Introduccin.Todo empez en Barcelona

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La historia del deporte espaol hasta los Juegos Olmpicos deBarcelona se escribe con pica. El oro en el eslalon masculino dePaquito Fernndez Ochoa en Sapporo 1972, los Grand Slam deManolo Santana, el Tour de Francia conquistado por FedericoMartn Bahamontes, el debut en la NBA de Fernando Martn tie-nen como factor comn lo extraordinario de unos protagonistas sur-gidos de un autntico erial a nivel organizativo, capaces desobreponerse a la falta de medios con su tenacidad y entrega y ascoronarse como campeones en sus respectivas disciplinas. Pero suesfuerzo se perda sistemticamente en la historia sin que nadietomase el relevo.

Espaa no pasaba de ser un pas de cuarta fila en el panorama inter-nacional, circunstancia que reflejaba la precariedad econmica ysocial de una nacin que viva bajo una dictadura nicamente inte-resada a nivel deportivo en promover el ftbol como va de escapea la situacin. El Real Madrid con sus seis Copas de Europa y eltriunfo de la seleccin nacional en la Eurocopa en 1964 frente a laUnin Sovitica eran, no obstante, los nicos hitos de entidad anivel internacional logrados por el ftbol patrio.

Llegada la democracia el panorama segua sin variar. De nuevo seconstataba la dependencia de genios de la talla de SeverianoBallesteros, Pedro Delgado o Carlos Sainz o de generaciones mgi-cas como el equipo de baloncesto que se alz con la plata olmpicaen los Juegos de Los ngeles. El problema estructural lastraba cual-quier intento de consolidacin y condenaba a la categora de loinusual el xito de nuestro deporte.

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La designacin de Barcelona como sede para los XXV JuegosOlmpicos de verano tuvo una repercusin trascendental en el deve-nir deportivo y social del pas. Los Juegos se entendieron desde elprimer momento como una excelente oportunidad para mostrar alresto del mundo el imparable cambio que se haba producido tras lallegada de la democracia. Se traz un plan maestro que cubra todoslos frentes, especialmente el deportivo, con la instauracin de unprograma (el plan ADO, Asociacin Deportes Olmpicos) destinadoa financiar y a ayudar a la preparacin de los deportistas.

Porque el plan ADO era mucho ms que un ambicioso proyecto debecas a deportistas, se trataba de un programa destinado a la contra-tacin de personal tcnico de primera fila y la profesionalizacin delos mejores entrenadores espaoles, la financiacin de concentra-ciones y la participacin en competiciones, la dotacin de materialdeportivo, el establecimiento de controles biomdicos de ltimageneracin y la promocin de centros de alto rendimiento.

Para ello se busc involucrar a toda la sociedad espaola. El esfuer-zo no dependa en exclusiva de las federaciones, ni del ComitOlmpico Espaol, ni de ningn organismo pblico, sino que se tra-taba de la suma de todas estas entidades con la inversin privada atravs de patrocinios de las principales empresas nacionales. La pre-sencia de estas compaas aada una inyeccin econmica y apor-taba adems un estilo de gestin diferente garantizando latransparencia y la igualdad de oportunidades y cerrando el paso aconflictos endogmicos que haban hecho tanto dao en el pasado.

Replicando el xito de anteriores pases organizadores (como la pro-pia Corea del Sur en los Juegos de Sel), Espaa complet una com-peticin extraordinaria (sexta en el medallero final, logrando msmedallas que en todas las olimpiadas anteriores) personificada enlas irrepetibles imgenes del triunfo de Fermn Cacho en la final de1.500 metros y el oro de la seleccin espaola de ftbol. La gloriadeportiva estuvo a la altura del xito de unos Juegos que quedaranpara la historia como los ms importantes hasta la fecha y en los quese inici la renovacin del movimiento olmpico abrindose unapoca dorada que continua en la actualidad.

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La imagen de Espaa como sociedad moderna y a la altura de lospases de nuestro entorno se col a travs de los televisores de todoel mundo y reforz la autoestima de un pas castigado por cuatrodcadas de dictadura y aislamiento. La rentabilidad pblica de lascampaas de apoyo a los deportistas comprometa a las empresascon las instituciones y el plan ADO, nacido como inversin puntual,se consolidaba como base para garantizar la competitividad de nues-tros deportistas olmpicos.

Al mismo tiempo se produce la eclosin del considerado mejor depor-tista espaol de todos los tiempos: Miguel Indurain (a quin no sepuede considerar un genio espontneo sino heredero del trabajo de-sarrollado por Jos Miguel Echavarri primero con ngel Arroyo ydespus Pedro Delgado). Su envidiable palmars quntuple ganadordel Tour de Francia, campen olmpico y mundial de contrarrelojtuvo un importante efecto econmico ms all del puramente deporti-vo. La asociacin de su imagen a la del banco que patrocinaba a suequipo dispar la notoriedad del Banesto a nivel nacional e internacio-nal y multiplic en publicidad varias veces la cuanta del patrocinio.

Sbitamente las empresas espaolas descubran el valor de la inversinen el deporte (especialmente en la formacin de deportistas, toda vezque por una cantidad relativamente pequea se aseguraban contratosan ms rentables cuando alcanzasen la madurez). El xito de los nues-tros atraa a un mercado televisivo en expansin con la llegada de lascadenas privadas y la cobertura de todo tipo de eventos provocaba queel ftbol dejase de ser la nica ventana publicitaria.

Este inters traspasaba nuestras fronteras y las multinacionales tam-bin empezaron a interesarse por la pujante nueva generacin dedeportistas espaoles y a firmar contratos con las precoces estrellassurgidas en nuestro pas. Ejemplo de ello es el contrato de KIAMotors con un jovencsimo Rafa Nadal (firmado cuando ste tena 18aos, antes de alzarse con su primer Roland Garros) que tan rentableha demostrado ser aos despus cuando el manacor se ha convertidoen el tenista que destron al nmero uno ms longevo de la historiade forma consecutiva tras haber conquistado cinco torneos GrandSlam (cuatro Roland Garros y un Wimbledon) con apenas 22 aos.

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El deporte espaol comenz en Barcelona a sacudirse todos sus pre-juicios y complejos y nuestros deportistas empezaron a creer en queera posible triunfar. El ejemplo de Indurain, que durante cinco aostiraniz con sus incontestables victorias el ciclismo mundial, empe-zaba a calar en otras disciplinas en las que tambin se rompanbarreras. Jvenes como Fernando Alonso que a los 24 aos se coro-naba como el campen mundial de Frmula Uno ms joven de lahistoria (y que al ao siguiente volvera a alzarse con el ttulo),Alberto Contador (con slo 26 aos ya es ganador del Tour, el Giroy de la Vuelta) o Dani Pedrosa y Jorge Lorenzo (entre ambos sumancinco campeonatos del mundo con 23 y 21 aos respectivamente)

El xito tambin ha llegado en competiciones por equipos. El inol-vidable oro de la seleccin espaola de waterpolo en los JuegosOlmpicos de Atlanta comandado por Manel Estiarte (para muchosel mejor jugador de todos los tiempos), el campeonato del mundo debalonmano alcanzado en Tnez en 2005 o el bicampeonato mundialde la seleccin de ftbol sala son solo la punta del iceberg de otrostantos ttulos europeos y medallas olmpicas logradas en estos yotros deportes.

Quiz la seleccin que ms ha progresado y que ms ha conectadocon la aficin ha sido la de baloncesto. El idilio con nuestros interna-cionales empez en Lisboa, en 1999, cuando un puado de imberbesderrotaba en la final del mundial jnior a la, hasta entonces, imbatibleseleccin de EE.UU. De entre todos destacaban jugadores como elespigado alero Pau Gasol (suplente en aquel campeonato), el explosi-vo escolta (tanto que su apodo era La Bomba) Juan Carlos Navarro,el exquisito director de juego Ral Lpez o el hermano del pvot deEstudiantes y Real Madrid, Alfonso Reyes (quin, pasados unos aos,pasara a ser conocido como el hermano mayor de Felipe Reyes).

Gasol se erigi en lder de esa generacin y ha roto todos los mol-des dentro del baloncesto europeo y mundial. Fue elegido en tercerlugar en el draft de la NBA (el ms alto hasta ese momento para unjugador no nacido en EE.UU.) por los Atlanta Hawks que lo traspa-saron prcticamente de inmediato a los Grizzlies, un equipo en for-macin. Su espectacular primera temporada (designado mejor

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novato de la liga, primer europeo en conseguirlo) convenci a losdirectivos del equipo de Memphis de que el espaol era un diaman-te en bruto y tres aos despus de su llegada le confirmaron comojugador franquicia con un estratosfrico contrato.

En el equipo del Medio Oeste Pau consigui importantes logroscomo la clasificacin del equipo por primera vez en su historia parala disputa de las eliminatorias por el ttulo (lo lograran dos vecesms con Gasol en el equipo) o su seleccin para el fin de semana delas estrellas (pese a jugar en uno de los peores conjuntos de laNBA). La escasa competitividad de la franquicia frustraba al juga-dor que se desquitaba de su situacin reencontrndose en los vera-nos con sus amigos y compaeros de seleccin, con los queconquist el bronce y la plata en los Eurobaskets de 2001 y 2003.

En junio de 2006 se volvi a reunir con el resto de seleccionadospese a las reticencias (y la presin explcita) de los dirigentes de losGrizzlies. Desde el primer momento todos los miembros del equipodejaron claro que su intencin era ganar el oro en el Campeonato delMundo de Japn. Pocas veces un equipo espaol haba estado tanseguro de sus posibilidades y pocas veces un equipo espaol sehaba mostrado tan abiertamente ambicioso. Su trayectoria en elcampeonato (en el que derrotaron a los norteamericanos adems dea los campeones olmpicos, Argentina, en semifinales, y a los euro-peos, Gre