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INSTITUTO POLITÉCNICO NACIONAL CENTRO INTERDISCIPLINARIO DE INVESTIGACION
PARA EL DESARROLLO INTEGRAL REGIONAL CIIDIR - MICHOACÁN
EVALUACIÓN DE LOS NIVELES DE APTITUD AGROPECUARIA Y
FORESTAL DE LA CIÉNAGA DE CHAPALA
DIRECTOR DEL PROYECTO:
DR. GUILLERMO HERRERA ARREOLA.
JIQUILPAN, MICHOACÁN DICIEMBRE 2007
RESÚMEN
La demanda creciente de productos agropecuarios y la necesidad de disponer de áreas para fines que no sean agrícolas, causan grandes modificaciones en el uso del suelo. Esto ha llevado a una consideración crítica de los métodos de evaluación del suelo, siendo los más eficientes, aquellos que permiten pronosticar los resultados y consecuencias favorables y desfavorables de un cierto uso, por lo tanto, es de suma importancia identificar los usos más relevantes del suelo considerándolos en el marco de un plan de desarrollo en el cual, las modificaciones de dichos uso tengan un impacto favorable en el ecosistema.
Dado que, los recursos naturales, tanto renovables (agua, suelo, vegetación), como los no renovables (minerales), son de suma importancia en el desarrollo regional, debe ser evaluados con la finalidad de conocer su potencialidad y su relación con el paisaje (ubicación geográfica y clima).
La sustentabilidad rural requiere superar la crisis productiva, las desigualdades sociales, la marginación y la extrema pobreza en un ambiente ecológico, económico y sociocultural muy frágil.
El propósito de esta investigación es definir una metodología que permita la obtención de mapas de aptitud para usos agroforestales, la cual pueda ser integrada en un modelo de ordenación de todos los usos existentes en el suelo rural del noroeste de Michoacán. Para ello, en primer lugar, se analizó la información disponible y los usos agroforestales en un área lo suficientemente representativa del Distrito de Desarrollo No. 89 en la Ciénaga de Chapala.
En segundo lugar, se seleccionaron los sistemas de evaluación de tierras que más se adaptaban a las condiciones existentes en el ámbito de la planificación de usos del suelo en la zona. En esta investigación se analizo y evaluó la capacidad agrológica de los suelos de la Ciénaga de Chapala con la finalidad de proponer un uso más adecuado y optimizado del suelo, basada en la clasificación de su aptitud y vocación natural.
Los mapas de aptitud agropecuaria y forestal derivados de este proyecto de investigación, están en proceso de elaboración.
INTRODUCCIÓN
La evaluación de tierras consiste en la determinación del grado de satisfacción de los requerimientos de cada tipo de uso o actividad proporcionado por el suelo. La determinación de la aptitud, definida por un uso y una unidad territorial, constituye la base para la posterior planificación y gestión del conjunto de usos en la totalidad del territorio.
Desde 1950 la evaluación de tierras ha evolucionado hacia valoraciones más cuantificadas y precisas, con una mayor repercusión de los factores no edafológicos (Van Diepen, 1991). Sin embargo, actualmente son ampliamente aplicados modelos como la Clasificación de la Capacidad de la Tierra del USDA (Klingebiel y Montgomery, 1961), que ha sido adaptado a las condiciones específicas de numerosos países (p. ej., Condon, 1968; McCormack, 1971; Ministerio de Agricultura, 1974), o la Clasificación de la Tierra para Regadío del USBR, diseñados hace más de cuarenta años. Desde los años 30 (Storie, 1933), se comenzaron a aplicar modelos matemáticos para determinar la capacidad productiva de los suelos, son los llamados índices paramétricos. Entre estos índices destaca el índice de Storie (Storie, 1970). Otros índices son, por ejemplo, el método Riquier‐Bramao (Boixadera y Porta, 1991) o el índice de productividad (Pierce et al., 1983). Estos modelos evalúan la capacidad de la tierra, es decir, la productividad para la mayoría de cultivos, contrariamente a la tendencia actual de evaluación de la aptitud, esto es, la productividad para ciertos cultivos específicos. Debido a las diferencias existentes entre los distintos sistemas de evaluación de tierras en cuanto a terminología, propósito y procedimientos analíticos, en 1976 la FAO publicó A Framework for Land Evaluation, que permitió una estandarización de la metodología y
la terminología. Este esquema, que se ha convertido en la principal referencia para la evaluación de tierras (Van Diepen, 1991), no constituye un sistema de evaluación en sí mismo sino que establece unas directrices generales sobre las cuales se puede construir uno. Los primeros métodos de evaluación de tierras, previos al esquema FAO, estaban centrados en la componente edafológica de la evaluación de tierras. Posteriormente se añadió un enfoque económico, motivado por el hecho de que a menudo la elección de un uso u otro se basa en su rendimiento económico. En la actualidad, los modelos de evaluación de tierras deben considerar nuevos usos (p. ej. ambientales, recreativos) y factores (p. ej. presión urbanística) que exigen la valoración de los recursos naturales, económicos y sociales.
ANTECEDENTES
El suelo se define como una colección de cuerpos naturales sobre la superficie de la tierra, los cuales contienen materia viviente y son capaces de soportar plantas; también se define como un conjunto de cuerpos naturales que ocupan las porciones de la superficie terrestre, que dan sustento a las plantas y que tienen ciertas propiedades debido al efecto integrado del clima y la materia viva al actuar durante períodos prolongados sobre el material originario, y además condicionado por el relieve (Benavides y Botero 1977; Moreno, 1989).
El hecho de reconocer que el suelo es parte fundamental de los ecosistemas, tiene efectos importantes en su estudio, puesto que implica entrar en un campo de la ecología para estudiar las interacciones que se producen entre el suelo y los demás componentes del ecosistema. La concepción ecológica del suelo conlleva a ejecutar levantamientos integrados a los recursos naturales de un área, a fin de elaborar recomendaciones para el uso y el manejo de los factores bióticos y abióticos, de manera que permitan su explotación sin romper la armonía existente entre ellos (Foth1990).
La clasificación taxonómica es el concepto mental del hombre para facilitar la comprensión de aquellas cosas que se encuentran en número tan grande, que no podrían comprender individualmente (Elbersen, et al., 1974). El objetivo de la clasificación de suelos es establecer jerarquías de clases que ayudan al entendimiento de la relación entre suelos y los factores responsables de sus características (Soil Survey Staff 1993).
Los sistemas de clasificación de suelos son muy diversos, la gran mayoría de éstos han sido creados para países o regiones con condiciones muy particulares. En México, los sistemas más conocidos son: 1) La leyenda del mapa mundial de suelos (FAO‐UNESCO), y 2) El sistema de
clasificación de suelos del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (Soil Taxonomy).
Actualmente, existen varios sistemas de clasificación de suelos; la clasificación usada en Rusia se inicia con los estudios clásicos de Dokucahev y su obra, sobre los suelos de Chernozem en 1883; este investigador estableció los principios fundamentales de la clasificación genética, evolución de las propiedades de los suelos, iniciándose así, los avances sobre los procesos edáficos y pedológicos y empleándose los factores formadores de los suelos (Boul 1990).
Para clasificar los suelos se estudian los perfiles con base en, los factores formadores, los procesos que intervienen en la formación de los mismos y las propiedades que permiten detectar la interacción biofisicoquímica (composición de rocas, mineralogía y química del suelo), las fases acuosas y gaseosas, la materia orgánica de origen vegetal y animal, la acción microbiana sobre la parte orgánica y mineral; todas estas acciones influyen en la morfología de los perfiles del suelo para su ubicación y clasificación (Aguilera 1991).
En la República Mexicana se han elaborado mapas regionales a diferentes escalas, y usando una u otra de estas clasificaciones, como en los casos de la “Carta de Suelos de las República Mexicana”, elaborado por el Departamento de Agrología de la SARH y publicado en 1960; los mapas de suelos levantados por la Comisión del Papaloapan que cubren únicamente la cuenca de este río; los mapas mundiales de suelos escala 1:5 000,000 editados por la FAO‐UNESCO en 1976; la Clasificación Rusa, ha sido usada en nuestro país por: Macías (1930). La Clasificación 7ª. Aproximación‐USDA fue usada por Aguilera (1961) en estudios edáficos
de las zonas templadas, frías, húmedas, tropicales, subtropicales, áridas y semiáridas del país.
El Indice de Storie se presenta como la base de algunos sistemas actuales de clasificación de tierras; conjuga las características más sobresalientes de los suelos en sus aspectos de clasificación, para darles un valor que representa la capacidad de uso de esos suelos. Su sentido, alcance e importancia, no estriba en la clasificación de tierras como tal, sino su aplicación en los diferentes usos, como son la agricultura, pastizales, bosques y avalúos. Sus bases descansan en características, tanto externas como internas del suelo, implicadas en la productividad del mismo como son: forma del terreno, clima, geología, vegetación natural, capacidad de intercambio catiónico (CIC), saturación total de bases, textura, permeabilidad, erosión, fertilidad, profundidad efectiva del perfil y profundidad de la capa arable (Storie, 1970).
El Indice de Storie se basa en las condiciones del suelo, prescindiendo de otros factores físicos o económicos que podrían deteriorar la conveniencia de cultivar ciertas plantas en una localidad dada; por lo tanto, no puede ser considerado en sí mismo como un índice de evaluación de la tierra, ya que en este sentido se deben considerar otros factores tales como variaciones en el clima, disponibilidad de agua de riego, medios de transporte, etc.
Sin embargo, se considera que el suelo es uno de los muchos factores que determinan el valor de la tierra y, su calidad o valor es uno de los elementos más estables.
En el lndice de Storie la calificación se obtiene, multiplicando las calificaciones para los cuatro factores: (A) x (B) x (C) x (X), lo que permite
OBJETIVOS
Objetivo general
Generar información sobre el uso del suelo en la Ciénaga de Chapala, con la finalidad de conocer su estado actual y su potencialidad.
Objetivos específicos
1. Clasificación del suelo para uso agrícola. 2. Clasificación del suelo para uso pecuario. 3. Clasificación del suelo para uso forestal.
DESCRIPCIÓN DEL ÁREA DE ESTUDIO
Ubicación geográfica
El Distrito de Desarrollo Rural No. 089 Sahuayo, comprende una extensión territorial de 170.689 kilómetros cuadrados lo que representa un 0.29% con respecto a la superficie total del Estado, se sitúa al Noroeste del Estado y colinda al norte con la Laguna de Chapala y el Río Duero; al Este con el Municipio de Chavinda, Ixtlan y Tangamandapio; y al Oeste con el Río de la Pasión del Municipio de Marcos Castellanos y el Estado de Jalisco. (Fig.1).
Climatología y Precipitación
Con base en el sistema de clasificación de KOPPEN, modificado por García (1981) en la mayor parte de la región encontramos clima tipo (a)c(wo)(w)a(e)g es decir semicálido subhúmedo (el menos húmedo de los templados) con lluvias en verano, la precipitación varía entre 720 y 900 mm anuales, el porcentaje de lluvia invernal es menor de 5 % de la precipitación total anual mientras que la precipitación del mes más seco es menor a 40 mm. La máxima es de 193 mm; la temperatura media anual es de 20.9 ºc el mes más cálido es mayo con 24.1 ºc y el mes más frío es enero con 14.2 ºc; es extremoso, es decir la diferencia entre el mes más frío y el más cálido es entre 7 y 14 ºc, así mismo presenta una marcha de la temperatura tipo Ganges, esto es el mes más cálido antes del solsticio de verano, este clima predomina en la porción del área
integrada por las llanuras de los municipios de Sahuayo, Venustiano Carranza, Pajacuaran, Jiquilpan, Cojumatlan, Villamar, Briseñas y parte de Vista Hermosa.
Hacia el sur y oeste de la región y en las partes altas como el Cerro de San Francisco se tiene un clima caracterizado por c(w,)(w)b(i)g es decir templado subhúmedo, intermedio en cuanto a humedad, con menos de 5 % de lluvia invernal en relación a la anual, su precipitación anual es de 778 mm y los meses con mayor precipitación son julio, agosto y septiembre.
Fig. 1. Localización geográfica del área de estudio.
Distrito de Desarrollo 089
Tipos de Suelos
La unidad de suelos predominante en este distrito, corresponde al vertisol, el cual ocupa un 76% de la superficie total. Dentro de la zona de riego existen suelos profundos arcillosos con fases ligeramente salinas sódicas, este tipo de suelos se presenta en gran parte en la zona denominada ʺSierra con Ladera de Escarpa de Fallaʺ y ʺLomerío suave con llanosʺ, donde existen fases pedregosas, líticas y líticas profundas. Los suelos de tipo litosol, conforman en su totalidad terrenos accidentados con poco aprovechamiento agrícola y ganadero por encontrarse en fase pedregosa; la unidad de suelo luvisol que se localiza al sur y suroeste del distrito con fases líticas y pedregosas formando terrenos accidentados con pocas posibilidades de uso agrícola, exceptuando pequeñas áreas de riego donde se aprovechan
almacenamientos que tiene uso abrevadero; unidad de suelo feozem, contiene fases líticas y pedregosas con pendientes fuertes, cubiertas con matorrales de poco aprovechamiento ganadero y escaso uso agrícola de temporal; existen además, pequeñas superficies con unidades de suelo cambisol y andosol, cuyo aprovechamiento es solamente domestico forestal.
Orografía
Sierras con laderas de escarpa en falla: destacan aquí prominencias importantes como los volcanes, cerro ʺel muertoʺ (+2,320 m.s.n.m.) y Cerro ʺGrandeʺ (+2,300 m.s.n.m.) del área de Pajacuaran, Cerro San Francisco (+2,540 m.s.n.m.) al sur de Jiquilpan y Cerro ʺBuenos Airesʺ (+2,200 m.s.n.m.) al oeste de Sahuayo el sistema de fallas geológicas aquí presentes forman localmente estructuras de pilares y fosas tectónicas de dimensiones reducidas.
Lomeríos suaves asociados con llanos: cubren la porción occidental del área sobresaliendo los estrato volcanes alineados con dirección noroeste sureste, conocidos como Cerro ʺLas Tablasʺ (+2,520 m.s.n.m.), Cerro ʺPicachoʺ (+2,400 m.s.n.m.) y Cerro ʺde Lariosʺ (+2,400 m.s.n.m.): cuyas crestas conforman el limite poniente con el estado de Jalisco, así como los llanos de pequeñas dimensiones de Guaracha que actualmente ocupa la presa del mismo nombre.
La llanura: constituida por la región de la Ciénaga de Chapala con características eminentemente lacustres y una altitud promedio de 1,520 metros.
En términos generales la región se caracteriza por la presencia de antiguas estructuras volcánicas, en proceso de erosión.
Además de otras más jóvenes que se encuentran en una dinámica de crecimiento por procesos volcánico‐acumulativas.
Hidrografía
El Distrito de Desarrollo Rural no. 089 Sahuayo, está enclavado en la cuenca del Río Lerma, el cual recorre los municipios de Vista Hermosa y Briseñas donde colinda con el estado de Jalisco, desemboca en el lago de Chapala, aportando 2,150 millones de metros cúbicos de agua al año en promedio y su dirección es este a oeste.
Una subcuenca importante en la región es la del Río Duero, el que originalmente vertía sus aguas directamente en el lago de Chapala pero debido a las obras de aprovechamiento para riego que se han llevado a cabo, se convirtió en afluentes del Lerma, presenta un escurrimiento medio anual de 250 millones de metros cúbicos.
La subcuenca del Río Jiquilpan se origina en la confluencia de los ríos paredones, los laureles y las animas; en su parte media se une al dren Guaracha que trae agua de las presas ʺJaripo y Guarachaʺ desembocando en el equipo de bombeo ʺAbraham Guerraʺ de la Palma donde sus aguas son bombeadas al Lago de Chapala.
El Río de la Pasión que constituye el límite noroccidental del estado de Michoacán con el estado de Jalisco, también desemboca en el lago de Chapala.
El Lago de Chapala tiene una área total de 1,100 kilómetros cuadrados de los que 125 kilómetros cuadrados de la porción sureste, pertenecen a los Municipios de Venustiano Carranza y Cojumatlán de Regules.
Otros cuerpos de agua de importancia son las presas de los corrales con una superficie de 47‐15 hectáreas; las fuentes con 82‐70 hectáreas y la lagunita con 23‐00 hectáreas en el municipio de Jiquilpan; el cometa con 18‐00 hectáreas en el municipio de Pajacuaran; la raya con 11‐00 hectáreas en Cojumatlán de Regules; el Guirio con 8‐00 hectáreas en Sahuayo; Guaracha con 1,540‐00 hectáreas, Jaripo con 289‐34 hectáreas; cerrito colorado con 20‐00 hectáreas, todos estos cuerpos de agua en el municipio de Villamar; cabe mencionar que existe un buen número de pequeños embalses temporales que en su mayoría se utilizan como abrevaderos.
También se cuenta con numerosos arroyos, entre los que destacan: San Miguel y Barranca de la Virgen en Marcos Castellanos; Barranca de Pajacuaran, Barranca de los Huesos y Barranca de Paracho en Pajacuaran; Palo Colorado y Puerto del Rayo en Cojumatlán; Sahuayo en el municipio del mismo nombre y las liebres de Villamar.
Es frecuente encontrar manantiales de agua fría, siendo el de mayor importancia por su volumen el de Pueblo Viejo y por sus aguas termales el de los negritos en el municipio de Villamar.
En términos geohidrológicos; la Región tiene como fuente principal de abastecimiento de agua potable la Derivada de mantos acuíferos la que actualmente ya es insuficiente para algunas localidades y nula para otras.
METODOLOGÍA
El presente trabajo de investigación se llevó a cabo en la región occidente del estado de Michoacán y comprendió el Distrito de Desarrollo No. 89, realizándose en 3 etapas: a) gabinete, b) campo y c) laboratorio.
En la etapa de gabinete se elaboró un mosaico cartográfico empleando las cartas de topografía y edafología escala 1:50,000 editadas por DETENAL (1980) con la finalidad de delimitar áreas con el mismo grado de pendiente y unidades de suelo, siguiéndose el mismo procedimiento con los mosaicos geológicos y de uso del suelo.
En la etapa de campo se llevó cabo un recorrido por toda la zona de estudio, realizándose un muestreo de suelos al azar, recolectándose las muestras respectivas.
En la etapa de laboratorio se realizaron los análisis físicos de suelos que son: color en seco y húmedo, densidad aparente y densidad real, % de porosidad y textura. Así mismo los análisis químicos determinados fueron: pH, % de materia orgánica, carbono, nitrógeno total, fósforo, potasio, Na, Ca, Mg, CIC, y C.E.
Evaluación de Parámetros
El Indice de Storie es una expresión numérica que presenta condiciones favorables para el desarrollo de un determinado cultivo (Storie 1970).
El I.S. se determina con la consideración y clasificación de cuatro factores del modo siguiente:
I.S. = (Factor A) x (Factor B) x (Factor C) x (Factor X)
En donde:
Factor A: Perfil del suelo.
Evalúa las características del suelo, excepto la textura superficial.
El sistema considera 12 Grupos de perfiles con sus correspondientes clasificaciones, según el material parental, su grado de alteración, edad, erosión y forma de depositación.
Perfil B: Superficie del suelo.
Comprende las características físicas y superficiales del suelo, está definido por la textura y otras características que, en cierto modo, dependen de ella tales como, la consistencia, porosidad, permeabilidad del agua, facilidad de laboreo y otras.
Factor C: Pendiente.
Este factor califica el grado y forma de la pendiente.
Factor X: Variable.
Este factor califica: fertilidad, alcalinidad, salinidad, drenaje, erosión, acidez y microrelieve.
Cada uno de estos factores asume, para un determinado suelo valores definidos en las especificaciones, desde 0 % para las situaciones más desfavorables, hasta un 100% para las condiciones más favorables. Fig. 2.
RESULTADOS Definición de los tipos de utilización de la tierra En el esquema FAO se describe tipo de utilización de la tierra como un uso del suelo definido con la precisión que el propósito requiera. En este estudio los tipos de utilización de la tierra considerados son los usos agroforestales que cumplen las siguientes condiciones: a). presentar un grado de adaptación variable en las distintas zonas de la comarca a evaluar, de tal modo que la evaluación de la aptitud de la tierra refleje distintos grados de adecuación al uso, b) Ser un uso importante en la región y c) Disponer de información sobre sus requerimientos.
Para la identificación de los usos agroforestales se han tomado como base los aprovechamientos de la tierra existentes en zona (INEGI 2005). Los usos con una mayor superficie se han considerado individualmente mientras que aquellos menos representativos o con requerimientos similares (p. ej. ‘hortalizas’) se han agrupado en categorías. Finalmente, los usos agroforestales que se han considerado son los siguientes: maíz, trigo, cebolla, forrajes verdes, hortalizas, frutales, pastizales, bosque de pino y encino.
Cada uno de estos tipos de utilización de la tierra se ha caracterizado a través de una serie de atributos: producto, orientación comercial, nivel tecnológico (mecanización, genética, fertilizantes...), infraestructuras requeridas, prácticas de cultivo, producción media, intensidad de capital, intensidad de mano de obra, conocimientos técnicos y actitudes de los usuarios de la tierra, impacto ambiental. Se ha procurado que esta descripción sea lo suficientemente precisa para la evaluación de la aptitud pero no demasiado detallada para que permita la inclusión de todas las actividades de producción desarrolladas en la comarca.
Descripción de las cualidades de la tierra Cada tipo de utilización de la tierra exigirá diferentes condiciones agronómicas, ambientales, socioeconómicas y de manejo para una explotación sostenible y económicamente viable. La aptitud de la tierra para los usos agroforestales depende cada vez menos de los factores edafológicos. La mejora genética y la capacidad de mejorar las condiciones naturales de los suelos han provocado que actualmente los factores más restrictivos para la implantación de un cultivo o aprovechamiento sean de carácter social, económico o político. Entre los requerimientos inicialmente identificados para una caracterización óptima de los usos, se han seleccionado aquellos cuya evaluación es posible con la información actualmente disponible. De este modo los requerimientos finalmente seleccionados se corresponden con la información utilizada para caracterización de la tierra. Análisis físicos y químicos de suelos. Los análisis físicos y químicos de las muestras de suelo recolectados en el área de estudio fueron realizados de acuerdo a la Norma Oficial Mexicana NOM‐021‐SEMARNAT‐2000 que establece las especificaciones de muestreo, estudio, análisis de fertilidad, salinidad y clasificación de suelos. (Anexo). Clasificación de suelos – Indice de Storie La evaluación de la aptitud agropecuaria y forestal de 41 sitios de muestreo de suelos en el área de estudio, determinó el % de calificación en dicho índice y la clase de suelo correspondiente, donde el Factor X (drenaje, nivel de fertilidad, microrelieve y erosión) es el dominante en cuanto a los valores porcentuales, y por lo consiguiente, el que determina la calificación final (El mapa de clasificación de suelos por este método esta en proceso de elaboración).
Mapas paramétricos. Para la elaboración de los mapas paramétricos de las principales determinaciones químicas de los suelos se utilizó la base de datos de suelos del área de estudio, y se uso el programa ARC‐View que es un Sistema de Información Geográfica, mismo que nos permite visualizar la distribución y clasificación de los elementos.
APORTACIONES La evaluación de tierras permite identificar las potencialidades intrínsecas del territorio y localizar las zonas con mayor aptitud para un determinado aprovechamiento. Esto constituye la base para una planificación de los usos del suelo armónica con el entorno y orientada a un desarrollo sostenible. Estos mapas de aptitud son requeridos como información de partida en cualquier proceso de asignación espacial de usos del suelo, constituyendo una etapa fundamental en la ordenación del territorio. Es preciso prestar una mayor atención a esta etapa que, en la mayor parte de los casos, se limita a la consideración de factores biofísicos y a su combinación mediante una sencilla regla de decisión, frecuentemente la suma lineal ponderada, sin realizar ningún tipo de análisis de sensibilidad. En el marco de la ordenación del territorio la evaluación de tierras no debería limitarse a la valoración de las características biofísicas, sino que
debería comprender el análisis de la aptitud física, la viabilidad económica, las consecuencias sociales y el impacto ambiental producido. Para ello el esquema de la FAO proporciona un sistema flexible en el que integrar las distintas valoraciones, pero que, al mismo tiempo, exige un complejo desarrollo para cada aplicación concreta. Otro inconveniente de la metodología FAO es la obtención de un resultado poco cuantificado (la tierra es clasificada en cinco categorías) que no puede ser utilizado, por ejemplo, como información de entrada para la selección del uso óptimo mediante técnicas de evaluación multicriterio, como el análisis de punto ideal o el módulo MOLA de IDRISI. Esta limitación es superada en las evaluaciones basadas en la metodología de conjuntos borrosos, las cuales proporcionan mapas de aptitud continuos (constituidos por valores numéricos comprendidos, por ejemplo, entre 0 y 1), pero en éstas sólo se consideran variables biofísicas como factores de evaluación. Por otra parte, la aplicación de esta teoría exige información precisa sobre las propiedades físico‐químicas del suelo y sobre el nivel de requerimiento de las mismas para los distintos cultivos o usos. Los factores condicionantes de la aplicación de estas metodologías en la Ciénaga de Chapala son; la carencia de información edafológica detallada para toda la región, la necesidad de considerar los factores socioeconómicos como elementos determinantes de la aptitud y la inexistencia de modelos o sistemas adaptados a la zona. Una vez excluidos los sistemas de capacidad, sólo el esquema FAO, los sistemas expertos y la evaluación multicriterio permiten la inclusión en la valoración de factores socioeconómicos. Los sistemas expertos mencionados en la introducción no proporcionan mapas de aptitud continuos y además exigirían un complejo desarrollo para su adaptación a las condiciones específicas de la zona.
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