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AÑO I N°1 Enero-Julio/2013

Autoridades INTAPresidenteIng. Agr. Carlos Casamiquela

VicepresidenteIng. Agr. Francisco Juan Oscar Anglesio

Director NacionalIng. Agr. Eliseo Monti

DN Asistente de Sistemas deInformación, Comunicación y CalidadDr. Roberto Gabriel Delgado

DN Asistente de RelacionesInstitucionalesDra. Ana Cipolla

DN Asistente de Planificación,Seguimiento y Evaluación Dra. Susana Mirassou

DN Asistente de Organización yRecursos HumanosIng. Agr. Guillermo Sempronii

Dirección General de AdministraciónCPN Lic. Rosendo Tarsetti

Coordinación Nacional deInvestigación y DesarrolloDra. Norma Pensel

Coordinación Nacional de VinculaciónTecnológicaIng. Rec. Hid. Adolfo Cerioni

Coordinación Nacional deTransferencia y ExtensiónIng. Agr. Julio Catullo

Director Centro Regional La Pampa-San LuisDr. Ricardo D. Thornton

Autoridades UNLRectorAbog. Albor Cantard

VicerrectorArq. Miguel Alfredo Irigoyen

Secretaría GeneralAbog. Pedro Sanchez Izquierdo

Secretaría AcadémicaArq. Carlos Sastre

Secretaría de Ciencia y TécnicaDra. Erica Hynes

Secretaría Económico-FinancieraCPN Germán Bonino

Secretaría de Extensión UniversitariaIng. Agr. Hugo Erbetta

Secretaría de Vinculación Tecnológicay Desarrollo ProductivoIng. Eduardo Matozo

Secretaría de RelacionesInternacionalesIng. Julio Theiler

Secretaría de CulturaLuis Novara

Secretaría de Bienestar UniversitarioIng. Gustavo Menéndez

Secretaría de PlaneamientoAbog. Aldolfo Stubrin

Dirección de Obras y ServiciosCentralizadosArq. Marcelo Saba

Dirección de ComunicaciónInstitucionalLic. Romina Kippes

Facultad de Ciencias AgrariasIng. Agr. Luis Mario Rista

Eitores• Centro Regional La Pampa-San Luis del

Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria

(INTA)

• Universidad Nacional del Litoral (UNL),

Facultad de Ciencias Agrarias - Maestría en

Extensión Agropecuaria

Consejo Editorial• Dr. Ricardo D. Thornton (Centro Regional La

Pampa-San Luis - INTA)

• Ing. Agr. (MSc) Hugo Erbetta (Maestría en

Extensión Agropecuaria - Universidad

Nacional del Litoral)

• PhD candidate Lic. (MSc) Luz Lardone

(Centro Regional La Pampa-San Luis - INTA)

• Ing. Agr. (MSc) Patricia Sandoval (Maestría

en Extensión Agropecuaria - Universidad

Nacional del Litoral)

Comité EditorSecretaria de edición• CPN (MSc) Daniela Lonegro (INTA - Unidad

de Extensión y Desarrollo Territorial Anguil)

• Lic. Cintia Roland (Fac. de Ciencias Agrarias -

Universidad Nacional del Litoral)

Asistencia de Redacción y Edición• Lic. Luisina Del Greco (INTA - EEA Anguil

“Ing. Agr. Guillermo Covas”)

• Lic. Rosa Acosta (INTA - EEA Anguil “Ing.

Agr. Guillermo Covas”)

• Sra. Ivana Tosti (Centro de Publicaciones -

Universidad Nacional del Litoral)

Asistencia de Diseño y Diagramación • Dis. Graf. Francisco Etchart (INTA - EEA

Anguil “Ing. Agr. Guillermo Covas”)

• Dis. Com. Vis. Alina Hill (Centro de

Publicaciones - Universidad Nacional del

Litoral)

Asistencia de Comunicación• Lic. (MSc) Matías Centeno (INTA - Unidad de

Extensión y Desarrollo Territorial San Luis)

• Ing. Agr. Virginia Quiñonez (Fac. de Ciencias

Agrarias - Universidad Nacional del Litoral)

Revisión de Traducción• Prof. Luciana Cignetti (Fac. de Ciencias

Agrarias - Universidad Nacional del Litoral)

Responsables del presente número• PhD candidate Lic. (MSc) Luz Lardone

(Centro Regional La Pampa-San Luis - INTA)

• Lic. Rosa Acosta (INTA - EEA Anguil “Ing.

Agr. Guillermo Covas”)

• Lic. Luisina Del Greco (INTA - EEA Anguil

“Ing. Agr. Guillermo Covas”)

• CPN (MSc) Daniela Lonegro (INTA - Unidad

de Extensión y Desarrollo Territorial Anguil)

• Dis. Graf. Francisco Etchart (INTA - EEA

Anguil “Ing. Agr. Guillermo Covas”)

Colaboraciones especiales• Lic. (MSc) Roberto Torrado Porto (INTA - EEA

Anguil “Ing. Agr. Guillermo Covas”)

• Ing. P.A. (MSc) Juan Torrado (INTA - Unidad

de Extensión y Desarrollo Territorial Victorica)

Los artículos publicados enesta revista son de entera res-

ponsabilidad de los autores.Cualquier reproducción es

permitida, siempre que se citela fuente.

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MISIÓNPublicar artículos científicos, investigaciones,

ensayos, comunicaciones, comentarios sobrelibros y sistematización de experiencias referidosy vinculados a la extensión rural en el contexto deldesarrollo rural.

FINALIDADFortalecer el intercambio de información entre

investigadores y profesionales que se desenvuel-ven en el campo de la extensión rural, como apor-te a la mejor comprensión del desarrollo rural, alaprendizaje permanente y a la toma de decisionesde las organizaciones gubernamentales y nogubernamentales.

POLITICA EDITORIALLa política editorial de ReD+ER (Revista

Científica de Desarrollo y Extensión Rural), espublicar trabajos originales, que contribuyan sig-nificativamente a la mejora de la comprensión delos aspectos relevantes de la extensión rural en elcontexto de los procesos y prácticas de desarrollorural.

Revista Red+ER 2

la revistaReD+ER

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En octubre de 2010, en la ciudad argentina deSan Luis, se realizaron las XV Jornadas Nacionalesde Extensión Rural y VII del Mercosur. Bajo estemarco, y durante la asamblea de la AsociaciónArgentina de Extensión Rural (AADER), el CentroRegional La Pampa-San Luis del Instituto Nacionalde Tecnología Agropecuaria (INTA) y la Maestría enExtensión Rural, dependiente de la Facultad deCiencias Agrarias de la Universidad Nacional delLitoral, acordaron crear una revista científica deextensión rural, con énfasis interdisciplinario.

La percepción coincidente, a nivel mundial, sobrela escasez de espacios comunicacionales específicos,fue el argumento que movilizó esta decisión interinsti-tucional. Espacios donde, quienes se dedican a laconstrucción de este campo de trabajo intelectual y/ooperativo, pudieran reflexionar, dialogar y (re)pensarsobre cómo debatir paradigmas, ideas, resultados,logros e impactos, prácticas y procesos de un queha-cer transdisciplinar.

Históricamente, los cambios de paradigmas handesafiado y desafían sociedades y culturas, y presu-ponen adaptaciones rápidas para la diversidad delos actores sociales involucrados. En este contexto,la Revista ReD+ER que aquí se inicia está abierta,fundamentalmente, para América Latina, aunquepor supuesto, son bienvenidos trabajos de distintaspartes del mundo. En este sentido, seremos respe-tuosos de los idiomas de origen, y en cada númerotrataremos de equilibrar los aportes -evaluados posi-tivamente- de las distintas procedencias. Será en for-mato digital, con un número limitado de ejemplaresimpresos. La periodicidad se pautó en dos númerospor año, uno por semestre. Por lo cual, esta edicióncorresponde al N° 1 del primer semestre del año 2013.

Para plasmar la idea en producto, ReD+ER llevósu tiempo de fortalecimiento, tanto ideario como deorganización. Construir el perfil editorial; convocar ycomprometer al grupo editorial; acordar e invitar alos miembros del comité académico y a evaluado-res; así como recibir de ellos su aprobación para serparte formal de la revista, entre otros, han sido tareas

que involucraron no sólo plazos, sino también respon-sabilidades.

Durante el proceso de puesta en marcha deReD+ER, la apertura de la convocatoria de trabajos -fueran estos de investigación, ensayos o experien-cias-, ha tenido resultados más que positivos, y esonos llena de satisfacción. La tarea de los evaluado-res fue ardua, y valoramos su profesionalismo a lahora de emitir sus juicios y recomendaciones. Hechoque, además, pone de manifiesto el nivel de exigen-cia que tendrá la revista en cuanto a las normas parapublicar.

Como toda Revista, requiere constancia en eltiempo y mantener una calidad intelectual de lamayor excelencia posible, dos de nuestros desafíosfundamentales. A ellos se les suma el reto de lograrque los aportes intelectuales puestos en común,sean de utilidad. No solamente para las disciplinas yla academia, sino para quienes toman decisionesque necesitan de la extensión rural, a la hora deimplementar políticas relacionadas con el desarrolloamplio –público/privado- de las ruralidades denuestros países.

Mientras avancemos, el camino nos proporciona-rá aprendizajes, e irá sugiriendo mejoras. Es nuestrodeseo que el futuro de la revista que hoy se inicia,movilice aportes de valía a un campo de conocimien-tos con fronteras disciplinares móviles y en disputa;de capacidades; habilidades y destrezas que se irán(re) significando con el paso transformador de y ennuestras ruralidades.

En las primeras décadas del siglo XX, MarcelProust escribió en una de sus obras: “el verdaderoviaje de descubrimiento no consiste en buscar nue-vos caminos sino en tener nuevos ojos”. En estesentido, buscamos nuevos caminos y nuevas mira-das. De allí, nuestro especial agradecimiento a quie-nes se sumaron, sin condicionamientos, a este pro-yecto ambicioso de ampliar y (re) significar perspec-tivas. Y, gracias extensivas y por adelantado, a nues-tros primeros lectores. Nos vemos en el N° 2 del2013.

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presentaciónIng. Agr. (Dr.) Ricardo Dominic ThorntonIng. Agr. (M.Sc.) Hugo Erbetta

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1. Percepción de los técnicos acerca delas dificultades y emergentes en los proyectos de desarrollo localRicardo Bonatti, Santiago Aurand

2. Entre el “deber ser” y la “invasión”.Una reflexión sobre nuestras practicasen la extensión ruralAriadna Celi, Mariana Ancona

3. ¿La participación en desuso? Loslímites de la intervención para el des-arrolloEdgardo Carniglia

4. La sustentabilidad de los camposcomunitarios de pastoreo de las comu-nidades mapuche del departamentoAluminé, provincia de Neuquén. Un des-afío para la extensión ruralLuis Tiscornia, Graciela Nievas, Gerardo Álvarez, Juan Brizzio

5. Concentración, homogeneidad y des-igualdad territoriales en el agro mendo-cino. Medidas de comparación inter-territorial entre variables socioeconó-micas seleccionadasPaula Eisenchlas, Alejandro Gennari

6. Las actividades de intervención en uncontexto de conflictos ambientales: lasacciones de capacitación y acceso a lainformación en comunidades afectadaspor el uso de agrotóxicos Javier Souza Casadinho

7. Caracterización de la economía de lasfamilias rurales de los llanos de La RiojaAriel Enrique Tapia, María Inés Zalazar

8. Competencias de los agentes para eldesarrollo rural. Los extensionistas delámbito de la cuniculturaGaby Quagliariello, Adriana Bocco

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ensayos1. Percepción de los técnicos acerca de las dificultades y emergentes en los proyectos de desarrollo localRicardo Bonatti, Santiago Aurand

2. Entre el “deber ser” y la “invasión”. Una reflexión sobre nuestras practicas en laextensión ruralAriadna Celi, Mariana Ancona

3. ¿La participación en desuso? Los límites de la intervención para el desarrolloEdgardo Carniglia

4. La sustentabilidad de los campos comunitarios de pastoreo de las comunidadesmapuche del departamento Aluminé, provincia de Neuquén. Un desafío para laextensión ruralLuis Tiscornia, Graciela Nievas, Gerardo Álvarez, Juan Brizzio

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Resumen

En el debate reciente en torno a los modelosde desarrollo se ha ido fortaleciendo el interéspor la cuestión territorial en el abordaje e inter-pretación de los procesos de desarrollo. Estenuevo marco analítico, con el apoyo de otras ver-tientes disciplinarias, se ha ido plasmando en loque hoy se denomina el enfoque territorial deldesarrollo. Desde esta perspectiva el desarrollose entiende como el resultado de la interacción delos múltiples actores e instituciones que se des-envuelven en los territorios. De modo que lasposibilidades de desarrollo local en buena medi-da se vinculan al potencial de recursos endóge-nos de un determinado territorio y su entramadosocio-institucional. El INTA adhiere a este marcoconceptual y a partir del año 2006 implementa elPrograma Nacional de Apoyo al Desarrollo de losTerritorios buscando fortalecer las acciones quedesde el año 2003 realizan los Proyectos deApoyo al Desarrollo Local. El objetivo de este tra-bajo es indagar, desde la perspectiva de los técni-cos, las dificultades y emergentes que encuentrana la hora de trabajar a terreno, así como la con-ceptualización que los mismos tienen acerca del

desarrollo local. Se presenta el resultado del aná-lisis de cuatro proyectos de Desarrollo Local queestán siendo implementados en la provincia deSan Luis y la opinión, recogida a través de encues-tas, que los técnicos responsables y participantestienen acerca del funcionamiento los mismos.

Introducción

El desarrollo con enfoque territorial-localpuede interpretarse como el resultado de la inter-acción de los múltiples actores e institucionesque se desenvuelven en los territorios. De modoque las posibilidades de desarrollo local en buenamedida se vinculan al potencial de recursos endó-genos de un determinado territorio y su entrama-do socio-institucional. Este enfoque enfatiza lainterdependencia entre capital social, institucio-nalidad y territorios como aspectos fundamenta-les para desencadenar procesos de desarrollo.

Con esta premisa, desde el INTA, los técnicospromotores de procesos de desarrollo local plan-tean propuestas que intentan construir, con losdistintos actores de la comunidad, iniciativas dedesarrollo social en los territorios.

En un trabajo anterior3 realizamos un análisiscrítico de los proyectos de Desarrollo Local que seestán implementando en la provincia de San Luis.A partir del estudio de las distintas etapas de for-mulación de los mismos, de las actividades reali-zadas y de los resultados esperados y obtenidos,se observan diferentes niveles de cumplimientode los objetivos propuestos, así como en lasmetodologías para definir las estrategias de inter-vención.

Con el propósito de complementar y profundi-zar ese estudio, el objetivo de este trabajo es

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Ricardo Bonatti1, Santiago Aurand2

Percepción de los técnicos acercade las dificultades y emergentes enlos proyectos de desarrollo local 01

1 Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria, Unidad deExtensión y Desarrollo Territorial San Luis. Ruta 20 Km. 3.5(5700). San Luis Capital. Tel/fax: +54 0266-4422535. E-mail: [email protected] 2 Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria, Unidad deExtensión y Desarrollo Territorial Quines. Saavedra y Belgrano,Quines (5711). San Luis. Tel/fax: +54 0265-471058. E-mail:[email protected] Aurand, S. y Bonatti, R. (2010). Algunas reflexiones sobre losproyectos de desarrollo local en la provincia de San Luis. Trabajopresentado en el II Congreso Internacional de Desarrollo Local.Universidad Nacional de La Matanza, 14-17 de junio de 2010.

Palabras clave: Desarrollo local - Territorios - San Luis

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indagar desde la perspectiva de los técnicos lasdificultades y emergentes que encuentran a lahora de trabajar a terreno, así como la conceptua-lización que los mismos tienen acerca del des-arrollo local. La estructura del trabajo es lasiguiente: comienza con un apartado teórico en elque se hace una breve reseña y se presentan dife-rentes definiciones de desarrollo local. El segun-do apartado trata algunas variables de análisisseleccionadas de los proyectos bajo estudio. Acontinuación el análisis empírico que recoge laopinión de los técnicos participantes de los pro-yectos en cuanto a sus alcances y limitaciones.Por último, algunas consideraciones y reflexionesfinales que intentan contribuir al debate y a lapráctica de los procesos de intervención.

Acerca del desarrollo y su pluralidadde conceptos y definiciones

El desarrollo, desde su surgimiento comocampo de estudio dentro de la economía en losaños de posguerra, ha sido objeto de interpreta-ciones diversas y múltiples definiciones. Desdeentonces el concepto ha ido evolucionando y ade-cuándose a los cambios de la época, pero aúnpersiste cierta confusión conceptual. Como bienmenciona Roig (2008), en su polisemia el desarro-llo es uno de los conceptos más paradójicos de laretórica académica y política: es incuestionableaunque carezca de una definición unívoca y con-sensuada. Agregando que los múltiples adjetivosque lo califican-“sustentable”, “humano”, “equi-tativo”, “inclusivo”-, no hacen más que aportarconfusión en torno al concepto.

De manera similar para Boisier (2005), el voca-blo “desarrollo” denota un concepto que no nece-sita nada mas para su cabal entendimiento.Todos los adjetivos que suelen acompañar al sus-tantivo no hacen sino crear redundancia, ya que eldesarrollo no puede ser sino local, de igual modoque no puede ser sino “humano”, o “sustenta-ble”, o “endógeno”.

Según la definición propuesta por el InformeArgentino sobre Desarrollo Humano, el DesarrolloLocal, es un modelo de gestión político adminis-trativo de carácter integral que articula gobierno ysociedad local. Promueve la innovación en loorganizativo institucional, en lo económico y en losocial, teniendo como objetivo un proceso detransformación que tienda a generar condiciones

de mayor equidad, sustentabilidad, gobernabili-dad y participación (Di Pietro, 2001). Alburquer-que (1996), señala que el Desarrollo EconómicoLocal es un proceso que reactiva y dinamiza lasociedad local, siendo capaz de estimular el creci-miento económico, crear empleo y mejorar la cali-dad de vida de la comunidad local, mediante elaprovechamiento eficiente de los recursos endó-genos existentes en una determinada zona.

De manera similar Vázquez Barquero (1988),entiende que el Desarrollo Local es un proceso decrecimiento económico y cambio estructural queconduce a una mejora en el nivel de vida de lapoblación local, donde los empresarios localesunen su capacidad para organizar los factores pro-ductivos locales con niveles de productividad com-petitivos en los mercados; los valores y las institu-ciones sirven de base para el proceso de desarrolloy donde las políticas territoriales permiten crear unentrono económico local favorable.

Antes de seguir adelante con otras definicio-nes y analizar los componentes que caracterizanal Desarrollo Local, es necesario mostrar su rela-ción con el concepto de globalización y el territo-rio. Globalización es un concepto relativamentenuevo, ya que comenzó a usarse en los años 1980y es entendido como el resultado de un procesodesigual de comprensión de espacio y tiempo quecontiene un sistema de fuerzas muy diversas: eco-nómicas, sociales, políticas, ideológicas e inclusivereligiosas que desde las últimas 3 décadas delsiglo XX vienen modelando y remodelando la divi-sión internacional del trabajo. Proceso que favore-ce la acumulación de capital y promueve la homo-geneización de los comportamientos y consumoshumanos (Moreira, 2006). Quizás los rasgos máscaracterísticos de este proceso en la realidadArgentina, sean el abrupto achicamiento del apara-to estatal, la desregulación, reducción de subsidiospúblicos, la privatización de las empresas estata-les, la disminución de las cargas sociales, la crea-ción de empleos a bajo costo y el aumento de losimpuestos directos (Bonanno, 2003).

Al respecto la bibliografía evidencia diversasposturas; algunas puntualizan un carácter hege-mónico de la globalización sobre lo local, otrasven al desarrollo local como una alternativa únicaante el avance de la globalización. En tanto auto-res como Arocena (2001), intentan superar la anti-nomia global-local.

En esta dialéctica global-local aparecen nue-

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vas concepciones que revalorizan el gobiernolocal a nivel de municipio pero también a las for-mas de organizarse y representarse que tienenlas comunidades (Pais, 2006). Frente a lo que seadvierte que si se autolimitan a ser gestores loca-les de las políticas neoliberales diseñadas por latecnocracia internacional y los gobiernos naciona-les, los gobiernos municipales tendrán un campolimitado de alternativas (Coraggio, 1998). Por eso,el Desarrollo Local es siempre un desarrollo endó-geno que conlleva la habilidad para innovar anivel local (Boisier, 2001).

Algunas características de la dimensión localque fueron olvidadas durante décadas recobranimportancia, como la organización política muni-cipal, las organizaciones productivas y las asocia-ciones de pobladores que cobran un rol protagó-nico al igual que las ONGs (Villalobos, 2001). Sibien es muy importante la capacidad de convoca-toria del gobierno local al conjunto de la sociedadpara sumarse a un proceso de desarrollo endóge-no (Coraggio, 1998), no es suficiente sin la des-centralización de las decisiones a favor de losactores locales, la promoción y aumento de laparticipación y el control social. Estos son compo-nentes estratégicos para el desarrolloterritorial–local por su potencialidad para demo-cratizar las instituciones. Los procesos participati-vos crecientes dirigidos hacia la autogestión delos actores locales redefinen la manera de hacerpolítica. El motor del desarrollo local está en lapromoción de la participación y en la organizaciónde la población respectiva (Manzanal, 2004).

El desarrollo local como proceso endógeno decambio de un determinado territorio está muyligado a la existencia de una fuerte institucionali-dad local. Como señalan Schejtman y Berdegué(2004), la transformación productiva y el desarro-llo institucional deben abordarse en forma simul-tánea en los proyectos de desarrollo territorial.

Atendiendo a estas cuestiones, y reorientandola mirada en el trabajo de extensión, el INTA creael Programa Federal de Apoyo al Desarrollo RuralSustentable (PROFEDER) con la finalidad de pro-mover la innovación tecnológica y organizacional,el desarrollo de las capacidades de todos losactores del sistema agroalimentario y agroindus-

trial, y el fortalecimiento de la competitividadlocal, regional y nacional propiciando la equidadsocial y la sustentabilidad ambiental. El PROFE-DER incentiva procesos de desarrollo local,fomentando la participación, la cooperación y laarticulación entre los sectores público y privado.De esta forma, se pretende fortalecer la organiza-ción local con la finalidad de consensuar y estimu-lar el desarrollo social y económico de un territo-rio (INTA). Si bien ya existían a nivel nacional algu-nos proyectos que atendían esta temática, elPROFEDER comienza a ejecutarse en el año 2003,poniendo énfasis fundamentalmente en lossiguientes aspectos: seguridad alimentaria, inclu-sión social, apoyo a la modernización del sectoragroalimentario y agroindustrial y manejo susten-table del recurso natural (Thornton, 2006).

Dentro de los objetivos específicos, se puedendestacar: promover y apoyar el fortalecimiento dela organización de los productores, estimular laformación de redes de aprendizaje tecnológico yde difusión de conocimientos e innovaciones, for-talecer sistemas de capacitación permanente,ofrecer herramientas de apoyo técnico, contribuira fortalecer un sistema de información a nivellocal que apoye a la planificación y toma de deci-siones. Como estrategia, se plantea trabajar con-juntamente con los distintos actores del desarro-llo de forma participativa, apuntando a la susten-tabilidad social, económica y ambiental (TorradoPorto, 2007). Entre sus distintos componentesprogramáticos (Cambio Rural, Profam, Minifundioy Programa ProHuerta), centraremos el análisis enlos Proyectos de desarrollo local.

Los proyectos de desarrollo local enSan Luis. Alcances y limitaciones4

En este punto, se presenta el análisis de loscuatro proyectos de Desarrollo Local objeto delestudio que, con distinta duración, se estánimplementando en la provincia de San Luis desdeel año 2004. Se realizó un análisis comparativo delas distintas etapas secuenciales del proceso deformulación del perfil de los proyectos. Desde elplanteamiento de los principales problemas iden-tificados, los objetivos propuestos, las estrate-gias de intervención para alcanzarlos, hasta lasactividades programadas y los resultados espera-dos. Complementariamente, de los informesanuales de los proyectos, se revisaron las activi-

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4 Este apartado esta basado en un trabajo anterior realizado porlos autores: “Algunas reflexiones sobre los proyectos de desarro-llo local en la provincia de San Luis”.

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dades realizadas, los resultados obtenidos y losemergentes y dificultades encontradas a lo largode la marcha de los mismos.

a) Los problemasSi bien las problemáticas dependen mucho del

territorio en el que se lleva a cabo cada proyecto,se identifican una serie de problemas comunesque pueden sintetizarse en: bajos ingresos de lapoblación; altas tasas de desempleo o subempleo;políticas públicas inadecuadas o ausentes (planessociales de corte clientelar); baja calificación labo-ral; dependencia de programas temporarios deempleo; débil trama social; baja densidad institu-cional; escasa participación de los actores locales, yescaso desarrollo productivo y tecnológico.

Este “listado” de problemas en ningún caso seacompaña de un análisis tipo causa-efecto (árbolde problemas) que permita identificar los proble-mas centrales y den cuenta de las alternativas desolución propuestas. En otras palabras, no seexplicita un ordenamiento o priorización de losproblemas que facilite una definición apropiadade los objetivos estratégicos.

Tampoco se visualiza un análisis de las capaci-dades y recursos (potencialidades), así como delas limitaciones y oportunidades que tiene cadaterritorio para desencadenar un proceso de des-arrollo sostenible.

b) Los objetivosComo consecuencia de lo anterior, algunos de

los objetivos propuestos se presentan en térmi-nos muy genéricos, ya que cualquier proceso dedesarrollo local puede perseguir la generación deempleo, reducir la pobreza, mejorar los ingresos opromover el desarrollo social, pero en última ins-tancia son los objetivos estratégicos, que depen-den de las características del territorio, los quepermiten proponer alternativas de solución a laproblemática identificada. Esto hace que algunosobjetivos parezcan pocos viables (realistas) enfunción de las carencias y obstáculos identifica-dos en los territorios.

Los objetivos son más específicos cuando setrata de resolver la cuestión productiva, para locual se propone: promocionar el desarrollo eco-nómico, productivo y tecnológico; fomento demicro emprendimientos y desarrollo de produc-ciones alternativas, entre otros.

c) Las estrategias y actividadesSiguiendo con la lógica de formulación de los

proyectos, se revisan cuáles son las estrategiasde intervención planteadas para alcanzar losobjetivos propuestos, así como las actividadesinvolucradas, y las articulaciones necesarias parasu concreción.

Hay plena coincidencia en la importancia de laorganización de los actores locales, tanto paraformar asociaciones u otro tipo de organizacio-nes, como para la participación en los distintosámbitos, inclusive en aquellos donde se tomandecisiones -empoderamiento-. Sin embargo,entendiendo que las posibilidades de desarrollolocal en buena medida se vinculan al potencial derecursos endógenos de un determinado territorio,no aparece una mención clara de las institucionespresentes que puedan desempeñar algún rolestratégico en el proceso de desarrollo.

Tanto en la formulación como en los informesde proyectos, se destaca la importancia de la par-ticipación en la formulación, ejecución y opera-ción del proyecto como un elemento clave. Sinembargo, no queda claro que tipo de participa-ción se espera y cómo lograrla. No se explicita unproceso ni uso de instrumentos en particular paramotivar y coordinar la participación en los benefi-ciarios y “socios” de los proyectos.

En todos los casos se hace fuerte hincapié enlas capacitaciones continuas, tanto en aspectostecnológicos como organizativos, para mejorarlos procesos productivos y comerciales. Éste es elpunto para el cual se informan la mayor cantidadde actividades.

La articulación interinstitucional, en sus distin-tos niveles, también se reconoce como un aspec-to central, tanto con municipios locales, gobiernoprovincial, escuelas, hospitales o centros desalud, ONGs, y asociaciones de productores,entre otras. Sin embargo, a pesar de la importan-cia asignada y del reconocimiento de la falta deinstitucionalidad local, los informes no registransuficientes referencias a la realización de activi-dades orientadas al fortalecimiento institucional yla organización comunitaria. Este es, además, elaspecto mencionado entre las principales dificul-tades, expresado en términos de falta de compro-miso, discontinuidad de apoyo, desinterés o faltade apropiación.

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d) Los resultados

Finalmente, los principales resultados espera-dos giran en torno a lo tecnológico-productivo(emprendimientos, capacitaciones, mejora delingreso), lo organizacional (figuras asociativas,afianzamiento de la trama social, redes de coope-ración) y lo interinstitucional (articulación deactores / organizaciones locales; gestión asociati-va público-privada; conformación de ConsejoAsesor del proyecto). Tampoco aquí parece existiruna correspondencia en función de las restriccio-nes mencionadas y los tiempos de los proyectos,en consecuencia algunos se tornan poco factiblescomo se evidencia en el dispar grado de resulta-dos alcanzados volcados en los informes. Seobserva que las capacitaciones son, en la mayoríade los casos, los principales aportes que se hacendesde los proyectos a los actores locales.

Los proyectos de desarrollo localdesde la mirada de los técnicos

Mas allá de sus capacidades para el trabajo enproyectos de desarrollo local, el rol de los técni-cos es complejo y requiere de un permanenteequilibrio entre un modo de intervención partici-pativo y la conducción y sostén del proceso. Comoseñalan Corti y Lacelii (2010), los técnicos debenimpulsar, promover y acompañar el proceso sinque su presencia aparezca de manera relevante.

Con el apoyo del marco teórico precedente, seseleccionaron los principales aspectos sobre losque consultar a los técnicos responsables de losproyectos sobre sus percepciones acerca del fun-cionamiento de los mismos, en términos de difi-cultades y logros en el trabajo a terreno. Lasencuestas se estructuraron sobre los siguientesejes:(a) diseño y formulación del proyecto;(b)estrategias de intervención;(c) dificultades yemergentes y (d) alcances y logros. A modo deresultado se presenta la sistematización de lasencuestas y se transcriben las principales opinio-nes recogidas.

a) Diseño y formulación de los proyectosLa etapa de Preproyecto permitió “recorrer y

reconocer el territorio”, realizando un relevamien-to de recursos y potencialidades locales, identifi-cando la vocación o perfil productivo local quepermita motorizar un proceso de cambio.

Conocido el entramado socio-institucional

local (mapa de actores), sigue una etapa de con-vocatoria y difusión de la idea-proyecto con elobjeto de diagnosticar la problemática en formaparticipativa, alcanzando acuerdos con los acto-res sociales sobre la misma, y tratando de esta-blecer cuales son los vínculos, necesidades e inte-reses de cada uno de ellos.

Construcción conjunta de un plan de acciónestratégico en función de la problemática detec-tada y de los objetivos fijados.

Formulación participativa solo en la etapa dediagnóstico y definición de objetivos.

Los tiempos institucionales del proyectodeben adecuarse a partir de la formulación, exi-giéndose resultados, modestos y alcanzables, yreformulaciones que propongan saltos cualitativosy coherentes a lo sucedido en los primeros años.

Los tiempos de la gente y de otras institucio-nes participantes no siempre pueden acompañarlos tiempos de la unidad ejecutora del proyecto.No debería esperarse grandes respuestas de unmunicipio en el corto plazo.

b) Estrategias de intervención• Búsqueda de los recursos reconocidos comopropios en cada comunidad y su valorización• Búsqueda de iniciativas innovadoras• Diversificación productiva• Creación de emprendimientos• Capacitación de RRHH

c) Dificultades y emergentesLa aparición de emergentes es una constante

en un proceso de innovación donde se levantandemandas de distinta naturaleza difíciles de prio-rizar y a veces hasta encontradas. En todo caso,cada proyecto es una singularidad que puede ono replicarse en otro.

No se tuvo en cuenta en forma fiel cual era lasituación de la que se partía y el impacto deseado.Tampoco se tuvo en cuenta la promoción, difusióny socialización del proyecto para que todos tuvie-ran en claro el alcance de la propuesta.

Se sobreestimó la respuesta de otras institu-ciones en la etapa de formulación.

Entre los actores involucrados la participaciónfue dispar y discontinua.

La mayor colaboración-participación se obser-va en los emprendedores locales-regionales y losmedios de difusión. En tanto los municipios sonlos que menos colaboran.

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La relación municipio-poblador no es una rela-ción orientada al desarrollo y, en muchos casos,es opuesta.

Las políticas provinciales-nacionales mayorita-riamente influyen en forma negativa para el des-arrollo de las localidades, si bien hay una acciónpositiva en materia de política de obras públicasprovincial (caminos, viviendas, comunicaciones).El principal problema es el divorcio Nación-Provincia.

Las políticas influyen alentando ó desalentan-do el proceso de cambio y son claves en el éxito ófracaso del proyecto.

La mayor dificultad fue la falta de participacióny compromiso.

Desinterés y falta de acompañamiento de losgobiernos locales.

Falta de apropiación del proyecto en términosde pertenencia e identificación con el mismo.

El proyecto se fue dando para donde los acto-res protagonistas (no siempre bien intenciona-dos) quisieron, se reconoce en ello un déficit paraconducir ó dirigir el rumbo del proyecto.

Una cosa es ser democrático a la hora de diri-gir y otra ser excesivamente flexible en la gestión.

Falta de un equipo técnico y de diferentes per-files para atender cuestiones no tecnológicas.

d) Alcances y logrosResulta difícil precisar logros en el corto plazo

para proyectos que persiguen objetivos cualitati-vos. Es necesario trabajar los indicadores apro-piados para medirlos.

Algunos puntualmente son más objetivoscomo las asociaciones formadas, cantidad degente involucrada, capacitaciones realizadas, oemprendimientos en marcha. Otros son eviden-tes, pero difícilmente cuantificables.

Consideraciones y reflexiones finales

De las opiniones vertidas por los técnicos sur-gen algunas cuestiones interesantes para desta-car como aportes para una mejor intervención enlos territorios.

a) El concepto de desarrollo localSe evidencia una correcta conceptualización

acerca del desarrollo local para el trabajo que seintenta realizar. Es decir, los técnicos dominan elcomponente teórico y reconocen la complejidad y

las diferentes dimensiones que caracterizan aestos procesos. Son conscientes que para desen-cadenar cambios favorables y duraderos se nece-sita una visión estratégica del territorio, de acto-res con iniciativa y compromiso compartiendo unproyecto común y de una sólida institucionalidadque facilite y articule las acciones.

Sin duda, intentar llevar adelante un proyectode Desarrollo Local, no es tarea fácil y requiereque se den una serie de condiciones entre las queresulta esencial el respaldo y legitimación de losagentes locales. Es decir, que solo será posibledesencadenar procesos de desarrollo local si losactores locales participan activamente en elmismo. Si bien motivar a la población para queparticipe del proceso requiere el soporte de unainstitución central que asuma el liderazgo paradirigir y coordinar las iniciativas, la poblaciónlocal y sus instituciones deben ser los protagonis-tas. En la letra de los proyectos analizados y en elpensamiento de los técnicos esto parece estarclaro, es así que se habla de apoyo a procesos dedesarrollo local. Sin embargo, los mayores esfuer-zos no parecen orientarse en este sentido.

Sin pretender establecer juicios de valor niapreciaciones subjetivas se resaltan algunos pun-tos críticos que merecen ser revisados y que pue-den ser fuente de explicación para las dificultadesmencionadas. Por un lado, tal como lo han reco-nocido los encuestados, hay una tendencia asobrestimar el apoyo y adhesión a las propuestasplanteadas desde los proyectos por parte de cier-tos actores e instituciones claves, fundamental-mente de los gobiernos locales. Puesto en otrostérminos, y en sentido contrario, subestiman orelativizan la real importancia del entramado ins-titucional como emergente sistémico que viabilicelos procesos de desarrollo.

b) El concepto de participaciónLa participación, en términos de pensamiento,

está presente en el discurso de los técnicos, peroen la práctica no se resaltan acciones deliberadasy específicas para fomentarla. Se trabajan ciertosespacios y momentos de participación -distintosgrados o tipos-. En un solo caso se menciona laparticipación como un mecanismo importantepara lograr el empoderamiento de los beneficia-rios del proyecto.

Teniendo en cuenta que entre las principalesdificultades los técnicos reiteran la falta de com-

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promiso, desinterés, falta de apropiación del pro-yecto de los distintos actores, sería interesanteprofundizar el posible vínculo de estas debilida-des con el énfasis puesto en el proceso de promo-ción de la participación.

c) La estrategia de intervenciónEntendiendo como imprescindible las articula-

ciones entre todos los actores e institucioneslocales, este debe ser un eje central de la estrate-gia de acción. Articulaciones que no deben que-dar solo en términos formales (avales), sino conactores involucrados de manera activa, convenci-dos de querer llevar adelante un proceso de des-arrollo local. Al igual que el tema de la participa-ción, no se señala el trabajo interinstitucionalentre las estrategias seguidas, aunque sin porello dar cuenta de que no se realizan. Por ejem-plo, algo que se menciona en los proyectos, peroque no lo hacen los técnicos, es la conformaciónde un Consejo Asesor del proyecto. Esta figura,sería de suma utilidad en la tarea de coordinacióny apoyo al proyecto, como así también, una ins-tancia importante de validación de lo realizado.

d) Dificultades y emergentesEs amplio el listado de emergentes que surgen

e impiden el cumplimiento de lo pautado. Cabepreguntarse entonces sino es necesario que a lahora de la formulación, se planteen metas realiza-bles, sobre cuestiones reales. A la vez, es impor-tante tener en cuenta ciertos parámetros paraevaluar luego el cumplimiento o no de lo propues-to. Una evaluación continua por parte de los invo-lucrados de la marcha del proyecto, permitiríauna adecuación y reformulación de objetivos yactividades para que se ajusten constantementea la realidad local.

e) Alcances y logrosQuizás para que los proyectos sean mejor eva-

luados muchas veces se formulan planteandologros demasiado ambiciosos (o utópicos), pre-tendiendo cambiar una realidad de mucho tiem-po, en unos pocos años, antes que resultadosmodestos y alcanzables, pero acordes con la com-plejidad y dinámica inherentes a estos procesos.

Es importante una etapa de diagnóstico parti-cipativo que permita conocer las capacidades dedesarrollo (oportunidades y potencialidades), asícomo los obstáculos y limitaciones para vislum-

brar las posibilidades de llevar a cabo el proyecto,la viabilidad del mismo, los tiempos de ejecucióny los resultados esperados. Se insiste en que lamayoría de las veces, los tiempos de las institu-ciones, no son los mismos tiempos de la gente. Enel diagnóstico, pueden aparecer las distintastemáticas o ejes en donde se podrá trabajar enpos de actividades que sumen al desarrollo local.

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INTA + UNL 13

Page 15: INTA_RED+ER 01.pdf

Introducción

Orígenes y AntecedentesLos avances en investigación, sobre todo

desde la sociología, hoy nos permiten poderhacer una análisis crítico de cómo la lógica linealdel conocimiento hegemónica en esta área lo hasido también en la práctica de la extensión rural.Aún existe entre los organismos de Extensión eInvestigación y los Pequeños una distancia mani-fiesta y sentida por ambos en relación a la adop-ción de tecnología y a la lógica de unos y de otrosdesde la teoría.

Sin embargo en nuestra práctica cotidianamuchas veces seguimos repitiendo el modelodominante de la lógica lineal del conocimiento,aún pensando que hacemos lo contrario. Podercuestionarnos en cada momento ¿Qué hacemosrealmente? ¿Cuál es el límite que tenemos comoagentes de desarrollo? ¿Son nuestras prácticas“intrusivas”? es lo que nos va a llevar a un accio-nar diferente no solo desde nuestro pensamiento.

El concepto de ruralidad ha sufrido sus modifi-caciones a lo largo de los últimos tiempos.Thornton, Cimadevilla y Carricart (2003), planteanla complejidad en la que se asume la ruralidad yello presupone, tanto desde la perspectiva insti-tucional como profesional, mayores desafíos yrequerimientos de capacitación y creatividad paralos actores sociales involucrados.

Es entonces que a partir de esta complejidadnos intereso descubrir y poner en terreno lanoción de competencias que, a diferencia de lanoción de “calificación en el trabajo que privilegiala dimensión funcional o instrumental de losconocimientos conforme a una visión esencialistao sustancialista”, esta pone su foco en la acción(Friedman y Naville, 1963)7, privilegiando “ladimensión social y política de los conocimientos,o sea la estimación social y situada de las calida-des de los actores, según una concepción relati-vista y relacional” (Celi, 2012)8. Es decir que unacompetencia se entiende como “una actuaciónintegral para identificar, interpretar, argumentar yresolver problemas del contexto con idoneidad ycompromiso ético, articulando el saber ser, elsaber hacer y el saber conocer” (García Fraile etal, 2009; Tobón, 2010)9.

Podríamos decir que el paso del concepto de“calificación” al de “competencia” requiere deuna “versatilidad” entendida como un conjuntode capacidades que puede hacer frente a la com-

Revista Red+ER 14

Ariadna Celi5, Mariana Ancona6

Entre el “deber ser” y la “invasión”.Una reflexión sobre nuestras prácticas en la extensión rural 02Palabras clave: Competencias - Extensión - Acción del desarrollo

“Duerme, duerme, negritoQue tu mama está en el campo, Negrito

Te va traer codornices, Para ti.Te va a traer rica fruta, Para ti

Te va a traer carne de cerdo, Para ti.Te va a traer muchas cosas, Para ti”

(Mercedes Sosa - Duerme Negrito)

5 Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria, Agencia deExtensión Rural San Martín, San Juan. Tel. (0264) 492-1191. Avda.Sarmiento y Calle Nacional San Martín (5439), San Juan, SanMartín, San Juan. E-mail: [email protected] 6 Federación de Cooperativas Agropecuarias-Fecoagro Ltda. SanJuan-. Belgrano 2767 (E). Tel: (0264) 42-53600/42- 53400. E-mail: [email protected] 7 Citado por Wolf G., Pereira Tartuce B. (2004) 8 CELI, A., 2012 p. 2009 Ibíd., p. 60

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plejidad y la imprevisibilidad del contexto10 y delsistema11.

Este concepto integrador nos ilumina sobre lapresencia de proceso en donde se integra elsaber ser (automotivación, iniciativa y trabajocolaborativo) con el saber conocer (conceptuali-zar, interpretar y argumentar) y el saber hacer(aplicar procedimientos y estrategias) pero sobretodo nos plantea un desafío como actores delterritorio.

Objetivos del TrabajoEn este trabajo nos permitimos contar, anali-

zar y reflexionar, desde nuestra narrativa de loshechos, una anécdota sobre nuestra práctica quenos permita dar alguna respuesta a las preguntasformuladas anteriormente.

El caso narrado tiene lugar en la localidad deLas Lomitas de Albardón (San Juan) en una coope-rativa de familias marginales reconvertidas enproductores familiares por un proceso de organi-zación, educación y gestión entre Fecoagro Ltda,INTA AER San Martín y el Programa JóvenesEmprendedores Rurales (JER). Esta experienciadesde el 2007 nos permite poder trazar nuestrosaciertos y nuestros desaciertos para hacerlos visi-bles y exponerlos a la luz de nuestras competen-cias como extensionistas.

¡Pobre Antonia!La conocimos hace tres años. Imposible calcu-

lar su edad. Sonriente, con ropa que le quedabachica. Embarazada de su tercer hijo. Apenas sabíaleer y no escribía. Vivía en un rancho no muy ale-jado del pueblo pero no llegaba el agua potable.Formaba parte de una Cooperativa de Trabajo deJóvenes. Cuñados, hermanas, padres y madresformaban esta unidad de trabajo. No había vividosiempre allí, antes habían estado cinco familiasen una misma casa en una finca. Ahora cada fami-lia tenía su espacio, para nosotras infrahuma-no.¿Para ellos? Tres familias se habían ido a viviren un asentamiento y dos en este lugar. Todas lasfamilias trabajaban en un mismo terreno.

Nuestra llegada tenía el objetivo institucionalde generar una actividad productiva, pero bastóponer el pie en ese lugar para entender que ese“mensaje productivo” era una incoherencia deprincipio a fin.

Antonia era quien nos recibía siempre.Esperábamos a las demás sentadas en el piso.Cuando llegaban alcanzábamos a hacer una acti-vidad de juegos (títeres y juguetes) para losniños. Desde el juego comenzamos a comunicar-nos. Íbamos todos los martes a hacer compañía,pero la vuelta a nuestras casas era angustiante.Ver esos niños descalzos, sin abrigo, enfermos, aveces la piel cortada y mugrienta provocaba infec-ciones. Como mamás nos penaba ver esa distan-cia entre madres e hijos, esa ausencia de espaciosde juegos, de contacto, de caricia. Era, a nuestroentender, tenerlos y largarlos a que caminen.

Durante el primer año eso fue lo que hicimos.Hablábamos de la higiene en los hogares, de lascomidas, hicimos dulces para conservas, cons-truimos un hormo para hacer pan. Pero nada“prendía” desde nuestra lógica de extensionistas.Los avances no los veíamos a simple vista. Todoquedaba tal cual. Nuestra lógica racional era, siestán con tanta necesidad de comida ¿Por que nocrían animales? ¿Por que no tienen una huerta? Yla desesperación nos intentaba ganar en cadaencuentro. Las calificaciones de nuestra laborfueron negativas para la institución.

Durante el segundo año las cosas fueron cam-biando. Antonia era quien llevaba la voz delgrupo. Hablaba más fluidamente en las reunio-nes, pudimos reunirnos con los hombres y lasmujeres (hasta ese momento solo nos hablabanlas mujeres). Propusimos instalar una escuelapara adultos en el galpón de la cooperativa. El ProHuerta nos acompaño en instalar una huertacomunitaria y una granja. Aumentaron su superfi-cie de siembra. Participaban en los encuentros decapacitación de jóvenes. Antonia recibía visitasde técnicos del INTA, de la maestra, de técnicosde otras organizaciones, del Ministerio deDesarrollo Social, etc.

A esta altura, en menos de dos años Antoniatuvo dos hijos más. Así que en su último embara-zo, decidimos comenzar a hablar sobre el controlde la natalidad como algo muy necesario (paranosotras). Entonces instamos a que ella y su pare-ja tomen la decisión de ligarse las trompas. Yaestaba convencida (y uso esta palabra porque

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10 Ibíd., p. 148 11 La competencia es por lo tanto, un atributo que se refiere a lasubjetividad del individuo, y se relaciona con su capacidad demovilizar los conocimientos y actitudes necesarias para, de formaindependiente, resolver problemas en una situación específicos(Machado, 1998; Tanguy, 1997a y 1997c).

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creo que era una lucha entre nuestra lógica urba-na y la de ella. Habíamos “vencido”). Ella solotenía 23 años de edad.

Dos señales pasaron desapercibidas a nuestravista sobre el crecimiento de Antonieta. Su grupoparticipaba de todas las reuniones de jóvenes(dejando a sus hijos al cuidado de su marido yhasta una de ellas viajo sola a Córdoba) y su casaya no era un rancho (su marido estaba haciendouna ampliación).

Tuvo su última bebe en Octubre. Nunca se ligólas trompas. Ni pasaba por su cabeza ya que lehabían dicho que las mujeres que hacen “eso sevuelven locas”.

Un cachetazo para hacernos reaccionar. Estehecho nos lleno de preguntas hacia nuestro accio-nar. ¿Qué habíamos hecho? ¿Quiénes éramosnosotras para meternos en la vida de ellas sin per-miso? ¿Qué pasaría si alguien nos toca la puertade nuestras casas y nos dice como criar a nues-tros hijos, como limpiar la casa, que hacer connuestro cuerpo?

Antonia nos enseño cuales eran nuestros lími-tes. Ella, con su sonrisa nos “marco la cancha”.Nos puso en la cara nuestro atrevimiento, nuestra“invasión”. Nos hizo reflexionar sobre nuestraactividad cotidiana, sobre nuestro hacer. Era,para nosotras, un “deber moral” hablar de lasalud y la educación de sus hijos; era una “inva-sión” nuestra meternos en lo íntimo de cada fami-lia, de cada mujer. Minimizamos su entorno, sucontexto. Nuestro mensaje “sanador”, creímos,era más poderoso que su familia, que su historia,que su entorno, que su red de conocimiento.

¡Pobre Antonia! Encima de lidiar con cinconiños tuvo que enfrentarse a todo un batallón de“profesionales de la extensión rural” que intenta-ban cambiarle la vida. Ella tomo lo que le sirvió, elresto lo dejo, o adapto o lo desecho simplemente.Eso no lo vimos nosotras en ese momento. Ellanos lo demostró ahora.

Reflexión final

Llegamos a Antonia como menciona Darré(1996)12, en su crítica al cientificismo, citando a

Charidbe y Sylla “en la preocupación central deconvencer sobre la adopción de una nueva técni-ca, de organizarse, de hacerla compatible, de serun verdadero empresario”. Nuestra actividad con-sistía en “ayudar a los agricultores a resolver suspropios problemas”. Sin embargo, Antonieta notenia la misma perspectiva, ni se planteaba losmismos problemas “que los dirigentes y agentesde desarrollo”. Entonces, había que “sensibilizar-los sobre los verdaderos problemas”, “hacerlostomar conciencia de distintas cosas”.

Nuestro encuentro no fue un simple encuentroentre técnicos y productoras. Eran dos campos,como dice Bourdieu (1974:184)13, quien señala alrespecto que “la verdad de la interacción, no resi-de en las condiciones coyunturales de la situaciónde interacción de individuo a individuo, sino en laposición presente y pasada de los agentes en laestructura social, que ellos inevitablemente trans-portan bajo la forma de habitus”. En otras pala-bras, dicen Cáceres, Silvetti y Soto (1998), “nonos encontramos ante técnicos y agricultorescomo sujetos absolutamente libres para elegirsus opciones sino que por el contrario pesansobre ellos coacciones estructurales que soninternalizadas a lo largo de su vida como sistemasde disposiciones a actuar, percibir, valorar, sentiry pensar de determinada manera”. Esto se expre-sa en lo que Bourdieu (1991), denomina el sentidopráctico de los actores. Para Gutiérrez (1994:49),el sentido práctico desde la perspectiva bourdia-na hace referencia a una “aptitud (de los agentes)para moverse, para actuar y para orientarse segúnla posición ocupada en el espacio social, según lalógica del campo y de la situación en la cual se estáimplicado. Siendo entonces el resultado de un pro-ceso de incorporación en la práctica y con finesprácticos, el sentido práctico orienta en los actoreslíneas de acción reculares, como la 'cosa a hacer', esdecir como la conducta 'obvia' y 'razonable' anteuna situación determinada”.

Nuestras acciones eran de “sentido común”. Elnuestro. El de nuestra lógica de razonamiento quese enfrentaba (sin ser advertido por nosotras)entre un sentir desde un paradigma interpretativoy un hacer desde el positivismo. Ella, Antonia,tenía otro.

Dice Olivier de Sardan (1991)14, “en torno delas acciones de desarrollo, dos mundos entran encontacto. Se puede hablar de dos culturas, dosuniversos de significados, dos sistemas de inter-

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12 DARRE Jean Pierre. 1996. 13 Citado en CÁCERES Daniel, SILVETTI Felicitas, SOTO Gustavo.199814 OLIVIER DE SARDAN Jean-Pierre. 1991

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pretaciones, como se quiera... decimos dos siste-mas de entendimiento. De un lado, el sistema deentendimiento de los destinatarios, a saber de laspoblaciones receptoras (si se emplea un lenguajetecnocrático), o de las comunidades rurales (si seemplea un lenguaje idealista). Por el otro lado,está el sistema de entendimiento de las institucio-nes de desarrollo y de sus agentes”.

Antonia representó al “todos/as”. Al los quenosotros vemos cotidianamente en nuestro traba-jo. Al que les acercamos propuestas, al que incen-tivamos desde nuestro trabajo.

¿Qué estaba en juego? Nuestro prestigio comoprofesionales sin duda, nuestra calificación comoagentes de desarrollo, nuestras angustias comomamá de niños pequeños (ambas habíamos sufri-do mucho para poder tener hijos).

Thornton, Cimadevilla, Carricart (2003), plan-tean que “el conocimiento de las racionalidadesde los actores, capacidades, competencias, prefe-rencias, intereses e informaciones que poseendebe trascender el marco de las caracterizacionesgenerales que se hacen a nivel de convenios derepresentación si se quiere conocer qué puedesumarse”. Es decir que el análisis que esta faltan-do es el conocimiento de las prácticas, las viven-cias en “su lugar de trabajo concreto, en elcampo, en lo local y en lo regional, y en las rela-ciones persona a persona que cotidianamentegeneran”. “El cambio del modo de pensar influen-cia el cambio en el modo de actuar, e impone nue-vos desafíos a la práctica extensionista” reflexio-nan Thornton, Cimadevilla, Carricart (2003)15. Esdecir que las instituciones públicas de extensión(como por ejemplo el INTA), enfrentaban en el2003, según los autores, “un nuevo desafío; lanecesidad de ser un actor institucional proactivo,capaz de ayudar a imaginar, negociar y construirlas nuevas reglas del juego de la sociedad del

conocimiento emergente en el marco de la nuevaruralidad”16.

Hoy nos sentimos diferentes profesionales.Actuamos diferente. Nos permitimos flexibilizarnuestros objetivos productivos e institucionales yactuar en forma coherente con nuestra forma depensar. Pusimos en práctica acciones de cons-trucción de la realidad compartida17. Desde estenuevo conocimiento, Antonieta nos enseñó las“reglas del juego” y nos replanteo nuestros“modelos mentales individuales y marcos institu-cionales de referencia que moldean la percepción,las decisiones y las acciones colectivas”(Thornton, Cimadevilla, Carricart, 2003).

Es decir que debemos asumir y construir estanueva “extensión” en donde no prima el conoci-miento técnico, sino la facilitación de diagnósti-cos; de interrelacionamientos; de mediaciones;de búsqueda de oportunidades; de experimenta-ción; de formulación de propuestas de liderazgo;negociación; trabajo en equipo; comunicación efi-caz; resolución de conflictos; psicología delaprendizaje de adultos; pedagogía aplicada aadultos etc. Esto es, conocimientos generalmenteabordados por las ciencias sociales que estánescasamente presentes en las carreras de grado.(Thornton, Cimadevilla, Carricart)18.

En ese marco debemos reflexionar sobre nues-tro accionar. Pareciera ser que, en primer lugardebemos pasar de hablar de profesional de laextensión rural a extensionista rural. Es decir unactor (profesional o no), como sostienenThornton, Cimadevilla y Carricart, “cada vez másun “mediador” entre el saber científico y el saberempírico, y simultáneamente un “traductor” deinquietudes, necesidades, pareceres, protestas osatisfacciones del hombre de campo y su familia,así como un “facilitador” de interacciones entrelos actores de las cadenas” y “para ello, el saber,saber hacer y hacer del profesional resulta de unproceso continuo de reflexión-acción que se retro-alimenta de diversas fuentes de información yconocimiento. Nadie se educa solo, sino a travésde la experiencia compartida y de la interaccióncon los demás. Nadie, tampoco, seguramenteresulte hábil en todo, pero la presunción deseablees que conozca y maneje los marcos teóricos-prácticos básicos, le agregue valor a ese back-ground integrándose a otros que lo complemen-ten y reconozca las limitaciones”.

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15 Thornton R., Cimadevilla G., Carricart P. 2003. p. 20516 El INTA a través de su sus propias reflexiones internas elaborósu Plan Estratégico Institucional 2005 – 2015 que profundizósobre las practicas y los ejes de su accionar. 17 Compartida, termino que Melucci A. (1991) entiende como“Construida y negociada”.18 Thornton R., Cimadevilla G., Carricart P dicen que los “conoci-mientos generalmente abordados por las ciencias sociales queestán escasamente presentes en las carreras de grado. Y si loestán, es acotados a una materia de Extensión Rural con limitadacarga horaria que, incluso, no todas las formaciones incluyen (porejemplo, en medicina veterinaria, ingenierías forestales o licen-ciaturas agrarias)”. (210p).

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Es decir que, debemos asumir ciertas limita-ciones de nuestra formación, de nuestra construc-ción de la realidad como “única”, que a lo largo denuestra acción como extensionistas nos impidie-ron comprender la complejidad de nuestro accio-nar y que si no ponemos a rever estos construc-tos, seguramente no podremos transitar el proce-so de “apertura mental” necesarios “para redefi-nir los modos de abordar los problemas de la rea-lidad”.

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Revista Red+ER 18

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Resumen

Si el desarrollo no se esconde en lugaresinexistentes, cabe reafirmar de manera crítica lavigencia de la participación dentro de las inter-venciones para el cambio social, esas que ahoraacontecen a través de proyectos y programasantes que por medio de políticas. Sin embargo,las manifestaciones concretas de la intervencióninstitucionalizada para el desarrollo sectorial oglobal interpelan permanentemente a las volunta-des y prácticas participativas toda vez que hacende ambas una ilusión, un engaño y un fracaso,entre otras consecuencias no deseadas. Así, el“desuso” de lo participativo acontece dada lanaturaleza situacional de ésta, o sea su condiciónsiempre contextualizada sociocultural e histórica-mente. Las manifestaciones puras e impuras deldesuso de la participación en los proyectos dedesarrollo se establecen, por ejemplo, cuandodicha condición política no es contemplada en laelaboración de las iniciativas, cuando se la asumeen esta instancia pero se reniega de ella de distin-tas maneras en la ejecución de las propuestas ycuando los obstáculos de la casi omnipresenteintervención institucionalizada para el desarrollocondicionan el participar.

Introducción

Si el desarrollo no se esconde en lugaresinexistentes, cabe reafirmar de manera crítica la

vigencia de la participación dentro de las inter-venciones para el cambio social, esas que ahoraacontecen a través de proyectos y programasantes que por medio de políticas.

Para reafirmar sistemáticamente la idea de laparticipación en la problemática del desarrollo, esimprescindible enfrentar cierta desilusión y algúndesasosiego, en parte reflejados en el contenidode una publicación reciente (Thornton yCimadevilla, 2010), que atraviesan la teoría y lapráctica al respecto. Es decir, no caben los atajosconceptuales e históricos al abordar el problemade lo participativo en relación con el cambiosocial, pues este sendero reproduciría erroresharto conocidos.

Una condición política

La participación, en modo diverso, de los suje-tos dentro de los procesos sociales, económicos,políticos y culturales resulta constitutiva de todaintervención para el cambio social, el desarrollorural y la comunicación para el desarrollo. Enestos tres ámbitos de pensamiento y acción, loparticipativo es invocado como ideal al postularquizás con redundancia la “democracia participa-tiva” como concepto, por caso en los modelos dela “comunicación participativa”; y como estrate-gia, por ejemplo en los métodos y técnicas de la“investigación-acción-participativa”.

En este sentido, soslayar la condición políticasegún la cual los actores deciden y actúan en con-secuencia sobre -entre otros aspectos- el qué, elcómo y el por qué de sus modos de vida, resultaal menos paradójico en el plano de la teoría sobreel cambio social y también improcedente en ladimensión práctica del desarrollo. Por un lado, la

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Edgardo Carniglia19

¿La participación en desuso? Los límites de la intervención parael desarrollo 03Palabras clave: Participación - Desarrollo - Límites

19 Universidad Nacional de Río Cuarto, Córdoba, Argentina,Departamento de Ciencias de la Comunicación. Agencia Postal 3.5800 Río Cuarto. Córdoba. Tel. 54-358-4676181. E-mail: [email protected]

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paradoja de negar la participación, conlleva laalternativa extrema de silenciar nuestras propiasvoces que la enuncian. A su vez, si los procesosde cambio social afectan a las condiciones de vidade la población, resulta insostenible políticamen-te reprimir las demandas de los ciudadanos res-pecto del derecho a decidir sobre aquellas, o sea,sus reclamos de un participar más genuino.Finalmente, si se afirma la participación por laparticipación misma, o sea, como una meta exclu-yente, se incurriría en la apertura indefinida de losproyectos de desarrollo que se alejan por caso desus referentes materiales.

Ya desde los orígenes mismos en AméricaLatina de la teoría del desarrollo, las políticas dedesarrollo rural y la comunicación para el desarro-llo, se reconoce esa condición al menos necesaria(y en ocasiones suficiente), de la participación,que más tarde se redefine en sus premisas, con-ceptos y métodos20.

En este sentido, Kay (1990), destaca que en losdebates constitutivos del pensamiento subconti-nental acerca del desarrollo, las opciones entre lareforma y la revolución diferían sobre los alcancesy modos del proyecto político, pero acordaban enla necesidad de impulsar la participación popularcomo un medio y acaso un fin del cambio social. Asu vez, Barsky (1988), reconoce en las políticasagrarias de desarrollo de comunidad, una tempra-na alternativa valiosa y recuperable como estrate-gia de transformación del medio rural. Asimismo,Beltrán (2005), recuerda que el participar comunita-rio, por ejemplo de campesinos y mineros, repre-senta ya una meta crucial de las primeras experien-cias del campo latinoamericano de la comunicaciónpara el desarrollo. Por otra parte, Pérez Rubio y Foio(2008), destacan que lo participativo es debatidoen América Latina entre los años de 1960 y 1970desde los aportes pioneros de Orlando Fals Borda,Vio Grossi y Paulo Freire. Para estos intelectuales, laparticipación constituye una metodología para elcambio social que propone, apoya y facilita los pro-cesos de transformación.

Sin embargo, las manifestaciones concretasde la intervención institucionalizada para el des-arrollo sectorial o global, interpelan permanente-

mente a la vocación y la práctica participativascada vez que hacen de ambas una ilusión, unengaño y un fracaso, entre otras consecuenciasno deseadas.

Así, el “desuso” de la participación acontecedada la naturaleza situacional de ésta, o sea, sucondición siempre contextualizada sociocultural ehistóricamente. Las manifestaciones puras eimpuras del “desuso” de lo participativo en losproyectos y programas de desarrollo se estable-cen, por ejemplo, cuando dicha condición políticano es contemplada en la elaboración de las iniciati-vas, cuando se la asume en esta instancia pero sereniega de ella de distintas maneras en la ejecu-ción de las propuestas y cuando los obstáculos dela casi omnipresente intervención institucionaliza-da para el desarrollo condicionan la participación.

Esta última situación, sobre la cual se puede ydebe intervenir tanto para corregir desvíos cuan-to para recuperar emergentes imprevistos, intere-sa y preocupa más como fuente del “desuso” dela participación en el presente texto, que proponeuna mirada relacional y situacional de lo partici-pativo antes que una perspectiva técnica.

Alcances y límites de la participaciónen el desarrollo

La participación significa primariamente“tomar parte” en una actividad, práctica o proce-so. Por ejemplo, los proyectos de desarrollo ruralo comunicación para el cambio social, que hansido organizados e implementados tradicional-mente de modos jerárquicos o excluyentes.Históricamente los diversos enfoques participati-vos emergieron como reacción contra la moderni-zación y, en general, los desequilibrios estructu-rales y globales de distintos espacios sociales(Huesca, 2003).

El concepto “participación” constituye uno deesos términos al menos incómodos para la teoríasocial, en particular para la teoría del desarrollo ocambio social, pues su uso entraña, entre otrosriesgos, la posibilidad de definiciones que restrin-jan o nieguen la posibilidad de la participación.

Esta última situación hipotética preocupasobremanera cuando se discute el desarrollo ensociedades como las latinoamericanas, atravesa-das por reiterados procesos de exclusión política,de los cuales las dictaduras constituyen un revul-sivo para la experiencia democrática, pero tam-

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20 La participación es considerada incluso la fuente de un para-digma o filosofía científica emergente en el campo de las cienciassociales con determinados presupuestos ontológicos, epistemo-lógicos, metodológicos y axiológicos (Lincoln y Guba, 2000).

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bién económicos, sociales y culturales. Otro peli-gro, derivado de la condición incómoda de esteconcepto, consiste en que, atrapados en los dile-mas de la relación entre los deseos y las realida-des, se incurra en una mera concepción normati-va de lo participativo, o sea, aquella no analíticaque se antepone como “deber ser” a todo estudiosituado de dicha condición política, como se dijo,siempre insoslayable.

Una de las fuentes de la incomodidad del con-cepto de participación, radica en que, su enuncia-do en una u otra posición, entraña siempre víncu-los con las distintas ideologías políticas asocia-das al cambio social. En este sentido, Theranian(1996), sostiene que los modelos alternativos deldesarrollo y la comunicación participativos secorresponden con una ideología política comuni-taria o comunitarista, que privilegia una estrate-gia de cambio social con plena integración antesque la acumulación de capital y/o la movilizaciónpolítica. En tanto iniciativa que enfatiza unadimensión sociocultural, la estrategia comunita-ria se basa en un conjunto de principios que inclu-yen la primacía de la comunidad, la no violencia,la ecología, la democracia participativa, la auto-confianza económica, la responsabilidad social, elpluralismo cultural y la libertad espiritual. Segúneste autor, dicha estrategia viable, aunque sinprecedente histórico en las sociedades contem-poráneas, intenta lograr un equilibrio entre losrequisitos de la acumulación de capital y la movi-lización sociopolítica, enfocándose en aquellosvalores que unen antes que dividen, empoderanantes que reprimen y crean condiciones de pazsocial antes que de conflicto colectivo.

Así, la cuestión de la participación correspon-de a una de las categorías que adopta el proble-ma del poder y, como tal, implica concepcionessobre el mismo. Al respecto, White (2006), diceque la idea del “poder para la gente”, al menosimplícita en el “tomar parte” que propicia la parti-cipación, instala una amenaza para toda estructu-ra de poder jerárquico establecida en los proce-sos del desarrollo.

En este sentido, históricamente las reaccionesante la idea de participar se vincularon a unanoción distributiva del poder como un juego desuma-cero. Con el tiempo, la idea de un podergenerativo emergió como un enfoque menosamenazante, más humano y realista de las cues-tiones de la participación. Ambas concepcionesdel poder, remitirían a distintos modos de lo par-ticipativo en los términos propuestos porSagastizábal y otros (2008). La posición distribu-tiva, concibe la participación como ligada a unademanda de incorporación institucional, orienta-da principalmente al quehacer político y habilitan-te de un desarrollo en la comunidad. La perspec-tiva generativa entiende al participar como underecho propio y relativo a la identidad que posi-bilita un desarrollo personal.

La noción de participación pertenece siemprea una trama conceptual más amplia. Entre otrosconceptos asociados de esta matriz, se destacanalgunos pertinentes a la teoría del cambio socialcuanto otros del campo de los estudios comunica-cionales. Entre los primeros, se incluye la nociónde “concientización”, en el sentido indicado porPaulo Freire, como así las de “comunidad”, “auto-confianza” y “conocimiento compartido” (Tho-mas, 2006; White, 2006). Entre los segundos,Thomas (2006), recupera la noción de “diálogo”,propuesta por Martín Buber, como base de unespacio compartido que no se expresa únicamen-te en el pensamiento y el lenguaje, sino que debe-ría trascender a la propia acción en común.

La participación no reconoce una modalidad oformato único. Saik Yoon (2006), observa cuatroformas diferentes de la participación en la mayo-ría de los proyectos de desarrollo que dicen serparticipativos en su naturaleza, a saber:

• en la implementación,• en la evaluación,• en los beneficios, y• en la toma de decisiones21.

Algunas experiencias, a las que se puededenominar como más genuinamente participati-vas, proporcionan a la gente oportunidades paratodas estas cuatro formas de participación; otrosproyectos restringen lo participativo a alguno deestos modos. Cierto consenso -al menos en el dis-curso- indica que el participar en la toma de deci-siones es la forma más auténtica a promover. Encambio, las otras tres modalidades pueden favo-

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21 Una clasificación similar proponen Sagastizábal y otros (2008),en su revisión de varias metodologías y técnicas de proyectos dedesarrollo local. Distinguen entre estrategias participativas: 1)para el diagnóstico de la situación local y el diseño y la planifica-ción del proyecto; 2) tanto para el diagnóstico cuanto para la pla-nificación, gestión y evaluación; y 3) relativas a técnicas facilita-doras concretas y operativas.

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recer la manipulación de los individuos dentro deestructuras de pseudo participación para queacepten planes, proyectos y programas hechospor otros sujetos, en general más poderosos ycon intereses al menos en parte distintos.

Como se dijo, los propios especialistas en laparticipación para el desarrollo asumen, como uninsumo imprescindible para la continuidad de losesfuerzos, un conjunto de críticas sobre los prin-cipios y las experiencias participativas de las últi-mas décadas.

Entre dichas críticas de la idea de participa-ción, se destacan los supuestos sistematizadospor Cleaver (2006). Este especialista dice que loparticipativo en el campo del desarrollo social seha convertido en un acto de fe, algo en lo que cre-emos y raramente cuestionamos. Como acto de fe,se funda en tres principios claves; a saber: i) la par-ticipación es intrínsecamente una “buena cosa”,especialmente para los participantes en los proyec-tos; ii) el enfoque de “conseguir la técnica correc-ta” es la principal manera de asegurar el éxito detales iniciativas; y iii) las consideraciones de podery política en su totalidad deben ser evitadas por sucarácter de divisivas y limitadoras.

Esta crítica de Cleaver (2006), añade que laparticipación en las actividades del desarrollo seha traducido en un ejercicio administrativo, basa-do en una “caja de herramientas” con distintosprocedimientos y técnicas. Así, mientras un enfo-que predominante reconoce la importancia de lasinstituciones, se focaliza la atención sólo en aque-llas organizaciones locales, formales y muy visi-bles, al tiempo que se invisibilizan numerosasactividades comunales que ocurren a través delas interacciones cotidianas. También, un énfasisfuerte en la participación y el empoderamientogenerado no se funda en un análisis convincentetanto de las posiciones individuales y la variedadde costos y beneficios de la participación cuanto delas oportunidades y los contrastes experimentadospor los potenciales participantes. Se carece ade-más, luego de más de dos décadas de implementa-ción de experiencias participativas, de una eviden-cia empírica detallada sobre sus efectos, en espe-cial respecto de sí y cómo la estructura de los pro-yectos participativos incluye, protege y asegura losintereses de la población empobrecida.

En este sentido, Cardarelli y Rosenfeld (1998),discuten la centralidad y diversidad relativas delparticipar en el discurso vigente en los proyectos

sociales operados por el estado y las organizacio-nes de la sociedad civil durante los años de 1990,un escenario argentino que combina democraciacon altos grados de exclusión. Destacan que laparticipación de los pobres puede alcanzar variasmodalidades: autogestión, localista, neo-benefi-ciencia, privatizada y en red. En muchas ocasio-nes, estos modos de incorporación social se com-plementan y refuerzan mutuamente. Sin embar-go, las autoras constatan que gran parte de lasdiversas participaciones desplegadas en los terri-torios de la pobreza se ubican en la periferia delsistema de las decisiones políticas y económicas.Proponen, en este sentido, que los proyectos par-ticipativos deberían situarse centralmente en elcampo de la ciudadanía social, con proyección ala ciudadanía política.

Por otra parte, desde el espacio de la comuni-cación para el desarrollo, Saik Yoon (2006), sos-tiene que los especialistas en comunicación parti-cipativa reconocen tres limitaciones de su enfo-que: a) los procesos de la comunicación participa-tiva no son una panacea para el desarrollo; b) losconceptos aparentemente opuestos de “partici-pación” y “manipulación” pueden considerarse,desde distintas perspectivas, como no necesaria-mente excluyentes; c) a menudo se omiten loscostos a pagar por los sujetos incorporados en losprocesos participativos.

En consecuencia, se considera que estas dis-cusiones endógenas, es decir, generadas desde lapropia experiencia participativa, contribuyen areafirmar de modo crítico la vigencia y el alcancede la participación en los procesos de desarrollodurante el siglo XXI. Así, Cleaver, desde un enfo-que que articula la estructura social y la agenciaindividual, indica que “necesitamos de una afir-mación radical de la deseabilidad, practicidad yeficacia de los esfuerzos del desarrollo basadosen la participación comunitaria. Esto implicarepensar espacial e históricamente no sólo la rela-ción entre los diferentes sujetos y las estructurassociales específicas sino también el rol de losindividuos, los hogares, las comunidades, lasagencias del desarrollo y el estado” (2006:797).

Las condiciones de la intervención

Se asume generalmente que la vinculaciónentre el desarrollo y la participación acontecehabitualmente a través de las intervenciones de

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distinto signo implicadas en los proyectos decambio social. En este sentido, una evaluacióncrítica de los supuestos teóricos de distintasmetodologías participativas utilizadas en proyec-tos de desarrollo latinoamericanos concluye quela mayoría de las estrategias concibe a lo partici-pativo como algo externo, ceñido a un determina-do ámbito, que debe ser impulsado por un agen-te exterior como una intervención. Y esta modali-dad de trabajo, supone siempre la presencia dealguien que sabe más y puede indicar dónde,cuándo y cómo participar (Sagastizábal y otros,2008).

En consecuencia, ¿qué se entiende por inter-vención para el desarrollo? ¿Supone toda inter-vención institucionalizada, esa que ahora aconte-ce a través de proyectos y programas antes quepor políticas, límites para los procesos y las ins-tancias participativas?

Carballeda (2002), responde a la primera pre-gunta desde una perspectiva socio-histórica, queasocia el surgimiento de la intervención en elmundo social con la emergencia de la “cuestiónsocial” en el pensamiento moderno. Así, los oríge-nes de la intervención se relacionan con laIlustración, en especial con su orientación peda-gógica, que impulsa una transformación de losdiscursos, las prácticas y las instituciones socia-les en un desplazamiento hacia una situacióndiferente, definida como nueva y mejor respectode una condición previa que connota el atraso y labarbarie.

De este modo, desde fines del siglo XIX, elestado se presenta ante la sociedad como un sig-nificativo instrumento de reparación y cohesiónsocial. Los dispositivos estatales de intervenciónapuntan a que el sujeto, individuo o ciudadanocontribuya al funcionamiento del todo social. Sinembargo, en la actualidad, la retirada o caída delestado como constructor y reparador de lo social,también en crisis, implica una serie de consecuen-cias para la relación estado-sociedad y la propiaintervención en lo social.

Según Carballeda (2002), estos nuevos esce-narios plantean dos horizontes distintivos para laintervención en lo social durante el siglo XXI. Unose vincula al sostenimiento de la construccióncontractual en la sociedad y otro se relaciona conla constitución de la sociedad desde las relacio-nes, los vínculos y los lazos sociales. Para la pri-mera opción la intervención atañe al disciplina-

miento a partir de una agenda, en general, elabo-rada por los sectores sociales dominantes, conuna serie de problemas que potencialmente aten-tan contra la integración social desde una pers-pectiva normativa. En la segunda perspectiva, seconcibe a la cuestión social como construida enforma discursiva y extra-discursiva, lo cual produ-ce como resultado imaginarios sociales. En conse-cuencia, para el autor, la intervención necesitaacceder a los espacios micro-sociales en que seconstruye la vida cotidiana de los sujetos sobrelos cuales se interviene.

Este autor, recupera la etimología del término“intervención” para proponer el carácter artificialde la acción o proceso intervencionista: intervenirpuede ser sinónimo de mediación, intersección,ayuda o cooperación y -al mismo tiempo- de intro-misión, injerencia, intrusión, coerción o repre-sión. Concluye que “en todo proceso de interven-ción en lo social podemos, en la mayoría de loscasos, encontrarnos con ambas caras de una‘misma moneda” (p. 93).

Entre las condiciones de la intervenciónCarballeda (2002), identifica tres componentes:una demanda generadora, una autoridad legiti-madora y una comprensión de la situación o acon-tecimiento. La demanda es el acto inicial de laintervención y proviene de los sujetos que acudena las instituciones y organismos pero también, segenera desde las propias instituciones, las políti-cas públicas y los medios de comunicación, entreotros. La autoridad interviene respecto de lademanda porque está legitimada a partir de unstatus legal constituido. Finalmente, la interven-ción también implica la definición de una situa-ción fundante de la demanda desde un determi-nado campo o disciplina de conocimiento.

Por otra parte, Cimadevilla (2004), identifica,desde una perspectiva de la comunicación para eldesarrollo sustentable, las siguientes condicionesnecesarias de una intervención especializada, osea, aquellos parámetros básicos sin los cuales laacción mediadora no se concreta:

• la existencia de un conjunto social dispuestoen un ambiente-hábitat genéricamente reco-nocido,• la complejización del entendimiento para elreconocimiento y correspondencia de susmiembros,• la creación de instrumentos o dispositivospara facilitar las condiciones de vida,

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• un esquema de valores y su correlato en unaconcepción teleológica determinada, y• una concepción acerca de las capacidades ysentidos del protagonismo.

Para el caso de la extensión rural, concebidacomo una herramienta estatal para la promociónde procesos de desarrollo agrícola, el autor esta-blece el siguiente marco de razonamiento sobrelo que podemos definir como una intervencióninstitucionalizada:

• se reconoce un estado de realidad social y/oproductiva no deseable;• opera una decisión política que opta por laintervención (externa), mediante una institu-ción o agencia específica;• se supone la existencia de un conocimientosuperador de aquel que rige la práctica pro-ductiva o social en un determinado momento ylugar;• se dispone de una infraestructura generado-ra de ese conocimiento;• se cuenta o crea una infraestructura transfe-ridora;• se supone que la transferencia es posible ydeseable; y• se considera que la población en la queopera la intervención modificara su comporta-miento de acuerdo al planteo de la accióntransferencista.

Así concebida la intervención institucionaliza-da, algunas de sus características establecen lími-tes intrínsecos para los procesos participativosdentro de los proyectos de desarrollo, en particu-lar, respecto de los impulsados desde el estado.Estos límites corresponden a situaciones e instan-cias constituidas históricamente, o sea, de ningúnmodo naturales, que al cristalizarse como condi-ciones necesarias establecen diferencias en cuan-to a los roles, las iniciativas y los recursos de losparticipantes en la intervención. Dichas diferen-cias, por ejemplo en el conocimiento disponibleentre los actores, instalan la posibilidad de unaposición social desigual, que acota o niega la par-ticipación de los sujetos bajo las formas no nece-sariamente excluyentes de la subordinación, lamanipulación y la dominación, entre otras alter-nativas que limitan un ejercicio más pleno del“tomar parte” en los procesos de cambio social.

En otras ocasiones, las condiciones contextua-

les de la intervención suman nuevas limitacionesextrínsecas a las iniciativas de participación parael desarrollo. Ello ocurre toda vez que uno o másacontecimientos sociales, económicos, políticos yculturales interfieren en los proyectos de desarro-llo alterando sus supuestos, metas, procedimien-tos, resultados y contextos de un modo más omenos drástico.

En este sentido, Benencia y Flood (2002), dis-cuten algunos aspectos institucionales de moda-lidades recientes de la intervención, social asocia-da a condiciones de pobreza en el medio ruralargentino. Una de sus conclusiones, destaca losalcances y límites de la participación en proyectosde desarrollo rural construidos, al menos enparte, desde lógicas participativas, o sea “desdeabajo”: la amplia diversidad de experiencias deorganización de pequeños productores agrope-cuarios ubicados en distintos lugares deArgentina. Al respecto los autores afirman que -entre los factores operantes en estos procesos-se destacan “la formación de consensos, la reso-lución de conflictos y, básicamente, la conforma-ción de identidades que se establecen de maneravacilante sobre el trasfondo de una inestable con-dición social campesina” (p. 3).

Los autores concluyen que en las distintasexperiencias analizadas, a nuestro entender sig-nificativas, pues remiten a intervenciones institu-cionalizadas emergentes, se aprecia que:

• en el espacio de los proyectos de desarrollorural concurren diversos actores, iniciativas eintereses: por un lado, el proyecto impulsadopor el estado o una entidad no gubernamentalde desarrollo (ONGD); por otro, los proyectospropios de los supuestos usuarios de aquellaspropuestas con sus estilos productivos, tecno-logías y estrategias de vida. Los numerososaspectos de ambos compiten, en el terrenoconcreto, por las decisiones de los actores ypueden hacer fracasar la propuesta inicial obien transformarla en otra completamentediferente, e incluso más exitosa.• en la relación entre las ONDG y el estado enel área social, existen campos de responsabili-dad compartida y/o competitiva, lo cual esta-blece tensiones y/o modelos de corresponsa-bilidad factible, donde la ausencia de resolu-ción favorable de estas tensiones puede hacerfracasar la experiencia.• dentro del contexto relacional construido,

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cada uno de los actores organiza sus capaci-dades, ejerce sus habilidades para influenciara otros, regula las influencias de otros consigomismo; en suma, desarrolla una estrategia ymoviliza recursos con el objeto de administraruna determinada cuota de poder, aunque seamínima, para alcanzar su proyecto.• la concepción del desarrollo como un cons-truido social condiciona el éxito o el fracaso delas experiencias de organización, pues éstashan sido exitosas en todos aquellos casos queestablecieron un espacio para la negociación;cuando esta situación no ha sido posible, seha fracasado, es decir, ha sido imposible avan-zar o sólo unos pocos se beneficiaron con losrecursos del proyecto.

Una intervención alerta

En consecuencia, corresponde a toda expe-riencia de cambio social, y en especial a aquellasinteresadas en promover la participación de losactores sociales, una operación activa, es decir,consciente y sistemática, tanto en el proyecto dedesarrollo cuanto en sus distintas instancias deejecución para remover los obstáculos de todaintervención institucionalizada que, sistémica ocoyunturalmente, abortan lo participativo tornán-dolo una práctica y una idea, como aquí se dice,en desuso.

De las difíciles operaciones que enfrentan losobstáculos de la intervención para un participarauténtico, una especie de meta-intervenciones,depende el sentido más pleno o genuino en que,más allá de los límites de cualquier proyecto oprograma de desarrollo, los actores sociales deci-dan y actúen sobre el qué, el cómo y el por qué desus modos de vida. La dificultad de la tarea nojustifica cualquier omisión del compromiso porparte de los especialistas y protagonistas delcambio social y, por otra parte, obliga a que tantolos interventores cuanto los intervenidos, asumany superen sus propias contradicciones respectode la participación para ese esquivo desarrolloque siempre buscamos en algún lugar.

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Introducción

La presente ponencia plantea una serie dereflexiones que surgen del proyecto deExtensión23 que está ejecutando la cátedra desdeel año 2009 y de los resultados del proyecto deinvestigación24 ya concluido.

Los destinatarios directos del proyecto deextensión, actualmente en ejecución, son los pro-ductores campesinos de las comunidadesMapuche Aigo, Salazar, Catalán, Currumil, Ñorn-quinco y Puel del departamento Aluminé de laProvincia de Neuquén.

En la actualidad, componen estas comunida-des más de 300 familias que involucran, en total,a una población de casi 2000 personas.

Producto de la movilización político social derecuperación territorial en el año 1994, estasComunidades Mapuche incorporaron al pastoreomás de 30.000 ha en ese momento administradaspor la Corporación Interestadual Pulmari. Estoimplicó la posibilidad de aumentar los rodeos delas familias. Sin embargo, la sustentabilidad delárea está seriamente comprometida.

La Corporación Interestadual Pulmarí se creaen el año 1987, a partir de la fusión de unas60.000 ha propiedad del Ejército Nacional y deunas 40.000 ha fiscales de propiedad de la

Provincia del Neuquén. Esta superficie, unas100.000 ha pasa a ser administrada por estenuevo ente interestadual que fue constituido conel objetivo de promover el desarrollo de la zona yde las comunidades indígenas de la misma.

Aparentemente, la ocupación de las tierras porparte de las comunidades se esta consolidando ylegitimando.

Por otra parte, hay conciencia en las conduc-ciones de las distintas comunidades en que lospotreros nuevos incorporados al pastoreo estánsometidos a un sobre pastoreo y que esta accióncompromete su sustentabilidad. De no mediarningún tipo de intervención, se comprometeseriamente la capacidad forrajera futura de lospotreros, lo cual implicaría la disminución de lacantidad y el tamaño de los rodeos en un futuroinmediato y por otro lado, la aceleración de losprocesos de degradación de suelos con posibleimpacto a nivel de la cuenca o microcuenca.

El objetivo principal del proyecto de extensiónactualmente en ejecución, es contribuir en la ela-boración de pautas de uso y manejo de estas tie-rras orientadas a la sustentabilidad, a través deun proceso de discusión participativo, con laincorporación de información técnica que permitadefinir criterios comunes de evaluación de lospastizales naturales.

¿Es posible que el conjunto de las seisComunidades Mapuche encuentren, a través deun proceso de discusión participativo, acuerdos ycriterios de uso que permitan un manejo comuni-tario y sustentable de estas tierras?

La consideración del marco de conflicto socialen el que se desenvuelve el proyecto es una cues-tión clave. El mismo está centrado en la disputapor el control de los recursos naturales, más de

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Luis Tiscornia, Graciela Nievas, Gerardo Alvarez, Juan Brizzio22

La sustentabilidad de los campos comunita-rios de pastoreo de las comunidades mapu-che del departamento aluminé, provincia deneuquén. Un desafío para la extensión rural 04Palabras clave: Extensión rural - Pueblos originarios - Tierras comunitarias - Sustentabilidad

22 Cátedra de Extensión Rural. Facultad de Ciencias Agrarias.Universidad Nacional del Comahue. E-mail: [email protected] 23 “Elaboración participativa de una propuesta de manejo quecontribuya a la sustentabilidad de los campos comunitarios depastoreo de las comunidades Aigo, Salazar, Catalan, Currumil,Norquinco y Puel del departamento Aluminé, provincia deNeuquen”. Facultad de Ciencias Agrarias- UNCo.24 “Metodología integral de recuperación de tierras en laderasandinas”. Facultad de Humanidades. Dto. Geografía. UNCo.

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110.000 ha de altísimo valor inmobiliario, queinvolucra a las Comunidades Mapuches, a un con-junto heterogéneo de actores económicos noMapuches y a los estados nacional y provincial.

Otra característica de esta ocupación la consti-tuye el hecho que en los potreros intervienen pro-ductores de las distintas comunidades. Teniendoen cuenta que el uso compartido del recurso ame-rita la toma de decisiones colectiva de cada unade las comunidades presentes, estos mecanis-mos adquieren mayor complejidad aun al habermás de una comunidad participando de este pro-ceso en un mismo potrero.

Las tierras ocupadas, totalizan una superficieque, por su envergadura, efectivamente contribu-yen de manera significativa en la mejora de la situa-ción económica de las comunidades involucradas.Sin embargo, avanzar en el manejo sustentable delos recursos naturales por parte de las comunida-des es una cuestión determinante en cuanto al futu-ro productivo de las tierras que ocupan.

En la presente ponencia se pretende dar cuen-ta de algunas de esas múltiples y complejas rela-ciones, ligadas con el uso sustentable o no de losrecursos naturales que vamos comprendiendo enel caso de las seis comunidades mapuche con lacual estamos vinculados a través de este proyec-to de extensión.

El área de intervención

El ámbito de localización geográfica compren-den las tierras de pastoreo en uso por las comuni-dades en la denominada Corporación IntrestadualPulmari, en el Departamento de Alumine de laProvincia de Neuquén. El área presenta una geo-grafía accidentada con cordones montañosos,valles cordilleranos, recorridos por ríos y grandeslagos. Las tierras se encuentran por encima de los1000 m sobre el nivel de mar.

Las posibilidades de desarrollo de actividadesproductivas son mayores en las zonas bajas, res-guardadas de vientos y heladas. También, suelenencontrarse zonas en altura, con ladera expues-tas al Norte y protegidas de vientos que permiten

realizar algunos cultivos. La vegetación y fauna predominante es natural

y autóctona. Presencia de diferentes especies quevarían según la altitud y la longitud. Bosques deÑires, Lengas, Coihue, Araucarias (pehuen), RoblePellin, Raulí, Maiten, Notro, etc.

El suelo es de origen volcánico. En zonas bos-cosas hay presencia del horizonte 0 con muchaacumulación de materia orgánica y humus. Engeneral buen drenaje natural y pH ácidos.

Breve caracterización de la situaciónsocioeconómica de las comunidades

En la totalidad de las comunidades del área seregistraron, de acuerdo al Estudio Pulmarí año199925, 282 hogares, con un total aproximado de1520 personas, contabilizando alrededor de 351núcleos familiares conformados (varios núcleosfamiliares conviven en un hogar).

La Población Económicamente Activa (mayo-res de 14 años) del área de estudio se estima en950 personas, de las cuales un 24% están plena-mente ocupadas, un 30% sub-ocupadas y un 46%están desocupadas. La proporción de jóvenesmenores de 19 es altamente significativa (50%).

Los índices de pobreza e indigencia de lascomunidades asentadas en el área de estudio,superan ampliamente los valores nacionales yprovinciales. Del total del área de estudio, un42% de los hogares (aproximadamente 120 hoga-res), se encuentran en extrema pobreza (línea deindigencia), un 31% (90 hogares), se encuentranen la línea de pobreza y solo un 27% de los hoga-res (79 hogares), se encuentran por encima de lalínea de pobreza (estudio Pulmarí, 1999).

La actividad productiva de la mayoría de lasfamilias se caracteriza por una economía basada,fundamentalmente, en la cría de ganado ovino,caprino y bovino. A ellos, se agregan actividadesde horticultura, invernaderos y crianza de anima-les de corral; producción destinada fundamental-mente al consumo familiar. En menor escala,algunas familias realizan artesanías en lanas,sobre todo hilado y tejidos de lana de oveja, reco-lección de piñones para venta o trueque y enpequeñas superficies se desarrolla siembra deespecies forrajeras.

La pobreza y la desocupación aparecen clara-mente como los problemas básicos y estructura-les de las comunidades. La resolución de esta

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25 Tiscornia, L. et al. 1999. Propuesta para el uso, aprovecha-miento y manejo integral de los campos Pulmarí y comunidadesindígenas, Aigo, Salazar, Currumil, Catalán, Puel y Ñorquinco.Cátedra de Extensión Rural. Área Socioeconómica. Facultad deCiencias Agrarias. Universidad Nacional del Comahue. Volumen 1y 2.

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situación, por lo grave y estructural, solo es posi-ble con medidas integrales por parte del estado.La incorporación de nuevas tierras al pastoreo apartir del año 1994 implico la posibilidad deaumentar los rodeos de las familias y por lo tanto,mejorar en alguna medida su situación económi-ca. Sin embargo, se detecta una situación generalde sobrecarga animal que compromete seriamen-te el futuro productivo de las mismas.

Uso actual de las tierras

A junio del 2010, se encuentra en curso la rea-lización del diagnostico participativo de la situa-ción de los recursos naturales disponibles. Enesta área específicamente, el equipo de laCátedra de Extensión a coordinado la realizacióndel estudio “Evaluación de los RecursosNaturales Renovables del área Pulmarí yRecomendaciones Orientativas para suAprovechamiento Sustentable”, realizado en con-junto con el INTA Bariloche, en el año 1999. Esteestudio, brinda información de base en cuanto ala evaluación de los recursos naturales y en cuan-to al conocimiento de la dinámica socioeconómi-ca de las comunidades.

Con información prevista por las mismascomunidades y datos, a partir de registros deorganismos provinciales, se realizó el análisis dela situación de carga animal en los potreros,observando la evolución de las majadas entre losaños 1997 y 2007.

Se observa claramente el aumento en el casode las comunidades mapuche de los rodeos deovinos, particularmente, y luego, de bovinos en el

periodo considerado como así también de capri-nos. Si bien esta información es más que suficien-te para evaluar las tendencias, un tema que seestá trabajando con las comunidades, es la nece-sidad de tener registros confiables y sistemáticosacerca de la evaluación de la carga animal. Losdatos del año 2007 están tomados de los regis-tros del organismo provincial responsable delotorgamiento de los subsidios por cabeza de ani-mal que otorga el gobierno provincial, con lo cualtodos coinciden en que los datos están sobredi-mensionados.

El total de animales que pastorean en Pulmarí(54.711), equivalen a 91.644 UGO. De este total,78.982 UGO (86,2 %) corresponden a las comuni-dades, 12.662 UGO (13,8 %) a ejército y pueste-ros. Del mismo cuadro se desprende que los vacu-nos representan el 38,59 %, los ovinos 39,76 %,los caprinos el 15,58 % y los equinos el 6,07%.

Evaluación forrajera de los pastizales

En el estudio “Evaluación de los RecursosNaturales Renovables del área Pulmarí yRecomendaciones Orientativas para suAprovechamiento Sustentable”, el equipo de tra-bajo de INTA Bariloche realizo la evaluación forra-jera de los pastizales que sirven como base de ladiscusión en la actualidad.

Como resultado se obtuvieron 7 clases de pro-ducción forrajera con estimación de la producciónen Kg MS/ha año: ESTEPAS MUY POBRES, hasta100, ESTEPAS POBRES, entre 100 y 300, ESTEPASEN ÑIRANTAL POBRES, entre 100 y 500, PRADE-RAS EN ÑIRANTAL REGULARES, entre 500 y 1.000,PRADERAS REGULARES, entre 500 y 1.000, PRA-DERAS BUENAS, entre 1.000 y 3.000 y PRADERASMUY BUENAS, entre 3.000 y 6.000 kg MS/ha año,

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26 UGO es un capón de 40 Kg. de peso vivo, que consume 365 KgMS/año.

Cantidad de animales que

pastorean en Pulmarí,

expresados en unidades

ganaderas ovinas (UGO)26

por especie animal y

agrupadas por

Comunidad, Puesteros y

Ejército.

FUENTE: Extraído del trabajo

de Ing. Agr. Fernando López

Espinosa. Mayo 2008 CIP.

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respectivamente. Cada clase fue mapeada y esti-mada su superficie en hectáreas

Con los datos de la aptitud forrajera y la super-ficie de las distintas áreas, se estimó la receptivi-dad ganadera para cada potrero. La superficietotal ganadera fue estimada en 43.316 ha y la can-tidad de UGO utilizadas actualmente en la inver-nada supera en más de 722 % a la carga recomen-dada, considerando aún que parte de los anima-les que salen de las veranadas no invernan enPulmarí. Mientras que la capacidad de pastoreode las veranadas se encuentra superada en un 83% respecto de la recomendada.

A partir de estos resultados y de los que resul-tan de la evaluación forrajera, se puede explicar elgrave deterioro en que se encuentran la mayoríade las estepas de los campos, tanto de veranadacomo de invernada, en muchos casos muy difíci-les de revertir únicamente con prácticas de mane-jo del pastoreo. Se avanzó en este análisis paralos cuadros ocupados por las comunidadesSalazar y Aigo, contando con el procesamiento dela información disponible originada en el proyec-to “Metodología integral de recuperación de lade-ras” y con la información provista por los coordi-nadores de campo en el año 2009. La evaluacióndiagnóstica sobre el estado de los recursos natu-rales se inicio con los dirigentes de las tres comu-nidades con mayor cantidad de animales medidasen UGOs. Indudablemente que el procesamientoy la discusión de la información no hace más queratificar la opinión generalizada de que existe unasituación crítica de sobrecarga animal.

El análisis de los datos por parte del conjuntoes de vital importancia, por más que ratifique loexpresado en el párrafo anterior. No solo permitedarle credibilidad a lo dicho, sino que además,permite al conjunto de actores intervinientesdimensionar la situación en términos de impactode las distintas prácticas de manejo.

Sin embargo, es necesario abordar la discu-sión de una serie de procesos sumamente com-plejos por estar ligados a aspectos naturales,sociales, económicos y políticos que condicionano determinan las formas y modos de uso de losrecursos naturales en estas comunidades.

Es relevante considerar los mecanismos dedistribución del uso de las tierras para el pastoreo- originalmente ocupadas u otorgadas en reserva-, como los nuevos potreros recuperados a partirdel año 95, el marco de conflicto en el cual se rea-

liza el proceso de incorporación de nuevas tierrasal uso productivo, los procesos de diferenciaciónsocial al interno de la comunidades, el papel delas autoridades comunitarias, entre otras.

La supervivencia de las familias y de lacomunidad y la sustentabilidad delrecurso natural

En las entrevistas realizadas, se afirma que elcriterio comunitario básico es el de garantizarle atodo núcleo familiar un espacio para la construc-ción de su vivienda y la posibilidad de conformarun rodeo mínimo para garantizar el llamado pisoalimentario. Esto significa la crianza de entre 50 a100 cabezas de animales menores, caprinos u ovi-nos destinados al autoconsumo de carne.

Mas allá de la condición del recurso natural, laestrategia comunitaria prioriza la cohesión social,basándose en que todos los miembros de lacomunidad permanezcan en el territorio de lamisma. Por ende, la presión sobre el recurso,aumenta significativamente. Se potencia esteproceso porque los pobladores sin animales o conrodeos muy pequeños son mayoritarios, situaciónmuy marcada en la comunidad Aigo. Cuando lascondiciones socioeconómicas del contexto impi-den lograr ingresos externos por otras vías, comola venta de su mano de obra o el aporte de subsi-dios estatales, la crianza de animales es la princi-pal fuente de alimentos.

La incorporación de las nuevas superficies depastoreo permitió por un lado, en particular en lacomunidad Aigo, resolver -en un tiempo relativa-mente corto- las necesidades básicas urgentes deautoconsumo de carne para muchas familias.Aparece, por lo tanto, un punto de tensión alinterno de la comunidad entre las familias demenores recursos -que necesitan conformar unrodeo- y las familias con rodeos conformadoscuya preocupación central es aumentar la produc-ción, para lo cual plantean la necesidad de dismi-nuir la carga animal del conjunto para mantener lasustentabilidad del recurso.

El crecimiento demográfico de la comunidades otra de las dimensiones que alienta o estimulalos comportamientos basados en necesidadesobjetivas, que implican presión sobre los recursosnaturales disponibles. La conformación de nue-vos núcleos familiares implica conformar unnuevo rodeo con un objetivo futuro de indepen-

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dencia familiar de base. El rodeo propio para lanueva familia es construido a partir del aportefamiliar (padres) y la compra de animales enmenor medida.

La convivencia de la nueva familia dentro delmismo hogar de sus progenitores, se constituye enun conglomerado de familias complejas con variosnúcleos familiares dentro de una misma casa, sien-do frecuente las conductas de manejo productivoscolectivos en muchas tareas comunes de los rodeosfamiliares. Este manejo permite hacer –de algunamanera- más eficiente el trabajo productivo y seenmarca dentro de una estrategia productiva deobtener el máximo aprovechamiento los escasosrecursos disponibles. El nuevo rodeo debe pastore-ar la misma área designada a sus progenitores, sino hay más disponibilidad para la nueva familia. Sinembargo, la fuerte presión ejercida sobre el recursocon lleva a definir estrategias orientadas a la obten-ción de nuevas áreas de pastoreo, dentro de lacomunidad o fuera de ella.

Los mecanismos de asignación desuperficie para pastoreo al interno de las comunidades

La propiedad de la tierra en las comunidadesindígenas Mapuche es comunitaria; pero el uso,es individual. Cada poblador con su familia tieneasignado un sector de pastoreo.

La asignación del lugar y el tamaño de cadapastoreo lo realiza actualmente la comisión direc-tiva de la comunidad. Anteriormente, lo hacia elLonco (cacique), pero desde hace pocos años seimpuso en las comunidades la elección directacada dos años del cacique y una comisión directi-va. Siendo el cargo de cacique originalmentehereditario, se puede pensar que durante todo elproceso inicial de conformación de la comunidad,el cacique y su familia determinaba el sector depastoreo de cada miembro y por lo tanto, la basede la diferenciación, habida cuenta de la hetero-geneidad del recurso natural existente.

Las distintas comunidades desarrollaron suactividad en lugares con marcadas diferencias decantidad y calidad de tierras en cuanto a su apti-

tud pastoril. Esto explica, en primera instancia,las diferencias en la cantidad y el tipo de animalesentre las comunidades.

Existe en las comunidades un criterio de distri-bución basado, en general, en la idea de la nece-sidad; así por ejemplo, quien tiene animales nece-sita tierra de pastoreo, y quien no tiene, no lanecesita. Existe por lo tanto, movilidad en la asig-nación del recurso de acuerdo a la mayor o menornecesidad. Podría decirse que, en sus inicios,antes de la conquista del desierto, las existenciasdel recurso tierra no eran una limitante, -en ciertamedida- debido al sistema productivo imperantey la disponibilidad de la misma. Por lo tanto, ladistribución de la tierra no siempre fue un proble-ma complejo para las comunidades.

Las inclemencias climáticas extremas tienenconsecuencias diferentes en los campesinos deacuerdo al tamaño del rodeo. Al existir distintostamaños de rodeo, existe distinta capacidad dedefensa frente a las futuras inclemencias climáti-cas. Quien dispone de más recursos puede com-prar forraje para suplementar la alimentación delos animales, lo que redunda en una menor mor-tandad. Esa capacidad de resistencia diferente,producto de una diferenciación inicial, se reali-menta (se acentúan cada ves más la brecha entreel que más tiene y el que menos tiene). Esta dife-rencia trae como consecuencia la puesta en discu-sión de los lugares de pastoreo.

Los distintos sectores asignados para uso pas-toril en cada comunidad no se dividen con alam-brados. Como dice los campesinos: “el alambradoson los animales”. Cada uno tiene la mayor canti-dad de animales posible como forma de garanti-zarse el uso de las tierras asignadas. La falta deforraje implica animales débiles que lleva a unagran mortandad en los inviernos más crudos yende, una baja en la carga del campo. Pero estacorrección “de la naturaleza” es diferencial paracada poblador. En términos generales, el másdébil se debilita cada vez más y el más fuerte sefortalece cada vez más.

El contexto de conflicto en el área Pulmarí

Las comunidades Mapuche ocupantes origina-rios de las tierras de la región, fueron diezmadasy concentradas en las llamadas reservas indíge-nas27 a partir de la Conquista del Desierto. La

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27 En marzo 1964 el gobierno de la provincia de Neuquén dicta eldecreto Nº 07637 de reserva de tierra a favor de las agrupacionesindígenas, con el fin de asegurar la utilizaron permanente y defi-nitiva de las tierras que ocupan. En su mayor con alta densidad ycon escasa receptividad ganadera.

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insuficiente cantidad de tierra y de mala calidadpara la actividad ganadera, implico que ademásde la marginación política y social se condene aestas comunidades a la pobreza.

Las tierras de la región se distribuyeron engrandes extensiones a grupos muy reducidos delas elites del poder porteño centralmente, en vir-tud de la Ley de colonización llamada LeyAvellaneda y de la Ley de Remates Públicos y LeyPremios Militares. En el departamento Aluminé,de la provincia de Neuquén, uno de esos propie-tarios fue un terrateniente ingles de apellidoMiles, que se apropió de 40.000 ha y conforma laEstancia Pulmarí dedicada a la cría de lanares yvacunos.

Durante el gobierno peronista de 1946-1955 laestancia Pulmari fue nacionalizada, en el marcode las nacionalizaciones de capitales ingleses dela época y fue dada en propiedad al ejércitoArgentino como campo de pastoreo para lasmulas del ejército. Las 40.000 ha sin embargo,fueron esencialmente objeto de múltiples nego-ciados por parte de los oficiales responsables quese turnaban en su administración ligados al arren-damiento de superficies importantes a estancie-ros regionales, a la venta o extracción ilegal demadera, etc.

Durante décadas estos hechos motivaron elrepudio de las comunidades Mapuches de laregión y de no pocos habitantes criollos.

Pretendiendo dar satisfacción a los reclamos,en el año 1987 el gobierno del PresidenteAlfonsín, en acuerdo con la provincia de Neuquén,crea la CIP (Corporación Interestadual Pulmari).La Nación aporta las 40.000 ha del Ejército y laprovincia incorpora 60.000 ha linderas a laEstancia Pulmari y pasa a administrar mas de100.000 ha.

En los estatutos fundacionales, la Corporacióntiene como objetivo promover el desarrollo de laregión y en particular de las comunidades. Laadministración de las tierras esta en manos de undirectorio compuesto por dos representantes delMinisterio de Defensa de la Nación, dos represen-tantes del Ministerio de Economía de la Nación,dos representantes del gobierno provincial deNeuquén y un representante de las comunidadesMapuche.

Desde su fundación en 1987, la disputa por elcontrol de estas valiosísimas tierras pasa tambiéna expresarse a través de la influencia sobre los

directores tanto del gobierno nacional de turnocomo del gobierno provincial fundamentalmente.

Con el argumento de la promoción de empren-dimientos productivos el directorio inicial realizamás de setenta concesiones de tierras a privados.Estas concesiones, fueron un reparto discrecionalde tierras a actores de los mas diversos orígenes,desde estancieros locales a inversionistas ligadosa capitales extranjeros, los que se apoderaron deáreas de altísimo valor turístico que incluyen lagoscomo el caso del Lago Pulmari dentro de la conce-sión de un empresario italiano o del lago Polcahuedentro de la concesión de un importante empresa-rio de jerarquía nacional. Otros actores beneficia-dos, importantes en cantidad pero de pequeñassuperficies, son comerciantes de Aluminé y funcio-narios municipales o provinciales.

Ante las arbitrariedades realizadas por eldirectorio de la Corporación, las comunidadesocupan entre 20.000 a 30000 ha de la corpora-ción en 1994.

La disputa por el control de las más de 100.000ha, ahora de un altísimo valor paisajístico, seexpresa en los conflictos entre nación y provinciay entre las comunidades mapuches y diversosintereses económicos de la región. Esto ha lleva-do a movilizaciones de las comunidades mapuchey enfrentamientos con los sectores de poder eco-nómico local incluso con la policía provincial.Estos hechos han sido de tal trascendencia queen la localidad de Aluminé, de no más de 4000habitantes, hoy se evidencia una fragmentaciónde la población en todos sus estratos.

Las situaciones de conflicto tienen una conse-cuencia obvia sobre cualquier propuesta demanejo sustentable de los recursos naturales,dada por la incertidumbre sobre la posesión deestos recursos, lo cual obstaculiza cualquier des-arrollo productivo.

A ello se agrega la particularidad de que laestrategia de ocupación efectiva de los potrerospor parte de los campesinos Mapuche, es a travésde la ocupación con los rodeos. El ingreso de lamayor cantidad de animales, solo posible por elingreso de los productores campesinos con rode-os más grandes, hizo posible el logro del primerobjetivo: concretar la efectiva posesión de lasuperficie en disputa.

Del análisis de la cantidad de animales porproductor en cada comunidad, surge claramenteque hay un porcentaje importante de familias sin

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animales o con rodeos muy pequeños y por otrolado, un grupo reducido de familias que concen-tra la mayor cantidad de animales de la comuni-dad. La incorporación de nuevas tierras tienecomo propósito, justamente, contribuir a mejorarla crítica situación de pobreza de gran parte de lascomunidades. Sin embargo, la ocupación efectivade las tierras - al realizarse sobre la base de laocupación con animales- fue realizada por lasfamilias que ya tienen rodeos conformados y prin-cipalmente por las familias con mayor cantidad deanimales. Estas familias, a su vez, encabezaronpolíticamente la movilización de las comunidadesy la ocupación efectiva de las tierras, por lo tantose consideran con derechos adquiridos sobre lasmismas.

Por otro lado, la ocupación territorial de lacomunidad tiene sentido si contribuye a mejorarla situación económica de las familias que tienenpocos animales.

Existe por lo tanto, una contradicción objetivaentre los intereses de los campesinos con rodeosmayores, que necesitan más tierra para su gana-do y a su vez garantizaron con ello la ocupaciónefectiva de las nuevas tierras, y los intereses detodas las familias sin animales o con rodeos muypequeños para los cuales las nuevas superficiesrecuperadas deberían ser una oportunidad paramejorar su situación.

El papel de las autoridades comunitarias

La propiedad comunitaria de la tierra concebi-da por estas comunidades impide la subdivisión yventa de la misma, hecho que daría origen a pro-cesos de competencia y concentración de la tie-rra, propios del sistema capitalista, los que almismo tiempo se aceleran en los casos de lapequeña propiedad. Es así, como la “propiedadcomunitaria de la tierra” trae aparejada la preser-vación de la base territorial de la comunidad,entre otras cuestiones. Como contrapartida, seagudiza la tensión entre los nuevos puesteros(antes sin animales), con necesidad de tierra parasostener el rodeo mínimo para el autoconsumo decarne, con la presión por la tierra que ejercen losmiembros de la comunidad que poseen rodeosgrandes y pretenden aumentar aún más el tama-ño de éstos.

El rol de la autoridad de la comunidad y del

funcionamiento colectivo de la misma es el quepermite contrarrestar (regulación, atenuación) losefectos indeseables sobre las relaciones socialesal interno de la comunidad. Solo la autoridadcomunitaria apoyada en la decisión colectivapuede imponer criterios de uso. Por ejemplo:establecer un límite máximo a la cantidad de ani-males por familia (necesidad de tierras), asignarel derecho de uso a nuevos puesteros (familiaspobres sin rodeos ó constitución de nuevos núcle-os familiares). Además, la comisión tiene entresus funciones desarrollar estrategias de diversifi-cación productiva y de ingresos de tal manera dedisminuir la presión sobre el recurso natural.

Las diferencias encontradas entre las comuni-dades también nos permiten avanzar en la com-prensión acerca de los obstáculos existentes en elmejoramiento del uso de los recursos. En lacomunidad Catalán se avanzó en aplicación denuevas prácticas de manejo de los rodeos que tie-nen como objetivo mejorar la sustentabilidad delrecurso natural. Una de ellas es la elaboración deun “reglamento ganadero” que estipula la cargaanimal que cada productor o campesino puedetener en los campos de pastoreo de invernada,que son los nuevos campos incorporados.

El mismo establece que cada campesino podrápastorear un máximo de 40 vacunos, 250 ovinos,150 caprinos y 5 equinos. Esta norma estableceun máximo a la carga animal total pero también,un máximo a la carga animal por productor y porespecie. Con esta norma contrarrestan los proce-sos de diferenciación social que ya existen en lacomunidad, originados en la diferente distribu-ción inicial de las tierras entre las familias,poniéndole un techo a las posibilidades de capita-lización de los estratos superior.

Por otro lado, los nuevos grupos familiaresque aun no han conformado rodeos, solo puedenacceder a un área de pastoreo a expensas delárea ya otorgada a su familia de origen. Se esta-blece un tope entonces, a la cantidad de familiasque pueden dedicarse a la actividad ganadera. Enla Comunidad Catalán, también se incorporocomo decisión productiva la disminución de lacantidad de equinos y el aumento de la propor-ción de ovinos y la disminución de los caprinos enun contexto de mantener los rodeos mixtos. Lasprácticas de mejoramiento de mallines se aplicana través del riego superficial de los mismos. Porúltimo, la comunidad avanzó en optimizar la rota-

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ción de los potreros, estableciendo fechas deingreso y egreso obligatorias a los campos deinvernada y de veranada.

En la comunidad Aigo, por el contrario, lasituación de deterioro de los pastizales es muygrave y existen serias dificultades para establecerpautas de mejor uso de los mismos.

Por un lado, en la Comunidad Aigo la situacióneconómica social es mucho mas grave. El porcen-taje de desocupación es superior al 40 % y la can-tidad de familias con respecto a la superficie dis-ponible es mucho mayor. La presión sobre elrecurso a partir de garantizar un piso de alimenta-ción es mucho mayor que en la ComunidadCatalán. Por otro lado, los procesos de diferencia-ción son mucho más agudos.

La distribución inicial de las tierras entre lasfamilias originales fue mucho más desigual encantidad y calidad de las tierras.

Un alto porcentaje de las familias no tienen ani-males. Se suma a esta situación, el hecho de quecasi la mitad de las familias de la comunidad resi-den en tierras dentro del Parque Nacional Lanín, locual agrava las restricciones a su uso productivoestableciéndose una variable más que contribuye ala diferenciación que es el tener el pastoreo dentrodel Parque Nacional o fuera de él.

La extrema pobreza de gran cantidad de fami-lias obliga a las autoridades de la comunidad aautorizar el ingreso de nuevas familias a las nue-vas tierras para que puedan conformar un rodeo.

Por otro lado, el peso político de los ocupan-tes iniciales impide la puesta en práctica delreglamento con el establecimiento de cupos máxi-mos como en la comunidad Catalán.

Por lo tanto, la sobrecarga animal se potenciaen ambos extremos, por el crecimiento de losrodeos más grandes y por el ingreso de nuevosrodeos de los más pobres. Por otro lado, las nue-vas tierras ocupadas en la caso de la comunidadAigo son compartidas por dos comunidades más,Salazar y Currumil.

Estas comunidades tienen distintas autorida-des y además tienen diferencias muy grandes encuanto a dotación inicial de recursos.

Además, entre los distintos campesinos de lasdistintas comunidades, hay distintas áreas deinvernada y veranada. El manejo productivo impli-ca un uso coordinado de la invernada y veranada.El campo que determina la carga total es el deinvernada pues, los de veranada están bajo nieve

durante todo el invierno. Esto implica que haycampesinos a los cuales les falta veranada y otrosa los que les falta invernada. A su vez, al no com-partir juntos ambos campos las posibilidades deestablecer acuerdos de “vecindad” son muy difíci-les, máxime cuando los distintos grupos de cam-pesinos tienen autoridades distintas.

En síntesis, en los campos ocupados por lacomunidad Aigo es mucho más complejo estable-cer acuerdos de uso de nuevas prácticas de lospastoreos y prevalece centralmente un procesode disputa en curso por los recursos.

Esta disputa se realiza con la ocupación delespacio con los animales, aún en conciencia deldeterioro creciente de los recursos naturales.Indudablemente quien logre sobrevivir al deterio-ro de los campos es quien se consolidara en suposesión.

La extrema diferenciación social en la comuni-dad Aigo y el compartir los campos con otrascomunidades impiden que sea la autoridad comu-nitaria la que establezca normas de uso que seanrespetadas por todos los usuarios.

En principio aparecía como que esta situaciónfavorecía a los productores más grandes quienestendrían mayor capacidad de resistencia a lasadversidades climáticas.

Sin embargo, para nuestra sorpresa en lasentrevistas realizadas en el último periodo, surgeel dato de que ante el extremo deterioro de lospastizales algunos productores con rodeos másgrandes, en particular de vacunos, retiran sus ani-males del pastoreo comunitario y arriendan cam-pos cercanos.

Las pérdidas económicas para quien tienerodeos mayores y de vacunos en particular sontales, que resulta más conveniente pagar unarrendamiento. Esto de persistir implicaría quelos campesinos con menos animales, que engeneral tiene ovinos y caprinos, podrían resistirmás que los grandes y por lo tanto predominar enla disputa por el recurso.

Conclusiones

La situación de “sobre pastoreo” descripta,normalmente estaría rápidamente diagnosticadacomo uso irracional de los recursos naturales; lacausa sería identificada como “desconocimientodel funcionamiento del agro ecosistema y de lasprácticas de manejo de los pastizales adecuada

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para un uso sustentable de los recursos natura-les” y por lo tanto, la estrategia de acción o inter-vención sería “el consecuente diseño y ejecuciónde un plan de capacitación sobre las buenas prác-ticas agrícolas”.

Como alternativa, criticando a la “ExtensiónTradicional”, plantearíamos seguramente, lanecesidad de realizar diagnósticos participativosque permitan que los productores caractericen elfuncionamiento del agroecosistema, identifiquenla problemática y que entonces, definan la necesi-dad ellos mismos de capacitarse y lograr conocerel funcionamiento de la naturaleza y por lo tanto,las prácticas agronómicas más adecuadas.Podemos además, introducirle la recuperación delas prácticas ancestrales o el conocimiento cam-pesino además del conocimiento científico.

Nosotros mismos nos hemos planteado esterecorrido en la formulación del proyecto de exten-sión. El problema de la sustentabilidad de losrecursos naturales es mucho más complejo. Esteplanteo no puede reducirse al manejo irracionalde los mismos por desconocimiento del funciona-miento de los agros ecosistemas. Más aún, haypor parte de los campesinos prácticas de manejode los pastizales que dan cuenta de un profundoconocimiento de los sistemas naturales.

Tal es el caso de las estrategias productivasbasadas en la trashumancia y en la conformaciónde rodeos mixtos.

También es cierto que es fundamental el vín-culo que se establece entre los pobladores involu-crados en el proyecto y los extensionistas. Lascomunidades Mapuches han sido partícipes deeste proceso y se ha establecido una adecuadarelación con el equipo de la cátedra en los proyec-tos realizados. La confianza y la credibilidad enlos técnicos por parte de los destinatarios es unacondición básica para el éxito de cualquier pro-yecto de extensión.

Sin embargo, la aplicación de un diseño meto-dológico basado en la participación y en una rela-ción dialógica de los técnicos con los campesinosno es suficiente. O sea, un diseño de intervenciónparticipativo, una relación del equipo técnico demuchos años con las comunidades que implica seestablezca una buena comunicación, y aún ungrado de desarrollo organizacional importantepor parte de las comunidades no alcanza.

Lo avanzado hasta ahora nos muestra que elproblema a comprender en conjunto con las

comunidades no es solo el funcionamiento de lanaturaleza, sino fundamentalmente, el conjuntode las relaciones sociales que en este caso deter-minan una forma y un modo de uso determinadode los recursos naturales.

El sistema social con sus actuales contradic-ciones supone un espacio socialmente construidosobre un medio natural, donde la tecnología (téc-nicas), es el instrumento de la relación dialécticaentre sociedad y espacio.

Los conflictos entre la sociedad y el medionatural se dan a partir de la forma en que la socie-dad organiza el aprovechamiento, manejo y usode un conjunto determinado de recursos y elespacio. Es decir que los problemas ambientalestienen sentido a partir de la existencia de laacción del hombre y en gran parte son consecuen-cia de la misma, la que no resulta de circunstan-cias más o menos complejas sino que responde ala racionalidad propia del sistema social, por loque la separación entre medio social y medionatural resulta totalmente artificiosa.

Debemos entonces conocer y comprender laorganización que la sociedad y los distintos gru-pos sociales han impuesto al uso y manejo de losrecursos naturales y el espacio, prestando espe-cial interés a la forma en que se dan las relacionessocioeconómicas. El uso de técnicas de manejode la tierra y el ganado, degradantes del recursopor parte de los productores, están fuertementerelacionadas al fenómeno de la pobreza.

En síntesis, el problema del manejo de las tie-rras de pastoreo supone conocer las condicionesen que se desarrolla el sistema productivo, ya quetanto la aplicación de nuevas técnicas que pue-dan ser asumidas por la comunidad, como lacorrección de distintos tipos de procesos dedegradación, depende del conocimiento por partedel equipo técnico y de la comunidad misma delas relaciones entre la forma en que la producciónse inserta en las cadenas de relaciones de trans-formación de los distintos productos, tanto comodel conocimiento de la dinámica del medio natu-ral y los mecanismos de interacción entre ambos.

Planteada la intervención de la Universidad enesta problemática a través de un proyecto deextensión, es sin duda alguna, que ésta solo esviable estableciendo la interacción entre el equi-po técnico y los destinatarios en forma dialógica.Pero ello no es suficiente.

La Extensión Rural en cuanto práctica social

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está sujeta a interpretaciones hechas desde dis-tintos paradigmas y puntos de vista. Quieneshacemos extensión rural debemos tener entonceslos elementos teóricos para colaborar con lascomunidades en el análisis de estos aspectos.

Si releemos las múltiples definiciones de “LaExtensión Rural” que habitualmente se citan en labibliografía, muchas se corresponden a la defini-ción de “un sistema estatal o ahora público y pri-vado, y no de una disciplina”. Lógicamente, estotiene que ver con el desarrollo de los sistemasnacionales normalmente estatales que el desarro-llo del capitalismo tuvo como instrumento paraadecuar el sector rural a las nuevas demandas delmodo de producción que se constituye en hege-mónico. Dicho de otra manera, la Extensión Ruralfue concebida originalmente como el sistema adesarrollar a nivel del estado nación para resolver“los problemas del campo”, o sea, la subordina-ción de la producción agraria a las necesidadesdel sistema capitalista que se imponía con basecentralmente en la industria.

Cuando define la Extensión Rural, Puertas,(2004), propone abordarla como una disciplina yrealiza una interesante reflexión concibiendo a laExtensión Rural de acuerdo a las distintas formasque se da el grado de participación del campesi-nado, agricultor o actor social involucrado en elproceso, por lo tanto se ve a la Extensión Ruralcomo:

a) Información: cuando el destinatario se limi-ta a recibir consejos prácticos o informaciones úti-les para su actividad sin tener la posibilidad deretroalimentar el proceso; b) Asesoramiento:cuando el destinatario acude al agente de des-arrollo con un problema o una duda para que estese la resuelva o aclare, con lo que su participaciónse limita a dar el primer paso en el proceso, c)Educación: cuando el destinatario recibe unaserie de conocimientos para que mas tarde puedaresolver problemas por si mismo, de modo que suparticipación se centra en esa segunda fase, d)Comunicación: cuando la educación es concebidaen un sentido freiriano, es decir, como una refle-xión conjunta sobre la realidad del actor socialrural, donde las distancias entre educador y edu-cando desaparecen; e) Animación: cuando elagente de cambio cataliza o acompaña un proce-so apoyándolo con sus conocimientos e influen-cias y desaparece de la escena cuando aquél esta

en marcha, y f) Acción política: cuando el agentede extensión se implica en las demandas, conflic-tos etc. del actor social rural, que ya no juega unpapel de receptor de información y habilidades,de educando o concientizando, sino que pasa a laacción dentro de un movimiento social o de formaindividual (Puertas. 2004).

La Extensión Rural, desde el paradigma ecoso-cial, es concebida esencialmente como comunica-ción, animación y acción política (Puertas, 2004),y es en este marco teórico que encuadramos elpresente proyecto de extensión.

En el desarrollo de la discusión con las autori-dades, en este momento de ejecución del proyec-to de extensión, si bien se están discutiendo ytomando medidas, como la aplicación de “regla-mentos” que pretenden disminuir la presiónsobre los recursos naturales, en la intimidad elproceso es calificado por algunos como “impara-ble” por la extrema situación de necesidad de lapoblación. Otros referentes de las comunidadesplantean la imposibilidad de abordar el problemade la sustentabilidad si no es a partir de discutir ydelinear el desarrollo económico, social y políticode las comunidades en forma integral. “Ya sabe-mos que los campos se están arruinando, ayúden-nos a encontrar una propuesta de desarrollo defondo para salir del hambre y la pobreza”, nosdice un referente de las comunidades.

Es indudable que no podemos separar el pro-blema del manejo de los recursos naturales, eneste caso, de la cuestión ligada a la lucha por larecuperación territorial de los pueblos origina-rios. Ligado a esto, los procesos de supervivenciao reproducción no ya de la unidad productiva sinode un pueblo. Dentro de ello, los procesos y con-tradicciones dentro de ese pueblo, inserto en unsistema económico social que lo condiciona ysubordina en todos los planos.

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investigaciones5. Concentración, homogeneidad y desigualdad territoriales en el agro mendocino.Medidas de comparación inter-territorial entre variables socioeconómicas selec-cionadasPaula Eisenchlas, Alejandro Gennari

6. Las actividades de intervención en un contexto de conflictos ambientales: lasacciones de capacitación y acceso a la información en comunidades afectadas porel uso de agrotóxicos Javier Souza Casadinho

7. Caracterización de la economía de las familias rurales de los llanos de La RiojaAriel Enrique Tapia, María Inés Zalazar

8. Competencias de los agentes para el desarrollo rural. Los extensionistas delámbito de la cuniculturaGaby Quagliariello, Adriana Bocco

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Resumen

Este trabajo consiste en comparar ciertascaracterísticas socioeconómicas entre territoriosagrícolas de Mendoza. La unidad analítica es el“territorio” identificado en los Oasis irrigados(Norte, Valle de Uco y Sur). El objetivo es analizarel funcionamiento de un conjunto de variables através de medidas sobre las distancias y distribu-ción de los datos, con el fin de conocer la concen-tración, homogeneidad y desigualdad entre losterritorios examinados. Si efectivamente hay des-igualdad interterritorial en el sector agrícola,surge la pregunta de cuál es la medida de estadesigualdad y en qué ámbitos analíticos se daprincipalmente (qué aspectos comportan mayo-res disparidades en sus comportamientos compa-rados). Se trabajó con un conjunto de variablesreferidas a: i) características básicas de las explo-taciones agrícolas (contratación de mano de obra,acceso a la asistencia técnica, vínculos con elcomercio exterior), ii) características demográfi-cas poblacionales (composición etaria, niveles deinstrucción, alfabetismo), iii) condición de pobre-za (necesidades básicas insatisfechas, línea depobreza e ingresos per cápita), y iv) situación ocu-pacional (desocupación, sobreocupación, preca-riedad, subocupación, pluriactividad). Las medi-das aplicadas estuvieron destinadas a captar fun-cionamientos articulados a través de los siguien-tes cálculos: a) cálculo de pesos poblacionales devariables para establecer una medida de concen-

tración territorial, b) análisis comparativo funda-do en medidas de dispersión de variables paraobtener un indicador de homogeneidad o hetero-geneidad y c) la aplicación del Índice de Theil asistemas de indicadores compuestos ad hoc paraevaluar desigualdad territorial. Estos indicadoresse refieren a “capacidad territorial” y “bienestarpoblacional”. Los principales resultados eviden-cian que existe homogeneidad entre territoriosagrícolas, independientemente del Oasis de per-tenencia. Si bien algunas variables presentan dis-paridades internas (al interior de cada Oasis) suincidencia en la comparación interterritorial sediluye, originando una situación socioeconómica“homogénea” en los Oasis analizados.

Introducción

Este trabajo propone una comparación de lascondiciones socioeconómicas territoriales de losámbitos agrícolas de la provincia de Mendoza, ytiene la finalidad de proponer una medida decomparación inter-territorial de variables decaracterización social y económica para, poste-riormente, analizar comparativamente los datosentre diferentes unidades territoriales, resultadosque pueden dar lugar a situaciones de: concentra-ción/dispersión, heterogeneidad/homogeneidad,cercanías/distancias, entre las mediciones efec-tuadas en cada territorio agrícola.

En este planteo, se encuentra implícita lanecesidad de identificar los territorios agrariospara poder expresarlos como una unidad pobla-cional -en términos metodológicos-, y la necesi-dad de producir los datos correspondientes quedescriban y expliquen los territorios agrariosespecíficamente. Una de las principales dificulta-

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Paula Eisenchlas, Alejandro Gennari 28

Concentración, homogeneidad y desigualdadterritoriales en el agro mendocino. Medidasde comparación inter-territorial entre variables socioeconómicas seleccionadas 05Palabras clave: Territorio agrario - Concentración - Homogeneidad - Desigualdad - Socioeconomía

28 DEPAR (Departamento de Economía, Política y AdministraciónRural). Facultad de Ciencias Agrarias, Universidad Nacional deCuyo, Argentina. E-mail: [email protected]; [email protected]

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des a las que se ha enfrentado desde tiempo atrástanto la institucionalidad política (para la toma dedecisiones) y la académica (para la producción deconocimiento) sobre las condiciones socioeconó-micas de ciertos territorios y, especialmente losagrícolas, es la falta de información específica yparticular. No ha habido en la Provincia, sinohasta el año 200429, mecanismos de recolecciónde datos sobre los espacios rurales instrumenta-dos por sectores oficiales más allá de los Censosde Población, Vivienda y Hogares. Los releva-mientos que se efectúan desde estos organismos,presentan dos diferencias principales con la pro-puesta de este trabajo. Por una parte, estas medi-ciones utilizan una delimitación demográfica de laruralidad, que no necesariamente se ajusta a lanoción de territorio sostenida en sentidos y signi-ficados sociales (Foucault, 1977; Boisier, 2001;Angélico, Forni y Roldán, 2001; Shejtman yBerdegué, 2003; Schneider y Peyré Tartaruga,2006; Manzanal, 2006). En segundo lugar, peropor la misma causa, se sigue desconociendo loespecífico y exclusivo de los sectores agrarios endonde se desarrolla agricultura bajo riego, lo queno incluye en el recorte poblacional los espaciosrurales no agrícolas, que constituyen un objetodiferenciado y, también, específico.

Con el fin de reconocer ambas limitaciones, sepropone un esquema de delimitación de ruralidadque no responde a aquél criterio y se trabaja coninformación primaria30 del sector agrícola provin-cial, sobre un amplio conjunto de indicadoressociales y económicos medidos en las unidadesde producción (explotaciones agrarias) y en lapoblación que las habita y trabaja.

Desde el enfoque analítico de este trabajo sesostiene que, en Mendoza, un territorio agrícolapuede ser identificado con el que se construye entorno a la cuenca de los ríos principales, puestoque así se posibilita los asentamientos poblacio-nales y la producción, por lo que el territorio agrí-

cola se define entones en torno al concepto deoasis irrigado. Los oasis irrigados en Mendoza,ocupan el 4% de la superficie y en ellos se asien-ta más del 98% de la población, el resto del espa-cio es, llanamente un desierto.

Se adopta, además, una posición conceptualacerca de la delimitación de un territorio, y seconcibe que éste es un actor dinámico, que no esla suma de sus habitantes, o la delimitación deuna superficie, o una determinada disposición derecursos naturales, sino que es el resultado de lainteracción políticamente mediada de todos estoselementos; es la suma de las inter-relacionessociales y la forma de su articulación con el espa-cio y los recursos que allí se encuentran. El terri-torio, es una expresión suficiente y completa delas relaciones que en él se inscriben, y tanto lasarticulaciones sociales como las situaciones indi-viduales (expresadas en los datos medidos y ana-lizados), se constituyen a partir de las combina-ciones y relaciones que se articulan localmente.

Bajo la concepción que las estructuracionesinternas de los territorios confluyen en posicio-narlos en relación de unos con otros, se presentaun análisis sobre las situaciones relativas de tresoasis irrigados en Mendoza: Oasis Norte, Valle deUco y Sur; nos interesa destacar las posicionescomparadas entre ellos.

La técnica comparativa entre tres territorios,asume que cada uno es una resultado indepen-diente y que sus posiciones devienen de ciertosfuncionamientos. Este enfoque está claramentebasado, en los términos analíticos que proponeAmartya Sen (1992, 1995, 2000), “por lo que lasposibilidades de desarrollo de una comunidad (ysus condiciones de posibilidad para alcanzarniveles de igualdad en determinados aspectos)depende de capacidades alcanzadas, adquiridasen base a funcionamiento de ciertos resortes(medios) disponibles”. Dentro de este marco deinterpretación tanto las condiciones generales delas explotaciones agrícolas (funciones de produc-ción, tamaño físico y económico, etc.), como lascaracterísticas básicas de la población (principal-mente estructura etaria, niveles de instrucción)reflejan la base sobre la que se construye el des-arrollo de aquellas capacidades. Estos elementospodrían considerarse como los medios que, en undeterminado despliegue y organización, produ-cen ciertos funcionamientos útiles para el des-arrollo de las capacidades (individuales, comuni-

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29 En Mendoza, en el año 2004, la Dirección de Estadísticas eInvestigaciones Económicas (DEIE) implementó un operativo derelevamiento de Condiciones de Vida de Hogares Rurales.30 En el apartado que describe la metodología empleada, seexplica ampliamente el procedimiento técnico del relevamientoefectuado. En esta instancia cabe aclarar que los datos con losque se trabaja han sido tomados por la autora de este trabajo enel marco de una Consultoría para FAO (Eisenchlas, 2004) y en eltrabajo de investigación a propósito de la realización de la Tesisde Maestría, dirigida por A. Gennari y presentada en FLACSO,2009.

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tarias, territoriales) (Eisenchlas, 2009).Por lo tanto son, justamente, esas “condicio-

nes generales” a las que nos referimos en elpárrafo anterior las que son medidas en este tra-bajo con el fin de compararlas y analizar las dife-rentes capacidades alcanzadas en base a los fun-cionamientos que cada territorio ha podido des-plegar. Estos funcionamientos no son más que laforma de administrar los recursos (que se repre-sentan en los sistemas de acumulación) y definenaquellas capacidades. Traducido a los objetivosde este trabajo equivaldría a decir que los territo-rios alcanzan sus posiciones en base al modo enque se han estructurado sus relaciones esencia-les (las formas de gestión, apropiación y acumula-ción –funcionamientos- de los recursos). Surge lapregunta si efectivamente hay desigualdad inter-territorial y en qué medida y ámbitos analíticos(cuáles son las variables que comportan mayoresdisparidades en sus comportamientos compara-dos). Este trabajo, se orienta a interpretar la infor-mación producida, y alcanzar una respuestasobre este interrogante.

Metodología aplicada

El apartado metodológico aborda tres cuestio-nes principales, manifiestas en tres tareas meto-dológicas que fueron necesarias para la ejecucióndel trabajo. La primera de ellas, corresponde a ladefinición poblacional y a cuáles fueron los crite-rios significativos para realizar el recorte. En estamisma sección se incluye la descripción de losprocedimientos muestrales aplicados. El segundoeje metodológico es la selección de variables,dado que el conocimiento que se obtiene es fun-ción de las que se consideraron y midieron.Finalmente se describe el procedimiento estadís-tico que se utiliza para el análisis comparativo delos datos.

1. Definición y delimitación poblacional y muestral

La población está constituida por las explota-ciones agrarias (EA’s) de Mendoza con un nivel deagregación regional por Oasis. Cada Oasis, seencuentra integrado por distintos departamentos(municipios) de la Provincia, lo cual significa quela representatividad de los datos no se da a nivelde división político-administrativa sino a nivel deOasis irrigado. Demarcar el universo con este con-

cepto, significa asumir la noción de ruralidad conuna medida de anclaje territorial (como espaciode articulación social) distinta a los criterios deíndole demográfica o convencional.

La segmentación poblacional en Oasis, esinherente al uso del agua, pues es este factor elque posibilita su constitución. Por ello, la pobla-ción se compone de todas las EA’s empadronadasen los registros del Departamento General deIrrigación (DGI), inscriptas como unidades pro-ductivas relacionadas con la producción primariaagrícola.

Es necesario aclarar que al analizar la compo-sición por estrato de tamaño de las EA’s, surgió laevidencia de una distribución con una pequeñacantidad de explotaciones cuyas superficies sealejaban significativamente de la media de distri-bución, presentando una gran dispersión. Si bienestos casos fueron escasos eran distorsivos, porlo que se decidió ajustar los parámetros de inclu-sión, apartando del conjunto poblacional a todasaquellas explotaciones que:

a. La superficie total fuera inferior a 1 ha. Sibien la producción de estas EA’s pueden consti-tuir una fuente de sustento familiar, o mejordicho, a causa de ello este tipo de unidades pro-ductivas no son consideradas como una unidadde tipo “empresarial” o “productiva” orientada almercado. Sus particularidades y estructurassociales especiales hacen que en el espectro delas ciencias sociales constituyan un foco de análi-sis particular.

b. La superficie total productiva fuera superiora 100 ha. Esta decisión se fundamenta en que enMendoza, según las mediciones del CNA 2002, el86,3% de las explotaciones agropecuarias (EAP)tienen una superficie que no supera las 100 ha.Por otra parte, considerando el conjunto de EAP’sde hasta 100 ha, el tamaño medio provincial es de13,2 ha, mientras que en el grupo conformado porlas EAP’s de más de 100 ha la superficie promedioes de 3.117,7 ha. Considerando el total de lasEAP’s de la Provincia el tamaño medio de la distri-bución es de 282,67 ha. Las distancias entre losdos grupos segmentados son tales que en casode analizarlos en forma agregada impediríantener una lectura que representara verdadera-mente al conjunto. Sólo el primer estrato desuperficie que sigue al rango que tiene el límitesuperior en 100 ha (el intervalo que va entre 100 y200 ha) arroja una superficie promedio se aleja en

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un +115 % de la media total. Por otra parte, unaimportantísima cantidad de estas explotacionescon superficies mayores a 100 ha se dedican aactividades pecuarias.

Muestreo

El muestreo realizado fue probabilístico, y ensu composición fue sistemático. El cálculo deltamaño de la muestra se realizó mediante la apli-cación de la siguiente fórmula probabilística:

donde: n es el tamaño de la muestra, φ es la des-viación estándar respecto de una variable31, e esel nivel de error aceptado, z es el valor de tabla deintervalos de confianza correspondiente a un

nivel de confianza establecido32.En la tabla 1 se presenta la cantidad de casos

relevados en cada zona.

2. Ejes y variables consideradas para efectuarlas comparaciones territoriales

Se presenta aquí el conjunto seleccionado delas variables medidas, con las que posteriormen-te se realizan los análisis comparativos en los tresterritorios. Es por ello que no nos detendremos enel análisis de los funcionamientos individuales deestas variables (es decir -los datos) en cadaOasis; y pasaremos directamente al la compara-ción entre ellos.

El conjunto de variables se agrupó en cuatroejes, cada uno de los cuales se compone de dife-rentes variables. Éstos son: a) Caracterización dela EA, b) características demográficas básicas dela población, c) condición de pobreza y d) situa-ción ocupacional. Este esquema se muestra en lafigura 1.

3. Procedimiento de análisis de datosSe han efectuado tres análisis complementa-

rios sobre los comportamientos de los datos: a) elcálculo de pesos poblacionales de variables conel fin de establecer una medida que dé cuenta dela concentración territorial de ciertos atributos, b)un análisis comparativo de medias para conocer

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31 La variable en base a la que se consideró la desviación estándar para el cálculo de la muestra es el tamaño de la explotación.32 El nivel de confianza es de 95 %, equivalente a un z de 1,96 según la tabla de intervalos de confianza para una distribución normal.

Tabla 1: Tamaño y distribución muestral por zona.

Figura 1: Ejes de comparación, variables e indicadores.

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acerca de la homogeneidad o heterogeneidad delsector agrario fundado en medidas de dispersióny c) la aplicación del Índice de Theil a sistemas deindicadores compuestos y elaborados ad hoc conel fin de evaluar la desigualdad territorial en esteconjunto de variables. Cada uno de estos tres sis-temas se abordan a continuación.

Resultados y discusión

1. Análisis de concentración territorial de variables. Pesos poblacionales

La primer técnica comparativa utilizada es elcálculo de los pesos poblacionales de las varia-bles seleccionadas, medida que indica cuántocontribuye cada zona al promedio global de lavariable, es decir cómo se distribuye por zona eltotal de los casos que presentan el atributo medi-do. Si bien los porcentajes de contribución territo-rial al total general pueden estar sesgados por lacantidad absoluta de población analizada porcada Oasis (es decir por la composición poblacio-nal/muestral), puede ser un indicador válido parael direccionamientos de políticas si lo que sequiere alcanzar es a la mayor cantidad de perso-nas bajo la condición analizada (por ej. hogaresbajo la línea de pobreza, indigencia, personas

desocupadas, entre otras posibilidades).En cuanto a la aplicación efectiva y la presen-

tación de los resultados se requieren hacer cier-tas precisiones para una mejor lectura de losdatos presentados. Cada una de las variablesseleccionadas (figura 1) fue trabajada como dico-tómica, para ello se debió establecer un corte queseparara los comportamientos observados en dosgrupos. En la figura 2, se muestra en la primeracolumna las variables consideradas (ídem a lafigura 1) y en la segunda el corte categorial paracada una de ellas.

A pesar que cada aspecto medido tiene distin-ta valoración (mayor tasa de pobreza y menortasa de alfabetización, por ejemplo es un disva-lor), debían expresarse todos los componentes enuna misma dirección, de modo que un mayorpeso poblacional significara siempre una mismatendencia del Oasis, ya fuera una mejor situacióno una peor con respecto al resto. En este caso, seexpresaron las variables en sus términos de valo-ración negativa, y a medida que la participaciónrelativa de la variable sea mayor significará mayorconcentración de una situación de privación, esdecir la situación más desfavorable o un posicio-namiento más rezagado33.

En la primera columna de la tabla 2, se presen-tan los indicadores por eje de comparación, luegose expresan los comportamientos territoriales decada una, y finalmente los pesos poblacionalescorrespondientes.

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Figura 2: Categorías de inclusión para el cálculo de pesos poblacionales.

33 También se podría haber optado por el método inverso: endonde el mayor peso poblacional significara una mejor posición,en cuyo caso las variables debería haber sido enunciadas en suvaloración positiva.

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En el conjunto de variables, en una gran partede los casos, los índices más negativos se concen-tran en la zona Sur si se analiza la situación indi-vidual de cada Oasis. Sin embargo, sus pesospoblacionales son más bajos que en los otroscasos (sin duda situación influenciada por sumenor participación en la muestra) a excepcióndel analfabetismo en donde el peso poblacionalde la población analfabeta es superior a la regis-trada en el Norte y en el Valle de Uco.

Con relación a la significación de la pobreza ylas condiciones ocupacionales desfavorables, lazona Norte y Valle de Uco son las que presentanmayores porcentajes, pero con algunas particula-ridades: la zona Norte presenta más cantidad depoblación con NBI, pero menor incidencia de lapobreza por ingresos (ya sea medida por LP líneade pobreza, LI línea de indigencia o ingresos percapita), dando lugar a una situación de pobrezaestructural en mayor medida que un proceso deempobrecimiento o insuficiencia de ingresos paraadquisición de bienes y servicios.

Otra de las particularidades, se da en el Vallede Uco en relación con las condiciones laborales:ésta zona tiene menor índice de desocupación

entre las tres áreas pero una subocupación bas-tante superior al Norte y muy cercana al Sur, aun-que levemente inferior. Esto indicaría que laregión puede ofrecer alternativas laborales (dehecho se trata de una zona altamente productivaen términos de calidad de la tierra y factores cli-máticos y edafológicos que favorece la produc-ción de uvas para vinos de alta gama), pero quelas articulaciones productivas (la relación entrecapital y trabajo) sea más deficiente que en lasáreas restantes: produce trabajo, pero lo subre-munera. De hecho, su tasa de pobreza es alta y serefleja en que su peso poblacional con respecto ala zona Norte es superior en más de un puntocuando los casos observados en ambos Oasis(encuestas realizadas) fue prácticamente elmismo.

En la mayoría de las variables medidas (funda-do muy probablemente en la distribución real delpeso de la población que habita cada Oasis) losmayores pesos poblacionales se encuentran en laZona Norte y en el Valle de Uco, pero siendo la pri-mera la que en la mayoría de los casos registraíndices más altos, a excepción de Hogares conNBI, hogares con ingreso per cápita inferior a U$S

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Tabla 2: Peso poblacional de atributos por ejes de variables según Oasis.

Fuente: Elaboración propia en base a datos primarios.

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1/día, subocupación y pluriactividad34. Estasconstituyen las variables diferenciadas entreambos Oasis (Norte y Valle de Uco) y tres sobrecuatro se relacionan con la situación de pobreza(se incluye aquí la subocupación), pues sólo lacondición de pluriactividad se diferencia de estebloque. Esto es consistente con lo que se anticipómás arriba; la zona Valle de Uco presenta lascaracterísticas de mayor deterioro poblacionalentre ambos Oasis manifiesto en las condicionesde pobreza, aunque es la zona Norte la que, entrelas dos, presenta mayores índices en los indica-dores negativos.

2. Análisis de homogeneidad/heterogeneidadterritorial. Comparación de medias territoriales

Este método consiste en comparar por eje decomparación las medias de cada grupo de varia-bles y estimar la distancia entre las marcas terri-toriales de cada Oasis y la media global. De estemodo, se estimará qué variables obtienen mayordispersión: cuáles se presentan más homogéneas

y cuáles más heterogéneas. Las primeras podránvincularse a causas de condicionamiento territo-rial: es decir que se podría interpretar que sucomportamiento es similar en todos los territoriosagrícolas. De los comportamientos heterogéneospodrá deducirse que dependen de factores pre-sentes en ése territorio y ausente en otro. Estacondición se medirá, en primer lugar mediante ladistancia entre los valores y la media (que seexpresa porcentualmente), y además por la direc-ción de la variación (si el valor obtenido es menoro mayor que aquélla).

Se considera que los comportamientos máscercanos entre sí se representan en aquellasmedidas más cercanas a la media global de la dis-tribución, definiendo entonces dos categorías:homogéneos o heterogéneos. Dado que este sis-tema es altamente cuantitativo y establece susresultados sobre un procedimiento numérico seestimó necesario evitar algunos de sus principa-les efectos: la arbitrariedad y rigidez del corte deseparación entre distintas categorías. En vistas aello se establecieron solamente dos categoríaspara comparar cada comportamiento territorialcon la media global: próximo o no próximo al pro-medio, que expresan situaciones de homogenei-dad/heterogeneidad respectivamente. Fueronconsiderados valores próximos a aquellos quetuvieran una distancia menor a 10 puntos respec-to a la media territorial35, y no próximos al resto.Se calculó además, el promedio de las variaciones

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34 Se exceptúa la comparación del comportamiento de las varia-bles “ausencia de vinculación comercial con el mercado externo”y “hogares por debajo de la LI” porque la diferencia entre amboscomportamientos es insignificante 0.05 puntos porcentualespara el primer caso y 0,49 para el segundo.35 Se estableció un valor de 10 puntos como corte categorialentre próximo o no próximo, ya que el promedio de todas lasvariaciones de cada Oasis respecto de la media global por bloquede variables es de 9,66.

Figura 3: Categorías de inclusión para la comparación de medias.

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Tabla 3: Comparación de promedios territoriales por bloques de variables según Oasis.

Fuente: Elaboración propia en base a datos primarios.

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de todas las variables entre los Oasis, con el fin deidentificar aquellas que presentan las mayores ymenores distancias.

En este caso la aplicación efectiva y la presen-tación de los resultados se realizaron teniendo encuenta el siguiente parámetro (corte categorial)para comparar medias de las variables entre losterritorios.

En este caso, se trabajó con un criterio de valo-ración positiva, en tanto una menor tasa depobreza y una mayor tasa de alfabetización signi-fican mejores posiciones y mayores contribucio-nes a una situación de bienestar social. En cuantoa la magnitud y dirección de las distancias, unamayor proximidad significa una mejor posiciónrelativa del Oasis. Los datos se presentan en latabla 3 y en el gráfico 1.

Como ya se ha dicho, de este análisis puedenderivarse distintos tipos de apreciaciones: poruna parte las distancias porcentuales de cadavariable y cada conjunto de ellas con respecto a lamedia global, lo que da lugar a la categorizaciónde los bloques de comparación por Oasis en valo-res próximos o no próximos y por la otra el signode variación de tales distancias, con independen-cia de su magnitud.

Es posible organizar el análisis en base a la

búsqueda de respuesta a ciertas preguntas, como¿cuáles son las variables que son próximas uhomogéneas en todos los Oasis? ¿Cuáles son lasvariables que presentan mayor variación y cuálesmenos? ¿Cuál es el bloque de variables que tienemayor cantidad de comportamientos homogéne-os entre los tres Oasis? ¿Cuáles variables tienenun promedio de variación inferior a 10 puntosindicando bloques más homogéneos? ¿Qué Oasispresenta mayor cantidad de variaciones negati-vas? ¿Cuáles son las variables con mayores varia-ciones negativas, es decir que presentan a la vezuna mayor dispersión (heterogeneidad) y una ten-dencia perjudicial para el Oasis?

La contratación de la mano de obra extrafami-liar, el alfabetismo, la incidencia de la pobreza poringresos (medida por la LP) y la pluriactividad sonvariables homogéneas en todos los Oasis (su varia-ción respecto de la media es menor a 10 en la tota-lidad de los territorios)36. Podrá considerarse,entonces, que estos factores están influenciadospor una condición territorial agrícola, o que se com-portan en modo similar en los territorios agrícolas.

La condición de pobreza, es el eje que presen-ta mayor homogeneidad, seguido por la situaciónocupacional. Es allí donde se registran mayor can-tidad de celdas marcadas como próximas. En elprimero (condición de pobreza) el promedio devariaciones es inferior en todos los casos menosen uno a 10 puntos, y en el caso en que superaeste corte (condiciones de NBI) la cifra es sólolevemente superior (11,36 puntos). En cambio, en

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Gráfico 1: Porcentajes promedio de desviación por bloque de variables según Oasis.

36 En esta instancia es indiferente el modo de redacción de lasvariables y la connotación positiva o negativa de su enunciación,ya que si sus comportamientos positivos son próximos tambiénlo serían sus negativos.

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lo que respecta a la situación ocupacional, si biense registra importante cantidad de casos convalores próximos el promedio de las variacioneses en cuatro de ellos (sobre un total de seis varia-bles medidas) superior a 10 puntos, posiblementeinfluenciado por la medida de las variaciones nopróximas, que influyen en el promedio.

Son las características demográficas las quepresentan mayor disparidad entre los Oasis (aexcepción del nivel de alfabetismo). La variabili-dad del dato es mayor que en los otros bloques.La mayor variación registrada se da en la pobla-ción con secundario completo, en la que la zonaSur se aleja negativamente de la media en más deun 40%, lo que condice con su alto nivel de anal-fabetismo, indicando un alerta sobre la estructurade formación y educación de la zona.

En todos los ejes medidos, considerando acada uno de ellos como unidad, el Sur se encuen-tra por debajo de la media y el Valle de Uco porencima (registrando variaciones negativas y posi-tivas respectivamente; se ve en el gráfico Nº 1). Asu vez al Valle de Uco corresponde la mayor dis-tancia de dispersión positiva.

3. Análisis de desigualdad territorial. Cálculo por indicadores compuestos medianteel Índice de Theil

Este apartado tiene una doble finalidad: poruna parte nos detenemos en proponer indicado-res compuestos que combinen más de una varia-ble (independientemente del eje en la cual se lahaya considerado previamente) con el fin de rea-lizar un análisis territorial de mayor complejidad.Y en segunda instancia, aplicar un procedimientoestadístico sobre ellos que pueda indicar la exis-tencia de desigualdad en el comportamiento decada indicador compuesto entre los tres Oasis.

La concepción conjunta de variables (ya sea encualquiera de las medidas comparativas que seutilizan en este trabajo) no podría ser leída desdeunidades simples o individuales (dado que no serefieren a alguna de ellas en particular) sino que,al ser integradas en una sola medida multideter-

minada, dan cuenta de una situación compleja,que comienza a ser inherente, no ya a las perso-nas, sino al territorio. Una situación compleja setraduce, en términos metodológicos, en unamedida compuesta. Se han diseñado dos indica-dores compuestos: indicador de capacidad terri-torial e indicador de bienestar poblacional. El pri-mero, se refiere a los desempeños territoriales yel otro a los poblacionales y por lo tanto, se refle-jan dos situaciones distintas que, si bien seencuentran articuladas, su funcionamiento puedepresentar cierta independencia en cuanto un blo-que puede variar sin afectar directamente a lavariación del otro.

El indicador de capacidad territorial se ha ela-borado teniendo en cuenta que la capacidad esuna resultante de la suma y articulación de losfuncionamientos conseguidos territorialmente yes ésta relación la que permite considerar queciertos aspectos (reflejados en las variables selec-cionadas) influyen en esta capacidad final. El indi-cador compuesto está formado por las siguientesvariables: población con edad igual o inferior de35 años, población alfabeta y población activa(PEA). Todas estas variables fueron medidas enlas unidades poblacionales, sin embargo reflejanuna capacidad territorial en la medida en que fun-cionan como los atributos deseables (funciona-mientos positivos) que puedan ampliar el espec-tro de capacidades. Cada una de ellas refleja laretención en el territorio de la población másjoven, las oportunidades de adquirir destrezasmínimas de lectura y escritura y la de la potencia-lidad del área de ocupar mano de obra.

El indicador de bienestar tiene la intención deexpresar la estructura de oportunidades y estadospoblacionales. El bienestar es un concepto amplioy por ello sus acepciones pueden ser diversas yvariadas, por lo que su medición se complejiza37.Así, el indicador propuesto no es una expresiónexhaustiva del concepto de bienestar, sino que esla expresión de algunos de sus componentes quetienen la potencialidad de generar más bienestarpara las personas. Se adscribe a la noción que unindicador de bienestar se construye sobre la medi-ción de indicadores sociales, con el fin de estable-cer una diferenciación sobre corrientes que asimi-larían la medición del bienestar con variables comoel crecimiento del PBI y los índices macro de resul-tados de balanzas, todos netamente de corteexclusivamente económico.

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37 Existe una extensa producción teórica sobre el concepto debienestar en el ámbito de las ciencias sociales, incluidas las cien-cias económicas. En este trabajo no se profundiza sobre la mate-ria puesto que no constituye el objeto de problematización.Utilizamos la acepción en la que bienestar se refiere a la posibili-dad de las personas de alcanzar mejores estados y mejor calidadde vida.

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En este trabajo en el indicador de bienestar seha incluido: población con NBI, población bajo laLP, población desocupada y subocupada. Todaslas variables reflejan situaciones de pobreza ycondiciones ocupacionales. El análisis conjuntode estas variables se basa en que se influyen yentrecruzan mutuamente: las condiciones labora-les constituyen uno de los factores principales degeneración de pobreza, razón por la cual se hanincluido dos componentes referidos a la condi-ción de privación dada en las NBI y en la LP y dosrelativos a las condiciones ocupacionales, uno deellos manifiesto en la tasa de desocupación y elotro en las condiciones efectivas de inserciónmedida en el subempleo.

Entre ambos indicadores, se tiene una visiónde las potencialidades del territorio (en tantorecursos acumulables e intercambiables) mani-fiestas en el indicador de capacidad y una visióntambién de los funcionamientos efectivos queatañen a la situación poblacional, manifiestos enel indicador de bienestar.

Finalmente, surge una cuestión relevante rela-cionada con el procedimiento metodológico (latécnica) de presentación de los datos obtenidospara cada indicador. El objetivo principal del tra-bajo, es el de comparación entre tres áreas, por loque se recurrió al Índice de Theil que permite, jus-tamente, obtener medidas de desigualdad entreun conjunto de comportamientos.

El índice de Theil aplicado indica un valorresultante de la comparación entre un comporta-miento efectivo y uno estimado. En este caso se

ha considerado al promedio territorial de cadavariable de los tres Oasis como el valor estimado.

La fórmula para el cálculo es la siguiente:

donde: h es el número de elementos, componen-tes o indicadores parciales que aportan informa-ción sobre el objeto a medir. P es el valor obser-vado. A es el valor estimado paral la variableFuente: Iranzo Acosta y Lacomba Arias (1998)

En la figura 4, se sintetizan los componentespara cada indicador y en la tabla 4, se muestranlos resultados de la aplicación del Coeficiente deTheil. La forma de enunciación de las variables(positivas o negativas), en este caso, es indiferen-te ya que lo que se mide no es un nivel determina-do alcanzado en alguno de los indicadores, sino ladesigualdad existente en su comportamiento anivel de territorios.

Las desigualdades por indicadores compues-tos, son muy bajas. En los dos casos medidos, losvalores son cercanos a 0, tanto en capacidad terri-torial como sobre el bienestar poblacional (0,045y 0,061 respectivamente). La incidencia en el índi-ce global por indicador de cada componentepuede ser analizada desde el mecanismo prece-dente de análisis de homogeneidad, en dónde semanifestó que tanto las condiciones de pobrezacomo las situaciones ocupacionales tienden a sermás homogéneas que los otros conjuntos devariables medidas.

El indicador bienestar poblacional, tienemayor dispersión que la capacidad territorial loque, aunque levemente, denota que las estructu-ras relacionadas con el factor productivo y lasbases estructurales (activos) de los tres territo-rios presentan una variación mayor que en el otro

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Figura 4: Variables componentes por indicador compuesto.

Tabla 4: Índice de Theil por

indicadores compuestos

según Oasis.

Fuente: Elaboración propia en

base a datos primarios

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caso. El caso del bienestar poblacional, es másparejo, las dispersiones son menores, contrastan-do nuevamente que los factores relativos a pobre-za y características ocupacionales, son máshomogéneos.

La situación expresa una baja variabilidadentre los factores medidos en el entorno agrícolaprovincial, en el cual existe la tendencia a igualarlas medidas de retención de población joven,estructura educativa (alfabetismo), actividad eco-nómica por una parte y pobreza (por NBI y LP) ysituaciones ocupacionales expresadas en el des-empleo y subocupación por la otra.

Considerando el conjunto de medidas introdu-cidas en este capítulo, es interesante contraponerlos resultados del análisis de homogeneidad /heterogeneidad territorial con los relativos a ladesigualdad entre ellos. Mientras las variablesanalizadas individualmente comportan importan-tes dispersiones entre los Oasis (tabla 2 y gráfico1), el análisis integrado de las mismas, registranescasas desigualdades. Si los indicadores com-plejos son válidos, se ve que a pesar de encon-trarse disparidades individuales, éstas no afectanla homogeneidad de las condiciones globales decapacidad territorial y de bienestar poblacional.

El hecho que las mayores proximidades serelacionen con las condiciones de pobreza y situa-ción ocupacional refuerza dos interpretaciones:por una parte son características fuertemente vin-culadas a lo agrícola ya que su comportamientose extiende en los tres territorios y por lo tanto lalocalización geográfica no influye determinante-mente.

Conclusiones y temas para el debate

A partir de la primera lectura que puede reali-zarse de los datos y resultados, se puede concluirque la homogeneidad en aspectos socioeconómi-cos es una característica de los territorios agra-rios, y el caso se ha contrastado en los tres oasismedidos. El abordaje desde la perspectiva territo-rial, permite advertir que los indicadores com-puestos de capacidad territorial y bienestarpoblacional son parejos y muestran un bajo nivelde heterogeneidad.

Sin embargo, corroborar esta afirmación noimplica desconocer las diferencias (desigualda-des) que existen entre los conjuntos poblaciona-les al interior de cada territorio, y entre ciertos y

determinados aspectos de los territorios compara-dos. Lo que solamente podemos advertir a travésde este procedimiento, es que existe un parámetrode homogeneidad en relación a los indicadoresconstruidos, que midiendo el bienestar poblacio-nal y las capacidades territoriales indican que nohay mayor distancia en sus términos territoriales,aunque luego sí las haya en las condiciones de vidade la población que habita estos territorios.

Por los datos presentados y las distribucionesque éstos toman, sobre todo por lo que se vio enlas tablas 3 y 4, se podría pensar, que en laestructura socioeconómica agraria analizada exis-te un factor de determinación en los tres territo-rios que influye con mayor fuerza que el resto delos elementos, de modo que la disparidad entreéstas no alcanza a neutralizar el efecto condicio-nante de aquél. La pertenencia al ámbito de laproducción agrícola es un factor que no puededejarse de lado como estructura que sostieneeste funcionamiento.

Los datos analizados (sobre cada una de lasvariables), si bien heterogéneos, no alcanzan atener una diversidad respecto de unos con otroscomo para definir una situación diferenciada enlas condiciones productivas generales del territo-rio y en los estados de bienestar. Principalmenteporque los valores medidos son homogéneamen-te altos (altas tasas de pobreza, desocupación ysubocupación) que no alcanzan a repercutir enmejores niveles de desarrollo o bienestar.

Comentarios finales

Dado que uno de los esquemas de interpreta-ción de los resultados puede basarse en la diná-mica de acumulación de recursos para alcanzarciertas capacidades poblacionales y territoriales,se puede pensar a partir de los indicadores medi-dos individualmente que los ámbitos agrícolas seencuentran en desventaja con relación a otras for-mas de organización productiva, al menos en susindicadores económicos y sociales. Se dijo, enmás de una ocasión, que en este trabajo nos abs-tuvimos de comentar el comportamiento de losdatos en forma individual en cada Oasis, es decir,analizar la incidencia de la pobreza, la tasa dedesempleo, la precariedad, etc., puesto que elfoco de atención estuvo en el análisis comparati-vo. De todos modos, creemos que dados losresultados vistos, había que hacer alguna men-

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ción al respecto, porque los datos muestran unasituación difícil para los ámbitos rurales medidos.

Las posibilidades de desarrollo, se sostienensobre oportunidades parejas para todos los sec-tores, aunque eso implique una intervención dife-rencial orientada a favor de las localidades y con-juntos sociales que han estado, hasta ahora, reza-gados. Interviene aquí la lógica de la direccionali-dad y discrecionalidad de las asignaciones, origi-nadas en un sustrato de naturaleza política. Lacontribución de este trabajo de investigación, secircunscribe a aportar los datos necesarios paraconstruir un conocimiento que informe a esaintencionalidad política, que es pública pero queno sólo es llevada a cabo por la autoridad guber-namental sino también privada, para tomar lasdecisiones de la mejor manera posible.

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Introducción

Planteamiento del problemaShiva (1995)39, afirma que los monocultivos

son insustentables desde su misma base, dadoque no reproducen las condiciones que permitenla sustentabilidad de los sistemas productivos. Enausencia de diversidad biológica y sin una ade-cuada nutrición de los suelos requieren de apor-tes permanentes de energía externa a través de laincorporación de fertilizantes y plaguicidas. Porsu parte Souza Casadinho ( 2007)40, sostiene queel modelo productivo dominante en la Argentinabasado en la producción de monocultivos querequiere la utilización de semillas mejoradas, lamayoría de ellas transgénicas, de fertilizantes yobviamente de la aplicación de plaguicidas tras-ciende a la producción de cereales y oleaginosas.El paquete tecnológico, es inherente al modelodado que los monocultivos son ecológicamenteimposibles de llevar a la práctica si no se “sostie-nen” a partir del suministro de agroquímicos. Eneste caso, los procesos de nutrición de suelos lle-

vados a cabo por las rotaciones y por el suminis-tro de materia orgánica intentan ser reemplaza-dos por la utilización de fertilizantes solubles. Dela misma manera que el control de las ocasionales“plagas”, que en la naturaleza es llevado a cabopor predatores y parásitos, es reemplazado por lautilización de plaguicidas. Esta estrategia, poseeun notable impacto ambiental. Un caso paradig-mático lo constituye el cultivo de soja. El manejoconvencional de éste cultivo es sumamente diná-mico, permanentemente aparecen nuevos insu-mos y se implementan prácticas de manejo. Estasituación reconoce su origen en las dificultadesemanadas del monocultivo como la mayor canti-dad de insectos y la pérdida de fertilidad de lossuelos como por la necesidad de incrementar laproductividad a causa del acrecentamiento de loscostos de producción.

El cultivo de la soja ha mostrado un avancemuy claro en la agricultura argentina. La superfi-cie cultivada en todo el país creció casi 50% en losúltimos 30 años, pasando de ser un cultivo casimarginal en la década del `70 a ocupar cerca de lamitad del área sembrada en la actualidad. SegúnObschatko (2003)41, esta situación demuestra laadaptación de la agricultura argentina a las condi-ciones de los mercados externos, para lo cual fueafín el proceso de cambio tecnológico que experi-mentó la agricultura en general y la soja en parti-cular. El incremento en la superficie tiene sucorrelato con el aumento en la utilización de pla-guicidas, Souza Casadinho (2004)42, afirma que alno realizarse rotaciones y exacerbar la utilizaciónde plaguicidas, estos han afectado la superviven-cia de los insectos benéficos y recreando meca-nismos de resistencia en los perjudiciales.

En la Argentina, cada año, la soja ocupa tierras

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Javier Souza Casadinho 38

Las actividades de intervención en un contextode conflictos ambientales: las acciones de capa-citación y acceso a la información en comuni-dades afectadas por el uso de agrotóxicos 06Palabras clave: Agrotóxicos - Pulverizaciones aéreas - Intoxicaciones - Estrategias de intervención - Monocultivos

38 Facultad de Agronomía, Universidad de Buenos Aires. Red deAcción en Plaguicidas y sus Alternativas para América Latina(RAP-AL). Tel.: (011) 4524-8082. E-mail: [email protected] 39 Shiva, V. 1995. Monocultivos de la mente. Montevideo, Ed.Nordan. 40 Souza Casadinho, J. 2007. La problemática de los agroquími-cos y sus envases, su incidencia en la salud de los trabajadores,la población expuesta y el ambiente. Estudio colaborativo multi-centrico. Bs. As. Argentina. Ministerio de salud – OrganizaciónPanamericana de la salud41 Obstchatko, E.2003. El aporte del Sector Agroalimentario alCrecimiento Económico Argentino: 1965-2000. Buenos Aires: IICA.42 Souza Casadinho, J. 2004. El impacto de los cultivos transgé-nicos sobre la estructura agraria y la alimentación. CETAAR-RAPAL. Buenos Aires.

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antes dedicadas a la ganadería, a los cultivosextensivos como el trigo, a las hortalizas como lapapa, así como también se extiende a zonas deecosistemas frágiles como el monte seco y laestepa Patagónica. El rendimiento es fuertementedeterminado por la fecha de siembra y a las con-diciones climáticas, especialmente las lluvias,elementos fuera del alcance de los productores.La expansión de la superficie de siembra, elmonocultivo, la ausencia de rotaciones junto a laintensificación en el uso de plaguicidas ha deter-minado un incremento en las poblaciones deinsectos perjudiciales junto a una merma en losbenéficos.

Arias (2005)43, investigando en la región pam-peana, determinó que el control de las plantas sil-vestres se ha especializado a partir la de la masi-va adopción de materiales de origen transgénico.En general se utiliza el herbicida Glifosato, Round-up y otras marcas comerciales, con dosis que vandesde los 3 a 10 Lts /ha., en 2 a 4 aplicaciones portemporada. También y a partir de la aparición demalezas resistentes a las dosis recomendadas deGlifosato se utiliza el herbicida 2, 4 D con aplica-ciones de 2 a 3 Lts/Ha. El problema derivado de lautilización del herbicida glifosato es grave por lacantidad del tóxico utilizado, por el modo de apli-cación y por su impacto en la salud, pero no es elúnico caso a destacar. En las diferentes activida-des agrícolas llevadas a cabo en la Argentina, seutilizan una serie de plaguicidas extremadamentetóxicos con capacidad de producir daños en lasalud tanto de nivel agudo como crónico. En esteúltimo caso las enfermedades aparecen luego deltranscurso de meses y hasta de años luego de laexposición. Es el caso de los insecticidasEndosulfán, Clorpirifos y de los herbicidas 2, 4 D yParaquat.

En el caso del insecticida Endosulfan, se tratade un producto organoclorado que reviste la cate-goría de contaminante tóxico persistente, el cual

se degrada muy lentamente permaneciendo añosen el ambiente, se acumula en las cadenas trófi-cas y aún se traslada a grandes distancias arras-trado por las corrientes de aire y de agua, con locual pueda alcanzar a zonas muy alejadas deaquellas donde es aplicado. Souza Casadinho(2008)44, asevera que se manipulan cerca de 4millones de litros de este producto en las activida-des agrícolas desarrolladas en la Argentina El yacitado Arias (2006)45, respecto a el herbicida 2, 4D afirma que se amplían año tras año las cantida-des de utilizadas debido no solo a la expansióndel cultivo de soja sino por la aparición de tole-rancia y resistencia, a las dosis “normales” delherbicida glifosato, en las plantas silvestres,

En la Argentina, durante el año 2011, se aplica-ron cerca de 350 millones de litros de plaguicidas,evidenciándose un claro incremento respecto aaños anteriores. Éste proceso se halla ligado avarios factores; a- La expansión de la superficieagrícola, ya sea por la incorporación de tierras comopor el reemplazo de actividades productivas. b- Laexpansión de los cultivos transgénicos. c- La apari-ción de mecanismos de resistencias en insectos ehierbas silvestres. d- el énfasis en la calidad formalde los productos y e- el cambio climático.

La aplicación continua de las mismas formula-ciones de plaguicidas, lleva a que estos generenresistencias en los organismos que pretendencontrolar. En este caso las dosis normales de pro-ductos químicos no poseen efecto sobre insectosy plantas silvestres. Como esta recreación deresistencias se transmite a las siguientes genera-ciones, en unos pocos años toda la población setorna resistente. De esta manera los productores,en ausencia de un plan estratégico, suelen incre-mentar tanto la cantidad de aplicaciones comosus dosis. Un caso documentado por Arias(2006)46, es el de las aplicaciones del herbicidaglifosato sobre el cultivo de soja, donde de unasola aplicación de 3 litros por ha, llevada a cabo afines de los años ’90, se pasa en el año 2005 arealizar 3 aplicaciones de hasta 12 litros por ha ypor año. Una situación similar sucede con las apli-caciones de insecticidas donde la aplicación con-tinua sin atender los umbrales de daño económi-co determina un recambio permanente de produc-tos, de aquellos con baja toxicidad y menor per-sistencia en el ambiente se pasa a otros de amplioespectro, altamente tóxicos y con gran impactoambiental, como el caso del Endosulfan.

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43 Arias, S. 2005. Transformaciones en la estructura agraria de laregión pampeana causadas por el proceso de agriculturización dela década del ’90. Bs. As. Tesis de grado. Facultad de Agronomía.UBA.44 Souza Casadinho J. 2008. Alternativas al uso del Endosulfán enla soja; el caso de la Argentina. En El Endosulfan y susAlternativas. Santiago de Chile. Editorial IPEN – RAPAL. 45 Arias, S., Moya M. y Souza Casadinho J. 2006. EstructuraAgraria y cultivos. Revista Enlace. Nº 73. Santiago de Chile.Editorial RAPAL.46 Idem p.14

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Respecto a la capacidad de producir daño deun agrotóxicos, es posible referirse a su toxicidadespecífica, determinada a partir de su dosis letalmedia47, pero el riesgo de padecer una intoxica-ción se incrementa a partir de sus característicasquímicas como así también por las condiciones deutilización. Estas últimas tienen la posibilidad detornar más peligroso a un producto de aquelloque indica su naturaleza química. También sehace necesario considerar su posibilidad de pro-ducir enfermedades crónicas como el cáncer, malde Parkinson, alteraciones endocrinas, etc. Unproducto catalogado como moderadamente tóxi-co puede volverse muy peligroso –y aún producirenfermedades de tipo crónico-, si es comercializa-do libremente, si se vende fraccionado y se utilizasin respetar las más mínimas normas de protec-ción, tanto para quien lo aplica como para los quese hallan expuestos.

El problema del uso de plaguicidas se hacevisible en varias regiones de la Argentina; por unlado la zona de cultivo intensivo –hortalizas, man-zanas y peras, tabaco-, como en la zona de cultivoextensivo –soja, cultivos forestales-. En todosestos casos, se repite un mismo modo de produc-ción excluyente y altamente demandante de capi-tal, aspecto que determina una creciente expul-sión de productores, una pauperización en lascondiciones de vida y trabajo y contaminaciónambiental. Como ya fue manifestado, el problemaaparece en todas las producciones y bajo diferen-tes modalidades de aplicación de plaguicidas.Entre las propiedades químicas más importantesa tener en cuenta se hallan; la solubilidad, suadhesión a las partículas del suelo, la capacidadde evaporarse, su vida media en el ambiente y suacumulación en las cadenas tróficas.

En el caso de las aplicaciones aéreas, las par-tículas pueden impactar sobre las personas ycomunidades que habitan o trabajan en las adya-cencias de las zonas de utilización. Aunque lasordenanzas municipales recientemente sanciona-das en más de 100 municipios o departamentosdel país prohíben las aplicaciones a distanciasmenores que los 200 a 2.000 metros de distanciade donde habitan las comunidades, el problemaes más amplio. En principio porque nada se dice

de las viviendas aisladas que persisten en lasáreas rurales o sus escuelas que pueden seralcanzadas por el plaguicida. De la misma manerael viento puede arrastrar las partículas tóxicasmucho más allá del lugar donde fueran aplicadas.

Es en estas comunidades donde se realizan lasactividades de intervención, entendiendo a lamismas como procesos intencionales de cambio,mediante mecanismos participativos tendientesal desarrollo de recursos de la población, al des-arrollo de organizaciones comunitarias autóno-mas, a la modificación de las representaciones desu rol en la sociedad y sobre el valor de sus pro-pias acciones para ser activo en la modificaciónde las condiciones que las marginan y excluyen(Chinkes, Lapalma, Niscemboin, 1995). Entonces,una intervención implica la participación en unasunto o situación determinada, para la cual, porlo general, se nos convoca. Esta acción implicauna intencionalidad, el planteamiento de estrate-gias y la movilización de ciertos recursos.

A fin de realizar una adecuada construccióndel escenario de la intervención comunitaria serequiere considerar los siguientes aspectos: 1) lasnecesidades sociales, 2) la diversidad de formasorganizativas que surgen para satisfacer dichasnecesidades y 3) la interacción con otros actoressociales en un medio ambiente determinado. Sedebe reconocer que estas relaciones se estructu-ran en un contexto histórico, político, económicoy social determinado y que existen racionalidadesespecíficas que representan a la diversidad deactores sociales (Lapalma, 2008).

Este escenario complejo y dinámico, es elámbito en el cual se desarrollan las actividadesproductivas, se originan los conflictos y surgenlos procesos participativos con sus dimensionessocial, política, comunitaria y de inclusión ciuda-dana. Allí, se articulan y confrontan los actoressociales participantes en dichos procesos.

Objetivos • Analizar los orígenes y las características queadquieren los conflictos ambientales derivadosde la masificación en el uso de plaguicidas.• Describir a los actores participantes, vincula-dos a dichos conflictos, su posición en el campo,intereses particulares y estrategias de acción. • Analizar las estrategias y actividades de inter-vención realizadas en una parte de las comuni-dades afectadas.

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47 Cantidad de producto, expresada en gramos , que elimina al50 % de los animales de laboratorio que han sido sometidos a laingesta de un tóxico.

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Estrategia metodológica

Se utilizó una estrategia metodológica de tipocualitativo. la cual se basó en un variado corte deinstrumentos de recolección y construcción dedatos en especial; entrevistas semi-estructuradasa miembros de comunidades afectadas por laspulverizaciones con plaguicidas, a familias pro-ductoras ubicadas en áreas rurales y periurbanas,a miembros de instituciones oficiales. También,se efectuó observación participante durante laejecución de actividades de capacitación, sensibi-lización e información. En este último caso fue devital importancia el cuaderno de campo donde sefueron registrando datos relevantes. La informa-ción se complementó con entrevistas realizadas ainformantes claves quienes aportaron su visiónsobre la producción agraria, la utilización de agro-químicos y su incidencia en la salud. Se entrevis-tó a directores de hospitales, a médicos, conceja-les, docentes y proveedores de insumos.

Resultados

Los conflictos ambientales Si bien las tareas de intervención se inician en

el año 1994 con la ejecución de diferentes activi-dades en distritos y localidades de la provincia deBs. As., las tareas de trabajo directo en las comu-nidades se amplían a diferentes regiones del país,se complejizan y enriquecen a partir del año 2003.Es en ese momento, cuando se expande el áreaagrícola y con ella de la utilización de agrotóxicosincrementándose los conflictos en territoriosurbanos y periurbanos. San Martín Saavedra(1997)48, sostiene que los conflictos ambientalesson una lucha de intereses en que siempre seenfrentan el tema económico en competencia conla preservación de la naturaleza. Por su partePadilla de San Martín (1995)49, afirma que ante lapresencia de un conflicto ambiental, surgen reac-ciones, hay intereses que se ven afectados y queson contrapuestos. Se entiende por conflictoambiental a la incompatibilidad de intereses que

aflora a propósito de la prevención o reparaciónde un daño ambiental.

En la Argentina, donde se ha naturalizado laconfusión entre los términos desarrollo y creci-miento, donde se ha exacerbado el objetivo deobtener crecientes beneficios económicos, aún acosta de un evidente impacto socio-ambiental, losconflictos a se han incrementado. Claro está queno todos alcanzan la misma virulencia, ni llegancon la misma frecuencia e intensidad a los mediosmasivos de comunicación.

Este trabajo, se centrará en el conflicto deriva-do de las pulverizaciones aéreas y terrestres conplaguicidas en los cultivos extensivos, relacionan-do dicha etapa con procesos más amplios e inclu-yendo otras fases como el desecho de envases yla limpieza de equipos de aplicación en ríos yarroyos. Mientras que en el primer caso los pro-blemas se relacionan con el reciclaje de los enva-ses, la contaminación del suelo y las intoxicacio-nes de niños en el segundo se da un típico casode contaminación de las aguas disminuyendo suaptitud para el consumo humano y la superviven-cia de peces y anfibios.

Aunque el trabajo de campo se ha realizado enun amplio territorio de la Argentina, el análisis secentrará en los casos más emblemáticos o quehan tomado más difusión en el país: a- La expan-sión de la frontera agropecuaria a partir de laincorporación de tierras pertenecientes a ecosis-temas naturales o que estaban en manos de tipossociales campesinos y b- La exposición a los pla-guicidas derivada del desarrollo de actividadesagrarias en áreas urbanas y periurbanas. El pri-mer caso tiene como ejemplo a los conflictos des-atados en las provincias de Chaco y de Santiagodel Estero, mientras que en el segundo cabe men-cionar a la lucha de las Madres de Ituzaingó enCórdoba y a la entablada por asociaciones de pro-ductores y grupos ambientalistas en el distrito deCañuelas en la provincia de Bs. As.

Siguiendo a Bordieu (1990)50, se presenta uncaso típico donde actores que se articulan en uncampo de acciones, se integran y luchan por unaporción del capital en juego a partir de la pose-sión de capitales específicos. Un campo de accio-nes se define como conjunto de posiciones y derelaciones entre posiciones, a las cuales estánligadas cierto número de propiedades que pue-den ser analizadas independientemente de lascaracterísticas de quienes las ocupan.

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48 San Martín Savedra, P.1997. Conflictos ambientales en Chile.Santiago de Chile, Observatorio de conflictos ambientales.49 Padilla San Martín C., 1995. Conflictos ambientales, una opor-tunidad para la democracia. Santiago de Chile, Observatorio deconflictos ambientales.50 Bourdieu, P.1990. Sociología y Cultura. México - Grijalbo.

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¿Quiénes son los actores presentes en los con-flictos ambientales derivados de la expansión delmonocultivo de soja y la consecuente masifica-ción de la aplicación de plaguicidas? Por una ladoencontramos a los productores rurales –propieta-rios o arrendatarios-, a comercializadores deagroquímicos, a los aplicadores de plaguicidas, ypor otro, a los habitantes de las zonas aledañasen las cuales se realizan cultivos y estos produc-tos se aplican; a docentes de diferentes nivelesde educación, a miembros de grupos ambientalis-tas, a estudiantes y en especial aquellos queposeen problemas en la salud derivado de la utili-zación de plaguicidas o por lo menos registranalgunas evidencias de ello.

¿Cuál es el capital que poseen los miembrosdel primer grupo?, en general son propietarios oarrendatarios, son quienes comercializan o apli-can plaguicidas o mercadean los productos obte-nidos. Estos, poseen capital monetario y tierras,pero además poseen otros tipos de capital; tieneninformación relevante, contactos personales,influencias y poder. Este dominio lo ejercen demanera coercitiva o simbólica. El poder es elpoder concreto que todo individuo detenta y quecede, total o parcialmente, mediante un acto jurí-dico o un acto fundador del derecho que sería delorden de la cesión o el contrato. Se evidencia unafuncionalidad económica del poder, que segúnFoucault (1979)51, es funcionalidad económica enla medida en que el poder tiene esencialmente elpapel de mantener actualmente las relaciones deproducción y un dominación de clase que favore-ce su desarrollo, así como la modalidad específi-ca de la apropiación de la fuerza productiva que lohacen posible.

El poder se posee, se cede, se ejerce sobre losdemás. En el caso analizado, el poder real ya seainstitucionalizado o mediatizado por las relacio-nes económicas se ejerce por quienes lo detentancontra aquellos que quieren modificar las relacio-nes actuales, por ejemplo quienes no desean seralcanzados por las partículas de los plaguicidas.Poder simbólico que determina quiénes serán ono contratados por las empresas agrarias, benefi-

ciarios de los aportes económicos, o poder ejerci-do sobre los cuerpos de quienes demanden uncambio en las condiciones –el caso extremo dellevar a prisión a integrantes del MovimientoCampesino Santiagueño por luchar activamentecontra las pulverizaciones aéreas-52.

Por su parte, los miembros del segundo grupoposeen dotaciones más modestas y heterogéneasde capital; sus casas, sus conocimientos y su pro-pio cuerpo. Este último, es el afectado por las pul-verizaciones. Nuestro cuerpo, aquel que nos per-mite desarrollar nuestras actividades cotidianas yel desarrollo de una vida plena, es el principalaquejado por las aplicaciones de plaguicidas. Porlo general, no todos aquellos afectados por lasaplicaciones con plaguicidas perciben con lamisma intensidad y al mismo tiempo las sensacio-nes mórbidas es decir síntomas de un tipo deafección. Llovet (1984)53, afirma que no todas laspersonas perciben las impresiones, los cambiosen el cuerpo de la misma manera. Existe unaselección interna en función de la condición socialy del trabajo que se desempeña. El tiempo crono-lógico que tardan en presentarse las enfermeda-des crónicas, actúa de manera tal que una granparte de las personas afectadas por los plaguici-das no registran esas anomalías y, por lo tanto, nose emprendan acciones de movilización.

Ente los sujetos individuales –y las institucio-nes que los representan-, suelen establecerserelaciones, por lo general para oponerse a los delotro grupo. Estas articulaciones, se manifiestanen las acciones concretas; marchas, redacción decomunicados, presión ante las autoridades,acciones legales, realización de actividades decapacitación. Miembros de uno y otro grupo, reu-nidos a partir de un interés común, tratan deaunar voluntades, de incrementar la cantidad decapital y de hacer prevalecer sus ideas a partir dediferentes estrategias; las de conservación o lasde subversión del estado actual de la situación.

La dotación de capital, determina las posicio-nes en el campo, aquellos con mejor dotación decapital ocupan las mejores posiciones, mientrasque los otros quedan relegados en el campo aposiciones inferiores o expectantes.

Una visualización de esta problemática, semanifiesta con la ubicación de las viviendas, y conel acceso a los servicios de salud. En la mayoríade los procesos, aquellos con más dotación decapital, productores propietarios y arrendatarios,

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51 Foucault, M. 1979.Microfísica del poder. Madrid. Las edicionesde la piqueta52 Comunicación personal realizada por la persona afectadadurante el desarrollo de actividades de campo.53 Llovet, J. 1984. Servicios de salud y sectores populares. Bs. As.CEDES.

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residen en la zona céntrica de las ciudades mien-tras que los de menores recursos habitan enviviendas colindantes con los campos pulveriza-dos con agrotóxicos. En este último caso, se dandos procesos convergentes, por un lado se hanrealizado planes habitacionales en cercanías odentro de las áreas rurales mientras que en otrosel incremento del valor de los productos agrícolasha puesto bajo producción tierras con baja pro-ductividad o aquellas que estaban en “barbecho”inmobiliario.

Las familias con menores recursos económi-cos, residen en las cercanías a las zonas de culti-vo. Esta situación, ha sido verificada en zonas dealta conflictividad como Las Palmas –Chaco-, LosToldos -Buenos Aires-, San Jorge –Santa Fe-. Enlas zonas rurales de Santiago del Estero –ejemploen Quimilí-, ocurre una situación diferente perocon el mismo efecto; el desmonte para el cultivosoja, y su pulverización, impactan sobre la resi-dencia de los productores campesinos que vivenen las inmediaciones.

Aquellos productores con más dotación decapital, pueden ceder a terceros la aplicación delos plaguicidas quedando exentos de tomar con-tacto con los tóxicos, no ocurre lo mismo con losproductores familiares quienes con menos recur-sos deben realizar por sí mismos las tareas dedosificación, aplicación y lavado de los equipos.

La posesión de información, también es otrocapital que poseen los individuos y las comunida-des, en este caso se verifica que las personas conmayor conocimiento sobre el uso e impacto de losplaguicidas -muchos de ellos afectados directos,son quienes inician las acciones de movilizaciónen la comunidad.

Ahora bien, acceder a información objetiva,fidedigna y precisa sobre el impacto de los plagui-cidas en el cuerpo humano, y aún en el resto delambiente, no es tarea sencilla. En principio por-que existe un lapso de tiempo entre que se produ-ce el contacto con los plaguicidas y la manifesta-ción de la enfermedad –enfermedades crónicas-,por otra parte no resulta simple relacionar lasmanifestaciones de la alteración corporal –laenfermedad–, con el contacto con plaguicidas.Las afecciones corporales pueden tener origen

genético o relacionarse con los estilos de consu-mo y hábitos de vida.

Los hábitos alimentarios, el consumo alcohol,el contacto con otros contaminantes existentes enla zona –el caso de las dioxinas-, sumados al con-tacto con plaguicidas, pueden desencadenar unaenfermedad54-. A la dificultad de una manifesta-ción tardía de las enfermedades, al problema deestablecer una relación causal directa, se añadela escasa voluntad del sector científico de trans-formar el problema de las intoxicaciones con pla-guicidas, en un problema del conocimiento yluego en un problema científico con característi-cas epidemiológicas y epistemológicas propias.

Aún más, se da el caso de la negativa de las per-sonas intoxicadas a percibirse enfermas, se niega lamanifestación, aunque los síntomas están presen-tes. De esta manera, fue posible escuchar lasiguiente frase: “…. A mí los venenos no me hacenno me hacen nada…” (J.R. Luján, Bs. As.)

Bordieu (1990)55, afirma que se lucha por uninterés, por una porción de capital en juego. Eneste caso, ¿qué moviliza a los actores participan-tes directos e indirectos del campo de la actividadagrícola cuando se enfrentan en tono a las fumi-gaciones aéreas? En principio, luchan por doscapitales distintos. Por un lado, están los queluchan por acrecentar la posesión de capitalmonetario, por ampliar el beneficio económicoaprovechando al máximo la disponibilidad de tie-rras para el cultivo y aplicando mezclas de plagui-cidas en pulverizaciones áreas para reducir cos-tos productivos. Se registran, inclusive, aplicandosin respetar las condiciones climáticas como laexistencia de viento.

Por otro lado, se hallan aquellos que deseangozar plenamente de los bienes comunes natura-les. Así se manifestó una campesina Santiagueña;“siempre se aplica, muchas veces con viento, elveneno llega hasta cerca de nuestras casas, ya nose puede respirar”. (M.R. Campesina de Santiagodel Estero).

La lucha se realiza contra “el modelo producti-vo” vigente que se corporiza en dos actores con-cretos; los productores y las instituciones y pode-res del estado – nacional, provincial y municipal-.Si bien el conflicto y las confrontaciones alcanzanlímites insospechados, los grupos colectivosestán intentando ser más contemplativos a fin dealcanzar consensos dado que se trata de “veci-nos” que pueden compartir un mismo territorio y

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54 Capranzano, Viviana. Servicio de toxicología del hospital deNiños .Comunicación personal 55 Ídem p. 35

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otros espacios de acción. Las comunidades luchan por el respeto del

ambiente sintiéndose parte del mismo, se mani-fiestan en la necesidad de regular, restringir yhasta prohibir las fumigaciones aéreas, en inhibirciertos productos químicos – como el glifosato –yhasta en prohibir los cultivos transgénicos–, elcaso del movimiento ambiental de San Pedro en laprovincia de Buenos Aires. Luchan por poder respi-rar aire puro, luchan por poner distancias y barre-ras afectivas entre el lugar donde se realizan lasaplicaciones y las viviendas por ellos ocupadas.

¿Cuál es el campo de acción donde se mani-fiestan y dirimen las luchas? Son numerosos yheterogéneos. Algunos se hallan institucionaliza-dos como los concejos deliberantes de cada dis-trito, en los cuales se organizan reuniones a fin deacordar las normativas y así satisfacer interesescontrapuestos. En el caso de los Municipios deCañuelas, Lujan; San Antonio de Areco y de Gral.Viamonte, Buenos Aires. En otros casos, las mani-festaciones son más informales; las manifestacio-nes, los eventos, la presencia los medios masivosde comunicación. También, se dan encuentros“cara a cara” donde las visiones diferentes se cru-zan. El trabajo de campo, posibilitó presenciardiferentes eventos. Por ejemplo, la confrontaciónentre una madre con dos hijos enfermos, con cla-ras evidencias de relación de la enfermedad conlas fumigaciones, con un productor arrocero de lazona de Las Palmas en el Chaco.

Es posible afirmar que es más sencillo para losactores que se reúnen en torno al capital moneta-rio, productores, comerciantes y aplicadores,comunicarse y establecer alianzas generandoacciones concretas respecto a aquellos actoresque se reúnen en torno a otros tipos de capital–instituciones educativas, instituciones religio-sas, asociaciones ambientalistas, comerciantes,dirigentes políticos, representantes de medios decomunicación, profesionales, etc.-. Parece serque centrarse en el capital económico para acu-mular más capital monetario es menos conflicti-vo, o por lo menos genera menos acciones conflic-tivas, que tratar de integrarse en torno al capitalsimbólico y luchar por la salud humana.

La determinación de los objetivos, las estrate-gias, las actividades suelen crear tensiones inter-nas que en ocasiones concluyen con el desmem-bramiento del grupo, cuando no en la constitu-ción de grupos diferentes. Los intereses políticospartidarios, estilos de vida diferentes, vínculoscon el poder local, cuando no la dotación de capi-tal monetario mella las acciones grupales.

Por último, hay dos actores que merecen des-tacarse. Por un lado los medios de comunicación,y por otro, las instituciones del estado. En amboscasos, sus estrategias y acciones concretas sevinculan al tipo de relaciones que establecen conel sector agropecuario. Así, los medios masivosque dependen en su pauta publicitaria de aportesde empresas transnacionales productoras desemillas y de agroquímicos, de agronomías loca-les, y que, además, en ocasiones se hallan directa-mente en manos de productores rurales, se hanmostrado reticentes a brindar información sobre laproblemática. En estos casos, no se brinda informa-ción sobre el efecto socio-ambiental de los plaguici-das. Lo contario ocurre con las radios alternativas ocomunitarias, que a pasar de su bajo alcance, sehan mostrado más favorable en la defensa de lasacciones y de salud de las comunidades.

Las instituciones representativas de los ciuda-danos, más cercanas a las áreas de conflicto,están constituidas por los concejos deliberantes.La dotación de fuerzas y la composición de lasmismas, el origen o actividad de los concejales,resulta determinante. En estos casos, aquellosconcejales ligados a las actividades agropecua-rias, son más reticentes a poner barreras o trabasa la aplicación de plaguicidas –como por ejemplose puede citar las discusiones mantenidas en elmunicipio de Cañuelas-. Sucede lo mismo con lascámaras de representantes provinciales, dondeun núcleo importante de los diputados y senado-res poseen origen agropecuario56.

Los consejos deliberantes y los intendentes,han recreado espacios amortiguadores de losconflictos, en vez de generar ámbitos que trans-ciendan las luchas, permitiendo de esa maneraanalizar críticamente la situación y planteandoalternativas sustentables.

Las acciones de intervenciónEn ésta realidad, las instituciones que realizan

actividades de intervención sean oficiales o priva-das han desempeñado un rol importante. El INTA,

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56 Resultó evidente en una jornada de discusión realizada en lacámara de representantes de Chaco en la cual ningún represen-tante relacionado con las actividades agropecuarias se hizo pre-sente en la reunión.

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las ONGs del desarrollo y las ambientalistas, lasuniversidades, las organizaciones de producto-res, las empresas semilleras y de agroquímicos,con diferentes miradas y matices, han realizadoactividades a fin de informar sobre la utilización eimpacto de los plaguicidas. Estas instituciones yorganizaciones, también son miembros delcampo de acción, poseen su dotación de capital,su posición en el campo, sus intereses particula-res y estrategias de intervención. Si bien se reali-zan acciones de intervención, quizás las mismasno pueden catalogarse, ni incluirse como un pro-ceso de extensión si a este se lo define como lohace el IICA (1986)57: “el proceso de educación noformal para una comprensión de la realidad, susproblemas y sus soluciones, por medio de méto-dos específicos, tendientes al mejoramiento delnivel de vida. Este proceso debe ser participativoy por lo tanto, respetuosa de la cultura de los des-tinatarios”.

Desde la Cátedra de Extensión y SociologíaRurales y el Centro de Estudios sobre TecnologíasApropiadas de la Argentina, juntos o por separa-do, con intereses, objetivos y estrategias específi-cos, han realizado actividades de diversa índole,intensidad y continuidad a lo largo de los últimos18 años. Con la finalidad de efectuar acciones deinvestigación y además informar, capacitar, sensi-bilizar a los miembros de las comunidades afecta-das tanto sobre el problema de los monocultivoscuanto de las implicancias sociales, ambientales yeconómicas derivadas de la utilización de plagui-cidas –con ese nombre no con el eufemismo defitosanitario o producto para la protección de cul-tivos-. Se trata de representar el escenario dondediferentes actores, se articulan alrededor de laproblemática del uso de plaguicidas para que lascomunidades puedan tomar sus propios caminosy planificar y realizar sus actividades.

La intervención incluyó tareas de diversa índo-le como la realización de talleres de análisis de larealidad, talleres de formación sobre la utilizacióne impacto de los plaguicidas, participación enmedios de comunicación, confección y distribu-ción de afiches y cartillas y tareas de incidenciapolítica como el acompañamiento a las comunida-des en la redacción de ordenanzas a fin de restrin-gir, limitar y/o prohibir el uso de plaguicidas.

El trabajo de campo permitió conocer en pro-fundidad la problemática del uso de plaguicidasen todas sus fases, desde la adquisición hasta eldesecho de envases con mayor énfasis en laetapa de aplicación, tanto terrestre como aérea.

Se pudo conocer las variables de índoleambiental, económica, cultural y social que inci-den en las estrategias de adquisición y aplicaciónde los agrotóxicos y que pueden derivar en casosde contaminación ambiental. También, se consi-guió conocer las dificultades que atraviesan lascomunidades cuando quieren detener las aplica-ciones en las cercanías de los centros poblados.

¿En qué lugares se han realizado las actividades?En los últimos años, se han realizado acciones

en: Resistencia y Las Palmas, Chaco; Wanda,Posadas; Andresito; Caraguatay y Aristóbulo delvalle, Misiones; General Campos, Entre Ríos;Quimilí, Santiago del Estero; Rosario y San Genaro,Santa Fe; Cipolleti, General Roca y Beltrán, RíoNegro; Zápala y Plotier, Neuquén; San Fernandodel Valle de Catamarca, Concepción y Medanitos,Catamarca; Santa Rosa, La Pampa; Chorrillos,Salta; en la Ciudad de Buenos Aires; ciudad deCórdoba, y los Reartes, en Córdoba; y San Pedro,Carlos Casares, Navarro, Balcarce, Mar del Palta,Cañuelas, La Plata, General Viamonte, Henderson,Moreno, Marcos Paz, Lujan, Florencio Varela,Morón, todos de la provincia de Buenos Aires. Caberecordar que la problemática del uso de plaguici-das, excede a las áreas rurales y periurbanas, dadoel uso de algunos herbicidas para el control deplantas silvestres en las vías férreas.

Las actividades realizadas, se vincularon conlas necesidades de las instituciones, organizacio-nes y personas individuales con las cuales secoordinaron las acciones. Mientras que algunoscasos se realizaron actividades puntuales -talle-res, jornadas de capacitación-, en otras situacio-nes las tareas planificadas y realizadas como lasacciones de investigación, talleres continuos en eltiempo, reuniones con concejales, vínculos conmedios de comunicación pueden incluirse dentrode un proceso más amplio.

¿Cuáles son el objetivo de estas acciones deintervención?

• Obtener y brindar –en un camino de ida yvuelta-, información sobre la utilización de pla-guicidas y su posible impacto en la salud. • Informar a los participantes sobre los proble-mas socio-ambientales derivados de la utiliza-

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57 Instituto Interamericano de Cooperación agrícola. 1986.Montevideo, Uruguay. IICA.

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ción de plaguicidas • Capacitar a los participantes sobre manejoalternativo de plaguicidas a fin de disminuir laexposición y por ende el riesgo de padecer unaintoxicación.• Difundir alternativas de producción agroeco-lógica. • Informar e incidir en la toma de decisiones delos miembros de las instituciones del estado–por ejemplo la sanción de ordenanzas–.• Difundir información sobre la utilización eimpacto de los plaguicidas en la salud pormedios de comunicación.

Si bien está claro que las instituciones, y otrosactores de la comunidad, buscan realizar accio-nes de intervención para reducir, prohibir, mitigary restringir la utilización de plaguicidas, y suimpacto en la salud ambiental, el arco heterogé-neo de integrantes que compone los grupos y loscolectivos determina, en algunos casos, objetivosmás amplios. En este caso, se ha llegado a discu-tir la necesidad de una ley nacional de desarrollorural integral, con dimensiones tecnológicas, edu-cativas, de salud, de cooperación, comercial, etc.

Los actores locales convocantes solicitaroninformación acerca de:

• Características químicas de los plaguicidas,especialmente su persistencia.• La vinculación de los plaguicidas con otroselementos pertenecientes a los ecosistemas,fauna, flora, aire, agua.• Las condiciones predisponentes para queocurra una intoxicación.• El desarrollo de enfermedades agudas y cró-nicas. • Las posibilidades de disminuir el riesgo en laaplicación de los plaguicidas, tanto para quie-nes los aplican como para los que viven en lasinmediaciones. • La existencia de alternativas superadoras aluso de plaguicidas a fin de establecer agroeco-sistemas saludables.

Las acciones de capacitación, son coordinadascon ONGs locales –por ejemplo CEDEPO, RAOM,BEPE-, con escuelas de enseñanza media y prima-ria, con universidades, con partidos políticos –engeneral de la oposición al poder local-, con aso-ciaciones de productores –el caso de FederaciónAgraria y la Asociación de Familias Productoras de

Bs. As.-, y con Foros Ambientales –de los distritosde San Pedro, Los Toldos, Cipolleti-.

La articulación con estas organizaciones, seefectuó a partir de contacto personal e institucio-nal, de compartir actividades en el mismo territo-rio, de la planificación y ejecución de tareas enredes –Red de Acción en Plaguicidas y susAlternativas, Movimiento Agroecológico deAmérica Latina, coalición ciudadana anti incinera-ción y sobremanera por compartir áreas temáti-cas de trabajo. Esta unión entre los grupos, másallá de las diferencias internas, logra cuantomenos equiparar y/o neutralizar las acciones delos grupos que desean mantener el “status quo”,es decir, mantener las actúales condiciones deutilización de los agrotóxicos.

El financiamiento para la realización de los tra-bajos -desde el pago de viáticos hasta los mate-riales necesarios y específicos para la ejecuciónde las tareas-, como combustible, papelería, refri-gerios, etc., tuvo un origen diverso y heterogéneoa lo largo del desarrollo de la intervención. Enocasiones, el mismo provino de fondos de la coo-peración internacional –organizaciones comoMisereor de Alemania; Sociedad Sueca para laProtección de la Naturaleza; organismos de coo-peración de la Unión Europea; Green GlobalFound, etc. En otros casos, los fondos provinieronde las contribuciones de las organizaciones con-vocantes –instituciones de la sociedad civil-. Porúltimo, también se obtuvieron fondos provenien-tes del Instituto Nacional de TecnologíaAgropecuaria y de los propios municipios.

Dentro de la estrategia, se privilegió la realiza-ción de tareas con cierta continuidad, incluidasacciones de evaluación, aunque esto no siemprefue posible debido a múltiples causas como lacarencia de recursos y la multiplicidad de activi-dades.

Una de las dificultades durante el desarrollode las actividades, se vinculaba a la realización deun recorte de la información existente y presen-tarla de manera objetiva, neutral, integral y“entendible” como muchas veces se pide a losextensionistas.

Cuando se trabaja en un tema que involucra ala vida, a la salud integral de las personas, cuan-do se ven niños enfermos, cuando se evidencianlas marcas del impacto de los plaguicidas en elcuerpo, es decir cuando se evidencia la imposibi-lidad de vivir y desarrollar una vida plena, este

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pedido es de difícil resolución. Desde esta pers-pectiva, resulta delicado –y hasta poco ético–,seguir pregonando la idea de la existencia de un“manejo seguro” o “manejo racional” de los pla-guicidas.

Cuando se propone el “manejo seguro” deagrotóxicos, se lo hace desde una posición delcampo neutral, sin establecer compromisos,desde una posición parcial, donde se hace unrecorte de la información. Así, se reafirma que sepuede reducir el impacto ambiental de los tóxicosy en la salud de las personas, se comprime y res-tringe el contexto de aplicación, es decir se simpli-fican las condiciones sociales y ambientales queenmarcan la adquisición, la aplicación y por últi-mo la existencia de intoxicaciones.

¿Es posible el “manejo seguro” de plaguicidas?Es una pregunta recurrente en cada actividad

de intervención. Es poco probable que esto suce-da si se comercializan plaguicidas altamente tóxi-cos, como el Endosulfan o el Paraquat, si estos seexpenden y pueden adquirirse en lugares no habi-litados –ferreterías o forrajerias-, si se puedencomercian fraccionados, si se emplean en áreasurbanas y periurbanas, si se utilizan en formaaérea sin tener en cuenta las condiciones ambien-tales, si aquellos que los aplican no reciben nicapacitación ni información sobre sus caracterís-ticas toxicológicas, si no se respetan los tiemposde carencia, y si los envases se arrojan en sitiosinespecíficos.

No es viable llevar a la práctica el “manejoseguro” cuando al acceso a la información sehalla restringido; las regulaciones son inexisten-tes o poco claras, y no existen instituciones quecontrolen las tecnologías, prácticas, estrategias ylos procesos que vinculan la dinámica de uso delos tóxicos.

Con respecto a los liderazgos y posicionamien-to de los actores en la comunidad en el procesode intervención, es posible visualizar que cadacomunidad desarrollará su propio camino, noexento de idas y vueltas, de conflictos y encuen-tros, en función de una serie de variables entre lascuales se destacan: a- la preexistencia personascon una cierta sensibilidad ambiental o grupos deacción con una cierta base ambientalista.Mientras que en el primer caso puede tratarse dedocentes o de personas con capacidad de accedery procesar la información de tipo ambiental, en elsegundo se trata de organizaciones de base y

organizaciones No gubernamentales que poseencierto trayectoria y práctica en el desarrollo deactividades de información, capacitación y denun-cia tipo ambiental. En algunos casos, se trata deorganizaciones que se generaron en conflictos yluchas anteriores. b- La existencia de medios decomunicación receptivos para comunicar estaproblemática. c- La capacidad de articulación conotros actores y sectores sociales, universidades,redes, colectivos de ONGs.

Estos colectivos, han logrado posicionar eltema en la sociedad a partir de múltiples estrate-gias de acción. Éstas, se hallan basadas en laspropias capacidades de los grupos miembros, susnexos, su trayectoria, su capital monetario o no,su propia historia. Así, los médicos de los pueblosfumigados, han logrado dar visibilidad a investi-gaciones sobre impacto de los plaguicidas en lasalud, los grupos de abogados ambientalistasbuscan espacios i-ntersticios–, en la legislaciónjunto a las posibilidades y sentar jurisprudenciarespecto a la legislaciones nacional y provincia-les, por su parte las ONGs ,con más trabajo en eltiempo han generado instancias de capacitación einvestigación, las organizaciones más jóvenesproporcionando capacidad de organización yacción directa y todos en conjunto logar unamayor incidencia a nivel político tal cual lodemuestra el juicio recientemente llevado a caboen Ituzaingó, Córdoba.

No es fácil generar acciones en conjunto enespacial por las diferentes historias de cada unode las personas y colectivos, las trayectorias labo-rales y en las organizaciones, los intereses secto-riales e individuales, incluso en percepción de lasverdaderas causas de los problemas y en la arti-culación de la intervención y soluciones. Es asíque, para algunos participantes, el problema es el“correcto uso”. Para otros, es directamente lainviabilidad de un sistema productivo basado enla manejo de agrotóxicos. También los conflictosalcanzan a las individualidades, cuanto no a losmismo grupos participantes. ¿Cómo compatibili-zar los intereses de los partidos políticos de caraa una elección, con los de aquellos que provienende grupos de productores o de los participantescon origen en las universidades? Tiempos de par-ticipación e intereses diferentes, trayectorias ycosmovisiones alternativas que determinan ladificultad de continuar juntos más allá de logrospuntuales.

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¿Qué se obtuvo a partir del trabajo de inter-vención?

Resulta difícil calificar a los logros, pero segu-ramente es mucho más que lo que se hubieraobtenido en ausencia de dichas acciones, como lodemuestra la situación de las comunidades queno se han movilizado. En estas últimas, la ejecu-ción de las tareas de pulverización -áreas y terres-tres-, poseen menos limitaciones para su ejecu-ción. Es posible integrar los logros en aquellosgenerales o comunes a todas las áreas en conflic-to de los logros particulares.

Logros generales • La existencia de por lo menos cinco proyec-tos de ley en el parlamento nacional, a fin deregular el registro, utilización y desecho deenvases de plaguicidas.• La realización de audiencias públicas en elparlamento nacional. • Fallos judiciales que interrumpen la aplica-ción de plaguicidas en las zonas adyacentes ala residencia de las comunidades –el caso deLas Palmas en Chaco y San Jorge en Santa Fe-.• Las comunidades poseen más informaciónsobre el impacto de los plaguicidas en elambiente -incluida en la salud-, aspecto queles permite empoderarse y plantear estrate-gias de incidencia ante las autoridades. • La sensibilización de los tomadores de deci-sión –concejales, diputados-• Se ha podido incluir la problemática de lasintoxicaciones en los servicios de salud,fomentando el registro de las mismas en lasplanillas habilitadas.• Los productores/as agrícolas, se han sensi-bilizado y encaran producción con base agroe-cológica.• Paulatinamente, los medios masivos decomunicación están tomado esta situacióncomo una de los problemas ambientales conmayor incidencia en la población.

Logros particulares • Las presentaciones judicialesEl juicio realizado en la localidad de Ituzaingó

en Córdoba58, expuso a nivel nacional e interna-

cional, la dinámica de la utilización de plaguicidasen la Argentina y los problemas socio-ambienta-les generados. En este juicio, se hizo evidente larelación existente entre los monocultivos y unpaquete tecnológico, que basado en fertilizantesy plaguicidas, posee un importante impacto en lasalud. Pero a su vez, este juicio demostró tantoque la vía judicial es una herramienta válida paralograr una condena para aquellos que vulneranlas disposiciones como también la existencia deun vacío legal que en ocasiones posibilita la ins-tauración de sistemas productivos que se vincu-lan de manera desaprensiva con el ambiente,seres humanos incluidos.

Se reconoce la dificultad de llegar a la justicia,dada la escasa habitualidad existente en tomarlas problemáticas ambientales como un temalegal, sumada a la insuficiente jurisprudencia y ala dificultad de hallar pruebas contundentes, porejemplo dada la multicausalidad de las enferme-dades.

• Las ordenanzasA partir de las presiones de los ciudadanos

individuales, los grupos y colectivos organizados,se ha obtenido la sanción de diversas ordenanzasque con distintos matices restringen, limitan y/oprohíben la aplicación de plaguicidas. Existen dis-tritos como Marcos Paz, Lujan y Cañuelas en loscuales se han prohibido las pulverizaciones aére-as, mientras que en otros distritos se han puestorestricciones a las aplicaciones, expresadas enfranjas de determinada cantidad metros tomadasdesde los centros poblados, las escuelas y loscursos de agua. El arco es heterogéneo y pareceser que la articulación entre los colectivos y sunivel de negociación en los consejos deliberantes–sumado a su capacidad de presión–, y aún lavoluntad de estos organismos de atender a laspeticiones de los habitantes de la comunidad,determina las distancias alcanzadas. Es así que sehan logrado 2.000 metros en el distrito deCañuelas y solo 300 metros en Rauch. En estecaso, las restricciones, “los metros alcanzados”,son producto más de la presión ejercida y nego-ciación alcanzada que fundados en cuestionestécnicas producto de la evaluación de riesgoambiental y monitoreos epidemiológicos quepuedan resguardar la salud.

Muchos participantes de las luchas, manifies-tan que las disposiciones existen, pero que al nohaber control por parte del municipio no se cum-

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58 Juicio en el cual se juzgo a dos productores y un aeroaplicadorde agrotóxicos, en los cual dos de ellos fueron condenados a tresaños de prisión no efectiva.

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plen o se relega a un segundo plano el monitoreoefectivo.

¿Qué han obtenido los productores y aplicado-res? Evitar la sanción de ordenanzas que restrin-jan la utilización de plaguicidas, es decir la posibi-lidad de seguir sembrando monocultivos, junto aun paquete tecnológico asociado, aún en lasinmediaciones de las comunidades. Es decir,poder continuar acumulando capital monetario.

Consideraciones finales

El problema del uso de plaguicidas no esnuevo. Desde hace 50 años se utilizan en el país,y han indicios claros de su impacto en la salud yadesde la década de los años 60. Pero la masifica-ción en el uso de los plaguicidas y las pulveriza-ciones aéreas, no sólo han multiplicados los pro-blemas, sino que además, le han dado visibilidady masividad.

Existe claramente un conflicto ambiental entorno a la aplicación de plaguicidas, que excede,también claramente, al de las pulverizacionesaéreas, pese a que éstas son las que más hanalcanzado estado público

Los actores en pugna comprenden, por unlado, a productores rurales y aplicadores de pla-guicidas –en sentido más amplío a las empresasque los fabrican y venden y a las asociaciones quelas representan–, y por otro, a los miembros delas comunidades afectadas. Algunos medios decomunicación intervienen de manera ambigua, yotros con posiciones muy claras, pero dependien-tes de la articulación con el poder local e integra-ción a las actividades agrarias.

Las instituciones –municipales, provinciales ynacionales-, al igual que la prensa, han respondi-do a los intereses de los actores que los confor-man o representan. Por lo general, se han mostra-do más proclives a defender los derechos de losproductores que a introducir soluciones alternati-vas superadoras y de largo alcance como la agro-ecología.

Las aplicaciones de plaguicidas, la limpieza delos equipos en ríos y arroyos, los envases arroja-dos en sitios inespecíficos, determinan un granimpacto ambiental, incluida la salud de los sereshumanos.

Las aplicaciones aéreas han impactado sobrelas personas, los alimentos, los cultivos de losproductores rurales y periurbanos y las aguas de

consumo.Más allá del tiempo en el cual se manifiesten

los síntomas de las intoxicaciones con plaguici-das, éstas determinan el suceso de enfermedadesagudas y crónicas que inciden en las posibilida-des del desarrollo de una vida plena.

Las actividades de intervención desarrolladasa pedido de miembros de las comunidades afec-tadas no han podido tener la continuidad que eltema merece y requiere, máxime la generación deespacios para realizar acciones de evaluación delos resultados y logros. No se han podido recrearclaros indicadores de logro a fin de evaluar y rec-tificar , su fuese necesario, el rumbo encarado

Pese a lo anterior, se han desarrollado accio-nes de investigación que permitieron conocer enprofundidad las características que asume la dis-tribución, uso y eliminación de envases de plagui-cidas. Esta información resulta vital a fin de acom-pañar a las comunidades afectadas.

Las actividades de capacitación, permitieroncomprender la dinámica de uso de los plaguicidasy las posibles alternativas de solución

La difusión por medios masivos, permite aamplios sectores conocer la problemática paraluego involucrarse en procesos de discusión ymovilización

Las acciones de intervención, permiten que losextensionistas reconozcan la problemática, sesensibilicen y actúen en consecuencia. Recono-ciéndose actores de un campo de acciones, conposesión de capital, con intereses y compromi-sos. Ahora bien, hay que analizar cómo, con quiény de qué manera podemos comprometemos.

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INTA + UNL 65

Page 67: INTA_RED+ER 01.pdf

Justificación

La revisión de estudios sobre el sector rural deLos Llanos de La Rioja -Argentina-, muestra unafalta de trabajos que reúnan y relacionen losdatos referidos a dicho sector en forma precisa.

Frecuentemente se utilizan los términos“pequeño productor”, “campesino”, “productorfamiliar”, entre otros, como sinónimos para defi-nir a las familias que se encuentran radicadas enel sector rural. Estos términos designan a sujetossociales en base a variables, que sólo son enparte diferentes (Piñeiro 1984), y que, en su granmayoría, están relacionadas con las característi-cas de las actividades agrarias como, la producti-vidad o la baja apropiación de tecnologías, el usode insumos y los procesos desarrollados. Desdeeste punto de vista, tienen una escasa visiónsocial ya que no se integran a un marco teóricoque además contemple las variables socio – eco-nómicas y los factores que influyen en la dinámi-ca del sector para facilitar una mejor comprensiónde la lógica y funcionamiento de la economíaregional. La tarea de caracterizar o tipificar a lossujetos sociales cuyo asentamiento es el mediorural es, por lo tanto, prioritaria para luego poderinterpretar los procesos sociales, productivos yeconómicos originados por estas personas. Tantotipificación como interpretación de la dinámicaconforman un círculo donde ninguna de las dostareas puede ser independiente, ya que sólo mos-trarían una visión parcial del sistema abordado.

Reardon y Vosti (1995), explican que el com-

portamiento de los hogares rurales se efectúa entorno a las decisiones de producción; consumo einversión que afectan sus vínculos con el medioambiente y está determinado por la cantidad ycalidad de activos a su disposición. Así, el capitaltotal de una familia, es la sumatoria del capitalhumano (familia, educación, vivienda, salud);capital social (participación en organizaciones,programas); capital de producción (tierra, anima-les, infraestructura); capital natural (acceso a losrecursos naturales); capital financiero (ingresosagropecuarios y no agropecuarios) y capital deaccesos a bienes y servicios; por lo que el análisisde la economía familiar comprende la determina-ción de las características estructurales de lafamilia; la organización de la fuerza de trabajo; laorganización de la producción; las estrategiashabitacionales; las estrategias de reproducción;el origen de los ingresos; la relación con los mer-cados; la estructura del gasto y la existencia o node excedentes acumulables o capital patrimonial,social y cultural (Chayanov, 1974; Gonzales deOlarte, 1984; Gómez, 1985; Hamdan, 1994;Schiavoni, 1994; Chia, et al., 1994; Schneider,1999).

Este trabajo abordó el estudio de la economíade las unidades familiares rurales en los departa-mentos de Los Llanos de La Rioja, con el objetivode caracterizar la economía de las mismas a partirdel análisis de los elementos socio-económicosque subyacen al concepto de capital desde elpunto de vista sociológico y considerando comohipótesis que las familias rurales de Los Llanos deLa Rioja no corresponden a la categoría de produc-tor familiar, campesino o pequeño productor y sueconomía no es una expresión de dicho concepto.

Revista Red+ER 66

Ariel Enrique Tapia, María Inés Zalazar 59

Caracterización de la economía delas familias rurales de los llanos deLa Rioja 07Palabras clave: Economía - Familia - Semi-proletaria

59 PRODERNOA, La Rioja, Argentina. Tel.: (03826) 497182 /15669159. E-mail: [email protected]

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Metodología

El estudio se realizó en el primer trimestre de2010, en la Provincia de La Rioja, Argentina, en laregión denominada “Los Llanos”, tomando comomuestra cuatro de los ocho departamentos que locomponen (Departamentos: Ángel V. Peñaloza;Juan F. Quiroga; Gral. Belgrano y Gral. A. O. deOcampo). En cada departamento, se tomó un áreadonde se aplicó una encuesta semi-estructuradaelaborada por la Secretaría de Ganadería de laProvincia de la Rioja.

El trabajo relevó todos los hogares ruraleslocalizados en el área seleccionada, totalizando156 casos. Se utilizó indistintamente el términohogar y familia como unidad doméstica y se con-sideró como Jefe/a a aquella persona que es res-ponsable de las decisiones socio-económicas-productivas de la familia. En cada familia, se iden-tificó el o la “Jefe/a de familia” como punto dereferencia de las relaciones de parentesco demodo que la posición de todos los miembros de lafamilia se expresa en relación a ese jefe/a.

Para el análisis cuantitativo de los datos, seutilizó el software estadístico Excel y para el aná-lisis cualitativo se utilizó el principio empírico-crí-tico que permite representar las interrelacionesde los elementos socio-económicos que subyacenal concepto de capital, desde el punto de vista

sociológico. El mismo consideró los elementos,actividades y procesos que configuran las prácti-cas y representaciones de las familias rurales –entanto, agentes sociales- en torno a la producción,comercialización, capitalización de los recursoseconómicos y relacionamiento en el espacio rural.En función de ello, se caracterizó la tipificacióndel sujeto social.

Resultados

1. Capital Humano

1.1. Población y FamiliaLa población relevada se enmarca dentro de la

categoría “población rural dispersa”, con un totalde 594 habitantes radicados en el área de mues-treo. Los tipos familiares encontrados fueron:nuclear (36%); extensa (26,3%); unipersonal(15,4%); monoparental (14%) y de núcleo estricto(8,3%).

La edad promedio del jefe de hogar es de 54años, por lo que se puede inferir que la familiarural está conformada mayoritariamente por adul-tos mayores.

En el 78% de las familias extensas está pre-sente el núcleo primario y la conformación secompleta con los nietos en el 61% de los casos yen el 39% restante, se distribuye en porcentajes

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Gráfico 1: Distribución porcentual de la población según sexo y edad.

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iguales correspondientes a miembros directos enla línea de sangre del jefe/a o su cónyuge (herma-nos; cuñados; suegros; padres; sobrinos en pri-mer grado).

En las familias correspondientes al tipo “uni-personal”, el 66,7% corresponde a un jefe mascu-lino y el 33,3% a un jefe femenino. Esta categoría,a pesar de no ser la más sobresaliente en la mues-tra tiene una presencia importante (15,4%). Lasuma de ella con las familias de núcleo estricto ylas extensas con núcleo incompleto o ausente, enlas cuales los miembros activos corresponden aljefe y los otros miembros son ancianos, permiteadvertir un fenómeno de despoblamiento. Estaobservación es coincidente con la efectuada porTapia y Zalazar (2006), para el DepartamentoGral. Ocampo -La Rioja.

El número promedio de miembros en las fami-lias nucleares es de 5; de 6 en las familias exten-sas y de 3 en las familias monoparentales.

El 43,8% de la población relevada (260 perso-nas) se ubica en la categoría de hijos.

El 50,8% de los hijos tienen una edad prome-dio menor a quince años y el 100% de esta cate-goría en edad escolar asiste en forma normal a laescuela. Los hijos en edad escolar con menos de10 años asisten a escuelas (escuela primaria) cer-canas al predio. Los hijos de más de 10 años asis-ten a escuelas (secundarias/ terciarias) ubicadaen las localidades urbanas más cercanas

1.2. Vivienda En relación al número de dependencias, se

determinaron seis tipos de viviendas, a saber: A)Vivienda conformada sólo por dormitorio (3,8%);B) Conformada por baño y dormitorios (1,9%); C)Conformada por fogón y dormitorios (17,9%); D)Conformada por cocina y dormitorios (6%); E)

Conformada por baño, fogón y dormitorios(18,6%) y F) Conformada con baño, cocina y dor-mitorios (51,3%).

El fogón es una unidad que comprende unespacio delimitado para encender y mantener a lolargo del día el fuego. No tiene las característicasestructurales de una habitación y se ubica en elexterior de la vivienda.

Los tipos de vivienda F y E corresponden afamilias nucleares o extensas que a su vez son lostipos familiares más numerosos (el número pro-medio de miembros de la familia nuclear es de 5 yel de la familia extensa es de 6). Estos tipos devivienda son los mayoritarios en la muestra(51,3% y 18,6%, respectivamente) y correspondenal tipo de vivienda mas integral considerando laedificación de espacios. Es decir que, el 70% delas familias tiene vivienda con dependencias pri-marias bien definidas correspondientes a las ins-talaciones sanitarias; de cocina y dormitorio.

El número promedio de dormitorios en lasviviendas tipo A es de 1; en las viviendas tipo B, Cy D: 2; en las viviendas tipo E y F, 3.

Si se relaciona el número de dormitorios de lavivienda en relación a los tipos familiares, lasfamilias nucleares (con un promedio de cinco

Revista Red+ER 68

Fuente: Elaboración propia

Tabla 1: Tipos de Viviendas en relación al Tipo Familiar (Nº de casos).

Fuente: Elaboración propia

Tabla 2: Número de Dormitorios en relación al Tipo Familiar.

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miembros) tendrían problemas de hacinamiento.Los materiales predominantes en las paredes

de las viviendas son el block (51,3%) y el adobe(21,2%). En el resto de los casos, se encuentranotros materiales como piedra, ladrillo o la combina-ción de éstos y los mencionados anteriormente.

El cañizo (50,6%) y la loza (39,1%), son losmateriales predominantes en los techos de lasviviendas.

Con respecto al nivel de terminaciones se eva-luó las características del baño, cocina y pisos delos dormitorios.

El 70,5% de las viviendas (110 viviendas) tienebaño. Los materiales del baño, en las viviendas quelo tienen edificado, son iguales al material de cons-trucción de los dormitorios o de mejor calidad.

El 48,2% de las mismas tiene baño con descar-ga de agua y el 43% tiene baño sin descarga deagua, aunque tienen el servicio del agua instaladoen el predio.

El 35,3% de las viviendas tiene fogón; el52,6% tiene cocina y el 12,2% no tiene dependen-cia para la elaboración de la comida.

El 1,8% de las viviendas tiene fogón con insta-lación y descarga de agua, el resto no posee ins-talaciones de agua, aunque el 77,8% de los casostiene el servicio de agua instalado en el predio.

En el caso de la cocina, el 35,4% de las viviendastiene cocina con instalación y descarga de agua.

El 92,5% de las viviendas sin instalación y des-carga de agua tiene el servicio de agua instaladoen el predio.

El 60,2% de las viviendas tiene piso revestidoen los dormitorios y el 39,7% tiene piso de tierra.Los revestimientos utilizados en piso son: contra-piso (41%); estuque (14,7%); laja (2,6%) y mosai-co (1,9%).

El diseño de las viviendas obedece a un ajusteo acomodación de la estructura para menguar laacción de las condiciones ambientales adversas.El volumen de las habitaciones destinadas a coci-na y dormitorios es amplio, en todos los casossupera los 62m3, y se disponen en forma linearrecubiertas por extensas galerías que proporcio-nan protección del viento e insolación. El baño seencuentra separado de resto de la casa.

1.3. Educación y CulturaLos niveles de escolarización alcanzado por el

jefe de hogar corresponde a: sin escolarización enel 3,8%, primaria incompleta en el 37,2%; prima-

ria completa en el 48,7%; secundaria en el 8,3% yterciaria en el 1,3% de los casos.

Las familias con hijos, en el 100% de los casos,los envían a la escuela y en su imaginario se pre-senta esta práctica contradictoria, por un ladoperciben que la escuela es el instrumento paraalcanzar una mejor calidad de vida (es un legadopara los hijos), aunque éstos no culminen losestudios.

2. Capital SocialEn relación a las vinculaciones con servicios de

extensión rural, el 50,6% de los productores sonasistidos por SATER (SsDR y AF -ex PSA- ; INTA) yel 49,4% no tiene ninguna asistencia técnica ofinanciera. El 9% de los productores refieren par-ticipación en ONGs (Asociaciones de PequeñosProductores).

En cuanto al relacionamiento de estos actoresentre sí se observa que el posicionamiento de lasfamilias rurales con respecto a los otros actoreses unidireccional ya que una familia puede rela-cionarse con ellos, pero la retroalimentación delnexo es sólo entre ambos, no posibilita el enri-quecimiento del vínculo a través de la suma de losvínculos de este agente con otras familias delterritorio. Con respecto al “cabritero” adquiereuna posición subordinada invariable. Esta cir-cunstancia se suscita en el hecho de que el cabri-tero es un agente social que presenta una movili-dad dual, ya que se vincula con otras familiasrurales que habitan el territorio y no comparte eserelacionamiento, en tanto “acrecentamiento dereciprocidad y cooperación a través de este nexo”con otra familia similar, es decir que establecevínculos aislados con cada productor. La segundaposición del cabritero está dada porque un mismocabritero, aun cuando pertenece a la mismaempresa no recorre las mismas zonas. La relaciónde subordinación se da tanto en el momento deconcertar el negocio como en la faz personal, enel primer caso el cabritero no sólo fija el precio,hace variar la demanda cuando hay otro competi-dor, sino que también es proveedor de insumospara la familia. En la faz personal, a menudo exis-ten vínculos recreados como favores y la devolu-ción de los mismos o vínculos de camaradería ypadrinazgo de los hijos.

Con los vendedores ambulantes la relación essubordinada, pero es temporal. Sólo se establececuando la familia tiene una necesidad puntual de

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adquisición de insumos y el vendedor se encuen-tra en el territorio. La mayoría de las veces estarelación se establece con los comerciantes de lalocalidad urbana más cercana, siendo similar a laposición del cabritero en cuanto las característi-cas del negocio y en la vinculación con otros acto-res que ocupan el mismo territorio, sin que ningu-no de ellos se vea favorecido por el acrecenta-miento de reciprocidad y cooperación.

La relación con el consumidor final es variable,no se repiten los mismos demandantes, ni lasmismas cantidades de producto demandado. Estevínculo también se desarrolla en forma exclusiva,no se comparte con otros agentes del territorio yaque constituyen un competidor.

En relación a los asesores técnicos de losSATER, la relación es temporal y tiene una fuerteconnotación de beneficio, el agente social posi-ciona a los mismos como “clientes” y si no perci-be una utilidad en términos inmediatos, no seconcreta tal relación.

Por otra parte, se observa que en las comuni-dades estudiadas no está presente el concepto dela conformación de organizaciones como emer-gente de la cosmovisión de los individuos, por locual no forma parte de la cultura local y presentaun antagonismo con los SATER que postulancomo paradigma de trabajo la conformación deorganizaciones en el territorio.

3. Capital de Producción

3.1. TierraLa superficie del predio de las familias es

incierta, ya que al ser la tierra una categoría cultu-ral objetivada en relación con la capacidad econó-mica de su adquisición, el agente emite informa-ción sobre ella a los agentes sociales que se ubi-

can en el mismo nivel para posicionarse, perohacia el exterior esta información es deformadapor lo cual tiene carácter poco confiable.

La tierra que poseen las familias de la muestraes adquirida por herencia en el 42,6% de loscasos; por compra en el 21,4% o por ambasmedios en el 8,9% de los casos.

El 11,4% posee tierras en sucesión indivisa y el15,7% restante se distribuye en porcentajes simi-lares entre la tenencia de la tierra por ocupaciónsin permiso; posesión o en préstamo.

Las tierras heredadas tienen su origen enherencia de la madre (34,4%); herencia del padre(28%); herencia de ambos padres (37,6).

Las categorías familiares que están en procesode adquisición de tierra son la familia nuclear(44%); extensa (28%) y de núcleo estricto(14,3%). La superficie promedio adquirida porcompra es de 122,42Ha. En el caso de la familianuclear la superficie promedio adquirida es de104Ha; en la familia extensa es de 200,6Ha y en lade núcleo estricto es de 93,5Ha.

El mercado de tierras se caracteriza por serirregular en relación a la documentación probato-ria de transferencia de dominios (los comprado-res sólo tienen “boletos de compra-venta”) einformal y ocasional.

Históricamente en Los Llanos de la Rioja, serpropietario no sólo está relacionado con la pose-sión de capital económico (tierra), sino al capitalsocial, cultural y simbólico que está incorporadobajo la forma de “habitus” vinculado al significa-do de reconocimiento como diferente frente a losdemás agentes del campo.

3.2. Capital ProductivoLa principal actividad ganadera de la pobla-

ción relevada es la cría de cabras (98%). El 69,9%

Revista Red+ER 70

Fuente: Elaboración propia - Observación: C: caprinos; B: bovinos; A: aves; AT: animales de trabajo; O: ovinos

Tabla 3: Representación del Capital Productivo según los Tipos Familiares (en Porcentaje).

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de las familias combina la cría cabras con la críade vacas; el 35,9% tiene cabras, vacas, aves y ani-males de trabajo y el 11,5% agrega a estas catego-rías productivas el ganado ovino.

Sólo el 1,9% de la muestra no efectúa tareasen relación a la producción y coincide con familiasunipersonales.

El número promedio de animales en el rodeocaprino es de 86,7 cabezas; en el rodeo bovino esde 15,6 cabezas y en el rodeo ovino, 4,5 cabezas.En todos los casos el rodeo bovino y caprino estácompuesto por tres categorías productivas: vien-tres; una sola categoría de reposición y un repro-ductor macho.

El rodeo caprino tiene una composición pro-medio de 66 vientres; 18 cabrillas y 1,9 chivos. Elrodeo bovino tiene una composición promedio de10,8 vientres; 4 vaquillonas y 0,7 toros.

Las familias nuclear y extensa, tienen rodeoscaprinos con mayor número de cabezas. En loscasos de familia unipersonal con rodeos caprinosde más de 200 cabezas coincide en que la gana-dería caprina es la actividad principal o única de lafamilia.

En relación al rodeo bovino la mayor parte de lasfamilias (40,7%) tiene rodeos inferiores a 30 cabe-zas. Las familias con rodeos mayores a 30 cabezascorresponden a los tipos nuclear y extensa.

Las familias con rodeos caprinos, bovinos yovinos grandes corresponden al tipo familiarnuclear y extensa, lo cual puede estar relacionadocon la disponibilidad de mano de obra.

En relación al desarrollo de las actividadesproductivas se considera que la actividad caprinay bovina son las actividades que producen para elmercado.

El desarrollo de la actividad caprina utilizacomo práctica frecuente el servicio sin estacionar(92,8%); selección de categorías (53%); despara-sitado (64,7%); suplementación (52,3%). Laselección de cabrillas se hace en la mayoría de loscasos (22,9%) siguiendo el criterio de elección dela más linda/ mejor.

El forraje que se utiliza en forma más frecuen-te es maíz (32,7%) y la combinación de alfalfa ymaíz (12,4%). El período de suplementación tieneuna duración promedio de 4 meses al año.

En el 54,1% el período de suplementación estácomprendido en los meses de junio a octubre,coincidente con la disminución de oferta forrajeradel pastizal natural. La cantidad promedio desuplemento diario ofrecido al rodeo es de7,7Kg/día.

Con respecto al rodeo bovino la aplicación detécnicas es inexistente. No se hace reposición niselección de categorías. Sólo se aplica las vacu-nas del calendario sanitario que obliga SENASA.

Los gastos de producción son mano de obra;forraje para suplementación del rodeo caprino(requiere 924Kg en la temporada de suplementa-ción); desparasitario para el rodeo caprino (87dosis) y las dosis de vacunación obligatoria delrodeo bovino (15 dosis).

Cada familia dispone en promedio de 378 jor-nales/año para el desarrollo de las actividadesproductivas. Ello representa 1,04 jornal diario.Excepto por la mano de obra, todos los gastos deproducción son insumos. En las localidadesmuestreadas, las familias no producen insumos,lo cual los obliga a relacionarse con el mercado delos mismos para desarrollar las actividades pro-ductivas.

INTA + UNL 71

Fuente: Elaboración propia

Tabla 4: Disponibilidad de mano de obra para efectuar tareas productivas (Jornales/ año).

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Los productos prediales que se ofrecen al mer-cado son terneros de destete; cabrito lechal yestiércol. Los terneros se venden después de los9 meses de edad, en pié y cuando el productortiene alguna situación de emergencia financiera.En el 90% de los casos, el comprador son las car-nicerías locales y en el 10% restante la venta sehace a revoleadores de hacienda.

El 11,1% de las familias que tienen rodeoscaprinos no vende cabritos ni estiércol. Los cabri-tos se consumen en la familia y el estiércol no seutiliza.

El 5,9% sólo comercializa estiércol. El 25,5%de los productores comercializa cabritos pero nocomercializa estiércol. De ellos, el 72,3% no citacausas sobre la falta de comercialización y el8,5% restante cita como causa de la falta dedemanda de estiércol, el mal estado de los cami-nos de acceso al predio.

El 57,5% vende cabritos y estiércol. La venta de estiércol ocurre sólo vez al año y

cada productor vende en promedio 1,8 camiona-das (36Tm).

Los cabritos se venden después de los 35,2días promedio de nacimiento. La época de pari-ción se concentra en promedio durante 3 mesesdel año. La primera parición ocurre en el mes deabril en el 29,4% de los casos; en el mes de mayoen el 39,7%; en el mes de junio en el 15,9% y enel mes de julio en el 15,1% de los casos. La segun-da parición ocurre en el mes de septiembre en el15,8% de los casos; en el mes de noviembre en el47,4% y en el mes de diciembre en el 36,8% delos casos. Esta situación indica la estacionalidaddel producto.

El desarrollo de la actividad caprina descriptaprecedentemente ocupa en la época de parición1,1Jornal diario y en el resto del año de 0,6 jorna-les, totalizando 261 Jornales/ año.

Por su parte, la actividad bovina ocupa 0,4Jornales diarios, totalizando al año 144 Jornales.

Si se considera la disponibilidad promedio dejornales por año de una familia, hay un déficit demano de obra de 27 Jornales anuales.

En relación a la modalidad de comercializacióndel producto, el 37,8% efectúa la venta de anima-les en pié; el 44,1% vende los cabritos faenados yun 18,1% vende tanto en pié como faenados.

En relación a los problemas de comercializa-ción el 29,5% cita problemas en relación a laventa. Los problemas más frecuentes referidosson la falta de compradores (58,9%); cabritos fla-cos (23,1%); precios bajos (12,8%) y distancias(5,1%). Esta situación corresponde a un círculovicioso originado en el manejo de los rodeos, enel cual el comprador no entra porque el productoofrecido no corresponde a la calidad demandaday donde el precio es inferior porque la calidadofrecida no corresponde a la demandada.

Los productores que efectúan servicio estacio-nado (7,1%) no presenta problemas de venta deanimales y el 81,8% de ellos vende los cabritosfaenados.

4. Capital Financiero

4.1. Ingresos Agropecuarios y No AgropecuariosEl 82,7% de los jefes de hogar tiene ingresos

extraprediales. El 18,7% es de carácter tempora-rio y el 93%, de carácter permanente (Tabla 6).

En el 100% de las asignaciones permanentesel estado es el prestador.

En el 70% de los casos con asignaciones (per-manentes o temporarias), el jefe de hogar corres-ponde a la categoría de “trabajador activo”.

En el 93% de las familias, el ingreso extrapre-dial del jefe de hogar, se complementa en prome-dio con 1,2 ingresos extraprediales percibidos por

Revista Red+ER 72

Fuente: Elaboración propia

Tabla 5: Procedencia del Comprador y Canal de comercialización en relación a la Modalidad de comercialización (en %).

Page 74: INTA_RED+ER 01.pdf

otros integrantes de la familia.El 23,9% de la población corresponde a traba-

jadores asalariados. En el 61,5% de los casos de la familia de

núcleo estricto y en el 36,6% de la familia exten-sa, se perciben dos asignaciones.

Además del jefe de hogar, cónyuge, hijo ymadre, son los integrantes más frecuentes queaportan ingresos extraprediales a la familia(54,2%; 27% y 8,4%, respectivamente).

Los ingresos por aportes extraprediales masimportantes corresponden a las asignaciones porempleo municipal; pensión de ama de casa y planjefes de hogar (Tabla 7).

Los aportes extraprediales del cónyuge corres-ponden a asignaciones como trabajador activo en

un 52,5% y las ocupaciones más frecuentescorresponden empleo municipal; empleado deeducación y contratos municipales. El resto de lasasignaciones corresponden a “asignaciones pasi-vas” y planes sociales, siendo las más frecuentespensión de madre de siete hijos; pensión de amade casa; jubilaciones; plan jefe de hogar.

En relación a la categoría hijo, en el 62% de loscasos, las asignaciones corresponden a “trabaja-dor activo”; el 24% tiene asignaciones originadasen planes sociales y un 13,8% perciben asignacio-nes correspondientes a pensiones sin aportes.Las ocupaciones más frecuentes de los hijos enrelación al trabajo activo son empleado munici-pal; empleado de salud pública; contrato munici-pal y docente.

INTA + UNL 73

Tabla 6: Origen del

Ingreso Extrapredial del

Jefe de Familia.

Fuente: Elaboración propia -

Observación:

* DIMAYDES: Dirección de

Medioambiente y Desarrollo.

Page 75: INTA_RED+ER 01.pdf

En el caso de la categoría madre el aportemayoritario corresponde a asignaciones pasivaspor pensión de ama de casa.

El valor promedio de cada ingreso extrapredialproveniente del estado (empleo público; planesde emergencia; jubilaciones y pensiones) se esti-mó en $10.000,00- anuales.

La conformación del ingreso extrapredial encada tipo familiar surge de multiplicar el númerode asignaciones de la familia por el valor anual(Tabla 8).

Excluyendo los menores de quince años (132personas) debido a que el 100% corresponden apoblación en edad escolar que asiste a clasesregularmente y los beneficiarios de asignacionespasivas (218 personas), la disponibilidad de manode obra en la muestra corresponde a la suma jor-nales completos disponibles de 234 personas que

no denuncian trabajo en relación de dependenciao por cuenta propia diferente a las tareas produc-tivas, más la mitad de los jornales de 142 perso-nas con actividad laboral de medio tiempo(empleados públicos; cuentapropistas y planessociales con contraprestación laboral).

Revista Red+ER 74

Fuente: Elaboración propia

Tabla 7: Origen del ingreso extrapredial de miembros de la familia diferentes al jefe de hogar (en %).

Fuente: Elaboración propia

Tabla 8: Ingresos extraprediales en relación al tipo familiar.

Page 76: INTA_RED+ER 01.pdf

Los ingresos prediales se conforman a partirde la venta de los productos de la ganaderíacaprina y bovina.

En ambas actividades el ingreso bruto anual secalculó a partir del índice caprino o bovino.

El índice caprino, cuyo significado expresacuanto aporta cada animal en dinero, se constru-yó considerando el índice reproductivo caprino, elcual para Los Llanos de La Rioja, se estima en unvalor de 1,2. Al índice reproductivo se le resta elporcentaje de reposición quedando su valor en 1(se considera que cada cabra solo dará 1 cabritoal año destinado a la venta), el cual se multiplicapor el precio promedio de un cabrito, el cual es de$70,00-, el valor del índice es 70. Este valor semultiplica por el número de vientres de cadarodeo, obteniendo el ingreso bruto y correspondeal ingreso monetario que genera ese rodeo.

En el caso de la actividad bovina, el índicebovino se construyó de igual manera, siendo elvalor del índice reproductivo de 0,5 (se consideraque cada vaca dará 0,5 terneros por año). El pre-cio de un ternero es de $400,00-, por lo que elvalor del índice bovino es 200 (400 * 0,5) y es elque se multiplica por el número de vientres. Enesta especie se debería considerar la venta deanimales de refugo y una reposición del 20% delrodeo, pero debido a los malos años y la dificultadpara ordenar un rodeo, no se consideraran estosparámetros y el cálculo del ingreso se simplifica ala consideración de la venta de terneros.

La suma del ingreso bruto por venta de cabri-tos más el ingreso bruto por venta de terneros

constituye el ingreso predial (Tabla 9).Integrando la Tabla 8 correspondiente a los

ingresos extraprediales con la Tabla 9 de losingresos prediales se obtiene los Ingresos BrutosTotales y la relación entre ambos, como se mues-tra en la Tabla 10.

5. Capital de acceso a bienes y serviciosEl agua para consumo de las familias y el agua

para bebida animal tienen procedencia diferente.La procedencia del agua para consumo familiar esen el 64,7% de los casos de la red pública y no espotabilizada. En el 83% el servicio está instaladoen el predio de la vivienda. Sólo el 16,6% de loscasos el agua se obtiene de una vertiente o ríoubicado en promedio a 100m de la vivienda. El5,8% transporta el agua en camiones o bidoneshasta el predio. El 2,6% tiene represa o aguada.

La distancia promedio al centro urbano máscercano es de 19,13Km y el tiempo promedio detraslado es de 30 minutos 85 segundos. No hayservicio de transporte urbano de pasajeros. El84,6% utiliza el servicio de radio municipal paracomunicarse y el 17,9% no tiene ningún medio detransporte.

No se puede considerar los transportes comoparte del capital, ya que por la antigüedad estándepreciados. La antigüedad y el estado de losvehículos demandan gastos referidos al arreglo ymantenimiento de los mismos, que se suman alos originados por la adquisición de combustiblepara movilizarlos.

INTA + UNL 75

Tabla 9: Composición de

los Ingresos Brutos predia-

les en relación al Tipo

Familiar.

Fuente: Elaboración propia

Tabla 10: Composición de

los Ingresos Brutos

Totales y relación en el IB

Total, según el Tipo

Familiar.

Fuente: Elaboración propia

Page 77: INTA_RED+ER 01.pdf

Discusión

En relación al análisis de los resultados referi-dos al capital humano se observa que la pobla-ción tiene un alto porcentaje de niños y adoles-centes, lo que indica una alta tasa de fertilidad,pero muestra una disminución en la poblaciónrural de adultos jóvenes y también en la razón porsexo. Esta situación nos estaría indicando un pro-ceso de migración de las mujeres, lo cual puededeberse a razones de estudio o búsqueda laboral.

En base a la composición familiar, en principiose puede asumir que la familia extensa, consideracomo estrategia para sumar mano de obra, lacrianza de los nietos, ya que en la mayoría de loscasos (61%) está constituida por ellos. Sin embar-go, al observar la posición del núcleo primario en

relación a sus hijos, tal estrategia es parte delplan de reproducción de la familia de los hijos, locual coincide con el abandono del rol unidad pro-ductiva de la familia, convirtiéndose en una uni-dad consuntiva donde los hijos han dejado de sermano de obra para transformarse en seres depen-dientes a los cuales hay que mantener muchosaños (Montoro Romero 2004).

En un principio, los hijos se mudan a las locali-dades urbanas más cercanas con el propósito deestudiar o buscar trabajo, siendo sostenidosdesde la familia ubicada en el ámbito rural, cuan-do sus objetivos no se ven cumplimentados, noregresan al seno familiar y constituyen sus pro-pias familias que se establecen en la casa paternaurbana y siguen subsistiendo en base a los ingre-sos que se envían desde el campo.

El hecho de enviar los hijos a estudiar a loscentros urbanos constituye una movilización derecursos de la familia que no sólo implica la movi-lización de recursos monetarios, para la contrata-ción de alquileres de inmuebles o la construcciónde viviendas en los pueblos y cubrir los gastos demantenimiento y escolaridad, sino también unamovilidad de los miembros de la familia lo queconstituye una modificación temporaria de laestructura familiar, ya que algunas veces la madremigra al pueblo para acompañar a los hijos mien-tras que el padre permanece en el domicilio rural.

Todos estas razones sumadas al hecho de quela edad promedio del jefe de hogar es de 54 añosrepresentan una disminución en la fuerza de tra-bajo, así como un retroceso en la perspectiva ydinámica del pulso laboral, dado por las caracte-rísticas fisiológicas y psicológicas del adulto queentra en pasividad y la ausencia de jóvenes quedinamizarían el proceso.

El analisis de los resultados del capital huma-

Revista Red+ER 76

Tabla 11: Origen del agua

para bebida animal.

Fuente: Elaboración propia

Fuente: Elaboración propia

Tabla 12: Procedencia de la Energía para Iluminación.

Fuente: Elaboración propia

Tabla 13: Medios de transporte.

Page 78: INTA_RED+ER 01.pdf

no tambien se reflejan en las caracterisitcas de lasviviendas. En cuanto a las características de inte-gralidad de los espacios y a las terminaciones delas viviendas, estas son completas, pudiendoinferirse que el nivel de capitalización no afecta laconstrucción de las mismas, aun cuando losmateriales deben adquirirse y transportase desdelugares lejanos.

La construcción de las viviendas no guarda unpatrón de edificación en relación a las necesida-des del tipo familiar y se observa que está relacio-nada con conductas sociales incorporadas o habi-tus (Bourdieu 2001), similares a las que se obser-van en la clase media urbana. El estado de lasviviendas en las cuales la familia que reside todoel año, es muy bueno.

Las viviendas en estado incompleto o deterio-rado, se originan porque parte de la familia noreside en ellas todo el año. Estas familias tienenviviendas en construcción en las localidades urba-nas próximas y es el lugar de residencia de loshijos en edad escolar. Para construir estas vivien-das a menudo se desmantela parte de la casarural, trasladando las aberturas u otros materia-les fácilmente transportables a la casa urbana.Ambas casas –rural y urbana– están inconclusas.

De la misma manera se observa que las vivien-das urbanas de los habitantes rurales cuentancon pocas dependencias y dimensiones reduci-das, ya que se construyeron como “morada tran-sitoria” para residir cuando se desplazan al pue-blo para optimizar el tiempo disponible efectuan-do todos los cometidos durante un día. Cuando seestablecen una o más familias de los hijos estasviviendas adolecen de espacio y se envían los nie-tos a la familia de los abuelos los cuales son asis-tidos con vestimenta, alimentación y enviados ala escuela y en el imaginario de sus abuelos noson considerados como suma de mano de obra.

En relación al plano educativo, si bien el imagi-nario de los padres percibe a la escuela como elinstrumento para mejorar la calidad de vida desus hijos, por otro lado, encuentran que el hechode que los hijos asisten y concluyen la escuela (enla mayoría de los casos los hijos han alcanzado laescolaridad secundaria) no cumple las expectati-vas en relación a la obtención de trabajo o unamejor ubicación de los hijos y el saldo es negativoya que se destinó gran cantidad de capital finan-ciero y humano para logra el fin educativo. Estaafirmación es respaldada por Corzo (2005), quien

expresa que la población rural de más de cincoaños, posee un alto grado de alfabetización (alre-dedor del 90%) pero los estratos de poblaciónrural entre 14 y 19 años y los 20 a 24 años que notrabaja y no estudia representan el 23 y 53% res-pectivamente.

Es posible que las causas que dejan inválida ala estrategia de educación estén relacionadas conla pertinencia, calidad y cantidad de los conteni-dos propuestos por la escuela pública que noeducan para desarrollar tareas en el medio rural yno con el nivel de escolarización alcanzado.También es posible que los actores sociales invo-lucrados en tomar una decisión de cambio de laestrategia (padres) necesiten una mayor cuota detiempo. En todo caso, la mayor responsabilidades externa a ellos, dependiendo del estado mejo-rar la educación rural.

También se observa que la ausencia de loshijos en el predio, que migran, para completar laescolaridad impacta en la transferencia de lossaberes relacionados a las tareas productivas yello también influye en la no incorporación de loshijos a dichas tareas cuando no encuentran trabajo.

Por otro lado, la transferencia de saberes den-tro del seno familiar (capital cultural) sobre lastareas productivas prediales no es consideradacomo un instrumento de reproducción. Esta situa-ción está relacionada con el hecho de que losactuales jefes de familia, adquirieron empleocuando eran jóvenes (hace 30 años) y no partici-paban de las tareas productivas de las familiasoriginarias, aunque permanecieron en su seno.Las tareas productivas fueron retomadas, cuandolos ingresos extraprediales no fueron suficientespara mantener la familia, y ello impacta en la con-formación de una racionalidad productiva diferen-te a la desarrollada por sus padres, por presentarun fuerte carácter extractivo en relación al uso delos recursos.

Esta situación, significa un cambio de estrate-gia de reproducción, transfiriendo a las actualesgeneraciones de jóvenes la imagen de trabajoasociada con la dependencia del estado, lo cualtambién se evidencia en las concepciones mani-festadas por los hijos relacionadas con el mundolaboral, al punto que no consideran el trabajotemporal (changas) como trabajo verdadero.

En relación al capital social se lo podría califi-car como reducido. Sin embargo, si se considera alas redes como parte del capital social (Putnam,

INTA + UNL 77

Page 79: INTA_RED+ER 01.pdf

2001), se observa que en las comunidades mues-treadas, el establecimiento de las redes es mássignificativo en relación al desarrollo de vínculosconstantes en el tiempo en torno a las transaccio-nes económicas, aunque presentan pocos actores(cabritero; vendedores ambulantes; consumidorfinal; comerciantes locales).

La baja incidencia de las organizacionespodría ser considerada un hecho negativo, ya quesegún Putnam (2001), “…predispone a un sistemasocial carente de organizaciones a que se repro-duzca siempre de la misma manera”. No obstan-te, también vale la pena citar que un sistema conorganizaciones no siempre es beneficioso paratoda la sociedad porque las organizaciones socia-les son excluyentes, ya que los contactos indivi-duales y la asociación constituyen una estrategiapara conservar privilegios. Desde este punto devista se puede decir que estas comunidades pue-den estar en un estado donde la falta de organiza-ciones permite una distribución más equitativa delos recursos de subsistencia.

En cuanto al análisis del capital productivo, sepuede inferir que las familias se encuentran en unciclo de acumulación de tierras, lo cual es unaestrategia de reproducción social que les permiteposicionarse en el territorio (capital social) y ase-gurar la continuidad de las generaciones siguien-tes en él. Las familias de núcleo estricto y las uni-personales son las mejor posicionadas económi-camente, sin embargo la edad de los miembros ysu constitución compromete las posibilidades dereproducción de las mismas.

La irregularidad dominial y la escala que seobserva en el mercado de tierras no permiten eldesarrollo del mismo, lo cual puede ser una carac-terística diferencial del instrumento de acumula-ción de bienes utilizado actualmente en relación aépocas anteriores ya que según Ferrer i Alós(1993), el sistema de transmisión de bienes sereglamenta jurídicamente y se aleja de las prácti-cas usuales de los grupos sociales cuando no res-ponden a las nuevas realidades provocadas porcambios sociales o económicos.

La participación de las actividades productivasprediales en la composición de los IngresosBrutos Totales es muy baja. El 80% de la muestra(124 familias) presenta una relación inferior al0,49. El 12,8% (20 familias) tiene una relaciónigual o superior a 0,5 y sólo el 7,7% (12 familias)conforma sus ingresos a partir de la venta de pro-

ductos de las actividades productivas prediales ycorresponden mayoritariamente a familias mono-parentales. Siendo los ingresos extrapredialespor trabajo asalariado los que tienen mayor signi-ficación. Esta situación puede interpretarse desdedos planos diferentes si se considera que lasfamilias tienen una economía homogénea conmarcada estacionalidad y sujeta a riesgosambientales (sequía) puede explicar, en parte, ladecisión de no acrecentar las actividades produc-tivas prediales como una estrategia para dismi-nuir la probabilidad de grandes pérdidas. Por otraparte, puede estar indicando un nivel de empo-brecimiento de las familias. Según Figueroa(1981), explica que “…el ingreso por trabajo asala-riado tiene mayor importancia absoluta y relativaen las familias pobres, independientemente de lacomunidad que se trate”, lo cual a su vez, indicaque la actividad agropecuaria no asegura lareproducción de la familia, haciéndose indispen-sable la venta de fuerza de trabajo, lo cual denotaun cambio en la racionalidad productiva y en lasperspectivas de las familias pudiendo estar acer-cándose a un proceso de “desintegración y derecreación” (Caballero, 1980).

Si bien no se refieren datos sobre la composi-ción de los gastos, excepto por los gastos produc-tivos y de mantenimiento de vehículos, se puedeinferir que el gasto monetario además de ellos,incluye los alimentos de las familias. Lo cual esuna consecuencia del desarrollo de una actividadproductiva de característica monoespecífica (sóloproduce productos cárnicos) y obliga al relaciona-miento con el mercado desde la posición de con-sumidor lo cual a su vez demanda encontrar nue-vas fuentes de ingresos.

Finalmente en relación al encuadre de las fami-lias en una tipología, en base a Piñeiro (1984), seconsideraron los tipos “campesino” y “productorfamiliar” cuyas definiciones son conceptuales yse basan en variables cualitativas, para compararcon las familias estudiadas, descartando el tipo“pequeño productor” cuya definición se basa enuna variable continua (superficie de la tierra) y lautilización del término productor es excluyente.

Según el análisis de los elementos, activida-des y procesos que configuran las prácticas yrepresentaciones de las familias rurales de lamuestra se puede definir que el objetivo principalde las mismas es la reproducción familiar, aunquelos instrumentos de reproducción y las estrate-

Revista Red+ER 78

Page 80: INTA_RED+ER 01.pdf

gias muestran un grado de incertidumbre, dadopor un proceso de diferenciación y ajuste. Esteobjetivo coincide con el de la tipología campesi-na, pero las prácticas y representaciones difierende la misma, ya que la característica distintiva deuna familia campesina es, según Murmis (1986),“…el trabajo en base a la mano de obra familiarsobre tierra que no es su propiedad, sin hacer usode capital (usa pocas herramientas y la fuerzahumana) y la falta de vinculación con el merca-do”. Las familias de la muestra tienen la propie-dad de la tierra por herencia o adquisición;emplean el trabajo familiar sobre la misma origi-nando productos de los cuales consume unapequeña porción, destinando gran parte al merca-do y esta situación también origina la vinculacióncon otros mercados como el mercado de insumos;de dinero; de trabajo; de tierras, y efectúa acumu-lación de capital (cuando la situación se lo permi-te) lo cual las ubicaría en la tipología de producto-res familiares descartando hasta aquí la caracteri-zación de campesino.

Un encuadre más preciso sería la clasificaciónde “productor familiar semi-asalariado” (Piñeiro,1984), ya que gran proporción de las familias tie-nen ingresos extraprediales. Esta categoría consi-dera el trabajo extrapredial como complemento alos bajos ingresos prediales y no es lo que ocurrecon las familias analizadas en este trabajo, ya quela relación entre ingresos prediales y extrapredia-les es inferior al 0,5 colocando al ingreso extra-predial como principal aporte de los ingresosfamiliares y a la producción predial como acceso-ria por lo cual descartamos la caracterización deproductor familiar semi-asalariado.

Finalmente debe agregarse que el ingresoextrapredial de las familias está representadotanto por asignaciones originadas en la venta demano de obra permanente y asignaciones pasivas(jubilaciones–pensiones), excluyéndolas de cual-quiera de los dos tipos productivos sugeridos alprincipio, originando una nueva categoría no pro-ductiva que según el análisis de capital preceden-te, se nombra “familia semi – proletaria”.

Conclusiones

El capital educativo, en el caso de las nuevasgeneraciones no cumple con la misión de cons-trucción de identidad y reconocimiento de perte-nencia al espacio rural, es decir que no contribu-

ye a crear un espacio social y simbólico, limitandolas opciones ofrecidas a los jóvenes.

En relación al capital tierra, el análisis eviden-cia estrategias de acumulación y se presentacomo una estrategia de movilidad ascendente.

Considerando el capital cultural, la estrategiade acumulación de tierra es la única práctica quese conserva como legado de las familias antece-soras.

En función al volumen y estructura del capital lasfamilias tienen una posición limitada ya que susprácticas están condicionadas en gran medida poragentes externos siendo los más importantes elestado y el mercado. Otra limitación importante,está dada por el estado variable de los instrumen-tos de reproducción ya que no se observan instru-mentos que se presenten como alternativas, opcio-nes o estrategias de réplica a través del tiempo.

Se observa un proceso de cambio de estrate-gias para asegurar la reproducción social de lasfamilias, aunque ese proceso puede tener resulta-dos inciertos y provocar cambios en el comporta-miento de la misma, los ejemplos más significati-vos son a) la adquisición de tierras que origina unnuevo mercado regional cuyas característicasmás notables es ser irregular en relación a ladocumentación probatoria de transferencia dedominios, e informal y ocasional; y b) la confor-mación de redes.

El análisis confirma la hipótesis. Las familiasde la muestra corresponden al tipo “semi – prole-tarias” y se definen como una unidad económicaasentada en el ámbito rural, con stock productivoreducido y con una incidencia del estado origina-da por recibir dos asignaciones familiares prome-dio lo cual es superior al 50% en la composiciónde los ingresos familiares.

Recomedación

La descripción de la relación con los SATER,sólo se analizó desde la perspectiva de los acto-res en el territorio pero merece una consideracióndesde el punto de vista de la revisión de las prác-ticas de intervención, desde el plano individual opersonal de los técnicos que las ejercen, como anivel de las políticas institucionales y el relaciona-miento entre las instituciones que abordan unmismo territorio sino sólo la función de la exten-sión está limitada a la contención social sostienena los habitantes sociales que son atendidos por

INTA + UNL 79

Page 81: INTA_RED+ER 01.pdf

sus prácticas en su condición bajo una mirada dedesarrollo encubierto o legitimización de lapobreza.

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Memoria de las XI Jornadas Nacionales de Extensión Rural

– XIII Jornadas Nacionales de Extensión y V del MERCO-

SUR. Santa Fé. Argentina. 1-054-Co.

Revista Red+ER 80

Page 82: INTA_RED+ER 01.pdf

Introducción

La Extensión Rural ha sido un modo de inter-vención en el espacio rural que ha pasado pordiferentes concepciones a lo largo del tiempo. Sepuede aseverar que como tal, ha sido construidahistóricamente y se encuentra en permanentecambio; en un proceso de construcción que acom-paña a la política pública. Desde antiguas concep-ciones de una extensión fuertemente centraliza-da, transferencista, e incluso autoritaria, en algu-nos períodos, hasta llegar a un nuevo paradigmade la extensión rural actual, vinculada fuertemen-te al desarrollo territorial, con procesos que pro-curan ser endógenos y participativos, en donde seabren espacios a los actores locales en la búsque-da de definiciones de sus prioridades. Sin embar-go, actualmente es posible observar la co-existen-cia de los distintos modelos de extensión, aplica-dos en diversos escenarios, no siempre adecua-damente seleccionados con relación a la metodo-logía de trabajo utilizada.

Así como se complejiza el mundo, se compleji-za la extensión rural y, una serie de eventos quedebilitan esta actividad deben ser tenidos encuenta cuando se discute sobre extensión ruralpública:

• La falta de profesionalización de la exten-sión. Históricamente ejercida por “agentes deextensión” con formación como ingenierosagrónomos y veterinarios, en la mayoría de loscasos. Formados en carreras con idiosincrasia

científico-técnica, en detrimento -como seña-lan Elz y Herbett (2008)-, de otras de corte máshumanista. Como base en su formación, sim-plemente pueden haber tenido alguna asigna-tura vinculada con el área social, durante sucarrera profesional.• La brecha que existe entre las áreas de exten-sión e investigación de diversas instituciones;brecha profunda e histórica, que implica unafalta de articulación entre los procesos de inves-tigación y extensión llevados a cabo por distin-tos organismos en una misma localidad. • Falta de identidad y reconocimiento profe-sional de los extensionistas, que se refleja enlos múltiples nombres que reciben estos agen-tes: agentes de extensión rural, agentes dedesarrollo, extensionistas, mediadores, ani-madores, responsables de proyectos, coordi-nadores, y otros; ésta diversidad de denomi-naciones para una misma profesión hace alu-sión a esta falta de identidad profesional a laque nos referimos.• El generalizado debilitamiento de los servi-cios de extensión, junto a otros servicios públi-cos, como resultado de programas de ajusteestructural, durante la década de los ‘90.

Este trabajo pretende hacer un aporte al deba-te sobre la Extensión Rural, desde la perspectivade las competencias de los agentes de desarrollo,como actores de los sistemas agroalimentarios.Por este motivo, se plantea como objetivos:

• Conocer las competencias adquiridas y utili-zadas por los Agentes de desarrollo durantelos procesos de intervención para apoyar eldesarrollo de la cunicultura local.• Conocer la contribución de los aprendizajes

INTA + UNL 81

Gaby Quagliariello, Adriana Bocco 60

Competencias de los agentes para eldesarrollo rural. Los extensionistasdel ámbito de la cunicultura 08Palabras clave: Desarrollo rural - Competencias - Agentes de desarrollo - Cunicultura - SIAL

60 Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria, EstaciónExperimental Adaptativa Mendoza; Maestría PLIDER; LaboratorioAGRITERRIS; CONICET; Universidad Nacional de Cuyo, Argentina.Tel: (0261) 4963543. E-mail: [email protected]

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adquiridos a través de sus prácticas y susaportes al proceso de profesionalización • Identificar los conocimientos adquiridos porlos actores institucionales y agentes de des-arrollo como resultado de sus experiencias deextensión dentro de los programas de desarro-llo cunícola. La metodología empleada se basa en el trata-

miento de información cualitativa, la que provinode entrevistas semiestructuradas a los actores delas organizaciones involucradas en los procesosde desarrollo cunícola a nivel local, a los agentesde desarrollo y a los referentes de los grupos deproductores cunícolas que participaron en esteproceso.

Enfoques teóricos: sistemas producti-vos y competencias para el desarrollo

El proceso de transformación de la cuniculturalocal y el rol que cumplieron los agentes de des-arrollo provenientes de distintas instituciones, seanaliza desde los paradigmas de desarrollo terri-torial rural y de los sistemas agroalimentarioslocalizados (SIAL), porque estos enfoques danimportancia a las relaciones que se establecenentre agentes de extensión y productores, por unlado, y a la trama de relaciones que constituyenlas redes institucionales que apoyan procesos dedesarrollo local.

Los avances teóricos sobre desarrollo ruralterritorial y desarrollo local son incorporados, eneste marco teórico, para el análisis del papel des-empeñado por las instituciones y agentes de des-arrollo en los procesos de desarrollo rural territo-rial y por las políticas de descentralización quedieron un nuevo sentido a los procesos de des-arrollo local de la cunicultura. Desde este puntode vista, Alburquerque (2003), agrega que lasestrategias de desarrollo local se han ido abrien-do paso como un enfoque con un fuerte compo-nente de pragmatismo.

Estos paradigmas, aplicados al análisis de losespacios rurales y rururbanos, ponen el foco enlos sistemas productivos y sus procesos dinámi-cos de transformación en relación con los proce-sos de desarrollo territorial; en el sentido de quela activación de estos sistemas y la inserción deestas producciones en los mercados en formamás competitiva, favorecen el desarrollo econó-mico y social de los territorios donde se van cons-

truyendo los sistemas agroalimentarios. Estosprocesos se encuentran directamente vinculadoscon la intervención de los agentes de desarrolloen numerosos casos.

La complejización de la sociedad y el aumentode las exigencias de los mercados en calidad ysanidad de los productos agroalimentarios, con-duce a que las redes institucionales de apoyo alos sistemas productivos que se desea activarcumplan un papel muy destacado. Estas institu-ciones han vehiculizado siempre sus planes y pro-yectos a través de sus agentes de desarrollo.

Desde el enfoque SIAL (Sistemas Agroalimen-tarios Localizados), resulta interesante analizar ladinámica de los organismos públicos participan-tes y la conformación de una red local de institu-ciones vinculadas a la cunicultura que ejecutaron,en el periodo estudiado, un conjunto de proyec-tos para el desarrollo de la cunicultura a nivellocal, a través de sus agentes. Como señalanMuchnik y Velarde (2008), el conjunto de institu-ciones locales vinculadas entre sí, aportan unfuerte apoyo a las actividades de producción ycomercialización. La difusión de información téc-nica y comercial de las instituciones potencia unacultura y comportamientos comunes, rasgos quedevienen de una historia común y fortalecen laidentidad de los actores del SIAL con el territorio.Bajo este enfoque.

Las redes sociales abarcan: (i) las redes socio-profesionales que organizan las diferentes moda-lidades de coordinación entre los actores; (ii) losdispositivos y mecanismos institucionales queregulan y norman las acciones de los actoresimplicados; (iii) los objetos de la acción misma,objetos materiales u objetos inmateriales (sabe-res tácitos y explícitos, información, reglas deacción, etc.) (p.15).

Con relación al saber hacer y formación decompetencias que incluye el marco SIAL, el siste-ma de acción estudiado se relaciona tanto con elanálisis de los roles de los agentes de desarrollocomo con el de los mismos productores.

Desde el punto de vista de los agentes de des-arrollo, es interesante el enfoque planteado porAlbaladejo (2008), quien observa que, en los últi-mos veinte años, los denominados “agentes dedesarrollo rural” manifiestan profundas dudassobre su función en la sociedad y sienten unmalestar en cuanto a sus identidades profesiona-les y su quehacer. Esta diversificación de sus

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roles se da también en Argentina y puede obser-varse en la legitimación de los agentes municipa-les trabajando en éste área -tal como ocurrió conla cunicultura- y de los agentes contractuales delos programas nacionales (pertenecientes, duran-te principios de la presente década, al ProgramaSocial Agropecuario-PSA, Programa Pro Huerta,Programa Productores Familiares-ProFam, yotros).

Este “oficio” -señala Albaladejo- es en realidadel punto sensible y expresivo de transformacionesmucho mayores de la sociedad y del Estado queresignifican por completo la famosa “acción dedesarrollo” en la cual tienen que trabajar estosagentes. Estos cambios, no invalidan la pertinen-cia de la idea de “intervención” o más globalmen-te de “acción” de desarrollo, pero requieren lamovilización de nuevas cualidades de los actoresen la acción; en particular, de los actores localesy, dentro de ellos, especialmente de los agentesde desarrollo. De ahí que el tema de las “compe-tencias” adquirió una relevancia central. Se colo-ca el tema de las competencias como elementocentral para lograr una articulación entre acciónpública y acción colectiva.

Análisis del proceso de desarrollo de la cunicultura local

La cunicultura en Mendoza, como actividadagropecuaria, ha sido siempre un sistema produc-tivo de escaso anclaje territorial y cultural.Históricamente, ha estado más vinculada a la críapara autoconsumo, debido a su facilidad para lacrianza familiar. Además, es una carne con bajademanda en el mercado de las carnes, por el tra-dicional consumo de carne bovina y de otras car-nes rojas en Argentina, potenciado por el bajoprecio de este tipo de carnes en nuestro país.

En 2002, el aumento de la demanda de cone-jos por parte de algunos países de la UniónEuropea impulsó el crecimiento de una cunicultu-ra de exportación en Argentina, abriendo unaoportunidad para incidir en el desarrollo de distin-tos territorios a través de este sistema producti-

vo61. Este contexto favorable para la exportaciónde carne de conejo argentino coincide con la crisissocio-económica de 2001-2002 en el país.

Las características de la producción de cone-jos, de ciclos productivos cortos, que posibilita unrápido retorno de capital y la alta demanda en elmercado externo, con precios en alza que favore-cían una alta rentabilidad, fueron los factores queimpulsaron un rápido desarrollo de la cuniculturaa nivel local. Un papel muy importante lo tuvieronlas políticas sociales de emergencia con conteni-do productivo (Arroyo, 2006), que se implementa-ron en esa época y que trataron de aprovechar lasoportunidades que brindaba este contexto. En eseperíodo, se comenzaron a implementar los progra-mas de desarrollo cunícola para poblaciones ensituaciones de riesgo social, tanto rurales comorururbanas, que se ejecutaron descentralizada-mente, a través de los gobiernos municipales.

Como consecuencia de este proceso, convergendos tipos de nuevos cunicultores a nivel local: uno,de carácter endógeno empresarial, con capitalesprivados; y otro, de carácter social, los beneficiariosde las políticas de emergencia de organismosnacionales, especialmente del Ministerio deDesarrollo Social y de Trabajo de la Nación, quediseñaron programas sociales con contenido pro-ductivo. La rápida emergencia de este nuevo siste-ma productivo cunícola en la provincia ejerció unagran presión y demanda de técnicos y conocimien-tos sobre los organismos públicos, que se enfrenta-ron con la realidad del escaso desarrollo de este sis-tema de conocimientos a nivel local.

La cunicultura, como toda actividad marginalde los sistemas tradicionales de producción decarne en Argentina, tuvo, históricamente, unamuy baja inserción en el mercado interno; estocondujo a un bajo desarrollo de conocimientos yque estos conocimientos, la mayor parte de lasveces adquiridos a través de la experiencia prácti-ca, estuvieran limitados a los saberes de los pro-ductores tradicionales de pequeña escala. A estose sumó la inexistencia de infraestructura para latransformación industrial del producto, limitada aunos pocos mataderos frigoríficos habilitadospara la faena y para la comercialización, tanto anivel local como nacional. Por este motivo, predo-minaba la faena informal y un bajo grado de insti-tucionalidad para la organización de este sistemaproductivo. El rápido crecimiento de este sectorproductivo se reflejó en la creación de numerosos

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61 Uno de los factores que tuvo más influencia fueron las restric-ciones impuestas a China por la Comunidad Europea. Hasta 2002,China lideraba las exportaciones de carne de conejo hacia Europa.Argentina ocupó parte del espacio en el mercado internacional quehabía dejado involuntariamente China convirtiéndose en uno delos principales países exportadores de carne de conejo.

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establecimientos cunícolas en la provincia deMendoza; pero la mayor parte se concentró en eloasis norte. El crecimiento vertiginoso de estospequeños establecimientos, que tenían un pro-medio de 25 hembras por explotación, hizo crecersu número de 30 establecimientos cunícolas, queexistían antes de la crisis de 2001-2002 pasaron a300 hacia finales del año 2004. La mayor parte deellos surgieron a partir de los subsidios estatales.

Como consecuencia de este proceso, se activala intervención de distintos organismos delEstado en el sector cunícola, mayormente vincula-dos con los planes de desarrollo social, que incor-poraron agentes de desarrollo con algunas com-petencias técnicas en cunicultura. Entre los años2002 y 2005, estos organismos lograron un ciertoimpacto a través de variadas acciones relaciona-das con el conocimiento técnico, la organización yla comercialización, llevadas al plano de la prácti-ca a través de sus agentes de desarrollo.

Entre estas acciones se destacan, en primerlugar, el apoyo a la organización de 5 grupos decunicultores creados entre los años 2002 y 2004.La motivación original para asociarse obedeció,principalmente, a la necesidad de lograr el volu-men de carne de conejo demandado por los frigo-ríficos exportadores que se localizaban en la pro-vincia de Buenos Aires. La venta del producto“conejo vivo” se realizaba semanalmente, unvehículo de carga era enviado por el frigorífico ocontratado por los productores asociados. Se rea-lizaba la carga de los animales en algún punto deencuentro (generalmente el criadero de algúnproductor), y desde allí se organizaba la corres-pondiente pesada, carga y venta de los animales.

En segundo lugar, el asesoramiento que sefocalizó en los aspectos técnico-productivos(haciendo el seguimiento de los criaderos y/odando capacitaciones), como de aspectos comer-ciales. Evidentemente, los recursos humanos delos organismos públicos resultaron limitados antela exigente demanda de un sector que se desarro-lló en un lapso corto de tiempo y con un creci-miento exponencial.

Intentos de construcción de una red pú-blico-privada de apoyo a la cunicultura

El rol de los agentes de desarrollo comenzó atener una importancia clave porque debieronponer en juego sus conocimientos y competen-

cias para apoyar el proceso de desarrollo cuníco-la, que implicó, en un principio: ordenar y organi-zar la actividad; responder a las demandas delsector privado, en cuanto a conocimientos para laproducción y comercialización de este producto;atender las necesidades sociales de los nuevoscunicultores surgidos de los programas de des-arrollo social y desarrollar las redes necesariaspara la institucionalización de este sector produc-tivo emergente.

Estos agentes, vinculados tanto a los gobier-nos municipales como otros organismos públicos,participaron en el desarrollo de la cunicultura, condiferentes grados de conocimientos, y aún condistintos grados de compromiso, distintos objeti-vos y visiones de la actividad. Entre los organis-mos más importantes que apoyaron ese proceso,a nivel local, se encuentran la Dirección deGanadería del Gobierno Provincial, el ProgramaSocial Agropecuario (PSA, actualmenteSubsecretaría de la Agricultura Familiar), laFacultad de Ciencias Agrarias de la UNCuyo y elINTA (Instituto Nacional de TecnologíaAgropecuaria). Así como fue diferente el grado decompromiso asumido, también lo fueron las acti-vidades desarrolladas por cada institución, a tra-vés de sus técnicos y profesionales.

De esta manera, en este proceso confluyeronuna heterogeneidad de actores provenientes de:los organismos involucrados en la activación deeste sistema productivo en distintos territorios dela provincia; de los organismos de gobierno com-petentes en la regulación de las actividades agro-pecuarias; y los nuevos y tradicionales producto-res cunícolas. Todos ellos se enfrentaron a lanecesidad de comenzar a desarrollar accionespara la organización de este sistema productivo yconfluyeron en la conformación del ConsejoAsesor Cunícola de la provincia de Mendoza.

En 2003, comienza a funcionar el ConsejoAsesor Cunícola Provincial de forma interina. EsteConsejo fue impulsado y presidido por la Direcciónde Ganadería del Gobierno Provincial y muestra laconformación de la primera red público-privadaque se constituye en la provincia para apoyar elproceso de desarrollo local de la cunicultura e ins-titucionalizar esta actividad productiva.

El dispar nivel de conocimientos en cunicultu-ra y la falta de formación en aspectos técnico-pro-ductivos de técnicos y profesionales, en una pro-vincia de tradición agrícola, llevó a que una de las

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primeras acciones de este Consejo fuera la imple-mentación, en 2004, de un curso de postgradogratuito para veterinarios de toda la provincia, de80 horas cátedra de duración y con certificaciónpor parte de una universidad local. Como únicacondición se comprometía a los aspirantes a quefueran multiplicadores de los conocimientosadquiridos, con posterioridad al curso, en suslugares de residencia. También se permitió tomarel curso -con ciertas restricciones- a algunos téc-nicos, idóneos y otros profesionales que ya esta-ban vinculados al desarrollo de la actividad cuní-cola, que se desempeñaban como agentes dedesarrollo, que trabajaban en organismos públi-cos, que participaban en proyectos vinculados alsector y que formaban parte del ConsejoProvincial. Si bien más de 30 profesionales toma-ron el curso, no se logró el impacto esperado conrespecto a la devolución de los aprendizajesadquiridos al sector cunícola.

Otro producto importantísimo del ConsejoCunícola fue haber impulsado la redacción y pos-terior promulgación de la Ley Cunícola Provincialque, entre sus contenidos más importantes, seencuentra la constitución del Registro deProductores Cunícolas a nivel provincial.

Los principales organismos públicos y degobierno que participaron en la conformación de

esta red público-privada, puede observarse en laFigura 1.

Un análisis de los roles que cumplieron estosorganismos, a lo largo del proceso de desarrollode la cunicultura local, muestra la diversidad desituaciones e intereses que movilizaron la partici-pación de las entidades estatales.

La Estación Experimental AgropecuariaMendoza de INTA participó durante todo el perío-do, brindando asesoramiento a productores y per-sonas que deseaban iniciarse en la actividad, comoasí también dando cursos de iniciación en la crian-za de conejos, tanto para autoconsumo a través delprograma Pro-Huerta, como para criaderos comer-ciales, dentro del marco de un proyecto de desarro-llo para productores familiares (Pro Fam).

El PSA (Programa Social Agropecuario), pro-grama nacional dependiente de la SAGPyA,(Secretaría de Agricultura, Ganadería, Pesca yAlimentos, actualmente Ministerio de Agricultura,Ganadería y Pesca de la Nación), desarrolló accio-nes dirigidas principalmente a la producción parael autoconsumo, implementando también entre-gas de insumos de producción, capacitación yasistencia técnica a grupos de personas para laejecución de micro emprendimientos cunícolas.

En los casos del INTA y del PSA, los agentes dedesarrollo de que se disponía para la implementa-

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Figura 1: Red de organis-

mos de apoyo al desarro-

llo de la cunicultura en

Mendoza.

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ción de Proyectos y Programas, escasamentepodían abarcar la demanda del universo de acto-res y acciones de este nuevo sistema productivoen proceso de cambio; la limitación de los recur-sos humanos fue evidente.

La delegación local de SENASA (ServicioNacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria),tuvo también cierta participación, mediante espo-rádicas intervenciones en reuniones del ConsejoCunícola Provincial.

La Cátedra de Zootecnia de la Facultad deCiencias Agrarias de la Universidad Nacional deCuyo no participó formalmente de la red ni delConsejo Cunícola porque se mantuvo distante dela intensa actividad cunícola al inicio del proceso;pero luego, se sumó a través de un proyecto deinvestigación y desarrollo para la elaboraciónlocal de alimentos balanceados, en la búsquedade bajar los costos de producción para los peque-ños productores cunícolas. De esta iniciativa sur-gió un proyecto conjunto que integró a los pro-ductores, al INTA y a la Facultad.

El caso de la participación de los Municipiosfue singular, y se vincularon al sector a través dela implementación de líneas de subsidios para laproducción de conejo de carne. La gran crisis eco-nómica y social de 2001 empujó al Ministerio deDesarrollo Social del Estado Nacional a imple-mentar el programa “Manos a la obra” en formadescentralizada, como se mencionó, a través delos Municipios y las ONGs para asignar recursos apersonas con NBI (Necesidades BásicasInsatisfechas).

El panorama exportador para el conejo decarne era muy alentador en ese momento. Grancantidad de gente de distintos sectores quiso ini-ciarse en la actividad y presentaron proyectos decría y producción de conejo para carne en distin-tos Municipios del oasis norte de la provincia deMendoza, como Guaymallén, Lavalle, Las Heras,Maipú y Luján de Cuyo. Si bien estos proyectoseran posiblemente viables desde el punto de vistatécnico-productivo, no se realizó un análisisexhaustivo de lo que ocurriría con la situacióncomercial. Sin embargo, en el momento de augede la cunicultura local la rentabilidad alcanzaba al30%. Tal rentabilidad permitió la viabilidad decriaderos de pocas hembras (30 o menos), comolos que surgieron de los programas de desarrollosocial.

Los agentes de desarrollo y el perfeccionamiento de sus competencias en y para la acción

La cunicultura evolucionó en Mendoza, comose señaló, vinculada a inversiones privadas y a laimplementación de proyectos de emergenciasocial aplicados por organismos públicos, desti-nados a una población en situación de vulnerabi-lidad. Desde estos organismos y programas, secontrataron a profesionales y técnicos, en princi-pio, con la finalidad de realizar el seguimiento delos criaderos y capacitar a los nuevos productorescunícolas, aunque con el transcurso del tiempo,las actividades realizadas por estos agentes sediversificaron.

En general, los agentes tenían algún conoci-miento técnico-productivo, escasa trayectorialaboral y muy limitado conocimiento del trabajode extensión. En el transcurso de la implementa-ción de los proyectos, estos agentes se vieroninvolucrados y demandados en otras intervencio-nes que excedían el marco de los conocimientostécnicos de su formación, por los cuales habíansido contratados; como por ejemplo, conocimien-tos en comercialización o conocimientos socialespara la intervención en distintos niveles de orga-nización dentro del sector productivo, o conoci-mientos en extensión para trabajar con grupos deproductores.

Estos agentes de desarrollo se vieron involu-crados en un sistema agroalimentario que debíavincularse a nuevos circuitos de comercialización,en principio dentro del mercado de exportación y,luego, ante la crisis, debieron buscar nichos en elmercado interno, realizar estudios de mercado yactividades de promoción del consumo de la carnede conejo. Sumado a esto, sus intervenciones sevieron implicadas en procesos tan dispares comolos de organización de los productores, para la for-mación y el sostenimiento de grupos y cooperati-vas, o la normatización e institucionalización de lacunicultura a nivel local. En síntesis, estos agentesdebieron llevar a cabo gestiones “puertas adentroy puertas afuera de los criaderos”.

La falta de capacitación formal en las áreasdescriptas, tuvo que ser sustituida por conoci-mientos desarrollados a partir de la acciónmisma, con un significativo componente de prag-matismo. Durante el proceso, quedó a la vista una

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evidente falta de competencias como agentes dedesarrollo, con fuertes carencias de conocimien-tos de extensión. Existía, además, una escasaestructura profesional que no podía dar respues-tas apropiadas a la exigente y creciente demandaque se imponía con el paso del tiempo. Demandaque, como se señaló en párrafos anteriores, sevinculaba no sólo con los aspectos técnico-pro-ductivos sino también, con los organizativos, deplanificación, de gestión y comerciales.

Sin embargo, su participación fue esencialpara esta producción de acotada tradición plante-ada como producción semi-intensiva, tanto anivel local como a nivel nacional. En una primeraetapa, la insuficiente cantidad de profesionalesformados requirió importantes esfuerzos de capa-citación. Esto trajo aparejado algunos avancespara todo el sector: adopción de innovacionestecnológicas en la cría tradicional, mejoramientode instalaciones, implementación de planes sani-tarios, inseminaciones artificiales, mejoramientogenético e incluso, la elaboración local de alimen-to balanceado.

Con el transcurso del tiempo, se presentaronotras limitaciones. Aquellos técnicos y profesio-nales que poseían conocimientos acabados de lacunicultura intensiva, especialmente en losaspectos técnico-productivos, asumieron nume-

rosos roles, y comenzaron a desempeñarse en elámbito público y privado al mismo tiempo. Esteestilo de comportamientos planteó algunos pro-blemas en el campo de la ética profesional, queafectó, en algunos casos, el funcionamiento con-creto de las redes público-privadas.

La evolución local de la cunicultura y su crisis

En 2005, se produce un cambio del contexto delmercado externo y comenzó la caída de la exporta-ción de carne de conejo en todo el país, que sufrióuna disminución del 66%; como consecuencia deello, la faena descendió un 42%. Uno de los facto-res más importantes fue el retorno de China al mer-cado internacional de carne de conejo62.

En esta nueva situación de mercado, los facto-res vinculados a la producción de conejos, que enel contexto de alta demanda externa fueron unaoportunidad y fortaleza para el crecimiento de lacunicultura, al caer las exportaciones se convirtie-ron en una amenaza y debilidad. La falta de unmercado interno desarrollado para la carne deconejo no pudo compensar el impacto de la caídade la demanda del mercado externo. La alta pro-ductividad de los criaderos, potenciada por losciclos cortos de producción que tiene esta activi-dad (que no pudo ser canalizada hacia el mercadointerno), además del alto impacto en el costo deproducción del alimento balanceado en sistemasde producción intensivos o semi-intensivos comolos que se difundieron, produjo en un corto lapsode tiempo la crisis de este sector productivo y elcierre de numerosos establecimientos.

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62 Además del retorno de China al mercado internacional, segúnVitelleschi (2008) , un factor determinante en la evolución de lasexportaciones argentinas de carne de conejo a los países europe-os fue el nuevo tratamiento arancelario de la Comunidad Europeaque, para protegerse de las importaciones de conejos provenien-tes de China, adoptó la decisión de excluir del SistemaGeneralizado de Preferencias (SGP) vigente para el período 2006-2008 a la carne de conejo.

Figura 2: Evolución de las

acciones institucionales en

la cunicultura provincial

(2002-2006).

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El fuerte impacto de la crisis de comercializa-ción, tanto en los productores como en los orga-nismos participantes en el Consejo, los impulsa-ron a dejar de lado la actividad y su participación;de forma gradual se fueron retirando y la redpúblico-privada se debilitó, por lo que el ConsejoCunícola Provincial dejó de sesionar en los iniciosde 2006, a poco más de cumplir un año de la caídade los precios de la carne de conejo.

En la Figura 2 se ha sintetizado la evolución delas distintas acciones en las que se vieron involu-crados los distintos organismos y sus agentes dedesarrollo a lo largo del periodo de crecimiento dela cunicultura, hasta su posterior debilitamiento.

Algunas de las limitaciones que se visualiza-ron en los proyectos y acciones de los organismospúblicos y que influyeron para que no se pudierapaliar la crisis de la cunicultura local fueron: i) unafalta de planificación en el aspecto comercial; ii)se “asociaba” a personas que no se conocíanpara trabajar en forma conjunta; iii) la falta de dis-ponibilidad en el momento adecuado de insumosbásicos, tales como jaulas, alimento, reproducto-res, medicamentos; iv) proyectos sostenidos porun conjunto de agentes de desarrollo escasamen-te preparados, deficientemente articulados y malretribuidos que provenían, al igual que el conjun-to de la sociedad, de la crisis económica de 2001que dejó a miles de personas desempleadas.

Conclusiones

A partir de la experiencia analizada y focaliza-da en las competencias de los agentes de des-arrollo involucrados en el proceso de auge y crisisde la cunicultura local, se ha logrado identificaralgunos conocimientos, habilidades y capacida-des necesarias para llevar a cabo su tarea, con unhorizonte de profesionalización del oficio deestos agentes. Teniendo en cuenta, por otraparte, que, como señala Albaladejo (2008), eldesarrollo requiere y genera habilidades construi-das en la acción.

Articular lógicas, culturas, necesidades, tiem-pos con los demás actores del proceso; es decir,productores de distintas escalas y agentes dediversos organismos, teniendo en cuenta una plu-ralidad de intervenciones, visiones y misiones ins-titucionales, con el propósito de conseguir acuer-dos a nivel local.

Participar en la conformación de sólidas redesinstitucionales de organizaciones públicas y pri-vadas, con una estructura capaz de asumir losmomentos críticos con integridad, para poderacompañar al productor en la búsqueda de lassoluciones más adecuadas. La historia de la cuni-cultura local nos indica que existió un insuficienteacompañamiento por parte de las organizacionesy estructuras del Estado en el momento de la cri-sis y posteriormente a ésta.

Formular e implementar proyectos y progra-mas con una apropiada planificación, con capaci-dad de atender las etapas de evaluación y segui-miento de forma que se abarquen los aspectos deproducción, industrialización, comercialización,capacitación, asistencia técnica, organización yprovisión de insumos críticos. En el caso estudia-do, a partir del conflicto en la comercialización yagudizado por una limitada capacidad de integra-ción, organización y gestión de los productores yagentes, se evidenció una insuficiente planifica-ción de algunos aspectos.

Trabajar ubicándose en un contexto estratégi-co local, identificando a los actores, a los juegossociopolíticos locales, a los ausentes de estejuego y el por qué de esta ausencia, a los actan-tes, etc. e inventarse un rol en estos juegos loca-les para el desarrollo, como un actor más y ya nomás como un “mediador” (Albaladejo, 2008).Reconocer la complejidad de los territorios y delos procesos, y asumir la existencia del conflictocomo parte de éste.

Tener visión de la necesidad de articular lolocal y lo global; hoy tenemos innumerablescasos de economías y producciones regionalesdeprimidas por impacto de la comercialización aescala global; mientras que, en otros casos, losmercados globales abren oportunidades a pro-ducciones locales.

Interpretar la lógica del pequeño productor, enparticular comprender la mal entendida “resisten-cia al cambio tecnológico”. En ocasiones, estasupuesta resistencia responde a la idea de dismi-nuir los riesgos que implican los cambios; o sim-plemente utilizan una tecnología que hasta elmomento les ha dado resultados y suponen –aveces correctamente- que una innovación, puedegenerarles más problemas que soluciones, o bienlos beneficios económicos de estos cambios no seajustan a la realidad del productor.

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Comunicar; la comunicación para el desarrollopropone un tipo de relación diferente con las per-sonas y comunidades con quienes se trabaja. Elpunto de partida es reconocer en los productoresuna identidad cultural, un conocimiento y una tec-nología, que deben ser considerados y valorados;e interactuar para descubrir las soluciones másútiles en cada contexto.

Hoy no puede pensarse el desarrollo sin invo-lucrar la extensión rural pública como parte de unEstado presente e imprescindible en este proce-so. Atentos a que estamos atravesando momen-tos de crisis y profundos cambios, se deberáseguir analizando, definiendo y construyendocuál es la extensión necesaria para la Argentina,para los distintos Sistemas Agroalimentarios yTerritorios y para los distintos actores de estossistemas.

Como resultado de este estudio, se concluyeque el desarrollo de la cunicultura en Mendozaestuvo estrechamente vinculado a la aplicaciónde políticas públicas de emergencia social, que sibien, buscaron incidir en la generación de empleoe ingresos mediante la mejora de la productividady competitividad de los sistemas productivoslocales, apoyándose en las competencias de losagentes de desarrollo, no tuvieron un claro obje-tivo de aplicación de estrategias de desarrollolocal sino un fuerte componente de pragmatismoy una falta de planificación de la comercializaciónen el largo plazo.

Por otro lado, si bien hubo un esfuerzo porparte de actores privados, agentes de desarrollo yorganismos públicos por construir redes que for-talecieran procesos de integración de actorespara la activación de un sistema agroalimentariolocal, hubo una falta de cohesión colectiva quedebilitó los procesos de coordinación para el for-talecimiento de un SIAL que tuvo una oportunidadde anclaje territorial.

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La revista es una publicación científica del INTA(Centro Regional La Pampa-San Luis) y de laUniversidad Nacional del Litoral (Facultad deCiencias Agrarias - Maestría en Extensión Agrope-cuaria). El objetivo es publicar artículos, investiga-ciones, ensayos, comunicaciones, revisionesexhaustivas de literatura y reseñas de libros referi-dos a la extensión y el desarrollo rural, como apor-tes y contribuciones para la mejor comprensión delas dinámicas y transformaciones de las tradicio-nalmente definidas como áreas rurales.

Los trabajos a publicar deberán ser originalese inéditos y con solidez académica, que demues-tren su utilidad y contribución para la mejora delas estrategias de extensión y la comprensión deldesarrollo rural. Asimismo, deberán satisfacer losrequisitos de rigor argumental, científico y meto-dológico, sobre los siguientes ejes temáticos:

• Aportes teóricos-metodológicos para el tra-bajo en Extensión Rural• Estrategias para el trabajo en ExtensiónRural• Contribuciones para la comprensión de losprocesos de desarrollo rural.• Ciencias sociales agrarias y sus vínculos conla extensión rural y la comprensión de lastransformaciones de los territorios urbano-rurales.

Los trabajos deben ser enviados por correoelectrónico a los editores a la dirección de E-mailes: [email protected]. Asu vez, se solicita el envío del trabajo por correopostal, en formato digital acompañado por unejemplar impreso y la autorización para la publi-cación debidamente rubricada, a los fines degenerar un archivo de resguardo de las publica-

ciones. El material a publicar debe, estar editadoen Microsoft Word (.doc), en el idioma del autorprincipal, según normas técnicas de Referenciasbibliográficas y citación de textos del IICA y elCATIE 4° ed. http://biblioteca.catie.ac.cr/Descar-gas/Normas_de_redaccion.pdf

Los trabajos de investigación podrán ser dehasta 25 páginas (incluyendo tablas, figuras, grá-ficos, bibliografía y notas); en hoja tamaño A4, ainterlineado 1,5, y con tipografía Arial cuerpo 12.Los trabajos deberán incluir los siguientes com-ponentes:

• Título / Title• Autor• Palabras clave o Key words• Introducción (que contenga):

• Planteamiento del problema, su con-texto y justificación• Antecedentes • Objetivos del trabajo• Hipótesis (si corresponde)• Principales conceptos que delimitan elproblema, supuestos que sustentan lainvestigación

• Línea metodológica, estrategias e ins-trumentos• Comentarios, consideraciones finalesy/o conclusiones.• Recomendaciones o sugerencias (si lashubiera)• Bibliografía

En página aparte, se deberá consignar: Títulodel trabajo/Papers title, autor/es, resumen/sum-mary (máximo: 300 palabras), palabras clave/keywords (máximo 5), información laboral/institucio-

INTA + UNL 91

para la publicaciónde trabajos

normas

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nal/profesional del/los autor/es, debiendo incluirdirección particular, teléfono y correo electrónicodel primer autor. Todas las páginas deberán estarnumeradas, incluyendo la bibliografía, gráficos,tablas, etc.

Los ensayos y comunicaciones, podrán tenerhasta 15 páginas (incluyendo tablas, figuras, grá-ficos, bibliografía y notas), en hoja tamaño A4 coninterlineado 1,5 y con tipografía Arial cuerpo 12.Los trabajos deberán incluir los siguientes com-ponentes:

• Título / Title• Autor• Palabras clave/Key words• Introducción (que contenga):

• Orígenes y Antecedentes • Objetivos del trabajo• Análisis del proceso (si corresponde)• Análisis de resultados del proceso (sicorresponde)

• Comentarios, consideraciones finalesy/o conclusiones. • Bibliografía

En hoja aparte se consignará: Título/Title,autor/es, resumen/summary (máximo: 200 pala-bras) palabras clave/key words (máximo 5), infor-mación laboral/institucional/profesional del/losautor/es, debiendo incluir dirección particular,teléfono y correo electrónico del primer autor.Todas las páginas deberán estar numeradas,incluyendo la bibliografía, gráficos, tablas, etc.

Para las versiones electrónicas de los trabajosque contengan gráficos, tablas y fotografías debe-rán ser anexadas en archivos por separado, en su

formato de origen (Excel, JPG). Las fotografíasdeberán ser enviadas con calidad de 300 dpi y acolor (el editor se reserva el derecho a incluirlas sila nitidez del material tenga inconvenientes dedificultosa resolución o el autor no pueda proveeruna nueva versión adecuada de la misma).

Todos los artículos serán sometidos a evalua-ción, realizada por investigadores reconocidos oespecialistas destacados en el tema y/o la proble-mática abordada por el trabajo. La evaluaciónserá de carácter anónimo y contempla una instan-cia de devolución por parte de los evaluadores,consignando los argumentos de la aceptación(con o sin modificaciones) o rechazo del trabajopresentado.

Será responsabilidad del Consejo editorialcomunicar el resultado de la evaluación delConsejo académico al autor principal del trabajo,remitiéndole las consideraciones argumentalesexpresadas por los evaluadores sobre la acepta-ción (con o sin modificaciones), o rechazo del tra-bajo.

Los trabajos serán publicados previa aproba-ción del Consejo editorial, según indicación delConsejo académico, para lo cual, se solicitará alautor principal del trabajo un escrito donde mani-fieste su autorización para la publicación del tra-bajo en la Revista. A tales efectos, los conceptoscontenidos en los trabajos serán únicamente res-ponsabilidad del/los autor/es. Los autores suscri-birán una autorización especial a los fines de res-guardar a las instituciones participantes de la edi-ción de la revista de toda responsabilidad intelec-tual o legal, que pudiera someterlas a instanciasjurídicas, las que serán responsabilidad exclusivade los autores.

Revista Red+ER 92

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