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Itzá A. Zavala [email protected] University of Colorado at Boulder Spanish and Portuguese Department www.colorado.edu La humanidad y la naturaleza: un binomio complementario en Canto General “Entonces se manifestó con claridad, mientras meditaban, que cuando amaneciera debía aparecer el hombre. Entonces dispusieron la creación y crecimiento de los árboles y los bejucos y el nacimiento de la vida y la creación del hombre. Se dispuso así en las tinieblas y en la noche por el Corazón del Cielo, que se llama Huracán.” Canto I, Popol Vuh Este trabajo es un análisis comparativo de tres textos: La Araucana, el Arauco domado y Canto general. El objetivo es estudiar la representación de la naturaleza y su relación con el hombre bajo los cánones renacentistas de Alonso de Ercilla y Pedro de Oña y la visión contemporánea de Pablo Neruda. Para llevar a cabo lo anterior, me baso en el Canto I: “La lámpara en la tierra” y en algunos pasajes significativos de La Araucana y del Arauco domado . Estas obras son consideradas dentro de la tradición épica porque la voz poética canta su historia, su geografía, sus hombres, bajo una perspectiva histórica que intenta explicar el presente. Sin embargo, Canto general moderniza el género épico y se diferencia de un canon literario que no se adapta totalmente a las necesidades no sólo estéticas, sino también ideológicas de nuestro tiempo. “La lámpara en la tierra” inicia con un notorio estilo épico al mostrarse el poeta como un ser iluminado por poseer una memoria y una visión amplias para narrar la historia de todo el continente americano. Sin embargo, el poema está marcado desde el inicio por la ideología

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Itzá A. [email protected] of Colorado at BoulderSpanish and Portuguese Departmentwww.colorado.edu

La humanidad y la naturaleza: un binomio complementario en Canto General

“Entonces se manifestó con claridad, mientras meditaban,que cuando amaneciera debía aparecer el hombre.Entonces dispusieron la creación y crecimiento de los árbolesy los bejucos y el nacimiento de la vida y la creación del hombre.Se dispuso así en las tinieblas y en la noche por el Corazóndel Cielo, que se llama Huracán.”

Canto I, Popol Vuh

Este trabajo es un análisis comparativo de tres textos: La Araucana, el Arauco domado y

Canto general. El objetivo es estudiar la representación de la naturaleza y su relación con el

hombre bajo los cánones renacentistas de Alonso de Ercilla y Pedro de Oña y la visión

contemporánea de Pablo Neruda. Para llevar a cabo lo anterior, me baso en el Canto I: “La

lámpara en la tierra” y en algunos pasajes significativos de La Araucana y del Arauco domado.

Estas obras son consideradas dentro de la tradición épica porque la voz poética canta su

historia, su geografía, sus hombres, bajo una perspectiva histórica que intenta explicar el

presente. Sin embargo, Canto general moderniza el género épico y se diferencia de un canon

literario que no se adapta totalmente a las necesidades no sólo estéticas, sino también ideológicas

de nuestro tiempo.

“La lámpara en la tierra” inicia con un notorio estilo épico al mostrarse el poeta como un

ser iluminado por poseer una memoria y una visión amplias para narrar la historia de todo el

continente americano. Sin embargo, el poema está marcado desde el inicio por la ideología

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sociopolítica y cultural de su época. En la “propositio” se enfatiza la recuperación del pasado

por medio del presente y a su vez, intenta proyectarse al futuro. La visión profética y la memoria

del poeta se unen a la visión y a la experiencia como hombre americano del siglo XX.

En contraste, las voces poéticas de Alonso de Ercilla y Pedro de Oña utilizan el género

pastoril y la poesía bucólica para describir al hombre americano y su entorno. Con estos recursos

renacentistas se denota más una preocupación estética por el paisaje y el recuento de los eventos

bélicos que por la naturaleza y hombres americanos.

Según Rosa Perelmuter-Pérez los tópicos predominantes son: el “locus amoenus”, la

Edad de Oro y la descripción de los campos Elíseos y el paraíso terrenal. El resultado de esta

retórica clásica es la parcial o total anulación de las verdaderas características del continente

americano. Sin embargo, esto no es criticable porque dichos escritores tenían que subordinarse a

la práctica y a las preferencias de su época. Su estilo se debía basar en las figuras poéticas

exigidas por los cánones grecolatinos. Además, el tema predominante en la épica son los asuntos

de guerra, por lo que el paisaje solo sirve de escenario para el acontecimiento bélico.

Por otra parte, en los poemas de Ercilla y Oña se describe el paisaje y a los indios

mediante una visión peninsular del siglo XVI: “espíritu caballeroso, orgullo nacional,

preocupación religiosa, culto a la mujer, generosidad y pundonor, arrogancia en el decir y en la

obra” (Eduardo Solar Correa, 42).

Para reforzar lo anterior, es necesario remitirse a los ejemplos tomados de las obras que

se analizan en el trabajo. De la obra de Ercilla sobresale la caracterización sumaria del lugar

como simple escenario decorado para la trama épica. En el Canto I se describe Chile de manera

formal y desde una postura alejada emocionalmente del contexto geográfico y cultural. El poeta

es una especie de observador del espacio americano, testigo de un momento histórico-político:

3

Chile, fértil provincia y señalada

en la región antártica famosa,

de remotas naciones respetada

por fuerte, principal y poderosa

la gente que produce es tan granada,

tan soberbia, gallarda y belicosa,

que no ha sido por rey jamás

regida ni a extranjero dominio sometida.

Es Chile norte de gran longura,

costa del nuevo mar, del Sur llamado,

tendrá del leste a oeste de angostura

cien millas, por lo mas ancho tomado;

bajo el polo del Atlántico en altura

de veintisiete grados, prolongado

hasta do el mar Océano y chileno

mezclan sus aguas por angosto seno. (I, 16)

En la primera estrofa se resaltan las características guerreras del pueblo chileno para

enaltecer las cualidades del enemigo y de esta manera, preparar al lector sobre la difícil empresa

que tienen los conquistadores españoles al enfrentarse a los araucanos. Ercilla también

proporciona datos etnográficos en cuanto a la organización política y a la educación militar de

los araucanos desde una perspectiva occidental:

De diez a seis caciques y señores

es el soberbio Estado poseído,

en militar estudio los mejores

que de bárbaras madres han nacido;

reparo de su patria y defensores,

ninguno en el gobierno preferido;

4

otros caciques hay, mas por valientes

son estos en mandar los preeminentes.

Sólo al señor de imposición le viene

servicio personal de sus vasallos,

y en cualquiera ocasión cuando conviene

puede por fuerza al debito apremiallos;

pero así obligación el señor tiene

en las cosas de guerra doctrinallos

con tal uso, cuidado y disciplina,

que son maestros después desta doctrina.

En lo que usan los niños en teniendo

habilidad y fuerza provechosa,

es que un trecho seguido han de ir corriendo

por una áspera cuesta pedregosa,

y al puesto y fin del curso revolviendo,

le dan al vencedor alguna cosa:

vienen a ser tan sueltos y alentados

que alcanzan por aliento los venados.

Y desde la niñez al ejercicio

los apremian por fuerza y los incitan,

y en el bélico estudio y duro oficio,

entrando en más edad, los ejercitan;

si alguno de flaqueza da un indicio,

del uso militar lo inhabilitan

y el que sale en las armas señalado

conforme a su valor le dan el grado. (I, 17)

5

En cada estrofa se enfatiza el ejercicio de las armas y su justa organización política-

militar para resaltar la excelente preparación bélica a la que tenían que ser sometidos desde la

infancia. En cuanto al paisaje, este al igual que el hombre, está totalmente subordinado al

elemento bélico y se ve claramente en las siguientes estrofas:

Los catorce españoles abajaban

por un repecho, al valle enderezado,

donde ocultos los bárbaros estaban,

cubiertos de los ramos aguardando;

los nuestros con el bosque aún no igualaban

cuando los indios, súbitos sonando

bárbaras trompetas, roncos tamborinos,

los pasos ocuparon y caminos.

En cazador no entró tanta alegría,

cuando más sin pensar la liebre echaba

de súbito por medio de la vía

salta entre los pies alborotada,

cuanto causó la muestra y vocería

del vecino escuadrón de la emboscada

arrojan los caballos adelante. (IV, 63)

El valle y el bosque son simples escenarios de batallas. La liebre y los caballos resaltan el

sentimiento de miedo y de poder entre los adversarios. La fauna, en ocasiones real, en otras

idealizada o fantástica también funcionan para resaltar las características guerreras de los

españoles y de los indios. Por ejemplo a Lautaro se le llama león o a los bandos de españoles e

indios, ovejas y lobos, respectivamente1.

1 Este ejemplo está dentro del Canto VI y trata de una batalla ya comenzada en donde los araucanos se muestransanguinarios al atacar a mujeres y a niños de una comunidad española.

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Un ejemplo relevante que comparten los tres poemas épicos—La Araucana, el Arauco

domado y Canto general—para resaltar las diferencias descriptivas en cuanto al paisaje, es el

enfoque que se le da al río Bío-Bío por medio de las siguientes estrofas:

Que grande trabajo fatigados

en grande y veloz curso afloraron,

y por el gran tesón desalentados

a seis leguas de alcance los dejaron.

Los nuestros, del temor mas aguijados,

al entrar de la noche se hallaron

en la extrema ribera de Biobío,

adonde pierde el nombre y ser río,

y a la orilla un gran barco asido vieron

de una gruesa cadena a un viejo pino;

los mas heridos dentrote metieron,

abriendo por las aguas el camino;

y los demás con animo atendieron

hasta que el esperado barco vino,

y con diligencia comenzada

a la ciudad arriban deseada. (La Araucana, VII)

Levantase el real en este punto,

y bien cubierto de armas y rocío,

se va la vuelta luego de Biobío,

por donde con el mar se ve más junto;

pero descanse ya mi voz un punto,

en tanto que la gente llega al río,

porque según el paso y prisa della

cansado mal podré tener con ella. (Arauco domado, IX)

7

BÍO-BÍO Pero háblame, Bío-Bío

son tus palabras en mi boca

las que resbalan, tú me diste

el lenguaje, el canto nocturno

mezclado con lluvia y follaje.

Tú, sin que nadie mirara a un niño,

me contaste el amanecer

de la tierra, la poderosa

paz de tu reino, el hacha enterrada

con un ramo de flechas muertas,

lo que las hojas de canelo

en mil años te relataron,

y luego te vi entregarte al mar

dividido en bocas y senos,

ancho y florido, murmurando

una historia color sangre. (Canto general, I)

Es notable el contraste descriptivo y poético entre Ercilla-Oña con Neruda. Mientras que

en La Araucana y en el Arauco domado el río Bío-Bío sirve como mera referencia geográfica y

escenario bélico, en Canto general se personifica al río para convertirlo en un interlocutor mudo,

pero testigo vivo del presente del yo poético al ser escenario pacifico de su experiencia vivencial

y del pasado al haber presenciado las batallas sangrientas entre los indios y los conquistadores.

En este pasaje, Neruda, además es “el elegido para actuar de intermediario entre las fuerzas

cósmicas y los hombres” (Saúl Yurkievich, 118). Al analizar de lleno el Canto general se

retomara el afán naturalizante de Neruda para enlazar al hombre con la naturaleza.

8

Al proseguir con las ejemplificaciones textuales es importante analizar el “locus

amoenus” en La Araucana y en El Arauco domado, elemento constante para describir el paisaje

de manera idealizada y bajo los cánones grecolatinos:

En esto parece que aflojaba

la cuerda del dolor, que a veces tanto

grave y dura afrenta le apretaba,

que de perder el seso estuvo a canto.

Así el feroz Lautaro caminaba,

y al fin de tres jornadas, entretanto

que el esperado tiempo se avecina,

se aloja en una vaga a la marina,

junto a donde con recio movimiento

baja de un monte Itata cauteloso,

atravesando aquel umbroso asiento

con sesgo curso, grave y espacioso;

los árboles provocan a contento,

el viento sopla allí mas amoroso,

burlando con las tiernas florecillas

rojas, azules, blancas y amarillas.

Siete leguas de Penco justamente

en esta deleitosa y fértil tierra,

abundante, capaz y suficiente

para poder sufrir gente de guerra.

Tiene cerca de la banda del oriente

la grande cordillera y alta sierra,

en donde el raudo Itata apresurado

baja a dar un tributo al mar salado. (La Araucana, XII)

9

Estaba a la sazón Caupolicano

en un lugar ameno de Elicura,

Do, por gozar del sol en su frescura,

se vino con su Palla mano a mano;

merece tal visita del verde llano,

por ser de tantea gracia y hermosura,

que allí las flores tienen por florero

comalle las medidas del deseo.

Allí jamás entro el septiembre frío,

nunca el templado abril estuvo fuera.

allí no falta verde primavera,

ni asoma crudo invierno y seco estío;

allí, por sereno el manso río,

como por transparente vidriera,

las Náyales están a su contento

mirando cuanto pasa en el asiento.

……………....................................................

Vense por ambas márgenes poblados

el mirlo, el salce, el álamo, el aliso,

el saúco, el fresno, el nardo, el cipariso,

los pinos y los cedros encumbrados

con otros frescos árboles copados

transpuestos del primero Paraíso,

por cuya hoja el viento en puntos graves

el bajo lleva al triple de las aves.

…………………………………………………

Por los frondosos, débiles ramillos,

que con el banco Céfiro bracean

en acordada música gorjean

10

mil coros de esmaltados pajarillos,

cuyos acentos dobles y sencillos

sus puntos y sus cláusulas recrean

de tal manera al anima, que atiende

que se arrebata, eleva y se suspende. (Arauco domado, V)

Tanto Ercilla como Oña se muestra el mismo enfoque idealizado hacia la naturaleza.

Ambos escenarios naturales sirven como espacios de descanso a los héroes araucanos: Lautaro y

Caupolicano. Sin embargo, en Oña se denota un lenguaje más adornado con elementos líricos-

renacentistas. Obsérvese, por ejemplo, la última estrofa en donde se describe a los pájaros como

si fueran un ornamento alfarero. Los componentes del tópico del “locus amoenus”2 en las

descripciones del espacio real, en La Araucana se llevan a cabo en el monte y en el río Itata, en el

Aruco domado, en la región de Elicura. El ingrediente diferencial entre los pasajes descritos es

que en el de Ercilla se menciona a la “gente de guerra” para que el lector no crea que el poeta se

ha olvidado del tema central.

La fertilidad es otro elemento presente en ambas descripciones para resaltar la belleza y

abundancia del espacio ameno. Neruda la retoma de manera similar al afirmar que “en la

fertilizad crecía el tiempo” (Canto I, 11). Sin embargo, el poeta realiza una fuerte conexión de

ésta con el hombre mediante la naturaleza genésica del Canto I.

En “La lámpara de la tierra de Canto general, según Saúl Yurkievich, Neruda posee un

afán naturalizante que se traduce en “una suspensión de la conciencia reflexiva, una actitud anti-

intelectual, un ahínco en lo espontáneo, lo instintivo, lo prerracional, una obstinación en la

iluminación intuitiva, y por ende el menosprecio por la intelección, del pensamiento abstracto, de

2 Según el articulo de Rosa Perelmuter-Pérez, “El paisaje idealizado en La Araucana”, los elementos esenciales del“locus amoenus” son: un árbol (o varios), un prado y una fuente, a ellos puede añadirse un canto de aves, unas floresy, aun mas, el soplo de la brisa” (135),

11

la crítica y la teoría literaria” (120). Yurkievich agrega que el objetivo del Canto I es regresar al

origen para rescatar el “modelo sacralizado” (el modelo edénico) desnaturalizado por la sociedad

corrupta (capitalista). Sin embargo, el poeta no sólo tiene una visión natural, primitiva,

paradisíaca, también implica poseer una ideología política a favor del proletariado, es así como el

poeta pasa “del mito a la historia, de la evocaron nostálgica al combate, de la oscuridad, de la

alineación individualista a la militancia colectiva, de la sociedad a la solidaridad” (Yurkievich,

121).

El Canto “Amor América (1400)” contiene seis poemas que forman un preámbulo a la

obra, una descripción y celebración del mundo americano y de sus habitantes originarios. En

todo el canto predomina la alabanza a la belleza originaria del continente, pero sin olvidar

mencionar el propósito histórico desde el principio: “Yo estoy aquí para contar la historia” (9),

con esta frase se enfatiza el papel del poeta-cronista.

El mundo descrito por la voz poética es primigenio: naturaleza salvaje habitada por seres

que se rigen por sus ciclos vitales, “la característica central de las civilizaciones pre-colombinas

es para Neruda su comunión con la Naturaleza” (Maria M. Solá, 77). Al ser destruido ese

mundo, el poeta se lamenta por la perdida del equilibrio entre hombre y naturaleza:

El hombre tierra fue, vasija, parpado

del barro trémulo, forma de arcilla,

fue cántaro caribe, piedra chibcha,

copa imperial o sílice araucana.

Tierno y sangriento fue, pero en la empuñadura

de su arma de cristal humedecido,

las iniciales de la tierra estaban escritas.

Nadie pudo

recordar después: el viento

12

las olvido, el idioma del agua

fue enterrado, las claves se perdieron

o se inundaron de silencio o sangre.

No se perdió la vida, hermanos pastorales.

Pero como rosa salvaje

cayo una gota roja en la espesura,

y se apago una lámpara en la tierra. (Canto I, 9)

Según María Magdalena Solá “Neruda, llevado por su fervor naturalista y su peculiar

‘bucolismo’ marcó la avanzada en lo que hoy se llama ecología y conservación del ambiente”

(133). Creo que esto es afirmar demasiado al respecto porque los escritores en diversas corrientes

literarias han manifestado su amor y admiración hacia la naturaleza sin ser necesariamente una

actitud ecologista. Sin embargo, se destaca la estrecha relación que el poeta hace del hombre

hacia la naturaleza al llamarlo “hombre tierra”. Dicha concepción es predominante en la obra por

ser el hombre conocedor de las claves del universo que lo hacen capaz de volver a su origen

natural. Constantemente Neruda insiste en el tema del ser humano y la naturaleza para tratar de

descifrar el mundo material hasta sus últimos detalles, esto da la impresión de afectar su idea de

la historia y lo encasilla en favor de los primeros habitantes del continente americano en el inicio

de todo el Canto.

Iris Chávez Alfaro en su artículo sobre “El código de veredicción mítico en el poema

‘Amor América (1400)’” afirma que “La lámpara en la tierra” es una “deconstrucción bastante

sintética de un relato cosmogónico [porque] constituye en el relato bíblico del primer día de la

creación, la separación de la luz de las tinieblas (Génesis 1:3-5). La construcción de luz como

‘lámpara’ ofrece un sentido difractado de luz: Luz= en el relato cosmogónico. ‘Lámpara’: signo

13

de civilización” (53). Chávez Alfaro agrega que el título—Canto general—esta ligado al papel

del poeta-cronista porque “Canto” es lo ficticio y lo original y “General” es la verdad y la

historia. Neruda, al igual que Ercilla inicia su poema con la ubicación del espacio geográfico en

donde se llevan a cabo las acciones descritas en la obra, pero con un acercamiento emocional

diferente a su antecesor:

Yo estoy aquí para contar la historia.

Desde la paz del búfalo

hasta las azotadas arenas

de la tierra final, en las espumas

acumuladas de la luz antártica,

y por madrigueras despenadas

de la sombría paz venezolana,

te busque padre mío

joven guerrero de tiniebla y cobre,

o tu, planta nupcial, cabellera indomable,

madre caimán, metaliza paloma. (Canto general, 9)

La postura de Neruda durante el resto del poema es para hablar en nombre de los

vencidos, del pueblo americano. La “propositio”3 y la “invocatio” se dan al inicio del primer

canto, la segunda la realiza a América, al mismo objeto cantado. Después la vos poética se liga a

su propia historia en la segunda parte del canto general al narrar en forma autobiográfica.

El objetivo del preámbulo es presentar una búsqueda (peregrinaje) por la tierra y la

historia en busca del sentido de pertenencia, del “padre” y la “madre” tierra. Los poemas

contienen un tono de religiosidad primaveral (genésica) y se nombra y describe

ceremoniosamente los aspectos en que residen las “claves”, y “las iniciales de la tierra”:

3 Fernando Veas Mercado profundiza en la “invocation” y la “proposition” en su artículo: “Canto general. Laideología y proyección imaginaria. La epopeya actual” (59-75).

14

Tierra mía sin nombre, sin América,

estambre equinoccial, lanza de púrpura,

tu aroma me trepo por las raíces

hasta las copas que bebía, hasta la más delgada

palabra aún no nacida de mi boca. (Canto general, 10)

La búsqueda realizada por la voz poética desemboca en el retorno al origen, a la tierra

misma. Volver a la naturaleza es la clave para descifrar el significado antológico del hombre

americano. Los intertextos mas importantes en el canto general son el Popol Vuh y el Libro de

Chilam Balam, según Chávez Alfaro, “textos que dan cuenta de cómo una realidad ha venido a

tener existencia. El escogimiento de estos intertextos [responde] a la conformación de un

concepto de identidad americana, a una forma de relación del hombre con la naturaleza, y el

lugar ocupado por estos textos en nuestro sistema de reconocimiento en la escala de valores.”

(57). EL hecho de la integración del hombre con la naturaleza implica sentirse un sólo ser en

armonía con el continente americano. Lo anterior necesita de la participación del hombre en su

ciclo vital-regenerativo: muerte-vida, destrucción-construcción, entre otros elementos. En

contraste con Ercilla y Oña, la relación del hombre americano con la naturaleza se basa en

rituales y costumbres incomprensibles para la visión occidental:

Y cuando quieren dar una batalla

con él lo comunican en su rito;

si no responde bien, dejan de dalla

aunque más les insita el apetito;

caso grave y negocio no se halla

do no sea convocado este maldito;

llámenle Epomanón, y comúnmente

dan este nombre a alguno si es valiente.

15

usan el falso oficio de hechiceros,

ciencia a que naturalmente se inclinan,

en señales mirando y en agüeros,

por las cuales sus cosas determinan;

veneran a los negocios agoreros

que los casos futuros adivinan;

el agüero acrecienta si osadía,

y les infunde miedo y cobardía.

Algunos destos son predicadores

tenidos en sagrada reverencia,

que sólo se mantienen de loores,

y guardan vida estrella y abstinencia;

estos son los que ponen en errores

al liviano común con elocuencia,

teniendo por tan cierta su locura,

como nos la Evangélica Escritura.

Y éstos que guardan orden algo estrecha

no tiene rey, ni Dios, ni que hay pecados;

más sólo aquel vivir les aprovecha

de ser por sabios hombres reputados ;

pero la espada, lanza, el arco, y flecha

tienen por mejor ciencia otros soldados,

diciendo que el agüero alegre o triste

en la fuerza y el ánimo consiste.

En fin, el hado y clima desta tierra,

si su estrella y pronósticos se miran,

es contienda, furor, discordia, guerra,

y a solo esto los ánimos aspiran;

16

todo su bien y mal aquí se encierran;

son hombres que de súbito se airan,

de condiciones feroces, impacientes,

amigos de domar extrañas gentes. (La Araucana, I)

Es vieja en estos indios la costumbre

de consultar sus falsos agoreros;

que quieren con pronósticos y agüeros

mostrar que lo futuro se columbre;

y así como les niega el sol su lumbre,

hacen allá en ocultos agujeros

de torpes sabandijas escrutinio,

ministras del nefando vaticinio.

Iniciales el ver que su fortuna

con esquivez el rostro les ha vuelto,

mostrándoles el suyo en ira envuelto

el cielo y cuanto miran sol y luna;

y por saber si nueva causa alguna

les ha su curso prospero revuelto,

acuden a la magia dañada,

por aquellos sumamente venerada.

Pues dentro de una placida floresta,

do nunca ofende sol no daña sombra,

y do la natural y verde sombra

al rey de los sentidos hace fiesta;

a la verdosa falda de una cuesta

cuya sublimidad al cielo asombra

con sus cantares, bailes y placeres

hicieron oblación a Baco y Ceres. (Arauco domado, II)

17

LOS HOMBRES El tarahumara se vistió de aguijones

y en la extensión del Noroeste

con sangre y pedernales creo el fuego,

mientras el universo iba naciendo

otra vez en la arcilla del tarasco:

los mitos de las tierras amorosas,

la exuberancia húmeda de donde

lodo sexual y frutas derretidas

iban a ser actitud de los dioses

o pálidas paredes de vasijas.

Como faisanes deslumbrantes

descendían los sacerdotes

de las escaleras aztecas.

Los escalones triangulares

sostenían el innumerable

relámpago de las vestiduras.

Y la pirámide de augusta,

piedra y piedra, agonía y aire,

en su estructura dominadora

guardaba como una almendra

un corazón sacrificado.

En un trueno como aullido

caía la sangre por

las escalinatas sagradas.

Pero muchedumbre de pueblos

tejían la fibra, guardaban

el porvenir de las cosechas,

trenzaban el fulgor de la pluma,

convencían a la turquesa,

y en enredaderas textiles

18

expresaban la luz del mundo. (Canto general, I)

Tanto en La Araucana como en el Arauco domado aparecen el rito, los agüeros, los

predicadores, la astrología y el deleite de los sentidos a través del vino y las celebraciones

terrenales de los indígenas como elementos negativos por considerarse salvajes y por alejarse de

la mentalidad occidental-cristiana al no tener rey, Dios ni pecados. En cambio, Neruda reinvierte

el significado de dichos elementos al visualizarlos como partes primordiales para entender las

leyes naturales en armonía con el hombre y como manifestaciones de una cultura apegada al

ciclo vital de la naturaleza. Al respecto, Maria M. Solá afirma que:

al pasar un juicio histórico de las civilizaciones americanas, hay que ir con cautela y que,

en fin de cuentas, los aspectos positivos, la ciencia, la armonía social, pesa más que los

remanentes bárbaros. En todo el primer capítulo y a través del Canto ‘Luz’ es elemento

positivo, que vale casi siempre por civilización, por acción del trabajo y de la inteligencia

humana. A los pueblos americanos los considera según el título de uno de sus libros, ‘La

lámpara en la tierra’, o sea, que son dignos representantes de la superación humana en la

historia. . . Los pueblos americanos son pintados por Neruda con aspectos positivos y

negativos aunque predomine un juicio favorable (135).

Lo esencial en relación al hombre y la naturaleza es que por medio de un mayor contacto

entre ambos, hay más identidad, según la visión naturalizante de Pablo Neruda porque la

“calidad, la cantidad, la intensidad del ser, la consistencia antológica están siempre en proporción

directa con el vinculo natural” (Yurkievich, 125).

19

Por otra parte, respecto a las secciones restantes del Canto I se puede resumir de manera

general lo siguiente: en “Vegetaciones” se recopilan las esencias territoriales, su importancia y

misterio lo da el verso “En la fertilidad crecía el tiempo”, además de afirmar que América fue

antes que todo “Útero verde, americana sabana seminal”. En este mundo vegetal habita la fauna

“Algunas bestias”, todas ellas autóctonas. Las aves son las favoritas de la voz poética al dotarlas

de una belleza incomparable. En “Vienen los pájaros”, Neruda demuestra sus conocimientos

ornitológicos, además de botánicos para describir con precisión la flora y la fauna de América.

Al invocar las aguas las describe como “la eternidad secreta de las fecundaciones”. “En los ríos

acuden se realiza una oración dirigida a varios de los ríos como si fueran una especie de deidades

naturales. En este momento, Neruda empareja a Chile con otras regiones latinoamericanas por

medio de sus ríos. Por ejemplo al contrastar al Bío-Bío, de extensión pequeña, con otros más

grandes: Orinoco, Amazonas y Tequendama. En los “Minerales” se evocan los milenios de su

formación. Los nombres le hacen observar a la voz poética su propia identificación con sus

esencias. EL poeta reitera su total identificación con la naturaleza al creer que de alguna forma

ha participado en esa vida pasada, de formación y evolución. La voz poética también realiza una

denuncia a los saqueos impunes hacia las riquezas americanas. Finalmente, se resalta la

sensualidad y la sexualidad que le otorga Neruda a la naturaleza en cada una de sus descripciones

para dotarla de humanidad.

Otro elemento sobresaliente a lo largo de todo el Canto general es la constante metáfora

del árbol, además de su mención literal. El árbol es un elemento central en la naturaleza que se

enlaza al “motivo de la vida-en-la muerte y [al] mito de regeneración como configuraciones que

toma el genero épico” (María José Bustos Fernández, 18). El árbol en “La lámpara en la tierra” se

engloba en las frases “América Arbolada” (12) y “No hay nadie. Escucha. Escucha el

20

árbol,/escucha el árbol araucano” (23) porque éste representa la paternidad de toda la naturaleza y

del mismo americano. El árbol para Neruda es un testigo del paso del tiempo y por ello, un ente

dotado de sabiduría.

La voz poética se constituye como un microcosmo del ser americano a través de un tono

colérico, pero sin rencor y con ganas de conservar la memoria fresca para no cometer los mismos

errores en el futuro, además de revalorar al continente americano. El uso del imperfecto

sobresale en todo el Canto I al narrar los hechos que solían acontecer, pero que ya no se dan en el

momento en que la voz poética está narrando. Sin embargo, al final del poema se cambia al

presente del imperativo en son de alarma al descubrir un mal presagio:

Aquella selva azul era una gruta

y en el misterio de árbol y tiniebla

el guaraní cantaba como

el humo que sube en la tarde,

el agua sobre los follajes,

la lluvia en un día de amor.

la tristeza junto a los ríos.

En el fondo de América sin nombre

estaba el Arauco entre las aguas

vertiginosas, apartado

por todo el río del planeta.

Mirad el gran Sur solitario.

No se ve huno en la altura.

Sólo se ven los ventisqueros

y el vendaval rechazado

por las ásperas araucarias.

No busques bajo el verde espeso

el canto de la alfarería.

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………………………………..

Mira las lanzas descansando.

Escucha el susurro del aire

atravesado por las flechas.

………………………………..

No hay nadie. Trina la diuca

como el agua en la noche pura.

Cruza el cóndor su vuelo negro.

No hay nadie. Escuchas? Es el paso

del puma en el aire y las hojas. (Canto I, 22-23)

La voz poética al final del canto teme por la llegada de los extranjeros al nuevo continente

porque con ellos llega la destrucción de una América sin nombre aún, ignota para el resto del mundo.

Para Neruda la América pre-colombina es una tierra virgen con plenitud edénica. El pueblo indígena es

el mediador para la preservación de los gérmenes naturales y la sabiduría del primer día del mundo. Los

conquistadores son los profanadores de la selva original, portadores de desgracia, introductores de una

religión desnaturalizada y de la tecnología destructora. Los libertadores son las ramas del árbol del

pueblo. Involucrados en el ciclo de las transformaciones vegetales, identificados con las manifestaciones

intercambiables de la energía genésica.

Se puede afirmar finalmente que mientras en La Araucana y en el Arauco domado se engrandece

al hombre por medio de sus características y acciones bélicas, en Canto general su importancia estriba

en su relación con la naturaleza y en la comprensión de su esencia americana por medio de su

experiencia existencial en su propio continente. Tanto Ercilla como Oña no analizan el entorno físico de

América en sus obras o lo hacen de manera superficial a pesar de haber sido diferente al suyo. Sin

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embargo, la riqueza descriptiva bajo su visión occidental y bajo los cánones renacentistas contribuye a

dar testimonio de una época que se rigió por la bellaza del lenguaje para describir acciones tan áridas

como las guerras y los hechos sobresalientes de la conquista americana. Por su parte, Pablo Neruda

aunque se basa en la épica para realizar su Canto general, se denota totalmente la visión de un hombre

del siglo XX al no sólo describir acontecimientos históricos, sino también al ponerlos en tela de juicio

para reflexionar sobre ellos. La naturaleza no es un simple escenario, es la esencia viva del continente en

relación con el hombre americano que busca una identidad a través del conocimiento de su entorno y de

sí mismo.

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OBRAS CONSULTADAS

Bustos Fernández, María José. “El Canto general de Pablo Neruda: revitalización Del género épico.”

Cuadernos de poética: una publicación del Colectivo Estudios Poéticos, 7, 19 (1989): 51-61.

Chávez Alfaro, Iris. “El código de veredicción mítico en el poema ‘Amor América (1400)’, primer

poema del Canto general de Pablo Neruda.” Revista de filología y lingüística de la Universidad

de Costa Rica, 19, 1 (1993): 49-60.

De Ercilla, Alonso. La Araucana. México: Editorial Porrúa, 1992.

Neruda, Pablo. Canto general. Buenos Aires: Editorial Losada, 1996.

Oña, Pedro. Arauco domado. Chile: Editorial Universitaria, 1981.

Perelmuter-Pérez, Rosa. “El paisaje idealizado en La Araucana.” Hispanic Review, 54, 2 (1986): 129-

46.

Solá, María Magdalena. Poesía y política en Pablo Neruda: análisis del Canto general. 1ª ed. Río

Piedras, P. R.: University of Puerto Rico Press, 1980.

Veas Mercado, Fernando. “Canto general. La ideología y su proyección imaginaria. La epopeya actual.”

Revista de Crítica Literaria Latinoamericana, 11, 21-22 (1985): 59-74.

Yurkievich, Saúl. “Mito e historia: dos generadores del Canto general.” Revista Iberoamericana, 39,

82-83 (1973): 11-35.