J. Gabriel y Galán - Gabriel y Galán, Extremeñas y Extremadura

5
Página 1 de 1 CONGRESO INTERNACIONAL APLEx 2004 Patrimonio Lingüístico Extremeño Cáceres. 4, 5 y 6 de noviembre GABRIEL Y GALÁN, EXTREMEÑAS Y EXTREMADURA Jesús Gabriel y Galán Acevedo Hablar de Gabriel y Galán y Extremadura significaría tocas muchas facetas, lo que no es posible en esta ocasión, y en este lugar corresponde más bien que nos centremos en la aportación de Gabriel y Galán a la cultura y a la lingüístisca extremeña. Conviene señalar en principio que, la mayor parte de sus poesías y casi todas las más conocidas y significadas, las escribió el poeta en Extremadura, es decir, en el Guijo, y más exactamente para muchas de ellas, en alguna de las fincas a donde ordinariamente le llevaban sus tareas. “En la mesa de mi despacho — dijo una vez el poeta —, viendo delante plumas y chirimbolos soy incapaz de escribir nada. Escribo los versos en el campo, tumbado en el santo suelo, a la sombra de una encina”. Algo retórica puede parecer la frase, pero encierra un fondo indubitable de verdad. No quiero, sin embargo, decir con esto que transmutara a todas sus poesías el alma y el cuerpo de Extremadura, porque no sería cierto: muchas de las del tomo de Castellanas — muy singularmente El Ama — y muchas de las Campesinas y Nuevas Castellanas, están escritas mirando a Castilla, más exactamente, y sigo en esto a Juan Berrueta, a Salamanca, a la tierra charra. Lo que quiero es simplemente significar este hecho: que el resto de su obra, o sea, el tomo de Extremeñas y gran parte de las poesías de los dos libros citados en último lugar, reflejan el cuerpo y el alma de la zona norte de Cáceres. Dicho esto, creo conveniente centrarme aquí en las poesías extremeñas, es decir, en las escritas en el dialecto extremeño, concretamente en el de la zona norte de Cáceres. Lo primero que debo decir es que no tengo nada en absoluto de lingüista o filólogo, de manera que poco o nada voy a hablar de este aspecto, y si algo, será por boca de otro. Hecha esta salvedad, comenzaré por decir que las poesías dialectales de mi abuelo reflejan siempre aspectos de la vida rural extremeña, de sus gentes y de sus campos (entiéndase, con la limitación zonal que he señalado). Gabriel y Galán era un poeta mucho más realista que imaginativo, realista no sólo en un sentido literario, sino instrumental, y ello se comprueba en toda su obra. Nunca se reflejó a sí mismo en las

Transcript of J. Gabriel y Galán - Gabriel y Galán, Extremeñas y Extremadura

Page 1: J. Gabriel y Galán - Gabriel y Galán, Extremeñas y Extremadura

Página 1 de 1

CONGRESO INTERNACIONAL APLEx 2004

Patrimonio Lingüístico Extremeño Cáceres. 4, 5 y 6 de noviembre

GABRIEL Y GALÁN, EXTREMEÑAS Y EXTREMADURA

Jesús Gabriel y Galán Acevedo Hablar de Gabriel y Galán y Extremadura significaría tocas muchas facetas, lo que

no es posible en esta ocasión, y en este lugar corresponde más bien que nos centremos en la aportación de Gabriel y Galán a la cultura y a la lingüístisca extremeña.

Conviene señalar en principio que, la mayor parte de sus poesías y casi todas las

más conocidas y significadas, las escribió el poeta en Extremadura, es decir, en el Guijo, y más exactamente para muchas de ellas, en alguna de las fincas a donde ordinariamente le llevaban sus tareas. “En la mesa de mi despacho — dijo una vez el poeta —, viendo delante plumas y chirimbolos soy incapaz de escribir nada. Escribo los versos en el campo, tumbado en el santo suelo, a la sombra de una encina”. Algo retórica puede parecer la frase, pero encierra un fondo indubitable de verdad. No quiero, sin embargo, decir con esto que transmutara a todas sus poesías el alma y el cuerpo de Extremadura, porque no sería cierto: muchas de las del tomo de Castellanas — muy singularmente El Ama — y muchas de las Campesinas y Nuevas Castellanas, están escritas mirando a Castilla, más exactamente, y sigo en esto a Juan Berrueta, a Salamanca, a la tierra charra. Lo que quiero es simplemente significar este hecho: que el resto de su obra, o sea, el tomo de Extremeñas y gran parte de las poesías de los dos libros citados en último lugar, reflejan el cuerpo y el alma de la zona norte de Cáceres.

Dicho esto, creo conveniente centrarme aquí en las poesías extremeñas, es decir, en

las escritas en el dialecto extremeño, concretamente en el de la zona norte de Cáceres. Lo primero que debo decir es que no tengo nada en absoluto de lingüista o filólogo,

de manera que poco o nada voy a hablar de este aspecto, y si algo, será por boca de otro. Hecha esta salvedad, comenzaré por decir que las poesías dialectales de mi abuelo

reflejan siempre aspectos de la vida rural extremeña, de sus gentes y de sus campos (entiéndase, con la limitación zonal que he señalado). Gabriel y Galán era un poeta mucho más realista que imaginativo, realista no sólo en un sentido literario, sino instrumental, y ello se comprueba en toda su obra. Nunca se reflejó a sí mismo en las

Page 2: J. Gabriel y Galán - Gabriel y Galán, Extremeñas y Extremadura

Página 2 de 2

Extremeñas, salvo en una ocasión; y esta ocasión, en verdad eminente, es El Cristu benditu, eminente por su, calidad literaria y por su, digamos, primogenitura entre todas sus hermanas dialectales.

A los pocos días de llegar el poeta al pueblo, nació su primer hijo, y la recién

estrenada paternidad se derramó en un poema en dialecto que fue, en frase de Eugenio Escobar, “la partida bautismal del poeta en el mundo literario”. Así pudo considerarse, en efecto, merced al entusiasmo con que la acogió y difundió Unamuno, para quién nada hizo Gabriel y Galán después del Cristu (¡ni siquiera El ama!) comparado a él. No está sólo en esta apreciación; González Castro (Crotontilo) dice de él que “es el más hermoso canto que escribió Galán; su realismo es portentoso y a él no llega El ama, con ser lo que es tal poesía”.

Primigenia también, en otro sentido, El Cristu Benditu: que yo sepa, nadie antes

había escrito poesía dialectal en Extremadura. Ahora bien, ¿ por qué esta eclosión en dialecto de Gabriel y Galán, que siempre

había escrito en castellano, y por qué precisamente en esta lengua el desbordamiento sentimental de su estrenada paternidad? No lo sabemos con exactitud, pero cabe aportar brevemente algunas reflexiones.

En primer lugar, es un hecho que a finales del siglo XIX, y no únicamente por

desastre de Cuba y Filipinas, nuestro país entró en una especie de “marasmo”, como diagnosticó Unamuno, postración espiritual y psicológica, una de cuyas consecuencias fue un “volverse hacia dentro”. De aquí nacen o se agudizan el casticismo y el regionalismo, como ha expuesto Enrique Salcedo. Se inserta en la sociedad el afán por lo popular, en busca de un regeneracionismo general. También, claro está, cultural. Dice Menéndez Pelayo en su Historia de las ideas estéticas: “Es preciso buscar el lenguaje no en los diccionarios, sino en el habla popular”.

Cuando Gabriel y Galán abre los ojos al mundo literario, podemos decir hacia 1892,

encuentra la oleada regionalista por todas partes: en Salamanca, capitaneados por Unamuno, los hermanos Domínguez Berrueta, Luis Maldonado y Rodríguez Pinilla entre otros, bucean en lo popular a la búsqueda de la entraña de la casta. En Extremadura, un grupo de intelectuales (Publio Hurtado, Manuel Castillo, J.L. Gómez Santana y Juan Sanguino entre otros), da a luz en Enero de 1899 La Revista de Extremadura que, con otros que colaboran en ella (Rafael García—Plata, Mario Roso de Luna, por ejemplo) dedican sus esfuerzos a estudios historiográficos, folkloricos, lingüísticos y literarios regionales. En realidad, este movimiento surgió en toda España.

Pues bien, en este contexto podemos situar El Cristu Benditu, pero, además, en su

nacimiento debieron influir otras circunstancias más inmediatas. Según cuenta Cividanes, el poeta recibió una fuerte impresión cuando leyó La cansera del poeta murciano Vicente Medina, escrita en dialecto panocho; Medina había publicado sus Aires murcianos en 1898, pocos meses antes de que se escribiera El Cristu.

Page 3: J. Gabriel y Galán - Gabriel y Galán, Extremeñas y Extremadura

Página 3 de 3

Por otra parte, el asentamiento del poeta en el Guijo, debió de procurarle la sensación de una inmersión lingüística — como ahora se dice — ; él ya conocía la fabla extremeña, pero no es lo mismo oirla “ al paso” que “estando”. Hidalgo Bayal pone en relación la autenticidad poética de Gabriel y Galán con la circunstancia biográfica rural y la corriente regionalista generalizada de que hemos hablado.

En resumen, toda una pléyade de requisitos que debieron de influir

significativamente en el arranque del dialectalismo de Gabriel y Galán. A su amigo Casto Blanco le dice, a propósito del Cristu, que ha escrito una composición “en jerga de este país por invitación de mi familia”. No convence mucho, pero pudiera ser la explicación inmediata. Yo he dejado escrito que la explicación última de por qué José María escribió en un momento dado un poema en dialecto extremeño y, sobre todo, éste, con tan inmensa carga de sentimiento personal, es un misterio psicológico no desentrañado.

Sabido es que la fabla de la zona descrita es un extremeño de raigambre leonesa,

génesis que la emparenta con la de la Salamanca charra. Paso por alto, por sabidas, las características filológicas del dialecto, y señalo que Enrique Segura limita su zona de concurrencia a la comarca al sur de la sierra de Gata entre las Hurdes y la sierra de Hervás, y pueblos aledaños como Granadilla, Zarza de Granadilla, Guijo de Granadilla, Santibáñez el Bajo, Montehermoso, y algún otro.

Para José de Lamano, el lenguaje de las Extremeñas es, con escasas variantes, el

habla de los pueblos fronterizos de las sierras de Béjar y de Francia. Creo que puede pensarse también, a sensu contrario, que el poeta incorporó a las extremeñas, acaso de forma inconsciente, algunas variantes de su tierra natal. Léanse, por ejemplo, Surco arriba y surco abajo, Un don Juan o De ronda, poesías que Lamano y Juan Berrueta dan como escritas en dialecto charro.

Sea como fuere, Zamora Vicente admite que el poeta “por el afán de reproducir lo

más exactamente posible el habla conversacional del pueblo, ha sacrificado el dialecto a la rusticidad”. Ciertamente el poeta no se somete a ninguna norma lingüística, y así emplea a veces las mismas palabras con distinto sentido, o emplea términos nuevos o los rescata del olvido. Martín Alonso recoge hasta 52 voces dialectales nuevas y otros 20 vocablos castellanos, empleados por él.

Ahora bien, yendo de lo científico a lo poético, estaremos, con este mismo autor en

que Gabriel y Galán “no pretende elaborar un documento científico, sino componer un poema auténtico, y el sentido de autenticidad alcanza también a la lengua”. O ir un poco más allá con Maragall: “el poeta va a la vivacidad de los campos, a la boca del pueblo, a su dialecto, porque la vivacidad de éste es la condición de la poesía verdadera”. O sintetizar con César Real de la Riva: “el dialectalismo de Extremeñas es, en Gabriel y Galán, de la más pura y significativa raigambre poética”. Ese lenguaje que Maragall llamó desharrapado, tomado al oído con todas sus corrupciones y destemplanzas, es lenguaje que parece hecho para expresar dolores y angustias del pueblo aldeano. Justamente esto es lo que contienen las poesías extremeñas de Gabriel y Galán.

Page 4: J. Gabriel y Galán - Gabriel y Galán, Extremeñas y Extremadura

Página 4 de 4

Parafraseando alguna de estas ideas, me atrevería a concluir que Gabriel y Galán eleva a la categoría de literaria el habla popular de Extremadura.

Voy acabando. Que Gabriel y Galán encontró en el habla dialectal un filón

riquísimo de inspiración poética lo demuestra el que, tras escribir El Cristu benditu y Varón, pensaba publicar un libro de poesías extremeñas. Se cruzaron por medio los Juegos florales de Salamanca y El ama, porque al comentar allí esta idea, algunos escritores, en especial Fernández Villegas y su propio hermano Baldomero, le disuadieron de ello, instándole a hacer un libro de poesías castellanas, como así fue. Pero el poeta siguió escribiendo poesías dialectales no sólo para el libro proyectado, sino también para ocasiones más convencionales; recuérdense por ejemplo, La Cenéfica, que leyó en Plasencia, En fabla del lugarejo, en Cáceres, y Entre yo y el mi criado, en Guijuelo.

En su día acabó el libro, que tituló Extremeñas, editó en Salamanca y dedicó “A los

extremeños”. Componían la primera edición nueve poesías, cinco de ellas inéditas, y salió a la calle en enero de 1903.

Yerra por tanto José María de Cossío — o el tipógrafo en la fecha — cuando dice

que el poeta no volvió a ejercitarse en la poesía dialectal desde 1901. Y erraron también sus discípulos y amigos de Piedrahita, Mariano de Santiago Cividanes y José de la Fuente. Aquel, y sus amigos de Madrid, se extrañan de que el poeta escriba algo “en jerga extremeña pudiéndolo hacer en castellano, que leería con más gusto el público de todas partes”. José de la Fuente, refiriéndose a Extremeñas dice que le han gustado muchísimo pero le parece que “debe Vd. dejar dialectos y regionalismos y escribir en nuestro idioma castellano ya que tan bien lo cultiva...”

Por el contrario, Extremeñas entusiasmaron en Extremadura, gustaron mucho en

otras partes e hicieron la delicia de Menéndez Pidal. Pero ¿qué significado tienen las poesías extremeñas de Gabriel y Galán en el

conjunto de su obra? No me resisto a exponer algunas opiniones laudatorias. Nada mejor para comenzar que esta sentencia apodíctica que Maragall coloca de

cabecera en su admirable prólogo a la 3ª ed. de Extremeñas: “Lector: he aquí un libro de poesía”.

Para el erudito jesuita Herrera Oria, la de Extremeñas es “la más correcta en

conjunto y la de más fácil y espontánea versificación de todas sus colecciones. El mismo lenguaje en que está escrita le obliga a no salir de los asuntos sencillos y del verso asonantado, que son la materia y la forma que mejor dicen con sus dotes de poeta y versificador”.

Otro fraile, el agustino Bruno Rodríguez, remedando precisamente a Maragall

escribe que Gabriel y Galán habla en dialecto como Verdaguer y Maragall, como Dante y Homero, porque la poesía es el eco, el trasunto del habla popular y el pueblo habla siempre en dialecto.

Page 5: J. Gabriel y Galán - Gabriel y Galán, Extremeñas y Extremadura

Página 5 de 5

Para Iscar Peyra, las poesías extremeñas tienen menos paisaje pero más emoción

que muchas de las castellanas. “En Extremeñas se advierte menos desnivel poético que en las Castellanas” — dice

Martín Alonso, quien añade que “la musa de Galán en aquellas composiciones es como el arroyo de agua mansa y cristalina”.

Concluyo: dos regalos trascendentes ha hecho Gabriel y Galán a Extremadura que

constituyen sendos vínculos indestructibles entre el poeta y esta tierra: el de sus poesías extremeñas y el de su propio cuerpo, que descansa en ella. “¿Qué otra tumba más gloriosa podrá tener el cuerpo del poeta que aquella misma tierra extremeña de donde hiciera brotar, entre tantas otras El Cristu benditu y El embargo, gloria de la moderna musa española?” Esto dice Juan Maragall. Y dicho queda.