociedad Civil e Instituciones
Públicas apoyados por el Centro Nacional de Equidad de Género y Salud
Reproductiva, que sean usuarias actuales de refugios con al menos un mes de
estancia o usuarias egresadas durante el primer trimestre de 2012 que hayan
permanecido por un período mínimo de dos meses.
El diseño de la muestra fue probabilístico, estratificado y por conglomerados y el marco del muestreo se
construyó con el listado de los refugios que tenían por lo menos dos años de operación; se estratificó al
país en tres grandes regiones geográficas: Norte, Centro y Sur con la finalidad de asegurar la
representatividad nacional.
Los criterios de selección para la aplicación de la encuesta a mujeres usuarias de los refugios: internas
por lo menos un mes de estancia en el refugio y egresadas de un tiempo no mayor a seis meses. Se llevó
a cabo la selección de la muestra de acuerdo a los criterios mencionados y se procedió a implementar el
estudio piloto en 3 refugios ubicados en la región metropolitana. Posteriormente, se analizaron los
resultados del piloto y se adecuó la encuesta de acuerdo a estos resultados.
Medición del Impacto Derivado de la Atención en Refugios a Usuarias, Sus Hijos e Hijas que Viven en Situación de Violencia Extrema
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Al mismo tiempo, se emitieron los oficios respectivos por parte del CNEGySR para solicitar a los refugios
seleccionados su apoyo y colaboración y la presentación oficial del proyecto, así como de la Coordinadora
y las colaboradoras que aplicaron el instrumento.
Diseño operativo. Etapas y actividades.
El trabajo de investigación se dividió en seis etapas que a su vez, contenían un número de actividades a
desempeñar, para abarcar el total de entidades.
Primera Etapa: Planteamiento del proyecto de identificación del perfil de satisfacción,
empoderamiento y disminución/modificación del círculo de violencia de las mujeres que han
vivido una situación de violencia extrema y que han recibido atención en los refugios operados
por las Organizaciones de la Sociedad Civil e Instituciones Públicas.
Segunda Etapa: Integración del equipo de expertas y expertos para el desarrollo del proyecto.
Tercera Etapa:
1. Definición del marco conceptual para la construcción de las variables que permitan identificar el
grado de empoderamiento, de satisfacción y/o modificación del status de la violencia en las
mujeres que han vivido una situación de violencia extrema y que han recibido atención en los
refugios operados por las Organizaciones de la Sociedad Civil e Instituciones Públicas.
2. Construcción de indicadores que identifiquen el perfil de satisfacción, empoderamiento y
disminución/ modificación del círculo de violencia de las mujeres que han vivido una situación de
violencia extrema y que han recibido atención de los refugios operados por las Organizaciones
de la Sociedad Civil e Instituciones Públicas, considerando las siguientes variables:
a) Usuarias actuales que hayan permanecido al menos un mes en el refugio
b) Usuarias egresadas de un refugio durante el primer trimestre del año 2012 con una
estancia mínima de dos meses
c) Número de núcleos familiares en los refugios
d) Tipo de servicios otorgados
Medición del Impacto Derivado de la Atención en Refugios a Usuarias, Sus Hijos e Hijas que Viven en Situación de Violencia Extrema
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e) Aplicación del Modelo
f) Nivel socio-económico
g) Educación
h) Etnicidad
i) Edad promedio
j) Número de hijos por mujer
k) Condición laboral al ingreso
l) Tiempo de unión en pareja
m) Tiempo de vivir con violencia extrema
n) Lugar de residencia
o) Ubicación del refugio
3. Diseño de instrumentos sensibles que nos permitan obtener las respuestas más adecuadas al ser
aplicados a las usuarias. Una vez terminado el instrumento se realizaron varias reuniones con los
expertos contratados y con personal del CNEGySR para la revisión detallada de cada una de las preguntas
y generar una dinámica de retroalimentación para el cumplimiento de los objetivos de la Encuesta.
Cuarta etapa:
1. Definición del diseño muestral con criterios de inclusión y exclusión, entre los refugios
distribuidos en la República Mexicana.
2. Definición del plan de sistematización, procesamiento y análisis de la información
3. Validación y piloteo de los instrumentos.
Quinta Etapa:
1. Selección y capacitación del personal que aplicará los instrumentos.
2. Aplicación de los instrumentos de recolección de información o desarrollo de investigación
de campo. Captura y procesamiento de los datos.
Sexta etapa:
Medición del Impacto Derivado de la Atención en Refugios a Usuarias, Sus Hijos e Hijas que Viven en Situación de Violencia Extrema
54
1. Análisis estadístico y sistematización de resultados que se deriven de los instrumentos
aplicados a las usuarias de refugio durante su estancia y al egreso. Elaboración y entrega de
documento impreso y electrónico que identifique áreas de oportunidad para la operación de
los refugios
2.1. Marco conceptual.
Para todas las organizaciones es fundamental la evaluación de la calidad en la prestación del servicio
que ofrecen a sus clientes o usuarios. En términos generales, una organización es la combinación de
personas, recursos y funciones para el logro de objetivos determinados. La violencia contra la mujer
representa una de las formas más extremas de desigualdad de género y una de las principales barreras
para del empoderamiento femenino, al despliegue de sus capacidades y el ejercicio de sus derechos,
además de constituir una clara violación a sus derechos humanos. Para poder definir nuestro marco
conceptual debemos de tomar en consideración lo siguiente.
2.1.2. Satisfacción de las usuarias:
Percepción de los servicios de los refugios:
Cuando hablamos de percepción es hacer referencia a un conocimiento, a una idea o a una sensación. Es
la función que permite al individuo recibir, elaborar e interpretar la información que llega de su entorno,
a través de los sentidos. Debemos tomar en cuenta las diferencias entre la interpretación de la
información que tiene que ver con la cultura, educación, inteligencia y edad.
El enfoque de género
Se refiere a la necesidad de contextualizar los casos en el refugio en un mundo matizado por las
construcciones que la sociedad ha elaborado en torno de ser hombres o mujeres, con el propósito de
transformar visiones que relegan a la mujer a una situación de desventaja respecto a ellos. Ser varón o
mujer matiza todas las actividades que las personas desarrollan las diferentes esferas de su vida: la
Medición del Impacto Derivado de la Atención en Refugios a Usuarias, Sus Hijos e Hijas que Viven en Situación de Violencia Extrema
55
casa, escuela, trabajo, comunidad, relaciones pareja y amistad, así como el deporte, la cultura, la
participación política y muchas otras. Esta aseveración trasciende el hecho biológico basado en el sexo.
El género se refiere al conjunto de creencias, valores, atributos, costumbres y prácticas creadas
culturalmente en torno de lo que representa pertenecer a los grupos femenino masculino. Mediante
diversos mecanismos las sociedades asignan atributos a cada persona según el sexo. Desde el momento
mismo del nacimiento, las familias y conocidos muestran comportamientos diferenciados según el sexo
del recién nacido: la ropa, las expectativas sobre su futuro, las características observables hacia este
nuevo ser, los juegos y juguetes, las formas de expresión y trato, algunos de los tantos aspectos que
cambian según sea niño o niña.
Durante su curso de vida, las personas interiorizan los valores y propiedades que la sociedad asigna a lo
femenino y lo masculino. En este proceso intervienen la familia, la escuela, la religión, el trabajo y los
medios de comunicación, entre otras instituciones, que difunden, promueven, validan o censuran
comportamientos y actitudes en los individuos en torno de lo que es “bien visto” en los hombres y las
mujeres.
A ellas se les asocia con pasividad, sumisión, sensibilidad, con espacios privados (como el hogar) y
funciones sociales referidas a la extensión de actividades reproductivas y de asistencia a otros, como
cuidar a los hijos y a los enfermos, como la realización de las labores domésticas. En contraste, a él se le
relaciona con actividad, fortaleza física, los espacios públicos y la función de proveedor. Estas ideas se
difunden socialmente a partir de la reproducción de estereotipos, generalizaciones o representaciones
que son compartidas por un grupo, una comunidad o sociedad.
Los estereotipos tienen muchas implicaciones en el orden de lo social. Aun cuando carecen de
fundamento, influyen en el comportamiento y en las prácticas cotidianas de la población, limitan los
campos de acción de las personas, favorecen la proliferación de actitudes prejuiciosas y, sobre todo,
generan condiciones de desventaja social.
El enfoque de género es una herramienta para analizar la realidad social fincada en la desigualdad entre
hombres y mujeres y en una cosmovisión que brinda privilegios al grupo de hombres en detrimento de
las condiciones de vida y las expectativas de desarrollo de las mujeres.
Este enfoque se propone analizar las características y los mecanismos que provocan las desigualdades
entre hombres y mujeres; criticar y evidenciar sus efectos nocivos y destructivos en las personas, debido
Medición del Impacto Derivado de la Atención en Refugios a Usuarias, Sus Hijos e Hijas que Viven en Situación de Violencia Extrema
56
a la organización social estructurada en la inequidad y la jerarquización basadas en la diferencia sexual,
y transformar los conceptos culturales y las prácticas cotidianas que justifican, legitiman y reproducen las
desigualdades entre hombres y mujeres.
La perspectiva no alude exclusivamente a las mujeres; incluye las desigualdades y prácticas sociales
tanto para hombres como para mujeres, construcciones que por ser producto de los seres humanos son
factibles de transformarse.
2.1.3 Empoderamiento:
El empoderamiento de las mujeres es un proceso necesario que contribuye claramente al bienestar
individual y familiar, a la salud y al desarrollo social (United Nations 1995) El empoderamiento de las
mujeres es su capacidad de garantizar la protección de sí mismas y de sus hijos e hijas. Es una estrategia
que tiene dos dimensiones: la individual - que es la necesidad de que las mujeres tomen conciencia del
poder que tienen individual y colectivamente para lograr la recuperación de su dignidad como personas;
y la social - se refiere a la necesidad de que las mujeres estén presentes en los lugares en donde se
toman las decisiones, es decir: que ejerzan el poder.
Uno de los elementos que está ligado al empoderamiento de las mujeres es la disponibilidad de recursos
materiales, económicos y sociales. El acceso a recursos facilita el empoderamiento, y a su vez les da
acceso a más recursos y facilita su independencia; cabe señalar que el empoderamiento no es un proceso
lineal, con un fin y un principio previamente definido, sino, como señalan (Deere & León, 2002) es un
proceso que se experimenta de manera diferenciada y única para cada individuo, en este caso para las
mujeres; y se define en función de la historia personal y del contexto de cada quien, en este sentido
podemos decir que el empoderamiento puede ocurrir de acuerdo a las experiencias diversas , como
procesos educativos, laborales, etc.
Paralelamente al análisis de las condiciones que subyugan a las mujeres - muchas de las cuales sirven de
sustento a los actos de violencia que se dirigen contra ellas, está el propósito de favorecer su
empoderamiento. Es común que al hablar de poder, las primeras evocaciones que lleguen a la mente
sean ideas como el control, la fuerza, la superioridad, el dominio, el autoritarismo y la jerarquización. Sin
embargo, la palabra poder como acción verbal es la capacidad de todos los seres humanos para “hacer”,
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es decir, para enfrentar situaciones que conllevan a un desarrollo integral personal y colectivo: poder
aprender, poder producir, poder relacionarse con los demás y poder tomar decisiones, entre otras.
En este sentido, el empoderamiento es el proceso en el que las personas en situación de dependencia,
discriminación o exclusión, como las mujeres, adquieren información, ejercen habilidades y formas de
expresión, desarrollan destrezas, construyen conocimientos, ejercen sus derechos, aprenden y aplican
tecnologías y conocimientos que las llevan a generar o aumentar su autonomía e independencia, e
incrementan su capacidad de acceder y aprovechar las oportunidades de desarrollo.
En congruencia, en los refugios se contribuye a descubrir las ideas y comportamientos que subyacen a los
actos de violencia en la familia y que los “hacen aparecer como hechos naturales, normales”, y se
promueve el fortalecimiento de las capacidades de las mujeres para lograr su desarrollo y autonomía en
un marco de respeto, diálogo y paz.
Dado que este estudio tiene por objeto una población con características muy específicas, es necesario
mencionar cuales son las características del proceso de ingreso o referencia de las usuarias al refugio, es
decir; de acuerdo con un determinado perfil, las candidatas son seleccionadas para recibir el tratamiento
que ofrecen los refugios. Hay diferentes etapas de atención en el refugio:
Canalización: a través de una agencia externa, MP, OSC, DIF, etc., las candidatas son elegidas
generalmente en base a los mismos criterios:
1) mujer en situación de violencia familiar y/o sexual.
2) no contar con redes de apoyo en la región.
3) no presentar problemas psiquiátricos.
4) no usar sustancias tóxicas.
Ingreso y adaptación: durante los primeros 15 días se abre un expediente para la usuaria, que
contiene generalmente:
1) entrevista inicial.
2) pruebas psicológicas.
3) análisis clínicos (Papanicolaou, biometría hemática, etc.).
4) firma del reglamento de convivencia.
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58
Egreso y seguimiento: el egreso sucede debido a tres razones principales: a) egreso voluntario,
b) finalización del tratamiento (3 meses), o C) por incumplimiento de las reglas del refugio. Las
usuarias que egresan al finalizar su tratamiento generalmente continúan el tratamiento
psicológico y el apoyo legal con las OSC. Se tiene la expectativa de que las usuarias
permanezcan en el refugio los 3 meses que dura el tratamiento pero existen muchas
fluctuaciones y egresos atemporales así como reingresos.
Servicios o áreas de atención.
En los refugios el personal se concentra generalmente en distintas áreas, si bien no hay una estructura
rígida y preestablecida, comúnmente los trabajadores se encuentran distribuidos de la siguiente forma:
Coordinación: se encarga de supervisar y administrar las tareas, de fortalecer las relaciones
públicas y de obtener financiamiento.
Seguridad: es el área que se encarga de proveer de vigilancia y protección, ayudando también al
rescate de documentos y familiares, así como del acompañamiento de las usuarias en algunas
circunstancias.
Atención médica: es el grupo de doctores o enfermeras con los que cuentan los refugios para
proporcionar cuidados a la salud de las usuarias; es importante resaltar que si bien algunos
refugios prescinden de alguna de las diferentes áreas, todos ellos cuentan con un área de
servicios médicos.
Atención psicológica: se trata de la o las psicólogas de las que disponen los refugios, y que
proporcionan servicios de terapia grupal o individual.
Asesoría y apoyo Legal: es el área de abogados que proporcionan distintas herramientas,
orientación y consejería legal a las mujeres.
Trabajo social: todos los refugios cuentan con esta área que generalmente organiza actividades
recreativas y de terapia ocupacional para las mujeres y sus hijos durante su estancia.
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59
2.1.4. Derechos Humanos.
Hemos mencionado con anterioridad que el Derecho Internacional en materia de Derechos Humanos es
una herramienta fundamental para el respeto y la garantía de los derechos humanos de todas las
personas. Tiene como finalidad proteger la dignidad humana y condenar los actos y omisiones por parte
de un Estado que violente estos derechos. Dentro del conjunto de instrumentos jurídicos internacionales
de derechos humanos, la CEDAW, y la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la
Violencia contra la Mujer, son los instrumentos que mejor representan las obligaciones y que contienen
los estándares más altos de derechos humanos de las mujeres.
Los ejes de los derechos humanos de las mujeres son:
- Derecho a la no violencia
- Derecho a la participación política
- Derecho al empleo
- Derecho a la salud mental
- Derechos sexuales y reproductivos
- Derecho a la reparación a las mujeres que son víctimas de violencia política
- Seguridad Alimentaria
Los derechos de las mujeres están señalados en el objetivo del milenio N0. 3: Promover la igualdad de
género y el empoderamiento de la mujer
2.1.5 Violencia
La violencia es un problema complejo en el que intervienen factores individuales, familiares, culturales y
sociales; sus repercusiones se ven en los ámbitos de lo físico, psicológico, emocional y cognoscitivo de las
personas. Por lo tanto la atención de quienes viven este tipo de situación demanda la intervención de
especialistas de distintas disciplinas como psicología, derecho, medicina y trabajo social, entre otras. En
la primera parte de este estudio hemos desarrollado una mejor exposición acerca de la violencia como
concepto y sus distintas adjetivaciones.
Los refugios para la atención de las víctimas de violencia son espacios de protección para las mujeres y
sus hijos e hijas, quienes debido a la situación de violencia familiar en la que se encuentran ponen en
riesgo su integridad e incluso la vida. Algunos estudios indican que para superar una situación de
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violencia familiar, la disposición de redes de apoyo es fundamental para las víctimas, por lo que los
servicios se dirigen primordialmente a quienes carecen de apoyo familiar, vecinal o comunitario.
A pesar de que se ha intentado generar un modelo de atención, el manual de procedimientos es todavía
muy reciente en el caso específico de los centros de atención y refugios para mujeres que son víctimas de
violencia extrema; este manual operativo está aun en fase de implantación. (Vázquez Alarcón, J.A.;
Santaella Solís, A. J.; Del Río Zolezzi, A., Et.al., 2011)
No obstante, los refugios han funcionado durante varios años, en estructuras organizacionales
diferentes, algunas con muchos recursos y otras prácticamente con buena voluntad, pero en todos los
casos se ofrece un servicio para beneficio de las mujeres que ingresan a sus instalaciones y para sus
hijos.
Dentro de los servicios prestados específicamente a los individuos en su propia persona, hay dos que
modifican características más profundas relacionadas con su funcionamiento biológico, psicológico y
social: el que recibe un estudiante al acudir a la escuela y el que recibe una persona en un proceso de
tratamiento, terapia o rehabilitación. En el primer caso las características que se modifican son los
conocimientos y habilidades que posee el estudiante para interpretar la realidad y enfrentarse al medio;
en el segundo, además de los conocimientos que recibe el paciente sobre algún padecimiento o condición
particular, así como sobre la forma en que debe actuar para controlarlos, con mucha frecuencia se
modifican actitudes, capacidades y habilidades, condiciones sociales e incluso valores e ideología.i
La atención a la salud, en su concepto más amplio (estado de bienestar físico, mental, social)6 comparte
las características generales de cualquier servicio prestado a los individuos en su persona,
independientemente de su tipo, aunque presenta otras características que le son específicas. Los refugios
ofrecen una serie de servicios que son tangibles, como hospedaje temporal, alimentos, vestido,
protección y seguridad, que resuelven necesidades explícitas de cualquier ser humano. Sin embargo, los
servicios más relevantes son aquellos que son intangibles, los servicios son experiencias, no son objetos
que puedan ser tocados, nos referimos aquí al fin último de los refugios, sus objetivos explícitos:
6 «La salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades.» La cita procede del Preámbulo de la Constitución de la
Organización Mundial de la Salud, que fue adoptada por la Conferencia Sanitaria Internacional, celebrada en Nueva York del 19 de junio al 22 de julio de 1946, firmada el 22 de julio de
1946 por los representantes de 61 Estados (Official Records of the World Health Organization, Nº 2, p. 100), y entró en vigor el 7 de abril de 1948. La definición no ha sido modificada
desde 1948.
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2.2. Instrumentos: La Encuesta
La muestra incluyó un total de 284 usuarias residentes y egresadas, procedentes de 21 refugios públicos
y privados, ubicados en 17 estados del país y apoyados por el CNEGySR de la Secretaría de Salud.
Se aplicaron en total 253 encuestas, de las cuales se puede distinguir entre:
107 a usuarias residentes
146 a usuarias egresadas
La diferencia estaba considerada en la tasa de no respuesta, por lo que no fue necesario aplicar más
encuestas.
Dinámica de la Aplicación
Durante la realización de las encuestas, la entrevista tuvo una duración promedio de dos horas, para
ello, los refugios generalmente proporcionaron un espacio privado: una oficina, una sala de usos
múltiples, la enfermería, etc., en el caso particular de las egresadas, debido a que su contacto se
dificulta, el levantamiento se llevo a cabo en sus casas, sus negocios o centros de trabajo. Las
entrevistadoras no iban acompañadas. Tanto al inicio como al final de la entrevista, la encuestadora
proporcionó la información necesaria acerca de las políticas de confidencialidad y privacidad a las
usuarias o egresadas del refugio. Es decir: en cuanto a las consideraciones éticas, en todos los casos se
firmaron cartas de consentimiento y confidencialidad.
Durante el desarrollo del programa piloto, la información se capturó de manera escrita, en pluma y
papel; posteriormente, ya efectuados los cambios necesarios, y con la encuesta definitiva, la captura se
hizo de manera electrónica, mediante el software Acces.
Como ya se señaló, la estrategia de reclutamiento del personal que realizó la encuesta se basó en la
búsqueda de un perfil específico: personas que tuvieran experiencia en la aplicación de cuestionarios o
encuestas, que conocieran el tema de violencia y fueran sensibles a este; y que no tuvieran experiencia
de trabajo en, o conocimientos amplios sobre los refugios.
Medición del Impacto Derivado de la Atención en Refugios a Usuarias, Sus Hijos e Hijas que Viven en Situación de Violencia Extrema
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A las entrevistadoras se les dieron varias sesiones de inmersión al problema, al instrumento, y de
sensibilización para el trato con víctimas de violencia intrafamiliar. Se desarrollaron manuales de la
entrevistadora y guiones para que ellas supieran como dirigirse, se sintieran cómodas y supieran cómo
responder ante algunos contextos.
Desde el CNEGySR se hicieron las solicitudes pertinentes y se emitieron los oficios respectivos para
informar con tiempo a los Refugios seleccionados para la muestra -en los que se planeaba llevar a cabo
el estudio.
Se hizo una selección previa al estudio para identificar a las usuarias residentes y egresadas y tener
una muestra al azar. A pesar de esta selección entre las usuarias egresadas, en algunos casos no todas
acudieron, algunas se negaron a participar o no fueron localizadas, o su ausencia se debió a otros
motivos. En cuanto a las residentes, se tomaron para la muestra a las que en el momento estaban en el
refugio y cumplían con lo establecido de tener más de un mes de permanencia en el mismo.
Afortunadamente, no se produjo ningún evento que pudiese detener o modificar la dinámica de la
aplicación. Se contó con el apoyo por parte de los directivos y personal del refugio tanto en el
reclutamiento de las usuarias egresadas como en dar las facilidades para las entrevistas a las usuarias
residentes; por otra parte, hubo 2 solicitudes de los refugios para cambiar las fechas programadas ya
que tenían actividades previamente calendarizadas y no iba a ser posible la aplicación de la encuesta en
las fechas solicitadas.
En cada caso -y en forma sistemática, se aplicaron las Cartas de Aceptación de la Usuaria. Ninguna se
negó a realizar el estudio, y las cartas serán resguardadas por el CNEGySR para efectos de
confidencialidad.
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63
Tercera Parte. Resultados.
3. Perfil general y servicios recibidos.
3.1 Perfil sociodemográfico de las entrevistadas
El total de usuarias y egresadas entrevistadas fue de 253, 57.71% egresadas y el restante de residentes
de los refugios. La mayoría de los refugios visitados fueron Organizaciones de la Sociedad Civil, 86.17%
vs 13.83% instituciones públicas. Lo que nos indica que la muestra fue representativa
La edad promedio de las entrevistadas fue de 31.47 años (DE 8.83), siendo menores discretamente las
residentes con edad promedio de 29.35 años (DE 8.22) que las egresadas 33.04 años (DE 8.97). La
escolaridad más frecuente fue secundaria con casi 40%, seguida de primaria con 33.19% y 15.74%
preparatoria., esto nos lleva a pensar que tienen una preparación media y edad suficiente que les
permite asimilar y entender más fácilmente la dinámica y aprendizaje en los refugios
Ciento noventa y siete mujeres tenían hijos varones y 181 tenían hijas. La mayoría de ellas tenía una hija
casi 54%, y muy pocos casos tienen entre 3 y 6 hijas (menos de 10%). Mientras que 46.19% tenía un hijo
varón, 30.96% tienen 2 hijos y el restante tienen entre 3 y4 hijos.
Entre las residentes el porcentaje de hijos vivos fue de 48.28, y 26.44 de 2 hijos. En las egresadas, 44.5%
tienen un hijo y 34.55% dos hijos. Para las hijas vivas las internas tienen un porcentaje 63.51% una hija
y de 20.27% dos hijas, y el restante acumulado hasta 5 hijas vivas. Las egresadas que tenían una hija
eran 46.73% y dos hijas 36.64%, y el restante hasta 6 hijas. El hecho que tengan mayor número de hijas
es un factor de violencia que puede estar relacionado con los patrones culturales de la búsqueda del
varón.
Medición del Impacto Derivado de la Atención en Refugios a Usuarias, Sus Hijos e Hijas que Viven en Situación de Violencia Extrema
64
Las madres que tuvieron a un solo hijo en el refugio fueron casi la mitad de las usuarias. Las residentes
tienen 48.10% un solo hijo con ella en el refugio, 27.85% dos hijos, el resto hasta 4 hijos. En cambio, en
las egresadas 51.16% tuvo un hijo en el refugio, 34.88% dos hijos, y lo demás hasta 4 hijos. Mientras
que en el caso de hijas, 63.08% de las internas solo tenían una hija en el refugio, y 20% dos hijas, el
restante hasta 5 hijas; entre las externas 46.81% una hija y 32.98% dos hijas, y tenían con ellas hasta 4
hijas.
En la actividad realizada, la mayoría de las entrevistadas (55.87%) informaron que se dedicaban solo al
hogar y 42.51 tenían trabajo. Entre las residentes 60.75% estaba en su hogar y 38.32% trabajaba fuera
de casa, mientras que en las egresadas 52.14% al hogar y 45.71% trabajaba.
El estado civil declarado por las entrevistadas fue separadas 44.53%, mientras que 24.29% están
casadas y 17.81% solteras. En las usuarias residentes la mitad dijo estar separadas, casadas 25% y
solteras 14.42%. En las externas el comportamiento es muy similar, 41.26% separadas, 23.78% casadas
y 20.28% solteras.
Casi la totalidad (86.99%) de las que están casadas o en algún momento vivieron en pareja, informan
que vivían con su pareja todo el tiempo, el resto dice que solo temporalmente. En las residentes 84.62%
vivía con su pareja de forma permanente y 10.68% temporalmente; en las externas 88.73% vivían con
su pareja todo el tiempo y menos de 10% solo temporalmente.
3. 2. La perspectiva de las usuarias residentes y egresadas sobre la atención en los
refugios.
Con respecto al ingreso de las usuarias al refugio y los servicios recibidos en ellos, de forma general se
puede decir lo siguiente:
Medición del Impacto Derivado de la Atención en Refugios a Usuarias, Sus Hijos e Hijas que Viven en Situación de Violencia Extrema
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Poco más de la mitad de las residentes (52.87%) firmó el documento de ingreso voluntario, y lo mismo
ocurrió para las egresadas (53.96%). Con respecto a la entrega de una copia de dicho documento por
parte del refugio, se encontró que sólo 10.58% de las residentes y 24.46% de las egresadas lo
recibieron.
De forma general, la mayoría (97%) de las entrevistadas informaron que recibieron los servicios de
consejería legal, sin diferencias entre los dos tipos de usuarias. Más de 99% de ellas informó haber
recibido orientación y apoyo de trabajo social durante su estancia en el refugio, lo mismo ocurrió con la
terapia psicológica.
La atención médica o de enfermería la recibieron 97% de las usuarias, sin diferencias entre las
residentes y las externas. Con respecto a los estudios de los hijos, 55.10% de las residentes informaron
que continuaron sus estudios mientras estuvieron en el refugio, mientras que 7.14% de ellas refirieron
que sus niños perdieron el ciclo escolar, y 36.73% no tenían hijos en edad escolar.
Para las egresadas, 51.18% de ellas dijo que sus hijos continuaron sus estudios, 14.96% dijo que sus
hijos si los continuaron al salir del refugio y sólo 3% informó que se perdió el ciclo escolar.
El 5% de las entrevistadas dijo estar arrepentida de haber ingresado al refugio, siendo mayor el
porcentaje en las egresadas (3.88% vs 5.93%), y fue mayor el porcentaje en los refugios públicos que en
los privados (6.45 vs 4.83).
En general 94% de las participantes informó haber recibido alguna capacitación en forma de taller, sin
diferencias por tipo de usuaria, pero si por tipo de refugio, donde en los públicos fueron 87.10% quienes
recibieron capacitación y en las OSC fue 95.17%. Con respecto al tipo de taller, 81.86% de las usuarias
consideró que estaba aprendiendo (o aprendió) algo nuevo que le ayudará a mantenerse en el futuro.
Este porcentaje fue superior en las usuarias residentes que en las egresadas (85.87% vs 79%). La
diferencia por tipo de refugio en esta opinión fue de 64.29% en las instituciones públicas y de 84.34% en
las privadas.
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Poco más de 85% de las entrevistadas consideró que lo que está aprendiendo (o aprendió) le ayudará a
conseguir algo de dinero, mostrando esta respuesta 5 puntos porcentuales más alta las residentes que
las egresadas (87.76 vs 82.95%). La diferencia por tipo de refugio fue casi 3% superior para las OSC
(82.14 vs 85.43%). Lo que implica que las expectativas que se generan son mayores en las residentes, ya
que a las egresadas les cuesta trabajo ingresar al ámbito laboral.
En general, 20% de las usuarias refirió que tendría constancia por la capacitación recibida. Para las
egresadas el porcentaje que afirmó esto fue de solo 17%, mientras que para las internas 25%
esperaban dicho documento. También se mostraron diferencias en el tipo de refugio, mientras que para
los públicos fue de 28.57%, para los privados fue de 18.92%.
A 97% de las usuarias le parece que el equipo de profesionales del refugio trabajan (trabajaron) de
forma coordinada y se comunican para poder ayudarla durante su estancia en el refugio, no se presentan
diferencias entre los dos tipos de usuarias. Lo que implica que una buena coordinación con el personal.
3.2.1 Indicadores de Satisfacción y calidad de la atención
Los indicadores de satisfacción y calidad de la atención son altos, sin embargo hay que tomar en
consideración que se les están otorgando servicios únicos en una etapa crítica de su vida y no tienen
parámetros de comparación.
Casi 97% de las usuarias refiere estar satisfecha con la atención ofrecida por el área de Trabajo Social,
con dos puntos de diferencia más o menos, siendo las egresadas las de dos puntos más. El 100% de las
usuarias que están o estuvieron en refugios públicos se siente satisfecha con Trabajo Social, mientras
que casi 4% de las usuarias de los refugios de las OSC, dice estar insatisfecha con el servicio de Trabajo
Social. Con respecto a la calificación de calidad de la atención en Trabajo Social, el promedio es 9.5 sin
haber diferencia por tipo de refugio ni por tipo de usuaria.
Medición del Impacto Derivado de la Atención en Refugios a Usuarias, Sus Hijos e Hijas que Viven en Situación de Violencia Extrema
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Los servicios de orientación y consejería prestados por el área Jurídica fueron satisfactorios para 58.59%
de las usuarias, siendo menor el porcentaje (60.71% vs 57%) para las egresadas. Poco más de 10% de
las residentes decidió no tomar ninguna acción legal, mientras que en las egresadas este porcentaje fue
de 26.32%. La comparación de la satisfacción de la usuaria con la orientación jurídica por tipo de refugio
muestra que el refugio público está mejor valorado que el privado (72.73% vs 52.82%). Al igual que en
el caso anterior, la calificación otorgada a la calidad fue de 9.3 en promedio, sin diferencias por tipo de
usuaria ni por tipo de refugio.
La evaluación de satisfacción en el área médica fue otorgada por 95% de las usuarias, con un punto de
diferencia entre residente o egresada, a favor de la interna. La diferencia importante se presenta en la
comparación por tipo de refugio, 88.24% de usuarias satisfechas con la atención médica en los refugios
públicos, vs 96.95% en las Organizaciones de la Sociedad Civil (OSC). La calificación promedio fue de 9.5,
con un punto de diferencia por tipo de refugio a favor de las OSC.
Con respecto al servicio de enfermería, 95.22% de las usuarias se sintió satisfecha con lo recibido, con 3
puntos porcentuales de diferencia entre tipo de usuaria, a favor de egresadas. En la comparación por tipo
de refugio, encontramos 5 puntos porcentuales de diferencia (90 vs 96%) a favor de los refugios
privados. Al igual que con el médico, la calificación promedio de enfermería fue de 9.5, con un punto de
diferencia por tipo de refugio a favor de las OSC.
La satisfacción con el trabajo de psicología se declaró en 97% de las usuarias en promedio general. Las
usuarias internas lo afirmaron en 99%, mientras que para las egresadas fue de 96%. La diferencia por
tipo de refugio fue de 7 puntos porcentuales a favor de la OSC (91.18 vs 98.58%). En la calificación
otorgada, el promedio fue de 9.78, sin diferencias importantes por tipo de usuaria ni de refugio.
Las residentes manifiestan estar satisfechas con la atención recibida por sus hijos en la escuela en
90.57%, mientras que para las egresadas este porcentaje se eleva a 97%. La calificación a la calidad
Medición del Impacto Derivado de la Atención en Refugios a Usuarias, Sus Hijos e Hijas que Viven en Situación de Violencia Extrema
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tanto en el tema pedagógico como en terapia para niños fue en general de 9.4, sin diferencias relevantes
por tipo de refugio ni por tipo de usuaria.
Más de 97% de las usuarias considera que esta totalmente de acuerdo o de acuerdo en que el apoyo
legal, médico, de trabajo social y terapia psicológica recibidos en el refugio mejoraron su vida. Y la
totalidad de ellas recomendaría a otra mujer que se encuentre en situación de peligro que acuda a un
refugio.
En el seguimiento de casos realizado por el Centro Externo, se encontró que 56.74% de las egresadas
entrevistadas informaron que si han acudido a las sesiones programadas en psicología, no mostrándose
diferencia real entre ambos tipos de refugio. A estas usuarias egresadas se les preguntó si habían
recibido algún maltrato durante su estancia en el refugio, lo que fue afirmado por 12.77% de ellas. Este
porcentaje fue muy superior en los refugios públicos, con 35.29% de las usuarias que estuvieron en este
tipo de refugio, mientras que sólo 9.38% de las egresadas de refugio privado informaron maltrato.
En el caso de maltrato en alguno de los hijos que las acompañaron en el refugio, 17.56% de las
egresadas consideró que existió, siendo mayor en los refugios públicos 31.25%, que en las OSC 15.25%;
mientras que 11.86% de las usuarias de estos últimos no tuvieron ningún hijo con ellas en el refugio.
Otro de los aspectos a considerar es el porcentaje mayoritario de mujeres que al egresar del refugio se
fueron a vivir con la familia extensa (40.97%) o solas en compañía de sus hijos (25%), mientras que 10%
regresó con pareja agresora y únicamente 1.39% se fue con una pareja nueva. Estos porcentajes fueron
diferentes por tipo de refugio, en los públicos el ir a vivir con sola con sus hijos fue el mayor con 29.41%
y fue prácticamente igual (23%) para vivir con pareja anterior (agresor) o con familia extensa. En las OSC
fue vivir con familia extensa el 43.31%, 24.41% sola en compañía de sus hijos, 10.24% con amistades y
8.66% con la pareja agresora.
Con respecto a la forma de mantenerse, 75.18% de las egresadas participantes informaron que tenían
trabajo remunerado, el porcentaje fue mayor en los refugios privados (78.91 vs 52.94%).
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Para 43.70% de las egresadas la capacitación laboral que le dieron en el refugio le fue útil para
encontrar el trabajo que tiene actualmente. Se observó que este porcentaje fue mayor en los refugios
privados con 45.54%, que en los públicos con 36.36% de las ex usuarias con esta opinión.
Para el 62.26% de las mujeres egresadas el tiempo promedio para encontrar trabajo fue de menos de
una semana, 16.98% dijo que más o menos un mes y el restante más de un mes o aun no encuentra
trabajo. Esto se mostró diferente por tipo de refugio, menos de una semana 71.43% vs 61.17% para
público y privado respectivamente.
Trato Digno en los servicios
En los diferentes servicios: Trabajo Social, atención médica y de enfermería, psicología y consejería
jurídica se encontró un promedio de entre 10 y 13 puntos en el índice de trato digno, en su mayoría con
25% de las usuarias en los puntajes óptimos del índice.
Empoderamiento
En los ítems que se aplican para ambos tipos de usuaria, residente y egresada, el índice de
empoderamiento mostró un promedio de 9.32 (DE 3.11). Mientras que el índice se eleva a 34.75
únicamente para las egresadas, ya que incluye un número de ítems que sólo se aplicaron a ellas.
Escala de Emociones y sentimientos
La aplicación de esta escala a las usuarias, tanto residentes como externas muestra que no hay
diferencias relevantes en el puntaje obtenido por ellas, 46.13 vs 44.78 respectivamente. En cuanto a tipo
de refugio, 47.37 puntos para los refugios públicos y 45.03 para las OSC.
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Medición del Impacto Derivado de la Atención en Refugios a Usuarias, Sus Hijos e Hijas que Viven en Situación de Violencia Extrema
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Recomendaciones:
En una primera revisión del análisis descriptivo realizado en cuanto a las recomendaciones, sin ser
exhaustivas, podemos proponer las siguientes:
El grado de satisfacción es alto, sería conveniente que dado a que la información relacionada con
la calidad de la atención de los servicios esta limitada por sesgos tales como las variables
socioeconómicas, culturales etc. y están recibiendo un servicio que esta cubriendo sus
necesidades emocionales y económicas de ellas y sus hijos/as, este sesgo se observa en la
prestación de servicios y que se da en este tipo de usuarias, por lo que se sugiere hacer un
estudio in sito en los refugios .
Desarrollar estrategias de intervención profundizando en las características personales,
escolaridad, edad, estado civil y hacer un análisis más profundo y poder explicar a detalle lo que
se observa en la encuesta. Se debe hacer una separación por estado, municipio de origen,
población urbana, rural, migrante, indígena etc.
Desarrollar protocolos de atención en cada área y promover su aplicación.
Poner énfasis en que la información sobre el documento de ingreso voluntario sea claro y la
usuaria lo entienda y recuerde
Garantizar la continuidad de la educación de los hijos/as que estén en el refugio.
Los refugios refuercen el desarrollo de habilidades y capacidades de su personal, acreditación
de los talleres para avalar y facilitar el ingreso al ámbito laboral de las usuarias, y promover la
vinculación con bolsas de trabajo.
Promover el acercamiento con los servicios de salud públicos y que sean accesibles a las
usuarias
Garantizar y fortalecer la coordinación y seguimiento en el Centro de Atención Externa para
darle continuidad a la atención.
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Promover la capacitación y sensibilización del personal del refugio constantemente y desarrollar
protocolos de contratación.
Acceso del personal que labora en los refugios a la contención de acuerdo a lo que marca la Ley
de Acceso
Promover la cultura de la denuncia y el acceso a sus derechos
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74
Ilustración 1 Cuadro Integrado de Registro de Egresadas
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Medición del Impacto Derivado de la Atención en Refugios a Usuarias, Sus Hijos e Hijas que Viven en Situación de Violencia Extrema
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MOTIVOS PARA NO APLICACIÓN DE LA ENCUESTA
Se perdió el contacto Movilidad Negación Usuaria No acudió a la cita Regresó con el
Agresor
No entraban en la
muestra
1
1 1 1
1
1
1
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3 4 7 1 3
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0 5 0 2 3 0
0 8 0 1 0 0
27 41 13 17 22 15
MOTIVOS PARA NO APLICACIÓN DE LA ENCUESTA
Ilustración 2 Motivos para no aplicación de la encuesta
Medición del Impacto Derivado de la Atención en Refugios a Usuarias, Sus Hijos e Hijas que Viven en Situación de Violencia Extrema
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DISTRIBUCIÓN DE ZONAS Y ENCUESTAS APLICADAS
No RELACIONregionENT OSC MUNICIPIO entidad Nucleos CapacidadESPERADAS Inicio Fechas RESIDENTESEGRESADAS
9 9 2 17 Con Decisión Mujeres por Morelos, A.C. Cuautla Morelos 8 32 25 1 27 agosto al 3 septiembre 1ra 11 2
14 14 2 09 Fundación DIARQ, I.A.P. Delegación Miguel Hidalgo Distrito Federal 12 48 17 2 4 al 9 octubre 2da 9 - 12 oct 0
37 37 1 08 Sin Violencia A.C. Ciudad Juárez Chihuahua 10 40 12 1 5 al 7 septiembre 1ra 5 6 11
1 1 1 19 Alternativas Pacíficas, A.C. Monterrey Nuevo Leòn 17 68 24 2 10 al 17 septiembre 2da 6 9 15
3 3 3 31 APIS Sureste: Fundación para la Equidad, A.C. Mérida Yucatàn 6 24 9 2 25 al 27 septiembre 2da 0
42 42 3 04 Una Puerta a la Esperanza, A.C. Campeche Campeche 7 28 5 2 1 al 2 octubre 2da 0
32 32 3 07 Por la Superación de la Mujer, A.C. Tapachula, Chiapas Chiapas 3 12 10 1 19 al 21 septiembre 2da 2 8 10
102 TOTALES 24 25 49
Medición del Impacto Derivado de la Atención en Refugios a Usuarias, Sus Hijos e Hijas que Viven en Situación de Violencia Extrema
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ANEXOS
CARTA DE ACEPTACIÓN DE LA USUSARIA
CARTA DE ACEPTACION PARA LA IMPLEMENTACION DEL PROYECTO ¨MEDICIÓN DEL
IMPACTO DERIVADO DE LA ATENCIÓN EN REFUGIOS A USUARIAS, SUS HIJOS E HIJAS QUE
VIVEN EN SITUACIÓN DE VIOLENCIA EXTREMA”
Con el fin del cumplir con los objetivos del Proyecto “MEDICIÓN DEL IMPACTO DERIVADO DE LA ATENCIÓN EN
REFUGIOS A USUARIAS, SUS HIJOS E HIJAS QUE VIVEN EN SITUACIÓN DE VIOLENCIA EXTREMA” del Centro
Nacional de Equidad de Género y Salud Reproductiva, se solicita autorización y apoyo al
para realizar entrevistas y aplicar los instrumentos a las usuarias actuales y a las egresadas, de acuerdo a la muestra que
previamente se ha seleccionado.
Por lo anterior solicitamos:
1. Facilitar el uso de las instalaciones del Refugio para la entrevistas y aplicación de los instrumentos
2. Permitir el acceso a las encuestadoras, previa identificación, para la aplicación de instrumentos y entrevistas a
las usuarias que se encuentren en el Refugio
3. Apoyo en la identificación y búsqueda de las usuarias egresadas para citarlas en el Refugio para sus entrevistas
y aplicación de instrumentos
Toda la información que se recabe es confidencial y sólo se utilizará para fines del PROYECTO y contará con los respectivos
acuerdos por parte del personal contratado para estos fines.
Medición del Impacto Derivado de la Atención en Refugios a Usuarias, Sus Hijos e Hijas que Viven en Situación de Violencia Extrema
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Medición del Impacto Derivado de la Atención en Refugios a Usuarias, Sus Hijos e Hijas que Viven en Situación de Violencia Extrema
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