Juan Gregorio Palechor tierra e identidad étnica

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    Juan Gregorio Palechor:Tierra, identidad y recreacin tnica

    Myriam Esther Jimeno [email protected]

    Profesora AsociadaDepartamento de Antropologa

    Universidad Nacional de Colombia, Sede Bogot

    Palabras clavesIdentidad indgena, etnicidad,identidad tnica, minorasindgenas.

    Key wordsIndigenous identity, ethnicity,ethnic identity, ethnicminorities.

    Recibido:19/12/2006En revisin desde:19/12/2006

    Aceptado para publicacin:25/12/2006

    ANL

    ISIS

    ResumenEn este artculo se discuten las nociones de territorio y reclamos territoriales ysu papel en la recreacin de identidades tnicas, especialmente a partir delcaso de un dirigente indio del sur de Colombia, Juan Gregorio Palechor, unode los primeros lderes contemporneos en abrir la perspectiva de la lucha por

    una poltica indgena en el pas. El relato autobiogrfico de Palechor es muestrade cmo las sociedades indias construyen identidades contemporneasdistintivas, en las que se incorporan discursos polticos de variado origenincluyendo el de intelectuales y activistas de izquierda, y en el que la identidadtnica es un collage de confluencias de niveles y aspiraciones variadas, dondegrupos e individuos interactan para proyectar una siempre renovada polticapropia.

    AbstractThis paper discusses the notions of territory and territorial claims and its role

    in the reconfiguration of ethnic identities, focusing on the case of an indigenousleader of the south of Colombia: Juan Gregorio Palechor, one of the firstcontemporary leaders in widening the perspective on indigenous politicalstruggle in this country. Palechors autobiographical account is an example ofhow indigenous societies construct distinctive contemporary identities whichincorporate political discourses of multiple origins, including left intellectualsand activists; ethnic identity becomes here a collage of converging levels andaspirations where groups and individuals act together to cast an always renewedpolicy of their own.

    Revista Inversa, Vol. 2, No.2 (2006): 22-36.

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    n1 el terreno movedizo de las identidades colectivas, en sus mutablesconstrucciones, es difcil encontrar categoras empricas o analticasque permitan entender y ligar las construcciones circunstanciales ylas de largo plazo, las identidades mltiples, la articulacin entre

    los sujetos locales y las influencias universales. Incluso existen muchas dudassobre el valor explicativo de las nociones de identidad.

    Buena parte de las dificultades conceptuales respecto a la nocin de identidad

    tnica residen, probablemente, en el enfoque que ve la etnicidad como productode un momento histrico particular del grupo social, o basada en un conjuntode hbitos culturales relativamente estables y homogneos, como lo discuteKay Warren en relacin con Guatemala (Warren, 1991). Pero si se ve la identidadtnica como la plantea Warren (ver ensayos en Chapman, 1989 y Bonfil, 1987),menos como una gramtica de dicotomas, incontrovertida, homognea yno problemtica dentro del grupo social, si se le resta importancia a laoposicin reactiva a la absorcin, y se entiende la etnicidad como un collagede significaciones colectivas (Warren, 1991) con discontinuidades ydiferenciacin interna, la nocin puede dar cuenta de la identidad como procesoindividual y colectivo, especfico en sus construcciones, pero limitado en eltiempo y relativamente precario en su articulacin interna. En la identidad,vista como proceso, tienen cabida las formas de resistencia y negociacin delos cambios culturales, la aprobacin diferencial por el grupo social y larevitalizacin y la reinterpretacin de determinadas tradiciones culturales(Warren Op. Cit.).

    En este trabajo me interesa discutir en particular, las nociones de territorio y reclamos territoriales y su papel en la recreacin de identidades tnicas,especialmente a partir del caso de un dirigente indio del sur de Colombia.Ciertos temas de la cultura operan como conectores de planos mltiples de laetnicidad y de su renovacin en el mundo contemporneo. Estos temas tienenla peculiaridad de retomar aspectos del pasado, pero se sitan en el presente ynos recuerdan, como plantea E. Bruner, que la etnicidad es una construccin

    del mundo moderno y es continuamente reinventada (Bruner, 1986 y citadoen Warren, 1991).

    Uno de estos temas es el de los reclamos territoriales. El territorio, losreclamos territoriales, son un punto de referencia comn a muchosmovimientos tnicos, especialmente en Latinoamrica. Sirven como puntofocal de nuevas identidades colectivas y son, simultneamente, rea deconfluencia y conexin entre los reclamos e identidades puramente localescon lo nacional y lo global. Mediante un proceso en el cual lo tnico asumeun definido carcter poltico se reubican los reclamos, rebasando la comunidadlocal y las autoridades regionales, para interpelar a las autoridades nacionales,la legislacin estatal y la arena internacional.

    En este sentido, el territorio sirve para que lo tnico se site en un mbitono slo contemporneo sino global, universal y obre como va para lareinterpretacin de las tradiciones y del conjunto simblico que sustenta lasnuevas identidades colectivas.

    Los reclamos territoriales son un tema aglutinante e integrador demotivaciones y discursos de diferentes actores, incluso de aquellos externos ala comunidad: antroplogos, religiosos, activistas de derechos humanos,intelectuales, etctera. De all la peculiar forma en que los reclamos tnicos enpases de Amrica Latina invocan ora tradiciones culturales, ora derechos deinspiracin liberal o radical.

    E

    1 Ponencia presentada en el

    Simposio Sacred Lands,

    Threatened Territories: Contested

    Landscapes in Native South

    America en el 48 CongresoInternacional de Americanistas en

    Uppsala, Suecia en Julio de 1994. La

    versin que se presenta aqu es una

    reimpresin del artculo que

    apareci publicado en la revistaAlteridades Volumen 6, No. 11

    (1996): 97-106. Damos gracias al

    Comit Editorial de la publicacin y

    a Giralda Pedraza Ortega asistente

    editorial, por permitirnos realizar la

    divulgacin de este documento.

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    El territorio tnico condensa nociones de pertenencia y peculiaridad juntocon las de contraste, alteridad y diferencia frente a otros, cualidad que le permiteconvertirse en smbolo poltico renovado que une las comunidades locales ensus luchas inmediatas y contingentes con el discurso poltico-tnico de ordengeneral, nacional, y se desdobla en variedad de matices asumidos tanto por losindios como por los no indios, en el seno de luchas polticas globales.

    La razn por la cual el territorio, la defensa de la territorialidad, se adopta

    como mecanismo de aglutinacin simblica de la identidad tnica, tiene que ver con niveles diferentes de la historia y de la dinmica de los gruposamerindios. La organizacin y significacin del espacio adquieren un sentidopeculiar en esa relacin histrica, ms all de su importancia amplia en laidentidad social humana.

    En la relacin entre los grupos amerindios y los colonizadores espaoles,desde fechas muy tempranas, se intent fijar y delimitar los territorios de indios.Su propsito fue variado y contradictorio. Por una parte, se busc el controlsobre la poblacin, los tributarios de impuestos, la mano de obra y las almasindias. Por otra, se pretenda proteger a esa poblacin del exterminio por losabusos de los conquistadores y crear estructuras de mediacin entre la coronaespaola y el grueso de la poblacin india. Para lo primero, las figuras jurdicasfueron los resguardos de indios, que delimitaban los derechos territoriales decada grupo social. Para lo segundo, los cabildos de indios, que servan de autoridadinterna, con funciones establecidas y actuaron como correa de transmisinfrente a las autoridades coloniales. A travs de estas instituciones coloniales seexpresaron, por siglos, los conflictos entre las sociedades indias y la sociedadno india. En la sociedad colonial y en la republicana se asoci la pertenenciaindgena, tanto jurdica como socialmente, con la pertenencia a un territoriode resguardo. Quienes estaban por fuera caan en dos categoras: eran campesinossin distintivo tnico o eran salvajes de los territorios perifricos, como laAmazona. As, el territorio adquiri y reforz su calidad de forma de distincintnica y sirvi como garanta de supervivencia del grupo social, adems de

    medio de acceso a la tierra, acaparada por hacendados y disputada concampesinos.

    Por ello no es extrao que, en fechas recientes, cuando se revitalizan losmovimientos indgenas y se convierten en movimientos sociales vastos, noslo los reclamos de respeto y ampliacin territorial cobren mayor fuerza,pues siempre han estado presentes, sino que adems, tomen las figurascoloniales, resguardo y cabildo, como los medios idneos para asegurar laidentidad india, tanto que muchos grupos indgenas, quienes por su ubicacingeogrfica marginal nunca los tuvieron, los adoptaron como banderareivindicativa.

    Para la consolidacin de los movimientos indios que surgieron a finales delos aos sesenta, varios indgenas jugaron un papel personal destacado;recogieron el tema territorial y, al otorgarle preponderancia, crearon a sualrededor nuevos significados. Sobre todo, convirtieron al territorio en smbolopoltico que trascendi su vnculo inmediato con una comunidad particular.

    Para mirar ese proceso, me basar en el testimonio autobiogrfico de undirigente indio colombiano desaparecido hace un par de aos (1992), JuanGregorio Palechor, oriundo del suroccidente de Colombia, de una de las pocasreas del pas con apreciable concentracin de poblacin indgena. Palechorfue de los primeros dirigentes contemporneos en abrir la perspectiva de lalucha por una poltica indgena, donde los reclamos territoriales locales y laOscar Javier Reyes Chiriv

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    arena poltica nacional2, adquirieron una nueva dimensin. No alcanz, sinembargo a desarrollar todas sus consecuencias personales y de ideologa poltica.

    Juan Gregorio Palechor, de la comunidad a la nacinHace algn tiempo, cuando realizaba el relato autobiogrfico de Juan

    Gregorio Palechor, le pregunt por qu se consideraba indgena si su grupo yano conservaba la mayora de los rasgos considerados como indgenas. Entonces

    respondi:

    Nosotros nos reivindicamos como indgenas porque a pesar de perder la lengua, todava

    tenemos el cobijo indgena, nos gobierna el cabildo y estamos bajo resguardo3. [...] A pesar de

    haber perdido costumbres pensamos que si no nos organizamos [como indgenas] nos extinguen.

    Pero queremos sobrevivir.

    La bsqueda de la supervivencia del grupo social como culturalmentedistintivo dentro de la nacin, marca los movimientos indgenas colombianoscontemporneos, movimientos que se iniciaron desde comienzos de los aossetenta y sirven de eje a la vida de Palechor como activista poltico y pionerode las nuevas organizaciones indgenas. Juan Gregorio Palechor naci en unode los territorios indios del sur de Colombia, el suroccidente del Cauca, dondean se conservan territorios comunitarios con autoridades propias: los cabildosde indios. El idioma nativo desapareci hace ms de una centuria y en muchosaspectos los indgenas son semejantes a los campesinos que los rodean. Pero laidentificacin expresa y activa de la comunidad, en este caso el resguardo deGuachicono, es como indgenas. Y el punto central del contraste con loscampesinos es habitar o provenir de tierras comunitarias reconocidas, delresguardo.

    El resguardo de origen de Palechor se enclava en un nudo montaoso de laCordillera de los Andes, el Macizo Colombiano. Ha tenido una historia decontacto desde el siglo XVI, que incluso llev a la fusin de unos pocos

    sobrevivientes de la poblacin prehispnica con grupos indgenas de otrasprovincias, quienes la repoblaron (Friede, 1944; Romoli, 1962; Zambrano,1992 a y b).

    En el relato de su vida, Palechor destaca en primer lugar una de las razonespor las cuales dedic su vida al movimiento indgena, el deseo de acatar unmandato de familia:

    Yo nac en el resguardo de Guachicono, municipio de la Vega, en 1923, en el propio

    Macizo Colombiano. Yo no quiero ser un tipo que gusta de alabarme o alabar mi familia y

    la gente indgena del resguardo de Guachicono, sino que quiero decir la verdad. Y es que yo

    pertenezco a una familia, que ya en estos momentos ocupa la quinta generacin, y del

    tronco que llamamos nosotros antiguo, que se ha llamado Valerio Palechor.

    Narra a continuacin que su antepasado Valerio Palechor fue general ocapitn en la guerra civil de fines del siglo XIX4 llamada la Guerra de los MilDas y cmo de all se desprende el liderazgo de familia como visibles en lacomunidad. Con una responsabilidad frente a los antepasados, la visibilidaddebe mantenerse en el presente. Sin embargo, un examen de archivo histricomuestra que el antepasado en cuestin con dificultad podra haber participadoen esa guerra, pues estara en edad muy avanzada en ese entonces.

    En la narrativa de los relatos de vida se fusionan mito y realidad,componentes significativos de igual valor. Los miedos y las fantasas, los

    2 Colombia tiene alrededor de

    500.000 indgenas, pertenecientes

    a una gran variedad de grupos

    tnicos. Se cuentan 85, con 64

    lenguas habladas diferentes. Son

    una minora demogrfica entre los

    32 millones de colombianos. (Estos

    datos proporcionados por la autora

    corresponden a las cifras vigentes

    para 1994. N. de E.).

    3 Denominacin de la figura jurdica

    de asignacin de terrenos indgenasdurante el rgimen colonial.

    4 Despus de la guerra de

    independencia del imperio espaol,

    el territorio de lo que hoy es

    Colombia se debati durante el

    resto del siglo en numerosas guerras

    civiles de distinta magnitud. Se

    enfrentaron en ellas jefes militares

    asociados a bandos polticos que

    pugnaban por el control del nuevo

    Estado.

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    incidentes dramatizados y dejados en el silencio o en el olvido, conforman lasmetforas de la memoria (Samuel y Thompson, 1990). A partir de ellos comounidad, se pueden estudiar acontecimientos y eventos histricos, tanto comocategoras y marcos culturales que estructuran la experiencia colectiva y la delos individuos, dotndola de valores emocionales y cognitivos.

    En este tipo de relatos es posible verificar no slo comportamientos sinomaneras de pensar, visiones del mundo, con sus variedades individuales

    (Queiroz, 1983: 48). Lo que se dice y la forma como se dice son reveladores,de manera que son importantes los hechos, las circunstancias, tanto como laspropias interpretaciones y divagaciones. Las experiencias se analizan desde elrecuerdo y la experiencia vivida, a travs de la subjetividad expresada en elrelato. Su anlisis, su verificacin y confrontacin permiten un proceso deobjetivacin (Queiroz, 1983; Pia, 1991).

    Palechor muestra en el relato un mandato de familia que en la memoriafamiliar, diferente de la histrica, se prolonga ya por cinco generaciones, y esuna razn superior que compromete e impulsa a la actividad dentro de lacomunidad. De hecho, si bien el antepasado difcilmente pudo ser general enla guerra, se encuentra documentada su actuacin en contra de la disolucinde las tierras comunales indgenas, como cabeza de la comunidad. Endocumentos de archivo aparece como dirigente destacado en la lucha de 1830contra la disolucin de los resguardos indios del Macizo Colombiano y, enparticular, como miembro del cabildo indio que se opuso a las medidas contrael resguardo de Guachicono.

    De nio, el mismo Juan Gregorio presenci el enfrentamiento conmestizos que invadieron tierras del resguardo, enfrentamiento que comenzen los linderos del resguardo y se prolong largos aos en estrados judiciales,con xito para los indgenas. Quizs de all aprendi el valor de los reclamosescritos ante la justicia.

    Desde los aos cuarenta, a partir de la experiencia del servicio militarobligatorio, que signific el primer gran desprendimiento de su vida dentro

    del resguardo, Palechor busc activamente participacin en movimientospolticos. Perteneci desde entonces a varios, con el denominador comn deser disidencias de uno de los partidos tradicionales en la poltica colombiana,el partido liberal.

    Los contactos con la sociedad no indgena se haban iniciado con la asistenciaa la escuela local, continuaron con las movilizaciones de los pobladores de suresguardo en contra de las invasiones de campesinos no indgenas, y, pocodespus de finalizado el servicio militar obligatorio, con la adhesin militanteal dirigente poltico del partido liberal, Jorge Elicer Gaitn.

    Gaitn fue un verdadero caudillo nacional quien, durante algo ms de unadcada, conmovi con su fogosa oratoria contra las oligarquas y contra losdirigentes partidistas tradicionales, movilizando y logrando profunda adhesinen capas medias urbanas y rurales, artesanos, pequeos comerciantes ycampesinos, de un pas en ese entonces rural.

    Palechor encontr en l una expresin de su inconformidad, la denunciade la pobreza rural, el ideal de una sociedad de pequeos productores. Tal vezno fue despreciable en su militancia que Gaitn tuviera el desdeoso apodode el indio, para recordar su extraccin popular. El gaitanismo tuvo su augeen los aos cuarenta y culmin con el asesinato nunca esclarecido de Gaitnen 1948, cuando era candidato a la presidencia de la Repblica, hecho queorigin una insurreccin espontnea especialmente grave en la capital5.

    5 Se conoce esta explosin popular

    como el Bogotazo, 9 de abril de

    1948.

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    Con Gaitn inici Palechor su trabajo como activista poltico local; aosms tarde, disuelto el gaitanismo, ya en los inicios de la dcada de los sesenta,cuando amain la violencia que sacudi las zonas rurales andinas colombianasdesde unos aos antes del asesinato de Gaitn, acudi a otro movimientodisidente, el llamado Movimiento de Renovacin Liberal (MRL). Por el MRLobtuvo un escao en el concejo de la municipalidad y poco despus se convirtien lder departamental de ese movimiento, sin referencia particular al problema

    indgena, como no fueran alusiones referidas a la gran poblacin rural pobre.Le enorgulleca, s, que el indio Palechor, como l mismo se denominaba,tuviera acceso a lderes polticos como Alfonso Lpez, que aos ms tardesera presidente.

    Pero fue su creencia en el dirigente del MRL, Alfonso Lpez quienrepentinamente abandon a sus seguidores populares y pact su entrada algobierno bipartidista, lo que lo alej definitivamente de los partidostradicionales.

    El final de los aos sesenta y los albores de los setenta fueron inquietos,sacudidos por la aparicin de guerrillas, por movilizaciones de campesinos eindgenas, por invasiones de tierras, por intentos de tmida reforma agraria.Surgieron movimientos campesinos de especial fuerza en el pas. Palechor,aunque decepcionado de su militancia por el fracaso del MRL, entr a laorganizacin campesina, y poco despus form parte de la direccindepartamental de la Asociacin Nacional de Usuarios Campesinos, ANUC.

    Desde la ANUC, con la participacin destacada de activistas intelectuales,se gest la necesidad de una organizacin particular indgena. La organizacinindgena incipiente pronto se hizo independiente, pero abandon su carcternacional y renaci bajo la forma de diferentes organizaciones locales; la primerade ellas, creada en 1972, fue el Consejo Regional Indgena del Cauca, CRIC,cuya peculiaridad radic en que se reivindicaron como organizacin indgenabasada en la unin de los cabildos indios6 de toda la regin. El CRIC asumila identidad tnica de manera expresa, orgnica, como razn de ser del

    movimiento mismo. Plante reivindicaciones territoriales locales pero, porotra parte, se identific como indgena en sentido genrico, bajo el lema Tierra y Cultura.

    La nueva organizacin, la primera de su gnero, agrup a las autoridadeslocales indias de cada resguardo y aun crearon o recrearon nuevos cabildosen sitios donde los resguardados haban sido extinguidos por diferentesdisposiciones. En el Consejo Regional participaron las principales etnias indiasdel Cauca Andino, Paeces, Guambianos y Yanaconas y otros grupos msasimilados como los llamados Coconuco, de manera que su etnicidad no sesustent en ningn grupo tnico-cultural particular. La organizacin adelantrecuperaciones de antiguas tierras de resguardo en manos de hacendados y aunde la Iglesia catlica en la regin del Cauca. Reclam cambios en la educacinpara indgenas, pidi respeto para las lenguas nativas y el fin de las atadurasserviles de los indgenas caucanos a las haciendas de esa regin.

    Palechor, entre dos mundosComo dirigente del sur del Cauca, Palechor fue decisivo para la organizacin.

    Brindaba seguridad por su discurso penetrante y altanero, si bien argumentadocon base en las disposiciones legales nacionales. Su experiencia poltica anteriortambin fue importante para expandir y afianzar el movimiento.

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    La figura del cabildo en s mismacontiene la dualidad de su origen

    exgeno, colonial, pero tambin su

    asimilacin por las culturas indgenas,

    especialmente las del Cauca, para

    quienes es institucin propia. En ella

    se expresan formas internas de

    liderazgo y control y se resuelven

    conflictos, pero al mismo tiempo es

    la entidad que los representa frente

    al mundo no indgena.

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    Se volvi un organizador central, para lo cual influyeron rasgos opuestos enapariencia aunque altamente valorados en las sociedades rurales: el manejo de lapalabra, la capacidad de oratoria y, por otro lado, la capacidad de leer y escribirfludamente espaol y el conocimiento de la legislacin nacional. En la nuevaorganizacin poda no slo acceder a mltiples documentos, sino escribir cartas,peticiones, denuncias y memoriales de respaldo a peticiones indgenas.

    Esas comunidades, como muchas otras rurales, se mueven en la frontera

    entre el mundo de lo escrito y lo oral. La mayora asiste a la escuela oficial, peroslo pocos alcanzan destreza en la lectoescritura. De hecho, se han visto obligadosa manejar los ttulos de propiedad y otros documentos escritos para comunicarsecon el mundo colombiano. An as, este conocimiento es habilidad de minoras,pues la mayor parte de la transmisin de su conocimiento y de su reproduccinsocial se hace a travs de medios y fuentes orales. Por lo regular, precisan deintermediarios para su desempeo en lo escrito.

    El control de la escritura y el lenguaje de las leyes significa el control de losgrupos sociales en las condiciones de las relaciones intertnicas en numerosassociedades indias. Dice Carlos Ivn Degregori, refirindose a los Andes peruanos,que arrancar el monopolio del conocimiento equivale al robo del fuego, pues elmonopolio del castellano, de la lectura y la escritura, permite el ejercicio de la

    dominacin total (Degregori, 1990). Por ello no es extrao encontrar lareivindicacin de la educacin como fuente liberadora, o la escritura como elmedio que figuras sagradas eligen para consignar derechos y prescripciones, comoen el caso de los Paeces del Cauca. A comienzos de siglo ya numerosos dirigentesindios, y principalmente Quintn Lame7 haban hecho de la escritura un vehculopara reclamar y defender sus tierras (ver Rappaport, 1987 y 1990), una forma derelacin intertnica.

    En estas sociedades, el predominio sobre ellas es tambin el predominio delo escrito, que asume una importancia decisiva. A travs de lo escrito se legitimany se defienden los derechos bsicos de la comunidad frente a la sociedad noindgena e incluso lo escrito puede ser revelado y sancionado por eventosextraordinarios de carcter sagrado tradicional. Lo escrito, los documentos escritos y quien maneja la escritura, adquieren as con frecuencia un status especial, eincluso en algunos casos se reviste de poderes sagrados que permiten defenderderechos reclamados (ver Rappaport, 1987 y 1990).

    Por ello, la habilidad de Palechor bien para conmover a travs de largos,elaborados y humorsticos discursos, bien para redactar, le hicieron valioso en ladirigencia del CRIC y conocido entre los interlocutores blancos, quienes temansus agudos comentarios.

    Palechor otorg especial valor a la escuela rural, si bien asisti all pocosaos. La escuela segua un esquema autoritario, vertical y religioso, despectivode lo indgena. Pero para Palechor, sta le abri canales de expresin queredundaron en prestigio entre los suyos, pues con el tiempo le permiti dirigirse

    al mundo cifrado de los blancos a travs de uno de sus elementos predilectos,las leyes.Durante muchos aos existi en las comunidades rurales colombianas un

    abogado autodidacta denominado tinterillo, una clase de intelectual campesino,quien justamente serva de puente entre lo externo y una serie de necesidades decomunicacin ajenas a la generalidad de la poblacin. A menudo estuvo ligadoal poder de hacendados, comerciantes y gamonales locales, pero tambin enalgunos casos se convirti en dirigente poltico disidente.

    Las persecuciones a los seguidores polticos de Gaitn y los cruentosenfrentamientos partidistas que se prolongaron por casi una dcada, llevaron a

    7 Dirigente indio que encabez una

    vasta protesta indgena contra la

    dominacin de los hacendados en

    el suroccidente del pas, en el Cauca,

    tierra de Palechor, alrededor de

    1915. Encarcelado por aos, al salir

    intent en otra regin colombiana

    la conformacin de un movimiento

    indio nacional y encabez en este

    la defensa de tierras indgenas.

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    Palechor a aislarse de la poltica, dedicado a cultivar una pequea parcela fueradel resguardo y al trabajo artesanal. Pero ante todo, en este tiempo desarroll suhabilidad para interpretar las leyes colombianas y servir as como tinterillo,litigando como abogado de facto en pequeos pleitos y querellas locales. Algunasse referan a los espordicos conflictos con no indgenas sobre las tierras, peroen su mayora, a los numerosos conflictos menores que estallan entre lospequeos pobladores rurales. De all provino en buena medida su prestigio en

    la comunidad.Entre las razones para desempearse de tinterillo, dijo,

    [] de todas maneras me d cuenta desde la escuela [...], por mi propia cuenta y en el ejrcito,

    el derecho que debe tener el hombre y es de que no debe sentirse humillado a otro hombre.

    Entonces yo dir que haba que poner mucho cuidado a las necesidades que existan entre

    vecinos [] Desempe un papel digamos de colaborarle a los vecinos, sobre todo a la gente

    ms dbil [...] en el sentido de que los deshonestos aprovechaban que hubieran conflictos [...]

    para ganarse un pleito. [...] Pero no saba absolutamente nada de cmo lo poda desarrollar y

    romp cabezas, hasta que logr comprender cmo poda enfocar un memorando para

    presentrselo a las autoridades competentes....

    En el primer pleito, en defensa de un pequeo terreno de un pariente de sumujer.

    [] El alcalde vino arbitrariamente a entregar (a otro) la tierra [...] Dije al alcalde, como el

    seor no tiene vocero, le pido aceptarme a m. Me vio remendado y casi por burla me acept

    [...] Ped ver los documentos antes de tomar resolucin. De la parte ma present escritura8. El

    conservador (quien quera apoderarse de la tierra) se enoj: -Vos indio, no tienes ni cara de

    gente. -Le dije hablemos de leyes y no de cosas personales. Alegu y alegu [...] El alcalde dijo

    que iba a entregar la tierra [...] Segu alegando [...] Le dije, -si usted no resuelve hay superiores

    y hay leyes que pueden resolver esto. El alcalde se asust y gan mi primer pleito....

    A partir de esa actividad, paulatinamente, construy y consolid la imagende un campesino intelectual, apto para moverse en dos mundos. Se apoy en sucapacidad de oratoria y en una narrativa oral que recoga tradiciones y se fundabaen una tradicin familiar, pero que al mismo tiempo poda servirse de lo escritopara presentar reclamos y peticiones para su comunidad. Con el tiempo fue unaforma de intelectual indio que parti del antiguo tinterillo y poltico local paratransformarse en un activista de derechos tnicos ms all de su localidad, en elcampo nacional.

    Pero entre otras razones, fue justamente ese carcter de transicin entre laantigua figura del poltico local y los nuevos liderazgos indios, lo que lo volviincmodo dentro de la organizacin del CRIC. Los alegatos jurdicos, apoyadosen numerosas disposiciones y la habilidad discursiva para sustentarlos en relacin

    con cada caso, eran la forma de demostrar el derecho. Pero esta forma y suretrica fueron cada vez ms ajenos en las nuevas organizaciones indias quetomaron, en cambio, el lenguaje de los grupos de izquierda, con apariencia msradical.

    Como autodidacta, Palechor se sirvi de la prensa escrita muy poco conocidaentre las comunidades indias y tambin acudi a la literatura marxista de losaos sesenta y setenta, y en general a la literatura poltica contestataria, si biennunca se adscribi a corriente marxista o izquierdista alguna. Esta negativa letrajo la animadversin de dirigentes y consejeros no indgenas del mismo CRIC.

    8 Documento con el cual se certifica

    la propiedad sobre un bien.

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    Ciertos rasgos personales situaron a Palechor, simultneamente, dentro yfuera de la comunidad india y quizs le permitieron que se destacara, proyectadohacia fuera. Por una parte, su salida hacia una pequea parcela fuera del terrenocomunitario del resguardo, aguijoneado por la estrechez de sus tierras que nodaban cabida a las generaciones ms jvenes. Por otra, el matrimonio con unacampesina pobre, no indgena y el servicio militar, que lo pusieron en contactocon la complejidad de la sociedad nacional. Esas circunstancias le permitieron

    escapar a las presiones de homogeneizacin interna y le dieron una perspectivadel mundo de fuera.

    La facilidad de expresin de Palechor fue importante para consolidar alCRIC y divulgarlo nacionalmente9. La capacidad de hablar bien forma partede la valoracin cultural de numerosas comunidades indias y campesinas.Palechor llev la representacin indgena en numerosas e importantesoportunidades. l recordaba con particular orgullo su intervencin en el centrode la ciudad de Bogot, en la Plaza de Bolvar, en una populosa manifestacinen pleno auge de la organizacin campesina ANUC. Otras intervencionesfrente organizaciones campesinas, sindicatos o universitarios, frente a ministrosdel despacho o al mismo presidente Alfonso Lpez Michelsen, lo hicieronconocido.

    Durante la consolidacin del CRIC, entre 1973 y 1979, Palechor desplegdos caractersticas importantes: la capacidad de trabajo arduo, constante,recorriendo comunidad a comunidad las montaas del Cauca sin mermarfrente a las amenazas de muerte, y su capacidad como agitador poltico, tantoentre indgenas como en las ciudades. Recuerdan quienes caminaron con l,que despus de jornadas agotadoras y con poco espacio donde descansar, unoscuantos apuntes de humor hacan recobrar el nimo de los activistasextenuados.

    Las tomas de tierras y la movilizacin indgena escandalizaron a la cerradasociedad hacendil regional y pronto hicieron su aparicin los asesinatos dedirigentes. El CRIC contrariaba tambin las corrientes marxistas ortodoxas,

    algunas de stas organizadas en guerrillas, que reivindicaban la llamada lucha declases y menospreciaban el movimiento como expresin atrasada de nativismo.El CRIC acogi, sin embargo, a intelectuales menos ortodoxos, quienescumplieron el papel que menciona Alcida Rita Ramos para los Yanomami:fustigaron la imaginacin indgena enfatizando una unidad imaginada entre losindgenas, tanto de la regin como del pas, ansiosos por apoyar derechosterritoriales y crear una conciencia comn (Ramos, 1993: 11).

    Estos intelectuales en desacuerdo con las organizaciones polticas o con laortodoxia doctrinaria marxista apoyaron un movimiento que pareca sinfuturo, careca de antecedentes recientes y sobre todo, desafiaba la teora quereduca el conflicto social a las clases sociales y desconfiaba de los reclamostnicos. Su importancia radic en poner a disposicin del naciente descontentoen las zonas indgenas, elementos conceptuales y de conocimiento sobre elpas, que permitieron una formulacin general del problema indio, ms allde una u otra reivindicacin, de una u otra localidad, y construyeron unaconciencia colectiva supratnica. Construyeron una comunidad imaginada entorno a la categora indgena. Algunos de estos intelectuales estuvieronvinculados a los procesos institucionales de reforma agraria de los aos sesenta y su conocimiento del pas permiti que los indgenas se conocieran y, mstarde, tuvieran contacto entre s. Recordemos la dispersin geogrfica de losindgenas colombianos, que lleva al desconocimiento casi total entre ellos.

    9 Los comentarios y experiencias de

    los socilogos Teresa Surez y Pedro

    Corts sobre la actividad de

    Palechor como organizador me

    fueron de gran valor.

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    El CRIC* se dirigi a las autoridades locales y nacionales con sus reclamos y se afianz primero como organismo regional, pero con interlocutoresnacionales. Una vez que se afianz y expandi regionalmente contact indgenasdel resto del pas, estimul la creacin de nuevas organizaciones indgenaslocales y regionales y, a comienzos de los ochenta, a pesar de los indicios deresquebrajamientos y las divergencias internas, apoy la fundacin de unaorganizacin nacional, la Organizacin Nacional Indgena de Colombia, ONIC.

    Poco tiempo despus, sin embargo, entr en escena otra organizacin indgenanacional con orientacin divergente, Autoridades Indgenas de Colombia,AICO, que ha consolidado su propia influencia regional y nacional.

    La ONIC ha buscado federar numerosas organizaciones locales y regionalesque se gestaron en ese lapso, convirtindose en interlocutora de las agenciasestatales y mediadora en los conflictos indgenas de todo el pas.

    Es notorio que los reclamos de las organizaciones indgenas de todos losniveles aceptan al Estado nacional como su propio lmite y, a pesar de variedadesinternas en su discurso, donde fugazmente se mencionan naciones indias, nopretenden la segregacin, sino el reconocimiento estatal de su existencia comoopciones culturales con derechos especiales.

    A medida que el CRIC y la Organizacin Nacional Indgena ONIC seexpandieron nacionalmente y ganaron credibilidad como voceros de losindgenas del pas, contaron cada vez ms con el apoyo monetario de agenciasno gubernamentales de los pases en desarrollo. Estos recursos les permitieroncontratar asesores, abogados y otros profesionales, que deban apoyar lasacciones judiciales y los diversos programas de organizacin, salud, educacin,en un papel subordinado por completo a la direccin del movimiento. En ladireccin permanecieron contados intelectuales de aquellos que colaboraronen la fundacin de la organizacin. La mayora de los primeros se alejpaulatinamente, en buena medida por tensiones internas sobre la orientacin y el control del movimiento.

    En este proceso Palechor ya no fue tan necesario. Su compromiso con las

    recuperaciones territoriales y su crtica al Estado, se consideraron demasiadoacerbas, pues crean que no dejaba suficiente espacio para lograr acuerdos conel gobierno. Su discurso poltico, en cambio, pareca poco radical, demasiadomarcado por un lenguaje liberal reivindicativo. Su habilidad como intelectualautodidacta fue sobrepasada por los asesores contratados por la organizacin, ya no aprendices de leyes, sino profesionales del derecho y de otras reas(socilogos(as), antroplogos(as), trabajadores(as) sociales, mdicos(as)).

    Pero sobretodo, se volvi incmodo mantener la independencia de laorganizacin y su oposicin frente a las alianzas con los grupos alzados enarmas. Palechor consideraba que la alianza iba en detrimento de esaindependencia y envolva a la organizacin en una dinmica que impeda lareivindicacin abierta y pblica de la etnicidad india. Entr en contradiccionescon otros dirigentes y perdi la decisiva funcin de tesorero, aunque siguiperteneciendo al CRIC hasta 1992, pero marginado dentro de la organizacinlos ltimos aos. Su visin autodidacta de las leyes fue reemplazada por ladiscusin jurdica de profesionales. No alcanz al tiempo en que los mediosmasivos de comunicacin tomaron figuras indias, hacindolas conocidas yfamiliares para los colombianos, como ocurri en las discusiones sobre lareforma constitucional de 1991, o en las recientes elecciones presidencialescon un indgena caucano, paez, como candidato a la vicepresidencia por unmovimiento producto de los acuerdos de paz con antiguos grupos guerrilleros.

    *El Consejo Regional Indgena del

    Cauca (CRIC) tiene como misin

    principal la defensa, promocin y

    aplicacin de los derechos

    fundamentales de las poblaciones

    indgenas del departamento del

    Cauca y de Colombia. El Consejo se

    encuentra conformado porcomunidades y autoridades

    tradicionales, quienes mediante

    reuniones peridicas definen sus

    polticas, actividades y directivos. El

    CRIC tiene un rea de influencia en

    todo el departamento del Cauca,

    especficamente en 73 territorios

    indgenas distribuidos en 7 zonas:

    Centro, Norte, Oriente, Tierradentro,

    Nororiente, Occidente y Sur. Tambin

    tiene un rea de influencia en tres

    zonas de apoyo en el departamento:

    Costa Pacfica, Bota Caucana y

    Reasentamientos.

    El Consejo fue creado el 24 de febrero

    de 1971 en Toribo. Sus programas

    principales se enfocan en tres ejes

    bsicos: proyecto poltico (que incluye

    las reas de capacitacin,

    comunicacin y jurdica), proyecto

    social-cultural (salud, mujer y

    educacin) y proyecto econmico

    (salud y medio ambiente). Su

    plataforma de bsica de lucha, puede

    resumirse en nueve puntos: (1)

    Recuperar las tierras de los resguardos,

    (2) Ampliar los resguardos, (3)

    Fortalecer los Cabildos Indgenas, (4)

    Eliminacin del terraje, (5) Difundirlas leyes relacionadas con los pueblos

    indgenas y luchar por su justa

    aplicacin, (6) Defender la lengua,

    costumbres y la historia indgenas, (7)

    Fortalecer a los profesores indgenas,

    (8) Fortalecer las empresas

    econmicas y comunitarias de los

    pueblos indgenas y (9) Defender los

    recursos naturales y ambientales de

    las comunidades indgenas.

    N. de la E.

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    Sus reflexiones sobre el hombre indgena, as como su visin poltica estabanmarcadas como transicin entre los remotos resguardos y los escenarios de lapoltica tnica nacional.

    El proceso de reforma constitucional de 1991 ilustra bien el cambio. Lareforma busc que la constitucin nacional, vigente desde 1886, se volvieramenos centralista, permitiera mayor participacin ciudadana y diera garantasa ciertos derechos individuales y colectivos. Las organizaciones indgenas

    participaron activamente, en pro del reconocimiento de la diversidad tnica yderechos especiales para los indgenas y apoyaron a grupos como losafrocolombianos. Los nuevos escenarios fueron los medios de comunicacin,las elecciones nacionales de constituyentes y la asamblea nacional constituyente.

    Tierra y recreacin de identidadDurante buena parte del transcurso poltico de Palechor el nico punto de

    reivindicacin como indgena fue la defensa del territorio del resguardo. Peroel resguardo como un territorio delimitado y especfico, si bien distintivo.Incluso durante aos, dentro de su actividad poltica anterior al movimientoindgena, el tema del resguardo se desdibuj; ms bien la estrechez de las

    tierras del resguardo lo llevaron a salir de l y conseguir su propio pequeoterreno. Su actividad era por ese entonces semejante a la de muchos otroscampesinos con liderazgo local.

    Durante el gaitanismo asumi el discurso de Gaitn y lo reincorpor en supropio ideal de una sociedad igualitaria, una sociedad donde los campesinosy, entre ellos, los indios, tuvieran opciones de xito. Con el MRL aspiraba a laexpresin poltica por fuera de la alianza bipartidista que gobern al pas entre1957 y 1980.

    Con el surgimiento del movimiento indgena Palechor se convirti enactivista de tiempo completo, enfatizando la importancia de construir, ahoras, como sola repetir, una poltica propia. La defensa de los territoriosindgenas, bien para recuperar tierras perdidas, para ampliar las existentes o

    aun para obtener algo de tierra, fue el punto central del movimiento, pero yano slo como peticiones especficas, sino como foco de una ideologa polticaglobal.

    Palechor revivi su identidad indgena, haciendo de sta su identidad poltica,antes diluida en reclamos sociales ms genricos. Para esta nueva identidadpoltica se revitalizaron y reinterpretaron ciertas tradiciones, no para aorarlas,sino para que la interpretacin del pasado sirviera como poltica del presente.

    Las demandas locales se integraron en un discurso tnico amplio donde elindio, como categora, pretende envolver y abarcar las peculiaridades de cadaetnia y hacer de la nacin y del Estado sus interlocutores, construyendo uninterlocutor genrico, una comunidad imaginada (ver Anderson, 1983; Ramos,1993). Los movimientos indgenas estn muy lejos de ser tradicionalistas, nopretenden volver al pasado sino reencontrar y reinventar liderazgos y recurrir asus fuentes de la tradicin para reagruparse. La etnicidad, como dice AlcidaRamos (1993), segregada de lo poltico y relegada al campo de la cultura,recobr su cariz poltico.

    Los movimientos indios pasaron de la comunidad local al campo regional,a las organizaciones reivindicativas campesinas, obreras y de intelectuales. Y deall a los foros internacionales, a la presencia poltica nacional, a su participacinen la reforma constitucional de 1991 mediante delegados propios, al recientecandidato a la vicepresidencia por un partido que si bien es minoritario, es laOscar Javier Reyes Chiriv

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    tercera fuerza poltica nacional. En ese transcurso se modificaron las formasideoorganizativas de manera que permitieran una escala, un discurso y unadirigencia nacionales. Se conform una suerte de capa india especializada,seleccionada por su capacidad de convertir los hechos y reclamos de la culturaen hechos polticos.

    Pero ya en este punto son evidentes las debilidades, los dilemas y lascontradicciones de la nueva etnicidad india. El discurso tnico nacional, global,

    integrador, ha mostrado su efectividad retrica frente a capas cada vez mayoresde no indgenas, anhelantes de nuevas opciones polticas y de renovados ideales,lejanos de la poltica tradicional. Pero como el proceso lo ha demostrado, esparticularmente arduo no perder el contacto con las necesidades y aspiracionesde los distintos grupos indgenas. Difcilmente se logra un balance entre elprogreso poltico nacional del discurso y los espacios que obtiene y laparticipacin de las comunidades y organizaciones locales. No es extrao questas vean sus propias luchas filtradas y mediadas por organismos y dirigentesindios.

    Cada vez ms amplio, difundido por medios masivos de comunicacin, eldiscurso tnico indio ha obtenido importantes logros, como los consagradosen numerosos artculos de la reforma constitucional de 1991. En sta obtuvo,adems del reconocimiento expreso de la diversidad tnica y cultural nacional,derechos territoriales, sobre lenguas indgenas, educacin, administracinterritorial, administracin de justicia, de recursos naturales, planes de desarrolloy derechos polticos, a travs de una circunscripcin poltica especial que permitevoceros propios en el congreso. Esto ltimo le ha permitido a varios senadores y representantes indios el acceso al organismo de discusin sobre polticaindgena, el Consejo Nacional de Poltica Indgena, donde en arduasdiscusiones se intenta an dar forma especfica a los derechos territoriales y deautonoma administrativa.

    Pero el movimiento indio ha perdido parte de su enraizamiento y sucapacidad de acciones locales. Las tomas territoriales son ya ocasionales y el

    discurso tnico se desprende, con lgica propia, cada vez ms en manos deuna lite poltica india, rodeada por asesores no indios.

    La reafirmacin tnica indgena ha llevado indirectamente tambin a laexclusin y tensin con otros sectores relegados, tales como los afrocolombianoso los campesinos colonizadores en la frontera agraria, igualmente desprovistosdel acceso a tierras de labor. De la forma en que se resuelvan las contradiccionesy tensiones de la etnicidad india, tanto internamente como con otros sectoressociales, de la forma como se entrelacen actores locales y nacionales, dependersu futuro.

    En la construccin de una etnicidad india contempornea el territorio hatendido un puente entre lo particular y lo global, condensando mltiplesdiscursos y tradiciones. La etnia sali as del campo estrecho de la cultura paraasumirse como discurso poltico renovado. El relato de la vida de Palechormuestra cmo las sociedades indias construyen identidades contemporneas,distintivas. En esas nuevas identidades se incorporan discursos polticos dedistinto origen, incluyendo el de intelectuales y activistas de izquierda. Laidentidad tnica se revela como proceso de construccin histrica de concienciacolectiva, diferenciada y matizada individualmente e integrada por ciertos temasrecurrentes, no slo con sus leit motiv, sino que le sirven como medio paramantener, en contacto y adheridas, las diferentes partes y unidades que loconforman. Son el aglutinante del collage de significaciones, que no responden Oscar Javier Reyes Chiriv

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    a una esencia transhistrica o instrumental, sino que se conforman en unproceso poltico complejo.

    El proceso recuerda a los investigadores que tenemos la necesidad, comose ha enfatizado en los ltimos tiempos, de ir ms all de las nociones desociedades estables, autocontenidas, para incorporar el cambio y el conflictocomo parte inherente de su proceso histrico (Ferguson y Whitehead, 1992).As como en la vida individual de Juan Gregorio Palechor ste sali de su

    comunidad para reencontrarse en una identidad poltica con fundamento tnicoque finalmente lo releg, la etnicidad se mueve en permanente tensin,susceptible de desarraigo. sta es su propia naturaleza cambiante,contradictoria. Con reorganizaciones temporales y autoras mltiples, conescasas continuidades histricas (ver Warren, 1991).

    Pero no slo las colectividades reinventan la etnicidad. Los individuos re-construyen continuamente las identidades de manera personal, desde susintereses y perspectivas. No hay una homogeneidad intracomunitaria tal dondese excluyan las motivaciones individuales de los sujetos sociales. La etnicidad,la identidad tnica son punto de confluencia de niveles y aspiraciones variadas,donde grupos e individuos interactan para proyectar una siempre renovadapoltica propia.

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